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La globalización
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~11~ PAI DÓS
México • Buenos l\1tCS·Barcetona
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ÍNDICE
\l. INTERMEDIO
tes?". El autor líbano-francés dice que durante mucho tiempo esa pregun- I. NARRATIVAS, METÁFORAS y TEORÍAS
ta lo hacía sonreír. Ahora la considera peligrosa por la suposición de que
cada persona o cada gmpo tiene una "verdad profunda", una esencia, de-
terminada desde el nacimiento o por una conversión religiosa, y que uno
podría "afirmar esa identidad" como si los compatriotas fueran más im-
portantes que los conciudadanos (que pueden ser de varios países), como
si las determinaciones biológicas y las lealtades infantiles prevalecieran so-
bre las convicciones, preferencias y los gustos que uno fue aprendiendo en
varias culturas.
Quienes son "personas fronterizas", dice Maalouf, pueden sentirse mi-
noritarias y a menudo marginadas. Pero en un mundo globalizado todos
somos minoritarios, incluso los angloparlantes, al menos cuando se acep-
tan los muchos componentes de la propia identidad e intentamos enten-
dernos sin reduccionismos .. Aunque algunos son más minoritarios que
otros. En fin, se trata de pensar las paradojas de ser a la vez árabe y cris-
tiano, argenmex o mexiconorteamericano, brasiguayo (los 500.000 brasile-
ños que viven en Paraguay) o francoalemán. Y también las diferencias en-
tre estas fusiones-desgarramientos. No se arreglan diciendo que dos más
dos es esto o lo otro, ni por decisión de un tirano ni por heroísmo indivi-
dual. Esas tensiones interculturales son hoy también uno de los objetos
más fecundos de investigación y una oportunidad para construir sujetos
colectivos, políticas abiertas y democráticas.
trecha de eficiencia -la rentabilidad financiera de los inversores-y descui- vez más para otros, n~ siquiera para patrones o jefes identificables, sino pa-
da la atención de los clientes y usuarios (Bourdieu, 1998: 45-46). ra empresas transnac1onales, ~antasmáticas sociedades anónimas que dic-
Las once lenguas que se hablan en el Parlamento Europeo correspon- tan desde lugare:5p~co _co'.1oc1dosreglas indiscutibles e inapelables.
den a diferencias culturales que no se disuelven con los acuerdos econó- Cada vez esta ~1as limitado lo que los sindicatos pueden negociar, y a
micos de integración. Algo semejante ocurre con la diversidad de idiomas eso las empresas sin rostro, con marca pero sin nombre le llaman "fle ibi-
1" 1 b · u
izar e tra. ~J? . En verdad, lo que se vuelve -más que flexible-- inestable
- , XI I
y los antagonismos culturales y políticos entre estadounidenses y latinoa-
mericanos (protestantes vs. católicos, blancos vs. "hispánicos" e indios). es la c?nd1c'.on laboral; el trabajo es rígido porque es inseguro, hay que
Asimismo, con las marcadas diferencias entre latinoamericanos que se ha- c~_mphrestncta~ente los horarios, los rituales de sometimiento, la adhe-
cen presentes en las negociaciones económicas y se vuelven más rotundas sion a t_m orde:1 ajeno gue el trabajador acaba interiorizando para no que-
en cuanto se quieren aplicar las decisiones tomadas por las· cúpulas de go- ·- darse sin salano._ Re~t'.erdo,entre_ muchos ejemplos recogidos en la litera-
bernantes y expertos. Los pocos estudios etnográficos y comunicacionales tura sobre globalización, este que cita Ulrich Beck: "Son las veintuna diez·
realizados hasta ahora sobre procesos de libre comercio e integración, que en el ae'.eopuerto b~rlinés de Tegel una rutinaria y amable voz comunic~
retomaré en los capítulos siguientes, muestran cuántos intereses económi- a los fatigados pasajeros que pueden finalmente embarcarse con destino a
cos, étnicos, políticos y culturales se cruzan al construir esferas públicas Hambur?º: La voz p~rtenece a Angelika B., que está sentada ante su table-
supranacionales: demasiado a menudo los intentos de construir ágoras de- ro ~lectromco de California. Después de las dieciséis, hora local, la mega-
sembocan en torres de Babel. f?ma del aere~puerto berlinés es operada desde Califorina, por unos mo-
tivos ta:1 s:nc1llos como inteligentes. En primer lugar, allí no hay que
pagar rungun suplemento por servicios en horas extracomerciales· en se-
CUANDO DAVID NO SABE DÓNDE ESTÁ GOLIAT gundo lugar, los costes salariales (adicionales) para la misma actividad son
cons1derableme~te mucho más bajos que en Alemania" (Beck, 1998: 38-39).
Un obstáculo clave para que los ciudadanos podamos creer en los pro- De mo_~o ª:1alogo, los entretenimientos son producidos por otros leja-
yectos de integración supranacional son los efectos negativos que tienen nos, ta~1b1ensin nombre, como marcas de fábrica -CNN, Televisa, MTV-,
tales transformaciones en las sociedades nacionales y locales. Es difícil ob- cuyo titulo cornpl~to a menudo la mayoría desconoce. ¿En qué lugar se
tener consenso popular para cambios en la relaciones de producción, inter- producen es<?s thrillers, telenovelas, noticieros y noches de entretenimien-
cambio y consumo que suelen desvaloriza-r los vínculos de las personas t~? ¿E~ ~os Angeles, México, Buenos Aires, Nueva York o quizás en estu-
con su territorio nativo, suprimen puestos de trabajo y rebajan los precios dios dIS~muladosen una bahía de Estados Unidos? ¿No era Sony japone-
de lo que se sigue produciendo en el propio lugar. El imaginario de un fu- sa? ¿Que hace entonces transmitiendo desde Miami? Que los conductores
turo económico próspero que pueden suscitar los procesos de globalización del programa hablen españ?l_o inglés, un español argentino O mexicano,
e integración regional es demasiado frágil si no toma en cuenta la unidad _ corno hace tv.fTV para sugenr identificación con países específicos, signifi-
o diversidad de lenguas, comportamientos y bienes cultura/es que dan sig- ca f'.ºc~. ~l f1~ _de cuentas, es más verosímil, más coincidente con esta des-
nificado a la continuidad de las relaciones sociales. Pero los procesos de in- tern~onahzac10n Y esa lejanía imprecisa, cuando se nos habla el inglés des-
tegración más avanzados en la actualidad se realizan entre países que no locahza~o de la CNN, en el español desteñido de los lectores de noticias
cuentan con estas coincidencias culturales. de Televisa o de las series dobladas.
Si esto es así por la distancia que un obrero español, francés o griego Dur~nte la época ~el imperialismo se podía experimentar el síndrome
siente respecto de Bruselas, o los chilenos, argentinos o mexicanos e~ rela- de David fr~nte a Gohat'. per~ se sabía que el Goliat político estaba en par-
ción con lo que se decide en Brasilia o Cartagena, aún mayor es la impo- te e:1 la cap1ta_l de_! propio pais y en parte en Washington O en Londres, el
tencia cuando el referente de poder es una transnacional que fabrica par- G_ohat_comumc~c10nalen Hollywood, y así con los otros. Hoy cada uno se
tes de cada automóvil o cada televisor en cuatro países, las ensambla en d1~ernma en treinta escenarios, con ágil ductilidad para deslizarse de un
otro y tiene sus oficinas de dirección en dos o tres más. Es equivalente, a pais a otro, de una cultura a muchas, entre las redes de un mercado poli-
veces, la distancia que experimentamos con los mensajes que nos trae el te- morfo.
levisor, el cine o los discos, desde lugares no identificables. La pregunta Pocas veces_ ~ociemos imaginar un lugar preciso desde el cual nos ha-
que surge es si, ante esos poderes anónimos y translocalizados, puede ha- blan. Eso co~d1c10nala sensa~i?:1 de que es difícil modificar algo, que en
ber sujetos en la producción y en el consumo. Los trabajos se hacen cada vez de ese programa de televisión o de ese régimen político podría haber
;\. Globalizamos o defender la identidad: cómo salir de esca opción 29
. 28 La globalización imaginada
Ni~gún siglo tuv~ tantos investigadores de economía e historia, antro-
otro. Algunos espectadores intervendrán en esos simulacros de participa- pol?g1a de todas las epocas y sociedades, así como congresos bibliotecas
ción en radios y en las televisaras que son el teléfono abierto o la asisten- rev_1~tas y redes informáticas para conectar esos saberes, para ~oner en re~
cia a los estudios, o serán entrevistados para una encuesta de rating. Esos lación lo qu: sucede en otros lugares de entretenimiento y trabajo del
acercamientos excepcionales al poder, la sensación de ser consultado, no mun??· ¿Que_ s~ pu:de cam~iar, o al menos controlar, gracias a esta proli-
modifican para la mayoría, como se ve por ejemplo en las investigaciones ferac'.~n. multtd1recc1ona_l de mformaciones? ¿Adónde nos conducen la ex-
recientes de Ángela Giglia y Rosalía Winocur, la percepción de que los me- ~a~s1on de las empresas transnacionales, de los mercados y pensamientos
dios hablan desde posiciones inabordables. Sus diseños y sus decisiones se . umcos~ y, del otro lado, la proliferación de las disidencias y sus movimien-
hacen en Jugares inaccesibles, por estructuras organizacionales y no por tos so:1ale~, las solidaridades heterodoxas de las ONG y sus imaginarios al-
personas. . . . . , . tematl~'os. Se duda de que puedan ser en verdad alternativas al compro-
· En otro tiempo, algunos pensamos que los estudios sobre hábitos de b_ar cuantas veces acaban subordinadas al orden totalizador. Al final del
consumo podrían contribuir a conocer Jo que efectivamente qui~ren los re- siglo más p~od1_1cti\'.o en_ innovaciones políticas, tecnológicas y artísticas,
ceptores. Aun estas indagaciones pueden servir para dem?crat1zar l_as po- t~~o parece institucionalizarse precariamente bajo reglas de una reproduc-
líticas cülturales en ciudades; radios o centros culturales mdepend1entes, cien ~ c?rto plazo, desva_~da de proyectos, consagrada a la especulación
en la esfera de lo micropúblico. Pero la mayor parte de las encuestas de au- econorruca o la acumulación de poderes inestables.
diencia no busca conocer los hábitos de consumo, sino confirmar o descon- Tal vez podemos explicar este achicamiento del horizonte social salien-
firmar las preferencias puntuales, ese día y en ese horario. No estudian ne- do de la oposición frecuente entre lo global y lo local. Hay que reelaborar
cesidades de receptores particulares, sino "públicos" o "audiencias" en entonces, de un _modo_más complejo, las articulaciones entre lo concreto y
varios países a la vez. No importa saber algo de su vida cotidiana, de sus lo a~stracto, lo inrnediato y lo intercultural. Es necesario trabajar con las
gustos desatendidos, sino de cómo hacerlos sintonizar con lo q~1e se pro- metaforas a las que se acude para designar los cambios en las maneras de
grama en escritorios y estudios de grabación ignotos y estandarizados. ~acer cultura, co_municarnoscon los diferentes o que imaginamos seme-
Una discusión de fondo sobre el tipo de sociedad al que nos llevan las jantes, Y_ construir co~ceptos q;1e permitan analizar la redistribución que
comunicaciones masivas no puede basarse en estadísticas de rati11g. Nece- en este tiempo g~obahza?o esta ocurriendo entre lo propio y lo ajeno.
sitamos estudiar el consumo como manifestación de sujetos, donde se fa- Como u~a pnmer~ via para organizar esta diversidad de situaciones, y
vorece su emergencia y su .interpelación, se propicia o se obstruye su i1'.te- repensar la impotencia que induce la lejanía o la abstracción de los víncu-
racción con otros sujetos. Quizá la fascinación de las telenovelas, del c_me los, propongo tomar en cuenta el esquema con que Craig Calhoun, y lue-
melodramático o heroico, y de los noticieros de información que_ ~onv1er- go Ulf Hannerz (1998), reformulan la antigua oposición entre Gemeinshaft
ten los acontecimientos estructurales en dramas personales o fam1bares, se Y Gesel/scl_w~, e~tre comunidad y sociedad. La globalización ha compleji-
asiente no sólo en su espectacularidad morbosa, como suele decirse, sino z~do la distinción entre relaciones primarias, donde se establecen vínculos
en que mantienen la ilusión de que hay sujetos que importan, que sufren directos entre personas, y relaciones secundarias, que ocurren entre funcio-
o realizan actos extraordina'rios. nes o_rapeles d~sempeñados en la vida social. El carácter indirecto de mu-
Pero la reestructuración reciente de las relaciones de poder, tanto en el chos mtercan:ib10sactuales lleva a identificar relaciones terciarias, mediadas
trabajo como en el entretenimiento, está reduciendo·cada vez más esta po- por tecnologías y grandes organizaciones: escribimos a una institución O
sibilidad de ser sujetos a una ficción mediática. Es sabido que est~ no ocu- Il~mamos a una oficina y obtenemos respuestas despersonalizadas, del
rre del mismo modo en todos los sectores sociales. Sin negarlo, quiero pro- n:i~smo mod? que cuando escuchamos a un político o recibimos informa-
poner que estudiemos por qué los actores popula~es y _ta~bién (os cien sobre bienes de consumo en radio o televisión.
hegemónicos, los de la política como los de la eco_nom1a, est~~ siendo_ 11'.- _Me interesa, s?bre todo, el último tipo diferenciado por Calhoun, las re-
movilizados por lo que podríamos llamar la atrofia de la accion confhct1- lac10'.1es cuaternan~~, en la_s que una de las partes no es consciente de Ja exis-
va y de la deliberación democrática. No se trata sólo de que las grandes de- ten~ia de la ~~lac10n: acciones de vigilancia, espionaje telefónico, archivos
cisiones sobre los conflictos y sobre el futuro no sean tomadas por de información que saben mucho de los individuos al reunir datos censa-
gobernantes u organismos electos, sino que ni siquiera son plenamente ~;s, d~ ta~etas d_e crédit? y otros tipos de información. A veces se busca
asumidas por "los que tienen agarrado al mercado". [ohn Berger usa e:ta analizar estas interacciones y se nos trata como "clientelas imaginadas"
expresión en vez de "controlan", "porque el azar tiene aquí un papel sig- (Calhoun, 1992; Hannerz, 1998), por ejemplo cuando nos envía propagan-
nificativo" (Berger, 1995: 13).
30 La globalización imaginada
·Globalizarnos o defender la identidad: cómo salir de esta opción 31
da basura una empresa a la que no sabemos quién le dio nuestra dirección das a la global_ización,se trata de indagar si es posible instituir sujetos en
y procura ocultar esta intromisión en la privacidad imitando el lenguaje de estructuras sociales ampliadas. Es cierto que la mayor parte de la producción
las relaciones primarias: "Querido Néstor: teniendo en cuenta la frecuen- Y del consumo actuales son organizados en escenarios que no controla-
cia con la que viajas, tu estilo de vida y el de tu familia, hemos decidido mos,~ a menudo ni siquiera entendemos, pero en medio de las tendencias
proponerte... ", Los datos acumulados con cada uso de la tarjeta de crédito globahzadoras lo_s ac_tores sociales pueden abrir nuevas interconexiones
constituyen un superpanóptico, pero con la peculiaridad de que "al pro- entre culturas y c1rcu1tos que potencien las iniciativas sociales.
porcionar datos para su almacenamiento, el vigilado se convierte en un
factor importante y complaciente de la vigilancia" (Bauman, 1999: 68).
-~ª pregu~ta por los sujetos que puedan transformar la actual estructu-
:ac1on g(o~~hzad_anos llevará a prestar atención a los nuevos espacios de
¿Qu~ podemos hacer con este mundo en que pocos observan a mu-. '.11te,:med1ac1011 cul_turaly sociopolítica. Además de las formas de mediación
chas? ¿Es posible organizar de otro modo los vínculos mediatizados, sus
1~d1cadas-or~~1sm_os tra'.15naci~na(es,consultoras, oficinas financieras y
astucias de simulación para personalizarlos, despegarnos de sus procedi- s'.stemas de vigilancía- existen circuítos internacionales de agencias notí-
mientos de selección y segregación, de exclusión y vigilancia, en breve, re- cresas, de galenas Y museos, editoriales. que actúan en varios continentes
convertimos en sujetos del trabajo y el consumo?
?NG qu~ comunican movimientos locales distantes. Entre los organismo¡
Una reacción posible es evocar con nostalgia la época en que la política
mt~rnac1ona!es Y los ciudadanos, las empresas y sus clientelas, hay ínstí-
se presentaba como el combate militante entre conce~ciones del_ m~ndo e;1- t~c1?nes flex~blesque se manejan en varias lenguas, expertos formados en
tendidas como antagónicas. Otra es replegarse en unidades territoriales, et-
nicas o religiosas con la esperanza de que se acorte la distancia entre quie-
códigos ?~ d1feren~e~ etnias y naciones, funcionarios, promotores cultura-
les Y activistas políticos entrenados para desempeñarse en diversos con-
nes toman las decisiones y quienes reciben sus efectos: escaparse por la
textos. P~ra no fetichizar lo global y, por tanto, polarizar excesivamente
tangente. Comparto la hipótesis de que ambas posturas pueden desarrollar
sus relaciones con lo (oca_!, un principio metodológico fecundo es conside-
tareas productivas para mejorar la calidad de la política (en el primer caso)
rar, :ntre ce_nt~~ Y penfer'.a, norte y sur, la proliferación de redes dedicadas
y para mejorar la convivencia en ámbitos restringidos (~n el segundo); Pe-
a la nego~1~c10~ de la diversidad". George Yúdice emplea esta expresión
ro la viabilidad de esos intentos depende de que trasciendan su caracter
para d~scnb1r c?mo los curadores de exposiciones y las revistas de arte es-
reactivo y elaboren proyectos que interactúen con las nuevas condiciones
tad?urudenses mfluyen en la imagen del arte latinoamericano en Estados
fijadas por la globalización. .
U~~os, en I_a autop~rcepción de los artistas, así como en los criterios de los
Para decirlo rápido: no pienso que la opción central sea hoy defender
p_ubhcos latmoamencanos y estadounidenses, aun en cuestiones ue tras-
la identidad o globalizamos. Los estudios ~ás escla~ecedo_resd~l ~roce~o c1e~?en lo art~stico (Y~dice, ~996). Daniel Mato muestra de qué ':rwdo la
globalizador no son los que conducen a revisar cuestiones identitarias ais-
ª~~10ndel Instituto Sm1thsoruano ha contribuido a reconceptualizar el sig-
ladas, sino a entender las oportunidades de saber qué podemos hace~ Y ser
rufica~o.de los pueblos indígenas de América Latina, las representaciones
con los otros, cómo encarar la heterogeneidad, la diferencia y la desigual-
de e~;c1d~d, genero y las relaciones transculturales entre las Américas, y
dad. Un mundo donde las certezas locales pierden su exclusividad y pue~
t~b~e~ como las represen_taciones de los países centrales sobre los grupos
den por eso ser menos mezquinas, donde los estereotipos con los que nos
periféricos son reform~ladas P?: organizaciones no gubernamentales que
representábamos a los lejanos se descomponen en la medida en que n?s cru- proyectan las perspectivas penfericas a escala transnacional (Mato 1998a
zarnos con ellos a menudo, presenta la ocasión (sin muchas garantías) de yW~~- I
1
tos de la filosofía y la epistemología occidentales permanecen como hipó-
tesis. Lo malo es que esas hipótesis corresponden a una etapa preglobal,
cuando las naciones eran unidades en apariencia más cohesionadas, que i
parecían contener la mayoría de las relaciones interculturales. O sea, cuan-
do era posible distinguir con nitidez lo local y lo universal.
No conozco mejor manera de encarar estos riesgos que trabajando con
cifras y otros datos duros, macrosociales, donde se aprecian las grandes
tendencias de la globalización, y a la vez, con descripciones sociocultura-
les que captan procesos específicos, tanto en su estructura objetiva como
en los imaginarios que expresan el modo en que sujetos individuales y co-
lectivos se representan su lugar y sus posibilidades de acción en dichos
procesos. Se trata 'de reunir lo que tantas veces fue escindido en las cien-
cias sociales: explicación y comprensión. O sea, articular las observaciones
telescópicas de las estructuras sociales y las miradas que hablan de la inti-
midad de las relaciones entre culturas. Me parece que en esta tarea tene-
mos un recurso clave para que el futuro de la globalización lo decidan ciu-
dadanos multiculturales.
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lnstallation Gallery y Museo de Arte Cor.temporáneo
San Diego, Cal. E.U.A.
INTERNACIONALIZACIÓN,TRANSNACIONALIZACIÓN,GLOBALIZACIÓN