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La toxoplasmosis es una infección zoonótica de animales y humanos causada por Toxoplasma

gondii (T. gondii), que forma parte de la familia Apicomplexa, orden Coccidia, y es la única especie
en su género.

Este parásito es un intracelular obligado que se caracteriza por causar una enfermedad de tipo
oportunista, generalmente en pacientes inmunocomprometidos, en los climas tropicales.

El propósito de esta revisión es hacer una actualización y ampliación del conocimiento sobre la
toxoplasmosis, abordando temas como epidemiología, etiología, ciclo de vida, reservorio,
manifestaciones clínicas, diagnóstico, tratamiento y la relación de esta parasitosis con el
embarazo.

Epidemiologia

En promedio, se considera que entre un cuarto y un tercio de la población mundial tiene una
infección crónica por T. gondii. Esto depende de cada país y puede variar entre 10-80% de acuerdo
con las condiciones climáticas, y de factores humanos como condiciones de higiene, hábitos
alimenticios, calidad del agua potable, tipo de ganado, etc. Se describen variaciones en la
prevalencia, que es baja (10-30%) en América del Norte, en algunos países del Sudeste Asiático, en
Japón, en el norte de Europa y en las zonas sahelianas de África; tiene una prevalencia media (30-
50%) en los países del centro y del sur de Europa; y las prevalencias más elevadas, a menudo
superiores al 70%, están en regiones tropicales húmedas de los países de América Latina y África.

Sin embargo, en un mismo país estos datos pueden cambiar en función del nivel socioeconómico.
La infección es el resultado de la ingestión accidental de la carne mal cocida que contiene quistes
tisulares de T. gondii o de la ingestión de alimentos o agua contaminados con ooquistes.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que cada año hay más de un millón de casos de
toxoplasmosis. Y es que, según la OMS, pese a esta información, la toxoplasmosis es una
enfermedad “en gran parte desconocida”, por lo que insta a mejorarla, sobre todo en mujeres.

Según la OMS, hasta el 95% de la población ha sido infectada con el parásito sin desarrollar ningún
síntoma. En la mayoría de los casos, cuando se tiene la enfermedad, esta es leve y con síntomas
similares a los de la gripe. De ahí que muchas personas no saben cuándo se infectan. Pero el
parásito permanece en el cuerpo en estado inactivo y puede reactivarse si la persona se vuelve
inmunodeprimida. Por eso, según la OMS, es necesaria mayor conciencia sobre la enfermedad
para poder tomar las medidas preventivas adecuadas.

Hacia el año 2006, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) consideró que esta
enfermedad estaba "infradiagnosticada", por lo que recomendaba desarrollar campañas
educativas orientadas a personas vulnerables que cocinaran o convivieran cerca de excrementos
de gatos. Ahora, la OMS destaca lo mismo.

Un informe de la OMS publicado en diciembre de 2015 advertía de que las principales fuentes de
intoxicación alimentaria son la ingesta de carne, huevos crudos o mal cocidos, verduras y frutas
mal lavadas y productos lácteos contaminados por norovirus. La organización recomienda,
mejorar la inocuidad alimentaria y, prevenir los casos de toxoplasmosis: La prevención de la
toxoplasmosis también pasa por lavar bien los vegetales y pelarlos si es necesario.
También se ha documentado que es posible la transmisión del parásito al recibir la transfusión de
algún tipo de hemoderivado. Los ooquistes de este parásito pueden sobrevivir hasta 54 meses en
el agua fría, por lo que beber agua sin filtrar puede conducir a la infección por T. gondii.

En los seres humanos, la infección se puede dar de dos maneras: verticalmente (transmisión
congénita) y horizontalmente por alimento contaminadas con ooquistes. Se sabe que cinco de
cada 1000 mujeres embarazadas que son inmunológicamente competentes pueden adquirir esta
infección, con un alto riesgo de transmisión al feto, dependiendo de la semana de gestación en la
que se encuentre. El riesgo es menor del 5% en el primer trimestre, es de 79% durante el tercer
trimestre y puede alcanzar el 90% en el último día de gestación

En 2007, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el Grupo de Referencia de


Epidemiología de la Carga de Enfermedades Transmitidas por los Alimentos (FERG) para
proporcionar estimaciones de la carga de morbilidad mundial y regional atribuible a enfermedades
transmitidas por alimentos.

La seroprevalencia global combinada de T. gondii se estimó en 35% y 59% en gatos domésticos y


felinos salvajes. La seroprevalencia fue mayor en Australia y África, donde la seropositividad de T.
gondii en gatos domésticos fue del 52% y del 51%, respectivamente. La seroprevalencia más baja
se estimó en Asia 27%. Los valores de seroprevalencia para T. gondii en felinos salvajes fueron 74%
en África, 67% en Asia, 67% en Europa y 66% en América del Sur.

En América del Sur, la toxoplasmosis muestra un alto impacto en la salud. Aunque la mayoría de
las infecciones son asintomáticas, las manifestaciones graves pueden ocurrir en casos de
toxoplasmosis congénita en individuos inmunodeprimidos.

En América del Sur, la enfermedad ocular en individuos inmunocompetentes también se informa


con frecuencia. El tratamiento para cualquier manifestación clínica de toxoplasmosis consiste en la
combinación de sulfadiazina (SDZ) y pirimetamina (PYR). Sin embargo, se han reportado fallas en
el tratamiento de la toxoplasmosis, especialmente en América del Sur, lo que sugiere la
adquisición de resistencia contra SDZ y PYR.

Estudios de prevalencia de Toxoplasma gondii en humanos en nuestro país son escasos.

 2009), hallaron una seroprevalencia de toxoplasmosis de 97,6% y 97.4% en mujeres


embarazadas de dos hospitales de Iquitos.
 2010), evaluaron las características clínico-epidemiológicas de los pacientes pediátricos
diagnosticados con toxoplasmosis congénita en el Instituto de Salud del Niño del 2006 al
2010; el 71.9 % provinieron de una zona urbana
 Fernández (2018) encontró que el 83.9% de los donantes de sangre en el Hospital de
Apoyo de Tingo María de junio-noviembre 2017, presentaron anticuerpos (IgG) a
Toxoplasma gondii En el Perú,

Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), quien desde el 2013 viene investigando
esta toxoplasmosis para contribuir con la salud pública. En un estudio, se usó una muestra de
200 voluntarios adultos de poblaciones de Lima y Cusco, obteniendo como resultado
preliminar una frecuencia de la infección en un 40%.A diferencia del Perú, en donde aún no se
hace este tamizaje a las embarazadas, y no se desarrollan campañas de prevención y
orientación, en otros países como Colombia, Brasil y Francia, las madres gestantes son
evaluadas para ver si están infectadas y tomar las medidas, de ser el caso.

“Lo más importante del proyecto es que contribuirá al conocimiento de la enfermedad en el


país y los riesgos que representa, a fin de que se implemente una campaña de comunicación,
de diagnóstico y de prevención en las gestantes y el público en general”,
Clínicamente, la infección por T. gondii puede manifestarse de forma variada (desde asintomática
hasta causar la muerte); por ejemplo, las manifestaciones clínicas son diferentes en un hospedero
inmunocompetente y en un hospedero inmunocomprometido, o si es una toxoplasmosis ocular o
una congénita.

La toxoplasmosis presenta un periodo de incubación de horas a dos días, y un periodo prepatente


de un día a semanas, dependiendo de la virulencia de la raza. El periodo patente puede ser de
años.

En inmunocompetentes, en general los parásitos se desarrollan asintomáticamente en un 90%

Toxoplasmosis adquirida En la fase aguda de la infección adquirida se puede observar un amplio


espectro de manifestaciones clínicas, la mayoría de las cuales son inespecíficas: fiebre moderada,
exantema (erupción cutánea de color rosáceo), linfadenitis, astenia (Debilidad o fatiga
general), cefalea, mialgia (dolor muscular), hepatitis, neumonía o encefalitis. Durante la fase
aguda de la infección hay parasitemia transitoria con intenso parasitismo tisular puesto que los
taquizoitos se distribuyen por vía hemática y linfática hacia todos los tejidos. En los órganos
afectados ocurre necrosis, la cual desaparece con el establecimiento de la inmunidad adaptativa.
La evolución clínica de la toxoplasmosis aguda depende de la condición inmunológica del
hospedero.

La fase crónica de la toxoplasmosis adquirida es asintomática y se caracteriza por la persistencia,


durante toda la vida del hospedero, de quistes tisulares que se ubican preferencialmente en el
músculo esquelético, el sistema nervioso central y el ojo. No obstante, en períodos de
inmunosupresión que comprometan la función de los linfocitos T, pueden originar episodios de
reactivación de la toxoplasmosis, la cual se manifiesta usualmente como encefalitis, la cual puede
ocasionar cambios en el estado mental de la persona, convulsiones, hemiparesis, deficiencias
motoras y anormalidades sensoriales y del lenguaje, entre otros, que pueden acompañarse de
fiebre y malestar.

En los pacientes inmunocomprometidos las manifestaciones clínicas más importantes son debidas
a encefalitis, neumonitis, coriorretinitis y posiblemente miocarditis. La encefalitis es la entidad
clínica más importante en pacientes con toxoplasmosis crónica que adquieren SIDA. Entre 25 y
50% de los pacientes con serología positiva para toxoplasmosis que contraen SIDA desarrollan
encefalitis. El cuadro clínico tiene un curso rápido y fatal si no es tratado en forma oportuna.

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