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INTRODUCCIÓN
Existen diversas variables que condicionan el rendimiento académico de un
estudiante, por tanto, se han estudiado los distintos hábitos de estudio que
influyen de manera positiva en los resultados escolares. El presente documento
tiene como objetivo mostrar los hábitos que deben adquirir los estudiantes si
desean mejorar y progresar en su aprendizaje. (Martínez y Torres, (sf)
En este documento se muestran inicialmente los hábitos de estudio relacionados
con condiciones ambientales, en donde los estudiantes deben procurar buscar
condiciones de tiempo y espacio propicias que mejoren su proceso de
aprendizaje. En segundo lugar, se muestran los componentes de una lectura
autorregulada que ayudará al estudiante a realizar una lectura reflexiva y
comprensiva para captar las ideas principales de un texto y darle sentido.
Por último, se muestran las estrategias de semaforización que ayudan al
estudiante a identificar y clasificar los contenidos de las lecturas que realiza, con el
fin de aumentar la comprensión de los textos académicos.
1. CONDICIONES AMBIENTALES PARA BUENOS HÁBITOS DE ESTUDIO
Las condiciones ambientales se relacionan con los entornos que rodean al
estudiante, como el ambiente físico, las condiciones de lugar y tiempo del
ambiente que aportan al aprendizaje. (Torres, Tolosa, Urrea, Monsalve, 2009)
Ambiente adecuado
Se busca un lugar con las condiciones ambientales adecuadas para estudiar
(iluminación, ventilación, sin ruido, sin distractores, cómodo, con los recursos
necesarios)
El espacio debe ser silencioso, que permita al estudiante concentrarse en la
lectura, iluminado, aislado de ruidos, tranquilo y sin distractores. Los factores
externos influyen en el éxito del rendimiento.
En lo posible tratar de estudiar con luz natural y con buena ventilación, ya que la
renovación del aire favorece la oxigenación del cerebro y aumenta la atención.
Las Condiciones ambientales: Incluyen el ambiente físico del lugar seleccionado
para la lectura. De acuerdo con García (1983) los elementos son:
Optima iluminación: Preferentemente luz solar, cerca de una ventana. En
caso de que sea luz artificial se recomienda que sean dos haces de luz.
Uno que quite la penumbra del lugar y otro que ilumine directamente el
texto que se lee, para lograr mayor visibilidad; de preferencia que provenga
del lado izquierdo.
Ventilación: Condición ambiental en la que se deben evitar situaciones de
frío o calor extremas que incomoden o distraigan al lector.
Postura adecuada: El cuerpo debe permanecer erguido, ligeramente
inclinado hacia adelante. La postura más adecuada en la de escritorio.
La legibilidad del texto: es la facilidad con que se puede leer y
comprender un texto. En un sentido más amplio es la aptitud de un texto de
ser leído fácil y cómodamente, y esta aptitud hace referencia a elementos
tipográficos, de presentación del escrito en la página, y también al estilo, a
la claridad de la exposición, a la manera de escribir, al lenguaje.
2. LA LECTURA AUTORREGULADA
En el nivel universitario es fundamental realizar tareas adecuadamente y para
retener información se requiere desarrollar habilidades que permitan retener más
ideas de los textos que se leen. Por lo tanto, a través de este espacio se invita a
nuestros estudiantes a mejorar sus técnicas de lectura, apropiándose de las
recomendaciones que se describen para llegar a ser un lector autorregulado.
El proceso de una Lectura Autorregulada se da cuando se tiene un objetivo
establecido previamente y se emplean las estrategias adecuadas para alcanzar
este propósito. Por ejemplo, cuando un aspirante lee en el periódico la lista de
admitidos en la Universidad, tiene como propósito previo verificar si el número de
su credencial aparece en la lista de admitidos; sabe con anterioridad que lo más
importante para él en todo el texto escrito es encontrar su número de credencial.
En una segunda lectura, podrá ocuparse de conocer cuántas personas fueron
aceptadas en su carrera.
Para iniciar la Lectura Autorregulada se debe contar con una finalidad o propósito
que guíe las actividades o determine los saberes que se desean aprender; de este
modo, se facilita el aprendizaje teórico y práctico.
Algunas de las preguntas que debe hacerse el lector antes de abordar el texto son
las siguientes: ¿cuáles son las categorías y tesis fundamentales que debo buscar
en el texto?, ¿cómo y dónde voy a leer?, ¿qué método voy a emplear para lograr
una clara comprensión del texto?, ¿conviene subrayar o tomar notas? ¿cómo
sistematizaré la información recogida del texto?
El modo de abordar inicialmente la lectura determinará la obtención de grandes,
medianos o pocos resultados; tanto en el aprendizaje, como en el rendimiento
académico. Una vez establecido el propósito de lectura y realizada la activación
cognitiva para establecer la relación entre lo que se sabe y la nueva información
que presenta el texto, se inicia la lectura dirigiendo la atención a los contenidos
principales. Así estos se convertirán en el foco central de atención y el lector podrá
usar el control valorativo para discriminar la información importante en el logro de
los propósitos establecidos inicialmente. (Reyes M. 2018).
El método IPLER
Son varios los métodos conocidos que permiten una mayor comprensión de lo
leído. El método que se empleará para leer comprende un antes, un durante y un
después de la lectura. En 1940 Robinson elaboró el método IPLER que en 1984
fue señalado por Johns y Mc Nema.
El método comprende tres momentos:
Antes de leer: Inspeccionar - Preguntar y Predecir
Durante la lectura: Leer y Valorar - Expresar
Después de la lectura: Revisar y consolidar
Se refieren a toda clase de claves o avisos que se emplean a lo largo de un discurso para
enfatizar ciertos contenidos que se desean compartir. Su función consiste en orientar a los
lectores para que reconozcan qué es lo importante y a cuáles aspectos hay que dedicarle
mayores esfuerzos y cuáles no lo son.
b) Para responder a lo que dicen los alumnos. El grado de precisión que tienen las
participaciones de los alumnos y cómo pueden ser rescatadas para la creación de
una versión construida conjuntamente entre el docente y el alumno.
c) Para describir las experiencias de clase que se comparten con los alumnos.
Ayudan a los alumnos a que perciban la continuidad de lo que han venido
construyendo y cómo van mejorando sus niveles de comprensión.
La ficha es una forma de tomar apuntes de las ideas que para uno son
importantes en una lectura. Las ideas importantes que se consignan en una ficha
dependen de la meta que se ha propuesto el lector. La ficha permite consignar las
ideas útiles para realizar nuestra conceptualización propia de los textos que
leemos. Además de consignar las ideas de otro es importante anotar los propios
pensamientos, ideas, preguntas o comentarios que surjan a raíz del tema.
Tipos De Fichas:
a. Ficha textual: Son aquellas en las cuales usted transcribe la idea tal como
aparece en el original; por consiguiente, su contenido debe ir entre comillas.
La ficha textual está compuesta por los siguientes aspectos:
1. Área de Estudio.
2. Tema de consulta o título de la lectura.
3. Referencia bibliográfica completa.
4. Ideas tomadas textualmente (una idea por ficha). Fichas De Resumen.
Reciben este nombre cuando lo que se anota en ellos no es una
transcripción textual de un autor, sino una síntesis de las ideas
expresadas por el autor del texto, con palabras y estilo de quien elabora
la ficha. Por lo general se leen varias hojas o una sección del texto para
poder elaborar la idea o realizar el resumen de su contenido.
1. Área de estudio.
2. Tema de consulta o título de la lectura
3. Referencia bibliográfica completa.
4. Resumen de la lectura (un resumen de una idea por ficha)
5. Preguntas, observaciones o comentarios.
1. Área de estudio.
2. Tema de consulta o título de la lectura.
3. Referencia bibliográfica completa.
4. Conceptualización, desarrollo de una idea personal o reflexión sobre un
tema de lectura.
5. Preguntas, observaciones o comentarios.
Referentes
Diaz, F. y Hernández, G. (2002). Estrategias docentes para un aprendizaje significativo.
Una interpretación constructivista. Segunda edición. México: Mc Graw-Hill.
Sánchez, E., Rosales, J., Cañedo, I., y Conde, P. (1994). El discurso expositivo: Una
comparación entre profesores expertos y novatos. Infancia y aprendizaje, 67-68, 51-74.