Sin ánimo de resultar pesimista sino todo lo contrario, con la certeza de que la

naturaleza humana es sabia si la dejamos actuar ("natura sanat, non medicus"),

invito a todo el mundo a encontrar entre tanta propuesta un ratito para dejarse
sentir y saber qué emoción está guiando su día, para escucharla y dejarla
actuar; para que pueda venir a cumplir su misión y volver a la retaguardia; para

que aparezca otra tras ella en el presente más inmediato.

Por supuesto que muchas veces hay que modular su expresión y encontrar el
momento y lugar apropiados pero no las taponemos, están ahí para orientarnos.

En esta selva de incertidumbre ellas son nuestras certezas.

La propia confianza también consiste en apreciar, poner en valor y dar forma a

lo que sentimos para que contribuya en la consecución de nuestras metas y en el
cumplimiento de nuestros compromisos con su fuerza motivacional. Poner

nuestras cualidades al servicio de lo que es prioritario nos hace estar presentes

plenamente dejando nuestra impronta en la situación en curso.

Con las cualidades personales puestas al servicio de lo que es prioritario,

dejamos nuestra impronta en la situación en curso transformando las emociones

en sentimientos más estables para acercarnos un poquito más a nuestros ideales.

Buscar el sentido de nuestras emociones, la necesidad que vienen a cubrir y

escuchar su mensaje sería una buena guía para esta breve intervención. Sin
ánimo de resultar pesimista sino todo lo contrario.

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