Está en la página 1de 166
a Pablo Correa RODOLFO- LLINAS La pregunta dificil AGUILAR Pablo Correa Torres nacié en Popaydn en 1978. Crecié en Puerto Rico y Bu- caramanga. Estudié Medicina en la Universi- dad Industrial de Santander, pero abandoné la carrera al cuarto afio para estudiar Periodismo. Se gradué de Comunicacién Social en la Pon- tificia Universidad Javeriana y mas adelante en Literatura en la misma universidad. Ha estado vinculado a El Espectador desde 2004. Es editor de salud, ambiente y ciencia de este periddico. Ha sido colaborador de la revista Quo en Méxi- co, Infoamazonia en Brasil y el portal de noticias de ciencia SciDev.net. Gand el Premio Andrés Bello Nacional en 1995, el Premio Alvaro Gé- mez Hurtado de Periodismo en 2006, el Premio Amway de Periodismo Ambiental en 2014 y el Premio Nacional de Periodismo Simén Bolfvar en 2016. En 2012 fue elegido como becario del Knight Science Journalism Center del Instituto Tecnolégico de Massachusetts (MIT). Disefio de cubierta: Penguin Random House Grupo Editorial / Paula A. Gutiérrez Fotografia de cubierta: © Ricardo Pinzén Hidalgo Contenido Capitulo 1:Un problema del carajo. 0.0... c eee ce ies 13 Capitulo 2: El gran viaje Capitulo 3: Nostalgia bogotana.... 02-00. sce cece ees 29 Capitulo 4: Descerebrando gatos. 2ST Capitulo 5: Ciegos que ven... 0.0 eee eee eens ees 45 Capitulo 6: El mundo segéin las ranas . . 55 Capitulo 7:Amor entre neuronas 0... 0e eee sees 65 Capitulo 8: Una historia de 400 millones de aiios. . Capitulo 9: El llamado de la Gran Manzana........--++ 85 Capitulo 10: Arafias venenosas en Arizona. .....--- +--+ 95 Capitulo 11: La telepatia de las neuronas ..- ++ +--+ +++ 103 Capitulo 12: La parabola del dinosaurio. ..-- +--+ ++ +++ 113 Capitulo 13:Trepanando crineos con Jeanmonod ....-- 121 Capitulo 14: El mito del yo ....--esesercrtttttt Capitulo 15: Nanoburbujas.... 6.6.62 eee nee 143 Capitulo 16: El experimento prohibido....----... 26, 151 Capitulo 17: Ratones a la carta... 620202 e eee eee 161 Capitulo 18: Cuando la cola se encuentra con la cabeza. . 167 Capitulo 1 Un problema del carajo uando los primeros vapores del verano invaden las calles de Nueva York, el neurocientifico colombiano Rodolfo Llinds escapa por la Interestatal 95, bordea la Costa Este hasta New Haven, deja atras Providence, la segunda ciudad mas grande de Nueva Inglaterra, se interna en ese térritorio solitario y antiguo que los viejos naturalistas llamaban Outlands y ahora se conoce como Cape Cod. Mientras conduce su Mercedes Benz suele entretenerse escuchando audiolibros. AK medio camino entre los poblados de Woods Hole y Ply- mouth, se esconde Ja casa de verano que compré junto a su esposa, Gillian, en los afios ochenta. En Ja fachada cuelga una de las abigarradas obras del artista indigena colombiano Carlos Jacanamijoy. Es un cuadro de casi tres metros de ancho por dos de alto elaborado con pintura de avién para que resista los incle- mentes inviernos y la brisa marina. Aun asi se ha ido decolorando poco a poco. Cada cierto tiempo, cuando pasa a visitar a su amigo, Jacanamijoy le hace algunos retoques. El otro rasgo por el que los vecinos reconocen de un vistazo la casa de la familia Llinds es la cipula de casi cuatro metros de diimetro que corona el techo. Bajo esta, se oculta un telescopio lo suficientemente poderoso para ver galaxias vecinas a laVia Lactea. Llinés se ufana de tener el telescopio casero mas grande de todo Norteamérica. Con él se asoma al cielo en busca de planetas ex- trasolares a dos mil afios luz de distancia: manchas luminosas en Rodolfo Llinds Jas que suefia que existe alguna forma de vida. En la parte trasera as que de la casa, envuelto en silencio, hay un quiosco blanco de madera desde el que se divisa toda la Hinea de la costa y, al atardecer, las gaviotas hambrientas al acecho de una presa. Un frente de aire frio baja del Atlantico Norte y barre el lugar haciendo que el calor en verano sea menos apabullante que en las tierras continentales. Los turistas llegan por centenares a disfrutar de las playas, a caminar entre los bosques de pinos y las marismas, a devorar langostas y sopas de cangrejo. El paisaje lo completan mis de 2.000 lagunillas, huellas de un glaciar que cubrié todo el lugar hace 10.000 afios.Alrededor de Ja peninsula hay algunas islas: Monomoy, Monomoscoy y Popponesset. Martha’s Vineyard, Ja mis grande, albergé por casi dos siglos una gran comunidad de personas sordas que crearon su propio lenguaje de sefias. La primera vez que Llinds visité el cabo fue en 1962. Tenia 28 afios. Se habia graduado como médico en la Universidad Javeriana de Bogots y luego de descartar especializarse en neurocirugia, desencantado con Jo que parecia més una burda trepanacién de craneos que un intento por descubrir los insondables secretos del cerebro, habia conseguido una vacante en el . grupo del neurocien- tifico Carlo Terzuolo, en la Universidad de Minnesota, en Minne- apolis.Terzuolo era un pionero en grabaciones intracelulares, técnica que abria nuevos caminos en la co: ¥ que consistia en utilizar dimi una mprensién del cerebro nutos electrodos hechos de tubo Un problema del catajo meticulosamente con tinta china y acuarela lo que vela a través del objetivo de su microscopio. Con la era de la electrénica y los desarrollos en fisica, comenzé a parecer posible entender la arquitectura y la mecénica més secreta del cerebro, Enaquel verano de 1962, Harry Grundfest, una leyenda entre la comunidad de neurocientificos, invité a Terzuolo a pasar unas semanas en Woods Hole, sede del Marine Biological Laboratory. Terzuolo le pidié a su joven discipulo colombiano que lo acom- pafiara. Tomaron un avién desde Minneapolis y aterrizaron en Boston. Desde alli viajaron en carro un par de horas hasta la bahia de Woods Hole. Llinds jams olvidé ese viaje:“La alucinante sen- saci6n que se produjo tras mi primera visita al Marine Biological Laboratory me ha acompafiado desde entonces”. Hay una raz6n, entre muchas, para que afio tras afio, desde el principio del siglo XX, cientificos de Estados Unidos se den cita en este rincén de la costa noreste. La bahia es el lugar ideal para pescar una gran variedad de especies marinas que sirven a los investigadores como modelos para sus experimentos. En un pequefio barco remolque, el Gemma, los empleados del laboratorio salen cada mafiana en busca de calamares, caballitos de mar, can- grejos, langostas y rayas. El mas apetecido es el calamar. Dentro de su gelatinoso y escurridizo cuerpo esconde la fibra nerviosa mas grande conocida hasta el momento. El ax6n gigante del calamar es un cable natural que Iega a ser veinte veces mis grueso que un cabello humano. Es perceptible a simple vista. Es la ventana perfecta para asomarse al sistema nervioso. Sobre las once de la mafiana, nadando en piscinas de agua sala~ da del acuario, los calamares quedan a disposicién de los cientificos Y sus estudiantes de doctorado. De vuelta en sus laboratorios y tras una delicada cirugia manual, extraen el axon gigante y comienzan Sus intentos por develar un secreto més de la transmisién neuronal. Llinds aprendid, ese verano de 1962, las técnicas de los neurofi- 15 Rodolfo Llinas sidlogos. Aprendié a abrir el delicado manto de Jos calamares y extraer la fibrilla nerviosa. Por los pasillos del Marine Biological Laboratory también conocid a distinguidos investigadores. Ey conferencias, en los corredores, en la cafeteria, se discutian las ideas mas novedosas sobre la arquitectura secreta del cerebro. Era el lugar en el que Llinds habia sofiado estar toda su vida. Cada verano, sin falta, durante medio siglo, Llinds ha regre- sado a Woods Hole. Siempre en busca de la misma inspiracién de aquel primer viaje. Siempre en busca del calamar y su axén gigante. En cada regreso, encerrado en su laboratorio, persigue una respuesta para una misma pregunta: ;c6mo emerge del tejido nervioso la conciencia? En una pequefia sala del segundo piso del Edificio Lille, del Marine Biological Laboratory, donde se encuentra su laboratorio, Llinas se toma la cabeza entre las manos. Acaba de cumplir 80 afios y goza de buena salud. Sus rutinas de trabajo siguen siendo intensas. Es domingo. Uno que otro estudiante sale de un labo- ratorio para perderse tras otra puerta de esos largos y silenciosos pasillos. Una mata de pelo blanco cae sobre su frente, las gafas se escurren sobre su nariz. “Tengo acorralado el problema —dice enérgico, con la mira- da recia de un boxeador analizando a su rival—, 2A qué se parece los qualia, la conciencia? Digame —y su voz se exalta—. El mo- vimiento, la motricidad, las entiendo muy bien. La sensibilidad la entiendo bien. La memoria es una carajada. El amor. Todo eso son pendejadas. Son cosas ridicillamente simples. Pero no entiendo cémo se traduce la actividad eléctrica en sensacién. E] problema de los qualia es un problema del carajo —contintia—.¥ va a ser dificil de entender porque hay algo que no sabemos atin. Hay una propiedad grande que no entendemos. Es como tratar de entender el sonido que genera una campana, sin entender Ja resonancia vibratoria del metal. Es un problema precioso —suspira. Entonces 16 Un problema del carajo se queda pensativo. Un silencio sirve de pausa para aceptar que tiene 80 afios, que queda poco tiempo y atin no tiene la respuesta que ha perseguido toda la vida. Luego dice:—Si alguien me dijera ‘le explico cémo funciona la conciencia pero luego lo mato’, yo le dita, ‘perfecto””. Capitulo 2 El gran viaje n 1938, en el puerto de Barranquilla a pocos kilémetros de Bocas de Ceniza, donde el rio Magdalena se funde con el mar Caribe, la familia Llinds se separé entre abrazos y sollozos. Mulatos corpulentos cargaron las mercancias de los pasajeros al barco y subieron las diltimas piezas de equipaje y las provisiones necesarias para una travesia que duré poco mis de una semana. Los viajeros, acomodados en la cubierta, se despidieron de los parientes y amigos aglutinados en la orilla. A bordo iban el psiquiatra Pablo Llinds, dos de sus hijas, Cecilia y Ana Luisa, y su nieto Rodolfo, de apenas cuatro afios. Jorge Llinds y su esposa Bertha Riascos aceptaron que el abuelo y las dos tias se Hevaran al nifio por una temporada a Bogota. El silbido estridente de la sirena de vapor sirvié como sefial de despeje. Los ayudantes en tierra soltaron los cables de amarre y las enormes ruedas de paletas comenzaron a impulsar el barco entre las aguas turbias y grises de la desembocadura del rio. La embarcacién de quilla panda y ancha se fue alejando perezosa- mente de la ciudad. El capitan tomé el mando y dio las primeras 6rdenes a su tripulacion. Los viajeros se dispersaron por los pasillos y camarotes disputandose, sutilmente, los mejores lugares para tefugiarse del sol lacerante. La queja repetida de todos los viajeros, ademis del sofocante calor de la parte baja y media del rio, eran los zancudos, mosquitos y jejenes que atacaban durante la puesta del sol y los obligaban 19 Rodolfo Llinas a cubrirse, como fuera, la cara y las manos. También el célera irrumpia en ocasiones dentro de las embarcaciones. Entonces los barcos debfan colgar una bandera blanca advirtiendo del peligro mortal, perder la carga, despachar a los pasajeros y someterse a una cuarentena. En los afios treinta y cuarenta la navegacin en barcos a vapor en el ancho rio vivid su apogeo. En cual de las empresas que recorrian el Magdalena se embarcaron los Llinas? ;Viajaron en el David Arango, aquel legendario palacio flotante con grandes salones exquisitamente decorados, con orquestas que inundaban con su misica los parajes solitarios, con salas de billar y juegos para matar la monotonja del vaivén de las aguas? Varias compaiiias se disputaban el mercado de pasajeros y mercancias entre el puerto barranquillero y los pueblos al interior del pais. Llinds, el nieto, guarda recuerdos borrosos. Durante una semana entera de 1938, el abuelo Llinds ysu nieto navegaron por los mismos meandros y canales que antes habfan navegado los chibchas y los caribes, por el que entraron los conquistadores a sangre y fuego y también salieron despavori- dos oidores, frailes y aventureros de toda laya. El rio que arrastré aguas arriba nuevos dioses también trajo libros, imprentas ¢ ideas. Por el mismo rio navegaron Alexander von Humboldt y otros naturalistas con un nuevo evangelio: la ciencia. Recorrieron pa- rajes que a lo largo de los afios se inundaron de rumbas, porros, cumbias, vallenatos, bambucos, bundes, guabinas, joropos. Por aquel rio amarillento y ancho subieron reses de la sabana de la Costa hasta los mercados de Bogoté, entraron al interior del pais perfumes de Europa, pianos alemanes, porcelanas chinas, cristale- tia de Bohemia y salieron rumbo a lejanos destinos quina, café y tabaco. En las décadas mas violentas b; . ajaron cuerpos sin cabezas y cabezas sin cuerpo. El gran viaje ‘Tres 0 cuatro veces al dia los barcos que bajaban y subian por el Magdalena se detenian a cargar lefia para alimentar las calderas. En las noches oscuras una fogata advertia a los capitanes sobre la presencia de pequefias cabafias con madera apilada administradas por algiin negociante solitario. La tala de arboles para vender a los barcos habia destrozado, a lo largo de un siglo, a selva enmarafiada pelando las orillas del rio. En los extensos playones que formaba el cauce del rio, los caimanes inméviles con sus fauces abiertas se asoleaban en grupos y eran una de las atracciones turisticas del viaje. Era un entreteni- miento comin entre los viajeros disparar desde cubierta contra los indefensos animales, que ante los primeros estallidos de la pélvora se deslizaban dentro del rio. : “2Y esos animales? ”—Son caimanes. "stan en el agua con barro. ”"—Si. Necesitan tomar el sol para mantener la temperatura del cuerpo. ”—4Pero no les molesta el barro en los ojos? ”—No. Es que tienen dos prpados. Uno limpia, el otro los protege. El que limpia se mueve horizontalmente, como el lim- piabrisas de los carros”. Las preguntas del nieto y las respuestas del abuelo marcaron el ritmo del viaje. El nieto recuerda que pregunté por la mecdnica del barco, por el canto de los pajaros, por el origen de la sirena de vapor, por los gestos y costumbres de los pasajeros. El abuelo tespondia con paciencia. El capitan les ensefié las calderas y le explicé cémo la fuerza del vapor que emergia de aquellos lefios encendidos permitia impulsar al barco contra la corriente del rio. Las explicaciones del abuelo comenzaron a moldear su pen- samiento. Gabriel Garcia Marquez escribié, luego de entablar una estrecha amistad con el neurocientifico, que “desde nuestra 21 Rodolfo Llinds primera conversacion nos sorprendi6 comprobar que es de Jo que él y yo tenemos en comin nos viene de yest a melas, gue nos inculeron um noci6n de la vida que més parecfa un método prictico para desconfiar de la realidad y solo admitir como cierto lo que tiene una explicacién bisica”. El barco pasé muy cerca de pueblos que marcaron la historia de los Llinds en Colombia. Los primeros miembros de la familia de los que se tiene noticia viajaron desde Espaiia en el siglo XIX y adquirieron grandes extensiones de tierra en Sabanalarga, en el centro del departamento del Atlintico. En un pueblo en el que se dice, atin hoy, que “la inteligencia es peste”, nacié el abuelo Pablo Llinas, Hacia el tercer o cuarto dia se acercaron a Puerto Wilches. Dieciocho afios atris, por ese misnio rio y a ese puerto, legd Procedente de Europa uno de los pacientes més célebres que el Viejo psiquiatra traté a lo largo de su carrera: el conde de Cu- chicute, José Maria Rueda Gomez. Hijo de un rico hacendado del municipio de San Gil, Santander, Rueda Gomez regresé a finales de 1921 de un periplo por Europa que habia emprendido tratando de escapar de los fantasmas de su mente, El conde era el Protagonista de una historia novelesca que con los afios se con- virtié en una leyenda: se dio un balazo incendié las casas de Cuchicute, se se de aguardiente y le puso faego, dio muerte a un hombre en § que lo privé de un ojo, nt6 sobre una pipa repleta Se encerré durante ocho meses, Por estimarlo como una alcahueteria. dos del Tribunal Superior de Bogota para Que ofteciera su dicta- men en el juicio contra el conde, Los jueces querjan determinar si habia prestado su consentimiento libre y voluntario, el 16 de noviembre de 1922, en un contrato con su hermano Timoleén 990 El gran viaje en el que le traspasaba tres de sus haciendhas inicialmente previstas dentro de Ia herencia de sus hijas, ‘Tras analizar el caso, el psiquiatra anoté su veredicto en un dictamen de 37 paginas que titulé: Estudio sobre un diagnéstico en patologia mental, y dictamen sobre la capacidad fisio-pstquica de un psich- pata hereditario, en la fase melancélica. La agudeza mental del abuelo Llinds est plasmada en cada linea, Comenzé con una revision de los antecedentes familiares del implicado en el que identificd ocho parientes cercanos con alguna perturbacién mental. Luego abordé los antecedentes personales del conde enumerando los episodios en que, primero de nifio y luego como adolescente y adulto, se manifest6 su desequilibrio psiquico. No podia faltar una escrupulosa descripcién fisica, comtin en aquella época de la medicina pues se entendfa la anatomia como un reflejo di- recto de los caracteres de la personalidad. Llinés tomé nota de ls orejas en hélix y os ademanes “sefioriales” del conde. Repa- s6 los 10 dictimenes médicos previos al-suyo incluyendo el de los doctores franceses Berillon y Fellion, que atendieron a José Maria Rueda Gémez en Paris, Desprecié los que abordaron la enfermedad mental de su paciente con categorias como “loco” o “enajenado mental” para quedarse con opiniones mis cientificas como “psicosis maniaco depresiva”, empleada por los franceses, y “psicosis hereditaria con crisis depresivas y con impulsiones de cardcter destructivo”.“La clinica es una ciencia de tan recénditas complejidades, que fatiga la inteligencia con sus abstrusos pro- blemas”, escribié. Segiin el psiquiatra Llinds, adepto a la doctrina de dos profe- sores de la Universidad de Roma, S. de Sanctis y S. Ottolenghi, todos los desequilibrios psiquicos podian reducirse a cinco cate- gorias: neuropsicopatias, degeneraciones psiquicas, intoxicaciones, frenastenias y demencias. José Maria Ri bien en el segundo grupo. ueda Gémez encajaba muy 23 Rodolfo Llinas Al desglosar los pormenores del 16 de noviembre de 1929, el dia de la firma del contrato, el psiquiatra demostré a los jueces que st paciente cumplia casi dos aiios sumido en la fase depresiva y melancélica, Llinas concité las voces de testigos que probaban que antes, como al momento de la firma del documento, el énimo del conde era opaco, silencioso, retraido. “En mi condicién de perito médico en este juicio, resumo mi dictamen contestando la pregunta con que inicié este estudio, asi como también la que se me hace por la parte demandada, en las formas siguientes: las facultades mentales, volitivas y afectivas del sefior José Maria Rueda Gomez no estaban en perfecto buen estado, ni en normalidad absoluta, ni en lucidez completa, el dia 16 de noviembre de 1922, y por esa raz6n el sefioi José Maria Rueda Gémez, en mi concepto, carecia de capacidad mental para pactar © contratar, y para obligarse a otra persona por acto de voluntad”, El viejo psiquiatra, profesor de la escuela de derecho en la Universidad Externado, de la Universidad Libre y de la Univer- sidad Nacional, miembro de la Academia Nacional de Medicina, habfa expuesto en su tratado de 1928, Compendio de Medicina Legal y de Psiquiatria, un grueso volumen para entrenar abogados y médicos, lo lejos que estaban las ciencias juridicas de entender y ajustarse en sus veredictos a las sutilezas y variaciones de la mente criminal. El apetito intelectual del psiquiatra era voraz, asi como lo seria el de su nieto, Publicé una gran cantidad de trabajos a lo largo de su carrera: Una impulsién inconsciente en un epileptoide, Estudio psicolégico de un homicidio por celos, Un caso de nornialidad ante la psi- quiatrla, Datos de interés en el estudio fisiopsiquico de los procesados, Un caso de homosexualismo, Etiologta del incesto, Estudio de un psicbpata sindicado de homicidio, Un caso de constitucién histeroide y mitomania, Concepto psiquidtrico sobre un individuo sindicado de asesinato atroz, y muchos mis, 24 El gran viaje “Bra un sefior que sabfa todo”, recuerda Llinas de su abuelo. En aquel largo y caluroso viaje, el nieto Llinds escuché los la~ mentos de los manaties, los aullidos de los monos y los monélogos de los loros. Sobre su cabeza planearon las aves en todas sus formas. “Los pijaros se parecen a nosotros. Tienen ojos. Tienen nariz.¥ cantan. gPero qué hacen cuando Hueve? ”—Tienen plumas con grasa. Es como tener un sobretodo. ”—2Y céino es que vuelan? ”—En ver de brazos tienen alas, que son parecidas a los brazos. Tienen la misma estructura. "Pero entonces son similares. Comen por ¢l pico y hacen pops. ZY duermen? 2¥ los gatos son iguales? "Bs la misma cosa. ”—:Entonces todos somos lo mismo? *—Somos lo mismo pero un poco diferentes”. La travesta por el Magdalena concluia en Honda, una ciudad colonial en el centro del pais. Mis alld era imposible transitar por el encajonamiento del rio y los rapidos podian destrozar los vapores. Desde Honda, los viajeros emprendian un viaje montafia arriba hhasta alcanzar la verde y frfa sabana de Bogoti. “Puedo recordar casi cada dia de aquel afio que pasé con Papaito”, dice Llinds convencido de que ese viaje y ese encuentro con su abuelo marcaron el inicio de su carrera cientifica. La casa del abuelo Llinis en Bogoté, en la carrera décima con calle 19, se convirtié en el primer laboratorio de su vida. Un lugar en el que estaba pe historia que ha rodado de boca en boca entre los Llinés dice que ecié la energia eléctrica el abuelo se negé a instalar tmitido romper las convenciones, Una cuando apar bombillos en cada cuarto bajo el argumento de “quién quiere tener luz donde no hay nadie”. En su lugar defendié un sistema eléctrico de bombillos conectados a largos cables que cada uno 25 Rodolfo Lins debia llevar al lugar de la casa que quisiera alumbrar. Con el paso de los dias tuvo que aceptar que no era una buena idea, “El abuelo tenia sus rituales. En el comedor habia una tarima encima de la cual estaba una mecedora paralizada con ladrillos y tn pupitre, Papaito se subja en su altar todas las noches. Tenia una cachucha azul que se ponia con Ia visera hacia atris. Si le daba ftio, se ponia varios sacos al revés abotonados en la espalda, Yo tenia otro altar chiquito al lado en el que pintaba. Tenfamos todas las noches sesién de estudio”, recuerda Linas. En toda su larga carrera cientifica, Llinds jams volvié a sentir la intensa felicidad que le produjeron los infantiles descubrimien- tos que hizo al lado del abuelo. Cuando desarmé el fondgrafo y descubrié que el resorte que lo movia podia adaptarse, para mover un carro de juguete. O el dia en el que en la Plaza de los Periodistas escuché del abuelo que existia un nimero, el pi, que determinaba las proporciones de un circulo y dedujo que todos los circulos eran el mismo circulo y que lo que cambia es su tamafio. El abuelo lo alz6 y lo bes6 por aquella conclusién. cuando descubrié por su propia cuenta que el trancapuertas en forma de dragén que abria la mandibula cuando se bajaba una larga cola en realidad no era un trancapuertas sino un sello legal para marcar papeles. Pero sobre todo, para Llinds, hay una escena imborrable de la que fue testigo en casa de su abuelo. El viejo psiquiatra habia adaptado uno de los cuartos como consultorio. Mientras jugaba en el segundo piso, se le ocurrié mirar a través del cobertizo de vidrios hacia el patio que servia de sala de espera para los pacientes que consultaban al abuelo, “Para mi asombro, uno de los pacientes comenzé a movers de modo extrafio, Se inclin6, cayé al suelo y comenz6 a hacet movimientos bruscos y a emitir sonidos muy extraiios”. 26 El gran viaje El abuelo le explicé mis tarde que no se trataba de un com- portamiento voluntario. Era algo que ocurria al interior de su cerebro, una enfermedad llamada epilepsia, y el hombre en el suelo no lo podia evitar. “Yo no podia entender cémo esta persona hacia algo que no queria hacer.” A lo que el abuelo replicé: ”—No todo lo que hacemos esti bajo nuestro control. ”—iQuién tiene el control? ”—B] cerebro”. Capitulo 3 Nostalgia bogotana nia década de los cuarenta, cuando la familia Llinds regre- s6 a Bogota después de una temporada en Barranquilla, la capital albergaba unas 400.000 personas. En las vitrinas del centro de la ciudad se podia seguir el avance de la Segunda Guerra Mundial en mapas marcados con banderitas que sefialaban dia tras dia los progresos y retrocesos de los alemanes y los aliados. La Radio Nacional, recién fundada, entretenia a sus seguidores con obras de radioteatro y los boletines de noticias eran leidos por el escritor Alvaro Mutis. La misica de Agustin Lara, Leo Marini, Pedro Vargas y Libertad Lamarque desplazaba el gusto por los tangos. Se impuso un drastico reglamento de transito y se instalaron unas 3.000 sefiales por toda la ciudad en un intento por controlar el naciente caos. Vestido con un uniforme militar deslucido de la Guerra de los Mil Dias, el “Bobo del Tranvia” perseguia a los transetintes. Por los cafés, restaurantes y calles se paseaba “la loca” Margarita Villaquird, una maestra de Fusagasug’ que perdi todos sus hijos a manos de los conservadores. “Viva el Partido Liberal y abajo los godos!”, gritaba de un lado para otro mientras Gabriel Antonio Goyeneche, un autoproclamado politico y aspirante a la Presiden- cia de la Repitblica, prometia pavimentar el rio Magdalena para convertirlo en Ja autopista mds larga del mundo y construir un techo gigantesco para proteger de la Iluvia a todos los habitantes de Ja ciudad. 29 4 La casa en la que se criaron los tres hermanos Llinas, Rodojg, Rodolfo Llinis Margarita y Patricia, sigue en pie en la calle 34 con carrera sép4i_ ma. Hoy la ocupa una compaiiia de seguros. En su época five yp, pequeiio palacio con almacenes para la comida, na cocina ampli, patio de perros, salén de baile, chimenea, numerosas habitacioney y pasillos adornados con briceros de cristal de Bohemia, espejos franceses de estilo imperial y porcelanas, rasgos tipicos del aftan. cesamiento que caracterizé a las familias mas ricas de la ciudad a principios del siglo XX. “Estabamos muy pequefios —recuerda Margarita—. Un dia mi papi lleg6 con un jarrén de cristal muy lindo, y me dijo:'Ve y lo pones en el chiffonnier del cuarto, en el segundo piso, con mucho cuidado porque me lo trajo un cliente agradecido, no sé de dénde, y es irrompible, mejor dicho es lo ‘iltimo’. Subi con el jarrén y Rodolfo detris de mi.¥ me pregunt6:‘:Mi pap4 dijo que era irrompible?’. Si, Rodolfo’.“;Por qué no ensayamos?”.“;Ensa- yamos qué?’.“A ver si si es irrompible o no’.‘Rodolfo, :cémo se le ocurre?”. El me decia que si y yo le decia que no. Entonces me quité el jarrén y lo arrojé por el vacio de la escalera. El jarron se volvié polvo, y Rodolfo dijo,‘;Ves?, es mentira, no es irrompible’ Mi papa subié corriendo y nos agarré a los dos. Nos metieron en ropa interior en una ducha con agua fiia, Eso no se me olvida. Era demasiado inquieto, curioso, sobén. Me dajiaba las muiiecas porque les rompia los ojos para observar cmo funcionaban, por qué se movian los ojos asi. Bra jartisimo,Entonces yo me la pasaba de mal genio y lorando porque me molestaba mucho. Rodolfo hered6 una de las dos-armaduras medievales que adornaban la entrada de la casa y la trasladé a su apartamento en Manhattan, en Nueva York, junto a las sillas de estilo francés, algunos tapetes y espejos para recrear el mismo ambiente de Ja casa de su infancia. La otra armadura se la lev Margarita a st cas4 en el municipio de Tabio, en Cundinamarca, donde vive con SY 30 Nostalgia bogotana esposo. El tapete en la sala del apartamento en el barrio Quinta Camacho, en Bogota, donde vive Patricia Llinds, la menor de los tres hermanos, es la piel de un oso polar con una enorme cabeza de fauces abiertas. Lo compré su papi, el doctor Jorge Llinis, en uni viaje a Canad junto con toda la familia en 1947. Ha requerido varios retoques para sobrevivir con decoro el paso del tiempo”. La gran lampara de cristal que iluminaba Ja sala la compré la Casa de Narifio, la casa presidencial, La limpieza de aquella lam- para era un ritual que rompia la rutina familiar una vez al afio. Ese dia, Bertha indicaba a los empleados que colgaran un gran tablén entre los muros del segundo piso. Sentada al borde de Ia tabla, sobre el vacio de la sala pero sujetada con cables de seguridad, limpiaba con paciencia y meticulosidad pieza por pieza, hasta dejar aquella gran arafia de cristal brillante y sin una mota de polvo. Bertha era descendiente de una estirpe de guerreros y politi- cos. Su papa, el general Lazaro Riascos Capella, exgobernador del Magdalena, era hijo del general Lazaro Marfa Riascos Garcia. El tio abuelo Manuel Joaquin Riascos Garcia, Presidente del Estado Soberado del Magdalena, murié de un balazo en San Juan del Cesar el 8 de agosto de 1875 combatiendo a una facci6n rebelde. Su bisabuelo, también militar, fae el coronel Joaquin Riascos, quien se forjé una reputacién de buen guerrero bajo las érdenes de Simén Bolivar y murié ejecutado en La Ciénaga en 1844, Jorge y Bertha se conocieron en Santa Marta a principios de los afios treinta. Tras graduarse como médico en la Universidad Nacional, Jorge pasé una temporada en Europa y al regresar a Colombia fire contratado por la United Fruit Company, la em- presa comercializadora de bananos mis grande en el mundo, para atender a sus empleados en las plantaciones de la costa Caribe. Jorge Llinds cra de inclinacién politica liberal, pero eso no impidié que, en una época en la que unos y otros se mataban y descuartizaban a machete por sus inclinaciones politicas en el 31 Rodolfo Llinas campo, las ciudades y las veredas de toda Colombia, fuera siempre bien recibido en la casa del general Riascos Capella. La pareja se cas6 en 1933 y casi de inmediato se mudé a Bo. gott donde Jorge se especializ6 en cirugia de trax y se dedicé a] tratamiento de pacientes con tuberculosis. En los pasillos de los hospitales de la capital su, ofdo se fue entrenando para desciftar los estertores y resuellos que escapaban de la caja esquelética de los tisicos y que él comparaba con “un carretén desvencijado que sobrecargado por la necesidad trata de cumplir con su destino” En varios articulos de prensa expres6 se preocupacién por el estigma que agobiaba a sus pacientes. Uno de sus argumentos a la hora de defenderlos giraba en torno alos nobles efectos psicoldgicos que despertaba la enfermedad. En el caso de Sim6n Bolivar, decia,el bacilo de Koch habia agudizado a tal punto su talento que dilucidé las estrategias para vencer en la gran campaiia libertadora. Alguna vez escribié:“Vivo tratando con el bacilo todo el dia y nunca se me ha ocurrido pensar que me puedo contagiar. Una vida higiénica y una alimentacién nutritiva son una defensa infranqueable”. Rodolfo nacié el 16 de diciembre de 1934 y cuatro meses ims tarde la pareja decidié regresar a la Costa Caribe, esta vez a Barranquilla, donde Jorge Llin4s trabajé febrilmente en la lucha contra la tuberculosis. Sofiaba con la creacién de un dispensario en Santa Marta, otro en Cartagena y un gran sanatorio donde reclutaria a los pacientes mas delicados de los tres departamentos del norte de Colombia, Atlintico, Bolivar y La Guajira. La Sierra ‘Nevada, lugar sagrado de los koguis, arhuacos, kankuamos y wiwas, se le antojaba la locacién ideal para aislar y tratar a los pacientes mis enfermos, pues contaba con un clima frio, tierras baldias ficilmente aprovechables, terrenos para instaurar una granja Y proveerse toda clase de alimentos, aguas abundantes y transporte ripido y barato. 32 Nostalgia bogotana Con una meticulosa devocion, Bertha recortaba y archivaba Jos articulos de prensa que cl doctor Llinis eseribia exponiendo gus planteamientos sobre salud piblica.“Mamé era una mujer muy pragnuitica, Ella fue el eco de mi papa. fil era el centro de la familia, mama su porristay nosotros los espe adores”, diria mas tarde Patricia,"*Siempre le Hevaba la cuerda a mi papa. Lo que él decia, se hacia”, recuerda Margarita, En Barranquilla, Jorge Llinas realiz6 la primera neumolisis intrapleural, una técni 1 para liberar los pulmones afectados por el proceso inflamatorio que desencadena la tuberculosis, participé en programas de radio, atendié congresos médicos y avanzo en un nuevo trabajo cientifico sobre “neumotérax extrapleural”. La segunda hija del matrimonio, Marg; noviembre de 1937. Bertha, Jor ita, nacid el 5 de ey su hija Margarita regresa~ ron a Bogoti un aiio mis tarde para reunirse con el resto de la familia, el abuelo y Rodolfo. Jorge habia sido nombrado jefe del Dispensario Antituberculoso de Bogoté. Patricia, la tiltima hija de la familia, nacié el 17 de mayo de 1944. El cine era uno de los pasatiempos favoritos de la familia y los fines de semana el doctor Jorge Llinds solia llevarlos a todos a dar paseos por los pueblos de la Sabana de Bogoté. Sofiaba con comprar una finca que nunca comprd. Las fiestas en la casa eran frecuentes. Ambos, Bertha y Jorge, eran buenos bailarines, Jugaban tenis, golf y montaban a caballo de vez en cuando. Jorge era un hombre simpatico, buen mozo, de mediana estatura, encantador, sociable, gran contador de historias. Bertha era una mujer pun- tillosa, inquieta y hacendosa, que conocia muy bien los modales ¥ costumbres de esa sociedad bogotana. A lo largo de los afios, el doctor Jorge Llinés construyé una economia familiar confortable. Incluso en algin momento su padre, el viejo psiquiatra, le recriminé por cobrar consultas parti~ culares tan costosas. También tuvo suerte en los negocios, Invirtié 33 Rodolfo Llinas en la empresa de un amigo, El Ciguefial, dedicada al comercig de piezas mecénicas para autos, en una época en la que Bogoté co, menzaba a expandirse a un ritmo vertiginoso. Si en 1938 estaban registrados 6034 vehiculos, doce afios més tarde ese ntimero ge habian triplicado. En pocos afios comenzé a recibir una jugos, renta que le permitié pagar largos y costosos viajes familiares. Cas, todos los afios elegian un destino en Estados Unidos, Europa o América Latina. Visitaron México en 1954, Madrid en 1956 y Paris en 1957. Alrededor de la familia gravitaban los tios y tias Llinés. Mu- cho mis que los Riascos, dispersos en Norte de Santander, San- tander y Santa Marta. Juan Pablo Llinds, el segundo de los seis hijos del psiquiatra Pablo Llinds y su esposa, Ana Luisa Olarte Vanegas, también estudié medicina, Eduardo prefirié desmar- carse de la tradicién médica y opté por la odontologia bajo el argumento de que la facultad quedaba més cerca de su casa. Las tres hijas, Isabel, Cecilia y Ana Luisa, no siguieron carreras uni- versitarias. En una sociedad machista no era el destino comén para las mujeres. Las anécdotas que cuentan de ellos Rodolfo, Margarita y Patricia revelan ciertos valores familiares. Son historias en las que una idea excéntrica resuelve un problema cotidiano, en las que la inteligencia se manifiesta muy cerca de lo ridiculo y lo cémico. Una tradicién familiar que celebraba la aventura y el arrojo. El tio Juan Pablo, una figura con mucha relevancia, desarrollé un caracter opuesto al de su hermano Jorge. Se casé y vivié en Paris una temporada. Luego desaparecié, sin advertir nada a nadie, ni dejar rastros.“A mi papé le tocé mandar a traer a la esposa y aa hija del tio Juan Pablo”, cuenta Patricia. Cuando por fin reaparecié en Bogoté afios mas tarde, explicé que habia viajado a Alemania. Al parecer vivid con otra mujer y tuvo otra hija de la que los Llinés nunca tuvieron noticia. “Si sé que tenia un diploma que 34 Nostalgia bogotana apreciaba mucho, y que se lo dio el Tercer Reich por su ayuda médica al ejército alemin”, dice Patricia, Juan Pablo se convirtié en un Pediatra prestigioso en Bogot4. Fue profesor de Ia Universidad Javeriana y una figura politica del Partido Liberal. Patricia lo recuerda como “una persona su- mamente simpitica. Tenia unos cuentos como para coger palco. Pero si le faltaba un tornillo. Tenia esa doble vida de académico, médico, y por otro era protagonista de unas aventuras extrafias”. La historia mis legendaria fue la del hueco que cavé en el centro de Bogota para buscar un tesoro. Al parecer, durante un viaje a principios de los afios cuarenta a La Guajira, alguien le ven- dio un mapa antiguo. El mapa sefialaba el escondite de un tesoro de Sim6n Bolivar. “Con el cuento del mapa llegé a Bogota. Lo primero que hizo mi tio fue comprar el lote donde hoy se levanta el edificio del Icfes. Ahi comenzaton a excavar”, cuenta Patrici Mantener el terreno, los obreros y la excavacién tenia un costo alto, y el tfo Juan Pablo se endeudé una y otra vez. Cansa~ do de ver a su hermano despilfarrar dinero en uria ensofiacién, Jorge fae un dia a verificar de qué se trataba aquello. Patricia, de 14 afios en ese momento, lo acompaiié. Su pap la amarré con tun lazo de la cintura y le pidié que descendiera por la pared de la excavacién para verificar qué habia en el fondo. Como no ha- bia mas que tierra y humedad, Jorge tom la determinacién de cerrar aquel hueco. “Mi tio estaba supremamente triste porque le habian quitado el suefio de su vida". Juan Pablo fue dos veces alcalde de Bogot4. Primero en 1945 durante un afio. Luego desde 1958 hasta 1961. En cuanto al tio Eduardo, el tercero en edad, todos los sobri- nos coinciden en que eta duefio de una inteligencia aguda. Era alegre y bohemio. Se casé y tuvo cuatro hijos.Vivi6 en Barranqui- lla, donde se embarcé en todo tipo de negocios. Por unos meses abandoné la odontologia para fabricar tubos de acueducto. En 35 Rodolfo Llin’s otra ocasién intenté producir sillas de metal. Patricia lo recuerdy como un tipo que tenia soluciones para todo, absurdas, pero lay “Todos los Llinds lo querfan mucho a pesar de las estupj, cia, Se pegaba parrandas tremendas y no Ilegaba q 0. Amiguero. fbamos mucho a Barranquilla in casa del tio Eduardo se armaban tenia: deces que ha Ja casa, Era muy cult especialmente a verlo a él. E unos fiestones... comenzaban con un almuerzo y a las 6 de I mafiana atin no se habian acabado”.““Tenia una postura muy bella ante la vida: haga lo que le dé la gana, mijo”, recuerda Rodolfo, Las tias tuvieron una vida mis discreta. Isabel, rubia y de ojos azules,“sumamente bien puesta”, se casé con David Gutiérrez, un ingeniero quien por muchos afios ejercié el cargo de presidente del Club Los Lagartos de Bogot4. Repartia su tiempo entre'los compromisos sociales y las obligaciones de sus tres hijos. La tia Ana Luisa, mas extrovertida, tocaba piano. Se casé con un abogado y se dedicé al hogar. Cecilia, “la mas inquieta intelectualmente”, también se cas6 con un abogado barranquillero. En un cuarto, al fondo de su apartamento, Patricia guarda unas cuantas cajas con los recuerdos que acumulé de la familia y de su hermano Rodolfo. Conserva el libro de derecho y medicina legal que escribié el abuelo Pablo, los papeles del pleito legal en que se engancharon los primos Llinés Manotas con una petrolera por las tierras de Sabanalarga, fotografias en blanco y negro de los viajes a Europa y América Latina con sus padres, el primer pase de conduccién de su hermano junto al carné de medicina y la libreta militar. Ha sido la guardiana de la memoria familiat y sus secretos. Las paredes de su apartamento estan adornadas con antifaces y méscaras. Patricia fie profesora de teatro por mis de veinte afios en el Colegio Gimnasio Campestre y directora de compa- fifas bogotanas independientes.“‘La vida es lo que uno hace para matar el tiempo”, dice. Capitulo 4 Descerebrando gatos esulté dificil encontrar un colegio para Rodolfo. El primero en el que lo matricularon, el Colegio San- ta Juana de Arco, apenas lo visit unos pocos meses porque era el dinico nifio en un curso de nifias. El Liceo Francés también fure una estacién-de paso porque aprender un nuevo idioma era una tarea con la que no se sentia muy comodo. El siguiente, el Rafael Cervantes, no result6 una buena idea por su énfasis religioso. Solo hasta que entré al Gimnasio Moderno, en 1951, para cursar los ‘iltimos dos afios de bachillerato, se sintid a gusto. El Moderne, al igual que la casa del abuelo, era un espa- cio de libertad més adecuado para un temperamento inquieto y caprichoso. El colegio que recibia a los hijos de las familias mas adinera- das e influyentes de la ciudad lo acogié, aunque, como el mismo Llinds lo recuerda, estuvo “lejos de ser un estudiante sobresaliente. La mayoria de las clases me parecian aburridas e irrelevantes” y preferia estudiar y leer otros temas por su cuenta. En el acta de asistencia del primer trimestre uno de los profesores anoté:“Muy inquieto en clase. Espiritu alegre y de buena voluntad”. En cuanto su desempefio académico ocupé el puesto 18 entre 22 alumnos. Perdié geometria y fisica. En francés obtuvo 3.35 y 4 en Litera~ tura, Quimica fire uno de los puntajes més altos con 4.25 y en ciencias alcanz6 un 3.42. Su mejor calificaci6n, irénicamente para un futuro ateo, fue religion con 4.39. Al aiio siguiente, antes de 37 Rodolfo Linas graduarse, sus profesores describieron su conducta como “buena en general”, pero anotaron que era “muy lento en fisica” y “to~ talmente deficiente en quimica”. En francés, inglés y literatura obtuvo calificaciones por encima de 4. El Gimnasio Moderno fire fandado el mismo afio en que inicié la Gran Guerra curopea, el 25 de abril de 1914. Fue idea de Agustin Nieto Caballero, un abogado que estudié en Patis donde termind seducido por los debates pedagégicos que re- corrian Europa y los métodos de educacién experimental que ensayaban Ovide Decroly, un médico,pedagogo y psicélogo belgs, yh italiana Marfa Montessori. Tanto Decroly como Montessori habian trabajado atendiendo nifios con trastornos psiquidtricos al inicio de sus carreras. El belga habia fundado en 1901 el Insti- tuto de Ensefianza Especial para Anormales, lugar donde intent desarrollar un sistema te6rico y experimental que les permitiera a estos nifios,a través de la educacién, aprovechar al maximo sus habilidades, Montessori inicié su contacto con los nifios traba- jando en una clinica de psiquiatria. La experiencia al lado de nitios con limitaciones cognitivas les sirvi6 a ambos para extrapolar esos métodos y principios a ls escuelas regulares europeas. Ambos coincidfan en que la educa- cién debia entenderse como un proceso de didlogo, una guia. Los alumnos no eran una tabula rasa. EL profesor no debia imponer contenidos ni estos ser aceptados sin cuestionamiento alguno por los estudiantes. Frente a la Logica de la autoridad y el aprendizaje basado en la memoria se imponian el andlisis y Ja discusién. La libertad del nifio era un valor central. Al regresar a Colombia, Agustin Nieto reclut6 16 accionistas para fundar un colegio bajo esa filosofia y educar a una nueva élite de dirigentes. Llinds ya ha- bia experimentado junto al abuelo un método pedagégico similar. ‘Aunque se adapté al nuevo colegio, Rodolfo continué con algunas dificultades. “El problema que tuve, y atin tengo, ¢s que 38 Descerebrando gatos no aprendo si no se da contexto. Nunca supe, por ejemplo, cudl era la raz6n para aprender los afluentes del rio Caqueta”. Su per sonalidad independiente y dominante tampoco encajé muy bien en los deportes en equipo como el futbol o el baloncesto. Eligié. esgrima y tenis. También practicé judo durante una temporada. Su grupo de amigos se redujo a cuatro fieles compafieros: Jorge Pérez, un futuro arquitecto; Nicolis Buendia y Eduardo Rueda, que también estudiaron medicina; y Ramiro Mota, que murié ahogado en una piscina en Honda cuando era adolescente. Margarita recuerda: “Rodolfo tenia una fama de bailarin como ti no tienes idea. Todas las chinas se morian por él y yo me morfa de la ira, porque me decian: Oiga, presénteme a su hermano. Se hacian amigas mias solo para eso”. Su papi le asigné un carro Morris 10 que conducia para ir al colegio cuando ya era adolescente. Patricia cree que, en el relato de su propia vida, su hermano le ha atribuido una exagerada influencia a su abuelo y ha mini- mizado la de su papa. A lo largo de los afios, en muchas conver- saciones, ella ha intentado demostrarle la importancia que tuvo en la formacion del pensamiento analitico en los tres hermanos la forma de educacin de su padre. “La frase favorita de mi papa era: a que no puede”, recuerda. Ella, por ejemplo, una Navidad recibié de regalo una bicicleta, pero desarmada dentro de una caja. Cuando pregunté qué podia hacer con todos esos tubos, cadenas, neumiticos, frenos, su papé le dijo que mirara las bicicletas de los otros nifios en la calle e intentara armar la suya. Una tarea que le tomé varios meses. De hecho, los tres hermanos comparten un gusto por las tareas manuales. Todos guardan en sus casas una gran cantidad de herramientas. Margarita tiene bajo lave taladros, destornilladores, martillos, alicates. Patricia suele hacerse cargo de la produccién de sus obras de teatro, construye las escenografias,a veces teje los vestidos, arma y desarma cada pieza que necesiten 39 ; Rodolfo Linas sus actores, Rodolfo parece mis orgulloso de tener y manejar un tomo para metal en st casa de Woods Hole que de sus descubri. mientos en ciencia. ‘Al terminar el bacbillerato y graduarse del Gimnasio Mo- Rodolfo ya tenia claro que estudiarfa medicina como su derno, su papiy su tfo Juan Pablo. La facultad de medicina de la abuelo, Universidad Nacional era la més prestigiosa, pero eligié la de la Universidad Javeriana para no perder tiempo en los paros es- tudiantiles tan comunes en la universidad piiblica. Pocos meses después de ingresar a la escuela de medicina, por peticién suya, se dio la orden a los empleados de Ja casa de adecuar una de las, bodegas del sétano y convertirla en un laboratorio. Tenia un gran tablero negro con tizas, una mesa en el centro, estanteria, papeles y una pequefia camilla. Le gustaba estudiar con miisica clisica Repetia incansablemente El pajaro de fuego de Stravinski “Comiamos, € inmediatamente Rodolfo se levantaba de la mesa, se ponfa su vestido de estudiar, un pantalén de pana, un suéter de lana enorme, y se perdia de vista. No se podia. hacer mucho ruido porque Rodolfo estaba estudiando. Habia un respeto de todos por esos momentos”, recuerda Patricia. En la familia Llinds nadie olvida el episodio de “los perros” que ocurrié por la misma época en Ja que cursaba el primer afio de medicina. Para evitar que los ladrones entraran a la enorme casa, el doctor Jorge Llinds habia comprado una pareja de perros gran daneses por sugerencia de un paciente que era ladrén. En poco tiempo, luego de la adopcién de los primeros perros, la fa- milia convivia con una jauria de doce animales. En las noches los soltaban en el patio para ahuyentar intrusos. Cuando nacié una de las camadas de perros, Rodolfo se offecié junto a su amigo Eduardo Rueda para recortar las orejas de los cachorros. Luego de ponerles anestesia, tomaron unos cuchillos. Estos no estaban bien amolados, por lo que, en cuestién de minutos, la escena s¢ 40 Descetebrando gatos torné dantesca. “Pobres perros. Esas orejas quedaron espantosas”, atin se lamenta Llinas. Al igual que ocurrié en el colegio, en la universidad Llin’s tampoco se destacé por sus calificaciones, aunque su inteligencia era evidente para sus profesores y compajieros. Despreciaba las clases que no le atrafan ni despertaban su curiosidad. Sin embar- go, ese no fue un tiempo muerto. Todo lo contrario, Por un lado, se embarcé con su papa en la creacién de dos empresas: una de alarmas, Cibernic, y otra dedicada a la reconstruccién de motores, que bautizaron Famoto.*Yo estaba haciendo medicina, electrénica y motores al mismo tiempo. Esas ideas salian de charlas con mi papa. Vamos a hacer cosas, decia. Por qué no se puede hacer un motor en Colombia?”. Era casi una mania familiar. Sus tios proba- ron suerte con una fibrica de espagueti y otra de negro de humo, un pigmento industrial. Aunque la mayoria de veces fracasaban estruendosamente, dejaban entrever el espiritu emprendedor del ambiente familiar, Durante esta época se interes6 por la hipnosis y el psicoandlisis. La International Broterhood of Hypnotists lo incluyé entre sus miembros y le enviaron un carné que certificaba que pertenecia a sus legionarios por el mundo. La recursividad y el pragmatismo, las nociones de mecnica y electrénica, jugaron un rol importante en su carrera cientifica, A mitad del siglo XX los descubrimientos en neurociencia de- pendian de la sagacidad para intuir los fandamentos de la comu- hicacién nerviosa pero también de la manipulacién de equipos electrénicos.“Yo soy mecénico”, les dice Llinas a sus amigos. Su interés por entender el cerebro seguia creciendo a la som- bra de las exigencias académicas y los intentos empresariales. Un episodio importante en esa busqueda intelectual fue la lectura del libro El cerebro medio y la regulacién de la circulacién y la respivacién (Das Zwischenhirn und die Regulation von Kreislauf und Atmung), escrito en 1932 por el neurofisidlogo suizo Walter Rudolf Hess. 41 Rodolfo Llinis En esas paginas Llinds descubrié que era posible estimular eléc. tricamente distintas zonas del cerebro para identificar su funci6n, Hess habja desarrollado un método pata aplicar corriente eléctrica a zonas muy especificas del diencéfalo, la parte més antigua de} cerebro humano desde un punto de vista evolutivo. Utilizando finos electrodos de metal, aislados con esmalte a excepcion de su punta, introducia estimulacién eléctrica en descargas muy bajas y bien localizada en més de 100 puntos del cerebro de un gato, Esto le permitié a Hess establecer la funcién del llamado sistema nervioso auténomo 0 vegetativo. Desde el siglo XIX se sabia que el cuerpo estaba enervado por dos clases distintas de nervios que provocaban reacciones fisiolégicas contrarias, el sistema simpati- co y el parasimpitico, pero no se habia revelado hasta entonces el control central de ambos sistemas. Hess pudo demostrar que la parte posterior y media del hipotilamo estaban intimamen- te relacionadas con la actividad del sistema simpético, y que al estimularlo se desencadenaban los sintomas que preparan a un animal para situaciones de peligro: dilatacién de pupilas, aumento en el ritmo cardiaco y constriccién de vasos sanguineos perife- ricos. Asimismo, demostré que la parte posterior del hipotilamo, junto al érea preéptica y el septum pellucidum, todos en la base del cerebro, daban cuenta de la actividad parasimpitica, relajante. En el discurso que Hess offecié al recibir el Premio Nobel de Medicina, que compartié en 1949 con el portugués Antonio Egas Moniz, promotor de las lobotomias, el suizo concluyé que el conflicto entre esos dos sistemas era un principio de construc- cin de la naturaleza, “en el sentido de que en cada momento producen un equilibrio dinamico adaptado a la situacién dada del organismo en su conjunto. En este equilibrio se expresa Ja unidad de la regulacin central de todo el sistema vegetativo”. Llinds devoré el libro y més adelante, cuando cursaba el se- gundo afio de medicina y aprovechando que su familia pasaba 42 Descerebrando patos una Jarga temporada en Europa, se empeciné en ir a visitar a Hess en Suiza para pedirle que lo dejara trabajar a su lado, Hess y sus colaboradores en el Instituto de Fisiologia de la Universidad de Zatrich le abrieron las puertas de su laboratorio por casi dos semanas. “Me apareci por el instituto. Les expliqué que era un estudiante de medicina. Les parecié fantistico, No habian visto aun suramericano”, rememora Llinds. Los asistentes de Hess lo dejaron curiosear en el laboratorio y lo involucraron en tareas sencillas. El resto del tiempo lo invirtié leyendo en la biblioteca de la universidad y caminando por las calles de Zéirich. Aquello fue una revelacién:“ Hasta ese momento no sabia que habfa gente que se la pasaba toda la vida en un laboratorio y le pagaban por eso. Era una sensacion desconocida”. Alla fascinacién por los experimentos con el cerebro de gatos y la vida en un laboratorio, Llinés sumé una de las amistades mis importantes de su vida. Junto con Hess trabajaba el neurofisiélogo Antonio Fernandez de Molina, discfpulo directo de Ramén y Cajal. A lo largo de las siguientes décadas, Fernindez de Molina representarfa una gran influencia en su pensamiento. Llinis re- gresé. a Colombia para continuar sus estudios de medicina con la profunda conviccién de que “lo ‘nico que valia la pena era estudiar el cerebro”. ‘Armado con un equipo bisico de electrofisiologia que com- pr en Suiza, unos cudntos electrodos para estimular el cerebro de gatos, convirtié su estudio del sétano en un laboratorio al estilo de lo que habia visto en Suiza. Su hermana Patricia resume aquel periodo con una anécdota cémica y triste al mismo tiempo:"Mi mam4 me regalo un gato. Después de que Rodolfo acabé con los gatos del vecindario cogié el mfo y no me dijo nada. Temiendo lo que habia pasado le pregunté si sabia dénde estaba mi gato. Su cerebro esti en ese frasquito, respondid.Yo me eché a llorar”. 4B Capitulo 5 Ciegos que ven italiano Carlo Federici, un joven profesor de matemati- cas y fisica, aterrizd en Bogota el 8 de abril de 1948, un dia antes de que la ciudad sucumbiera ante las llamas y la peor revuelta social de su historia. El largo viaje comenzé en Génova, donde vivia con su familia, hizo escala en Roma, las islas Azores, Nueva York, Miami y Barranquilla. Tenia asegurada una reserva en el hotel Astor Plaza, en el centro de la ciudad, a pocas cuadras de la Plaza de Bolivar, el Congreso de la Repiblica y la casa presidencial. La primera noche en la fria capital, Federici visité el teatro Faenza en compajiia de un amigo italiano, Felix Martignon, que sabia de su decisién de integrarse al cuerpo de profesores de la Universidad Nacional, una invitacién que le habia hecho meses atras Gustavo Uribe Arango, cénsul colombiano en Génova. En la cartelera del teatro se anunciaba Roma, ciudad abierta dirigida por Roberto Rossellini. No dudaron en comprar boletos. Fue una velada tranquila y Federici regresd al hotel para reponerse del largo viaje desde el otro lado del Atlantico. Al dia siguiente, en la mafiana del 9 de abril, el profesor ita- liano caminé hasta una estacién de Policia para poner en orden su estatus migratorio y obtener una cédula de extranjeria. Luego de presentar todos sus papeles, los policias le pidieron regresar en la tarde para completar el tramite. Después de almorzar, cuando se preparaba para volver a la estacién de Policia, noté el ambiente 45 Rodolfo Llinds convulsionado en las calles alrededor del hotel. Desde la estrecha ventana de su cuarto vio expandirse en el cielo gris el humo de sncendios en distintos puntos de la ciudad y por las calles a hom. bres blandiendo machetes. Escuché gritos de los saqueos que tenfan lugar en los almacey sus pocas pertenencias, con Ja ayuda de um sirviente del hote, maletas en el techo del teatro Faenza. omenzé sobre la una de la tarde, cuando un y tiroteos. Se enters nes. Para proteger escondié las La revuelta c hombre, identificad maté al Iider liberal y candidato presidencial Jorge Eliécer Gaitin, por toda la capital, luego alcanz6 io mis tarde como Juan Roa Sierra, disparé y La noticia se esparcid voz a voz otras ciudades y pueblos hasta resonar en las veredas campesinas més recénditas del pais. En cuestion de horas Colombia fue arras- trada al vortice de una cadtica revuelta social, una expresin de rabia y dolor politico que muy rapidamente degenerd en saqueos, matanzas, robos y muerte. Gaitin habfa advertido que si era asesi- nado la guerra en Colombia duraria cincuenta afios. La profecia se cumplié casi al pie de la letra con més de 220.000 muertos de por medio y mas de seis millones de personas desplazadas del campo. Un poco mis al sur del Hotel Astor Plaza, estaba ubicada la casa de Fernando Rosas Pefia, quien Iegarfa a ser considerado el primer neurocientifico colombiano y uno de los mentores de Llin4s. La casa se incendié cuando las llamas saltaron desde el edificio vecino, la nunciatura apostélica, directamente a la suya. El recinto catélico habia sido rociado con gasolina por algunos de los fariosos protestantes.’Todos los libros y pertenencias de la familia Rosas quedaron reducidos a cenizas. En la casa de la familia Llinds, la noticia del asesinato de Gaitin se supo a través de la radio. “Recuerdo claramente el 9 de abril de 1948, Recuerdo el temor momentaneo de la posibilidad de una revolucién social. Recuerdo que en casa el problema fue el mercado. Mi papé y yo salimos a la tienda de grano dos dias 46 Giegos que ven después, estaba cerrada pero golpeamos. El duefio abrié, nos dej entrar y nos vendié a alto precio los productos”, cuenta Llinds. Los Llinds llenaron las tinas de agua para abastecerse en caso de un racionamiento. Cerraron ventanas para protegerse de los saqueadores. La radio fue por esos dias el canal de comunicacién para seguir el pulso de los acontecimientos.““Comentaba con mi padre afios después que el problema fire que el pueblo no estaba Jo suficientemente educado para sostener una revolucién social. ‘Asi es la vida en el trépico. jNi las revoluciones progresan!”, dice Llinas. Diez afios después del Bogotazo, el destino de Federici, Ro- sas y Llinds se cruz6. Llinds, siendo estudiante de medicina de la Universidad Javeriana, escuché hablar de un carismitico profesor de matemiticas. Los sdbados, cuando no tenfa que cumplir con requisitos académicos, visitaba el campus de Ja Universidad Na- cional para unirse a las clases que dictaba Federici y aprender los rudimentos de las matemiticas modernas. Rosas habia estudiado en Chicago y Nueva Orleans neurocirugia y estaba de vuelta en Colombia vinculado como profesor de la Universidad Nacional y planeaba algunas investigaciones en compaitia de Federici. “Bn Ja educaci6n no se deben imponer maneras de pensar”, solia decir Federici, “se trata de conseguir que los muchachos no aprendan solo datos, sino que asimilen los procesos, pero un proceso solo se aprende en la tensién del didlogo entre maestro y alumno, entre alumno y libro, entre el aula de la clase y el mun- do”. Llinas empatizé inmediatamente con el profesor italiano. Su método pedagégico compaginaba muy bien con el que habia ejercido el abuelo Llinds y similar al que lo rodeé en el Gimnasio Moderno. “;Cunto tiempo es capaz de abarcar la mente de una per- sona? ¢Cien afios? Mil afios? gUn billon de afios?”. Federici le explicé que contamos numéricamente porque somos pequefios. aa Rodolfo Llinas Peto el universo no cuantifica. Le hablé de una geometria univer sal,‘*Vamos a quitar a Dios primero porque no permite entender nada”, le dijo alguna vez. De ahi en adelante el atefsmo fue su religion. Llinis recuerda a Federici como un hombre corpulento, de una risa profunda y con un gran sentido del humor. Federici nacié en Ventimiglia, un pueblo costero en la frontera con Francia. En 1928 obtuvo el titulo de doctor en fisica pura en la Universidad de Génova, y en 1930 el titulo de doctor en matemiticas. Se especializ6 en légica entre 1935 y 1938 bajo la tutela del profe- sor Alessandro Padoa, uno de los grandes légicos italianos de la escuela de Giuseppe Peano. Antes de viajar a Colombia trabajaba como profesor en el Gimnasio Cristoforo Colombo. Durante los primeros afios de la Segunda Guerra Mundial fue reclutado y lleg6 a ser teniente de artilleria, Luego, junto a su esposa Iole se vinculé al Partido Comunista, En 1945 fue apresado y se salvé de ser ejecutado gracias a la victoria de los aliados. “Federici quiso ensefiar légica moderna y lo hizo por medio de sus famosos ‘palitos’, un lenguaje simbélico inventado por él para el célculo proposicional, Federici ensefié con su método las primeras letras de la l6gica matemitica a numerosas generaciones de estudiantes colombianos”, escribié la profesora Clara Helena Sanchez después de la muerte del profesor italiano, el 14 de enero de 2004 cuando ya habia cumplido 98 afios. No fue un hecho excepcional que Federici recibiera en sus clases a un estudiante de Medicina como Llinds. Estaba empefia- do en bajar a las matemiticas de ese pedestal en que siempre la ponian sus colegas para levarlas al nivel de cualquiera que qui- siera aprenderlas.Y eso significaba para él ensefiarla a psic6logos, médicos, pedagogos, lingiiistas, filésofos, epistemédlogos y fisicos- Mientras recibia los rudimentos de matematicas y logic bajo la tutela de Federici, Llinés conocié en el campus de la 48 Ciegos que ven Universidad Nacional a Rosas, quien habia regresado a Colombia Juego de estudiar en el Instituto de Neurocirugia de Illinois entre 1949 y 1953. Tras una corta estancia en el pais, en la que ayudé a poner en. marcha el Instituto Colombiano del Sistema Nervioso de Bogota y se vincul6 al servicio de Neurocirugia del Hospital San Juan de Dios, regresé nuevamente a Estados Unidos con el apoyo de la Fundacién Rockefeller para estudiar electrofisiologia clinica y cirugia estereotaxica en Tulane University. En esa oca- sion aprendié a trabajar en registros intracerebrales de pacientes con electrodos implantados. Una técnica que profundiz6 junto al doctor John Barlow en el laboratorio del Instituto Tecnolé- a Colombia, fue nombrado profesor asociado de Neurofisiologia en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional e inic: boratorio de Neurofisiologia Experimental. Por invitacién del gico de Massachusetts. En 1958, cuando volvi el Primer La- rector de la universidad, comenzé a trabajar junto con Federici en aplicacién de légica matemitica para resolver problemas de fisiologia cerebral. Juan Mendoza Vega, neurocirujano y en va- tias ocasiones presidente de la Academia Nacional de Medicina, recuerda a Rosas como un médico “muy inteligente que tenia contacto con investigadores en varios paises. Era un individuo muy humilde en su manera de ser,no era nada fachendoso. Rosas siempre se present6 en tono menor. Tal vez por eso no tuvo todo el brillo que hubiera pensado”. Llinds se convertiria en el alumno mis destacado de ambos profesores. En el segundo piso de la biblioteca de la Universidad Javeriana, en Bogota, en una pequeiia sala destinada a la custodia de los libros antiguos y valiosos, se conserva una copia de la tesis de grado que Llinis presenté para obtener el titulo de médico y cirujano, Es un trabajo sui generis para un estudiante de medicina de aquella época y aun de esta. Estudio de algunos mecanismos in- tegrativos en las redes neuronales del sistema visual mediante el célculo 49 Rodolfo Llinas roposicional, se lee en la primera pagina, Esté dedicada a sug Padres y hermanas. En la pagina de agradecimientos, Llinés despach6 el compro. miso con el presidente de su tesis, Alvaro Fajardo Pinzén, en ung sola nea, En cambio dedicé un parrafo a Federici y otro a Rosas, “A Carlos Federici, por el fervor que demostrd con nosotr, en la dificil tarea de encauzar por el camino de la matemética ; la logica, por permitir que usara su sistema de notaci6n para ¢| célculo proposicional de esta tesis y por los mil consejos y con. Ceptos cientificos que de él recibimos”. “Al doctor Fernando Rosas, profesor de neurofisiologia de l Universidad Nacional, por su formidable cooperacién y su cons- tante estimulo en la elaboracién de esta tesis, ademés, por permitir mi entrada al Laboratorio de Investigacién Neurofisiologica de esa universidad”. Lins eligié para su primer estudio serio del sistema nervioso ¢l principal punto de contacto entre nuestro mundo interior y el exterior: la retina y el sistema visual, Medio siglo atris, estudian- do bajo el microscopio los ojos de las libélulas, las moscas, las abejas, los tébanos, las vacas y los zorros, las ranas y los humanos, Santiago Ramén y Cajal escribié: “la complicacién de la retina de los insectos es algo estupendo, desconcertante, sin precedentes en los demas animales... allf,en fin, senti més profundamente que en ningén otro tema de estudio la sensacién escalofriante del insondable misterio de la vida”. En Llinds el interés por el sistema visual habia nacido de una conversacién con un ciego cuando era estudiante de medicina. éLos ciegos suefian? —le pregunté un dia a su profesor de psiquiatria —Carajo, Llinds, usted siempre con esas preguntas. Vaya usted, averigua y nos cuenta”. : 50 Ciegos que ven Llinis se toms en serio el reto y fe a asilo de ciegos. Después de merodear un rato por los pasillos y salas se acercé a uno que tenfa mas 0 menos su misma edad.“‘Era sumamente inteligente”, recuerda, Con su caracteristica imprudencia y estilo directo le dij “Vengo a preguntarle algunas cosas. {Usted sueiia? "—Si. »_Pero, gqué suefia?”. El joven ciego le conté algunos suefios. Desconcertado por el realismo de esas descripciones oniricas, lo puso a prueba con pre- guntas sobre locomocién y sobre la prediccién de movimientos. “;Qué pasa si tiro una pelota dé tenis contra una pared? —le pregunt6. Le doy impetu cuando muevo mi brazo para lanzarla. Sale de mi mano, pega contra la pared, se aplana un poco, retorna a su forma esférica dada su elasticidad, y retorna a mi. ”Quedé aténito, yo no habria podido. describirlo mejor. Cuando le expliqué mi admiracién y mi sorpresa ante su des- ctipci6n, el ciego me sorprendié con una respuesta que me dejé perplejo:‘Es que usted cree que ve con los ojos’”. Llinds quiso en su primer trabajo cientifico usar las matemé- ticas y el célculo proposicional como una herramienta para en- tender esa respuesta. Con el método de“los palitos” que aprendid de Federici creyé posible describir las relaciones basicas entre esa red de neuronas que comienza a tejerse desde el fondo de los ojos y se va ramificando y conectando con otras neuronas en el camino hacia lo mis profundo de nuestro cerebro.. “Mediante el empleo de este método desaparecen las des- cripciones prolongadas, circunlocuciones, redundancias e ideas extensas se condensan en.ecuaciones compactas y precisas. Por otra parte, transformaciones de ecuaciones pueden llevar a con- clusiones que no pueden ser intuidas en las formas convencionales 51 Rodolfo Llinds del pensamiento”, escribié en la justificacién de su trabajo. En | década de 1930, Nicolas Rashevsky, un fisico ucraniano radicado en Estados Unidos, habfa inaugurado la biofisica matematica y desarrollé el primer modelo de redes neuronales apoyndose en el cilculo proposicional. La base del razonamiento de Rashevsky y luego de Llinds era la siguiente: la descarga de una neurona es un hecho. Los hechos se representan por medio de proposiciones. La conexién entre dos hechos puede plantearse bajo cuatro categorias: conjuncién, disyunci6n, disyuncién inclusive o implicacién. Intentaba por ese camino traducir a un lenguaje limpio y claro de logica matematica el mundo enrevesado de la biologfa. Para la época en que Llinds intent6 deducir las relaciones entre neuronas del sistema visual, ya se sabja que la retina humana podia contener més de un millon de células. Eso no lo desalenté, La desmesura es un rasgo repetido entre algunos miembros de la familia Llinds. El trabajo de Llin4s también se bas6 en los postulados sobre fisiclogia neuronal expuestos por el australiano John Eccles, quien ala vuelta de unos afios se convirtié en su gran padrino cientifico y quien le abrié el camino a la élite de las neurociencias.Y tam- bién en los trabajos sobre l6gica y redes neuronales del excéntrico ‘Warren S. McCulloch, padre de la cibernética y mas adelante el examinador externo de su tesis. En las conclusiones Llinds resumié en un anilisis mas com- pleto aquella revelacién que le dio el joven ciego: “Ver no es una funci6n primaria, como se cree, sino el resul- tado de comparar los patrones de actividad cortical que producen las diferentes imagenes en la retina, con patrones de actividad que se encuentran almacenados en el cerebro y que constituyen la memoria. Estos patrones no son puramente visuales sino ¢! resultado de la interactividad de todos los érganos sensoriales. 52 Ciegos que ven De todo lo anterior podemos deducir que solo conoceremos a fondo el fenémeno visual cuando hayamos entendido todos los procesos de relacién entre los diferentes sistemas que componen el sistema nervioso”. Y lo explicaba con el ejemplo tedrico de un ciego de naci- miento que después de haber vivido lo suficiente para reconocer diferentes objetos al tacto recuperara la vista. “Al recibir las sen- saciones luminosas por primera vez este individuo no reconoce los objetos, es decir no ve, y solo lo hard cuando relacione los patrones que descarga su via visual con patrones de memoria que tienen los datos recogidos por sus otros sentidos”. Aprendié que la vision no es un acto inmediato, sino un acto de relacién entre informacién suministrada por otros sentidos, la memoria y la nueva informacién visual percibida. El germen de los trabajos que realizaria en los siguientes sesenta afios estan en esa tesis. Al terminar sus estudios de medi- cina no tard6é mucho en tomar un avidn y viajar a Boston. Entre sus planes estaba estudiar neurocirugia. Queria estar cerca de los mejores en el campo. 53 Capitulo 6 El mundo segan las ranas ras dejar Bogoté en 1960, Llinds se instalo en Cambridge, Massachusetts, y tocé las puertas del laboratorio de Warren McCulloch en el Instituto Tecnolégico de Mas- sachusetts (MIT), donde se vivia un intenso ambiente intelectual y cientifico. McCulloch, quien habia sido profesor de Rosas y evaluador externo de la tesis de Llinds, habfa escrito dos afios atras un articulo junto con sus colegas Jerome Lettvin, Humberto Ma- turana y Walter Pitts que caus6 revuelo en los cfrcuilos académicos. A partir del anilisis de la retina, el nervio 6ptico y el compor- tamiento de las ranas, los cuatro cientificos intentaron deducir qué es exactamente lo que los ojos de una rana le dicen a su cerebro sobre la realidad. Hasta entonces la creencia comin era que la retina de los animales, como la nuestra, captaba sefiales luminosas y el nervio éptico conducia esa informaci6n hacia el cerebro. Se pensaba que todo el sistema visual era equiparable a una simple cémara fotogrifica que permitia el paso de la luz hacia el sistema nervioso central donde las imigenes del mundo exterior de alguna forma se proyectaban y reconfiguraban. McCulloch sospechaba que el asunto no era tan sencillo. Pensaba que el procesamiento de informacién comenzaba mucho antes de llegar al cerebro, que las ranas no necesariamente veian el mundo exactamente como nosotros, ni nosotros como el resto de animales. 55 Rodolfo Llinis Entonces, con microscopios electrénicos y mictoelectrodg, las fibras nerviosas, el grupo del MIT in, nas para atrapar MOscas CON tant, para medir voltajes en tentd descifrar el secreto de las rai agilidad, Lo que descubrieron fire que, al parecer, las ranas poco 6 nada les importa el mundo a su alrededor. Les da lo mismo gj al frente hay un agradable paisaje de flores 0 aburridos campos de maiz, Lo que les importa de este planeta es detectar pequeiios objetos en movimiento. El resto es prescindible. Una visién poco romiéntica de la vida, “Las ranas se morirfan de hambre rodeadas de alimento si ese alimento no est4 en movimiento”, escribié McCulloch, “su eleccién de los alimentos est determinada solo por el tamatio y el movimiento de la presa”. Desde la disposicién de conos y bastones en la-retina de la rana, que superan el millén, sumadas al medio mill6n de células que los conectan con las neuronas ganglionares y a estas con el cerebro, todo el sistema parece haber evolucionado para capturar cuatro patrones muy especificos-de contrastes de luz y movi- miento. “Los ojos le hablan al cerebro en un lenguaje altamente or- ganizado e interpretan, en vez de transmitir, una copia mas 0 menos precisa de la distribucion de luz”, anotaron los cientificos. Las ranas, asi como los humanos, comenzamos a razonar desde los sentidos, aparatos biol6gicos que evolucionaron para elegir de la realidad ciertos patrones y no otros. En su caso, el sistema visual evolucioné para ser un fino detector de bichos desde las células mis externas, las de la retina, hasta las més profundas y reconditas ~ en su diminuto cerebro, Ademis de frecuentar el laboratorio de McCulloch como voluntario, Llinds visité la Escuela de Mediéina de la Univer- sidad de Harvard donde Steven Kuffler, considerado uno de los padres de la neurociencia moderna, habia sido nombrado profesor de Neurobiologia. Al igual que McCulloch con las ranas, Kufflet 56 El mundo segin las tanas abja demostrado que el sistema visual de ‘ orient al contraste y a onus . : ae ae s de movimiento mas que a la luz difusa, y era un experto mundial en la sinapsis, las cone- xiones en tre neuronas. Otra parte del tempo, Llinds lo ocupé en el Hospital General de Massachusetts, a tan solo dos kilémetros del campus del MIT, cruzando el rio Charles que divide a Cam- bridge de la industriosa ciudad de Boston, “Frank Erwin, del Stanley Cobb Laboratory, me ofrecié un espacio en el laboratorio y fue extraordinariamente amable”, recuerda Llinas. Tanto Erwin como su antecesor Stanley Cobb habian luchado para transformar el manejo de los pacientes psiquidtricos. Entre 1900 y 1950 los enfermos mentales eran sometidos a una innume- rable lista de tratamientos ultrajantes. Las alternativas terapéuticas para estos pacientes se reducian, por un lado, a las psicoterapias ingpiradas en las teorias de Freud, que unos abrazaban con fervor y ottos consideraban una pérdida de tiempo; por otro lado, estaban las llamadas terapias somaticas. Una de ellas consistia en elevar a tal punto el nivel de azticar en la sangre de los pacientes, que estos entraban en un coma diabético. Se esperaba que los enfermos regresaran horas mis tarde liberados de los peores sintomas de su condicién mental. En otra se provocaba un coma inducido usando metrazol, un estimulante del sistema nervioso que en altas dosis Por tiltimo, en el escaso arsenal médico de dispara convulsiones. en las que una la época, figuraban las terapias electroconvulsivas, fuerte descarga eléctrica levaba al paciente a un estado epilé que de alguna manera debia aliviar su suftimiento, Cobb y Erwin, cada uno en su momento, habian aposta- do por una nueva era en la psiquiatria y buscaban alternativas para el manejo de los pacientes mentales. En el laboratorio del .chusetts levaban a cabo estudios de Hospital General de Massa electrofisiologia en gatos para entender enfermedades como la ptico 57 Rodolfo Llinas epilepsia. Llinds, que habia visto al primer paciente con epileps, en el consultorio de su abuelo a los cuatro afios y ya habia ganag, alguna experiencia en gatos, ahora tenfa la oportunidad de hace, sus primeros experimentos en serio. Los meses en Boston resultaron muy productivos para Llings Descubrié que no queria ser neurocirujano:“La mayor parte de tiempo estaban mis interesados en salvar vidas que en entender cémo funciona el cerebro”. Tampoco queria ser psiquiatra com su abuelo. En cambio, logré sus primeras publicaciones cientifi. cas, ]o cual lo entusiasmé. En la revista Electroencephalography and Clinical Neurophysiology publicé una pequefia nota sobre lesiones epilépticas firmada en compafiia de Erwin y el japonés Teruo Okuma, quien més adelante descubrié las propiedades antima- niacas de la carbamazepina, uno de los primeros farmacos para ayudar a pacientes psicéticos, e instauré en Japén el método estindar para realizar encefalogramas. Escuchando a McCulloch y a Kufler y trabajando cerca de Erwin, Llinds pudo hacerse una buena idea de las preguntas y Jos métodos que en ese momento guiaban la investigacién sobre el cerebro, Pero la persona que le abrié un nuevo camino y lo convirtié en pocos meses en un prometedor cientifico, fue el italiano Carlo Terzuolo, quien acababa de ser nombrado director del Laboratorio de Neurofisiologia de la Universidad de Min- nesota y se encontraba reclutando jévenes talentos para trabajar a su lado en registros intracelulares de neuronas. Llinds conocié 2 ‘Terzuolo durante unas conferencias en Boston. Cuando termind de escucharlo, no lo dudé y se acercé para hablarle de su interés en estudiar fisiologia cerebral. Terzuolo lo entrevisté y decidié darle la oportunidad que buscaba. Poco tiempo después, Llinas empacé maletas y viajé a Min- nesota para unirse al grupo de Terzuolo que intentaba entender el control del movimiento y, por lo tanto, los circuitos cerebrales 58 El mundo segiin las tanas que operan sobre las motoneuronas, las células que proyectan sus axones sobre un miisculo o una glindula para activarla.Al legar, el italiano sefial6 un cuarto y le dijo: “Ese es su laboratorio. ;Quiere estudiar motoneuronas? Bien, vamos a hacer algunos trabajos sobre los efectos de la estimulacién cerebelar en la excitabilidad de las motoneuronas”. Como buen profesor, Terzuolo dedicé un dia entero a en- sefiarle a Lins a manejar los.equipos electronicos. Le impuso un ritmo de trabajo: cinco experimentos semanales con reportes una vez por semana. No le costé trabajo familiarizarse con todo el enredijo de cables y aparatos electrénicos de una unidad de neurofisiologia. Finalmente habia hecho una empresa de alarmas con su pap. Sabia soldar, cortar metales, armar circuitos, manejar tornos y hasta habia construido su propio amplificador. Las enérgicas érdenes de Terzuolo resonaban en la cabeza de Llinas todos los dias a todas horas: “Rodolfo, ni siquiera se le ocurra poner un dedo en la cubierta de vidrio de la resistencia de alta calidad. Es muy cara y solo tenemos una”. “Rodolfo, ponga los electrodos. Saque a los animales de las cajas de izquierda a de- recha”. “Rodolfo, realice las laminectomias con mucho cuidado. No dajie el cerebro © la espina dorsal de los gatos”. “Tome notas detalladamente”.“Ponga los gatos en la nevera”. Pero la frase que jamis olvidaria y lo alentaria en otros momentos dificiles de su carrera era “lo que un bruto puede hacer otro bruto también lo puede hacer. Hagalo”. “A veces me sentia como en la pelicula Tiempos modemnos de Chaplin, pero fue una fantistica experiencia”. Terzuolo queria descifrar cémo el cerebro modula a la médula espinal durante la vigilia y la bloquea durante el suefio. Con la excepcién de los sonimbulos, y como mecanismo de protecci6n, el suefio requiere Parilisis, La tarea de Llinds consistia en estimular esa zona y ver qué pasaba con las motoneuronas. 59 Rodolfo Llinds Fueron meses de trabajo intenso que muy pronto comenza_ ron a dar frutos. En cuatro articulos, Llinis y Terzuolo expusieron los mecanismos de control que ejercen dos zonas del cerebro, ¢] cerebelo y la formacién reticular, sobre las neuronas alojadas en la médula espinal. Un circuito que en conjunto controla gran parte de los movimientos musculares. Juntos demostraron que existian dos nuevos mecanismos para inhibir el trabajo de las neuronas. Los lamaron “inhibicién dendritica” e “inhibicion por desfacilitacién” En los primeros dias de septiembre de 1962 Llinis viaj6 a la ciudad de Leiden, en los Paises Bajos, para participar en el XXII Congreso Internacional de Ciencias Fisiolégicas. Su propuesta para presentar los primeros resultados de esos trabajos habfa sido aceptada. Sentado entre el piiblico que escuchaba al joven colombiano se encontraba el australiano John Eccles, una de las grandes figuras mundiales de la fisiologia cerebral. Llinds habia leido sobre Eccles cuando escribié su tesis de grado en la Universidad Javeriana. En aquel auditorio, Eccles cuestioné los hallazgos de Llinis y Terzuolo. Finalmente era el experto mundial en el proceso de inhibicién de las células y ademis el creador de la técnica de re~ gistros intracelulares. No estaba bien que un joven colombiano diera cdtedra en dos de sus especialidades. Con su caracteristica autoconfianza, sin dudar del arduo trabajo con los gatos del labo- ratorio de Minneapolis, Llinds no se amilané ante el gran jerarca de las neurociencias. “Quiera usted 0 no, la inhibicién sobre las motoneuronas no es como se ha dicho”, respondié Llinas al ataque de Eccles. Horas més tarde, caminando juntos por el centro de confe- rencias, el veterano cientifico prefirié superar el asunto de un modo mis diplomitico e inteligente invitando a Llinds a unirse a su grupo en el Instituto de Altos Estudios que hacia parte de Ja Universidad Nacional de Australia, en Camberra, y le ofteciO 60 El mundo segiin las ranas Ia posibilidad de levar a cabo un doctorado, La oferta era im- posible de rechazar y Llinés empacé de nuevo sus maletas, esta ver para ir “hasta el fin del mundo”, Eccles se habfa graduado como médico de la Universidad de Melbourne y en 1925 recibié una beca para estudiar en Oxford bajo la tutela del gran fisidlogo inglés Charles Scott Sherrington, el primero en acufiar el término sinapsis. Siguiendo los trabajos de su tutor, Eccles estudié la forma en la que el sistema nervioso se autogobierna a través de la excitacién y la inhibici6n de sus células. En 1937, de vuelta en Australia, comenzé a revolucionar el estudio del cerebro. Junto con Bernard Katz y Stephen Kufller, estudié a fondo las conexiones entre los nervios y los misculos. Més tarde, durante el periodo que pasé en Nueva Zelanda, de 1944 a 1951, se hizo amigo del filésofo Karl Popper, quien al parecer le ensefié el encanto de fallar y le ayudé a abolir el miedo al fracaso que tanto lo atormentaba. “Ahora puedo alegrarme de haber falseado una apreciada teoria porque incluso la considero un éxito cientifico”, escribié Eccles en sus memorias. Mucho més maduro en su pensamiento y en su entendimiento de Ja ciencia, Eccles acepté un trabajo como profesor de fisiologia de la Universidad Nacional de Australia. Alli emprendié el estudio de las propiedades biofisicas de la trasmisién sinaptica. Ese afio habfa logrado desarrollar por primera vez una técnica que en las décadas siguientes revolucionarfa el entendimiento de las neuro- nas. Las grabaciones intracelulares fueron aplicadas por muchos investigadores,Terzuolo incluido, para avanzar en la comprensién de las neuronas. La técnica desarrollada por Eccles consistia en insertar dentro de una célula nerviosa.una fina pipeta de vidrio con solucién salina en su interior que cumplia el papel de conductor de co- triente, Si esto se hacia con las debidas precauciones, decia Eccles, las membranas celulares se cerraban sobre la pipeta y el éxito del 61 Rodolfo Llinis i ner un micréfono experimento estaba asegurado. Era como te! dentro de una neurona. Los gatos resultaron ser el animal preferido le experimentos. Primero los anestesiaban, luego para este tipo de : omia en la que se exponia la zona eran sometidos a una craneots del cerebro predilecta y dentro de ella, una regién mas pequefia para instalar los electrodos. Los gatos permanecian vivos durante ‘unas horas. Instalado el sistema para espiar a las células, Eccles comenz6 a estudiar lo mismo que habia estudiado su predecesor pero a un nivel mucho mis minisculo, los fendmenos de excita- cién ¢ inhibicién que gobiernan el correo celular. Semanas mis tarde de aquella reunién en los Paises Bajos, después de casi dieciocho horas de viaje desde Estados Unidos, Liinds estaba instalado en la pequefia ciudad de Camberra. El departamento de fisiologia donde trabajaba Eccles estaba en la Escuela de Investigacion Médica John Curtin. En el segundo piso del edificio Llinds encontré a Eccles en una oficina relativamente modesta para un hombre de su importancia. Estaba trabajando en un manuscrito. En el breve encuentro para discutir el plan a seguir, Eccles lo sorprendié con una pregunta: “Rodolfo, zusted cree en la telequinesis?”. ; Llinds se estremecié. Para él no tenia mucho sentido plantear explicaciones metafisicas sobre el funcionamiento del cerebro. Federici le habia ensefiado a desterrar a Dios y lo sobrenatural de su pensamiento, Estaba convencido, y lo seguiria estando, de que nuestra ignorancia tarde o temprano seria superada gracias a 1a ciencia sin necesidad de echar mano de ninguria explicacion extrasensorial. ;Cémo era posible que ese enorme australiano, una autoridad mundial de la ciencia, le estuviera preguntando por la Posibilidad de mover objetos con la mente? Llinds regres6 a su habitacién confiandido por aquella primera conversacion. Por fortuna los problemas que tenfan que resolver juntos todos los dias eran mucho mis concretos y reales. Sin embargo, Eccles creyé 62 El mundo segiin las ranas hasta su muerte que la mente es una entidad distinta al cerebro.Y en ha telequinesis como un posible mecanismo que explicaria la interaccién del cerebro y la mente. Era su respuesta a la pregunta mas dificil de las neurociencias. En el libro que escribié en 1974 junto a Popper, titulado El yo y su cerebro, Eccles defendié la idea dualista de la mente y el cerebro, una entidad fisica y otra no fisica que interactuaban. Su nuevo discfpulo, afios més tarde, se alined en la orilla filoséfica contraria, entre los monistas, al escribir El cerebro y el mito del yo, un titulo que respondia, y contradecta, a su mentor. 63 Capitulo 7 Amor entre Deuronas ay una pregunta que nunca falta en los periodistas colombianos Je ha éQué es el amor? Llinis aprovecha Janzar respuestas iconoclastas y Provocadoras. “Es un i cional, como una golosina, y los enamorados son tele fans amor es de inteligentes”;“Uno no se enamora de na a os ‘EL tiene unas tetas buenisimas: uno se enamora de su coon las entrevistas que n hecho a Llinis: 848 ocasiones para que con él se interactita Y se avanza; con las tetas, no”;“Amar es cerebralmente un baile y hay que bailar con el que pueda danzar con el cerebro de uno. Encontrar eso es muy dificil; hallarlo es un tesoro”;“Lo mas erdtico que existe es el cerebro. Uno se enamora con el cerebro”; “El amor es un acto totalmente no racional, no esuna cuesti6n intelectual, es casi como si le diera a uno vémito, no tiene nada que hacer”. También Garcia Marquez cayé en la tentacién de ver el amor como la dltima frontera de Jas neurociencias, aunque para Llinds esa pregunta resulte insubstancial. En la diltima parte del prologo del libro El cerebro y el mito del yo, el novelista escribié: “Hace unos meses, cuando Llinés me hablé por prime diante por la madurez de sus con- n Ja pregunta de siempre: ra Vez de este libro, lo encontré tan ra clusiones, que me atrevi a provocarlo co Y entonces, gen qué punto estamos? mys er: uya: 'Y él me contesté con una conviccién muy vy 65 Rodolfo Llinas +a es bastante saber que Ja realidad es un sistema vivo y que hemos llegado al punto prodigioso de saber que somos parte de él. *Ansioso, me atrevi a arriesgar una tiltima prove. que todavia es un poco desconsolador? caciOn creati- va:”—;Pero no te parece *—Tal vez —me contesté imp: mos a tener el consuelo irrebatible de vido—, pero ahora empeza- que quizés sea la verdad. "Yo, roméntico insaciable, fui por una vez més lejos que él lambre de que terminé por descubrir algo en qué lugar del cerebro se incuba con la certid que existe mis allé de nuestros suefios: elamor,y cual seri su duracion y su destino”. Llinds, menos roméntico, guarda para si una idea més prag- miatica del amor. El enamoramiento pasajero mientras la construccién de una pa s un accidente quimico reja es una decision, un proyecto de vida. En 1965 se cas6 con Gillian Kimber en México. Se habian conocido dos aftos atris. Llin’s gozaba del prestigio de ser uno de los pupilos de Eccles, quien habia recibido el Premio Nobel de Medicina en 1963. Gillian era estudiante de doctorado en filo- sofia en la misma universidad y sentia un particular interés por os avances de las neurociencias. Era una mujer guapa, menuda, silenciosa, introvertida y una lectora voraz. Gillian nacié y se crio en Adelaida, una ciudad costera, capital de Australia del Sur, situada de cara al acéano Indico. Una ciudad de unos 800.000 habitantes en un pais que tenfa menos de cinco millones en aquel momento. Al regresar de la Primera Guerra Mundial, su padre se vinculé a la Caltech Oil Company y pudo ofrecer una buena educacién a sus cuatro hijos, un hombre y tres mujeres. Cuando legé su turno de ira la universidad, Gillian eli- gié la carrera de letras. Le interesaba la literatura inglesa. Entre sus autores favoritos estaban Thomas Hardy,T. S, Elliot y Jane Austen. 66 Amor entre neuronas mente J.J. C. Smart. Smart fe un pionero del fisicaismo, un grupo de teor que defendian la idea de que la conciencis In vaeeee : ciencia, las sensaciones y el pensamiento estan tan ancladas a la materia como la produccién de bilis lo esta a la vesicula o las hormonas a Jas glindulas del cuerpo. A mitad del siglo XX estos planteamientos eran una herejia entre los filosofos britinicos.“Me parece que la ciencia nos esta ofteciendo un punto de vista en el que los organismos pueden ser vistos como mecanismos fisicoquimicos. Parece in- cluso que el comportamiento de un hombre algéin dia podra ser explicado en términos mecanfsticos”, escribié en Sensations and Brain Processes (1959), uno de sus textos més recordados, Smart era hijo de un astronomo. Conocia y comprendia la teoria de la relatividad y las interacciones de la materia estudiadas por los fisicos. La familiaridad con las ideas ms vanguardistas de la cien- cia Jo vacunaron contra la influencia de ramas mis especulativas de la filosoffa. “Las sensaciones no son nada por encima o por debajo de los procesos cerebrales, asi como las naciones no son nada por encima o por debajo de los ciudadanos”, argumentaba « sensaciones son el resultado de Pensaba que la conciencia y la modo que la luz que vernos interacciones cerebrales, del mismo a cuando cae un trueno es el resultado de 1a interaccion eléctrica de moléculas en las nubes. Gillian se dejé seducir por las ideas de Smart y otros “herejes australianos”, como David Armstrong Y 67 Rodolfo Llinés Ullin Place, quienes lograron posicionar sus ideas en el canon filos6fico occidental. En su biblioteca personal, al lado de los clisicos de la literatura inglesa, les abrié espacio a nuevos libros sobre ciencia y filosofia de la mente. Con buenas calificaciones, un grado de honor y un fuerte interés por la filosofia, Gillian logr6 para completar estudios de doctorado en la nal de Australia, Antes de partir, algunos amigos en Adelaida le qué queria estudiar filosofia si Jas mujeres no ensamiento abstracto. Una muestra del que extendieran su beca Universidad Nacio- preguntaban por eran capaces de tener p machismo académico que reinaba en la época. En un Mini Cooper, Gillian partié desde Adelaida y condyjo casi doce horas hasta su nuevo domicilio en Camberra. Recuerda que en el cuarto comin de la Casa Universitaria donde se hos- pedé un grupo de filésofos hablaba apasionadamente. Salud6 y se unio ala conversacién. Alguien entonces le dijo:“este es Rodolfo Llinis, es un neurocientifico, est aqui por su Ph. D y trabaja con el profesor Eccles”. “Rodolfo es muy directo, y decia que esas posiciones filo- s6ficas de muchos filésofos no tenian sentido. Asi fue como nos conocimos. Fue un comienzo muy intelectual y sincero”. Las conversaciones con Rodolfo reforzaron las ideas que ya habia escuchado en boca de J.J. C. Smart, y sus dudas frente a la especulacién filoséfica en torno al funcionamiento de la mente se agudizaron. La tesis que escribié para obtener su titulo de Ph. D. fue sobre la filosofia lingiifstica de Wittgenstein. “Los limites de mi lenguaje son los limites de mi mundo”, escribié Wittgenstein en su Tractatus logico-philosophicus en 1921. Las reflexiones que com- partia con Llinds y el interés por el trabajo de los neurocientificos la Ievaron a pensar que los filésofos que hablaban y escribian sobre la mente deberian prestar mas atenci6n a los cientificos que habian comenzado a explorar el cerebro en sus laboratorios, 68 Amor entte neuronas con sus equipos de electronica, sus microscopi . soloraciones cellars. pots ncionts Llinis estaba acostumbrado a coquetear con mmuj ques Por Jo general, su trabajo ¢ inquietudes inser nada les interesaba. La aparicién de Gillian al tanto de is 4 sate mis actuales en torno a la mente, era una excepcion m ie amorosa. El poco tiempo libre que le dejaban sus obli ice en el laboratorio comenzé a compartitlo con ella, “Yo a doe amores, el sistema nervioso y la filosofia de la mente. Con Gillian Ja pasabamos muy bien. Ambos éramos reduccionistas monistas.Yo Je explicaba que la filosofia eran carajadas, Un dia pensé: cuando termine esto me regreso y me voy a casar con esa sefiora”. Los afios en Camberra resultaron “un tiempo muy emocio- nante e importante” en su carrera cientifica. Mientras estaba alli, un japonés llamado Kazuo Sasaki se unié al grupo. Bajo la batuta de Eccles los dos estudiantes de doctorado tuvieron la misién de IL ce- descifrar la fisiologia de una parte especifica del cerebr rebelo. Medio siglo atris, Ramén y Cajal, con su laboriosidad y sus tinciones de células, habia descrito la anatomfa de esta parte de nuestro cerebro que esta encargada, sobre todo, de la coordi- nacién motora. Elcerebelo representa un buen punto de partida para estudiar elcerebro, Es como una pequetia colifior encapsulada en la parte posterior de nuestra cabeza conectada con el resto del cerebro.por una sola autopista de fi mis ficil el andlisis de su cerebro en donde las conexio de carriles de una gran ciudad. Si fuera posible desdoblar el ce formaria una sibana de neuronas de 1 10 centimetros de ancho y un milimetro en de una pequefia manzana. bras, Este encapsulamiento hace que sea fanci6n, a diferencia de otras partes del snes se parecen al intercambiador rebelo, extenderlo y aplanarlo, (00 centimetros de largo por de grosor. Pero doblada y teplegada, ocupa el mismo volume ‘ 69. Rodolfo Llinas segura de que querian que se casara con una colombiana y se quedara en Bogoté”, recuerda Gillian, El doctor Llinas y Bertha se encargaron de hacer sentir c6- moda a su nuera australiana.“Nosotros no supimos del noviazgo de Rodolfo. Lo tinico que supimos fue que se iba a casar y vino a pasar su luna de miel en Bogota”, cuenta Margarita. Rodolfo viaj6 pocos dias después a Minneapolis para recibir su nuevo cargo. Gillian se quedé durante casi seis semanas a la espera de Ja visa americana, en medio de una familia bogotana, en un pais desconocido y recéndito. “El pisco se largé y la dejé en Bogoté, sin hablar espafiol, en la casa de papa y mamé. ¢Te imaginas una pobre sefiora desde Australia que la depositen en la casa de los suegros? Lo tinico que hacia era tomar whisky con mi pap4, porque era el tinico que hablaba inglés”. El doctor Llinds le regalé un par de libros de Gabriel Garcia Mirquez. Fue un shock y una revelaci6n para una mujer que amaba los clisicos ingleses. “Lefa todos los dias, Nunca habia leido una literatura como esa”. 72 Capitulo 8 Una historia de 400 millones de afios illian nunca habja visto nevar, Solo conocia las capas de nieve sobre el Monte Stromlo en Australia. Pero una mafiana, en el medio oeste norteamericano, de repente se vio rodeada de paredes blancas hasta de seis pies de altura. Apostada en la ribera del rio Misisipi, cerca de los grandes lagos, Minneapolis es vulnerable a las masas de aire fiio que se descuel- gan del Artico. Tanta nieve no estaba entre sus cilculos cuando acepté mudarse a Estados Unidos. Fue un duro y fiio aterrizaje en una nueva vida para Gillian, “no tenja botas ni la ropa adecuada”. Rafael nacié el 16 de noviembre de 1966. Con un bebé entre os brazos, Gillian-avanz6 lentamente en su tesis de doctorado y Llinds se sumergié inmediatamente en su trabajo en el departa~ mento de fisiologia y biofisica de la Universidad de Minnesota. El plan consistia en revisar la estructura del cerebelo en diversas especies de vertebrados para comparar ¢ intentar deducir su fun- cién.“En esta Epoca todos teniamos la sensacién de que haber descifrado la conectividad neuronal de la corteza del cerebelo nos dejaba en una posicién para entender su funcion global. Mirando hacia atrés, me sorprende que, Eccles incluido, todos faimos muy Ingenuos”. ‘Una novedad distrajo a Llinds p Seis afios atrés un farmacélogo japonés lamas hi, habia reportado que un veneno escondido en or unos meses de esa tarea. do Toshio Narahas- el higado del 73 Rodolfo Linas d maravillosa. La tetrodotoxina taba una propieda las que entra el sodio a las uertas celulares Por rrumpia Ja transom pez globo ocult bloqueaba las P' neuronas y, asi, inte! boca, de congreso ¢1 habia Ilegado a sus ofdo bien el potente veneno ¥ sol smanipular las preparaciones con de los comensales. La cantid para matar a unas 30 perso sion nerviosa. De boca en wn congreso y de revista en revista la noticia s. Los cocineros japo’ lo a los mas diestros les esta permitido pez globo para evitar una muerte lad de tetradotoxina en un pez nas. Al parecer también los 1 Haiti, estaban al tanto meses conocen muy segura es suficiente lotes practicantes del vudi, € del asunto. El etnobotinico Wade Davis, perdido de esa cultura durante varios meses, lo consideré el i edizos capaces de alterar la conciencia y secreto de algunos beb: el origen de la leyenda sobre los zombis, los muertos vivientes. Varios neutofisidlogos entendieron lo que aquello significaba, una de las puertas res- hhoungan,sacerd en los recovecos ingrediente Una llave muy precisa para abrir y cerra ponsables de la transmisién de mensajes entre las neuronas. Liinis contacto’a P.W. Gage, de la Universidad de Duke, donde habian ayudado al japonés a desciftar el mecanismo de accién del veneno. ‘Aquel verano de 1966, junto a James Bloedel, su primer es- tudiante de postgrado y otro alumno australiano, Davis Quastel, no perdieron tiempo y aprovecharon los meses de vacaciones en la Universidad de Minnesota para regresar a Woods Hole y poner a prueba la tetrodoxina en la sinapsis del axén gigante de calamar. Los venenos se abrian un lugar en el laboratorio de los neurofisidlogos. Llinés recurrirfa a ellos en varias ocasiones. La Cnciesae 160.000 veces mas potente que vexsoriaes ia . eo de la conduccién axonal de las neuronas las profundidades del mar, de la cocina japonest Y asset de Jos rituales vuddi para sefialar nuevos cami- la exploracién del cerebro. Ahora el veneno serviria part 74 Una historia de 400 millones de afios convertir en zombis a las neuronas al bloquear ciertas corrientes eléctricas y permitir estudiar el papel de otras, Minnesota result6 ser un hogar de paso para la familia Llinds, Muy pronto llegaron buenas noticias desde Australia, El viejo Eccles le escribié una carta conténdole que le hablan oftecido la direccién de un nuevo centro para el estudio del cerebro, el Instituto de Investigacién Biomédica en Chicago auspiciado por la Asociacién Médica Americana. Le asignarian un millonario presupuesto, equipos nuevos y libertad para avanzar en sus inves- tigaciones. B] queria que Llinds dirigiera uno de los laboratorios. No lo pensé dos veces. Renuncié a su puesto en Minnesota y se marché a Chicago junto a Gillian y Rafael. Eccles le pidié un.favor especial antes de partir. Recibir y entrenar a Helena Taborikov4, una joven médica. “No era una persona muy capaz.Yo no entendia como un Premio Nobel, que podia escoger a cualquier persona, la habfa escogido a ella”. El caracter dominante de Taborikova se estrellé contra el de Llinas; eran como dos trenes corriendo en direcciones opuestas. fil la recuerda medio dormida tomando notas,a punto de electrocutarse por un mal procedimiento con los equipos electrénicos, ajena a los debates de neurofisiologia. “;Cémo esta Taborikova?”, pregunté Eccles en el primer reencuentro desde que se despidieron en Australia. “Pues no sé, no me parece que valga la pena, No es muy inteligente”, respondié Llinas sin saber que TAborikova era la amante y la futura segunda esposa de Eccles. El nuevo instituto se transformé en un infierno para los tres. Llinds y Taborikové libraron una guerra laboral. Sus respectivos estudiantes ni siquiera interactuaban. En medio del fuego cruzado, Eccles también comenz6 a tener malentendidos con los investi- gadores norteamericanos.“En Australia estaba acostumbrado a la 75 Rodolfo Linas deferencia y el respeto de todos los que Jo rodeaban. El trato mis duro y directo de la comunidad cientifica en Estados Unidos Je result incémodo”, recuerda Llinas. A Gillian no le sorprendié la disputa- Mas alla de la intrj- ga sentimental, sospechaba que tarde 0 temprano chocarian sus personalidades, “Eccles es australiano. Yo soy australiana. Sabja que podia ser un tipo dificil. Eccles es un hombre que siempre queria ser el big man. El ego crece con los Premios Nobel, y no iba a tolerar a alguien como Rodolfo, que estaba haciendo una excelente investigacién”. James Bloedel, su primer estudiante de doctorado y quien llegé a ser decano del departamento de ciencias biomédicas de la Universidad Estatal de Iowa, elude hablar sobre esa época y su relacién con Llinds.Al parecer otra de las pérdidas emocionales de ese tenso periodo, A pesar de los malentendidos, las intrigas amorosas, el retraso en la adecuacién de equipos, fueron unos afios muy producti- vos. Llinds recluté para su grupo a Charles Nicholson, un fisico de particulas, y a Dean Hillman, un experto en el manejo de microscopios electrénicos. El grupo de trabajo lo completaban los cientificos John Freeman, Wolfgang Precht y Steve Kitai. Sus esfuerzos se centraron en revisar si Ramén y Cajal tenia razon cuando afirm6 que la organizacién del cerebelo en distintas es- pecies animales era tan similar que parecia existir una “ley bio- légica” para ello. Estudiaron y analizaron el cerebelo de pajaros como la pa- Joma comin (Columba livia), ranas como la rana toro (Lithobates catesbeianus), caimanes como el Caiman sclerops, tiburones y rayas que conservan gran parte de la arquitectura de sus antepasados de hace 400 millones de aiios. Por ese camino esperaban descifrar el “Arbol genealégico” de esa region del cerebro y asi entender Jo que habia cambiado y lo que permanecia estable alo largo de la evolucién.

También podría gustarte