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“;Por qué a mi?" Esta pregunta es la que se formulan las personas cuando se confrontan con la enferme- dad, la muerte o también con catéstrofes naturales. gp Pero también la pena cotidiana, asi como el fracaso de relaciones 0 la pérdida del trabajo, hace que muchos i? ros nS = aa | = JD. se desesperen frente a esta pregunta, No encuentran = l respuesta, al por qué un Dios misericordioso puede = permitir este dotor tan cruel. a, 3 d ml or l e a a oe EI misterio (ofl eo ™ ma y la justicia de Dios il 61 Il | AGAPE - BONUM - GUADALUPE - LUMEN - SAN PABLO Grates Garndove | (6042009 Anselm Grin {Por qué a mf? Anselm Grin éPor qué a mi? EI misterio del dolor y Ia justicia de Dios Agape - Bonum - Guadalupe - Lumen - San Pablo Grn, Anselm “Por qué ar: el mistri del ‘Buenos Aires: San Pablo, 2006. 160 ps 20x14 em. ISBN 950-861-8493, 4, Hapiitualidad. 1, Titolo cop 2914 | dolor y la justieia de Dios - ts ed La reim- lo original de la obra : Free one alot Die unvestirdiche Gerecigt Ges © Vier-Tirme GmbH ~ Verlag, Miinsterschwarsach 2005 TraducciGn; Evelina Regina Blumenkranz ‘Supecvisin de traduccién: Karja Lohner Diseno y diagramactén: Emilio Buso/ sbuso@interink.com.ar 1006 1" edicion: 13.500 efemplares, marzo 2 1? zeimpresin: 8,000 ejemplaves, junio 2006 ISBN-10: 950-861-849-3 ISBN-13: 978-950-861-849-6 Coedican: ‘Agape - Av. San Martin 6863, 1419 Buenos Aires ‘Fel: (O11) 4571-6001 | agape@agape-libros.com.ar Bonu - Corrientes 6687, 1427 Buenos Aires Tel: (DLL) 4554-1414 / prensa@editorialbonum.com sr Buitorial Guadalupe - Mansilla 3865, 1425 Buenos Aires “Tel: (011) 4826-8587 / ventas@editorialguadalupe-com.ar Lumen - Viamonte 1674, 1055 Buenos Aires “Te (O11) 4973-1414 yeralmen com + san Pablo - Riobamba 230, 1025 Buenos Aires [Fa (ott) 5555-2400 / eomunicacion@sar-yablo.com at © Agape - Bonum - Guadalupe - Lumen - San Pablo, 2006 Introduccién.. RESPUESTAS TEOLOGICAS FRENTE AL SUFRIMIENTO Consideraciones filoséficas bésicas El suftimiento en las religiones del mundo La respuesta de Jestis frente al sufrimiento.. Dar sentido al sufrimiento Ayuda a través de la Biblia Ayuda at través de la psicologta LA DISPUTA DE LOS MISTICOS CON EL DOLOR anemone El sufrimiento como desafio espiritual {Cémo puede Dios permitir el sufrimiento? : Impugnacién de la imagen de Dies a causa del sufrimiento .. iC6mo mantener la fe? nen He Expresar el suftimiento a través de Ia oracién #Por qué esta prueba? El sufrimiento como camino de maduracién EL TRATAMIENTO DE EXPERIENCIAS CONCRETAS DE DOLOR .... Sufrimiento provocado por las persones .. La muerte de seres queridos . La pérdida del compaiiero Cuando mucren los hijos: Padres huérfanos Arravesar el duelo - Aprender a transformar los remondimientos ¥ la pena we Cuando el cuerpo o el alma enferman Sufrimientos fiscos Sufrimientos psiquicos........0.++ Preocupaciones por los hijos Caracteristicas de personatidades dificiles 1 formas de vida enereveradas Homosexualidad ........ Enfermedad + discapacidad Enfermedad psiquica Anorexia Drogadiccién Fracaso en el erabajo y en las relaciones .... Desempleo ... Separacin y divorcio ......- Sufrimiento provocado por uno mismo Catastrofes naturales CONCLUSIONES .. BIBLIOGRAFIA Introduccién Et tsunami del 26 de diciembre de 2004 encendié nueva- mente la pregunta entre la opinién piblica respecto a la cau- sa del suftimiento en el mundo. {Por qué el sufrimiento? ;C6- ‘mo puede Dios permitir el dolor? {BI suftimiento sin sentido €s una prueba en contra de Ia existencia de Dios? {Dios per- mite el dolor? Acaso lo envia El? ;Cémo puedo aunar fa imagen del Dios misericordioso con la de! suftimiento des- piadado? {No es injusto Dios cuando deja que precisamente los pobres sufran? El salmo 34 dice: “Este pobre grité y Dios lo escuchs, y lo salvé de todas sus angustias” (Salmo 34, 2). #Podemos continuar rezando actualmente este versiculo del salmo si la muerte nos arrancé a nuestro propio hijo? {Estas palabras no son un sarcasmo cuando vemos a los pobres que padecen una desgracia tras otra? Por ejemplo, una mujer sola, que de por sf leva una vida dificil, que siente que en el trabajo le hacen la vida imposible y debe luchar alo largo de su vida, ahora se entera a través del médico de que tiene edncer. Entonces surge de ella: “Por qué precisamente yo? Qué hice para merecerlo? Todos estos afios me esforeé por vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. ‘Transité un camino espiritual. Me alimenté saludablemente. WY ahora me ocurre esto? Por qué? Dios desea castigarme por algo! Por qué Dios me hace algo asf? Ya luché demasiado. Ir sola por la vida sin el apoyo de una familia no siempre fue fa- Introduccién cil, :Y ahora encima esto? {Tiene que suceder todo al mismo tiempo? Es injusto. A los demas todo les sale bien. En cambio a mi, todo me sale mal. Es como si me hubiesen echado una tnaldicidn. {Dios se preocupa acaso por mi sufrimiento? En la oracién le pedf a gritos, peto no sirvi6 de mada” ‘Tales preguntas son formuladas una y otra vez en las con- versaciones y después de las disertaciones. La pregunta central es siempre: “jPor qué Dios permite el sufrimiento? Por qué no lo impide? (Por qué este dolor tiene que tocarme precisamen- rea m(? {Qué esta tramando Dios, que se destruye todo sobre lo cual edifiqué tni vida? ;Dios es tan cruel? {No tiene compa- sién conmigo? [Es injusto”” No puedo responder nada a la pregunta de si Dios es injus- to. Sélo puedo decir: “No lo sé. No puedo mirar las cartas de Dios. No puedo colocarme por encima de Dios y observarlo para ver qué piensa acerca de todo lo que sucede. Sélo puedo tratar de entender e interpretar con posterioridad lo que suce- dio”. Junto con Ia persona que sufte, trato de enfrentar su ira yysu tristeza, su profundo dolor y su desesperacién. También yo debo soportar Ia incomprensibilidad de su padecimiento. Re- cién cuando hemes estado en silencio durante suficiente tiempo podemos buscar cuidadosamente las palabras que transmitan a la persona que sufte nuestra compasién y nues- tra impotencia, pero también nuestra disposicién a estar con ella. Quizd surjan entonces en nosotros algunas palabras que alienten y animen al otro. Si en este libro escribo muchas palabras dirigidas a todos aquellos que estén oprimidos, doblegados, conmocionados, quebrados y confundidos por el suftimiento, debg hacerlo con sumo cuidado. Por experiencia, sé que incluso*las palabras Introduccién mejor intencionadas pueden lastimar a aquel que esté aturdi- do por su doloe*Todos los intentos de explicacién e interpre- tacién provocan a menudo tnicamente la ira: “Puedes hablar muy bien. Pero cuando pierdas a tu hija en un accidente, ya no hablards mds ast” En este libro, sin embargo, me arriesgo a hablar. Al hacer- lo tengo presentes a muchas personas colmadas de dolor que hhe encontrado en: los iltimos afios. Querido lector: si el sufri- miento y la tristeza atin son demasiado grandes en ti, puede suceder que algunas frases te irriten o lastimen. Pero confio en que, también en tu tristeza, habré etapas en las que bus- ques palabras que coloquen lo sucedido bajo una luz diferen- te, que te ayuden a comprender la pena que te ha alcanzado y a tratarla de otro modo. ‘A veces también puede ser itil apartarse de la experiencia subjetiva que nos ocupa en ese instante y mirar con mayor objetividad la cuestién del suftimiento, considerar todas las ideas que los sabios de todos los tiempos han tenido acerca del suftimiento. Las reflexiones de los demés no pueden des- hacer el suftimiento personal. No pueden aliviar el dolor. Pe- to quizé el enfoque o la experiencia de otra persona ayuden a mirar la situacién con otros ajos. Por esta taz6n, en el presen- te libro he reunido algunas teorfas que me parecen adecuadas para el tratamiento cristiano del sufrimiento. No pretendo que las ideas sean soluciones, sino s6lo una ayuda para colo- car la experiencia dolorosa propia ante un horizonte més am- plio. Pensat crea una distancia frente a mi dolor. Y a veces precisamente esta distancia es «itil para mitigar el dolor. Pero pensar no diluye el dolor. Pensar lleva a comprender. Y, fren- te a toda la incomprensibilidad del suftimiento, existe una Introduccién necesidad primitiva del hombre por entender su suftimiento, Unicamente si comprendo mi vida podré ayudarme y sopor- tar el dolor, Querido lector: Este libro pretende ser para ti una ayuda existencial. Pero, ante todo, quisiera tomarte de la mano ¢ introducirte en el mundo del pensamiento teolégico y del co- nocimiento espiritual, tal como la tradicién eristiana nos lo muestra. Quiag estas ideas te resultan extrafias, quizd tampo- co sientas ahora la necesidad de confrontarte a estas ideas. Entonces puedes abocarte directamente a los ejemplos con ccretos en la tercera parte. Pero tengo confianza en que el pensamiento teol6gico y la biisqueda espiritual de muchas personas que se han esforzado honestamente te conduzcan hacia un mundo en el que te sientas comprendido, en el que puedas ser ti con tus preguntas, con cus gritos, con tu deses- peracién. Las personas que cito en este libro han experimen- tado por si mismas mucho suftimiento. Pero han tratado de interpretar sus experiencias y, a través de ello, dominarlas. Ellas querian, al menos, satisfacer asi su razonamiento. Y si bien a veces ya no puedes pensar correctamente porque estas demasiado aturdido, te ayudard a ordenar tus pensamientos y a penetrar con tu ra26n lo incomprensible e inconcebible de ‘este padecer. Seguramente los intentos intelectuales de interpretacién también permitan escapar del suftimiento. Pero he realizado la experiencia de que es necesario tomar con seriedad el razo- namiento. El hombre debe satisfacer su razonamiento critico. De lo contrario, pasard por alto un aspecto esencial del ser hu- mano. Por esta raz6n, te deseo, querido lector, que las paginas 10 Introduccién siguientes no sean para ti un juego mental poco realista, sino una ayuda para poder desenvolverte con tus propias experien- cias. Quizé el suftimiento haya destrozado tu fe, La reflexién teoldgica seguramente no te devolvers la fe, pero podré apo- yarte para que coloques cu fe sobre una nueva base y para au- nat tu imagen de Dios con tu experiencia, u Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento Consideraciones filos6ficas basicas E\ filésofo alemén Leibniz denominé la cuestién de Dios yy el dolor como el problema de la teodicea. Leibniz se cues- tioné cémo podia unirse la fe en e! Dios todopoderoso y be nevolente con la experiencia del mal, de la oscuridad y el su- frimiento. De ese modo tom6 la iniciativa de colocar a Dios frente al tribunal del razonamiento hurnano. Pero Leibniz no acusé a Dios, sino que lo defendié en vista del suftimiento del mundo. Mientras que el poeta alemén Georg Bichner veta al suftimiento como la mayor prueba contra la existencia de Dios, Leibniz queria demostrar mediante motivos de la razén potqué incluso el dolor nos remite a Dios. En la actualidad, la mayorta de los tedlogos son escépticos con respecto a si es posible responder o no al problema de la teodicea. Por esta raz6n, muchos renuncian de antemano a formularse la pregunta. Johann Baptist Metz opina, sin em- Dargo, que renunciat al problema de la teodicea dejaria a los hombres solos con su dolor. Por ello habla a favor de una nueva sensibilidad con respecto a este antiguo problema, El considera que ciertos movimientos espirituales hacen enmu- decen el lamento del hombre, al acentuar tanto la unidad con Dios. El hombre ya no sabe a dénde ditigirse con su do- 13 Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento lor y su lamento. No obstante, Metz también comprueba que las respuestas dadas por la tradicién casi no pueden satisfacer- ros actualmente Mencionemos aqui la respuesta de san Agustin: “La belle- za del orden mundial deslumbra principalmente en los opues tos, cuando el mal se encuentra en ella y debe servir al bien” (cf. Greshake, pag. 14 y sig.) El sufrimiento y el mal son pac ra Agustin, el fondo oscuro sobre el cual la luz del amor di no destella con tanta mayor claridad. Agustin no se forrmula la pregunta sobre si Dios es debil frente al mal, Prefiere defi- nir la omnipotencia de Dios de la siguiente manera: “EI Dios ‘omnipotente... nunca permitisfa la existencia de algiin mal en sus obras, ya que Elles bueno por encima de todo, si no fuera El mismo tan poderoso y bueno cémo para provocar el bien a partir del mal”. Con esta vision, Agustin retine la on- nipotencia de Dios y el dolor: Dios no evita el sufrimiento, pero puede transformarlo y mediante el suftimiento provocar el bien. Esta respuesta seguramente es valiosa. Pero si como acom- pafiante espiritual me disijo con ella a una persona que sufie, le resultara de poca ayuda en ese momento. Quiz4, incluso, la perciba como cfnica. Sin embargo, Agustin en ningiin mo- mento es insensible al padecimiento. El suftié mucho por la caida de Roma, Allf se dertumbé todo un mundo para él. Su respuesta cs un intento de colocar el sinsentido de esta caida y el sinsentido de todas sus experiencias personales de sufti miento bajo un horizonte mayor. Este horizonte mayor debia permitirle dominar el dolor sin quebrarse en el intento. La otra respuesta clésica proviene de Leibniz. Su tentativa de explicacién marcé toda la filosofia idealista alemana: “La 14 acces Consideraciones filoséticas basicas sabidurfa sin limites del Todopoderoso, junto con su incon- mensurable bondad, han “provecado que, visto todo conjun- tamente, no pueda surgir nada mejor que aquello creado por Dios... Por esta razén, siempre que en las obras de Dios apa- rexca algo reprochable, deberemas aceptar que no las cono- cemos lo suficiente y el sabio,que es capar de entenderlas, opinaré que no podrfan haber sido deseadas mejor” (cf. Gres- hake, pag, 15). Por este motivo, para la filosofia idealista no existe oposicién entre Dios y el suftimiento. Esto significa pricticamente que cuando nosotros, los seres humanos, ve- ‘mos aqui una contradiccién, es porque nuestro: horizonte de pensamiento es muy estrecho. Necesitamos una estructura de sentido mas amplia, Entonces reconoceremos que Dios y el suftimiento confluyen en una armonia superior. Esta éptica coptimista del fil6sofo alemdn se derrumbé con el terremoto del afio 1755, en el que fallecieron mas de cien mil personas en Lisboa. También para nosotros, en la actualidad, resulta demasiado distante del dolor concreto que acaece a los hom- bres. Para el que es victima de catéstrofes naturales, el que padece una enfermedad, el que es golpeado por el destino, es- ta respuesta tedrica casi no lo satisface. Muchos tedlogos consideran que el sufrimiento no puede comprenderse, que simplemente deberia soportarse. Por esta raz6n, las repuestas te6ricas no brindan ayuda. Es necesario tomar con seriedad esta objeci6n. Pero cuando un hombre se encuentra sumido en el suftimiento, a pesar de ello anhela comprenderlo, Involuntariamente el suftiente comienza a preguntar: “Por qué sucedi6? Por qué justamente a mi? {Cul es el sentido de todo esto” La experiencia de dolor nos impulsa a querer entender con nuestra razén aquello que nos ocurre Respuestas teoldgicas frente al sulrimiento Bl tedlogo friburgués Gisbere Greshake realiz6 un intento teolégico propio para conciliae a Dios con el suftimiento: él parte de una comprensién profunda de la omnipotencia. La ‘omniporencia de Dios no significa que Dios pueda crear algo ajeno al ser. La omnipotencia de Dios no crearé un c(rculo triangular. Tampoco crearé al hombre libre y evitard el sufti- miento. “Si Dios desea la libertad inherente a [a criatura, con. ello esta incluida necesariamente también la posibilidad de sufrimiento” (Greshake, pg. 29). "La libertad del hombre tie- ne el sentido dle que éste pueda amar a Dios. Ya que sin liber- tad no hay posibilidad de amor. El sufrimiento es la conse- ccuencia de la decisién de libertad equivocada” (tb., pag. 31). Dado que vivimos en un mundo de hombres pecadores, encontramos el sufrimiento como consecuencia del pecado anterior a nuestra propia decisién de libertad, Pero también existe el sufimiento que no proviene de la libertad del hom bre sino del mismo cosmos. El tsunami de 2004 no fue pro- vocado por una condueta equivocada del hombre, sino que nacié del interior de la tierra. Para el jesuita y cientifico Teithard de Chardin él suftimiento es el producto cortelat- vo inevitable de la evoluciér Pero también esta respuesta satisface poco. A lo sumo pédriamos decir: Las catéstrofes naturales muestran que el mundo no es un mundo tinica- mente pacifico y arménico, sino uno en el que reina el caos, ‘en el que encontramos lo imprevisible y a veces la furia des- ‘tructiva. El mundo no es bello y bueno en el sentido armo. nizador en el cusl deseamos imaginamos el mundo. Tam- bién tiene en sf algo cruel. De tal manera, incluso el devoto cristiano Reinhold Schneider, que durante la Segunda Gue- ra Mundial oftecié consuelo a muchos soldados en el cam- po de batalla a través de sus poemas, al final de su vida que- 16 Consideraciones filoséficas bésicas do impactado por la crueldad que reconoefa en la naturale za, Ella oscurecié su imagen de Dios y le hizo casi imposible comprenderls. Greshake continiia argumentando en su meditacién sobre Dios y el sufrimiento: “El suftimiento es ... el precio de fa li- bertad, el precio del amor. Un Dios que en virtud de su om- nipotencia y bondad evitara el suftimiento, deberia hacer imposible el amor (que requiere libertad). El amor sin dolor serfa, por lo tanto, un imposible” (Greshake, pag. 46). Es un intento de satisfacer la razin que pregunta acerca del porqué del suftimiento. Pero no es una respuesta con la cual poda- mos quedarnos conformes. Por e! contrario, intenta respon- dera la penetrante raz6n, Pera la raz6n se tranquiliza s6lo por un instante, luego reaparece y contintia indagando. E inclu- so cuando la raz6n es acallada, de pronto se hace notar la vo- luntad y se rebela contra esta respuesta. Basta pensar en Ivén. Karamasov en la novela de Dostoievski Los hermanos Kara- ‘masov: El no quiere aceptar el mundo creado por Dios. Para éles demasiado elevado el precio que debe pagar como hom- bre por el suftimiento que colma el mundo. “Mi bolsillo no ‘me permite abonar un precio de entrada tan elevado. Por eso ‘me apuro a devolver mi entrada. No se trata de que no reco- noxca el valor de Dios, Aljascha, pero con el mayor de los respetos le devuelvo Ia entrada” De estas reflexiones surge claramente que Dios no desea el suftimiento. Tampoco lo envia. Pero Dios lo acepta porque le es importante la libertad del hombre, que es la condicién del verdadero amor. Esta es la respuesta de la teologta. Greshake tiene razén con su intento por vincular la pregunta de Dios con el sufrimiento, ya que el suftimiento atafe a nuestra ima- W Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento igen de Dios. No podemos practicar una teologia libre de su- ffimiento. No debemos ver a Dios demasiado bonito, Muchas personas que han suftido ya no pueden oft las palabras vacfas del “buen Dios” que siempre tiene las mejores intenciones pa- ra con nosotros. Esto les provoca resistencia, y les resulta de- masiado barato. Ellas no asocian esta imagen tierna y agrada- ble de Dios con su experiencia. Por esta ra26n, también la teologia debe enfrentar al sufrimiento y preguntarse cul es el significado de lo oscuro y penoso en este mundo, en relacion con nuestra imagen de Dios. La respuesta cristiana es la ima- gen de la Trinidad de Dios, que ingresa en el sufrimiento de su Hijo y nos envia el Espiritu Santo, que se encarga de nues- tra debilidad y nos fortalece en el suftimiento, y que reza en. nosotros con gemidos inefables a causa de la afliccién por el dolor (cf. Rm 8, 26). Karl Rahner comenta al respecto que si bien atribuir el su- frimiento a la libertad humana es una respuesta correcta, no es la dltima: “Tenemos prohibido darnos por satisfechos con ‘esta respuesta” (Rahner, pég. 459). Como tinica respuesta a la pregunta por el suftimiento, él ve: “la incomprensibilidad del sufrimiento es una parte de la incomprensibilidad de Dios" (ib., pag. 463). Y aceptar la incomprensibilidad del suftimien- to es para él "la forma concreta en la que aceptamos al mismo Dios y dejamos ser a Dios” ((b., pig. 465). Rahner cuenta de la visita de Walter Dirk al gravemente enfermo Romano Guardini. Este le dijo a su amigo en el lecho de muerte que en el Juicio Final no slo se dejaria indagar por Dios sino que él mismo formularia la pregunta para la cual ni la Biblia ni el dogmatismo eclesidstico le han dado una respuesta: “(Por qué, Dios, tan terribles rodeos para Hegar a la salvacién, el suffi miento de los inocentes, la culpa?” (fb., pag. 465). Rahner es- Consideraciones filosoficas basicas té convencido de que [sélo en el encuentro con Dios en la muerte obtendremos [a respuesta a la pregunta acerca del su- frimiento? Y la tinica respuesta serd, para él “el Dios incom- prensiblé en su libertad”. Y cierra sus reflexiones sobre la pre gunta acerca de por qué Dios permite nuestro sufrimiento, con las palabras: “No existe otra luz bienaventurada que ilu- mine los oscutos abismos del sufrimiento més que el mismo Dios. Y a El s6lo lo encontramos si benevolentemente deci- ‘mos sia la incomprensibilidad de Dios, sin la cual él no serfa Dios" (ib., pig. 466). Esta respuesta de Rahner es para mf la Gnica respuesta teo- logica que me satisface. Siempre que hablamos de Dios con ‘excesiva simpleza y facilidad, lastimamos a los hombres que se quiebran en el suftimiento. En dltima instancia, Dios perma- nece tan incomprensible como el suftimiento, Lo mismo se aplica cuando hablamos sobre el ser humano. Si creemos que sdlo necesitamos pensar positivamente y entonces sabremos cémo manejarnos con el suftimiento, no responderemos al hombre con su misterio abismal. He conocido a jévenes que deseaban suicidarse porque se sentfan fracasados en un mun- do en el que todo florece, en el que sdlo es necesario esforzar- se 0 pensar positivamente para que la vide resulte exitosa. Sin embargo, se trata de soportar Ia incomprensibilidad del sufti- miento y aceptar en ello al Dios incomprensible y al misterio del hombre. Cuando me rindo al misterio inefable e inexpli- cable un Dios al que no comprendo, en algin momento sur- geen mi un Dios que es toralmente distinto. Y entonces dejo de preguntar por qué Dios permite e! sufrimiento. Simple- mente miro hacia el oscuro abismo de Dios para descubrir all la luz de su amor que hace enmudecer mi cuestionamiento. Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento El sufrimiento en las religiones del mundo tras religiones brindan respuestas diferentes a la pregunta acerca del suftimiento. Por ejemplo, el budismo ensefia: la cau- sa de todo sufrimiento es el contacto con el mundo. Debemos liberamnos del mundo, y estaremos libres del suftimiento, Sélo aquel que esta apegaclo a la vida experimentaré suftimientos a través de la enfermedad. Sélo el que se aferra a sus posesiones yasu salud, experimentard la pérdida como un suftimiento. E! sufrimiento ya no invade a aquel que ha eliminado el contac- to con el mundo a través de la meditacién y el ascetismo. En este sentido, el budisma distingue cinco tipos de suftimiento: {a edad, la enfermedad, la muerte, la separaciGn, el fracaso. To- dos tienen sus rafces en la avidea de vida. Por esta raz6n, el ca- rmino espiritual budista consiste en suprimis la avidee a través del desapasionamiento, y suprimir asi el sufrimiento, No obstante, en el budismo Mahayana existe otro concep- to del suftimiento: los muchos bodhisacvas que se han libera- do del sufrimiento, padecen con los hombres que todavia estén ‘oprimidos por el sufrimiento y los ayudan mediante su compa- sion a hallar el camino para superar el suftimiento, Esta iltima respuesta es similar a la de Jess, que también padece con no- sottos para que podamos soportar nuestro suftimiento. El hinduismo ve la causa de todo suftimiento en la “parti- cularidad del ser’. Por esta razén, el hombre debe abandonar su separacién de Dios y llegar a ser uno con El y con todo lo que es. F] Atman individual debe deshacerse en el Brahman divino. Asf se elimina el sufrimiento. Los caminos del yora sitven para reunir al hombre con el Brahman divino. | El sufrimiento en las religiones del mundo También la mistica cristiana hace suya esta respuesta cuando desea guiar al hombre hacia la unidad en Dios. Sin embargo, la mética cristiana no elimina el suftimiento sino aque lo eleva en Dios. El sufrimiento se convierte en un cami- no hacia el amor de Dios. La mistica cristiana no desea en ‘modo alguno minimizar el suftimiento, como si éste se supti- icra a través de la unidad con Dios. También entonees sigue doliendo, mientras me siento uno con Dios en mi suftimien- to. Ya pesar de la experiencia de unidad con todo lo existen- te, el suftimiento puede conducirme hacia mis limites y hacia el temor de sucumbir. Los judlos lucharon siempre a lo largo de su historia con la pregunta del sufrimiento. Para las devotos rezadores de sal- mos significaba una gran afrenta que a los impfos les fuera tan bien y a los religiosos tan mal. El orante del salmo 73 ad- mite que estuvo a punto de dar un traspié en su fe cuando vio gue a los impfos les iba tan bien: “No comparten el infortu- rio humano ni sufren como los demas” (Salmo 73, 5). Pero luego reconoce que ellos se encuentran sobre un terreno res- baladizo: “{Oh, cudn de repente son asolados, se acaban y pe- recen de terror!” (Salmo 73, 19). Y finalmente reconoce: “Aan asf yo siempre estoy contigo, me sostienes de la mano derecha” (Salmo 73, 23). Dios permanece junto a él también ‘cuando padece, incluso cuando muere. Esto es suficiente pa- ra el piadoso. El Libro de Job trata exhaustivamente, la cuestién del su- frimiento. Para los amigos de Job, el suftimiento siempre re- mite a una culpa en e! hombse. Pero Job se resiste a ello. Else de modo correcto y honrado fren- esforz6 de buena fe en vi Respuestas teoldgicas frente al suitimiento te a Dios. Job expresa su dolor a gritos frente a Dios, El se la- menta y llora. Le realiza amargos reproches a Dios. Pero al fi- nal se rinde ante la incomprensibilidad de Dios. Dios se le aparece en la grandera de la creacién. Y aqut sélo puede incli- narse frente al Dios infinitamente grande. La historia del judaismo siempre estuvo marcada por la pregunta acerca del suftimiento. El pueblo padecié mucho su- frimiento, Pero nunca dej6 de aferrarse a Dios y de alabarlo. Un devoto reza: “Me aferro a ti, mi Dios, incluso cuando me destruyes”. Los judios ven a Dios como la causa del suftimien- to, De él proviene todo, lo bueno y lo malo. ¥ deberiamos to- ‘mar ambas cosas de la mano de Dios: “Dios nos arrebat6, y nos curaré; El nos hiti6, y nos vendara” (Os. 6, 1). En cambio el istamismo ni siquiera formula la pregunta acerca de Dios. Para éste, todo es destino, Responde a-todo el sufrimiento que pueda ocurtirle al hombre con la frase este- reotipada: “Alé lo quiso ast”. Esto significa que si Ald lo quie- re asi, el hombre simplemente debe someterse. Ni siquiera puede formular la pregunta del por qué. Sélo le queda some- terse a su destino y aceptar Ia inexplicable voluntad de Dios. ‘Sélo Dios sabe para qué todo es bueno. El hombre debe con- fiar en la voluntad de Dios. Las experiencias penosas son consideradas por el islamismo como una prueba, y a veces también como un castigo just que nos toca para que mejo- remos. En el sufismo, el padecimiento adquiere un nuevo significado. All existe una mistica propia del sufrimiento que, sin embargo, ha sido influenciada evidentemente por el monacato cristiano. El amor a Dios encuentra su coronacién en la disposicién al suftimiento. Un mistico persa considera 2 El sufrimiento en las religiones del mundo que el suftimiento es el mismo Dios. “Tales pensamientos han Hlevado a los misticos a asumir dcilmente todas las tribula- ciones, que incluso eran vistas como signos de especial bon- dad de Dios” (Schimmel, 1992, pag. 198 y sig., LThk [Diccio- nario de Teologia¢ Iglesia] 782) Nosotros, los cristianos, nos formulamos la pregunta del porqué, Con nuestra pregunta penetrante acerca del porqué nos sabemos en buena compafifa. Pues Jestis mismo la grité en la cruz: “Dios mio, Dios mfo, por qué me abandonaste?” (Sal- mo 22). Podemos formular la pregunta acerea del porqué. Pero no debernos esperat una respuesta te6rica. Tampoco Jestis reci- bi6 respuesta a su pregunta. Pero en la cruz continus rezando el ‘Salmo 22. Después de su séplica referida al abandono, recupe- 16 la confianza: “Porque no ha despreciado ni ha desdefiado al pobre en su misetia, no le ha vuelto la cara y a sus invocacio- nes le hizo caso” (Salmo 22, 25). En la resurreccién Dios lo es- ‘cuché. Entonces no le dio vuelta la cara sino que lo levant6. La resutteccién de Jests es, finalmente, la respuesta existencial de Dios a la pregunta del porqué en la cruz. Podemos meditar una ¥y otta ver sobre la cruz y la resurreccién de Jess para elevar nuestra pregunta del porqué hacia otro plano. La respuesta de Jestis frente al sufrimiento Una y otra vez encuentro gente que no sabe qué hacer con Jests. Y vuelvo a escuchar el reproche: Siempre nos represen- tan a Jestis como el sufriente. Querido lector, si tii mismo te enfrentas al sufrimiento, quiz veas al Jesis sufriente con otros ojos. Quizd descubras en El su gran solidaridad contigo 2B Respuestas teoldgicas frente al sufrimiemo mismo en tu suftimiento, Quizd busques en El una respuesta a tu experiencia de suftimiento. Pero Jests no reflexion6 teéri camente sobre el problema del suftimiento ni desarroll6 nin- guna doctrina sobre el sufrimiento con el cual consolatte y te- gtesar a tu hogar. Casi no encontrards palabras en El que te brinden respuesta a tus preguntas. Sélo en su vida podrés des- cubrir una respuesta a la pregunta acerca del sufrimiento. La Biblia nos da una serie de ejemplos en los que la tela Jestis con el dolor se toma demostrativa: La primera respuesta al sufrimiento la da Jesis, por ejem- plo, al dedicarse especialmente a los pobres y sufrientes. El se sabe enviado por Dios en primer lugar a los pobres, para cam- biar su sufrimiento. En la sinagoga de Nazaret refiere a s{ mis- mo las palabras del profeta Isafas: “El espititu del Sefiot esta sobre mi. El me ha ungido para llevar buenas nuevas a los po- bres, para anunciar la libertad a los cautivos y a los ciegos que pronto van a ver, para despedir libres a los oprimidos y para proclamar el afio de gracia del Sefior” (Le 4, 18 y sig.). Lucas menciona aqu{ tres formas de sufrimiento: el cautiverio, la ceguera y la opresién. Son tres experiencias esenciales de su- frimiento que actualmente continuamos encontrando: es el cautiverio debido a las presiones internas. Las obsesiones y las adicciones representan en la actualidad un suftimiento para muchas personas, que a menudo las destrozan y de las cuales no pueden salir por propia voluntad. La ceguera corresponde al suftimiento por la falta de sentido, que sobre todo Viktor E. Frankl, el creador de la logoterapia, ha diagnosticado como el auténtico sufrimiento de nuestro tiempo. én de ‘Abatidos y oprimidos se sienten todos aquellos que fueron Hee alcanzados por un golpe del destino, por la muerte de seres 24 La respuesta de Jests frente al sufrimiento queridos, por un accidente, por una catéstrofe natural 0 por tuna enfermedad incurable. Jests se siente especialmente en- viado a los sufrientes para predicar el Evangelio y proclamar- les un afto de gracia. Pero gqué les dice Jesis a los sufrientes? ‘Ante todo les promete la cercania de Dios. No han sido abandonados por Dios. El mismo ega 2 los hombres a través de Jesis para sanarlos y consolarlos. Jestis se muestra precisa- mente en el Evangelio segtin san Lucas como el médico que se dedica a los enfermos y sufrientes y sana sus heridas, que Jevanta a los doblegados y devuelve la visién a los ciegos. El afio de gracia que proclama Jests se hace realidad a través de su dedicacién a los enfermos y suftientes. Allf puede experi- mentarse la gracia de Dios, su amor tietno para con los po- bres. Este afio de gracia del cual habla Lucas debe hacerse realidad en cada afio eclesidstico, de manera que “hoy” suce- da en nosotros lo que en aquel momento Jests hizo por los pobres. El Evangelio segiin san Lucas muestra asimismo que a Je- sis le agrada sanar en el dia sabado. De este modo expresa de manera especial que El desea restablecer al hombre tal como Dios lo ha creado al comienzo, en su original dignidad y be- Tleza: La mujer encorvada se enderez6 nuevamente el sibado para alabar a Dios (Le 13, 10-17). En sus sanaciones milagro- sas Jestis hace que ya ahora se haga presente el reino de Dios para los hombres. ¥ al expulsar los demonios “a través del de~ do de Dios”, “el reino de Dios ha Hegado a ustedes” (Le 11, 20), Al liberat a los hombres de los espititus sombrios que los tienen atrapados y enturbian su pensamiento, permite que ellos experimenten el reino de Dios. Entonces dejan de nar en el hombre los espiritus sombrfos, y reina Dios mismo. Y cuando Dios teina en el hombre, cuando queda libre del 25 Respuestas teoldgicas frente al suftimiento suftimienco de la enfermedad o de Ia obsesin, se levanta y se alegra de su brillo original. Jesis dio la respuesta por cierto més enfatica al suftimien- to del hombre, al tomar sobre sf mismo el sufrimiento. En cierto modo ingres6 El mismo en el suftimiento humano. Al- gunos preguntan qué pensé Jestis cuando se sometié al sufti micnto. Esta gente considera que Dios sactificé a su hijo para borrar nuestros pecados. {Pero emo lo saben? En tiltima ins- tancia, nosotros no podemos saber por qué el camino de Jestis fue a través del suftimiento y la cruz. No podemos mirar las cartas de Jesis y reconocer las razones que lo impulsaron a no esquivar el sufrimienco sino a soportarlo. Tampoco sabemos qué pensé Dios para permititlo. No conocemos los pensa- mientos de Dios. Pablo exclama en la Epistola a los Romanos: “{Cémo indagar sus decisiones o conocer sus caminos? {Quién entré jamais en los pensamientos del Sefior? ;A quién amo ara que fuera su consejero” (Rm I, 33 y sig,). Teologia no significa, bisicamente, colocarse por encima de Dios ¢ indagar sus pensamientos. A veces tenemos la sensacién de que algunos te6logos introducen a Dios en su Propio sistema de pensamiento. Aparentemente saben qué piensa Dios mejor que lo que El mismo nos lo hiciera saber en su Revelacién. Sélo con posterioridad podemos interpretar y comprender lo sucedido. Los escritores biblicos han tratado de comprender e inter- pretar el camino de Jestis a través del sufrimiento en la cruz hhasta la resurrecciGn, Cada evangelista interpreté la pasién a su manera, de tal forma que podemos descubrimos a nosotros ‘mismos en su interpretacién. Los evangelistas describieron la pasién siempre de acuerdo con el trasfondo de sus propias ex- 26 i) eee La respuesta de Jests frente al sufrimiento poriencias de sufrimienta y, con ello, respondieron a las pre- guntas de los cristianos que por aquella época se expusieron a ‘muchas miserias por parte del estado romano y sus auoridades. Los relatos de la pasién de los Evangelios también pueden ayu- damos en la actualidad a dominar el suftimiento que una y otta vex nos acomete. Querido lector, deseo invitarte a observar con nuevos ojos el relato del sufrimiento de Jestis a la luz de tu | propia experiencia, Quizé encuentres allf un. camino para po- der soportar tu propio sufrimiento en comunién con. Jess. Jestis ha sufrido. Esto lo anuncian los cuatro Evangelios. El fue traicionado por uno de sus discipulos y abandonado por los otros. Asi, solo, es interrogado por el tribunal judio y Juego entregado a los romanes. Los soldados romanos se bur- lan de El y lo azotan. Lo castigan brutalmente y por dltimo lo crucifican de modo cruel. Con un grito en sus labios, mue- re solitario en Ia cruz. Jestis padecié en un mundo injusto lo ‘que actualmente muchos perseguidos politicos padecen de manera similar. Pero El no nos enseft6 por qué debemos so- portar el sufrimiento. Tampoco nos dijo por qué no eludi6 ef suftimiento. Sdlo podemos intentar comprender lo que suce~ di6. Y sélo podemos intentar comprender las interpretacio- nes de los cuatro evangelistas y hacerlas stiles con relacién a nuestra propia vida. Marcos, el primero en escribir su Evangelio, le otorgé un espacio desproporcionadamente extenso al relato de la Pa- sién. El evangelista ve a Jesis en la primera parte como el salvador exitoso y exorcista, cuando Jests expulsa con su po- der a los demonios. En la segunda parte, sin embargo, Jest se entrega con debilided a la fuerza de la oscuridad. Se arries- a Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento gaa la fuerza del mal, a ponerse a merced de hombres crue les. La primera parte describe a Jestis en su poderfo, en su éxi- toy en la gran convocatoria que provoca. En la segunda par- | te percibimos a Jessen su desamparo. Ya no realiza tilagros. Pero precisamente aqu{ radica la paradoja: con su debilidad y | ¥ amor que renuncia a toda fuerza extema, vence al poder | de los demonios. Precisamente all donde los demonios se ‘manifiestan con vehemencia y crueldad, les es quitado su po- der y son vencidos. En el Imperio romano, en la época en que Marcos escribié su Evangelio los hombres tentan la sensacién de vivir en un mundo fragil, dominado por los demonios y amenazado en todo momento con la destruccién. Jestis se su- mergié en este mundo fesgil, marcado por intrigas politicas, por la envidia y el rencor, por la violencia y la brutalidad, pa- ta salvatlos. El suftimiento tiene, por lo tanto, el efecto de dejamos padecer Ia oscuridad de este mundo y, al mismo tiempo, trans- formarla en amor. El suftimiento, que aparentemente es pasi- vo —por algo hablamos de la Pasién—, es en realidad una lucha contra la oscuridad y lo demonfaco, contra el poder del mal. Vence a los demonios que quicren evitar que el hombre viva su vida y se abra a Dios. En el suftimiento —as{ lo en- tiende también el evangelista Marcos— nos sumergimos en la oscuridad de este mundo. Pero si soportamos el suftimiento con amor como lo hizo Jesiis, venceremes al poder de la os- curidad. Entonces la experiencia de la més profunda debili- dad se convertiré en una vivencia del mayor poder. Y el fuerte atito de Jesds en la cruz no es un grito de abandono, sino un grito de triunfo sobre el poder de los demonios. Frente a su srito, se rasga el velo del templo. Entonces se hace posible pa- 1a todos acceder a Dias, incluso para los fracasados, incluso eee eee La respuesta de Jestis frente al sufrimiento para aquellos que se sienten abandonaces y expulsados por los piudosos. El suftimiento, como nos muestra el relaco de la Pa- sign segin san Marcos, puede quitar el poder a los demonios de este mundo, superar Ia oscuridad y transformar el mundo del mal. Quizé quisiéramos responder entonces que Dios de- berfa liberar y salvar a cada uno de su sufrimiento. Pero a ve- ces no nos queda otta cosa que entrar con Jess a nuestra en- fermedad y nuestro sufrimiento, y soportarlo con impotencia y desampato. Entonces cambiaré desde adentro, Precisamen- te on el suftimiento seremos permeables a Dios. Bl destino de Jesdis nos quita la ilusidn de que Dies nos liberard de todo su- ‘fimiento. Dios no nos libera, pero nos fortalece, como a su hijo Jesueristo, para que soportemos la oscuridad e incom- prensibilidad de nuestro sufrimiento con la impotencia del amor y fo transformemos en un lugar de profunda experiencia divina. La dptica desde la que Marcos relata la Pasién de Jest, vuelve a aparecer en una carta que Teilhard de Chardin, el gran cientifico y tedlogo, le escribié a su hermana Marguéri- te-Marie, gravemente enferma. Mientras Teilhard viajaba por el mundo y Hlevaba a cabo importantes investigaciones, su hermana estuvo postrada en su lecho de enferma durante toda su vida. Peto precisamente por esta razén —segtin con- sidera su hermano— ella aport6 més a la transformacién del mundo que él con sus muchos éxitos de investigacién; ya que ella lumin desde la profundidad Ia oscuridad de este mun- do y a través del amor dio vida a lo entumecido. En el prés- logo de la biograffa de su hermana fallecida en el afio 1936, Teilhard escribe: “Mientras yo atravesaba naciones y mares 29 Respuestas teoldgicas frente al suftimiento | al servicio de las fuerzas positivas del universo y me esforza- ba apasionadamente por observar todas las tonalidades de la. | ‘icra, 16, tendida inmévil en tu lecho, en la profundidad de | tu ser has transformado en luz la oscuridad mas terrible del mundo. Dime, Marguérite, quién ce nosotros dos ha elegido la mejor parte a los ojos del Creador” Teilhard de Chardin experiment a Dios en la vida y a través de ia vida. Pero él ‘mismo se formula la pregunta: "Pero Dios puede hallarse en. cada muerte y a través de cada muerte!” Estas, en iltima instancia, la pregunta que confunde a todos los hombres. Y no obstante, deberemos aprender a reconocer también esto con una mirada ejercitada y experimentada; de lo contrario permaneceremos eiegos para lo mas especificamente cristia- no del pensamiento cristiano, y perderemos el contacto con Dios en uno de los aspectos mis extensos y susceptibles de nuestra vida" (Teilhard de Chardin, Der gitelche Bereich ("El medio divino”l pég. 78). Para Teilhard, la esencia de lo cris- tiano radica en que pasamos por encima de la muerte “al des- cubric en ella a Dios”. Luego —opina— hallaremos lo divi- rho en nuestro corazén. La muerte y la resurreccién de Jess ‘nos muestran que “Cristo supers la muerte no solo al evitar sus fechorfas, sino dando vuelta su aguijén. Gracias a la re- surreccién, ya nada conduce inevitablemente a la muerte. Todo puede convercisse para nuestra vida en el contacto bendito con las manos divinas, en la influencia bendita de la voluntad divina” (ib., pig. 81). Con estos pensamientos Teilhard ha traducido a nuestra época actual la éptica del Evangelio segtin san Marcos acerca de la muerte y la resu- seccién, Teilhard nos anima a descubtir a Dios precisamen- te en el sufrimiento inefable. Seguramente esto nos resulta a menudo dificil. ¥ alguno se resiste a buscar a Dios precisa- 30 qT La respuesta de Jestis frente al sufrimiento mente allt, Pero el Evangelio segiin san Marcos nos muestra que en el sitio de la mayor derrotu, en la crue, tenemos abier- tol acceso a Dios. El velo del templo se rasga y estamos mas cerca que nunca de Dios. Bl evangelista Mateo desiste de interpretar el sufrimien- to de Jestis. El describe, por un lado, muy objetivamente el suftimiento sin interpretarlo. Dios parece estar lejos del su- friente Jestis. No interviene. No evita el sufrimiento. El su- frimiento de Jestis parece no tener sentido. No obstante, si observamos mas detenidamente el relato de la Pasi6n segiin Mateo, reconoceremos puntos de partida para una interpre- tacién, Junto al Monte de los Olivos describe cémo Jess lucha con Dios y le pide a su Padre que el cdliz del sufri- miento pueda pasar de largo junto a El. Pero finalmente se entrega a la voluntad de Dios. En la oracién reconoce que este céliz no puede pasar junto a El sin que lo beba. Y asi se entrega a la voluntad de Dios (Mt 26, 42). Del mismo mo- do que ensefié a sus discipulos a rezar en el Padrenuestro, lo hace El mismo: “Hégase tu voluntad”. ;Significa esto que el suftimiento es la voluntad de Dios? Por cierto, no debemos interpretar asf esta oracién. Jestis teconoce precisamente en Ta oracién que no debe escaparse del sufrimiento, dado que en ese caso se quebrarfa su solidaridad con los discipulos. Si bien asi El quedaria a salvo, le quitarfa a su mensaje la con- secuencia y claridad. Para Jests, la voluntad de Dios en es- ta situacién concreta consiste en no apartarse del sufri- miento sino en soportarlo, Para Mateo, Jestis se convierte en el maestro digno de crédito porque vive en si mismo aquello que proclama a sus dise{pulos. 31 Respuestas teoldgicas frente al suftimiento Jess nos invita a rebelamos contra el suftimiento y a lu ‘char frente a Dios para que el céliz pase de largo junto a no- sotzos. Pero a menudo no nos queda otra cosa que rendimos con Jestis a la voluntad incomprensible de Dios y confiar en que, incluso en el suftimiento, Dios nos sostiene en su mano NO nos permite caer. ‘Con el fin de documentar que Ia PasiGn de Jestis no signi- fica el fracaso de su misién sino que era acorde a Dios, Mateo cita una y otra ver pasajes de los salmos. Tanto en la traicién de Judas como también en el camino hacia el Monte de los Olivos intercala pasajes del profeta Zacarfas para interpretar el acontecimiento de la Pasi6n. En la Pasion de Jess se curn- ple lo anunciado por los profetas. En el aparente mal tiene lu: gar la salvacién del pueblo. Jess es traicionado, pero Dios transforma esta traicién en bendicién para los hombres: Dios no interviene durante este sufrimiento cruel y aparentemnen- te sin sentido. Sélo cuando Jestis muere, reacciona la tierra y se oscurece durante la lucha de Jestis con la muerte. En su muerte Jesiis experimenca la ascuridad de todos los hombres, ta oscuridad del mal y el sinsentido del sufrimiento. Inmedia_ tamente despues de su muerte se registra un terremoto, las ro- ‘cas se parten y muchos muertos salen de sus tumbas. A través de esta reaccién del cosmos, Dios responde al suftimiento de Jestis. El corazén endurecido de los hombres se parte. La tie- rra tiembla y reconoce que en este Jests el mismo Dios ha so- portado el dolor y lo ha transformado. El velo en el templo se rasga. Ahora todos tienen acceso al lugar sagrado, a Dias, en el que podemos estar salvos e integros. El sufrimiento de Je- sis abre a Dios nuestros corazones cerrados. Dios confirma a su Hijo en la resurrecci6n. Allf demuestra que ni el sufti- mienco més cruel ni la muerte més violenta son fa tiltima pa- 32 a|Hane La respuesta de Jestis frente al sufrimiento labra. Tampoco en el sufrimiento Jestis se caeré de Ia mano ‘de Dios, aunque ya no la perciba. Por otra parte, Mateo no traté el problema del suftimiento solamente en su relato de la Pasin. Una y otra ver describe situaciones en las que los hombres se enfrentan con el sufti- miento. Para él, en el suftimiento se trata de creer firmemen- te, Pero nuestra fe es con frecuencia demasiado pequefia. En el relato de la tormenta del mar, Pedro teme ahogarse en los torrentes de agua porque presta excesiva atenci6n a las olas y ala tormenta. Cuanto mas concentrados estemos en el sufti- miento que nos ocurre, tanto mis nos hundiremos en él. Es necesario elevar la mirada a Jestis. La respuesta de Jess fren- te al miedo de los discfpulos a sucumbir es: “jAnimo, no te- man, soy yo!” (Mt 14, 27). ¥ la respuesta a Pedro también se aplica para nosotras cuando estamos a punto de desanimaros enel suftimiento: “Hombre de poca fe, ;por qué has vacilado?” (Mc 14, 31). En Mateo no se trata de tener o no fe, sino de te- ner fe débil o fe intensa. Necesitamos una fe intensa para po- der subsist en el suftimiento. La respuesta que Mateo da a la pregunta del suftimiento aparece al comienzo y al final del Evangelio: Jesucristo es el Emanuel, el Dios con nosottos. Ast lo proclama el angel a Jo- sé antes del nacimiento de Jesis. ¥ al final lo promete el re- sucicado a sus discipulos: “Yo estoy con ustedes todos los dias hasta el fin de la historia” (Mc 28, 20) Jesis se enfrenta al sufrimiento desde el naci rodes da Ia orden de matarlo. Mientras José, por indicacién, del angel, huye a Egipto con Marfa y el nifio, Herades hace ‘matar a todos los nifios de hasta dos afios de edad. Esto pare- ce ser un suftimiento sin sentido. (Por qué deben sufrt los ni- ito. He- 33 Respuestas teologicas freme al sufrimiento fos? Mateo no da ninguna respuesta a ello. En el sufrimiento él solo ve el cumnplimiento de aquello “que habfa anunciado cl profeta Jeremfas: En Ramé se oyeron gritos, grandes sollo- 10s y lamentos; es Raquel que Hora a sus hijos; éstos ya no es- tn y no quiere que la consuelen” (Mt 2, 17 y sig.). El tiene cen cuenta que puede existit un suftimiento tal. Pero en medio del suftimiento comienza el relato de Ie Salvacién, Jesis va creciendo en la distancia y se convierte en el verdadero re- dentor y salvador. Con la muerte de Jestis en la cruz se com- plera el sufrimiento iniciado con su nacimiento. Mateo no nos dice por qué debe ser ast. Pero el evangelista esté conven- cido de que en medio de este sufrimiento Dios suscita la sal- vacién y la redencién para todos nosotros. Dios confirma al Jestis suftiente en la cruza través de la reaccién de todo el cos- mos. Y lo confirma en la resurrecciGn. Ast, Dios tampoco nos liberars sencillamente del sufrimiento a nosotros, los hom- bres. Pero la historia de Jesiis nos muestra que, en medio de| nuestro suftimiento Dios, ya provoca la salvacién y que, a mds tardar en la muerte, Dios nos mostrarg que no nos ha dejado| solos, sino que siempre estuvo junto a nosotros en Jesucristo, el Emanuel, que ahora transmuta nuestro sufrimiento y lo eli- ‘mina para siempre en la muerte. Lucas, que escribe su Evangelio en el contexto de la filoso- fia griega, describe a Jess en su sufrimiento como el hombs verdadcramente justo, que cumple el ideal de la filosoffa grie ga de un hombre justo y recto. Ya para Platén, el mayor fils sofo de Grecia, estaba claro que en nuestro mundo injusto| ‘marcado por las intrigas, un hombre verdaderamente justo n 34 La respuesta de Jestis frente al sufrimiento puede salir indemne. Se lo expulsaré de la ciudad porque per- turba nuestros cfrculos injustos. Se lo prenderé y finalmente ‘mataré en la cruz, Jess colmael anhelo de los griegos del hombre verdade- ramente justo. E] muestra que el sufrimiento no lo aparta de Dios y del camino correcto. El sigue su camino hasta el amargo final. Incluso en la cruz continvia rezando por sus ‘enemigos. Y rezando se deja caer, en su muerte, en las manos bondadosas de Dias. El sufrimiento de Jestis es para Lucas co- mo un drama griego, como una tragedia en la que muere el héroe. Peto los espectadores se transforman a través de esta obra. La obra lleva a los griegos a la catarsis, a la purificacién de las emociones, a la salvacién espiritual del hombre. Lucas lo describe también en la muerte de Jesis: “Y toda la gente que se habfa reunido para ver este especticulo, al ver lo ocu- rrido, comen26 a itse golpedndose el pecho” (Le 23, 48). Al golpearse el pecho toman contacto con su nicleo divino y regresan a casa interiormente transformados. Lucas nos muestra cémo Jestis domina el suftimiento: con rectitud, co- mo hombre justo que no se deja apartar de su camino de jus- ticia y de amor. ¥ como hombre que mantiene su amor has- tael final. El centurién reconoce, en este Jestis agonizante, al justo, a aquel que los griegos esperaron desde siempre. Quien observa a este Jestis reconocerd de qué es capaz un hombre; entender el misterio del hombre justo, recto, verdadero. Observar la Pasién de Jess lo conduce a una nueva com- prensi6n del suftimiento. Y esta contemplacién comprensiva ansforma al hombre y lo redime de todo sinsentido. Al mi- rar a Jess en la cruz, tratamos de otto modo a nuestro pro- pio suftimiento. Respuestas teoldgicas frente al suftimiento Para Lucas, la muerte y la resurteccién de Jest son el cum- plimiento de “todo lo que est escrito en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos referente a mt” (Le 24, 44). La muerte y la resurreccién de Jestis son el resumen de todas las Sagradas Escrituras. Alli se hace evidente lo que Dios ha sus- citado también una y otra ver en la historia de Israel: que El) despierta una nueva vida, que ilumina la oscuridad, que libe-| ra las cadenas, que rescata a quienes se hunden, que sana a los enfermos y da vida a los muertos. En la resurreccién de Jesés,| Dios también escucha nuestro grito y nuestra oraciGn, a la que| el salmista le presta las palabras: “Sécame del barro, que no} me hunda; librame del vértigo del agua profunda. Que las olas no me sumerjan ni me trague el torbellino ni el pozo cierte so- bre misu boca” (Salmo 69, 15 y sig.) La muerte y la resurreccién de Jestés muestran que no existe] nada que Dios no pueda transformar, que no existe ninguna tumba en la que no reine la vida, ninguna oscuridad que no ilu-} mine, ninguna miseria que no pueda cambiarse, ninguna deses} peracién que no pueda convertirse en esperanza. En la muerte| y resurreccién de Jests podemos reconocer que no existe nada| que nos haga separamos “del amor de Dios, que esti en Jesu cristo, nuestro Sefior” (Rm 8, 39). Querido lector, Lucas te in. vita a reencontrar tu propio destino en el drama de la vida dl Jesis. No te da explicacién alguna para tu sufrimiento, pero observar Ia tragedia que el Evangelio te presenta, quisiera puri ficar tus emociones, transformar tu dolor, apaciguar tu desespe raci6n y transformar tu ira en una nueva fuerza para la vida. Juan describe a Jess en su suftimiento pleno de majestuo sidad. El suftimiento parece no atacarlo. fl es el que realmen} 36 La respuesta de Jests frente al sufrimionto ce dirige la situacién. Aunque hacia afuera muere cruelmente, esta muerte no puede dafiar a Jestis. Dos modelos de interpre- tacién son importantes para el Evangelio segtin san Juan. Por un lado, el pensamiento “Mi reino no procede de este mundo” (Juan 18, 36). Aun cuando los romanos azotan a Jest y lo cla- van cruelmente a la cruz, no pueden quitarle su dignidad real Esto es también una imagen para nosotros: no podemos eludir completamente al sufrimiento; en algtin momento nos alcan- rari. Pero cuando nos alcanza, no puede quitamos nuestra dignidad real. Existe en nosotros un reino, un émbito interior de silencio, en el que Dios vive y donde nadie puede lastimar- aos. Si bien el sufrimiento puede dafiames y perjudicamos emocional y fisicamente, no puede destruit nuestro reino, nuestra verdadera dignidad. Esta es indestructible porque es divina, porque no es de este mundo. Este es e! mensaje del Evangelio segtin san Juan. En este sentido, en medio del sufti- miento es posible probar caminar erguido a través del bosque, diciéndose una y otra vez a sf mismo: "Mi reino no procede de este mundo”. Querido lector, quiad vislumbres que el sulti- miento no te quebrars. Si bien te quité tu fuerza y la tristeza te hundié, en medio de esta debilidad, en este doblegamien- to, en esta soledad existe algo en ti que no puede ser destrui- do. Es tu dignidad real. Es el reino, el ambito interior en el que Dios vive y reina en ti. Alli, donde Dios est en ti, el sufti- miento no puede daftarte. Oscureceré tus emociones, eonfun- diré tu espiritu, pero no atacaré al niicleo més interno. Es un teino que no proviene de este mundo. Por esta raz6n, el mun- do con todo el sufrimiento y con todos los golpes del destino no tiene el poder sobre tu reino interios. El segundo mensaje de Juan es que Jestis en la cruz nos amé hasta el final. El sufrimiento es para Jestis, entonces, Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento expresiGn de su amor, el punto culminante de su amor. Es, en gltimo término, el amor de quien muere por sus amigos y asf les demuestra su amor hasta el final: “No hay amor més grande que dar la vida por sus amigos” (Juan 15, 13). En el sufrimiento de Jesis reconocemos su amor hacia nosotros, lun amor que no conoce fronteras. Aqui Jestis interviene con toda su existencia a favor de nosotros. Jesis ama a sus ove- jas y entrega su vida por ellas (cf. Juan 10, 14 y sig.). Y en el amor de Jestis se revela el amor de Dios hacia nosotros. Con su Evangelio, Juan quiete mostrar que no se esté solo en el sufrimiento, sino que Jestis acompafia a cada persona como un amigo. E] mantiene la amistad con cada uno en el suftimiento. El no nos abandona como muchos supuestos amigos que de pronto desaparecen cuando estamos aplasta- dos por el dolor. Y Juan desea movernos a aceptar el sufti- miento que nos ha tocado a cada uno desde afuera y que re presenta una carga pesada, ya transformarlo en un acto de encrega a Dios. Quizs parezca excesivamente dificil. Yo per- sonalmente tampoco sé si en un caso concreto podria reali- zatlo, Pero percibo allf un camino para transformat lo que ‘me ocurre y me contrarfa. Sien medio de mi suftimiento in- comprensible me tindo a Dios, se abriré para mf una fuente de amor que dard al sufrimiento un sabor distinto, Al entre- garme al Dios incomprensible, experimento en medio de la incomprensibilidad una paz que es mas fuerte que la atrac- cidn hacia la profundidad. Los cristianos han meditado desde siempre acerca de la Pasion de Jess. En la Edad Media existfa una "“devoci6n compassio”. Esta trataba de representar el suftimiento huma- 38 La respuesta de Jestis frente al sufrimionto no de Jestis en el arte, y pintarlo en lo posible de manera con- creta, para sentir a través de ello compasién con Jess que ha padecido y muerto por nosotros. La compasién era un cami- no para sentir el amor de Jestis hacia nosotros y para estar agradecidos de que Dios en Jess se haya abocado asf al sufri- miento humano. Los cristianos sabfan en aquella época que Jesis no necesitaba nuestra compasién. Pero a través de la ‘meditacién entraban al sufrimiento de Jestis para sentir mas intensamente su amor. Al mirar a Jestis que padecié y murié por ellos, ellos sentian que eran totalmente amados. Esta “devocién compassio” no era, sin embargo, slo un camino de meditacién en silencio. También Ilevaba a que los cristianos desarrollaran una sensibilidad hacia todos los sufientes, La preocupacién por los enfermos y sufticntes que caracteriza al cristianismo se funda en esta compasién para con el Cristo sufriente y con todos los sufrientes de este mundo. En la ac-| tualidad, en muchas escuelas existe un proyecto educativo especial que se denomina “compasién’’, Se trata de despertar ‘en los alumnos y alumnas un sentimiento frente al suftimien- { to del mundo y a exhortarlos a una solidaridad activa para con los suftientes. En la devocién popular surgieron muchas celebraciones de la Pasidn. En el siglo XVII eran populares los via crucis. Y en ‘muchos sitios de peregrinaci6n surgieron vfa crucis con cator- ce estaciones que podfan recorrerse, para detenerse en cada estacién y realizar una observacién de la respectiva imagen de Ia estacién. Ademés, existian celebraciones con respecto a las cinco heridas de Jestis 0 a las Arma Christ (instrumentos de la Pasién). El pueblo se colocaba en la situacién de Jess, sentia Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento con El y reconocia precisamente allf una respuesta al propio sufrimiento, Las celebraciones despertaban en los cristianes a confianza de que tampoco su suftimiento era en vano, sino que era transformado por Cristo. Y aprendieron que no esta- ban solos en su sufrimiento, sino en comunién con Jesis, que padecfa un destino similar, que incluso tom6 sobre sf dolores muchisimo mayores por los hombres. Un hermano mayor de a Orden, que incluso a edad avanzada continuaba siendo op- timista y lleno de vida, ante la pregunta del abad acerca de e6- mo habia encontrado el camino hacia esa alegeta de vivir res- pondié: A través del via crucis. Meditar con frecuencia sobre el via crucis habfa tuansformado su sufrimiento, haciendole adquici la fuerza para soportar sin amargarse. Los primitivos spirituals norteamericanos cantaban una y otra vez el camino de la Pasién de Jess. Para los esclavos de origen afticano, cantar la Pasién de Jesiis era un camino pa- ra mantener su propia dignidlad, para no renditse a pesar de toda la opresién. En Jestis, que padecié la Pasién pero a que través de la muerte Ileg6 a la resurreeci6n, resplandecta para ellos una imagen de esperanza para su propio camino. Y ellos sentfan que —aunque oprimidos y humillados— posefan sin embargo una dignidad divina. Si Jesis, el Hijo de Dios, pa- deci el mismo destino, el sufrimiento era un camino para acercarse a este Jesis y experimentar la comunién con El. De festa manera, estas personas se sentfan, a pesar de la humilla- Cin, més fuertes que sus opresores. Para Martin Luther King, Ja Pasién de Jestis mostraba un camino para rebelarse pacifi- camente contra la injusta segregacidn racial y para derrocar al poder, con frecuencia despiadado y crudo. Los manifestan- 40 ff eceeeret La respuesta de Jestis frente al sufrimiento Dar sentido al sufrimiento tes estaban dispuestos a sufrir por su buena causa, y asi ven cfan la violencia que se les oponia. Frente a las personas su- frientes, los policfas eran impotentes. Johann Baptist Metz siempre reivindicé la “memoria passionis”, la memoria del su- frimiento, como signo caracterfstico de la fe ctistiana. 6] ha- bla de un recuerdo peligroso que sacude los fundamentos de nuestro mundo consolidado en si mismo. Y se rebela contra tuna espiritualidad “con excesivo jtibilo y muy poco dolor, ex- cesiva conformidad y muy poco anhelo, excesivo consuelo y muy poca sed de confortacién (Metz, Gottespassion [La Pa- sién de Dios}, pag. 30). Dar sentido al sufrimiento ‘Cuando alguien es sorprendido por una enfermedad incu- rable, cuando uno pierde a un ser querido en sus mejores afios a causa de un accidente de trénsito o por céncer, es muy difi- cil que podamos encontrarle un sentido. Involuntariamente nos resistimos a darle un sentido a lo incomprensible y ho- rrendo. Sin embargo, es importante soportar este sinsentido y no considerarlo con excesiva premura como algo sensato. Al mismo tiempo, en medio del absurdo, es necesario no aban- donar la esperanza de comprender lo incomprensible y de des- cubrir el sentido que podria estar detrés de todo esto. De lo contrario, todo parecerfa absurdo y quedarfamos atascados en ‘medio del absurdo de Ia propia vida. En esta situactén debo tratar de entender mi suftimiento. En caso contratio, no po- dré soportarlo. En mi biisqueda del sentido es itil consulear a Jesis para saber qué tiene El para decirme. Por otra parte, puede ser dtl observar a personas o bien leer biogcafias como por ejemplo la del psicoterapeuta jud(o Viktor E. Frankl, que 41 Respuestas teoldgicas tremte al sufrimiento padecis un suftimiento inmenso en el campo de concentra- ign y sobrevivis gracias a que él le dio a esta experiencia un sentido significativo y personal. Jestis no ha expresado nada acerca del porqué y para qué del sufrimiento. Su respuesta es existencial. El mismo atrave- 86 el dolor y le dio asf un nuevo sentido al suftimiento. Pero tanto en los evangelios como en las Epistolas del Nuevo Tes- tamento encontramos puntos de partida para una respuesta a la pregunta acerca de cémo vencer nuestro dolor y qué sen- tido podemos darle a nuestro suftimiento. Quisiera tomar s6lo un par de respuestas que personalmente me parecen im- portantes para la interpretacion y el dominio existencial del suftimiento: Para el evangelista Lucas, el camino de la Pasién de Jestis, que lo conduce a través de la cruz hacia la resurreccién, repre- senta un modelo para los cristianos y, simultsneamente, una clave para poder comprender nuestro propio calvario. Tam- bién nuestro camino conduciré a través de ciertas miserias. En los Hechos de los Apéstoles, Pablo alienta a los diseipulos a no temer el dolor y la persecucién: “Es necesario que pasemos {por muchas pruebas para entrar en el Reino de Dios” (Hechos 14, 22). Para Lucas, el autor de los Hechos de los Apéstoles, cl suftimiento significa, por To tanto, un paso hacia el Reino de Dios. Podemos darle un sentido al suftimiento si permiti- mos que éste nos abra a Dios, para que Dios reine en nosotros. Con frecuencia corremos el riesgo de acaparar a Dios para no- sottes ¢ instalarlo en nuestra devocién. El sufrimiento profun- do puede hacer volar ese edificio de devocién construido por ‘uno mismo, para que estemos abiertos al Dios totalmente dis- a eae La respuesta de Jesiis frente al sufrimiento Dar sentido al sufrimiento tinto, al Dios inalcanzable ¢ incomprensible. Lucas conside- 1a, evidentemente, que sin suftimiento correrfamos el riesgo de que no fuera Dios quien reinara en nosotros, sino nuestro propio ego. El sufrimiento destruye el ego para que Dios gane espacio en nosotros y nos moldee de acuerdo con su imagen. Lucas nos offece una interpretacién importante del sufri- miento en su relato de los discipulos de Ematis. Dos disefpu- los se encuentran en el camino hacia Emats. Se alejan horro- rizados porque no comprenden la muerte de Jest en la cruz. No pueden entender qué sentido puede tener esta muerte. ‘Todos ellos habfan depositado su esperanza en Jess; pero es- ta esperanza, evidentemente, fue quebrada. Ahora experi- mentan un profundo sinsentido. Ya no saben en qué deposi- tar su esperanza. Entonces Jesiis les indica su propio camin ‘Su camino responde a lo que los profetas habian dicho de Su camino es, por lo tanto, acorde a las Escrituras. Y coloca cen sus manos una lave que les abrird el sentido de su sufti- rmiento: “No debfa padecer todo esto el Mesfas para entrar en su Gloria?” (Le 24, 26). Al igual que aquf, Lucas habla varias veces del “deber” divino. Quizas, al hablar del “deber divino”, Lucas, que conoce la filosofia griega como ningtin otro evangelista, se refiere a la doctrina griega del “ananké”, la necesidad del destino. Pero este deber no es para Lucas un destino hostil que debemas so- portar. Vislumbramos allt una disposicién divina que no com- prendemos y frente a Ia cual no debemos preguntar el por qué. Simplemente es asf. Si la aceptamos, también compren- deremos su sentido, Para Lucas, el sentido del suftimiento consiste en que es el paso hacia la gloria que Dios ha prepa- rado para cada uno de nosotros, Jexis no se queds en la muer- 43 Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento te sino que Dies lo resucité, obsequiindole asf su primitiva gloria original. Lo que vale para Jesis es también para noso- tros un camino para darle un sentido al suftimiento. El senti- do de aquello que nos ocurze, que contraria nuestra vida, es- td en que cada ver nos abramos més para llegar a la gloria. En fariego este proceso se denomina doxa. Este concepto no si nifica tnicamente gloria sino también figura, forma, Doxa se refiere a la figura primitiva que Dios pensé para cada hombre, la imagen Ginica que Dios se ha hecho de cada uno. El sufti- miento destruye las imagenes con las que con frecuencia nos hemos cubierto; asf, por ejemplo, la imagen del hacedor exi- toso 0 del piadoso con pat interior, del hombre sereno que se encuentra por encima de todo, del hombre espiritual que se siente uno con Dios. No debemos buscar cl suftimiento, pero siempre se cruzaré en nuestro camino. Y tendzé el sentido de destruir estos espejismos que nos hemos hecho de la vida y de nosotros mismos. Cuando se diluyan las imagenes que noso- tros mismos hemos creado, podré resplandecer en nosotros la imagen primitiva de Dios; entonces estaremos en contacto con el brillo de nuestra alma, que Dios nes ha obsequiado ya en el nacimiento. Lucas remarca esta dptica del sufrimiento cuando hace hablar al Resucitado a los disefpulos reunidos en Jenusalén: “Soy yo" (Le 24, 39). En griego dice aqui: “Ego ei- ‘ni autos”. “Autos” significa, en la filosofia estoica, el santua- tio interior del hombre al que no deben acceder los demés, all cual el mundo no tiene acceso y sobre el que no tiene poder. A través de la muerte y Ia resurreccién también nosotros lle- gamos a nuestro verdadero ser, a a imagen auténtica de Dios en nosotros. En la muerte se evidencia este verdadero ser. Pe- ro la muerte y Ia resurreceién no tienen lugar —segdn Lu- cas— recién en ocasién de nuestra muerte ff en cada su- 44 ylargo cami ea La respuesta de Jesis frente al sufrimiento ‘Ayuda a través de la Biblia frimiento se encuentra la muerte que nos abrir4 nuestro ver- dadero ser. Es decir, para Lucas, en el dolor se encuentra un paso sustancial hacia el camino de nuestra autorrealizacion: es [a experiencia de “autos” del santuario interior de nuestra alma, que ya no puede ser destruida ni lastimada. ‘Ayuda a través de la Biblia Querido lector, si te encuentras sumido en el suftimiento y frente a tanto sinsentido apenas puedes soporcar el dolor, la solucién que Jestis oftece en el Evangelio segtin san Lucas no te convencerd de inmediato. Jess transita previamente un 10 con los discfpulos de Emais Los acompatia”) Soporta su tristeza. No los instruye, pero intenta interpretar.” su experiencia de desamparo y desesperacién con telacién a la Biblia. En medio del camino que recorre con ellos, les di ce las palabras en cuya luz deberian observar su propio desti-ii}) 10. Ellos deber‘an preguntarse si no se hicieron un espejismo con su vida, No es facil dejarse quitar los espejismos con los que vivimos. Muchos se quiebran en el sufimiento porque no estén dispuestos a permitir que se quiebren sus propias concepciones de la vida. Cuando les ocurre una devgracia se aferran a la imagen que tienen de sf mismos y 2 su imagen de Dios. Dicen: {Cémo puede Dios permitir esto si soy una per- sona tan piadosa? Todos los domingos iba a la iglesia, Recé todos los dias. Me esforcé en vivir eristianamente. Bendije a mis hijos antes de la partida. Y, sin embargo, tuvieron desgra- cias", Otros dicen: “jPor qué debo enfermarme, si vivia de manera saludable? No fumaba ni beb/a alcohol. Diariamente practicaba deportes y me alimentaba bien. (Cémo puede pa- sar esto?” Derr de estas frases se esconde el espejismo de 45 Respuestas teoldgicas frente al sultimiento que uno mismo pudiera garantizar su propia salud o una vida libre de sufrimientos. Sélo serfa necesario vivir saludable- mente, sélo serfa necesario practicar una sana espiritualidad, s6lo serfa necesatio rezar por uno y por las personas que ama- ‘mos, y asi ningcin sufrimiento deberia alcanzarnos. Pero es y seguird siendo una ilusién. Sin duda es conveniente vivir sa- ludablemente. Pero a pesar de ello no podemos asegurarnos una vida sin sufrimientos en virtud de nuestra forma de vida, El sufrimiento siempre puede aparecer en nuestras vidas. El suftimiento no es obligatorio, no ¢s vitalmente necesario, Pe- 10 la experiencia demuestra que una y otra vez nos aleanza. En estos momentos la gente busca inmediatamente las causas de este suftimiento. Unos buscan la culpa en si mismos. Esto se ve mucho en la actualidad en el esoterismo. Una interpre- tacién habitual en este sentido es: “Ti mismo te provocas el suftimiento, la enfermedad”. Pero con tales ideas sélo trans- mito sentimientos de culpa a cada enfermo y a cada persona que ha sido alcanzada por el dolor. Al fin y al cabo, con ello le estoy diciendo: ‘Tis mismo tienes la culpa” La respuesta del Evangelio de san Lucas es sustancialmen- te mas util: No sabemos por qué nos tocé el sufrimiento. Sim- plemente nos ocurre. Y es bueno renunciar a preguntarse el porqué. Pero en cambio, me puedo preguntar el “para qué”, Me pregunto qué hacer con el suftimiento, cémo puedo en- contrarle un sentido. Y de pronto se abre para mi en toda su significaci6n la Palabra de Jesis: El suftimiento me abriré a Dios y a la imagen original que Dios se ha hecho de mi. El su- ffrimiento representa el paso hacia el brillo primigeneo de mi alma y hacia la gloria que me espera después de todo el pesar de la muerte. La respuesta de Jests frente al suffimiento ‘Ayuda a través de a Biblia {Pero es esta clave verdaderamente Geil para comprender el sufrimiento a quien sufte aparentemente sin sentido, al que esti marcado para toda la vida por su sufrimiento, a quien tras un accidente queda cuadripléjico, para aquel cuya pique queda dafiada por el shock del accidente, para aquel cuya cara queda desfigurada para siempre a causa de las rau- chas cicatrices, para aquel que ha perdido todo y vive sin ninguna esperanza? Siempre debemos tener cuidado en las respuestas que da-+“ os a nuestros semejantes con respecto al sentido de su sufri- mento, Muchas veces parecen cfnicas. JesGs interpreta su propio sufrimiento y no el de los disefpulos. ¥ recorre un lar- go camino con ellos. En el dislogo con El puede transformar- se su visin del suftimiento. Jesiss no obliga de ninguna ma- nera a los discfpulos a interpretar el suftimiento como El. Les oftece una ayuda para entenderlo. Ellos escuchan. Y de pron- to, se ilumina su corazén. Algo en ellos se conmueve por la manera en que Jess habla de su sufrimiento. Lucas nos cuen- ta relatos para que podamos reflejarmos en la historia. No nos da instrucciones: “Ti debes entender tu suftimiento de tal 0 cual modo”. En cambio, nos invita a ver y a comprender nues- ‘0 propio suftimiento a te luz de la historia de los discipulos de Ematis. Si me hundo, como suftiente, en el camino de Je~ “sds y reconozco cémo El domina y comprende su sufrimiento, crecerd en mf Ia idea de que mi suftimiento no es en vano. Quizd también yo me abra y descubra el verdaclero misterio de la vida, y surja en mf la imagen auténtica de mi existencia que es independiente de la salud y la fuerza, del éxito y el recono- cimiento. Incluso si me fuera quitado todo lo que para mf es digno de vida, existe un brillo en mi alma que no puede ser destruido. Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento El apéstol Pablo desarrollé una teologia propia del sufti miento. El comprendié que participaba del suftimiento de Cristo. Pero en el sufrimiento también participaba del con- suelo que Cristo le daba: “Pues en la misma medida en que los suftimientos de Cristo recaen abundantemente sobre noso- tos, el consuelo de Cristo también nos llega con mayor abun- dancia” (2 Cor 1, 5). A Pablo no le interesa la pregunta acer- ca de por qué debe sufrir. El experimenta en el suftimiento la comunién con Jesucristo. En el suftimiento se parece a su Se- fior. De tal modo, el suftimiento es para él la experiencia de una cercanéa especial con Jesucristo. Y el sufrimiento sirve ‘pa- ra su evangelizaciGn. Dado que suffe como Jestis, puede pro- clamar con fe el mensaje de la redeneién en la muerte y la te- surreccién de Jesiis. Es un anuncio no sélo con palabras sino con toda su existencia. Si un hombre que ha padecido mucho nos cuenta de la esperanza que lo anima, su palabra seré cref- ble para nosotros. Pablo experimenta en su propio destino el misterio de la muerte y la resurrecci6n de Jesis, el misterio de que en medio de la muerte hay vida, en medio de la oscuridad, luz: “Nos s0- brevienen pruebas de toda clase, pero no nos desanimamos; estamos entre problemas, pero no desesperados; somos perse- uidos, pero no eliminados; derribados, pero no puestos fuera de combate. Por todas partes llevamos en nuestra persona la muerte de Jests, para que también la vida de Jestis se manifies- te en nuestra persona. Pues a los que estamos vivos nos corres- onde ser entregados a la muerte a cada momento por causa de Jestis, para que la vida de Jestis se manifieste en nuestra ‘existencia mortal” (2 Cor 4, 8-11). De estas palabras surge que Pablo entendié su suftimiento como una distincién. El expe- riment6 asi el misterio de la resurreccién, La resurreccién no 48 La respuesta de Jestis frente af sufrimiento ‘Ayuda a través de la Biblia se manifiesta para él, en un mundo perfecto, sino que demues- ta sn poder en el sufrimiento, en la falta de salida, en Las mi- setias, Pablo experimenta su debilidad como el lugar donde Dios hace resplandecer el poder y la gloria de Cristo. Pablo preferiria aparecer poderoso, pero debe reconocer que Cristo desea revelatse justamente en su debilidad. Pablo da otro significado mas al suftimiento: nos leva hacia lo més fatimo de nuestra alma. Bl sufrimiento es un camino hacia e! interior: “Aunque nuestro exterior esta de- cayendo, el hombre interior se va renovando de dfa en dia en nosotros” (2 Cor 4, 16). A través del sufrimiento perde- mos las cosas externas como la posesién, el éxito, la salud y la seguridad. Pero es una oportunidad para permitir que aparezca el hombre interior. Evidentemente, el hombre in- terior es para Pablo aquel que est penetrado en su totali- dad por Jesuctisto, y el mundo no tiene poder alguno sobre 41. En este hombre se evidencia la invisibilidad de Dios. Si en el sufrimiento nos dejamos guiar hacia el hombre inte- rior, e! sufrimiento no tendra el poder tiltimo sobre noso- «ros. Servird a nuestro camino espiritual hacia el interior. De tal modo, Pablo puede proclamar pleno de confianza: “Nos tocan mil penas y permanecemes alegres. Somos po- bres y enriquecemos a muchos; no tenemos nada y lo posee- mos todo” (2 Cor 6, 10). En la Epistola a los Colosenses un colaborador o discfpu- lode san Pablo asigné al suftimiento un sentido nuevo cuan- do escribié: “Ahora me alegro cuando tengo que suftir por ustedes porque asi completo en mi came lo que falta a los su- Respuestas teolégicas frente al sufrimiento frimientos de Cristo para bien de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24 y sig.). El autor, que habla aqué en nombre del apéstol Pablo, se refiere en primer lugar al sufrimiento que experimenta con el anuncio del Evangelio, Pero sus palabras se aplican también a todo sufrimiento que experimentamos al servicio de los demas. Quien conduce una empresa pade- cerd a menudo las dificultades que acarrea su funcién. Quien se entrega a su familia como padre o madre, muchas veces su- frirg; cuando los nifios estén enfermos, cuando tomen ottos caminos o parezcan que no encuentran el rumbo, también, suftirin. El que se compromete politicamente por los hom- bres, estatd en dificultades. Es claro que podrfamas quejarnos © utilizar como reproche frente a los demas la pena que nos cocasiona el arenderlos: “Me sucrifico tanto por vosotros y &- ta es vuestra recompensa”. © al igual que el autor de la Epis- tola a los Colosenses, podemos alegramos del sufrimiento, porque lo soportamos por los hombres. Entonces el propio su- frimiento adquiere otro sabor. No se nos nota. No lo eviden- ciamos. No obstante, persiste el riesgo de identificarse con el arquetipo del méttir. Debemos padecer tanto porque nos afe- ramos a la fe correcta, a la actitud correcta. Quien se siente mértic utiliza su suftimiento como reproche frente a los de- mis 0 se coloca por encima de ellos. Pero de esta manera se ciega a sus propias facetas agresivas. Su suftimiento es la ex- presién de la agresién contza sf mismo y contra los hombres, Entonces, no emana nada sanador de su sufrimiento, sino ‘mas bien confusi6n y escisi6n. La Epistola a los Colosenses remice a otro camino: la alegrfa en el sufrimniento transforma nuestro sufrimiento y lo oculta frente a los demés. Y nuestra pena se convierte en una fuente de salvacién y liberacin pa- ra quienes nos rodean. La respuesta de Jestis frente al sufrimiento Ayuda a través de la Biblia “Asf completo en mi carne lo que le falta los suftimien- tos de Cristo” (Col 1, 24). Los exégetas han especulado mu- cho sobre esta frase, Cierramente no quiere significar que la Pasién de Jestis fuera incompleta. El rérmino griego que fi- gura aqui no significa sufrimiento sino miseria. Se refiere a las miserias que soportamos por Cristo y en Cristo. Y estas necesidades debemos soportarlas en lugar de nuestros seme- jantes, al igual que Cristo. Asf se da una nueva interpreta- cién al suftimiento: No s6lo lo soportamos para nosotros mismos, sino también en lugar de los otros. Al soportar lo que me sobreviene creo a mi alrededor una atmésfera que fa- cilita la vida a los demas. Si, en cambio, utilizo mi sufti miento como reproche contra los otros, genero a mi alrede- dor un ambiente de remordimientos o agresién. Los otros no querrén saber nada de mf. La aceptacién de mi suftimiento es siempre también una contribucién para los demas. Alli donde yo acepte algo, el mundo a mi alrededor seré més sa- no y luminoso, Y los hombres a mi alrededor podrin vivir con més esperanza En la Segunda Epistola a Timoteo, se utiliza la imagen del soldado de Cristo para darle un sentido al suftimiento. El apéstol exhorta a Timoteo: “Soporta las dificultades como un buen soldado de Cristo Jestis, El que se alista en el ejército trata de complacer al que lo contraté y no se mete en nego- cios civiles” (2 Tim 2, 3 y sig.). A partir de estas palabras el monacato —y en su tradicién también san Benito— han acufiado Ia idea de la Militia Christi, de servir como soldado de Cristo. Ser seguidor de Jests significa para los monjes ac- ‘war como soldado de Cristo. Esto implica que el monje acep- Respuestas teoldgicas frente al suftimiento ta la lucha con las pasiones y clemonies. En esta lucha es he- ido y experimenta suftimientos. Los monjes comprenden es- te servicio de la guerra no como una intervenci6n misionera para Cristo, sino como una lucha interior. El sitio de la lucha es la propia alma. Alli desean que Cristo sea el verdadero Se- fior. Los demonios deben ser vencidos para que no le dispu- ten a Cristo su dominio en el alma humana, Quien acepta es- ta lucha interior, saldr herido. Peto no se lamentard de ello sino que tomars las heridas como una distincién pot su valor en la lucha. La Epfstola a los Hebreos tiene un concepto distinto del suftimiento: No somos nosotros quienes padecemnos con Cristo o para El con el fin de que su mensaje llegue a-los hombres. Para el autor es Cristo quien padece con nosotros. Jestis se ha vuelto semejante a nosotros en nuestra existen- cia penosa y atacada. El puede sentir nuestra debilidad y, al igual que nosotros, fue Hevado a la tentaciGn. Pero El no pe- c6 (Hb 4, 15). “Aunque era Hijo, aprendié en su pasién lo que es obedecer; y ahora, llegado a su perfeccién, es fuente de salvacién eterna para todos los que le obedecen” (Hb 5, 8 y sig.). Aqu( el autor hace suya una idea griega: que apren- demos a través del suftimiento. Las dos palabras griegas “mathein” (aprender) y “pathein” (suftir) tienen el mismo so- nido. El poeta griego Esquilo hablo de la escuela de vida del sufrimiento: “El (Zeus) es quien seftal6 al hombre el recogi- miento interior y establecié el reglamento siempre vigente: aprender a través del suftimiento” (Grisser, pag. 306). El pa- pa Benedicto XVI se refirié en un discurso que realizé fren- te a politicos en el aito 2001, a este pasaje de Ia Epistola a 52 La respuesta de Jests frente al sulrimiento ‘Ayuda através de la Biblia los Hebreos. Para él es un desaffo de nuestro tiempo que “también obtengamos un nuevo sentido de la dignidad del sufrimiento. Aprender a vivir significa también aprender a suftir” (Ratzinger, pag. 98). De acuerdo con la Epistola a los Hebreos, en la escuela del suftimiento debemos aprender obediencia. En el suftimiento debemnos aprender obedecer a Dios que es muy distinto de como lo imaginamos. A través del suftimiento debemos ase- mejarnos a Jestis y, como El, ingresar al santuario celestial en el que nos precedié como autor y consumador de la fe. En el suftimiento debemos mirar a Jestis. Entonces el sufrimiento se convertira también para nosotros en una puerta hacia el san- tuario celestial: “Y corramos con fortaleza la prueba que se nos propone, fijas los ojos en Jess, el que inicia y consuma la fe, el cual, en lugar del gozo que se le proponia, soports la cruz sin miedo a la ignominia, y esta sentado a diestra del trono de Dios. Fijaos en aquel que soport6 tal contradiccién de parte de los pecadores, para que no desfallezcsis faltos de énimo” (Hb 12, 1 y sig.). Jestis, que ingres6 al santuario celestial y se senté a la dies- tra del trono de Dios, es para nosotros un simbolo de espe- ranza. Si colocamos los ojos en El, el suftimiento perdera su aspecto vergonzoso. El suftimiento es también para nosotros la puerta a través de la cual ingresamos al santuario interior de nuestra alma. Para el autor de la Epistola a los Hebteos se trata de alentar a los cristianos que experimentan resistencia y pena a su alrededor, para que no desmayen en su camino. Su teologia del suftimiento busca dar nuevo valor a los cris tianos cansados. No deben resignarse frente al dolor sino, po- 53 Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento niendo la mirada en Cristo, hallar el valor y la fuerza para aceptar las penas como desafio de su fe "en vista de la alegrta que esté frente a ellos”. La manera de proceder como cristiano frente al sufrimien- to también fue un tema importante de la primera Epistola de Pedro. El autor de est epistola ve en el sufrimiento una prue- ba. Un cristiano puede tolerar el sufrimiento porque sabe que se encuentra bajo la proteceién de Dios y que Dios le obse- quia la salvacion, que le seri evidente a mis tardar en su muerte. La Epistola dice ya en a introduccién: “Por esto es- tén alegres, aunque por un tiempo tengan que ser afligidos con diversas pruebas. Si el oro debe ser probado pasando por el fuego, y €s slo cosa pasajera, con mayor raz6n su fe, que va- Je mucho mas (1 Pedro 1, 6 y sig.). En el suftimiento debers probarse nuestra fe. Para muchos que pierden a un set queri- do la fe se tambalea frente a la muerte repentina. Y muchas veces ya no les resulta posible mantenerse en Ia fe porque les ha sido quitado el fundamento. Para la Primera Epistola de Pedro, el sufrimiento es como un fuego que purifica la fe de todos los motivos secundarios. En la fe vemos con frecuencia una garantfa frente a la desgracia y la enfermedad, o la enten- demos como una proteccién frente a cualquier mal. Tales mo- tivos se queman cn el sufrimiento. Para algunos, en el fuego del suftimiento se pierde la fe. Pero el objetivo —segtin con- sidera la Primera Epistola de Pedro— es purificar la fe de ma- mera que con nuestro suftimiento nos entreguemos a Dios y nos aferremos a BL En la misma epistola también se menciona una y otra vez el tema de la alegria, con la cual un cristiano deberia reaccio- 54 La respuesta de Jestis frente al sufrimiento ‘Ayuda a través de la Biblia nar frente al sufrimiento. La alegefa se funda en la esperanza de que el suftimiento es s6lo un breve paso hacia la salvacién, y que el creyente es probado y purificado en el suftitniento. El no se quebraré en el suftimiento, sino que seré més fuerte en su fe: “Més bien alégrense de participar en los sufrimientos de Cristo, pues también se les concederdn las alegrias més gran- des el dia en que se nos descubra su gloria” (1 Pedro 4, 13), El autor se refiere aq principalmente al suftimiento que uno padece justamente porque reconoce ser cristiano y da testi- monio de Jesucristo. Pero en cierto modo, este motivo se aplica para todo suftimiento. Debemos alegrarnos en el sufri- miento porque en 61 experimentamos la comunin con Jesu- ctisto. El sufrimiento es, por lo tanto, un camino a través del cual nos aproximamos a Jesucristo. También aqui se aplica que no debemos buscar el suftimiento. No debemos causar- nos sufrimiento de manera masoquista. Pero si nos toca, en- tonces nos da la oportunidad de acercatnos a través de él al misterio de Jesucristo y comprender mejor el amor de Jestis hacia nosotros. De este modo, el sufrimiento puede guiaros més profundamente a la comunién con Jesuctisto. Para muchos, esta teologia de la Primera Epfstola de Pedro resulta demasiado lejana de su propia experiencia de sufri- miento, El autor debié exhortar a ls cristianos a alegrarse por su sufrimiento, ya que por cierto no era éta su primera reac- cién, En primer lugar padecieron el sufrimiento igual que no sotros. Pero el autor les muestra un camino para poder mane- jarse con él de manera diferente. Podemos imaginamos que no les results facil. Nuesteo interior se rebela frente a ello. Pe- ro las palabras de la Primera Epfstola de Pedro nos quieren mostrar otra visién del suftimiento. Desean hacer referencia a que en nuestro dolor y en nuestro suftimiento existe un estra- 55 Respuestas teolGgicas trente al suitimiento {0 profundo en el cual nos sentimos unidos a Cristo. Si pode- | ‘mos realizar esta experiencia, el suftimiento perderd su poder | oprimente y amenazador. Entonees, la alegrfa transformard el suftimiento y viviremos nuestras penas de otra manera. Sin embargo, muchas veces es necesario un tiempo prolongado hhasta que en medio de nuestro sufrimiento podamos adoptat la visidn de fa Primera Epistola de Pedro, También podemos permnitimes no reconocer un sentido ni experimentar aleg én nuestro suftimiento. Pero Ia confrontacién con los textos biblicos puede abrimos los ojos poco a poco, de manera que nnuestras experiencias cargadas de sufrimiento de pronto pa- rexcan distintas y podamos manejarlas de otra manera, Ayuda a través de la psicologta Los autores biblicos nos dieron respuestas teolégicas a la \ pregunta referida al sentido del sufrimiento, cada uno sobre la base de sus propias experiencia y de su comprensién de Je- sucristo. En la actualidad, prineipalmente el psicdlogo Viktor E. Frankl traré de darle un sentido al suftimiento a partir de la psicologta y Ia filosofta. Durante el Tercer Reich como ju- dio, él mismo expetimenté en un campo de concentracién que s6lo aquellos que lograban darle un sentido a su suf tniento, sobrevivian. Quien se rendia, no tena posibilidad de sobrevivir. Mientras que Frankl y sus compafieros prisioneros penetraban la tierra helada con picos y palas durante el eru- do invierno para cavar un pozo y eran insultados continua: | ‘mente por los soldados de guardia, él pensaba en su esposa y mentalmente conversaba con ella, Sinti6 asf que el amor le daba un tltimo sentido a su vida: “Capto ahora el sentido de To tltimo y mas extremo que el pensamiento y los poemas del 56 La respuesta de Jests frente al sufrimiento ‘Ayuda a través de la psicologta hombre —y la fe— tienen para expresar: la redencién a tra- vvés del amor y en el amor. Entiendo que el hombre, cuando ya nada le queda en este mundo, puede ser felix —aunque sea durante unos instantes— entregado en lo mas intimo a la imagen del ser amado. En la situacién exterior més triste que pueda imaginarse, en una situacién en la que no pueda reali- zatse por su accidn, en una situacidn en la que su vinica obra consiste en un verdadero sufrimiento, en un suftimiento in- tegro, en tal situacién el hombre puede realizarse a través de la observacién benévola, de Ia contemplacién de Ia imagen imental del ser amado que lleva dentro de sf” (Frankl). Frankl distingue entre valores vivenciales, valores creati- ‘vos y valores actitudinales que le dan un sentido a la vida. En el suftimiento, el hombre pierde los valores vivenciales y los valores creativos. Sélo le queda la libertad de adecuar lo que le sucede a su forma mds auténticamente propia. En el cam- po de concentracién, Frank! experimenté que se le puede guitar todo al hombre “menos la sitima libertad humana de tomar tal o cual actitud frente a las circunstancias dadas” {tb., pig. 171). En este sufrimiento atroz aprendié “que no se trata de lo que nosotros esperamos de la vida sino simple- mente de lo que la vida espera de nosotros” (fb.). Cuando sus ccompafieros recibieron el castigo de padecer hambre y todos yacian desesperados en su pabell6n, él les hablé del futuro y aseguré que no estaba dispuesto a perder el valor. Nadie po- dria saber qué le depararfa la hora siguiente. Y él hablé del pasado, de lo que tados las que estaban ally habian vivido; nadie puede robarnos la riqueza de lo vivido: “No sélo lo que hemos vivido, también lo que hemos hecho, lo grandioso que hemos pensado, y lo que hemos padecido... todo esto lo he- ‘mos incorporado a [a realidad, para siempre. Y aunque pueda 57 Respuestas teoldgicas frente al sufrimiento ser pasado, precisamente en el pasado est asegurada toda la eternidad” (ib.). Frankl hablé ademas de la posibilidad de colimar la vida con sentido a cada instante. El hombre dispo- ne para s{ mismo del poder de obstinacién de la mente que lo habilita a darle un sentido a su vida incluso en la situacién de suftimiento y muerte sin esperanza. Frankl est convencido “de que este sentido de existencia infinito lleva implicito su- frit y morir, pena y muerte” ({b.). El sufrimiento no tiene un sentido en sf mismo. Es tarea del hombre arrancarle un senti- do al suftimiento. Cada cual debe dar por s{ mismo una res- Puesta sensata al sufrimiento que lo acomete desde afuera Frankl presta especial atencién aqui a la respuesta de la reli- én, pero él como psicélogo se abstiene de fa interpretacién religiosa. En cambio alienta a todos a arranca por s{ mismos tun sentido a su suftimiento, Cuando acompafia a los hombres €n su suftimiento se le ocurren respuestas similares a las de la fe cristiana, El afirma que debemos oftendar el sufrimiento a los dems, debemos soportarlo por los dems, debemos resis- tir el sufrimiento con dignidad y amor, y convertimos as{ en tun modelo de esperanza y confianza para los otros. Y habla de que con el suftimiento soportado con dignidad creamos un valor que permanece para siempre. Frankl trata de ayudar a sus pacientes a descubrir un senti- do en su enfermedad a través de su principio logoterapéutico. Este es un punto de partida importante. Su discipulo Willi Bu- tollo advierte, sin embargo, que la basqueda de sentido no de- be transformarse en una “maza de sentido”, una obligacién “de encontrar o hallar ahora en lo posible répidamente un Auevo sentido” (Butollo, péy. 6). Cuando alguien se encuen- ‘ra en una situacién traumdtica, corresponde, en primer lugar, soportar junto a él el sinsentido, “permitir por un tiempo ade 58 La respuesta de Jests frente al sutrimiento ‘Ayuda a través de lo psicologla cuado Ia incomprensibilidad” (b., pig. 6). Si reconozco pa- cientemente lo incomprensible, podré tratar cuidadosamente de buscar un sentido junto con el paciente, el que él pueda darle a este aparente sinsentido. Es necesario mucho tiempo hasta que el suftiente sea capaz de arrancarle un sentido al su- frimiento que lo ha golpeado. Y, sin embargo, es un camino importante para wansformar el suftimiento. Continuard su- friendo, continuaré doliéndole. Pero en él crecerd una fuerza que le permitira soportarlo. Sin un sentido, esta fuerza inte- rior se perderta, La disputa de los misticos con el dolor Desde que el hombre puede pensar, se enfrenta al sufri- miento. Aquel que sufte no se consolars por la mera referen- cia a otros que también sufren. La ira, la pena, la decepcién yel dolor no se diluyen de esa manera. Y, sin embargo, pue- de ayudamos observar las experiencias que otras personas sufrientes ya han vivido. La historia de la espiritualidad cris- tiana fue siempre una escuela del sufrimiento. Que una espi- ritualidad sea firme o no depende, en diltima instancia, de su actitud frente al suftimiento. Si reprime el suftimiento y ca- loca a los hombres s6lo en un estado de Animo euférico, las personas afeccadas por el suftimiento sélo tendrén mas ira. Si oftece soluciones baratas, no comprende la seriedad del sufrimiento. En la historia de la espiritualidad cristiana el sufrimiento siempre fue considerado un desafio, un camino para interpre- tar y profundizar Ia relacién con Dios y con uno mismo. A continuaci6n presento algunas respuestas de la tradicién espi- ritual a la pregunta del sufrimiento, pero siempre privilegian- do la experiencia que se encuentra detrds. Para algunos lecto- res estas experiencias pueden no coincidir con las propias, 0 resultarle ajenas. Pero quiz4 también encuentren en las res- puestas de la tradicién una ayuda para tratar el propio sufri- 61 La disputa de los misticos con el dolor El suttimiento como desatio espiritual rmienco de manera tal que la fe se profundice y sea posible una nueva visién de Dios y de la propia vida. EI sufrimiento como desafio espiritual En la tradici6n cristiana, el sufrimiento siempre fue consi- derado como un desafio espiritual. El franciscano estauniden- se Richard Robt opina que “la espiritualidad en su mejor sen tido se trata de lo que hacemos con nuestro suftimiento” (Rohr). Para Rohr, la espicitualidad posee una fuerza trans- formadora. El entiende precisamente la cruz de Jess como “cransformadora” de nuestro suftimiento. También la tradi- cién cristiana lo ha entendido asf. La palabra de Jestis acerca de llevar la cruz se convirti6 para muchos cristianos en la cla- ve para saber cémo manejarse con el suftimiento: “El que no carga con su propia cruz y me sigue, no puede ser discfpulo mio" (Le 14, 27). El suftimiento que recae sobre un hombre es tomado por éste como la cruz que Dios le puso. Siempre es- tuvo claro que uno no puede elegir la cruz, Nos atraviesa a Nosotros y @ nuestra vida. Nos ocurre. Nos encuentra en nuestro camino. Aceptar la cruz era ya antiguamente para muchos cristianos el camino para no quebrarse en el sufri- miento, sino para confiar en que precisamente de ese modo segufan a Cristo y se internaban cada ver més profundamen- te en esta conviccién. La palabra de Jestis dio valor a muchos para aceptar la cruz sin dejar que el sufrimiento les robara la alegria de vivie. Un ejemplo especial de tal actitud es para m¢ el de mi cfa, que en la Segunda Guerra Mundial y en la épo- ca de la posguerra experimenté enorme sufrimiento. Su espo- so habia cafdo en la guerra. Blla debié continuar a cargo de la sranja y estaba expuesta a muchas hostilidades. Mas tarde 0 perdi6 dos hijos como consecuencia de enfermedades. Con todo, ella nunea perdi su alegria de vivir. Cuando cierta vez le pregunté cémo podia soportar todo eso, opiné que simple- mente cada uno debe llevar su crus. Es decit, la cruz le habia permitido decir sf en vez de luchar contra su destino, y le ha- fa permitido confiar en que la conducirfa a la resurreceién hacia una nueva vida. Un aspecto sustancial de la m(stica eristiana consiste en la m(stica de la cruz. Para ella es importante acercarse a Dios a través de la cruz de Cristo y ser uno con Cristo. La mistica de {a cruz significa, entonces, una caracteristica bien definida de la mistica de Cristo. San Bernardo de Claraval fue uno de sus primezos representantes. Para él, Cristo crucificado es el con- tenido de la auténtica filosofia. Cristo representa para él no sdlo el modelo del sufrimiento. Al seguir a Cristo y asemejar- sea El en el sufrimiento, experimenta con Bl una comunién interior de destinos. Esto se evidencia en la famosa visién en. Ja que Cristo suelta sus brazos de las vigas de la ctuz y abraza a Bernardo que esté frente a él, de rodillas. San Francisco avanza tanto en su comunién de destinos con el Crucificado que lleva las marcas de las heridas de Jests en su propio cuerpo. En particular las mujeres han desarrolla- do en la mistica alemana la mistica de la cruz, Para ellas, set seguidor de la crus significa entender su propio sufrimiento como fractura con el mundo y aniquilar en ello la voluntad propia. El suftimiento purifica al hombre y lo asemeja cada vvex mas a Cristo. Cuando las mujeres suften junto con el Je- ss sufriente, son transformadas en Aquel a quien aman. Para el méstico alemén Enrique Seuse, el sufrimiento que el hom- La disputa de los mfsticos con el dolor bre acepta de Dios es simbolo de eleccisn divina, del mismo modo que Ia Pasién de Jestis es simbolo de la dedicaci6n in- dulgence de Dios al hombre (Hinrichter, pag. 737), También los misticos alemanes Meister Eckhart y Jusin Tauler han cratado una y otra ver el tema del suftimiento, Meister Eckhart desarrolls su mistica del sufrimiento prin. palmente en su tratado Von Abgeschiedenheit (Del desasi- miento). A primera vista su respuesta parece aproximarse a la filosofia estoica, que querfa ser insensible al sufrimiento. Sin embargo, Eckhart considera que el desasimiento torna al hombre capaz de estar “inmévil frente a todo amor y sufti- miento que ocurran, frente a honores, deshonras y envileci- miento, como un montafia de plomo... frente a un viento débil” (Haas, pag. 135). Esto demuestra que Eckhart no se refiere a la insensibilidad estoica, sino que habla del placer y la alegrfa en Dios. Para aquel que encuentra su placer en Dios, el sufrimiento pierde su amenaza. Eckhart acura la ex- presion “sufrimiento sin sufrimiento”. E} hombre puede expe- rimentarlo cuando sufte por voluntad de Dios. Pero sélo to logra porque el propio Dios se ha hecho hombre en Jesucris- to para sufrir con nosotros. La solidaridad del sufrimiento de Dios con nosotros, los seres humans, en Jesucristo nos per- mite soportar el “suftimiento sin suftimiento”: “todo lo que el buen hombre sufte por voluntad de Dios, lo sufte en Dios y Dios esta con él suftiendo en su sufrimiento. Si mi suftimien- to est en Dios y Dios sufte conmigo, jcdmo puede entonces ser una pena el sufrimiento, si el suftimiento pierde la pena y mi pena esta en Dios y mi pena es Dios? Verdaderamente, ast ‘como Dios es la verdad, y cada vez que encuentre la verdad 64 El sutimiento como desafio espiritual encontraré a mi Dios, que es la Verdad, encontraré también, ni mds ni menos, cuando encuentro suftimiento puro por vo- luntad de Dios y en Dios, mi suftimiento como Dios” (DW 5, pag. 53, 20-54, 6, Haas, pag. 403). Son palabras valientes. En el suftimiento encuentro, en iiltima instancia, a Dios, que ha padecido por mf en Jestis. De esta manera, el suftimiento se convierte en el sitio de la experiencia mas intensa de Dios yen un camino para ser uno con Dios. Para Eckhart, el sufti- miento es “el animal que con mayor rapidez los leva a esta perfeccién, ya que nadie goza de mas dulzura eterna que aquellos que estén con Crisco en la mayor amargura, No exis- te nada més amargo que el sufrimiento, y no existe nada més dulce que haber padecido; nada mutila tanto el cuerpo fren- te a la gente como el sufrimiento. En cambio nada adorna més el alma frente a Dios que haber padecido” (Haas). Por lo tanto, Eckhart conoce la hiel y la amargura del suftimiento. No las pasa por alto. Pero al mismo tiempo se convierten pa- ra élen una profunda experiencia de Dios. Y en Dios el hom- bre saborea en medio del sufrimiento la dulzura de Dios. El desarrollo teoldgico de Meister Eckhart fue traducido por Juan Tauler a la vida concreta. Para Tauler, el sufrimiento se convierte en una forma de ser elegico por Dios. Consiste en “el desprendimiento de toda adhesién a lo que es propio de la cria- ura” (Haas). Tauler considera la denudacién de Jest previa a Ja crucifixién, cuando le quitan su vestimenta, como la imagen del “despojamiento” (“entwerden”) del hombre en su verdadera esencia humana, El cristiano debe liberarse de todo apego al ‘mundo para poder experimentar la comunién con Jesucristo. La aniquilacién de sf mismo configura, en tiltima instancia, la con- dicién para que nuestro sufrimiento pueda convertirse en un “suftimiento con Dios”. “Suftimiento con Dios” es “una liber- 65 La disputa de fos misticos con el dolor tad interior, una detencién y espera a la acci6n divina en el in- terior” (Haas). El sufrimiento, la miseria que el hombre recibe desde afuera, son un signo del nacimiento de Dios en el fondo ddel alma. El hombre debe permitirse surfrr el suftimiento que Dios le envia, “para que Dios ingrese en el hombre” (t.). De es- ta manera, el sufrimiento es para Tauler un simbolo de Ia pre- sencia de Dios en el hombre. El mistico alemin puede hablar de {que el sufimiento del hombre con Dios es bienaventuranza “Tales palabras resultarén indtiles a algunas personas, €O- mo para ayudarlas a manejar su sufrimiento. Pero vale la pe~ za preguntarse qué experiencias han conducido Meister Eck- hhart y a Juan Tauler a estas manifestaciones. Yo percibo en sus pensamientos que ellos no hablan desde una distancia te6rica, sino desde su vivencia personal del sufrimiento y la miseria, Si confronto sus exposiciones con mi experiencia personal de sufrimiento, la raducirfa para mf de la siguiente manera: No debo luchar contra el suftimiento 0 protegerme frente al sufrimiento. Tampoco debo presionarme para sopor- tar con osadia el sufrimiento o retener mis ligrimas. Las pe~ nas de mi suftimiento son los dolores del nacimiento de Dios ten el fondo de mi alma. El sufrimiento quiere conducirme, a la profundidad, al fondo de mi alma. Alli Dios ‘entonces, duele en todo momen: quiere nacer en mi, El suftimiento me to. Y a veces apenas lo soporto. Pero es como los dolores de parto, que también son insoportables para una mujer. Lamu- jet los resiste porque sabe que con ellos daré a luz a su hijo El sufrimiento puede aceptarse entonces como una referen- cia a que el propio Dios acta en mf y desea formar parte de mi alma. Esta visién transforma mi sufrimiento. No debo re- pelerlo. A través de él tiene lugar aquello que anhelo en lo més profundo: que Dios nazca en mi. El sufrimiento como desatio espiritual De la mistica carmelita debe mencionarse principalmen- tea san Juan de la Cruz, quien expres6 que buscaba y amaba @ Cristo ante todo como el crucificado. Su anhelo apuntaba a que la imagen del Cristo crucificado se incorporara cada vex més en él. Para ello debfa renunciar absolutamente a sf mismo. Como sucesora de san Juan de la Cruz, ha reflexio- nado sobre el miscerio de la Crus la filésofa y carmelita judla Edich Stein. Su tima obra, que no pudo concluis, trataba acerca de laciencia de la cruz. Su muerte violenta en Ausch- ae csp las ideas que desarroll6 en ese libro. Ella soportar la muerte sin sentido en la cf oedad | | ical tag cds as desprendimiento no es lo definitivo, sino un requisito on aque Cristo se incorpore en ellay defen ellacotalmente su marca. En la tradicin cristiana existen asimismno otros cari ta abostar el sufimiento. Los Padres dela Iglesia primitive apelaron a a filosoia estoica para describir un tratamiento es- piritual del suftimiento. Juan Criséstomo tradujo a la espiritua- lidad eristiana la tesis estoica “Nadie puede lastimarte salvo ta mismo”. En sus sermones la analiza y trata de demostrarla me- diante numerosos ejemplos biblicos. Para él no son los hombres los que nos lastiman, ni tampoco las cosas (como las catéstro- fes naturales). Son las dogmata, las ideas que nos hacemos de las cosas y de los hombres, las que nos hieren. El toma como fun- damento para su tesis la parabola de Jests de la casa sobre la 10- a. Opina que aunque las olas del rechazo emocional rodeen nuestra casa o las tormentas de los hombres hostiles soplen al- rededor de la casa, ésta no se caerd si est construida sobre la La disputa de los misticos con el dolor roca. La toca para Juan Criséstomo es Cristo. Si he edificado la ‘casa de mi vida sobre el terreno firme de Cristo, no se detrum- bard. Que se derrumbe o no depende de las ideas que yo me ha- ga de la vida. Si lo més importance para mé son el éxito, mis bienes, mi salud, mi reputaci6n exterior, entonces habré cons truido mi casa sobre arena, La casa construida sobre la arena de la aprobacién de los demés o la arena de mis lusiones de una vvida libre de sufrimientos se derrumbaré ni bien las masas de agua choquen contra ella Para muchos que acaban de suftir una pena terrible, esta tesis estoica que Juan Cris6stomo interpreta cristianamente suena sarcéstica. Ellos dicen: “No provoqué mi propio sufti- iiento si mi hijo muere en un accidente de trénsito 0 si pa-

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