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27/6/2022 Sobre el Himno Nacional – Buenos Aires Historia

Ciudad de Buenos Aires

Sobre el Himno Nacional


Arnaldo L. A. Miranda

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27/6/2022 Sobre el Himno Nacional – Buenos Aires Historia

Portada de una edición numerada del Himno Nacional Argentino, por la casa “Breyer Hermanos”, autorizada
por el Consejo Nacional de Educación y arreglada para voces infantiles por el Inspector Técnico de Música
don Leopoldo Corretjer., C. 1940.

El presente trabajo pretende brindar en forma sencilla, algunos datos relativos al origen de nuestra canción
nacional, sus antecedentes más directos, su historia y sus creadores

Con el advenimiento, el 25 de Mayo de 1810, de nuestro primer gobierno autónomo, se instaló en la socie-
dad porteña y luego en el resto del lato territorio que había pertenecido al Virreinato del Río de la Plata, el
germen de la idea de la independencia.
Mediante un censo que la Primera Junta ordenó realizar poco después de asumir, sabemos que en Buenos
Aires figuraban cincuenta músicos, entre ellos el catalán Blas Parera, quien a la sazón se desempeñaba co-
mo maestro del difícil arte en el convento de la Merced, dando además lecciones en casas particulares.1
Desde los días de mayo don Blas estuvo del lado de los patriotas y ya veremos como pondrá música, entre 
1810 y 1813, a diversas marchas y canciones compuestas en honor de aquel proyecto de Nación.

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Por otra parte, un prominente abogado y poeta educado en el Real Convictorio Carolingio y con decidida
actuación durante las invasiones inglesas de 1806 y 1807, Vicente López y Planes, escribía su primera pági-
na poética de importancia, “El Triunfo Argentino”, donde relataba magistralmente aquellos acontecimientos
que dieron idea al pueblo de Buenos Aires de su propia fuerza.2 En su texto, dedicado a don Santiago de
Liniers y Bremont —héroe de la Reconquista—, y a los valientes habitantes de Buenos Aires que lo acompa-
ñaron, se hace clara referencia al respeto por la figura del rey de España, al decir que “morirán primero, que
su gobierno abandonar nativo”.3 Esta obra de López y Planes podemos considerarla como el antecedente
directo de nuestro Himno Nacional.
Algunos autores sostienen que este poema de López es una paráfrasis de “Eneida”; de hecho el “Triunfo Ar-
gentino” tiene un epígrafe en latín de la obra de Virgilio que luego repite en castellano dentro del texto:
“Guerra inoportuna hacemos con varones del poder de los dioses revestidos; varones invencibles, cuyo es-
fuerzo no sucumbe a la guerra; cuyo brío, aún subyugados, los mantiene en arma”.4
Estas citas no son extrañas, si consideramos la influencia de la literatura clásica en la formación de los hom-
bres de la época.
Acaecida la llamada “Semana de Mayo”, los poetas de entonces, ensalzados por los acontecimientos, canta-
ron sus loas a la patria que recién comenzaba a gestarse y entre ellos merecen párrafo aparte Juan Manuel
de Labardén, el franciscano fray Cayetano José Rodríguez, Bernardo de Vera y Pintado, y Esteban de Luca.
A este último debemos la “Marcha Patriótica” publicada el 15 de noviembre de 1810 en la “Gazeta de Bue-
nos Ayres” y musicalizada por el maestro Blas Parera, que en su coro dice:

“Sudamericanos
Mirad ya lucir
De la dulce Patria
La aurora feliz “.

Esta composición, la primera oda a la revolución, que será canción oficial hasta la aparición del himno, se
refiere en uno de sus pasajes a la España dominada por los franceses al relatar:

“España fue presa


del galo sutil
porque a los tiranos
rindió la cerviz.
Si allá la perfidia
Perdió pueblos mil
Libertad sagrada
Y unión reine aquí”.

Destaca con elegancia el valor de los criollos y sus mujeres,

“De la gloria el genio


ardor varonil
infunda en los pechos,
su fuerza sentid …
bellas argentinas
con su afán sin fin
os texen coronas
de rosa y jazmín”.5

El Primer Triunvirato impartirá órdenes para que el 26 de mayo de 1812 en la plaza mayor se canten unos
versos de Saturnino de la Rosa, musicalizados por Parera, los cuales, aparentemente, se han perdido. 6
Hacia 1812 aparece un poema anónimo, titulado “Marcha Patriótica”, cuyo primer verso dice

“Que viva la Patria


libre de cadenas,
y vivan sus hijos
para defenderla.

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Blas Parera será el encargado de musicalizar la “Canción Patriótica en celebración del 25 de mayo”, que
compusiera fray Cayetano Rodríguez y el melodrama de Luis Ambrosio Morante titulado “El beinte y cinco
de mayo” (sic).

“OID MORTALES, EL GRITO SAGRADO …”

Habiendo asumido el gobierno el Segundo Triunvirato, se instaló el 31 de enero de 1813 la tan ansiada
Asamblea General Constituyente de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Entre sus importantes logros
estuvieron la libertad de vientres para los esclavos, la abolición de los instrumentos de tortura y los títulos
de nobleza; y la sustitución de símbolos, de los cuales citaremos la frase “valga para el año 4° y 5° de la Li-
bertad”, encabezamiento de los documentos oficiales que reemplazó al anterior “valga para el reinado del
señor don Fernando VII para el bienio de 1812 y 1813”.7
En su sesión del 5 de mayo la Asamblea declaró al 25 de mayo “Día de fiesta cívica, en cuya memoria debe-
rán celebrarse anualmente en toda comprensión del Río de la Plata, cierta clase de fiestas que deberán lla-
marse FIESTAS MAYAS”. 8
Al Dr. Vicente López y Planes, diputado ante el órgano legislativo, se le encargó una marcha patriótica dig-
na de exaltar en los corazones el sentimiento de pertenencia a la nación que estaba surgiendo. Cuenta la
tradición que en la noche del 8 de mayo de 1813, luego de la representación del drama patriótico de Mo-
rante en el teatro de la Ranchería, a la cual había concurrido nuestro personaje, sintió este una inspiración
repentina y al llegar a su casa se puso a componer nuestra canción nacional, que concluyó en las primeras
horas de la mañana del siguiente día.9 Otras versiones más documentadas afirman que ni bien se instaló la
Asamblea, se le encargó a López la composición y este, tras dos meses de labor, la presentó ante aquella.
Lo cierto es que durante la sesión del 11 de mayo de 1813 la Asamblea la declaró por aclamación “única
canción patriótica de las Provincia Unidas del Río de la Plata”, y solicitó al maestro Blas Parera la composi-
ción de su música. Podemos afirmar que el músico demoró poco más de una semana en cumplir su cometi-
do, por el que se le habían asignado doscientos pesos en concepto de honorarios.
La primera impresión de los versos fue realizada tres días más tarde, el 14 de mayo, bajo el título de “Mar-
cha Patriótica” en la Gaceta Ministerial del Gobierno de Buenos Aires y con tipografía de la Imprenta de los
Niños Expósitos.10 Mientras tanto, la primera edición formal de letra y música se hizo en París hacia 1814
por “La Lira Argentina”, con ausencia absoluta del nombre de sus autores y una larga serie de errores técni-
cos de copia. Haremos referencia también a las de Juan Monro, de Londres, y a la de Luis Messemaeckers.
El pueblo de Buenos Aires pudo escuchar la composición musical y sus estrofas en el marco de las fiestas
mayas de aquel año, mientras que la historia urbana nos refiere acerca de la primera ejecución privada, que
habría sido realizada en casa de doña Mariquita Sánchez de Thompson, por el propio Parera y en el piano
de la familia.

El poema y su música
Respecto de su estructura y versificación, nuestro himno consta de nueve octetos decasilábicos y un cuarte-
to como coro, que se repite al final de cada estrofa. Los versos agudos que riman en forma consonante se
alternan con los libres, de acento grave.
Comienza con un vocativo llamando a un interlocutor: “Oíd, mortales”, invocando la “Libertad” en una redu-
plicación. Nos habla de “rotas cadenas”, las que nos unían a España, y coloca en un pedestal a la igualdad
entre los hombres, “ved en trono a la noble igualdad”. En otra estrofa, Marte, dios de la guerra, anima a los
vencedores trayendo el recuerdo de los hijos de esta tierra, los incas en su “antiguo esplendor”. Alude en su
estilo neoclásico a nuestra geografía y a los “pueblos de la ínclita unión”, con Buenos Aires a la cabeza.
Reaviva en otro de sus pasajes las gloriosas batallas por nuestra independencia y la bravura de los guerre-
ros criollos, cantando la majestad del heroísmo del pueblo. Presenta a “Una nueva y gloriosa nación / coro-
nada su sien de laureles / y a sus plantas rendido un león”, frase que simboliza la decadencia del antiguo
régimen opresor y tiránico imperante en América.
En su forma original el himno dura veintidós minutos, pero desde fines del siglo XIX la práctica en vigencia
reduce esta duración a dos minutos y medio, es decir que se cantan sólo los cuatro primeros versos de la
primera estrofa, los cuatro últimos de la novena y el coro, donde se potencia la idea de que los argentinos
prefieren morir con gloria y honor antes que vivir oprimidos.
El estilo rossiniano y mozartiano en boga en la época impregna la música, cuya introducción posee veinti-
trés compases a manera de obertura sinfónica. Con ritmo marcial y solemne precede al comienzo del canto,
que consta de cincuenta y cuatro compases de estructura severa, con sincronismo y simetría.

Se cree que la partitura original fue compuesta en “re bemol mayor”, pero desde el año 1900 se ejecuta ofi-

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cialmente en el tono “si bemol mayor”, adaptado para las voces escolares y compatible para las demás.
En 1860 Juan Pedro Esnaola subsanó deficiencias de armonización que contenía el original de Parera, ba-
sándose en las partituras de diversas bandas militares. Posteriores revisiones, entre ellas la del maestro Al-
berto Williams de 1910 y la de 1927, efectuada por una comisión designada al efecto por el Poder Ejecutivo
Nacional, contemplaron detalles melódicos, como el “grupeto” contenido en el compás sesenta y nueve,
correspondiente al “vivamos” y el “gloria” del compás setenta y cuatro, que en las versiones conocidas hasta
entonces contenía un intervalo de octava ascendente de difícil interpretación, especialmente para las voces
blancas. Finalmente se adoptó la versión de Esnaola con carácter oficial.
La melodía de nuestra canción patria es militar, religiosa y sinfónica a la vez, eminentemente responde al
clasicismo musical, lo cual la convierte en digna de un auténtico himno, siendo uno de los pocos del mundo
que reviste esta calidad, y no la de marcha, como el común de los casos. Contiene un gran valor espiritual,
es flexible en su desarrollo, con melodía amplia y llena de sugerencias guerreras y contenidos morales. Es-
tos contrastes la elevan al plano operístico.

Acerca de los autores


Don Vicente López y Planes, —a quien poco se lo recuerda por ser el autor de los versos de la canción na-
cional, mas sí por su destacada y prolongada vida pública—, nació en Buenos Aires el 3 de mayo de 1784
en una casa de la calle Perú 295, donde vivió toda su vida, falleciendo el 11 de octubre de 1856. Fueron sus
progenitores Domingo López, natural de Santander, y la porteña Catalina Planes.11
Cursó estudios en el Real Colegio de San Carlos, como ya dijéramos, tuvo entre sus maestros al padre Pedro
Fernández y al Dr. Valentín Gómez. Actuó brillantemente en la reconquista y defensa de Buenos Aires, como
capitán del cuerpo de Patricios, pasando más tarde a la Universidad de Chuquisaca, de donde regresó con
el título de doctor en jurisprudencia.
Dentro de su polifacética actividad en el campo político, López ocupó la Secretaría de Hacienda en el Pri-
mer Triunvirato; en 1816 el Director Supremo Juan Martín de Pueyrredón lo designó ministro de Gobierno, y
en 1822 fue el creador del Registro Estadístico y de la Comisión Topográfica, que tan importante actuación
tuviera en el desarrollo regional.12
Respecto de don Blas Parera —de quien muy poco se conoce—, podemos decir que nació en el seno de
una humilde familia murciana hacia 1776, y se trasladó al nuevo continente arribando a la capital del virrei-
nato en 1797. Muy pronto se convirtió en un reputado profesor de piano y canto de la sociedad rioplatense,
hasta alcanzar en 1804 el cargo de “primer músico, maestro, compositor y director de orquesta” en el na-
ciente Coliseo provisional de Buenos Aires.13 Hasta aquel momento se había desempeñado como organista
de la catedral y de las iglesias de San Ignacio y La Merced.
En 1809 Parera contrajo enlace con una de sus discípulas del coro de San Nicolás de Bari, Facunda del Rey,
con quien procreó dos hijos. Dos meses después de componer la música del himno, solicitó permiso para
trasladarse al Brasil, con el objeto de perfeccionar sus conocimientos musicales con Marco Antonio de Por-
tugal. A principios de agosto de 1818 regresó a su tierra natal donde, sumido en la indigencia y el anonima-
to, transcurrió el resto de sus días. Falleció en la localidad de Mataró, el 7 de enero de 1840.14
Un trabajo más pormenorizado, en elaboración, tratará las distintas alternativas y adecuaciones de las que
ha sido objeto el Himno Nacional Argentino —llamado así desde 1824—, hasta llegar a la versión que hoy
conocemos. yyy

Notas
1.- GESUALDO, Vicente, “La música en la Argentina”, página 65, Editorial Stella, Buenos Aires, 1988.
2.- CARRASCO, Gabriel, “El Himno Nacional Argentino, estudio histórico y literario”, página 20, Editorial Ja-
cobo Peuser, Buenos Aires, 1894.
3.- BUCH, Esteban, “O juremos con gloria morir”, página 37, Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1994.
4.- VIRGILIO, “Eneida”, página 377, Libro IX en Obras Inmortales, Editorial Bruguera, Barcelona, 1975.
5.- “LA LIRA ARGENTINA”, Buenos Aires, 1824, página 105, citado por GESUALDO, op.cit., página 67.
6.- Archivo General de la Nación, (AGN) “Acuerdos del extinguido Cabildo de Buenos Aires, acta capitular
del 29 de mayo de 1812”, citado por BUCH, op. citada, página 19.
7.- AGN, Sala X, legajo 3-8-9 (1813): El redactor de la Asamblea, N° 9 , página 33, sesión del 10 de mayo de
1813. Edición facsimilar diario “La Nación”, 1913.
8.- Ibídem, N° 7, citado por BUCH, E. en op. citada, página 29.
9.- CARRASCO, op. citada, página 29 y ss; y ALCACER, “Compendio de Historia Argentina”, página 203, Ro-
sario, 1889.

10.- Ibídem, página 30.

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11.- CARRASCO, op. citada, página 32.


12.- Ibídem.
13.- ARIZAGA, Rodolfo y CAMPS, Pompeyo, “Historia de la Música en la Argentina”, página 18, Ediciones Ri-
cordi, Buenos Aires, 1990.
14.- GESUALDO, op. citada, página 67.

Arnaldo L. A. Miranda


Historiador, autor de libros como “La Chacra
de Quirno” (en colaboración con A. Prignano),
“Villa Santa Rita” y otros.

Información adicional

HISTORIAS DE LA CIUDAD. Una revista de Buenos Aires


Declarada de “Interés de la Ciudad de Buenos Aires” por la Legislatura del Gobierno de la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
Año III – N° 11 – Septiembre de 2001
I.S.S.N.: 1514-8793
Registro de la Propiedad Intelectual N° 100.991

Categorías: PERSONALIDADES, Músicos, compositores y cantantes,


Palabras claves: Blas Parera, Himno, Nacional Argentino, Vicente López y Planes

Año de referencia del artículo: 1810

Historias de la Ciudad. Año 3 Nro11

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Etiqueta de dos grabaciones del Himno nacional Argentino., La del tenor argentino Pedro Mirassou, con la
orquesta del Teatro Colón, dirigida por Héctor Panizza, c. 1930, y la de la Banda del Colegio Militar y el coro
Kubik, dirigidos por el capitán Germán Kern, que estimamos c. 1940.

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