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Para llevar a cabo una buena gestión de existencias, y poder aplicar métodos cuantitativos
específicos en dicha gestión, es necesario conocer las características del artículo o artículos
almacenados. Dicha información es más fácil conseguirla si previamente hemos encuadrado
el artículo en un esquema clasificatorio. Partiendo de este hecho, vamos a clasificar los
stocks, en primer lugar atendiendo a la función que desempeñan dentro de la empresa,
exponiendo la idea conceptual de cada uno de ellos.
También pueden darse las dos circunstancias conjuntamente: que las salidas de almacén estén
sujetas a una cierta oscilación y que el plazo de reposición sea un tanto incierto. Por tanto, la
cantidad de stock de seguridad depende de la variabilidad de la demanda, longitud y
variabilidad del plazo de entrega y del riesgo que la dirección esté dispuesta a admitir
encontrarse sin existencias.
EL STOCK ACTIVO es aquel que se constituye para hacer frente a las demandas normales
del proceso productivo de la empresa o de los clientes. Éste alcanza su valor máximo cuando
llega al almacén de la empresa el pedido formulado a los proveedores. A este tipo también
se le denomina stock normal, cíclico o de trabajo.
STOCK SOBRANTE. Comprende todos los artículos en buen estado que dejan de
necesitarse y hay que darles salida bien sea utilizándolos en cualquier otro menester, si es
posible, o bien devolviéndolos al proveedor, o vendiéndolos cuando si presente la ocasión
adecuada. Estos artículos han de estar muy a la vista en el almacén para que no queden en el
olvido.
El nivel de stocks en almacén evoluciona entre un máximo, que coincide con la entrada
de un pedido al almacén, y un mínimo, que refleja el volumen de stocks en el momento
antes de tener lugar la llegada al almacén de un nuevo pedido. El stock medio es la
medida aritmética de ambos extremos, para un solo plazo de aprovisionamiento (tiempo
que media entre dos entradas consecutivas de almacén). Ahora bien, cuando sea
necesario cuantificar el stock medio referido a un tiempo, durante el cual han tenido
lugar varias entradas de mercancía al almacén, habrá que precisar el sistema de
aprovisionamiento que se está utilizando.
Pedidos en cantidades fijas y fechas fijas. Si las salidas de almacén son regulares a lo largo
del tiempo y los plazos de aprovisionamiento son iguales, para calcular el stock medio bastará
con hallar la media aritmética simple del máximo y del mínimo de un solo plazo de
aprovisionamiento, pues, por deducción de las consideraciones apuntadas anteriormente,
todos los plazos de aprovisionamiento, la presentar uniformidad total, suponen un stock
medio de idéntica cuantía.
También apuntamos que, como todos los elementos que intervienen en la gestión son
totalmente cuantificables, no se hace necesario mantener un stock de protección, lo que
implica que el stock medio será igual al volumen del lote a pedir, Q, partido por dos:
Como se muestra en la figura 4.1. Esta situación la podemos expresar gráficamente.
Pedidos en cantidades variables y fechas variables. En este caso es evidente que, para cada
plazo de aprovisionamiento, tendremos unos niveles máximos y mínimos de existencias
distintos con los consiguientes stocks medios también diferentes. Además, como los plazos
de aprovisionamientos también tienen una duración variable, habrá que cuantificar el stock
medio global mediante una media aritmética ponderada:
También es interesante clasificar los stocks según su naturaleza física, ya que el tipo de
gestión a seguir y las técnicas a aplicar en la misma son distintas según se trate de un artículo
u otro. Por ejemplo, no puede tener el mismo tratamiento el almacén de materia prima, cuyas
necesidades de salida vienen motivadas por su incorporación al proceso productivo, que el
almacén de producto acabado donde la demanda que se recibe es totalmente independiente
del proceso de fabricación, ya que procede del mercado.
Hasta el momento hemos puesto de manifiesto la necesidad de que las empresas lleven algún
tipo de control de sus inventarios. Pero un control riguroso de todas las existencias de
almacén sería antieconómico para éstas, por lo que es necesario determinar qué control
requiere cada una de ellas.
En los almacenes de cualquier empresa, sea cual sea su actividad, es muy frecuente encontrar
un número bastante elevado de artículos distintos con características diferentes. De todas
estas características, la clasificación de los stocks por su valor monetario, permitirá
determinar la rigurosidad adecuada, que se empleará sobre el control de cada tipo de
existencias. Los artículos existentes en un almacén pueden representar distinto valor debido
a su precio de compra o fabricación, o bien por la cantidad utilizada de dicho producto, o por
la utilidad que representa para el funcionamiento de la empresa.
Será necesario prestar mayor atención y afinar más en la gestión en lo referente a la aplicación
de métodos que, aunque sean más complejos a la hora de ser aplicados, sin embargo,
supongan una mayor exactitud en los resultados, con márgenes mínimos de error de aquellos
artículos que por su precio de compra o adquisición representen un porcentaje elevado de
inversión en existencias.
Para decidir sobre el grado de control a prestar a los diversos tipos de productos, muchas
empresas suelen recurrir al método ABC, que deriva de la famosa Ley 20-80 o Ley de Pareto,
en honor del economista suizo que percibió tal fenómeno estadístico en numerosos hechos
económicos. Según la Ley 20-80, en muchas situaciones económicas se observa que a un
pequeño número de elementos de un conjunto (aproximadamente el 20 por 100) le
corresponde la mayor parte del valor de otro conjunto (en torno al 80 por 100). Así, por
ejemplo, el 80 por 100 de la riqueza mundial está en manos del 20 por 100 de la población;
el 80 por 100 de las ventas de una empresa corresponden a un 20 por 100 de los productos
que la empresa comercializa, etc. Como se comprenderá, esta correspondencia (20-80) no es
exacta. Viene a indicar, más bien, la desproporción que con frecuencia se da en el reparto de
un determinado conjunto entre un grupo de elementos.
Los cálculos más comunes de tamaño de lote están disponibles en el sistema y pueden
integrar fácilmente fórmulas definidas por el usuario.
Integración
Primero debe crear los datos maestros para ser capaz de trabajar con el componente de
planificación de necesidades de material. Para hacer esto, se necesitan los siguientes
componentes:
Maestro de materiales
Listas de materiales
Puestos de trabajo
Hojas de ruta
Adicionalmente, también se necesitarán los siguientes componentes:
Gestión de demanda
Necesitará el componente de Gestión de Demanda para definir las cantidades de necesidades,
y las fechas de necesidades para productos acabados y conjuntos esenciales, que constituyen
la base para la planificación de necesidades de material. La Gestión de Demanda también
determina la estrategia a utilizar para la planificación, aprovisionamiento o producción de un
producto acabado determinado.
Características