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DIOS ME REGALA LA CREACIÓN

Génesis 1,1-28

Por medio de la creación podemos conocer al creador. La creación es el fundamento y comienzo de todos los designios
salvíficos de Dios con nosotros. Esa obra de salvación culmina con el misterio de Cristo, el cual, a su vez, ilumina el
misterio de la creación. Dios “crea de la nada”, no necesita nada preexistente ni ninguna ayuda para crear, esto supone
un poder infinito, propio de Dios. Crea un mundo ordenado y bueno. El trasciende la creación y está presente en ella y
es más grande que todas sus obras. Dios mantiene y conduce la creación, la cual ha sido perfecta, porque de Él no puede
salir imperfección, al frente de la cual puso al ser humano para que la administrara, donde éste siempre ha fallado y ha
cometido grandes errores que van en deterioro de la creación divina.

Pero Dios siempre está ahí para enderezar el camino de sus criaturas. La primera tarea que Dios dio al hombre y la mujer
cuando los creó, fue cuidar del huerto del Edén (Gn 2,15), es decir, cuidar la creación. Sin embargo, después que entró el
pecado en el corazón de ellos se olvidaron de este mandato. Hoy la bella y organizada creación que Dios hizo como un
paraíso para nuestra felicidad, se encuentra amenazada. Se talan indiscriminadamente los árboles, se contaminan los
ríos, se cazan animales, se contamina el medio ambiente por la cantidad de basura tirada en las calles y las grandes
fábricas e industrias contaminan el aire con los desechos de sustancias prohibidas y dañinas a la salud de las personas.

Recuerda querido joven y adolescente, que mientras vivamos en este planeta Dios nos ha confiado la solemne
responsabilidad de cuidar de nuestro entorno. Él nos ha confiado un hermoso mundo repleto de plantas y animales. El
Credo llama a Dios «Padre todopoderoso, el Creador del cielo y de la tierra», como se dice al inicio de la Escritura: «Al
principio creó Dios el cielo y la tierra». Dios es Padre en cuanto origen de la vida y al crear muestra su omnipotencia.
Dios pone orden, armonía y belleza en todas las cosas, y no deja de su mano a sus criaturas. La cumbre de la creación es
el hombre y la mujer, el ser humano: un ser pequeño respecto a la inmensidad del universo, pero el único que ha sido
hecho «a imagen de Dios», capaz de entender la sabiduría de su obra, reconociendo y alabando a través de ella al
Creador. Por eso goza de la especial protección de Dios, que fundamenta la inviolabilidad de la dignidad humana, frente
a la tentación de ver en las personas simples objetos inanimados para la propia utilidad. (Papa Benedicto XVI, Audiencia
y Ángelus del 02- 06 de 2013).

No obstante, siendo el hombre y la mujer la cumbre de la creación, ya que Dios lo hizo todo pensando en ellos, hoy se
encuentran amenazados, no por ningún animal irracional, sino por el mismo hombre que, olvidando su naturaleza se ha
declarado la guerra a sí mismo en su afán de igualarse a Dios: aprueban la pena de muerte, el aborto, promueven
guerras y crean armas cada vez más sofisticadas que pueden acabar con el mundo entero en unos cuantos segundos.
Estas acciones son muy tristes. Se debe cuidar lo que nos rodea porque de ello dependemos para subsistir, somos parte
de un engranaje biológico en donde somos apenas una pequeña parte de un gran todo, cualquier cosa que descuidemos
afecta el balance ecológico y afecta la naturaleza que responde de maneras muy sutiles y drásticas.

No tenemos que culpar a Dios por lo que ocurre, nosotros mismos con nuestras manos hemos afectado el balance y
estamos recibiendo las consecuencias, el cambio climático, los movimientos de las placas tectónicas. Nuestra ignorancia
y arrogancia al pensar que somos superiores nos puede llevar a un barranco del que no podremos salvarnos. La
naturaleza nos controlará cuando nos desboquemos y de seguro nos parecerá una pesadilla, pero todo debe equilibrarse
y la sabia naturaleza dará las maneras de hacerlo. Al leer la lectura del Génesis podemos descubrir que Dios en el
momento de la creación definió tres relaciones fundamentales, la primera es la relación del ser humano con Dios, ya que
estamos hechos a su imagen y semejanza (Gn 1,26); la segunda es la relación que existe entre nosotros, ya que la raza
humana fue de manera muy variable desde el principio (Gn 1,27); y la tercera, nuestra relación con nuestra madre tierra
y sus criaturas, sobre las cuales nos dio dominio (Gn 1,28-30).

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