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MONARQUIAS RETRATADAS: IMAGENES PARA LA CONTINUIDAD DEL PODER REAL AGUSTINA RODRIGUEZ ROMERO / ARGENTINA. escrito presenta como punto de partida una E imagen que funcioné como disparadora de los te- ‘mas que desarrollaré a continuacién'. Se trata de tuna de las pinturas que representa la procesién del Cor pus Christi de Cuzco, en particular, el cuadro que identifi aa los frailes agustinos®. (Fig 1) La serie recordemos, fue encargada por el obispo Mollinedo y pintada en torno a 1680”. Al igual que en la mayor parte de las obras que com- ponen el conjunto, encontramos representados aqui a los protagonistas de la vida urbana, politica y religiosa de la ciudad de Cuzco. Aunque en algunos rostros se evidencia cierta estereotipacion, en muchos casos podemos recono- cet la intencién de retratar a individuos de carne y hueso. En el plano superior de la composicién encontramos el espacio de las viviendas, el marco escenogrifico de la procesién. En las ventanas y balcones se asoman los rostros de aquellos que aprecian el especticulo desde un punto de vista elevado y en las paredes de las viviendas se descubren pinturas que decoran el paso de los carros. En esta obra en particular, las sargas que adornan los mu- 10s responden al tema Reyes y Proftas de Israel, motivos de amplia difusin en el Virreinato del Peri Estas pequefias pinturas dentro de la pintura, po- drian vincularse con un conjunto de éleos que se halla actualmente en la Catedral de Cuzco, atribuido al pintor Antonio Sinchi Roca. La serie de la Catedral representa a siete profetas del Antiguo Testamento ~Samuel, Elias, Jonds, Zacarias, Eliseo y Exdhas~ y a los reyes Da vid, Salomén, Asé, Ezequias, Manasés y Josias'. (Fig. 2) Aun ‘cuando las imagenes presentes en la pintura del Corpus ensefian diferencias, la composicién general de las obras y la postura de los personajes nos permite proponer que los cuadros de la Catedral habrian servido de modelo para esta pintura del Corpus. En particular, resulta posi- ble identificar a Ezequias, Manasés, Moises, David y Jeremias. Volvamos a la imagen de los frailes agustinos. A conti rnuacién de las seis obras que hemos reconocido como Re- oly, Inka Bodies and she Body of Chit, Durham, Duke University Press, pineurae inisione nel Cusco del secolo XVI", en La procession del Corpus Domini iia: entre a representacion tata la Sirra, Bolivia, 15 al 19 de marzo 2011 sea investigacisn se enmarca dentro del proyecto PICT 2008-1685, ANPCyT. 2 Coleccin Larrain Petia, Santiago de Chie > Laserie ha sido tabsjada por numerosos autores, ente ottos, Dean, C 1999, Wafarden, Luis Eduardo, "La serie del Corpus: St ‘el Cusco, Lima, Fondo Pro Recuperacién del Patrimonio Cultural de la Nacin, 1996. De manera reciente, Etchelecu, Leontina, “Pactos entre ‘bambalinas: El etrato de grupo en las pintura del Corpus Chris, en XI Jomadas Intorscuelas Departamentos de Historia, Universidad Nacional se presen: os reyes y profetas motivo por el cual se ligan claramente con el retrato real. Sin presentarse como metai pero con un fuerte caracter presentativo~ los diferentes 1 Maria Usunde rsidad de Nava cin, Agustin y Sarayoa (dirs, Imagen del ey, 10), Salomén, Catedral de Cura, Fotgrata: retratos de ciertos individuos, religiosos y autoridades que procesionan y espectadores que observan el desfile, se vin culan con los retratos pintados. Estos maltiples niveles de representacién del retrato re compleja estruc .. Esta configuracién velan la plasmacién en imagenes de ui tura de poder en la ciudad de Cu se sustentaba en los individuos més destacados de la plebe os curacas y las personalidades politico-religiosas de la cit dad, y habria culminado en la figura del rey, lugar que en el conjunto se encuentra disputado por la figura del po Mollinedo. Pero esta estructura tambié daa partir de representaciones que le daban un sustento mitico-simbolico. Efectivamente, aun cuando el retrato de Carlos Iles de mayor tamaio y se encuentra separado de las seis pinturas de reyes y profetas las imagenes se encuie: tran en una misma linea de la composicién. Asimismo, la actitud de los personajes més cercanos al retrato real con tribuye a una lectura en continuidad de estas im: Los paralelismos ados entre las dinastias espafiolas y diferentes monarquias historicas o miticas constituyeron, ccepeantatenat ad lifewe’ wet orioteam et una estrategia habitual cuyo objetivo era el de, en palabras de Eugenii de continuid: Bridikhina, construir un “universo referencial ylegitimidad politica". Con citas a David, Salomén, Julio César o Carlomagno se habria buscado sus tentar un arquetipo de realeza basado en cualidades fun- damentales de todo monarca: el heroismo y la sabiduria, No podemos dejar de considerar que la representacién de los personajes veterotestamentarios se orienté de mane- a de Cristo en tanto ra clara a una sustentacién de la los profetas fueron presentados como los anunciadores del Mesias, mientras que los reyes representaron su linaje real Como se desprende de los ejemplos mencionados, tam pién resulté habitual el tr ado de vinculos entre la corona espaniola ylos reyes y profetas del Antiguo Testamento con el objetivo de exaltara la monarquia en clave mesiéinica, en relacién con la espera de un monarca ideal que gobierne el mundo como substituto visible de Dios. En este senti- do, resulta evidente el sustento mesiénico de los intereses yacciones de la corona espafiola: ante los nuevos poderes temporales y espirituales concedidos al monarea espaiic por el papado, se impuls6 un discurso orientado a definir ala dinastia de los Habsburgo como sucesores directos de los monarcas hebreos y a Espatia como el nuevo pueblo elegido, estrategia esta utilizada por numerosas dinastias Ahora bien, jde qué modo se manifest6 este discurso en América? Si en Espafia la corte propicié una distancia simbolica con el pueblo a partir del reinado de Carlos 1, en América la situacién se encontré amplificada por la distancia fisica entre Espafia y los virreinatos. Este apar- tamiento debia ser compensado con un mayor énfasis ‘en representaciones que funcionaran como propaganda de la monarquia y de las figuras de los reyes. Como lo han sefialado numerosos autores, las cere- ‘monias publicas desempefiaron un papel fundamental en la construccién de un mensaje simblico de legitimacién de la corona: fiestas por los nacimientos, proclamacio nes, matrimonios y muertes eran organizadas en América con gran fervor. La difusién de imagenes sobre temas vinculados al accionar de la monarquia, como la Monar quia espaiola como defensona de la Fe, y la circulacion de textos, como La Corte Santa del jesuita Nicolés Causino, contribuyeron a la glorificacion de la corona espafiola en América”, En el Tratado II del escrito de Causino, titula- do *Reyno de Dios o dissertaciones”, el autor postula la importancia de las monarquias, al considerar a los reyes como representaciones de Cristo y los reinos terrenales como imagen de la Monarquia Celestial. Es de destacar que el texto describe las cualidades que deben tener los monarcas y concluye con algunos comentarios acerca de la monarquia hebrea y sus protagonistas, desde Sati a Joacaz, y destaca las virtudes y defectos de todos estos monarcas. El aparato propagandistico de la corona habria conta- do en el Virreinato del Perti con un elemento mis: las pin- turas sobre Reyes profetas de Isael. Consideramos que la importante difusion de esta iconografia habria contribui- do a una politica orientada a la conformacién de una idea de autoridad biblica a partir de la cual la Corona espattola se proponia como continuadora legitima de los monarcas hebreos. El estudio de las doce estampas francesas utiiza- das como modelo para la mayor parte de las pinturas ame- ricanas que abordan este tema revela que en la menciona- dda serie de la Catedral de Cuzco se realiz6 una seleccion que bused representar a aquellos monarcas que fueron e2- Minguet, Vitor, “Los ‘Reyes de las Américas. Presenci Usunaris Garayoa (its), op. ci, pp. 231-257 racterizados, desde el texto biblico, como justos y sabios, aquellos que hicieron el bien a los ojos de Yahvé -como David, Salomon, Asi y Manasés-, mientras que se excluys a aquellos monareas que la Biblia describio como pecar dores ~como Jeli, Joaquim, Joram y Sedecias- (Fig. 3). Seguin sefialaron Mesa y Gisbert: Ena temdtica, poco frecuente en la pinta de la ciudad incaica cr los dos primerostercos del silo, parece i ligada a propésitos de una politica en prode la Corona; tatar de afianzar en os fie les cristianos el origen divino de la monargula. Esta monarqula se halla concretamente persnifcada en ls res espatoles™. Asimismo, los autores proponen que este discurso de apoyo a la monarquia habria encontrado en el siglo XVI a ‘un fuerte patrocinador en la figura del obispo Manuel de Mollinedo y Angulo. Mas alli de su auspicio a la serie del Corpus y el encargo de diversas pinturas que destacaron el papel mesidnico del rey de Espaiia como defensor de la fe cristiana, consideramos que también podria vincularse al obispo el encargo de Ia serie de retratos de monarcas y profetas hebreos de la Catedral de Cuzco. La creacién de las estampas francesas a mediados del siglo XVII y la cita de estas pinturas en la serie del Corpus avalan la hipotesis dde que los cuados habrian sido creados durante el obispar do de Mollinedo como parte de la misma estrategia visual. Mis alla del conjunto catedralicio, existen otras series que abordan el tema en el Virreinato del Pera. Hasta el ‘momento, la investigacién en torno a la difusién de las estampas francesas que dieron origen a estos motivos nos ha permitido identficar veintitrés conjuntos que derivan de estos grabados'. Si bien la mayor parte se trata de se- ries que presentan tanto a reyes como profetas, me inte: resa destacar dos conjuntos que exhiben exclusivamente a reyes y constituyen asi un claro ejemplo de la represen- tacidn de un mensaje dindstico, Por un lado, el conjunto del convento de Santo Domingo en la ciudad de Quito ensefia catorce pinturas sobre monarcas hebreos. (Fig. 4) Por otra parte, el conjunto del Museo de la Merced de Santiago de Chile posee una factura quitefia que lo vinew- la de manera estrecha con el conjunto de Santo Domingo. Cabe destacar que si bien la seleccidn de reyes en es tos conjuntos responde a un interés por exhibir aquellos individuos cuyas caracteristicas podian ennoblecer Ia idea Mingues, Victor, Visions dela monangua higiica, Castellon, Universitat Jaume I, 2007 propiganda de la Monarquia Hispénica en ef Nuewo Mundo", en Gonziles Enciso y Casino, Nicolis, La Cote Sant, Barcelona, Juan Piferet, 1718, tomo 3, EL texto de Causino favo una importante cirulacién desde 1624 y se encuentra en numerosos iventarios americans de los sglos XVII y XVIIL Mesa, José de y Teresa Gishert, Historia de a pinta cusqueta, Lima, Fundaciin Augusto N. Wiese, 1982, pag. 169. Rodrigue: Romero, Agustina, “Reyes y Profetas de Israel en el Vireinaro del Per, Creulacién, apropiacin y resignificackin de imagenes del Antiguo Testamento silos XVIEXVILD”, Tess doctoral, Universidad de Buenos Aites, Facultad de Filosofia y Letras, 2008, nia. Er Hamas, Trazados los vinculos entre los monarcas del Antiguo Testamento y los reyes espafoles nos preguntamos acerca de los posibles lazos con otra representacidn de tipo mo- ndrquica en América: nos referimos a las dinastias incai cas. Diferentes au es han sefialado la construccién de de una continuidad dindstica entre los reyes ineas y los un discurso escrito y visual orie reyes espatioles. Desde los textos, como el Sermonario del Tercer Concilio o la Nueva Crénica, se identifice a los monareas hispanos con apelativos indigenas -como Viracocha, Inca 0 Apo- con el objeto de transferirles la obediencia y ef respeto a la autoridad reservada a los lt eres nativos. Por otra parte, textos y representaciones teatrales buscaron reconstruir la dinastia incaica mientras que las actividad fioles contaron con la presenc is en honor a los reyes esp de carros triunfales en los que se ubicaban_personificaciones de los incas que buscaban plasmar la idea de una transicién, de un tras paso del poder Las diferentes imagenes de los monarcas ineas, en par anos de los Habsburgo. ticular en su vinculo con los retratos de los reyes espafio- les, habrian perseguido objetivos similares. Por un lado, los retratos de los incas personificaron el reconocimiento, por parte de Espaiia de la potestad del sistema mond quico prehispinico, mientras que la plasmacién de una continuidad de gobierno buscaba imponer la idea de una wgitima de esa autoridad. Desde las im apropiacion ‘nes encargadas por el Virrey Toledo y enviadas a Felipe I, cas. Mas alla de figuras de cuerpo entero presentes en las obras de man Poma y Mut se multiplicaron los retratos de los in las documentales que dan cuenta de la existencia de otras imagenes sobre el tema, ya sea en la forma de series de retratos de busto o de pie, 0 como dinastias en un solo lienzo"’. Como es bien sabido, el interés por este tipo de representaciones es continuado a lo largo del siglo XVIL y a principios del siglo XVIII se produjo un rebrote de esta iconografia con la difusion y reproduccién del gra ado del clérigo Alonso de la C visualmente la intencién de trazar una secuencia moni quica ininterrumpida entre el poder inca y el espaftol’ Siertos retratos de los incas fueron conocidos a partir de la circulacidn de textos ¢ i es que los representaron El mismo Claude Vignon, autor de los motivos de Reyes y * mits indigeasen clot, La Pa, C inher, Totes, a", en AAW, Las nc, imagenes tempranas el ye del Pn Woffarden, Lui Eduard Pacht Bassani, Paols, Cla Thevet, Ande, Des i Ibidem, pig. 644, p. 656, pig, 663; Pacht Bas erty Compania, 2004, pig Lima, Banco de Cre “La descendncia real yl ‘renacimiento inca en el virreinao”, lass, ez, ltine et aye 9.6 Atahuabe, Ciude Vignon Fotoraia: Agustina Rosriguez Romero nes, luego lle Profetas de Ismael cred un conjunto de im: vadas a estampas por Jérome David, sobre el tema Filésofos -y hombres ilustes®. En este conjunto el artista representa a ‘Atahualpa como “Atabalipa Roi du Perou”. Para la crea 1on se basé con toda probabil cin de est dad en las ilustraciones del libro de André Thevet, cosm6- grafo real quien en 1584 escribe Des vrais poutraits et vies latines et payennes'. (Fig. 6) Cabe Atahaulpa del texto de Thevet fue des hommes ilustes, sefalar que el retrato d utilizado para la creacién de la pintura que se encuentra al de Ecuador en Quito. en Ia coleccidn del Banco Cen El retrato de Atahualpa en el tomo 3 del libro de Thevet es el primero de una serie de monarcas ame ma, Naco- canos entre los que se encuentran Mocte labsu, rey de los canibales, Paraousti, rey de la Florida y Paracoussi, rey del Plata, representado también por uii_prevalece la intencién Claude Vignon.” Aunque ummins, Thomas, “La fabua el retrato en AA.WV,, Los inca, reyes del Pe 0 232244 15931670, Paris, Arthena, 1992, pp. 284293, 1s, Paris, Viada de I. Kervert y Guillaume Chauslire, 1584, pi. 641 de satisfacer una curiosidad en torno a estos personajes “exoticos", vale destacar la construccién de un discurso orientado a resaltar a la existencia de “reyes”, individuos que, si bien distan de ser considerados como iguales, son reconocidos en su autoridad mondrquica ‘Avancemos ahora hacia un cierre de esta triada mo- narquica. Como hemos seftalado, los retratos de Reyes y Profetas del pueblo hebreo se encontraron no sélo en la Catedral de Cuzco, sino también en los muros de templos menores, iglesias de indios como el templo de Tomave, Mufani o Cabana, éstetltimo mandado a reconstruir por Mollinedo en 1680. La presencia de estas imagenes por fuera de los espacios destinados a la elite social religio- sa del Virreinato nos conduce a preguntarnos acerca del significado que podrian haber tenido estos retratos para los espectadores indigenas. Las representaciones de los monareas del Antiguo Testamento podian ser decodifica- das para la mirada neéfita pot los religiosos a través del sermén, tal como lo hace Antonio Vieyra en numerosos textos que describen el accionar de estos personajes”. Sin embargo, consideramos que la interpretacién de estos retratos fue mas allt de una simple identificaciin de los protagonistas de la historia del pueblo hebreo. EL aniliss de estos retratos veterotestamentarios y de los retratos de los incas evidencia modos similares de representacién del poder. La mascaypacha y el tupayauri podian ser asemejados a la corona y el cetro de los mo- narcas del Antiguo Testamento, entre otros simbolos que enaltecian a estas figuras. Por otra parte, la tradicién oral yy su recopilacién en las primeras historias del Peri, esta- bleci6 una secuencia lineal de monarcas incas que, segiin ‘Cummins, adecuaba los conceptos andinos a la forma de la realeza europea, ignorando la existencia de cogober nantes en el Tahuantinsuyo%, Unido a esto, las prime- ras fuentes post hispsinicas establecieron un numero de doce incas, cantidad que vinculé el conjunto, desde una perspectiva catdlica, con otras series de fuerte presencia cn la pintura colonial americana, como apéstoles, sibilas, reyes y profetas. Nos interesa resaltar que la hipstesis de la existencia de lecturas en paralelo de estas imagenes se encuentra reforzada por la presencia en el mismo tem- plo de la Catedral de Cuzco de una dinastia incaica, hoy desaparecida, junto a la serie de Reyes ¥ Proftas de anal. Como hemos desarrollado con anterioridad, la histor ria del pueblo de Israel resulté eficaz con objeto de plas- mar la nocién de un pasado en comiin para cristianos ¢ indigenas. En este sentido, los eseritos biblicos proveye- ron a los religiosos de un fuerte argumento para marcar una superioridad de la religién cristiana y de la cultura europea al ser presentados como pilares de la verdad/ memoria cristiana, en tanto posibilitaban la reconstruc ion de la “autentica” historia de la creacién del mundo y del hombre. En palabras de Fernando de Avendafo, Los incas como no cuvieron libros, no pudiron saber estas cosas, sus histriadones dizen, que de las cosas antiguas por tmadicion en sus Quipos solamente se acuendan de quatro cients, © quinientos avis [J De la misma manent los his toriadones del Caco cuentan por sus Quipos, que wo doze Reyes Incas, y por tradicion dizen sus nombres. Mientras que, los Christianas por los libros de la Sagrada Escrtwra sa bemos quantos aos ha que Dios cvié el mundo, ¥ quantos athos ha que Dios anego el mundo con el Dilubio, ¥ quan- tos aos ha que el Hijo de Dios se hizo Hombre, porque Dios lo evelé « sus Profetas, y la Santa madre Iglesia nos lo ensea, para que lo creamos firmemente®, La presencia de libros en las imagenes analizadas, ain en casos en que la tradicién no sefala a los retratados como autores de textos, sustenta la idea de que es la po- sibilidad de reconstruir la historia a partir de la memoria escrita lo que otorga superioridad a la religién cristiana y ala cultura europea frente a la religiosidad y cultura andi- na. Por otra parte, las citas al Antiguo Testamento fueron utilizadas para describir la lucha de los profetas contra la idolatria y la caida o salvacién de los reyes con respecto a tales practicas. Estas historias fueron aprovechadas por los extirpadores de idolatrias para crear analogias entre el pueblo de Israel ylosindigenas americanos: la idolatria era tun pecado que el pueblo de Israel habia logrado superar. Cf ene otos, El V.P. Antonio de Vieyt de la Compati d Jess, ada us somone, obras difrents, ge desu original Portugués se han radu en (Casllano, Barcelona, en la Imprenta de Maria Mart Vil, administrada por Mauro Marti, Librer, 1734 Cummins, art. ct B 1648, fo. 89 25 idem, fo. 89 2 Rodrigues Romero, Agust Avendafo, Fernando de, Semone de los misters de musts Santa Fe cats, em lengua casellana, yl general dl Inc, Lima, Jonge Lopes de Herrera, “Jeremvias contra ls huacas, El Antiguo Testamentoylaidolatiaen textos imagenes”, en SallesReese, Verna y ‘Carmen FernindesSalvador, Autores y Actores del Mundo Colonial, Nuevos Enogues Mulidcipinars, Quito, Universidad San Francis de Quito- ‘Colonial Americas Sties Organization Georgetown University, pp. 61-67 Para concluir, consideramos que las imagenes veterotes tamentarias contribuyeron a la conformacién de la nocién, de autoridad biblicaa partirde lacual la Coronaespafiola se proponia como continuadora legitima de los monarcas he- breos y, desde un punto de vista mesidnico, substituto visi- ble del poder de Dios. Esta legitimacién histéricoreligiosa hhabria buscado superar cualquier argumentacién en torno a los intereses indigenas por trazar sus vinculos con las di- nastias incaicas con objeto de ser reconocidos como sobe- ranos primigenios de los territorios ocupados por Espatia. ‘A través de los retratos de los Reyes y Profetas de Is rael tanto la Iglesia como la Corona espafola habrian perseguido el objetivo de sustentar e imponer nuevas re- ppresentaciones para promover, por un lado, una reformu- lacign del concepto de ancestro ~vital para la religiosidad andina- ligindolo a los tiempos precristianos y comin a Ibidem, pig. 12 ‘europeos ¢ indigenas y, por el ofro, una lectura en la que los reyes espaftoles se constituirian como continuadores legitimos del linaje incaico. En este sentido, Cummins sefiala que “El mallki, el cuerpo fisico del rey inca, ya no estaba presente como sucedia en el Cuzco del Tahuantinsuyo. Mas bien lo que tomara el lugar del mallki sera el retrato del inca..."*. Asi, el retrato -ya sea del inca, del monarca espatiol 0 de los Reyes y Profetas~ se habria manifestado como tuna forma de retrato de la autoridad hist6rica, politi cao religiosa, un nuevo mallki construido a partir de las convenciones visuales de occidente. Asi, la legiti- midad que sostenia la presencia espafiola en América podia ser construida como heredera de la monarquia inea y remontada hasta los tiempos del rey David y del rey Salomon.

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