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El 71% de las mujeres que tienen acceso a internet miran porno. ¿Qué tipo de porno consumen? La
teoría de que la mujer necesita más narración y belleza se cae a pedazos no bien se empieza a
preguntar, en voz baja, qué es lo que más las estimula. Crónica de una búsqueda sexual y del tabú
frente a la masturbación femenina.
31 de diciembre de 2016 • 20:49

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M í Ri t t ll l ld l lt ti
María Riot, estrella local del porno alternativo

Por Romina Zanellato. Ilustración RNDR

Alguien pronuncia la palabra porno y las diapositivas mentales proyectan a falsas Pamela
Anderson con pechos de silicona, cabelleras siempre rubias platinadas, depilación total, penes
erectos y gigantes, nombres de estrellas como Rocco Siffredi, y unos 90 que quedaron
incrustados en el imaginario sexual. Si se relaciona a la mujer y al porno, tal vez alguien diga que
más que una penetración lo que una mujer quiere ver es la seducción, la narración de una
conquista que desencadene en una escena caliente que la cámara no enfoca pero que la mente se
imagina perfecta. Cuando se habla de porno entre mujeres, generalmente, se tarda en decir que
sí, que se ve, pero es cuestión de conversar un momento para entender rápidamente que hay
tantos consumos de pornografía como mujeres, tanta sexualidad como personas, tantos deseos
como momentos. Entonces, ¿existe el porno para mujeres? ¿Todas miramos lo mismo? La
respuesta se construye preguntando. G. tiene 35 años, es empleada municipal. “Yo miro. Me
gusta. Lo veo sola, para masturbarme. No sé muy bien dónde buscar, así que pongo en Google
«película porno» y algo aparece. No las bajo, las veo online y borro el historial de navegación
para que mi marido no se dé cuenta. Me gusta que tengan una historia. A veces, miro de
lesbianas y también de chicos gays, muy de vez en cuando miro porno heterosexual. Me gusta
que me vaya mostrando la secuencia de a poco. Por ahí estoy 20 minutos, dos o tres pajas y ya”.
La magia de internet es que todo lo que se te ocurra imaginar ya está ahí. Siempre hay alguien
que lo hizo antes y lo subió a la web en algún lugar del mundo, sobre todo en opciones triple X.
Para las mujeres, el problema muchas veces está en cómo encontrar el porno que desea ver
porque, a diferencia de los hombres, el consumo de pornografía en solitario y con el fin de
masturbarse suele comenzar mucho después de la iniciación sexual. Cuando el terreno del propio
deseo ya fue conquistado, y cuando los tabúes son superados. El Observatorio de Internet en
Argentina (www.inter.net.ar) dice que el 71% de las mujeres consumen porno. La mayoría de esas
mujeres lo hacen desde su teléfono, en soledad, muchas veces por la mañana y con frecuencia
variable. El consumo es diferente al de los hombres, pero hay algo certero: la búsqueda de la
palabra “porno” en Argentina creció en los últimos dos años el 45%. Hay dos o tres sitios que
concentran la mayoría de visitas en el mundo. Pornhub, RedTube y la argentina Poringa! están
entre las plataformas líderes. Este es el porno que denominaremos “mainstream”. Sin embargo,
existe otro circuito de pornografía. En una conversación de chicas con intereses artísticos seguro
que alguien va a mencionar Tumblr o Vimeo. Sea el blog o el video, se está a un clic de un
timeline de belleza, fantasía y erotismo: una pared con una decena de acuarelas que retratan
distintos tipos de clítoris, una foto de tonos pasteles donde una chica se levanta la falda y se ve
una bombacha de algodón blanco con un bordado: “ask first”, una selfie de un chico desnudo en
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su habitación con su pene erecto, un GIF que repite una secuencia de tres fotos en blanco y negro
donde un hombre le hace sexo oral a una mujer: él acostado, ella en cuclillas sobre su boca,
muchas fotos de mujeres acabando, primeros planos de vaginas, más primeros planos,
penetraciones, besos, pieles con tatuajes, cuerpos naturales, imperfectos, videos cortos de sexo
amateur, audios. Un tumblr, por ejemplo, porn4ladies.tumblr.com, uno de miles.

RNDR

Soportes de placer

Tumblr es una plataforma de microblogging que permite a sus usuarios publicar textos,
imágenes, videos, enlaces, citas, audio y, sobre todo, GIF, en un formato de timeline que no
promueve la discusión como otras redes. Es muy usado en ambientes virtuales como la poesía, la
fotografía, la ilustración, y también en el contenido XXX. Muchas veces, la puerta de entrada a
encontrar un porno diferente a la imagen de Pamela Anderson es Tumblr. M. tiene 29 años,
trabaja en prensa institucional. “Empecé a mirar porno a los 21, cuando tuve independencia
tecnológica. Es decir, cuando tuve mi primera computadora individual. Miro porno y para mí es
muy fácil, se reduce a un sitio:2hotworld.tumblr.com.
Home Secciones ClubEl
LN GIF tiene algo que funciona perfecto
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para la masturbación y es la repetición hasta el infinito de un fragmento de una escena. Me gusta
ver gay, de chicas, y sobre todo GIF de mujeres recibiendo sexo oral. La foto estática también me
sirve. Creo que el porno tradicional no me calienta lo suficiente, el erotismo me funciona mejor”.
El GIF es el eterno presente. No existe la incomodidad del antes o el después del coito. Es la
fragmentación en su máxima expresión. Sin audio. Y es, también, un formato muy simple de
hacer: tres fotos o frames en secuencia y repetidas hasta el infinito. Ahí, donde fotógrafos
muestran sus primeros trabajos, donde no existe la censura como ocurre en otras redes sociales,
las mujeres son las creadoras del porno que quieren ver, el amateur y el “bello”. Es lindo, sí, pero
la penetración está en primer plano y repetida sin parar, sin necesidad de tocar nada, en silencio,
en el teléfono. Y eso, tal vez, lo explícito como mantra, sea el primer paradigma que se derrumba.
S. tiene 33 años, es ilustradora. “Yo miro porno de hombres, solo de hombres, homosexuales. No
sé por qué, es algo raro, me lo he preguntado y creo que tiene que ver con eso de que el porno
heterosexual está hecho para hombres. Como que la mujer siempre está en un papel raro que a
los hombres los excita y que por lo menos a mí no. En cambio, en el porno de hombres gays ese
papel no existe. Supongo que de alguna manera me siento más reflejada en ese contenido que en
el porno heterosexual. Incluso creo que el porno lésbico está hecho para cumplir las fantasías del
hombre. No hay espacio para las nuestras”. K. tiene 28 años, estudia cine. “Sí, yo pienso lo
mismo. Yo soy lesbiana y no miro porno porque está hecho para la fantasía del hombre, o incluso
de las fantasías masculinas que ahora son apropiadas por las mujeres heterosexuales. No es así
como tenemos sexo nosotras”. M. tiene 32 años, es docente. “Yo soy bisexual y miro
generalmente de hombres también. Los cuerpos son más suaves que en el porno heterosexual y
están en una situación más placentera para los dos. Igual hay de todo, es cuestión de investigar”.
Daniela Pasik es periodista, coautora del libro Porno nuestro (Editorial Marea) junto a Alejandra
Cukar; ella sostiene que decir que hay una mirada femenina del porno es peligroso, porque se cae
en el prejuicio de que ese porno debe ser suave, lindo, sin penetración, sin morbo, sin fuerza. “El
porno busca calentar, lo haga un hombre o una mujer. Y el espectador de porno, sea hombre o
mujer, quiere calentarse. Y si es posible acabar. La cuestión debería centrarse más en qué
calienta… Y la diferencia, tal vez, la trazaría en que hay mucho porno machista”.

Superficies del gozo

Existe una corriente del porno que se denomina feminista o ético. ¿De qué se trata? De contenido
donde el gozo de la mujer es un punto central, donde el foco de satisfacción está puesto en todas
las personas que participan del acto sexual y no solo en la de los hombres. Hay grandes
exponentes en el mundo como las directoras Erika Lust, Anna Span o Petra Joy o la actriz
Amarna Miller. En Argentina, la industria profesional prácticamente no existe, de ningún tipo.
“Se puede ver que es un porno distinto del que se masificó y del que la gente tiene como
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imaginario popular en sus cabezas: se le da más importancia a la estética, a la historia o al
concepto”, dice María Riot desde Estados Unidos. La actriz XXX argentina, radicada en
Barcelona hace unos años, ya trabajó con Erika Lust o con productoras de alt porn como A Four
Chambered. Ella relaciona este tipo de producciones con las que la industria realizaba muchos
años antes de la década del 90, cuando se popularizó, época en la que quienes filmaban eran
cineastas, artistas, actrices y no empresarios, hombres que pensaban en su deseo y en la venta.
De esas producciones de los 60 y los 70 nace el porno que hoy se llama feminista o ético; en
cambio, el de los 90 es un porno instalado en la imaginación de todos, donde el disfrute es
masculino (no suele salir en los planos el rostro del hombre, la cámara suele estar en sus ojos, el
pene es una herramienta) y el punto de vista de la mujer está puesto en cumplir el objetivo de
satisfacción masculina (es la única filmada, es la penetrada, no recibe sexo oral, no acaba, no
filma). La mujer no solo como objeto de placer, sino como generadora de placer. En el capítulo
sobre pornografía del podcast Pernocte POSTA, la conductora Paula Giménez se encontró con
una dificultad a la hora de sumar experiencias de producción argentina. “Quise darle una mirada
feminista, pero me resultó muy difícil porque la industria argentina es muy dura. No tiene en
cuenta a la mujer. Si alguien quiere buscar porno con cuerpos más reales, historias que tengan
más sentido y planos no tan de ginecólogo puede encontrarlo, pero son realizados en otros
países, no acá. Y, en general, son mujeres las que lo hacen”. Todo parece indicar, de todas
maneras, que la industria argentina de pornografía ya no existe. Sin embargo, cada vez hay más
producción de posporno o amateur, como es el caso de Gloria Parque con su productora
Gardelhat o los nombres que se destacan en la comunidad Poringa! como generadores de videos.
Mala luz, escenografías cutres, encuadres extraños, personas que no saben nada de cine, ni les
interesa, se graban en sus casas teniendo sexo y lo suben a una plataforma digital para que otros
comenten y gocen junto a ellos. La empatía se genera por cercanía, por posibilidad. L. tiene 35
años, es diseñadora gráfica. “Hace 10 años que trabajo haciendo los graphs para un canal de
televisión de contenido explícito. No hay nada que no haya visto. Y sí, cuando me quiero
masturbar miro pornografía, es algo que hago de manera frecuente. Sí, me doy cuenta de que al
tener tantos años mirando porno, necesito encontrar cosas mucho más específicas para
calentarme. Ahora, en el último tiempo, me gusta un tipo de porno japonés. Creo que las mujeres
tienen menos experiencia en la búsqueda, entonces no saben del mundo inmenso que es”.

La paja en el número

El sitio Pornhub en julio del año pasado publicó su segundo informe de consumo mundial de
porno por mujeres que se llamó “What women want”. Ahí se observó que las argentinas estaban
cuartas en el ranking mundial de consumo de sexo online, aunque los dos primeros y los dos
segundos se igualaban en porcentaje: el 30% de los clics hechos en nuestro país eran de usuarios
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registrados como mujeres. La edad media de esas mujeres era de 35 años. Y, además, miraban en
promedio un minuto más que los hombres.(1) Este tipo de páginas tiene su material dividido por
categorías. Según el estudio, las que más buscan las mujeres son en este orden: lesbiana, gay
masculino, “big dick”, adolescente y trío. También se puede buscar por palabras claves, y las que
más buscaron durante 2015 las mujeres en Pornbub y en RedTube fueron: lesbiana, trío, squirt
(eyaculación femenina) y sexo oral a la mujer, entre otras. El caso de Poringa! es especial porque
es una comunidad donde son los propios usuarios los que suben el contenido exclusivo XXX 1.

(1)www.pornhub.com/insights/women-g

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