Cierta vez un lobo hambriento se encontró con un asno
de mala muerte y, sin mayor trámite, le dijo: _Hola, hermano, hace tres días que no pruebo alimento y ahora te presentas como caído del cielo. Prepárate, pues, a pasar a mi panza. _Señor, has de mi cuanto quieras _respondió el asno _ tu mandas y yo obedezco como fiel esclavo tuyo. El jumento hizo una pausa y luego continúo: _si me comes es porque ha sonado la hora de mi liberación definitiva. ¡Cuánto espere este momento! Entonces, perplejo, el lobo le pregunto _Dime ¿Qué motiva tu desesperación al punto de desear la muerte? Al instante, el asno hizo una enumeración de sus penosas tareas y, finalmente, concluyo: __Es más, tengo que tirar del arado bajo el látigo inclemente del dueño y de lo abrasadores rayos del sol, por eso lamento la hora de haber nacido. Mátame, pero no en este camino, no sea que mis amigos, que frecuentan estos senderos, digan: “murió como un cobarde sin la más mínima vergüenza”. __ ¿Dónde quieres que comience mi festín? __le replico el lobo. __En el monte __ repuso al instante el burro __ pero antes átame con esta cuerda como que soy vasallo y yo amarrare el otro extremo a tu cuello. Así me llevaras y comerás con mayor seguridad. __ Buena idea es la tuya y la ejecutare según tu deseo. ¡Bueno, tu que conoces el camino iras por delante! __le ordeno el lobo. El lobo, al darse cuenta del engaño del jumento, dio marcha atrás, pero el borrico tiraba hacia delante y se armó un lio de rebuznos y aullidos que alertaron al amo, quien llamo a sus criados y todos atacaron al malvado con palos y piedras. El lobo logro salvar el pellejo como pudo y se internó en el bosque. El burro, viéndose libre de su captor, lanzo un estremecedor rebuzno que llegado a oídos del lobo, lo hizo Exclamar. __ Esto está bien para ti .en otra ocasión, al escuchar tus horribles rebuznos, me cuidare de ir a tu encuentro