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Muchas gracias por leer

123 Cualquier calle, cualquier ciudad,

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"¡Oh, María hola@sitioincreible.mx

Oraciones de
www.sitioincreible.mx

Inmaculada, estrella de la
mañana que disipas las Maria
tinieblas de la noche CATALOGÓ DE SU

oscura, a Ti acudimos con DIVERSIDAD

gran confianza!"

Alumna: Simeón Mariño


Alejandra Daniela
Otros:

REGINA COELI
Durante el tiempo pascual, la Iglesia Universal se une

en la oración Regina Coeli o Reina del Cielo para

unirse con alegría a la Madre de Dios por la

resurrección de su Hijo Jesucristo, hecho que marca el

misterio más grande de la fe católica.

EL MAGNIFICA
BENDITA SEA TU PUREZA
Es un bellísimo y gozoso himno y/o cántico de alabanza y de

acción de gracias que dirigió al Señor la Virgen María, es la


Bendita sea tu pureza y eternamente lo sea, pues todo
respuesta a su prima Isabel de Maria
un Dios se recrea en tan graciosa belleza. A Ti,

celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco

en este día alma, vida y corazón. Mírame con

compasión, no me dejes, Madre mía. Y danos tu santa

bendición, que la recibimos:

En el nombre del Padre,

Del Hijo,

Y del Espíritu Santo,

Amén.
Ave María
EL ANGELUS
PRÉSTAME, MADRE...
Dios te salve María, llena eres de gracia, Se trata de una sublime plegaria para saludar a María y
Préstame, Madre, tus ojos, para con ellos mirar, porque
recordarle la escena más grandiosa de su vida. En los pueblos o
el Señor es contigo. Bendita Tú eres entre
si por ellos miro, nunca volveré a pecar.
ciudades se recita tres veces al día, o sea, al amanecer, al

todas las mujeres y bendito es el fruto de mediodía y al anochecer.


Préstame, Madre, tus labios, para con ellos rezar,

porque si con ellos rezo, Jesús me podrá escuchar.


tu vientre Jesús.
Préstame, Madre, tu lengua, para poder comulgar,

Santa María, Madre de Dios, ruega por pues es tu lengua patena de amor y de santidad.

Préstame, Madre, tus brazos, para poder trabajar, que


nosotros los pecadores, ahora y en la hora
así rendirá el trabajo una y mil veces más.

de nuestra muerte. Préstame, Madre, tu manto, para cubrir mi maldad,

pues cubierto con tu manto al Cielo he de llegar.


Amén. Préstame, Madre a tu Hijo, para poderlo yo amar, si Tú

me das a Jesús, ¿qué más puedo yo desear?


Y esa será mi dicha por toda la eternidad.
LA SALVE
Se trata de una oración muy antigua, pero siempre nueva. Es una

oración que ha gustado en todas las épocas por su brevedad y

sencillez, por su ternura y profundidad, en la que se entrelazan de

modo admirable la tristeza del peregrino y la esperanza del

creyente. En ella se hace una única petición o súplica que va

precedida de un saludo y de una breve presentación. Termina con

una brevísima "coda

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