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INTRODUCCIÓN:
El presente texto, constituye una relatoría de la segunda sección del libro de Johann
Heinrich Gottlob von Justi y tiene por objeto dar a conocer los aspectos más
importantes extraídos de dicha lectura.
Se encuentra organizado en tres partes: desarrollo del tema, donde se resaltan los
planteamientos más importantes que realiza el autor, conclusiones, aportando un
breve resumen y por último, una reflexión del texto leído.
CAPÍTULO IV: Medios que deben emplearse para atraer a los extranjeros.
Esta sección empieza con un planteamiento que afirma que la población es quien
da vida y alma a un país, así mismo, que cuanto más abundantes son las
mercaderías más población hay. Aclarando, como regla fundamental, que nunca
podrá tenerse un sobrado número de habitantes -afirmación que proviene
posiblemente del afán por reconstruir el país después de la guerra de los 30 años-
y que por ende hay que examinar cuáles son los medios más idóneos para atraer
extranjeros.
Así las cosas, el autor realiza una aclaración importante: los medios para atraer a
los extranjeros siempre deben demostrar la dulzura y sagacidad del gobierno, ya
que nadie desea verse perturbado en la posesión de sus bienes, sino gozar de una
plena y entera libertad. Desde aquí se puede observar el tinte de las medidas, en
general de carácter positivo, que sugiere Von Justi a lo largo del libro.
Entre estos medios para atraer a extranjeros se listan los siguientes: (i) mercaderías
y comercio abundante, para que cada uno esté seguro de hallar con qué subsistir
(ii) conceder asilo político y refugio (iii) admitir extranjeros en el servicio militar (iv)
los extranjeros deben gozar los mismos privilegios que los ciudadanos, incluso
habría que otorgar honores y privilegios adicionales a los extranjeros ricos e
inteligentes, en especial a los que pueden establecer manufacturas (v) Exención de
tasas e impuestos (vi) Se les debe entregar dinero y materiales para edificar.
Por último, advierte que no son recomendables los medios que impiden a los
súbditos la salida del país, sino que el medio más seguro para impedirlo es la
dulzura, bondad y sagacidad del Gobierno. Además, afirma que el destierro es un
castigo extremadamente perjudicial al Estado.
CAPÍTULO VI: Del cuidado que debe tener el soberano en impedir las
enfermedades y la mortandad entre sus súbditos.
Como es costumbre, el autor nos trae un relato con los medios necesarios para
hacer frente a esta situación: (i) establecer un Consejo o Junta de Sanidad,
compuesto por personas versadas en la policía, y de algunos médicos famosos y
experimentados. Entre las funciones de este Consejo estarían: prevenir el contagio
y demás enfermedades epidémicas, prohibir toda comunicación con los países
donde abundan estas enfermedades, imponer cuarentenas y velar sobre las
personas y mercaderías que salen de estos países. En caso de que la enfermedad
se extendiera por la ciudad, se deben amurallar las casas infectadas y proveer el
alivio y curación de las personas contagiadas. (ii) No se debe despreciar nada que
pueda contribuir a los progresos de la medicina y ponerla en estado de honor, (iii)
los miembros de las academias y colegios de medicina deben reunirse todas las
semanas para examinar las enfermedades que abundan en la población, (iv) Para
ejercer lo que el autor denomina, arte de la medicina, deberían ser examinados
primero por el Colegio de Medicina, no deben permitirse charlatanes, (v) Deben
vigilarse los boticarios, para asegurarse que los remedios sean buenos y bien
condicionados, además que sean vendidos a su justo precio, (vi) los hospitales
destinados a los enfermos que no tienen los medios para hacerse curar, servirán
como escuela para médicos jóvenes, (vii) se debe impedir la corrupción y los
excesos que causan las enfermedades y la muerte, con el apoyo de reglamentos y
medios indirectos, para que los súbditos no piensen que se ataca su libertad.
2. CONCLUSIONES:
Para concluir esta Segunda Sección del libro, el autor argumenta que el gobierno
no solo debe prevenir todas las medidas que conlleven a un decrecimiento en la
población del Estado, sino que asimismo debe propender por la eliminación de las
calamidades que afligen a los hombres, o al menos aligerarlos mediante los
reglamentos y medidas que emplea.
Teniendo en cuenta este planteamiento, se deben evitar las guerras, por las cuales
caen miles de víctimas, despoblando así al Estado, y para evitar el hambre,
inundaciones y otras desgracias similares, se deben aprovisionar alimentos en
almacenes y graneros públicos.
3. REFLEXIÓN:
Al leer este texto, hay diversos aspectos que captan mi atención y me generan
inquietudes, los cuales deseo compartir con ustedes a continuación, que aunque no
pretende ser una reflexión definitiva de un texto tan valioso y de semejante
importancia histórica, tal vez puedan mostrar algunos puntos clave de estas pocas
páginas leídas.
• En todo el texto se puede percibir cómo, por una parte, el Estado cada vez
tiene más responsabilidad en mejorar las condiciones de vida de sus súbditos
y cómo los medios que escoge para hacerlo son de vital importancia.
Al analizar estos aspectos, comprendo por qué este texto es conocido como
uno de los fundamentos científicos de la ciencia de la administración pública,
ya que ubica al Estado como objeto de estudio, en el que recae
prácticamente toda la responsabilidad de generar bienestar en la población,
a través de los medios que escoge para hacerlo, que ahora conocemos como
políticas públicas.
• Por último, hay una cuestión que me parece fundamental, ya que se relaciona
con la problemática de quién posee la verdad o quién conoce lo que le hace
bien o mal a otra persona. En el texto se observa cómo se establecen reglas
para mejorar las condiciones de vida –siempre en aras de aumentar el
número de habitantes--, pero desde una perspectiva paternalista hacia la
población, quienes desde este punto de vista son tan ignorantes,
desconociendo lo que les hace bien, que deben ser guiados hacia lo que les
conviene.
Si las medidas tomadas por el soberano convenían o no, no es el debate que
quiero resaltar aquí. Sino la legitimidad de sus decisiones, pues el Estado no
consultaba a sus súbditos para averiguar por su felicidad, sino que desde su
visión paternalista asumía cuál era el bienestar general.
Estimo fundamental este debate porque incluso hoy en día, seguimos
imponiendo nuestra visión del mundo, lo que aceptamos como bienestar, a
otras poblaciones (indígenas, afros, migrantes, campesinos), con
necesidades y valores diferentes a los nuestros.