Pr.

Emerson Meléndez Cruz

“AMISTAD VERDADERA”
Siguiendo el ejemplo de Jesús – parte I
La amistad es un aspecto importante en el desarrollo social de una persona, Dios nos ha
creado con la capacidad de interactuar y relacionarnos con los demás. Además de nuestra
familia, todo individuo precisa rodearse de personas cercanas a las que pueda considerar
como “amigos”. Asimismo, es importante desarrollar amistades sólidas y verdaderas para ello
que mejor tomar el ejemplo de Jesús, nuestro modelo a seguir en todas las áreas de nuestra
vida, incluyendo en la esfera social. Por esa razón acudiremos a la Biblia para encontrar la
manera de desarrollar una amistad verdadera siguiendo su ejemplo.

En esta primera parte analizaremos el texto bíblico de Mateo 11:19:

“vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: He aquí un hombre comilón
amigo de publicanos y pecadores. Pero la sabiduría es justificada por sus hijos”

En este pasaje Jesús se describe asimismo frente a sus seguidores y adversarios como amigo
de aquellas personas catalogadas como pecadoras. Siendo ello un fuerte motivo para la
crítica y el rechazo de Cristo como el Mesías por parte de los escribas y fariseos.

“JESÚS AMIGO DE PUBLICANOS Y PECADORES”

Ser amigo de un publicano: Un publicano era alguien que se dedicaba cobrar
impuesto sobre una jurisdicción del imperio romano. En medio de la crisis política que Israel
sufría en manos de Roma, los publicanos eran considerados traidores que no les importaba
ser parte en la dura opresión sobre su propio pueblo con tal de hacerse de dinero. Entre los
más conocidos tenemos a Mateo a quien llamó como su discípulo y a Zaqueo a quien visitó
en su casa. De manera que Jesús al acercarse a un publicano estaba provocando gran
indignación e incomodidad entre los judíos.
Ser amigo de pecadores: Pecadores eran considerados aquellos que no cumplían con
los “estándares de santidad” y prácticas impuestas por los grupos religiosos judíos. Además,
aquellos que por alguna razón padecían algún mal o enfermedad lo cual era considerado
como castigo divino por algún pecado cometido ya sea por la misma persona o por alguno de
sus antepasados (Juan 9:1-2). En estos dos grupos tenemos por ejemplo los que tenían lepra,
los paralíticos, entre otros.
Ser amigo de tales personas por lo tanto era estar completamente desubicados ya
que en el pensamiento de ese tiempo, un verdadero hijo de Dios no podría estar asociado
por ningún motivo con tales personas, hacerlo significaba estar expuesto al menosprecio
como uno de ellos. Pese a todo ello, Jesús se acercaba a estas personas, como lo expresa el
capítulo 9 de Mateo: “Cuando vieron esto los fariseos dijeron a los discípulos: ¿Por qué come
vuestro maestro con los publicanos y pecadores? Al oír esto Jesús les dijo: Los sanos no tienen
necesidad de médico, sino los enfermos” (Mt 9:11). Jesús valoraba a las personas no por el
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estigmatismo social o el señalamiento religioso, él veía a personas valiosas que sufrían el

desprecio de la sociedad. Para los fariseos eran pecadores para Jesús eran únicamente
personas que necesitaban de él. como un claro ejemplo tenemos Jesús tocando a un leproso,
sanando a un ciego de nacimiento, perdonando a la mujer adúltera, acercándose a la mujer
samaritana, y muchos otros.
De esta manera, la primera enseñanza que Jesús nos da acerca de la amistad es:

“UNA VERDADERA AMISTAD ES VALORAR A LOS DEMÁS SIN DISTINCIÓN ALGUNA”

Es decir, la amistad verdadera se enfoca en valorar a alguien como persona dejando
de lado las apariencias físicas, sociales o religiosas. No juzgues a una persona sin haberla
tratado o conocido, no te dejes llevar por lo que otros te digan. Imagínate si Jesús se hubiese
dejado llevar por lo que los fariseos decían, zaqueo hubiese muerto sin esperanza, aquellos
leprosos nunca hubiesen encontrado la sanidad ni felicidad. Aún más, imagínate si Jesús se
hubiese dejado llevar por lo que el diablo decía cuando este mundo cayó en pecado,
estaríamos perdidos para siempre, satanás reclamaba que los seres humanos no merecemos
otra oportunidad incluso Elena G, de White declara que Cristo pudo haber creado a otra raza
no caída mejor que nosotros, pero Jesús no lo hizo, vino porque nos considera personas
valiosas aun en el estado crítico de pecado en el que nos encontramos.
Estimado amigo, querida hermana, apreciado joven: para Dios eres muy valioso(a),
puede ser que en algún momento hemos perdido la noción del valor que tenemos para Dios,
pero recuerda eres muy valioso, eres muy valiosa para él. Como hijos de Dios, como
imitadores de Cristo debemos ver a las personas de la misma forma como Cristo las ve.
¿Porque estigmatizar o etiquetar a las personas?, aún si hubiese caído en pecado, no
tenemos el derecho a desvalorar a nadie, en cierta ocasión los escribas y fariseos llevaron a
Jesús una mujer adúltera, el Señor lejos de señalarle o sentenciarle por su error, extendió su
brazo amigo y le otorgó su perdón sanador: “Entonces Jesús le dijo: Ni yo te condeno, vete,
y no peques más” (Juan 8:11). ¡Oh, cuánto amor tiene Jesús por el ser humano!; ¡Cuánto
amor tiene por el pecador!

Corremos el riesgo de perder de vista nuestro valor ante los ojos de Dios
En esta sociedad materialista en la que vivimos, procuramos la aceptación de otros por las
cosas que somos capaces de adquirir por ejemplo el carro del año que compraste o por
vestirte a la moda; eres apreciado y tomado en cuenta si tienes las zapatillas de buena marca
o el celular última generación que los demás tienen, y el asunto es que cada uno menosprecia
su valor real, y es frecuente en los adolescentes y jóvenes sentirse menos por la apariencia
física; por no tener los ojos claros como otros tienen o por qué si naciste en la costa y no en
la selva, etc.
La desvalorización puede suceder incluso dentro del pueblo de Dios; te sientes
insignificante porque tienes poco tiempo de bautizado, te sientes menos porque no
concluiste una carrera profesional o no tienes a tu esposo(a) a tu lado; puede darse el caso
que te sientes mejor que los demás porque tienes años perteneciendo a la iglesia y no
aceptas el liderazgo de alguien de menos años que tú. En ocasiones, equivocadamente
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optamos en juntarnos solamente con aquellos que piensan como tú o comparten cosas en
común, al resto les hacemos a un lado.

Necesitamos seguir el ejemplo de Jesús

Todos sin distinción necesitamos aprender de Jesús, a valorar a los demás como
personas, ser amigos de los demás sin importar quien sea. Pidamos al Señor que nos ayude
a amar a nuestro prójimo como Dios nos pide. Equivocadamente pretendemos amar a Dios
aborreciendo a nuestro prójimo. Las Sagrada Escritura nos dice tajantemente que así no
funciona. 1 Juan 4:20 dice: “si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es
mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a
quien no ha visto?” 1 Juan 2:11 añade: “el que aborrece a su hermano está en tinieblas y
anda en tinieblas y no sabe a dónde va porque las tinieblas le han segado los ojos” y
finalmente 1 Juan 3:15 menciona: “Todo aquel que aborrece a su hermano es homicida; y
sabéis que ningún homicida tiene vida eterna permanente en él”

CONCLUSIÓN
En esta oportunidad se pudo ver: la amistad verdadera siguiendo el gran ejemplo de
Jesús. Una verdadera amistad: “valora a los demás sin distinción alguna”.

Hoy necesitas tomar la decisión de entregar tu amistad verdadera y franca a los

demás. Mantén tu comunión con Cristo y pídele en oración para su tu vida sea el reflejo de
la vida y el carácter de Cristo.

PREGUNTAS Y RESPUESTAS
¿Por qué debo valorar a los demás sin importar quién sea?
Se debe valorar a los demás en primer lugar porque son hijos de Dios, sin importar su
condición, posición, o equivocación. Todos los seres humanos son en alta estima y gran valor
para el Señor. Cristo pagó un alto precio por cada una de las personas que habitan este
planeta. Si Dios ve con amor a los demás, ¿Quiénes somos nosotros para actuar de manera
diferente?
En segundo lugar al tratar con respeto a los demás demuestras que eres hijo de Dios
debido a que estas siguiendo su ejemplo, recuerda que Cristo valoraba a todos, finalmente,
la Biblia enseña: “como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced
vosotros con ellos” (Lucas 6:31). Si deseamos ser tratados con consideración y respeto,
nosotros primero debemos demostrar eso con los demás.

¿Debo respetar a alguien incluso que es indiferente y ofensivo conmigo?

Pr. Emerson Meléndez Cruz

En primer instancia debemos averiguar la razón de la hostilidad e indiferencia,

siguiendo la enseña de Cristo conversar con dicha persona, Mateo 18:15 dice: “por tanto si
tu hermano peca contra ti ve y repréndele estando tú y él solos”. Al conversar descubrirás la
razón, quizá se deba a alguna situación que propiciaste, entonces es momento de disculparse
y amistarse. La mayoría de tensiones y enemistades se solucionan conversando.
Sin embargo, si las ofensas y hostilidades continúan por parte de la otra persona, a
pesar de que elegiste dar el primer paso de amistarte. entonces es momento de tomar cierta
distancia, porque recibir ofensas de alguien no te ayudará, al contrario te debilita
emocionalmente y hasta físicamente. Aun así no dejes de orar y manifestar respeto por
aquella persona. La Biblia enseña que debemos procurar estar en paz con toda persona: “Si
es posible, en cuanto dependa de vosotros, estad en paz con todos los hombres”. Romanos
12:18. Y por medio de la oración constante quitarás el enojo y resentimiento de tu vida.

¿Puedo enamorarme o noviar con mi amigo(a)?

EL tema presentado es acerca de construir amistades duraderas y reales, para noviar con
alguien debes considerar otros aspectos esenciales como la edad apropiada, el aspecto
espiritual entre otros, los cuales mostraremos capítulos más adelante. Sin embargo, un
aspecto esencial en una relación sentimental es también la amistad pero todo a su debido
tiempo. (ver el tema: “ubícate en el tiempo” de la sección anterior).

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“Jesús amigo de publicanos y pecadores: siguiendo su

ejemplo valoraré a todos sin distinción alguna”

Recuerda querido(a) joven tu construyes tu futuro. tu eres arquitecto de tu

felicidad o infelicidad de ti depende tu salvación o tu condenación eterna.

Tú decides, Dios te bendiga.

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