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ANNABELLA ZACCARELLI
COACHING
FENOMENOLÓGICO
LA NUEVA TENDENCIA DEL
COACHING EJECUTIVO
CONTENIDO
Prólogo 6
Agradecimientos 7
Introducción 8
1 ¿Qué es el Coaching? 9
1.1 Las Raíces del Coaching 9
1.2 ¿Cómo entiendo el Coaching? 10
1.3 Tipos de Coaching 11
1.4 Diversos Enfoques 13
1.5 Expectativas del Coaching 14
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4 Liderazgo y Coaching 29
4.1 La Empresa Consciente 30
4.2 El Líder Consciente 30
4.3 El Coaching Fenomenológico como un camino para la construcción de
Líderes Conscientes 31
4.4 Problemáticas asociadas al Liderazgo y al Coaching 32
4.5 El proceso del Coaching 33
4.6 Alcance del Coaching Fenomenológico 34
4.7 Utilidad del Coaching Fenomenológico 34
7 Aprendizajes personales 43
7.1 Aprendizajes en mi rol de docente de Habilidades Directivas 44
7.2 Aprendizajes en mi rol de Coach 45
7.3 Aprendizajes en mi vida profesional y personal 46
8 Referencias Bibliográficas 47
PRÓLOGO
Coaching Fenomenológico:
El Coaching Fenomenológico nos invita no sólo a recorrer una ruta distinta, sino que además
a transitarla desde otra parte de nosotros mismos. Se trata de una interesante propuesta
cuando lo que queremos es abrazar nuestra propia libertad, verdaderamente recibiendo con
respeto a la persona que estamos siendo, cuando queremos insertar en nuestros vínculos
relaciones amorosas de respeto y cuando queremos escribir en nuestra vida una historia
que considere nuestras fortalezas, pasiones y una férrea voluntad de construir cada día una
mejor versión de nosotros.
Este libro y su propuesta me sugiere que la vida puede escribirse desde la valentía de ser
quien soy y, desde allí, desde la capacidad de transformar aquello que sea necesario para
conseguir lo que sueño.
AGRADECIMIENTOS
Sinceramente, lo que siento al presentar este libro es un agradecimiento infinito a la vida.
Siento que este libro es producto de cada una de las etapas que he vivido, desde las más
difíciles, hasta las más luminosas. Siento un profundo agradecimiento hacia todas las personas
con las que me ha tocado encontrarme en esta vida, agradecimiento hacia aquellos con
quienes no tuve una buena experiencia, por el aprendizaje y crecimiento que posibilitaron
en mí y agradecimiento hacia todos quienes me han aportado con su existencia y con su
presencia, haciendo posible esta síntesis vital, a través del Coaching Fenomenológico.
INTRODUCCIÓN
Este libro es una forma de inaugurar el Coaching Fenomenológico, el cual comencé a
desarrollar hace algunos años.
Da cuenta de lo que ha sido mi vida en este proceso y a su vez deja de manifiesto el aporte
que representa en el contexto de las problemáticas del mundo ejecutivo y de las organizaciones.
A lo largo del libro, el lector podrá saber qué es el Coaching Fenomenológico y conocer su
aporte, podrá desarrollar una nueva mirada respecto de las organizaciones, comprenderá en
qué consiste el mirar fenomenológico, conocerá los aportes de Otto Scharmer y de Verónica
Alliende y también conocerá un poco más de mí.
Espero que disfrute la lectura y que, al finalizar el libro, usted también sienta que en algo
ha cambiado y que su ser se ha expandido.
1 ¿QUÉ ES EL COACHING?
Actualmente es común oír hablar de coaching. Incluso podríamos decir que en algunos
medios tener un Coach es visto como una moda, e incluso considerado algo “cool”. Sin
embargo, creo que la mayor parte de la gente no tiene muy en claro en qué consiste el
coaching. Veamos a continuación en de qué se trata el coaching.
Si nos aproximamos desde una mirada conceptual, los expertos coinciden en que al coaching
hay que buscarlo mucho más atrás, en la Grecia clásica, y más en concreto, en Sócrates,
quien aportó una forma de pensar basada en “ayudar a aprender”. (www.edpcoaching.com)
Para alcanzar el aprendizaje de sus discípulos, Sócrates privilegia un diálogo a través del
que va haciéndoles preguntas con la finalidad de que éstos encuentren las respuestas, lo
que él llama “la verdad”, en el interior de su alma. La mayéutica es una metodología que
es considerada un arte, muy diferente a los discursos de los sofistas, a través de los que
esperaban que sus discípulos aprendieran. Es que Sócrates consideraba que la mente no
era una especie de “receptáculo” en la cual se pudieran introducir las distintas “verdades”.
También me parece destacable que su metodología se base en el diálogo y que dicho diálogo
se lleve a cabo a través de preguntas que hagan posible que el discípulo realice un proceso
y viva la experiencia de descubrir por sí mismo “aquella verdad que habita en su alma”.
Análogo a esto, es una de las diferencias que tiene el coaching con la terapia psicológica,
en la cual el contexto es la salud mental, dentro del cual, el propósito de la terapia es la
sanación del paciente, a través de las indicaciones que otorgue el especialista. En el coaching
en cambio, se trata de dos personas adultas, una de las cuales cuenta con competencias para
hacer acompañamiento a otro en un proceso de crecimiento, aprendizaje o transformación
expansiva, y el otro, otorga autoridad al Coach, para que lo acompañe en este camino.
Esto es, a modo general, la forma en que concibo el coaching, de manera de proporcionar un
encuadre básico que nos permita avanzar en las reflexiones de los siguientes capítulos. Con
estas consideraciones, queda fuera del concepto de coaching, por ejemplo, el seguimiento
que realizan las jefaturas comerciales a sus ejecutivos de ventas cuándo no sea más que
una mera conversación en la cual la jefatura hace una especie de lista de verificación de las
actividades y logros del vendedor. En un proceso de coaching, consideraremos sustancial
poner la mirada en la persona del Coachee y en la “danza relacional” que está ocurriendo
entre el Coachee y aquello que se le está haciendo problema. Así, el foco es el aprendizaje o
transformación expansiva del Coachee, siendo el problema casi un pretexto para el crecimiento
personal y profesional del Coachee.
Life Coaching
Es un tipo de coaching que tiene como foco principal el acompañamiento del Coach en
el ámbito existencial del Coachee. En este tipo de coaching, el Coachee trabaja diversos
temas que se le están tornando un problema y que se correlacionan directamente con el
sentido de vida, con la forma de vida que está llevando, con el tipo de relaciones que está
estableciendo, con la forma en que está construyendo e imaginando su futuro, con su nivel
de bienestar personal, etc. Es un tipo de acompañamiento que tiene como propósito lograr
una mayor satisfacción en la vida de la persona y se trabaja en torno a los diversos ámbitos
en los cuales el Coachee esté experimentando situaciones en las que deba trabajar.
Coaching Ejecutivo
El coaching ejecutivo consiste en el acompañamiento que se realiza a personas que tienen
un rol en una organización y que piden acompañamiento con el propósito de lograr ciertos
resultados en relación a su desempeño laboral o al desarrollo de su carrera.
Algunas de las problemáticas habituales que se trabajan en este tipo de coaching, son:
Coaching Organizacional
El Coaching Organizacional, se refiere a las necesidades que tienen las organizaciones a la
hora de generar ciertos cambios en ellas. Puede hacer referencia a necesidades asociadas a la
cultura organizacional como, por ejemplo, reforzar ciertos valores, promover un determinado
estilo de liderazgo que represente a la compañía, incorporar o eliminar ciertas prácticas, y,
en definitiva, intervenir en los paradigmas propios de los integrantes de la organización, de
manera de alinearla a la estrategia del negocio. También puede tener relación con el clima
laboral o con el liderazgo e impecabilidad en las promesas de los integrantes de la compañía
y, en particular, de los actores claves de la misma.
El Coaching Organizacional tiene sus propios desafíos. Por ejemplo, suele ocurrir que el
Coach Organizacional experimenta una cierta tensión entre los intereses y objetivos de la
compañía con los intereses y objetivos de las personas que asisten a coaching. Aquí, es muy
importante definir quién es el cliente del Coach. Esto puede ayudar a dar un orden. En
este tipo de coaching, el cliente del Coach Organizacional, será la empresa. A su vez, el
Coach Organizacional, tendrá el desafío de generar las condiciones propicias para llevar a
cabo su intervención con alta probabilidad de éxito. Para ello, deberá definir una estrategia
para asegurarse de que los ejecutivos que asistirán a coaching realmente estén interesados
en participar, puesto que, de lo contrario, el trabajo que se realice tendrá una muy alta
probabilidad de fracasar, junto con el deterioro de la confianza entre el ejecutivo, el Coach
y el clima organizacional.
Es fundamental tener presente que, sea cual sea el mecanismo que utilice el Coach para
llevar a cabo el programa que ha diseñado en conjunto con la organización, su lealtad y
confidencialidad con cada Coachee, no se debe quebrantar. Por tanto, tendrá un doble desafío:
por un lado, velar por los objetivos de la compañía que lo ha contratado para el proyecto
de intervención y, por otro lado, tomar las medidas y sostener las conversaciones necesarias
entre autoridades y futuros Coachees, para asegurarse de que quienes asistan a coaching,
realmente tengan interés en ello y, a su vez, resguardar la privacidad y confidencialidad de
cada Coachee.
Esto es importante, porque dependiendo del enfoque de coaching que se utilice, habrá, en
el trasfondo, un determinado concepto de ser humano, una serie de creencias asociadas a
la forma de comprender las relaciones humanas, como, por ejemplo, qué es favorable para
las compañías, los valores que deben ser reforzados, etc.
En este sentido, se han desarrollado una serie de enfoques dentro de los cuales destaca la
Escuela Norteamericana de coaching, la cual «se centra en trabajar la autoestima del cliente,
desafiándolo siempre a dar lo mejor de sí mismo». También se hace referencia a esta línea
de coaching a través del Coaching Pragmático. Adicionalmente, se encuentra la Escuela
Europea de Coaching, dentro de la cual surge el Coaching Humanista y en Sudamérica, la
Escuela Chilena de Coaching. De la misma, emerge el Coaching Ontológico, el cual «parte
de una serie de principios para ayudar a su cliente a identificar qué tipo de observador está
siendo y le enseña a convertirse en un observador distinto, más eficaz en sus situaciones del
día a día. Es un proceso de aprendizaje. La persona que aprende a observar las cosas de una
manera diferente, aprende también a actuar diferente».(https://es.scribd.com/document )
Las expectativas que considero que representan de manera general y transversal a muchos
de los enfoques existentes, consisten en facilitar que la persona que acude a coaching, logre
obtener los resultados que buscaba o acercarse lo más posible a ellos, logrando desplazarse
de un lugar a otro, desde la perspectiva de los logros que ha ido obteniendo, de la identidad
pública que hoy genera y de la que quiere generar, de las posibilidades que otros ven el él o
ella y de los resultados que ha obtenido versus los que durante el proceso, empieza a obtener.
Se trata de una metodología que suele tener un componente bastante práctico, a través de
la cual, la persona comparte con el Coach, aquello que le está resultando problemático, así
como su propósito o anhelo. Así, se generan interacciones o sesiones de coaching, de manera
de que la persona vaya realizando un proceso en el cual logre los resultados que espera y que,
por algún motivo hasta el momento, no ha podido lograr.
Considero que, en general, los diversos tipos de coaching, pretenden que el acompañamiento
realizado se enfoque en el presente y futuro de la persona y que el pasado solamente pueda
contribuir a esclarecer ciertos aspectos, pues, para estos tipos de coaching, el foco no es
trabajar en el pasado, sino tomar acciones para hacer del presente y futuro, algo diferente
de lo que representa para el Coachee actualmente, en relación a aquellos aspectos que está
experimentando como problema.
Ahora bien, desde mi perspectiva, en relación a los valores base de la metodología que utiliza
cada enfoque, la importancia de comprender en qué consisten las propuestas de los diversos
enfoques de coaching es trascendental al concepto de ser humano que subyace a ellos, a la
manera de comprender la dinámica de las relaciones humanas y a la manera de comprender
la dinámica sistémica que ocurre en las empresas o instituciones. En este sentido, creo que
es fundamental que tanto el ejecutivo que pide coaching por iniciativa propia, como la
organización que acude a un Coach para una intervención en algún proceso de cambio o
refuerzo de la cultura, del liderazgo o del clima, tengan en claro qué enfoques de coaching
se alinean a sus valores y a su cosmovisión, la cual es una parte sustancial de la identidad
de la compañía y de su proyección futura.
2 CRISIS DE PARADIGMA Y
ENCRUCIJADA VITAL
Creo que un hilo conductor a través del cual podría recorrer mi vida, es el ámbito de la
fe. Hoy puedo observar que, desde muy pequeña, la dimensión espiritual era algo muy
presente en mi vida. Además, estudié en un colegio católico en el cual afortunadamente la
experiencia religiosa fue, en lo personal, muy positiva.
Ya a una temprana edad había vivido circunstancias muy traumáticas, que una niña de tres
años no tiene la capacidad de “digerir”, ni mucho menos, de verbalizar. En ese contexto, la
experiencia con las religiosas de mi colegio y con la espiritualidad, fue algo muy aliviador,
puesto que fue de gran acogida y cariño de parte de ellas.
También recuerdo que con cierta frecuencia acudía a la capilla que estaba en el interior del
edificio y la sensación que me generaba sentarme ahí, en ese espacio que me parecía hermoso,
cálido, y a la vez impactantemente majestuoso, me permitía recuperar valor para continuar
el día. Digo esto porque en general mi sentimiento casi permanente era de una profunda
tristeza y angustia, por lo que estos instantes eran vitales para poder seguir adelante. Sola,
en la capilla vacía, algo en mí se reconstituía.Creo que, con esta práctica, de algún modo,
fui construyendo una especie de segundo “hogar” en mi interior.
Sin embargo, junto con esta experiencia aliviadora y sanadora desde el punto de vista
emocional, fui incorporando la moral católica, lo que en la adolescencia me empezó a
resultar insoportable.
dejar de ser yo, dejar de sentir, dejar de reflexionar, dejar de confiar en mí y adaptarme, con
una violencia interna muy grande, a los comportamientos que me llevarían por “el buen
camino”. Además, adhiriendo a esta perspectiva, la gran mayoría de las personas, estaba
en el pecado y las miraba con pena, sintiendo que estaban en el “error” y se condenarían.
Todo esto ocurría mientras cursaba mi último año de colegio. Ya desde el año anterior
estaba con muchas inquietudes existenciales, había conocido la Filosofía y había quedado
profundamente sorprendida por haber encontrado por primera vez, algo que me representaba
y, es más, que me apasionaba. Sin embargo, me daba terror seguir mis cuestionamientos
y opté por ingresar a estudiar Teología, intentando evitar estudiar Filosofía, porque temía
convertirme en atea.
Finalmente, al cabo de un año de estudiar Teología, con unas pocas cátedras en las que
tuvo espacio mi capacidad reflexiva, consideré que la doctrina católica que había conocido
hasta ese momento, definitivamente, no me representaba. Entonces enfrenté lo que llamo
la primera disyuntiva existencial.
Con este acto creo haberme despedido para siempre de ese Dios en el que había creído. Luego
finalicé la relación de pareja que tenía en ese momento, puesto que ambos pertenecíamos
al mismo grupo religioso y sentía que no tenía cabida alguna la “Annabella” que estaba
emergiendo. Posteriormente acudí a la Iglesia en la que hacíamos catecismo y le expliqué al
sacerdote que me retiraba, no solo del catecismo, sino que dejaba de pertenecer a la Iglesia
Católica y finalmente le dije a mi padre, quien era mi gran referente en este grupo religioso,
que no quería volver a participar de ninguna actividad religiosa. Recuerdo la tristeza que
sentía en ese momento y a la vez el profundo alivio, sola con mi existencia.
más viva que nunca. En ese momento no había nada que me hiciera sentir más plena como
ser humano que asumir que era yo quien tenía que dar sentido a mi existencia.
Al cabo de más de veinte años de ese acontecimiento, y luego de haber vivido casi toda una
vida autodefiniéndome “atea” y habiendo dejado fuera de mi vida la dimensión espiritual, tuve
la oportunidad de conocer los talleres que realiza Verónica Alliende. Ella es una periodista
experta en comunicación estratégica y una canalizadora maestra. En sus talleres aprendí
a meditar, aprendí a conectarme con mi ser espiritual y, desde ahí, a conectarme con el
Todo. De a poco fui dándome cuenta de que la experiencia que estaba teniendo, no sólo
estaba alimentando mi dimensión espiritual, sino que inevitablemente estaba llevándome
a una nueva crisis paradigmática o segunda encrucijada vital. (Verónica Alliende. Entrevistas
personales realizadas por la autora durante el año 2015).
Esto, en primer lugar, me generó un gran pudor. Yo, que había despreciado por un buen
tiempo a quienes tenían fe por haber considerado que necesitaban un bastón para hacerse
cargo de sus vidas, no podía eludir el hecho de que ahora estaba experimentando la fe. La
fe en que hay algo más allá de esta vida y antes también, la fe en que somos parte de un
Todo amoroso, la fe en que hay una dimensión en nuestro interior que es parte de ese Todo,
la fe en que podemos transformar este mundo a partir de un trabajo personal de conexión
con la energía amorosa y, desde ahí, ser parte de un colectivo que actúa sobre la realidad
desde la colaboración y la generosidad.
La nueva crisis paradigmática se me hizo manifiesta cuando escuché a Rafael Echeverría, uno
de los exponentes del enfoque de la Ontología del Lenguaje, escuela en la cual me formé
inicialmente como Coach, afirmar que «el propósito del Coaching Ontológico es erradicar del
sentido común de las personas, todo postulado metafísico». Echeverría (2016)
Me pregunté quién soy yo para pretender erradicar algo de otro antes de escucharlo y de
entender qué es lo que se le hace un problema. También me pregunté ¿Quién dijo que la
concepción determinista del ser humano, que es lo que critica Echeverría, vaya adherida a
toda metafísica? Lo que a mí me ocurría era que habiendo adherido a la cosmovisión “atea”
o agnóstica, empezaba a necesitar dar cabida a la dimensión espiritual del ser humano,
porque sentía, y siento, que se encuentra presente en la relación permanente con los otros
y con nosotros mismos.
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Pero este planteamiento ya no me identificaba. En primer lugar, porque creo que las personas
necesitan hacer cambios a través de procesos y que necesitan acompañamiento y contención
en dicho proceso. También me ocurría que consideraba que, si es que éste es el propósito de
la sesión de coaching, el Coach ya estaría predispuesto a un cierto objetivo pre-establecido
en cada sesión, en vez de poder escuchar al Coachee con tranquilidad y real apertura (epojé)
en un nivel de conexión consigo mismo y con el otro, que le permita facilitar que emerja el
futuro que el Coachee anhela que emerja, sin pre-condicionar lo que ocurra en ese encuentro.
Menos aún si consideraba que la sesión debía erradicar postulados metafísicos del Coachee,
sin saber si a éste siquiera le suponían un problema en caso de tenerlos.
La encrucijada, esta vez, también tenía que ver con la opción de o hacerme cargo de lo que
me ocurría y del impacto que esto tenía en los distintos ámbitos de mi vida, o no querer
escuchar ese impulso interno e insistir en continuar por el camino que tantos años si había
tenido sentido para mí.
Finalmente, opté por asumirme como una persona de fe y, por sobre todo, por incluir la
dimensión espiritual en mi persona y en la relación con los demás. Esto me llevó, entre
otras cosas, a dejar de llamarme Coach Ontológico.
La encrucijada también abarcaba la posibilidad de emprender un nuevo camino, del que confieso
que rehuí bastante. Podía despojarme del Coaching Ontológico y seguir con mi vida o crear
algo diferente, invitar y convocar a otros a desarrollar otra forma de comprender las relaciones
humanas y la dinámica relacional entre el Coach y el Coachee, lo que, con los años, se fue
convirtiendo en un sueño y anhelo. Finalmente tomé la decisión de emprender el camino de
desarrollar una nueva escuela, un nuevo enfoque, el que llamé Coaching Fenomenológico.
El Coaching Fenomenológico, no pretende “reinventar la rueda”. Con esto quiero decir que
toma varios de los aportes que han hecho otras escuelas y en particular, la Ontológica. Sin
embargo, se diferencia en una serie de aspectos que me parecen de máxima relevancia. Sólo
mencionaré algunos, puesto que más adelante los desarrollaremos con mayor detención.
Hoy por hoy, habiendo transcurrido casi toda una vida desde aquel entonces, quizás puedo
expresar algo mejor esa intuición. Se trata de una comprensión de la realidad que une de
manera indisoluble al sujeto y al objeto, al yo-mundo, al Coach-Coachee. Se trata de entender
la dinámica entre las personas, como una cierta “danza relacional” de la cual no podemos
extraer de manera separada o aislada a una de las partes.
Este era otro pendiente que tenía en mi vida. Esta atracción y pasión por la fenomenología
que no había sabido cómo encausar, habiéndome dedicado a otros temas, ajenos a la
filosofía, ahora, desde el mundo del coaching, se me volvía a aparecer. Quise entonces
llamar “fenomenológico” a este enfoque de Coaching, para promover una comprensión
integral, para poner el foco en el “encuentro” entre el Coach y el Coachee y en el impacto
que tiene la danza relacional que ocurre en cada sesión de coaching, en vez de estudiarlos
por separado. Una mirada integral que consista en comprender que nuestra realidad se va
configurando cada día, de acuerdo a las acciones que tomamos y que somos parte de un
todo, que estamos interrelacionados y que tenemos que desarrollar la capacidad de mirar
desde allí.
3 EL COACHING
FENOMENOLÓGICO Y SUS
PRINCIPALES ENFOQUES
O POSTULADOS
El Coaching Fenomenológico, se nutre de tres fuentes: de los aportes de Otto Scharmer, quien
nos habla de que la clave es el espacio interior desde el cual habitamos, de los aportes de Verónica
Alliende, quien desarrolla el ámbito de la espiritualidad y del mirar fenomenológico proveniente
de la filosofía de Edmund Husserl y, adicionalmente, tomamos distinciones de filosofía del
lenguaje, desarrolladas por Fernando Flores y algunos aportes del Coaching Ontológico.
Esto tiene muchísimo sentido, puesto que, dependiendo del nivel energético, del nivel
de ansiedad o de paz, del nivel de temor o confianza desde el cual estemos situados;
impactaremos en los demás de manera radicalmente diferente y generaremos, por tanto,
realidades diferentes. Considero que esto se grafica muy bien en la película “What the
Bleep do we Know”, en la cual se muestra las diferentes formas que toman las moléculas
de agua, dependiendo del tipo de energía vibratoria que haya en ese lugar. Si lo que está
ocurriendo es algo cuyas energías provienen del desamor, de la rabia o la agresión, la forma
de las moléculas es totalmente diferente a la forma que toman cuando están situadas en un
contexto de armonía de paz o de amor.
Este aporte de Scharmer es algo que incorpora el Coaching Fenomenológico. Así, para
todo Coach Fenomenológico, es una opción de vida el trabajo de autoconocimiento y de
meditación para poder habitar el presente desde un nivel energético que sea crecientemente
Consideramos que frente al misterio que representa el encuentro con el otro, frente al misterio
que es “cada otro” y frente a lo impredecible del encuentro en una sesión de coaching, lo
que sí puede hacer el Coach Fenomenológico, es trabajar en su persona para predisponerse
al Coachee desde una conexión energética amorosa que haga posible que emerja el futuro
que el Coachee anhela.
Entonces, si percibimos la vida como una línea de tiempo, en la cual sólo contamos con
cada instante presente, dónde podemos acceder a nuestras propias certezas interiores y
asociarnos con nosotros mismos para atrevernos a desplegar el ser que estamos siendo y
en este sentido, expandir nuestro estado de consciencia y nuestras posibilidades, estaremos
hablando del desarrollo de una vida más plena. Alliende (2015)
Vignolo (2003) dice que los países más ricos son aquellos que hacen mayores inversiones en
investigación y desarrollo de paradigmas, puesto que son estos paradigmas, los desarrollados
por el mundo de la filosofía, los que definirán la forma en la que viviremos por siglos.
De hecho, podemos observar que actualmente, en el S.XXI, nuestra sociedad tiene aún
rasgos predominantemente racionalistas o cartesianos, pese a que la existencia de Descartes
corresponde al S. XVII.
Por el momento quisiera focalizarme en el aporte que hace Kant (1781) quien es reconocido,
entre otras cosas, por lo que ha sido llamado el “giro copernicano”.
Con esto, da un vuelco radical a lo que la filosofía estaba buscando y supedita nuestra
capacidad de conocer “el ser de las cosas” a nuestras propias condiciones de posibilidad de
conocer, es decir, de acceder a la realidad. Kant nos muestra que sólo podemos acceder a
la realidad desde nuestras condiciones de posibilidad, y siglos después, Maturana (2005),
premio nacional de ciencias, las considera como condiciones de posibilidad biológicas.
En esta tríada, lo que el ser humano puede conocer, son los “objetos conocidos”, es decir,
aquellos objetos a los que tiene acceso desde sus condiciones de posibilidad para conocer,
es decir, a los objetos en cuanto percibidos por los seres humanos y, será de estos objetos
en cuanto percibidos por nosotros, de los que podremos dar cuenta. Pero queda al margen
la posibilidad de hablar de los objetos al modo de “en sí” o de “la realidad en sí”, puesto
que no contamos con las condiciones de posibilidad para acceder de “manera absoluta” al
ser de las cosas.
Será esta dupla concebida como una unión indisoluble, en la cual no podemos separar sujeto
que percibe de objeto en cuanto percibido, lo que llamará fenómeno.
Me refiero a que, con la propuesta de Husserl (1949), podemos concluir que no es posible
separar el “yo” del “mundo”. Esto significa que cualquier problemática humana tiene que ver
necesariamente con el o los seres humanos que la estén experimentando y probablemente
su origen se nutre en quienes la experimentan.
Desde nuestra perspectiva, esto tiene implicancias en el orden de todas las cosas. Por ejemplo,
cuando vemos que hay un conflicto entre dos personas y pensamos que en rigor, no es
posible que la responsabilidad recaiga en una de las partes, sino que hay una responsabilidad
compartida, estamos situados en el mirar fenomenológico que considera “el fenómeno”,
aquello que podríamos llamar “la danza relacional” que está ocurriendo entre ambas personas
y, por tanto, lo que hay que hacer es mirar la dinámica que ambos están aportando para
hacer un cambio en “la danza relacional” que están teniendo.
El ser humano está constituido por cuerpo físico, mente, emociones y alma.
Cada sesión de coaching se caracteriza por el misterio del encuentro con el otro,
donde no podemos predecir lo que va a ocurrir.
Lo que sí podemos hacer es trabajar en nosotros mismos, aumentando nuestra
capacidad para conectarnos con nosotros y desde ahí con el Todo, desde una energía
vibratoria sutil y desde la apertura, conectados con la generosidad y el amor.
El resultado de cada sesión de coaching, dependerá, en gran medida, del espacio
interior desde el cual estén situados Coach y Coachee.
Mientras mayor sea el grado de conexión del Coach, consigo mismo y con su
Coachee, mayor será la probabilidad de que emerja en la sesión, el futuro que el
Coachee anhela que emerja y del que no siempre es consciente.
el espacio plenamente y hacer el aporte que vinimos a hacer a este mundo. Consideramos
que este es el camino de la integridad personal y cuyo principal indicador es la paz.
Es por esto que proponemos hablar de expansión del Coachee en vez de transformación
del Coachee.
Esto es lo que constituye lo que llamamos la propuesta ética del Coaching Fenomenológico,
es decir, la opción de vida por trabajar en nuestro propio auto conocimiento y conexión con
nosotros mismos y luego, desde ese lugar interior, abrirnos al encuentro con el otro, desde
una profunda apertura, sin juicios y desde la profunda legitimación del otro, en cuanto otro.
4 LIDERAZGO Y COACHING
Podríamos decir, en base a lo visto en el capítulo anterior, que el coaching es una metodología
interactiva que hace posible que una persona acompañe a otra en un determinado proceso
para alcanzar resultados, ya sean cuantitativos o cualitativos, que por sí mismo no está
pudiendo alcanzar.
También hemos dicho que este acompañamiento tiene ciertas características, dentro de las
cuales quiero destacar el hecho de que el protagonista del proceso es el Coachee y el Coach
está a su servicio como facilitador en el camino que el Coachee solicite recorrer.
Ahora bien, considero que esta forma de comprender el coaching está estrechamente
relacionada con el liderazgo, entendido como el rol que asume cualquier persona, tanto
de manera formal como informal, en ser inspirador y facilitador para que un conjunto de
personas logre un sueño y propósito compartido y tomen las acciones necesarias para llegar a
este objetivo con un óptimo resultado. En este sentido, podríamos decir que la metodología
interactiva del Coaching, posibilita formar personas crecientemente íntegras, con cierto nivel
de empatía, conectadas con sus emociones y con las de los demás, con un importante nivel
de auto conocimiento, que pueden asumir un cierto rol de liderazgo desde cualquier espacio
de nuestra sociedad y que tienen un nivel significativo de logro.
También podemos decir que estamos formando personas y líderes conscientes. Para explicar
a qué me refiero con “consciente”, quisiera mencionar algunos aportes de Fredy Kofman,
quien habla de “La empresa consciente”. Kofman (2006)
Lo que este autor plantea, es que las organizaciones han sido comprendidas o abordadas, desde
lo que podríamos llamar el prisma de la rentabilidad, que es una dimensión posible, pero
hay otras que son igualmente importantes. Por esto, hace referencia a las tres dimensiones
desde las cuales, desde su perspectiva, debe ser comprendida una organización. Estas tres
dimensiones son el “Ello”, el “Nosotros” y el “Yo”.
Lo que entenderemos por el “Ello” de una organización, comprende aspectos técnicos, como
la eficacia, la eficiencia y la rentabilidad organizacional. Lo que llamamos el “Nosotros”, abarca
aspectos relacionales, como la solidaridad, la confianza y el respeto existentes en las relaciones
entre sus miembros. Lo que llamamos el “Yo”, abarca aspectos psicológicos y conductuales.
Desde esta perspectiva, todas las empresas pueden ser comprendidas como compuestas por
estas tres dimensiones.
Desde esta perspectiva, una empresa consciente cuenta con la capacidad para estar atenta a
nuestro mundo interior y al que nos rodea y para decidir cómo actuar frente a las circunstancias
de una manera en que nuestras necesidades, valores y objetivos sean considerados. Por el
contrario, vivir de manera inconsciente, significaría dejarse llevar por el instinto y por los
patrones de conducta habituales.
Desde esta perspectiva, las organizaciones necesitan personas con un alto nivel de conocimiento
técnico, pero también con un alto nivel de consciencia. Sin empleados conscientes, las
empresas no pueden lograr la excelencia e incluso es difícil que sobrevivan. Una sólida
rentabilidad, por muy sólida que sea, no será sustentable si la solidaridad y el bienestar
personal no son igualmente sólidos.
Dado lo anterior, consideramos que cultivar líderes conscientes, es uno de los principales
desafíos que enfrentamos hoy.
Cuando hablamos de “resultado óptimo”, nos referimos a que logren el mejor resultado
posible de obtener, considerando el máximo que cada individuo pueda dar de sí, la sinergia
y complemento que puedan generar como equipo. Todo esto, en condiciones que cuiden
su calidad de vida, salud y bienestar.
Lo anterior significa que están incluidos de manera creciente, aquellos escenarios en los
cuales el liderazgo es compartido.
Desde la perspectiva que hemos expuesto, se necesitan líderes que puedan desarrollar una
comprensión integral de las organizaciones (contemplando la dimensión del “Ello”, “Nosotros”
y “Yo”), logrando trabajar de manera permanente, en la rentabilidad del negocio y en la
calidad de las relaciones entre las personas que componen una organización. Además, se
necesitan líderes que se hagan cargo de su propio desarrollo personal, como condición de
posibilidad de una gestión sustentable y exitosa.
Por tanto, dado que el rol de los líderes es clave para lograr una cultura consciente, empleados
conscientes y una empresa consciente, consideramos que es aquí donde tenemos que poner
el foco y preguntarnos, cómo formar y cultivar líderes conscientes.
Desde nuestra perspectiva, al hablar de empleados conscientes y del líder consciente, estamos
fundamentalmente hablando de personas conectadas consigo mismas y con su entorno,
capaces de habitar el presente, estando presentes en el “aquí y ahora”; personas que tomen
decisiones de manera alineada con valores que velen por el bien común.
Si bien podría pensarse que hay una intencionalidad en la sesión de Coaching Fenomenológica,
ésta, tiene como propósito facilitar que en cada persona emerja su ser más profundo, ganando
grados de libertad a raíz de atreverse a ser, atreverse a explorar sus sueños y capacidades para
su desarrollo y plenitud y para ser el aporte que anhela ser para los demás.
Esto a su vez converge con el concepto de líder consciente que cultiva y aporta a la
construcción de empresas conscientes.
Considero que los ejecutivos están sufriendo las consecuencias de un mundo laboral que se
ha abocado exclusivamente al “Ello” y que no los ha preparado para el “Nosotros” y el “Yo”,
quedando muchas veces solos, sin saber a quién acudir para enfrentar este tipo de problemáticas.
persona, posibilitando procesos de cambio que muchas veces son insospechados. Así, se
produce una expansión en el ser del Coachee que le permite lograr aquello que “creía que
no era posible lograr”.
Es a través de la conexión entre ambos, desde las cuatro dimensiones que los constituye
(cuerpo físico, mente, emociones y alma) que se estará produciendo el misterio del encuentro,
en el sentido de lo impredecible del curso que tome el desarrollo de la sesión. Pero en
concreto lo que estará sucediendo es que el Coach estará acompañando al Coachee a través
de una escucha activa, de sostener silencios y de hacer preguntas poderosas, facilitando que
el Coachee se mire en su forma de estar siendo frente al problema, que se mire en su danza
relacional con el problema, pudiendo aumentar su grado de autoconocimiento si logra verse
a sí mismo en su dificultad y en las creencias que ha tenido a un nivel inconsciente, sin
haberlas elegido y que muchas veces le han cerrado posibilidades.
Una vez que el Coach siente que logra visualizar lo que le está pasando al Coachee, se lo
plantea a modo de hipótesis o interpretación. Esta interpretación a modo de hipótesis, es
en referencia a la forma en que la persona está viviendo aquello que la perturba, no en
relación a una posible solución del problema. En caso de que para el Coachee tenga sentido
la hipótesis que el Coach le ha presentado, el Coachee define acciones en base a las cuales va
a producir un cambio, ya sea incorporando acciones que antes no tomaba o bien dejando de
hacer aquello que hacía y que hoy puede ver que no le ha reportado resultados satisfactorios.
El coaching es muy útil cuando se trata de problemáticas como las que mencionábamos
anteriormente, fundamentalmente en el contexto ejecutivo, y posibilita, como decíamos, el
equilibrio mediante un trabajo profundo en la persona con problemáticas muy concretas
que apuntan a una mejora evidenciable.
En primer lugar, es necesaria una actitud de profunda validación del otro, como legítimo
otro, de manera de no pretender que los procesos de transformación o expansivos del Coachee,
sean acorde a lo que el Coach estima conveniente, sino a lo que el Coachee anhela alcanzar.
En tercer lugar, son de importancia las habilidades relacionadas a escuchar, desde una profunda
conexión consigo mismo que posibilite seguir al Coachee en su ritmo, sin ansiedades, sin
interrumpir, sosteniendo silencios. Desde mi perspectiva, practicar la habilidad de sostener
silencios es fundamental, puesto que las personas, después de un silencio, suelen continuar
su relato justamente mencionando aquello que les resulta más significativo y si el Coach
no está en un nivel de paz suficiente, irrumpirá con preguntas que sacarán al Coachee de
aquello que, en lo profundo, lo aqueja.
En cuarto lugar, ubicamos a las habilidades en torno a la indagación. Esto requiere tener
presente que detrás de todo relato, prácticamente cada palabra es interpretada por quien
habla al modo particular en que dicha persona vivencia la realidad, por lo que se requiere de
una actitud de epojé, es decir, ser capaces de dejar entre paréntesis nuestros conocimientos
previos y estar en apertura a comprender qué es lo que quiere decir el Coachee con su relato.
Esto es como aprender a navegar en su barco, en las aguas que le toca navegar, y dejarnos
llevar por su manera de ver la vida, de verse a sí mismo y de significar lo que nos relata,
para alcanzar un entendimiento profundo, que llamamos “encuentro” y asegurarnos de estar
entendiendo lo que nos quiere decir el Coachee y de no estar en un diálogo de sordos.
La indagación poderosa ahonda en el relato del Coachee y logra que éste se vaya develando
a sí mismo a través de las preguntas que le hace el Coach y muchas veces se sorprenda con
sus propias respuestas.
Entonces:
esto de una manera que deje de ser un problema o bien que me permita darle una
solución que me deje conforme y, de este modo, abrir nuevas posibilidades que
antes no veía”.
La habilidad de acompañar al Coachee a que la nueva interpretación que se le ha
ofrecido, en caso de serle coherente, sea llevada a acciones concretas. Necesitamos que
el Coach tenga bastante desarrollada la capacidad de traducir en acciones medibles
la interpretación que ha ofrecido, no para hacer él o ella el ejercicio, puesto que
esto le corresponde al Coachee, pero para guiar la conversación de manera de que el
Coachee logre aterrizarla en acciones concretas que permitan un cambio observable
a través del proceso de coaching.
Dependiendo de las respuestas que vaya dando el Coachee, se irá armando el rompecabezas de
tal manera que el Coach podrá, en un momento dado, aventurarse a ofrecer una interpretación
Con respecto a la problemática asociada a cómo lograr que los colaboradores le den autoridad
al ejecutivo que tiene un rol gerencial, probablemente requiera más bien de un trabajo en la
persona del Coachee y no necesariamente en sus colaboradores. Entendiendo que establecemos
danzas relacionales, en la medida en que el gerente modifique su comportamiento, se
modificará la danza relacional que establece con otros, por lo que es muy posible que
logre acercarse a los resultados que busca. Generalmente, en base a mi experiencia, este
tipo de problemáticas tienen que ver con la forma en que el gerente concibe el poder, con
su capacidad de validar a los colaboradores y a establecer una danza relacional en la cual
éstos vean una oportunidad en él para lograr conjuntamente una meta que antes no veían
posible. También podría estar relacionado con la confianza que les genera, lo que, desde
mi perspectiva, requiere de una actitud genuina de parte del gerente, de manera de que
le crean. Además, podría requerir de un alto nivel de desempeño que lo posicione como
referente para sus colaboradores.
Con respecto a la problemática acerca de cómo logra el ejecutivo seducir con sus presentaciones
en auditorios (con el directorio de la compañía o eventualmente con clientes), posiblemente
las preguntas consistan en analizar junto con el Coachee cómo es que funciona su capacidad
para escuchar. Porque en la medida en que aumenta nuestra capacidad para escuchar a los
otros, paradójicamente los otros nos escuchan más, puesto que hablamos de una manera
en que nos entienden y tiene sentido.
ambos roles son diferentes y no pretendemos afirmar que el líder deba hacer una sesión de
coaching a sus colaboradores.
Dado que hay una asimetría de poder entre el líder y sus colaboradores, no es oportuno
ni conveniente que éste realice sesiones de coaching para ellos, pero sí puede utilizar las
habilidades que ha desarrollado, para ponerlas al servicio del equipo y de sus colaboradores.
De esta forma, podrá realizar preguntas poderosas, escuchar de manera activa, validar al otro
en la legítima diferencia, etc. Sin embargo, cuando se trata de profundizar en la problemática
que tiene una persona, se sugiere un Coach externo con quien no haya una relación laboral,
de modo que no se expongan asuntos más bien personales que impactan en lo laboral, pero
que suelen ser de índole personal.
360°
thinking .
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COACHING FENOMENOLÓGICO: LA NUEVA EL COACHING COMO PROPUESTA DE UNA FORMA
TENDENCIA DEL COACHING EJECUTIVO DE CON-VIVIR Y DE CONSTRUIR SOCIEDAD
En la medida en que las personas desarrollan las habilidades que hemos descrito anteriormente
y que desarrollan la práctica de acompañar a otros a mirarse a través de aquello que las
afecta, en vez de haberles dado la “solución” al problema, habremos estableciendo nuevos
tipos de relaciones.
Suelo dar un ejemplo muy simple acerca de esto. Si una amiga llama a otra y le dice que está
muy enojada con su marido puesto que en el último tiempo ha estado llegando muy tarde
a casa porque sale con los amigos, cosa que está ocurriendo cada vez con mayor frecuencia,
y emite un juicio como “me deja sola”, “no piensa en mí”, “es un mal marido”, tenemos al
menos dos posibles caminos.
En el segundo caso descrito, el nivel que el aporte pueda significarle a la persona, considero
que es radicalmente diferente al primero. Pero para poder tomar la segunda senda de
acompañamiento, necesitamos de la práctica del coaching, pues nos permitirá no hacer propia
la historia del otro y ayudarlo a mirarse y a interpretar de una nueva manera la situación, es
decir, a resignificarla. También podremos acompañarlo a definir las acciones que la persona
estima convenientes, no las que nosotros consideramos adecuadas.
Me es muy grato decir a estos grupos que, si bien el taller terminará, lo que encontraron
sigue estando presente en ellos y es una oportunidad para los seres humanos de desarrollar
otra manera de acompañarnos. Creo que no hay mejor manera de sobrellevar la soledad
propia de nuestra existencia que a través de conversaciones con otros, en las cuales podamos
realmente sentirnos escuchados y acompañados, mirando, desde nuevos prismas, aquello
que nos está ocurriendo.
Como hemos dicho anteriormente, la forma de relacionarnos con los otros, el espacio interior
desde el cual interactuamos con nosotros mismos y con los otros, posibilitará un cambio
significativo en la realidad que co-construyamos y en el futuro que anhelemos hacer emerger.
Tanto con los aportes de la mirada fenomenológica, como con la propuesta del Coaching
Fenomenológico, me pasa que percibo que hay un enorme potencial para que vivamos de otra
manera, nos relacionemos con nosotros mismos y con los demás desde otro lugar emocional
y espiritual y co- construyamos una sociedad más efectiva en los propósitos que anhelemos,
con mejores resultados en los objetivos que deseemos, pero desde el amor, desde las relaciones
genuinas, desde un espacio interior calmo y desde la colaboración. Este equilibrio representa
el propósito del Coaching Fenomenológico, que es en realidad una propuesta de un nuevo
modo de convivir y de hacer sociedad y de cultivar la sustentabilidad de nuestro planeta.
7 APRENDIZAJES PERSONALES
Hace más de quince años llegué a un momento en mi carrera profesional, en el que el
rol que desempeñaba, definitivamente no tenía ningún sentido para mí y no me fue fácil
reconocerlo. Sin embargo, afortunadamente pude declarármelo y empezar a abrirme a otras
alternativas. En lo personal, tenía el sueño de independizarme y una serie de temores venían
asociados a esta opción, pero era tal la necesidad que tenía de sentirme libre en relación a
cómo usar mis tiempos y de poder dedicarme a algo que tuviese sentido para mí, que, en
cuanto pude, emprendí el vuelo sin más que con un proyecto con el que viviría los tres
siguientes meses.
Este paso, este salto al vacío, siento que fue un gran acto de fe. Ya había asistido a la
primera canalización con Verónica Alliende, y creo que también ya había comenzado mi
proceso de retorno a la metafísica, pero desde una aproximación liberadora y amorosa. Y
así, afortunadamente, tomé la decisión. Hoy puedo decir que llevo alrededor de quince
años dedicándome exclusivamente a realizar talleres con ejecutivos, y diez años haciendo
acompañamiento a través del Coaching, y ha significado una gran transformación personal.
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Siento que cada participante me ha ayudado a mirarme, siento que han hecho de espejo para
trabajar aquello que necesito trabajar, siento que me han permitido ser una más en una comunidad
conversacional y en un proceso transformacional y expansivo que se ha constituido para mí en
un gran privilegio.
Cuando comencé a hacer talleres, creía que lo había hecho bien cuando había expresado, desde
mi perspectiva, los contenidos con claridad y coherencia, y me sorprendía darme cuenta de
que, a la siguiente sesión, las personas no recodaban algunos de los conceptos que, desde mi
perspectiva, eran clave en lo que les había expuesto.
Esto me hizo concluir que, en realidad, lo que ocurre con los participantes es un misterio y
es algo que no puedo controlar. Por este motivo, más que centrarme en mi relato, comencé a
centrarme en el relato de los participantes, en sus inquietudes, en sus formas de comprender
la realidad y las problemáticas que están experimentando y, desde ahí, empecé a ponerme al
servicio de sus necesidades. La forma en que lo hice fue a través de preguntas, a través de facilitar
conversaciones entre ellos, a través de ejercicios prácticos y presentando, como decía, algunos
conceptos que considero que son útiles, invitándolos a tomar solo aquello que considerasen que
les agregaba valor.
También comencé a utilizar el espacio de encuentro que los talleres otorgan como una
muestra de un nuevo modo de convivir, en el que prima la escucha de todos hacia quien
está hablando, en el que prima el respeto y el silencio, la legitimidad de otras perspectivas,
la aceptación y el agradecimiento de la diversidad; lo que implica dejar de buscar quien tiene
la razón. En mis talleres, los participantes son introducidos a la mirada de que no existe una
sola forma de ver las cosas, lo que, de ser así, significaría que todos los demás están en un
error. En estos talleres, se acepta y se invita a los participantes a aceptar, con tranquilidad,
que haya distintas perspectivas y que no es necesario concluir en una sola forma de ver las
cosas. Esto hace posible que se convierta en un espacio de convivencia con otros, desde
la aceptación y legitimación de la diversidad. También permite que ellos conozcan, en la
práctica, esta experiencia para poder replicarla en cada uno de los espacios de sus vidas en
los que consideren que les pueda brindar un aporte.
En lo personal, para mí ha sido un ejercicio que me ha permitido crecer mucho como profesional
y como persona. He ido aprendiendo a conectarme con la humildad, a comprender que no soy
la protagonista de lo que ahí ocurre, sino una facilitadora. Me enseñó a aprender a aprender de
los participantes y a no exigirme que sólo sean ellos quienes aprendan de mí. También me enseñó
a aprender a entregarme a la incertidumbre de lo que pasa en cada encuentro, en cada taller,
porque todos son diferentes y hoy siento un enorme agradecimiento hacia todas las personas
que han participado en mis talleres y a su presencia, pues me han hecho un gran regalo con el
solo hecho de participar.
Ha sido muy significativo para mí, practicar e incorporar la legitimación del otro de inicio a
término, la escucha activa y el estar al servicio de lo que la persona anhela que ocurra, dejando
entre paréntesis mis juicios y opiniones respecto de lo que se relata.
Agradezco a cada Coachee por su confianza, por regalarme la posibilidad de entrar a conocer una
porción de su ser y ser facilitadora de que emerja el futuro que ha requerido o soñado.
Ya en este libro logro explicar con mayor precisión en qué consisten mis talleres y, por sobre
todo, el misterio que es el encuentro con otros en cualquier formato y el desafío que es que
realmente ocurra lo que llamo el “encuentro”, lo que hace referencia a un real entendimiento.
Siento que las personas quedan agradecidas porque a través del encuentro con otro logran
superar su soledad existencial, conocerse más y tomar las acciones necesarias para producir
los cambios que necesitan realizar o alcanzar los resultados que anhelan, o al menos, avanzar
en esa dirección y en muchos casos, lograrlo.
En este contexto, siento que mis principales aprendizajes han tenido que ver con la capacidad
de asombro, con no dar nada por hecho y preguntar genuinamente, desde la apertura al
encuentro con un ser distinto a mí. También siento que yo me he transformado y que, en
el encuentro con otros, me sigo transformando, tanto en los talleres como en las sesiones
de Coaching.
Recuerdo que hubo una época en la que notaba que cierto tipo de comentarios de algunos
participantes me causaban molestia y esto hacía que mi respuesta hacia ellos no fuera la más
acogedora. Esto me llevó a trabajarlo en lo personal y a darme cuenta de que lo que me estaba
pasando era que estaba rechazando los comentarios que sentía que provenían desde un estado
de ánimo de resignación. Es decir, reaccionaba de manera intolerante cuando alguien hacía un
comentario desde una profunda creencia de que “ya no hay nada que hacer”, entregándole la
responsabilidad a los otros. Profundizando en lo que me ocurría, me di cuenta de que la resignación
me producía rechazo y supe que le temía a sentirme resignada, probablemente porque cuando
he estado situada en ese estado de ánimo, no lo he pasado nada de bien y me ha generado una
enorme impotencia sentir que nada depende de mí. Comprender esto me permitió dejar de
reaccionar sin acoger a quienes hacían comentarios que yo sentía que provenían de la resignación,
me permitió acogerlos en su sentir, validar su punto de vista y, desde esa validación, poder
mostrarles que quizás había otros puntos de vista sobre la misma situación, que les pudieran
abrir más posibilidades y que les pudiera hacer sentir un mayor empoderamiento.
Este es un ejemplo de muchos que podría contar, en los que el proceso de acompañar a grupos
y a individuos en el contexto ejecutivo, me ha permitido crecer enormemente y desarrollar una
percepción cada vez más fina para “ver” realmente a la persona o las personas con quienes estoy
interactuando y aprender de ellas desde un profundo agradecimiento.
8 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
EDP Coaching (2017). Etimología y origen del Coaching.
Recuperado de: http://www.edpcoaching.com/etimologia-y-origen-del-coaching/
Echeverría R. (2016). El Carácter del Programa Metafísico y nuestra Confrontación con él – FICOP.
Scharmer. O (2007). Theory U: Leading from the Future as it Emerges. Cambridge, USA.
The Society for Organizational Learning.
Maturana H; Varela F (2005). El Árbol del Conocimiento. Santiago de Chile. Editorial Universitaria.
Vignolo C. (2003). Innovando por la Vida en la Era del Nihilismo: Seis Proposiciones para el
Tercer Milenio.
Recuperado de: https://www.u-cursos.cl/ingenieria/2008/2/IN78M/1/material_docente/
Husserl E. (1931). Meditaciones Cartesianas: una invitación a la fenomenología. 5ta Edición. México.