Está en la página 1de 2

Diario de gratitud

En la vida tienes dos opciones. Una es ir como un alma en pena, quejándote por
todo lo que crees que te falta, amargándote y amargando a los que te rodean en el
proceso. La otra es abrirte a la vida, y agradecer lo que ya está en ella. Tuya es la
elección y tuyo el poder de cambiar tu punto de vista. ¿Tu cómo elijes vivir? 

El agradecimiento tiene poder. Cambia tu estado de ánimo, cambia tu visión de la


vida, cambia hasta tu estado físico. Según un estudio publicado por la Asociación
Americana de Psicología (APA), el acto de reconocernos a nosotros mismos y a
los demás, y dar gracias por los aspectos positivos de la vida, ofrece una mejoría
mental y física, y es capaz de prevenir diversos problemas cardíacos. Las
personas que saben expresar gratitud externa e internamente son personas más
sanas que disfrutan  de su bienestar. Si quieres dar un cambio radical a tu vida, si
quieres ser más feliz, empieza a agradecer.

La gratitud es como un músculo


Cuando más la ejercitas, cuanto más llevas tu atención a lo que agradeces, más
encuentras para agradecer.

La gratitud empieza con la sorpresa. No des nada por sentado. Como dice el
Hermano David: «Nunca comenzaremos a estar agradecidos si no despertamos.
¿Despertar a qué? A la sorpresa. Mientras nada nos sorprenda, caminaremos
por la vida como dormidos. Necesitamos practicar el despertarnos a la sorpresa.
Sugiero esta pregunta como una especie de despertador: “¿No es esto
sorprendente?” “¡Sí, ciertamente!” será la respuesta correcta, sin importar cuándo
ni dónde ni bajo qué circunstancias uno se hace esta pregunta. Porque en
definitiva, ¿acaso no es sorprendente sólo el hecho de que exista algo en vez de
nada? Por lo menos dos veces al día preguntémonos: “¿No es esto
sorprendente?”, y pronto estaremos más abierto a sorprendernos con el mundo
en que vivimos.»

Párate un momento y reconoce el valor que tiene todo lo que te rodea, no te


limites a agradecer solo lo que «tienes», lo que posees. Todo lo que das por
supuesto, lo que crees que va a estar ahí siempre. Hazte esta pregunta: «¿Cómo
sería hoy mi día si sólo tuviera aquello que agradecí ayer?»

Para ejercitar el músculo de la gratitud te proponemos escribir cada día algo


distinto por lo que estés agradecido. Si te parece que agradecer una sola cosa al
día es poco… ¡amplía la lista todo lo que quieras! Puedes hasta hacer un repaso
al abecedario y escribir algo que agradezcas empezando con cada letra. O ponerte
retos como escribir 20 cosas que agradezcas y que empiecen con la letra D, por
ejemplo.

Diario de gratitud
Para facilitarte el agradecer tenemos un regalo para ti: un Diario de
Gratitud. Sólo tienes que descargarlo, imprimirlo y anotar cada noche lo que
más hayas agradecido de ese día. Cuando termines tendrás Un año de
agradecimientos, 365 motivos distintos por los que experimentar gratitud.

¡Gracias por compartir y hacer que la gratitud se extienda! 

También podría gustarte