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En las Actas de la Dirección General de la Sociedad Salesiana del octubre del 2013 se publicó
una carta de Don Bosco verdaderamente preciosa y digna de toda consideración para los que
hacen de la educación un apostolado.
El sacerdote Giuseppe Bertello (Nacido en 1848. Entró en el Oratorio de Turín en 1862. Se
recibió de sacerdote 1871. Doctor en filosofía y letras. 1898 a 1910 fue director general de las
escuelas profesionales salesianas) es a quién se dirige la carta, tenía entonces 27 años y no era un
primerizo en el campo didáctico. Se dedicó en forma particular a atención a las Escuelas
Agrícolas profesionales.
He aquí la carta:
Turín, 9-4-75
Haré lo que pueda para despertar amor al estudio entre tus alumnos; pero haz también tú lo
que puedas para ayudarme y, en concreto:
1.-Considéralos como hermanos tuyos: cariño, compasión, respeto; esas son las
llaves de su corazón.
2.-Hazle estudiar sólo lo que puedan y nada más. Haz que lean y entiendan el
sentido del texto del libro sin digresiones.
3.-Pregúntales con mucha frecuencia, invitándoles a que expongan: leer y exponer.
4.-Anima siempre, nunca humilles; alabar todo lo que se pueda sin despreciar
nunca a ninguno; a los más, dar señal de disgusto cuando esto tiene valor de
castigo.
Intenta poner esto en práctica y después dame la respuesta.
Yo rezaré por ti y por los tuyos. Créeme en
J.C, Afmo. Amigo
Por empezar, conviene fijarse en la finura y la bondad de la introducción: Don Bosco, con mucha
humildad, asegura al joven profesor todo su interés para que sus alumnos correspondan a su celo,
tal vez demasiado ardiente. Pero le pide también que colabore activamente y le expone
sabiamente las normas para ello.
El primer aviso es admirable: ‘Considéralos como hermanos tuyos; cariño, compasión, respeto;
esas son las llaves de su corazón.
Con esto Don Bosco va directamente al meollo: después vienen normas didácticas; pero con sus
primeras palabras Don Bosco, siempre coherente con sus ideas, atribuye a la escuela su función
natural, que es la función educativa y pone en evidencia que es necesario, aun en las funciones
específicas de la escuela misma, que son un enseñar al que corresponde un educar, ganarse el
corazón del alumno; que para educar, en la acepción integral de la palabra, hace falta ganarse el
corazón del educando.
Le dice al maestro (profesor): considera a tus alumnos como hermano: hermano mayor hacia
hermanos menores. Pero Don Bosco pide, a continuación, todavía más: no le basta esa norma
genérica: da las normas que deben de determinar su traducción práctica. Notal fundamental: el
cariño; y, después, dos notas lógicas y concomitantes, que son pruebas de ese cariño y su
manifestación concreta y real: la compasión y el respeto.
El alumno adquirirá esa seguridad cuando se dé cuenta de que siempre que se corrija y cambie se
le va a tener en cuenta y vea a su educador siempre dispuesto a olvidar, a acoger. Don Bosco, en
el Reglamento para el personal de sus casas dice: ‘Avisen, corrijan, si hace falta, pero perdonen
fácilmente, evitando en lo posible dar (los educadores) castigos’.
Hay que recordar que Don Bosco quería la compasión especialmente para los más atrasados de la
clase. Decía: ‘Demuestren gran estima y afecto por todos sus alumnos, especialmente para los
cortos de mente’. Y añade: ‘Evite la perniciosa costumbre de algunos que abandonan a su
propia suerte a los alumnos negligentes o de ingenio demasiado torpe’.
Por otro lado Don Bosco quiere que el cariño se revista de compasión y tenga además como
compañera el respeto.
La palabra no está dicha al azar: Don Bosco quiere indicar con ella todas las delicadezas que el
educador tiene que tener hacia el alumno. El educador no debe nunca olvidar la dignidad
personal del alumno: ¡todo falta de respeto es sin más merma de esa dignidad personal y
negación de la misma! Y entonces ¡no hay amor!
Al final de la carta Don Bosco vuelve a lo que dijo al principio, con el deseo de que en la escuela
se realice la verdadera transfusión de espíritus, necesaria en todos los objetivos de la función
educativa.
Luego como un colofón de lo anterior dice: ‘Anima siempre, nunca humilles; alabar todo lo
que se pueda sin despreciar nunc a ninguno; a los más, dar señal de disgusto cuando esto
tiene valor de castigo’.
De todo esto es fácil deducir que Don Bosco reduce los medios generales de los que hemos
hablado a estos dos: animar y alabar, que en realidad se funden en uno solo.
Está demostrado que no hay nada que estimule tanto las energías del pensamiento y de la
voluntad como la confianza en las propias fuerzas. Dios mismo quiere que la tengamos: apoyada
en él y a su gloria y no a la nuestra. Pero quiere que tengamos sea confianza.
Podríamos decir que el perfil del Profesor – Educador/a salesiano es dinámico y se halla
sujeto a un constante desarrollo, en continua interacción con las propuestas socioculturales
que emergen de una sociedad que se transforma con rapidez.
+.El ser
+.-El saber
+.-El saber hacer
El perfil del profesor- educador/a de las Escuelas Salesianas está en función de las respuestas que
ha de dar a los destinatarios, de los desafíos que provienen de la dinámica histórica y cultural de
la sociedad y de su propia identidad:
*.-Respuestas a las necesidades y expectativas de los jóvenes que optan por salir siendo
honestos ciudadanos y buenos cristianos.
*.-Respuestas a las demandas de la sociedad de hoy.
*.-Respuestas que proponen las Escuelas Salesianas desde la sensibilidad por los jóvenes.
1.2.-Intérprete de la realidad
*.-Establece un estilo de relación educativa, que se distingue por los siguientes elementos:
Los conocimientos técnicos y las destrezas son más coherentes, fiables y aplicables, cuando
fluyen de lo profundo del ser personal. El profesor-educador/a domina también científicamente
una serie de saberes teóricos y prácticos que canalicen sus opciones fundamentales.
2.1.-Psicología
2.2.-Sociología
2.3.-Pedagogía
2.4.-Acción social
Los datos desprendidos del análisis sociológico llevan a detectar necesidades y a intervenir
personal y colectivamente en la transformación de la realidad inicial.
El profesor-educador/a conoce los procesos científicos y sistemáticos que permiten detectar estas
necesidades y actuar eficazmente.
2.6.-Contenidos transversales
3.1.-Funciones institucionales
Las funciones institucionales vienen dadas por la pertenencia a una institución educativa:
3.2.-Funciones educativas
Las funciones educativas son las que se refieren a los destinatarios:
Concluyendo:
El amor pedagógico de Don Bosco es también un amor-razonable. Don Bosco da mucha
importancia a esto: el amor pedagógico deber estar acompañado por la razón, que se
manifiesta de muchas maneras: la racionalidad de las exigencias y de las normas, no la presión
emotiva y sentimental; la flexibilidad y el sentido común de las propuestas; el cuidado de
espacios de comprensión, de diálogo y de paciencia, partiendo del mundo concreto de los
jóvenes; el realismo y el espíritu de iniciativa, la naturalidad y espontaneidad; la sensibilidad a
la convicción personal.
Se trata de esa acción educativa que, por una parte, estimula a los jóvenes a desarrollar sus
talentos y a ser activos emprendedores en el trabajo, y por otra, los educa para no fiarse solo de sí
mismos, y evitar la ambición y el orgullo intelectual.
Hemos subrayado algunos aspectos posibles del perfil, que siempre será ideal, del profesor-
educador/a y que debe cuidar, ante todo, en su esfuerzo por lograr una cultura personal. Uno de
ellos es la totalidad, es decir, el desarrollo de las diversas dimensiones esenciales del hombre,
frente a fuertes tendencias a limitarse a una de ellas. Se ha hablado de cultura liberadora, es
decir, de la que no está en función de las necesidades inducidas, sino que es capaz de impulsar
hacia la verdad. Hay también diversas fracturas que se han de soldar y polaridades que hay que
componer en un nuestra cultura: la del sentido del hombre y el sentido de Dios, entre ser y
devenir, entre anhelo de vivir y verdad, entre conciencia y poder, entre poseer y realizarse, entre
individuo y persona. Alcanzar el punto de síntesis personal donde la cultura se haga vida y, por
lo mismo, contenido y método de la educación, conlleva reflexión y paciencia, y, sobre todo,
ascesis. La ascesis de la vigilancia evangélica, del discernimiento y de la crítica sobre la cultura
patrimonio: la cultura del acontecimiento y la cultura que es proyecto o tensión.
REFLEXIÓN PERSONAL Y GRUPAL
*Cada uno/a vuelve a leer la carta de Don Bosco y el consejo que le da al P. Bertollo.
*.-¿Qué es lo que más te llama la atención de estos consejos?
*.-Tu proceder como profesor/a educador/a salesiana ¿Hasta qué punto resulta realidad en
tu diario proceder con los destinatarios de tu misión educativa?
*.-Escribe una pequeña oración, a Jesús Maestro, agradeciéndole por haberte llamado a
esta misión.
*.-¿Qué hace falta para que se practique estos consejos de Don Bosco?¿Cómo se podría
alcanzar este ideal?