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LLAMADOS AL Discipulado

El creyente ha sido salvo por la gracia de Dios por medio del creer en el
evangelio de Jesucristo. Desde ese momento fue hecho parte de la familia de
Dios, sus pecados fueron perdonados, la deuda que tenía para con Dios fue
pagada —simplemente por su fe en Jesucristo y en el evangelio—

Pero; de la misma manera que un bebé nace, tiene que crecer e ir


madurando…

Es normal que un recién nacido, no sepa hablar, no camine por sí solo,


tenga que ser alimentado, es normal que ensucie los pañales, es un bebé… Eso
es normal…

Lo que no es normal es que alguien que ya nació de nuevo


espiritualmente hablando, no madure.

A eso yo le llamo el efecto; “Chabelo” ¿Sabes quien es?...


(Este personaje que aparecía en la tv).

-Es un adulto vestido y comportándose como niño malcriado.

Espiritualmente hablando hay muchos “chabelos y chabelas” en la


iglesia… Y eso no debe ser así. Muchos han crecido en conocimiento, pero no
en madurez espiritual.

La razón es porque no han querido tomar responsabilidad de su vida


espiritual. No han respondido al llamado de Jesús de ser su discípulo. Son
cristianos carnales, así como Pablo describió a los creyentes en 1 Corintios 3.
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El creyente tiene tres enemigos potenciales:

1. El mundo > (me refiero al sistema de valores que el ser humano le da a


la vida) Un pensamiento centrado en el mismo ser humano y no en Dios ni en
Su Palabra

2. Satanás > En Efesios 2 la Biblia lo describe como el “príncipe de la


potestad del aire, el que opera en los hijos de desobediencia”

3. Nuestra propia carne > Este es el enemigo más común del creyente. Él
mismo, sus propios pensamientos, sus propios deseos, su propio corazón
pecaminoso.

Y la única manera de combatir día con día estos tres enemigos, y tomar la
victoria que nuestro Señor nos ha dado, es por medio del compañerismo, del
discipulado con nuestro Señor Jesucristo.

¿Qué es un discípulo?

A diferencia de un buen alumno, un discípulo es alguien que abiertamente se


ha identificado con Su Señor y ha decidido seguirle de cerca y parecerse a Él.

En Lucas 9:23 Jesús nos describe el costo de ser Su discípulo


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“Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí


mismo, tome su cruz cada día, y sígame”

Un discípulo es aquel que camina de cerca con Su Señor, le conoce muy de


cerca… eso es lo que significa:

“venir en pos de mi”

Si te das cuenta no es una imposición, sino una INVITACIÓN…

… como creyentes; debiéramos sentirnos muuuuuuuuy honrados de que


Jesús mismo nos invite a ir en pos de Él.

-No declines Su invitación.

Ahora; la única manera de conocer a nuestro Señor es por medio de


Su Palabra, no existe otra manera.

Nadie puede decir que tiene una relación significativa con Jesucristo, sino
le conoce por medio de Su Palabra.

¿En qué consiste dicha invitación?…

1. En decidir seguirle apasionadamente… eso implica estar conscientes


de negarnos a nosotros mismos, para que sea Cristo por medio de nosotros.

No es añadir a Jesús a algunas áreas de nuestras vidas... Es entregarnos


por completo...
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“tomar su cruz” no está hablando de esos problemas o aflicciones que


tenemos… No es como muchos piensan:

<<“mi suegra es esa cruz que me tocó cargar”>>

En esos días quienes cargaban su cruz, eran aquellos convictos que iban a ser
crucificados, aquellos que morirían.

Es día a día estar consciente de la necesidad de morir a nuestra propia


voluntad, a nuestros propios deseos los cuales son egoístas…

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a) Necesito del Poder de Dios. No puedo pensar ser un discípulo en


mis propias fuerzas, en mi propia disciplina o piedad…

continuamente veo que este es uno de los principales problemas por el


que un creyente no camina de cerca con Su Señor

No puedo pensar que puedo negarme a mí mismo, sin la fortaleza del E.S.
Como anteriormente hemos visto, la manera de ser llenos del E.S. es viniendo a
la Palabra de Dios.

El principal tema es el de la comunión, el compañerismo con Jesús. El


discipulado se trata de esto!!

Discipulado es una forma de vida, se trata de Jesús, de permanecer en Él,


de conocerle, de vivir una vida en el Espíritu rica y fructífera
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Por lo tanto podemos concluir que existen dos tipos de cristianos:

Los que permanecen en Jesús (discípulos) y llevan mucho fruto

vs

Los cristianos carnales

Un cristiano nace… pero Un discípulo se hace

Todo discípulo de Cristo es un creyente… Pero no todo creyente es un discípulo

No puedes obedecer al Señor si no has permanecido en Él. Si has permanecido


en Él, el fruto será la obediencia.

Mantenernos limpios -en cada área- nuestras vidas, mediante el agua de Su


Palabra

Juan 15:4 dice:

“Permaneced en mí, y yo en vosotros. Como el pámpano no puede llevar


fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco vosotros, si no
permanecéis en mí”

El cristiano que no permanece en Cristo y en Su Palabra se vuelve como una


rama separada de un árbol… una rama por sí sola se secará, es inútil, sin fruto
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• ¿Productivo o Improductivo?

¿Estoy siendo un cristiano (a) productivo o improductivo?

¿Saben lo que es un “Ni-Ni”?... (“Ni estudia Ni trabaja”) Realmente son una


carga para la sociedad…

¿Soy un “”cristia-Ni-Ni””?

Ni oro – Ni leo la Biblia… Ni permanezco en comunión con mi Señor…

¿Cristiano o cristia-Ni-Ni? … ¿Qué soy?... Honestamente; ¿Qué tipo de


creyente soy?...

• ¿Será Importante Dar Fruto?

Juan 15:8

“En esto es glorificado mi Padre, en que llevéis mucho fruto, y seáis así mis
discípulos”

El cristiano que no usa su vida, su tiempo, sus dones y recursos que Dios
le da, es un cristiano estéril.

Déjame concluir con algunos contrastes ENTRE EL CREYENTE Y EL DISCÍPULO


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-TODO DISCÍPULO ES UN CREYENTE, PERO NO TODO CREYENTE ES UN


DISCÍPULO.

- El creyente carnal gusta del halago; el discípulo del sacrificio vivo.

-El creyente carnal habla de Dios según su propia experiencia, el discípulo


habla conforme a la Palabra de Dios.

-El creyente carnal trata de servir en sus fuerzas, en su capacidad; el


discípulo sirve conforme al poder del E.S.

-El creyente carnal anhela vivir de experiencias sobrenaturales, “del nuevo


mover del Espíritu”; el discípulo vive de la Palabra de Dios la cual es más sólida
que una roca.

-El creyente carnal busca ver a Dios en los milagros para creerle; el
discípulo pone su mirada en lo que no se ve, en las cosas de arriba.

-El creyente carnal echa raíces en esta tierra; el discípulo sabe que su
ciudadanía está en los cielos.

-El cristiano carnal mira como amenaza el rapto porque no está


preparado para partir; el discípulo lo anhela todos los días.

-El cristiano carnal tiene su corazón y mente en el “aquí y ahora”; el discípulo


tiene su corazón y mente en la eternidad.
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- El creyente carnal murmura, critica y reclama sus “derechos”; el


discípulo obedece a Jesús, y se niega a sí mismo.

-El cristiano carnal ve el devocional y el discipulado como un enfadoso


requisito; el discípulo ve su devocional y el discipulado como una oportunidad
de compañerismo con Jesús y con su iglesia.

- El creyente carnal es “yo”; el discípulo es “ellos”.

-El creyente inmaduro ve los mandamientos del Señor como algo gravoso; para
el discípulo son frescos y agradables más que el oro.

- El creyente inmaduro sólo sirve cuando lo están viendo; el discípulo es


un siervo 24/7.

-El creyente inmaduro piensa que va a la iglesia; el discípulo sabe que es la


iglesia.

-El creyente observa de lejos lo que Dios está haciendo; el discípulo es


partícipe de lo que Dios está haciendo y está “en primera fila”.

-El creyente carnal tiene como meta un día vivir en santidad; el discípulo tiene
como meta un día verle y por ello vive en santidad.

-El creyente inmaduro ora poco; la oración para el discípulo es parte de


su vida.
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-El creyente carnal deja lo importante por lo urgente; el discípulo deja lo


urgente por lo importante.

-El creyente carnal pregunta ¿puedo, se puede, hasta donde?... ; el


discípulo sabe que todo le es lícito, pero que no todo le conviene.

-El cristiano inmaduro dice; “No tiene nada de malo”; el discípulo discierne
entre lo bueno y la voluntad de Dios.

-El creyente carnal habla de la gracia de Dios para justificarse; el


discípulo vive y la experimenta día a día.

-El cristiano carnal vive atado a vicios y pecado; el discípulo va renovándose


todos los días.

-El creyente carnal busca que le sirvan; el discípulo busca servir.

- El creyente carnal sueña con la iglesia ideal; el discípulo se entrega para


lograr ser la iglesia ideal.

-El creyente carnal es rebelde, el discípulo sabe que estar bajo autoridad es
para su propio bien.

- La meta del creyente carnal es ganar el cielo; la meta del discípulo es


ganar almas para el cielo.
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- El creyente carnal espera un avivamiento; el discípulo es parte del


avivamiento.

- El creyente carnal busca una almohada; el discípulo una cruz.

-Las oraciones del creyente inmaduro son “dame, dame”; las oraciones del
discípulo son mayormente de intercesión por otros.

-El creyente carnal se la pasa en pleitos; el discípulo sólo pelea la buena batalla
de la fe.

-El creyente carnal busca reconocimiento; el discípulo busca que Dios sea
glorificado.

-El creyente tiene ganas pero no tiempo de servir, el discípulo está dispuesto,
preparado y disponible para servir.

-El creyente carnal busca hacer sus propios discípulos; mientras que el
discípulo hace discípulos de Jesús.

- El creyente carnal espera recompensa para dar; el discípulo sabe que la


recompensa está en el dar.

- El creyente carnal se congrega por motivos sociales; el discípulo se


congrega para juntos adorar a Dios y recibir Su Palabra.
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-El creyente inmaduro ve el evangelio como una actividad; el discípulo ve el


evangelio como parte medular de su propia vida.

-El creyente carnal critica y juzga a su pastor, mientras que el discípulo se


somete con humildad, ora por él, e imita su fe.

-El creyente carnal puede –esforzándose- producir obras; el discípulo lleva


fruto que permanece.

Jesús nos llama a ser sus discípulos… ¿Vas a seguirle?

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