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Dennis E. Priebe - Cara A Cara Con El Verdadero Evangelio
Dennis E. Priebe - Cara A Cara Con El Verdadero Evangelio
Verdadero
Evangelio
DENNIS E. PRIEBE
ROSEVILLE, CALIFORNIA
Diseño por Tim Larson
Arte de la Portada por Nery Cruz
Traducción al Español
Lesley Muy de Orellana
Revisión al Español
Alfonso Orellana
Impreso por
Amazing Facts, Inc.
ISBN: 978-1-58019-223-1
Contenido
Dedicación
Introducción
2. ¿Qué Es Pecado?
3. ¿Cómo Vivió Cristo?
Este concepto puede ser expresado de una simple pero clara manera.
Cristo entra—el pecado sale. El pecado entra—Cristo sale. No podemos
tener a Cristo y al pecado reinando sobre el trono de la vida al mismo
tiempo. Cristo no aceptará un corazón dividido. En un carácter maduro
Cristo está en control total, y por lo tanto no estamos escogiendo acciones
rebeldes. Estamos escogiendo no rebelarnos en contra de Dios en
pensamiento, palabra o acción. Lo que estamos haciendo es enfocarnos en
lo que Dios puede hacer, no en lo que yo puedo hacer. Podríamos hablar
por horas acerca de las imposibilidades del hombre caído, pero ¿Por qué
no hablar de las posibilidades de Dios? ¿Por qué no podemos hablar de lo
que es posible?
En referencia a nuestras definiciones, las definiciones que son más
importantes para nuestro estudio son aquellas categorías sobre las cuales
ejercitamos control. Si creemos que el pecado es por elección, entonces
también creeremos que tenemos la capacidad de escoger obedecer.
Podemos escoger rendirnos y creer en madurez. Porque Cristo provee el
poder para la victoria, un carácter sin pecado es posible para todos los
cristianos entregados. Así que, la perfección, cuidadosamente definida, es
una realidad. No una imposibilidad. Las áreas en las cuales nosotros
ejercitamos control son las que debemos estudiar.
El nuevo nacimiento trae perfección en Cristo, la cual es siempre
suficiente para la salvación. Somos salvos sobre la base de esa entrega. El
problema es que interrumpimos nuestra entrega a Dios. El poder de Cristo
que habita en nosotros no cambia, pero nuestra entrega a Él no es constante.
Es esta interrupción la que debería cesar, porque deberíamos dejar que
Cristo nos controle todo el tiempo. El factor variable es la consistencia de
nuestra entrega. El poder de Cristo es constante, pero nuestra relación
flaquea algunas veces.
Seguro, tendremos una naturaleza caída hasta que Cristo venga. Pero
podemos decidir no escoger nada en contra de la voluntad de Dios.
Podemos tener un carácter sin pecado poseyendo una naturaleza
pecaminosa. Aquí vemos la importancia vital de un entendimiento correcto
respecto a la naturaleza de Cristo. Si Cristo venció las sugerencias de su
naturaleza caída bajo el control del Espíritu Santo, entonces el mismo
método está disponible para nosotros. No obstante, si Cristo no tuvo nuestra
naturaleza, entonces el método no está claro. Es importante que recordemos
que la culpa no es imputada por nuestra naturaleza, sino únicamente por las
decisiones que tomamos y el carácter desarrollado.
Perfección en la Biblia
Judas 1:24 expresa una verdad muy importante acerca de lo que Cristo
puede hacer. “Y a aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y
presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría.” ¿Puede
Cristo guardarnos sin caída? Judas bajo inspiración dice que Él es
poderoso para guardarnos sin caída. Así que, caída no es una realidad
inevitable en nuestras vidas. Cristo es capaz de guardarnos sin caída. En
Filipenses 4:13 encontramos otro enunciado que debemos tomar seriamente.
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.” ¿Es todo posible en
Jesucristo? ¿Realmente es cierto que la victoria sobre el pecado es
posible?
Segunda de Pedro 2:9 dice, “sabe el Señor librar de tentación a los
piadosos.” Entonces no es necesario que cedamos a la tentación, porque Él
puede librarnos de la tentación. No necesitamos librarnos a nosotros
mismos de la tentación, Dios puede. Él proveerá la salida si nosotros
tenemos la voluntad de salir. Primera de Corintios 10:13 agrega, “No os ha
sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no
os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también
juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar.” Dios ha
prometido que Él no permitirá que ninguna tentación que venga sea tan
fuerte para nosotros, que haga nuestra caída inevitable. Esto significa que la
salida está disponible para cada tentación. No existe ninguna tentación que
nos venga que haga el pecado inevitable. Dios ha prometido que si
confiamos en Él, Él nos mostrará la salida para cada tentación.
Primera de Pedro 2:21,22 declara, “Pues para esto fuisteis llamados;
porque también Cristo padeció por nosotros, dejándonos ejemplo, para que
sigáis sus pisadas; el cual no hizo pecado, ni se halló engaño en su boca;”
Sabemos que Cristo vivió una vida sin pecado, pero algunas veces no
queremos reconocer el hecho de que Él es también nuestro ejemplo,
exhortándonos a seguir Sus pisadas. Por supuesto, esto asume que Cristo
nació de la misma forma en que nosotros nacemos, sintiendo nuestras
tentaciones y experimentando nuestros deseos. Si todo eso se cumplía en Él
y Él no pecó, entonces Él puede ser un ejemplo para nosotros.
Primera de Juan 3:2-9 es un pasaje significante que se relaciona con
nuestra posición después de nuestra conversión. “Amados, ahora somos
hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le
veremos tal como él es. Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se
purifica a sí mismo, así como él es puro. Todo aquel que comete pecado,
infringe también la ley; pues el pecado es infracción de la ley. Y sabéis que
él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él. Todo aquel
que permanece en él, no peca; todo aquel que peca, no le ha visto, ni le ha
conocido. Hijitos, nadie os engañe; el que hace justicia es justo, como él es
justo. El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde
el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras
del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado,
porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es
nacido de Dios.” Si estamos en Cristo, no nos estamos rebelando en contra
de Él, y rebelión es pecado. Si permanecemos en Él, no pecaremos, porque
Él no peca en nosotros. Aquí regresamos a nuestra previa declaración que
Cristo no peca. Entonces, si permanecemos constantemente en Cristo, Él no
estará pecando en nosotros. Así que, no nos estaremos rebelando ni en
pensamiento, palabra o acción siempre y cuando permanezcamos en Él.
Encontramos una declaración magnífica en Apocalipsis 3:21. “Al que
venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he
vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono.” El modelo para vencer
es Jesucristo, y nosotros debemos vencer así como Él venció. Ciertamente,
debemos depender de Su fortaleza y poder, pero se mantiene como cierto
que debemos vencer como Él venció. Segunda Corintios 10:5 es otra
declaración clásica. “derribando argumentos y toda altivez que se levanta
contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la
obediencia a Cristo.”
El ideal de Dios para nosotros es que traigamos todo pensamiento
cautivo a Cristo. No únicamente los pensamientos positivos, pero aun los
negativos, para que Él controle todos nuestros pensamientos y todas
nuestras actitudes. Gálatas 5:16 agrega, “Digo, pues: Andad en el Espíritu,
y no satisfagáis los deseos de la carne.” Si el Espíritu Santo está en control,
no cederemos a los deseos de nuestra naturaleza. No necesitamos caer y
fallar constantemente, una y otra vez. La promesa en las Escrituras es que
podemos vencer y que podemos ganar victorias continuas en la lucha en
contra de la carne.
Perfección en el Espíritu de Profecía
Elena de White habla poderosa y claramente sobre el tema del
crecimiento a la madurez espiritual. “Nosotros podemos vencer. Sí; entera y
completamente. Jesús murió para proveernos de una salida, para que
venzamos cada temperamento malo, cada pecado, cada tentación y así
podamos por fin sentarnos con Él.”—Traducido de Testimonies, vol. 1 p.
144. Por favor note que cada pecado debe ser vencido. Pero deberíamos
recordar al leer estas declaraciones que nosotros vencemos, no por nuestras
propias fuerzas, sino únicamente al rendirnos al poder de Dios, al
permitirle a Jesús permanecer en nosotros constantemente. “Si te pararas
bajo la pancarta ensangrentada del Príncipe Emmanuel, fielmente
cumpliendo Su servicio, no necesitas nunca ceder a la tentación; porque
Uno que está a tu lado es capaz de guardarte sin caída.”—Traducido de Our
High Calling, p. 19. Que maravillosa declaración. No necesitamos nunca
ceder a la tentación. ¿Por qué? Porque Uno que está a nuestro lado es capaz
de guardarnos sin caída. El poder de Dios es más fuerte que el poder de
Satanás. Si lo mantenemos a Él constantemente sobre el trono de nuestro
corazón, nunca caeremos.
“No hay excusa para el pecado. Un temperamento santo, una vida
semejante a la de Cristo, es accesible para todo hijo de Dios arrepentido y
creyente.”—El Deseado de todas las Gentes, página 278. Pero regresemos
al contexto escrito antes de esta declaración. Elena de White habla acerca
del ideal elevado de Dios, aun más elevado que cualquier pensamiento
humano pueda alcanzar, para Sus hijos y se refiere al mandamiento de Jesús
de ser perfectos como el Padre en los cielos es perfecto. Dice que este
mandamiento es una promesa y que Dios quiere que seamos completamente
libres del poder de Satanás.
“La intervención del tentador no ha de ser tenida por excusa para
cometer una mala acción. Satanás se alegra cuando oye a los que profesan
seguir a Cristo buscando excusas por su deformidad de carácter. Son estas
excusas las que inducen a pecar.” A la luz de estos pensamientos, Elena de
White dice que no hay excusa para pecar. ¿No estamos acaso en peligro
cuando ponemos excusas cuando decimos, “Peco todos los días. No puedo
hacer nada sino pecar. Es mi naturaleza pecar. Pecar es inevitable.”? ¿No
hacemos que Satanás se llene de júbilo cuando ponemos excusas por
nuestro carácter deformado? No hay excusa para el pecado. Ciertamente
tenemos una excusa de haber nacido en un mundo pecaminoso y de haber
heredado una naturaleza caída, porque no tenemos otra opción ni control
sobre eso, pero sí tenemos otra opción y control para el pecado. Esto es lo
que Elena de White quiere decir cuando se refiere a perfección y ser sin
pecado.
Elena de White nos dice que si estamos sometidos a Dios como Cristo lo
estuvo, podemos poseer su perfección humana. Ver El Deseado de todas las
Gentes, pág. 631. “Ni siquiera por un pensamiento cedió a la tentación. Así
también podemos hacer nosotros.”—El Deseado de todas las Gentes,
página 98. Es realmente un concepto maravilloso el que no tengamos que
ceder a la tentación ni siquiera en pensamiento si estamos siendo
controlados por Jesús. “La vida que vivió Cristo en este mundo, hombres y
mujeres pueden vivirla con Su poder y bajo Su instrucción. En su lucha con
Satanás pueden ellos contar con toda la ayuda que Él tuvo. Pueden llegar a
ser más que vencedores en Él, quien los amó y se entregó así mismo por
ellos.”—Traducido de Testimonies, vol. 9, página 22. Ya hemos visto que
Cristo no tuvo algo a su disposición que nosotros no tengamos. Su poder
provino del control del Espíritu Santo sobre Su vida, y nosotros podemos
poseer ese mismo poder si nos sometemos a Dios como lo hizo Él. (Mas
detalle al respecto en el capítulo “¿Cómo vivió Cristo?”)
Cristo vino a esta tierra a mostrarnos que podemos obedecer la ley de
Dios si dependemos del poder de Dios como Él lo hizo. “Esa vida
producirá en nosotros el mismo carácter y manifestará las mismas obras que
manifestó en él. Así estaremos en armonía con cada precepto de su
ley.”—El Discurso Maestro de Jesucristo, página 68. Estas declaraciones
dejan claro (1) que la ley de Dios puede ser obedecida y (2) que la
obediencia es posible únicamente a través del poder dinámico de Dios que
controla a la naturaleza débil y pecaminosa, la cual poseemos por heredad.
La siguiente declaración señala uno de los propósitos de la encarnación.
Cristo vino con nuestra débil, caída naturaleza para mostrarnos que no
debemos desanimarnos por haber heredado una naturaleza caída. Él
comprobó para motivarnos que si la humanidad es controlada por la
divinidad no hay necesidad de pecar en la vida. “El Salvador llevó sobre sí
los achaques de la humanidad y vivió una vida sin pecado, para que los
hombres no teman que la flaqueza de la naturaleza humana les impida
vencer. Cristo vino para hacernos “participantes de la naturaleza divina,” y
su vida es una afirmación de que la humanidad, en combinación con la
divinidad, no peca.”—El Ministerio de la Curación, página 136. “Cristo
vino a esta tierra a vivir una vida de perfecta obediencia, para que el
hombre y la mujer, a través de Su gracia, puedan también vivir una vida de
perfecta obediencia. Esto es necesario para su salvación.”—Traducido de
Review and Herald, marzo 15, 1906. Todo lo que Cristo hizo, incluyendo su
obediencia perfecta, está a la disposición de todos aquellos que deseen
utilizar el mismo método que Él utilizó para vencer.
Elena de White es bien explícita al decir que la causa de nuestros
fracasos y pecados descansa sobre nuestra propia voluntad y no sobre
nuestra débil naturaleza humana. (Ver “Un Poder que Transforma y Eleva,”
Palabras de Vida del Gran Maestro, pág 70) “Mediante el plan de
redención, Dios ha provisto medios para vencer cada rasgo pecaminoso y
resistir cada tentación, no importa cuán poderosa sea.”—Mensajes
Selectos, tomo 1, página 95. Es un concepto recurrente en sus escritos que
cada tentación puede ser resistida por el poder de Cristo. Si en realidad
cada tentación puede ser desechada por la voluntad, entonces el resultado
inevitable será que dejaremos de pecar.
El concepto de vivir sin pecar es precisamente el enfoque de las tres
siguientes declaraciones. El poder que proporciona Cristo al habitar dentro
de nosotros es más fuerte que cualquier tentación a pecar. “No te acomodes
en la silla de Satanás y digas que es imposible, que no puedes dejar de
pecar, que no hay poder en ti para vencer. No hay poder en ti apartado de
Cristo, pero es tu privilegio tener a Cristo habitando en tu corazón por fe, y
Él puede vencer el pecado en ti, cuando tu cooperas con Sus esfuerzos.”—
Traducido de Our High Calling, p. 76. “A cada uno que se rinda
completamente a Dios es dado el privilegio de vivir sin pecado, en
obediencia a la ley del cielo”—Traducido de Review and Herald, Agosto
28, 1894.
Elena de White enfatiza que Dios requiere perfección moral. Nunca
debemos bajar el estándar por nuestras tendencias heredadas y cultivadas
hacia el pecado. De hecho, imperfección de carácter es pecado y debe ser
corregido. Cuando la persona comience a caminar hacia la perfección del
carácter esto se manifestara así mismo en “perfección en acción.” Ver
Palabras de Vida del Gran Maestro, pág. 268. Algunos han tratado de
hacer una separación entre la relación con Dios y el comportamiento,
afirmando que se puede tener una relación con Dios a pesar de tener un mal
comportamiento. Debería estar bien claro que cuando los deseos y motivos
del corazón están en armonía con la voluntad de Dios, las acciones harán lo
mismo.
Al escribir acerca de los eventos finales de la historia de este mundo,
Elena de White fue bien específica al decir que el pueblo de Dios estaría
ganando victorias sobre pecados personales. “Pero antes de que venga ese
tiempo [la segunda venida], todo lo que sea imperfecto en nosotros será
quitado. Toda envidia, y celos, y malas sospechas, y todo plan egoísta,
habrán sido eliminados de la vida.”—Mensajes Selectos, tomo 3, página
488. Esta declaración prueba de forma concluyente que el pueblo de Dios
no estará pecando antes de la segunda venida de Cristo, como algunos
afirman. Hasta los motivos y sentimientos pecaminosos serán vencidos por
el poder de Cristo antes de la segunda venida.
Sabemos que hemos llegado a un principio extremadamente importante
en nuestro estudio sobre el tema de la perfección. ¿Por qué es la perfección
importante? ¿Qué prueba? “La misma imagen de Dios se ha de reproducir
en la humanidad. El honor de Dios, el honor de Cristo, están
comprometidos en la perfección del carácter de su pueblo.”—El Deseado
de Todas las Gentes, pagina 626. “El honor de Cristo debe sostenerse
completamente sobre la perfección del carácter de su pueblo escogido.”—
Traducido de Sings of the Times, Noviembre 25, 1897.
El propósito de la perfección del carácter no es para que podamos ser
salvos. La Salvación ya ha sido alcanzada al rendir el carácter al momento
de la justificación. La perfección tiene que ver con la credibilidad de la
palabra de Dios. Dios ha afirmado que Su ley es razonable y puede ser
obedecida. Satanás ha cambiado esta afirmación, y la decisión final no ha
sido presentada.
El pueblo remanente de Dios tendrá un papel que jugar en la vindicación
de la credibilidad de Su palabra. De hecho, Dios vindicará Su propio
nombre dándole a Su pueblo el poder divino necesario para obedecer Su
ley perfectamente. “Si ha habido un pueblo en necesidad de un constante
incremento de la luz de cielo, es el pueblo que, en estos tiempos de peligro,
Dios ha llamado a ser depositarios de Su santa ley y para vindicar su
carácter ante el mundo.”—Traducido de Testimonies vol. 5, p. 746. “¿Cómo
será este mundo iluminado, sino por las vidas de los seguidores de Cristo?”
“El pueblo de Dios debe reflejar al mundo los brillantes rayos de Su
gloria.” “Dios a enfatizado claramente que espera que seamos perfectos, y
porque espera esto, ha hecho provisión para que seamos partícipes de su
naturaleza divina.”—Traducido de Review and Herald, Enero 28, 1904.
Así que, el desarrollo de la perfección de carácter en el pueblo de Dios es
crucialmente importante para la resolución final del gran conflicto entre
Cristo y Satanás. De hecho, la razón de enfatizar el concepto de la
perfección del carácter del pueblo de Dios en los últimos días quizás sea el
tema en cuestión resumido.
Será totalmente imposible para cualquiera de nosotros recibir el sello de
Dios mientras tengamos defectos de carácter. No puede haber ninguna
mancha o defecto en el templo de nuestra alma. (La referencia se encuentra
en inglés en Testimonies, vol. 5, p. 214). “Ahora, mientras que nuestro gran
Sumo Sacerdote está haciendo propiciación por nosotros, debemos tratar de
llegar a la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no pudo ser inducido a
ceder a la tentación ni siquiera en pensamiento...Satanás no pudo encontrar
nada en el Hijo de Dios que le permitiese ganar la victoria. Cristo guardó
los mandamientos de su Padre y no hubo en él ningún pecado de que
Satanás pudiese sacar ventaja. Esta es la condición en que deben
encontrarse los que han de poder subsistir en el tiempo de angustia”—El
Conflicto de los Siglos, página 680, 681.
Un concepto importante en nuestro estudio de la perfección es que esta
nunca es estática. La perfección no tiende a cero. “Jesús, considerado como
un hombre, fue perfecto, y aun creció en gracia…Hasta el cristiano más
perfecto debe incrementar continuamente en conocimiento y amor a Dios.”
“Jesús se sienta como el refinador y purificador de Su pueblo; y cuando
Su imagen esta perfectamente reflejada en ellos, ellos son perfectos y
santos, y están preparados para la traslación. Un gran trabajo es requerido
del cristiano. Somos exhortados a limpiarnos a nosotros mismos de toda
inmundicia de carne y espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de
Dios.”—Traducido de Testimonies, vol.1, páginas 339, 340.
La perfección es crecimiento. Aun cuando el Cristiano maduro ya no se
esta rebelando en contra de Dios, habrá mucho que aprender acerca de Dios
y de sí mismo. El desarrollo será un proceso continuo, aun por la eternidad.
Cuando la rebelión es eliminada de la vida y el Cristiano ya no cede más a
los falsos halagos de Satanás, el crecimiento del carácter será fenomenal
conforme el Cristiano avanza hacia adelante en perfección.
Se ha dicho a veces que Elena de White nunca dijo que seríamos sin
pecado antes de la segunda venida. Los dos enunciados siguientes son bien
claros acerca del estado sin pecado previo a la segunda venida. “Todo el
que por fe obedece los mandamientos de Dios alcanzará la condición sin
pecado en que vivía Adán antes de su transgresión.”—En Lugares
Celestiales”, página 146; ver también El Comentario Bíblico Adventista,
volumen 6. Este extraordinario enunciado dice que alcanzaremos la
condición sin pecado en la que Adán vivió antes de su transgresión.
Obviamente esto significa que Elena de White está usando la definición sin
pecado que tiene que ver con el carácter. Ella se refiere a que podemos
tener un carácter sin pecado, no a una naturaleza sin pecado.
“Cristo ha dado cada provisión para la santificación de Su iglesia. Ha
hecho abundante provisión para que cada alma posea tal gracia y fortaleza
que será mas que vencedora en la batalla contra el pecado…Vino a este
mundo y vivió una vida sin pecado, para que en Su poder Su pueblo
también pueda vivir una vida sin pecado. Desea que ellos al practicar los
principios de la verdad muestren al mundo que la gracia de Dios tiene
poder para santificar el corazón.”—Traducido de Review and Herald,
Abril 1, 1902. Note que el contexto de este enunciado es la santificación y
la ininterrumpida batalla en contra del pecado. En este tiempo de la
preparación antes del cierre de gracia, durante el proceso de santificación,
podemos vivir vidas sin pecado. Claramente Elena de White no tiene temor
de decir que podemos vivir una vida sin pecado, así como Jesús vivió una
vida sin pecado en este mundo. Una vez más esto asume que al decir vida
sin pecado se refiere a carácter sin pecado.
Una cosa no será transformada en la segundo venida de Cristo—el
carácter. Nuestros rasgos de carácter, desarrollados durante este tiempo de
prueba, no serán cambiados por la resurrección. Tendremos las mismas
disposiciones en el cielo que habremos desarrollado en la tierra. Puesto
que el carácter no es cambiado en la segunda venida, es de vital
importancia que la transformación del carácter suceda diariamente ahora.
Ver El Hogar Adventista, pág. 13.
No sea que este estándar elevado pueda desmotivar a cualquier Cristiano
sincero, tenemos la promesa de que lo que sea que Dios espere de Sus hijos
lo va a proveer por Su gracia. “Nuestro Salvador no requiere lo imposible
de ninguna alma. No espera nada de sus discípulos para lo cual no esté
dispuesto de que puedan realizarlo. No si junto con su orden no les
concediera toda perfección de gracia a aquellos sobre los que confiere un
privilegio tan elevado y santo. . . Nuestra obra es esforzarnos para alcanzar,
en nuestra esfera de acción, la perfección que Cristo en su vida terrenal
alcanzó en cada aspecto del carácter. El es nuestro ejemplo.”—La
Maravillosa Gracia, página 230. Aquí vemos claramente el consejo de que
debemos depender de Cristo para que nos perfeccione. Él es el que nos
perfeccionará. No podemos perfeccionarnos a nosotros mismos. Debemos
ver a Cristo como nuestro Ejemplo y seguir el plan que Él ha diseñado.
Algunos se han preguntado porqué la discusión sobre la naturaleza de
Cristo debiera ocupar el tiempo y energía de los estudiantes de Biblia de
hoy. Quizás estas declaraciones muestren la importancia del tema. “Dios
requiere de Sus hijos perfección de carácter.” “Quizás digamos que es
imposible para nosotros alcanzar el estándar de Dios; pero cuando Cristo
vino como nuestro sustituto y fianza, era un ser humano…Con Su divinidad
cubierta por humanidad, vivió una vida de perfecta obediencia a la ley de
Dios.” “Como Cristo vivió la ley siendo humano, así debemos hacer
nosotros si nos tomamos del Fuerte para obtener fortaleza.”—Traducido de
Signs of the Times, Marzo 4, 1897.
¿Ve que importante es entender la naturaleza que Cristo tomó y el método
que usó para obedecer? “A nadie se le impide alcanzar, en su esfera, la
perfección de un carácter cristiano…Dios nos invita a que alcancemos la
norma de perfección y pone como ejemplo delante de nosotros el carácter
de Cristo. En su humanidad, perfeccionada por una vida de constante
resistencia al mal, el Salvador mostró que cooperando con la Divinidad los
seres humanos pueden alcanzar la perfección de carácter en esta vida. Esa
es la seguridad que nos da Dios de que nosotros también podemos obtener
una victoria completa.”—Los Hechos de Los Apóstoles, pág. 425.
Si la naturaleza de Cristo fue diferente a la de nosotros, o si Él utilizó un
método diferente al que nosotros podamos utilizar para vencer el pecado,
seguramente sería visto mas allá de cualquier razonamiento la posibilidad
de que podamos hacer lo que Él hizo. Porque Su naturaleza fue la nuestra y
Su método el nuestro, tenemos esperanza de una victoria total en nuestras
vidas. Él nos mostró como hacer de lo imposible algo posible, a través de
Su poder y animados por Su ejemplo. “En su vida y carácter, no sólo revela
el carácter de Dios, sino las posibilidades del hombre”—Mensajes
Selectos, libro 1, p. 410. “El vino para cumplir toda justicia y, como cabeza
de la humanidad, para mostrarle al hombre que puede hacer la misma obra,
haciendo frente a cada especificación de los requerimientos de Dios…Todo
el que se esfuerza, puede alcanzar la perfección del carácter.”—La
Maravillosa Gracia, capítulo La Ley: Norma de Dios.
Elena de White era bien estricta al reprobar a aquellos que negaban la
posibilidad de vivir una vida en perfección de carácter. “Se requiere
obediencia perfecta, y aquellos que dicen que no es posible vivir un vida
perfecta declaran a Dios injusto y mentiroso.”—Traducido de Manuscript
148, 1899. Fueron dos las razones por las cuales ella insistió en la
necesidad de creer en la posibilidad de una perfección: Primero, por el
peligro psicológico de excusar pecados personales, y segundo por la
necesidad de guardar en lo más profundo de la mente el poder de Cristo
para dar la victoria sobre cualquiera y sobre todos los pecados personales.
“El amar y consentir pecado, es amar y consentir al autor del mismo, al
enemigo mortal de Cristo. Cuando ellos [el pueblo de Dios] excusan y se
aferran a la perversidad del carácter, dan a Satanás un lugar en sus
afecciones, y le rinden homenaje.”—Traducido de Our High Calling, p.
231. “Aquel que no tiene una fe suficiente en Cristo para creer que Él puede
guardarlo de pecar, no tiene la fe que le dará la entrada en el reino de
Dios.”—Traducido de Review and Herald, Marzo 10, 1904.
Estas son declaraciones típicas de Elena de White en el área de la
perfección y vida sin pecado. Constantemente ella habla acerca de cómo
vencer y afirmar que no necesitamos ceder a la tentación. Declara que
podemos, a través de la dependencia en el poder de Dios, vencer como Él
venció. Él nos mostró como, y podemos seguir sus pisadas. Una y otra vez
Elena de White dice que podemos vivir una vida de obediencia a Dios, y
cómodamente utiliza el término sin pecado al utilizarlo en este contexto.
La pregunta que muchos parecen estarse preguntado hoy es, ¿Ha alguien
alguna vez alcanzado esta perfección de carácter? Elena de White responde,
“El piadoso carácter de este profeta representa el estado de santidad que
deben alcanzar todos los que serán “comprados de entre los de la tierra”
(Apocalipsis 14:3) en el tiempo de la segunda venida de
Cristo.”—Patriarcas y Profetas, página 77. Ella describe que Enoc
encontró necesario vivir en un tiempo cuando la contaminación moral a su
alrededor era abundante, pero su mente estaba en Dios y en las cosas
celestiales. Su rostro estaba iluminado con la luz que brillaba en el rostro
de Jesús. La atmósfera que respiraba estaba contaminada de pecado y
corrupción, y aun así vivió una vida de santidad y no tuvo que ver con los
pecados prevalecientes de la época. La referencia se encuentra en inglés en
Testimonies, volumen 2, p. 122. Aparentemente Enoc escogió no pecar. El
escogió poner su vida en armonía con la vida de Cristo en una época en la
cual las cosas estaban tan mal como nunca antes la han estado en la historia
del mundo.
“Algunos pocos en cada generación desde Adán resistieron cada artificio
y se mantuvieron en pie como nobles representantes de lo que le era posible
al poder del hombre ser y hacer…Enoc y Elías son los mejores
representantes de lo que la raza humana puede ser si desean, a través de la
fe en Jesucristo. Satanás estaba preocupado en gran manera porque estos
nobles, hombres santos estaban sin mancha de pie entre la contaminación
moral que los rodeaba, con un carácter justo y perfecto y fueron contados
por dignos de ser trasladados al cielo. Así como se mantuvieron firmes con
poder moral y rectitud noble, venciendo las tentaciones de Satanás, no los
pudo traer bajo el dominio de la muerte. Se jactó que tenía el poder para
vencer a Moisés con sus tentaciones, y que podría estropear su carácter
intachable y conducirlo al pecado de tomarse la gloria que le pertenecía a
Dios para él mismo delante del pueblo.”—Traducido de Review and
Herald, Marzo 3, 1894.
Aparentemente había algo especial acerca del carácter que desarrollaron
Enoc y Elías antes de ser trasladados. Ellos, en efecto, escogieron resistir
al pecado por el poder de Dios. Luego encontramos esta bella declaración,
“Y en nuestros días también hay Enocs.”—Palabras de Vida del Gran
Maestro, página 267.
¿Deberíamos Afirmar que Somos Perfectos?
La respuesta de Elena de White a esta pregunta es muy clara. “Cuanto
más cerca estéis de Jesús, más imperfectos os reconoceréis, porque veréis
más claramente vuestros defectos a la luz del contraste de su perfecta
naturaleza. Esta es una evidencia de que los engaños de Satanás han
perdido su poder.”—El Camino a Cristo, páginas 64, 65. Cuanto más
nuestra vida se pongan en armonía con Jesús, menos vamos a darnos cuenta
de lo bueno en nosotros. Cuanto más cerca estemos de Su ideal, más
indignos nos sentiremos. “Cuanto más nos acerquemos a él y cuanto más
claramente discernamos la pureza de su carácter, tanto más claramente
veremos la extraordinaria gravedad del pecado y tanto menos nos
sentiremos tentados a exaltarnos a nosotros mismos.”—Hechos de Los
Apóstoles, página 448.
Entonces, ¿deberíamos proclamar que somos perfectos y sin pecado?
“Aquellos que están verdaderamente buscando la perfección del carácter
Cristiano nunca consentirán el pensamiento de que son sin pecado.”—
Traducido de The Sanctified Life, página 7. “No nos jactaremos de nuestra
santidad…No podemos decir “Soy sin pecado,” hasta que este cuerpo vil
sea cambiado y transformado a Su cuerpo glorioso.”—Traducido de Signs
of the Times, marzo 23, 1888. “Cuando el conflicto de esta vida esté
terminado,…cuando los santos de Dios sean glorificados, entonces y
únicamente entonces será seguro declarar que somos salvos y sin
pecado.”—Ibíd., Mayo 16, 1895.
Estos pasajes se refieren al hecho de declarar que estamos sin pecado, al
pensamiento en nuestra mente de que somos sin pecado. Por favor note que
únicamente cuando seamos glorificados será seguro declarar que somos
salvos. De manera que hay una diferencia entre ser salvo y declararnos
como salvos.
Si esto es cierto, ¿podría haber una diferencia entre estar sin pecado y
declararnos sin pecado? “Ninguno que declare santidad es realmente santo.
Aquellos quienes están registrados como santos en los libros del cielo ni se
han dado cuenta del hecho, y son los últimos en jactarse de su propia
bondad.”—Traducido de The Faith I live By, página 140. Aquí tenemos
evidencia clara de que aquellos a quienes Dios llama santos nunca van a
declararse santos, mostrando que puede haber una diferencia entre ser sin
pecado y declararse sin pecado.
¿Deberíamos declarar ser sin pecado? La declaración de ser sin pecado
nunca será hecha por aquel quien está en armonía con la voluntad de Dios,
porque cuanto más cerca estamos de Dios, menos sentimos el deseo de
declarar algo a cerca de nosotros mismos. Sentiremos rendir todo a los pies
de la cruz—nuestra gloria, orgullo y lo que sea que hayamos obtenido.
Quizás existan, aun en nuestros días, aquellos quienes están tan en armonía
con la voluntad de Dios que no se están rebelando ni en pensamiento,
palabra o acción. Pero ellos serán los últimos en declarar su condición.
El Cierre del Tiempo de Prueba
Si verdaderamente creemos que existe un cierre para tiempo del tiempo
de prueba y que Dios demostrará algo especial después del cierre del
tiempo prueba, entonces parece que debemos creer también en la madurez
completa de carácter, lo cual significa vivir sin ceder a los deseos
pecaminosos. Después del cierre del tiempo de prueba “ya no habrá en el
santuario sacerdote que ofrezca ante el trono del Padre las oraciones,
sacrificios y confesiones de ellos.”—Primeros Escritos, página 47.
“También vi que muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista
del Señor durante el tiempo de angustia, cuando no haya sumo sacerdote en
el santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el
tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús.” “Pero ya
no habrá tiempo para ello ni tampoco Mediador que abogue por ellos ante
el Padre.”—Ibíd., p. 71. “Los que vivan en la tierra cuando cese la
intercesión de Cristo en el santuario celestial deberán estar en pie en la
presencia del Dios santo sin mediador. Sus vestiduras deberán estar sin
mácula; sus caracteres, purificados de todo pecado por la sangre de la
aspersión. Por la gracia de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos
deberán ser vencedores en la lucha con el mal.”—El Conflicto De Los
Siglos, página 478.
Habrá una diferencia en el cielo después del cierre del tiempo de prueba,
en que no habrá ministerio sacerdotal ejercido por Jesús. No habrá
Intercesor, Mediador, rogando por la causa de los pecadores delante del
Padre. Ahora esto no significa que el poder de Jesús que habita en Su
pueblo en la tierra será removido. Pero el ministerio sacerdotal del perdón
finaliza al cierre del tiempo de prueba. “Durante ese tiempo terrible, los
justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios.”—Ibíd., página
671. “En ese terrible momento, después que terminó la mediación de Jesús,
los santos tuvieron que vivir sin intercesor en presencia del Dios
santo.”—La Historia de La Redención, página 423. El fin del trabajo de
intercesión de Cristo significa que no habrá más perdón para los pecados
después del cierre del tiempo de prueba. Si el ministerio del perdón de los
pecados cesadota de cesar, entonces parece imperativo que no haya más
pecados provenientes de aquellos quienes han sido sellados por Dios luego
del cierre del tiempo de prueba. Solo podemos ser perdonados si Jesús está
intercediendo por nosotros y perdonando nuestros pecados.
Creo que la razón principal del corto retraso antes de la venida de Cristo
durante la cual no hay Mediador es para dramatizar delante el universo la
realidad del poder completo de Dios sobre el pecado en la vida de aquellos
de quienes su voluntad está totalmente y para siempre unida con la Suya.
Algunas de las mimas personas quienes inicialmente traicionaron su
confianza sagrada al estar de acuerdo con Satanás en que era imposible
obedecer la ley de Dios van finalmente a demostrar que realmente no hay
excusa para el pecado. El cierre de prueba jugará una parte importante en la
demostración final que Dios hará delante de Su universo: que,
indudablemente, es posible para el hombre caído obedecer la ley de Dios,
la cual es justa, buena y santa.
Si vamos a tomar seriamente las admoniciones bíblicas de vencer, la
realidad del cierre del tiempo de prueba, y el desafío a los 144,000,
entonces también debemos tomar seriamente la verdad de vivir sin pecado.
Por lo tanto, debemos recordar que cuando estamos discutiendo perfección,
estamos hablando del objetivo—el resultado final. Nuestro enfoque
necesita estar en la justificación y santificación, porque este es el método
por el cual se recibe la salvación. Jesús perdona nuestros pecados. Viene a
nuestras vidas con poder y victoria. Cuando nos enfocamos en justificación
y santificación, el resultado final de nuestro objetivo proseguirá
naturalmente. Será el resultado natural de dejar que Dios haga Su trabajo
completo en nuestros corazones. Como el atleta que al correr en la
competencia se enfoca en las últimas yardas recordando que son el final de
la carrera, así el cristiano se enfoca en Su relación con Cristo hoy mientras
recuerda que hay un objetivo al final de la carrera.
Resumen de la Perfección Bíblica
Primero, debemos estar bien claros en lo que no es la perfección. Si
entendemos que es perfección, debemos estar completamente alejados de
aquellos conceptos que están en oposición con la doctrina bíblica de la
perfección. Creo que la mayoría de las objeciones a la doctrina de
perfección están basadas sobre malos entendidos sobre su concepto. La
perfección nunca es absoluta, ni ahora ni después de la venida de Cristo. La
perfección nunca es la igualdad con Dios. No significa falta de debilidad o
libertad de la tentación. No significa estar exentos de enfermedad o la
ausencia de errores mentales o físicos. Ninguno que sea perfecto en su
caminar sentirá jamás que es perfecto.
El término perfeccionismo tiene una connotación negativa en muchas
mentes. Estrictamente hablando, no debería haber algo negativo con la
palabra, porque esta simplemente describe una creencia en la perfección.
Pero en muchas mentes, perfeccionismo describe una extrema y
distorsionada vista de la perfección. El perfeccionismo, en este sentido
negativo, enfatiza un punto absoluto mas allá del cual no habrá mas
desarrollo. Esta creencia de hecho, se origina de la filosofía Griega en
lugar de la Biblia Este enfoque distorsionado del perfeccionismo se enfoca
en la calidad del hombre, la cual puede existir independientemente de la
presencia de Cristo en él.
No queremos estar involucrados en una perfección extremista porque es
un legalismo centrado en el yo, un legalismo que coloca al yo en el trono
del corazón una y otra vez y quita a Cristo del control de la vida. Motiva a
forzar la obediencia, entonces la persona se vuelve obediente por los
esfuerzos propios. Este perfeccionismo extremista es extremadamente
peligroso, así como también lo es la doctrina de la imperfección, la cual
permite que la pecaminosidad e impotencia del hombre cubra las promesas
de Dios para el pecador arrepentido a través de otorgarle el poder de la
presencia del Espíritu Santo.
Dudar que la perfección es un objetivo realista es dudar del poder
viviente para lograrlo, el cual Dios ha prometido. La imperfección no
reconoce a Jesús como el completo Substituto y Ejemplo del hombre, quien
demostró que la ley de amor de Dios puede ser guardada y que el hombre
puede ciertamente ser un vencedor aquí y ahora. Creo que la doctrina
bíblica de la perfección es diferente de ambos extremos de perfeccionismo
e imperfección.
Habiendo descrito lo que no significa la perfección, creo que es
necesario decir que significa perfección. Perfección significa estar en una
relación tan cercana con Cristo que el individuo cesa de responder a las
insinuaciones internas o externas a pecar. Perfección significa una entera
cooperación con Cristo. Significa una continua muerte y renuncia al yo y a
la voluntad e inclinación independiente. La perfección es el rechazo total al
egoísmo y el orgullo. Es la fusión de la voluntad del hombre con la de
Cristo para que el Espíritu Santo tenga ultimadamente todo el control. Es un
ejercicio no quebrantable de la fe la cual mantiene al alma pura de
cualquier mancha de pecado o deslealtad hacia Dios. Se refiere al dinámico
crecimiento del estilo de vida de la persona quien refleja la vida de Jesús,
para que no ceder más a la rebelión, a los deseos pecaminosos. Perfección
es tener el carácter de Cristo, combinando una relación con Dios como
Cristo la tuvo, con las cualidades de carácter que Él manifestó. Es vivir una
vida de madurez espiritual, llena de los frutos del Espíritu y sin pecado. Si
la perfección es entendida correctamente, la veremos en términos de
madurez de carácter, lo cual significa que viviremos en armonía con la
voluntad de Cristo. Él mora dentro de nosotros, y esto impedirá que la
rebeldía, los deseos pecaminosos ganen el control.
A pesar que esta doctrina parece estar clara en el Nuevo Testamento y en
los escritos de Elena de White, el pensamiento de algunos de que Dios no
requiere de su pueblo un carácter sin pecado antes de la traslación esta bien
grabado en la mente. Quizás estas malas interpretaciones de lo que Dios
está tratando de decir a Su pueblo no son intencionales, o quizás ni siquiera
son concientes. Este error comienza con la mala interpretación del concepto
de pecado y cómo vivió Cristo como hombre, y está perpetuado en las
malas interpretaciones de justificación por la fe. Vea pues que si Jesús fue
únicamente el Sustituto del hombre pero no su Ejemplo, entonces el desafío
de hacer lo que Él hizo es inmensurablemente reducido. “De ahí que trate
constantemente de engañar a los discípulos de Cristo con su fatal sofisma
de que les es imposible vencer.”—El Conflicto de los Siglos, página 544.
Correctamente entendida, la justificación por fe en el contexto del poder
de Dios para guardar al hombre sin caída es convincente, dinámica y una
fuerza positiva en la vida de la persona. Conociendo bien sus propias
debilidades cuando está separado del poder de Dios, el hombre de fe ahora
ve que puede lograr en su vida, y encuentra el gozo más grande al vivir una
vida victoriosa. Entonces el mensaje Bíblico se convierte excesivamente
simple. “Jesús lo hizo, y a través de una dependencia con Dios, Yo también
puedo. Puedo vivir a través de la fe en mi Padre celestial.” En esta
experiencia estaremos viviendo sin pensamientos rebeldes en ninguna área
de nuestra vida. Habremos alcanzado la perfección de carácter teniendo una
naturaleza caída que aun puede cometer pecado. No tendremos mas
incursiones ocasionales a la tierra de la indulgencia propia. Siempre
diremos No como Jesús dijo No a todas las tentaciones. Al silencio de la
última y persistente pregunta a cerca de que quizás Jesús fue sin pecado
porque Él era Dios, la última generación probará más allá de la sombra de
la duda que hombres y mujeres con naturaleza caída pueden vivir sin
pecado. Esta demostración final contribuirá a vindicar el carácter de Dios,
Su gobierno, justicia y misericordia—y el gran conflicto estará bien cerca
de su final.
¿Podemos aceptar este desafío? “Cristo tomó la humanidad y cargó con
el odio del mundo para poder mostrar a los hombres y las mujeres que
podían vivir sin pecado, que sus palabras, sus acciones y su espíritu podían
ser consagradas a Dios. Podemos ser perfectos cristianos si manifestamos
este poder en nuestras vidas.”—Alza tus Ojos, página 301; énfasis
agregado. Dios ha prometido que Él puede dar la victoria sobre todo
pecado. Por esta promesa, la perfección bíblica nunca debería ser un tema
desalentador; en su lugar debería ser el prospecto más glorioso que nunca
antes se haya presentado delante del pueblo de Dios. Dios, en verdad,
puede guardarnos sin caída.