En el plano internacional se conoce que se producen alrededor de 11 millones de
eventos clínicos relacionados con quemaduras, el 96% de los casos se producen en países de bajos ingresos, y aunque no son mortales pueden asociarse a largas estadías hospitalarias, secuelas físicas y psicológicas, alteraciones en la calidad de vida y grandes repercusiones económicas, con una mortalidad anual aproximada 265.000 personas .
Según la (Organización Mundial de la Salud., 2020), en naciones de
ingresos insuficientes, los datos estadísticos referente a quemaduras no son claros, ello puede atribuirse a las limitaciones para accede a servicios de salud, además a factores de índole cultural. Sin embargo, se ha reportado que la incidencia es mayor en varones y en la población pediátrica. En Estados Unidos, durante el 2016 cerca de 486.000 personas tuvieron quemaduras y 40.000 requirieron hospitalización. Según la American Burn Association (ABA) las quemaduras debidas a fuego ocupan el primer lugar (41%) seguido por escaldaduras. A nivel de Latinoamérica la realidad de la problemática de las quemaduras no es diferente a la expuesta mundialmente, pues persiste la dificultad en el registro de los casos, los cuales son enmascarados en la estadística global .