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Un día una mujer llena de amargura y con lágrimas en sus ojos, al borde de la separación, le decía a su esposo
después de 20 años de vivir juntos: solo quería un poquito de amor.
Esto demuestra que por mucho tiempo se dejó acumular la frialdad y la indiferencia, pues hoy tristemente es común
vivir estos episodios.
En la sociedad de hoy el amor se ha convertido en una mera ilusión y egoístamente cada quien busca su propio
bienestar.
Por lo tanto ya no se concibe el compromiso de por vida, la entrega incondicional al otro sufrir por quien se ama y
esto ha hecho estragos en la familias. 1Corintios 13:4-8.
Vivimos en una sociedad incapaz de creer en el poder del amor y casi incapaz de acercarse a Dios como un Dios
que ama, que sufre por su pueblo y lo disciplina en ocasiones. Un Dios de amor y de justicia que no tendría por
inocente al culpable, si fuera por el pago de su propio hijo Jesucristo.
Dios promete sanar el corazón roto y vendar las heridas del alma. Isaías 41:10
Hermanos Jesús vivió momentos de desprecios soledad escarnio pero su alto refugio era la presencia de padre.
Conclusión:
Dejemos que el amor De Dios llene nuestro corazón y actúe el poder sanador en nuestra alma y así comenzaremos a
reflejar su carácter en nuestras relaciones con los demás. Es buen momento para abrir tu corazón y recibir a
Jesucristo, pues su amor transformará toda tu vida. Romanos 5:5
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