Cuando escuchamos música, nos sumergimos en la belleza de los sonidos, e
incluso nos conectamos con mundos internos y hasta secretos, pero muchas veces no somos conscientes de que también se encuentra escondido otro mundo de ondas y relaciones matemáticas. Afortunadamente, para poder disfrutar de la música no es necesario tener presente su entramado matemático, aunque probablemente, si se conociera, se podrían entender no pocos aspectos de la música. Lo más evidente y superficial es que sin saber nada de música, si tomas una partitura, al menos encontrarás algunos números en ella lo cual puede ser un buen punto de partida para este viaje, además de muchos símbolos! Mientras más profundices en cada figura, descubrirás que hay una forma de pensar aquel simbolo matemáticamente: Duraciones de sonidos, que son fracciones; alturas de notas que también se miden con intervalos numéricos para así poder diferenciar esto de esto. Además de conceptos más abstractos que tienen que ver con carácter, intención, imaginación, entre muchas otras cosas! Cuando un músico está en una fase de aprender o interiorizar una obra, en su mente está de alguna forma contando o midiendo las duraciones de los sonidos, calculando distancias para conectar un sonido a otro y así encontrar la afinación o consonancia. Cuando tu artista favorito va a un estudio a grabar un disco, la vibración sonora viaja a través del aire y entra al micrófono, los computadores procesan y graban el sonido y lo representan visualmente en forma de ondas, se ve algo así: vamos que esto es física pura! Luego todo se va armando hasta llegar al resultado final que escuchas una otra vez.