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LLAMADOS AL Discipulado
El creyente ha sido salvo por la gracia de Dios por medio del creer en el
evangelio de Jesucristo. Desde ese momento fue hecho parte de la familia de
Dios, sus pecados fueron perdonados, la deuda que tenía para con Dios fue
pagada —simplemente por su fe en Jesucristo y en el evangelio—
3. Nuestra propia carne > Este es el enemigo más común del creyente. Él
mismo, sus propios pensamientos, sus propios deseos, su propio corazón
pecaminoso.
Y la única manera de combatir día con día estos tres enemigos, y tomar la
victoria que nuestro Señor nos ha dado, es por medio del compañerismo, del
discipulado con nuestro Señor Jesucristo.
¿Qué es un discípulo?
Nadie puede decir que tiene una relación significativa con Jesucristo, sino
le conoce por medio de Su Palabra.
En esos días quienes cargaban su cruz, eran aquellos convictos que iban a ser
crucificados, aquellos que morirían.
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No puedo pensar que puedo negarme a mí mismo, sin la fortaleza del E.S.
Como anteriormente hemos visto, la manera de ser llenos del E.S. es viniendo a
la Palabra de Dios.
vs
• ¿Productivo o Improductivo?
¿Soy un “”cristia-Ni-Ni””?
Juan 15:8
“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos”
El cristiano que no usa su vida, su tiempo, sus dones y recursos que Dios
le da, es un cristiano estéril.
-El creyente carnal busca ver a Dios en los milagros para creerle; el
discípulo pone su mirada en lo que no se ve, en las cosas de arriba.
-El creyente carnal echa raíces en esta tierra; el discípulo sabe que su
ciudadanía está en los cielos.
-El creyente inmaduro ve los mandamientos del Señor como algo gravoso; para
el discípulo son frescos y agradables más que el oro.
-El creyente carnal tiene como meta un día vivir en santidad; el discípulo tiene
como meta un día verle y por ello vive en santidad.
-El cristiano inmaduro dice; “No tiene nada de malo”; el discípulo discierne
entre lo bueno y la voluntad de Dios.
-El creyente carnal es rebelde, el discípulo sabe que estar bajo autoridad es
para su propio bien.
-Las oraciones del creyente inmaduro son “dame, dame”; las oraciones del
discípulo son mayormente de intercesión por otros.
-El creyente carnal se la pasa en pleitos; el discípulo sólo pelea la buena batalla
de la fe.
-El creyente carnal busca reconocimiento; el discípulo busca que Dios sea
glorificado.
-El creyente tiene ganas pero no tiempo de servir, el discípulo está dispuesto,
preparado y disponible para servir.
-El creyente carnal busca hacer sus propios discípulos; mientras que el
discípulo hace discípulos de Jesús.