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Tiene tantas raíces el árbol de la rabia

que a veces las ramas se quiebran

antes de dar frutos.

Sentadas en Nedicks

las mujeres se reúnen antes de marchar

hablando de las problemáticas muchachas

que contratan para quedar libres.

Un empleado casi blanco posterga

a un hermano que espera para atenderlas primero

y las damas no advierten ni rechazan

los placeres más sutiles de su esclavitud.

Pero yo que estoy limitada por mi espejo

además de por mi cama

veo causas en el color

además de en el sexo

y me siento aquí preguntándome

cuál de mis yo sobrevivirá

a todas estas liberaciones

audre lorde

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