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PERÍODO DESDE 1829 A 1852

El Primer Gobierno de Juan Manuel de Rosas (1829-1832)


Fue un hombre que despreciaba el desorden y el estado de guerra permanente en el que se
había sumergido el país a partir de la Revolución de Mayo. Quería restablecer una sociedad en
la que los hombres fueran obedientes de las jerarquías y los negocios pudieran desarrollarse sin
trastornos. Para esto era apoyado por los demás hacendados y los comerciantes ricos de
Buenos Aires.
Rosas también comprendió la importancia del apoyo de los sectores más pobres de la ciudad
para lograr estos fines. No era raro ver a Rosas no solo pensar sino actuar sobre este
pensamiento ya que, con los gauchos, adoptó sus costumbres, se ganó la simpatía de la gente
humilde de Buenos Aires (artesanos, trabajadores de los mataderos, sirvientes). Con el sostén
de los de su clase y la adhesión de los sectores populares, el Restaurador se propuso
restablecer el orden.

El problema más grave en ese momento era el general Paz, quien, tras derrotar nuevamente
a Quiroga en la batalla de Oncativo, a comienzos de 1830, logró controlar desde Córdoba
todo el Interior, sancionó una constitución unitaria y amenazaba con imponerla en todo el
país. Los agentes diplomáticos de Córdoba, Mendoza, San Juan, San Luis, Salta, Tucumán,
Santiago del Estero, Catamarca y La Rioja establecieron un supremo poder militar a cargo del
gobernador cordobés, con el propósito de defender a las provincias firmantes de una posible
agresión externa hasta el establecimiento de una autoridad nacional. Esta alianza fue conocida
como LIGA DEL INTERIOR, con el poder de intervenir en las provincias para resguardar la
vigencia del sistema representativo de gobierno, a su vez le retiraron a Buenos Aires el
encargo de las relaciones exteriores. Ante esta situación, el Litoral vio la necesidad de una
alianza entre Buenos Aires, Santa fe, Entre Ríos y Corrientes. Estas iban a socorrerse si alguna
resultaba atacada.
El pacto reconocía la libertad y la independencia de las provincias firmantes y creaba una
comisión representativa de los gobiernos signatarios, que ejercería una serie de atribuciones,
entre las que se contaban declarar la guerra, firmar tratados de paz y organizar un ejército. Se
establecía también que se invitaría a las demás provincias, cuando estuvieran en plena libertad y
tranquilidad, a reunirse con las del Litoral para darse una organización federal.
En mayo de 1831 la LIGA DEL INTERIOR se derrumbó y todas las provincias que la componían
se sumaron al Pacto Federal y pasó a primer plano lo referido a la organización del país. El
Pacto dio como resultado una organización confederal que duró hasta el fin del gobierno de
Rosas, en 1852. Las provincias tenían sus monedas, sus aduanas y sus ejércitos propios. Pero
al no existir un órgano como la Comisión Representativa prevista en el Pacto Federal, el poder
de Buenos Aires se fue afianzando merced al desempeño de las relaciones exteriores que las
provincias delegaron en ella y, sobre todo, por el poderío económico que le daban la expansión
de la ganadería y las rentas de la aduana.
En el gobierno de Rosas con el propósito de mantener el orden, había impuesto la censura de
prensa y establecido el uso obligatorio del distintivo federal, el cintillo punzó, a todos los
servidores públicos.

El Segundo Gobierno de Rosas (1835-1852)


Un crimen político posibilitó que el Restaurador gobernara nuevamente en pocos meses, cuando
en 1835 fue asesinado Facundo Quiroga, el caudillo de La Rioja, quien dominaba esa provincia
desde 1821 y había logrado controlar todo el Noroeste. Quiroga luchaba contra los unitarios y
era llamado "el Tigre de los Llanos", por su valor en combate. La Junta de Representantes le
ofrece el gobierno a Rosas con la suma del poder público, que significaba la concentración en su
persona de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial.
Rosas no dejaba dudas acerca de cómo sería su gobierno: perseguiría hasta la muerte "al impío,
al sacrílego, al ladrón, al homicida, y sobre todo al traidor(...)". Para combatir a la oposición y
sostener su poder, el gobernador apeló a reservar los cargos públicos para quienes eran
federales decididos, a la intimidación o el asesinato de quienes eran opositores, a la confiscación
de sus propiedades, a la censura de la prensa y a la obligación de usar el distintivo federal.
La Sociedad Popular Restauradora, una organización integrada por unos 200 hacendados
federales, estaba encargada de llevar adelante la identificación de los unitarios. Su fuerza de
choque, la Mazorca, realizaba los atentados y los asesinatos políticos ordenados por la
sociedad.
Rosas contribuyo al progreso del país: Se incrementó la agricultura y la ganadería, aumento el
número de talleres artesanales y artesanos, se introdujo la máquina de vapor, creció el número
de propietarios, se afirmó la clase media y se saneó en lo posible la moneda, nuestra patria
acusó el impacto de las continuas guerras sostenidas durante diez y siete años de intolerancia e
incomprensión entre los argentinos.
PENSAMIENTO SOBRE LA ORGANIZACIÓN NACIONAL
Rosas manifestó repetidas veces que era necesario proceder en el orden siguiente: Cada
provincia debía ordenar su vida política interna primero, dictando sus propias constituciones y
leyes. Luego y sólo después de que cada provincia estuviera, perfectamente organizada, podría
convocarse un Congreso que dictara la constitución Nacional y estableciera el régimen
federativo.
Finalmente, para Rosas, la organización provincial debía preceder a la organización nacional tal
como había sucedido en Estados Unidos de América del Norte.

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