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Sus

superficies habían sido inmaculadamente reensambladas y lustradas todavía


más. Aunque no la examino, estaba segura de que en la caja no quedaban rastros de
las pistas que podían llevar a su solución. El próximo descubridor viajaría por sus
caras sin mapa. Y hasta que llegara ese momento… ¿la habían elegido a ella como
guardiana? Aparentemente, sí.
La hizo girar con la mano. Por el más tenue de los momentos, le pareció ver
fantasmas en la laca. El rostro de Julia, el de Frank. Volvió a girarla para ver si Rory
también estaba prisionero ahí dentro, pero no. Dondequiera que estuviese, no era allí.
Quizás existía otro enigma que, al ser resuelto, permitía ingresar al lugar donde él
estaba alojado. Tal vez un crucigrama cuya solución abriría el cerrojo del jardín del
paraíso, o un rompecabezas cuya culminación permitiría el acceso al País de las
Maravillas.
Iba a esperar y a observar, como siempre había esperado y observado, con la
esperanza de que, algún día, se toparía con ese enigma. Pero si éste no llegaba a
revelarse no se afligiría demasiado, por miedo a que ni el ingenio ni el tiempo
tuvieran la habilidad de resolver el enigma de cómo reparar un corazón destrozado.

FIN

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