Está en la página 1de 2
blemente vacilante. De pronto en esa habitacién del atardecer reinaba una soledad fria, ancha, clara como el mediodia. Entonces uno de ellos dijo, y fue como si alguien tocara des- pacio un violin: -s como una casa con las puertas cerradas. Por dentro de él, lo que ha hecho es quiz como una miisica suave, gpero quién podrd escucharla? Tal vez es por esta musica que todo se convierte en una dulce melancolia... Y el otro respondié: —... quizd ha estado palpandose, yendo a oscuras dentro de si mismo para encontrar una puerta, y al fin se detiene y apoya atin més la cara contra los cristales condensados y mira desde lejos a las victimas queridas y sonrie... Ya no volvieron a decir nada, pero en su silencio dichosa- mente entrelazado algo siguié resonando més alto y més amplio. —...Solo esta sonrisa los alcanza y pende sobre ellos y, de la fealdad convulsiva de sus gestos, desangrandose teje un ramo de tallo delgado... Y duda tiernamente, si ellas lo habran senti do, y lo deja caer y se levanta decidido, llevado por el misterio de su soledad con alas temblorosas, como un animal extrafio, a la maravilla del completo vacfo del espacio. Sentfan que en este aislamiento se basaba el misterio de su estar de a dos. Habja una sensacién oscura del mundo a su alre- dedor, que los estrechaba el uno al otro, era una onirica sensa- cién de frio por todos lados menos uno de los lados, donde es- taban apoyados uno contra otro, donde se aliviaban, se cubrian, como dos mitades magnificamente coincidentes que, encaja- das, reducfan sus limites hacia afuera, mientras que el interior 177 fluia mas grande a una y otra parte. A veces eran desdichados por no poder hacer todo, hasta lo ultimo, en comin. —¢Te acuerdas? —dijo de pronto la mujer—, dla otra vez, hace algunas noches? Me estabas besando, sabfas que habia algo entre nosotros. Se me habia ocurrido algo, en ese mismo ins- tante, algo completamente insignificante, pero no eras tu y de pronto eso me hizo doler, que necesariamente no fueras tu. Y no podia decirtelo y tuve primero que sonreir, por ti, porque tti no lo sabjas y crefas estar muy cerca de mi, y después ya no quise decirtelo y me enojé contigo porque no lo habias notado por ti mismo, y tus caricias ya no me tocaban. Y no me atrevi a pedirte que me soltases, porque en la realidad no era nada, en la realidad yo estaba cerca, pero era, al mismo tiempo, era como una sombra imprecisa, como si yo pudiera existir lejos de tiy sin ti. Conoces esa sensacién? A veces, de pronto, todas las cosas aparecen duplicadas, completas y claras, como las conocemos, y después otra vez, pilidas, en penumbra y espantadas, como si el otro las estuviera mirando, a escondidas y ya extrafio. Mejor te hubiera agarrado y hubiera tirado de ti hacia mi interior... para después volver a apartarte y echarme al suelo, porque aquello pudiera ser posible... — (Fue aquella vez...? —Si, fue aquella vez cuando, estando debajo de ti, de pronto empecé a llorar; tu crefste que era por un exceso de mis ansias, de entrar todavia mas profundo con mi sentimiento en el tuyo. No te enojes conmigo, tendria que habértelo dicho y no sé pot qué, en verdad no era mas que una fantasia, pero me hizo doler tanto, creo que solo por eso se mie die por pensar en ese G. Zhi?

También podría gustarte