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Este fragmento pertenece a la obra de teatro “La casa de Bernarda Alba”, escrita por el

escritor, poeta y dramaturgo Federico García Lorca, nacido en Fuente Vaqueros, 1898 y
fallecido en Granada, 1936. Era perteneciente a la Generación del 27, un conjunto de
escritores y poetas que en el 1927, tuvieron un encuentro en honor al 3º centenario de la
muerte de Góngora y junto a él estaban como miembros Rafael Alberti, Vicente
Aleixandre, Pedro Salinas, etc. con el objetivo de buscar nuevas formas de expresión
poética. Entre las obras de teatro de Lorca, las más destacadas son: “Bodas de sangre”
(1931) “Yerma” (1934) y “La casa de Bernarda Alba”.

“La casa de Bernarda Alba” fue escrita en junio de 1936, el mismo año en que el autor fue
fusilado, por lo que nunca la vio publicada, aunque si la vio representada por algunos
amigos suyos. Ésta consta de tres actos, mostrando en cada uno la trama de la obra siendo
la opresión femenina en la época, como se observa en la familia Bernarda Alba. En el acto
uno, se empieza la historia con la muerte del segundo marido de Bernarda, y ella
diciéndoles que habrá que pasar un luto de 8 años; en el segundo, ya se comienza a
descubrir un poco el enamoramiento de Adela hacia Pepe el Romano; y en el tercer acto,
ocurre el desenlace de la familia.

García Lorca fue una de las voces más importantes literarias del s.XX en España,
representando simbólicamente su obra entre la vida y la muerte. Además, esta obra en
concreto es un ejemplo perfecto de la situación del papel de la mujer en su época.

Este fragmento comienza con la discusión entre Adela y Martirio sobre Pepe el Romano,
donde Martirio amenaza a Adela con contar la relación secreta que tiene Adela con él,
siendo el prometido de Angustias. Más tarde, se comenta la deshonra realizada por la hija
de la Librada al tener un hijo fuera del matrimonio y matarlo. Como consecuencia, la
matarán y mientras que Adela ruega que no lo hagan, Bernarda los apoya. Después de este
fragmento, Martirio lo desvela todo.

Esta obra es perteneciente sin duda alguna al género teatral, ya que se ha escrito un texto
hecho para ser representado, teniendo el diálogo como modalidad discursiva y en menor
medida, el monólogo, siendo éstos dichos por personajes, que a su vez son representados
por actores. Además hay presencia de acotaciones, y dos tipos de estructuras: una externa
dividida en los actos de la obra y otra interna marcada esencialmente por el tema, la
trama y el argumento.

Al hacer el análisis crítico, como se menciona anteriormente, hay presencia de


acotaciones, que son orientaciones que favorecen la representación de los actores de cara
a la actuación con el fin de entender el movimiento de la obra. Por ejemplo, en este caso
sirven para detallar la relación entre la familia, sobre la relación entre Adela y Martirio, y
también para marcar el ritmo rápido del movimiento al tratarse de un final a otro.

Con respecto al tiempo, hay un tiempo en un pasado histórico que busca la tradición de
los tiempos que corren y un tiempo futuro, siendo convertido en el imperativo de
Bernarda (“matadla”).
En lo que concierne al espacio, se distingue primero, a la casa como espacio físico, ya que
es ahí donde se lleva a cabo la escena entre Adela y Martirio, y la escena de Bernarda con
el resto, y segundo, el exterior, la calle a la que no pueden salir las mujeres, habiendo una
libertad inexistente para ellas que hace que el exterior esté también como un espacio
simbólico.

En cuanto a los personajes se les puede clasificar según la función que desempeñan en la
obra: primarios, secundarios y terciarios. En este fragmento, los primarios son Bernarda
Alba, la matriarca de 60 años, simbolizando al poder con su bastón; Adela, su hija menor
de 20 años que está ansiosa de libertad y Martirio, la cuarta hija de 24 años, envidiosa y
enamorada del Pepe el Romano, simbolizando con su nombre a la muerte. Luego sigue
como secundario el personaje de La Poncia, una mujer de 60 años, que en sí es una
metonimia del pueblo, por lo que se puede decir que es una especie de personaje conector
entre la casa de la familia y el propio pueblo, y por último, estarían Pepe el Romano, la
hija de la Librada y la criada.

En el fragmento se pueden apreciar distintas figuras literarias como la metáfora “carbón


ardiendo en el sitio de su pecado” que simboliza el castigo severo que debiera recibir la hija
de la Librada o “por la mano de Dios”, simbolizando que fue por obra divina. También
podemos ver metonimias como “lengua”, representado todas las cosas que podría decir
Martirio; y las personificaciones como “voces que estremecen los campos”. Otro punto es el
estilo expresivo y vivaz del fragmento, que nuestra belleza en las palabras junto con un
lenguaje coloquial, apreciado claramente en el lenguaje de La Poncia.

El tema principal al igual que la trama es la opresión hacia la mujer en esa época,
representado sobre en el enfrentamiento en sí que hay tanto en esta fracción como en la
obra completa entre una moral autoritaria, siendo Bernarda (en este caso, con el apoyo de
Martirio) y el deseo de libertad, siendo Adela. Y para finalizar el análisis crítico, se puede
observar la presencia de varios símbolos: el color negro, representando a la muerte y los
perros representan la sumisión y obediencia.

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