Metodologia de los movimientos sociales
regionales. Una visi6n historiografica
Laura Patricia Romero
Advertencia
Elaborar un ensayo con un titulo tan comprometedor obliga en
primer término a marcar sus limites, no se trata de abogar por un
modelo altamente formalizado, ni tampoco de proponer una teorta; la
pretensién es mas modesta aunque no excluye ni al modelo, ni ala
teoria. Se trata mas bien de sistematizar algunas reflexiones surgidas
dela practica de investigacién y del contacto con los estudiosos deesta
tematica a lo largo de diez afios de trabajo.
En la primera parte haré un balance y en la segunda expondré
una serie de observaciones tedrico-metodolégicas con base en las
cuales el equipo del que soy integrante,! trabajé algunos proyectos
sobre los movimientos sociales regionales bajo la perspectiva histo-
riografica.* Como estas observaciones son fruto no solamente de una
practica particular de investigacién sino de una critica ydeun intenso
Contacto con especialistas en cl toma ~gracias a la participaciGn de
{
1. En agosto de 1979, bajo Ia coordinacién de Jaime Tamayo se inici6 un proyecto sobre el
movimiento obrero en Jalisco, posteriormente el equipo se fue ampliando al ampliarse la
problemética de investigaci6n; nos propusimos reconstruir la historia de a entidad durante la
¢poca revolucionaria a partir del estudio de los movimientos sociales. Un tiempo después nos
‘ocupamos de esta temdtica en referencia a fa actualicad. La consolidacion de esta linea de in.
\estigacién hizo posible que las autoridades de la Universidad de Guadalajara resolvieran
favorablemente el proyecto de crear el Centro de Investigaciones Sobre fos Movimientos
Sociales. Este centro cuenta con éreas especializadas en el estudio de los movimientos obrero,
campesino, urbano popular, de sectores medios y empresarios; ademés integra un Area
rientada al andlisis de Ia cultura e ideologfa de los movimientos sociales,
2. Entre los resultados més acabados producidos por una primera etapa de trabajo, se
eticuentran cuatro libros del proyecto general Jalisco desde la Revolucidn: Jaime Tamayo, La
SsMETODOLOGIA DB LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES.
nuestro equipo en la mayorfa de las rcuniones académicas realizadas
enel pafs sobre esta problemitica durante estos afios~ puede hablar-
sede teorfa en cuanto punto de arribo; pero nuestra propuesta quiere
convertirse también en punto de partida de futuras investigacionesen
cuanto permita plantear nuevos problemas o replantear los ya esta-
blecidos, 0 profundizarlos.
Como se sabe la produccién historiografica en nuestro pais es
muy considerable respecto a la de otras ciencias sociales, sin contar
son el hecho adicional de que a veces es dificil determinar dénde
termina la historia y empieza ia soviologia, fa ciencia politica o la
economia. Los historiadores han acometido con pasién la riqueza de
nuestra compleja y convulsa trayectoria por el tiempo. Tal vez las
dimensiones de esta tarea han impedido adquirir la calma y la pacien-
cia necesaria para, en medio del trabajo febril, meditar un poco sobre
las condiciones en las que se produce el conocimiento histérico. Los
historiadores casi siempre tienen prisa por narrar lo pasado, por
reconstruir las sociedades pretéritas y son contados los que con
paciencia enuncian sus concepciones teéricas, los métodos y técnicas
utilizadas, asf como las hipdtesis que quisicron comprobar o las
preguntas que quisieron responder. El “control” de la investigaciono
laconfrontacién con sus resultados se vuelve entonces imposible, sin
contar a los que, sin proponérsclo, son fervientes partidarios del
empirismo. En esta situaci6n radica la primera dificultad para formu-
lar una teoria de los movimientos sociales regionales, la cual requiere
de un proceso acumulativo de conocimientos, en el que la teorfa se
confronta con la prdctica de investigaci6n, afinando sus métodos y
técnicas, asi como construyendo y reconstruyendo conceptos y cate-
gorias.
La posibilidad de formular una teorfa que sintetice el estado
que guarda el conocimiento sobre una determinada problemitica, de
conformacién del Estado Modemo y los Conflictos Pollticos, 1917-1929 (T. 11), 1988, Laura
Patricia Romero, La Consolidacién del Estado y fos Conflictas Politicos (T. Ill), 1987. Jaime
‘Tamayo, Los Movimientos Sociales, 1917-1929 (1. 1V), 1988, Laura Patricia Romero (coord)
Movimientos Sociales 1929-1940 (T. V), 1988,
‘Los cuatro libros arriba mencionados fueron editados por el Gobierno del Estado de Jalisco y
laUniversidad de Guadalajara. El texto que condensa varios afios de investigacidn sobrela clase
yelmovimiento obreroen las tegiones fue esctito por Jaime Tamayo paralacolecciéa “Laclase
Obrera en la historia de México" y se titula En elinterinato de Adolfo de la Huerta yel gobierno
de Alvaro Obregén (1920-1924). Tomo 7, México, Siglo xxi, 1987.
3. Debido a ta preocupacién por la metodologia adoptada en el estudio de los movimnientos,
sociales regionales, me parecié importante consultar las memorias de los encuentros de
especialistas realizados antes det inicio de mi investigaci6n, de manera que en el listado que a
continuacién haré de dichos encuentros se localizan Estos ademés de aquéllos en los que
52LAURA PATRICIA ROMERO.
manera tal de seguir profundizando cn ella, se ve obstaculizada
ademas por la diversidad de enfoques con la que se acomete tal tarea.
Si bicn no se trata de que todos los historiadores partan de un mismo
marco tedrico, se requiere de conceptos univocos, porque sin ellos no
existe el conacimiento.
Asf nos encontramos con que a pesar de que el fendmeno de los
movimientos sociales ha sido un tema privilegiado por los historiado-
res, el concepto est pobremente definido y en la mayorfa de los casos
un mismo autor maneja diferentes acepciones.
La Revolucién Mexicana y la historiografia regional
En cl tratamiento de ios movimientos sociales bajo una. perspectiva
historiografica convergen diferentes tradiciones tedricas, entre las
cuales no se presenta lo que podriamos llamar un “ajuste de cuentas”.
Buena parte de las obras importantes producidas en nuestro
pais sobre esta temitica se deben a autores formados en la tradicién
marxista, la cual, como lo ha demostrado entre otros Manuel Castells,
presenta cn la versiGn de sus fundadores Marx, Engels y Lenin, scrias
dificultades para el andlisis de movimicntos sociales independientes
de los partidos y el Estado."
Si bien es materia de otro ensayo enumerar las razones por las
que se planted como tal la problematica de los movimientos sociales
a partir del pensamiento marxista, aqufes pertinente aventurar algu-
nas ideas en relacién con la adopcidn de este abjeto de estudio como
parte de una critica global de la realidad.
16 que menciono s6lo con el afin de ubicar et punto de partida de algunas reflexiones
generales formuladas para este ensayo:
Primer Coloquio Regional de Historia Obrera, 1977. Segundo Coloquio Regional de Historta
Obrera, 1979. Mérida, Yucatén. Tercer Coloquio Regional de Historia Obrera, 1980. Colima,
Cuarto Cologuio Regional de Historia Obrera, 1982. Toluca, Edo. de México. Primer Encuen-
{to México-Cono Sur sobre Historia Obrera, 1980, México. Primer Encuentrosobrela Historia
del Movimiento Social en Mexico, 1918-1934, Xalapa, Veracruz, 1981. 1] Encuentro Nacional
de Historiadores. Guadalajaca, 1987, Primer Encuentro de Investigacién Jalisciense 1981,
Guadalajara. ‘Talicr de histotia social del trabajo en el Décimo Congreso de la Asociacion de
Estudios Latincamericanos, 1983, México. Congreso, La RevoluciGn en las Regiones, 1984,
Guadalajara. Seminario, Estadistas, caciques y caudillos de la Revolucién Mexicana, 1986,
Querétaro, Coloquio, El movimiento abreroen América Latina entrelas dos guerra mundiales,
1985, Puebla, Seminario, Jalisco en la Revolucién Mexicana, 1985, Chapala, Jalisco,
4. Manuel Castells extrema su critica de!as limitacionespresentes enel cuerpo teérico marxista,
al punto de aficmar: “por detinici6n, el concepto de movimiento social como agente de
{ransformaciGn social es estrictamentc impensable en a teorfa marxista", fas premisas de esta
afirmacién se encuentran en La ciudad y las masos, Sociologfa de los Movimientos Sociales
Urbanos, Madrid, Alionza Editorial, 1986.
53METODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
Aun cuando ¢s variable la dosis de marxismo con la que se ha
abordado el tema de los movimientos sociales, la seleccién y construc-
cidn de este objeto de estudio supone una visién critica del pasado.
Fue precisamente un movimiento social que constituy6 un parica-
guas en la historia contempordnea de México el que aliments esa
visin critica, el movimiento cstudiantil de 1968, barbaramente repri-
mido por el régimen de Gustavo Diaz Ordaz. A partir de este aconte-
cimiento se produjo un quiebre en la relacién de los movimientos
sociales con el Estado y en la vision, asf como enla historiografia sobre
el Estado.
Como dice Héctor Aguilar Camin, este hecho produjo “uaa
crisis politica, moral y psicol6gica, una crisis de convicciones y valores
que sacudié los esquemas triunfales dela capa gobernante; ef anuncio
sangriento de que los tiempos habian cambiado sin que cambiaran las
recetas para enfrentarlos” 5
Segtin este autor, para el “régimen de la Revolucién”, cl
movimiento estudiantil y popular de 1968 fue una “asechanza sufrida
por la nacién”, por lo que al climinarlo mediante la violencia armada,
se consideré a la nacién salvada, pero la “réfaga juvenil, tragica y
antiautoritariadel movimiento exhibis las rigideces e inadecuaciones
del sistema, su serenidad espuria, su retraso paranoico y autocompla-
ciente frente a una sociedad en rapido cambio cuyas manifestaciones
centrales habfan empezado a desbordar asus tutores”.*
Este hecho cuyo impacto en la conciencia social mexicana fue
recogido por diversos intelectuales, produciendo entre otras reaccio-
nes una reflexién sobre el sentido de la labor historiografica cuya
sistematizacién puede encontrarseen cl breve pero signiticativo libro
Historia épara qué?: pregunta a la cual Aguilar Camin responde que
ala historia se acude para cmanciparse del pasado, evitando asi que
por ignorancia, los pueblos repitan los errores.’ Esta respuesta lleva
implicita una toma de “partido” (en sentido amplio) ya que supone
que el historiador reconstruye el pasado desde la perspectiva de las
clases subalternas, lo que no excluye una vision critica.
La posicién de Arnaldo Cordova es atin més militante; para él
la historia es “maestra de la politica”, “memoria del pasado en el
presente” en un sentido ontolégico y epistemol6gico. En su opinion
5, Héctor Aguilar Canin, “Historia para hoy", en Carlos Pereyra, et af, Historia dpara qué?,
México, Siglo xxi, 1982, p. 151
6. Ibid, p. 150,
17. bid, p. 147,
54LAURA PATRICIA ROMERO
nuestra época est marcada por un pasado inmediato, el de la revolu-
cign mexicana, referente a partir del cual pensamos, nos movemos €
indagamos el pasado, incluso el mas remoto.®
Para Cordova, el movimiento estudiantil de 1968 hizo recordar
“una vieja leccidn casi olvidada: que cl problema fundamental de toda
sociedad organizada nacionalmente lo es el poder que sobre ella se
ejerce y la manticne unida y que solo hay un modo para estudiarlo y
comprenderlo: recurriendo a la historia y encuadrandolo en ella”. Es
historia.la que puede desmitificar a la revolucién mexicana como
base consensual del Estado mexicano.
’“Este autor considera que la revolucién mexicana fue efectiva-
mente un fendmeno que inauguré una nueya dimensidn histérica en
la medida en que la singular participacién de las masas populares
abrié paso a'la sGciedad de masas.” Pero el Estado surgido de la
revoluci6n, hizo de ésta el {undamento de su legitimidad al pretender
crigirse en el Estado de las masas porquese argiifa queera el producto
de una revoluci6n popular “institucionalizada”, continuada por-cada
uno de Jos regimenes posteriores al fin de la etapa armada. La
revolucién fue convertida en ideologia estatal y se erigié en mito;
frente al mito, pensaron sus criticos, no hay mejor antidoto que fa
historia.
‘Lo anterior da indicios para explicar porqué el gran tema del
siglo xx para la historiografia mexicana, fue el de la Revoluci6n, el
cual al ser erigido como referente, se convirlié ademas en matriz
explicativa de hechos anteriores y posteriores. Se buscaban los ante-
cedentes, se indagaba sobre las consecuencias, la Revolucién era el
lente a través del cual los mexicanos querfamos saber lo qué eramos
y podrfamos ser, a partir del balance de Jo que habfamos sido.
Asi, la década de los setenta prodigé a la historiografia inconta-
bles y valiosas obras: se sistematizaron también las interpretaciones
dominantes entre las que el marxismo tiene el predominio.""
La preocupacién por, el, estudio de.los, movimientos sociales
regionales, tuvo su origen también en esta década, El_moyimiento
estudian ide 1968 abrid brechas que para sus protagonistas proba-
blemente. fueron insospechadas. Bl régimen echeverrista.intent6
restafiar las heridas abiertas y prioriz6 en su politica la busqueda de
8, Amaldo Cordova, “La historia maestra dela politica”en Carlos Pereyra op. cit. pp. 1314133.
9. bid, p. 135.
10. Ibid, p. 136.
11. Adolfo Gilly etal. buerpretaciones de la Revolucion Mexicana, México, ueva Imagen, 1980,
55METODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
consenso entre las clases medias urbanas, las clases educadas. Una
serie de medidas —entre otras el apoyo a las universidades~ propicia
ron el surgimiento y posterior consolidacién de instituciones, ubica-
das en el interior del pafs que se propusieron la investigacién del
entorno regional.
Por las razones arriba descritas, la historia regional, también
enfatiz6 cl estudio de la época revolucionaria, pero su perspectiva
daria lugar a una imagen del pasado diferente porque recogla la
relacién conflictiva entre Jas pretensiones centralistas de la logica
estatal y las autonomistas de los movimientos sociales y polfticos
regionales. Era pues una querella contra el discurso unitario implica-
doen lahistoriografia, en buena medida, con pretensiones “naciona-
les”. Desde la periferia respecio del centro real de poder y desde la
condicidn subalterna, la realidad y la imagen que de ella se obticne, es
distinta.
Frente a las visiones glabales, sc plante6 su insuficiencia, no
puede ser veraz una reconstruccién histérica que desconozea lo que
pasé en las distintas regiones del pais. A la historia en cuesti6n se le
denominé centralista y estatalista, por considerar que s6lo ofreefa la
imagen de lo acontecido en el centro politico del pais, era la historia
del podery del Estado, de las grandes batallas, de los lidcres, caciques,
caudillos y estadistas. En fin, a esta historiogratia tan duramentc
ctiticada se le adjudicé el motede historia politica, por contraposicién
ala historia social en la cual la organizacin del pasado se articula en
torno a las luichas sociales y recupera la visién de los.vencidos-La
historia -como.decfa Georges Lelebre-: debfa hacerse desde abajo,
desde la perspectiva de los movimientos sociales.
Las criticas, no cran del todo exactas ni justas, pero estimpor-
tante rescatarlas para efectos de nuestro ensayo, porque revelaban
una nueya situaci6n institucional, que Kacfa posible recrear la historia
deunanacién como una totalidad determinada por las circunsfancie
regionales, (lo cual supone un desarrollo impor tante de esta'viencia
social)y también, porquc finalmente poniaen el tapetedeladiscusién
historiogré fica una teorfa de la historia que otorga alestudio.de los
movimientos sociales regionales un estatuto teérico, condicién mu-
cho mas relevante en un pais cuya dindmica demuestra deber tanto a
las acciones colectivas conflictivas.
El ambiente propicio para la investigacign de Ja historia regio:
nal en el interior de! pais no es, como se sabe, una condicion suficien-
te; lo que coadyuv6 al florecimiento de la historia regional tuvo que
56LAURA PATRICIA ROMERO
ver no sélo con la existencia de instituciones y recursos, sino con el
desarrollo intrinseco de la ciencia historica misma. Los planteamicn-
tos generales “abrieron brecha”, permitieron profundizar y, como
pusieron en tensién modelos generales, obligaron a los estudiosos a
acudir a teorfas que pudieran dar cuenta de lo regional. La influencia
de la escuela de los Annales" combinada con el marxismo es evidente
en los proyectos surgidos en la provincia para el estudio de los
movimientas sociales regionales.
Sin embargo, es obligado precisar las cosas, la prioridad adqui-
rida por la perspectiva regional como la tinica via legitima y veraz para
reconstruir la historia de una ‘sociedad, priotidad favorecida por el
desarrollo institucional (la cual ademas propicid el acceso a las
fuentes); no implicaba la inexistencia de esta perspectiva en el pano-
rama historiografico. En realidad desde 1969 contabamos ya con la
primera edici6n en espafiol del estudio de John Womack. sobre
Zapata y la revolucién mexicana,® el cual se convirtié en “clasico”, en
punto de ieferencia obligado para el estudio de los movimientos
sociales regionales.
Womack ubica su libro como la historia de “unos campesinos
que no querfan cambiar y que, por eso mismo, hicieron una revolu-
cién”; es la historia entonces de un movimiento que podriamos
caracterizar como anticapitalista, asentado enel México preindustrial
ypremoderno, cl cual fue inicialmente una revuelta, una rebelion yse
trastocé en reyolucién. El sistema politico se transformé debido en
parte a la insurgencia de estos campesinos y principalmente a movi-
mientos mas fuertes de otro cardcter llevados a cabo en otras regio-
nes."
Aunque Womack se propuso un relato y no un anilisis‘en su
estudio son apreciables los elementos que autores como Pablo Gon-
z4lez Casanova han revelado para el andlisis de los movimientos
sociales: localizacion geografica, descripcién hist6rica, organizaci6n,
composicién social, ideologfas, demandas, planes y programias; luchas
y principales negociaciones y su concepcién del futuro, sus utopias y
proyectos.
Dos afios después fue publicado en inglés, el libro de Heather
Fowler Salaminisobre la Movilizacién Campesina en Veracruz (1920-
12.Seconoce comoescuela de los Annales laserie de plantcamientos queen tornoala historia
social hicieron a partir de la revista (a la que la escuela debe su nombre) fundada por Lucien
Feburey Marc Bloch, en la cuarta década de este siglo.
13, John Womack, Zapata y la Revolucién Mexicana, México, Siglo XX1, 1979.
14, Ibid, p. U1.
57METODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
1938), en el cual explicita en el texto mismo la perspectiva y metodo-
logia adoptadas. Su estudio es histdrico pero retoma problemas de la
ciencia politica, la sociologfa y la antropologfa al ocuparse de “los
procesos fundamentales de organizaci6n, radicalizacion y politiza-
cién del movimiento campesino”, ademas del “critico papel desempe-
fiado por la direccién y la ideologia no campesina en el desarrollo del
movimiento”.
Aun sin proponérselo, la autora contribuye a la probleratica
de la historia social al examinar a un movimiento de perdedores al que
se resiste a ubicar sdlo como un movimiento marginal, prejuicio éste
que ha llevado a “descuidar el estudio de los movimientos politicos
Tegionales que no han ocasionado cambios profundosen la estructura
dela sociedad”. Como se aprecia, ella no elude el andlisis y lo realiza
desde e] punto de vista de sus protagonistas, de los perdedores.
Destaca también Ja interrelacién del gobierno nacional y el movi-
miento.¥
Parte de la distincidn entre movimiento y organizacién campe-
sina; el primero se refiere a cualquier “reaccién colectiva orientada
hacia un cambio institucional que seria directamente util para la
elevacién del estatus econdmico-politico”; la organizacin implica la
creacién de un “grupo de interés formalmente estructurado” cuyo
objetivo es alcanzar la movilidad individual.
Esta es una distincién Iégico-hist6rica ya que con el primer
término englobaa “las propuestas campesinas prerrevolucionarias, al
igual que la mayoria de los levantamientos campesinos en México se
da“hasta que el clima politico se hizo més propicio para lacreaci6nde -
instituciones sociales estables”.”
Explica la existencia de distintos modelos regionales de revolu-
ci6n agraria por las diferencias en los patrones de tenencia dela tierra
y en fa estructura de la clase social rural en el norte y centro de la
Repiblica, Por eso “el tipo de dirigente campesino que emergid en las
€pocas cadticas varié con la naturaleza misma de la poblacién rural”.
Enel texto tratade responder a la pregunta dcudles eran los atributos
de-esos emergentes dirigentes revolucionarios campesinos y dé qué
manera diferia su relacién con las clases agrarias de la de los terrate-
15, Heather Fowler Salamini, Movilizacién campesina en Veracrut 1920-1938, México, Siglo
XX, 1979, p.9.
16. Ibid, p. 10.
17. Ibid,
18, Bid, p.11.
58
AAanmr na nee eh hw ee ee ieLAURA PATRICIA ROMERO
nientes pterrevolucionarios?
Ellaconstata la existencia de movimientos campesinos regiona-
les, “patrocinados” por gobernadorcs estatales no campesinos, ul
cando la importancia del yeracruzano en el marco de las transforma-
ciones revolucionarias.”®
Este libro puede considerarse pionero en el estudio de los
movimientossociales regionales porque plantea problemas recurren-
temente tratados en estudios posteriores; el problema de los lideres,
la organizacién y las bases; de los aliados de otras clases, de las
idéologiasy dela relacion con el medio urbanoyy los partidos. Ademas
de qué establéce la importancia de Ia historia regional como base de
las generalizaciones.*
En 1973 aparece otro libro escrito por un autor extranjero: es
Jean Meyer el autor de La Gristiada, estees el caso de un movimiento
social con base social campesina pero de orientacién conserv: .
Su localizacién geogrdfica trasciende las fronteras de la divisién
politica administrativa del pais ya que se localizé fundamentalmente
envarios estadosde lo que se conoce como la regin centro-occidente
de México. Bl autor reconstruye la guerra de los érister it no
slo de archivos sino también hablando con los supervivientes; por
momentos parece que la imagen que se otorga del pasado es la dé sus
protagonistas. En Los Cristeros, su autor se propuso “dar cuenta dela
indole del movimiento y de la personalidad de los sublevados, del
funcionamiento de la guerrilla y del gobierno cristero, de las modali-
dades de reclutamiento y de la participacion de la ideologia”*
A partir de 1977 es notable el incremento de la historiografia
regional, cuyos frutos no desmerecen respecto a la calidad y consis-
tencia de los que anteriormente resefié. Héctor Aguilar Caminen
frontera némada: Sonora yla Revolucion Mexicana, se ocupa de wi
historia de triunfadores, a la cual podriamos decir, 1a analiza bajo la
perspectiva de los vencidos. Utiliza el método propio a la ciencia
hist6rica (al cual denomina “pueblerino”) consistente en la recons-
truccién y descripcién detallada de lo acontecido, fundamento de “la
verdadera explicacién de un hecho histérico”.
En el mismo afio Romana Falc6n publica cl primero de un
19. Bid, pp. By 14.
20. bid, p. 16.
21, Jean Meyer, La Cristiada, Mético, Siglo xxi, 1977.
22. Héctor Aguilar Camin, La frontera némada: Sonoray la Revolucion Mexicana, México, Siglo
XX1,1979, p.10,
59METODOL.OGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
conjunto de tres libros orientados a la problemética regional. Este se
ocupa del movimiento agrario en Veractuz, en su etapa radical (1928-
1935). Dicho estudio, como otros referidos en este ensayo funda-
menta una caracteristica inherente alos movimientos sociales: su ca-
pacidad para transformar la estructura econémica y el sistema politi-
co, siempre y cuando dichos movimientos sean independientes del
Estado que buscan cambiar.
El caso de Veracruz es representativo de otros movimientos
sociales regionales cuya caracteristica popular fue otorgada no s6lo
por la participacién de diversas clases subalternas, de origen rural y
urbano, sino fundamentalmente por sus demandas.
En un libro posterior, relativo al caso de San Luis Potosf, la
misma autora ahonda en la problemética de la Revolucién, récogien-
do los avances logrados hasta entonces. Se preocupa entofices por
“valorar no s6lo los cambios sino también las continuidades en rela-
cidn con el porfiriato. Se trata de precisar la naturaleza y alcances de
las modificaciones provocadas por la Revolucién, es decir, hasta qué
punto y en dénde la vida politica a que dio origen el movimiento de
1910 significa un verdadero rompimiento con el pasado”.
Para lograr dar cuenta del fendmeno del caciquismo, en ese
estado de la regién centro-norte del pais ademas del andlisis de clase
propio de la tradici6n marxista, recurrié a conceptos de la teoria
politica.
Aun cuando el hilo conductor de su libro es el de la dispersi6n
y posterior concentracién del poder traté de rebasar el marco de la
historia politica y militar, o el de la manera biografica de un cacique
profundizando en las consecuencias del fendmeno en la vida cotidia-
na de los potosinos. Con ese fin intent recrear las experiencias de
combatientes campesinos, obreros, profesionistas, asi como de terra-
tenientes y empresarios, en general, de todas los que desde distintas
posiciones y formas de vida fueron afectados.*
En 1979 Carlos Martinez Assad establecié a Tabasco domina-
do por él caci¢azgo ‘de’Gartido Canabal, como el “laboratorio de la
Revolucién”. En su librosobre el Tabasco garridista es apreciablé una
conceptualizacién clasista de las luchas sodidles que Heva a ubicar ala
23. RomanaFale6n, Elagrarismoen Veracruz Lactapa radical (1928-1935). México, El Colegio
de México, 1977,
24. Romana Falc6n, Revolucién y caciquismo, San Luis Potost 1910-1938. México, BI Colegio
de México, 1984,
25. Ibid, pp. 13-18.
60LAURA PATRICIA ROMERO
Revolucién como el punto de partida de un proceso tendiente a la
modernizaci6n capilalista guiada por intereses burgueses.*
En su anilisis se ocupa de la relaci6n entre lideres y masas y
explica, por otra parte, la existencia de una verdadera alternativa de
poder regional, por la situacién econémica y social de la region
sureste de México, m4s especificamente de un estado de la Republica
que funcionaba practicamente como un enclave.
Para Martinez Assad, lo mds relevante del caso de Tabasco “fue
un fuerte movimiento ideolégico con claras tendencias modernizado-
Tas”, que para el caso de nuestro ensayo es importante destacar
porque da cuenta de movimientos orientados a cambiar las estructu-
ras ideolégicas 0 el discurso social dominante.
Ensintesis, podrfamos decir que esta primera etapa del trabajo
historiogrdfico sobre los movimientos sociales regionales contribuy6
a perfilar la importancia de este objeto de estudio y la cuatitfa’ del
trabajo por realizar. Los estados de la Repiblica analizados son tity
pocos en relaci6n con el conjunto, sin contar con el hecho adicional
de que no existe una distincin clara entre entidad federativa yregién,
cuando menos no tedricamente. ee
A pesar de la preocupacién por estudiar el cambio histdrico
partir de las masas, el voluntarismo de caciques y caudillos parece
atrapar a sus analistas quienes por momentos les confieren el prota-
gonismo exclusivo de la historia.
La historia social y los movimientos sociales regionales
A partir de la década de los ochenta podrfamos hablar de una nueva
elapaen la produccién historiografica sobre} México. La historia dela
nacién se reconstruye a partir dela de las regiones. Como para el caso
de la historia del siglo xx persiste la preocupacién por el hecho
fundador, la Revolucién mexicana, se acude a una teorfa que pueda
dimensionarlaimportancia de este movimiento social, la dela historia
social.
Enla historiografia regional se detectan dos maneras de enten-
der la historia social que han repercutido en la ateacion preferente al
tema de los movimientos sociales: la historia social como la qué se
ocupa de lasclases pobreso bajasy, en consecuencia de sus movimien-
26, Carlos Martinez Assad, El laboratorio de la Revolucién. El Tabasco garridisia. México,
204, 1979.
siglo
61METODOLOGIA DE LC
tos, baésicamente de movimientos marginales 0 de perdedores y la
historia social en cuanto historia total que estudia la dindmica de las
sociedades a partir del andlisis de las relaciones de clases y la lucha de
clases,
Estas dos concepciones de la historia social (distincién realiza
acon fines analfticos) no son excluyentes; la primera abrid paso a la
segunda, El estudio de los movimientos marginales de: las clases
subalternas fue especializandoscenelde la historia del trabajo vdelas,
organizaciones ¢ ideas socialistas. El desarrollo de esta problematica
de inyestigacion culminé en la centralidad otorgada por el marxismo
al movimiento obrero por considerar a esta clase como Ia tinica capaz,
de transformar cl sistema capitalista.
Sin embargo, la realidad desbordé a Ia teorfa marxista; al
cocuparse los historiadores regionales de una época rica en diversos
movimientos colectivos, algunos de los cuales no eran necesariamen-
te clasistas, tuvieron que reconocer su existencia no sdlo al nivel
empirico sino teérico.
Desde los centros de investigacion regional, los partidarios de
la historia del trabajo y de las organizaciones ¢ ideas socialistas,
produjeron incontables monografias y estudios de caso sobre trabaja-
dores ocupados cn ramas especificas de la actividad econémica, sobre
Jas condiciones de trabajo y las luchaé originadas en algtin estableci.
miento fabril. El detalle llegé en algunos casos al extremo de resefiar
una huelga siguiendo la secuencia en horas del conflicto, dando
cuenta de los nombres y apellidos de todos los participantes. Los
partidarios de esta historia, querfan rescatar la identidad de. las masas
y por ello dieron particular atencidn a la vida cotidiana de los prota-
gonistas. \
Algunos historiadores acometicron con tal pasidn su objeto de
estudio que llegaron inclusp a adoptar la ideologia de los que comba-
tieron por ideales anarquistas. Esta ideologfa influy6 no sélo en las
interpretaciones sobre hechos histéricos sino en la practica misma de
la investigaci6n. Se omitid conscientemente el problema de la rela-
cién de los movimientos sociales con el poder y con cl Estado, dando
atencién preferente al andlisis de la actuacin de las bases frente al
fendmeno de las lites, liderazgos y dirigencias por considerar que su
funcidn en la historia consiste en manipular a Jas masas. En conse-
cuencia, las mas duras criticas al papel desemperiado por los partidos
comunistas y socialistas de la época, provienen de esta corriente
62
G
a
5
a
a
a
a
a
G
G
&
a
5
5
a
oMETODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
tos, basicamente de movimientos marginales o de perdedores y la
historia social en cuanto historia total que estudia la dindmica de las
sociedades a partir del andlisis de las relaciones de clases y 1a lucha de
clases.
Estas dos concepciones de {a historia social (distincion realiza-
da.con fines analiticos) no son excluyentes; la primera abrid paso ala
segunda. El estudio de los movimientos marginales de. las clases
subalternas fue especializandosc enelde lahistoria del trabajo ydelas
organizaciones ¢ ideas socialistas. El desarrollo de esta problematica
de investigacién culminé en la centralidad otorgada por el marxismo
al movimiento obrero por considerar a esta clase como ja tinica capaz
de transformar cl sistema capitalista.
Sin embargo, la realidad desbordé a la teorfa marxista; al
cocuparse los historiadores regionales de una época rica en diversos
movimientos colectivos, algunos de los cuales no eran necesariamen-
te clasistas, tuvieron que reconocer su existencia no sdlo al nivel
empitico sino teérico.
Desde los centros de investigacin regional, los partidarios de
la historia del trabajo y de las organizaciones e ideas socialistas,
produjeron incontables monograffas y estudios decaso sobre trabaja-
dores ocupados en ramas especificas de la actividad econémica, sobre
Jas condiciones de trabajo y las luchas originadas en algtin estableci-
miento fabril. El detalle lleg6 en algunos casos al extremo de resefiar
una huelga siguiendo la secuencia en horas del conflicto, dando
cuenta de los nombres y apellidos de todos Jos participantes. Los
partidarios de esta historia, querfan rescatar la identidad de las masas
y porello dieron particulat atencién a la vida cotidiana de los prota-
gonistas. |
Algunos historiadorés acometicron con tal pasién su objeto de
estudio que legaron inclusp a adoptar la ideologfa de los que comba-
ticron por ideales anarquistas. Esta ideologta influyé no solo en las
interpretaciones sobre hechos hist6ricos sino en Ja practica misma de
la investigacidn. Se omitié conscientemente el problema de la rela-
ci6n de los movimientos sociales con el poder y con el Estado, dando
atencién preferente al andlisis de la actuacién de las bases frente al
fendmeno de las élites, liderazgos y dirigencias por considetar quesu
funcién en la historia consiste en manipular a Jas masas. En conse-
cuencia, las més duras criticas al papel desempefiado por los partidos
comunistas y socialistas de la €poca, provienen de esta corriente
62
CeLAURA PATRICIA ROMERO
i
historiogréfica.”
Las investigaciones que bajo esta concepcidn se hicieron sobre
movimientos campesinos ¢ inquilinarios fueron secundarias respecto
de las referentes al movimiento obrero. Ante la innegable importan-
cia de esta clase en el Proceso revolucionario, los estudiosos le
otorgaron un papel estratégico en la teoria yen la practica ya que
como Engels sefialara: “La condicidn de la clase trabajadora es el
terreno positivo y el punto de partida de todos los movimientos
sociales contempordneos porque ella sefiala el punto culminante, mas
desarrollado y visible de nuestra persistente miseria social”. B]
liderazgo ejercido por cl proletariado industrial en las luchas sociales
revolucionarias dio lugar a brillantes estudios dedicados a los mine-
108, ferrocarrileros y trabajadores de la industria textil,
Sin embargo, la transformacién revolucionaria de la' sociedad
mexicana no fue obra sélo del movimiento obrero, sino del movimien-
to agrario, urbano popular, estudiantil y empresarial. El reconoci-
miento de otros actores sociales y politicos como sujetos histéricos
fue logrado por otras tradiciones teéricas, a pesar de lo cual el
marxismo no fue abandonado en la perspectiva historiografica.
En la construccién de los movimientos sociales regionales
como objeto de estudio confluyeron la escuela-de los Annales y el
marxismo, dando lugar a una nueva interpretacién de la historia
social.
La confluencia de Ia escuela de los Annales con el marxismo
tiene, como se sabe, un punto deinterseccién, el interés por el andlisis
de la estructura econéiica para esclarecer las estructuras y cambios
Sociales y més especificamente las relaciones entre clases y grupos
sociales, Como dice Eri¢ Hobsbawn, para la historia social asfenten-
dida, la base analitica de cualquier investigacién histérica que se
interese en la evolucién de las sociedades, deberd ser el proceso de
produccién social.” \
Pierre Vilares el autor quede mejor manera hasintetizado esta
confluencia al conceptualizar a la historia social como historia total,
porser ésta la “tinica ciencia de la sociedad, global y dindmica, pueses
la nica sintesis posible de las demés ciencias humanas”,
27.Paco Ignacio Taibo Il, Bolshevikis. Historia narrativa de los orlgenesdel comunismo en Mético
(2919-1925). México, Editorial Joaquin Mortiz, 1986,
28, Federico Engels, Lasinacién de la clase obrera en Inglaterra. México, Ediciones de Cultura
Popular, 1977, p. 26.
29. Bric.J. Hobsbown, Marxismo e Historia soci
1983, p.23,
. México, Universidad AulGnoma de Puebla.
63LAURA PATRICIA ROMERO
ieee reeeeeeeeene eee
histotiogréfica2”
Las investigaciones que bajo esta concepcién se hicieron sobre
movimientos campesinos ¢ inquilinarios fueron secundatias respecto
delas referentes al movimiento obrero. Ante la innegable importan-
cia de esta clase en el proceso revolucionario, los estudiosos le
otorgaron un papel estratégico en la teoria y en la practica ya que
como Engels seftalara: “La condicién de la clase trabajadora es el
terreno positivo y el punto de partida de todos los movimientos
sociales contempordneos Porque ella sefialael punto culminante, mas
desarrollado y visible de nuestra persistente miseria social” B]
liderazgo ejercido por el proletariado industrial en las luchas sociales
revolucionarias dio lugar a brillantes estudios dedicados a los mine-
ros, ferrocarrileros y trabajadores de la industria textil,
Sin embargo, la transformacion revolucionaria de la' sociedad
mexicana no fue obra sdlo del movimiento obrero, sino del movimien-
to agrario, urbano popular, estudiantil y empresarial. El reconoci-
miento de otros actores sociales y politicos como sujetos histéricos
fue logrado por otras tradiciones tedricas, a pesar de lo cual el
marxismo no fue abandonado en la perspectiva historiografica.
En la construccién de los movimientos sociales regionales
como objeto de estudio confluyeron la escuela-de los Annales y el
marxismo, dando lugar a una nueva interpretacién de la historia
social.
La confluencia de la escuela de los Annales con el marxismo
tiene, como se sabe, un purito de interseccién, el interés por el andlisis
dela estructura econdimica para esclarecer las estructuras y cambios
sociales y mas especificamente las relaciones entre clases y grupos
sociales. Como dice Eric Hobsbawn, para la historia social ast ehten-
dida, la base analitica de cualquier investigacién histérica que se
interesé en la evolucién de las sociedades, deberd ser el Proceso de
produccién social. \
Pierre Vilares el autor que de mejor manera hasintetizado esta
confluencia al conceptualizar a la historia social como historia total,
porser ésta la “tinicaciencia de la sociedad, globaly dinémica, pueses
la tinica sintesis posible de las demas ciencias humanas”,
27.Pace Ignacio Taibo Il, Bolsheviks, Historianarrativade las orlgenesdel comunismno en Miético
(1919-1925). México, Editorial Joaquin Mortiz, 1986.
28. Federico Engels, Lasisuacién de la clase obrera en. Inglaterra, México, Ediciones de Cultura
Popular, 1977, p.26.
29. Eric. J. Hobsbavin, Marsismo e Historia social. México, Universidad Autnoma de Puebla.
1983, p. 23.
63METODOLOG{A DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
En este marco Jo social no es sdlo un elemento analitico auxiliar
para “colorar” lo econémico; ni tampoco es tnicamente un sector o
unaesfera de la realidad humana, lade los grupos sociales ysu manera
de coexistir. En términos estrictos, la historia social es el estudio de la
Gindmica de las sociedades, de los grupos sociales que las componen
y de las relaciones entre ellos. Las sociedades, los grupos y telaciones
son realidades historicas globales, son totalidades historic: CUYOS
componentes son econdmicos, demogréficos, psicolégicos, linguisti-
cos, juridicos, etc. Por eso, analizar las sociedades como un todo
estructurado supone a utilizacién de un enfoque interdisciptinario
globalizador que pueda dar cuenta de todas las dimensiones de la vida
social. Otro corolario importante parte del Supuesto de que las
sociedades son esencialmente dindmicas yque el cambioes originado
por la confrontacién entre grupos sociales cuyos intereses son diver-
gentes, en consecuencia, rescatar esa dindmica supone el andlisis de
Jas luchas sociales que la originan.
Sibien es muy controvertida la tesis sostenida por Vilar acerca
de que la historia es la tnica ciencia social, loque sies incuestionable
es su capacidad para captar las transformaciones historicas y socioe-
conémicas de larga duraci6n; mientras que para los fendmenos de
corta duraci6n se sirve de modelos y teorfas desarrollados per otras
ciencias sociales como ia sociologia y Ia economia. Es preciso aclarat
que para Vilar el marxismo constituye la teoria de la historia sacial, lo
que Por otra parte tampoco es generalmente aceptado, ya que en
referencia a esta discusién, hay autores que caracterizan al marxismo
como sociologia histérica, y no como historia sociolégica,
Para efectos de este ensayo, podemos considerar a Jos movi-
mientos sociales (entre los cuales, se encuentran las revoluciones)
como transformaciones sociales de corta duracién factibles de anali-
zar como parte de una problemitica sociolégica que da cuenta del
anilisis de las estructuras y sus mecanismos de continuidad; pero
ademés importa conocer Jo que de hecho sucedié, sin lo cual no se
hace historia. Lo anterior es vélido para cualquier escala geogrdfica y
cronol6égica que adopten nuestras investigaciones.
La historia de la sociedad reconstruida a partir del andlisis de.
los movimientos sociales, es la historia de una colectividad que debe
ser definida en términos sociolégicos.
Elanilisis de la constitucin de los actores sociales y politicos,
asf como de sus luchas, demanda el conocimiento de las estructuras
econémicas, politicas y culturales que determinan sus practicas. Por
64
ee ee ee ee eeMETODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
En este marco Jo social no essélo un elemento analitico auxiliar
para “colorar” lo econémico; ni tampoco es tinicamente un sector 0
una esfera de la realidad humana, la de los grupos sociales ysu manera
de coexistir. En términos estrictos, la historia social es el estudio de la
dinémica de las sociedades, de los grupos sociales que las componen
yde las relaciones entre ellos. Las sociedades, los grupos y relaciones
Son realidades hist6ricas globales, son totalidades histéricas, cuyos:
componentes son econdmicos, demograficos, psicoldgicos, lingtifsti-
cos, juridicos, etc. Por eso, analizar las sociedades como un todo
estructurado supone la utilizacién de un enfoque interdiseiplinario
globalizador que pueda dar cuenta de todas las dimensiones de la vida
social. Otro corolario importante parte del supuesto de que las
sociedades son esencialmente dindmicas y que el cambio es originado
por la confrontacidn entre grupos socialés cuyos intereses son diver-
gentes, en consecuencia, rescatar esa dindmica supone el andilisis de
las luchas sociales que Ia originan.
Sibien es muy controvertida Ja tesis sostenida por Vilar acerca
de que la historia es la Unica ciencia social, lo que sies incuestionable
¢s su capacidad para captar las transformaciones hist6ricas y socioe-
conémicas de larga duracién; mientras que para los fenémenos de
corta duracién se sirve de modelos y teorias desarrollados per otras
ciencias sociales como la sociologia y la economfa. Es preciso aclarar
que para Vilar el marxismo constituye la teoria de la historia social, lo
que por otra parte tampoco ¢s generalmente aceptado, ya que en
referencia a esta discusi6n, hay autores que caracterizan al marxismo
como sociologfa histérica, y no como historia sociolégica
Para efectos de este ensayo, podemos considerar a los movi-
mientos sociales (entre los cuales, se encuentran las revoluciones)
como transformaciones sociales de corta duraci6n factibles de anali-
zat como parte de.una problemética sociolégica que da cuenta del
anilisis de las estructuras y sus mecanismos de continuidad; pero
ademés importa conocer lo que de hecho sucedié, sin lo cual no se
hace historia. Lo anterior es vélido para cualquier escala geogrdfica y
cronoldgica que adopten nuestras investigaciones.
La historia de la sociedad reconstruida a partir del anilisis de..
los movimientos sociales, es la historia de una colectividad que debe
ser definida en términos socioldgicos.
Elanilisis de la constituci6n de los actores sociales y politicos,
asf como de sus.luchas, demanda el conocimiento de las estructuras
econdmicas, politicas y culturales que determinan sus practicas. Por
64
ee ee eee eee eee ee ee ee ee
asLAURA PATRICIA ROMERO
eee
€80, para el estudio de los movimientos sociales regionales es priori-
tarioestablecer el espacio regional: lamaneraen quecl medio natural
se humaniza constituyéndose en marco geopolitico y de las estructu-
Tas geoeconémicas en las cuales se desarrollan los grupos sociales. La
regiGn es asf condicién de los procesos sociales y al mismo tiempo es
un resultado de Jas luchas.
Al mantenerse, en la década de los ochenta, el interés por
desentrafiar la época revolucionaria para la comprensi6n del presen-
te la historia encara el enorme reto de explicar el surgimiento y
trayectoria de las crisis, vinculdndolo con el anilisis del cambio social.
Parafraseando a Manuel Castells, podriamos adjudicarle’a la historia
el propésito de analizar las acciones colectivas como una reaccién
ante la crisis creada por una l6gica estructural econémicamente
determinada; asi, vinculamos el anilisis del sistema con el de Jos
movimientos sociales.”
Como se sabe el régimen oligarquico porfirista, fue violenta-
mente cuestionado a partir de 1910, fecha que marcé el surgimiento
y movilizacién de diversos actores que buscaban transformar los
intereses y los valores sociales insertos en las formas y funciones dela
sociedad decimonénica.
Al plantear el problema de la Revolucién mexicana en estos
términos, se establecen los fundamentos para la formulacién de una
nueva teoria del cambio histdrico a partir del andlisis de los movimien-
tos sociales; ya que si bien las relaciones entre las clases y la lucha de
clases noson la unica causa del cambio histérico, sison las fundamen-
tales!
Elgran auge en el estudio histérico de los movimientos sociales
regionales se explica porla vastedad dela materia histérica, tarea que
encontré condiciones adecuadas para ser realizada.
Elestallido de la lucha armada en 1910 desencadend insospe-
chadas fuerzas regionales que el régimen porfirista no habia logrado
eliminar pese a su pretensi6n de darle unidad a la naci6n. Por eso la
historia tiene que rescatar ese interminable ir y venir entre periferia
ycentro y entre discurso regional y discurso nacional.
La historia de la Revolucién mexicana es una historia de
movimientos sociales regionales sumamente heterogéneos, pero la
unificacién que los convirtié en un gran movimiento colectivo de
30, Manuel Castells, p.cit, p. 10.
31. Ibid, p. 21.
65LAURA PATRICIA ROMERO
eee nese TES
€s0, para el estudio de los movimientos sociales regionales es priori-
tarioestablecer el espacio regional: lamaneraen que el medio natural
se humaniza constituyéndose en marco geopolitico y de las estructu-
ras geoeconémicas en las cuales se desartollan los grupos sociales. La
rogiOn es asi condicién de los procesos sociales y al mismo tiempo es
un resultado de las luchas.
Al mantenesse, en la década de los ochenta, el interés por
desentrafiar la época revolucionaria para la comprensi6n del presen-
te la historia encara el enorme reto de explicar el surgimiento y
trayectoria de las crisis, vinculdndolo con el andlisis del cambio social,
Parafraseando a Manuel Castells, podriamos adjudicarle’a la historia
el propésito de analizar las acciones colectivas como una reaccién
ante la crisis creada por una I6gica estructural econémicamente
determinada; asi, vinculamos el anilisis del sistema con el de los
movimientos sociales.™.
Como se sabe el régimen oligdrquico porfirista, fue violenta-
mente cuestionado a partir de 1910, fecha que marcé el surgimiento
y movilizacién de diversos actores que buscaban transformar los
intereses y los valores sociales insertos en las formas y funciones de la
sociedad decimonénica.
Al plantear el problema de la Revolucién mexicana en estos
términos, se establecen los fundamentos para la formulacién de una
nueva teoria del cambio histdrico a partir del andlisis de los movimien-
tos sociales; ya que si bien las relaciones entre las clases y la lucha de
clases noson la unica causa del cambio histérico, sfson las fundamen-
tales.
Elgran augeen el estudio hist6rico de los movimientos sociales
tegionales se explica porla vastedad dela materia histérica, tarea que
encontré condiciones adecuadas para ser realizada,
Elestallido de la lucha armada en 1910 desencadené insospe-
chadas fuerzas regionales que el régimeni porfirista no habia logrado
climinar pese a su pretensién de darle unidad a la nacién. Por eso la
historia ticne que rescatar ese interminable ir y venir entre periferia
y ceiitro y entre discurso regional y discurso nacional.
La historia de la Revolucién mexicana es una historia de
movimientos sociales regionales sumamente heterogéneos, pero la
unificacién que los convirtié en un gran movimiento colectivo de
30.Manuel Castells, op.cit, p. 10.
31. Ibid, p. 24METODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
carécter revolucionario fue posible gracias a la identificacién de un
adversario comin, el Estado oligarquico.
La heterogencidad estructural que define a la formacién social
mexicana a principios de siglo, en la que encontramos diferentes
grados de implantacién de las relaciones capitalistas de produccién,
explican que el movimiento revolucionario antioligérquico, no haya
sido inicialmente un movimiento tinico, homogénco y nacional. De
hecho la orientaci6n revolucionaria y el cardcter unitario y necional
fue producto del proceso de.maduracién de los movimicntos, Las
diferentes condiciones estructurales y culturales propiciaron que en
cada region se fueran constituyendo actores sociales y politicos, los
cuales trataban de imponer su interés particular como el interés de
todos, como el interés universal.
‘Las demandas, planes, programas y proyectos fueron tan diver-
50s como sus actores y a pesar de que la incorporaciSn de los protago-
nistas regionales no fue sincrdnica (cada regién tenia su dindmica
propia) es posible hablar de que en el transcurso de la lucha los
movimientos regionales fueron imponiendo sus demandas patticula
resen un movimiento verdaderamente nacional que logr6la transfor-
macién del régimen politico y la modernizacin capitalista, de la
economia, la sociedad y la cultura. La dialéctica entre lo viejo y lo
nuevo, entre los cambios y Jas continuidades estuvo entonces deter-
minada por los diferentes nivelesde desarrollo de la sociedad mexica-
na, de los cuales los movimientos sociales regionales son expresién.
La heterogeneidad de los movimientos sociales regionales es
mucho més visible en los afios que van de 1910 a 1917, fecha entlacual
se promulga la Constitucién que nos rige, marco juridico del Estado
posrevolucionario. En el constituyente de Querétaro las fuerzas capi-
talistamodernizantes demostraron tener le hegemonfa, pero la Carta
Magna incorporé un espititu popular al plasmar en su articulado las
demandas fundamentales por las que las masas habjan Juchado. Por
no ser los derechos sociales del pueblo mexicano una realidad, la
Constitucién se convirtié en programa revolucionatio. Por ello, a
partir de 1917 los movimientos sociales revolucionarios buscaron la
legitimidad en la Jegalidad, mientras que los contrarrevolucionarios
se distinguen por su oposici6n a articulos fundamentales de la Cons-
titucién.
Lalucha por la hegemonfa entre las distintas faccionies revolu-
cionarias no termind en 1917, la disputa ya no era sélo por el recono-
cimiento de los derechos constitucionales, sino por la interpretacin
66
aMETODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES
cardcter revolucionario fue posible gracias a la identificacién de un
adversario comin, cl Estado oligérquico.
La heterogeneidad estructural que define a la formaci6n social
mexicana a principios de siglo, en la. que encontramos diferentes
grados de implantacin de las relaciones capitalistas de produccién,
explican que el movimiento revolucionario antioligérquico, no haya
sido inicialmente un movimiento tinico, homogéneo y nacional. De
hecho la orientacion revolucionaria y el cardcter unitario y nacional
fue producto del proceso de.maduracién de los movimientos. Las
diferentes condiciones estructurales y culturales propiciaron que en
cada regidn se fueran constituyendo actores sociales y politicos, los
cuales trataban de imponer su interés particular como el interés de
todos, como el interés universal.
Las demandas, planes, programas y proyectos fueron tandiver-
sos comosus actores y a pesar de que la incorporacin de los protago-
nistas regionales no fue sincrénica (cada regi6n tenia su dinémica
propia) es posible hablar de que en el transcurso de la lucha los
movimientos regionales fueron imponiendo sus demandas particula-
res en un movimiento verdaderamente nacional que logréla transfor-
macidn del régimen politico y la modernizacién capitalista, de la
economfa, la sociedad y la cuitura. La dialéctica entre lo viejo y lo
nuevo, entre los cambios y las continuidades estuvo entonces deter-
minada por los diferentes niveles de desarrollo dela sociedad mexica-
pa, de los cuales los movimientos sociales regionales son expresin.
La heterogeneidad de los movimientos sociales regionales es
mucho ms visible en los afios que van de 1910 a 1917, fecha eri la cual
se promulga la Constitucién que nos rige, marco juridico del Estado
postevolucionario. En el constituyente de Querétaro las fuerzas capi-
talistamodernizantes demostraron tener le hegemonia, pero la Carta
Magna incorporé un espiritu popular al plasmar en su articulado las
demandas fundamentales por las que las masas habian luchado. Por
no ser los derechos sociales del pueblo mexicano una realidad, la
Constitucién se convirtié en programa revolucionario, Por ello, a
partir de 1917 los movimientos sociales revolucionarios buscaron la
legitimidad en la legalidad, mientras que los contratrevolucionarios
se distinguen por su oposici6n a articulos fundamentales de la Cons-
titucion.
Lalucha por la hegémonia entre las distintas facciones revolu-
cionarias no termind en 1917, la disputa ya no era sélo por el recono-
cimiento de los derechos constitucionales, sino por la interpretaci6n
66LAURA PATRICIA ROMERO.
de la Constitucién, por la fijacién del sentido que debian tener las
instituciones posrevolucionarias. En una palabra se luchaba por la
determinaci6n de la orientaci6n clasista del nuevo Estado.
Por eso, enla década de los veinte que es la de la conformacién”™
del nuevo Estado, las luchas sociales no cesaron, las masas que
participaban con poder querian imprimir su orientacidn a las nuevas
instituciones.
Pero ademas la década de los veinte, asfcomo Ja primera mitad
de la siguiente, es el tiempo en que mayor fuerza adquirieron los
movimientos sociales opuestos alaconcentracién ycentralizaci6n del
poder politico exigida por el naciente Estado posrevolucionario para
consolidarse.
Estos movimientos, surgidos de la contradiccion entre un régi-
men federalista amparado por la Constitucién y las pretensiones
centralistas de la légica estatal, son decisivos para la comprensién de.
las transformaciones que en el sistema polftico mexicano produjo la
Revolucién,
Los movimientos que trataron de oponer una alternativa de
poder regional ala centralizaciénson movimientos politicos producto
de la articulacién de as alianzas y de Ja convergencia entre los
distintos movimientos sociales existentes en las entidades federativas.
La lucha por el reconocimiento ala soberania de los estados de
la Reptiblica permitié que los movimientos sectoriales se politizaran
bajo el liderazgo de sectores medios urbanos quienes ademés incen-
tivaron Ja creacin de partidos regionales verdaderamente de masas.
Através de estos partidos los movimientos transitaron la via electoral
llegando a participar con poder en instancias claves del gobierno
estatal.
En la década de los veinte, la relacién de los movimientos con
Jos partidos era estratégica, producto de un proyecto global de trans-
formacidn de la sociedad.
Sibien en el cdso del movimiento agrario es mas visible una
fuerte jerarquizacin y fundamentalmente, rclaciones caudillistas, en
el movimiento obrero habfa, en contrapartida una gran organicidad,
de manera que el movimiento nose desvanecfa ante la represion, ante
la muerte o eliminacién de los dirigentes.
La trayectoria de los movimientos sociales regionales fue si-
nuosa: a veces ganaban y en ocasiones perdfan, Es evidente que los
triunfos deben mucho a la fuerza de las convergencias. Pero en
cualquier caso es posible constatar la centralidad del movimiento
67LAURA PATRICIA ROMERO.
de la Constitucidn, por Ia fijacién del sentido que debfan tener las
instituciones posrevolucionarias. En una palabra se luchaba por la
determinacién de la orientacidn clasista del nuevo Estado.
Poreso, en la década de Jos veinte que es la de la conformacién’
del nuevo Estado, las tuchas sociales no cesaron, las masas que
participaban con poder querfan imprimir su orientaci6n a las nuevas
instituciones.
Pero ademis 1a década de los veinte, asi como la primera mitad
de Ia siguiente, es el tiempo en que mayor fuerza adquirieron los
movimientos sociales opuestos alaconcentracién ycentralizacién del
poder politico exigida por el naciente Estado posrevolucionario para
consolidarse.
Estos movimientos, surgidos de la contradiccion entre un régi-
men federalista amparado por la Constitucién y las pretensiones
centralistas de la l6gica estatal, son decisivos para la comprensién de
las transformaciones que en el sistema politico mexicano produjo la
Revolucién.
Los movimientos que trataron de oponer una alternativa de
poder regional a lacentralizaciénson movimientos politicos producto
de la articulacién de las alianzas y de Ja convergencia entre los
distintos movimientos sociales existentes en las entidades federativas.
Lalucha por el reconocimiento a la soberania de los estados de
la Republica permitié que los movimientos sectoriales se politizaran
bajo el liderazgo de sectores medios urbanos quienes ademés incen-
tivaron la creacién de partidos regionales verdaderamente de masa:
Através de estos partidos los movimientos transitaron la via electoral
Hegando a participar con poder en instancias claves del gobierno
estatal. ,
En la década de los veinte, la relacién de los movimientos con
los partidos era estratégica, producto de un proyecto global de trans-
formacién de la socic
Si bien en el caso del movimiento agrario es mas visible una
fuerte jerarquizacin y fundamentalmente, relaciones caudillistas, en
el movimiento obrero hab/a, en contrapartida una gran organicidad,
de manera que el movimiento no se desvanecfa ante la represion, ante
la muerte o eliminaciGn de los dirigentes.
La trayectoria de los movimientos sociales regionales fue si-
nuosa: a veces ganaban y en ocasiones perdian. Es evidente que los
triunfos deben mucho a la fuerza de las convergencias. Pero en
cualquier caso es posible constatar la centralidad del movimiento
67MBTODOLOGIA DE LOS MOVIMIENTOS SOCIALES REGIONALES.
obrero. Jalisco es un caso paradigmatic. Mientras que en los veinte
esconstatable que la profundizaci6n de las transformaciones alcanza-
das se debié en mucho al movimiento obrero, particularmente al
proletariado industrial m4s consolidado; al perder autonomia y al
verse debilitado por la depresién de 1929, los procesos sociales
perdieron radicalidad pese a los enormes esfuerzos del movirniento
agrario y estudiantil.
Durante la época revolucionaria, el problema de la autonomia
de los movimientos fue decisivo en lo referente a su potencial trans-
formador. A medida que los movimientos fueron perdiendo autono-
mfa disminuyeron su capacidad revolucionaria. La perdicién de las
masas radicé en la seduccién del Estado. Bl primer golpe fue en 1929
cuando sus partidos fueron incorporados al Partido Nacional Revolu-
cionario, el segundo atentado fue decisivo, éste se dio con Ja incorpo-
racidn al Partido de la Revolucién Mexicana. Los movimientos socia-
les regionales fueron los que més perdieron con la corporativizacion,
A partir de entonces se volvié inviable la posibilidad de forjar una
alternativa auténoma de poder regional en los marcos del sistema
politico consolidado en 1938. La cultura politica centralista ysu légica
homogeneizante implantaron la unidad nacional por la via de elimi-
nar los particularismos regionales. Bajo este discurso se plantearon
como ilegitimas las luchas sociales tendientes a buscar el reconoci-
miento de la autonomfa de las entidades federativas.
Con la consolidacién del presidencialismo y del Estado nacio-
nal se cerré un ciclo de los movimientos sociales regionales que inici6
en 1910 con la rebelin de Ja sociedad civil y culminé en 1938 al ser
“absorbida” la sociedad por el Estado, asi como; la regién por la
nacién.