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LA ABEJA.

REVISTA ClENTlFIfl Y LITERARIA ILUSTRADA


PRINCIPALMENTE

EXTRACTADA DE LOS BUENOS ESCRITORES ALEMANES


POR

UNA SOCIEDAD LITERARIA.

TOMO ZIZ.

1
BARCELONA.
LIBRERÍA DE D. JUAN OHYERES, EDITOR,
IMPRESOR DE S. M. ,
calle de E s c u d i l l e r s , n ü m . 5 7 .

1864.
Esta Revista es de propiedad.
LA ABEJA.

REVISTA CIENTÍFICA Y LITERARIA ILUSTRADA.

TOMO III.

^^

V^
LA ABEJA
REVISTA CIENTÍFICA Y LITERARIA ILUSTRADA,
PRINCIPALMENTE

EXTRACTADA DE LOS BUENOS ESCRITORES ALEÑÁIS


POR

U N A SOCIEDAD LITERARIA.

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

Ipor S. 21. HusjUin.

I.

La esléiica considerada como ciencia de las artes.


Todas las ciencias particulares no son mas que ramifica- lograr en cualquier caso. Por eso jamás la teoría de las ar-
ciones de un solo y mismo tronco del saber, cual es la filo- tes se eleva como la ciencia hasta la naturaleza en que han
sofía; la estética también nace como rama de este árbol de ser fundadas proporcionalmente todas aquellas reglas.
y constituye una parte de lafilosofíaideal. La ideal filosofía Así como indudablemente la idea del arte permanece mas
es la ciencia de la vida intelectual, opuesta á lafilosofíana- elevada que su obra, de la misma suerte la ciencia de las
tural que tiene por objeto de sus investigaciones y examen artes hállase á mayor altura que todas las teorías cuyo ver-
la vida natural ó física. Las formas con que se patentiza el dadero fundamento y sosten no puede hallarse sino en aque-
complemento de la vida intelectual, son : la ciencia (cono- lla ciencia. Todo cuanto tiene aplicación á las bellas artes,
cer), la moral (obrar), y las artes (formar, poder). Por con- también se adapta de un modo especial á la teoría de las
siguiente lafilosofíaideal se distribuye en tres ciencias par- bellas ciencias, que se limita únicamente á la poesía y ora-
ticulares: en el tratado de conocer (lójica), en el tratado toria, y por consiguiente no abraza todo el dominio de las
de moral (ética); y en el tratado de las artes (estética): artes. Por otra parte, el nombre de bellas ciencias es inade-
luego la estética es el tratado ó ciencia de las artes. cuado , por cuanto si bien hay ciencia de lo bello, no pueden
En general, siendo la vida intelectual un complexo de existir bellas ciencias.
cosas, también las artes se muestran bajo multiplicadas y Por lo que toca al tratado del gusto considera este lo bello
variadas formas, de modo que la unidad de sufinse emplea en el arte ó en la naturaleza únicamente en su relación con
en muchedumbre de objetos. Las artes pueden ser conside- la facultad de sentir, esto es, la especie particular de recreo
radas bajo un doble puntode vista, esto es el de su unidad y que va unido á la contemplación de lo bello; pero el tratado
el de su multiplicidad; pero solamente la combinación de del gusto no investiga ni esplica como la ciencia de las ar-
ambos aspectos proporciona un conocimiento colectivo de tes la esencia de ellas, ni la manera de ver la belleza. Así
las mismas. Por tanto la estética si ha de ser una ciencia de es que por ningún estilo, satisface las condiciones de una
las artes colectiva y encadenada, es preciso que las com- ciencia, pues en una ciencia no tanto se desea aprender á
prenda en su naturaleza esencial, y tienda igualmente á co- conocer la especie de recreo inherente al objeto, como antes
nocer sus formas.. La estética es en virtud de estos princi- bien la manera de ver este mismo, en lo cual consiste la
pios, la ciencia de la naturaleza y formas de las bellas artes. verdadera esencia. La estética , como parte de la filosofía
La estética se diferencia esencialmente de una teoría de las tiene un fin idéntico á esta. La filosofía lleva por objeto el
nobles artes y ciencias, así como también de un tratado del saber, es la ciencia de querer conocer, y por tanto, el fin de
gusto. La teoría de las bellas artes presupone obras exis- la estética no puede ser otro que saber. Sus esfuerzos, de
tentes, y mediante su crítica comparación establece en abs- consiguiente, van esclusivamente dirigidos á representar á
tracto reglas multiplicadas, especiales y técnicas, conforme la luz de la inteligencia las artes según su naturaleza y for-
á las cuales han de ser producidas y juzgadas las obras de mas, á fin de esplicar en general el espíritu de las artes , y
las artes. Pero todas las obras existentes muestran única- desenvolver las formas de las mismas ó las propiedades sin-
mente lo que se ha logrado, mas no lo que se puede ó debe gulares de cada una de las artes en particular. El fin de la
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estética no es pues formar artistas; porque no se puede nante en los poemas de la antigüedad y de otros tiempos
aprender ni enseñar por reglas obras artísticas. Efectiva- análogos, Aristóteles hizo prolijas observaciones, dividió,
mente, la ciencia de las artes intenta una vana empresa en clasificó y formuló reglas, presentándolas en orden lógico
dar cualquier instrucción para la producción de las obras, y con la mas rigorosa ilación, por lo cual Lessing le ha lla-
pues la obra legítima del arte debe ser fruto del genio, que mado el Euclides de la poesía.
es don de la naturaleza y lleva las reglas consigo mismo. En la historia de la ciencia de las artes entre los grie-
La ciencia de las artes encierra dentro de sí especiales y gos, merecen ser mencionados Dionisio de Halicarnaso ,
marcados provechos, aunque ella misma no los eche Se ver contemporáneo de Augusto, que como crítico y retórico, se
inmediatamente desde luego. Si la estética no puede for- elevó famosamente sobre las ideas de su siglo. También so-
mar precisamente artistas, ella despertará sin embargo el bresalió Longino, quien escribió una obra acerca de lo su-
sentido de la belleza, garantizará de toda deformidad al es- blime, aunque sin presentar ninguna teoría general, y tra-
píf-itu y encenderá el amor á las artes. Siem|ire que el sen- tando solamente de lo que llaman estilo sublime los pre-
tido de la belleza y el amor á las artes han dominado ma- ceptores de elocuencia; en este sentido lo sublime es para
jestuosamente, las costumbres de ios pueblos se han hecho él la suma elevación, plenitud y fuerza de las espresiones.
mas finas y suaves. El triunfo del gusto, decía un acredita- Longino introdujo el primero el estilo florido y fraseológico
do profesor de artes, es una delicadeza de la sensibilidad , de la poesía sentimental. Vivió en la época dé la decaden-
una terneza escitada por la moralidad y que se esparce por cia del buen gusto, en el tercer siglo del cristianismo. En el
todos los juicios, actos y espresiones, hermanando las vir- mismo siglo tercero fué muy notable el neoplatónico Plo-
tudes con las gracias. Las artes y la belleza aparecieron tino, quien desarrolló de una manera peculiar en el examen
mucho antes que la ciencia de las artes, así como hubo cosas del libro sesto y octavo de la Eneida la idea platónica del
buenas antes que hubiera una discusión científica de ellas; sublime. Los romanos nada produjeron original en las artes
pero los primeros anuncios de las artes se perdieron en la y filosofía; comenzaron y permanecieron imitadores de los
antigüedad remota, de modo que la ciencia de las artes no griegos, adaptando de lleno el espíritu de la Grecia y nu-
se remonta mas allá del tiempo de los griegos. triéndose con la riqueza de sus ideas. El mismo Horacio en
Platón fué el primero que dio claras ojeadas por el campo su epístola ad Pisones, prestó mayormente homenaje ala poé-
de lá belleza y de las artes, espresándose al mismo tiempo tica de Aristóteles. Además, aparecen observaciones sueltas
con tanta sublimidad como verdad. Interpoló en varias de acerca de las artes en los escritos retóricos yfilosóficosde
sus obras pensamientos acerca de las artes y de la belleza ; Cicerón, en las Instituciones de Quintiliano, y acerca de la
pero mas particularmente se estendió acerca de estas mate- historia de las artes formadoras, en la historia natural de
rias en su Phaidros Philebos, Uypjnas Major y en el Feslin. Plinio.
Según Platón, es todo lo bello espresion de una idea de la La magia que el rigor lógico de las ilaciones prestaba á la
divinidad, y la mas elevada belleza está en Dios. El alma poética de Aristóteles, obró todavía mayores efectos en épo-
humana en su primitiva existencia vivió asociada con los cas posteriores. Aunque en la edad medía un gran número
dioses, contemplando á una clara luz lo bello; y por esto el de talentos en Italia inspiraron á las artes una vida entera-
alado pensamiento delfilósofose dirige á lo divinal, en re- mente nueva, y su doctrina pareció recibir nueva direc-
cuerdo de su existencia primaria cuando el alma humana ción, todavía se tuvo como el evangelio del tratado de las
vivia con los dioses. En este arrobamiento el alma siéntela artes la lejanísima descendencia de aquella poética. Los in-
mas misteriosa consagración en virtud de la cual y por evi- gleses y franceses fueron principalmente los que difundieron
dente intuición, vuelve á tener conciencia del tipo déla be- un incienso de veneración á la misma. Losfilósofosingleses
lleza, y á la luz de aquella hermosura celestial contempla comentaron la poética en abultados volúmenes en folio, y
la terrenal. Platón habló en términos verdaderamente mís- los poetas franceses mejoraron sus poemas conforme á los
ticos de las artes y de los artistas: en las unas vio cierta patrones desaquella, y por los mismos redactaron los nue-
cosa divina, y en los otros los intérpretes de Dios, nuncios vos. Solamente por el dominio de la filosofía paripatética
¿e los arcanos divinos, fluanto escribió Platón en su Repú- en el campo de las ciencias, pudo estinguirse el influjo de
blica contra la poesía, emanaba únicamente del estado de la poética de Aristóteles. Este maestropor muchos siglos fué
su raciocinio, debe mirarse solamente como una polémica el ídolo de las escuelas filosóficas, su opinión sirvió de re-
contra las artes de su tiempo, y se refiere principalmente á gla y su palabra de texto, en cuya esplicacion se fundaba la
Eurípides arrastrado por las pasiones. Aristóteles fué el prin- esencia de la filosofía : Aristóteles ocupaba el lugar de la
cipal discípulo de Platón, aunque antagonista espiritual de su misma verdad. Por último, el espíritu humano se avergon-
doctrina. En las miras de Platón con respecto á las artes, lo zó de la esclavitud cuyas cadenas habia arrastrado por mu-
mismo que en toda su filosofía, brillaba una contemplación chos siglos, y otra vez osó mirar con sus propios ojos y dis-
ardiente del entendimiento ; en las de Aristóteles dominó la currir con su propio pensamiento; la filosofía despertó para
fría reflexión del raciocinio: aquel enlazó las artes y la be- recobrar de nuevo su primitiva independencia y subsisten-
lleza con lo inmaterial, estotro con lo terrestre. Aristóteles cia propia. Este movimiento dio la señal á los preceptores de
cifró la esencia de las artes y de la belleza en la pura imi- las artes para sacudir también el yugo que Aristóteles les
tación de la naturaleza , y puso el origen de las fruiciones habia impuesto.
con las obras de las artes, en la ocupación del espíritu com- Sucediéronse alternativamente en el Imperio de la filoso-
parando la imitación con el modelo. Dilatóse mucho acerca fía los multiplicados sistemas del realismo é Idealismo, del
de las artes en un escrito particular, aunque sin abrazar el intelectualismo y empirismo, del criticismo é identidad, etc.
entero recinto de ellas. Su poética se limitó á la epopeya y La ciencia délas artes debió necesariamente tomar parte en
al drama, seiíaladamente al último; y en esto se acreditó estos debates de la filosofía, siendo aquella comprendida
Aristóteles igualmente de filósofo de raciocinio. La misma como un miembro del conjunto de esta. La historia confir-
teoría de la epopeya y del drama que espuso, fué una abs- ma también y enseña que la ciencia de las artes, dejando
tracción de los mejores poemas de la antigüedad griega y de aparte una gran escepcion, siempre llevó consigo el sello
las ideas de sus ¡contemporáneos. Conforme al gmto domi- del sistema defilosofíadominante. Elfilósofoalemán Baum-
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garlen, fué el primero que intentó hacer una aplicación de Las sensaciones que consisten en una afección de los ner-
los principios del intelectualismo dogmático para la funda- vios, son únicamente de raza sensual, y los objetos que
ción de un sistema de la ciencia de lo bello, á que también originan toman el epíteto de agradables. Hay pues una dis-
fué el primero en llamar estética. Para la construcción de tancia inmensa que separa las sensaciones estéticas de las
las nociones de lo bello se valió principalmente de las reflec- sensuales, así como lo bello de lo agradable. A la manera
siones de Wolf sobre la inteligencia sensitiva. Según Baum- que el numen poético es un presente del cielo, el conoci-
garten lo bello no es mas que lo perfecto en cuanto es co- miento de lo bello es también aseguihie solo por un sen-
nocido por los sentidos. Pero la perfección no es posible de tido que obra independiente de todo movimiento de los
conocer sensualmente ó por el ojo del cuerpo, sino sola- órganos y de todo lo corpóreo. Burke enlazó la sensación de
mente por el ojo del espíritu, por el raciocinio. El sentido lo sublime con la del horror: según él son principio y mo-
no conoce las relaciones de las cosas ó su armonía, aunque tivo de lo sublime el horror y espanto. Pero el cruel asesi-
as refiera á su comprensión; y el conocimiento de estas re- nato de mil prisioneros inermes, sin duda es una escena
laciones atañe solo al raciocinio: luego la perfección de las que escita el horror, y de ningún modo es sublime. ¡Cómo
cosas no es posible de reconocer clara ni confusamente por diríamos que fuera estraordinariamente agradable ver su-
el sentido, y es arrebatada enteramente de la esfera de la frir á otros reconociéndose uno mismo en salvo! Para él
intuición sensual. Particularmente en Inglaterra y Francia los fundamentos fisiológicos de lo sublime son igualmente
por entonces escogitóse también con el sistema del intelec- los fundamentos del recreo en el mismo: el espanto no es
tualismo dogmático el empirismo de la filosofía. Los precep- mas que un horror é irritación preternaturales de los ner-
tores do las artes se insinuaron igualmente por el camino de vios, de lo cual, en opinión de Burke, nace precisamente
la esperiencia, y por él trataron de salvar su ciencia; pero el recreo. También somos sobrecojidos de espanto con la
por el método de que se valían los empíricos para fundar nocturna esplosion de un voraz incendio; pero ¿quién ha-
una ciencia, se hace bien patente que un éxito poco feliz llará un recreo ni contento en este preternatural horror é
correspondería á sus esfuerzos. Galiíicaban los casos sueltos irritación de los nervios?
de fenómenos aislados, establecían en consecuencia juicios Tal era el estado de la ciencia y de las artes cuando el
que elevaban á leyes desprovistas de universalidad é infali- distinguido alemán Winckelmann, gran conocedpr de las
bilidad, impropias por tanto para servir de fundamento á obras artísticas de la antigüedad, se presentó en el teatro de
una ciencia. Sin embargo, lo que mas depravadamente in- esta ciencia para la cual pareció brillar con él un nuevo dia.
fluyó en la ciencia de las artes, fué convertir el examen del Los griegos y romanos fueron maestros en todas las bellas
objeto precisa y esclusivamente en el sugeto, á fin de ras- artes y en cada género de las mismas han dejado obras es-
trear en él los fundamentos del recreo estético ó de lo be- celefités. Winckelmann examinó los preciosos restos de las
llo. Se preguntaba, examinaba y espiaba tanto en el cuerpo artes antiguas y en especial de las plásticas ó formadoras ,
como en el alma para obtener de ambos una esplicacion descifró su sentido y significación sublimes, y despejó el
sobre los fundamentos de la fruición estética 6 una aclara- cielo de las artes pertenecientes á los pasados tiempos, de
ción sobre lo bello; y lo bello era esplicado tan pronto de modo que ahora pudiésemos contemplar sus astros con acla-
una manera psicológico-empírica como fisiológico-empíri- rada vista. En los escritos de Winckelmann, y especialmen-
ca. Home y Locke principalmente procuraron esplicar lo te en su historia de las bellas artes, se encuentran esparcidos
bello de una manera psicológico-empírica. Según ellos, el los gérmenes de una verdadera estética; pero estos gérme-
fundamento del recreo estético ó el motivo por el cual no- nes no habiendo caido en un suelo á propósito, quedaron
sotros calificamos de bello un objeto, estriba en la asociación sin echar raices. Schelling dijo muy oportunamente de
e las ideas ó en las ideas accesorias que son escitadas en Winckelmann que en toda su época permaneció como una
nuestra alma por el examen del objeto. montaña en eminente soledad, sin que respondiese á sus
hiM'^''°*^° aparece de este modo la universalidad é infali- conatos ni un solo eco, ni un solo movimiento de vida, ni
bihdad délos pareceres del buen gusto, no pudiéndose de- una sola pulsación en todo el vasto imperio de la ciencia.
cir absolutamente este objeto es bello, sino este objeto es Guando aparecieron sus verdaderos colegas fué cabalmente
bello para mí: queda incierto si es bello para otros, por de- arrebatado de entre ellos el mas perfecto. Murió en Trieste
pender esto siempre de condiciones y causas subyectivas y á manos de un asesino. La crítica de Kant puso fin al em-
accidentales, que como nociones accesorias son escitadas en pirismo tanto en lafilosofíacomo en las artes.
a'ma en virtud de la ley de la asociación délas ideas. De Hay diferentes especies de recreos, en lo agradable, en
consiguiente, es factible que la vista del mismo objeto á re- lo útil, en lo bueno y en lo bello, y cuyos límites cierta-
su tas de las ideas accesorias despertadas, escite en unos mente parecen confundirse entre sí; pero para el ojo inte-
U e T V ^" "'"^"^ desplacer. La vista de un niño jugando ligente, están separados unos de otros por caracteres impo-
un"h' H°"'^"'° ^' *'""* ^^ ""^ madre que se.regocija con sibles de desconocer. No se hizo caso de estos rasgos diviso-
un m° •^"*' ^*^*^' ^^^'^ '* ^'^'* ^^ ^1"*^^ mismo niño es rios, ó no se reparó en ellos, y cuando mas cuando menos,
hava n"*!?*f' ^^ *'n»'"S"'simo llanto para una madre que se confundió el recreo por lo agradable, útil, ó moralmen-
te bueno, con el de lo bello, originando de esta suerte en
sos el mor '* ^''^"'^'^ ""''^'' ^^ ^" ' ^ " ' " ° ' ^ ^" '""''°* ''^"
sos mo ivo está en las ideas accesorias despertadas. Bur- la esplicacion de lo bello, un embrollo sin término. Kant
Ke especialmente aspiró á una esplicacion fisiológico-empíri- emprendió un escogimiento entre aquellas monstruosas
co de lo bello y de lo sublime. Esplicaba el recreo en lo bello misceláneas, estableció la distinción de las multiplicadas
por la relajación soltura y enervación de las fibras del especies de recreos, y á cada cual asignó sus límites pro-
cuerpo- por tanto para él no era bello mas que lo blando, pios. Grandes son los méritos qué Kant contrajo en el cam-
suave, tierno y delicado. De este modo también los animales po déla estética; pero desgraciadamente en lugar dfe las
irracionales que tienen con nosotros un mecanismo común menospreciadas ideas de lo bello, no supo él mismo presen-
de fabrica corpórea, serian también capaces del recreo en lo tar otras mejores, y se acreditó de mas grande en el derri
bello; pero la sensibilidad para el recrecen lo bello ha sido bo que en la reedificación. Para la construcción de la no-
concedida por la naturaleza como don peculiar del hombre. ción de lo bello, Kant se alejó de la parte objetiva á que
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gitendió en el principio; y empleó sus reflexiones solamente de la naturaleza del objeto mismo. En el imperio de la ver-
en el estado del ánimo del sugeto que contempla, y por él dad ningún valor tiene la desinteresada imparcialidad como
aclaró y determinó lo bello. Para distinguir, decia Kant piedra de toque para la universal validez de la noción, y no
en su Crítica de la facultad de juzgar, si una cosa es ó no se comprende por qué haya de existir directamente en el
bella, no referimos la representación por medio del enten- imperio de la belleza aquella imparcialidad. ¿Son por ven-
dimiento al objeto de la noción, sino que lo hacemos por tura tan opuestas entre sí estas dos cosas, que aquello que
medio de la imaginación al sugeto y á la sensación de pla- en el recinto de la una carece de sentido y significado, ten-
cer ó desplacer del mismo. ga un sentido fuerte y gran significación en el recinto de
Con semejante teoría ¿queda bien satisfecho el impulso la otra ?
del espíritu humano hacia el conocimiento de la esencia de Kant, sin embargo, pudo haber penetrado muy bien que
las cosas? No admite duda alguria que la contemplación de en la construcción de la idea de lo bello, era preciso haber
lo bello nos trae á una disposición particular del ánimo ; salido del ánimo y también haber atendido ala naturaleza
pero seria de desear que en un tratado de las artes se su- del objeto; por lo menos en la esplicacion que dio mas es-
piera propiamenle en qué consiste la naturaleza de un ob- tensa acerca de lo bello, admitió algunas propiedades del
jeto á que se dá el nombre de bello, y en general cuál es objeto. La belleza, dijo Kant, es la forma da la convenien-
la esencia de la belleza. En vez de esto Kant nos enseña á cia de un objeto á su fin; pues sin la idea de un fin no es
conocer la relación de lo bello con nuestro ánimo. Induda- comprensible la belleza en un objeto. La forma de un ob-
ble es que la contemplación de lo bello nos induce á una jeto, apropiada á su fin es siempre que se halle acorde con la
disposición de ánimo de especie particular; pero esta, como idea de aquello para que debe servir. De consiguiente, para
decia Platón , es solo una consecuencia de la belleza, no su juzgar una forma como adecuada á su fin, es preciso que
esencia; y por tanto es imposible usarla como pauta en el yo la confronte con este fin, y me represente ambas cosas
juicio de lo bello. Lo bello mismo, decia Kant, tampoco es sucesivamente, fin y forma. Si no aplico á su fin la forma
objetivo, ni propiedad del objeto. Este no es propiamente de un objeto que me represento, no podré luego juzgarla
bello , sino la disposición del ánimo á que somos inducidos como adecuada á su fin; y si la juzgo adecuada á su fin , es
por la contemplación del objeto, y solo por traslación es- preciso que después la compare con este fin y al efecto me
presamos lo bello como un atributo del objeto. Kant confe- represente ambas cosas. Sin embargo, no se crea con esto
saba que el recreo estético presuponía siempre la idea de un agraviado en manera alguna el mérito de este verdadero
objeto, pero sin estar enlazado aquel recreo con la contem- hombre grande. Kant subsiste como uno de los fenómenos
plación del mismo: no mas que ciertos objetos agradan en mas notable* del dominio de la filosofía. La profundidad de
su contemplación, y en este caso el recreo estético nace sus pensamientos, I originalidad de sus miras y la conse-
como por una especie de necesidad. Mas ¿quién convendrá cuencia de sus transiciones, asegurarán eternamente la glo-
ahora en que lo diferencial y característico d; es'os objetos ria de su nombre. Kant indudablemente echó los gérmenes
agradables en la contemplación, contenga en sí el funda- del árbol de las ciencias tal como existe hoy, y á su desar-
mento del recreo estético , sea lo que propiamente consti- rollo dio el primer impulso. De Kant encendió Fichte la luz
tuya la esencia de la belleza y de esta manera resulte ser lo que Schelling propagó como un sol magestuoso.
bello una cosa objetiva? Schelling dirigió desde luego é inmediatamente su ga-
Si los juicios actrca de lo bello dependiesen únicamente llarda penetración á la esencia de las artes, á fin de cifrar
de la sensación de placer ó desplacer que la contemplación los misterios de ellas, presuponiendo que las artes son la
del objeto proporciona , faltarla por sí misma la niversali- raiz propia de todo lo bello y que toda doctrina de la belle-
dad é infalibilidad de estos juicios. La misma sensación de za y de las artes, debe comenzar por el desenvolvimiento de
placer y desplacer es de naturaleza empírica y depende de su esencia. Para Schelling las artes nada fueron de lo que
cualidades y condiciones subyeclivas, que varían en los di- comutimente se las llama. A la manera que el espiritualiza-
ferentes hombres, siendo posihle que cualquiera pronuncie do Platón, vio Schelling en las artes cierta cosa sagrada: la
sobre el mismo objeto un juicio opuesto al que yo pronun- anunciación de los arcanos divinos, el descubrimiento de
cio, sin que deje de contar para su juicio con el mismo fun- ]as ideas, la belleza en el embrión, cuyos rayos impolutos
damento que yo para el mío, á saber, su propia subyecti- únicamente alumbran dentro de las almas puras, y cuyo
vidad. Para prestar á los juicios subyectivos acerca de lo semblante es tan secreto é inaccesible para los ojos sensua-
bello la apariencia de universalidad, Kant decia que el recreo les como el semblante de la misma verdad. Las artes no son
en lo bello carece de todo interés, y ni siquiera exije indis- para él una agilidad técnica ó una destreza que puedan ser
pensablemente el deseo de que sea real el objeto bello: la adquiridas por el ejercicio ó cultivadas con la instrucción ;
imparcialidad desinteresada es el motivo que autoriza á re- sino un fenómeno de origen divinal, necesario, emanado de
querir en los demás el mismo recreo que sentimos por los un modo absoluto é inmediato. Con todo, un verdadero pro-
objetos. ¿Seria bien demostrable esta carencia de interés? ducto de las artes no se ha de comprender ni como obra de
Principalmente cuando por medio de las se isaciones se ha una acción espontánea, ni como resultado de una causa
hecho la decisión ¿dormitan en el fondo del alma muchas que obre ciegamente. Por la comprensión no se ha de pe-
secretas inclinacioi.es que también influyen en nuestro re- netrar en obra alguna del arte, ni tampoco se la ha de exa-
creo y juicio sin conciencia del alma misma? Aun cuando minar como un simple resultado de la naturaleza bruta
esta carencia fuese positivamente demostrable, ¿quién la productiva. En la obra del arte hay cierta cosa absoluta que
reconoceria como razón suficiente de una exigencia real ? La no puede ser esplicada sino por una acción necesaria y pe-
imparcialidad es meramente un requisito que nosotros pe- culiar del artista, y al mismo tiempo luce con los rayos de
dimos al que desea pronunciar un juicio universalmente una convicción íntima, la cual demuestra que también el ar-
válido acerca de la belleza de un objeto; pero es un solo re- tista ha trabajado con esta convicción ó conciencia. Las
quisito entre muchos, y nadie apelando á este mismo re-^ attes son por tanto el fenómeno mas perfecto de lo abso-
quisito, defenderá la universal validez de su juicio acerca del luto en que la espontaneidad y la necesidad, la actividad in-
mundo: nosotros deseamos fundamentos que sean tomados teriormente sentida y la no sentida, se dan mutuamente sus
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amistosas manos y se combinan en identidad absoluta. Esta y el producto del arte aparece asemejado á la obra de la na-
idea no es nueva. Hace ya mucho tiempo, decía Schelling, turaleza. El artista debe procurar igualar al espíritu de la
se atendió á que en las artes no todo está ejecutado con co- naturaleza que obra en lo inlerior de las cosas , y se espresa
nocimiento íntimo, á que la actividad sentida debe enla- como por emblemas en los objetos y aspectos, y habrá crea-
zarse con la fuerza bruta, y á que la perfecta combinación do una cosa verdadera solo en el caso de haber aprovechado
y contrastada penetración de ambas, engéndralo mas subli- esta viviente imitación. Con las investigacionesfilosóficasde
me de las artes. Las obras en que falte el sello de la activi- Schelling en el campo de la estética concurrieron útilmente
dad bruta manifiestan una carencia de la vida subsistente, los esfuerzos de los hermanos Augusto Guillermo y Federi-
independíente de las producciones, y por lo mismo dejan co de Schlegel, quienes con criterio, gran independencia y
descubrir una falta de toda belleza. una audacia que frecuentemente rayaba en paradoja, com-
Hay una inteligencia viviente, una ciencia que opera sin batieron con mucho talento las ideas reinantes, procuraron
^Conocimiento interior y por lo cual la naturale/a efectúa lo hacer válida una nueva regla para los juicios en muchas ma-
pnncipal. Esta, según Schelling, en las artes debe ser tam- terias de artes, presentaron muchas ideas poco ó nada co-
bién un vínculo entre la comprensión y la forma, y sola- nocidas y convirtieron la atención hacia ellas. Al mismo
mente cuando esta inteligencia no sentida obra, lasarles tiempo no faltaron exageraciones y tortuosas censuras, y en
comunican á sus productos juntamente con la mas perspicaz varias partes fué abandonada la debida gravedad. En unión
claridad para el raciocinio, aquella impenetrable realidad con ellos trabajaron muchos hombres sabios como Luis
por la cual es descubierta la vida y existencia permanentes. Tieck, Novalis (de Hardenberg), Falk, Muller y otros.

Historia natural.
LOS GATO-YOLANTES Ó GALEOPITECOS.
Diferencíanse de los murciélagos en tener todos los dedos á saber, los galeopitecos, ó gatos volantes, los filostomos,
de las manos guarnecidos de uñas cortantes, que no son mas los rinolofos, los vespertiliones, los noctiliones, y los me-
prolongadas que las délos pies, de donde resulta que la ganicteros.
membrana que ocupa los intersticios de los miembros, y que EL OLEEK f Galeopüecus rufus. GEOFF. Lémur volans, LiN.
se estiende hasta la cola, no les sirve de alas, sino solamen- —-AUDEB.), habita las islas de Pelew ó Palaos en las Molu-
te de paracaidas; tienen seis incisivos en la mandíbula in- cas y en las islas de la Sonda. Tiene cerca de un pié de lon-
ferior , hendidos formando como las púas de un peine. gitud (0,32S); es de color rojizo superiormente, y de un
Los GATO-VOLAN- hermoso pardo rojizo
TES ó PLEÜROPTEROS inferiormente, con un-
{Galeopühecus,, PALL.), dulaciones blancas ir-
tienen treinta y cuatro regularmente orilladas
dientes; los incisivos de pardo negruzco ,
superiores dentellados, estendiéndose de cada
y los inferiores pecti- lado del cuerpo desde
neados: losmolaresson la parte posterior de
romos, con una dente- las orejas hasta la raiz
lladura; sus membra- 'de los muslos. Tiene el
nas interfemurales y hocico un poco largo y
laterales son velludas. agudo como el de una
Estos animales saltan comadreja, las orejas
muy lejos mediante la cortas y los ojos vivos.
membrana que les sir- El oleek no puede
ve de alas, pero no volar como los murcié-
•vuelan. Son notables lagos , porque su mem-
en este género los brana es demasiado
oleeks, cuya descrip- corta; pero maniobra
ción va á ocuparnos. tan bien, que recorre
Tienen el sistema por los aires distancias
dentario completo; es bastante largas, y salta
decir, compuesto de El Oleek. de un árbol á otro ,
incisivos, caninos y molares, aunque de formas muy varia- aunque disten cincuenta ó sesenta pasos. Para ello sube a la
das. Sepáralos enteramente de todos los demás mamíferos cima de la rama mas alta y se arroja de un salto al árbol
un carácter muy marcado, cual es un repliegue membra- inmediato; luego estiende su membrana, inclina un poco
noso de la piel de los costados, el cual se adhiere a los cua- el cuerpo con la cabeza hacia el suelo, y de esta suerte se
tro miembros y á los dedos de las manos; de modo que en desliza por los aires describiendo una parábola oblicua al
la mayor parte de estos animales forman verdaderas alas horizonte. De ahí resulta que habiendo partido de la rama
propias para el vuelo como las de las aves: tienen dos tetas mas alta de un árbol, va precisamente á caer á la mas baja
Situadas en el pecho. Divídese este orden en seis familias; del otro. Siendo el bosque poblado y los árboles aproxima-
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dos, parece que debiera dirigir su paracaidas de modo que dos los cuales es ya bastante fuerte para agarrarse al vientre
fuese á parar á una rama elevada; pero no sucede así, sino de la madre y permanecer así constantemente, hasta que
que cae siempre en la mas baja, para ]o cual hay una ra- pueda arriesgarse á soltarla durante algunos instantes, ó á
zón particular; y eí que, empleando todo el diaen dar caza lo menos para ponerse encima de su espalda y descansar así
á los insectos y pajaritos, que, como él, viven en losbos- de su ordinaria actitud.
ques, por no tener que subir otra vez á la cima de un árbol Por lo demás, esta actitud es menos fatigosa de lo que
cuando quiere pasar á otro, empieza siempre su caza esplo- pudiera creerse; pues la madre lo sostiene con su mano ,
rando las ramas inferiores, luego las superiores inmediatas, aplicándoselo á la espalda. Terminada la caza y aun mien-
y así sucesivamente hasta llegar á la cima. tras la está haciendo, el oleek no anda como los demás
El oleek es el terror de los colibrís y de otros pajaritos, animales por encima de las ramas, sino por debajo; de
los cuales coge en el nido durante la noche, <5 rompe y de- modo que tiene el cuerpo en suspenso y boca arriba; re-
vora de dia sus huevos. A veces se pone en emboscada en- sultando de ahí que su hijo está colocado como en una ha-
cima de una gruesa rama, oculto en la corteza, y suspen- maca y contenido por la membrana délas alas, del mismo
dido por la cola y los pies traseros; y cuando pasa volando modo que en una cuna que estuviese puesta en el centro de
á algunos pies de distancia un colibrí ó una gruesa maripo- una red. Cuando manifiesta ganas de dormir, la madre de-
sa se arroja á ellos de improviso y los coge al vuelo, cayen- tiene su marcha y comunica á su cuerpo cierto balanceo
do en la rama inmediata, donde los devora. Cuando se muy suave, semejante al que hace una ama de cria que mece
halla suspendido en emboscada, aguarda que el colibrí pase con precaución á una criatura querida. Por lo demás, esta
debajo del sitio donde se halla, y aunque sea á quince o actitud es familiar al galeopiteco; y sí alguna vez para dor-
veinte pies de distancia, escoge atinadamente el instante, y mir toma otra cuando no cria, lo efectúa suspendiéndose
se deja caer perpendicularmente encima del pajariilo, des- por los pies traseros con la cabeza hacia abajo, lo mismo
plegando su membrana á fin de suavizar la caída y dejándo- que los murciélagos.
se resbalar á la rama mas inmediata. Tiene una ojeada tan Los indios son muy aficionados á la carne del galeopite-
rápida y tan certera, que casi nunca yerra el golpe. Su ol- co, particularmente en una estación del año en que estos
fato es igualmente esquisito. animales dejan de dar cazaá los insectos, alimentándose de
Este animal por lo regular no pare mas que un hijo, al ciertas bayas semejantes á la grosella, y que abundan mu-
cual tiene mucho cariño: arréglale con esmero un nido de cho en aquellos bosques en ciertos tiempos: son muy afi-
musgo fino y seco en el agujero del tronco de un árbol; pero cionados á esta yerba, con la cual engordan mucho en poco
solo le deja en él por espacio de cuatro ó cinco días, pasa- tiempo.

Ciencias físico-morales.
LA MUJER.

Ilf.

Sensibilidad é inteligencia.
La mujer, lo propio que el hombre, solo tiene cuarenta petulancia^ unas impresiones fugitivas que se exajeran? Si lo
y dos pares de nervios, desde el ojo hasta la estremidad de hacen por coquetería, el cálculo no es seguro; porque una
sus miembros, y estos cuarenta y dos nervios dobles, por esfrema mobilidad es mas fatigosa que agradable; y al fin
todas partes distribuidos y confundidos, originan en ella y al cabo, revela la afectación. Lo que mas pueden lograr,
mil diversas emociones. No parece sino que su cuerpo sea aun cuando el talento y las gracias las ausilien, es deslumhrar
un tejido de nervios, tan grande es su sensibilidad. fin cautivar, ó bien interesar pero no el corazón. La viva-
Es fama, dice un fisiólogo moderno, que las mujeres de- cidad de las impresiones, interesa mucho menos que una
ben á la irritabilidad de los nervios, su sensibilidad, pala- delicada reserva; cuanto mas vivos y profundos son los sen-
bra de estilo antiguo, que ha sido reemplazada hoy dia por timientos, mas apetecen el misterio y el inocente artificio
la de impresionabilidad, que á su vez ha sido inventada para dejarse entreveer. Una de las principales ocupaciones
para causar la desesperación de los poetas y también de los délos hombres, consiste en tratar de penetrar el pensa-
que no lo son. Nos parece que la comparación que se hace miento de las mujeres; pero afortunadamente raras veces
algunas veces de las mujeres con unas amables criaturas, lo logran , y este seductor enigma entretiene y aguza por
no siempre está desprovista de cierta malicia; pero ya sea mucho tiempo su sagacidad. No puede haber culto sin mis-
un elogio, ya una inculpación, lo consideramos injusto para terio y el pudor es el mas poderoso de todos; si la natura-
Ja mayor parte de las mujeres, al menos respecto de aque- leza no se lo hubiese dado á la mujer, la hubiera tratado
llas que son dignas de aprecio. ¿Acaso no poseen en mas como madrastra. Una mujer que lo pierde, abdica esa espe-
alto grado que nosotros el arte, ya sea de dominar, ya de cio de grandeza que le presta el sentimiento. El que dice:
disimular sus mas vivas y sobre todo sus mas tiernas im- « Conozco las mujeres » , es un necio que no puede dejar de
presiones? Están obligadas á hacerlo por deber, por la opi- ser engañado por una necia; ó bien puede decirse de él lo
nión de su sexo y el nuestro, y por una voz secreta que les que Santa Teresa en su caridad de mujer, decia del ángel
dice, que es el medio mas seguro de merecer y conservar de las tinieblas: «El infeliz no puedesaberloqueesamor. »
nuestro amor y su misterioso imperio. ¿No es natural que Los sentidos de la mujer son de una estremada finura: los
se desquiten de esta reserva, espresando con mas vivacidad olores ejercen en ella un grande imperio; los suaves per-
que exactitud, con una pasión aparente y algunas veces con fumes la embriagan y ciertas eraancciones fétidas la calman
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y dominan. Su gusto es muy delicado, y si la domina el an- el sentimiento le da cabe el lecho de sufrimientos de sus
sia en el comei* es mas bien por ser amiga de bocados de- hijos, padres, esposo ó hermanos. Ante el objeto de un
licados, que por golosa. El estruendo la asusta; la sim- puro amor, desaparece su esquisita delicadeza y la inquieta
ple palabra la halla á veces indiferente ó distraída; pero un susceptibilidad de sus sentidos. En presencia de aquellos
canto melodioso la conmueve, un grito penetrante escita tormentos que alivia y que siente de rechazo en todo su
su conmiseración, una tierna queja la aflije. Una voz dul- ser. su irritabilidad nerviosa se estingue completamente.
ce tiene para ella muchos atractivos; pero casi siempre ¡Qué encanto en aquella voz que consuela 1 ¡Qué felices
sospecha de su sinceridad. Sobre todo á los ojos, esto es, ocurrencias, cuánta fertilidad en las distracciones queima-
al sentido déla vista, dice el autor de la «Fisionomía y gina, en las esperanzas que sugiere ó hace renacer, aunque
•'•enología comparadas», son deudoras las mujeres de la apenas participe de ellas! ¡Cuan angélica es entonces su
mayor parte de sus conocimientos y de numerosos placeres. mentirosa sonrisa! Todos los cuidados de su salud y hasta
La dicha de ver y de contemplar les parece preferible al de su belleza, quedan entonces suspensos; durante una
p acer de tocar ú oir: ver exige menos atención y poca re- larga serie de noches, se la halla constantemente en su
flexión; la vista es el sentido de la pereza, á mas de que en puesto y al lado del dolor. ¿Los vivaques de la gloria, no
sus reducidos límites, espone á pocos errores. Preguntad á ofrecen tantos tormentos, como las prolongadas horas de
una mujer de talento, todavía joven y hermosa, cuál es el vela de la ternura alarmada. Hasta en el sueño que llega
que prefiere de sus sentidos, y os contestará que esMa vista, á sorprenderla , oye al enfermo amado: una palabra, un
A este sentido sacrificarla voluntariamente todos los demás. suspiro, un lijero movimiento, la despierta y vuelve á ha-
Sin los ojos ¿cómo podría armonizar sus facciones, cómo llarla en toda su vigilancia, en su devorante solicitud. No
acomodar su semblante á otros semblantes, cómo ador- hay una impaciencia que no soporte con la serenidad en la
narse, cómo podría juzgar, en fin , del afecto que inspira, frente y el amor en ei corazón , ni un cuidado que la re-
cómo corresponder á él? La vista es el sentido del amor y pugne, ni una llaga que no cure ó limpie, porque su mi-
de la coquetería; y sino ved como las mujeres se distinguen sión le viene del cielo y también la fuerza de que se siente
en descifrar el libro tan ilegible de lafisonomía|,con la son- animada. Y no se crea que este sacrificio de amor, este te-
risa, los gestos y el mudable aspecto. Pero este es el estu- soro inmenso de cariño y sensibilidad, lo haga ó consagre
dio de su vida entera y apenas cuentan veinte años, poseen la mujer á los seres con quienes esté ligada con los lazos del
ya sobre el particular una vasta y rica erudición. parentesco ó por cuyas venas circule la misma sangre, por-
No están acordes los filósofos sobre el verdadero móvil que hay muchas mujeres, jóvenes, ricas y hermosas, mo-
de la reconocida sensibilidad de la mujer, pues al paso que delos de caridad, que consagran toda su vida al desempeño
la atribuyen unos á una debilidad de su ser, hállanla los de semejantes cuidados por personas que les son descono-
otros en la grandeza de su amor, « Generalmente, dice un cidas, por hombres llenos de males repugnantes, víctimas
escritor del siglo pasado, considéranse las mujeres como muy de una pobreza hereditaria y muchas veces agobiados de
sensibles y muy débiles; yo por el contrario, las creo menos males mas espantosos todavía, cuales son los males del
débiles y menos sensibles que los hombres. Sin fuerza de vicio. »
cuerpo, por lo común sin talento cultivado, sin estudios La ambición de gloria y riquezas es mucho menos viva en
que puedan borrar sus pesares ó hacerlos olvidar por algu- la mujer que en el hombre; es menos exigente y por lo co-
nos momentos, los soportan no obstante, los devoran y sa- mún da mucho menos valor que su compañero á los obje-
ben ocultarlos mejor que nosotros. Esta firmeza supone en tos que son fruto de aquella; pero también se halla menos
ellas ó un alma poco susceptible de impresiones profundas, espuesta á las estremas vicisitudes y si algunas Veces su-
ó un valor del que nosotros no tenemos idea. ¡ Cuántas si- fre, tiene mas constancia yfijezaen la idea de emanciparse
tuaciones crueles no hay á las cuales los hombres solo re- de ella. Verdad es que siente sin enseñárselo, y sabe por su
sisten por el torbellino de las ocupaciones que los arrastran! educación, según la feliz espresion de madama Stael, que
¿Acaso los pesares de las mujeres serian menos penetrantes la pureza del alma y de la conducta , es la primera gloria
y menos vivos que los nuestros? Pero esto no puede ser: de la mujer. Está reconocido también que la mujer procura
sus penas proceden generalmente del corazón; las nuestras mas agradar que poseer; goza mas en nuestras luchas que
comunmente tienen por origen la vanidad ó la ambición; en nuestros triunfos, y como el cielo, su digna patria, ha
mas estos sentimientos estraños, que la educación ha lleva- hecho una virtud de la esperanza.
do á nuestra alma, que el hábito ha grabado en ella y que En general sienten con demasiada viveza para poder dis-
el ejemplo fortifica, llegan á ser, por vergüenza de la hu- currir mucho ó reflexionar por largo tiempo, y tienen harta
manidad, mas poderosos en nosotros que los sentimientos sagacidad para fundar sistemas. Pocos ignoran que la mu-
naturales; el dolor hace perecer mas ministros á quienes se jer, ve de repente, de un modo vivo y pronto, sin que
ha privado de la confianza soberana, que amantes desgra- nada cueste á su rázon, todo lo que hay que ver en una co-
ciados. No alabaré á las mujeres sosteniendo que el pudor sa. Así es que preguntando á un hombre de talento , lo que
les es natural: esto seria.pretender que la naturaleza no les una dama, que también tenia mucho, pensaba en su reti-
ha dado ni necesidades ni pasiones; la reflexión ^'puede re- ro, contestó: «Jamás ha pensado, no hace mas que sentir.»
primir los deseos, pero el primer impulso, que es el natu- La razón de las mujeres, decia el filósofo de Ginebra, es
ral , siempre es el dominante. » una razón práctica que les hace hallar con mucha habilidad
Los que atribuyen la esquisita sensibilidad de la mujer los medios de llegar á un fin conocido, pero que no les hace
al gran fondo de su amor, dicen, y creemos con gran copia alcanzar estefin.De ahí la admirable relación de los sexos. De
de razones: «Cuando se quiere absorver el moral en el fí- esta sociedad, deoia el mismo filósofo, resulta una persona
sico, nos parece que se procede falsamente citando las mu- moral en la cual la mujer es el ojo y el hombre el brazo ,
jeres como ejemplo. ¿Acaso no es el sexo débil el que mejor pero con tal dependencia uno de otro, que la mujer apren-
suporta los dolores agudos, punzantes y prolongados, ade- de del hombre lo que es necesario ver, y la mujer ense-
más de los que la naturaleza le ha dado á sentir esclusiva- ña al hombre lo que conviene hacer. Si la mujer pudiese
mente? Comparad las fuerzas físicas de la mujer con las que remontarse á Jos principios tan bien cQo^o el hambre y este
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tuviera como tiene ella el talento de los detalles, enton- clara y la ciencia mas completa que el entendimiento hu-
ces siempre independientes uno de otro, -vivirian en eterna mano pueda adquirir en las cosas morales; el mas exacto co-
discordia y su sociedad no podría subsistir; pero en la ar- nocimiento, en una palabra, de sí y de los demás que esté
monía que reina entre ambos, todo tiende á un fin común ; al alcance de nuestra especie. Y hé aquí como el arte tien-
no se sabe quien pone mas de su parte; cada uno sigue el de sin cesar al perfeccionamiento del instrumento dado por
impulso del otro, todos obedecen y ambos son los dueños. la naturaleza.» El mundo es el libro de las mujeres: cuan-
Rara es la mujer que no posea un tacto esquisito para des- do leen mal en él, suya es la culpa, ó porque alguna pa-
cubrir tarde ó temprano, lo que á ella la interesa y mas sión las ciega.
oculto se halla en el corazón humano; admirable es su sa- «Las mujeres, dice la condesa de Rosemberg, y adu-
gacidad para conocer los diversos caracteres del hombre, cimos á propósito esta autoridad con preferencia á muchas
y las diferencias que les distinguen nunca se le escapan. otras que podríamos presentar, posee una inteligencia fá-
La de mas mediana capacidad conoce mejor á los hombres cil, natural, á propósito para inflamar la de su compañero,
de la sociedad, que elfilósofomas sabio á sus discípulos ó y la libertad de sus ideas menos sujetas al cálculo ó al influ-
amigos. Así es que su perfectaesperiencia de las cosas déla jo de la escuela que generalmente dominan en las del hom-
vida, las persuade fácilmente de la vanidad de las teorías: un bre, podrían ser mas valederas por ser mas ciertas y ejercer
secreto instinto les advierte que las generalidades en todos los un notable impulso en la esfera del pensamiento, si algu-
principios, no son mas que soberbias mentiras, y esto mismo nas imperiosas condiciones de su sexo no la encadenaran ;
constantemente las ha apartado de los estudios profundos y aun también emancipada, no fuese víctima de la perse-
y hecho indiferentes á todos los descubrimientos cualquie- cución ó del ridículo. » Esta misma ¡dea la encontramos
ra que sea su objeto. Jamás han comprendido bien sino los reproducida y ampliada por Roussel. «El talento, la in-
efectos individuales: el estudio de las causas y abstraccio- teligencia de la mujer, dice este escritor, inculto y chis-
nes, las desconcierta 6 fastidia. La mujer comprende mejor peante , brilla con tanta mayor intensidad, cuanto no está
un hecho que un principio, y sabe mejor dominará los que ahogado por un saber indigesto. Su carácter original le re-
gobiernan que gobernar ella misma. Do quiera reinan muje- viste de atractivo, y de gracia su libertad. Sus ideas hijas
res, vése constantemente un marido ddcil, un amante dés- de una fácil concepción, nada tienen de violento; sus es-
pota ó un primer ministro omnipotente. Si la dulzura natu- presiones son la verdadera imagen de su alma, irregula-
ral en la mujer templa el poder supremo, como lo ha dicho res, pero llenas de naturalidad y energía; su conversación
Montesquieu, en cambio la necesidad que tienen de un se- siempre viva y animada, puede prescindir de la ciencia y
ñor, somete este poder á todas las vicisitudes de una elec- lleva en sí misma un interés, que no podrían darle todos
ción caprichosa, y á fin de conjurar semejante instabili- los recursos de la erudición. Todo le sirve de alimento: su
dad , fué establecida en algunas naciones la ley sálica. talento natural sabe sacar partido de las cosas mas insigni-
No pretendemos decir con esto que la mujer tenga menos ficantes, semejante al fuego que convierte en su sustancia
talento que el hombre; pero es preciso reconocer que su todo cuanto toca y comunica su brillo á las materias mas
inteligencia es muy diferente: es mujer en esto como en viles y que menos susceptibles parecen de resplandor. En
todo lo demás. Quizás provenga un poco de la exigüidad de fin, como las mujeres son uno de los mas grandes móviles
su cabeza, de la angostura de su frente, de su prolongado y uno de los principales lazos de la sociedad, la necesidad
sueño y de su debilidad; de la atención que pone en su de estudiar continuamente cuáles son los resortes que hacen
adorno y en sus atractivos, de la coquetería y de la adhesión funcionar los miembros y de poner su debilidad al abrigo
fija al objeto amado; qóizás dependa tírabien de las vicisi- de las oscilaciones que el juego de esos resortes produce, les
tudes de su salud, del tiempo que consagra á educarnos é da esa sagacidad que sabe cuándo y cómo se debe proceder
instruirnos; tal vez está sobrado persuadida de nuestra y hablar; el arte de medir sus pasos, de graduar sus accio-
superioridad, harto inclinada á la pereza ó demasiado or- nes y su'lenguage según las circunstaecias; un cierto hábi-
gullosa de nuestros homenajes; pero es cierto que su inte- to de abarcar de un golpe de vista las relaciones de las co-
ligencia en muchos puntos tiene menos poder qué la nues- sas entre sí; en una palabra, el tal nto de sociedad que al
tra. «En efecto, dice una escritora, María Gasparin,en sentir de muchas personas, es el mejor de todos. »
brillante energía, en poder de concepción, en osadía de Cuanto mas relación tienen los actos déla mujer con las
idea, en fuerza de razonamiento, la mujer es inferior al condiciones de su existencia física y moral, son mas gran-
hombre; pero su dulce y tranquilo ánimo, su fácil com- des los recursos, es mayor el tesoro de su inteligencia. Un
prensión , su lógica y buen sentido, la exactitud de sus de- secreto presentimiento le advierte las mas de las veces lo
ducciones, tienen también su propio mérito, que hace re- .que mas importa no tanto á su propio bien y conservación,
saltar ventajosamente el contraste.» La naturaleza ha dotado cuanto al de los seres con quienes la ligan los lazos 'de la
ala mujer de una viveza de penetración admirable. El hom- sangre ó del amor. No la interroguéis sobre las bases en que
bre menos delicadamente organizado, se resiente de su funda sus juicios; no la preguntéis las consecuencias lógicas
constitución y solo recibe con cierta fatiga las impresiones de sus raciocinios; porque á lo mas podría contestaros que
de los objetos, al paso que la mujer, en la edad en que el así lo siente su corazón y que el corazón raras veces la en-
hombre se arrastra todavía por el polvo de las escuelas, se gaña. Así diremos con Kleist, que la inteligencia de la mu-
apodera de las ideas con una prontitud sorprendente y sus jer sin gozar de la potencia creadora que distingue la del
progresos son tan rápidos, que nos aventaja de mucho. «Los hombre, sin estar educada en los principios del arte del ra-
hombres, dice el moralista antes citado, filosofarán mejor ciocinio , corresponde perfectamente á la misión que le die-
que las mujeres sobre el corazón humano, pero ellas leerán ra el Creador, todo previsión, todo amor y conservación ;
mejor que nosotros en nuestro corazón. Corresponde á las armonía admirable en cuya contemplación debemos reco-
mujeres, por decirlo así, la moral esperimental, y á noso- nocer y bendecir una vez mas la inmensa sabiduría del
tros reducirla á sistema. La mujer en muchos casos tiene Hacedor de las innumerables maravillas del mundo físico y
mas inteligencia y el hombre mas genio; la mujer observa y moral.
el hombre raciocina, y de este concursp resultan la luz mas
m9

Fisiología vegeta).
por C. Camarck.
VIII y último.
Distribución natural y metódica de los vegetales.
Vamos á tratar ahora finalmente de la distribución me- cunstancias en que se encuentra el vegetal, modificaciones,
tódica de los vegetales que conviene establecer con arreglo y con frecuencia anomalías muy singulares, resulta que
á la consideración de las afinidades naturales que tienen muchas especies, y aun cierto número de géneros no pue-
entre sí, y atendida sobre todo la gradación que existe en den entrar regularmente en la serie general, sino que for-
la organización de estos seres vivos. Si entre los seres vi- man lateralmente ramificaciones cuya estremidad de cada
vientes hay una serie graduada, á lo menos en las masas una es un punto aislado. Sin ,embargo, cada ramificación
principales, relativamente á la complicación ó á la simplifi- parte de la masa á que pertenece, y por esto se cree que
cación del organismo, es elaro que en una distribución bien forma parte de la serie general, y la forma realmente.
natural, ya de animales, ya de vegetales, débense colocar Hé aquí los principios fundamentales mas ciertos para
necesariamente en las dos estremidades del orden los se- toda distribución natural, tanto de vegetales como de ani-
res mas desemejantes, los mas remotos con respecto á la males; hé aquí lo que resulta de la observación continuada
consideración de las afinidades, y por consiguiente los que de la marcha de la naturaleza, y lo que jamás podrá ser
forman los términos estremos que puede presentar la orga- impugnado sólidamente. Por no conocer estos principios
nización tanto animal como vegetal. Toda distribución que fundamentales de todo orden natural, y por haber notado
se aparte de este principio nos parece manca por cuanto no el aislamiento singular de ciertas especies y de ciertos gé-
puede ser conforme á la marcha de la naturaleza. Partiendo neros, muchos naturalistas se han persuadido de que las
de este principio, que nunca podrá ser impugnado con fun- producciones de la naturaleza no formaban una serie en
damento, observamos que en los esfuerzos hechos hasta el cada reino , y que sus masas debían ser colocadas en dife-
presente para distribuir los vegetales conforme al orden na- rentes puntos, ya como los de una carta geográfica ó de un
tural , nadie lo ha atendido en lo mas mínimo. Siempre ha mapa-mundi, ya formando una especie de reticulación.
sido desconocida la necesidad de fijarse en la composición Volvamos á la formación de un orden natural de los ve-
gradualmente creciente de la organiiacion de los seres vi- getales, es decir, de una distribución de las familias, de los
vos, desde su mayor simplicidad hasta su mas considerable órdenes y de las clases naturales que se distinguen entre
complicación. Esta gradación real en la organización de los ellos, distribución conforme á la marcha de la naturaleza y
seres vivos debe necesariamente ser considerada como el al plan que ha seguido en la producción de los seres que los
resultado de la verdadera marcha de la naturaleza. A la componen. Sabido es que en toda distribución de los seres
verdad, es muy poco pronunciada en los vegetales, al paso naturales, tanto metódica, como sistemática, es indispen-
^ueen los animales se deja reconocer de una manera emi- sable partir la serie que presenta esta distribución en mu-
nente; pero no existe menos en los primeros que en los se- chas especies de divisiones determinadas por caracteres bien
gundos, y cuanto mas conocida será la organización de estos circunscritos. Esta partición es necesaria para facilitar el co-
seres, mas se percibirá la necesidad de distribuir los órdenes nocimiento de los seres que comprende esta distribución y
que los dividen, con arreglo á la consideración de esta mar- ofrecer además á la imaginación los puntos de descanso que
cha de la naturaleza. deben ayudar á comprender bien todas las porciones del
Esta consideración induce la necesidad de formar con orden entero, y aun á percibirlas como de una ojeada. Este
todo lo que compone un reino, una serie única , que pre- método oportunamente empleado es tan satisfactorio como
sente en sus dos estremidades los seres mas remotos por sus necesario, y aparta en el estudio inmenso de las produccio-
afinidades naturales, y por consiguiente los mas deseme- nes de la naturaleza, dificultades que sin él no podrían su-
jantes: obsérvese empero que esta serie única y linear no perarse: así la partición de todos los seres vivos en dos rei-
puede estar formada mas que por una reunión de masas nos, y en seguida la del reino animal en once clases bien
dispuestas serialmente , y no por una reunión serial de es- distintas sostienen la imaginación del hombre que trata de
pecies, ni aun de géneros. Las masas de que hablamos, que formarse una justa idea de tantos animales como existen ,
son las familias, los órdenes y las clases, están subordina- y muy luego le ponen en el caso de poder llegar por medio
das unas á otras bajo el aspecto de la complicación ó del de los detalles sucesivos de caracteres particulares hasta el
perfeccionamiento de la organización, y de consiguiente individuo que quiera de este reino, sin que pierda de vista
pueden estar dispuestas en una serie única, linear y natu- las verdaderas afinidades de este individuo con todos los
ral. Lada una de estas masas comprende seres que tienen otros seres de la naturaleza. Fácil es pues conocer que igual
verdaderas relaciones entre sí, y cuya organización es de- medio bien empleado puede proporcionar la misma ventaja
pendiente de tales sistemas particulares de órganos esen- en el estudio de los vegetales. El resultado de todas nues-
ciales. Sabido es que las especies y aun los géneros están tras investigaciones de muchos años á esta parte para esta-
distinguidos solamente por consideraciones sacadas de los blecer en la serie de los vegetales las divisiones generales
órganos esteriores, y á menudo de órganos que tienen poca mas naturales, mas sencillas y mas fáciles de conocer , nos
importancia. Gomo estos órganos esteriores sufren necesa- ha determinado á fijarnos en los siete cortes que mencio-
riamente el influjo de los medios ambientes y de todos los naremos : estos cortes constituyen las siete clases á las cua-
agentes estemos, y esperimentan de ellos, según las cir- les referimos todos los géneros de plantas. Dichas secciones
TOMO m . 2
31 10 se
forman los puntos de descanso mas cómodos y mas fáciles completa que las que comprende Ja primera clase; pues es-
de comprender en la contemplación del inmenso número tas plantas tienen efectivamente mas órganos, mas partes
de vegetales que existen , y recuerda los principales puntos diversas, y en ellas empiezan á existir órganos especiales
de la idea del método de Tournefort, sin tener los inconve- para la generación sexual. Esta generación parece en ellas
nientes de la multiplicidad de sus divisiones. menos dudosa, aun cuando la pequenez, la fugacidad ó el
Tratando de determinar el verdadero orden de la natu- estado oculto de los órganos, hagan casi indeterminable la
raleza, hemos debido partir de lo mas simple, y dirigirnos naturaleza de cada sexo. Por último, la forma particular á
gradualmente hacia lo mas compuesto; hemos debido em- los vegetales, en general, empieza á aparecer en estas plan-
pezar por el vegetal mas imperfecto y continuar la serie de tas de una manera sensible, y es sabido que efectivamente
masas elevándonos hasta el vegetal mas compuesto en su están adornadas de esbozos de una foliación propia á cada
organización y en sus partes, ó alo menos dejarnos llevar por una de las dos familias de esta clase, que las caracteriza en
los caracteres generales empleados para la conservación de algún modo, pero que no está todavía perfeccionada. Hemos
las afinidades naturales, hasta el término que presenta el dado á estas plantas el nombre de criptospermas para dar á
sitio del vegetal mas compuesto, es decir, cuyos diversos entender el estado de oscuridad en que se halla todavía la
órganos son en mayor número. Insiguiendo estos mismos generación sexual en estas plantas, no permitiendo exaóii-
principios, la primera clase de los vegetales debe presentar narlas oportunamente la pequenez de los órganos que las
las plantas mas imperfectas, aquellas cuyos órganos son me- constituyen. No produciéndolas plantas criptospermas ver-
nos numerosos, y aquellas, en una palabra, por las cuales daderas semillas, nos parece no pueden ser acotiledones,
parece que la naturaleza ha comenzado la producción de cual se ha pensado : las creemos monocoliledomes ó' unilo-
estos seres singulares. Fácil es por lo mismo conocerque buladas, como las de la clase que sigue, es decir, como las
lacriptogamia de Linneo presenta verdadera, pero parcial- triarlas. Las observaciones de Mirbel sobre la generación de
mente , las plantas que pueden constituir esta primera cla- los heléchos, parecen confirmar enteramente nuestra opi-
se. En efecto , el orden de los hongos y el de las algas son nión sobre el particular, y sin duda se llegará al mismo
necesariamente los que deben ser colocados primero, pues conocimiento relativamente á los musgos.
son entre todos los vegetales los que menos órganos tienen; La clase de las triarlas, llamadas antes esclusivamente las
esto no tiene duda, y por lo mismo sobre el particular no unilobuladas ó las monocotiledones, es en esta distribución
hay arbitrariedad. Por último, hemos debido terminar esta la tercera de los vegetales. Las plantas que comprende nos
clase con el orden de las hepáticas, porque no pudieran ser manifiestan en ellas un progreso notable en el perfecciona-
separadas de las algas, y por cuanto este orden , lo mismo miento de la organización vegetal. Los órganos de la gene-
que el de los hongos y el de las algas, comprende plantas ración sexual son en ellas perfectamente distintos, y los que
en las cuales la generación sexual no es todavía evidente. pertenecen á la conservación de la vida de estos vegetales,
Si es verdad que la generación sexual no tenga aun lugar como raices, tallos, hojas, etc., están en ellos bien desar-
en los tres primeros órdenes de vegetales, como, relativa- rollados y perfeccionsraos. No obstante, así como en la or-
mente á los animales, parece que es todavía nula en la clase ganización progresiva de los diferentes animales, la natu-
de los pólipos, es claro que las yemecitas seminiformes ú raleza tiende en su perfercionamiento, al aislamiento délos
oviformes que sirven para multiplicar estos vegetales y ani- órganos importantes, tanto mas cuanto que en los animales
males imperfectos, no tienen verdadero embrión, y no son mas imperfectos estos órganos están diseminados igualmen-
mas que porciones minúsculas de los individuos de que se te en toda la ostensión del cuerpo; así también en las plan-
han desprendido, que gozan en el mas alto grado de cre- tas triarlas, que son vegetales aun algo imperfectos, en el
cer por medio de la nutrición: son esos corpúsculos repro- sentido del perfeccionamiento de la organización, la médu-
ductores que Gaírtrer ha llamado 2)ropa¡/iíies, y que consi- la, que es un órgano importante, no está todavía aislada
dera como yemas afilias. Efectivamente, la constitución en el centro, ya del tallo, ya al menos de los ramos, co-
perfecta de todo embrión resulta de la fecundación sexual, municando hasta la corteza por radios ó prolongaciones me-
porque ella sola dispone las partes internas de la pequeña dulares; sino que está esparcida ó diseminada entre los pa-
masa que puede ser trasformada en embrión, y las pone en quetes de fibras longitudinales que constituyen la principal
el estado propio de recibir el movimiento que constituye la parte solida de estos vegetales: así es que en estos mismos,
vida. Ahora bien, donde no hay órgano especial para la el tejido es en general muy flojo, y el crecimiento en grosor
generación sexual, jamás hay fecundación , jamás hay ver- del tallo, mucho mas difícil que en los de las clases siguien-
dadero embrión, y por consiguiente nunca hay semillas ni tes; no se opera todavía por capas concéntricas sucesivas y
huevos. Hemos debido pues limitar la primera clase de los distintas, délas cuales las últimas cubren las antiguas, cual
vegetales á las plantas harto imperfectas por no ofrecer nin- en los vegetales mas perfectos de tallo leñoso. Por último,
guna certeza de generación sexual. En esto es también aná- parece que las dos superficies de las hojas de estas plantas
loga á la clase de los pólipos, que es realmente la primera triarlas, no desempeñan, á lo menos tan completamente,
del reino animal. las fimciones que ejecutan en los vegetales mas perfectos;
Damos á los vegetales de la primera clase el nombre clásico pues en general estas superficies ofrecen menos diferencias
de afillos, porque casi todos ellos están aun desprovistos de entre sí, y no efectan tan fuertemente los mismos cambios
verdaderas hojas. Estos vegetales son los únicos que pueden de posición , con respecto á las variaciones de la luz que las
ser considerados como acotiledones, es decir, como sin lóbulo toca, como las de los otros vegetales mas perfectos, y sus
ó sin cotiledón ; pues donde quiera no hay fecundaciou se- nerviosidades son mas uniformes y mas paralelas entre sí,
xual, no hay que observar semilla, ni embrión, ni de con- igualmente que al diámetro longitudinal de cada una de
siguiente cotiledón, ni por último germinación. Después de ellas.
las hepáticas con que terminamos la primera clase, vienen Así como en la marcha que sigue la naturaleza para efec-
necesariamente los musgos y en seguida los heléchos: estas tuar sus producciones va de lo simple á lo compuesto, y de
dos notables familias son las que componen la segunda cla- lo menos compuesto á lo mas compuesto, es evidente que
se de los vegetales. Preséntanos plantas de organización mas los animales de corazón unibocular deben preceder á los que
X 11 %
tienen un corazón con dos celdillas ó dos ventrículos, y es- ra corola si existiese un cáliz al esterior. En muchas de es-
tos ser precedidos por los animales que no tienen corazón ; tas plantas el tierno vilano de las semillas parece reempla-
así también los vegetales unilobulados, es decir, los que tie- zar el cáliz que ha trasformado en corola; pero á nuestro
nen un embrión provisto de un solo lóbulo ó cotiledón, de- modo de entender, mas bien conviene considerar esta pre-
ben preceder á los vegetales bilobulados ó dicotiledones, y tendida corola como un cáliz petaloideo. Por lo demás, estas
estos ser precedidos por los vegetales acotiledones, es decir florecitas son pequeñas, en general, y con frecuencia mu-
por los vegetales agámicos, que no producen semilla ni em- chas de ellas son estériles. Mas la naturaleza parece haber
brión, y por consiguiente ningún verdadero cotiledón. Re- tratado de obviar su imperfección, multiplicándolas y reu-
sulta de estas importantes consideraciones, que en el orden niéndolas sobre un receptáculo común, y rodeándolas de un
natural las plantas triarlas, deben irrevocablemente venir envoltorio (de un cáliz común) que las preserva de todo lo
después de los heléchos ó plantas circinales, constituir la que pudiera dañarles. Estos conjuntos de pequeñas flores
tercera clase de los vegetales y preceder á todas las plantas son tales, que vulgarmente se las toma por otras tantas flo-
de embrión con dos lóbulos. La cuarta clase comprende to- res particulares. Divídense esta clase en dos órdenes; á sa-
das las plantas que llamamos incompletas, y son aquellas ber; en compuestas ligulares y en compuestas tubulosas. En
cuyas llores tienen constantemente algunas partes menos el primero de estos órdenes todas las corolas son ligulares y
que las flores perfectas ó completas. Casi todas estas flo- constituyen los que se llaman semiflósculos: este mismo or-
res no tienen corola, sino tan solo un cáliz ó escamas; dá- den comprende toda la familia de las chicoraceas. En el se-
seles el nombre de flores apétalas. A veces se encuentran gundo orden las corolas son tubulosas, á lo menos las del
algunas que están provistas de una verdadera corola; pero disco déla flor común. Este orden comprende la familia de
estas flores están sujetas constantemente á separaciones de las corimbíferas y la de las cinarocéfalas.
sexo que constituyen su especie de imperfección. Las sepa- Damos el nombre de monopétalasá las plantas de la sesta
raciones sexuales de que se trata no son abortos de partes ó clase. Esta comprende todos los vegetales cuyas flores na-
de las hermafroditas estériles, como en las plantas de la po-' turalmente hermafroditas y completas tienen una corola
ligamia de Linneo, sino que consisten en el defecto com- monopétala, salvo las anomalías que dependen de los abor-
pleto y constante de uno de los sexos en todas las flores, tos, y que no impiden por esto que se reconozcan las ver-
como en la mayor parte de las flores monoicas y de las flores daderas afinidades de estos vegetales, y que en consecuen-
dioicas del mismo botánico. cia se les clasifique. Este corte ó división de los vegetales es
Siendo la organización interior de los vegetales, según muy grande, muy natural y muy fácil de reconocer ó de
hemos dicho ya, tan oscuramente pronunciada en sus dife- determinar. A la verdad ofrece menos perfección y abun-
rentes sistemas, que seria imposible, ó á lo menos muy di- dancia en los órganos de la fructificación que los vegetales
fícil, emplear su consideración, cual se hace en el reino de la última clase, es decir, de la séptima, que viene des-
animal, para caracterizar y determinar las clases, ha sido pués de esta; pues es muy raro encontrar en las monopéta-
necesario escoger los órganos interiores mas importantes las estambres y ovarios en número indefinido en la misma
para llenar este objeto. En los vegetales los órganos este- flor, como se observa muy á menudo entre las polipétalas.
riores mas importantes son los que pertenecen á la gene- Efectivamente, es un fenómeno encontrar entre las mono-
ración sexual, los que sirven para la reproducción de los pétalas flores que tengan mas de diez estambres; y aun las
individuos, en una palabra, los que se llaman partes de la tres cuartas partes de plantas de esta clase no tienen mas
fructificación, y que constituyen lo que se denomina la de cinco. Aquí los estambres casi siempre están insertos en
llor y el fruto de esos seres. De consiguiente en la consi- la corola, al paso que en la clase que sigue es muy raro ob-
deración de estos órganos deben buscarse, sobre todo en servar este carácter. Aunque la clase de las monopétalas
las plantas bilobuladas ó dicotiledones, los caracteres de las comprende vegetales menos perfeccionados ó menos ri-
clases, etc., pues los órganos esenciales interiores no son cos en los órganos de su fructificación que la de las poli-
propios para suministrarlos. Así en la clase de las plantas pétalas, aventaja sin embargo en este punto á todas las de-
con flores incompletas de que tratamos, no solamente casi más clases que la preceden. Dividimos las monopétalas en
todas estas plantas llevan flores apétalas, sino que ademas cinco órdenes; á saber: en monopétalas agregadas, que tie-
las flores de tales plantas son en general muy pequeñas, nen las flores reunidas sobre un receptáculo común, pre-
de color herbáceo y sin brillo; por manera que á menudo á sentando cada florecita un cáliz propio y sus estambres dis-
duras penas pueden ser observadas sus partes. Divídese esta tintos; monopétalas talamiflores, que tienen la corola
clase en cuatro órdenes relativamente á la consideración, ya inserta en el receptáculo del pistilo, no llevando los estam-
de la inserción de los estambres ya de su separación de los bres; monopétalas coroliflores, que tienen la corola inserta
pistilos; á saber, en pistiliflores, ó sea con los estambres en el receptáculo del pistilo, y llevando los estambres;
insertos sobre el mismo pistilo; en idioginfs, teniéndolos monopétalas caliciflores, que tienen la corola inserta en el
sexos separados en flores diferentes; en caliciflores, tenien- cáliz; y monopétalas fructiflores, que tienen la corola in-
do los estambres insertos en el cáliz; en talamiflores, ó sea serta sobre el pistilo.
con los estambres insertos en el receptáculo del pistilo.
Por último, la séptima y última clase de los vegetales
La quinta clase es la de las compuestas. Esta notabilísima comprenden las plantas que llamadas polipétalas que son
división de los vegetales comprende aquellos cuyas flores aquellas que tienen las flores naturalmente hermafroditas ,
están reunidas muchas en un cáliz común, sobre un recep- y naturalmente también tienen una corola polipétala. Ofre-
táculo igualmente común , teniendo un cáliz petaloideo lle- ce un corte de considerable estension, que abraza gran
vado sobre el pistilo, y los estambres singenésicos. El pis- número de familias, que parece indicado por la misma na-
tilo de cada florecita se trasforma en una semilla desprovista turaleza , y cuyo carácter, fácil de comprender, casi no
de pericarpio. Aquí empieza á dejarse percibir el aumento varía. Esta clase comprende los vegetales mas perfectos re-
en el número ó perfección de los órganos esenciales. Aquí lativamente al número y compleiheíito dé los órganos; y
las flores 6 florecitas tienen su cáliz propio trasforraado en efectivamente á ella se refieren tas plantas cuya fructifica-
cierto modo en corola; y efectivamente seria una verdade- ción ofrece mayor número de ¡partes, teniendo las ina$ de
33 1 2 fS
ellas sus flores provistas de un cáliz y de una corola de mu- ofrece el máximum de la organización vegetal, y conside-
chas piezas , de un gran número de estambres, y á menudo rar la primera clase (la de las afilias) como que presenta el
de numerosos pistilos. Cuando la naturaleza ha llegado á la mínimum; asilas plantas polipétalas son en el reino vege-
formación de la corola, el cáliz, que es natural á toda flor, tal lo que los animales con tetas en el reino animal; así
parece entonces tener menos importancia, y esperimenta á como las afilias entre los vegetales, corresponden á la ca-
veces un aborto completo, que se perpetúa en todas las tegoría que ocupan los pólipos entre los animales.
especies de ciertos géneros. Encuéntranse de ello algunos Divídense finalmente las polipétalas en tres órdenes, á
ejemplos entre las polipétalas; esto sin embargo no se opone saber: en polipétalas fructiflores, que tienen la corola in-
á que se distingan muy bien las afinidades naturales de es- serta sobre el pistilo; polipétalas caliciflores, que tienen la
tas plantas de las de la misma familia que tienen flores corola inserta en el cáliz; y polipétalas talamiflores, que tie-
completas. Como sea, puédese mirar esta clase como que nen la corola inserta en el receptáculo del pistilo.

Geografía j viages.
LOS ALPES ESCANDINAVOS.
Bajo el nombre de Dofrines ó Alpes escandinavos se com- sistema eslavo y por este al sistema general délas montañas
prende todo el sistema de montañas que atraviesan los rei- de Europa. Pueden dividirse en tres grupos principales que
nos de Suecia, Noruega y Laponia, y que se enlaza por forman la separación de las aguas del Báltico y de las del
medio de las colinas de la Islandia y de la Rusia Blanca al mar del Norte.

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O ' EIABD

Puente sobre e! Dovrefiold, nombre que se da & la parte mas elevada de !a corddicra de los Dofnncs.

" El primero, llamado Kiolen, el mas considerable por su tre las dos cordilleras, es el Slytfield. Los picos mas eleva-
longitud, se estiende desdecía estremidad septentrional de dos del Kiolen, son: el Ost-Vaagen que tiene 1,188 metros,
la Laponia hasta el Dovrefield cuyo punto culminante en- el cabo Norte en la isla de Mageroe que tiene 1S70 y e\
13 ^ ,
Jokefield que cuenta 1,210 metros. ElKiolen forma en toda cubre una estension dé 1,400 kil. de longitud. Las monta-
su longitud, desde el lagft Enara, hasta Slytfield, una par- ñas del Norte y del Oeste, es decir los Kiolen y Dovrefield
te de las fronteras de la Suecia y Noruega. son las mas frias y estériles y de sus cimas se precipitan
El segundo llamado montes Sevones ° es una cordillera durante el verano inmensas masas de nieve y enormes ro-
que partiendo del Slytfield, se dirige hacia el S. S. E. con- cas que causan grandes estragos en Noruega. Todas estas
tinuando los límites de la Suecia y Noruega, separando las montañas pertenecen á terrenos de cristalización y á la épo-
comentes del Ciar, aQuente del lago Werner y del Wester, ca granítica. Abundan la pizarra y la piedra de amolar, así
aUuente del Báltico, y termina cerca del caboFalsterbo , en como un gran número de minerales utilizados por la indus-
frente de la isla del Seeland en Dinamarca. tria. La vegetación generalmente es escasa , pero en la par-
tercero llamado montes Dovrefield ó Dofrines, es el gru- te meridional de los Dofrines, el abeto alcanza algunas veces
po mas considerable y el mas elevado de toda la península una altura dq í>5 metros. Después de haber cortado el ár-
escandinava; empieza en el Slytfield y termina en el Ska- bol, lo arrojan á los torrentes que lo conducen de catarata
ger-Kack en el cabo Lindosness. Las picos mas elevados de en catarata hasta la llanura ó hasta que se halla detenido
este grupo, son: el Soquefield que tiene 2,189 metros y el por alguna estacada ó recodo apropiado á este objeto. Las
Nordre y Sudre-Skagestoltend, que tienen 2,036 y 2,469 mejores esportaciones de madera se hacen para la Holanda
metros. é Inglaterra.
El sistema entero de los Alpes escandinavos ó Dofrines,

Estudios históricos sobre Ja Alemania.


YIII.

LA CATEDRAL DE MAGUNCIA.
Como la capilla de Ais, la catedral de Maguncia tiene sus glo Yin, dos del siii, seis del xiv, seis del xv, once del xvi,
puertas de bronce adornadas con cabezas de leones; las de ocho del XVII, y nueve del xviii; total cuarenta y tres. En
Aix-la-Chapelle son romanas. Cuando el viajero visite á Aix este número no van inclusos ni los sepulcros-altares difíciles
y vea aquellas puertas, buscará en vano la hendedura que de examinar, ni los sepulcros del pavimento sombrío y con-
hizo y que en efecto debió hacer en ellas, según dicen, el fuso mosaico de la muerte, mas y mas borrado cada dia
diablo cuando rabioso dio una patada por haber tragado el bajo los pies de los que van y vienen. Omitimos igualmente
alma de un lobo en lugar del alma de un honrado ciuda- las cuatro ó cinco tumbas insignificantes del siglo xix.
dano. Ninguna historia de este género recomienda las puer- Todos estos sepulcros, esceptoando cinco, son sepulturas
tas del mitnsíer de Maguncia. Son del siglo xi y fueron da- de arzobispos. Sobre estos treinta y ocho cenotafios disper-
das por el arzobispo Willigis á la iglesia hoy demolida, de sos sin orden cronológico y como al azar bajo una selva de
Nuestra Señora, de donde se han quitado para enclavarlas columnas bizantinas con enigmáticos capiteles, el arte de
en una magestuosa portada de la catedral. Sobre los dos seis siglos se desarrolla, vegeta'y cruza sus ramos, de los
batientes de arriba están escritos en caracteres romanos los que se desprenden como un doble fruto, la historia del pen-
privilegios concedidos á la ciudad en 1135 por el arzobispo samiento al mismo tiempo que la historia de los hechos.
Adalberto, segundo elector de Colonia. Debajo está grabada Allí, Liebenstein, Hompurg, Gemmingen , Heufenstein ,
en una sola línea esta leyenda mas antigua: Brandeburgo , Steinburgo , Ingelheim , Dalberg, Eltz, Sta-
dion, Weinsberg, Ostein, Leyen, Hennenberg, Tour y
Taxis, casi todos los grandes nombres de la Alemania rhe-
WiLL'GiSVSMEbEPSEBET/\LL' nana, aparecen á través de ese opaco resplandor que es-
SPEEIE % m EFFEEERAT PR parcen los sepulcros en las tinieblas de las iglesias. A todos
los epitafios se mezclan las fantasías de la época, del artista
Si el interior de Maguncia recuerda las ciudades flamen- y del difunto. Los mausoleos del siglo xviiise entreabren y
cas, lo interior de su catedral recuerda las iglesias belgas. dejan escapar su esqueleto que lleva entre sus largos y des-
La nave, las capillas, los dos cruceros y los dos ábsides , carnados dedos, mitras de arzobispos y sombreros de elec-
están sin vidrieras, sin misterio, pintorreadas de blanco tores. Los arzobispos contemporáneos de Thurn y Mans-
desde el pavimento á la bóveda; pero suntuosamente ador- feld, duermen acostados en la parte inferior de sus sarcófa-
nadas. De todas partes se presentan á la vista, los frescos, gos y apoyados en los codos. Los arabescos del renacimiento
los cuadros, los embutidos de madera, las columnas salo- enlazan sus sarcillos y cuelgan sus quimeras, en los follages
mónicas Y doradas; pero las verdaderas joyas de este in- delicados del siglo xv, dejando entrever bajo mil complica-
menso edificio, son los sepulcros de los arzobispos electo- ciones encantadoras, estatuitas, dísticos latinos y blasones
res. El pavimento está enlosado con ellos, los altares están polícromos. Nombres severos, tales como Matlñas Burhccg,
formados por ellos, los pilares rodeados de ellos, las pare- Conradus Rheingraff [Conrado conde del Rhin), se hallan
des cubiertas por ellos; son magníficas losas de mármol y inscritos entre la imagen del simple fraile que figura el
piedras mas preciosas algunas por la escultura y el trabajo, clero, y el hombre de armas con su casco, que figura la
que las láminas de oro del templo de Salomón. V'énse entre nobleza, bajo la pura ogiva de triángulo equilateral del si-
la iglesia, la sala capitular y el claustro, un sepulcro del si- glo XIV; y sobre la lámina pintada y dorada del siglo xiii/.
14 se
arzobispos gigantescos que tienen monstruos apocalípticos á que había en el suelo, y después de haber meditado un ins-
sus pies, coronan con ambas manos á un tiempo á empera- tante, grabó con el dicho clavo s'obre la cara del cadalso
dores y reyes que son mas pequeños que ellos. En esta al- que miraba á Maguncia este poligrama singular:
tiva actitud, es como miran fijamente con sus ojos de
momias egipcias, Segrifredo, que coronó dos emperadores,
Enrique de Turingia y Guillermo de Holanda; y Pedro As-
peld, que coronó dos emperadores y un rey:'Luis de Ba-
viera, Enrique VII y Juan de Bohemia. Los escudos , los
mantos heráldicos, la mitra, la corona, el birrete cardena-
licio, el sombrero electoral, los cetros, las espadas, los
báculos, abundan, se amontonan y confunden sobre estos
monumentos, y se esfuerzan en recomponer aquella gran- Despues^delo cual se entregó al verdugo mientras los es-
de y formidable figura que presidia los nueve electores del pectadores se reían de su locura y de su enigma. Al pre-
imperio de Alemania y que se titulaba arzobispo de Magun- sente reuniendo uno á otro los tres números misteriosos
cia. Gaos medio sumergido ya en la sombra , cosas augus- escritos por el viejo, se halla esta cifra formidable: noventa
tas ó ilustres, emblemas venerables ó temibles de donde esos y tres, cuatro veces veinte y trece.
poderosos príncipes querían que emanase una idea de gran- Y es también digno de notarse, que este cadalso amena-
deza, y donde sale solo la idea de la nada. zador que, desde el siglo xiii, llevaba en su plinto siniestro
Cosa notable y que prueba hasta qué punto son un hecho la fecha de la caída de los imperios, llevaba al mismo tiem-
providencial las revoluciones humanas y como el resultado po su propia condenación y la fecha de su caída. El cadalso
necesario, y por decirlo así algebraico, de la sucesión de formaba parte del antiguo poder. Las revoluciones no han
los hechos. Lo que ellas derribaron ha quedado destruido respetado mas la permanencia de los cadalsos, que la de
para siempre. Llegó el tiempo destructor á la hora señalada, otros objetos mas sólidos. Como ya nada hay de mármol,
como un leñador ansioso de acabar su trabajo, á cortar de- tampoco hay nada de piedra. En el siglo xix el cadalso ha
prisa y mezclados todos los viejos árboles marcados por el perdido su majestad y grandeza; es de madera, como lo son
Señor. Dijérase que envuelve la consumación de estos he- otras cosas mucho mas respetables.
chos un cierto quid divinum. Nada de lo que derribaron las Como Aix-la-Chapelle , Maguncia tuvo un obispo, uno
revoluciones sociales, se ha vuelto á levantar; nada de lo solo, nombrado por Napoleón , digno y respetable pastor,
que han condenado ha sobrevivido; nada de lo que han de- dicen, que ocupóla sede desde 1802á 1818, y que está en-
secho se ha recompuesto. Y observemos aquí que la vida de terrado como los otros, en lo que fué catedral. Sin embar-
los Estados, depende del mismo hilo que la de los individuos: go, es preciso convenir, en presenciado la majestuosa nada
no basta herir un imperio para matarlo; no se mata á las ciu- de los electores arzobispales de Maguncia, que es bien po-
dades y á los reinos, sino cuando deben morir. Las revolu- bre y bien pequeña la nada de M. Luis Colmar, obispo del
ciones del último siglo tocaron á Venecia, y Venecia cayó ; departamento de Monte-Trueno, en su tumba ogiva del es-
tocaron al imperio de Alemania, y el imperio de Alemania tilo barroco, la cual mas bien parece un modelo de reloj gó-
se descompuso; tocaron á los electores, y los electores han tico sin cuadrante. Por lo demás, aquel prelado que no lle-
desaparecido. En un mismo año,que podríamos llamar gran- vaba la sanción de los tiempos, fué el último arzobispo
de año-abismo, vióse hundir la corona real de Francia, y soberano. Desde él no hay ya sino un obispo en Maguncia
con ella un gran soberano y desaparecer el arzobispo de capital hoy de la Hesse rhenana. También hay allí una pare-
Maguncia, aquel sacerdote casi rey. La revolución que ha ja de arzobispos hermanos, enterrados uno frente á otro ,
recorrido triunfante la Europa entera, no ha tocado, sin después d i haber reinado sobre el mismo pueblo y gober-
embargo, ni menos destruido á Boma, porque Roma, sím- nado las mismas almas, el uno en 1390 y el otro en 1419 :
bolo y centro de la eterna verdad cristiana , no tiene fun- Juan y Adolfo de Nassau se miran en la nave de Maguncia,
damentos, sino raices : raices que van creciendo sin cesar como Adolfo y Antonio de Schauenburgo en el coro de
en la sombra bajo Roma y bajo todas las naciones, que atra- Colonia. . •'
viesan y penetran el globo entero de parte á parte, y que
Hemos dicho que uno de los cuarenta y tres sepulcros era
se ven reaparecer al presente en China y en el Japón, á la
del siglo VIH. Este monumento, que no es de ningún arzo-
otra parte de la tierra.
bispo, es el que suele buscar primero el viajero y el que le
El Juan de Troyes de Colonia, Guillermo de Hagen , detiene mas tiempo, pues se une en su pensamiento al gran
escribano de la ciudad en 1270, cuenta en su Pequeña Cró- sepulcro de Aix-la-Chapelle. Este sepulcro es el de Fas-
nica manuscriU, desgraciadamente desgarrada durante la Irada, mujer de Carlomagno. La tumba deFastrada es una
ocupación francesa, y déla que no quedan sino algunas simple lápida de mármol blanco encajada hoy en una pared.
hojas sueltas en Darmstadt, que en 1247 bajo el reinado Con atención, puede descifrarse en ella el siguiente epita-
del mismo arzobispo de Maguncia Segiíredo, cuya tumba fio, escrito en letras romanas con abreviaturas bizantinas.
causa tan formidable respeto en la catedral, fué condenado
á horca como hechicero y adivino un viejo astrólogo llama- FASTRADANA PÍA CAROLI CONIVX VOCITATA j
' do Mabusio , y conducido para morir en el cadalso de pie-
CHUISTO BILECTA lACET HOC SVB MARMOUE TECTA ,j •
dra de Lorchhausen , que señalaba la frontera del arzobis-
ANNO SEI'TENGENTEálMO NONAGÉSIMO QVARTO. , •(
pado de Maguncia y estaba en frente de otro cadalso que
marcaba la frontera del conde palatino. Llegado allá, como
el astrólogo rehusase losconsuelosespiritualesy se obstinase Siguen después estos tres versos misteriosos: >; •: i
en decir que era profeta, uno de los acompañantes le pre- • /.•••;í

guntó burlándose en qué año acabarían los príncipes de QVEM NVMERVM METRO CLAVDERE MVSA NEGAT ' í'l
Maguncia. El viejo suplicó que le desatasen la mano dere- REX PIE QVEM GESSIT VIRGO LICET HIC CINERESCIT . 'I'
cha, lo que se hizo; entonces cogió un clavo patibulario SPIRITVS H^RES SIT PATRIE Q V ^ TRISTIA ISESCIT. ' "'
M lo
Y debajo el milésimo en cifras árabes; todo tiempo ha sido un lugar severo y ahora es un lugar
lúgubre, donde está escrito por todas partes el bombardeo
del ano 1794. Yerbas silvestres humedecidas, entre las

/s^^
Esto es 794. En efecto, en dicho ailo fué depositada
rastrada en la iglesia de San Aiban , y descansó bajo esta lá.
cuales se enmohecen piedras plateadas por la baba de los
reptiles; arcadas ojivales con sus jambas destrozadas; sepul-
turas hendidas por las bombas como panales de vidrio; c a -
balleros de piedra armados de punta en blanco, abofetea-
dos por cascos de granada y que tienen únicamente por
pida. Mil arlos mas tarde, pues la historia mezcla algunas cara ese bofetón; pingajos tendidos secándose encuerdas
eces en las grandes cosas una espantosa precisión geomé- que van de un pilar á otro; cierres de tablas tapando los
rica, en 1794 dispertó la compañera de Carlomagno. La portillos hechos en las paredes de granito; una soledad me-
^leja ciudad de Maguncia fué bombardeada, su iglesia de lancólica, una tristeza profunda interrumpida por los i n -
termitentes graznidos de los cuervos ; hé aquí lo que es el
an Alban fué devorada por un incendio, y su tumba que-
claustro arzobispal de Maguncia. Una hilera de piedras de
0 abierta. No se sabe que se hicieron sus restos en esta
un machón impelida por una bala de cañón, resbaló e n -
^ o c a ; la piedra de su sepulcro fué trasladada á la catedral.
tera en su alveolo, pero no ha caido y aparece aun hoy,
" a y un pobre viejo conserje con peluca blanca , vestido con
como una tecla de un piano sobre la que se apoyase un dedo
una especie de uniforme de inválido, refiere todo esto á los
•visitantes. invisible. Dos ó tres estatuas tristes y terribles, derechas,
en un rincón, espuestas á la lluvia y el viento, contemplan
Además de los sepulcros, de los nichos con estatuitas, de
en silencio esta desolación.
las cuadro-puertas de fondo de oro, de los bajo relieves de
Bajo las galerías del claustro hay un monumento oscuro,
los altares, cada una de estas ábsides tiene su ornamenta-
un bajo relieve del siglo xiv, cuya significación no es fácil
ción particular. La vieja ábside de 978 adornada de dos
poder descubrir, ni adivinar su enigma. A una parte, re-
preciosas escaleras bizantinas, toma una forma curva al r e -
presenta hombres encadenados en todas las actitudes de de-
dedor de una magnífica pila bautismal de bronce del si-
sesperación; á otro un emperador acompañado de un obis-
glo xiv. Sobre la superficie esterior de esta vasta piscina,
po y rodeado de una turba de personajes triunfantes. ¿Es
están esculpidos los doce apóstoles y San Martin patrón de
Barba roja? ¿Es Luis de Baviera?¿Esla revolución de 1160?
'a iglesia. La tapa fué rota durante el bombardeo. Bajo el
¿Es la guerra de ios de Maguncia contra los de Francfort
imperio francés, época de mal gusto, se cubrió esta obra
en 1332? ¿O no es nada de esto?—No lo sabemos. Pase-
gótica con una especie de cacerola.
mos á otra cosa.
La otra ábside, la mas grande y la menos antigua, se Al salir de las galerías vése en la sombra una cabeza de
halla ocupada, y por decirlo así, obstruida por una gran piedra medio salida del muro y ceñida de una corona de
sillería de coro de encina negra, en la que el estilo forzado tres florones de apio como la de los reyes del siglo si. Tiene
y violento del siglo xviii se despliega y se insurrecciona con- una fisonomía dulce y severa á un mismo tiempo, uno de
tra la línea recta con tal arrojo, que casi raya en belleza. esos semblantes fieles espejos de la belleza augusta que da
Jamás se ha puesto un cincel mas delicado, una fantasía mas al rostro del hombre el hábito de un grande pensamiento.
poderosa , una invención mas variada, á servicio del mal Hubo un tiempo en que debajo se leia este nombre: FKAUIÍN-
gusto. Cuatro estatuas, Crescencio, primer obispo de Ma- LOB , recordando aquel Tasso de Maguncia/tan calumniado
guncia en 70; Bonifacio, primer arzobispo en 735; Wiili- durante su vida, tan venerado después de su muerte. Cuan-
g's, primer elector en 1011, y Bardo, fundador de la cate- do Enrique Frauenlob murió, en 1318, es fama que las mu-
ural en lüoO, están gravemente de pié en la circunferencia jeres de Maguncia que le hablan insultado y burlado, quisie-
del coro, dominado en la parte superior del dosel asiático ron llevar su féretro, y ellas y el féretro cargado de flores y
del arzobispo, por el grupo ecuestre de San Martin y del po- de coronas, están cincelados en la lápida un poco mas abajo
bre. A la entrada del coro se presentan con toda la pompa de la cabeza. Mirando atentamente aquella noble cabeza,
misteriosa del sacerdote hebraico , Aaron que representa el que el escultor dejó con los ojos abiertos; y que, cosa singu-
obispo de dentro, y Melchisedech que figura el obispo de lar, solo ella está derecha, parece que vela en medio de
fuera. El arzobispo de Maguncia, como los príncipes obis- aquella iglesia llena de sepulcros, entre aquella multitud de
pos de Worms y de Lieja, como los arzobispos de Colonia príncipes y de obispos tendidos, en aquel claustro dormi-
y deTréveris, como el papa, reunía en su persona el doble do y muerto.
pontificado: era á la vez Aaron y Melchisedech.
La plaza del Mercado que circuye por dos lados á la ca-
La sala capitular que está cercana al coro, es una som- tedral, ofrece un conjunto de objetos abundantes, alegres
bría y soberbia lonja romana que repite con sus espléndidas y lloridos, y en medio de ella se eleva una linda fuente de
obras de talla del renacimiento , la antítesis de los dos cam- tres caras, del renacimiento alemán ; encantador poemita
panarios. No se vé en ella mas que una gran pared desnu- que, de un montón de escudos de armas, de mitras, dorios,
da, un pavimento polvoroso y desigual por los relieves de de náyades, de báculos episcopales, de cuernos de abun-
las sepulturas, un resto de vidrieras en la ventana baja, un dancia, de ángeles, de delfines y de sirenas, forma un pe-
tímpano pintado representando á San Martin, no de ca- destal á la Virgen María. En una de sus caras se lee este
ballero romano, sino como obispo de Tours; tres grandes pentámetro: •• '• • ^
esculturas del siglo xvi, que son la crucifixión, la resur-
rección y la ascensión ; al rededor de la sala un banco de Alberlus princejjs, civibus ipse suis.
piedra para los canónigos y al fondo para el arzobispo presi- El cual recuerda, con menos sencillez, la dedicatoria es-
sidente, un ancho sillón también de piedra, que recuerda crita por el último elector de Tréveris, corea de su palacio,
el severo asiento de mármol do los primeros papas que se en la ciudad nueva de Coblenza: CLEMESS VINCESLAUS ,
guarda en Nuestra Señora de los Doms de Aviñon. Desde ELECTOR, viciMS suis. A SUS co/iciííífoí/ci'ios esconstituciona!;
esta sala se pasa al claustro, claustro del siglo xiv que en A sits convecinos es encantador.
51 16 i€
La fuente de Maguncia fué construida por Alberto de es mucho. En la pendiente de la colina que corona la ciuda-
"Brandeburgo, que reinaba en 1S40 y cuyo epitafio se lee en dela, se halla cubierta por unas cúpulas ignobles una pobre
la catedral: Alberto, cardenal-presbítero de San Pedro ad iglesia sajona , pegada á un claustro encantador gótico con
Vincula , archicancüler del Santo Imperio, marqués de Bran- caladas ventanas, y en el que los Kaiserlichs dan de beber
deburgo, duque de Stetin y de Pomerania, elector. Erigió, ó á sus caballos en sarcófagos romanos.
por mejor decir, reconstruyó esta fuente, en memoria de La belleza de las ribereñas del Rhin no se desmiente en
las prosperidades de Garlos V y de la cautividad de Fran- Maguncia; pero las mujeres son en dicha ciudad curiosas á
cisco I , como lo manifiesta esta inscripción en letras de oro la vez, á la manera de las flamencas y de las alsacianas.
recientemente restaurada: Maguncia es el punto de unión del espejo-espía de Ambe-
res, y de la torrecilla-espía de Estrasburgo.
DIVO KARÓLO V C/ESARE SEMP. AVG. POST VICTORIA
Por mas blanqueada que haya sido la ciudad, conserva en
muchas cosas su honorable aspecto de ciudad comercial del
GALLICAM REGE IPSO AD TICINV SVPERATO AC CAPTO alto Rhin. No hace mucho, tiempo se leia aun en algunas
puertas PRO CELERI MERCATVR^ EXPEDITIONE. LOS caminos
TRIVPIIANTE FATALIQ. RVSTICORVPER GERMNIA COSPI de hierro han hecho desaparecer estas inscripciones. Por lo
RATIONE PROSTiUTA ALÜER. CARD. ET ARCIIIEP. MOG. demás, se halla animada de esa vida profunda que sale del
FONTE HVNC VETVSTATE DILAPSV AD CIVIV SüORUM Rhin; y lo mismo que Colonia, se halla herizada de másti-
POSTERITATIS QVE VSVM RESTITVI CVRAVIT.
les, embarazada de fardos, llena de ruido. Se corre, se ha-
bla, se tropieza, se afana, se llega, se parte, se vende , se
Vista Maguncia desde lo alto de la ciudadela, presenta compra, se grita, se canta , y en fin , se vive en todos los
diez y seis puntos culminantes á los cuales apuntan gracio- cuarteles, en todas las casas, en todas las calles.—De no-
samente los cañones de la confederación germánica: los seis che cesa esa inmensa barabúnda y no se oye en Magun-
campanarios de la catedral, dos hermosas estatuas milita- cia sino el murmullo del Rhin y el ruido de los diez y
res, cuatro espadañas flamencas, además la cúpula de los siete molinos amarrados á los tajamares del puente de Car-
Carmelitas de ¡a calle Caseta, repetida tres veces lo que lomagno.

Biogí'fifía.
CARLOS I DE INGLATERRA.

Carlos I, rey de Inglaterra, era de familia de los Estuar- grosa situación; pero sobrevino demasiado tarde (1628).El
dos, que los antiguos hubieran creído perseguida por el rey tenia que sostener entonces la lucha por su cuenta y
hado , y á la que han dado tan dolorosa celebridad sus gran- por la monarquía , y la escisión era ya profunda entre el
des infortunios. Hijo del rey Jacobo I de Liglaterra y VI de parlamento y la corona. La discusión se habia generaliza-
Escocia, era nieto de la desgraciada María Estuarda, y su do , mezclándose cuestiones políticas, constitucionales y re-
vida, sombría y agitada como la de su abuela, debia tener ligiosas con la cuestión de subsidios. Suscitóse una lucha
como ella un fin aciago. acalorada entre el trono y el parlamento convocado en 1628;
No hay duda que las circunstancias eran críticas, cuando y al cabo de algunos meses ocupados en actos legítimos y
Carlos I subió al trono en 1625, por muerte de su padre, pero tentativas inconstitucionales por parte del parlamento; en
prescindiendo de las causas generales que hubiesen existi- medidas acertadas , violencias y actos de flaqueza por parte
do contra cualquiera otro príncipe, Carlos I habia colocado de la corona, el rey recurrió al medio estremo de disolver
su destino bajo la influencia de un hombre que pudo llamar, otra vez el parlamento. Diéronse manifiestos á la nación ,
se su genio del mal, bajo la inspiración y autoridad del du- esplicando la situación en que se habia hallado el trono, y
que de Buckingham. Si Carlos I cometió graves faltas cuando anunciándole claramente que el rey iba á administrar por
era solamente príncipe de Gales; si ya su breña índole se sí, por sí solo, sin parlamento, ó en otros términos, que
habia alterado, es fuerza achacarlo al duque de Buckin- la Inglaterra iba á pasar de hecho de la condición de pais
gham, el cual, con su ascendiente sobre Jacobo I, establecía constitucionalmente gobernado al de estado sometido al po-
ya con igual absolutismo su poder sobre el heredero presunto der absoluto.
del trono. Si cuando Carlos llegó á reinar, se halló en pug- Tomada esta resolución y restablecida la paz esterior,
na con los grandes poderes del Estado y con el parlamento, disfrutó la Inglaterra durante diez años gran sosiego inte-
su causa y móvil fué el duque de Buckingham. Este minis- rior y una prosperidad pública que no admite disputa; pero
tro fatal acarreó, no solo la guerra entre España é Ingla- la constitución habia sido quebrantada, y la Inglaterra no
terra y entre Inglaterra y Francia, si que también entre la estaba en un estado normal que ofreciese garantías de es-
corona inglesa y el pueblo. Para sostener la guerra contra tabilidad; además los desórdenes del año 1628 habían exas-
el estranjero, el rey habia tenido que pedir subsidios al perado los ánimos, acostumbrándolos á la oposición y r e -
parlamento, y este los negó para contrarestar al privado, ó sistencia; y las protestas del último parlamento á favor de
si los concedió, fué con escesiva parsimonia. Disolvióse el los derechos y libertades de la nación resonaban todavía á
parlamento, y el rey, falto de subsidios constitucionalmente intervalos en medio de la tranquilidad del pais. En una pa-
otorgados, tuvo que valerse de medios de recaudación vio- labra, el bienestar general no absolvía, en concepto de los
lentos y hasta cierto punto ilegales. Ocurrió la muerte del ingleses, al poder absoluto que lo daba, desarrollándose
culpable Buckingham que le habia empeñado en esta peli- gérmenes de violenta escisión bajo la influenciade esta ma-
^ 17 ^
levóla disposición contra la corona. Una nueva liga, que era térra á sn partido , y para conseguirlo , se decidió á resti-
difícil no prever, se empeñó en el terreno mas peligroso «^ tuirle el parlamento; pero las circunstancias eran tan crí-
inflamable, pues la determinaron motivos religiosos. Carlos ticas , el parlamento tan suspicaz, la corte tan inepta, y el
habia heredado de su padre el proyecto de reunir la igle- desgraciado príncipe estaba rodeado de consejeros tan im-
sia escocesa con la anglicana, y las primera? tentativas que prudentes ó fementidos, que el parlamento, lejos de ser un
hizo para llevarlo á cabo , en un viaje á Escocia, hablan socorro, vino á ser un riesgo mas, y fué disuelto con fu-
sido coronadas del mejor éxito; pero temiendo emprender nesta precipitación. Trascurrieron algunos meses y Garlos se
demasiado ala vez, aplazó para otra época posterior las vio reducido á entablar negociaciones con los escoceses, á
medidas que se debian . pagar tropas armadas
tomar para efectuar la contra él, y á convocar,
fusión. En este inter- en noviembre del640,
valo , los adversarios el famoso parlamen-
religiosos de la medida to , que ocupa en los
y losenemigos políticos anales de Inglaterra ,
del trono, trabajaron de con el nombre de par-
mancomún para impe- lamento largo, un lugar
dir aquella fusión, y lo en muchos puntos aná-
consiguieron. La or- logo , al que ocupó la
den dada por Carlos, convención nacional en
en 1637, para que se la revolución francesa-
Antes de dos años, la
siguiese en Escocia la
Inglaterra se vio en-
liturjía anglicana, oca-
vuelta en una guerra
sionó sublevaciones
civil. Carlos fué venci-
ruidosas, á las que se
do en esta lucha y pre-
siguió la declaración de
cisado á ceder al parla-
fé religiosa, tan célebre
mento. Después de ha-
en la historia, con el ber empleado en otro
nombre de Covenanl. tiempolaviolencia para
Sobresaltóse el rey , y defender á su privado
en vez de dar oídos á Buckingham, habia re-
los que le aconsejaban currido en esta ocasión
que obrase enérgica- á condescendencias pe-
mente, se entregó á la ligrosas y humillantes,
indecisión de que habia para salvar á un servi-
dado hartas pruebas en dor adicto , al conde
sus disputas anteriores StraíTord, cuya cabeza
con e) parlamento, y pedia el parlamento ,
deshaciendo lo hecho , porque habia sido el
opuso solamente al Co- mas enérgico consejero
•venant escocés una de- de la corona. StraíTord
claración llamada Go- murió en el cadalso,
venant del rey. Estas siguiendo su suerte el
providencias apocadas arzobispo Laúd, mi-
solo sirvieron para nistro no menos adicto
alentar é irritar á los ala corona; siniestros
presbiterianos escoce- antecedentes eran es-
ses, que no tardaron tos en el momento en
en pasar de la resisten- que la suerte de la mo-
cia religiosa á una su- narquía y del rey iban
blevación manifiesta , á aventurarse en la lid
poniendo un ejército inminente.
en campaña. Reunió La Inglaterra se di-
prontamente el rey ^#'
crecidas fuerzas, con ff«ítí«stiy^w^ vidió en dos campa-
lasque hubiera podido mentos, con su caudi-
C&rlos Esluardo.
arrollar á los escoce- llo cada uno. Durante
ses, pero como les profesaba un vivo afecto, se contentó cerca de tres años, la suerte da las armas fué próspera á la
con amedrentarlos. Los escoceses entraron en pactos y apa- causa real; pero todos los triunfos del rey vinieron al suelo
rentaron someterse para que Garlos desarmase sus tropas , con la victoria completa y decisiva que Cromwell alcanzó en
y en efecto , apenas estuvo desorganizado el ejército real, Naseby (1643). Garlos fugitivo se entregó á los escoceses ,
cuando la rebelión escocesa volvió á levantarse mas pode- quienes lo vendieron á los ingleses á precio de oro. Trasla-
rosa que nunca. Tal fué el principio de la guerra que la dado de cárcel en cárcel, sufriendo los mayores insultos,
corona iba á sostener en Inglaterra y en la que debia pe- el desgraciado heredero de los Estuardos fué al fin confinado
recer. en la isla de Wight. Desde el momento en que fué completa
Para resistir á la Escocia, Carlos debia atraer la Ingla- su humillación, Carlos, que había tenido hasta entonces
TOMO 111. 3
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muchas faltas que echarse en cara, recobró loda la no- efecto empezó lo procedimientos. Aun entonces encontró
bleza y dignidad de su carácter; y la época de su largo obstáculos el intento rígicida de los caudillos de la asam-
cautiverio (164ÍS—1649), hasta labora fatal de su liber- blea, pues solo sesenta y nueve jueces consintieron en ejer-
tad, fué la mas gloriosa de su yida. Durante este inter- cer sus funciones sobre los ciento y cincuenta que habían
valo , la revolución inglesa tomaba progresivamente una sido nombrados. La sentencia que debía fallar este tribunal
dirección mas señalada : todo su poder, su espíritu y sus en semejantes circunstancias estaba necesariamente dictada
fuerzas tendían á concentrarse y centralizarse mas y mas. de antemano, y después de una leve discusión, Carlos fué
La revolución moral y material se reunió finalmente en condenado á la pena capital. Cromwell había sido el prin-
Cromwell, y esta concentración era temible para Carlos. cipal autor de este lúgubre drama; echáronse de ver en-
Disueltos y dispersos todos los elementos de la corona, que- tonces la violencia, la hipocresía y la cruel impetuosidad de
daba franco el lugar á un nuevo poder; Cromwell no ha- su carácter.
llaba obstáculos y él era el rey. « La derrota de los presbi- La conducta del rey en presencia de sus jueces y verdu-
terianos , dice un historiador, estaba consumada, como gos llevó el sello de la dignidad, el valor, la resignación y
también la de los caballeros: dominaba el partido republi- la mansedumbre. Carlos I fué ejecutado en el palacio de
cano; algunos hombre» atrevidos creian gobernarlo, algu- White-Hall el 9 de febrero de 1649.
nas sectas entusiastas y místicas le prometían el apoyo del Chateaubriand esplíca en pocas palabras con admirable
Señor, y el ejército constituía toda su fuerza: Cromwell era claridad la suerte desgraciada de Carlos L « Obsérvase en
jefe del ejército y protector de los entusiastas. La vida de la conducta del rey, desde su advenimiento al trono hasta
Carlos I era el único obstáculo al encumbramiento de Crom- la época de la guerra civil, aquella incertídumbre que pre-
well y al triunfo de los proyectos de todas las fracciones de para las catástrofes. Encaprichado con \Aprerogativa, se la
su partido. » En este estado de cosas, en oposición con to- dejó arrancar á pedazos: era valiente, podía haber apelado
dos los intereses de partido, parecia que Carlos no podía á su espada, y solo se valió de las armas, cuando sus ene-
evitar su destino: reclamado y decidido su juicio afines migos se hallaron en ¡situación de resistirle; tenía abiertas
de 1648, como fautor y autor de la guerra civil, fué trasla- todas las vías constitucionales para obrar contra el parla-
dado de la isla de Wight al castillo de Windsor. En la Cá- mento en nombre de la constitución, y no entró en ellas.
mara de 1 os comunes, que había sido reformada y reducida Finalmente Carlos luchó en vano contra la fuerza de las co-
á solo sesenta diputados, se elevaron algunas voces opo- sas; su siglo estaba mas adelantado : no era solamente su
niéndose á que se formase causa al rey; y en la Cámara de nación la que le arrastraba, era el género humano; quería
los pares, compuesta de diez y seis miembros, el decreto de un imposible. La libertad conquistada se confundió al pron-
acusación aprobado por los comunes fué desechado por una- to con el despotismo militar que la despojó de su anarquía ;
nimidad; pero la Cámara de los comunes declaró que se pero aunque arrebatada á los padres, fué devuelta á los
llevaría adelante el proceso, y el gran tribunal instituido al hijos, cimentándose por último en Inglaterra.

La Mesíada.
por j^lopstoch.

XVI.
Vosotros que os obstináis en negar que la creación le es Jesús que sufre y se resigna, sino el Hijo del Eterno en toda
debida, no conocéis al Redentor divino; vosotros no sabéis la grandeza de su poder y de su magnificencia. Todos los
que es el dueño supremo de todo cuanto existe, y que lo serafines, y hasta el divino Elolia, no son junto á El mas
será hasta el día en que los senderos que conducen al tra- que pálidas sombras; cada vez que se fija su mirada en las
vés de los laberintos de los mundos todos, irán á confundirse innumerables legiones celestes, sienten estas mas vivamen-
en el único punto destinado para el cumplimiento de los te las beatitudes que son patrimonio de los seres creados
decretos del Eterno y para la dicha de todas sus criaturas. que colocó su omnipotencia en la última grada de la escala
Si de lo alto de su cruz la Divinidad espirante no hubiese de perfecciones que les acerca á su Dios.
esclamado: Todo se acabó, no podrían las numerosas legio- Advertido por una señal del Cristo, va un querubín á
nes de seres creados repetir un día al través de los cielos en buscar las almas de los habitantes de la tierra, muertos des-
toda la plenitud déla dicha de los escogidos: Todo se acabó. de que El abandonó su tumba. Verdes son aun las coronas
Al salir de la casa de Juan, en la que consagró sus ele- de ciprés con que los amigos habían adornado su sepulcro y
gidos á la vida eterna, se dirigió Cristo al monte Thabor, las urnas qne contenían sus mortales restos; como si aque-
trono terrestre que prometió ocupar hasta el momento en lla prueba de un afecto, que no es siempre sincero, pudie-
que iría á sentarse á la diestra de su padre. El sagrado mon- se evitarles la sentencia de la justicia suprema. Guiadas por
te se estremece y brilla con un resplandor sobrenatural, el enviado del Redentor, llegan aquellas almas al monte
por presentir la grandiosa escena que en él va á cumplirse. Thabor, pareciéndose á la lluvia producida por una nube
Ya los resucitados se reúnen en su esmaltada cumbre, y pasajera, que tan pronto derrama á torrentes el agua, como
forman sobre ellos los escojidos un semicírculo, cuyos dos deja caer tan solo algunas gotas que parecen perlas despren-
éstremos van á perderse en la inmensidad de los cielos. De didas del disco del sol.
pié en el centro de aquella doble fila de inmortales, se apo- A la vista del Cristo, presienten los muertos la presencia
ya el Mesías en un peñasco cubierto de musgo: ya no es el del Juez supremo sin adivinar el porvenir que les prepara.
% 19 »
Con voz imponente y grave les dice: «iQuiénes sois? » y Cuando se disponían los angolesa dar cumplimiento á las
todos contestan á la vez, y hablan con énfasis de sus méri- órdenes de Cristo, desciende de lo alto de los cielos un que-
tos y de sus virtudes; pero una mirada del Mesías les da á rube , que se postra y dice :
comprender que en vano procuran engañarle, y que El les «Dios mediador, la estrella que me está confiada se agita
conoce mucho mas de lo que se conocen ellos a sí mismos. y se dispone para su trasformacion; todos sus habitantes
Ya los ángeles abren el libro de la vida y empiezan á do- presienten ya el momento de emprender su vuelo hacia la
blar sus hojas; casi todas sus páginas están en blanco; solo luz primitiva, y yo temo que sucumban ante la dicha ine-
en muy pocas se ven escritas con letras de oro grandes ac- fable de poder sumergirse en aquel rio eterno. Dígnate an-
ciones. ticipar el cumplimiento de una esperanza que les permitiste
Ciérrase otra vez el libro, y aguardan los muertos con concebir. Haz que pueda rozar con mis alas las palmeras
muda ansiedad los decretos.de\juez supremo, que hieren sagradas del valle de Getsemaní, y los polos de mi estrella
con la rapidez del rayo, devolviendo la vista á los ciegos. se estremecerán con mas fuerza ; las columnas de los abis-
Una mirada del Salvador indica á los ángeles las sendas mos se derrumbarán, y con ellas los campos floridos, los
por las que deben volver las almas á su última morada ; mares y los montes de aquel mundo destinado á un porve-
hay algunas de aquellas sendas que conducen á los abismos , nir mas digno.»
y otras que van directamente á los cielos. Pocos instantes Contéstale el Cristo:
bastan para recorrer las primeras, al paso que se necesitan «Roza con tu ala las palmeras del valle de Getsemaní. »
muchos aiíos para que los pecadores perdonados lleguen al Emprende el ángel nuevamente su vuelo para anticipar
trono del Eterno. la trasforipacion de la estrella cuya custodia le está confiada.
Los habitantes de las altas regiones detienen á las almas Un querube mira entonces al muerto que ha conducido á
que pasan por sus dominios para pedirles saludables ins- aquella reunión , y le dice con celestial sonrisa :
trucciones; luego se ven obligadas á suspender su vuelo «Enjuga tus lágrimas, has sido bueno y generoso para
para esplicarse á sí mismas las causas que las hacen subir al con los hombres, que en cambio te han desconocido y odia-
cielo, mientras tantas otras almas descienden ai abismo. do; el llanto que te has visto obligado á derramaren el ári-
Antes de tomar las almas juzgadas sus diversos caminos, se do desierto en que la ingratitud humana te hizo buscar un
postran en el polvo y unánimemente esclaman : refugio, al fin ha terminado. Levanta tus miradas hacia las
<(Brama, Tien, Jiípüer, Krodo, ó cualquiera que sea el estrellas que has de atravesar antes que llegues al último
nombre que debamos darte, te confesamos nuestra culpa, grado de la beatitud reservada á los escogidos. »
aunque haya sido nuestra vida un cúmulo de faltas y erro- Un rey indio, medio sumido aun en el sueño de la muer-
res, imploramos tu misericordia infinita. » te , abre los ojos, y al recuerdo de su pasada grandeza, con-
El Redentor se vuelve hacia los ángeles, y les dice: cibe nuevas y engañosas ilusiones.
«Conducid á ese habitante de las riberas del Eufrates «¿Dónde están, esclama, las almas de los esclavos inmo-
hasta la estrella mas apartada,d?l Líbano, ó sea hasta el lados sobre mi tumba? ¡Preséntense para anunciar y servir
séptimo cedro del bosque sagrado; rhucho ha pecado, pero de escolta á su dueño I»
su alma era ardiente y sus tentaciones poderosas. Cuando Ninguna voz contesta á la suya, teniendo que recorrer
se acercará á los dulces rayos de Filia, los habitantes de solo las bóvedas sombrías que le conducen á una vasta re-
aquel astro benéfico le hablarán de su Salvador. Ese otro , gión, donde se cierne un inmortal en el aire, y le dice:
procedente de las regiones que fertiliza el Ganges, amaba el «Sigúeme, los luminosos rayos que despido podrán ser-
bien, pero era sobradamente débil para seguirle; triste y virte de guia. »
pensativo ha fluctuado siempre en un mardeincertidumbre El alma del monarca se vé obligada á obedecer, y oye en
y de duda: sea el monte Hermon su punto de reposo. Cuan- breve desesperado la sentencia del Dios supremo que juzga
do el tiempo acabe, conocerá á su Juez; nombradle al Re- tan severamente á los poderosos.
dentor cuando descubra la plateada luz de la estrella del «Sí, precisamente he de hallar aquí piedad y amparo ,
Nebo.... Y tú que te postras tan humildemente en el polvo, esclama un alma que acaba de abandonar un cuerpo lleno
tú que fuiste orgulloso y empedernido hasta la crueldad , de miseria y sufrimiento; las deslumbrantes visiones que me
sigue al querube que te hará pasar el umbral de los in- envuelven son dioses, y los dioses son misericordiosos y jus-
fiernos, antes que Yo descienda á la cumbre del monte tos. No son así los hombres, puesto que desprecian y odian
Olívete. » la inocencia, el honor, la probidad: solo los dioses son
Desesperado el orgulloso, esclama: justos. 7>
«¡Oh Júpiter, no descargues sobre mí todo el peso de tu Dice, y recibe el premio de su resignación y de su fé.
cólera I» Una enfermedad¡;repentina habia sepultado al joven Ge-
A lo que le contesta el Cristo: limar en el lecho del dolor; en vano su generoso amigo ha-
«Debesseguir irremisiblemente á tu guia; sábelo de una bia procurado hacer penetrar la esperanza en su alma; en-
vez: te arrojo al fondo de la gehena, porque vendiste al tregábase el impetuoso joven á los mas tristes pensamientos.
mejor de tus amigos. Y tú, continúa el Redentor volvién- «Me siento morir,j decia, y vamos á separarnos para
dose hacia otro muerto, tú fuiste caritativo y bueno, y con- siempre, por exigirlo así la inflexible voluntad del destino;
fiaste en un padre misericordioso, que lo es aun mucho mas tal es ¡la suerte de la flor caida del árbol en que nació, la
de lo que tú te atreviste á esperar; serás conducido por un del amigo que amaste tan tiernamente, la tuya y la de todo
querube que te ofrecerá la mas hermosa de las palmas de cuanto existe en el inmenso dominio de la muerte. Sí, la flor
Getsemaní, cuando hayas atravesado el cristalino arroyo de que se agosta y el hombre que muere, se pierden en el caos,
Belén. Ese guerrero que pasaba las noches soñando bata- como si nunca hubiesen existido! ¿Por qué tus humedeci-
llas, y que procuraba realizar de dia sus sangrientos sue- dos ojos se fijan con tanto amor en mi rostro pálido y des-
ños , será conducido inmediatamente al averno, en el que encajado? Yo que quiero morir, nO tengo necesidad de
será acogido el verdugo de sus hermanos con el horrendo consuelo alguno; procura tú consolarte, á fin de no seguir-
silbido de todas las serpientes.» me de cerca á la tumba. Puedo al fin confesártelo, en me-
% 20 K
dio de los irreflexivos goces de mi edad, me ha dominado cio del Cristo. Numerosas son las almas que llegan de todos
siempre la idea de la muerte, por lo que sin cesar me he los puntos, mientras que desaparecen otras muchas como
preguntado: ¿qué será de mí? ¿A dónde iré á parar? y una las ^otas de agua que caen en la ardiente arena, ó como
secreta voz me respondía: Te disolverás en átomos imper- las plateadas ondas de un arroyo que atraviesa un campo
ceptibles que el soplo del tiempo dispersará por todo el uni- árido y seco: todas las almas siguen el movimiento de la
verso.... Ño llores de este modo, lierniano mió: ¿qué te balanza terrible, cuyo plato tan pronto desciende á los abis-
importa lo que serán entonces mis inanimados restos? en mos como sube hasta los cielos.
los que no creo me hagas la injuria de ver al hermano que Ven, man^o arroyo, ven á confundir tu dulce murmullo
tanto has amado. No queria aun poco há alarmar tu sensi- con los mugidos del torrente que me inspira mi himno so-
bilidad; ahora empero ya no respeto nada, ni aun tus mis- lemne; ven á calmar la sed de mi alma harto débil para re-
mas lágrimas. La muerte me ha echado ya ai cuello sus .-istir las beatitudes que la inundan á medida que va recor-
brazos de hierro, y es mi alma inflexible como ella. Voy á riendo el camino que se ha atrevido á emprender.
revelarte mi última idea, la cual te confio, como confia el Cien veces la luna ha sufrido todas las fases de su curso
guerrero moribundo su broquel al mas querido de sus her- periódico, desde que he intentado yo cantar los decretos
manos de armas. Tengo la convicción de que voy á caer que pronunció el Cristo en la cumbre del monte Thabor;
para siempre en el insondable abismo de la nada; esta con- entonces pensaba terminar mi obra con el ausilio del Sal-
vicción me desespera, sin que por esto acuse de modo al- vador, pero me veló de repente los ojos una nube sombría,
guno á los dioses— No, somos tan poca cosa, que aspirar á y se apoderó de mí la ¡dea de la muerte. Al fin logré vencer
la inmortalidad sería un orgullo imperdonable. Llena esa mi vago terror; y puesto que^ivo aun, terminaré la santa
copa en la fuente mas abundante y mas fría; y tanto si su misión que me he impuesto; gracias te sean dadas, mi Re-
agua me apaga la sed que me abrasa, como si anticipa mi dentor divino, por haberte dignado devolverme las fuerzas
muerte, logrará aliviarme.» de que carecía. Mientras que la muerte se adelanta á paso
Su amigo se apresuró á llenar la copa que Gelímar apuró lento, la esperanza nos sostiene, siendo ella la que después
de un sorbo, exhalando casi en el mismo instante su postrer nos conducirá también á nuestra patria celestial.
aliento. ¡Qué emoción la mía, cuando al llegar mas allá déla
El alma de Gelimar, desgarrada por la conmoción vio- tumba vea á cada signo del tiempo aparecer legiones de al-
lenta y terrible que esperimentó al abandonar su mortal mas salidas de sus cuerpos mortales! Entonces se reunirán
cubierta, quedó un momento aletargada; pero luego se le- los escépticos, los incrédulos y los cristianos; entonces se
vanta en el aire y esclama: reunirán los amigos que hacia tiempo lloraban á los amigos
« Dioses inmortales, dioses de los astros y los mundos, de su elección , y se reunirá también la viuda con el esposo
¿será posible que yo exista? Yo, que acabo de morir, ¿cómo que la estaba aguardando, y quedarán entonces patentes
es posible que entre en una nueva vida? ¿Noes esto un sue- todos los misterio? de la Providencia: cada átomo de la
ño de la materia que se descompone ó la última ilusión del creación comprenderá su pasado, y sabrá su porvenir : el
alma que va á perderse en lo infinito? No, vivo; y no será soplo de la eternidad habrá despertado para siempre á to-
mi nueva vida la de la flor que se agosta y desaparece para dos los muertos, y desvanecido para siempre la duda. Vos-
siempre. Dioses omnipotentes, ¿moráis por ventura en esas otros que habéis esperimentado los tormentos de la sed del
estrellas numerosas que me parecen cada vez mas bellas y saber, sabréis comprender mejor cuál será vuestra dicha
resplandecientes? Permitidme que os vea para que pueda cuando dispongamos de todos los misteriosos hilos del labe-
postrarme á vuestras plantas, y esclamar con toda Ja pleni- rinto en que tantas veces se estravió nuestro pensamiento.
tud de mi reconocimiento y mi dicha: Gracias, gracias. Ven manso arroyo, ven á confundir tu dulce murmullo
Dioses eternos, por haberme permitido existir para siem- con el mugido del torrente que me inspira mi himno solem-
pre. ¿Dónde estará ahora gimiendo el amigo que he dejado ne; ven á calmar la sed de mi alma harto débil para resistir
en la tierra, poseído de la cruel certeza de que es la muerte las beatitudes que la inundan á medida que va recorriendo
un sueño que no tendrá fin ? ¡ Qué lástima el no haber muer- el camino que se atrevió á emprender.
to juntos! ¿Me será permitido descender nuevamente á los La capital que servia de corte á un monarca poderoso se
bosques en que está aquel amigo fiel abriendo mi tumba ? derrumba, y se presentan al Juez supremo los muertos que
¿Podré presentarle á mi vez la copa que nos dá la muerte, estaban sepultados bajo sus ruinas: el corazón de uno solo
y subir nuevamente con él á las regiones de la inmorta- de ellos ha sido humano y justo. La multitud circuye al no-
lidad ? » ble muerto, le estrecha y le oculta; y sin embargo, no tar-
Al terminar estas palabras, descubre Gelimar en la cum- da en verse solo á presencia de su ángel custodio, que le
bre del Thabor á otros seres como él, y á algunos inmorta- sonríe con fraternal ternura: parécese aquel muerto al hom-
les, en los que cree reconocer otros tantos dioses. Desde bre víctima de una calumnia, que no quiere justificarse, y
luego se postra á sus pies para adorarles; pero uno de ellos aguarda resignado á que el sol de la verdad disipe las som-
le manda que se levante y le dice: bras del engaño.
« Somos seres creados.» Poseído de la mayor desesperación, se clavó un joven el
« Y ¿habéis sentido como yo el abrazo helado de la muer- puñal en su propio pecho; pero aterrado luego al recono-
te? Y ¿os habéis despertado también como yo á una nueva cer su enorme crimen, arrojó lejos de sí el arma homicida;
vida?» les pregunta Gelimar. sin embargo, en breve volvió á cogerla, y con los ojos in-
Uno de los serafines le contesta: yectados de sangre y los labios entreabiertos por la risa de
«Dios nos creó inmortales.... Sigúenos; pronto te ilumi- la demencia, volvió á clavarse de nuevo el puñal en su pe-
nará el que ha hecho las estrellas, los serafines y las almas cho. Su sangre corrió en abundancia , sus ojos no se habían
de los mortales.» estinguido aun y continuaban movimientos convulsos agi-
Y sus celestiales guias le hacen seguir el luminoso sen- tando sus miembros, hasta que con un último terminó su
dero que el Salvador acaba de indicarles. sufrimiento y su vida. La tierra se estremeció al rumor de
Los soles se levantan y se ponen, y continúa aun el jui- su caida, y su alma compareció ante el Mesías.
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Los astros que iluminan al suicida, velados y libres su- veres; los jefes de uno y otro bando, dos célebres conquis-
cesivamente por nubes mas ó menos densas, soló han podi- tadores, caen también y mueren; reina en torno suyo un
do dispertarle á medias; pero á la vista de los inmortales triste silencio, regando con la sangre que brota de sus he-
sale de su mortal sopor, y se vé asaltado á la vez por todos ridas á los cadáveres que yacen junto á ellos. Semejantes á
los terrores. Los ángeles participan también de su estreme- la manga de agua que inunda toda una región, las almas
cimiento; ni uno solo se atreve á esperar que el infeliz en- de los guerreros que han sucumbido en aquella encarnizada
cuentre gracia ante el Juez supremo, que aunque sonriendo, lucha, se dejan caer sobre el Thabor, en el que Jas está aguar-
le mira con rostro severo. Sonrisa inefable de !a clemencia dando el Juez supremo. De repente se agita y sube la ba-
divina, por tí pasa el pecador del esceso de la desesperación lanza temida, cae el rayo vengador sobre los dos conquista-
al colmo de la beatitud celeste. dores y los ilustres criminales caen al fondo de la gehena ,
ra tlisama un pobre anciano, obligado á implorar á la del que no tardan en salir gritos de maldición confundidos
candad del rico el alimento escaso de que necesitaba para con el chirrido de flamígeras espadas. Un soldado, medio
sostener su triste existencia, hasta que fué la muerte á po- sumido en el sueño de la muerte, blando aun su ensan-
ner término al fin á los males que no tenia merecidos, por grentado acero, y esclama con aquel placer salvaje que le
Igualar su bondad á su paciencia. Mas animoso y esforzado ha causado siempre la matanza':
que los héroes inmortalizados por sangrientas hazañas, ha «¿También se combate aquí en los cielos?... Eternidad,
soportado Elisama sin quejarse, todas las miserias de la yo te saludo, puesto que permites también la guerra en tus
vida, ha hecho mas: los ha aceptado con reconocimiento, dominios.»
porque sabia que el dolor, como el placer, es un don de la El rumor de las cadenas que arrastran los dos caudillos y
bondad divina. El humilde Elisama, al que el hombre mas la zumba de los demonios, contestan únicamente á la loca
ínnrao del pueblo se creia poder despreciar, habria honrado esclamacion del soldado.
un trono: no habia en la tierra sino un ser que le amase: Los ángeles agitan suavemente las cuerdas de sus arpas
su perro. Acompañó el fiel animal con sus tristes ahullidos de oro; dulces y tiernas melodías anuncian en Jos aires la
el estertor de su dueño; y cuando éste cesó de gemir, lamió llegada de los niños muertos en las riberas del Ganges, del
por ultima vez sus manos inmóviles y heladas, y se durmió Nilo y del Niágara: descienden á la cumbre del Thabor
luego en ellas por no despertar nunca mas. aquellas almas inocentes y puras, y se agrupan en las copas
Se presenta Elisama al Juez soberano; un ángel le entre- de los cedros. Parécense á los corderillos que pastan en la
ga la corona destinada al infortunio resignado, y prorum- vertiente de una colina cubierta de naciente verdura, mien-
pen los inmortales en un prolongado y dulce murmurio que tras que el resto del rebaño, va en busca de las plantas aro-
se eleva hasta el santuario de los cielos. máticas que crecen en la escarpada cumbre de los montes.
Aadec gozó durante su vida de la reputación de un hom- El Salvador sonrio á aquellas tiernas almas, y Jos querubes
bre justo y virtuoso, por ser uno de los que mas escrupulo- se elevan con ellas hasta lo infinito, recorriendo en su curso
samente observaba los preceptos de la ley de Moisés. Su co- ascendente luminosas estrellas. Durante aquel largo viaje ,
razón sin pasiones ardientes, sin deseos impetuosos, le hacia los dulces rayos del alba van acostumbrándolas gradual-
lacil la observancia de aquellos preceptos; y sin embargo , mente á la luz que mas tarde esparcirán sobre ellas los as-
creía acumular inmenso» tesoros de salvación , por no haber tros celestes para hacerlas dignas de penetrar en el santua-
tenido otro alimento que las migas caldas de la mesa del rico, rio de los cielos.
y haber llenado su copa de madera del agua cenagosa que Una de aquellas almas ¡nocentes, confiadas al cuidado del
con dificultad podia recoger en un charco que habia juntojá mas joven de los serafines, encuentra en las floridas llanu-
su pobre cabana. Desgraciado del que desprecie á semejante ras del empíreo, al solo amigo que no abandonó á Elisama
pobre, pero mas desgraciado será él todavía, si se duerme en en su desgracia: el perro fiel se junta con el niño alegre
la orgullosa pretensión de hallar en la eternidad recompen- que le acoge con amor; pero en breve se vé éste obligado á
sa por acciones que no le han costado ni sacrificios ni lu- separarse de aquel, por seguir á su guia hacia las mas altas
chas. Obcecado por aquel funesto orgullo, aguarda Zadec regiones, quedándose ei perro solo en la entrada de los cie-
su sentencia sin temor y sin iiiquie.ud alguna; sin embar- los. Colocado en ella, saluda con sus alegres ladridos y sus
go, acaba de pronunciar el Cristo su sentencia, y el queru- tiernas caricias á cuantos niños pasan, sin que haya ningu-
be que la ha comprendido, arrastra hasta el abismo al alma no que se separe de él sin darle una prueba de afecto, cuyo
del condenado. Zadec se resiste y esclama: recuerdo le basta para aguardar contento á que pase otra
« ¿Quieres conducirme á los infiernos, cuando he sido el nueva alma.
mas fiel observador de la ley de Moisés? Fantasma terrible, Él alma de Geltor, guiada por su ángel custodio, se le-
te engañas: soy acreedor á eternas recompensas, y mal pue- vanta alegremente en el espacio, en medio del rápido vuelo
des haber recibido la orden de arrastrarme por esa espan- de los cometas de inflamada cola y del murmurio de las
tosa senda. Envuélvate la noche eterna en sus alas, con- constelaciones viajeras. Sin embargo, pronto reina el silen-
fundan las llamas del infierno tus rayos.» cio en torno suyo; ha pasado ya el círculo inmenso que
Nubes sombrías aprisionan al alma condenada, pero el precede á la entrada del santuario, en la que hay soles cuyo
resplandor del querubín las disipa. Conoce al fin Zadec que movimiento solemne no se regula por el de ningún globo
es irresistible el poder de los inmortales, y continúa no obs- terrestre. En aquellas altas y sublimes esferas, vé Geltor
tante su lucha, logra escaparse y se arroja á un abismo sin impresas en las nubes las nobles y bellas acciones de su
fondo. El último destello de compasión que contiene la có- vida. Las leves faltas por él cometidas le han sido perdona-
lera del ángel se estingue, por lo que llama á Zadec con voz das por el Juez supremo; por lo que dejan de serle presen-
de trueno, á la cual sale Zadec del abismo, abulia, rechi- tadas; solo los pobres que ha alimentado, los huérfanos que
na los dientes y vuela con su terrible guia hacia la morada por él han llegado á ser hombres útiles y el pueblo del que
de la pena eterna. logró romper las cadenas combatiendo por la libertad de su
Hay dos numerosos ejércitos frente á frente; dase la señal fé, forman su cortejo hasta la entrada del sai tuario en que
del combate y en breve queda el campo cubierto de cadá- va á recibir el premio de sus virtudes.
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Los soles se levantan y se ponen , y el juicio del Cristo «¿Quién te ha mandado que me arrastres de este mo-
dura todavía. Numerosas son las almas que llegan de todos do? » pregunta el infortunado Toa.
los puntos, mientras que desaparecen otras muchas como «El Juez supremo» le contesta el ángel.
las gotas de agua que caen en la ardiente arena, ó como En aquel momento se ofrece la tierra á las miradas del
las plateadas ondas de un arroyo que atraviesa un campo joven inmortal]; pero solo vé en ella las tumbas nuevamente
árido y seco : todas las almas siguen el movimiento de la ba- abiertas.
lanza terrible, cuyo plato tan pronto desciende hasta los «Hé aquí, esclama, los fúnebres sitios en que impera la
abismos como sube hasta los cielos. muerte.»
Hagid y Syrmion, armados ambos de homicida espada, «Héaquí, dice el ángel, el campo en que se sazona la co-
combaten y se hieren; ambos caen á la vez, y exhalan su secha para la eternidad. »
último suspiro al prorumpir en un grito de maldición y de « ¿Cuál es esa árida colina en cuya cumbre se levanta
<5dio. Oyen claramente en el fondo de la noche eterna un una cruz ensangrentada?»
rumor de cadenas terrible y amenazador, que va acercán- « El Góigota.»
dose gradualmente y les llama, sin que puedan sus almas Las casas que la rodean están habitadas por los morta-
dejar de obedecerle; apodérase de ellos un espíritu infernal les; pero, ¿dónde está aquel que les dá la vida?»
que les ata cuerpo á cuerpo en una misma peña, cuyo eco « Mira, y verás brillar en medio de aquel círculo lumi-
siniestro repite á toda la gehena sus gritos de desesperación noso al Juez del universo. »
y rabia. « ¿Luego vas á conducirme á su presencia? ¡Cuan grande
El joven Toa, uno de los hijos de la estrella habitada por es nii desdicha! »
una raza de hombres inmortales, habia escuchado con avidez Y confundiéndose con las almas que descienden al monte
la relación que les habia hecho su padre á todos, cuando al Thabor, llega con ellas al sitio para él tan temible; vénse
ver pasar al Eterno para ir á juzgar al Mesías, deploró el arrastradas como el fruto sazonado antes de tiempo por el
triste destino de sus hermanos mortales, lanzados al globo soplo de la tempestad que dispersa juntamente las agostadas
terrestre para sufrir en él una vida de prueba. A impulsos flores y los entreabiertos capullos. Poseído Toa de terror in-
de su escjesiva sensibilidad, desaprobó Toa en el fondo de su tenta escaparse, pero un poder sobrenatural le detiene: el
corazón al Dios que creó á su imagen á tantos numero- Juez supremo y los inmortales todos guardan silencio: tam-
sos seres para someterles á crueles sufrimientos y á funestas bién callan los cielos antes de estallar el trueno del Eterno.
tentaciones. De la desaprobación secreta, pasó su orgullo á La voz acusadora del ángel que ha ginadoá Toa resuena
una revuelta manifiesta, puesto que dijo en voz alta que no al través de lo infinito; los serafines ocultan su resplandor ,
tenia Jehová poder bastante para borar del pensamiento de y hasta el mismo divino EIoha modifica sus rayos; los re-
los habitantes de la tierra el recuerdo de los horrores del sucitados y las almas se estremecen, y la pálida muerte con
sepulcro; y que mientras aquel recuerdo existiese en ellos, aspecto terrible y hosca mirada se cierne sobre el joven
ni aun en la misma eternidad seria nunca su dicha com- descendiente de una raza que se habia visto obligado á res-
pleta. petar hasta entonces el ángel esterminador. Lanza el infor-
Un querube se presenta, y manda al orgulloso Toa que tunado un hondo gemido y espira, su cuerpo es polvo que
le siga; después de haberle guiado por mucho tiempo el el viento dispersa, por no deber ocupar el alma de Toa un
querube al través de lo infinito, le deja abandonado. Al ver- cuerpo nuevo y glorificado, por estar condenada á recorrer
se solo mira Toa con sorpresa en torno suyo: la inmensidad siempre errante el vacío, lejos de la estrella en que vio la
del espacio que se estiende ante sus ojos le espanta; los cantos luz, lejos de la tierra, lejos de los cielos. Nunca mas podrá
de triunfo de los resucitados, que coronados de (lores se ele- ver la faz radiante de un inmortal, nunca mas volverá á
van en alas del éxtasis, y celebran en medio de torrentes oir el dulce sonido de la voz de un ángel; y, sin embargo,
de armonía las beatitudes de las almas que sufren, se resig- conservará siempre el sentimiento de su ser y la facultad de
nan y esperan, le importunan; por esto se adelanta al azar sus movimientos, pero siempre sola, siempre en el vacío.
en busca de un punto en el que pueda oir gemidos y ver La eternidad con sus sublimes revelaciones le está cerrada ;
derramar lágrimas. Pronto se le presenta á la vista un án- solo le queda el recuerdo de lo pasado y el aislamiento de
gel severo que le para y le arrastra en pos de sí; en su rá- lo presente: cuántas veces pedirá con ansiedad cuando se
pido vuelo, vé Toa la estrella feliz en que gozan los suyos dignará el Juez eterno terminar su suplicio, no habrá voz
de una dicha inalterable; brilla un momento en medio de que conteste en torno suyo.
los millares de astros que pueblan lo infinito, y luego des- Un rey henchido de orgullo habia procurado con la astu-
aparece tras uno de los soles qu€ se mueven en las esferas cia de la serpiente y con la fuerza del león encadenar á su
accesibles á las miradas y al pensamiento de los mortales. pueblo. Cuando se hubo evaporado el humo de la sangre de
Incapaz de dominar por mas tiempo las sensaciones que le los vencidos que habían combatido por su libertad, cuando
oprimen, dirige al fin Toa la palabra á su guia, y le dice: la tiranía triunfante levantó su cabeza de hidra sobre sus
«Ángel del Señor, ¿á dónde me conduces?» víctimas cargadas de hierros, insultóla» el déspota , dícién-
Como guarda el ángel silencio, vuelve á hablarle Toa en doles que no eran hombres como él y que él era su Dios.
estos términos: Pero ya el insecto roedor que impera en los sepulcros aguar-
«Ángel del Señor, empiezo á creer que no habría debido daba al rey de la tierra; sus restos fueron inhumados con
gemir por la suerte de la especie humana, puesto que no gran pompa y magnificencia; pero su alma anda errante por
ha sido creada para sufrir eternamente. » el espacio, sostenida por un adolescente de los cielos. A fin
Continúa el ángel guardando el mismo triste silencio. de que pueda seguirle, despiden sus ojos un destello de fue-
«¡Ángel del Señor, protégeme! » esclama Toa. go celeste, semejante á los rayos que Sirio lanza á la tierra»
Y el ángel al fin contesta : y sin embargo, el alma del déspota vuelve siempre á caer ;
«¡Me es imposible! » entonces la toca el querube con la punta desús alas, y sube
Y, como llevados en alas de la tempestad, continúan como la espuma del mar arrastrada por el huracán, hasta
ambos su vuelo. que cae de repente á los pies de su Juez, prorumpiendo ea
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una carcajada á la vez insultante y burlona, y que es tan « Sí, ya le he visto radianjte de gloria en medio de los in-
solo un siniestro rugido. mortales. Amable querube, dímelo tú : ¿será aquella sen-
.¿Quién eres? » pregunta el Redentor. tencia por toda una eternidad?» dice el infortunado Seba.
Y él rey se incorpora y contesta: «Obedece y parte,» esclama el ángel ofuscando el res-
. Tú eres sin duda uno de los dioses del cielo, y debes plandor con que antes brillaba.
por lo mismo saber que soy yo uno de los dioses de la tier- • Me ha condenado, murmura Seba, me ha condenado
ra; las divmidades son iguales entre sí, y no deben por lo sin mirarme siquiera. »
mismo darse órdenes unas á otras. » « Sus ojos se han fijado en tí, dice Zoar, pero era severa
El Cristo indica al joven que se acerque, y le dice : su mirada. »
« Júzgale tú mismo. » «¿También tú dejas de ser mí amigo?»
El rostro del joven se anima como la tierna flor al primer « jOh! no, no, Seba querido ; pero bien lo sabes, nunca
rayo del sol de la primavera ; penetrado del favor insigne he podido ocultar la verdad ; ven á mis brazos, déjame llo-
que le dispensa el Mesías, se postra'y ora; luego se levanta, rar en tu seno; no creas que te acuse, cree mas bien que
se dirige hacia el rey, y le dice: te amo. »
« bé el humilde siervo del último de tus esclavos: el que Ante aquellos dos amigos estrechamente abrazados, que
tanto se inclinaba al pié de tu trono , y que solo se apartaba gimen y lloran lágrimas de sangre, inclina el ángel de la
ue él por ir á aplastar la frente de tus desgraciados subdi- muerte su espada para modificar su fulgor siniestro ; suena
tos, será desde hoy tu señor y tu dueño. Impaciente por empero la hora de la separación , y obedeciendo el lúgubre
nacerte eljuguete de sus bárbaros caprichos, clama ya contra serafín á un poder superior , repite con su voz de trueno :
tu pereza : vé á cumplir puntualmente sus órdenes. » « Separaos. »
Reconoce el déspota la voz de su esclavo que le llama Y los dos amigos, que habían recorrido siempre juntos
desde el fondo del abismo, hacia el cual le impulsa un po- ios diferentes senderos déla vida terrestre, se adelantan ha-
der irresistible. cia lo infinito por opuestos caminos.
Aoar y Seba estaban unidos por la amistad mas sincera ; Ávido de ciencia, habia consagrado Cerba su vida al es-
una dicha que á pocos mortales fué dado lograr, coronó tudio; la muerte le hirió en la flor de su edad, y la acogió
siempre su vida, que acabaron en un mismo instante, por gozoso, porque al fin iba á descubrirle los secretos de la
no haber podido ni aun la misma muerte separarlos. - e dur- eternidad. Su agonía fué un éxtasis delicioso, y en su pia-
ffl'ó Seba tranquilo y altivo, por no haber dudado nunca doso arrobamiento, estrechaba la mano del amigo y del
"e que habia de procurarle su mérito la recompensa eterna. contrario con la misma ternura. Su ángel custodio, que le
""S humilde Zoar, se vio asaltado por los crueles temores estaba aguardando mas allá del sepulcro, se lanza con él á
que le inspiraba el recuerdo de sus leves faltas, y que solo la inmensidad de los cíelos que logra contemplar, antes de
podia calmar un tanto el arrepentimiento de haberlas co- que el Juez supremo le anuncie el dichoso porvenir que le
metido. La balanza del Juez supremo confirma raramente espera.
las previsiones humanas. En su fácil y rápido vuelo, vé ofrecerse siempre Cerba
Los dos amigos, á los que conduce un mismo querube á nuevas esferas á sus asombrados ojos; oye el movimiento de
la presencia del Redentor, se alegran de hallarse aun reu- los planetas que se envían mutuamente sus rayos, así como
nidos después de la muerte; su guia inmortal les oye y ca- también el de los astros y los soles que giran en las regiones
lla. Llegado á la cumbre del Thabor, lee en las miradas del mas elevadas, sin iluminar mas que á los cielos. De sorpre-
Cristo la sentencia de las dos almas confiadas á su custodia, sa en sorpresa va adelantando su vuelo, pero cuando llega
y se aleja inmediatamente con ellas. Del fondo de la nueva hasta él la armonía de los c^^ros celestiales, las fuerzas le
esfera que recorren, sale y se dirige hacia ellos el ángel de faltan , y cae sobre una nube diáfana que se estiende sobre
la muerte: su vuelo es grave y silencioso, su mirada som- una de las cascadas de lo infinito. Sorpréndele el sueño en
bría, inexorable. Un espacio mayor que el que ocupan los aquella cuna aérea, y cree morir por segunda vez, cuando
mares de la tierra le separa aun de los dos amigos, y ya se de repente se despierta á la vida eterna.
siente Zoar poseído de espanto; aquella triste aparición con- Nuevas legiones de almas aparecen en el monte Thabor,
nrmó en él los temores que ha concebido al verse arrastra- y esclaman sucesivamente:
do lejos de los inmortales, lejos del Salvador, cuya magostad « Dios del trueno, tú que desde el fondo de tus nubes
imponente y dulce le habia penetrado de amor y de respeto. sombrías haces estremecer el pié del Olimpo, nosotros te
Mas rápido que el pensamiento, llega el ángel de la muer- hemos inmolado toros coronados con las mas hermosas flo-
te junto aquellas dos almas; levanta .hacia los cielos su es- res del valle, nosotros te hemos sacrificado blancos corderos
pada flamígera, y dice á una de ellas': cubiertos de verdes guirnaldas. No te muestres irritado con-
«Has hallado gracia; » y volviéndose luego hacia la otra: tra nosotros, padre de los dioses: y tú , terrible Minos, no
« Has sido rechazada » le dice. fulmines sentencias de condenación,,abandona el urna fa-
El anatema ha caldo sobre Seba, y acaba el lúgubre se- tal, ocúltala en las entrañas de la tierra, y sepúltala á la
rahn de pronunciar la sentencia del Juez supremo. nada. »
« Separaos, » esclama con voz de trueno. « Brama, hemos observado tus leyes: cargados de cade-
«¿Separarnos? dice Seba suspirando; en nombre del cielo, nas, abrasados por los rayos de un sol ardiente , rendidos
de la tierra, de los hombres, délos ángeles y de todo cuanto de fatiga y estenuados por la penitencia, comparecemos
existe, dime, tú que acabas de pronunciar aquellas pala- ante tu tribunal: ten piedad de nosotros. »
bras terribles; esa sentencia dada por un tribunal que no « Dios de los bosques, esforzado Woda, no podemos ha-
puede mi razón comprender, ¿esirrevocable, es eterna? » berte ofendido, cuando por tí, por la libertad de la patria y
. « No me lo preguntes, contesta el ángel déla muerte, por el honor de nuestras mujeres, hemos derramado la san-
«'lo al querube que te sirve de guia, ya que viene él del gre en los combates, y hemos preferido la muerte á la des-
trono que ocupa en este momento el Juez soberano de los honra. »
cielos.» Por último, todas aquellas almas repiten en coro:
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« Apiádate de nosotros, poderoso Júpiter; sé clemente, caba su única voz el clamoreo de todos los condenados.
gran Brama; no seas inexorable, invencible Woda.» « Ha pesado sobre mí un juicio mas terrible que el rayo;
Y todas aquellas almas encuentran un padre misericor- no tengo ya poder alguno; solo soy una espantosa momia.»
dioso-y bueno que perdona y recompensa. Comprende Eloha el vértigo que acaba de apoderarse de
Suspéndense los fallos que debia dar el Cristo en la tier- los príncipes de los infiernos, y admira estremecido la jus-
ra ; vuélvese hacia Eloha, y le dice: ticia del Redentor. Las almas de los reprobos, y con ellas
c Ven, sigúeme. » la de Judas Iscariote, se ciernen sobre el océano de la muer-
El mas grande de los serafines obedece en silencio; ábre- te, y semejantes á una_nube sombría, se estienden por toda
se ante ellos la inmensidad de los cielos; resuenan en lo la gehena.
infinito graves é imponentes sonidos; brillan las estrellas El Juez desaparece, y solo ven los príncipes del averno
con un resplandor mas puro, plateando sus rayos los mares en torno suyo horribles esqueletos. Solo Abbadona conserva
y los montes celestes; agita un dulce estremecimiento los á su vista la forma de ángel caido; pero aunque el infierno
polos del universo. le vea tal cual era antes de la llegada del Cristo, no por ello
Advertido de los designios del Salvador por aquel gozo deja de participar de la fascinación que estravía á los de-
solemne de la creación , ha ocupado Abdiel nuevamente su mas espíritus infernales; los demonios y los condenados solo
puesto en la entrada de los infiernos. La puerta sombría son á sus ojos un montón de huesos desecados.
acaba de abrirse con tal rapidez, que el agudo rechino de Ya el globo inflamado que sirve de sol á la gehena, ha
isus goznes resuena hasta en los mas profundos abismos de llegado á la mitad de su curso, cuando de repente se para,
la condenación, pareciéndose al retumbo del trueno que es- y queda envuelto en negros tubérculos que revientan y ar-
talla al caer el rayo. rojan torrentes de fuego. Llega el reflejo de aquel voraz
A aquel estruendo inusitado, miran los príncipes de las incendio hasta el seno de los mas profundos abismos; los
tinieblas hacia la entrada de su funesto imperio , y ven bri- demonios y los condenados solo se conocen ya por el metal
llar á Abdiel con todo su resplandor celeste. Atraviesa en de su voz que, alterada por el terror y la rabia, es aun mas
aquel mismo instante Jesús el umbral de los abismos; el se- terrible que cuando hacia resonar antes la blasfemia de uno
rafín se postra, le adora y le sigue con la vista. á otro confín del abismo.
Encargado por el Eterno de presenciar el castigo de los Satán es el primero en incorporarse; solo él permanece
infiernos, castigo que solo El podrá contar á los cielos, Ob- de pié en medio de tantos esqueletos que ahullan y se arras-
badon, el mas terrible de los ángeles de la muerte, que en tran por aquel maldito suelo. Golpéese la cabeza con su ne-
su vuelo destructor deja flotar sus siniestros rayos y su fla- gra y descarnada mano; sus huesos se chocan entre sí, y su
mígera espada, precede al Mesías, que con paso lento y crujido le recuerda que es él también un horrendo esque-
grave desciende de abismo en abismo, y se adelanta hacia leto; entonces estalla su cólera, irresistible como el torrente
el trono de Satán, colocado á la sombra del templo de Adra- desbordado que acaba de romper su último dique, terrible
melech. como el peñasco suspendido por mucho tiempo sobre la al-
Una calma divina y la omnipotencia de la fuerza primor- tura del monte, y que al fín se derrumba sin parar hasta al
dial, se notan en el rastro del vencedor de la muerte; brotan abismo.
bajo sus pies hermosas flores, que mueren tan pronto como En su horrorosa desesperación, maldice Satán hasta á los
deja de cubrirlas su planta creadora. Los demonios intentan mismos príncipes de las tinieblas.
huir, pero el terror les tiene inmóviles; invocan la muerte, «¿Sabéis, les dice, por qué acabáis de convertiros en
y la muerte en su impasibilidad se niega á herirles. De pié horrendos esqueletos que la destrucción, cansada de roer en
junto al Mesías, está el divino Eloha paseando su mirada por vano, os deja con desprecio? Porque sois vosotros los que
toda la estension de la gehena. habéis dado muerte, los que habéis sacrificaido al que acaba
De repente el trono de Satán se derrumba, y salen de de espirar en la cruz. Hé aquí el castigo á que os habéis
en medio de sus ruinas densos vapores y torrentes de lla- hecho acreedores, monstruos infames. Que el rayo de Je-
mas; el templo levantado á la mentira por Adramelech,'cae hová os alcance y esparza vuestros miembros por toda la
y desaparece con las peñas que le servían de base. Presa á creación; que el soplo de la tempestad y las encrespadas
la vez de la admiración que le causa la omnipotencia del olas del Océano, que en su loca resistencia contra aquel so-
Hijo del Eterno y del reconocimiento de su debilidad al lado plo divino, van á estrellarse en la orilla, os reúnan, y os
de su Señor, el divino Eloha se postra á sus plantas; mien- dispersen de nuevo.»
tras que los ahullidos de los condenados despiertan todos los Dice, tambalea, cae y queda envuelto en un mar de lla-
ecos del infierno, y que las negras olas del océano de la mas; olvida en su ciego furor que aquellas llamas que él
muerte arrastran á su desmantelada orilla las blasfemias de mismo creó para eternizar el suplicio de sus víctimas, que-
los príncipes infernales. man y no consumen.
«¿Qué soy? esclaman los condenados uno en pos de otro; Belial une su voz quejumbrosa á los ahullidos que resue-
y tií, ¿qué es lo que eres ahora?... Vivo aun , vivimos to- nan en los abismos.
dos; y sin embargo, no viene á anonadarnos para siempre « ¡Ahí esclama, he visto nacer bajo sus pasos las mas
el rayo vengador. Hiérenos, hiérenos pronto; acaba de una bellas flores del antiguo Edén, y al levantar su planta crea-
vez con los infiernos, y que debajo de sus montes derruidos dora, las flores se agostaban y desaparecían de este maldito
desaparezcamos para siempre de la creación. » suelo. También nosotros nos hemos secado, pero no esta-
Satán esclama á su vez: mos destinados á desaparecer como ellas. »
« ¿Cuáles son los cobardes que gimen de este modo? Yo, Terminadas aquellas palabras, pide en vano Abdiel men-
que soy vuestro soberano, reto á.... » talmente una tumba eterna á los abismos de la gehena.
Iba á pronunciar el nombre de Jehová, pero espiró aquel Adramelech, el mas orgulloso, el mas pervertido de los
nombre en sus labios. príncipes de las tinieblas, se incorpora, merced á un su-
Tendido estaba Adramelech en el fondo del abismo al que premo esfuerzo, pero como se niegan á sostenerle sus des-
fué rodando con su templo y sus mentidas tablas; sofo- carnados huesos, dá con su cuerpo al suelo, y la gehena
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toda retiembla al rumor de su caida; la escasa y seca carne mas duros peñascos de Orion; pero cansados de aquella lucha
que le queda, pegada á sus calcinados huesos, se convierte terrible que les hace esperimentar mil veces las angustias de
«n polvo con la violencia del choque, formando en torno la muerte, sin procurarles su reposo, se arrojan desde la
suyo una nube infectada. También Moloch intenta levan- cumbre de los montes mas altos á los abismos mas pro-
tarse ; pero solo logra, después de muchos esfuerzos, incor-r fundos; pero sus huesos son,inquebrantables, como si hu-
porarse á medias; al ver entonces á Magog tendido á su lado, biesen sido forjados con el fuego de las siete estrellas mas
le grita con voz de trueno: ardientes; y los príncipes de las tinieblas viven aun en el
« Danzan mis huesos al acompasado son de los torbellinos, fondo de los abismos, donde pensaban hallar Ja muerte
y ruge el huracán en mi cráneo vacío; pero no importa , eterna.
quiero levantarme y no pararé hasta lograrlo, » Cual torrente desbordado que de lo alto de las montañas
Y cogiendo á Magog con toda la energía de la demencia, en que acaba la tempestad de estallar, se arroja al valle ,
le obliga á levantarse con él; al verse de pié , andan, cor- desciende el terror de lo alto de los cielos al averno para
ren, se paran, y dirige al fin Magog á su compañero estas envolver en sus venenosas ondas á los ángeles caldos y á
palabras incoherentes: todos los habitantes de aquel horroroso imperio. Solo Gog
« Óyeme: esta forma horrible con que ha querido reves- continúa aun su desesperada lucha, vomitando en su ciego
tirnos nuestro eterno amigo, no puede ser imperecedera, furor estas blasfemias.
y hemos de procurar destruirla; así pues, ven, y choque- « 1 No, no puede haber Dios I »
mos mis huesos con tus huesos, y que el mismo choque nos Y presa del dolor mas violento, agita sus dedos aquel
reduzca á polvo que dispersará el soplo de la tempestad. » movimiento convulso que revela la agonía, y creyendo agar-
Dice, y luego ambos se agarran, enlazan sus esqueletos rarse á la destrucción con crispada mano, solo palpa la cer-
con cadenas huesosas que eran poco antes fornidos brazos, teza de su imperecedera existencia.
se derriban, vuelven á levantarse y se hieren de nuevo. Sus De este modo acaba de ser revelado á la gehena la exis-
'cráneos se hienden y vuelven á juntarse enseguida, los re- tencia , el poder y la gloria del que murió en la cruz; de
sortes misteriosos que dan movimiento y fuerza á sus miem- este modo el Hijo del Eterno; en la plenitud de su miseri-
bros descarnados, sin venas y sin nervios, se rompen y ad- cordia, advierte á los príncipes de las tinieblas que no con-
quieren de nuevo el mágico poder que antes tenian. La tinúen amontonando delitos en el plato de la balanza con
violencia de los golpes abren en ellos infernales llagas, que les pesará á todos el dia del juicio universal.
pero sus huesos son inquebrantables, como si fuesen de los

La isla del Cocotero.


lor 3. 6. Sainíinc.
¿Por qué ingratos mentís contra la tierra como sj
00 pudiera sustentaros? ¿ Por qué pecáis irreligio-
samente contra Céres inventora de leyes s&bias, y
por qué meuospreciais en fin, al dulce y gracioso
Baco, como si estas divinidades no os suministra-
sen lo necesario para vivir cómodamente ?
Plutarco, OBRAS MORALBS. ¿ES Ó nofer-
mitido el comer carne?

A fines del siglo pasado, hallábame yo en las Indias fortuna. Poseía un carácter dulce, un entendimiento vivo
orientales, á donde, impelido por mi continua urgencia de y despejado: disentíamos á menudo en nuestras opiniones,
actividad, me habia trasladado para observar los progresos y aunque raras veces de acuerdo, la intimidad no tardó en
de aquella compañía de comerciantes ingleses que, tan hu- establecerse entre nosotros.
nulde en sus principios, hizo ostentación de justicia y de Pasáronse dos años desde que habia dejado los placeres
buena fé á fin de captarse poco á poco la voluntad de los de Londres, y sus capitales estaban lejos de acrecentarse con
soberanos del pais; y que después de haber organizado ejér- la rapidez que se propusiera en sus ensueños de opulencia.
«tos para disputar á los holandeses el comercio de la canela — Me será pues preciso envejecer lejos de mi patria y de mis
y ae la pimienta, vende hoy dia los pueblos, y ejerce su in- amigos, le oí esclamar un dia, y no poseer tesoros sino
fluencia sobre los mismos tronos. cuando no podré ya hacer uso de ellos.
Trabé amistad en Madras, en la costa de Coromandel, — ¿Quién os impide el gozar desde luego de vuestra
con el joven Eduardo Seyton descendiente de una antigua fortuna?
familia de Escocia, y tataranieto del famoso Child, cuyo —¿Y acaso puede esta satisfacer á mis necesidades?
nombre figura tan tristemente en las primeras tentativas de ¡Cuan desgraciado es el hombre! añadió, su existencia no
la compañía. Seyton educado en Londres, en medio del es mas que un deseo frustrado, una esperanza burlada. Pa-
bullicio y la ostentación, „o ve¡a otra felicidad que la que rece no haberle el cielo dotado de discurso, sino para ha-
se disfru a entre los placeres de una grande opulencia. Des- cerle sentir mas vivamente la miseria de su naturaleza: nace
Ceín •?""•*" / " P " * r ' ^'""^'^ ^« 1"« él llamaba el codicioso y nada obtiene: su imaginación j<5ven y ardiente
t t Z r ' " * " " " ' " / ^ . ^" ^«™'"»' '««'¡«5 veinte mil li- crea delante de él un mundo de voluptuosidades, cuyo en-
aras esterlinas, y se fué á las Indias, según él, para hacer canto disipa siempre la realidad: sus ojos abarcan una es-
TOMO III. 4
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tensión inmensa, y sus manos nada pueden alcanzar. El emplear; que para disfrutar largo tiempo de su dicha, es
espacio de tierra donde nace, no produce lo bastante para necesario emplearla con cordura, y sujetarla al régimen de
él; los alimentos que deben sustentarle, el licor que debe la razón. Cuando la ha disipado locamente, cuando reco-
apagar su sed y reanimar sus fuerzas, el vestido que debe noce con dolor que ya no existe para él el porvenir, (pues el
defenderle contra la intemperie de las estaciones, todo se porvenir lo es todo para el hombre cuya inteligencia é ima-
halla situado lejos de él y solo puede procurarse todas estas ginación han tomado un vuelo demasiado rápido) la vida
cosas al precio de penosos esfuerzos, y peligros ciertos. ha perdido su objeto. Rico , colmado de honores; pero em-
—Pero vos solo habláis de aquel pequeño número de botada su alma se asemeja á una brillante carroza falta de
hombres cujas riquezas ó posición social, han puesto en caballos; es un verdadero navio cargado de oro, pero sin
estado de gozarlo y apurarlo todo, y cuyos sentidos fatiga- brújula ni piloto.
dos han creado en ellos nuevas necesidades. La muerte de Seyton dio margen á las reflexiones de
— ¿Y acaso existen los otros? repuso el joven. Solo aquel Eduardo. Acabó por fin conviniendo conmigo en que una
puede creer en la dicha, que ejerce sus facultades sensuales fortuna grande, así como un poder ilimitado, lejos de ha-
en toda su estension, y que goza de sus fuerzas por lo mis- cernos dichosos, es á menudo la causa de nuestra infelici-
mo que abusa de ellas. Desgraciadamente, continuó Sey- dad. Hasta tentado estuvo de vender un dia las acciones que
ton en tono mas tranquilo, tenéis razón, estos últimos son habia adquirido en la factoría de las Indias, y pasar una
los menos numerosos. ¡Cuántas existencias deben sacrificar- existencia dulce y tranquila. Pero en aquella sazón, la com-
se para el bienestar de aquellos! ¡Son necesarios todos los es- pañía se hallaba llena de engorros á causa de una guerra
fuerzos de un pueblo para formar la dicha de un monarca! larga y porfiada: habíase visto obligada á tomar á sueldo
Creéis acaso que estos desgraciados indios que nos rodean > numerosos ejércitos, comprarse amigos y desarmar ene-
¿creéis, repito, que no maldicen mil veces su existencia? migos. Por el momento los gastos sobrepujaban á los be-
¿son felices? neficios; las acciones perdieron de su valor, y los bellos
— Seríanlo sin duda , si vuestros compatriotas no tuvie- proyectos de Seyton se frustraron.—Tal vez, decía él, mi pa-
sen cual vos la misma idea de la felicidad. trimonio podria serme suficiente, pero si le vendo hoy día,
En este momento, reunióse con nosotros un oficial de la me quedarán á lo mas quince ó veinte mil libras; pero esto
compañía, que acababa de recibir noticias de Londres. Des- no es suficiente para vivir dichoso. En vano le repetía yo :
pués de los primeros cumplimientos de costumbre, y cuan- La compañía se halla actualmente en una situación difícil y
do el recien venido hubo dado á Seyton algunos detalles penosa: los franceses parecen querer facilitarse por el Egip-
acerca de sus amigos en la metrópoli ¿habéis oido hablar de to un camino para las Indias. Temed comprometerlo todo
Enrique Middietor? le dijo: al tiempo mismo en que queráis conservarlo. Pero por su
— Sin duda, ¡ hé aquí un hombre verdaderamente di- parte él no veía sino la desdicha de verse reducido á quince
choso I esclamó Seyton con aire de triunfo, y volviéndo- mil libras de renta: solo pensaba en la pérdida que habia
se hacia mí; una fortuna considerable, un puesto eleva- esperimentado y en la juventud que disipaba sin provecho
do, magníficos palacios en Londres y en Edimburgo, una á fuerza de placeres. La melancolía se apoderó de él, y acá -
casa de recreo en el continente , un tren de caza famoso en bó por creerse el mas infortunado de los hombres.
todo el norte de Inglaterra, los mas hermosos caballos, Entretanto la compañía no despendía sin gloria sus te-
una'mesa suntuosa, un palco en Convent-Gardeny otro en soros. En aquel entonces Heider-Alí y el bizarro general
Druy-Lane, amigos y servidores en todas partes. ¡Ah! por Sufíren no se hallaban ya presentes para poner coto á la
lo menos si es rico sabe gozar de sus riquezas, y dar á sus ambición de los ingleses. Tippoo-Saeb veía con dolor el im-
haberes un curso razonable. perio fundado por su padre próximo á desplomarse bajo el
-^El hastío podrá llgurar entre el número de estos últi- influjo deh cañón británico. Este grande movimiento de
mos, repuso riendo el oficial; porque Middieton ha muerto. pueblos y ejércitos y los graves intereses que se debatían al
— ¡ Ha muerto! estremo de la península, parecieron por fin llamar sobre sí
— Se ha suicidado. el ánimo de Eduardo Seyton.
— ¡Y qué! ¿ha esperimentado algunos reveses ? i Ha su- Fuimos juntamente testigos de la ruina de Mysora y de
frido pérdidas? la muerte de Tippoo. Este grande contratiempo le hizo
— No por cierto, tenia lo sobrado para vivir con como- echar una mirada irónica hacia sus propios infortunios,
didad, y el mas ágil de sus caballos no hubiera podido dar bien como las lágrimas y contracciones nerviosas de una co-
la vuelta á sus dominios en veinte y cuatro horas. queta , se acallan en vista de un dolor de madre. Pero los
—¿Le han vendido sus amigos, sus criados? preciosos despojos de Seringapatran espuestos ante sus
— No es probable. Sus amigos estaban bien alimentados, ojos, vinieron á dar de nuevo libre curso á sus ideas de
y abundantemente pagados sus servidores. En una palabra, opulencia, á sus pesares, á su tristeza y á su sempiterno
se lia muerto porque para él habia vivido lo bastante. principio acerca la imposibilidad de ser dichoso sin una gran-
— ¿Cuál era su edad? pregunté. de fortuna.
— Treinta y seis años. Hallábase de nuevo ocupado en sus anteriores disposicio-
— ¡Con una fortuna tan brillante! nes, cuando una misión importante le llamó á Male, capital
— ¿Qué vale el número de sus palacios, de sus criados y de las islas Maldivías. Debia ser un viaje de algunos días, y
de sus criados? esclamé también á mi vez volviéndome ha- por tanto resolví acompañarle. Embarcámonos enBaniany,
cia Seyton; el hombre mas rico solo puede ejercitar cinco en la costa de Malabar con el tiempo mas favorable. Pero el
sentidos. ¿Los ha usado? ¡Es viejo!... En vano procura viento no tardó en variar, y después de haber corrido varios
reanimar el fuego de la imaginación que lo anima y lo di- bordos á lo largo del golfo del Sind, nos vimos forzados á
viniza todo; su corazón late mas débilmente, el deseo no derivar. Sin embargo, al tercer dia apercibimos ya el nu-
ejerce ya imperio alguno sobre su sangre débil y relajada ; meroso grupo de islas. El viento calmaba, la noche no es-
entonces vé con amargura que el cielo no ha concedido á taba lejos, y temiendo ir á dar contra uno de los mil ar-
cada individuo sino un cierto número de emociones para recifes de las Maldivias, dimos fondo enfrente de una
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especie de banco de arena situado á algunos centenares de dio, esto es el habitante, el propietario de lá isla. Era este
pasos de nosotros. un anciano de color aceitunado, y que aunque flaco, sin em-
El capitán de nuestro bergantín , viejo marino que había bargo el vigor y la robustez se notaban en su continente. No
pasado su vida recorriendo aquellos lugares, nos hizo en- bien nos hubo descubierto, cuando lejos de parecer intimi-
tonces, á fin de pasar el tiempo, la relación histórica de un darse vino á nuestro encuentro á paso precipitado, pintán-
terromontero que teníamos á nuestra vista. dose en su semblante la mas viva satisfacción.
Después de habernos descrito difusamente sus costas, ca- Después de habernos deseado según costumbre, la salud
bos y ensenadas; después de habernos indicado la dirección y las bendiciones de los pobres, entró en su cabana, sacó al-
de las corrientes y la posición de los arrecifes para ponernos gunas nueces de coco, pescado secado al sol, una grande va-
en estado de apreciar sus conocimientos marítimos: sija llena de agua de coco, y se sentó al lado de nosotros
— En otro tiempo, nos dijo, este islote se hallaba culti- después de haber estendido una especie de esterilla sobre la
Tado, y varias familias vivían en él con comodidad, porque menuda arena que tapizaba el suelo en derredor del co-
se encontraba en él un manantíal de agua potable, no muy cotero.
salobre, y su suelo era muy fértil. Pero un día.... hace ya Esta hospitalidad modesta y confiada, el lugar de la es-
tiempo de esto, una terrible tempestad tal como no se había cena y el cuadro á la vez simple y magestuoso que nos ro-
visto otra de memoria de hombre, trastornó enteramente deaba: ¡un peñasco, el cielo y el mar! aquel pensamiento
todo el golfo. Las aguas se elevaron á una altura prodigio- Heno de turbación que se apodera del hombre civilizado ,
sa , y formaron al mismo tiempo horribles torbellinos. Un cuando se siente vivir en un lugar tan aislado y tan poco
grande número de islotes sufrieron sus desastrosos efectos ; conocido del resto de los mortales, todo concurría para lle-
pero este sobre todo. Desapareció completamente por espa- nar de admiración el corazón orgulloso del inglés. ¿Pero este
cio de muchos días que continuó la tormenta: luego, en fin, espectáculo, no tenia acaso un encanto indecible para con-
cuando la mar recobró su calma, se le vio reaparecer en la migo mismo? Una ligera brisa soplaba por la parte del gol-
superficie de las aguas, pero enteramente despojado. Solo fo ; el sol que se elevaba detrás de él, alumbraba la copa del
era ya un esqueleto horrible. Las habitaciones, los diques, cocotero cuyas flexibles ramas hacían agitarse delante de
y aun el mismo suelo, todo había sido devorado por el mar. nosotros caprichosos dibujos de sombra y de luz y esta que
Un solo hombre, un solo árbol se sustrajeron al formidable se iba propagando poco á poco, matizaba el espacio de tintas
desastre. Podéis aun distínguir por entre la neblina, junto variadas. Hubiérase dicho que un movimiento de placer y
á una pequeña colina de color sombrío, una espesura ver- de vida se manifestaba en la misma isla que un momento
de, parecida desde aquí á una lijera nube que se cierne en antes nos parecía tan inculta y desierta.
la superficie de la isla. Es un cocotero que según dicen, fué Seyton , cuyas miradas se dirigían continuamente hacia
conservado en pié por los despojos acumulados á su rede- nuestro buque, cuyos masteleros, aparecían únicamente por
dor. Las aguas al retirarse le quitaron este apoyo; pero las encima de un montecillo pedragoso, solo pensó ya en in-
raices del cocotero se amparan con gusto de la arena, y ha terrogar á nuestro huésped. Hablaba éste el árabe, lengua
quedado en su lugar. En cuanto al isleño, ausente de su muy en uso entre los mahometanos de las Maldívías; y como
país cuando el huracán, consUtuye hoy día toda su po- nos hallábamos todos en estado de comprenderle, estable-
blación. cióse la conversación familiarmente entre nosotros.
— ¡Cómo! esclamó Seyton, ¿existe un hombre sobre — ¿Quién ha podido decidiros á vivir en este lugar aban-
esta pena? donado? preguntó Seyton.
— Así se dice. — El destino, respondió el indio cruzando los brazos so-
—Pero ¿cómo puede vivir en ella? bre su pecho y levantando la cabeza hacía el cielo. Después
— Lo ignoro. del funesto desastre, cuando volví aquí para ver si las olas
Esta relación habia picado nuestra curiosidad: decidióse habían por lo menos dejado en salvo el sepulcro de mi pa-
por lo tanto que al día siguiente por la madrugada ¡riamos dre y el de la que habia sido mi compañera; pero el mar
á visitar la isla. nada habia perdonado ni á los vivos ni á los muertos: nada
Al desembarcar en la playa, ningún objeto descubrimos encontré. Los palmeros plantados por mi mano en las dos
al principio que pudiera revelarnos la existencia de un ser épocas en que la Providencia bendijo mi raza, habían des-
humano en aquella árida soledad. Ningún indicio se hallaba aparecido juntamente con mis dos hijos. Un solo árbol, aquel
de tierra vegetal: veíase por todas parles un calizo áspero por el cual había mi padre señalado el día de mi nacimien-
cubierto á trechos de montecillos de arena. Sin embargo, to , quedaba en la isla. La voluntad del profeta me ordenaba
poco tardamos en ver la cúspide del cocotero que habíamos quedarme aquí. Le bendije, y doile gracias continuamente
perdido de vista, desde que nuestro bote estuvo cerca de la por ella, porque conoce mejor que nosotros el paraje donde
isla. A medida que íbamos adelantando, el árbol se en- debemos vivir felices.
grandecía á nuestros ojos; pero en vano nos esforzábamos en —Pero segun^eso, necesitáis siempre recorrer á vuestros
buscar algún rastro que nos anunciase la presencia del is- vecinos compatriotas.
leño. En fin, grande fué nuestra emoción al encontrar al — ¡Oh! dijo el indio sonriéndose, de veinte años á esta
pié del árbol una choza construida por mano de hombrj. parle yo solo basto para mis necesidades.
¿Era pues cierto que un hombre habita este yermo? — ¡Cómo! pero ¿vuestros vestidos, vuestros alimentosí
Sin duda será un infeliz que, disgustado de sus semejantes, —Todo lo tengo aquí, dijo señalando el árbol. ¿El co-
viniera á sepultar sus congojas en este árido desierto. Ha cotero no ha nacido por ventura de la sangre de mi
muerto de dolor ó de miseria, ó quizá desde lo alto de dios?... (1) Todo se halla aquí, repitió estrechando tierna-
esos promontorios, haya ido voluntariamente á juntarse con mente ol árbol entre sus brazos: sus grandes hojas, ¿no
aquella población amiga á quien habia sobrevivido. bastan acaso para cubrir mi choza, y librarme de los ar-
Tales eran nuestros discursos, cuando de lo hondo de una
roca escavada en forma de gruta, pero aun mas árida y des- (1) Los indios del Malabar, creen que el dios Yxora 6 Tshuren celoso de su
hijo Ceuxt le cortó la cabera que cayó sobre el monto Calaya, y fuo irasíor-
pojada que las demás, vimos dirigirse hacia nosotros un in- mada en cocotero.
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dientes rayos del sol? Con sus fibras mas sutiles, tejo mis las llamo, obedecen á mi voz y disfruto del dulce espectáculo
delicadas esterillas ; hallo en su fruto la leche que apaga mi de sus juegos y de sus amores.
Sed y conserva mi salud, la almendra que me sustenta , el —-^ Y son estos vuestros placeres?
aceite que dulcifica mis miembros y dá nuevo vigor á mi — No son estos los únicos que contribuyen á mi dicha. El
gusto. J^a primera corteza del coco me proporciona la borra sol de la mañana, la vista del mar y del cielo, las naves
preciosa con la cual he tejido el taparapo que me cubre y que veo pasar ante mis ojos, las luciérnagas que remoli-
las redes que me abastecen de pescado; porque el apetito nando por la noche cual un torbellino, brillan como peque-
del hombre es exigente, y no siempre es apto para el mismo ñas estrellas, de vez en cuando el jugo de mi árbol....
alimento; los vasos y demás utensilios de mi ajuar, ¿no lo —¿Así nada falta paes para vuestra felicidad ?
debo todo á este precioso árbol? ¿Qué mas puedo desear? — ¡Ay de mil respondió el anciano á quien esta pregunta
— El hombre no ha nacido para vivir aislado. ¿No habéis pareció dar que pensar un momento ; nada tendría que de-
jamás envidiado la suerte de los isleños vuestros vecinos? sear si el betel (1) creciese aun en Ja isla. En otro tiempo
— La faz del hombre tiene para mí mucho encanto , lo sus ramas se entrelazaban con los del agoti: multiplicábase
confieso; pero de vez en cuando recibo las visitas de los brillante y perfumado por el lado de aquel bosque de dáti-
pescadores, y su rareza las hace para mi mucho mas apete- les, dijo, señalándonos un terreno árido, sembrado de mus-
cibles. Todos mis recuerdos se hallan concentrados en este go y de liqúenes, y sobre el cual pudieran haber existido
sitio. ¿Qué iré á buscar á otra parte? ¿Y mi árbol?... ¿Pue- en otro tiempo las palmeras; pero sin embargo, me abas-
de este trasplantarse como mi cuerpo? ¿Por ventura no es tezco de él dando en cambio algunas cascaras de coco que
mi hermano de nacimiento, mi bienhechor, mi sosten, y trabajo con cuidado, y las telas y cuerdas fabricadas con las
el intérprete para mí de los decretos del destino? ¿No es el fibras que saco de la misma fruta.
mismo en donde hallo escritas las mas dulces emociones de — ¡ Cómo t ¿ comerciáis vos también ?
mi juventud? Mi padre lo ha plantado, mi madre le prodi- — El profeta bendijo el trabajo de los hombres y el pro-
gó los mas tiernos cuidados cuando los dos éramos aun jó- ducto de los árboles. Me ha concedido lo supérfluo : pero
venes y débiles. Fué el testigo de Jas épocas venturosas de algunas veces durante Ja estación de Jos vientos, las visitas
mi vida: cada uno de mis pasados años se halla grabado en Son raras y el betel falta.... ¿Qué hombre hay perfecta-
su tronco por un nuevo círculo.... ¡Abandonarlo! ¡jamás I mente dichoso? Vosotros estranjeros, parece que padecéis
Contad sus nudos, ellos os esplicarán mi edad, y decidme aun mas su privación p'orque vuestros dientes no tienen
luego si debo hoy dia comenzar una nueva existencia. ¡Y aquel color rojo común en los que hacen uso de esta planta.
la tumba de mi esposa! ¿quién cuidaría de ella? No encier- — Esta no crece en nuestro pais, le dijo Seyton.
ra ya su cuerpo, es verdad; pero allí es donde ella ha des- — ¡ Pais desgraciado !... Pero sin duda la Providencia os
cansado, allí es donde me complazco en renovar mis re- indemniza de ello con otros favores, porque su bondad es
cuerdos, desde allí dirijo diariamente al cielo mis súplicas. inagotable.
Este es todos losdias mi primer acto, y venia de cumplirlo ¡ Hombre sencillo I que en medio de tan grandes privacio-
cuando el sonido de vuestra voz ha llegado á mis oidos. nes encarecía aun la prodigalidad de la Providencia. Le
— Pero el hastío, le dije, ¿no viene algunas vecesá sor- dejamos maravillados de una filosofía tan simple y sublime.
prenderos y haceros la vida pesarosa ? De la otra parte del golfo , un imperio acababa de caer bajo
—¿El hastío? no puedo conocerlo: todos mis instantes es- los golpes de insaciable opulencia; pero yo no sé si el espec-
tán ocupados. Las tres cosechas de mis frutos, su prepara- táculo que nos habia presentado el pobre indio, nos causó
ción , las telas que debo tejer, el ajuar que debo reparar, aun mas impresión que la ruidosa caida de Jos sultanes del
mi cabana, la reparación de mis redes y la pesca por fin , Misora.
ejercicio tan agradable con un tiempo risueño y bonanci- Durante algún tiempo Seyton no se atrevió á quejarse
ble.... Pero á mas de esto, yo no soy solo el que habito en abiertamente de la fortuna y calumniar su destino. En vista
esta isla. Numerosas especies de aves marítimas fijan en ella de semejante recuerdo, sus miras ambiciosas se acallaban
su morada, y construyen sus nidos junto á mí, detrás de sin apagarse ; porque todos los hombres comprenden una
aquellas rocas.... Pero ¿no las veis como rozan lijeramente grande lección, pero pocos saben aprovecharse de ella.
con el mar y barren la playa con sus alas? ¿No las veis re- Después de haber permanecido algún tiempo en Male ,
montarse junto á nosotros con la ola que se acerca? Pues próximos á partir de las Maldivias, quisimos visitar otra vez
bien; ninguna de ellas me es desconocida : son mis compa- á nuestro huésped y su cocotero. Llevábamosle una porción
ñeros, mis-vecinos, mis amigos: me conocen, y en nada te- de betel; pero el bondadoso indio no debia recibir el pre-
men mi presencia. mio de su hospitalidad. Una vez llegados á la isla, ya no
En efecto, varias de aquellas aves, de largo pico y de vimos la copa del cocotero elevarse como un parasol de
alas blancas y azules, revolotearon bien pronto sobre nues- follage. Todo habia cedido al irresistible impulso de un fu-
tras cabezas y se posaron en grupo sobre una pequeña emi- rioso huracán. El hombre habia muerto y el árbol se ha-
aencia situada á Ja derecha del indio. Echóles este algunos llaba derribado. Yacían los dos uno junto á otro. Ahonda-
r^tos de pescado, y desaparecieron en seguida para ir de mos el tronco del cocotero, depositamos en él el cadáver, y
nuevo á volar circularmente en las orillas del golfo. la arena de la playa vecina les sepultó á ambos juntos.
—Este es un nuevo recurso que la Providencia ha puesto La isla se llama aun hoy dia LA ISLA DBI. COCOTERO.
en vuestras manos, le dije.
— ¡Yo destruirlas 1 ¡Y sin necesidad ! ¿Qué sociedad me ta,(1)cuya El betel es una planta, especie de enredadera del género de la pimien-
toja mascan continuamente los indios después de haberla prepara-
quedaría entonces? Al contrarío, cuando mi pesca ha sido do con una mezcla de nuez do arce y de cal.
abundante, tienen también ellas su parte; y así, cuando
31 29 Sí

El siglo XIII d siglo de Santo Tomás.


JJor 3 . Í5arfille.

I.
El siglo de Santo Tomás de Aquino fué el siglo de Ino- frente del hombre brillan la calma y la serenidad del án-
cencio III y el de San Luís, el siglo de Alberto el Grande y gel; nada es bastante á distraer la solicitud y el trabajo de
el de Rogerio Bacon, el siglo de Giotto y el de Dante. En un alma que traza su senda al destino humano, entre los
ese siglo aparecieron la catedral de Colonia y la Suma de escesos del racionalismo y los desvíos del entusiasmo místi-
Teología, la Divina Comedia y la Santa Capilla, la Imilacion co, entre el furor de los pueblos y el despotismo de los re-
de Jesucristo y la catedral dp Aniiens. El siglo aquel fué tan yes, entre los escollos de la fatalidad y la efervescencia de
fecundo en grandes hombres y monumentos, que para dar las pasiones.
la lista completa de los unos y de los otros fuera preciso Hasta ahora no se habia considerado á Santo Tomás sino
compaginar un tomo; de modo es que seria un problema como á un piadoso cenobita, ó mejor, como á un profundo
tan curioso como intrincado esplicar cómo ha podido ser toólogo: teólogo especulativo y teórico, que en el secreto
que semejante época, en las apreciaciones de los historia- de su estudio se encumbra á las regiones del dogma, y des-
dores, haya podido con£imdirse con las épocas ordinariasde de el fondo de su claustro no se digna siquiera dispensar
la vida de la humanidad, y aun ser colocada bajo el nivel una mirada á su siglo que pasa junto á él. Sin embargo al
común de los siglos. Cuando resucitamos en nuestra me- estudiar las realidades de su existencia, al ponerse en pa»
moria y recordamos las maravillas del siglo xiii, no pode- rangon sus obras con sus actos, reconócese en él uno de
mos dejar de sorprendernos y de consolarnos á la vez de la esos genios impresionables y activos, que reclaman siempre
ignorancia y de la injusticia de los hombres. las ideas de su época , ya para que despleguen contra ellas
Sube de punto empero la sorpresa, al considerar con ma- toda la robustez de su poder, oponiendo un dique á su des-
yor atención aun el vasto movimiento que en aquel enton- ordenado movimiento, ya para lanzarse en medio de ellas
ces se realizaba en el seno de la humanidad: entonces, en prevaleciéndose de su dominación para dirigirlas. Genio
el siglo xiii, aparecen las universidades de Oxford y de Pa- estraordinario sin embargo y que descuella sobre los demás
rís, los establecimientos de San Luis y la Gran Carta ingle- genios que han llevado semejante destino, porque para al-
sa, el orden de Santo Domingo y el de San Francisco. Los canzar y ejercer esa alta prepotencia del pensamiento no
arquitectos del norte y los pintores del mediodía, crean es- hubo menester ninguna de esas posiciones elevadas que
cuelas tradicionales; invéntase la pólvora; descúbrese el te- pueden considerarse como el trono esterior; simple reli-
lescopio; consígnanse las leyes de la gravitación; renacen y gioso cuya dominación reconocerán precisamente las ideas
se consagran los principios de la representación política y contemporáneas, ya porque las pulveriza la lógica de aquel,
délas deliberaciones parlamentarias; la fraternidad cris- ya porque se someten espontáneamente á su dirección. Uno
tiana penetra mas hondamente en las leyes , y constitúyense y otro carácter presentará su imperio; sin embargo, mas
de un modo decisivo las grandes nacionalidades modernas: que contrariar á su siglo , lo secundará; pues al tomar él
lasarles, las ciencias, los sentimientos generosos,, las gran- parteen el movimiento de su época, este movimiento era
des ideas, todo fermenta en el fondo de los corazones, y se hacia el bien, hacia lo bello, hacia la verdad, hacia la vir-
hace visible en obras é instituciones inmortales. La sociedad tud; ¡el movimiento del siglo era Dios!
entera se agita sobre sus bases antiguas, y esquivando de su Cuando se considera sintéticamente la historia de un si-
seno contrarias influencias y abriéndole á las inspiraciones glo para estudiar su movimiento, para reconocer su fisono-
celestes, cambia paulatinamente de horizonte; y con mayor mía entre los diferentes rasgos característicos que ofrece, el
resolución avanza hacia la conquista de sus grandes desti- primer objeto que llama la atención es la marcha de las
nos. Genios poderosos fueron sus promotores y guias; sin instituciones y de los acaecimientos políticos. Esta es, digá-
embargo entre todos estos, en el centro de ese siglo, álzase moslo así, la forma esterior de la vida de las naciones, y
Santo Tomás de Aquino eclipsando la luz de todos esos sa- ahí es donde se echa de ver mas ostensiblemente el trabajo
télites de la gloria, como el astro dominador en el cual, y los progresos. Las artes ocupan un lugar secundario, por-
como veremos después, fué simbolizado su genio. Ese hom- que su significación es mas difícil de comprender, sin em-
bre resume en sí lo mas puro y lo mas fuerte de su siglo : bargo de que en el fondo encierran mas directamente el pen-?
en el está personificado el poder que á pesar de todo sub- samiento vital de la época. Enelartehaymasespiritualismo
yuga finalmente y domina los demás poderes, el poder del que en la política , y por esta razón tiene aquella mas vida.
pensamiento. Ningún otro halló asiento en su vida. Vida Avanzar por consiguiente en la consideración del arte, es
completamente abstracta, vida de la cual pudo decirse que adelantar un paso en el conocimiento de un siglo. Empero
no tema otros acaecimientos que sus ideas; pero que sin el estudio de las ciencias despeja todavía mucho mas este
embargo no dejó de ser militante, trasformándola las lu- conocimiento; las ciencias forman el dominio propio del
chas mcesantes del pensamiento en un drama de una natu- pensamiento, porque en ellas se desenvuelve casi sin obs-
raleza sublime y casi sobrehumana. Con efecto; en pos del táculos, en ellas amalgama los elementos que le proporcio-
combate que después de atravesar diferentes fases le colocó nan las épocas anteriores, y les dá su propia fisonomía, en
en el trono de la inteligencia, viene la lucha que debesos- ellas en fin revela completamente su inspiración y su natu-^
tener sin tregua ni descanso contra los innumerables ene- raleza. Sin embargo, no está ahí el santuario del pensa-
migos de la religión y de la sociedad. Eso no obstante, en la miento , no es en el corazón donde encontraremos el ele-»
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mentó esencial de la vida; para conocer complelamente el el espíritu general que imperaba entonces en el seno de la hu-
pensamiento y la vida, preciso es sondear la inmediata in- manidad. En ninguna época de su historia, Francia trabajó
fluencia de la religión sobre un siglo. como entonces en la realización de sus grandes destinos, y
Una rápida ojeada sobre el movimiento político, artísti- en la felicidad de las demás naciones cristianas. En los pri-
co, científico y religioso del siglo xiii, no solo nos revelará meros años de este siglo, Felipe Augusto, uno de sus mas
los arcanos de esa importante época de la vida déla huma- escelentes monarcas, consagra solemnemente en la san-
nidad , sino que nos hará verlas relaciones y recíprocas in- grienta batalla de Bouvines y á despecho de sus eternas
fluencias de la historia dé ese siglo y de la historia de Santo enemiüas, Inglaterra y Alemania, la independencia de sus
Tomás. hijos y la integridad de su territorio. Bajo este príncipe y
El movimiento político de las naciones cristianas en el sus sucesores, Francia lejos de dejarse cercenar , engrandé-
siglo XIII, hecha abstracción del movimiento religioso que cese con asombrosa rapidez, como si una fuerza interior y
casi constantemente lo domina, es un trabajo de organiza- divina la impeliera; y se esfuerza por alcanzar en todas par-
ción, de unidad y de libertad. Los diferentes elementos de tes á sus límites naturales: en el Norte y en el Oeste con-
que se componen los pueblos de Europa, es cierto que ha- quista sucesivamente á Flandes y á Normandía, y las pro-
blan principiado á fundirse en el primer período de la edad vincias de Anjou, Poitou, Saintonge y Turena : la de
media, y ya se descubrían entonces los primeros lincamien- Tolosa, que era, por decirlo así, una república regida por
tos de las grandes nacionalidades modernas. Pero hasta el un conde, estado que databa de una fecha mas antigua que
siglo XIII los elementos homogéneos no se combinan para la monarquía , sométese al par que Navarra, y dá á Francia
no descomponerse jamás; y entonces la naturaleza del país, por límites los montes Pirineos. A este trabajo de espansíon
las propensiones de las razas y la influencia de los acaeci- corresponde otro de cohesión y de unidad, y en este está
mientos esteriores, señalan definitivamente los límites y tra- la gloria especial de Luis IX. La policía interior del reino,
zan las configuraciones. Entonces también los caracteres de un sistema completo de legislación, la ordenada adminis-
los pueblos toman su fisonomía y se armonizan , y bajo el tración de justicia, las relaciones de la Iglesia con el Esta-
dominio de los hechos realízanse con mayor espontaneidad do, Jas garantías de la libertad individual, y la moralidad
las leyes que presiden á la formación de las sociedades. Di- de las transacciones mercantiles, en una palabra, todo lo
fícil fuera á la verdad aplicar á la primera, á la mas anti- que forma la unión y la felicidad de las naciones, conserva
gua de las naciones de aquel entonces, esa apreciación gene- todavía el sello de aquel genio religioso. El abre al comer-
ral ; pues no le pertenecía evidentemente el porvenir; otra cio nuevas sendas , y revela la del porvenir creando una
nación se elevaba al rango de que ella descendía con rapi- marina nacional. Rechaza á los ingleses, y sujeta á sus sub-
dez. Alemania se agotaba y desmembraba en su lucha con ditos rebeldes; desconcertando su independencia usurpada,
la Iglesia, que nosotros consideraremos bajo un aspecto mas ahoga los mas funestos gérmenes de odio y de discordia; dá
moral y elevado. El espectáculo que ofrece el Santo-Imperio al traste á la vez con los obstáculos que le separan de su
durante casi todo ese siglo, es una mezcolanza de usurpa- pueblo; llámale á la representación política, y merced á
ciones, de deposiciones, de asesinatos, de guerra civil, y de esta mutua cordialidad del pueblo y del monarca , la nación
completa anarqiu'a. Una individualidad domina primero por se encumbra á su primitiva grandeza y vuelve á calcarse so -
espacio de algunos años las pasiones y los acontecimientos; bre sus verdaderos cimientos.
los resortes todos de esa vasta organización, de ese cuerpo Un rasgo particulardistingue esencialmente en esta época
múltiple y diforme que alcanza desde los frios montes de á los destinos de Inglaterra y los de Francia. En una y otra
Lituania hasta las ardientes llanuras de Sicilia, parecen con- parte échase de ver el progreso; pero al propio tiempo que
centrarse en la potente mano de Federico II nieto de Bar- Francia lo realiza por impulso de los soberanos, en Ingla-
baroja. La mente y el corazón de ese hombre contaban con terra debe triunfar de su obstinada voluntad y de su oposi-
bastantes y aun sobrados recursos para purificar la legis- ción desesperada. Esta resistencia no se refiere tanto al ca-
lación y realzar el poder del Santo-Imperio ; pero agotó rácter personal de los príncipes, como á la naturaleza del
la energía de su alma y la fuerza de sus Estados, en luchar feudalismo, cuya gerarquía estaba mas arraigada, y por
contra un poder en el cual cometió el desacierto de no re- consiguiente era mas difícil socavarla en aquel pais. Pero esa
conocer el principio vital de su época. Sentado por la Igle- libertad inglesa que echa por tierra sucesivamente todos
sia romana en el trono imperial, trató de ahogarla entre sus los obstáculos que se le oponen, la ineptitud y crueldad de
brazos. Pero la ingratitud es un funesto consejero: en ta- Juan Sin Tierra, la calculada tiranía y las hazañas militares
maña empresa sucumbió él, y con él su raza. En el fondo de Enrique III y de Eduardo I, no hacen masque trazar me-
la obra de la l'rovidencia sigue su curso á través de las do- joría marcha del espíritu humano durante el siglo xiii. En
lorosas vicisitudes de las familias y de las sociedades, á tra- el planteamiento de la Gran-Carta bajo el primero de esos
vés de la insensata oposición de los hombres, y en la caida reyes, confirmada en el reinado del segundo, por los esta-
de la casa de Suabia, estréllanse los elementos idólatras y ro- tutos de Oxford, y por la admisión de los comunes en el
mano que predominaban en la constitución de la antigua parlamento, bajo el gobierno del tercero, los políticos han
Alemania, hasta el punto de demorar la consolidación de podido ver al hombre fuerte alzándose de su sueño, según
la paz y de la armonía. A favor de estas luchas, emancí- la sublime espresion de Milton, y sacudiendo su indomable
panse Polonia y Hungría; Prusia protegida por la espada de cabellera; pero si se tiene en cuenta, que en esa carta,
los caballeros teutónicos, procura adquirir vida propia; el que consagra realmente todas sus libertades, el pueblo in-
reino de Ñapóles se desase del imperio para ser la conquis- glés vio en la citada época la renovación de las Leyes comu-
ta de un hermano de San Luis, y se prepara finalmente el nes de San Eduardo el Confesor, que un ministro déla
glorioso reinado de Rodolfo de Hapsburgo. religión, Esteban Langton, arzobispo de Cantorbery, redac-
El genio francés habia comprendido mejor las tendencias tó esta acta fundamental, que está embebido en el espíritu
de su época, ó para hablar con mayor exactitud , era el que del cristianismo, no se podrá dejar de reconocer la mani-
por su carácter natural, ardiente y caballeresco, y por un festación de un principio superior. Losestravíos y sangrien-
especial favor del cielo, se identificó mejor que nadie con tos comentarios á que dio margen en épocas sucesivas, no
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deben ser parte para que se desperdicie su origen ni su ob- acusaciones y reproches. Nunca se ha proporcionado bien
jeto. Sin embargo, la acción de este principio divino se re- alguno á los hombres qué con sus mentidas interpretacio-
vela con mayor fuerza en España y en Italia por razón del nes no lo haya emponzoñado cierta filosofía; dijérase ser el
carácter de ambos pueblos y de Jas circunstancias que los odio su elemento, y el constante objeto de sus afanes parece
rodean. Suscitando la energía vivaqueen su seno encu- ser el mal en la sociedad. En esa protección que el papado
bren, salva al uno de los siniestros proyectos de una nación dispensó por espacio de muchos siglos á todos los que su-
estranjera, y al otro de los furores mas terribles todavía de frían, pueblos ó individuos que imploraban su socorro,
la guerra civil. Merced á su impulso, la raza cristiana de nunca quiso ver aquella sino los efectos de la ambición y de
los godos reconquista del poder de los altivos hijos del isla- la tiranía. Es innegable que las pasiones abusaron á veces
mismo una patria que la usurpación retenia en manos de de este inmenso poder confiado á un hombre solo por el re-
estos desde mas de quinientos años atrás; reúne á princi- conocimiento unánime de las naciones cristianas; pero ge-
pios de este siglo á los soberanos que se reparten los restos neralmente ese poder contribuyó á la rehabilitación de los
de la antigua España , y en el campo de batalla de Tolosa pueblos, al bienestar geaeral de la humanidad. Nunca por
iiunde para siempre la.altivez y el poder de los moros. El otra parte fué erigido en principio, ni considerado como
movimiento ha comenzado ya: Jaime el Conquistador, rey elemento esencial del papado. Era esclusivamente una in-
de Aragón , se apodera de Mallorca y de Valencia; San Fer. tervención suprema y moral; y si vivifica con sn influen-
nando, rey de Castilla , somete por su parte los reinos de cia , si corona con su majestad el edificio social, no lo hace
Córdoba, Murcia, Jaén y Sevilla. Todavía hace mas; tra- como poder político, sino como representante espiritual de
liaja en la unidad política de España, y dá la última mano la justicia y de la verdad.
á la obra de su legislación. Entretanto Italia parece desti- En la época en que el papado acababa de llegar al apogeo
nada al imperio de la discordia: güelfos y gibelinos, italia- de su poder, cuando Inocencio III sobrevivía aun en la ener-
nos y alemanes, asólanla á porfía: tal es el fatal legado del gía de sus sucesores y en el sorprendente prestigio de que
antiguo paganismo. El historiador de esas terribles épocas habia revestido la tiara, cuando su imitador Inocencio IV
solo avanza al través del hierro y del fuego, incedo per ig- acababa de deponer en el concilio de Lyon al emperador de
nes; su misión no parece ser otra que la de consignar crí- Alemania, Tomás de Aqnino que en aquel entonces se en-
menes y ruinas. Eso no obstante, nótese también como ante contraba en el lleno de su autoridad científica, traza, en un
las hazañas y las virtudes de las repúblicas italianas de la libro escrito para un joven monarca discípulo suyo, lateo-
espresada época, palidecen Jos tiempos heroicos de Grecia. ría completa de la organización política. Bajo este punto de
Genova y Milán, Pisa y Florencia, Bolonia y Ferrara, al- vista recorre todos los grados de la escala social; y en nin-
canzan un grado tal de esplendor y desplegan un ardor pa- guna parte halla esa pretendida soberanía temporal del ro-
triótico tal, que uno no puede menos de preguntarse á cada mano pontífice, que la impiedad, por un singular anacro-
momento cuál era el principio vital, en la ¡actualidad casi nismo, quisiera todavía presentar ahora como el espantajo
estinguido, que fermentaba en el seno de aquellas ciuda- de los pueblos y de los reyes. Sin embargo en ese libro el
des florecientes. V'eneaia, esa solitaria reina del Adriático, Doctor Angélico muestra incesantemente la religión como
que ahora no tiene mas que fiestas para consolarse de sus único principio de progreso y de vida para las sociedades,
pasadas grandezas, era bajo el gobierno de su anciano dux como el último resorte, y al propio tiempo como el esclusi-
Enrique Dándolo, una potencia de primer orden por sus vo freno del poder soberano. Así es como por la idea y por
conquistas en Oriente, Pero lo que distingue masía fisono- el ministerio de la enseñanza se emposesíona de la dirección
mía de esas repúblicas altivas, es el odio contra la domina- política de su siglo. No se desdeña ese genio especulativo
ción estranjera, contra el yugo del emperador. No es ne- de descender á la aplicación de sus teorías sublimes, y esto
cesaria la elocuencia de Demóstenes para sublevarlos contra en dos circunstancias principales; la primera al aceptar de
los proyectos del macedonio : una niña de diez años se pre- una corte del norte la misión mas importante y delicada,
senta en la plaza pública de Viterbo, y los habitantes de porque se referia no solo á la organización de la hacienda,
esta ciudad hácense invencibles á los furores, al poder y al sino también á la fusión de varias razas encontradas en un
genio de Federico II. Pues bien, á nuestro ver la espresada solo cuerpo nacional, y la segunda al entrar en los consejos
virgen, que la religión colocó después sobre sus altares, no de Luis I X , precisamente durante los años que señalaron
fué mas que una hermosa personificación del misterioso po- las principales reformas en el Estado, las mas heroicas vir-
der que libra y salva á los pueblos. tudes sobre el trono. El Doctor Angélico ha querido ocul-
tarse bajo el velo de su humildad, durante ese gran período
La brillante fórmula de ese poder debía encontrarse per-
de la política francesa; pero deber de la historia es sondear,
sonificada, y lo estaba en efecto, en el jefe supremo de la
en cuanto pueda, los arcanos de la santidad, y la historia
Iglesia. Desde el comienzo de la lucha ,y por un movimien-
nos describe á Santo Tomás dando impulso al movimiento
to de una inspiración .simpática y espontánea, habia tomado
político de su siglo, no solo como eminente órgano del pen-
bajo su alta protección la independencia y la prosperidad
samiento cristiano, sino como hombre práctico y legislador
de .as repúblicas lombardas. Este es un hecho altamente
político.
glorioso para la autoridad pontificia, y no han podido me-
nos de reconocerlo así sus mayores enemigos. En vano se Ya se vé que en el dominio de las artes no podia obtener
objetará para amenguar el mérito de esa acción que en el un título igual, y sin embargo , su influencia en esta otra
mterés de las ciudades protegidas, estaba envuelto el inte- faz de la vida social fué mas poderosa y decisiva, porque se
rés del pontífice romano. Tamaña suposición se desvanece formó en la elevada región de los principios. El arte en su
por sí propia ante los demás hechos que se agrupan en tor- significación mas filosófica, y especialmente en el pensa-
no del que acabamos de esponer: ¿qué interés político ha- miento de la edad media, es la imitación de las operacio-
bría podido inducir al Papa á proteger á la vez y con las nes divinas. La idea de arte implica radicalmente la de crea-
mismas armas el bienestar y la libertad de cien pueblos dis- ción, porque crear es manifestar esteriormente una idea
tintos situados en uno y otro confín del imperio cristiano? preexistente, es revestirla de una forma sensible, así es que
Pero hé aquí que esto es un motivo mas fecundo todavía en Dios, á quien Platón en su lenguaje sublime llamaba el
X 32 le
eterno geómetra, es también el supremo artista: su obra es ración crea su obra, y su obra es é l : así cuando hace ya
él universo. Con efecto, el universo no es masque la reali- largo tiempo que él ha desaparecido de la escena del mun-
zación esterior y sensible de los tipos inmateriales que sub- d o , y ha desaparecido entre los resplandores de su inmor-
sisten en su unidad; así siendo Dios el propio modelo que talidad, vive todavía, palpita aun en el monumento; y se
Reproduce esteriormente creando, el divino artista se e s - le puede contemplar en la imperecedera imagen que de sí
presa en su obra. Con este don de la creación toma un nuevo propio ha dejado. Pero como el individuo cuando ha llegado
aspecto; se anima, se espiritualiza; y en cada forma pasa- á esa altura de poder, es la espresion del centro social en
jera, en cada ser fugaz, resplandece el modelo eterno. Así que ha vivido, como nadie escapa á la influencia de todo
escomo Dios habita y llena de sí el universo, y desde e n - cuanto constituye la sociedad humana en una época determi-
tonces el universo según la hermosa ¡dea de los antiguos, es nada, á la iníluencia de las doctrinas recibidas, de las creen-
verdaderamente el templo de Dios , el velado santuario de cias establecidas, déla civilización , délas costumbres, d é l a
una luz misteriosa , en^que reside visible y oculto. Esta es- filosofía, de la religión, no es un hombre solo, sino la época
posicion del mundo es original d c S a n t o Tomás de Aquino; entera lo que se encarna en este monumento; y sien lugar
en su esplicacion del símbolo, el mundo material aparece de un artífice suponemos que generaciones enteras hayan
ordenado por gerarquías, como el mundo de las inteligen- trabajado en la construcción del edificio, entonces concebi-
cias; los seres que lo componen forman una escala que con- remos fácilmente que la significación del arte se ilumina y
duce hasta Dios, y por ella van subiendo á proporción que se ensancha, y que la historia íntima de una nación se e s -
reciben y reflejan con mayor abundancia los rayos de su ma- cribe con los sillares de un monumento. Supóngase además,
jestad suprema. El alma, que va subiendo esas gradas, vé que haya aparecido un genio, que llegando por el derecho
cada vez mas distintos los rasgos de la imagen divina; Dios de las ideas á ser el preceptor del género humano, haya
es el término de esa peregrinación ascendente, pero Dios formulado para todo un siglo la enseñanza filosófica y reli-
visto únicamente á través de esos espejos cada vez mas per- giosa, y se comprenderá todavía mas claramente la influen-
fectos, sobre los cuales se digna destellar su inmortal b e - cia de ese genio sobre las creaciones del arte. Sus teorías
lleza. científicas, sus especulaciones abstractas tomarán un cuer-
Así debemos juzgar las creaciones del arte. El artista, p o , se revestirán de una forma sensible, y se alzarán con
como Dios, se pinta á sí propio en su obra, é imprime en las bóvedas de un templo, y resplandecerán en los cristales
ella su carácter y su genio. Cediendo al soplo de la inspi- ó en el lienzo, y resonarán en fia en los acentos de la poesía.

Excerpta.
El que conoce á los hombres es hábil; el que se conoce á sí mis- Tres cosas tienen gran mérito en otras tantas circunstancias ; so-
mo es verdaderamenle ilustrado. correr á los desgraciados, cuando se está necesitado; decir la verdad
LAO-TSEO. cuando se está encolerizado y perdonar cuando se es poderoso.
VSCHENK.
Cuando la especie humana se degrada, es muy difícil saber cuáles
son los limites que se pueden Ajar á su perversidad. La superstición origina y fortifica á menudo la incredulidad.
WALCKENAER. SALFI.

La ley debe ser la justicia escrita. Las mujeres son las queridas de los jóvenes, las compañeras de
DE LEVIS.
los adultos y tas nodrizas de los niños y ancianos.
Cuando nos remontamos hasta el origen de los males que en dife- OxEKSTIEBN.
rentes épocas y en varias regiones del universo han afligido á la Igle-
sia de Jesucristo, siempre vemos que es aquella causa ú origen, vil, La perversidad hace el mal, la debilidad lo consiente y la igno-
indigno y detestable. fancia lo aplaude.
SACV.
B. DE HENRIOK.
. LOS deseos de nuestra vida forman una cadena cuyos eslabones son Vivir aislado, es el castigo del que quiere elevarse en demasía.
las esperanzas. SAINTINE.
SÉNECA.
Las almas sublimes pasan por sobre la multitud, la cual conside-
La falsa gloria y la falsa modestia, son los dos escollos de los que rándose ultrajada por su grandez.a , procuran detener su vuelo 6 vol-
escriben su propia vida. verlas en ridiculo tratando de locura aquellas acciones que hundida
DE IÍETZ. en la oscuridad no puede ni admirar ni menos comprender.
El que está contento de si descontenta á muchos. H. Foscoto.
ALHÍ. ün mendigo africano decia • « ¡ Oh ricos, si vosotros fueseis equi-
Los que han hecho un mal uso de su talento, desprecian á los que tativos y nosotros conociéramos la lemjjlanza, ya no habria necesi
le fian empleado bien, asi como en ciertos paises, no tener bocio es dad de la limosna ! »
considerado como un defecto corporal. SAAOI.

SASKVA-PAÍÍDITA. El canto es la mitad de la hermosura.


MEDIANC.
El bien y el mal no pueden permanecer, en completo estado de re-
poso. El que bien se conoce conocerá á Dios.
KiA-Y. VANDER-HAEGHEft.

por le nofirmadoy como Editor responsable.—itian OUveret.

BARCELONA.—iBPRBBTA DB D. JOAN OÜTEEBS, CALLE DE ESCUUILLERS, H.° 51,-1863.


X 33 K

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

|Jor / . 21. Huítjlein.


II.
f^sencia de las arles. — Diferencia entre los productos del arte y los de la naturaleza en las
arles mecánicas y las liberales. — Noción del genio y del estro.— Objeto de las artes. — Regla
de la imitación de la naturaleza.
La primera condición de todas las artes es un gran talento obra de modo que no lo conoce, ün producto de la natura-
fecundo en ideas; y toda verdadera obra de las artes, debe leza no está iluminado por rayo alguno de conciencia, y por
niamfestarse como un producto infinito en sí y cuyo conte- ninguna parte se descubrirá vestigio de que la naturaleza
nido no puede ser limitado por comprensión alguna. ¿Quién haya creado sus obras con espontaneidad y conciencia. Sin
es capaz de abrazar completamente en una comprensión la conocerlo ni obrar libremente, la flor se desarrolla de ÍU
infinita muchedumbre de ideas que son escitadas en nuestro germen; ya en el embrión estaba formada , y solo esperaba
espíritu al contemplar la Madona de Rafael ó el Júpiter de del tiempo su desarrollo. Pero también aunque una obra del
Fidias? Pero este infinito, que no puede ser medido en nin- arte haya sido producida en toda su estension por el talento
guna obra del arte, recibe aquel mismo carácter solo de la del artista con espontaneidad y conciencia, no por eso tiene
idea inventiva. ¿De dónde adquiriría la Madona de Rafael ya títulos á la belleza. Una obra mecánica del arte demues-
su complemento increado, sino de la idea déla pureza vir- tra el sello de la reflexión y de la conciencia tanto en la ar-
ginal y del mas tierno amor materno? ¿Qué prestarla al Jú- mazón Ae\ conjunto como en la estructura de las partes ais-
piter de Fidias su ilimitada sublimidad, sino la idea de) poder ladas; pero recibe el nombre de máquina, y se hace inferior
y majestad divinos que el artista representó en su obra? En con una gran distancia á la verdadera obra del arte. La obra
esto se funda también la elevada significación de Jas artes y mecánica del arte tiene fuera de sí su fin; pero por mucho
la filosofía que se dirige al desarrollo de las ideas de las co- que agrade en cuanto se la considere como medio para un fin,
sas. La falta de ideas, deja á la obra del arte desmayada de por razón de aludirá otra cosa, jamás escitará un recreo li-
espíritu y sin títulos á la belleza. bre, desinteresado y estético. Si por razón de su utilidad es
Sin embargo, un gran talento fecundo en ideas no crea también muy celebrada, nunca se le atribuirá belleza; por-
por sí solo la noción de las artes. Con la facultad de las ideas que la obra del arte verdaderamente bella, ha de poseer
es preciso además que en el alma del artista se identifique su fin en sí misma, y existir aludiendo á sí misma. Seme-
otra facultad, la de transformar el mundo subyectivo de las jante obra no es posible sino cuando el artista sigue en la
ideas en mundo objetivo, esto es, hacer sensibles las ideas producción de ella una coacción interior, que le impulsa
por imágenes contemplables; porque las artes deben pro- como por instinto independientemente de la reflesion y<Jel
ducir los objetos parala contemplación; han de ser una se- designio: en esto consiste igualmente, según acredita la
gunda creación del mundo. El que siendo rico de las mas esperiencia, el modo de crear en todo verdadero artista.
escelentes ideas, aunque no fuera capaz de representarlas Siempre que este se dedica á producir una obra, se siente
como objetivas mediante la luz y los colores, ó el mármol y precisado por un invencible impulso de su espíritu; y por
el bronce, ¿no llevarla mas bien el nombre de-talento es- medio de esta producción, él no hace mas que satisfacer una
tético que el de pintor 6 escultor ? Sin esta palabra hágase, exigencia íntima de su alma. Luego el artista si bien en-
no hay creación ni artes. También sirven de fundamento las gendra su obra exento de una coacción esterior, por un im-.
ideas para las obras que la naturaleza representa contras- pulso propio ó con espontaneidad, no deja de obedecer al
tadas y como en confusa espresion. El mismo Kant vé con mismo tiempo á una coacción interior que le impulsa como
Platón en ía naturaleza claros testimonios de su proceden- instintivamente: su espontaneidad está á la vez íntimamente
cia de las ¡deas. Una planta ó animal muestran evidente- enlazada con la necesidad.
mente el orden regular de la fábrica del mundo, de modo El artista engendra su obra con conocimiento interior, se
que son posibles según las ideas, y estas ideas vienen á ser mira á sí mismo como productor, tiene conciencia de su ac-
las causas originales de las cosas por cuyo.medio únicamen- ción ; ppro su obra misma no puede aparecer como nacida
te se pone á nuestro alcance la sublime uniformidad de las de la conciencia. Las ideas que el artista representa en su
obras de la naturaleza. Pero el sentido común de los hom- obra, necesitan no aparecer como dimanadas de la medita-
bres distingue uno de otro, el arte y la naturaleza: luego en ción y del estudio, sino que deben presentarse mas bien
la comprensión dél arte deben existir algunas señales pro- como halladas que como encontradas por el artista, y ha-
pias que le diferencien de la naturaleza. Si contemplamos bérsele ocurrido inmediatamente y por sí mismas. Por lo
el arte en su relación con la naturaleza, aquel engendra sus mismo ningún artista puede fijar con claridad la manera co-
obras con espontaneidad y conciencia. Canova de su propio mo las ideas se han presentado y aglomerado en su espíritu.
inapulso tomó el cincel para representar en una obra com- Hay un sagrado hálito que desciende de regiones estrañas, y
prensible á los sentidos, el triunfo déla religión; reconoció cuando se apodera del artista, este siente su calor de univer-
su producto, tuvo conciencia de su acción y vid que su obra sal vivificación y fecundación; pero nadie conoce de donde
era perfecta: con amor la emprendió, y con amor la acabó dimana la forma que el artista imprime á sus ideas. Igual-
La naturaleza se halla bajo la dura ley de la necesidad y mente debe aparecer esta, como inmediatamente nacida por
TOMO n i . '
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sí misma y no de un modo estudiado, á la manera que Mi- libre, ni como esclusivo producto de una necesidad que
nerva salió armada de la cabeza de Júpiter, ó Afrodita de opere ciegamente, sino solo como resultado de la íntima
entre las ondas del mar; pues todo cuanto aparezca como compenetración de ambas cosas. Si el espíritu divino se re-
estudiado ó nacido de una manera reflexiva, nos despierta vela solamente por aisladas vislumbres á la inteligencia , en
el pensamiento de un esfuerzo y cansancio, que nosotros las artes se presenta como on sol despejado y en el indivi-
también sentimos consecutivamente; y el mérito de la obra sible complemento de su energía. En Dios concurre á la vez
decae. Kant bajo este respecto exigía del arte con mucho la mas lata libertad con la mas estricta necesidad, y aun-
fundamento, que siguiese la marcha de la naturaleza. Esta que Dios obra con la mas perfecta evidencia del saber, no
engendra sus obras en virtud de leyes eternas é inmutables, es impelido por el saber, sino que obra de una manera ab-
pero por ninguna parte deja entrever las reglas de su crea- soluta. La revelación de Dios al mundo se ha completado en
ción. Las reglas que la naturaleza adopta al engendrar sus las artes, siendo esta la mas inmediata y perfecta aparición
obras, están como rodeadas de una sagrada oscuridad, y de la verdad.
este carácter de la naturaleza, es también el que deseamos Si. pues la mas inmediata y perfecta aparición de la divi-
para las artes. Sin embargo, el arte tomará por guia á la nidad , es lo que obra en el alma del artista y efectúa las
naturaleza solamente para los casos en que posea de un cosas estraordinarias, los artistas humanos son, digámoslo
modo análogo al de la naturaleza, reglas con que engen- así, los instrumentos, manos y pinceles que el mismo espí-
drar sus obras: las reglas que la naturaleza posee para crear, ritu eterno dirige para bosquejar su digna imagen con ras-
« son vivientes y activas. gos flamígeros. De esto proviene que ninguna verdadera
La abeja no ha recibido por una instructiva comunicación obra de las artes parezca trabajo humano, sino mas bien
las reglas de arquitectura, sino que ya nació maestra en este cosa traída del cielo á la tierra; y una obra del arte pierde
«rte, habiendo una inteligencia viviente, una sabiduría he- todo su mérito al puirto que nos traiga á la memoria una
reditaria que dirige.y gobierna el insecto en su construc- procedencia humana, pues la verdadera obra del arte debe
ción, como un simple órgano del que se vale en su activa aparecer como demostración de un espíritu animado por el
ciencia de la arquitectura. Así también solamente cuando divino hálito. En estos sentimientos se funda cuanto des-
se ponga en acción esta ciencia operativa ó sabiduría tras- de la mas remota antigüedad se ha dicho del alto precio y
mitida, las artes tomarán por guia á la naturaleza, pues de carácter sagrado de las artes, así como la veneración que
Jo contrario donde falte aquella, las obras del arle carecerán los griegos profesaron á los artistas mirándolos como los
de aquel sello que las hace salir semejantes á las de la natura- hombres mas sabios, hijos y favoritos de los dioses. Por esto
leza. Las mismas artesde consiguiente deben haber tomado Jos antiguos para esputar la producción de una obra de arte
posesión del alma del artista, ó la ciencia de su arte le ha por el espíritu de un artista, apelaron á la inspiración de un
de venir como infundida para que produzca cosas grandes ser superior (Genius, esiov).
é importantes, lo cual está comprobado por el propio ejem- El poeta invocaba á los Dioses.
plo de los artistas. Iram cana, Dea, Pelidaj Achillú.
Ningún artista tiene la musa en su poder, y esta se halla Homtro.
constituida superior á las facultades y albedrío de él. En las Ovidio atribula su obra á la musa.
horas de inspiración, el artista obedece á una coacción inte-
rior, es impulsado como por un instinto y bajo su mano las Est Deus in nobij, agitante calescimus illo.
partes de la obra se reúnen como por sí mismas en un bello La fuerza productiva en el artista, aquella inmediata
conjunto. Pasado el momento de la inspiración, en vano el aparición déla divinidad en el hombre, la facultad que obra
artista llama la musa, y á pesar de toda su meditación en cosas estraordinarias, es designada con el nombre de genio,
las reglas dadas sobre el arte, no produce mas que obras de del cual en sentir de los antiguos, servíanse y estaban ins-
afectación, violentas y contrarias al orden natural. Lo que pirados los poetas. Otros han derivado el nombre de genio
nosotros poseemos de un modo estudiado ó adquirido, entra del ángel tutelar que es concedido al niño desde su nacimien-
en el dominio del ilimitado poder de nuestro espíritu; y so- to, en cuyo número se cuenta Klopstock. El genio es por
lamente lo que ha tomado posesión de nosotros mismos, tanto el principio creador en el artista; pero en las artes la
• permanece superior á nuestro poder, y nos constituye como íacultad que alcanza las ideas y la facultad que las hace
en órganos involuntarios suyos. El artista engendra su obra sensibles representándolas en imágenes contemplables, se
con libre independencia; pero también de esta misma li- hallan constituidas en una sola cosa. Si se entiende por
bertad , al propio tiempo le resulta una fortísima precisión. poesía la facultad de hacer sensibles las ideas estéticas, y
£1 artista trabaja en su obra con la mas seria meditación, y por arte la facultad de hacer sensibles las ideas en imágenes
no obstante carece al mismo tiempo de conciencia de esta contemplables, el genio es el retrato de la poesía y del ar-
meditación. Las ideas que representa se ofrecen en su alma te. La poesía sin arte aparece como una virtud grosera de
inmediatamente y por sí mismas; de modo que el buril, la naturaleza, que á nadie puede halagar, y el arte sin poe-
pluma ó cincel que dirige para procurar que su interior sía como un atributo de formas vacías de contenido: el ge-
contemplación tome una forma esteríor, van como guiados nio no existe mas que donde ambas cosas se constituyen una
por un poder invisible, y á cada movimiento de su mano sola, é identifican entre sí. Según Kant, al genio debe con-
vé nacer en su obra un nuevo rasgo de belleza. Bajo su cederse gusto que le modere, como planta que brota en de-
mano las partes reúnense en un todo, á la manera queá los masía. Lo que carece de gusto, ningún título tiene á la be-
sones de la lira de Anfión, las piedras se colocaban formando lleza; y el genio divorciado del gusto, nada bello efectuará;
paredes y habiíacio nes. £n el alma de un artista arrebatado pero el gusto no entra por educación en el genio sino que
por el estro, vemos identificado en una sola cosa lo que está ya originariamente está con él. El genio, no debe mirarse
repartido entre la naturaleza y la inteligencia; la coacción como una planta sobrecrecida que deba ser segada por la
y la libertad, la actividad no sentida y la que se ejerce con hoz del gusto y á fin de que agrade: el genio trae ya en sí
conciencia. De aquí es que las obras del arte no pueden ser mismo la medida. El genio no sufre del gusto una restric-
comprendidas ni como esclusiva generación de un agente ción ; sino que se impone á sí mismo una medida y en ello
35 ic
aparece como facultad verdaderamente sensitiva: seda ge- tivídad del genio'. En este estado el artista no obra libre-
nio solo en tanto que haya una viviente conformidad á las mente; obedece á una coacción interior que le impele y di-
leyes que nosotros contemplamos en la naturaleza 6 mas rige como instintivamente desde un corazón inflamado en
bien dicho en Dios. sacras sensaciones, que, ó difunden por el rostro del artista
Si no existe la facultad creadora designada con el nom- una afable é insinuante dulzura fglorificaciónJ, ó hacen des-
bre de genio, con nada puede llenarse su falta: no es posi- pedir terrible fuego á sus miradas. Siempre que se miraba á
ble aprender ni enseñar por reglas á producir bellas obras Miguel Angelo, cuando durante el estro trabajaba alguna
del arte. estatua, en los ojos del artista se descubría cierta cosa ter-
rible. Por esto los antiguos también vieron en el estado del
Cui ^im natura negaiit,
Sudel multum frustraijue laboret. estro el de una inspiración ó influjo de un ser sobrehumano;
Hor. y en concepto de ellos, en tal estado el artista se hallaba
como insudado por el hálito divino. Nuinine inflatus.
El arte mismo debe haber tomado posesión del alma del Siendo el espíritu divino independiente de las relaciones
artista y serle como congénito. Poetanonfit, sednascitur. El de espacio y de tiempo, cesan también para el alma del ar-
genio es don de la naturaleza , un presente de la divinidad , tista líiniíes semejantes en el estado de estro. Para el artista
y no puede ser formado por instrucción , ni adquirido por hállase todo como aproximado : todo se le agiía por delante
ejercicio como habilidad, ni como ciencia aprendida por como en inmediata presencia: el poeta profetiza [Yates).
aplicación. El genio, decia Herder, no puede ser comprado Así se vio á Horaz predecir á Nereo todo el horror de la
ni mendigado, ni ganado á fuerza de trabajo. Genium esl, guerra troyana. Una vena oculta por el mismo artista, se le
quod una genitur nobiscum, in cujus tutela vivitnus nati. In- abre copiosamente, le afluyen ideas ingeniosas y los pensa-
genium, ingenilum est. mientos le acuden de tropel. El pincel del pintor, el cincel
El verdadero artista constantemente es obligado á la pro- del escultor y la pluma del poeta no son bastante veloces
ducción de una obra por un impulso irresistible de su espí- para declarar lo que se presenta á la vez en sus almas: cada
ritu , y satisface una interior exigencia de su alma. La obra palabra está rebosando de espresion y cada trozo encierra
que el genio produce no resulta de imitación, sino que un esceso de vigor. Nada sale proporcionado á la escuadra
nace completamente de su propio ser, es original; pues el de las reglas de la escuela, nada se alinea por el recto hilo
genio mismo ignora como crea las cosas estraordinarias. Sin de las demás cosas, un trazo sigue á otro trazo, todo (luye
duda tiene conciencia de su acción, conoce aquello que pro- con una corriente no interrumpida del alma del artista, y
duce; pero su misma obra no nace de ia conciencia, y sale cuando está acabada, éste reconoce que todo es verdadero ,
como enviada por una potencia superior. En este sentido bueno y bello. Sin estro no es concebible ninguna verdadera
Kant llamó al genio la originalidad ejemplar de un talento obra del arte. El estro designa propiamente el estado de ac-
para producir ciertas obras. Pero aunque el genio proceda tividad del genio que es el alma de las artes, y toda obra de
en virtud de una exigencia interior, y cree de su propio ellas para tener una justa pretensión á este nombre, debe ser
caudal, tenga en sí mismo su ley, y obre como instintiva- fruto del genio. El talento mecánico que se forma según re-
mente, necesita siempre que su actividad sea despertada glas, produce su obra con lafria conciencia de estas reglas;
á la manera que por el calor del sol es escitada la semilla como que la sobria reflexión y el sereno discurso, son la pri-
puesta en el seno de la tierra. El genio además necesita de mera ley de este otro género de artistas. Mas á pesar de
ejercicio continuo: Apeles no dejó pasar un dia sin trazar todo el raciocinio que preside á semejantes obras, quedan
algún rasgo con su encantador pincel. Esta escitacion se ve- siempre muy inferiores al verdadero producto de las artes ú
rifica principalmente contemplando las obras de otros ge- obra del genio. Quedan patentes en la obra del mecánico,
nios análogos, pues á la manera que un pensador filosófico los vestigios de las medidas aplicadas, de la fria reflexión, y
comprende á otro, así también un artístico genio por me- del rigoroso compás del arte; por parte ninguna se descu-
dio de sus obras despierta áotros, los anima y habilita para bre una chispa del fuego etéreo que, ó nos arrebata consigo
la producción de obras semejantes. Al principio el mismo como por el poder de una desencadenada borrasca, ó hace
genio duerme en el alma del artista, no se reconoce á sí derretirse en ternura toda nuestra alma como la fusión de
mismo, y descubre su existencia solo por la sacra venera- un calor suave. La verdadera obra del arte debe ser senti-
ción con que la joven alma del artista es atraída á la con- da y nacer en medio de un amor ardiente : el artista ha de
templación de las hermosas obras del arte. Si el genio dor- esperimentar en sí la ocupación de un poder superior, si su
mido encuentra en cualquier obra del arte, un alma artística obra ha de tener belleza; es preciso que se encuentre en
simpática y análoga áél, se siente como arrebatado por una aquella disposición en que Horacio esclamaba:
fuerza mágica, y de su sueño es sacado á una vida gozosa
y beatífica. La historia cuenta que Rafael, habiendo espia- Quo me, Bacche, rapis tui
do á Miguel Angelo cuando en la capilla Sixtina pintaba la Pleoum? QucB nemora, et quos agorin specus,
historia de la creación, le hirió como un rayo de luz la Velox méate nova?
imagen del Padre Eterno, y de la chispa de genio que en El artista obedece á una íntima coacción que indepen-
él relucía, encendió una dilatada llama. Las ejemplares obras diente de la meditación y designio, le impele como por ins-
del arte, valen mas que todas las reglas y preparaciones como tinto , y en la producción de su obra no busca mas que la
un medio de cultivar las bellas artes; pues la contemplación satisfacción de un impulso irresistible de su alma. El arte por
de las obras del arte determina en otros, á quienes la natu- tanto, obra por razón de sí mismo y no motivado de otra
raleza como creadora se ha revelado , una disposición que cosa; pues la verdadera obra del arte no puede tener su fin
los habilita para producir obras semejantes. fuera de sí. El universo como centro de las artes, tiene tam-
El estado del genio en que se abandona á las .sensaciones bién su fin en sí mismo; y por esto se dice del artista, que
de las artes á fin de satisfacer con la producción de una obra debe ser capaz de representar un universo, siendo verda-
que pertenece á la eternidad un impulso irresistible de sí dero artista solo aquel que sea ca^)az de esto.
mismo, se llama el estro del artista, y es un estado de «c- .El arte tiene su fin en sí mismo; y por no servirá ningún
31 36 %
fin estraíio, las artes se han llamado liberales. El arte tam- hizo consistir en copiar aquello que se presenta en la inme-
poco existe por razón de la utilidad, y exigir esto del arte, diata comprensión del objeto.
solo es posible en un siglo en que se tiene por mas impor- £t ungues
tante el descubrimiento de un nuevo torno, que el de un Exprimel, et molles imilabilur aere cipillo?.
nuevo sistema del mundo en que sean espresados económi- Para que una obra del arte obtenga este nombre, es pre-
cos descubrimientos para lo mas elevado del espíritu huma- ciso que sea una producción libre y espontánea del espíritu
no. Las artes no son para recrear ó adular á los sentidos; y humano ó fruto del genio; pero el genio produce su obra
pedirles semejantes recreos, es posible solo en un siglo cuyo en la plenitud de su íntima existencia, trabaja, y en este
principio es el interés y que todo lo mide con la vara de los trabajo se representa á sí mismo. El genio además debo mar-
placeres sensuales en que se ha sumido enteramente. La carse por la originalidad, produciendo una cosa propia que
probidad también como nada tiene fuera de sí, carece igual- no sea imitación , ni restauración de lo ya existente.
mente de fin estraño. Pero aunque las artes no tienen por Al talento no puede dirigirse mas que el talento, y al ra-
fin la moralidad, tampoco pueden representar lo que escita ciocinio el raciocinio: solo donde hay talento, donde las
los apetitos sensuales y pone en movimiento los bestiales ideas son aclaradas y puestas de manifiesto en una obra, el
impulsos; pues el sentido de la moralidad es ofendido al talento será comprendido é interesado y reconocerá una
propio tiempo que el sentido de la belleza , por nacer ambos verdadera obra del arte. Pero la forma, ningún valor esté-
de un solo y mismo tronco. Las artes ciertamente no tienen tico concede á la obra, y es bella solo por el pensamiento
por fin la moralidad ; pero sin embargo no carecen de rela- que la anima. Si el artista, decia con mucha razón Sclie-
ción con ella. La moralidad seguramente no es un fin, sino lling, quisiese á sabiendas subordinarse enteramente á la
el alma misma de las artes; y por eso perdida la moralidad, naturaleza, producirla seguramente máscaras, pero nunca
piérdese también la belleza de la obra; porque una obra se- obras del arte. Todo el mundo con él confesará que las imi-
mejante presenta en su generación los vestigios de la mez- taciones de la llamada realidad, llevadas hasta el estremo
cla de lo humano, y hasta la mácula de lo bestial mezclado de la ilusión, aparecen como eminentemente inciertas para
con lo humano, que pretende por sí erigirse en obra de ar- el sentido organizado de un solo modo, y le ocasionan la
te. De lo sagrado nada profano puede salir, y el artista impresión de las fantasmas.
siente descender su consagración de regiones elevadas. La Si la belleza del arte existiera en la imitación de la rea-
mas perfecta aparición del mismo Dios es la que obra en lidad , también deberían resultar bellas las imágenes de las
las artes y crea cosas estraordinarias. Por tanto, el legítimo escenas repugnantes de la naturaleza, y serian tanto mas
y verdadero artista constantemente esperimenta las impre- bellas cuanto mas la imitación se acercase á la realidad ;
siones de su obra con sentidos puros é impolutos; crea y en pero ¿cómo habrá belleza en donde nace el disgusto? Al
ello atestigua la mas sublime procedencia de la facultad lado de lo repugnante no puede coexistir lo bello.
creadora en él. Solo con puros sentidos, con los castos é Si recorremos las galerías de las bellas obras del arte, ha-
impolutos sentidos del arte, nos debemos acercar á sus llaremos que sus obras maestras son precisamente aque-
obras: el que no lleve consigo este sentido, por donde quie- llas cuyos tipos no encontramos en la naturaleza común.
ra y no solo en las artes , hallará escándalo. ¿Dónde están los originales cuyas copias sean los cánticos
Un tipo sirve de fundamento para toda forma; pero el de David, las odas de Píndaro, etc.? Se hará frente á esta
tipo con que un artista produce su obra está en él mismo, observación diciendo que aquellos poetas imitaron sus pro-
y él saca su obra de la profundidad de su propio espíritu. pios sentimientos; pero el sentimiento es una cosa pura-
La obra que produce no es de imitación ni de restauración mente interior, y para obtener un poema, es preciso que re-
de cosa ya existente; sino que nace de la facundia de su suene con un lenguaje animado y cadencioso, cuyo trabajo
ánimo en estro con la marca y sello consiguientes de la ori- pertenece'al mismo espíritu. ¿Dónde existieron igualmente
ginalidad. Estos tipos conforme á los cuales trabaja el artis- los tipos del Júpiter Olímpico, de la Venus Urania y de la
ta, son las ideas de las cosas que ya deben existir original- Minerva de Acrópolis; dónde sino en el sublime y creador
mente en el fondo del alma del artista, y por eso no se dan espíritu de Fidias que los hizo?
arte y artista, sino donde hay un gran talento fecundo en Atormentados los filósofos por estas y otras dificultades
ideas. El arte comprende en sí mismo el tipo, en cuya con- semejantes, trataron de marcar mas aproximativamente y
formidad produce sus obras y no ha de buscar fuera de sí alindar el principio délas artes. Las artes, dijeron, deben
en otro, ni en la naturaleza, puesto que las obras de la na- imitar únicamente los objetos bellos de la naturaleza y de
turaleza son realmente posibles solo en cuanto á las ideas , estos no sacar tampoco mas que lo bello. Creyeron es-
pero ninguna de sus ideas está creada bajo las condiciones parcidos por la naturaleza los rasgos sueltos de la belleza
aisladas de su existencia. Aristóteles fué el primero que en misma, y opinaron entonces que para la producción de una
su Poética sentó la tesis de que la poesía y todas las formas bella obra del arte , no se necesitaba mas que juntar todas
de ella, eran solo imitaciones de la naturaleza, y desde en- aquellas partes aisladas de lo bello. En consecuencia termi-
tonces innumerables veces resonó como principio de las ar- nantemente se afirmó que en la naturaleza lo perfecto es-
tes el precepto de imitar á la naturaleza. Pero por desgra- taba mezclado con lo imperfecto, y lo bello con lo feo, Pero
cia se descuidó fijar mas aproximativamente la idea de en esta suposición el artista si ha de separar en la natura-
•aturaleza; lo cual hubiera sido tanto mas indispensable por leza para utilidad de la imitación, lo bello de lo feo, y hasta
euanto sin una clara y terminante noción de lo que se habia cercenar de lo mas bello lo menos, ¿no deberá haber te-
4e imitar, ni el imitador tenia un punto fijo, ni el crítico nido ya una idea clara de la belleza? y en este caso ¿para
ona regla segura. ¡De cuántas significaciones no es suscep- qué necesita lo esterior á su espíritu? Luego para represen-
tible la palabra naturaleza! Para el atomista la naturaleza tar en formas visibles la idea inmaterial de la belleza, no ne-
•8 un agregado de corpúsculos simples; para el químico una cesita masque la ciencia de producir.
•Mzcla de materias homogéneas; para el económico un sur- Aunque por un momento concedamos que las bellas obras
tido granero que Je provee de sustentos, etc. ¿Y en qué del arte provienen de la reunión de las bellas partes aisla-
consistirá esta imitación de la naturaleza? Al principio se la das, que se hallan como dispersas por la naturaleza, siempre
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queda sin solución la pregunta de ¿cómo deben ser reuni- que por tanto el designio del arte debe dirigirse á mayor
das aquellas partes dispersas á fin de que resulte una bella elevación ? El artista debe aspirar á la ¡dea de las cosas que
- obra del arte? pues lo que daba significado y belleza en el son eternas con el entendimiento, y solo cuando consiga
todo de que fueron sacadas todas estas partes sueltas, era fijarlas en una forma sensible, producirá una cosa inmutable
precisamente su armonía con el todo. En la teoría, pues, y eterna, ó verdaderamente bella. Pero si el artista reco-
que nos ocupa, estas objeciones quedan sin contestar. Ade- noce y pone de manifiesto la idea de una cosa, forma en un
más, una obra que hubiese de aspirar al título de belleza, mundo propio el individuo, cierto género ó tipo eterno.
jamás resultarla de solo el conjunto, por completo que fuese, El arte debe aventajar ala naturaleza, superarla ó idea-
de las formas bellas, pues lo que hay de bello en una obra lizar. Esta exigencia hecha al arle presupone qne la natu-
no es absolutamente la formí. Una ¡dea debe servir de fun- raleza no es en sí verdaderamente bella ; pues en otro con-
damento á toda obra del arte, y la belleza de esta no pro- cepto ¿á qué la pretensión de superarla ó idealizar. Aunque
cede mas que de la armonía de su forma y de todas sus este designio por una parte pueda ir de acuerdo con la idea
partes con la idea que sirve de fundamento. Toda bella obra del artista de la naturaleza, por otra está en oposición con
del arte es un conjunto indivisible sentido en el espíritu. El la exigencia hecha al arte; porque si la naturaleza no es en
Zeus de Fidias, dice Herder, ocupa el trono con amable sí verdaderamente bella, tampoco puede ser un digno ob-
magostad; toda su forma es una idea , un pensamiento abre- jeto del arte, y este mas bien debe abandonar el campo ó
viado, y el espíritu que anima la cabeza, también agita los invaüdar y abolir su pacto á fin de producir una cosa ver-
rizos de su cabellera, llena el divino pecho y se difunde por dadera y bella. En este caso ¿cómo podría tampoco impo-
toda la fábrica del cuerpo. Esta y otras imágenes semejan- nerse alarte la condición de hermosear la naturaleza ó re-
tes de las deidades griegas, ¿habrán sido sacadas de mu- presentarla embellecida? Al sentar este principio, ó se partió
chas formas diversas para juntarlas en una? De ningún mo- de la imitación de la naturaleza como decantada norma del
do; existen como los dioses, construida cada una según su arte, ó se incurrió en un círculo vicioso, pues sobre aque-
carácter y edad en todas sus formas como por un solo pen- llo que era presentado como tipo de la belleza, se pedia
samiento. Conforme á él son medidos y pesados en la ima- después un embellecimiento. J.a naturaleza en cuya imita-
gen su tamaño, actitud y continente. En cada parte aislada ción se solia cifrar la mas sublime ley del arte, puede ser
se anuncia la deidad entera; de modo que cuando á trozos entendida bajo una doble significación ; como obra ó pro-
es arrebatada de la tierra una imagen nueva, decimos con ducto de naturaleza, (natura naturataj y como facultad ó
entera confianza : Este es el pecho de Hércules, esta la ca- espíritu de naturaleza (nutura naturansj. Hasta el día en
dera deBaco, la frentede Júpiter, etc.; y si un ignorante, la fundación de las leyes del arte se ha adoptado el primer
como sucedió antiguamente en la rotunda del Vaticano, al significado. Apareció Scheiling afirmando que el artista debe
cuerpo de Melpómene pega la cabeza de una Bacante, sen- apartarse del producto ó de lo creado, y erigirse en facultad
timos la discordancia, reconocemos la testa bella pero es- creadora apoderándose de ella espiritualmente.
trafia, y nos irritamos contra el bárbaro que confundió allí En la naturaleza una idea eterna sirve propiamente de
dos formas. fundamento á cada cosa, y esta idea por medio de la cien-
Considerada de esta suerte la naturaleza , fácil fué presu- cia creadora pasa á realidad ó forma corpórea. Hay una
poner que pronto se pasaría mas adelante y se impondría ciencia viviente operativa por cuyo medio la naturaleza pro-
por ley al artista aventajar á la naturaleza; y efectivamente duce sus obras y dá cuerpo á sus ideas bajo formas regla-
se exigió del artista superar á la naturaleza, idealizarla y das. El artista debe procurar igualar á esta ciencia viviente
representarla embellecida. El artista debe embellecer á la operativa que en la naturaleza es el vínculo entre la idea y
naturaleza, idealizar; y esto será posible con tal que ya la forma, por cuyo medio la idea de las cosas pasa á forma
entrevea la idea de la belleza: pero precisamente se trata corpórea: compitiendo el artista con este superior espíritu
de la idea de la belleza. ¿En qué sentido pues deberá to- de la naturaleza y solo en tanto que le sea dable compren-
marse aquí la palabra naturaleza? El artista ¿qué es lo que derlo en una viviente imitación , producirá cosas verdade-
debe aventajar, idealizar y representar embellecido? Lo ramente bellas.
llamado real, lo existente de hecho. La naturaleza, decía El espíritu creador, la ciencia operativa que nosotros al-
un célebre profesor de artes, no se ha propuesto simple- canzamos á comprender en la naturaleza , debe también
mente oJ recreo; sus trabajos y partes deben también ser- concurrir indispensablemente en el artista , si ha de pro-
vir de provecho, pues trabaja para la perfección del todo y ducir una obra verdaderamente bella. La rigorosa condi-
á este muchas veces debe sacrificarse la perfección de las ción universal del arte es que atienda á la naturaleza; y en
partes; por tanto las artes deben embellecer, idealizar y este sentido el arte puede atender á la naturaleza si esta-
aventajará la naturaleza, lo existente de hecho. Pero ¿cómo blece de un modo análogo al de la naturaleza las reglas con
puede tratarse de aventajar por el arte á la llamada natu- que produce aquél sus obras; pero la naturaleza establece
raleza real, si el arle no es capaz de inspirar á sus obras la sus reglas de una manera viviente y operativa. Hay pues
vida real sensitiva? Por grande y maestra obra del arte que una inteligencia viviente , una ciencia operativa que como
sea la Venus de Mediéis, no respira, no dá latido alguno, por instinto dirige y gobierna en sus productos á la natu-
ni tiene el calor de la sangre: la naturaleza desde luego está raleza ; y solo cuando en el artista obre esta inteligencia vi-
superior al arte y fuera de su alcance. De la misma suerte viente, esta ciencia operativa , el arte tendrá por pauta ala
la naturaleza considerada bajo otro aspecto es inferior al naturaleza. Ahora preguntamos : ¿Quién trazará el mágico
arfe, y bajo ningún punto de vista puede ser objeto de él. círculo en que deba contenerse este superior espíritu ? ¿cu-
Las constantes vicisitudes de lo llamado real, la continua ya voz seguirá ? Si no existe originalmente semejante espí-
alteración y contingencia de las formas actuales ¿no nos ritu , no puede ser comunicado , ni adquirido , ni exilado ,
demuestra que las formas perceptibles á los sentidos y frá- ni logrado de manera alguna; pero cuando existe no ne-
giles, no constituyen la verdadera esencia de las cosas, y cesita mas que ser abrazado por imitauon.
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Ueciierdos históricos sobre la antigüedad griega y romana.


I.

/.a Academia. — La Agoró ó asamblea. — División del año entre los griegos y romanos. ^- Atenas.
— Bárbaros.—Matrimonio y casa griega.— Casa romana.
La Academia estaba situada al N. O., á seis estadios de de Juno, y á los restantes según la cuenta: Quinctilis,
Atenas, á orillas del Cefiso, al principio dedicada al héroe Sextilis, Sepíember , October, November , December. Mas
Academos, y gimnasio después, en medio de amenas plan- adelante recibió el Quinctilis, de Julio César , el nombre de
taciones de plátanos y olivos , dispuestas por Cimon. Hahia Julius, y el Sexlilis, de Augusto , el nombre de Augustus,
allí un altar de las Musas, con estatuas labradas por £s- El principio del mes se determinaba por el novilunio. Des-
péusipo , altares del Amor, de Hércules , de Prometeo, un de una casa edificada al intento en el monte Capitol¡no(Ca-
pequeño templo de Minerva , etc. Allí enseiíó Pl?ton, y na Calabra) debía un funcionario público, mas tarde el
después de él sus discípulos, quienes de aquel sitio, tomaron Pontifex Maximus, invocar la luna nueva (/ía/are, de donde
el nombre de académicos. La Academia fué respetada por kalendw). La mitad del mes, señalado por Idm[áe\ etrusco
los mismos enemigos , hasta que Sila mandó cortar los ár- iduare , dividir ; compárese div-idere), indicaba el plenilu-
boles para mnquinas de guerra ; pero el tiempo reparó este nio ; según eran los meses mas ó menos largos, sucedía esto
daño. La quinta que tenia Cicerón cerca de Puteoli , reci- en algunos!marzo, mayo, julio y octubre) el 1 5 ; en los
bió el nombre de Academia; y también en su Tusculanum restantes, el 13. Además, el noveno dia antes de los Idus,
tenia el célebre orador romano una Academia , la que es incluso este y el dia de los Idus, se llamaba Nonae (de novem).
probable fuese un pórtico. Los dias restantes se señalaban desde estos hacia atrás, como
Agora denota , en su primer sentido , asamblea del pue- dias anteriores, con la fórmula ante diem Calendas, en vez de
blo, sobre todo en los tiempos heroicos; pero pasó á signifi- die ante Kalendas , etc. Numa Pompilio añadió el Januarius
car después el lugar donde se veriñcaba la asamblea, lugar (deldios Jano) y el/e6rMarí«s, elcual recibió su nombre del
que era entonces la plaza destinada para la reunión de las grande sacrificio general propiciatorio (/e6r«a/ía), que se ce-
gentes y el comercio, ó sea el mercado. E>te sitio estaba lebraba al fin de cada año (por ser este al principio el último
adornado de templos, de estatuas de los dioses, y de edifi- mes del año). De este modo vino á formarse un año lunar
cios públicos, por ser el punto de reunión de la vida civil de 3S4 dias. Para igualarlo con el año solar, intercaló ca-
y política. La Agora de Atenas era notable por su magnifi- da dos años un mes , mensis intercalaris f-iusj ó Mercedo-
cencia. El comercio en ella era libre para los nacionales ; nius , entre el 23 y 24 de enero. Mas como por efecto de
pero los estrangeros tenian que satisfacer una contribución negligencia se había introducido un grande desorden , y
á los «agoranomos,» ó inspectores del mercado. Las di- todos los meses estaban dislocados, como Pontifex Maximus
versas partes del mercado llevaban el nombre de las mer- que era , mandó Julio César arreglar por el matemático
cancías que en cada una de ellas se yenáia. El mercado es- alejandrino Sosígenes (en el año 708 ü. G. ó 46 antes de
taba abierto, á nuestro modo de contar , de nueve á doce. J. G.) un calendario perfeccionado que contenia tres me-
Generalmente aparece también el mercado como punto ses intercalares. En el año bisiesto, cuando febrero tenia
céntrico de todas las fiestas y solemnidades. 29 dias , el 24 ó 2o era llamado sexlus Calendas Martias ,
Al fijarnos en la división del año entre los griegos y ro- y bisexlilis el año. Los antiguos romanos dividían las sema-
manos , en unos y otros encontramos desde un principio nas por los dias de mercado ó de juzgado {nundinw de no-
meses lunares. Entre los griegos, llamábase lo'jowa. el pri- vem dies) , en que pasaban del campo á la ciudad ; pero en
mer dia del mes, que principiaba la víspera del novilunio, tiempo del imperio , contaron ya por semanas de siete dias
y era consagrado á Apolo ; por consiguiente , el plenilunio {hebdomades). La reseña del año se llamó Kalendarium;
indicaba la mitad del mes. El mes constaba pues de 29 dias por cuyo nombre entendían también un registro de deudas,
y de unas 13 horas, alternando con meses de 30 dias y por cuanto en las calendas debían pagarse los intereses.
meses de 29 dias. Para igualar al año lunar con el solar , Álhenae , ahora A.9tva , en boca del pueblo , Setlines , ca-
ya desde el tiempo de Solón , se intercalaba cada tres años pital del Ática, y la ciudad mas considerable de Grecia ,
un mes de 29 ó 30 dias , de modo que el año común cons- constaba de dos partes: de la ciudad y de los puertos ; los
taba de 354 dias, y el bisiesto de 383 ó 384. Pero también cuales estaban unidos por largas murallas. Nada se sabe de
el año bisiesto tenia un esceso de 7 '/i ilias, por donde de- cierto sobre la estension de la ciudad antes de la guerra
bía suprimirse de cuando en cuando el mes intercalado. El pérsica. Temístoclos íué el primero que echó los cimientos
año ático empezaba con eJ solsticio de verano, siguiéndose de su grandeza, levantándola mas magnífica que antes,
los meses á contar desde la segunda mitad de julio hasta la después de destruida por los persas , y uniéndole el puerto
primera del mismo mes. El mes intercalado era un segun- importante del Pireo. Según Tucídides, tenia su circunfe-
do mes que metían á la mitad del año. Cada mes se dividía rencia 174 y, estadios, ó 8 leguas españolas , de las cuales
en tres décadas. correspondían 75 á la larga muralla que la unia al puerto,
Entre los romanos, Rómulo, según la tradición, dividió 43 á la misma ciudad (mas de una legua), y 86 '/, á la
el año en diez meses , dando al primero el nombre de su ciudad del puerto, por donde se echa'de ver que el ámbito
divino padre, Marte, Martius; al segundo le llamó Aprilis, de Atenas era casi igual al de Roma; si bien es verdad que
del abrirse las yemas de los árboles {aperirej; al tercero no ocupaba mas que la cuarta parte de su superficie. El to-
Majus, de Maja, madre de Mercurio ; al cuarto Juniut, do contenia diez mil casas, y según la estima del Boeckhs,
39 K
contaba 180,000 habitantes, aunque según otros, pasaba iheiíaion al S.; Agrai y Diomeia al E. Al O. del castillo se
poco su población de 100,000 almas. Si esceptuamos los levantaba la colina peñascosa del Areópago, tan cerca, que
edificios públicos, eran pocas las casas magni'ficas (cons- desde ella pudieron pegarle fuego los persas con saetas en-
truidas de madera ó de adobes); las calles eran general- cendidas. Al estremo oriental de la colina habia el tribunal
mente irregulares y angostas. Aun en el dia se dejan seguir del Areópago y el templo de las Scmnai (Euinénides), y el
y determinar las murallas de la ciudad propia. Estendíase Kyloneion; al Sur habia un templo de Ares (Marte), y mas
al O. un trecho sobre la colina Pnyx y el collado de las cerca del castillo, el aliar de los doce diuses . y las estátjas de
Ninfas; al S. hasta mas allá del Iliso , pasaban por el ter- Harmodion y Aristógíton. Al S. de la colína de Ares había
reno del Liceo {Lykeion), volviendo á cabalgar el rio, y e\ Museion, colina, donde los macedonios levantaron un
terminaban al N. E. en las últimas pendientes del Licabeto. fuerte, y Ijajo Trajano, dedicó el cónsul C. Julio Antíoco
Las once puertas de la ciudad eran , empezando por po- Filopappo un * monumento á su abuelo Aniíuco Epifanes.
niente y dando la vuelta por el mediodía : Dípylon , ante- Junto al costado occidental de la colina de Ares se levanta
riormente puerta Triásica, y también puerta del Cerámico, la eminencia de Pnyx, donde se reunía el pueblo, y aun se
la cual era muy grande; la puerta Sagrada, en la carretera vé allí distintamente la tribuna corlada en Ja peña, la cual
de EIéusis; la de los Gineles , probablemente la puerta por estaba de cara á una fjbrica semicircular, donde se colocaba
donde entró Pausanias , puerta Pirca, la áe Melitide; h el pueblo. Mas adelante se empleó al intento el teatro de Dio-
liona; la de Egeo, probablemente junto al estadio Panate- nysos. Entre el Acrópolis, el Areópago, el Pnyx y el Museion,
neo ; la de Diocarcs; la de Diomea hacia Cynosarges ; la de estaba en medio la Agora, ricamente adornada de estatuas,
los Sej)ulcros y la puerta Acárnica. Hay con todo algunas en la ciudad llamada Kerameikos. Al lado occidental de
dudas respecto de la situación de algunas puertas. la Agora habia, á entrambos lados de la Pylis (puerteci-
De en medio del espacio así cercado, se levanta un peñas- ta) que conducía al Pnyx, hermes (estatuas de Mercurio)
co de 150 pies , accesible tan solo por la parle de ponien- del Hermes Ayoraios; allí estaba también la 5íoá Poiki~
te, el cual tiene una superficie de 1,1S0 pies de largo (de le, ó pórtico, con pinturas de Polygnotos, y el Kolonos
E. á O.), y 600 escasos de ancho. El lado teptentrional Agoraios, peijueña colina; el lado meridional lo ocupaban
habia ya sido fortificado por los Pelasgos; el lado Sur la Stoá Basileios del arconte Basileus, y la Sloá Eleutherios
fué fortificado por Cimon. Lo contenido dentro de esta mu- de Zftus (Júpiter); en el lado oriental ¡labia el lemp'o de
ralla era lo que llamaban áuyu. En la subida occidental del Apolo Pairóos, el templo de la madre de los dioses, la casa
castillo mandó Feríeles construir las magníficas ' Propí- concejil y la Rotunda, donde comían los pritanos; la parte
'fios (1), con una escalera de mármol, por la cual se subía septentrional estaba cubierta de estatuas. Entre la Agora y
ala meseta. Las propíleas tenían ciaco puertas, ocho co- el Pnyx, habia el templo de Aphrodile Urania (Venus celes-
lumnas en el frontis, diez y siete á los lados; cada columna te), el de Bephaistos (Vulcano), y el de Eurysakes; si-
tenia 29 pies de alto y 5 piés de diámetro. Esta fábrica se üendo de la Agora hacia levante, se encontraban, al lado
terminó en cinco años, y costó 2,012 talentos (mas de dos S. de la Acrópolis, el Odeion (Odeon) de Herodes Ático, que
millones de pesos). Al entrar, ala derecha, se levantaba el este opulcQto ateniense habia mandado edificar en memo-
pequeño templo de * Nike Aplerus; á la izquierda el * Pina- ria de su esposa; el templo de Asklepios (Esculapio), la Sloá
koíheke. En el mismo castillo descollaba, entre muchas es- (Pórtico) Euménica (de las Furias), el teatro principal dedi-
tatuas, el coloso de bronce de Minerva Promachos , obra de cado á Dyoiiisos (Baco); y al S., tocando con él, el Lenaion
Fidias. Distinguíase empero de todo lo restante el * Parlhe- (de Lenaios, cubero, apodo de Baco), donde celebraban
non, templo de Minerva, levantado por Feríeles. Si bien es las /e»aía«(fiestas del cubo) en loor de Baco; finalmente el
verdad que los venecianos causaron gran daño á este templo Odeon de Perícles, magnífico remedo de la tienda de Jérjes,
con su bombardeo de 1687, y lord Elgin le arrebató, al prin- con una túpula. Un poco al E. de allá, donde tuerce la
cipio de este siglo, muchas métopas, bajos relieves, etc., [El- calle junto al lado oriental de la Acrópolis al N. (calle de
gin Marbles, en el Museo Británico], con todo, y á pesar de los Trípodes), estaba el monumento corégico de * Lisicra'
tanto destrozo vandálico, todavía escita este magnífico edi- íes, llamado ahora la Linterna de Dcmóstenes, sostenido por
ficio el asombro de cuantos pueden contemplarle. En el ocho esbeltas columnas corintias. El Prytaneion, donde co-
Parthenon habia la alta estatua de la diosa ( de 39 piés), de mían los enviados estranjeros y los ciudadanos beneméri-
oro y marfil, obra de Fidias. El vestido de esta estatua (que tos, estaba situado al pié N. E. del castillo, junto al tem-
se ponia y quitaba), y que pesaba 44 talentos (unos trein- plo de Sarapis; y al O. el de los Dioscuros (Castor y Pólux).
ta y cinco quintales), fué robado por el tirano y demagogo Inmediatamente en la pendiente oriental del Acrópolis, se
Lacares en tiempo de Demetrio Poliorcétes. En la mano encontraba el Eleusinion; y al pié séptentiional el templo
derecha llevaba la diosa una Nike (Victoria), de cuatro varas de los Aglauros. Allí cerca habia (y hay aun en el dia), una
griegas de alto, toda demar(il,con ropagede oro. La parte cueva con una fuente; la cueva es la Gruta de Apolo y del
posterior del Parthenon servia para custodiar el tesoro del dios Pan; la fuente se creía que pasaba por debajo de tierra
Estado, y al N. se levantaban el * Erschlehion y el templo desde Atenas hasta Phaleron; por medio de un acueducto
de Alheñe Poliás (Minerva Pollada, esto es, protectora de se comunicaba esta fuente con el conducto de agua de An-
la ciudad), con el Pandrosion y muchas y magníficas esta- drónico Kyrrhestes, monumento famoso, aun en el dia,
tuas que le rodeaban. En este espacio surgía la fuente sala- con el nombre de Torre de los vientos. En la parte de la
da , y verdeaba el sagrado olivo, que, según la tradición, ciudad situada á levante, que mas tarde se llamó ciudad de
brotó de la lanzada que dio Minerva al suelo. Adriano], estaba situado, camino del Iliso , cerca de la fuen-
te Kállirrhué 6 Ene.akrounos, el grandioso templo de Zeus
La ciudad situada en torno del Acrópolis, se habia forma-
Olimpios (Júpiter Olímpico); el * Olimpeion, llamado tam-
do de la reunión de varios demos ó tribus, que mas tarde
bién Pantheon, tenia cuatro estadios de circunferencia, ha-
conservaban todavía sus nombres: Kerameikos al N. O . ;
biendo sido empezado por Perícles, y terminado por.Adria-
Skambonidai, Melile al O.; Koile, Kolytios al S. O.; Kyda-
no), aun están en pié diez y seis de sus podercsas columnas
(<) Señalamos con * los nombres de los edlflcios, de los cuales se conser- corintias. En la punta N. O. se levantaba el * arco de triunfo
van todavía algunos restos.
% 4 0 <c
de Adriano; a] E. de él, el * templo de Aphrodite (Venus) en cientas naves, el grande almacén de granos de Perícles, y
los jardines. En una pequeña isla del Iliso habia un templo el teatro; en Munychia habia el sepulcro de Temístocles.
de la Demcter (Céres) y de la Kore ;Proserpina); al otro lado Algo mas al N. O., en la costa, habia el pequeño puerto
del rio, el soberbio Stadion Panathenaikon, empezado por Phoron (puerto del ratero).
el orador Licurgo para los juegos panateneos, y vestido de Aplicábase al principio el nombre de bárbaro á la lengua
mármol pentélico por Herodes Ático, tan grandioso, que solamente , por donde venia á denotar toda persona que ha-
Adrianoinandó cazar en él á un mismo tiempo mil anima- blase una lengua estraña. Así es como Homero (ILI., 2,867)
les feroces. Estaba situado entre el templo de Tyche (For- llama á los carios. También los egipcios (según Herodo-
tuna), y el áe Artemis Agrotera (Diana campestre), al pié to, 2, 1S8; llamaban bárbaros á los que no hablaban la
de la colina Ardettos; allí cerca estaba la puerta de Egeo. lengua egipcia. Ya se deja entender como, poruña asocia-
Entre el Pnyx y el Museo corria una calle al S. O., que ción de ideas, vino á espresar esta palabra poca estima ó
llevaba á la puerta Pirea. Allí habia el Günnasion de Ker- menosprecio, entre los griegos sobre todo, que tanto des-
mes, los templos de Heracles Alexicakos (Hércules tutelar) collaron bajo todos conceptos sobre los pueblos contempo-
y de Demeler (Céres), y el Pompeion, edificio destinado para ráneos, y que tenian además una idea tan aventajada de sí
guardar los vasos sagrados que sallan en las procesiones. propios. De ahí el significar esta palabra poca ó ninguna cul-
Entre el Pnyx y el Areópago corria al N. O. una calle prin- tura. Para los helenos eran bárbaros todos los demás pue-
cipal, que atravesaba lo interior del Kerameikos bástala blos; y cuando los romanos hubieron conquistado la Grecia,
puerta Dipylon;á la izquierda habia la colina de las Ninfas; también ellos quisieron separarse de los bárbaros. Todo
á la derecha el Gimnasion Ptoleniaios, y «Igo mas al N. el lo que no era griego ó romano, era bárbaro para griegos y
* Theseion, tenido por algunos por templo de Marte, toda- romanos; immanilas y barbaria vinieron á formar la contra-
vía perfectamente conservado. Al E . , la Stoá de los Gigan- posición de la humanitas romana, en lo cual tampoco se
tes, el Gimiiasion de Adriano, y la capilla de Athenc Archc- perdió de vista enteramente la diferencia del habla, según
getis lMiner\a comandante). Todo esto estaba en la misma se echa de ver por el pasage de Cicerón, Verr.,2, 4, 80. Mas
ciudad. En las afueras, al estremo N. O. del Kerameikos tarde fueron admitidos los españoles y galos en el canon,
esterior íel arrabal mas hermoso de Atenas), se encontra- subsistiendo la denominación en especial para las tribus
ba, á seis estadios de los muros, la Academia, gimnasio muy germánicas y los pueblos de allende el Eufrates, por resis-
bien situado, donde enseñaba Platón y donde descansa I, y tirse unos y otros tenazmente á los romanos y á su influen-
allí cerca los sepulcros de atenienses célebres (Milcíades, cia. Por su naturaleza estaba el griego destinado, según los
Cimon, Tucídides). Un poco mas al N. habia el Hippios Ko- griegos, á dominará los bárbaros. Compárese además lo que
lonos, célebre por Edipo; allí descansa también el alemán dice Aristóteles 17, 6 ) , que concede á los bárbaros de Euro-
OtofredoMuller, tan benemérito por sus trabajos sobre la pa valor ,negándoles inteligencia; y concede inteligencia á
antigüedad griega. Fuera déla puerta oriental, Diomea, al los bárbaros del Asia, negándoles el valor; al paso que, se-
S. del Lykabettos, estaba situado el Kynosarges, gimnasio gún él, hermana el griego inteligencia y valor; de modo
dedicado á Hércules, donde enseñaba su doctrina Antíste- que viniendo á formar este un estado, ha de dominar pre-
nes, fundador de la escuela cínica. Al S. el Liceo, con sus cisamente sobre todos los demás.
parques y jardines, junto al templo de Apolo Licio , donde El objeto del matrimonio era para los griegos asegurar la
enseñaba Aristóteles. descendencia legítima, cumpliendo, según decían , tres de-
Las largas murallas unian la ciudad y sus puertos; el beres: 1.° para con los dioses, á quienes daban adoradores;
muro septentrional, que estaba mas espuesto á los ataques 2.° para con el estado, cuya existencia afianzaban con sus hi-
del enemigo, llevaba al Pireo; y el meridional, á Phaleron. jos (1); 3." para con sus propios antepasados, á quienes de-
Tenia una legua de largo. Entre los dos corria otro, que jaban pensonas que hablan de venerar su memoria, adornar
llevaba asimismo al Píreo, y su objeto era mantener la comu- sus sepulcros, etc. El amor, en su acepción moderna, era
nicación con uno de los puertos, en el caso de ser tomado completamente desconocido á la antigüedad griega, y solo
el otro por el enemigo; esto esplicaria las huellas que se vino á ocupar mas tarde un lugar muy secundario; por
notan de una fortaleza entre los dos puertos. Los puertos donde, al tratar de elegir esposa , lo que especialmente lla-
de Atenas están formados por una península de rocas. El maba su atención eran el dote y la familia. El padre era
puerto Phaleron, ahora rada de Hagios Georgios [San Jor- quien solia buscar la novia á su hijo, por cuanto no habia
ge), era el mas antiguo y el mas á levante; al lado oriental cuidado de que mediase ninguna inclinación personal en
de la península habia el Munychia mediano, y el pequeño, medio de la vida retirada que llevaban las muchachas en
ahora Puerto Tanari 6 Stratiotiki; entrambos eran y son so Atenas y otras ciudades de Grecia. Lo primero que se exi-
meros é inservibles para buques de mucho calado. Al lado gía en Atenas para que fuese válido el casamiento era que
N. O. de la península se hallaba el puerto fortificado por fuesen los novios hijos de ciudadano. Los hijos de un ciu-
Temíslocles, el Píreo, que aun en el día es el mas consi- dadano y de una no-ciudadana eran ilegítimos, y después
derable, y lleva actualmente el nombre de Puerto León ó del fallecimiento de su padre, solo tenian derecho á una dá-
Dragón ; es muy seguro, pero su entrada es algo peligrosa diva de 1,000 dracmas á lo sumo; mas no por esto quedaban
por estrecha. Dividíase en gran puerto de comercio y en escluidos, según las leyes de Solón, délos derechos de ciu-
puerto pequeño de guerra , con el castillo Aphrodision. Asa dadanía. Feríeles fué el primero que introdujo esta esclu-
entrada, que podia cerrarse por medio de una cadena, ha- sion ; y como es probable que durante la guerra del Pelo-
bia un león colosal, que se llevaron los venecianos en 1687. poneso se quebrantase esta ley, renovóse esta por otra de
El antiguo puerto de los granos Zea (ahora Passalimari), Aristophon, siendo árcente Eucleides. La bigamia no era
estaba situado en la costa oriental de la península, junto á permitida ; pero ocurría á reces el tener el marido, además
Munychia. Estos puertos, perfectamente fortificados para de su mujer legítima, una concubina; cosa que ya ocurre
aquel tiempo, contenían además casas, templos, teatros, etc.
Habia en el Pireo el gran pórtico para mercancías, un gran- M) En Espaita, donde se fundía en el oslado la -vida toda Individual, era
de arsenal, construido por Philon, astilleros para cuatro- este el único objelo del matrimonio; y fl celibato Iba acompaflado de una
especie de deshonra. Plut. Lie. 1S.
^ 41 ic
en Homero. El parentesco no formaba impedimento; como de gobierno. La mujer debía cuidar de los enfermos de lá
que se citan casamientos entre hermanastros, aunque ocur- familia, inclusos los esclavos. Ya se deja entender que en
ría esto rarísima vez, y es probable que la opinión pública muchas casas debía cuidar el ama de muchas cosas que, en-
los rechazase. Cuando el parentesco era remoto, preferían tre las familias acomodadas, corrían al cargo de esclavos. El
los atenienses casarse con parientas, y la ley favorecía los trato de los esposos entre sí se fundaba generalmente en el
enlaces entre parientes lejanos. Según la ley, debian prece- mutuo aprecio , mas bien que en el amor, tal como nos-
der los esponsales al casamiento , en cuyo acto prometía el otros lo entendemos. El marido era el señor y gefe de la
padre, ó el que era su hermano, agnado, ó tutor, con toda casa, aunque también ocurría el caso en que, ya por pren-
solemnidad la novia al que había de ser su esposo. La falta das personales, ya por la importancia de la dote traída por
de esta formalidad escluia á los hijos, no ya de sus derechos la mujer, adquiría esta cierta preponderancia sobre su ma-
de ciudadanía, sino de hjihratria (1) del padre y de sus de- rido, como suele suceder también en nuestros tiempos; mo-
rechos de herencia, á menos que fuesen legitimados después tivo porque se declaró Platón terminantemente contra todo
por medio de una adopción formal. En los esponsales se dote. En Esparta , donde el hombre era menos de su casa,
fijaba el dote, cuya falta no invalidaba el casamiento, aun- la posición de la mujer era mas libre, y su dominio en su
que era tenida por impropia; de modo que á veces, para ob- casa era generalmente reconocido. Los atenienses eran muy
viar tales impropiedades, se unían ciudadanos ricos para rígidos en lo tocante á la fidelidad de la mujer; con todo,
dotar á ciudadanas pobres. Una ley de Solón limitó la dote el adulterio era mucho mas frecuente en Atenas que en Es-
para quitar al matrimonio lo que tenía de mercantil; pero parta, donde, en tiempos antiguos, era cosa inaudita. En
no vemos mas adelante que subsistiese tal limitación. En los Atenas, el esposo ofendido tenía el derecho de matar al
tiempos heroicos sucedía todo lo contrario, puesto que el adúltero en el sitio. La mujer quedaba deshonrada, y en
hombre compraba la mujer por medio de regalos. este caso, imponía la ley el divorcio; pero aun sin esto,
Las bodas se verificaban generalmente en invierno, é iban ocurría con bastante frecuencia la separación , especialmen-
precedidas de varias ceremonias. Ofrecíase á los dioses del te de parte del hombre, acto que no iba acompañado de
himeneo un solemne sacrificio á Zeus y á Hera (Júpiter y grandes dificultades, pues bastaba que el marido llevase á
Juno), y quizás también á Artemis (Diana). En el día de su mujer, con su dote, á la casa de su señor, de donde la
las bodas tomaban los novios un baño del agua de una fuen- había sacado. Pero la mujer que quería separarse de su ma-
te que cada ciudad tenia destinada al intento; en Atenas , rido tenia que presentar personalmente al árcente un escri-
sacaban el agua de la fuente KaUirrha) (hermosa corriente to, con la esposicion de los motivos que la autorizaban á
de nueve caños). El novio iba á buscar á su novia hacia el entablar la demanda. Guando ambas partes se avenían á se-
anochecer en un carro, en el cual se sentaba'ella entre el pararse, era negocio concluido, á menos que la devolución
novio y Un pariente cercano. En Esparta, en vez de esta del dote suscitase litigio. Sí por una de las dos partes se im-
sencilla operación , había la costumbre de robar el novio á pugnaba la legalidad del divorcio (ignoramos en que mo-
la novia, por supuesto, con la anuencia de sus padres. Cuan- tivos podía esto fundarse), podía presentar al árcente el
do el hombre contraía segundas nupcias, no se verificaba marido una demanda y la mujer otra. Por lo que hace al
la ceremonia susodicha de conducir á la novia á su casa, casamiento romano, hablaremos de él mas adelante.
sino que esta le era llevada por un pariente ó amigo. De- En medio de la falta absoluta de restos de las antiguas
jante de los novios, que iban de gala, con guirnaldas en la habitaciones privadas de los griegos, y de la confusión de
cabeza, y un velo la novia , llevaban los parientes y amigos las tradiciones (ni aun el mismo Vítruvio, que, en esta
varias antorchas; la madre de la novia encendía la antorcha parte es el mas completo, nosdá ana idea muy clara de una
del himeneo. Cantando el himeneo con acompañamiento de casa griega), tradiciones que prescinden de la diversidad de
flautas, dirigíase la procesión á la casa del novio, toda en- la arquitectura en las diferentes épocas, de donde resulta
ramada, desde donde, á la llegada de la comitiva, arroja- que unen entre sí fábricas inconexas, se hace muy difícil
ban confites y dulces. Seguía á esto el festín <le bodas, al que tratar esta materia con alguna confianza. Nos limitaremos
asistían los convidados, y las mujeres también. Este festin aquí á Atenas esclusivamente, y al tiempo de la guerra del
era tanto mas necesario, por cuanto era una prueba judicial Poloponeso hasta Alejandro el Grande, en cuya época se
de ser la mujer casada. Como plato peculiar de las bodas, se había conservado pura y sin mezcla la antigua arquitectura
citan los pasteles de césamo. Terminado el banquete, era la griega, y la sencillez de las habitaciones particulaies, aun
novia conducida velada al aposento nupcial, delante de cuya de las familias mas ricas, formando notable contraste con ia
puerta se cantaba el epitalamio. Después de la boda, es in- magnificencia y grandiosidad de los edificios públicos. Esta
cierto sí al día siguiente ó al tercer día, llevaban á la novia sencillez es aplicable solamente á las casas de la ciudad; por
los parientes y amigos regalos, que ya podía presentarse cuanto ya se echa de ver por Tucídides que las quintas de
sm velo. También el marido recibía regalos. las personas opulentas estaban dispuestas con lujo y magni-
La mujer casada vivía en la parte posterior de la casa. ficencia. Por lo que hace á la fábrica de las casas de Ate-
Marido y mujer comían juntos, menos cuando aquel tenia nas, tenían estas generalmente bajos, con dos separacio-
convidados. La actividad de la mujer se limitaba al gobier- nes, una, que daba á la calle, para habitación de los
no de la casa, lo cual no podía venirle cuesta arriba á la hombres, y otra á la parte posterior para las mujeres. En
matrona ateniense, puesto que ya de niña había llevado las casas que tenían un alto, se destinaba este para habita-
una vida muy retirada; cuidaba, como es natural, déla ción de los esclavos, y en algunos casos, para forasteros. En
educación de sus hijos, de los muchachos hasta que iban á la calle, delante de la casa, había ordinariamente un altar,
la escuela, y de las niñas hasta que se casaban. Cuidaba del propio de la misma casa, de Apolo Agieo, ó bien tin pi-
ajuar, de la cocina, del gasto y de los esclavos; en las fa- lar que representaba el mismo dios. Subíase probablemente
milias ricas, tenia, para ayudarla en sus tareas, una ama á la puerta de la casa (véase * en la planta) por algunos es-
calones Por la puerta se entraba en el vestíbulo, á uno de
(1) Sección de una tribu, reunión de ciudadanos que lomaban parle en los cuyos lados había la habitación del portero, y al otro una
ml&mos sacriliclos y banquetes, vale para los uiodernos una como cofradía,
lambicu s« usaba por clase, (amilia. cuadra. Desde el Ihyrorcion se entraba en un patío (A.} de
TOMO III. 6
% 4 2 se
la andronitü. El patio estaba rodeado de pasadizos con co- generalmente bajos, aunque también los había altos. En
lumnas por los cuatro lados, llamados también tpoi-o*, aun- vez de puertas de comunicación, habia también cortinas.
que quizás por esta última denominación se entendía el pór- Las puertas de las casas se abrían ordinariamente hacia den-
tico inmediato á la entrada del thyroreion, y tal vez el de tro. El tirano Hipias impuso una contribución á las puertas
enfrente. En torno del patio habia las salas para los simpo- que se abrían hacía fuera. El que quería entrar en la casa
sios (festines de los hombres), i»); algo mas allá, un apo- llamaba á la puerta; el portero abría y anunciaba al foras-
sento para recibir visitas, con asientos, y cuartos mas pe- tero. Es dudoso que en los principios se conociesen las ven-
queños, y en algunos casos, tanas; los aposentos recibían la
cuartos para la despensa. En me- luz por las puertas que daban al
dio del patio de enfrente habia peristilo. Calentaban los apo-
la puerta, por la cual se entraba sentos, ya por medio de chime-
en el patio principal de la casa neas, ya por medio de braseros,
(r), el cual no existía quizás en ya con braseril os.
casas pequeñas. Llamábase pos- En la casa romana {Domus),
terior, por estar detrás déla o«- debemos separar de lo no esen-
dronilis; en las casas donde ha- cial, los espacios necesarios y que
bía la gynaikonitis en el mismo ocurren siempre en los mismos
piso que la andronitis, tenia su sitios y en todas partes, y que
propia salida, en cuyo caso, la vienen á formar el esqueleto de
llamada puerta se encontraba en la misma. Tales son el vestibu-
medio de las dos abocando á un lum, el ostium, el atrium, el ía-
corredor. Este patio estaba ro- llinum, \asfauces, e\cavaedium,
deado de columnas por tres la- e\ peristylium. La disposición es
dos ; en el lado que daba frente siempre idéntica, á saber: el
á la puerta mésaulos, limitaban atrium es la primera sala que se
dos pilares (Vitruvio los llama encuentra al entrar; detrás de
antae) un espacio que daba al él está el tablinum, y junto á
patio, una especie de vestíbulo, este las fauces, corredor que lle-
cuya profundidad era un tercio va al patio interior ó caveadium.
menor que lo ancho marcado En seguida se encuentran uno ó
por la distancia de los pilares. A mas peristilos, uno tfias otro,
entrambos lados de la prostás según las facultades del dueño
había, á un lado, el dormitorio de la casa. Delante de la casa
de los esposos, y al otro un apo- había el veslibulum, cerrado por
sento, cuyo objeto no está bien tres lados, cuando la casa tenia
determinado. A los tres lados dos alas que llegaban hasta la
restantes del peristilo , habia los calle, ó cuando no, el porta
comedores ordinarios (los simpo- estaba metido á distancia de al-
sios ó banquetes, cuando habia gunos pasos dentro de la casa.
convidados, se daban en la an- En tiempo del imperio había un
dronilis), y cuartos para objetos pórtico con columnas delante de
domésticos (7). Al cuarto lado , las casas. La puerta (fores) era
habia, detrás del thálamos de la de madera ; mas adelante la
prostás y del amphitálamos, las guarnecieron de oro y marfil;
piezas para telares y otras labo- abríase siempre hacia dentro, al
res del sexo (I). En frente del paso que en los edificios públi-
ya citado patio, habia la sali- cos se abría hacia fuera. Las val-
da («), la cual, según parece , vae, eran propiamente puertas
conducía desde el histon al jar- que constaban de varias tablas,
din , que solían tener las casas. y dispuestas de modo que pudie-
El piso alto, cuando lo habia, sen doblarse. La puerta no col-
servia para los esclavos, y tam- gaba de goznes como entre nos
bién para forasteros; pues raras otros, sino que había en ella
eran las casas que tenían fábricas unos quicios cuneiformes (car-
adyacentes á la principal (llama- dines),que se encajaban en e
das hospitalia por Vitruvio), para Planta de ana antigua casa griega, lintel superior é inferior ¡limen
hospedar á los forasteros. En la casa del opulento Calilas, superum é inferum). Cerraban la puerta con una viga trans-
por ejemplo, no habitaban los forasteros en una casa espe- versal {sera), ó por medio de dos cerrojos {repagula), 6 por
cial, sino en la misma casa del dueño, el cual tenia cuartos medio de otros cerrojos llamados pessuli, que, medíante una
destinados al intento. Los adornos deia casa eran, en los llave , clavis), movían hacía adelante ó atrás, completamen-
primeros tiempos, sencillos; el suelo era de argamasa; mas te análogos á nuestra cerradura. Los dos primeros modos
adelante se le pusieron tablas; las paredes blanqueadas. No servían para cerrar por dentro; el último servia para cerrar
obstante, Alcibíades obligó al pintor Agatarchos á pintarle por dentro y por fuera. Finalmente, ponían también peque-
la casa. Además de las pinturas, había probablemente tra- ños cerrojos á las puertas que se doblaban en sus estremos
bajos de estuco en las molduras y en el techo. Estos eran superior é inferior (llamados también probablemente;)es-
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*'M/¿) , que encajaban en el lintel. Inmediatamente detrás de en torno del atrium y de los patios; tales eran las pequeñas
la puerta habia el ostíum, portal. En este, detrás de la puer- habitaciones y dormitorios [cubicula], los comedores [tricli-
t a , tenia el portero {ianitor, ostiarius) un cuartito [celia), nia), los salones [oeci, que también servían de comedores),
donde solia haber también un perro. Daba al osiium el piezas de sociedad y para la conversación [exedrae ], capilla
atrium, sala que tenia arriba en el centro una abertura en de la casa [sacrarium 6 lararium), galería de imágenes [pi-
el techo, mas ó menos grande, para dar paso á la luz y al nacotheca], bíbloteca, baño [balineum], cuartos de l o s e s -
humo. Este local, que al princi- clavos [cellae servorutn ], parte en
pio se parecía á una sala, y mas los locales apartados ó detrás de
tarde á un patio, era, allá en lo la casa; cocina [culina 6 coquina],
antiguo, el punto de reunión de cuartos para la despensa [cellae pe-
toda la familia. Aquí estaba el ho- nariae] , amasijo [pislrinum), lo
gar para objetos terrenales y r e - cual comprendía también el m o -
ligiosos (lugar de los Penates), lino, taberna il). Los bajos servían
aquí se recibían las visitas de los para habitaciones; solo algunas
amigos y clientes, aquí estaba en partes de la casa tenían otro piso
sus glorias el ama de la casa, r o - encima llamado cocnacula, á don-
deada de sus sirvientas afanadas de se subia por escaleras estrechas
en el trabajo, aquí estaba el tha- y rectas. Por último, el tejado [tectum] era
lamus nuptialis y el arca del due- ordinariamente llano y estaba cubierto de
ño, aquí se esponian los cadáveres parras, flores y otras plantas; llamábanse so-
laría estos pequeños jardíne.!, los cuales no
en el lecho de parada, aquí se
deben equivocarse con los cuerpos avanzados
colgaban las memorias de los fina-
ó balcones, llamados pergulae y maeniana.
dos representados por las imagi-
nes [\). Muy diversa vino á ser sin Respecto á su disposición interior, el suelo
embargo la escena, conforme se no estaba cubierto de tablas, sino de arga-
fueron perdiendo las antiguas cos- masa [pavirnenhim, ruderalio, opus rudera-
tumbres, cuando empezaron á dar tmn), ó de argamasa mezclada con tiestos
grandes banquetes y aparecieron cocidos [opus tesiaceum y signianiim), ó de losas
todas las mañanas turbas de visi- cuadradas de mármol [solum niarmoreum ,
tas. El antiguo hogar de la fami- pavimeníum marmorcum]. Mas fino era el
lia, los Penates, las sirvientas, el pavimentum seclile, que constaba de pedacítos
thalamus desaparecieron del atrio, de mármol de diversos colores cortados geo-
que solo subsistió como gran salón métricamente; y el mas fino de todos era el
de recibo. Hízose preciso agran- pavimeníum texellalum y musivum [ mosaico |.
dar la abertura del techo , y l e - Las paredes [parietes], blanqueadas !rfeaí6a<¿)
•vantar columnas para sostener el en tiempos mas antiguos, se incrustaron des-
techo mucho mayor. Debajo de Planta de una antigua casa romana en Pompeya. pués de mármoles primorosamente labrados
la abertura [impluvium) habia un [crustw marmórea). Empleábase con mas fre-
pequeño estanque para el agua de ESPLICACION DE lAS LETRAS. cuencia todavía la pintura para adorno de las
lluvia que caía del techo, y á ve- A Veslibulum. paredes, pintándolas mas al fresco que a tem-
ces se levantaba allí mismo un B Ustium. pera. Los objetos de los cuadros eran muy
surtidor (puleal). En frente de la ce 2 Tabernae. variados, ya históricos ó mitológicos, ya a r -
D Alriiira.
entrada del lado posterior del quitectónicos, ya de paisaje. Tampoco falta-
E Impluvium, con dos pequeñas cisternas.
atrio, habia el íahlinum (de tabu- F Tablinura, con pavimento de mosaico. ba el género moderno de la vida doméstica.
la] , despacho del dueño de la Q Perislylium, con dos pequeños recipientes de agua. Las ventanas eran pocas en los bajos, por
casa y archivo de la familia, y H ViridariuDi. cuanto las puertas de los aposentos daban ai
junto á este local uno ó dos cor- I Triclinium ú Oocus, con pavimento de mosaico. atrium ó cavaedium; y por ellas, abiertas d»'
redores [fauces] que llevaban al K Celia Osliarii. par en par, recibían luz suficiente; pero los
patio interior [cavaedium], el cual LLL 3 dormitorios ó pequeños Trclinia. altos tenían ventanas, y hasta las habia que
MMM 3 CuMcula. daban á la calle : pero eran muy pequeñas.
no hacia falta en casa alguna, y N Fauces (Corredor).
En tiempos mas antiguos, cerraban las ventanas con posti-
O Gabinele de estudio.
era mas grande que el atrium. Galerías cubiertas cerraban gos ó cortinas [vela]; mas tarde las cerraron con sulfato de
V Culia.
el espacio abierto donde habia una U cisterna y una fuenteci-
Posticum [puerta trasera). cal cristalizado ilapis speculari^), y hasta con vidrios [vi-
lla. En torno del estanque habia césped y flores [viridaria]- trum\ Calentaban los aposentos por medio de chimeneas
Detras del cavaedium solia haber otro patio , mayor toda- [caminus, focus), braseros de bronce y estufas primorosas
vía, en el cual se repetía todo en mayor escala, rodeado de portátiles, de las que se han encontrado muchísimas en
columnas, y llamado por lo mismo perislylium. Pompeya. En la Italia superior, en las Gallas, en la Ger-
Los otros locales que servían para el uso diario y para el mania, calentaban los remanes sus viviendas por medio de
lujo se agrupaban, según la localidad y el gusto del dueño. tubos {tubi ó tabuUj que salían del suelo hueco y calentado
[i] Eran unas figuras de cera ó máscaras do lo mismo, que repiesentaban [suspensura, hypocaustum) y recorrían las paredes. Contenta-
a los antepasados, que, en las casas de los romanos de distinción , colga- (1) Tienda poriátil. Loi Argentara tenían en Roma, en el Foro, tabernas
ban de la pared en cajitas, y por medio de una enramada que los unía entre particulares. Los otros mercaderes y arte^^anos vendían sus señeros en tien-
!i, venian á formar un árbol genealógico. El ,us imáffinum solo lo poseían
las familias cuyos abuelos habían desempeñado una ó mas veces las funcio- das lijas ó almacenes, que pertenecían ordinariamente á la casa, pero que
nes decurul. tn los grandes entierros, se llevaian las imagines delante, á pesar de esto, se llamaban taherna. Los libreros, trapeantes de esclavos ,
mientras que personas vestidas de un modo adecuado, y que llevaban pues-
tas las máscaras, representaban los antepasados A veces sallan también birberos, cawoncs (posadas y bodegones) tenían sus tabernas. El tUif i'ia
las imagines de los parientes. de tales sitios, se llamaba laiernarius.
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banse también con el suelo calentado sin tubos. En los tiem- sumo alternaban en la pared ladrillos encarnados y amari-
pos antiguos no se conocía el tubo de chimenea, y el humo llos formando rayas, hasta que el lujo ola ostentación,
se escapaba por las puertas ó ventanas ó por la abertura del añadió estatuas á las puertas, ó esculturas y estucos. Los
atrium; pero se introdujeron estos tubos con el lujo, si bien locales interiores que hablan de servir para los individuos
eran muy raros en la Italia inferior, donde hay menos ne- eran pequeños y retirados, dando al atrium ó cavaedium, y
cesidad de calentarse.. por consiguiente, muy abrigados del aire y del sol. Pero los
Este era el carácter principal de las habitaciones de los pórticos que formaban el medio, eran grandes y facilitaban
romanos. La fábrica era irregular de fuera, baja y nada la comunicación entre todos los demás aposentos.
aparente; empleábanse pocos adornos en lo esterior; á lo

Historia natural.
LAS HORMIGAS LEGIONARIAS Ó AMAZONAS.

Estrado del diario de un naturalista.


Era un hermoso dia de otoño , cuando todavía ni las llu- por no haber granos 6 insectos muertos que recojer en las
vias precursoras del invierno, ni los frios vientos del Nor- inmediaciones, ya por cansancio ó pereza de las hormigas
te , habian anunciado á los campos despojados de sus flores neutras ó esclavas que , como es sabido, son las encargadas
y de sus frutos , que iba á llegar la estación del general de los trabajos de la sociedad , estas últimas andaban dis-
descanso. Aun los festivos cantos de los trilladores, llegando persas ó recorrían negligentemente las cercanías de su mo-
en alas de las tibias brisas, se confundían con los trinos de rada. Pero de repente vi llegar presurosa una hormiga ala-
los ruiseñores y los gorgeos de las parleras aves escondidas da , signo de su elevada categoría y de las funciones que le
en los bosques, cuyo ropage antes tan verdoso y brillante, ha asignado la Providencia (1), y dirigiéndose á la primera
empezaba á tomar un color pajizo. Pocas eran las hojas trabajadora que halló al paso, comunicó con ella por medio
caídas que rodaban sobre el ufano césped, y muchos aun los de las antenas que parecen hacer las veces de lenguaje ,
granos que desprendidos de la espiga, se veian entre sulco y púsose en seguida en movimiento palpando con el au-
y sulco y también en el suelo que no había labrado ni se- silio del órgano citado á cuantas de su clase encontraba.
gado el labrador. El rey de todos los seres de la creación , A los pocos instantes una veintena de hormigas se habian
el hombre que todo lo domina sino con su fuerza con su in- reunido alrededor de su jefe ó señor, quien se puso á su
teligencia , obediente á la previsión y enseñado por la es- frente y emprendieron rápidamente la marcha en dirección
periencía , acababa de recoger su cosecha , y otros seres á un campo cercano. Por el camino se les agregaron otras
sin mas consejo que su necesidad , sin mas inteligcDcia que hormigas pardas y las segiu' primero desde mi observatorio
su admirable instinto, le imitaban con tanta perseveran- y después á cierta distancia, hasta llegar á un pequeño ar-
cia como concierto, con tanto método como orden. ¡Ad- royuelo que corría como un hílito de plata por los bordes
mirable espectáculo! Dos seres tan disimiles bajo todos con- del campo. Admirado quedé al ver la dirección que llevaba
ceptos, verificaban á corta distancia , á una misma hora y aquella tropa y sin duda lo quedaría también el jefe de ella,
sin cuidarse el uno del otro , dos actos hijos de la necesi- al tropezar con aquella valla insuperable que no conocía ó
dad y del poderoso deseo de la conservación : el hombre y había olvidado si es que la viera antes. Después de un mo-
la hormiga atesoraban con igual afán los frutos de la tierra, mento de reposo adelantando su cabeza globulosa sobre la
valiéndose cada cual de los medios con que le plugo al
corriente , como si tratara de medir su profundidad ó cono-
Criador dotarle. Uno y otro podían bastarse para el cum-
cer su rapidez, y acercándose lentamente á sus acompañan-
plimiento de su propósito; pero ambos por esa secreta ley
tes que en buen orden la aguardaban á corta distancia, dio
de asocia ion que reúne á los racionales como á muchos
orden á dos de ellas para que fuesen á esplorar á derecha
irracionales y entre ellos á las hormigas, girando cada cual
é izquierda de la orilla. Obedecieron las obreras al punto ,
en la esfera de su poder, llevaban á cabo con igual fatiga su
constante anhelo. Las miras eran las mismas, pero diversos pero como el arroyuelo formaba á los veinte pasos una
los senderos y los recursos individuales y colectivos. Aun- curva muy pronunciada ó mejor dicho un ángulo recto, ale-
que la escena ni los actores eran nuevos para mí, el inde- jándose del sitio mas elevado en que se hallaban las hormi-
cible placer que en su contemplación siempre he esperí- gas, la que se habla dirigido á aquel punto regresó inme-
mentado , me decidieron aquel día á fijarme una vez mas diatamente á participárselo á su director, el cual por sus
en la tarea de la prudente hormiga. movimientos agitados, comprendí que hubo de alegrarse re-
conociendo su error. Otra vez púsose en marcha la banda me-
Dificilmente podia haber elejido una ocasión mas favora- rodeadora é internándose en el campo libre ya de toda va-
ble , porque el espectáculo que se presentó á mis ojos y los lla, cruzáronlo las hormigas diagonalmente hasta llegar al
curiosos é interesantes episodios que le acompañaron , de- pié de un montecillo que formaban las ruinas de un anti-
bían cautivar la atención del hombre mas indiferente al guo muro, parte todavía en pié. Allí hicieron alto y luego
estudio de las costumbres de este género de insectos. Senta-
do en la margen de un pequeño ribazo, medio oculto por la (1) Las Hormigas aladas son generalmente en todas las familias las en-
alta yerba , é inmediato á la entrada de un hormiguero , cargadas de perpetuar la ispecie; el tuaclio acostumbra morir cuando la
empezé por observar que ya fuese á causa de la abundancia hembra no ha depositado todavía los huevos. Cuando llega este caso esta
última se desembaraza de sus alas, entra en el hormiguero ó vú á (uodar
de provisiones, atendido lo adelantado de la estación , y otras colonias.
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precedidas siempre por su jefe, treparon hasta un recodo, y la victoria estaba todavía indecisa, aunque maltratados
en cuyo fondo , con la ayuda de mi lente , vi que habia un los dos combatientes á juzgar por sus movimientos cada vez
insecto muerto. Era un moscón verdusco parecido al tába- mas lentos y sus saltos menos vivos, cuando apareció en el
no por su forma , pero de un volumen veinte veces mayor lugar del combate una tercera hormiga. Pertenecía esta á la
que el de las hormigas. Estas al ver su presa, se abalanzaron familia de la acometedora, y desde luego eché de ver que
á ella y en breves instantes la arrastraron hasta el borde no permanecería impasible espectadora , sino que estaba re-
del recodo, verdadero precipicio que caia perpendicular- suelta á tomar una parte activa en la contienda, porque
mente al pié del muro derruido. Un momento después el desplegando sus alas, voló mas bien que saltó sobre el heri-
cadáver del moscón habia caido al suelo y las diligentes do cuerpo de la que hasta entonces habia hecho frente á su
hormigas fueron bajando por el muro hasta incorporarse, compañera. Mucha violencia tuve que hacerme en aquel
otra vez de su presa. Ninguna de ellas se engañó acerca del momento para poder con(enerme; necesaria me fué toda
sitio en que debia ir á buscarlo: todas se dirigieron instin- mi sangre fría de observador naturalista, para poder repri-
tivamente hacia él en línea recta. mir el enojo que sentí al tener que presenciar un combate
Hacia ya un buen rato que estaba mirando á la compañía desigual cuyo resultado era de prever desde luego. En efec-
afanosa de las obreras arrastrar su presa en dirección á sus to , la legionaria que entró de refuerzo descargó tan terribles
almacenes de provisiones, alternando en su penosa tarea y dentelladas á su contraria, que aunque esta hizo esfuerzos
venciendo con mucho acierto las dificultades y proeminen- estraordinarios para librar su cuerpo y devolverle golpe por
cias que ofrecía el terreno, pensando en mi interior como golpe, el cansancio y postración en que se hallaba acabaron
vencerían la mayor ó sea la introducción de aquel corpu- por rendirla, sucumbiendo gloriosamente en el campo de ba-
lento insecto por la angosta entrada y pasadizos de su mo- talla. Y aunque así no hubiese sido, también hubiera perecí-
rada, cuando salió de entre los terrones una hormiga de do agobiada por el número de enemigos cada vez mayor que
distinta librea, aunque de forma y tamaño muy parecidos, fueron acudiendo, de modo que apenas quedó yerto cadáver,
á los de la hormiga alada que capitaneaba á las trabajado- pasaron por sobre su cuerpo mas de un millar de amazonas
ras. Por la rapidez con que salió de su escondrijo, así como llevando la dirección que habían seguido las obreras al co-
por el ademan fiero, si se me permite esta frase hablando menzar la lucha. Ignoro si el acertado camino que empren-
de un insecto tan pequeño, con que se puso delante de la dieron lo hicieron llevadas por el instinto, ó por seguir las
comitiva, cerrándole el paso, no parecía sino que ya hacia huellas de las esclavas trabajadoras; bien por un sentido
tiempo que estaba en acecho aguardando resuelta aquel análogo al del olfato de los demás animales, ó por habérselo
momento. En efecto , levantando sus antenas y agitando así indicado alguna hormiga esploradora, cuya llegada y
convulsivamente sus alas, se arrojó sobre la capitana de la presencia me hubiesen pasado desapercibidas; pero es lo
tropa que tal vez estaba esperando. Pertenecía aquella hor- cierto que no se engañaron y al poco tiempo dieron con el
miga acometedora á la familia ó pueblo llamado por los natu- convoy que llevaba el cadáver del moscón. Las conducto-
ralistas, hormigas legionarias ó amazonas, cuyo amor á la ras al sentir caer sobre ellas la alada tropa enemiga, se des-
guerra parece dominarles esclusivamente. Aunque la hor- bandaron apresuradamente, sin duda por los motivos que
miga generalmente es irascible, acometedora y vengativa , antes dejamos indicados, y sin alarde alguno de resistencia,
no solo entre sus iguales, sino también con los animales y abandonaron el botín, logrando alcanzar algunas de ellas
hasta con el mismo hombre (1), en la hormiga legionaria ó la entrada del hormiguero donde moraba la colonia. Es de
amazona, estas inclinaciones son muy caracterizadas. Sin creer que participarían tan infausta nueva á sus dueños y
hacer caso las hormigas conductoras del moscón, de la brus- señores, y el peligro que les amenazaba, porque no tardaron
ca acometida que acababa de esperímentar su guia y sin en salir apresuradamente por las bocas de las galerías sub-
atender al peligro que podia correr, sumisas esclavas, ave- terráneas, un niímero de hormigas aladas tanto ó mas nu-
zadas al trabajo, sin autoridad ó tal vez sin valor para acudir meroso que el de las amazonas. Estas previendo sin duda
entonces en su defensa, prosiguieron su tarea de acarreo, su llegada y acostumbradas ala táctica de los combates en-
aunque con mucho mayor esfuerzo. carnizados, hicieron alto á corta distancia del hormiguero,
formando á dos y tres de fondo una media luna ó por mejor
Ya se hallaban bastante apartadas del lugar de la lucha , decir un segmento de círculo prolongado en los estremos.
Sabedor yo de lo que probablemente iba á suceder, desvíe-
(I) He aquí como refiere un naturalista, un heclio de esta clase.«....Va- me un poco del campo de batalla y presencié siempre con el
rias familias de liormigas pardo-oscuras de mediano s¡randor, se hablan es- ausilio de mi lente, sentado en un ribazo, lo que voy á
tablecido entre las labias de las cajas de madera, donde lenian plantados
algunos naranjos en mi mverniículo, y la ti- rra que las llenaba. Aluunas ve- referir.
ees mu entretenía en mirarlas y oirás en incomodarlas y espantarlas. Para
esto bastaba que diese aisunos golp^citos en uno de los pomos que decora-
ban los ángulos de las cajas de los naranjos y enseguida vela reinar el Cuatro ó seis hormigas de las que habían salido del hor-
mayor tumulto en la colonia. Iban y venían, subían y b jaban . pero con miguero, se adelantaron para averiguar, alo que pude ima-
un ademan lan resuelto y tan liero, con un no se que tan provocador, que ginar, la clase , niímero y posición del enemigo, porque se
me era necesaria toda la conciencia de mi superioridad para que dejase de
temerlas, i.lerto dia,uiia entre oirás se mostró furiosa naslael úlllmo punto: separaron á corta distancia de! punto de su partida, dando
La VI dar mas da cien veces la vuilla del pumo, deteniéndose, precipitán- vueltas en diferentes direcciones y parándose á cada mo-
dose, deslizandise á derecha é izquierda , arrojándose ora hacia airiba,
ora hacia abajo, con nna ferocidad tal que , no cuíd indome ya de las demás, mento. La que mas se acercó á la tropa enemiga, sí bien
la tomé por blanco de mis jueuos. Cansada aparentimeote de correr en nos trató de huir en seguida, pronto se vio envuelta por algunas
de un enemigo que no podía alcanzar . detúvose al fin . y permaneció duran- legionarias que apresuradamente se destacaron de la banda,
te un minuto con la cabeza alia, las pa as delanteras rectas y tendidas é
Inmóvil, aunque mi dedo casi llegase a tocarla. De repente encorva sus pa- las cuales la pisotearon y acribillaron de heridas dejándola
tas, despréndese do la madera j cae la hormiga de loda la altura déla por muerta. Aquel primer triunfo fué la señal del combate,
caja, como hubiese podido caer al fondo de un precipicio un corza atrave-
sado por el plomo matador Pero aquella calda solo ocasionó a la hormiga porque las legionarias, aunque sin jefe visible, adelantaron
un ligero aturdimiento . porque al cabo de un segunda se dirigió eoii rapidez juntamente estrechando cada vez mas el semicírculo que
hacia mi pié, lo escaló y me mo dio la pierna con un furor In 'ecible. La en un principio habían formado. Las hormigas pardas due-
picadura me dolía aun ai d a siguiente Dejo al ledor que deduzca de este
hecho la consecuem ia que guste; pero por lo que a mi hace, jamas he puesto ñas de la colonia, durante algunos instantes pareció que
en duda que csperimenté los efectos de la venganza de una hormiga.» también iban á adelantar para aceptar el reto y luchar cuer-
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po á cuerpo, pero no tardé en convencerme de que no era mas bélicas, mas formidables y potentes las amazonas, des-
este su propósito, alverjas que retrocedían y luego se des- pués de haber sembrado el campo de cadáveres, adelantaron
bandaban tomando diferentes direcciones para huir del ene- hasta las puertas del hormiguero. Allí hicieron un esfuerzo
migo. Hubo un momento que las creí cobardes y dignas de desesperado para disputarles el paso las mas animosas de-
ser motejadas con los nombres mas denigrativos, pero no fensoras de la colonia y ii también sucumbieron sus ene*
tardé en recordar, según la observación de sabios natura- migos, tuvieron que apartar los cadáveres para abrirse
listas, que las hormigas encargadas de perpetuar la especie, paso y poder penetrar en el interior del codiciado hormi-
si bien se defienden lejos de la colonia, de los ataques indi- guero.
viduales, ya de los enemigos de su misma clase, ya de otros El sol corría á su ocaso cuando se consumó aquella ca-
insectos acometedores, no así colectivamente cuando se tástrofe y con ella la ruina de la colonia de las hormigas
trata de poner á salvo su morada (1 j ; esto incumbe á las neu- pardas. Iba faltando la luz para continuar observando; pero
tras ó esclavas, como si la Providencia que vela por la con- el saqueo debía llevar mucho tiempo y tal vez podía sus-
servación de todos los seres, hubiese querido evitar la re- penderse durante la noche. Por otra parte ya sabía lo que
cíproca destrucción de estos iracundos insectos en sus liíchas debía suceder. Las hormigas legionarias ó amazonas cuan-
intestinas, entre raza y raza ó entre familia y familia. En do atacan un hormiguero y logran penetrar en él, no ha-
tanto es así, que luego que las dueñas del hormiguero, obe- cen ningún caso ó mejor desprecian las provisiones mas ó
deciendo á la admirable ley del instinto, se hubieron puesto menos ricas que puede contener, para apoderarse única-
en salvo, salieron por los orificios de las galerías subterrá- mente de los huevos que contiene; recojen cuantos mas
neas de aquel una multitud de hormigas esclavas que su- pueden, los trasladan cuidadosamente á su propio domi-
misas á la propia ley, se precipitaron sobre el enemigo re- nio, los entregan á las hormigas esclavas nacidas de huevos
sueltas á vencer ó morir. Ningún capitán alado las guiaba semejantes á fin de que los cuiden con amor hasta su na-
al combate, pero sospeché si tal vez se comunicaban algún cimiento y reclutan así sin cesar una población de esclavos
propósito ó se animaban recíprocamente para la lucha, al que las sirven, las alimentan, las llevan á cuestas en caso
ver el repetido contacto de sus antenas mientras iban y ve- de necesidad y cuidan de su progenitura. ¡Admirables son
nían ó entraban y salían del hormiguero. todas las obras de Dios hasta aquellas que por su estraordi-
naria pequenez no alcanza la simple vista del hombre á dis-
Larga y porfiada fué la lucha ; el terreno disputado con tinguirlas! En todas ellas se vé impreso el sello de su om-
encarnizamiento , y como acostumbra hacerlo el que de- nipotencia y de su gran sabiduría. Refiriéndonos tan solo á
fiende la patria, la casa y la familia. Aquellas hormigas las hormigas, cuya clase y costumbres acabamos de bos-
esclavas, acostumbradas desde su nacimiento á considerar- quejar y reflexionando sobre sus rasgos tan característicos
se como hijas de la colonia, aunque en realidad no lo fuesen, y sorprendentes, sobre la unidad de miras y simultaneidad
agolaron todas sus fuerzas, hicieron indecibles esfuerzos de esfuerzos que presiden á sus trabajos, estamos tentados
para salvar aquellos objetos para ellas tan queridos; pero de creer que el Creador ha concedido al inteligente insecto
(t) Las hormigas neulras, dice un naturalista moderno , están encargadas
una partícula de la razón, cuya entera posesión ha reser-
de todos los trabajos de la sociedad , construyen los nidos , buscan las pro - vado para el hombre únicamente.
Misiones, cuidan de los huevos y delienden la habitación en caso de guerra.

Geología.
ANTIDILUVIANOS.

Este nombre debería pertenecer á todos, los seres que menso de vapor semejante á las estrellas llamadas nebulo-
han vivido antes del diluvio, pero algunos naturalistas han sas. Tal es la opinión de algunos célebres naturalistas.
propuesto con razón el no aplicar esta denominación sino á Como es propio del calórico abandonar los cuerpos ca-
Jas plantas y á los animales que han existido antes de Jas lientes para agregarse á los que son mas frios, los vapores
variaciones esperímentadas sucesivamente en Ja superficie que formaban nuestra esfera se reunieron por el frió y for-
deJ globo, y que no tienen otros análogos en la naturaleza maron sucesivamente piedras, metales, etc., según el grado
viviente , siendo en fin « anímales perdidos. » Por diluvio de temperatura en que estas materias pasan naturalmente
se entiende vulgarmente la inundación estraordínaría de desde el estado de vapor al estado líquido, y de este último
que se hace mención en la Escritura. Ha hecho conocer la al estado sólido, es decir, que siendo el hierro por ejem-
•observación que el globo ha sido trastornado varias veces; plo, mas difícil de fundir que el plomo, los vapores ferru-
que el mar ha debido en el principio ocupar toda su super- ginosos se solidificaron antes que los de este último metal.
ficie , y que se ha retirado de ciertos sitios para volver des- De estas materias solidificadas se formó una corteza sólida
pués á ellos, aconteciendo esto dos ó tres veces. Del modo muy delgada en el principio; esta corteza envolviólas otras
siguiente se esplican las diversas catástrofes que han hecho materias que se hallaban aun en el estado líquido, como la
variar de higar al Océano , elevar los montes , destruir ra^ cascara de un huevo contiene la clara y la yema. En tanto,
zas enteras de animales, formarse bancos de piedra, de el aire, las aguas y otras materias que se conservan en es-
greda, etc. La analogía y la observación nos inducen á tado íluído y líquido, en temperaturas mas bajas que el calor
creer que en una época muy remota , el globo que habita- en que se funden y volatilizan los minerales, continuaron
mos esperimentó un grado de calor tal, que todas las ma- á formar una atmósfera inmensa al rededor del planeta; en
tejijas de que se compone se convirtieron en vapores; de fin, cayeron las aguas sobre su superficie cuando bajó la
suerte que nuestro planeta se írasformó en un globo in- temperatura á menos de los 100 grados (calor del agua hir-
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viendo) y formaron un Océano general sobre la corteza só- los restos de las producciones marinas fluviales y terrestres
lida. Esta opinión es muy antigua; se halla mas ó menos que se encuentran alternativamente cuando se cava en su-
exactamente espresada en la Biblia y en muchos poetas de ficiente profundidad. Es cosa muy digna de notarse que
la antigüedad. cuanto mas distantes se hallan de la superficie actual de la
tierra, las capas en que se encuentran estos restos de ani-
In principio.... Spiritus Dei ferebatur super aguas. males perdidos, tanto mas difieren estos animales en forma
(Genisis lib. 1.) y dimensiones de los que existen actualmente; su organi-
Ante mare el Ierras, et quod legil omnia coBium, zación es mas imperfecta, aconteciendo lo mismo á los ve-
ünus erat loto naturas vultus in orbe, getales. Por el contrario, los que se encuentran entre dos
Nec adhuc... bracbia longo capas consecutivas, sin ser enteramente los mismos, tienen
Margine terrarum porrexeral Ampbitrite. mucha relación entre sí. Los ciervos, los bueyes.... que se
hallan en los pantanos, hornagueras, etc., no difieren
Omuia pontos erant, deeranl queque líttora ponto.
sensiblemente de los ciervos de ahora, pero sus esqueletos
(OviB. Metamorphoseon, LIB. / . )
son mayores; en fin, se hallan razas de animales que han
Namque canebat uti vivido en latitudes en que ahora no podrían subsistir: en
tener mundi concreverit orbis Europa, por ejemplo, se hallan huesos de hipopótamos de
Tum durare solum et discludere Nerea ponto, cocodrilos, de elefantes.... que, como se sabe, no habitan
Coeperit.... (1)
ordinariamente ni se reproducen sino en las regiones abra-
{YiRG. Écloga VI.)
sadoras del África y del Asia.
El Océano cubrió desde luego, como se ha dicho, toda Aun no se ha dado una satisfactoria esplicacion de este
la superficie del globo, porque siendo aun demasiado del- fenómeno. De todas las materias que entran en la compo-
gada la corteza sólida para dominar los movimientos de las sición de los cuerpos de los animales, apenas se han conser-
materias líquidas que envolvía, lo era ella mas bien por es- vado en el seno de la tierra sino los huesos y las conchas :
tas mismas materias; tomó la forma de una esfera, porque las carnes, los cartílagos. Jas partes córneas, las pezuñas ,
toda materia en su estado líquido, abandonada á sí misma las uñas, las conchas de las tortugas, los picos de los pája-
toma espontáneamente la forma de una bola; habiendo la ros, han sido descompuestos ó absorvidos por las materias
corteza sólida adquirido mayor espesor y consistencia, por pedregosas que les circuyen. Los vestigios orgánicos que se
efecto del enfriamiento de las materias que se hallaban de- hallan en las capas mas profundas, pertenecen ala clase de
bajo de ella, resistió mas por consiguiente á los movimien- los pólipos, ortoceros y tribólitos; mas difícil es aun deter-
tos de las materias líquidas; resultaron, pues, aberturas y minar la clase de los vegetales, si se atiende á que han per-
elevaciones que se levantaron sobre las aguas, y produjeron dido los órganos de la fructificación ; se presume que los
islas y montañas. Esta lucha, si podemos decirlo así, entre primeros vegetales tenían mucha relación con las cañas y
la corteza sólida y las materias líquidas del interior del glo- los heléchos (1). En la edad siguiente se formó una prodi-
bo , debió continuar durante una larga serie de siglos, y aun giosa cantidad , cuyo mayor ntímero pertenece al género
no ha concluido si, como hay mucha razón para creerlo , acuático; se cree con algún fundamento que de los restos de
es á ella á quien deben atribuirse los volcanes, los terremo- estos vegetales, se han formado esos inmensos depósitos de
tos, los manantiales de aguas calientes, etc. Valiéndose de hornagueras cuya riqueza es inagotable. Tal era entonces
esta hipótesis, se esplica sin trabajo la siíbita destrucción de el vigor de la vegetación, debido sin duda al calor que ema-
las varias generaciones de animales, la formación de los naba del interior de la tierra, que se hallan restos de helé-
chos que debían haber tenido de 70 á 80 pies de altura.
bancos de piedra, de greda, etc., que les han envuelto,
conservándose restos de ellos hasta nuestros dias; y el por Los animales que se hallan después, son moluscos en-
qué las aguas ocuparon los continentes, y hasta las cimas cerrados en conchas univalvas (de una sola pieza) y bivalvas
de los altos montes. Figurémonos en efecto, que el terreno (de dos piezas), como ortoceros, cuernos de Armón, ha-
del centro de Europa ocupado desde luego por el mar, se llándose de estos líUimos que tienen hasta seis pies de diá-
elevase por la fermentación de las materias en fusión que metro. Entre los bivalvos se ven ostras, almejas y algunos
estuviesen debajo: pudieron crecer y vivir en su superficie tribólitos. En esta edad nacieron también peces vertebra-
plantas y animales. Después de algún tiempo otra catástro- dos, algunos de los cuales tienen relación con el arenque y
fe arruinó de nuevo el terreno; todos los animales que en con el sollo. Siguen á los pescados vertebrados muchos rep-
él habia perecieron al instante y quedaron sepultados en tiles gigantescos, entre los cuales se hacen notables el mo-
las capas que formó el mar por cima. Los mismos aconte- nitor, el megalosauro, que tiene desde treinta hasta sesenta
cimientos se renovaron un cierto niímero de veces, pues pies por cuatro de altura. Se ha reconocido por la forma de
distinguidos geólogos han reconocido que el terreno del sus dientes, que debia ser muy voraz; el pterodactylo, el
centro europeo, ha sido ocupado dos veces alternativa- ichtyosauro (per-lagarto) provisto de dos enormes ojos,
mente por el mar y por las aguas dulces, como lo prueban que según Cuvier le proporcionaban el ver en las tinieblas,
y el plesiosauro, cuyo cuello tenia treinta y cinco vérte-
(1) (kntaba, en que manera en el tendido bras. En las mismas capas se encuentran restos de aves que
Vacío, descendiendo derramadas han debido peitenecer todas al género nadador y acuático.
Las menudas simientes habian sido
Por acertado caso en si ayuntadas; En el siguiente período, se desenvolvieron considerable-
De do la tierra, el aire, el encendido mente los reinos animal y vegetal: se cuentan hasta 600 es-
Fuego, las aguas dulces y saladas pecies de mariscos, de los cuales subsiste aun en los mares
JVacian del principio, y cuan de presto
como una docena; mas de 60 especies de peces de los cua-
El tierno mundo fuera ansi compuesta.
Y como comenzó 4 secarse el suelo les vive un gran número todavía; en fin en este período,
Y á su lugar la mar se retiraba aparecen los primeros mamíferos, como las focas, manatis,
Y se figura todo; y como el cielo delfines, ballenas, etc., difiriendo todos estos animales,
Coa nuevo sol las tierras alumbraba
Trad. de YELÍSCO. (1) Véase l o s hosqws ontidiiutiíonos. Tomo II de La Abeja.
§1 48
iiíaS ó menos de Siis análogos existentes. Los paqiiidermes bajo del firmamento del cielo. Y crió Dios las grandes ba-
como tapires, rinocerontes, hipopótamos, anoploterios, llenas y todo animal que vive y se mueve, que produjeron
palaesterios, siguen inmediatamente á los mamíferos ma- las aguas según sus especies y toda ave que vuela según su
rinos. Los mastodon- género. Dijo también
tos, losmegatherimos, Dios:Produzca la tierra
los mammouths, y los ánima viviente en su
mfegaluix, se hallan á género, bestias y repti-
poca profundidad. Es- les y animales Ce la
tos anímales se pare- tierra según sus espe-
cían mucho á los ele- cies, y fué hecho así.
fantes, de quienes di- La creación del hom-
ferian por su estatura bre y de los monos, es
mas prolongada, y por de creer fué posterior á
el pelo que les cubria. la de todos los anima-
Los mastodonpeshabi- les. No se han hallado
tabanelnortedeAmé- El megalo sa«ro nunca esqueletos hu-
rica y los mammouths el de Asia. Fueron contemporáneos manos fósiles (1): los que se han visto en algunos gabinetes
de estos últimos, ó les siguieron con mucha proximidad, los de historia natural que han sido traidosde América, son tan
bueyes, ciervos y osos gigantescos; sus restos se hallan en modernos, que sus huesos no han perdido aun todos sus
los hornagueros ó terrenos de aluvión. Entre los mamífe- principios animales; por otra parte, si hubiese habido hom-
ros terrestres, apareció bres contemporáneos
gran número de carní- de las últimas catástro-
voros. En ciertas caver- fes que han cambiado
nas de Alemania y del la faz del mundo, no
mediodía la Francia , solo se hallarían algu-
se halla gran número nos restos de ellos, sino
de huesos de osos, hie- también ruinas de sus
nas , gatos y perros, habitaciones, fracmen-
mezclados con restos de tas de vasijas, de ar-
buey, de ciervo y de mas, de muebles, etc.;
caballo.Hasta ahora no por lo que se cree que
se ha podido dar razón Labynntbodon salamandroides.
el origen de la especie
de esta reunión de ani- humana no remonta
males tan poco aptos para vivir juntos en un mismo sitio. mas allá de 6,000 años como lo dice la Escritura; tal es la
Resulta de las observaciones que preceden , que las plantas opinión de reputados naturalistas: « Me parece, dice Du-
y los moluscos, han sido los primeros cuerpos organizados luc, que si hay alguna cosa de cierto en la geología , es que
de que se han conservado vestigios; que después han segui- la superficie de nuestro globo ha sido víctima de una gran-
do los peces vertebrados, después los reptiles marinos, des- de y repentina revolución, cuya data no puede subir mu-
pués los mamíferos marinos, y finalmente las aves terres- cho mas allá de 5 ó G,000 años; que después de esta época
tres y los mamíferos herbívoros; apareciendo casi al mismo solamente es cuando nuestras sociedades han vuelto á to-
tiempo los carnívoros. Esta serie de creaciones de peces, mar uní marcha progresiva, formando establecimientos,
reptiles y mamíferos, se halla de acuerdo con lo que refiere edificando monumentos, etc. »
el Génesis: « Dijo también Dios: Produzcan las aguas repti- (1) Ultímampnle se lia dicho en los periódicos americanos haberse descu-
bierto en aquellas regiones un houilirc fósil, guardando la posición de uii
les de ánima viviente, y ave que vuele sobre la tierra de- persona que duerme.

El siglo xiii o siglo de Santo Tomás.

II y último.
Ved como esa vida intelectual y moral de un siglo se des- llosas relaciones. Después de algunos ensayos que se aven-
envuelve primero en las maravillas de la arquitectura, arte turaron con timidez en el siglo precedente, la ogiva triunfa
sin embargo que entre todas las artes, parece prestarse mas completamente del arco abierto: esta es la época en que el
al organismo material. La arquitectura sufre en el siglo xiii género llamado tan impropiamente gótico, domina sin rival
una trasformacion completa, y bajo esa nueva forma pue- y sin estorbos en la construcción del templo cristiano; este
bla de los mas magníficos monumentos la Europa toda. Esos es el período clásico de esa arquitectura misteriosa y subli-
movimientos de renovación y de espansion corresponden me; entonces vive en toda su fuerza y virginidad, y se ele-
demasiado al movimiento análogo que se realizaba entonces va hacia los cielos con el entusiasmo y la pureza de su pri-
en las costumbres en el seno del cristianismo, para que se mer arrojo. No debia terminar el siglo siguiente sin dejar
puedan separar ambos hechos, y prescindir de sus maravi- pruebas de alteración y de decadencia ; la ogiva levantad
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un momento por el soplo divino, iba á achatarse de nuevo también la esperanza y la inmortalidad: hé ahí el misterio
para degenerar después en un arco mas abierto que el an- de la encarnación de Dios; hé ahí el misterio de la trasfor-
tiguo; la columna e aplasta bajo el peso de una decoración macion del hombre.
estraña; el rosetón pierde gradualmente su claridad tras- El hombre decaído de su estado de inocencia, pasa en el
parente; la abertura ogival se oscmece y ahoga; la torre seno de la naturaleza que arrastró también en su caida , una
aérea corta su elevación y deja caer su corona dentellada. vida de pruebas y de espiacion, cuyo término será la pose-
En el siglo xi¡i fueron fundadas ó consagradas las cate- sión de'Dios. Así pues el hombre, viajero en este mundo,
drales góticas m;is bellas y mas puras, y la Europa des- aspira á su veidadera patria, avanza hacia ella, sufriendo
plega en todas partes una vegetación, digámoslo así, sana y llorando, hasta que abandonando su perecedero despojo,
y vigorosa de monumentos cristianos. Esa pureza no esclu- va á dar comienzo á su recompensa, y á aguardar el dia t e -
ye por esto el genio particular de cada nación ; aunque do- mible para los pecadores y glorioso para los justos, en que
minados por la inspiración general, los pueblos no abdican revistiéndose nuevamente de su cuerpo , desde entonces e s -
su carácter particular; este es otro tributo que ofrecen a la piritualizado, impasible é inmortal, verá consumada su uni-
inmensa renovación del arte, á la idea fecunda que preside dad con Dios por medio de Jesucristo. Hé aquí como el tem-
á esta renovación. El genio potente y vario de Francia pro- plo cristiano espresa con sus indefinidas profundidades, sus
duce á un tiempo Nuestra Señora , la iglesia de la monar- varias naves y sus oscuros pasos, la trabajosa peregrinación
quía ; Reims, el santuario de los reyes ; San-Dionisio , mag- de la humanidad sobre la tierra. Al atra\esar el umbral es-
nífico cementerio; San Severo de París y los Jacobinos ó perimentamos un sentimiento misterioso, y también una
Dominicos de 'J'oiosa; Auxerre, Chartres, Beauvais y la vaga y solemne esperanza; una fuerza secreta nos atrae ha-
catedral de Amiens, el modelo mas acabado quizas de la cia el único punto en que permanece reservado Dios, el re-
perfección gótica. Inglaterra construye la portentosa iglesia dentor del hombre y el reparador de la creación , de donde
de Salysbury, donde imprímela constante perseverancia de dimana la virtud plástica que dá al templo su forma y su
su pensamiento; el coro de Ely , la nave de Durham, y la belleza. El templo representa la creación en su estado a c -
abadía nacional de Westrninster; Bélgica produce Santa tual , y en sus relaciones con sus destinos futuros. El cuer-
Gudunade Bruselas y la iglesia de los Dunos edilicada por po del edificio parece dilatarse indefinidamente, como los
cuatrocientos monges en cincuenta años; y España final- horizontes de la naturaleza ; su bóveda se estiende majes-
mente, construye las catedrales de Toledo y de Burgos. Ale- tuosamente, como la bóveda de los cielos; todos los seres
mania siembra en su suelo santuarios graves y pensativos vivientes se destacan de la piedra y pueblan el desierto ,
como su carácter; álzanse sobre los abismos las atrevidas como á impulso de un fial omnipotente. Un bosque de co-
cúpulas deFriburgo; cuarenta ciudades del Rhin podrán lumnas se eleva hacia el firmamento, y se deshojan en una
contemplar algún tiempo después la flecha ó aguja de Stras- multitud de colunmitas que seconfiuiden con las molduras
burgo; y entretanto Colonia proyecta en los espacios las lí- de los arcos, y caen formando festones. La creación supre-
neas inmensas y armónicas, pero cortadas, de su imperece- ma toma parte aquí en eJ mundo de la naturaleza : los es-
dera catedral; iglesia modelo aunque es incompleta; tipo píritus que pueblan la patria celeste, aparecen en los inter-
estremo de arcjuitectura sagrada, que traza indudablemente columnios, y ocupan los nichos ogivales; los espíritus del
los últimos límites del arte, sin poder alcanzar á los que la abismo serpentean y se deslizan á lo largo de los pilares, y
ins|jiracion le dicta; y por esto mismo es quizás el monu- en el pórtico y en los sitios mas oscuios presenta use h a -
mento mas espresivo de esta vida social, de la que solo he- ciendo ciertos gestos; los elegidos y los precitos tienen aquí
mos podido mencionar algunos testimonios. Esas innume- su cielo y su infierno ; los seres morales toman cuerpo ; las
rables iglesias góticas han vivido, y viven todavía. L o q u e virtudes y los vicios están personificados con su carácter pro-
ante todo y á veces esclusivamente, ven los h o m b r s de pio y sus señales distintivas; aun los sacramentos y los pre-
nuestra época en una iglesia de la edad media, es el deli- ceptos de la ley, espónenseá la vista con elocuencia muda é
cado trabajo do sus adornos, la habilidad del escultor y la imponente; los santos del antiguo y del nuevo Testamento,
paciencia délas generaciones, en una palabra, la franjado aparecen con majestad severa en los cristales y sobre las pa-
su vestido nupcial, pues la Iglesia es la esposa de Jesucris- redes; descuella sobre todos la graciosa y sublime imagen de
to, y su mas sensible imagen. Hombres de poca fé, echad María, brillando en su frente la calma y la pureza, y en su
Una mirada mas lata sobre el conjunto del eiiificio; en su mirada maternal la virginidad; algo mas allá en el fondo de
crucero, ¿no os presenta el instruiuento de salvación uni- la bóveda, resplandece coronada de mosaicos dorados, la
versal? Sí, es la cruz, principio generador de toda ciencia, figura colosal de Jesucristo, Salvador y Juez supremo, cu.\os
según los grandes hombres del cristiatn'smo, y en especial, labios entreabiertos simbolizan el sonrís de la misericordia,
según Santo Tomás, y por consiguiente tipo fecundo del cuya mirada es profunda é inmóvil , como'la eternidad. El
arte religioso. Todo está a h í , Dios y el hombre, la natura- pensamiento divino refiere así todas las formas del arte, y
leza y la religión. Reservada en el fondo del santuario bajo los reinados de la creación á Aquel que es su principio. Ya
las luminosas nubes de la Eucaristía, la divinidad llena el se vé pues, que la catedial gótica es una verdadera enciclo-
templo de su presencia, de su majestad y de su amor; ahí pedia religiosa, donde reina unidad magnífica; es la Suma
convergen todas las partes del edificio; de ahí han destella- de Teología escrita sobre mármol por las generaciones cris-
do primitivamente; hé aquí como la creación emana de su tianas bajo la doble inspiración de la fé y de! genio.
principio, la espresa y la simboliza. Aun mas, el templo es
el cuerpo místico de Dios quien lo habita; en la austeridad Se ha dicho que la catedral gótica habia tomado mucho
de su geometría divina, él representa el altar y la víctima de las artes que precedieron á su origen; es cierto, y es un
del género humano; la nave estendiendo sus brazos figura cargo que aquella lo acepta como un nuevo título de glo-
al Hombre-Dios clavado en la cruz; el coro colocado algo ria; es un nuevo rasgo de la semejanza que le une á la teo-
mas abajo del crucero recuerda la cabeza de aquel pendien- logía católica, en la magnífica obra que realizaba por mano
te en las horas de agonía. Un gran misterio inunda este r e - del Ángel de la escuela ; cual la teología hacia servir los an-
cinto; en todas partes vése el dolor y la muerte, pero vése tiguos filósofos y las ciencias humanas para levantar su mo-
TOMO III. numento divino. Así la arquitectura cristiana tomaba del
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ü 50 se
mundo antiguo sus diversos elementos, para trasformarlos nauta asustado, después de respirar un momento el aire raro
y darles nueva Aida. El templo indio, símbolo del trabajo y sutil de arriba , volvía á entrar pronto en la densa at-
interior de la naturaleza, presenta su informe panteísmo, y mósfera, en medio de los fenómenos conocidos, en el seno
se ostenta en toda la magnificencia de su completo desar- de las pasiones del mundo. Ved á un poeta que traslada sú-
rollo ; el sepulcro egipcio se reviste de los misteriosos res- bitamente su escena , su héroe y su acción , en las descono-
plandores de la inmortalidad; la columna griega corta el in- cidas regiones en que termina, según la fé cristiana, la tier-
flexible rigorismo de su superficie, para remontarse mas ra que habitamos. No penséis sin embargo que renuncie
libremente hacia el cielo; la bóveda romana levántase mas á Tos espectáculos de la naturaleza, ó que repudie las tra-
atrevida sobre los arcos de la aguda ogiva; la arquitectura diciones de la sociedad; muy al contrario , acepta esos
cristiana toma ejemplo, con no menor arrojo, de la cúpula distintos elementos, pero los modifica á su manera. No con-
bizantina y de lá exuberancia de las creaciones árabes. De tento con pintar la naturaleza, la vivifica con su pensamien-
tantas formas distintas no saca mas que una forma, cuyas to inmortal; la llena de terror, de esperanza y de amor :
partes innumerables se enlazan, se buscan, se engendran vuelve las criaturas á su destino primitivo; conviértelas en
¡mutuamente, y se fundan en un cuerpo único y vivo. Tal ministros de la justicia , de la bondad, de la munificencia
es el prodigio del pensamiento cristiano: helo ahí respiran- del Creador; emprende igualmente la solución de todos los
do en todas partes y remontándose hacia Dios su primitivo problemas del destino humano; y sondea las últimas pro-
origen; helo ahí arrastrando hacia el cielo los elementos fundidades del vicio, los secretos de la rehabilitación, y los
mas groseros, la creación entera. Las bóvedas forman es- goces de la inocencia. Pero para hacer una exacta pintura
calones en el aire; sobre estas en varios puntos del edificio de la humanidad, la ha considerado bajo su verdadero as-
álzanse las agujas en el espacio ilimitado, representando la pecto; se ha trasladado á esta mansión en que colocado todo
sublimidad del éxtasis: tal es la aspiración incesante, eter- por su orden natural, el crimen traba eterna alianza con
na , de la creación hacia el Creador. el pesar; la debilidad se abraza ron la esperanza, y la virtud
El pensamiento cristiano era la única fuerza que reani- se confunde con la felicidad constante. El poeta abre esos
maba en esa propia época la escultura y la pintura , y en los espacios inmensos que alcanzan desde el fondo del abismo
monumentos religiosos esclusivamente han dejado gloriosos en que se revuelve la desesperación eterna, hasta esas altu-
vestigios de su renacimiento. Este pensamiento era tan vivo ras sublimes en que reside la luz por esencia y el amor in-
y tan profunoo en aquellos hombres animados de su soplo creado.
inspirador, que la mayor paite no encontraron siquiera un A su vez, sombría y terrible, como los remordimientos
reducido espacio para grabar su nombre en esas catedrales de una conciencia culpable, como los espantosos gritos que
inmensas, que inundaron de movimiento y de vida. Con- resuenan en la mansión de los precitos, triste y condolida
tentos con trabajar para el Salvador y su divina Madre, como los suspiros de la penitencia, como las largas treguas
completaron el holocausto de su existencia, fundando su de un deseo ardiente; graciosa y triunfante como la armo-
propia gloria en el hbmenage de su genio. Mas celosa sin nía de las esferas celestes, como la visión beatífica déla
embargo de sus ilustraciones nacionales, Italia nos dé á co- eterna belleza, la Divina Epopeya de Dante présenla el uní-
nocer a Nicolás de Pisa y á su ilustre familia, á Cimabue y á verso bajo todos sus aspectos, la humanidad bajo todas sus
Giotto, dando entonces comienzo esta serie de obras maestras faces, y en esa sublime senda que conduce al hombre ha-
cristianas, y de nombres célebres , que terminan en Miguel- cia Dios, el poeta presenta sucesivamente ambas creacio-
Ángel y Rafael. Olvidando las tradiciones degeneradas del nes, que se mezclan y confunden en su obra inmensa: la
paganismo, pintores y escultores aficionáronse finalmente filosofía dá en ella sus lecciones por boca de Virgilio, y la teo-
al estudio de la naturaleza, á las ideas religiosas. Ahí vendrá logía por boca de Beatriz. Pues bien, dígalo el poeta, Bea-
á parar forzosamente la poesía después de los caprichosos triz no ha.ce mas que repetir las lecciones del Doctor Angé-
desvíos de su delirio y de los estraños abusos de su energía lico, y hé aquí como Dante se ha convertido en armonioso
naciente; y no terminará el siglo xiii sin que aquella se ar- intérprete de Tomás de Aquino. Mas espresiva que la cate-
repienta y convierta enteramente. A Dante pertenecerá la dral contemporánea, en atención á la superioridad artística
gloria de esa conversión; la sublime penitencia que hará la de la poesía sobre la arquitectura, la Divina Comedia ofre-
poesía, es la Divina Comedia; y el apóstol cuya enseñanza ce una evolución mas brillante de la Suma de Teología; la
hará encorvar la frente y purificará el corazón de esa Mag- idea produce mejor efecto bajo la forma; la ciencia ha disi-
dalena, es Tomás de Aquino. pado por mitad y mas aun las nubes del arte. La verdad
En el siglo xiii la poesía fermenta en (odas partes, pero divina, objeto primitivo de una y otra, inagotable manan-
mas comunmente hace humear su incienso sobre el altar de tial de vida para la humanidad , se comunica á la inteligen-
las falsas deidades. Dante la conduce nuevamente á los al- cia por dos medios principales; revístese sucesivamente, y
tares del verdadero Dios, y con la poesía de su tiempo, con- muchas vecesá un tiempo, de dos luces distintas: una to-
duce también la poesía antigua, recogida con paciencia en davía vacilante y oculta, y otra masfijay brillante. Por una
los tesoros de su vasta memoria, y trasformada poderosa- parte el hombre avanza hacia la indagación de la verdad
mente por la intervención del pensamiento cristiano. La por el estudio de los fenómenos de la naturaleza, al pálido
poesía hasta entonces no habia demandado sus elementos de reflejo de esa antorcha llamada razón ; ábrese con lentitud
vida sino á la naturaleza ó á la sociedad: ahí colocaba su el camino que conduce al pórtico del templo, y finalmente
teatro, ahí encontraba todos sus tipos; el uno le ofrecía to- á través de la religiosa profundidad del santuario, solo ar-
das las bellezas y todos los horrores ; el otro todos los vicios roja sobre ella una mirada indecisa y trémula; por otra par-
y todas las virtudes. Si algunas veces el poeta prescindía de te ofrécesele á la vista la fé religiosa, introdúcele poco á
las realidades esteriores para remontarse á un mundo supe- poco en el sagrado recinto, donde la verdad, descubrién-
rior, si se olvidaba del preíente para espaciarse en el por- dole por sí propia su esplendor y sus encantos, difunde
venir, si salvaba los límites del tiempo para atravesar el desde arriba sus rayos sobre su entendimiento y su cora-
umbral de la eternidad, esto nunca era sino una escursion zón : de la reunión simpática de esas dos luces desiguales se
rápida con relación al plan total de su viaje poético. Aereó- forma el glorioso conjunto de la ciencia completa; y en esto
% 5 1 se
consiste el sublime enlace de la filosofía y de la teología. dagaciones mejor dirigidas y de mas gloriosos descubri-
Santo Tomás de Aquino delinea la imagen y los efectos en mientos. Nunca se hicieron mayores y quizá ni mas felices
su notable obra sobre la Trinidad y en su Suma á los genti- esfuerzos para desmontar el terreno y para reunir los ma-
les, y en sí propio ofrece la personificación imponente y so- teriales de la filosofía natural. La física y la astronomía se
lemne de ese conjunto. La hostilidad ó la confusión de esas comparten el conocimiento del mundo visible: mientras
dos fuerzas intelectuales, marca infaliblemente las épocas de aquella estudia la superficie del globo y penetra en las en-
decadencia; la armonía, y aun la divergencia, caracteriza trañas de la tierra, la otra se remonta á la inmensidad de
con igual exactitud las épocas de progreso. El trabajo cien- los cielos. La primera estudia las combinaciones, los oríge-
tífico del siglo xin está representado por hombres que do- nes de la materia , la genealogía y la trasformacion de los
minarán siempre, desde su elevación colosal, los desprecios cuerpos; la«egunda no pierde de vista los astros en su des-
que parecen prodigarse á esas épocas de ciencias y de fé cris- conocido sendero y prueba de realizar el sistema completo
tianas. Hoy empieza á ser mejor comprendida su gloria, y de las revoluciones celestes. Un fraile franciscano, Rogerio
cada vez mas desaparece de los espíritus ilustrados la ver- Bacon, se habia encargado de esta parte del dominio de la
güenza de esa estraña contradicción entre la admiración y ciencia; y desde el primer paso que dio enesta senda, pro-
el desdén. Alano des lies, Alejandro de Hales , Guillermo clamó la nulidad de la magia y la omnipotencia del arte.
de Auvernia, y en especial Vicente de Beauvais, hablan pre- Este hombre habia recibido del cielo la inspiración de gran-
ludiado á principios de ese siglo el movimiento de renova- des descubrimientos , y vióse favorecido por la naturaleza
ción; así como Raimundo Lulio, Duns Scot y Guillermo con sus mas altas revelaciones. Genio ardiente y positivo á
Occam, debían inaugurar afines del mismo la era de deca- la vez pasa sucesivamente de la teoría á la práctica. El es-
dencia. El punto culminante está caracterizado sin embargo tudio de la luz le conduce á la invención del telescopio; y
por Alberto-el-Grande, Rogerio Bacon, San'Buenaventu- del conocimiento de la naturaleza del fuego pasa á descri-
ra y Santo Tomás de Aquino. Los dos primeros descollaban bir la composición y los efectos de la pólvora. La gravedad
en los dos principales ramos de filosofía; la teología habia que casi ni se sospechaba en la atmósfera , y las leyes abier-
formulado mas especialmente sus doctrinas por medio de tamente reconocidas de la atracción, alcanzan en sus manos
los dos últimos. Con todo no debe esto entenderse en un aplicaciones no menos fecundas. La virtud del imán le re-
sentido absoluto; no les era desconocida á esos genios colo- vela la utilidad de la brújula. Desde esas épocas remotas ar-
sos ciencia alguna de aquella época; aun mas, ellos hablan roja muchas veces una mirada profética sobre las mas sor-
dilatado el horizonte de las mismas; los estudios, la me- prendentes invenciones de los tiempos modernos, como la
moria, las obras de esos hombres estraordinarios tenían do navegar sin necesidad de vientos ni de remeros, y la de
algo de universal, algo de enciclopédico. Pero eso no fué un movimiento local sumamente rápido al que no contribu-
parte para que sus propensiones, el temple especial de su ye para nada la fuerza animal. Para levantar el edificio
pensamiento, y el objeto providencial de su existencia, de- completo de la ciencia, ese hombre portentoso echa mano
jasen de revelarse por medio de una aplicación mas cons- de las fuerzas físicas de la creación con escesivo esclusivis-
tante, y con mas brillantes resultados. mo; concede una parte insignificante al poder intelectual,
Dos grandes manantiales alimentan el rio de la ciencia y no le impele con bastante fuerza hacia su autor.
filosófica: la historia y la naturaleza esplotadas por el estu- Otro fraile franciscano, consagrando su talento á esa em-
dio y la observación. La historia considera mas directamen- presa vasta y difícil, caia entonces en un esceso opuesto; con
te los hechos intelectuales, los progresos ó las evoluciones su corazón abrasado en amor, concentraba casi únicamente
del espíritu humano, las obras y los sistemas de filósofos en Dios su inteligencia noule y pura. «Diosse manifiesta de
antiguos. En nada se ha desmerecido esta tradición del pen- tres modos, dice San Buenaventura: fuera de nosotros por
samiento; en pos de la diversidad de ensefianzas y de las las huellas que su acción creadora ha dejado en todo el
escuelas que se han sucedido, vienen esos espíritus supe- mundo; en nosotros por su imagen que se refleja en el fon-
riores que las estudian y juzgan, realizan sus descubri- do de la naturaleza humana; sobre nosotros por las luces
mientos , y combinan sus principios y sus deducciones. con que ilumina la región superior del alma. Los que le con-
La independencia de esos profundos observadores no es templan en la primera de estas manifestaciones, se detienen
sin embargo tal en semejante inspección, que dejen de en el atrio del templo ; los que se elevan á la segunda, han
ladearse hacia una de aquellas escuelas mas que hacia entrado ya en el lugar santo; los que se remontan á la ter-
otra, según la mayor ó menor relación que guardan con cera, han penetrado en el santo de los santos, » La grada-
sus innatas tendencias. Si empero se detienen algo mas ción está sin duda escelentemente establecida; pero el alma
en un punto que les es simpático , no tardan en despren- del seráfico doctor está demasiado impaciente por refugiarse
derse de su atractivo para recorrer las demás partes del en el fondo del santuario para que recorra los grados suce-
vasto campo de la historia filosófica. Nadie habia sacado de sivos. Así es que salvando de una vez todos los mundos vi-
estas escursiones mayores riquezas que el religioso dominico sibles y todas las naturalezas creadas, encumbrábase en alas
llamado Alberto-el-Grande. Pero estas riquezas las habia de la intuición y del amor hasta el seno de la divinidad.
depositado en su genio, empapadas en su potente persona- Huyendo del triste espectáculo de la sociedad y de la degra-
lidad. Como el rey aquel cuyas victorias profetiza Isaias, él dación , de la mudanza y de la ruina, no se digna considerar
se reviste de sus conquistas y forma de ellas su manto real; las obras de Dios sino en el pensamiento que las ha conce-
á otro que á él debia pertenecer la gloria de revestir con bido, en la voluntad que les ha dado existencia. Esta es la
aquellas la religión; su propia gloria debia sufrir cierto des- fórmula sublime de la teología mística; pero en esto no esta
mérito é injusticia: pero la posteridad ha conservado me- la enseñanza completa de la verdad divina y humana; aque-
jor el recuerdo del pretendido poder que ejercía sobre las lla se revela menos á la tierra por las deducciones dé la ló-
leyes déla naturaleza, que el de su inmensa erudición. La gica que por los acentos del amor divino, y desdeña esce-
naturaleza sobre la que hizo en efecto largos estudios, y á la sivamente el elemento creado en el pensamiento como en la
cual arrancó mas de una vez el secreto de sus operaciones, espresion. El discípulo de San Francisco habia percibido
fué para un genio contemporáneo á aquel el objeto de in- distintamente el objeto, pero lo habia alcanzado con dema-
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siada rapidez. Aun mas, había entrevisto las dimensiones tor, son la prueba palpable de la misericordia infinita, y el
de la ciencia teológica, pero él no estaba destinado á reali- principio de renovación para los desgraciados hijos de un
zarla. Estaba tan hondamente convencido de la necesidad padre culpable. Al llegar á este punto de su desarrollo, la
de referir todas las artes y las ciencias todas á la teología , teología se trasforma todavía, y la historia se convierte en
que á este objeto escribió una de sus principales obras; pero profecía : traza de antemano los destinos de la sociedad cris-
Santo Tomás de Aquino debia completarlo. tiana á lo menos en cuanto le era necesario para afianzar y
Uniéndose su alta y poderosa razón con una fé sincera y consolar á la esperanza; describe con rasgos de fuego el úl-
' fuerte, y hermanándose en esta alma una intuición vivísima timo dia del globo terrestre y del linage humano, y echa
con una incansable perseverancia, se ibaá ver en el mundo la última mirada sobre el triunfo de los que por Cristo ha-
la vasta síntesis de todas las ciencias, el monumento cien- brán vencido el mundo, y que en Cristo estarán perpetua-
tífico de iiquel siglo , la Suma de toda la teología. En ella se mente unidos con la divinidad. Oriundos de la eternidad,
encontrará todo cuanto puede saberse de Dios, del hombre como el tiempo, el universo y la religión, hé aquí que la
y de sus relaciones; tal era el dorado sueño de la antigua teología vuelve con ellos al seno de la eternidad: no ha
filosofía , y el constante objeto de sus indagaciones por es- abandonado un solo momento á la humanidad en su larga
pacio de muchos siglos. Durante la primera parte de su vida peregrinación; no ha perdido de vista un solo momento al
Tomás recogió los varios materiales de su inmensa obra; la que fué su primer principio y será su último fin. Dios es-
naturaleza y la sociedad le abrieron sucesivamente todos los presado por su obra es el universo, es la religión, es la
tesoros; las ciencias humanas y las divinas le son igualmen- Suma de Ideología! ¡Monumento imperecedero de la ciencia
te familiares; el mundo de la naturaleza y el de la gracia y de la fé cristianas, parece tomar de la verdad metafísica
fueron su conquista; la religión ilumina el universo, y el la inflexible regularidad de su plan, del espectáculo del
universo da testimonio de la religión; ambas luces se mez- universo la grandeza y la variedad de sus aspectos, de la
clan sin confundirse. Tomás abarca en una mirada suprema religión la santa majestad de su conjunto, y de Dios su vida
los dos aspectos que ofrece la creación, y desde su elevación y su fecundidad! La obra de Santo Tomás fué acogida con
se sumerge en la obra divina que á sus pies se agita. Lejos un grito de admiración, cuyos ecos no dejaron de repetirse
de remontarse á costa de dificultades desde la criatura al por espacio de cuatro siglos. Alberto-el-drande declaró que
Criador, fija sobre este ser infinito su primera mirada y sus su discípulo era desde entonces en adelante verdaderamen-
primeros estudios. Proclama ante todo la unidad de su esen- te inmortal, y que habia fijado una regla que duraría hasta
cia y la trinidad de sus personas, y luego su eternidad, su la consumación de los siglos. Hasta ahora las escuelas ca-
espiritualidad, su libertad y su poder. Pone en movimiento tólicas de todos los países se han encargado de realizar la
este poder, y aparece la creación. En el primer eslabón de profecía del gerofante alemán, del antiguo profesor de Co-
la cadena de los seres, el Doctor coloca al hombre desterrado lonia; sin embargo ¿alcanzará aquella su cumplimiento
en este mundo, la existencia, la naturaleza y las funciones filial? Por lo que hace al fondo de las doctrinas, ¿quién
de los espíritus puros que pueblan la futura patria de aquel. osaría ponerlo en duda siendo cristiano? Podríanse añadir
El alma humana es á su vez objeto de sus mediíaciones, y algunas observaciones modernas, eliminar algunas cuestio-
se reconoce á sí propia en la individualidad de su esencia , nes actualmente superfinas, y aun se pudieran cambiar, des-
y en el ejercicio de sus facultades. Solo la teología dogmá- pués de las modificaciones análogas que han tenido lugar
tica posee la llave del misterio humano; solo ella puede es- en la sociedad , algunos pormenores relativos á la aplicación;
plicar la aliar)za entre tanta grandeza y tanta debilidad, y peio pensar en cambiar la doctrina seria lo propio que va-
la alianza no menos incomprensible de la influencia divina riar el cristianismo, esto es, las leyes constitutivas de la na-
y de la libertad del hombre; solo ella ha podido calcar sobre turaleza divina, de la naturaleza humana, y de las relacio-
sus principios eternos, una legislación que abarcaba en la nes que ks unen. Relativamente á la forma que dio Santo
red de sus previsiones al hombre, á la familia, á la socie- Tomás á la enseñanza religiosa, aunque el orden y la lógica
dad y al mundo entero; solo ella ha podido trazar con in- que la caracterizan, ofrezcan algo de indestructible é inmor-
falible mano la regla completa del deber, abrir las sendas de tal, podríase reconocer la posibilidad de una trasformacion,
la perfección hasta la contemplación inmediata de la supre- aunque fuese completa, sin quitar nada al rigorismo de la
ma belleza, y dar á sus leyes una sanción suficiente, mos- ortodoxia. ¿Por qué razón el método aristotélico de que se
trando de antemano, en el cumplimiento ó en la trasgre- sirvió Santo Tomás para esponer el dogma cristiano, no po-
sion, un presagio y casi el comienzo délos destinos eternos dría hacer lugar á otro método filosófico? ¿Nuestra época
del alma. La parte material del hombre y del universo no es, como al parecer se ha creído, una época de transición?
podia pasar desapercibida en el sistema completo de los co- Es verdad que el escolasticismo ha sufrido en nuestros días
nocimientos teológicos. Santo Tomás descubre en los cuer- los mas crudos ataques; pero ¿qué filosofía generalmente
pos una dirección hacía el orden universal, una tendencia á recibida y practicada ha podido sustituírsele? ¿Qué genio se
la perfección; y en especial en el cuerpo humano hace ver ha presentado á ocupar el trono vacante de Santo Tomás de
la sumisión que debe al espíritu , y en las penalidades que Aquino? ¿Cuál será en el porvenir la enseñanza científica de
en este mundo le aquejan, la prenda de su resurrección y la religión? Nada de esto preocupa á esos espíritus insensa-
de su inmortalidad. tos que solo parecen tener fuerza para arruinar y destruir;
pero felizmente la religión tiene vida propia, y el martillo
Después de esta sosegada y grave esposicion de la existen que destruye una catedral ó desmorona el edificio de una
cia, la teología entra en una nueva faz, y presenta un as- ciencia, no alcanza sino sobre una imagen mas ó menos per-
pecto mas animado, aplicándose á la historia del linaje hu- fecta, sin llegar jamás á la realidad inmaterial y perma-
mano en sus relaciones con la divinidad; con sencillez nente.
sublime refiere el misterio de su origen , recoge en la suce-
sión de los tiempos los hechos dogmáticos y religiosos, y los Sobre esta vida propia de la religión en el siglo'xiii, nos
agrupa de un modo admirable en torno de esos dos polos falta echar una rápida ojeada. Gomo la vida del hombre so-
del mundo cristiano, la caída del hombre, y la encarnación bre la tierra, aquella se nos revela ante todo por un perpe-
del Verbo; la Vida, la muerte, las instituciones del Reden- tuo combate. Esa época se nos presenta como una inmensa
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epopeya cnyo héroe es el cristianismo. Al recordar sin em- anciano octogenario ciñe luego la tiara; pero no se apre-
bargo sus antiguos combates, podríase pensar que entonces sure á alcanzar triunfos el altivo germano; ese anciano es
habia vencido á todos sus enemigos en el palenque de la Gregorio IX. Sujeta una vez el orgullo de Federico, lesos-
humanidad, pero todos están todavía por vencer. La tumba tiene después contra los ataques de un hijo rebelde y con-
de algunos de ellos habia sido sellada por la mano del tiem- tra las injustas pretensiones de las repúblicas lombardas;
po, otros hablan sido relegados mas allá de los confines de y cuando después el péifido enemigo se muestra infiel ásus
la civilización , en el seno de las poblaciones mas bárbaras; mas solemnes juramentos y á los mas sagrados deberes de
y muchos en fin, rechazados por las luces de la razón, se la gratitud, el pontífice anciano casi centenario tiene valor
habían refugiado, como fantasmas repugnantes, en la os- para empeñar una lucha desesperada, recomendando to-
curidad de una noche que se hubiera podido creer eterna. davía á sus soldados la clemencia en la acción y el cuida-
Hacia fines del siglo precedente se habia dejado oir sin em- do para con los prisioneros, y muere dejando intactosá sus
bargo una voz misteriosa que los habia llamado á sus asilos sucesores el tesoro de la independencia apostólica. Can-
para desatarlos sobre la sociedad, ó mejor, para preparar al didato gibelino Inocencio III, encumbrado apenas sobie el
pensamiento divino su mas magnífico tiiunfo. Coiígregamini trono pontificio, sacrifica sus anteriores compromisos y las
ei vincimini. Generalmente esas luchas de la doctrina y de ideas de toda su vida á la noble niision que le está con-
la innuencia moral daban lugar á guerras sangrientas y en- fiada; ostigado por el feroz Cesarse guarece en el seno de
carnizadas; lo que dá al drama de aquel siglo un desusado un concilio ecuménico, le obliga á ventilar allí su causa , y
carácter de grandeza y de vida. En cada ejército que se pronuncia contra él la sentencia de escomunion. Vuelto á
mueve, se reconoce la presencia de una idea; un célebre Italia, comp impelido por cierta virtud celeste, vé á este
caudillo es la elevada personificación de un principio; las pais hostil á los tiranos, devorar ante él al mas terrible qui-
fuerzas intelectuales luchan , como en los sabidos cantos del zás y mas constante enemigo del pensamiento cristiano. No
poeta, y el campo queda cubierto de cadáveres y de despo- tarda en estinguirsela raza del perseguidor, y con ella sus
jos. Pero sea cual fuere el resultado material , las fuerzas impíos sueños y sus proyectos sacrilegos. La libertad divina
beligerantes se remontan luego á su esfera, y en las encum- del espíritu humano y el reinado de la conciencia triunfa-
bradas regiones del pensamiento continúa la lucha. Enton- ban con la libertad de la Iglesia. Después de proteger á la
ces únicamente es cuando interviene el géiiio encargado de sociedad contra la fuerza brutal que pretendía sujetarla, la
una misión divina, y hace inclinar la balanza á favor de la Iglesia iba á confiar á su propia discreción los pueblos que
verdad. habia educado, para retirarse ella en el primitivo santuario
Cuando se inauguró el siglo, el antiguo despotismo de de la verdad religiosa y de la moral universal.
los Césares habia sacudido ya el polvo de su tumba. El po- El despotismo romano en su lucha contra la Iglesia, ha-
der temporal estaba en lucha con el poder espiritual, el bia dado la mano al despotismo musulmán. Federico habia
materialisnjo de la organización política con la ferviente ini- alistado moros y sarracenos en los ejércitos que dirigía con-
ciación del esplritualismo cristiano, el imperio con el sacer- tra la Iglesia. Seis siglos hacía que el islamismo empleaba
docio. El campo de batalla era esa desgraciada Italia devasta- su fuerza brutal contra el imperio del pensamiento, y acam-
da mancomunadamente porsus hijos y por losestranjeros: á paba al rededor del mundo cristiano como un ejército mo-
veces la lucha se empefia en Alemania, en las playas del vible y vigilante, aguardando para atacarlo el momento y
Oriente, y hasta en los últimos fragmentos del reino deJe- la hora señalada por el destino. Creía él, que tarde ó tem-
rusalen. El talento, el valor y la tenacidad, hace á entram- prano debía poner la mano en el corazón de la vida euro-
bos adversarios dignos unos de otros. Por un lado figura el pea; la conquista de Roma era su sueño y su pesadilla. La
nieto de Federico Barbaroja, el heredero de su odio, de su red de su poder alcanzaba á todo el mediodía, desde Gra-
gloria y de su genio; Federico II es á la vez un profundo nada á Trebísonda, y esa terrible red de ondulantes plie-
político, un distinguido literato y un diestro capitán; hace gues avanzaba ó retrocedía, según soplaba sobre él la espe-
uso de sus embajadores, de su pluma y de su espada para ranza ó el terror. Mas de una vez habia asegurado sus
realizar sus proyectos contra la Iglesia, y no sucumbe sino cadenas en los ángulos de Sicilia, y habia intentado avan-
después de cincuenta años de combates. Manfredo su hijo zar hasta el pais de Italia. Por uno de sus estremos ociipaba
sigue sin vacilar los planes de la política de su padre; pero entonces las mas hermosas provincias de España, y por el
sucumbe luego á manos de un príncipe francés á quien la otro se aproximaba insensiblemente hacía las puertas del
Santa Sede ha encargado la defensa de la Iglesia. El nieto Bosforo. Intenta primero fijar ambos estremos déla cadena
de Federico, el joven Conrado, acepta con ardor caballe- en el suelo europeo; pero las cruzadas retardaron por espacjo
resco la herencia de tantos infortunios, y pone fin á la serie de dos siglos ese movimiento fatal, y en el odio que esas
de los mismos perdiendo la libertad en la primera batalla , atrevidas espediciones le inspiran, hay mas cálculo que ven-
y luego la vida en el cadalso. ¡Desgraciado joven ! En vano ganza. . enfado en la cátedra de Pedro, el Sumo Pontífice
Clemente IV imploró su perdón; le fué imposible obtenerlo ha abarcado en una mirada los peligros de la cristiandad , y
de un vencedor obstinado. Los pontífices que figuran en esta hace una seña á los descendientes de Pelayo y del Cid. La
lucha contra el despotismo alemán, supieron reunir á la voz del patriotismo se hermana con la de la religión, y los
mas firme adhesión á la causa sagrada de la iglesia, una españoles responden á ese doble llamamiento con la victo-
generosidad igualmente inalterable hacia sus enemigos. Ino- ria de las Navas y la conquista de su patria.
cencio III es el primsro, cuyo genio profundo inaugura con Al propio tiempo otro héroe cristiano, San Luis, se. ar-
tanta magnificencia los destinos del siglo xiii, cuyo corazón rojaba por dos veces en el centro del poder musulmán, y
vela con tanta solicitud sobre la corona y la vida del que llevando la guerra al pais enemigo, desbarataba sacrificán-
será luego su mas ardiente perseguidor: pontífice que reúne dose por la Europa, los ambíosos proyectos que amenaza-
en sí las altas miras de Gregorio VII, la ciencia de San León ban su independencia y sn destino. A la otra parte del Cáu-
y la antigua virtud de los primeros sucesores de Pedro. En caso, límite de las invasiones del islamismo, estendíanse
pos de él viene Honorio III, cuya inalterable mansedumbre hasta los mares del norte comarcas salvajes y desiertas, por
es inhábil para atajar los infortunios que se preparan. Un donde las olas de la barbarie se habían precipitado en otro
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tiempo sobre la antigua civilización romana, y hé aquí que Tomás ha hecho menos cruda y abierta guerra con las solas
hacia la mitad del siglo xiii ese terreno vióse súbitamente armas del raciocinio y de la persuasión. Casi en todos sus
invadido por'las innumerables hordas de los mogoles, con tratados, el Doctor angélico coi;sagra ancho espacio á las
las cuales la informe religión Budha, el grosero panteísmo cuestiones promovidas y resueltas por el maniqueismo; esas
oriental, salvaba sus seculares límites, é iba á precipitarse cuestiones las sondea bajo todos sentidos hasta sus mas hon-
á su vez sobre el esplritualismo cristiano. La voz de la filo- dos cimientos, hasta sus mas remotas consecuencias; y como
sofía se había anticipado á esa brusca invasión: las doctrinas tienen relación con los primeros elementos de la verdad re-
panteistas, modificadas apenas por el método de Aristóte- ligiosa, y con los mas íntimos resortes de la organización
les, habían hesucitado poco antes entre los árabes de Espa- social, deduce de ellas la refutación completa de todos los
ña; Averroes había promovido nuevamente las grandes errores que se agitan fuera de la revelación cristiana y con-
cuestiones del espíritu humano para resolverlas todas en tra los antiguos fundamentos de la sociedad. A mas de los
sentido inverso de las religiones positivas, y en particular tratados especiales que consagra á cada uno de estos erro-
del cristianismo, dejando únicamente en pié un principio res, los abarca todos en una mirada, restablece las relacio-
fatal, la apoteosis de la inteligencia en el sentido del mas nes que los unen, y los aplasta á la vez bajo el peso de su
absoluto panteísmo. Esa doctrina favorecía demasiado á las lógica vencedora. El despotismo individual de la soberanía
pasiones para no conquistar al filósofo árabe numerosos temporal, que en el fondo es cierto panteísmo social que
discípulos, y la época en que figuran sus mayores esfuer- parece absorver en una sola existencia los distintos elemen-
zos por introducirla en el seno de las universidades, fué tos de una gran nación, y hace pronunciar á un hombre esta
aquella en que la introducían adeptos de otra clase con la espresion impía : « El Estado soy yo ; » los principios mas
espada ensangrentada entre las razas slavas y las germáni- peligrosos todavía del panteísmo filosófico, que resumen
cas ilustradas apenas con las luces del Evangelio. El padre en una sola alma las almas todas del universo, acabando
común de los cristianos escita á los valientes hijos de Polo- así con el individualismo y la responsabilidad de la vida hu-
nía, y este pueblo mártir, sacrificándose por vez primera mana; los escesos del sensualismo y del misticismo que por
por la civilización cristiana, dá entonces comienzo á esa diferentes caminos llegan siempre á un mismo resultado,
misión de gloria y de desgracia, que no abandonará hasta esto es, á abandonar el cuerpo al imperio de las pasiones y
terminar su existencia, feucumbe, sí, pero detiene á la bar- á dejará la inteligencia que se apague entre los densos va-
barie en el umbral de la civilización. pores de la ilusión ó del placer; y todas las doctrinas, to-
El dualismo persa no se precipitó sobre Europa con tanto das las opiniones, y las tendencias todas funestas á la felici-
ruido y estrago, y el poder de la espada ó la misteriosa vir- dad del hombre y contrarias á la gloria de Dios, quedan por
tud de la sangre derramada, no podían atajar su marcha. Se fin ahogadas bajo un mismo golpe po'r ese genio verdade-
le vé, sin embargo, en dicha época aparecer en medio de ramente católico. Hubo con efecto un momento en el si-
pueblos cristianos, en tanto que la ciencia mas minuciosa glo xiii, y los historiadores que saben reflexionar no han
difícilmente puede encontrar algunas desconocidas huellas dejado de señalarlo, en que la lucha intelectual que se con-
de su invasión. El nianiqueismo parece haber invadido la serva por desgracia á través de los siglos, quedó como apla-
Europa por tres puntos principales; por España donde se zada. Sola y sin rival la verdad católica reinó pacíficamente
insinuó en pos del sensualismo musulmán; por Gonstanti- en el mundo. Este momento fué de corta duración ; y tuvo
nopla, donde el genio griego le hizo servir de mediador , y lugar cuando Santo Tomás después de vencer á todos sus
por la Bulgaria, donde ha quedado su recuerdo en el len- adversarios, ó mejor, á todos los enemigos de la Iglesia en
guaje popular. Forma igualmente tres hogares distintos en las sublimes justas del pensamiento; consultado desde todos
el seno de la cristiandad; el primero en las frias comarcas los puntos del universo, y contestando á la vez á tan dis-
de los Alpes, donde sus partidarios se llamarán valdenses, tintas preguntas, fué por un instante el centro del mundo
del nombre de un comerciante lionés su jefe y patriarca; el moral, el órgano de la doctrina filosófica y de la religiosa,
segundo en el norte de Italia, y en medio de las repúblicas y el representante de la verdad que es Dios. A este momen-
lombardas, cuya energía se resistió, sin embargo, á la ac- to de completo triunfo para el dogma católico, debía necesa-
ción disolvente de sus principios; y el tercero, y el mas im- riamente corresponder un triunfo análogo en las costumbres
portante y célebre, en las provincias del Langüedoc, que de los crisiianos; hé equí lo que han consignado igualmente
forman un nudo entre las tres grandes partes de la Europa los historiadores, sin descubrir la mayor parte de ellos la
occidental, espacioso camino abierto á todos los genios aven- razón y el principio (Ij. Reanimadas en el siglo anterior por
tureros, á todas las doctrinas estranjeras. En ninguno de la omnipotente palabra de San Bernardo, las costumbres
estos puntos se han podido caracterizar jamás propiamente se habían relajado otra vez, tan pronto como ese grande
las heregías del siglo xili; ¿consistían estas acaso en el ma- hombre hubo bajado á la tumba; pues su existencia ofrece
niqueismo primitivo? ¿Eran tal vez el paulícíanísmo del esa particularidad, que al parecer del mundo pareció lle-
Bajo Imperio? Una y otra cosa eran sin duda, pero con una varse consigo la magnífica influencia de su talento y de su
incomprensible mezcla de esplritualismo cristiano que li- santidad. La reacción habia sido terrible: la corrupción, re-
sonjeaba á primera vista los elevados instintos de las almas primida por uii momento, se habia desbordado en todas las
religiosas, y no hacia mas que presentar mejor una doctrina clases de la sociedad, y especialmente en aquella cuya mi-
que, entre una infinidad de contradicciones reales ó apa- sión especial es la de combatir y oponerse á la inmoralidad.
rentes , en el fondo no era mas que la detestable teoría del (1) Entre estos historiadores debemos citar a Enrique Hallam , escritor in-
mal. Atacado en el seno de su poder con las armas que él glés, cuyos conocimientos so» verdaderamente notal)les, aunque desllgurados
habia sido el primero en emplear, el maniqueismp occiden- repelidas veces por sus ideas anti religiosas. El lia pintado la edad media
con los coloros del siglo xviir; la conoce completamente , sin embargo no
tal terminó su existencia pública; pero circuló silenciosa- comprend' la historia de esta grande ép ca.
mente en las venas del cuerpo social. Un historiador francés, Michelet, parece a veces haberla comprendido me-
jor; algunas escasas paginas de su libro respiran un ligero perfume de la fé
Destruía á la vez la conciencia del hombre y la unidad y de la piedad antiguas. | Lastima que todo esto sea pérlldo y engallador! En
de Dios; no habia enemigo mas peligroso que él para el pen- el fondo su historia no es mas que un iargn argumento contra el cristianis-
mo ; el sotlsma anda envuelto constantemente en ella con los mas groseros
samiento cristiano, y no es el maniqueismo á quien Santo errores.
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El apóstol de Clairvaux parecía haber recibido cierta inspira- y el doctor de París Guillermo de Saint-Amour los atacaron
ción de los males que iban á esparramarse sobre la Iglesia, y con las armas que respectivamente les eran familiares. Sin
sus presentimientos se reflejan en los cuadros que del fin de embargo la última forma que se había dado á la profesión
ese siglo nos dejaron los autores contemporáneos; revi- religiosa estaba lejos todavía de haber alcanzado su evolu-
viendo de un modo eminente en las sombrías pinturas tra- ción completa en el plan que tenia la Providencia sobre los
zadas por la vigorosa mano del que á no tardar debia lla- destinos del cristianismo; habíase iniciado apenas la misión
marse Inocencio III. que debia llenar en el mundo; así es que los ataques diri-
Al encumbrarse en el trono universal, el Pontífice pe- gidos contra ella, no debían entonces alcanzar su efecto.
netró mas hondamente todavía las aflicciones y los peligros Vióse que las órdenes atacadas habían levantado en defen-
de la Iglesia. Hé aquí que cierta noche, en sueños, sobre sa suya á hombres que podían cubrirlas con el brillo de su
cuya significación simbólica destella una luz triste, vio la gloria personal, y del poder de su talento. Alberto el Gran-
antigua basílica de Letran, metrópoli de todas las iglesias de, San Buenaventura y Santo Tomás de Aquino alzáronse
cristianas", bambolear sobre sus cimientos y próxima á ar- á la vez para sostener la causa de la religión. A este último
ruinarse. Pero el sueño cambia súbitamente de aspecto; la en especial débese ¡a gloria del triunfo; su maestro y su
basílica es sostenida por dos firmes columnas; y esas dos co- amigo solo aparecieron en segunda línea en el odio de los
lumnas del templo recuerdan perfectamente su fundación enemigos, y en el reconocimiento de los cristianos, y fué
infundiendo en los corazones cristianos el consuelo y la espe- con efecto la palabra de aquel la que hizo inclinar la ba-
ranza: una de ellas es un mendigo italiano, rudo y seglar; y lanza en favor de la justicia. Salvando de la destrucción la
la otra es un sacerdote español, voluntariamente despren- obra de Santo Domingo y la de San Francisco, Tomás de
dido de sus riquezas y honores. Estos hombres compren- Aquino se colocaba junto á esos grandes patriarcas; asocia-
dieron igualmente la debilidad del c?lo evangélico en el ba especialísimamente su nombre á la restauración cristia-
aislamiento, y sintieron la necesidad de comunicar á las na, que aquellos promovieron, y de un modo mas esplícito
almas simpáticas sus ideas y aspiraciones; con igual objeto se convertía en el símbolo vivo, en la personificación subli-
apareció uno al pié de los Alpes, y el otro al pié de los Pi- me de la vida interior del cristianismo y de la sociedad.
rineos; y ambos por su parte reunieron algunos hermanos Después de este momento de tregua, las órdenes que fue-
con el atractivo del sacrificio, y formaron los primeros cua- ron entonces las depositarías de esta vida, emprendieron de
dros de la santa milicia , que sin demora iba á levantarse en nuevo con mayor resolución y ardor la senda que se les ha-
el mundo para la defensa de la religión. Las diferentes ten- bía abierto; y como sí en las fatigas y en los trabajos de la
dencias de sus almas se formularon ya en los primeros en- lucha hubiesen cobrado nueva energía,difundieron en ma-
sayos de su noble empresa; el uno marcha mas directamente yor abundancia la luz y el calor que en su seno fermen-
hacia las brillantes visiones del espíritu, el otro hacia el taban. No nos es posible seguirlas por esas sendas igual-
generoso entusiasmo del corazón; pero solo bajo la fecunda mente gloriosas, pero distintas, que tendían sin embargo
influencia de la Iglesia romana llegan uno y otro á la per- hacía el mismo objeto. Santo Tomás no se asocia personal-
fección. Una vez trazado su plan, ambos acudieron á la ca- mente sino de un modo indirecto á la acción simultánea
pital del mundo cristiano. Presentándose en actitud de la que dichas órdenes ejercieron en el mundo. Nos promete-
mas profunda meditación, un desconocido, un estranjero mos sin embargo, que no se hará esperar la ocasión de es-
se pasea lentamente bajo el pórtico de una iglesia de Roma; tudiar la constitución de las órdenes religiosas de aquella
viste la augusta librea del sacerdocio, y sale á su encuentro época, en sí y en sus relaciones con los destinos generales
Un pobre tan profundamente abismado como aquel, en la de la humanidad. Añadamos ahora una palabra relativa-
meditación. Abrázanse mutuamente; los que se abrazaban, mente á un medio de regeneración que les fué común, á
eran los dos grandes elementos de la vida, las dos fuerzas pesar de la diversidad de sus tendencias, y que á nuestro
eternas de la religión, la inteligencia y el amor. El primero modo de ver formula uno de los pensamientos mas fecun-
se llamaba Domingo de Guzman, y el segundo Francisco dos, el mas profundo amor del Doctor Angélico.
de ASÍS. Las dos grandes asociaciones religiosas que acababan de
Estos dos hombres se compartieron los trabajos de la re- colocarse al frente del movimiento social en el siglo xiii,
construcción del mundo moral, el uno con la predicación* renovaban bajo los pórticos del templo de María el sublime
y el otro con los celestes ardores de la caridad. Su vida fué abrazo de sus fundadores. Fecundando la tradición de todas
corta, porque fué un continuado sacrificio; pero la llama de las edades cristianas, echando mano, para la salvación de
este sacrificio se elevó tan alto, que pudo fácilmente aperci- todos, del mas sensible y el mas tierno de los dogmas reve-
birse desde todos los puntos del horizonte católico, como la lados, dominicos y franciscanos, con su santa rivalidad en
columna de fuego desde todo el campamento de Israel; pero inteligencia y en amor, llevaron el culto de la Virgen Ma-
el vivificante calor del holocausto se habia propagado ya has. dre al apogeo de su importancia y esplendor. Esta era la
talos confines del mundo cristiano, y aun hasta el seno del tierna devoción de San Benardo en el estado de enseñanza
paganismo y de la barbarie, antes de consumirse completa- hereditaria y universal. Santo Domingo habia visto en éx-
mente la víctima. Cuando Santo Domingo y San Francisco tasis á la augusta Reina de los cielos envolviendo en su real
murieron , las dos órdenes que hablan fundado estaban pro- manto la inmensidad de la corte celestial, que ella corona-
pagadas por todos los pueblos de Europa, y el espíritu vital ba con su dulce y radiante majestad. Esta visión era una
de que aquellas se hallaban animadas, circulaba en todos profecía, pero una profecía que iba á realizarse en el mun-
los miembros de la sociedad, no solo por el misterio de la do. La imagen de María resplandeció luego en la cima de
predicación y la fuerza del ejemplo, sino aun por el esta- los monumentos mas sublimes; y el siglo xiii se nos pre-
blecimiento de asociaciones secundarias, donde todos po- senta como una inmensa catedral dedicada á Nuestra Seño-
dían beber en la misma fuente el espíritu de la religión sin ra! En torno de ella se agitan todas las ideas grandes; ella
prescindir de los deberes que en el mundo debia llenar. inspira al sabio lo propio que al arquitecto, al poeta
Sorprendiéronse enseguida los políticos y los racionalistas teólogo; y la frente del Dante, como la de Santo Te
de aquella época; Pedro de Vignes ministro de Federico II son iluminadas por los rayos que ella proyecta en tod
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recciones, desde la elevación de su trono inmortal. Espe- Catalina de Sena y Santa Rosa de Viterbo, que apareció en
cialmente la mujer, emancipada primero por el cristianis- el mundo como un hermoso símbolo de la libertad italiana,
mo, se trasforma y se engrandece bajo la ¡influencia mejor y que tan pronto fié trasladada á la mansión de la felicidad
precisada de esta imagen divina. Donde quiera que el culto eterna I En esta niisma época, el espíritu caballeresco se
de María se acredita y se propaga, la mujer gana propor- purifica y se transforma , moralizanse las escuelas, el inte-
cionalmente en la estimación del hombre. La mujer era, y rior de la familia presenta el aspecto de un templo, y la
es todavía esclava , en los pueblos que desconocen esta re- paternidad es un sacerdocio divino. La piedad cristiana»
velación lisonjera y sublime. Pero al contrario, las nacio- que establece las relaciones de los hombres con su Criador,
nes sobre las cuales esta amaneció algún dia, y que han ce- vivifica y embellece las relaciones de los hombres entre sí
sado de doblar su rodilla al pié del altar virginal de María , esparramando en todas paites la dulce confianza, la since-
conservan á su pesar vestigios de aquella devoción en la ridad del afecto, una inagotable emanación del amor celes-
ternura y en el respeto de que la mujer se encuentra toda- te, y las esperanzas que comunican á las amistades de la
vía rodeada. El corazón conserva el impulso de los senti- tierra un anticipado sabor de la inmortalidad.
mientos generosos aun mucho después que el viento del er- De esta vida divina que el cristianismo sobrepone á la vida
ror ha secado el manantial en los espíritus ; los hombres son de la humanidail, nos ha quedado uii monumento imperece-
frecuentemente mejores que sus doctrinas. Todo cuanto ha dero, y este monumento es, aun en espresion de la filoso-
hecho el cristianismo en beneficio de la mujer restablecien- fía, el mas hermoso libro que haya salido de mano de los
do su dignidad, su poder, su grandeza moral , y aun su hombres; tal es la Imitación de Jesucristo; libro especial,
personalidad; los beneficios todos de que con cierta predi- que casi seria profanarlo si se apreciase por comparaciones
lección ha colmado á la porción mas débil del género hu- literarias; libro semi-inspirado, que si no alcanza á abrir-
mano, hallan su origen en esos homenajes tradicionales tri- nos el santuario de la divinidad , nos introduce en el ves-
butados á la primera de las mujeres. Pero siendo la gloria y tíbulo del templo en que aquella difunde sus purísimos ra-
la salvaguardia especial de su sexo, María hacia germinaí yos; poesía verdaderamente sobrehumana que sin em-
en el seno de la humanidad entera los frutos de la rehabi- bargo por un desconocido atractivo se apodera de las almas
litación y de la felicidad. El respeto con que la mujer mira mas distraídas é indiferentes , y de este modo hace alcan-
su propia dignidad, guarda invariablemente proporción con zar hasta nosotros un mi>terioso reflejo de esas épocas de
el respeto que se le dispensa; respetarla es darle la mas fé. Mas de una vez se ha atribuido á Santo Tomás de Aqui-
eficaz de las lecciones; la mujer, se purifica en los home- no el libro de la Imitación; esto es un error, pero también
najes de que es objeto como el oro en el fuego; se encum- es un glorioso homenaje que se atributa al Doctor Angéli-
bra en el trono de la castidad, y su frente aparece coronada co, y la espresion de ese sentimiento vago que constante-
por una aureola religiosa. Sin embargo desde la elevación mente personifica en aquel la poderosa fórmula de todo
de este poder, encumbrada por la virtud, la mujer obra á su cuanto hubo grande en su época. A pesar de las investiga-
vez sobre el conjunto de la sociedad. Ante su nuevo aspecto ciones continuadas con la mayor perseverancia, el autor de
la corrupción desaparece, los sentidos se calman ,se avivan \d. Imitación se conserva realmente desconocido , él habia
en los corazones los afectos nobles y santos, el amor puro tomado muy bien sus precauciones para no ser descubierto;
sucede á la pasión grosera; una sola de sus miradas deter descansemos en la humildad del autor, que probablemente
mina los sacrificios mas heroicos, y motiva la realización de seguirá haciendo inútiles todas las tentativas de la ciencia;
los grandes pensamientos; y esta reitia de las costumbres es pero siempre es una verdad que el citado libro no pertenece
al propio tiempo el glorioso móvil de las trasformaciones so- á Santo Tomás de Aquino. A mas de las pruebas estrínse-
ciales. Su corazón se eleva mas todavía: conviértese en san- cas, basta un lijero conocimiento de sus obras para no atri-
tuario de todas las iniciaciones divinas; es el mas ardiente buirle esta. Dios habia encumbrado mucho mas aun el trono
hogar de la piedad cristiana, y ese fiiego sagrado que ella de ese talento cristiano; ya lo hemos dicho, reinaba en la
toma del seno mismo de la Divinidad , lo propaga con asom- sublime región de los principios; habíase revestido de la
brosa rapidez sobre esta tierra fria. ¿Quién fuera capaz soberanía de la inteligencia; el sentimiento piadoso, el co-
de describir y aun de enumerar las santas, de que el si- razón de este hombre, se remonta sin cesar á la región de
glo XIII pobló la tierra y los cielos? Santa Juliana de Lieja, las ideas, y desde la elevación del pensamiento puro, in-
Santa Isabel de Hungría, Santa Euduvigisde Polonia, Santa fluye en su siglo y domina en el porvenir.

Estudios históricos sobre la Alemania.


IX.
FRANCFORT SOBRE EL MEIN.

Llegué á Francfort un sábado, escribía el autor de estos rencias lijeras coipo en las cosas semejantes que caracterizan
estudios á un amigo suyo, y hacia ya mucho tiempo que bus- las buenas épocas de la arquitectura; entre estas casas, to-
caba mi viejo Francfort entre un laberinto de casas nuevas das contiguas y compactas y como pegadas las unas á las
muy feas y jardines muy bellos, cuando llegué de repente otras de miedo, un pasadizo angosto, escuro , tirado á cor-
á la entrada de una calle singular; calle que estaba formada del; solo puertas falsas con su rejilla de hierro en la parte
por dos líneas paralelas de casas negras, sombrías, altas, superior caprichosamente labradas; todas las piieitas cerra-
siniestras, casi iguales, pero que sin embargo tenían dife- das; en los pisos bajos solo ventanas guarnecidas de espesas
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redes de alambre; todas estas redes cerradas; en los supe- Estos prodigiosos monumentos son muestras de posada?-
riores, puertas-ventanas de madera casi todas armadas de Bajo esos pesos titánicos se retuercen en todas las posturas
barras de hierro; un silencio triste, ningún canto, ninguna de la rabia, del dolor y de la fatiga. Unos doblan la cabe-
voz, ningún resuello; por intervalos el ruido sordo de al- za, otros se vuelven á medias; algunos apoyan sus crispa-
gunos'pasos en lo interior de las habitaciones; á los lados das manos en los muslos, ó comprimen con ellas su pecho
de cada puerta un mostrador enrejado medio abierto, de- á punto de estallar; se ven Hércules desdeñosos que sostie-
jando ver un pasillo tenebroso; por todas partes el polvo, la nen una casa de seis pisos con un solo hombro y amenazan
ceniza, las telarañas, el raido de la carcoma, la miseria mas con su puño cerrado á los gigantes; hay Vulcanos joroba-
afectada que real; un aspecto de disgusto y temor esparcido dos que se ayudan con las rodillas, y desgraciadas sirenas
en las fachadas de los edificios; una ó dos personas en la cuya escamosa cola se aplasta horriblemente entre las pie-
calle mirándome con una especie de desconfianza asustadi- dras de una pared maestra; hay quimeras desesperadas que
za; en las ventanas de los primeros pisos jóvenes hermosas se muerden con furor; otros lloran, otros rien con amar-
engalanadas, de color moreno, esbelto talle, apareciendo gura, otros hacen espantosas muecas á los pasajeros. El
furtivamente, ó rostros de viejas con narices de mochuelo, observador puede notar que muchas tabernas cuyos cuar-
con sus cabezas exorbitantemente adornadas, inmóbiles y tos retumban con el ruido de los vasos, están puestos á
tiesas detrás de los sucios vidrios; en las habitaciones de los plomo sobre cariátides. Parece que los antiguos ciudada-
bajos, montones de fardos y de mercancías; fortalezas mas nos libres de Francfort tenían el gusto de hacer sostener
que casas, cavernas mas que fortalezas, espectros mas que sus casas de recreo por estatuas en tormento. La mas hor-
habitantes.—Me hallaba en la calle de los judíos, y era rible pesadilla que se puede tener en Francfort, no es ni
sábado. la invasión de los rusos, ni la irrupción de los franceses,
En Francfort hay todavía judíos y cristianos; verdaderos ni la guerra europea atravesando el país, ni las antiguas
cristianos que desprecian á los judíos y verdaderos judíos guerras civiles destrozando de nuevo los catorce cuarteles
que aborrecen á los cristianos. Ambas partes se execran y de la ciudad, ni el tifus, ni el cólera, sino el despertar, el
rechazan. Nuestra civilización que tiene todas las idea» en desencadenamiento y la venganza de las cariátides.
equilibrio, y que trata de quitar el odio de todas partes, no Una de las curiosidades de Francfort que tememos desapa-
comprende ni una palabra de esas miradas de abominación rezca pronto, es el matadero que ocupa dos calles antiguas.
que se echan recíprocamente entre desconocidos. Los judíos Es imposible ver casas mas viejas ni mas negras, inclinarse
de Francfort viven en sus lúgubres casas, retirados en lo sobre un montón tan espléndido de carne fresca. Hay tal
mas interior de ellas, para evitar el hálito de los cristianos. aspecto de jovialidad glotona en todas aquellas fachadas ca-
Hace pocos años esta calle de los judíos, reconstruida y en- prichosamente apizarradas y esculpidas, que parece que los
sanchada un poco en 1662 , tenia todavía en sus dos estre- zaguanes quieren devorar como una grande boca abierta ,
midades puertas de hierro guarnecidas de barrasy armaduras innumerables cuartos de bueyes y de carneros. Los carnice-
esterior é interiormente. Llegada la noche , volvían los ju- ros ensangrentados y las rubias carniceras, conversan ale-
díos á su barrio, y las puertas se cerraban por la parte de gremente bajo guirnaldas de piernas y brazuelos. Un arroyo
fuera dejándolos sin comunicación como si fuesen apesta- rojo cuyo color apenas modifican dos fuentes de surtidor ,
dos, y ellos se fortificaban por dentro como si se iiallasen se desliza humeando por en medio de la calle, una soberbia
sitiados. Hoy dia la calle de los judíos no es una calle, es y grandiosa muestra dorada, sostenida por una reja de
una ciudad dentro de otra ciudad. Al salir de la calle de hierro en forma de arco, la mas bella y la mas rica del
los judíos, hallé la vieja ciudad; acababa de entrar en mundo, compuesta de todos los emblemas del cuerpo de los
Francfort. carniceros y coronada con la diadema imperial, domina y
Francfort es la ciudad de las cariátides; en ninguna par- completa este magnífico matadero digno de una gran capi-
te se ven tan colosales mozos de esquina como allí. Es im- tal en la edad media, y delante del cual se hubieran regu-
posible hacer trabajar, gemir y ahuUar al mármol, la pie- larmente estasiado Calatagirone en el siglo xv y llabelais en
dra, el bronce y la madera, con una invención mas rica y el XVI.
una crueldad mas variada. A cualquiera parte que se vuelva Del matadero se desemboca en una plaza de mediana
la vista, no se ven mas que pobres figuras de todas las épo- magnitud, digna de Flandes, y que merecerla ser celebrada
cas, de todos los estilos, de todos los sexos, de todas las y admirada aun después de haber visto el viejo mercado de
edades, de todas las fantasmagorías, que se retuercen y gi- Bruselas. Es una de esas plazas en figura de trapecio, al rede-
men miserablemente bajo pesos enormes. Sátiros cornudos, dor de las cuales se ven representados todos los estilos y todos
ninfas con senos flamencos, enanos, gigantes, esfinges, los caprichos de la arquitectura popular de la edad media
dragones, ángeles, diablos, todo un infortunado pueblo de y del renacimiento, habiéndose, según la época y el gusto,
seres sobrenaturales, preso por algún mágico que aprisio- empleado en la ornamentación con una oportunidad pro-
naba desapiadadamente en todas las mitologías á la vez, y digiosa, ya la pizarra, ya la piedra; ora el plomo, ora la
encerrado por él en cubiertas petrificadas y enclavado en madera. Cada fachada tiene su valor especial y concurre al
ellas en los entablamentos, impostas y arquitraves, y se- mismo tiempo á la armonía y á la composición de la plaza.
llado hasta medio cuerpo en las paredes. Los unos sostienen En Francfort como en Bruselas, dos ó tres casas nuevas del
balcones, otros torrecillas; los mas agobiados casas enteras. mas rudo aspecto, y que parecen á dos, ó tres imbéciles en
Otros sostienen en sus espaldas algún insolente negro de una reunión de sabios, hacen desmerecer al conjunto de la
bronce vestido con su manto de estaño dorado, 6 un in- plaza y realzan la belleza de los viejos edificios veciaos. Una
menso emperador romano de piedra con toda la pompa del maravillosa ruina del siglo xv, compuesta (no sabemos
traje de un rey del siglo xvm, con su gran peluca, su hol- con que objeto) de una nave de iglesia y de una torre de
gado manto, su sillón, su estrado, el cogin en que está la una casa de ayuntamiento, llena con su soberbia y elegante
corona, su ondeado dosel de terciopelo; máquina colosal que silhueta uno de los lados del trapecio. Bácia el medio de la
representa un grabado de Andran completamente reprodu- plaza, en un lugar cualquiera que no ha determinado segu-
cido en relieve en un monolito de veinte pies de altura. ramente ninguna simetría, han germinado como dos plan-
TOMO m . 8
M 38 is
tas \ivaces, dos fuentes, ]a una del renacimiento, la otra que han dejado su nombre al Roemer y que tenian tien-
del siglo XTIH. Sobre estas fuentes, se hallan y se miran una das en él, tuvieron la idea de hacer todo al rededor de la
á otra, por una singular coincidencia, coladas en la cúspide gran sala unos nichos, á fin de mostraren ellos las mercan-
de la columna y de pié. Minerva y Judith, la virago homé- cías. Un arquitecto cuyo nombre se ignora, midió la cir-
rica y la virago bíblica; la una con la cabeza de Medusa, la cunferencia de la sala y construyó en ella cuarenta y cinco
otra con la cabeza deHolofernes. Judith, hermosa, altane- nichos. En 1564, Maximiliano II fué elegido en Francfort y
ra y encantadora, rodeada de cuatro Famas-Sirenas, que mostrado al pueblo desde el balcón de esta sala que desde
tocan á sus pies las trompetas, es una heroica joven del re- dicha época se llamó la Kaisersaal (sala de los emperadores)
nacimiento. No conserva ya la cabeza de Holofernes que y sirvió para su proclamación. Entonces se pensó en deco-
antes levantaba en la mano izquierda, pero aun tiene la es- rarla j y el primer pensamiento que se tuvo, fué el de ins-
pada en la derecha, y su vestidura impelida por el viento, talar en los nichos practicados al rededor de la lonja impe-
se levanta por encima de su rodilla de mármol y deja al rial, el retrato de todos los Césares alemanes elegidos y
descubierto su pierna fina y fuerte con la mas fiera inflexión coronados desde la estincion de la raza de Carlomagno, re-
que se puede ver. Algunos pretenden que esta estatua re- servando á los Césares futuros los nichos vacantes. Solo des-
presenta á la Justicia, y que tenia en la mano izquierda, no de Conrado I, en 911, hasta Fernando I, en 1556, treinta
la cabeza de Holofernes, sino una balanza, pero en nuestro y seis emperadores hablan sido consagrados en Aquisgran;
concepto, no es de creer así. Una Justicia que tiene la ba- de modo^que añadiendo á dicho número el nuevo rey de
lanza en la mano izquierda y la espada en la derecha, seria romanos, no quedaban mas que ocho nichos para lo suce-
la Injusticia. Por otra parte, la Justicia no tiene derecho de sivo. Pocos eran en verdad; pero sin embargo se ejecutó el
ser ni bonita, ni de estar arremangada. pensamiento proponiéndose dar mayor amplitud á la sala
Frente por frente de esta figura, se elevan con su reloj cuando fuese necesario. Los huecos se llenaban poco á po-
negro y sus cinco graves ventanas, de altura desigual, las tres co, á cuatro emperadores por siglo, y así fué que cuando
fachadas, colocada la una al lado de la otra, del Roemer. En subió al trono José II en 1764 no quedaba ya sino una pieza
el Roemer era donde se elogian los emperadores, y en esta vacía. Se pensó de nuevo seriamente en alargar la Kaise-
plaza donde se proclamaban. En este sitio era donde se ce- saal y añadir nuevos nichos á los preparados cinco siglos
lebraban y aun se celebran hoy dia las dos famosas ferias de antes por el arquitecto de los mercaderes lombardos. En 1794
Francfort: la feria de Setiembre instituida en 1240 por carta Francisco II, el cuadragésimo quinto rey de romanos, vino
patente de Federico 11; y la de Pascua, establecida en 1330 á ocupar el nicho cuarenta y cinco, que era el último;
por Luis de Raviera. Las ferias han sobrevivido á los empera- Francisco II fué el último emperador. Llena la sala el im-
dores y al imperio. El viajero que entre en el Roemer, des- perio germánico se desmoronó. Aquel arquitecto descono-
pués de haber atravesado una gran sala baja y estrecha, abo- cido era el destino; esta sala misteriosa con sus cuarenta y
vedada en forma ogival y embarazada con las barracas de las cinco nichos, es la historia misma de Alemania, la cual,
ferias; después de haber subido una escalera por el estilo de concluida la raza de Carlomagno, no debia contener mas de
las del tiempo de Luís XIII, entapizada de malos cuadros cuarenta y cinco emperadores.
sin marcos; cruzado un montón de corredores y pasillos os- Allí en efecto, en la gran sala oblonga, vasta, fria, casi
curos, llegará al Kaisersaal, óá la sala de los emperadores. oscura, embarazada en uno de sus ángulos con muebles de
Antes podrá visitar la sala de los electores, que sirve hoy, deshecho, entre los cuales se vé la mesa cubierta de cuero
según creemos, para las sesiones del alto senado de la ciu- de los electores, apenas alumbrada en su estremidad orien-
dad de Francfort. Allí es donde los electores ó sus delega- tal por las cinco estrechas ventanas desiguales y en forma
dos, declaraban al emperador rey de romanos, y donde de pirámide; entre cuatro paredes altas cargadas de frescos
sentado en un sillón colocado entre dos ventanas, presidia borrados, bajo un techo de madera artesonado, con filetes
el arzobispo de Maguncia, siguiendo en orden sentados al en olro tiempo dorados, solos, en una especie de penumbra
rededor de una mesa inmensa cubierta con un cuero ama- que se asemeja á un principio de olvido, todos groseramente
rillo, cada cual debajo de su blasón pintado en el techo, á dibujados y poco parecidos á bustos de bronce, cuyo pe-
la dereclia del arzobispo de Maguncia, Treveris, Rohemia destal tiene las dos fechas que abren y cierran cada reina-
y Sajonia; á su izquierda, Colonia, el Palatinado, Brande- do; los unos coronados de laurel como los Césares roma-
burgo; en frente de él, Brunswick y Raviera. El visitante nos, los otros con la diadema germánica, allí se están
esperimenta la impresión que producen las cosas sencillas mirando en silencio, cada uno en su ogiva sombría, los
que contienen grandes cosas, cuando vé y toca el cuero rojo tres Conrados, los siete Enriques, los cuatro Otones, el úni-
y polvoriento de esta mesa en que se hacia el emperador de co Lotario, los cuatro Federicos, el único Felipe, los dos
Alemania. Por lo demás, si prescindimos de la mesa que ha Rodolfos, el único Adolfo, los dos Albertos, el único Luis,
sido trasladada á una pieza vecina, la sala de los electores es- los cuatro Carlos, el único Wenceslao, el único Roberto, el
tá al presente en el mismo estado en que se hallaba en el si- único Segismundo , los dos Maximilianos, los tres Fernan-
glo XVII. Vénse en ella los nueve blasones del techo formando dos, el único Matías, los dos Leopoldos, los dos Josés, los
un mal fresco, una colgadura de damasco carmesí, arañas de dos Franciscos, los cuarenta y cinco fantasmas que, duran-
cobre plateadas figurando famas, un grande espejo con mar- te nueve siglos, desde 911 á 1806, han atravesado, con la
co torneado, en frente del cual se puso el siglo último, para espada de San Pedro en una mano y el globo de Carlomag-
hacer juego, un retrato á pié de José II; encima de la puer- no en la otra. En la estremidad opuesta á las cinco venta-
ta, en un hueco, un retrato del último de los nietos de Car- nas, cerca del techo, se ennegrece y descascara una pintura
lomagno, que murió en 910 en el momento de reinar y que de mediano mérito que representa el juicio de Salomón.
los alemanes llaman el Infante, y nada mas. El conjunto es Cuando por fin los electores hablan designado el empera-
austero, serio, tranquilo, y á propósito mas para reílexionar dor, el Senado de Francfort se reunía en aquella sala; los
que para mirar. ciudadanos divididos en catorce secciones, por los catorce
Dejpues de la sala de los electores, se pasa á la sala de cuarteles de la ciudad, se reunían afuera en la plaza. En-
los emperadores. En el siglo xiv, los mercaderes lombardos tonces se abrían de par en par las cinco ventanas, de la
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Kairestaal. La gran ventana, la del medio que estaba guar- puntas de gules. En las paredes, una colección completa de
necida con un dosel, pernnanecia vacía; en la del medio esos morriones fantásticos y de esas espantosas cimeras pe-
déla derecha, adornada con un balcón de hierro negro culiares de la caballería alemana, colgados en unos clavos
en el que se vé el camino de Maguncia, aparecia el em- como los utensilios de una batería de cocina. Cerca de la
perador, solo, con el traje imperial y corona á la_cabeza. puerta hay uno de esos relojes que son una casa de dos pi-
A la derecha, habia reunidos en la pequeña ventana , los sos , una obra en tres tornos,', un poema en veinte cantos,
tres electores arzobispos de Maguncia , Treveris y Colonia. todo un mundo. En la parte superior, sobre un ancho
En las otras dos ventanas á la izquierda de la gran ventana frontón flamenco, se ^desenvuelve la esfera del día; en la
vacía, estaban en la del medio, Bohemia, Baviera , el Pa- inferior , en el fondo de una especie de caverna, en la que
latinado del Rhin, en la pequeña Sajonia, Brunswich y se mueve confundida en las tinieblas, una multitud de grue-
Brandeburgo. En la plaza, delante de la fachada del Roc- sos hilos que cualquiera tomaría por antenas de insectos
mer en medio de un gran cuadro vacío rodeado de guar- monstruosos, resplandece misteriosamente la esfera del año.
dias, habia un gran montón de avena, una urna llena de Las horas hacen su^curso arriba, las estaciones abajo. El sol
monedas de oro y plata, y una mesa con una aljofaina de en su gloria de rayos dorados, la luna blanca y negra, las
plata y un jarro sobredorado, y otra mesa con un buey en- estrellas en un fondo azul, operan evoluciones complica-
tero asado. En el instante en que aparecia el emperador, das, las que representan en la otra parte del reloj un siste-
daban al viento sus sonidos los timbales y trompetas y el ma de pequeños cuadros en que los estudiantes patinan, 6
archimariscal del sacro imperio, el archicanciller, el ar- se calientan los viejos, ó siegan los aldeanos , ó hacen ra-
chicopero, el architesorero, y el architrinchante, entraban milletes los pastores. Máximas y sentencias, un poco des-
formados en la plaza. En medio de las aclamaciones y de lustradas, relucen en el cielo á la claridad délas estrellas
las músicas, el archimariscal á caballo se metia en el mon- un poco desdoradas. Cada vez que la aguja llega á un nú-
tón de avena hasta la cincha de la silla y llenaba una^medida mero , se abren y cierran puertas en el frontón del reloj, y
de plata de aquel grano; el archicanciller tomaba la aljo- saliendo y volviendo á entrar unas figuras armadas de mar-
faina de la mesa; el archicopero llenaba de vino y agua el tillos, dan la hora en la campana ejecutando danzas pírri-
jarro sobredorado; el architesorero tomaba las monedas de cas, las mas estravagantes. Todo esto vive, palpita y bulle
la urna y las arrojaba al pueblo á puñados; el architrin- en la misma pared de la iglesia, semejando el ruido que
chante una porción del buey asado. En este momento apa- haría un cachalote encerrado en el grande to::el de Hei-
recía el gran refrendatario del imperio quien proclamaba delberg.
en alta voz al nuevo César y leia la fórmula del juramento. Esta colegiata posee una admirable crucifixión de Van-
Guando habia acabado, el senado en la sala y los ciudada- Dyck. Alberto Durero y Rubens tienen también en ella un
nos en la plaza respondían gravemente: Sí. Durante la cuadro cada uno, representando ambos el mismo asunto, en
prestación del juramento, el nuevo emperador, ya formi- apariencia, á saber: un Jesús en el regazo de la Virgen; pero
dable, se quitaba la corona y empuñaba la espada. De 1564 muy diferentes sin embargo, porque Rubens ha puesto so-
á 1794 aquella plaza hoy ignorada, aquella sala hoy de- bre las rodillas de la divina Madre un Jesús niño, Alberto
sierta, vieron nueve veces esta magestuosa ceremonia. Durero ha depositado un Cristo crucificado. No hay cosa que
Habiéndose hecho hereditarias las grandes dignidades del pueda igualar la gracia del primer cuadro, á no ser la an-
imperio en los mismos electores, eran desempeñados sus gustia del segundo. Cada uno de los dos pintores ha seguido
cargos por simples delegados. En la edad media, las monar- su genio; Rubens ha escogido la vida; Alberto Durero ha
quías secundarías tenían á insigne honor y á fina política el elegido la muerte. Hay otro precioso cuadro en que se ha-
ocupar los grandes oficios de los dos imperios que habían llan mezcladas la angustia y la gracia; esta pintura sobre
sustituido al romano; de modo que cada príncipe gravitaba cuero, es del siglo xvii y representa el interior del sepulcro
hacía el centro imperial cercano á él; dependiendo de esto de Santa Cecilia. El asunto supone los últimos instantes de
el que el rey de Bohemia fuese archicopero del imperio de la vida de la Santa. En medio, bajo una cripta sombría, está
Alemania, y el Dux de Venecia proto-espatario del imperio la Santa echada á lo largo boca abajo, con su ropaje de oro,
de Oriente. con el corte del hacha al cuello, llaga de color de rosa muy
Después de la proclamación en el Roeraer, venia la con- delicada semejante á una encantadora boca, que quisiera
sagración en la colegiata. La iglesia colegial de Francfort uno besar de rodillas. Parece que se vá á oír la voz de la
dedicada á San Bartolomé, se compone de una doble nave sSnta música salir y cantar por la boca de su herida. Debajo
cruzada del siglo xiv, por desgracia sin acabar. La iglesia y del féretro abierto, está escrito en letras de orólo siguiente:
la torre son de hermosa piedra arenisca roja, ennegrecida y En tibi sanclissimce virginis Cecilminsepukhro jacenlis, ima-
llena de moho por los años; solo el interior está pintorrea- ginem, prorsus eodem corporis süu expressam. En efecto, en
do. Todavía otra iglesia belga, paredes blancas; nada de el siglo XVI, un papa, León X, según creemos, hizo abrir
pintadas vidrieras; un rico adorno de esculpidos altares, el sepulcro de Santa Cecilia, y según dicen, esta admirable
tumbas pintadas, cuadros y bajo relieves. En las naves, se- pintura no es sino un exacto retrato del milagroso cadáver.
veros caballeros de mármol, obispos bigotudos del tiempo En el centro de la colegiata, á la entrada del coro, en el
de Gustavo Adolfo, que tienen cabezas de lansquenetes; ad- punto de intersección del transepto y la nave, era donde
mirables campanarios de piedra vaciados y labrados por desde MaximilianoH, se coronaba á los emperadores. Guár-
hadas, magníficas lámparas de bronce que recuerdan la de dase en un ángulo del transepto, recogido en un saco de pa-
Gerardo Dow, un Cristo en el sepulcro, pintado en el si- pel de estraza que le dá la formí de una coscorronera de ni-
glo siv, una Virgen en el lecho de muerte esculpida en ño, la inmensa corona imperial de madera dorada que se sus-
el XV. En el coro frescos curiosos, horribles con San Barto- pendía encima de su cabeza durante la ceremonia. También
lomé, encantadores eon la Magdalena; una tosca y ordina- el tapiz flordelizado de la consagración de Carlos X arrolla-
ria sillería construida en 1400; sillería y frescos regalados do y alado con bramante , yace olvidado en las bóvedas de
por el caballero Ingelheim, que se hizo pintar de rodillas la catedral de Reims. A la derecha misma de la puerta del
en un ángulo y que llevaba en el escudo, campo de oro con coro, precisamente al lado en que se coronaba el empera-
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dor, la sillería gótica hace gala de esa antítesis esculpida en Sobre la cabeza del espectador un hermoso sol, á sus pies
encina; San Bartolomé desollado, llevando la piel en su toda la ciudad, á la izquierda la plaza del Roemer, á la de-
brazo y mirando con desden á la izquierda al diablo subido recha la calle de los judíos colocada como una cinta negra
sobre una magnífica pirámide de mitras, de diademas, de entre las demás casas blancas; aquí y allí algunos techos der
cimeras, de tiaras, de cetros , de espadas y de coronas. Un iglesias no del todo destruidos, dos ó tres altos miradores
poco mas allá, podia el nuevo César ver bajo las tapicerías rodeados de torrecillas, cenias veletas coronadas con el
que sin duda le ocultaban, de pié en la sombra, pegado al águila de Francfort, y repetidas como por los ecos, en el
muro, como una aparición siniestra, el espectro de piedra fondo del horizonte por las tres ó cuatro torres-vigías, que
de aquel infortunado seudo-emperador Guntero de Schwarz- señalaban en otro tiempo los límites del pequeño estado li-
burgo, con la fatalidad y el odio pintados en sus ojos, con bre; detrás el Mein, alfombrado de plata rayada de oro por
su escudo en un brazo con león rampante , y en el otro el las estelas de los barcos; el viejo puente con los techos de
morrión imperial; fiero y terrible sepulcro que durante dos- Sachshausen y los muros rojizos de la antigua casa teutóni-
cientos años ha asistido á la entronización de los emperado- ca; al rededor de la ciudad una apiñada faja de árboles;
res, y cuya tristeza de granito ha sobrevivido á todas aque- mas allá de los árboles, una gran planicie rodeada de cam-
llas fiestas de cartón pintado y inadera dorada. pos cultivados, surcados por la locomotora y terminada por
Desde el remate de la torre del campanario ó sea la pla- las azules cimas del Tauno.
taforma del Pfartlium, se goza de un encantador espectáculo.

Madrid monmnental ''^


La casa del señor marqués de Casa-Irujo y la de Jacome-Trezzo.

Casa (leí Sr. Marques de Casa-Irujo, calle de Alcalá en Madrid.

El primero de estos edificios aunque no exento de una y de elegancia poco común en las casas particulares, y re-
escrupulosa censura, reúne cierto carácter de grandiosidad cuerda exactamente los brillantes holelcs de ¡a nobleza pa-
(i) Véase el lomo aiilerior. risiense en el barrio do San-Germán de aquella capital.
3§ 6 1 M
El sitio de que pudo disponer el arquitecto comprendía consecuencia todas las piezas principales de las habitaciones
cerca de once mil pies superficiales en un polígono irregu- gozan de esta misma regularidad. Hay dos escaleras, una
lar de seis lados; y es de presumir que á no haber tenido principal que tiene su entrada por la calle de Alcalá y otra
que disponer el piso bajo y otras habitaciones de la casa por la del Barquillo; esta última tiene por objeto la comu-
para viviendas alquiiables, hubiera variado en esta parte el nicación á todas las cocinas de la.i habitaciones y á las buhar-
plan de su obra. dillas ; y la primera está ejecutada al aire, con curva en los
La decoración de la fachada principal que mira á la calle encuentros de los tiros, de modo que sigue la barandilla sin
de Alcalá, consiste en un basamento dividido en sócalo de interrupción hasta el fin, concluyendo en un tragaluz.
tres hiladas de si- No nos detene-
llería lisa, cuerpo mos en mas d e -
bajo y entresuelo talles , pues no
almohadillados, y siendoesteun edi-
coronado por una ficio de primer ni
imposta. Tiene dos de segundo or-
resaltos en los es-
tremos , en cada
uno de ¡os cuales

H I den, solo hemos
podido conside-
rarle como una
hay una puerta , y casa en que el ar-
otra principal en el quitecto ha q u e -
centro que remata rido combinar los
en arco de medio intereses de su
punto, dá entrada dueño con el or-
á la escalera y p a - nato público, y
tio. La puerta déla bajo este concep-
derecha sirvede in- to es d i g n o de
greso á un café dis- apreciar su celo,
puesto con la con- así como el desin-
veniente distribu* terés del duefiode
cion, y la de la iz- la casa, tan poco
la casa de Jaco-Metrezzo.
quierda á una tien- común en estos
da que hace enridmia como todas las demás partes que tiempos. El profesor encargado de esta obra fué el acadé-
constituyen dichos dos resaltos. El cuerpo que se eleva des- mico demérito D. Lucio de Olavieta.
de la imposta y comprende toda la altura de la casa, está
La casa de Jaco-Metrezzo ó Jacobo Trezzo milanés, céle-
decorado con ocho pilastras resaltadas de orden jónico com-
bre escultor y fundidor de metales, situada en Madrid en la
puesto, distribuidas dos en forma de interpilastras en a m -
calle de su nombre, es digna de atención por el que fué su
bos resaltos, y cuatro en el lienzo intermedio y centro de
primer dueño y habitante, como por el arquitecto que la
la fachada, con su correspondiente cornisa con algunas mo-
fabricó. Fué este el célebre Herrera, y aquel el no menos
dificaciones en ella y proporciones en las pilastras. Com-
afamado grabador y escultor Jacome Trezzo, que trajo con-
prende esta decoración tres pisos; el principal tiene en los
sigo de Italia Felipe H , y estuvo empleado en varias obras
estremos y el medio balcones bolados, sobre respisas, y los
notables; no siendo la menos digna que salió de sus manos,
cuatro restantes también bolados; pero sobre el de la im-
el magnífico tabernáculo del altar mayor del suntuoso m o -
posta, los de los cuerpos segundo y tercero son balconcillos
nasterio del Escorial. Jacome Trezzo era grande amigo y
antepechados. En la fachada que mira á la calle del Bar-
admirador de Herrera , y en prueba de ello grabó un mag-
quillo hay otros dos resaltos en sus estremos, y tiene sie-
nífico medallón bajo relieve, en que por un lado tenia escul-
te huecos en línea como la principal, pero sin decoración
pida la fachada principal del Escorial, y por otro el retrato
de pilastras. En el piso bajo hay tres cocheras, y la del me-
del mismo Herrera, á quien lo regaló. Herrera, en cambio
dio se comunica por el patio y portal á la calle de Alcalá ,
de este obsequio, le delineó é hizo la casa de que hacemos
una puerta en cada resalto y dos rejas; los demás cuerpos
mención, que se fabricó con toda holgara y decoro (1). La
en todas sus partes siguen el mismo sistema que la fachada
casa de Jacome Trezzo no ha sido tan resnetada como el nom-
principal.
bre de la calle, pues ha sufrido diversas alteraciones. No
Es de notarel ángulo que hace á las dos calles, el cual en obstante conserva todavía en su sencillez el buen gusto y
la concurrencia de ambas era agudo, desagradable por cier- severidad de su primer autor, conforme es de ver en el gra-
to, pero una corrección ingeniosa le ha convertido en r e c - bado que acompaña este artículo. También en su interior
t o , lo cual constituye una agradable armonía en el con- queda algo de la mano de Heriera á pesar de los notables
junto. cambios que habrásufrido en el trascurso de los tiempos y
En la distribución interior hay también algo fuera de ru- según los diferentes caprichos ó necesidades de sus dueños
tina; siendo una figura irregular su perímetro , es de o b - ó inquilinos.
servar que la entrada principal, patio, caja de escalera y
las piezas principales del café están á escuadra, refiriéndose
(I) La casa que antes habltú Trezzo, era baja y ociipalja el sitio de la que
esta siempre á la dirección de la fachada principal, y por [ürma ambas esquinas do las calles do las Tres Cruces y de la Salud.
>l 62 K

La Mesíada.
|Jor ñ\oTp$tock.

XVII.

Impulsado por la necesidad de dar libre curso á sus du- Jesús está de pié en medio de la sala; todos los ojos pue-
das , su alejó Tomás Pydimo de sus tiernos amigos; pero den fijarse en él complacidos. Tomás es el primero en ar-
como no tardase en sentir la necesidad de volverles á ver, rojarse á sus pies: parécete que después de una cruel y lenta
se dirigió nuevamente á la habitación de Juan. Al llegar agonía, logra al fin su alma sobrenadar en el océano de la
junto á su puerta, paróse, se apoyó en el tronco de una luz eterna. El Cristo sonríe á la piadosa asamblea, y dice:
palmera, é hirió de repente su oido la voz de los fieles que «Sea la paz con vosotros.... Y tú, Dydimo, acércate: hé
cantaban este himno á la gloria del Salvador : aquí mis pies; hé aquí mis manos; busca en ellos los agu-
« ¡El Cristo ha resucitado! Sus hijos no dormirán ya para jeros abiertos por los clavos.... Hé aquí mi costado ; toca la
siempre en el seno de la tierra en que les sepultó la des- llaga que le desgarra, y cesa de dudar, porque la salvación
apiadada mano de la destrucción. Resonará en lo infinito la está en la fé. »
voz que bendice, y huirá ante aquella voz el último soplo « ¡ Mi Señor, mi Dios 1» murmura Tomás.
del anatema. Cuando los muertos se habrán despertado á la Y Jesús repone:
vida eterna; cuando se habrán cerrado para siempre las «Al fin crees porque has visto.... ¡Bienaventurados los
tumbas en que se descompone la cubierta de polvo que se que creerán á ciegas I... »
ha de convertir un dia en digna compañera del alma inmor- El Cristo habia desaparecido, y Tomás continuaba pos-
tal, los arcángeles se regocijarán y la creación entera res- trado aun adorándole en alta voz. De repente se levanla y
plandecerá con nuevo brillo. Aura de la mañana, tráenos suplica á sus amigos le perdonen su obstinada incredulidad,
en tus nacaradas alas el polvo de los muertos; irisa balsá- y aquel perdón que de antemano le habia sido ya acorda-
mica de la tarde, haz llegar hasta nosotros el polvo de la do , aumenta su piadoso ardor, y solo suspira ya por la glo-
especie humana; ruge tempestad nocturna, y reúne los res- ria del martirio. El mismo deseo anima á todos los demás
tos de todo cuanto existió, porque el Cristo ha resucitado. fieles; en su santa exaltación , entonan este cántico que di-
¡Sus hijos no dormirán ya para siempre en el seno de la rigen á los futuros cristianos, por presentir sus altos des-
tierra en que les sepultó la desapiadada mano de la destruc- tinos.
ción 1 ¡Esperanza arrobadora que has de verte realizada el « Salud, amigos del Cristo, vosotros á quien el porvenir
dia aquel en que despertemos á la vida de los ángeles! lleva aun en su materno seno. Benditos seáis con todas las
Aura de la mañana, llévanos cuanto antes á esa vida celes- bendiciones de su misericordia, vosotros que seguiréis el ca-
te ; soplo ardiente del mediodía, empuja á los muertos del mino de prueba sin haber visto á vuestro Salvador, y cree-
Señor hacia las encantadas playas del paraíso nuevamente réis en él firmemente. Que vuestra santa comunión , con-
hallado. No nos prohibirá entrar en aquel nuevo Edén el sagrada á la muerte, sirva de ejemplo á los vivientes; que
ángel silencioso de la flamígera espada, porque hemos ce- ningún obstáculo os detenga; combatid, combatid sin des-
lebrado ya á la sombra del árbol de la vida, la alianza con el canso, en Él encontrareis la fuerza necesaria. Futuros her-
Hijo del Eterno; porque ha resucitado ya el que nos amó manos, acordaos siempre de que supimos triunfar nosotros
hasta morir por nosotros en la cruz del Gólgota. » del sarcasmo; y sin embargo, para vosotros también Él
Tomás se postró en el umbral de la puerta, ocultó su ros- abreviará el tiempo de prueba ; É l , que desde el principio
tro entre los pliegues de sü vestido, é inundaron su rostro del mundo, se ha inmolado por nosotros; Él, que hasta la
copiosas lágrimas; así corre la sangre del guerrero herido consumación de los tiempos, será con todos los que le ama-
que se siente morir en medio de los cantos de victoria de sus rán , con un amor santo y puro.-
compañeros de armas, nobles defensores de la verdadera Así cantan los fieles, elevándose sus voces á los cielos,
libertad. armoniosas y graves como los santos cánticos que los már-
Rendido de dolor, ni fuerzas tiene el infortunado Dydimo tires entonan junto al trono del Eterno.
para levantarse , hasta que el balsámico soplo de la noche Cuando sufrió la tierra la prueba universal del agua, los
le reanima; levantóse entonces y entró bruscamente en la espíritus que se negaron á reconocer el juicio de Dios, des-
estancia. Felices por volver á ver al amigo que tanto aman cendieron á los abismos sombríos, en que les tenia cautivos
y que compadecen tan sinceramente, se aproximaron los fie- la voluntad suprema. Pero desde el nacimiento del Cristo ,
les á comunicarles que Jesús se ha dignado aparecérseles. fueron los serafines á hablarles de un Salvador que debía
Tomás les escuchó con profundo arrobamiento; pero luego redimir todos los pecados del mundo, y Gabriel les dijo:
que cesaron de hablar, comentó sus relaciones, y se apo- « Almas de los primeros habitantes de la tierra, antes de
deró de él nuevamente la duda con su brazo de hierro. que subáis á los cielos, descenderá el Hijo del hombrea
« Para convencerme de que en efecto ha salido vivo de vuestra lúgubre morada. Guando al través del velo que os
su tumba, esclamó, no me bastaría el verle; preciso seria separa del resto de la creación, veréis estremecerse el valle
que tocase con mis propias manos sus heridas.» de Getsemaní, é inclinarse las copas de sus altas palmeras ,
Los fieles se estremecieron, el aleteo de los serafines se no tardará en aparecérseos el Redentor divino. »
confundió con el rumor de las palmeras que daban sombra Y aquellas palabras profélicas, lanzadas á legiones de es-
á la cabana, y brillaron lágrimas de gozo en los párpados píritus condenados al seno de la tierra, hicieron nacer en
de los inmortales, porque iba á manifestarse la misericor- ellos visiones de mil formas diversas. A veces el reflejo de un
dia del Redentor en toda la omnipotencia de su poder. dichoso porvenir les iluminaba con sus dudosos rayos, ele-
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vándoles hasta el cielo en alas de impetuosos deseos; pero pente interrumpido por gritos quejumbrosos y sordos ge-
siempre seguían á aquellas ascensiones violentas caidas. midos. El Cristo los oye, adivinando su pensamiento hasta
Cuantas veces nacia en ellos una esperanza poderosa y fuer- la plegaria muda de los espíritus tímidos que tiene alejados
te, otras tantas crecían en torno suyo el desaliento y la du- de Él la humildad. Fija entonces sus ojos en los serafines,
da, que les hacían descreer las predicciones de los ángeles. quienes comprendiendo su mirada, se confunden entre los
Con mas frecuencia aun les cegaba el orgullo hasta el punto muertos, y separan con una serial á los elegidos de los que
de hacerles ver que era el regreso á la fé una debilidad no han encontrado gracia.
vergonzosa; en medio de tan opuestas sensaciones, habia ¡Momento de dicha suprema y de terror inaudito! ¿cuál
siempre,el dolor de haber perdido para siempre su parte de será la musa que osará cantarte? Si podía un ángel llevár-
herencia al reino de la luz, cuyo recuerdo no llega á bor- mele ese salterio divino, si podía enseñarme á trasmitirle el
rarse nunca del todo en el alma de una criatura humana. acento de los inmortales, ¡ah! ¡entonces intentaría pintarla
De este modo pasaron aquellos espíritus desgraciados la lar- felicidad de las almas salvadas, y la desesperación de los es-
ga serie de siglos trascurridos desde el diluvio. Finalmente, píritus desheredados del reino de la luz!
cansados algunos de ellos de sufrir tan cruel y prolongada Terminada la misión de los serafines, se elevan en el es-
incertídumbre, llegaron á fuerza de sacrificios hasta los pe- pacio regiones de elegidos, encontrando en él numerosos
ñascos que indican la entrada á su mansión tenebrosa; como ángeles, que con una vara de oro en la mano y un cinto des-
les impidiese un poder irresistible salvar.aquel límite, diri- lumbrador como los rayos del arco iris, les aguardan para
gieron la vista hacia Getsemaní y no tardaron en volver al conducirles, al través de lo infinito, hasta el trono del Eter-
1 ado de sus compañeros de cautiverio, diciéndoles: no. No obstante los goces celestes que serán patrimonio de
«El valle sagrado se estremece, sus palmeras mas altas las almas salvadas, vénse obligados los ángeles, durante
se inclinan, y los muertos esclaman : Ha llegado la hora; y aquel largo viaje, á levantar sus varas de oro hacia los cie-
el eco de los abismos repite: ¡Ha llegado la hora! » los , para recordar á los cansados peregrinos la dicha ine-
A su voz, los espíritus mas impacientes han llenado la fable que les está reservada.
copa en el mar de fuego que atraviesa el abismo ; y guiados La última legión de los espíritus libres se lanza á los
por la llama vacilante de aquellas terribles lámparas, no aires, y vuelven las tinieblas á estender de nuevo sus velos
paran hasta hallar la salida de su morada, al paso que otros sombríos por toda la mansión de su destierro.
espíritus se lanzan tras ellos; pareciéndose al mar agitado Tres veces ha girado ya la tierra sobre su eje , y los infor-
por la tempestad y cuyas encrespadas olas al chocar y con- tunados, á quienes advirtió la señal inflexible de un ángel,
fundirse entre sí, forman montañas mas altas que los peñas- que no habia sonado aun para ellos la hora de la libertad ,
cos de la orilla. permanecen inmóviles en la orilla misma del mar de fuego.
Después de haber buscado en vano con la vista los pro- Vencen al fin de repente su muda desesperación, llenan sus
nósticos anunciados por los inmortales, se vuelven los cau- copas de llamas, y recorren las cavernas mas sombrías del
tivos hacia el mar de fuego para procurarse en él nuevas abismo , buscando á sus compañeros; pero como no les es
llamas que les guíen cuando se estremezca el valle de Get- dado hallarles, se levantan del fondo de aquellas cavernas
semaní, cuando se inclinen las copas de sus mas altas pal- sombrías los gritos desgarradores del hermano y del amigo
meras. condenados á un mas largo cautiverio, llamando en vano
Jesús se vuelve hacia Gabriel, y le dice: al hermano, al amigo, délos que el Juez misericordioso ha
« Vé delante de mí. » roto las cadenas.
Y envuelto Gabriel en el mas bello de los rayos de la luz Los herederos del sepulcro á veces esperimentan aquí
primitiva , se cierne en los aires, y se para frente á la en- abajo emociones santas y dulces que les hacen presentir las
trada de la mansión de los espíritus desterrados, que ven beatitudes de la eternidad; pero al mas leve soplo de la
al fin las señales tan ardientemente esperadas. Poseídos de brisa terrestre, quedan agostadas aquellas flores precoces
un santo terror, se ocultan en las mas profundas tinieblas que en otro tiempo embellecían el árbol de la vida en las
del abismo; pero el Salvador desciende también á él, lle- deliciosas playas del Edén.
vando la luz y la vida. Los negros peñascos y las hondas El joven Nefthoa acaba de ser sorprendido por un dulce
cimas despiden un resplandor sobrenatural, el agua cena- sueño en medio de una ferviente plegaría; así desciende el
gosa de los hirvientes manantiales, se purifica y refresca los rocío sobre la alfombra florida de los valles y los prados que
secos labios de los desgraciados que están hace tantos siglos el soplo primaveral reanima. Durante el sueño feliz que
detenidos en aquellos abismos sin fondo. Reanimados por mece al piadoso niño, una voz misteriosa le dice:
las primeras gotas de una agua dulce y pura, sacuden con « Dormitas sin haber dicho todavía á los fieles: se me ha
furor sus cadenas de diamante; el deseo de saber al fin el aparecido un habitante de los cielos; el Cristo me ha envia-
destino que les reserva el Juez impenetrable, hace aquella do uno de sus resucitados, que ha vuelto á la tumba del
reunión inmensa de muertos insensible á todo otro senti- Góigota, para reunirse con los inmortales que tanto aman
miento. Todos están aguardando en silencio; Gabriel hace á esta tierra sagrada, en la que encuentran siempre á algu-
resonar la trompeta temida en aquellas inmensas bóvedas, nos de sus amigos.»
y dice: Al despertar el amable niño solevanta; y así que empieza
« El Redentor os conoce á todos; al juzgaros, no será res- á romper el dia, sale por la puerta de Salem y se dirige al
plandeciente y terrible cual le veis ahora, sino tal como de- Góigota; apenas acaba de salir al campo, encuentra á varios
seasteis que fuese cuando implorabais su socorro.» discípulos de Jesús que vienen del sepulcro, y hacia los que
Terminadas estas palabras, los serafines que habían anun- se dirige con resolución diciéndoles:
ciado un Salvador á los espíritus desterrados, forman en « Si habéis dejado á otros fieles en el jardín de la resur-
derredor de su celestial Maestro un círculo luminoso, que rección , id á acompañarles bajo la sombra de las palme
contiene toda la ostensión del abismo, inundándole de luz. ras: reunid allí el mayor número posible de testigos: estoy
Los muertos sienten acercárseles el instante,supremo; y el encargado de daros á vosotros y á ellos un mensaje ce-
triste silencio íjue han guardado hasta entonces, es de re- leste. »
64 ^
Y sin aguardar su respuesta, se dirige hacia un grupo de las llagas del divino Resucitado, y su mano tocó su costado
niños que alegres y sin cuidados estaban jugando junto al herido por la lanza homicida. »
jardín de las olivas. Nefthoa les contempla por algún tiem- Y á medida que va aquel torrente de armonía siguiendo
po en silencio, fijando su pensamiento en nueve de ellos; su curso, los piadosos niños, reunidos en graciosos grupos,
ios cinco primeros fueron bendecidos con él por Jesús á celebran con sus danzas la universal victoria.
presencia del pueblo; él mismo escogió los cuatro últimos, Y el coro de Jos fieles repite;
inspirado por la gracia divina. Esta es la que guia también « También nosotros resucitaremos; también resucitarán
la voluntad de los ángeles cuando vienen á visitar en la tier- todos los muertos que se han dormido en el Señor desde el
ra á los futuros hermanos de su inmortalidad. origen de los tiempos hasta 'su último dia. »
Dóciles á la voz de Nefthoa, sus jóvenes compañeros le Y á medida que va aquel torrente de armonía siguiendo
siguen al sepulcro; sus miradas penetran con el valor de la su curso ,los piadosos niños, reunidos en graciosos grupos»
inocencia hasta el fondo de la bóveda sombría , fijándose danzan alegremente en torno de una tumba vacía, á laque
Juego en la enorme piedra que cerraba su abertura. De re- arrojan sus coronas, para mejor celebrar la universal vic-
pente se apodera de ellos una santa emoción; la lúgubre toria.
sombra de ios abetos que enlazan y confunden entre sí sus De repente Jos piadosos niños inclinan sus palmas, por
copas imponentes acaba de aterrarles, y van, por preser- descubrir celestes visiones, en la peña del Santo Sepulcro,
varse de ios rayos ardientes del sol, en busca de un abrigo y losfieJessuspenden sus cantos.
mas conforme á su edad bajo el riente verdor de los verge- Tres resucitados se presentan con todo el resplandor de
les que esmalta la primavera con sus flores balsámicas. Hay su inmortalidad ; sale Asenath suavemente del fondo de Jas
allí un grupo de fieles sentados en el césped , sembrado de plateadas nubes que se estienden sobre el Gólgota, y se en-
blancos y rosados pétalos que el aura matutinal desprendió vuelve en una luz deslumbradora. Del seno de aquella mis-
de sus ramas floridas. Varios de entra aquellos piadosos ma nube, levanta Débora la cabeza y las manos al cielo ,
amigos de Jesús, reconocen al niño que en otro tiempo su convirtiéndose á su vez en un foco de luz celestial. Gedidoth
maestro presentó al pueblo como un modelo de candor y se presenta á lo lejos, pareciéndose á la estrella solitaria
humildad, y que les está contemplando en respetuoso si- que brilla en el último confin del horizonte, en el que la bó.
lencio. Sin embargo, fácil es comprender en su actitud , veda celeste se confunde al parecer con la faz de la tierra ;
que no tardarán en brotar de sus labios palabras llenas de pero casi en el mismo instante se le vé ya al lado de Débo-
esperanza y de dicha; aliéntanle losfielespor medio de una ra, brillando como ella.
sonrisa benévola, y desde luego les refiere el modo con que Isaac llega rodeado de querubes, sobrepujándolesá todos
Benoni se le ha aparecido, y todo cuanto le ha dicho acerca en belleza; Raquel sacude Jos largos bucles de su cabellera
de la resurrección del Salvador. Su relato hace descender de oro, y sale también del seno de una blanca nube; sus
sobre los fieles felicidades mucho mas dulces que las que brazos sostienen al menor de sus hijos con una solicitud tan
han gozado hasta entonces; por fin su santo arrobamiento tierna, que no hay madre que la desconozca. Josías, Abra-
se exhala en sonidos armoniosos, y cantan á coro: han, Job, Juan el Precursor, Seth y Abel van á reunirse á
« Ya no arroja sangre el pié mordido por la serpiente su vez con aquellos resucitados; Gabriel conduce al primer
aplastada. » hombre, y numerosos rayos surcan las nubes. Los fieles se
Y á medida que va aquel torrente de armonía siguiendo postran; paréceles que los valles y montañas retiemblan y
su curso, los piadosos niños, reunidos en graciosos grupos, vacilan ; luego se presenta Eva á su vista; envuelta en pla-
celebran también con sus danzas Ja universal victoria. teados rayos conduce Ja madre de la especie humana al
El coro de los fieles repone: través del azul del cielo al joven y gracioso Benoni. Tran-
« Pasó ya la tempestad; un arco de color celestial aparece quilizados por la benévola sonrisa de Eva, elevan Jos fieJes
en las nubes; Ja aJianza es eterna: sí, eterna es Ja alianza nuevamente su vista hacia Jos resucitados. Nefthoa , rápido
de la resurrección.» como el pensamiento , se adelanta hacia Benoni, Je saluda
Y á medida que va aquel torrente dg armonía siguiendo inclinando la palma que tiene en la mano, y le dice:
su curso, los piadosos niños, reunidos en graciosos grupos, « ¡Oh tú que te dignaste aparecérteme; te conozco; sé mi
celebran también con sus danzas Ja universal victoria, mien- protector cerca de los celestes amigos que brillan en tu der-
tras sus madres les coronan con el tierno follago de los ar- redor! ¡ Oh vosotros todos, mensajeros del cielo, que ha-
bustos en flor. béis sufrido también el peso de la vida y salido victoriosos
El coro de JosfieJesrepone: de sus rudas pruebas, permitid al niño, que el Cristo bendijo,
«El cordero inmolado acaba de enjugar Jas Jágrimas de acercarse á esa peña sagrada para que os pueda contemplar
todos los pecadores que su sangre ha redimido; la muerte mejor. »
no es mas que un dulce sueño. » Eva sonríe al oir su deseo, y dice al primer hombre :
Y á medida que va aquel torrente de armonía siguiendo «Pronto, sí, pronto madurará la muerte ese fruto precoz. >
su curso, los piadosos niños, reunidos en graciosos grupos, Guiado por Eva, Nefthoa se acerca á Benoni; pero ape-
se dirigen hacia el Gólgota, y les presentan sus madres tier- nas ha pasado el círculo de los inmortales, hace el terror
nos ramos de palmas floridas. estremecer la médula de sus huesos. Débora le envuelve en
Y el coro de los fieles repite: una lijera nube, le estrecha en sus brazos y le dice en voz
« El resucitado esclamó de Jo alto de su cruz di vina: ¡ Mag- baja:
dalena! y arrobada Magdalena enlazaba sus rodillas, sin «Ya que has oído cantará los fieles, repítenos su himno.»
poder pronunciar mas que esta palabra: ¡Babhoni! » Y las arpas de Jos resucitados empiezan á producir acor-
Y á medida que va aquel torrente de armonía siguiendo des meJodiosos.
su curso, los piadosos niños, reunidos en grupos graciosos, Canta e! niño sostenido por aquella vivificante armonía :
celebran con sus danzas la universal victoria. « ün arco de color celeste aparece en Jas nubes; Ja alianza
Y el coro de los fieles repite: es eterna; eterna es la aJianza de la resurrección. »
«Tomás esclamó: ¡Mi Señor y mi Dios I y sus ojos vieron Y á medida que resuena aquel canto , sostenido por las
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arpas vivificadoras, el piadoso niño agita la palma que tie- tado á algunos de sus amigos y á varios peregrinos á hacer
ne en la mano, la inclina hacia la tumba de! Salvador, y una frugal comida en su cabana.
añade : Mientras que prepara Marta lo necesario, se procura Lá-
« El cordero inmaculado acaba de enjugar las lágrimas de zaro algunos capazos de húmeda tierra en el arroyo, la cuaf
todos los pecadores que su sangre ha redimido; la muerte estiende luego para sembrar en ella hermosas flores, y pone
no es mas que un dulce sueño. • ramas de arbustos y varias plantas trepador;is en todos lo&
Asnath suaviza el resplandor de sus rayos, y dice : puntos por donde penetra el sol.
« ¿Por qué tardanios tanto en darle la corona del se- Al ocuparse en adornar de este modo el salón de verdor
pulcro? » en que debia recibir á sus amigos, pasó Lázaro varias veces
La hermana de Lázaro llega y pone la corona sagrada junto al sepulcro de su hermano sin derramar sus ojos ni
en la cabeza de Nefthoa, que continua de este modo su una sola lágrima. Su corazón le decía que no tardaría en
canto: reunírsele, y por esto cogia con rostro sereno las llores que
«El Resucitado esclamó con su acento divino : [Magda- crecían junto á su tumba para adornar con ellas e! salón en
lena! Y arrobada Magdalena abrazaba sus rodillas sin poder que iba á celebrarse el modesto festín .
pronunciar mas que esta palabra: ¡Rabboni! t> \]n grupo de resucitados con sus arpas, salterios y toda
Y á medida que resuena aquel canto, sostenido por las clase de instrumentos, acababa de reunirse á la sombra de
arpas vivificadoras, derraman los ojos del niño lágrimas de una palmera que habia en la margen del arroyo. Por mas
gozo, y continúa de este modo su canto : que no se agitasen aun las cuerdas de los instrumentos, el
« Tomás esclamó : ] Mi Señor, mi Dios! Y sus ojos vieron pensamiento de los inmortales se gozaba ya en el encanto
las llagas del divino Resucitado, y tocó su mano el costado de los himnos solemnes que del pié de la palmera irían á
abierto por la lanza homicida. » perderse en el salón del festín, al aparecer la estrella de la
Y á medida que resuena aquel canto , sostenido por las noche y la luna, envuelta en su plateado manto.
arpas vivificadoras, se apodera de los fieles un santo arro- Llegan los amigos de Lázaro unos en pos de otros, colo-
bamiento ; atraviesan la peña sagrada , pasan el círculo de cándose bajo la bóveda de verdor, debida á la solicitud del
los inmortales y cantan á coro : dueño de la cabana; las piadosas conversaciones de los con-
« También nosotros resucitaremos ; también resucitarán vidados y el canto de las aves ocultas, en la enramada , aca-
todos los muertos que se han dormido en el Señor desde el ban de dar realce á la fiesta. En breve rei.ia entre todos los
origen de! tiempo hasta su último dia. » convidados una alegría tierna y dulce como el murmullo
Y á medida que sus voces se elevan á los cielos, vibran del arroyo que corre en medio del desierto; sucediendo á
con fuerza las arpas produciendo acordes sublimes, que las emociones violentas que han esperimentado los fieles
acompañan los cantos de los arcángeles al pié de! trono del desde la muerte del Mesías. Para aquellos hijos de la nueva
Eterno. Los resucitados y los cristianos sometidos aun al alianza, no es la vida mas que una plácida tarde de otoño,
imperio de la m\ierte, no forman sino un solo coro ; y unien- y la muerte solo un sueño c^rto y lijero; ninguna duda
do sus voces y sus pensamientos, cantan de este modo al contrista su alma, porque todos sus deseos se fijan en él mas
Salvador del mundo : allá del sepulcro.
« ¡Honor y gloria al león de Judá, al cordero de Sion i Derrama ya la luna su luz plateada por el azul del cielo;
¡ Honor y gloria á la mas rica de todas las espigas ! En el en- la estrella de la tarde centellea al través de aquel velo diá-
sangrentado suelo de la cumbre del Góigota, se encorbó un fano, y los huéspedes de Lázaro se dispersan alegremente
instante; pero no tardó en rehacerse; naciones enteras se por el jardín.
cobijarán á su sombra, en la que gozarán la dulce calma de Un peregrino de Samos, que se había anunciado bajo el
la eternidad. Cuando el vencedor de la muerte ha salido nombre de Dimnot, continúa la grave conversación que
triunfante de su tumba , ha empuñado el querube la trom- empeñara con un noble habitante de Jerusalen ; sintiéndose
peta temida , y todos cuantos han despertado a su sonido , arrastrados ambos interlocutores por esa amistad sincera y
han guardado un respetuoso silencio. » pura que solo las grandes almas pueden comprender.
La voz de los resucitados se pierde en los cielos , su res- «¡Ahí dice el peregrino de Samos á su nuevo amigo, cesa
plandor palidece, confúndense insensiblemente con las de temer que la muerte nos anonade; para que pueda ger-
nubes , desapareciendo al fin n la vista de los fieles. minar la rica espiga que será el contento del labrador, ¿no
La liabitaciotí de Lázaro se oculta eti uno de los mas rien- es preci.so (¡ue descanse antes en la tierra ? Antes de estallar
tes jardines de líetania; un límpido arroyo le atraviesay ba- la tempestad que pruebe la gloria del Eterno, ¿no es pre-
ña el pié de la tumba de .María. Del fondo de aquella misma ciso que se oscurezca la nube? ¿Querrías que nuestra alma
tumba se liabia levantado Lízaro poco antes á la voz de Je- tan noble y grande, fuese siempre cautiva en su miserable
sús; pero la cubierta mortal de su hermano , continúa aun cubierta de polvo ? »
durmiendo en ella su sueño profundo. No obstante, sus Al pronunciar estas palabras, abandona el resucitado su
amigos han dejado de llorarlo, porque saben que el Cristo forma de peregrino, queda envuelto en una luz celestial y
lia resucitado y que la piadosa joven ha ido á reunírsele. acaba de desvanecer en su amigo la duda que le hacia te-
Marta va cada tnañana á esparcir sobre su sepulcro nuevas mer que después de la muerte solo existiese el caos.
flores que ha cogido en la margen del arroyo; fiel en cum- ün peregrino del rio de los siete brazos, que se habia
plir aquella obra piadosa, permanece aun de rodillas sobre anunciado bajo el nombre de Kerditb, sigue la grave con-
el sepulcro , haciendo votos para alcanzar el sueño que hace versación que entablara con un noble habitante de Jerusa-
insensible el suave perfume de las flores y el dulce murmu- len; sintiendo uno por otro esa amistad sincera y pura que
llo del arroyo, pero que conduce á las regiones desconoci- solólas bellas almas pueden comprender.
das que habita el alma de su corazón. « ¡Ah! dice el peregrino del rio de los siete brazos a su
El ardor de los rayos del sol anuncia ya á Marta que es nuevo amigo; hombre afortunado, es imposible conozcas
hora de empezar su trabajo; por lo que se aleja á paso len- toda la estension de tu dicha; crees aun que hay acá en la
to; luego encuentra á su hermano , que le dice haber invi- tierra mil dolores por cada goce efímero. Este triste pensa-
TüMO 111. 9
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miento oprime tu alma, pero en breve pe verá libre de él aun, vete á repetirle todo cuanto acabo de enseñarte; de
para siempre. Hombre afortunado, estás muy lejos de co- este modo podrá el venerable anciano antes de abandonar
nocer toda la estension de tu dicha; una voz solemne que para siempre á la tierra , ver regar tus megillas lágrimas de
ya en esta vida se eleva sobre los sepulcros, no tardará en gozo y bendecirte. »
hablarte; en breve oirás, amigo mió, el llamamiento de De pié en la cumbre del monte Thabor, continúa el Sal-
la muerte.... Cantos celestes te mostrarán las imágenes de vador pesando las acciones de los mortales en su balanza
la destrucción, y se desenvolverá en tu alma el presenti- temida, y sonríe benévolamente al ver las escenas de dicha
miento de la resurrección de los huesos convertidos en pol- que se realizan en el jardín de Lázaro.
vo.... ¡ Uesurreccion ! pensamiento sublime, que llegarás á En medio de sus mas íntimos amigos, está Lázaro espli-
comprenderen toda su estension; para mí es ya una reali- cando las lecciones que les dio el Mesías, y que del)erán ser
dad , merced á Aquel que nos ha creado á todos. » mas tarde para toda la especie humana un manantial sa-
Dice, y queda su persona envuelta en un foco brillante grado, en el que beberá una nueva vida.
de luz primitiva; tiémblatile al fiel las rodillas, y cae sobre « Sí, contii;úa Lázaro, solo después de habernos desper-
las flores (jue cubren el césped. Encuéntranle en él sus ami- tado en el sepulcro, sabremos porque no se ha realizado
gos tendido y sin movimiento; merced empero á sus tiernos antes el brillante porvenir que nos está reservado; solo e n -
cuidados, recobra el sentido, y puede referirles la aparición tonces sabremos también porque nuestro 'Salvador divino
celeste que acaba de hacer brillar un nuevo dia en su vida descendió hasta la humilde condición del hijo de la tierra.
futura. Nunca nos será permitido sondear aquí abajo ese misterio
Sentado en una piedra cubierta de musgo, con la frente de los cielos; hablemos por lo tanto de él con reserva y t e -
apoyada en la mano y lija en el suelo su vista sombría, deja mor, por ser el único modo con que deben los simples mor-
Sebida errar su pensamiento por las altas regiones. tales ocuparse de las cosas divinas.... Cuando un hombre
« ¿He renunciado en vano sondear los secretos de lo por- generoso y bueno se vé rechazado, desconocido por sus
venir? se dice, ¿podré creer que una parte de los peregri- hermanos á quienes ama con amor sincero, desgarran nues-
nos que acaban de comer conmigo en la misma mesa, eran tro corazón sus ardientes lágrimas. Y sin embargo, ¿quién
resucitados, y que se han aparecido á nuestros amigos? es ese simple mortal, menos malo que los demás mortales ,
¡Muertos (]ue pretendéis vivir, presentaosá mi vista, acos- ante el Cristo , ante el Mediador divino?... Pero no inten-
tumbradme á distinguir la ilusión de la realidad! ¿No acu- temos sondear el misterio de los cielos, ni comparar al Hijo
dís á mi llamamiento?» del Eterno, porque ante ese arquetipo celeste, desaparece
Un peregrino de la isla de Tenedos se presenta de repen- cualquiera otra imagen. El Cristo ha sido rechazado, des-
te ante el joven escéptico, y habla con él acerca de los e r - conocido por los hombres que amaba con amor sincero, y
rores á que los mortales se dejan arrastrar, ya por su cre- ha sufrido y derramado ardientes lágrimas.... ¿Qué lagri-
dulidad, ya por sus amargas dudas. mas fueron nunca tan dignas de respeto y piedad? ¿Qué
« El sabio, dice el peregrino, no medita sino sobre las sufrimientos pueden ser comparados con los suyos? Dotado
cosas que sus facultades le permiten comprender en toda su de toda ia plenitud de sentimientos que solo un Dios puede
estension; si algunas veces se vé obligado á examinar cues- poseer, ¿cuánto no debió sufrir, cuando en medio de las
tiones mas profundas, anímale siempre el sincero deseo de sangrientas burlas del infierno se le puso la púrpura y se le
ilustrarse, sin dejarse nunca llevar del funesto orgullo que coronó de espinas; cuando se le arrastró al suplicio con-
hace á los hijos de la tierra rechazar como imposible todo fundido con viles criminales; cuando por apagar su sed, se
lo que sus limitados conocimientos y su débil razón no pue- le (lió á beber hiél y vinagre; y finalmente, cuando sufrió
den esplicar. » en la cruz la mas lenta y terrible de las agonías?
Dice, y desaparece. Sebida le mira con espanto, y es- Dominado por la emoción y la tristeza, cesa Lázaro de
clama : hablar, se aleja á paso lento y vá á sentarse en el sepulcro
«¡Ha desaparecido!... Era una aparición sin resplandor de su hermana.
sobrenatural.... ¿Quién me la envía?¿Ha venido ese habi- « Aquí, se dice, apoyando su mano en la losa funeraria,
tante del cielo de voluntad propia , ó por saber tenia yo ne- aquí madura el germen de la resurrección.... ¡Pobre her-
cesidad de un rayo de lo alto que me iluminase?... No, era un mana mia I ¡En tu momento supremo, solo pude hablarte
mensajero de Dios, lo conozco, porque me ha sacado del de Jesús muerto.... muerto en la cruz!... Ahora tú estás á
mar de dudas en que iba á sumergirme.... Heme aquí ya su lado.... sí, junto á Él debes estar, á no engañarme la
sano y salvo en la orilla, oyendo con delicia el mugido de voz secreta de mi corazón— »
las olas que no podrán ya alcanzarme. » El alma de María Magdalena, que se cierne sobre su
Apenas acababa de pronunciar estas palabras, descubre tumba, gime dulcemente, por no serle permitido mostrarse
nuevamente a lo lejos al peregrino que habla estado con él á su hermano ; si bien confía en que Jesús hará por él lo que
poco antes, que en medio de un círculo de luz celestial, se acaba de hacer por Cidlia y por Semida, aquellos dos jóve-
adelanta con pausa, hace seña al joven escéptico de que se nes resucitados que , como tales , pudieron vivos elevarse á
le acerque, se para debajo de la palmera en que los resu- los cielos. Lázaro continúa entregándose á tristes refle-
citados , invisibles á todos los ojos, se reiinen después de la xiones :
aparición délos fieles. Sebida obedece sin titubear, por ha- « ¡ Cüán grande hubiera sido tu dicha, oh María, si h u -
ber roto ya para siempre las cadenas de la duda. No obs- bieses estado junto á mí en este feliz dia; con cuánto arro-
tante, acaba de iluminarle el inmortal, descubriéndole una bamiento habrías procurado descubrir en las facciones de
parte de los secretos de la Providencia, que le hacen com- mi huésped, si pertenecían aun á la tierra, ó si eran ya
prender las beatitudes del cielo. Sebida le escucha admi- mensajeros del cielo! »
rado. Hé aquí lo que el pensamiento de María contesta al pen-
« Oh t ú , esclama al fin; tú que sales de tu tumba y com- samiento de Lázaro:
prendes los misterios déla eternidad, ¿quién eres?» « Si pudiera aparecérteme, amado hermano mió, te nom-
« Soy José, contesta el resucitado. Ya que tu padre vive brarla á todos los inmortales que han venido á sentarse á
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tu mesa.... Pero ¡ahí tú no puedes oirme, así como tampo- separes ya de m í , Dios de amor y de misericordia, y díg-
co me oyen mi tumba y el arroyo que la besa.... No im- nate guiar siempre mis pasos. »
porta, quiero olvidar la distancia que nos separa: quiero Apenas acaba Éneo de dirigir al cielo aquellas palabras ,
creer que puedes comprenderme; escúchame: aquel h e r - se le presenta Elihu con todo su resplandor celeste, t r a -
moso anciano cuya cabellera era blanca como la flor del ar- zándole el camino que se ha propuesto seguir.
busto que crece junto á mi tumba, aquel hermoso anciano La visión desaparece, y sin embargo los ojos del piadoso
que vés sentado allí abajo á la sombra de la palmera, es Hu- Éneo continúan fijos en el punto en que la ha visto, oyen-
sa ; el joven que sigue lentamente el curso del arroyo, es do aun su alma las revelaciones que acaban de hacér-
J e t h r o , el pastor de Madian. Mira á la tierna Megiddo, hija sele.
de Jefté, con que candor angélico se envuelve en su velo Bethoron amaba á Jesús, aunque no lo bastante para
trasparente.... » decidirse á seguirle; se habia negado á ser su discípulo,
Y mientras se lijan los ojos de María en ios resucitados pero no tardó en arrepentirse de ello. Estaba poseído de
del Cristo, su pensamiento se pierde en un éxtasis infinito; una profunda tristeza, por no atreverse á esperar que el
vé á Korah apoyando en un olivo su arpa celeste que J e - divino Resucitado, compadecido de sus remordimientos, le
dithun corona de inmortales (lores. Un poco mas lejos, e n - enviase uno desús mensajeros; así que, en vano Lázaro in-
laza Raquel el magestuoso tronco de un olmo con vistosas tentaba consolarle , pues huia de todos sus amigos, y se
guirnaldas de yedra que va prolongando Jemina hasta lo paseaba solo por uno de los mas sombríos bosquecillos del
infinito. Mas lejos aun, el pastor Za I mona, que murió de jardín. Se le presenta Elihu bajo la forma de un peregrino,
placer al oir el canto de los ángeles que celebraban el n a - suplicándole le refiriese las maravillosas acciones de Jesús ,
cimiento del hijo de María, se adelanta al lado de un a n - durante su permanencia en la tierra; y Bethoron accedien-
ciano , el mas célebre pastor de Belén, al lado del noble do á su súplica, le cuenta con exaltación todos los milagros
hijo de Isaías. Ambos se apoyan en ramas de sauce, y su- de que ha sido testigo. El resucitado le interrumpe escla-
plican á cuantos resucitados encuentran, les hablen del ar- mando :
robamiento de los fieles á que se han dignado aparecerse. «¡Qué felices sois los que le habéis visto por vuestros
El pensamiento de María se dirige nuevamente á s,i h e r - propios ojos y podido oir sus palabras! »
mano, y le dice: Y sin escuchar la voz del joven que le llama con viva
«¿Conoces á Elifás? ¿Le ves dirigirse hacia Heman? ansiedad , el peregrino se aleja y desaparece á su vista. Con-
¡Cómo chispean sus ojos de gozo!... Hernán se adelanta vencido de q u ^ é s el que acaba de presentársele un mensa-
hacia mi tumba, y ahora se sienta á tu lado.... ¡Ah! tú no jero del cielo que no quiere iluminarle, se entrega Betho-
puedes verle, por haberse despojado de las formas accesi- ron al dolor mas vehemente. En vano sigue el camino que
bles á las miradas de los mortales va á dirigirse á la cum- tomó aquel al desaparecer, no vé mas que el florido otero
bre del Thabor.... Quédate, querido Heman, y dígnate que cubre los restos de María, ni oye mas que el rumor del
mostrarte á mi hermano, á fin de que pueda ver yo las lá- arroyo que va á perderse en el espeso foilage del bosque.
grimas de gozo que tu presencia le hará derramar. » Otro de los peregrinos que estuvo con él durante la comida
Hernán le contesta : se le dirige á su vez, le habla con benevolencia y le dice
« Antes de que se eleve nuevamente á los cielos, el R e - que le considere desde aquel dia como el mejor, el mas sin-
dentor se aparecerá á Lázaro, y será Lázaro trasfigurado. » cero de todos sus amigos. Cede entonces Bethoron á la n e -
«¡Oh dicha inaudita! mi hermano amado subirá con nos- cesidad de confiar los sufrimientos de su alma á un corazón
otros al reino de la luz; hoy mismo aumentará el cortejo de compasivo, y con voz ahogada por los suspiros, confiesa que
los hijos primogénitos de la creación, y cantará con ellos los se negó á seguir á Jesús, y los remordimientos con que ha
himnos celestes. » espiado aquella falta cuyo perdón le parece imposible. Su
En vano se alegra María al saber la trasfiguracion de Lá- nuevo amigo le prodiga tiernos consuelos que le llenan de
zaro, que no podrá ver ni oir. Pesa sobre él entretanto una gozo y de sorpresa.
vaga inquietud, hasta que, dominado por un sentimiento «Termina tu obra, esclama ; no puedo ya dudar que eres
indefinible, se levanta, abandónala tumba desu hermana, uno de los mensajeros celestes que el Salvador Cnvía á los
y va á reunirse con sus amigos. que han sido sus testigos en la tierra.... No apartes de mí
Éneo se ha retirado al punto mas solitario del jardín, tu mirada llena de amor y esperanza ; yaque me has dicho
donde piensa, con la frente apoyada en sus manos, en la ser mi amigo, como tal te suplico te sirvas presentárteme
dicha de los fieles que acaban de ver á los resucitados. con todo tu resplandor de inmortal.»
« (Irande debe ser en efecto su dicha , se decia; pero ¿no Jerodidoth, tal era el nuevo amigo del infeliz Bethoron ,
he tenido yo también mi parte en ella, cuando me han r e - le tiende los brazos, le estrecha contra su corazón , le inun-
ferido todo lo que han visto, todo lo que han oido?... ¿Cuál da de una luz celestial y Bethoron pierde el sentido.... Al
es el partido que debo tomar yo ahora?... ¿Puedo conti- volver en sí nada vé el joven en torno suyo; pero el r e -
nuar sirviendo aun á los conquistadores del mundo? ¿Debo cuerdo de la aparición que el Cristo se ha dignado enviar-
quemar por mas tiempo incienso en los altares de Júpiter l e , le colmará para siempre de dicha.
Tonante? ¿Debo mancharme de nuevo con la sangre de los Guiados por sus ángeles custodios, Cidlia y Semida han
oprimidos que no quieren presentar su cerviz al yugo de un salido de Hesperus para dirigirse á la tierra. Al llegar junto
inhumano vencedor? ¿Puedo pertenecer aun al cortejo de al sepulcro de María se paran un instante y se dirigen luego
un conquistador, y participar de los placeres sensuales que hacia los resucitados que se hablan reunido á la sombra de
Roma prodiga á los soldados que entran victoriosos en ella? la palmera , donde les invita uno de los inmortales á cantar
¿No he aprendido á considerar la vida bajo un aspecto dis- el himno con que celebran en los cielos su dicha y su amor.
tinto?... Goces tumultuosos, gloria sangrienta, adiós para Sonidos mucho mas misteriosos que el rumor del foilage
siempre; desde ahora me consagro al Dios de amor y de y mas dulces que el murmullo del arroyo, llegan de repen-
misericordia, á los deberes sagrados que impone y á las ver- te á los oidos de Lázaro y de sus huéspedes , que, en la im-
dades celestes que ha venido él mismo á ensenarnos. No te posibilidad de definir aquellas vagas melodías, las escu-
68 5C
chan atónitos, reprimen su aliento y se encargan niiítua- «No me le apareceré; su fé es inquebrantable, y nunca
mente el silencio por medio de signos espresivos. podrá la duda turbar su espíritu.... Mi vista podria enor-
Y uniendo su voz al sonido armonioso de los instrumen- gullecerle, y quizá le costaría goces eternos el instante di-
tos de los resucitados, canta Semida de esta manera : choso que yo podria procurarle. »
«Al fin se han cumplido esos oscuros sueños que desde De pié en la cumbre del monte Thabor, continúa pesando
que despertamos del sueño déla tumba,constituían nuestra el Mesías las acciones de los mortales en su balanza temi-
existencia. Bello es lo infinito, Gidlia mia; pero aun lo es da, sonriendo benévolamente al ver las escenas de dicha
mucho mas cuando juntos lo miden nuestros pensamientos.» que se verifican en el jardín de Lázaro.
A lo que contesta Gidlia : Berbeson, el único de los diez leprosos curados por Jesús
«Hermosa es la estrella de la noche, pero lo es mucho que vuelve á su lado para manifestarle su reconocimiento ,
mas cuando tú lo estás admirando á mi lado; todo lo embe- se pasea meditabundo por el borde del arroyo. Llegan á sus
llece tu mirada, el día que acaba de nacer y el sol que re- oídos, aunque confusos, celestes sonidos; acércase á la pal
corre el espacio,» mera, y á su sombra, descubre á los inmortales, como al
«Los astros, los mundos, toda la creación produce una través de u n \elo misterioso. Las vibraciones de sus arpas
dulce armonía; ella es la que produjo las beatitudes celes- iban á hacerle sucumbir, tal era el esceso de su arroba-
tes, ella la que ba confundido nuestras dos almas; sí. Cid- miento, cuando uno de los resucitados se adelanta hacia él,
lia, la armonía es el amor y la dicha.» le conduce entre una nube que le oculta á todas las mira-
«Hesperus conoció también el entusiasmo del amor, si das , y le dice que recoja algunas palmas. Berbeson obedece,
bien no llegó nunca á amar como nosotros nos amamos, presenta á cada inmortal una rama del árbol sagrado , en-
tierno Semida. » cargándole el mismo resucitado que acaba de obligarle á
«Hesperus, cuentas una larga serie de dichosos ^ias, pero formar parte de aquella reunión celeste , que guarde para
aun no te has visto libre de tu forma primitiva; para reci- sí una de las palmas que ha cogido. Alentado por aquel fa-
bir sus percepciones,solo tiene tu alma siete sentidos, mien- vor inesperado, resuelve Berbeson hacer algunas preguntas
tras que la nuestra puede beber en todas las fuentes de la á los mensajeros del Cristo , quienes le dicen haberles he-
creación y estenderse sobre lo infinito. ¿Puedes tú desde la cho el Redentor divino salir de sus tumbas para ser testigos
misma distancia que nosotros, ver la flor que se agosta en de su resurrección; que permanecerán en la tierra todo el
el valle de los sepulcros, ni oir el curso del arroyo que hu- tiempo que en ella esté el Mesías, para acompañarle luego
medece la raiz de sus árboles?» al cielo.
« Cuando solo veia aun por mis ojos mortales, lloraba por « Perdonadme, dice Berbeson, si me atrevo á importu-
mí, por el arroyo que secan los ardores del estío, por la naros aun con nuevas preguntas, pero decidme sí estoy con-
flor que se marchita en el suelo.... pero cuando mi Semida, donado aun á vivir por mucho tiempo. »
salvando conmigo los límites del tiempo, me recibió en sus « Lo ignoramos , » contestan los inmortales.
brazos » Berbeson entonces les dice;
Espira este canto de amor y de dicha en los labios de Cid- «¿Qué es lo que habéis esperimentado al despertar del
lia , por ver á su madre rendida de dolor junto á la palme- sueño de la muerte?»
ra sagrada ; preséntasele Cidlia para consolarla con todo el « Lo que esperimentó Adán cuando su Criador le llamó á
resplandor de su celestial belleza. El placer harto vivo que la existencia. También sonará para tí la trompeta que des-
siente la simple mortal, rompe para siempre los lazos que pierta para la vida eterna. »
aun la unian á la vida de dolor y de lágrimas : su alma aban- Nada mas vé ni oye Berbeson; el foUage de la palmera
dona la tierra y se levanta hacia el trono del Eterno, soste- permanece inmóvil, no se oye ni el dulce rumor del mas
nida por Cidlia y por Semida. leve céfiro; pero todos los goces del cíelo han descendido al
Un noble peregrino está hablando con Semno sobre las corazón del mortal, que por segunda vez ha sido objeto de
apariciones que tanto han consolado á los fieles, siendo es- la misericordia divina.
cuchado por aquel mortal con el interés mas vivo. Véase como los amigos de Lázaro , que se habían reunido
«¡ Ah! dice al fin, cuan feliz seria, si se dignase aparecér- para procurarse con sus dulces conversaciones un consuelo
seme un habitante del cielo; si bien no necesito para creer pasajero , sintieron descender sobre ellos todas las bendicio-
en la resurrección del Cristo que venga á anunciármelo uno nes del cielo; sucediéndoles lo que al moribundo que cree
de sus mensajeros. » hallar en su tumba un descanso frío, al ver brillar ante él la
El peregrino se aleja lentamente, diciendo para sí: inmensidad de los cielos y una eternidad de dicha.

Estudios crítico-literarios
SOBRE LOS POEMAS DE OSIAN.

por iUac-pi)cison.
V.
Además de los personajes humanos, se introducen mu- ticos. Debe admitirse que lo maravilloso tiene siempre mu-
chas veces en la poesía épica agentes divinos ó sobrenatu- cho encanto para el común de los lectores. Complace á la
rales que forman lo que se llama la maquinaría de ella, y imaginación y dá lugar á las descripciones sorprendentes y
cuya parte tiene por esencial el mayor número de los crí- sublimes. No debe pues maravillarnos, que todos los poetas
69 iC
tengan hacia ella tan fuerte propensión; pero al mismo que reposa, y alzan su débil voz. » Todo esto nos presenta
tiempo debemos observar que nada hay mas difícil que el una serie de ideas acerca de los espíritus, muy parecidas á
ajustar debidamente lo maravilloso con lo posible. Si un poe- las que hallamos en el libro xi de la Odisea, cuando Ulises
ta sacrifica la probabilidad y llena su obra con escenas so- visita las regiones de los muertos, y en el libro xxiii de la
brenaturales y estravagantes, esparce sobre ella una apa- Iliada , cuando el espíritu de Patroclo, después de haberse
riencia de romance y de ficción infantil, trasporta á sus presentado á Aquiles, desaparece exactamente como uno
lectores desde este mundo á una región fantástica , y pierde de los de Osian, dando un grito agudo y débil, y desvane-
aquel peso y dignidad que deben prevalecer en la poesía ciéndose en humo. Pero aun cuando las ideas de Homero
épica. Ninguna obra que esté enteramente destituida de y de Osian, acerca de los espíritus sean de la misma natu-
probabilidad, podrá esperarse que haga una impresión pro- raleza, no podémosmenos de observar que los espíritus de
funda ó duradera. Las acciones y costumbres deJ hombre , Osian están dibujados con un colorido mas vivo y fuerte que
son siempre ios objetos mas interesantes que pueden ofre- los de Homero. Osian describe los espíritus con todas las
cerse al alma, y por tanto, es defectuosa toda la maquina- minuciosidades de una persona que los ha visto y ha habla-
ria que las retrae demasiado de la vista, oscureciéndolas do con ellos, y cuya imaginación estaba llena de las impre-
bajo una nube de increíble ficción. Esta clase de adornos, siones que dejaron en ella. Presenta el lector aquellas ideas
aun cuando se empleen con cordura, deberán siempre te- tremendas y augustas que
ner algún fundamento en la creencia popular. Un poeta no
está facultado por título alguno para inventar el sistema de Simulacra nubis palenlia miri»
lo maravilloso que mas le agrade. Debe sujetarse ya al culto
religioso, ya á la supersticiosa credulidad del pais en que Son capaces de ofrecer al espíritu humano , y que, para
habita, de modo que dé cierto aire de probabilidad á los servirnos de las palabras de Cbakspier, rastrillan el alma.
acontecimientos que parezcan mas contrarios al curso co- El espíritu de Crugal, particularmente al principio del li-
mún de la naturaleza. bro II de Fingal, puede competir con cualquiera aparición
En este particular nos parece qneOsian fué notablemente de esta naturaleza descrita por cualquier poeta épico ó trá-
feliz. Siguió en verdad el mismo rumbo que Homero, pues gico. La mayor parte de los poetas se hubieran contentado
que es completamente absurdo imaginar, como algunos con decirnos que se asemejaba bajo todos re.-pectos á Cru-
críticos lo han hecho , que la mitología de Homero fué in- gal, cuando estaba vivo, y que eran unos mismos su vestido
ventada por él á consecuencia de profundas reflexiones so- y su forma, á escepcion de estar su rostro mas pálido y en-
bre el beneficio que redundaría á la poesía. No tuvo Ho- tristecido, y que conservaba la seiial déla herida que causó
mero por cierto un genio tan sutilizador. Halló las historias su muerte. Osian, empero, nos presenta un espíritu del
tradicionales en que fundó su Iliada. mezcladas con leyen- mundo invisible, á quien distinguen todos los rasgos que
das populares acerca de la intervención de los dioses, y las una imaginación esaltada y atónita daria á un espíritu. «Bajó
adoptó porque divertían la imaginación. Osian halló de del monte un arroyo rojizo de negro fuego; Crugal cabalga-
igual manera las historias de su patria llenas de espíritus y ba sobre su rayo, Crugal que había sucumbido recientemen-
de apariciones, y es probable que las creyese él mismo y que te á manos de Swaran, luchando en la batalla de los héroes.
las introdujese en sus poemas, porque les daban aquel tinte Su rostro es como el rayo de la luna en su ocaso ; su ropaje
solemne y maravilloso que mas se adaptaba á su genio. Esta está formado de las nubes del monje; sus ojos son como dos
fué la sola maquinaria que podía emplear con propiedad, llamas amortiguadas; negra está la herida de su pecho. Las
porque la intervención de los seres naturales era la única estrellas brillaban turbiamente á través de su forma, y su
creencia que coincidía con el sistema religioso del pais. Tuvo voz se asemejaba al sonido del distante torrente. » La cir-
un resultado muy dichoso , porque no se mezclaba con el cunstancia de que se veían las estrellas brillar turbiamente
adecuado desarrollo de los caracteres humanos y sus accio- al través de su forma, es maravillosamente pintoresca, y
nes, porque tenia menos de increíble que la mayor parte nos dá la idea mas viva de su sustancia sombría y delgada.
de las demás clases de la maquinaria poética y porque ser- La actitud en que después lo coloca el bardo y las palabras
via para diversificar la escena y realzar el asunto con una con que se espresa, están llenas ile aquella sublimidad so-
grandeza imponente, que es el grande objeto de la maqui- lemne y terrible, que estáíi adecuadas á la materia. «Tur-
naria. bio y anegado en llanto, se posó estendiendo sobre.el héroe
Gomo la mitología de Osian es peculiar á él mismo y hace sn pálida mano; alzo débilmente la marchita voz, seme-
un papel muy considerable, así en Fingal como en sus de- jante á la ráfaga del iimoso Lego: Mi espíritu , ; oh Conal!
más poemas, no estará de mas que pongamos algunas ob- está en los montes de mi patria , pero mi cuerpo yace en las
servaciones sobre ella con independencia de su utilidad en arenas de üllin. No hablarás nunca con Uugal, ni hallarás
la composición épica. Su tema favorito es en la mayor parte en la casa sus solitarias huellas. Lijero soy como la ráfaga
la aparición de los espíritus; estos con arreglo á las nociones de Cromla, y me deslizo cual la sombra de la neblina. Co-
de toda edad inculta, no se representan como puramente nal, hijo de Colgar, estoy viendo la tenebrosa nube de la
inmateriales, sino como formas aéreas y delgadas, las cua- muerte ; se cierne sobre los llanos de Lena. Los hijos de la
les pueden hacerse visibles ó invisibles á su placer: su voz verde Erin han de caer; retírate del campo de los espec-
es débil, su brazo endeble, pero se hallan dotados de cono- tros. Y retiróse cual la oscurecida luna en medio de la rá-
cimientos mas que humanos. Conservan las mismas dispo- faga silvadora. » Podrían continuarse otras varias citas de
siciones que les animaban en esta vida; cabalgan en el vien- espíritus, como los pasages mas sublimes de la poesía osiá-
to; encorvan sus aéreos arcos, y siguen á los gamos que nica. Las circunstancias de ellas están muy diversificadas, y
están formados de nubes. Los espíritus de los bardos difun- la escena siempre adecuada á la ocasión. « Osear asciende al
tos continúan cantando; las almas de los héroes fenecidos monte con tardío paso. Los meteoros de la noche se estin-
frecuentan los campos do adquirieron su renombre. «Jun- guen en el brezal que está delante; ruge débilmente el dis-
tos descansan en sus cuevas, y hablan de los mortales. Sus tante arroyo; á través de los antiguos robles se precipitan las
cánticos son de otros mundos. Vienen á veces al oido del interrumpidas ráfagas; )a luna se hunde rojiza y turbia detrás
3S 7 0
de su otero; óyense en el brezal algunas endebles voces. mudado estás, oh caudillo de Lara! Retírate á fu caverna,
Osear desnuda la espada. » Nada puede preparar mas feliz- si me aconsejas que huya. Tú no eres el espíritu de Gpl-
mente la imaginación para la tremenda escena que va á se- mar. Este se deleitaba en la batalla, y su brazo era seme-
guir. « Bajó Trenmor de su monte á la voz de su poderoso jante al trueno del cielo. •
hijo. Una nube semejante al corcel del estranjero, sostenía Bastan ya estas citas y lo que anteriormente dejamos es-
sus aéreos miembros; formaba su ropaje la niebla de Laño, puesto , para admitir que la poesía del bardo del norte es
que conduce la muerte á las naciones; su espada es como característica de un siglo, mas bien que de un pais deter-
un meteoro próximo á estinguirse; su rostro es informe y minado, y pertenece enjcierto modo á todas las naciones en
tenebroso; tres veces suspiró sobre el héroe, y tres veces los una época señalada. Las obras de Osian prueban esta p r o -
vientos de la noche rugieron en rededor. Muciías fueron posición.
pero ininteligibles las palabras que|dirigió á Osear. Desva- Esta idea nos conduce á investigar los restos de poesía
necióse lentamente cual la niebla que se deshace sobre el antigua, no tanto del Oriente ó de los griegos y romanos,
monte. » como de las naciones del Norte, á fin de descubrir si la poe-
En los poetas griegos y romanos, nada hallamos que igua- sía gótica tiene alguna semejanza con la céltica ó galética ,
le á estas apariciones, que nos traen á la memoria la nota- que es la que vamos á considerar. Aunque los godos, bajo
ble descripción siguiente, que se halla en el libro de Job: cuyo nombre comprendemos generalmente á todas las t r i -
« Envuelto el pensamiento en las visiones de la noche cuando bus escandinavas, eran un pueblo del todo fiToz y m a r -
el profundo sueño desciende sobre los hombres, apoderá- cial, y cuya ignorancia de las artes liberales, ha pasado á
ronse de mí el miedo y la trepidación haciendo temblar to- proverbio , sin embargo, desde los tiempos mas remotos
dos mis huesos. Pasó delante de mi rostro un espíritu, y se tuvieron también sus poetas y sus cánticos. Sus bardos se
erizó el pelo de mis carnes. Paróse, pero yo no pude distin- distinguían con el título de scalders, y sus cánticos se deno-
guir su forma. Delante de mis ojos estaba una imagen. R e i - minaban ryses. Saxo el gramático, historiador danés de
naba el silencio, y oí una voz que decia, ¿será el hombre bastante nota, que floreció en el siglo xin, nos informa de
mortal mas justo que Dios?» que muchos de estos cánticos que contenian las antiguas
Así como los seres naturales en Osian, están descritos con historias tradicionales del pais, se hallaban grabadas en
una sorprendente fuerza de imaginación, también están in- los peñascos, escritas en el antiguo carácter rúnico, y de
troducidos con toda propiedad. En Fingal solo tenemos tres las cuales ha traducido algunas al latín insertándolas en su
espectros: el de Crugal, que viene á predecir al ejército la historia. Pero sus versiones son tan parafrásticas y forza-
suerte que le amenaza, aconsejando á los guerreros que se das á tal imitación del estilo y medidas de los poetas roma-
salven con una retirada tempestiva; el de Emirallina, es- nos, que nadie puede juzgar por ellas el espíritu nativo del
posa de Osian, que le manda levantarse y salvar á su hijo original. Olao Wornio, en su libro de literatura rúnica, ha
del peligro, y el de Agandeca, que antes de la última ba- conservado un monumento mas curioso de la verdadera
talla con Swaran, mueve á Fingal á compasión, lamentan- poesía gótica. Este es un episodio ó canto funeral compuesto
do la próxima derrota de sus parientes y compatricios. En porRegnesio Lodbrog y traducido literalmente del original
Jos otros poemas se aparecen á veces los espíritus cuando se por Olao. Este Lodbrog fué rey de Dinamarca, vivió hacia
les invoca para predecir lo futuro, y con frecuencia, según el siglo VIII y fué famoso por sus guerras y victorias, y al
la superstición de aquellos tiempos, vienen como precur- nn'smo tiempo célebre scalder ó poeta. Fué su desgracia
sores de la muerte ó de la desventura para aquellos á quie- caer en manos de uno de sus enemigos, el cual lo encerró
nes se presentan; á veces informan á sus amigos ausentes, en un calabozo, condenándole á que lo devorasen las ser-
y en otras ocasiones se introducen para realzar la escena pientes. En esta situación se consolaba celebrando todas las
por algún motivo solemne y grandioso. « Cien robles están hazañas de su vida. El poema está dividido en veinte y nue-
ardiendo al viento, y una débil luz brilla sobre el brezal. ve estancias de diez versos cada una, y cada estancia e m -
Los espíritus de Arven pasan á través del rayo, y muestran pieza con las palabras pwjnavimus ensibus, hemos peleado
sus formas indistintas y turbias. Aparécese Cómala medio con nuestras espadas. La versión de Olao es en muchos l u -
visible sobre su meteoro, y Dallan ceiiudo y sombrío. Los gares tan oscura, que apenas se hace inteligible. El siguiente
augustos semblantes de otros tiempos, se asomaban entre las trozo, que hemos traducido, bastará para dar al lector una
nubes de Croma. Fereuth, he visto el espectro de la noche. idea de este género de poesía.
Silencioso se paró sobre aquella orilla, y su ropaje de nie- «Hemos peleado con nuestras espadas. Yo era j o v e n ,
bla ondeaba al viento. No se me ocultaban sus lágrimas , y cuando hacia el Oriente, en la bahía de Oreon, hicimos
parecía un anciano abismado en hondos pensamientos. » correr torrentes de sangre para festejar á las carnívoras
Los espíritus de los estranjeros no se mezclan con los de fieras y al ave de la garra amarilla. Allí resonó el duro ace-
los naturales. « Ella se presenta, pero no semejante á las ro sobre los altos yelmos de los hombres. Todo el Océano
hijas del monte. Su ropaje pertenece á la tierra del estraño, presentaba una sola herida; el cuervo se revolcaba sobre la
y siempre pernianece sola. » Cuando se introduce el espíri- sangre de los muertos. Cuando hubimos contado veinte
tu de alguno con quien ha tenido anteriores relaciones, se años, alzamos en alto nuestras lanzas, y por todas partes
conserva la propiedad del carácter que tenia durante su estendimos nuestro renombre. Vencimos ocho varones en el
vida. Esto es muy notable en la aparición del espíritu de Oriente, delante del puerto de Dimnio y festejamos a b u n -
Calmar, en el poema titulado La muerte de Cutulino. P a - dantemente al águila con aquella carnicería. El tépido a r -
rece que presagia el fallecimiento de este y que lo llama á royo de las heridas corrió á mezclarse con las aguas del
su caverna. Cutulino le reprende por suponer que pudieran Océano. Ante nuestra presencia se halló el ejército. Cuan-
intimidarle semejantes pronósticos. «¿Por qué fijas en mí do dirijimos nuestras naves dentro de la embocadura del
tus ojos tenebrosos, espíritu de Calmar, cabalgador del Car- Vístula, enviamos á los elsingios al palacio de Odin. E n -
ro? ¿Quieres atemorizarme, ¡oh hijo de Malthi! para que tonces hizo ejecución la espada. Las aguas eran todas una
huya de las batallas de Cormac? Tu mano no fué endeble sola herida; la tierra se tiñó roja con el arroyo humeante.
en la guerra, ni fué tu voz aconsejadora de la paz. ¡Cuan Resonó la espada sobre las cotas de malla y despedazó las
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robustas rodelas. Ninguno huyó aquel d¡a, hasta que fe- que hubimos preparado el banquete para las fieras en todas
neció Herando en medio de sus naves. Ningún varón mas las bahías de Escocia. Pero siempre me regocijó al contem-
valiente que él surcaba las ondas con sus naves, y siempre plar que en los salones de nuestro padre Balder ú Odin hay
traía a la batalla un corazón alegre. Entonces los enemigos asientos preparados, donde dentro de poco tiempo estare-
tiraron los escudos, y la enristrada lanza voló á los pechos mos bebiendo cerveza en los vacíos cráneos de nuestros ene-
de los héroes; la espada mordió las penas escarpadas; san- migos. En la casa del poderoso Odin, ningún hombre se
griento estuvo el escudo en batalla, hasta que sucumbió lamenta de la muerte. No voy al palacio de Odin con la voz
Rafno el monarca. Dalas cabezas de los guerreros chorrea- de la desesperación. ¡Con qué ansia correrían ahora á la
ba por la armadura el caliente sudor. Los cuervos tuvieron guerra todos los hijos de Aslanga, si supiesen el infortunio
una suntuosa presa al rededor de las islas ludirías. Al salir de su padre, á quien está desespedazando una multitud de
el sol vi las lanzas atravesar los cuerpos de los enemigos, y sierpes venenosas! He dado á mis hijos una madre que ha
los arcos despidiendo sus flechas de punta acerada. Recio llenado de valor sus corazones. Ya me acerco presurosa-
rugía el acero en las llanuras de Laño y por largo tiempo mente á mi fin: una cruel muerte me aguarda en la mor-
lloraron las vírgenes el destrozo de aquella mañana. » dedura de la víbora y una culebra está haciendo su nido en
En este estilo continúa el poeta describiendo otras varias medio de mi corazón. Espero que la espada de alguno de
proezas militares. Las imágenes no son muy variadas, pues mis hijos se enrojecerá todavía con la sangre de ella. Los
reúnen á cada instante al estruendo de las armas, al chor- valientes jóvenes se encenderán en cólera, y no permane-
rear de la sangro y al festin de las aves de rapiña. Mencio- cerán sentados en paz. Cincuenta y una veces he alzado en
na la muerte de dos de sus hijos en la batalla , y los lamentos batalla el estandarte. Aprendí en mi juventud á teñir la es-
que se hicieron por uno de ellos, son muy singulares. Un pada con sangre; entonces era mi único deseo que ningún
poeta romano griego hubiera descrito á las vírgenes ó nin- rey, entre los hombres, tuviese mas fama que yo. Pronto
fas del bosque, llorando la muerte prematura del joven me llamarán á sí las diosas de la muerte, y yo no debo llo-
guerrero; pero, el poeta gótico dice que cuando murió rar mi caida. Concluya ahora mi canto, pues las diosas me
Hogvaldo, lamentaron su caída lodos los gavilanes del cie- invitan á partir, aquellas que me ha enviado Odin desde su
lo, espresando su sentimiento por su bienhechor que tantas palacio. Descansaré sobre un elevado asiento, y beberé cer-
veces les había proporcionado una abundante presa; pues veza alegremente con las diosas de la muerte. Las horas de
que atrevidamente, añade, el quebrantador de los yelmos mi vida se han concluido, y al espirar sabré sonreirme. »
arrojaba la lanza de sangre en el combate de las tspadas. Esta poesía es cual pudiera esperarse de una nación bár-
El poema concluye con los sentimientos déla mayor bra- bara. Hespirá im espíritu ferocísimo, y es dura, irregular é
vura é indiferencia hacia la muerte. «¿Qué hay mas gus- inculta; pero al mismo tiempo muy animada y fuerte, es-
toso para el hombre valiente que la muerte, aunque se tando su estilo, en el origina!, lleno de inversiones, y como
halle siempre dispuesto á arrostrarla en medio de la tem- nos manifiestan algunas de las notas de Olao, sumamente
pestad de los aceros? Aquel solo tietie apego á la vida que metafórico y figtjrado.
jamás ha conocido los infortunios. El hombre tímido atrae Pero cuando abrimos las obras de Osian , se nos presenta
al águila devoradora al campo de batalla; el cobarde, do una escena muy distinta. Allí hallamos el entusiasmo y el
quiera que vaya, es inútil para sí mismo. Creemos que es fuego de los tiempos primitivos, combinado con un notable
mas honroso que los jóvenes avancen al combate, pareados grado de regularidad y de arte. La ternura y aun la delica-
buenamente de dos on dos, y que ningún hombre se retire deza del sentimiento, predominan á la fiereza y á la barba-
de otro. Por mucho tiempo fué esta la mayor gloría del rie. Nuestras almas perciben las sensaciones mas blandas, y
guerrero. El que aspira al amor de las vírgenes, debe ser al mismo tiempo se elevan con las mas altas ideas de la gran-
siempre el primero en el ruido de las armas. Nos parece, en deza, de la generosidad y del verdadero heroísmo. Al pasar
verdad , que todos somos guiados por el destino y raras ve- de la poesía de Lodbrog á la de Osian, parece que nos tras-
ces puede ninguno traspasar el plazo que ¡e ha señalado la ladamos de un desierto á un país fértil y cultivado. ¿Y á
suerte. Poco proveí yo que ella habia de tener mí vida^ en sus qué lo atribuiremos? ¿Por qué medios podemos conciliario
manos en aquel día, cuando desmayándome, oculté mi san- con la remota antigüedad que se atribuye á estos poemas?
gre y empujé mis embarcaciones dentro de las olas, después Este punto es muy curioso y necesita ilustrarse.

Fantasía religiosa.
LUZ Y TINIEBLAS.

por ¡5. 21. Soura.


Era uno de los mas plácidos dias de la primavera; uno de alabanza al Supremo Hacedor. Árboles, aves, brutos y Üo-
esos hermosos dias de la estación de las flores en los que res en lenguaje armonioso y no aprendido, bendecían al
el alma parece tiene necesidad de amar y sentir. El astro autor de tantas maravillas.
del día después de haber dado vida y luz al mundo, corría La hora del crepúsculo llegó lenta y silenciosa. No sé por
velozmente á esconderse en los mares de Occidente. Una qué esta hora tiene siempre para mí encantos indefinibles ,
atmósfera impregnada de dulcísimos aromas bañaba la tier- y por qué su tristeza me seduce. ¿Si será porque durante
ra cubierta de verdor, y de entre los árboles poblados de ella van cesando paulatinamente todos los estruendos, to-
avecillas, y de éntrelas llores balanceándose tímidamente das las voces, todos los rumores, y el alma fatigada de las
en sus ligeros tallos, se elevaban al cielo mil himnos de emociones del día , anhela descansar en el reposo del silen-
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do? A la melancólica luz del crepúsculo, abandonando todo de la inundación romana, y el pueblo escogido, acabó por
afecto terrenal, el espíritu se contiplace en remontarse en ser el pueblo esclavo. Mi vista iba á apartarse de las tristes
alas de la imaginación , donde solo al hombre es dado llegar, ruinas de cien poderosas ciudades, cuando de repente bri-
y cruzando veloz los espacios, despreciando los tiempos y lló una nueva luz en el cielo de Judea. Era una luz celestial
salvando las distancias, le es permitido evocar el recuerdo que proyectaba sus puros rayos sobre Belén. Un coro de
de los días que fueron ó mecerse en las ilusiones de los fu- dulcísimas voces cantaba « Hosana » y los reyes y los pasto-
turos tiempos ¡Cuan feliz es el mortal que logra despren- res acudían presurosos á adorar un tierno niño. Modesta
derse siquiera por un momento de los lazos de la material era su cuna, pero su contemplación embriagó mi alma y
También la débil luz del crepúsculo se apagó; las sombras hech'zó mis sentidos.
de la noche envolvieron la tierra; solo allí á lo lejos se aper- Cuando volví en mí, aquella hermosa visión habla des-
cibía una suave claridad, y de vez en cuando la brisa ves- aparecido. El niño era un hombre y de sus labios brotaban
pertina llevaba á mis atentos oidos las últimas notas de un palabras de paz y de amor. Llamaba á la puerta del des-
canto religioso. Una fuerza irresistible me arrastró hacia graciado y el desgraciado hallaba consuelo: los ciegos, los
aquel faro misterioso, hacia aquellas voces angelicales. A mancos, los tullidos , la madre que había perdidoá su hijo;
medida que iba adelantando, el canto se hacia mas nutrido el hombre poseído del espíritu inmundo que venia de los
y magestuoso. Era un coro de vírgenes qus en cadencioso sepulcros, se acercaban á él y clamaban: « ¡Compadeceos
ritmo recordaban las mas tiernas escenas de la Pasión del de nosotros, hijo de David! » —Y el Hombre-Dios hacia en
Salvador. Aquel dia era el de los grandes misterios; aque- ellos milagros.
lla noche era la del Jueves Santo. Ya en presencia del Rey ¡Oh, pueblo mil veces feliz! Qué importa que seas escla-
délos reyes, me postré y oré. vo di'l romano, si tienes en tu seno al Salvador. Pronto ,
Cuando mi alma hubo saboreado los consuelos de la ora- pronto hinca la rodilla; besa el polvo de sus sandalias y
ción ; cuando osé levantar los ojos en presencia de tanta canta eternos himnos de alabanza á tu Bey y á tu Dios.
magestad y grandeza, ya la tioche estaba adelantada y uno ¡Pueblo de Israel, pueblo afortunado, cómo te envidiarán
en pos de otro hablan desaparecido los fieles: una en pos de tan gran dicha todas las naciones de la tierra! Esas palmas
otra habíanse apagado las luces del santuario, y solo un que agitas, esas flores y ramos que esparces á su paso, se-
corto número quedaban ardiendo como verdadero sím- rán para tus hijos inmarcesibles coronas de gloria. Dichosos
bolo de la fé cristiana que nunca debe estinguirse. Me ha- una y mil veces , hijos de Jerusalen!
llaba recogido en la nave mas solitaria del templo, rodeado ¡Oh! ¡maldito pueblo! ¿Qué es lo que mis ojos contem-
de tinieblas y silencio, fija mi ahna en la contemplación del plan con asombro? ¿Es posible que á tal punto llegue tu
sublime y augusto misterio que tenia delante de mis ojos, perversidad? Sí, no hay duda, lo estoy viendo : Jesús que
cuando de repente brilló junto á mí una suave claridad. Nu- te ha colmado de beneficios, que te ha enseñado la doctri-
merosas formas humanas cruzaron rápidamente por aquella na que nunca concibió ni concebirá mente humana, porque
atmósiera luminosa, y por su aspecto y por el grande hom- es doctrina divina; Jeslis que te ha ofrecido abrir las puer-
bre que las precedía, al punto conocí que era el pueblo he- tas de la eternal Jerusalen; Jesús que ayer vitoreabas, es
breo, el pueblo predilecto de Dios. Acababa de salir de la objeto hoy de tus befas y escarnios, y ciego en tu iniquidad,
cautividad de Babilonia; Faraón y su ejército hablan sido lo condenas al mas infame de los suplicios. ¡Maldito una y
sepultados en el Mar Rojo y de prodigio en prodigio, iba mil veces pueblo deicida !
acercándose á la tierra de promisión. Sombrías y densas nubes velaron la visión; voces confu-
El espacio que alumbraba la misteriosa claridad fué di- sas, horrísonos estruendos sonaron á lo lejos; rayos abra-
latándose, y allá á lo lejos vi alzarse un inhiesto monte co- sadores surcaron el espacio y á su fugaz claridad, mi vista
ronado de nubes. En aquellas nubes brilló el rayo y bramó atónita apenas pudo vislumbrar la túnica del mártir ó el su-
la tempestad , y aquel pueblo que un momento antes había plicio del apóstol. Pronto sin embargo, asomó áOriente un
pasado por delante de mis ojos murmurando, hincó la rodilla nuevo dia. A la risueña luz de su aurora, vi que durante
dominado por el terror. Al levantarse fué grande su con- la noche tempestuosa, muchos tronos habían bamboleado y
tento porque poseía la palabra de Dios escrita, y en su júbilo los ídolos mas temidos salir de su base. Cuando empezó á
encaminóse á Jerusalen donde edificó el templo mas soberbio brillar el sol, tronos é ídolos se derrumbaron y en su lugar
y mas digno de la magestad de un Dios. Corrieron los tiem- se levantaba gloriosa la enseña del Cristianismo. Envuel-
pos, y en torno de aquel templo unos hombres inspirados tos en nubes de olorosos perfumes, de todos los ángulos de
recordaban al pueblo predilecto el cumplimiento de la ley la tierra subían al cielo mil himnos de alabanza. Tres veces
que un dia encerrara gozoso en el Arca de la Alianza; pero Santo entonaba un anciano venerable cuya mano se apo-
aquel pueblo ya no oia mas que la voz de sus pasiones y se yaba en la cruz, y cuya planta descansaba donde un dia el
dejaba arrastrar por la idolatría. Y llegaba severa y ame- Capitolio tenia su asiento, y hasta en los mas apartados con-
nazadora hasta mí la voz de los profetas; pero también hasta fines de la tierra, millares de voces como un eco repetían-
mí llegaban las nubes del impuro incienso quemado en aras ¡ Santo , Santo, Santo!
de nefandos ídolos. Cesó completamente la visión, y con el alma gozosa por
Cumpliéronse las profecías. Un pueblo avasallador é idó- las gratas al par que poderosas emociones que había senti-
latra, descendió veloz del Capitolio y como uu rio cauda- do, salí del templo. Era medía noche; la luna estaba en
loso que ninguna valla puede contener, estendió sus aguas su lleno y derramaba á torrentes su plateada luz sobre la
corruptoras mas allá de Garizim. Las leyes de Moisés y la tierra.
obra de Salomón, fueron arrastradas por las impetuosas olas

l>or lo no nrmado y como Editor responsablo—iuan OUveres.

B\RGKLONA. —IMPUENT.V DK D. J U Í N O U T I Í R E S , CALLE DE KSCOÜILLERS, ^ . ° 51.—1S63.


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Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

|Ji)r J. ^ . Uuejleín.
III.
Influjo de la religión así como del espíritu del siglo y de la nación é individualidad del artista,
en el carácter de su obra. — De la belleza como producto de las artes. — Gracia, naturali-
dad , artificio y sublimidad.
A la manera que el mundo corpóreo el espiritual también sentacion de su objeto, miraba penetrante y alegremente y
representa un conjunto encadenado entre sí. Ningún espíritu se regocijaba con sus fuerzas; comprendía el objeto como
hállase aislado y separado de los demás; todos obran recí- era en sí y se entregaba en demasía á las impresiones de las
procamente sobre sí y los unos están bajo el influjo de los artes; pero sin delirar ni derretirse en sensaciones. En esto
otros. £1 alma del solitario se halla bajo el influjo de la ma- se fundaban la claridad, precisión y armonía con que se ha-
nera de pensar de sus semejantes (espíritu del siglo), bajo cían recomendables las artes griegas, porque en ellas nos
el influjo de la nación á que pertenece (espíritu nacio- habla únicamente el asunto, no el poeta, que en sus obras
nal), y bajo el de la religión en que ha nacido y sido edu- siempre queda enteramente invisible. Las artes cristianas
cado. La índole de la religión es la que principalmente in- sirven á lo ideal, espiritual é inmaterial, siendo su carác-
fluye en el alma del artista, é imprime á sus obras un ter la sentimentalidad, de lo cual depende lo oscuro, mis-
carácter peculiar; viene á ser la refracción que la luz celes- terioso é indeterminado de las mismas. La oda moderna es
tial sufre por su inmersión en la atmósfera terrestre. la resonancia de un amor entusiasta y romántico, de un in-
El estro peculiar de las artes emana de la religión; y la finito ardor de deseos, de una beatitud inefable, de una
historia nos comprueba que solo hay arte donde reina la resignación sin límites. El poeta ó canta á los ángeles, san-
creencia religiosa. Los griegos llegaron á la cumbre de las tos, el mismo ser infinito, hasta las reliquias, cruces, cam-
artes y en especial de las plásticas; pero los artistas griegos panas, etc., y abismándose en su propia contemplación
mientras cincelaban las estatuas de sus dioses, creían en trabaja sobre las sensaciones, ó se derrite en sentimientos
aquellas deidades. Efectivamente, las artes griegas en su estáticos, queda pasmado de entusiasmo, etc.
siglo de oro siguieron un rumbo religioso; en el templo rei- Diversa es por tanto la índole de las artes griegas y la de
naba la divinidad en toda la gloria de su forma é interior y las cristianas; y la razón estriba en el diferente espíritu de
esteriormente; su historia en los bajo relieves de las pare- la religión de griegos y cristianos. La religión griega igno-
des y frisos servia para glorificación de la imagen divina. En raba el contraste de lo finito é infinito, de lo terrestreéin-
la misma consideración que los artistas griegos están los he- material; pues su inmaterial no era mas que un realce de
breos, y al lado de Píndaro se pone á David ; pero la poesía lo material, y sus dioses hasta estaban sujetos á las debili-
hebrea fué enteramente rehgiosa. También las artes cristia- dades del hombre. La religión griega nada entendía acerca
nas dimanaron de la religión; y sus mas bellas flores brota- de la separación entre lo natural y divino, y para los grie-
ron en los campos de Italia, pais de la religión y de la fé. gos, la naturaleza era inmediatamente y por sí misma divi-
¿Qué poeta de los tiempos modernos ha igualado al Dante? na; sus dioses no pertenecían á un orden sobrenatural, eran
En su divina comedia presentó un viaje por el cielo, el in- las potencias de la misma naturaleza personificadas. Los
fierno y purgatorio. El primer cuadro entre las artes mo- griegos consideraban lo infinito en la naturaleza ó como ella
dernas, es un Juicio final de Miguel Angelo, y á este sigue la misma; y su teología emanaba de una contemplación espi-
Madona de Rafael. En la arquitectura las antiguas catedra- ritualizada de la naturaleza. Lo esterior, lo real, y cuanto
les han sido las primeras obras. dice relación con ello, tenia por tanto la mas fuerte signifi-
Sin embargo, la religión no contribuye á la animación y cación y realidad para los griegos. La religión de los grie-
estro de las artes; pero las sella con un carácter entera- gos era puramente esterior, objetiva, y consistía únicamente
mente propio, y en él se atestigua el contraste de las artes en ceremonias y sacrificios, ignorando de todo punto la ado-
antiguas y modernas ó griegas y cristianas. Sin duda las ar- ración de un Dios, en espíritu y en verdad. Su culto era la
tes en conformidad á su esencia, son cosa única é inva- sensualidad embellecida, y las festividades de su religión ,
riable; pero en cuanto á la manera de su manifestación ó consistían en grandes regocijos. La danza, el canto, la mú-
modo de representar, es concebible la variedad y el con- sica de las liras y flautas, era la devoción con que adoraban
traste. Las artes al mismo tiempo ó sirven mas bien á la á sus deidades, que existían bajo las mas bellas formas hu-
realidad, á la naturaleza yá lo natural (realismode lasar- manas y por su inmortalidad se perpetuaban en eterno ejer-
les), ó con preferencia á lo ideal, espiritual é inmaterial cicio. La complexión de los ánimos griegos era por tanto el
(idealislho de las artes). De aquí nace en el mundo de las regocijo, el abandono y libre entrega á la festiva naturale-
artes un contraste muy vivo según se patentiza en las anti- za , cuyas^ potencias eran los mismos dioses: dominaba en
guas y modernas ó griegas y cristianas. todo la serenidad y embarazo del cbra/on así como la jovia-
Las artes griegas sirvieron á la realidad, á la naturaleza lidad del alma.
y á lo natural, siendo su carácter la naturalidad: el objeto Pero salió el astro de la religión cristiana, y ante su luz
de las artes griegas pertenece al mundo real, y hasta su re- no solamente se retinaron los dioses d« la, naturaleza, sino
presentación es real, objetiva. El artista griego en la repre- que además se abrió á nuestros ojos una distancia incomen-
TOMO III. 10
^ 74 §5
surable entre lo finito y lo infinito, lo terrestre y lo inmate- nera que publique por sí un infinito cuyo contenido por
• rial. Según la religión cristiana, lo finito y material carece ninguna idea puede ser abarcado: tal es la ley impuesta á
de significado y realidad, y no adquiere valor hasta que es las obras del arte. Solamente la invención es la que puede
sacrificado á lo infinito. Toda felicidad terrestre es vana, un darles toda esta ilimitada abundancia, y por tanto en toda
sueño pasajero, una ilusión , y de ningún modo objeto dig- obra del arte, debe ser representada en objetivo una inven-
no de los apetitos del hombre. El verdadero blanco de nues- ción, por ser esto inherente á la esencia de una verdadera
tros conatos existe mas allá de este mundo y es la recon- obra del arte. Así en el Júpiter de Fidias aparece la idea del
ciliación con Dios, de quien el hombre se apartó por el poder y majestad divinos. Como la esencia de la belleza es
pecado. Solo en Dios, mas allá del mundo terrestre, se idéntica á la de un verdadero producto del arte, aquella
halla nuestra peculiar patria . el verdadero lugar de nues- también consiste en la objetiva representación de las ideas:
tro destino; esta vida no es mas que una preparación para luego basta que en una obra haya representada una ¡dea
otra mas elevada, y este mundo un pais estranjero por el objetiva para que exista igualmente la hermosura.
que nosotros peregrinamos: de aquí nació el divorcio que Con todo. Jas ideas son de naturaleza inmaterial, y no
del mundo terrestre hizo el espíritu cristiano, retirándose á pueden ser por sí mismas é inmediatamente espuestas á la
si mismo, y su constante vuelo sobre el universo. La reli- contemplación. Las artes deben producir los objetos para la
gión cristiana es absolutamente interior, subyectiva y vive contemplación, y por tanto las ideas como todo lo que ha
en el corazón. En el reino de Dios no habiían mas que los de ser objeto de contemplación , deben adoptar una forma
capaces de sobrevivir á todas las relaciones temporales y á sensitiva, ser vestidas de una forma sensual. Pero á fin de
todo amor mundano. Esto produjo la elevación del ánimo que la idea objetiva en forma sensual sea blanco de la con-
sobre lo terrestre, la abnegación de )í mismo , la mortifica- templación, la idea debe pasar á forma sensual, y la forma
ción déla carne, el ardiente deseo de lo infinito, la absor- sensual adoptar y absorver en sí la muchedumbre de las
ción del ánimo en la sensación de lo infinito, etc. La vida ideas representadas, ó lo que es lo mismo, ambas cosas es
del cristiano fué absolutamente interior y espiritual, tras- preciso que aparezcan como una sola indivisible y absoluta.
portada á las sensaciones místicas, desconocidas por los grie- De esta suerte en el Júpiter de Fidias, la idea del poder y
gos. El conjunto y sistema de las sensaciones cristianas majestad divinos aparece bajo la forma ser.sual, y la forma
recibe del etéreo hálito del Evangelio, un colorido mas benig- del mismo Júpiter se presenta como la idea del poder y ma-
no, un carácter mas dulce. La alianza que al principio fué jestad divinos, hecha sensiblemente perceptible, y ambas
vigorosa é inmolante por medio del cristianismo se volvió cosas á la vez aparecen como una, impartible é indiscerni-
suave y estática de entusiasmo; el dolor que era furibundo ble. La belleza consiste pues en la unidad y armonía indivi-
ó desesperante, se hizo dulce y ofreciese á Dios; el amor que sas de lo sensual y de lo inmaterial, de la forma y de la idea.
era sensual y voluptuoso, se convirtió en contemplación, Puesto que la forma de una bella obra del arte debe ser
hallando sus satisfacciones y consuelos en Ja adoración, etc. la espresion objetiva de alguna idea, parecería condición
Á la manera que el espíritu de la religión ejerce un de- impuesta al artista que en su obra haya de abolir todo lo
cidido influjo en el carácter de las artes, en tales términos, individual, y que la esencia de la misma belleza dependa de
que según las diferencias de religión también se establecen la ausencia de carácter. Wínckelmann compara la belleza
categorías diferentes en las artes, así también la índole de con el agua sacada del seno de un manantial, que cuanto
las naciones y el espíritu del siglo, cada cual á su modo, co- mas pura es menos gusto tiene; pero precisamente es tanto
munican á las artes propiedades determinadas que se com- mas bella una obra del arte cuanto mas individiial sea. Una
prenden bajo la denominación de estilo nacional ó estilo obra del arte crecerá en belleza con la rigorosa medida en
del siglo. Ningún artista puede ocultar la nación á que per- que admita en sí la esencia de la idea representada, pues en
tenece, ni tampoco desmentir el siglo en que vive; porque la ídea.está de una manera enteramente individual y ca-
el espíritu humano está enteramente bajo el influjo de cuan-. racterística todo lo que la obra comprende en sí. Esta exi-
to le rodea y sometido á la manera general de pensar y sen- gencia del artista y este modo de considerar la belleza, pa-
tir, guardando una íntima conexión con el genio de las recen apoyarse en un error que haya procedido del trueque
artes. La individualidad del espíritu humano hace que tam- de la idea con la noción. La noción comunmente contiene
bién entre los "artistas sean selladas sus obras con un carácter en sí los distintivos de una cosa en la mas lata universalidad
propio y singular. La regularidad en las artes en cuanto á y abstracción; pero también hay una distancia inmensa en-
lo que depende de la individualidad ó subyectividad del ar- tre las ideas y las nociones; lo que en estas con la mas lata
tista, denomínase manera. Realmente en toda obra per- universalidad y abstracción se contiene, en aquellas existe
fecta jamás debería traslucirse al artista ni su procedimien- de una maneía sumamente individual y caracteríslica.
to; pero la manera deja de ser imperfección en las artes, La gracia, es una manera particular de belleza, aquella
siempre que la atención debida al objeto no sea trasportada que reina en el semblante de una inocente criatura huma-
al arte y al artista, en cuyo caso seria vituperable por dar na, la imagen del hombre en el estado de inocencia, y por
origen á la afectación. esto se la llama también belleza natural: Venus Afrodita es
El producto de las artes es la belleza, y por tanto la esen- inocente. En el estado de inocencia, no se ha producido«un
cia de la belleza es idéntica con la de cualquiera obra ver- en el alma humana la discordia ó lu^ha entre lo sensual y
dadera del arte. Las condiciones impuestas á un producto lo inmaterial; lo humano y lo divino permanecen en unión
del arte son la limitación por un todo y lo infinito por otro. y armonía no turbadas, y esta armonía no es alcanzada á
Las artes obran determinadamente para la contemplación; poder de fatigas, ni obtenida por esfuerzos, sino que con-
y objeto de contemplación es solamente lo particular, lo siste en cierta unidad original ,_alimentadapjr el amor. Este
determinado. En toda obra del arte debe ser representado celestial reposo del alma , esta armonía no turbada en lo
un particular ó determinado, por ejemplo una deidad es- interior del corazón , difunde un carácter inesprimible por
pecial , Júpiter, una persona marcada, la Santa Virgen, etc; el semblante y por todo el continente de la criatura huma-
pero este objeto particular y determinado, ha de ser repre- na por todas sus facciones, gestos, movimientos y actitudes.
sentado por el arte de un modo genial, esto es, de tal ma- La deidad griega del amor tenia por atributos principales
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las gracias. Dos maneras de gracia pueden diferenciarse La idealidad de un estado de naturaleza , se nos muestra
propiamente, la griega y la cristiana: la primera consiste en contraste de un modo estraordinario con la sociedad ci-
en que sobresalga el esfuerzo por agradar á una persona del vil y con las costumbres y conveniencias dominantes en ella,
bello sexo, pero este esfuerzo debe ir templado por la ino- atendida la noble y amorosa sencillez del hombre en seme-
cencia y el pudor, idea que se halla perfectamente desem- jante estado; y por esta razón las obras del arte en que va
peñada en la grande obra de la Venus de Médicis griega representada esta naturaleza incorrupta, nos son también es-
Los antiguos no conocieron ni podían conocer conforme á tremadamente gozosas y aprecíables. Pero como Ja espresion
su religión, una inocencia tal como la cristiana. de lo natural es solamente el eco de la amable armonía de
Por medio de la religión cristiana la gracia adquirió una un estado del hombre, que por desgracia ya no existe, el
significación mas elevada que la concedida entre los grie- pensamiento que nos penetra en este caso, traslada nuestro
gos; si la de estos fué mas cariiiosa, la cristiana es mas dul- ánimo á una situación penosa: la sensación de placer que
ce y encantadora. Consiste en espresar la inocencia y pudor nos proporciona lo natural, no es enteramente pura, ca-
en el bello sexo, pero sin empeño por agradar, y mostrando yendo sobre su deleite algunas amargas gotas de desplacer.
siempre en ella el pensamiento de la ocupación en lo celes- (Sensación mista.)
tial. Son obras maestras en este género las Vtrgenet de Kant admitía dos maneras en lo natural: lo natural por
Rafael. sorpresa y lo natural por inclinación; lo primero se verifica
El aliciente , el encanto, la amenidad, gracia (atractivo) siempre que la naturaleza triunfa del arte sin conocimiento
y la afectuosidad, son voces que tan pronto se emplean cual y contra la voluntad de la persona; lo segundo tiene lugar
sinónimas, como en cierto grado de diferencia. Ordinaria- cuando esta victoria es ganada con pleno conocimiento de
mente con ellas se marcan diversas formas de lo bello ha- la persona. En lo natural por sorpresa, generalmente se lleva
ciendo las siguientes definiciones: la atención hacía la disposición moral del hombre, y en lo
Llámase aliciente á cierta representación de lo bello en natural por inclinación , se declara la persona misma.
que el hechizo de la forma presentase tan lisongero y pre- Si adrede se toma la apariencia de una ingenua natura-
ponderante , que se despierta en nosotros simultáneamente lidad solamente para burlarse, nace lo que llaman zumba.
con el inmediato recreo, una cierta pasión ardorosa por jun- Hay zumba, por ejemplo, en lo que Boileau dijo de un aba-
tarnos con el objeto representado. Sin embargo, para que te: «Dicen que otro le hace los sermones, pero á mi me
el aliciente sea bello , es preciso que el recreo escilado y el consta que son suyos porque efectivamente los ha compra-
deseo inherente de juntarse con el objeto, no.iea meramente do. » Hay zumba igualmente en lo que Lessing dice de la
sensual, sino un sentimiento humano puro. Por tanto, en Calatea: «Dicen de la pobre Calatea que se tiñe los cabe-
la forma preponderante, no debe fenecerla importancia del llos, pero no hay tal, porque ya eran negros cuando los
objeto. El encanto ó la belleza encantadora , se muestra en compró. » En ambos casos parece que se iba á disculpar á
lina cierta finura, dulcedumbre y terneza de los semblan- la persona citada, y que únicamente por simpleza se dice
tes , unidas á una movilidad proporcionada, y aparece prin- aquello, con lo cual aun escítase mas á la risa muy lejos de
cipalmente en el bello sexo y en los niños, aunque también justificar.
puede ser espresada en la ejecución de los tonos musicales, Hay arte únicamente donde resaltan de la obra ¡deas, y
en la delicada iluminación y sombreo de los objetos de la donde no se descubren no hay arte. La idea infaliblemente
naturaleza, etc. Al encanto es sumamente análoga y difícil comunica al arte la infinita grandeza que no puede ser li-
de distinguir por atributos característicos la amenidad. Po- mitada por noción alguna material, ni es susceptible de me-
lits intenta diferenciarlos diciendo que el encanto lleva en dición en ninguna obra del arte. Si la idea que se anuncia
sí el sello de la vivacidad mas impreso que la amenidad, y en la obra del arte, es la de una grandeza infinita é inco-
afirma que esta casi escluye el carácter de lo dulce y be- mensurable , existe la sublimidad. Es sublime el Júpiter de
nigno. Acerca de la gracia y afectuosidad, véanse los pár- Fidias del cual se cuenta que nadie ha podido contemplarle
rafos precedentes. sin quedar penetrado de la majestad del Ser Supremo. Aun-
Si el alma inocente é infantil, la naturaleza pura no cor- que realmente la idea de la grandeza infinita é incomensu-
rompida aun por costumbre alguna , es presentada en con- rable, no cabe en los límites finitos de una obra del arte, de
traste con las costumbres facticias y la convención del mun- modo que ninguna es capaz de comprender enteramente en
do, se origina lo llamado natural. En lo natural, dice Kant, la sí esta idea, el espíritu al contemplar la obra es de tal modo
naturaleza vence al arte, aunque favorecida de la razón embargado, que se le despierta la idea de lo infinito é inco-
que no asiste al arte. mensurable.
Lo natural solo puede ser reconocido en un siglo en que En general, llámase sublime á todo objeto en cuya con-
la humanidad ya se ha separado de la naturaleza, y esta es templación se nos escita la idea de lo sublime é incomensu-
sacrificada á costumbres y conveniencias mentirosas. Los rable. Se distingue un sublime físico ó de naturaleza, y un
contemporáneos de Homero y Teócrito no conocieron lo sublime psicológico ó del espíritu. Aquel se subdivíde por
natural; pues como entonces los hombres eran una sola y Kant en sublime matemático (sublime estensivo y protensi-
misma cosa que la naturaleza, no existía lo que hoy llama- vo) y en sublime dinámico. La naturaleza se ofrece como
mos natural. Para que exista , es preciso que con la huma- incomensurableal espíritu contemplativo, ó con respecto á
nidad , al separarse de la naturaleza , se hayan conservado su estension de espacio y de tiempo ó con respecto á su po-
también hombres en estado de naturaleza, que negligente- der. Sub'ime matemático ó verdaderamente estensivo, so»
mente espresen sus sensaciones y con imparcialidad las ideas las montañas de los Alpes, que con sus crestas se pierden
que les interesan , estén 6 no de acuerdo con ellas, las cos- en las nubes. Sublime protensivoes la eternidad, que can-
tumbres y conveniencias preponderantes del mundo, de taba Háller.
modo que positivamente espongan patentemente y sin ar- Cuando la naturaleza aparece incomensurable con res-
tificio en las palabras y semblantes, las emociones del cora- pecto á su poder, el sublime se llama dinámico. A la su-
zón y del alma,'discordantes de aquellas costumbres del blimidad dinámica de la naturaleza, se exige que su poder
mundo. aparezca tal, que ninguna fuerza humana le sobrepuje, y
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que si una potencia humana cualquiera, entrara en lucha tendimiento: por aquellos el hombre es semejante á los
con él, necesariamente sucumbiría; ha de aparecer como animales, y por este ge hace morador de un mundo mas ele-
temible. Sin embargo, nosotros nada hemos de recelar po- vado. Cuando ambos elementos entran en oposición y lu-
sitivamente de aquel poder, pues el temor y la angustia cha , nosotros llevamos nuestra veneración al héroe que
turban la tranquilidad del ánimo, sin la cual no es posible triunfa de su naturaleza sensual, y constantemente la in-
comprender la naturaleza en su sublimidad. Sirvan de ejem- tensidad de nuestra veneración, guarda una proporción exac
plos una tempestad deshecha, un incendio súbitamente ta con la grandeza del poder sensual que se halla rebelado,
prendido y voraz en una gran estension, el Océano airado aunque en vano contra la voluntad intelectual. En este
por el ímpetu de un furioso huracán, levantándose las on- concepto aparece sublime el hijo de Dios hecho hombre ,
das como montañas, precipitándose monstruosamente y triunfando de la humanidad desobediente en el monte Olí-
pareciendo abrir abismos insondables. También el resultado, vete. Esta sublimidad de alma que demostró, aun adquirió
salvo de fuerzas esterminadoras, encierra un atractivo de mayor realce por la calma y resignación celestiales con que
sublime, como por ejemplo en la destrucción de un terre- soportó su pasión, por la celestial piedad con que habló á
moto la vista de las ruinas que han quedado amontonadas las hijas de Jerusalen y por la fervorosa súplica en la cruz
unas sobre otras. Al sublime dinámico pertenece también á favor de sus enemigos: Padre, perdónalos, porque no saben
el poder de los hados según los retrató Horacio, en la lo que hacen.
oda 33 de] libro i; el poder de Júpiter, descrito por Home- En la lucha con el mundo esterior ó suerte, se manifiesta
ro en la Iliada. Horacio en la primera oda del libro m dijo: la sublimidad moral del alma: 1.° En el intrépido sostén de
los grandes peligros. « Nada temas, dijo César al demudado
barquero, llevasá César y su fortuna. »
Begum limendorum ia propios greges, etc.

El poder de Dios fué sublimemente espresado por Moisés. Si fractus illabalur oibis, — Imparidum ferient ruin».
El sublime psicológico comprende en sí como especies el
intelectual y moral: aquel se refiere por su incomprensible 2." Por el perseverante sufrimiento de los mas graves y
fjrandeza al raciocinio y este al corazón. El sublime inte- crueles males. Sirva de ejemplo Prometeo en Esquilo. Enca-
lectual es el universo entero, pues denota la idea de una denado al Cáucaso, respondió en los siguientes términos á
razón incomprensible é infinita. Quien recorra meditabun- Mercurio, que con la amenaza de castigos mas fuertes de par-
do, con miradas escrutadoras, dice Kant, el orden déla te de Júpiter, debía procurar ganarle su invencible corazón:
naturaleza y su inmensa variedad , queda pasmado de una « Adviértote que jamás querré trocar mi miseria por tu es-
sabiduría de la cual él no presume y siente una admiración clavitud ; y para mí es mejor servir á esta roca que ser men-
deque no pueda prescindir, una especie de sagrado terror sajero de tu padre Jove. Contra el orgullo es menester usar
al ver abrirse á sus pies el abismo de lo inmaterial. En toda orgullo. » Mercurio: « Parece que te regocijas en tu desgra-
esta innumerable variedad de seres domina, hasta en los cia. » Prometeo: « Mucho; y ojalá se regocijaran tanto como
mas pequeños átomos, un orden inviolable, y leyes esternas yo mis enemigos: entre ellos te cuento á tí. » 3.° Por la fir-
establecen por todas partes una maravillosa armonía entre meza de una resolución en perder la vida antes que sufrir
cielo y cielo, sol y sol, tierra y tierra. La historia del mun- una mancha. Así se demostró la sublimidad moral de Ré-
ilo nos parece sublime y de una verdadera sublimidad inte- gulo en el senado romano, y en su separación de Roma.
lectual, pues en ella se patentiza una sabiduría y razón in- (Hor. III, S.j Desprendióse de los brazos de su esposa y
finitas , que ponen de acuerdo la libertad del hombre con la amigos con tanta serenidad de espíritu y en la formal cer-
fatalidad .universal, liga en el mas hermoso concierto el teza de-no haber degradado su dignidad de hombre, fué el
irregular caos de los contradictorios elementos, de las ac- martirio que le esperaba, con tanta presencia de ánimo como
ciones y de los sucesos, y coordina en un todo armonioso, si para reposar de los negocios de la ciudad, hubiera partido
ia historia ó desarrollo de un plan del universo que ha tra- para una de sus quintas. 4." Por el voluntario rendimiento
zado la misma razón eterna. de todas las consideraciones esteriores y hasta de la vida
Lo sublime moral consiste en la espresion de los elevados material inmediatamente que se la vé manchada por un cri-
sentimientos, en ¡a manifestación de los caracteres y almas men , sin embargo de no haber sido perpetrado á sabiendas.
grandes. Pero para demostrar la elevación de los sentimien- Con esta elevación Edipo fué mostrado por Sófocles. De-
tos, se requiere una lucha ú oposición, que es tan indispen- claró el oráculo que de la casa de Yocasta el hijo malaria al
sable para la sublimidad de los sentimientos, como la ilimi- padre y tomaría por esposa á su afectuosa madre. Á pesar
tacion á la sublimidad de la naturaleza. La grandeza de todo de las medidas adoptadas en contra, sucedió todo positiva-
poder siempre se manifiesta y comprueba del modo mas in- mente como el vaticinio; y lo maravilloso estuvo en que
teligible por la grandeza de la oposición y de los obstáculos cuanto el hijo hizo en contra de dicho fin le arrastró á su
de que triunfa, y el hombre grande jamás aparece con mas destino. Al descubrir los hechos, Edipo perdió la ciudad y
gloriosa luz que en la lucha. Lo sublime moral ofrece á la el trono, se arrancó él mismo los ojos, etc.
vista los lados mas interesantes de su principal manera; pues El sublime psicológico es medido por la grandeza de la
no hay, dice Séneca, espectáculo á que los dioses miren razón ó del carácter que el alma denota : por tanto, lo que
con mas recreo, que al del hombre grande lidiando con la no es moral tampoco escluye lo sublime. Todo heroísmo
adversidad. Pero esta lucha y oposición es maravillosa ó en lleva el sello de lo sublime aunque no siempre la marca de
el mismo interior del corazón humano , siendo una lucha lo honrado. El alma del malo muestra sublimidad si en sus
interna que el hombre sostiene consigo mismo, ó se hace al inicuos esfuerzos desarrolla un carácter que nos asombre ,
esterior combatiendo el hombre con el mundo que le rodea unas fuerzas en cuyo pecho de bronce se emboten todas las
ó la suerte. flechas del poder, una temeridad que desafíe todos los peli-
En el alma humana se diferencian lo finito y lo infinito, gros aun los mas considerables, y un valor que arrostre vic-
lo sensitivo y la inmaterial, los impulsos sensuales y el en- toriosamente los obstáculos mas fuertes y encadenados. El
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alma del perverso también muestra en la lucha coa los ma- tiva, es decir, ya como enérgica acción, ya como fuerte pa-
les, una constancia que escita toda nuestra admiración, ó va sión, aunque respetando en este último caso la libertad. Vis
en busca de aquellos con una intrepidez que nos deja ató- cher llama con preferencia patética ó sublime heroico á la
nitos. Recuérdese Amedea, Catilina y otros cien monstruos forma positiva dd afecto, en la cual los afectos no aparecen
de la historia, que por razón de su manifestada grandeza de en una relación de la ley contra la naturaleza humana supe-
espírituy de valor, son objeto de nuestra admiración, aunque rior, sino mas bien hacen de veloces mensajeros y ejecutores
sus conatos y acciones sean condenadas ante el tribunal de de sus órdenes. Á este género pertenecen todos aquellos
las leyes morales. El mismo Satán de Milton es un carácter afectos que se pueden comprender bajo el nombre colectivo
sublime , pues todavía después de su precipitación á los in- de noble ira, y á los cuales Kant denomina escitantcs, con
fiernos habla en estos términos: «Salve, espanto, yo te sa- especialidad aquellos que por el convencimiento de nuestras
ludo, mundo ínfimo, y á tí, profundísimo infierno; recibe propias fuerzas, mueven á vencer toda resistencia, de modo
á tu nuevo habitante, á uno que trae consigo un ánimo que manifestados por su misma naturaleza con los obstácu-
inalterable por el lugar y por el tiempo: este ánimo es su los y dirigidos contra estos, evidencian las fuerzas de la vo-
patria peculiar y con el mismo puede hacer un cielo del in- luntad lejos de embarazarlas. El sublime moral en su forma
fierno y un infierno del cíelo. Por io menos aquí estaremos negativa es llamado patético mas comunmente y en especial
libres; pues el Omnipotente nada ha construido aquí que por Schiller. En esta forma el poder del espíritu se mani-
nos haya de envidiar, y de aquí no nos echará. »Las pasio, fiesta en toda su grandeza, venciendo al afecto y conser-
nes también manifiestan no rara vez, una grandeza que im- vando la libertad, de modo que se mantengan desnudos el
pone sino de un modo inmediato y por sí misma, lo hace espíritu y el afecto: por lo mismo la pasión no es patética ,
mediante la intensa actividad que conceden y la heroica sino la resistencia espiritual contra ella.
temeridad con que inflaman. Si el sujeto apasionado deja prorumpir en lágrimas y
Lo solemne consiste en la representación sublime de la suspiros el afecto reprimido, y de modo que la libertad de
veneración que seres inteligentes tributan á un significado la voluntad aun conserve una suave y dulce resignación ,
espiritual. Se dirige principalmente al oido por medio de nace lo interesante ó manera afeminada de la pasión ,'que
sones bajos, masó menOs monótonos y prolongados lenta- en su debido lugar no desfigura la naturaleza varonil. Ja-
mente con pausas; y á la vista se dirige por movimientos más se debe estraviar el afecto de la pasión hasta tal punto
acompasados y tardíos. Lo magnífico depende generalmente que no sea posible discernir ningún poder de la voluntad en
de la acumulación de lo que es en sí estimable, y de su di- la efusión de los sentimientos. En sentido estético llámase
fusión en pródiga abundancia, meramente con el fin de glo- por lo común interesante á lo que engendra en el ánimo una
rificar un objeto elevado. Lo sublime se une aquí con el sensación mista de género muy suave, ó á lo que pone el
ornato y esplendor: pero el artista debe abstenerse de tra- ánimo en una disposición inquieta y vacilante entre el pla-
bajar el objeto adornado como simple accidente del adorno, cer y desplacer, aunque al fin prepondere el agrado. El
para evitar que se pierda lo sublime y que el objeto en vez sublime moral como estado mas tranquilo y libre de lucha
de ser adornado quedase desfigurado. En sentido estético en que todas las potencias espirituales son puestas en equi-
origínase lo maravilloso cuando lo sublime dinámico de la librio y á ellas es confiado el dominio de los afectos , es lla-
naturaleza es comprendido fantásticamente. «En lo mará - mado digno. El grado mas alto de lo digno es lo magestuoso,
villoso, dice Vischer, se presenta un poder infinito que obra que no puede ceder en sublimidad mas que á lo santo, ó
físicamente y al mismo tiempo de una manera no física; infinitamente superior i todos los incitativos y movimientos
pues obrando en la naturaleza y también contra la natura- de una naturaleza sensual. Otros enlazan la ¡dea de lo ma-
leza , aparece á la vez como naturaleza y deja de serlo.» Lo gestuoso con la de lo solemne, sosteniendo que aquel senti-
maravilloso no puede ser equivocado con lo inesperado, con miento es un grado mas alto que el segundo, y exige una
aquello que rara vez acontece en el curso ordinario de las cierta veneración elevada hasta la misma adoración; pero
cosas, ó porque hasta el acto no haya acontecido parece con no debe desatenderse que la ¡dea de lo solemne ya toca en
motivo de su novedad apartarse del acostumbrado orden de la de lo digno. Si la fantasía, dice Vischer, ha compren-
la naturaleza. Todo lo maravilloso es siempre verdadera- dido que el espíritu ejerce sobre la naturaleza un in-
mente inesperado, pero no todo lo inesperado es.precisa- flujo tal que como una facultad natural puede interior-
mente maravilloso. mente disponer de Jas leyes de la naturaleza, Infringirlas y
Lo maravilloso tiene seguramente á primera vista algo de desvanecerlas, nacerá un resultado que viene á ser también
inquieto ; pero después que es comprendido en su idea fun- como hecho moral un acontecimiento natural. En él se re-
damental, puede producir también una impresión mas dulce presenta la fuerza moral obrando físicamente de un modo
y conciliadora. Muy fácilmente pasa á terrible inmediata- inmediato que ofrece la noción de la magia como una for-
mente que con la apariencia de una fuerza poderosa aplica- ma fantástica de lo sublime.
da á nuestras facultades resistentes, se nos escita la idea de La esencia de lo trágico suele establecerse con Schiller y
una lucha posible en que nosotros habríamos de sucumbir. A. G. Schelegél, en una lucha entre la libertad y la fatali-
Lo maravilloso presentado como simplemente destructor y dad. «Un poder espiritualé ¡nv¡s¡ble, dice Schelegel, puede
contra lo cual ningunas armas haya, es lo espantoso que ser apreciado únicamente por la resistencia que le oponga
con razón se diferencia de lo horrible. Son horribles los ob- una potencia esterior y sensual; y de aquí es que la libertad
jetos que por razón del claro-oscuro á que son entrevistos, moral del hombre únicamente con los impulsos sensuales se
escitan la imaginación de un modo particular y en tales tér- manifiesta en lucha. No subsistiendo lo moral sino en lucha
minos, que si no nos ocasiona un susto, tampoco nos dá para el designio trágico, servirá como doctrina la máxima
temblor. siguiente: Para sostener la pretensión del ánimo á una dei-
Lo patético como espresion de fuertes emociones del ánimo ficación interior se ha de despreciar de todo punto Ja exis-
presentadas con importancia y seriedad, está comprendido tencia terrenal, todas las pasiones deben ser sobrellevadas
en la idea del sublime moral, y es de hecho este mismo; pero y vencidos todos los óbices. » Vischer por el contrario en-
tan presto aparece bajo la forma positiva como bajo la nega- tiende por trágico lo sublime del espíritu absoluto y sustan-
)i 78 se
cialmente. Esprésase acerca de este punto en la forma si- guientes: El estilo campanudo, relumbrante, falso subli-
guiente: «Solo puede ser realmente sublime el espíritu que me, ó sublime en apariencia, se origina cuando se intenta
comprende, no como accesorio y fuera de sí, sino como representar como sublimes á objetos artísticos que en sí
dentro de sí las cualidades precisas y parciales del sujeto, y nada tienen de sublime y que por su naturaleza misma son
de tal manera obra sobre estas partes originadas en sí mis- incapaces de representación sublime. El estilo hinchado es
mo, que permite introducirse la imperfección y relatividad.» propiamente una afectación de lo sublime , y como tal reina
1.0 sublime del espíritu absoluto ó lo trágico tiene, como mas ó menos en todas las artes; pero aqueja particular-
cualquier otro sublime, lado positivo y lado negativo; el mente á las artes habladas en las cuales el artista ó no pue-
espíritu absoluto engendra por sí la sublimidad subyectiva de representar un objeto en sí positivamente grande y su-
y la retira á su propio fondo. Lo trágico positivo consiste en blime, conforme á su naturaleza y dignidad, procurando
que la sublimidad subyectiva se nos presente á una fuerte de consiguiente ocultar su débil talento tras una hojarasca
luz como emanación divina: el héroe aparece como el su- de voces altisonantes, ó bien presume poder sellar lo insig-
blime fenómeno de un gran carácter humano, mas sublime nificante y común, con una fogosidad facticia y hacer subli-
si le consideramos como órgano de una voluntad superior, me su lenguaje, recargándole de flores y sííiiiles. Esta cua-
y si el mismo está persuadido de obrar por una misión di- lidad del estilo es exactamente igual en su significado, á la
vina. Lo trágico negativo es el destino: á la verdadera idea que los ingleses suelen llamar bombasí, y los francesespfte-
del destino trágico atribuimos dos momentos; el absoluto bus. Si la hinchazón se remonta hasta hacerse enteramente
y el sujeto. Ambos se guardan una relación mutua y el incomprensible, y carecer de todo sentido, toma el nombre
sujeto realmente debe al absoluto su existencia, virtud y de embolismo ó palabrería.
grandeza, apareciendo en consecuencia como un poder sig- La idea de lo estravagantese determina de muy diferen-
nificativo; pues degenerando la grandeza humana en pe- tes maneras. Sulzer dá este dictado al falso maravilloso ,
quenez, se demuestra en lo trágico que la grandeza es Eberhard á lo que es grande de un modo contranatural y
debida á otra cosa superior, y que comparada esta con aquella absurdo, que otros llaman estraordinariamente mentecato,
queda solo un objeto limitado por debilidades y desnu- atrevido con escenas absolutamente inesperadas, aprendido
dez. En la misma ruina de la sublimidad humana se paten- á la aventura, etc. Todas estas varias definiciones cómoda-
tiza la divina , y la pena para el espectador se convierte en mente se reducen á la idea de lo estrañamenteexagerativo,
una sensación de conciliación tanto mas pura , cuanto mas que aparece disparatadamente en lucha contra la naturale-
claramente conocida es esta demostración de la persona za y el entendimiento, contra la verosimilitud y aun la
trágica. Para resolver todas las dificultades se deben distin- posibilidad, y por lo mismo se transfiere al género cómico.
guir tres grados en la idea del destino. En el mas inferior 6 Pero si lo estravagante en un sentido cómico ha de ser
grado primero, aparece el absoluto como el oscuro funda- apropiado á objetos de representación artística y escitar un
mento de un poder natural infinito á quien el sujeto debe- recreo estético, es preciso que sea tratado francamente y
sacrificar su existencia, restituir su grandeza y pagar tributo exprofeso como estravagante, según lo manejaron Cervan-
no en virtud de un débito formal, sino en términos comu- tes, Ariosto, Wieland y otros. Si por el contrario, el artista
nes, porque como existencia finita é individual, no es ade- mezcla lo estravagante con lo grande y sublime , teniéndolo
cuada á la universal. En el segundo grado, con el cual pro- por tal involuntariamente y sin conocimiento para adoptar-
piamente empieza el verdadero trágico, domina el destino lo y representarlo, no podremos menos de burlarnos del
como justicia, y juntamente como poder espiritual en un representante sin atribuir á su producto ningún valor es-
distrito moral. El sujeto trágico cuenta en su pasión el dé- tético. Si el artista por falta de energía desfigura con una
bito en una falta moral imputable, y de que está íntima- representación trivial, común é innoble, lo que en sí es
mente convencido; no destruye generalmente los límites de grande y sublime, se origina lo bajo, que también se de-
la existencia, sino que traspasa los límites de lo finito, viola nomina chabacano, rastrero, etc. Si el artista enerva con
el orden moral y por tanto su aparente grandeza se subleva descripciones prolijas, con esposiciones circunstanciadas é
repentinamente para el castigo, aunque no sin preparar an- iluminadas de representaciones parciales , pensamientos
ticipadamente la degradación y aniquilamiento. En el ter- verdaderamente sublimes, se origina lo desmazalado, lán-
cer grado, ó mas pura y diáfana forma de lo trágico, ambos guido, flojo y caído.
elementos del mismo son (jontinuados en toda su estension. Á lo sublime se contrapone lo ridículo : aquel despierta
Uno de ellos, el espíritu absoluto, aparece como la acen- en nosotros la idea de una grandeza, y este la de una pe-
drada unidad espiritual de todas las verdades y leyas mo- quenez infinitas.
rales: el otro elemento aparece como un sujeto que ha cifra- La idea de lo infinitamente pequeño se nos escita cuando
do su pasión en una de estas verdades morales, buscándola percibírnoslo disparatado; y perianto, la noción délo ri-
con enérgico celo. Este sujeto obra racionalmente, pues lo dículo exige el disparate. Nos aplicamos determinadamente
que desea es una verdad, un deber humano y virtud posi- á comprender el disparate y al punto que lo hemos com-
tiva; pero obra equivocadamente en cuanto esta verdad prendido tal, el esfuerzo se convierte en relajación que se
tiene su puesto en el complexo de otras leyes morales que manifiesta al esterior por medio de la risa. Para escitar la
son igualmente verdaderas, si bien el sujeto en la ofuscación sensación de lo ridículo, es precisa también la posibilidad de
de su pasión aislada, nolesdá este concepto. Por esta causa atribuir el disparate á aquello en que se encuentra ; y así á
en otro sujeto se le presenta con la misma fuerza de pasión ninguna persona de gusto y cultura aparecerán ridiculas las
una ley moral diferente y en su inteligencia con igual mo- imperfecciones naturales: lo ridículo se limita únicamente
tivo carece de razón. Estas razones aisladas abren entonces á las libres acciones del hombre, porque á un ser falto de
una-lucha cuyo resultado es que ambas en el ardor de la libertad no podemos estender semejante cualidad sino cuan-
pasión, se despojen de su aislamiento y así aparezca en ab- do con la imaginación le consideramos personalidad 6 lo
soluto espíritu la superior unidad de ellas, cediendo una de personificamos. Pero no todo disparate imputable es ri-
las razones su competencia de sinrazón. dículo. No es ridículo aquello que depende de groseros er-
Suelen citarse como viciosos empleos del sublime los si- rores del raciocinio (lo especulativo), ni tampoco lo que con-
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siste en un desorden moral, ni menos lo que puede ser donde haya desproporciones é inconsecuencias, y por tanto
prácticamente perjudicial, tener consecuencias serias ó en- en los impulsos y acciones del hombre aparece lo ridículo
caminar á pensamientos graves. Nos reimos de ver al dis- únicamente cuando se patentizan las desproporciones é in-
traído Regnard con la espada ceñida al costado derecho , consecuencias. Si un miedoso , por ejemplo, blasona de in-
un sombrero puesto y otro bajo el brazo; pero semejante trépido, un loco reviste el semblante de cuerdo y discreto,
aspecto deja de pertenecerá lo ridículo tan luego como sa- ó una vieja horrorosa hace de joven y bonita, resulta una
bemos que el supuesto distraído es un pobre enagenado. El suma ridiculez. Pero en la vida de los hombres se presenta
disparate debe tener cabida en las cosas frivolas y ser en sí en toda su fuerza lo ridículo si sus designios y las reglas de
mismo demasiado bajo para el desprecio, demasiado bueno conducta admitidas para su realización, ó si la mente y el
para odio, y demasiado leve para una seria meditación. medio, el propósito y el acto están entre sí en abierta des-
Según Kant lo ridículo consiste en reducirse súbitamente proporción. Además es preciso ceder el raciocinio é inten-
á nada , una esperanza muy sostenida. Sin embargo, una ción propia ai que comete el disparate, y de esta suerte re-
esperanza muy formalizada con frecuencia es súbitamente salta el absurdo con mas claridad y sorpresa. Es ridículo
reducida á nada sin escitar la sensación de lo ridículo; y que un corregidor presumido de su alta sabiduría publique
muchas cosas ridiculas lo son sin reducir súbitamente á nada una orden de cerrar las puertas de la ciudad para coger un
una esperanza formal. Lo ridículo no puede existir masque pájaro que se le haya escapado.

Historia natural.
LAS PALOMAS.

La familia de las palomas pertenece en un orden inter- mente doméstica es la zorita. Es muy apreciada, no solo
medio entre los páseres y las gallináceas. Su pico es com- por el es(|uisito sabor de su carne, y por otras cualidades
primido, corvo en la punta y desde la base de la mandíbula de que luego hablaremos; sino también como un objeto de
superior parte una membrana desnuda y blanda, en la que diversión y recreo: su reluciente plumaje, dulce arrullo,
se abren ios orificios de las narices, las que están cubiertas acompañado de estrafios ademanes, y su amable índole, la
por una escama cartilaginosa algo entumecida. Tienen há- hacen tan propia para una estancia como para un palomar.
bitos mansos y familiares; viven apareadas, y,en cada pa- No menos interesa la tórtola con sus suaves y amorosos há-
reja se observa una ternura y constancia admirables, en bitos; sin embargo, viene á enfriar algo la poesía de que
términos que no se disuelve nunca sino con la muerte de la reviste nuestra imaginación, la idea de que los habitan-
uno de los que la forman. El macho ayuda á la hembra en tes de los países frios y húmedos de Europa le atribuyen la
la construcción del nido y á empollar los huevos; que por estraordinaria propiedad de atraer hacia ella los resfriados,
lo regular no pasan de dos en cada puesta; aunque verifica catarros y reumatismo; y en consecuencia conservan junto
muchas al año. Los pichoncitos no se hallan en disposición á sí estos animales durante el invierno en sus mismas ha-
de andar desde que ven la luz, como acontece en los po- bitaciones. « Lo cierto es, dice Bechtein, que la tortolita en
lluelos de las gallinas; sino que nacen ciegos y endebles , cuanto tiempo dura ía enfermetiad de sus amos ella tam-
cubiertos de un lijero vello, y no abandonan el nido hasta bién está enferma.» Esta simpatía puede esplicarse por la
hallarse del todo vestidos de plumas. Hasta entonces los acción del aire sofocado de las estancias calientes, en lasque
padres los mantienen, desengurgitando el alimento á me- se mantienen encerrados los afectos de reumatismo. Pero
dio digerir y en forma de papilla en el pico de los pichones. vamos á particularizar dichas especies.
Las palomas comen casi esclusivamente granos y bayas, La ZORITA [Columba palumbus LIN.). ES la mayor de las
aunque alguna vez también insectos; beben de un tirón cuatro especies mencionadas; y tiene la cabeza cenicienta,
metida la cabeza en el agua; al paso que las gallináceas la las partes laterales y superior del cuello de un verde do-
levantan á cada sorbo. Viven las palomas en las orillas de rado metálico cambiante en azul y cobrizo según los acci-
los bosques y en las inmediaciones de las aguas y no acos- dentes de la luz; vése á cada lado del cuello una semiluna
tumbran á reunirse en bandadas sino en las épocas de emi- blanca; el pecho es de un matiz violáceo; la parte superior
gración ; su vuelo es algo pesado y ruidoso, pero lo sostie- de la espalda y las coberteras de las alas, ceniciento-par-
nen por mucho tiempo. duzcas; las rameras primarias, pardas, con los bordes es-
La familia de las palomas consta de tres géneros: 1." Las temos blancos; el pico amarillento; el iris amarillo, y los
¡miomas, que tienen las patas cortas, y el pico delgado y pies colorados y casi enteramente cubiertos de plumas.
flexible. 2. Las palomas-gallinas ó colombi-gallinas, con los Aunque las zoritas viven en toda Europa, prefieren sin em-
tarsos altos y los hábitos análogos á los de las gallináceas bargo los paises meridionales. Llegan á la primavera y emi-
propiamente tales; y 3." los colombares, los cuales forman gran en otoño; viajan por lo regular á bandadas; y alguna
una división muy marcada, caracterizada por un pico grue- vez también solas y aisladamente. Albérganse con prefe-
so y sólido, los tarsos cortos, y los pies anchos y bien con- rencia en los altos arbolados. Construyen con tronquitos su
torneados. nido, de bastantes dimensiones y capacidad para contener
En Europa solo tenemos especies del género columba, juntos al macho y á la hembra. Son aves muy agrestes,
de las cuales conocemos cuatro en estado silvestre que son: siendo imposible reducirlas á domesticidad; aunque al pa-
hpaloma zorita, bravia, ó agreste; el colombino, ó pequeña recer poseyeron los antiguos el medio de lograrlo.
sorila; hpaloma torcaz, ó de roca, y la tóriola. Aunque to- El COLOMBINO [Columba cenas, LiN.) Comunmente la
das son mas ó menos domesticables, la única verdadera- llaman pequeña zorita; y en efecto lo es algo mas que la an-
95 80 se
tecedente. Su plumaje es gris-apizarrado; el pecho violá- ra, llamada tamhiea palo7navoladm'a, está muy difundida
ceo; los lados del cuello de un verde metálico y cambiante; por Europa; es gris, azul, roja, negra, de color de canela,
tiene dos manchas negras en cada ala, regularmente en las amarillento, variado con pintas blancas y negras, etc. Esta
pennas bastardas y en las grandes coberteras. Los colom- especie de paloma tiene el vuelo muy elevado y reconoce
binos viajan á bandadas de trescientos á cuatrocientos en fácilmente su palomar en medio de las innumerables chi-
busca de climas templados, arreglando sus viajes conforme meneas de una gran capital ; de ella se servían, y aun
á las vicisitudes de las estaciones. Albérganse en los bos- se sirven los orientales para llevar mensajes. Refiere Belon,
ques y anidan en las ramas ó huecos de los árboles: son muy que los marineros de Egipto y del archipiélago griego cria-
comunes en África. ban en sus embarcaciones de esta especie de palomas á fin
La PALOMA TORCAZ Ó DE ROCA (Columba livia, BRISS.) ES de soltarlas así que llegaban á su destino; luego regresaban
aun mas pequeña que las dos precedentes; tiene su pluma- las aves al punto de donde el buque saliera, y anunciaban
je un color gris-apizarrado; el contorno del cuello de un á las familias de la tripulación la prosperidad del viaje. En
verde cambiante metálico; dos fajas negras en el ala, y el Siria, Arabia y Egipto, llevan palomas metidas en cestos á
ovispillo blanco; al paso que en el colombino es este de un considerables distancias, y después, dejando á veces pasar
blanco ceniciento ; cuya particularidad principalmente es un mucho tiempo, se las suelta atándolas un billetito en el
distintivo de la torcaz. Anida con preferencia en las rocas , ala. Una vez libre el animal, se eleva primero verticalmen-
en las torres antiguas y en las ruinas; y nunca hace el nido te á una altura considerable, desde cuya región parece que
en los árboles como las especies que anteceden ; siendo tal emplea algunos instantes en orientarse sobre el rumbo que
vez nosotros deudores á este instinto de la facilidad con que ha de seguir, y por último, se dirige sin vacilar directa-
conservamos estas aves en los palomares. Las torcaces sil- mente al punto donde dejó su antigua mansión. En el Mo-
vestres viven á bandadas; y aun dicen que siempre hay gol emplean las palomas como correos en las ocasiones de
una de ellas que vi- importancia ó de ur-
gila por la seguri- gencia: dichas aves
dad de las compa- viajan con asombro-
ñerascuando van en sa rapidez, y algunas
busca del sustento. veces las ven tendi-
En las comarcas po- das en la arena con
bladas de Europa es el piquito abierto es-
muy raro ver es- perando el rocío que
tas aves en estado las refresque, y así
bravio; y solo las tomar aliento. Em-
hallamos en tal es- pléanías también en
tado de independen- las poblaciones si-
cia en las islas del tiadas para llevar
Mediterráneo. En- pliegos y noticias, de
tre nosotros, no solo que no faltan en la
se habitúan con fa- historia memorables
cilidad al estado do- ejemplos. En 1574
méstico , sitio que el príncipe de Oran-
espontáneamente ge se sirvió de uno
de estos correos, de-
abandonan su liber-
Paloma torcaz. . hiéndele la ventaja
tad, por la vida de
de hacer levantar el sitio de una de sus plazas fuertes; por
nuestros palomares. Por consiguiente es el tronco y cepa
lo que quiso que las palomas que hablan salvado la ciudad
principal de donde llevan su origen nuestras palomas do-
fuesen alimentadas á costas de la población en un palomar
mésticas, cuyas variedades de raza hánse multiplicado al
construido á propósito para el caso; no solo esto, sino que
infinito.
quiso que después de muertas fuesen enbalsamadas y cus-
Dívidense las palomas domésticas, en unas que mante- todiadas en la casa municipal en demostración de eterno re-
nemos siempre encerradas en el palomar y se llaman terres- conocimiento. Concíbese muy bien que estos correos se ha-
tres; y otras que casi pueden mirarse como libres, puesto yan empleado en asuntos que nada tienen que ver con la
que todos los dias dejan su mansión y se desparraman por política; sobre lo que pudiéramos citar el ejemplo de cierto
los campos; y tienen el nombre de voladoras. La variedad abogado joven, habitante en una ciudad populosa quien
llamada Torcaz de palomar ha conservado del todo su plu- envió su anciano tio á pedir la mano de una señorita, que
maje y hábitos primitivos; y alguna vez vuelve á la vida vivía con su padre en un lugar cercano. El bueno del tio
independiente. La paloma mensajera es una variedad de pe- se encargó muy gustoso de la comisión]; pero como al
queña talla, notable por su fecundidad , por la lijereza del joven le interesaba conocer pronto la respuesta, añadió al
vuelo, y sobre todo por la particular facultad que tiene de tio unos mensajeros suplementarios metiendo una paloma
volver á hallar desde inmensas distancias el palomar en el en cada bolsillo del redingote. Acaso se diga que basta-
cual nació, ó aquel en donde tiene su cria. Los traficantes ba con una; pero los amantes verdaderos son previso-
en palomos fundan en dicha propiedad un trato fraudulen- res; y el nuestro no olvidaba las garras del gavilán. Las
to. Cuando tienen noticia de que el comprador lleva inten- instrucciones de este tio de comedia clásica eran, que si
ción de poner el ave en palomar abierto, se la venden por la respuesta fuese favorable debia soltar las palomas con
muy poco precio, pues saben que por mucha que sea la dis- cinta colorada que de antemano les ató á la patita; y su-
tancia, y por bien tratada que esté en su nueva habitación, poniéndola rdversa, soltarlas sin cinta. Fué el amante al
ha de volverse á la antigua; de modo que hay paloma que se palomar, y á los doce minutos de la respuesta las palomas
, ha vendido diez veces por una misma persona. La Mensaje-
^ 81 l€
habían vuelto con sus cintas coloradas. Presúmase cuál se- con mas intensidad que los numerosos músicos de un gran
ria la acofíida del amante abogado. teatro. El murmullo de las corrientes de las aguas; el blando
Las palomasfopuf/as, constituyen una raza bien marca- susurro de las hojas que desde e] piano gradualmente hasta
da, la cual debe el nombre al hábito que estos animales tie- el forte se modifican al infinito; el lejano ladrido de los per-
nen de hinchar el buche llenándolo de aire. El wlteadur, ros, el balido de las ovejas, los mil cantos de los páseres
tipo de otra raza, elévase agrande altura, y luego dá cinco parleros, interpolándose el estridente chillido del picover-
ó seis vueltas sobre sí mismo con la caíjeza hacia atrás cual d e , y el triste graznido del cuervo, que contrasta con el
si-tuviese vértigos; otras tienen el vuelo circular al modo alegre bullicio de los demás pájaros; todo ese conjunto de
de las aves de rapiña batiendo las alas: sus movimientos y armónicos sonidos forma una sinfonía pastoril, queBeetho-
aire participan de la influencia de la domesticidad : lo cier- wen mismo confesaría ser superior á la suya. Añádanse las
to es que por el solo efecto de la libertad tardan muy poco pisadas en la seca hojarasca del líjero cervatillo, la rápida
en perderse. La raza de las palomas mongiles, se conoce por é instantánea carrera del jabalí al través de la maleza der-
la especie de toca que les desciende por los lados de la ca- ribando las ramas con estrépito , y acompañando su galope
beza y por la espalda; aunque no tienen el vuelo rápido, con un sordo gruñido; y así podrá comprenderse que en el
por otra parte • seno de la na-
son muy fami- turaleza vi vien
liares y fecun- te puede estu-
das. La paloma diarse la histo-
con collar es ria natural mu-
una variedad cho mejor que
que se aproxi- en un i n a n i -
ma á la antece- m a d o museo.
dente, pero es Con todo , las
nías pequeuita vastas coleccio-
su vuelo soste- nes que existen
nido , aunque en alguiiasciu-
algo pesado, y dades de Euro-
acaba siempre pa tienen una
por volve'r al incontestable
palomar , sea utilidad para ol
cualquiera la estudio de las
distancia que formas del reí-
de él la separe. no animal.
Con.alguna di-
Las especies
ficultad dá el
alimento á sus estranjeras son
pichones á cau- las siguientes:
sa de la corte- La PALOMA
dad del pico : EISORIA Ó TÓH-
llega esta á ser TOLA CON CO-
tal en las palo- LLAR (Columba
mas polacas , rísoria,LiN,)Es
que los pobre- originaría del
cilios mueren África,llevaeri
de h a m b r e , la cerviz un co-
siendo necesa- I 1 liccco u paloma c( oíat".! llar n e g r o .
rio, si se quiere conservarlos, hacerlos criar por otras pa- Críase en pajareras, pues sus hábitos son mansos como los de
lomas de pico largo. Las palomas romanas se conocen en un tórtola europea, aunque es aquella mucho mas limpia;
cerco de piel desnuda, colorada y arrugada que tienen al su arrullo se asemeja á la risa ; pero tiene otros sonidos mas
rededor de los ojos; su plumaje es gris, pesado su vuelo, su tiernos para llamar á su compañera: cuando arrulla no dá
andar torpe y su fecundidad mediana. vueltas como hace la paloma doméstica; en vez de esto dá
LaTóirroLA {Columba lurlur, LiN.) Vive en los bosques algunos saltítos hacía adelante, se para , llena su buche de
lo mismo que la zorita; se distingue por su manto leonado aire y luego baja el pico hasta el suelo.
con manchas pardas, y su cuello azulado con una mancha a Entre las especies estranjeras debe contarse la columba
cada lado de color blanco y negro mezclados. Es la mas p e - arcuatrix áe Temminch; especie perteneciente al Sud del
queña de las cuatro especies silvestres que viven en Euro- África, y que corresponde á la familia de las rapaces
pa. Nos abandona á fines del verano para ir á invernar en diurnas. Es menor que la zorita comur., pues solo tiene
los países meridionales. Busca albergue en los sitios mas es- 15 pulgadas de longitud total; las partes superiores son de
pesos; umbríos y frescos del bosque; de ordinario hace el color pardo violáceo; la frente negruzca; encima de la ca-
nido en los grandes árboles, construyéndolo con tronqui- beza es gris-azul; la aureola de los ojos anaranjada; la^
tos y dándole una forma casi llana. Viven en parejas y reu- mejillas grisáceas; el cuello de un gris vinoso, con los bor-
nidas en pequeñas bandadas; su arrullo tiene una espresion des de las plumas de un matiz mas claro; una faja blan-
triste y plañidera, y desempeña maravillosamente su parte quizca con manchas negras en el pecho; las coberteras del
en el gran concierto de armonía de las vastas selvas, arrao- ala y partes inferiores de un color pardo vinoso, salpicadas
fías que penetran en el corazón y le conmueven mejor y de manchitas blancas; el pico v pies amarillos. Por sus habí-
TOMO 111. U
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tos se asemeja mucho á la zorita; en su ^uelo describe una majestuosa columna, vuelve á sus undulaciones, imitando
serie de parábolas irregulares, acompañándolas con un can- en el aire, aunque en desmesurada escala, la sinuosa mar-
to muy agradable. Como es sabido , es el pasto predilecto cha de la serpiente.
del águila blanquizca, que le dá una caza tan diestra como Desde que las palomas divisan de lejos una suficiente can-
activa. tidad de alimento en los árboles ó en los campos, dispónen-
La PALOMA TIAJEBA [Columba migratoria, LIN.) Distin- se á hacer alto; y entonces se las vé volar circularmente
güese de las precedentes por su cola larga y aguda; tiene para explorar los alrededores; de manera que sus giros en
el ave 22 pulgadas de longitud desde el pico hasta el estre- planos de diferentes inclinaciones, hacen brillar alternati-
rao de las rectrices. La cabeza es de un azul apizarrado , vamente los bellísimos colores de su plumaje. Según en que
cuyo matiz, salpicado de manchas negras y pardas, domina posición , se vé á toda la banda revestida de azul claro; al
en todo el plumage: el cuello presenta los colores mas be- que en un momento se sustituye un matiz purpúreo subi-
llos; el dorado, el verde, la púrpura y la escarlata brillan do; y luego desaparecen entre la espesura de los árboles,
con magníficos reflejos; el vientre es blanco puro; las dos que en un abrir y cerrar de ojos dejan sin fruto. Al medio
rectrices medias son negras, y las demás blancas; el pico y día descansan , y hacen la digestión posadas en los árboles;
las uñas negras y el iris anaranjado. Esta especie pertene- pero al ponerse el sol se elevan todas á un tiempo para ir á
ce á la América del Norte; aliméntase con los frutos del pasar la noche tal vez á cien leguas de donde comieron.
álamo, del moral, de la encina, del haya, etc., y con trigo La constancia con que vuelven á dormir en un mismo
y arroz. Emigra del sud al norte, y del este al oeste, desde sitio, les ha sido fatal desde que el hombre se ha posesiona-
el Golfo de Méjico hasta la bahía de Hudson, cuyos viajes do de las soledades de América. Las palomas escogen para
no solo se arreglan según las vicisitudes de la estación, sino ello un bosque de altos árboles; pero allí mismo se prepara
á los medios de subsistencia que las comarcas por donde durante la noche una horrible escena de destrucción. Pue-
viaja pueden suministrarle. blos enteros de cazadores y grangeros van á esperar allí an-
La paloma viajera tiene un vuelo tan rápido que es un tes de ponerse el sol; unos llegan con carros vacíos, que se
asombro: en Nueva York se han muerto de estas aves, y llenarán dentro de pocas horas; otros conducen piaras de
en la molleja se les halló arroz todavía no alterado por la cerdos para cebarlos allí mismo con la sabrosa y nutritiva
digestión, arroz que solo podían haberlo comido en la Ca- carne de paloma ; cada cual hace sus preparativos; cárganso
rolina ; y como los alimentos mas difíciles no pueden resis- las escopetas, cnciéndense las hachas, los hornillos están
tir mas allá de doce horas á la acción del jugo gástrico en los llenos de azufre, cuyo vapor mefítico debe derribar las aves;
animales, de ahí se dedujo que hablan e» seis horas corrido todo en fin se halla dispuesto; cuando á eso dalas nueve
un espacio de 400 millas; es decir 25 leguas por hora, ó una óyese un clamor general diciendo: ¡Aquí vienen! Llegan
milla por minuto. en efecto; y su paso mueve al aire como la brisa precursora
No menos aventajada es su vista que su vuelo; puesto del huracán. Abátense innumerables legiones encima de
que desde las elevadas regiones del aire divisan las frutas y los árboles, y entonces empieza una escena de carnice-
granos que pueden alimentarlas; y si por casualidad no han ría y confusión imposible de describir: la gritería de los
fructificado los árboles que las sustentaron el año ante- hombres, los repetidos tiros, el estallido de las ramas su-
rior, se las vé pasar de largo hacia otras mas fértiles co- periores de los árboles, que se rompen y desgajan bajo el
marcas. peso de las infelices aves, que se desploman sobre las que
Pero lo que mas sorprende en las costumbres de la palo- ocupan las ramas que están debajo; todo ese terrible tu-
ma que nos ocupa es el sinnúmero de individuos que com- multo escita una penosísima sensación en el naturalista,
ponen sus aéreas y viajeras legiones. Durante la estación de quien solo con el objeto de observar permite alguna vez la
otoño, recorriendo Audubon el Kentucki, vio pasar por en- destrucción de un ser dotado de vida. Durante tan atroz
cima de su cabeza 163 bandadas en el espacio de veinte carnicería van llegando nuevas bandadas, y palomas á mi-
minutos; finalmente, todas se juntaron, y ocultóle la luz llones, hasta media noche que llegan las últimas ala selva;
del sol una nube inmensa de palomas: durante esa eclipse pero el estrago y la matanza continúan hasta que amanece
de nueva especie, caia como granizo el estiércol de los vo- el dia siguiente. Así que los primeros rayos del sol doran
látiles, los cuales con su vuelo producían un ruido monó- las copas de los árboles, las bandadas abandonan el bos-
tono que provocaba al sueño. El cálculo que hizo Audubon que, y van en busca de alimento, sin que en su infinito
para deducir el número de dichas aves arrojó una suma número aparezca disminución sensible. Entonces cambia la
asombrosa. Supongamos, dijo, una columna de 1 milla de escena: á la algazara y confusión nocturna, suceden los
anchura, y supóngase que efectúe su paso en 3 horas: aullidos de los lobos, zorras, linces, cuguares, que apudea
como su velocidad es una milla por minuto, su longitud á participar del festín que el hombre les ha preparado; así
será de 180 millas, compuesta cada una de 1,760 yards: si como también con el mismo intento, se ven descender de los
cada yard cuadrado lo ocupa im par de palomas, se hallará aires águilas, aleones, buitres y cuervos, y todos se apro-
ser el número de estas aves 1,115.136,000. Consumiendo vechan de aquella noche de destrucción.
cada individuo diariamente medio cuarterón de frutos, el Los colombares forman un género bien señalado en la fa-
alimento de una bandada «eccsita 8.712,000 fanegas de milia de las palomas; distínguense por su pico grueso y
granos cada día. fuerte, complanado lateralmente; sus tarsos son cortos, y
Las bandadas viajeras se mantienen á una altura muy su- sus pies anchos. Solo se conocen algunas especies, pertene-
perior al alcance de la mejor escopeta. Desde que algún ga- cientes todas á la zona tórrida del antiguo continente.
vilán amenaza la retaguardia, estréchanse las filas forman- El género colombi-yallinas forma transición entre las de-
do una masa compacta, la cual ejecuta las mas hermosas más palomas y las verdaderas gallináceas; tienen los tarsos
evoluciones en los aires; ya precipitándose hacia la tierra altos y buscan su alimento en el suelo como los gallos, sin
con el ímpetu de un torrente, ya, cuando sus giros y rodeos subir nunca á los árboles, y el pico es delgado yflexible.El
hjm desconcertado al enemigo, roza casi el suelo con una colombi-gallina HOCCO, Ó PALOMA CORONADA [Columba co-
TQlocidad ini;oncebib!e, y levantándose otra vez como una ronóla, LIN. ) vive en el Archipiélago índico; es entera-
^ 83 .<
mente azul apizarrado, con color marrón y blanco en el mas largas y delgadas. Esta especie es doméstica en Java ,
ala; adórnale la cabeza un crestón vertical formado de plu- pero en Europa nunca ha sido posible domesticarla.

Fisiología.
LOS TRES REINOS DE LA NATURALEZA.

Comparación de los animales con los vegetales.


Ello es innegable que hay en la naturaleza tres clases de según la cantidad de moléculas que se han agregado para
seres muy distintos, en razón á su modo de existir. En constituirle. Lo mismo sucede aun cuando la forma sea
efecto, cuerpos hay que gozando de ciertas propiedades ge- cristalina, en una misma sustancia puede ser muy diminuto
nerales no hacen mas que crecer; otros hay que á mas de y muy enorme. Al contrario, el volumen del cuerpo orgá-
estar dotados de las mismas propiedades generales que los nico es determinado; cada vegetal tiene su estatura propia,
precedentes, tienen otras resultantes de su composición or- correspondiente á su especie , y que, prescindiendo de al-
gánica, á mas de crecer, tienen vida; existen otros, en fin, gunas pequeñas aberraciones, podemos llamar fija para
que á mas de reunir lo que las dos clases predichas, á mas cada uno.
de crecer y vivir, tienen un centro perceptivo mediante cu- Se llama naturaleza química la materia que constituye el
yo funcionar juzgan, infieren, y gozan de una vida llamada cuerpo. Bajo este punto de vista no dejan de presentar los
relativa. Estoes puntualmente lo que estableció ya el in- minerales algunos caracteres distintivos. En efecto; en el
mortal naturalista sueco en uno de sus cánones: Mineralia mineral pueden hallarse todos los elementos conocidos de
wescwwí; vegetabilia crescunt el vivunt; animalia vero crescunt,la materia; en segundo lugar, la composición es muy sim-
mvunt et sentiuní. De aquí la acreditada división de los cuer- ple, pues algunas veces es formado de un solo principio, y
pos en los tres reinos, mineral, vegetal y anima!, división en los demás no presenta muchas veces mas que una com-
que por estar fundada en la misma naturaleza de los seres, posición ternaria; en tercer lugar, ofrece el cuerpo bruto
ha sido respetada de todos los naturalistas. Siguiendo pues combinaciones fijas, porque sus elementos han satisfecho
esta división, recorramos sumariamente los caracteres que completamente las afinidades enérgicas que les arrastraron ,
diferencian los minerales de los vegetales, y pasaremos en y de aquí la gran resistencia que ofrecen los cuerpos inor-
seguida á las diferencias que distinguen á estos últimos de gánicos á la descomposición : en cuarto lugar, los principios
los animales. que le constituyen son los mismos á los cuales refiere la quí-
Entre los minerales y vegetales hay todas las diferencias mica todos los cuerpos, y que esta ciencia aun no ha podi-
que existen entre un cuerpo inorgánico y uno organizado. do descomponer. Por último, los elementos que se han reu-
Estas las reduciremos á dos clases : la primera contendrá nido para constituiré! mineral, no lo han verificado sino en
las diferencias resultantes de su composición material, y la virtud de afinidades químicas generales. En el vegetal todo
segunda las que resultan de su acción particular. al contrario : no se encuentra masque un pequeño número
Guando se estudia la composición material ó la estructura de elementos; en segundo lugar, sú composición es menos
de un cuerpo, es necesario observar lo que se vé esterior- simple, el vegetal mas sencillo ofrefce cuando menos una
mente, y lo que se manifiesta cuando se penetra al interior. composición ternaria, oxígeno, hidrógeno y carbono; ter-
La forma y el volumen corresponden á la observación es- ceramente, las combinaciones son movibles, pues sus ele-
terior; la naturaleza química y la textura al examen inte- mentos no han satisfecho enteramente las afinidades que
rior. Bajo cualquiera de estos cuatro aspectos los minerales los reunieron; en cuarto lugar, se pueden distinguir en el
se distinguen de los vegetales. En el minera! la forma del vegetal (y en general en todos los cuerpos orgánicos) dos
cuerpo no está marcada de un modo invariable; comun- especies de elementos; químicos ó inorgánicos: estos son
mente es irregular, y dependiente del orden bajo el cual se los que presenta un mineral cualquiera, y los que la quí-
han agregado las moléculas que lo constituyen: las molécu- mica saca por el análisis de todo cuerpo; elementos orgá-
las elementales son las_ únicas que tienen una forma cons- nicos, así llamados, porque no existen sino en los cuerpos
tante y determinada. Ello es una verdad que algunas veces vivos, siendo productos esclusivos de la organización y de
los minerales forman cristalizaciones regulares; pero para la vida: así por ejemplo, los vegetales y animales nos dan
que tal suceda, es preciso que el líquido del cual se precipi- oxígeno, hidrógenp, carbono, ázoe, varios metales, etc.,
tan las moléculas del mineral, goce, como nos enseña la materias que generalmente componen sus órganos, y que
física, de las condiciones indispensables de tiempo, espacio de consiguiente pueden llamarse sus elementos. En fin, no
y reposo. Mas una sustancia inorgánica, aun cuando cris- son las afinidades químicas ordinarias, ni la fuerza de co-
talice, toma figuras diferentes; el carbonato de cal, por hesión las que aseguran en el vegetal la asociación do las
ejemplo, cristaliza ó en rombos, ó en prismas hexaedros moléculas y elementos que lo forman; son si aquellas mismas
regulares, ó en sólidos terminados por doce triángulos es- fuerzas que constituyen los elementos orgánicos, es decir,
calenos , ó en dodecaedros , cuyas caras son pentágo- las fuerzas de organización y de vida. Mas el mineral pue-
nos, etc. En el cuerpo organizado la forma es constante; cada de ser compuesto y descompuesto; el vegetal no: un quími
vegetal tiene la suya determinada; y esta constancia en la co, en efecto, podrá componer y descomponer un mineral
forma se estiende no solo al cuerpo considerado en su totali- cualquiera; una sal, por ejemplo; pero no podrá componer
dad , si también á cada una de sus partes. En el mineral, la y recomponer un vegetal. Y ¿cómo podrá hacerlo sm co-
forma es generalmente angulosa, en los cuerpos organiza- nocer las leyes de vida, aquella afinidad vital, si asi puede
dos, redondeada. En el mineral el volumen nada tiene de decirse, que ha presidido á su formación? No por cierto ;
constante; puede ser indiferentemente pequeño ó grande, esta llama vivificadora que anima todo lo organizado, es,
d§ 84 ic
como ha dicho uti naturalista de estos tiempos, una porción ofrece el inorgánico. Todos los cambios que esperimenta el
de fuego sagrado que ningún.Prometeo moderno ha po- mineral son relativos á su masa, volumen ó figura. En efec-
dido aun robara! cielo. to; si_se deposita una cantidad de moléculas cualquiera so-
La textura ó disposición íntima nó es mas que el arreglo físi- bre un mineral, aumenta de masa, aumenta de volumen.
co de las molóculas que componen los cuerpos. Por esta parte Si se separa una cantidad de moléculas disminuye de masa y
ofrecen también los minerales algunas diferencias. Primera- volumen. Estas son las únicas modificaciones que puede es-
mente, en el mineral las moléculas están siempre colocadas perimentar el cuerpo mineral. En segundo lugar, estos cam-
por capas superpuestas unasá otras: en el vegetal, al con- bios ó modificaciones son indeterminadas, pues no dependen
trario, las moléculas forman una especie de trama, un en- sino de la mayor ó menor cantidad de moléculas añadidas ó
trelazamiento que constituye fibras, y estas componen los separadas, Y por último, todosestoscambiosse verifican en
diferentes tejidos. En segundo lugar, el mineral es todo só- la superficie del mineral; lo interior de nada participa. En
lido, todo líquido ó todo graseoso; jamás ofrece en su dis- el vegetal todo al revés; esperimenta cambios que no pue-
posición una reunión de partes sólidas y líquidas; el vegetal, den refíTÍrse á la masa, volumen y forma; en seguida te-
al revés, presenta siempre un agregado de partes sólidas y nemos que estos cambios son constantes, determinados- son
líquidas: al mismo tiempo que nos ofrecen partes cortica- el producto esclusívo de la actividad del mismo ser; y por
les y leñosas mas ó menos duras, tiene savia. En fin, en el último, no se verifican solamente en su superficie, sino que
mineral la masa del cuerpo es homogénea, es decir, com- también tienen lugar en su interior.
puesta de partes que se asemejan todas por sus cualidades Todo cuerpo deja de existir, fenece; pero los minerales
físicas y químicas, y por la acción que ejercen en el sistema de un modo diferente del de los seres orgánicos. El mineral
del cuerpo. En un pedazo de mármol, por ejemplo, no se cesa de existir, siempre y cuando la fuerza de cohesión y las
hallan sino nsoléculas de carbonato de cal que todas tienen afinidades de combinación que tenían juxta-puestas las mo-
la misma dureza, la misma composición y, lo que es mas, léculas que lo forman, son vencidas por las afinidades que
concurren todas de un mismo modo á la formación y con- ejerzan sobre él los cuerpos esteriores. El vegetal cesa de
servación del cuerpo. Al contrario, la masa de un ser or- existir cuando se detiene el movimiento nutritivo en virtud
ganizado es heterogénea , es decir, que el cuerpo está del cual, hemos dicho poco hace, se conservaba. La deten-
formado de partes que difieren por su forma, por sus cua- ción de este movimiento podemos lia...arla fija para cada
lidades físicas y químicas, y en particular porque no repre- especie, de donde se infiere que la existencia del vegetal
sentan todas un mismo papel en el sistema del cuerpo, sino es limitada; no puede prolongar al infinito su mecanismo
que cada una concurre á su manera á la formación y con- vital, este mecanismo se destruye por el hecho mismo de
servación del mismo. El vegetal, por ejemplo, ofrece en su permanecer en su ejercicio, y esta destrucción constituye
composición leño, médula, corteza, hojas, flores, etc. par- un fenómeno estraño para el reino mineral, una muerte. El
tes todas de figura , consistencia y composición química di- mineral no ofrece mas que las leyes geneíales: depende en
ferentes, y que concurren cada una á su modo a la conser- un todo de la gravitación, de la fuerza de cohesión de las
vación del vegetal. afinidades de la fuerza repulsiva del calórico, etc. El vege-
Todos los cuerpos son activos; todos ejecutan acciones á tal, si bien está sometido á estas fuerzas generales, obedece
favor de las cuales se conservan y concurren á los diferen- á mas á otras fuerzas que llamamos vitales y cuyo carácter
tes fenómenos del universo. Por sus acciones empiezan á principal es sustraer mas ó menos el cuerpo orgánico á las
ser, se conservan, son modificados durante su existencia , leyes generales de la materia. El vegetal triunfa, á lo me-
y fenecen. Bajo cada uno de estos puntos los cuerpos inor- nos momentáneamente, déla fuerza de gravitación cuando
gánicos se diferencian de los organizados. Un mineral debe prolonga sus tallos en el aire, cuando hace circular la sa-
su existencia á las fuerzas generales de Ja materia que Je via de bajo á arriba, y cuando á veces echa á lo lejos sus
han separado de la masa de otro mineral, ó han precipitado semillas. Tales son en Resumen las diferencias, que median
del seno de algún líquido las moléculas que le constituyen. entre los minerales y los vegetales: vemos pues claramente
En el reino mineral los individuos, en su sucesión son in- que los vegetales ó en general los cuerpos organizados, for-
dependientes unos de otros. El vegetal, al contrario, debe man un grupo aislado, y que éste, en virtud de lo espues-
su existencia á una generación; es decir, que proviene siem- to, no podrá jamás confundirse con el reino mineral. Exa-
pre de una molécula que ha pertenecido á uo vegetal se- minemos ahora los caracteres que distinguen Jos vegetales
mejante, molécula que se ha separado en circunstancias de los animales.
determinadas, y que ha sido formada en virtud de varios Por una parte, los vegetales, lo mismo que los animales,
desarrollos sucesivos. En una palabra, el vegetal nace. tienen por modo de estructura, una organización, es decir,
El mineral no goza la facultad de reproducirse; cesa de que su cuerpo presenta siempre una composición química
esistir si dá la existencia á otro mineral. El vegetal al con- opuesta á las afinidades químicas ordinarias, una reunioa
trario, disfruta Ja facultad de dar la existencia á otro indi- de partes sólidas y de partes fluidas, un conjunto de órga-
viduo semejante, y eso sin dejar de existir. La conservación nos, y tiene una forma y un volumen constantes y deter-
de los cuerpos inorgánicos no es mas que eJ resultado déla minados. De otra parte, los vegetales, igualmente que Jos
persistencia de las afinidades de agregación y combinación animales, tienen por modo de actividad, una vida; es de-
que reunieron las moléculas que lo forman. El vegetal se cir, tienen por origen una generación, crecen por intus-
conserva por un mecanismo que le es propio; por una parte suscepcion, acaban por una muerte, se conservan como
chupa de la tierra y absorve de la atmósfera una determi- individuos por una nutrición, y como especie por una repro-
nada cantidad de ciertos principios, los cuales asimila á su duccioi;y mientras la duración de su existencia, que es
propia sustancia; y por otra separa de sus órganos, arroja determinada, son susceptibles de esperimentar las muta-
de sí bajo la forma de escreciones, aquella parte cuya reten- ciones de las edades, y las de la salud y enfermedad. Así
cien seria nociva. que, nada mejor justificado que la aproximación que han
Todo cuerpo es susceptible de esperimentar modificacio- hecho los modernos de los vegetales y animales en una
npa; pero el cuerpo organizado presenta algunas que no misma oíase de cuerpos. Esta reducción es tan juiciosa, qne
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en el paralelo que vamos á hacer de esos seres, no podre- á lo menos tres de aquellos elementos anatómicos: el tejido
mos encontrar línea de demarcación absoluta entre ellos, y celular, que es el análogo del vesicular de los vegetales, el
parecerá no difieren sino de mas al menos. Sigamos el mis- tejido muscular, y el tejido nervioso. Cuarto; el vegetal
mo orden que para los cuerpos inorgánicos y orgánicos, com- en su interior ninguna cavidad presenta, ó tan solo una
parando sucesivamente la composición material y las ac- que reina en toda su longitud; el animal al contrario, por
ciones. lo común tiene muchas dispuestas unas encima ó delante de
La composición material es en unos y otros una organi- otras, la cabeza, el tórax, el abdomen, cavidades que se
zación; pero generalmente esta es mas sencilla en los ve- llaman splánenicas por cnanto encierran los órganos prin-
getales que en los animales; resultando de ellos algunas cipales. Finalmente, el vegetal ofrece menor número de
diferencias, sino entre todos los vegetales y animales, á lo órganos; todo se reduce en él á tejido celular y órganos
menos entre los que se hallan mas elevados en la escala. secretorius, sexuales ó reproductores: el animal, al con-
Por lo demás, comparémoslos su('esi\;amente bajo los cuatro trario , además de todos estos órganos, tiene vasos, órga-r
puntos de vista que hemos considerado en la estructura de nos sensoriales, locomotores, digestivos, etc. Afiadamos
los cuerpos inorgánicos y orgánicos, es decir, forma, volu- por último, que en los vegetales los órganos son tan senci-
men, naturaleza, química y testura. 1.° forma. Hay vege- llos, q''e pueden trasforiiiarse fácilmente unos en otros, lo
tales y animales que son igualmente atnorfus, es decir, cuyo cual jamas se observa en los animales.
cuerpo no pueda ser referido á forma alguna determinada: Pero estas diferencias, por capitales que parezcan, no
los hay igualmente que son radiarlos, es decir, cuyo cuer- son suficientes para diferenciar de un modo absoluto los
po consiste en radios dispuestos en torno de un centro. Sin vegetales de los animales, pues no se aplican á la generali-
embargo, muchos animales presentan una fui nía ^ar ó si- dad de los dos reinos, no conviniendo mas que á los vege-
métrica, es decir, que el cuerpo e.»itá compuesto dedos mi- tales y animales superiores. En muchos de lo.« primeros, los
tades semejantes y situadas á lo largo de una linea ú de un Huidos predominan visiblemente sobre los sólidos: muchos
eje medio; y al contrario, ningún vegetal la ofrece, a lo animales, lo mismo que los vegetales, tampoco tienen te-
menos en su totalidad; y aun la mayor parte presenta una jido muscular y nervioso, cavidades splánenicas, vasos, ór-
división horizontal, á saber, la raiz y el tallo. 2." Volumen. ganos distintos, etc. Por último, muchos sabios de la época
No suministra carácter alguno distintivo; ambos reinos actual, como Dutrochet, Brachet, etc., admiten en los vege-
presentan á la vez los mayores estremos, desde el mas pe- tales un sistema nervioso rudimentario. Pasemos al examen
queño liquen hasta el baoban, desde el arador hasta la ba- comparativo de las acciones.
llena. 3." Naturaleza química. Los elementos que forman Debiéramos comparar los vegetales y animales bajo los
los vegetales y los animales, generalmente son los mismos; cinco puntos de vista que hemos examinado en el estudio
no media diferencia alguna sino en su proporción relativa. de las acciones de los cuerpos inorgánicos, á saber, origen,
Así el carbono predomina en los vegetales, y como este modo de conservación, modificaciones durante la existencia -,
principio es sólido, su predominio nos esplica el por qué los destrucción y fuerzas matrices ó leyes que los rigen. Pero la«
vegetales se resisten á la putrefacción después de la muerte, modificaciones que esperimentan unos y otros son las délas
mayor espacio de tiempo que los animales. En e.itos predo- edades; su fin es igualmente una muerte; las fuerzas que los
mina el ázoe, y siendo este principio difusihie, se vé evidente animan, las de la vida; y bajo estos tres aspectos, su para-
la tendencia de esta clase de seres á la putrefacción después lelo no presenta cosa particular. Falta pues comparar su
de su muerte. El fósforo parece ser también mas propio de modo de ¿rigen y reproducción , y su modo de conserva-
los animales. La tierra que se obtiene de estos es mas gene- ción, es decir, los procedimientos por los cuales se cumplen
ralmente cal en estado de combinación salina; y al contra- en cada uno de ellos las facultades de nutrición y reproduc-
rio, la que se saca de los vegetales es arcillosa, y contiene ción, que son características é inseparables de toda vida. Di-
sílice. Por último, la composición química parece ser un chos procedimientos generalmente son mas sencillos en los
poco mas simple en los vegetales que en los animales; pues vegetales, y la vida de estos seres se compone de menor
mientras que los principios inmediatos de estos son con mas número de acciones. En primer lugar, puede señalarse en-
frecuencia compuestos cuaternarios, la mayor parte de los tre los vegetales y animales la importante diferencia de que
de los vegetales, al contrario, no son mas que compuestos en los primeros , todos los actos cuya sucesión constituye
ternarios. Tampoco se encuentran compuestos cuaternarios la vida, son irresistibles y fuera de la percepción del ser ,
ácidos sino en los animales; los compuestos cuaternarios verificándose sordamente, sin que tenga conciencia de ellos,
de los vegetales, son siempre neutros. 4." Textura. Bajo este ni pueda influir con voluntad en los mismos; mientras que
punto de vista se encuentran algunas diferencias. Primera- en los animales, algunos de dichos actos á lo menos están
mente , los vegetales y animales ofrecen ambos en su textura confiados y dependientes de su voluntad y conocimiento, á
una reunión de partes sólidas y líquidas: pero en los pri- saber: aquellos que, consistiendo en relaciones con el este-
meros dominan los sólidos; los líquidos, en los segundos; y rior, comienzan la nutrición y la reproducción; tal es la
héaquí una nueva causa de la lentitud de la putrefacción prehensión de los materiales nutritivos para el primer ob-
en unos, y de su rapidez en los otros. Segundamente, en el jeto , y la unión de los sexos para el segundo. Es cierto, en
Tegetal los filamentos que componen los órganos, están en- efecto, que mientras el vegetal absorve irresistiblemente
trelazados como en todo cuerpo organizado; pero sin em- y sin percepción ni voluntad de su parte en el suelo y en la
bargo, la trama no es tan complexa como en el animal; las atmósfera, los materiales esteriores necesarios para su nutri-
fibras parece no están mas que pegadas unas á otras. En ción, y mientras por lo común agentes estraños llevan sin
tercer lugar, si nos remontamos á los filamentos primitivos saberlo el individuo, el polen del estambre al pistilo para la
que componen las partes del vegetal, á sus elementos ana- fecundación; el animal, por una voluntad especial, y COB
tómicos, si así puede decirse, no encontraremos mas que percepción de su parte, toma en el universo el aire y sus
uno solo, ua tejido vesicular dispuesto en aréolas ó en va- alimentos, y se junta con el individuo del otro sexo, cuy»
sos, y del cual en último análisis parece están formados lo- concurso necesita para su reproducción.
dos los órganos t y al contrario, en el animal se encuentran De aquí la existencia en los animales de dos facultades •
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funciones que faltan en los vegetales; á saber, la sensibili- materiales que antes lo componían. No es pues uti acto sim-
dad ó la facultad de tener la conciencia y el sentimiento de ple, sino que al contrario, supone necesariamente dos ac-
una impresión cualquiera; y la locomotividad, ó la facultad ciones á lo menos, la absorción, que efectúa la prehensión
de mover á su grado y bajo la dirección de la voluntad todo y asimilación de los materiales nutritivos; y la exhalación ó
íu cuerpo en masa, ó á lo menos algunas de las partes de escrecion, que arroja fuera del cuerpo la materia que reem-
su cuerpo. De una parte, toda nutrición y reproducción plaza la nueva. Constituye pues en el ser vivo dos movi-
exigen que el ser que se nutre y reproduce establezca para mientos opuestos, uno por el cual se recompone, y otro por
este doble objeto, relaciones fuera de sí mismo; de otra el cual se descompone. Hé aquí algunas diferencias bajo
parte, la naturaleza ha querido dejar al animal la facultad uno y otro aspecto entre vegetales y animales.
de regular él mismo aquellas relaciones esteriores de las En el vegetal, los materialejestraños que deben servir
cuales deriva todo el resto del mecanismo de su vida: por para la nutrición, y que son siempre de dos especies, aire
lo mismo ha sido precisamente necesario: 1.", que aquel ser y otras materias líquidas ó sólidas, están contenidos en el
tuviese los medios de conocerse á sí y al universo, que son los elemento ambiente del todo dispuestos para ser absorvi-
dos términos de aquellas relaciones, y que sintiese la ne- dos. Hallándose pues forzosamente en contacto con la su-
cesidad de estas; 2.", que tuviese los medios de establecer- perficie esterna del ser, parece que el suelo y la atmósfera
las, puesto que la naturaleza no se habia encargado de ha- son los que los llevan á las raices y ramas. Verdad es que
cerlo, como en el vegetal. De aquí el doble oficio de la estas se mueven un poco para dirigirse hacia el punto don-
sensibilidad y de la locomotividad, que el animal posee de de dichos materiales son mas abundantes ó mejores; pero
mas que la planta. Por la sensibilidad, el animal se siente no por esto se puede dejar de decir que en el vegetal, el
vivir, tiene un yo que percibe ; conoce el universo, aprecia alimento va á buscar el ser. La prehensión se hace irresis-
los cuerpos que le componen, y esperimenta todos los de- tiblemente, como todos los demás actos que constituyen la
seos, todos los sentimientos interiores que le impelen á la vida del vegetal: aquella prehensión por fin consiste en una
práctica de los actos esteriores que importan á su conserva- absorción que efectúa la superficie esterna, y que es con-
ción como individuo y como especie, y que son relativos al tinua, porque Jos materiales sobre los cuales opera están
papel que debe desempeñar en el mundo. Por la locomo- allí siempre prontos.
tividad , efectúa todos los actos esteriores que su sensibilidad El animal, bajo todos estos aspectos, nos presenta otras
le ha hecho creer necesarios. La primera es para él una tantas diferencias. En primer lugar, el elemento en que vive
centinela que le advierte sus necesidades, un medio que la no contiene los materiales nutritivos enteramente dispues-
naturaleza ha dispuesto en él para hacerlo obrar en el sen- tos para ser absorvidos; á lo menos, esto no será cierto sino
tido de su conservación; y ella es la que verdaderamente dá con respecto á una de las especies de dichos materiales (el
un precio á su vida. La segunda es la que le hace satisfacer aire): la otra, que se llama generalmente aíimenío tiene
sus necesidades, y la cual, por cuanto le hace mover de un necesidad de sufrir antes, en una cavidad interior del ser,
modo aparente, hadado lugar á que se dijese animado, una elaboración que se llama digestión, y que lo vuelve
en oposición al vegetal,cuya inmovilidad forma un verda- apto para ser absorvido. Esta primera diferencia es un re-
dero contraste. Nótese que estas dos facultades se suponen sultado forzoso de la existencia de la sensibilidad y de la lo-
una á otra; y en efecto, existen siempre simultáneamente: comoción. Por una parte, gozando el animal la¿facultad
de una parte, la sensibilidad sola no es mas que una guia, de moverse, no podia esperar pasivo, cual la planta, su
un consejo, y la locomotividad es la que realmente obra; y nutrimento de un suelo que para él cambia de continuo ;
de otra parte esta última reconoce siempre por principio era necesario, como dice M. Cuvier, que pudiese traspor-
una voluntad, la cual es un acto de la sensibilidad. tar siempre consigo su provisión, que tuviese en sí una es-
Los vegetales evidentemente no tienen la sensibilidad ni pecie de reservatorio donde depositase sus materiales nu-
la locomotividad. Primeramente, no tienen esta última , tritivos; y este es el aparato digestivo. De otra parte, como
porque están fijos en el suelo, y no pueden trasladarse en la naturaleza quiso dejar al animal libre de efectuar ó no
masa. Es una sutileza el considerar como especie de loco- su nutrición, es claro que la necesidad de introducir el ali-
moción ol adelantamiento progresivo de las plantas cundi- mento en una cavidad interior exige mas bien una voluntad
doras, ó el de una especie de o)xhis que, dando cada año real que una prehensión, la cual lo mismo que la de la
un nuevo bulbo delante del antiguo, ocupa de consiguiente planta, consistiría en una absorción efectuada por la su-
cada año un nuevo puesto. Igualmente no tienen la sensi- perficie esterna del ser. En segundo lugar, no hallándose el
bilidad , por cuanto no vemos manifiesten acto alguno de alimento en contacto forzado con la parte del cuerpo que
aquellos por los cuales se anuncia tal facultad en los ani- debe tomarlo, es preciso sea el animal el que establezca di-
males, como ejecutar movimientos, proferir sonidos, etc.: cho contacto, y él es verdaderamente quien va á buscar su
y de otra parte se puede inferir que no son sensibles, por alimento. En tercer lugar, la prehensión es un acto ente-
cuanto no tienen locomotividad; pues la sensibilidad no solo ramente yoluntario por su parte, y únicamente son irresis-
nada seria sin aquella segunda facultad , sino que debiera tibleslos actos que la subsiguen. Por último, mientras que en
considerarse como un don funesto, en razón de que les ba- el vegetal la absorción nutritiva se verifica en la superficie
ria aptos para sentir el placer y el dolor sin que tuviesen esterna del ser y de un modo continuo; en el animal dicha
medio alguno de procurarse el primero y evitar el segundo. absorción se verifica en la superficie interna de la cavidad
Pero prescindiendo aun de esos nuevos fenómenos de vida digestiva, y no puede ser continua pues depende eviden-
que presentan de mas los animales, existen todavía entre temente de la presencia en la cavidad digestiva de alimen-
estos y los vegetales otras diferencias relativas al mecanismo tos digeridos, es decir, dispuestos para ser absorvidos. Esta
de su nutrición y de su reproducción. última diferencia es un resultado de las anteriores; pues
1." La nutrición exige por una parte que el ser saque estando depositados los alimentos en ona cavidad digestiva,
continuamente del esterior algunos materiales, que los ela- era preciso que en la superficie interna de la misma cavi-
bore, y que los convierta en sustancia propia: y de otra dad fuese la absorción á chupar la parte nutritiva. Notemos
parte, que arroje al propio tiempo cierta cantidad de los de paso la relación que existe entre las dos absorciones, re-
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lacion que ya advirtió Hipócrates cuando dijo que el estó- y al contrario si la flor está colgante. De otra parte, los
mago era para los animales lo que la tierra para los vege- vientos, los insectos y los cuerpos esteriores, son los que
tales, quemad modum térra arhoribus üa animalibus ven- con mas frecuencia trasportan el polen del órgano mascu-
triculus; vcntriculus siout humus; y Boerhaave, cuando dijo lino al femenino. Así es que aquel principio fecundante no
ingeniosamente que los animales tienen sus raices nutricias se halla á descubierto, pues está encerrado en unas capsu-
en el intestino. En suma, la nutrición del animal se distin- litas que no se abren hasta el momento del contacto, lo
que de la del vegetal por dos rasgos muy marcados: 1.°, en cual hace no se altere en el trayecto. Al contrario, en el
el vegetal todos los actos que la desempeñan son igualmente animal la unión es indudablemente un acto voluntario; por
irresistibles, y no percibidos; en el animal, los que empie- lo común, los sexos están separados y llevados por dos in-
zan la nutrición, y que consisten en la prehensión de los dividuos distintos; es el mismo animal, y no agente alguno
materiales nutritivos, son voluntarios y peseibidos, siendo estraño , el que aplica,el principio íecundante al germen;
irresistibles y no sentidos tan solo los que la subsiguen. se lo aplica inmediatamente, de donde resulta que dicho
2. El animal tiene siempre á lo menos un acto mas entre principio no necesita estar encerrado en cápsulas protecto-
los que efectúan su nutrición; á saber, la digestión. Aña- ras, y es vertido de un modo inmediato. En segundo lugar,
damos relativamente al movimiento de descomposición, que en el vegetal, el desprendimiento del germen se verifica en
en los vegetales, las materias arrojadas son las sustancias época determinada , es verdad, pero tan irresistiblemenie
mas hidrogenadas y que los animales al contrario , son las y con tan poca percepción como en su avivamiento y pri-
sustancias mas azootizadas. meros desarrollos. Al contrario, en el animal, aquel deí-
2." Las diferencias en la reproducción son mucho me- prendimiento aunque tampoco depende de la voluntad, a
nos salientes que las que acabamos de reconocer en el modo lo menos es percibido por el ser en el instante en que se
de nutrición; y quizás se puede decir que los vegetales y los verifica.
animales se asemejan mas á la generación que en cualquiera Finalmente, en el vegetal todos los actos que constituyen
otra función. Efectivamente, en todos los seres vivos en la reproducción, á saber, la unión de los sexos, la fecun-
general, la reproducción se verifica de dos modos; mediante dación y el nacimiento del nuevo individuo , son impercep-
el concurso de sexos, ó sin estos. En este último caso, el tibles éinvoluntarios á la vez: y al contrario en el anima!,
individuo se reproduce solo, se divide de por sí en muchos el primero de dichos actos es voluntario y percibido; el
fracmentos, ó desarrolla en su superficie yemas, boto- último es percibido y hasta un poco ausiliado por la volun-
íes, etc., que se desprenden y forman individuos nuevos. tad; siendo tan solo irresistibles y no percibidos la fecunda-
En el primer caso, hay dos especies de órganos que con- ción y los primeros desarrollos que la siguen Añadamos
curren al desempeño de la generación; los unos, llamados también como diferencias, que en el vegetal los órganos
masculinos que suministran una materia fecundante; los sexuales no existen desde los primeros tiempos de la vida
otros, llamados femeninos que suministran un germen el del ser, no desarrollándose hasta la edad en que es posible
cual, consecutivamente á su fecundación por el principio la reproducción; que no sirven mas que una sola vez, y
del órgano masculino, esperimenta una serie de desarro- mueren después de la fecundación; y que si la planta es
llos, y se constituye el individuo nuevo. En este último ca- perenne, caen también en cada reproducción y se renuevan
so, que es el mas complexo, se puede distinguir en la ge- cada año. En el animal al contrario, existen desde los pri-
neración la sucesión de los fenómenos siguientes: 1.°, la meros tiempos de la vida, sobreviven á las fecundaciones,
Union de los dos órganos sexuales para que el principio fe- duran tanto como el individuo y pueden servir muchas ve-
cundante del órgano masculino sea aplicado al germen del ces. A mas de estas diferencias que presentan les animales
órgano femenino; 2.°, el avivamiento del germen , llamado en el mecanismo de su nutrición y de sü reproducción, y
fecundación, á consecuencia de dicha aplicación; 3.°, el des- que dependen, según acabamos de ver, de que poseen de
prendimiento del germen en una época determinada, des- mas que los vegetales, las facultades de sensibilidad y loco-
pués que ha esperimentado los primeros desarrollos, y motividad; la existencia de estas últimas facultades ha de-
cuando es apto para vivir aisladamente y constituir un nue- terminado también en ellos las tres particularidades si-
>o individuo. Los vegetales y animales ofrecen igualmente guientes:
estos dos modos de reproducción. Las confervas y los póli- 1." Las acciones de sensibilidad y de locomotividad
pos, por ejemplo, nos presentan el primer modo, y sin di- esclusivas al animal, tienen la particularidad de no poderse
ferencia algiuia, se reproducen desarrollando en su super- ejercer de un modo continuo: están sujetas á una intermi-
ficie unas yemas que se vuelven gruesas, se desprenden y tencia durante la cual el ser se halla, bajo este sentido, casi
forman entonces nuevas confervas, nuevos pólipos. Así co- en las mismas condiciones que el vegetal; el animal se halh
mo un vegetal se reproduce por estaca, así también la sec- entonces sin sentimiento, sin voluntad, sin posibilidad de
ción de un pólipo en varios pedazos convierte cada uno de moverse; y bajo este aspecto, su vida se reparte en dos es-
estos en otros tantos pólipos distintos. De otra parte, estas lados muy diferentes, y que no tienen sus análogos en el
dos clases de seres nos preséntenla reproducción por sexos. vegetal: el estado de vigilia en el cual dichas dos facultades
Sin embargo, en estas se pueden señalar á lo menos , las pueden ser puestas en acción, y el estado de suefk», en el
oposiciones siguientes: en el vegetal, la unión de los sexos cual, al contrario, están irresistiblemente suspendidas.
«o es un acto voluntario y se hace irresistiblemente; la 2.° Las facultades de sensibilidad y de locomotividad en-
aplicación del polen del órgano masculino en el femenino vuelven necesariamente en los animales la existencia de una
es el resultado forzoso y mecánico de la disposición de las acción que falta también en los vegetales, y es la de las es-
partes. En efecto , la mayor parte de los vegetales son her- presiones 6 del lenguaje. Efectivamente, pudiendo aquellos
mnafroditas, es decir, que tienen los dos sexos en una mis- seres moverse á voluntad y obrar á su grado sobre los di-
"'allor; los dos sexos están generalmente dispuestos uno versos cuerpos que lo forman, son por lo mismo una ver-
••especto á otro de modo que el polen cae mecánicamente dadera potencia; pueden sin duda á la vez dañarse ó ausi-
«obre el estigma del órgano femenino: por ejemplo, si la liarse unos á otros; y de consiguiente debían de tener los
*lor está erecta, los estambres son mas largos que el pistilo, medios de comunicarse sus sentimientos interiores, pari
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advertirse, ya los socorros que pueden prestarse, ya los sirven de apoyo? ¿No hay otras que se dirigen constante-
respectivos peligros que les amenazan. Así que, todo ser mente hacia el sol, y siguen su marcha? Hay ciertos vege-
sensible, todo animal tiene un lenguaje cuya riqueza está tales que cierran sus hojas y flores duj-ante la noche porcias
en razón directa de la ostensión de su sensibilidad , y del impresiones de la humedad y oscuridad, fenómeno que Li-
grado de potencia que puede ejercer en el universo. 3." Por neo llamó el sueño de las plantas. ¿Quién no ha percibido
último, mientras los vegetales en nada son dueños de su y esperimentado los movimientos de la dionea muscipula ó
existencia , puesto que son arrastrados irresistiblemente,sin atrapamoscas, los de las sensitivas, plantas cuyas hojas se
percepción ni voluntad de su parte, á la serie de los actos encog'en y cierran como por instinto para acabar con el in-
por los cuales viven; los animales, al contrario, son due- secto cuya presencia al parecer les incomoda? ¿Quién no ha
ños de su conservación como individuo y como especie, admirado por fin los movimientos de los órganos sexuales,
puesto que pueden á su agrado efectuar ó no los actos este- por los cuales se unen los sexos, y que comprendió Lineo
riores que dan principio á su nutrición y reproducción, y bajo el nombre alegórico de matrimonio de las plantas?
sin los cuales no pudieran verificarse los otros actos que ¿Todos estos movimientos no prueban casi una voluntad, y
completan el mecanismo de aquellas. por consiguiente que en los vegetales es preciso admitirá lo
Tales son las diferencias que, bajo el aspecto de las ac- menos los primeros rudimentos de la sensibilidad y de la
ciones, se pueden establecer entre los vegetales y los ani- locomotividad?
males. Pero por capitales que parezcan ser, vamos á demos- Lo que hace aun mas difícil la resolución del problema ,
trar que no son mas absolutas que las que hemos señalado es la imposibilidad en que nos hallamos de reconocer, sino
al hablar de la estructura. Primeramente, advirtamos que por la analogía, la existencia de la sensibilidad en los seres.
nos deben impedir el que los vegetales y animales sean reu- Cada uno tiene la certeza de su sensibilidad; se siente vivir;
nidos en una misma clase; pues en realidad dejan en pié pero nadie tiene un medio absoluto de reconocer la de los
los grandes rasgos característicos de la vida, el origen por otros. Por lo común, se dice sensible un ser, cuandoá con-
una generación, el fin por una muerte, la conservación del secuencia de las impresiones á que se leisomcte, sé le oye pro-
individuo poruña nutrición, etc.; no habiendo masque ferir gritos ó vé ejecutar movimientos; pero estos y aquellos
diversos grados de simplicidad ó de complicación en el modo nada prueban en sí; no anuncian la sensibilidad sino en
con que verifican la nutrición y la reproducción. Además, cuanto son productos de una voluntad la cual, por los pri-
para que estas diferencias pudiesen servir para separar ir- meros espresa la sensación que esperímenta, y por los se-
revocablemente los vegetales de los animales, seria preciso gundos trata de aproximarse ó de alejarse de la causa de la
que fuesen verdaderamente aplicables á todos los seres sin misma sensación. No tenemos medio para reconocer que
escepcion; es decir, que todos los animales tuviesen la sen- sean tales; y si así los creemos, como la voluntad de la cual
sibilidad, la locomotividad y una digestión, que hemos derivan, es ya un acto de sensibilidad, es suputier existente
asignado como las tres diferencias capitales; y que además la misma sensibilidad de que se duda; de modo que en esta
ningún vegetal presentase dichas funciones; y hé aquí lo averiguación se comete realmente, según ha dicho Cu-
que tal vez se puede disputar. Por una parte hay muchos vier, un círculo vicioso, pues se prueba la sensibilidad por
animales que parecen ser llevados, tan irresistiblemente la sensibilidad misma. En verdad iio tenemos mas datos para
como los vegetales, hacia las relaciones esteriores que em- decidirnos que la analogía : ¿pero quién se atreverá á indi-
piezan su nutrición y reproducción , y por consiguiente pa- car los límites á que debe circunscribirse aquella analogía?
rece están faltos de la sensibilidad y locomotividad. En efec- ¿Yquién ignora lo mucho que nos esponemos á ser enga-
to, DO tienen los sistemas nervioso y muscular que en los ñados por la misma?
animales superiores son los instrumentos esclusivos de di- Así pues los caracteres sacados,de la sensibilidad y de la
chas facultades; no se mueven en masa; sus movimientos locomotividad, que á priínera vista hubiéramos podido creer
parciales no son mas estensos que lo%que ejecutan ciertos tan propios para distinguir los animales de los vegetales, no
vegetales; de modo que no hay razones para suponer en son absolutos. De consiguiente , es fácil conocer que se ha-
ellos, mas bien que en los vegetales, la sensibilidad y la llarán en igual caso los fundados en la existencia de un sue-
locomotividad; ó á lo menos, la existencia de dichas facul- ño y de un lenguaje, pues que estos fenómenos, insepara-
tados es en ellos muy dudosa. bles del acto de la sensibilidad, serán admitidos ó negados
Por otra parte, ¿es bien cierto que algunos vegetales no en los diversos sores vivus, según la sensibilidad misma será
tengan sensibilidad ni locomotividad? Verdad es que hun- reconocida ó negada. Otro tanto podemos decir de la diges-
didos fijamente en el suelo, jamás se mueven en masa; pero tión ; no queremos decir que vegetal alguno presente el me-
ejecutan muchos movimientos parciales; y entre estos hay nor indicio de ella; pero es imposible afirmar su existencia
algunos que concuerdan tan bien con las circunstancias es- en todos los animales; en la estremidad del reino los hay que
teriores , que estamos por creer son efecto de una voluntad son demasiado pequeños para que pueda reconocerse en
que se ha hecho cargo de ellas. Así, por ejemplo, en cual- ellas una cavidad digestiva; probablemente se nutren tam-
quiera posición que se plante una semilla, la radícula se di- bién por la absorción que efectúa la superficie esterna de su
rige siempre hacía la tierra, y la plumita hacia la atmósfe- cuerpo, pues el medio en que viven, contiene sus materiales
ra. Las ramas de un árbol se alejan ó se acercan al tronco nutritivos del todo dispuestos para ser absorvidos; á lo me-
central, de modo que se hallan siempre en una posición nos, atendida la graduación que afecta la naturaleza en el
paralela al declive del terreno. Vemos que las raices van , conjunto de sus creaciones, se puede sospechar que los ani-
como por una especie de instinto, en busca del terreno que males mas simples, los animales infusorios por ejemplo, no
las conviene, y que, al contrario, se apartan de la vena de tienen cavidad digestiva.
tierra que podia serles dañosa. Lo mismo vemos en las ho- En cuanto al mecanismo de la nutrición de los vegetales
jas y tallos, los cuales se dirigen hacia la parte de donde les y animales, se habían indicado como caracteres diferencia-
viene el aire y la luz. ¿Las plantas llamadas enredaderas no les, que estos últimos no se alimentaban mas que de sus-
se revuelven en dirección siempre constante, y que el agri- tancias sólidas ó líquidas mientras que los primeros no se
cultor no puede cambiar? ¿No eligen los vegetales que /a nutrían mas que de cuerpos gaseosos ó vaporosos; pero esto
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tampoco es exacto, si se trata de aplicarlo á todos los ani- son hermafroditas, hay algunos en los cuales los agentes
males. Se había dicho que todos los vegetales sacaban por lo esteriores están encargados de ap'.icar al germen el princi-
general su alimento del reino inorgánico, y los animales de pio fecundante, y al parecer nada voluntario hay en dicha
una y otra clase de los seres que componen el reino viviei.- aplicación; algunos hay también que mueren necesaria-
te. Pero ¿no usan los animales de sustancias minerales, mente después del acto de la reproducción. Asi pues, es
de agua, por ejemplo? Y los vegetales ¿no emplean con muy cierto que hasta ahora no se conoce diferencia alguna
frecuencia sustancias organizadas para su nutrimento ? absoluta entre los vegetales y animales, y que ninguna par-
¿Quién desconoce la utilidad de los abonos para la vegeta- ticularidad de los unos deja de encontrarse en los otros.
ción? Finalmente, se habia dicho que por la necesidad que Animales y vegetales, por ejemplo, son susceptibles de ha-
tiene todo ser vivo de contactar con el aire atmosférico, los llarse con la vida suspensa durante el invierno, de formar
vegetales tomaban sobre todo en este aire el gas ácido car- seres compuestos, etc. Estos seres no difieren realmente
bónico, y exhalaban oxígeno, mientras que los anímales sino del mas al menos; pudiéndose decir que, aun cuando
tomaban en el mismo el oxígeno, y despedían ácido carbó- bien distintos unos de otros en sus especies mas complica-
nico. Pero esto tampoco debe entenderse de una manera das, se confunden en sus especies mas sencillas; y forman,
absoluta: los vegetales necesitan también oxígeno para su como ha dicho Brisseau- Mirbel, dos series graduadas, dos
nutrición ; una semilla no germina en un aire que no con- cadenas ascendentes que parten de un punto común , pero
tenga ó no pueda suministrar aquel elemento; y por último que se separan una de otra á medida que se elevan.
en la oscuridad todo vegetal absorve oxígeno y exhala gas Sin embargo, como no es imposible concebir, sin el
ácido carbónico. concurso de la sensibilidad, y por el solo hecho de un or-
Finalmente, nada absoluto hay tampoco en las diferen- ganismo feliz los diferentes movimientos parciales de las
cias que hemos señalado relativamente á la reproducción. plantas; y como de otra parte, la imposibilidad de justificar
De una parte muchos vegetales tienen los sexos separados la existencia de la sensibilidad de ciertos animales, no nos
y llevados por individuos diferentes; en algunos, se notan priva, si queremos, de considerar la sensibilidad y locomo-
movimientos espontáneos por los cuales se unen los órganos tividad como facultades características del reino animal, no
del sexo; en la ruda, por ejemplo, los estambres se inclinan llamando animales sino á los seres que presenten claramente
unos después de otros sobre el pistilo para ir á tocar el es- dichas facultades, y confesando al propio tiempo que hay
tigma con sus anteras; en la ílor de la pasionaria al con- algunos seres de clase dudosa: bajo estas consideraciones ,
trario , los pistilos van á buscar á los estambres para ser fe- y en el supuesto de haber de cortar la cuestión, establece-
cundados; y los movimientos de este género son los que mos que los caracteres distintivos esenciales entre vegetales
han hecho dudar de la existencia de la sensibilidad en los y animales, son la sensibilidad y la locomotividad, faculta-
vegetales. Por otra parte, además de que muchos animales des que tan solo los últimos poseen.

A ti la.
Atila ó Etzel, rey de los hunos, hijo de Mundzuck, su- han constituido sus tronos dando sabías instituciones y pro
cedió á su tío Rugilao en el año 433. Invadió la Galia el porcionando beneficios; él no quiso establecer el suyo, sino
año4Sl, y fué vencido en Chalons. Penetró en Italia el sobre ruinas, ni cimentarle, sino con sangre y lágrimas.
año 452, destruyó á Aquilea, y se presentó delante de Ro- Hay tiempos en que puede esperarse reformar á los hom-
ma, muriendo al año siguiente. La memoria de los Atilas, bres; otros hay en que no se debe sino castigarlos. ¿Y qué
Alaricos y Gensericos, ha escitado las meditaciones de la otra cosa le tocaba hacer á Atila, con una generación de-
posteridad. Fueron favoritos del destino, y hombres de generada , que se humillaba al despotismo despreciable y
su siglo, como los Mahometos, los Carlomagnos y los Gre- despreciado de los Arcadios y de los Valentinos? Para juz-
gorios, lo fueron en otra época y bajo otro aspecto. Unos gar este príncipe debe desprenderse el historiador de una
vinieron a edificar, otros á destruir. Todos dieron cuen- piedad bastante natural, y de una indignación sobrado le-
ta de su tarea, y el anciano Corneille no estuvo desacer- gítima : debe considerarle abstrayéndole de sus contem-
tado eligiendo á uno de ellos, para personage principal de poráneos, raza infamada á quien el cristianismo no había
una de sus tragedias. Conocía aquel hombre sabio, que los podido hacer mejor, y que había pervertido á los mis-
tiempos bárbaros de nuestra historia europea podían sumi- mos creyentes. ¿Habrá razón para censurar la crueldad
nistrar al poeta dramático caracteres de nueva creación. Si del que andando, sepulta bajo sus pies las hormigas que
no acertó Corneille en su Atila, no fué por mala elección halla en su camino? Por lo demás, seria también un error
de su héroe, sino que demasiado fiel al carácter de su si- el considerar únicamente á Atila como devastador; no se le
glo, aunque contrariándole, se creyó obligado á mezclar ha hecho aun suficiente justicia si al decirse que fué un
amores insulsos, con los grandes pensamientos políticos, gran capitán, no se ha confesado que no fué menos hábil
militares y morales, que debían escitaren él poderosamen- político. Se hizo temible á los dos imperios de Oriente y
te el nombre y la misión de este jefe tártaro, bajo cuyo ce- Occidente, tanto por sus negociaciones cuanto por sus ar-
tro se reunió casi todo el mundo bárbaro; cetro, por otra mas; sabia aprovecharse hábilmente del terror que su nom-
parte, tan poderoso y temible, que conmovió hasta lo mas bre inspiraba para evitar algunas veces el esponerse á los
recóndito del pueblo romano. Azote de Dios, como él mis- azares de la guerra; y su hábil política (lo que se ignora
mo se titulaba, se creía destinado por el cielo para diez- comunmente), le hizo obtener mayores victorias aun por
mar y destruir las poblaciones demasiado viciadas, y que medio de tratados, que por su valor en los campos de bata-
ningún esfuerzo habia podido regenerar. Otros hombres lla. Atila dividía con su hermano Bleda el trono de Rugilao
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su tio (432). Bieda servía de estorbo á Atíla, y fué asesi- había de alargar, ó para apoderarse del imperio de Oriente
nado; y el estúpido entusiasmo de los hunos, adoró este ó del imperio de Occidente, ó si haría desaparecer de la tier-
crimen en el Rómulo Scita. Este asesinato le hizo entero ra á Roma ó á Constantinopla, sus embajadores fueron á
dueño de toda la Scitia, y después, de una parte de la declarar la guerra en estos términos á los emperadores de
Germania y de la Scandinavia. En una de las llanuras si- Bizancio y de Roma: «Atila, tu amo y el mió, te manda que
tuadas entre el Danubio y el Theis, en medio de una gran prepares un palacio para recibirle. »
vHla, rodeada de empalizadas, se elevaba la habitación del En fin , el vándalo Genserico, ese bárbaro hábil y cruel,
5eñor de tantos pueblos y de tantos reyes; era un edificio cuya política sagaz movía á su antojo la terrible espada de
de madera cercado de varios pórticos en un inmenso patio. su aliado; Genserico, amenazado por las fuerzas reunidas
Atila , robusto y fornido, de cabeza grande, de espaldas de los vísogodos y de Aecío , dueño de las milicias de Occi-
anchas, y con los ojos hundidos pero respirando orgullo , dente, hace caer á Atíla sobre la Galia, y el rumor de su mar-
era el verdadero tipo de los jefes kalmucos. Su aspecto cha irresistible, propagado desde el Rhin hasta las lagunas
era arrogante, sus modales imperiosos, y á fin de aumen- de Ravena, despertó como de una terrible pesadilla, la mo-
tar el terror de los que á él se aproximaban, se complacía licie de Valentiníano en su lecho de púrpura, haciendo
en hacer girar en su órbita sus pequeños ojos, y para este caer de sus débiles manos la copa de záfiro (461). Deben
azote de Dios era una lisonja que obtenía buen resultado , leerse en Jornandés, en Pablo el diácono, en los agiógra-
el no presentarse á él sino temblando. Este mismo hombre fos, y sobre todo en Gibbon, que los ha descrito tan há-
que tenia delicia eu bañarse, por decirlo así, en la sangre bilmente, Jos espantosos pormenores de la invasión de Atila
de poblaciones enteras, se mostraba con todo bienhechor en la Galia. Fué destruida Metz, con otras veinte ciuda-
para los que se atrevían á escitar la sensibilidad de su cora- des, saqueadas ya por los vándalos cuarenta y cinco años
zón. Trataba con bondad á los que se le sometían sin resis- antes, y de la primera no quedó sino una pequeña capilla
tencia, y cuando había perdonado una ofensa, ya no se vol- de San Esteban , para decir á los pasajeros atemorizados:
vía á acordar de ella. En su m?sa reinaba la alegría, pero él «Aquí estaba Metz. » Troyes iba á esperímentar la misma
nunca abandonaba su carácter austero. suerte; mas Salvio, Próspero , Paulino y Lupo, ministros
Los marcomanos, los panonios, los sarmatas, los rojo- escogidos de la religión, y aJ mismo tiempo defensores de
lanos, los venedos, los gépidas, los lombardos, los avaros, su ciudad, salieron con Ja cruz en Ja mano á pedir al tár-
los ostrogodos, y otros muchos pueblos, reconocían á Atila taro salvase sus ciudades y sus campos vecinos. Atíla desde
por su rey ó por su señor. Ardarico, rey de los gépidas y los allí siguiendo el curso del Sena, llegó á Lutecia (París),
reyes ostrogodos Walamiro y Theodomiro, eran asiduos cor- cuyos habitantes aterrorizados, trataban ya de abandonar
tesanos del rey del desierto; el emperador de Oriente Teo- sus muros, y de refugiarse á los bosques sombríos, que
dosio le pagaba tributo y sus relaciones se estendian hasta cercaban con una impenetrable espesura las dos orillas del
la China. Comenzó su reinado subyugando personalmente á rio, en donde aparece su ciudad insular. Genoveva, la Vir-
los tártaros geougen, y después de haber consolidado su gen de Nanterre les sosiega y les dá esperanzas, y el cielo
dominación sobre las tribus esclavonas y germánicas, se comprueba con un milagro su pío y heroico entusiasmo.
alió con Genserico, rey de los vándalos, y fué á cortar la Así, de ruina en ruina, y de prodigio en prodigio, lle-
mala yerba en los pueblos de la dominación romana. En las gamos á esa tenebrosa y poética edad media, en que las le-
comarcas de Iliría, de Dardania y de Tracia, no dejó yendas son la verdad, así como en los primeros tiempos de
piedra sobre piedra; setenta y dos ciudades fueron así re- la Grecia, es la fábula la historia. Sea como fuere, Atila ,
ducidas á cenizas; la Macedonia y la Grecia, hasta las Ter- sin entrar en Lutecia, pasó el Sena mas abajo de esta ciu-
mopilas, fueron solo un montón do escombros. Atila llegó dad y llegó á Orleans que le disputó el paso del Loira. Esta
hasta las cercanías de Constantinopla, y no se retiró sino ciudad con su magnánima resistencia, salvó por primera
después de haber humillado y exigido rescate á su cobarde vez la nacionalidad de la antigua Galia: un anciano abispo»
emperador. inspirado como Juana de Are, por ese patriotismo que pro-
Nada puede haber mas notable que la embajada del cón- duce milagros, concibió el pensamiento de detener á Atila.
sul Maximino y del historiador Prisco, que en nombre de Su piadoso entusiasmo electrizó los habitantes: su resisten-
Teodosio fueron á pedir perdón á Atíla de una conjuración cia dio tiempo á que llegase el ejército libertador de Aecío;
hecha contra su vida. El rey de los hunos, sentado en un Atila se replegó á las llanuras cataláunicas comprendidas
escabel y con la mano apoyada en la espada, que recibió del entre Mery y Chalons-sur-Marne. Allí se dio aquella terri-
Dios de Ja guerra, permitió la entrada en su pabellón á Jos ble batalla, en que contra las innumerables ordas de Atila
embajadores romanos, al rededor del cual un serrallo de se declaró la victoria por las bandas italianas de Aecío,
princesas cautivas, bordaban túnicas y mantos para los guer- que, por decirlo así, se perdían entre las numerosas falan-
reros. La vanidad del bárbaro quedó satisfecha; y se con- ges de los godos, de los alanos, de los burquiñones, y de
tentó con enviar á decir por su embajador al soberano de los francos auxiliares. En vano Atíla arengaba sus solda-
Bizancio: «Teodosio es hijo de un emperador recomenda- dos con su vigor acostumbrado; en vano Jes había prome-
ble; Atila desciende también de un padre ilustre; mas él, tido alegremente saciarse en \os placeres del dia; Ja causa de
pagándome tributo, ha decaído de su nobleza y se ha cons- la humanidad, de la civilización y de la justicia, venció esta
tituido mi esclavo; no es justo que como esclavo malvado vez , como había vencido cinco siglos antes en las llanuras
arme lazos á un amo poco severo.» « No debe mentir el de Verceil en tiempo de los címbrios y teutones, y como
emperador, dijo en otra ocasión. Ha prometido á uno de debía vencer dos siglos después en las llanuras de Tours.
mis subditos darle en matrimonio lahija de Saturnilo; si no Atila vencido, pero no cansado, envió la primavera si-
cumple su palabra, le declaro la guerra; si no puede con- guíente una orden á Valentiníano para que le preparase un
seguirlo , y se vé reducido al estado de que se atrevan á palacio, y al mismo tiempo le pedia la mano de su hermana
desobedecerle, iré jo á socorrerle. » Algún tiempo después, Honoria, princesa que, por librarse de un odioso celibato»
cuando Atila, desde el rincón de su ciudad de madera , en había mandado su anillo al rey de los bárbaros. Atila reci-
las praderas de la Panonia, no sabia cual de sus dos brazos bió al principio su proposición con bastante frialdad; pero
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reflexionando que si muriese Valentiniano sin posteridad tesoros que pertenecían al dote de la nieta del gran Teo-
podría Honoria reclamar el imperio, habia mudado de pa- dosio y con un tributo anual. Al volver de Panonia, medi-
recer. Atila fué desoído en su petición, y Honoria fué en- taba Atila nuevos estragos, pero después de un festín ador-
cerrada en una fortaleza. meció en el seno de una mujer, con quien acababa de
Las primeras hazañas de esta campana fueron el saqueo esposarse, y no volvió á ver mas la luz (483). Los mace-
de Venecia , y la destrucción de Aquilea; y en tanto se oyó donios terminaron ios sangrientos funerales de Alejandro
decir á Atila con orgullo: « Por donde pasa mi caballo no con la fundación de tres ó cuatro monarquías.... los de Ati-
vuelve á nacer la yerba.» Siguió , en su marcha hasta Mi- la , fueron la ruina de su nación. El azote de Dios habia des-
lán , y las ciudades del tránsito obtuvieron la piedad del aparecido; la misión de aquellos que le habían ayudado á
vencedor, por su pronta sumisión. Inmediatamente se di- castigar el mundo habia concluido; nada tenian ya pues
rigió á Roma y allí otro anciano todavía, un sacerdote de que hacer en él. Se ha comparado Atila á Alejandro. Sin
Cristo, el Papa San León , en fin, es el que trató de opo- haber tenido el destructor de tantas ciudades á Aristóteles
nerse á Atila. Al aspecto de Roma, de esa ciudad de tantos por preceptor, acaso haya cometido menos malas acciones
recuerdos, acometido del terror supersticioso que se habia personales que el asesino de Clyto. Madama de Stael, ha
apoderado igualmente de Alarico, consintió el esperanzado pintado el rey de los hunos, con motivo de la admirable
esposo de Honoria en no destruirla; y se contentó con los tragedia de Werner, con caracteres admirables.

Botánica.
PLANTAS ÁGAMAS O CRIPTOGAMAS.

LOS HONGOS.

Por £ famarck.
Mucho tiempo hace que se dijo por vez primera que la Necesita apoyarse en hechos esta paradoja para adquirir
simiente contenia la planta en miniatura, pero ignoramos algún viso de verdad; pero no es este el momento de alegar
si á esta idea se ha dado toda su fuerza y estension. ¿Qué las pruebas necesarias. Permítasenos sin embargo deducir
son los cotiledones á los ojos de los botánicos? Órganos en- la consecuencia de un hecho que para nosotros no es ya ob-
cargados de desarrollar y nutrir el embrión débil aun; ór- jeto de duda. Toda planta que tiene hojas, tiene necesaria-
ganos análogos á las yemas y á la albúmina de los huevos, mente uno ó dos cotiledones; toda planta privada esencial-
que contienen una sustancia apropiada á la delicadeza del mente de hojas, no tiene cotiledones. Decimos esencialmen-
nuevo ser, tetas adherentes al feto, y de las que saca la le- te, pues hay ciertas plantas que no puede uno dispensarse
che por una multitud de vasos. Ajenos estamos de negar de contar entre las que tienen hojas, aun que no sea en
este uso; pero sí no se les añade nada mas, parecería que ellas aparente este órgano. Es de su esencia el tenerlas, y
tienen los cotiledones muy diferente organización que el no debe esta privación atribuirse mas que á un aborto par-
resto de la planta, y se juzgaría que ésta , desarrollándose, ticular. Partiendo de este principio , se vé que los mohos ,
sufre una verdadera metamorfosis. Nos parece , al contra- los agáricos y demás plantas de la familia de los hongos, no
rio, que ya el embrión es tal cual será en lo sucesivo, salvo pueden tener cotiledones; la cubierta en que se hallan ocul-
ligerísimas modificaciones resultantes de la forma de sus cu- tas algunas especies, ninguna analogía tiene con las hojas.
biertas, del espacio que puede ocupar, de la nutrición que En el mismo caso se hallan los liqúenes, los bisos, lascon-
recibe , de la privación de la luz, y de otras muchas causas fervas, las ovas y los sargasos; hay á la verdad algunos de
mas ó menos fáciles de concebir. Los cotiledones no son estos últimos cuya apariencia y modo de existir, recuerdan
otra cosa que hojas marchitadas ó ajadas: pero tiene este las hojas de los vegetales mas perfectos; pero ninguna parte
marchitamiento un carácter particular, y es mas provechoso adquiere la consistencia leñosa; todo el tejido es homogé-
á la germinación de la semilla que no dañase á los vegeta- neo; no se observan en ellos verdaderas hojas, ni verdade-
les desarrollados el marchitamiento ordinario. Los vegeta- ros tallos; la reunión délas celdillas en cilindro ó en lámina,
les están totalmente formados de un tejido celular: cuando produce las diversas formas del vegetal, y todas las partes
se alargan las celdillas desde las raices hacia el vértice de son igualmente propias para las mismas funciones. La fa-
la planta, sin prolongarse jamás del centro á la circunferen- milia de las hepáticas tiene una organización mas compues-
cia, se tiene una organización muy simple, las hojas cubren ta; pero hasta la segunda sección del género fungermania
el tallo por su base, son envainadoras, según la espresion no puede admitirse la presencia de un cotiledón , pues en
de los botánicos, y un solo cotiledón encierra en su seno ella tan solo se distinguen tallos y verdaderas hojas. Por lo
todo el vegetal; pues la primera hoja debe servir de estu- que toca á los musgos, licopodios y heléchos, no hay duda
che alas demás: hóaquílosmonocotiiedones. Cuando alar- alguna: debió á su nacimiento cada individuo estar envuelto
gándose del centro á la circunferencia, las láminas del te- en su primera hoja; y encerrada esta al principio en estre-
jido celular cortan al tejido longitudinal en ángulo recto, se chas cubiertas, privada del contacto del aire y de los bene-
tiene una organización mucho mas complicada; se forma el ficios de la luz, conservó siempre señales de su primera in-
canal medular; se aplican capas sucesivamente unas sobre fancia, y no tuvo sino una vegetación lenta y limitada;
otras; las hojas del tallo, cualquiera que sea la apariencia que todos sus esfuerzos se redujeron á nutrir el embrión que no
tomen, nunca son envainadoras; y ya nazcan alternas ú hubiera podido en su estrema debilidad, recibir sin incon-
opuestas, las dos primeras hojas del embrión, lo que es lo veniente una nutrición mas abundante y sustanciosa; pero
mismo, los dos cotiledones, son y deben ser opuestos: hé adquiriendo la planta de día en día nuevo vigor, y propor-
aquí los dicotiledones. cionándole su rico follage jugos mejor elaborados, esta hoja
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marchitada, tan necesaria al principio, se hace inútil y fa- nos hallamos sumidos, ha dado origen á sistemas cuyo me-
tigada bien pronto de la acción demasiado viva de la luz y nor defecto consiste tal vez en no apoyarse en hecho al-
del aire, ó demasiado embebida de la humedad de la tier- guno evidente. Sea lo que fuere, en las ocho familias se
ra, se desorganiza y perece. Tal es en pocas palabras la reconoce la existencia de los cuerpos reproductores. En los
historia de los lóbulos seminales ó cotiledones. hongos y la mayor parte de las algas no son estos cuerpos
Las marsilias, colocadas á continuación de los heléchos, mas que un lijero polvillo esparcido en el vegetal, ó conte-
tienen igualmente un cotiledón, porque tienen hojas. Las nido en cavidades ó pericarpios. En las hepáticas, en los
colas de caballo tienen un nacimiento mas equívoco. No se musgos y heléchos no es también sino un polvillo; pero las
debe caliñcar de hoja la vaina situada en las articulaciones partes que lo encierran , presentan formas notables, y que
de sus tallos y de sus ramos. Sea de esto lo que se quiera , pueden recordar bien la idea de una fecundación. Estaría
es probable que toda la parte superior de la cubierta está uno por creer que en los licopodios existen sexos distintos;
primitivamente alojada en la primera de estas vainas, y que sus tallos tienen siempre cajas llenas de un polvillo muy
bajo este punto de vista, desempeña este órgano las funcio- fino, y hasta tienen algunas especies de cápsulas con dos.
nes de cotiledón. No hay pues en las ocho familias que aca- tres ó cuatro semillas si es que tales puedan denominarse
bamos de revistar, sino las dos primeras, y muchos géneros los cuerpos esféricos que contienen. En las marsilias parece
de la tercera que sean acotiledones, y esto por estar des- probada la presencia délos dos órganos; pero están aun
provistas de hojas, l^a organización interna seria el mejor ocultos á la vista , y solo al atento observador revela la na-
de todos los caracteres, pero es muy oscura en los hongos turaleza ia existencia de ellos. En las colas de caballo es
y liqúenes. mas difícil reconocer estos órganos; aun no se ha fijado la
Siendo los hábitos el resultado de opinión de los botánicos por lo que
la organización, podrían suplir á esta respecta al género equiseíum, que
para la formación de las familias; compone por sí solo esta pequeña fa-
pero son demasiado atrasados nues- milia. Son los hongos unas plantas
tros conocimientos sobre este punto- que tienen consistencia de corcho ó
Se sabe que los hongos, tan diferen- de corteza, blandas, ó mucilagi-
tes por otra parte del resto de los nosas, simples ó ramosas, en esfe-
vegetales, dan en el agua gas hidró- ra, en cilindro, en cono; en som-
geno, gas ázoe ó gas ácido carbóni- brero, en cuerno, etc., etc. ; de
co. Este fenómeno bastarla por sí formas simétricas ó irregulares, sé-
solo para hacer de ellos una clase siles ó sostenidas por un pedículo
aparte, pues manifiesta una organi- que sale del centro ó del lado; des-
zación diferente; pero se ignora si nudas ó cubiertas en su infancia por
los bisos y otros muchos géneros cla- una volva; cargadas de un polvillo
sificados en la familia de Jas algas , regenerador alojado en surcos, lá-
en consideración de sus formas este- minas, pliegues, poros, tubos, ca-
riores, están sometidos á las mismas vidades , etc. La última idea que
leyes que los hongos, y por consi- ocurrió al hombre en la considera-
guiente si deben aumentar su fami- ción general déla fecundación y re-
Suslentüculo, sombrerillo y medio lallo del hongo común
lia. Estas primeras aproximaciones producción de las plantas, fué, que
que ofrecemos bajo el título de la familia, son pues mas bien también Jos hongos debían regenerarse por sí mismos, si-
el resultado de nuestra ignorancia que de nuestros conoci- guiendo", como los demás seres organizados, un orden y
mientos sobre la naturaleza de estos seres: lo mas positivo marcha invariables. Theofrasto, Dioscorides, Plinio y to-
que podemos adelantar es que no se parecen á los demás dos los antiguos, creían que la putrefacción era la causa ge-
vegetales. neratriz de esa legión de seres, que parece disputarse igual-
mente las dos grandes clases de la historia natural. Un es-
Bajo ciertos aspectos conocemos mejor las manantías, las
tudio mas profundo de las leyes que rigen los seres organi-
jungermanias, los musgos, los heléchos, las marsilias y las
zados, ha demostrado por una parte , que los hongos son
colas de caballo ; bajo otros, no alcanzan mas nuestras lu-
vegetales, y por otra que, semejantes á todos los seres do-
ces. Tienen estas plantas algunos desarrollos análogos á los
tados de organización, no reciben la vida sino con la con-
vegetales perfectos; nótase en ellas un tallo, hojas, un apa-
dición de propagar su especie. Efectivamente, los hongos
rato de órganos complicados en que se forman los embrio-
tienen semillas ó á lo menos yemas reproductríces, y por
nes que deben propagar la especie; al contacto con fa luz
mas maravillosa que parezca su diseminación , es mucho
se ponen verdes, y dan gas oxígeno en el agua; pero la
mas fácil admitir, que suponer una creación fortuita que
fecundación, tan aparente en los vegetales provistos de es-
repugna á la sana filosofía y que no se acomoda con las mi-
tambres y pistilos, se cubre en estos con impenetrable velo:
ras grandes, sencillas y estables, que reconocemos en el
apenas algunos indicios inciertos revelan acá y allá débiles
poder motor. Si no debían la vida , sino á algunas circuns-
y acaso falaces analogías. La naturaleza, que se complace
tancias fortuitas, ¿por qué es su organización constante-
en desplegar en los órganos regeneradores de la mayor parte
niente la misma ? ¿Por qué estas generaciones de individuos
de las plantas un lujo encantador de formas y colores,
cuyas costumbres y caracteres análogos, denotan un plan
ocúltalos con estremo cuidado en estos seres menos per-
único y un mismo principio? Es absolutamente necesario
fecto?.
pues admitir la existencia de gérmenes regeneradores; y en
También los hongos y las algas tienen , como todos los esto el raciocinio es confirmado por la observación.
seres organizados, medios de propagación, pues no podría
haber en ellos producción orgánica resultante de un ciego Los antiguos con todo su genio no podían adivinar lo que
azar; perp reina en ellos aun mas que en las familias pre- tan solo debia enseñar la observación; los modernos de la
cedentes, una profunda oscuridad; la ignorancia en que edad media no podian rectificar los errores de los antiguos,
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contentándose con el estudio de sus libros y despreciando variaba el mismo individuo en las diferentes edades y en
la naturaleza. Hé aquí la causa de haberse propagado entre circunstancias diferentes. Este trabajo ha probado, que la
nosotros la opinión de las reproducciones fortuitas. Todas naturaleza ha sometido esta clase á las mismas leyes de re-
las obras antiguas de historia natural, todos los comenta- producción que rigen á los demás seres organizados, y que
rios hechos sobre Plinio y Dioscórides y los demás natura- si son mas multiplicadas las modificaciones, tienen sin em-
listas de la antigüedad, están infestados de estos errores. bargo sus límites los cuales no traspasan jamás. Esta obser-
El mismo ilustre Tournefort no estuvo perfectamente exento vación , independientemente del examen de los polvillos,
de ellos, como se puede ver consultando^las Memorias de la demuestra la reproducción por los individuos; pues lo repe-
Academia. Aun en nuestros dias, célebres naturalistas ale- timos , serian inconcebibles la constancia y estabilidad de
manes han adelantado que la naturaleza creaba ciertos se- los caracteres, si fuese fruto del azar semejante producción.
res organizados casi del mismo modo que reúne las molécu- No se debe entender por hongos solamente, esos vegeta-
las en los seres inorgánicos para formar cristales regulares- les formados de un sustentáculo ó pedículo cilindrico, y de
L'Ecluse dijo el primero, que los hongos se reproducían un chapitel unas veces convexo, otras cóncavo que el bo-
por semillas lo mismo que los demás vegetales; pero esta tánico designa con el espresivo nombre de sombrerillo. Esta
opinión no prevaleció sino mucho tiempo después. Mien- clase comprende una infinidad de seres heterogéneos en
tras que el furor de razonar fué interpuesto á la observación cuanto á sus formas esteriores, pero que todos tienen la
y al análisis, no se tuvieron en las ciencias, sino resultados particularidad de que sus sustancias y sus formas se alejan
falsos, y se atribuyeron á las sabias miras de la naturaleza, igualmente del resto de la vegetación. Difícil fuera decir si
las informes y bizarras concepciones de la imaginación, que la organización interior es análoga en estos seres cuya es-
no puede elevarse con seguridad sino cuando es ilustrada tructura aparente es tan variada. Todo lo que se puede afir-
por los hechos y la analogía. Es preciso convenir en que mar es que lo que los medios de reproducción son igualmente
ninguna clase de seres organizados podía ofrecer mas equi- ocultos ; que ninguno ofrece órganos que se puedan dar con
vocaciones. Los granos del polvillo reproductor son de una certeza por masculinas, que los polvillos son estremamen-
finura tai que escapan á la vista; se ocultan en tubos, en te finos en todas las especies, y que no ofrecen al observa-
fóselas, entre láminas ó en bollas membranosas; y cuando dor carácter alguno bien determinado. Ni aun esceptuamos
se diseminan, vuelan como una nube de humo y ningún la niduiaria que se parece á una campana vuelta boca arri-
vestigio dejan detrás de ellos; trasportados por Jos vientos, ba y en la cual se hallan pretendidas semillas lenticulares
se esparcen por todo ; se siembran en los bosques, al pié de muy visibles. Estas semillas no son otra cosa que pequeñas
los árboles y sobre su copa; en los prados y en los cami- nidularías que empiezan á desarrollarse. Antes de su cre-
nos, en el fondo de las cuevas y sobre lo mas elevado de cimiento la especie de vaso que las contiene, está lleno de
los monumentos; se mezclan con las brillantes flores de los una gelatina, en la que nada distinto percibe la vista, pero
jardines, y cubren el polvo délos sepulcros; penetran hasta en la cual nos obliga la analogía á admitir un polvillo re-
nuestras mas retiradas habitaciones é infectan nuestros ali- generador.
mentos; el aire está lleno de ellos, pero no puede nuestra Los pedos de lobo en forma de globo, cuyo vértice revienta
vista percibirlos. Luego que se presentan circunstancias fa- como un cráter al tiempo de su madurez, vomitando una
vorables, luego que la humedad y el calor penetran estos nube de humo; las helvellas coronadas de un sombrero en-
gérmenes imperceptibles, reciben los órganos el movimiento derezado por dos.Iados y semejante á una mitra, que agitan
y la vida, y se desarrollan. para diseminar su polvillo; las pezízas que tienen también
Mas, ¿cómo unir estos nuevos seres á aquellos á quienes un movimiento elástico, y que hacen su esplosion cuando
deben la existencia? Todos los hechos intermediarios esca- ha llegado la época prefijada por la naturaleza; los agáricos
pan á la vista y no se puede divisar el lazo que une las ra- que ocultan sus polvillos entre delgadas y aproximadas lá-
zas al tronco principal. Un solo medio se presenta: estoes, minas; los boletos alojando los suyos en tubos cilindricos;
la comparación de las especies, y este medio exige un es- las capilinas teniéndolos al principio encerrados en una ca-
tudio é investigaciones inñnitas. Mas arriba hemos dicho jita en forma de huevo, tejida de filetes finos y cruzados
que los caracteres eran constantes; en efecto, la observa- como una rejilla y aflojando después su enrejado para dar
ción lo demuestra; pero esta aserción, que es de una verdad paso á otros gérmenes fecundantes; el eboro, único en su
absoluta cuando se limita al examen de los órganos mas género que despide un agua infecta que contiene su nume-
importantes, no es igualmente rigurosa cuando se conside- rosa posteridad, y que se eleva como un hermoso globo
ran las formas esteriores inconstantes en estos mas que en formado de una rama de coral encorvada á manera de bó-
todos los restantes. veda ; los mohos que no pueden observarse sino con el mi-
Si no siempre se tienen señales ciertas para reconocer las croscopio, y que se ramifican como arbustos, hilan como
especies en seres, cuyas formas son determinadas y muy lige- abetos, hínchanse como mazas, y tienen su polvo en bolsas
ras sus modificaciones, con mas razón se habrá uno de con- globulosas; y una multitud de otros seres semejantes á la
tener cuando se trate de hacerlas constar en aquellos cuyas espuma del mar, á cabelleras doradas, á tiras de perga-
formas están sujetas á numerosas variaciones, sobre todo si mino, á tronco de ciprés, á masas informes, etc., entran
á estos inconvenientes se añade todavía el de no poder se- en la numerosa familia de los hongos.
guir los desarrollos. Esto es lo que sucede en esta familia. No solamente se aleja esta familia ue todas las demás por
Las yemas se siembran sin percibirlas, y en la mayor parte sus formas, sino que aun tiene diferente modo de existir.
de las especies, no manifiestan su existencia sino por sus Mientras que la mayor parte de vegetales buscan Ja luz y
imprevistos é instantáneos desarrollos. Algunas horas ven aun manifiestan por movimientos inequívocos, la necesidad
nacer, vivir y morir número de individuos , comparables , que tienen de ella, los hongos habitan casi todos en lugares
bajo este respeto, á esos insectos efímeros que nacen con húmedos, y jamás alumbrados por los rayos solares; mien-
el dia , se fecundan y mueren antes de su fin. tras los demás vegetales derraman en la atmósfera torrentes
Á pesar de tamaños obstáculos, se ha llegado á fijar los de gas oxígeno necesario á la vida animal, los hongos no
límites de las especies; se ha determinado hasta qué punto vierten en ella sino el gas hidrógeno, el gas ázoe, el gas
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ácido carbónico, dañosos todos 6 deletéreos,[^s*^ ''^za anun- resta en las celdillas. Llegada la época de la fecundación, se
cia y adelanta la corrupción. Comunmente se la encuentra rompen los septos y los filetes, la conmoción favorece la pe-
sobre las sustancias que fermentan, sobre el estiércol de los netración de las semillas por el licor espermátiio; estas se-
animales, en los escrementos humanos. Se apodera de los millas diáfanas al principio, se oscurecen, se desarrollan,y
troncos que caen en putrefacción, y cébase en los árb oles queda asegurada la regeneracioh de la especie.
rendidos por los años. Al ver como se multiplican estos pa- Basta esta esposicion para dar una idea de lo que ha creído
rásitos sobre los restos de los seres organizados, pudiera de- Bulliard de la fecundación enjos hongos. Confiesa que no
cirse que la naturaleza se afana en ocultar bajo un nuevo ha visto estambres; pero afirma que estos vegetales tienen á
modo de existencia todos los estragos del tiempo. Un fenó- descubierto un fluido espermático, y á esto es á lo que él
meno que debe hallar cabida en este lugar es el de aquella llama fecundación inmediata, por oposición á la fecundación
clavaría cuya semilla se une á la ninfa de una cigarra de que se efectúa por medio de los filetes y de las anteras, y
América, y que ]ae¿o se desarrolla en ella. El insecto car- que designa él con el nombre de fecundación mediata. Es
gado de esta estraña producción, parece reunir en sí los dos probable que no satisfagan al lector estas pruebas; en efec-
reinos de la naturaleza. Al observar tal fenómeno y no adi- to, ¿qué razón hay para llamar fluido fecundante al licor
vinando el principio, se decia en otro tiempo, que la Amé- que rodea los ovarios? Las semillas de todos los vegetales
rica poseía un animal que se trasformaba en planta. Se ha nadan al principio en un fluido, y no son menos necesarios
desvanecido esta maravillosa metempsícosis; pero resta un sus polvillos para la reproducción. ¿Por qué no tendrán las
hecho, que por bien que se esplique, no es menos sorpren- plantas sus razas ágamas como los animales? Es preciso
dente. para;demostrar lo contrario, apoyarse en observaciones cuya
Se ha visto por cuan largo tiempo habia prevalecido la insuliciencia se hace sentir á cada paso. Búsquense los ór-
opinión de una regeneración fortuita; pero cuando se des- ganos de la fecundación en ciertas plantas en que es ya muy
cubrió la verdad, no se limitó al descubrimiento de las ye- complicada la organización; se puede uno engañar con res-
mas; se buscaron órganos masculinos y femeninos, como si pecto al plan de la naturaleza; pero á lo menos se tienen
no tuviese la naturaleza otro medio para propagar las ra- en favor las probabilidades y las analogías. Pero no nos
zas. Los bellos descubrimientos acerca de la fecundación de hallamos en este caso, y es preciso un esfuerzo de enten-
los vegetales inspiraron el deseo de hallar en todos el mismo dimiento para admitir que forme la naturaleza órganos muy
modo y los mismos órganos. Además, en materia tan oscu- compuestos, con la mira de reproducir seres en estremo
ra, se está siempre seguro de hallar lo que se quiere e n - simples.
contrar precisamente, pues que no se vé bienio que en Consideraréjnos pues por un momento el reino orgánico
efecto existe. No pretendemos afirmar que se hallen los bajo un nuevo aspecto; de una parte veremos una sucesión
hongos privados de órganos masculinos y femeninos, pero de seres pasando de la nada á la vida , de la vida á la muer-
no vemos prueba para admitirlos, y nos inclinaríamos á creer te, y gozando de la facultad de reproducir seres semejantes
con el sabio y profundo Gaertner, que las simientes de estas á ellos; de otra, unos seres orgánicos que no teniendo órga-
plantas son yemas y no verdadens semillas. De todos los nos de la generación, no multiplicándose sino por desarro-
autores que han creído en la reproducción de los hongos llo y crecimiento sucesivo y continuo de sus partes, y no
por los sexos, ninguno hay que se haj'a ocupado con mas muriendo jamás enteramente, parecen escapar de la ley de
éxito y laboriosidad que Bulliard. Ha dejado sobre esta clase destrucción que pesa sobre los demás seres. En esta última
de seres una obra que vivirá tanto como la pasión de los división colocaremos los pólipos, los hongos, las algas y una
hombres por el conocimiento de los seres naturales. Por boca multitud de especies cuya simplísima organización, permite
de este autor es por quien queremos hablar; diremos en creer que es debida su multiplicación al sucesivo desarrollo
seguida lo que creemos de su opinión. de indivi.duos homogéneos en toda su estension. Como ja-
Los hongos no tienen estambres, ó á lo menos no se les más hay división cortada en la naturaleza , hallaremos en
percibe; pero estos órganos son agentes secundarios; solo algunos vegetales y en algunos animales agamos, yemas
es indispensable el fluido espermático, y existe en los hongos correspondientes á los huevos y á las semillas , pero que no
como en los demás vegetales. Muchas veces se le halla encer- tienen, como estas para desarrollarse, necesidad del con-
rado en vejiguitas que se revientan á la inmediación de las tacto de un fluido fecundante. Estos seres serán el paso en-
semillas; las inunda y penetra; escita la irritabilidad y dá tre los seres mas perfectos y aquellos cuya organización es
la impulsión vital. Estas vejigas son de una pequenez in- de tal simplicidad, que no hay fracción alguna de sus cuer-
calculable; unas veces son fijas, otras errantes; ellas son pos por pequeña que sea, que no pueda reproducir la es-
lasque aparecen sóbrelas clavarías y auricularias; sobre pecie. •
estas líltimas'^^se manifiestan como el polvillo garzo de que Digamos ahora algo sobre la anatomía del agárico co-
se hallan cubiertos los frutos de algunos vegetales, y que se mestible, conocido vulgarmente con el nombre de hon^o.
llaman comunmente la ^or délos frutos, porque anuncia Su pedículo nos ofrece un tejido celular membranoso, con-
que son recientemente cojidos, y que aun tienen, por decirlo tinuo en todas sus partes, y formando células á modo de
así, la frescura virginal. Pero no todos los hongos tienen es- tubo, cuyo alargamiento es dirigido en la longitud del pe-
tas vejigas; algunas veces el Huido espermático está en con- dículo. El sombrerillo presenta también un tejido celular
tacto inmediato con las semillas; tal sucede, en los mohos, pero menos alargado, muy irregular y formando células de
las reticjlarias, las capilinas, en los pedos de lobo, las magnitud desigual. Las láminas son celulares como el res-
nídalarias y la criadilla de tierra comestible. En esta última, to ; pero las células son muy pequeñas, polígonas y bastante
las líneas blancas que jaspean la carne no son otra cosa que regulares. Reconocemos en la superficie de estas láminas,
el corte de los tabiques membranosos de que se halla forma- los cuerpos que considera Bulliard como semillas, y Gaert-
da ; las celdillas encierran los embriones de las criadillas; ner como yemas; son globulosas y están sostenidas cada uno
estos pequeños cuerpos están unidos á los septos por una sobre un filete muy delgado. La organización del pedículo
multitud de filetes, especies de cordones umbilicales. Les y del sombrerillo presenta en su aspecto muchas relaciones
rodea un fluido especial, y llena exactamente el espacio que con la médula de los dicotiledones; pero existen induda-
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blemente caracteres muy esenciales que los separan, pues ber buscarlos menos. Algunos hongos juegan su papel en la
que la médula no es conductriz de la savia, y que el agá- economía doméstica; uno sirve para confeccionar la yesca,
rico , al contrarío, todo el tejido está embebido como una cuyo uso es tan cómodo y estendído; otro se usa ea {os ali-
esponja. Tiene también una consistencia cotonosa que ja- mentos, y su sabor penetrante realza manjares insípidos.
más hemos notado en la médula. Aunque no hayamos po- Pero ¡cuánto se debe desconfiar de estos vegetales! La mayor
dido percibir en este tejido los poros de que están acribi- parte contienen jugos emponzoñados, y parece que confi-
lladas las membranas que componen los -vasos de los mas nándolos la naturaleza á lugares húmedos y sombríos, ha
grandes vegetales, nos ha parecido que era muy permeable querido sustraerlos á la voracidad de los hombres. Son mu-
al agua; lo que resultará acaso de una relajación general en chísimos los hongos venenosos; no se les puede conocer sino
todo el sistema orgánico. La rapidez de los desarrollos, viene estudiándolos con cuidado; el olor y el gusto no son siem-
en apoyo de esta conjetura. pre indicios suficientes: el color engaña igualmente: los hay
Sabido es el cuidado particular que ha puesto la natura- entre ellos que tienen un olor agradable, un gusto suave ,
leza para dejar á cubierto las muchas producciones vegeta- un brillante colorido, y^cuyos jugos son deletéreos. Aun no
les. Membranas duras y coriáceas cubren las semillas de la se conoce antídoto alguno seguro contra su veneno. Estos
mayor parte de las plantas; sus capullos se hallan resguar- hongos se reducen á mucílago en las primeras vias del es-
dados por medio de escamas; cálices y corolas rodean los tómago; no obran sino algunas horas después de comidos,
órganos regeneradores. En la familia de los hongos, muchas y causan una verdadera apoplejía. Los esperimentos han
especies tienen una membrana que las cubre antes de su probado que el vinagre, el espíritu de vino, la sal marina ,
perfecta madurez; pero llegando los fluidos á hinchar y á el vino, el éter, les quitan sus principios venenosos; así
estender todas las partes, los hongos rompen la membrana luego que sucede algún accidente no pueden administrarse
y salen de su prisión; á esta cubierta es á lo que los botá- socorros mas poderosos, después del emético, que una mez-
nicos designan con el nombre de volva. La naturaleza oculta cla de ácido y de espíritu de vino; pero cuando el mal ha
á menudo sus beneficios bajo tristes y asquerosas formas. El progresado es insuficiente todo remedio.
hombre halla algunas veces socorros en donde parecía de-

Estudios históricos sobre la Alemania.

WORMS- — MANHEIM. — SPIHA.

Worms ha sido ciudad imperial; ha tenido gaugraves, feudal y militar de los gaugraves y de los obispos por un
arzobispos soberanos, obispos príncipes, una pfalz, cuatro boquerón que fué una puerta-fortaleza y que no es ya sino
fortalezas, tres puentes sobre el Rhin, tres conventos con una brecha. Dos álamos á la derecha, un montón de es-
campanario, catorce iglesias y treinta mil habitantes. Ha tiércol á la izquierda. Hay también alquerías instaladas en
sido una de las cuatro ciudades señoras de la formidable antiguos palacios, que tienen entradas semejantes.
liga de las cien ciudades, y así para el que se conmueve Las severas archivoltas del San Ruprecht, obra del tiem-
con las tradiciones fantásticas, como para el que estudia y po de Carlos IV se destacan penosamente en las tinieblas
critica los hechos reales, un lugar estraordinario, poético en medio de una inesplicable confusión de toneles, de bar-
y célebre tanto como lo puede ser cualquiera otro rincón riles y barricas vacías; hoy el interior miserable de ese res-
de Europa. Tiene en su maravilloso pasado todo lo que el petable edificio, alumbrado en otro tiempo por las lámparas
pasado puede contener: la fábula y la historia, esos dos ár- imperiales de las coronaciones, es ahora alumbrado por la
boles mas semejantes de lo que se cree , cuyas raices y ra- vela de un tonelero; allí donde había estado la lámpara, está
mas se hallan á veces tan íntimamente unidas á la memoria martillando un tonel sobre el mármol. Esta misma nave hoy
de los hombres. Es la ciudad que ha visto vencer á César, abandonada de San Ruperto, había visto llegar á ella con
pasar á Atila, soñar áBrunegilda y casarse á Garlomagno ; gran pompa por la gran calle|de Worms, entradas solemnes
la ciudad que ha visto en el Jardín de las Rosas el combate de papas y emperadores, algunas veces los dos juntos bajo
de Sígifredo el Cornudo y del dragón, y delante de la facha- un mismo palio el papa á la derecha montado en una muía
da de la catedral, ha oído aquella contestación de Chrimilde blanca, el emperadora la izquierda en un caballo negro
que ha dado origen á una epopeya, y en los bancos de la como el azabache, con trompetas y clarines, rompiendo la
dieta aquella otra contestación de Lutero de que nacieron marcha águilas y banderas al viento y todos los príncipes y
tantos males. Es la Vormatia de los vangiones, el Bormito- todos los cardenales á caballo delante del papa y del empe-
magus de Druso, el Wonnegau de los poetas, capital de los rador; el marqués de Monferrato llevando la espada, el
héroes en los Niebelungen, la metrópoli de los reyes fran- duque de Urbino el cetro, el conde palatino el globo, el du-
cos, la corte judiciaria de los emperadores; es Worms, en que de Saboya la corona. jAy! cómo pasan las cosas de los
una palabra, una ciudad ilustre por muchos títulos. Resi- hombres!
dencia imperial y real, treinta mil habitantes, catorce igle- ¡Worms es una ciudad que muere! ¡Cosa terrible y so-
sias, cuyos nombres están hoy completamente olvidados. lemne! Las calles se deshacen; donde había una hilera de
Hoy se entra en la ciudad sin oir el ruido de ninguna casas no hay sino una pared, en donde había una pared
cadena; ningún puente levadizo cae, ningún rastrillóse no hay nada. La yerba reemplaza al empedrado; la vida se
tiene que levantar: se puede entrar en la antigua ciudad retira hacia el centro, hacia el corazón, como el hombre
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agonizante. Las estremidades son las que mueren las pri- vez variada y fuerte. Los frescos bizantinos, las pinturas
meras: los miembros en el hombre, las arrabales en las ciu- flamencas, los abajo relieves del siglo xiii, las esquisitas ca-
dades. Los sitios desiertos pierden las casas, los sitios habi- pillas del mas fino gótico, los sepulcros no paganos del re-
tados pierden los pisos. Las iglesias ?e degradan y se con- nacimiento, las consolas delicadas esculpidas en la unión de
vierten en polvo, no por falta de creencias como en nuestros dos arcos, los escudos de armas pintados y dorados, los in-
hormigueros industriales, sino por falta de creyentes. Cuar- tercolumnios poblados de estatuas y de figurones, componen
teles enteros caen en desuso; se pierde la costumbre de uno de esos conjuntos estraordinarios en que todos los es-
pasar por ellos y pobladores nómadas se instalan en sus tilos, todas las épocas, todas las fantasías , todas las modas,
viviendas. Aquí no es ya la ciudad derramándose en la cam- todas las artes se aparecen á la vez. Las rocallas exagera-
piña, es la campiña que invade la ciudad. Se ara la calle , das y violentas de los últimos príncipes obispos, que eran al
se cultiva el callejón, se cava el solar de las casas , el pro- mismo tiempo arzobispos de Maguncia , son en los rinco-
fundo surco de las carretas cargadas de estiércol hunde y nes gigantescas coqueterías. Grandes lienzos de pared en
separa el antiguo empedrado; las lluvias forman lagunas otro tiempo pintada y adornada, hoy desnuda, entristece
en las puertas; el discordante murmullo de los corrales la vista. Esas paredes desnudas son un progreso del gusto ;
reemplaza el rumor de la muchedumbre. De una plaza des- á eso se llama sencillez, sobriedad , etc. ¡Oh! que mal gus-
tinada á las ceremonias imperiales , han hecho un tablar de to, tiene el gusto! Felizmente el bosque de arabescos y de
lechugas; la iglesia se convierte en taller, el palacio en al- ornamentos que llena la catedral de Worms, era demasiado
quería, la torre en palomar, la casa en barraca, la tienda espeso para que el gusto pudiese destruirlo enteramente;
en pocilga, el estanque en charco, el ciudadano en paleto; aun se encuentran á cada paso magníficos restos. En una
la ciudad ha muerto, por todas partes la soledad , la triste- gran capilla baja que sirve, según creemos, de sacristía ,
za, el polvo, la ruina y el olvido. Por todas partes en las pueden admirarse muchas maravillas del siglo xv; una pila
plazas desiertas van los habitantes rebujados y pensativos; bautismal, inmensa urna á cuyo alrededor está figurado
en los tristes semblantes, en los medio derribados lienzos Jesús rodeado de los apóstoles; los apóstoles pequeños como
de las paredes, en las casas bajas, mudas y aisladas, vé el ojo niños, Jesús grande como un gigante: machas páginas es-
del pensamiento proyectarse las largas y melancólicas som- culturadas sacadas de los dos Testamentos, vastos poemas de
bras de un sol que corre á su ocaso. piedra compuestos mas aun como cuadros que como bajo-
A pesar de todo esto, á causa de todo esto tal vez, Worms relieves; en fin, un Cristo en la cruz casi del grandor na-
limitada por el doble horizonte de los Vosgos y del Taunoj tural, obra que hace esclamar y meditar, tanto se armoniza
bañada por su hermoso rio, sentada entre las innumerables la curiosa y perfecta delicadeza de los detalles, con la subli-
islas del ttliin, rodeada de su decrépito cinturon de mura- me valentía de la espresion, sin turbarla.
llas y de su fresco cinturon de verdura, Worms es una be- En una plaza estrecha, bastante sombría y muy fea, á
lla, curiosa é interesante ciudad. En vano se buscará la algunos pasos de la catedral de Worms, al lado de este ma-
parte de la ciudad edificada fuera de esta línea de muros y ravilloso edificio, que se permite tener la altura, la pro-
de torres cuadradas, que, desde la puerta de San Martin , fundidad , el misterio, el color y la forma que encierra un
iba á cortar el Khin en ángulo recto. Este arrabal no existe pensamiento imperecedero y perdurable de todo ese prodi-
ya. No se halla vestigio alguno de la New-Thurm que ter- gioso lujo de imágenes y de metáforas de granito ; allá junto
minaba su estremidad oriental con su aguda flecha y sus decimos, como la crítica al lado de la poesía , protesta una
ocho torrecillas. No queda piedra sobre piedra de aquella pequeña iglesia luterana coronada de una mala cúpula ro-
magnífica puerta de Maguncia, que estaba cerca á la New- mana , adornada de un mal frontón griego, blanca , cua-
Thurm y con sus dos altas atalayas, que vista desde el Rhin drada , angulosa, desnuda , fria, triste, enojosa, baja y
entre los campanarios se parecía á una iglesia, y, vista des- envidiosa.
de la llanura entre las torres, parecía una fortaleza. La pe- Manheím no dista sino algunas leguas de Worms, á la
queña nave de San Amando ha desaparecido; y en cuanto otra orilla del Rhin. Manheim no tiene á nuestros ojos otro
á Nuestra-Señora, tan estrechada en otro tiempo por las mérito que haber nacido al fin de las guerras religiosas.
casas y los tejados, se halla al presente en medio de los Doscientos años para una ciudad es la adolescencia; así
campos. Delante de la portada de las vírgenes sabias y de Manheim es toda nueva. Los buenos ciudadanos que toman
las vírgenes fatuas, jóvenes tan bellas como las sabias y tan lo regular por lo bello y lo monótono por lo armonioso, y
alegres como las fatuas, estienden en la pradera la ropa la- que admiran con todo su corazón la tragedia antigua , ad-
vada en el Rhin. Entre los estribos esteriores de la nave, to- miran mucho Manheim. Hay treinta calles, y no hay sino
man el sol algunos ancianos sentados sobre ruinas. Aprici una calle; hay mil casas, y no hay mas que una casa. To-
senes, dice Persio: solibus apti, dice Horacio. das las fachadas son idénticamente iguales, todas las calles
La catedral de Worms, como los domos de Bonn, de se cortan en ángulo recto. Por lo demás, limpieza, senci-
Maguncia y de Spira, pertenecen á la familia romana délas llez, blancura, alineamiento á cordel; es la belleza de un
catedrales de doble ábside, magníficas flores de la primera tablero de damas.
arquitectura de la edad media que son raras en toda Euro- La casualidad que es la grande autora de antítesis; ha
pa y que parecen abrirse con preferencia en las orillas del hecho una y de las mas completas, haciendoá Manheim al
Rhin. Esta doble ábside engendra necesariamente cuatro lado de Worms. Aquí la ciudad que muere; allí la ciudad
campanarios, suprime las portadas de la fachada y solo deja que nace; aquí la edad media con su unidad tan armoniosa
subsistentes las portadas laterales. La parábola de las vír- y profunda, allí el gusto clásico con todo su fastidio. Man-
genes sabias y de las vírgenes fatuas, esculpida ya en Worms heim llega, Worms se va; el pasado está en Worms, el
en uno de los tímpanos de Nuestra Señora, se halla repro- porvenir en Manheim. Worms tiene los restos de una via
ducida sobre la portada meridional de la catedral. Asunto romana; Manheim está situada entre un puente de barcas
encantador y profundo, elegido á menudo para quellos escul- y un camino de hierro.
tores de épocas ignorantes, que eran lodos poetas. Cuando ¿ Qué diremos de Spira ó Speyer, como la llaman los ale-
se penetra en lo interior de la iglesia, la impresión es á la manes , ó Neomagus como la llaman las leyendas ? Augusta
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Nemelum como la llama la historia , es una ciudad ilustre. glaterra.y Alfonso de Castilla en España. Los otros han sido
En ella acampó César , Druso la fortificó , Tácito la men- arrojados á los cuatro puntos cardinales: Lotario II al mo-
ciona , los hunos la quemaron , Constantino la reedificó , nasterio de Koenigslutter , Otón IV á Brunswick, Guiller-
Juliano la amplió , Dagoberto hizo en ella de un templo de mo á Middelburgo, Enrique IV y Federico II á Palermo,
Mercurio un convento de San Germán ; Otón I dio en ella Conrado IV á Poggi, Barbaroja en el Cidnus. Barbaroja en
á la cristiandad el primer torneo, Conrado el Sálico hizo particular, ese grande Barbaroja, ¿en dónde está? En el
de ella la capital del imperio y Conrado II el panteón de los Cidnus, dice la historia, en Antioquía, dice la crónica; ea
emperadores. Los templarios que han dejado en ella una la caverna de KiíThoeuser, dice la leyenda de Wurtemberg;
bella ruina , llenaron allí sus funciones de centinelas de las en la gruta Kaiserslautern , dice la leyenda del Rhin.
fronteras. Todos los torrentes humanos que han devastado Los nueve Césares que descansan bajo las bóvedas de la
y fecundado á la Europa, han atravesado Spira: durante ábside de Spira, eran casi todos gloriosos emperadores. El
los primeros siglos, los vándalos y los alemanes (todos los fundador de la catedral, el contemporáneo de Canuto el
hombres, hombres de todas razas, dice la etimología); du- Grande, Conrado II, fué el que dividió la vieja Teutonia en
rante los últimos, los franceses. Durante la edad media, seis clases, llamadas Escudos militares, dypei mililares, ge-
de 1125 á 1422, en trescientos años Spira sufrió once ase- rarquía que fué destruida por la Bula de Oro, pero que la
dios; no es de estrañar que la vieja ciudad Carlovingia so Polonia adoptó y reüejó; si bien es verdad que en estos últi-
halle profundamente herida. Sus privilegios son recuerdos; mos siglos, reproduciendo la constitución republicana déla
su sangre y su población han corrido por todas partes. Ha Polonia, la antigua constitución feudal de la Alemania, era
poseído la cámara imperial que ha heredado Wetziar; y las como un espejo que conservase la imagen después de des-
dietas, cuyo fantasma está ahora en Francfort. Ha tenido aparecer el objeto. Enrique III fué quien proclamó y man-
treinta mil habitantes y ahora solo tiene ocho mil. tuvo tres años la paz universal, prefiriendo á una guerra de
¿Quién se acuerda hoy del santo obispo Rudiger? ¿Por pueblo á pueblo, el duelo de rey á rey, que él ofrecía á
dónde corre el arroyuelo Spira? ¿En dónde está la aldea Enrique I de Francia; además, Enrique IV el vencedor de
Spira? ¿Qué se ha hecho la alta iglesia de San Juan? ¿En los sajones y el vencido de Gregorio VII; Enrique V, el
qué estado se encuentra aquella capilla de Olívete que los aliado de Venecia; Conrado III el amigo de las Dietas, que
antiguos registros llaman la incomparable? ¿Qué se ha hecho se calificaba emperador de los romanos; Felipe de Suabia,'
la admirable torre cuadrada con torrecillas angulares , que el temible adversario de Inocencio III. Entre ellos estaba
dominaba la puerta del camino del Bac? ¿Qué vestigios el triunfador de Ottocar, el esterminador de los burgra-
restan de San Wildnberg? ¿En dónde está la casa de la cá- ves, el fundador de dinastías, el conde Rodolfo de Habs-
ndara imperial ? ¿ En dónde se halla el palacio délos asesores- burgo, padre de los emperadores. Allí estaba Adolfo de Nas-
abogados, «los cuales, dice una vieja crónica, están ha- sau , el adalid valeroso muerto de un hachazo en el campo
ciendo y administrando justicia en nombre de la magostad de batalla. Allí estaba en fin su enemigo, su competidor, el
iniperial, de los electores y otros príncipes del imperio, en que lo mató, Alberto de Austria que se hacia servir á la
el consistorio público de todo el imperio establecido por Car- mesa por el rey de Bohemia con corona en la cabeza, que
los V? » ¿De esta alta jurisdicción á la cual « estaban subor- suprimía á los peages, y domaba, sujetándoles las manos con
dinadas y acudían en última sustancia» todas las demás, qué esposas de hierro, á los cuatro formidables electores del
le queda? Nada, ni aun la horca de piedra con cuatro pila- Rhin, príncipe tan desmesurado en todo, en su ambición ,
res, en la pradera que lame el Rhin. Solamente el sol con- como en su poder, á quien Bonifacio VIIIdaba una mañana
tinúa tratando á Spira con la misma magnificencia que si el reino de Francia; si bien es cierto que al contemplar se-
fuese todavía la reina de las ciudades imperiales. El trigo mejante presente, no se sabe que admirar mas,si al papa que
proverbial de Spira es siempre tan hermoso y tan dorado tenia el valor de ofrecer, ó al emperador que tenia el atre-
como en tiempo de Carlos V, y el escelente vino rico pié de vimiento de aceptar.
ganso, es siempre digno de ser bebido por príncipes deme- lAyl ¿Qué puede haber mas semejante á un sueño que
dias de escarlata y por electores de sombrero de armiño. tales grandezas? ¿Y cuánto se asemejan entrevistos por las
La catedral, empezada por Conrado 1, continuada por miserias que son su término? Alberto de Austria había ma-
Conrado II y Enrique III y terminada por Enrique IV en tado , en Gellheim, cerca de Maguncia , con su propia ma-
1097, es uno de los mas soberbios edificios que haya hecho el no , á su primo y emperador Adolfo de Nassau; diez años
siglo XI. Conrado I la había dedicado, dicen las crónicas, á la después, Juan de Absburgo mató, en Vindisch sobre el
bendita Virgen María. Aun conserva al presente una ma- Reuss, á su tío y emperador Alberto de Austria; Alberto,
gestad incomparable. Ha resistido a! tiempo, á los hombres, que era tuerto y feo, y que, como decia Bonifacio VIII,
^ las guerras, á los asaltos, á los incendios, á las asonadas , aconsejado por una mujer desangre de víbora, sanguimvi-
a 1^ revoluciones y aun á los embellecimientos de los prín- perali, habia sido apellidado el regicida ; Juan fué llamado
cipes de Spira y Bruchsal. el parricida.
Desde 1024 á 1308, por espacio de tres siglos se ejecutó Sea como quiera, todos estos príncipes, los buenos, los
el pensamiento de Conrado II. De diez y ocho emperadores medianos y los malos, enterrados unos al lado de los otros,
que reinaron en este intervalo, nueve fueron enterrados en confundían, por decirlo así, la diversidad de sus destinos
la cripta que está bajo la catedral de Spira. En cuanto á los en la gloria de las armas, propia á algunos, y en el esplen-
nueve restantes, Lotario H, Federico Barbaroja, Enri- dor del imperio, común á todos, y yacían en las bóvedas de
que VI, Otón IV, Federico II, ConradoIV, Guillermo , Ri- Spira, envueltos en la misteriosa magostad de la muerte. Por
cardo de Cornouailles y Alfonso de Castilla, no les concedió toda la Alemania, rodeaba una especie de superstición á es-
el destino esta augusta sepultura. El viento que sopla sobre tos emperadores dormidos. Los pueblos, que como los niños
los hombres á la hora de su muerte , los ha llevado á otras tienen todos instintos voluntariosos y tercos, aborrecen cor-
partes. dialmente el poder existente y vivo, porque es poder, por-
De estos, dos solamente que no eran alemanes han tenido que es existente y porque es vivo. «Los de Flandes, dice
su sepulcro en su país natal: Ricardo de Cornouailles en In- Felipe de Comines, aman siempre al hijo de su príncipe»;
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á su príncipe, jamás.» El obispo de Olmuitz escribía al Papa josa y aquellas grandezas cubiertas de ceniza. Escogieron
Gregorio X: Voluiit imperatorem, sed polentiam abhorrent. con escrupulosidad el oro, los diamantes y las perlas; y
Pero desde el momento en que el poder ha caído, se le cuando no hubo ya nada de precioso en los sepulcros,
ama; desde que es \encido,sele admira, desde que ha muer- cuando no quedó en ellos mas que polvo, arrojaron en un
to, se le respeta. Nada había pues mas grande, mas augusto hoyo mezcladas y confundidas aquellas osamentas que ha-
ni mas sagrado en Alemania y en Europa que estas nueve bían sido de emperadores. Tambores borrachos hacian ro-
tumbas imperiales, cubiertas, como de un triple velo, con dar con sus pies á una fosa común los cráneos de nueve
el silencio, la noche y la veneración. ¿'Quién rompió este Césares.
silencio? ¿Quién turbó esta noche? ¿Quién profanó esta Hé aquí lo que Luís XIV hizo en 1093. Cinco años justos
veneración? Escuchad. después, hé aquí lo que hizo Dios:—Había en Francia un
En 1693 envió bruscamente Luis XIV al Palatinado un panteón real como había un osario imperial en Alemania;
ejército mandado por hombres cuyos nombres se pueden un día fatal en que apareció en la superficie de la ci-
leer todavía en los bajos del Louvre: «Ejército de Alema- vilización y la sumergió toda la barbarie de diez siglos,
nia» 11 de abril; mariscal de Boufílers, mariscal duque de hordas repugnantes, horribles, armadas, que hacían la
Lorges, mariscal Ghoiseul.—Tenientes generales: marqués guerra no á un rey sino á todos los reyes, no á una cate-
de Ghamílly, marqués de La Feuillée, marqués de Uxelles, dral sino á una religión, no á una ciudad ó á todo un es-
Mílord Mountcassel, marqués de Revel, señor de La Bre- tado, sino á todo el pasado del género humano; hordas
tesche, mai-qués de Vílíars, señor de Mélac. — Mariscales de espantosas, decimos, sangrientas, andrajosas y feroces, se
campo: duque de la Ferté, señor de Barbezieres, conde de arrojaron sobre la antigua sepultura de los reyes de Fran-
Bourg, marqués de Alegre, marqués de Vaubecort, conde cia. Aquellos hombres á quienes nada detuvo en su obra es-
de San Fremont. La civilización comenzaba entonces á cu- pantosa, venían también á destruir tumbas, á rasgar mor-
brir por todas partes á la barbarie, pero estaba todavía poco tajas y á profanar osamentas. Estraños y misteriosos obreros,
espesa la capa de aquella; y así á la primera sacudida, á la venían á convertir el polvo en polvo. El primer espectro
primera guerra , se rompía, y la barbarie hallando una sa- que despertaron, el primer rey que arrancaron brutalmente
lida, se esparcía por todas partes. Esto es lo que sucedió en de su féretro , el primer esqueleto que agarraron de entre
la guerra del Palatinado. El ejército del gran rey entró en su manto de púrpura para arrojarlo al osario, fué el de
Spira. Todo se hallaba cerrado en ella: las casas, las iglesias Luis XIV.
y los sepulcros; pero los soldados abrieron las puertas de las [Oh represalias del destino! ¡1693, 1793! ¡Siniestra
casas, forzaron las puertas de las iglesias y destrozaron las ecuación ! ¡Admira esta precisión formidable! Al cabo de un
losas de los sepulcros. Violaron la familia, violaron la reli- siglo para nosotros, al cabo de una hora para el Eterno, lo
gión , violaron la muerte. Los dos primeros crímenes eran que Luis XIV había hecho en Spira con los emperadores
casi crímenes ordinarios. La guerra en aquellos tiempos, de Alemania, se lo devuelve Dios en San Dionisio.
que nosotros admiramos demasiado algunas veces, acostum- Aun hay que notar todavía , que el fundador déla cate-
braba á ellos á los hombres; el último era un monstruoso dral de Spira, el mas antiguo de estos viejos príncipes ger-
atentado. mánicos, ConradoII, antes de ser emperador de Alemania,
La muerte fué violada y con la muerte, cosa que no se había sido duque de la Francia rhenana. Este duque de
había visto hasta entonces, la magestad real, y con la ma- Francia fué ultrajado por un rey de Francia. ¡Castigo
gestad real toda la historia de un gran pueblo, todo el pa- providencia) ¡ Sí Luis XIV, en sus campañas de Alemania,
sado de un gran imperio. hubiese pasado por Otterberg, hubiera visto allí, como en
Los soldados registraron los ataúdes, arrancaron los su- Spira, una admirable catedral edificada también por Conra-
darios, robaron á los esqueletos, magestadesdormidas, sus do II, y>acaso no le hubiera sido esto inútil al gran rey ;
cetros de oro, sus coronas de pedrería, sus anillos que ha- pues sobre la portada principal de la sombría iglesia, hu-
bían sellado la paz y la guerra, sus estandartes de investi- biera podido leer esta advertencia melancólica y severa que
dura , haslas vexilliferas. Vendieron á judíos lo que habían se lee aun hoy dia:
bendecido Papas, comerciaron con aquella púrpura andra- MEMENTO CONRADI.

La Mesíada.
Ipor i^lopdtoch.

XVIII.

Adán se postra á los pies del Cristo, y Je dice: Obedece Adán, y apenas llega á la sombra del magestuoso
« Si he encontiado gracia delante de tí, haz que mi pen- cedro, se apodera de él un sueño dulce y profundo, ani-
samiento pueda abarcar en toda su estension el beneficio mado por una visión sublime. Al despertar , se apresura á
que vá á procurar á mis innumerables hijos.» reunirse con los querubes y los resucitados, que le rodean
Contéstale el Cristo: é interrogan con la vista.
«Los inmensos resultados de la redención no pueden ser El Padre del género humano se sienta en una verde co-
conocidos hasta el último dia. Vete á descansar á la sombra lína; los inmortales se agrupan en torno suyo, guardando
dfc aquel cedro, y haré pase por delante de tí una vaga ima- un respetuoso silencio, porque váá contarles la visión que
gen de aquel dia grande y solemne.» el Salvador se ha dignado enviarle.
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Las horas santas de un día consagrado al Señor, acaba- das de amor que ninguna lengua sabría espresar, y los ar-
ban de desaparecer á mis ojos, dulces y solitarias, cuando cángeles, los serafines y los bienaventurados se estreme-
vi de repente la musa de Sion que se balanceaba dulce- cieron ; pero las vírtimas inocentes no levantaron su voz
mente en las alas del crepúsculo. Nunca me habia parecido acusadora, al contrario, con ojos llenos de misericordia ,
Ser tan imponente; nunca había visto la imagen de la eter- como en el momento de ser sacrificados, pidieron gracia por
nidad tan profundamente grabada en su rostro divino: es- sus verdugos. Entonces uno de los jueces celestes se levan-
taba cantando la visión de Adán. La magestad del asunto tó , y dijo á los unos:
la habia conmovido tan vivamente, que se vio mas de una «Sean vuestro patrimonio todas las beatitudes del cielo,
vez obligada á interrumpir su canto; tan pronto el fuego ya que pusisteis sin murmurar vuestras cabezas sobre el altar
de la inspiración coloraba sus megillas, como se veian estas del sacrificio.» Y volviéndose hacia los otros, les dijo: « Sean
cubiertas de una mortal palidez; ora brotaban de sus labios vuestro patrimonio todos los tormentos del infierno, ya
acentos graves é imponentes como el trueno, ora exhalaban que en nombre del Dios de amor y de misericordia, des-
tan solo sonidos quejumbrosos. Apenas podian sostener sus envainasteis la espada y encendisteis las hogueras. Cuando
manos el arpa de oro, y temblábale la corona en medio de sacrificabais á vuestros hermanos desplegando el lábaro de
su flotante cabellera. Luego recobró su semblante unase- la cruz, habría hecho caer el Eterno sobre vosotros el mas
renidad encantadora; iluminó sus facciones una sonrisa ce- terrible de sus rayos, sí su pensamiento inmutable no hu-
lestial, y los piadosos pensamientos , emanaciones\ divinas biese convocado á todos sus hijos para este gran dia en que
de su alma, desplegaron sus alas de azur, y llevadas por el se descubrirán todos los misterios de su providencia. ¿Qué
soplo de la tempestad, subieron hacia el Eterno. ha sido de los infortunados cuyos santos cánticos se eleva-
Habitantes de la tierra, procuraré repetiros el cántico ban hacia el Señor de en medio de las llamas de vuestras
santo de la musa de Sion, por mas que solo tenga el acento hogueras? El soplo de la resurrección ha reunido sus ceni-
de un débil mortal; por mas que para cantar los mil y mil zas; su himno de muerte se convirtió en un canto de triun-
pensamientos que salmodió delante de mí, preciso fuera te- fo , y su voz quejumbrosa, que pedía gracia por vosotros ,
ner la voz de un ángel, y para adivinar los mí! y mií penr es ahora un grito de gozo que celebra la omnipotencia del
samientos mas sublimes aun que no me juzgó digno deoir, Salvador. »
preciso seria la intuición de un Dios. Terminadas estas palabras, volvió á ocupar su trono de
El Padre de los hombres se sienta en una verde colina ; oro. Otro juez fué á ocupar entonces su puesto; y como se
los inmortales se agrupan en torno suyo, guardando un presentase ante él una nueva legión de muertos, les dijo:
respetuoso silencio, porque vá á contarles la visión que el « Vosotros que consagrasteis vuestra vida á la idea de do-
Salvador se ha dignado enviarle: minar á los demás hijos de la tierra, en vano ocultasteis
«Un poder, rápido como el pensamiento de un serafín, vuestro orgullo eifel fondo del alma, vuestras acciones y
me había arrastrado hasta el centro de las playas sin lími- los mármoles suntuosos que ornan vuestras tumbas, son
tes de la resurrección: imponente y terrible era el espec- contra vosotros un testimonio irrecusable. Dios lee en el
táculo que ofrecía el género humano, reunido en derredor pensamiento de los hombres, y á pesar de no tener vos-
del trono qufe ocupaba el Juez Supremo. Solo entonces com- otros el mismo poder, os atrevisteis á condenar á vuestros
prendí la inmortalidad en toda su estension. » semejantes, que eran también cristianos. Habíais olvidado
Y, dominado Adán por la fuerza de sus recuerdos, se que si algunos pecadores se atreven á levantar su vuelo ha-
postra, levanta los ojos hacia el santuario de los cíelos, y cia el Hijo del Eterno, y rechazados por el resplandor de su
esclama: magnificencia, solo ven en su altivez la causa de su locura,
« Salvador del mundo, gracias por haberte dignado ac- nó era á vosotros á quienes pertenecía constituiros en de-
ceder al voto audaz de tu primer hijo; mis ojos han entre- fensores de vuestro Dios, para lanzar rayos contra vuestros
•visto algunos rayos del mas grande de tus días; y ha reso- hermanos. Lejos de procurar con santa inquietud vuestra
nado en mis oídos el retumbo lejano de tu trueno de Juez propia salvación, solo tratasteis de elevaros sobre los débi-
Supremo.... Gracias te sean dadas. Hijo del Eterno.» les gusanos que piadosamente se arrastraban por el polvo;
Dice, se levanta y continúa su relación de esta manera: habéis despreciado y perseguido á vuestros hermanos sin
«Desde mucho tiempo habia empezado ya el juicio uni- respetar su sangre, y esa sangre derramada por vosotros,
versal, puesto que estaba ya fijada la suerte de millares de está ahora clamando venganza. ¿Cómo queréis que se mues-
Muertos. ¿Quién podrá medir la duración de aquel día tre sordo á su voz el Juez Supremo que está ocupando su
grande y solemne? No se veía iluminado por el astro del trono ?»
"•a, porque todos los soles de la creación se habían apaga- Uno de los mas altos dignatarios del trono, se presentó á
do; pero el trono eterno lanzaba al través de lo infinito , su vez: era Lebeo; los cielos le llaman Elím, por ser este el
rayos deslumbradores.... Veía el altar del sacrificio y al ino- nombre de su ángel custodio, que es en la eternidad su
cente Abel cubierto de sangre y lleno de numerosas heri- hermano inseparable. Fijó por un momento su triste mirada
das, causadas por los malos. Un querube de aspecto ame- en la legión inmensa de pecadores que habia en torno suyo,
nazador dejó de empuñar la trompeta temida, que acababa y les dijo con voz conmovida y solemne:
de llamar ante su Juez á los cristianos que, en nombre de «No^quiero pensar por mas tiempo en la senda que se-
la ley de amor, habían inmolado á otros cristianos. Después guisteis durante vuestra vida de prueba; bástame ver que
de haberse cernido en silencio sobre las playas de la resur- está ensangrentada y cubierta de cadáveres, i Ah 1 ¿por ven-
rección, vertió el lúgubre querube dos vasos, lleno el uno tura no fuisteis testigos del anatema fulminado contra la
de sangre y el otro de lágrimas; luego se volvió hacia el tierra, cuando por primera vez se embebióla sangre de una
Juez Supremo, y dijo: víctima inmolada por una mano parricida? Os habia sido
c Tú has contado las gotas de la sangre inocente, tú has anunciado ya este dia terrible del último juicio; pero como
contado las lágrimas de los oprimidos: tú harás justiciadla os obstinasteis en no creer en él, solo habéis presentado á
inocencia, tú darás la paz á la desgracia. » la eternidad corazones empedernidos y vacíos: no fué este
Y el Juez Supremo dirigió á las víctimas, inocentes mira- el modo en que salisteis de las manos de vuestro Creador;
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muy distinto era en verdad vuestro primitivo estado, que píos salía un lúgubre murmullo. Gomo reconociese el joven
de ningún modo quisisteis conservar. No os equivoquéis la voz de su padre y de sus hermanos, les dijo:
respecto de las lágrimas que no puedo contener; no lloro «Vosotros que gemís confundidos cotí las almas repro-
por vosotros , sino por la dignidad humana que habéis de- bas, vosotros, á quienes tanto he amado, ¿qué es lo que
gradado. El átomo que se encorvaba en el polvo, y la in- os he hecho para escitar así vuestro odio? Solo oponía el
mensidad de los cielos que se estendian sobre vuestras ca- silencio y la resignación á vuestras befas sacrilegas; ¿por
bezas, os revelaban claramente la misericordia de un Dios; qué queríais arrebatarme mi postrera esperanza, la únic«
pero nunca levantasteis los ojos al cielo, nunca os apiadas- que no engaña nunca, la esperanza en el que murió en la
teis de un ser que sufriese ; así que, por mas clemente que cruz? Por fin ha llegado esa resurrección que era objeto de
sea la justicia divina, será para vosotros sin piedad. » todas vuestras burlas; por fin ha llegado la hora de salir de
Hablaba Elim todavía , y ya el Juez Supremo había diri- vuestros sepulcros, vosotros que queríais perder mi alma:
gido una mirada al ángel esterminador. ¿Cómo pintaros, ved como á pesar vuestro he logrado salvarla. Os desconozco,
celestes amigos, la espresion de su mirada? ¿Cómo daros ya que os mostrasteis indiferentes á mis preces, á mis lá-
una idea exacta del acento de su voz, cuando dijo al lúgubre grimas y á mi lenta agonía; contemplad mi triunfo; pero
serafín : no, no le contempléis, porque solo contribuiríaá aumentar
« Siembra el terror mas espantoso en esa horda maldita , mas y mas vuestra desesperación: apartad de mí la vista, »
á fin de que presienta los tormentos que la esperan. » Y fué á colocarse el joven mártir entre los ancianos del
Y el ángel de la muerte desplegó sobre ellos el negro man- trono.
to de la noche , les indicó con una señal el camino que de- Un sabio, que había consagrado su larga carrera á pia-
bían seguir y les empujó hacia el abismo en el qué cayeron dosas meditaciones, pareció ante el Juez Supremo, y dijo :
para siempre. « Solo ha sido para mí la vida un sendero tortuoso y som-
« Al enviarme el Cristo aquella visión profética, me per- brío; al recorrerle empero, he buscado sinceramente la
mitió penetrar con la vista hasta el fondo de aquellos abis- verdad. Dichosos eran los elegidos, á quienes guiaba un
mos. Había á cada paso en ellos montones de huesos, agi- rayo celeste , porque al fijar su vista en el Gólgota, podían
tados por el soplo de la tempestad, que murmuraba un esclamar : Sé que corrió aquí la sangre de la redención. Pero
anatema al paso de los recien llegados. Trémulo de espanto á mí nada me ha sido revelado; solo por medio de ardien-
me arrojé á los pies del Salvador, y le pedí misericordia; tes preces procuré levantar el velo de los cielos, siéndome
pero él se sonrió , y me mostró en los aires una legión de al fin permitido entrever al Hijo del Eterno en su gloría.
almas inocentes y puras, envueltas en blancas túnicas y co- Empecé entonces de nuevo mis santos estudios , y logré ver
ronadas de siempreviva. Descendió aquella legión lenta- al fin en cada ser el reOejo del arquetipo á^ la creación :
mente hasta el pié del trono, en el que depuso sus coronas» ojalá todos los hombres hubiesen buscado la verdad con el
y entonó luego melodiosamente este himno: mismo empeño y por los mismos medios, que no seria tanta
« Gloria á tí, que ocupas este trono supremo para juzgar la sangre derramada por la ambición, el orgullo, el fana-
á los hijos de la tierra que has despertado de la muerte. tismo y la ignorancia I Entonces los hombres no habrían
Hemos arrastrado pesadas cadenas y sufrido mil tormentos; presentado á sus hermanos el veneno de la ironía en una
y cuando el Espíritu Santo ha descendido á nosotros; cuan- copa cubierta de flores, por haber sabido que hay mas allá
do nos ha dado la fuerza necesaria para desafiar el hierro y de la tumba un Juez que castiga y recompensa, un Juez
el fuego; cuando ha venido la muerte á ofrecernos sus mas que es ahora á todos Wen conocido , por acabársenos de
bellas coronas; entonces, ¡ahí solo entonces hemosllegado presentar con toda la magostad de su omnipotencia divina.»
á conocer la vida que acabábamos de abandonar. ¿Qué es Dice, sigue al ángel que le conduce hacia las altas regío-
la vida? ¡Ah! un remolino de polvo que se disipa á impul- ^ nes; levantándose casi en el mismo instante los primeros
sos del mismo soplo efímero que le levantó; una corta con- elegidos y los ancianos del trono, y semejantes á la majes-
versación que interrumpe una brusca partida; una rápida tuosa nube que lleva el rayo vengador en su inflamado seno,
mirada dirigida á las profundidades de la creación; y, sin se ciernen sobre los impíos. Uno de los primeros elegidos
embargo, ¡tú le reservas recompensas eternas 1 Inspiración toma entonces la palabra en nombre de todos, y dice:
santa, despliega tus alas; armonía celeste, haz oir tus acor- « Por fin os veis ante el Juez Supremo, vosotros que fuis-
des divinos; que todos los coros del trono canten á la vez teis nuestros hermanos en la vida de un dia. Ni el sol de
la gloria, el poder y la misericordia del Rey de los cielos. los cielos, ni los mil y mil alegres hijos de la primavera de
Él, que dá un consuelo á todo lo que sufre. Él, que dio la tierra, os hablaron nunca de su Creador en voz tan alta,
toda su sangre por salvar á la especie humana. » como os hemos hablado nosotros del Dios que murió por
« Los mártires desaparecen en las nubes, y el ángel de la redimir vuestros pecados; sin embargo, rechazasteis nues-
muerte se presenta de nuevo al pié del trono; el metal so- tro testimonio y fuisteis sordos á nuestras súplicas y á nues-
noro retumba al través del espacio, y hace subir á los im- tras amenazas; la ciega confianza que tuvisteis en vosotros
píos del fondo de los abismos en que habían ido á procurarse mismos, es causa del desprecio con que ahora os miran hasta
un refugio. Obligados á comparecer ante el Redentor que los viles esclavos de los mismos ídolos. La conciencia que
tantas veces habian insultado con sus infernales befas, suce- procurasteis acallar y sumir en el polvo, es ahora vuestro
dió en sus labios á la sonrisa afable y benévola con que acusador mas terrible. »
ocultaban antes su perfidia, una risa estridente. Al ver su Apareció el primero de los apóstoles sobre el grupo de
fealdad horrible, retrocedieron los apcianos del trono hasta los escogidos, él, que prosiguió en un principio la comunión
el fondo de sus asientos de oro; en medio de aquella mul- naciente, siendo en breve el mas firme apoyo del santua-
titud horrible, se ocultaba un joven que, sin saberlo, bri- rio. No sé bajo qué nombre designárosle, por ser indecible
llaba con todo el resplandor de los ángeles. Hízole Esteban el que le dieron los cielos.... Bendije nuevamente el polvo
seña de que se acercase, y le presentó la corona de los de que fui formado, cuando le oí pronunciar estas palabras:
mártires: recibióla con humildad, y las arpas de los serafi- « ¡ Cuánto quisiera poder velar la magnificencia de los
nes celebraron su gloria, mientras que del grupo de los im- cielos ante los miserables impíos que tanto se obstinaron en
X 1 0 1 fC
persistir en su error. Saoedio de una vez: desde que cor- adquirido su pensamiento el poder de medir toda la esten-
rió mi sangre al ceñir la corona del martirio, dejé de llorar sion, todo el horror de su eternidad. De en medio de las
por los enemigos del Salvador, por convertirme en uno de ruinas en que [se revolcaba el impío con desesperación, llegó
sus jueces: al fin os tengo en mi presencia, miserables im- su voz hasta nosotros, é hizo oir estas horrendas palabras '•
píos. En vano vuestra ciencia engañosa os envuelve aun en «Rayo vengador, detente; bastante suplicio será para mí
su velo sombrío; en vano el hálito emponzoñado del orgullo oir eternamente el retumbo de tu trueno, y ver eterna-
procura hinchar aun vuestras almas corrompidas; os co- mente caer sobre mí torrentes de fuego. ¡ Maldita sea la voz
nozco á fondo, y sé también que todo el género humano que osé levantar contra el Juez Supremo, maldita sea la
aprobará vuestra condenación. Cuantas veces os hablamos vida, maldita la muerte; malditos todos los que han salido
invitado á que nos siguieseis al templo á que nos dirigia- de las entrañas de una madre; malditos todos los que se
mos.... j Era aquel templo tan bello! sus cimientos se apo- han levantado del fondo de sus sepulcros! »
yaban en la naturaleza, sus columnas se lanzaban á lo in- « En aquel momento fué haciéndose la visión vaga y con-
finito , sus bóvedas llegaban al pié del trono celeste, y desde fusa, y no oí ya mas que murmullos lejanos y gemidos aho-
su pináculo, la mirada de los mortales se cernía sobre la gados, cuyo sentido me fué imposible comprender. En medio
eternidad. Los sacrificios que en él se celebraban pedían de aquellas imágenes indecisas y de aquellos acentos quejum-
siempre gracia por todos los pecadores; y los himnos ento- brosos, tan pronto me parecía volar el tiempo rápido, como
nados en él inundaban e| alma de beatitudes celestes: tal me parecía arrastrarse lentamente y con paso incierto. Una
es el culto que habéis despreciado y perseguido con vuestros sola escena de aquel drama misterioso y terrible se presentó
Sarcasmos. Decid ahora á los infiernos cuan falaz era el pe- clara á mis asombrados ojos: vi pasar á Caín; su talla era
destal á que os habíais elevado, y desde el que esperabais gigantesca; otros gigantes que en la tierra habían sido ado-
desafiar al cielo. Que todos los impíos lloren con vosotros rados como héroes, le habían cargado de enormes cadenas
el día funesto en que visteis la luz, para ser condenados á que arrastraba penosamente Caín, agitándolas con concen-
una eternidad de sufrimiento y de pena. » trada rabia. En breve fué perdiéndose el siniestro rumor de
El sublime Pablo se volvió á ocupar su trono de oro: luego las cadenas en los abismos, se disipó la nube que oscurecía
el Juez Supremo levantó la voz y dijo: mi vista, y se presentó á mis ojos en toda su imponente ma-
« Ha pasado ya el día de vida que concedí á la tierra, y gestad , el inmenso cuadro del último juicio.
acaba de sonar la hora del crepúsculo vespertino, la hora del El divino EIoha, que acababa de recibir una orden de su
juicio universal: os reisteis de ella como si fuese una loca Señor, salió de entre los inmortales; era su marcha rápida y
ilusión, y sin embargo ha llegado. Todos los que se han bur- triunfante; brillaban en sus facciones todas las dichas del
lado de la virtud sufrida y resignada, y los que la han per- cielo, cuando separó con una señal de entre los muertos á
seguido, están ya pesados en la balanza de la justicia, y son los elegidos del Eterno. Inclíneme con respeto ai verles pa-
harto lijeros para la vida de los ángeles. Bórrales, Padre sar, y sembré de palmas el suelo que pisaban; los serafines
niio, del libro de la vida; ya no son mis hermanos; se han les saludaban con sus sonrisas de ángel; solo ellos ignora-
burlado de mí sangre, de mí agonía y de mi resurrección. ban su mérito. EIoha les colocó á la diestra del trono; la
En nombre de todo lo que he sufrido por vosotros, sed ar- trompeta temida resonó al través de lo infinito, y el ángel
rojados para siempre de mi presencia; quedad tan solo los de la muerte hizo oir estas palabras:
que creísteis en mí.» « Compareced, vosotros que fuisteis el oprobio de la es-
Despertó aquella sentencia el remordimiento en el fondo pecie humana; ora hayáis habitado palacios ó cabanas, com-
de las almas reprobas, y las obligó á implorar gracia; pero pareced, vosotros que desconocisteis el mérito modesto, vos-
el rostro severo del Juez Supremo les indicó que había pa- otros que procurasteis profanar la inocencia y la virtud,
sado ya la hora del perdón. Uno de los impíos, sin embar- compareced.»
go, osó levantarse del polvo, y, fijando una mirada horri- Y una multitud inmensa subió lentamente hacia el trono;
ble en el Mediador, le dijo: el peso del crimen encorvaba su talla y les hacia inclinar la
«Tú no puedes ser Omnipotente, puesto que es tu mi- cabeza. Hernán les pesó con la vista y pronunció contra ellos
sericordia limitada. ¡Anonádeme tu rayo, ya que tienes esta sentencia irrevocable:
tanta sed de venganza, si es que tengas poder para anona- « El primer pecado veló la imagen de la divinidad graba-
dar á un alma inmortal como tú!... iQue el fuego celeste da en vuestras almas; pero luego os envió el Eterno hom-
me consuma, y hará mi mano calcinada el último esfuerzo bres nobles que comprendían los altos destinos de la especie
para arrojar mis cenizas al pié de tu trono! ¡Que mi alma humana; aquellos hombres os hablaron acerca del primer
sienta estinguírsele una á una sus ideas, y de seguro que dia de la creación y de la última hora del tiempo; así como
antes de perderse en los insondables abismos del vacío, ten- os hablaron también de la dignidad de vuestra alma y de la
drá todavía una maldición para tí!» bondad infinita de Dios que, no ha encontrado al hombre
Poseídos de horror, tendimos los brazos hacia el Salva- sobrado pequeño para la eternidad. Os dijeron además
dor; la trompeta cayó de las manos del ángel de la muerte; aquellos grandes hombres: Tomad por modelo al Señor de
hasta el divino Elhoa se envolvió en una nube sombría, y todo cuanto esiste, y haced que sean vuestras ideas gran-
cayó el rayo sobre la cabeza del impío. Las bóvedas de los des y nobles como Él; adoradle, sin creer nunca que podáis
infiernos se estremecieron, los montes que se alzaban en las tener ningún mérito á sus ojos; sed humanos, y que sea el
playas de la resurrección se derrumbaron, y de sus hu- amor á vuestros hermanos el único móvii de todos vuestros
meantes escombros, salió un rumor parecido á los mugidos actos. Solo Dios debe ser testigo de vuestras buenas ac-
subterráneos que preceden á los terremotos y á las erup- ciones; ñolas hagáis nunca públicas, pormas que hombres
ciones volcánicas. Vivo apareció nuevamente el impío so- justos y virtuosos os desconozcan. En medio de los encantos
bre aquel inmenso desastre; el fuego del cielo había forta- de la vida, levantad vuestros ojos á lo alto, y aprended á
lecido sus órganos para que sintiese mas vivamente los familiarizaros con la muerte. Pero vosotros rechazasteis to-
tormentos del infierno que hacen esperimentar todas las das estas doctrinas; fuisteis los enemigos, los perseguido-
angustias de la agonía sin dar nunca la muerte; y había res de los sabios que el cielo os envió para que fuesen vues-
102 «
tros guias, y arrojasteis sobre su vida de ángeles, el negro Cerrados permanecían mis labios en aquellas horas de es-
polvo de la calumnia. El Juez Supremo, que es tres veces tasis santo; el sentimiento de la vida terrestre parecía es-
santo, os condena para siempre: el abismo en que reina la tinguirse en mí, creía el tiempo inmóvil, y del fondo de m'
muerte eterna os espera. » corazón, elevaba este pensamiento al cielo: ¿Quién eres,
Heman volvió á ocupar su puesto entre los elegidos; agi- Ser de los seres? Dios infinito, tú fuiste el primero; pero
tóse la balanza del Juez Supremo, y los reprobos huyeron todo era entonces soledad en torno tuyo.... ¿Podías perma-
de la playa de la resurrección : sus gritos de desesperación necer por mucho tiempo solo, tu, que eres principio de
resonaban aun á lo lejos, cuando vi presentarse un lúgubre amor?... La viva emoción de que estaba poseído, me hacia
querube. La tempestad rugia bajo sus pies, y huian las nu- recobrar entonces la palabra y las lágrimas, obligándome á
bes ante él como si hubiesen temido su contacto; sembraba esclamar: ¡Oh Creador mió! á los goces celestes queme
en todas parles el terror y el espanto; su mano izquierda inundan debo el presentimiento de tu omnipotencia.... Á tí
estaba levantada hacia el cielo, proyectando su amenaza- debo aquel gran día, que no sé si me bastará la eternidad
dora sombra sobre todas las playas de la resurrección y so- para poder celebrarle dignamente; aquel gran dia que me
bre las hordas condenadas al abismo. Tenia en su diestra hiciste entraren tu reino, sin pasar por el valle sombrío de
una copa llena de fuego, que arrojó con un gesto terrible, la muerte. En nombre de aquel Dios que me libró del hor-
esclamando en voz de trueno: ror del sepulcro, voy á juzgaros ahora, pretendidos sabios
« En nombre de Jehová , en nombre del Dios vengador ^ que tan enorgullecidos estáis de vuestro vano saber. ¿Por
en nombre del Dios de amor y de justicia, compareced, or- qué habéis aguardado á que viniese el ángel de la muerte
gullosos impostores, que os habéis formado la divinidad á á descubriros los misterios de la eternidad? ¡Ah! solo ha-
vuestro antojo, debilitando de este modo la veneración y bríais encontrado entonces aquí un padre indulgente y
el respeto de losfielespara con su Salvador, presentaos!...» tierno, y las nobles almas que habéis estravíado, no os acu-
« Obligados á obedecer á aquel llamamiento, acudieron sarían de haber causado su pérdida.»
todos. El fundador de la ley sagrada que sirvió de base á la «Calló Henoc y miró con profunda tristeza á los innu-
nueva alianza , el gran profeta que ya en la tierra habia po- merables adoradores de los ídolos, que aguardaban en si-
dido contemplar la faz del Eterno, y oir de cerca el sonido lencio la sentencia de su^Juez. Habia en medio de ellos
de la trompeta temida, habia recibido la orden de juzgar- algunos cristianos, cuya mortal palidez revelaba un do-
les. Levantóse pues de su trono, dirigió una mirada severa lor profundo; por último fueron acercándose al Juez Su-
sobre la tierra dormida á sus pies, y dijo : premo con paso incierto y trémulo, no sin fijar antes los
«Qué repugnantes y raras son las imágenes que cubren ojos en la madre del Salvador, y en los santos y mártires
el suelo en que antes vivimos, y sin embargo habéis dado que habían sido particular objeto de su devoción durante
á esas imágenes el nombre de dioses!... y ni siquiera eran su vida. Al ver María el temor de sus protegidos, se envol-
de ellos una pálida sombra.... bien lo sabíais; y con todo, vió en una blanca túnica manchada de sangre, y fué á po-
permanecisteis envueltos en las tinieblas que vosotros mis- nerse á su frente: era la actitud de la Virgen humilde y su-
mos os creasteis, á fin de que vuestros hermanos que ya- plicante; al llegar junto al trono, se postró en silencio, de-
cían en el polvo, no pudiesen ver las nubes del cielo, á fin puso en la primera grada su corona de oro, y fijando en su
de que ningún rayo de sol fuese á recordarles la nobleza de Hijo sus húmedos ojos, ella y los nobles amigos postrados
su origen. Vuestro orgullo, que os impedia postraros ante en torno suyo, que habían depuesto también sus coronas,
la omnipotencia, os hacia inventar nuevos dioses, que solo pidieron gracia por aquellos desgraciados. Después de un
á vosotros debian su poder efímero. Todo en la naturaleza momento de silencio , durante el cual estuvieron suspensos
os parecía propio para ser ofrecido á la adoración de vues- los cielos reunidos, el Cristo les sonrió, y les dijo:
tros hermanos, todo, escepto el Creador de ella. Él ha oído «Levantaos, hijos mios, y amadme con aquel amor que
los gemidos de los pueblos, cuando el ídolo de los bosques me obligó á derramar la sangre por todos vosotros. »
ó la estrella del firmamento permanecían sordos á sus locas María tendió suspirando los brazos á su hijo, y en alas
súplicas, ó cuando el alazán divinizado, no sabia contener de una nube brillante fué elevada al trono. Segura de ha-
á tiempo su carrera; ha pesado las miserias de las víctimas ber encontrado gracia ante el Juez Soberano, manifestó el
de vuestra credulidad; ha visto las torpezas y ios crímenes santo arrobamiento de que estaba su alma poseída, por me-
que ocultaba el velo de vuestros templos; ha oido los gritos dio de este canto de amor y reconocimiento, que acompa-
de los niños inmolados á vuestros dioses de bronce, y el ñado de todas las arpas del cielo, dirigió á su Hijo divino:
rumor de los tambores que ahogaba los suspiros de las ma- « Cesad de correr lágrimas amargas que derramaba, hasta
dres, á las que obligabais á sonreír á la muerte de sus hi- en el seno mismo del reposo eterno, por las faltas que co-
jos, asegurándoles que era indispensable aquella sangre para metían mis devotos. ¡Honor y gloria á tí solo, Hombre-
aplacar la cólera de Dios. Hoy os pide el mismo Dios cuenta Dios , vencedor de ia muerte, Redentor divino! Aun antes
de aquella sangre inocente; os la pide también de todos los de crear las innumerables legiones de almas, los mundos
demás delitos cometidos en su nombre, os la pide, en fin , y los soles, habías concebido ya la obra de la redención ,
de todas las faltas cometidas por vuestros hermanos , que ya tu pensamiento habia redimido á tu madre, á los santos
habrían sido virtuosos, si vosotros no les hubieseis estra- y á los mártires; ya habías resuelto en tu bondad infinita
viado.» perdonar las faltas de los que habían de adorarnos. ¡Honor
Á medida que iba hablando el profeta, era su rostro mas y gloria á tí solo, Hombre-Dios, vencedor de la muerte,
grave, imponente y terrible. Envuelto Henoc en la mas Redentor divino; á tí, que te despertaste en un pesebre á
brillante de las nubes que preceden al sol, se presenta á su la vida de un día; á tí, que dormiste en la cruz tu sueño de
vez, y dice: muerte; á tí, cuyo poder infinito nadie en la tierra ha po-
«Durante mi peregrinación en la tierra, ibaá reposarme dido comprender todavía; á t í , cuya misericordia sin lími-
á la sombra del cedro solitario, porque al dulce soplo que tes, no han podido aun conocer los cielos; á ti, arque-
agitaba su follaje, todo adquiría nueva vida en torno mío, tipo del universo; á tí que hallaste el pensamiento de la
y me convencía mas y mas de que era mi alma inmortal. redención de la especie humana en la inmensidad de tu
^ 10'
amor por ella; á tí, hijo de la tierra, Rey de los cielos, rible y amenazador como ahora, que los cielos reunidos lo
Hijo del Creador eterno y Creador como él J » repiten á los infiernos. »
En aquel momento, fué haciéndose la visión vaga y con- Así hablaban los testigos cubiertos de gloriosas heridas.
fusa, y no oí ya mas que murmullos lejanos y gemidos Después de ellos, levantó un rey justo su frente serena, y
ahogados, cuyo sentido me fué imposible comprender. En miró con dulce sonrisa á las almas virtuosas, de las que ha-
medio de aquellas imágenes indecisas y de aquellos acentos bía sido en otro tiempo protector y amigo:
quejumbrosos, tan pronto me parecía volar el tiempo rá- « ¡ Ah! ¿quién podría espresar la calma y las beatitudes
pido, como trascurrir lentamente y con paso incierto. Una que ahora esperimento? dijo ; ¿qué he hecho para merecer
sola escena de aquel drama misterioso y terrible, se presentó taiíta dicha? He conservado los buenos sentimientos que
clara á mis asombrados ojos: vi pasar á unos hombres que, grabó Dios en todos los corazones; el esplendor de mí po-
durante su permanencia en la tierra, lo hablan sufrido todo der no me hizo nunca olvidar que yo también no era mas
con resignación para adorará su Dios: los mas puros rayos que polvo; pero ya me vi recompensado por las dulces emo-
de la luz primitiva coronaban sus sienes , y eran conducidos ciones que esperimentaba al socorrer á los desgraciados que
por los ángeles al santuario de los cielos. Insensiblemente sufrían junto á mí. Pero no es, ¡ oh mi Redentor divino 1
fué desapareciendo aquella visión á mis ávidos ojos; des- según el mérito de tus hijos, sino según tu misericordia, el
apareció la nube, y volvió á ofrecerse á mi vista en toda su premio que á cada cual destinas; puesto que me colmas de
imponente magestad el inmenso cuadro del último jui- dichas sin cuento, y me abres tu eternidad para que Jas goce
cio. en toda su ostensión.»
«Acababa de levantarse la masa informe de la muerte De repente se incorporó uno de los reprobos, sacudió el
eterna en medio délas playas de la resurrección; habla en polvo en que estaba envuelto, tendió su diestra hacia el gru-
torno suyo los seres mas terribles de la especie humana ; los po de los reyes, y escbmó en voz terrible:
malos reyes y los crueles conquistadores, pareciéndose á las «Mi vida ha sido un continuo oprobio, y aun soy menos
nubes sombrías que la noche al tender sus largas alas, ar- despreciable, menos vil que vosotros, que habéis hecho
roja sobre la bóveda azulada. No era el trueno de los cielos reinar el pecado en la tierra; vosotros, que habéis sofocado
ni el llamamiento del metal sonoro lo que les había hecho en las almas débiles que habían nacido para la virtud , la
salir de sus tumbas, sino que comparecían ante Dios, em- voz de la conciencia, que este gran dia acaba de despertar
plazados por los millares de víctimas que habían sacrificado del sueño pérfido en que la sumieron vuestra seducción y
en los campos de batalla y por los pecadores que habían mal ejemplo.»
conducido al camino de la perdición. Un justo, que supo «Desplegó entonces Elhoa el libro de la vida; y mientras
siempre evitar los lazos de que se vio rodeado, salió de en- iba abriendo sus terribles páginas, pronunció estas palabras:
tre ellos, y dijo: «Vosotros, que habéis manchado la imagen de la divini-
«He vivido con tres hijos, que he visto crecer á mi lado; dad impresa en la especie humana, no hay medida que baste
ocupando los cuatro en la vida la posición mas humilde: en á contener vuestras miserias, ni número que pueda fijarlas.
cambio, ha estado el cielo para nosotros siempre sereno. ¡ Desgraciado el instante en que fuisteis creados 1 Fuisteis
Luego vino ese rey, enemigo mortal de todo el que ha sen- colocados en una posición muy alta, y tenia el Eterno fija
tido latir en su pecho un corazón de hombre, vino á sen- la vista en el ancho campo que os señaló para obrar el
tarse con pérfida sonrisa en su trono de oro, y pronto sus bien, pero vosotros solo procurasteis encender la antorcha
subditos fueron tan viles y despreciables como él.... He pre- de la guerra, y pasar á sangre y fuego las regiones pacíficas.
ferido la muerte á sus denigrantes favores.... Juez Supremo, Solo procurasteis sembrar en torno vuestro la corrupción
arrójale de tu presencia; no ha vacilado en derramar á tor- y el vicio; permitisteis que viles aduladores se convirtiesen
rentes Ja sangre inocente para conservarse en su trono: en tiranos de vuestros pueblos; dejasteis de recompensar las
¡caiga ahora aquella sangre sobre él gota á gota! » nobles acciones y de atenderá las lágrimas de la inocencia
Después de aquel primer acusador, mil y mil mártires oprimida; por esto el infierno ha aplaudido vuestras accio-
levantaron también la voz, esclamando : nes , y el Eterno ha apartado de vosotros sus miradas. Los
«Permitisteis á las aves del bosque enviar sus himnos al sueños de inmortalidad que os mecían tan deliciosamente
cielo, y á nosotros no nos permitisteis cantar tristemente se han realizado; si, sois inmortales, pero no del modo que
en las cavernas tenebrosas en que habíais arrojado los res- pensabais serlo. Vuestro nombré vivirá en los infiernos, vues-
tos de nuestros hermanos; los agentes de vuestro furor nos tras acciones estarán grabadas en las peñas de bronce de
han perseguido hasta el fondo de los desiertos y de los abis- los abismos. Allí no hay templo de la gloria, ni crecen lau-
mos , donde nos han herido con su espada homicida. Ater- reles para ceñir vuestras frentes; no resuenan allí nunca los
rados al fin ante el silencio sepulcral que reinaba en torno gritos de victoria cuya funesta magia ciega al orgulloso eon-
suyo, y ante la mirada imponente y dulce de la última víc- quistador hasta el punto de no acordarse siquiera de sus
tima que iba á espirar, huyeron de aquel triste sitio ; pero crímenes; solo encontraréis allí gritos de desesperación, y
el murmullo de los bosques resonaba á sus oídos, terrible la voz amenazadora de la sangre inocente. Bóvedas tene-
como el mugido de la tempestad, y era á sus ojos la sombra brosas, haced oír vuestros mugidos; nubes nocturnas, ve-
vacilante de los árboles, un velo mucho mas espantoso que lad el trono del Eterno, llevando en vuestro seno los mas
las negras sombras de media noche. Pero , vosotros, que les espantosos rayos; ángel de la muerte, adelanta tu paso de
obligabais á cometer tantos crímenes, mientras estabais dor- hierro, legiones numerosas de almas que aguardáis vuestra
mitando dulcemente en un lecho de rosas, aspirando el sentencia, levantad los ojos hacia la balanza temida.... Ya
pérfido incienso que os quemaban viles aduladores, sin ve- sus platos se agitan, se levantan, descienden y suben nue-
ros espuestos á ningún temor, levantad ahora la cabeza en vamente hasta el cielo.»
presencia de los que habéis sacrificado. Fijad vuestras mi- Asi habló el mas grande de los serafines, y " " silencio
radas en el primogénito de entre los muertos: su nombre sepulcral reinó entretanto en la tierra y el espacio. La om-
es Jesús. Con frecuencia oísteis pronunciar este nombre en nipotencia y la cólera infinita brillaron en los ojos del Juez
la tierra; pero entonces no resonaba en vuestros oidos ter- Supremo. El suelo osciló bajo las plantas de los reyes; el
X 104 se
huracán se desencadenó, precedido de todos los ángeles de sierta. Oí que las puertas del infierno se abrían, y que
la muerte; los reyes huyeron aterrados; pero los abismos se volvían ti poco tiempo á cerrarse.
negaron á admitirles, por no librarles de la espada flamí- Los ángeles de la muerte reaparecieron en el horizonte
gera de los ángeles cstermir.adores. Un instante después, deles cielos, tendieron sus alas sombrías y entonaron un
habia quedado la playa de la resurrección enteramente de- lúgubre canto de triunfo.

£1 día 2 de maj'o de 1808 en Madrid. (1)

]¡)or 6 . (Cttgilori.

I. mino. ¡ Locura ! Es la justicia de Dios la que así se mani-


fiesta. El dia en que se dé por satisfecha, su braco poderoso
Una revolución inaudita estalla en la antigua Galia: er- calmará la .tempestad. Entretanto , nadie se oponga á que
rores y preocupaciones opuestas, odios enconados exaltan se cumplan sus decretos! Pero los hombres, que no distin-
hasta el frenesí las pasiones de sus hijos, y á impulsos de la guen sino las cosas sensibles, ven una nación juguete de sí
fiebre que los devora, desaparecen todos sus recuerdos ca- misma, y todas las naciones piensan son bastantes para do-
ballerescos, todas sus tradiciones de gloria, y hasta la reli- meñarla. Aprestan sus ejércitos, avanzan , y la Francia los
gión de sus abuelos. Conmuévese en sus cimientos aquella vé venir dispuestos á aniquilarla. Mas la fiebre revolucio-
antigua sociedad, se desmorona y se arruina. Los innova- naria, si produce verdugos también engendra héroes: ¿quié-
dores de todo género se regocijan en su obra: ha caido el nes son los mas? Atrevida es la pregunta : muy difícil la
edificio; vamos á edificarlo de nuevo, dicen, y construyen respuesta. Grande es la lista de los verdugos, pero la de los
un cadalso! Corre la sangre á torrentes; ruedan confundidas héroes es inmensa : vedlos sino como resisten la invasión ,
por el suelo, á impulsos del hacha revolucionaria la primera como la rechazan, como infunden el terror en las filas de
cabeza del reino, y acaso también la última: inmensa es la sus enemigos. Sí, todos son héroes; pero la fortuna va á
escala que existe entre las dos; pero no haya duda, la cu- distinguir á unos mas que á otros, y entre todos va á esco-
chilla del verdugo la recorrerá. ger sus predilectos, en particular uno.
¡Ya no hay Dios! gritan frenéticos; ¡adoremos á la ra- Helo ya ahí, salido casi de la nada ; helo ahí en Tolón:
zón! ¡Yuna prostituta representa la deidad! Y millares de su nombre desconocido empieza á pronunciarse; en breve
fanáticos la rinden abominable culto. ¡Oh! sí, preciso es que la Francia va á repetirlo con gritos de júbilo; la Europa
el Eterno , en su designios inescrutables, haya cubierto con con gritos de admiración y de despecho.
un denso velo la luz de sus entendimientos ! ¡Qué nombres de gloria resuenan en los aires! ¡Qué
La Europa asombrada mira con ojos espantados aquel nombres recoge la Fama cuidadosa para adornar con ellos
cuadro de ruinas, de asesinatos y desolación. Los soberanos la historia ! Mondovi, Roveredo, Lodi, Areola. ¿ Y qué sig-
se estremecen sobre sus solios; tiemblan los pueblos á la vis- nifican esos nombres? Que los ejércitos desorganizados, que
ta de tantos horrores , y todos se aunan para ponerles tér- los soldados hambrientos de la Italia han encontrado un
gran jefe, que este jefe ha reanimado su,entusiasmo y los
(I) El dibujo représenla el monumento del 2 de Mayo, cuya construcción ha conducido á la victoria. ¡Y todavía es joven, muy jo-
decretaron las Cortes en <8I4, aunque no se terniinó basta el año de 1840.
Contiene las cenizas de Daoiz y Velarde y demás victimas madrileñas sa- ven , poco mas que un niño I
crificadas en aquel memorable dia. líl primer cuerpo de este tnonumenln Desaparece entre tanto poco á poco la noche tenebrosa
consiste en un zócalo de planta ociogonal de piedra berroqueña común
azulada; en su frente, espalda y costados hay cuatro graderías rectas que
de la Francia, y con ella la horrible pesadilla que ha em-
conducen al sobretecbo do este cuerpo, en el cual y lados laterales á las bargado á sus hijos. Vislúmbrase el alba de un hermoso
gradas, hay cuatro hermosas Dameros. dia, y los pechos oprimidos respiran mas libremente. Ha
El segundo cuerpo representa un hermoso sarcófago de planta cuadrada,
hecho su uelo de piedra berroqueña tostadiza, y sus molduras de piedra desaparecido de su vista la guillotina. ¡Y ella se ha llevado
blanca, con su zócalo y tapa de piedra berroqueña azulada. En los cuatro á los verdugos!
trentes de este cuerpo se observan , en el principal un grande vaciado en Todo está destruido, y nada se ha edificado. Sin embar-
el que está colocada la urna que encierra las cenizas de las víctimas.
En la fachada opuesta hay incrustado un bajo relieve que representa á la go , ya se sueñan conquistas. La nueva sociedad que nace
España con el león sosteniendo el escudo de las armas nacionales: en las de las cenizas de la antigua , tiene hombres para todo: unos
jambas laterales hay también incrustados en las principales dos graciosos
jacrimaloiios. y en la opuesta dos antorchas con la mecha hacia abajo ; en la organizarán dentro, otros estenderán su dominio fuera.
ambas fachadas hay las siguienies inscripciones. En la de la derecha, dice : El que poco há era un pigmeo, paso á paso va resistiéndose
Las cenizas de las viclimas del S de Mayo de 1808 descansan en este campo decon las formas colosales de gigante. Preséntase un dia en
lealtad regado con su sangre. Honor eterno al patriotismo. En la de la Iz-
quierda dice: Á los mártires de la independencia española , la nación agra- el Oriente á sembrar las semillas de la civilización. Las Pi-
decida. Concluido por la muy heroica mlla de Madrid en el año de MDCCCXL.rámides, el monte Tabor repiten en sus ecos el nombre de
En los cuatro trentes de ia tapa ó frontón hay en sus centros, en el prin- Bonaparte, y también se oyen, aunque menos distintos,
cipal una medalla en bajo relieve de los retratos de Daoiz y Velarde : á su
opuesto el escudo de armas de Madrid , y á sus laterales coronas de laurel los de Lannes, Dessaix, Gleber, Davoust, CaíTarelli y tantos
y ramos de ciprés y de roble. otros. Tiembla de nuevo la Francia; las manos que rigen sus
El tercer cuerpo consiste en un zócalo octogonal, sobre el cual hay un pe-
destal de orden dórico en planta cuadrada de piedra berroqueña azulada , destinos son todavía débiles. La aurora no aparece, y ne-
con molduras de la blanca; decoran sus frentes cuatro estatuas <iue repre- gras nubes empiezan á amontonarse otra vez en su hori-
sentan el l-atrlotismo , el Valor, la Constancia y la Virtud del pueblo es- zonte. No parece sino que la guillotina quiere alzar de nue-
pañol.
Finalmente forma cl cuarto cuerpo un magestuoso y proporcionado obe- vo su ensangrentada cabeza, y que sus satélites pugnan por
lisco construido de la misma piedra berroqueña tostadiza que imita al gra- unir las suyas á sus hombros, y levantarse de sus tumbas
nito oriental. Al pié del mismo se lee esta Inscripción : DOS DE MAYO.
La altura total del monumento es de 93 pies.
sedientos de venganza. Mas no, no ha de ser así. El nombre
^ 10o te
de Bonaparte resuena de boca en Loca. En breve le contem- al acero de los enemigos, gran número de generales, in-
plan en las márgenes del Sena; en breve su brazo de hierro trépidos como su soberano, y como él devorados por la am-
anonádalas facciones; en breve su presencia restituyela bición. En la guerra, sus brazos y sus espadas se alzan en
perdida tranquilidad. defensa del emperador ; en la paz ponen á su disposición
Disípanse las nubes; amanece el día, muéstrase el sol en sus talentos. La voluntad del emperador es la suya: manda
el horizonte.... Bonaparte es primer cónsul; luego cónsul aquel y es obedecido, no importa el qué. Esta obediencia re-
por vida. Nada hay, dice, para mí imposible; y en efecto, cibe recompensa, porque el hijo del pueblo, el humilde ar-
las cumbres de San Bernardo se allanan bajo sus pies. To- tesano, los hombres de la mas ínfima clase de la sociedad, son
davía es preciso combatir, y Bonaparte combate : dá diez generales, mariscales del imperio , duques, príncipes.... El
batallas y alcanza diez victcrias. ¡ Luego viene Marengo ! botin dá para todo: las conquistasque arruinan cien pueblos,
¿quién podrá resistir ya y hacen desaparecer
al nuevo César? de la faz de la tierra
Sigue brillando un cien casas coronadas,
hermoso dia para la suministran medios
Francia; ya no hay que para el engrandeci-
temer por la seguridad miento del soberano
individual. El vence- • • de la Francia , y para
dor en cien c o m b a t e s , el engrandecimiento
el gran capitán, es de sus servidores....
también un arquitecto Han subido , es ver-
ingenioso: desaparecen dad , pero han subido
las ruinas, y en su lu- sobre la ruinas de los
gar se vé un edificio otros; y cada nueva
niagestuoso y sólido. dignidad que reciben,
Bonaparte es un gran llena de luto y de do-
legislador, un político lor á millares de fa-
profundo. La paz del milias. Los pergami-
mundo está hecha, y ya nos de sus títulos ma-
las naciones pueden en- nan sangre , y sus
jugar sus lágrimas.... nombres van precedi-
jAhl que con la gran- dos de una funesta ce-
deza sopla el viento de lebridad ¡Los conquis-
la ambición, y la am- tadores son el azote
bición se convierte casi del mundo!
siempre en un huracán Por algún tiempo
violento! Ya no hay Bo- todos esos hombres de
naparte sino Napoleón: sangre, señor y servi-
desaparece el cónsul y dores , gozan en paz
sobre las gradas del so- el fruto de sus haza-
lio aparece el empera- fías , de sus esfuerzos
dor. Mas no es bastan- inauditos, de su he-
te : la corona imperial roico valor. Debe ha-
es aun muy lijera para cérseles justicia, sin
la cabeza del coloso; que por eso deje de
por eso coloca también reputárseles como el
sobre ella la corona de azote de los pueblos y
hierrode los reyes lom- el instrumento de la
bardos. El emperador justicia divina para
de los franceses es rey castigar los delitos de
deltalia; pero la Europa la tierra. Mas se acer-
teme aquel poder des- ca el tiempo en que el
usado, y quiere hacer fuerte cedro, en que
otro esfuerzo para po Monumento del 2 do Mayo en Madrid las robustas encinas,
m o s , que se caigan á impulsos del huracán de independencia y de eman-
,ln« nn ».t- modos, todos distintos , todos desconoci- cipación. El coloso va á agotar sus fuerzas en su lucha con
Wprm ''"" ''"^f«<=ha; la Europa debe sufrir aun mas. el pigmeo; el gigante va á ser vencido por el pequeño; las
t B 1 " ' 7 ' ' ' '-^'"^ ''^ A"^'"^' «bate el orgullo de águilas van á caer heridas de muerte; y un rincón de la
la Rusia, lenade espanto y de confusión á la Prusia y de Europa , va á llevar á cabo lo que no ha podido hacer toda
cólera y de odio á la InghterraT p;c7de';pue la paz de ella unida. ¡ Dios ensalza á los humildes, y abate á los po-
Tilsit pone el sello a la gloria de Napoleón, y si no satisface derosos! Las grandes potencias de la Europa, fuertes por su
del todo su ambición, es DornuA cu ^r^u- • •.
grandeza, por su poder, por su riqueza, ceden ante la espa-
de PArv.^ z • porque su ambición es tan gran
da vencedora de Napoleón; mas esta espada va á embotar
ue como su genio.
sus filos en el generoso entusiasmo de los hijos de la Iberia.
de los í o n í ' P ° ' ' K T " ^'' \ '^''^^'' P°' él á la cumbre
Sus golpes van á ser vanos; y su duro temple no la librará
lia s e n d o T ' '"''''»""" ^ ^" ' ' ^ ° ^" '°^ ««™Pos de bata-
de caer rota en mil pedazos á los pies del León de Castilla.
a, siendo los primeros en presentar su pecho al plomo v
TOMO III. 14
106 se
el firmamento! i Qué prodigio! j Es el sol de independencia y
lí. de libertad! El sol de Marengo y de Austerlítz va á eclipsarse
ante el 2 de Mayo! No importa que al principio se amontonen
Por largo tiempo la que fué un día señora de ambos mun- nubes sobre nubes para ocultar su disco: sus rayos las disi-
dos , se arrastra como atada á las ruedas del carro triunfal parán y aparecerá al fin mas brillante y refulgente! ¡Lum-
del emperador francés: la que dictaba leyes al mundo re- brera del universo, henos aquí postrados adorando al Señor
cibe órdenes insultantes, que son servilmente obedecidas: que te envía ! Su prepotente brazo va á abatirnos por un
los hermosos colores de su pabellón, se oscurecen confundi- momento. Entra en su inmensurable sabiduría aumentar la
dos con los de la nación vecina. ¡ Qué es esto! ¿Dónde está arrogancia de los tiranos, para que mayor sea su caida ;
el León de la España? ¿Duerme, ó mas bien yace en le- aumentar nuestra debilidad para que sea mayor nuestra
targo mortal, producido por aigun maleficio? Duerme, sí, gloría! í Bendigamos su nombre, respetemos sus juicios!
cuando prodiga su sangre y sus tesoros para fomentar la Ya están en las puertas del regio alcázar los carruages
usurpación, para disponerse á quedar vencido, y encade- que han de conducir á los infantes. Son las nueve de la
nado para siempre. ¿Será que los descendientes del Cid y mañana. Sorda alarma cunde por las calles de la capital, y
de Gonzalo, hayan degenerado hasta el punto de doblar la plaza de palacio presenta un mar movedizo de cabezas :
vergonzosamente su altiva cerviz al yugo estranjero, sin es el pueblo que se reúne. En breve, se levanta un clamor
hacer ningún esfuerzo. sin prorumpir siquiera en un grito general que atruena los aires, semejante al preludio del hu-
de indignación? ¿Los laureles de San Quintín y de Pavía, racán, próximo á estallar. Témelo así Murat, el sanguina-
se habrán secado tanto, que hayan desaparecido, desechos rio Murat, y lejos de prevenirlo, lo incita con un arrogante
en polvo, sin que de ellos ni aun se conserve memoria? alarde de fuerzas. Suena el tambor, y el ruido que al rodar
Imposible. hacen las piezas de artillería. Un instante mas, y la muerte
La España sufre y calla. El amor á sus reyes le hace de- batirá sus alas sobre la capital española.
vorar en silencio, las humillaciones é injurias que le atrae Piérdese ese instante en la inmensidad de los tiempos;
un favorito odiado, una corte corrompida, un gobierno dé- suena el trueno de la guerra, parte el rayo, y córrela pri-
bil.... Sus hijos se muestran pacíficos y sumisos, es verdad, mera sangre inocente de españoles. Esa sangre clama ven-
pero su calma es engañosa. Donde solo se ven cenizas, ar- ganza: ríos del rojo y vital licor la vengarán, formando un
dió un dia un activo fuego: acaso se conserve aun debajo mar entre las víctimas y sus verdugos. Raudo y veloz como
de ellas. ¡ Ay del que las remueva I el pensamiento se estiende el grito de guerra y de indepen-
Esa aparente quietud, esa fria indiferencia hacen creer dencia por las calles de Madrid, infundiendo aliento y he-
al usurpador que ha llegado la hora de llevar á ejecución roísmo en todos los corazones. ¡ Ah ! no es el grito homi-
sus ambiciosos planes. Allí están para lograrlo sus ejércitos cida que incita á los hermanos, no; es el grito noble que
aun no vencidos; allí están sus procónsules para ejecutar levanta á los oprimidos contra los opresores, á los inocentes
fielmente su voluntad. Pero recurre antes de dar el golpe contra los culpables.
fatal al engaño, como si un presentimiento siniestro le anun- Levántanse como un solo hombre, los moradores de la
ciase que no debía recurrir á la fuerza. Por un lado la as- coronada villa: cada casa es un baluarte, cada calle una
tucia , y por el otro la debilidad y la imprevisión, abren las fortaleza; no importa que escaseen las armas; hay valor ,
puertas de la Península á los invasores. En breve, bajo hay entusiasmo, y con estos elementos bien se puede com-
mentidos protestos, se apoderan estos de todas las principa- batir. Y se combate; y se prodiga á torrentes la sangre ge-
les plazas, j La España es ya un país conquistado! nerosa. ¡Sangre que consagra el primer grito de indepen-
Sombra regia, nada mas, ocupa el solio español. Ya no dencia! Pero los enemigos son fuertes y numerosos; y
queda de la monarquía mas que girones, y un vano simu- tienen á^su disposición todos los rayos de la guerra. Su ar-
lacro de independencia. Junot, Kelle/man, Dupont, Mon- tillería barre con metralla las calles; y sus caballos se pre-
cey, Bessieres, Duhesme y Murat, están en el corazón y en cipitan sobre las turbas. Es preciso ceder. Dispérsase la
todos los estremos de la Península al frente de 100,000 sol- multitud, pero quedan aun muchos que quieren vender ca-
dados. ¿Á qué se aguarda ya? Ya es hora de tirar la hipó- ras sus vidas. Arrójanse estos por medio de las filas enemi-
crita máscara; de descorrer el velo que oculta la perfidia y gas; matan, y encuentran una muerte gloriosa en la punta
la traición!... de las bayonetas y en la boca de los fusiles enemigos. Otros
Á una sombra de rey ha sucedido un rey joven y adora- sin mas armas que un puñal, aguardan á pié firme al brioso
do de los españoles Hé aquí un suceso que no ha entrado caballo y al ginete cargado de acero: esquivan el golpe, y
en los cálculos del emperador estranjero. Preciso es sacarle el arrogante soldado del imperio cae herido de muerte. No
del reino; y pónense enjuego nuevas astucias y engaños. preguntéis cómo se llevan á cabo estos altos hechos; pues
Todo está dispuesto. Parte Fernando sin conocer la trai- solo se os podrá contestar que el entusiasmo los inspira.
ción; parten sus augustos padres; parte casi toda la familia ¿Qué hacen entre tanto los soldados de la patria? ¿Por
real. Ya están en Bayona á merced del usurpador. ¡Pobre qué no corren á defender á sus hermanos ? ¡ Vengan ellos, y
España I Cual nave combatida por la tempestad, sin timón los orgullosos estranjeros serán arrollados! Mas ¡ayl los
y sin guia, vas á correr un temporal deshecho. Todos son soldados españoles encerrados en sus cuarteles, aunque an-
escollos, y si el brazo de Dios no anima á tus hijos, si su siosos de unir su suerte á la suerte del pueblo, están rete-
aliento no les infunde valor, si un rayo de su luz no los ilu- nidos por la disciplina. Ordenes superiores les impiden
mina, tu ruina es cierta, segura tu perdición. Los dorados obrar; oyen el grito de los que pelean y demandan su ayu-
artesones del palacio de los reyes de Castilla solo cobijan ya da, y empuñan convulsivamente sus armas, derramando
á pocos miembros de la familia real. Mas está decretado que lágrimas de despecho. Pero no caían sin venganza aquellos
estos deben también seguir la suerte de sus augustos pa- intrépidos hijos del pueblo. Mirad aquel grupo de paisanos
rientes, y todo se dispone para el efecto. Señálase para su desarmados que se dirigen al parque de artillería. Úñense
salida el 2 de Mayo. allí con algunos soldados, improvísase una batería, y bien
j Miradle cuan esplendente y magestuoso se eleva el sol en pronto los soldados del imperio ven arrasadas sus columnas
31 107 X
bajo una lluvia mortífera de metralla. Entre aquel puñado guiente dia. ¡Borrón eterno de ignominia que manchará
de valientes descuellan dos héroes, terror y asombro de los para siempre las páginas de la historia del usurpador y de
enemigos, gloria y admiración de los propios. Soldados y sus satélites I
jefes á un tiempo mismo , dirijen rayos destructores que in- ¡Sombras ilustres de Daoiz y Velarde I Y vosotras, no-
funden el espanto y la muerte en sus contrarios. Son Baoiz bles víctimas de vuestro amor á la patria, dormid en paz
Y Velante, intrépidos oficiales, gloria y prez de las armas el sueño eterno de la muerte 1 ¡Pérfido Muratl Te va-
españolas. naglorias de haber humillado la altivez castelJanaf ¡Mentira!
Numerosos cadáveres de ambas partes cubren el estrecho Los asesinatos cometidos por tu orden serán vengados: el
recinto testigo de tanto heroísmo. La lucha se ha prolon- Eterno ha inscrito ya tu nombre en el libro de la muerte:
gado mas allá de lo posible: ha muerto Velarde; empiezan á le ha anotado, y su justicia dice: Tú que asesinaste pre-
faltar los medios de defensa; y sin embargo, los pocos que valiéndote de la fuerza, serás asesinado; tú que te olvi-
quedan quieren mas bien morir que rendirse. daste de la justicia, en vanóla invocarás en tu dia!
Aquí entra de nuevo la perfidia y el engaño. Suspéndese
por ambas partes el fuego, y se piensa en capitular honrosa m.
y dignamente. Los acometidos encierran en su pecho un
Gorazon leal; los agresores han mostrado ya no tenerlo; y ¿l)ónde han ido los feroces soldados vencedores de la
aprovechándose de aquel respiro, arrójanse alevosos sobre Europa]? ¿Dónde sus jefes? Recorred los campos de la Pe-
los que incautos fiaban en la palabra de los verdugos, ffaoiz nínsula, cavad donde quiera en ellos, y los veréis conver-
muere atravesado á bayonetazos! tidos en el polvo de la nada. ¡Guerreros de Jena, de Ma-
A pesar de todo, acaso no se hubiera calmado el enojo rengo, de Wagran y de Austerlitz, ¿dónde estáis? ¿qué se
popular, si los franceses no hubiesen suspendido el fuego. ha hecho de vuestro orgullo, qué ha sido de vuestras águilas?
Suenan las voces de «olvido de lo pasado y reconciliación El León despertó: fuisteis vencidos. Llegó el dia de la
general. » Los españoles que han peleado por largas horas justicia. El coloso cayó; su imperio se sepultó en la noche
sin orden y sin armas, con aquellos que acaban de vencer de la eternidad. Si queréis conocerlo, leed la historia. Allí
la Europa, se retiran , confiando en las alevosas promesas veréis sus insultos y nuestras humillaciones, su poder y
del enemigo. nuestra debilidad. Allí veréis cuan inmensos sacrificios nos
¡Fé engañosa! ¡ejemplo inaudito de bárbara crueldad y impuso, y de qué modo pagó nuestros servicios. Mas nos-
de incomparable alevosía! Descansan todos de la pasada otros nos hicimos cobro, y el pago fué terrible.
jornada, de la fatiga cruenta: el esposo abraza á su esposa, La historia dirá á todos de lo que fuimos capaces, y los
el padre á sus hijos; empiezan á tranquilizarse los corazo- héroes del 2 de Mayo, y los españoles de 1808 a 1814, no
nes, cuando nuevas descargas de fusilería, infunden terror escitarán menos entusiasmo en los siglos venideros, que es-
en todos. Ya no se combate, se asesina; ya no luchan los cita entre nosotros el recuerdo de nuestras antiguas glorias.
tiranos con hombres armados, sino contra ciudadanos inde- De tanto civismo y valor solo nos queda el monumento
fensos, que caminan al suplicio! Y esta matanza cobarde del 2 de Mayo, y otro mas sólido, menos perecedero, su
dura toda la tarde y parte de la noche, y se repite al si- recuerdo, que vivirá eternamente.

Literatura oriental.
I.
Cada vez mas llama y arrastra la atención de los enten- radoras. Si se trata, por ejemplo, de la clásica antigüedad ,
didos y pensadores, el estenso y misterioso Oriente. Y no se vé que las lenguas griega y latina tienen una hermana
parece sino que el ingenio europeo se halla estrechado y mayor en las orillas del Ganges. Si se estudia la mitología de
reducido ya en las tierras del occidente, en las que sin duda Homero y Virgilio, se hallará en ella un origen oriental. Si
queda aun bajo ciertos aspectos, mucho por descubrir, pero se profundizan las antigüedades germanas, también se ha-
que, registradas en todo su circuito, removidas en todas llarán en ellas y en la gramática de los irlandeses ó de los
as clases de su terreno, y reconocidas hasta en lo mas inac- godos y en la cosmogonía escandinava, y en la epopeya ale-
cesible, están lejos de presentar aquel interés que despier- mana, una indisputable analogía con la Persia ólalndia, de
ta la consideración del Oriente. Conforme se empezaron á forma que se vé conducida la atención del observador desde
observar en conjunto los destinos humanos, se tocó la im- las orillas del Danubio y el Báltico, al centro del Asia. Si aun
posibilidad de contentarse con una historia universal, que se investigan las antigüedades cristianas, es menester subir
solo tema por objeto la tercera parte del,mundo: con una mas allá, estudiar el judaismo, fuente y origen de la creen-
historia antigua que principia cabalmente donde concluye cia cristiana, y comparar el desarrollo religioso que produjo
la vida de los imperios de Oriente. Retrocedióse pues rio la civilización de la Europa coli otra clase de desarrollos re-
arriba en el caudaloso de la humanidad, y se echó á,andar ligiosos, de mayor antigüedad que produjeron otros diversos
como Alejandro, y con la guia de las tradiciones musulma- géneros de civilización, al cabo opuesto del mundo. Pero sin
nas, en busca del lugar donde sale el sol. necesidad de recurrir á objetos tan grandes, bastaría querer
Todo con efecto lleva y atrae hacia el Oriente porque trazar la historia de lo que nos sirve de alimento, d« vestido
todo tuvo allí su origen. El hombre y el sol, las lenguas y y de deleite. El albétchigo, el nogal, ei té, el café, el algo-
los pueblos, las religiones y los filósofos, las tradiciones sa- don, la seda, las perlas, los aromas, el ajedrez, el cristal, la
graaas y populares, los objetos maravillosos y las plagas ater- porcelana, nos vienen de la Persia, déla India, de la Ara^
108 ?<
Lia, de la China, de la Fenicia. Y lié aquí como nos unen al bla. Llámase la lengua zeuda , antiguo idioma persa, aná-
Oriente, tanto las menudencias de la vida común, como logo al sánscrito, y del que se deriva el prt-sa moderno.
los objetos mas elevados que pueden ocupar el pensamiento. Para alcanzar algún conocimiento de la religión de Zoroas-
A esto se añade el encanto particular que en el dia tienen tro, era primero necesario hallar libros zeudos y después
los estudios orientales: pues sucede con ellos lo que con el aprender el zeudo para leerlos. Ánquetil Duperron reunió
estudio de la antigüedad sucedió en el siglo xv. Cada dia se con gran trabajo, en el siglo pasado, libros zeudos: y el bien
dá un nuevo paso en la religión desconocida que manifiesta conocido filólogo Burnouf ha cultivado y esplica en el dia
poco á poco perspectivas que halagan y atraen con su misma la lengua zeuda y con ella el pensamiento de Zoroastro con
inmensidad; y cada dia, escavando el suelo antiguo del una claridad admirable. Sin que estos dos orientalistas ha-
Oriente, se desentierran y sacan de él restos y reliquias yan sido los primeros (pues la Europa recuerda aun con
inapreciables de lo pasado. Verdad es que ese pais y esas veneración el nombre del incomparable filólogo español
perspectivas se hallan todavía envueltos en tinieblas amon- Hervás, á quien Adelunos copió servilmente) es indudable
tonadas en siglos y que solo se columbra entre ellas la luz que merecen nuestra atención, como nombres unidos á la
escasa y parcial que esparcieron los atrevidos investigado- memoria de un paso reciente y progresivo en un ramo di-
res que sucesivamente han osado penetrarlas; pero esa fícil del humano saber.
misma luz ha puesto de manifiesto con sus rayos, el modo La religión de Zoroastro sobrevivió á la conquista de la
de salvar las dificultades, primero de un paso y luego de Persia por los musulmanes. Una parte de los que la profe-
otro, desterrando así paulatinamente algo de la primitiva saban permaneció en Kerman ó en Caramania y otra emi-
oscuridad. Mas es preciso confesar que respecto á la parte gro á Ormur, isla del golfo pérsico, pasado un siglo de la
alta del Oriente, no se vé aun mas que el resplandor ó la invasión sarracena, habiéndose refugiado definitivamente
aurora de una luz que no alcanzaremos; pudiendo consi- después de varias tentativas infructuosas, para establecerse
derarnos por muy venturosos si llegamos á señalar con cer- en la isla, á la costa occidental de la India, en el Guze-
teza de que parte nacerá. rate. Allí existe todavía un resto de la religión antigua de
Debe temerse sin embargo el caer en una especie de des. Zoroastro: allí conservan los guebros su ley y su culto á
lumbramiento ó delirio, al poner el pié en esta región des- pesar de las revoluciones de la India que desde el siglo viu
conocida: si en vez de tomar el camino útil y seguro del hasta ahora la han agitado por espacio de mil añcs. Los
estudio, se prefiere, con peligroso dasacuerdo, salvar de guebros con el trascurso del tiempo perdieron los libros de
un salto las distancias por medio de la imaginación. Aun no Zoroastro, que restituyó un destor ó sacerdote á fines del
se conocen bien les monumentos capitales de las literaturas siglo xiT, trayéndolos de Persia en donde se conservaban.
índica, china y persa: aun no se han impreso algunos de Acompañaba en ellos al texto original escrito en zeudo ,
ellos y otros ni siquiera existen en Europa: y ya los alema- antiguo idioma de la Persia y de Zoroastro, una traducción
nes han formado sobre ellos mas de un sistema. Menester en lengua pelvia. Todavía no se conoce bien el pelvio y solo
es tomar las cosas en el punto en que se encuentran, si se se echa de ver que abundan en esta lengua los elementos se-
ha de conseguir un adelantamiento verdadero: y para esto míticos ; es decir, aquellos elementos pertenecientes á len-
se necesitan paciencia y lentitud. guas diversas del zeudo y el sánscrito como el hebreo y el
Para prueba clarísima délo ventajoso que es el método , árabe. El pelvio, según parece, sucedió en Persia al zeudo
basta ver los escritos de Burnouf, asunto de estos artículos. y precedió al persa moderno.
Pues casi puede decirse que á la profundidad y escrupuloso Los guebros que hoy existen en la India, entienden mu-
cuidado con que en ellos se analizan los elementos de la cho mejor el pelvio que el zeudo y estudian por lo general
lengua de Zoroastro, deberemos en adelante cuanto de exac- en la traducción pelvia los libros del Zoroastro, cuyo texto
to podamos saber sobre ese celebérrimo persa : porque para está en ^^eudo. Según ellos, los libros que quedan no com-
conocer á fondo su doctrina es preciso saber de antemano ponen mas que la vigésima parte de su totalidad primitiva,
su lengua. El nombre de Zoroastro es de los pocos nombres y contienen unos fragmentos del antiguo ritual persiano.
orientales célebres entre los antiguos: mas á esta celebridad Han contribuido á introducir en Europa ese resto de las
no acompaña ninguna noticia exacta acerca de su poseedor, obras dé Zoroastro, como ya hemos dicho, Ánquetil en el
ni de la reforma religiosa que ideó. Es cierto que los anti- siglo pasado y Burnouf en nuestros dias: noticia digna de
guos nos dicen que la religión de los persas consistía en la mayor estension.
adoración del fuego y confesión de los dos principios: pero Un joven de veinte y dos años, pobre, y sin mas ambi-
solo esto ó poco mas es lo que nos dicen, y valiéndonos de ción que la de saber, imaginó en 1754 dar la vuelta de
un ejemplo, bien sabe el lector, que si solo por la historia Oriente en busca de los libros de Zoroastro, de los que
de Tácito, conociéramos la religión judaica, seria bien corto varios eran ya conocidos en Inglaterra , y de los Vedas de
nuestro conocimiento. la India , casi del todo desconocidos en Europa. Para efec-
La doctrina de Zoroastro debe buscarse en los libros sa- tuar su pensamiento, y pasar á la India, sentó el joven (que
grados que se le atribuyen. Y decimos que se le atribuyen, era Ánquetil) plaza de soldado en el cuerpo de tropas que
porque lo parece. No puede suponerse que Zoroastro sea au- se enviaba entonces á Pondichery , pues su pobreza no le
tor de las oraciones é invocaciones que se le dirijen en ellos, permitía hacer tan largo viaje á su costa. Compuso su equi-
como V. gr. esta: «Tú, ó Zoroastro, ehviado puro á este paje de una biblia hebrea , un estuche de matemáticas, dos
mundo por maestro de la pureza : si en algo te ofendí con camisas, dos pañuelos y un par de medias, y salió de París
mis pensamientos, obras ó palabras, voluntaria ó involun- para ir á embarcarse al puerto de Loríente. Movidos allí de
tariamente, ahora dirijo en honor tuyo esta alabanza. » su entusiasmo, algunos doctos, y entre ellos el abate Bar-
Eso seria como si un héroe hubiese compuesto la ala- thelemy obtuvieron para él del gobierno una pensión de
banza con que se le celebra. Pero si todos estos libros no 2000 rs. y un socorro además para el viaje.
son de Zoroastro, en ellos está indudablemente su doctrina. Llegado Ánquetil á la India, halló mil obstáculos y difi-
Estos libros 6 mas bien los fragmentos que nos quedan cultades que vencer ; y cuando se presentó al gobernador
hoy de ellos, están escritos en una lengua que ya no se ha- de las factorías francesas, con sus cartas de recomendación,
>5 109 ?«
y empezó á esplícar el plan quesehabia propuesto, respon- I comendaclones en el bolsillo, incidente que no debió alentar
Mió aquel sin mirarle siquiera «veremos » y guardó las re- | mucho á nuestro peregrino.

Hoffnian j Paganini.
(FANTASÍA.)

por 3. 3oiiin.
Aquella noche tuve necesidad de ver á Teodoro, á mi el alma, y que lo vé como el Criador vio el universo el (iia
amado, á mi invisible Teodoro; Teodoro el artista, el apa- de la creación : él solo!
sionado, el fantástico, el improvisador, el ávido perseguidor Es que Teodoro es un consumado artista. Aquella mesa
de la nada en todas sus faces, el atrevido campeón del co- mugrienta que veis allí bajo en aquel rincón, cubierta de
lor , del sonido, de la forma, de todas las maneras de ser cántaros, tan pequeña y tan manchada de vino; Teodoro
artista ; á la vez bravo como un héroe de la edad media, la cambia cuando quiere en un vasto teatro de ópera , en
trivial y prudente como él solo; feliz, aislado, rodeándose donde se representan todos los papeles : el serio y el bufón,
á su modo de pinturas invisibles, de armenias insonoras el grave y el jocoso. Como él dispone todo esto, lo ignoro.
para el resto de los hombres; y siempre hundido en un cielo Para él, las botellas cubiertas con sus tapones embreados,
ignorado.|Tenia absolutamente necesidad de ver á Teodoro representan los bosques y las selvas ; el cántaro diforme se
aquella noche. transforma ya en un palacio , ya en una cabana, según el
En otro tiempo, cuando venia la noche habia dos sitios género pastoral ó guerrero. Necesita un volcan, ó bien un
donde estaba seguro de encontrar á Teodoro: la iglesia y la trueno ? Desprende el gas de su encierro y representa el
hostería.—Piadoso y bueno como es, mi pobre amigo, Vesubio ó le recuerda la tempestad de Virgilio. Un vaso de
sensual y poeta, armonista y pintor, deleitábase en con- ponche inflamado, ya es la mar y sus olas fosfóricas cuando
templar las luces inciertas de la catedral, en escuchar sus son heridas por el remo , ya es simplemente la araña res-
ecos prolongados, aspirar su vago perfume de incienso, exa- plandeciente que ilumina aquel salón.
minar sus grandes cirios apagados, sus cúpulas pintadas, ilu- Y ahora que todo está dispuesto , ciudades, palacios, ca-
minadas por lo alto, deleitarse en su música sagrada, aquella banas, sombríos bosques, volcanes mugidores, araña en-
música respirando como el chantre de una parroquia el aire cendida ; ahora que la orquesta está dispuesta , corred el
que llena sus anchos pulmones; monótona y lenta música telón , salga la prima donna , cantad! Heos aquí el demonio
que empieza y fine con grande estruendo. Muy á menudo de Teodoro desencadenado. Cuidado, ya canta , prestad
Teodoro se divertía en llorar en aquel templo, antes de en- atención, escuchad, es una ópera digna de Mozart. La me-
tregarse á sus báquicas locuras. lodía es grave y magestuosa á la vez, ora es el movimiento
Pero hoy el templo está cambiado; ya no existen aquellas vivo y alegre de una danza grotesca , ora el bufo , ora el
santas imágenes, aquellas vírgenes de blancas manos, aque- tenor; recitado y canto, todo se halla junto. El drama em-
llos perfumes suaves; tampoco se oye el soplo impetuoso pieza , se complica, se enlaza, se desenlaza , y jamás dá fin
del órgano, aquella música sagrada; nada. Teodoro se cu- hasta que se vá Teodoro. Y el genio obedece á Teodoro,
bre la faz delante del templo ; ya no entra en él, y suspira no se vá hasta que Teodoro no puede mandar. — Única-
cuando pasa por delante de aquella portada tan hermosa. mente entonces, todo desaparece ; genio , teatro, músicos
En desquite, va todas las noches á su figón una hora mas y cantores; la selva queda derribada, el palacio y la cabana
temprano. están vacíos, falta al volcan su lava ardiente , y la arañe)
Ya no iré pues al templo: iré directamente á la hostería. se apaga. Buscad á Teodoro: se ha hundido hasta mañana
Apresurémonos, esta es la hora en que Teodoro se hunde debajo de su teatro ; duerme.
en su ancho sillón, disponiendo su orquesta para la ve- Precuremos llegar pues, antes que Teodoro haya cons-
lada , distribuyendo á cada músico su partitura, su tono á truido su teatro , antes que haya arreglado su selva , pre-
cada cantor : tomad todos, dúos, cuartetos, tercetos, esco- parado su volcan , encendido su araña, y distribuido los
ged ; afinad los instrumentos! Estad alerta á la señal, al papeles á sus actores.
toque del arco, id con cuidado. Y cuando han empezado Llegué jadeante al figón privilegiado, y vi á Teodoro que
ya, a la señal del arco, podéis prometeros toda una noche disponía su teatro. Aquella noche Teodoro estaba triste
de éxtasis y de armonía.—Y esto es porque Teodoro dis- y se parecía á un hombre abrumado ; su mirada no tenia
pone á tal hora de una numerosa orquesta, de un coro de inspiración alguna , sus cabellos caían perpendicularmente
hermosas voces, frescas y puras, sublimes, llenas de emo- sobre su frente; habríasele tomado mas bien por un vulgar
ciones y de encanto ; capaces de entusiasmar en todos los espavilador de quinqués oliendo á aceite, que por el dios
teatros del mundo. Dejad que Teodoro se recoja, dejadle de un Olimpo creado por su mente. Cuando me vio i cosa
rodear de algunas añejas botellas de vino del Rhin, coloca- estraña! pareció quedarse satisfecho , lo que jamás aconte-
das entre algunos vasos de vino de Champaña, centelleante ce en semejantes horas : sentí en estremo encontrarle tan
y chillón como una gaita de aldea, y jamás podréis imagi- abatido.'
iiaroí el espectáculo que vá á tener lugar, la bella música •^ Mi muy amado Teodoro, le dije, ¿qué os sucede? Te-
que se vá á oir, la precisión y alma de aquellos cantores, el neis el rostro marchito como un hombre enfermo ó ator-
entusiasmo y energía de aquella orquesta.—Es Teodoro, mentado por ideas siniestras.
'ni Teodoro, que sabe crear todo aquel mundo, del que es — Eres tú Julio, me dijo : Julio, mi genio se pierde, mi
>3 110 X
cabeza se debilita. Creerás que á causa de esta fria lluvia , Luego se reía por lo bajo , y me miraba con un aire com
en esta húmeda habitación , no encuentro un solo cantor pasivo que parecía decirme : — Julio, ¿ qué mal te he hecho
que me obedezca , no hallo un solo acento que interprete para tratarme así? Pero yo me callaba y aguardaba. Por fin
mi genio! Julio; nada puedo hacer esta noche, ¡cuánto pe- salió un hombre á la escena con un arco y un violin. En-
sar me causa!... tonces Teodoro miró fijamente á la escena.
Luego, después de un suspiro continuó: Al principio solo vio un violin y un arco, luego vio el
— Ya que no podemos ser artistas esta noche, seamos hombre ; un hombre si se quiere : un brazo por acá , un
hombres, Julio, embriaguémonos. Para empezar, Julio, te brazo por allá, el cuerpo derecho , un muslo doblado , el
ruego que enciendas el quinqué de mi teatro. otro muslo tieso y recto , talla alta, el rostro flaco , arru-
— Está bien , quiero sentarme á vuestro lado , Teodoro, gado , grandes cabellos flotantes, sonrisa , pensamiento ,
le respondí. En defecto del arte , me habéis enseñado cuan " desprecio , seguridad , genio, todo lo vio en aquel músico.
dulce y arrebatadora es la embriaguez. No obstante, mi — ¿Ves, me decia, ves la rara actitud de ese.hombre?
gran Teodoro, ¿es preciso que siempre os sometáis á vues- Pues bien ; tengo en casa una antigua tapicería que repre-
tro propio genio ? ¿Os tocará á vos, ser siempre la causa de senta una antigua dama; cuando mi tapicería es agitada
los éxtasis de vuestras hermosas veladas ? ¿ No gozáis alguna por el viento , doblándose y arrollándose sobre sí, acá y
vez en lo que siente del genio de los otros? ¿No se complace acullá, yendo y viniendo, ora alta, ora baja, siempre vi-
también entonces vuestra alma ? Esta noche, por ejemplo, sible , se parece á ese hombre; como ella ese hombre es una
¿porqué no venís conmigo á oír tocar el violin ? Quizá en fantasmagoría: aunque no estoy cierto que este sea un hom-
contremos un violin de Gremona, como aquel de que há bre , pero muy seguro que aquello es un arco y un violin.
poco me habéis hablado. Entonces el arco se levantó , apoyóse el violin sobre una
Mi amigo repuso: — Hablas de violin. Sí, yoheoido vio~ espalda; arco y violin , espalda y brazo , todo se puso en
unes, y violines muy buenos. Habrá tres dias, acompañado movimiento.
con un añejo vino de Francia, manando como aceite, aquí, ¡ Oh! ¡ Dios mío 1 ¡qué fué de Teodoro ante aquella visión!
en esta mesa, asistí á un concierto de violines, tal, que Imponíale como si hubiese asistido por primera vez á una
jamás hombre alguno lo ha oido semejante. — Por otra reunión de hechiceros. Aquella vez el canto arrobaba todos
parte, yo mismo , Julio, ¿ no soy un buen violinista ? sus sentidos, estaba inundado , se anegaba , se sumerjía en
Y al decir estas palabras buscó su instrumento. la armonía; el canto le atacaba, le hostigaba, le oprimía:
Su violin estaba colgado en la pared al lado de una sarta vivo , lento, burlón , lloroso, oia á la vez sonidos capaces
dé arenques ahumados y un jamón añejo, hacia un año des- de hacerle morir. ¡ Pobre Teodoro! aquella vez era venci-
tinado para el dia de Pascua. Mas ¡ay! el violin de Teodoro do ; ya no era dueño de hacer parar la orquesta , conten-
se hallaba en un miserable estado : le faltaban dOs cuerdas, tábase con decir : ¡basta! ¡ basta! Pero el arco iba siempre
las otras dos estaban flojas ; las telarañas hablan penetrado como la escoba del hechicero que lleva el agua en nuestra
hasta su alma. En vista de aquello, Teodoro se avergonzó. balada alemana. El violin y el arco no cesaban en su co-
— ¿Este es vuestro instrumento, amigo mió? mún movimiento, produciendo siempre nuevos sonidos, y
Añadí: —Sí, en otro tiempo fuisteis un buen violin, sí, cantos desconocidos. Teodoro no podia ya mas.
fuisteis un músico atrevido. Brotaban de vuestros dedos Cuando el violin y el arco cesaron , el hombre saludó.
acordes sonidos; vuestro arco no faltaba á ninguna inspira- Aquel gran hombre descendió de toda su altura, y se pos-
ción de vuestra alma; derramabais con profusión los sonidos tró , se humilló, y saludó en todas direcciones.
que abrumaban vuestro corazón. ¡Oh! Entonces era un — Hé aquí un triste saludo, dijo Teodoro.
tiempo muy hermoso, mi amigo, entonces, no os entrega- — ün saludo de italiano , le respondí.
bais como egoísta á esos placeres solitarios; entonces el — Un músico debe saludar en alemán, dijo Teodoro.
mundo oia vuestro genio, y le arrebataba ; tocabais ese ¡Oh! cuando tenía mi violin , continuó (entonces creía to-
instrumento como un hábil maestro.... Pero al presente, car el violin), cuando tenia mi violin, y la multitud me
el instrumento está callado, ya le falta aquella voz de su decia , ¡canta I entonces me calaba el sombrero, alargaba
juventud; aquella voz sublime que arrebataba las almas el brazo, encendía mi pipa, y cuando me placía tocaba
grandes, en fin , está sin espresion , sin amor ; ni siquiera alguna caprichosa fantasía; y cuando la multitud estaba
os dignáis echarle una mirada de compasión, cuando los atenta y escuchaba aguardando un bello final, volvía á to-
arenques sus vecinos, os la atraen tan amenudo: tenéis ra- mar mi vaso y me iba bruscamente ; pero sin saludar hasta
zón en sonrojaros, Teodoro, esto es vergonzoso. el suelo como ese italiano.
Entonces Teodoro, caprichoso y bueno por naturaleza , Aquí el italiano volvió á aparecer, para tocar el adagio.
en vista de mis reproches, y queriendo calmarme, consintió Fué sencillo y sublime, lleno de gracia y espresion.
en seguirme. Condújele á la ópera. Al principio no noté la — Te tomo por testigo , me dijo Teodoro, que yo toco
mas lijera oposición , mas al sentarnos , conocí que estaba el adagio tan bien como ese hombre. No temo ningún ada-
aflijido. gio humano, escrito por los hombres. No retrocedo ante
— i Qué bosques tan feos 1 i Qué tristes palacios! ¡ Cuan ninguna dificultad posible, ya lo sabes Julio; pero me es-
sombría está esta araña! lOh! mi orquesta , ¿dónde estás? panta la música que no se puede alcanzar , no sé apresu-
se decia. Julio, tú me has engañado miserablemente. ¿Qué rarme y me fatigo inútilmente tras aquellas notas imposi-
te había hecho para que me condujeras aquí, amigo mió ? bles. ¿Te acuerdas de aquella música misteriosa que me
No conviene hacer caso de Teodoro ; i sus éxtasis musi- ofrecieron cierto dia? Aquello fué para mí un terrible tra-
cales le han impresionado tan vivamente ! ¡ Oye todos los bajo. Conocía confusamente que iba envuelta una armo-
dias conciertos tan melodiosos! Al ver Teodoro aquella nía entre aquellas notas incomprensibles, pero, ¡oh des-
reunión tan apacible , aquellas señoras con sus sombreros gracia! no encontraba aquella armonía. Veía que aquella
cubiertos de flores y gazas, aquellas corbatas artísticamente letra era poética , pero la poesía se me escapaba. Era sin
anudadas, aqueHos vestidos pegados al cuerpo, me dijo :— duda una mistificación del genio ; pero aquella mentira es-
— ¿Estagente se viste de este modo,para oir la música? — taba rebosando talento y estro musical; era verdaderamente
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una palabra de hechicero que solo faltaba saber pronunciar tado fatigado. ¡ Miserable, insensato de mí! He sido enga-
para operar infinitos prodigios. Figúrate un sabio ante los ñado por mi violin, he sido vencido por él, y me ha humi-
gerogiíficos del templo de Isis; pues no de otro modo esta- llado enteramente. En vez de alejar del sol la cabeza de mi
ba yo en presencia de aquellas tocatas misteriosas. caballo como Alejandro, he querido domarle como un es-
¡Cuántos esfuerzos he hecho para descifrar aquellos enig- cudero vulgar, y heme por tierra, y Alejandro va monta-
mas 1 ¡cuántos tormentos he padecido! Mi mano se ha dis- do. ¡Oh! infeliz! ¡infeliz!
locado , he atormentado todos mis miembros; apenas he ¡ Desgraciado ! no he sabido tratar el violin como un es-
podido sacar algunos sonidos inexactos de mi indócil violin. clavo; no he sabido decirle: ¡ te domaré! Vamos, ánimo
Mi- arco no ha querido multiplicarse ; no ha querido correr italiano, humíllame, confúndeme á tu gusto. Ahora ves,
al mismo tiempo por sí solo , y ser conducido por mí; he Julio, ha roto tres cuerdas; es mas cruel para con su vio-
encontrado el mango de mi violin inanimado cuando debia lin que el Areópago para con Esparta. Solo conserva una ,
estar sensible, j Desgraciado de mí! En vano he interrogado una sola cuerda para tantas pasiones, una sola para toda
á la vez los tonos agudo , medio y grave ; jamás he logrado aquella alma, una cuerda para aquél canto del que brotan
mi propósito. Y mirar á ese italiano que toca esa música , mares de armonía!
que la entiende , haciendo estremecer mi alma 1 ¿Cómo lo Y Teodoro, jadeante, inquieto, con la boca abierta es-
hace, Julio? ¿Cómo lo hace? ¿Ves su mano? Está dividida cuchaba, riendo ligeramente de vez en cuando con una
en dos, para alcanzar al mismo tiempo las dos estremidades. sonrisa de inocente credulidad. ¡Buen Teodoro!
Sus dedos son mas largos que los mios, sus tendones mas Salió precipitadamente del teatro. Echó á correr; luego
nerviosos, su alma mas grande. Empero, yo soy un grande fué lentamente, luego aprisa; cantaba, lloraba, encontraba
artista ; he creado mas bellas óperas que Mozard ; (1) he tonos admirables, se agitjjba, repetía sus mas bellos temas,
soñado unos instrumentos que abrazaban el cielo y la tier- luego se desanimaba; por fin se volvió hacia á mí dicién-
ra , que se adaptaban á todos los métodos conocidos; pero dome:
no he inventado ese violin : he visto muchos músicos veni- — ¡Oh! qué admirable armonía! Y al pronunciar estas
dos del cielo ó salidos de las entrañas de la tierra ; pero ja- palabras animóse mas y mas, levantó su voz al mismo tiem-
más á un hombre semejante: blando , nervioso , riendo , po ; era todo música : cuerpo y alma. Hé aquí á mi Teodoro
jurando á media voz. ¿ Ves Julio como está encolerizado en el cielo; canta por mí esta vez, recorre la escala de los
con aquel bajo, como mataría el desgraciado músico que ha tonos: á la vez furioso y tierno , grave y burlón, niño, jo-
equivocado su nota de un diez-milésimo de sonido ? ¡ Mira! ven, anciano; riñe, llora, ríe, se desespera, es todo un
sus ojos chispean , su corazón se inflama , &u violin pide drama, toda una orquesta.
venganza 1 i Oh terrible artista ! Pero, hé aquí que ha fini- ¡Cuántas lágrimas me hizo derramar aquella noche!
do y que saluda. ¡Cuántas emociones dispertó en mi alma! Únicamente aquella
I No saludes tan senilmente, miserable artista ! ¿Quién noche comprendí cuánto arte y pasión abrigaba aquel hom-
hay aquí para comprenderte ? Grandes seiiores, hijos de bre , y cuánta poesía nos hace perder aquella vida oculta de
reyes, representantes de las naciones, ¿ qué te importa á tí artista, cuando , despreciando el aplauso del mundo este-
todo eso ? Solo estoy yo, yo artista , que soy capaz de juz- rior, solo posee el arte para sí, ocultándose para ser feliz á
garte. No te humilles pues, en mi presencia, somos her- su modo, encubriendo humilde su gloria como si fuera ver-
manos , el arfe nos iguala. Sí tocas mejor que yo , es por gonzosa; soñando en lugar de obrar; cantando á medía voz,
un don divino , ó como se suele decir , por un voto de tu amando silenciosamente; hombre feliz, viviendo cual otro
madre. Yo , soy artista por mí mismo ; mi madre me ha Ariel, ó festivo Puck en el Sueñode una noche de verano (1).
arrojado sencillamente al mundo con los ausilios de una También comprendí por qué amaba tanto á Teodoro. Teo-
vulgar comadrona; he sido educado en medio de la alegría, doro es el arte oculto, el arte ignorante de sí mismo, el arte
en la inocencia , en los festines; he sido feliz toda mi vida, ebrio, perezoso, egoísta; el arte que, despreciando el mun-
comiendo, bebiendo, cantando: alegre narrador, apacible do admirador, contribuye á la gloria de un taller ó á la
convidado , intrépido bebedor, y no obstante, también soy fortuna de un figón.
artista 1 — Así hablaba Teodoro agitado aquella vez por la No te desconsueles, Teodoro, por haber encontrado en
única pasión que hasta entonces habia desconocido: la el teatro un artista tan eminente como tú. Ya sé que igno-
envidia. ras, alma grande, la alianza de estas dos palabras: arte y
Teodora repuso:—Lo que prueba, Julio, que hay allí den- teatro, arte y nobleza, arte y ostentación, y público que
tro alguna cosa sobrenatural, y que sobrepuja nuestra in- aplaude; pero felizmente Teodoro, hay algunas acepciones
teligencia , siendo resultado de una estraordinaria interse- á esta regla general de poesía y de drama. Feliz el artista
cion, es que aquel violin toca siempre sin errar. Jamás que venciendo esa gran dificultad, se presenta en medio de
pensamiento humano concibió un cálculo mas complicado, la sociedad como una revelación de su poder, y prestándole
jamás dedo alguno tocó-de un modo mas preciso y mas placeres desconocidos, le muestra la fuerza de lo bello
limpio. ¿Lo comprendes, Julio? ¡Niun sonido falso, ni una cuando os sencillo, cuando obra espontáneamente ; enton-
nota que titubee, ni un cálculo errado 1 ¿Cómo esplicar ces despierta la pasión oculta en almas como la tuya, les
esto? ¿Qué he hecho yo al cielo, en mi nulidad? ¿No ves fuerza á derramarse en rededor, á agitarse con sus seme-
que nada existe, y que soñamos los dos? ¿ No ves que es jantes; escita con la emulación al genio, en fin obliga al jo-
un violin que toca por sisólo? ¡Ahí maldito violin ; me he ven á revelar su pensamiento mas íntimo, á presentarle con
sometido á tí, he obedecido tus caprichos, te he creído brillo, á no sonrojarse ni de su pasión , ni de su talento.
cuando me decías con un tono voncinglero: ¡Imposible! Agradece pues, esta casualidad que ha iluminado tu alma,
Te he creido, he sido hasta donde has querido conducirme, y que te obligará á no ser ya mas artista que para tí solo.
sm escederme un solo ápice; me he parado cuando has es- Discurriendo de esta suerte nos encontramos á la puerta
de la hostería. La huéspeda estaba acostada y rodeaban su
Salllh.^""^fü^"*'"*'"'" *""*'•'* • "'^'*'"'' '^'""Posltor alemán ; nació en
^iizburgo el V Junio de HSO y murió a la edad de 36 afios en ^ de sellem- (t) A mdsummr nigh's dream. Comedia de saakspeare del gdnero fantás-
tico, llena de sales cómicas y maravillosos lances debidos á la liechlccria.
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cama anchas cortinas de lienzo como un muro impenetrable. se vanagloria de su maestro, puede decir cuando toca mal y
Teodoro cogió su violin, puso la cuerda que faltaba, buscó llano : Teodoro fué mi maestro, soy discípulo de Teodoro !
su arco.... inútilmente. Y éJ, artista , se ha humillado hasta tal punto.
— Me traerás un arco mañana, me dijo. Aquel hombre ha sido jugador, ha perdido hasta su vio-
—¿Quieres también tres cuerdas, amigo mió? lin ; su violin , que le proporcionaba la subsistencia. Aquel
Teodoro repuso : —Tráeme un arco mañana. artista ha sido devorado por las pasiones, pasiones italianas;
Y como yo le mirase con alguna ansiedad procurando ha sido infamado, envidiado, calumniado, perseguido. ¿No
adivinar lo que podría faltarle. has visto cuan débil y pálido estaba? Sus ojos no tienen
— Mis amigos me han perdido, me dijo; han tenido para brillo, su talle es encorvado, tiene la facha de un espectro.
conmigo muy pocas consideraciones. No obstante, debo No obstante, es el primero en su arte , el mas grande, el
agradecer á su malicia si no he tenido un momento de único; músico y cantor á la vez, concibiendo y ejecutando
angustia; ni una sola vez he sido pobre, la salud me ani- su obra , muerto y a , viviendo siempre, un hombre que
quila! ¿Qué quieres que haga con estas hinchadas mejillas, derribarla con mi soplo , y que me ha vencido con un soni-
con esta nariz rubicunda, con esta poblada cabellera , con do de su arco.
este sueño tan pesado, con esta ancha barriga y este es- Solo sufriendo se llega á ser genio, Julio , bebamos si
tómago que digeriría el mismo hierro? La calumnia y la quieres á la gloria del porvenir.
desgracií me han despreciado. Aquel hombre al contrario, Era ya tiempo que obedeciese á Teodoro; arreglé todo
ha sido pobre , ha mendigado; ha hecho mas que mendi- su teatro, levanté la selva, coloqué la cabana, y encendí
gar, ha dado lecciones de su a r t e , y para vivir ha tenido el quinqué.
discípulos; i Oh , discípulos ! ¿ Concibes ese martirio , Ju- Al dia siguiente, ambos estábamos ebrios; pero era p e r -
lio? Llegar, encontrar á un imbécil sin alma , sin corazón, donable nuestra falta. Teodoro es artista, y yo que aprecio
sin talento y decirle: Haz esto , haz aquello ; y luego con- á Teodoro, quise consolarle.
ducirle de la mano. Y aquel imbécil que diez años después

El abeto y la vid.
por 3. ñofrncr.
Un dia la vid dijo al abeto: — Tú te levantas ufano y or- corazón del anciano.
gulloso hasta el cielo; pero eres estéril y frió. Yo si no es- Esto dijo la vid. El abeto que la escuchaba silencioso,
parzo una prolongada sombra para que á su abrigo halle contestóle con un melancólico suspiro : — Reconozco tus
descanso el fatigado viajero, le doy en cambio el dulce jugo buenas cualidades; pero también yo sé mejor que tú pro-
de mis racimos que le alientan y fortifican. Conmigo entra porcionar no solo la sombra en la vida, sino también el r e -
la alegría en la morada del pobre cuando la naturaleza le poso, al que está llamado á abandonarla, guardándolo fiel-
cubre en invierno con su manto de tristeza y se reanima el mente en su ataúd.

Excerpta.
Habiendo consultado Zenon el estoico á un oráculo, acerca Jel gé- Casi todos somos tan locos que gastamos ntrcstro dinero en coni •
nero mejor de vida que podria elegir, le fué contestado que con- prar pesares.
versase con tos muertos; ó lo que es lo mismo, .que se dedicase á FRA:IELIN.
la lectura, Nada es inteligible para aquel que tiene miedo de las ideas.
« « GOETHE.
El infortunado á quien se le quitan sus creencias religiosas, es mas El mayor de los bienes es el saber, y únicamente por la ciencia pue-
(íigiio de lástima que el ciego á quien se le llevan su perro y su bastón. de un hombre hacerse superior á los demás. El rico encuentra en ella
J. P. SENN. el adorno de su prosperidad y el pobre «1 consuelo de sus males y la
Existe una alianza perpetua y reciproca entre el orgullo y la nece- fuerza para despreciar todas las penas de la vida. Es necesario adqui-
<lad; los necios orgullosos soii orgullosos necios. rir y adornar nuestra alma con ese precioso tesoro que nadie puede
arrebatarnos y que se conserva antes y después de la vida.
C< LASCARIS.
En otro tiempo tenias un alma grande , ardiente, inmensa ; el uni- El hombre mas dichoso es aquel que sabe establecer una intima
verso entero cabia en tu corazón.... i Oh Carlos, qué peque&o y mi-
serable te has vuelto desde que no amas á nadie sino á tí! relación entre el principio y el fin de su vida.
GOETHE.
SCHILLER.
Un contratiempo pasajero dá nuevo realce á la misma felicidad.
El fausto hace odiosa la riqueza , como el énfasis hace ridicula la SoNTHET.
elocuencia.
El sentimiento del hombre del pueblo es comunmente una pasión ;
domínale á veces el entusiasmo, el fanatismo; pero ordinariamente
La confianza del hombre en sí propio disminuye, á medida que •está bajo la tutela del buen sentido y de la razón , y siempre este sen-
aumenta su saber; lo mismo que se aminora la sombra del sol eo ra- timiento se refiere á una idea religiosa, moral ó política ó á una
zón de su elevación. coaviccion cualquiera.
J. P. SENN. MATTER.

Por lo no armado y como Editor responsable. —/uan Olivera.

BARCELONA.—IHFBBKTA DB D. JOi» O L I T K B E S , CALLE DE EsCCDllLEH! , N." S I . — 1 » t 3 .


X 113 K

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

Jpnr S. 1{. Uusjlcn.

IV.

Reprpscnlricion personal. — Parodia, disfraz, caricatura, jocosidad, irania.—Sentido de la be-


lleza.— Gusto.—División de tus artes.—Artes de formas. — Pintura, dibujo, colorido, cla-
ro-oscuro , espresion // composición.
Objetos que no son en sí ridículos pueden también apa- rícatura cesa de ser la imagen sensible de una idea, deja tam-
recer como tales por medio de aquella manera de represen- bién de ser característica y se convierte en insípida. La ma-
tarlos en que consiste lo llamado cómico. Lo ridículo se nera peculiar del género cómico ó mas bien el lado severo
adhiere al objeto ; pero lo cómico consiste en la represen- del mismo es la jocosidad. El jocoso vé y juzga las cosas por
tación que es producto del espíritu. Lo ridículo no puede un punto de mira enteramente propio, por lo cual tiene un
aparecer mas que donde predominan las desproporciones é aspecto original, absolutamente diverso del aspecto usual.
inconsecuencias ; y por tanto la representación cuando trata Este modo de considerar y representar las cosas se llama
de poner en ridículo á un objeto ó convertirlo en cómico, jocoso, y su particular proceder consiste en decir las cosas
debe abrazar en sí estas desproporciones é inconsecuencias. de tal modo que presentadas á la vista se contemplen y es-
Varias pueden ser las maneras y estilos de poner un objeto pongan trastornadas. Llamamos á la jocosidad el lado mas
en ridículo por medio de la representación ; pero siempre severo del género cómico, porque el jocoso muestra la nuli-
debe darse una desproporción é inconsecuencia. Nada hay dad de todo el positivo de la vida humana en contraste con
en sí menos ridículo que la vida doméstica; pero en la re- lo ideal; manifiesta cuan pequeño es en la grandeza de su
presentación puede ser puesta muyen ridículo trocando sus destino el hombre real, ó en la vasta estension del proble-
relaciones naturales y haciendo ejecutar al marido el papel ma que ha de resolver. Swift escribió reflexiones sobre una
de mujer y á la mujer el papel de marido. Con la estrava- escoba vieja, pues efectivamente en su tiempo dominó en-
gante implicación de las relaciones , se puede poner en ri- tre los físicos la pasión de hacer reflexiones sobre cualquier
dículo una cosa que por ningún lado lleva en sí el sello de leve fenómeno de la naturaleza, y exhalar suspiros. Rischter,
lo ridículo, como por ejemplo si un avaro es trasportado á famoso bajo el nombrede Juan Pablo, ha sido uno de los joco-
la situación de ser pródigo, ó un cobarde valiente. Esto sos mas originales. También pertenece aquí la ironía ó ala-
mismo puede ser conseguido por el singular rompimiento banza contrahecha, que consiste en presentar las faltas de
de las relaciones ó por la inesperada reducción de una gran un tercero bajo la inmediata apariencia del aplauso y elogio.
esperanza á nada: « Es un Lesbos de cuarenta años este vino que te brindo»,
decía í)amasipo á su huésped Cicerón , habiéndole de un
l'arluriunt motiles, nascelur ridiculus mus. vino malo, nuevo y agrio. Cicerón le contestó: «Efectiva-
mente tiene una vejez saludable y fresca. »
También la naturaleza confunde muchas relaciones en la También han sido determinadas de varios modos la idea
vida tan singularmente y las destruye de un modo tan ines- y división del género cómico. Vischer emprendió una crí-
perado y. peculiar , como si se anticipase al autor de la co- tica de las diversas acepciones de, lo cómico, y procuró al
media, y entonces la casualidad sustituye al poeta. La es- mismo tiempo determinar con mas exactitud su idea. En
periencia del último siglo ha comprobado reiteradas veces, general indica la relación de lo cómico con lo bello y su-
que de lo sublime á lo ridículo no hay mas que un paso. La blime en los términos siguientes: «Figurémosnos losdos mo-
representación como dibujo ó colorido del objeto debe siem- mentos de lo bello, la idea y la apariencia sensual en la
pre estar de acuerdo con la naturaleza del mismo, y si es imagen de un peso, cuyas dos balanzas contienen respecti-
común esponerle común, y si sublime, sublime; pues por vamente uno de estos dos momentos, de modo que podamos
el trastorno de esta relación ó por la contrariedad de la re- decir: en lo bello ambos platos están en equilibrio; y en lo
presentación con la naturaleza del objeto, este se deprime sublime la balanza que contiene el momento sensual es tras-
á la ridiculez. En esto consiste la esencia de la parodia y portada arriba; pero en lo cómico se venga, y el lado ideal,
del disfraz: aquella representa lo grande en pequeño, y este lo sublime es arrebatado á la altura por una evidente y sú-
lo pequeño en grande. Sirvan de ejemplos el asedio de Gi- bita impresión. »
braltar por los españoles, parodiado por Lichtenberg y la Para fundamento de la división en lo cómico, adopta las
Eneida disfrazada por Blumauer. tres actividades capitales del alma especulativa.: la intuición
En el mas alto grado de lo cómico se halla la caricatura. sensitiva, el entendimiento y el raciocinio, de donde nacen
En ella aparece el trastorno de lo ideal como idealidad del las siguientes diferencias. Lo cómico natural ó burlesco es
arte. No se crea por esto que la caricatura consista sola- el grado ínfimo que con razón se denomina el bajo cómico
mente en una voluntaria desfiguración de lo real, ó en una y en el cual amboslados del contraste no son contemplados
estudiada contorsión de la figura; al contrario, de hecho no mas que sensualmente. Lo sublime que aquí tiene lugar de-
pertenece al dominio del arte. Solo donde hay ideas hay pende enteramente de manifestaciones interiores y corpó-
arte, y como de los rasgos desfigurados debe emanar una reas, de modo que el elemento ignoWe con que se declara
idea, es preciso que estos rasgos tengan significado. Si la ca- es siempre absolutameale sensual. Hay sin embargo mu-
TOMO III. 15
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chas gradaciones en estos diversos cuadros. El representante muchos objetos que propiamente no convienen entre sí, una
de^lo mas elevado que puede efectuarse en este género es el cópula, un verbo ó predicado. Otros llaman con preferencia
bufón ó arlequín, que no es un simple estravagante sino á esta especie, agudeza reflexiva, y la definen por ser aquella
bellaco además, por cuanto tiene una fácil conciencia de su en que el raciocinio predomina y se espresa mayormente por
perversidad. Del manejo fantástico de este bajo cómico nace antítesis. La agudeza que versa sobre objetos de formas
el género grotesco, conjunto de cosas heterogéneas fantásti- puede sin duda también ser antitética; pues si por ejemplo
camente divertidas y frecuentemente con la apariencia de queriei.do añadir á un sugeto por comparación un predica-
estravagantes locuras. Deriva su noitnbre de la voz italiana do, se le presenta con claridad al mismo tiempo que se le
(¡rolla, gruta; porque al principio se hallaban en los apo- determina repentinamente con una forma, queda mucho me-
sentos de recargadas fábricas del orden comp\iesto, y en jor dibujada la propiedad contrapuesta: esta forma en tal
cuevas bajo tierra los'singulares y estraños géneros de pin- caso es un momento negativo y no positivo. La verdadera
turas y adornos arquitectónicos en que aparecían quiméri- agudeza de esta especie es sintética y consiste en ilustrar
camente confundidos genios, hombres y animales con fo- afirmativamente una idea mediante su atracción ó forma
llages y florones, que recibieron después el nombre de contemplable. Pero esta forma debe ser acorde solo en apa-
grotescos. Esta espresion mas tarde se trasfirió á otras artes riencia y en rigor discorde, no pudiendo establecerse ana-
y en especial á la música, danza y comedia. El arabesco logía alguna entre la forma y la cosa sin que el efecto có-
cuyo origen se atribuye á los árabes, concuerda en cuanto mico quedase perdido. En esto mismo se diferencia capital-
á su sígnifícado estético y naturaleza con el grotesco, dife- mente de la comparación esta agudeza de las formas.
renciándose únicamente en ser una confusión fantástica de Sobre el género cómico intelectual ó jocosidad y en tér-
flores, hojas y plantas. minos generales, Vischer se esplica del modo siguiente:
La caricatura pertenece también al distrito del bajo có- « La jocosidad se diferencia de las demás especies del gé-
mico , y suele darse este nombre á lo ideal trastornado. nero cómico precisamente en que ella sirve de fundamento
Dambeck añade esplícitamente: «Así como el artista en la á la comedia, al paso que las otras se limitan á esteriori-
seria representación de una idea se esfuerza por remontarse dades. Sus elementos y la voluníad del sugeto, tienen de
y tocar al grado mas alto posible de perfección, el carica- común con la jocosidad cierto carácter sublime por un
turista por el contrario, tiende á deprimirse en la imperfec- lado y estravagante aislamiento por otro y el sugeto con
ción hasta los limites mas distantes de lo estético, pero no festiva valentía los pone en contraposición. La jocosidad
con la desmaaada intención de perder lo ideal voluntaria- consta de los mismos elementos; pero en ella entran por un
mente, sino mas bien para burlarse de las condiciones de lo valor absoluto al paso que en las demás especies el que tie-
ideal con mayor energía por medio de aquel abandono. »Vis- nen es solo accidental y relativo. » Juan Pablo , que en el
cher en cierto modo se aparta de las ordinarias definiciones séptimo y octavo programa de los preliminares de estética,
de estas conocidas variedades del bajo cómico, cuando dice espone las mas delicadas observaciones acerca de la repre-
así: «El baile grotesco representa lo grotesco en el organismo sentación jocosa, distingüela en épica, dramática y lírica.
humano; las metamorfosis de los títeres lo representan en El entendimiento nuentras reconoce lo bello , toma el
los arbitrarios manejos de las figuras de la naturaleza y del nombre de sentido de la belleza. El entendimiento reconoce
arte, diferentísimas entre sí; la pintura en el confuso entre- lo bello independientemente de las inducciones, de una ma-
lace de los varios reinos de la naturaleza , como arabesco, y nera inmediata ó por intuición. Nadie á la fuerza admite
como caricatura en la satírica distorsión del cuerpo huma- por demostración un juicio acerca de la belleza de un ob-
no. » Lo cómico del raciocinio ó reflexión, la agudeza, la jeto; y todos desean poder reconocer por intuición el obje-
sublimidad que en estos se presenta , es de naturaleza abs- to, á fin de contemplar su belleza ú opuesta calidad. En
tracta é intelectual, y consiste precisamente en el desvane- consecuencia algunos han propendido mas á la idea de que
cimiento de la seriedad existente entre las percepciones del la sensacicm era el origen del conocimiento de lo bello.
encadenamiento intelectual. Vischer no sin fundamento opi- El conocimiento de lo bello constantemente va unido con
na que la definición común de la agudeza como una habi- una sensación de recreo, que es el estético; pero esta sen-
lidad para encontrar semejanza entre los desemejantes, debe sación ya envuelve el conocimiento de lo bello, siendo por
esplanarse en los términos siguientes: « La agudeza es una tanto una consecuencia de él y no su motivo.
habilidad de reducir á una sola cosa con prontitud sorpren- El conocimiento de lo bello está unido con la fruición que
dente , muchas percepciones que según su intiínseco valor es de una especie noble y espiritual, un recreo libre y des-
y la relación que guardan , son propiamente estrañas unas interesado que recibe propiamente el nombre de bello.
para otras. » También se aplica al sentido de la belleza el nombre de un
Juan Pablo ha diferenciado exactamente y caracterizado sentido que goza y se le denomina gusto. Este gusto sin epí.
las diferentes especies de agudeza. Vischer , siguiendo su teto es el que no puede ser confundido con el gusto del si-
doctrina, hace la siguiente división: « En la agudeza ó bien glo, de la moda ó de un pais; estos dependen de fortuitas
nos sorprende la contradicción en las percepciones que de- relaciones, variando por tanto según los diversos hombres
bemos juntar, de donde nácela antítesis en la síntesis, ó y tiempos; aquel.se funda en el entendimiento, y de consi-
bien la armonía éntrelas cosas contrarias, de donde nace la guiente es superior á todas las vicisitudes. Fundándose el
síntesis en la antítesis. La agudeza antitética introduce re- gusto en el entendimiento, que es facultad de todo hombre,
pentinamente en una serie de percepciones encadenadas, á nadie puede ser aquel negado. El recreo en lo bello, dice
una idea que destruye aquel encadenamiento ,derriba toda Kant, á todos puede ser exigido, y los juicios del gusto son
la serie levantada y la esperanza escitada se reduce en un generalmente válidos; pero no lo son tan generalmente,
momento á ilusión. La agudeza sintética enlaza en aparente pues el gusto pertenece á aquellas raras llores que solo de
armonía percepciones muy distintas y versa sobre objetos tarde en tarde se desarrollan en el seno del espíritu huma-
que tienen forma ó sobre objetos que carecen de ella. La no, y prosperan bajo un favor privilegiado.
agudeza sobre objetos que carecen de formas, se funda prin- La aptitud para el recreo en lo bello, no existe á igual gra-
cipalmente en la posibilidad de emplear con igualdad y para do en todo hombre y se le adapta lo mismo que Aristóteles
31 115 i€
decia de la virtud, que consiste en el buen medio entre ios y deudos de Dios á los distinguidos inteligentes en la natu-
dos estreñios, ni escesivamenle muclio, ni escesi va mente raleza y bellas artes.
poco. Aquel á quien el cielo ha concedido en competente Todas las artes en su esencia se reducen á una sola cosa,
grado la aptitud para el recreo en lo bello, comprenderá pues todo artista por cuyo órgano aquellas nos hablan, debe
con pleno rendimiento lo verdaderamente bello; y en se- estar poseído de un espíritu creador , ser un genio ; y sus
guida quedará poseído de estético recreo y á veces de pas- obras alcanzan el premio de las artes ó el título de bellezas,
mo. La demasía de esta aptitud cuando es escesivamente únicamente cuando han nacido de semejante espíritu como
mucha, consiste en la estremada sentimentalidad , en la ter- productos del genio : dánse artes solo donde hay genio. El
neza de la sensación , y la demasía de la misma , por es- dictado de poesía pertenece á la música , á la pintura y ar-
cesivamente poca, consiste en el embotamiento de la propia quitectura con la misma razón que á las composiciones líri-
sensación, de lo cual suministró un ejemplo el corpulento cas, épicas y dramáticas. El músico,el pintor y el arquitecto,
inglés que cita Winckelmann , refiriendo que ninguna señai deben ser poetas como el lírico, el épico y el dramático , si
de vida dio mientras en el coche le hacia conversación acer- es que sus obras hayan de adquirir un nombre en el mundo
ca de la belleza del Apolo de Belveder y de otras estatuas de las artes. Sin embargo, varía, se multiplica al infinito
de primer orden. El estómago, decia Catón, no tiene oí- la manera como se patentiza en el mundo humano este es-
dos. píritu creador y único de las artes. Manifiéstase de una ma-
Es característico del gusto q>ie á la manera de los senti- nera por ejemplo en Miguel Angelo, de otra en Rafael, de
dos morales, no reciba tanta cultura de las reglas como por otra en Ticiano , de otra en Correggio, etc. Por tanto, las
el ejercicio con las puras fruiciones de las bellas y sublimes obras de cualquier verdadero artista representan un mundo
obras de la naturaleza y del arte. Todo lo que se funda en propio, diverso del de todos los demás. No obstante, si
una disposición natural, ya en sf tiene sus reglas y no ne- atendemos nuevamente á las formas con que las artes re-
cesita recibirlas de fuera ; pero aquella disposición debe ser presentan sus ideas , podremos referir sus obras á determi-
escitada , y solo por medio del ejercicio puede remontarse nadas clases y dividir las artes mismas en grupos determi-
á la energía y libertad. También en calidad de sentido mo- nados.
ral, el gusto ó sentido de la belleza puede recibir una direc- Si á las artes fuese inherente no mas que tal ó tal forma
ción viciosa , ó quedar enteramente oprimido por una mala ¿cuántas bellezas se nos habrían ocultado? El juicio final de
educación, por la preocupación de la autoridad y de la mo- Miguel Angelo, cuadro (le mas de noventa figuras, es una
da, por la ciega prevención , por el espíritu de partido, por obra maestra de pintura, pero impracticable por el arte plás-
propensión á la singularidad , por el lujo desordenado , por tica. El colosal Júpiter de Fidias es contado entre las primeras
la miseria , por un despotismo vejatorio y etc. obras de la plástica ; pero como pintura nos habría hecho
Las perfecciones del gusto consisten en la corrección , fi- la impresión de un monstruo. En rigor , toda obra del arte
nura y variedad. El gusto correcto reconoce lo propiamente debe patentizarse como una cosa infinita ; pero esta cualidad
bello en su realidad ; el fino reconoce además de lo evidente de iníinito no puede estar contenida mas que por la ¡dea.
y sobresaliente lo reservado y oculto , y al lado de lo bri- Las ideas pues son de naturaleza inmaterial, y por tanto de-
llante descubre los defectos pequeños. Al gusto correcto y ben tomar una forma sensual como todo lo que haya de
fino se contraponen el falso y el rudo. Este encuentra be- entrar en el mundo de los sentidos. Las formas del mundo
lleza solo en aquello que impresiona de un modo fuerte á sensual son el espacio y el tiempo; y de consiguiente las
los sentidos como en el bajo cómico , las farsas , por ejem- ideas deben ser representadas en las artes ó bajo la forma
plo ; aquel solo se adhiere al esterior y encuentra belleza del espacio , ó bajo la del tiempo. ó bajo ambas formas
únicamente en lo hinchado y florido , ó imitado de la natu- combinadas entre sí: en esto se funda la división de las arr-
raleza. ¿Cómo se ha de reputar por ideal de belleza aquel tes en formadoras, habladas y teatrales.
retrato de viejo en quien no se descubre pelo de barba ó al Las artes formadoras representan sus ideas bajo la forma
guna arruga espresada en su rostro, ni en general, si la del espacio , que por su naturaleza es ilimitado; pero toda
realidad está imitada hasta la ilusión? El gusto demuestra obra del arte como objeto de contemplación, debe ser limi-
variedad si se estiende á toda especie de belleza en el vasto tada ; y por tanto, el espacio no puede servir de forma á este
dominio de la naturaleza y de las artes. Al gusto variado y género de artes sino en tanto que se halle limitado; de es-
estendido , se contrapone el uniforme y limitado , que se tos límites nacen las figuras. Así pues, las artes formadoras
muestran capaces de juzgar y disfrutar solo en una deter- representan figuras y se dirigen al sentido de la vista. Los
minada especie de objetos estéticos. antiguos no sin fundamento llamaron poesía muda á las ar-
El gusto rompe desde luego los lazos que anudan el co- tes formadoras; pues ellas, lo mismo que la poesía, repre-
razón y las inclinaciones del hombre con lo sensual, y le sentan ideas cuyo origen es un espíritu exaltado ; pero no
conduce por una florida cadena de puros goces á un mundo esprésan estas ideas como la poesía por medio de un len-
elevado. Cuanto mas escitado y cultivado es el verdadero guaje viviente, sino por figuras como la silenciosa natu-
gusto en el alma de un hombre, tanto menos dispuesto que- raleza ; y para espresar las mismas figuras, se valen de las
da á los disfrutes sensuales, y halla satisfacción únicamente ideas no habladas ó actitudes y gesticulaciones. Las mismas
en la gozosa contemplación de las obras que han sido inspi- figuras que engendran las artes formadoras para la espre-
radas por un espíritu superior y divino. Las artes dima- sion de sus ideas , ó tienen solo la apariencia corpórea , ó
nan de Dios; y el sentido de la belleza ó gusto, embebe el son formas reales de cuerpos; y en este caso, á ejemplo de
corazón humano en lo divino. Aquel en cuya alma es inci- las obras de la naturaleza, ó son figuras de cuerpos orgáni-
tado este sentido, se entrega con un amor dilatado é indivi- cos, ó de inorgánicos. De aquí se origina la división de las
sible á la contemplación de lo elevado; su espíritu se re- artes formadoras en pintura, escultura y arquitectura.
monta sobre lo terrestre , salva los límites de lo sensual, se La pintura es la primera entre las artes que hacen figu-
••egocija con lo divino , y á ello se adhiere fuertemente. Si ras, aunque las presenta solo con la apariencia de corpó-
los antiguos griegos llamaron á los artistas hijos y favoritos reas. Esta corporeidad aparente es conseguida en la pintura
de los dioses, también podremos apellidar nosotros amigos por medio de la distribución de la luí y de las sombras, de
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los colores claros y oscuros que sirven á la pintura como brio de las partes en virtud del cual ninguna de ellas se sin-
medios de representación. En las figuras que salen de ma- gulariza por significar mas que el conjunto , espresado por
no del pintor, ha desaparecido toda corporeidad y quedado cada parte de un modo que le es adecuado. El Torso de
no mas su apariencia; la masa de tierra es empapada de una Hércules es un ejemplo de la espresion del conjunto por
materia etérea, luz y color que son en la naturaleza vi- partes aisladas, y en que estas sirven como representantes
sible el verdadero espiritual, el ideal: no hay por tanto fi- de aquel. Cada parte de este cuerpo manifiesta de la manera
guras tangibles ni palpables, y la pintura solo produce correspondiente á su naturaleza el héroe todo, de suerte
cuerpos iluminados ó etéreos. En la pintura las figuras no que Hércules aparece igual en cualquiera de sus particulares
existen por sí mismas, y ni siquiera serian objetos del arte hechos que ento das sus empresas. La considerable fuerza de
sin la mediación de otra cosa, de lo espiritual, cuya espre- sus hombros, recuerda que sobre ellos ha descansado como
sion han de ser, porque la forma no es bella sino en virtud sobre dos montañas todo el peso de la zona celeste. Este
de la idea que le anima. Un cuerpo etéreo puede ser vesti- poder de los hombros indica cuan fuerte era el brazo que
menta solamente de un alma etérea. Por tanto , la pintura degolló el león del monte Giteron, ató y se trajo el cancer-
debe comprender y representar bajo un bulto regado de luz vero. De gran tamaño se agrega el pecho; soberbia es la ele-
la vida ideal ó mística de un alma celestial, que retirada de vada redí^idez de su bóveda y en ella manifiesta que seme-
todo lo corpóreo y terrestre , hállase absorta en la divini- jante pecho debe haber sido aquel contra el cual fueron
dad , existiendo como un fervoroso amor, como el ardiente aplastados el gigante Anteo y el tricorpóreo Gerion. Por la
deseo de lo infinito y de los dones divinos: solo e«tas ideas solidez de sus caderas se infiere que el héroe jamás vaciló ,
son objeto adecuado á la pintura. Una completa corporeidad ni se tuvo que encorvar. Su muslo y sustentadora rodilla ,
seria una cubisrta demasiado ruda para la esencia etérea de dan una idea de las piernas que nunca se cansaron en sus
un alma celestial, y haria perder la armonía de lo interior dilatadas romerías, persiguieron con pies de bronce al cier-
con lo esterior, que es la suprema ley de toda forma artís- vo y le dieron alcance, etc.
tica. Es preciso pues, que retroceda la corporeidad absolu- La tercera condición del dibujo es la noble sencillez, por
ta, y se convierta en apariencia á fin de que presentándose la cual se aproxima al ideal y á la espresion de lo grande.
la luz y color, verdadera espiritualidad de la Naturaleza, Para ello es sacado únicamente lo esencial y capital y re-
quede comprendida en sí la vida mística de un alma celes- presentado con grande corrección y energía, sin hacer mas
tial y representada bajo una forma congruente. que indicar lo accidental. Si lo accidental es sacado con
.Si la religión griega fué notablemente propicia para la igual esmero que lo esencial, lo casual igualmente que lo
escultura, la religión cristiana lo ha sido en gran manera indispensable, apareciendo todo tratado y dirijido con el
para la pintura. También demuestra la historia que la pin- propio fervor artíitico, lo esencial é indispensable se hacen
tura no ha podido llegar á su complemento sino por medio menos notorios, la energía del objeto no tan visible, el ob.
de la religión cristiana. Ella derrocó el imperio de la sen- jeto mismo pierde su carácter propio y por toda la pintura
sualidad, pregonó la caducidad de todo lo terrestre y alargó se difunde una frialdad é indeterminación que no dejan ad-
mas allá de la tumba el blanco de todos los deseos y esfuer- mirar sino la apasionada aplicación é invencible paciencia
zos humanos. En consecuencia fueron escitados por primera del artista. Infelix operis summa. De este defecto apenas han
vez en los pechos humanos los sentimientos de abnegación sabido preservarse grandes artistas, como Denner por ejem-
de todos los goces terrestres, de amor fervoroso ó ardiente plo y la escuela flamenca. En la figura humana la mayor
deseo por lo infinito, y de entero rendimiento á su voluntad, fuerza está en las articulaciones y músculos movidos ; y no
con lo cual fué introducida en el mundo sensual, una vida es mas que accidental el ropaje y contornos de esta figura :
celestial ó de verdadero espíritu. Esta vida llegó á su mas de consiguiente no mas que lo primero debe ser presentado
elevada cumbre en la Virgen Santísima, quien suministró á con precisión y energía ,.y todo lo restante como de menor
la pintura una idealidad desconocida de los antiguos. importancia, debe sustraer un lijero trabajo de la atención.
El dibujo es el fundamento propio de la pintura y con- Muy al contrario se mostró la manera de Denner, quien
siste en la representación de los cuerpos según sus contornos jamás omitía el hacer visible hasta el bozo y aun las mas
esteriores. No hay verdadera pintura si el dibujo es descui- delicadas venitas de la piel. La escuela flamenca llevó á tal
dado, porque la mayor energía se cifra en ¡a forma del estremo este empeño, que hasta el vello y poros de la piel
cuerpo, y esta depende principalmente del dibujo. Pero el mirados con un lente correspoadian al natural.
dibujo ha de ser correcto, las proporciones de las partes con La sencillez del dibujo no escluye en manera alguna el
especialidad en su ancho deben ser exactamente observa- agrado que debe presidir á la pintura, con mas motivo
das, sin que el ojo pueda descubrir la menor falta. Además siendo esta un arte formadora, dirigida á la vista, por cuyo
el dibujo puede dar solamente una perspectiva de la forma único sentido llega hasta el raciocinio. El dibujante con
de su objeto y á la corrección corresponde una representa- esta mira debe evitar todo lo que produzca una impresión
ción de la forma tal como aparece al ojo desde el determi- desagradable á la vista, y todas las figuras que son repeti-
nado punto de vista. Pero la forma aparente de un objeto das, con especialidad las líneas rectas por espresarse en ellas
varía según su relación con el espacio, situación, distan- una aspereza y rijidez que ofenden á la vista : en los con-
cia, etc. Y por tanto , para que un dibujo sea correcto exí- tornos nada habrá duro ni anguloso ; todo ha de ser redon-
gese al artista la puntual observancia de estas relaciones. do y de una recíproca íluidsz. Mengs decia de Correggio
La segunda y mas elevada condición del dibujo es la ar- que habia evitado todo ángulo. Sin embargo, no se diga
monía. Toda obra del arte debe ser un conjunto indivisible por esto que las líneas rectas hayan sido desterradas de los
concebido espiritualmente, debe ser una idea ó pensamiento límites de la pintura. Esta constantemente debe proponerse
complexo que domine y se patentice en el conjunto. Eu el agrado ; pero sin sacrificarle la eseneialidad, ni la regu-
esta idea única por tanto es preciso que los miembros del laridad de su fin. Los contornos siempre han de ser pro-
cuerpo sean igualmente divididos, á fin de que cada uno porcionados «1 carácter del objeto , y siendo las líneas rec-
haga visible la idea de una manera uniforme y correspon- tas apropiadas para la verdad, ó sirviendo como símbolos
diente á su naturaleza. La armonía consiste en este equili- de las ideas, tienen indudablemente aplicación. El dibujo no
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presenta mas que los contornos, ó como el esqueleto del que se verifica por reflexión. Con todo esta regla tiene sus
cuerpo, que después de adquirir por los colores la carne y limites; y de dos objetos que se encuentren aproximados
vida aparentes, es un conjunto lleno de vida y alma. El solo aquel que brille con el color mas claro y esplendoroso,
colorido por cuyo medio el dibujo se convierte en pintura , producirá este efecto en los colores del otro comunicándole
es una parte tan esencial del arte y un elemento tan cons- el brillo del suyo aunque sin recibir de él ninguna modifi-
titutivo como el dibujo. Hay ciertamente en el color un cación particular. Un vestido encarnado ó de color de rosa,
atractivo no menor á veces que el emanado de la belleza de y mas todavía un quitasol del mismo color, prestará al sem-
las formas. blante del que lo lleve un resplandor rojizo, pero sin reci-
La condición esencial que por el colorido se impone á una bir nada en retorno del color de la carne. Por razón de la
pintura, consiste en la armonía de estos colores. Su unifor- reverberación , exígese al pintor que conozca exactamente
midad repugna á la manera que en la música la constante esta mutua influencia de los diferentes colores.
repetición de un mismo tono ; y los colores contrastados son La magia peculiar de la pintura estriba en el claro-oscu-
igualmente tan insoportables como los tonos discordantes en ro, cuyo nombre ya dá ima idea del efecto, é indica que
la música. Es preciso pues que haya variedad de colores en en él no dominan solas la luz ni la sombra, los colores cla-
la pintura, y unidad en esta variedad para que el conjunto ros ni en los oscuros, sino una combinación de ambas co-
haga una impresión armoniosa. sas. La ley general del claro-oscuro es que la luz y las som-
Varios han sido los procederes con que diferentes artistas bras, los colores claros y los oscuros, se realcen ó moderen
han tratado de conseguir la armonía de los colores. Correg- recíprocamente, pues también el perfecto manejo del claro-
gio la buscó en la insensible degradación de la luz y de la oscuro se funda en el arte de fortificar ó debilitar por me-
sombra y en la suave transición de la una y de la otra; dio de colores locales claros ú oscuros, la luz y las sombras
Ticiano en las medias tintas, y Rembrandt en un color do- en donde quiera que predomine su necesidad.
minante, por cuyo medio cada uno de los colores claros El claro-oscuro es verdaderamente la varita de virtud
perdia un poco de su fuerza. En toda pintura debe reinar con que el pintor efectúa sus principales maravillas, pues
un color capital que modera el brillo de los colores ó la por medio del claro-oscuro no solo es posible dar aparien-
fuerza de la luz, y los determina en un cierto grado : á este cia de elevación y hondura á los planos, ó apariencia de
grado de fuerza en los colores se denomina tono. Por la uni- corporeidad, sino también producir todos los efectos ima-
formidad del tono general de los colores en una pintura, es ginables de luz, como por ejemplo suavidad graciosa ó cla-
producida en su variedad una concordia, que no dejando ra , iluminación moderada , reverberación deslumbran-
sobresalir color alguno aislado, hace que todos á pesar de te , etc. De la modulación del claro-oscuro que constituye
su variedad, nos originen la impresión de un solo color en lo en la pintura la aparente prominencia de las figuras, depen-
cual consiste la mas sublime armonía. de en gran parte la ilusión de profundidad que el pintor se
El tono de la pintura , como el de una composición mú ve precisado á dar á sus planos; pues un objeto cuanto mas
sica, es determinado por el carácter del objeto que se repre- se aleja de la vista, mas pierde su redondez ó prominencia,
senta, al cual debe ser proporcionado. La espresion de las aparece cada vez mas achatado , hasta que por fin es visto
sensaciones de un género suave exige una manera de tonos como un perfecto plano. La pintura no puede representar
blandos, y la de los fuertes una manera de tonos duros. De realmente como en sí son las figuras corpóreas, no hace
esta suerte seria estravagante representar por ejemplo las mas que darles la apariencia de corporeidad , es el arte de
escenas trágicas de un funeral con colores alegres y be- las apariencias. Sin embargo, en un cuadro no ha de dife-
nignos, y por el contrario las alegres escenas de un triunfo, renciarse la apariencia de la realidad , y deben aparecer las
con colores severos. Una esposicion triste exije los colores cosas como realmente están formadas. En la pintura con-
serios ó de un tono que á ella corresponda y sostenga la im- curren pues á la vez la apariencia y la verdad constituyendo
presión del asunto, mientras que una esposicion graciosa perfectamente una sOla cosa: esta apariencia en la pintura, es
hace indispensable también la amabilidad en el tono, así co- preparada y conseguida por el claro-oscuro. El claro-oscuro
mo los colores insinuantes y amenos : de lo contrario el sig- en la pintura es manejado de dos suertes : ó como condición
nificado de la cosa perecería con sus señales ó colores. Cada de la verdad ó por razón del mismo claro-oscuro. Es posible
objeto tiene su color propio que sufre variadas modifica- gustar de la apariencia en el grado que se puede exigir á la
ciones según su mayor ó menor distancia del ojo. De aquí verdad, y también por razón de la misma apariencia. Los
nace el color local que no es propio y sí aparente en el ob- antiguos manejaron el claro-oscuro como condición de la
jeto, dependiendo de la mayor ó menor distancia del mis- verdad, usándole únicamente en cuanto era indispensable
mo. Hasta el aire que se halla entre el órgano de la vista y para la fiel imitación de un objeto real de la naturaleza, ó
el objeto, tiene su color propio, que es un tinte azulado , usándole como un requisito de la verdad natural, de don-
por cuyo medio los colores naturales de las cosas inevita- de nació también el estilo de los antiguos marcado por el
blemente han de ser alterados, y á cierta distancia lo serán rigor. Los modernos no manejan el claro-oscuro como un
en tales términos, que aparezcan diferentes de lo que son en medio ó condición de la verdad natural, sino de un modo
realidad. Alejado de la vista el color de un objeto pierde su absoluto, con relación al mismo claro-oscuro, haciéndole
vivacidad , y á proporción que aumenta la distancia va per- independiente y representándole en sí y por razón de sí
diendo hasta su propiedad , que al fin se estingue de todo mismo, de lo cual ha provenido también el estilo de los mo-
punto , y el objeto revisto el color universal del aire. Estas dernos redundante en amenidad y gracia. En la primera
modulaciones de los colores propios, sirven en la pintura pa- suerte de manejar el claro-oscuro hiciéronse famosos entre
ra mayor ostensión de visualidad ; pues no siempre ha de los antiguos. Apeles pintando el caballo de Alejandro con ilu-
representar sus objetos á una distancia igual, sino á veces en sión tan sorprendente que se le creía en el instante mismo
diferentes grados de lejanía. de comenzar el relincho; Zeuxis conocido por sus uvas que
Si objetos de muchos colores concurren unos junto á otros venían á picar los pájaros; su rival Parrasio, cuya cortina
en grupos, estos colores diversos influirán entre sí y efec- Zeuxis quiso descorrer; y entre los modernos Rembrandt,
tuarán por tanto la multiplicidad de sombras: tal es el color con cuya doncella querían hablarlas vecinas. En la segunda
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suerte de manejar el claro-oscuro, se distinguió Correggio. que las figuras sean dispuestas de tal modo , que aparezcan
Por su famosa noche de la galería de Dresde se ha hedió como un todo indivisible, esto es, que despierten una re-
inimitable: hay en ella un colorido ideal que cautiva con presentación principal única, que sea la idea determinada,
fuerza verdaderamente mágica las miradas del espectador. y no una representación común. Para escitar la idea deter-
El dibujo, colorido y claro-oscuro, son los medios principa- minada, es preciso además que cada figura suelta sea re-
les con que la pintura reviste de indecibles encantos sus presentada en su relación con el todo y con las restantes y
obras; y ninguno de ellos puede ser descuidado en un cua- que conformes á estas relaciones, no salgan exageradas ni
dro si ha de tener títulos á la belleza; mas no por esto los deprimidas, pues en tal caso la esposicion del conjunto que-
hallaremos nunca con igual ventaja en un mismo cuadro , darla embrollada, y la idea representada algo menos ó ab-
y siempre veremos alguno de aquellos requisitos dominar solutamente nada conocida. La figura capital debe sobresa-
con superior perfección á los demás. lir preferentemente; pues en conociendo esta, el sentido del
En toda pintura como obra de arte sirve de fundamento cuadro queda descifrado. La figura capital toma por tanto
una idea determinada, porque no hay belleza sino donde en el cuadro el lugar mas significativo, que es el medio;
existen ideas. Para hacer visibles las ideas que sirven de pues donde hay dos lados como sucede en un cuadro, hay
fundamento á una pintura, se requieren espresion y com- también un medio que sea significativo. No quiere decir esto,
posición: la espresion se atestigua en la representación de que haya de ponerse exactamente, bajo proporciones geo-
una sola figura y la composición en la de muchas. Figuras métricas en el medio, porque la simetría en un cuadro no
sin espresion, vienen á ser como sombras inanimadas, sin depende de la equivalencia formal, sino de la calificativa. La
valor estético, ni significado alguno. Toda figura en un cua- figura capital recibe además la principal luz, aunque también
dro necesariamente debe patentizar en sí una idea si es que el lugar de ella puede ser ocupado por una densísima som-
haya de mirarse como objeto artístico. Esta manifestación bra, y entonces depender de esto el significado de la figura
de las ideas por el aspecto esterior de la figura , su mirada , capital. Seria un absurdo hacer sobresalir con fuertes luces
semblante, actitud y continente general, es lo que se llama á un moribundo aunque fuese también la figura capital: lo
espresion, requisito de que no es posible desentenderse en que atañe á la muerte , debe ser rodeado de oscuridad, y
una pintura. Pero la espresion como patentizacion ó visibi- esto ya fué tenido en consideración para el Graco moribundo
lidad de una idea, hace indispensable la exacta observancia de Lebrun. Finalmente, la figura capital se adelanta y hace
del modo de mirar tanto por lo relativo alcarácterdelaidea, notable por su sitio y perfección; y las restantes figuras se-
como por la diferencia de sexo, edad, clase, etc.; pues un rey gún convenga, deben presentarse en cierta gradación.
se presenta de muy diferente manera que un hombre vulgar, En sitio, color, iluminación y espresion, á la figura ca-
y la pena de un fuerte ánimo varonil, se manifiesta de muy pital sigue aquella que tiene la inmediata significación ma-
diverso modo que cuando penetra la débil alma de una mu- yor, y por este orden la ejecución de la pintura se adapta
jer. Eufranor, según Píinio, pintó de tal suerte á Paris, que en las relaciones de las figuras á su significado. No es indi-
á la vez se reconocía en él el juez arbitro de la belleza, el ferente en la reunión de las figuras en grupos la relación de
raptor de Elena y el matador de Aquiles. su número. Las figuras regularmente deben ser agrupadas
La composición se refiere á la representación de una mu- en forma de una pirámide, ó por lo menos que domine este
chedumbre de figuras, y consiste en disponerlas conformes carácter, lo cual exige un número impar de figuras. El nú-
á la idea que representan. El principal conato en la compo- mero par produce un estado de sosiego en la actividad del
sición , debe encaminarse á la analogía y claridad : aquella alma á consecuencia de su complemento, y el número im-
se alcanza por medio de la simetría, y esta por la distribu- par mantiene el alma en eretismo y actividad. Según Pitá-
ción de los grupos. La simetría se refiere á las dos mitades goras, el número par no tiene mas que un principio y un
de up objeto, y consiste en la equivalencia de ambas. Toda fin: por ejemplo: 4 = 2 + 2 ; pero el impar tiene principio,
pintura puede ser comprendida como formada de dos mita- medio y fin: por ejemplo: 5 = 2 + 1 + 2 . Por tanto, el i^npar
des, y la equivalencia de ellas caracteriza el cuadro bello; es la armonía perfecta, y de consiguiente símbolo de lo bue-
pero estas'dos mitades se sostienen en equilibrio si la suma no y de lo perfecto ; así como el par, no admitiendo en sí
de sus figuras está igualmente repartida entre una y otra, ó armonía, es símbolo de lo malo é imperfecto.
por lo menos de modo que en un lado no redunden las figu- Si la naturaleza de la idea representada exige que las
ras y en el otro se haya dejado un vacío desproporcionado. figuras deban ser repartidas en muchos grupos, no debe
Por el arte de agrupar se imprime claridad en el cuadro, tampoco dejar de conocerse la refacion de los grupos mas
y se facilita al espírilu contemplador la adivinación del distantes con el objeto capital, y cada grupo ha de repetir
sentido del cuadro. El arte de agrupar consiste en que las en sí la imagen del conjunto. En cada uno de ellos hay tam-
partes aisladas que en su aislamiento ya son esenciales y bién partes principales en el sitio mas visible, y proporcio-
constituyen por sí un todo, sean puestas en tal armonía, que nalmente sobresaldrán los objetos accesorios, que son ma-
juntas formen un todo mas grandioso. El pintor de histo- nejados para sus mutuas relaciones, siendo establecidos
ria, por ejemplo, que para representar sus asuntos necesita donde mejor efecto hagan por conveniencia particular. Se
de muchas personas, no las espone sueltas ni confundidas han citado las uvas como obra maestra de agrupamiento ;
entre sí, sino que las reúne en diferentes parajes distribu- pero en verdad no pueden servir de modelo ni de símbolo
yéndolas en masas acá y acullá, y haciendo lo que se lla- para el arte de agrupar; pero así como en las uvas todas las
man grupos. Con esta disposición de las figuras, se introduce ramitas hasta las mas pequeñas están en una dependencia
en el cuadro la claridad; y puesto el ojo en reposo no pue- del palo principal, lo mismo que si estuvieran atadas por
de menos de entregarse á la síntesis de las figuras, y por fuera con una cinta , formando de esta suerte un conjunto
consiguiente, descifrar el sentido del cuadro. Pero para que cerrado, por igual estilo todos los grupos aun los distantes,
por la reunión de las figuras en grupos se introduzca la cla- están en una necesaria relación con el objeto capital y de
ridad en una pintura y se ponga al alcance del raciocinio manera que parecen un todo indivisible.
por medio de los sentidos la idea representada, es preciso
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Ueciierdos históricos sobre la antigüedad griega v romana.


II.

Comidas. — Daimon. — Educación.


\° ENTRE LOS GRIEGOS. La diferencia que se notaba en el consigo los suyos. La dirección y vigilancia del todo la t e -
lujo de la mesa entre las diversas cepas griegas, caracteriza nia un esclavo inteligente en la materia.
perfectamente su estado de cultura. Mientras que los espar- En tiempos mas antiguos, la comida era sencillísima;
tanos no buscaban en sus sysátios (comidas en común], mas pero mas adelante se estremó el lujo de la mesa de un modo
que la satisfacción de la necesidad corporal, la cultura mas increíble. El plato principal, sobre todo para las clases no
fina y sensual de los beocios, les hacia encontrar una gran acomodadas, era una especie de gachas, pan y legumbres,
fruición en una comida regalada, al paso que entre los grie- malvas, ensalada, coles, habas, lentejas, cebollas, etc.;
gos de Sicilia alcanzó la mesa un acicalamiento extraordi- enseguida platos de carne de cordero, de cabra, tocino ; y
nario. Los griegos hacian tres comidas diarias: 1.° £1 des- finalmente pescado, que era el plato mas importante. Tam-
ayuno, que consistía en pan mojado en vino puro ; %.", la bién comían caza. La comida diaria era preparada por es-
comida que solia verificarse probablemente á mediodía ; y clavas bajó la dirección del ama de la casa. Cuando se tra-
finalmente 3.°, la comida principarla comida que correspon- taba de dar un banquete sonado, alquilaban ordinariamente
día á la ccB/io romana, que se efectuaba por la tarde, aunque un cocinero; los cocineros sicilianos eran los mas reputados.
no es posible determinar la hora. El mismo número de co- Cada convidado solia tener su mesíta. Después de comer ,
midas se encuentra ya en los tiempos mas antiguos, aunque quitaban las mesas, se barría el suelo, traían agua y poma-
sus nombres no concuerdan con los de los posteriores. La das, y muchas veces guirnaldas, y con el jarro una especie
cena, ó la comida á la francesa, como diríamos ahora, era, de jabón ; á lo que seguían Jas libaciones con la fórmula
como comida principal, la hora de la sociabilidad, ora se ordinaria. Luego traían los postres que consistían en frutas,
tratase de un banquete con motivo de algún sacrificio (los sal, sin duda para mover la sed, y diversas pastelerías,
banquetes públicos del pueblo se llamaban «^«irs;, y en ellos queso, de Sicilia sobre todo, y bollos. Con los postres em-
recibía cada cual su pitanza) ; ora de una fiesta de familia pezaba Ja bebida, avivada por los chistes y la jovialidad, la
(natalicio , marcha, regreso de un amigo, etc.); ora fuese música y el baile, y con dichos agudos, según se echa de
un festín hecho á costas de todos los convidados, que con- ver por el Simposion de Platón, aunque los profundos con-
tribuyesen con su dinero ó con platos preparados; ora con- ceptos y la forma perfecta de la conversación de dicha obra,
vidase un solo individuo á sus propias costas á sus amigos. no nos permiten suponer que representase un cuadro fiel y
La invitación se hacia el mismo día en que se daba el ban- al natural de aquellos festines. £1 principal objeto del sim-
quete. También eran bien venidos los no convidados, según posion era la bebida. £ntre las mejores clases de vinos de
se Ve por aquel pasage de Platón en que Sócrates lleva ijrecía, tan famosa ya bajo este respecto, se citaban los de
consigo á Aristodemo al festín de Agathon, el cual se es- Tásos, Lémnos, Naxos, Pramnos, y sobre todos el de Chio.
mera en agasajar al no-convidado. Pero, como no podía También mezclaban varias clases de vinos, y á veces echa-
menos de suceder, abusábase muchas veces de esta hospi- ban al vino sustancias estrañas, como especias, miel, etc.
talidad, por los parásitos sobre todo, que se hacían un mo- Generalmente bebían el vino aguado, ya caliente, ya he-
do de vivir de presentarse en mesas bien servidas, cuando lado , ya refrescado con nieve. £1 beber el vino puro, era
eran jóvenes los que daban el banquete , y que procuraban tenido por grosero ó bárbaro; y hasta la mezcla con agua
hacerse hasta cierto punto necesarios haciendo reir á los por partes iguales, se consideraba demasiado fuerte. Pero
circunstantes, ya á costa agena, ya á costa propia; ó ha- tío siempre la mezcla llevaba la misma proporción. Hacíase
ciendo el papel mas ruin de aduladores, como el Arlotrogo la mezcla en vasijas al intento, de las cuales la sacaban des-
oel Miles gloriosus de Plauto; ó haciéndose servicíales. Exi- pués para verterla en las copas. La dirección del simposion
gía el buen parecer que los convidados se presentasen ves- corría á cargo de un individuo de la compañía, nombrado
tidos con decencia, y hasta con pulcritud. Comían recosta- presidente, ya por elección, ya por la suerte; este era quien
dos, ordinariamente dos personas en un cojín , apoyando el determinaba la mezcla del vino, dirigía la diversión é im-
OTízo izquierdo en el almohadón que tenían á la espalda, ponía castigos, los cuales solían consistir en tener que vaciar
dejando' libre el derecho. Ordinariamente el que daba el el penado de una tirada una gran copa de vino. Sazona-
banquete señalaba á los convidados los puestos; el de distin- ban la conversación preguntas chistosas, enigmas, acerti-
ción era, al parecer, el lado del anfitrión. Antes de comer, jos y algunos juegos ó pasatiempos. El que no resolvía el
les quitaban los esclavos el calzado, y les lavaban los piés; tema que.se Je proponía debía, en castigo de su torpeza,
en seguida presentaban agua en palanganas para lavarse l¿s beber una copa desmedida. También tenían que beber los
manos, con una toballa, operación que se repetía después convidados brindando unos á otros y siguiendo el turno,
de comer. Como no usaban cuchillos ni tenedores, dícest que venia de la derecha. A veces realzaban la función la
de los golosos que se encallecían las manos contra las que- aparición de mugeres flautistas y representaciones mímicas.
maduras, ó llevaban guantes para poder llevar á Ja boca los 2." ENTRE LOS ROMANOS. Aquí hemos de tomar en cuenta
manjares calientes. Las cucharas eran generalmente de ante todo la diferencia de los tiempos, ya que las comidas
metal. No tenían manteles ni servilletas ; pera se limpiaban ó festines fueron subiendo de la sencillez mas parca á la
las manos con miga de pan. El servicio de la mesa corría á prodigalidad mas desatinada. En los tiempos mas antiguos,
cargo de esclavos ; y muchas veces llevaban los convidados aparecen como plato general unas gachas, ;>«/*', deespelta.
120 X
far , ador, que siguieron usándose por los pobres, cuando ben á los dioses sus súplicas y plegarias, y bajan á la tierra
ya los ricos no se acordaban de ellas. Comian también ver- los dones y mandatos de los dioses. Cicerón traduce esta
duras, oíero, y legumbres, ZejMmma, pero poquísima carne. palabra por lares. Para losfilósofosposteriores, eran los daí-
Las comidas se distribuyeron después por este orden: el mones sobre todo las almas de los difuntos, manes, lému-
jenlaculum era el desayuno; la hora no estaba determinada; res. Para los escritores eclesiásticos, vino á significar esta
consistia en pan condimentado con sal ó especias, pasas, palabra el espíritu malo, el diablo, de donde demonio.
aceitunas, queso, etc., ó leche y huevos. El prandium no EDUCACIÓN. — L Griega. Ya en la educación , lo mismo
era almuerzo, sino mas bien comida ; verificábase ordina- que en todos los círculos de la vida privada y pública, apa-
riamente á la hora sexta, esto es,á mediodía, consistiendo rece patente la diferencia de cepas entre los griegos. Mien-
ora en platos calientes, ora en manjares; restos probable- tras que en la cepa dórica, y sobre todo en Esparta, donde
mente de la coena del día anterior. Conforme creció el lujo, todo se dirigía á atar al estado la existencia toda del indi-
se le agregaron olera, crustáceos, pescado, huevos, etc. viduo que en él se perdía, ya desde la niñez se le hacia es-
Bebian entoncesmu/suw (1), vino, y sobre todo la calda (2), trañoá la familia, siendo el objeto esclusivo de su cultura
á que eran tan aficionados. La espresion merendó (de donde la utilidad del estado, reinaba en la cepa jónica (y como
hemos formado merienda, comida para nosotros entre la representante de ella podemos considerar aquí á Atenas) un
principal y la cena) parece que era sinónimo de prandium. modo de ver mas delicado_de la relación del individuo con
La comida principal era la coena, á la hora nona, la última la comunidad ; de modo que, entre los atenienses, sin me-
del dia, entre mediodía y la puesta de sol, por donde iba noscabo de los intereses del estado (que eran privilegiados
variando según las estaciones. En invierno la retardaban para el ciudadano de Atenas), se reconocían y respetaban
algo para quedar antes libres de todos los quehaceres. La también los otros costados y relaciones de la humana natu-
ccena duraba mucho rato, puesto que servia, no solo de raleza , que sostenía sus fueros y su independencia; de donde
restaurativo, sino de pasatiempo también ; hasta entre las resultó que, no solo se consentía una cultura que no de-
personas tenidas por sobrias, duraba mas allá de tres horas. pendía inmediatamente del estado, sino que hasta cierto
Constaba siempre de tres partes : gustus ó guslatio , y tam- punto se exigía, puesto que la carencia de ella se reputaba
bién promulsis; fercula, que consistía en varios servicios; y como impropia de todo ciudadano libre. Esta peculiaridad
postres, mensw secundw. Los platos preliminares, gustus, de los atenienses de la cual habla Tucídides con tanta filo-
debían escitar el apetito y facilitar la digestión, por lo cual sofía y elocuencia en su paralelo con Esparta (véase, entre
solían comer lactuca, crustáceos, pescado lijero con salsas otros pasages, la oración de Perícles), hubo de ejercer na-
picantes , y al principio huevos, de donde el refrán ab ovo turalmente una influencia decisiva en los principios funda-
usqueadmala. En este primer acto bebian mulsum, de don- mentales de la educación. La fuente donde hemos de ir á
de el llamar también promulsis esta parte de la coena. Los buscar noticias sobre la educación en la edad heroica, es prin-
principios ó entradas de la coena propiamente tal, se distin- cipalmente Homero; y mas, tratándose de la educación de
guían con los epítetospritna, altera, terlia coena; en tiem- los soberanos ó príncipes, por cuanto el pueblo se presenta
pos anteriores no habia mas que dos. Los postres, que no todavía muy en lontananza, como una masa inarticulada,
podían faltar, consistían en pastelería (beííar¿a), fruta fresca aunque no sin algunos derechos. El representante heroico
y seca y platos artísticos de boato (epideipnides). Marcial, de la educación es el sabio Centauro Quiron, maestro de
entre otros, habla de lo que los franceses llaman la carie, Jason y de Aquiles, y de otros héroes mozos. Les instruye
esto es, del catálogo de los platos que se tenían dispuestos. en la caza y en el manejo de las armas, en la medicina, en
DAIMON. En Homero no aparece todavía ninguna dife- la adivinación y en el derecho y las leyes. Les enseña á te-
rencia esencial entre las palabras Daimon y Déos ; tan solo ner por sagrado el juramento, á temer á los dioses y á apla-
en ciertas composiciones, se echa de ver que i^aíp.wv indica car sus.íras. Después que el ama (en Homero; en pinturas
un poder divino oscuro que mueve el asombro y el terror. posteriores, la misma madre), ha criado al niño, va crecien-
Hasta Hesíodo no aparecen los daímone» como una segunda do este á la vista de los padres y de la niñera. El padre
clase de seres sobrehumanos. En Op. y D., 122, dice que gusta de jugar con el niño y le balancea en sus brazos. Ya
los hombres de la edad de oro, después de su vida terres- muchacho, se le da un hombi-e de alguna edad , un compa-
tre, se convirtieron en daíniones, seres buenos y etéreos , ñero dependiente, como guia y amigo (Fénix y Pátroclo,
custodios de los hombres, que, invisibles, se ciernen sobre hospedados entrambos por Peleo como nobles desterrados,
la tierra y en todas partes, ven lo bueno y lo malo , y con- como lo fué mas tarde Adrasto por Creso, que le confió la
ceden riquezas, propiedades que Homero atribuye á los guardia de su hijo). La tradición antigua no dice una pa-
dioses. Entre los romanos venían á representar el mismo labra de esclavos. La cultura intelectual del muchacho con-
papel, siendo unos seres por el mismo estilo, los Diiindige- sistia entonces especialmente en el canto acompañado de la
íes, como Rómulo, Eneas, Latino. Según la opinión de los cítara (Orfeo y Lino son citados por la tradición como
griegos posteriores, á todo hombre, ya desde que nace, maestros del arte). En breves sentencias morales se le in-
le acompaña un daimon protector ó sea genio. La dife- culca al mucliacho la sabiduría y la cordura. Ya desde muy
rencia que después se introdujo entre daímones buenos y temprano se encuentran los principios de la elocuencia
malos se atribuye á Zalenco. Tales, según dicen, fué el pri- (Néstor y ülises). Algunas instrucciones en medicina y la
mero que estableció la diferencia entre dioses, daímones y mántica (adivinación), venían á cerrar el círculo de la cul-
héroes. Según las ideas propagadas por losfilósofos,son los tura en aquel tiempo. Del arte de escribir se encuentran á
daímones unos seres etéreos, que ocupan un lugar entre lo sumo los primeros principios, quizás geroglíficos. Ya
los hombres y los dioses, que protegen á los hombres; su- desde muy temprano eran conocidos los ejercicios gimnás-
ticos ó agoníticos, según se echa de ver por algunos pa<-
(1) Bebida hecha de mosto y de miel; pero también se le ecliabavino. Era sages de la Ilíada, aunque no se haga mención todavía de
propia sobre todo del prandium.
(2) Bebida caliente, prol)ablcmenle con especias, hecha de vino y agua gimnasios ó palestras. La educación de las mugeresse limi-
cálleme, tara prepararla y mantenerla callente, tenían los romanos unas taba á labores femeninas, á hilar y tejer, aunque no que-
vasijas al intento con doblo fondo , echando en «1 exterior ascuas ó agua
hirviendo. daban completamente excluidos la música y el canto.
M 121 ic
Si pasamos ahora á la educación que se daba en Atenas, fuente y el centro de la cultura griega. Agregábase á esta
como representante del jonismo, y sobre todo de la cultura enseñanza gramatical (así se la llamaba generalmente),
griega, vemos que la educación es, en lo esencial, una ta- cuando llegaban los muchachos á la edad de trece años, la
rea de la familia, sin que por esto se aparte enteramente musical, la que se cultivaba, no solo por recreo, sino, so-
del objeto que debe proponerse el estado. A ios cinco ó siete bre todo para qi:e pudiese emplear la juventudl as horas de
días de nacido, era admitido el niño en la familia con toda ocio, según dice Aristóteles. Los principales instrumentos
solemnidad por medio de una fiesta (Ij, por donde venía á eran la cítara y el harpa; la flauta no fué siempre tan esti-
declarar el padre si quería educar al niño ó exponerle. A mada, porque no se podía cantar con ella. De las ciencias,
los diez días se celebraba otra fiesta 'véase la nota al pié). la que con preferencia se cultivaba era la geometría ; y ya
Las amas, [dida en catalán] (pues por maravilla criaban las sabemos por Platón cuanta importancia se le atribuía para
madres acomodadas), eran por lo mas esclavas, aunque promover la cultura intelectual.
también desempeñaban este cargo ciudadanas pobres, y so- Formaban también parte esencial de la educación , los
bre todo mugeres de Laconia, que para el intento eran tan ejercicios en la gimnástica, los que uo empezaban antes de
estimadas por aquel tiempo en Atenas como lo son entre los siete años de edad, y que empezando por lo mas fácil,
nosotroslaspasiegas. Después se encargaba del niño la muger y adecuado á las fuerzas infantiles, como la pelota , la car-
que desempeñaba las funciones de niñera y de aya, y cuidaba rera , iba subiendo por grados á lo mas difícil, como la lu-
del niño, lo llevaba, y le hacia dormir, por cuanto no era cha, el pugilato y el pancracio. Dábanse con esto la mano
conocida aun la cuna, que se inventó mas tarde.No faltaban los ejercicios del nadar y de la danza. Cuando llegaban los
juguetes, crepundi'a, ni muñecas. Cuandoel niño era demasia- niños á la adolescencia, se les enseñaba el manejo de las
do travieso, le reñían y también le pegaban ; y ya entonces armas y á montar para habilitarlos para el servicio militar.
tenían las ama? la mala costumbre de atemorizar á los ni- Tenían la dirección de los gimnasios los paidotribas; los so-
ños, para que tuviesen mas juicio, con cuentos de duendes fronistas cuidaban del decoro y del orden; los aleíptas te-
é imágenes espantosas. También hacían su papel los cuen- nían á su cargo la parte dietética y la frotación con aceite.
tos de amas ó rondallas. Al llegar el niño á los seis años de La disciplina era rígida, y se ponía especial esmero en el
edad, lo confiaban al pedagogo. Este era un esclavo, y no decoro, en la buena presencia y en la decencia. La mayor
siempre muy instruido; reducíase su tarea á acompañar al cultura del espíritu era tarea de los sofistas (como Gorgias ,
niño por todas partes, sobre todo á la escuela y al gimna- Protágoras), y de los retóricos (como Isócrates), el cual
sio. La primera enseñanza que daba, consistía en leer y es- abarcaba la retórica, la filosofía y la política; pero de estos
cribir. Se ponía mucho cuidado en la buena pronunciación. conocimientos mas elevados podían participar los ricos so-
Las escuelas eran establecimientos particulares; y el estado lamente, por cuanto eran muy subidos los honorarios de los
tenia poca ó ninguna intervención en la enseñanza ; de ahí sofistas. Isócrates y Arístipo se hacían pagar sus lecciones
era que los pobres, en oposición á los ricos, solían dedi- 1,000 dracmas ( unos 3,400 rs.) Las escuelas de los sofistas
carse de muy niños á un oficio mecánico; y también suce- florecieron sobre todo después de la guerra de Peloponeso ,
día que en algunos casos, aunque muy raros, no recibían cuando, con el maleamiento délas costumbres antiguas,
los niños ninguna enseñanza. Los maestros de primeras le- vino á menos la disciplina en ia juventud, y sucedió el des-
tras no eran muy considerados, por cuanto los mas de ellos enfreno á la modestia y al respeto para con los ancianos;
se dedicaban á la enseñanza sin vocación ni inclinación, y decadencia de que se queja Aristófanes amargamente. La
solo para ganar el sustento ; mas esto no quitaba que hu- cultura del bello sexo era lo que podía dar de sí la educa-
biese también entre ellos hombres de mérito y respetados. ción doméstica, dirigida por las madres y las ayas; y esta
Los maestros vivían exclusivamente de los honorarios, que es una de las sombras mas oscuras de la vida helénica; pues
eran mas ó menos subidos según la fama y habilidad de los las mujeres llamadas hetairas [1], que descollaban por su
mismos. La clase empezaba temprano por la mañana hasta ingenio y agudeza .volvían la espalda al rubor, que es la
bastante entrada la tarde (Solón. Ley en Enquin, en Ti- prenda mas estimable de su sexo. La familia era sin duda el
mare, p. 37). Enseñábanse también en estas escuelas los asiento y el centro de la moralidad y disciplina, mas no de
elementos de la aritmética. Al salir de la primera enseñan- la cultura; y esta carencia no pudo menos de influir lastí-
za, entraban los muchachos en otra mas elevada, la que mosafnenteen la vida del pueblo griego.'
consistía especialmente en la lectura y en recitar de memo-
En Esparta, que podemos considerar como representante
ria pasages selectos de los poetas. Los cimientos de esta en-
de la cepa dórica, tenia la educación por objeto, según ya
señanza eran, además de poesías morales y apólogos, las
hemos indicado, avasallar al individuo completamente al
fábulas de Esopo en especial, y los cantos de Homero, cuyo
estado, resolviéndole en el mismo. Luego después de na-
uso nunca alcanzaron á desterrar de las escuelas las doctri-
cido el niño ó la niña, decidían los padres sobre la vida de
nas de algunos filósofos, que pretendían que la lectura de
la criatura, la cual, cuando no pronunciaban su muerte ,
Homero por los jóvenes era perjudicial á las costunvbres,
permanecía con la familia hasta los siete años de edad. Des-
por la pintura indecente que hace el poeta de los dioses. A
de aquel punto pertenecía e! muchacho enteramente al es-
pesar de estas consideraciones, siguió siendo Homero la
tado y se le entregaba á la disciplina pública. Eran objeto
de la enseñanza la gimnástica, sobre todo la que contribaía
(1) Esta llesla de familia «ntie los atenienses, se celebraba cinco ó siete
días d. spiíes de nacido el nifio, llevando a la criatura en torno del ho^ar, y á desarrollar y robustecer el cuerpo, y ocupaba el segundo
encomeiidiiiidola al cuidado de los dioses domésticos. Acudían los parientes, lugar lo relativo á la cultura del enteíidimiento, como la
en el acto de darle el nombre, en torno del niño Cuando era varón la cria-
tura, se adornaba la puerta de la casa con guirnaldas de olivo ; y cuando
hembra , con guirnaldas de lana Disponíase un banquele para deudos y ami- (I) Hetairas [amicae], llamábanse entre los grlesos las mancebas que auto-
gos , los cuales acudían c»n regalos, y se entregaban con la (anillia al alCRre rizó Solón para mejor guardar á las casadas. En Atenas hicieron un papel
festín. A los diez días se celebraba otra üesta parecida, acudiendo también Importante por su genio, donaire y travesura, relacionadas como estaban
parientes y amiüos ai sucrilicio y al banquete; y esta «esta se cons.derabü con los hombres mas emlne tes de su tiempo; de modo qti« hasta alcanza-
por la ley como una prueba de que la criatura habla sido reconocida por el ron cierta importancia política, y á algunas de ellas se les erigieron esta-
padre como legítima. Los padies , los parientes, amigos y esclavos, hacían tuas. Las mas famosas fueron Aspasia, Tais , Mlrrina, Lamia, Taigelia,
regalltos a la criatura, y le daban el nombre que había do llevar, bien que Lais, Leaina, Teodota, y sobre todas ellas Frlne, de Tespia, que sirvió al
esto último se verillcabaa veces en la fiesta anterior. estatuario Praxlteles de modelo para sus varias representaciones de Venus.
TOMO l U . 16
3í 122 ^
lectura, la escritura y el estudio de Homero íque no des- gradualmente una clase particular de hombres cultos y doc-
conocían los espartanos), así como la música; pero todo en- tos. Mas ni aun por este lado es la vida romana completa-
señado á la antigua , y con menosprecio de toda innovación. mente independíente; por cuanto se inclina bajo muchos
De esta educación participaban los que gozaban de todos los conceptos á la etrusca , y participa con ella en general del
derechos de ciudadano y loswio/a/íe»(l), y quizás con alguna elemento aristocrático, que también se echa de ver en la
limitación los bastardos. Desde los siete auos de edad, lla- educación, en frente del democrático de los atenienses, y
mábanse los muchachos ¡Í-.T'M.^.. Al llegar á los doce, se les de la enseñanza del servicio divino, puesta en manos de una
imponía un tratamiento mas rígido y una vida mas dura. clase del pueblo, como una cosa santa que había que guar-
Debían andar todo el año con manto y descalzos, sin ninguna dar con veneración y cariño. Fué con todo un rasgo pecu-
de las comodidades de la vida. Se les incorporaba á una Has liar de los romanos la mayor consideración, y por consi-
la cual se dividía en varías compañías. A los diez y seis años, guiente la mayor dignidad de la nmjer, la que se presenta
se les daba el nombre de ütícOvj.!, y los de mas edad de entre desde luego como maestra desús hijoséhijas, y en brillan-
ellos se llamaban ii.t/.'/.ii}z;¡;. Los que pasaban de diez y ucho tes ejemplos muestra , como la madre de Coriolano, la de
anos se les llamaban dfiit;, y de entre ellos se nombraba á los Gracos, y otras, el gran poder que ejercía sobre sus hi-
los vigilantes délos muchachos de las Has. Dirigían la edu- jos. En cuanto nacía un niño, presentábanle tendido en el
cación el jefe á quien estaban subordinados, para la ejecu- suelo al padre para ser ó adoptado ó desechado. Si lo le-
ción de las penas, los masligóforos, porta azotes, y los cinco vantaba y le ponía de pié, tocando con los píes el suelo
preceptores que dirigían los juegos gunnásticos y las luchas. (señal simbólica de su conservación), quedaba el padre
Perniitíaseles á los muchachos, para despertar su astucia y obligado á educarle [tollereinfantes, liberos). Siete días des-
destreza, hurtar provisiones. En sus ejercicios tomaban tam- pués de nacido el niño, y nueve días después de nacida la
bién parte las muchachas , lo que no sucedía en Atenas. La niña (nundinw), se les daba el nombre [dies lustricus, lus-
gimnástica iba acompañada de la música; pero siempre en tralio, fiesta doméstica.) En esta solemnidad, no solo reci-
su forma mas sencilla, por cuanto, según se ha dicho, te- bían sus nombres (dies nominuin >, sino también toda clase
nían los espartanos una aversión decidida á toda innovación. de juguetes [crepundia], hasta de los mismos esclavos. Estos
Pero aunque la instrucción era limitada,, no por esto eran juguetes solían llevarlos pendientes del cuello; y del triqui-
los espartanos enteramente incultos; pues la vida en comu- traque que movían [crepare] recibieron su nombre. Seguía
nidad, impulsada por una idea grande en pro del estado , probablemente á esta fiesta la apuntación de los nombres en
desenvolvía entre ellos la inteligencia y la agudeza , las que el registro de los ciudadanos en el templo de Lucína, en
se manifestaban en aquellas respuestas concisas y enérgicas cuyo acto se pagaba una monedíta ( para los muchachos un
por las cuales se hicieron famosos. Que sus hombres emi- quadrans, para las niñas un sexlans). El tener hijos daba á
nentes comprendían las relaciones políticas de su tiempo > los romanos una preeminencia absoluta, y hasta privilegios en
esto nos lo demuestra el curso de la historia, no menos que el Estado. Así se echó de ver en la preferencia que, en el re-
las arengas que pone Tucídedes en bocado sus hombres po- parto del territorio veyentino, se dio á los padres de muchos
líticos y capitanes. La decadencia de la vida política de los hijos, en eXjus trium Hberorum desde el reinado de Augus-
helenos no vínoá ser un golpe de muerte para la cultura to, y en otras muchas disposiciones. Esta preeminencia iba
helénica. Cierto es que perdió en frescor y viveza, pero ganó acompañada al mismo tiempo del gran poder de los padres
por otro lado en dilatación y método. Dividiéronse las cien- sobre sus hijos, y tanto que, en cuanto no fuesen emancipa-
cías, y en las ciudades descollantes por su cultura y erudi- dos, tenían el derecho de venderlos, y hasta, en unión
ción, como Atenas, Alejandría y Rodas, se desenvolvió el con la familia, tenían sobre ellos el de vida y muerte, y
conjunto de las ciencias que componían la esfera mas alta aun después que los hijos habían llegado á adultos y desem-
de la cultura: la gramática, la relóríca, la filosofía ó dia- peñaban funciones del Estado, la consideración que debían
léctica, la aritmética, la música, la geometría, la astrono- al padre, pujaba sobre la dignidad de que estaban revestidos.
mía. Así siguió descollando la cultura griega de un modo En esto se echa de ver sin duda la espresion de la rigidez
inmediato hasta allá en una época en que ya desde mucho del carácter romano y de su inclinación egoísta al mando,
tiempo había muerto la vida griega; y el victorioso romano al paso que, entre los griegos, la humanidad y el buen sen-
hubo de beber la cultura y las ciencias en la Grecia, políti- tido, dieron á la juventud mayor dignidad é independencia.
camente vencida y avasallada, pero lozana todavía por su Solo esponian las criaturas contrahechas ó mal formadas; el
saber é ingenio. sitio especialmente destinado para esto era el mercado de
las legumbres, en la undécima región de la ciudad, junto á
EDUCACIÓN.—IL Romana. A tenor del carácter, hubo
la columna lactaria, para que almas compasivas alimentasen
de diferenciarse esencialmente la educación romana de la
de leche á las pobres criaturas; por donde vino á ser este
griega. Dirigiéndose mas especialmente el afán de los roma-
sitio en cierto modo la primera casa de espósitos. Mas ade-
nos á la guerra y al derecho, debió de educarse la juventud
lante, los últimos emperadores prohibieron rigurosamente
para objetos mas bien prácticos que especulativos. Pero no
la esposicion, é impusieron la pena capital al infanticida.
hay que echar en olvido, por un lado, que los cimientos de
La educación primaria se efectuaba, en tiempo de la rísr
la vida del pueblo romano fueron la agricultura, y por con-
pública, en la casa paterna, á la vista y bajo la dirección
siguiente la posesión y adquisición ; y por otro lado , que la
de la madre, cuyos desvelos se estendían, no solo sobre las
mujer se acercó entre ellos mucho mas al logro de sus justos
tareas serias, sino también sobre los juegos y pasatiempos.
derechos, de donde nació mayor intimidad en la vida de la
Ponían los romanos especial cuidado en la elección de los
familia. El joven romano es llamado, no á una vocación
esclavos que necesitaban para el cuidado de los hijos y el
humana, sino á la vida práctica del ciudadano; la cultura y
servicio personal, para que no viniesen á rñalearlos con pa-
el saber se separan mas de la vida; y del pueblo va saliendo
labras mal sonantes y habla viciosa. La disciplina y el rigor
debían guardar incólume á la naturaleza, é infundir al alma
(<) Los moiakes, eran hijos de espartanos y mujeres helólas, á quienes
educaban con los hijos castizos de espartanos, y que, por medio de la adop- la afición á las nobles artes {bonce artes). Duraba esta edu-
lion, adquirían los derechos de ciudadanos. Gilipo, Callcratides y Llsandro cación hasta los quince años cumplidos (quizás en tiempos
eran motahet
M 123 ic
mas antiguos hasta mas allá de los diez y seis; y no es pro- es, para que viniesen á ser hombres de negocios. Los que
bable que por antojo del padre pudiese acortarse este tiem- tenían mayores aspiraciones debían tener conocimiento del
po, si bien es verdad que así se verificó mas tarde en ciertas derecho y de las reglas de la elocuencia. Pero en este pun-
circunstancias), ó hasta la investidura de la toga virilis, que to, el establecimiento de las escuelas de retórica provocó
recibía el mancebo de manos del pretor en las fiestas llama- un cambio esencial, por cuanto vinieron á separarse mas y
das Liberalia (17 de marzo); enseguida se apuntaba su nom- mas de la vida doméstica la educación y la enseñanza; de
bre en los libros juniorum, en el templo de Juvenius, de donde resultó que la educación se quedó rezagada y des-
. donde salía el joven, acompañado de los de su edad, para atendida, viniendo á ser la instrucción el objeto principal,
ir á ofrecer en el Capitolio un solemne sacrificio á los dioses. sino ei único. Pero al paso que se hizo mas reparable la ca-
Hasta entonces llevaban el cabello largo, y no siendo hijos rencia de conocimientos positivos, vino á ocupar el lugar
de libertos, llevaban la toga prwíexla y la bulla de oro, esta del saber la nueva apariencia; y aquellas escuelas se con-
en una cajita dorada pendiente de una cadenilla. La parti- virtieron en focos de desenfreno y desvergüenza, que no
cipación de las prwtextali en las discusiones del senado, cesó podían menos de provocar la indignación y el contraste de
con Papirius {prmiexlaíus, por su digno comportamiento las almas generosas. Crátes de Milos fué el primer maestro
para con su madre, que pecó de curiosa). Los principales que en territorio romano esplicó la gramática en griego; si-
objetos de la disciplina eran la moderación y la continen- guióle luego L. Plocio Galo, que esplicó la retórica en la-
cia. Nadie podia beber vino antes de cumplir la edad de tín, y tuvo muchísimos oyentes, aunque muchos romanos
treinta años. Mantenía además tirante la disciplina el alto preferían hacer los ejercicios en griego. La estrecha relación
respeto y la sentida veneración, tan propia de los romanos en que estaba la gramática con la retórica, y esta últi-
para con la ancianidad-, prendas que se ensalzaban en las ma culi Id filosofía, nos esplíca por qué se vio amenazada
festividades y banquetes públicos en cánticos, con acompa- toda la educación del achaque sofístico. De ahí fué como
ñamiento de flautas, en los que celebraban las virtudes pú- en el año 593 U. C., ó 161 antes de J. C., se prohibió á los
blicas y privadas de sus antepasados. La educación y la en- filósofos y retóricos la residencia en Roma; al paso que no
señanza estaban estrechamente unidas. Cicerón y el padre mucho tiempo después, vemos figurar como maestros, y no
de Ático no tuvieron a menos educar de este modo á sus sin feliz éxito, á Carneados, Critolao y Diógenes en varios
hijos desde sus primeros años. Así fué como Catón el Ma- sistemas de la filosofía y con dotes varias; de donde debe-
yor enseñó á su hijo, no solo los elementos , sino también mos inferir que los romanos se habían aficionado á los gra-
las leyes, los usos y costumbres de su nación, ejercitán- ves estudios filosóficos. Verdad es que á Catón le pareció
dole al mismo tiempo en todas las artes de la gimnástica. esta tendencia harto peligrosa ; por cuyo motivo aconsejó
La mayor independencia personal que por la loga virilü se que cuanto antes se mandase salir de Roma á los jóvenes
adquiría, venia á ser la piedra de toque de la conducta de que estudiaban leyes ó habían de ser funcionarios públicos.
cada joven. A los diez y siete años de edad entraba el ro- Ño tardaron, empero , los retóricos latinos en propagar sus
mano á servir en el ejército. Por este tiempo cesaba también malas obras con el mayor descaro; lo que motivó contra
el acompañamiento (completamente desconocido en tiem- ellos el severo edicto de los censores Cn. Domicio Renobarbo
pos mas antiguos) de los pedagogos, que se sacaban de los y L. Licin. Craso en el año 662 U. C., ó 92 antes de J. C_
esclavos, cosa que naturalmente solo podia ocurrir en las Julio César, sin embargo, les dispensó alguna protección y
familias ricas; si bien es cierto que estos pedagogos eran les concedió el derecho de ciudadanía, no solo á ellos, sino
mirados con cierta prevención. Con todo, mas tarde se les también á los médicos (que hasta entonces habían sido es-
confió una parte de la enseñanza, y en la época del impe- clavos) y á los profesores de las artes liberales; de modo que
rio, cada muchacho de familia regular tenia en casa un pe- desde aquel punto cesa toda persecución contra ellos, al
dagogo esclusivamente suyo. Estos pedagogos acompañaban paso que contra losfilósofosse tomaron de cuando en cuan,
á los muchachos á la escuela, al teatro, donde Augusto les do serias disposiciones, como, por ejemplo, en el reinado
señaló un lugar al lado de sus alumnos, y á otros sitios pú- de Vespasiano, en el año 74 de nuestra era, y en el de Do-
blicos. Con todo, no hay que equivocar estos pedagogos con micíano, en el año 94. Augusto hizo enseñar gramática á
los seri'í liierali, que tenían para su pasatiempo las perso- sus nietos por un liberto, el gramático Verrio Flaco, el
nas muy ricas, y cada uno de los cuales vendría á parar en cual procuraba mover la emulación de sus alumnos, pre-
un historiador particular. Reuníanse á menudo algunas fa- miando á los vencedores de los certámenes con libros bue-
milias para proporcionar á sus hijos en común la enseñanza nos y raros; siendo este el principio de los premios esco-
de uno ó mas maestros. De ahí se originó la formación de lares. Augusto le señaló para él y su escuela la casa de
escuelas, hasta para niñas, según se desprende del lance Catilina en el Palatium, y una renta anual de 100,000 ses-
de Virginia; pero ninguna de estas escuelas estuvo bajo la tercios (unos 3,000 duros).
inspección del Estado. En las sátiras de Horacio, I, 6, se
puede leer una pintura no menos viva que interesante de Fué para los romanos un medio de cultura no menos nue-
la fiel dirección de un padre en este punto. Para que ad- vo que eficaz y saludable el que le ocurriese á Cicerón tra-
quiriese la juventud mayores conocimientos y cultura, en- tar científicamente por la vez primera asuntosfilosóficosen
viaban los romanos acomodados á sus hijosá Grecia, á Ate- lengua romana; pues cuanto mas comprensiva y atractiva
nas generalmente, como lo fueron Cicerón, Horacio, Mé- fué su forma de esposicion para los romanos que aspiraban
sala , Bibulo, Ovidio y tantos otros á mayores conocimientos, mas debía dirigirse su meditación
á los graves y profundos problemas de la vida, por masque
El principal objeto fué siempre formar á los jóvenes por no cupiese satisfacer ni acallar sus ansias. .
el camino mas breve y sencillo para la vida práctica, esto
124 K

Historial natural.
LAS R O S E T A S .

Las rosetas tienen las muelas tuberculosas, de que r e - estos cuadrúpedos alados, especies de monstruos, que pro-
sulta ser frugívoros estos animales; tienen las alas redon- bablemente dieron pié con lo caprichoso desús formas á la
deadas, con el dedo índice compuesto de tres falaniíes; la imaginación para la invención de las harpías. Alas, dien-
cabeza prolongada y velluda y regularmente carecen de cola tes, garras, crueldad, voracidad y suciedad, todos los atri-
y de membrana interfemural. La mayor parte de las h e m - butos diformes, tedas las facultades dañinas de las harpías
bras tienen unas bolsas donde llevan á sus hijuelos. Estos convienen perfectamente á las rosetas. Herodoto parece
vespertiliones [Pleropus Btiiss), tienen treinta y cuatro dien- haberlas indicado cuando dijo que habia unos grandes mur-
tes; á saber, cuatro incisivos en cada mandíbula , dos ca- ciélagos que incomodaban á los hombres que iban á recojer
ninos superiores y dos inferiores; diez muelas en la quija- la cañafístula en los alrededores de los pantanos del Asia ,
da superior y doce en la inferior. Su cabeza es cónica ; sus quienes se vcian precisados á cubrirse el cuerpo y la cara
orejas cortas; tienen una pequeña uña, o dedo índice del con un cuero, para librarse de sus peligrosas mordeduras.
ala; la cola, falta del todo, ó consiste en un simple rudi- «Estos anifuales son mas grandes, mas fuertes y acaso
mento, y su membrana interfemural es muy poco apa- mas malignos que el vampiro ; pero hacen sus estragos á cara
rente. Estos animales son de bastante tamaño. descubierta, á la mitad del dia lo mismo que por la noche;
El KALONG (Pteropus jminicus, DESM), tiene cinco pies dan muerte á la volatería y á los animales pequeños; y has-
de abertura de las alas; es negro, escepto en la parte ta se arrojan sobre el hombre, le insultan y le hieren en el
superior del cuello, que rostro con crueles mor-
es de un rojo ahumado; deduras; pero ningún
en el dorso tiene algu- viajero cuenta que chú-
nos pelos blancos mez- penla sangre deloshom-
clados con los demás. bres y animales dormi-
Encuéntranse en la isla dos. »
de Java, y tiene las mis- Esto es ciertamente
mas costumbres que la muy exngerado, y no
especie siguiente, d é l a creemos que viajero al-
cual acaso es solo una guno moderno haya visto
\ariedad. ningún hombre atacado
Lá ROSETA [Plerüpm por la roseta. Estos ani-
vulgaris,' GEOFF. La Ro males viven principal-
u-lu, BÜFF. El Perro vo- mentede frutas;aunque
uiiíc, DAUIÍ),.si bien es comen también algún
un animal en sus for- pequeño mamífero ypá-
mas menos estraño que jaros. Es posible que
la generalidad de los persiguen á estos por los
murciélagos, no por esto aires durante el dia, pues
deja de ser de los mas toleran sin molestia la
estrattrdinarios. Es mo- luz, bien que regular-
reno , ó moreno castaño mente salen á la hora
superiormente, leonado del crepúsculo.
rojizo en la cara y en los Las rosetas son en ge-
lados del dorso, y de un neral tan ariscas , que
La lio;
negro de humo y á v e - únicamente se estable-
ces es castaño inferiormente. Su cuerpo tiene cerca de un pié cen en los sitios mas selváticos, donde se suspenden de las
de longitud (0,525), y sus alas tienen una grande abertura. ramas de los árboles con los pies traseros, lo mismo que los
Una de las principales estrañezas de la roseta consiste en murciélagos.
que la hembra, la cual tiene sus dos tetas situadas en el p e - El BxDVR {Pleropus mcdius, TEMM), tiene cuatro pies
cho, está sujeta á ciertas incomodidades periódicas propias y medio de abertura de las alas; su cabeza, occipucio y el
de las mujeres y de algunas hembras de cuadrumanos. Á mas cuello son de color castaño negruzco; la espalda es negruz-
de esto, varias especies de esta familia tienen á cada lado del ca con un ligero matiz moreno; la nuca es rojo amarillenta ,
cuerpo unas bolsas membranosas, donde colocan sus hijue- las partes laterales y las inferiores del cuello tienen un rojo
los para llevarlos con facilidad mientras vuelan, pues no los moreno de hoja seca; las alas son morenas. Los indios le
separan de sí hasta que son ya bastante crecidos para poder dan caza con mucha actividad.
desempeñar solos todas las funciones de la animalidad; y El badur habita en Calcuta, Po 'dichery y otras partesde
hasta mucho tiempo después de esta época, las madres los la India, los viajeros le han confundido generalmente con el
guian ó los siguen ausiliándoles con su esperiencia. De s e - Melanu-buru, aunque no tenga los mismos hábitos.Creemos
mejante hábito resulta que estos animales viven en sociedad que á este animal debe aplicarse el siguiente pasaje de la
encontrándoseles á veces reunidos en grandes bandadas. Historia yeneral de los viajes: « Vénse encima de los árboles
« Los antiguos, dice BuíFon , conocían imperfectamente á una multitud de grandes murciélagos, que cuelgan suspen-
>; 1 23 K
didos los unos de los otros como racimos, y que emprenden zo. Esta especie vive á bandadas muy numerosas, y hace
el vuelo á la entrada de la noche en busca de alimento en estragos en los frutales.
bosques muy lejanos, los cuales á veces vuelan reunidos Es esta roseta una de las mas hermosas, ó si se quiere de
en tanto número y tan apretados, que oscurecen el aire con las menos feas que se conocen. Hállase en las Molucas, y
las alas, tan grandes que a veces tienen seis palmos de es- dícese que gusta mucho de la savia de la palmera , con la
tension. En medio de la espesura de los bosques disciernen cual componen los naturales un licor fermentado muy es-
perfectamente los árboles cuyos frutos se hallan sazonados, pirituoso y embriagador. Si hemos de creer lo que refieren
los cuales devoran durante la noche con un ruido que se ciertos viajeros, cuando los indios han taladrado una pal-
estiende á dos millas de distancia; y al amanecer se vuelven mrra con el fin de estraer la savia, y han colocado en el
otra vez á sus retiros. Los indios orificio un cañuto por donde el lí-
viendo sus mejores frutos comidos quido debe dirigirse al vaso destina-
por esos animales, les hacen cruda do á recogerlo, las rosetas tienen la
guerra, no solo con objeto de ven- habilidad de aplicar la boca al es-
garse de sus estragos, sino también tremo del cañutillo, y así beben la
para poder comer su carne , que su- savia azucarada á medida que va sa-
ponen que sabe á conejo. » liendo. Pero encuentran el castigo
Aun cuando este murciélago no en su misma golosina: el zumo de
sea el badur, no hay duda que tara- la palmera las emborracha, y caen
bien se reúne en bandadas, que d e - al pié del árbol, donde los habitantes
vasta los frutales y que su carne es las cogen y las comen, hallando que
muy apetecida de los naturales. saben á perdiz. « En vista de ello ,
L a ROíETA CON MÁSCARA [PlcVO- dice BuíTon , es muy fácil emborra-
pu» personalus, TEMMJ , tiene seis La Roseta charlas poniendo á su alcance vasos
pulgadas de longitud (0,176); y sus llenos de zumo de palmera ó de otro
alas veinte pulgadas de abertura (0,5i2). Su cabeza es de licor fermentado. » üu viajero sueco dice haber cocido una
color blanco mezclado con moreno; con el mentón de color que cayo embriagada al pié de un árbol, y habiéndola cla-
blanco puro, lo mismo que los carrillos y que el entrecejo , vado en la pared redondeó los clavos royéndolos como si lo
cúbrele la garganta una ancha lista de color moreno ; la es- hubiese hecho con una lima á propósito; pero todo esto sabe
palda es parduzca, la parte superior del cuerpo de color á conseja de viajero. , ., ,
amarillo pajizo, el vientre moreno con tinte amarillo roji-

F¡sioIoí»ía.
FUNCIONES DE LA (iENElUCIÜN \ REPRODUCCIÓN EN TODOS LOS SERES.

\.

Todos los seres organizados y vivos se reproducen, es de- la reproducción, siempre activa, hubiera muy luego sobre-
cir, dan nacimiento á individuos semejantes , y por medio cargado el universo de seres vivos.
de los cuales perpetúan su especie. Habiéndoles la natura- Aun que los actos por los cuales se cumple la reproduc-
leza condenado á morir, debia darles aquella preciosa fa- ción sean muy numerosos y bastante diversos, han sido reu-
cultad sin la cual el universo no hubiera tenido mas que nidos bajo el solo nombre de generación, función esclusiva
una duración efímera. Por la facultad de reproducción á los seres vivos. Efectivamente, no se puede dar tal deno-
aseguró el Criador la conservación de nuestro mundo; así minación al modo con que se forman los minerales unos de
es que parece le fué mas cara que la misma facultad de nu- otros: cuando un mineral da el ser á otro , lo verifica su-
trición: los individuos al parecer no viven mas que para ministrándole en todo ó en parte los elementos que lo com-
cumplir aquella. Entre los últimos animales hay muchos ponen, y dejando de existir él mismo: el ser vivo , al con-
que al parecer no existen sino para reproducirse, y mueren trario , se reproduce sin morir, suministrando tan solo una
inmediatamente después. En los animales superiores, los parte de sí rtiismo, la cual, á consecuencia de varios des-^
individuos no son perfectos hasta la edad en que es posible arrollüs, se constituye un individuo nuevo parecido á aquel.
la reproducción ; dejando de ser y empezando á morir, si Los procedimientos por los cuales se cumple la generación
así puede decirse, desde el momento en que no puede r e - en la universalidad de los seres vivos, son muy diversos.
ducirse á acto aquella facultad. De otra parte ¿quién ignora Limitémonos á recordarlos sucintamente. :
que la facultad de nutrición no se refiere mas que al indi- En primer lugar, puede que existan algunos seres vivos
viduo, el cual es un pequeño infinito en el gran conjunto que se formen en todas sus partes, por la reunión de sus
y que al contrario, la reproducción se dirige á la conserva- elementos constitutivos, al modo de los minerales, pero a
ción de las especies? La reproducción pues, constituye otro consecuencia de una fuerza distinta déla atracción molecu-
de los mas importantes fenómenos de la vida. Destinada á lar , puesto que tiene por resultado la formación de un cuer-»
reparar las continuas pérdidas que ocasiona la muerte, im- po vivo; y así es que se llama generación espontánea. A la
pone á su vez la inexorable necesidad,de esta; sin la muerte verdad, la mayor parte de los fisiólogos desechan esas ge-
M 126 se
neraciones equívocas, admitiendo que en los casos en que y los seres, en su sucesión, dependen unos de otros. Pe-
se las supone, han sido llevados por. el aire, ó por el agua ro se encuentran muchos modos diversos, y á cual mas
los huevos ó semillas cuya pequenez no permite percibirlas- complicado. Así después de la generación espontánea viene
Pero tal vez su aserción es demasiado absoluta; y hechos la generación fisipara, ó por división del cuerpo madre, de
hay que si no demuestran , á lo menos hacen muy probable la cual nos presentan un ejemplo los animales infusorios: el
una generación espontánea en los últimos grados de la es- ser, en determinada época de su vida se divide él nn'smo en
cala vegetal y animal. Por ejemplo, se han visto animales fragmentos que forman otros tantos nuevos individuos. En
infusorios enlíquidos á los cuales se habia hecho sufrir una otro grado mas elevado ya, pero todavía muy inferior, se
prolongada ebullición. ¿Se puede creer con Spallanzani que halla la generación gemmípara, que consiste en que el ser
los huevos que les han dado el ser como el musgo mem- echa en cierto punto de su cuerpo, botoncitos ó yemas, las
branoso, las tremelas, en el reino animal, después de ha- cuales en una época determinada también, se desprenden
ber permanecido inmóviles por largos años, y pareciendo para formar otros tantos individuos nuevos. Según se des-
no ser mas que cadáveres desecados, de repente han sido arrollen las yemas en la superficie esterna del cuerpo ó en
vueltos á la vida por influencia de la humedad? Esto se un lugar especial é interior, dicha generación gemmípara es
ha verificado muchas veces seguidas: Spallanzani, por ejem- llamada esterna ó interna. En esos diversos modos, un in-
plo, hizo de este modo secar y revivir once veces el rotífe- dividuo puede reproducirse solo. Finalmente, aparecen los
ro. ¿Se dirá que aquellos seres habían conservado durante la órganos especiales para la generación , ó lo que es lo mismo
época de su desecación una vida latente? ¿O será mas bien los sexos: órganos que son de dos especies, masculinos y
que teniendo siempre la estructura material que les hace femeninos, y que suministran, según la opinión mas uni-
capaces de recibir la causa escitatriz de la vida, cuülquiera versalmente admitida, los primeros, un germen que con-
que sea, han recibido cada vez nueva animación? .. Entre tiene los rudimentos del nuevo individuo, y los segundos ,
los gusanos intestinales, muchos se hallan en parajes donde un semen , un fluido que aviva el germen, y determina su
no ha podido penetrar germen alguno], como por ejemplo desarrollo y desprendimiento.
los filarios, que se hallan situados á lo largo de la columna En este último modo, que es el del hombre, ora se hallan
vertebral, los gordilos, que se encuentran en la carne de reunidos los dos sexos en un solo individuo, que puede re-
los músculos y los hidátides, que se observan en los parén- producirse .solo, y que es lo que se llama hermafrodita, como
quimasde las visceras. ¿Deberemos, con Spallanzani, hacer en casi todas las plantas y en muchos moluscos; ora están
prevenir los gérmenes de los alimentos, y hacerlos llegar reunidos en un mismo ser, pero que no puede reproducirse
con la sangre, ó creer con Rudolphi y Bremser, importan- solo, necesitando para ello el concurso de otro, y desem-
tes autoridades sobre el particular, que aquellos gusanos peñando cada individuo á la vez el doble oficio de macho y
proceden de generación espontánea? En ciertas ocasiones , de hembra: por último, algunas veces cada sexo es llevado
en caso de lluvias imprevistas, por ejemplo, se ven apare- por un individuo diferente, y la especie animal se compone
cer de repente muchos seres vivos, siendo por lo común de dos individuos, macho y hembra, cuyo concurso es abso-
difícil indicar de donde pudieran provenir entonces los nu- lutamente necesario para la reproducción. Pero aquí se
merosos gérmenes que necesitarían. Por último, según al- presentan nuevas diferencias en el modo según el cual se
gunos esperimentos hechos, parece se ha llegado á formar verifica dicho concurso. Algunas veces el fluido del sexo
seres vivos en todas sus partes: Wiegmann puso en un vaso masculino no se aplica al huevo del sexo femenino hasta que
media dracma de coral blanco ó rojo con seis onzas de agua ha sido escrelado ó puesto, como en los peces; y en este
destilada; espuso el vaso á los rayos del sol, removiéndolo caso, el macho no conoce la hembra que concurre á su re-
muchas veces al dia y decantándolo de tanto en tanto; y producción. Otras veces al contrario el fluido del sexo mas-
pasados quince dias, vio que se formaba al principio una culino se aplica al huevo del femenino, hallándose todavía
materia verde, después confervas, y por último al cabo de encerrado en lo interior de la hembra, como en las aves y
dos ó tres meses monóculos del género cyprides delecta. Ha- mamíferos; el huevo no pudiera ser fecundado después de
biendo hecho el esperímento en u-n cilindro largo y estre- la puesta: y en este último caso hay necesariamente en la
cho, vio que se formaban una especie de alvas las cuales generación lo que se llama unión ó cópula.
después de cierto tiempo, se convirtieron en daphniw lon- Por último, la generación difiere también en los anima-
gispinm. Mr. Frey, en Francia, ha hecho ensayos parecidos; les relativamente á lo que sucede en el huevo inmediata-
habiendo hecho macerar en vasos bien tapados, con agua mente después de la cópula y fecundación. 1." En los ovi-
destilada ya materias vegetales y animales, ya gases solos, • paros el huevo es puesto inmediatamente y no se abre hasta
dice haber visto también que medíante el concurso de la después de la puesta apareciendo entonces el nuevo indi-
luz y del calor se formaron seres vivos vegetales y anima- viduo. 2." En los ovó-^vivlparos es desprendido también in-
les. Nuestro célebre compatricio D. Antonio de Martí, cuya mediatamente del ovario en disposición de ser puesto; pero
pérdida lloramos todavía, hizo también trabajos sorpren- recorriendo con lentitud las vias de su escrecion, se abre
dentes sobre el particular. No queremos dar demasiado va- durante la puesta, de modo que el nuevo individuo sale del
lor á los esperimentos que acabamos de mencionar, como seno de su madre con su forma propia. 3.° Por último, en
ni tampoco á las consideraciones que dejamos espuestas; \osviviparos, el huevo se separa también inmediatamente del
mas parécenos que todos esos hechos nos obligan cuando ovario después de la cópula; pero en lugar de ser puesto ,
menos á dudar, y justifican á los Sres. Lamarck y Geofifroy se coloca en un reservatorio llamado matriz ó útero; toma
en creer probaoles las generaciones espontáneas en los últi- allí inserción, saca del mismo los jugos útiles para su des-
mos grados de la escala viviente. arrollo; y creciendo de este modo á espensas de su madre ,
Pagado este primer modo de generación , que es el mas se abre en aquel reservatorio de un modo que el nuevo in-
sencillo, la reproducción se verifica siempre por el ausilio dividuo nace bajo su forma propia. Además, este individuo
de una parte suministrada por un cuerpo vivo, y que se después de su nacimiento debe á una secreción de su ma-
vuelve un nuevo individuo parecido a) que la llevaba. Por dre su primer alimento que es la leche. En este último caso
io mismo, todo individuo procede necesariamente de otro, la generación comprende necesariamente, á mas de la có-
127 «
pula, lo que se llama una gestación ó preñez, y la lac- dula próstata y de las glándulas llamadas deCowper. Se cree
tación. que la parte grumosa es la que principalmente lo constitu-
Tales son los diversos modos por los cuales se verifica la ye, y que la parte líquida está formada por aquellos jugos
generación en el conjunto de los animales. Por diversos que accesorios que deben ser considerados como su vehículo.
sean, hay formas que son como otros tantos pasos de unos Algunos autores han admitido en el esperma una tercera
á otros. Así que la generación gemmípara interna conduce parte, bajo forma de gas, llamada aura seminal; pero nunca
evidentemente á Ja generación por sexos: Jos animales que se ha podido recoger tal gas, y Spallanzani niega su exis-
si bien provistos de los dos sexos, necesitan el concurso de tencia, fundándose en que jamás ha podido operar fecun-
otro para su reproducción, nos llevan á los que tienen di- dación alguna artificial sin un contacto. El semen ha sido
chos sexos separados: por último, esos reptiles batrachios examinado con el microscopio y cada cual ha visto en él lo
que se engarabatan sobre sus hembras, y que vivifican con que convenia á la hipótesis que se habia hecho sobre la ge-
su esperma los huevos en el instante mismo de ser puestos, neración. Lenwenhoek, por ejemplo, y Hartzoeclher, ha-
forman sin duda la transición de Jos animales que no tienen biendo notado en él muchos cuerpecitos en movimiento, los
cópula á los que Ja tienen. consideraron como otros tantos animalillos, á los cuales han
En medio de tantas diferencias, hé aquí lo concerniente á hecho desempeñar un gran papel en la generación. Al con-
la generación de Ja especie humana: se verifica por medio de trario, BuíTon, Needham, etc.. no quisieron ver en aque-
sexos; estos se hallan separados, y cada uno de ellos llevado llos cuerpecillos mas que animales infusorios del género de
por un individuo distinto (el hombre y la mujer), la fe- los que se encuentran en todos los líquidos, ó moléculas
cundación se verifica cuando el huevo es todavía interior , orgánicas según decían ellos. Virey conjetura que el semen
de modo que se necesita una unión , una cópula : por último de los animales, Jo mismo que eJ poJen de Jos vegetales,
la generación es vivípara, y comprende una preñez y una es un conjunto de capsulitas que contienen en su interior el
lactación. verdadero principio fecundante, el cual es de una sutileza
Ante todas estas cosas enumeraremos los órganos que estrema, al paso que los pretendidos animalillos espermáti
componen el aparato generador, para cuya detallada des- eos son los tubos que contienen el verdadero esperma ,
cripción nos remitimos á los tratados de anatomía. 1." El y que los movimientos observados en ellos son debidos á
apáralo genital del hombre se compone de dos especies de la ruptura ó esplosion de dichos tubos; y en apoyo de su
partes; unas que forman eJ fluido destinado á fecundar ei opinión invoca el ejemplo de las fibias, cuyo esperma ofre-
germen, y que componen el aparato de la fecundación; y ce al parecer una disposición semejante. Encargado el es-
otras que introducen profundamente aquel fluido en Jas par- perma de vivificar un germen ó tal vez de concurrir á su
tes de Ja mujer, para que vaya á vivificar el germen cons- formación, es sin duda otro de los primeros fluidos de la
tituyendo el aparato de la copulación. El aparato de fecun- economía; y por esto muchos fisiólogos han dicho que es-
dación en el hombre es par, y se compone de dos gJánduJas taba formado de los materiales mas animalizados del cuer-
ovoideas, del tamaño de un huevo de paloma, situadas en po, y hasta de los que forman su rodaje supremo, ó sea su
una bolsa llamada escroto, y conocidas bajo el nombre de sistema nervioso. Por lo que toca á la cantidad del esperma,
testículos; de su canal escretorio (conductos deferentes); y no puede ser apreciada de un modo riguroso: probable-
de dos reserva torios, llamados vesículas seminales, de 2 '/, mente es poco considerable, si atendemos á la pequenez de
pulgadas de largo, de unas 6 á 7 líneas de ancho en su fon- los testículos, á la de la arteria espermática, á la tenuidad
do, situados debajo de Ja vejiga^ orinaría, y que sirven de de los conductos seminíferos, á la intermitencia de la fun-
depósito al esperma. El esperma ó semen es un líquido de ción de la generación, á la pequeña cantidad de esperma
color blanco, de un olor específico, ó sui tjeneris, de consis- que se eyacula en cada coito y á Ja prontitud con que se
tencia viscosa, desabor generalmente salado é irritante: agota el manantial de dicho fluido, cuando se repite muchas
parece compuesto de dos partes, una mas líquida, traspa- veces seguidas la emisión. Es reguJar varié según el tempe-
rente, y otra mas espesa, grumosa, filamentosa, cuya pro- ramento y demás circunstancias particulares del individuo,
porción respecto á la primera es tanto mayor, cuanto mas á la par que según el uso que se haga de la función. El
robusto es el individuo, y menos frecuentes las emisiones. aparato de copulación comprende el pene ó miembro viril,
En poco tiempo las dos partes se mezclati, y resulta una órgano cilindróideo, oblongado, erectil, y compuesto de
materia mas fluida que se destruye con prontitud. Exami- dos partes principales, que son el cuerpo cavernoso y el ca-
nado químicamente, el esperma parece ser de naturaleza al- nal de la uretra: estas dos partes constituyentes del pene
calina y albuminosa, pues de una parte, aplicado al ojo, á están cubiertas por la piel, la cual hacia el glande (termi-
la lengua , etc. causa en estos órganos una especie de cons- nación abotonada ó en forma de bellota del tejido erectil
tricción , aplicado á una úlcera Ja inflama: y de otra pártese que envuelve el trayecto esponjoso de la uretra) forma un
coagula por el calor y por los ácidos. Mr. Vanquelin lo ha repliegue particular llamado prepucio.
analizado, habiendo encontrado en 1,000 partes: 2." La mujer, en el acto de la reproducción, desempeña
mayor número de oficios que el hrmbre: ella suministrad
Agua. . . 900 germen ó huevo; en ella está el reservatorio donde espe-
Mucílago animal. 60 rimenta sus primeros desarrollos dicho germen; y por últi-
Sosa 10 mo , ella alimenta al nuevo individuo por espacio de mu-
Fosfato de cal.. 30 chos meses después del nacimiento. Así que las partes que
componen su aparato genital se pueden dividir en cuatro
1,000 grupos, á saber: aparato de germificacion, de gestación o
preñez, de capulacion y de lactación. El aparato de germi-
Berzelius dice que contiene Jas mismas sales que la san- ficacion es par, y se compone de los ovarios y de sus ca-
gre, y una materia animal particular. Debe advertirse que nales escretorios, que ge llaman trompas. Los ovarios son
todo esto no se aplica al esperma puro, pues nunca es escre- dos cuerpos ovoideos, rojo-pálidos, rugosos y como abolla-
tado tal, saliendo siempre mezclado con el jugo de la glán- dos en su superficie, casi del tamaño de los testículos, de
128 X
seis á ocho líneas de Jargo, sobre tres de anchura y espe- el recto por detrás, tiene una dirección oblicua de abajo
sor, del peso de dracraa á dracma y media, y situados en arriba y de delante atrás; difiriendo en esto de las hembras
la pequeña pelvis, en la duplicatura de un repliegue del de los irracionales, en las cuales se dirije en el sentido del
peritoneo, llamado ligamento ancho de la matriz, en cada mismo eje del abdomen, lo que facilita mucho mas el par-
lado de este órgano. Por mucho tiempo fueron considera- to. Su interior está guarnecido de arrugas generalmente
dos como glándulas y llamados en su consecuencia testícu- trasversales, poco numerosas é irregulares por arriba, mas
los femeninos; pero en el siglo pasado se les dio el nombre abundantes y salientes hacia abajo. Estas arrugas no son
de ovarios por cuanto se consideró que suministraban los pasajeras como las que se notan en la superficie de las de-
huevos, de los cuales, en aquel tiempo, se hacia proceder más membranas mucosas; pues no se borran sino con la
toda generación. Si su estructura no da [una demostración edad, y consecutivamente á reiteradas cópulas y repetidos
absoluta de esta última opinión, á lo menos es cierto que partos. Junto á la abertura esterna de la vagina ó de la vul-
diíiere déla de los testículos. Las trompas llamadas de Fa- va , se encuentra una membrana llamada «hymen,» de
lopio, son dos conductos cónicos, tortuosos, vermiformes, forma semilunar, parabólica ó circular, y que parece desti-
de cuatro ó cinco pulgadas de largo, situados en el mismo nada á impedir la entrada en la vajina / pero sin obturar del
ligamento ancho que contiene el ovario, y estendídos desde todo este canal. El hymen, cuya existencia por largo tiem-
este, al cual adhieren por una de las franjas que lo termi- po ha sido negada sin razón, pero cuya integridad ó falta
nan por este lado, hasta el útero , con el cual son continuos son señales equívocas de la virginidad, se desgarra en las
y en cuya cavidad abocan. Por esta última razón han sido primeras cópulas; y entonces encuéntranse en su lugar
referidos á este órgano y llamados trompas uterinas; pero unos tuberculitos rojizos, redondeados ó aplanados, cuyo
equivocadamente, pues son dependencias del ovario, son número varía de dos á seis, y llamados carúnculas-nurlifar-
sus verdaderos canales escretorios , en términos de que en mes. — La abertura llamada vulva está cercada por dos re-
muchos animales les están continuos. Porh parte del útero pliegues dichos grandes labios, cuya organización nos pre-
su calibre es muy estrecho, de manera que apenas admite senta, de dentro á fuera, una capa mucosa, prolongación
una cerda de caballo; pero hacia su parte media ensán- de la mucosa vajinal; una capa musculosa formada por un
chase su calibre para angostarse de nuevo, y finalmente, músculo que circunscribe la abertura de la vulva ; una capa
por la parte del ovario termina con una superficie ensan- de tejido erectil; y por último, una capa de piel guarnecida
chada, y que se llama pabellón de la trompa. de folículos y de pelos. En el ángulo ó comisura superior
El aparato de gestación comprende un solo órgano, el de los grandes lábios,.hay un órgano parecido al pene, lla-
útero ó la matriz, viscera hueca, destinada á recibir el feto mado Clitoris. Este clitoris en efecto, se halla igualmente
y liarle asilo desde el momento de la concepción hasta el formado por un cuerpo cavernosa y terminado en su parte
del nacimiento. Este órgano, situado en Ja pelvis, entre la anterior por un glande al cual cubre un prepucio formado á
yejiga que está hacia adelante, y el recto hacia atrás, de- espensas de la mucosa vajinal. Sin embargo, el clitoris ge-
bajo de las circunvoluciones inferiores del intestino delga- neralmente es mucho mas pequeño que el pene; su cuerpo
do,tiene la forma de un conoide aplanado por sus dos caras cavernoso es mucho mas denso, y menos apto para dejarse
opuestas, redondeado en su base, que está hacia arriba y penetrar por la sangre ; la uretra no atraviesa este órgano ,
truncado en su ápice, que se halla hacia abajo. Su volu- cual en el pene del hombre, etc. Del prepucio de este cli-
men es muy pequeño; su longitud no pasa de dos pulga- toris, que algunas veces es tan voluminoso como un miem-
das y media, su anchura de pulgada y media en el fondo , bro viril, se estienden sobre la cara interna de los grandes
y de diez líneas en su cuello. Se distinguen en el útero tres labios, y hasta su parte media, otros dos repliegues llama-
partes: fondo, cuerpo y cuello. El fondo es su parte supe- dos «pequeños labios ó ninfas,» y cuya organización es igual
rior, que se halla sobre la inserción de las trompas. El á la de los grandes labios.
cuerpo es la que, desde el punto en que se insieren las trom- Por último , el aparato de lactación se compone de las
pas, se estiende hasta el cuello. Finalmente, el cuello es «•mamasó tetas,» glándulas situadas en una masa de tejido
su parte inferior , la que se halla angostada, y forma proe- celular, en la parte anterior y superior del pecho. Su nú-
minencia en la vagina con una abertura. El órgano, en su mero en los animales, está generalmente en razón directa
totalidad, es periforme, tiene la figura de un triángulo apla- del de ios hijuelos que acostumbran dar á luz. Las mamas
nado de delante atrás, y cuya base se halla hacia arriba. En se componen, primero de una glándula llamada « mamaria»
cada uno de los dos ángulos superiores se ven las emboca- con sus conductos secretorios llamados canales « lactíferos ó
duras de las trompas, las inserciones de los ligamentos del galactóforos»; 2." De una masa de tejido celular adiposo ,
ovario, y de otro llamado ligamento redondo. El ángulo en el cual se halla sumergida la glándula, y á cuyo elemento
inferior está formado por el cuello, el cual forma en la va- deben sobre todo las tetas su volumen y forma; 3." De una
gina una salida de cuatro á cinco líneas, y termina con una capa esterior de piel muy fina, muy suave, mas delicada y
hendidura transversal llamada hocico de tenca, ú orificio blanca que la de las demás regiones del cuerpo, sin arrugas
vaginal del útero. Esta abertura está circunscrita por los ni repliegues. Del centro de la mama se levanta un tubér-
labios, lisos y redondeados en las mujeres que no han pa- culo, llamado « pezón,» que no es sino una masa de tejido
rido, resquebrajados y rugosos en las que han sido madres, esponjoso, erectil, en torno de la cual se^iallan los orificios
de tres á cinco líneas de largo y generalmente siempre abier- de los conductos escretorios. En el pezón, la cutis toma
ta sobre todo en las mujeres que han parido algunas veces. otro color y carácter; forma ai rededor una aréola, de color
El aparato de copulación consiste en un canal, que de de rosa en las jóvenes, de color mas moreno en una edad
una parte comunica con el esterior por una abertura llamada avanzada, y cuyo sistema capilar es tan delicado que se co-
vulva, estendido de otra hasta el útero cuyo cuello abraza, lora , lo mismo que el rostro, por el pudor y las pasiones.—
y destinado á alojar el pene. Este canal vásculo-membra- Existe en el hombre un rudimento de este aparato; pero la
noso, llamado vagina ó vulvo-uterino, tiene una longitud de glándula mamaria , sumamente pequeña se halla como en
cinco á seis pulgadas, y el calibre de una pulgada. Situado miniatura; la aréola del pezón es de color menos vivo, me-
en la pequeña pelvis entre la vejiga orinaría por delante, y nos rugosa, y está cubierta de pelos, &in embargo en la época
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de la pubertad se entumece á veces aquella glándula; y en nexiones ; no solo se encuentra analogía de organización en-
algunos casos, aunque muy raros, por la presión se ha visto tre los dos sexos, comparando en cada uno los testículos y
que daba un liquido. Humboldt, en su viage á las regiones los ovarios, los epididimos y las trompas de FaJopio, los án-
equinocciales del nuevo continente, trae la observación de gulos ó cuernos de la matriz y los canales deferentes, las ve-
un hombre de 32 años, el cual mantuvo por espacio de cin- sículas seminales y el cuerpo del útero, el pene y la vagina;
co meses á su hijo con un liquido azucarado que vertian sus sino que también se ha averiguado la misma analogía en los
pechos, sin darle otro alimento. vivíparos y los ovíparos. En efecto, M. Emmert ha proba-
Tales son los órganos genitales de uno y otro sexo en la do que las aves, en las cuales no se habla encontrado pri-
especie humana : en esta, lo mismo que en los animales su- mitivamente mas que un solo ovario, tienen dos, y dos
periores, jamás se hallan reunidos ios dos sexos en un mismo oviductos. Enseguida F. Tiedemann distinguió en aquel
individuo. En vano han supuesto las artes hermafroditas oviducto tres partes, que ha considerado como análogas de
humanos: la naturaleza jamás los ha presentado, y los seres la trompa del útero y de la vagina de los mamíferos. Por
que como tales han sido considerados, no eran mas que in- último, si Saint-Hilaire no encuentra en aquellos oviductos
dividuos disformes, que presentaban alguna conformación mas que dos partes , una que corresponde á la trompa , y
viciosa de los órganos genitales, y que lejos de poderse re- la otra al cuerno de la matriz, dicho anatómico refiere al
producir solos, por lo común no podian desempeñar la fun- cuerpo del útero lo que se llama en las aves «bolsa de Fa-
ción de sexo alguno. Por la sola comparación de los órganos. bricio,» y á la vagina, lo que se llama «bolsa de copulación,»
Galeno y Avicena hablan dicho que los dos sexos no se dife- No pretendemos discutir aquí los motivos en que fundan
renciaban masque por la situación y el desarrollo, siendo las estos sabios la realidad de sus analogías; nos limitaremos
partes esteriores en el hombre, é interiores en la muger; en tan solo á decir que en el útero único de la muger es posi-
el hombre, el útero renversado al esterior y conteniendo ble hallar alguna semejanza con el útero bicorne de los ma-
los ovarios ó testículos; en la muger estas partes se hallan míferos. Lo que se llaman ángulos superiores del órgano
en lo interior. Los testículos y los ovarios, como suminis- en nuestra especie es efectivamente lo análogo de los cuer-
trando la materia por la cual concurre cada sexo á la ge- nos del útero en los cuadrúpedos ; y lo que lo prueba es que
neración ; los conductos deferentes y las trompas de Fa- son los mismos vasos los que se distribuyen á unos y a otros.
lopio, como conductores de dicha materia; las vesículas Saint-Hilaire piensa que los cuernos y el cuerpo de la ma-
seminales, y el útero, como los reservatorios donde se pone triz, que según la anatomía humana se consideran como
aquella en depósito; finalmente, el pene y la vagina, como dependencias de un mismo órgano, son dos distintos: el
destinadas á su eliminación, eran partes consideradas como uno (los cuernos) alimentado por las arterias espermáti-
análogas en cad? sexo. Pero cuando mas tarde el sistemi de cas; y el otro (el cuerpo) nutrido por las arterias uterinas.
los ovaristas fué adoptado por casi todos los fisiólogos, te Ambos pueden hallarse en los animales, en relaciones de
desechó esta comparación: se consideró el sexo hembra co- desarrollo inverso, y por ejemplo, la especie humana y el
mo el principal,, y el sexo macho como una degeneración de conejo, presentan bajo este aspecto los dos estremos; en la
aquel. Hoy dia, en que los ejfuerzos de los zoologistas tien- primera, el cuerpo del útero es muy voluminoso, y los
den á referir todas las diferencias que presentan los anima- cuernos apenas apreciables; y en el conejo, al contrario ,
les y los órganos á la unidad de organización , se ha vuelto el cuerpo del útero es rudimentario, casi nulo, y los cuer-
á la idea de los antiguos, pero mejor concebida, y apoyada nos muy considerables.
en le que GeoflVoy, Saínt-Hilaire llama principio de las co-

Viages.
LA GRUTA DE ELÍAS, EN EL MOiNTE CARMELO.

El grabado que acompaña á este artículo, representa una de pequeños valle* que circulan graciosamente entre mon-
de las grutas del monte Carmelo, en la que habitó el pro- tecillos cubiertos de hermosas selvas y de monte bajo. Estas
feta Elias. El célebre poeta Lamartine hace mención de ella selvas separan las llanuras de Kaipha del pais de Nazareth y
en su Viage á Oriente, y con este motivo reproducimos aquí del desierto del monte Tabor. El monte Carmelo, cordillera
uno de los trozos de la poética descripción que hace del Car- elevada de montañas que^empieza en la corriente del Jordán,
melo en la citada obra. y viene á rematar en pico sobre el mar, se^ibujaba ya sobre
« El dia 21 de octubre á las seis de la mañana, salimos nuestra izquierda; su línea, de un verde sombrío, se despren-
de Nazareth. Todos los religiosos españoles é italianos del de y destaca sobre un cíelo de un azul subido, atelarañado
convento reunidos en el patio, nos rodearon cuando íbamos con los vapores cálidos parecidos á los que salen de la boca de
á montar á caballo, ofreciéndonos, unos sus votos y ora- un horno. Sus costados escabrosos están sembrados de una
ciones para el éxito de nuestro viage, y otros provisiones vegetación fuerte y vigorosa. Por todos lados hay una capa
frescas, pan escelente, cocido aquella misma noche para forrada de arbustos dominados acá y allá por las cabezas
nosotros, aceitunas y chocolate de España. Al salir de Na- elevadas de los robles; manchas pardas, cortadas natural-
zareth, costeamos una montaña cubierta de nopales é hi- mente en formas estrañas y colosales, atraviesan de vez
gueras; á mano izquierda se abre un valle verde y umbro- en cuando esta capa de verdura, reflejando juntamente los
so; una linda casita de campo que recordaba al verla las rayos del sol. Esta es la perspectiva que teníamos á perder
quintas de recreo de nuestra Europa, estaba sola y puesta de vista sobre nuestra izquierda; á nuestros pies los valles
como en un cuadro sobre el declive del valle. Habíamos por donde caminábamos bajaban en pendiente suave, y co-
andado dos horas de camino cuandQ entramos en una serie menzaban á estenderse por la hermosa llanura de Kaipha.
TOMO III. 17
130
Trepamos por Jos últimos conos de tierra que nos separaban vero y solemne, parecido á un muro gigantesco casi cor-
de ella, y no la perdimos de vista sino para descubrirla de tado á pico, y revestido por todas partes de una capa de
nuevo. Eslos montones de tierra entre la Palestina y la Si- arbustos y de yerbas olorosas; en ninguna parte se le vé
ria marítima, son unos parajes los mas deliciosos y al mismo despojado de vegetación; algunos fracmentos desprendidos
tiempo mas solemnes que hablamos contemplado en todo el de lo alto han rodado hasta el llano como cindadelas, que
viaje. Aquí y allí los bosques de robles abandonados á su allí ha puesto la naturaleza para qne sirvan de defensa y
vegetación silvestre, forman claros estensos cubiertos de una abrigo á las aldeas de los labriegos árabes. Á las siete de la
alfombra tan aterciopelada como en nuestros prados de tarde ya nos íbamos acercando á Kaipha cuyas cúpulas, mi-
occidente; por detrás, la cima del Tabor se eleva como un naretes y blancas murallas forman , como en todas las ciu-
magestuoso altar coronado de verdes guirnaldas en un cielo dades del Oriente, un aspecto alegre y brillante á cierta dis-
de fuego; mas allá la cima azulada de los montes de Gel- tancia. Kaipha se eleva al pié del Carmelo en una playa de
boé y de las colinas de Samaría , se destacan trémulas en el blanca arena en las orillas del mar. Esta ciudad forma la
vago horizonte. El Carmelo corre su cortina con grandes estremidad de un arco cuya otra estremidad la forma San
pliegues sobre uno fle los lados de la escena , y ¡as miradas, Juan de Acre. Un golfo de dos Jeguas de ancho las separa :
al seguirla, llegan hasta el mar que lo termina todo, como este golfo es la playa mas deliciosa que han visto ojos de
un cielo en último término de un hermoso cuadro de navegantes. San Juan de Acre con sus fortificaciones guar-
paisaje. necidas y como endentadas por los cañones de Ibrahim Bajá
« Fuimos sorprendidos en medio del dia por una tormen- y de Napoleón, con la cúpula calada de su hermosa mez-
ta; nunca he visto otra mas terrible; las nubes se elevaron quita desplomada, con el sin número de velas que están con-
perpendicularmente como torres por cima del monte Car- tinuamente entrando y saliendo de su puerto, llama la aten-
melo; poco des- ción sobre uno de
pués cubrieron los puntos mas
toda la larga cres- importantes que
tadeaquellacade- se han ilustrado
na de montañas, por la guerra: al
lasquepocoantes fondo del golfo
tan serenas y bri- vése una vasta
llantes , fueron llanura cultiva-
poco á poco su- da; eJ monte
mergidas en olas Carmelo proyec-
arrolladas de ti- tando su gran
nieblas que sur- sombra sobre
caban acá y allá ella; y mas allá
por regueros de á Kaipha como
fuego. En pocos una hermana de
momentos el ho- San Juan de
rizonte se rebajó, Acre, abrazan-
estrechándoseso- do el otro lado
bre nosotros, no del golfo, y ade-
se oian truenos, lantándose en el
sino un especie de
üiula de Elia-. . mar con su pe-
redoble mages- queño muelle ^
tuoso, continuo y atronador, ( omo el ruido de las olas sobre donde se balancean algunos bricks árabes; por cima de
Jas costas durante una borrasca. Los relámpagos serpentea- Kaipha , una selva de olivos corpulentos, y mas arriba to-
ban verdaderamente como torrentes de fuego en el cielo por davía, un camino abierto en la peña y lindando con el vér-
cima de las negras faldas del Carmelo; los robles de las tice del cabo de! Carmelo.
montañas y de las colinas'por donde caminábamos todavía, « El monte Carmelo empieza á elevarse á algunos minu-
se doblaban como si fuesen cañas; nos hubiera arrebatado tos de camino de Kaipha ; le trepamos por un camino bas-
el viento que salia de las gargantas y de las cavernas, á no tante hermoso , cortado también en la peña sobre la punta
habernos apeado de nuestros caballos, y si no hubiésemos misma del cabo ; cada paso que dábamos nos descubría un
encontrado un abrigo detrás de una alta peña , en el cauce nuevo horizonte sobre el mar, sobre las colinas de la'Pa-
seco de un torrente. Las hojas secas de los árboles arreba- lestina, y sobre las playas de Idumea. En la mitad del ca-
tadas por el huracán , caian arremolinadas sobre nuestras mino encontramos á un padre del Carmelo , que hace mas
cabezas. Acordéme entonces de la Biblia y de los prodigios de cuarenta años que habita una casita que sirve de hos-
de Elias, del profeta esterminador sobre el monte, y cuya picio á los pobres de la ciudad de Kaipha, el cual sube y
gruta no estaba de allí muy lejos. baja dos veces al dia la montaña para ir á orar por sus her-
«La tormenta no duró mas de media hora, y bebimos el manos. Llamónos la atención la dulce espresion de sereni-
agua llovediza que habia caldo en las mantas de fieltro de dad que reinaba en su alma y la alegría de corazón que bri-
nuestros caballos. Descansamos algunos momentos en la mi- llaba en todas sus facciones venerables. Esta espresion de
tad del camino de Nazareth á Kaipha , y volvimos á poner- dicha tan apacible é i nalterable, no se encuentra mas que en
nos en marcha siguiendo por la falda del monte Carmelo, la hombres de vida sencilla , laboriosa y entregada á genero-
montaña que estaba á nuestra izquierda, y una vasta lla- sas resoluciones.
nura con un rio á la derecha. El Carmelo que íbamos cos- « A la puerta del hermoso monasterio que se levanta
•teando de esta manera por espacio de cuatro horas de ca- hoy dia, nuevamente reedificado desde sus cimientos, y
mino , nos presentó por todas partes el mismo aspecto se- deslumhrando con su blancura , nos esperaban ya dos re-
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ligiosos que eran unos habitantes de este vasto y magnífico « Dia de reposo, pasado en el monasterio del monte Car-
retiro de cenobitas; fuimos recibidos por ellos como com- melo , y ocupado en recorrer los puntos mas interesantes
patricios y amigos. Pusieron á nuestra disposición tres cel- de la montaña y las grutas de Elias y los demás profetas que
das , provistas cada una de cama , mueble raro y nada usado las habitaron. La principal de estas grutas, evidentemente
en Oriente , una silla y una mesa , y nuestros árabes se si- tallada por la mano del hombre en la roca mas dura , es
tuaron con nuestras caballerías y equipajes en los grandes una sala de una prodigiosa elevación; no tiene mas vistas
patios interiores del monasterio. Diéronnos de cenar pesca- que la del mar sin límites, y no se oyen en ella mas que
do fresco y legumbres cultivadas entre las peñas de aquellas el ruido de las olas que se estrellan continuamente contra
montañas. Pasamos una velada deliciosa, y después de t a n - la arista del Cabo. Cuentan las tradiciones que aquella era
tas fatigas , sentados en los ancbos balcones que dominan el la escuela donde Elias enseñaba la ciencia de los misterios
mar y las cavernas de los profetas. Una luna serena rielaba y de las sublimes poesías. No podia haberse escogido sitio
dulcemente sobre las olas, cuyo murmullo y frescura lle- mas á propósito, y la voz del anciano profeta , señor de una
gaba hasta donde nosotros estábamos. Determinamos que- innumerable generación de profetas, habia de resonar ma-
darnos allí todo el dia siguiente para dar algún descanso á gestuosamente en el socavado seno de la montaña que sur-
nuestros caballos y procurarnos provisiones; íbamos á en- caba con tantos prodigios, y á la cual iba á dejar su nom-
trar en una tierra enteramente nueva y desconocida para bre! La historia de Elias es una de las mas maravillosas de
nosotros, donde no encontraríamos ya ni ciudades, ni aldeas, la antigüedad sagrada; Elias es el gigante de los bardos sa-
y raras veces manantiales de agua dulce: veíamos cim o jor- grados. »
nadas de desiertos estenderse delante de nosotros

• z • • • /

Estudios históricos sobre la Alemania.


XI.
HEIDELBEllG.

Heidelberg, situada y como refugiada en medio de los las demás que habian sido edificadaSj sin el Señor, se con-
árboles á la entrada del valle del Neckar, entre dos ci- virtieron en cenizas.
mas coronadas de bosques mas arrogantes que colinas y Cuando la paz, el elector palatino, Carlos Luis, que ha
menos ásperas que montañas, tiene sus admirables ruinas, sido denominado el Salomón de Alemania, volvió de Ingla-
sus dos iglesias del siglo x v , su encantadora casa de 159S , terra y reedificóla ciudad. A Salomón sucedió Heliogábalo,
con fachada roja y estatuas doradas, llamada la posada del al conde Luis el conde Carlos; después á la rama palatina de
caballero de San Jorge, sus viejas torres sobre el agua, su Vittelsbach-Simmern , la rama palatina de Pialz-Neuburgo,
puente y sobre todo su rio , su rio límpido, tranquilo y sil- y en fin ', á la guerra de los treinta años, la guerra del P a -
vestre, en que aovan las truchas, en que abundan las le- latinado. En 1689 un hombre cuyo nombre sirve aun hoy
yendas, en que se erizan rocas, en que su curso, sembrado dia en Heidelberg para asustará los niños, Melac, teniente
de escollos, no es sino una enmarañada red de torbellinos general de los ejércitos del rey de Francia , pasó á saqueo
y corrientes; maravilloso rio-torrente en el que puede ase- la ciudad palatina y la convirtió en un montón de escom-
gurarse que jamás irá á patinar un barco de vapor. bros. Una sola casa sobrevivió, la casa de 1595.
En Heidelberg, en su ciudad, en su valle y en sus escom- No tardó en reconstruirse Heidelberg; pero cuatro años
bros, la vida del hombre pensativo es encantadora. Lo que después volvieron los franceses en 1693 ; y los soldados de
primero llama la atención es la casa del caballero de San Luis XIV violaron en Spira las sepulturas imperiales y en
Jorge, que es verdaderamente un maravilloso edificio. F i - Heidelberg las tumfas palatinas. El mariscal de Lorges puso
gúrese el lector tres pisos con estrechas ventanas sosteniendo fuego por los cuatro costados á la residencia electoral; el in-
un frontón triangular con gruesas volutas ensortijadas y co- cendio fué horrible, todo Heidelberg se quemé. Cuando los
ladas : desde abajo hasta arriba de estos tres pisos, dos tor- torbellinos de humo y llamas que envolvían á la ciudad fue-
recillas-espías con fachadas fantásticas y salientes hacia la ron disipándose, se vio una casa, unói sola de pié entre
calle; en fin toda esta fachada pintada de rojo, esculpida, aquel montón de cenizas. Aquella casa era la casa de 1895.
cincelada, tan pronto burlona, tan pronto severa y cubierta Al presente, la encantadora casa bermeja, con arabescos
de alto á abajo de aiabestos, medallones y bustos dorados. dorados, siempre virgen, intacta y arrogante, y la única
En cuanto el poeta que edificaba esta casa la hubo termi- digna del castillo entre el amontonamiento de casas blancas
nado, escribió en letras de oro, en medio del frontispicio, que compone en la actualidad á Heidelberg, se eleva so-
este versículo humilde y religioso: Si Jchova non wdificetdo- berbiamente en la ciudad y hace relumbrar á los rayos del
mum, frustralaboranl wdificatites eam. Esto acaecía en 1893; sol la triunfante inscripción en que se lee al pasar, que J e -
veinte y cinco años después, en 1620 , empezó la guerra dé hova ha sido el artífice y que Jehova ha sido el salva-
los treinta años por la batalla de Monte-Blanco, cerca de dor.
Praga, y se continuó bástala paz de Westfalia, en 16Í8. Es verdad, porque es preciso decirlo todo, y la devoción
Durante esta larga ilíada de la que Gustavo Adolfo fpé ei del renacimiento, se sazonaba con fantasías paganas, es
Aquiles, Heidelberg, cuatro veces sitiada, tomada y vuelta verdad repetimos, que el efecto de este grave salmo se halla
á tomar, dos veces bombardeada , fué incendiada en 16.35. un tanto modificado por esta línea profana que el arquitecto
Una sola casa se escapó de las llamas, la de lS9g. Todas grabó encima : Pnestat invicta Venus, la cual debe hallarse
X 132 X
algo violenta cerca de esta otra inscripción que corona el ima montaña cónica en donde se apelotona dentro de sus
frontón : Solí. Deo. Gloria. murallas y de donde observa hace seiscientos añqs la formi-
Después de haber saludado á la milagrosa casa , debe el dable actitud de los castillos. El Neckar parece haber tomado
viajero pasar el puente y dirigirse á la montaña. En este partido por losdela ciudad y rodea la montaña de los ciudada-
pais devastado por las guerras feudales , las guerras monár- nos con su brazo de acero. Parece que los bosques se inclinan
quicas y las guerras revolucionarias, las cabanas están cons- hacia este valle de todas partes como esperando el combate.
truidas con ruinas de castillos , de lo que resultan estraños En ellos se encuentran, entre los encinales y castañares,
edificios. Cerca de Heidelberg hay una casa de un labrador grandes bosques de pinos habitados por mochuelos y ardillas.
compuesta del modo siguiente : cuatro tapias de arcilla Aciertas horas todo este conjunto no es un paisage, es una
blanqueadas con cal,*una puerta y una ventana en la fa- escena, y se está esperando el momento en que los actores,
chada ; á la derecha de la puerta, el león de Baviera coro- aquella ciudad y aquellos castillos, aquel hormiguero de
nado, llevando el globo y el cetro, esculpido casi de bulto enanos y aquellos cuatro gigantes petrificados, van á reco-
en una ancha piedra arenisca. A la izquierda de la ventana brar la vida y comenzar la acción. Este admirable sitio se
otra lápida de piedra rojiza, gran bajo relieve representando llama Neckarsteinach. De uno de estos cuatro torreones se
una mano crispada sobre un tajo y medio cortada por un ha hecho una granja, del otro una quinta. Los otros dos
hacha. Encima del hacha esta fecha borrada 16....; debajo que se encuentran completamente arruinados, devastados
del tajo, esta otra fecha, 1731; entre ambas fechas, esta y desiertos, tienen una curiosa historia. El uno se llamaba
palabra RENOVATÜM. Nada mas misterioso ni mas siniestro en el siglo xii y aun se llama hoy Shwalbennest, lo que
que este bajo relieve. No se vé el hombre á quien pertene- significa « nido de golondrina.»Está en efecto como saliente
ce la mano; no se vé al verdugo que maneja el hacha. Esta y construido como por una golondrina gigantesca, sobre
cosa espantosa parece salir de una nube. Los dos bajore- una ménsula de roca, en la cima de un enorme monte de
lieves están incrustados en el muro un poco debajo de los piedra rojiza. Era en tiempo de Rodolfo de Habsburgo, la
viejos listones del tejado. El león palatino se vuelve como guarida de un espantoso noble-bandido que era conocido
irritado y furioso hacia esa mano medio cortada. ¿Quién ha con el nombre de Bligger-el-Azote. Todo el valle, desde
llevado allí ese león? ¿Qué significa ese repugnante bajo Heilbronn á Heidelberg , era presa de este milano con faz
relieve? ¿Qué crimen'- castiga este suplicio? ¿Qué singular humana. Como á todos sus semejantes, la dieta le mandó
azar ha tenido el capricho de completar una granja con este llamar, pero Bligger no se presentó ; el emperador lo puso
león rugiente y esta mano ensangrentada? Una parra car- fuera de la ley ; Bligger lo tomó á risa. La iiga de las cien
gada de uvas serpentea alegremente á través de este oscuro ciudades envió sus mejores tropas y su mejor capitán á si-
enigma. tiar el nido de la golondrina; y en tres salidas esterminó
Debe visitar también el Heidenbcli, esto es, el j^ozo de los BIÍ2ger-el-Azote á los sitiadores. Este Bligger era un com-
Paganos, que es tal vez la tumba abierta y vacía de un gi- batiente de estatura colosal y que heria con el brazo de un
gante, tal vez un aposento druídico, tal vez un pozo de un herrero. En fin, el Papa le escomulgó, así como á todos sus
campo romano ó el reservatorio pluvial de un convento bi- parciales. Cuando Bligger oyó leer al pié de su muralla, por
zantino que ha desaparecido, ó la repugnante fosa sepulcral uno de los mesnaderos del santo imperio, la sentencia de
de un cadalso demolido, cuyos silenciosos muros han sido escomunion, se encojió de hombros; pero al dia siguiente,
acaso rociados de sangre humana, ó ensordecidos perlas al dispertar halló su burgo desamparado y la puerta y la po-
danzas de las brujas alrededor de un osario. Está llena de terna tapiadas: todos sus hombres de armas hablan aban-
tinieblas en la que de noche la luna arroja un rayo lívido. donado de noche la cindadela maldita, y habían tapiado las
Los paganos, es decir, los sicamdros, según unos, los ro- salidas. Entonces uno de ellos, que se había ocultado en la
manos, según otros, han dejado huellas profundas en las montaña, desde una roca de la que se registraba el interior
tradiciones populares que se mezclan en Alemania siempre del castillo, vio á Bligger-el-Azote pasear con la cabeza baja
con la historia. En Lorch, á la entrada del Wisperthal hay y á paso lento por su patio; no entró ni por un momento en
otro agujero, otro pozo de los Paganos, llamado también la torre y así se pasó todo el dia solo y haciendo resonar el
Heidenloch. En Winkel, sobre el Rhin, la antigua Vinice- pavimento enlosado bajo su talón de acero. En el momento
lla, existe la calle de los Paganos, Heidengass; y en Wiesba- en que el sol se ocultaba detrás de las colinas de Neckarge-
den, la antigua Visibadum, se halla el muro de los Paganos, mund, el formidable burgrave cayó cuan largo era sobre el
Heidenmauer, Y no contamos entre estos vestigios paganos pavimento: estaba muerto. Su hijo no pudo relevar á su fa-
una especie de arco cuyo machón cubierto de yedras está milia de la escomunion sino haciéndose cruzado y trayendo
cayéndose en la montaña detrás de Caub, á una legua poco de la Tierra Santa la cabeza del sultán, la cual figura todavía
mas ó menos de Gutenfels, y al que los campesinos llaman hoy en medio del escudo de un caballero de piedra, que se
el puente de los Paganos, Heidenbrukke, porque nos parece llama Ulrico Landschad, hijo de Bligger, y que duerme
evidente que es la ruina de un puente construido por los echado sobre una tumba en la iglesia de Steinach. Esta fa-
suecos durante la guerra de los treinta años. Pero á la ver- milia se halla hoy estinguida.
dad , la tradición no se engaña mucho en este caso ; puesto ¿No es esta una bella historia, que merece mejor la pena
que Gustavo Adolfo era casi un Scipion, y lo que hizo á de ser contada que lasgrandes batallas y los matrimonios de
las orillas del Rhin en el siglo xvii, fué la grande guerr» los príncipes? ¡Y todo esto hay que recogerlo de la memo-
clásica, la guerra romana. Las mismas estrategias que cuen- ria del pueblo 1 Los historiadores desdeñan estos detalles,
ta Polibio en la guerra púnica, las halla Folard y lo prueba diciendo que es pequeño; nosotros lo calificamos de grande.
en la guerra de los treinta años. Son cuentos de viejas , dicen ellos; pero ¿se conoce acaso
A dos leguas escasas de Heidelberg hay un encantador cosa mais magnífica y terrible que los cuentos de viejas? En
valle, valle de arqueólogo y valle de poeta. Cuatro viejos cuanto á nosotros, nos parece Homero tan sublime que
ctótillos sobre cuatro mogotes de rocas como cuatro buitres colocamos á su Ilíada entre los cuentos de vieja. A pro-
que se miran ; entre estos cuatro torreones una pobre vieja pósito de esto, Buchanan , hace una candorosa confesión ;
ciudad parece como que se refugia con terror á la eúspide de hé aquí lo que escribió al hablar de Macbeth : Multa hk
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fabulose affíngunt; sed, quia theatris aulffabulis milesüs sunt de aquella entrada inaccesible, está tan pura como si la pie->
apHora, quam historim, ea omitió. Lo que Buchanan pone dra hubiese sido labrada ayer. La única'cosa que con la torre
así entre dos paréntesis, es Shakspeare. Por otra parte el cuadrada conserva todavía alguna forma, es una gran torre
pueblo no se engaña en esto; ama lo grande y ama los cuen- redonda arrasada en sus tres cuartas partes, que flanqueaba
tos. Algunas veces exagera con delicia los personages de sus UDO de los ángulos del muro y que se percibe al subir. En-
leyendas, y los coloca por el augusto engrandecimiento de golfado ya el viajero en aquel enmarañado dédalo de antros
los pormenores, al nivel de los grandes hombres históricos- del derruido castillo, le costará algún trabajo en encontrarla.
La crónica no halla dificultad como tampoco la historia, en Se divisa entre dos grandes zarzales, la estrecha entrada de
trastornar todas las leyes de la naturaleza cuando se trata un corredor, y por él se llega á un pequeño callejón singu^
de solemnizar uno de sus héroes. Cuando el laird escocés lar: habia allí cuatro celdillas oblongas, abovedadas, bajas,
Dunwaid asesinó en el castillo de Fores , al rey Duff, hubo con vistas á los cuatro puntos diferentes del valle, termina»
prodigios y el sol se eclipsó comoá la muerte de César. En das cada una por una saetera, y partiendo todas cuatro de
tanto que los narradores de estas grandes cosas se llaman la estremidad del corredor citado. Figúrese el lector el in-
Héctor Boecio ó Hailess, no son historia sino cuentos. El terior de un molde en que se hubiese fundido el pié de una
dia en que se llaman Homero, Virgilio ó Shakspeare, no son águila colosal y tendrá una idea exacta de los cuatro apo-
historia sino epopeya. sentos y del corredor de que hemos hablado. Estas cuatro
El Schwalbennest presenta todavía un aspecto fiero y celdillas eran unas atalayas desde las cuales podia el burgra*
sombrío. Es un torreón cuadrado cuyos dos ángulos vueltos ve ver á la vez por la primera saetera, á su derecha la falda
hacia el valle desaparecen y se abisman bajo las torreci- de la montaña; por la segunda, enfrente de él, el Schwal^
llas redondas con barbacanas; una doble circunvalación cu- bennest; por la tercera, la ciudad agrupada sobre la colina ;
bierta de yedra le envuelve, y toda esa mole cuelga como y por la cuarta, á su izquierda, los otros dos castillos del
hemos dicho, agarrada al flanco de una montaña, casi á valle. Esta garra de águila que tenia por uñas cuatro má-
plomo, sobre el Neckar. Hoy escala impunemente el viajero quinas de guerra , era el interior de la torre redonda. En-
aquel sendero tan temible en otro tiempo, y al cual arrojaban tre las cuatro troneras todo era granito cimentado y maciza
el aceite hirviendo, la pez encendida y el plomo derretido cantería. Por la primavera aquella torre convertida en un
desde las barbacanas, hoy entra por aquella puerta y aquella prodigioso ramillete de llores, debe ser encantadora. Por lo
poterna que fueron tapiadas; hoy anchas aberturas dan paso demás, nadie sabe cosa alguna acerca del burgo. Ni tiene
al primero que liega, y nosotros hemos grabado con un siquiera su leyenda, ni su espectro. Las generaciones hu-
clavo sobre una piedra del umbral estas tres líneas: — manas que lo liün habitado, han entrado en él unas después
«Cuando la puerta del sepulcro se ha cerrado sobre una fa- de otras como en una caverna sin fondo y no ha vuelto á sa-
milia para no volverse á abrir, la puerta de la casa se abre lir ni la sombra de una de ellas. Después de la puesta del sol,
para no volverse á cerrar. » cuando llega la noche, entonces aquellas ruinas-matorrales,
El interior del burgo es de un aspecto lúgubre: raices de se llenan de un estraflo ruido. Si alguna vez te hablan lec-
árboles levantan acá y acullá el viejo embaldosado del si- tor del silencio de las ruinas durante la noche, esceptua, te
glo XII en el que resonó la colosal armadura de Bligger que lo suplicamos, el burgo sin nombre de Neckarsteinach. No
cayó muerto sobre el pavimento. La montaña llena de ma- puede darse baraúnda mas infernal. Sabido es el adorable
nantiales continua destilando gota á gota en la cisterna me- tumulto que estalla á la primavera en un bosque al salir
dio cegada ; los fresales en flor se abren en las junturas de el sol; de cada hoja sale una nota, de cada árbol una me-
las losas; las piedras de los muros azotadas por las lluvias y lodía; e.l petirrojo gorjea, la paloma ramera arrulla, el
raídas por la luna, están picadas por mil agujeros en que jilguero gorgoritea; el gorrión, ese alegre pífano, silva ale-
hilan á la sombra sus capullos las larvas de las mariposas- g'femente acompañando el conciertoen.fin, el bosque es una
espectros ; pero no se vé ninguna huella humana en aquella ofquesta. Todas aquellas voces que tienen alas, cantan á la
morada. En las ventanas inaccesibles del torreón, aparecen vez y esparcen por las colinas y praderas la sinfonía misteriosa
castellanas silvestres: los heléchos que agitan en ellas sus del gran músico invisible. En el burgo sin nombre, sucede
abanicos, y las cicutas que tienen colgando sus parasoles. lo mismo, pero de un modo horrible. Todos los monstruos
La grande sala cuyo techo y pavimento están casi destrui- de las sombras se dispiertan y empiezan á hormiguear. El
dos, está todavía regiamente decorada por trece ventanas murciélago bate sus alas, la araña golpea el muro con su
todas grandes y abiertas mirando el valle. martillo, el escuerzo agita su asquerosa cabeza. Una especie
El otro torreón no tiene nombre, no tiene historia, no de vida venenosa y fúnebre se arrastra por entre las piedras,
tiene fecha por decirlo así; casi ni forma tiene, y es mucho las yerbas y las zarzas. Y además sordos regaños, golpes
mas formidable que el Nido de Golondrina. Si se prescinde estraordinarios, ahuilidos, crepitaciones bajo las hojas,
por un momento de la torre cuadrada que lo decora, no es suspiros débiles que los oye uno á su lado, gemidos desco-
aquello un torreón, no es una ruina, no es una antigüedad, nocidos, seres diformes que exhalan murmullos lúgubres,
no es un edificio de forma humana, (pues el hombre impri- en fin, una cosa que no tiene nombre porque no se vé quien
me la forma al edificio); es una mole informe, una masa la produce. A cada instante salen gritos espantosos de los
cavernosa, una roca atravesada como un pulmón de células desmantelados aposentos; estos son los gatos monteses que
y agujeros; es una enorme madrepora que llena inestrica- se quejan como los moribundos. En otros momentos le pa-
blemente con todas sus antenas, con todos sus pies, con to- rece á uno que anda alguien entre las matas cerca de sí;
dos sus dedos, con todos sus cuellos, con todos sus picos, son las ramas que mudan de lugar por sí mismas. Encendi-
con todas sus trompas, la vegetación, ese pólipo espantoso. dos carbones, caídos no se sabe de que horno, brillan en la
Este burgo es dos siglos mas antiguo que Schwalbennest. sombra en medio de las zarzas; es una lechuza que os mira.
La torre cuadrada no tiene mas que una entrada, una puer- Si sube el viajero por un hermoso castañar que domina
ta del siglo IX, debajo de la cual salen todavía de los muros, el castillo de Heidelberg, se hallará en una colina elevada
á una altura de cerca de cuarenta pies, las ám repisas que que se denomina el pequeño Geissber. En el siglo xii habia
contenían el puente levadizo. La arehivolta llena de sombra allí una fortaleza construida por Conrado de Hohenstaufen,
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conde del Santo Imperio, duque de los francos y cuñado del gara, bajaba de lago en lago al Océano. Una antigua tradi-
emperador Barbarroja. De los restos ó despojos de esta for- ción cuenta que un nigromante, preso por un rey, desecó
taleza incendiada en 1278, al mismo tiempo que la ciudad este lago para obtener su libertad. Este mágico prisionero
de Heidelberg, hicieron los suecos en 1633 un atrinchera- era el Rhin cautivo que royó la barrera occidental del lago
miento de piedra seca; y en nuestros dias, del atrinche- á fin de poder engolfarse mas á sus anchas entre la doble
ramiento de Gustavo Adolfo, un labriego ha hecho el cer- cadena de volcanes apagados que comienza en el Tauno y
cado ó cotamiento de su campo de patatas. La planicie termina en los Siete-Montes. Desde entonces el lago se cam-
del Rhin, vista desde el pequeño Geissberg, es como el bió en llanura, los hombres sucedieron á las olas y los tor-
Océano visto desde la atalaya Boisrosé. El horizonte es in- reones á los escollos.
menso : Mannheím, Philippsburg, los altos campanarios Acabamos de enumerar algunos de los grandes fantasmas
de Spira, un montón de aldeas, bosques, llanuras sin fin, que han atravesado en estos veinte siglos esta llanura; Cé-
el Rhin, el Neckar, innumerables islas y en el fondo los sar fué el primero, Bonaparte el último. Hay ciudades so-
Vosgos. A la derecha, sobre el Heiligenberg, cresta cubierta bre las cuales, en ciertas épocas casi periódicas, por una
de arbolado que se llamaba hace dos mil años el monte Pirus especie de fatalidad local que está en el ambiente, por la
y hace mil mon$ Abrahm, hay unas ruinas que si en ellas se combinación de su situación geográfica con su valor políti-
repara, cuentan la misma historia que las ruinas del tor- co, se forman complicados acontecimientos, como las nubes
reón de Conrado sobre el Geissberg. Los romanos hablan en las altas montañas y Heidelberg es una de estas ciudades.
erigido allí un templo á Júpiter y otro á Mercurio; con los En cuanto á su castillo, (pues al fin tenemos que hablar
materiales de estos templos, Clodoveo, después de la batalla de él, ¡de cuántas aventuras no ha sido teatro! Durante
de Tolbiac, en 495, edificó un palacio que habitaron los re- quinientos años recibió el contra-golpe de todo lo que con-
yes francos. Cuatrocientos años mas tarde, en tiempo de movió á Europa', y al fin concluyó por derruirse. Esto con-
Luis el Germánico , Theodroch, abad de Lorges, edificó siste, es verdad, en que el castillo de Heidelberg, residencia
una iglesia con la demolición del palacio de Clodoveo, En del conde palatino, el cual no teniendo por encima sino á los
1622, los imperiales, mandados por el conde de Tilli, se reyes, emperadores y papas, y contemplándose demasiado
apoderaron del Heiligenberg, demolieron la abadía romana grande para humillarse á sus pies, no podia levantar la ca-
de Theodroch, y construyeron con los escombros baterías beza sino empujándolos; esto consiste, decimos, en que el
y parapetos sobre la cresta de la montaña. Al presente, con castillo de Heidelberg ha presentado siempre cierta oposición
estas piedras que han sido un templo de Júpiter, un palacio á las potencias. Desde 1300, época de su fundación, em-
de los reyes francos, un iglesia católica y una batería impe- pieza por una Tebaida; y en el palatino Rodolfo y el empe-
rial, los labradores de las vecinas aldeas hacen cabanas. rador Luis, se ve en aquellos dos hermanos desnaturaliza-
El hombre pensativo que refleccione sobre el pasado des- dos, su Eteocles y su Polinice. Después va engrandeciéndose
de aquel sitio, le parecerá que todos aquellos hombres, todas el elector. En 1400 el palatino Ruperto II acompañado de
aquellas fantasmas, todas aquellas sombras que han pasado los tres electores del Rhin, depone al emperador Wences-
en dos mil años por aquellas montañas, Atila, Clodoveo, lao y ocupa su lugar; ciento veinte años mas tarde, en 1519,
Conrado , Barbarroja , Federico-el-Victorioso , Gustavo- el palatino Federico II, hace del joven rey Carlos I de Es-
Adolfo, Turena, Custines, se levantan todavía y miran paña el emperador Carlos V. En 1415 el conde Luis-el-
como hemos mirado nosotros aquel espléndido horizonte. Barbudo, se declara protector del Concilio de Constanza, y
Teníamos á nuestros pies Jos Hohenstauffen en ruinas, á la aprisiona en su castillo de Heidelberg un papa, Juan XXIII,
derecha los romanos en ruinas; encima de nosotros, pen- á quien llama en una carta dirigida al emperador, vuestro
dientes sobre el precipicio, los palatinos en ruinas; en el simoniaco Baltasar Kossa. Un siglo después, Lutero se refu-
fondo, en la bruma , una pobre iglesia edificada por los cató- gia en Mannheim, cerca de Heidelberg, á la sombra del pa-
licos en el siglo xv, invadida por los protestantes el xvi, hoy latino Federico. Omitimos aquí de intento, para hablar
dividida por una pared entre los protestantes y los católicos, mas largamente dentro de poco, á Federico-el-Victorioso ,
en parte profanada y destruida; alrededor de aquella iglesia el gran Titán de Heidelberg. En 1619 Federico V, mozo
una miserable ciudad cuatro veces incendiada, tres veces todavía, se apoderó de la corona de Bohemia á despecho
bombardeada,saqueada, reedificada, devastada y reconstrui- del emperador, y en 1687 el palatino Felipe Guillermo,
da; ayer residencia real, hoy universidad y manufactura , ya anciano, tomó el sombrero electoral á despecho del rey
escuela y taller, ciudad de bachilleres y de obreros, es decir de Francia. Desde entonces entran para Heidelberg las lu-
hormigueo de niños estudiando las tinieblas y de hombres chas, sacudidas, conmociones sin fin, la guerra de treinta
trabajando la nada ; delante de nosotros en el espacio, los años, que es la gloria de Gustavo Adolfo; la guerra delPa-
rios siempre de nácar, el cielo siempre de zafir, las nubes latinado que es la mancha de Turena. Todas las cosas for-
siempre de púrpura, los astros siempre de diamantes; á midables han herido este castillo. Tres emperadores, Luis
nuestro lado las flores siempre perfumadas, el viento siem- de Baviera, Adolfo de Nassau y Leopoldo de Austria, la si-
pre juguetón, los árboles siempre meciéndose y siempre tiaron; Pió II lanzó contra él la escomunion; Luis XIV
jóvenes. En este momento sentimos en toda su inmensidad lanzó el rayo.
la pequenez del hombre y la grandeza de Dios, y nos aco- Hasta se podria decir que el cielo ha tenido parte en sus
metió uno de esos deslumbramientos de la naturaleza que desastres; el 26 de Junio de 1764 la víspera del dia en que
deben, tener, en su contemplación profunda, esas águilas Carlos-Teodoro debia ir á habitar el castillo y fijar en él
que se ven por la tarde inmóviles en la cima de los Alpes ó su residencia lo que, dicho sea de paso, hubiera sido una
de\ Atlas. gran desgracia, pues si Garlos-Teodoro hubiera pasado allí
Hace cuatro mil años, esta vasta campiña, que se vé la treintena de años que desde entonces vivió, la severa
desde la cima del Geissberg abrirse como un mar, era efec- ruina, que al presente admiramos, estarla sin duda alguna
tivamente un lago, un inmenso lago que azotaba todo este incrustada de una espantosa decoración churrigueresca; la
gran circo de montañas: el Monte-Trueno, el Tauno, el Me- víspera de aquel dia pues, al momento en que se descar-
jiboco, el monte Piro y los Vosgos. El Rhin como el Niá- gaban á la puerta los equipajes del príncipe, en la iglesia
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del Espíritu Santo, cayó fuego del cielo sobre la torre oc- universidad de Heidelberg; en el xviiel palatino Carlos era
tógona , incendió el techo y acabó de destruir en cinco ho- doctor de la universidad de Oxford. Otón el Magnánimo di-
ras aquel castillo de cinco siglos. Ya doscientos años antes, bujaba y esculpía. Es verdad que Otón Enrique pertenece
en 1537, el antiguo palacio edificado por Conrado sobre el á ese admirable siglo xvi, que confundía en una vida co-
Geissberg y convertido por Federico II en almacén de pól- mún al príncipe y al artista sobre sus deslumbradoras ci-
vora habia sido incendiado por un rayo y habia volado. Cosa mas. Carlos V cogia del suelo el pincel de Ticiano ; Fran-
notable; el mismo desenlace ha tocado á los dos castillos de cisco I como mas tarde Carlos IX, hacia versos, pintaba y
Heidelberg, el torreón de los Hohenstauffen y la morada dibujaba. MoUe volte dice Pablo Lamozzo, si^dilettava di
de los palatinos: ambos han terminado como el sueño déla prendere lo stilo in mano e esercitarsi nel disegnare e dipingere.
tragedia, por un trumó. También era un príncipe literato, gracias á su viejo maes-
Esos celos sordos y disimulados, de que hemos hablado tro Matías Kemnat, aquel Federico-el-Victorioso que fué
antes, del elector para con el emperador y del conde sobe- por decirlo así, en el siglo xv el gemelo deCárlos-el-Teme-
rano contra el César, se traducen y están patentes hasta en rario, y cuya amistad prefirió el valiente duque de Borgoña
las fachadas del castillo. Sobre el palacio de Oton-Enrique, al título de rey. No presenta figura mas arrogante la histo-
el artista, imbuido del espíritu del príncipe, ha puesto me- ria. Empieza por la usurpación, porque su pais necesita de
dallones de emperadores romanos. Entre estos Césares ha un hombre y no de un niño. Defiende el Palalinado contra
hecho alarde de Nerón y ha dejado pasar á Bruto. Ha su- el emperador y al arzobispo de Maguncia contra el papa: se
bordinado la composición de sus tres pisos á cuatro estatuas hace escomulgar tres veces; bate la liga de los trece prín-
colocadas arrogantemente en los bajos. Estas cuatro estatuas cipes; dá fuerza á la hansa renhana; hace frente á toda la
son unos símbolos; son semi-diosesysemi-reyes, son Josué Alemania; gana las batallas de Pfeddersheim y de Secken-
Sansón, Hércules y David. Con David no se ha elegido el heim ; dá al margrave Carlos de Badén, al obispo Jorge de
rey sino el pastor. Cada estatua tiene al pié su inscripción Metz, al conde Ulrico de Wurtemberg y á los otro^s ciento
que acaba de espiicar el altivo pensamiento del palatino. veinte y tres caballeros prisioneros suyos, el famoso convite
Debajo de Josué se lee: sinpan; declara la guerra á los burgraves-bandidos y purga
de ellos el Neckar como Barbarroja y Rodolfo de Habsbur-
EL DUQUE Josüií ( HEZOG JOSHUA ) go habían purgado el Rhin; finalmente, después de haber
VENCIÓ TREINTA Y UN REYES vivido en un campamento, murió en un claustro; vida que
CON LA DIVINA AYUDA. será mas tarde la del gran Federico, y muerte que será mas
tarde la de Carlos V. Héroe en vida y en muerte, molde en
Sansón en su leyenda , es casi un elector palatino : que la Providencia fundia de antemano aquellos dos grandes
hombres.
SANSÓN EL FUERTE Visto á vuelo de pájaro el castillo de Heidelberg ofrece
ERA DE DIOS TENIENTE casi la figura de una F , como si el azar hubiese querido
Y GOBERNÓ Á I S R A E L hacer de la magnífica morada, la gigantesca inicial de este
POR AÑOS VEINTE. victorioso Federico, su mas ilustre habitador. El gran trazo
de la F está paralelo al Neckar y mira á la ciudad que el
Hércules es Federico II, que dijo después de haber sal- castillo domina de medio lado. El gran brazo que parte en
vado dos veces la Alemania y batido á los turcos á la cabeza ángulo recto de la cstremidad superior del trazo, se es-
del ejército de la confederación germánica: tiende por encima de un vallecil.lo que le separa de las mon-
tañas del este. El pequeño brazo del medio acortado aun
HÉRCULES SOY YO mas por las ruinas que lo terminan, cerraba el castillo al
DE JOVE HIJO , oeste por el lado de las llanuras del Rhin, y volvía hacia el
Y OR MIS NOBLES TRABAJOS CONOCIDO monte Geissberg las torres que parece tener todavía en su
BIEN CONOCIDO. puño destrozado. En el castillo de Heidelberg hay de todo.
Es uno de esos edificios en que se acumulan y confunden las
Finalmente, David, el pastor David que tiene su honda bellezas esparcidas por todas partes. Hay en é\ torres talla-
en una manp y la cabeza del gigante en la otra, es el usur- das como en Piererrefons, fachadas primorosas como en
pador legitimado por la gloria, Federico-el-Victorioso, que Rheinfelds, anchos y tristes estanques, ruinosos y llenos de
parece decir al emperador Adolfo: moho, como en villa Pamfili; chimeneas de reyes llenas
de zarzas como en Meung, grandeza como en el Escorial,
DAVID ADOLESCENTE gracia como en Ghambord, terror como en Chillón. Las se-
LA CABEZA ARROGANTE ñales de los asaltos y de la guerra se-ven allí por todas par-
CORTÓ Á G&LIATH GIGANTE tes. No puede figurarse el lector con qué furia, en particu-
VALEROSO Y PRUDENTE. lar los franceses, devastaron este castillo desde 1689 á 1693,
porque es de advertir que lo ocuparon tres ó cuatro veces
A Goliath no le restaba sino darse por avisado. Era en diferentes. Hicieron uso de las minas bajo los terraplenes y
efecto este elector palatino un formidable y grande príncipe. en las entrañas de las torres mayores; dieron fuego á losar-
Él tenia entre los electores duques, el mismo rango que el tesonados; hicieron reventar bombas en medio de los Dia-
arzobispo de Maguncia entre los electores-obispos. Él nas y las Venus de las mas preciosas fachadas. Hemos visto
llevaba el globo del Santo, Imperio en las solemnidades señales de balas en los chaflanes de aquellas encantadoras
germánicas y después de Carlos V lo unió á las armas en ventanas del piso bajo de la sala de los caballeros por donde
las grandes ceremonias. saltaba la palatiHti á fin de llegar á ser hombre. Esta misma
Los condes palatinos se hacian con un deber de ser litera- palatina, tan vivaracha, tan malvada y tan desesperada de
tos, lo que es el ornamento y la coquetería de los verdaderos ser mujer, fué mas tarde la causa de la guerra. ¡Cosa es-
príncipes. Era el siglo xiv, Ruperto-el-Viejo fundaba la traordinaria ! Hay ciudades que se han perdido por mujeres
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que eran maravillas de hermosura; pero un milagro de feal- atacan en ellos sus propios nombres. Nadie sabe hoy como
dad perdió á Heidelberg. se llamaban los hombres superiores que edificaron y escul-
Sin embargo, á pesar de la devastación , cuando se sube pieron los muros de Heidelberg; en ellos hay sobra de fama
al castillo por las rampas, las bóvedas y terraplenes que para diez grandes aitistas, la cual se cierne encima de esta
conducen á él, se siente que el gran lado que mira hacia la ilustre ruina, sin poder fijarse sobre sus nombres. Un Boc-
ciudad, bien que admirablemente compuesto, en su estre- cador desconocido ha inventado el palacio de Federico IV ;
midad oeste, de una torre que no tiene sino las cuatro pa- un Primatice ignorado ha compuesto la fachada de Otón-
redes que ha sido la torre gruesa y en su estremidad orien- Enrique; un César Cesariano perdido en la oscuridad, ha de-
tal de una bella torre octógona que ha sido la torre de la lineado las puras ogivas á triángulo equilateral de la morada
campana, y en su centro de un palacio de dos fachadas, por de Luis V. He aquí arabescos de Rafael, he aquí figuritas
el estilo de 1600 , que ha sido el palacio de Federico IV; se caprichosas de Benvenuto. Las tinieblas cubren todo esto y
siente, decimos, que todo este grande lado tenga cierta mo- bien pronto morirán estos poemas de mármol; los poetas
notonía. Confesamos que hubiéramos querido vfcr desapa- murieron ya. La mayor de las injusticias es negar la gloria
recer algunos lienzos de muro derruidos. Si hubiésemos al que la merece relegándole al olvido. ¿Para quién han
tenido el honor de acompañar al señor mariscal de Lorges trabajado estos hombres admirables? ¡Ayl para el viento
en su salvaje ejecución de 1693 , le hubiéramos aconsejado que sopla, para la yerba que crece, para la yedra que viene
que disparara algunos cañonazos que hubieran dado mas á comparar sus follajes con los de ellos, para la golondrina
movimiento á la línea de la grande fachada. Cuando se hace que pasa, para la lluvia que cae, para la noche que todo
una ruina hacerla bien ó no hacerla. lo oscurece.
Cuando se entra en el patio interior de los palatinos , la Es singular, que los tres ó cuatro bombardeos que han
impresión es profunda y confusa á la vez. El viajero se halla herido estas dos fachadas, no las han destrozado á las dos de
deslumhrado , se halla tentado de cerrar los ojos, como se igual modo. Sobre el frontispicio de Oton-Eorique, no han
halla tentado de taparse los oídos delante de las bodas de hecho mas que romper cornisas ó arquitraves. Los olímpicos
Pablo Veronés. Parece que hay en este patio un inmenso inmortales que la habitan no han sufrido nada. Ni Hércu-
resplandor que viene de todos los lados á un tiempo. Todo les , ni Minerva, ni Hebea han sido tocados. Las balas y las
solicita y reclama. Si se vuelve la vista hacia el palacio de bombas se han cruzado, sin herirlas, alrededor de estas es-
Federico IV se tiene delante de sí los dos frontones triangu- tatuas invulnerables. Por el contrario, los diez y seis caba-
lares de aquella fachada achaparrada y sombría, de entabla- lleros coronados que tienen cabezas de leones por rodilleras
mentos anchamente delineados, en los que se elevan entre y tan arrogante continente presentan en el palacio de Fede-
cuatrofilasde ventanas talladas con el mas arrogante cincel, rico IV han sido tratados por las bombas como hombres de
nueve palatinos, dos reyes y cinco emperadores. A su dere- guerra ; casi todos han sido heridos. Otón, el emperador
cha se tiene el bosquejo de fachada italiana de Otón Enrique ha sido herido en el rostro; Otón, el rey de Hungría , ha
con sus divinidades, sus quimeras y sus ninfas que viven y tenido la pierna izquierda hecha pedazos; Oton-Enrique ,
que respiran, cubiertas de suaves sombras polvorientas con el palatino, ha perdido una mano; una bala ha desfigurado
sus cesares romanos, sus semidioses griegos, sus héroes he- á Federico-el-Piadoso; un casco de bomba ha partido en
breos, y su pórtico, que es el Ariosto esculpido. Á su iz- dos á Federico II, y ha roto el espinazo á Juan-Casimiro.
quierda se entrevé el gótico frontispicio del palacio de Luis. En estos asaltos, el que comienza por arriba, cerca del cie-
el-Barbudo horriblemente aportillado y agujereado como lo, esta serie real de estatuas, Carlomagno , ha perdido su
por los repetidos golpes de un toro gigantespo. Detrás, bajo globo, y el que termina en la parte inferior, Federico IV,
las ogivas de un pórtico donde se halla un pozo medio ce- ha perdido su cetro. Por lo demás, nada hay tan soberbio
gado , están las cuatro columnas de granito gris regaladas como esta serie de príncipes, todos mutilados y todos de pié,
por el papa al grande emperador de Aix-la-Chapelle, que por mas que la cólera de Leopoldo 1 y de Luis XIV, el true-
fueron en el siglo viii desde Ravena á las orillas del Rhin no, esa cólera de cielo, la revolución francesa, esa cólera
y en el xv desde las orillas del Rhin á las del Neckar, y que de los pueblos, los hayan atacado, todos están allí sin em-
después de haber visto caer el palacio de Carlomagno en In- bargo defendiendo su fachada, con la mano en la cadera, la
gelheim, miran arruinarse e! castillo de los palatinos en Hei- pierna estendida, el pié firme, la cabeza altiva. El león de
delberg. Todo el pavimento del patio está obstruido por es- Baviera muestra bajo sus pies, su fiero gesto de león. En el
calinatas arruinadas, por fuentes que no dan agua y estan- segundo piso, debajo de una verde enramada que ha atrave-
ques destruidos. Por todas partes se deshace la piedra y sado el arquittave y que forma graciosa simetría con las
crecen las hortigas. Las dos fachadas del renacimiento que plumas de piedra de su casco, Federico-el-Victorioso tiene
tanto esplendor dan á este patio, son de piedra arenisca la espada medio sacada de la vaina. El escultor ha dado á
roja y las estatuas que las decoran de piedra arenisca blan- este rostro cierto aspecto del fiero Ayax presentando el com.
ca , admirable combinación que prueba que aquellos grandes bate á Júpiter, ó de Nemrod, disparando su flecha á Jeho-
escultores eran también grandes coloristas. Con el tiempo, va. Debieron presentar un maravilloso espectáculo estos
la arenisca roja se ha ennegrecido y la blanca se ha dora- palacios vistos al fulgor fatal del bombardeo en la noche del
do. De estas cuatro fachadas, la una, la de Federico IV, es 21 de mayo de 1693. Mr. de Lorges había colocado una ba-
del todo severa; la otra, la de Oton-Enrique, es entera- tería en la llanura delante de la aldea de Neuenheim, otra
mente risueña; la primera es histórica, la segunda fabulosa; sobre el Heiligenberg , otra en el camino de Wolfsbrunn ,
Carlomagno domina á la una, Júpiter domina la otra. otra en el pequeño Geissberg. Desde estos cuatro puntos
opuestos los morteros, rodeando á Heidelberg como un
Cuanto mas se contemplan estos dos palacios justa-pues-
círculo de espantosas hidras, sumergían de todas partes á
tos, cuanto mas cargo se hace el espectador de sus maravi-
la vez y sin intervalo sus largos cuellos de llamas en el pa-
llosos detalles, mas se entristece el alma del qué los exami-
tio del castillo; las bombas calaban el pavimento con su crá-
na. jEstraño destino de las obras de piedra y mármol! Un
neo de hierro, las balas enramadas y las bala&-rojas pasaban
pasajero estúpido las desfigura, una bala absurda los ano-
entre rastros de fuego, y á esta claridad se dibujaban sobre
nada, y no son, no, los artistas, son los mismos reyes los que
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Ja fachada de Federico IV en su postura de combate, los co- A pocos pasos de esta ruina espantosa, ha colocado el
losos de los palatinos y de los emperadores, encorazados como azar una encantadora ruina: es el interior de aquel palacio
escarabajos, con espada en mano, tumultuosos y terribles; de Oton-Enrique del que hasta ahora, no hemos mostrado
mientras que al lado deellos.en la otra fachada, desnudos, mas que la fachada. Hay al'í de pié en su puesto, abiertas,
serenos y tranquilos, alumbrados vagamente por el reflejo á disposición del primero que llega, al sol y á la lluvia , á
de las granadas, los dioses resplandecientes y las diosas ru- la nieve y al viento. Sin bóveda, sin artesones, sin techo ,
borosas sonreían bajo aquella lluvia de bombas. practicadas como por casualidad en las paredes desmantela-
Entre aquellas figuras reales, que parecen mejor almas das, doce puertas del renacimiento, doce joyas de platería,
petrificadas que estatuas, dos solamente dijérase que han doce obras maestras, doce ídolos de piedra, á las cuales se
perdido algo de su fiereza: estas son las de Luis V y Fede- mezcla, como salida de las mismas raices, una admirable y
rico V; si bien es cierto que no hacen parte de la brillante magnífica selva de flores silvestres dignas de los palatinos,
constelación de príncipes sembrada sobre el palacio de Fe- consule dignw. No es dado poder decir lo que se siente al ver
derico IV, sino qu? se hallan arrimadas en la sombra , á aquella mezcla del arle y de la realidad, que es á la vez una
la ruina de lo que ha sido la Gran Torre. Federico V está lucha y una armonía. La naturaleza que rivaliza con Bee -
profundamente abrumado; parece que piensa en la falta que thoven, rivaliza también con Juan Goujon. l^os arabescos
le ha hecho su destino. La corona de Bohemia arrancada parecen plantas silvestres y las plantas silvestres parecen ara-
por los bohemios de las sienes deFernando de Austria, habla bescos. No se sabe allí que escoger ni que admirar mas , si la
sido ofrecida por ellos al elector de Sajonia que la rehu - hoja viya ó la hoja esculpida.
só; después á Garlos Manuel duque de Saboya que la rehu- En cuanto á nosotros, aquellas ruinas nos han parecido
só; después á Cristian IV, rey de Dinamarca que la rehu- llenas de un orden superior y por un momento creímos que
só; finalmente la ofrecieron al palatino Federico V, que aquel palacio edificado por las hadas del renacimiento, estaba
aconsejado por su esposa, tomó esta corona con ambas ma- al presente en su estado natural. Todas aquellas maravillosas •
nos, y se hizo coronar en Praga en 1619; después estalló fantasías del arte libre y bravio, debían hallarse como for-
la guerra y fué á morir errante y desterrado por los acon- zadas en aquellas salas cuando en ellas se firmaba la paz ó
tecimientos que él habia creado, lejos de su pais. Su mujer la guerra, cuando en ellas meditaban sombríos príncipes ,
era Isabel de Inglaterra, nieta de María Estuart, y parece cuando en ellas se desposaban"orgullosas reinas, cuando en
que trajo en dote á su marido la fatalidad de su familia ; no ellas se proponían emperadores alemanes. ¿Qué podían
era Isabel la que se desposaba con un trono , sino que era comprender aquellos Vertumnos, aquellas Pomonas y aque-
Federico V que se desposaba con el destierro, llos Ganímedes, de las ideas que veían salir de la cabeza de
Federico V, en el oscuro picho en que lo oculta casi en- Federico IV ó V, por la gracia de Dios, conde-palatino del
teramente una porción de malezas, conserva todavía sobre Rhin, vicario del Sacro Imperio romano, duque de la Alta
la cabeza la corona de Bohemia, de la que salió la guerra y Baja Baviera? ün gran señor se acostaba en aquella cá-
de treinta años; pero no tiene las dos manos con que la mara con una hija de rey, bajo un dosel ducal; ahora no
asió ; cosa rara, una bomba sueca se las llevó. Luis V que hay ni señor ni hija de rey, ni dosel, ni techo en aquella
está próximo á él, no está menos sombrío. Se diría que sabe cámara; las festivas campanillas la habitan y la n:enta silves-
que ya no hay guardias en su plaza de armas, que la « Tor- tre la perfuma. Así está bien; esto es mejor; aquellas ado-
re jamás vacía», está vacía, que no tiene ya capellanes rables esculturas han sido hechas para ser besadas por las
en su capilla, que no hay leones en la Torre-del-Gigante , flores y miradas por las estrellas. La naturaleza justa y santa,
que no hay ya electores en Alemania, que no hay ya pala- mira complaciente aquella obra cuyo obrero ha sido olvida-
tinos en Heidelberg, y que la «Gran-Torre», una de las do por los hombres.
mas altas de Europa, se está derribando detrás de él. Mira Además de un número considerable de estanques, de fuen-
tristemente la yedra que avanza poco á poco sobre su ros- tes y de grutas, de pabellones y de arcos de triunfo; ade-
tro. Esta gran Torre tenia otra simétrica en la estremidad de más de la capilla consagrada á San Udalrico, y erigida por
este palacio-fortaleza; esta era la Torre de Federico-elVic- JulioIII en primera capilla de Alemania; además de la gran-
torioso. de plaza de armas, los dos arsenales, el juego de pelota del
Hacia 14SS, Federico I, queriendo hacer inespugnable elector Carlos, la leonera, el palomar, la pajarera, la aleone-
su castillo, hizo construir una fuerte torre encima del vá- ría, la Gran-Cancillería, la Casa de Moneda , flanqueada de
Ilecillo que lo separa de las montañas por levante. Esta tor- cuatro torres; el castillo de Heidelberg contenia y abrazaba
re tenia ochenta pies de altura; estaba edificada de granito, en su magnífica unidad , ocho palacios de ocho príncipes
y tenia puertas de hierro; y el lado de su muro que miraba y de ocho épocas diferentes; uno del siglo í i v : el palacio
al enemigo, tenia veinte pies de anchura. Federico hizo le- del pfalzgraf Rodolfo I ; uno del xv: el palacio del empera-
vantar en su interior tres formidables baterías sobrepuestas dor Ruperto; tres del xvi: los de Luis V, de Federico II y
y puso en las bóvedas, para las maniobras de las máquinas el de Oton-Enrique; tres del xvii: los de Federico IV y Vy
de guerra, enormes anillos de hierro que aun se hallan hoy el de Isabel. Su ruina se compone hoy de todas estas rui-
en donde se pusieron. En 1610, su sobrino tercero, Fede- nas. Sin contar las torrecillas, las glorietas y las linternas-
rico IV, aumentó aun esta inmensa torre con un grande piso escaleras de dentro, había nueve torres esteriores: la torre
octógono. Cuando esta prodigiosa construcción se halló ter- Carlos; la Rodela; la Gran Torre; la Torre de Federicoel-
minada y completa, el pulgar del rey de Francia irritado se Victoríoso; la de Jamás vacía; la de comunicación; la del
puso encima de ella y la quebrantó como una nuez. Hoy la Gigante; la octógona; y squella torre de la Librería que
Torre de Federico-el-Victorioso, se llama la « Torre-Hendi- ha encerrado la « Biblioteca palatina » del Vaticano, y cuyos
da. » La mitad de este colosal cilindro de cantería, yace en manuscritos griegos y misales bizantinos, sirvieron en 1622,
el foso; otros trozos se están cayeiido de lo alto y estuvieran á falta de paja , de cama á los caballos del ejército imperial.
en tierra ha largo tiempo, si algunos árboles monstruosos Cinco de estas torres subsisten todavía: la torre de la Libre-
no los sostuviesen con sus poderosos brazos suspendidos so- ría; la Octógona; la Gran-Torre; la torre Hendida, y la del
bre el abismo. Gigante, la única que es cuadrada.
TOMO III. 18
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¡Raro destino! Aquel prodigioso palacio que ha sido teatro vial, grotescamente adornado, á cuyo lado se halla colgado
de fiestas y guerras, que ha sido morada de ¡os condes del de un clavo un reloj grosero. Debajo de aquel reloj sale una
Rhin y de los duques de Baviera, de los reyes de Bohemia cuerdecilla, tiran de ella, se abre el reloj bruscamente y sa-
y de los emperadores de Alemania, está hoy reducido á ser- le de él una cola de raposo que llega á frotar el rostro del
vir de complicada envoltura de un tonel. El subterráneo de curioso. Aquel vejete representa un bufón de la corte; aquel
Turnus es una iglesia , el subterráneo de San Dionisio un reloj, es la graciosidad. Hé aquí la única cosa que palpita y
sepulcro, el subterránen de Heidelberg una bodega. Des- se mueve todavía en el castillo de Heidelberg: la farsa de
pués de atravesar aquellos grandiosos escombros, ii(|iiel .iso- un bufón de rey. Allá arriba entre los escombros, Carlo-
lamiento épico, aquellas salas de armas demolidas, aquellos magno no tiene cetro, Federico el Victorioso no tiene torre,
palacios llenos de musgo, de zarzas, de sombra y de olvido, el rey de Bohemia no tiene brazos, Federico II no tiene
aquellas torres que han bamboleado como un hombre ebrio, cabeza, el real globo de Federico V ha sido hecho pedazos
y que han caido como un hombre muerto, aquellos vastos en su mano por una bala, ese otro globo real; todo ha cai-
patios en los que hace doscientos años hacia centinela el do, todo ha acabado, todo se ha estinguido, escepto aquel
lansquenete en la escalera, con su pica en la mano; todo bufón. Aun está allí de pié, respirando y diciendo: — ¡ He-
aquel grande edificio y toda aquella grande historia, se llega me aquíl 'Jiene todavía su vestido azul, su estravagante
un hombre al viajero con una linterna, le abre una puerta chaleco y su peluca de loco, la mitad verde, la otra mitad
baja, le muestra una sombría escalera, y le hace seña de roja, mira al viajero, le detiene, le tira del faldón de la le-
que le siga. Al descender aparece la bóveda oscura, la crip- vita, le hace una mueca estúpida y se rie en sus barbas. A
ta recogida, las cerceras permiten pasar una claridad re- nuestro modo de ver, lo mas lúgubre del castillo de Heidel-
ligiosa, se cree estar en el panteón de los palatinos, y se berg no son todos aquellos príncipes y aquellos reyes muer-
encuentra con un gran tonel, una fantasía pantagruéli- tos; lo mas lúgubre es aquel bufón vivo. Era el loco del
ca, un trono para un Baco colosal. Cuando se llega á percibir palatino Carlos Felipe y se llamaba PERKEO. Tenia tres pies
aquella estraña cosa, se cree oiren medio de las tinieblas de y seis pulgadas de altura como su estatua, debajo de la cual
aquella inmensa ruina, la inmensa carcajada de Gargantua. está gra bado su nombre. Bebia quince dobles botellas de
El gran tonel en la morada de Heidelberg, es Rabelais hos. vino del Rhin cada dia ; en eso consistía todo su talento.
pedadü en casa de Homero. El gran tonel, descansando so- Hacia reir mucho sobre el año 1710, al elector palatino de
bre el pavimento de la grande bodega que lo cobija , pre- Baviera y al emperador de Alemania, aquellas sombras que
senta el aspecto de un buque bajo la cala. Tiene veinte y pasaban entonces. Un dia que acompañaban muchos prín-
cuatro pies de diámetro y treinta y dos de largo; ostenta en cipes estrangeros al palatino, se midió á Perkeo con uno de
su parte anterior un escudo en que está esculpida la cifra aquellos altos granaderos de Federico 1 rey de Prusia, los
del elector Carlos-Teodoro; dos escaleras de dos descansos, lo cualí's calzando botas de alto tacón y con sus inmensas gor-
rodean y conducen á una plataforma colocada en su dorso. ras de pelo, se veian obligados á bajar las escaleras del pa-
Caben quinientas sesenta y siete mil cuatrocientas botellas lacio hacia atrás. El loco apenas pasaba de la altura de las
ordinarias; se le llenaba por un agujero practicado en la botas. « Esto hizo reir mucho,» dice un narrador de aquel
bóveda encima de la boca, y se le vaciaba por medio de una tiempo. ¡ Pobres príncipes de una época decrépita, ocupados
bomba que se vé aun hoy día suspendida al muro. Aquella de ¡os enanos y gigantes y olvidando los hombres! Cuando
cuba monstruo se ha llenado tres veces de vino del Rhin: la Perkeo no habia bebido sus quince botellas, era azotado.
primera vez que se llenó, e! elector bailó con su corte sobre De seguro que en la alegría forzada de aquel infeliz, habría
la plataforma que la domina. Desde 1770 está vacía. Por lo en el fondo algo de sarcástico y desdeñoso. Los príncipes,
demás , aquel tonel no es el antiguo tonel de Heidelberg , en su deslumbramiento no se percibían de ello, porque el
cubierto de tan curiosas esculturas y construido en 1S95 espléndido resplandor de la corte palatina cubría los rayos
por el elector Juan Casimiro , para solemnizar no sabemos de odio que alumbraban por instantes aquel rostro ; pero
que reconciliación entre luteranos y calvinistas: Carlos-Teo- hoy en la sombra de las ruinas, vuelven á aparecer, y se
doro lo hizo demoler hacia 17S0 para construir el que exis- lee claramente en ellas el pensamiento secreto del bufón.
te, que es mas grande pero menos adornado. La muerte que ha pasado sobre aquella risa, la ha despo-
jado del chiste y dejado la ironía. Parece que la estatua de
Además del gran tonel, las bodegas del castillo palatino ,
Peikeo se burla de la de Carlomagno. No se debe volver
cuyas profundidades se abren por todas partes como antros,
á ver á Peikeo. La primera vez entristece, la segunda es-
encerraban lo que se llamaba los pequeños toneles. Estos
panta. Nada mas siniestro que el reir inmóvil. Ln aquel pa-
pequeños toneles no tenian mas que la altura de un primer
lacio desierto, cerca de aquel tonel vacío, se piensa en aquel
piso; y eran en número de diez ó doce. No queda ya sino
pobre loco zurrado por sus amos cuando no se ponia borra-
uno que se enseña, en su cueva á pocos pasos del gran to-
cho, y aquella máscara horriblemente alegre dá miedo. No
nel, y que no cabe sino la quinta parte del gran tonel. Es
es ya, no, la risa de un bufón que se burla, sino la risa de
un magnífico entablaje de duelas de encina fabricado en
un demonio que se venga. En aquella ruina llena de fan-
tiempo de Luis XIH , adornado por los electores palatinos
tasmas, Perkeo es también un espectro.
con el escudo de Baviera y tres cabezas de leones sobre cada
una de sus caras y por los soldados franceses con algunos Que nos perdone el lector si nos aprovechamos de la
hachazos, en 1799. El tonel estaba lleno de vino del Rhin , transición ; pero, á propósito de fantasmas, bien podemos
los soldados quisieron darle espita; pero el tonel se mantuvo hablar de aparecidos. Los hay, según dicen, y muchos, en
firme. Hablan destrozado las murallas de la ciudadela, y no las ruinas de Heidelberg, que se pasean las noches de luna
pudieron abrir brecha en el tonel. Este pequeño tonel se llena y de tempestad. Tan pronto es Jutha, la muger de
halla vacío desde 1800. Anthyso, duque de los francos, que se sienta pálida y co-
Oculto en la sombra que hace el gran tonel, se perci- ronada bajo las pequeñas ogivas de la glorieta de Luis el
be de repente, detrás del maderamen que le rodea, una Barbudo; tan pronto son los dos jueces francos, dos caba-
singular estatua de madera sobre la qiie una cercera arroja lleros negros que se vé andar del lado de la estatua de Júpi-
un rayo de luz amortiguado. Es una especie de vejete jo- ter, sobre el piso inaccesible del palacio de Otón Enrique. Ya
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son los músicos gibosos, demonios familiares que tocan so- líos; y sin embargo Heidelberg ha tenido sus ratoncillos.
natas satánicas en Jos gallares del tejado de la capilla; ya es Los asoladores ínfimos, los arquitectos oficiales, han acome-
la Dama Blanca que pasa bajo las bóvedas y cuya voz se tido á este monumento como si hubiese estado en una gran
oye. Dicen que esta es la Dama Blanca que se apareció en capital. Los inválidos que habian sido acuartelados en él,
1655 en el riltersaal de Otón Enrique, al conde Federico de han mutilado el^viejo edificio con un odio de ruina á ruina;
Dos-Puentes y le predijo la caiia del palatinado. En liempo han demolido dos de los cuatro frontones en la cámara de
de Jos palatino? se mostraba siempre que iba á morir algimo Otón Enrique.^ünos ingleses han destrozado á martillazos
de los soberanos del pais. Para los grandes duques de Badén para llevárselas, las columnas cariátides del comedor. Un
no se aparece; acaso no reconozca el tratado de Luneville. arquitecto, encargado de construir un acueducto desde Hei-
Ningún género de devastación ha perdonado á este cas- delberg á Mannheim, ha echado abajo las bóvedas de la sala
tillo. Hasta ahora hemos hablado de M. de Tilli, del conde de los caballeros á fin de hacer con sus ladrillos cimento
de Birkenfeld, del mariscal de Lorges, del emperador de para su obra. Había alrededor de Ja escalera de Otón Enri-
Alemania y del rey de Francia, de los grandes demoledo- que una admirable reja de hierro del renacimiento ; bis ar-
res ; pero no hemos dicho nada de los pequeños. Cuando se quitectos de la ciudad la vendieron á peso á menos de doce
mira la huella de los leones no se percibe la de los ratonci- maravedises la libra.

Botánica.
Las algas, liqúenes, sargazos, vivas y bisos.

Por £. Ctttnarck.
Determinan el carácter de la familia de las algas, sus- mente de los bisos y de los liqúenes; los primeros parecen
tancias pulverulentas ó filamentosas; ramificaciones secas y pertenecer á los hongos, y los liqúenes se aproximan á las
fibrosas; estensiones coriáceas ó crustáceas, algunas veces hepáticas. El examen demuestra sin embargo que los ca-
herbáceas y como provistas de hojas; órganos de la genera- racteres de estos tres grupos, tan diferentes en apariencia ,
ción desconocidos. Las algas se parecen á los hongos por la se modifican por insensibles gradaciones, de modo que no
simplicidad de su organización y la falta de llores y de fru- ofrecen claro alguno. Así los bisos y los liqúenes que for-
tos ; mas por otra parte tienen las mayores relaciones con las man la gradación de la familia, los primeros con los hon-
hepáticas, y muchas presentan como estas últimas, sino ver- gos y con las hepáticas los segundos , tienen tanta analogía
daderas hojas, á lo menos láminas verdes y aplanadas que entre sí, que siempre' se habian confundido con los bisos
jamás se advierten en los hongos; pero en las hepáticas, se muchas especies reunidas hace poco con los liqúenes. Por
encuentra un aparato de órganos que anuncia una repro- otra parte , los bisos y los liqúenes se juntan con el grupo
ducción por el concurso de los sexos, y es demasiado impor- de las plantas acuáticas ; los primeros por las relaciones que
tante este carácter para que sea permitido confundirlas con tienen con las confervas, los segundos, por las relaciones de
las algas, en las cuales son absolutamente desconocidos es- forma y de consistencia que tienen con los sargazos. Los bi-
tos órganos. Las algas, como Jos hongos, ofrecen gradacio. sos ofrecen como las confervas , filetes simples ó ramosos ,
nes sin número en su forma, su porte , su tejido y su con- tejidos ó apelotonados de la misma manera. Muchos liqúe-
sistencia. Los bisos no son sino una borla sedosa sobre nes se desplegan en láminas, ó se elevan cual pequeños
sustancias húmedas ó en putrefacción, sobre la leña podri arbustos, como los sargazos, y ofrecen la misma organiza-
da ó la corteza de los árboles; las confervas, las ulvas, los ción y la misma consistencia. Las confervas, las ulvas los
sargazos, crecen en las aguas ó en las orillas húmedas; las sargazos se confunden también en sus límites; la sustancia
primeras de largos filamentos delgados como cabellos; las habituaímente coriácea de estos es algunas veces membra-
segundas , en forma de membranas generalmente traspa- nosa como la de las ulvas, gelatinosa ó cornea como la de
rentes; las terceras, de estensiones coriáceas, de láminas las confervas. Unas y otras presentan espansiones aplana-
aplanadas, de ramificaciones elegantemente recorvadas. Las das , ramificaciones, filamentos simples ó articulados.
numerosas especies del género liquen se presentan bajo mil Los autores han hablado mucho acerca del modo con que
formas diferentes; se les vé como un polvillo, una costra se opera la reproducción de estos seres , y la contradicción
pulverulenta , estensiones crustáceas ó coriáreas, lisas ó ra- que se observa en sus pareceres, prueba cuan lejos estamos
mificadas, fibrosas ó filamentosas, aplicarse á la superficie aun de conocer la verdad de este objeto. En las plantas de
de la tierra , á las piedras, á la corteza de los árboles, sus- esta familia en que se ha creído ver los órganos de la gene-
pendidas algunas veces de sus ramas, ó en la punta de las ración , no se ha percibido sino un polvillo ó unos granos
rocas. Sea lo que quiera de estas diferencias, el grupo es diseminados en la sustancia ó en la superficie de estas plan-
natural, y si, cuando sean mejor conocidas las especies, se tas , ó bien encerrados en vesículas gelatinosas, ó en bolsas
hace susceptible de dividirse en dos ó tres familias distintas, globulosas. Estas diversas partes han sido tomadas unas ve-
es cierto que entonces estos nuevos grupos estarán apro- ces por órganos masculinos, otras por femeninos, mientras
ximados por un vínculo común, y siempre hallarán co- que algunos autores han negado que fuesen órganos sexua-
locación en el orden natural entre los hongos y las hepá- les , y que sirviesen en modo alguno para la fecundación.
ticas. El parecer de Gaertner, que cree que la mayor parte de las
Las confervas, las ulvas y los sargazos acuáticos forman algas se reproducen por medio de yemas , es ciertamente el
un grupo que á primera vista parecen distinguirse entera- mas sabio y el mas juicioso. Desde el bsllo descubrimiento
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<3e los sexos en los monocotiledones y dicotiledones, casi to- Destruyéndose á su vez estos musgos, se espesa la capa de
dos los observadores han querido demostrar la existencia de tierra, y se hace bastante considerable para nutrir otros ve-
^rganos análogos en seres que al principio ni aun se consi- getales. De este modo acaso es como las desnudas rocas,
deraban como vegetales. Se ^abla mucho de analogía, y no después de haber sido abandonadas por las aguas, se han
se considera que siendo tan considerable el número de ca- cubierto en la sucesión de los siglos de una rica vegetación.
racteres diferentes, no seria nada estraño que diferente fue- Muchos liqúenes corroen la superficie de las rocas, y fra-
se el modo de reproducción. ¿Por qué no ha de suceder lo guan en ellas fóselas que llenan de los trozos de su sustancia,
mismo en los vegetales que en los animales? La mayor par- y, reteniendo las aguas de las lluvias, se hacen propias para
te de estos últimos tienen sexos; pero al último de la cade- nutrir pequeñas plantas.
na, hay seres de una organización ea cstremo simple que Muchas algas poseen, como el rotífero, la propiedad de
no los tienen. Se reproducen por separación de partes, por ofrecer en el curso de su existencia, el alternativo fenómeno
bulbos que se desprenden, se desarrollan y presentan bien de vida y de muerte. Pero lo que hay aun de mas admi-
pronto seres semejantes á los de que han sido separados. Sin rable en esta familia, es el hallar en ella á la vez los seres
duda que aquí no hay cópula y jamás se ha imaginado con- mas diminutos, y aquellos cuyas dimensiones son mayores.
siderar, como el esperma que-fecundar debia los ovarios, Allí un polvillo fino, cuya organización ninguna cosa anun-
al humor viscoso de que algunos se hallan cubiertos. No se cia, cubre la superficie de las áridas rocas; aquí del abismo
ha obrado con tanta circunspección, cuando se han obser- del mar se elevan inmensas producciones, cubren con sus
vado los vegetales; cuanto mas sorprendente parecía su re- anchas hojas la superficie y embarazan la marcha de las na-
generación por órganos masculinos y femeninos, tanto mas ves. ¿Qué mayor contraste, que esta reunión de los dos
se han esforzado en hallarla en plantas cuya organización estreñios, qué razón mas fuerte para probar que no son nada
en estremo simple debería acaso sugerir ideas totalmente las masas á los ojos de la naturaleza? No le cuesta mas con-
opuestas. Los pelos, las glándulas, las escreciones, todo ha ducir la nutritiva savia en los vegetales de 600 pies de al-
sido tenido por órganos machos y hembras, y la estremada tura, qué penetrar de ella los que apenas forman unalijera
facilidad que se ha hallado en Componer sistemas sobre este aspereza sobre la roca que cubren. Pero aun se presenta
objeto, ha dado origen á una muliitud de opiniones que se otra consideración: ¿el enorme cetáceo y el colosal elefante
balancean ó se destruyen mutuamente, y dejan en un pir- que son, el uno en comparación del sargaso gigantesco, el
ronismo absoluto á la mayor parte de los naturalistas. otro en comparación de la ballena? Así los mares ocultan lo
Muchas plantas de esta familia no tienei raices distintas, que la naturaleza ha creado de mas grande en las dos clases
y este órgano , en las que lo tienen, parece servir mejor de seres organizados. Las aguas están pobladas de una rar^
para [fijarlas que destinado á chupar los jugos necesarios á junto á la cual no son sino pigmeos los gigantes de la tier-
su nutrición. En efecto, la mayor parte de estos vegetales ra, y por un contraste no menos admirable, también es en
•viven sobre las piedras y las rocas, y no se puede suponer á el agua ó en los fluidos, donde se hallan los animalillos que
estas sustancias sólidas y compactas la menor propiedad ali- presentan el estremo término de la pequenez.
menticia. Parece que se nutren por sus espansiones, ó que Los liqúenes tienen mucha analogía con los hongos; es
aspiran en el aire ó líquido en que se hallan sumergidas, los muy difícil comprender su tejido; sin embargo se puede
principios necesarios á su nutrición. No pueden pues ser descubrir en ellos una sustancia celular. El liquen hirtus ,
consideradas como verdaderas parásitas, las plantas lique- L. que como se sabe, es muy ramoso , enderezado y cubier-
nosas que crecen en la corteza de los árboles; no viven á to de tubérculos farináceos, presenta, en su corte trasver-
espensas de la savia, pues que se las sal , dos parles bien distintas; la una
encuentra igualmente en los leños ocupa el centro y tiene una forma
podridos; pero pueden ser estas da- cilindrica; la otra la cubre y la en-
ñosas á la vegetación de los árboles cierra como en una vaina. La parte
que cubren en demasiada abundan- central ofrece un tejido que con los
cia, ya por el refugio que suminis- lentes de mas aumento, parece de
tran á los insectos, ya por el agua una estreñía finura; se percibe sin
que retienen, ya interceptando la embargo bastante su textura para
luz, etc. Se observa generalmente reconocer que Iss células se alargan
que los árboles vigorosos tienen po- en la dirección de la longitud del ta-
cos liqúenes, y su presencia en los llo; las membranas que componen el
que se hallan cubiertos de ellos, es tallo son punteadas; pero no nos atre-
un seguro pronóstico de sus enfer- veríamos á afirmar nada respectó á
medades ó de su decrepitud; son la este punto. La parte que cubre á esta
indicación y no la causa de su dete- es igualmente celular; pero mas floja;
rioro. No son tan generalmente co- sin embargo no es mas fácil de ob-
nocidos como deberían serlo, los servar, atendido que está llena de
medios que pueden suministrar las sustancia harinosa que encubre el
plantas de esta familia. La medicina Liqúenes. tejido. Sus brancas ó ramos, toman
halla en ellas remedios saludables, un sano alimento lo» origen en el^cilindro del centro; se alargan bajo la forma de
hombres y los animales, preciosos colores la tintura y pin- pequeños conos, y están envueltos como los tallos princi-
tura, y la agricultura escelentes abonos. Aun podría la ma- pales, en un tejido celular harinoso. Toda la planta está
yor parte considerarse como el principio de la vegetación. cubierta de desigualdades y de polvillo, que Linneo indica
Los liqúenes son, en efecto, las primeras plantas que vege- como el órgano femenino de los liqúenes. Hemos examina-
tan sobre las rocas y del aire sacan su nutrición. Cuando se do con mucha atención este pretendido órgano, y hemos
destruyen, su costra pegada á la piedra, se convierte en reconocido que el polvillo era debido á unas grietas que se
tierra vegetal, sobre la cual estienden los musgos sus raices. forman en la parte esterior; el tejido celular sale por estas
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grietas y se reduce á polvo. Hemos dibujado un pedazo de células son algunas veces oscurecidas por puntos negros que
tallo al natural, y consultando el grabado, se verá lo que interceptan la luz. Nos inclinaríamos á creer que son poros
debe pensarse de esta sustancia pulverulenta. análogos á los que veré^mos en todos los vegetales cuya or-
El liquen globlferus, L. pequeña planta que se ramifica á ganización es la mas perfecta; sino teníamos por otra parte
manera de arbusto, y lleva tubérculos huecos y globulosos algunas razones para sospechar que este tejido de los hongos,
«n laestremidad de sus ramos, es sólido como el preceden- liqúenes y sargazos, está mucho mas compuesto de mem-
te; pero su superficie es perfectamente lisa. Su corte hori- branas esponjosas, que de membr.anas horadadas ó de poro»
zontal presenta-, como el de este último, un eje cilindrico aparentes y regulares.
y un estuche que los rodea. Su tejido es igualmente apreta- El/uctts cartííagiiiosus, L. no difiere de los precedentes
do; pero este cilindro es mucho mas considerable relativa- sino, porque sus células son mucho mas pequeñas. Ni en los
mente al espesor del estuche. Esta última parte es de un unos ni en los otros hemos visto órgano alguno que tenga
tejido mas apretado y no es farinácea; á esto es á lo que verdaderamente apariencia de vasos. Para tener una justa
éebe atribuirse la superficie de este liquen. Aun hemos ob- idea de la organización de estas plantas, es preciso suponer
servado al liquen paschalis, L. sólido , ramificado como un unas células unidas formadaspor membranas, de tal modo,
arbusto como el precedente y cubierto de folíolos crustá- que cada pared de una de estas células es al mismo tiempo
ceos. Su sustancia es celular, pero uniforme; no se advierte la pared de otra; en una palabra, que este tejido es seme-
en él capa esterior; y no es menos apretado su tejido que el jante en cuanto á la forma al tejido celular de los animales.
de los otros dos. Los tubérculos que terminan los ramos, y Cada celdilla adquiere dimensiones calculadas matemática-
que se designan con el nombre de órgano femenino, están mente por su fuerza de resistencia, y la fuerza de presión
encorvados como el sombrerillo de algunos agáricos ó de al- que sobre ella hacen las demás celdillas. De aquí estos he-
gunos boletos. Los tallos que los sostienen se parecen al xágonos semejantes á los de los alveolos de las abejas. No se
pedículo de los hongos. Si se corta horizontalmente cerca puede dudar que las membranas mismas están formadas de
del sustentáculo un tubérculo, se nota en el centro un te- una multitud de vasos; pero aquí no son suficientes los me-
jido celular bastante flojo y harinoso. Al contrario , la cir- jores microscopios, y solo el raciocinio puede demostrar lo
cunferencia está compuesta de un tejido muy apretado. El que la imperfección de nuestros sentidos no nos permite
corte perpendicular demuestra igualmente estar dilatado el percibir.
tejido que ocupa el centro: tiene la forma de un cono tras- Para seguir en la esposicion de los géneros de esta fami-
Terso. Las células del tallo son alargadas, las del tubérculo lia, el orden de las relaciones que tienen entre sí y con las
tienen un diámetro igual en todos sentidos: se diria que está familias vecinas, seria natural empezar por los bisos, á cau-
formado por la espansion del tejido de su sustentáculo. sa de la analogía que tienen con los hongos, y terminar por
La organización de los sargazos es menos oscura que la los liqúenes, puesto que forman la gradación entre la fami-
de los liqúenes; el tejido celulares fácil de percibir; sin lia de las algas y la de las hepáticas. Pero confundiéndose
embargo no todas las especies se prestan á estas investiga- los bisos con los liqúenes, no se halla inli'rvalo alguno entre
ciones: en algunos sargazos se inclinan las membranas , se estos dos géneros. Aquí como se vé está interrumpido el or-
pegan sobre el platillo del microscopio, y no se distinguen den sucesivo, y so debe adoptar necesariamente otro. Se
sino puntos que indican algunos vacíos, pero que de ningún ha visto que los géneros de esta familia se distribuyen por lo
modo representan la organización que se pretende descu. respectivo en sus costumbres en dos grupos separados; aten-
brir. Otras, al contrario, tienen un tejido tal que se distin- dido esto dividiremos la familia en algas acuáticas y algas
guen perfectamente en él las células; tales son el fucus sac~ terrestres, y siguiendo este orden espondremos los géneros.
charinus, Linri. El corte trasversal presenta, en el prime- Constituye el carácter genérico de las primeras, unos fila-
ro, células hexágonas de magnitud desigual; las del centro mentos llenos ó tubulados, simples ó ramosos, sembrados
son mucho mas pequeñas. El ccrte longitudinal muestra las de pequeños tubérculos ó divididos trasversalmente por dia-
mismas céiulas hexágonas un poco alargadas, y tomando íracmas. Hay algunos seres colocados ala cabeza de la serie
aun algunas veces la forma de un paralelógramo. Observa- de los vegetales y de los animales, que se aproximan de tal
da con los lentes de mas aumento, una lámina de la piel es- modo por la simplicidad de su organización, y cuya analo-
tremamente delga,da, no presenta aun sino el tejido celular gía es tan maravillosa, que en todo tiempo han aguzado la
muy apretado, y cuy© término forma lo que designan con sagacidad de los naturalistas: así los pólipos han sido largo
el nombre de epidermis en los demás vegetales algunos fisió- tiempo colocados entre los vegetales, y solo por modernas
logos; pero la observación demuestra que esta clase de se- observaciones es como mejor conocidos estos seres, han sido
res organizados no tiene verdadero epidermis. devueltos al lugar que debían ocupar entre los animales.
Aun es mas visible la organización en el fucux sacchari- Después que han sido reconocidas por las células de pe-
nm, L. El corte trasversal manifiesta un tejido muy dilata- queños animales estas producciones calcáreas, han escrito
do. Gomo en el precedente se nota que las células son mas algunos autores que del mismo modo las confervas eran ha.
pequeñas hacia el centro, y hacia la circunferencia; todas bitaciones de pequeños gusanos : pero no ha sido probada
forman hexágonos irregulares, alargados en la dirección de tal opinión, y observaciones mas recientes prueban, al con-
la longitud de la hoja. El corte perpendicular presenta es- trario, que las confervas deben quedar entre las plantas.
tas células muy alargadas, y formando como tubos ó vasos, Estos vegetales se encuentran, generalmente, en las aguas
la superficie es semejante á la del fucus fimbriatus. Sin em. estancadas, muchas especies crecen en el mar y las demás
bargo hemos reparado manchas que no hablamos visto en habitan los lagos, los rios, los mares y los estanques. Su or-
el otro, son ovales, y llenan algunas mallas en diferentes ganización es en estremo simple; no ofrecen sino filamentos
puntos. Acaso serán estos cuerpos análogos á los poros cor- de una sustancia carnosa y acuosa y casi siempre delgadas
ticales observados por Decat.dolle: nosotros no afirmaremos como cabellos. Estos filamentos simples 6 ramosos, articu-
cosa alguna sobre este punto, tanto mas, cuanto á pesar de lados ó formando red , sembrados de tubérculos de variada
las bellas observaciones de dicho autor, no nos parece sufi- forma, algunas veces resiculosos, algunos señalados de pun-
cientemente aclarada esta materia. Las membranas de las tos ó de estrias diversamente dispuestas, casi todos de un
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color verde, algunas veces negro ó moreno, son masóme- filetes que componen el pentágono se rehincha en sus es-
nos suaves, mas ó menos ásperos al tacto, lo mas comun- tremidades, se separa, después se vuelve el mismo un tubo
mente dispuestos en paquetes flotantes libres ó fijos sobre cilindrico y cerrado, compuesto igualmente de mallas pen-
leños ó piedras. Unas veces son muy flojos estos paquetes, tágonas. En las confervas sólidas y negruzcas que compo-
otras muy apretados, y algunas rojizos en forma de ovillo. nen el cuarto grupo, cada nudo separa y forma una nueva
Se conocen unas sesenta especies de confervas las cuales se conferva por estaca. En las de tabiques trasversales interio-
han dividido en cuatro grupos para facilitar su estudio. La res, se hallan entre los septos cuerpos ovoideos que salen
primera comprende las especies defilamentossimples, igua- de ellos por la destrucción del mismo tubo. Estos cuerpos
les y no articulados ; la segunda, las especies de filamentos se abren y esparcen globulillos verduscos simples al princi-
ramosos iguales; la tercera, las especies de filame ritos ana- pio , divididos después en dos ó tres disepimentos y volvién-
tomosados.y la cuarta, las especies de filamentos nudosos y dose finalmente verdaderas confervas semejantes á su ma-
articulados. Hé aquí un ejemplo de cada una de estas cuatro dre. Este último modo de reproducción parece ser el de las
secciones. 1." La conferva de los arroyos todo el mundo ha confervas marinas según la anatomía de dos de ellas hecha
podido verla; en dicha planta los paquetes de filamentos ver- porDecandoUey Brongnart.
des son muy alargados, simples, delgados como cabellos y Vaucher dá el nombre de semillas á los corpúsculos ó
suaves como la seda , los cuales se ven flotar en los arroyos. mejor á las yemas que reproducen las confervas. Supone
2."La conferva burbujo»a,esun tejido apretado de filamen- que son el resultado de una fecundación preexistente, y cree
tos delicados y ramosos que cubre como un tapiz verde la su- haber reconocido las flores masculinas en unos cuerpos en
perficie de los mares. Se le ha dado el nombre específico de forma de clava alargada, situados en la estremidad de los
burbujosa por estar siempre su superficie inflada por burbu- tubos de las confervas que forman el primer grupo. Estos
jos de aire que elevándose del fondo del agua, no pueden cuerpos se distinguen de los tubos por su mayor diámetro y
hallar salida á través del tejido apretado y húmedo que for- su color mas subido. Lejos de estenderse, desaparecen con
man estos filamentos entrelazados. 3." La conferva reticula- bastante prontitud, y se observa , al microscopio, que están
da, presenta sacos cilindricos cerrados en losdosestremos de llenos de un polvo fino, verdusco, que sale de su estremi-
una red compuesta de mallas pentágonas; se halla sumerjida dad. Vaucher hacreido percibir también flores masculinas,
en las aguas estancadas y algunas veces flotante en su su- esto es, cuerpos análogos á losde que acabamos de hablar, en
perficie. Se le ha dado su nombre específico de reticulada á algunas confervasde losdemás grupos, pero no con suficiente
causa de la red que representa. 4.° La conferva gelatinosa certeza para poder considerar como decidida la cuestión.
se cria en las fuentes de agua cristalina. Sus filamentos en- Nos parece que estas interesantes observaciones deben dar
trecortados de articulaciones globulosas, le dan el aspecto de mucha luz acerca de los medios de reproducción de un gran
un montón de delicados collares. Se le dá el nombre de ge- número de criptógamas y confesamos que bien lejos de con-
latinosa por su consistencia blanda y acuosa. jeturar con Vaucher que hay en ellas órganos masculinos,
Las confervas tienen medios de reproducción particula- creemos ver en ellas del modo nras claro, una especie de re •
res y diferentes en las diversas especies del género. Cuando generación por crecimiento y desarrollos sucesivos.
sean mejor conocidos estos medios, se hará necesario dividir En las ulvas, como en las confervas es en estremo simple
estas plantas en tantos géneros cuantos sean los diferentes la organización; pero las formas de las primeras son mas va-
modos de reproducción que presenten. Según las recientes riadas, mayores sus dimensiones, y se enipie/a á percibir
observaciones de Vaucher, podrían separarse en cinco gru- una apariencia vegetal en las espansiones verdes y membra-
pos cada uno de los cuales ofrece un modo particular de re- nosas de algunas especies que recuerdan la idea délas hojas
producirse. En la conferva de las fuentes que no se diferen- de los vegetales mas perfectos. Hay una de ellas que se pa-
cia de la de los arroy s sino por ser mas cortos sus filamentos, rece á las hojas de la lechuga, y que por esta razón se llama
lo mismo que en todas lasque como ella están compuestas de uha lactuca; aun se cree ver en otra las rizadas hojas de la
filamentos simples y no articulados, la reproducción se efec- escarola; pero se pierde enteramente esta apariencia en las
túa por glóbulos adheridos á las paredes esteriores de la con- demás especies, especialmente en las que son fistulosas, las
ferva. Estos glóbulos son ordinariamente pediculados, y su cuales se parecen mas á las confervas. Estas especies ofrecen
forma varia un poco según las especies: se separan, echan tubos mas ómenos gruesos, mas ó menos finos, simples ó ra-
una pequeña colita, que alargándose poco á poco, produce mosos, articulados ó entrecortados de septos. También se vén
una conferva igual á su madre. Vaucher, que ha seguido algunas que son globulosas, vesiculosas ó celulares; muchas
los desarrollos de estos glóbulos, ha visto, que en el espacio se presentan bajo la forma de espansiones planas, simples,
de tres meses, se hablan convertido en perfectas confervas mas ó menos divididas, mas ó menos rizadas, plegadas, on-
cargadas á su vez de nuevos glóbulos; deaquícongetura que duladas, ó bajo la forma de una red; la mayor parte son
esta conferva y acaso todas las demás se multiplican dos ve- trasparentes; su consistencia es por lo común membranosa;
ces al año. raras veces coriácea ó carnosa; su color ordinariamente ver-
Las confervas con nudos forman el segundo grupo y tie- de y algunas veces de púrpura. A una especie se le dá el
nen también un modo de reproducción particular. Los gló- nombre de pluma pavo, por imitar su forma y colores del
bulos están encajados en las sustautíias de la planta, y des- disco de las bellas plumas de esta ave; esa manera de cola de
prendiéndose dan una multitud de pequeños filamentos ya golondrina plana y señalada de estrias cruzadas que reflejan
articulados y divididos al momento de su nacimiento. En la colores variados. La fructificación de las ulvas es absoluta-
conferva gelatinosa, el glóbulo que es esférico contiene la mente desconocida; estas plantas parece que se reproducen
conferva recogida sobre sí misma y se desarrolla visiblemente de la misma manera que las confervas. La ulva, llamada
de todos lados á la vez. Esto es un verdadero encaje. En las vulgarmente intestino de gato, porque tiene enteramente
confervas cor red que componen el tercer grupo se en- la forma de un intestino, dá origen aun tubérculo que
cuentra un modo particular de desarrollo. La conferva re- produce un folíolo linear plano, que se vuelve fistuloso
ticulada es un saco.cílíndrico cerrado en las dos estremida- cuando tiene la longitud de una uña, y bien pronto, se
des y formado de mallas pentágonas. Cada uno de los cinco parece á su madre. Las demás se reproducen por tubércu-
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los, capullos 6 cepas que crecen al borJe de las espansiones. terminado por una bola encajonada en una copa de hojas de
La mayor parte de las ulvas son marinas; algunas se hallan una grande longitud. La sustancia de esta planta es viscosa,
en los lagos; algunas otras sobre las riberas de los rios; una y se reduce á agua cuando se seca ; su tallo de color de
6 dos son terrestres. Se conocen unas treinta especies de cuerno semilrasparente, es elástico en toda su longitud,
este género. La palabra ulva servía entre los antiguos para no tiene ni nudos ni ramas, y el canal que ocupa su cen-
designar todas las plantas acuáticas. tro, lo mismo que la bola que lo termina, [están vacíos
La organización do los sargazos aunque en estremo sim- enteramente.
ple es ya mas coinplitada^y mas perfecta que la de las con- El sargazo giganteus no tiene menos longitud que el que
fervas y de las ulvas. Aquí son mucho mas aparentes y mas acaba de describirse; difiere de él sin embargo, en que de
distintas las partes de la reproducción ; son unas vesículas distancia en distancia tiene ramas cargadas de hojas denta-
que contienen una sustancia gelatinosa y globulosa y glóbu- das ; cada una de estas ramas se ramifica aun, y cada ramo
los perforados, que encierran en su interior un pequeño está terminado por un tubo piriforme lleno de aire, que sir-
cuerpo encargado de la reproducción de la especie. Estos ven para hacer flotar la rama á que está adherido, y todos
pequeños cuerpos mirados como la semilla de la planta, juntos á hacer llotar la larga parte de la planta que excede
fueron descubiertos por el célebre Ueaumur. Estas semillas, la altura del agua. Si no hubiese dejado vacíos la natura-
no obstante, no se encuentran en todas las especies de los leza el tallo del primer sargazo lo mismo que la bola que lo
sargazos; los hay, que residen las partes regeneratrices en termina ; sino hubiese coronado de un globo lleno de aire
simples cavidades, en burbujas llenas de materia mucilagi- los ramos del segundo, hubieran estas enormes masas ser-
nosa; otros se multiplican absolutamente como las ulvas por peado en el fondo del mar sobre las rocas que fijan sus rai-
escamas que se desprenden de su sustancia. Además de las ces: para hacerlas flotar, era preciso aumentar su ligereza
vesículas mucilaginosas y granulosas, que han mirado los aumentando su volumen, pues su sustancia es de una gra-
botánicos como órganos femeninos, presentan ciertos sarga- vedad'mayor que la del agua, y demasiado flexibles sus
zos, otras en las que se encuentran pelos entrelazados; estos tallos para sostenerla. Estas dos especies son desconocidas
últimos han sido mirados como los órganos masculinos. Lin- en los mares de Europa.
neo y otros botánicos han pretendido qge los pelos que en- Aunque las plantas de este género viven todas en las
cierran son estambres ó mejor filetes poliníferos; otros no aguas del mar, no todas se hallan igualmente esparcidas en
ven en estas vesículas sino medios empleados por la natura- ellas; hay ciertos puntos afectos á ciertas especies. Guando
leza para hacer á estos vegetales especialmente mas ligeros vemos sargazos sobre una costa y no se hallan en mucha
que el agua, y para sostenerse en una situación vertical. Los abundancia, podemos estar seguros de que no han nacido
sargazos crecen en el mar. Todo varía en estos seres singu- en ella, y que los vientos violentos, después de haberlos
lares; pero á pesar de la diferencia que presentan, todos arrancado de su patria, los han trasportado y echado sobre
tienen un aire de familia que los hace distinguir fácilmente costas estrangeras. En tales circunstancias están cortados en
de los demás vegetales. Nada hay defijoen su consistencia; pedazos, y se juzga fácilmente por su estado que han hecho
se modifica en las especies y aun en los individuos; lo mas .un largo y penoso viaje. En los lugares en que desembocan
ordinario, sin embargo, es verlos coriáceos ó cartilagino- grandes rios en el mar, es donde se hallan los sargazos con
sos : se ven muchos que son membranosos, algunos muci- mas profusión ; son-tan abundantes algtmas veces, que cu-
laginosos, otros tienen uní consistencia leñosa. Nada de bren toda la superficie de las aguas y detienen las embarca-
mas vario que su porte, su forma y su figura: tan pronto se ciones en su curso; son entonces para los viajeros un signo
arrastran bajo la forma de largos hilos de anchas cintas, ó cierto de la presencia de estos grandes rios y de la proximi-
como hojas mas ó menos anchas, mas ó menos plegadas ú dad de las tierras. Muchas especies de este género contienen
onduladas, pero ordinariamente enterasen sus bordes; tan un principio nutritivo, y pueden suministrar un sano ali-
pronto profundamente cortadas y elegantemente ramifica- mento á los anímales y aun á los hombros. Los habitan-
das, y se elevan en forma de arbustos diversamente colora- tes pobres de Irlanda comen como legumbres el fuccus
dos. Sus colores varían comunmente del rojo oscuro al de saccharinus. L. Los irlandeses lo hacen servir aun para
púrpura claro ó subido; pero los hay negros, de un rojo vi- su alimento después de haberlo reducido á papilla cocién-
"vo, verdes, amarillos y perfectamente trasparentes. dolo con leche. Como están estos vegetales impregnados de
De todas las diferencias que se observan en estos vegeta- sal marina, lo comen los ganados con placer, y los habitan-
les, la que mas admira es la inmensa desproporción que tes de las costas lo emplean en fertilizar sus campos y es-
reina en la magnitud de las diversas especies. Algunos sar- tercolar los árboles. Se sabe en efecto que los países mas
igazos no tienen sino la altura de los musgos y de los liqúe- fértiles son aquellos cuyo suelo contiene sales en abundan-
nes; otros adquieren una longitud en cuya comparación no cia. También áe queman los sargazos en las costas, para sa-
es sino la de un arbusto la altura de los mayores árboles. car de sus cenizas la sosa tan útil en las artes.
Tal es el enorme sargazo que partiendo del fondo de los Estos vegetales, lo mismo que las confervas, las ulvas y
mares'adquiere para elevarse oblicuamente á la superficie las demás plantas de esta familia, tienen la singular propie-
de las aguas, una longitud de cerca de seiscientos píes com- dad de reverdecer y vegetar aun después de haber sido de-
prendida la de las hojas que coronan su vértice y de las que secados muchos años antes, cuando se les pone en las cir-
la mayor parle tienen unos treinta pies de largo. No es me cunstancias favorables á su vegetación. En su estado de se-
nos singular la estructura de este vegetal que admirable su quedad, está tan arrugada la sustancia de estos vegetales, de
longitud : su raíz está compuesta de una infinidad de fila- tal manera oculta en ellos, que hay dificultad en concebir
mentos entrelazados, que se adhieren á la superficie de la que exista en ellos principio alguno de vitalidad. Sin embar-
roca viva, y que sirven de refugio á una infinidad de insec- go confervas secas y conservadas durante veinte años en un
tos de mar ; da nacimiento á un tallo único, que solo tiene vaso de vidrio, en cuyas paredes están aplicadas bajo la for-
cuatro líneas de diámetro en su base, pero que se ensancha ma de finísimas membranas, toman de nuevo su vigor poco
insensiblementeá medida que se aleja de ella, hasta adqui- tiempo después que se ha llenado de agua el vaso que las
rir un grosor de siete pulgadas de diámetro hacia su vértice, contenia. Sargazos desecados del mismo modo, y puestos ea
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agua salada, adquieren bien pronto su primer estado y echan El carácter genérico del liquen lo constituye una costra
renuevos. Se les vé en su lugar natal sucesivamente llenos de pulverulenta, ó expansiones coriáceas aplanadas, ó fibro-
Tida, ó secos y marchitos según que las olas los conducen sas, filamentosas y con frecuencia ramificadas, que ofrecen
dentro deí mar, ó las echan fiíera y las abandonan en la tubérculos 6 escudos. Nadie hay p5r ligeros que sus estudios
. arena. El número de las especies de sargazos se eleva á casi hayan sido en botánica, que no conozca el gran género de
ciento sesenta ; se ha dividido este número ó género en seis los liqúenes, esos seres que, por su porte y consistencia,
grupos comprendiendo cada uno las especies que parecen te- difieren como todas las plantas del orden de los demás ve-
ner modos de reproducción semejantes. getales. Nadie hay que no haya notado la variedad de estos
El carácter genérico de las algas terrestres lo forman unos seres, y las gradaciones sin número de sus colores. Se les
filamentos sedosos, uniformes. Este género tiene la mayor vé tan pronto como un polvillo imperceptible, ó como una
analogía con los Jíquenes, los hongos y las confervas á la costra leprosa, tan pronto como espansiones foliáceas, apla-
vez. Generalmente las especies que contiene ofrecen finísi- nadas, tan pronto bajo la forma de pequeños arbustos, de
mos y uniformes filamentos que componen un plumón afel- conos secos y filamentosos. Unos cubren la superficie mas
pado, sedoso ó lanoso. Hay bisos pulverulentos como los pelada de las rocas, de las piedras, de los árboles; otros se
liqúenes tal es el bijssus aira L. que ofrece filamentos cu- adhieren á la tierra, á la leña podrida, á los troncos de los
biertos de un polvo negro. El biso dorado ofrece como las árboles, ó quedan pendientes como largas barbas de susra"
confervas, yemas esparcidas sobre filamentos simples á ra- mos. Su fructificación es desconocida ; un polvillo harinoso,
mosos. El byssus davala de Humboldt, especie subterránea esparcido sobre una superficie, fué mirado por Linneo co-
en forma de clavo, tiene la forma de un hongo y la mayor mo el órgano femenino, y constituye entre los modernos el
analogía con la clavarte byssoides, Bull., uno de los hongos órgano masculino. Cúpulas, pequeños escudos, tubérculos
mas pequeños que se conocen. Este género estaba compuesto que tan pronto ocupan el centro, tan pronto el borde, tan
de dos secciones, y al presente no contiene sino la primera. pronto la estremidad de las espansiones se consideran como
Las especies de la segunda han sido reunidas con los liqúe- órgano femenino. Ningún género de las plantas está mas
nes ; estos últimos no ofrecen á la vista sino un polvillo fi- uníversalmente esparcido, y ninguno acaso es mas nume-
nísimo ó una costra pulverulenta aplicada sobre las piedras, roso en especies ; se conocen de él mas de trescientas, y es
• la corteza de los árboles, la tierra ó las rocas. probable que queden aun otrasmuchas por descubrir; acaso
Todo el mundo ha visto bisos, esto es la costra verdusca debería restringirse también el número de las conocidas,
que se percibe en la superficie de las aguas encharcadas, ese pues muchas parecen confundirse y como cambian de figura
tejido blando y blanquisco que se tomaría por un pedazo de y de forma según sus diversos grados de desarrollo, pueden
yesca, y que se encuentra bajo los pavimentos de madera muchos individuos haber sido tomados por variedades des-
en los pisos húmedos, en los sótanos y en las maderas que se critas como especies. Sea de esto lo que quiera, es indis-
pudren. La pelusilla fina, sedosa, corla y do un color verde pensable una división en una reunión tan prodigiosa de
que se observa sobre la tierra y piedras húmedas, son otras especies, para aliviar la memoria, que sin tal ayuda su-
tantas especies de este género. Si se examinan de cerca, se. cutpbiria bajo tal peso. Muchos botánicos modernos las han
verá que en el primer biso que lleva el nombre de flor de dividido en cuatro géneros fundados en los caracteres que
agua [byssus flos aquw, L.j, la costra verdusca está compues- suministran los receptáculos de los polvillos. Estos nuevos
ta de finísimos filamentos, dispuestos como las barbas de una géneros se denominan pelligera, liquen, verrucaria y lepra. En
pluma ; que en el segundo, denominado biso de las bode- lapeltigera, los receptáculos se parecen á pequeños escudos
gas, el tejido enlutado está formado de filamentos simples, ó broqueles: eii el liquen son cúpulas; en la verrucaria tu-
muy finos, frágiles y entrelazados; que en el tercero que bérculos; nulos en la lepra que no ofrece sino un polvillo 6
se llama biso afelpado, el tejido verde y sedoso está com- una costra pulverulenta. Ventenat ha formado tantos gé-
puesto de filamentos ramificados, cortos y que imitan el neros como especies habia indicado Linneo. Estos grupos de
terciopelo. Linneo se hallan precedidos de un nuevo grupo, compuesto
Todas estas diversas especies se hallan en los parages hú- de las especies que se han separado del género byssus, y que
medos, y son la mayor parte muy fugaces: su color es aun se conocían con el nombre de liqúenes pulverulentos. Ven-
muy variado, y se hace un carácter distintivo. Se encuen- tenat ha formado de e'las el género coma, palabra derivada
tran blancos, cenicientos, de color de agua, de escarlata, del grupo y que significa pulverulento. Este grupo ó este
amarillos, de violeta, de rosa y negros. El biso fosfórico es género ofrece corpúsculos de una finura estrema. Sus colo-
violado, y lo que es mas estraordinario, es fosfórico. Ste le res son muy variados; los hay blancos, amarillos, negros,
encuentra en el tronco de los árboles. El biso tremoloíde es rojos, azules,de color de púrpura, verdes, abigarrados, etc
de un amarillo rosáceo y gelatinoso; está compuesto de fi- y estos colores son otros tantos caracteres distintivos de las
lamentos entrelazados Muchas especies son tan fugaces que especies. El liquen antíquitatis es negro, crece con frecuen-
basta para destruirlas el mas ligero sacudimiento. El byssus cia sobre las piedras calcáreas, y se pega á las estatuas an-
clávala de Humboldt desaparece cuando se toca. El biso de tiguas de mármol, de concierto con los siglos y degrada y
Schereber, especie de las mas durables, abandonada á sí arruina lo que con tanto trabajo ha hecho el hombre. EH
misma se licúa y cae en gotas apenas se le aplica la mano.' liquen cerúlea es del mas hermoso color azul, y se le encuen-
De todos los vegetales, son acaso los bisos cuya organi- tra en las tablas medfo podridas. El candilaris es amarillo y
zación es mas simple. Se cuentan unas treinta especies; pero se le halla sobre las murallas antiguas y sobre la cortera
es posible que en este número se hallen comprendidos al- del pino silvestre , y el folyt¡i,us que es rojo, se cria en las
gunos hongos; pues muchos de estos últimos á su nacimien- piedras, en las hendiduras de los peñascos y sobre el grani-
to , son filamentosos como los bisos, y difícil es enton- to. Tiene la singular propiedad de exhalar un olor muy
ces distinguir los unos de los otros. Byssus es un nombre notable de violeta.
oriental adoptado por los griegos y latinos. Los antiguos, Los liqúenes leprosos tuberculíferos, forman el primer
según Dillenius, daban el nombre de byssus áU pelusa que grupo establecido en el género por Linneo. Ventenat ha
rOdea las semillas del algodonero goscipium. formado de él el género íeproncws, (palabra formada de dos
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griegas que en latín significan lepra, tuber, esto es, plantas cia de cuero.» Son unas sustancias coriáceas ó membrano-
leprosas-tuberculosas. Estas plantas ofrecen un polvillo es- sas, ordinariamente rastreras, ensanchadas en forma de
parcido sobre una costra leprosa (órgano masculino según hojas que llevan cúpulas ó glóbulos pulverulentos. De este
ios modernos), y tubérculos ordinariamente convexos, es- número es el liquen pulmonar, que vive sobre el tronco de
feroides, raras veces lineares-oblongos (órganosfemeninos.) los árboles, y en especial sobre la enema y la haya. Ofrece
Las numerosas especies de este grupo están exactamente espansiones rastreras divididas en su borde en calados cor-
aplicadas sobre las sustancias que les sirven de apoyo, y se tos y ensanchados, es cotonoso por debajo, reticulado y
distinguen por el color del fondo y la forma, la disposición sembrado de numerosas fóselas por encima. Se recomienda
y el color de los tubérculos. El liquen geograficus, L. está contra las enfermedades del pulmón, acaso por parecerse
aplicado á las rocas y á las piedras bajo la forma de una su figura á la de esta viscera. Tomado interiormente su de-
costra amarillenta cortada por dos líneas negras, y repre- cocto y aplicando compresas empapadas de él sobre las he-
senta un mapa geográfico que se hubiese grabado con un ridas detiene las hemorragias. Es un poco amargo y acaso
color grosero. El liquen scriptus, crece sobre la corteza de los seria útil para la confección de algunas bebidas. En Siberia
árboles, y representa caracteres hebreos escritos en negro hay un convento cuyos religiosos tienen fama de hacer es-
sobre una capa blanquisca.^El concéntrico ofrece tubércu- celente cerveza, y emplean este liquen en lugar del lúpulo
los planos y negros dispuestos en espiral sobre un fondo para prepararla. En Prusia se estrae de él una tintura mo-
blanco. Los liqúenes scuíilliferos componen el segundo rena y durable para las telas.
grupo de Linneo, y el género kpropinacia de Ventenat (pa- Los liqúenes herbáceos componen el sexto grupo de Lin-
labra formada de dos voces griegas que en latin significan neo y el género séptimo de Ventenat, llamadocapm'a, voz
lepra, scutella, estoes, plantas leprosas escutill/feras. Se di- que viene del griego y que significa fuliginoso. Este grupo
ferencian las plantas de este grupo del precedente, en que, comprende espansiones membranosas ó cartilaginosas de un
en lugar de tubérculos, tienen cúpulas en forma de escudos, color ahumado y adherentes á las rocas por el centro de su
provistas de un reborde raras veces entero. Casi todas las superficie inferior. Tal es el liquen con vellón del que se ali-
especies pueden servir para la tintura. mentan los habitantes del Canadá en tiempo de escasez, y
El liquen romaza es un objeto de comercio para algu- que se encuentra en las altas montañas de Italia, Suiza, é
nos paises , donde crece abundantemente sobre las rocas. Inglaterra; se presenta bajo la forma de una espansion
Macerado en orines y agua de cal durante un tiempo sufi- muy ancha, de un color blondo, ceniciento por debajo,
ciente para hacer sufrir un cierto grado de fermentación , negrusca y muy vellosa por encima. Los liqúenes scyphí-
suministra un color rojo ó violado. Se le reconoce por las feros, forman el séptimo grupo de Linneo y el género oc-
cúpulas sésiles orbiculares, un poco cóncavas, cenicientas, tavo de Ventenat. Estos liqúenes ofrecen una costra esca-
que están esparcidas sobre una costra blanquisca, cubier- mosa ó foliácea que produce tallos casi simples, dilatados
ta de verrugas, y es tenaz. Los liqúenes crustaceo-foliá- en el vértice á manera de embudo, cuyos bordes son con
ceos, forman el tercer grupo de Linneo y el géaero geissodea frecuencia tuberculosos. En este género se distingue el li-
de Ventenat; esta voz está formada de dos palabras griegas quen á manera de embudo que se podría llamar liquen pro-
que significan « en forma de tejas,» por representar las ho- teo, porque varia singularmente en su forma según la edad
jas en su disposición en algún modo las tejas de un tejado. ó los lugares en que crece; sin embargo es siempre notable
Las plantas de este género presentan una costra adherente por sus tallos que, elevando una costra escamosa,, se dilatan
y foliácea ; los foliólos son sueltos y libres en su circunfe- hacia su punta para formar unas especies de embudos, ya
rencia ; las cúpulas sésiles ó ligeramente. En él se advierte simples ya múltiplos, y guarnecidos de tubérculos more-
el 1/quen de los muros, especie la mas común de este género nos cuando la planta está en fructificación. Esta planta
y que se reconoce mas fácilmente en los muros, piedras, crece en los lugares estériles, sobre los troncos podridos; se
en los troncos de los árboles que están algunas veces cubier- la encuentra todo el año, pero particularmente en invier-
tos de él, por el color amarillo muy subido de sus rosetas, no. Es muy buen remedio contra la coqueluche. Loslíque-
y por el color rojizo de sus cúpulas ligeramente estipuladas. nes fruticulosos componen el octavo grupo de Linneo y el
El cuarto grupo de Linneo y género cuarto de Ventenat género thainnium de Ventenat; esta palabra en griego sig-
\hmado 2'lalyphyllum, palabra formada de dos voces griegas nifica arbusto. Tienen tallos ramificados á manera de ar-
que significan « hoja estendida, »lo constituyen los liqúenes bustos, y algunos tubérculos tan pronto solitarios, tan pronto
foliáceos. Se presentan bajo la forma de expansiones foliá- acumulados. Estos son los mas lindos de todos por la ele-
ceas libres, no crustáceas, y llevan cúpulas sésiles ó elevadas gancia de su forma. Uno de los mas interesantes es el liquen
sobre un pequeño pedículo. de los rengíferos; crece en toda la Europa en la tierra y en
El mas interesante de este género es el liquen de Islan- los lugares secos y montañosos. En los climas helados del
dia. Se le halla con abundancia enlslandiayen las regiones norte, donde el rengífero es el único recurso del hombre ,
septentrionales de Europa, en la tierra, en los lugares es este liquen el único recurso del rengífero y su único ali-
áridos y pedregosos, bajo la forma de mazorcas estendidas, mento; bajo la nieve es donde lo van á buscar estos ani-
de dos ó tres pulgadas de altura. Son ramificaciones coriá- males. Hessel cuenta que en Esclavonia el pueblo mezcla
ceas de un color aleonado, laciniadas, guarnecidas de pes- este liquen en polvo con la harina de trigo para hacer pan.
tañas tiesas y cortas, se parecen en algún modo á los cuer- Esta linda planta forma mazorcas blancas compuestas de
nos de gamo. Se reduce este liquen á polvo y suministra pequeños tallos cilindricos, escavados, de dosá tres pulga-
unos puches que se ponen en el potage; y aun se hace pan das de altura, y muy ramificados en forma de arbusto; al-
de ellos. Hervido en leche, ofrece un alimento bastante gunas veces se hallan perforadas en los sobacos de ramos y
agradable, que por el mucilago que contiene, puede ser muy estos últimos están con frecuencia inclinados hacía la tierra.
útil á las personas amenazadas de tisis. El liquen vocéela con el que se prepara una tintura purpu-
rina ó violada, entra también en este grupo. Se encuentra
Loslíquenes coriáceos se hallan comprendidos en el quinto en Provenza, en Italia, en las islas de] Archipiélago y en
grupo de Linneo, y sexto género de Ventenat, denominado las Canarias, sobre las rocas marítimas. Sus talíos están reu-
dermalodea, que en griego significa que «tiene la consisten-
TOMO III.
19
146 K
nidos en hacecillos , poco ramosos, de un gris ceniciento, bosques de Europa sobre los árboles viejos y en especial en
llenos y con tubérculos dispuestos alternativamente á los la- los abetos, bajo la forma de una larga barba grisácea, pen-
dos. Los liqúenes filamentosos forman el noveno y último diente, formada de tallos filamentosos cuyos ramos están
grupo de Linneo y el décimo y último género de Ventenat- entrelazados y terminados por hojas que parecen pestañas.
Tiene tallos filamentosos sin hojas, la mayor parte sólidos Este liquen tiene un olor agradable, y le hacen entrar los
y tiesos, unas veces derechos, otras pendientes, en forma perfumadores en el polvo de Chypre; macerado con alum-
de barba, otras estendidos como unas mazorcas. Entre ellos bre , Uñe de verde las lanas y se halla indicado para conte-
se distingue el liquen entrelazado, que se encuentra en los ner la hemorragia de la nariz.

Literatura oriental.
II.
Entonces solo tenia Anquetil una idea muy confusa del cuidó solo de desentrañar el verdadero sentido. Primero
objeto de sus investigaciones; dudaba en buscar primero los publicó los libros de Zoroastro escrupulosamente, haciendo
vedas ó los libros de Zoroastro, pues ambas cosas queria litografiar el texto zeudo, para poder así tenerlo á mano y
recoger y llevar á su pais. Falto de persona que le dirigiese, compararle con la traducción de Anquetil: después se puso
sin recursos, sin dinero, sin saber el zeudo niel sánscrito, á traducirlos, empezando por el Yacna ó libro del sacrificio.
y sin mas tesoro ni apoyo que una voluntad inalterable y Bien se alcanza que la traducción de un libro escrito en una
un espíritu lleno de aliento, lanzóse Anquetil en su empre- lengua que todavía carece de gramática y diccionario, solo
sa, como iba al cabo del mundo un héroe de los antiguos podia consistir en descifrarle penosamente. Así es que de las
libros caballerescos, en busca y demanda de alguna soñada interpretaciones del primer capítulo nada mas, resultaron
infanta, heredera de un imperio que no se encuentra en el dos volúmenes en 4." pero merced á este ímprobo trabajo,
mapa. Luchando constante Anquetil con enfermedades que hállase el nuevo estudio del zeudo cimentado y constituido
mas de una vez le redujeron al último trance: y con las científicamente; y es dable que la doctrina de Zoroastro, de
seducciones á que le esponian su edad, su figura y el clima la que tanto se ha hablado hasta ahora, llegue á conocerse
y costumbres de la India, tuvo al fin el dolor de ver con- algún dia.
trariados sus designios por las calamidades de la guerra, y Hé aquí de los materiales de que se valió Burnouf para
completada la cadena de sus infortunios, con llegar á ser su traducción del Yacna.
blanco de la calumnia y de las sospechas mas injustas. Par- El texto zeudo por él publicado; la traducción de An-
tió de resultas, solo y á pié, de Chandenagor á Pondichery quetil , hecha según las interpretaciones dadas en persiano
con el menaje que sacó de Europa á la espalda, las dos ca- moderno, por sus maestros de Surate, que se vallan asimis-
misas, la biblia y el estuche de matemáticas: preparado de mo de una versión pelvia. Esta traducción, pues, es de
este modo para caminar cuatrocientas leguas de norte á sur, cuarta mano.
atravesando un pais pisado apenas por un europeo, y con- Por último, la versión bárbara en sánscrito, de fines del
tando con volverá andar igual distancia de sur á norte, para siglo XV, trasladada también, no del zeudo, sino de la tra-
ir á Surate , en busca de los sectarios y libros de Zoroastro. ducción pelvia, por un tal Nerioseng.
En esta última ciudad esperimentó nuevas contradicciones Pero la analogía é inducciones comparativas de las len-
para el logro de sus deseos, por parte de los destores ó sa- guas, comunes en origen con el zeudo, en particular el
cerdotes persas. sánscrito, es lo que le ha dado 4 Burnouf un apoyo mayor
Á la primera entrada, le dieron por el testo verdadero de en su laudable empeño; tanto mas, cuanto que ese incan-
Zoroastro, textos incompletos y faltos, y jamás pudo conse- sable orientalista se distingue por aquella sagacidad inge-
guir un conocimiento profundo del zeudo á pesar de las niosa que sabe poner en claro los secretos de la formación
lecciones del famoso mobed Darab. Enfermó varias veces, y primordial de las lenguas y descubrir las reglas á que se ha-
en una convalescencia fué herido á la mitad del dia de tres llan sujetas. Débese á este siglo el que una ciencia haya
estocadas y dos sablazos. Anquetil no obstante siguió cons- ocupado el lugar de las especulaciones arbitrarias, conjetu-
tante en su estudio y empresa con un ardor inestinguible. rales , y hasta ridiculas á veces de la etimología. Á favor de
Hízose finalmente á la vela para Europa, trayendo consigo esta ciencia se hace á un mismo tiempo la anatomía y la
los libros de Zoroastro conservados por los guebros, después fisiología comparadas de las lenguas, se analiza su trabazón
de haber hecho una traducción á la luz de la interpretación y se determinan las calidades permanentes ó variables de su
de los sacerdotes y doctores de Surate. Faltó poco para irse mecanismo. Mediante ella, son los idiomas otros tantos se-
á pique el buque en que venían estas riquezas literarias, y res vivientes, dotados de formas propias, y cuyas variacio-
después de la mas azarosa navegación, desembarcó su por- nes accidentales pueden reducirse á un tipo fijo; y entre
tador en Inglaterra, como prisionero de guerra, hasta que, estos seres que nacen, crecen, se reproducen y mueren ,
superado tanto contratiempo, entregó en 18 de marzo según leyes inmutables, existen relaciones de parentesco,
de 1762 en la real biblioteca de París el testo zeudo de Zo- cuyos grados pueden señalarse. Cada uno tiene su fisono-
roastro con tanto riesgo adquirido. Burnouf ha publicado mía, su instinto, sus hábitos, sus antipatías, y casi puede
íntegro este testo, comentándole é interpretándole. decirse que su carácter peculiar y costumbres; de modo que
La traducción que dio á luz Anquetil en 1771 es sin duda es posible indicar lo que hará tal lengua en tal circuns-
imperfectísima; pero tal cual es, debe considerarse como tancia, qué forma aplicará , qué partido tomará, como si se
un servicio á los orientalistas europeos. tratase de un ser ó persona viva. Considerado el estudio de
Burnouf, dejando á parte las ridiculas rechiflas con que las lenguas bajo este punto de vista, tiene todo el interés que
otro escritor instruido se mofó del trabajo de Anquetil, «e el estudio sobre el hombre y su composición; y se coloca
n U7 le
entre las ciencias naturales, ya que no por su objeto, á lo En toda voz zeuda cuyo sentido es menester declarar, lo
menos por el método de tratarle. que primero hace Burnouf es desembarazar la raiz de cual-
El gran filólogo alemán, Jocobo Grimon fué el creador quier modificación gramatical que pueda haber esperimenta-
de esta ciencia en su admirable análisis comparativo de las do: reducida así esta raiz á lo puramente suyo, la confronta
lenguas germánicas, al que tituló modestamente Gramática con una raiz del sánscrito que se le asemege y que declaran
alemana. el sentido probable de la palabra que se trata de interpre-
Una vez descubierto y aplicado de un modo estenso el tar. Pero no se crea por esto que se contenta con esta vaga
principio de la comparación filosófica de las lenguas á una analogía de las raices, que al cabo nada prueba: le es indis-
familia principal en ellas, debia necesariamente abrazar pensable además hallar en la forma que tomó la radical los
gran número de idiomas. La semejanza general del sánscri- caracteres y distintivos particulares de la lengua zeuda. Lo
to , antiguo dialecto de la India , con el griego y latin, y la que Grimon con los idiomas germanos, ha hecho Burnouf
de estos dos últimos idiomas con las lenguas germanas y es- con la lengua zeuda: descubriendo las reglas especiales, bajo
lavas, eran ya cosa que habían puesto fuera de toda duda las que forma sus palabras; y siendo para el autor la com-
el simple cotejo de sus vocabularios y gramáticas. El alemán probación de estas reglas privativas del zeuijo, una prueba
Federico Schlegel fué el primero en sentar que dicha seme- de sus operaciones etimológicas.' La traducción francesa de
janza era un hecho, y el primero que llamó hacia la India Anquetil y la sánscrita de Nerioseng, están sacadas ambas de
la atención de los alemanes. Siguiéronle después Guillermo la traslación pelvia por hombres que no entendían á fondo el
Humbold, que dividió con su hermano el dominio délos original zeudo y que ignoraron en gran parte la tradición de
conocimientos humanos: Bopp, que trató de realizar en las ideas de Zoroastro: estas dos traducciones, repetímos,
todas las lenguas indo-europeas el método que Jacobo Gri- facilitaron á Burnouf la inteligencia de uno que otro pasa-
mon siguió en el análisis de las lenguas germanas; y final- je, pero de nada pudieron servirle en su principal objeto ,
mente el dinamarqués Rask, que parecido á Anquetil en de esplicar estrictamente el sentido de cada palabra y el
ideas y resolución, fué á la India en busca también de los valor gramatical de cada letra. No podía conseguirse ese ob-
libros de Zoroastro, siendo además uno de los primeros que jeto sino por el método comparativo que queda indicado, y
puso los fundamentos de la comparación filosófica de las cuyos resultados son tanto mas aprecíables, cuanto que se
lenguas greco latinas, germanas y eslavas. Frutos son to- emplea sobre mayor número de textos, de modo que la es-
dos estos trabajos de un movimiento y de una dirección con- plícacíon de una palabra usada en un punto, se confirma
forme dada á los entendimientos de quienes los emprendie- con el sentido que tiene esa misma palabra en otra parte.
ron. Y tal vez, antes de acabarse el siglo, podrán casi to- Burnouf sobresale en estas delicadas investigaciones: y al
das las lenguas de Europa que poseen una literatura, y las seguirle en ellas, puede creerse que se presencia un análisis
lenguas antiguas y orientales, estudiarse cual si fuesen una químico ejecutado por un diestro operador, ó la solución de
sola lengua, de la que se profundizará después este ó el otro un problema algebraico, después de una serie de hipótesis
dialecto preferido. que se eliminan sucesivamente. Se le sigue, pues, con un
La gramática comparada de Bopp abraza ocho lenguas: interés que equivale para el filólogo á un interés gramático.
el sánscrito, el zeudo, el griego, el latin, el lituano, el es- Adopta primero uní|Pía, luego ceja y la abandona por otra:
lavo antiguo, el gótico y el alemán antiguo. A la gramá- piérdese á veces en mil oscuros rodeos que se cruzan é in-
tica seguirá el diccionario comparado; no quedando mas terponen ; y luego aparece y muestra ufano el sentido de
por hacer que incluir en este y en aquella los dialectos cél- una palabra difícil, cual pedazo arrancado alas entrañas del
ticos, que por los escritos recientes de A. Pictet se vé que cadáver olvidado de la antigua lengua.
también pertenecen á las lenguas indo-europeas. En este Acaso peca Burnouf en emplear con profusión y supera-
conjunto magnífico de tareas filolójicas en que se demuestra bundancia medios y recursos que de nada le sirven y que él
la general unidad y particulares leyes de las lenguas desde el mismo desecha. Muchas veces se le sigue con entera con-
origen del Ganges á la Irlanda, ocupan un lugar distinguido fianza en las razones poderosas que presenta á favor de una
las investigaciones de Burnouf sobre la lengua de Zoroastro. interpretación: mas luego aparece claramente probado que
Con efecto, el zeudo es uno de los eslabones mas impor- se erró el caminó adrede y que las razones alegadas no pue-
tantes de la inmensa cadena que une el Himalaya al Hecla. den satisfacer. De repente deja un sistema de espiicacion con
El zeudo media entre el sánscrito y los idiomas germa- que agradaba como aquel predicador que concluyó diciendo
nos; y hermano de la antigua lengua de los bracmanes, á sus convencidos oyentes: «Por lo demás, hermanos, qui-
ilustra su origen y contiene en sí el secreto de muchos mo- zá no haya una palabra de verdad en lo que acabáis de oír.»
dismos del sánscrito, que este de suyo no esplica. Así es —¿A qué dar una solución mala que luego debe desecharse?
como se encuentran á veces en poder de un vastago de an- No hay duda en que este procedimiento es propio de un
tigua familia, títulos que se tenían por perdidos. El zeudo, hombre concienzudo: y que al cabo es útil presenciar tanta
además, despierta un interés nuevo, atendido el desarrollo marcha y contramarcha en esta campaña filológica: porque
que en tiempo de Zoroastro alcanzó. Del meditado análisis el lector puede aprovecharse de una hipótesis desechada por
que hace Burnouf del alfabeto zeudo, deduce la consecuen- el autor, que sin adoptarse del todo sugiera una idea mejor.
cia de que « todo anuncia en él un idioma detenido, parado Mas bueno fuera, sin embargo, que se hubiese abstenido
en una época difícil para poder juzgar una lengua, época en Burnouf en la esposicion de su escelente obra, de hacer la
la que todos los elementos de su organización son indispen- historia de sus interpretaciones y esplicaciones y se limitara
sables y en la que debiendo modificarse uno á otro para com- meramente á las soluciones. Bastante estensa es ya la obra
poner un organismo completo, se quedan de repente como sin darle mas ensanches, y bastante intrincado su labe-
varados y dejan la obra imperfecta. » rinto para añadirle mas confusas revueltas. Esta censura
Es preciso ya que hablemos del método seguido por Bur- única que puede hacerse á la obra de Burnouf muestra de
nouf en su comento del Yacna; porque en obras de esta cla- suyo que no necesita mas que de contenerse en ella la co-
se, es quizá el método tan importante como el resultado , pia y exuberancia de sabia filológica que por todas partes
siendo además por sí mismo un resultado. rebosa.
H 8 sc-

fiiografía.
EL CARDENAL DE LORENZANA.
En todos tiempos la iglesia española ha contado en su tado y obtenido permiso para ello del papa Clemente XIV.
seno varones ilustres en letras y santidad que han ocupado Durante su permanencia en Méjico, se valió de su influjo
puestos distinguidos, y contribuido eficazmente á la mejora para alcanzar de la metrópoli que se adoptasen ciertas medi-
de las costumbres, al lustre de las letras, al fomento de las das para el mejorgobiernode aquellas vastas y ricas colonias;
artes, y cuya inagotable caridad ha dejado por todas partes y no contento con esto, empleó con celo evangélico las rentas
muestras inequívocas de lo que puede el ingenio del hombre, de su dignidad en dotar hospitales, construir caminos y otras
cuando domina en él la idea cris- obras públicas de reconocida u t i -
tiana de aliviar los males de la lidad. Por esto fué unánime el
humanidad, y proporcionar bie- sentimiento de aquellos natura-
nes positivos á sus semejantes. les, cuando supieron la promo-
Largo seria el catálogo de los ción de su pastor á la primada de
varones virtuosos que han ocu- las Españas. El recuerdo del ar-
pado las sedes episcopales de Es- zobispo Lorenzana vivirá siempre
paña, y que han perpetuado su en la memoria de los mejicanos,
memoria á fuerza de los benefi- y será grato su nombre á todos
cios que han derramado á manos los amantes de la humanidad.
llenas sobre los necesitados y so- Nombrado arzobispo de Toledo ,
bre los pueblos, ya haciendo fué sucesivamente Cardenal, I n -
cuantiosas limosnas, ya promo- quisidor general y Consejero de
viendo y empleando sus caudales Estado.
en obras de utilidad pública. En- Si Méjico ha conservado r e -
tre estos ilustres prelados séanos cuerdos de su arzobispo, Toledo,
dado presentar co'mo prueba de que mereció mas particularmente
nuestro aserto al limo. Obispo su atención, los posee en tanto
señor Molina, á cuya caridad y número que puede decirse que á
beneficencia debe Málaga la abun- cada paso que se dá se encuentia
dancia de aguas de que disfruta. uno de su benéfico influjo. Y no
T.i Cardenal de toi
Ilustre como todos, sabio, vir- fué solo-la capital la que mereció
tuoso, eminente como el que mas, fué D. Francisco Anto- su asistencia, sino también todos los pueblos del arzobispa-
nio Lorenzana, de cuyas virtudes son elocuentes aunque do. En Toledo erigió á sus espensas los edificios de la u n i -
mudos testigos tantas obras de utilidad pública debidas á su versidad y del hospital de dementes, en lo cual invirtió
caridad, tantos edificios religiosos hijos de su munificencia, muchos millones. Reedificó el regio Alcázar que estaba casi
tantas obras producto de su esclarecido ingenio. Este insigne arruinado , y sus palacios de Madrid y de Toledo, y otros
varón j-que llegó á ocupar el puesto de uno de los príncipes muchos edificios en todo el arzobispado, entre los que se
de la Iglesia, nació en León el 22 de setiembre de 1728. cuentan muchas iglesias parroquiales, y no pocas que erigió
Era de noble cuna, y descendiente de una antigua familia de nuevo-: también edificó de nueva planta la casa de cari-
muy conocida en el reino. Desde niño se hizo notar por sus dad de Toledo, el hospital y casa de caridad de Ciudad-Real,
adelantos, y sucesivamente en Espinareda, Salamanca y el convento de San Juan de Dios, y un cuartel con bastante
Valladolid, estudió filosofía y los derechos canónico y civil. capacidad y desahogo.
.Tóven todavía, fué nombrado rector del colegio de Oviedo, Amante de las nobles artes, llamó á Toledo sin perdonar
del que desterró antiguos abusos. Siendo ya presbítero, ganó gastos á los mejores artistas que se conocían, y con su ayuda
por oposición, en competencia con privilegiados ingenios, logró embellecer la ciudad y su catedral con obras de m u -
la doctoral de Sigüenza, de cuya iglesia pasó de canónigo á cho mérito en pintura escultura y arquitectura. También
Toledo. En seguida fué nombrado dignidad con título de protegió eficacísimamente la industria fabril, resucitando
abad de San Vicente, y algún tiempo después deán de la en Toledo las antiguas fábricas de sedas y lanas, cuyos pro-
misma Santa Iglesia. ductos hubieran competido y sobrepujado, á.los de las fá-
Una vez entrado en la carrera de los honores y dignida- bricas del estrangero, si la injusta y desoladora guerra de
des eclesiásticas, que debia solo á su mérito, la recorrió con la independencia no lo hubiese impedido. No se paraba aquí
rapidez suma. De edad de 33 años fué presentado y alcanzó su caridad y esplendidez. Todo lo que tenia era para los po-
ja mitra de Plasencia ; de donde fué promovido cinco años bres ; y bien lo hizo ver en las cuantiosas limosnas que h a -
después al arzobispado de Méjico. Trasladado á las regiones cia, que encubría siempre bajo cualquier pretesto. El deseo
del Nuevo-Mundo, en breve se hizo amar de las ovejas que de socorrer á los necesitados fué el que le hizo emprender y
Dios habia puesto bajo su custodia y vigilancia, siendo inde- llevar á cabo un gran número de caminos, fuentes, puen-
cible la caridad y ardiente celo que desplegóen aquellos apar- tes y calzadas; esto sin contar con las grandes limosnas que
tados pueblos, y los muchos abusos que corrigió en las re- hacia á los establecimientos de beneficencia y los muchos
petidas visitas que hizo en toda la estension de la diócesis socorros que mandaba distribuir á miles de sacerdotes y re-
puesta á su cuidado. Superando muchas dificultades logró gulares, que huyendo de la revolución francesa hallaron al
que se celebrase el IV Concilio provincial; habiendo solici- lado del cardenal Lorenzana un consuelo á sus dolores, un
* 149 'A
remedio á sus necesidades. En el modesto sepulcro que con- cultivo de las bellas letras, y diese muestras de su profunda
tiene los restos de este varón ilustre y virtuoso, se lee esta erudición. Para completar en cierto modo esta biografía
sencilla inscripción : vamos á hacer una lijera reseña de las obras que publicó,
y de otras que vieron la luz á efectos de su protección y
Aquí yace el padre de los pobres. munificencia. Antes de que fuese presentado para ninguna
mitra, entre otros escritos recomendables, escribió una di-
Frase que revela masque cuanto se pudiera decir en justo sertación sobre el origen del rito mozárabe, que junto con
encomio de la inagotable caridad de este prelado insigne. el ritual de las horas menores de la misma liturgia, fué im-
Dedicado Lorenzana al exacto cumplimiento de su obra preso en 1770. Ya arzobispo de Méjico, además de las pas-
meritoria y misericordiosa, estaba muy lejos de creer que torales y edictos que espidió, verdaderos modelos de ora-
llegarla un dia en que tendría que separarse de un rebaño toria, que se imprimieron en 1769, publicó las actas de los
tan querido, como el que componían los fieles de la dióce- concilios provinciales mejicanos 1." y 2." y luego los del 3.°,
sis de Toledo. Sin embargo, las intrigas de corte y ciertas con una noticia de todos los arzobispos que habia tenido
rivalidades mezquinas, lo arrancaron de su pacífica morada Méjico. También publicó en el mismo Méjico en 1770 las
para arrojarlo en un mar borrascoso. En efecto,Lorenzana cartas originales que el famoso Hernán Cortés dirigió á Car-
fué desterrado, si bien se simuló este hecho bajo el pretesto los V, que sacó del polvo de los archivos, y que el sabio
de que fuese á acompailar y consolar al Pontífice Pió IV, lo prelado amenizó y les dio mas mérito anotándolas y aña-
que verificó con gran satisfacción de su alma , y no menor diéndoles varios documentos importantes y láminas, que
de la del papa, para quien Lorenzana fué un firme apoyo contienen muchas rarezas y antiguallas de aquel imperio.
en las azarosas y terribles circunstancias que por aquellos En 1775 siendo arzobispo de Toledo dio á luz á sus es-
tiempos afligieron á la Iglesia y á su jefe en la tierra. De pensas en lujosa impresión, una nueva edición del breviario
buena gana hubiera el cardenal acompañado á Pió VI en gótico mozárabe, que hizo en vista de la primera y de los
su cautiverio, pero órdenes superiores le detuvieron en antiquísimos códices manuscritos que posee la biblioteca del
Parma ; y el anciano Pontífice se vio con harto pesar sepa- cabildo primado. Añadióle un prefacio lleno de erudición,
rado de la compañía de un varón á quien profesaba singular y una noticia muy exacta y curiosa sobre el canto Eugenia-
afecto. No fué estéril sin embargo para la Iglesia la perma- no ó melódico. En 1779 se imprimieron y dieron á luz sus
nencia de Lorenzana en Parma ; pues puede decirse que á pastorales. La pureza de su doctrina, el tino admirable con
la muerte del santo Pontífice, la Providencia le encomendó que sabia escojer sus asuntos, los importantes avisos que dá
el cuidado de sacar adelante la combatida nave de la Igle- á los párrocos y demás individuos del clero y feligreses, el
sia. En efecto, noticioso del fallecimiento de Pió VI, no celo en desvanecer abusos, sus reglas para las academias de
perdió momento en comunicar tan infausta nueva á los car- moral y de sagradas ceremonias de la misa, sus ideas res-
denales que vagaban ocultos, y así mismo á los que estaban pecto á la oratoria sagrada, y sus amonestaciones para des-
en Venecia, reuniéndolos á todos en esta ciudad, á la que terrar del pulpito cuanto no respirase gravedad y pulso en
se trasladó en seguida y en donde se reunió el cónclave. Lo- el manejo de las armas espirituales, que tan bien pueden y
renzana con generoso desprendimiento pagó todos los gas- saben conquistar los corazones ; la prudencia para repartir
tos que se originaron en tan memorable ocasión, y tuvo la las limosnas y otros muchos particulares, todos tratados con
satisfacción de haber cooperado, cual ninguno, á llenar la sencillez y sabiduría, prueban el tino con que sabia presen-
vacante de la Silla pontificia, que ocupó Pió VII con gran tar la Religión pura y sin mancha. En 1789 dio á luz la co-
consuelo de todos los católicos. lección de los Padres toledanos que comprenden las obras
Sosegados poco después todos los disturbios, y conociendo genuinas de Montano, San Eugenio, San Ildefonso, San
el cardenal que según las miras de la corte no volvería ya Julián y San Eulogio, con distinción de ciertas é inciertas,
áEspaña, renunció el arzobispado, y fijó su residencia en y con otras noticias que manifiestan cuan grande era su eru-
Roma. Dedicándose entonces con ardor al cumplimiento de dición. Asi mismo promovió á sus espensas la impresión de
sus deberes de cardenal, asistió á muchas congregaciones, todas las obras de San Martin, canónigo reglar de San Isi-
desempeñó los infinitos cargos que se pusieron á su cuidado, doro de León, que floreció en el siglo xii, y que aun no
y continuó como en todas las épocas de su vida distribuyen- se hablan publicado ; y costeó la colección de los concilios
do sus rentas en beneficio de la humanidad. Últimamente, de España , y otro sin número de obras que creyó conve-
lleno de merecimientos, amado de los que le conocieron, y nientes para mejorar las costumbres. Compró además con
respetado de todos, entregó su alma á Dios el mes de abril grandes dispendios innumerables obras de mucho mérito
de 1804 á los 76 años de edad, y fué enterrado en la basí- para enriquecer la biblioteca arzobispal que se erigió en su
lica de Santa Cruz de Jerusalen. tiempo.
Hemos referido muy en bosquejo la vida de este ilustre Por último, costeó en Roma la impresión de todas las
prelado español, que tan notable se hizo por sus virtudes y obras que publicó el P. Arévalo, que forman una porción
caridad. Pero si la humanidad le debe estar agradecida, las de volúmenes, y deseoso de perpetuar el venerable rito mo-
bellas letras deben contarlo en el número de uno de sus ma- zárabe, quiso imprimir el misa! como habia impreso el bre-
yores apasionados y protectores. Los espinosos deberes de su viario, lo cual llevó á cabo pocos años antes de morir.
ministerio no impidieron á Lorenzana que se dedicase al
X no X

Poesía.
CARTA DE MIGUEL DE CERVANTES CAPTIVO :

Á M. Vázquezf mi Señor (1).


Si el baso son de la zampona mía Dize que es causa que en el buen estado
Señor á vuestro oydo no ba llegado Que agora posseeis os aya puesto
En tiempo que sonar mejor debia, Con esperanza de mas alto grado.
1 No ha sido por la falta de quydado Mas solo (d modo de vivir honesto
Si no por obra del que me ba traido La virtud escogida que se muestra
Por esiraños caminos desviado. En vuestras obras y apacible gesto.
También por no adquirirme de atrevido Esta dize Señor, que os dá su diestra
El nombre odioso , la cansada mano Y os tiene assido con sus fuertes lazos
Ha encubierto las faltas del sentido. Y á mas y mas subir siempre os adiestra.
Mas ya que el valor vio subrehumano Ó sanctos ó agradables dulces brazos ,
De quien tiene noticia todo el suelo De la sancta virtud alma y divina
La graciosa altivez, el trato llano, Y sancto quien recibe sus abrazos.
An'chilan el miedo y el recelo Quien con tal guia como vos camina
Que ha tenido hasta aquí mi humilde pluma De que se admira el cielo vulgo baxo
De no quereros descubrir su buelo. Si á la silla mas alta se avecina ?
De vuestra alta bondad y virtud sunima Y puesto que no ay cosa sin trabajo
Diré lo menos, que lo mas no siento Quien va sin la virtud va por rodeo
Quien de cerrarlo en verso se presuma. Y el que la lleva va por el attajo.
Aquel que os mira en el subido asiento Si no me engaña la experiencia , creo
Do el humano favor puede encumbrarse Que se vee mucha gente fatigada
Y que no cesa el favorable viento, De nn solo pensamiento y un desseo.
Y él se vé entre las ondas anegarse Pretenden mas de dos llave dorada
Del mar de la privanza do procura Muchos un mesmo cargo y quien aspira
Ó por fas ó por nefas levantarse. Á lafidelidadde una embaxada
¿Qi/ién dubda que no dize, La-venlura Cada cual por si mesmo al blanco tira
Ha dado en levantar este mancebo Do assestan otros mili, y solo es uno
Hasta ponerle en la mas alta altura? Cuya saeta dio do fué la mira.
Ayer le vimos inexperto y nuevo Y este quizá que á nadie fué importuno
En las cosas que agora hiide y trata Ni á la soberbia puerta del privado
Tan bien que tengo enbidia y las appruevo. Se halló después de vísperas ayuno
De esta manera se congoxa y mata Ni dio ni tuvo á quien pedir prestado
El envidioso que la gloria agena Solo con la virtud se entretenía
Le destruya, marchita y desbarata Y en Dios y en ella estava confiado
Pero aquel que con mente mas serena Vos sois, Señor, por quien dezir podria
Contempla vuestro trato y vida honrrosa Y lo digo y diré sin estar mudo
Y el alma dentro de virtudes lluna Que solo la virtud fué vuestra guia
No la inconstante rueda presurosa Y que ella sola fué bastante y pudo
De la falsa fortuna, suerte ó hado Levantaros al bien do estáis agora
Signo, ventura, estrella, ni oira cosa. Privado humilde de ambición desnudo.
Dichosa y felizíssima la hora
(4) Encargado el jtíven abogado del colegio de la corle D. Luis de Buitrago Donde tuvo el real cosnocimiento
y Perivañez, como oQcial mayor del arcliU o de la casa de Allamira, del exa- Noticia del valor que anida y mora
men de un gran número de papeles antiguos que aun estaban sin clasiflcar,
sin duda porque, no afectando á Jos bienes y derechos del señor conde, no En vuestro reposado entendimiento
hablan ofrecido interés, tuvo la suerte de encontrar en un volumen titulado Cuya fidelidad, cuyo secreto
«Diversos de curiosidad,»la carta de Cervantes que trasladamos. Es de vuestras virtudes el cimiento.
£1 nombre solo de Cervantes, y de Cervautes cautivo , le inspiró el mas
vivo interés, y aunque no conservaba memoria de haberla visto impresa, Por la senda y camino mas perfecto
recorrió las ediciones mas completas de sus obras, y hasta consultó á al- Van vuestros pies, que es la que el miedo tiene
gunos amigos, quienes conttrmaron el juicio que ya tenia formado de que Y la que alaba el seso mas discreto ;
estalla inédita aquella composición. Quien por ella camina vemos viene
Por uno de dichos amigos tuvo ocasión de conocer al Sr. D. Tomás Muñoz
Romero, á quien le enseñó, como una de las preciosidades del archivo, la A aquel dulce suave paradero
epístola de Cervantes, al mismo tiempo que varios escritos inéditos de Lope Que la felizidad en sí contiene
de Vega, las cuentas verdaderas del Gran Capitán, una Biblia manuscrita en Yo que el camino mas baxo y grosero
vitela de Inapreciable valor, y otras muchas cosas notables que hacen al re-
petido archivo el mas rico quizás en su clase. Dada noticia por el Sr. Muñoz He caminado en fria noche escura
de lo que habla visto al Sr. D. Juan Eugenio Hartzenpuscb, pudo este emi- He dado en manos del atolladero
nente literato leer y admirar el precioso manuscrito, con cuya posesión se Y en esquiva prisión amarga y dura
envanecía ya el archivo.
Avisado el señor apoderado general de la casa, por el oficial del archivo, Adonde agora quedo estoy llorando
de tan Inesperado hallazgo, y hecho público por los periódicos, fueron mu- Mi corta ínfelízisíma ventura.
chas las personas que se apresuraron á solicitar copia para su publicación ¡ Con quexas tierra y cielo importunando
siendo £a Época la primera en dará luz la notable epístola de Cervantes.
De dicho periódico la copiamos nosotros, conservando, hasta donde lo per- Con suspiros al ayre escuresciendo
«Jlen los actuales tipos de imprenta, la ortografía del original. Con lágrimas el mar accrescentando
% 151 M
Vida es esla Señor do estoy muriendn Valor mostramos al principio y brio
Entre bárbara gente descreída Pero después con la experiencia amarga
La mallograda juventud perdiendo. Conoscimos ser todo desvarío.
No fué la causa aqui de mi venida Sentí de ageno jugo la gran carga
Andar vagando por el inundo acaso Y en las manos sacrilegas malditas
Con la vergüenza y la razón perdida Dos años liáquj mi dolor se alarga.
Diez años há que tiendo y mudo el passo Bien sé que mis maldades infinitas
En servicio del gran Ptiilippo nuestro Y la poca atiricien que en mí se encierra
Ya con descanso, ya cansado y lasso. Me tiene entre estos falsos Ismaelitas.
Y en el dichoso dia que siniestro Cuando llegué vencido y vi la tierra
Tanto fué el hado á la enemiga armada Tan nombrada en el mundo que en su seno
Quanto á la nuestra favorable y diestro. Tantos piratas cubre, acoge , y cierra,
De temor y de esfuerzo acompañada No pude al llanto detener el freno
Presente estuvo mi persona al hecho Que á mi despecho sin saber lo que era
Mas de speraoza que de hierro armada. Me TÍ el marchito rostro de agua lleno.
Vi el formado esquadron roto y deshecho OfTrescióse á mis ojos la ribera
Y de bárbara gente y de crhistiana Y el monte donde el grande Carlos luvo
Roxo en mili partes de Nepiuno el lecho. Levantada en el ayre su vandera.
La muerte ayrada con su furia insana Y el mar que lanto esfuerzo no sostuvo
Aqui y allí con priessa discurriendo Pues movido de embidia de su gloria
Mostrándose á quien larda, á quien temprana. Ayrado enionces mas que nunca estuvo.
El son confuso , el espantable estruendo Estas cosas bolviendo en mi memoria
Los gestos de los tristes miserables Las lágrimas truxeron á los ojos
Que entre el fuego y el agua yvan mnriendo. Movidas de desgracia tan notoria.
Los profundos sospiros lamentables Pero si el alto Cielo en darme enojos
Que los heridos pechos despedían No está con mi ventura conjurado
Maldiziendo sus hados detestables. Y aquí no lleva muerte mis despojos,
Elóseles la sangre que tenian Cuando me vea en mas alegre estado
Cuando en el son de la trompeta nuestra Si vuestra intercessioii, Señor, me ayuda
Su daño y nuestra gloria conoscian. A verme ante Philippo arrodillado.
Con alta voz de vencedora muestra Mi lengua balbuzienle y quasi muda
Rompiendo el ayre claro el son mostrava Pienso mover en la Real presencia
Ser vencedora la crhistiana diestra, De adulación y de mentir desnuda.
Á esta dulce sazón yo triste estava Diciendo alto Señor cuya potencia
Con la una mano de la espada assida Sujetas trae mili bárbaras Naciones
Y sangre de la otra derramava. Al desabrido yugo de obediencia,
El pecho mió de profunda herida Á quien los negros Indios con sus dones
Sentia llagado y la siniestra mano Reconoscen honesto vassallage
Estaba por mil partes ya rompida. Trayendo el oro acá de sus rincones.
Pero el contento fué tan soberano Despierta en tu real pecho el gran corage
Que á mi alma llego viendo vencido La gran soberbia con que una vicoca
El crudo pueblo infiel por el crhistiano. Aspira de conlino a hazerte ultrage
Que no echava de ver si estava herido La gente es ii:ucha mas su fuerza es poca
Aunque era tan mortal mi sentimiento Desnuda mal armada que no tiene
Que á veces me quito todo el sentido, En su defensa fuerte muro, ó roca.
Y en mi propia cabeza el escarmiento Cada uno mira si tu armada viene
No me pudo estorbar que el,segundo año Para dar á sus pies el cargo y cura
No me pusiese á discreción del viento. De conservar la vida que sostiene.
Y al bárbaro medroso pueblo estraño De l'amarga prisión triste y escura
Vi recogido, triste, amedrentado Adonde mueren veinte mili chrislianos
Y con causa teniendo de su daño. Tienes la llave de su cerradura.
Y al Reino tan antiguo y celebrado Todos (qual yo) de allá puestas las manos
Á do la hermosa Dido fué rendida Las rodillas por tierra sollozando
Al querer del Troyano desterrado. Cercados de tormentos inhumanos.
Tambi<)n vertiendo sangre aun la herida Valeroso Señor te están rogando
Mayor con otras dos quise hallarme Buelvas los ojos de misericoi'dia
Por ver ir la morisma de vencida. k los suyos que están siempre llorando.
Dios sabe si quisiera allí quedarme Y pues te dexa agora la discordia
Con los que allí quedaron esforzados Que hasta aqui te ha opprimido y fatigado
Y perderme con ellos, ó ganarme. Y gozas de pacifica concordia.
Pero mis cortos implacables hados Haz ó buen rey que sea por ti acabado
En tan honrosa empresa no quisieron Lo que con tanta audacia y valor lanto
Que acabasse la vida y los cuydados. Fué por tu amado padre comenzado.
Y a!finpor los cabellos me truxeron Solo el pensar que vas podrá un espaato
Á ser vencido por la valentía En la enemiga gente que adevino
De aquellos que después no la tuvieron. Ya desde aquí su pérdida y quebranto.
En la galera, Sol que escurescia Quien dubda que el Real pecho begnino
Mi ventura, su luz, á pesar mió No se muestre escuchando la tristeza
Fué la pérdida de otros y la wia. En que están estos miseros cootioo.
53 152 ^
Bien paresce qae muestro la flaqueza Mas á todo silencio poner quiero
De mi tan torpe ingenio que pretende Que temo que mi pluma ya os oflende
Hablar tan baso ante tan alta Alteza. Y al trabajo me llaman donde muero.
Pero el justo desseo la defiende

La estación de las rosas.


|Jor ttJolfgang IJUnjfl.

El amor es como las rosas que sin cesar se renuevan , El amor es divino como la imagen del cielo que se refleja
aunque su belleza de hoy quede borrada mañana ú olvi- en cada gota de rocío que la rosa recibe en su seno; el amor
demos al siguiente dia su belleza de la víspera; porque el es dulce como el perfume de las rosas que embalsamaba la
amor es fecundo como el seno de la rosa de donde, á pesar tibia brisa y embriaga á las abejas sedientas de miel; pero
de brotar tantas hojas, siempre encierra y brotan otras tan- también el amor solo dura la vida de las rosas, y esta vida
tas, todas brillantes y lucidas, porque las iluminó el primer cesa mas pronto que el pasajero canto del ruiseñor que llora
rayo de la aurora y las besó el aura de la mañana. su muerte en la espesura.

La estatua de bronce.
JJor (fe. € . Cfíeing.

Fué derritida por las ardientes llamas de un incendio una to y belleza á la primera. Hízolo así, pero la vio la envidia,
estatua de bronce que gozaba de gran fama, así por su anti- y no sabiendo como poder herir al afortunado artista, para
güedad, como por el talento del artista que la habia labra- rebajar su mérito, propaló que si renombre éste alcanzaba,
do; y su dueño dispuso que otro escultor fundiera la masa lo debía al empleo que habia hecho de la materia preparada
é hiciera una nueva estatua si posible fuera igual en méri- para la antigua estatua.

Excerpta.
Cubrir una fulta co.i una mentira, es reemplazar una mancha con que cuando pasamos por su lado, cerramos los ojos por temor de
un agujero. quemarnos.
P. S. SENN. GOETHE.
Si queréis ser dichosos en este mundo, simplificad vuestra vida ; La última de las vanidades del hombre es el epitafio.
reducid el número de vuestros deseos y pasiones cuanto os sea posi- OXENSTIERN.
ble; coged el hacha y arrancad toda rama inútil, que el tiempo se
enc:;rgará de cicatrizar sus heridas. No busquéis vuestros placeres sino Celebtidad: — La ventaja de ser conocido de aquellos que no os
conocen.
en las cosas simples, profundas y eternas. No tengáis masque un cor-
C. GHAMFOHD.
to número de amigos y soportad sus impertinencias como ellos sopor-
tan las vuestras. Lo que importa conservar siempre, no tanto es la laz de la inteli-
gencia, como la paz del alma, ó sea la tranquilidad de espíritu.
E. DE FEDCBTERSLEBEN.
Es la mujer un seductor misterio en el que todo el mundofiasin
tratar de descifrarlo. La locura no es comunmente mas que un egoísmo impetuoso.
S . DUBAT. DE STAEL.

Mi reino interminable es el pensamiento y mi ministro alado é in- El ambicioso se cree el hombre mas distante de la dependencia y de
corruptible , la palabra. la esclavitud, siendo así que es entre los hombres el mas esclavo. Solo
F . SOHILLER. el hombre que nada espera es verdaderamente libre.
YODKG.
Las almas puras y elevadas no pueden oir, ni aun de la boca de
las personas mas despreciables, las palabras amistad, sensibilidad y El universo se halla donde tú te hallas.
virtud, sin unir á ellas inmediatamente toda la grandeza de que es MEIDANI.
susceptible su corazón. Amamos la gloria y aborrecemos el deshonor y no obstante no re-
J . P . BlCHTER. sistimos al vicio; que es lo mismo que si acampáramos^en un pantano
temiendo la humedad.
Las ilusiones son á la vida del hombre, lo que los alimentos al
MENG-TSEU.
cuerpo: sin ellos la existencia seria imposible.
Honrad á las mujeres, porque ellas siembran de rosas celestes la
Un verdadero amigo es un otro si mismo. senda de la vida del hombre; forman los lazos afortunados del amor y
bajo el púdico velo de sus gracias, riegan con mano sagrada la flor
ZENON.
inmortal de los nobles sentimientos.
La verdad es una antorcha; pero una antorcha inmensa; así es F. SCHILLES.

Por lo no Armado y como Editor responsable. —/«an oüvertt.

BARCELONA.—luPRENTv D E D. JOAN O L I V B R B S , CALLE DE E S C U W L L B R S , R . " 5 1 . — I » e 3 .


m 153 §c

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

Por / . 7\.. Uusjldn.


V.
Grados de la pintura. — Diversas especies de pinlnra con su técnica distinción. Historia de la
pintura. — Grabado en madera y cobre y litojrafía.
Las figuras que sirven al arte de pintar para la espresion I hasta la ilusión á la naturaleza en vello y pieles de sus fru-
de sus ideas, son del mundo real ó del ideal, de lo cual na- I tas, en el lustre de sus flores, en la traspirencia de sus go-
cen géneros diferentes de pintura. Distínguense cuadros de tas de rocío y en el movimiento aparente de sus insectos.
objetos sin vida, de frutos, flores, animales, paises , etc. ! Con todo , los cuadros de flores y frutos también pueden ob-
Ninguna duda cabe en que estas diversas especies de pintu i tener un valor estético. Solamente los colores ya tienen por
ra no se hallan en un solo y mismo grado; pero seria muy 1 sí un significado simbólico; y en este concepto el blanco es
difícil de satisfacer una indagación dirigida á determinar el color de inocencia, de esperanza el verde, de amor el ro-
principio que debiese presidir á la relativa coordinación de I jo, etc. El mar de los colores parece principalmente difun-
estos géneros. No obstante puede seguirse cómodamente la I dido por el reino vegetal; si pues son elegidas flores brillan-
ostensión del significado de que son capaces estos cuadros. ' tes con colores análogos á un asunto , se puede muy bien
La naturaleza principia sus creaciones con las especies ' espresar en ellos un ánimo movido por las sensaciones y
mas inferiores de las cosas en las cuales, subyugada todavía 1 afectos correspondientes, y entonces el cuadro adquiriendo
por la fuerza de la forma, la vida se encierra dentro de uti I un significado simbólico, se eleva al grado de obra artística.
exacto y rigoroso contorno. La fuerza del fuego, el reflejo Ocupan el tercer grado del arte, las pinturas de animales.
de la luz, se concentra en las duras piedras; la graciosa alma Ningún valor estético tienen en sí siempre que se hayan di-
del sonido en el austero metal, etc. El color con que la na- rigido esclusivamente á la fiel imitación de figuras de ani-
turaleza reanima los primeros frutos de su creación, tampoco males verdaderos. Pero pudiéndose representaren la misma
pertenece á un matiz particular. Este no aparece hasta lle- figura del animal ó por medio de ella un carácter, el cua-
"gar á las flores y algunos frutos, á los plumages de las aves dro convirtiéndose en la forma de espresar una idea, ob-
y cubiertas de otros animales; pero aparece como superior tendría derecho al nombre de verdadera obra del arte. Esta
á todo cambio y obtenido para la vida entera de estos seres. significación del cuadro , crecería cuanto mas análogo fuese
Solamente donde aparece la desnudez en las carnes del hom- al carácter humano el del animal, como por ejemplo en el
bre, hay color movible en su verdadero sentido. Las varia- león. El que formó para Venecla ó Gampiidoglio el león ,
ciones de color en la carne del hombre parecen realmente comprendió su idea y formó en él la idea del género león,
hallarse sometidas á la voluntad, ó por lo menos se alteran monarca de los animales. Como pintor de animales se ha
según los afectos y pasiones que agitan al corazón humano . distinguido entre los modernos Godofredo Mind. En las mi-
La envidia y el pesar palidecen el rostro, la cólera le en- radas de sus gatos entremezcladas de zalameras y feroces ,
ciende, etc. Con este fundamento se ha representado el pe- se espresa de un modo indudable el carácter genérico de
sar en un hombre de semblante pálido; y Séneca dijo en su estos animales.
filosófica descripción del colérico: MuUus ore tolo rubor , El cuarto grado de la pintura es el paisaje, síntesis de figuras
exce.ituante ab imis praecordiü sanguine. orgánicas é inorgánicas. La pintura de paisajes seguramente
El arte de la pintura empieza con la formación de objetos es un arte muy difícil, pues no solo debe contentar la vista,
comunes, precisamente en aquellos cuerpos en que parece sino que también se ha de dirigir en cierto modo á los demás
limitada á rigorosos contornos y á formas esteriores, y las sentidos, siendo preciso hacer creer que se siente calor ó frió,
figuras son indudablemente los primeros trazos que el pin- una brisa fresca, consoladora, ó un aire sofocante y opre-
^ cel ha de ansiar. Desde aquí por una serie de grados inter- sivo. El asunto capital en la pintura de paises, debe encami-
medios, elévase hasta lo espiritual, á los conceptos univer- narse principalmente á la representación de la luz general
sales, á las verdades morales, etc. En el grado mas inferior en sus relaciones con los diversos objetos del espacio que r e -
déla pinturas hallan los cuadros de objetos sin vida, que presenta, tarea que es sumamente ardua. A pesar de tpdo
representan por ejemplo baterías de cocina, muebles de esto, la pintura de paisajes considerada en sí, siem pre se re-
casa, etc.; figuras que aparecen absolutamente por razón de duce á un arte subalterno, por cuanto esclusivamente mar-
sí mismas; pues no siendo susceptibles de significado algu- cha á la v e ^ d empírica; y solo por medio de una aplica-
no, no son verdaderos objetos del arte. La forma es en ellos ción mas elevada , puede adquirir significado estético. El
el asunto capital; y aunque los colores son sencillos , pue- pintor de paisajes se vé forzado á animar su cuadro con figu-
den con la armoniosa distribución de la luz y de las som - ras humanas; pues nada retrae mas que ía vista de un ob-
bras, adquirir una apariencia de belleza. jeto vacío de humanidad; pero como se vé también precisado
El segundo grado de la pintura se consagra á los frutos y á poner su paisaje en esterior conexión con el hombre, re-
flores, en las cuales domina ya un verdadero colorido. Las presenta ambas cosas en un íntimo enlace y acorde depen-
flores y frutos son representados por razón de sí mismos, y dencia. Con esta mira imprime al mismo tiempo en su pai-
sin embargo poseen un esquisito valor artístico. Tal le tie- saje una estrecha relación con los hombres que le habitan ,
nen los fruteros y floreros de Huysum, aunque ha imitado esto es, una forma tal que por él pueda ser determinado el
TOMO III. 20
X 1 S4 K
carácter de sus moradores. Con estos requisitos el cuadro de de la humanidad. En los rasgos de la forma de Cristo debe
paisaje siendo espresion de lo espiritual, ocupará un lugar ser equilibrada la mas sublime dignidad con la mas sublime
en el mundo de las artes. Por lo que hace á la representa- dulzura, la mas grave seriedad identificada con el mas fer-
ción de cuadros marítimos, también el pintor en la gran fe- voroso amor y representar una serenidad del ánimo que sea
cundidad de su genio, se mostrará indigente, porque en este muy superior al turbulento poder de todos los alicientes
asunto vé una escena bastante parecida á las del otro. El sensuales: tal es la espresion exigida por la idea del Heden-
quinto grado de la pintura es aquel'que representa figuras tor de los hombres y del gran Maestro de la'humanidad.
humanas, y desde luego ofrece lo espiritual; es de dos ma- La Madre de Dios es el mas bello objeto que la religión
neras: pintura de carácter y pintura de historia. La manera cristiana puede consagrar á la pintura; con la Virgen* San-
mas común de la pintura de carácter, es el retrato sobre cuyo tísima se ofreció á la pintura un ideal enteramente nuevo
valor artístico se hallan divididos los pareceres. Si el retrato que los antiguos no conocieron. Ninguna idea tenian estos
consiste únicamente en la fiel imitación de la realidad visi- de una completa inocencia, de una perfecta é inmaterial
ble , ninguna duda hay en que carece de todo valor artísti- pureza de voluntad, ni de un alma humana inspirada de ce-
co , y solamente cuando el retrato de la persona representada lestial. En la griega Venus de Médicis resplandece el es-
comprende el carácter fundamental suyo haciéndole per- fuerzo por agradar aunque moderado por la inocencia y el
ceptible en su imagen, se eleva al grado de arte por contener pudor. La noción de una Madre de Dios, indica la idealidad
entonces alguna significación y representar cosa duradera. de una pureza é inocencia virginales, de lo cual necesa-
El carácter fundamental de la persona representada debe riamente ha de resaltar en su imagen el amor materno mas
aparecer en la imagen con toda verdad y como realmente es sublime, la mas pura y angelical virginidad é inocencia
en sí. El retrato debe ser una forma de carácter como sucede realzadas por la hermosura, humildad y sosiego celestial;
en el de un religioso franciscano de Kubens que tantea en pero para esto se requieren el sentido religioso y el fervor.
la mano una cabeza de muerto con tal serenidad y aspecto> Tal fué la idealidad que principalmente alcanzó Rafael en
como si hubiese descifrado el enigma de la vida. Lo mismo sus Madonas, y particularmente en su Virgen de la Sacra
se observa en las obras deHollbein especialmente en su re- Familia que pintó para Francisco L También pertenecen á
presentación del corregidor de Basilea arrodillado con su fa- las personas histórico-místicas los apóstoles y evangelistas,
milia orando á la Madre de Dios. En esta imagen se halla poderosos instrumentos que manejó la Providencia para la
representada su época entera de piedad, de virtudes ascé- propagación del cristianismo: el alma de toda su esencia es
ticas y domésticas, de celo y pacífica grand_eza. el fervor religioso ( el apóstol de Rafael). Igualmente lo son
Se ha preguntado por algunos si el retrato debe represen- los mártires que con su sangre sellaron su persuasión de la
tar á las personas entregadas al descanso ó puestas en mo- verdad y divinidad del cristianismo. En sus figuras debe ser
vimiento y acción. En general el reposo es preferido al mo- visible la serenidad celestial y gozoso rendimiento á la muer-
vimiento por ser aquel mas apropiado para hacer visible el te del martirio, como en el San Sebastian de Vandyk, que
conjunto del carácter. La acción perjudicarla quizá á la to- atado á un árbol esperaba con celestial serenidad los flecha.s
talidad del carácter y el retrato no seria su verdadera ima- que debian traspasar su corazón.
gen; porque en muchas acciones domina solamente un mo- En la pintura histórica se comprende la representación
vimiento pasajero del ánimo, y muchas son desempeñadas de una hazaña ó acontecimiento reales, puestos como pre-
durante la preponderancia del poder de un afecto, y en ello sentes y verificándose á nuestra vista.
el carácter toma muy poca ó ninguna parte. Sin embargo, Sobre este género de pintura se ha observado con estra-
no negaremos que en ciertas acciones puede mostrarse en su ñeza como seria posible representar ima hazaña ó aconteci-
mas clara luz el verdadero y donunante carácter de una miento cual actualmente pasando á nuestra vista. Si el ob-
persona, eií cuyo caso al representarla en movimiento y jeto de semejante cuadro está en quietud todas sus figuras
acción se le dá una postura histórica. permanecen en una posición y el conjunto es un momento
Los cuadros mitológicos é históríco-místicos, aventajan al sin vicisitud ni sucesión, hecho para la eternidad. Segura-
retrato considerados como esposicionesde caracteres ideales mente las figuras aisladas de un cuadro están en reposo e
mas elevados. Gomo las divinidades griegas no representa- inmóviles; mas por medio del arte se les puede haber dado
ban en su complemento sino con límites lo infinito, eran tal espresion, postura y actitud, que realmente parezcan
objetos mitológicos al alcance del arte, quedando al artista entregadas al movimiento y acción, y nos sea presentado in-
griego un vasto campo, pues según sus ideas todo estaba mediatamente á la vista un acontecimiento. De esta suerte
lleno de divinidades. Pero en las ideas de la instrucción cris- en un cuadro de bata'la vemos por una parte comunicar las
tiana, la divinidad ha sido hecha superior á toda esposicion órdenes y ejecutarlas por otro; en un lado ataque, y en el
en formas: la pintura es la personificación de un ser ima- otro defensa: todo está en acción, todo en movimiento y el
ginario que es el mismo infinito en su insondable profundi- combate es reñido. La pintura de historia cede alarte dra-
dad y plenitud. En las personas históricomísticas, ábrese al mático en que este puede representar la ocasión de la ha-
artista cristiano un vasto mundo en que presentar á Cristo, zaña, su desarrollo, continuación, enredo y desenlace, en
á la Virgen Santísima, á los profetas, apóstoles, márti- razón á que'tiene por forma el tiempo; mas la pintura se
res, etc. Cristo es uno de los objetos mas dignos á la par que halla inmediatamente ligada al espacio ó existencia simul-
difíciles para el arte. Rafael representó al hijo del hombre tánea, sin poder representar el suceso en su origen , iras-
iluminado con una ráfaga etérea de luz, las doncellasesta- curso ó acabamiento, solb un instante aislado éindivisible,
siadas y orando en la cumbre de la montaña, y á sus pies el no mas aquella escena del acontecimiento según haya sido
pueblo atónito. Otros como Aníbal Caracci y Mengs, dejaron en el momento que escogiera. Para los cuadros históricos es
enteramente indeterminada la espresion en la imagen de pues de la mayor importancia que no sea del mas sobresa-
Cristo; pero la espresion en un cuadro debe ser absoluta- liente significado el momento elegido para comprender y
mente determinada y característica. Hay una idea determi- representar el suceso.
nada en la imagen de Cristo que debe ser patentizada cual La pintura ya de suyo se dirige á lo íntimo y espiritual,
es la idea del Redentor de los hombres y del gran Maestro aunque para su declaración se valga solanaente de lo este-
» 155 M
rior y corpóreo; y por tanto, para el pintor histórico serán mas que indicar el univeríal que representa. La figura de una
la escena mas importante del suceso y el momento preferi- mariposa, por ejemplo, es la forma de la inmortalidad; la de
ble, aquellos en que el espíritu del acontecimiento mas se una doncella con los ojos vendados y una balanza en una ma-
esprese y patentice. En la historia de la crucifixión de no y espada en la otra, es una forma alegórica de la justicia.
Jesús será la escena mas interesante aquella en que á los Las condiciones de la alegoría son las siguientes:
incrédulos mas se evidencie que han clavado en la cru/ un 1." Verdad. —Debiendo mediante la forma alegórica ser
Horabre-Dios. Por esto mismo el famoso Coypel eligió en comunicada al entendimiento una idea ó verdad, es preciso
dicha historia , precisamente el momento en que el sol se que reine entre la forma y el antitipo una exacta analogía,
eclipsó y los muertos resucitaron: al mismo tiempo que la y aquella ha de representar corpóreamente la idea en su
admiración , temor y espanto aparecen en los rostros de los propia esencia mas bien que en general. Por eso los anti-
circunstantes dirigidos al cielo, por entre ellos mismos se guos espresaron por medio de una mariposa la forma ale-
abren las tumbas y sale de ellas levantándose un muerto. górica de la inmortalidad. No muestra únicamente la dura-
Uno de los requisitos capitales estensivo á toda obra del ción del alma después de la muerte, sino además que el
arte y peculiar al de la pintura, es la posibilidad de recono- alma pasa á mejor vida después de haber soltado la vesti-
cer su contenido; es preciso que sea fácil percibir y com- menta del cuerpo. 2.* Claridad.—La forma alegórica siendo
prender la historia que está representada en un cuadro. Sin empleada solo para hacer sensible el universal, sea idea ó
embargo, el sentido de esta condición no llega hasta exigir verdad, en las cuales consiste su determinación, es preciso
del pintor histórico que esprese y configure en una realidad también que desde la primera ojeada sea patentizado que la
empírica la historia: la verdad empírica queda á cargo del forma no existe por razón de sí misma, sino como espresion
historiador, y para el artista vale la verdad estética. Aquel de objeto mas elevado. ¿Un niño que se divierte con bombi-
ha de representar fielmente la historia como sea en sí, y tas de jabón, no es forzosamente una forma de la vanidad
este poéticamente. Cuando mas fiel fuese el artista á la ver- de los esfuerzos humanos? 3." Dignidad.—Sirviendo la ale-
dad empírica de la historia, tanto mas rebajarla el precio de goría para espresion de las verdades, doctrinas é ideas mas
su obra; pues en tal caso seria únicamente una repetición sublimes y universales, no conviene degradarla con el uso
de lo real y esencial mediante la luz y el color; mas no una de formas comunes y viles. Entonces quedaría empañada
obra de su propio espíritu. la estimación del objeto y lo indicado parecería impropio de
Sin seguir el ejemplo de los antiguos que escribían en la forma indigna elegida. Por tanto, es una forma impropia
una tarjeta pendiente de,la boca de la persona representa- de la trinidad el triángulo con el ojo radiante en medio.
da la significación, ó la ponian como suscrita, el pintor his- 4." Sencillez.—Como la alegoría debe ser la esposicion for-
tórico tiene á su disposición muchos medios para instruir mal de una idea, verdad, teoría, etc., conviene que sea su-
ai espectador en el asunto de su obra. Cada siglo, cada re- mamente sencilla y tenga en sí el menor adorno y primor
ligión tienen símbolos propios conocidos, con ctíyo manejo posibles; porque cuanto mas recargada estuviera de ellos,
el pintor histórico puede denotar el sentido del suceso. De cuantos mas ai;cidentes contenga en »í, tanto mas ofuscará
esta suerte la cruz en la batalla de Constantino por Rafael, y confundirá el sentido de la idea ó verdad cuya forma debe
basta para indicaren qué época sucedió. Cada nación, cada ser, apartando de ellas el significado y de hecho atrayén-
territorio y épocatienen sus vestidos, armas, muebles, etc., dolo sobre sí. ¡Cuan sencilla no es la imagen alegórica de
que colectivamente se comprenden bajo el nombre de usan- la fortuna por Guido! Una figura etérea vacila sobre un
za, y sirven para hacer inteligible por esta sola considera- globo con ilusoria sonrisa y caprichoso semblante, y encima
ción el acontecimiento de un cuadro. El artista seguramente de ella un niño alado que jugando la coje por los cabellos , "
no necesita esclavizarse á estas circunstancias; pero tampoco lo cual gustosa al parecer deja hacerse.
debe cometer faltas muy chocantes en este punto, como Hay muchos géneros de representaciones alegóricas, y su
Pablo Veronés que representó á la Virgen María con hábito diferencia se funda en la variedad de objetos de que se echa
de monja. Al mismo orden pertenecen los cañones en Tro- mano para las formas alegóricas: distínguense cuadros de
ya. Los accesorios y arquitectura, además de ser adecuado alegorías físicas, morales é históricas. Prcséntanse como
al tiempo y lugar, deben también estar acordes con el asunto alegorías físicas aquellas en que el objeto es tomado de la
de la historia, pues de lo contrario el sentido de la misma naturaleza, la noche por ejemplo, una estación, la Natu-
se haria confuso para el espectador. Ciertamente no cuadran raleza misma, etc. Ya se entiende que los objetos no son
bien columnas de orden corintio al establo en que nació Je- presentados en una forma alegórica de un modo absoluto,
sús; y sin embargo las hallamos en un cuadro de Rafael. En sino por algunas de sus propiedades sobresalientes. Es cua-
las bodas de Ganaan, por Pablo Veronés, vemos un mag- dro de alegoría Jísica el de Diana pintada con muchos pe-
nífico salón de columnas, una multitud de convidados y un chos, imagen de la naturaleza. Si en un cuadro alegórico
rico esplendor en los contornos; pero según la historia, faltó son representados objetos morales, la pintura recibe este
eu ellas el vino, por lo cual Jesús obró el milagro de con- mismo nombre: en ellos pueden ser espresadas verdades y
vertir el agua en vino. ¿Qué conexión pues hay en esto con consideraciones generales del mundo moral. De esta suerte
los accesorios y la arquitectura? la observación de que la poesía y la música tienen el gran
poder de producir el amor, es alegóricamente representada
La pintura llega á su mas encumbrado ápice de arte por
en una piedra esculpida. El amor ruega á Apolo con em-
medio de la representación de generalidades, especialmente
peño y cierta inocencia que le dé su lira. En otra piedra el
de ideas, doctrinas, verdades, etc. generales. Pero la ge-
amor va montado sobre un tigre ó león para denotar que
neralidad no puede ser representada inniediatamente y por
amansa también los corazones mas feroces. El amor envol-
sí misma en la pintura, sino por medio de una particulari-
viéndose con la piel de león de Alcides, y arrastrando su
dad que la designe. Entonces la pintura entra en su esfera
maza, es una representación formal de la empírica máxima,
propia, valiéndose de lo particular solamente para espresion
en la cual se establece que esta pasión vence al valor.
de otra cosa, que es lo espiritual. Este particular de que se
sirve la pintura para denotar el universal, es la alegoría y el En un cuadro alegórico moral también son represw|^4os
símbolo. Por alegoría entendemos un particular que no hace los virtudes y vicios. A este género pertenecen lasrejM^sen-
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tacíones de la íé, esperanza, amor y mansedumbre por Ra- As/ se distinguieron las victorias de Enrique IV por Ja filan-
fael ; también el cuadro de Arístides en que espresó el ca- tropía, indulgencia y bondad que mostró en el castigo de
rácter del pueblo ateniense; el cuadro que habia hecho los malvados rebeldes y asesinos, reos de lesa majestad.
Apeles (1) de la calumnia en que nos hace sentir por medio Rubens representó estas victorias bajo el siguiente punto de
de muchos y enérgicos rasgos, la infamia de este vicio. A vista Dio á su héroe la persona de Júpiter comunicando á
la derecha hay un hombre de tan considerables orejas que los dioses sus órdenes para castigar y ahuyentar los vicios.
por poco igualan á las de Midas, y desde lejos alarga la Apolo y Minerva dispararon sus dardos contra ellos, y los
mano á la calumnia que \iene hacia él. Tiene junto á sí vicios bajo formas monstruosas cayeron por tierra unos so-
á los lados dos mujeres que parecen representar la igno- bre otros. Marte en el colmo de su furor quiere aniquilarlos
rancia y la desfon/iíinza. Hacia ellas se acerca por el otro todos enteramente ; pero Venus, imagen del amor, le tira
lado la Calumnia bajo la figura de una doncella de pasmosa suavemente del bfazo: la espresion de la diosa es tan elo-
hermosura pero algo irritada y cuyas facciones descubren cuente que parece oírsela dirijir sus ruegos al dios de la
odio y furor. En la mano izquierda trae una antorcha en- guerra en estos términos : « No te enfurezcas con mas cruel
cendida y con la derecha arrastra de los cabellos á un joven venganza contra los vicios; ya están castigados. (Winclíel-
que eleva sus manos al cielo y pone á los dioses por testigos mann.) En este género de pintura también adquirió gran
de su inocencia. Delante de ella va un hombre feo, desco- reputación Lebrun. Pintó el techo del salón de Versalles
lorido y con ojos hundidos, como sí se hallase consumido representando en él bajo alegóricas formas algunos hechos
por una larga enfermedad, y en el que sin dificultad se re- de Luis XIV.
conoce á la Envidia. Detrás de la Calumnia van otras dos Si la claridad del asunto es requisito para una obra artís-
mujeres que parecen instigarla, sostenerla y adornarla, una tica, lo es indispensable y capital en un cuadro alegórico-
de las cuales parece ser la Astucia y la otra la Impostura. histórico. El suceso que sirva de fundamento á semejantes
Mas atrás aun sigue el Arrepentimiento como en sombrío y cuadros, no solo debe ser muy conocido, sino que además el
andrajoso séquito : llora, y avergonzado de la Verdad que pintor ha de saber representarlo todavía mas particulariza-
se le aproxima, distrae la vista de ella como si temiese mi- do. Así presentó Lebrun el famoso paso de los franceses
rar á sus ojos. por el Rhin. Su héroe está sentado en un carro de guerra,
También referimos á las pinturas alegórico-moi ales aque- con un rayo en la mano, y Hércules como imagen del va-
llas que presentan situaciones del ánimo, como por ejemplo lor heroico, impele el carro al través de las ondas agitadas.
la representación sabiamente ideada y profundamente sen- La figura que representa la España es arrastrada por la tem-
tida de la melancolía por Durer ; y también todo cuanto i pestad ; el Dios del Rhin es precipitado y suelta su timón ;
presenta lo que dice íntima relación con el hombre. Foresta líis Victorias vienen volando trayendo los escudos en que
facultad una muerte precoz quedaría repre.'entada con la están indicados los nombres de las ciudades que después del
imagen de la Aurora, teniendo un niíio en sus brazos. paso han de ser conquistadas: la Europa mira llena de
Cuando en formas alegóricas se presentan acontecimientos, asombro, (Winckclmann.) Si no solo está indicado por el
el cuadro se llama alegórico-histórico. particular lo general ó la idea que le debe designar, sino
La gran falta que puede cometerse en el uso de la alego- que también se halla positivamente espresado en toda ver-
ría consiste eti. que se la empleo como suplemento de la dad , se produce un símbolo. La representación simbólica de
histórica, y que entre las personas históricas se introduzcan las ideas es posible únicamente por el uso de la histórica,
alegóricas. Con semejante mezcolanza es sacrificada la ar- especialmente con la representación de personajes, que ma-
monía del conjunto y se origina una discordüncia. Hubens nifiesten en sí viviente y en acción, la esencia de las ideas
en la vida de María de Médicís oficce lui ojeiriplo que puede que se designan. De esta suerte la imagen de un Marco Gur-
servir de advertencia, y también Albani en su cuadro de do que se hunde en un abismo, abierto en la tierra, es uii
Elena : Venus conduce á Elena luera ile la casa de Menelao, emblema del patriotismo ; Palas emblema de la sabiduría, y
y en el fondo están los Cupidos que se alegran de aquello. la imagen de Cristo una forma simbólica de la absoluta iden-
Otra falta no menor que puede cometerse es la de tras- tidad de lo divino y humano.
formar lo histórico en puramente alegórico ó representar en Por medio déla conexión con lo histórico, la idea pasa á
una forma alegórica el suceso empírico é individua), pues símbolo; pero también lo mismo histórico puede ser nue-
además de rebajar el cuadro á UD grado histórico mas infe- vamente convertido en símbolo, para lo cual el arte de la
rior, quedará también imposible de reconocer el sentido del pintura trabaja especialmente de modo que la persona his-
conjunto. « ¿Quién adivinará, dice Schreiber en su Estética, tórica reciba un carácter absoluto y este se haga perceptible
contemplando la famosa galería Farnesia de Aníbal Caracci, á los sentidos. Pero, (según Winckelmann,) el carácter de
en aquel Anquises que Venus desnuda, en aquel Polifemo lo absoluto se espresa en el objeto como una gran simplici-
perseguido de Azis y Calatea , en aquel Eudimion durmien- dad, como actividad moderada ó como grandeza tranquila y
do, y en todos aquellos juegos y amoríos del antiguo mundo serena. La tranquilidad es la idea de lo divino, del Ser Eter-
divino, quién adivinará lances análogos de la casa Far- no; el movimiento es la de lo existente como mutable y pasa-
nesia? jero. Por esto se ha censurado no sin razón, en eí cuadro de
La pintura alegórico-histórica se halla mas elevada que la creación por Miguel Angelo que el movimiento del Padre
la simplemente histórica y no debe confundirle con esta. Eterno es demasiado vivo, pues su cabellera y barba pare-
La segunda se propone Ja representación del acontecimiento cen hallarse á merced de una tempestad. Así como en aquel
tal como ha sido en sí, y la primera aspira á representar el momento permanece tranquilo el seno del mar, también de-
mismo bajo un punto de vista mas notable. El suceso debe biendo ser la persona histórica símbolo de Jo absoluto, con-
tener alguna cosa universalmente notable en su fin , circuns- viene que el conjunto de su figura así como cada uno de
tancias 6 consecuencias : esta notabilidad universal es desde sus miembros separados, aparezca en sublime y celestial
Juego aprovechada y presentada bajo una forma alegórica. reposo.
(1) otro diferente del famoso contemporáneo de Alejandro el Grande, y que La grandeza tranquila y serena es el preferente y univer-
vivió como artista cien anos después. sal atributo significativo de las obras maestras de la Grecia-
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La bella alma de Rafael sintió antes que todos en los tiem- ílamencos, Durer principalmente adquirió para este género
pos modernos este verdadero carácter, y lo espresó en sus en Alemania una dilatada reputación. En el siglo xvii de-
obras. jQué tranquilidad y serenidad hay en las figuras ca- cayó este arte y en el xviu feneció casi enteramente. Solo
pitales de su Alila! El papa que disuade al rey de los hunos en Inglaterra fué todavía continuado aunque generalmente
de atacar á Roma, no aparece con las jesticulaciones y mo- por artistas estrangeros. En Alemania la pintura en cristal
vimientos de un orador, sino como un varón respetable» en el siglo xix volvió á resucitar de nuevo, especialmente
(idéntico al que en Virgilio solamente con su presencia so- con Mohn y Vortel en Dresde, con Scheinert en Meissen,
siega una rebelión) y con un semblante lleno de divina con- pero sobre todos con M. S. Frank en Nuremburgo, que fué
fianza se presenta á la vista del tirano. Los dos apóstoles no el primero en reproducir la pintura al cristal. Después el
se agitan como ángeles esterminadores en las nubes, sino rey Luis de Baviera habiendo mandado con toda munificen-
(y permítase comparar lo sagrado con lo profano) como el cia poner cristales pintados en las ventanas de la catedral de
Júpiter de Homero, que solo con un líjero parpadeo hace Regensburgo, este arte tomó un elevado vuelo en Munich
estremecer el Olimpo. ¡Qué reposo en sus vírgenes! También y aparecieron obras que no solo eran iguales á las antiguas
sirve de ejemplo el San Miguel de (lUido, que después de en cuanto á la fuerza del colorido, sino que también las
haber precipitado al enemigo de Dios y de los hombres, no aventajaban en la belleza de la invención. Gartner y Hess
ondea sobre él como un vencedor embriagado de alegría adquirieron grandes méritos en la dirección del instituto
sino mostrando un semblante alegre, sereno y sin animosi- fundado al efecto. 4." La pintura al temple ó de aguazo, es
dad (Winckelmann.j aquel procedimiento en que se emplean colores molidos y
Bajo el técnico aspecto, y con especialidad relativamente disueltos en agua, con una mezcla mas ó menos espesa de
al material y suertes de manejo esterior, se distinguen las goma y se los aplica al lienzo, papel, marfil, etc. Por la
siguientes especies de pintura. 1." — La encáustica, que fué dulzura de su carácter es propia principalmente para flores
la manera común de pintar entre los antiguus, si bien mas y países. Al mismo procedimiento pertenece la incorpora-
tarde cayó en desuso. Ofrécense dificultades casi insupera- ción de los colores con cola y su aplicación á un aparejo de
bles para determinar con precisión el verdadero proceder cal seco. S." La pintura al fresco es aquella en que se ponen
que entonces empleaban. Para cada caso deben diferenciarse colores aguados so'bre una pared acabada de enlucir. El
muchas especies de encáustico ó empaste de ios colores con pintor no manda enlucir mas porción de pared que la que
cera sobre el fondo calentado , de lo cual depende esencial- calcula poder pintar en ui; dia. Con este objeto á fin de que
mente que la ejecución se desempeña con buril ó pincel. En no se reseque el fondo debe manejar el pincel con prontitud
el primer caso la cera derretida, saturada con polvos finos I y seguridad, porque nada puede horrar ni enmendar. Para
de tierra de colores y puesta primeramente en madera ó en trasladar á la pared por medio de un instrumenlo puntia-
la pared , era mas tarde trasportada al marfil; después e! gudo el dibujo, se sirve de un cartón en que ya está hechos
dibujante grababa ¡as líneas sobre el fondo enfriada, y no y para iluminar las figuras ejecuta un bosquejo con colores.
era propiamente la pintura sino el fondo de cera el que su- Atestiguan la antigüedad de la pintura al fresco, los cuadro,
fría la acción del fuego. En el segundo caso, la cera aparece de esta especie desenterrados de Pompeja y de las tumbas
disuelta, mezclada con los colores y aplicada con el pincel; etruscas. En el siglo xvi, floreció de nuevo, y obras maestras
y después el cuadro tiene que ser acabado mediante su dis- de esta especie trabajaron Rafael, Migue] Angelo, Leonardo
creta aproximación al fuego. Ai principio la pintura encáus- Vinci y otros. No hay otro perjuicio sino cjue los colores en
tica fué también dibujo en campo de colores y mas tarde se agua insensiblemente bajan en el aparejo de cal, y este
hizo esta pintura con cera de colores derretida. Este perdido mismo se desconcha con el tiempo, según se ve ya en el Va-
procedimiento fuéprimerauícnte restablecido en Francia por ticano y en la capilla Sixtina cuyas magníficas creaciones
el conde Caylus, en el anodel7o2, desde cuyo tiempo acá se están próximas á fenecer. En tiempos recientes la pintura
han hecho muchas tentativas acerca del mismo. En los al fresco, bajo la dominación del rey Luis, hizo de nuevo
tiempos modernos se han dedicado principalmente á la pin- grandes adelantos en Munich. En el iluminado de la lllyp-
tura encáustica J. G. Walter en Beriin, J. Roux en Heidel- toteca (Reservorio de esculturas), siguen á Cornelio como
berg, y P. Kraft en Viena; pero aun se pone en duda si sobresalientes, J. Schnorr, que impritnió singular vivacidad
alguno de los métodos empleados era seguido entre los pin- y valentía de invención á su serie de representaciones en la
tores griegos. El proceder dado á conocer por Montabert en residencia real,- y Enrique H^ss, marcado por la gravedad
su tratado de la pintura, parece principalmente el que se ha y corrección, el cual emprendió la pintura de la capilla de
seguido en una galería de cuadros en la residencia de Mu- la residencia representando objetos bíblicos. Además de es-
nich y que se aproxime á,la verdadera pintura encáustica. tas se han hecho muy notables las pinturas al fresco en los
2." A la pintura encáustica de los antiguos es análoga la Arcades, ejecutadas por diferentes artistas. 6.° Pintura al
pintura en esmalte, peculiar invención del siglo xvi. Se óleo. En este proceder mezclados los colores con aceite , se
pinta con colores de metal que son marcados á fuego sobre ponen sobre madera, cobre ú otros metales, como también
un fondo macizo revestido de esmalte. Si el campo en que sobre las paredes, en tafetán vasto y en el dia comunmente
los colores son marcados á fuego fuere porcelana la pintura en lienzo. Por este procedimiento se logran los mas subli-
toma este nombre particular. 3." Análoga á la pintura en mes encantos del colorido, en lo cual aventaja estensamente
esmalte es la de cristal, quizá conocida ya también de los á todas las demás suertes de pintura. Van Eyck es general-
antiguos, pero que hasta el siglo iv de la era cristiana mente citado como inventor de la pintura al óleo á princi-
no empezó á propagarse. La verdadera pintura en cristal en pios del siglo XV ; pero recientes iiivestigaciones han he,cho
qje los colores minerales son marcados á fuego en la fra- sumamente verosímil que existían cuadros al óleo mucho
gua, debe diferenciarse de las dos maneras inferiores, en mas antiguos que Van Eyck, siendo esta especie de pintura
que es pintado un barniz de colores encima ó mas bien de- no solo contemporánea á él sino puesta ya en práctica des-
bajo del cristal mas ó menos trasparente. La verdadera pin. de mucho antes y primeramente en Italia, sin que conste
tura en cristal llegó al colmo de su perfección en los siglos xv con claridad su Inventor. Sin embargo, ninguna duda cabe
y XVI. Entre muchos grandes artistas franceses, ingleses y en que por lo menos pertenece á Van Eyck el mérito de la
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perfección y propagación de esta especie de pintura. 7." Pin- elegancia, primorosidades y arideces. Los romanos no me-
tura al pastel. Se vale de un lápiz seco formado con pastas recen en la historia de la pintura ninguna mención, pues
de diferentes colores. Los cuadros al pastel tienen una va- ellos no la cultivaron por sí mismos, sino que al principio
lentía y frescura propias ; pero como sus colores no se ad- conocieron únicamente la de los etruscos y mas tarde fue-
hieren al plano mas que como un polvo sutil se esponen ron discípulos de los griegos. La pintura no recibió su com-
fácilmente á ser destruidos. Se adapta principalmente por plemento hasta los tiempos de la cristiandad ; pero el arte
razón de la vellosidad que produce á la espresion de la ju- de los nuevos griegos ó bizantinos produjo la transición de
gosidad natural en los colores de las carnes, y por tanto es la pintura de los antiguos á la de los cristianos, y de aque-
particularmente propia para retratos. Refiérese la invención llos mismos bizantinos nacieron al fin las escuelas de la alta
de este arte al siglo xvi. En la galería de Dresde se halla Italia y del bajo Rhin. De estas antiguas escuelas fueron
una muy notable colección de cuadros al pastel, entre los distintas las posteriores alemana y flamenca, como también
cuales se distingue un hermoso Amor de Mengs. 8." Arte la francesa, inglesa y española. Otros por el contrario no
mosaica. Es una especie de pintura por la cual es ataraceado admiten mas que dos escuelas esencialmente diversas, la
un cuadro con piedras de diferentes colores, 6 también con italiana y la flamenca.
pedacitos de cristal y mármol y hasta con madera pegada Aunque ya desde muy antiguo, conocidamente desde
por medio de una masilla 6 almacigo con tal finura y pri- mitad del siglo v, pintores griegos y romanos trabajaban
mor, que á cierta distancia parece trabajo de pincel. Vero- en Italia, no se empieza regularmente á contar la historia
símilmente es invención oriental; pero de los griegos recibió de la pintura en Italia sino hasta el siglo xii, en que muchos
su mayor cultura y de estos pasó á los romanos en tiempo artistas griegos exornaron con sus obras las iglesias de Ve-
de Sila. Después de la decadencia de las artes y ciencias en necia y Florencia, arregláronse á su estilo los artistas italia-
Italia , aun se conservó entre los griegos bizantinos y con nos, y en el siglo sin fundaron con propiedad nacional una
ellos por fines del siglo siv volvió á Italia, donde ya en el distinguida escuela de pintores y otros artistas, que se de-
siglo XV y XVI se elevó á un alto grado de perfección en la nomina italiana. Ramificóse en cuatro escuelas principales,
que finalmente continuó progresando mas y mas en los si- que son la Florentina, Romana, Veneciana y Lombarda.
glos xvii y xvni. El arte mosaica se ha empleado preferen- En Florencia nació primeramente el estilo puro italiano,
temente para copiar los cuadros originales de los grandes cuyo fundador fué Cimabue, nacido en Florencia en 1240.
maestros. Ante todos merece particular distinción el mag- A él se debió la mejora de la determinación mas exacta en
nífico mosaico de la Cena de Leonardo Vinci que actual- las proporciones, y la comunicación de vida y espresion á
mente existe en Viena. En el año 1819, F. J. Fernvach las figuras, á lo cual Giotto pudo añadir todavía varias gra-
inventó una nueva especie de mosaico que se distingue por cias particulares de su escuela. Entre sus secuaces distin-
su alucinante imitación de los colores, junturas y cambian- guióse principalmente Alasaccio y particularmente Tomás
tes de los cuerpos minerales. También se han hecho famosos Guidi por el claro-oscuro, carácter y animación de sus cua-
los conocidos mosaicos de musgo por el profesor Blank. dros ; sus discípulos fueron los primeros á pintar al óleo. El
La historia de la pintura se divide en antigua y moderna estudiode la perspectiva comenzó en Pablo üccello , y fué
ó gentil y cristiana. La historia de la pintura antigua empieza continuado por Lucas Signorelli y por Domingo Ghirlanda-
propiamente en los griegos ; pues antes de ellos la pintura jo. Los dos grandes maestros de esta escuela fueron Leo-
no apareció como arte independiente, siendo empleada por nardo de Vinci, nacido en 1444, y muerto en 1519, y Mi-
Jos, pueblos primitivos y aun por los mismos griegos en su guel Angelo Buonarotti, nacido en 1474, y muerto en 1564.
principio únicamente para adornar de colores las obras de Leonardo de Vinci determinó exactamente las proporciones
escultura y arquitectura. La verdadera pintura procedió de las figuras, las reglas de la perspectiva é iluminación, y
naturalmente del dibujo, y comenzó por los sciagramas dio á la escuela un carácter sumamente grave, austero y
(simples contornos de una sombra) y monogramas (contor- meditabundo, á que ya desde su principio se inclinó, y que
nos de la figura sin luz ni sombra . Desde estos pasó á los después mas tarde abrazó con gran energía y audacia. En-
monocromos (imágenes de un solo color) y finalmente llegó tre sus discípulos efectuaron grandezas en el arte Luini,
á los policromos (dibujos de muchos colores). La pintura que combinó el estilo de Rafael con el de su maestro, Sa-
no adquirió su independencia hasta Polignoto de Tasos, que laino, Melzo, Baccio della Porta, famoso bajo el nombre de
Tivió entre los Í50 y los 410 años antes de Jesucristo en Fray Bartolomé y sobresaliente por la elevación de los pen-
Atenas, donde obtuvo derecho de ciudadano y pintó con samientos así como por el fervor y entusiasmo de sus pin-
Micon y Panano para las Pokilas (variedades). Debió ser el celadas, el sensibilísimo Andrés del Sarto, el inventivo
primero que pintó en tetracromo (con cuatro colores), que Baltazar Peruzzi y el ameno Razzi. Pero Miguel Angelo
introdujo vida, espresion y carácter en las historias, dio Buonarotti es el mas pasmoso de todos los artistas por haber
multiplicidad de pliegues al ropaje y distribuyó simétrica- abrazado en sí con igual energía y profundidad la escultu-
mente las figuras; pero en la distribución deja luz y de las ra, arquitectura y pintura. Distinguido por el fuego de su
sombras, le aventajó Apolodoro de Atenas '404 años antes de composición, por el fundamental estudio de la anatomía y
Jesucristo. por la osadía de sus aires, fué único en cuanto á la energía
y grandeza, y su juicio final de la capilla Sixtina en Ro-
En Zeuxis, unos 378 años antes de J. C., empezó el ver-
ma, permanece inimitable en la sublimidad del estilo. Pero
dadero reinado de la belleza. Sin embargo, parece que en él
sus discípulos é imitadores decayeron desdeñando el estilo
dominó mas la energía,al paso que su contemporáneoParra-
puro sencillo, por el contranatural, exagerado y deforme.
siodeEfeso, se inclinó mas á la amenidad, distinguiéndose
Luís Cígolí y Gregorio Pagani, comenzaron á despertar en
al mismo tiempo por la exacta precisión de las proporciones
1580 un nuevo espíritu , pues apelaron de nuevo á lo na-
y por su colorido. Su émulo Timantes de Samos alcanzó el
tural , y esforzáronse por introducir mejor gasto en el claro-.
máximum en la espresion y en la ficción sensitiva. Apeles
oscuro. A estos siguieron Domingo Passignani, Cristóbal
se hizo famoso principalmente por el feliz manejo del colo-
Allori y Comodi.
rido, la verdad natural de sus cuadros y su maestría para
La escuela romana tuvo su principal asiento en Perugia ,
retratar. Después de él el arte insensiblemente degeneró en
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donde ya en el siglo xiu hubo un gremio de pintores. Con- cesores fueron Sebastian del Biombo, Palma Vecchio, Lo-
taba entre sus fundadores al miniaturista Oderigi, fallecido renzo Lotto, Páris Bordone y Pordenone. Además de ?stos
en 1300, y cuyos hábiles sucesores fueron Guido Palme- fueron ornato déla escuela veneciana: Schiavone, Jacome
rucci, Pedro Gavallini y Gentile da Fabriano. Pero es co- da Ponte , llamado Bassano, Robusti, llamado il Tintoretto,
munmente citado como fundador legítimo de esta escuela Pablo Veronés y Carlos Cagliari. Pero también degeneró in-
Pedro Vanucci, llamado Perugino; pues introdujo desde sensiblemente esta escuela y los maneristas de la misma se
Inego en esta escuela mas gracias y nobles formas, y esta- abatieron tan bajamente como ios otros por haber perma-
bleció su carácter capital, que constantemente prevaleció necido estraños al estudio de los antiguos y de la idealidad.
con una cierta espiritualidad, noble sencillez, devoción y En épocas posteriores ha contado en su seno esta escuela á
naturalidad no afectada. El principal discípulo de Perugino Pedro Liberi, Andrés Celesti, Rosalba Garriera , Francisco
y gran maestro de la escuela romana, ó como otros pre- Tredisani, Piazetta, Tiepolo y Canaletto.
tenden, el gran pintor del período artístico moderno, fué La escuela lombarda no tuvo propiamente ningún cen-
Rafael Sanzio, ó de Santi, nacido en ürbino en 1483, y tro de residencia. En su origen fueron designados como lu-
muerto en Roma en 1S20. El prodigioso número de sus gares de su asiento bnola, Ceuto , Ferrara , Módena ,
cuadros atestigua la fecundidad de su genio y la facilidad Reggio, Parma, Mantua y Milán, hasta que mas tarde fué
conque trabajaba. Su dibujo que al principio era rígido y Bolonia su residencia. Entre los pintores ferrareses aven-
seco , luego que hubo estudiado con aplicación la naturaleza tajó á todos Dosso Dossi, nacido en 1479, y fallecido en
y antigüedad , adquirió un alto grado de libertad, de modo 1B60. Después de él han sido notables Galasio, Alighieri,
que en sus figuras todo se hizo vida y movimiento. Sus ro- Alghisi, Cosme Tura y Hércules Grandi. Los mas famosos
pajes son siempre lijeros, sencillos y escelentemente coor- maestros éntrelos pintores boloneses han sido Bramante, Li^-
dinados. También en el colorido y en el claro-oscuro mas po Dalniasi y particularmente Francisco Raibonini, llama-
tarde adelantó mucho aunque sin llegar al Tiziano y Gor- do Francisco Francia, que nació en 14.'J0, y tuvo por dis-
reggio. Por otra parte, nadie le igualó en la composición cípulo á Inocencio de Imola. Muy superior á todos estos
y espresion, que pueden ser consideradas como propiedad hállase Antonio Allegri, de sobrenombre Gorreggio, nacido
suya esclusiva. En su inimitable Virgen para la iglesia de en 1494, y muerto en 1534, verdadero fundador y al mis-
San Sixto, en Placencia (hoy en Dresdej, existe la mas mo tiempo gran maestro de esta escuela. Sobresalió en la
grande obra maestra que hayan producido los modernos ar- amenidad y armoiu'a, duh.ira y suavidad de pincel, ha-
tistas cristianos; y su trabajo último, la glorificación de ciéndose particularmente inimitable en la magia del claro-
Cristo, quedó sin acabar completamente. Entre los princi- oscuro. Sus discípulos y sucesores fueron Fran^tisco Ron-
pales discípulos de Rafael se cuentan Pizzi, llamado Julio dani, Gatti, Leiio Orsi, y Francisco Mazzola, il Parme-
romano, Francisco Penni il Fattore, Bartolomé Ramen- gianino. Distínguense entre otros muchos maestros de la
ghi, llamado Bagnacavallo, P. del Vaga, Polidoro da Ca- escuela milanesa Gaudencio Ferrari, y todavía mas Lariz-
ravaggio , Gsmigniani, Bienvenido Tisi, llamado Garofalo, zario. Las principales artistas de aquel titinpo fueron, ade-
y otros; pero presto se apartaron de su modelo y degenera- más de la famosa retratista Sofonisba Anguisciola de Gre-
ron en maneras. Federico Baroccio, que según su espíritu mona, Ladinia Fontana, Artemisa Gentileschi, María Ro-
pertenecía mas á la escuela lombarda, con sus discípulos busti é Isabel Lirani. En Bolonia hubo el distinguido artista
Francisco Vanni, Pellegrini y los hermanos Zuccheri, pro- Bagnacavallo, fallecido hacia el año 1542. Después de él
curó trabajar en oposición á las maneras, y difundió nueva también merecen particular mención, Francisco Primaliccio,
vida por la escuela romana. Sin embargo, los últimos su- Nicolás del Abbate, Pelegrin Tibaldi, Passeroli y Fontana.
ministraron obras mas agradables que grandiosas, y al fin Con el siglo de los tres Cárracci, cesó la división en cuatro
degeneraron otra vez en nianeras. Muziano merece ser dis- escuelas diferentes y desde entonces no se distinguen mas
tinguido como pintor de paisajes, Nogari, Pulzone y Fa- que dos clases principales de pintores italianos, á saber, los
chetti, como retratistas. Éntrelos modernos comunmente eclécticos, á cuyo frente se hallan los Garracci, y los na-
se cuentan en la escuela romana, entre otros , á Pompeyo turalistas cuyo jefe es Miguel Ángel Carabaggio, Luis Gar-
Battoni, nacido en 1708, y muerto en 1787, Antonio Rafael racci, nacido en 1555, fallecido en 1619, y sus dos primos
Mengs, nacido en 1728, y muerto en 1779, y Angélica Agustín nacidoeu 1558, fallecido en 1601, y Aníbal, naci-
Kaufman, nacida en 1741 , y muerta en 1807. do en 1560, fallecido en 1609, procuraron con fervorosa
Como fundador de la escuela veneciana, que al principio perseverancia restablecer nuevamente las artes decaídas t
tuvo su principal asiento en Padua es citado por muchos pues al estudio de los antiguos modelos, reunieron el de la
Juan Bellino, nacido en 1426, y muerto en 1516. Distin- naturaleza y ciencias, fundando en Bolonia una gran aca-
guióse juntamente con su hermano Gentile por el/uerte co- demia, por cuyo motivo muchos los han reputado también
lorido, sencillez de estilo y simetría pura. Montegna, el como fundadores de las escuelas bolonesas, y otros como fun-
primero que estudió á los antiguos, trasladó á Mantua la dadores de la segunda escuela lombarda. Éntrelos innume-
residencia de esta escuela. Juan de Udine, Pellegrino y Por- rables discípulos de los Garracci, se han distinguido César
denone, fueron los mas aventajados predecesores de los dos Aretusi, Guido Reni, nacido en 1575, fallecido en 1642;
grandes maestros de esta escuela, á saber, Giorgione diCas- Francisco Albani, nacido en 1578, fallecido en 1660; Do-
telfianco, propiamente Jorge Barbarelli, nacido en 1477, y mingo Zampieri, de sobrenombre Domenichino, nacido
muerto en 1511, y Tiziano Vercelli, nacido en 1477, y en 1581, fallecido en 1641; Juan Lanfranco y Bartolomé
muerto en 1876. El primero es particularmente famoso como Schidone. Los naturalistas aunque esclavos imitadores de la
retratista, y el último es designado como pintor de historia naturaleza, poseían muchas buenas dotes y tuvieron entre
y de retratos al mismo tiempo que como el primer paisajis- sus celebridades al famoso Ángel Amerighi, .ó Morigi, por
ta. Descuella sobre todos particularmente por su pasmoso sobrenombre da Carabaggio, nacido en 1569, y fallecido
colorido, en que se combinan en la mas alta perfecciotí una en 1609. Entre sus secuaces los principales son Manfredi,
encarnación esquisita, una verdad plástica del asunto y una Valentín, Lionello Spada y Guercino daCento.
concordancia de colores frescos y floridos. Sus famosos su- Gomo escuelas accesorias á la pintura italiana, suelen ci-
160 íí
tarse la napolitana y la genovesa. Entre los pintores napoli- Wackenroder, Tieck, Novalis y los hermanos Schiegel, des-
tanos se nombran principalmente á Tomás de Stéfani, Fe- pertaron con sus escritos la afición predilecta á lo pertene-
lipe Tesauro, Simone, Colantonia del Fiore, Solarlo il ciente á la era cristiana y edad media. De aqin' nació la
Zíngaro, Sabatino, Belisario, Garacciolo, José Ribera, lla- tendencia romántica en que entraron los primeros C. Pfarr,
mado el Spagnoletto, Spádaro, Francisco di María , Andrés F. Overbeck, P. Rornelius, Felipe Veit, G. Schadow, C.
Vaccaro, Salvador Rosa , Preti, llamado il Calabrese , Lú- Vogel y otros. Sin embargo, estos ilustres pintores presto
eas Giordano, de sobrenombre Lúeas fa presto , Solimena y abandonaran su rumbo esclusivo, señaladamente Overbeck
Gonca. Los artistas mas sobresalientes de la escuela genovesa y Gornelius. Este último que recibió el encargo de pintar
son : Semino, Lúeas Gambiasi, Paggi, Strozzi, Gastiglione algunas salas de la Glyptoteca con agregación de Zimmer-
y otros. Los pintores de Italia mas célebres en el primer mann y de Schiotthauer ha ejercido indisputablemente
tercio de este siglo eran : Gamuccini, Landi y Agrícola, en hasta el dia un grande influjo en la pintura model-na y ad-
Roma ; Benvenuti y Ermini, en Florencia ; Sabbateli , en quirido el mérito particular de haber escitado entre sus nu-
Milán ; Pelagio Pelage y Migliara en Venecia, merosos discípulos el estudio de la composición histórica ,
Á la manera que la antigua esciíela italiana también se habiendo tenido ocasión por un apoyo regio, de ejecutar con-
formó de las artes bi2antinas la antigua escuela alemana. La' siderable número de pinturas históricas al fresco. Después
épocí preponderante para las artes alemanas fué el período de él sobresalert como análogos pintores al fresco, Julio
desde 1153 hasta 1350 Cien años antes del renacimiento de Schnorr y Enrique Hess en Munich. Hess merece también
la pintura en Italia por Giotto y Gimabue , floreció ya en ser distinguido por la dirección que ha desempeñado en la
Koln la escuela de pintores alemanes mas antigua. El último parte artística de las pinturas en cristal para la catedral de
y mas distinguido pintor de la escuela Kolno-bizaiitina fué Regensburgo. Schadow en Dusseldorf se ha ocupado parti-
Guillermo de Koln. A él se atribuye por algunos la obra mas cularmente en la perfección de la pintura al óleo, sobresa-
célebre de aquel tiempo, que era el cuadro del altar en la saliendo así con preferencia en el manejo de la técnica. Si-
catedral de Koln , aunque otros citan por autor del mismo multáneamente han trabajado en Berlín Wach y Begasse ;
á Pedro Kalf. Walraf, los hermanos Boisserée y Juan Ber- Vogel en Dresde ; Lehbold y Dietrich en Stuttgard ; Stieler
tam, reunieron las preciosas pinturas de aquel período. En en Munich ; L. Schnorr y F. R. Olivier en Viena. Sus es-
Francfort se han distinguido especialmente muchos pintores cuelas han producido un considerable número de jóvenes
al cristal. Presto las artes desde el bajo Rhin se trasladaron artistas. En consecuencia de las activas medidas y acertados
á la alta Alemania, y en los siglos xv y xvi ílorecieron en arreglos de la pintura histórica en las academias fundadas,
Nuremberga y Ausburgo escuelas que aventajaron mucho á se ha cultivado principalmente la genérica y de paisajes, en
la de Koln, especialmente en la gracia y pureza del estilo. cuyo campo hace muy poco tiempo ha ingresado una serie
La escuela del holandés Juan Van Eyck fué la que dio un de artistas de distinguido mérito. En la pintura de batallas
nuevo impulso átoda la pintura alemana, cuyo notorio in- son dignos de especial mención P. Hess, Heideck, D. Mon-
llujo se demuestra en los diestros pintores M. Wohlgamuth tem, A. Adam en Munich; J. de Schnitseren Stuttgart, P.
en Nuremberga, F. Herlen en Nordiinguen; M. Schon,en Krafft en Viena , F. Kruguer y K. Schuiz en Berlín ; en las
]íolmar,y otros. En Alberto Durer, nacido en Nurember- escenas de la vida común, J. A. Klein en Nuremberga, Ko-
ga en 1471, fallecido en 1528 , y quien recibió su primera bell, Buckal, Altmann y Petsl en Munich, y otros; en obras
educación en la escuela de Wohlguemuth, empezó una nue- de arquitectura Domingo Quaglio y A. de Bayer en Munich,
va era artística para la Alemania. Sucediéronle en su fama Scliuiz en Berlín. En la pintura son igualmente célebres
Lúeas Kranach , nacido en 1472, fallecido en 1533 ; y Hans entre otros muchos los antiguos maestros G. y K. Dillis,
Holbein, nacido en 1498, ó 93 según otros, y fallecido Donner y Kogeis en Munich , éntrelos mas modernos Fries
en 1554. Entre los discípulos y secuaces de Durer en Ale- en Karisrube , Rottmann, Morgenstern yFearnley en Mu-
mania se distinguieron en aquel siglo: Altilolfer, Beham : nich , y otros; en la pintura de animales Kunz en Karlsru-
Bink, Penz,Burgkmayer, Scheuffelin, Gruuewaldy Sprin- he: Wagelbaue, Adam y Schnitsler en Munich, K. Klein
ginklee. Además de estos merecen también ser menciona- en Nuremberg, y Kruger en Berlín. Las sociedades artísti-
dos: Sutermann.GoItzius, F. Floris, F. Frank, Cristóbal cas formadas en 1823 en muchos parajes de Alemania esci-
Schwarz, Rottenhammer, y particularmente Adán Elzhei- taron rápidamente á varios jóvenes de talento, y de dife-
mer, aunque pasaron la mayor parte á una indeterminada rentes maneras han fomentado las artes.
imitación de los italianos y hasta degeneraron en maneras. Ya en el siglo xiv en los Países Bajos comenzó la pintura
En el siglo xviiyen la primera mitad del xvui, las artes en á ser cultivada de un modo enteramente especial que dio
Alemania pararon en una total corrupción. Entre los me- margen á la distinción de una escuela belga peculiar, di-
jores pintores modernos que se formaron aislados y traba- vidida después en holandesa y flamenca. La escuela flamen,
jaron con independencia , se cuentan la familia Tischbein y ca se distingue principalmente por el brillante colorido,
en especial Guillermo, en Eutin, y Fuguero en Viena; gentil composición , nobleza de las formas y energía de la
Hetsch y Wachter en Stuttgart; Gerardo de Kugelgen y espresion natural. Estando considerado como su primer fun-
Hartmann en Dresde; Matthai y Graíl", distinguidos como dador J. Van Eyck, llamado también Jan Van Brugge , na-
retra|,istas, Seydelmann y Weitschen Berlín; J. P. de Lan- cido según las aserciones comunes en 1370, esta escuela ve-
ger y su hijo Roberto en Munich, Antonio Petter, Carlos rosímilmente es de la conclusión del siglo xiv. Recibió la pri-
Kuss y Pedro Krafft en Viena. mera instrucción de su hermano mayor Huberto , nacido
en 1366, y con quien trabajó en común la famosa Adora-
Entretanto la pintura alemana en Roma adquirió una ción del Cordero. Sus principales discípulos é imitadores
dirección precisa. Ya en el año 1798 Karstens se distinguió fueron Rogero Van Brugge, Rogero Van dar Weyde, Juan
en sus sabias composiciones por un glorioso conato hacia la Memüng , Q. Messis, M. Coxis, y mas tarde J. Calcar , F.
verdad y belleza. Agregáronsele Everardo Wachter de Urientd, llamado Floris, y otros. El mas consumado maes-
Stuttgart, J. Koch del Tirol, los hermanos Riepenhausen tro de esta escuela y en general uno de los mas grandes y
de Hanover y principalmente Amadeo Schick de Stuttgart. fecundos pintores, fué P. P. Rubens, nacido en 1577, falle-
% 1 61 K
cido en 1640; sobresaliente por su inagotable encamación casi únicamente por estranjeros; y si roas tarde apareciero»
así como por la grandeza de su fantasía y el poder de su re- realmente muchos pintores patricios, suministraron en ge-
presentación. Entre sus contemporáneos, cuéntanse como neral, mucho, pésimo y mediano antes que bueno; y hasta
artistas distinguidos F. Suyders, J. Momper, Pablo y Mateo entre sus mas aventajados maestros, solo hubo unos pocos
Bril, P. Neefs, K. de Crayer , Gerardo y Daniel Segers. En- libres de maneras, como fueron Wilkie, Philipps y Calcott.
tre el inmenso número de discípulos de Rubens, hiciéronse A mediados del siglo xviii la pintura en cristal tomó gran
principalmente notables F. Jordaens, A. van Dyk, David auje por medio de Jarvis y Eginton pero sin alcanzar el co-
Teniers, padre é hijo , A. Diepenbuk, T. v. TuIden.E. lorido de los antiguos cuadros de cristal. R. Barker, falle-
Quellinus, A. Janssen, T. Rombouts, G. Schut, y otrOs. cido en 1806, descubrió la pintura en pan orama.
De los artistas belgas modernos merecen particularmente Los españoles tienen entre sus pintores, maestros muy dis-
ser citados Lens, van Bree, Ommeganck, Paelink , y otros. tinguidos, como son Cristóbal Pérez Morales, nacido en 1809,^
El fundador de la escuela holandesa que se distinguió por Alonso Berruguete fallecido en 1345, Francisco Herrera, de
la suma perfección y buen claro-oscuro, así como por la la escuela de Sevilla, nacido en 1376, cuyo hijo Francisca
imitación fiel y no rara vez minuciosa de la naturaleza, fué Herrera nació en 1622; los artistas de igual nombre Alfons»
Lúeas van Leyden, fiacido en 1Í94, y fallecido en 1333, de Herrera nacido en 1379 y Sebastian Herrera nacido et»
Figuran como principales artistas de esta escuela E. O. 1619, Juan Vicente nacido en 1579 , fundador de una es-
van Veen, A. Bloemart, Cornelis Cornelissen , M. van cuela particular en Valencia, Ribalta nacido en 1397,
Veen, llamado Heemskerk, Rembrandt, H. Swanveit, G. Diego de Silva Velazquez nacido en 1399 , Alonso Cano
Dow, F. Wouvermann, Potter, A. v. Ostade, G. Schal- nacido en 1601, Bartolomé Eslévan Murillo nacido en 1618,
ken, Adriano van der Velde, Adriano van der Werf, Huy- llamado el príncipe de la escuela de Sevilla, Palomino de
sum, y otros. De los modernos pintores holandeses son Velasco nacido en 1633, y otros muchos
acreedores á gloriosa mención, los hermanos van Os, Kru- Son análogas al arte de la pintura , aunque esencialmente
semann, Pienemann, Hodges, Wonder, Sehotel, y otros. diversas de ella , las artes del grabado en madera, la calco-
Las academias de pintura de Amberes y Amsterdam, así grafía ó arte de grabar en cobre , con buril de acero, y la li-
como también las esposiciones artísticas de Amsterdam, Gan. tografía. Su fundamento como el de la pintura es el dibujo,
te, La Haya, Amberes, Bruselas y otros puntos, han inílui. y por tanto como esta pertenecen al distrito de las llamadas
do propiciamente para el cultivo de las artes. artes de diseño. Pero limitándose únicamente á la forma ó
No hay propiamente una escuela francesa, pues los pin- contorno y á la luz y sombras, carecen del encanto del co-
tores de aquella nación por el carácter de sus obras ya per- lorido, y son incapaces de representar los mas finos matices
tenecen á la escuela italiana, ó bien á la alemana y belga. de la espresion, ni la vitalidad lozana y fogosa que se en-
No obstante la Francia ha tenido pintores sobresalientes , cierra en el color. Sin embargo, esta limitación no aipieja
que con particularidad se han distinguido en la pintura al igualmente á todas las maneras de las citadas artes ; y ade-
cristal, al esmalte y en miniatura. La serie de los pintores más con respecto al dibujo, distribución de la luz y sombras,
franceses famosos empieza en Juan Gousin en el siglo xvi, al así como relativamente á la espresion, composición, etc., se
cual siguieron M. Freminet nacido en 1S67, S. Vouet na- imponen á estas artes proporcionalmente las mismas condi-
cido en 1382, Nicolás Poussin nacido en 1594, Claudio Ge- ciones que á la pintura. El arte de grabar en madera , Xy-
lée, mas conocido con el nombre de Claudio Lorrain , nacido lografia ó talla, sugerida por la preparación de los naipes y
en ICOO y uno de los mas distinguidos paisajistas, Pedro de la cual se desenvolvió inmediatamente la imprenta , es
Mignard nacido en 1610, celebrado como retratista y pintor el arte de abrir dibujos en madera, desde la cual por medio
al fresco, Eustaquio Lesueur, nacido en 1617, y Carlos Le- de los espesos colores aplicados y de una prensa, son aque-
brun , nacido en 1618, dos de los mas hábiles pintores fran- llos estampados en el papel. Estos grabados con respecto á
ceses, Noel Coypel, nacido en 1628. Después de Lebrun la ternura, morbidez y limpieza, subsisten sin duda inferio-
comenzaron los franceses á perder el buen gusto y bajo e' res á los grabados en cobre; pero se distinguen de ellos por
reinado de Luis XV- las artes se abatieron á una completa la energía de la representación y tienen además la ventaja
decadencia. Vien, nacido en 1716, fué el primero que apa. de poder proveer con una sola plancha de madera para mu-
recio como restaurador del buen gusto. Su discípulo J. L . chos mas estampados que con una de coore. En el siglo xv
David, nacido en 1748 y fallecido en 1325, comunicó su es- hallamos los primeros rudimentos del grabado en made-
tilo á la mayor parte de los modernos pintores «franceses. ra ; pero los nombres de la mayor parte de los grabadores
Coéntanse entre sus mas distinguidos discípulos á Drouais de aquel tiempo no han llegado á nuestro conocimiento ó
nacido en 1663, F. P. Gerard nacido en 1770, Girodet- se han confundido con los impresores. En el siglo xviel gra-
Trioson , nacido en 1767, y otros. El jefe de otra escuela en bado en madera ya llegó á un alto grado de perfección.
que se han formado muchos apreciables artistas, fué el con- Aparecieron comp artistas distinguidos A. Durer, H. Burgk-
temporáneo de David J. B. Regnault, nacido en 1754 , y main, L. van Leyden, H. Baldung, llamadoGrun, Hol-
muerto en 1829. Su mas famoso discípulo es P. Giierin na- bein, Altorfer, H. Frank, y otros. Pero á medida que se
cido en 1774. Al mismo tiempo que David y Regnault, perfeccionaron los grabados en cobre y con agua fuerte, el
Vincent fundaba también una escuela propia. En tiempos grabado en madera se despreció hasta que por fines del si-
más recientes y en especial desde la restauración, se de- glo xviu y principios del xix adquirió de nuevo estimación.
claró una lucha entre la escuela clásica y la romántica, y Recientemente han contraído el mérito de contribuir á la
en el año 1830 se formó en París una sociedad libre para el prosperidad de este arte Tomás Bewick^Nesbit, Branston,
fomento de las artes, que se' propuso adoptar los medios Clenoel, Thomson y Hole en Inglaterra; los hermanos Hun-
convenientes para la armonía de ambos partidos. Á la ma- ger, Gubitz, Unzelmann en Berlín; Bl. Hofel en Viena ;
nera que no hemos podido reconocer un carácter peculiar Neuer en Munich. Especies particulares de grabado en ma-
por el que se distinguieran los pintores franceses , tampoco dera son aquellos que los italianos llaman chiaroscuro Y Ips
se lo podemos atribuir á las escuelas inglesa y española. En franceses camaieu. Están compuestos de tres ó cuatro plan-
Inglaterra hasta fines del siglo xvn la pintura fué cultivada chas de modo que sobre la primera están grabados los con-
TOMO U l .
21
X i 6 2 se
tornos, la segunda está destinada para las fuertes sombras, mas próxima á nuestros dias han contribuido en Francia al
Ja tercera y cuarta para Jas medias tintas. Usase principal- fomento de la calcografía con especialidad las obras de la
mente para imitar los dibujos de pluma de los grandes pin- famosa galería llamada Afwseo Napoleón, y también la So-
tores. El antiguo pintor alemán J. U. Pilgrim fué el primero ciedad y amigos de las bellas arles, por cuanto ademas de pro.
que se distinguió en este arte, pero los italianos dan por in- curar el grabado de planchas, agencia por sí misma el des-
ventor del mismo á Hugo de Carpi. También Alberto Durer, pacho de aquellas. Cunego en Italia habia formado una mu-
L. Kranach , H. Burgkmair, H. Baldung (Grun), dieron, chedumbre de discípulos de entre los cuales se han hecho
estampas de este género. Modernamente el conde A. M. los mas notables F. Bartolozzi y G. Volpato. A estos se
Zanetti ha procurado introducir de nuevo esta manera de agregan A. C. Porporati, R. Morghen, G. Folo, F. Ros-
grabado. Además han trabajado felizmente en el mismo saspina , F. Rainaldi, F. y P. Anderloni, P. M. Gandoifi,
sentido N. le Sueur, Jackson y otros. G. Garavaglie, A. Schiavoni, A. Perfetti,. G. Longhi, y P.
El grabado en cobre ó calcografía es el arte de producir Toschi. Entre los ingleses son dignos de particular mención
en una plancha de cobre formas ahuecadas y multiplicarlas W. Rjlan, 11. Strange, W. Sharb, Sherwin yHead, como
después por medio de la presión. Este arte fué inventado grabadores de asuntos históricos; y como paisajistas J.
en Europa hacia Ja segunda mitad del siglo xv; peroles Brovvn, \V. Woollett, F. Fittler, M9son y otros. En Ale-
chinos debian conocerle d^sde mucho antes. Entre los eu- mania entre otros se citan como sobresalientes grabadores
ropeos hánse disputado el honor de esta invención los ale- J. G. Muller y particularmente su hijo F. Muller, K. E.
manes, italianos y holandeses. Un alemán que se firmaba Hess, Luts, Rahl, L. Agrícola , L. Steinmuller, F. Bene-
con las iniciales E. S., publicó grabados en cobre el año 1463 detti, Reindl, Ulmer, Steihia, Kruger, Stolzel, P. H. Veith,
ó 66 y quizá mas temprano. Casi hacia la misma.época To- Felsing, J. Gaspar, L. Buchhorn, Heichen, Haldenwang ,
más Finiguerra en Florencia, dio á conocer para Ja Italia los W. F. Gmelin , Schnell, C. Frommel y J. C. Elemens. Rus-
primeros grabados en cobre ; y desde entonces rápidamente cheweyh , S. Amsier y C. Barth proporcionan las mas de las
se difundió este arte por Europa. Según la diversidad de los representaciones según las imágenes y dibujos de la moderna
medios mecánicos que para ello se han empleado, se distin- escuela cristiana.
guen las siguientes especies: El grabado en cobre con buril El grabado con agua fuerte es aquel proceder por cuyo
ó la verdadera calcografía, por la cual son abiertos en co- medio la plancha de cobre se hace tiznar con un cierto bar-
bre con un punzón los contornos y formas , y después por niz, al que se adhiere perfectamente el hollín de cera. So-
medio del buril según lo requiere el sombreo son ahueca - bre este aparejo se dibuja entonces con la aguja apropiada
dos con surcos mas ó menos dilatados y prol'undos (tallas ó y á tal profundidad , que se llegue hasta el cobre y aun se le
líneas cruzadas). Esta manera que es la mas antigua y al arañe un poco. En seguida se derrama el agua fuerte al re-
propio tiempo la mas difícil, tiene mucha espresion y brillo, dedor de la plancha dada de cera, y el líquido se insinúa
es capaz de una gran limpieza y exactitud ; pero se adapta por los parajes del aparejo descubiertos, los ahonda y así
mejor á la representación de contornos fuertemente dibu- representa las figuras en el cobre. Para dar mas energía y
jados que á las formas lijeras y confundidas por matices limpieza á la plancha grabada, no rara vez hay que seguir
insensibles, á las imágenes grandes mas bien que á las pe- con el buril la obra del agua fuerte y combinando de este
queñas. Al maestro alemán desconocidoarriba mencionado modo ambos procedimientos se obtienen las mas consuma-
bajo las iniciales E. S. .presto sucedió una muchedumbre de das obras de calcografía. Como'este procedimiento del agua
sobresalientes grabadores en cobre, y cuya mayor parte á fuerte puede ser desempeñado fácilmente por cualquier ver-
la vez eran pintores, entre los cuales se distinguen Martin sado dibujante, sírvense también de él los pintores para
Schoiigauer, comunmente llamado Schon, y Alberto Durer. preparar sus dibujos y composiciones. El inventor de este
En Italia cultivó antes que nadie este arte estensamente el grabado es indudablemente Alberto Durer, por mas que los
conocido pintor Mantegna ; y Marco Antonio llaimondi, italianos pretendan atribuir el honor de la invención á su
quien trabajaba citpiando los dibujos de Rafael, que este Mazzuolí, llamado il Parméggiano. Enlre'los principales
mismo á veces mejoraba, elevó la calcografía á una suma maestros de este arte, se cuentan por Alemania á Mateo Me-
perfección. F. Primáticcio y el maestro I{osso,que pasaron rlán, W. Hollar, J. Umbach, A. Ostade, J. H. Roos, J.
á Francia á mediados del siglo xvi, fundaron en aquel reino F. Ernels,G. P. Rugendas, J.E. Riedinger.G. F. Schmidt,
una escuela de giabadores. Con Durer y Marco Antonio, ri- F. y W. Kobell, R. Rodé, Chodovviecki, Reinhart, D.
valizó el belga Lucas van Leyden, al cual se agregaron va- Guaglio, A. Bartsch, J. C. Erhard, y otros. Entre la in-
rios artistas de provecho. Los mas señalados grabadores en mensa muchedumbre de pintores holandeses y flamencos
cobre á fines del siglo xvi fueron Ladeler, Passe, Kiliane y que han suministrado escelentes grabados de este género,
M. Rota. En Rub^ns que no rara vez mejoraba por sí mismo sobresalen Rembrandt y Van Djk. Después de ellos mere-
los contornos en las planchas de su grabador, empezó una cen citarse Walerloo, H. Swanevelt, A. Everdingen, P. P.
nueva época de esplendor para los grabadores en cobfe. Rubens, los hermanos Both, N. Berghem, Popter, P. Jode,
Vorstermann, Bolswert, P. Pontius, Witdunk, C. Merinus Aken , Almeloveen , y otros. En Italia siguieron al Parmég-
y otros bajo la dirección de Uubens, llevaron este arte al giano, A. Schiavone, A. Meldolla, S. Rosa, Guido Reni^
más alto grado de perfección. Además suministraron reco- P. Testa, Ribera, Carraccí, della Bella, P. S. Bartolí, y
mendables láminas los holandeses C. Vischer , Suyderhoef, otros. Modernamente se han distinguido con especialidad
Soutmann, G. Bloemart y G. Edelinck. En Bloemart co- F. Londonio, L. Sabbatelli y P. Pinelli. En Francia desde
menzó para la Fraácia, hacia donde por entonces se di- luego adquirió reputación por sus escelentes grabados J.
rigió el arte, una nueva era estableciéndose la escuela en Callot, y fué seguido en varjas representaciones por los me-
que bajo el reinado de Luis XIV fué producido el famoso jores pintores como S. Bonet, Claudio Lorrain, J, Morin ,
gabinete del Rey, una de las mas bellas obras de grabado. En Coypel, y otros. Entre los modernos descuella J. J, de
Francia este arte aun alcanzó mayor prosperidad por medio Boisieu por el cual se distinguieron particularmente P. Huet
de G. F. Schmidt de Berlín, quien combinó el buril con la y J. Barón En Inglaterra este arte al principio obtuvo gran
aguja, y por medio de J. G. Wille de Hesse. En una época realce por Hogarth, y después de este son acreedores á
X 163
mencionarse T. Worlidge, W. Baillie, Rowlandson J. H. les tenga su color particular. Entre los discípulos é imita-
Mortimer, los hermanos Smith, Howitt y muy recientemen- dores de Leblon se citan á J. F. Gautier y Robert en Fran.
te T. Landseer y J. Wilkie. cia, L'Admiral en Leiden y otros. Con el grabado de colo-
El punteado fué primeramente puesto en práctica por los res no se deben confundir los grabados iluminados en los
plateros, y consiste en que por medio de un cincel y marti- cuales únicamente los contornos de la plancha están tra-
llo sean abiertos en la plancha los contornos y sombras. El bajados á buril y todo lo restante se halla ejecutado con
primero que dio á sus láminas un claro-oscuro pintoresco, pincel.
fué el italiano J. Campagnoia ; y mas tarde, en 1681, Lut- El grabado francés de lápiz es el que imita los dibujos con
ma en Amsterdam presentó esceientes retratos por este es- lápiz negro y encarnado. N. Magny, G. E. Desmarteau ,
tilo. El punteado en su rigoroso sentido, llamado también J. C. Franzois, se disputaron á mediados del siglo xviii el
grabado inglés , es aquel modo de componer los puntos y honor de esta invención, que indudablemente pertenece al
surcos en tal disposición que los primeros constituían la par- último. L. Bonet ha perfeccionado este arte de tal modo que
te dominante empleándolos por lo común en la encarnación frota y tira con colores muchas láminas. Se l#agregaron con
y en las impresiones. Los holandeses citan por inventor de las mas bellas demostraciones artísticas C. Pióos van Ams-
este procedimiento á J. Bylaert, Bartolozzi lo introdujo y tel, en Amsterdam, y H. Josi, en Londres. Después de Van
perfeccionó en Inglaterra, y en Alemania han trabajado de Amstel en Holanda se dedicaron con buen éxito á este gé-
este género Sinzenich, Pfeiffer , Fleischmann y otros. nero J. Cootwyck, J. Spilman, J. Buys, J. van der Velde,
El grabado en negro, llamado también arte inglés, con- y otros. También pertenecen al mismo género los hermosos
siste en hacer el dibujo grande sobre un aparejo sumamente trabajos de F. Janinet y G. Maile en tiempos mas recien-
áspero que á proporción de la luz dada á la lámina es poco tes. El grabado con tinta china verosímilmente fué inven-
apoco desvanecido. Se caracteriza principalmente por una tado par el abate Saint-Non , aunque comunmente es atri-
suave identificación de las partes, por la morbidez y por el buida la invención á J. P. le Pince hacia el año 1768. Las
grande efecto de luz y sombras. El inventor de este arte fué obras riías señaladas en este género son de W. V. Kobell
L. vanSiegen, teniente coronel en el Hesse.que en el año K. Kunz, J. G. Prestel y la esposa de este, M. G. Prestel,
1629 publicó muchas estampas por este estilo ; pero los in- Herzinger, Pringer, Darnstedt y Schiotterbeck. Moderna-
gleses pretenden atribuir el honor de esta invención al ar- mente se ha iiiventadü en Inglaterra la Liderografía ó gra-
quitecto Cristóbal AVren. También fué muy generalizada bado en acero, por el cual los estampados se hacen con
esta manera por Alemania, Países Bajos éInglaterra , y re- planchas de aquella materia.
cientemente en Francia también. Las mejores obras de este La litografía es el arte de dibujar ó escribir en piedra las
género se deben áVerkolje, Huchtemburg, C. Dusart, G. figuras, contornos, etc., y después multiplicarlo por medio
P. Rugendas, B. Vogel, J. Pichler, White, Earlom, L. del estampado con una prensa. Con respecto al dibujo se
Schmith, Mac-Ardell, Green, Duiíkarton, G, Maile, Bo- distinguen dos maneras: el realzado y el ahuecado. El in-
yer y otros. ventor de este arte fué Aloys Sennefelder , nacido en Praga
El estampado de Leblon con colores variados es invento en 1771. Siendo todavía muy joven pasó á Munich, donde
del pintor de este nombre en Francfort por fines del si- hizo sus primeras tentativas, y á donde después de muchos
glo XVII, y que llevado por el mismo inventor á Inglaterra viajes regresó en el año 1606. Su invención presto adquirió
obtuvo una feliz acogida. Su proceder técnico concuerda un grande aprecio y alto grado de perfección; pero lo que
esencialmente con el grabado en negro , sin otra diferencia actualmente este arte efectúa en Alemania, Francia é In-
que la de necesitarse muchas planchas, cada una de las cua- glaterra , escede á todas las primeras esperanzas.

Kecuerdos históricos sobre la antigüedad griega román


in.
Comercio. — Hispania.—Fot mas del Estado en Grecia.— (ieniust — Grecia.
Las palabras mercader y comerciante tenían un significa- que por aquel tiempo eran los fenices, con quienes luego
do muy diverso. El primero vendía los frutos ó efectos por compitieron los cretenses, los dueños casi esclusivos del gran
él mismo producidos, como el labrador sus cosechas, el ar- comercio marítimo. Este iba entonces de pareja con la pira-
tesano sus artefactos, la muchacha las guirnaldas que ella tería , que no era tenida por deshonrosa (Tucíd., 1, 51. La
misma entretejía. Considerábase como un detallista, que en principal plaza de comercio en aquel tiempo era, en la Grer
tienda ó puestos en el mercado revendía las mercancías, cia , Corinto; aunque mas adelante descollaron también,
comestibles sobre todo, que había comprado. El oficio de como centros mercantiles, Egina , Chio y Atenas. La direc-
mercader, era por otra parte tan menospreciado, que solo ción de los ánimos hacia el mar y á países remotos, par*
se dedicaban á él personas de las clases ínfimas; y de ahí el aquel tiempo , se manifiesta ya bastante en la espedicionde
indicar un hombre vulgar y grosero el epíteto de mercader. los argonautas y la guerra de Troya, sucesos que dieron ma-
El comerciante al por mayor ó de comercio marítimo era yor impulso á las empresas marítimas. Perfeccionóse al pro-*
mas considerado, si bien no siempre estuvo exento de mácu- pío tiempo la arquitectura naval; el Corinto Ameinokiesfué
la el ejercicio de esta profesión. Comprendía el comercio en el primero que construyó triremes (galeras) para los sa-
grande por mar; ya en los tiempos heroicos se echa de ver mios; y por aquel tiempo empezaron á descollar los griegos
algo de este comercio [Od. I, 184, 261.), si bien es verdad entre las naciones marítimas; de ahila preponderancia de
» 164 se
los países costeros sobre los del interior. El comercio se vio colectivamente por derechos. En tiempos de Solón era pro-
favorecido por las constituciones democráticas; aunque es hibida toda esportacion del Ática, menos la del aceite; im-
verdad que la oligárquica Corinto vino á descollar, como poníanse penas graves á los esportadores de cereales y ma-
mas tarde, en la edad media, descolló Venecia entre los deras , y se favorecía su importación. Era tan grande la
países que cultivaban el comercio. Con todo, la principal escasez relativa de cereales, que los buques estranjeros que
plaza mercantil vino á ser Atenas, la cual conservó su pre- llegaban á Atenas de arribada, tenían que vender allí dos
ponderancia en esta parte, aun después de la malhadada terceras partes al menos del cargamento. Promulgóse contra
guerra del Peloponeso. El desarrollo de la marina mercante los especuladores una ley que imponía la pena capital al que
contribuyó, como no podia menos, al de la marina del Es- comprase nías allá de cuarenta fanegas para su propio con-
tado, y vice-versa. Otras disposiciones del gobierno contri- sumo. Los litigios que nacían de transacciones comerciales
buyeron al mismo fin; tales fueron la exención del servicio se dirimían por jueces especíales. Componíase el tiibunal de
militar á favor de los marinos, fijación de pesos y medidas hombres inteligentes ó prácticos, llamados nautodikes. Las
y de derechos%le comercio, pactos y convenios con otros causas se veían en los meses de invierno desde el boedro-
Estados. Los intereses del comercio en los paisesestranjeroS mion hasta el muniquion. Estos pleitos no podían durar mas
corrían al cargo de unos funcionarios (en lengua romaica ó allá de un mes. La parte que sucumbía tenia que pagar in-
griega moderna han conservado los cónsules este nombre)» mediatamente so pena de prisión.
los cuales venían á tener los mismos derechos y obligacio- Uüpama, iuitav;», llamada antes por los griegos i¿n^í%, y
nes que nuestros cónsu'es. Después de la completa postra- por los poetas Hesperia, comprendía en la antigüedad toda
ción de Atenas, floreció todavía el comercio durante una la península pirenaica. Confina con la Calía por los Pirineos
temporada en Rodas. al norte, al paso que por la parte occidental del lado sep-
Otro resultado de la actividad del comercio y del ince- tentrional la baña el golfo de Aqiiitanía, al oeste el Océano
sante movimiento de la navegación , fueron las numerosas Atlántico, al sur hasta el estrecho de Hércules, el mismo
colonias griegas que cubrieron las costas del Mediterráneo, mar; y desde allí al este y norte el mar Mediterráneo.
cuya prosperidad cooperó al aumento de la navegación; lo Además de los Pirineos al norte, hay que notar Jas serra-
que no es de entrañar, puesto que ppr medio de las mismas nías siguientes: en la costa septentrional, en el territorio de
colonias se facilitó el tráfico con los pueblos bárbaros del los vascones, cántabros y astures, el Salíus Yasconum y el
interior. Así fué como se formaron especialmente las der- Vindius; de esta cordillera se separa, en dirección sudeste,
rotas siguientes para el comercio en grande: 1.° la oriental, á lo largo de la orilla derecha del Jberus, el Idúbeda (ISoú-
á las costas del Asia Menor, y tierra adentro á la gran plaza CtSa), ahora Sierra de Oca, de San Lorenzo y de Albarra-
mercantil de Efeso. 2." La nordeste, desde las Cicladas por cin, con diversos ramales. Fl Oróspeda ú Ortóspeda, Sierra
el mar Egeo hasta la Tracia, elQuersoneso, la Propóntida, de Munda y de Alcaráz, arranca de en medio del Idúbeda ,
el Bosforo ciniérico. 3." La sudoeste y sur á Chipre, Egipto al principio escabrosa y pelada, luego mas arbolada hacia la
V Cirene, y desde allí á lo interior de Afíica; la plaza prin- costa, y se dirige hacia la Bélica hasta las fuentes del Bétis,
cipal era Naukrátis. i." La noroeste, á las islas Jónicas y en la parte meridional, se llama Mom Argentarius. k\o
mar Adriático. S." La occidental, hasta las columnas de Hér- largo de la costa meridional de la Bélica se estiende el So-
cules. Los objetos de este gran comercio eran bastante va- lorius ( ahora Siet-ra Nevada ), al cual se une, al oeste hasta
riados, consistiendo principalmente en cereales (que estraian el promont,oi¡o de Calpe, ellUipnla (las Alpujarras). Entre
del Hósforo cimérico, de Sicilia y Egipto), vinos griegos, el Bétis y el Anas está el Mons Marianus (ahora Sierra Mo-
madera de construcción naval, esclavos, animales domésti- rena), escabroso y rico en metales, cuyo ramal oriental,
cos, metales, etc. Los a^itígiios no conocían el comercio de Sallus Caslulunensis (Sierra de Cazorla), forma el punto de
comition ; así es que el dueiio del cargamento iba con él, ó unión con-el Ortóspeda. En la Lusitania , entre el Duríus
enviaba un sobrecargo. Los buques solían tener varios due- y el Tagus, se estiende el Mons Herminius en dirección su-
ños ó armadores. El capital para empresas mercantiles,que doeste ( ahora Sierra de la Eslrella), y el Mons Edulius llena
solía estar en manos de estranjeros, lo facilitaban los capi- el trecho de costa entre el rio Iberos y los Pirineos. Los pro-
talistas mediante hipoteca del cargo, á 36 por 100, interés montorios'mas notables son , en el Mediterráneo, empezan-
elevadísimo que prueba la demanda de dinero ó la abun- do desde el N. O. Pyrene (ahora Cabo de Creus), con un
dancia de operaciones. El prestamista conia el riesgo de templo de Venus; Tenebrium, en el desegibocadero del Ibe-
buque y cargo, así de ida como vuelta; preveníanse en rus; üianium (Cabo San Martin), en frente de las islas pi-
las contratas de fletamento los casos en que el buque podia tiúsicas; Saturni Prom. (ahora Cabo de Palos), al este de
separarse de la derrota trazada, en el caso de poderse pro- Carthago Nova; el promontorio de Charidcmos; Calpe (aho-
meter mayor lucro; pero los desvíos voluntarios se castiga- ra Gibraltarl, en el estrecho Gaditano; un poco al oeste,
ban con una multa convencional. Luego de regresado el Jununis Prom. (ahora Cabo Trafalgar); Prom. Cmeug,
buque, se procedía al pago; y de lo contrario, podía echarse punta meridional del rincón de Lusitania llamado Cunen»
el acreedor, no solo sobre buque y cargo como hipoteca, por los romanos, entre el rio Anas y el Prom. Sacrum (Cabo
sino también sobre todos los bienes del deudor. Si el buque de San Vicente), que forma la punta S. O.; el Prom. Bar-
ó el cargo venían á sufíir una averia de consideración, su- barinm (Cabo Espichel), y el Prom. Magnum (Cabo la
ffia el acreedor esta pérdida corno asegurador, y recibía los Roca), á entrambos lados del desembocadero del Tagus; el
restos del cargo ó del naufragio. Prom. Nerium 6 Cellicum (Cabo Fínisterre), que forma la
Con la» conquistas de Alejandro se verificaron grandes punta N. O.; Coru ó Tríkucum (ahora Cabo Ortegal), punta
cambios en el comercio, y Alejandría vino á ser el principal septentrional. Entre la multitud de ríos (los antiguos cono-
emporio del mundo entonces conocido, comercio que, en cieron mas de sesenta), los mas reparables son, en la costa
tiempo del imperio romano se estendia directamente hasta oriental: Alba, Rubricatus (Llobregat), íberus con sus tri-
la India y lo interior de África. Pero el punto céntrico del butarios, Turia, Suero (Júcar), Jarfer (Segura); en la costa
comercio griego vino á ser entonces la i»la de Rodas. Re- Süáoeste, yendo hacia el O . : Bétis ^Guadalquivir, con sus
glamentóse el comercio en Atenas por medio de leyes, ó tributarios, Vrium [Tinto), Anos [Gmáiana],CaUipus (aho-
)l 165 ^
ra Sado) en la Lusitania, Tagus (Tajo), Munda (Mondego), mas importantes eran: Balsa, ahora Tavira, municipio ro-
Focua iVoiiga), Durius {Duero] con sus afluentes, Minim mano en la costa meridional; Myrtilis, ahora Mertola, en
(Miño) ó Benis, Tamaris (Tambre); en la costa septentrio- las orillas del Anas; Paíc/«ít'a, ahora Beja, al oeste del
nal: Mavius (Navia), Mehus (Marcea), Nerva (Orduña). Anas, colonia romana y asiento de un tribunal supremos
El suelo de España, y mas especialmente el de la parte Salada, ahora Alcázar do Sal, á orillas del Callipo: Augusta
meridional, era muy celebrado por los antiguos por su fer- Emérita, ahora Mérida, á orillas del Anas, una de las ciu-
tilidad ; los territorios del centro eran, bajo este respecto, dades mas importantes de España, con tribunal supremo ;
harto desiguales; los del norte eran mas escabrosos y menos Ebora, ahora Évora; Norva Cesárea, á orillas del Tagus,
feraces. Sus productos, sobre todo los del reino mineral, ahora Alcántara; Olisipo, ahora Lisboa, á orillas del Ta-
proporcionaban bienestar al pais por medio del comercio gus, cerca de su desembocadero; Sdlmanlica, ahora Sala-
que hacia con Roma y otras partes del imperio. Los habi- manca. Los pueblos principales (}e la Bética eran : los
tantes, iberos ¡iSíip»;), de origen desconocido, eran consi- turdetanos, á entrambos lados del Bétis; los túrdulos, en la
derados por los antiguos como indígenas; juntáronse des- ribera oriental del Bétis y á orillas del Singulis; \osbáslulos,
pués con ellos los celtas, que traspusieron los Pirineos, en la costa meridional, lindando con los bastetanos á levan-
perteneciendo á esta raza los cántabros, los artabros y galai- te; finalmente, entre el Anas y la Sierra Mariana, ha-
eos, los vacceos, pelendones, arevacos, bcrones y lusoti's, así bitaban al N. O. en el pais de Beturia, los celtas bélicos. Entre
como en la parte sudoeste, llamada Cuneus, los célticos, las ciento setenta y cinco ciudades de este pobladísimopais,
probablemente los cinetas ó cinesios, que conoció Heredó- las mas importantes eran: Asía, Gades, Cartrja, Malaca >
lo (2, 33, 4, 49j, al estr ^mo occidental, como vecinos de los Iltiturgis, Munda, Hispalis, Itálica, Corduba y Becula. La
celtas, que juntándose, vinieron á formar con ellos un pue- Hispania Tarraconensis (mas estensa que las otras dos jun-
blo , y fueron llamados celtíberos, los que residían en lo in- tas) era habitada por los pueblos siguientes: en la costa
terior del pais; al paso que al pié de los Pirineos, en el pais oriental, los bastetanos, los contéstanos, con las ciudades de
de los actuales vascos, se ha conservado pura y sin mezcla Carthago Nova y Santabis; los edelanos ó sedetanos, con las
basta nuestros días la población ibera. En las costas había ciudades de Valentía, Saguntum, Etovissa, Salduba ó Cw~
también muchas colonias, en parte fenicias y cartaginesas, y saraugusta; los ilercaones á entrambos lados del Iberus in-r
en parte griegas. Estas últimas no dejarían de influir en las ferior, con Dertosa; los coselanos, con Tarraco, capital de
costumbres de los habitantes de las costas del Mediterráneo, toda la provincia; los lakíanos, en las orillas del Rubrica-
como influyeron en su lengua, sobre todo en las costas de tus, con Barcino (ahora Barcelona). Tierra adentro, cerca
Cataluña, donde se han conservado en el habla vulgar del de los Pirineos, los ausetanos, cerrelanos, lacetanos, los iler-
pais muchas palabras griegas; pero la influeticia de los ru- getes, con Osea é Ilerda; los vascones, con Calagurris (to-
manos, como mas larga y mejor organizada, fué mas tenez mada por asalto en la guerra sertoriana, 71 años antes de
«n sus efectos. Hasta el año 238 antes de J. C , en cuyo J. G., y patria de Quintiliano), y Pómpelo; los bárdalos y
tiempo trataron los cartagineses de reparar en España la autrigones, con Flaviobriga; \os cántabros, con Juliobritja ,
perdí la de Sicilia y Gerdeña, solo se tuvieron noticias os- Concanum y Blendium; los astures, desde la costa septen-
curas de las colonias fenicias de Tarteso y Gadeira. En el trional hasta las riberas del Durius, con Lancia Legio VII
año de 229 fué fundada Carihago Nova; y por grados fue- Gemina (Leonj, Asturica Augusta (Astorga;; los Callwci al
ron con(|uistando los cartagineses la parte meridional. Cuan- N. O., en el pais de Gallcecia ó Galicia, y los artabros, con
do Aníbal, en el año 228, hubo destruido á Sagunto y tras- Briganiium, Lucus Augustiy Bracara Augusta. Al sur de los
puesto el Ibero, empezó la segunda guerra púnica, la que astures en el interior, los vacceos con Pallantia y Septiinan-
desde el año 206 puso á los romanos en posesión de la parte ca; mas al sudeste, los celtiberos, que ocupaban el centro
meridional; las partes restantes, libres hasta entonces, no del pais, los cuales se dividían en celtíberos propios al sur»
quedaron sometidas sino al cabo de 200 años. Los celtíberos arevacos al N. O., pelendones y verones á levante, con las
Jo fueron por Tiberio Graco, 180-178; una parte de la Lu- ciudades de Clunia, Numantia, Segantia, Bilbilis, Segobri~
sitania se sometió después de la destrucción de Nnmancia , ga y Contrebia. Los vecinos de los celtíberos al S. O. eran los
133; la parte septentrional no quedó avasallada hasta el carpetanos, entre el Tagus y el Anas, con Tolelum y los ore-
año 61 (Jul. César); y los astures y cántabros no lo fueron taños que habitaban la frontera de la Bética.
por Vipsanio Agripa, general de Augusto , hasta el año 22 Aristóteles, el grande hombre de estado, que entre los
de nuestra era , después de haber perecido una gran parte griegos fué el que mejor comprendió el ser del estado grie-»
de aquel pueblo indómito. go, tal como subsistía desde siglos, y el que con mayor cla-
La primera división en Hispania citerior y ulterior se fun- ridad lo espuso y determinó, al tratar de la definición del
dó en eJ curso del Iberus; pero mas tarde ensanchó Augusto estado, parte del principio de que, por su modo de.ser^
la provincia Citerior (llamada Tarraconensis, del nombre de existió antes que la familia y el individuo; por cuanto tan
su capitán Tarracoj, en términos que vino á abarcar la parte solo dentro del estado puede el individuo alcanzar su ob-
septentrional y la oriental del país. Sus fronteras eran: el jeto. El estado es la comunidad de los hombres jjbres; éi
Durius hasta la ciudad de Septimanca,ahora Simancas; eq solo se basta á sí propio,.y ofrece á sus co-partícipes Jos
seguida una línea que se dirigía al sur hasta el Anas, línea medios de vivir una vida contenta y arreglada. Pero así
que torcía allí á levante, y que dejando al sur el Sallus Cas- como el individuo está debiendo al estado toda su existen-
lulonensis, llegaba al mar mas abajo de Carthago Nova. La cia legal y civil, asimismo está obligado á hacer todo»los
¿Z/ípríor se dividió en dos provincias, cuyos límites marcaba sacrificios que éste le imponga. Cesa de ser y desaparece
el curso del Anas, la Lusüatiia occidental, y la Bélica meri- para el estado el que aplica toda la aetivi^iad de su Jndivi-
<]ional, asi llamada del rio Bétis. Además estaba dividido el dualismo á objetos suyos propios y particulares. El r-gor de
pais por sus tribunales supremos en catorce Conventus juri- esle absolutismo del estado quedó mitigado entre los grie-
dici. Los pueblos principales de la Lusitania eran: los ktsi- gos por el hecho de tornar parte los individiK», de quienes
í<Mioí entre el Tagus y el Durius,.al «ste del Strfíwí Sermi" consta el €Slado, como miembros activ4>S', en «1 ejercicio
MÍUS: los velones; al sur del Tagus, loS célticos. Las ciudades del.poder del mismo estado^ Desdeí^iel punto, el poder
166 iC
gobernante, en el ejercicio de su soberanía, puede dejar de mor con asonadas y alzamientos, cuando á esto le obligaba
seguir pu voluntad, puesto que está atado por ciertas defi- la dureza ó iniquidad de sus jefes. [Homero, Odis. 16, 424)
niciones, que no dependen de sus caprichos, y se alzan de- Solo los nobles tenían el derecho de aconsejar al rey. Coa
lante de él como una valla. Y por mas que en los diversos la decadencia ó estincion de la familia real, pasa el poder
estados sean diversas la inmutabilidad y la fuerza de la ley, naturalmente á manos de los nobles. Pónense límites enton-
siempre resulta innegable que la mera voluntad de la so- ces al poder real, se le divide , desaparece la sucesión here-
beranía, ora esté esta en manos de uno solo, de unos pocos ditaria, hasta que, con la introducción de la responsabilidad,
ó de todo el pueblo, no tiene el derecho de cambiar la ley- llega á su punto la aristocracia, y salen los arcontes de las
Donde la soberanía se atribuye este derecho, cesa, según familias dominantes. Echase de ver un ejemplo muy notable
las ideas delfilósofogriego, el verdadero estado; y el esta- de este tránsito en la abolición de la dignidad real en Atenas,
do de cosas que de este hecho se origina, prescindiendo del y en la introducción y gradual decadencia del arcontado. Mas
asiento de la soberanía, es considerado como una degene- como los nobles eran al propio tiempo los hacendados y los
ración de la forma legal del estado. La soberanía separa su ejercitados en la guerra, sobre todo en el servicio de la ca-
actividad en diversas ramas; y su asiento y sus límites unos ballería, encontramos aquí los elementos de la aristocracia,
respecto de otros producen diferencias esenciales en el modo elementos que le han dado en todos tiempos la mayor so-
de ser del estado. Tal es la actividad que aconseja, la que lidez y duración, la riqueza y el valor personal, que se
administra ó gobierna, y la que juzga. Asi pues,* será mo- enlaza con la idoneidad para la guerra. La virtud y la cul-
narquía la forma de Estado en la cual la soberanía se halle tura se van heredando en la familia como prendas esternas.
en manos de un arcante, aunque esté aquella limitada por Así siguieron, unidos unos con otros, por cuanto era la
un cuerpo consultor. La opresión de la dignidad real por unión la condición de su existencia (y ya amagaban peligros
las familias que forman la asamblea consultora produce la así de debajo como de algunos individuos descoslantes), con
aristocracia, (así se echa de ver claramente en la marclia iguales derechos, en frente de la masa del pueblo , como se-
del desarrollo de las constituciones de los mas de los Esta- ñores del organismo del estado, ora como masa de miem-
dos griegos); y de ella, por la opresión del consejo aris- bros organizados contra otra masa , ora , según sucedía pro-
tocrático y el traspaso de la soberanía á la asamblea del bablemente en Atenas, como caudillos de la antigua orga-
pueblo, nació la democracia. En qué proporción entraron nización de las familias. En el último caso , el trastorno de
los diferentes costados de la soberanía en estas tres formas la organización antigua y la formación de un á^if.!;;, como
del estado, y qué degeneraciones salieron de estas tres for- masa popular independiente , señala el principio de la opo-
mas fundamentales del mismo, esto no se puede ocultar al sición y de la disolución interior. La aristocracia viene á pa-
que siga con atención la marcha de estas formas aisladas. rar en tiranía ; principia la pugna con la democracia , y no
Mas no hay que perder de vista que, en realidad, las for- pocas veces sucede que la ambición de unos pocos indi-
mas individuales no siempre han existido puras y sin mezcla, viduos de la aristocracia lleva la victoria al campo de la
sino que no pocas veces se encuentran tendencias y trán- democracia. Mas cuando la aristocracia nace , no de la mo-
sitos de una á otra forma; y esto era tanto mas natural que narquía , sino de invasión , en tal caso , ya desde un prin.
así sucediese, por cuanto una forma absoluta de estado, en cipio oprime una masa á la otra. Los vencedores forman
la que no tuviese á su lado ninguna valla el poder domi- como en Esparta , el estado propiamente dicho; los venci-
nante, era considerada por los antiguos como defectuosa , dos (T^efíoi/.oi) paran en tributarios, y quedan escluidos de
y como señal infalible de degeneración ó menoscabo. toda participación en el estado; aun mas, parte de ellos
En la marcha del desarrollo histórico ocupa, éntrelos cae en la esclavitud, como los helólas en Esparta, los klaro-
griegos, el primer lugar la dignidad real, al paso que la tes ó aphamiotes en Greta , etc. Y esta opresión se hacia
degeneración de la misma, la tiranía, pertenece á un pe- tanto mas amarga , por cuanto á los ojos de los avasallados
ríodo histórico posterior, y señala, no ya el tránsito de la le faltaba la sanción del tiempo y de la tradición. La reac-
monarquía á la aristocracia, sino mas bien, en general, el ción se hacia peligrosa , sobre todo donde no era favorable
de la aristocracia á la democracia. La dignidad real de los el suelo á la labranza y á la cria de ganado , y donde la ne-
antiguos tiempos heroicos de la Grecia (no tomamos aquí cesidad del comercio marítimo venía á formar una reunión
en consideración el estado anterior de una organizaciondel de gente, en una ciudad grande, bien situada para el co-
pueblo fundada probablemente en lasrazasj, tal como apa- mercio , y donde , por lo mismo , no podia atarse al indi-
rece en los cantos homéricos, une en sí las principales fa- viduo al terrón. No pudo ocultarse á la sagacidad de Aristó-
cultades de la soberanía, tales como las requerían ías sen- teles que un pais propio para la labranza , y que pudiese
cillísimas costumbres de aquellos tiempos. Los reyes son de mantener caballería y tropa recia , era favorable á la oli-
estirpe divina. En virtud de este su parentesco con el dios garquía , al paso que la tropa lijera y el poder marítimo lo
masalto,esen ellos innato el conocimiento del derecho. eran á la democracia.
Este es la valla de su poder, el cual, por lo mismo, ya En la pugna que ahora se entabló entre la oligarquía y la
desde aquel tiempo, dista mucho del despotismo oriental, democracia , vino á obrar como eslabón la tiranía , tal como
si bien nadie habla pensado aun en poner límites al poder se presentó en tiempos mas antiguos. No hablamos aquí de
real levantando á su lado otro poder. El rey es juez (de la tiranía qu-' ">"" mas tarde por efecto de la decadencia
Júpiter heredó el símbolo del poder judicial j , es el caudillo moral y política , y que se fué manifestando en varios pun-
de los ejércitos, el sumo pontífice, esto es, el representante tos. Importa poco averiguar qué es lo que dio ocasión al
del pueblo para con la divinidad. Los tributos del pueblo rompimiento de la pugna , ora fuese por efecto de discordia
eran convencionales, {Tuc. 1, 13), ó bien dones volunta- entre los principales individuos que moviese á algunos de
rios; agréganse á esto las propiedades rurales. Estaba ro- estos á llamar en su ayuda al pueblo , ora fuese que lo in-
deado de sirvientes, entre los que los principales eran soportable de la opresión provocase una súbita manifesta-
heraldos. Las asambleas del pueblo no tienen derechos de- ción del furor popular; sea como fuere, casi siempre en-
terminados; oyen mas bien que resuelven. Sin embargo , contramos á un noble á la cabeza del pueblo como caudillo
sucedía de vez en cuando manifestar el pueblo su mal hu- del bando popular. Queda señalada la victoria desde luego
u 167 X
por mejoras materiales del estado, distribución de tierras j el triunfo de la democracia. Pero también este período de
absolución de deudas (corte de cuentas), como lo fueron en desarrollo tiene que recorrer varias fases. La igualdad de
Atenas las providencias preliminares que tomó Solón para derechos de todos á la participación del estado era el carác-
¡a introducción de su nueva constitución , para lo cual echó ter distintivo de la democracia. Empero, la igualdad no
mano también de la !sii.rs%-¿fii<.% ¡1). Los derechos propiamente puede existir, esto es, en proporción de los derechos y ser-
políticos son para el demos, sobre todo en los países agríco- vicios, de modo que una propiedad mayor, que impone ma-
las, una cosa muy accesoria, hasta que los demagogos des- yores deberes, y de quien exige el estado mayores servicios,
piertan en él el afán de la dominación política. Para aquel debe dar también mayores derechos que una propiedad m e -
momento , empero, tras la concesión de los derechos arriba nor. Llámase TSMTÚX esta democracia moderada por el prin-
citados, permanece el poder, ó bien en manos de la oligar- cipio oligárquico, ó bien por el timocrático, cuando la dife-
quía, ó bien el caudillo del pueblo ú otro noble ambicioso , renciado derechos se funda en la diferencia de propiedad;
logra servirse del mismo pueblo para alzarse con la tiranía. de modo que vienen á parecerse bastante las ideas politia y
Así es como, en los siglos vi y \ u antes de J. G., vemos timocratia. Una timocratiade este género habia introducido
estenderse por una gran parte de la Grecia una cadena de Solón con sus rMr.u.ar^. Pcro no podemos desconocer que de
tiranías aliadas y emparentadas entre sí. En Samos domi- esta forma de constitución, aunque moderada , viene á ser
naba Polícrates, en Siciona los Ortagórides, en Gorinto los facilísimo el tránsito á la democracia pura, en la que domina
Kipsélides, en Atenas los Pisistrátides, etc. Rodeados de el ápiOpu ítiov, esto e s , en que todos los individuos tienen
satélites que pagaban con los fondos del Tesoro público, ma- iguales derechos, prescindiendo del nacimiento, de la pro-
nejaban el estado á su antojo y sin responsabilidad, y opri- piedad y del saber; por cuanto la diferencia entre la timo-
mían y ahuyentaban á los ricos. No debemos pasar en silen- crácia y la democracia es cuantitativa y no mas, al paso que
cio que muchos tiranos emplearon noblemente su poder en es cualitativa entre la aristocracia y toda otra forma de
beneficio del estado. Gultiváronse y protegiéronse las cien- constitución ; y de ahí es que el tránsito de la aristocracia á
cias (téngase presente á Pisístrates) , levantáronse grandio- Ja timocrácia es siempre violenta y trae consigo la destruc-
sas fábricas, con lo cual se facilitaba trabajo á la masa , al ción de toda organización del estado.
paso que se oprimía á los ricos con pesadas contribuciones. Gonsideramos ahora la democracia pura, tal como fué
Despéjase el estado salvaje que habia seguido á los tiempos fundada en Atenas por Kleistenes, desarrollada por Arísti-
heroicos, y en medio déla quietud de su dominación, prin- d e s , y libertada por Perícles de toda valla ; y no podremos
cipia la cultura del entendimiento. La historia de Atenas menos de ver que dio á las fuerzas del estado un desarrollo
nos dá una imagen muy reparable de este desarrollo. La estraordinario; pereque al propio tiempo, por lo mismo
decadencia íntima del organismo del estado provoca la ten- que habia quitado todo freno á la soberanía popular , iba
tativa de mantener en pié los antiguos vínculos por medio conduciendo al estado á una inevitable perdición. Ebrio el
de un rigor estremado; de ahí la constitución draconiana. pueblo de su poder sin límites, echó luego en olviao que la
Luego van naciendo instituciones, que se encuentran en democracia, á tenor de la idea que esta palabra despierta ,
contradicción con aquel rigor, y que son necesarias para la ley ha de ser soberana. Pronto , con sus psephismos (vo-
contener la ruina ; las masas se concentran y se mueven ; taciones) se puso encima de la ley, y aprovechó su poder
Cilon trata de utilizarlas por miras ambiciosas, pero se es- para oprimir á los ricos, ó á los descollantes por una ú otra
trella contra la oposición de los Alcmeónides, que apare- prenda, por medio del ostracismo ; imponiendo cargas á los
cieron entonces como representantes de la aristocracia in- mas pudientes, y prodigando las rentas del estado en bene-
transigente. La continuación de las asonadas obliga á la ficio de unos cuantos. ¿Qué estraño pues que la democracia
aristocracia á ceder á los deseos del pueblo, y á dar á un se convirtiese en ochlocracia, esto es, en soberanía del po-
hombre querido y respetado el encargo de devolver la paz pulacho ó de los pobres sobre los ricos? Pusiéronse cortapi-
al estado por medio de nuevas leyes é instituciones. Solón sas al poder de los magistrados, porque quería el pueblo en
inaugura su papel de mediador con la seisachlhia. Con la sus asambleas absorver todos los poderes; en vez de la elec-
introducción de clases por sus riquezas , soterra el princi- ción , se entronizó la suerte; se aumentó el número de los
pio de las estirpes ó familias., y prepara libre paso á la de- magistrados para que fuesen mas los partícipes de esta dig-
mocracia pura. Logra Pisístrates, tras una serie de combates nidad ; e¡ consejo vino á componerse de la hez del pueblo;
á la cabeza del partido popular, avasallar á los bandos opues- los oradores se hicieron esclavos de él; pero Cleonte, astuto
t o s ; pero solo lo alcanza poniéndose al frente del estado. demagogo, que supo lisonjear las pasiones del pueblo, vino
Su tiranía y la de sus hijos, templada y suave en general, á ejercer un poder tan ilimitado como pocos años antes lo
con la ruina de los bandos oligárquicos, favorece á la d e - ejerciera el grande Perícles, en quien se habia afortunada-
mocracia, y educa é instruye al mismo tiempo al pueblo , mente concentrado todo lo grandioso del espíritu popular.
promoviendo la cultura del entendimiento. Así va creciendo Mas como todavía no bastase oprimir á los ricos por medio
pausada y calladamente el espíritu democrático. Los pode- de los acuerdos del pueblo, introdujéronse en los juzgados,
rosos Alcmeónides, Kleistenes á su cabeza, que se habia compuestos de lo mas soez del populacho, los sycophan- •
opuesto á Pisístrates, como caudillo del partido medio , se tes (1,1, que impunemente pudieron hacer mil maldades,
aprovechan del momento, vuelve Kleistenes de destierro , favorecidos por la venalidad y el espíritu de bandería délos
con la ayuda de Esparta , derriba, como caudillo del parti- jueces. Opresión tan estreniada nopodia menos de provocar
do democrático, áHipias, y Jogra sostenerse contra sus con- una reacción. Juntáronse los ricos en sociedades secretas,
trarios, ausiliados ahora per el poderoso inílujo de Esparta.
Las antiguas f/íj/íes (tribus) quedan disueltas, se introducen (1) Sux'.tpávTTi; indicaba al principio, según su echa de ver por su compo-
sición, al que denunciaba la esportacion de higos, proiiiblda á la saion en el
diez nuevas phyles topográficas, y con esto queda cimentado Ática. Mas tarde, creciendo entre los atenienses el atan de llllgari ** vino a
indicar con esta palabra á los que, para arrancar dinero á alguno, le amena-
zaban con una falsa demanda ó acusación , ó la entablaban en etecko. Por
(1) Seíaa'xesia , disminución de la deuda rebajando la ley monetaria, de el tiempo de que babla la breve resefia que continuamos, cometieron los
modo que loo dracmas nuevas vinieron á equivaler á 73 dracmas antiguas, sicofantes las mayores maldades. Pero pava ver lo que era en aquel tiempo
por donde el que debía JO» diacmas quedaba quito pagandol.l; y el acreedor un sicofante, y lo que son «us iguales, es pieeleotóerla viva pintura que de
tenia que darse por contento. ellos bace Demóstenes en Aristóaiton.
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las que, con la esperanza del apoyo espartano, estaban ahora Plesidhi ó Zagora, á lo largo del mar en direc-
átisbando el momento de entregarse á atroces venganzas. ción S. O. hasta el promontorio de Sepias iHoy Hagios
Pero también ellos sucumbieron: castigo no menos merecido Georgios); al paso que el Pindó (en el dia Granunos),
de las impías pasiones de su dominación , como les sucedió llamado en sus partes septentrionales Lakmon y Tymphe ,
á los Treinta en Atenas. La corrupción interior estalló de formando los límites hacia el Epiro , atraviesa la Tesalia, y
nuevo á poco de haber caído los treinta tiranos; y ni el destaca al E. el Othrys (ahora Helloro), que separa el golfo
mismo Demóstenes, con su habla prepotente, pudo mover Málíco del golfo Pagasaico , y se une al S. con e\ Tym~
al pueblo á actos patrióticos y desinteresados. Así fué como phreslos y el Bomios en la Etolía ; el Oeta, en el día. Ku-
algunos de los estados griegos vinieron á caer en manos de maita ó Catavothra, se dirige al E. por la ribera meridional
tiranos perversos, al paso que en otros siguió enfermiza la del Espercheios, forma allí el famoso desfiladero de las Ter-
libertad, hasta que todos ellos acabaron por sucumbir ante mopilas, y se une al Knemis, que, con el Kallídromos, forma
la preponderancia macedónica. las cadenas de alturas Ptoon y Mesapios , que se estíenden
La palabra genius es derivada de geno-gigno. Era entre al S. en la costa oriental del continente, al paso que pene-
los romanos el dios de la vida. Todo hombre tenia su ge- tran en el Ática, en la dirección del golfo de Corínto , el
nius, que, cual su mejor yo, y en cierto modo, como el Parnaso, el Helicón, el dieron, el Parnés, el Pentelicon y
móvil de sus mas altas disposiciones espirituales, le acom- el Himeto. Los grupos de montañas de la Acarnania y de la
pañaba desde el nacimiento hasta la muerte, é influía va- Etolía se enlazan con el Pindó (Korax, Taphiassos, Chal-
riadamente en su vida. De ahí el celebrar el natalicio , así kis, Arakynthos). Con los grupos de montañas de la Grecia
como las bodas y otros sucesos,importantes de la vida, con central se enlazan las islas, en las que continúan las sier-
incienso, vino y flores, que dedicaban á su genius, entre- ras ; así como Astypalaia [ ahora Stampalía ) pertenece por
gándose, para complacerle, á un alegre goce déla vida; su carácter á Europa, y Kos al Asia. Eubea, Andros, T e -
por cuanto, según la creencia de los antiguos romanos, nos, Mykonas son prolongaciones del Othrys, al paso que
quiere el Genio que goce el hombre alegremente déla vida Keos, Sytos, Paros, Naxos y Astypalaia forman la prolon-
que le ha regalado, pero que la alargue disfrutando de ella gación de la otra hilera mas allá de Sunion. Preséntase el
moderadamente. De ahí es que del que vivia una vida ale- Peloponeso sin conexión con el otro sistema de montañas,
gre (no viciosa) se decía que complacía á su Genio, y del por cuanto el ítsmo Coríntico se eleva en su punto mas alto
que la vivía triste y mustia se decía que le ofendía {Hor. 120 pies solameíite sobre el nivel del mar. Las montañas del
epist. 2, 1, 144, 2, 2, 189). Después de la muerte, perma- Asno, Oneia (ahora Karydhi), y las montañas de las Gru-
nece el Genio en el mundo etéreo , y pasa algunos ratos al llas, Geraneia (ahora Makriplagíj se estíenden al norte en
lado de la huesa de su protegido. El Genio es sobre todo la Megárida. Prescindiendo de las penínsulas que por acá y
el espíritu bueno del hombre; pero así como tenían Jos grie- acullá presentan rasgos mas acabados de serranías, el cues-
gos su ¡caícíaíiAM'/ al lado del i~¡7MSo.ij.(,yt. también creían losco de las tierras altas del Peloponeso (en el N. E. en la Ar-
romanos en genios malos (como el espectro de Bruto). Los cadia) es un caos de moles, ora apiñadas, ora variadamente
Genios de las mujeres se llamaban Junones. Así como todo destrozadas. Las sierras principales son Kyllene (ahora Zy-
individuo tenia su Genio , asimismo tenia también el suyo ria), Erymanthos (ahora Olenos) en el norte de la Arcadia,
cada familia y sociedad, cada ciudad y estado {Geniuspu- de las cuales se destacan ramales en diferentes direcciones,
blicus, Genius Populi Rainani. Liv. 21, 62). También había á saber: Arachnaion, éntrela Argólida y Corintia , Artemi-
Genios de lugares y países {Genii locorum], de los baños, tea- sion, Parllicnion , Parnon, al este de la Arcadia, Mainolos
tros, etc. Imaginábanse los Genios de los lugares en forma y Taigeto al sur.
de serpientes, que comían de las frutas que les presentaban Diferencíase esencialmente toda la mitad oriental de la
(Virg. JEneid. 5, 84); pero al Genio del hombre lo presenta- Grecia dffla occidental por aquellas notabilísimas cuencas
ban como un mancebo con su toga, con la cabeza velada, de montañas completamente cerradas, que en parte se con-
con una copa y el cuerno de la abundancia. Identificóse el virtieron en lagos, y forman en parte llanos habitables y
Genius con el Daimon de los griegos. feraces. El ejemplo mas reparable de este fenómeno geog-
La Groecia, entre los antiguos griegos i i'MA;, tenia por nóstico nos lo presentan la Tasalía, al norte de Othrys,
lindes al N. O. la Ilíría griega, al N. la Macedonía , y por antes que se abriese paso el Peueo; el territorio que cir-
otros tres lados el mar, al O. E. el mar Jónico, al S. y al cunda al lago Kopai en la Beocia, y las numerosas cuencas
O. el mar Egeo. Divídese según los antiguos autores por su de ]fL Arcadia, llamadas antiguamente Stymphalos, Phe-
conformación en Grecia septentrional, tierra montuosa y un- neos, Mantínea y Tegea. I^a Grecia occidental no presenta
dulosa, entre los golfos Ambrácico y Mélico, el Coríntico y mas que un ejemplo de esta especie en el lago actual de
Sarónico (la Helias propia, Grceciapropria, en el día Liva- Janina. Además de los promontorios ya citados de la
dia|, en Peloponeso y en las islas pertenecientes, por su for. Grecia septentrional, el Akroceraunio al O., y el Sepias al
macion, á la Grecia. La cordillera septentrional que marca E., hay que notar en la Grecia propia, el de Artirrhion,
los límites septentrionales con la Ilíría y la Macedonía , que, con el Rhion peloponésico, forma, en el parage mas
lleva, en la parte occidental, el nombre de montes Ceráu- estrecho del golfo Coríntico, los llamados Pequeños Parda-
nicos ó Acroceráunicüs, qué terminan con el promontorio del nelos; el de Sunion (ahora Cabo Colonnaj, punta meridio-
mismo nombre (en el día, Cabo Linghetta), al paso que for- nal del Ática; el de Hera Akraia jahora Hagios Nikolaos),
man la parte oriental los montes Cambúnicos {en el día, punta occidental del ítsmo, y el de Olmiai. En el Pelopo -
Volutza ó Bunasa), que rematan en el alto y umbroso nesó, hacia él N., Araxos (ahoraTíalogria , Rhion, Drepa-
Olimpo, eo el dia, Elimbo, y entre los turcos, Semevat non (Drepano), punta septentrional de la península; Spei-
Ev¡, que vale asiento de lo celestial, en las orillas del mar raion, en frente de la estremidad meridional de Salamina ;
Egeo; asiento de los dioses para los antiguos, y para Ho- al E., Skyllaion (ahora Skyli); al S., Malea (ahora Malio) ,
mero punto céntrico de toda la tierra. Interrumpida por Tainaron (ahora Matapan), punta meridional de la penín-
€l desembocadero del Penco í Valle de Tempe), sigue esta sula; Akrylas (Gallo); al O . , Koryphasion, Kyparision
cordillera como Osa (OUÍJII, ahora Kisovo, y como Pelíon , (ahora Konello), Ichthys (Katakolo), Chelonatas (ahora
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Tórnese), punta occidental del Peloponeso. Que el suelo de pocas, y estas en Siptinos, Tasos, Laurion ; el cobre en la
la Grecia está penetrado de elementos volcánicos, no cabe Eubea; el hierro en la misma y en Laconia. Del reino ve-
dudarlo en vista de las fuentes termales y de los frecuentes getal se dan todas las especies de árboles propias de los paí-
temblores de tierra á que desde los tiempos mas remotos ses meridionales, sobre todo el olivo. Bel reino animal ha-
está sujeto. bía pocos animales carniceros; el león solo se cita en los
Sobre una superficie de unas 1,460 leguas cuadradas, tiempos míticos (Herodoto, 7,126). La langosta era ya en
tiene la Grecia 4S0 leguas de costas, lo que dá una pro- la antigüedad el azote de los campos.
porción de una legua de costa para 3 '/»leguas cuadradas; La Grecia septentrional contenia las dos regiones, eí
al paso que en Italia la proporción es de 1 : 8 ó 9 , y en la Epiro al oeste, la Tesalia al este. En la Grecia propia, em-
península Pirenaica de 1 ; 23. La proporción es mas favo- pezando por el oeste: la Acarnania, la Etolia, el país de los
rable todavía en la Grecia propia, esto es, de 1 : 2 'A es- Locrios ozólicos, la Dóríca, el país de los Locrios epikne-
casas. Recorren la Grecia muchísimos ríos y arroyos , pero mídicos y opúnticos, la Fócida, la Beocia, el Ática, la Me-
de tan poco caudal, que los mas de ellos quedan en seco en gárida. El Peloponeso contiene: Corintia, Sicionia, Flia-
verano. Su corta carrera se esplica por la escasa anchura del sia, Acaya, Eleya, Mesenia, Laconia, Argólida, Arcadia.
país (del cabo Akroceraunioal golfo Termaico hay 35 leguas, Las islas del mar Jónico son Cercira, Leucadia, Cefalenia,
del golfo Ambrácico alMálico 17), y su escasez de aguas por Itaca, Zacinto, Citere; en el golfo Sarónico: Calaureya,
el poco arbolado de sus montañas. Los ríos mas considera- Egina, Salamína; en el marEgeo: Eubea; mas al norte:
bles son: e\ Perno (ahora Salambn'a), en la Tesalia, de Lémnos, Samotrace, Tasos; y en seguida las Cíclades, si-
24 leguas; el Spercheios (ahora Hollada) , de 14 leguas , en tuadas al rededor de Délos; en el mar crético: Creta.
la misma Tesalia ; el Aqueloo (ahora Aspropótamo), entre Denominación y habitantes mas antiguos: En los tiempos
la Etolia y la Acarnanía, de 26 leguas; el Econos (ahora mas antiguos no se daba á la Grecia entera una denomina-
Fidarisj, en la Etolia de 12 leguas; el Cefiso (Mauroneri) , ción común. Hel-Ias, ó Helada, como decimos los españo-
en la Focea y Beocia, de 10 leguas; el Asopos (Asopo) , de les, no indicaba primitivamente mas que una ciudad de la
8 leguas, en las fronteras Atico-beocias. En el Peloponeso, Tesalia, y mas adelante (en los tiempos de Homero) deno-
el Alfeo (ahora Rufia), de 16 leguas; el Enrolas (Iri), de taba la mayor parte de la Tesalia, y en seguida la Grecia
11 leguas, en la Laconia; el Pamiso (ahora Piraatza , en central en oposición al Peloponeso, el cual, sin embargo,
la Mesenia, que es el rio mas ancho de la península , pero desde la guerra de los persas, tomó también este nombre.
desde su fuente principal (llamada ahora Kephalophrysi) En el tiempo del imperio macedónico se daba dicha denomi-
que nunca se agosta, solo recorre, sin secarse, 100 esta- nación á todos los países habitados por helenos. La palabra
dios, que valen 2 '/«leguas, aunque le tributan su caudal Graecia fué usada por los romanos, siendo así que primiti-
algunos arroyos que nacen á 8 leguas de su desembocadu- vamente solo se llamaban r^iccixoí los que habitaban los alre-
ra. Esto esplica la estima en que tenian los griegos el agua dedores de Dodona. Como provincia romana, llamóse Acaya
(SpisTov ¡lev aSwp, Píndaro, 01. 1,1.); la misma Atenas t e - todo el pais, á escepcion de la Tesalia, el Epiro y la Acar-
nia no mas que dos fuentes perennes; y entre los mainotas nania. Como habitantes mas antiguos, se citan los caros y
(descendientes de los antiguos lacones), el dueño de una leleges, los últimos en todos los países costeros del sur y de
cisterna es tenido por hombre acomodado. Los lagos son: el poniente (la Laconia, la Mesenia, la Elida, la Etolia, la
de Janina (no es conocido su nombre antiguo), en el Epiro, Locria, la Fócida, Eubea), á los cuales pertenecían tam-
en el territorio de la antigua Dodona; el Boibeis (ahora bién quizás los kaukones de la Etolia y de la Acarnania , y
Karlas), en la Tesalia; el Xynias (ahora Xini Limni), en la los hiantes, abantes y aones de la Fócida, Beocia' y Eubea.
misma Tesalia; el Kopais (ahora lago de Topoliak ó Liva- Aparece además, como indicando á los primitivos habitan-
dia), en la Beocia; y otros en la Etolia y la Acarnania ; el tes de casi todas las partes de la Grecia, y hasta de Italia y
lago Siymphalos 6 Metopa (ahora lago de Zaraka); el Phonaos del Asia Menor, la denominación, que casi podemos cali-
(ahora Phonia), y e\ Orchomenos (ahora Kalpaki), en la Ar- ficar de mítica, de Pelasgos, por la cual es de presumir que
cadia. En las dehesas vecinas pacían numerosos rebaños. se indicaba un mismo pueblo, el cual, en los tiempos his-
Golfos: el golfo Pagasaico (ahora Voló) á levante; el tóricos, vino á llamarse Heleno, aunque primitivamente
Málko (Zeitun), entre la Grecia septentrional yja Grecia pertenecía esta denominación á una cepa que habitaba en
propia; el golfo Sarónko lEngia), entre el Ática y la Arge- la Tesalia meridional, en la Phthia y sus colonias, como
lia con las bahías de Eleusis y Kenchreai; el golfo Argólico Panhelenion en Egina, desde donde se propagó primero por
(^auplía), el golfo Lacónico (Marathonisi ó LolokythiaJ, el la anficcipnia de los doce pueblos (en Termopilas), y al sur
golfo Mesénico (líoron), el Ciparisico, el Quelonüico, el Ci~ por la emigración dórica. En los tiempos heroicos solo se
tínico, los tres al lado occidental del Peloponeso; el golfo citan cepas aisladas. Como cepas indígenas, que mas tarde
áeCorinto (golfo de Lepaoto ó de Corinto), de que forman vinieron á ser helénicas, se citan, al sur: 1." Los arcades con
parte ¿1 golfo Krisaico (Salona 6 Galaxidij, el golfo de An- los cinurios: 2." Los dañaos en Argos; 3." Los jonios, tanto
iicira (Asprapitia), el golfo Hakiónico (bahía de Livadostro), en el Peloponeso á lo largo de la costa septentrional, como
el golfo Ambrásico (Arta). El mar Eubeo, con la bahía Opún- en el Ática y en la costa septentrional del golfo de Corinto
tica (bahía de Talanti) y el Euripo, estaba situado entre el y en la Eubea: í'° Los cadmeos, en la Beoeia meridional,
continente y la Eubea. El clima es muy vario; los antiguos llamados también Pelasgos tirrenos; al norte, hat>ia,ál
lo ensalzan en gran manera (Herodoto 3, 106-117); pero lado de los Pelasgos tesálicos (á los que pertenecían loshai-
vista su situación meridional, es algo frió. En marzo, reina mones, magnetes, driopes, dolopes, perraibes y otros),
el verano en Mesenia, en la Laconia la primavera, y en la como cepas propias helénicas: 5.° los dorios, primero á las
Arcadií el invierno. En el verano, suele hacer en las lla- faldas del Olimpo, y luego mas al sur, en las de Ceta y del
nuras un calor insoportable; el invierno consiste general- Parnaso: 6.°Losacayos, en la Tesalia meridional, y que pa-
mente en chubascos y tempestades con fuertes aguaceros. saron luego al Peloponeso (Argos, Laconia, Pisa, á orillas
Varios son también los productos; Ijabia abundantes can- del Alfeo). 7." Los eolios (minies también según el mito),
teras, de mármoles sobre todo; minas de oro y plata eran en la Tesalia occidental (que luego vinieron á formar la par-
TOMO III. 22
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te principal de la población de la Grecia central, con es- septentrional jónica del Peloponeso , de donde pasaron al-
cepcion del Ática, como los beocios, los locrios, foceos, gunos á Lésbos y al Asia Menor del noroeste , donde fun-
etolios, acámanos). De resultas del gran movimiento de los daron las colonias cólicas. Los jonios del Peloponeso ocupa-
pueblos , en 1104, la división de la población , que siguió ron la Eubea y las mas de las Cíclades, y con otras cepas
también en los tiempos históricos, vino á constituirse de eólico-pelásgicas acuparon después la costa lídica , y funda-
modo que los tesalios, llegados del Epiro , ocuparon el pais ron las colonias jónicas. GKAECIA MAGNA, kxiii;r, ¡j-s^xár, así
que recibió su nombre. Los beodos cólicos salieron de la Te- se llamó la Italia inferior, al sur de los rios Silaro y Fren-
salia para ocupar el pais por ellos llamado Beoda; los etolios to, á causa sin duda de las numerosas colonias griegas, es-
pasaron en parte á la Elida al lado de sus parientes los epe- pecialmente en el golfo Tarentlno. Con todo, no se empleaba
yos; los dorios ocuparon el Peloponeso meridional y orien- esta denominación cuando se hablaba de la Italia inferior,
tal (y con ellos en parte los driopes), y se estendieron hasta sino cuando se hacia relación á las ciudades griegas y á su
Creta; los acayos, echados en parte de su pais por los do- territorio. Estrabon dá el nombre de Grande Helada á los
rios , vinieron á ocupar de un modo permanente la costa helenos de Italia y Sicilia.

Historia natural.
CARNiCEROS INSECTÍVOROS.
Lo mismo que los queirópteros, tienen dos mandíbulas de tierra; y el otro con hocico de perro, Wamaáoperro erizo.
erizadas de puntas cónicas, y es su vida nocturna y subter- Pero es ciertamente un error ; la verdad es que el hocico del
ránea; muchos de ellos, en los climas frios, caen en un es- erizo no ofrece semejanza alguna ni con el del cerdo, ni con el
tado letárgico , y durante el invierno permanecen en un del perro. Cuantoserizoshemosvistoeranidénticos, y ningún
estupor mas ó menos completo. Tienen los pies cortos, pro- naturalista los ha visto de otra manera, ni aun aquellos que
vistos de fuertes uñas, y los traseros siempre con cinco de- bajo la palabra de los cazadores han admitido las dos varie-
dos. Todos al andar aplican la planta del pié entera en el dades. También se ha dicho que el erizo sube á los árboles ,
suelo ; tienen las tetas situadas en el vientre , lo mismo que cuyos frutos derriba al suelo ; y que luego se revuelca en-
los demás carniceros, y todos tienen también una clavícula. cima de su cosecha , y se lleva á la madriguera las manza-
Divídese este orden en nas que quedaron cla-
tres pequeñas familias ; á ^ vadas en sus aguijones.
saber : los diodontes , los Hay en esto casi tantos
triodontes, con caninos errores como palabras. El
cortos , y los triodontes erizo ni trepa , ni puede
con caninos largos. subir á los árboles, pues
Los DIODONTES de que le faltan agilidad y uñas;
nos ocuparemos en este no se lleva las frutas en
artículo, solo tienen dos la punta de sus aguijones
especies de dientes : dos sino en la boca ; y por fin
largos incisivos delante , no escava, ni vive en ma-
seguidos de otros incisivos driguera , por mas que di-
mas cortos que los mola- gan Buffon y los que le
res; no tienen caninos, siguen.
cuyo carácter los aproxima Establece este animali-
á los roedores. El primer to su morada en los hue-
género es el de los erizos cos que escava el tiempo
(Erinaceus, LiN.) que tie- al pié de los árboles, de-
nen treinta y seis dientes ; bajo de las raices de los
á saber, seis incisivos su- El erizo, añosos troncos , en los
periores, de los cuales los montones de piedras, y
del centro son cilindricos y están separados, y catorce mo- hendeduras de las rocas, y hasta en terreno llano ál abrigo
lares en cada mandíbula; fáltanles los caninos. Tienen el de espesos matorrales, en medio de un montón de musgo y
cuerpo sembrado de recias espinas, y la facultad de arrollar- hojas secas que él mismo reúne. Aquí se recoge durante el
se en forma de bola por medio de fuertes músculos cutáneos; invierno para aletargarse, y también en este mismo sitio la
cada pié tiene cinco dedos, y la cola es muy corta. hembra da á luz á sus hijuelos en número de cuatro á siete;
solo alguna vez se han encontrado nueve, pero creemos que-
El Erizo. (Erinaceus europmus, LiN. El Erizo comim, BUF-
sería el producto de dos familias reunidas. Los pequeñuelos
—J. CüV.) es un animalito que se distingue de sus congéneres
Son al nacer de un blanco rosáceo, y ya se notan en su piel
por sus orejas cortas, cuya longitud nunca iguala á dos ter-
unos puntos salientes mas oscuros, que son los rudimentos
cios de la cabeza; tiene el cuerpo lleno de aguijones córneos
de sus aguijones. Apenas han llegado al tamaño de un huevo
muy duros, entrecruzados irregularmente, de mediana lon-
de gallina, y ya están tan bien armados como su madre. Cuí-
gitud y muy punzantes. Encuéntrase en toda la parte tem-
dalos ésta y ios lleva consigo durante la lactancia ; pero ter-
plada de Europa. Los naturalistas han asegurado que habia
minada esta , los abandona para siempre ; tal vez sea por
dos variedades : la una con hocico de cerdo, llamado ¿wcreo
171
falta de afect.), lo cual pudiera hacer presumir el siguiente sus pequeñuelos adquieren todo su crecimiento en el trans-
pasaje deBiíTon : « Tuve deseos de criar algunos ;d¡ce) , y curso de un año. Aliméntanse de frutas cuando las encuen-
mas de una \ez se puso la imdre y sus pequeñuelos en un tran , pero por lo común devoran insectos como , por
tonel con abundantes provisiones; pero en lugar de darles ejemplo, aherrojes, langostas, grillos, etc. y hasta centena-
de mamar los devoró unos tras otros, lo cual no fué por falta res de cantáridas, sin que les resulte ningún inconveniente,
de alimento, puesto que la madre comia carne , pan , sal- siendo tanto mas estraño, en cuanto una sola ya causa hor-
vado, frutas, etc. » ribles tormentos á los perros, gatos, y con tres ó cuatro
Tal vez si el erizo abandona sus hijos luego de terminada bastarla ciertamente para causar á un hombre la muerte.
la lactancia, es porque conoce su absoluta impotencia para Gomen también la carne de los animales muertos, y en es-
defenderlos y su inutilidad, pues este animal ni tiene fuer- pecial los sesos. Escarban la tierra con el hocico para des-
zas para resistir ni sabe correr para huir, aunque anda bas- cubrir lombrices que les gustan mucho, ó en busca de rai-
tante aprisa ; pero la naturaleza le ha dado una escelente ces, que comen cuando no encuentran cosa mejor. Siendo
arma defensiva en los acerados aguijones de que se halla el erizo de carácter tímido, ama la vida solitaria y tranqui-
revestido. Guando advierte una fuina, un ave de rapiña ó la. Al parecerse acostumbra bastante á los hábitos domés-
cualquier otro enemigo, en lugar de emprender la fuga, se ticos ; pero á nadie se adhiere y al paso que deja de ser
arrolla formando un cuerpo esférico. Enciérrase enteramen - arisco, nunca llega á domesticarse, y aprovecha cualquiera
te en su coraza espinosa y por todos lados presenta sus pun- ocasión para recobrar la libertad.
tas á su contrario, quien se vé obligado á abandonarlo des- Debemos mirar como simples variedades de esta especie
pués de haber tratado en vano de cogerlo lastimándose la el ERIZO DE EGIPTO [Erinaceus mgiptiacus, GEOFF.) , el cual
boca. No obstante, hemos visto algunos perros bastante solo se diferencia en los pelos de la parte inferior del cuer-
diestros para cogerlo, y lo ejecutan del moJo siguiente : po que son morenos cuando es adulto, en lugar de ser de
después de haber colocado al erizo sobre la parte que cor- color rojo-blanquizco;—el ERIZO DE SIBERIA [Erinaceus
responde al vientre, apoyan una pata en el dorso, pero sin siblricus, ERXL.) , animal de dudosa existencia, el cual en
apretarla, para no punzarse; luego le dan un movimiento caso de existir diferenciariase del nuestro en sus orejas com-
de balanceo, el cual sea que le lastime la nariz rozándola por planadas y cortas, en sus aguijones rojos en la base y ama-
el suelo , sea que le cause cierto aturdimiento , pronto le rillos en la punta, y finalmente en el matiz amarillo ceni-
obhga á desarrollarse, á distenderse y á poner de manifiesto ciento de los pelos inferiores; —el ERIZO DE LARGAS OREJAS
la cabeza , la cual magulla el perro á la primera dentellada, [Erinaceus aurilus, PALL. ~ SCHREB. — J. Cuv.), que es mas
después de calcular el instante favorable. Es creíble que las pequeño que el nuestro, y sus púas son estriadas longitudi-
zorras emplean este ú otro procedimiento semejante , pues nalmente, tuberculosas en las estrias, y no están insertas
á menudo se descubren restos al rededor de sus madri- en tresbolillo como en el erizo europeo ; su hocico es corto,
gueras. y las orejas grandes como unos dos tercios de la cabeza. En-
Los cazadores cuando encuen- cuéntrase desde el norte del mar
tran un erizo emplean un medio Gaspio hasta Egipto, y es común
mucho mas corto y fácil para en las orillas del lago Aral, en las
obligarle á desarrollarse ; no ha- cercanías de Astrakan. En esta
cen mas que echarlo al agua, y el última ciudad lo emplean comoá
pobre animal para no ahogarse se los gatos en la persecución de ra-
vé obligado á distender los miem- tones caseros. Finalmente el ERI-
bros, y nadar. Por lo demás es ZO DE OREJAS COLGANTES ( Erilta-
muy diestro nadador, y espontá- ccus malacencis, DESM,—BKISS.
neamente se mete en el agua y Porcus acideatus. SERA.), el cual
atraviesa á nado arroyos y rios solo le conocemos por una lámina
bastante anchos. A veces los la- de Seba, á la cual aun pudiera
briegos, los cuales comen la car- La zorra y el erizo. faltarle la suficiente autenticidad.
ne de este animal, no obstante de ser detestable Tiene 8 pulgadas de longitud (0,217); el hocico corlo, lo mis-
tienen la
barbarie de sumergirlo vivo en agua hirviendo para poderlo mo que las orejas que son pendientes, sus aguijones son muy
desollar mas fácilmente. Antes se empleaba la piel del erizo largos y paralelos, lo que le dá mucha semejanza con el puer-
como un peine para rastrillar el cáñamo. co espin. Pertenece á la península de Malaca, y también se
Este animal hace su cria regularmente á fines de junio y encuentra en Java y en Sumatra.

Astroiiomm.
Estudios sobre las condiciones de haUlabilidad de las tierras celestes, discutidas bajo el pimío de
vista astronómico y fisiológico.
; Ijjor € . JFlommorton.

I. •

El movimientofilosóficoque se opera desde algunos años nadie ; la cabeza humana, á la quehabiahecho inclinar ha-
en el mundo intelectual, no ha pasado desapercibido para cia el suelo elfilosofismodescreído del último siglo, se le
M 172 X
vanta, llena de aspiraciones latentes que habia ocultado la gran máquina del progreso intelectual. Convencidos pues
hasta aquí una falsa vergüenza, y el culto de la idea cuenta de su utilidad, hemos fijado nuestra atención en ella, sin
ya con numerosos y ardientes adoradores. Las agitaciones parar hasta conocerla y demostrarla tal cual la concebimos.
políticas, ios vaivenes de la suerte y la indiferencia de la Para ello hemos pensado usar el método baroniano, fundado
mayor parte de los hombres por las cuestiones que no per- en la observación, y hemos dado comienzo á la empresa. To-
tenecen á la vida material, no han podido, por mas que se dos trabajan en el gran edificio; una vez conocido el plano
diga, adormecer el espíritu humano hasta el punto de impe- del arquitecto , es mas bien á la multiplicidad que al vigor
dirle que pensase alguna que otra vez en su razón de ser y de los operarios, á la que se deben los adelantos y la construc-
en su destino; he ahí porque en los últimos años se ha vis- ción. Foresto nos hemos permitido, aunque desconocidos en
to á los soldados del pensamiento despertarse sucesivamen- el mundo de la inteligencia, llevar la modesta piedra que
te, al oir algunas palabras pronunciadas por hombres elo- nos ha sido dado recoger en nuestro camino, no porque as-
cuentes, y reunirse en distintos grupos bajo la bandera de piremos á figurar entre el número délos operarios, y si tan
la .nueva idea. solo por haber cultivado la astronomía teórica y práctica-
Esto indica que no es la nueva idea una quimera que per- mente, asi en el observatorio como en la comisión de lon-
tenezca á un mundo metafísico inaccesible para la investiga- gitudes, y poder dar una nueva luz á la doctrina de la
ción humana, sino una estrella luminosa que atrae hacia pluralidad de mundos relegada por tanto tiempo al dominio
su foco á todas las inteligencias que aspiran á la verdad y á de las cosas metafísicas y de las conjeturas.
la ciencia. Esto prueba además que la humanidad no ha al- Añadamos ahora, para demostrar al lector la razón de ser
canzado aun el. punto luminoso en que desea colocarse, y de nuestros estudios, que ademas del sabor de actualidad
que se necesitan siglos de preparación y penosos esfuerzos que le dan los recientes trabajos hechos en el campo de la
para llegar al conocimiento de lo verdadero; que no hay ciencia, es este capítulo de filosofía natural la parle viva,
dia sin aurora, y que si la época actual resplandece entre las si así puede^decírse, de la ciencia astronómica, la cual, ape-
que la han precedido por los grandes descubrimientos que sar de sus magníficos descubrimientos, seria de una utilidad
la caracterizan, es porque en efecto nos está anunciando el ' mucho menor para los adelantos del espíritu humano, sino
dia de la gran conquista. se la consideraba bajo el punto de vista filosófico, y bajo cu-
En el nuevo movimiento científico, no solo se han visto yo concepto debe contribuir como todos los demás ramos de
algunas veces oscilaciones fatales, si que también la reac- la ciencia á enseñarnos lo que somos. El espectáculo del uni-
ción del escepticismo, apesar del advenimiento del hombre verso esterior es el que debe ponernos en estado de cono-
á la via real del progreso; pero hoy la filosofía no es ya pa- cer al verdadero rango que ocupamos en la naturaleza; y es
trimonio de un círculo de escuelas ó sistemas, sino que'mar- innegable que sin esta especie de estiidio comparativo, vi-
cha al lado de la ciencia; y de consuno con ella, busca y viriamosen la superficie de un mundo desconocido, sin sa-
admite los esperimentos que deben conducirla al conoci- ber donde estamos ni lo que somos, relativamente al gran
miento de la verdad. ¿Cuántas veces, de diez años á esta todo de las cosas creadas. Probaremos en estos estudios que
parte han emitido los filósofos la opinión de que las ideas los hombres eminentes de todos los tiempos, países y creen-
que se tenían acerca del hombre y su destino llevaban im- cias han sido partidarios de la pluralidad de mundos; no du-
preso el sello de una universalidad terrena sobrado es- dando de que esta observación hará inclinar la balanza á
clusiva ? ¿Cuántas páginas han sido escritas bajo la impre- favor de nuestra tesis. Consagraremos también algunas pá-
sión de una universalidad de existencias que no podemos ginas al estudio astronómico del sLitema planetario, y de-
comprender, y que sin embargo nos envuelve en toda su mostraremos que en nuestro sentir, la Tierra no ha recibido
estension? Los psicólogos preguntándose si seres ó espíritus preeminencia alguna señalada sobre los demás mundos, ha-
desconocidos podian habitar otros mundos, y si sujetos estos bitables como ella. Y finalmente, terminaremos nuestro tra-
á la vida eterna, libre del aspecto terrible con que se nos bajo dando una vasta mirada al universo para demostrar
presenta, podian y debían ser objeto de sus estudios; los na- que bajo el punto de vista biológico, está la Tierra muy le
turalistas procurando penetrar el misterio de la creación y jos de ser favorecida como única y mejor morada de vida; y
de las causas finales, elevándose á esos mundos lejanos, que tendría la hormiga en nuestros campos mucho mas fun-
que parecen otros tantos países cedidos como el nuestro en damento y razón para creer que es su hormiguero el único
patrimonio á entes sin nombre; y los curiosos en fin, que punto habitado del globo, que la que tendríamos nosotros
son en mucho mayor número, porque, ¿quién no lo es?—, para pensar que es el cielo un inmenso desierto, sin mas
pensando en la especie ó raza de seres que pueden haber oasis que nuestro mundo, y sin mas admirador que el mora-
plantado allá arriba sus tiendas; pero todos, y cada uno de dor de la Tierra.
ellos, han creído mas ó menos en la existencia de esos mun-
dos, para caer nuevamente en el tenebroso abismo de las ESTUDIO HISTÓRICO.

conjeturas. La certeza filosófica acerca de la pluralidad de


«Todo este universo visible, decía Lucrecio dos mil años
mundos no existe todavía; porque no ha sido fundada en el
há, no es el único en la naturaleza; preciso es confesar que
examen de los hechos astronómicos que la demuestren; por
hay en otras regiones del espacio, otras tierras, otros seres,
esto se ha visto á escritores de reconocida fama encogerse de
otros vivientes.» Al empezar por estas fundadas palabras del
hombros al oir hablar de las tierras del cielo, sin que se les
antiguo poeta de la naturaleza las consideraciones que han
haya podido contestar con hechos y rebatir gloriosamente la
de tener por única base los datos positivos de la ciencia mo-
futilidad desús raciocinios.
derna, no ha sido nuestra intención apoyarnos en el testi-
Aunque esta cuestión parezca á algunos de alta impor- monio de la antigüedad para establecer nuestra doctrina,
tancia filosófica, y esté rodeada de impenetrables misterios, sino para reunir en un mismo epígrafe el asentimiento de
y no sea en concepto de otros mas que un deseo natural de todos losfilósofosconrespecto á este punto. Sin embargo,
llegar á la investigación de lo desconocido, nosotros la con- antes de demostrar por medio de la astronomía la habitabi-
sideramos del dominio de la filosofía, y por lo tanto como lidad real y patente de los mundos planetarios, creemos útil
una de las mil ruedas que contribuyen á dar movimiento á trazaren algunas páginas la historia de la pluralidad de mun-
3í 17
dos, á fin de demostrar que todos los adalides del saber y de Esta creencia íntima que nos muestra «n el universo uq
la filosofía se han agrupado con entusiasmo bajo la bandera vasto imperio, donde se desenvuelve la vida bajo las formas
que vamos á defender,—Ha dicho un ilustre escritor acerca mas variadas, donde millares de seres tal vez viven simul-
del objeto que nos ocupa, que no es ninguna recomendación táneamente en la estension de los cielos, parece datar de la
para una teoría cualquiera el fundar su origen en la anti- época en que fué puesto el hombre en la Tierra. Es debida
güedad , porque la opinión contraria podría pretender tam- al primer mortal que, dedicándose con la buena fé de una
bién la misma ventaja. No participamos de esta opinión; alma sencilla y estudiosa á la dulce contemplación de los
porque si bien es cierto, como se verá, que nuestra doctri- cielos, mereció comprender aquel elocuente espectáculo. To-
na ha sido enseñada por todos los grandes filósofos anti- dos los pueblos, y particularmente los indios, los chinos y
guos, no es probable que aquellos mismos filósofos, igno- los árabes, han conservado hasta nuestros dias tradiciones
rando lo que decian, hubiesen emitido ideas contrarias á las teogónicas que revelan entre los dogmas antiguos, el de la
que de ellos mismos sus historiadores nos han trasmitido. pluralidad de habitantes en los mundos que resplande-
Debemos por lo tanto creer que, lejos de no haber tenido cen sobre nuestras cabezas; y remontándonos á las prime-
sino raros campeones en épocas remotas, no han faltado ras páginas de los anales históricos de la humanidad se
nunca á esta causa heroicos defensores que han ocupado el halla esta misma idea, ora religiosa por la trasmigración
primer puesto en la historia de las ciencias; y que no ha si- de las almas y su estado futuro, ora simplemente astronó-
do debida su doctrina al espíritu de sistema ni á opiniones mica por la habitabilidad de los astros. Para atenernos á este
efímeras de sectas y partidos, sino que es innata en el alma último punto de vista, único que podemos considerar aquí,
humana, y que en todas las edades y pueblos, le hadado y á la antigüedad histórica y clásica, que es la sola que po-
el estudio de la naturaleza desenvolvimiento en el espíritu demos estudiar con algunas probabilidades de certeza, em-
humano. Cualquiera podrá pues, sin temor de perder el pezaremos por demostrar que el Egipto, cuna de la filosofía
tiempo en una ocupación pueril, indigna de los trabajos asiática, habia enseñado á sus sabios esta antigua doctrina.'
del entendimiento, consagrar con nosotros algunas horas á Tal vez los egipcios no la hacían estensiva entonces mas que
este estudio que , nos ha de demostrar al hombre en relación hasta á los siete planetas principales y á la Luna, á la que
con la naturaleza entera, y nos dará á conocer el verdadero daban el nombre de Tierra etérea, pero sea de esto lo que
rango que ocupa en el orden de las cosas creadas. Tal es el fuera, es lo cierto que profesaban públicamente ésta creen-
objeto de nuestras consideraciones sobre la pluralidad de cia. (1)
mundos. La mayor parte de las sectas griegas la enseñaron,
Para conocer el origen de esta admirable doctrina, y sa- fuese indistintamente á todos los discípulos, ó ya en secreto
ber á que móvil somos deudores de esta maravillosa con- y tan solo á los iniciados ^n la filosofía. Si las poesías atri-
cepción de la inteligencia humana, nos bastará trasladarnos buidas á Orféo $on realmente suyas, nadie puede dudar de
con el pensamiento á aquellas esplendentes noches en que que haya sido el primero en anunciar la pluralidad de mun-
el alma, á sola» con la naturaleza, medita pensativa y silen- dos. Está implícitamente encerrada esta doctrina en los ver-
ciosa bajo la inmensa bóveda del cielo tachonado de estre- sos órficos, donde se dice que es cada estrella un mundo; y
llas. Allí mil astros perdidos en las lejanas regiones de la particularmente en estas palabras conservadas porProclus:
inmensidad derraman sobre la Tierra una dulce claridad que « Creó Dios una Tierra inmensa, á la que dan los inmortales
nos revela el verdader punto que ocupamos en el universo; el nombre de Selena, y á la que los hombres llaman Luna >
allí la idea misteriosa del infinito que nos rodea, ros aisla de la cual contiene un gran número de moradas, montañas y
toda agitación terrena, y nos conduce, á pesar nuestro, á ciudades.»
aquellas vastas regiones inaccesibles á la debilidad de nues- El primero de los griegos que llevó el nombre de filóso-
tros sentidos. Absortos en un vago arrobamiento, contem- fo j Pitágoras enseñaba en público la inmovilidad de la
plamos aquellas perlas centelleantes que tiemblan en el Tierra y el movimiento de los astros en su derredor como
triste y melancólico azur, seguimos á aquellas estrellas viaje- centro único de la creación, mientras que declaraba á los
ras que surcan las playas etéreas, y alejándonos con ellas principales adeptos de su doctrina su creencia en el movi-
en la inmensidad, vamos errantes de mundo en mundo en miento de la Tierra como planeta y en la pluralidad de mun-
lo infinito de los cielos. Pero la admiración que escitaba en dos. Mas tarde, Demócrito, Heráclito, yMetrodoro deChio-,
noso'tros la escena mas conmovedora del espectáculo de la los mas ilustres de sus discípulos, propagaron desde lo alto
naturaleza, pronto se trasforma en un sentimiento de triste- de su cátedra la opinión de su maestro que, no tardó en ser
za indefinible, porque somos estranjeros en aquellos mun- la de todos los pitagóricos y de la mayor parte de los filósofos
dos donde reina una soledad aparente y no pueden procu- griegos. (2) Filolao, Nicetas y Heraclides fueron los defen-
rarnos la impresión inmediata por la cual la vida nos une á sores mas ardientes de esta doctrina; llegando hasta preten-
la Tierra. Sentimos en nosotros la necesidad de poblar aque- der el último de ellos que era cada estrella un mundo que
llos globos en apariencia olvidados por la vida, y buscamos tenia, como el nuestro, tierra, atmósfera y una inmensa
en aquellas playas eternamente silenciosas y desiertas, mira- estension de sustancia etérea.
das que correspondan á nuestras miradas. Del mismo modo
un audaz navegante esploró por mucho tiempo en sueños Losfilósofosde la escuela jónica, cuyo institutor Thalés
los desiertos del Océano, buscando el suelo que le habia si- creia á las estrellas formadas de la misma sustancia de la
do revelado, penetrando con su mirada de águila las mas Tierra, perpetuaron en su seno las ideas de la tradición
vastas distancias y atrevesando audazmente los límites del egipcia importadas á Grecia. Anaximandro y Anaxime-^
mundo conocido, para perderse al fin en las llanuras inmen- nes, sucesores inmediatos del jefe de escuela, enseñaron
sas en que el Nuevo Mundo estaba asentado desde períodos la pluralidad de mundos, cuya doctrina fué dada,á cono-
seculares. Se realizó al fin su sueño. Desvanezca el nuestro cer mas tarde en toda la Grecia por Aristarco, Leucipo y
las sombras del misterio que le envuelven todavía, y en el otros. «Hasta en aquellos tiempos antiguos, dice Bailly,
buque del pensamiento subiremos á los cielos para buscar en fué adoptada esta opinión por todos los filósofos que tu-
ellos nuevos mundos. (11 nalllY. Historia de la Astronomía antigua.
1%) Fabriciu, BibKotheca grceca. etc.
ni s
•vieron bastante genio para comprender cuan grande y dig- defendido con menos ardor la incorruptibílidad de los cie-
na era del autor de la naturaleza. Anaxágoras enseñó la los, única razón, como lo observa el mismo, que le impi-
habítabilidacl de la Luna como artículo de doctrina filosó- dió admitir otras tierras y otros cielos; y que no pudiendo
fica , añadiendo aun que contenia como nuestro globo por lo mismo poblar los astros, creyó deber divinizarles ,
aguas, montes y valles. (1) Decidido partidariojdel mo- penetrado como estaba de la idea de que participan cuantos
vimiento de la Tierra, despertó su opinión contra él nu- estudian la naturaleza, estoes, de que la infinita grandeza
merosos émulos y fanáticos; y por haber sostenido que era de Dios tiene, además de la Tierra , otros espejos en que
el Sol mucho mas grande que el Peloponeso, fué perseguido reflejarse.
y casi condenado á muerte; siendo su persecución como un El mas ardiente y celoso de los discípulos de Epicuro ,
preludio de la sentencia de Galileo, como si desgraciada- fué también uno de los defensores mas acérrimos de la plu-
mente la verdad hubiese de estar en todos tiempos oculta ralidad de mundos, siendo digno de notarse el que, según
á las miradas de los hijos de la Tierra. su sistema, solo eran las estrellas visibles simples emana-
Hacia la misma época, Petron de Himera, en Sicilia, del ciones del globo terrestre, por lo que tuvo que crear mas
que Hippis de Kege, poeta é historiador de los tiempos de allá de aquellos mundos un nuevo universo, invisible á
Xerxes hace particular mención, habia escrito una obra en nuestros ojos , y colocar en él otras Tierras, otras estrellas
la cual sostenía la existencia de 183 mundos habitados. Se- y otros habitantes. « Si los principios generadores, dice Lu-
gún Plutarco, habia llegado ya aquella doctrina algunos crecio, han dado origen á las masas de que salieron el cie-
siglos después hasta el mar de las Indias, donde era ense- lo, las aguas, la Tierra y sus habitantes, preciso es convenir
ñada por un venerable anciano que consagraba el tiempo también que en el resto del vacío los elementos de la ma-
de que podía disponer á la contemplación del universo, y teria habrán creado innumerables seres animados, mares ,
que, como él mismo decia, después de haber permaneci- cielos, tierras, y sembrado el espacio de mundos parecidos
do con las ninfas y los genios, solo una vez al año se en- al que se balancea en las hondas aéreas. Do quiera halle la
contraba en las orillas del mar Eritreeno, para oirá los inmensa materia espacio que la contenga sin obstáculos que
príncipes y ministros que iban á consultarle. (2) Cleombro- se opongan á su fuerza creadora, producirá la vida bajo
to, uno de los interlocutores del tratado de la Cesación de variadas formas; y si es tal la masa de los elementos , que
los Oráculos, de Plutarco, buscó por mucho tiempo con no bastarían á contarlos los seres de todos los tiempos , y
empeño á aquel filósofo bárbaro, por el que supo que habia si la naturaleza les ha dotado de las facultades que conce-
no solo un mundo, sino rna infu.idad de ellos, y que as- dió á los principios generadores de nuestro globo, es inne-
cendía su número á 183. Esta idea, que á pgmera vista gable que habrán producido aquellos elementos en las de-
parecía falta de sentido, procede de que aquel filósofo con- mas regiones del espacio otros mundos y otros seres. »
sideraba al universo como un triángulo cuyos lados eran Este trozo del poema de Lucrecio, que establece de un
formados por sesenta mundos y por un mundo cada ángu- modo tan preciso su opinión sobre la pluralidad de mundos,
lo; siendo el arco del triángulo el foco común y el centro de nos recuerda el trozo análogo del Anli-Lucrecio, poema del
la verdad. cardenal de Polignac, quien se propuso combatir con él á
Volvamos á la antigüedad histórica, demostrando que su adversario. Si bien es cierto que el poeta materialista
todos los epicúreos creyeron en la pluralidad de mundos. despliega con franqueza nuestra bandera, no lo es menos
La mayor parte de los discípulos de Epicuro no solo com- el que su espiritualista comentador, que le hace cruda
prendían los cuerpos planetarios entre el número de mun- guerra en todo el curso de la obra, participa sobre el punto
dos habitables, sino que creían hasta en la habitabilidad de que nos ocupa de las ideas de su antagonista. « Todas las
una multitud de cuerpos celestes diseminados en la inmen- estrellas, dice, son otros tantos soles parecidos al nuestro,
sidad del espacio. Metrodoro de Lampsaque, entre otros, rodeados como este de cuerpos opacos á los que comunican
decia ser tan absurdo el creer que no habia mas que un la luz y el dia. Los planetas que les acompañan pasan des-
mundo en el espacio infinito , como lo seria el suponer que apercibidos á nuestra vista, y la distancia de aquellas estre-
no pudiese crecer mas que una espiga en una fértil y vasta llas nos oculta la enormidad de su grandor. Pero si se con-
campiña. Lo propio decia Anaxarcoá Alejandro el Grande, sidera que los rayos de aquellos astros tienen la misma
admirado al saber que había tantos mundos, de los que solo propiedad que los del Sol, y que mirado este desde una dis-
uno hubiese logrado llenar con su gloria. Un gran número tancia igual á la que nos separa de las estrellas, nos pare-
de partidarios de la escuela de Epicuro, de entre los cuales cería tan pequeño como estas, i podrá creerse que sea dis-
deberemos en breve citar á Lucrecio, creyeron, no solo en tinto su objeto, y que brillen tan maravillosas antorchas
la pluralidad, sí que también en la infinidad de mundos. inútilmente en lo infinito ? La Divinidad no se limita á for-
Tales son Arquelao y Diógenes de Apolonies, quienes creían mar un solo ser de una misma especie, sino que hace brotar
ademas que era una inteligencia divina la que habia dis- á la vez del seno de su fuerza creadora una multitud de
puesto la formación y arreglo deJos cuerpos celestes; y Xe- seres iguales. Una misma causa debe producir siempre igua-
nofanes y Zenon de Elea, que reconocían la intervención les efectos.» No son las palabras del cardenal mas terminan-
de un Espíritu superior en el gobierno de la naturaleza, sin tes de lo que lo eran las que empleaba Laplace cincuenta
que su opinión empero difiriera tal vez mucho de la doctrina años mas tarde para demostrar su adhesión á nuestra doc-
de Espinosa. Finalmente, entre los antiguosfilósofosgriegos trina. Luego citaremos á aquel ilustr^eómetra ; pero pre-
cuyos nombres han llegado hasta nosotros, citaremos en apo- ciso es antes de llegar á nuestro siglo ver los nombres mas
yo de nuestra doctrina á Seleuco, Platón y á muchos de su célebres que figuran en la historia de las ciencias. No ape-
escuela, que como Alcinous y Plotino, enseñaron esta doc- laremos á la época del esplendor de Roma, en la que habia
trina de todos los siglos, de todos los pueblos y de todas las desaparecido toda la grandeza interior del alma ante los
religiones. Debemos observar así mismo que si Aristóteles escesos del placer sensual, para hallar partidarios de nues-
hubiese conocido el verdadero sistema del mundo, habría tra doctrina , así como tampoco recurriremos á los siglos
inmediatos á la calda del grande imperio y de la renovacton
(I) Plularchus, Bejiiíidítsp/iííosop/iorum, p.200. de los pueblos, por ser una época no menos azarosa. Sin
lí) Memoria de Bonaniy, Academia de Inscripciones y Bellas Letras, t. XI.
M 175 sf.
embargo, podríamos demostrar que ya en los primitivos del Sol; Nehemie Grew, en su Cosmología; Voltaire , en s u
tiempos del cristianismo hubo hombres de genio asaz in- novela titulada Micronugas; Marmontel, en los Incas; los
dependientes para proclamar en alta voz su opinión á favor principales autores de la Enciclopedia; Condíllac, BuíTon ,
de nuestra doctrina. Lactancio, comentador de Xenofonte, Nícholson , Bernardino de Saint-Pierre, Swedamborg y los
sostenía que la Luna estaba habitada y que los seres lu- espiritualistas de su escuela , Lavater y sus fisiognomonís-
nares vivían en profundos y estensos val.'es. Las observa- tas; y finalmente un gran número de poetas que, como el
ciones modernas demuestran que esta idea por adelantada inglés Young, Saint-Lambert y Fontanés, cantaron la gran-
que pareciese en la época de Lactancio, no por ello carecía deza del universo y la magnificencia de los mundos ha-
de fundamento, puesto que la atmósfera de la Luna, caso de bitados.
esistir, solo cubre los valles del satélite , y no puede per- Sin hacer mención de nuestro siglo, que hablaría aun con
mitir mas que en aquellos puntos la existencia tal como mas elocuencia que los anteriores á favor de nuestra causa,
nosotros la comprendemos. San Ireneo creía que los Valen- esperamos que esta serie gloriosa de nombres para siempre
tiniano, bajo los nombres misteriosos de Bythod y Edner, célebres en la historia de la ciencia y de la filosofía, no será
enseñaban el sistema de Anasimandro sobre la infinidad de en nuestras manos un vano é inútil paladión. Séanospermi-
mundos. Desgraciadamente para el adelanto de las ciencias tido pensar que si todos aquellos hombres ilustres no cre-
en general, y sobre todo, para el de nuestra doctrina en yeron disminuir la justa fama de su genio proclamando la
particular, el sistema erróneo de Aristóteles acerca la in- pluralidad de mundos, bien podemos nosotros, que acerca
corruptibilidad délos cíelos y la interpretación no menos de esto, no debemos abrigar ningún temor, defenderla mis-
errónea de la creencia antigua sobre la inmovilidad de la ma doctrina y poner de manifiesto en lo posible toda su
Tierra, cerraban los ojosa todo hombre deseoso de saber, y grandeza. « En verdad , decía Montaigne con mucha razón,
se opusieron á la marcha lenta de las conquistas del espíritu no puede comprenderse que Dios, omnipotente como es,
humano. La ciencia retrogradó. Llegó hasta á decirse que hubiese puesto límites á su fuerza creadora, i Y á favor de
el que creia en los antípodas se oponía formalmente á la quién habría renunciado su derecho? Nada mas verosímil,
verdad; y quince siglos mas tarde se condenó á aquel nada mas fundado que la pluralidad de mundos que nos
anciano, para siempre célebre , por haber hallado pruebas presenta la sana razón :
en los cielos que le indicaban el movimiento de la Tierra. Terramque et soiem, lunam mare, ctetera qu» suat,
Pero pasemos en silencio tales hechos, y recordemos tan solo Non esse única, sed numero magis innumerabili.
que la biblioteca mas rica del mundo, en la que se conser-
vaban los únicos archivos de los conocimientos humanos , « Los hombres mas famosos de los tiempos pasados lo
fué incendiada en aquella época , y que las mas poderosas creyeron , así como lo creen también muchos hoy dia, guia-
aspiraciones del pensamiento fueron sofocadas. Sin reanudar dos por la luz de la razoti. Nada vemos único en esta gran
el hilo interrumpido de nuestros autores, citaremos aquí los máquina; y ya que todas las especies se han multiplicado ,
nombres ilustres de los que desde el renacimiento de las le. no es probable que Dios hubiese hecho esta obra única sin
tras y las ciencias creyeron en la habitabilidad de los astros. destinarle una hermana, ni que se hubiese agotado en su
Según Fabricío, debemos contar en el número de los de- creación la materia de la forma, o
fensores de nuestra doctrina á Nicolás Cousa, al desgraciado « Soy de opinión, decia también el célebre filósofo Kant,
Jordano Bruno , Tico-Brahe, Tomás Campanella , Guiller- de que no es ya necesario sostener que todos los planetas
mo Gilbert, Renato Descartes y los cartesianos Galileo, Kep- están habitados, porque el negarlo seria un absurdo á los
1er, etc. Vemos en una obra filosófico-teológica que data ojos de todos, ó al menos á los de la generalidad. En el im-
de la época en que se modificaron las ideas generales acerca perio de la naturaleza, los mundos y los sistemas no son
del movimiento de la Tierra, un párrafo bastante curioso , mas que el polvo de soles respecto á la creación entera. Un
quo'creemos deber trasladar. Helo ahí: «Mas allá de este planeta es mucho menos relativamente al universo que una
mundo, esto es, allende el cielo empíreo, no existe cuerpo isla respecto al globo terráqueo. En medio de tantas esfe-
alguno; pero en este espacio infinito (si nos es permitido ras, no puede haber mas puntos desiertos é inhabitados que
hablar de este modo) en que nos encontramos. Dios existe los impropios para sostener los seres racionales que están en
en su esencia y ha podido formar infinitos mundos mas íntima unión con la naturaleza. Nuestra misma Tierra exis-
perfectos que el nuestro, como lo afirman los teólogos (1). tía quizás miles de años antes de que su constitución le per-
En el siglo xvii citaremos á David Fabricio, que por parén- mitiese tener plantas, animales y hombres. »
tesis, pretendía haber visto por sus propios ojos habitantes « ¿Es posible creer, añadía mas tarde L. G. Despréaux,
en la Luna; á Claudio Berigard, Hevelio, Otto de Guerike, que el Ser infinitamente sabio hubiese dotado á la bóveda
Pedro Gassendí, Antonio Reíta, Domingo González y Maes- celeste de cuerpos de tan prodigiosa grandeza , solo por com>
línes, Pascal en los Pensamientos, ai satírico y pensador placer nuestra vista, solo por procurarnos una escena mag-
Bergerac, al V. Kircher, autor del Iter extatkutn celeste , á nífica? ¿Habría creado esos soles innumerables al único fin
Hujghens, autor del Cosmotheoros; y á diferentes ingleses, de que los habitantes de nuestro pequeño globo contem-
sir Roberto Burton, Godwianus, el obispo Wilkínsíus, autor plasen en el firmamento puntos luminosos, que en su ma-
de la obra titulada « La Luna habitable », Nicolás Hill, Ja- yor parte nos pasan casi desapercibidos? Es imposible creer-
cobo Howell, Patterus, y el jesuíta Derham, autor de la lo así, si se atiende á que hay en toda la naturaleza una
Astro-Theologie. Y finalmente, veremosque en el siglo xvín admirable armonía entre las obras de Dios y los fines que
han defendido también nuestra opinión los filósofos, natu- se propone, y que sus inmortales obras no tienden sola-
ralistas y matemáticos mas célebres, tales son : Isaac New- mente á su gloría, sino también á la utilidad y goce de sus
ton, Tomás Burnet, Whiston, Bayle, Locke , Fontenelle, criaturas. ¿Es pues creíble que haya creado tantos astros
Kant, Jorge Cheyne , en sus «Principios de filosofía natu- sin producir también mundos que pudiesen gozar de su in-
ral »; Eimmart, en su Iconografía de las nuevas observacionesfluencia benéfica? No: esos millones de soles tienen cada
uno, como nuestro Sol, sus planetas particulares, y por esto
(I) OtrislophoH C'avii Bambergensis tn Sptueram Joannis de Sacro Bosco
CoToentaxms, p 72.
nos es dado entrever en torno nuestro una multitud incon-
M 176 X
cebible de mundos qae ofrecen un asilo i criaturas de di- ga á examinar aun con mas detención nuestra doctrina, y í
ferentes especies, y que, como nuestra Tierra, están po- afirmarnos mas y mas en la siguiente ¡dea, esto es: que los
blados de habitantes que pueden admirar y bendecir la hombres eminentes de todos los tiempos que se dedicaron
magnificencia de las obras de Dios. » al estudio de la naturaleza, estuvieron íntimamente conven-
Degeneraría nuestro estudio histórico en una relación es- cidos de su fecundidad prodigiosa y que comprendieron la
tensa y pesada, si tuviésemos que trascribir aquí todo lo que ceguedad de los que la circunscribían á nuestra única mora-
han dicho los hombres eminentes de todos los tiempos y paí- da. Si la autoridad del testimonio y el acuerdo de opiniones
ses en apoyo de nuestra tesis; así que procuraremos evitar- son la base déla certeza histórica, la doctrina que defende-
lo por no abusar de la indulgencia de los lectores que se han mos está apoyada en un argumento irrefutable, que ha sido
dignado seguirnos en nuestro'trabajo. Sin embargo, no po- por mucho tiempo la única base de la física, la astronomía
demos terminar aquí nuestro estudio sin citar las pala y lafilosofía.Pero no ignoramos que cuando se trata de doc-
bras emitidas por dos de los astrónomos mas ilustres que trinas especulativas, no son el gran número ni la autoridad
han visto los siglos, y á los que en verdad no podrá acusar- de los testimonios garantía bastante de certeza, y que es pre-
se de parciales defensores de las ideas místicas. Hé aquí lo ciso apelar á un detenido examen y no cejar hasta que se
que dicen en apoyo de nuestra opinión. iLa acción benéfi- llegue á la evidencia. Por esto nos contentaremos aquí con
ca del Sol, dice Laplace, da vida á las plantas y animales que asentar en apoyo de nuestras ideas la siguiente máxima: El
hay en la Tierra, y la analogía nos induce á creer que pro- estudio de la naturaleza engendra y arraiga en el espiritu del
duce los mismos efectos en los demás planetas; pues no es hombre la idea de la pluralidad de mundos.
natural pensar que la materia, cuya prodigiosa fecundidad Séanos dado examinar ahora la cuestión «mas curiosa é
vemos desenvolverse por tantos medios, sea estéril en un interesante de toda filosofía (1)»; la esplorarémos en todas
planeta tan enorme como Júpiter que, al igual que el globo sos fases, á fin de no vernos reducidos á unas probabilida-
terráqueo, tiene sus dias, sus noches, sus años, y en el que, des sin solidez, sino que, al contrarío, podamos adquirir
según todas las observaciones, hay cambios que indican una convicción profunda; espondrémos las causas que la po-
fuerzas muy activas.... El hombre, formado para la tempe- nen en evidencia, y apoyaremos tan solo nuestras observa-
ratura de que disfruta en la Tierra, no podría, según todas ciones en los datos positivos de la ciencia. Finalmente, crea-
las probabilidades, vivir en los demás planetas. Pero ¿pue- mos que nos será dado desvanecer ese antiguo orgullo del
de dejar de haber una infmidad de organizaciones relativas espíritu humano que pretendía hacer brillar en nuestra
á las varias temperaturas de los globos y los mundos? Si la frente la corona de la creación , cuando somos tan solo mi-
sola diferencia de los elementos y los climas ofrece tantas va- serables pigmeos al lado de ese gigante incomparable que
riedades en las producciones de la Tierra, ¿cuánto mas|no de- lleva el nombre de Poder creador.
ben diferir entre si las de los planetas y satélites?» «¿Con qué En el siguiente artículo, relativo á la parte astronómica,
objeto, esclama sir John Herschell, con qué objeto podemos consideraremos sucesivamente el conjunto del sistema solar
suponer que hayan sido sembrados inútilmente en la inmen- y de los astros que lo componen, la analogía ó desemejanza
sidad del espacio cuerpos tan magníficos? No habrá sido sin que reúne ó distingue á esos mundos entre sí, las condicio-
duda para iluminar nuestras noches, objeto que podría lle- nes de existencia que les caracterizan y el grado de habita-
nar mas cumplidamente una segunda Luna, sin tener ni una bilidad de nuestro globo. Trataremos luego de las órbitas
milésima parte del volumen de la nuestra, ni para brillar planetarias respecto de su ostensión y posición en el espacio;
inútilmente,'ó solo para engolfarnos en vanas conjeturas. y la escesiva exigüidad de la Tierra nos demostrará no ser
Son, en verdad, útiles al hombre como puntos permanen- esta mas que una humilde y pobre flor del rico jardín de la
tes á los que puede referirse con exactitud; pero seria pre- creación, y que el universo no perdería con su desaparición,
cisó que no hubiese dado ningún fruto el estudio de la as- mas de lo que perdería ella con la desaparición de un grano
tronomía , para suponer que sea el hombre el único objeto de polvo. Bajo este doble punto de.vista, podremos aducir
de los cuidados de su Creador, y no ver en el vasto y asom- razones y sacar consecuencias que elevarán á certeza filosó-
broso aparato que nos rodea, otras moradas para seres vi- fica la probabilidad de la pluralidad de mundos.
vientes de disfintas razas.»
La rápida ojeada histórica que acabamos de dar, nos obli- (t) fonlenene, Estudios sotreUpluralidad iemuniot

La Mesíada.

XIX.

En medio de los gritos de angustia délos condenados, ha- y_


timiento que no intenta penetrar, no habla Adán á los án-
bia oído Adán la dulce voz de Eva que, de pié en la cima geles y á los resucitados de aquella visión consoladora, cuyo
de una bríllante colina con los brazos tendidos, flotantes los solo recuerdo le sume en un vago éxtasis. Al fin, después
. cabellos y con los ojps anegados en llanto, jmploraba perdón de un largo silencio, continúa su relación de esta manera:
para sus desgraciados hijos. La plegaría salida de su cora- « Los ángeles de la muerte salieron del horizonte de los
zón maternal se había perdido en la vaguedad del infinito, cíelos, y nuevos agentes de la voluntad divina recorrieron
, sin que lograse oir Adán mas que el murmullo de las arpas en todos sentidos las playas de la resurrección; sus miradas
celestes, dulce murmullo que espresaba una tierna compa- penetraron hasta en lo mas compacto de la masa de muer-
sión, y luego un goce indefinible.... Dominado por un sen- tos que debían ser juzgados, y en voz áspera y breve les
X 177 IC
gritaron: ¡ Seguidnos 1 Y los muertos les siguieron, sombríos gel caído á levantar la cabeza, y todos los muertos fijaron
como los pensamientos de la destrucción; silenciosos como entonces en él sus miradas. Después de lanzar Abbadona un
los mármoles de sus tumbas; un serafín empero, de actitud hondo gemido, se postró, tendió los brazos hacia el Juez
grave y rostro severo, se presentó ante ellos, y les indicó Supremo, y dijo:
esta órdea del Juez Supremo: « Por fin ha llegado ya la última hora del tiempo, la hora
« Postraos y escuchad vuestra sentencia .» terrible que para mísera seguida de la noche eterna!...
Luego que estuvieron postrados é inmóviles como los pe- ¡Oh tú, que ocupas el trono celeste, permite que te con-
ñascos lanzados ai valle por una conmoción de la naturale- templen por viltima vez mis ojos inundados de lágrimas! Tú
za , el ángel se alejó en silencio. que tanto sufriste, dirige una mirada de piedad al fondo
«El mas amable de todos los discípulos, el que ya en la del abismo en que gimen tus criaturas, caídas en una sima
tierra habia comprendido todo el amor que encerraba la ley harto profunda para que pueda tu misericordia absolver-
de Jesucristo, se levantó de su trono de oro; todos los jue- las.... No te pido gracia por mí, porque solo el aniqui-
ces se inclinaron ante él cuando pasó para ir á revelar las lamiento total que me está reservado me atrevo á esperar;
acciones de los muertos que continuaban postrados en el pero dígnate al menos recordar que me creaste en otro
suelo, lanzando profundos gemidos. Juan les miró un ins- tiempo para la vida eterna.... quede para siempre vacío el
tante en silencio, dejando caer luego sobre ellos su palabra, puesto que ocupaba en los cielos; bórrense mi nombre y
terrible corno el rayo de Jehová,que sin herir todos los mis remordimientos conmigo, séame permitido desaparecer
montes ni serpentear sobre todos ¡os abismos, purifica el enteramente en lo infinito ¿Continúa inmóvil el rayo de
aire y lanza á lo lejos las nubes pestíferas. tu cólera?... ¿Veréme condenado á vivir? ¡Ah! si es así,
«Á todos os conozco, les dijo, pero solo voy á .dirigirme permíteme al menos estar solo en este peñasco sombrío ; la
á los mas culpables. No habéis tenido mas ídolo que vues- eternidad de pena me parecerá menos terrible , si puedo es-
tro propio mérito, al que elevasteis sobre la ley eterna y so- clamar almirar en torno mió: Vi en aquel sitio alzarse su
bre vuestra conciencia. Jamás invocasteis para vosotros la trono, y'en él adoré con mi pensamiento las llagas glo-
obra de la redención, porque os creísteis sin mancha, y juz- riosas que salvaron á la especie humana; desde allí los bien-
gasteis á vuestros hermanos que sufrían humildemente una aventurados se elevaron con Él á la morada de las bcatitu-
vida de lucha y de prueba. Desconocisteis la virtud silenciosa deseternas, déla que me desterró mi crimen para siempre.»
y modesta, prestando solo homenage á su sombra engañosa Apenas acababa de terminar sus últimas palabras, se
que ocupaba el trono de algunos reyes ó se presentaba ro- apoderó de Abbadona un sueño irresistible, y cayó sin mo-
deada de humanas grandezas. El nombre de la Providencia vimiento sobre la misma peña. Los ángeles fijaron una mi-
estaba siempre en vuestros labios, y sin eml argo, solo desea- rada suplicante en el rostro tranquilo y grave del Juez Su-
ba vuestro corazón los bienes de la tierra; unisteis á la dulce premo; toda la especie humana guardó un profundo .>ilen-
voz de la caridad cristiana el horrible acento del odio y de cio; rugieron amenazadoras las voces de la tempestad y el
la envidia; en apariencia vuestras acciones eran siempre trueno y una ansiedad penosa suspendió el movimiento en
puras, porque temíais el fallo de los hombres; pero nunca lo infinito. En medio de aquel estupor universal se despertó
reinó la paz del justo en vuestra alma, por no haber te.iido Abbadona, y al través de los cielos atentos, llegaron hasta
virtud para bendecir á vuestro enemigo, ni dar gracias ai él estas palabras:
cielo por los males que os enviaba. Heos aquí al fin ante el « Conozco todas m's criaturas; veo al insecto antes de ha-
Juez Supremo, que lee en los corazones, que premia ó cas- cerle nacer en el polvo; veo al serafín antes de haberle lan-
tiga los pensamientos.... Levantaos y contemplad los bien- zado al espacio; leo en todos los corazones; penetro todos
aventurados, á los que la humildad, la dulzura y el amor los pensamientos Abbadona , te separaste de tu Creador,
al prójimo, les han conducido al deseado puerto en que se de tu Padre, y claman contra tí las almas que me vi obli-
pagan con goces eternos los sufrimientos de un dia. ¿Ha- gado á rechazar, porque me abandonaron arrastradas por
béis pasado como ellos las noches en la oración y las lágri- tu ejemplo.»
grimas? ¿Habéis conocido como ellos la dicha inefable de no
El ángel caido crispa las manos con desesperación, y es- .
tener por testigos de una buena acción mas que al Juez Su-
clama:
premo? No, nunca pensasteis en implorar la misericordia
«Ya que te dignas reconocer aun á la masdesgraciada'de
del Salvador, por no haber creido que no pudiese haber
tus criaturas, ya que tu mirada sondea el horror de una
ante su justicia un ser puro y sin mancha. »
eternidad de remordimientos sin esperanza de, perdón, te
Mientras hablaba el noble Juan de esta manera, empezó apiadarás de mí y me borrarás para siempre del libro de la
la balanza á agitarse y si bien faltó á los muertos el peso ne- vida. Al llamarme á la existencia, me señalaste un puesto
cesario, no por esto fueron condenados á la noche eterna. éntrelos mas nobles de tus hijos, pero yo me hice indigno
Envolvióles el crepúsculo de la mañana, y en las profundi- de tanta dicha , de tan señalado beneficio; quiero no obs-
dades de la eternidad se formó un sol, que tarde ó temprano tante antes de mi desaparición saludar á todo cuanto has
se levantará para ellos. creado, quiero adorar por última vez tu pensamiento. Guan-
« Otros muertos que se hablan colocado á la izquierda del do apenas creados los cielos y los mundos se lanzaron á sus
Juez Supremo fueron arrastrados por los ángeles de la muer- eternas órbitas, cuando los ángeles esperimentaron el sen-
te hacia el abismo de la condenación, envolviéndoles mil y timiento de su ser y te rodearon sus innumerables legiones,
mil nubes sombrías en sus lúgubres senos. tú, que después de una eternidad de silencio y tristeza, aca-
En aquel momento el triste Abbadona se presentó en la babasde abriruna nueva eternidad al movimientoy la vida;
punta de una peña solitaria, quedándose inmóvil con los entonces, sí, entonces me creaste también á mí. Ignorando
ojos fijos en el fondo del abismo que mugia bajo sus pies. aun que existiese el sufrimiento, se dilataba mi alma eñ la
Uno de los ángeles esterminadores se dirigió hacia él; y al dicha de amar, y te preferí á todos los nobles espíritus con
rumor de su vuelo siniestro, se inclinó Abbadona para reci- que acababas de poblar lo infinito. La eterna salvación me
bir el golpe terrible que debía borrarle de la creación; pero amparaba con sus alas benéficas, y solo encontraba por do
viendo que no le heria el agente del Eterno, volvió el án- quiérsu mirada beatífica y su perfección; jcon quéarroba-
TOMO III. 23
178 K
miento contaba yo entonces la dicha de $er y de encontrar tu fuerza creadora, puesto que yo habia muerto, y era mi
en todas partes un amor que correspondia á mi amor! Para muerte eterna y acabas de crearme de nuevo. La eternidad
medir la duración de aquella existencia inefable, se abría que me devuelves me parece corta para pintarte mi amoi*y
la eternidad ante mí, y para contar mis dias empleaba las mi reconocimiento. Cielos y tierra, alegraos conmigo, pues-
obras de tu poder y de tu misericordia!... Disuelve pues to que ha dicho al dolor: Cesa, y á las lágrimas amargas de
ahora este espíritu inmortal, ya que se separó del fin para la desesperación y el arrepentimiento: Os he contado, sed
el que fué creado. Heme aquí, hiéreme, oh tú que me has en lo sucesivo la señal de las beatitudes celestes. ¡Gloria y
colocado en las mas tenebrosas simas dtl destino: ya que fui reconocimiento al Juez Supremo, al Hijo Eterno ,al prin-
en un principio uno de los testigos de tu amor, redúzcame cipio de amor y de misericordia!»
tu venganza á polvo.... » En aquel momento se hizo mi visión vaga y confusa, y
Dice, y se postra al pié del trono. Continuaba aun el si- solo oí ya murmullos lejanos, gemidos ahogados de los que
lencio reinando en los cielos y los mundos atentos no pro- no me fué dado penetrar el sentido; en medio empero de
rucian aun ningún rumor; cuando yo levanté temblando los aquellas imágenes indecisas, de aquellos sonidos quejum-
ojos hacia los tronos de oro. La palidez y las alteradas fac- brosos, tan pronto me parecía ver huir al tiempo con pas-
ciones de los mártires, me indicaron que ni uno solo de ellos mosa rapidez, como que se arrastraba lentamente con paso
sabia la suerte que estaba destinada al desgraciado Abbado- incierto y vacilante. Hablan trascurrido ya, en mi concep-
na. Los ángeles de la muerte continuaban teniendo suspen- to, algunos años, cuando se disipó la nube que oscurecía
didas sobre la cabeza de Abbadona sus espadas flamígeras, y mi vista, y volví á distinguir claramente el inmenso cuadro
con la vista fija en el Mesías, aguardaban áque con una mi- del último juicio.
rada, con un movimiento cualquiera, les indicase su vo- « El terrible resplandor del trono se habia convertido en
luntad suprema.». una luz benéfica que iluminaba suavemente las playas de la
Dominado Adán por el esceso de su emoción, cesa de ha- resurrección; nunca habia logrado abarcar mi mirada una
-biar; los ángeles y los resucitados lecontcmplan con inquie- eslension tan vasta. A una distancia que asombró mi pen-
tud por parecerles que pesa por segunda vez sobre él el sueño samiento, vi á los innumerables elegidos elevarse al santua-
de la resurrección; pero venciendo a! fín la sensación que le rio de los cielos: iban á su frente los primeros hijos de la
domina, continúa el padre de la especie humana su relación tierra que perecieron cuando en su justa cólera abrió el.
de esta manera: Eterno las cataratas del cielo sobre la cabeza de los suceso-
«Y oí palabr,as dulces como los consuelos que dirige una res del pecado y de la muerte que yo legué á mi infortunada
madre á su hijo querido, solemnes como los himnos de los raza. ¡Conque arrobamiento contemplaba á aquellas pri-
arcángeles; hé aquilas palabras que desde el trono del Eter- meras víctimas de mi falta que, después de tantos siglos ha-
no fueron dirigidas al ángel caído: blan gemido en un destierro tenebroso, y cuyas cadenas
« Vea Abdiel-Abbadona, ven, tu Salvador te llama.» acababan de ser rotas para siempre! Mientras que mi mirada
• Adán vuelve á callar; pero en breve el deseo de referir á y mi bendición les seguían de lejos, oí rugir á mis pies la
sus celestes amigos la dicha de Abbadona', le arranca de su voz imponente del trueno; vi que la tierra se estremecía y
éxtasis, y continua su relación de este modo: empezaba á disolverse, y que las esparcidas ruinas de la
«Le vi levantar su vuelo, rápido como el pensamiento y morada del anatema y de la muerte, se trasformaban en un
potente como la tempestad cuando lleva al Eterno en sus nuevo Edén, del mismo modo que el polvo de mis huesos,
inmensas alas; á medida que se va acercando al trono, to- formados con el polvo de aquella misma tierra, se habían
man sus facciones su beatitud primitiva, y se vé brillar en trasformado en este cuerpo inmortal que es ahora la cubierta
sus ojos aquella llama ardiente y pura que revela á los hijos de mi alma.
áe la luz, cualquiera que sea la forma que tomen." El dulce murmullo de la tierra resucitada resonaba aun
¥a Abdiel se habia separado de la legión de los serafi- en mis oidos; la claridad inusitada y benéfica con que bri-
nes para salir al encuentro de su hermano, al que no para llan todos los astros de lo infinito continuaba siendo aun el
hasta estrechar contra su corazón, produciendo entre tanto encanto de mis ojos, cuando habiendo alcanzado ya mi vi-
su corona de oro armoniosos sonidos. Ai fin tiene Abbadona sión los límites que el Salvador le señalara, ha desapareci-
•e] valor necesario para separarse de los brazos de su amigos do; y yo me he dirigido hacia vosotros, celestes amigos,
en el que vuelve á encontrar todo el amor, y arrojarse á los para referiros lo que he visto y oido. »
pies del Mesías, ün dulce murmurio llena entonces lo infi- Jesús ha descendido del monte Thabor; silencioso y pen-
nito, derraman todos los hienaventurados lágrimas de gozo, sativo se ha parado en las orillas del mar de Tiberiades,
y los sitios de oro de ios adoradores del trono se agitan dul- siendo tan solo visible para lOs ángeles que van á llevarle
cemente como las arpas de los ángeles custodios, cuando las mensages de todos los mundos de lo infinito. Aquellos ánge-
hacen vibrar sobre la cuna del hombre -nocente que acaba les se apartan y vuelven hacia él, para volver á partir go-
de nacer, ó sobre la tumba del santo que acaba de morir. zosos en vista de las misiones que les son confiadas, y que
Después de haber adorado por mucho tiempo en silencio por nosotros también serán objeto de alegría ó de temor,
al Redentor divino, le dirigió al fin Abdiel-Abbadona estas cuando nuestra alma, libre de su mortal cubierta, podrá
palabras: comprender al fin los secretos de la eternidad.
, «¿Qué nombre podré darte, á ti, que acabaste darme á Acaba de brillar para la tierra i^nuevo día, pero un velo
conocerla omnipotencia de tu misericordia? Hijos prímo- diáfano compuesto del fulgor del diamante y de la plateada
génitos déla creación, y vosotros todos, los que debéis al luz de la luna, suaviza el resplandor de sus rayos nacientes.
sacrificio de la redención el patrimonio de la luz, decidme, Una calma profunda reina en toda la vasta región, que el si-
¿quién de vosotros me ha llamado, cuál es la voz que ha lencio roza y santifica con su misterioso soplo; del seno de
pronunciado mi nombre?...¿Nada mecontestais?... ¡Luego los vapores rojizos que no pueden aun levantarse sobre la
era la tuya, Salvador divino, Cordero sacrificado. Juez Su- superficie de las aguas en que están dormidos, sale furtiva-
premo, manantial inagotable de todas las beatitudes !... No mente un barquichuelo lleno de nobles y piadosos amigos.
ha debilitado la última hora del tiempo en lo mas mínimo Simón Pedro está de pié y mira con interés la red que dU_
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rante la noche que acaba de trascurrir, tantas veces ha ar- w Y si yo quiero que se quede hasta que yo vuelva, ¿qué
rojado en vano á aquellas aguas en que tanto abundan los te importa? » contesta Jesús.
peces; Bartolomé, sentado á su lado, deja caer entre am- Todos los discípulos le pierden de vista, desapareciendo
bas manos su cabeza encanecida por los años; sumido en Jesús como las olas del mar á la vista inquieta del nave-
Dna tierna meditación, se apoya Lebeo en su remo, y bri- gante.
tta en sus miradas una celeste alegría. Nótase una sereni- Después de un corto silencio, Simón Pedro esclama con
dad dulce y tranquila en el rostro dé Nathanael, porque la la satisfacción mas viva:
certeza de la resurrección del Cristo le ha consolado de la «Sí, pronto moriré como él; pero tú, Juan, eres in-
muerte de María; el noble Santiago eleva sus pensamientos mortal. »
al cielo; y solo piensa Juan en Jesús, por estar todos sus Y los discípulos felicitan al amable Juan por aquel favor
afectos circunscritos en la tierra, mientras continúe el inaudito, del que todos le reconocen digno. Él solo ha com-
Maestro divino santificándola con su presencia. prendido el sentido verdadero de las palabras del Cristo; pero
Se acerca el barco á la orilla, y los discípulos aperciben en vano procura desvanecer el error de sus hermanos que,
al Mesías que se pasea por ella lentamente; no le conocen , tan felices por la inmortalidad de Juan, como por el marti-
pero su noble actitud y la majestad de sus facciones les ad- rio que les está destinado y que aguardan con santa impa-
mira vivamente, y no paran hasta comunicarse el mutuo ciencia, entran nuevamente en su barquilla y van á distri-
asombro que su vista les causa. Jesús levanta la voz y les buir el pescado que les queda entre aquellos pescadores
dice si podrían procurarle algún alimento; pero losdiscípu- desgraciados que, en vano han estado toda la noche tirando
los guardan silencio, porque aunque han pasado la noche sus redes.
pescando, no han cogido pez alguno. Compadecido del do- Los soles se levantan y se ponen, y sin embargo el juicio
lor que les causa ei no poder complacerle, les aconseja el del Salvador continúa, son cada vez mas frecuentes las ór-
Mesías que tiendan la red hacia la derecha de la barquilla ; denes que dá á sus querubes, y los agentes de su voluntad
apenas acaban de obedecer, vieron de tal modo la red llena divina abren y cierransucesirameote ^1 libro de la yida, qae
de peces, que soloá duras penas lograron sacarla del agua. solo raramente despide la dulce claridad con que brillan las
Sorprendidos al ver tan rica pesca, fijan Tomás y Lebeo sus páginas de los escogidos. Los decretos del Jxiez Supremo
miradas en el desconocido, revelando sus facciones una hieren como el rayo y disipan las tinieblas de lo porvenir,
dulce esperanza; pero Juan ha conocido ya al Salvador , y como desvanecen los rayos del sol las sombras de la noche.
un grito de alegría y el nombre de Jesús se escapa de sus . Fieles á su santa misión, los testigos del Cristo han ido
trémulos labios. de cabana en cabana, de valle en Valle, diciendo que ha re-
Al oir Simón Pedro aquel nombre querido, se arroja alas sucitado; que los muertos han salido de síis tumbas para es-
olas y alcanza la orilla, en la que no tardan en saltar sus plicar aquel misterio de los cielos; que el mismo Jesús se ha
amigos y rodean á su Maestro, contemplándole con santo aparecido ya á muchos de sus elegidos, ^ que se presentarla
arrobamiento. El Mesías les señala algunos panes y un fue- en el monte Thabor ante quinientos (ietes reunidos; por lo
go para freír los peces que ha cogido Simón Pedro; en po- que todos los amigos del Cristo se dirigen en tropel al monte
cos instantes arreglan la>.comida, se sientan todos ellos un sagrado. i
derredor de la hoguera, y por segunda vez desde la dolorosa Ya numerosos grupos defielescubren las laderas del Tha-
noche que precedió á su muerte, el Mesías bendice el pan bor en todoslos puntos donde proyecta el cedro su protec-
que ofrece á sus discípulos. tora sombra. Lázaro los cuenta y les dice : , .•
Terminada la comida, Jesús se levanta, indica á Simón «Solo sois doscientos y es mucho mayor el número de
Pedro que le siga, se adelanta con él á lo largo de la ori- los convocados; cuando estarán todos reunidos, los bien-
lla, y le pregunta con voz solemne: aventurados que el Cristo quiere iluminar con un rellejoide
, «Gefas, ¿me amas? ¿es á toda prueba el afecto que me su divinidad, derramará entonces sobre nosotros la copa de
tienes?» su misericordia. Mientras aguardamos aquel instante feliz,
Alo que contesta Pedro: / cantad, hermanos, cantad algunos salmos á la gloria de]
«Tú lo sabes, Maestro, tú que lees en todos los cora- Salvador.»
zones. » María se levanta,.y dice: ,
« iPor qué tardas pues tanto? Haz pacer á mis corderos. » « Nuestra madre común ha querido honrar demasiado á
Luego repite por dos veces la pregunta que acaba de di- una simple mortal al dignarse permitirme entonase con ella
rigir al discípulo, que, contesta á ella con honda tristeza : el himno de los cíelos; pero ahora puedo sin'temor unir mi
«Tú que todo lo sabes, ¿puedes dudar aun de mi amor, voz á la de los amigos que el divino Resucitado ha dejado
de mi abnegación sin límites?» en la tierra. Ven, pues, querida Magdalena, y glorifique-
Y Jesús repite: mos juntas al Hijo del Eterno. »
« ¿Por qué tardas pues tanto? Haz pacer á mis corderos. .. Contesta Magdalena : .:
Eres joven, por lo que puedes ceñir la espada y dirigir tus «Gustosa te:obedezco, Madre bienaventurada que oiste
pasos según tu voluntad ; pero, cuando la edad haya debili- los cantos de los serafines cuaado celebraban el nacimiento
tado tus fuerzas, otro te pondrá eJ cinto y te conducirá ape- del Niño de Belén, tú que oiste los acordes del arpa de Eva
sar tuyo. En verdad te lo digo, ¿por qué tardas tanto en que, descendió hasta tí para iniciarte en la gloria inmortal
seguir mis huellas ? » que te estaba reservada. Canta, y los débiles acentos de
Como comprende Pedro el sentido de aquellas palabras, Magdalena te seguirán de lejos. »
sabe ya que debe morir por la gloria de su Maestro, é inun- María agita las cuerdas de su salterio, y canta de esta ma-
da desde entonces su alma una dicha inefable. nera:
El discípulo que, durante la comida de la nueva alianza, « Los ángeles del cielo celebraron ál ¡Niño recién nacido ;
se habia apoyado en el hombro de Jesús, le sigue de lejos : el Niño lloraba, y glorificaron los ángeles sus primeras lá-
Pedro levé, y pregunta al Mesías si también Juan alcanzará grimas. » ., ,. >
en breve el martirio. Y contesta Mgdalena; •
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«Yo, la mayor de las pecadoras, caí á sus pies, y mi ar «Y yo también te amo mucho, Porcia; pero mas te
repentimiento me valió el perdón de Aquel cuyas primeras amaré aun cuando los cedros y las palmeras del cielo nos
lágrimas glorificaron los coros celestes. procuren fresca sombra, y cuando la primavera eterna nos
« I Ah I querida Magdalena , no eran lágrimas, era la san^ inunde de suaves perfumes. »
gre que inundaba su rostro cuando sufrió por nosotros en el José de Arimathea y Nicodemus les alcanzan y dirigen el
valle de Getsemaní. » saludo de paz y de amor que les ha enseñado el Maestro
«¡Ah! esclama María, al ver que Jerusalen iba á perder- divino, sin dejarles hasta hallar á las santas mugeres.
se, lloró de nuevo por la ciudad santa, y llamó por última Al ver á la noble romana, la madre del Mesías dirige á
vez á sus obcecados hijos. Pero lejos de ir estos á guarecerse su Hijo este canto de reconocimiento.
bajo sus alas, gritaron en los pórticos del palacio de Gaba- « Tu misericordia es sin límites, Salvador del mundo. In-
tha: ¡Caiga su sangre sobre nosotros y sobre nuestros hijos! numerable y gloriosa será la comunión de la nueva Jerusa-
El Góigotase embebió aquella sangre sagrada, y los infier- len : las mas altas montañas les servirán de base, y las
nos se estremecieron por haber comprendido que acababa de estrellas del cielo serán sus antorchas. Lánzate, vuela pen-
ser redimida la especie humana. Mi pensamiento se eleva samiento mió á sondear los abismos del porvenir; ya inunda
gozoso á los cielos, á los que e\ breve se elevará el Salvador mi alma una dicha inefable, por ver á los fieles convertirse
enloda su gloria; pero no puedo apartar los ojos del altar de arbusto eti árbol frondoso cuyas ramas cubrirán la faz de
en que su cabeza coronada de espinas se ha inclinado-sobre la tierra, ¡qué infinita es tu misericordia, divino Resu-
su pecho, que había exhalado ya el último suspiro. citado! »
«Piensa Magdalena en que nos ha prometido presentarse Calla María poseída de un éxtasis santo, cayéndole el sal-
en medio de nosotros. Ven, ven pues, ya que aguardamos terio de sus trémulas manos.
con santo terror y con un placer celeste tu llegada. » Mas de quinientos escogidos, futuros mártires todos ellos,
Y Magdalena repone con mas fuerte acento : se han reunido ya en el monte Thabor; Lázaro los cuenta
« Ven , tú que dispiertas los muertos ; ven, tú que das la de nuevo, y les dice con el acento de la inspiración celeste:
vida! Nuestras ávidas miradas te buscan en los valles y « Herederos de la luz, vosotros, á quienes el divino Me-
montes de la tierra, y hasta te buscan en las nubes del cie- diador ha convocado en el monte de la Trasfiguracion , ten-
lo ; llega, llega cuanto antes, ya que tu joven comunión te dréis una dicha que no me es concedida á mí, la de derra-
espera, como la desposada espera á su amado. Comuniones mar vuestra sangre por él; yo os precederé en lo alto, para
venideras, cuando hayáis entrado en la vida de prueba, plantar las palmeras con cuyas hojas entretejerán los án-
avanzad sin temor hacia el sepulcro, porque ya os desper- geles vuestras coronas inmortales. Gloria á tí, oh divino
tará el arbitro supremo de la vida; así pues, recorred vues- Mediador, por la misión que me reservas; gloria á tí, oh
tro camino con la corona de ciprés en la mano y los himnos Mediador divino , que destinas tus primeros elegidos á una
de triunfo en los labios. » vida de prueba y á una muerte cruel, á fin de que fortifi-
E interrumpiendo su canto, esclama : cados con aquel sangriento testimonio, crean en tí tus hijos
«Mirad, mirad amigos como se llenan de peregrinos to- venideros, sin que nuevos mártires tengan necesidad de
dos los senderos del Thabor; la nube de polvo que levantan atestiguarles tu poder y tu gloria.»
sus pies aumenta y se acerca. Ya acuden todos los convo- Dice, hace reunir los fieles y manda á los siete mas jó^
cados á contemplar al Hijo del Eterno, que su Padre vá á venes de entre ellos que vayan por pan y vino, á fin de cele-
glorificar.» brar por última vez con ellos la fraternal comida de la nue-
Y continúa María el salmo que el placer ha hecho inter- va alianza.
rumpir á Magdalena: Los jóvenes se apresuran á obedecer, losfielesse postran,
«Sí, el Eterno ha glorificado á su Hijo, á fin de que su los ángeles y los resucitados van á ponerse entre ellos, in-
Í<jven comunión se procure al verle con todo el esplendor de fundiéndoles aquel santo terror que se manifiesta por medio
un Dios, la fuerza de que necesita para desafiarla espada de de piadosas lágrimas.
dolor y persecución que tiene suspendida sobre su cabeza. » Cuando ve Lázaro á sus pies el pan y el vino, levanta las
Mientras que la madre de Jesús y Magdalena cantan de manos al cielo, y pronuncia en alta voz la oración siguiente:
este modo, los ángeles y resucitados, invisibles para los «Hijo del Eterno, en el momento en que uno de los tu-
mortales, acaban de reunirse con ellos. yos acababa de delatarte, de venderte, tomaste pan y le
Eloha, apoyado en su arpa de oro, ha escuchado atento presentaste á tus discípulos diciéndoles: Tomad, este es mi
la dulce voz de María, y David, de pié junto á él, ha su- cuerpo que inmolo por vosotros; luego alzaste la copa en que
plicado al Salvador que acceda al fin á la tierna plegaria de bebieron todos; y les dijiste: Esta es mi sangre derramada
su madre. por vosotros, la sangre de la nueva alianza. Cada vez que co-
Es cada vez mayor el número de fieles; los enfermos que meréis de este pan y beberéis de ese vino, haccdlo en memoria
el Cristo ha curado y los muertos que ha resucitado, acuden mia. »
presurosos unos en pos de otros. Beor y Dilean, Joel y Sam- Y los fieles reciben de manos de Lázaro el símbolo sagra-
ma, Berbeson, Bethoran y Tabitha, Esteban y José suben do del sacrificio de Cristo, y, fortificados por aquel alimen-
lentamente á la cima del monte Thabor, y sus ángeles cus- to del alma, se escitan mutuamente para seguir con valor y
todios les siguen llevando las coronas que la eternidad les perseverancia el santo camino llen»de angustias y dolores
destina. El joven Nefthoa va delante de Porcia, y siembra que se abre ante ellos. Luego continua Lázaro desenvol-
á su paso tiernas hojas y flores medio abiertas, volviéndose viendo de este modo el germen de exaltación que ha hecho
de vez en cuando hacia ella para mirarla y sonreirle con todo penetrar en^us corazones.
el candor de la inocencia. Porcia, que no ha tenido la dicha « El Cristo, dice, ha sufrido mas insultos, oprobios y tor-
de ser madre, cree haberle sido enviado por el cielo el ama- mentos que no sufrirá ninguno de vosotros, y terminó ya
ble niño que la guia, y esperimenta un dulce consuelo. su obra, cuando vuestra alma abrasada esté á punto de des-
«¡Qué hermoso es el camino qué me haces seguir, y fallecer en las angustias del martirio, apagará su sed la co-
cuanto te amo, ángel mió! » le dice. pa de la nueva alianza.... Salúdame, madre feliz, como el
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áoge] del Señor te saludó á tí un día, cuando te anunció el las mas bellas flores que crecen en la cumbre del Thabor y
nacimieuto de tu Hijo divino, porque quiero ir á reunirme se aleja á paso lento. Los fieles le siguen en silencio, vol-
con él. También vosotros os le reuniréis mas tarde, y be- viéndose á cada paso hacia la tumba cubierta de flores sin
beremos con él en el rio de la vida eterna.... ¿Cuándo sona- derramar ni una lágrima: han visto al Cristo , y la muerte
rá mi última hora? ¿Cuándo veré entreabiertos los cielos, y no es ya por ellos mas que un beneficio, y la tumba una
á Jesús sentado á la diestra de su Padre?... Apiádate de nos- puerta que conduce á la vida eterna. .
otros, Mediador divino, tú, á quien yo abandoné, mien- Los setenta se han separado á la vez del monte sagrado de
tras que por mí, que por nosotros todos, cubría un sudor la Trasfiguracion , y juntos llegan también á un bosque de
de sangre tú rostro humillado en el polvo de Gethsemaní...i palmeras situado al pié del monte; en él encuentran á los
Ya que me has condenado á morir dos veces, haz venga discípulos que no han estado en el Thabor, y les refieren
pronto ese segundo sueño que ha de sefiuir tan de cerca á con palabras de fuego todo lo que acaban de ver. Exaltado
la mas hermosa de todas las mañanas. ¿Dónde están los án- al oir su relación, Santiago hijo de Zebedeo, esclama con
geles que han sido enviados á la tierra para cantar la gloria entusiasmo:
del Mesías? Que vengan á unir sus voces á la mia.... Las ti- « Nosotros también le veremos en toda su gloria; vendrá
nieblas se disipan, la noche va desapareciendo á mi vista, así y quiero sallrle ai encuentro. »
como también á la tuya Elkaiían, y á la de todos los que ' En vano sus amigos procuran detenerle, pues sube ya el
sufren con paciencia, para atestiguarla gloria del Salvador monte con paso rápido; al llegar junto á un peñasco que se
á todos los hijos de la tierra...» inclina sobre el valle, se postra, levanta los brazos al cielo
María le interrumpe, y esclama: y esclama :
« Hijo del Eterno , y o te di á luz, yo canté tu muerte, yo « Salvador divino, no te vuelvas aun al lado de tu Padre,
canté tu resurrección en la tierra; ¿cuándo le dignarás lla- porque tengo antes necesidad de contemplarte. Si he en-'
marme á tí, para que pueda cantar tu gloria en los cielos?» contrado gracia ante tí, dígnate pasar junto á este peñasco;
Jesús les haoido, se complaceen su éxtasis santo, y cuan- yo me retiraré al fondo de la caverna que él tiempo ha abier-
do se presenta á su vista, suceden las realidades del cielo en to en sus laderas, y mis ojos t'' seguirán de lejos.
el corazón de los fieles á las arrebatadoras esperanzas de Al terminar su súplica, ya el Cristo está á su lado; le ben-
lafé. dice, le hace levantar ) desciende con él hasta el bosque de
Asi como después de una larga escursion al través de ar- palmeras. Los apóstoles le aperciben de lejos; nunca se les
dientes arenales, no cree el viajero poder apagar la sed en habia presentado tan resplandeciente: quieren saiirle al en^
el puro manantial que la Providencia le ofrece, asi los ojos cuentro,pero un ángel les manda detenerse. Obedecen, y.
de los discípulos y de las santas mujeres, fijos en el rostro en su arrobamiento se dirigen mutuamente estas preguntas-
del Mesías no saben separarse de aquel manantial de beati- confusas : '
tudes celestes. Al fin rompe Jesús el silencio, y les dice: «¿Te acuerdas del dia , en que viles ase.Mnos le cargaron
« Sea la paz con vosotros, hijos mios. Hay en la casa de de hierros sacrilegos en nuestra presencia?... ¿No fué con
mi Padre moradas apacibles, voy á hacerlas disponer para esa brillante túnica blanca que le espuso Heredes al escar-
vosotros, porque quiero que después de vuestra muerte es- nio del pueblo?... ¿Va ya á subir al cielo? La hora de la:
téis junto á mí. Si me amáis observad mis mandamientos, separación, la mas cruel, la mas terrible de las horas, ¿ha-r
y yo rogaré á mi Padre por vosotros, á fin de que os envié brá sonado ya ? A mis ojos los montes y colinas se estreme-
el espíritu de verdad: ya veis que no os abandono, como la cen de dicha, los bosques ostentan colores mas vivos, él dia
madre abandona al morir á sus pobres huérfanos. He vuelto es mas resplandeciente y mas puro el azur del cielo, todas
á vuestro lado porque os amo y seré vuestro guia hasta que las beatitudes de los inmortales inundan mi alma , y vosotro»
entréis en el goce de la vida eterna; me revelaré á todo el lloráis....»
que me ame y siga mis mandamientos. » De pronto sella el respeto sus labios; está el Cristo entre
Los ojos de Elkanan acaban de abrirse á la luz: vé al Me- ellos, y les dice :
diador, se postra, y le adora. Jesús continua hablando á los «Sea la paz con vosotros, hijos mios. En breve dejareis
suyos: de verme acá en la tierra; ya no compartiré mas con vos-
« Yo soy la viña de la vida, vosotros las cepas y mi Padre otros la miel y los frutos que con tanto placer me prepara-
el viñador que cortará la que no produzca ricos y bellos fru- bais; pero en las alegres moradas de la paz eterna hallaréis
tos; os he elegido á vosotros para que produjerais los mejo- de nuevo á vuestro Mesías, y celebraréis con él y con los
res frutos de la eternidad. Quiero repetiros el único man- padres de la nueva alianza, otrasfiestasque no turbarán uin*
damiento que os lego. Amaosmtos ú otros y mi paz será con guna idea de separación. » >
Yosotros; mi paz que es mas preciosa que la de la tierra, En medio de los numerosos testigos de su magnificencia,
puesto que os dará la fuerza necesaria para soportar el odio que se han arrodillado en el polvo ,el Cristo se postra y ora:
y las persecuciones, porque seréis odiados y perseguidos co- «Ha llegado, Padre mió , el instante en que debia pre-
mo yo lo he sido. » sentarse tu hijo en toda su gloria. Me confiaste todos tus hi-
Desaparece el Redentor después de haber pronunciado jos mortales para que les despertase para la vida eterna,
aquellas palabras. que consiste en conocerte y servirte. Te he glorificado en la
Pasado su arrobamiento , ven los fieles al joven Neftoaen tierra, he cumplido tus decretos; devuélveme pues la co-
el sitio que ocupaba el Mesías; pareciendo estar sumido el rona que he de ceñir á tu diestra y que me pertenecía ya an-
niño en un dulce sueño, quieren despertarle para hacerle tes de que la creación saliese de nuestro pensamiento. Los
partícipe de su alegría , pero habia dejado de existir el di- hermanos que me destinaste, saben que todo lo que les he
choso niño. enseñado procede de tí, y que por mandato tuyo he venido
« Amigos mios, esclama Lázaro, id á coger flores, ínterin á instruirles: á tí te los confio ahora, ya que te pertenecen,
voy yo á abrirle su tumba. » por sernos común la posesión de todo cuanto existe. Haz que
Era ya el hoyo asaz profundo para recibir los restos de sean fieles á mi ley, haz que sean siempre una asociación de
Neftoa; colócale Lázaro cuidadosamente en él, le cubre con hermanos. Cuando yo era aun hombre como ellos, velé
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siempre por su alma, y no perdí mas que á uno solo de mis Así habla Juan, escuchándole María, sumida en un éx->
escogidos.... Preciso era (jue las profecías se cumpliesen. No tasjs santo.
imploro solamente tu gracia por mis discípulos, sino porto- La lira de Sion , rodeada de las mas brillantes estrellas.,
dos los innumerables hijos que nos procurará su santa pa- acaba de volverse hacia el santuario de los cielos, y cono'.-
labra; á todos los he redimido con mi sangre, á todos amo cen estos la señal que les anuncia el regreso del Hijo del
con el misipo amor: sean siempre conmigo y en mí, á (¡n Eterno.
de que participen de la gloria ron que quisiste rodearme an- En vano procuran los discípulos desterrar la tristeza que
tes de crear los cielos. Oh tú, el mas justo, el mas amado de les causa (a seguridad de que ha de dejarles su Maestro di-
los padres, el mundo no te comprende, solo yo te conozco; vino; Lebeo, sobre todo, manifiesta su dolor por medio de
he de.<iCubierto á tus hijos el misterio de mi misión y dé tu sentidas quejas. La convicción de que Jesús va á regresar á
divinidad, para que el amor que nos une desde la eterni- la morada de la dicha y de la paz eterna , no basta á conso-
dad les inunde, y que pertenezcan sus almas enteramente larle, por no saber la hora en que volverá á reunirse con
á su Salvador. » aquel Maestro que ama con todo el ardor de su alma. En su
Postrado de este modo bajo los rayos celestes que ema- desesperación, suplica á los muertos le digan cuando ven-
naban de él, Jesús ora y suspira; luego se levanta y desa- drá para él aquella hora mas santa, mas dulce que todas
parece. las que ha visto salir hasta entonces de entre los vagos al-
Cuando bajo las bóvedas sagradas de un templo, une él bores de la mañana, que todas las que el crepúsculo de.la
hombre piadoso su pensamiento á los acentos solemnes que tarde envuelve en su velo balsámico , y que embellece la
celebran la fiesta de la resurrección del Cristo, parécele que luna con sus plateados rayos; pero los muertos permanecen
su alma, llevada en alas de aquella santa armonía, roza el sordos á su súplica.
tabernáculo del cielo, y, sin embargo , solo siente una débil Guiado sin saberlo por el Cristo, que dirige sus ideas,
parte del arrobamiento que llenaba el corazón de los após- Tomás conduce los apóstoles y los setenta al valle de Get-
toles, cuando el Cristo con todo el esplendor de su gloria, semaní; y al pasar por el punto en que Jesús sufrió tanto
estaba á su lado orando por ellos. la víspera de su muerte, le ven de repente en medio de
Postrados en el polvo, siguen los fieles con la vista hasla ellos. Sin atreverse á dirigirle la palabra, siguen U escar-
los últimos fulgores que despide el Cristo á su paso; luego pada senda que les hace tomar, y que les conduce al monte
se levantan, dejan las palmeras de Galilea y vuelven á to- Olívete; mas de una vez empero se vuelven hacia el Gól-
mar el camino de Jerusalen. Los ángeles que les acompañan gota y hacia aquella tumba entreabierta , que es para ellos
han olvidado ocultarse á sus miradas, y con todo, los ele- objeto de dulce consuelo, por haber salido Jesús de ella
gidos no reparan en ellos, por absorverles enteramente el para presentarse á sus fieles amigos.
recuerdo deja aparición del Mesías. Los ángeles que han servido al Hijo del Eterno durante
Juan , que se ha separado de sus amigos, sigue un cami- su destierro aquí abajo, y las almas de los resucitados que
no solitario; su pensamiento sondea con tímida humildad han rodeado su cruz y cantado sobre su tumba, se han
los abismos de lo porvenir; sobrado débil empero para dis- reunido en el monte Olívete, por considerárseles dignos de
tinguir las sendas que la mano de la Providencia ha traza- formar el cortejo triunfal que habia de acompañar al Cristo
do, se'entrega á las santas visiones que le hacen presentir hasta á la diestra de su padre. Eloha está en medio de ellos,
las beatitudes de la eternidad. A pesar del encanto inefable pero no debe seguirles, por haberle nombrado la voluntad
que le procuran aquellas visiones, si«nte que el Eterno no suprema ángel custodio de la tierra que la sangre de la re-
se haya dignado aun hacerle subir la primera grada que dención acaba de librar del anatema impuesto por el peca-
conduce al santuario. De pié junto á Él, Salem , su ángel do de Adán. J.,as felicidades que el porvenir reserva al
custodio, participa de la agitación que domina al discípulo; mundo confiado á su costodia, han sumido al mas grande de
pero viendo que este se adormece, le sonríe y levanta su los serafines en una dulce meditación, durante la cual son-
vuelo, por saber que está su noble amigo bajo una protec- ríe al adolescente del cielo que, en el último día del tiempo
ción mas poderosa que la suya. ha de presentársele la trompeta, cuyo terrible sonido des-
Al despertar, vé Juan á la Madre del Mesías á su lado. pertará á Ids muertos de todos los siglos.
« El cielo es quien te envía, esclama ; escucha María la Jesús y sus discípulos llegan á la cumbre del monte: la
relación del sueño que el Maestro divino acababa de hacer dulce brisa de la aurora templa el ardor de los fieles, pró-
descender sobre mí: Estábamos.reunidos en mi cabana ha- ximos á sucumbir al peso de una felicidad superior á la na-
blando del porvenir con toda la sencillez de nuestros tiernos turaleza humana, y que no habrían podido soportar, á no
corazones, sin que ninguno de nosotros intentase imponer haberles fortalecido la presencia de su divino Maestro.
á sus hermanos sus presentimientos; pero solo deseábamos Agrupados en torno suyo le contemplan con muda admira-
la muerte, por no pensar mas que en nuestra salvación , ción, por no haber lengua en la tierra ni armonía en los
sin ocuparnos de la de la especie humana. Secos los labios cielos para espfesar la magestad del Cristo en aquel mo-
y con el bastón de peregrino en la mano , aguardábamos mento supremo.
con impaciencia el moiiiento de ir á reunimos con el Cristo Desde las estrellas mas lejanas hasta los globos inflamados
y de apagar nuestra sed en el rio de la vida ; pero dé re- de la via solar, en todas partes en fin donde la mirada de
pente un soplo poderoso como el de la tempestad hace re- las criaturas de Dios puede contemplarlos mundos que gi-
temblar mí cabana, pasa por entre nosotros y se convierten ran en la inmensidad del espacio ftodos los espíritus, sea su
nuestras lenguas en una llama celestial que ilumina, alienta túnica de azur, fuego, vapores diáfanos ó de arcilla, como
nuestros corazones y engrandece nuestras almas. Desde en- los cuerpos de los mortales, todoá fijan su pensamiento en
tonces nos sentimos ya con la fuerza necesaria para aguar- el Redentor divino; Eloha les vé, les sonríe, se postra ante
dar la muerte y dejar-al tiempo que encaneciera nuestra el Hijo del Eterno, y depone á sus pies la brillante corona
cabeza antes deque la ciñera la corona del martirio; dispo- que ornaba su frente. Jesús le bendice mentalmente , tiende
niéndonos desde luego á recorrer toda la tierra para predicar los brazos á sus discípulos y les dice:
la ley del Cristo y aumentar el número de los escogidos. » « No abandonéis á Jerusalen, donde debéis aguardar e}
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eumpiimiento de la promesa qae mi Padre me ha hecho Desciende una nube de las regiones délo infinito, la cual
cuando he salido de mi tumba ; Juan el Precursor ha dado se acerca, llega, envuelve al Mesías y vuelve á subir
el bautismo del agua , el Espíritu Santo da el bautismo de con Él.
fuego que recibiréis vosotros que sois mis escogidos; dejad Los fieles le siguen con la mirada, y lo qué entonces
pasar algunos dias, y aquella promesa quedará cuníplida.» sienten sus almas, lo esperimentarémos todos, cuando la
Uno de los discípulos le pregunta si levantará entonces de nube, que se lo llevó de la tierra volverá el último dia del
su postración al reino de Israel; y el Mesías le contesta que tiempo á conducirlo á ella para juzgar á la especie humana-
no pueden los mortales saber los designios de la Providen- Solos han quedado los apóstoles en el monte Olívete.
cia; luego piensa en Bethania, y Lázaro se trasfigur^ en Dirígense á ellos dos hombres, que visten una túnica blan-
aquel mismo instante, conduciéndole un ángel al monte ca como la misma nieve: el uno es el divino Elhoa, el otro
Olívete, por ser uno de los que ha de seguir al Mesías en su joven amigo, el amable Salem. La cabellera de Eihoa
su vuelo al través de los cielos. resplandece, y su mano se apoya en un báculo de oro.
Vuelve Jesús á dirigir la palabra á sus elegidos : • «Amigos, les dice, ¿qué es lo que estáis aguardando
• Sí, les dice, recibiréis el Espíritu Santo; descenderá á aquí? Jesús, al que acabáis de ver subir al cielo, estará
vosotros y os dará la fuerra necesaria para ser mis testigos desde hoy con vosotros en todas partes.
6n Jerusalen , en Samaría y en toda la tierra hasta la con- Desaparecen los dos inmortales; y, llenos de placer y re-
sumación de los tiempos. » conocimiento, los apóstoles descienden del monte Olí-
Y acercándose á los apóstoles les mira con una bondad vete.
infinita, levanta sobre ellos sus manos divinas y continúa En el templo, en Jerusalen, en sus cabanas, en todas
de esta manera: partes, se vé siempre reunidos á los apóstoles del Cristo;
« Que Dios os guarde y proteja; que os ilumine, y que juntos oran y juntos aguardan con el mismo fervor el bau-
su gracia sea con vosotros; que su mirada Os siga, y que tismo de fuego del Espíritu Santo, que les dará la fuerza
os dé la paz eterna. » de que necesitan para cumplir su sublime misión, y atesti-
Todos lo sabéis, cielos y tierra, después de haber ben- guar ante el mundo toda la gloria y la omnipotencia del
decido de aquel modo á sus discípulos, el Hijo del Eterno Mediador divino.
habia terminado su obra aquí abajo.

Víages.
CONSTANTINA.
La provincia de Constantina, una de las mas ricas é de los antiguos, célebre por los reyes que tuvo, por sus lar-
importantes de la antigua regencia de Argel, está bañada gas guerras con Roma yCartago, y por haber sido patria de
al Norte por el Mediterráneo, linda por eí éste con el reino Yugurta y de Masinisa.
de Túnez, por el sur con el gran desierto de Sahara, y por Los romanos consideraban esta ciudad como la mas fuer-
el oeste con las provincias de Titeri y Argel. Tiene de largo te y rica de toda la Numi^üa, fundándose, sin duda, en su
unas 88 leguas y de 64 á 72 en su anchura media, y está posición, y en las robustas obras de defensa, de las que aun
surcada por numerosos rios, de los cuales unos se pierden en se conservan restos, y denotan eran aquellas colosales. En
el Mediterráneo y los otros en las tierras, los mas principa- aquellos antiguos tiempos la mayor parte de los caminos de
les son el Oued-Djebid, elOued-este-el-Kebir, el Summan, la provincia iban á parar á la ciudad, cuya importancia era
el Seibouse y otros. •• entonces inmensa, como residencia de soberanos, y centro
Este pais hacia parte del reino de Túnez, posteriormen- de riquezas y poderío. Ella fué la que resistió por tanto tiem-
te fué conquistado por los argelinos, en cuyo poder estuvo po á Yugurta; y el centro de las operaciones militares que
hasta que se lo arrebataron los franceses: actualmente es con tan buen resultado llevaron á cabo Mételo y Mario. En
una de las provincias mas fértiles y bien cultivadas de todas 211 fué arruinada con motivo de la guerra de Majencio con-
las del territorio argelino, y su costa es la que mas frecuen- tra Alejandro; pero cuando vino á poder del emperador
tan los europeos en Berbería. La Compañía franco-africana Constantino, este monarca la embelleció y le dio su'nom-
formó un establecimiento en la ciudad dé La-Calle, para bre, que es el que conserva; y bajo el cual continuó por
estraer trigo, cueros y otras producciones del pais, median- largos años sustentando su celebridad, siendo respetada de
te un tributo anual de 100.000 francos. Igual privilegio ob- las armas de mas de un invasor, á todos lós cuales supo, ó
tuvo la Gran Bretaña en La-Calle, Bona y otros puntos de contener, ó contentar con su grandeza. Sabidos son los es-
la costa, pero á causa de varias circunstancias no ha podido fuerzos que hizo el ejército francés para tomarla; el ningún
sacar las ventajas que se proponia de este convenio. La ma- resultado que tuvo su espedicion de 1836, y cuanta sangre
yor parte de las tribus que habitan esta provincia unen á costó el que la ocuparan aviva fuerza en octubre de 1837;
los cuidados de la vida pastoril el cultivo de las tierras, y y téngase en cuenta, qué luchaban contra hombres poco
Jas mas poderosas son las de los Beny-Abbez, de los Cucos, esperiméntados en la táctica de la guerra, lo que confirma
y dé los Henneichas, que han sufrido mucho á Consecuen- mas la importancia de esta ciudad.
cia de la guerra de los últimos años. Hállase situada Constantina en la cumbre dé una monta-
Entre las muchas y grandes ciudades que cuenta' la pro- ña, bañada casi de todos lados por el Oued-Rummel (él
vincia, y que son centro de poblaciones y de relaciones Atnpsaghade los antiguos) que la cerca como con un inmen-
mercantiles, és una de las principales Constantina, la Cinta so fosó. Está defendida por un muro bastante deteriorado.
18.4 i€
en el que se ven cuatro puertas, consti'uidas de piedra ro- dradas, pero son estrechas y tortuosas; y las casas por lo
ji/a, casi tan fina como el mármol, y revestidas de escultu- general son de dos cuerpos pero no muy altos. Hay en la
ras que indican ser obra de los romanos: tres de ellas están ciudad muchos paseos notables; algunas mezquitasde mérito;
al sudoeste, y la cuarta en el ángulo enfrente del valle en- y el palacio del bey construido por Ahmed después de la to-
cerrado entre los montes Mausourah y Mecid. El interior ma de Argel por los franceses, y que ocupa una grande esten-
de la ciudad no ofrece cosa notable: sus calles están empe- sion de terreno. Entre los edificios antiguos se notaun puen-

' r>

Vista de Cnnstanlina.
te, reparado por los europeos. Vense además otras muchas Oued-Rummel, que sale de un canal subterráneo. Por este
ruinas que se estienden á lo lejos hacia el sudoeste, como punto, cuya elevación sobre el llano es de unos 700 pies, se
son: belloá arcos de triunfos, cisternas, acueductos, etc., precipitaba en otro tiempo a las adúlteras y otros reos. Por
por las cuales se conoce que la antigua Cirla ocupaba ma- la parte del norte se goza de una vista magnífica, y todos
yor recinto que la actual Gonstantina. En la parte mas los alrededores de la ciudad son muy fértiles, y están bien
elevada hay una gran catarata formada por el Kumel ó cultivados.

Literatura oriental.
111 y último.

• El drama es lo que caracteriza mas la literatura de la In- alejarse para siempre del bosque do nació; entonces es cuan-
dia: es la espresion genuina de los.sentimientos de aquel do se encuentra la siguiente escena, que no sabemos como
gran pueblo, de sus ideas, de sus aspiraciones. Es el dra- llamar, y en la que la muerta naturaleza representa uno de
ma indio un raudal inagotable donde el atento observador los principales papeles. Diríase que esta escena encierra las
puede satisfacer sus mas vivos anhelos. mas melodiosas brisas del golfo de Bengala.
Hay á mas en el drama indio una fuente de patético que ELBRAIIMA.
se deriva de la misma causa; tal es la emoción que nace del ¡Oh vosotros, copudos arbole^ bosques consagrados do
amor del hombre, no hacia su semejante, sino para con la habitan las divinidades, Sacountala os abandona para mar-
naturaleza viviente. Esta rivalidad, estos celos mudos de las char á los palacios de su esposo: ella que nunca humedeció
cosas que disputan al hombre su amor hacia el hombre, sus labios antes de veros regados, ella que por amor á vos-
forman sino el asunto al menos las principales bellezas del otros jamás cogió uno solo de vuestros ramos para adornar
drama conocido con el nombre de SACOÜNTALA. La joven sus cabellos y que no tenia otra mayor alegría que el veros
virgen va á abandonar el asilo de so infancia para unirseá cargados de flores I
su amante que es el rey del pais; las ninfas de los bosques CORO DÉ VOCES DE SERES INVISIBLES.
preparan guirnaldas para la celeste esposa,, va á partir, á ¡Que la ventura la acompañe en su camino! ¡que los
M 1 85 M •
aires le traigan el aliento perfumado de las flores, que lím- dias de su vida se hayan pasado uno tras otro en el mismo
pidos manantiales á la sombra de los lotos refresquen sus lugar, y haber tenido tiempo de echar raices en el suelo do
pies, y que el ramaje de los bosques la proteja contra los naciera. El pueblo indiano que nunca ha abandonado sus
rayos del sol 1 vallados, debe haber nutrido mas que otro algimo esta nati-
UNA COMPAÑERA DE SACOUNTALA. va simpatía hacia sus mansiones. Cada individuo vegeta allí
¿Es la voz de la tórtola que desea un viaje feliz á Sacomi- constante en su morada;- la sociedad, la familia, siempre
tala? ¿Son ninfas de las aguas que imitando su cantar ar- inmóviles, tienen allí una especie de vegetación moral. De
monioso , celebran al piadoso habitador de estos bosques? aquí es, que el hombre posee en parte los instintos de la
SACOIJISTALA.
planta , siendo por lo tanto natural que el grito del hombre,
arrancado del suelo do nació, resuene fuertemente en la
El pensamiento de ver nuevamente á mi esposo me ena-
poesía indiana. En los pueblos modernos cada hombre ha
gena , y sin embargo me abandonan las fuerzas en el mo-
abandonado hartas veces el suelo de su patria, para que los
mento de separarme de este bosque, asilo de mi juventud.
lazos de parentesco entre él y la naturaleza hayan tenido
UNA JÜYEN YÍRÜEN.
tiempo de formarse: frecuentemente su corazón se ha ido
¡Escucha, escucha! la enramada gime también á medida
posando de objeto en objeto sin poder echar raiz en parte
que la hora de la separación se acerca ; la gacela rehusa la
alguna. La naturaleza no hace ya oir su voz dentro de nos-
yerba que hemos cojidp para ella; los pavos reales no ha-
otros al separarnos de ella; cada cual errando lejos del te-
cen ya en los prados su magnífica rueda ; las plantas en los
cho de sus padres, llega al fln á hacerse mas ó menos cos-
bosques dejan caer sus pálidas hojas: su perfume y belleza
mopolita: no se encuentra retenido por los tiernos lazos que
han pasado ya.
circundaban sus primeros pasos, y para el mayor número
SACOÜNTALA.
de nosotros, nuestro sepulcro debe ignorar nuestra cuna.
¡Oh padre mió I déjame hablar auna esta flor del macha-
Aunque el teatro indiano cuenta un gran número de dra-
vi que yo llamaba mi hermana y cuyas rojizas hojas brillan
mas de géneros diferentes, políticos, metafísicos y satíricos,
como la llama en los bosques.
SACOÜNTALA es el en que se reproduce mas fielmente su
E L BRATIMA.
carácter bajo las mas nobles formas. Efectivamente, el
Hija mia, sé tu amor hacia esa planta.
personaje principal del teatro indiano, el que mejor debiera
SACOUNTAI-A.
representar la fisonomía del pais no podia ser un Agame-
¡Oh la mas bella de las plantas! recibe mis abrazos, que
nón , ya cargado de todo el peso de la historia , ni un Ham-
tus tallos enlazándose á mi cintura me devuelvan sus cari-
let, ni un Fausto, sumidos ambos en la tenebrosa melan-
cias! De hoy mas y á pesar de la ausencia , siempre seré
colía de la edad media; no debia ser un héroe arrastrado á
tuya. ¡Oh padre mió! ten cuidado de esta planta como de
la conquista de una nueva Yelion, ni un doctor que medi-
mi propia!
tara sobre el tiempo que pasa, ó sobre la vejez del mundo.
EL BRAUJIA. Debia ser una joven virgen olvidada en lo mas oculto de un
Sí, enlazaré tu planta querida con su prometido el árbol bosque primitivo, y cuyos instintos todos son los de las flo-
de amira, que esparce junto á ella su perfume. Valor, hija res que han perfumado meciendo su cuna. Sacerdotes en el
mia, prosigue tu viaje. fondo de vírgenes alamedas, la instruyen en el culto de la
SAKOIINTALA. naturaleza: vive en la solitaria gruta de un brahma; riega
¡ Ah! ¿quién ha cojido los pliegues de mi vestido, quién el césped de los sacrificios, tiene la dulzura y la gracia de
me detiene aun? las gacelas que alimenta por su mano, se aduerme lángui-
EL BRAIIMA. damente á la sombra del TAMAL lejos de todos los rumores
, Es el pequeño cervatillo, sobre cuyos labios has aplicado del mundo. ¿No es este, digámoslo otra vez, todo el carác-
tantas veces el bálsamo sagrado, cuando fuera herido por ter y toda la historia de la raza indiana? Y á pesar de la
las penetrantes espinas del césped; es aquel que tantas ve- poligamia que se encuentra en el fondo de estas costumbres,
ces has alimentado en tu mano con los granos del siamalia. los sentimientos que dan vida á este drama, tienen una dul-
El pobrecillo no quiere abandonar á su bienhechora. zura casi cristiana. El politeísmo griego ó romano no su-
SACOÜNTALA. ministra ejemplo alguno de estos sentimientos que parecen
¿Por qué lloras tú, dulce criatura, por mí que debo aban- haber nacido solo del espíritu del Evangelio, llevado por
donar nuestro común asilo? Cuánto cuidado he tenido de ignorado aquilón misterioso hasta lo mas oculto de las sa-
tí (porque tú perdiste tu madre poco después de nacer); banas de la India. Sacoüntala es una hermana perdida de
del mismo modo el que me ha servido de padre, te dará tu esa gran familia de mujeres cristianas reunidas por los poe-
alimento. Retírate, vete; es preciso separarnos {abrazando tas : Francisca de Rímini, Julieta, Átala. Pero la que mas
á su padre ). Arrancada al seno de mi padre , como el joven se le asemeja es Virginia ; el propio clima les ha prestado
árbol del lámala de la tierra de los montes Himalayas, ¿cómo igual fisonomía. Imaginad á la desposada de Pablo abando-
podré creer en estranjero suelo? nada poco después de su nacimiento, y que hubiera guar-
dado el sello del bautismo en el ermitage de los brahmanes.
¿Dónde encontrar este grito de las plantas, de las cosas , Á pesar de todo, preciso es confesarlo, el drama en
este diálogo del hombre y la naturaleza muda? En las pie- Oriente no está aun mas que en bosquejo. La tragedia no
zas indianas, imbuidas aun del panteísmo de los VEDAS. es aun formal, porque el hombre „ fiel todavía al Dios de
Los bosques, las flores, los arroyos, los senderos no son ya sus abuelos, no se halla entregado al dominio de su espíritu.
objetos inanimados: tienen un alma, una voz, una palabra Así como no tiene mas que la sombra de la libertad, asi
y SACOÜNTALA aparece en medio de todo este cortejo como no tiene mas que la apariencia de la lucha: su corazón, le-
la reina de las flores. Algunos versos de Homero, algunos jos de estar verdaderamente dividido ni alejado de si pro-
acentos de los Philoctetes al aband onar su gruta revelan pio , se siente seguro en la mano de Dios, y la tormenta no
entre los griegos un sentimiento parecido; pero ¡cuan me- puede ampararse de él: juega con él dolor, como SACOÜNTA-
nos vivo, menos íntimo, menos profundo ! Para estar así el LA con el aguijón de la amorosa abeja. La tierra en paz con
•hombre en inteligencia con la naturaleza, es preciso que los
TOMO III. 24
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el cielo exhala por todas sus voces, el himno, el cántico, la genio del examen , con la revolución interna, la duda , la
armonía; pero la tragedia no ha nacido aun : un dia esta- curiosidad del amor ya satisfecho. Tal se nos presenta la
llará en la inteligencia y en el corazón del hombre con el Grecia.

Botánica.
EL GÜAO.

Descubrimiento de sus escelentes propiedades como antídoto.


Hace lo menos ciento cincuenta años que un esclavo mu- El esclavo temblaba cada vez mas, y al mismo tiempo lle-
lato seguia la corriente del Orinoco, en las inmediaciones gó á sus oídos un ruido estraño; creyó que aquel ruido pro-
de Guyana, y no lejos del sitio en que aquel rio paga al gol- venia de la yerba sacudida con fuerza, y su imaginación le
fo de Méjico el tributo de sus aguas. Vagando al acaso por presentó una familia entera de serpientes, pronta á arro-
espacio de muchos días en aquellas regiones meridionales, jarse sobre él. El miedo le obligó áalzar la vista: mas ¡cuál
caminaba el esclavo con recelo é inquietud de un hombre fué su admiración al ver que la serpiente sostenía un terri-
que, en medio de unas sábanas fecundas en reptiles vene- ble ataque contra un pájaro! Reconoció entonces que ya no
nosos, cree descansar el pié, cuando menos lo espera, so- se trataba de su vida, y bendijo al cielo, disponiéndose en-
bre el escamoso cuerpo de una serpiente. seguida para huir: mas viendo que el reptil había ya perdi-
Examinaba escrupulosamente con la vista todos los árbo- do la mayor parte de su vigor, quiso presenciar el fin de
les, todos los matorrales que vela, y que le parecían otras aquel estraño combate. El puesto no era ya peligroso, y la
tantas guaridas, desde donde unos enemigos, cuyo color se curiosidad le retuvo.
confunde con el del ramaje, acechan el paso del cami- La lucha proseguía con encarnizamiento. El pájaro agí-
nante.... De repente se detiene; se arroja al suelo, impri- taba sin cesar sus agudas garras, y con su afilado pico hacia
me en la tierra hasta las conyunturas de sus miembros, é á la serpiente profundas heridas. Esta, irritada se arrastra-
inmóvil, contando como única defensa una higuera indiana, ba por la yerba, hendía el aire en todas direcciones, ape-
espera el resultado de lo que vé. Sin el temblor convulsivo laba á toda su fuerza y astucia, y arrojábase al rio para evi-
que agitaba el cuerpo del esclavo, cualquiera hubiera creido tar los golpes de su adversario; pero el pájaro la perseguía
que estaba muerto. sin descanso en el aire, entre la yerba, y hasta en la super-
Acababa de ver á pocos pasos de distancia la mas terrible ficie del rio, y el ataque volvía á empezar siempre con nue-
de todas las serpientes, cuya raza se conserva aun en aque- vo furor. Solo de vez en cuando concedía el pájaro á la ser-
llas regiones. No era, por cierto, un animal monstruoso, piente una especie de tregua: dejaba el lugar del combate,
uno de esos colosales reptiles que, adormecidos en los rios y volaba con rapidez y cubierto desangre hasta un arbusto
ó en la espesura de los bosques, presentan á las miradas del inmediato. Picoteaba algunas de sus hojas; tragaba con pre-
viajero el aspecto de un tronco desgajado por la tempestad. cipitación algunos pedacitos de corteza del mismo arbusto,
Tampoco tenia las proporciones gigantescas que tanto ad- y volvía á la carga con mayor empeño.
miran los pueblos europeos, cuando contemplan la piel re- El esclavo lo observaba todo, y no podía concebir como
llena de paja de alguno de los reyes del Oliio. la serpiente estaba casi muerta y el pájaro lleno de vida, á
Era la serpiente amarilla. • pesar de tener el cuerpo lleno de mordeduras; preguntábase
Quien hubiera visto su pequenez, quien hubiera exami- que especie de pájaro tan venenoso era aquel que mataba
nado su delgado cuerpo, rehusarla creer que tan débil rep- la serpiente amarilla; perdíase en conjeturas, y creia soñar.
til pudiese matar una codorniz, y sin embargo, su picadura Ya no le quedaba duda alguna: la serpiente yacía inmóvil,
mata á iin hombre, de tal modo, que hecha la herida, lle- muerta; el pájaro también estaba abatido; tenia las alas caí-
ga la muerte anles de tres minutos. El esclavo lo sabia y das y la respiración penosa; pero esto le duró poco; hizo uti
temblaba. esfuerzo; voló hacia el arbusto, comió de sus hojas con una
Su inmovilidad era completa; por todo el imperio ame- voracidad singular, sacudió las alas, volvió al campo de ba-
ricano no se hubiera atrevido á levantar la vista; hubiera talla , estuvo un rato descansando sobre el cadáver de la
dado diez años de su vida por hallarse lejos de tan espan- serpiente, limpió el pico ensangrentado en sus propias plu-
toso enemigo. Este tampoco se movia. Levantado sobre sí mas, y haciendo resonar un grito de alegría dirigió su vue-
mismo en espiral, dominaba la yerba de la sabana con su lo hacia el Sur.
cabeza salpicada de manchas del color del ocre amarillo y Algunos meses después, unaestraña noticia puso en con-
de naranja; sus ojos aterciopelados y azules como las nubes moción á la ciudad de Caracas. Era una hermosa tnañana
de aquel cielo, brillaban y parecían despedir chispas de fue- de otoño, y el pueblo acudía en tropel á la plaza pública.
go como la piedra mas brillante. Aspiraba el aire con volup- Esta se hallaba dispuesta del mis^o modo que vemos hoy
tuosidad, y ofrecía poco á poco cada parte de su cuerpo á los las nuestras en las corridas de toros; el gentío ocupaba to-
ardientes rayos del sol. Para el hombre ignorante del peligro das las gradas, todos los asientos, y una música militar eje-
que se arrostra á la proximidad de este reptil; es un verda- cutaba delante del que podía llamarse palcO del goberna-
dero placer contemplar su delicadeza, la espresion de sus dor, danzas y canciones populares. El gobernador no se
ojos y la gracia de sus movimientos. No tardó la serpiente hizo esperar mucho tiempo: reinó un profundo silencio, y
en empezará dar saltos, trazando en el aire rápidas vueltas, un hombre se adelantó solo hasta el centro de la plaza, em-
y haciendo oir un débil quejido, semejante al que produce pujando con sus manos un tonel que rodó hasta el mismo
la seda en su contacto con una pared. sitio. Aquel hombre, que llevaba también una alforja sobre
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el hombro izquierdo, era el esclavo mulato de las orillas del aquel hombre espuso á la vista de sus espectadores lá terri-
Orinoco. Saludó al pueblo, abrió el tonel, y sacó de él una ble serpiente de las orillas del Orinoco, la serpiente ama-
culebra. rilla, cuyo áspid heria de muerte, y la muerte seguía con
Era un reptil benigno, amigo de las aves, comensal fre- tan espantosa rapidez á su picadura. Tenia cojido al reptil
cuente de patios y corrales, y juguete délos muchachos. El por encima de la cabeza, de modo que no pudiese herirle;
público empezó á silbar, y solo á duras penas pudo resta- mas cuando se convenció de que el público habia ya reco-
blecerse el orden. El esclavo arrojó con desprecio la culebra nocido la naturaleza de la serpiente, descubrió su pecho:
parásita, é hizo un gesto que podia traducirse así: «ese, ese tragó primero algunas hojas de la alforja: irritó el reptil, y
es un reptil intruso; estaba aquí sin saberlo yo. » este furioso le picó encima del corazón. Un grito general de
Volvió á abrir su tonel, y ofreció á los espectadores una horror resonó por toda la plaza. El esclavo ahogó á la ser-
serpiente negra, cuya mordedura ocasiona crueles dolo- piente entre sus manos', y fué á sentarse tranquilo sobre una
res pero sin causar la muerte. piedra. La esposicion se habia concluido.
El público esperaba algo mas: esta vez no silbó, pero em- Pasó una hora, dos horas, y el esclavo vivía. Entonces
pezó á murmurar. El esclavo descubrió su brazo izquierdo, le preguntaron su secreto , y él señaló la alforja: quisieron
y arrimó á él la cabeza de la serpiente la sangre corrió saber cómo lo habia descubierto, y entonces abrió el tone'
á borbotones. Entonces el pueblo conoció que no se le en- por el mismo lado, y sacó una serpiente negra; y por el
gallaba, y cesó de murmurar. El esclavo puso la alforja en otro, un pájaro cuyas alas estaban recortadas. El pueblo fué
el suelo, y vieron que estaba llena de hojas de árboles; co- testigo de un combate, que el pobre mulato supo interpretar
mió algunas, y se dispuso á continuar su esposicion. á riesgo de su vida en las sabanas de Guyana. El pájaro mató
Pronto le vieron agitar sobre su cabeza una víbora , cuyo á la serpiente, y acabó de consumir las hojas de la alforja.
aspecto asombró la multitud. La picadura de aquel reptil La América tiene desde entonces un azote de menos en
daba la muerte, una muerte lenta, dolorosa , pero inevita- sus vastas llanuras y en sus interminables bosques.
ble. El esclava escitó su furor oprimiéndole el cuello con El gobernador se acercó al esclavo; le declaró libreen
sus dedos; le presentó el brazo derecho , y enseñó á los es- nombre dd pueblo, concedióle el título de ciudadano, y le
pectadores dos profundas heridas. Faltaba, empero, lo prin- asignó una renta anual de cinco mil duros. Y dando al ar-
cipal, la última prueba: hizo una señal al público, y el busto, cuya milagrosa propiedad acababa de descubrirse, el
público contuvo sus aplausos. En aquel momento había lle- nombre del pájaro, que la habia revelado al mundo, le lla-
gado el mulato á la cumbre de la exaltación : humilde y mó Guao.
despreciado esclavo acababa de elevarse, á fuerza de ener- La hoja del Guao figura hoy en todas las mesas de aquel
gía y de audacia, hasta un punto á que no habia osado hom- país, principalmente en las casas de campo. Muchos natu-
bre alguuo, y de hecho dominaba por el ascendiente de la rales se inoculan el Guao, haciendo pasar á su sangre es-
superioridad, á aquel numeroso pueblo que contemplaba sus te precioso antídoto, único medio de preservarse de las hor-
miradas con religioso silencio. ribles picaduras de los reptiles que infestan aquella parte de
Pero la admiración, el entusiasmo fué completo, cuando la América.

Una historia del corazón.


VIVIR MURIENDO.

L serio. ¿Te parece que es justo el que estés en el jardín en


una noche tan húmeda? Tu ausencia tiene muy disgustada
Los últimos rayos del sol doraban la cúspide de las eleva- á mamá.
das montañas de la Suiza: la brisa de la tarde impregnada — ¿Yá tí? preguntóle María coii la intención de una niña.
en los mas suaves perfumes, batía blandamente las hojas de — ¡A mí! no creo que sea regular el que yo me incomo-
los árboles, y la naturaleza se adormía suavemente bajo el de por una loquilla, que no piensa mas que en atormentar
densp velo de la apacible noche. Una bellísima joven con- á cuantos le aman.
templaba absorta el magnífico cuadro que la rodeaba, y en — No te incomodes, Eduardo, replicó María, tomando
la dulce y candorosa espresion de sus rasgados ojos azules, se el brazo de su primo; era tan feliz en este momento!... Mira,
notaba cierto aire angelical que revelaba la mas tierna sen- pensaba en tí.... sí, en tí, que eres mi amigo, mi hermano
sibilidad y la alegría mas profunda. Fijábanse Sus miradas y la única persona que comprende mí cariño. ¡Ahí nunca
con una curiosidad infantil sobre los objetos iluminados con nos separaremos. ¡Somos tan dichosos I Viviremos siempre
aquella media tinta sombría que los presta al desaparecer al lado de mi tia.... sí, porque vivir contigo, en tu compa-
el sol del estío, en tanto que sus delicados dedos jugaban ñía, es mi único deseo. Eduardo ¿por qué bajas los ojos?
con los rizos de su rubia cabellera. Su imaginación gustaba qué ¿no me amas?
uno de esos dulces ensueños que llenan de placer á los diez Eduardo enagenado de placer al oír las palabras de la
y seis años, y que aunque, por desgracia , no duran mas niña habia vuelto la vista hacia otro lado.
que un momento, su recuerdo consuela muchas veces las — Calla ; calla , la dijo , si te oyeran se burlarían de ti.
penas de otra edad. María abandonó su ilusión, porque una —^Pues.... ríñeme ahora porque estoy contenta, i Tu no
voz para ella muy seductora la llamaba: un momento des- sabes que mi alegría nace de la pena que tuve ayer ?
pués vio á su lado á Eduardo, á su primo, al hombre' que — Tú ¿penas?... María.... esplícate.
desde la niñez se habia acostumbrado á amar como se ama —Sí: ayer debías marchar á París.... ¡ lloré tanto! pero
en esa edad, con todas las potencias. hoy me dijo tu madre que ya no ibas....
— Vengo á reñirte, la dijo Eduardo, procurando ponerse Eduardo acortó el paso, y estrechó con faternal cariño
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la mano de la niña é imprimió un ósculo fraternal en ella Eduardo, de mís edad, y por lo tanto de mas reflexión ,
sin ruborizarse, porque su alma pura recibió aquel beso no estaba tan tranquilo: muchas veces habia aventurado
como una prueba del carino de su querido primo, y la niña delante de su madre algunas espresiones acerca de la suerte
veia muy natural que su primo la amase. Educada en el de su prima, pero solo un profundo silencio habia recibido
letiro no alcanzaba que el disimulo es la virtud privilegia- por respuesta. Temia con sobrada razón que el orgullo de
da en la sociedad, y no creyendo que debia disfrazar sus pen- la que le habia dado el ser se opusiese á su felicidad y de
samientos, estaba muy lejos de pensar en la interpretación aquí nacía el que no pudiese gustar la sencilla tranquilidad
quelespodria dar Eduardo. de que disfrutaba su inocente prima. La noche de que ha-
— jCon qué sentías mi marcha ! la dijo este conmovido , blamos entraron los dos jóvenes en la habitación de la se-
¡ con qué según eso te seria muy sensible una separación ! ñora de Cerigny: estase mostró masfriaque nunca, y des-
— ¡Oh! en estremo. , pués de reñir á la pobre María , que dirigió á su primo una
— Y sin embargo algún dia será indispensable. triste mirada como implorando su apoyo, le mandó que se
—¿Porqué? preguntó María con impaciencia. retirase á su habitación. Después de un momento de silen-
— Porque te casarás. cio dirigiéndose á Eduardo le dijo secamente su madre:
— ¡Oh, no, nunca ! — Mucho te inquieta á lo que veo la suerte de tu prima:
Siguió un momento de silencio. pero como yo contraje la obligación de hacerla feliz no.he
— ¡Y tú piensas casarte! dijo la niña tiernamente. descuidado su porvenir.
Eduardo sin contestar aceleró el paso. P*)co después se — Gracias, gracias, esclamó Eduardo entusiasmado.
hallaba en la habitación de Ja señora de Cerigny. — Sí, prosiguió la de Cerigny tranquilamente. El señor
de Marans, nuestro vecino, ama á tu prima, y hoy mismo
II. le he prometido su mano.
— ¡Cielos! murmuró Eduardo, ¿y habéis contado con
Cecilia de Cerigny, madre de Eduardo, era una señora de María?
unos cincuenta años, alta, delgada,'y cuyo carácter esquivo — Eso está de mas.... María es una huérfana, y pobre.
aumentaba en demasía la rigidez de sus facciones. El mas Eduardo, pálido como un muerto, estaba inmóvil delante
astuto observador al mirar su aparente tranquilidad no hu- de su madre.
biera podido conocer que en aquel pecho helado, habia — La señora de Cerigny continuó fingiendo no haber no-
existido en otro tiempo un corazón de fuego, capaz de con- tado la turbación de su hijo, es un hombre de un mérito re-
cebir una pasión tan intensa cuanto desgraciada. La señora conocido y á quien yo aprecio posee además inmenso
de Cerigny habia amado , sin embargo, en su juventud , y caudal, y María....
habia amado con la vehemencia que inspira siempre el pri- —Madre mia. .. madre mia, no concluyáis.... ella me
mer amor. Obligada por sus padres á unir su suerte con un ama, es vuestra sobrina , y yo.... compadeceos de los dos.
hombre que prendado de su hermosura no habia consultado — ¡Tú ! ¿y qué porvenir la puedes ofrecer? ¿ignoras que
su corazón, la pobre Cecilia tuvo que llamar mil veces en casi no tenemos lo indispensable para sostenernos en nues-
su socorro á su virtud , porque su corazón y los recuerdos tra clase? No: Eduardo, ella se casará con el señor Marans,
de Carlos la pusieron otras tantas al borde del precipicio. Un y tú darás tu mano á....
dia la infeliz joven tuvo el suficiente valor para decir á su — Jamás.
amante: « Carlos no te amo, te detesto » pero al proferir es- La señora de Cerigny se sonrió maliciosamente.
tas palabras arrancadas por el deber, las lágrimas que sur- — María hará lo que yo le mande, y tú marcharás ma-
caron de sus mejillas apagaron para siempre el fuego sagra- ñana á Ginebra donde es necesaria tu presencia. Ahora re-
do de su corazón. Desde entonces todo acabó para ella, los tírate.
sueños de felicidad huyeron, y solo los amargos recuerdos Al dia siguiente Eduardo estaba preparado para marchar:
acibararon su existencia. Habia agotado por sí misma toda pero anhelando ver por un momento á su prima, bajó al
la pasión de que es capaz el corazón de una mujer, y sus jardin y se colocó debajo de su ventana. Aunque estaba se-
ojos no se humedecieron mas, aunque presenciaron el triste guro de los sentimientos de María necesitaba oiría repetir
cuadro de los mas crueles padecimientos. Solamente el ca- c yo te amo» para soportar su ausencia. ¡Oh! tal vez esta
riño que á su difunta hermana habia profesado fué el único palabra le hubiera dado el suficiente valor para resistir á su
sentimiento que sobrevivió á la general esclusion. La ma- madre que así destruía su felicidad. Agitóse por fin la cor-
dre de María habia muerto en sus brazos, y al verla exha- tinilla, abrióse la ventana, se asomó una mujer.... pero en
lar el postrimer suspiro la prometió cuidar de su sobrina vez del rostro encantador de su prima vio las descarnadas
como si fuera su hija ; pero pasados los primeros momentos facciones de su madre. Eduardo inclinó la cabeza.y saliendo
cesaron sus caricias, y la infeliz huérfana conoció con do- tristemente del jardin montó á caballo. Un momento des-
lor, poco después de la muerte de su madre, todo lo que pués galopaba por el camino de Ginebra.
habia perdido. Desgraciada en estremo hubiera sido la des-
consolada niña, si el trato y el cariño de su primo no hu- III.
bieran suavizado los frios modales de la señora de Cerigny.
María tuvo el sentimiento de ver ocupando aquella mis-
Eduardo, joven de escelentes cualidades, cifró toda su feli-
ma tarde á su prometido, el sitÍQ»que en la mesa estaba re-
cidad en formar el tierno corazón de la graciosa María , y
servado para Eduardo. Atormentada con su memoria, di-
constituyéndose su maestro, con una solicitud , en cierto
rigía suplicantes miradas á su tia siempre que el señor de
modo paternal, dirigió aquella alma candida hacia el sen-
Marans la recordaba el sacrificio que se la exigía. Después
dero déla virtud. Siempre juntos pasaban las dias con de-
de la comida dijo éste en voz baja á la señora de Cerigny :
masiada prontitud para ellos, qxic gustaban en cada uno un
manantial de delicias, y particularmente para María que sin —María está muy triste.
pensar en el porvenir, se entregaba sin recelo á aquella —Cosas de jóvenes, contestó ella sonriéndose , la idea
plácida existencia, sin desear otra.felicidad. del matrimonio produce siempre esos efectos en las mu-
chachas de su edad. Ya se acostumbrará.
^ 1S9 K
Nada respondió el rival de Eduardo : casándose por imi-
tación , creia que María era bastante hermosa para ser en- IV.
vidiado, y causar despecho á una señorita q«e habia rehu-
sado su mano. Orgulloso, frió y melódico, se casaba porque Un año después del dia en que tuvo lugar la escena que
todos sus ascendientes lo habian hecho, y porque este paso acabamos de referir, vivía María en París rodeada de un
)e daria mas representación en la sociedad. Tal era el hom- lujo sorprendente, que indicaba riquezas y felicidad. Mag-
bre á cuya suerte se iba á unir la candorosa María , á quien níficas colgaduras de seda caían suavemente para debilitar
sacrificaban su alma pura y un corazón lleno de ilusiones los rayos del sol, y los orientales tapices que cubrían el piso
que ja no pertenecían á ella misma ahogaban el sonido de los pasos, que no interrumpían al
pensamiento cuando se abandonaban los sueños que lo en-
Quince días después oprimía la pálida frente de la huér- cantan; pero en medio de tanta riqueza, de tanto lujo, la
fana una corona defloresde naranjo. María se llamaba la se- llor mas hermosa de aquella deliciosa morada se inclinaba
ñora de Marans. Durante el festín que siguió á la misa de pálida y marchita. Ya no era María, la graciosa niña de an-
bodas guardaban un profundo silencio todos los convida- gelical sonrisa, de frente sonrosada y de ojos dulces y es-
dos, y en vez de la bulliciosa alegría que ordinariamente presivos; era una joven tímida y abatida, cuyas lívidas fac-
se retrata en las facciones de los que asisten á semejantes ciones no contraía nunca la mas pasajera sonrisa; era una
fiestas, veíase la tristeza impresa en los rostros de todos. mujer resignada, y que ahogando el mas profundo dolor en
Solo el señor de Marans estaba tranquilo, mostrando cla- su corazón, sabia cumplir sus deberes sin quejarse, y tra-
ramente su indiferencia , porque hasta la señora de Cerigny taba á todo el mundo con la amabilidad tan propia de la
habia tratado de dulcificar sus miradas que se fijaban á cada desgracia.
momento sobre su desgraciada sobrina: un arrepentimiento Una mañana estaba María al lado de su marido y le pre-
tardío se habia quizás apoderado de su alma. A la caída de sentaba la lista de los convidados al baile que al siguiente
la tarde, obtuvo la desventurada niña permiso para reti- dia daban en su casa.
rarse: necesitaba estar sola, pensar por la última vez en su — ¿Te has olvidado de alguna persona? le preguntó este
idolatrado Eduardo, y llorar.... porque también hay pla- recorriendo la lista.
ceres en el llanto. —Me parece que no.
Lloraba la desconsolada doncella pronunciando tímida- — i Cómo! replicó su marido sorprendido, pues y Enri-
mente el nombre de su amigo, de su compañero de niñez > que Senecey....
de su primero y último amor, cuando abriéndose la ventana — Se me figuraba que.... dijo María titubeando.
entró en su habitación un hombre. Asustada María quiso — iQuc disparate! tú no conoces el mundo; tú no has
huir, quiso gritar; pero sus palabras se ahogaronjen su gar- convidado á Enrique porque hace dos meses te dirigió una
ganta, y sus rodillas se doblaron. Era Eduardo. declaración amores^.... •
— ¡Demasiado tarde I dijo al reparar su adorno, dema- —¿Lo sabias?...
siado tarde por desgracia.... consumóse el sacrificio, ¿no es — ¡Vaya una pregunta 1 tu poco mundo hace que todo
•verdad? ¡lloras!... conozco mi desgracia ... pero en cambio París conozca tus pensamientos. Cuando ese joven te dijo
tú serás feliz. que te amaba, fuiste llorando á casa de mi hermana á con-
— ¿Por qué me habéis abandonado? tarle lo que creíste una ofensa : esto, amiga mía, será muy
— ¡Tan pronto me habla de vos! esclamó Eduardo con santo, muy bueno ; pero e! hacer alarde de virtuosa en la
abatimiento. corte y en el siglo en que vivimos te pondrá en ridículo, y
Aléjate, aléjate por compasión.... Si mi esposo llegara.... servirás de burla á la sociedad ; y mira que esta burla es
—Bien ¿qué hada? ¿no eres mi hermana? ¿No he sido muy cruel. Has rechazado el homenaje de Enrique, muy
tu único amigo, el compañero de tu niñez? Yo te amo aun, bien hecho: él habrá declarado su amor á otra que tal vez
María tembló un momento. El delirio del joven la asus- no haya sido tan quisquillosa, buen provecho; pero si no le
taba, y le era forzoso poner fin á una entrevista, de la que convidas creerán que soy celoso.... que te amo.... y yo no
no seria fácil tal vez dejase de salir ilesa su virtud. JL.a niña quiero ponerme en ridículo : además podrán decir que le
débil se cambió eri una mujer fuerte cuando pasado el pri- temes.
mer momento de enagenacion recordó sus deberes. — ¡Yol...
— Alejaos, le dijo con firmeza: os amaré como á un her- — No hablo por m í , María : ya estás temblando, yo ha-
mano, hé ahí el único amor que debéis esperar de mí. blo por los demás. Es fuerza que te acostumbres á esta nue-
Ahora marchaos; cuando estéis tranquilo y queráis verme, va sociedad; que conozcas la diferencia que media entre
os tenderé una mano de amiga. Mi marido.... París y las montañas de Suiza: que adviertas que aquí los
Las lágrimas que brotaron de sus ojos, y los sollozos que hombres piensan'de distinto modo que allá, y finalmente,
salían de su pecho no la dejaron concluir; pero otra vez su que lo que en el campo parece bien, en la corte está muy
virtud la sostuvo en tan difícil momento, y Eduardo cre- mal. Vamos, pon en tu lista á ese loco, y no hablemos mas.,.
yendo en la aparente calma de sus palabras, se creyó enga- 1 Ah! se me olvidaba decirte que cuentes con otro convida-
ñado. do. Eduardo, tu primo, debe llegar hoy.
—Adiós para siempre, dijo y salió precipitadamente. Las manos de María perdieron sus fuerzas, y la lista que
Cuando se alejó , cesó el llanto de María. Una aparente tenia en ellas cayó al suelo; pero áu presencia de espíritu
tranquilidad habia reemplazado á la lucha que habia soste- hizo aparecer como casual este movimiento involuntario.
nido consigo misma. María no lloraba, pero un tormento —Probablemente no volveré hasta muy tarde, prosiguió
indefinible desgarraba su corazón. En aquel momento oyó su esposo, recíbele tú. Me dice en su carta que piensa per-
los pasos de una persona ; temerosa de que fuese su primo, manecer muy pocos días en nuestra compañía, dile que yo
se dirigió con resolución á la puerta, donde cayó desmayada deseo que estos días se conviertan en meses.... mañana lo
en los brazos de una mujer. Era la señora de Cerigny que veré.
habia presenciado su entrevista con Eduardo. Marchóse imprimiendo lijpramente un beso en k megilla
3s 190 i^
«&e María; pero sus labios fríos cumplían un deber: nada de el vivo sonrosado oscuro que coloró la parte superior de
-amor encerraba esta demostración. sus mejillas hizo que Eduardo apartase de ella con desespe-
María se sentó á escribir; pero fija su imaginación en otra ración la vista: había comprendido una amarga verdad.
idea, puso en la lista veinte nombres que figuraban ya en Aquella mujer que él amaba, su amiga, su hermana, la
ella. No pudiendo resistir mas dejó la pluma y tapándose la que habia crecido á su vista, que no tenia mas pensamien-
cara esclamó: tos que los suyos, mas sueños que sus sueños, arranca-
— Eduardo.... Eduardo.... dadme fuerzas, Dios mió.... da de la poesía de sus ilusiones como una flor de su tallo j
perdón.... perdón: mi turbación es un crimen. hija de la montaña, candorosa y pura, que el mundo no
Asustada de la alegría que á su pesar se apoderaba de podía comprender, aquella mujer, en fin, se moría.
ella , y del encanto que la esperanza de ver á Eduardo ha- Desde que Eduardo tuvo esta triste convicción se consa-
bla difundido en su alma, procuró espiar su falta, confe- gró esclusívamente á su prima: no quería perder ni una mi-
sándose culpable. ¡Pobreniña! quería tener bastante fuerza rada , ni el mas leve suspiro, porque conociendo que la triste
para arrancar de su corazón la memoria de su felicidad per- felicidad que disfrutaba no podía ser muy duradera, sabo-
dida. Y sin embargo halló esa fuerza, producto de su vir- reaba ansiosamente los últimos placeres que le proporcio-
tud que había luchado naba la presencia de su
contra su.pasión. María prima, aguardando.do-
se encontró íirme luego lorosamenteeldesenla-
que pasó el momento ce de un drama á que
de enagenacion á que estaba unida su exis-
sus recuerdos la condu- tencia.
jeren. Cansado el señor de
Al cabo de algunas Marans de los esmeros
horas se hallaba tran- que exigía la quebran-
quila: sus ojos perdie- tada salud de su espo-
ron el poco brillo que sa,.la confió completa-
les quedaba; pero firme mente al cuidado de su
y resuelta aguardaba primo , concurriendo
sin emoción el último solo á las reuniones,
golpe, el postrer sacri- porque María habia ob-
ficio. tenido permiso, á causa
V. . de sus males, para no
asistir á ellas.
Pocos momentos des- La primavera habia
pués llegó Eduardo: sus reemplazado al rígido
lívidas facciones mos- invierno, y María que
traban la intensidad de habia recobrado sus
sus padecimientos. Ma- fuerzas, apoyada en el
ría pudo sonreírse al brazo de Eduardo daba
darle su mano, y pre- algunos paseos por el
sentar, sin estremecer- jardín de su casa, don-
se, su frente al beso de renacían todos los
fraternal. ¡Pobre niña! recuerdos de su edad
su descarnado rostro, y primera. Tranquila con
las seííales de tristeza los cuidados respetuosos
que el dolor había de- y tiernos de su primo
jado impresas en él , goza"basín temor ni re-
atestiguaron á suprimo mordimientos del pla-
que no había padecido cer de oírle; y escucha-
solo; por eso pensó en ba sus palabras con
su interior compade- aquella admiración, con
cerse de la desventura, aquel respeto, que se
da compañera de su in- profesa á la persona que
fancia, y trabajar ardo, se ama. Ocupada siem-
Maria y el señor de MarAiis.
rosamente en alejar de pre su imaginación con
su memoria los desgarradores recuerdos de la felicidad per- la memoria de su país natal, testigo de su infancia y felici-
dida. ¡Pero ay! estos recuerdos estaban por desgracia tan dad, dirigía de vez en cuando una mirada lánguida al lado
firmemente impresos en la imaginación de María, que la de Suiza: un día esta memoria fui^mas pertinaz, y sus ojos
,mas insignificanteespresion de Eduardo traía á su memoria fijos en el horizonte empezaron á derramar abundantes lá-
aquellos días de felicidad, llenos de poesía y de amor. Para grimas.
librarse de ellos buscó la desgraciada joven los que solo te- — i Qué tienes, María! le preguntó su esposo con su acos-
nían relación con su pais, y desplegó una sublime elocuen- tumbrada indiferencia.
cia al hablar desús montañas, de su cíelo puro y azulado, y La desgraciada niña, á quien la voz del señor de Marans
de sus solitarios y divertidos paseos. Guando hablaba así habia sacado del éxtasis en que yacía, contestó enjugándose
todo su ser había cambiado. Animada con el recuerdo de su las lágrimas:
ventura, sus ojos tomaron una brillantez indefinible, pero — Pensaba en que moriré sin volver á ver mi querida
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Suiza, y sin saludar la tumba de mi idolatrada madre. ta , apesar de su orgullo, aunque la triste sonrisa áe susáe»»
— ¿Porqué? replicó el marido fríamente. Si hubieras víctimas parecía que la decían. «Te perdonamos. »
querido, hace mucho tiempo que hubieras podido satisfacer Aquella noche ocupó María la misma habitación que t e -
tu deseo. nia en el tiempo de su felicidad. Como entonces, al abrir
— ¡Será cierto! esclamó María, ¡querrás acompañarme á sus ventanas al empezar el dia, respiró una atmósfera im-
mis montañas! pregnada en los aromas de las flores, y vio dispuesto á
—Eduardo podrá encargarse de eso: mis asuntos no me Eduardo que la aguardaba para su paseo matinal.
permiten, por ahora, alejarme de París; pero dentro de La vida apacible, sosegada y si se quiere dichosa, en cuan-
algunos meses iré á buscarte.... Con que, Eduardo, ¿con- to puede serlo la de la persona que vive sin esperanza, vol-
sehtirás en complacerme ? vió á la pobre niña su natural alegría, y un poco mas de
Eduardo hizo un lijero movimiento en señal afirmativa : fuerzas.... ¡pero ay! los dias de María estaban contados, y
su inesperada felicidad no le permitió proferir una palabra. nada cura una Haga del corazón. En el primer mes dio lar-
La indiferencia de su marido, el descuido con que la aban- gos paseos acompañada de Eduardo, mas en el segundó
donaba á la protección de Eduardo, afectaron estraordina- tuvo que acortarlos porque su quebrantada salud se debili-
riamente á María, pero éste creyó que su dolor era efecto taba visiblemente, y una fiebre lenta la consumía. Se acer-
de que amaba al señor de Marans, y de que este le corres- caba aquella estación en que el sol pierde su color encendido,
pondía con sobrada frialdad. Luchando con su desventurada y las hojas que se desprenden de los árboles ahogan las tier-
pasión y mas desgraciado que nunca, pero firme en el pro- nas yerbecillas del campo. La señora de Cerigny se sobre-
pósito de sacrificarse por su prima, la dijo Eduardo tomán- saltaba cada dia mas al ver desmejorarse á su sobrina, pero
dola la mano: Eduardo que había mucho tiempo que había perdido toda
— Hermana mia, te acompañaré á Suiza. esperanza, veía acercarse el momento crítico tranquila-
María sintió un indecible placer al oir el nombre que aca- mente, seguro de que no sobreviviría mucho tiempo á su
baba de pronunciar Eduardo. En adelante escudada con él querida prima.
podría manifestarle su cariño y estimación sin faltar á sus Un dia en que María se encontraba mas débil que nun-
deberes. ca, rogó á Eduardo que la llevase á un bosquecillo donde
—Sí, contestó á su primo dirigiéndole una mirada de acostumbraba á descansar cuando paseaba. Sentóse éste á su
agradecimiento, volveremos á nuestro pais: la vista de sus lado asi que estuvieron en él, y cogiendo éntrelas suyas las
valles tal vez me deje gozar un día feliz antes de mi muerte. manos de su prima la miraba silencioso. Un momento des-
pués sintió que María las estrechaba convulsivamente , y
VI. que cerrándose sus ojos se reclinó sobre su hombro.
— ¡Te sientes mala ! le dijo conmovido. Vamonos, va-
Una silla de posta caminaba quince dias después por la monos, hace bastante frió.
carretera de París á Ginebra, una joven débil y pálida y un — No, no, dijo ésta abriendo los ojos.... estoy bien.... soy
caballero, en cuyas facciones estaba pintado el mas vivo feliz así Eduardo creo que nosrestamuy poco tiempo de
pesar, la ocupaban solamente. Los cuidados, las atenciones estar juntos.... en este mundo al menos... hoy puedo de-
que usaba este para con su compañera, demostraban que su cirte mis pensamientos.... decirte por qué muero tan joven.
existencia estaba consagrada á minorar en lo posible los — ¡Pero, María !
padecimientos de aquella pobre criatura, que se inclinaba — ¡ Oh! hace mucho tiempo que lo sabias.... cuando me
mustiamente como la triste flor próxima á secarse. Sus ojos vistes en París, conociste que no tenia remedio yo también
fijos siempre en la enferma trataban de adivinar sus ocultos lo sabia.... Dirs me ha dejado que muera en mi pais, como
pensamientos con el objeto de adelantarse á sus deseos; si deseaba... conoció cuanto habia padecido... y quiso que gus-
una casi imperceptible sonrisa plegaba por un momento los tase todavía un momento de felicidad sobre la tierra.... por
labios de esta, el joven se sonreía dulcemente gustando un espacio de algunos dias.... la he disfrutado.... y ahora mue-
instante de felicidad ; mas si los padecimientos cubrían su ro contenta.... sí, me quedan muy pocos instantes de vida.
rostro de tristeza, triste él también trataba de ocultar el — ¡ María!
intenso dolor que laceraba su corazón. Eran María y Eduar- —Sí.... ahora te puedo abrir mi corazón.... en esta ho-
do que iban á visitar las montañas de Suiza, testigos de sus ra y en mi estado,... no es un crimen.... ¡Oh por qué te
primeros años. separaste de mí!
Algunos dias después se apearon en casa de la señora de Eduardo casi fuera de sí la estrechó entre sus brazos
Cerigny. La madre de Eduardo no pudo reprimir un mo- acercó sus labios á la pálida mejilla de María helada por la
vimiento de sorpresa al ver á su sobrina; la apretó contra su muerte. Sus ardientes lágrimas cayeron sobre un cadáver.
corazón, y se volvió para ocultar su rostro cubierto de lá- ¡Qué terrible responsabilidad pesa sobre los padres que
grimas. Los padecimientos que estaban grabados en el sem- consultando únicamente los intereses materiales, desoyen
blante de María eran para ésta una grave acusación; y la voz del corazón desús hijos!
aquella muger al abrazar la pobre niña, tan bella y encan- Seis meses después una misma tumba habia reunido á los
tadora en otro tiempo, al fijar sus miradas sobre las pálidas dos virtuosos amantes.
y desfiguradas facciones de su hijo, bajó tímidamente su vis- La señora de Cerigny la regaba todos los dias con su llanto.
X 192 K

Artes.
EL PAPEL.

Una de las primeras necesidades que esperimenlaron los que Alejandro invadió la Persia, es decir, 330 años antes
hombres reunidos en sociedad, fué la decomunicarsesus pen- de Jesucristo; pero un escritor de la antigua Roma afirma
samientos por mas medios que por solo la palabra. La in- haber visto una carta escrita en papel de Egipto por Sarpe-
vención de la escritura y la del papel debia ser una conse- don,rey de Lycia, que vivió en los tiempos del sitio de
cuencia de esta necesidad social; pero era imposible lograr Troya (1180 años antes de la era cristiana.) Sea de esto lo
con los primeros ensayos este magnífico resultado de la in- que se fuere, es lo cierto que el papel de Egipto formado de
dustria humana. Es de creer que no podrá menos de intere- las hojas de un junco que crece en la orilla del Nilo, llama-
sar á nuestros lectores la noticia de como se suplió por mu- do papyrm, se estendió poco á poco por todo el mundo ci-
cho tiempo el papel, y por qué nAedios sp llegó al fin á vilizado, y se usó generalmente hasta el siglo X.
descubrir una cosa que tanto ha influido en el desarrollo del Sin embargo , este papel de Egipto tenia bastantes incon-
talento humano, y que tan enlazada está en el dia con sus venientes, siendo los principales su estrema fragilidad que
progresos. no permitía conservarlo mucho tiempo , y el calarse mucho
Apenas habrá una sustancia ya sea vejetal, animal ó mi- á causa de su trasparencia; por lo que iba cayendo en de-
neral en que no se haya tratado de grabar caracteres. Así, suso , cuando á mediados del siglo x se descubrió en el im-
en los principios se escribió en el barro , en la tierra , en las perio griego de Oriente el papel de algodón que tenia los
hojas y corteza de los árboles, en láminas de plomo, de ma- mismos defectos, aunque en menor grado. Este papel grie-
dera , de cera , de marfil, conchas de tortuga y hasta en go dominó á su vez durante muchos siglos hasta que la euro-
pieles de peces. Para grabar los signos en estas distintas ma- pa occidental, cansada de ser la tributaría del oriente res-
terias, se usaban según su naturaleza unas veces sustancias pecto á una cosa de primera necesidad, trató de hallar los
líquidas, análogas ala tinta, pintando con ellas, y otras con medios de sustituir al algodón alguna sustancia indígena.
punzones que rayaban la superficie. Pero todos estos medios Primero imaginaron elaborar el lino y el cáñamo en bruto,
eran mezquinos, y solo servían para manifestarla necesidad y aunque los resultados no fueron satisfactorios, se conoció
sin satisfacerla. £1 linaje humano se hallarla aun en la in- que se había hallado el camino, no lardándose mucho tiem-
fancia si estos métodos hubieran seguido. po en descubrir que el lino y el cáñamo hechos ya tela, y
Ya se verificó un progreso cuando se emplearon para es- gastados por el uso llenaban las condiciones necesarias; y
cribir pergaminos y tripas de diversos animales. Se refiere en efecto, el papel de hilo hecho con trapos se adoptó ge-
que la Iliada y la Odisea estaban escritas con letras de oro neralmente en Europa á principios del siglo xiv, é hizo
en una tripa de dragón que tenia 120 pies de largo, y aun- desaparecer el de algodón. Hoy tenemos el papel continuo
que estos pormenores sean fabulosos, bastan para marcar el ó de máquina llevado á la última perfección.
hecho. Los pergaminos y tripas eran sin duda preferibles á Aunque parezca cosa imprudente el determinar los lími-
todos los medios usados hasta entonces; pero escaseaban, y tes de la humana industria, puede decirse que el papel ac-
no eran suficientes para llenar las necesidades de la socie- tual durará mucho tiempo, y que es difícil inventar otro que
dad. Era pues, preciso buscar otra materia que pudiese con- sea mejor y mas barato.
tener los signos, y áMenfis cupo la gloria de inventar el pa- Nada hemos dicho déla China en esta noticia acerca de!
pel. La época fijado tan precioso descubrimiento se ignora papel, ni hay otra cosa que decir mas, sino que en esta ma-
todavía y probablemente se ignorará siempre. Según algu- teria se adelantó y sobrepujó á Europa. (Véase para mas
nos autores, el papel egipcio se inventó por los tiempos en estensas noticias, la página 171 tomo I de esta Revista.)

Biografía.
CARLOS GUILLERMO MITSGHERLICH.

Nació este sabio alemán en 1760 en Weissensee en Pru- escritura del prodigioso número de sus obras, gozaba deun«
sia y murió en Goettíngue (Hanovrej en 1854 á la edad de salud sobremanera robusta. Algunos días antes de su muer-
94 años. Era el decano de los filólogos alemanes. Llenó por te, que fué cuasi repentina, decía á uno de sus amigos, que
espacio de sesenta y nueve años Jas funciones de profesor el único inconveniente que le causaba la vejez, era de no
en la universidad de Goettíngue. Dedicado constantemente poder leer con luz artificial una ipipresion de carácter dia-
al estudio, le debe la ciencia cincuenta y cinco obras, Ja ma- mante sin el ausilio de los anteojos. Era tio paterno del cé-
yor parte de grande estima y mucha estension, y la primera lebre químico Ernesto Mitscherlich, nombrado profesor de
de Jas cuales trata de las poesías de Gatillo (Goetting, 1782). la universidad de Berlín. Las obras del distinguido filólogo,
Mitscherlich , á pesar de haber consumido las tres cuartas de las que se han hecho varias ediciones en Alemania, han
partes de su existencia en el estudio, Ja meditación y en la. sido'traducidas en su míyor parte en lenguas estranjeras.

Por lo no firmado y como Editor responsable.—/uan (Hiveret.

BARCEtONA.—luPREKTA DB D. J04N O L I T B R E S , CAtLB DE liSCÜDllLEBS , N.° 37.—fSeS.


% 193 X

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

Ijjor S. 21. ItusjUtn.

VI.
Lo que es la escultura y su diferencia entre la pintura y arquitectura.— Del relieve.—Objeto y
problema de la escultura; condiciones que aquellas la imponen.— Limitación de la escultura á
la representación de formas sueltas.— Historia de la escultura.
La escultura representa formas propias de cuerpos orgá- estas mismas figuras son completamente representadas por
nicos y aisladas por todos sus costados. La escultura en su una especie de sello 6 presión del cuño sobre masas blandas
sentido riguroso se diferencia de las demás artes plásticas, que insensiblemente se endurecen. Aproxímase también al
que también representan formas de cuerpos orgánicos, pre- carácter del relieve el trabajo de estuco conocido ya desde
cisamente en que por medio del cincel y del martillo elabo- la antigüedad , que regularmente suele emplearse como
ra sus productos con un material duro. En un sentido mas adorno en las obras de arquitectura.
lato es una especie particular de plástica por cuanto se com- Las figuras que la escultura presenta no tienen el fin en
prende igualmente en ella Ja formación de figuras con ma- sí mismas, pues de otra suerte dejarían de ser objetos del
sas duras ó blandas , sean ó no enteras y redondas ó de me- arte. En el mundo de las artes sucede lo mismo que en el
dio relieve. La plástica en su sentido mas lato además de la mundo humano, y asi como no agrada el rostro de un hom-
verdadera escultura comprende también el arte de moldar bre en que no hable un alma, de la misma suerte una figu-
ó formar figuras de relieve con masas blandas como barro, ra plástica ha de ser la envoltura ó el espejo de un espíritu
yeso, cera, etc.; la talla ó arte de trabajar formas en made- representado. Su grado de belleza depende de aquel en que
ra y marfil; el arte de fundir estatuas, por el cual se em- comprenda la idea puesta de fundamento, espresándola vi-
plean metales derretidos'para representar formas bellas con- siblemente con verdad y realidad , según se ha podido veri-
forme á moldes determinados. Además frecuentemente y en ficar en el Júpiter de Fidias, del cual se dice que á nadie ha
sentido fijo, la escultura es tomada por el mismo significado sido posible verle sin sentirse penetrado de la majestad del
que la plástica. ser divino, ó en el Apolodoro de Silanio , de quien se ase-
La pintura no hace mas que dar á sus formas el parecer guraba: Non fiaminen iracundum ex wre fecit, sed iracun-
de corporeidad; mas la escultura Jas hace verdaderas, da fi- diam ipsam.
guras corpóreas, palpables, y por esto es también llamada Así como la pintura comprende lo ideal, la vida senti-
arte de la verdad sensible. La pintura da á sus formas Una mental del espíritu humano, y la representa enunciada con
capacidad esterior , las representa sobre un fondo , al paso una porción de luz, de la misma suerte la escultura com-
que la escultura da á sus formas una posición libre é inde- prende la realidad, la potencia, altura, grandeza, enerjía,
pendiente por todos lados: diferencíase de la arquitectura dignidad, majestad, etc., espresándolas visiblemente por
en que trabaja formas de cuerpos orgánicos. La transición de formas orgánicas; pues la armonía mas íntima de lo esterior
la pintara á la escultura se debe al relieve ó trabajo de for- é interior de lo sensual é inmaterial, de la forma y de la
mas realzadas sobre un plano en que están elaboradas y co- idea, es la suprema ley de las artes y déla belleza. Una por-
mo asidas. El relieve, al modo de la escultura, representa ción etérea de luz seria un medio demasiado fino para la es-
verdaderas formas corpóreas que sobresalen mas ó menos presion del poder, grandeza, enerjía, etc.; y por tanto, á
del plano. Según esta prominencia se distinguen los varios la perfecta corporeidad toca abrazar en el complemento de
grados de alto, bajo y medio relieve, en los cuales las figu- su idea, y representar bajo una forma adecuada lo grande,
ras sobresalen ya mas ya menos de la mitad de su grueso, sublime, fuerte, poderoso, etc.; todo lo cual no puede ser
ó precisamente solo la mitad. El relieve á la manera q<ie objeto sino de la escultura. La pintura para hacer visibles
la pintura, necesita todavía la condición de una capacidad las ideas tiene á su disposición la luz y las sombras con toda
esterior ó un punto de asidero, pues representa sus figu- la inmensidad de los colores, de los cuales ningún uso pue-
ras sobre un plano, y de consiguiente estos trabajos suelen de hacer la escultura, y las estatuas pintadas hacen ala vis-
emplearse solo como adornos combinados con los de otras ta una impresión tan desfavorable como las caras humanas
artes, ya de escultura ya de arquitectura. Con ellos se pintadas. La escultura desempeña su cargo de representar vi-
adornan figuras colosales, obeliscos, columnaserijidas para siblemente las ideas solo en tanto que proporciona á las figu-
eternizar hazañasó sucesos notables, y también son emplea- ras sobre las cuales trabaja aquella magnitud, posición y
dos en vasos, urnas y muebJes análogos. Conocido es entre continente que les son característicos, juntamente con aque-
los arqueólogos el escudo de Aquiles adornado con trabajos llos contornos, semblantes y jesticulacionescon cuyoausilio
de relieve según nos describe Homero. la idea representada esprésase inmediatamente y por sí mis-
Las especies particuíares del arte del relieve son dos: la ma. Sentadas estas bases, la arquitectura para el desempe-
dactilioglíptica ó dactiliografía, por cuyo medio se abren for- ño de su cargo no halla tampoco figuras mas cohducentesque
mas en piedras preciosas, qute así trabajadas generalmente las humanas, pues solo en ellas en razón á la desnudez de la
se denominan gemas, y en particular en talladuras, si las carne puede hacer visible el espíritu. Únicamente el hom-
formas son ahuecadas, y camafeos si son en relieve. El arte bre , se esclamó en otros tiempos, viene desnudo y descu-
de acuñar trabaja las formas ahuecadas en metales duros, y bierto al mundo; pero precisamente en esto consiste su ma-
TOMO 111, 25
^ 194 X
yor adorno y que sea su superficie trono de belleza y su «Contemplemos, decía Winclielman, el Júpiter del Olimpo
cuerpo espejo del alma. como si todavía pudiéramos tenerle á la vista, y dígase si lo
Pero aunque la figura liunnana sea la mas adecuada para que nos encanta es el reposo en que aparece el padre délos
la escultura, esta se sirve de ella solamente como de un ve- dioses y de los hombres.» Mas el reposo en que la figura de
lo, y en las figuras humanas que construya no ha de repre- Dios debe aparecer, no es el de la inercia, distracción ó im-
sentar una naturaleza humana común, sino naturalezas mas potencia, sino aquel sublime reposo que consiste en el mas
elevadas, caracteres ideales, que es cuanto pide su noción completo equilibrio del alma. Este íntimo equilibrio en las
peculiar. Las ideas del poder, de la elevación, dignidad, figuras plásticas se hace visible por medio de un equilibrio
majestad , etc., son necesariamente lasque por medio de la esterior que es el de todas sus partes y miembros. Por tanto,
escuUura han de ser puestas á la contemplación de ios sen- el equilibrio de todas Jas partes y miembros de la figura plás-
tidos, y dicho arte obtiene todo su desempeño cuando en tica es el tercer requisito de la escultura. El movimiento del
la figura que forma, no solo indica la idea designada, sino cuerpo humano depende de un antagonismo ó contraste de
que la representa en verdad y realidad. Los seres en quie- sus partes. Por ninguna parte aparezca semejante contraste
nes la iJea del poder , elevación, dignidad , majestad, etc., y hágase visible en todos los miembros un equilibrio fluc-
se ha transformado en existencia, pertenecen á un mundo tuante. A la manera que el universo hace patente al esterior
superior; y estos son los que por su orden y naturaleza mas el ritmo de sus movimientos manteniendo ocultos los im-
sublime deben aparecer en las figuras plásticas de la escul- pulsos é instrumentos de ellos, así también en medio de los
tura : por tanto el mundo propio de la escultura es el mun- movimientos del cuerpo ningún músculo, tendón ó nervio
do de Dios. Hasta históricamente se prueba que la escultura puede hacerse visible, ni turbar el equilibrio de las partes,
en su siglo de oro se consagro preferentemente á formar fi- como bellamente fué conseguido en el .Apolo de Belvedere.
guras divinas. Avanza gravemente con augusta marcha y sublime compás
Júpiter, padre de ios dioses y rey de los hombres, eléva- de su cuerpo ; pero no es posible descubrir vestigio alguno
se sobre su trono con graciosa majestad; en su cabeza se ve de turbado equilibrio y no aparece á la vista ningún vaso,
una forma que á ningún mortal ha sido concedida : Fidias lo tendón, ni nervio; hay movimiento en el reposo y reposo
hizo. Cuando la imagen del Olimpo era perfecta, Fidias debió en el movimiento.
prestar al Dios una señal de su complacencia, y hacer des- No solo en las figuras divinas sino también en las huma-
cender de su semblante un rayo de luz. Después del Júpi- nas que salen de mano del escultor, debe dominar el mas
ter viene Ja cabeza colosal de Juno esposa y hermana de completo reposo y sublime equilibrio; pues toda figura plás-
Júpiter: formóla Polícleto. ¿Quién ha visto en la tierra figu- tica, aunque tenga por objeto un hombre, ha de ser un
ra semejante, no en cuanto al tamaño sino por el espíritu Dios, por cuanto en ella es preciso que aparezca visible la
que anima aquella forma? Palas, hija de Júpiter y nacida de idea de la elevación, dignidad, fortaleza, etc. La modera-
su cabeza. Ya en Homero aparece como destructora de la ción de la espresion con especialidad versando sobre pasio-
ciudad: Fidias la formó. Febo y Diana, hijos de Júpiter , nes y afectos, es una condición rigorosísima para la escultu-
dignos del padre. Fidias formó el Apolo y Praxiteles la Dia- ra. En el semblante y facciones de la figura plástica no debe
na, hermana de Febo. A sus hermanos Neptuno y Pluton presentarse el coraje del afecto, ni el arrebato de la pasión,
pasó la sublime figura del padre: sus hijos Marte y Hércu- sino que deben aparecer uno y otra moderados y reprimi-
les fueron sacados por Fidias dignos del padre. Baco y Afro- dos. Con todo, no se tome esta moderación en el sentido de
dito, hijos de Júpiter, fueron hechos por Praxiteles, así co- superficiales moralistas, que para educar al hombre en la
mo también Cupido y Hermes. virtud, se esfuerzan por desarraigar y estinguir en él todos
La primera condición que se impone á la escultura es la los afectos. No consistiendo la virtud en la ausencia de Jos
noble sencillez. LasUguras divinas deben salir inspiradas de afectos, sino en el poder del espíritu sobre ellos, la belleza
tan noble sencillez, que parezcan como inmediatamente sa- de la figura plástica no depende de la descripción de los
lidas de manos de la naturaleza , sin ningún otro adorno ni afectos, sino de la moderación de su espresion. Las fuerzas
mas traje que su belleza natural; pues el ornato y aderezo de los afectos deben mostrarse como reales, y es preciso ha-
no dicen bien con lo grande y sublime de la figura divina. cer visible que podrían prevalecer completamente; mascón
De aquí procede la elevada significación y ventaja de la el poder del carácter y con la grandeza del alma, es menester
desnudez en la escultura, condición que se espresa tanto que aparezcan subyugadas. Cual modelo de semejante mo-
mejor por cuanto su completo efecto se funda en los con- deración en la espresion de la sensibilidad, existe Laocoon-
tornos que la escultura imprime á la superficie de sus figu- te, el sacerdote troyano , asombro del arte: por desgracia
ras; y este arte destruiría ó haria imposible su peculiar efec- se ha perdido el nombre del artista, que según algunos se
to, si envolviera en muchos ropajes las figuras. Sin embargo llamó Ajesandro.
el arte sublime no desdeña Ja envoltura; pero debe disponer « Por todos los miembros del cuerpo vemos difundida un
con tal estudio la vestimenta ó ropaje, que deje traslucir las alma divina. Al mismo tiempo que por el sufrimiento los
formas. El ropaje se funda en el contraste de las superficies músculos se presentan hinchados y tirantes los tendones;
y de los pliegues. Los miembros en relieve carecen de plie- el espíritu , armado de fuerza, se ofrece en la abultaji» fren-
gues que son propios de los huecos. En las obras del anti- te, y el pecho se levanta con el aliento comprimido éfi/»4e
guo estilo estos pliegues salen rectos, y en las mas bellas encerrar dentro de sí el dolor, ^ p e n a que se declara en
obras del arte arqueados y <JetaJ manera dispuestos, que pa- todos los músculos y tendones no prorumpe con /mpetuen
recen las ramas de un árbol. el rostro, ni en toda la actitud. No se eleva grito alguno y
El movimiento es propiedad de los átomos y el reposo ca- solo hay un prolongado sollozo que Laocoonte recoje dentro
rácter del ser que se basta á sí mismo y es perfecto en sí. Por de SI, que le mantiene sumado el bajo vientre y puestos en
tanto el segundo requisito de la escultura es representar las hueco los costados. El rostjp esté quejoso pero no claman-
figuras divinas en el mas completo reposo. La gravedad y do, y los ojos se hallan vuello^liinplorandoausilio superior»
trabajo que indica Ja frente arrugada, deben desaparecer , (WiclíeJmann).
y hay que evitar toda actividad indicio de algún esfuerzo. El sublime reposo y equilibrio completo que deben apa-
195 K
recer en las figuras de la escultura, no permiten á este arte proporción quedarla invariable y la figura principal dejarla
lanzarse á las composiciones históricas ó dramáticas. ¿Ni de parecer un coloso ; y en el segundo caso la armonía del
cómo se adaptarla á un conjuntóla combinación de las mu- conjunto, á que preferentemente debe sujetarse la pintura,
chas figuras que la acción exije? La pintura, si bien dá á las seria turbada apareciendo en vez de un coloso digno de
figuras una capacidad esterior, tiene también un fondo con contemplarse, un ente deforme que, cual monstruo ruinoso,
el cual le es posible combinar muchas figuras en un con- amenazarla aplastar las pigmeas figuras circunstantes. Por
junto. La escultura representa la figura en una posición li- tanto no puede formar colosos sino aquel arte que ninguna
bre y suelta por todo» lados sin fondo alguno, ni capacidad figura accesoria tiene que agregar á la figura principal, y
esterior. La escultura por tanto debe limitarse á la repre- con la cual pudiese la otra ser comparada: tal es el caso en
sentación de figuras y caracteres aislados, y si también se que se halla laescultura. La figura que sale de manos de éste
atreve á representar una acción, conviene elegir tal que ade- arte aparece ubre, suelta por todos lados y sin relación al-
más de exigir pocas figuras fáciles de agrupar, haya también guna; en sí misma comprende su mundo entero, y, como
un obvio medio de combinar en un todo el corto número el universo, nada tiene fuera de sí con que pueda ser pa-
de partes. La escultura en una sola figura aislada es capaz rangonada. Por tanto, es posibleá laescultura antes que á
de mostrar su grandeza entera; y cuanto mas concentra el ningún otro arte formar colosos.
todo en un punto medio, cuanto mejor junta en una figura A esta pretendida ventaja de la escultura sin duda pudiera
la copiosa plenitud de sus ideas, haciéndolas patentes á la hacerse la objeción de que sea como fuere, ha de presentar
vista, tanto mejor alcanza su empeño peculiar de repre- sus figuras en algún punto del espacio, donde también se-
sentar en las figuras la naturaleza divina; pues toda divi- lla absolutamente imposible dejarlas de comparar con el es-
nidad es un conjunto limitado á sí, una totalidad comple- pacio esterior. Efectivamente, algunos ignorantes han he-
ta , suficiente por sí misma, que todo lo absorve en sí hasta cho sobre el colosal Júpiter de Fidias el reparo de que si se
su noción en si misma , y que fuera de sí nada mas necesita. levantase derribaría la bóveda del templo, y en este con-
Á estas condiciones se sujetaron los grandes clásicos artis- cepto le calificaban de monstruoso. Sin embargo, el espacio
tas de la antigüedad griega, y produjeron los mas sublimes esterior en este caso es enteramente circunstancial y nin-
efectos del arle plástico , legándolos á nuestra admiración gún influjo ejerce en el aprecio de la magnitud de la figura
como obras maestras. plástica; pues toda obra del arte es en sí un mundo ó uni-
Sin duda también pudiérase apelar al pasmoso grupo de verso, y de consiguiente no puede ser valorada sino sola y
Laocoonte, en el que la escultura con feliz éxito se lanzó á aislada en sí misma, de lo cual bastante nos penetramos en
una composición dramática. Pero este grupo consiste úni- la pintura. La magnitud de las figuras en un cuadro (de ár-
caniente en tres figuras que representan un anciano y dos boles, animales ú hombres) ninguna proporción absoluta-
niños, fáciles de diferenciar por su edad y tamaño, forman- mente guarda con la magnitud real de las mismas fuera del
do un grupo claro y bello. Además las figuras en razón á las cuadro; y con todo reconocemos su pretendido tamaño,
roscas de la serpiente y causa común de su dolor, se pres- puesto que no nos place compararlas con el tamaño positivo
tan á combinar en un solo conjunto. Finalmente, el artista de estas figuras, bien convencidos de que toda obra del arte
destinaba el grupo para un nicho, en donde no pudiendo debe ser estimada únicamente en sí misma y rehusa toda
ser rodeado, adquirirla igualmente un fondo. Esto proviene relación esterior.
de que la obra no siendo tan bella por la parte posterior se Los primeros rudimentos de la escultura se pierden en la
trabaja por este lado con imperfección. La escultura de nin- mas tenebrosa antigüedad. Ya en los tiempos remotos de
gún modo se ha de llamar imperfecta porque no pueda di- Babel se nos muestran vestigios de este arte, y los dioses Pe-
latarse á la misma estension que la pintura. Limítase pre- nates formados de Laban, son referidos á mas de dos mil años
cisamente á su mas sublime escelencia , así como también la antes de la venida de Jesucristo. En las primitivas cuevas
naturaleza aparece mas ennoblecida cuanto mas se acerca indias y en los templos de grutas, se hallan efigies redondas
en sus producciones al punto en que reúne bajo una posición de escultura, que sin embargo parecen ser mas modernas
concéntrica lo que ha ido produciendo en seres esparcidos y que la mayor parte de los relieves pintados. Las obras de
accesorios. De esta suerte la naturaleza encierra la forma de escultura halladas en las ruinas de Persépolls suministran
la planta en la corola, que no es otra cosa sino aquella mis- pruebas de la pasmosa técnica de los persas. Entre los asi-
ma en situación mas concentrada, lo que son las hojas apro- rlos, ya bajo la dominación de la reina Semiramls, se hizo
ximadas unas con otras y con el tronco, pero convertidas mérito de estatuas de bronce. Los egipcios fueron los pri-
en sustancia mas noble, según ha mostrado bellamente meros que ofrecieron un estilo determinado del arte. Entre
Gothe en sus obras sobre la metamorfosis de las plantas. ellos todo era simbólico, pero jamás se remontaron á la be-
No obstante si el campo de la escultura con motivo de su lleza de la forma: sus figuras son cual momificadas, rígidas
independencia del espacio esterior es limitado por una sola y faltas de la espresion del movimiento. Los etruscos que
parte , se dilata mucho por otras; pues precisamente en ra- recibieron del Egipto y de la Grecia sus primeros gérmenes
zón á su independencia del espacio esterior le es permitido, de escultura, ó del Asia, como otros afirman, se dlstin-*
con preferencia á otras artes , representar figuras colosales guieron principalmente por sus hermosos vasos y copas con
superiores á la magnitud humana sin esponerse al riesgo de relieves y pinturas características, pero sin que todavía pu-
producir deformidades ó monstruos. La pintura está sujeta diera preconizarse la belleza de sus figuras. En los griegos
al espacio esterior, tiene que prestarlo á sus objetos, y por comenzó la infancia de la escultura con los Kermes, que
tanto es incapaz de toda forma colosal. La pintura para ha- por mucho tiempo fueron el único objeto de ella.
cer significativo y agradable, según condición que le está En Dédalo señala Winckelmann el primer período de las
impuesta, el mismo e.«pa«io esterior. no debe dejarlo vacío artes griegas, al cual llama época de los antiguos. Las formas
de figuras, sino que además de la figura capital debe pre- aun eran angulosas y desagradables; ef dibujo fuerte pero
sentar otras accesorias que animen. Si la pintura pretendiese incorrecto, la espresion enérgica y reflejando cierto aire di-
formar colosos, agrandaría ó no las figuras accesorias bajo vino. Por la separación de los pies del cuerpo y la abertura
¡gual forma que la figura principal: en el primer caso la de los ojos, Dédalo obtuvo el asombro de los pueblos heléni-
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eos; de modo que simbólicamente le atribuyeron un genio rado, se conservó hasta los tiempos de Antonino; pero bajo
divino con el cual hacia andar, ver y hablar alas columnas la dominación de Severo y sucesores, decayeron las artes de
convertidas en figuras. Thiersch trata de demostrar en tér- los antiguos, y ya antes de Constantino el Grande habían
minos muy ingeniosos que durante la vida de Dédalo y su sucumbido enteramente. En la primitiva iglesia cristiana la
hijo, los llamados en común Dedálidas eran peritos artistas adoración de los santos fué motivo especial para salvar de
que trajeron á Grecia las artes egipcias refundiéndolas en una total ruina por lo menos la parte mecánica de la es-
un tipo griego que tardó mucho en fijarse. cultura.
VA arte ejinética cuyo fundador Smilis de Egina fué con- 1.a nueva plástica en el principio estuvo solamente al uso
temporáneo de_Dédalo, constituye la transición del antiguo de la arquitectura y no recobró su independencia hasta la
estilo rigoroso al estilo bello. En general se caracteriza por época de L. Ghiberti hacia el año 1401; pero como verda-
la imitación esclavamente fiel de la naturaleza; pero des- dero restaurador de la escultura se debe citar á Donatello,
de Fidias quedaron disipados los vestigios del arte ejinéti- nacido en Florencia en 1383. Trabajaba en mármol y en
ca, y mas tarde indistintamente se denominó en Grecia madera, pero en este último proceder quedó aventajado por
obra ejinética á todas las que para entonces eran antiguas. su amigo y discípulo Brimelleschi. También se dedicó mu-
En Fidias nacido unos cuatrocientos ochenta y ocho años cho y con feliz éxito al restablecimiento de las antiguas efi-
antes de Jesucristo, empieza el estilo elevado de la escul- gies en mármol. Presto les sucedió Miguel Angelo, nacido
tura entre los griegos. Su genio creó dos capitales idealida- en 1474, y distinguido por la enerjía y audacia de sus re-
des: la Minerva para el Pantenon de Atenas, y el famoso presentaciones. Con todo sin desconocer sus grandes méri-
Júpiter Olimpo de Elide. Ambos estaban labrados en oro y tos se le censura la frecuente inverosimilitud que deja en las
marfil y provistos de magníficos adornos que solo servían cosas esenciales y los vestijios no raros de una imitación de
para realzar mas la dignidad y elevado carácter de la figura la naturaleza vulgar, con lo cual perjudicó bastante á sus
en su misma sencillez. Los demás artistas de aquel período discípulosy secuaces. De aquí nació que ya en su tiempo los
principalmente se limitaron como Fidias al tamaño y fuerza plateros principalmente se dedicasen por práctica á la es-
en las figuras. Polícleto que en su Juno Arjiva y en su Ama- cultura y que con la introducción de agradables oropeles en
zona rivalizaba con Fidias, eligió especialmente en razón á sus obras, alejasen mas y mas de la sencillez los grandes mo-
su complexión mas tierna, el círculode las figuras gimnás- numentos de escultura. La manera de representación intro-
ticas efebeas, y en consecuencia creó la idealidad de la ju- ducida en el gusto por los discípulos de Miguel Angelo, no
ventud. Myron formó primeramente el círculo atlético y le solo se propagó por Italia sino que estendió también su con-
cerró con la idealidad de Hércules. Fué igualmente el crea- siderable influjo á la Francia , Inglaterra y España. En Ale-
dor de las famosas idealidades de los animales. Cien años mania , donde á la sazón se seguía por modelo á la Italia, no
después de Fidias llegó á su elevación la belleza del estilo y tardó aquel gusto en desvanecerse pasando á delicadeza,
comenzaron desde entonces los verdaderos escultores en de modo que apenas era discernible en la imitación el tipo.
mármol á cuyo frente existieron Scopas y Praxiteies. Sco- Solamente para el sepulcro del príncipe Maximiliano en
pas en posesión de la idealidad de Dionisio, se entregó con Saizburgo suministró en relieve Matías Kollin trabajos seña-
esceso al círculo de las bacanales y sátiros. Pero Praxiteies lados. Con la decadencia déla arquitectura, la escultura tam-
gustó además del carácter de los éteres y bailarinas, y á bién vino en menosprecio hasta mediados del siglo xvm.
continuación de lo ideal de Dionisio completó el ideal de Pero á fines del siglo xviii y principios del xix aparecie-
Afrodito y Cupido. A este período pertenece también el fa- ron para la historia de la escultura dos artistas eminentes:
moso grupo de Niobe, que por unos se atribuye á Scopas y J. T. Van Sérgel, nacido en Estokolmo en 1740, y Antonio
por otros á Praxiteies. Canova nacido en Possagno, de los estados venecianos, en
Después de Praxiteies, padre de una numerosa familia 1757. Sérgel apesar de la enerjía y gracia de su estilo artís-
de artistas, el estilo bello pasó á gracioso y se fijó la aten- tico y de la profundidad y poder de sus ideas combinadas
ción principalmente en la proporción y simetría. Este últi- con la mas completa amabilidad de las formas, obtuvo poco
mo florido período que aun abrazaba el aislado círculo ar- aprecio. Mas feliz fué Cánova, á quien indisputablemente
tístico de la idealidad de los reyes y guerreros, empezó con pertenece la gloria de haber repuesto por medio de los he-
Lisipo, unos330 años antes de la era cristiana. Prefirió nue- chizos y ornato de las figuras á la escultura en la debi-
vamente la fundición metálica al mármol. Formó principal- da consideración é interés, sin embargo de la pobreza en sus
mente estatuas de retratos que trabajaba con suma elegancia modos de inteligencia y representación contra los cuales
y esmero, y entre las cuales se hizo particularmente famosa Ft'rnow previno á los alemanes. Pero si Cánova, cuya es-
su estatua de Alejandro. Teniendo presentes las reglas de cuela todavía en Italia prevalece en la de Este, Marchesi,
Polícleto sobre las proporciones, construyó los cuerpos mas Ricci y otros, por razón de sus influyentes obras merece ser
esbeltos, las cabezas mas pequeñas y los cabellos mas lije- colocado en la cima del mas reciente período déla escultura,
ros, naturales y finos que sus antecesores; evitó toda an- también J. J. Winckelmann , nacido en Stendal en 1717,
'gulosidad y tajo, y procuró dar á las partes mas redondez es acreedor por lo menos á partir con él estos honores en
y suavidad. En Lisipo terminó el ciclo de la historia anti- razón al inmortal mérito que contrajo cultivando la crítica é
gua de las artes y empezó el reinado de los imitadores. Des- historia de las artes así coma incitando al estudio de los an-
de las guerras de los macedonios y sirios, 200 años antes tiguos y el entusiasmo por las i^rdaderas artes. Pero estas
de Jesucristo , comenzaron los saqueos artísticos de los ro- necesitaban entonces una ocasión favorable para mostrarse
manos y entonces con las obras de las artes se dirigieron que sin duda proporcionaron con pomposa munificencia los
también á Roma los artistas griegos, sin que todavía se con- reyes Federico Guillermo III de Prusia y Luis de Baviera á
naturalizasen allí las artes. Desde los fiempos de Sila se di- los maestros alemanes Schadow, Rauch, Tieck, Wichmann,
fundió una afición á las artes que rayaba en frenesí, y en Eberhart, Schwanthaler y otros, contribuyendo también
el siglo de Adriano aun se desplegó mas con el ornato, es- nopoco al mismofinla cooperacionde Dannecker, Ohmacht,
plendor y perfección de la característica ilor tardía de las Schaller , Haller y otros. Pero en Roma principalmente fué
artes antiguas. Este gusto aunque insensiblemente degene- donde el dinamarqués Thorwaldsen, pasando por un consu-
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mado maestro , trabajó con todas sus fuerzas para difundir das entre sí la arquitectura y la plástica. Esteríor é interior-
rápidanfiente con un reconocimiento europeo la escultura en mente constituyen el mas bello y armonioso conjunto; y
su valor primordial. Talentos análogos al suyo como Bys- hasta en cada sala en particular corresponde siempre en lo
tron, Freund , y Launitz eternizaron en el norte de Europa posible el estilo arquitectónico á las obras de escultura
con'magníficos monumenlos, sucesos importantes en la vida espuestas en la misma. El conjunto respectivamente á las
de los pueblos. Tambiea el ruso Marton abrazó ventajosa- obras distribuidas se halla repartido en doce salas que arti-
mente igual comisión en los monumentos de su patria. En ficialmente representan la historia de la plástica mostrando
Francia, Chaudet, Bosio , Pradier y David Cartol adopta- á los ojos de que manen las artes griegas trajeron su oríjen
ron por modelp en gran manera á Cánova. Los escultores de las ejipcias, como se elevaron y ennoblecieron, de que
ingleses como Cibber, Rysbrack, Shecmaker, Roubiliac, modo las acojió Roma y finalmente como se abatieron y
Wilton y Nollekens no adquirieron una nombradla europea. volvieron á elevarse. El atrio y las dos salas principales que
Flaxman tuvo sin duda un influjo mas pronunciado, pero hay en medio de la fábrica, están adornadas con escelentes
no tanto por el carácter de sus esculturas como por los con- pinturas al fresco ideadas y dibujadas la mayor parte por
tornos. Con él rivalizaron Westmacott, Gbantrey y Bailey. P. Cornelius, unas pintadas por el mismo, y otras bajo su
Una de las mas raras colecciones de las obras plásticas dirección y ayuda por ^us discípulos. Estas dos salas han
del arte que el rey Luis de Baviera, siendo todavía prínci- sido dispuestas con una suma inteligencia artística en la cual
pe heredero, había adquirido ventajosamente en Italia, se desde la cumbre de la perfección á que-hablan llegado en
halla hoy día en la Glyptoteca de Munich construida bajo Grecia, empiezan á descender y forman una larga pausa
los auspicios del mismo. Esta fábrica de cuya construcción combinándose al mismo tiempo la arquitectura con aquella
fué encargado el consejero privado Klenze , comenzó en especie de pintura técnica que guarda con ella una relación
el año 1816, y fué acabada en el de 1830. En este sun- de inmediata dependencia.
tuoso templo de las artes se hallan íntimamente hermana-

Historia natural.
CARNICEROS INSECTÍVOROS.

La musaraña acuálica y la musaraña Inreslre.


Las MUSARAÑAS ISorex, L I N . ) , corresponden al segundo dos, debajo del pelo ordinario, se vé una faja de cerdas
género délos diodontes, y tienen treinta y dos dientes; á sa- muy recias y espesas, de entre las cuales fluye un humor
ber, dos incisivos en cada mandíbula, de los cuales los supe- odorífero producido por ciertas glándulas especiales. Se ig-
riores medios son ganchosos y dentados en la base; y diez y nora absolutamente el uso de este órgano.
seis molares también en cada mandíbula, con falta absoluta La museta, en nuestros campps es víctima de una preo-
de caninos. Su cuerpo es velludo y con espinas, el hocico cupación, pues se cree.que con su mordedura causa á los
prolongado y afilado ; caballos una enferme-
las orejas redondea- ^ --^^ dad mortal, y en con-
das y cortas, sus dedos secuencia se le da ca-
en número de cinco za. Esta imputación es
en cada pié, provistos tanto mas falsa, cuan-
de uñas medianamen- to que no solo no es
te recias. Estos anima- ponzoñosa, sino que
les son muy voraces. la pequeñezdesu boca
La MUSETA Ó Mu- no le permite coger la
saraña común (Sorex piel de un caballo para
araneus, Lm.; la ÜM morderle. Durante la
saraña, BÜFF.—J. G. primavera este ani-
Véase lafiguradel fon- malillo habita en el
do en la lámina), rara campo, y se retira á
vez adquiere el tama- los bosques, donde se
ño de un ratón ; tiene cobija debajo del mus-
.Jas orejas grandes y go y la hojarasca seca
desnudas, é interior- en los troncos viejos
mente presentan dos de los árboles, ó en los
lóbulos ó repliegues agujeros que abando-
colocados el uno en- nan los topos ó los ra-
La Jlu-arañi acuática y la Mufaraíia lerresire. tones campesinos, y
cima del otro; tiene
d color pardo de ratón, el cual es mas claro inferionnente, aun en madrigueras que se escava él mismo. Al rededor de
y á veces tira algo á leonado ó á moreno. su habitación, de la cual se aleja muy poco, y ala que vueU
Las musarañas ofrecen todas una particularidad muy es- ve al menor recelo de peligro , es donde da caza a los insec-
traña, que todavía no ha esplicado la ciencia: en los costa- tos, que constituyen su ordinario alimento; pero no desde-
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ña el grano, y hasta alguna ^vez come la carne corrompida Fué Daubenton el primero que dio á conocer la musaraña
de los cadáveres de los animales. A la hora del crepúsculo acuática ; con todo , es hoy mucho mas común que la mu-
sale la museta á sus cortos paseos, puesto que si durante el seta , la cual es conocida desde la mas remota antigüedad.
dia se atreve á hacerlo es víctima de sus enemigos, pues á Aunque habitualmente vive á orillas, y aun á veces casi en
mas de tenerla vista muy débil, corre muy mal. Los p e - el fondo de las aguas, no tiene los pies palmeados, y sí solo
queños carnívoros la matan, pero sin comerla; á lo menos guarnecidos de pelos recios en forma de abanico, los cuales
los gatos muestran hacia ella grande repugnancia, lo cual reemplazan á las membranas interdigitales, dándole mucha
sin duda debe atribuirse al fuerte olor que despiden sus facilidad para nadar; así es que pasa una gran parte de su
glándulas. Cuando al aproximarse el invierno empiezan los vida en el agua, donde persigue con suma actividad los in-
árboles a despojarse de su frondosidad , no encontrando la sectos acuáticos que constituyen su principal alimento. Za-
musaraña ya insectos, retírase á su cuartel de invierno ; es búllese con la misma facilidad que nada; y como tiene las
decir á las granjas y graneros de heno, á las caballerizas y orejas anchas y cortas, j a naturaleza le ha dado la facultad
á otros parages de nuestras habitaciones, donde encuentra de cerrarlas herméticamente cuando se sumerge en las
algunos granos desparramados para alimentarse, y á veces aguas. Las abre á su voluntad y forma tres válvulas, que
restos de la cocina. No creemosque se aletarguen durante el corresponden al hélix, al trago y al anti-trago; de manera
invierno, á lo menos cuando las nieves no son muy fuertes, que no puede introducirse en su oido ni una sola gota de
pues alguna vez la hemos visto pasear por encima de ellas. agua: la misma facultad es común á todas las especies de
Cuando la irritan, despide la musaraña un chillido muy este género. Este animalito vive en agujeros que se abre en
semejante al de un ratón, pero mucho mas agudo. Dá á luz la tierra á orillas de los arroyos por medio de sus uñas y de
sus hijuelos en número que no baja de seis á ocho á fines su geta y nariz, móvil como la del topo, aunque mucho
de la primavera, en un nido de heno que se construye en el I mas delgada y mas prolongada á semejanza de una pequeña
fondo de su madriguera; créese que pare tres ó cuatro v e - trompa. A veces, para ahorrarse el trabajo de hacerse su pe-
ces al año. Encuéntrase en todas partes; pero en ninguna queña madriguera, se apodera de la de algún ratón acuático,
la hemos visto abundar. Las especies siguientes tienen todas ó bien se contenta con la hendedura de una roca, ó con un
casi las mismas costumbres. agujero entre dos piedras. Tiene pocos enemigos: los car -
La MUSARAÑA CUADRADA {Sorex. tetragonurus, HERM.) , nívoros nunca le atacan , porque les repugna y aleja el olor
tiene delongituí^, inclusa la cola, tres pulgadas y nueve l í - que despiden las glándulas de la musaraña; solo tiene que
neas (O.lOOj; es negruzca superiormente, y moreno ceni- temer la voracidad de los sollos y truchas, que como ella
cienta inferiormente; sus orejas son cortas, la cola lar- habitan en las aguas claras, y se las zampan al paso. Las
ga, y forma cuatro lados. Encuéntrase en Francia en las musarañas acuáticas es un animalito nocturno; entra en su
granjas. La RAYADA {Sorex lincatvs, GEOFF. ), tiene tres pul- agujero así que el sol asoma en el horizonte, y no vuelve á
gadas y seis líneas (0,083) de longitud total; es de color mo- salir hasta la hora del crepúsculo para buscar el sustento.
reno negruzco superiormente, mas claro inferiormente, con Creen algunos naturalistas que cuando le faltan insectos, se
la parte anterior del cuello cenicienta; tiene una pequeña alimenta con semillan, lo c u a l n o s parece muy dudoso, y
línea blanca en el entrecejo y una mancha encima de cada estamos seguros, por nuestras propias observaciones qué
oreja; su cola es redonda y carenada inferiormente. Hállase ataca los cangrejos, pececillos, y hasta á ciertos reptiles bas-
en los alrededores de algunas ciudades. tante gruesos; hé a h i l a prueba:
La MUSARAÑA PLARON {Sorex coastrictus, HERM. Sorex Cierto dia, á orillas de una fuente, en uno de los bosques
cunicularms, BECHST.), SU longitud total llegad cuatro pul- del mediodía de Europa, llamó nuestra curiosidad una sin-
t gadas (0,108); su color es negro ceniciento, sus orejas v e - gular lucha entre una musaraña acuática y una rana apoca
lludas, muy pequeñas y ocultas entre los pelos de la cabeza; diferencia de igual tamaño. El pequeño mamífero habíase
su cola es redondeada en el centro y complanada en la punta deslizado poco á poco por entre la yerba para sorprender á
y en la base. Hállase en los prados. La LEÜCODA (Sorex leu- la rana, y logró cogerla por una pata; viéndose esta cogida,
codon, H E R M . ) , tiene de longitud cuatro pulgadas y cuatro quiso echarse al agua, creyendo así desembarazarse de su
líneas (0,117), inclusa la cola; es de color moreno en el contrario, el cual se agarraba fuertemente con sus cuatro
dorso, y blanco en los costados y parte inferior del cuerpo; patas á todos los cuerpos que podían ofrecerle un punto de
su cola tiene cuatro lados. Encuéntrase en Alemania. La apoyo; y la pobre rana, á pesar de sus esfuerzos violentos
DIMINUTA (Sorcíc minimiis, PALL. ), solo tiene una pulgada y convulsivos, apenas pódia arrastrar á su enemigo al e l e -
y ocho líneas de longitud total (0,046); es de color moreno; mento donde esperaba ahogarlo. Al fin lo logró aunque poco
tiene la cola redonda y adelgazada en la base. Encuéntrase á poco, y los dos rodaron al agua, cuya trasparencia nos
en Siberia y en Sile.sia. La de TOSCANA (Sorex etruscus , SA- permitió observar la continuación de tan estraña lucha. P r i -
VI. j , es algo mayor que la antecedente y llega hasta á tres meramente la rana arrastró á su enemigo hacia el fondo del
pulgadas de longitud total (0,081); es de color gris ceni- agua, pero la musaraña no soltó la presa y logró llevarla
ciento blanquizco inferiormente, tiene las orejas redon- otra vez á la superficie. Diez veces seguidas se hundieron y
deadas, la cola delgada, medianamente larga y algo cua- reaparecieron, sin que la rana se cansase de ejecutar la mis-
drangular. Encuéntrase en las raices de añosos troncos en ma maniobra, ni la musaraña soltase la p a t a , hasta que
Toscana. En invierno se dirige á las habitaciones, y á los finalmente hizo la primera un<<8ovimiento súbito y feliz con
estercoleros, donde juntamente halla calor é insectos para que se desembarazó de la última. Sumergióse de repente en
su alimento, y finalmente la MUSARAÑA ACUÁTICA Sorex fo- el lodo, agitó el limo y se ocultó á la vista de su persegui-
• diens, GML. Sorex Daiibentonii, GEOFF. — ERXLER. — Sorex dora que la habia seguido rápidamente. Las perdimos de
carinalus, HERM. El Greher, VICQ D'AZYR. La Mutaraña vista á entrambas por algunos instantes, pero no tardó en
acMttíí'ea , BüFF.—J. Cuv. (Véase la lámina). Es negruzca reaparecer la musaraña á la superficie del agua para respi-
superiormente, y blanca inferiormente; tiene los dedos ro- rar, y observamos todas sus maniobras con el mas vivo i n -
deados de pelos recios que la ayudan á nadar, y su cola es terés. Ya fuese para tomar descanso, ya para dar tiempo
cuadrangular y algo mas corta que el cuerpo. al agua de aclararse, deponiendo el cieno que la rana había
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revuelto, permaneció durante cinco minutos en completa orejas muy anchas, blancas y ocultas entre los pelos de la
inmovilidad: luego que vio que el agua de la fuente habia re- cabeza teniendo dos medios tabiques; los pies provistos de
cobrado su claridad , púsose á nadar circularmente y miran- uñas tan largas como los dedos. Esta especie es acuática , y
do hacia abajo, lo mismo que el halcón cuando dá vueltas habita en madrigueras á orillas del Misuri.
por los aires encima de su presa. Sumergióse diferentes've- La MUSARAÑA PEQUEÑA (Sorex par BUS, SAY.) , es supe •
ces, y la vimos recorrer el fondo con suma atención; pero riormente de color moreno ceniciento; é inferiormente tan
la rana seguramente se habia ocultado en lo mas profundo solo ceniciento; la cola es corta algo mas gruesa en el me-
del limo, y así no pudo ser descubierta. dio, casi cilindrica y blanquizca inferiormente; tiene los
Este hecho, al parecer, deja bien probado que la musaraña dientes negruzcos y las uñas blancas. Lo mismo que la ante-
acuática es carnívora, y que su valor es proporcionado á sus cedente, habita en el Misuri. La de la INDIA [Sorex indicus,
fuerzas. Destruyendo la freza de los peces puede hacer algún GEorif.), que tiene el pelaje corto y raso, de color moreno
estrago en un estanque cuyas orillas estén pobladas de di- parduzco superiormente con tinte rosáceo inferiormente ; su
chos animales. La musaraña pare en la primavera, y acaso cola es redondeada y de la longitud de la mitad del cuerpo.
en las demás estaciones del año, ydá á luz nádamenos que Encuéntrase en las habitaciones de Pondichery y en Tran-
doce ó quince pequeñuelos cada vez, fecundidad que espli- quebar, despide un fuerte olor de almizcle, bastante des-
ca la causa de ser tan numerosas las musarañas en las orillas agradable. La MUSARAÑA DEL CABO [Sorex capensis, GEOFF.),
de los estanques y de los arroyos. Aletárgase durante el in- que tiene mucha semejanza con la de la India; si bien se
vierno, así es que nunca en esta estación hemos podido en- diferencia por ser de mayor tamaño, por tener la cola roja y
contrar alguna ni aun en los lugares donde es muy abun- mucho mas larga, teniendo solo la mitad menos de longitud
dante. Encuéntrase en todo el mediodía de Europa. que el cuerpo finalmente por tener mas prolongado y del-
La MUSARAÑA PORTA-UEMO {Sorew gado el hocico. Tiene tres puigadas
remifer, GEOI'F.) , es de color negruz- 3-^Wi ocho líneas de longitud (0,099) no
co subido superiormente, moreno ce- inclusa la cola, la cual tiene una pul-
niciento inferiormente, con la parte gada y 9 líneas (0,047). Pertenece al
inferior del cuello de un ceniciento Cabo ó á la Isla de Francia. Acaso sea
claro. Tiene la cola cuadrada en su una simple variedad. La DELGADA
base y comprimida en su estremo.
(Soi'ex exilis, PALL .), es mu y peque-
Encuéntrase en Francia, especial-
ña, y es muy fácil conocerla por su
mente en las cercanías de Abbeville ,
cola redondeada y muy gruesa. En-
á orillas de las aguas. Así como la si-
cuéntrase en Siberia. La COLA DE RA-
guiente, tiene los mismos hábitos que
TÓN [Sorex myosurus, PALL.), que es
la musaraña acuática. La MUSARAÑA
del mismo pais, la hembra es blanca,
DE DIENTES ROJOS [Sorcx rubrideiis) ,
tiene afinidad con la precedente , y el macho moreno, ambos tienen el
aunque es mas pequeña; sus dientes hocico casi desnudo y redondo, y la
MUSARAÑA GRACIOSA {Sorex pulche-
tienen un rojo vivo en el estremo, la
mandíbula inferiores algo mas larga, llus), PANDER.), que es muy pequeña;
las patas y la cola son negras, y la Musaraña cazando una rana de colorgris claro en la parte superior
mancha de la oreja no es rojiza, sino de un color blanco de la cabeza, mas oscuro en el dorso,
puro: hemos tenido á la vista varios individuos de diferentes y blanco en los costados; tiene una mancha blanca en la nu-
edades y sexos que nos han confirmado en las conjeturas de ca y las orejas de un pardo apizarrado. Es una de las mas
Is. GeoíTroy. Encuéntrase en los mismos lugares que la an- pequeñas de su género, y multiplica prodigiosamente. Esta
terior. La MUSARAÑA CON COLIGAR {Sorex collarU, GEOFF ), hermosa musaraña habita en los arenosos desiertos situados
es negra con un collar blanco al rededor del cuello. Habita entre Bukkara y Orenborgo. Gústale la proximidad de los
en las islitas de la embocadura del Meuse y del Escalda , pantanos, donde cada tarde va á caza de insectos y de la
donde es bastante común. freza de ranas y otros reptiles: nada y se zabulle muy bien;
sin embargo, tiene unos hábitos menos acuáticos que nues-
Entre las musarañas exóticas debemos citar la de COLA tra musaraña. Por la primavera se construye un nido de yer-
CORTA [Sorex brevicaudatus, SAY.), que es de un negro plo- bas secas, que coloca en medio de un cañaveral, y en él cria
mizo superiormente, mas bajo inferiormente; tiene las su numerosa familia.

Ciencias físico-morales.
LA. MUJER.
\\ y último.
Carácter é' inclinaciones-
Las mujeres tienen literalmente necesidad de protección! alma ha sido encadenada.» Tienen mas afecto á la casa que
La idea de patria ejerce en ellas menos imperio que en nos- al pais ; mas al hombre de su elección que á todo el releo en
otros. «Su patria, dice el poeta, estácalos lugares donde su que viven. A causa de esto , viajan voluntariamente sin es-
M 200 i€
perimentar jamás ese amor al país natal que es conocido con pío, el mismo silencio, una de sus sonrisas, un estremeci-
el nombre de nostalgia, especie de dulce melancolía, muy miento apenas perceptible, vale en ellas un discurso. Si de-
propensas á sentirla sobre todo las personas jóvenes. Fuera sean, si les es necesario corresponder, todo se trueca en ellas
de las escenas ordinarias de la vida doméstica, por lo general en telégrafo ó mensajero: una flor, un lazo, un pañuelo,
las mujeres son malos observadores. La relación de sus viajes un abanico, el canto de un pájaro, algunas letras picadas
no tiene siempre la exactitud decida y por lo común peca de en un libro. Si Salla desea que los remordimientos se apo-
parcialidad ó prevención ; poco dispuestas á olvidar lo que deren de Tom-Jones, coloca sobre el lecho del infiel el
una vez hirió vivamente su imaginación ó interesó su cora- manguito que tantas veces habia besado. A fin de que Pa-
zón , al paso que desprovistas de memoria para agrupar con blo persevere en su constancia y aguarde resignado, Virjinia
verdad sus recuerdos, como se observa por ejemplo en lady le envia aguisa dejwsí/ofaalgunos granos que crecerán ala
Morgan ó mistress Trollop, en sus relaciones domina ordina- sombra de dos cocoteros hermanos. Harto prudente y sobra-
riamente la exageración ó la injusticia. Si en vez de la pluma do perspicaz para tener á su lado el retrato del duque de
manejan el pincel, nótanse en ellas las mismas faltas y las Nemous, cuyo cariño no puede aceptar ostensiblemente, la
propias cualidades: incapaces pues, la mayor parte de ellas y princesa de Cleves adornará su estrado con una batalla en
en la mayoría de los casos, de alcanzar la verdad histórica ó la que el duque figurará en primer lugar. Nada mas inge-
comprender toda la grandiosidad del heroísmo ; harto par- nioso, nada mas delicado que el talento de la mujer , sobre
ciales en sus preferencias individuales para elevarse á lo todo si esa mujer inspira ó siente amor. Ved sino á esa tier-
ideal de la belleza, solo descuellan en la pintura de retra- na y triste Zaida á quien Gonzalo ha encontrado media muer-
tos, en las escenas interiores de la vida doméstica y en el ta á orillas del mar. Vivamente prendado de ella y no sa-
paisaje. No parece sino que está en la índole de su carácter, biendo que lengua es la suya, ni la causa de sus lágrimas,
la imitación de todo lo que no es sentimiento. En música toma el partido de mandar á buscar un pintor á quien encar-
brillan sobre todo en la ejecución; pero la composición es ga un cuadro.... Pintareis el mar irritado, un buque que
para ellas una tarea harto laboriosa, asi es que se cuentan acaba de estrellarse en la playa, una joven que se ha salva-
veinte Malibran por una sola Soíia Gay. do de la tempestad, pero llorando al lado del cuerpo ina-
Desde Safo hasta nuestra mas humilde poetisa ¡cuántas nimado de un hermoso joven: la joven debe parecerse á
veces no hemos visto la inspirada lira en manos de mujeres! Zaida y será Zaida, y el joven será el rival tan aborrecido
¡cuántas veces hemos quedado conmovidos por la belleza de por Gonzalo como sin duda tan amado por Zaida. He aquí
sus versos 1 Llenos de ternura y melancolía , los versos de la que el cuadro queda terminado. ¿Qué dirá Zaida al verlo?
mujer, pintan siempre ó los sueños de un corazón apasiona- Gonzalo la conduce á la galería: su sorpresa es viva y su
do ó los desencantos de una ternura no correspondida; por emoción visible. Una mirada va á felicitar al pintor, otra
manera que para que haya tantas mujeres poetas entre nos- mirada da las gracias á Gonzalo, un suspiro recompensa á
otros, preciso es que los hombres sean muy culpables. Exal- los dos. No obstante apenas trascurridos algunos momentos,
tadas ó vehementes y á la vez generosas hasta el heroísmo Zaida coje el pincel del pintor y hace ademan de querer
ó vengativas hasta la crueldad , su imaginación las hace ver- cambiar ó borrar algo. Alarga el brazo, el joven desapa-
sátiles y escesivas en todas las cosas. Ya atentas á los com- rece del cuadro y una lijera inclinación de cabeza de la
bates del circo, escitando con sus provocadoras miradas el africana consuela á Gonzalo y le hace concebir las mas ha-
ardor de los combatientes, ya entusiastas por el reposo y el lagüeñas esperanzas.... El talento de Zaida es el talento de
goce de la soledad compartida, estinguen en nosotros los la esposa de Lafayette, es el talento de todo su sexo.
pensamientos elevadosó apagan la llama de la gloria, cegán- A este tacto tan esquisito, muchas veces va unido un per-
donos hasta el punto de hacernos proclamar como digna de fecto disimulo; y una gran parte de esa circunspección
aplauso una acción indigna de un hombre de corazón , y esto cuando no toda ella, mucha parte de esa admirable pru-
solo por el deseo de agradarlas; ora ebrias de libertad en laS dencia, que el vulgo irreflexivo llama falsamente hipocre-
revoluciones y motines, escitan y arrastran á los locos á la se- sía, no hace mas que ocultar males verdaderos que se callan
dición y á la matanza; ora compasivas y generosas, con sus ó dolores vehementes que se sienten y no pueden revelarse.
blandas manos curan las heridas y consuelan las miserias- Algunas veces una dulce sonrisa en apariencia oculta amar-
Se las h^ visto un dia acompañar triunfantes la cabeza de la gas lágrimas; otras la alegría disimula el despecho; otras
princesa de Lamballe y pocos después ofrecen flores moja- hace falsas confianzas para encubrir un secreto ó para bur-
das de lágrimas á un rey airadamente condenado á quien la lar una sorda inquisición ó unos celos infundados; muchas
multitud colmaba de denuestos. Hoy sacrificándose como veces niega para hacer desear, huye para ser perseguida ,
madama Lavalette, esclavas del corazón como Francisca de pone la confianza en la esperanza de una indiscreción,
Rimini ó héroes de fidelidad como Artemisa; y mañana corre un velo para que se levante y algunas veces hasta lle-
terribles como Judith, bárbaras en un dia de hambre y su- ga á besar una mano ultrajante para mejor lograr su cas-
blimes en las horas mas solemnes del terror ó de la peste. tigo.
Esta versatilidad de sentimientos que mas de una vez las ha Pero lo que mas nos cautiva en la mujer, es el pudorsen-
hecho culpables, muchas mas veces las ha hecho desgracia- cillo, es la castidad; no, siempre la castidad de Susana, que
das. Las mas hábiles de entre ellas están tan persuadidas de no es muy espuesta para ser muy meritoria; tampoco el pu-
lo que son capaces, que no se muestran voluntariamente si- dor que se contenta con sondarse], ni el que calla , ni el
no en ciertosdias y en ciertos momentos. Las mujeres grie- que grita, ni el que seturbay seofendeportodo;el pudor que
gas se hacían invisibles para todo el mundo los sábados mas queremos, no es el de Clarisa, que todo lo disputa pal-
de cada semana , asi como nuestras mujeres de gran tono mo á palmo, hasta la llave de la puerta por donde se la ro-
antes de haber llegado el astro del dia en su cénit; el primer ba , sino la de la joven que leyendo sola á Buflbn por ejem-
período diurno es mortal para el amor nocturno. plo, salta, sin que nadie se lo diga, cincuenta páginas del
Y no obstante á todas horas están dotadas de sagacidad: libro, aunque tenga curiosidad por leerlas; ó la de Virginia
el talento y la discreción no las abandonan jamás. Todo les que prefiere la muerte á la vergüenza de exponerse des-
sirve de medios de espresion: el gesto, una mirada , un so- nuda á los ojos de un hombre, ó la de Juana de Are que
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cierra ingenuamente los ojos « y que no -viendo piensa en quienes una ambición desmesurada atormenta sin cesar
no ser vista. «Plutarco decía que Herodoto no habia estado privándolas del goce tranquilo de todos los placeres domésti-
certero cuando dijo que una mujer se despoja del pudor que cos y hasta de los dulces sentimientos que inspira la familia.
tiene quitándose sus vestidos, porque según el sentir del Cuando el amor propio llega á esclavizar a la mujer, dijéra-
gran filósofo, una mujer casta se reviste de modestia qui- se que desaparecen también en ella la razón, el corazón y
tándose el velo ó velos que la cubren si es necesario. Por el hasta la virtud.
contrario la violación del pudor supone en la mujer la re- Si las mujeres ejercen poco poder en nosotros, es perso-
nuncia completa á todas las virtudes. nalmente por culpa suya. Donde empuñan el cetro de la
Ahora bien, la inocencia y lá sencillez, son los mas irresis- sociedad, las costumbres se pulen, el idioma se purga , pero
tibles atractivos de la compañera del hombre: una joven que la literatura se enerva y se hace frivola. Como no hay en-
con los cabellos sueltos cree ocultarse en una enramada ó tonces reputación , si su asentimiento no la confirma, para
en su peinador; la mujer que huye del que ama y busca un complacerlas, solóse escriben resúmenes y centones y que-
refugio en los brazos de un indiferente ; Nausicaa temiendo dan olvidados los grandes trabajos. Entonces los objetos mas
ir con Clises por la ciudad y acompañándole no obstante al serios se truecan en tema de inagotables epigramas; se finge,
baño; he aquí la inocencia que nos encanta porque nada para adquirir popularidad, no dar importancia á nada; se
tiene de artificial ó fingido. aprueba ó desaprueba lo mas grave, como si se tratara de
No pueden imaginar las mujeres cuan perjudicial les es un un asunto baladí; se oculta la verdad con los esfuerzos del ta-
amor propio escesivo. Las hay que sin perdonar jamás, se- lento, lo principal pasa á ser accesorio y para acabar de
ñalan con una cruz de enemistad á cuantos las estiman sin engañar al pueblo cuyo destino es halagar la mujer , bajo
emoción. Las hay también que quisieran poder aplicar el pretesto de ilustrar su razón , se procura lisonjear su mal
castigo que sufrió Bussy en otro tiempo, el pobre Bussy que gusto. Frases, capítulos, obras proyectos, hasta los mas
estuvo veinte años encarcelado , por haber dicho y contado graves propósitos, todo se compendia por ellas, todo se pone
que la boca de la señorita La Valliéreera muy grande. Mu- al nivel de ese pueblo afeminado y caido de su grandeza
chas habria capaces de empobrecer á la misma compañía de Pero cuanto mas poderosa es la influencia de las mujeres,
Indias para poder satisfacer su insaciable deseo de cosas faus- mas culpables son cuando abusan de ella ó permiten que
tuosas , y que esperimentarian una indecible dicha en po- vaya encaminada á malos fines, porque es innegable que
derse calentar una tacita de caldo con la celeste llama de cuantas veces exijen de los genios superiores los gloriosos
\einte billetes de banco. Numerosas son en fin las mujeres trabajos y las lucesde la ilustración, al punto son obedecidas.

Astronomía.
Estudios sobre las condiciones de habitabilidad de las tierras celestes, discutidas bajo el punto
de vista astronómico y fisiológico.
Ipor Ql. Jlflmmttrion.

II.
El astro brillante del dia, manantial inagotable de la luz veinte y cuatro horas, pasarían diez mil años antes de que
y calor que derrama á torrentes, en la inmensidad del espa- el habitante de la Tierra notase la diminución de su disco
cio , renovador incesante de la juventud y belleza de los pla- aparente. Y á pesar de aquella gran distancia, no dejamos
netas que forman su corte, foco inestinguible de la vida y de percibir una masa notable de calor, según lo demuestra
fecundidad que se desenvuelven en su imperio, reside glo- el cálculo siguiente: « Si el calor que recibe el globo terres-
rioso en el centro de nuestro sistema planetario y presi- tre en un año fuese uniformemente repartido por todos sus
de las revoluciones celestes de los mundos que lo compo- puntos, y empleado para derretir hielo, podría hacerlo en
nen. Es este globo inmenso 1.400,000 veces mayor que la una masa helada que cubriría toda la Tierra teniendo de es-
Tierra y pesa 700 veces mas que todos los planetas, asteroi- pesor 30'" 89 ó cerca de 31 metros. »
des, cometas y satélites reunidos; tiene un movimiento de La ley de gravitación dirige todo el sistema planetario ,
rotación que verifica en veinte y cinco dias en derredor de del que cada miembro está bajo la dependencia del astro de
su eje, ó mejor del centro de gravedad de todo el sistema. la luz, en derredor de aquel foco central, siendo esta misma
En las densas capas de su vasta atmósfera flotan regular- ley la que hace girar á la Luna en torno de nuestro globo,
mente nubes opacas, cuya estension sobrepuja algunas ve- y á los satélites en el de los planetas, y la que asegura bajo
ces á la de la Tierra. Generalmente se cree que el globo solar el nombre de pesantez, las efímeras construcciones de la
es opaco, y que está rodeado de diferentes capas atmosféri- avecilla en los bosques, y que en las inconmensurables pro-
cas sobrepuestas, una de las cuales lleva el nombre de fo- fundidades del espacio preside las revoluciones lejanas de los
tosfera, y es el manantial ó foco de luz y calor que derrama sistemas estelarlos. De este modo se enlazan en el seno de
á torrentes al través de lo infinito. Á pesa'r de la enorme la naturaleza todos los fenómenos bajo el poder de leyes uni-
cantidad de calor que despide en su derredor, sea que aquel versales, y la misma fuerza que desencadena en los mares
foco se consuma, como la analogía parece indicarlo, ó que el huracán y la tempestad, surca de cometas flamígeros las
repare á cada instante las pérdidas de su perpetua irradia- llanuras etéreas; así como la fecundidad que engendra en
ción, es tal la distancia que de él nos separa, que no po- una gota de agua millares de infusorios, debe necesaria-
demos notar desde la Tierra ninguna diminución en su dis- mente producir en la inmensidad de los cielos millares de
co. Aunque su diámetro disminuyese de un metro cada pueblos y criaturas.
TOMO III. 26
3f 202 X
• lis muy probable que circule en derredor del Sol un ani- Tal vez, admitiendo la mas verosímil de las teorías cosmo-
llo de pequeños planetas destinados á su custodia como un gónicas, podríamos creer que son aquellos esteroides debi-
cortejo de satélites, sin que nos permita este reciente descu- dos á un desmembramiento que debió sufrir en los tiempos
brimiento poder fijar aun las dimensiones de aquellos pe- primitivos el anillo cósmico que sin duda formaba el plane-
queños cuerpos, cuya circunstaccia empero es del todo ta, ó quizás sen también los fragmentos de un mundo que
secundaria en luiestro caso, por ser mas allá de aquella re- existió anteriormente en aquella parte del sistema, y que
gión central donde giran los planetas sobre órbitas concén- habrá roto una revolución geológica interior, diseminando
tricas y casi circulares. sus restos por el espacio, y formando al desprender sus ga-
Mercurio es el primero de esos mundos que viven bajo la ses interiores , varios cometas planetarios.
dominación benéfica del astro del dia; su distancia del Sol Allende la zona en que se mueven los planetas telescó-
es de 14.783,400 leguas; su año dura 88 de nuestros dias y picos, gravita el globo colosal de Júpiter, sobre una órbita
su rotación diurna se efectúa en 24 horas y cinco minutos. que dista del sol 200.000,000 de leguas. No obstante la ra-
Este planeta es mucho mas pequeño que la Tierra, pero es pidez de su rotación diurna, efectuada en menos de 10 ho-
su densidad casi tres •veces mas considerable. Según las úl- ras, lo que hace que solo tenga S horas de dia, es su año
timas observaciones, está rodeado de una atm.ósfera densí- doce veces mas largo que el nuestro , y que sus habitantes
sima en la que hay cadenas de montañas mucho mas altas cuenten solo 8 años cuando nosotros contamos un siglo.
que las nuestras. La luz y el calor que recibe del Sol son Ese mundo, que es 1,414 veces mayor que nuestro pobre
siete veces mas intensos que en la superficie de la Tierra. globo, está rodeado de una capa gaseosa en la que flotan
. La hermosa Venus, estrella precursora del dia y de la constantemente densas nubes que nos impiden ver la confi-
noche, planeta el mas radiante y probablemente el primero guración geográfica de su superficie. Recibe 27 veces menos
que fué conocido de todo el sistema, envuelve la órbita de calor y luz que nosotros; su densidad es un poco mayor que
Mercurio en el círculo que describe en 224 dias y 16 horas la de la encina, de modo que en igual volumen pesaría cua-
alrededor del astro radiante. Dista del Sol 27.618,600 le- tro veces menos que la Tierra. Cuatro satélites le dan una
guas, y recibe dos veces mas calor y luz que la Tierra: sus luz permanente que, unida á la de sus crepúsculos, procura
dias son de 23 horas 21 minutos: su estension, su densidad á aquel planeta noches comparativamente muy cortas y
y pesadez de los cuerpos en su superficie, difieren en muy siempre iluminadas.
poco délos elementos análogos del planeta que le sigue. Su El sistema de Saturno, situado á la distancia de 364.350,000
superficie está erizada de montañas, algunas de las cuales de leguas del centro común de las órbitas planetar ias, impul-
tienen mas de 40,000 metros de elevación , y rodeada de una sa , en una revolución de treinta años, su globo magestuoso
capa atmosférica igualmente elevada. que es 734 veces mayor que el nuestro; sus inmensos ani-
A la distancia de 38.200,000 leguas del Sol se encuentra llos cuyo diámetro es de 71,000 leguas, y todo un mundo
la Tierra, planeta á poca diferencia igual al anterior, ro- de satélites que contiene e \ el espacio una estension circu-
deado como él de un fluido atmosférico y haciendo su mo- lar de mas de 2,600.000,000 de leguas cuadradas. El movi-
vimiento de rotación en 23 horas o3 minutos, y su revolu- miento de rotación de tan enorme planeta se hace con una
ción en 36S dias y 6 horas. Acompaña á este astro un sa- prodigiosa rapidez, porque la duración de su dia apenas es-
télite que hace en 27 dias y 7 horas, su doble movimiento cede de 10 horas y 18 minutos, habiendo producido aquella
de traslación y rotación, y está á la distancia de 96,000 le- rapidez un aplanamiento considerable en sus polos, como
guas; su superficie, desgarrada por diferentes cataclismos, sucede igualmente con el planeta Júpiter, cuya observación
está cubierta de vastos cráteres y nuuierosos picos, últimos nos dá una nueva prueba acerca la universalidad de las le-
vestigios que indican las revoluciones que la han torturado. yes de la naturaleza. Las fajas alternativamente brillantes y
A unas 200,000 leguas mas allá circula el planeta Marte, sombrías que aparecen sobre estos dos astros, son un indi-
el cual ofrece una admirable similitud, pudiendo decir- cio cierto de sus variaciones atmosféricas; así como también
se que es casi enteramente igual á los anteriores; dista el cambio de tinte de las regiones polares y ecuatoriales, la
38.178,600 del astro central, y termina su año en 687 dias magnificencia del espectáculo de la creación en Saturno ,
y su rotación diurna en 24 lioras 39 minutos. Las capas at- donde los fuegos de la naturaleza entre sus misteriosos ani-
mosféricas que rodean á este planeta y al anterior , las nie- llos deben ser para sus habitantes de un esplendor sin igual;
ves que aparecen periódicamente en sus polos y las nubes y las condiciones mas favorables á la existencia que reúne
que de vez en cuando se estienden por sus superficies, la Júpiter, nos dicen claramente cuan lejos está tal vez el do-
configuración geográfica de sus continentes y de sus lla- minio de la vida de quedar limitado al pequeño mundo en
nuras llamadas marítimas, la variación de estaciones y de que recibimos la luz.
climas comunes á aquellos dos mundos, nos inducen á creer Á la distancia de 732.752,400 leguas circula el planeta
que están ambos planetas habitados por seres cuya organi- Urano, sobre una órbita elíptica que recorre en 84 años y
zación debe ofrecer mas de un punto de analogía; lo que 3 meses; su diámetro es de 13,700 leguas; su densidad un
demuestra que si uno de ellos estaba condenado á la sole- poco inferior á la del ladrillo; la luz y el calor que recibe
dad y á la nada, la soledad y ala nada deberían ser también del sol es 360 veces menor que los que recibe la superficie
patrimonio del otro, por estar en las mismas condiciones. terrestre. Eslá, como el anterior, en medio de un cortejo de
En los espacios interplanetarios existe una zona que ocho satélites; sus respectivas diRancias del planeta y la
dista comoá un millón de leguas del Sol; su latitud es de duración de sus distintas revoluciones, están comprendidas
20.000,000 de leguas y parece haber %\¿o en otro tiempo entre 30,000 y 723,000 leguas, y entre dos dias y medio y
teatro de una gran catástrofe. Con efecto, en aquella región tres meses y medio.
en que los astrónomos pensaban hallar al planeta que las Finalmente, el último planeta conocido en nuestro siste-
leyes universales de la naturaleza colocaban entre Marte y ma, cuyo descubrimiento se ha hecho en nuestros dias, ha
Júpiter, han sido hallados ya 75 fragmentos planetarios que venido á justificar la certeza de los nuevos datos de la cien-
hacen independientemente unos de otros sus movimientos cia, y principalmente el poder de la analogía. Este planeta,
de traslación en torno del centro común de todo el sistema. que ha retrocedido cerca de 400 millones de leguas hacia
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los confines del sistema planetario, y que solo encierra aun 90 veces menos, Urano 365 veces y Neptuno 1,300. Esta
provisionalmente este inmenso imperio, describe á la distan- nueva observación nos demuestra que tampoco en esto se
cia delOO,!*? millones de leguas del centro del sistema, una distingue la Tierra; y que como hemos dicho, gozan todos
¿rbita cuya estension escede de 7,000 millones de leguas. estos planetas de las mismas condiciones de existencia;
Desde aquella prodigiosa distancia, en la que es el disco so- con todo, es innegable que para resolver este problema,
lar 1,300 veces menor que desde nuestra morada terrestre, necesitaríamos otros datos que no es probable tengamos nun-
dirige la misma fuerza de gravitación su revolución anual, ca. Seria preciso saber la densidad y composición química
su rotación diurna y los fenómenos que se producen en su de las atmósferas ambientes, por no ignorarse que de-
superficie. El año de Neptuno equivale á 164 de los nues- jan pasar mas ó menos los rayos solares para calentar sus
tros, las estaciones duran mas de 40 años, es su densidad planetas y que se oponen luego con mas ó menos eficacia á
casi igual á la del haya y su volumen cien veces mayor que que este calor se esparza ó salga de él por medio.de la irra-
el de la esfera terrestre. Sigue á este planeta una luna que diación. Esta propiedad, proporcionada convenientemente
termina su doble movimiento de traslación y rotación , si- á las distancias, bastarla para dar una misma temperatura
multaneados por cada satélite en 5 dias y 21 horas, á la mediaá planetas que estaña distancias tan diversas del Sol.
distancia de 1,000 leguas del planeta. Asimismo nos convendría conocer la naturaleza de los ma-
Para resumir la descripción anterior; observaremos que teriales que constituyen el cuerpo planetario y que no reú-
todos los planetas del sistema están unidos por medio de nen las mismas condiciones para el calor, los accidentes del
grandes analogías, y que si hay alguna distinción q»ie hacer terreno y las circunstancias propias para hacer variar nota-
para que sea mas fácil la discusión de nuestra teoría, se di- blemente el calórico absorvido ó reflejado, el color generdl
vidirán naturalmente en dos grupos separados por la región y los tintes locales de las diferentes superficies, el grado de
de los asteroides. Mercurio, Venus, la Tierra y Marte for- sequía ó de humedad común al suelo ó la frecuente evapo-
marán el primer grupo, caracterizado por su proximidad al ración de las masas líquidas, la altura de las montañas y
astro luminoso, por la exigüidad de cada uno de los cuatro principalmente el calor interior de cada planeta; también
planetas que lo componen, por la brevedad de sus años, por deberíamos conocer las mil causas influyentes de que no
la duración equivalente de sus respectivos dias, y finalmen- podemos formarnos siquiera la menor idea; teniendo que
te, por una configuración geográfica análoga y por ocupar juzgar tan solo de toda la creación por los fenómenos ter-
el mismo rango en el mundo planetario. Para cada uno de restres que nos es dado observar. Bástenos pues saber , que
esos mundos hay la misma historia, la propia configuración, todas las objeciones que derivan de la distancia ó proximi-
iguales condiciones de existencia y una misión igual en el dad del Sol y que parecen oponerse á la existencia de seres
universo. El segundo grupo, también compuesto de cuatro vivientes en ciertos mundos porque serian abrasados, y en
planetas, será notable por las dimensiones colosales de las otros porque no podrían resistir el rigor de los hielos, no
esferas que le forman , puesto que la mas pequeña de ellas son de ningún valor cuando se oponen á la potencia efecti-
es aun mucho mayor que todos los cuatro planetas anterio- va de la naturaleza, y que por lo tanto, sea que produzca
res; será asimismo notable por el número de satélites que en aquellas regiones seres organizados en conformidad al
acompañan á aquellos astros en su curso , por la lentitud de estado normal del planeta , sea que atenúe las circunstan-
sus revoluciones anuales y la brevedad de sus dias, por la cias estremas que puedan ser desfavorables á la existencia
supremacía que les han procurado sobre los demás mundos de los seres que intenta colocar allí, es también innegable
y por su importancia en los movimientos celestes y su im- que bajo este punto de vi&ta no se distingue la posición de
ponente magostad en aquella magnífica región del universo la Tierra de la de los demás mundos planetarios.
solar. Si se consideran los satélites como colocados en el cie-
Establecida esta división y el conjunto del sistema es- lo para iluminar nuestras noches y determinar el movi-
puesto, debemos examinar y discutir las causas astronómi- miento de los meteoros para el flujo y reflujo del Océano, y
cas de habitabilidad ó inhabitabilidad de cada uno de los de la atmósfera, observaremos que hay algunos planetas
mundos planetarios. que tienen ocho de ellos, y que son en esto mucho mas fa-
El primer punto que exige nuestra atención al empezar vorecidos que la Tierra. Debemos hacer aquí una observa-
el estudio comparativo de los planetas, es la posición ocu- ción importante á los partidarios de las causas finales, que
pada por la Tierra en nuestro sistema. Pero al considerar admiran con tanta razón esos luminares cuya claridad dul-
simplemente el número de los planetas y sus respectivas ce y benéfica sucede durante la noche á la luz brillante del
distancias del astro radiante, observaremos que la Tierra es día, pero que tanto se equivocan al pretender que la Luna
la tercera entre nueve, y que ni por su proximidad , ni por y los satélites solo existen para prestar á sus planetas un
su distancia ni posición media , está de modo alguno carac- leve apoyo, dándoles á conocer que su mismo argumento
terizada ; luego observaremos que está casi tres veces mas puede ser dirigido ventajosamente contra ellos. En efecto,
lejos que Mercurio y treinta y seis veces menos que Neptu- los habitantes de aquellos pequeños mundos, pueden con
no, y que tampoco está situada en medio del rayo adoptado mas razón aun creerse privilegiados y sostener que la Tier-
del sistema planetario, por estar aquel punto entre la órbita ra y los planetas, que reflejan mucha mas luz, han sido
de Saturno y la de Urano; deduciendo bajo este punto de únicamente formados para iluminar sus largas noches, y
viíta, que la Tierra no se distingue en nada de los demás será su derecho tanto mas fundado, cuanto que los plane-
planetas. tas sobrepujan á los satélites en estension reflejadora. Por
-Al considerar el calor y la luz que esos astros reciben del esto la Tierra trasmite á la Luna 13 veces mas luz q«ie la
Sol, que varía la intensidad de cada uno de ellos, y que son que recibe de ella; y á pesar de la pluralidad de satélites
¡guales en razón inversa al cuadrado de distancias, toman- de Júpiter, Saturno y Urano, es la diferencia aun mas mar-
do la Tierra por punto de comparación, tendremos que Mer- cada con respecto á esos mundos. Cualquiera pues que sea
curio recibe 7 veces mas luz y calor que nuestro globo. Ve- el punto bajo el cual se considere esta cuestión, resultará
nus 2 veces mas. Marte la mitad menos, los planetas te- no solo ser la Tierra menos favorecida que los grandes pla-
lescópicos 7 veces menos, Júpiter 27 veces menos, Saturno netas, sino que hasta lo es meiios que los mismos satélites.
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Para acabar de convencer á los que no participan de nües- otros, ¿no es mas natural creer que las ventajas de toda cla-
cra opinión, notaremos con Arago que, para satisfacer sus se deben ser para los mas considerables de entre ellos, y
miras, habrian debido tener los planetas tantos mas satéli- sobre todo para el que colocado en el centro del sistema,
tes á su disposición, cuanta mayor fuese la distancia que obliga á los demás á girar en torno suyo, que les dirige,
les separase del Sol, lo que está muy lejos de ser así. Tam- gobierna y domina con tanto poder, y que hasta les ilumi-
bién diremos con Laplace que, para la iltiininacíon perma- na y fecundiza con sus benéficos rayos? (1)» ¿Con cuánto
nente de las noches de la Tierra, hubiera sido preciso que mas derecho podrían considerar los habitantes del esplén-
la Luna, siempre en oposición y á una distancia cuádruple dido Saturno y el magnífico Júpiter que han sido los demás
de la en que se encuentra, hiciese en un aiío sci revolución mundos lanzados al espacio para aprender de ellos las leyes
en una órbita que comprendiese la de la Tierra, lo que es del universo y á admirar su armonía, cuando sus años se
enteramente imposible; ó como dice Comte , habría debido cuentan por siglos y ven toda la creación dispuesta á favo-
haber dos satélites dispuestos de modo que al aparecer el recerles en todo? ¿Con cuánta mas razón podrían creerse
«ino se retirase el otro, lo que podia suceder circulando aquellos habitantes los reyes del mundo, cuando tanto por
ambos en una misma órbita y permaneciendo constante- el orden moral como por el orden físico, son tan superiores
mente alejados uno de otro por 180° de longitud, lo que á las débiles criaturas humanas qué tan vanamente se agí-
tampoco existe. tan en la superficie de nuestro globo? En esto, como en
Si consideramos las dimensiones y superficies que dis- todo lo demás, se ve pues que no ha recibido la Tierra nin-
tinguen á los planetas entre sí, notaremos también que la guna distinción déla naturaleza.
Tierra no ha sido favorecida mas que los otros cuerpos ce- ¿Y cuántas mas consideraciones podríamos hacer sobre
lestes, y que no es ni la mas pequeña en superficie, ni me- los volúmenes planetarios , que probarían á forliori las razo-
diana, ni la mayor en estension; puesto que su diámetro nes anteriormente aducidas? Apenas podemos formarnos
medio tiene 3,200 leguas, cuando el de Saturno mide idoa del mundo gigantesco de Saturno , cuando sabemos que
28,650 y el de Júpiter cerca de 36,000. 700 globos del grandor de la Tierra, reunidos en uno solo, no
Esta comparación nos recuerda una de las mejores pági- formarían un volumen igual al de aquel planeta, sin contar
nas de la obra de Fontenelle, en la que le pregunta la mar- aun sus vastos anillos y sus numerosos satélites. Y, ¿cómo
quesa si los habitantes de Júpiter han llegado á convencerse nos será posible comprender al de Júpiter que es de 1400
de la existencia de nuestro pequeño globo, o Creo de buena veces mayor que el nuestro, y al del Sol que hace 1.300,000
fé, le contesta el filósofo , que les es desconocida nuestra globos terrestres? «Al aspecto de esas masas imponentes, es-
existencia: deberían ver la Tierra cien veces mas pequeña de clamaba Fontenelle, ¿cómo es posible creer que todos esos
loque vemos nosotros su planeta; por lo tanto, creo que no grandes cuerpos hubiesen sido hechos por no estar habita-
llegan á verla. Héaquí, no obstante, lo único que podemos dos, que sea esta su condición natural, y que solo se hu-
imaginar : que pueda haber en Júpiter astrónomos que, des- biese hecho una escepcion á favor de la Tierra? Créalo quien
pués de haberse procurado con gran trabajo escelentes an- quiera; á mi mees imposible hacerlo. Uaro seria que la Tier-
teojos y de haber escogido las mas hermosas noches para ra fuese habitada como es, y que dejasen de serlo todos los
hacer sus observaciones, logren descubrir al fin en los cielos demás planetas.... La vida está en todas partes; y aun cuan-
un pequeño planeta que no habian visto hasta entonces. En- do la Luna no fuese mas que un grupo de peñas, preferiría
tonces habla de nuestro planeta una Revista científica de hacerlas roer por sus moradores á dejarla inhabitada.»
aquel pais; pero el pueblo de Júpiter, óno oye hablar sobre el Esta idea satírica nos recuerda á Cyrano de Bergerac que,
particular, ó bien se limita á reírse de ello; losfilósofosal ver hace observar con mucho ingenio en su obra científica lo
destruidas de este modo sus opiniones, forman el propósito de absurdo de las opiniones contrarias ala suya; citaremos úni-
no creerlo; y únicamente los hombres razonables son los que camente algimos de los párrafos que caracterizan mas par-
mas se obstinan en dudar de ello. En vano se observa que ticularm'ente su obra.
vuelve á verse el nuevo planeta , que no es una visión , sino « Seria tan ridículo creer, dice, que ese luminar del Sol
que al fin, merced á los desvelos de los sabios, todos llegan gira en torno de un punto para él insignificante, como figu-
á convencerse en Júpiter que nuestra Tierra pertenece al rarse al ver una alondra asada, que para cocerla ha girado
mundo pero nuestra Tierra no es nosotros; ni siquiera se sos- la chimenea en torno «suyo. Además, si debiese el Sol des-
pecha que pueda estar habitada, y si alguien hay que llegue cribir aquella curva , se varia que la medicina va en busca
á imaginárselo, es objeto de todas las burlas de Júpiter.» del enfermo; que el fuerte se humilla ante el débil, y.que
Si después de haber comparado á Saturno, y á Júpiter lejos de dar el buque la vuelta á las costas de un conti-
con nuestro globo, le comparásemos con el Sol, veríamos nente, seria este el encargado de dar vueltas al buque.... La
que el diámetro de éste tiene 356,000 leguas, y su superficie mayor parte de los hombres, guiados por sus sentidos, le-
385,133 mil millones de leguas cuadradas, de modo que á jos de ver que giraban con la Tierra bajo el cielo, han creí-
juzgar por nuestro globo cuya superficie de318 mil millones do ser el cielo el que giraba en torno de ellos. Añadid á esto
de leguas cuadradas contiene cerca de 1,000 millones de ha- el insoportable orgullo de los hombres, que creen que la
bitantes, el Sol cuya estension es 12,000 veces mayor tendría naturaleza solo ha sido hecha para ellos, como si fuese po-
12,000 millones de millones de ellos. « Si podia probarse , sible que hubiese sido concedida al Sol la luz solo para sa-
como se ha intentado, que la morada del Sol puede ser en zonar sus nísperos y apiñar sus coles. P^^ mi parte, lejos de
efecto una vasta mansión de delicias y de longevidad, ¿qué participar de su orgullo, creo que los planetas que giran en
caso podría hacerse déla pretensión de los que no han te- torno del Sol .son otros tantos mundos habitados, y que las
mido afirmar, sin mas pruebasjhasta contra los múltiples estrellas fijas son otros tantos soles rodeados de planetas, ó
datos de la ciencia, que todooMsto vemos ha sido consti- sean mundos que no podemos ver desde aquí á causa de su
tuijdo «n vista de la Tierra y porl« dicha de sus habitantes, pequenez, y por no poder la luz que reciben llegar hasta
cuiiDdoes su vida tan efímera, tan agitada, y presa de tan- nosotros. ¿Cómo es posible creer que aquellos inmensos
tos sufrimientos, decepciones y miserias? En verdad que si globos no sean mas que vastos desiertos, y que solo el nues-
los globos de nuestro mundo han sido formados ijnos para (I) Plisioii, Los Mundos.
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tro, porque nosotros vivimos en él, haya sido construido único mundo habitado. Antes de terminar el presente ar-
para una docena de altivos pigmeos? Raro seria que fuese tículo , creemos deber decir algo acerca de la magnitud de
nuestro mundo el único habitado entre los muchos que es- ciertas masas planetarias, que acabará de convencernos de
tín flotando en el espacio. » que ni el conjunto del sistema, ni cada uno de los planetas
Volvamos á nuestra tarea; fáltanos aun examinar las en particular, han podido ser creados en interés de los ha-
densidades y las masas de los cuerpos planetarios: unidas bitantes de un pequeño mundo que no ha recibido de la na-
las consideraciones que vamos á hacer con las anteriores, turaleza distinción alguna. Recordaremos aquí que á pesar
acabarán de afirmarnos mas y masen que la Tierra no es de la debilidad de sus densidades respectivas. Saturno y Jú-
mas privilegiada que los otros planetas. Para que podamos piter pesan, el primero ÍOO y el segundo 340 veces mas que
formarnos una ¡dea aproximada de aquellas densidades, las el globo terráqueo; recordaremos también haber así mismo
compararemos con las de las sustancias conocidas. La den- otros planetas que superan al nuestro en peso y en volu-
sidad del Sol es algo superiorá la del carbón de piedra, y la men , y que no obstante todas esas enormes masas reunidas
de Mercurio un poco menor que la del oro; la de Venus y no formarían aun la setecentésima parte del peso del Sol. Así
la Tierra es igual á la del óxido del hierro magnético; Marte pues, cuando un geómetra para darnos una idea déla masa
iguala al rubí oriental; Júpiter es algo mas pesado que la terrestre, nos ha dicho que se necesitarían diez mil millones
madera de encina; tiene Saturno el peso del abeto; Urano de tiros de caballos, en cada uno de los cuales hubiese diez
el del roble y Saturno el del haya. Si observamos ahora mil millones de estos para arrastrar el globo terrestre por
que la densidad de la Tierra comparada con la de Saturno, un suelo semejante al de nuestras vías ordinarias; aplican-
que es la mas débil, será esta 1100 veces menor, y que com- do nosotros este cálculo al Sol, diremos que se necesitaría
parada con la de Mercurio, que es la mayor, será esta tres para efectuar su trasporte una fuerza representada por
veces mas considerable, veremos que la densidad del globo 3.550,000 millones de-millones de tiros. Por lo tanto, se
terrestre, no es baja, media ni elevada. necesitarían Ires cientos cincuenta iní7globos terráqueos en el
El estudio acerca la importante cuestión de los efectos de plato de una balanza para equilibrar el peso del astro del día.
la pesantez en la superficie de los diferentes globos de nues- En vista de las razones espuestas, deduzca el lector la
tro sistema, nos demuestra que son en el Sol veinte y nue- consecuencia que de ellas resulta ; por nuestra parte, gus-
ve veces mas intensos, y en Marte mucho mas débiles que tosos sometemos á su fallo la verdad de nuestra doctrina.
en la Tierra. Por lo tanto, el cuerpo que recorre 4 minu- Siga la marcha filosófica de la astronomía moderna , y verá
tos 90' en el primer segundo de caida á la superficie terres- que cuando el movimiento de la Tierra y el volumen del
tre, recorre 143 m. 91'sobre el Sol, y solo 2 m. 16' en Sol fueron conocidos, tanto los astrónomos como los filóso-
la superficie de Marte. Véase pues como no es la pesantez fos estrañaron que un astro tan magnífico solo estuviese des-
de una intensidad media entre nosotros, y que si la orga- tinado á iluminar y vivificar un pequeño mundo impercep-
nización de los seres terrestres está en armonfa con aquella tible, situado entre muchos otros que estaban también
intensidad, debida á un estado de ¡a materia enteramente bajo su dominación. Lo absurdo de semejante opinión fué
fortuito, no debe haber tenido la naturaleza gran trabajo aun nías palpable, cuando se reconoció en Venus un plane-
para establecer en los demás globos seres cuya organización ta de las mismas dimensiones que la Tierra, con montañas y
estuviese igualmente en armonía con la intensidad de los llanuras, estaciones y años, y días y noches iguales á los
mundos que habitan. Esto nos indica que los habitantes de nuestros; como se viese entonces una completa analogía en-
cada planeta difieren unos de otros, porque los efectos de la tre estos dos mundos, se creyó ser una misma Ja misión que
pesantez influyen de un modo notable en las leyes de la or- habían de desempeñaren el universo; y que ya que la Tier-
ganización. En nuestros continentes, por ejemplo, no ra estaba poblada, debía estarlo igualmente Venus. Pero
podrían existir animales mucho mayores que los elefantes, cuando luego fueron observados los gigantescos mundos
porque la actividad délas fuerzas musculares no seria pro- Júpiter y Saturno, rodeados de sus brillantes cortejos, no
porcionada al aumento de peso, y no podria verificarse el pudo creerse que fuesen estos de peor condición que los pe-
movimiento de aquellas masas enormes con la misma faci- queños planetas antes citados. ¿No queda pues evidente-
lidad ; al paso que en el seno de los mares el peso específico mente probado que fué este mundo colocado sin distinción
de los cuerpos de los animales ¡es permite nadar con mu- alguna entre el conjunto planetario, y que no reúne mejo-
cha agilidad en medio del elemento para el que han nacido. res condiciones que los demás para ser el centro de la vida
Lo mismo que la observación demuestra acerca de la Tierra, y de la inteligencia? Levantémonos en alas de nuestro pen-
lo hace la analogía estensivo á los demás mundos planeta- samiento hasta un punto del espacio desde el cual podamos
rios. Un kilogramo de materias terrestres, trasportado á los abarcar el conjunto del sistema solar, y no tardaremos en
pequeños planetas quedaría reducido á algunos gramos, convencernos de la inferioridad del planeta en que hemos
mientras que pesarían mas de 30 kilogramos en el globo so- visto la luz. Para poder entregarnos libremente á este es-
lar; un hombre que pesara 90 kilogramos seria sumamente tudio, no debemos considerar á la Tierra como.nuestra pa-
ligero en los primeros, mientras que pesarla en el So! mas tria ni preferirla á las demás moradas, y contemplar sin
de 2000 kilogramos. «Aun cuando uno cayese de la eleva- prevención y con ojo ultra-terrestre, á los mundos planeta-
ción de un cuarto piso sobre la superficie de Palas no se rios que circulan en derredor del foco de la vida. Sí pensa-
haría daño alguno; al paso que la menor caida en el Sol , mos en los fenómenos de la existencia, si aceptamos que
aunque lograse el hombre quedarse por un momento de ciertos planetas está/i habitados, ¿podremos dejar de esta-
pié no solo le causaría la muerte, sino que hasta queda- blecer en aquellos mundos superiores á este ínfimo globo de
rían aplastados sus miembros todos, como si hubiesen sido la Tierra las maravillas de una creación viviente? Y si que-
machacados en un mortero de bronce (1) » remos fijar un astro desde el cual puede abarcarse todo el ,
esplendor de los cielos y en el que hayan de gozarse los be-
Por fútiles que parezcan estas últimas consideraciones, neficios de una naturaleza fecunda y rica, ¿ podremos esco-
no dejan de darnos á conocer los innumerables efectos de jer por morada esta Tierra miserable que se ve eclipsada
una misma fuerza natural, y de probarnos que no es este el por tantas esferas resplandecientes? Por toda respuesta di-
(I) PlisiOn , Los Mundos.
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remos que, en vista de todas las razones hasta aquí espues único mundo habitado, y que, astronómicamente hablando, los
tas debemos convenir en que la Tierra no tiene ninguna pre- planetas están tan bien dispiiestos como ella en la morada de
minencia señalada en el sistema solar para que pueda ser el la vida.

Botánica.
Las hepáticas, divididas en los géneros ricia, blasia, anlocero, largiona , warchanla , é yitn-
getmania; y los musgos, sus caracteres y usos económicos.

por t famarck.
El carácter de la hepática es: espansiones herbáceas, riguroso observador, y aunque deba con él admitirse la pre-
aplanadas, enterase lobuladas, ó bien caulescentes, rami- sencia de yemas en muchas plantas de la familia, sin em-
ficadas y con hojas; órganos reproductores de forma varia- bargo la perfección de los órganos en algunas se aproxima
da , abriéndose en cierta época de madurez, y ofreciendo gló- bastante á la de los órganos de los musgos para que no
bulos, tubos, cuernos, cajas redondeadas, encerradas al pueda suponerse en ellas como en estos últimos una repro-
principio en las cubiertas, peduncuFadas después y abrién- ducción por el concurso de los sexos.
dose regular ó irregularmente en cuatro ó mas pechinas; La familia de las hepáticas comprende pequeñas plantas
polvillos pegados á hilos elásticos, en la mayor parte. Las rastreras que crecen principalmente en la tierra, pero algu-
plantas de esta familia han sido confundidas sucesivamente nas de las cuales son parásitas; su follage consiste en es-
con los musgos y las algas. Distinguidas por los botánicos pansiones aplanadas, simples ólobulosas, que tienen la ma-
modernos de las unas y de las otras, y reunidas con el nom- yor analogía, con el de los liqúenes foliáceos, con los que
bre de « hepáticas», forman un grupo intermedio entre las podrían confundirse cuando no están en fructificación; pero
dos familias de que han sido separadas; su follage y su por- no obstante estas espansiones son mas herbáceas, ya por
te , aproximándolas á las algas las alejan de los musgos, y los su sustancia, ya por su color. En algunas especies, en lu-
órganos de la fecundación que las hacen muy afines de es- gar de ser aplanadas las espansiones, toman la forma deta-
tos, las distinguen esencialmente délas otras. lles ramificados y cubiertos de verdaderas hojas como en los
• Los musgos y las algas no parecen reproducirse sino por musgos. En este caso, los folíolos son á menudo dísticos,
separación y desarrollo sucesivo de sus partes; la estructura esto es, dispuestos como las barbas de una pluma á los lados
infinitamente simple de sus órganos no ha permitido supo- opuestos de los tallos, y algunas veces están cubiertos los
ner en estos seresotromodode reproducción.Pero enlashe- unos por los otros como las tejas de un tejado. Mucho me-
páticas, hallaremos órganos particulares destinados á esta nos numerosas que los musgos, las hepáticas sin embargo
importante función, serán necesarios dos principios para el tienen unafructificacion mas variada. Noestán mas de acuer-
desarrollo de un nuevo ser; dos órganos estarán destinados á do los autores acerca de la reproducción de los unos que de
cumplirel voto de la naturaleza: el unosemejante á la matriz las otras. Estos órganos se abren en época determinada de
de los animales, contendrá los fetos adormecidos todavía ; la madurez, y las partes á que dan paso son miradas tan
análogo el otro órgano al masculino, contendrá el fluido fe- pronto como polvillos fecundantes, tan pronto como semi-
cundante. Ambos son nulos separadamente; de su unión, y llas; cada autor, para sostener su opinión , halla á su gusto
de su acción recíproca es de lo que depende la formación de cálices, corolas, estambres y pistilos en todo lo que parece
una nueva planta. Pero es necesario confesarlo, estas partes distinto de las partes conocidas. En esta familia los órganos
son aun muy oscuras; aun hay muchas dudas; los sistemas de la reproducción presentan tan pronto conos, tubos cilin-
son numerosos, y raros los hechos. ¡Quédistancia hay de dricos, cuernos que contienen en su interior granos pulve-
estos vegetales á los que percibe sin dificultad la vista los rulentos, pegados ó unidos á filetes elásticos; tan pronto
pistilos y los estambres! Solo gradualmente es como cono- glóbulos sésiles al principio, y encerrados en un estuche ci-
ceremos á estos seres mas perfectos, y únicamente al llegar lindridoico, sostenidos después sobre un pedículo largo, y
al estremo de la cadena, es cuando podremos conocer la ad- que se abre en cuatro partes para dejar escapar un polvillo
mirable analogía que hay entre las dos grandes clases de los adherido á filetes elásticos; tan pronto en fin pequeños pa-
seres orgánicos. rasoles pedunculados y diversamente divididos en su con-
No debemos disimular que en la familia que vamos á exa- torno, en cuya superficie inferior se perciben glóbulos al
minar, no hay sino un corto número de individuos, que principio sésiles y envueltos en membranas, pedunculados
parecen presentar el aparato de los órganos masculinos y después, y abriéndose irregularmente para dar paso á un
femeninos, y aun cuando no pueda el entendimiento ne- polvillo fino pegado igualmente á filetes elásticos. Aun se
garse enteramente á su existencia, litubea, y no sabe que observan en los diferentes puntos de L^s espansiones, cor-
debe considerar como órgano masculino, y lo que debe mi- púsculos llenos de polvillo ó de un humor viscoso. Estos pe-
rar como órgano femenino. El juicioso Gajrtner, á pesar de queños cuerpos son tan pronto solitarios ó acumulados, tan
todos los descubrimientos de Micheli, de Schmidel y de pronto desnudos ú ocultos en pequeñas cápsulas, ó en la
Hedwig, llega hasta negaren estas plantas la presencia de sustancia de la planta. La ricia que pertenece al primer gé-
órganos sexuales y de semillas, que reconoce sin embargo nero, tiene pequeños conos sésiles, truncados, queso abren
existen en los musgos, y pretende que los órganos de diver- en su vértice, y llenos de una sustancia granulosa. Su cuer-
sas formas que se observan en las hepáticas, son yemas de po es globuloso, con una punta aguda en su parte superior,
diferentes especies. Sea lo que quiera del parecer de este que contiene muchos granos. Las plantas de este género con-
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sisten en espansionesmembranosasaplanadas, rástrelas, or- corpúsculos pulverulentos fijos por filetes elásticos á una es-
dinariamente cortadas en lóbulos profundos. En la superfi- piral central filiforme. Estas partes son miradas como el ór-
cie de estas espansiones se observan pequeños conos salien- gano femenino, y Micheli y Linneo quieren que sea el mas-
tes, sésiles, truncados, abiertos en su vérticey llenos de una culino. Un hecho importante hay en apoyo de la primera
sustancia granulosa; estos conos son considerados como ór- opinión, esto es, que estas últimas partes no parecen, hasta
ganos masculinos, y se hallan en los bordes ó en los senos después del entero desarrollo de las primeras.
de los contornos. Hada el centro se encuentran cuerpos al- Tres especies constituyen este género; se distinguen por
féricos fcápsulasj medio metidas en la sustancia de la plan- la forma del follage y la naturaleza unida ó puntuada de su
ta con una punta aguda en su-parte superior festiloj y que superficie. El antocero puntuado se presenta bajo la forma
contiene pequeños granos ; he aquí los órganos femeninos, de rosetas aplicadas sobre la tierra. Estas rosetas están for-
según los autores. madas por la unión de muchas hojas ensanchadas hacia su
En este género se encuentran diez especies; se distinguen vértice, estrechas en punta hacia su base, disminuyendo de
por la forma de follage y la naturaleza, mamilar ó pestañosa magnitud á medida que se hallan mas cerca de la roseta;
de su superficie ó de sus bordes. Hay algunas de ellas que su superficie es puntuada, su borde y remate elegante-
son á manera de corazón ó hendidas en dos ó irregularmen- mente cortado, sus cuernos menudos y de dos pulgadas de
te cortados. Otras son ramosas, con ramos filiformes. La ri- altura. Esta planta ama los lugares húmedos y cubiertos.
cia aracnoide tiene el ramage distribuido en divisiones finas El antocero liso no se distingue del antocero puntuado sino
como cabellos, y entrelazadas. El follage déla ricia flotante por la superficie unida á sus hojas y su borde ligeramente
se divide sucesivamente por bifurcación en calados lineares lobulado. Esta planta busca los pasos de los bosques, las
filiformes. Estas plantas se crian en lugares húmedos, se orillas de las zanjas sombrías. El antocero multífido difiere
aplican á la tierra óilotan en la superficie del agua. Son or- mucho de los precedentes; su follage es muy ramoso y con
dinariamente monoicas y raras veces dioicas. menudas divisiones, los cuernos tienen la forma de cerdas.
El carácter genérico del segundo género consiste en unos Se encuentra en Alemania, á lo largo de los caminos y de
puntos granulosos metidos en la sustancia del ramage, y que los campos húmedos baldíos. Los antoceros son monoicos ó
desaparecen. El tubo alargado rehenchido en su base y trun- dioicos y la palabra que los designa está formada de dos vo-
cado en su vértice. La blasía es la única en este género. ces griegas que significan flor cornuda.
Esta planta es muy pequeña y consiste en una espansion El carácter genérico del cuarto género consiste en un ca-
herbácea, plana, rastrera, dividida profundamente en ló- pullo sésil abierto, que encierra un glóbulo lleno de hilos
bulos dentados en su borde; muchas de estas espansiones se cubiertos de polvillo. Sabemos muy poco acerca de la fruc-
reúnen en una roseta estendida y aplicada á la tierra. En tificación dé las dos plantas que componen este género, aun-
su superficie, hacia los bord(ís, se observa una serie de pun- que presentan órganos bastante pronunciados. La targiona
tos granulosos introducidos en la sustancia de la planta, y hipofila, ofrece una espansion aplanada , oblonga, á mane-
muy poco prominentes. Micheli y Linneo toman estospun- ra de corazón, y terminada por un capullo solitario que se
tos por cápsulas seminíferas y por consiguiente por órgano abre en dos valvas, y que encierra un pequeño cuerpo glo-
femenino. Pero lo que se mira comunmente como el órgano buloso compuesto de una reunión confusa de filamento*
femenino persiste mas largo tiempo: son pequeños tubos ci- cubiertos de polvillo. Micheli y Linneo miran á esta parte
lindricos abultados en la base, truncados y ensanchados en como el órgano'masculino. Se consideran como órganos fe-
su vértice. Contienen corpúsculos que puestos al exterior, meninos otros pequeños capullos redondeados, sésiles, es-
permanecen algún tiempo pegados á los bordes de su aber- parcidos á los lados de las espansiones. Esta especie crece en
tura. Micheli y Linneo quieren que esto sea el órgano mas- los montes, en los lugares cubiertos y sobre las rocas. La
culino; sin embargo una observación interesante parece targiona esferocarpa ofrece muchos capullos reunidos en gru-
probar locontrario; esto es, que los granos encerrados en los po sobre una estension membranosa. Estos capullos son pi-
tubos, germinan algunas veces en su interior, ó en las in- riformes, derechos, atravesados de un pequeño poro en su
mediaciones de la planta en que son trasportados. Se cria vértice, y encierran un glóbulo en su base. Se encuentra
la blasía en los bosques húmedos, á las orillas de las zanjas; esta especie en Italia en los jardines de Florencia, en in-
es monoica y raras veces dioica. vierno, ó á principios de primavera. El nombre del género
El carácter genérico del tercer género consiste en peque- es el de un botánico de Florencia.
ña^ cúpulas con borde rasgado, medio engastadas en la sus- El carácter genérico del quinto género es un sombrerillo
tancia de la planta, y que contienen glóbulos seminíferos ; sésil ó pedunculado alveolado por encima; alveolos que tie-
cuernos bivalvos en forma de aleona , saliendo de un estu- nen un glóbulo; sombrerillo pedunculado guarnecido por
che cilindrico truncado. Estos caracteres se presentan bajo debajo de células membranosas globulíferas; glóbulos pe-
la forma de expansiones herbáceas, rastreras, aplanadas, dunculados llenos de polvillo pegado á hilos elásticos.
cuyos bordes están divididos en lóbulos y cargados de las Las marchantas como todas las plantas de los géneros
partes de la fructificación. Las partes que se consideran co- precedentes, se presentan bajo la forma de espansiones her-
mo órganos masculinos, ofrecen pequeñas cúpulas {cáliz) báceas, aplanadas rastreras. Tan pronto son monoicas, tan
medio engastadas en la sustancia de la planta , cerradas al pronto dioicas. Los órganos que se miran como masculinos,
printipio, abiertas después en forma de cuerno rasgado en son tan pronto sésiles y dispuestos en la superficie superior
su borde, y en el fondo de los cuales se observan tres ó cua- de la planta, tan pronto pedunculados, y parecen salir como
tro glóbulos bastante semejantesá semillas: también Micheli de la parte interior en los senos de los contornos. Los som-
y Linneo miraron á estas partes como órgano femenino. brerillos tomados por órganos femeninos parecen mas tarde,
Pero cuando están bien desarrolladas estas partes, se ven y están dispuestos casi de la misma manera. En algunas es-
hacia las estremidades délas espansiones, estuches [cáliz) pecies se nota un tercer órgano. Dicho órgano se presenta
sésiles, cilindricos, hendidos en el vértice, del que se ele- bajo la forma de pequeñas tazas de borde dentado, sésiles,
van largos cuernos, bivalvos (cubiertos según Hedwig, de esparcidas en la superficie esterior de la planta y que con-
una cofia en su origen). lineares y agudos, que contienen tienen pequeñas yemas que según las observaciones de Mi-
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cheli reproducen la especie. Linneo mira estas partes co- nias son pequeñas plantas que crecen sobre la tierra, las
mo ios órganos femeninos, aunque falten sin embargo con piedras y los árboles. Las unas no tienen tallo y se presen-
frecuencia en las especies monoicas, y se hallen superabun- tan , como las plantas de los géneros precedentes, bajo la
dantes en las dioicas, pues que á mas de estos órganos hay forma de espansiones herbáceas, simples ó diversamente
otros dos muy distintos que aparecen mucho mas tarde. cortadas; los órganos de la reproducción están esparcidos
El órgano considerado como masculino consiste en un en su superficie ó sobre sus bordes. Las otras son afines sin-
cuerpo eg forma de trompo ensanchado, tan pronto soste- gularmente de los musgos por su follaje; tienen tallos ra-
nido sobre un pedúnculo como un pequeño parasol de borde mificados, provistos de verdaderas hojas que tan pronto son
desigual ó irregular, tan pronto sésil y escavado como un dísticas y tan pronto aplanadas; los órganos de la repro-
pequeño vaso. Algunas veces es escamoso por debajo, y ducción se hallan en sus axilas, en su estremidad ó en el vér-
siempre escavado por encima de alveolos que cada uno en- tice de los tallos. Lo que se mira como órgano masculino y
cierra un cuerpo en forma de pequeño huevo rodeado de que Linneo considera como semillas, son pequeños glóbulos
un reborde y terminado por una prominencia casi imper- veciculosos de una estrema finura y bajo la forma de un
ceptible. El órgano mirado como femenino es un sombre- polvillo; unas veces son solitarios ó acumulados, lo mas
rillo en forma de pequeño parasol, sésil al principio, y sos- ordinariamente sésiles, pero algunas veces están sobre un
tenido después sobre un largo pedúnculo, tan pronto cónico pequeño sustentáculo; tan pronto se encuentran á descu-
y prolongado en su bordé, tan pronto dividido en radios, bierto sobre el follaje, tan pronto ocultos por debajo ó en
cuyo número varia desde tres hasta diez. Bajo los radios ó los senos. Las partes que se miran como órganos femeninos
divisiones se encuentran numerosas; células á menudo bi- ofrecen al principio una vaina sésil, en forma de tubo,
valvas, en cuyo fondo se observan desde uno hasta diez ca- hendida en el vértice. Esta vaina encierra un pequeño ca-
pullos membranosos, que se abren y adquieren la forma de pullo {ovario) sésil, terminado per una punta [eslilo) y or-
una campana con cuati-o ó cinco dientes en su borde. En su dinariamente rodeado en su base de corpúsculos oblongos.
interior se vé un pequeño glóbulo [ovario) sobrepasado de Este pequeño capullo se abre irregularmente en su vértice,
una punta alargada (estilo) rodeado en su base de filamentos algunas veces en su base, y deja ver en su interior un gló-
suculentos, segunjHedwig, que se hiende en su vértice en bulo sésil al principio, sostenido después sobre un delicado
dos ó tres partes, y deja ver un pequeño cuerpo {cápsula} filete que se alarga muy pronto. Este glóbulo se abre en
sésil, pero sostenida bien ^pronto sobre un pediculilo, y cuatro partes, y descubre un polvillo finísimo pegado á fila-
como suspendido. Este cuerpo se abre en su vértice por un mentos elásticos.
número indeterminado de dientes, y presenta entonces la Se advierte analogía entre los órganos de la reproducción
forma de una copa llena por una serie de filamentos elás- de las marchantas, de las yungermanias y de los musgos.
ticos, que distendiéndose disemina un polvillo fino de que En todas estas plantas el receptáculo de los polvillos está
están cubiertos, y que se escapa si le soplan. Marcliant» al principio encerrado en una vaina ó cáliz particular co-
botánicx) francés, fué el primero que descubrió este singular nocido con el nombre de perichezo {iicrichelium ); está
aparato de órganos en la planta á que algunos botánicos además cubierto de una membrana formada en capullo
han dado el nombre de marchanlia slellata, y que habia sido punfiagudo, rodeado á veces en su base de corpúsculos, y
hasta entonces confundida con el género liquen. Marchant á la que Schmidel ha dado el nombre de corola. Este ca-
formó de ella un nuevo género que consagró á la memoria pullo ó esta corola se abre diversamente. En los musgos,
de su padre. se desprende por la base y se sostiene sobre la urna que cu
Se conoce una docena de especies de marchantas. Se las bre; esto es á lo que se dá el nombre de cofia. En las hepá-
distingue por la forma del follaje,, y principalmente por la ticas, se rompe por el vértice, deja pasar el receptáculo de
del sombrerillo umbiliforme. Este sombrerillo está dividido los polvos y permanece en el perichezo bajo la forma de una
en diez digitaciones cuyo borde es escarbado por debajo en segunda vaina en la base del pedículo. Sin embargo ha
la marchanta estrellada, planta muy común que cubre de observado Hedwig yungermanias y antoceros en los que se
un hermoso tapiz verde las paredes, las fuentes y las orillas rompia esta parte por la base como en los musgos. A pesar
de Jos pozos. Está dividido en tres lóbulos en Ja marchanta de estas analogías, las hepáticas difieren esencialmente de
trilobulada, la mas pequeña de las especies indígenas; en los musgos aun por los órganos de la reproducción; en las
cuatro dispuestas en cruz en la marchanta cruzada. Esemis- primeras el receptáculo de los polvillos no está provisto de
férico, velloso y dividido en ocho partes en la marchanta una espiral central como la urna de los musgos, y en estos
erizada, cónico en forma de apagador, y dividido inferior- los polvillos no están, como en las hepáticas, pegados á hilos
mente én cinco celdillas en Ja marchanta cónica; franjada elásticos; además, los glóbulos vesiculosos, que en Jos úl-
en los bordes y con un punto rojizo en la parte superior en timos se miran como órgano masculino , no están mezclados
la marchanta endeble. Está insertado por el lado sobre el con hilos articulados como en los musgos.
pedúnculo, y dividido del otro en cuatro lóbulos en forma Pero volvamos á las yungermanias. Este género es de
de pié-palmado en la marchanta pié de gallo. El follaje con- toda la familia el mas numeroso en especies; se conocen
siste en todas en espansíones membranosas, rastreras, lo- mas de oclienta. Según Ja forma deJ follaje se pueden divi-
buladas, ó partidas en divisiones estrechas, lineares sim- dir estas especies en dos grupos distintos; en el primero se
ples ó bifurcadas. Muchas son exóticas. La marchanta colocan naturalmente las que no tíl'nen tallo, y que como
estrellada es escelente en las obstrucciones del hígado; esto todas las plantas de los géneros precedentes, no ofrecen sino
es lo que le ha hecho dar el nombre de hepática que ha sido espansiones aplanadas; en el segundóse hallan comprendi-
consagrado para la familia. Todas pasan por atemantes. das las que tienen tallos, ramos y verdaderas hojas, como
El carácter genérico del sexto género son : uno ó mas gló- los musgos. Las especies del primer grupo se distinguen por
bulos de una estrema finura, aproximados y colocados de- la forma del follaje. Es rastrero ó enderezado , estendido ó
bajo las hojas ó en los senos; glóbulo lleno de polvo pegado reunido en mazorca, entero, sinuoso, ó lobulado por los
á filetes elásticos, que se abre en cuatro partes, y sostenido bordes, y aun cortado en divisiones estrechas, agudas ú
sobre un pedúnculo rodeado de una vaina. Las yungerma- obtusas, ahorquilladas ó como emplumadas. La especie mas
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conocida es la yungermania poliácea; cuando no se halla tura, de pestañas ó de membranas. Roseta, á manera de es-
acompañada de los órganos de la reproducción, se la to- trella, ó de copa, ó de yemas, sésil axilar ó terminal, que
maría por una marchantía. Sus estensiones son planas, ra- encierra cuerpos cilindricos y tubos articulados. Dificultad
mificadas, lobuladas y fijas á la tierra por raices que nacen hay algunas veces en reconocer vegetales en los seres que
de su cara inferior;, de la parte media de la cara superior componen las familias precedentes, y aun cuando no per-
se elevan pedúnculos largos de dos pulgadas, Üojos blan- mita dudar de ello la observación, la imaginación aun se
quizcos, que cada uno sale de una vaina corta , cortada y de niega á confundir con esas bellas producciones, que hacen
color violado; los glóbulos que sobrepasan e^tos pedúncu- el ornamento de la tierra, estas caprichosas producciones,
los son verdes, y las cuatro valvas por las que se abren los en que se burla la naturaleza de todas las analogías y siste-
glóbulos, son muy cortas. Esta especie crece en la tierra mas. No nos admiramos que haya germinado en la cabeza
húmeda y sombría. del hombre la idea de una cadena en los seres; nada mas
La disposición de las hojas en los ramos délas ungertna- propio á hacerla nacer (pie la vista de tan multiplicadas for-
nias caulescentes, permite establecer cuatro secciones en las tnas y tan diferentes costumbres. Al pre ente se está menos
plantas de este género. En la primera sección se hallan dispuesto á reconocer este orden; no se (]uieren ver mas que
comprendidas las especies cuyas hojas son dísticas, es decir seres aislados; se miran los sistemas como medios facticios ,
colocadas en una sola línea á los dos lados opuestos del tallo. y de miedo de coartar la naturaleza, no se la presta plan
La segunda sección comprende aquellas cuyas hojas son dís- alguno. No nos atreveremos á decidir si esta marcha es la
ticas y terminadasp'"rdosorejitas,ócolocadas dosá dos sobre mas sabia; pero creemos que es menos fértil en grandes
la fila. La tercera encierra aquellas cuyas hojas no son dísti- ideas y en bellas concepciones, y que bajo este respecto,
cas y están colocadas sobre dos lados ó dosfilas.Finalmente» disminuye en algún modo el poder moral del hombre.
la cuarta, cuyas hojas son esparcidas ó sin orden aparente. Los hongos', las algas y las hepáticas son vegetales; pero
En la primera sección se distingue la ungermania biden- solo cuándo se llega á los musgos, es cuando se íorma tina
tada; forma céspedes bastante estendidos en los bosques justa idea del reino vegetal. Hasta allí está vacilante é in-
sombríos al pié de los árboles; sus tallos son algunas veces deciso el entendimiento. En estas débiles y frágiles produc-
ramosos, medio echados y de cerca de una pulgada de ciones que no se elevan sino algunas pulgadas sobre la su-
largos; las hojas son muy pequeñas, muy reunidas y cor- perficie de la tierra, se hallan con admiración la forma, el
tadas á manera de semi-luna. Los glóbulos que contienen porte y aspecto de los grandes árboles; digamos mas, aun
los polvillos son de un rojo moreno, y sostenidos por pe- se encuentra en ellos una organización análoga; obra maes-
dúnculos muy cortos que terminan por tallos. La ungerma- tra de la naturaleza, el haber reunido bajo leyes semejan-
nia de dos puntas se cria en los mismos lugares que la pre- tes estos seres casi imperceptibles, y aquellos cuya enorme
cedente, y tiene como ella, hojas semi-lunares; pero no es masa parece agobiar el globo.
fácil confundirlas, observando la inserción de los pedúnculos Estos abetos, estos cipreces en miniatura , cuya cima está
que nacen del medio y de la base de los renuevos y que cubierta por la yerba mas fina y menos elevada; esos fes-
nunca terminan los tallos. En la segunda sección se halla la tones y esas guirnaldas que adornan los troncos de los ár-
ungermania rastrera; sus tallos ramosos, débiles, de cerca boles de una verdura mas durable que la de que se corona
una pulgada de largo, echan raices en su estrcmidad ; las su copa durante la hermosa estación : ese tapiz de una ver-
hojas son muy pequeñas, un poco endebles, y terminadas dura blanda y suave que cubre la áspera y dura superficie
por dos ó tres dientes pequeñísimos. Los pedúnculos de los de las rocas; esos finos céspedes que subsisten bajo la nieve
glóbulos nacen en bastante gran número de la base de los y en el fondo de las aguas, que desafian el rigor de los in-
tallos y están rodeados de una vaina trígona. Esta especie viernos y el fuego de los veranos, hé aquí el espectáculo que
ama los troncos de los árboles podridos, y la tierra en los ofrece la brillantez de los musgos. No son ya esos tristes pa-
lugares frescos. En la tercera sección se nota la ungermania rásitos, esas clavarías, esos agáricos, esos boletos, esos in-
pestañosa. Tiene un aspecto muy notable de helécho, su mundos mohos cuya presencia entristece la vista, que no
color es pálido; sus tallos largos de tres ó cuatro pulgadas, anuncian sino muerteydestruccion,y vicianelaireexhalando
están echados y divididos en ramos que también se subdi- tufos deletéreos: son seres benéficos cuyos saludables vapores
viden; las hojas se cubren mutuamente y están dispuestas se esparcen en la atmósfera y le dan sin cesar ese aire vital
en dos filas; estañen su vértice divididas en muchas partes, que dá á lo» animales el caloi y la vida. Llega el invierno ;
y terminadas por pelos blanquizcos. Se cria á lo largo de ya las flores han desaparecido, se desprenden las hojas y son
ios riachuelos, en los parajes descubiertos y provistos de barridas por los vientos del norte; se ha'oscurecido su brillo;
musgos. En la cuarta sección se halla la ungermania de las han tomado de antemano el triste y uniforme color del pol-
montañas que se distingue de todas las demás especies por vo en qué van á entrar ; el invierno en fin despliega todo
las vainas de los pedúnculos, que en vez de ser de una sola su rigor; echa sobre la tierra un velo de nieve semejante al
pieza están compuestas de muchas escamas; sus ramos son paño funerario; todo pasa, todo perece, y el débil musgo
cilindricos, y sus hojas ovales y abiertas. Se encuentra esta escapa á este decreto del tiempo: el estío no le ha consumi-
especie en Inglaterra, en Alemania, en las montañas húme- do; el otoño no le ha visto perecer; el invierno lo conserva
das, etc. Estas ungermanias aman los lugares húmedos y mas vivo que nunca; la primavera no desdeña su tierna
sombríos. Generalmente están dispuestas en mazorcas ó en verdura, y lo enlaza á su soberbia y brillante corona.
céspedes planos sobre los troncos de los árboles, en las pie-
Los musgos no son como los hongos, parásitos incómo-
dras, las rocas y la tierra húmeda.
dos; reciben la hospitalidad y no abusan de ella: se les vé
Pertenecen á distintas familias los musgos, y dúdase si sus con frecuencia sobre árboles cuyas vigorosas producciones
flores son hermafroditas, monoicas ó dioicas. Su urna, raras atestiguan ;iUsalud; sus delicadas y numerosas raices se in-
veces es sésil, casi siempre pediculada, axilar ó terminal, sinúan en las grietas de las cortezas, en que se encuentra
con una ó cuatro celdillas henchidas de polvillo , con una un poco de mantillo y de humedad; sus pequeñas hojas es-
espiral central (lo mas comunmente cubierta de una cofia trechas , agudas, lustrosas y delgadas recogen y aspiran la
y de un opérculo caduco, y provista de dientes en su aber- humedad; como las hojas de los demás vegetales, descom-
TOMO III. 27
33 2 1 0 se
ponen el agua y el ácido carbónico, conservan el hidróge- digno de notar, al que se ha dado el nombre de íovm á causa
no y el carbono y desprenden el oxígeno; aun pueden ser de su forma. La urna es algunas veces llevada sobre un pe-
útiles á los vegetales que cubren; reunidos en sociedad, dículo mas ó menos largo, y algunas veces es sésil, i n d e -
aproximan y estrechan sus pequeños tallos, y forman al- pendientemente de este órgano , hay aun en los musgos ye-
mohadillas espesas que ponen al abrigo del hielo las raices mas ó rosetas que nacen al vértice de los ramoso en la axila
y tallos de los grandes árboles del norte; así se prestan un de las hojas. Examinemos ante todo la urna. Es un pequeño
mutuo socorro, seres entre los que ha puesto tanta dis- cuerpo cilindrico que sale de la axila de las hojas ó de la
tancia la naturaleza. En sus grandes miras de orden y de estremidad de los ramos, casi siempre cubierto, en su pri-
armonía, emplea igualmente el fuerte y el débil; ambos mitivo desarrollo de una cofia en forma de apagadero, lisa
marchan de concierto al fin que se propone. Aun son lla- ó vellosa, igual en su base frangeada, terminada en punta
mados los musgos , si podemos esplicarnos así, á mas altos ó truncada. Este órgano no es igualmente aparente en t o -
destinos: escuchemos un naturalista que á los profundos dos los musgos; pero es probable que ninguno esté privado
conocimientos reúne un entendimiento íino y delicado. El de él; cubre la u r n a , y la oculta casi como los papeles azu-
bello musgo conocido con el nombre de sphaijivum, dice les con que se envuelven los panes de azúcar; del fondo de
Deleuze, entrelazando sobre las lagunas sus largos ramos , la urna se eleva una pequeña columna ó espiral, cuyo vértice
forma al principio en ellas mazorcas, después panochas flo- se adhiere á la punta de la cofia , y la base de esta está unida
tantes, que , cada año aumen- á una vaina que toma origen
tan de espesor y superficie, y en el punto de unión del p e -
aun se eslienden algunas veces dículo de la urna. Esta vaina
á mucha distancia. Sobre este existe en todos los musgos
tapiz de un verde ceniciento , escepto en el spliagum palus-
vienen á establecerse al princi- tre de Bridel. Cuando la urna
pio lindas plantas tales como el está desarrollada, la cofia, de
brillante locío del sol y la ele- \erde que era, toma un triste
gante especie de abandono lla- rosáci'o; se rompen los lazos
mada oxifüccws, después arbus- que la ataban ; la base central
tos rastreros, finalmente , sau- no está adherida ya á su vér-
ces y alisos de mayor talla , cu- tice, y la vaina que solo for-
yas raices van á buscar el fondo maba una pieza con ella, se
y aseguran á la agricultura la rompe entonces no estando la
conquista de un terreno inun- cofia retenida, y se eleva por
dado al principio. » El poiilri- encima de la urna y cae. Este
clmm, cuya etimología griega órgano es lo mas comunmente
significa muchos cabellos y que liso, pero algunas veces es
abunda en el estrecho de Ma- velloso; entonces los filetes
gallanes, es el mayor que se que lo componen están r e u -
conoce. Es doble del dibujo nidos en el vértice de la cofia,
que acompañamos. Las figuras y se esparcen divergiéndose
señaladas de letra A ^ B son la en derredor de la urna como
urna, cofia y cubierta. se vé en el halago forman-
do torreoncillos en algunas
Procuremos dar á conocer cabanas. Vistos estos con el
ahora los caracteres de los microscopio, parecen sucu-
musgos. Tienen una consisten- lentos y articulados. Después
cia herbácea; sin embargo los de la caida de la cofia , se m a -
hay que viven muchos años; nifiesta la urna; tiene la forma
el tallo es cilindrico, delgado, de un huevo, de una esfera ,
simple ó dividido en ramos, de un cilindro, ó una forma
liso y jamás cubierto sino con irregular, según las diferentes
una lijera pelusa; la raiz es Musgo arboreceiite especies y los diversos géne-
fibrosa y forma lo que desig- ros- se mantienen en una posición recta ó inclinada, a l -
nan los botánicos con el nombre de barbillas; las hojas son gunas veces está sentada sobre una protuberancia casi invi-
oblongas, estrechas, agudas, brillantes como si se les h u - sible en algunos musgos, y muy voluminosa en otros. Esta
biese aplicado un barniz: son sésiles y abrazan el tallo como protuberancia se denomina apo/isis.
las de la mayor parte de las plantas dichas monocolikdonas;
su superficie no tiene sino una nerviosidad longitudinal poco La urna está sobrepasada de un opérculo, especie de co-
saliente; en algunas especies son alternas y esparcidas en bertera de forma muy variada: es convexa, hemisférica, en
otras; se cubren mutuamente en muchas, ó forman hace- forma de mamelón, de cono ó de pipo recto ó encorvado,
cillos; jamás son opuestas ó verticiladas; nunca está su según las diversas especies. La urna',' como lo veremos al
borde cortado escepto sin embargo en una especie. El instante , está formada de dos membranas. Parecería que el
gymnostomo pinado, pertenece al género bryum de Lin- opérculo es la prolongación de la membrana esterna; al prin-
iieo, cuyas hojas son pinatificadas; no es raro no obstante cipio está adherido fuertemente el opérculo á esta membra-
hallar las hojas de los musgos dentadas á la manera de al- na; vegeta con ella y es verde su color; pero con el tiempo
gunas plantas gramíneas. Una sola especie está privada de sufre la suerte de la cofia, con ¡a que por lo demás, bajo
hojas, á saber la descrita por Hedvs-ig y Bridel. muchos aspectos, es común su suerte; pues la espiral que
Todos los musgos ofrecen un órgano muy aparente y muy se eleva del fondo de la urna y que tiene unida la cofia por
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su vértice, une igualmente el opérculo á lo restante del ór- bre áepericliezo. Las hojas que componen el perichezo, son
gano, y soldándose á la base del opérculo la membrana es- mas grandes quelasdemás; después del desarrollo de la urna?
terna de la urna , representa absolutamente la vaina, q u e , están ó apretadas en cilindro al rededor de su pedículo, ó
en el primer desarrollo, retiene la cofia por su parte infe- recargadas á la manera de las escamas de los capullos, ó
rior. Llegada la época de la madurez, libre el opérculo de esparcidas en roseta; en este último caso, raras veces esce-
sus lazos, se vuelve moreno, se deseca y cae absolutamente den al número de seis; en los otros dos, es indeterminado
como lo hace la cofia. el número; se cuentan hasta treinta. El sustentáculo de la
En algunas especies, se ha notado un anillo formado de urna que se ha llamado pedúnculo, seda ó estipula, es liso
una lámina elástica que cubre la sutura de la urna y del reluciente, fino como un hilo de seda, y vertical. Por mas
opérculo: cuando se desecan las partes, se desprende este estrema que sea su finura , según Beauvois, no es un órgano
anillo y facilita su desunión. Privada la urna de su cofia y simple, lo que se vé es una vaina que oculta un filete m u -
de su opérculo, se presenta por decirlo asía descubierto. Está cho mas fino todavía , en cuyo vértice está colocada la es-
formada de dos cubiertas (]ue parecen dos vasos de desigual piral. Finalmente se hallan en el perichezo pequeños filetes
magtiitiid , de los que el mas pequeño estuviese colocado en suculentos, que Hedwig llama estilos, adduelo; su número
el mayor; á menudo con la sola diferencia, que las dos pe- varia según las especies. El gimnostomo pinado, no tiene
queñas urnas se sueldan en su borde, y parecen de únasela masque u n o , el fontinal antipirítico tiene tres; el dicramo
pieza á la vista de los que se contentan con un examen su- fiagetario cuatro;el koelreuterohigrométrico cinco;el hipno
perficial. El orificio de la urna se llamaperístomo. espiniforme ocho; la messia filicina diez; la barbula arrolla-
El perístomo es desnudo cuando sus bordes son perfec- da diez y ocho, y el bnjiim rosíralum veinte. Harás veces
tamente enteros; es figurado cuando sus bordes están guar- se elevan muchas urnas del perichezo; algunas especies, sin
necidos de dientes, de pestañas ó de membranas ; se le llama embargo, tienen dos, tres, cuatro y mas. Hé aquí induda-
figurado simple, cuando la guarnición no proviene sino de blemente, una grande complicación de órganos; necesaria-
una sola cubierta; y compuesto, cuando la guarnición pro- mente tienen un fin, y no habrá tomado la naturaleza cui-
viene de las dos cubiertas. En el perístomo figurado simple, dados tan multiplicados, para presentar tan solo una vana
no hay sino una serie de dientes o de pestañas; en el pe- ostentación de materia y de formas. Pero no es esto solo; nos
rístomo figurado doble, hay dos series distintas de dientes quedan aun por examinar esos renuevos y esas rosetas que
de pestañas ó de membranas. La guarnición de la cubierta nacen en la oxila de las hojas ó terminan los ramos. Son p e -
esterior está constantemete formada de dientes; la de la queñas hojas que difieren de las demás por la disposición, la
interior, de pestañas ó de membranas, ó de calados mem- forma y el color. Están dispuestas en disco, en estrella ó
branosos. en roseta, y entonces son sésiles; ó bien están dispuestas en
Fíjese la atención en estos diversos caracteres que son la cabeza redondeada al vértice de los ramos, ó bien lo están
base en que se han fundado las principales divisiones de esta en yemas asilares, esto es, naciendo á lo largo del tallo, que
familia. Caracteres hay aun importantísimos, pero que no en este sentido se considera como un eje del que saldrían
deben considerarse sino después délos que acabamos de es- radios: en los dos últimos casos., son sésiles ó peduncula-
poner, son los que se sacan del número de los dientes o pes- das. Hedwig llama estos foliólos, lo mismo que á los que he-
tañas. El perístomo simple tiene cuatro, ocho, diez y seis, mos descrito mas arriba y que revisten ¡a urna en su origen,
treinta ydos, cuarenta y ocho o sesenta y cuatro. El perísto- hojas perigonales. En el centro de las hojas perigonales, se
mo compuesto tiene constantemente diez y seis. Aun es pre- perciben pequeñoscuerposalargados, sostenidos sobre filetes,
ciso considerarla forma, la disposición, la consistencia, la de una grande finura; estos cuerpos son verduzcos o blan-
longitud, la proporción de las membranas, de los pelos ó de quizcos; se marchitan con prontitud , no es fijo su número,
los dientes; pero se harán mas sensibles estos diversos ca- lo mas ordinario es de diez; algunas especies tienen catorce,
racteres, cuando se haya leido la esposicion del método de diez y seis, veinte, treinta y mas. Aun se encuentran en el
Hedwig y de Bridel. Estas pestañas y estos dientes existen centro y mezclados con los cuerpos que acabamos de des-
bajo el opérculo; no eran visibles hasta que la caída del cribir, filetes que parecen tubos membranosos cortados in-
opérculo los ha puesto á descubierto. Al principio eran en- teriormente por septos horizontales. Estos mismos filetes
corvados, algunas veces se enderezan y se dirigen hacia se hallan en la messia longiseta de Hedwig y de Bridel.
atrás; pero basta la menor humedad para hacerles adquirir Tal es en resumen la descripción de la urna y de las y e -
su antigua posición, y se enderezan de nuevo cuando se mas. Cualquiera puede esperimentar estos hechos; basta
vuelve el aire seco. Se puede procurai artificialmente el es- para ello un lente muy bueno, alguna destreza en la di-
pectáculo de estos movimientos higrométricos. sección y una atención sostenida. Pero si es fácil distinguir
La membrana interna de la urna no forma ordinaria- lo que se sabe deberse hallar , no sucede lo mismo cuando
mente sino una sola celdilla cilindrica en cuyo centro se ha_ se camina en las tinieblas y no se tiene guia. No nos admi-
Ha la pequeña columna ó espiral de que hemos hablado mag remos pues, si han sido ignorados por mucho tiempo estos
arriba; pero en el tricomanes común se percibe una mem- hechos, y si los primeros descubrimientos tienen un siglo de
brana que compone cuatro celdillas bien distintas. La única fecha, mientras que los últimos se han hecho en nuestros
celdilla de la mayor parte de los musgos y las cuatro del dias. Los que han estudiado la liistoria natural saben cuan
tricomanes, contienen un polvillo oval ó esférico, verde ó penosos eran estos trabajos, y no pueden dejar de admirarse
de un color amarillo oscuro, y es de superficie lisa ó desigual. de la paciencia de los observadores que han consagrado a
La espiral está algunas veces cubierta de pelos; ordinaria- ellos sus desvelos. Aquellos para quienes no tiene tesoro al-
mente está rehenchida hacia la parte media y en el spla- guno la naturaleza, que ven los animales sin interés y las
chum rubrum es cónica, y en algún modo presenta la forma plantas sin placer, no concebirán como un débil musgo pue-
de un pistilo. de cautivar por tan largo tiempo la atención de los filóso-
Al principio todas las partes están encerradas en la cofia fos. Todos los observadores están de acuerdo sobre los
unida á la vaina, y aun este aparato está oculto en las c u - hechos que acabamos de presentar, pero están lejos de con-
biertas de una especie de capullo que se designa con el nom- venir sobre las consecuencias. En este aparato tan compli-
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cado, se reconocen órganos regeneradores» y sin embargo es la estremidad del estilo , abierto como el pabellón de una
aun no se ha adquirido una de esas pruebas que dan á una bocina ; el estilo es caduco; 4.* las paráfices, especie de
teoría la fuerza y el peso de la verdad. nectarios semejantes á los tubos que se hallan en las rosetas
Expongamos rápidamente las diversas opiniones. Micheli masculinas. A estos órganos sucede el fruto; este es el ova-
observó el primero los cuerpos encerrados en las rosetas; rio desarrollado y que para entonces, toma el nombre de
los tubos membranosos compuestos de septos alternativos, urna. E>ta especie de cápsula , perdiendo la cofia y el opér-
le parecieron órganos masculinos, y miró como femeninos enlo , queda abierta en su vértice, lo mismo que el fruto del
los cuerpos alargados y trasparentes; la urna fué totalmente beleño. Los dientes del peristomo continuamente en movi-
olvidada y no se le asignó uso alguno. Cualquiera se admira- miento, favorecen la diseminación de las semillas; estas tie-
rá, sin duda al ver despreciado en esta teoría un órgano tan nen una túnica propia, una raicilla , una plumula y dos co-
aparente y tan complicado; y presentado al contrario , co- tiledones. En cuanto á los estilos adductores, son unos
mo debiendo llenar todas las funciones, un órgano que no ovarios abortados. Tal osen substancia la opinión de Hedwig.
es visible sino con el microscopio. Dillen no adoptó en su Es preciso confesarlo, este sistema es atacado con mucho
totalidad el parecer de Micheli; creyó con razón que la ur- rigor, y presenta muy débiles apoyos; pero sea de esto lo
na deliia hacer algún papel en la reproducción de los mus- que quiera , es ingenioso, y aun hallará por mucho tiempo
gos. Sembró el polvillo que contiene, y no habiéndolo vis- gran número de partidarios; aun adquirirla el carácter de
to germinar, concluyó de ello que era el órgano masculino. verdadero, si algún célebre observador confirmaba lo que
Rosetas puestas en la tierra reprodujeron la planta ;es pre- adelanta Hedwig acerca de los polvillos fecundantes, el es-
ciso según Dillen considerarlas como el órí-'ano femenino. tigma y la germinación. El sabio Desfontaines, que parece
Sin embargo no todos los musgos parece que tienen rosetas, inclinarse á este sistema, confiesa sin embargo que jamás ha
sea de esto lo que quiera, prevaleció por largo tiempo el pa- ppdido ver los polvillos.
recer de este sabio, y Linneo lo adoptó. Hill no vio en la Pasemos finalmente á la opinión de Palisot de Beauvois,
roseta sino simples renuevos. Para él, la urna encierra los que se negaba á mirar como órganos sexuales las rosetas cu.
dos órganos; los polvillos son las partes femeninas, las pes- ya existencia negó en muchos musgos este con Messius y
tañas las masculinas; pero olvidaba Hill que muchos mus- Koehventer, que la urna es hermafrodita , pero no es de su
gos, y entre otros el sphagnum, están privados de pestañas. opinión en cuanto á las partes que deben considerarse como
Meesius puso de acuerdo Hill y Micheli, adoptando el sis- masculinas ó femeninas ; según él la espiral central es un
tema de ambos. Vio en las rosetas y en la urna dos flores pistilo que encierra los embriones, y el polvillo es el polen;
hermafroditas que no difieren sino en apariencia , y que este tiende á escapar por el orificio de la,urna; pero las pes-
tienen separadamente la facultad de reproducir la especie. tañas y los dientes, por movimientos de irritabilidad muy
Koebrenter admitió estos dos medios de reproducción , sin manifiestos, lo rechazan y lo obligan á mezclarse con las
hacerlo con las pestañas que no le parecieron el órgano mas- semillas que él fecunda. No es menos ingenioso este sistema
culino. Atribuyó la virtud fecundante á la cofia ; habia ob- que el de Hedwig, pero mientras no pruebe el autor la exis-
servado que se deseca la urna y que no adquiere su grosor tencia de semillas en la espiral, no estará al abrigo de la
cuando se le quita prematuramente esta cubierta. Con todo, crítica. Sus pruebas son todas negativas; no reconoce partes
no está su opinión mejor fimdada que la de Hill, pues hay masculinas en las rosetas; tampoco las vé en las pestañas;
musgos privados de cofia; y por otra parte como observa el juzga que el polvillo amarillo contenido éntrela espiral y
sabio Laurent de Jussieu, no debe atribuirse esta deseca- las paredes de la urna, no podría ser un montón de simien-
ción sino 3 que hallándose entonces privada la urna de uno tes; pero estas razones poderosas contra los sistemas de sus
de sus órganos conservadores, es semejante á un capullo predecesores, no dan solidez alguna al suyo. Con todo lejos
de una ñor á la cual se arrancasen el cáliz y la corola. ostamosde criticarla obra deeste distinguido naturalista, pues
Hedwig estudió los musgos con más resultado y aplicación estamos convencidos, que si siempre es mas fácil criticar que
que ninguno de lo< que acabamos de nombrar, y creó un inventar, se hace aun mas manifiesta esta verdad, cuando
.sistema que es por decirlo así, el contrapunto del de Dillen. se trata de apreciarlos sistemas fundados sobre las obras de
Según Hedwig, las ro;etas son las flores masculinas, y las la naturaleza. Tan diversas opiniones prueban que aun se
urnas las femeninas. está muy lejos de conocer la verdad.
Los pequeños cuerpos oblongos encerrados entre las ho- Los musgos tienen usos económicos que no debemos pasar
jas perigonales, son anteras cuyo vértice se abre al momen- en silencio. Los habitantes del norte hacen colchones y col-
to de la fecundación, se escapa al instante el polvillo, y va chas con el sphaguum palustre; los suecos encajan entre las
á fecundar la urna. Echado ebte polvillo sobre una gota de chimeneas y los tabiques para impedir la comunicación del
agua y observado con el microscopio, se agita y revienta co- fuego la fontinalis antijoyréiica; de aquí es donde le ha ve-
mo el polen contenido en las anteras de las flores perfectas. nido el nombre específico deanti-pyrélica. Generalmente son
Los tubos entrecortados de septos, están llenos de un líqui- muy escetenteslos musgos para mantener la frescura de las
do cristalino, que esparcen sin cesar sobre las partes mas- plantas que se han de trasportará puntos lejanos. Del poly-
culinas, para mantener su flexibilidad y frescura. Luego de íricumcomMxe, que según Linneo se eleva en algunos puntos
efectuada la fecundación, las anteras y los tubos se marchi- un pié sobre la tierra, se hacen muy buenas escobas. Secuenta
tan y desaparecen. La (lor femenina está compuesta de que esta misma planta sirvió para ligar las piedras de un
cuatro partes: l.'el perichezoqué'al principio cubre la ur- muelle de 1200 toesas que hizo constl'uir en Petersburgo la
na, y no es otra cosa que un cáliz; 2." la cofia, corola que emperatriz CatalinaH. y es tan sólidaesta fábrica, que apenas
se desprende por su base como las corolas de las flores de la se ha llegado á destruir un ángulo de ella con grandes gol-
vid; 3.' el pistilo formado de un ovario, de un estilo y de un pes de ariete. La mayor parte délos musgos son purgantes,
estigma. El ovario es la urna en su infancia; el estilo es un vermífugos y sudoríficos.
filete fino que se eleva en el vértice de la cofia; el estigma
^ 213 X

Fisiología.
FLNCIONES DE CA GENERACIÓN Y REPRODLCCION EN TODOS LOS SERES

II.
Diferencias generales de los sexos.
El hombre y la muger no difieren tan solo por los órga- y forma proeminencia hacia delante ; el arco del pubis está
nos genitales propiamente dichos; todas las demás partes mas elevado que en el hombre: las caderas presentan ma-
de su organización , aunque análogas, presentan la marca yor ostensión, las cavidades que llaman colüoideas H) son
de la diferencia de su sexo ; no hay órgano alguno de los menos profundas y están mas separadas, las nalgas, mas
que le son comunes, función alguna, que no presente ciertas salientes y elevadas. En los miembros inferiores, las rodillas
particularidades. son mas gruesas, y están un poco inclinadas hacia dentro ,
En toda la naturaleza viva, generalmente el sexo mas- las piernas mas cortas, los pies mas pequeños, y no forman
culino se distingue por algunas partes exuberantes, las cua- la sexta parte y media del cuerpo, cual debe ser en el hom-
les faltan, ó son menores en el sexo femenino: se diria que bre. Por último, en los miembros superiores, las espaldas
este se halla como agotado, porque tiene que crear el ger- están menos desarrolladas; los brazos son menos largos,
men del nuevo individuo, y sufragar sus primeros desarro- pero mas gruesos y redondeados; lo propio se nota en los
llos. Así es que en muchas especies animales, solo los machos antebrazos ; la mano mas pequeña, suave, blanca y crasa ;
presentan cuernos, crestas, melenas, etc.; los de las aves, los dedos son mas delgados. Si estudiamos el asentamiento
por ejemplo, son notables por su plumaje mas bello, y co- general de la muger, veremos que en ella la cabeza, las
lores mas brillantes. Esto es también aplicable á la especie espaldas y el bacinete están mas hacia atrás; los fémures
humana; la barba es un carácter distintivo del hombre; mas separados por arriba, y las rodillas mas aproximadas;
esta parte es para él lo que esas crestas y penachos que en las corvaduras del raquis son menos pronunciadas.El tronco
ciertas especies animales presentan esclusivamente los indi- se parece á una pirámide, cuya parte mas ancha es la pel-
viduos masculinos. Pero esta primera diferencia depende vis, y el tórax ó pecho la mas angosta; disposición inversa
todavía en algún modo de los órganos genitales propiamente de la que se nota en el hombre; en este el desarrollo parece
dichos; efectivamente, no se pronuncia hasta la edad en progresa mas hacia la parte superior del tronco, mientras
que pueden accionar dichos órganos ; aquellas partes dis- que en la muger lo verifica mas ampliamente hacia la parte
tintivas de los machos, faltan antes de la época de la puber- inferior, ó sea el bacinete. El cuerpo de la muger es tam-
tad ; con frecuencia, en los animales, se destruyen por la bién mas delgado ; los huesos son mas pequeños, de un te-
vejez, ó también cada año , después de la estación de los jido menos compacto ; sus asperezas esteriores forman me-
amores; la castración también los hace desaparecer algunas nos proeminencias; los muslos son menos fuertes, menos
veces, etc. pronunciados ; así que el peso total del cuerpo es menor de
Entremos pues en otras diferencias relativas varios pun- un tercio. El tejido celular subcutáneo es mas abundante ,
tos de la organización. y está lleno de gordura mas blanca y compacta ; un tejido
1.° La muger generalmente tiene una estatura menos celular adiposo semejante, llena también los intervalos de ¡os
elevada que el hombre, como sucede casi en todas las hem- músculos; y así es que la muger no presenta las formas cua-
bras de los animales; la diferencia es casi de.una duodéci- dradas y torosas del hombre; en ella los contornos de los
ma parte. Las partes principales de su cuerpo no guardan miembros no están tan fuertemente pronunciados, siendo
entre sí las mismas proporciones. La cabeza es mas peque- redondeados y como corredizos. La piel es mas fina, mas
ña , mas redondeada; la cara mas corta : el tronco es mas blanca, mas rica en vasos capilares, y está menos cubierta
largo, y en este los lomos y el cuello sobre todo; las es- de pelo ; los cabellos, al contrario, son mas largos, mas
tremidade-i inferiores, particularmente el muslo, son mas finos y mas flexibles; las uñas son mas blandas, tienen un
cortas; y de esta disposición resulta que la mitad del cuer- color mas rosado. En la cara los músculos son menos dis-
po no corresponde como en el hombre al mismo pubis, sino tintos, y sumergidos en mayor abundancia de gordura, lo
que escede. Ei cuello, esta columna que es carácter distin- cual hace que la fisonomía de las mugeres dependa mas de
tivo de la especie humana, siendo mas largo en Ja muger, la espresion del ojo y de su sonrisa , que del juego de las
es en su consecuencia mas gracioso. El tórax tiene menos demás facciones.
altura; su diámetro esterno-vértebralcorrespondepor detrás, 2." Si de esta observación del hábito esterior del cuerpo
no á la nona vértebra dorsal, sino á la séptima como en de la muger, pasamos al examen de sus funciones, y las
las criaturas; pero en compensación es un poco mas ancho; comparamos con las del hombre, hallaremos también dife-
la clavícula, si no mas larga, á lo menos no está tan encor- rencias importantes.
vada, á fin de dar mayor espacio á los pechos. El abdomen Sensibilidad. El sistema nervioso de la muger se compone
es mas ancho, mas estenso y mas saliente. La mayor lon- sin duda de las mismas partes que el del honobre; pero
gitud de la región lumbar junto á la mayor anchura de las también es cierto que dicho sistema ofrece algunas diferen-
caderas, constituye su talla mas esbelta. La pelvis tiene cias, puesto que, según vamos á ver, la muger presenta
mayor capacidad, á fin de ser mas proporcionada para las algunas particularidades en sus diversas acciones sensoria-
funciones de la preñez y parto ; se halla mas ensanchada , les. Quizás es proporcionalmente un poco ipa* vpluminoso
mas circular, pero tiene menos altura, y está mas inclinada
(11 Son aquellas en que entra la cabeza del hueso que íorma el muslo (fé-
sobre el raquis; el pubis es mas bajo, el sacro mas elevado,
mur) para arlicularse coi tas caderas. •
214 K
respecto á los demás sistemas ó tiene intrínsecamente una que se concediese al primero mayor fuerza de espíritu, y á
sensibilidad mas esquisita. ¿Mediarán á lo menos diferentes la segunda mayor finura y viveza de sentimientos! Las ob-
proporciones entre sus diversas partes? En la muger los servaciones anatómicas del citado Gall confirman la primera
sentidos son generalmente mas delicados , ora las estremi- diferencia que aquí acusamos; notó que las mugeres tenían
dades nerviosas que van á parar á la piel, á la lengua, al generalmente la cabeza mas gruesa ó abultada en su parte
ojo, etc., estén mas desarrolladas, ora terminen en papilas posterior, y la frente mas estrecha ; y es bien sabido que
menos rígidas, mas pulposas, mas afectibles; todos se re- el insigne craneologista refiere las facultades afectivas á las
sienten de las impresiones un poco fuertes. Véase la piel; partes posteriores del cerebro, haciendo residir en las an-
es evidentemente mas nerviosa, está cubierta de un epi- teriores las facultades intelectuales.
dermes mas delgado ; y así generalmente las mugeres son Segundo. El carácter del espíritu de las mugeres, y el
mas sensibles al frió, y buscan vestidos mas suaves. El gus- género de ocupaciones á que se manifiestan inclinadas,
to, en ellas, repugna también los sabores demasiado fuertes, se halla en relación con ese primer rasgo que acabamos de
según lo prueba su golosina, que en general es mas refina- señalar en su psicología. Su espíritu es mas fino y gracioso
da que en el hombre. Lo propio se advierte en los demás que fuerte; su imaginación mas risueña y viva que profun-
sentidos. ¿La afición á los perfumes y á las flores no es uni- da ; sus pensamientos mas fáciles y brillantes que exactos y
versal en las mugeres? ¿Y el sentido del olfato no es mas estensos ; su entendimiento se aplica con mas naturalidad
bien para ellas que para nosotros un manantial de placeres, á los objetos de sus afecciones, y solo entonces es cuando
ó de sufrimientos? ¿Su vista no se resiente con prontitud sobresalen algún tanto. Por ejemplo,*en ese género de
de una luz demasiado viva, y su oido de un sonido dema- composiciones literarias que tiene por objeto la pintura de
siado fuerte? Sin embargo, las diferencias en los sentidos las escenas habituales en la vida, de los movimientos del
son mucho menores que las que vá á presentarnos el en- corazón humano, en una palabra en la composición de
tendimiento y la moral. Efectivamente, bajo este particu- novelas, manifiestan una superioridad que en vano les dis-
lar el hombre y la muger difieren mucho, y en este punto puta el hombre. Sobresalen también, y por igual motivo,
de su organización es por cierto, después del aparato geni- en algunas artes de recreo, como la pintura, la música, etc.
tal, el que mas los diferencia. Desgraciadamente las desi- Pero su espíritu no es muy á propósito para las altas con-
dencias de los psicologistas sobre las facultades verdadera- cepciones científicas: en general ha habido pocas mugeres
mente primitivas de nuestro moral, y la imposibilidad en sabias, y las que tales se han dicho, mejor se las hubiera
que se hallan todavía losfisiólogosde indicar las relaciones llamado ridiculas; por lo que toca á las que merecieron real-
que existan entre la estructura de cerebro y el carácter de mente aquel título, la mayor parte de ellas habían perdido,
las inteligencias, de los talentos y de las afecciones, no aun en su físico, los atributos que forman el encanto de su
permiten tratar esta materia con el rigor y la precisión que sexo; ¡ tan cierto es que se habían salido de la senda trazada
fuera de desear. M. Gall es el único que en su sistema de por la naturaleza! En vano se dirá que la educación co-
los órganos cerebrales, esplica orgánicamente las diferencias munmente fútil que reciben las mugeres, es causa de la
que presenta la moral en la muger. Estableciendo que en inferioridad que nos presentan ; convenimos en que para
este sexo los órganos cerebrales tienen unos grados de des- algo puede contribuir esa educación , pero á su naturaleza
arrollo y actividad distintos que en el hombre, esplica su sobre todo debemos atribuirla. La muger, para valemos
superioridad bajo ciertos aspectos, su inferioridad bajo de del elocuente lenguaje de Cabanis, no fué creada para fi-
otros, y en general todas las particularidades de su psico- gurar en el liceo ó en el pórtico, como ni tampoco en el
logía. Pero al paso que aplaudimos los esfuerzos del ilustre gimnasio y en el hipódromo ; y destinada á fundar el en-
profesor alemán en su sistema craneológico, también cree- canto y unión de la familia, toda su vida entera es aun corta
mos debe esperarse que el tiempo haya sancionado su teoría. para las muchísimas y delicadas atenciones que aquella re-
Nos vemos reducidos pues á lo que la sola observación del clama. ¿Se dignará descender de la cumbre de su ingenio
moral, en uno y otro sexo, ha podido descubrirnos, y hé la muger sabia, dice Cabanis, para cuidar desús hijos y del
aquí en pocas palabras lo que han señalado los moralistas gobierno de la casa?
sobre el particular. Tercero: La sensibilidad mas esquisita que hemos obser-
Primero: generalmente las facultades afectivas predomi- vado en los sentidos de la mujer, se manifiesta también en las
nan en la muger, y las intelectuales en el hombre; esto es facultades de su espíritu y de su corazón; de aquí esa ma-
lo que prueba la observación de uno y otro sexo en todas yor finura, esa mayor rapidez en todas sus ideas, esa mayor
las circunstancias de su vida ; su papel respectivo en nues- delicadeza en todos sus sentimientos; de aquí también su
tras sociedades, y también lo que por otra parte convenia susceptibilidad para impresiones que el hombre percibe ape-
á su destino. Sin duda que las afectaciones son las que cam- nas, su disposición á llevarlo todo al estremo , así en el mal
pean en la vida moral de las mugeres; desde su infancia como en el bien; y el carácter de pasión que imprimeá to-
manifiestan ya el predominio de los sentimientos que suce- do lo que dice y á todo lo que hace. En esta escesiva im-
sivamente las convierten en amantes, esposas y madres: presionabilidad propia de las mugeres, y correspondiente
amar, bajo cualquier título que sea, es el grande negocio también á su destino particular en la sociedad humana, en-
de su vida; los trabajos mentales ocupan en ella un puesto contraremos el origen de su activa benevolencia , de este
muy reducido; y mientras que forman el objeto principal fervor simpático que las convierte en los seres mas accesi-
para el hombre, con frecuencia son para ellas meras diver- bles á la piedad, y mas capaces de un Kferóico sacíificio; la
siones ó recreos. Es preciso confesarlo : la especie humana facilidad que manifiestan en admitir y profesar los senti-
no puede vivir sobre la tierra sino mediante sus esfuerzos; mientos, las opiniones y maneras de las personas con quie-
es necesario que en cierto modo la conquiste; pero al hom- nes viven, su tendencia á la imitación, etc.
bre se ha impuesto tan noble cargo ; su espíritu es el que Cuarto: El último rasgo de la psicología de las mugeres,
concibe, su brazo el que ejecuta: la muger, mas débil bajo y que es también una consecuencia de esa mayor impresio-
todos aspectos, tiene otro destino, y es el dispensar á la fami- nabilidad de que acabamos de hablar, es su movilidad. Co-
lia los cuidados que esta reclama. ;Cuán necesario era pues mo todo hace impresión en ellas, |)asan rápidamente de un
% 2 1 5 se
objeto á otro; y una meditación un tanto prolongada, sino causa; sus manos, y sus pies están en perpetuo movimiento;
les es del todo imposible, á lo menos es en ellas mas difícil su respiración se modifica con frecuencia, y reviste las for-
que en el hombre. De aquí una nueva causa de su insufi- mas del suspiro, del sollozo; por último, ¡ qué abundancia
ciencia para los conocimientos abstractos; de aquí esa velei- de palabras! ¡ Que locuacidad I No solo los fenómenos es-
dad é inconstancia de que se las hace un cargo. Entre las presivos corresponden, por su multiplicidad, al número de
continuas Impresiones que siente sin cesar su sistema ner- ios sentimientos, sino que participan también de su carác-
\ioso, y que inducen cambios súbitos en sus determinacio- ter; cual ellos, son movedizos, y se suceden con la mas in-
nes, las hay que se suceden con tanta rapidez, que las creíble rapidez; cual ellos, son delicados y pintan todas las
mugeres no las perciben; y de aquí esos caprichos que no gracias, toda la agudeza del espíritu de las mujeres, y todas
podemos concebir, y que con frecuencia ellas mismas no las gradaciones tan variadas de los movimientos de su co-
saben esplicar. Ninguno pues de los rasgos de su carácter de- razón. Finalmente, es imposible que la muger presente tan-
ja de tener su causa. El instinto de la coquetería, la nece- tas diferencias en el ejercicio de sus facultades sensoriales,
sidad de agradar, debían ser innatos en unos seres que no sin que ofrezca algunas en la función del sueño. Asi que,
sienten la vida sino por los efectos que esperimentan y los este fenómeno, destinado para reparar las pérdidas del sis-
que inspiran. Si todos los moralistas han señalado su disi- tema nervioso, se hace sentir en ella con mas frecuencia,
mulo natural, la disposición que tienen generalmente á con- pero no es muy profundo y duradero; muy comunmente
seguir sus fines por la astucia y por vias tortuosas; ¿estos está turbado por sueños, ó va acompañado de sonambu-
rasgos de carácter no eran necesarios á un ser débil, y á lismo: las influencias exteriores pueden determinar mas fá-
quien la naturaleza y las leyes sociales á la vez han hecho cilmente este último, y es bien sabido que en efecto las
dependiente? No por eso tratamos de increpar las últimas; mugeres son los sujetos magnéticos por escelencia; y esto es
creemos que han ido muy acertadas, escluyendoá las hem- también una consecuencia de la mayor susceptibilidad del
bras, de todos los altos destinos y subordinándolas al hom- sistema nervioso en su sexo.
bre. Pero de otra parte, no debemos hacer cargos á la mu- Funciones de nutrición. Cada una de ellas ofrece en la mu-
ger por los rasgos especiales que nos presenta su moral; ger algunas particularidades. La digestión, generalmente
ellos importaban á su destino; y por ellos nos hechizan y nos exige menos alimentos; el estomagóos menos capaz, el hí-
sirven: ¿Se querrá que dejen de pertenecer á su sexo? Pero gado menos voluminoso; y con frecuencia las dos últimas
limitémonos á esta breve indicación , y remitámonos sobre muelas no se desarrollan. El hambre es menos imperiosa ,
el particular á los muchos y elocuentes escritores que tan y se inclina mas bien á alimentos lijeros y agradables que á
bien han tratado esta parte de la historia moral de la espe- los que nutren mucho; pero es mas móvil, mas caprichosa
cie humana. y comparece con mas frecuencia, porque la digestión es
Locomovilidad, espresiones, SMCMO. Las demás funciones de bastante rápida y todo el aparato digestivo manifiesta tam-
relación no nos presentarán tantas diferencias. En cuanto bién mas sensibilidad é irritabilidad. Sin embargo, esta
á la locomovilidad, hemos dicho ya que los huesos de la mu- fimcion puede suspenderse mas fácilmente durante algún
ger son generalmente mas pequeños, tienen las eminencias tiempo; y así es que las mugeres son las que han presenta-
menos pronunciadas, sus músculos son mas débiles, etc.; do ejemplar de mas larga abstinencia. Entre los diferentes
y bajo todos estos títulos la fuerza muscular debe ser en ellas sistemas vasculares absorventes, predomina el linfático,
menor. La mayor separación de las cavidades cotilóideas, y y de aquí la ^mayor disposición de las mugeres á las enfer-
la mayor anchura del bacinete, imprimen á su marcha un medades de aquel sistema, al cáncer, a las escrófulas, etc.
carácter particular. La muger es menos capaz de esfuerzos Siendo el tórax menos ancho, y el pulmón un poco mas
que el hombre; y su debilidad en el físico no es menos evi- pequeño, la respiración hace menor cantidad desangre;
dente que la que hemos señalado en su moral. Los fenó- pero generalmente los movimientos respiratorios son mas
menos de espresion están en ella en relación con el carác- aproximados, abstracción hecha de las frecuentes modifi-
ter de losados intelectuales y morales. Primeramente, el caciones que les imprimen las pasiones; las inspiraciones se
órgano vocal presenta algunas diferencias á las cuales deben efectúan mas bien por el juego de las costillas que por el del
ser atribuidas las que presenta físicamente la voz; el pecho diafracma, y el pulmón manifiesta mas susceptibilidad re-
y el pulmón son menos anchos, la traquea tiene menos diá- lativamente á las cualidades del aire; siendo probable que
metro , la laringe es mas pequeña, la glotis es mas estrecha, la hematosis se verifica también con mas rapidez. El cora-
y lo que se llama el bocado de Adán, hace menos proemi- zón tiene un volumen menor que en el hombre, y sin em-
nencia, y las anfractuosidades nasales son menos profun- bargo la circulación es generalmente mas viva; el pulso es
das. Estas disposiciones anatómicas hacen que la voz, en menos ancho pero mas pronto y mas pequeño: en la mujer
las mugeres, sea menos fuerte, pero mas suave, mas tier- la aorta descendente es también mas gruesa, y las arterias
na, Y sobre todo mas aguda. Los músculos de la glotis son de la pelvis mas considerables, á fin de atender al gran
mas vivos y flexibles, de donde resulta mas facilidad en va- desarrollo de los órganos genitales en su sexo. Todos los
riar los tonos, y mayor disposición para el canto. Hemos parénquimas nutritivos son en ella mas húmedos, y la tem-
dicho ya que en la cara, siendo menos distintos los múscu- peratura del cuerpo mas elevado. Entre las secreciones re-
los de la fisonomía, y estando cercados de mas gordura, la cremenlicias, solo debemos mencionar la de la gordura,
espresion del rostro, en las mugeres dependía sobre todo del que en general es mas abundante, y su producto mas com-
mirar y del estado de la boca. En cuanto á los fenómenos de pacto. En cuanto á las secreciones escrementicias, todas
espresion, considerados bajo el punto de vista de su calidad presentan algunas diferencias; y además la muger ofrece una
espresiva, lo que hemos dicho de la psicología de la mu- que lees propia, y se llama menstruación. J..a traspiración
ger, debe hacernos presentir lo que son en sí. Siendo la cutánea es menos activa, y su materia tiene un olor mas
muger muy sensible y recibiendo continuas impresiones, de- acídulo. La orina es menos abundante, cargada de menos
be abundar pornecesidad en fenómenos espresivos; su len- sales, y de aquí resulta menor disposición á las enfermeda-
guaje afectivo nunca es mudo; sus miradas, su sonrisa ha- des calculosas, aiiadamos que la uretra en las mugeres es
blan de continuo; la risa y el lloro estallan por la menor mas corta, mas recta, de mayor calibre, de modo que un
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cálculo con frecuencia es escrotado desde el principio de su onzas. Hipócrates decia dos heminas (20 onzas.) Por lo de-
formación. Sin embargo, no obstante esa menor actividad más, aquí no describimos sino lo ordinario, pues se obser-
de la secreción orinaría, la necesidad de orinar se hace sen- van infinitas variedades en la duración, en la cantidad, en
tir mas á menudo, en razón de la mayor susceptibilidad de los fenómenos precursores y concomitantes del flujo, en sus
todo el sistema nervioso. En suma, lasescreciones, á la par retornos, en su invasión, en su desaparición, etc. En al-
que las ingestiones, son menos abundantes en la miiger que gunas mugeres no dura mas que dos ó tres dias; en otras
en el hombre y sus productos un poco menos animalizados. se prolonga hasta ocho ó diez. En unas la cantidad de san-
Sí añadimos que la muger generalmente recorre sus prime- gre escretada apenas llega á dos ó tres onzas; en otras es
ras edades con mayor rapidez que el hombre, y que al con- sumamente considerable, constituyendo una verdadera
trario prolonga mas la última; que las diferencias de los hemorragia, ó lo que se llama una pérdida. Para ciertas
temperamentos son en general menos pronunciadas, y que mugeres, la menstruación es fácil, está exenta de toda in-
siempre domina en ella el carácter de! sexo ; que su aparato comodidad ; y en otras va precedida y acompañada de a c - ,
genital reacciona mas sobre toda su economía que no en el cidentes, de cólicos, etc., que casi la convierten en enfer-
hombre, ó que á lo menos este aparato, encargado en ella medad. Con frecuencia esta escrecion vuelve después de 24
de mayor númerd defunciones, seconstituye, en los tiempos á 26 dias de interrupción ; pero también hay mugeres que
mas prolongados durante los cuales obra, el manantial de tienen las reglas dos veces al mes. Todas esas variaciones
un mayor número de reacciones simpáticas, tendremos un dependen del grado de actividad de la constitución en ge-
cuadro acabado de todas las diferencias físicas que caracte- neral, y sobre todo del útero en particular, por cuanto es
rizan este ser. Los autores antiguos hablan exagerado este el agente de esta escrecion. Efectivamente, la sangre mens-
último rasgo en términos de referir á la reacción del útero trual proviene de la superficie interna de la cavidad del
todas las particularidades que nos presentan el físico y el mo- útero, y no de la vagina, cual hablan dicho algunos. En
ral de las mugeres en salud y en enfermedad: ulerus cst ani- otro tiempo se creia que durante el intervalo de las reglas
mal vivens in muliere; propter solum ulerum esl mulier idquod la sangre que las constituye se reunía poco á poco en al-
est nos han dejado escrito en sus obras. Pero creemos que gunas partes del útero, y que estas llegando á cierto grado
esta reacción no es real sino cuando dicho órgano entra en de plenitud reventaban y la dejaban huir. Tai era por ejem-
función, cuando desempeña los actos de menstruación, de plo el papel que se hacia desempeñar, ó á las celdillas que
preñez, ó de parto; cuando la edad déla pubertad y la edad se decían existentes en el parénquima del ulero, y qué eran
crítica le imprimen ó le quitan el grado de actividad que ha- intermedias á las arterías y venas uterinas, c á las mismas
ce posible su servicio; fuera de esto, su acción no es tanta venas, las cuales entonces muy dilatadas, se hablan tenido
como se ha supuesto. por reservatorios particulares, y que se habían llamado
Terminemos esta historia de la muger con la descripción «senos uterinos,» ó con Astruc, «apéndices cecales.» En
de la escrecion que le es esclusiva, á saber la «menstrua- este último particular so había caído en error, por atender
ción.» Así se llama un flujo de sangre que se verifica por la al estado de preñez pues entonces las venas del útero pre-
vulva, y que aparece periódicahiente tres, cuatro, cinco ó sentan una dilatación enorme. Pero esta idea de una acu-
seis dias en cada mes, durante todo el tiempo de su vida , mulación gradual en el útero, en el intervalo de las reglas
en que la muger es apta para reproducirse, es decir, desde de la sangre, que debe constituirlas , y la que atribuye el
la época de la pubertad hasta lo que se llama su edad crí- flujo de aquel fluido á la resquebrajadura, ó á la ruptura de
tica. Rs esclusiva á la especie humana, aunque Guvier dice las cavidades de los vasos donde está acumulada, son igual-
haber reconocido indicios de ella en algunas hembras de mente equivocadas. Por una parte, hasta el momento de
animales. En algunas mugeres esto flujo se establece de re- la menstruación no afluye en menor abundancia en el útero
pente, y sin síntoma alguno precursor. En el mayor nú- la sangre que debe alimentar aquella secreción, y de otra
mero de'ellas al contrario, va precedido y acompañado de es indudable que la sangre es arrojada por exhalación. Exa-
algunas incomodidades: la muger acusa algunas señales de mínese la superficie interna del útero de una muger muerta
plétora 6 de orgasmo general, como rubicundez de la piel, en la época de las reglas, y á buen seguro gue no se des-
calor, pesadez de cabeza, opresión, pulso elevado y febril, cubrirá el menor indicio de erocion ni de ruptura; ni tam-
dolores en los lomos, aveces cólicos, fenómenos que anun- poco se verá después de haberlo lavado y hecho macerar,
cian una congestión local en el útero, ó á lo menos una aun cuando se examine con el microscopio. Si él flujo de-
irritación de esta viscera. Entonces se establece el flujo , pendiese de aquellas pretendidas resquebrajaduras, aquel
verificándose gota á gota, pero de un modo continuo. El no cesaría hasta que estas se hallasen cicatrizadas; yentonces
primer dia es muy poco considerable , y aun comparece y la superficie interna del útero debería presentarse acribi-
desaparece alternativamente; al segundo dia es ya mas llado de cicatrices. Por último, en un mismo dia se inter-
abundante; al tercero es cuando es mas considerable; por rumpe y reaparece á la vez el flujo; y este hecho no se
último en los dias siguientes va disminuyendo gradualmen- aviene con la causa mecánica que se ha supuesto.
te, y termina para no comparecer hasta el cabo de veinte La menstruación es una secreción del género de las exha-
y cinco á veinte y seis dias. A medida que tiene lugar el laciones, efectuada por la superficie interna del útero, y que
(lujo la muger parece esperimenta un alivio muy señala- no se distingue de las demás sino en que su producto es san-
do, quedándole tan solo un aire de languidez en el sem- gre misma. Se había querido hacer provenir esta de la de las
blante. Mientras su duración, presenta mas irritabilidad en venas; argüíase por la analogía de las akí'orranas, por el co-
su físico, mayor susceptibilidad en su moral, y general- lor negro de la sangre menstrual; por el rehenchimiento de
mente se halla mas dispuesta á los placeres del amor. AI las venas del útero en el acto de la menstruación; pero como
principio el flujo es comunmente medio seroso, pero muy todas las secreciones se hallan alimentadas por la sangre ar-
luego se hace enteramente sanguíneo. Después que ha ce- terial, y siendo evidentemente la menstruación una acción
sado, á veces es reemplazado durante algunos dias por un de este género, en el dia se admite que la sangre escretada
flujo mucoso, blanquecino. Su cantidad, abrazando toda procede de las arterias. De otra parte una inyección intro-
Ja duración del período, es generalmente de seis i ocho dddda en las arterias del útero trasuda con facilidad á la
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superficie interna del órgano. Débese pues admitir que las por un estado de plétora ó mas bien de irritación del útero;
arterias del útero terminan en la superficie interna de esto pero tan imposible es asegurar el por qué dicha irritación se
órgano por un apáralo exhalante, el cual en ciertas épocas renueva cada mes , cómo esplicar el por qué en la revolu-
del mes adquiere la propiedad de obrar, y entonces pers- ción de las edades, el predominio de tal órgano sucede al de
píra sangre pura, ó sangre modificada, pero que conserva tal otro. Esto depende sin contradicción del carácter de vi-
su color rojo. ¿No vemos con frecuencia que semejantes he- j talidad del útero, y de su oficio para la reproducción, pues.
niorrágias se verifican también en otras membranas muco- ! to que el flujo menstrual generalmente no tiene lugar du-
sas del cuerj)o? Se dirá tal vez que Chaussier niega la exis- rante la preñez y lactación; pero no es posible pasar mas
tencia de la mucosa uterina ; pero no hay mayor dificultad I allá de esta generalidad. Gall cree que una causa general y
en concebir que la exhalación se efectúa en el mismo pa- estraña al individuo, pero diferente del influjo de la luna ,
rénquirna del órgano, en la superficie interna de su cavi- I ejerce una acción particular sobre la comparecencia de la
dad : ¿no hay también hemorragias en los parénquimas? : menstruación. Dice haber observado en su larga práctica y
Cierto es que la menstruación se presenta como el símbolo en todos los países, que generalmente las mugeres mens-
perfecto de todas las hemorragias médicas; hay irritación truan en unas mismas épocas, y que de consiguiente hay
anterior del órgano en que se verifica, tumefacción, sensir períodos del mes en los cuales ninguna menstrua. Y añade
bilidad del útero, hinchazón de los vasos uterinos y el Üujo i que, bajo este aspecto , las mujeres pueden dividirse en dos
parece ser la crisis de la congestión, pues va seguido de I series: una de lasque menstruan durante los ocho primeros
mejoría ; la única diferencia consiste en que la congestión días del mes, y otras de las que menstruan durante los ocho
entraba en el plan de la salud, y se renueva periódicamente primeros días de la segunda quincena del mes; pero no se
cada mes. Verdadero fenómeno orgánico, esa menstruación atreve á indicar cual puede ser la causa de esta notable par-
se muestra dependiente de todas las irritaciones esternas é ticularidad, que pretende haber observado constantemente.
internas y su susceptibilidad para ser modificada y pertur- De todos modos, siendo la menstruación una acción de
bada por estas, es estrema. exhalación del útero , es claro que la cantidad y calidad de
Se ha tratado de inquirir la causa de la periodicidad de la la sangre arrojada deben estar en razón de la vitalidad de
menstruación. 1° Gomo sus intervalos tienen precisamente dicha viscera. Con frecuencia las mugeres endebles y desco-
la duración de las revoluciones de la luna en torno de la loridas pierden mas que las sanguíneas y al parecer robus-
tierra, Mead y otros quisieron referirla al influjo de aquel tas, puesto que el estado del útero influye aquí mas que el
satélite; pero entonces las reglas deberían corresponder á estado de la constitución general. Por difícil tenemos ase-
una de las fases del curso de la luna y esto no es así. 2." Van- gurar si la sangre arrojada es sangre arterial pura, ó san-
Helmoiit y Paracelso acusaron la presencia de un fermento gre un poco modificada por la acción exbalante que produce
en el útero, ¿pero de dónde vendría tal fermento? ¿Cómo su escrecion : lo cierto es que no tiene cualidad alguna de
se renovaría? ¿No roería el útero en las largas supresiones las muchas venenosas que le imputaron los antiguos. Su es-
de los menstruos? ¿Quién lo ha visto? ¿Una causa tan cons- crecion se verifica mecánicamente por el solo hecho de la
tante no pudiera producir mas que un fenómeno tan mo- deposición de las partes. Parece evidente que esta escrecion
vedizo? Esta hipótesis no toca al centro de la dificultad, tiene alguna referencia con la generación, pues no empieza
puesto que fuera necesario esplicar por qué el fermento se hasta la pubertad, desaparece en la edad crítica y falta du-
renueva en cada mes, ó no obra sino en épocas determina- rante la preñez y iactaciotí; pero no sabemos para que sir-
das. 3." Tampoco podemos contentarnos con la opinión de ve. D/cese viiJgarmeote que está destinada para mantener
Stahl, quien apela al alma y dice que este ser, regulador el equililM'ío, no obstante el sobrecargo de sangre prepara-
universal de nuestra economía, trabaja en los tiempos opor- da para nutrir el feto y alimentar la secreción de la leche.
tunos para libertar á la muger de lo superfino que la sobre- Créese que es el anuncio de la aptitud que presentan las
carga. 4." Se ha acusado un estado de plétora general, que mugeres de ser fecundadas en todo tiempo, á diferencia de
en cierto grado, que se adquiere á una época regular, con- las hembras de los animales que no pueden serlo mas que
duce á una escrecion que remedia aquella; fundándose en en una sola época que es la del « bramo ó celo. » Asígnasele
que con frecuencia Los menstruos son reemplazados venta- en efecto como análogo en los animales, el flujo seroso,
josamente para la salud por un flujo que tiene lugar por otras sanguinolento y odorífero que se verifica por la vulva de las
vías. En efecto, es indudable que se han visto hemorragias hembras. Lo cierto es que la menstruación no es primitiva-
por diversos puntos de la piel, por el ángulo del ojo, por mente una secreción de depuración; éslo tan solo de up
las naricf», por los labios, por los oídos, por vómito, etc , modo secundario, cual todas las demás esoreciones. Algu-
que reemplazaban las reglas, renovándose en las mismas nos fisiólogos han dicho que era un resultado mecánico de
épocas y con igual regularidad. Entonces se debiera admi. la estación bípeda. Kuiissel pretende que la menstruación
tir, que en la muger, á causa del doble oficio de madre y de no ha existido siempre, y que producto artificial de un ré-
nodriza que ha de desempeñar, los movimientos vitales es- gimen demasiado suculento, propagóse en seguida de ge-
tán regulados de manera que de mes en mes induzcan aque- neración en generación; pero los fibros njas antiguos, como
lla plétora. B.° Por último , se ha atribuidoel retorno de las los de Moisés, de Hipócrates, etc., hacen ya mención del
reglas á una plétora local del útero: las ai-terras de) bacinete flujo menstruo. Aubert, en una disertación inaugural, ha
son, se ha dicho, masflojasen la muger que en el hombre; querido establecer que si las mugeres satisfaciesen los prime-
las venas al contrarío, son mas rígidas; y de aqiu' resulta ros impulsos del amor desde el momento de su primera
que las primeras traen mas sangre de la que se llevan las aparición, la preñez resultante impediría para siempre la
segundas. Se ha dicho también, que al paso que en el hom- comparecencia de la menstruación: pero mugeres se ven que
bre hatiia predominio de las arterias cefálicas, á causa de la continúan con sus reglas durante el embarazo, y otras que
mayor predisposición de este ser á una vida intelectual, no menstruan sino cuando embarazadas. Por último, todo
predominaban en la muger las arterías pélvicas y uterinas á nos induce á creer que la menstruación es un fenómeno
mus» A» su destino mas especial para I* repcaduccíop. Es particular, propio y esclusivo de la constitución de la mu-
ii)dud«We que 4.retorno # las reglas s^ yé deterMin«td»

TOMO 111. 28
31 2 1 8 X

J.a iiiiiversidad de Santiago.


Ahora que se vá á levantar en el sPno de la sefiíirula c;i- buenas obras, antiguas y modernas, contando con las esco-
pital de España una universidad digna de su justo renom- gidas (|ue se tomaron del convento de benedictinos de esta
bre, creernos que serán leídas con interés las siguientes n o . ciudad. Una mampara pintada al óleo , oculta su entrada.
ticias acerca de otra de las principales universidades de En ella está Minerva recostada con el Sol sobre su seno, en
la petu'nsula, como es la de Santiago. un pais.nje cuyo térnu'no es el Parnaso, coroilado por el
Este bello edificio, tal como aparece copiado en la l.ímina templo de la irunortaÜdad, y señalando varios genios ocu-
(|ue acompaña á este artículo , fué constriu'do á fines del si- p.idos con libros é instrumentos con este epígrafe: Tcndi-
glo pasado por el arquitecto gallego D. José Machado. Su m/ís (1(1 (illa. En el batiente de encima de la mampara hay
planta exactamente cuadrada, tiene 3,240 pies, la fáhrii'a otro que dice: /'enjllc: jaiii garra rolilc luce veiicraiida (pinte.
es de escelente piedra de sillería ennegrecida por las contí La sala de claustro es ot^a pie?a pintada al claro-oscuro
nuas lluvias del pais, y su fachada de oiden jónico peifi'c- y decorosamente alhajada. En ella celebran los doctores las
tamente ejecutado, está corona !a por nn alzado donde se sesiones, y se confieren los grados mayores. El gabinete de
hallan esculpidas las armas reales, y que es coronailo por fí-ica, y el de hisloiia natuial y mineralogía, y mucho mas
una bella estatua de Minerva y grupos de géin'os(|ii(' repre- el primero, están piovislos de escelentes instrumentos, res-
sentan la astronomía, la teología y las matemáticas . obra guardados por una vidrería de buen gusto.
de I). José Ferrei- La universidaddp
ro , tan conocido -~^-^- — ^ : ; 2 = s ^ s . = ^-3^-»-^-=—= —- - Santiago, sino es de
perlas buenas obras " ^ las primeras que se
de e s c u l t u r a q u e fundaron en Espa-
hizo para la antigua ña , tampoco ocupa
capital del reino de ciúltimolugar, ad(;-
Galicia. Tiene un lanlándose á las de
espacioso claustro O ñ a t e, O v i e d o
de 180 pies d>lado, Pamplona y otras.
sostenido por 20 ar- En el año de ISOl
cos. Su arquitectura se creó el primer
es caprichosa , y en estudio de. que se
el centro se levanta conserva noticia ,
una fuente, que á siendo sus fundado-
lio ser tan elevada , res y dotadores D.
se parecería á una Diego de Muros,
urna cineraria del obispo de Canarias,
gusto romano. En I). Diego de Muros,
este claustro se en- deán de la iglesia de
cuentran muchas
.Santiago , y Lope
cátedras : las de Ju-
Gómez de Marzoa.
risprudencia, filoso-
liilver^id ul ile Si Y una bida del Pon-
fía, teología, lengua
tífice Juüü II i en
griega, matemáticas, etc., y luMlade arlon, pieza circular que loOí, autorizó la instalación de cátedras públicas, de cá-
presenta un golpe de vista de mucho gusto, y ala que ador- nones, y otras facultades, colocando este colegio al nivel de
na una lijera y vistosa balconada de hierro. El claustro su- bis universidades de la península. Mas tarde D. Alonso de
perior nada tiene de particular, y en él están la biblioteca, Fonseca, arzobispo de Tidedo y ni-lural de este pueblo, hizo
• el archivo, la secretaría, la sala de claustro, la ex-cárcel y cesión de los bienes (jue poseía , y en virtud de sus escita-
las cátedras de física esperimental é liistnria natural, a m - ciones , Clemente VII en 152f> lasaplicó con las rentas del
bas desempeñadas por profesores de conocido mérito. viejo colegio, donde se sostenían algunos estudiantes po-
La biblioteca pública es una pieza que ocupa un lienzo bres, al paso (|ue se aumentaron las rentas con que se po-
del claustro, y que contiene un número considerable de dían sostener las aulas de la universidad.

Kst II <l I os c rí t ¡ c ü-I ¡ te ra ríos


.soiiiii; i.o.s i'OKMAS ni; OSIVN. /*

jJiu- JUac-tJlKisun.

VI y úlliiuü.

Ño hay duda alguna en que los antiguos escotos eran de i idioma , costumbres y religión, io prueba irrecusableníiente.
origen céltico. Su conformidad coa las naciones célticas en ' Los celtas, pueblo grande y poderoso , del todo distinto de
* 2 19
los godos y tentones, estendleron su iloininio en cierto tie m- Bastará ' dicho para que aparezca con toda evidencia el
po sobre todo el occidente de Europa, aiiiiqiie parece se gusto de dS tribus célticas por la poesía , y el estudio p r o -
establecieron mas afinciulanieiite en la> dalias. Siempre qiic fui"' que de ella hicieron desde los tiempos mas remotos,
los escritores antiguos liablan de los celias y galos, rara w- ,;e modo (|ue puede cesar nuestra maravilla al hallar entre
dejan de mezclar en MI relacioT\ á sus druidas y bardos, cu- ellos una vena poética mas refinada de lo que á primera vista
yos institutos eran el distintivo principal desús cosliimbros podía esperarse de unas naciones que solemos llamar bárba-
y política. Los druidas eran sus filósofos y sacerdotes; los ras. Nadie ignora que la barbarie es una voz muy equívoca y
bardos sus poetas y los analistas de sus accione- heroicas, y susceptible de varias acepciones, yaiinqiiesienipre escluyela
estas dos clases de honibres parecen haber subíistido entre idea de costumbres cultas, no es inconci'iable, sin embargo,
ellos, como miembros principales del estado desde tiempo con los sentimientos generosos ni cun los tiernos afectos.
inmemorial. No debemos por consiguiente imaginar que los ¿Quién puede decir los grados de amistad, de amor y de h e -
celtas fuesen una nación del todo grosera y ruda: poseían roísmo, que pueden hallarse en el estado mas rudo de la so-
desde las edades mas lemotas ini sistema arreglado de disci- ciedad? Sabemos por la historia que han brillado rasgos muy
plina y de costumbres que ¡¡arece haber ejercido una in- admirables de estas virtudes, y unos cuantos caracteres dis-
lluencia profunda y duradera Ainiano Marcelino atestigua tinguidos por estas cualidades, é introducidos en los cánticos
espiesamente que llorecia entre ellos el estudio de las arles de los bardos, podrían servil de base á costumbres mas cul-
mas laudables, introducidas por los bardos, cujo oficio era tas y pintadas con exaltación por lo poesía mejor que los
cantar eu verso líeroico las gallardas proezas de los liombies veidaiiiMOs usos de su pais. Entre todas estas virtudes des-
ilustres; y por los druidas que vivian juntos en colegios y collaba el heroísmo, y el grande empleo de los bardos célti -
sociedades á irianera de los pitagóricos y filosofando sobre eos, era bosi|uejar los caracteres de sus héroes y cantar sus
los asuntos mas sublimes, predicaban la inmortalidad del al- alabanzas. Así Lucano :
ma. Aunque Julio Cd'saren su relación de la Galia no hace Vos iiiioque i|iii furles aniíniís bi!¡lrqiie peremples '
espresa níencion de los bardos, con todo, es evidente que L.iuiiittu^ III longuiii Miles tliíuii'Jilis tohum
flLTiiiiii ^eciiri fuilL-tis carmina Darii.—l",uis. i.m.i.
bajo el título de druidas comprendiese á todo el colegio ó
Ahora, cuando consideramos que un colegio ú orden de
corporación, de la cual es miiy pndwble que los bardos lii-
hoiiilhes que cultivando la |ioesía por una larga serie de
ciesen una parte muy considerable, i)ues que eran discípu-
edades, tenian su imaginación empleada coniínuamente en
los de los druidas. Merece notarse que según ÍU relación, el
las ideas de heroísmo, que liabian recibido con la mayor
instituto druídico tuvo su <;una en la Br. taña, pasando des
fidelidad de manos de la generación precedente, los poemas
de allí á las Gallas, de modo que los que aspiraban á ser
y panegíricos compuestos por sus antecesores, que rivaliza-
profimdüs maestros en aquella ciencia, tenian por costuiu-
ban y procuraban eclipsar las composiciones de cuantos les
bre acudir al piimero de estos países para peifeccionarse.
habían precedido, cada uno en celebridad de su héroe fa-
También añade que los que habían de iniciarse éntrelos
vorito, ¿no sera natural creer que el carácter del héroe
druidas, estaban obligados á aprender de memoria un gran
aparecería, al fin, en sus cantares con el mayor lustre y
número de versos, en tanto grado que algunos empleaban
adornado de cualidades verdaderamente nobles? Algunos
veinte ó mas anos en e.-ta carrera de eilucacion, no creyen-
de los rasgos (|ue distinguen á Fingal, tales como la mode-
do honorífico confiar estos poemas á la escritura, sino que
ración, la humanidad y la clemencia, no serian probable-
los transmitían sagradamente por conducto de lu tradición
mente las primeras ideas de heroísmo que se le ocurriesen
oral de gt-nerdcion en generación.
a u n pueblo bárbaro; pero apenas semejantes conceptos
Tan grande era el afecto de las naciones célticas á su empezasen á alborear en la imaginación de los poetas,
poesía y á sus bardos, que entre todas las mudanzas de go- cuando á la manera (]iie el alma se encanta fácilmente con
bierno y costumbres, aun largo tiempo después que se las representaciones naturales de la humana perfección, así,
hubiese estinguido el orden de los druidas y alterado las admilirian y usarían emprendiendo sus panegíricos, su-
la religión nacional, siguieron floreciendo los iiardos ; no minislrando ñiateriales para el trabajo de los bardos futu-
como inia cuadrilla de coplistas vagamundos, como los ros, al paso que contribuirian no poco á purificar las cos-
ávidos ó rapsodistas griegos en tietnpo de Homero, si- tumbres de su pueblo. Estas canciones familiares á los giier-,
no como una clase de hombres que gozaban de mucha reros célticos, cuya diversión constituían durante toda su
reputación en el estado, y cpie eran sostenidos por el t e - vida, debían inlliiir muellísimo en la propagación entre ellos,
soro pútilico. Los hallamos, segtin el testimonio de ll>- de unas costumbres verdaderas muy parecidas á las poéti-
trabon y de Diodoro, antes de la era de Augusto César, los cas y hasta en formar un héroe como Fingal, especialmente
vemos con el mismo nombre y ejerciendo las mismas fun- si consideramos que entre los objetos de su ambición, entre
ciones que antiguamente, en Irhiidi y en el norte de lís- las pocas ventajas que eh un estado inculto podía obtener el
cocia , casi tiasta nuestros dias. Es tiiiMi sabido ipie en uno hombre sobre el hombre, el principal era la fama, y aque-
y otro pais, cada Régulo ó jefe tenia su pro[)io bardo, que lla inmortalidad que esperaban recibir por sus virtudes y
era considerado como un oficial superior de su corte, y se proezas en los cánticos de los bardos,
le vinculaban ciertas tierras que descendian por herencia á
ílabiendo hecho e.>tas observaciones sobre la poesía célti-
su familia. Muchas pruebas suministran los poemas de O.sian,
ca y los barilos en general, debemos considerar ahora las
de lo honrados (|ue eran estos bardos. En todas las ocasio-
ventajas,particulares que Osían poseía. Part;ce fuera de toda
nes de importancia, servian de embajadores entre los jefes
duda (pie vivió en un período en que gozaba de todos los be-
beligerantes, y sus personas eran tenidas por inviolables y
neficios de la poesía tradicionaria á que acabamos de aludir.
sagradas. « Temió Cairbar amenazar con su espada á los
Se ¡lalila i sus obra,; de las hazañas de Tratlial, Trenmor y
bardos, aunque el encone oscurecía su alma. - D a libertad á
de otros antepasados de Fingal, como ya vulgarmente cono-
los bardos, le dijo su hermano Catlimor, pues que ellos son
cidas. Hallamos frecuentes alusiones á los antiguos bardos ,
los hijos de otros tiempos; su voz será escucha la en las fu-
y en un pasage imíy notable Osían se describe á sí mismo ,
turas edades, cuando ya hayan sucumbido los monarcas de
como viviendo en una especie de siglo clasico iluminado
Témora.»
por los recuerdos de los antigtíos tiempos, trasmitidos por
» 220 M
los cánticos de los bardas, y alude á un período de tinie- no habría un lector de juicio y de gusto que titubease en rei
blas y de ignorancia que e.«taba fuera de los iímites de la ferirlasá una era muy remota. Loshombres en el progreso de
tradición. «Sus palabras, dice, solo llegaban á medías á la sociedad , pasan sucesivamente por cuatro tramites muy
nuestros oídos, eran oscuras cual las hííítorias de otros tiem- estenios: el primero y mas remoto es la vida de los cazadores;
pos, antes que alborease la luz de ios cantares.» Osian mis- á esta sigue el pastoreo, á medida que empiezan á arraigarse
mo parece haber estado dotado por la naturaleza de una las nociones de propiedad; en seguida viene la agricultura, y
esquisita sensibilidad, inclinado á aquella tierna melancolía en pos de esta el comercio. Al recorrer los poemas de Osian,
que acompaña tantas veces á los genios sublimes, é igual- nos hallamos siempre en el primero de estos períodos de la
mente susceptible de fuertes emociones y de sentimientos sociedad, durante el cual, la caza era la ocupación prima-
blandos. No solaruente era bardo de profesión y educado ria de los hombres, y el medio principal de procurarse la
con el mayor esmero, según puede colegirse en cuanto se subsistencia. El pastoreo no les era totalmente desconocido,
sabia entonces acerca del arte de la poesía, al mismo tiempo porque vemos dividir una vacada en un caso de divorcio;
q^ue íntimamente relacionado, como él mismo nos lo ma- pero las alusiones al ganado no son muy frecuentes, al paso
nifiesta , con los demás bardos conten)poráneo$, sino que que no hallamos vestigio alguno de la agricultura. Tampoco
también fué hombre de guerra é hijo del héroe mas famoso aparece que hubiese ciudades en el territorio de Fingal, y
V del príncipe mas ilustre de su tiempo. Estas circunstancias las únicas artes que se mencionan , son la navegación y la
formaban un conjunto estraordinaríamente favorable para elaboración del hierro. Todo nos presenta las costumbres
exaltar la imaginación del poeta. Nos refiere varias espe- mas sencillas y atrasadas; en sus festines," los héroes pre-
diciones de que formó parte. Canta las batallas en que él j paraban su propia comida; se sentaban alrededor de la lla-
mismo combatió y salió victorioso, y en fin, fué testigo de i nura del ardoroso roble; el vien'o les alzaba los cabellos.'y
las escenas mas ilustres que su siglo podía ostentar, tanto j silvaba por sus abiertos salones. Cuanto pasaba de lo indis-
con respecto al heroísmo en la guerra, cuanto á la magnifi- pensablemente necesario para la vida, solo les era conocido
cencia en la paz, pues por muy rudos que nos parezcan el lujo como despojos de la provincia romana. « El oro del estran-
y grandeza de aquellos tiempos, debemos acordarnos deque jero, las antorchas del estranjero, los corceles del estran-
todas las ideas de esplendor y riqueza son conipai^atívas , y jero, y los hijos de la rienda.»
que la época de Fingal fué de distinguida magnificencia en Esta r('|)resentacion de los tiempos de Osian debe sor-
aquella parte del mundo. Fingal estendia su dominio sobre prendernos mas como genuina y auténtica, si la coniparamos
un territorio muy considerable; enriquecióse con los despo. con un poc'ma de fecha mas recíenie que hemos conserva-
jos de la provincia romana, y se había ennoblecido por sus ; do en una de las anotaciones. Es aquel en que se represen-
victorias y grandes proezas; siendo por todos títulos un per- tan tinco bardos pasándola noche en casa de un jefe, y
sonaje de la mayor dignidad y superior á cualquier otro de los describiendo cada uno de ellos la naturaleza en aquella
Ciiudíllos ó jefes de clanes que habitasen en el mismo país, ¡ hora. Las escenas nocturnas que representan, son muy
después del establecimiento de una monarquía mas estensa. : hermosas, y el autor ha imitado claramente el estilo y es-
Las costumbres del siglo de Osian, por lo que se vé en presiun de Osian; pero ha dejado que aparezcan algunas
sus escritos, favorecían en estrenio á un genio poético. La imágenes que manifiestan un período mas reciente de so-
codicia y la afeminación, primeras causas de la decadencia ciedad. Hallamos ventanas que golpean , manadas de cabr3s
de la poes(a, eran aun desconocidas. Vivían los hombrea una : y vacadas caminando á sus guaridas, el pastor que se pasea
vida vagabunda é indolente; sus principales trabajos eran por el monte, el trigo que brota en" la llanura y el vigi-
la caza y la guerra, y sus diversiones favoritas, )a música i lante labriego que emlereza las gavillas que la tempestad ha
de los bardos y el festín de las conchas. El blinco de la co- ¡ trastornado. Por el contrario , en las obras de üsian, todo
dicia de los espíritus heroicos, era el recibir su renombre, | es consecuente desde el principio hasta el fin j no se le es-
esto-es, llegar á ser dignos de oírse celebrar en los can tares ' capa la menor alusión moderna, mostrando la naturaleza
de sus poetas y dejar Sus nombres en las cuatr* piedras ce- por todas partes la misma apariencia tosca, un país de{
nicrentas. Se consideraba como una desgracia tan grande el todo inculto, pobremente habitado y de muy reciente pobla-
morir sin que uit bardo celebra.^e las hazañas del héroe fe- ción. La yerba de la peña , la florecílla del brezal y el bardo
necido, que aun se suponía que era suficiente para inquie- con su barba, son los principales adornos de sus pinturas.
tar á sus espíritus en el otro mundo. « Yagan en espesas « Me basta el desierto, dice Fingal, con todos sus bosques y
niei>}as, cabe la juncosa laguna; pero nunca ascenderán sin sus gamos. »
el cántico á-la morada délos vientos.» Esperaban seguir des- El círculo de ideas y de acontecimientos no es tampoco
ipnesd^ muertos, las mismas ocupaciones que tanto les ha- mas estenso de lo que corresponde á una época semejante,
Man encantado en la tierra, esto es, correr por las nubes ni se halla mayor diversidad en los caracteres, de la que
en <cotnpatiía d#! sus amigos,-cazar venados aéreos, y escu- naturalmente desplegarían los sucesos de aquel tiempo. El
cliar sus alabanzas en boca délos bardos. En tiempos como valor y la fuerza corporal son las cualidades que mas se ad-
aíqtrellos, en un pais donde la poesía se había cultivado y miran. Origínanse rencillas por las causas mas lijeras,como
distinguido por tanto tiempo, ¿podrá maravillarnos que es costumbre entre las naciones-bárbaras. Recibir un d«9-
cutre la rirza tan trumerosa de ios bardos, naciese un Home, aire en un torneo, no hallarse convidado á un banquete,
ro, un hombre que dotado de un ingenio feliz, favorecido basta para encei:der una guerra desoíadora. Á veces afeufl
con 'las veiíttfjasde iracimievto y de condición , y alternando caudillo se lleva por fuerza á alguna m u ^ r , y toda la tribu
enel discurso de "su vida con una variedad de incidentes se levanta para vengar el insulto, como en los tiempos ho-
propios para esaltat su iitiaginacion y conmover su alma, méricos. Es verdad que los héroes otanifiestan en varias
llegase á ser eminente en la poesía, y digno-de captarse la ocasiones alguna cultura de sentimientos, pero ninguna de
«d'mfracion de ios siglos mas ilustrados? costumbres. Hablan con libertad de sus acciones pasadas, se
l.iscom'posiciones de Osian llevan marcadas con tanta jactan de sus proezas y canta» siu propias alabanzas. En
fulíhíh JDScaraítéi'esde la antigüedad, que aimque no exislie- sus batallas no conocían ó no qaatan tambores, troinpeta6
«énfítí^bas de toda clase en apoyo de esta misma antigüedad, 6 cornamusas. No tenían otro medio para comunicarlos
y: í-^1 S€
preceptos mililafes que el dfe golpear an escudo ó dar un y costumbresdesu propio siglo, h^eiendo usa pintara exacta
recio grito, y de aquí es que se menciona tantas veces la y natural del estado de una sociedad mil años, mas antigua,
recia y terrible voz deFingal, circunstancia que se consi- un poeta, decimos, que pudiese sostener esta fingida antigüe-
deraba como necesaria en un buen general como él uiw dad á través de una colección tan estensa de poemas, y que
H.'^XSÍ; Meve/.íio; de Homero. También les era enteramente poseyendo todo este genio y arte, tuviese al mismo tiempo
desconocida la disciplina y táctica militar. Sus ejércitos eran la modestia de ocultar su nombre y de atribuir sus obras á
poco numerosos, sus batallas desordenadas, terminando la un antiguo bardo; «s una suposición que traspasa todos los
mayor parte con un combate personal ó desafío entre los dos límites de la credulidad.
jefes, después del cual «cantaba el bardo el cántico de paz Contra esta hipótesis hay a<iemás dos circunstancias, si
y cesaba la batalla por toda la esteosion del campo. » es posible, de mayor peso que las precedentes. La primera
El estilo de la composición lleva todas las señales de la es la total carencia de ¡deas religiosas que se observa en
mayor antigüedad. No se bailan transiciones artificiosas, ni esta obra, de lo cual hemos dado ya en lo que llevamos
conexiones claras y estensas entre las partes, tales como las dicho, una razón muy probable, suponiendo que son en
vemos en los poetas de tiempos mas recientes, cuando el realidad obras del bardo á quien se atribuyen. En los dias
orden y la regularidad de la composición fueron n>as estu- de Osian, la superstición druídica estaba en vísperas de es-
diados y conocidos, sino un estilo siempre rápido y vehe- tinguirse del todo, y por motivos particulares era notable-
mente, la narración concisa hasta ser confusa, dejando á la mente odiosa á la familia de Fingal; al paso que la religión
imaginación del lector el suplirua gran número de circuns- cristiana no se hallaba aun establecida. Mas si hubiera sido
tancias. El lenguaje tiene todo aquel colorido figurado, que obra de alguno á quien las ideas del cristianismo le hubie-
como ya hemos dicho, ha introducido siempre en el idioma san sido familiares desde la niñez, es muy posible que en
primitivo de las naciones ya una imaginación brillante y li- uno que otro pasage hubiese dejado traslucir algún vestigio
bre, ya la mjsma esterilidad de la lengua; al paso que en mu- de ellas. La otra circunstancia, es el completo silencio que
chos caracteres tiene una notable semejanza con el estilo del guardan estas composiciones con respecto á todos los gran-
Antiguo Testamento. Uno de los rasgos que manifiestan mas des clanes ó familifts que se hallan ahora establecidos- en
claramente la antigüedad de las obras de Oslan, es que las montañas. Se sabe que el origen de esios varios clanes
apenas se halla en ellas ni un término genérico, ni una idea es muy antiguo, y nadie ignora que ninguna pasión distin-
abstracta. Las ideas de los hombres fueron en un principio gue mas á un natural montañés, que su adhesión á su clan
particulares, y carecían de palabras para espresar conceptos y su zelo por el honor del mismo. Que un bardo montañés
generales. Estas fueron consecuencia de una reflexión mas al forjar una obra que tuviese referencia con las antigüeda-
profunda y de un conocimiento mas íntimo de las artes, del des de su pais, no hubiese ingerido alguna circunstancia
pensamiento y del habla. Osian, por consiguiente, casi que señalase el origen de su propio clan, á fin de asegurar
nunca se espresa en ideas abstractas, estendiéndose las su- su antigüedad, ó de aumentar su gloria, es la mas impro-
yas muy poco mas allá de los objetos que le rodeaban. Una bable de todas las suposiciones, y el silencio que guarda el
comunidad, el universo, etc., eraff conceptos fuera de su autor sobre este punto, equivale á una demostración de
alcaice. Hasta una montaña, un mar ó un lago, cuando se que su era fué anterior,á la época en que se formaron ó co-
le ofrece mencionarlo, aunque solo sea en una comparación, nocieron los grandes clanes actuales.
están por lo común particularizados; se nombra el monte de Dando por supuesto , como puede darse, que los poemas
Cromla , la tempestad del mar de Malmor, ó los juncos del que estamos considerando son venerables y legítimos pionu-
lago de Lego. Este modo de espresarse, al paso que es ca- mentos de la mas remota antigüedad, séanos permitido ha«er
racterístico de las antiguas edades, favorece muchísimo á la finalmente algunas observaciones «obre su espíritu en geoe-
poesía descriptiva. Por la misma razón , la prosopopeya es ral y su estilo. Las dos grandes señales características de la
una figura poética poco común en Osian. Es verdad que poesía osiánica, son la ternura y la sublimidad. Nada respira
personifica á veces con mucha belleza los objetos inanima- alegre ó jocoso, al paso que se vé difundido por toda ella
dos, tales como los vientos, los árboles y las llores; mas las cierto aire de solemnidad y de melancolía. Osian es tal vea
jpersonificaciones tan familiares á los poetas menos antiguos, el únicopoetaquejamás se relaja ni se humilla á un estilo di-
por ejemplo, la fama, el tiempo, el terror, la virtud, etc., vertido y lijero, cuya circunstancia confesaremos no deja de
fueron desconocidas á nuestro bardo céltico , porque eran serle perjudicial en el concepto de la mayor parte desús lec-
conceptos demasiado abstractos para su siglo. tores. Se mueve perpetuamente en la encumbrada región de
Todas estas son señales tan indudables, y algunas de ellas lo grande y de lo patético. En el mismo tono con que em-
tan delicadas y esquisitas de los tiempos mas remotos, que pezó, finaliza sus cantos sin introducir adorno alguno que
hacen irrecusable la antigüedad de estos poemas, especial- no esté en perfecta concordancia con la armonía general. To-
mente si consideramos que cuando hubiera habido alguna dos los acontecimientos que recuerda son serios y graves , y
impostura en ellos, debería haberse ideado y ejeiíutado en la escena silvestre y romancesca. El estenso brezal inmedia-
las montañas de Escocia, hace dos ó tres siglos. Á esta época to á la playa, la montaña coronada de niebla, el torrente
á lo menos debemos referirlos tanto por los manuscritos, que.sedespeña corriendo por la solitaria cañada, l o s e ^ r -
cuanto por una multitud de testigos vivientes,que no dejan cidos robles y las tumbas dé los guerreros cubiertas de mus-^
duda acerca de su indisputable tradición; pero en la preci- go, escitan al alma á una solemne atención y la preparan
tada época, á aquel pais no le redundaba de una composi- para grandes acontecimientos. No hallamos en Osian uM
ción de esta naturaleza, ventaja alguna que no pudiera ha- imaginación juguetona que viste las fruslerías con tragesoco*
ber gozado mil años antes. El suponer que dos ó trescien- pelados para agradar á la faivtasía. Su poesía mas qu« Ih áe
itos años antes , época en que esWen sabido que estaban ningún otro poeta , debe llamarse la poesía del corazón- El
los montañeses en un estado de bar|)9rie y de la mas gro- suyo está lleno de sentimientos nobles, y de pasiones tiernas
sera ignorancia, hubiese florecido pn aquel pais un poeta y sublimes; es un corazón que se abrase éA»fl«n»»«la fantasía;
de genio tan esquisito, de jin conocimiento tan profundo de un coraaton que rebosa y se dearrama. Oii#n no esorjbió ce>-
oé. hombres y de la historia, qae se despoJMe de las ideas mo los poetas modernos para i%nd»T á\m iectores y á los
» 222 «
críticos; su amor al arte y al canto estimularon su estro, Debemos observar finalmente que no pnedeo conocer la$
su deleite era recordará los héroes, entre quienes había bellezas de Osian aquellos que se han contentado coa leerlo
florecido . traer á la memoria los afectuosos incidentes de su una vez ó con hojearlo deprisa. Su estilo es tan diferente
vida, detenerse en sus guerras pasadas, en sus amores y en del de los poetas á que estamos acostumbrados, es tan con*
sus amistades, hasta que, como el mismo espresa « llepase ciso , está tan adornado de imágenes, y el alma se sale tanto
«na voE á O^ian y despertase su alma; es la voz de los anos de su centro al acompañar al poeta, que un lector ordina-
que ya se han ido; ruedan ante mi vista con todas sus proe- rio se halla al principio, mas bien que complacido, deslum-
zas. » B-ijo el iiifliijo de estainspiracion verdaderamente pdé- hrado , y lleno de fatiga. Sus poemas necesitan leerse á ra-
tica , dando rienda suelta á su genio, no es estraño que oiga- tos y repasarse con frecuencia; entonces es imposible que
mos tan á menudo la voz poderosa y siempre agradable de sus bellezas dejen de conmover á cualquiera que sea capaz
la naturaleza. de sensibilidad. Los que la posean en mayor grado, serán sus
Arte, naliira polenlior omni mayores favoritos.
Est Dem >n oubis agiuuiie carescimus illo.

Iilstiidios históricos sobre la Alemania.


XIII.

STRASIJ RGO. — FREIBÜRGO.

Aunque Strasburao porlenezca á la Francia, bajo todos El sepulcro de que acabamos de hablar está en el brazo
conííoptos debe ron-i.Ii'rarse como una cuidad alemana, y ízqiiierilo del crucero. En el derecho hay una capilla poco no-
así es que con perdón de los trazadores de fronteras, ¡a in- table. Al lado de esta capilla, corre una l>alaustrada del si-
cluí nos en nuestros estudios sobre las publaciones ribereñas glo XV aplicada á la pared. Una fiíiura pintada y esculpida
del Rhin. Lo <\{i¿ llama anre todo la aten Ion en esta ciu- se apoya en esta balaustrada, y está en la actitud de mirar
dad, es su santa igle>ia. El Miuuler es verdaderamente una un pilar rodeado de estatuas sobrepuestas que está frente
maravilla. Las portadas de la iglesia, particularnoente la por frente de ella, y que es de un efecto maravilloso. La
romana es inagiiífica; hay sobre la fachada muy soberbias tradición quiere que aquella fi;!ura represente al primer ar-
figuras á caballo, el rosetón es noble y bien tallado y todo quitecto del Muiuler, llamado Herwyn de Steinbach. El reloj
el frontis de la iglesia es un poema sabiamente compuesto. astronómico que está en la nave , es un pequeño pero e n -
Pero el verdadero triunfo de esta catedral, es la fachada. Fs cantador edificio fantástico del siglo xvi recientemente res-
una verdadera tiara de piedra con su corona y su cruz; es taurado.
el prodiüio de lo gigantesco y de lo delicado. El que haya Después de haber visto la iglesia debe subirse al campana-
visto,! Ctiartres y á Amheres, le falta ver á Strashiirgo. rio, debe visitarse la aguja mas alta del mundo. El Munster
La iglesia quedó sin concluir. La ábside miserablemente de Strasburgo tiene cerca de quinientos pies de altura. Es
truncada, se arregló por el gusto del cardenal de Kuhan , cosa admirable el circular por aquella monstruosa masa de
ho libre coMipletauíente falto de gusto, así es que está hor- piedra en que penetra tanto aire y luz, vaciada como un ju-
rible. La vidriera que se adapta á ella tiene el dibujo de un guete de niños, linterna y pirámide á un tiempo, que vibra
tapiz sin figuras, lo ijiie es igiiohle. Las demás vidií<'ras son y que palpita al menor soplo de viento. Debe subirse hasta
bellas, escepto algunas hechas de nuevo, partk-ularineiite la las escaleras verticales. Algunas veces se encuentran visitan-
du'la f:r.»nde rosetón. Toda la iglesia e.>tá pintorreada; y tes que bajan pálidos y temblorosos y medio arrastrados por
algunas partes de escultiiia han sido restauradas con gusto. su guia; sin embargo no hay el mas remoto peligro. El pe-
Esta catedral ha sido tocada por todas las manos. El piílpito ligro podría comenzar en el punto en que se acostumbran
es una obra del siglo xv, gótico llorido de un estilo y dibujo detener los mas osados, esto es, en el arranque de la fle
maravillosos; pero ilesgraciadamente se ha dorado de una cha propiamente dicha. Cuatro escaleras en espiral, cor-
manera estúpida. La pila bautismal es de la misma <^poca respondientes á las cuatro torres verticales, encarceladas en
y superiormente re>taiirada. Es un vaso rodeado de un un saliente delicado de piedra tallada y labrada, se apoyan
matorral de escultura la mas maravillosa del mundo. Al sobre la flecha cuyo ángulo siguen y serpentean, hasta
Ijido del baptisterio, en una lótfrega capilla, hay dos sepul- lo que se llama la corona, á cerca de unos treinta pies dé
cros: el uno. es el de un obi^po del tiempo de Luis V; es distancia de la linterna, coronada de una cruz que forma la
aquel pensamiento espantoso i|ue el arte gótico ha repre- cúspide de la torre. Las gradas de estas escaleras Son muy
sentado bajo todas las formas: un lecho bajo el cual está altas y estrechas y se van estrechando mas y mas á medida
una huesa , el sueño sobrepiiestoá la muerte, el hombre al que se sube, por manera, que en lo alto apenas tienen la an-
cadáver, la muerte á la eternidad. El sepulcro tiene dos chura del pié. Es preciso ascender de este modo un cente-
cuerpos. El obispo revestido de sus hábitos pontificales y nar de pies, cuando se está ya á una alt>#a de cuatrocientos
eon su mitra en la cabeza, está acostado en su cama, bajo pies del pavimento, y e.->tu sin barandilla, ó s¡ la hay tan
«n dosel y está durmiendo. Debajo, en la sombra , Iwjo lo* pequeña, que no mere.e la pena de hablar de ella. La e n -
píes de la cama, .se entrevé una enorme losa en la cual hay trada de esta escalera está cerrada por una verja de hierro,
dos grandes anillos de hierro; estrés la cubierta de la s e - que no se abre sin un peruiiso especial del alcalde de Stras-
pultura. Loá arquitectos del siglo XM mostraban el cadáver, burgo, y no .se puede subir sino acompañado de dos pizar-
los del XIV lo escondían; esto es todavía mas espantoso; reros que se ciñen al rededor del cuerpo una cuerda cuyo
nada mas siniestro que aquellos dos anillos. cabo atan de distancia en distancia , á mediaa que van su-
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biendo, á las barras de hierro que sujetan los cruceros de mariscal de Sajonia. Se cbre un armario en el cual se vé
los ventanales. Es fama que mugeres alemanas, madres con una cabezq de yeso con peluca ; es la cabesa de Pigalle.
sus hijas, han verificado esta ascensión. Por lo demás, nadie Felizmente hay otra cosa que ver en Sant» T o m á s ; C B
escepto los pizarreros que tienen que componer el campa- primer lugar la iglesia misma que es romana y cuvos c a m -
nario, sube hasta la linterna. A l l í no hay escalera alguna panarios achaparrados y sombríos presentan un gran c a -
sino simples barras de hierro dispiiestas en escalones. rácter; después las vidrieras que son bellas, por mas que
Desde aquel sitio se goza de una vista admirable. Stras- se las haya neciamente blanqueado en la parte i n f e r i o r ;
burgo está á los pies del observador y puede contemplar la después los sepulcros y los sarcófagos que abundan en esta
v i ^ a c i u d a d , con sus frontispicios puntiagudos y grandes iglesia. Uno de estos sepulcros es del siglo x i v ; se r e -
tarjados cargados de desvanes, sembrada de torres é iglesias. duce á una losa incriistrada en la pared y en la que se halla
tan pintoresca como la mas pintoresca ciudad de Flandes- esculpido un caballero alemán de la mas soberbia apostura^
El Uhin y el Kó laño, dos lindos r í o s , alegran este sombrío El corazón del caballero se habla colocado metiilo en una
amontonamiento de edificios con sus ondas verduzcas y cla- cajit dorada, en un agujero practicado en el vientre de la
ras. A l rededor de la muralla se estiende á todo lo que l l e - esiátua ; pero en 1793, algunos fíruios locales, por odio á
ga la vi>ta. una inmensa campiña llena de .írboles y sembra. los caballeros, y por amor á las cajas doradas, arrancaron el
da de aldeas. El Rliin que se acerca hasta una hora de la corazón á la estatua. Abura se vé un agujpio niadrado e n -
ciudad, corre por esta campiña enroscándose sobre sí propio. teramente vacío. Sobre otra losa está esculpido un coronel
Dando la vuelta á todo el campanario, se ven tres cadenas polaco, con su casco y su penacho, y armado con aquella
de montanas: las crestas de la Selva Negra al n o r t e , los armadura magnífica que usab m todaxía los guerrecos del
Vosgosal oeste, y al mediodía los Alpes. siglo XVII. Se cree que es un caballero; nada m<'nos que
Se halla el observador colocado á tal elevación, que el eso. es un coronel Hay además otros dos maravillosos sar-
paisaje! no es ya un paisaje, sino lo que se vé desde la montaña cófagos de p i f d r a , el uno gi.:antesc» y eulerauíente cargado
de Heidelberg, una carta geográfica, pero una carta geográ- de blasones en el opulento estilo del sigilo x v i , os el de un
fica viva, con brumas, humos, sombras y resplandores, unir caballero «lanó< (pie d u e r m e , no SP sabe por (|iié,en esta
mullos de aguas y de hojas, nubes, lluvias y rajos de sol. Iglesia ; y el otro mns curioso todavía, mas raro sino tan
El sol sonríe de la mejor voluntad á los que ocupan gran- bello, está ociillo en un a r m a r i o , como el b 'Sto de Pigalle.
des alturas. En el momento en que el que escribe estas l í - Regla geni'pa!: los peiligiit;ros oscond'ii todo lo (|Utí pueden
aeas se hallaba sobre el Munsler, separó ile repente las n u - esconder, poripie se hacen pugar al enseíiarlo. De esta ma-
bes que le hablan tenido oculto todo el d í a , y convirtió en nera están haciendo sudar coniínuauíente v basta mas no
fuego todos los hiunos de la c i u d a d , todos los vapores de la poder, algunas luoneilas de estos pobres sarcófagos de gra-
llanura , al propio tiempo que derramaba una lluvia de oro nito. Hay otro del siglo i v y de una gran rareza : es la sepul-
sobre el Saverne cuya magiu'fica ribera se veia á tloce leguas tura de un ol)ispo (pie no debia tener mas allá de cuatro pies
de distancia en el fondo del horizonte á través de una res- de a l t u r a , á juzgar por la caja. Magnífico sarcófago por lo
plandeciente gasa. Detrás de la llanura una espesa nube se demás, cubierto de esculturas bizantinas, figuras y flores, y
desgajaba en lluvia sobre el R h i n ; y al pié del campanario sostenido por tres leones de piedra uno por la p^ite de la
la.ciudad yacia dulcemente, llegando hasta aquella altura cab»za y dos por los pié». Como lo tienen dentro de un a r -
palabra.^ traídas por ráfagas de viento: tañiaa la< cien cam- mario arrimado a l a |)ared , no"?e puede ver mas que por
panas de cien aldeas; unos pulgones rojos y blancos, que una cara, lo que es eni>joso para el arte ; seria mucho m e -
no eran otra cosa que un rebaño de bueyes , niugian allá j o r que el sepulcro estuviese enterainenle á desi'iibiiTto en
en una pradera á la derecha; otros pulgones azules y c o - una capilla, y ganarian en ello la iglesia, el sarcófago y el
lorados, que eran artilleros, hacían ejercicio de fuego en el viajero; pero i q u é baria el pertiguero '< Ante todo los cice-
polígono á la izquierda; un escarabajo negro, que era una rones; esta es la regla general en la mayor parte de las i g l e -
diligencia, curiia por el camino de M e t z ; y al n o r t e , en la sias de allende los Pirineos. Falta decir que la nave romana
cúspide de una colina, brillaba el ca^tillodel gran duque de de Santo Tomás está pintorreada de amarillo claro. Antes de
Badén como una piedra preciosa en un piélago de luz. Pa- salir de la iglesia, el cicerone detiene ai viajero curioso por
sando de una torrecilla á la o t r a , pueden verse alternativa- el brazo:—¿Quiere V . ver las momias? —le pregunta. Acep.
mente, F r a n c i a , Suiza y Alemania en un mismo rayo de sol. tado el ofrecimiento, le presenta otra caja, abre otra c e r r a -
Cada torrecilla mira á una nación diferente. d u r a , y le hace entrar en una bóveda. Las tales momias no
A l bajar debe detenerse el viajero algunos instantes d e - tienen nada de egipcias: son un conde de Nassau y su hija,
lante de una de las puertas altas de la torrecilla-escalera. que se han hallado embal.samados registrando los subterrá-
A los dos lados de esta puerta están las figuras de piedra de neos de la iglesia, que se conservan . y que se le» ha coloca-
los dos arquitectos del Munsler. Estos dos grandes poetas do en aquel sitio bajo de cristales. Estos dos pobres muertos
están representados acurrucados, con la espalda y cabeza duermen allí en medio del dia echados en sus tumbas cuyas
e r a d a s hacia atrás, como si se maravillasen de la altura de cubiertas se han quitado E l sepulcro del conde de Nassau
su obra. Sobre su plataforma, se hace escribir el nombre está adornado de escudos de armas pintados; el anciano
dé\ viajero en un libro. N i las campanas, ni el reloj ofrecen príncipe está vestido con un traje sencillo corlado á'lo E n -
c&sa algiioa notable. rique I V ; tiene grandes guantes de ante a m a r i l l o , zapatos
DegdQ «1 MunMer debe pasarse á Santo Tomás, que es negros con altos tacones, golilla de encajes y un gorro de
1» iglesia »nas antigua de la ciudad« y en la que está el se- lienzo bordado y calado; el rostro es de color de h o l l í n . I®*
p u k r o éfi\ mariscal de Sajonia. Este sepulcro es en Stras- ojos cerrados y aun conserva algunos pelos en el bigote. »U
b u r g o . ' l o q u e la Asunción de Bridan e n C h a r t r e s , una cosa hija está adornada con el espléndido traje de I^l»®'"» *»*
muy eélebre, m u y celebrada y muy mediana.Es una g r a n - cabeza ha perdido la forma humana ; no es ya sino la c a -
de 4«<:pr9cion de ópera en m á r m o l , en el descarnado estilo beza de un m u e r t o ; no conserva cabello a l g u n o , única-
Pigallé, y en la cual Luis X V se alaba en estilo lapidario, mente ha quedado en su cráneo desnudo'un lazo de cintas
de-ser el Autor y guia--auc<or et dux—de las victorias del de color de rosa. La muerta tiene un collar en el c u e l l o .
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sortijas en los dedos, chinelas en los pies, ün montón de mastros de obrasantes de profanar según su fantasía estosé
cintas, de joyas y de encajes en las mangas, y una pequeña bellos edificios. Toda la parte baja de la iglesia es romana ,
cruz de canonesa ricamente esmaltada en el pecho. Tiene asi como las dos portadas laterales de las que la una, la de
sus descarnadas y grises manos cruzadas y duerme en una la derecha, está cubierta por un pórtico del renacimien-
cama como la que las niñas hacen á sus nnulecas Parece en to; la archívolta bizantina tan severa, la archivolta neo-
efecto ver la repugnante muñeca de la nuierte. Se reco- romana tan elegante, se acercan y amoldan y como las dos
mienda (|ue no se menee la caja ; si se tocase á lo que ha son fantásticas, esta base común las armoniza y hace que se
sido princesa de Nassau , se convertirla en polvo. toquen sin rechazarse, ün cordón de arcadas romanas e n -
Si so observa atentamente el aspecto del conde, se ad- lazadas, orla por ambos lados la parte inferior de la gran
vierte cierta capa luciente en su rostro ; el cicerone espliea, nave. Cada uno de los capiteles querría estar dibujado á
si «e le interroga, que hace algunos años cuando se encontró parte. El estilo romano es mas rico en capiteles que el
esta momia, se tuvo por conveniente barnizarla. ¿Qué dire- estilo gótico.
mos de esto? ¿De qué sirve haber sido conde de Nassau para Al pié de una de estas arcadas, yace un duque Bertoldo ,
ser doscientos años después de muerto, barnizado por unos muerto en 1218, sin posteridad, y enterrado bajo su esta-
pintorreadores franceses!* La ley del destino había prome- tua : mb hdc stalua, dice el epitafio. Ha;c slalua es un gi-
tido al cadáver del hombre todas las humillaciones, todos gante de piedra arrimado al muro, de pié sobre el pavimen
los cambios, escepto este. Ella habia dicho : — L o s vivos te t o , esculpido con el aspecto siniestro del siglo xii, que
dispersarán como el polvo, te pisotearán como el barro, te mira á los circunstantes con formidables ojos. Haría esta
quemarán como el estiércol; pero no habia dicho : acaba- estatua un espantoso comendador y visto de noche debe
rán por barnizarte como á un par de botas! producir un grande efecto. Esta gran nave sobria y obscu-
El Munaler de Freiburgo, escepto en la pintura, están recida por las semi-opacas vidrieras, está pavimentada de
bueno como el de Strasburgo. Aunque de dibujo diferente , losas tumtilarias, cubiertas unas de polvo y barro, y la ma-
tiene su elegancia, su atrevimiento, su poesía, la misma ma- yor parte gastadas por el roce de los pies (|ue han alisado
sa de piedra enmohecida y sombría, horadada acá y acullá los cincelados blasones y los severos rostros de los caballeros
por agujeros luminosos de todas formas y de todas magni- deBrisgaw, orgullosos nobles que no hubieran consentido
tudes. Los arquitectos de algunos nuevos campanarios de en otro tiempo que tocasen sus caras ni aun las manos de un
hierro han tom-ido, según dicen, por modelo al campanario príncipe, y ahora sufren en ellos el pié de un boyero.
de Freiburgo. ¡Ah! Antes de entrar en el coro , es preciso admirar dos esqui-
Hay otros dos campanarios en la catedral de Freiburgo; sitos pórticos del renacimiento, situado el uno á la derecha
estos son romanos, pequeños, severos, de cintres llenos y y el otro á la izquierda y en los brazos del crucero; ademasen
dentellones bizantinos, y que se elevan no como ordinaria- una capilla enverjada, en el fondo de ella, junto á una pe-
mente sucede, en las estremidades del transepto, sino en los queña columna dorada, se columbra un espantoso esque-
ángulos de intersección de la pequeña nave con la grande. leto vestido de brocado de oro y perlas, que es san Alejandro •
El ManUer está igualmente en cierto modo,independiente mártir; después llaman la atención dos lúgubres capillas,
de la iglesia aunque pegado á ella. Está construido á la en- igualmente enverjadas: la una está llena de estatuas, allí
trada de la gran nave, sobre un pórtico c_asi romana, lleno está la Cena , Jesús, todos los apóstoles y Judas el traidor; •
de estatuas pintadas y di radas, y dignas de la mayor aten- la otra no contiene sino una figura : es Cristo en el sepul-
ción. En la plaza de la iglesia hay una linda fuente del si- cro; dos páginas fúnebres de las que la una acaba la otra
glo xvi, y delante del pórtico, tres columnas de la mis- V que juntas forman ese maravilloso poema que se llama la
ma época que sostienen la estatua de la Virgen entre las Pasión. Sobre el sarcófago de Cristo, se ven unas esculturas
de san Pedro y san Pablo. Al pié de estas columnas el pavi- que representan soldados durmiendo.
mento forma en su empedrado la figura de un laberinto. El sacristán se ha reservado el coro y las capillas de la
A la derecha, la iglesia cobija bajo su sombra , una ca- ábside; para verlas es preciso pagar pero no se siente, pues
sa del siglo XV de tejado inmenso con tejas de color, esta ábside, como las de Flandes, es un museo y un museo
de escalera con grande balaustrada, casa flanqueada por tor- variado. Allá hay platería bizantina, carpintería resplande-
recillas puntiagudas, sostenida sobre cuatro arcadas, ador- ciente, telas de Venecia, tapicerías de Persia, cuadros de
nada de blasones pintados , con un balcón labrado en el Holbein, cerrajería maravillosa que podria serde Biscornet-
primer piso, y entre las puertas-halcones, cuatro estatuas te. Los sepulcros de los duques de Zoehringen, que están
pintadas y doradas, que representan á Maximiliano I , em- en el coro, son muy bellas lápidas noblemente esculpidas;
perador; Felipe I rey de Castilla; Carlos V emperador, las dos puertas romanas de los pequeños campanarios, una
Fernando I emperador. Este admirable edificio está destina- de ellas con dentellones, son curiosas; pero lo mas a d -
do á cierto uso municipal y del común , y lo han pintorrea- mirable sobre todo es, en una capilla del fondo , im Cristo
do de encarnado. A la otra orilla del Rhin se embadurna bizantino, de unos cinco píes de alto, traído de Palestina
de encarnado. Pintan las iglesias como las salvajes del mar por un obispo á Freiburgo. El Cristo y la cruz son de cobre
del Sud sus casas. dorado realzado con pedrería brillante. El Cristo modelado
Felizmente, el Mw«.«íí;r no está pintorreado. La iglesia al estilo bárbaro, pero poderoso, está vestido con una t ú -
€'sta' pintada de im color gris, lo que es casi tolerable al pen- nica ricamente labrada. Un grueso rubí sin tallar figura la
.sar que podria haber sido manchada con el color de la r e - llaga del costado. La estatua del dbispo/!*ie piedra , pegada
rtiolacha. Las vidrieras casi todas conservadas, son de mara- al vecino muro , lo contempla con admiración. El obispo
villosa belleza. Como la flecha ocupa en la fachada el lugar está de pié; tiene una fisonomía fiera y. barbuda , con su mi-
del gran rosetón, hay á los lados dos rosetones medianos tra en la cabeza , el báculo en la mano , la coraza en el vien-
inscritos en los triángulos, del mas misterioso y encantador t r e , la espada al lado, el escudo en el brazo , las f.rreas bo-
efrtcta. El pulpito, gótico esprendehte, es soberbio; el tor- tasen las piernas y el pié colocado sobre un león. Esto es
na-voz que se le ha añadido es miserable. Esta especie de muy bello.
pulpitos no tenían torna-voz. Esto lo deberían saber los El campanario merece también verse. Friburgo está domi-
X 2-25 ec
nada por una colina, casi montaña , mas alta que el cam- hunden ; á la izquierda una altura corcovada , cuya figura
panario; desde ella vé el viajero á sus pies, la negra iglesia recuerda el cuerno del dux de Venecia ; por horizonte quin -
con la aguja de doscientos cincuenta pies de elevación , al ce leguas de montañas. A pocos pasos se halla bruscamente
rededor, los labrados frontis de la ciudad , los tejados con el viajero como en una ventana con vistas á otro valle e n t e -
sus veletas, sobre los cuales las tejas de diversos colores fi- ramente diferente del de Freiburgo ; de modo que se cree
guran arabescos ; acá y acullá entre las casas, algunas viejas estar á cien leguas de dicha ciudad. Es un valle sombrío,,
torres cuadradas del antiguo recinto ; mas allá de la ciudad, estrecho, triste, con muy pocas casas éntrelos árboles,
una inmensa llanura de terciopelo verde orlada dé setos vi cerrado por todas partes y rodeado de altas colinas. Las
vos sobre los cuales hace el sol relucir los vidrios de las ca- truchas del Alto Rhin, son escelentes y muy lindos pece-
banas como cequies de oro ; árboles, viñas, caminos que se ciilos, azules con pintas rojas.

María.

hermana tornera. Esta, asustada, entró precipitadamente


CAPITULO I. en la celda de la abadesa, sin que la hubiese llamado el pito
de plata de la superiora.
; UNA NOCHE EN UN CONVENTO. — Mi muy querida madre, esclamó, van á echar abajo
las puertas del convento. Dulce Salvador Jesús mió, ¿qué
Hacia fines de enero de I 0 6 8 , dos hombres embozados desgracia nos amenaza?
en sus anchas capas bajaron de un carruaje que se detuvo — Ninguna puede amenazarnos, contestó la abadesa. ¿De
cerca de la media noche, delante de la puerta de la abadía un año á esta parte no pertenece la ciudad de Soissons ai
de Nuestra Señora en Soissons. El uno de estos dos viajeros rey de Francia, que le debe ayuda y protección?
dio con el aldabón un golpe tan violento, que toda la co- Al hablar así se levantó precipitadamente, se vistió del
munidad se despertó asustada. Mientras que las novicias in- mismo modo, cubrió su cabeza septuagenaria con el velo
corporadas sobre el lecho se preguntaban en voz baja quién sacramental, y bajó acompañada de la tornera. Entretanto
podia ser el que llamaba á tales horas, y mientras la muy seguían llamando cada vez mas fuerte.
noble y muy venerable señora María Mowbray, abadesa, se — ¿Quién liamaasí y á estas horas? preguntóla abadesa.
sentaba inquieta sobre la cama, el aldabón escitó dos ó tres — ¡ Gracias al que sea que han querido al fin responder-
veces mas y con bastante descomedimiento la actividad de la nos! replicó una Voz áspera , acompañando estas palabras
TOMO 111. • 29 -
3i 226 ic
con una interjección soldadesca que tenia mucho de blasfe- lemne de los secretos que se haya confiado jamásá mi anti-
mia. Es menester que yo iiable al momento á la superiora gua experiencia. Proporcionaos en los establos la leche
de la abadía de Nuestra Señora. necesaria para apagar la sed que hace prorumpir en gritos
— La señora abadesa os está oyendo, dijo temblando la dolorosos á este ángel. Al ser de día, nos ocuparemos de los
tornera. medios de buscarle una nodriza, porque esta niña no debe
Dulcificóse un poco la voz del que vociferaba detrás de la salir del recinto del claustro de Nuestra Señora. Debe cre-
puerta, y pronunció algunas palabras en idioma estranjero. cer, y acaso vivir y morir á la sombra de nuestros protec-
— 1 Señor Dios mió! esclamó la abadesa turbada hasta lo tores y santos muros.
sumo, ¡abrid pronto, hermana tornera, daos prisa! Todas las ideas de la tornera estaban en desorden, y á
Y para escitar mas y mas á la religiosa que había empe- pesar del grande deseo que tenía de adivinar el misterio ,
zado á descorrer los cerrojos y á meter la llave en la cerra- nada comprendía de lo que veía, de lo que oía, ni de lo que
dura , repitió: hacía. Al ir á buscar al establo leche para un recien nacido,
— ¡ Abrid , abrid , en nombre de nuestro Salvador ! se pregimtaba sino turbaba su razón algún sueño, y si esta-
Libre la puerta de los innumerables cerrojos que la cer- ba despierta. Después que hizo levantar á los arrendatarios
raban, se abrió y dio paso á los dos desconocidos. de los establos, no menos asombrados que ella, de verse en
— Hé aquí el depósito que me han encargado os entre- tales horas interrumpidos en su sueño por orden de la aba-
gue, dijo uno de ellos. desa, y lo que es mas sorprendente, para ordeñar las vacas,
— Y yo os entrego la carta que acompaña ese depósito , volvió á la celda con un jarro de leche tibia.' La superiora
añadió el otro. mecía á la niña sobre sus rodillas, como pudiera haberlo
— i Un depósito, á mí! ¿de dónde viene? preguntóla hecho la madre mas tierna, y murmuraba un cántico á
superiora asombrada. guisa de canción, áfin de apaciguar los gritos deja criatura.
— Un noble señor nos lo ha confiado sobre nuestro ho- La leche tibia produjo mejor efecto que el cántico sagrado;
nor y nuestra cabeza, respondió el menos grosero de los dos bebióla la niña ávidamente, y poco tardó en dormirse sobre
desconocidos. las rodillas de la abadesa, que no se atrevía á moverse á fin
En seguida poniendo á los pies de la abadesa , mientras de no despertarla, y que permaneció así inmóvil hasta el
esta tomaba la carta, un bulto de mediana dimensión, salu- momento en que las campanas tocaron á maitines. Entonces
daron profundamente, salieron y cerraron apresuradamen- colocó suavemente á la criaturita sobre su cama y sin dete-
te la puerta tras sí. Casi al mismo tiempo se oyó el ruido de nerse en el contraste qje ofrecía la recien nacida niña dur-
dos caballos que partían al galope. miendo sobre el lecho virginal de una religiosa, se presentó
Miráronse las mugeres sorprendidas, pero al mismo tiem- en el coro, donde llamó la atención no tanto por el fervor
po, la corriente de aire producida por la puerta, cerrada tan de sus oraciones, como por la prisa con que dirigía el oficio
bruscamente, apagó la linterna de la tornera, en el momento de la mañana. Concluido este, volvió á su celda con toda
que la siipiriora empezaba á abrir la carta que le habían la prontitud que le permitían sus cansadas piernas, que pa-
entregado con circunstancias tan misteriosas. recían haber encontrado alguna cosa de la viveza de su ju-
— Cerrad la puerta, hermana , dijo la abadesa, tomad ventud. Gracias á Dios la niña dormía con un sueño dulce
en seguida ese bulto y llevadle á mi celda. y profundo: sus rosados labios se agitaban dulcemente, co-
Mientras que la anciana religiosa buscaba á tientas la es- mo si continuasen todavía bebiendo la leche que acababa de
calera, la tornera se bajó para obedecerla orden que aca- apaciguar su hambre, y había tanta gracia en los grandes
baba de recibir, y sus manos buscaron el bulto que habían párpados cerrados sobre sus ojos, que la anciana religiosa
dejado los desconocidos. En la oscuridad tropezó con él, y se conmovió y esperimentó cierto sentimiento maternal en
al punto se oyó el lloro de una criatura recien nacida. Al su corazón, imbuido ya hacia muchos años, en la austera
oírle la abadesa arrojó un grito en que la sorpresa iba mez- impasibilidad del ascetismo. Lejos de procurar combatir un
clada al espanto Por lo que hace á la tornera, pensó desfa- sentimiento tan dulce y nuevo, se entregó á él sin reserva,
llecer; sí se le hubiera aparecido un espectro infernal, no y gozó de una alegría indecible, al pensar que iba á ser la
se hubiera asustado tanto. . protectora de aquel pobre ser.abandonado sobre la tierra.
— ¡Señora, balbuceó, porque la voz se negaba á salir de Con una inteligencia que no debía esperarse hallar en una
su garganta, señora. Dios tenga piedad de nosotras! muger criada desde su mas tierna-edad en un claustro, y
Y acompañó estas palabras, que manifestaban su espan- que había visto trascurrir lentamente en él sesenta años
to, con la señal de la cruz. El exorcismo, lejos de calmar de su vida, díó las órdenes necesarias para que se cuidase
los gritos de la criatura, pareció que solo había servido con esmero á la niña, todo bajo su inmediata vigilancia.
para aumentarlos. Por un egoísmo de ternura que solo pueden comprender
ciertas afecciones de muger, no quiso tomar á una nodriza
— ¿Qué haremos?
para criar la niña que la Divina Providencia había puesto á
— Callaros y seguirme, le dijo la abadesa con tono im-
su cuidado, y decidió que una cabra continuase el oficio
perioso levantando la canastilla rodeada de velos que tan
que habían empezado las vacas. Ella misma fué á elegir en
bien le daban las apariencias de un objeto inocente.
la manada la mas blanca, la mas nueva y la mas linda de
La abadesa puso su mano sobre la boca del niño y atra-
las nodrizas cornudas, y la hizo colocar en un establo que
vesó rápidamente el claustro. De vuelta á su celda se pre-
se fabricó inmediatoá la celda abacial ;4l^almente. con una
cipitó hacia una luz y abrió la carta que le habían entrega-
inteligencia que todo lo preveía, y que de todo se hacia
do los viajeros. Apenas empezó la lectura, sus ojos se inun-
cargo, dio las disposiciones necesarias para asegurar los cui-
daron de lágrimas, y tuvo que enjugárselos para poderla
dados que reclamaba su hija adoptiva, y la vigilancia per-
concluir. En seguida dijo á la tornera :
sonal é inmediata que quería ejercer sobre ella. Una madre
— Hermana tornera, esta niña es un depósito precioso
no lo hubiera hecho mejor que la abadesa.
y sagrado que nos ha sido confiado. Debemos dar gracias á
Dios por habernos elegido para ejecutar una obra de su m¡- Fácil es de pensarla novedad que causaría en el convento
gericordia. Esto es todo lo que puedo deciros del mas so- el alboroto de la noche y las aventuras del día. La abadesa
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no habia tomado ni tomaba la menor precaución para di- «Ella tenia además la voz estremadamente dulce y sonora.»
simularla llegada de la niña en la comunidad de que era Asi, á escepcíon de algunas religiosas émulas de la supe-
sup^riora. Lo único que permanecía secreto era el origen ríora , todas las demás la amaban y adoraban , y nadie pen-
de aquella niña: respecto á esto, era preciso atenerse á las saba siquiera envidiarle el favor que gozaba con la abadesa.
suposiciones hechas en la comunidad, y á las in terminables Sin fijarse nadie en los motivos de esta opinión, se habían
preguntas que se dirigían á la tornera. Aun para estas pes- acostumbrado á mirar á María como una persona superior
quisas debian obrar con mucha prudencia, porq ue asi como por su rango á todas las demás de la comunidad, y á quien
sabían que la abadesa no confiaba á nadie sus secretos, se debían tributar cuidados especiales y casi casi homenajes.
tampoco ignoraban que no le gustaba mucho que se ocu- María pasaba una vida tranquila y serena. Algunas veces
pasen de ellos. Orgullosa la portera de la-importancia que habia interrogado á la abadesa acerca del misterio de su na-
le daba aquella aventura, y ufana de verse objeto de la cimiento; pero esta la habia suplicado que no procurase
atención general, contaba á quien quería oírla, hasta la me- penetrar secretos que las circunstancias no le permitían aun
nor circunstancia, la llegada de los descon ocídos, la carta revelar. La joven habia guardado desde entonces silencio:
misteriosa, y el modo estraño con que habían entregado la solamente se la veía aveces vagar pensativa por los jardines
niña á la abadesa. Mientras que rodeada de un grupo de bajo los espesos árboles de la abadía; pero una palabra de
religiosas, comenzaba por la séptima ú octava vez su inago- su madrina bastaba casi siempre para devolverle la alegría.
table relación, se presentó de improviso la madre Mow- Hacía fines del año de 1S87, la abadesa de Ntra. Sra. de
bray, causando la mayor turbación al auditorio y á la Soissons cayó en una profunda melancolía. Muy á menudo
oradora. recibía cartas, con las cuales parecía aumentarse su dolor.
—Hermana tornera, dijo la superíora con el tono frío y sin Por último, á pesar de su edad, emprendió un viage que
réplica que acostumbraba emplear con sus ovejas; retiraos duró tre» meses, pasados los cuales volvió mas triste y pen-
á vuestra celda, donde recitareis veinte veces el Miserere sativa. Pasaba los días y las noches al pié del altar, se entre-
md Deus de rodillas y con los brazos en cruz. De salmo á gaba á los mas duros ejercicios de penitencia y parecía ocu-
salmo haréis uso de vuestras disciplinas. Hermanas mías, pada de presentimientos horribles: siempre quería que María
vosotras os impondréis la misma penitencia: idos, y pedid á orase á su lado y mezclase con ella sus oraciones.
Dios modere la destemplanza de vuestra lengua y el fervor — ¡Orad, le deci.i, orad, hija mía, para que Dios desar-
de vuestra curiosidad. me su cólera á las súplicas de un ángel puro y ferviente co-
La tornera y las monjas se retiraron confusas y conster- mo vos! ¡Orad, María, orad, porque amenaza una grande
nadas á sus celdas, donde cumplieron el castigo que les desgracia á la mas digna y virtuosa de lasmugeresl Si la có-
había impuesto la abadesa en premio de su curiosidad. En lera del cielo no se aplaca, va á consumarse un crimen
breve se divulgó por el claustro la noticia de la manera que sin ejeinplo.
tenia la anciana superíora de entibiar la indiscreción, y esto A últimos de febrero recibió la abadesa otra carta , cuya
sino logró que las conversaciones y suposiciones fuesen me- lectura le causó tal impresión que cayó sin conocimiento.
nos vivas y frecuentes, hizo que fuesen mas reservadas. Cuando volvió en sí, su razón parecía haberse estraviado.
Si la abadesa no permitía que se ocupasen del origen de Pronunciaba palabras sin orden y sus labios octogenarios,
su pequeña protegida, en cambio dejaba á sus hermanas que solo habían bendecido á Dios» se contrajeron para no
que la prodigasen sus caricias y cuidados. La niña fué bau- pronunciar quejas contra el rigor del destino. Lágrimas
tizada solemnemente por el limo, señor Obispo de León en abundantes promovidas por la presencia de María, pusieron
persona. término á la crisis. La abadesa hizo que María se le aproxí-
La abadesa y su confesor el padre Mac-Mahon, religioso mase, y la estrechó fuertemente contra su seno.
benedictino, tuvieron á la niña en la pila. Solo estas tres —¡Hija tilia, le dijo, llora porque el crimen se ha cum-
personas supieron los términos en que estaba redactada la plido! Llora, porque la reina Isabel ha mandado asesinar
íé de bautismo, que escribió el mismo prelado, y la depo- á su hermana la reina María Stuard !
sitó con otros papeles, en una caja de oro sellada con su se- —¿Y quiénes son la reina María Stuard y la reina Isabel?
llo, reservándose ademas la guarda de este depósito, l^os preguntó María sorprendida, porque aquélla era la primera
padrinos de la niña le dieron por nombre María, y la pusie- vez que oía pronunciar tales nombres.
ron bajo la protección de Ntra. Sra. —La una es una víctima, la otra un verdugo, replicó la
Transcurrieron diez y nueve años, al cabo de los cuales abadesa. La primera es una mártir, la otra una herege! Ro-
)a abadesa quedó única dueña de su secreto, porque el obispo gad á Dios, hija mía, que la misericordia divina reciba á la
y el religioso benedictino habían muerto. En todo ese largo una en su seno, y perdone á la otra y le dé el arrepentimiento
tiempo no cesó la abadesa de velar sobre su pupila con la que necesita. Rogad, hija mía, porque he aquí que llegan días
solicitud de una madre. Quiso que su educación fuese muy de duelo y de tribulación. Orad, porque la mano del Señor
esmerada, y no parecía en ningún modo destinar á su ahi- se ha estendido sobre la Escocía, mi patria; orad , porque la
jada á que tomase el velo; pues lejos de esto le daba conse- sangre corre. Ruge la guerra civil, y los hijos dejan matar
jos acerca de la conducta que debía observar en el mundo, a sus madres, sin sacar la espada para defenderla?. Orad,
y á veces hasta la dejaba entrever una posición que ni aun porque se necesitan corazones puros que desarmen 1 a cólera
en sueños podía figurarse. Mas sea lo que se quiera, María divina. Orad , porque hay pobres huérfanas abandonadas,
usaba desde el día de su bautismo el hábito de las novicias solas en la tierra sin protección y sin apoyo!
de la abadía de Nuestra Señora. Su belleza era estremada; y Al día siguiente se celebró en la abadía de Nuestra Seño-
nada podría dar una idea de la pureza de ^us facciones y de ra de Soissons, así como en todos los conventos de Francia,
la gracia de toda su persona, sino estas palabras deBranto- un oficio de difuntos por el descanso del alma de María
me, que parecían haberse escrito espresamente para ella: Stuard, reina de Escocia. María oró entonces con mas fer-
«La blancura de su rostro habia apostado con la de su velo vor que acostumbraba, porque sabía que su madrina era
«á cual era mas blanco; mas al fin la blancura artificial de escocesa, y habia visto cuanto dolor le habia causado la no-
« su velo perdió, y la nieve de su^blanco rostro eclipsó la otra. ticia de la muerte de la augusta mártir.
223 K
dad en nombre del cielo el vel» á María! Que la vea yo an-
CAPITULO II. tes de morir religiosa de Nuestra Señora de Soissons. Si
comparezco á la presencia de Dios antes de que esto suceda
EL DESTIERRO. me pedirá una cuenta muy severa por haberme entregado
á esperanzas insensatas, y no haber dado un asilo á esta
Después del viage que había hecho, y sobre todo después pobre huérfana en la casa def Señor.
de ha fatal noticia de la muerte de la reina de Escocia, la — Yo 03 prometo, hermana mía, cumplir las voluntades
abadesa de Nuestra Señora de Soissons, cedía rápidamente supremas que me espreseis; pero bien sabéis que no se im-
álos achaques de la caducidad, que parecía haberla respe- provisa la toma de hábito.
tado hasta entonces á pesar de sus ochenta años. Su frente —Por la salvación de un alma cristiana que está en peli-
se surcó de profundas arrugas; se estinguió el brillo de sus gro, monseñor, sí, por mi salvación, haced lo que os pido,
ojos, sus manos quedaron trémulas é inhábiles, y su voz, porque de lo contrario participareis de la terrible responsa-
poco antes'tan pura y sonora , ahora balbuciente y confusa ^ bilidad de mi falta. i
no producía mas que palabras ininteligibles. En breve fué Al hablar así, levantaba espresivamente sus manos al
menester que la llevasen al coro á la hora de los oficios» cielo; sus mejillas ardían , y sus ojos brillaban con un res-
porque sus piernas paralizadas se negaban á todo movimien- plandor estraño.
to. Solo su alta inteligencia y su incansable actividad de es - — ¿La joven, preguntó el obispo, reúne todas las cuali-
• píritu, conservaron su poder. Gobernaba como en otro tiem- dades necesarias para ser admitida entre las religiosas de
po el convento con su firme voluntad, y manifestaba acaso Nuestra Señora de Soissons? ¿Es de legítimo nacimiento?
mas energía que antes contra todo lo que tenia visos de que- ¿Pertenece á una familia noble? ¿Tiene una dote de doce
rer invadir su poder absoluto. María no se ejercitaba en otra mil libras?
cosa que en recibir y llevar á las religiosas las órdenes de la — La dote está ahí, replicó la abadesa señalando el te-
superiora, porque María , había venido á ser el ausiliar cons- soro de la comunidad colocado en su celda. En cuanto á la
tante y Í8 enfermera de su madrina. Velaba á su lado lo nobleza y legitimidad de su nacimiento, no existe ninguno
mismo de día que de noche, y le prodigaba todos los cui- mas puro ni mas ilustre.
dados de una ternura filial. ¡Ah.'sus esfuerzos no podían — Dadme las pruebas, hermana mía.
ni vencer los progresos de la enfermedad, ni calmar el pro- — Las pruebas, dijo la abadesa pasando sus descarnadas
fundo dolor que consumía á su bienhechora ; muy á menu- manos por su abrasada frente. ¡Las pruebas! ¿Dónde es-
do, y sin motivo aparente, al mirar la religiosa á su ahija- tán? ¿Dónde se halla su poseedor?
da, entregándose á su dolor, proruinpia en amargo llanto. La abadesa, luchando con la muerte que helaba ya su
Atraíala contra su pecho, cubría su frente de besos, é in- memoria, se esforzaba en vano por recordar lo que quería.
vocaba para ella la misericordia de Dios. Un estado tan vio- De pronto arrojó un grito.
lento no debía tardar mucho en gastar la poca fuerza y exis- — ¡Ahí gracias. Dios mío, gracias porque me he acor-
tencia que quedaba á la octogenaria, y un día el médico de dado. Al obispo— monseñor.... al obispo vuestro antece-
la abadía, después de haber pasado media hora á su lado I sor.... se las entregué en depósito. Que se alejen todos, que
estudiando los síntomas de la enfermedad, le dijo; solo vos y María sepan el secreto de su nacimiento. Apro-
—Señora abadesa, siempre me he encomendado á vues- ximaos, os lo confiaré también, pero en voz baja, al oído,
tras oraciones en la tierra; espero que no me olvidareis, y porque es un secreto de vida y de muerte. ¡Si se supiese se
que continuareis mañana intercediendo por mi en la pre- prepararían contra ella venenos y puualesl... Ella es la
sencia de Dios! hija de.... la hija de....
La abadesa miró al médico con la mayor emoción. El obispo y María se inclinaron para escuchar. María iba
—Con que no me engañaba. Dios mío, y debo dejar á la á conocer al fin el nombre de su madie. ¡Ahí los labios de
huérfana que no tiene mas apoyo que el mió sobre la tierra. la moribunda solo profirieron sonidos ininteligibles.... Su
¡María! llamad á María, quiero hablarla al instante. cabeza se desplomó sobre la almohada; sus párpados se cer-
La joven, que según su costumbre permanecía en una raron; oyóse un leve estertor, y el cadáver quedó inmóvil
habitación inmediata, se presentó al punto. por toda una eternidad. María cayó de rodillas, y el obispo
—Hija mía, le dijo la religiosa con una viva agitación, en pié y con las manos estendídas sobre el cadáver, recitó
hija mía, es menester que hoy mismo en el instante, tomes las oraciones de los difuntos. Luego que concluyó su fúne-
el velo. Es menester que pronuncies tus votos. Muy á me- bre ministerio, se volvió áMaría y le dijo:
liudo te he dicho que no estabas destinada para el claustro, — Nada temáis, hija mía, pues no olvidaré el interés que
y no he querido ceder á tus ruegos cuando me has suplica- os manifestaba aquella que Dios ha querido llamar á sí, y
do que te permitiese entrar en la religión. Mas ahora, soy el último deseo que espresó. Voy á registrar los papeles del
yo quien te lo ruego, quien te lo manda— Dios mío, dad- obispo mí predecesor, y espero que nada se opondrá á que
me algún tiempo mas de vida, para que vea concluida esta entréis en breve en la religión. Las pruebas de la legitimi-
ceremonia, y tenga la huérfana un asilo seguro. Que vayan dad de vuestro nacimiento son tanto mas necesarias, cuanto
á buscar corriendo al limo. Sr. Obispo, que le supliquen que sin ellas no podéis tomar el velo en ninguna comuni-
que venga en nombre de Cristo y de su salvación. ¡Oh que dad de religiosas, á nicnos de no sacar una dispensa del
venga al punto! Santo Padre, que es muy difícil obtenw, pues el soberano
Mientras se cumplían sus órdenes é iban en busca del pre- pontífice no concede este favor sino con mucha reserva, y
lado, la agitación de la abadesa fué en aumento. Así que el solamente cuando se trata de una persona de sangre real.
prelado supo el peligro en que se hallaba la abadesa y el María apenas lo oyó. Oraba y lloraba al pié del lecho de
deseo que habia manifestado de verle, se apresuró á llegar muerte de su bienhechora.
al convento: la abadesa estaba casi delirando á impulsos de Fiel el prelado á su promesa, de vuelta al palacio episco-
la fiebre. pal , registró por sí mismo los papeles y demás títulos que
— ¡Monseñor ! esclamó al punto que le vio; ¡monseñor, su predecesor habia depositado en los archivos de la dióce-
X 229 K
sis. Nada descubrió entonces, ni muchas veces después, con- sar mi vida orando y llorando sobre la tumba de mí bien*
cerniente á María, á pesar de) escrupuloso esmero con que hechora.
baciji sus pesquisas; y como había muerto también el reli- — ¡Ahí hija mia, la dijo el prelado: tampoco os queda ya
gioso que tuvo á María en las fuentes bautismales, el pre- ese triste consuelo. La regla de la abadía de Nuestra Señora
lado se halló en el mayor apuro. Comprendía bien que la de Soissons prohibe que vivan en el recinto del claustro
difunta abadesa no hubiera pasado tantas angustias por una pensionistas que no estén destinadas á tomar el velo....
persona de origen vulgar. Las últimas palabras de la mori- María arrojó un grito de terror.
bunda le habían dejado entrever que María descendía de — ¡ Me echan I dijo ; ¡ oh Dios mió I ¡ Dios mío, me
alguna gran familia; pero estos indicios tan incompletos, no echan!
llenaban las condiciones que se imponían en los cánones El obispo quiso tomarla la mano, mas ella la rechazó.
eclesiásticos; en su consecuencia resolvió consultarlo con la — ¡ Me echan I repitió. ¡ Ya lo oís, bienhechora mia ! Lo
nueva abadesa de Nuestra Señora de Soissons. Ésta que ja- oís, santa muger, y no rogáis á Dios que me llame á sí á
más, aunque sin motivo, había simpatizado con su antece- vuestro lado 1 ¿Qué queréis, monseñor, que haga yo en un
sora , y que había mostrado en mas de una ocasión la aver- mundo que no conozco, y cuyas miserias y sufrimientos
sión que tenia á María, discutió con sobrada severidad y apenas sé de oídas? ¡Sin protector, sin asilo, acaso sin pan!
rigor la cuestión que le proponía el obispo, y le manifestó ¡Oh Dios mío I ¡Dios mío! compadeceos de mí, y llamadme
que no bastaba el testimonio de la difunta abadesa por res- á vuesto seno.
petable y digna de crédito que fuese, para reemplazar las — No os entreguéis así á la desesperación, dijo el obispo,
pruebas escritas que exigían las reglas de la orden y los cá- profundamente conmovido. En mí casa hallareis un asilo :
nones de la Iglesia. Si siquiera la abadesa, dijo, hubiese yo ya soy viejo y no puedo vivir mucho, pero antes de mi
nombrado los padres de la joven, ya sería otra cosa, pero muerte os pondré al abrigo de los sufrimientos y peligros
solo ha murmurado palabras vagas, sin ilación en medio de del mundo. Vamos, hija mía, seguidme, y poned término
los vértigos de la fiebre y de la agonía. Creedme, monse- á vuestras dolorosas emociones abandonando estos lugares.
ñor, tengamos ánimo para cumplir hasta el fin y comple- Y la atrajo así dulcemente; pero ella se apartó y fué á
tamente los deberes que se nos han impuesto. Nadie sufre arrodillarse sobre la tumba de su madrina.
mas que yo, por la infracción cometida hace mas de veinte — ¡Adiós I le dijo, ¡adiós, madre mía ! ¡Adiós, vos que
años en el convento de Nuestra Señora, á causa de hallarse con tanta ternura me habéis sostenido en mi juventud ; vos
en él una persona estrafía. que me habéis dado á vuestro lado una existencia dulce y
— ¡Cómo! preguntó el obispo ¿acaso seria vuestra inten- pura ! ¡ Adiós 1 ¡ Me destierran del claustro 1 ¡ Me prohiben
ción despedir á la joven del convento en que habita casi venir á orar sobre esta piedra ! ¡ Me echan, madre mía ,
desde que nació? me echan ! ¡ Oh, vos no oís mis quejas ni mis sollozos! ¡No
— Monseñor , al nombrarme abadesa he jurado respetar veláis, pues sobre mí! ¡Ya no me amáis, puesto que todavía
y hacer respetar las reglas del convento que gobierno con vivo, puesto que debo salir de vuestro convento, del cual
peligro de mi conciencia. La presencia de una estraña está me echan !
contra las reglas, y trae consigo graves inconvenientes. El obispo la sacó fuera de la iglesia, la hizo subir en su
— ¿Y qué queréis que haga esa pobre niña que no co- coche que le aguardaba en la puerta de la abadía, y se la
noce el mundo, y que ha pasado su vida en el claustro sin llevó á su palacio episcopal.
ningún contacto con las cosas de la vida real? El obispo de Soissons, según ha podido verse en su en-
— Monseñor puede colocarla en otro convento. trevista con la nueva abadesa de Nuestra Señora respecto á
— ¡ Cómol dijo el prelado con severidad , me aconsejáis la huérfana», era un anciano mucho mas caritativo que de
que se infrinjan en otras casas religiosas las reglas, cuya carácter firme. Acostumbrado por largo tiempo á las cos-
observancia reclamáis tan rigorosamente en la vuestra? tumbres fútiles y brillantes de la corte de Francia, solo
—Monseñor puede hacer lo que juzgue conveniente ; y hacia cinco ó seis años que había ido á residir á su dió-
no corresponde á una humilde religiosa darle consejos. Yo cesis, donde procuraba espiar- con una vida grave y se-
cumplo con mi deber, pidiendo la puntual observancia de vera los errores de su pasada existencia. Había llevado
las reglas de nuestra orden , y poniendo término á abusos consigo á su destierro, como él se complacía en llamar-
graves para la disciplina del convento. Esto es lo que mi le, á su hermana la señora Lidoria de Penevent, viuda
conciencia me manda que haga, y nada mas. del conde de este nombre, y que habia ejercido sobre su
En seguida se retiró saludando respetuosamente al obispo marido hasta el momento de su muerte, una absoluta y
que se quedó solo, descontento y sin saber qué hacerse» completa autoridad. Ya viuda, fué á buscar un asilo al lado
porque la nueva abadesa estaba en su derecho, y no hacía de su hermano, porque la muerte del conde la dejaba casi
mas que cumplir su deber aunque con severidad. Triste y sin fortuna, y este suceso no contribuyó poco á la determi-
apurado pasó á ver á María para comunicarla tan penosas nación que tomó el obispo de dejar la corte y residir en su
noticias. Hallábase en aquel momento la joven arrodillada diócesis. Poco á poco y sin mucho trabajo ni resistencia , se
en el coro del comento cerca de la losa fúnebre que tapaba apoderó del ánimo de sn hermano como se habia apoderado
la bóveda donde habían depositado el cuerpo de su bien- del de su difunto marido, y no dominó menos imperiosa-
hechora. Al ver al obispo salió á su encuentro, llena de es- mente al obispo que habia dominado ,al capitán. Nada se
peranzas; pero al fijar su vista en el semblante del prelado hacia en la casa que no lo mandase la señora Lidoria. Ves-
lo comprendió todo. tida siempre de negro de los pies á la cabeza, embutida su
— ¿Nada habéis descubierto entre los papeles de vuestro barba en su almidonada balona de viuda, no espresando su
predecesor? pregunte. rostro mas que el mal humor y descontento, gruñendo des-
El prelado por toda respuesta bajó la cabeza. de el amanecer hasta el anochecer, censurando siempre, no
- —De modo, continuó María, que no puedo tomar el aprobando nunca nada, ponía en práctica aquella frase de no
velo ni consagrar mi vida á Dios. ¡Cúmplase su santa vo- sabemos que emperador romano: « Nada me importa que me
luntad I Al menos me quedará el doloroso consuelo de pa- odien con tal que me teman. » En los primeros días de su
X 230 «
dominación, acostumbrado el obispo á la \ida dulce y pa- hallar un medio que le permitiese presentar su protegi-
cífica que tenia en la corte, no podía avenirse al genio de sii da bajo un aspecto favorable á la adusta cancervero: nin-
hermana. Pero como era menester luchar y combatir casi guna idea le ocurría á propósito para fabricar la torta de
sin cesar; como al fin y al cabo la resistencia no conducía á miel y de adormideras que hubiera querido arrojar en las
nada, y siempre su hermana quedaba victoriosa, prefirió tres bocas abiertas del temible guardián. No obstante el es-
al fin una sumisión pacífica á una sumisión tormentosa. Con tremado rigor de la estación, corría el sudor por su frente ,
la primera evitaba al menos el ruido y la fatiga. Así, pues, y su corazón latía con violencia. Mas no podía volverse
lasetíora Lídoria mandaba á su gusto en el palacio episco- atrás: la suerte estaba echada, y era menester marchar
pal: dirigía los criados, arreglaba los gastos, sin contar que adelante cualesquiera que fuesen las consecuencias de su re-
á la hora de comer nunca estaba la comida lista; sin contar solución. Una vez fuera déla abadía de Nuest a Señora, si
que en vano pedia el obispo su desayuno , teniendo que le- María hubiese querido volver á entrar, hubiera hallado
vantarse de su cama é ir en persona á buscar á su ayuda de cerradas las puertas. Adelantábase, pues, hacia el peligro ,
cámara ocupado en otras cosas por orden de la señora de acusando en voz baja á las muías porque andaban demasiado
Penevent. deprisa, pues á medida que iba distinguiendo las ventanas
Por lo espuesto se podrá formar una idea de lo apurado de su palacio, sentía aminorarse su resolución. Al fin se de-
que se vería el obispo al aproximarse á su casa con la j o - tuvieron las muías y uno de los dos pages que seguían el
ven. En un principio había cedido á los impulsos de su co- coche, vino á abrir la portezuela.
razón, y á la natural compasión que le inspiraba el aban- El obispo bajó primero, y por una reminiscencia maqui-
dono de María; pero ya casi se arrepentía de su buena nal de la antigua galantería de su juventud , presentó á Ma-
acción, porque conocía que su hermana no se acomodaría ría su brazo, en el cual se apoyó la joven temblando. Así
de ningún modo con la presencia de ima estraña, y sobre subieron las gradas y la escalera del palacio episcopal de
todo de una estraña cuya admisión en el palacio episcopal Soissons.
no había autorizado de antemano. En vano discurría para

El gusano de la seda.
Nociones históricas sobre el origen de este insecto en los paises de Asia, y su introducción en diferen-
tes reinos de Europa.

|Joi- 3. 6. Ro66t.
Desde tiempos muy remotos se conoce en Europa el gu- la India, que tienen un clima muy favorable á la naturaleza
sano de seda, y el modo de hilar su producto , cuyo empleo del insecto, lo crian desde entonces en grande abundancia. •
sirve para tantas comodidades de la vida, y para el lujo y Sin embargo de esto, otros escritores sostienen que los chi-
ostentación de los opulentos. Oriundo de Asía , é introduci- nos septentrionales fueron los primeros que criaron el gu-
do en Europa muchos siglos después que lo descubrieron sano de seda en el año 2700, antes de la era cristiana: y
los habitantes de la primera , ha proporcionadb inmensas otros, en apoyo de esto , dicen que en los anales de la Chi-
ventajas, á pesar délas muchas dificultades y del precio na está escrito haber hecho el primer descubrimiento una
muy subido con que llegaba á importarse en Europa. Em- de las mugeresque tiivo el emperador Hoaguti ó Yao, que
pero, muchísimo tiempo fué necesario antes que se propa- reinaba 23S7 años antes de la misma era; y lo prueban
gara la cria del insecto en nuestro suelo, y en algunos pun- dando un estracto de aquellos anales que dicen, «que aque-
tos no fué posible aclimatarlo, ni tampoco en otros era tan lla emperatriz en compañía de las damas mas distinguidas
productivo, sin embargo de que el clima no se opusiese á su de su corte, iba al jardín imperial para arrancar las hojas á
\¡da y desarrollo. la morera que suministraba el alimento á los gusanos que
En Italia sobre todas las demás naciones,fué donde se acli- ella misma criaba en su real palacio; y enseñaba á la mayor
mató con mas ventajas este ramo de industria rural, gracias parte de las damas el método de príarlos, y de hilar los ca-
al celo y estudio de sus habitantes, y á una verdadera pro- pullos, y que las demás emperatrices que la sucedieron, se
tección de los diferentes soberanos y gobiernos que se suce- hicieron un deber en imitarla, y los ministros del emperador
dieron, en términos de llegar á considerar la cria de la seda se aprovecharon de las luces de los inteligentes y de todos
como la fuente principal de su riqueza. En Asia , es donde los medios posibles para hacer publicar los esperimentos de
se ha conocido y criado domésticamente; pero hay dispari- la emperatriz y de otros observadores.» Cualquiera que sea
dad entre los escritores, si fué en las Indias ó en el im- su verdadero origen, de la China ó de la India, el hecho es
perio de la China su primer descubrimiento. que la Persia y o.tras naciones de! Asia y sobre todo en la
En la introducción á la historia del Indostan , ó sea de las parte alta del reino de los Tolomeos hacían un gran comercio
dinastías mahometanas, escritas por Mahomet Cassim , y de manufacturas de sedas chinescas.
traducidas de la lengua persa á la inglesa, por el sabio Ale- Los fenicios de Tiro y de Sidon , y señaladamente los de
jandro Dow, se lee: «qucénelaño 3870 antes de la venida Serinda, fueron los primeros que de las Indias compraban
de Jesucri^to, un rey de la India había mandado de regalo á manufacturas de seda, y las vendían ó permutaban á los co-
otro de Persía varios tegidos de seda; y de aquí debiéramos merciantes griegos, judíos y romanos; y á ellos se debe el
inferir que los indos en aquel tiempo, no solo criaban ya conocimiento en Europa de los tejidos de seda indiana.
el gusano de la seda, sino que conocían el arte de fabricar También se hacia el comercio por el mar Caspio con la
sus manufacturas. Lo cierto es que én muchas provincias de Grecia, y de los imperios de Persia por la via de Egipto con
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Roma. En la época de Jos emperadores Constancio y Julia- había un sobrante para la esportacion , tanto en rama como
no, es decir, después de la mitad del cuarto siglo de la era manufacturada.»
cristiana, además de las manufacturas indianas, se empezó . Pasado el siglo x fué llevada por primera vez á Italia la
á importar en Gonstantinopla bastante cantidad de seda en semilla del gusano que se criaba en Grecia por comercian-
rama para tejer iguales manufacturas, á las que les envia- ciantes luq'ueses y florentinos : los gobiernos de estos dos es-
ban ios indos. Bajo el reinado de los citados emperadores tados procuraron su aclimatación , y los de Bolonia, Módena
fué tal el fomento que dieron á las fábricas en aquella ca- y Lombardía no dejaron de seguir su ejemplo, yaque exis-
pital, que al principio del quinto siglo ó mas bien en el tían muchísimos morales en sus respectivos países. En las
tiempo del emperador Teodosio, se empezó á esportar para Dos Sicilias parece que fué introducido en tiempo da las Cru-
Italia. zadas, é insensiblemente este importante ramo de industria
Poco antes del silo 5Síi, reinando el emperador Justinia- rural se propagó por toda Italia ; de manera que en el si-
no, fué la época en que se introdujo por la primera vez en glo xvii y xviii, se hicieron en todas partes grandes plan-
Europa el gusano de seda. Muchas historias universales escri- tíos de toda clase de las moreras conocidas.
tas por autores muy respetables, señalan la misma época de Igualmente los árabes se aprovecharon de la introducción
su introducción por primera vez en dicho punto de la Euro- en Italia del insecto, y buscando por todos los medios los de
pa, y lié aquí de que modo se espresan : « Varios religiosos conocer el método de criarlos de aquellos tiempos, y logra-
basilios de i egreso de la India y precisamente de Serinda á do su objeto, lo introdujeron en otras naciones, entre las cua-
Gonstantinopla, fueron llamados por el emperador Justi- les la historia habla de España y dice: « que en muy poco
niapo y les preguntó de qué manera procedían los indos tiempo por el fomento que proporcionaron los reyes , llegó
para obtener la seda en rama ; aquellos le informaron de la á ser su principal ramo de comercio. »
procedencia, la forma y el instinto del insecto, y de la ma- La Francia parece que empezó á criar algunos gusanos en
nera como se alimentaba. El emperador por esta descrip- el siglo xiii en el reinado de Carlos VIII. Y en el siglo xv
ción , conoció que en sus estados existían árboles de morera y reinando Luis XI, fué cuando este logró darle mas en-
blanca y negra ó moral, y que la introducción y aclimata- sanche á pesar de los grandes obstáculos que se oponían á su
ción de este insecto podia proporcionar una gran riqueza á propagación ; Enrique IV no perdonó medio alguno para
sus reinos; así manifestó el deseo de proporcionarse su semi- llevar á cabo los proyectos de sus antecesores. En Holanda,
lla. Conocido por los religiosos el deseo del emperador, se Flandes é Inglaterra se hicieron todos los esfuerzos posibles
ofrecieron á volver á las Indias en busca de semilla y esplo_ para aclimatarlo, pero sus climas no les permiten hacer mas
rar el modo práctico de criarla y de hilar los capullos. El que mezquinas cosechas. Del mismo modo tentó el empe-
pensamiento fué adoptado, y al instante se les suministró rador Pedro I el Grande, introducirle en la ükrania, pero
todo lo necesario para el viaje, y se les prometió una gran inútilmente. Igual efecio tuvieron los esperimentos hechos
recompensa á su regreso. En efecto, volvieron dos de aque- en otras partes del Norte y en las provincias de Alemania.
llos trayendo la semilla dentro de bastones huecos, con el El duque de Wirtemberg procuró á fines del siglo xvii y al
objeto de burlar las severas órdenes de aquellos gobiernos principio del xviii hacer criar los gusanos, pero no fueron
contra la esportacion de dicho producto; y la promesa del satisfactorios ni los primeros ni los últimos ensayos. Iguales
emperador les fué cump'ida, aunque los recompensados no resultados han tenido en la citada última época los esperi-
quisieron publicarla. Al instante se hicieron esperimentos mentos hechos en Suecia, Dinamarca, Polonia , Sajonia, y
en Gonstantinopla y en Grecia que fueron felices; y esta en otros muchos principados al norte del Rhín; por último
última nación no tardó en ver que la propagación del in- no han correspondido todas las tentativas hechas por la casa
secto podia llegar á ser un manantial de riqueza nacio- de Austria en sus propiedades, escepto en el Tirol y en el
nal , por lo cual trató de fomentar por cuantos medios le Banato Temesiense que llegaron á criar los gusanos en bas-
fué posible, y con los mayores sacrificios, el cultivo de la tante cantidad, produciendo una seda de mucho valor.
morera en todas partes; al mismo tiempo en los alrededo- Resulta por todo lo espuesto que el gusano de seda sea
res de Gonstantinopla se imitaba este ejemplo. Poco á poco oriundo de la China ó de las Indias, en donde en algunas
llegó á propagarse de tal manera, que á mediados del si- partes se cria al aire libre, fué introducido en Europa para
glo Tin, dejaron de importarse de las Indias, tanto las ma- ser criado domésticamente, y encontró que los climas, tanto
nufacturas como la seda en rama; porque la producción de Italia como el de España, son los mas convenientes para
indígena, no solo bastaba para el consumo propio, sino que su existencia y desarrollo.

El iVasica.
fot n Hiikf.
Me hallaba yo en Cochinchina hace algunos años. Esta- búes. Parecía que una voz colérica y chillona repetía con to-
ba la mañana hermosísima, y salí de la cabana donde había no amenazador las palabras Ka-hau, Ka~hau, cuya signi-
pasado la noche, para ir á pasearme á las orillas del rio ficación no comprendí, pero que supuse pertenecer al idioma
Peckty en un sitio inmediato á su desembocadura en un gran del país. Apenas hubo sonado este chillido, cuando contes-
lago. Un espeso bosque se estendia hasta el mismo río, taron otros mil de todas las partes del bosque, y á poco se
y el viento de la mañana, que agitaba suavemente las acercaron sensiblemente hacia mí. Sin embargo, miraba yo
hojas, llenaba mis sentidos de deliciosa frescura. Entreteni- á todas partes y á todas las sendas qué los habitantes habían
do con los agradables recuerdos de mi patria, pensaba se- practicado en la selva, y nada veía, á pesar de que los gritos
guir paseando mucho mas tiempo, cuando me sacó de mi no cesaban. Ya principiaba á asustarme seriamente y trata-
meditación un grito singular que salla de un bosque de bam- ba de retirarme, cuando vi salir de la espesura á un ente
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singular que se acercó hasta unos treinta pasos de ni(, sil- diesen saltarla los merodeadores. Sin embargo, no bien se
lando y gesticulando del modo mas raro y estrambótico que hubieron acercado, cuando se dispersó la tropa y unos se su-
puede imaginarse. Unia á (oda la vivacidad y petulancia de bieron á los árboles inmediatos como para servir de vigías,
un chico, el aspecto rugoso y mezquino de un viejo. Su es- mientras los demás se aproximaban á la pared con el ma-
tatura no pasaba de tres pies y medio, sus brazos eran lar- yor sigilo. El jefe, á quien no habia perdido de vista, y que
gos y delgados, sus rodillas encorvadas, y sus ojos de una era fácil distinguir por ser algo mas alto que los otros, fué
estraña vivacidad. Todo su cuerpo estaba cubierto de pelos el primero que se atrevió á subir por el muro, lo que hizo
rojizos, tenia larga barba y un rabo en estremo largo; pero con suma destreza y lijereza; pero antes de pasar al otro lado
lo mas estraordinario, y lo que no se podía mirar sin risa ó asomó varias veces la cabeza con sumo cuidado para ver sí
susto , era la nariz muy desmesurada y ridicula. Era negra habia enemigos dentro. Tranquilo en este punto, saltó al jar-
como el carbón, de seis pulgadas de largo, de la forma de din, pronunciando queditola palabra Ka-hau, que creemos
una espátula, y colocada de manera que lequitaba toda po- serla única que tienen. Entonces todos sus compañeros se
sibilidad de coger nada con la boca. precipitaron ruidosamente al asalto, entraron en el jardín y
Cuando me repuse un poco de mí admiración, conocí que principió un horroroso pillaje. Los frutos caían al suelo co-
tenia á mi vista la especie de monos que designan los natu- mo granizo, derribándolos unos de los árboles en tanto que
ralistas con el nombre de Naiica, pero que los naturales del otros los recogían con precipitación y los tiraban á la otra
pais llaman £ia-Aau ácausa de su chillido. Pertenecen á la fa- parte de la pared para cogerlos al huir. Observé, sin em-
milia de los guenones 6 monos de cola. Tienen en la boca dos bargo, que antes de transportar sus robos se llenaban las
grandes bolsas, una en cada carrillo, donde conservan los bolsas del rostro, de modo que su cabeza abultaba dos ve-
frutos que no pueden comerse al momento. Las nalgas son ces mas que antes.
callosas y tienen cuatro tubérculos en el último diente mo- Cuando una presa era demasiado voluminosa para po-
lar. derla arrojar por encima de la muralla , como por ejemplo
En tanto que vuelto de mi primera inquietud , examina- una sandía, se escalonaban muchos nasicas agarrándose á
ba tan estraño animal, no cesaba éste de gesticular, mirán- los árboles, y la pasaban de mano en mano como los aiba-
dome como si tratase de conversar conmigo, y repitiendo ñiles se pasan una espuerta de tierra. En fin, nada podía
sin cesar el grito Ka-hau; y sea que sus gestos no fuesen muy imaginarse mas divertido que esta escena de devastación ,
espresivos 6 que á mí me faltase inteligencia, es lo cierto que cuando un tiro vino de repente á concluirla. Todos saltaron
no pude adivinar lo que quería. Pero no sucedió asía unos precipitadamente la pared, pero sin soltar la presa que ya
cincuenta de sus compañero^ que salieron unos después de tenían, y se di.spersaron por el bosque subiendo á los árbo-
otros del bosque, y vinieron á sentarse al rededor de él sin les y saltando de rama en rama. No tardaron en desapare-
manifestar ninguna inquietud. Es verdad que yo, para po- cer, y el pobre pescador que habia llegado demasiado tarde
der observarlos sin que se asustasen, me habia retirado unos recogió los restos que en el suelo quedaban. Acerquéme á él
cien pasos. El primero de los monos que salieron de! bos- y me dijo que los tales monos le jugaban con frecuencia la
que parecía ser el orador que trataba de hacer adoptar su misma pasada,
opinión por los demás cori su elocuencia, acompañada de —Se reúnen por mañana y tarde , añadió, con el objeto
enérgicos gestos, ó acaso un guerrero que arengaba á sus de preparar sus robos, y sino se tiene sumo cuidado todo lo
soldados para prepararlos á una espedicion peligrosa. Los destrozan.
otros escuchaban al parecer con la mayor atención. Entonces me mostré el cuerpo del mono que habia muer-
Duró el consejo como unos diez minutos, después de lo to del tiro, que me pareció ser el jefe.
que se levantó el orador y marchó hacia una pequeña altura —Lo es en efecto, me dijo el pescador; y le apunté con
que se descubría á quinientos pasos junto á las orillas del la- preferencia porque sé que muerto él los demás se dispersa-
go , siguiéndole toda la tropa con el mayor silencio. Yo hice rán y cesarán de acometer empresas hasta que hayan elegi-
otro tanto deseoso de ver en qué paraba aquello, no podien- do otro. De este modo espero que por algunos días podré sin
do menos de creer que trataban de acometer una empresa riesgo descansar un poco. Di algún dinero al buen hombre
meditada, y sobre todo cuando los vi deslizarse con la ma- que me cedió el mono, cuya piel quise llevar á Europa, y
yor precaución por entre los arbustos como temiendo ver- en tanto que volvía á la cabana de mi huésped, no pude me-
se sorprendidos. nos de reflexionar que entre los animales y hombres agres-
Luego que llegué á la altura creí adivinar su intención . tes, siempre se elige por jefe al mas osado y valiente, siendo
porque vi un estenso jardín perteneciente á una casa de casi siempre su principal prerogativa el entrar primero en
pescadores, lleno de árboles cargados de frutos; pero esta- la pelea; al paso que en los países civilizados sucede gene-
ba rodeado de una pared tan alta que no imaginé que pu- ralmente todo Jo contrario.

Kxeerpta.
Saber y seniir, IIR aqui toda la educación. En Giro tiempo se tenia por mss inranlcstable lo que había dicho
MAD. STACL. Arislótf les, que lo que se voia con los ojos ó se tocaba con las manos
y filé preciso lodo el geni» de Bacon para ad^^lir á los hombres que
Las invenciones úiile», asi como las semillas de los vegetales , existen otros medios infalililes para desenbnr la verdad, y que estos
creciMi y maduran sin rumor; recógense sus Irnlos sin fatiga y el medios son los esperimenlus y la ubservaciun.
vulgo goza de ellos sin averiguar como ni de dcmde proceden y sin SAY.
sospiíciiar lo qne lian costado. El hombre m?s perfecto es el que es ims útil á sus hermanos.
DAILLV.

Por lo no Armado y como Editor responsable.—/uan (Hivete*.

BARCELONA.—liiPiiEitTA DE D. JOA» OLIVBBBS, CALLE DE EscooilLKRS, ^.° 51.-ises.


* 2 3 3 S€

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

Por S. %. Itu0?ldn.
VII.
Arquüeclnra.
La arquitectura es aquella arte formadora que represen- La simetría consiste en la debida proporción de las partes
ta figuras de cuerpos inorgánicos: de aquí nace la siguiente entre sí y con el todo. La naturaleza forma los cuerpos or-
objeccion. Si está en la esencia de las bellas artes no tener gánicos simétricos en dos direcciones, á lo largo y á lo an-
fin alguno fuera de sí, ¿cómo puede ser la arquitectura enu- cho. La simetría con respecto á lo largo, consiste en la de-
merada entre ellas, proponiéndose la satisfacción de nece- bida proporción de las partes superiores é inferiores de un
sidades físicas, la comodidad, utilidad, etc. ? organismo. Si el cuerpo de un hombre es muy largo y los
Mas la completa estension de la arquitectura no tiene por pies muy cortos, decimos que hay en ello una despropor-
objeto la satisfacción de necesidades físicas. Los obeliscos de ción, y la contemplación de semejante objeto desagrada
los griegos, sus galerías, etc., tenían en sí mismas su signi- siempre á la vista. La simetría con respecto á lo ancho,
ficación y eran absolutamente independientes de una nece- consiste en una disposición tal délas partes, que el con-
sidad sensual. «Me ha levantado el artista, hace decir Schi- junto se halla dividido en dos mitades iguales ó semejan-
11er al Obelisco, y yo existo para mí y en mí.» El templo de tes: en la forma esterior del hombre se halla conseguida la
Vesta debia ser una copia de la bóveda celeste. El templo suma perfección de este arreglo, de modo que hay miem-
griego estaba enteramente dedicado á la belleza, y por su bros iguales y semejantes distribuidos por pares á derecha
forma noble y libre de toda sujestion de necesidad común, é izquierda del centro del conjunto y ocupando idénticos
anunciaba la independiente subsistencia de una divinidad sa- parajes en ambos lados contrapuestos.
grada. De esta suerte, el genio de Fidias en la mansión de Esta simetría se requiere severamente en la arquitectura,
Atenas, espresó tan perfectamente su divinidad como en la para demostración de que en sus formas ha de presentar un
figura de ella. emblemade organización mas elevada. Efectivamente, la for-
Esto es propio solamente de algunos géneros de arqui- ma de construcción en general, debe ser de tal suerte que una
tectura, pues su forzosa condición por lo común es satisfa- línea tirada perpendicularmente por el medio, corte la for-
cer una necesidad física; y si se eleva al rango de las artes, ma en dos mitades iguales. Las ventanas de un cuerpo de
es sometiendo la necesidad física á la belleza, marchando edificio que son iguales y semejantes, deben estar igualmen-
inmediatamente hacia ella, á íin de que sea combinada á la te distribuidas á derecha é izquierda del centro de la fábrica
par la necesidad y la realidad, sin proponerse aquella como y ocupar lugares idénticos en ambos costados. Solo esta si-
objeto mas cercano. Mas un designio subalterno es entera- metría tiene derecho á la belleza, y la falta de esta simetría
mente compatible con la esencia del arte, y este no debe ofende en la plástica, lo mismo que una vista torcida en
hacer otra cosa que constituirse independíente de aquel en la pintura.
términos de parecer subsistente solo por razón de sí mismo. La naturaleza complementa en el reino de las organiza-
Combinar la conformidad á un fin con la belleza y esta con ciones superiores por medio de una colocación concéntrica
aquella , no es cargo que pueda desempeñar m'ngun talento sus formaciones, según se echa de ver ya en el mundo de las
mecánico, aunque vaya provisto con toda la riqueza de las plantas. La forma con que las plantas rematan por arriba es
matemáticas y las reglas completas de la técnica. El arqui- \a corola, en la cual todas las hojas están reunidas concén-
tecto debe ser. un genio como cualquier otro artista y haber tricamente y como apretadas entre sí, mientras que en el
nacido para su vocación. tallo se hallan dislocadas unas de otras. La figura humana
La arquitectura tiene un modelo en la organización hu- remata por arriba con la cabeza que al esterior manifiesta el
mana, en la cual están combinadas la belleza y la conformi- cráneo y en lo interior el cerebro. Según la consideración de
dad á un fin; pero, en el desempeño de su cargo, no debe los anatómicos modernos, en el cráneo se repiten todos los
mitar de un modo empírico este modelo, sino representar huesos del cuerpo humano, hallándose reunidos concéntri-
emblemas. La parte esterior déla organización humana per- camente, así como todos los nervios rematan en el cerebro y
tenece á la belleza y la interior sirve á la conformidad con corren hacia él como á su foco. Por abajo termina la forma
un fin, de modo que lo visible es la belleza y lo oculto la del cuerpo con los'piés, mediante los cuales desprendiéndo-
conformidad al fin. Así como en la construcción del hombre se de su conexión con la tierra se presenta como un conjun-
lo interiores aplicado alas necesidades, mientras que lo es- to independiente y limitado á sí, cual emblema del universo.
terior es un pasmo de belleza, de la misma suerte lo interior En esto vuelve á presentarse la organización superior co-
de una fábrica debe ser destinado á Ja satisfacción de la ne- mo emblema de la arquitectura. La construcción debe ser
cesidad y lo esterior servir á la belleza. En general, la parte terminada por abajo con columnascomo por unos pies, y por
«sterior de la mas elevada organización y en particular de arriba con una situación concéntrica. En esto se funda la
la humana, está caracterizada tanto por la simetría del todo sublime significación de la cúpula en la arquitectura por do-
como por el complemento de las partes aisladas, y del con- minar en ella una sublime concentrlcidad, y porque sirvien-
junto en toda su estension de arriba abajo. do de apoyo en su concéntrica posición á todas las demás
TOMO l U .
30
X 234 «
partes, representa la bóveda celeste que se sostiene y des- meterlas únicamente al orden de distancias determinadas.
cansa sobre sí misma. Lo mismo que se requiere para el Las columnas también han de ser coordinadas y dispues-
conjunto de la fábrica, es aplicable á cada una de las partes tas en espacios determinados. Este orden de distancias que
aisladas, como por ejemplo, á las columnas, y á la manera las columnas deben guardar entre sí es esencialísimo, y
que el organismo humano por arriba termina con la cabeza está determinado por el diámetro de las columnas, que en
y por abajo con los pies, así también la columna por arriba el lenguaje arquitectónico se llama módulo. Según Vitruvio
acabará con un capitel y por abajo con un pedestal. habia entre los antiguos cinco géneros de estilos determi-
Con respecto a las columnas se diferencian tres especies nados por el arquitecto griego Hermógenes. El tercero que
principales: dóricas, jónicas y corintias. Según Goldmann, también es el medio entre los cinco, se presenta y efectiva-
el carácter del orden de columnas dóricas consiste en una mente es el mas bello de todos; pues la escesiva distancia
pompa varonil que nada tiende al ornato, mostrando una de las columnas entre sí presta al conjunto una vista des-
mera industria y sencilla riqueza, pues estas columnas ofre- nuda, y la distancia muy pequeña le hace aparecer re-
cen un aspecto vigoroso y algo severo y no toleran cince- cargado.
ladura alguna. En el friso de la armadura sobresalen un po- Un mundo real de formas de animales y plantas vivientes
co las cabezas délas vigas y son recortadas en triglifos. Las y de las mas bellas figuras humanas, preséntase por todas
métopas se dejan lisas ó adornadas con esculturas significa- partes al pintor y al escultor, prestándoles ausilio en la ge-
tivas y sencillas. El orden de columnas jónico combina una neración de sus obras ; la naturaleza ya aparece preparada
suma belleza con la mas noble sencillez. Diferencíase capi- de antemano á la pintura y escultura ; pero para el arqui-
talmente por sus espirales ó volutas, descendentes sobre to- tecto, por ninguna parte se aparece un tono que dé pié á
da la cabeza y por la noble sencillez de su armadura cuyo su composición verdaderamente musical. Es una opinión
friso queda enteramente liso ó adornado con festones y fo- rancia que merece cubrirse con el polvo del olvido, la que
llajes. El carácter sobresaliente del orden jónico es la belle- califica las obras de arquitectura de imitación de los instin-
za sencilla y modesta, que también caracteriza á la muger. tos animales, y supone que el Panteón y la iglesia de San
En el orden decolumnascorintio, según Vítruvio, se pasó del Pedro no sean mas que un nido de golondrinas hermoseado,
carácter mugerilal virginal, pues este orden combina la ri- ó una zorrera perfeccionada. A la manera que Minerva
queza de la suntuosidad y ornato con un aspecto noble y completamente armada salió de la cabeza de Júpiter, de la
delicado. El alto capitel de la columna ostenta tres series des- misma suerte el conjunto de una obra procede del talento
iguales de los mas hermosos follajes, y precisamente de propio del artista ; y por tanto el arquitecto debe ser como
hojas de acanto entre las cuales sobresalen varios tallos que cualquier otro artista, un espíritu creador ó poeta. La for-
por arriba se retuercen sobre el copérculo á manera de for- ma debiendo emanar completamente del talento propio del
mas espirales: en el friso sobresalen láminas y modillones artista, es un problema importantísimo para la arquitectu-
lindamente esculpidos. ra ; pero á pesar de esto no es independiente, y no puede
Ya desde tiempos muy antiguos se presintió cierta analo- tener por fin á sí misma: la forma es bella únicamente por
gía entre la música y la arquitectura; mas tarde se comba- el pensamiento que la anima; y no hay arte mas que don-
tió esta idea y recientemente se ha vuelto á suscitar. La de concurran ideas. Una idea debe servir de fundamento á
analogía de sus efectos no podia ser puesta en duda, por- toda fábrica, y con la forma de esta hacerse comprensible á
que ambas hablan al corazón, y la arquitectura también al los sentidos. Al espíritu no habla mas que el espíritu, y la
modo que la música, determina el ánimo á la melancolía con forma en él no influye sino en tanto que le patentiza un al-
la contemplación de un triste sarcófago, ó le eleva en la de ma interior, que donde quiera hace vibrar una cuerda de
elegantes pórticos, dilata el seno á gozosas sensaciones, etc. nuestro corazón y le agita con el asombro , amor, hechi-
Ninguna duda queda en que la música dicta leyes para las zo, etc. La idea de lo grande y sublime, atributo de la
formas de la arquitectura sin otra variación que la de apli- divinidad, que también debe ser patentizado en su morada,
car en aquella al tiempo lo que en esta se adapta á la forma servia de fundamento al templo de Minerva en Atenas. Te-
del espacio. Ley fundamental de la música es el ritmo , y nia de longitud 270 pies, y esta magnitud de la masa que-
también irremisible condición de la arquitectura, pues asi daba todavía mas realzada con la magnitud de la forma en
como en una pieza de música los tonos análogos deben se- el estilo sublime de Fidias.
guirse unosá otros con proporcionados tiempos, también de El pintor y el escultor de un modo inequívoco pue-
la misma suerte en una obra arquitectónica las partes simi- den hacer comprensible á los sentidos en gesticulaciones,
lares deben estar á distancias proporcionadas unas de otras: actitudes, situaciones, etc., de la figura humana la idea
por ejemplo, las partes de la cornisa ó los intercolumnios que debe ser patentizada en sus obras. Pero al arquitecto
deben estar sometidos á las leyes rítmicas; y de consiguiente falta esta claridad y precisión de la espresion, no pudiendo
el ritmo arquitectónico es una ley irremisible. hablarnos sino por el tipo de la forma entera ; y por esto la
Entiéndese por cornisa un friso compuesto de muchos ¡dea que sirve de fundamento á sus obras, no puede ser com-
miembros en la parte mas elevada y á veces también en la prendida en una esposicion clara, sino en cierta oscuridad,
mas baja de una pared ó abertura. Los miembros ó partes que es el carácter confuso de la sensación. El producto de
de una cornisa pueden diferenciarse con respecto á su for- la construcción escita en el alma del espectador sensaciones
ma en planos ó arqueados, y con respecto á su tamaño en de pasmo, de temor, de melancolía', etc. El templo de Diana
grandes, medianos y pequeños. Los miembros de un con- en Efeso y el del Júpiter Olímpico, trasportaban de mara-
junto perfecto deben ser de variados tamaños y multi- villa. Las antiguas catedrales infundiai^eneracion llenando
plicadas formas, porque la uniformidad desagrada á la efectivamente el alma de una especie de pavor religioso.
contemplación. En la perfección de una cornisa, entra Los tonos sordos, pero no ininteligibles de las ideas que se
igualmente la agradable alternativa y combinación de los espresan por sí mismas, son como los de la música com*
miembros grandes y pequeños, planos y arqueados; pero prensibles únicamente en lo interior.
á fin de que la muchedumbre y variedad de las partes Por lo mismo que la arquitectura solo puede hablarnos
no ofusque la vista , se establece el capital requisito de so- mediante el tipo de una forma completa, la noble sencillez
m 235 i€
es en ella una ley preferente. Los demasiados adornos ofus- La manera de arquitectura griega mas antigua y que
carían la vista y pondrían desconocida la idea cuya espre- consistía en obras grandes construidas irregularmente, es
sion debe ser la forma de la construcción ; y además se po- la llamada ciclópica. Entre los griegos la arquitectura muy
dría fácilmente distraer de la obra principal la atención del pronto se redujo desde lo tosco y gigantesco á la noble sen-
espectador embebiéndola con los trabajos accesorios, lo cual cillez y sublimidad, cuyo primer período se designa por el
es un defecto en toda obra del arte. Sin embargo, no se orden dórico. Animados y sostenidos por Pericies, figuraron
hallan proscrítos del dominio de la arquitectura todos los entre otros como grandes maestros, Fidias, Ictino y CaJícra-
adornos, sino que deben ser constantemente adecuados al tes. Erígiéronse las magníficas construcciones del bello tem-
carácter de la fábrica ó á la idea, que por la forma de esta plo de Minerva (Partenon) en el alcázar de Atenas, los Pro-
debe ser visible. De esta suerte, los atributos de la religión, pileos y el Odeon. El sentido de la belleza de dia en día
por ejemplo, como cruces, Cristos ó efigies de santos, pro- mas y mas despertado en los griegos, prorito apeteció mas
vocarían la risa puestos en un teatro, así como por el con- tiernas formas, y del órdeft dórico nació el jónico, que se
trario en una iglesia harían un papel muy desairado los caracteriza por una hermosura peculiar. Con este se enlazó
atributos de la poesía ó las nueve musas. La elección del en fin el orden corinUo en el que con la belleza y dignidad
<5rden de columnas también debe atemperarse á la idea que se combinan un adorno y gracias mas ricas. De esta suerte la
la forma de construcción haya de escitar en el espectador. arquitectura griega combinando, la belleza y el ornato con
Si por ejemplo se pide una fábrica cuya forma deba escitar la regularidad y exactitud severas alcanzó un elevado punto
las ideas de elevación , grandeza ó riqueza s,e elije el orden de perfección en que se mantuvo hasta la época de Alejandro
corintio; pero un arsenal en que se hayan de conservar el Grande. Desde entonces con el lujo siempre creciente do-
trofeos de valor guerrero, de dominio y destrucción, pide minó mas y mas el conato á la suntuosidad y adornos, la no-
el orden dórico. Igualmente debe concordar el color con ble sencillez se perdió de dia en dia con los recargos de ador-
el carácter de la construcción ; y así muy mal sentarían co- nos; y el arte retrocedió arruinándose á pasos acelerados.
lores encendidos, gayos y juveniles, en una obra cuya forma En este estado pasó á los romanos entre quienes, no por
entera significase gravedad, majestad y dignidad. razón de sí misma halló estimación, y sí solo propicia
El contraste de las artes griegas y cristianas se evidencia acogida para contentar su amor á la suntuosidad. No obs-
de un modo eminente en las construcciones religiosas del tante, bajo Augusto especialmente se elevó al grado de per-
mundo griego y cristiano. Los templos griegos tenían un fección deque en aquellos tiempos era susceptible, y fácil
aspecto alegre y gracioso; la amenidad y el recreo por to- es comprender como entonces nacieron las llamadas colum-
das partes se ofrecían al espectador, y las columnas, partes nas romanas cuya caña y armadura eran hechas iguales á
indispensables y constituyentes de las antiguas fábricas, las corintias, pero combinando en el capitel el orden jónico
tanto por su forma esbelta y desembarazada como por sus y el corintio. Esta época florida de la arquitectura greco-
bellas proporciones, comunicaban á los templos un atrac- romana, decayó nuevamente bajo los inmediatos sucesores
tivo que embelesaba el ánimo. Las iglesias cristianas tienen de Augusto, pues con el lujo siempre creciente degeneró en
cierta gravedad austera elevándose en grandes moles des- sobrecarga y fruslería. Hubo empeño por aventajar en bri-
provistas de gracia, que con sus vastos recintos, arrogantes llo y ornamento esterior las construcciones de los tiempos
bóvedas y misteriosa oscuridad, llenan de un sagrado terror primiUvos, pero se descuidaban las bellas formai funda-
el ánimo. mentales, y especialmente el acertado trabajo de las colum-
En esto se demuestra nuevamente el influjo de la religión nas; y hasta se tomaron columnas, relieves y otras piezas de
en la forma de las artes. La mitología de los griegos daba á antiguas fábricas para acomodarlas en las nuevas. Todo esto
los dioses un cuerpo con la figura mas bella á la vista, y su acaeció en Roma y también mas tarde en Constantinopla,
religión como sus dioses era esterior, sensual y alegre; pero después que Constantino el Grande trasladó á esta ciudad
el sistema cristiano espiritualiza la esencia divina ; hay un la residencia de los emperadores.
alma invisible, eterna, insondable en su inmensidad, y Hacia el tiempo de Justiniano se formó después la arqui-
misteriosa en su naturaleza; el verdadero culto divino con- tectura llamada bizantina ó griega moderna, cuya obra
siste en el desprendimiento deljalma de todas las cosas ter- maestra fué el templo de Sofía en Constantinopla. Este arte
restres , y en la conjunción de la misma con Dios. se fundaba en la abatida arquitectura greco-romana, y des-
De la combinación de las costumbres públicas y naciona- cuidando las bellas formas y proporciones de los antiguos, se
lidad con el diverso carácter de la religión , se desarrollan ocupaba totalmente en la solidez de recias paredes, cuya
insensiblemente aquellas diversas formas de arquitectura , belleza consistía en el pulimento de los mármoles y en la
que ordinariamente reciben sus nombres de los pueblos que fina elaboración de los miembros. Las columnas eran cortas,
la han originado. La patria de todas las artes y juntamente recias y toscas para poder resistir el enorme peso de los ar-
de la arquitectura es la India, de donde se propagaron á cos semicirculares y de las bóvedas en cruz; los capiteles en
los egipcios, babilonios, israelitas, persas, etc.; pero de que descansaban los arcos inmediatamente ó mediando solo
muchas naciones pertenecientes á los pueblos prímitivos, no una baja cornisa, eran adornados de mil maneras, y las ar-
nos ha llegado monumento alguno arquitectónico. Sola- maduras se compaginaban arbitrariamente: los frisos y lís-
mente de los indios aun vemos en las islas Elefanta y Sal- telos rara vez ofrecían adornos, y el mas común 6 casi es-
setta templos subterráneos abiertos en las rocas; de los clusivo adorno del esterior de las fábricas puesto entre las
persas las ruinas de Persépolis; de los egipcios algunos obe- obras de la cornisa, era una serie de arcos semicirculares.
liscos, las pirámides, templos, palacios y mausoleos; délos Desde Constantinopla en diferentes épocas pasaron artistas
«truscos algunos monumentos y restos de murallas.de las á Italia , en donde las artes eran de nuevo animadas bajo
ciudades. El carácter de esta primitiva arquitectura en que el rey godo Teodorico; pero equivocadamente se denomina
los egipcios se distinguieron sobre todos los demás pueblos, la especie de arquitectura de aquellos tiempos gótica antigua,
era una solidez inalterable y una magnitud gigantesca, com- como si hubiese sido una especie particular no nacida hasta
binadas con una suntuosidad pródiga que escita la admi- entonces, y no era mas que un género originado de la ar-
ración y el pasmo. quitectura greco-romana usual en aquel tiempo. Verosí-
236 ic
milmente no era denominada gótica sino porque las obras cipalmente al romanticismo, se le denomina también arqui-
eran destinadas y dirigidas en países sujetos á los godos. tectura romántica. A mitad del siglo xiii y hasta fines
Así como ya desde los tiempos primitivos fueron llama- del XIV, llegó esta arquitectura á su mayor grado de perfec-
dos artistas griegos á Oriente para construir á los árabes sus ción, y dominando en todos los países de Europa escep-
mezquitas, de la misma suerte los griegos vinieron á Espa- tuada la Italia, fué únicamente modificada con variedad por
ña en los tiempos de los moros. La arquitectura árabe se los diversos caracteres nacionales. Las grandes obras maes-
formó también de la bizantina; pero recibió del carácter tras de la arquitectura romana antigua, son indisputable-
nacional de los árabes tales modificaciones y mudanzas, que mente las catedrales de Strasburgo, Colonia, Frecburgo y
sin dificultad puede presentarse la arquitectura árabe como Viena; después las basílicas de Meissen, Madeburgo, Er-
un género particular. Conservó los arcos semicirculares; furt y Regensburgo, la catedral de Ulma, la basílica de
pero también se sirvió de algunos que estaban compuestos San Ulrico y Afra en Ausburgo, la iglesia de San Sebaldo
de muchos trozos de círculo y otros en forma de herradura. en Nuremberga, la de San Martin en Landshut, la iglesia
Mas tarde usaron igualmente los arcos en punta de los ale- de Nuestra Señora en Munich, la de San Vito en Praga y
manes, aunque á veces construidos con una forma estrava- de Marie-Sliegcn en Viena; las torres de Eslinga y de la
gante. Todos estos arcos ordinariamente descansaban en los iglesia de Santa Isabel en Breslau, la torre calada del anti-
capiteles de las columnas. Las columnas discrepaban de las guo San Pedro en Strasburgo y la torre de la basílica de
griegas modernas solo en ser por lo común mas delicada- Francfort. En Francia merecen ser particularmente procla-
mente trabajadas, provistas de capiteles que ora eran se- madas como obras de arquitectura alemana las catedrales
mejantes á los corintios, ora cuboideos. Las paredes seña- de Reims, Bourges y Amiens, y las iglesias de San Ouen y
ladamente por dentro, estaban recargadas de inscripciones y de Nuestra Señora de Huan; en España las catedrales de
adornadas con hojas ó flores, pero tan lisamente elaboradas Segovia, Toledo y Burgos; en Portugal la iglesia de Bata-
que podían compararse á los tapices. Iha; en Holanda la catedral de Amberes; en Suecia la ca-
En Italia el estilo bizantino puro no solo se sostuvo du- tedral de Upsal; en Inglaterra, especialmente rica de estilo
rante la dominación goda, sino también durante la de los y arte alemanes, sobresalen entreoirás la catedral de York,
longobardos, hasta el reinado de Desiderio hacia el año 774. la iglesia de la abadía de Westminster en Londres, y las
Verdad es que entonces se manifestaron algunos adornos catedrales de Ely, Cantorvery y Lincoln. Después del si-
particulares; pero el conjunto retuvo la forma y coordina- glo XIV no continuó ya tan pura esta manera de construc-
ción hasta entonces acostumbrada, de modo que ningún ción. Lo que se le añadió consistía en el refinamiento de las
fundamento hay para admitir un estilo propio lombardo. partes aisladas en los adornos y en su trabajo, de lo cual
Desde Italia pasó entonces la arquitectura bizantina á las nacieron numerosos estravíos déla verdadera senda.
Galias, Alemania é Inglaterra, donde obtuvo el nombre de En Italia que solo insensiblemente se libertó del gusto
arquitectura sajona por haberse introducido durante la do- griego moderno, comenzó la arquitectura á elevarse de día
minación de los anglo-sajones. Entonces por todas partes se en dia, particularmente desde el siglo xiv. Distinguiéronse
edificaba por el nuevo estilo griego, y ya de muy temprano notablemente el siglo xv y xvi, en que nuevamente se res-
en Alemania aparecieron muchas propiedades particulares tituyó la atención á los antiguos y se estudiaron en los mo-
entre las cuales es digna de mencionarse especialmente el numentos de la antigüedad las bellas formas y justas pro-
arco en punta, cuyo oportuno y perfeccionado empleo debe porciones, con lo cual se formó la arquitectura italiana
ser principalmente atribuido á los alemanes, aunque su moderna. Los mas famosos maestros de aquel tiempo que
origen pertenezca á tiempos mas anticipados. En el siglo xi propiamente abrieron la senda, fueron Felipe Brunelles-
con la combinación de la nueva arquitectura griega con la chi, Bautista Alberti, Michelozzi, Bramante que comenzó
árabe, en la cual no eran enteramente descuidadas las pro- la fábrica de la iglesia de San Pedro, Miguel Ángel Buo-
piedades del estilo alemán, señaladamente el arco de pun- narotti, quien después de éste dirigió la arrogante cúpula
ta, nació una arquitectura mestiza que en Inglaterra reci- de la misma, y Giocondo que un poco de tiempo juntamente
bió el nombre de estilo normando porque conforme á él se con Rafael presidió la fábrica de la iglesia de San Pedro.
construyó durante el dominio de los normandos. De esta Con el talento de estos hombres cumpitieron además Palla-
arquitectura mista aparecen dos castas: una en que como dio, Scamozzi, Serlio y Barozzio, llamado Vignola. Un
en la catedral de Basilea domina por todo el estilo griego nuevo período de arquitectura habia empezado en Italia, y
moderno, y otra en que como en las catedrales de Magun- el estilo fundado por aquella estaba dominando casi univer-
cia, Speyer y Worms, prevalece el estilo arabesco griego. salmente, pues por todas partes lo difundían ya maestros
Por fines del siglo xii tuvo lugar la conversión de la ar- italianos, ya jóvenes artistas que eran enviados á Italia. Sin
quitectura mista en Alemania ó gótica moderna, y las pro- embargo, con el trascurso del tiempo, este mismo estilo en
piedades de esta misma por fin lograron la supremacía, al cada pais fué modificado y adoptado de un modo mas ó me-
paso que el estilo árabe insensiblemente se perdió. El roman- nos peculiar conforme á las diferencias de los caracteres na-
ticismo que á la sazón por todas partes influía y dominaba, se cionales.
apoderó también de la fantasía de los arquitectos, les dio un Desde aquella época la arquitectura siguió una suerte
encumbrado vuelo y produjo por encanto un nuevo estilo diversa en los varios países de Europa; encumbróse y de-
que se distinguía principalmente por la suma lijereza de las primióse en algunos períodos, pero recientemente por to-
formas y riqueza del ornato, por cuyos medios inlluia po- das partes se agita un glorioso esfuet;zo para acreditar el
derosamente en la sensación y en la fantasía. Debiendo su mejor gusto y aproximar el arte cada vez mas á su verda-
importancia el carácter de esta arquitectura alemana prin- dera perfección. ' .
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Historia natural.
CARNICEROS INSECTÍVOROS.

Los desmanes, escalopes y crisocloros.

Los DESMANES [Mygalc, J. Cuv.) tienen cuarenta y cuatro Este animalito es muy notable por sus formas y sus h á -
dientes; á saber, dos incisivos superiores en forma de trián- bitos ; hállase en Moscovia y todo el mediodía de la Rusia,
gulo, y complanados; ocho ó cuatro inferiores, délos cua- donde ^es muy común en los estanques , lagos y rios ; con
les dos son muy pequeños colocados en medio de los dos todo, BulTon no lo conocía , por decirlo así, mas que
mas grandes ; veinte molares en la mandíbula superior, y de nombre. Es muy raro que salga voluntariamente del
catorce en la inferior : su hocico termina en una pequeña agua para ir á tierra, y si va de un estanque á otro es por
trompa muy movible ; tiene las orejas cortas, cinco dedos media de canales subterráneos ó por conductos llenos de
unguiculados en cada pié, reunidos por medio de «na mem- agua que establecen comunicación recíproca ; así pues no
brana ; la cola escamosa, larga y comprimida lateralmente tiene otros enemigos que algunos peces voraces y algunas
formando una especie de remo. aves pescadoras. Pero muy á menudo cae en las redes t e n -
E l DESMÁN ó RATA ALMIZCLADA DE RUSIA (My(¡ale moSCO- didas en ios rios y lagos; y como no sabe romperlas á fin de
viiica, GEOFF. Sorex moschatiis, LIN. El Desmán, BÜF^. — procurarse salida , se le encuentra en ellas ahogado. Para
J. GüV.) tiene 13 pulgadas de longitud total (0,406); es de- llamar á la hembra ó para reunir en torno á suspequeñue-
cir que es algo mayor que el erizo ; tiene el pelaje pardo los , despide un grito muy particular y muy semejante al
ceniciento ó moreno en el dorso, y blanco plateado en el de un pato : para hacerse oir se vé obligado, según Pallas ,
vientre; carece de orejas externas; tiene los ojos sumamente á encorvar su nariz de manera que introduce su estremo en
diminutos, el hocico prolongado , una pequeña trompa la boca, y se sirve de ella como de una especie de trompe-
muy flexible y está en continuo movimiento. Sus pies, á mas ta. Vive siempre aparejado con su hembra , y se construye
de tener sus membranas, están rodeados de una especie de una madriguera con mucho arte. Para esto elige un ribazo
franja de pelos recios, que le ayudan mucho á n a d a r ; la casi perpendicular y bastante alto, para que no quede s u -
cola es una cuarta parte mas larga que el cuerpo, estrecha mergido durante las inundaciones. Cuando ha encontrado
en la base y complanada lateralmente, asemejándose a l a un sitio conveniente, sumérgese al pié del ribazo y empieza
de una anguila y enteramente cubierta de pequeñas es- á escavar por debajo del agua á bastante profundidad para
camas. que la entrada de su madriguera nunca llegue á descubrir-
Tiene el desmán de- se, ni aun cuando mas
bajo de la base de la bajan las aguas en las
cola siete ú ocho glán- grandes sequías.
dulas foliculares, for- El agujero es tan
madas por los replie- grandecomo el de una
gues de la piel, que gazapera , y se eleva
se dirigen transversal- oblicuamente á m e -
mente de un lado á dida que adelanta en
otro como las escamas el ribazo, en términos
abdominales de una que solo quedan su-
culebra, y de un color mergidos de tres á seis
amarillo muy marca- pies de longitud por la
do. Si se aprieta con parte que comunica
el dedo alguno de di- con la entrada. Una
chos folículos, com- vez ha llegado enci-
primiendo el espeso ma del nivel del agua
licor que contienen , del rio ó estanque ,
insinúase en los cana- divídese la madrigue-
les muy sutiles que se ra en dos ramales en
dirigen debajo de las esta forma < , situa-
escamas de la cola , das lo mas frecuente
donde halla salida. Es la una superior y la
otra inferiormente. El
un licor craso, muy • Los Desmanes,
ramal superior á veces
semejante al que los
se extiende hasta debajo de las raices que crecen en el sue-
patos y otras aves tienen en los folículos ó glándulas situa-
lo ; pero nunca presenta abertura que comunique con e
das encima del ovispillo, y son los mismos sus usos. El
exterior. El desmán receje con cuidado las raices de gra-
animal se impregna bien todo el cuerpo haciendo así su piel
míneas que encuentra, y las traslada al sendero inferior de
impermeable. Pero esta materia tiene olor de almizcle tan
la madriguera , para hacer á su prole un nido mas blando
fuerte y penetrante , que infesta todo cuanto toca, y hasta
que con los pedacitos de juncos y de cañas que encuentra
se comunica á la carne de los sollos, y otros grandes peces
en los pantanos. Está colocado este nido en el fondo del
voraces que á veces devoran los desmanes.
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agujero , en una pequeña estancia oval de un pié de ancho micilio ó para ir en busca de compañera. No obstante, en-
á lo menos (0,325J y diez y ocho pulgadas de largo (0,487). tre el topo y el escalope hay la diferencia de que el último
Por la primavera la hembra pare cuatro ó cinco pequeñue- elige para su residencia las tierras frescas pero no las hú-
los , á los cuales profesa grande ternura y fes da de mamar medas ; al paso que el escalope prefiere las orillas frias y
con mucho cuidado. No los lleva al agua hasta que son muy pantanosas de los rios y arroyos. Encuéntrase en los Esta-
robustos , y hasta entonces se contenta con hacerlos pasear dos-Unidos desde Virginia hasta el Canadá.
por ti sendero superior de la madriguera. Los TALPASORES (Talpasorex, LESS.) tienen cuarenta dien-
El alimento de los desmanes son larvas, lombrices, y es- tes ; á saber, dos incisivos superiores y cuatio inferiores;
pecialmente sanguijuelas, á las cuales dan continua caza. falta de caninos; veinte y dos molares en la mandíbula su-
Con su pequeña trompa remueven el lodo, cogen su presa perior, y doce en la mandíbula inferior. En lo demás no se
con suma destreza, y la devoran debajo del agua, cosa que diferencia este género del precedente. El de Pensilvanía
creemos particular de este animalito , pues no lo hace la [Talpasorex pensijlvanicu, LESS. Scalops pcmilvanica , HAR-
nutria ni otro alguno de los carnívoros acuáticos conocidos. LAN.) tiene 6 pulgadas y media (0,176) de longitud total;
Muy rara vez estos animales nadan en la superficie del agua, el pelaje moreno, y la cola corta ; las muelas enteramente
y si aparecen en ella de cuando en cuando es únicamente aproximadas, las superiores con el esmalte lijeramente
para respirar. Tienen la particular facultad de poder cami- dentado y surcadas á lo largo del lado interno , y del ex-
nar por el suelo de los estanques con la misma facilidad que terno en las muelas inferiores. Encuéntrase en los Esta-
los demás animales por la tierra , y es muy curioso ver co- dos-Unidos y sus hábitos son los mismos que los de los sca-
mo se pasean los desmanes por debajo del agua. Cuando en- lopes.
un riguroso invierno se hiela la superficie de los estan- LOS CRISOCLOROS {Chrysochloris, LACEP.) tienen cuarenta
ques, según afirma Desmoulins, se hallan expuestos á pe- dientes; á saber, dos incisivos superiores, y cuatro inferio-
recer asfixiados por falta de aire en su madriguera; sin em- res , falta de caninos, diez y ocho molares en la mandíbula
bargo, este hecho nos parece muy du- superior , y diez y seis en la inferior;
doso, pues no basta á esplicarlo la con- el hocico, corto, ancho y algo reman-
gelación del agua de los estanques; á gado ; el cuerpo rechoncho; falta de
mas de que á ser cierto se viera la es- pabellón de la oreja ; patas delanteras
pecie amenazada de perderse supuesto cortas, robustas y á propósito para es-
que solo se encuentra en el norte. cavar la tierra, con solo tres uñas, de
El DESMÁN DE LOS PIRINEOS [Myga- las cuales la externa es mas gruesa y
Ic pyrenaica , GEOFF. ) es mucho mas las restantes van disminuyendo ; las
pequeño que el anterior, de modo que patas traseras tienen cinco dedos , y
no pasa de 8 pulgadas y media (0,231) carecen de cola. El del Cabo [Chriso-
de longitud, inclusa la cola, la cual es chloris capcnsis, DESM. Talpa aciatica ,
mas larga que el cuerpo, cilindrica en GMEL. El l'opo dorado, J. CÜV.) tiene
los tres cuartos de su longitud , adel- i pulgadas y media de longitud total
gazándose gradualmente desde la base, (0,122). Es de un moreno cambiante;
Escalopes.
y terminando en una parte compri- tiene cinco dedos en los pies traseros ,
mida por los Jados; es moreno superiormente y pardo in- y carece absolutamente de cola. Encuéntrase en los alrede-
feriormente. Encuéntrase en los arroyos en la falda de los dores del Cabo de Buena Esperanza, donde se escava gale-
Pirineos. Sus hábitos son muy semejantes á los del anterior, rías subterráneas lo mismo que los topos.
aunque no construye su madriguera con tanto arte. Con frecuencia se complace la naturaleza en desconcertar
Los ESCALOPES (Scalops, J. Cüv.) tienen treinta y seis las suposiciones sistemáticas de los sabios: y este animal es
dientes ; á saber, dos incisivos superiores y cuatro inferio- una prueba de ello. Creían los naturalistas que los colores
res ; falta absoluta de caninos; diez y ocho molares en la brillantes, tales como el verde dorado, el purpúreo, el vio-
mandíbula superior, y doce en la inferior. Carecen de ore- láceo y los cambiantes metálicos que brillan en el plumaje
jas externas; tienen el hocico agudo, cartilaginoso, robus- de las aves, pescados, insectos, etc., se hablan negado á los
to ; tienen tres dedos en las patas anteriores y cinco en los mamíferos, los cuales debían llevaruna librea sombría; con
posteriores, con la cola corta. El del Canadá fScalops ca- todo he ahí que el crisocloro viene á desmentir esta suposi-
nadcnsis, DESM. Sorcx acuaticus, LiN. El American ivhite ción fundada en analogías. En efecto, su pelaje es de un ver-
mole de los americanos); tiene la nariz larguísima en forma de cambiante, que pasa á cobrizo y á bronceado, y presenta
de pujavante , muy á propósito para escavar la tierra. Sus los mas brillantes reflejos dorados, purpúreos y violáceos.
patas anteriores tienen la figura de anchas manos provistas Este animal es ciego, y no presenta la menor apariencia
de fuertes uñas semejantes á las manos del topo, y también de ojos: á la verdad de nada le servirla la vista cuando
son muy aptas para ahuecar la tierra. La cola es corta y nunca sale de su tenebrosa y subterránea galería, donde
el pelaje oscuro. Tiene este animal los hábitos iguales á vive al modo de los topos. Pero al paso que la naturaleza le
los del topo lo mismo que él se escava largas vias subterrá- ha privado de un sentido que le seria inútil, le ha indem-
neas diversamente ramificadas, en los cuales trabaja asi- nizado concediéndole un oído finísimo, no obstante de que
duamente todos los dias á determinadas horas ; del mismo carece de pabellón de la oreja, y dotando de prodigiosa
modo procede para buscar las lombrices de tierra , las lar- fuerza las patas, que emplea en hacer eStávaciones. Sus an-
vas y las raicillas bulbosas de que se alimenta ; tampoco tebrazos para este efecto están sostenidos por un tercer
abandona sus galerías subterráneas, ó bien si lo efectúa, lo hueso, situado bajo del cubito, particularidad que no pre-
que es muy raro, es solo con el objeto de mudar de do- senta otro animal alguno.
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Recuerdos históricos sobre la antigüedad griega j romana.


IV.
Italia. —Los Manes, — Nombres. — Nupcias.
Italia, ViíeUium (de la palabra osea villu, becerro) lla- mal una sierra que separa los valles superiores del Arnus
mábase al principio solamente la punta meridional de la (Arno) y del Tiberis (Tiber), destaca al O. un ramal al mar
península que lindaba al N. con los Alpes y los rios Varus {Mon.t Argenlarim, en la Etruria), al paso que la misma
y Arsja, al O. con el mar Tirreno , al Sur con el mar Sícu- sierra se va extendiendo por la ribera derecha del Tíber,
lo, y al O. con el Adriático. Mas adelante aplicaron los formando el Mons Ciminius, y el mas aislado, Saracte. Al
griegos este nombre á toda la Italia inferior (desde Posei- S. del Tíber y de su afluente de la izquierda, Nar (¡Ñera),
donia al O. hasta Taras al E.) y finalmente, después de la continúa el muro occidental del Apenino, primero con las
conquista de la Italia inferior (2GG antes de J. C.), esten- serranías Sabinas, y mas adelante con las Ecpias y Hernicas;
dieron los romanos esta dominación á la península hasta los entre estas serranías y el mar se levantan, delante del
rios Macra y Rubicon, hasta que Augusto incluyó también Alijidus, los montes Albanos, y otros á la orilla derecha del
la tierra del Po (llamada hasta entonces Galia Cisalpina.) Trerus (Sacco), que desagua en el Liris (Garigliano), y los
Sus nombres poéticos son : Hesperia, tierra occidental para montes Volscos , q u e , al S. de las lagunas Ponlinas, van á
los griegos, Amonia, Oenolria, con referencia á partes ais- parar al mar. Las altas tierras situadas entre aquellas sier-
ladas. La península está encerrada al N. al modo de la mitad ras y el tronco principal del Apenino contienen la cuenca
de un arco por los Alpes que repentinamente se humillan del lago Fucinus (lago de Celano) y las fuentes del Aternus,
al S. A la parte S. O. de este arco se une con el llamado en el que desagua en el mar Adriático, del Ilhnella y del Vdinus,
dia Col di Tenda el Apcnino, al principio en dirección oriental que afluyen al mar, del Anio (Teverone), que afluye al
hasta cerca del desfiladero llamado actualmente Pietra ma- Tíber, y del Liris. Entre el último y el curso superior S. E.
la, y en seguida al S. E . , siguiendo la dirección de la pe- del yit/íui'ííus se extienden, en torno de la Campania, á
nínsula. Después de haber alcanzado la cordillera en el manera de arco, las alturas del Massicus (Monte Dragone),
Samnium la altura de 8000 pies, divídese en las fronte- Ti [ala Y l'aburnus (Moiúe Taburno), con los desfiladeros
ras del Samnium, de la Lucania y Apulia en dos ramales Caudinos, uno de cuyos ramales forma la isla Caprea en
principales, uno de los cuales, el occidental, recorre el frente del Promonlorium MinerwB (Punta Campanella) ; el
Brucio, terminando en el promontorio de Leucopetru (Cabo Gaurus y el Vcsuvius se levantan cerca del mar en esta
deirArmi), y el otro, el oriental, remata en Japygio en el magnífica llanura de Campania, cortada por el curso infe-
promontorio Salentinu. rior del Vallurnus. Toda la formación del suelo y la exis-
El anchuroso valle del Po forma al N., con la cordillera tencia de muchos lagos pequeños, muestran que el trecho
que lo limita, una región particular de la Italia superior, entre el promontorio de Minerva , subiendo hasta el Mons
llamada hasta el tiempo de Augusto Gallia cisalpina, del Argcnlarius , debe su formación á los fenómenos volcáni-
nombre de sus habitantes, que eran de cepa céltica. El Pa- cos. La parte septentrional de esta región, dividida por el
dus recibe de los Alpes sus afluentes mas caudalosos, el Dti- Tíber en dos partes casi iguales, es la que lleva en el dia el
ria minor y el major (Dora ripera y Baltea),el Ticiims nombre de Campagna romana, tierra actualmente en parte
(Tesino), el Addiía (Adda), el Olliiis (Oglio), el Mincius árida, en parte pantanosa, y casi toda ella mal sana, pero
(Mincio), de los cuales los cuatro últimos atraviesan los la- que allá en la antigüedad se gozaba, con poquísimas escep-
gos alpinos Verbaiius (lago Maggiore), Larius (lago de Co- ciones, en riquísimo cultivo y en una población lozana y
mo), Sehinus (lago de Iseo), y Benacus (lago de Garda.) Sa- valerosa. A unas cuatro leguas mas arriba del desemboca-
liendo de los Apeninos, desaguan en el Po el Tanarus dero del Tíber, se levantan, en la ribera izquierda, las
(Tanaro), el Trebia (Trebbia), el Tarus (Taro.) Lo restante siete colinas, destinadas por la Providencia para sostener la
de Italia está dividida por la cresta cimal de los Apeninos ciudad de Roma, colinas formadas de peñascos de toba, y
en mitad oriental y mitad occidental; tírase además una que no se elevan á mas de 170 pies.
línea divisoria de E. á O . , formada por el rio Freiüo (ahora Según ya llevamos dicho, destácanse áelMuns Vultur las
Fortore) y el Silarus (Sele), que separa la Italia central de alturas de la sierra para bajar á la Italia inferior. En el lado
la inferior. La mitad oriental es menos importante que la occidental corren las alturas por la Lucania hacia el Brucio,
occidental, así por su extensión como por su historia. Las donde llevan los nombres de Clibanus y monte Sila; estas
cordilleras trasversales que van á parar al mar solo dan dos regiones están separadas por el riachuelo Laus (Lao).
nacimiento en sus cortos valles, á rios pequeños, entre los El lado oriental, que contiene las regiones de la Apulia y la
cuales los mas importantes son: el Melaurus (Mataro), el Calabria, viene á ser una meseta. El Bradanus (Bradano)
Aesis (Esino), el Atermis (Pescera), el Frento (Portare), el separa la Apulia de la Lucania. De lo que llevamos dicho se
Aufides (Ofanto), el cual, en su curso inferior, recorre un deja inferir que la multitud de valles pequeños, separados
llano que forma una dehesa de invierno para los rebaños de por ramales de montañas, no era muy favorable para la
la sierra. Levántase entre los dos, á orillas del mar, la so- fundación de un grande imperio. Pero cuanto menos parte
litaria altura del Garganus. La mitad occidental, mayor tuvo la naturaleza del pais en la dominación romana, mas
que la oriental, es mas variada en parte, por los ramales son de admirar las fuerzas morales ó intelectuales que faci-
paralelos á la línea cimal, y en parte por la influencia vol- litaron la creación de tan grande poderío.
cánica ; circunstancias que han determinado la formación La población de la península estaba muy mezclada. En
del suelo. Del Monte Falterone baja paralela á la línea ci- medio de la oscuridad que reina sobre este punto, déjase
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presumir con certeza lo siguiente; cítanse, como los habi- Los [réntanos se establecieron al norte del Frento; pero es
tantes mas antiguos del valle del Po, los túseos 6 etruscos, probable que los establecimientos de los sábelos fuesen pe-
llamados tirrenos por los griegos ; vecinos de ellos eran los netrando mas por la costa oriental. Los samnitas prosiguie-
ombrieos 6 umbros. Desde el siglo T antes de J. C. van pe- ron también sus conquistas por la costa occidental. Desde el
netrando celtas del Norte, los que se apoderan del pais al E. año 440 antes de J. C., dirigiéndose al S.O., fueron ocupan-
del Apenino hasta Aesis; en el mismo Apenino y al O., do la Campania, osea y tusca hasta entonces (ó mas exacta-
hacia el mar, habitaban los ligures. Así los celtas como los mente, tirrena), apoderándose de la capital Capua, en 437,
ligures, fueron siempre tratados como bárbaros por los ro- y destruyendo, según la tradición á los etruscos en 420. Los
manos. En la Italia central, el pueblo mas considerable > campanios, salidos de la mezcla de los samnitas y óseos, ha-
después de aquellos, es el de los umbros, que habitaban en bían venido á formar un pueblo particular. Como ciudad
el lado oriental del Apenino, bajando hasta el Garganus, y griega, mantuvo sola su independencia Parthenope, llamada
ocupaban además, al O., el pais hasta el Tfber. Sin embar- probablemente desde entonces Palaiopolis, al paso que unos
go, por el tiempo en que vinieron á chocar con los romanos cimeos prófugos levantaron allí cerca la ciudad de Neapolis.
estaban ya limitados á un territorio no muy estenso en la Al N. del Vulturnus permaneció independiente de los sam-
ribera izquierda del T/ber hasta el mar. Para el período nitas el pueblo oseo de los sidicinos, con las ciudades Teo-
histórico que siguió á este, son de mucho mayor importancia num y Cales. En la Italia inferior se extendieron también
los túseos 6 etruscos, tirrenos entre los griegos llamados ra- los samnitas desde el año 420 bajo el nombre de tucanos por
sena en la lengua del pais, y que según la tradición, arre- la antigua Oenotria, y conquistaron la mayor parte de lo
bataron á los umbros trescientas ciudades, fundaron una interior; pero de las ciudades griegas solo pudieron tomar
confederación de doce ciudades, y se extendieron al N. y á Poseidonia y Pyros, las que desde entonces fueron lla-
al S. Los tirrenos eran, según Herodoto, de raza pelásgica, madas Pwstum y Buxentum. Desde el año 390 antes de J. C.
habiendo llegado á Italia por mar procedentes de la Lidia. avasallaron estos lucanos casi toda la parte meridional de la
Pero si admitimos la noticia de Helánico, que habla de una península, ó la|antigua Italia en su significado mas riguroso,
inmigración salida del Norte, es probable que á estos ele- la cual, por aquel tiempo, con exclusión de las ciudades de
mentos de la Recia se agregó un pueblo, los rasena, de cuya la Grecia Magna , llevaba el nombre de Lucania. Los pri-
mezcla salió después el pueblo de los túseos; por donde po- mitivos habitantes italo-sículos (morgetas y sikelos J, vasa-
dría explicarse mejor la existencia anterior de los túseos en llos hasta entonces de las ciudades griegas, se confederaron
la Italia septentrional. con ellos, y ya desde los años 360 antes de J. C. aparecen
La rama meridional de la cepa úmbrica comprendía aque- como pueblo independiente bajo el nombre de Bruttii, en
llos pueblos llamados por los griegos ausonésúopicos, y que griego BfETTiot, que habitaban elBruttium ó el ager Bruttius,
hablaban la lengua llamada osea. A estos pertenecen los Las numerosas colonias griegas de las costas de la Italia in-
apulios, en el sentido mas limitado ; los opicos propios, ha- ferior formaban la Graeeia Magna. Del pais que mas ade-
bitantes primitivos de los países llamados después Samnium lante se llamó Iliria inferior, habían pasado algunos pueblos
y Campania; los auruncos {aurunici-ausonki], los volscos al lado oriental de la Italia inferior; tales fueron los yopi-
y los ecuos en las sierras orientales del pais llamado después ges, el mismo pueblo llamado apulio por los romanos, y las
Latium, y hasta cierto punto, también los latinos, ya que, cepas de los daunios, peueetios (llamados poediculos por los
sin duda, era de cepa ausónica el pueblo llamado aborígena romanos) y de los calabrios, juntamente con los mesapios 6
(ÁSopi-^tve;, nombre que se ha de derivar, no de origo , salentinos. Por otro lado, se hacen derivar de las cepas
sino de los auruncos), el cual, echado por los sabinos del no-griegas ó pelásgicas, los peueetios y mesapios , junta-
valle Velinus, traspuso el Anio, y en unión con los habi- mente con los cones, que en medio de los sikelos habitaban
tantes primivos sículos y pelásgicos, que moraban en la el mediodía de la península, y que llevaban también el
costa occidental, vino á formar la nación latina. La cepa de nombre general de oenotrios. Esto es lo que cabe determinar
los sabinos ó sábelos moraba primitivamente en los altos va- con mayor certeza sobre la población de la Italia antigua.
lles de las serranías de las riberas del Aternus, desde donde La Italia superior, desde los Alpes hasta Macra y el Ru-
penetró hasta la confluencia del Anio y del Tíber. Era cos- bicon , se dividió en 1." Liguria, situadaá orillas del golfo
tumbre peculiar de los íafcefoí el llamado Ver Sacrum {\), Ligúrico, con las ciudades deNicea (NiZa), Asta (Asti), Genua
la primavera sagrada; en amagando una calamidad , pro- (Genova) y Dertana (Tertona) 2."; Gallia Cisalpina, desde
metían consagrar á los dioses el producto de la primavera la conquista de la provincia de Mediolanum, 222 años antes
siguiente, en la cual sacrificaban animales y frutos ; mas de J. C., dividida por el Padus en cispadana y transpadana.
no á los niños, los cuales , en llegando á la edad de veinte Al O. habitaban los Taurinos ligúricos, con Augusta Tauri-
años, tenían que abandonar su pais para ir á establecerse norum (ahora Turin); en el ángulo N. O. los salasios, liguro-
en otra parte. A esta costumbre singular debieron su origen célticos, con Augusta Pretonia (ahora Aosta ); los Insubros
los picentos, los hernicos , los vestinos, los marrusinos, los célticos, entre Ticinus y el lago Larius, con la ciudad de Me-
pelignos, y los marsos, de los cuales los cuatro últimos for- diolanum (ahora Milán), los Cenomanes ,con Brixia (Brescia)
maron una confederación. Desde el año 450 antes de J. G. Cremona y Verona, Al sur del Padus, la poderosa cepa cél-
se estendieron bajo el nombre de samnitas (derivado del tica de los Boyes, con Parma y Mutina (Modena); al S. de
nombre colectivo Samnium-Sabinium, Savinium, en grie- estos hasta la costa, los Lingones, con Ravena. 3." Venetia
go SíiuvÍTai) por la Italia osea meridional; dividiéronse en al O. de Athesis hasta el Timavus, con Patavium (Padua)
caracenos 6 saridnos al N.; jenpentros, caudinos é hirpinos, y Altirium (ahora Altino); y al N. los^arni y 4.° La I$~
(1) Así llamaban ios romanos el sacrificio prometido á Júpiter, en los
tria, situada al E. del Timavus.
grandes peligros del estado, de todos los ti-vientes que naciesen en la pilnia- En la Italia central, había, en el lado occidental: La
vera sliiulente, á saber, de cabras, ovejas, cerdos y becerros {Liv. 22,10 ) Un
tiempos mas antiguos prometían á veces en lances apurados, todos los niños
Etruria, hacia el O. y S., limitada casi completamente por
que naciesen en la primavera siguiente ; mas no los sacrificaban, sino que, el curso del Tíber; El Latium, al S., mas allá del Líris,
cuando adultos, los enviaban mas allá, de la frontera para que fuesen á esta- con los territorios de los Ecuos, Hernicos, Volscos y Auruti'
blecerse donde pudiesen ó les diese lagaña. He abí el haber atribuido algunos
«scritores á un Ver sacrum la fundación de Roma. eos; La Umbría, al S., hasta el Aesis y el Nar, afluente del
241
Tíber; Picemtm, en la ribera oriental del Aesis, hasta el primero de los cuales se llamaba Pramomen, como Marcm,
Salinus; el paisde losSabinos, Veslinoá, Marrucinos, Pelig- Cajus, Cnejus, Publius, y otros. El segundo nombre es el
nos^Marsos; eXSamnium, con los pueblos de ]os Saricinos, dehgens fnomcn, nomen gentiliciumj, como Junius, Corne-
Penlros, Caudims é Hirpinos; y al E . , á lo largo de la cos- lius , Aelius , Afranius, Caicilius, Calpurnius, Gabinius , Li-
ta, losFrenianos, al S. hasta Frento. La Italia inferior con- cinius , Claudius, y otros. El tercer nombre es el cognomen,
tenia, en el lado oriental, la Apulia (con la Daunia y la para distinguir al individuo de la stirpsó familia, contenida
Peucetia) y la Calabria; en el occidental, la Lvcania y el en hgens. Así, por ejemplo, pertenecían á hgens Cornelia
Brutlium. muchas familias, como las plebeyas Dolabellac, Lenluli, Celhe-
Los Manes eufemismo por las almas buenas, afortunadas gi, Cinnac, y las patricias Scipiones, Sullw, Caluginenses, Ru-
de los difuntos (en oposición á immanes]. Los romanos en- fini, y otras. Ademas de estos tres nombres, llevaban mu-
diosaban á los Manes, y los apellidaban DüManes. De ahí chos otro fagnomenj; como, por ejemplo, los Escipíones,
elleerseen algunas lápidas sepulcralesestafórmula:D.M.S., que tenían el sobrenombre de Africanus , Asialicus, Nasica:
esto es. Vis Manibus ^acritm. Honrábanlos con libaciones cuyo nombre servia, en parte, para distinguir á los indivi-
de agua, vino, leche, etc., y celebrábase su fiesta en las duos de una misma familia, y en parte, para indicar la glo-
Feralias, que empezaban el 17 de febrero. En tiempos mas ria ó las hazañas del que lo llevaba. Los ahijados recibían el
antigaos, les sacrificaban víctimas humanas. Los Manes re- nombre completo del padre adoptivo, pero llevaban al mis-
sidían en el mundo inferior, donde tenían destinada la par- mo tiempo su nombre de familia con la terminación anus;
te mas profunda del Mundus; y solo se abría tres veces al como P. Cornelius Scipio Africanus Aemilianus, P. Licinim
año (el 24 de agosto, el 3 de octubre y el 8 de noviembre). Crassus Mucianus Dives, etc. Muchas veces se abreviaban
En oposición á los ¿ares y Larvae, denotan ]os Manes á los estos nombres, omitiendo así el gentilicio como el cognomen;
difuntos en general, al paso que los Lares son los espíritus por ejemplo: M. Agrippa, C. Marius, L. Mummius, etc.
buenos, y los Larvae los malos. Los poetas emplean á me- En tiempo del imperio se multiplicaron los nombres, acu-
nudo la voz Manes por el mundo inferior ó infierno. mulándose unos sobre otros. Las hijas llevaban el nombre
Entre los griegos no había nombres de familia ó apellidos. de familia, como Tullía, Cornelia, Livia, y se distinguían
Al niño recien nacido le daban sus padres el nombre que entre sí por medio de los epítetos major y minor, ó de los
querian, como damos nosotros los de pila. Esto se verificaba números ordinales. Los libertos convertían en cognomen el
ordinariamente al décimo día, con cuyo motivo se hacia un nombre que llevaban siendo esclavos, y tomaban el prwno-
sacrificio, y se celebraba una fiesta do familia. Según la cos- men y nombre gentilicio del que los habia manumitido, co-
tumbre mas antigua, daban al hijo , sobre todo al mayor, mo , por ejemplo , L. Cornelius Chrisogotms, el liberto de
el nombre del abuelo, y á menudo también el del padre; Sila. Los libertos de las ciudades se formaban un nombre
formaban también un nombre patronímico, ó una compo- gentilicio del nombre de la ciudad, como, por ejemplo,
sición parecida al nombre del padre, y también un nombre P. Pisaurius Achules (manumitidopor Pisauro). Por loque
del mismo significado que el del padre. Todos los nombres hace á los nombres de los esclavos, véase loque decimos
se dividían y estos eran en parte nombres de dioses, cos- sobre los siervos.
tumbre mas común todavía entre los Egipcios, como Lelo, Las nupcias iban acompañadas de muchas ceremonias.
Hermes, Artemis, etc.; en parte, nombres de héroes, y en Las costumbres romanas con este motivo tenían mucha
parte (y esto era lo mas común), nombres compuestos de analogía con las de los griegos, aunque no dejaban de te-
un nombre de dioses, ó derivados de él, como Theodoros, ner sus peculiaridades. Ante'todo, ponían los romanos mu-
Diodor os, Theodolos, Diodotos, Artemidoros , Isidoros , Apo- cho mas empeño que los griegos en elegir un dia afortuna-
llodoros, Diogenes, Diophanes, Demetrios, Apollonios , etc. A do y propicio. Consideraban desgraciado el mes de mayo,
veces se daba al niño el nombre del dios cuya fiesta se cele- así como la primera mitad de junio, además todas las ca-
bra el dia de su nacimiento, como lo hacemos también á lendas, los idus y nonas y los dies nefasti, la temporada de
veces nosotros por el calendario. Habia nombres simples ó hs parcntalia (1), del mundus ^mtens y otras fiestas; empe-
compuestos. De entre esta clase numerosísima solían elegir ro, las viudas podían prescindir de estas nimiedades. La se-
nombres que fuesen de buen agüero para el porvenir y des- gunda mitad del mes de junio eja considerada como parti-
tino de los niños, y aveces concordaban perfectamente con cularmente propicia. Las formalidades y ceremonias eran ,
su vocación y carrera; pero con mas frecuencia disonaban con todo, diferentes, según se contraía un matrimonio rí-
nombre y actos de un modo ridículo. A veces se trocaba por gido, por el cual pasaba la muger á hsmanus del marido y
algún motivo el nombre por otro. Así fué como Platón , que venia á ser niater familias, ó un matrimonio libre, por el
se llamaba Aristocles, recibió después el nombre de Pialan, cual venia á ser la muger tta^or solamente, y permanecía en
con motivo de su ancha frente, según cuenta Diogenes Laer- la patria potesias ó suijuris. Para este casamiento no se re-
cio. Generalmente no llevaban los griegos mas que un nom- querían ceremonias especíales, bastando la deductio in do-
bre, al que agregaban el del padre para evitar equivocacio- mum mariti. Pero la otra especie de casamiento iba acom-
nes. En la vida íntima, el agudo pueblo ático daba apodos pañada de muchísimos usos simbólicos. El dia mismo de la
alusivos á los defectos corporales ó del espíritu, ó á hábitos boda, se quitaba la novia la toga proelexta y la consagraba
y actos chocantes. De ahí nacieron nombres tomados de los á la Fortuna virginalis; se ponia un cinto de lana, se tapa-
animales, del color del cabello ó del rostro. A los esclavos ba el rostro con un velo de color amarillo y de fuego. La
les daban generalmente el nombre de su pais, otras veces llegada á la casa del novio se verificaba en parte e í forma de
según su exterior, ó á tenor de ciertas propiedades. Tam- rapto, y en parte en unasolemne procesión, á lo cual sin du-
bién daban nombres á los animales. Los caballos de Aquiles
son llamados por Homero (II. 19, 400) E«V6O; y BXXIO;. Para (1) Parentalia ó Feraiia llamábase unaflestaque se celebraba en Roma,
los perros recomienda Jenofonte nombres cortos (Kyn. 7. varios días sefjuidos por ol Mes de febrero en mümorla de los difuntos. Creíase
8), para que puedan pronunciarse con facilidad. También que en aquellos dias se les permitía á las almas de los muertos rondar por
la tierra; y con este moUvo se hadan sacrificios a los parientesflnadosy se
los buques llevaban su nombre como entre nosotros. adornaban sus sepulcros. Ov. fast. 2,567. Al día siguiente, terminadas las
feraiia, reuníanse los parientes en un banquete en la «esta de la Carislia
Los romanos llevaban ordinariamente tres nombres el óCharislia.
TOMO lll. Oí
% 242t x
¿a se referían las expresiones uxorem ducere, abreviado de le preguntaba quién era; y ella contestaba: ubi tu Cajus, ibi
vxorem domum ducere, del marido; yñro nuhere déla mu- ego Caja y le entregaban la llave de la casa. Venía después
ger. Esta procesión , que se procuraba que fuese numerosa el banquete dispuesto por el novio fcwna nuptialüj, acom-
y brillante, formada, no solo de parientes y amigos, sino pañado de música y canto, resonando sobre todo, con acom-
también de curiosos y de gente ociosa, se verificaba gene- pañamiento de flautas, elepithalamium, himenwus. Para este
lalmente hacia el anochecer. Acompañada de antorchas y festín permitían las leyes un gasto proporcionado á los ha-
de músicos que tocaban flautas, iba caminando gravemente beres de cada cual. El novio debía arrojar nueces en medio
la novia con el huso y la rueca en las manos; acompañábanla de los jóvenes reunidos delante de su casa. Terminado el
además dos niños, cuyos padres viviesen todavía, llamados banquete, una muger casada, en representación de la Juno
yoínnity matrimi, y otro niño para el sacrificio. La casa del prónuba, llevaba la novia al dormitorio y la colocaba sobre
novio estaba adornada de guirnaldas y enramada. En testi- el lecho nupcial cubierto de la toga flecto colhcare). Por fue-
monio de su castidad, envolvía con lazos de lana los pi- ra cantaban, no solo epitalamios, sino también canciones
lares de la puerta, y para apartar todo hechizo, los untaba algo libres y chistosas, Al día siguiente daba el novio otro
eon manteca de cerdo. AI llegar al umbral, la levantaban, banquete, llamado repoda. Los parientes y convidados lle-
y ponía los píes sobre una piel de oveja allí tendida. Reso- vaban entonces algunos regalos á los novios, y la novia ha-
naba entonces el grito Talassio; Al entrar ella en casa, se cia su primer sacrificio en su nueva morada.

Astronomía.
.Esludios sobre las condiciones de habitabilidad de las Tierras celestes, discutidos bajo el punto
de vista astronómico y fisiológico.
|Jor € . Jltttnmarion,

III y último.
ESTUDIO FISIOLÓGICO.

Tal vez se dirá que las observaciones hechas en nuestro grados de esa escala inmensa de vida que empezó con los
anterior artículo solo se apoyaban en algunos datos astro- zoofitas de los tiempos primitivos y de la que el hombre
nómicos, que aunque irrecusables, no bastan para dar una ocupa el último escalón! Y hasta en la sola humanidad ,
eonviccion sólida acerca de la habitabilidad de los mundos; ¡cuánta diferencia en la organización, carácter, costumbres,
y se supondrá quizás que hemos prescindido de considerar usos y poder físico y moral, entre el europeo cuya volun-
esta cuestión bajo el punto de vista fisiológico, tan impor- tad trasforma los imperios y el esquimal inhábil hasta para
tante en nuestra tesis. Si todos ios planetas son al parecer espresar su propio pensamiento! Sin tratar aun del reino
tan propios como la Tierra para morada de la vida, nada vegetal, el espectáculo que nos ofrecen los cuadros tan va-
nos demuestra que realmente lo sean , ni que las condicio- riados de la vida zoológica, basta para convencernos plena-
nes capaces de mantener la existencia hayan sido dadas á mente de la impotencia de los obstáculos debidos á las con-
los planetas como lo han sido á la Tierra. Al contrarío, el diciones biológicas cuando se oponen á la fecundidad do la
peso considerable y la dureza de los cuerpos por una par- naturaleza.
te, y la lijereza é inadhejencia de las moléculas por otra, y En apoyó de nuestra opinión recordaremos que durante
además, un calor abrasador y una luz deslumbradora en los primitivos tiempos del globo en que el calor interior y la
ciertos mundos, y un frío glacial y eternas tinieblas en instabilidad de la superficie terrestre no permitían la vege-
otros, parecen oponerse enteramente á la manifestación de tación ni la existencia de los animales que tenemos ahora,
los fenómenos de la existencia. se habia propagado de un modo prodigioso otra vida pro-
El punto de vista fisiológico es del todo importante en porcionada á aquellas primeras edades. Por una parte habia
nuestro caso; pero las objeciones á que da lugar y que tan una vegetación poderosa de cicadeas que tenían al menos
serias parecen á primera vista, se refutan por sí mismas 7 pies de diámetro y de heléchos arborescentes, de los que
desde el momento en que tratamos de profundizarlas. En solo el Ecuador ha conservado algunos vestigios, que se es-
efecto, no solo no es necesario torturar la imaginación para tendian á lo lejos en tierras aun pantanosas hace muchos
conocer la nulidad de aquellas y comprender la posibilidad miles de años, disponiendo la actual atmósfera oxigenada y
dé existencias enteramente incompatibles con la vida ter- la formación del carbón de piedra. Por otra parte, los anima-
léstre, sino que basta dirigir una mirada á nuestro globo les microscópicos construían en medio de una temperatura
para coiweneernos de que hay planetas que esián poblados elevadísima inmensas capas con sus despojos; er*» aquellos
de distinto modo, y que es imposible que estén habitados animales tan pequeños, que en una longitud de 2 milímetros
por seres semejantes a los que viven en la Tierra. se podían colocar hasta unas 300, y entraban en una sola
¡Qué infinita variedad hay entre los alegres habitantes onza 3.840,000 de ellos (1¡. Á estos numerosos seres cuya
que revolotean en ias llanuras del aire y los que surcan las sencillez orgánica estaba en armonía con la novedad del
móviles regiones del Océano ó que pasan su vida en la su- globo, sucedieron los vegetales mas ricos y hermosos y ani-
perficie de los continentes! ¡Qué diferencia entre su género males dotados de una vitalidad iprodigiosa, y que fueron
"tie vida y su lenguaje! ¡Quién seria capaz de contar los (!) PeHuinl)o!(il,cosmos, 1.1.
» 243 f€
producciones pueden y deben variar hasta lo infinito, y es-
hasta insensibles á las grandes revoluciones de la corteza tamos tan lejos de admitir que el habitante de Mercurio se»
terrestre, á la sazón tan frecuentes. De aquella época data igual al de Neptuno, cuanto que estamos seguros de que.
la.creacion de los pólipos que rotos y divididos en diferen- hay una infinidad de organizaciones que difieren entre s í ,
tes partes viven y se reproducen aun; los insectos dotados no solo de un mundo á otro, sino hasta en cada uno de
también de una gran fuerza vital, y mas tarde los crustá- ellos, así en las edades como en los climas y en sus condU
ceas, cuyo cuerpo protegido por su coraza, acaba de in- clones biológicas. Si nos formamos una exacta ¡dea del po-
dicar la previsión de la naturaleza, que obra siempre según der efectivo de la naturaleza, tendremos que admitir for-
las circunstancias. Casi de aquella misma época datan tam- zosamente que los habitantes de los planetas mas apartados
bién-los animales cubiertos de escama y de dura concha , del Sol no reciben menos luz ni calor, relativamente i su
aquellos saurianos gigantescos, entonces únicos reyes de la organización recíproca, que los de Mercurio y la Tierra, y
creación viviente, colosos del reino animal que dominaron que no puede uno fundarse en la distancia ó proximidad de
durante miles de años en las regiones donde el hombre ha- los planetas para deducir de ello su inhabitabilidad. Deci-
bla de aparecer un dia. No debemos olvidar que desde el mos también que los elementos inherentes á la constitucioa
origen del mundo hasta la aparición del último ser creado , de tal ó cual planeta no pueden ser contrarios á su habita-
se han sucedido una multitud do especies vegetales y ani- bilidad , así como los de que está la Tierra revestida no
males en la superficie del globo á medida que se iba trasr- pueden sérnoslo á nosotros. Por esto cuando se nos opone
formando el estado físico del suelo y del centro atmosférico, que el agua estaría en el estado de vapor en ciertos mundos
naciendo, desarrollándose y desapareciendo en períodos y en el estado de hielo ó nieve en otros, que los minerales
seculares, para ceder el puesto á otros seres que fueron re- estarian derrítidos en unos y en un estado tal de dureza en
novándose sucesivamente en la misma escena. De este modo otros, que la agricultura y las artes serian imposibles, ó mil
sabremos que el poder creador es infinito y que nopodeuios otras razones por el estilo, como solo pueden referirse aco-
creer en ningún obstáculo que se oponga ala manifestación sas de la Tierra trasportadas á los astros, no tienen ningún
de la vida, porque estaría en contradicción formal con las valor científico. Es cierto que la naturaleza sabe perfecta-
leyes que rigen al mundo. Solo hemos recordado el cuadro mente apropiar la organización física de los seres vivientes
de los tiempos primitivos para^iacer estensivo este principio á la de los seres orgánicos ó inorgánicos entre los que deben
á la generalidad de los astros, y demostrar que, al menos trascurrir sus días, así como también la de los principios
entre los límites estremos, pueden ser los mundos poblados vitales en conformidad á los centros en que deben consumir
por toda clase de especies vivientes que no podrían vivir
entre nosotros. Pero hasta en las operaciones actuales de la su existencia.
naturaleza, tenemos en todas partes abundantes pruebas, Hasta nos atrevemos nosotros á iiacer aquel principio es-
sobre todo en la diversidad de producciones terrestres, que tensivo á la generalidad de los astros, cualquiera que sea la
nos demuestran la variedad de que ha podido dotar á los cié. diferencia que medie entre su condición y la nuestra; por
los; ya respecto de sus principios vitales, sobre todo cuando esto creemos que ciertas condiciones biológicas que nos pa-
vemos á numerosas especies de animales acuáticos compar- recen incompatibles con la existencia, pueden ser en reali-
tirse una existencia incompatible con la de todas las demás dad favorables á seres organizados en un mundo descono-
producciones del globo (Cuvier); ya considerando los anfibios cido; y que la falta de atmósfera y hasta de líquidos en la
que viven como los aligátores y serpientes en una atmosfera superficie de ciertos mundos, no debe llevar necesariamente
mortal para el hombre y los animales superiores (Humboldt). en pos de sí la imposibilidad de la vida. En efecto, los
Con respecto á la luz, podemos citar á los condores y las autores modernos que no admiten la pluralidad de mundos
águilas que residen en las r^iones aéreas ó en las cumbres mas que con esta restricción, no juzgan á la naturaleza ca-
nevadas y que miran fijamente al sol (Lenorman), y cier- paz de formar seres distintos de los que hay en la Tierra;
tas especies de peces que gozan del beneficio de la luz en jy por ventura el que nosotros no podamos vivir sin ese
medio de la densa oscuridad de las profundidades oceáni- fluido que envuelve nuestro globo, prueba que ningún ser
cas, donde reinan eternamente tinieblas mayores aun que no pueda habitar esferas privadas de aquel fluido, ni que
las de la mas negra noche de la Tierra (Biot). Y finalmente el agua, absolutamente necesaria para la vida terrestre,
acerca del calor, la diversidad de climas, la pesantez, la lo sea también para la vida de los demás mundos? ¿Habría
presión atmosférica, etc., diremos que hay ciertos infuso- estendido el Creador sobre la Tierra una atmósfera aérea
rios que no conocen el frió ni el calor, y que las mismas es- tal cual es^ si hubiese sido distinta la organización del hom-
pecies que viven en China y el Japón se encuenti^an tam- bre, ó bien habría colocado al hombre aquí abajo tal cual es,
bién en el mar Báltico (F. Boss); que los diatomeos que á no haber existido.lajitmósfera que le rodea? ¡ Qué error el
pululan en los tibios manantiales del Canadá, aparecen asi- de los modernos que encierran el poder creador en tan estre-
mismo en las regiones polares, y que los que viven en la chos límites, en los que ni aun la ciencia humana querría
superficie del mar han sido hallados también por medi» d« para siempre encerrarse! ¡Qué locura el pretender que sin
la sonda á una profundidad de 1,800 pies donde sufrían una.. cierta cantidad de oxígeno y de ázoe, no haya podido el Ha-
presión de 60atmósferas (Zünmermann). Así como noexifr». cedor Supremo engendrar la vida animal y vegetal, 6 mejor
te el peso absoluto de los cuerpos, tampoco existen el frió ninguna clase de sores, como si el que la naturaleza terrece
ni el calor absolutos en el universo, donde todo es relatir esté dívididaeD tresreinos» sea una razón para que no pued«<
vo i ó está todo en perfecta armonía. esieaiviuiu«eu"co»v.i..^»,» — >. • ,
apawcer el^ot«>s mundos bajo formas incompatibles conl«
Si tal es lo que la naturaleza nos de^iaestra aquí abaj» que vetaosaquí abajo establecidas! Con cuanta m f "«»»*'J;
aceBca.de su inagotable fecundidad, contra- lo qaa ao ha?!' curmnlos-autoresantiguos; véase sino lo que deciaa*o
resistencia posible, y de su variedad en las producciones de. ellos«p sus memorables escrítos: «Los que prete»"»» í »
la TJM;ra„¿can cuánta razón no debemos creer que n« b«^r sére6«BÍmadogde otros mundos no pueden <^^^Z,^r¡^,
cau«A««9azide oponerse á la manife^tíon de la vida ealosi i nosotros nes es indispensable, no piensan ^ » ^ ^
plaAetas y satélites, y que deben al contrario sus pradac- ,da4quehay en la naturaleza en ^ q - - j f , : ^ ^ ^ ^ ^ ^
cioow va«itt hasta !« infinito? Decimos que sus diversa* difereacia entre unos y otros seres. S»i SOJO nu
X 2H M
el mar desde lejos, y se nos dijese que su agua es amarga, desolados campos? ¿Es posible que esa magnificencia que
salada y que no puede beberse, que alimenta en su seno un parece ser vuestro patrimonio, hubiese sido concedida áre-
gran número de animales enormes, y que es para ellos el giones solitarias para que la gozasen sus peñascos en eterno
agua lo que para nosotros el aire, creeríamos que es todo silencio? Seria este espectáculo tan espantoso é incompren-
esto una mera fábula. Lo propio nos sucede respecto de la sible, como el que ofrecería la Tierra si viniese la muerte á
Tierra y los demás mundos, cuando nos negamos á creer acabar de una vez con toda la población viviente que pulula
que exista en estos últimos ser alguno. » (Plutarco.) en su superficie, y continuase aquella en el espacio como
Añadamos á esto que, así como no conocemos todas las un cadáver en su tumba.
causas que han podido influir y que influyen todavía en las Las consideraciones hechas hasta aquí tienen una doble
manifestaciones de la vida y su conservación y propagación certeza, y serian mas que suficientes si solo se tratase de
en la superficie de la Tierra, ignoramos también todos los cuestiones ordinarias y puramente humanas; pero el Crea-
principios de existencia que propagan en los otros mundos. dor no ha querido permitir á los hombres que esplicasen la
Si apenas hemos podido penetrar las causas que regulan las obra maestra de la creación. El rey de los seres ha echado
funciones diarias de la vida; si apenas hemos podido estu- un velo misterioso sobre aquella obra sublime de su om-
diar las propiedades físicas de los centros, la acción déla nipotencia; reservándose el derecho de descorrerle para
Juz y de la electricidad, los efectos del magnetismo, y si cuando en su clemencia confunda el orgullo del hombre y
existen aun otras muchas que obran constantemente á ensanche la esfera de su inteligencia. Antes de que la cien-
nuestra vista sin que las hayamos aun descubierto, ¿cómo cia revelase las maravillas de la prodigiosa fecundidad de la
podremos esplicarnoslas existencias planetarias con el ausi- naturaleza, había ínfundído ya esta en el ánimo de los que
lioúe nuestra limitada ciencia? ¿Cuál es la causa que po- la habían estudiado, la noción de la pluralidad de mundos,
dría oponerse con ventaja al poder efectivo de la naturale- enseñándoles al propio tiempo que poblar un solo mundo
za y á la existencia de los seres que hay en esos magníficos no habría sido una obra digna de él. Luego dejó á la
globos que giran sin cesaren torno del astro déla luz? j Qué ciencia el cuidado de desenvolver aquella idea primitiva, y
absurdo el considerar al pequeño mundo en que vivimos permitió al hombre penetrar en el santuario de su poder.
como el único templo 6 modelo del poder creador! Los antiguos que adoraban la Infinidad del Creador con-
Recordemos ahora en resumen lo que hemos demostrado templando la inmensidad de la Tierra y la variedad de sus
hasta aquí, y estableceremos esta doble conclusión evidente producciones, llegaron á comprender al fin que no podía
bajo el punto de vistafisiológicoy astronómico: 1.° Que la esta Tierra saciar sus miradas y que eran todas sus maravi-
Tierra no tiene ninguna preeminencia sobre los demás plane- llas muy inferioresá la Majestad Divina. Los modernos, que
tas; 2.° Que son los demás planetas habitables como ella. en virtud de los adelantos de las ciencias, no debían verse
Una vez demostrada esta proposición, fácil será sacar el obligados á limitar á aquella Majestad Suprema á un mundo
corolario que ha de poner término á la discusión. Toda la que empezaba á ser ya estrecho para ellos, fijaron su vista
filosofía unánimemente nos dice que tienen todas las cosas en el mundo sidéreo que desenvolvía en gigantescas pro-
su razón de ser en la naturaleza, por no haber hecho esta porciones su inconmensurable estension y que iba ensan-
nada en vano; y desde Aristóteles hasta Humboldt, ningún chándose aun á medida que íbamos conociéndola exigüidad
naturalista ha puesto en duda esta verdad que es de una de nuestro globo. Entonces fué cuando al revelarnos el mi-
evidencia axiomática. Si la naturaleza ha sembrado en el croscopio que brota de todas partes la vida en nuestra mo-
espacio mundos habitables, no ha sido para que fuesen de- rada y que es la Tierra harto limitada para contenerla, nos
siertos eternos; tal es al menos la opinión de todos los filó- abrió el telescopio en los cielos nuevas regiones en la que
sofos. Por nuestra parte, nos limitaremos á poner el si- no es la vida limitada como aquí abajo, y donde puede
guiente dilema: Ó la creación de los planetas ha tenido propagarse por fértiles llanuras que son verdaderamente
objeto ó no; si no le tiene, sus respectivas condiciones son dignas de la complacencia de la naturaleza. Entonces fué
enteramente fortuitas, y es la casualidad la que los ha for- cuando los descubrimientos microscópicos nos anunciaron
mado como son, y la que ha procedido á las trasformacio- que el poder creador no se oponía á que viniésemos en co-
nes de la materia y al establecimiento de los mundos; sien- nocimiento déla mas débil parte de seres existentes, reve-
do esta suposición la délos materialistas, quienes reconocen lándonos que la vida invisible es infinitamente mas estensa
en principio la pluralidad de mundos. Pero si la creación de en los continentes y en las aguas que la vida aparente, mos-
los planetas ha tenido un objeto, habiendo demostrado las trándonos, por ejemplo, millares de infusorios en una gota
razones antes aducidas que no tiene la Tierra ninguna de agua, ó permitiéndonos contar 40,000 millones de fó-
preeminencia sobre ellos? no seria absurdo pretender que siles en una pulgada cúbica de tripol, y hasta á veces
hubiesen sido únicamente creados para que algunos de nos- 180,000 millones de suscarapaces ferruginosos en el mismo
otros les contemplasen en el cielo, y ¿cómohabrían podido volumen.
llenar el objeto para que habían sido creados, sino hubiese Si hay pues en algunos granos de polvo mas restos de sé-
ni un solo ser que les habitase y conociese? ¿Por qué ten- res que han existido en ellos que hombres no ha habido ni
drían los planetas años, estaciones, meses y días, sino ha- habrá probablemente en la Tierra; ¿qué diremos de esas
bía de brotar la vida de la superficie de aquellos mundos que inmensas capas de tierra cretácea que á lo lejos se estienden
gozan como el nuestro de los beneficios de la naturaleza y en las costas en un espesor de miles de píes, y cada uno
que reciben como él los benéficos rayos del mismo Sol ? ¿Por de los cuales encierra millones de foraminíferos? ¿Qué
qué aquellas nieves de Marte que se derriten cada prima- diremos de esos pólipos cien vecei cenlfnarios, que forman
vera para regar sus campiñas? ¿Qué objeto tendrían aque- islas enteras del Grande Océano, de esos millones de ani-
llas nubes de Júpiter que procuraran la sombra y la fres- males y vegetales microscópicos que por sí solos han for-
cura á sus inmensas llanuras? ¿Por qué aquella atmósfera mado inmensas cordilleras de montañas, y que han ejer-
de Venus que baña sus vafles y montañas? ¡Oh mundos es- cido una acción mas eficaz en la estructura de la Tierra
pléndidos que giráis lejos de nosotros en los cielos, ¿ es po- que esas masas monstruosas de ballenas y elefantes, y que
sible que la fría esterilidad reine para siempre en vuestros esos enormes troncos de higueras y bambúes? ¿Qué diré-
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mos de esa vida oculta en los bosques y llanuras del Océa- que tal pudiera hacer el Ser supremo que creó los mundos?
no ? « Allí, dice el padre de la ciencia moderna (Humboldt), Si Dios nos ha permitido conocer la mas débil parte
se vé con admiración que el movimiento y la vida lo han de los seres que existen en la Tierra; si ha sido su objeto
invadidt) todo; en las insondables profundidades del Océano, el demostrarnos que después de aquellas criaturas hay mu-
•está cada capa de agua animada de poligastricos, culideos chas otras, hasta en nuestra misma morada que no nos han
y ofridinos; allí pululan los animalilios fosforescentes, los sido reveladas aun, ¿con cuánta mas razón debemos hacer es-
mamarios de la familia de los acalefos, los crustáceos, los tensiva aquella intención ú objeto á las maravillas que ha-
perídiumes, las nareides, cuyos innumerables enjambres brá estado obrando en regiones que no nos es dado esplorar
son atraídos á la superficie por circunstancias meteorológi- á causa de su antagonismo y su distancia? Podemos estar
cas y trasforman cada ola en luminosa espuma. La abun- seguros de que no solo ha dejado de procurarnos los medios
dancia de esos pequeños seres vivientes^y la cantidad de para conocer sus obras en aquellas lejanas moradas, sino que
materia animalizada que resulta de su rápida descomposi - hasta ha querido ocultarnos los millares de mundos habita-
cion, puede decirse que convierten el agua del mar en un bles que ha sembrado en el espacio y las brillantes esferas
líquido nutritivo capaz de alimentar á otros animales mu- que esparce en los azulados valles del cielo con la misma
cho mayores.» profusión que siembra la verde yerba en las praderas de
Ya que es imposible limitarla fecundidad de la naturaleza la Tierra.
¿por qué circunscribirla á nuestra pobre morada , cuando De este modo nos enseña la misma naturaleza que, asi
sabemos que la vida unircrml es su eterna divisa , cuando como hay aquí abajo una infinidad de criaturas cuya exis-
basta un rayo de sol para hacer pulular animalilios vivientes tencia ignoramos, hay también en los cielos una multitud
en una gota de agua que convierten en un mundo, y cuando de mundos y de seres que no nos es dado conocer. «Los
sabemos que un solo diatomeo puede producir en cuatro dias que se convenzan de estas verdades, dice Pascal, podrán
mas de 150 mil millones de animales de su especie? ¿Dónde examinar la grandeza y el poder de la naturaleza en esa do-
encontrar los límites del imperio de la vida, cuando vemos ble infinidad que nos rodea por doquiera y aprender á co-
<jae no solo en la vida mineral hormiguean legiones de seres nocerse á sí mismos, considerándose colocados entre una
vivientes, que no solo en la vida vegetal hay animales que infinidad y un caos de ostensión, números, movimientos y
pacen las hojas de las plantas como los ganados en nuestras tiempo. Solo así conocerá el hombre su justo valor, y po-
praderas, sino que hasta en la vida animal considerada en drá hacer reflexiones y cálculos preferibles á la misma
sf misma , vemos á la naturaleza sembrar especies por do geometría.»
quiera la materia exista y amontonarlas unas sobre otras, La gran ley de unidad y solidaridad que ha rcjido en la
formando una vida parásita que ha de desenvolverse, y trasformacion de los mundos, es la que dirijo también to-
deponer aun sobre ellas nuevas semillas y gérmenes desti- das las operaciones de la naturaleza. Esta ley de unidad es
nados á perpetuar múltiples existencias en la existencia la que da á cada especie de mineral sus figuras geométricas,
misma? Esto nos enseña lo que opera en los mundos pla- así como da á los mundos las mismas formas y los mismos
netarios, á los cuales atiende con la misma solicitud que el movimientos; ella fué la que construyó el sistema arterial,
nuestro, y que lejos de cansarse aquí de producir, continua el sistema huesoso del hombre y de los animales, y en el
propagando la existencia sin detrimento de la existencia mismo modelo hizo también las hojas de las plantas, las ra-
misma. mificaciones de los árboles y los diferentes lechos de los ar-
Y mientras que nos está ofreciendo en la Tierra un ejem- royos, torrentes y rios. Esa misma ley de solidaridad es la
plo tan patente, mientras nos demuestra de un modo tan que también dispone que cada uno de los seres contribuya
irrefutable que ha arrojado á la muerte de su imperio y que á la armonía general, que nada haya aislado en la econo-
solo se complace en derramar la vida en todas partes, ¿có- mía universal, y que las escepciones entre los mismos seres
mo atreverse á suponer que aquellas dichosas regiones de sean fenómenos en el orden natural. ¿No es verdad que en
los mundos planetarios, que están como nuestros campos virtud de esta primera ley de la naturaleza, no puede esta-
sometidas á las mismas leyes y bajo la misma paternal mira- blecerse un sistema de mundos, en el que uno de ellos fue-
da de la Providencia, cómo atreverse á suponer decimos, se una escepcion de la regla general; y que por lo mismo
que no son 'mas que tristes é inútiles desiertos, que todas la Tierra no estaría habitada , si los demás planetas estuvie-
las maravillas de la creación están contenidas en este punto sen destinados á una eterna soledad? La vida vegetal fun-
de la inmensidad llamado Tierra, y que la naturaleza, tan ciona como la vida animal; asiique, en el espolón del ga-
pródiga en dar la existencia aquí abajo, ha sido tan avara llináceo y bajo el casco del solípedo, hallamos los cinco dedos
para con los demás mundos? ¿Cómo suponer que todos los del cuadrúpedo y del bimano; el hombre pasa por todos los
mundos, escepto uno y que el universo todo no sea mas que grados de la animalidad antes de salir del seno materno,
iin conjunto de peñas inertes flotando en el espacio, después nesde el momento en que nada hay aislado en este mun-
de haber recibido todos los beneficios de la existencia para do, y que la ley de unidad se aplica á todo con profusión,
ser patrimonio de la nada, y que después de estar colmados es inadmisible el que haya un mundo aislado en el univer-
de todos los dones déla fecundidad y estar dispuestos para so, y que nuestro globo, siendo una escepcion de todos los
moradas de la vida , hayan sido condenados á una muerte demás, esté adornado con todas las maravillas de la crea
«terna? ¿Puede creerse que porque estemos reunidos aqui cion viviente.
en nuestro grano de polvo y sean nuestros ojos harto débi- Terminarémosnuestroestudiofisiológicocon algunascon-
les para distinguir á los habitantes de otros mundos, toda la sideraciones sacadas de la habitabilidad intrínseca de nuestro
creación esté concentrada en él, y que tantas esferas mag- globo. No solo el examen de la naturaleza nos ha hecho con-
níficas sean inmensas y profundas soledades, desde las que cebir la idea de la pluralidad de mundos y nos ha confirmado
ni un pensamiento, ni un suspiro, ni una aspiración se ele- cada vez mas y mas en ella, al demostrarnos que la Tierra
van hacia el Creador de los seres, y que se haya li- no es mas favorecida que los demás planetas, que está en su
mitado el Poder infinito á crear nuestro pequeño globo? esencia el propagar la vida por todas partes, y en sus leyes
iQué hombre pensador podrá atreverse ya á imaginar el ser la misma para todos los mundos; sino que hasta ha
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querido colmar nuestra certeza, y destruir unos en pos de patible con las funciones de la vida humana , y con las ne-
otros todos los argumentos de nuestros antagonistas, de- cesidades de la organización animal y vegetal.
mostrándonos también que, ni aun para la misma existen- Nos parece del caso observar aquí que los poetas que han
cia humana, es la Tierra el mejor dtj los mundos. cantado la infancia del mundo, unánimemente han creído,
Recordaremos aquí un hecho biológico déla mas alta im- al ver la inferioridad actual de nuestro globo, que ocupó en
portancia , á saber: que la sobrada repetición de los actos de los tiempos primitivos la posición astronómica que hemos
la vida, es la causa mas activa para su pronta estincion; de indicado antes. Los que mas se han estendido acerca de es-
modo que, cuanto mas largas y parecidas son las estaciones to, son: Ovidio en el primer libro de las Metamorfosis, y
y los años, mayores son las condiciones favorables que reú- Milton , en el IX calito del Paraíso perdido.
nen los organismos vivientes para la prolongación de su Bajo el punto de vista que indicamos aquí, es nuestro
existencia. Y como es evidente que en los astros se enlazan satélite uno de los mas favorecidos de todos los mundos co-
Jos períodos por medio de cortos intervalos; de ahí el que nocidos de nuestro sistema, porque su eje de rotación no
la Tierra bajo este nuevo punto de vista no goce de las mis- está inclinado mas que de dos grados sobre el plan de la ór-
mas ventajas que otros planetas, y que este lejos de ser el bita. El verano y el invierno se confunden allá arriba en una
mundo mas favorablemente establecido para la existencia misma estación, uniforme y permanente, éigual á la dura-
humana. ción del año. No hay respecto á estaciones, mas que el día y
Ya se sabe que la inclinación de los ejes de rotación de la noche, que duran cada uno medio ano lunar. Por esto
las esferas celestes sobre el plano de sus órbitas respectivas los selenítes, sí es que existan , son los habitantes mas fa-
es la causa astronómica de la diferencia de estaciones, dias vorablemente situados para gozar de una larga existencia.
y climas. Si el eje de rotación estaba perpendicular, la zo- Los habitantes del anillo de Saturno serian tal vez aua
na tórrida no se estenderia mas allá del ecuador, la zona mas privilegiados que los anteriores con respecto á la dura-
glacial quedaría circunscrita á los polos, y los efectos del ción del día y del año; porque este, que solo se compone
calor y la luz se debilitarían insensiblemente desde el círcu- como en los satélites, de un solo día y una sola noche, equi-
lo ecuatorial hasta á los circuios polares. Jo que procurarla vale casi á treinta de nuestros dias. «La longevidad podría
un clima benigno y habitable á todas las regiones del astro. ser mas considerable que en ningún otro mundo de nuestro
Reinaría entonces perpetuamente la misma estación en to- sistema solar, puesto que según el gran principio de fisio-
da la superficie del globo, correspondiendo á cada latitud logía, las fuerzas biológicas, por mucho tiempo sometidas á
una temperatura especial y permanente. Fácil es juzgar cual las mismas influencias, no tendrían que sufrir esas violentas
sería entonces la fertilidad de un planeta tan favorecido, la sacudidas que en un estado de cosas menos favorable gastaa
facilidad con que las mas ricas producciones del globo se de- y rompen los resortes en un espacio de tiempo con frecuen-
sarrollarían en su superficie, y la influencia benéfica de seme- cia asaz breve, como vemos que acontece en la vida taa
jante morada sobre la doble vida moral é intelectual del efímera del hombre y délos animales en la Tierra.» (Plisson).
hombre. Los dias y las noches serian iguales en duración, pro- Pero el mas favorecido de los planetas es, bajo todos con-
curandoá aquel mundolas ventajas mas preciosasparala pros- ceptos el magnífico Júpiter, cuyas estaciones casi enterar-
peridad, la dicha y la longevidad de sus habitantes; la poe- mente iguales, tienen aun la ventaja de durar doce veces
sía de aquella eterna primavera nos trasladaría á Ja edad mas que las nuestras. Aquel gigante planetario parece es-
de oro de la mitología antigua, al paraíso terrestre de los tar retando desde el cielo á los débiles habitantes déla Tier»
libros sagrados.... Pero preciso nos es descender de aquellas ra, haciéndoles entrever el pomposo espectáculo de una
dichosas regiones para considerar las ventajas relativas á la larga y dulce existencia. « ¿Es posible que un planeta taa
liabitaLilidad de los mundos. magnífico, se pregunta un célebre físico, no tenga un tipo
Si el eje de rotación estuviese echado sobre el plano, se de inteligencias del que la mas débil de ellas sea aun supe-
comprenderá del mismo modo que la zona templada , que rior á la del mismo Newton ? ¿ No emplean sus habitantes
en la posición anterior se estendia sobre toda la superficie del telescopios mejores ó microscopios mas poderosos que los
planeta, desaparecería enteramente de él en el caso presente; nuestros? ¿No tienen procedimientos de inducción mas úti-
el sol pasaría sucesivamente al zenit de todos los puntos deJ les , medios de análisis mas.fecundos y combinacioaes mas
globo , las estaciones y los dias serian inconstantes y des- profundas? ¿ No ha sido resuelto allí el problema de los tres
iguales, y derramaría el sol alternativamente en cada he- cuerpos, no han sido esplicados el enigma del éter lumino-
misferio una luz continua y tinieblas permanentes, un calor so y los axiomas y los teoremas de la geometría ? Sin duda
irresistible y un frió glacial. Cada pais se veria sucesivamen- alguna deben disfrutar deunagran potencia de razón queles
te espuesto á aquellas alternativas ínsufríbles, y solo podría hará apreciar y conocer mas profundamente las obras de
procurar á sus habitantes las condiciones mas fatales para el Dios; pero cualesquiera que sean sus ocupaciones intelec-
progreso y hasta para la estabilidad de su civilización- tuales, ¿quién puede dudar deque estudian y desenvuel-
primitiva. vea las leyesde la materia qAie estañen acción junto á ellos,
Tales son las dos posiciones estremas del eje de rotación sobre ellos, debajo de ellos y entre elJos eo los cielos?!
de un planeta, entre las que hay una multitud de interme- En cuanto^á nosotros, que estamos unidos al globo ter-
diarias. La Tierra sería bajo este punto de vista el mejor de restre por lazos que no nos es dado romper, vemos estin-
los mundos, si su eje de rotación estuviese perpendicu- guirfie sucesivamente nuestros dias junto con el tiempo rá»T
lar al plano de la órbita, que se sabe estáJnclinado de m«s pido que los consume, con los períodos capricboeos que los
de 23", y que tenemos trece zonas caracterizadas por cli- forman, y con esas estaciones incoiutantes cuyo asta^DÍsmo
mas especiales. Lejos están aquellas diferentes regiones dC' se perpetua en Ja desigualdad contÍDua del día y^*^^ ^^ ^^-^
ser igualmente habitables, puesto quepor una parte los ar* che y en la volubilidad de la temperatura^ ¡C«án difereütO'
dores del ecuador son muy poco propicios al sostén y á la es la condición de la Tierra de la de ese mundo que conside-
larga duración de la existencia, cuyos resortes incesante- ramos, mundo al que tanto se acerca. eJespl^ndido Júpitec,
mente debilitados por un calor sofocante, se gastan en poco mundo que realmente existe en la mi^titud de planetas que
tiempo; y por otra, es el rigor de ios climas polares incom- giran en torno de losáolesdel e^acio, mundo en qoe altabvi*
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go de las transiciones del calor y del frío, de sequía y hu- campos, ciudades y casas, están asentados sobre un océano
medad y de incesantes variaciones de equilibrio y tempera- de materias candentes que de un dia á otro puede abrirse y
tura, se hacen sin interrupción las funciones de la economía sepultarnos en sus abismos de fuego. Sabido es que la capa
•viviente que, lejos de oponerse á las operaciones del pensa- sólida del globo no tiene diez leguas de espesor, y que está
miento , se erigen en protectoras de la inteligencia. en continua agitación , causada por la actividad incesante de
Lejos está de nosotros la idea de terminar este ensayo las fuerzas subterráneas; de modo que una fluctuación in-
lamentándonos acerca de la pobre condición humana; sin terior podria en un momento dado levantar la concha de los
embargo, creemos deber hacer constar aquí con hechos ir- mares, inundar con sus aguas nuestras regiones y sepultar-
recusables, que dista mucho de ser la Tierra el mejor de los nos á todos mientras convertiría los lechos marítimos en
mundos. En todas parles se ve en ella á la naturaleza en vastos continentes. Una revolución geológica podria también
Jucha con el hombre, lejos de secundarle en sus miras. impensadamente romper en mil fragmentos esta frágil cu-
« Nuestro régimen, dice un filósofo contemporáneo;, Rey- bierta en que nos creemos tan seguros, y dispersar sus res-
naud, puede traducirse por el hecho de habernos visto obli- tos por el espacio. En vista de lo espuesto, imposible es pre-
gados a abandonar el aire libre y puro de los campos para tender quesea este globo, ni aun para el hombre, el mejor
refugiarnos en otros puntos masagradables. Pobre es la hos- de los mundos, y que no haya otros cuerpos celestes que
pitalidad que nos ofrécela naturaleza; entre las pocas ventajas puedan serle infinitamente superiores y reunir condiciones
que nos procura, ninguna hay que no tenga sus inconvenien- mas favorables al desenvolvimiento y duración de la exis-
tes; pocaatenfaá nuestras necesidades, después de haberse tencia. Lejos pues de considerarle superior á los demás as-
complacido caprichosamente en acariciarnos un momento, tros , debemos admirar en gran manera el que la vida se
nos martiriza con los variados escesosde la temperatura, que haya establecido en nuestro globo , y convenir en que si le
no podemos sufrirsin dolor; obligándonos á construir casas vemos tan poblado, es porque la naturaleza prodigiosamente
para guarecernos. Yaun. á pesar de nuestra previsión, si que- fecunda engendra seres hasta allí donde el hombre no se
remos gozar de todo el territorio que nosfaé señalado, es habría atrevido nunca á esperarlo. De este modo se compren-
preciso resolverflos á sufrir frió ó calor, según el punto á derá que ha poblado la Tierra solo porque está en su esencia
que nos dirijamos ;«iendo una délas fatalidades de nuestra el producir la vida do quiera haya materia para recibirla, y
inorada actual, el que la constitución de la Tierra nos obli- lejos de pensarse que ha agotado su fuerza creadora al mul-
gue siempre á la esclavitud de las estaciones ó á la casi con- tiplicar asi los seres en su superficie, se verá en la infinita
tinua reclusión en nuestra casa. » diversidad de sus producciones, una prueba elocuente de
Procuremos abarcar de una mirada á toda la población que tampoco la agotó al poblar de innumerables criaturas á
humana que cubre la Tierra, y veremos que dista mucho los demás mundos.
«ste globo de estar dispuesto para la conveniencia del hom- Así pues, no solo la posición astronómica de la Tierra en
bre , y que la esterilidad de su planeta le obliga á emplearla la órbita que recorre, sino hasta las disposiciones normales
mayor parte del tiempo en la adquisición de los medios de de su naturaleza y su particular constitución geológica, nos
subsistencia. Las plantas de que se alimenta deben ser sem- demuestran que está muy lejos de ser el mundo mas favo-
bradas, cultivadas y recogidas; los animales.de que se rablemente establecido para la conservación de la existen-
sirve, deben estar preservados de la intemperie délas esta- cia. La diferencia de edades, posiciones, masas, densida-
ciones, ha de procurarles el alimento, cuidarles y hasta des, estension, condiciones biológicas, etc., hacen que un
constituirse en esclavo suyo. Solo, en medio de la natura- gran número de otros mundos tengan un grado de habita-
leza, el hombre no puede contar con su cooperación, de bilidad superior al nuestro en el inmenso anfiteatro de los
modo que solo á fuerza de trabajo le procura la Tierra su cielos, i Cuan dichosos deben ser los seres de esos mundos ,
sustento, sin que de nada ó de muy poco le sirvan las bue- protegidos por un cielo benéfico y una temperatura siempre
nas disposiciones de la naturaleza. Además, vemos á esa igual, y gozando siempre en dulce calma de las disposicio-
misma naturaleza sepultar anualmente á millares de hom- nes favorables de la naturaleza! Una eterna primavera en-
bres que van á procurarse lo necesario allende los mares, vuelve en su manto de flores á aquellos dichosos mundos ,
destruir en un momento opulentas ciudades que eran gran- en los que se ven sus seres libres de toda ocupación material
des centros de civilización, y arrebatar los frutos de los cam- y de esas necesidades inherentes á la pobre condición hu-
pos por la sequía ó las inundaciones. Contemplemos sino á mana. Lejos de tener que alimentarse allí con los restos de
esa multitud encorvada hacia la Tierra que riega con su su- los demás seres, estarán dotados de órganos que aspiren in-
sudor estéril, sin poder casi procurarse el alimento indispen- sensiblemente el sustento necesario, así como se alimentan
sable, y lo que es peor aun , sin inteligencia para las as- aquí nuestros pulmones sin que nos sea dado notarlo; tam-
piraciones mas legítimas. En cualquier punto del globo que poco tendrán que aprender la ciencia del mundo, porque
fijemos nuestra vista se nos ofrecerá el mismo triste espec- dotados de sentidos mas esquisitos y de un juicio mas recto
' tacólo; si algunas veces vemos levantarse magestuoso algún y perfecto, comprenderán las maravillas de la creación y de
palacio, procuremos penetrar enél, y deseguro no dejare- sus leyes universales. Allí los dorados lazos del amor unirán
mos de encontrar también allí ojos que lloran. Asi podre- todos los miembros de aquella sociedad dichosa, convir-
mos convencernos mejor de que no existen aquí abajo la tiéndoles en una sola é inmensa familia; no se conocerán en-
inteligencia y la dicha sino en Dios, que todo obedece mas tre aquellos seres la ambición, así como tampoco el veneno
ó menos alas exigencias de la materia, que la inmensa ma- mortal de la envidia; allí se adorará al Creador en un templo
yoría de los hombres puede apenas procurar las comodida- que tiene la inmensidad del cielo; allí en fin se contemplara
•des de la vida á un número de ellos muy reducido, y que en toda su pureza el magnífico espectáculo que ofrece lo
• nl^an este se ve libre de las mas grandes miserias.' infinito, se seguirá con la vista el movimiento de los cielos,
Si no bastan aun las consideraciones precedentes, pense- y estarán sus dichosos habitantes en intimas relaciones con
mos en que además de esi intimidad de la naturaleza este- los de las esferas inmediatas.
rtor, hay otra aun mas temible que nos ha sido impuesta Hé aquí lo que la naturaleza nos enseña por medio de
por las fuerzas interiores que rigen al mundo. Nuestros esa voz universal que atraviesa Jos espacios, que llega hasta
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allende los cielos para que la oigan ¡os liaLitantcs de todos cuya luz no nos llega hasta después de mil, diez mi!, cien
los mundos, \oz que se dirige al alma, y que por lo mismo mil años, y eso haciendo 70,000 leguas por segundo.
todos los seres pueden comprender. Hé ahí lo que anun- Si se quiere saber ahora el número de las estrellas, por
ciaba en otro tiempo á los sabios , á los poetas y filósofos mas que siendo infinito por su naturaleza, esté fuera de la
cuyo genio por su propio poder se iiabia elevado hasta ella; comprensión humana, procuraremos no obstante dar una
hé ahí lo que demuestra hoy por medio de los recientes idea del número de los astros visibles. Solo el nebuloso es-
descubrimientos hechos en las ciencias que, después de telareo de que nuestro Su! forma parte, y la Yin ladea en
quince siglos de continua lucha, iia logrado al fin penetrar la que nuestra Tierra está invisiblemente confundida , se
sus primeros secretos. A pesar de la impericia de su intér- componen, según Herschell, de die.z g odio mUlonei de soles,
prete, ha hablado de un modo asaz elocuente para atraerse pudiendo asegurarse que aquel conjunto de estrellas, aque-
á los espíritus y los corazones; pero es tan profunda é inde- lla isla en el universo , forma una capa aplastada , lenticu-
leble la convicción que pretende establecer entre nosotros , lar y enteramente aislada, cuya estension es de siete á ocho-
que no parará hasta ofrecernos el cuadro que ha desplegado cientas veces mayor que la distancia de Sirio al Sol, de la
á nuestra vista. Admitida ya, como no lo dudamos, la plu- que hemos hecho antes mención.
ralidad de mundos, por mas que no pueda probarse que tal Además de los innumerables soles que en sistemas side-
o cual mundo sea hoy necesariamente habitado, se ha de rales están gravitando en los cielos, está el espacio sembrado
admitir al menos, en tesis general, que prueba la habitabi- de vias lácteas como la de que acabamos de hablar, tan
lidad el estado normal de los mundos. Permítasenos aquí distantes de la nuestra, que á pesar de la estension incon-
una nueva consideración que acabará de afirmar lo que he- mensurable que ocupan cada una de ellas, tarda la luz de
mos emitido anteriormente. El microscopio nos ha revelado los soles que la componen millones de aflos en llegar hasta
que el poder creador ha derramado la vida por do quiera y nosotros, á pesar de hacer en su marcha incesante setenta
que debajo del mundo visible hay seres imperceptibles; el mil leguas por segundo; los mejores telescopios solo nos
telescopio viene á demostrarnos ahora que es imposible presentan á aquellos mundos de luz bajo la forma de albores
abarcar toda la ostensión de aquel poder; y como dice Pas- blanquecinos perdidos en el fondo del espacio insondable.
cal, aunque fuesen nuestros conocimientos mas vastos que Las celestes maravillas parecen deber terminar en los
los mismos espacios, solo lograríamos formarnos una idea confines de las últimas regiones accesibles á nuestra inves-
mezquina y pobre de lo que es la creación en sí. ¿Queréis tigación; pero no es así, porque donde termina nuestra
saber en efecto, cuál es el cuadro mas magnífico que pue- vista, aunque sostenida por los mas poderosos ausilios de la
den admirar nuestros ojos, el espectáculo mas imponente óptica, se desenvuelve aun la creación magestuosa y fe-
que el hombre puede concebir? La inmensidad de los cielos. cunda, y allí donde cesa el vuelo de nuestra concepción
Y sin embargo, nuestro sistema planetario tal como lo cansada, continúa la naturaleza inmutable y universal des-
hemos presentado, esto es, terminando en la órbita de plegando su magnificencia.
Neptuno, que tiene 7,000 millones de leguas de circunfe- En torno de la Tierra, mas allá del espacio que no han
rencia, no comprende aun en sus estrechos límites el im- podido abarcar los asombrados ojos de los mortales, y allen-
perio inmenso del Sol. Además, hay planetas desconocidos de los cielos, continúa aun el mismo espacio ; el poder crea-
que pueden circular libremente mas allá de la órbita de dor desarrolla allá como aquí el torbellino incomprensible
Neptuno, é innumerables cometas, sometidos igualmente á de la vida, y al través de las ilimitadas regiones del uni-
la atracción solar, que surcan en todos sentidos las regio- verso, se suceden incesantemente los soles y los mundos
nes etéreas y que van en épocas determinadas á beber en que forman la inmensa cadena de lo infinito. Cualesquiera
aquel manantial fecundo de luz. Para formarnos una idea que sean los límites que nuestra imaginación señale á esa
del estenso dominio del Sol, recordemos que el gran co- naturaleza inconcebiblemente productiva, podemos estar
meta de 1811 emplea 3,000 años en su revolución, y que seguros de que continuará después de ellos la naturaleza
el espantoso cometa de 1080, necesita 8,800 auos para re- teniendo la misma estension, sin fin posible, y que aun-
correr su inmenso período; que el primero de aquellos as- que viviésemos toda una eternidad, y no cesásemos en nues-
tros se aleja hasta 13,650 millones de leguas del Sol, y tra investigación, siempre la veríamos igualmente grande y
el segundo hasta á mas de 32,000 millones de leguas. fecunda.
Cualquiera que sea la estension ocupada por nuestro sis- Hora es ya de que espliquemos francamente á nuestros
tema, por mas prodigiosas que nos parezcan aquellas dis- lectores la idea que nos hemos formado de la Tierra.... ¡Ah!
tancias, no pueden sin embargo ser comparadas, tal es su si fuese nuestra vista asaz penetrante para descubrir los so-
exigüidad, con las que nos separan de las estrellas. Para les que gravitan en el espacio y los mundos habitados que
poder concebir, en cuanto nos sea posible, la inmensidad les siguen en sus cursos, y que se nos presentan como pun-
del universo astral visible, es preciso saber que todas las tos brillantes en el oscuro fondo del cielo; si nos fuese dado
estrellas brillan de su propia luz, que son otros tantos so- abarcar de una mirada esos millares de sistemas solares y
les, quizás mas radiantes y grandes que el que nos ilumina, recorrer con la rapidez de la luz por espacio de siglos y mas
y según la opinión de todos los astrónomos, centros de otros siglos ese número ilimitado de soles y esferas sin encontrar
tantos sistemas análogos al nuestro. nunca un término en esa inmensidad prodigiosa donde hace
Las distancias que separan á unas de otras, si hemos de Dios germinar tantos mundos y seres; y si tuviésemos luego
juzgar por la de Sirio, que es una de las mas inmediatas al que volver atrás para hallar en lo infinito este grano de
Sol, pueden calcularse en 52 trillones 200,000 millones de polvo que llamamos Tierra, confundidos y arrobados ante
leguas. aquel sublime espectáculo, uniríamos nuestra voz al con-
Pero nos será aun mas fácil comprenderlas si observamos cierto de la naturaleza universal, esclamando desde el fondo
que la luz , que hace selcnta iml Icrjuas por SCIJIMÚÜ , tardade nuestra alma: Dios potente, ¡qué insensatos éramos al
22 años en llegar hasta nosotros desde la estrella citada, y creer que nada había mas allá de la Tierra, y que solo
que es incomparablemente mayor el tiempo que tarda en nuestra pobre morada tenia el privilegio de reflejar tu ia-
llegarnos de casi todos los demás astros, y que hay estrellas mensa grandeza y tu poder! ,:
>^ 249 £<

31aclrid monumental.
SEPULCRO DE FERNANDO EL YI EN LAS SALES AS.

Reinando Ferrando VI y su esposa la reina Bárbara, se compuesto, con dos torres en los estreñios y un atrio en el
dio principio en el aílo de 1750 á la suntuosa fábrica del medio de tres puertas. Cierra la entrada una espaciosa lonja
monasterio de la Visitación de religiosas de San Francisco con pilares y verjas de hierro. Pero la fachada mejor de
de Sales, de Madrid, obra verdaderamente regia, en que esta casa es la que cae al jardín, y corresponde á loque
sus ilustres fundadores pudieron ostentar las inmensas ri- llaman el palacio, por ser la habitación que destinó para sí
quezas y la bienhe- la reina doña Bárbara.
chora tranquilidad de Toda la obra en ge-
aquel pacífico reina- y ral tiene magnificen-
do. Duró esta obra cia , y atendida la épo-
ocho años y medio , ca en que se constru-
ascendiendo su costo yó , por ssr una de
á la suma de diez y las primeras que se
nueve millones cua- a p a r t a r o n del mal
renta y dos mil trein- gusto que reinaba en
ta y nueve reales once España, mereció mu-
maravedís, sin contar cho aprecio, aunque
con las alhajas de oro no esté exenta de la
y plata , y piedras crítica de ios inteli-
preciosas.—Consta la gentes. Se cree que los
estension de todo el planes de esta obra
edificio y dependen- fueron inventados por
cias de setecientos se- D. Francisco Garlier.
tenta y cuatro mil Su dirección estuvo á
trescientos cincuenta cargo de D. Francisco
pies cuadrados de su- Moradillo.
perficie; el convento En esta iglesia en
tiene ciento treinta y que tan privilegiada-
cinco mil cincuenta y mente se ostentó el
seis y cuarenta y nue- poder real de la casa
ve de alto; la iglesia, de Borbon, es donde
sacristía esterior y determinaron descan-
pórtico nueve mil sar sus fundadores D.
trescientos ochenta; Fernando VI y doña
ciento veinte y ocho María Bárbara, su es-
de longitud, treinta y posa ; y su hermano y
ocho de latitud y sucesor Carlos III, se
ochentaen el crucero. hizo un deber en rea-
—Su altura es de cua-
lizar aquella volun-
r e n t a y ocho pies
tad. El arquitecto D.
hasta la cornisa; so-
Francisco Sabatini fué
bre esta ai ranea la
el encargado de la
bóveda y arco tora-
construcción delosSe-
les, y carga encimad
pulcros Reales, y la
cuerpo de luces que
levanta veinte y dos escultura corrió á car-
y medio: sigue la me- go de D. Francisco
dia naranja que supe- Gutiérrez.
ra veinte, recibiendo En el crucero de la
la linterna que tiene iglesia al lado de la
veinte y uno de ele- epístola, y dentro de
vación por diez de un arco y nicho, se
diámetro. eleva el sepulcro dfel
Sepulcro de Fernando el VI. rey cubierto de esco-
El adorno de este gidos mármoles de di-
templo es de pilastras y columnas del orden corintio en los versos colores. En el sitio de la clave están las armas reales
pilares con regular decoro y sencillez. Además le enrique- sostenidas por un niño y una fama de mármol, con clarín
cen mármoles de varios colores, y bronces dorados en los en la mano. Sobre el primer zócalo se levanta un pedestal
retablos con costosos lienzos pintados los mas en Italia. Su á cuyos lados hay dos estatuas en pié, mayores que el na-
fachada es de un solo cuerpo con ocho pilastras del orden tural, y representan la Justicia y la Abundancia. Luego
TOMO U I . 32
>3 250 16
sienta la urna sobre dos leones de bronce, y en su frente Iriarte: aHic jacel hujus Ccenobii conditor , Ferdinandus YI
hay un bajo relieve que representa las tres bellas artes, HúpaniaruinRex, optimus princeps, quisine liberis, at nume-
acogidas bajo Ja real protección. Parte de la urna se figura rosa virtulum sobólepalrice obüí IV id. Aug. An. MDCCLIX.
cubierta de un paño, y sobre ella hay dos niños llorando, Carolm III fralri dilectísimo, cujus vitam leyno praeoptasset
el uno levanta el paño y el otro tiene una espada en la ma- hoc mwroris el pietatis monumentum. » En el sepulcro de la
no. En el fondo, detrás de la urna, selevanta una especie de reina doña María Bárbara colocada en el recinto del coro á
pirámide, y allí está colocada la figura del Tiempo, que con espaldas de el del rey, se puso la inscripción siguiente:
una mano sostiene el retrato del rey y con otra le señala. « María Bárbara Portugallioe Ferdinandi VI Hispaniarum
En una tabla de mármol que sienta sobre el pedestal, está Regís uxor: post conditum D. O. M. Templum, Sacris Vir-
escrita con letras de bronce dorado, la inscripción siguiente ginibus Canobium. optalur fruitur sepulchro et votiis propior et
que compuso, con Ja que se dirá de Ja reina, D. Juan de aris. Obiit aunas nata XLVII. IV Kal. Sepl. MDCCLVIII.

La Mesíada.

XX Y último.

Rodeado desús celestes cohortes, el divino Redentor se ciende á las márgenes del rio con vuelo grave y silencioso.
cierne sobre las nubes y recorre la vía solar que conduce al «El Egipto todo acaba de exhalar un profundo suspiro de
trono del Eterno. Precede Gabriel á aquel cortejo aéreo; tristeza y desesperación, porque enlodas partes ha sido
los bucles flotantes de su dorada cabellera zumban en torno herido de muerte el hijo primogénito.
suyo, y se une su voz armoniosa al dulce son de su arpa. «En las gradas del trono, en las cabanas, en el fondo de
Murmurad vuestros cantos con voz dulce y tímida, ya las cárceles y hasta en los pechos del irracional lleno de es-
que vais á cantar el Cristo. Es la mayor de las glorias; pase panto, ha sido herido de muerte el hijo primogénito. Solo
al través de la eternidad y resuene á la vez en todas las re- en Rahmesés resonaban cantos de gloria y corrían lágrimas
giones del cielo y de la tierra. de reconocimiento, por haberse respetado las cabanas seña-
Un coro de resucitados levanta su voz, trémula por la ladas con la sangre del cordero.»
santa emoción de que están poseídos; las arpas celestiales Y con voz mas fuerte, sostenida por arpas menos tímidas
acompañan sus melodiosos acordes, y del fondo de los cielos y trompas mas vibrantes, entona otro coro un nuevo canto:
llega, suavizado por la distancia, el llamamiento atronador es el nuevo coro compuesto de querubes, cuyos cuerpos
déla trompeta del último juicio. También se confunden así chispean, cuyos rostros deslumhran.
al pié del monte el murmullo del manso arroyo, el zumbido « Al llamamiento creador del Hijo, el plan de la creación
de los árboles del bosque que agita el aura de la tarde y el se convirtió en materia y forma, y numerosas legiones de
rumor del torrente que corre penosamente al través de mundos y de seres se lanzaron al espacio, sorprendidos y
las hendeduras de las peñas. El coro de resucitados fija en el gozosos al ver que existían.
Mesías sus húmedos ojos, y le dirige este canto de amor y de « El llamamiento creador del Hijo continuó resonando, é
reconocimiento: impuso á los mundos sus movimientos orbiculares, é hizo
« jDesde la eternidad, antes de que fuesen los mundos, que los rayos se cerniesen sobre los rayos, brillando unos
antes de que saliesen del caos losdias, las noches y los astros, vivos y rápidos, y otros pálidos y lentos.
antes de que fuesen los querubes brillantes de luz, tú. « El imperio eterno del Redentor quedó asentado; y, del
Hijo de Dios, te habías ya condenado á muerte! fondo de la creación irradiaron la meditación y la magnifi-
«Cordero sacrificado, Salvador de los caldos, víctima del cencia, el arrobamiento y la dicha para todos, hasta para los
altar del Góigota, desde la eternidad viste correr ya tu san- habitantes de la tierra.
gre divina. « Sucesores del sepulcro y de la luz, hermanos de Aquel
Antes de que existiesen los rios y los mares, los valles y que murió en la cumbre del Góigota, hay un sendero re-
los montes, antes de que Dios crease el polvo para realzar la gado de lágrimas que conduce desde el fondo de vuestra mi-
gloria del reino de la luz, antes de que el globo terráqueo seria á las regiones aéreas; cantad pues ese camino regado
se convirtiese en una inmensa tumba , tú viste correr ya tu de lágrimas, ya que conduce desde el sufrimiento al tribu-
sangre, Hijodivino, Redentor del mundo.» nal supremo.
Uno de los ángeles del último juicio suelta su trompeta «Las tinieblas de la muerte os le ocultan; parecido á un
temida; levanta otro coro sordamente la voz, y lanza al tra- laberinto sin salida, da aquel sendero la vuelta á un peñasco
vés de lo infinito el canto siguiente : sombrío, pero ha corrido la sangre de la redención , y está
« Yacia allí sin vida el Cordero pascual, sin que la mano ya señalado el puesto que debéis ocupar en el tribunal de
que lo inmoló le rompiese los huesos; empapó Judas un ra- los cielos, por haberos redimido aquella sangre divina.»
mo de hisopo en la sangre del cordero, y señaló con ella las Uno de los hijos de la redención que , cuando era aun
puertas de sus cabanas. mortal entre los mortales, fué llamado el vastago de Hiddo,
«Desgraciados de vosotros, á quienes no protegerá la san- se acerca al Mesías, agita las cuerdas de su arpa sonora, y
gre del cordero cuando venga en la noche terrible á en- canta el dichoso dia en que desde lejos descubrió á Zema.
volver al mundo con sus santos terrores. Aquella noche « Jehosuah penetró en el santuario, á pesar de no ser pu-
terrible se acerca , ya llega, y el ángel de la destrucción des- ros sus vestidos, pero habia una cortina que velaba el santo
M 2 3 1 §6
misterio. De pié junto á él, Satán le acusó en presencia de de la vida, enjugad vuestro llanto; como los ángeles, os
postrareis también un dia al pié del trono.
los ángeles.
«Tal es el digno premio que os destina el Dios muerto por
«El Sefior Je dio vestidos blancos, y le libró del peso de su
enorme pecado, merced al Redentor que habia de venir á vosotros, si imitáis el ejemplo de paciencia y sumisión que
salvar á la especie humana; y llegó á oidos de los ángeles os dejó, si como él sufrís sin murmurar el rigor de vues-
una voz misteriosa que decia: ¡Zema, Zema! tro destino.
«{Oh dicha inefable! venisle, Mediador divino, corrióse «Dejad de correr lágrimas compasivas; cesad consuelos, que
la cortina, y quedó descubierto el santo misterio: El Hijo, podríais dulcificar un tanto sus males; no debilitéis el cora-
purificado por sí mismo, habia entrado en el santuario. zón de los escogidos, que para nada necesitan vuestra pie-
«Pueblos afortunados, reunidos y acudid ala sombra del dad. ¿Por ventura no saben que les aguardan en los valles
alegre pámpano y déla fresca higuera, que el salterio de la de la muerte cantos de dicha, y que hallarán una corona
alianza animará el festin, y el himno de la alianza se unirá en el término de su peregrinación?»
á su salterio para repetir de vergel en vergel: Ha venido Mientras que los resucitados cantan de este modo, aperci-
Zema, ha muerto Zema, ha resucitado Zema. » ben cerca de la espiga brillante (constelación) á algunos que-
Vibran con fuerza las arpas de oro, y se balancean las ci- rubes que conducen numerosas almas á la presencia del Re-
masdelas inmortales palmas que agitan los serafines, que dentor. Su vuelo es rápido como el de la gloria y la dicha, las
á su vez acuden para celebrar la inmensa gloria del Sal- almas que les siguen, se ciernen á veces estremecidas, por no
vador. poder soportar el desconocido encanto de que están poseídas
«Cuando Jesús ha esclamado: /íoíto se ocaW/nosotros, Desde que dijo el Mesías en lo alto de su cruz: ¡lodo se acabó!
que podíamos beber en aquel torrente de salvación, hemos hasta el momento de su triunfo, las almas virtuosas de to-
llorado en voz alta, pero el polvo ha sido glorificado, por dos los pueblos de la tierra, que habían dejado sus cubier-
haberle elevado el Eterno hasta el reino de los cielos. Jesús tas mortales en las hogueras ó en los fúnebres oteros, se
habia hecho descender sóbrela especie humana desde lo alto reunieron en los floridos campos de la siega celeste. Así lo
de su cruz, todas las beatitudes de los escogidos. habia dispuesto el Eterno. A medida que aquella trémula
«Cuando esclamó el Hombre Dios: Universo, sé, aparecis- legión va elevándose, va siendo mayor su grata sorpresa,
teis vosotros, mundos que habia destinado para una gloria hasta que al fin gime y llora, al ver y adorar por primera
que debia ir siempre en aumento, numerosos como las go- Vez al verdadero Dios. Un coro de resucitados acoge á sus
tas de rocío que caen del cielo. Jesús hizo descender sobre nuevos hermanos con este canto solemne:
vosotros desde lo alto de su cruz, la salvación eterna. « Llegad, acercaos, penosa fué vuestra peregrinación por
«Numerosas legiones de la creación, todas habéis sido ben- los tenebrosos senderos de la muerte; pero al fin habéis
decidas por el cumplimiento del sacrificio expiatorio; y, se- vencido todas las miserias; solo son ya vuestros gemidos
mejante á los suspiros del éxtasis, el murmullo de las arpas un éxtasis celestial, y es la alegría la que hace correr vues-
celestiales os ha repetido aquella bendición, penetrándoos tras lágrimas.
de una nueva dicha. ¿ Cómo contaros, bienaventurados que «Éxtasis celestial, dulces lágrimas, patrimonio divino que
doblasteis la rodilla ante El ?» aguarda á los fieles al fin de su carrera, no hay lengua que
Apenas los serafines habían terminado este salmo, empe- pueda espresar vuestro encanto.
zó un nuevo coro de resucitados á agitar sus palmas de ¿En qué playa ha murmurado el arpa divina para cantar
triunfo y á cantar la gloria del Hijo del Eterno con dulce vuestra dicha? Ondas plateadas del rio, y tú, palmera que
tristeza, manantial divino de nobles inspiraciones. creces en sus orillas, que oísteis la musa de Sion, decidme:
«; Sea el Eterno para siempre adorado ! Séalo también el ¿han llegado nunca hasta vosotros los dulces acordes de
Cordero inmolado que acaba de pasar la cumbre de Sion y aquella arpa sublime? »
que se acerca á los cielos, y, séalo también el altar del Gól- Atraídas por el arrobamiento de su nueva vida, se lanzan
gota , teñido aun con su sangrel ¡Gloria á t í , Hijo del Señor, aquellas almas, antes tan tímidas, hacia el centro de las
inmolado por nosotros! brillantes cohortes del vencedor, y cantan con voz potente:
«1 Gloria á tí Salvador de los sucesores de la muerte! ¡ Glo- «Elevémonos con los ángeles, esos sucesores de la luz,
ria y reconocimiento á t í , noble Hijo del Eterno , que do- aumentemos el cortejo del Hijo del Eterno, sigámosle al
taste á la noche de legiones de astros haciendo brotar de su través de los cielos! ya que nos ha cabido este triunfo en
seno torrentes de luz que van girando en sus inmensas ór- patrimonio. Tú eres, oh muerte, la última grada que con-
bitas. duce á la beatitud; sepulcro, tú eres la cuna de la salva-
«¡Admiración y gloria á tí. Hijo del Eterno, Cordero in- ción , la puerta del cielo.
molado , que libraste de la noche de la destrucción á las víc- «Mesías Divino, la melodía de los himnos celestiales no
timas de la muerte! Todas ellas se han levantado ya sobre puede describirte, la intuición de los inmortales no puede
el abismo de las tinieblas. » comprenderte tal cual eres, rey del universo; no hay can-
Otro coro de resucitados, dirige miradas de tierna piedad to de victoria y de dicha que puedan llegar nunca hasta tí.
á la tierra que gira bajo sus pies, por recordar que han te- «Dígnate dirigirnos una mirada benévola, ya que somos
nido en ella sus tristes moradas, que han dormido en sus de los bienaventurados que tu muerte ha redimido, yaque
tumbas frias hasta que la voz del Cristo les ha despertado fuimos sembrados por tí en los vastos campos que vas á se-
del sueño eterno, y cantan de este riiodo los beneficios del gar y á recoger las espigas que el tiempo ha sazonado. >
Redentor del mundo: Algunos adolescentes del trono, que se desarrollan ala
«Adoremos al Eterno, adoremos al Hijo que vuelve á la sombra del divino EIoha y del sublime Gabriel, como el flo-
diestra de su Padre. Vosotros ángeles, sus siervos queridos, rido lirio al pié del cedro, á su vez ceden á la emoción que
arrojad á su paso vuestras palmas y coronas, á fin de que os les causa la fiesta de los cielos, y agitando con rapidez las
las devuelva al pié del trono. cuerdas vibrantes de sus arpas esclaman :
« Peregrinos, vosotros que, bajo el peso de vuestras mise- « ¿Cómo repetir el canto espresivo, árdieftte y sagrado de
rias, os arrastráis aun penosamente por los áspe/os senderos la alegría, la dicha y el triunfo? ¿Cómo pintar el éxtasis
X 252 X
que esperimentareísal pié del trono, vencedores del peca- protegió decididamente á tu Hijo de tez morena y sonrosa-
do, vencedores de la noche, vencedores de la muerte?» da; le dotó dé una voz poderosa y ciñó su cabeza con una
No son tan solo los melodiosos acordes del salterio y la corona de oro.»
borrísona trompa los únicos que acompañan los cantos so- En aquel momento David vé al Mesías, y todos Jos coros
lemnes de los coros celestes; sino que hay además cuerdas entonan salmos á la gloria del que creó y redimió á la es-
misteriosas que vibran separadamente, pareciéndose al mur- pecie humana. Pero en breve otros salterios acompañan
murio del arroyo solitario y del aura de la tarde, 6 á los nuevas voces, que cantan:
tiernos suspiros que exhalan los amantes virtuosos. Hay al « Estaba orando Isaías cuando descendió una voz de lo
propio tiempo sonidos poderosos como la tempestad, terri - altó del trono de fuego, que convirtió el altar en una in-
¿les como el trueno, que aumentan el rumor de los mun- mensa llama.
dos viajeros. Siete querubes descendieron hacia el profeta que el Eter-
Solo reinó el Cristo en la creación desde que se reveló á no acababa de iluminar para que leyese en los mas inson-
Abrahan hasta que, bajo la forma humana fué á llorar en dables abismos de lo porvenir.»
la cabana de Belén; las legiones que le siguen en su marcha Y los siete querubes repiten :
triunfal, cantan los beneficios que va derramando sobre el «Tú que nos viste al lado del Eterno inmóviles, pensa-
pueblo que era objeto de su misericordia especial, de su tivos y sin velo guardaste silencio; solo nos envolvían nues~
justicia inmutable. En alas del éxtasis, sus voces se elevan tras largas alas, y el templo se estremeció á la voz de los
de maravilla en maravilla; y envueltos en mares de armo- custodios del trono.»
nía , los coros se encuentran, pasan, se paran y se entregan A lo que contesta el profeta:
sucesivamente á sublimes inspiraciones que exhalan por me- «Mudo me quedé al veros junto al Eterno inmóviles,
dio de himnos solemnes. Los ángeles de la muerte levantan pensativos y sin velo; solo os envolvían vuestras largas alas,
sus voces graves y sombrías, y cantan de este modo: y el templo se estremeció á la voz de los custodios deJ
«Por la voluntad de Dios detuviste, oh mar, el furor de trono. »
tus olas. Nubes de la mañana, nubes de la noche, que api- Y entonces esclamásteis: «Santo es el Señor, tres veces
ñadas seguisteis al pueblo de Israel, desde el seno de la mas santo. Infinito es el numero de los que le adoran; el eco de
negra de vosotras, aterró y deshizo el Eterno á Faraón y su nombre glorioso resuena en derredor del trono celeste y
su numeroso ejército. » hasta en el polvo.»
Miriam oyó la trompeta que continuaba arrojandü á lo Embargan la voz del profeta sus pensamientos sublimes;
lejos su bronco sonido; y Miriam, la hija de Amram, que pero luego indica á las trompas celestes que se le unan, y
presidió las danzas de la victoria, salmodió entonces de este canta estas palabras que habia dirigido en otro tiempo al
modo la gloria del Eterno: orgulloso conquistador asirio:
« Egipcios furiosos á vuestra obcecación debisteis el que « Hé ahí audaz Senaquerib lo que contra tí dijo el Eter-
el mar inmenso fuese vuestra tumba. El altivo ginete, el no: la noble virgen de Sion te ha despreciado, y al verte
fogoso corcel, todos los aprestos de guerra y hasta el mismo pasar la hija de Jerusalen se ha tapado con' desden el ros-
Faraón, se hundieron entre los verdes juncos, como se tro. Rey soberbio, ¿sabes contra quien levantaste la voz
hunde el plomo en el agua; porque de lo alto de su nube del blasfemo y la mirada de la mofa y el insulto ? Contra
de fuego, fijó Dios en ellos una mirada de cólera, y mandó el Dios de Israel. Fué al mismo Jehová, á quien retaste al
al mar embravecido que se los tragara para siempre.» decir: He hecho pasar mis ejércitos por la cumbre de las
Otros ángeles piensan con tristeza en la desgracia de Co- mas altas montañas; he despojado al Líbano de su verde
ré, Dathan y Abiram, y es su canto doloroso y lento: manto; el soberbio abeto y el magestuoso cedro, han caido
«Cuan terribles fueron los gritos de desesperación lanza- á los golpes de mi hacha.
dos al través de la nube de polvo que se levantó sobre el «He alzado mis tiendas en las laderas del Carmelo; he
abismo; siéndolo aun mucho mas cuando con débil acento hecho brotar fuentes del fondo de sus bosques y bebido sus
anunciasteis la agonía de las víctimas sepultadas. Cuando el límpidas aguas, y se han secado bajo mi planta todos los
silencio sucedió al último suspiro, se estendió el terror de lagos de Israel.
la muerte sobre toda la multitud consternada. » «Lo que hago ahora ya lo he hecho otras veces; dispongo
Los cantores de Ja gloria del Mesías dirigen una mirada mis altos hechos para divulgarlos después. Pronto las ciu-
á las ruinas de Jericó; y solo una vez agitan con trémula dades rodeadas de altos muros y de verdes colinas se der-
mano las cuerdas de sus arpas. rumbarán, quedando paralizados por el terror los brazos de
« La piadosa cohorte sitiadora pasó una y otra vez por de- sus defensores.
lante de las orgullosas torres que defendían la ciudad délas «Á mi vista caen los vencidos, como la yerba en el prado
palmeras, y las amenazó con el sonido de sus trompas guer- á los golpes del dallador, como la débil caña que el venda-
reras. Amaneció por fin el dia señalado por el Eterno: los bal abate.
hijos de Israel dieron por última vez la vuelta á los muros «Á lo que te contestó el Eterno: Temerario, sigo tus pa-
de la ciudad rebelde, y el estruendo de su caida se confun- sos y sé todas tus guaridas; tus blasfemias han llegado ya
dió con el sonido de los triunfantes clarines. » hasta el pié del trono. No tardaré en ponerte una mordaza
Otras arpas melodiosas vibran dulcemente, y acompañan y en obligarte á volver atrás. »
las voces de algunos ángeles sus celestes acordes:' El profeta guarda silencio, y los siete ángeles continúan.
« Judá, tu patrimonio es digno de envidia. El Hijo de « El alba aparece serena y nacarada, y la terrible profe-
Belén, el adolescente de morena tez corría por la llanura , cía continúa haciendo retemblar el monte Sion. Reinan aun
gracioso como el lijero cervatillo, cuando aplastó en cierto el silencio y las tinieblas en el campo asirio; yacen sin vida
dia la frente del Gateano (Goliat) con la piedra que lanzó sus numerosos guerreros, y huye el rey despavorido y ater-
su honda, por haberse burlado de su debilidad. rado: acaba la justicia eterna de cumplir su venganza....
«Tu Dios, oh Judá, tu Dios que rechazó el benjamita ¡ Huye, huye Senaquerib, vé á esconderte en la casa de
(Saúl), é hizo correr su sangre en los montes de Guilboah, Nisrocl »
Ji 2 3 3 K
El mas sublime de los inspirados (Ezequiel], el que en « Todos los déspotas cuyo poder consistía en la protección
las riberas del Kebar fué iniciado en la contemplación de la del tirano han desaparecido con él en su caida, así como
gloría divina, se separa del celeste cortejo. Doce adoles- también las plantas parásitas que crecían á la sombra de
centes del cielo, algunos ángeles y diferentes almas biena- aquel árbol gigantesco: á la vez han sido heridos de muerte
Tenturadas se reúnen con el profeta que, se levanta y pasa el coloso y sus numerosas cohortes.»
junto al Mesías, para dirigirle un canto solemne. Mages- El profeta y sus compañeros interrumpen su canto, pero
tuosa y bella es la actitud de aquella cohorte celeste, pero no tardan en continuarle de nuevo, pareciéndose á la tierra
mas lo es aun el fuego divino que lanzan sus ojos, mientras cuando tiembla y se agita, que solo interrumpe sus oscila-
brota de sus labios el canto siguiente: ciones para enviar á los cielos nuevos torbellinos de polvo
« jDios terrible! ¿cuántas veces has vengado á tu pueblo y de humo, y, para hacer resonar en el espacio nuevos gri-
escogido, anonadando á los enemigos que querían destruirle tos de dolor.
en su desgracia? Todos los que tenian sed de sangre, han « Mas terrible aun que la de Assur, fué la caida del rey
sido ahogados por tí en la sangre¡, sin que hayan podido de Egipto. Semejante al dragón marino que se lanza al rio,
nunca evitar tu justa venganza. enturbió las aguas con el limo que dormía en el fondo de
« ¿No se parece el asirlo al monstruo del Nilo? El asirío su lecho, y convirtió en rojizas sus azuladas ondas.
que fué soberbio como el cedro del Líbano cuando estiende «Y cuando esclamó el monstruo: me pertenece el rio
á lo lejos su protectora sombra, era también rico en follage por haber abierto su cauce, fueron tendidas sobre él las
y tenia, como él, una cabeza audaz y altiva. redes del Señor ; y como acudiesen desde luego tribus de
« Se elevó sobre los demás árboles del valle, preservando todos los puntos del globo, para empujar al monstruo, no
del sol sus inmensas ramas á las playas inmediatas: nada pudo este evitar las redes del Eterno.
faltaba al árbol rey, ni agua , ni abundante savia. «Dios, al sacarle del rio, lo arrojó á la playa; y todos
«En medio de su follage hablan ido millares de aves á los seres alados que recorrían el espacio, y todos los gusa-
construir sus nidos, y todo cuanto se agitaba en el polvo nos que se arrastraban por el polvo, fueron á devorar su
habia ido á establecerse cerca de las fuentes que murmura- carne, que el Eterno acababa de arrojarles por pasto.
ban al pié de su tronco: todas las grandes naciones acudie- « Sus restos palpitantes cubrían los montes y valles, y
ron para cobijarse á su sombra. enrojecía su sangre las márgenes de los ríos en que poco
«Ninguno de los cedros del Señor le igualaba en magni- antes nadaba con tanto orgullo, corriendo á torrentes aque-
ficencia; pobres y raquíticas eran á su lado las ramas del lla sangre impura.
abeto, así como lo eran también las hojas inmensas del plá- « Pronto tiuó la cima de los montes y regó los campos y
tano: era el árbol mas hermoso que habia en los jardines los prados; en breve la tierra inundada de ella no pudo ya
del Edén. embeberla, y fué con sus tibias olas á engrosar los tor-
«El verdor, el tronco y las ramas de que Dios le dotara rentes.
escitaban la envidia de los demás árboles: era siempre su «Al llegar, al fondo del abismo á que le arrojaba la cólera
frondosa copa la que estaba mas cerca de las nubes. divina, encontró el coloso á todos los héroes que, como él,
Gomo era el que se alzaba á mayor altura hacia los cie- habían inmolado en otro á tiempo los pueblos en aras de su
los, su corazón se hinchó de orgullo; poroso permitiste que cruel ambición: la espada del Señor les habia anonadado
le atacasen enemigos poderosos, y que pesase sobre él la en medio de sus víctimas.
pena del talion. «El Asirio y todos sus guerreros duermen junto á los de-
«Por esto un poder estraiio le arrancó de cuajo, dispersó más tiranos, por ser una misma la tumba que les destinó
sus restos al través de montes y valles, sin parar hasta que al herirles el brazo del Eterno. Todos los que fueron y se-
hubiese en todas partes ramas desgajadas del rey de los rán el terror de los pueblos, irán á dormir su último sueño
bosques. en el mismo sepulcro.
«Las naciones, que no pudieron ya cobijarse á su sombra, « Junto á ellos se estienden los floridos campos de Elam
fueron mas lejos á procurarse un abrigo, y las fieras se gua- (región de Asia), esas tumbas inmensas de valientes guer-
recieron entre las ruinas del coloso. Las fieras y las aves del reros , á los que esterminó la espada vengadora del Dios de
cielo, hé ahí lo único que le quedó de su esplendor pasado. las batallas, por haber sido el terror de los pueblos.
«Su caida hizo retemblar de tal modo á los demás ¿rbo- « En aquel mismo sepulcro fueron á parar Mesec, Thubal
les, que ninguno de ellos se levantará ya en lo sucesivo tan y sus cohortes; sus restos esparcidos y deshonrados no re-
orgullosamente sobre la superficie de las aguas, ni confun- posan sobre haces de armas, última gloria del guerrero ven-
dirá el murmullo de su cima con los mugidos del torrente: I cido , sino que cubren el suelo sus blancos huesos.
nunca mas habrá una sombra tan vasta y fresca. j « Orgulloso Faraón, hete ahí anonadado á tu vez por los
«Preciso es que desciendan al sepulcro, preciso es que vencedores , hete ahí bajo el peso de los poderosos que
duerman en sus sepulcros, todos los que obligaron á la tier- fueron el tenor de los pueblos : moriste en medio de todo
ra á mclinarse ante su poder de un dia : ¡ya ha caido al lo que fué pasado al filo de la espada,
abismo el audaz asiriol « Los reyes de Edom, jefes de tantos ejércitos victoriosos,
« El abismo le ha acojido con sordos gemidos, han ce- reposan también en esa misma región, en el fondo de los
sado de murmurar los torrentes, han interrumpido su curso tenebrosos sepulcros á que la cólera de Dios les hizo des-
las aguas y se ha envuelto el Líbano en un ancho manto de cender : á su vez cayeron bajo la misma espada que hirió á
luto : todos los árboles del valle han perdido su verdor y sus cohortes.
lozanía. «Con ellos desaparecieron también los pueblos de la rica
• La tempestad le ha arrojado al fondo de los infiernos Sidon y sus poderosos príncipes. Murieron todos aquellos
con tanto estruendo, que han quedado mudas de asombro héroes con el fuego de la vergüenza en el rostro, por ha-
todas las naciones; pero al fin han vuelto á reverdecer los berles sido la derrota mas sensible que la misma muerte:
árboles del valle, por haber vuelto á regar sus raices las todos cayeron vencidos en el campo de batalla.
aguas cristalinas de los montes. Aquellas numerosas víctimas, sacrificadas en los comba-
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tes, acojieron á Faraón en el fondo de los infiernos con » la gloria del Salvador, se confunden con los resplandores de
gritos de desesperación y rabia. I la luz divina , guardia terrible del santuario de los cielos.
«Dios terrible, tú castigaste al orgulloso Faraón; Dios del I «Es por tí, Hijo Eterno, que el universo entona himnos
universo, la justicia fué la que hirió á él y á sus cohortes, de reconocimiento y de dicha ; por tí, manantial de todas
causando al mundo todo un santo terror.» las beatitudes, por tí, Santo de los santos, pozo inagotable
De lo alto del empíreo buscan los ojos de los inmortales de amor y de consuelo. Tú has enseñado á tus criaturas el
en la tierra viajera la playa en que se levanta Jerusalen, y camino que conduce á la salvación.
la contemplan con un arrobamiento á la vez triste y dulce. «Tú les guias al través de los senderos del laberinto hasta
Pero casi en el mismo instante apartan de ella los ángeles las inefables delicias de las recompensas eternas. Todos los
de la muerte su vista sombría y la fijan en el valle de la escojidos serán guiados por el Salvador al través de los ás-
Gehena; retumba á lo lejos sordamente el trueno , pare- peros desiertos de la vida.»
ciéndose su rumor al de las olas que se estrellan contra los Los serafines han enmudecido; pero su dulce acento y el
peñascos de la orilla; y con voz fuerte y lúgubre dirigen á sonido armonioso de sus arpas, llevados en alas del éter ,
Jerusalen estas terribles palabras. vibran aun en el espacio, llenándole de un vago murmu-
«¡Húndete, ciudad de Dios, Húndete! Desaparece en rio, parecido á Ja misteriosa armonía que produce en los
medio del tumulto de los combates, en medio de una nube bosques el torrente que muge á lo lejos entre negros pe-
de humo y un mar de llamas, ya que desechaste el brazo ñascos, ó las aguas presurosas que surcan su lecho de gui-
protector del Eterno. ¡Ciudad de Dios, no seas en lo suce- jarros^ntre arbustos y espinos, ó al viento del oeste que
sivo mas que un montón de ruinas! agita el espeso follaje del olmo, ó balancea el alto tronco
«Jesús ha pronunciado contra tí palabras de muerte; del álamo. Es la confusa melodía de la naturaleza cuando
Roma está encargada de realizarlas, y no tardará el águila acaricia los oidos de la joven virgen, que cree oir los prelu-
en arrojarse con ardor sobre su presa ; ya el Eterno dirijo dios de la danza de bodas.
al guerrero que debe destruirte : vése pintada en su rostro Continua el cortejo su curso ascendente; no lejos de
la venganza. aquella via, una estrella, compañera del sol, acaba de lle-
«Traza ya anchos sulcos el arado; dirige Dios el cordel que gar al punto de lo infinito que tiene señalado para su tras-
les señala, y guia la mano que debe sembrarla sal en el formacion ; sobrecójela un temblor convulsivo que le im-
valle que visitó y que está destinado á presenciar el mayor pulsa de un polo á otro. La tierra oscila y se derrumba ;
de los triunfos: prolongados gritos de victoria resuenan en los montes se abren y arrojan llamas de su seno ; las aguas
los campos que ha medido. se agitan, se encrespan y disuelven en vapores ardientes ;
« ¡Quiero la sangre del Hijo! A tí fué debido, orgullosa terrible es hasta para los mismos ángeles aquel desorden, en
Judá, el anatema que descendió sobre tí de lo alto del tro- medio del cual las fuerzas primitivas, que parecen disolver-
no ; tus acciones escitaron al jefe romano : desaparecerás se, esparcen la semilla de una nueva creación.Desde luego la
de la tierra, serás anonadada.» semilla se hincha y germina, y se forman nuevos mundos.
Así como el sabio en su tierna piedad olvida la tumba , ó Llevados por uno de los rayos de Sirio, los justos resu-
solo se acuerda de ella para pensar en la resurrección; ó así citados levantan su dulce voz, y entonan este canto á la
como el viajero que en una hermosa mañana de primave- gloria del Redentor :
ra, contempla con dulce arrobamiento la región florida que « ¡Amor sagrado del Hijo, tú eres la beatitud del cielo I
atraviesa, y dirige al Creador una ardiente plegaria , con- Te debe la razón su luz divina, y e! sentimiento su fuego
templan los serafines que dirigen el cortejo del Mesías su celeste. Tú eres el dia que amanece para no desaparecer
marcha triunfal. Los torrentes de luz que lanzan los mas nunca en el océano, el dia eterno de los bienaventurados.
apartados cielos, en los que numerosas estrellas describen « Ángel del trono, al que el Eterno ha encargado diri-
sus eternas parábolas, y se cruzan sin chocar entre sí, inun- giese la marcha triunfal de su Hijo al través de los cielos,
dan aquella via aérea hasta el punto de hacer esperimentar para nosotros también, elegidos del Cristo, has desplegado
á los mismos querubes un éxtasis santo. Y su voz, llevada tus poderosas alas; ante nosotros también agitas las palmas
de estrella en estrella, entona este himno solemne : del triunfo.
«Solesy mundos, cantad su gloria ; y vosotras, estrellas « Ángel del trono que te ciernes sobre nuestra cabeza ,
silenciosas , que atravesáis la via resplandeciente que esco- envuelto en la mas pura luz de tus rayos, dinos cual es aquel
gió para volver al lado de su Padre, haced que repita el eco á quien los astros saludan al pararse en su presencia ; dinos
en vuestras riberas los salmos que la naturaleza entona á su cual es aquel por quien resuenan las celestes armonías , y
paso, ya que es omnipotente y superior á todas las ala- al que el abismo proclama su dueño retrocediendo ante él.
banzas. Dinos quien, es ángel del trono.
«¡Oh divina naturaleza! no ceses en el canto dirigido á tu « Es la víctima del altar del Gólgota, es el Mesías que ha
Creador ; que para glorificarle tu voz inunde los cielos, y sufrido por vosotros la sed, el odio, la vergüenza y todos
que de lo alto del santuario haga un rayo poderoso descen- los tormentos de la mas terrible de las muertes, por haberle
der tus cantos de gloria hasta los abismos del Cedrón y al abandonado hasta el mismo Djos en aquel momento supre-
fondo del valle de las palmas. mo. Ángel del trono, tú lo has dicho : sí, es él.
«Océanos de la luna, océanos de la tierra , haced oir el «Torrentes de luz, corred ante la multitud muda y tí-
rumor de vuestras olas ; que se levanten y confundan con mida que se levanta desde las profundidades de la tierra
la armonía de los astros, y que como el soplo que agita á la para venir á aumentar nuestro cortejo, Aroionías del cielo,
palmera, lleve el dulce murmullo de las arpas hasta las re- moderad vuestros sonidos, para predisponer á los recien
giones en que la trompeta terrible acompaña los salmos de llegados á la contemplación del Hijo en su gloria divina.
los inmortales. « Ángel del trono, tú has proclamado por todo el universo
« ¡Cuan imponente y magestuosa es vuestra marcha eter- el dia del triunfo, el dia del regreso del Cristo al trono eter-
na , legiones de astros, cuyo número solo Dios no ignora ! no. Vosotros todos los que sufrís aun en los lazos de la vida
jCuán brillantes son vuestros rayos! Para anunciara! trono terrestre, procurad, si Dios os lo permite, dejar desde luego
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vuestra cubierta de polvo, y venid á contemplar al Hijo en aquella raza de hombres que nunca envileció el pecado y
su gloria inmortal. que no puede la muerte alcanzar. Al ver que el Mesías y los
« Él es el dueño, el soberano absoluto. Sean á él dirigidas resucitados se cernían sobre su mundo, se agruparon aque-
todas las plegarias, ya que envía de mundo en mundo al án- llos inmortales, formando en breve una masa enorme y com-
gel que debe recibirles; y que á las mas altas regiones y á pacta ; colocóse en el centro de ella su padre común, y con
los mas profundos abismos, envia las beatitudes que él solo la cabeza levantada al cielo, esclamó: « El Redentor » ca-
puede conceder. yendo inmediatamente de rodillas. Sus numerosos hijos se
«Los torrentes de luz y el murmurio del cortejo triunfal postraron también, y de otero en otero, y de montaña en
han llegado hasta vosotros, habitantes déla región lejana que montaña, el eco repetía: «El Redentor, el Redentor.» Toa
no pueden alcanzar las miradas de la tierra. estaba en medio de ellos, por haberle conducido el Salvador
«El es el dueño, el soberano absoluto. Sean á él dirigi- desde los valles de la muerte á aquella riente morada de la
das todas las plegarias, ya que envia de mundo en mundo al vida, donde sentía mas vivamente la dicha de su nueva in-
ángel que debe recibirlas; y que á las mas altas regiones y mortalidad. Poseído de reconocimiento, une su voz á la de
á los mas profundos abismos, envia las beatitudes que él so- los habitantes de la dich'osa estrella, y esclama con ellos:
lo puede conceder. «¡El Redentor, el Redentor!»
«¡Oh arrobamiento inefable! Ved al Hijo divino como Mientras que el Hijo del Eterno escucha los salmos de
resplandece en medio de sus ángeles, en medio de los resu- aquellos escogidos, y les recompensa sumiéndoles en un dul-
citados que su sangre ha redimido, que su sangre ha des- ce éxtasis, la voz de dos mortales se levanta desde la man-
pertado , que su sangre ha trasfigurado antes del dia del jui- sión déla tierra: habían visto á algunos resucitados, y aca-
cio universal. baba de iniciarles aquella vista en los secretos de los cielos.
«Oh tú que fuiste siempre, ¿cuál es la via celeste porque El Dios reconciliado y el Dios reconciliador se dignan óirles.
guiaste á tu Hijo al través del laberinto de la muerte? Su Arboles magestuosos protejen con su sombra á aquellos dos
marcha triunfal ha empezado junto al sepulcro: ya ha salido futuros cristianos, una brisa balsámica los acaricia dulce-
el Hijo del Eterno de entre las tinieblas que envolvían su mente, y el murmullo del arroyo, acompaña la hermosa
agonía. voz de la esposa, la cual ama con un amor constante á su
« En el océano de la creación, allí donde la ola, conver- Dios y al hombre que le destinó por compañero. He ahí su
tida en montaña, va á sentarse en la orilla, es donde vive tierno canto:
tu pueblo , Mesías divino. Sin mancha de pecado, ninguna « Hegocíjate, alma niia, ya que te creó el Hijo para ser su-
necesidad tenia de la sangre de la redención; y, sin embar- cesora déla luz. Ya que te ha redimido, une tu tímida voz
go , corrió por él aquella sangre, porque quisiste santificarle á la de los coros de los resucitados que le siguen á los cíelos»
con tu bendición. su voz, cuando vivían en la tierra, era también como la tu-
« Y desde entonces quedó nuestra mantha enteramente ya, incierta y trémula.»
borrada; muda quedará la voz del pecado, no buscando ya Arboles magestuosos protegen con su sombra á aquellos
mas entre los pórticos de la morada de los ángeles al Juez dos futuros cristianos; una brisa balsámica les acaricia dul-
supremo para pedirle venganza. cemente, y el murmullo del arroyo acompaña la dulce voz
«El acento de aquella voz era ronca y terrible, y sutil al del esposo, que, ama con amor constante á su Dios y á la
oido del Juez divino; pero el Mesías la estinguió para siempre muger que le destinó por compañera. He ahí el himno que
al esclamar: Todo se acabó; y solo cantos de victoria se ele- entona.
varon desde entonces sobre el altar del sacrificio, el pecado « Oh tú, el mas santo de los santos, que solo existes por tu
oyó el llamamiento atronador del Hijo, y quedó mudo para propia voluntad; los astros que hiciste salir de la nada ce-
siempre. lebran tu gloria al describir sus inmensas parábolas. Lejos
« Cristianos como vosotros cantamos la gloria del Cristo al de tu trono, hay un débil átomo de tu creación que se pos-
pié del trono; allí donde estenderá para vosotros su sombra tra en el polvo; procura espresarte su admiración y su re-
sagrada el árbol déla salvación, podremos nosotros también conocimiento , porquesabe que le oyes aunque te hable desde
cobijarnos; allí donde brotará para vosotros el manantial de el fondo del tenebroso valle de los sepulcros.
la vida, podremos también nosotros apagar nuestra sed. « En medio de los salmos de innumerables legiones de es-
« Hijos de los tiempos pasados, vosotros sufristeis los ter- trellas, llega mi humilde plegaria hasta tí, manantial de luz
rores de los reprobos, cuando al huir del Horeb, corrieron y de beatitudes celestes, hasta tí que, por entre sombríos la-
por vuestras mejillas lágrimas ardientes, lágrimas de sangre, berintos nos conduces hasta el pié del troncen que reinas
por haberos alcanzado la mano del supremo Juez. como Señor supremo.
« Pero nosotros.... nunca nos hemos estremecido en el bor- «Santo de los santos. Dios infinito, pueda este canto de
de del abismo en que yacen la muerte y la condenación, dicha que te envío atravesar la noche que me separa de los
donde se chocan los platos de la balanza, donde rebosa el cielos, y unirse á los salmos de tu brillante cortejo. Benigno
cáliz de la cólera divina. Nunca hemos esperimentado las atiendes á los votos que me atrevo á dirigirte, y adivinas
emociones terribles del náufrago impulsado por las encres- hasta lo que mí pensamiento no puede concebir.
padas olas hacia los peñascos de la orilla, y arrojado luego « Dios de bondad, no apartes tu protectora mirada del su-
auna playa florida.» cesor de la muerte; enjuga para siempre las amargas lágri-
Otros coros entonan nuevos himnos, sin que puedan to- mas que derrama incesantemente aquí abajo. Si tu sabiduría
das las armonías de la tierra ser comparadas con aquellos inmutable quiere que sean su único patrimonio el sufri-
cantos celestes; puesto que son mas dulces que la voz del miento y la desgracia, ármale de una santa resignación, y
amor, mas solemnes que los suspiros del moribundo, cuan- guíale hasta el trono, en el que la contemplación divma
do vé que ios cielos se entreabren para recibirle, mas ar- será su recompensa.»
dientes que los gritos de dicha que lanza el resucitado cuan- Dominado por una emoción desconocida interrumpe su
do se levanta sobre su sepulcro. canto; pero no tarda en reanimarse su ardor piadoso, y con-
I-lega el cortejo aéreo á la dichosa estrella habitada por tinua con mas fuerza que antes:
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« La voz del mas humilde de tus hijos pasa desapercibida plen , y la trompeta terrible que anunciaba el dia de la jus-
en la tierra ; pero el que escucha los coros celestes la oye, ticia ha dejado de resonar en la playa estremecida.
porque se une á sus melodiosos acentos, pareciéndose á la « ¡Háse derrumbado ya la soberbia Babilonia! ¿Ser»es-
boja que se agita y murmura , cuando el eco de las mon- te el último dia terrible que desenvuelva la cadena de los
tañas repite el retumbo del trueno, cuando arroja el tor- tiempos? Babilonia no es masque un montón de ruinas.
rente sus ondas de espuma sobre la verde alfombra del Orgullosa ciudad, desde hoy vasa verte sumida en un abis-
valle. mo de fuego-.
« Arpa consagrada al Señor , despierta y^sigue el vuelo « Ya se hunde y desaparece la gran Babilonia. Ved como
de los cánticos celestes; sean tus acordes un himno dirigido fermenta y borbota el veneno mortal que ofrecía en su en-
á la gloria de Aquel que celebran la armonía de los astros gañosa copa. Por tí, Babilonia, ha llenado el Remunera-
y el éxtasis santo de los arcángeles. Y tú , trémulo labio dor hasta los bordes el cáliz del juicio supremo.
mió , murmura sus alabanzas que resuenan al través de lo « Ciudad destruida , harto tiempo se ha embriagado el
infinito, y que son repetidas en el polvo. ¿Cuál será el pri- mundo en tu funesta copa, bebiendo en ella la seducción,
mero que celebraré de tus beneficios ? Cuál será el que ter- el vértigo , la rabia y la muerte. La hora de la venganza
mine mi himno? ha sonado ; el Eterno ha derramado sobre tí el cáliz de su
« Celebrarte , Salvador del mundo, es gozar de antema- cólera , y por esto ha sido tan terrible tu caida ! »
no las delicias del cielo. Pero j ah! ¿ quién podrá desempe- Los bienaventurados que han cumplido el glorioso des-
ñar dignamente una misión tan sublime? tino del mártir , celebran también de este modo el dia de 1«
« El pen Sarniento se estravia al querer elevarse hasta la primera resurrección.
inmensidad de tu gloria ; la imagen de aquella gloria que « Vosotros á quienes Dios se digna vengar , pasáis de los
habia osado formarse, está velada por santas tinieblas: des- valles tenebrosos de la tierra al reino de la luz, vestidos
aparece como las mágicas regiones que se dibujan en el es- con la blanca túnica de la salvación, y rodeados del resplan-
pacio al salir el sol, y que se desvanecen tan pronto como dor de los astros.
el astro ha pasado el horizonte. Las santas tinieblas han ve. « Vosotros, cuya sangre ha corrido con la suya, recHiid
lado la imagen de tu gloria que me atreví á formar; pero la recompensa que os destina; desde hoy os asocia á su glo-
no por ello dejaré de cantarte : escucharé el eco de los co- ria y á su poder el Dios que fué muerto en la cruz por sus
ros celestes, y los repetiré con piadoso estremecimiento en verdugos. Sépalo la tierra de una vez por todas, aunque
la tierra. deba quedarse muda de terror y asombro. Todos los que ella
«¿Quién puede parecérsete? ¿quién puede serte com- rechace y sacrifique porque se nieguen á quemar el incienso
parado. Dios poderoso? Tú concebiste la existencia antes debido á Dios en el trono de Satán, se sentarán en derredor
de dar á tus innumerables criaturas, un corazón , un pen- del trono del Eterno y reinarán con él en los mundos todos.»
samiento , un destino. Tu mano arrojó la semilla de la crea- Desconocida , solitaria y apartada de las islas soberbias
ción á lo infinito, y luego la cubrió con numerosas capas que se proclaman soberanas de los mares , se oculta Pat-
para que llegase á germinar y á producir su fruto. mos en medio de las olas que forman en torno suyo muros
«Cuando aquella semilla divina esté debidamente sazona- de blanca espuma. Dia vendrá en que en sus desiertas ori-
da, empezará la siega eterna; la creación habrá alcanzado llas resuene la trompeta divina en los oídos del discípulo
entonces su objeto, y el gozo, al igual que el dolor, nos encargado de anunciar á los tiempos futuros la revelacioo.
servirán de guias para penetraren el reino de la luz eterna. mas misteriosa de su maestro divino. A la grata sombra de:
« Y el que habrá sufrido, al igual que el que habrá go- los árboles de aquella isla afortunada, se dignará el Hona-
zado , verá que todo lo que le parecía noche y misterio , le bre Dios aparecerse á su profeta; se le presentará rodeado
era indispensable para su salvación. de luz, vistiendo una larga túnica de lino ajustada al talle
« Pero antes de que amanezcas, día solemne del último por un cinto de oro; su cabellera será mas blanca que la
juicio, sufrirá el hombre acá en la tierra , lo que sufre la misma nieve. Su mirada será una llama , su rostro un «o),,
flor que se agosta en un suelo árido, y se estremecerá á la saldrá de su boca upa espada de afilada punta y sostendrá
proximidad de la muerte, al acercársele la hora de la des- con su diestra siete estrellas. Poseído de terror ante aquella
trucción. £1 llanto y los gemidos le harán olvidar el objeto visión, el profeta se postrará en el polvo, y el Juez dtá
de su misión en la tierra ; cuando solo deberia pensar en mundo le dirigirá entonces la palabra , no para juzgar ann
que Dios le ha creado para la dicha eterna , y en que será al universo, sino para dar el primer decreto acerca de las
cumplida su voluntad suprema. ¿ No es verdad , Soberano siete iglesias primitivas; pero la misericordia dominari en>
del mundo, que quedará cumplida tu voluntad benéfica? él como en todos los que emanen del Eterno.
Y sin embargo, ¡siempre, contesta la tierra con llanto y Desde mucho tiempo los ángeles y los patriarcas presien-
suspiros á los gritos de triunfo de los cielos t ¿ Por qué siem- ten aquel acto de misericordia, y los cánticos que dirigen
pre se levantan del valle de los sepulcros voces quejumbro- al Dios clemente espresan la dulce certeza de que haa de-
sas hacia las regiones en que el dulce murmullo de las ar- nacer de aquellas iglesias para la vida eterna, hijos nume^
pas se confunde con las voces de los ángeles y los cantos de rosos como las gotas de rocío que despiden las nubes áe IK
reconocimiento que solo interrumpen lágrimas de gozo? » mañana, y que Jesús velará por ellos con una solicitudüMs
ün Buevo coro de querubes y resucitados, canta de este tierna que la de la mejor de las madres. ElcoracoB «IftilM
modo la ruitfa dé Babilonia en presencia de su Redentor : madre puede cerrarse para K)s hijos que son n u y culpaMes,
« Sombrío y terrible Será el dia del juicio del Eterno. La al paso que el amor y la miseritordñ del Ofeto -no ttw*-
muerte apresura su paso de hierro , la tempestad anticipa nocen límites. » '
su vuelo destructor, nubes proféticas las preceden , y Dios Los ángeles y los patriarcas eselaman :
realiza las profecías de las nubes. a Efeso, desgraciada Efeso , vuelve á ta fervor priünfití^'
« Ved como se derrumba la soberbia Babilonia; la tierra vo ; levántate de tu profonda caida , si no qaierra (^am
y los mares se estremecen al e8p*ntoso estruendo de su cal- antorcha sea derribada y que se estinga su llama.
da, el rayo surca los cielos, los designios del Eterno se cum- « Gloria á tí, Mediador díviaw, qu» reservas eíémtóf a-
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Ti el pecador que se arrepiente. Tú le conduces á la$ rui- Una voz agitada por aquella dulce tristeza que entre los
nas del torrente cuyas ondas trasparentes brotan de tu trono mortales solo se manifiesta por medio de lágrimas, vibra so-
y bañan el árbol de la vida; y á cuya sombra le permites la y canta de este modo :
sentarse para coger sus sagrados frutos.» « Oye los tristes acentos que te llaman , ó Laodicea , y
Otro coro que se cierne sobre mas altas regiones, agita despierta de tu sueño letárgico. Ciegos son hoy tus ojos y
con fuerza las cuerdas de sus arpas de oro , y canta con la estás poseída de un vértigo , tú que fuiste en otro tiempo
exaltación del éxtasis: la escogida de! Señor; oye la voz que te llama, despiérta-
« Dignos son de t í , Hijo eterno , tus hijos de Esmirna; te , oh Laodicea.
no les arredran la vergüenza ni el cautiverio , sufren con . « Hombre Dios, Redentor divino , te dignaste visitar al
placer y te serán fieles hasta la muerte. Reservada les está pecador arrepentido , y hasta le invitaste á sentarse de no-
la corona del martirio.» che á tu mesa. El vencedor empero , que fué inquebran-
Otro coro de resucitados canta en voz dulce y quejum- table , recibirá una corona inmortal* y será elevado por tí
brosa : hasta el trono que ocupas en el seno de la luz.»
t Pergamo , cuan digna de envidia es tu gloria , >n tu Continúa el cortejo triunfal su curso ascendente hacia el •
seno caerá bañado de sangre y muriendo por su Dios el círculo radiante de los cielos. Bajo los dedos de los profetas,
mártir Antipaso. Inmortales , glorificad este nombre, re- las arpas se inspiran y brotan de sus cuerdas de oro torren-
petid en alta voz: ¡ Antipaso, Antipaso ! tes de armonía , imponentes y graves como el pensamiento
•Pero están entre los tuyos, oh Pergamo, quienes, seme- que les hace vibrar. La voz de los arcángeles se une á aque-
jantes á Balac , te causan un gran escándalo. El maná mis- llos acordes celestes, y canta de este modo la gloria del
terioso no alimenta mas que á los fieles; solo para ellos Mesías :
crearon los cielos un dia aquel gran prodigio.» « Descendió del reino de la luz en que brillaba en todo
Y un coro de ángeles repite con voz dulce y triste: su esplendor, é hicieron oir sus legiones el llamamiento
« Eres, Thyatira, la fé y el amor; eres esforzada cari- terrible del juicio. A su voz imponente la noche de los se-
tativa y resignada , pero permites que una muger pérfida pulcros devolvió sus víctimas, las montanas se derrumba-
que se titula profetisa, seduzca á los dél)iles y ofrezca la ron y los mares no reconocieron ya orillas.
tentación á los fuertes. No olvides que tu juez lee en el fon- « Las cohortes que su sangre habia librado de la muerte
do de los corazones. se despertaron , brotaron de sus blancas sábanas rayos ce-
« Aquel que el Salvador hallará puro y sin mancha rei- lestiales , y sus cantos de triunfo, imponentes como el mu-
nará con él en todas las naciones: pondrá en su mano un gido de las olas, subieron hacia los cielos cuando se hizo
cetro de bronce, y ceñirá su cabeza con una corona de es- oir el llamamiento terrible del juicio.»
trellas. » Dominados lo? arcángeles por su emoción profunda in-
A los cánticos ardientes, á las dulces melodías de las ar- terrumpen su canto, mientras murmura aun la armonía de
pas y al llamamiento terrible de las trompetas, sucede de las arpas al través del espacio ; pero en breve la voz de los
repente un triste silencio. Solo algunas voces aisladas se le- arcángeles repite:
vantan hacia el Mesías é imploran su misericordia. «Dormiste, semilla divina, hasta que te mandó Dios cu-
« Juez del universo , apiádate de Sardes ; ha muerto ya brir los campos con doradas espigas. Bienaventurados vo-
la infortunada Sardes, y las ilusiones que la han perdido sotros, los que tardasteis en dormiros en el seno helado de
le hacen creer que vive todavía. ¡ Divino Mediador, apiá- la muerte, por haber visto elevarse á los cielos la mortal
date de ella I cohorte.
« Despiértate del sueño de la muerte , desgraciada Sar- « Nótase en los campos del Señor la animación de la siega,
des ; pues retumba ya á lo lejos la amenaza del Juez supre- porque brillas, semilla divina, con toda la hermosura de tu
mo ; su vuelo es rápido : escucha su voz terrible que des- madurez. Bienaventurados vosotros, los que el Salvador ha
pierta á los muertos. reunido, porque entrareis triunfantes en un nuevo reino.»
« Recibirá el vencedor una túnica blanca , y su nombre Los primeros de los ángeles levantan su voz; una celes-
brillará en el libro que en el último dia señalará los escogi- tial sonrisa entreabre sus labios, y acompañan sus cantos de
dos ; y el Salvador pronunciará aquel nombre ante los án- dicha los poderosos acordes del salterio:
geles y ante el Eterno. » «Muertos, depertaos; hora es ya que salgáis de la tumba
Y otro coro se cierne sobre mas altas regiones, agita con en que dormíais. En todas partes se oye el llamamiento del
fuerza las cuerdas de sus arpas de oro , y canta con la exal- juicio, y un grito de gozo anuncia la siega universal; por
tación del éxtasis. profundo que sea el sueño del polvo, en todas partes se agi-
« Salud , oh Filadelfia ; poca es la fuerza de que te dotó ta, por oir la voz de los ángeles custodios que proclaman el
el Señor, y lejos de desconocerle por esto , estrechas mas último juicio.
los lazos de la nueva alianza. Los reprobos que Satán ha « Levantad vuestra vista hacia el trono ya que os llama
seducido se acercan temblando , y caerán en el polvo en Dios con el acento de la clemencia. Despertaos y cernios so-
tu presencia. bre vuestros sepulcros, ya que Jesús se digna absolveros. Ve-
«Salud, oh Filadelfia; poca es la fuerza de que te dotó el nid á recibir las palmas de triunfo.
Señor , y lejos de desconocerle por esto, estrechas mas los «Id á sentaros jimto al Hijo del Eterno, bajo los rayos de
lazos de la nueva alianza. Hora de desolación y espanto, oro que brillan en vuestros tronos. Todos los que lleváis
cuando pesarás sóbrela tierra, pasa lijera sobre Filadelfia , blancas túnicas manchadas de sangre levantaos; jueces del
la amada del Señor. Rebaño fiel, conserva cuidadosamen- universo, venid á recibir Ja corona del triunfo.
te tus tesoros sagrados, á fin de que no te veas privado de • Heles ahí inundados de luz celestial, dirigiendo su ma-
la corona de salvación que te espera. gestuoso vuelo hacia el trono en que se agita la balanza te-
« El vencedor brillará en el templo en que el Mesías ha mida del Juez supremo. La sangre derramada en el Gólgota
de distribuir sus recompensas; y del que será la principal brilla en torno suyo, y resplandecen en sus cabezas las co-
columna y el mas firme apoyo.» ronas déla victoria.»
TOMO III. 33
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Una inmensa cadena de montañas atraviesa la estrella de Dos arcángeles se levantan sobre el cortejo, y canta el
Sarona, y los habitantes de aquel astro ven desde su seno los primero de ellos:
mas apartados mundos que, al través del prisma con que «Oh vosotros, á quienes el llamamiento de la trompeta
los miran, les parecen mas grandes y bellos. Cuando los eco^ causa tanto terror, también estáis destinados á resucitar,
de aquellas masas trasparentes, repiten los cantos solemnes i Ah! ¿porqué la noche no os envuelve para siempre en los
de los cielos, son aquellos cantos mas melodiosos y suaves; valles de la destrucción , ya que la sentencia del trono os lan-
una multitud innumerable se agrupa al pié de los montes, zó al abismo?»
se estiende por sus anchas laderas, trepa hasta las puntas Dos arcángeles se levantan sobre el cortejo, y canta el
mas inaccesibles de sus cimas resplandecientes, y se para y segundo:
escucha, silenciosa y pensativa. Dilata en aquel momento «Voz atronadora del Juez supremo, resuenan con sobra-
un gozo inefable todos los corazones y brilla en todos los ojos da fuerza sobre las tumbas tus acentos terribles. Te pedian
un fuego divino, por pasar el cortejo triunfal del Cristo so- tus desgraciados hijos un sueño mas largo, un sueño eterno.
bre las montañas trasparentes. Del punto en que se dibuja Pero, vana esperanza; todos ellos salen del seno de la no-
la imagen del Hombre Dios sale un foco de luz viva y dulce che, gimen y esclaman: Montañas, desplomaos sobre nos-
que vela el resplandor de su magnificencia, sin dejar aper- otros, sepultednos para siempre.»
cibir mas que su bondad divina; es allí también el murmu- Vuelve el silencio á reinar de nuevo en el cortejo triun-
rio de los ecos que repiten los cantos de triunfo mas armo- fal; y, semejantes á las flores de la primavera que el soplo
nioso y jonoro. de la mañana desprende del árbol para sembrarlas en el es-
Débora y Miriam levantan la voz de en medio del coro de pacio, Benoni y Miriam, la hermana de Lázaro, se levan-
los profetas, revelando el rumor de las arpas que acompañan tan sobre los resucitados. Benoni es resplandeciente y bello
su canto, tan pronto una celestial melancolía como un noble como el primer rayo del sol de verano, y tiene Miriam una
entusiasmo. Así como pasada la tempestad vuelven á ende- belleza dulce y tranquila como la de una noche de prima-
rezarse los árboles que dobló al vendabal, y se agita aun el vera plateada por la luna. Dirigen ambos su voz hacia el
arbusto al leve soplo de] aura, así suceden á los himnos de abismo en que yace Satán sin movimiento, para decirle cuan
los ángeles estos cantos de Miriam y Débora: grande es la dicha de los bienaventurados que han muerto
«Oh muerte, que tanto terror nos causabas, solo eres pa- en el Señor.
ra nosotros un manantial de dicha indecible. Nunca cono- « Lleve nuestro himno el espanto hasta los abismos de la
cerá las delicias de la resurrección el que no haya dormido noche terrible en que yace el rebelde de la Gehena. Des-
en tus brazos descarnados. pertaos y escuchad, vosotros que fuisteis condenados á la
« Vosotros inmortales que no habéis descendido á la are- muerte eterna.
na de dolor que recorre el peregrino en la tierra, no habéis «Vosotros, que bajo el peso de las miserias humanas ha-
vL$to nunca abiertas las tumbas en que descansan los huesos béis sufrido todos los contratiempos, y que por fin la muerte
de vuestros hermanos. os sepultó én el polvo, seréis admitidos en la contemplación
«No habéis visto á la descomposición que se apodera de divina.
todo cuanto duerme el sueño de la muerte, devorar hasta «¿Lo oyes, tú que fuiste su asesino? En vano les acusa-
los helados restos de los objetos de vuestro cariño. Nunca rás cuando termine el tiempo; puesto que serán admitidos
habéis oido el rumor siniestro del azadón que abre una tum- en la contemplación divina , y saldrán de sus tumbas todos
ba, y que arroja después la tierra que levantó poco antes los que hayan esperimentado los horrores de la x^uerte y
sobre el peregrino que desapareció para siempre del mundo. los terrores de la destrucción.
fl Nunca el sordo y lúgubre crujido del ataúd al descender «Pasaste los dias y las noches acusándoles ai pié del trono
á la hoya, os ha recordado que sobre vosotros rodará tam- con odio encarnizado. No denunciabas solamente el pecado,
bién un día aquella tierra que cubre los esparcidos restos de sino también las debilidades y errores de la pobre especie
vuestros hernnanos.» humana, procurando envolverles en una nube sombría an-
Semejante á los impetuosos torrentes que descargan las tes de deponerles al pié del trono del Juez supremo.
nubes, y que en su rápida caída d«scalzan las laderas de los « Pérfido acusador, Jesús te lanzó al fondo de los abismos
montes, lanza el coro de los profetas al través de lo infinito en que inoran los tormentos, los gemidos y la muerte eter-
este salmo imponente: na. No sonará para tí la hora del juicio, no habrá para tí
«Muertos, despertaos; ha sonado ya la trompeta del jui- contemplación divina.»
cio. Muertos, despertaos; el seno de la noche se desgarra, Suelta uno de los ángeles déla muerte su trompeta terri-
y el abismo de los mares y los cimientos de la tierra retiem- ble, y esclama:
blan y gimen. Los huesos han oido el llamamiento supremo « üel fondo del mas negro valle de los infiernos se han le-
que los arcángeles en alta voz les dirigen. vantado algunas voces tristes y ahogados suspiros; pero se
« Se hunden ios dorados palacios y los techos cubiertos de han confundido con aquellos lúgubres murmurios los rugi-
rastrojo; los muertos que la tierra envuelve y que se traga- dos de la tempestad, el mugido del torrente, el estruendo de
ron Jas.aguas, se levantan, y los vivos mueren y despiertan. las peñas que se derrumban y gritos de rabia y de venganza.
«Continua reinando la noche, y el terror llega y ordena Y como los últimos albores del dia que desaparecen ante la
la fuga; los campos, los bosques y las cumbres de los mon- noche, tristes y pensativos hemos levantado el vuelo.»
tes desaparecen en el fondo de encrespadas olas. Silencio, Brillan algunas lágrimas en los párpados de Gabriel, que
arpas de oro, silencio ante los gritos ahogados que el dolor siente correr con delicia, y se mezclan pon aquellas lágriinas
del parto arranca al universo. divinas los dulces acentos de su voz profétiea, que canta los
« El trueno rétuOiba desde lo alto del trono; el sonido de secretos de lo porvenir:
la trompeta llama y amenaza; la tempestad vuela, ruge y « Ya la esposa divina se levanta Mpi^^ i"'®'" <^<'» ' todo el
lleva de uno á otro polo el terror y el espanto. Silencio, ar- resplandor de la rjedencion, osteatandQ la blanca túnica de
pas de oro, silencio ante los gritos ahogados que el dolor del la inocencia. Sumida en lasbeatit^esde la contemplación,
parto arranc« al universo.» escucha las melodías celestesgue acompañan la atronado-
Dc 259 m
ra voz que pronuncia los decretos de la justicia suprema. cada vez mas claras y espeditas las tenebrosas sendas del la-
« Y el Hombre Dios vé á su lado la esposa inocente y pu- berinto de la vida. Dios levanta mas y mas el velo que ocul-
ra, santificada por él. Aumente la sublimidad de vuestros taba los designios de la Providencia, y continua ofreciendo
oírnos un arrobamiento mas vivo, ya gue anuncia vuestra á los bienaventurados que han permanecido fieles á su Sal-
voz los decretos de la justicia divina.» vador, palmas, coronas y túnicas purificadas con la sangre
Exaltado por los cantos proféticos que revelan los secre- de la redención.»
tos de lo porvenir, se levanta el cortejo con vuelo mas rápi- Brillan lágrimas celestes en los ojos de los escogidos que
do hacia las regiones de los celestes albores, eantandojá coro glorifican al Dispensador déla herencia de la luz, sin que
los inmortales todos. se atrevan en su humildad á mirarle siquiera, porque brilla
Y mientras el cortejo triunfal se levanta con vuelo mas con todo el resplendor de su gloria. Sus arpas no producían
rápido desde las playas de la tierra hacia el trono divino, en- mas que débiles acentos; pero los rayos que el Salvador
tra en el reino de la luz, aquel, á quien una mirada del hizo descender sobre ellos les causaron un indecible encan-
Dios de misericordia ilun^inó en la cruz sin que tarden en to, dándoles fuerza y aliento para unir á los salmos de los
seguirle todos los demás pecadores que habían sido rescata- cielos este canto de dicha :
dos por la sangre déla redención. « Oriente del Empíreo, Hijo del Señor, luz de la luz ,
Un coro de arcángeles se adelanta y dirige á los profetas Redentor del mundo, tú que en el dia del juicio tendrás la
este canto de dicha: balanza en que se pesarán los pecados de los infelices para
« Vosotros primogénitos del polvo, que fuisteis arrojados quienes la sangre ile la redención habrá corrido en vano.
á las tumbas de la tierra ó á los abismos del Océano por la Oh tú, manantial primitivo, que haces brotar de tu trono
sentencia terrible que profirió el Señor en las gratas sombras el agua de la salvación, abundante como el océano del
del Edén, levantaos con todo el resplandor de vuestra nue- mundo , para que fertilice todas las regiones del universo,
va magnificencia, apresurad vuestro vuelo, id á juzgar con jcuán inmensa es tu gloria! Arcángeles, miradle con que
el Maestro que ve inclinarse en su presencia el santuario bri- placer procura regar todas las plantas de la creación.
llante de los cielos y las verdes colinas de la tierra. Vosotros que ya le visteis cuando las tinieblas déla muerte
La mano de Dios salió en otro tiempo de las tinieblas y nos lo ocultaban todavía; que le visteis cuando en la noche
trazó en las paredes de la sala del festín la sentencia del rey del valle de los sepulcros le acusaban los miserables átomos
impio. Tú que gobernabas el mundo según tus caprichos, del polvo, sin que ól en su misericordia infinita les aplas-
fuiste pesado porGehová, sin que siquiera hiciese mover tu tase al oírles con un rayo de su cólera. Entonces, ahora y
débil peso un solo plato de la balanza temida. Y á fin de que siempre será el inmenso océano de la salvación.»
se supiera en el último juicio cuan leve era el peso del pe- Sin interrumpir su rápido vuelo hacia el trono de los cie-
cador , una voz descendió del trono, y dijo : los, decide Jesús de la suerte de las almas que acaban de
« El libro de la vida atestiguará un día las maravillas he- dejar su mortal cubierta, sin que dejen de cumplirse sobre
chas por el Hijo durante su vida de polvo, y enterrará el ellas desde luego los decretos de su justicia inmutable; unas
Hijo en silencio y derramando piadosas lágrimas aquel libro descienden hacia los abismos de la muerte eterna, al paso
donde el Dios vengador inscribió las acciones de los hombres que continúan otras su curso ascendente aumentando el
con letras resplandecientes como el rayo cuando surca las triunfal cortejo, del que solevantan algunas voces, que Ce-
tinieblas de la noche. lebran de este modo la llegada de aquellos nuevos hijos de
((Los elegidos abrirán al pié del trono las páginas de aquel la inmortalidad : '
libro cuyas brillantes letras causarán terror y espanto. Hijos « Hé aquí las almas que llegan de todos los países y p\ie-
primogénitos del polvo, levantaos con todo el resplandor de blos de la tierra.
vuestra nueva magnificencia, apresurad vuestro vuelo, é id «Vosotros todos que habéis dormido en vuestros sepul-
á juzgar con el Maestro que ve inclinarse ante él al santua- cros, y emprendido al fin vuestio vuelo sublime, pertenecéis
rio brillante de los cielos y las fúnebres colinas de la tierra. ya al reino de la luz; ya la antorcha del Redentor os ilumina
«El mas grande y solemne de los dias es el que revela los y os inspira, y se despliega ante vosotros su magnificen-
misterios de Dios, cuya voluntad suprema reina sóbrela cia.»
eternidad. Los cielos ven ya que se acerca ese gran dia; ale- Arrobadas escuchan las almas, pero ignoran aun cual es
graos vosotros, para los que va á brillar su luz pura, vos- el espíritu celeste que el coro triunfal conduce al través de
otros todos, á quienes va guiar en el laberinto por el que lo infinito, así como tampoco saben cual es la naturaleza de
hasta ahora ibais errando sin guia. los seres que forman aquel brillante cortejo. En un princi-
« Aun dura el espantoso dia; aun pesa sobre el mundo el pio han creído que eran hombres, hermanos suyos; pero á
dia del juicio; tiemblan aun ante el decreto terrible del Hijo medida que han ido acercándose á ellos, han sido deslum-
todos los que han sido por él rechazados. Los reyes, estra- hrados por el resplandor de su belleza imponente y mages-
viados y trémulos vagan aun al través del desierto, escla- tuosa. Por fin uno de los resucitados les dirige estas pala-
mando: Montañas, desplomaos sobre nosotros, y sepultad- bras, y su dulce voz les reanima:
nos en vuestro seno. Sí, también poco há éramos hombres como vosotros , y
(iPero las montañas permanecen sordas á vuestros gritos; nos animaba la mismS vida que acabáis de dejar: pero el
pesa aun sobre vosotros el dia del juicio ; divino Cordero divino Redentor que nos guía pisando las estrellas, y cuyas
inmolado, los que te despreciaron tiemblan todavía. Mon- gloriosas llagas brillan como rayos de luz primitiva, nos ha
tañas, desplomaos y sepultad en vuestro seno todo cuanto trasfígurado. Contempladle, yaque ha llegado para vosotros
existe, ya que la Omnipotencia está irritada, y que la víc- el momento supremo, y que podéis admitir ó rechazar su
tima que derramó su sangre en la cruz fulmina sentencias intervención divina. La muerte ha roto vuestras cadenas;
de muerte desde lo alto de su trono. nutica habíais sido libres como ahora.»
« Continua brillando el dia de la salvación, sin que el Estas palabras aumentan la duda y la ¡ncertidumbre de
Dispensador de la herencia de la luz cese de distribuir entre las almas; pero un ángel , intérprete del Cristo, se dirige
sus escogidos la parte que á cada cual corresponde, siendo hacia ellas, las hace descender sobre una estrella, y les dice
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<jue aguarden en ella las instrucciones que han de hacerlas celebrar su triunfo con gritos de placer y con salmos s u -
dignas de entrar en la morada de los justos. blimes.
Los coros celestes que preceden al cortejo triunfal aper- «Cuan magnífico es el Santo de los santos ; la voz de los
ciben á lo lejos el trono del Eterno, envuelto en santas ti- inmortales al glorificarle, es el eco del trueno que precede
nieblas; y poseídos de un profundo respeto, los ángeles se á sus pensamientos, y á sus acciones. Continuad, cantos de
cubren el rostro con sus largas alas, y los bienaventurados triunfo : celebrad los pensamientos, celebrad las acciones
se estremecen: solo la víctima inmolada en el Gólgota brilla del Señor.
con un resplandor mas vivo. Después de un largo silencio , «Tu Padre, oh divino Mesías, te llama á su diestra desde
entona un coro de resucitados el himno siguiente : lo alto de los cielos; y por esto te elevas hacia el Eterno en
. «Legiones brillantes, seguidle hasta el trono. Arpas c e - rápido vuelo. Seguidle, cantos de triunfo; seguidle hasta el
lestes, trompetas temidas, cantos de gloria, celebrad á J e - pié del trono.»
sús, celebrad al Hijo del Dios eterno. El altar que ha en- Cien querubes se descubren el rostro, levantan sus paf
rojecido con su sangre anuncia al universo que es todo mas hacia el santuario de los cielos y entonan este canto
amor, todo misericordia. solemne:
«Los hijos de la muerte le glorifican , los serafines y los «Legiones brillantes, seguidle hasta el trono. Arpas ce-
arcángeles cantan su gloria, los justos le celebran en sus lestiales, trompetas temidas, cantos de gloria, celebrad á
reuniones. Es augusto, es santísimo, y á él ha confiado Jesús, celebrad al Hijo del Dios eterno. El trueno que r e -
Jehová la justicia suprema. tumba en el santuario de los cielos anuncia al universo que
« Sucesores de la salvación , y vosotros todos, coros de es todo amor, todo misericordia.»
inmortales, cantad eternamente al Salvador del mundo. Los ángeles custodios del trono han visto brillar el cor-
Jesús, Hijo del Dios Padre, tú eres el rey del universo, el tejo triunfal de Jesús, y si bien quedan mudos de sorpresa,
rey de la ciudad de Dios, suspendida en las alturas de lo no tardan en lanzar al través de lo infinito gritos de admi-
infinito. ración y de dicha. Ninguno de ellos sabia el dia ni la hora
«Padre omnipotente, cuan grande y solemne deberá ser en que volverla el Hijo del Eterno á ocupar su puesto en
la fiesta con que vas áíeponer á tu Hijo en su trono des- el cielo. La vista del cortejo triunfal les anuncia que aquel
pués de haber sufrido tanto y dado cumplimiento á su mi- instante solemne ha llegado ; y por esto trasportados de
sión salvadora. Rayos del Altísimo, prestad vuestras alas á gozo, vuelan de cumbre en cumbre esclamando :
los cantos de triunfo de los bienaventurados que ha redi- « ¡ El Mesías, el Mesías! »
mido la sangre del Cristo.» Y de bosque en bosque repiten :
Otro coro de resucitados roza los bordes de un sol , y « ¡El Mesías, el Mesías!»
canta de este modo la gloria del Mesías á medida que va Y aquel dulce nombre llega de altar en altar hasta la
acercándose á la diestra de su Padre. nube que envuelve el santuario ; y ante aquel grito comun
«Oh tú que acabas de dar cumplimiento al mas sublime de de alegría, los misteriosos bosquecillos, el torrente de d o -
los sacrificios, ¿con qué fiesta va á acojerte el que es in- radas ondas y el trueno supremo repiten una y otra vez su
mortal como tú? Saldrá de su santuario para recibirte y voz misteriosa.
contemplarte, por mas que hayáis sido y seáis siempre uno Precedido por los últimos rayos de un sol poniente , e n -
mismo. tró el vencedor de la muerte y del pecado en el santuario
«Augusta víctima del pecado, ¿qué palabra podría es- <le los cielos. Las coronas vacilan en la cabeza délos ánge-
presar lo que eres para aquel que, después de haberse dor- les , y los inmortales todos entonan sus salmos al pasar el
mido en el polvo, se despierta contigo á la vida délos Cristo.
ángeles? Rendidos de beatitud, iban algunos resucitadosá pararse
«El Redentor se ha visto envuelto en las tinieblas de la en un bosquecillo que borda la via solar; pero la trompeta
muerte , y Dios le Ilaína al santuario. Maestro divino, tú de oro de Gabriel les manda seguir al Salvador.
que descendiste á la humilde condición del mortal, eres Jesús continua adelantándose hacia el trono, y es cada
ahora el oriente del empíreo, y se postran ante tí todas las vez mas profundo el silencio que reina ; ni un solo inmor-
criaturas. tal se atreve á levantar la voz, ni un solo ángel osa hacer
«Ya sus gritos de gozo resuenan en el fondo del polvo y vibrar la mas leve cuerda de su arpa.
en la inmensidad de los ciclos, glorificando al Hombre- Los resucitados se paran, los querubines continúan si-
Dios, al ungido del Señor. ¡Cantad la gloria del Hombre- guiendo al Mesías; pero de repente se postran y quedan en
Dios, cantad la gloria del Eterno!» muda adoración.
El coro de los resucitados guarda silencio, y los captes Solo Gabriel sigue al Cristo hasta las gradas del trono,
de los inmortales son cada vez mas tímidos. donde cae de rodillas y queda extasiado en la contemplación
Los siete hermanos heroicos ^que son los primeros resu- de la divinidad.
citados de entre los mártires, se presentan ante el cortejo El Todopoderoso, el Infinito, al que todos los seres crea-
y esclaman : dos reconocerán un dia y adorarán con lágrimas de gozo.
«Las perfecciones que han sido derramadas sobre noso- Dios, el Padre del Mediador, se ha glorificado en la pleni-
tros nos han hecho dignos de asistir á la trasfiguracion del tud del amor divino. El fundador de la nueva alianza, el
vencedor de la muerte. Oh éxtasis santo de los escogidos, que fué inmolado desde el principio del mundo, al que to-
haz que resuenen eternamente tus cantos de dicha. dos los seres reconocerán y adorarán un dia con lágrimas de
«¿Pero qué son las alabanzas de las criaturas en compa- gozo; la víctima sacrificada para espiar los pecados del
ración de tu mirada, oh tú , que con solo permitirnos con- mundo; Jesús, el Redentor, el misericordioso, se ha glori-
templarte, nos elevas hasta el resplandor de tu trono? Ante ficado en la plenitud del amor divino.
tu magnificencia , nuestro canto de dicha enmudece si tu Tal es el modo con que ven al Padre los cielos reunidos;
no sostienes nuestro aliento. tal el modo con que ven al Hijo, que sube las gradas del
«Alabemos al Señor, ya que se ha dignado permitirnos trono V se sienta á la diestra de su Padre.
m 261 M

Artes.
MAQUINAS DE TRACCIÓN.

Sistema Boydell.

Verdad es que con las vias 'férreas se ha dado un paso llamadas de tracción que no tienen|^neces¡dad de raik y
inmenso en la senda de los adelantos humanos, y á propó- pueden arrastrar con facilidad y rapidez, suma economía y
sito elegimos estas palabras, porque abrigamos la íntima ningún peligro, numerosos carruajes, según sean mas ó
convicción deque la humanidad adelantará, en cuanto per- menos abiertos los ángulos de las vias de los caminos que
mitan los inescrutables designios de Dios, á medida que los deban recorrer. Pero como fácilmente se comprenderá, es
hombres se acerquen mas y mas, conforme vayan cono- tan fácil como poco costoso dar mayor desarrollo á una cur-
ciéndose, hermanándose, amándose y anudando sus co- va, cuando la conveniencia así lo aconseje.
munes esfuerzos. Con los caminos de hierro y sus inmen- Las máquinas de tracción, especialmente del sistema Boy-
sas consecuencias, irán desapareciendo paulatinamente los dell, se destinan para transporte de efectos en terrenos de
montes, las barreras naturales y las fronteras y muros a r - caminos malos o que carezcan de ellos. Sus resultados han
tificiales ; con la facilidad del trato se desvanecerán las sido en Itiglaterra tan satisfactorios, que él gobierno de la
prevenciones y odios de los pueblos, la enseñanza y los India ha mandado construirlas para aquel pais, y también
conocimientos , se han recibido
patrimonio a n - órdenes para re-
tes de unos po- mitir otras al
cos , se harán Bajá de Egipto.
universales y lo Estas máquinas
que la imprenta funcionan hoy
habia prepara- en la América
do con la idea, del Sur, Isla de
el vapor lo com- Cuba, Califor-
pletará en la es- nia , Rusia y
fera especulati- o t r o s puntos.
va con las rela- Las introduci-
ciones prácticas das en España
é individuales. por la Sociedad
Pero los cami- Catalana gene-
nos de hierro , ral deGrédito,y
como los gran- probadas en es-
des ríos , so- tos últimos años
lo atraviesan y 3n las inmedia-
cruzan rápidos, Máquina de tracción. ~ Sistema lioydell. JonesdeGrano-
las comarcas bajas y mas favorables á su curso y dejan ge- llers en presencia de un inmenso concurso, arrastraron en
neralmente incomunicadas y sin enlace á otras regiones que su prueba /iüO quintales en una pendiente de 5 '/a p "/„ *
no por ser tan propias para sus condiciones de paso y fe- razón de 4 '/„ kiloms. por hora , con un consumo de 1 quin-
cundación, no son menos pobladas, menos ricas, ni menos tal próximamente de carbón por hora. La máquina dobla
propias para recibir los efectos de su corriente regenerado- sin dificultad las esquinas de las calles, y los carruajes del
ra. Ahora bien, asi como de los caudalosos rios parten ca- tren siguen perfectamente recorriendo los mismos puntos
nales para facilitar el riego de comarcas apartadas del cauce que han pisado las ruedas do la máquina. Las mejoras in-
general , también se ha discurrido la formación de ramales troducidas diariamente en ellas, prometen que serán unos
y vias secundarias, y tramwnijs para reemplazar aquellos,
poderosos ausiliares de los ferro-carrii'es.
cuando las producciones del terreno ó el resultado del cál-
Cuando se considera que con estas máquinas de un m a -
culo productivo asi lo han aconsejado. Mas no tampoco
nejo sencillísimo, que con una corta práctica y buena vo-
siempre puede apelarse á este recurso. Acontece frecuen-
luntad puede dirigir un simple aldeano, es dado obtener
temente sobre todo en los países montañosos, quebrados
una inmensa economía de tiempo, de personal y caballe-
ó esencialmente agrícolas, que los caminos no guardan
rías, tres cosas que representan un gran capital, no se
ningún nivel, que las curvas son rápidas y continuas , que
puede comprender como todavía no se han utilizado de
el piso ofrece frecuentes irregularidades y entonces no es
ellas muchos centros agrícolas apartados de las grandes
posible ni el sistema de camino-americano, ni otro aná-
arterias de las vias férreas, y que por sus especiales condi-
logo que tenga por base el rail ó engravamiento de las rue-
ciones de localidad, no es posible que nunca lleguen á en-
das de los carruajes. Para hacer desaparecer este grave
lazar directa ni indirectamente con ellas.
inconveniente, se idearon y construyeron las máquinas
% 262 fC

Témora.
Ji)iir €>sion.

CANTO 1.

Anjumenlo.
Caii-bar, liijo de Hovbar-Lulliiil, Spiíor de Aüía, oii Coiinanglit, y jelií poderosisiiiiü de la raza de los Kiibolgos, lialiieiido asesinado en Té-
mora , palacio real, á Corniac (jijo lie Atlia , ¡oven rey de Irlíiuila , usurpo su trono. Corinac destendia en linea recia <le Connar hijo de Treii-
mor, lataraliuelo de l'ingal , i'ev de los Caledunius , que liahiíaliun en la cosía occi<lenlal de Kseocia. liesinlii'udo Kingal la conduela de Cair-
Itar, resolvió pasar á Irlanda con nii ejércilo , para re.slaljlecer la lainilia real en sn legílinia s(jl)erania. Avisado Talrliar il(! su inlenlo , reunió
en lllsler algunas de sus iijhus , y al mismo liemiKi niandó á su hermano Callimor , ipie le apocase, conduciendo un ejército desde Témora.
Palera la situación de los negocios cuando los invasores (laledonios .-ipareeieron en la costa de I Isler.
I?l poema enipic/.a al romper el dia. .^e representa á Caij liar, retirado did resto del ('iércitii , cuando uno de sus es|)ias le dá n(]ticia del
desembarco de Fingal. Habiendo en consecuencia reunido un Consejo de sus caudillos , Foldalh, jelé de Moma , desprecia orgullosamcnlo al
enemigo, y recibe de boca de Matlhos una severa reprensión. Después de la dispula , dispone un bancpiele, \ por medio del hardo Olla ,
i'onvida á Osear hije de Osiau, iuleulando suscitar una quiunoa, á lin de tener algún pretesto [lara asesinarle. Osear c(uicnrre al fcslin ; leván-
tase la |)cndeneia , Iráhase batalla entre el séí|uitu <le andios caudillos; y asi Cairtiar como Osear perecea en la acción, l'd ruido de esta mespe-
rada jielea llega á oidos de iMiigalel cual avanza al .'uisilio de Osear, y los irlandeses se repliegan sobre el ejército de Carllnuor (pie hahia
avanzado á las orillas del rio l.uhar, sobre el [láianio de Moi-h.-na. Después qi;e hubo Kingal tribulado sus lamenliis á su nielo fenecido , nian-
i)ó á IJIlin , jele de sus bardos, cpie llevase el (\idáver á .Moi'veii, para darle sepiillina. Llegada la noche, Allhan, hijo de Coniiachar, reüere al
rey los pormenoies de la innerU' de Coiinac. Filian ., hijo de Kiiigal , es euxiado á observar les moviinicnlos de Calhinor duranle la noche.
Jo (pie concluye laaceion del primer dia. 1.a escena de la halalla es una llanura ci'rca del mmilede Morven que si'enciiinbra en los limites del
páramo de Moi-'ena , en t'lsicr.

Ruedan lasólas azuladas de Erin. Las inoiitaiias están puma sus oscuros costados; su lanza es como el abeto de
cubiertas de luz resplandeciente ; los árliolcs mecen en la Slimora que contraresta la ráfaga del cielo ; su escudo está
lirisa sus sombrías cabezas y los'presinosos torrentes despc- marcado con los golpes de la batalla. Sus ojos enrojecidos
üan sus ruidosas aguas. Dos herbosos montes con sus vie- desprecian el riesgo. Estos y mil otros caudillos rodeaban
jas encinas tifien el angosto llano y por él se desliza la azu- al monarca de l>in , cuando llegó de la acuosa Moi-lena ,
lada corriente de un arroyo. En sus márgenes se presenta el lijero Morannal (1), descubridor del Oc(';ano. Tiembla
Gairbar de .Mha. (1) Apóyase en su lanza el rey , y el es- la palidez en sus labios , y salen de sus órbitas sus ojos en-
panto y la tristeza se descubren en sus miradas. Aparece la cendidos.
imagen de Gormar á su memoria con todas sus horrorosas ¡Y están los caudillos de Erin, esclama, silenciosos como el
heridas. Prcsiínfasele entre tinieblas la Uibrega figura del bosquecilloen la tarde! ¡Yacen aquí negligentes, mientras
mancebo vertiendo sangre de su costado. Tres veces arrojó Fingal desembarca en nuestras costas, Fingal , terrible en
Cairbar su lanza sobre la tierra ; tres veces se pasó la ma- batalla , monarca del acuoso Morven! ¿Has visto al caudi-
no por la barba; su marcha i>s lenta y se detiene á cada pa- llo? replica suspirando Gairbar. ¿Son muchos sus héroes
.so y alza al aire sus nervudos brazos. Parece una luibe en en nuestra costa? ¿xVlza por ventura la lanza de batalla , ó
el desierto, cuya forma varia ai capriclioso inipulso de ca- viene en paz el monarca? En paz no viene ¡oh, rey de Erinl
da ráfaga ; coiitri'stanse los valles en contorno, recelando he visto enristrada su lanza ¡2): Fls un metéoro de muerte;
por turnos la tormenta. Volvió en fin el rey á sujetar los humea en su acero la sangre de los combatientes. Bajó e!
impulsos de su alma ; alzó del suelo su aguda lanza , y vol- primero á la playa , manifestándose robusto á pesar de su
vió los ojos hacia Moi-lena, cuando llegaron los descubrido- vejez. Redondeábanse sus nervudos miembros al hollar la
res del azulado mar, pero llegaron con paso medroso, mi- tierra con paso firme y veloz. ¡A su costado está la espada
rando hacia atrás á cada instante. Conoció Gairbar íjiie se que jamás dio segundo el golpe! i3i Terrible es la órbita
acercaban los poderosos , y convocó sus cciliidos caudillos. de su escudo , cual la ensangrentada luna cuando se eleva
Llegaron sus guerreros, y á una vez se desnudan sus es- por entre la borrasca. Seguíale Osian rey de los cánticos ,
padas. Allí estaba Morlath (2) con su rostro sombrío. Sus- y después el hijo de Morni, el primero de los mortales. En
piraba el vieiiío entre la larga cabellera de Hidalla. Sobre pos llega Conal saltando sobre su lanza. Dermidio tiende el
su lanza se apoya (]ormar, el del rojo cabello , y gira en aura sus oscuros cabellos ; Filian encorva el arco , cual jo-
silencio sus torbas miradas. Fiero es el aspecto de Malthos, ven de la acuosa Morutha. Mas ¿quiénes aquel que les
y fiero el revolver de sus cerdosas c(>jas. Presiéntase Fol- pnKcde , semejante al terrible bajar de la corriente? Es el
'lath (3 semejante á una resbaladiza pefia que cubre dees- hijo de Osian que brilla en medio de sus rizos que flotan
lujosos á su espalda. Sus sombreadas sienes están medio en-
(1, Cairl)ar, liijo de Bortiaii-lnithul, (lc.=ccn(iia en linca roela ilc l.atlioii,
jek (ic los niljol„'üS, primeros colonos (juc se eslalilccicron al S, do la Ir- la eoiispiraeion coiilra Corma", rey de Irlanda Su Irihu era una de tas mas
landa. Los cacl püsoian la cosía sciilcjilriiinal do aquel reino , v los prime- consideraliles di'l liiiaüi' de los lirljolios.
ros monarcas ,10 irían,)., ,,ian <U'. su linaje. De M\m las <lesa\einaieias entre (i i .Mor-aiiiial. alíenlo fiieiie. un areltidn niu). adecuado para un cspia "
las do? naciones. ,jue terininiwon por lin en el asesínalo do r,orniac,yla desculnidov
usurpación do Cairbar señor .le AUia. de (jiiien se liace mención en este á: .Mcu'-annal alude aipii a la apariencia particular de la lanza de I'iii^al.
liasasc. Si un hoinhrc, al tomar llera en un pais eslrafio , enristraba su lanza, deno-
(2i .Morlalli, tjranie cu el di,, de hiliiUu. Ilidalla. héroe, del Mand» (ispecío. taba en aquellos licmiios una disposición hostil, y era tratado como enemí-
Cormar, es¡iei-to en /« marina. .MalUi-os, eiriuns¡ieet,i en hulilar. KoldalU , so ; pero si la leriiiversalia era señal de amistad, <• inmediatamente era con-
fteneroso. vidado al hanqucte sesuii la hospitalidad de los tiempos.
(3; Foldalh, cuyo carácter esta fuerteineiUe piulado aipii. hace Rran pa- ;i) Esta era la famosa espada de Hnsal hecha por huno, armero de I.o-
pel en el discurso del poema. Sn disposición feroz c inciimplacientc. e.sla per- clilin, y por cuyo motivo se la llanuí poélicainentc hijo de ¡.uno . se dice que
rcclainente sostenida. Parece, scRun lo demuestra un pasaiíe del canto-segun- esta espada mataba un lioinbre á cada lajo , y que FiULjal solo la cenia en
do, que era el principal contidente de Cairbar, y su primer inslrumenlo en tiempos de inminente riesgo.
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cerradas en su yelmo de acero ; su espada pende suelta de son muy débiles nuestras armas. Cathmor es enemigo de la
su costado, y brilla su lanza al moverse el caudillo. Yo huí discordia en los banquetes; su alma es tan brillante COHIÜ
de sus terribles miradas ¡oh monarca de la poderosa T e - ese sol ; pero Cairbar pretende combatir con Osear ¡oh je-
mora ! fes de la selvosa Témora ! Muchas fueron sus palabras «ft
Huye pues ahora mortal endeble , dijo encendiéndose la favor deCathol, y arde el resentimiento de Cairbar. Fene-
temible rabia de FoldaUí. Huye á los arroyos de tu patria, cerá en Moi-lena , y fundaré en su sangre mi renombre.
hombre de alma mezquina. ¿No he visto yo por ventura á Brillaron con regocijo los rostros de los circunstantes; es-
Osear? Ya lo han contemplado mis ojos en la guerra ; es parciéronse por Moi lena y prepárase el festin de las con-
del linage de los poderosos en el peligro; pero hay también chas. Entonáronse los cánticos de los bardos y oyeron la
otros que saben levantar la lanza. Erin tiene muchos hijos algazara los jefes de Selma. Creímos que habia llegado el
tan bravos como él ¡oh rey de la selvosa Témora'. Permi- poderoso Cathmor, Cathmor amigo de los estranjeros, her-
tid que Foldath salida i su encuentro, Drjame detener eso mano de Cairbar, el del rojo cabello. Diferente era el tem-
poderoso torrente ; mi lanza está cubierta de sangre ; mi ple de sus almas. La luz del ciclo moraba en el pecho de
escudo es semejante á la muralla de Tura. Cathmor. Alzábanse sus torres en las márgenes de Atha ;
¿Y ha do salir Foldath solo á combatir contra el enemi- siete veredas conducían á sus salones; siete jefes se aposta-
go?, dijo Malthos el del ceñudo rostro. ¿Ko son los adversa- V)an en ellos para convidar al estrangero al banquete; perú
rios tan numerosos como las aguas de muchos arroyos? ¿No Cathmor se ocultaba en medio de las selvas para evitar la
son estos los jefes que vencieron á Svvarán , cuando huye- voz de la alabanza. ;1)
ron los hijos de la verde Erin? ¡Y quiere combatir Foldath Llegó Olla con sus cantares, y presentóse Osear en el
con el mas valiente de sus héroes! • 1) Foldath ¡oh, tú del banquete de Cairbar. Trescientos guerreros marcharon á lo
corazón orgulloso !, toma contigo la llor de los guerreros , largo de Moi-lena de los arroyos. Los ligeros perros saltan
y deja que Malthos siga tus pisadas. Mi espada está tam- en el brezal, y sus ladridos se escuchan á lo lejos. Vio Fin-
bién manchada de sangre; ¿pero quién ha escuchado mis gal la ausencia del caudillo, y entristecióse su alma. Receló
palabras? (2j tenebrosas maquinaciones de Cairbar en medio del festin
Hijos de la verde Erin , dijo Hidalla, (3) no permitáis de las conchas. Alzó mi hijo en alto la lanza de Cormac.
que Fingal escuche vuestras palabras. El enemigo podria Salieron á recibirle cien bardos entonando sus cantares me-
regocijarse , y ser fuerte su brazo en nuestra tierra. Yoso- lodiosos ; [lero ocultó C^airbar en su sonrisa la muerte que
tros sois valientes ¡oh guerreros! sois en la lid cual las bor- turbaba su alma. Prepárase el festin : suenan las conchas,
rascas que asaltan sin temor á las peñas, y trastornan los é ilumina la alegría la faz de la hueste ; pero era como el
bosques dilatados. Marchemos, sin embargo , en compacta moribundo rayo del sol cuando la negra borrasca oculta s(t
fuerza , y lentos cual la recojida nube : entonces temblarán cabeza.
los poderosos, y caerá la lanza de la mano del valiente. Ijcvantóse Cairbar ceñido de su armadura, y téjense en sus
Vemos la nube de nuierte , esclamarán , mientras las tinie- sienes las tinieblas. Cesan de repente devibrar las cien arpas,
blas cubran sus rostros. Fingal llorará en su vejez, al ver (|uc y óyese el rumor de los escudos. (2i Lejos sobre el brezal,
desfallece su pasagera fama. Las pisadas de sus caudillos entona Olla el cántico de tristeza. Conoció mi hijo la señal
cesarán en Morven , y el añoso musgo crecerá en Selma. de muerte; y alzándose , empuñó su lanza. ¡Osear , escla-
Oyó Cairbar en silencio sus palabras, semejante á la nu-
be del aguacero cuando se posa sobre Cromla , hasta que pasado a Imi-liuna. qiii' se supone toniiar parle dt la lirelaña meridional,
liara ausiliar a Coiinior. rey de aquellos lusares. contra sus eiicmlgos,(;orono
el relámpago del cielo rasga su costado. El valle resplande- la victoria las armas de Callinior, pero durante la campaña, falleció Connior,
ce con la llama , y se regocijan los ospíritus de las tempes- ya en batalla, ya de muerte natural. Al recibir Cairbar la noticia dejos pro
tades. Así permaneció el silencioso monarca de Témora, yeclüs de l-iniral, despaclKi mensai;erus a Ciibmor. el cual \ol\ió a Irlan-
da pocos dias antes de la acción de esle poema.
hasta que al íin hallaron salida sus palabras. Prepárese el Cairbar se vale de laansenci.i de -ubrniiano paraper|ie!iiar su iiifaiue de-
festin en Moi-lena y estén presentes mis cien bardos. 'J'ú Olla signio contra Osear: pues que si Calluiior se biibiera hallado |iresen\e , no
del cabello rubio, toma el arpa del rey. Vé en busca de habría permitido se violasen Ui' leyes de la Inispilalidad. iine su noble alma
res|ietalia con tanta puntualidad y nnonibrí'. I.os hernianiis forniaii un lier-
Osear, soberano de las espadas, é invítalo á nuestro regocijo. nioso conlraste y el lector ignora ^i lia de deleslav nías la bajcía de Cairb;ir
Hoy nos alegramos y oímos los cantares , mañana quebra- que admirar el desinterés y ^'enerosidad de Ciillimor
(1; Kl ejércilo di! l''inL:al ovo la al;;azara que había en el campamento de
remos las tanzas. Díle que ya he alzado el sepulcro de Ca- C.airliar. i:i carácter con que se describe a Calhnior es adecuado a los tiem-
thol ( i ) , y que los bardos dieron á los vientos la fama de pos. Algunos caudillos eran bospilalarios por o.-tentacion , otros por cos-
su amigo. Díle que Cairbar ha oido su renombre cabe el tnuibre Irasmitidapor sus antepasados, Pero lo due distingue pcculiar-
meiile a Cathmor es su a\crsion a la alalian/a ; pues que se le describí:
arroyo del resonante Carun iji). No está aquí mi herma- vivieíalo rclirailii en nii bostpie pura evitar la» jnreslras de sralilud de sus
no Cathmor (CJ: no está aquí con sus muchedumbres , y huéspedes; lo cual coiisülnve un ciado superior de i;enerosiilad que lado
A.xilo en lloniero , |.nes que el piiela no escusa a este buen hombre de sen
l'i Kii las partes siguientes del poema eslaii luertemeiiie coiilrastiulüs los tarso a la cabecera de la mesa \iav,i rcciliir con KUSlo las alabanzas que le
canictei-es ele Foldatli y ele Malinos. Siempre aDaiecen üpueslos erilre si. I.os li Ululaban sus huéspedes, Niii;ínna nación lia llevado a mayor esceso la hos-
feudos entre sus familias , que fuemn eausadesu mutuo abo pilaliilad, que los ínitl^'uos esc.icescs. Hasta fué infame durante mncho>
son celfl)va(l05 en olios poem is 11 mutuo aborreciniierito si'^lus, para uii tionibre disliniíuido, el cenar a niie,; ina hora las puertas dt-
(2j Esto es, ¿quien na «¡do mis paluhras JMlauciosas; Esla e una inili - su casa , no ¡iieni (;i(c, se;;un se esprrsaban los bardos,//C(/"sc el cünmijem
reet 1 sat.nca contra el estilo fanfarrón ,le Foldath U iiiiliisi' la me:(¡iñu(hid de su iilmii Alijueos majnalcs lle\aban hasta la es-
:;M llidalla era lele de Cl»„ra, pequeño distrito a orillas del laso de l.e-o. irava^ancia esta hospitalaria disposición; y los bardos, la! vez pordue en cll"
I.a hermosura lie su personal, MI elocuencia v ..enio poidico, se celehran en lendrian un interés particular . jamas dejaban de ajilauíliilu con sus eludios
el discurso de Uohra. Ccdn-iiiii' na (ii'f , ó 'i jninUí á dmic lonilmen lodox losanninus del eslra't
'i) Catliol, hijo de Maronnan ó Moran, fu. asesinado por (jairliar, n ijerii. era un cpitelo invari.ible dado por ellos a su-^ jefe-.; distinguiendoá lo-
causa lie su adhesión a lii familia de CorRiái Klhabia acompañado a Osear inhospilalavios ton el lilulo de anlic (¡iic ceiíuii (os csd'í.ñes, lisie epíteto erí
a las guerras de Inis-thoiia, donde contrajeron amistad íntima. Osear des- sin einbar¡;o tan poco común , que en lodos los poemas anliguos que liemos
pués de la muerte de Catliol, Dabia desaliado formalmente a Cairbar el leido, solo hemos hallado un caudillo señalado con esle ignominioso apellul"
cual hulsiendü rehusaiU) e! duelo , conservó tanto odio lucia Osear , que\a y esle tal vez, fundado en una (inimera parücular. que se habia originad."
liabia pruyeclado darle muerte en el festín , a que aliora le convida, entre el y el pal runo del bardo autor del poema,
ÍS) Alude a lab Italia do Osear, contra i;aros, rey de lasnave^, que se ,») Cuando un máznale habla resuelto dar muerte a otro a"» i'' Cstab»
supone es el mismo quo el usurpudor Carunsío, en su poder, era costumbre dar a entender su intención Hiriendo el esenilo
tti) Cathmor, urande en liaíiilia , hijo de liorbar-Dulhul, y hermano de ton el rcfíalon de ¿.« lanza , al mismo tiempo qiu- el tordo entonaba a b, lejo-
Cairbar, rey de Irlanda, anti'S de hi insurrección de los lirliolao?, habla la nineUní de Mnprte
M 2 6 4 ;<
mó Gairbar , estoy viendo la lanza de Krin! La lanza de No volvió , empero, á levantarse mi Osear. Reclínase so-
Ternera brilla en tu mano ¡ oh monarca del selvoso ]\Iorven! bre la orla de su escudo, conservando siempre la lanza en
Con ella se honró el orgullo de cien monarcas. En su acero su terrible mano. Los hijos de Erin están distantes, pero
veo posada la muerte de los héroes que pasaron. Cédela, hi- álzanse sus gritos, semejantes al tronar de muchos reuni-
jo de Osian , cédela á Cairbar cabalgador del carro. (1) dos arroyos. Resonó en rededor el ancho Moi-lena y llegó
¡ Y he de ceder, replicó Osear , la dádiva del ofendido el estruendo á les oidos de Fingal. Empuñó la lanza el mo-
monarca de Erin , la dádiva del blondo Cormac , cuando narca , la lanza de Selma , y sus pisadas nos precedieron
Osear dispersó á sus enemigos! Yo llegué á los alegres sa- en la llanura. Oigo , esclamó pesaroso , el estruendo de la
lones de Cormac, cuando huyó Swaran ante el monarca de guerra , y Osear se encuentra desamparado. Levantaos ¡oh
Selma. Iluminó la alegría el rostro del joven , y nio rega- hijos de Morven ! y juntemos nuestras espadas con la del
ló la lanza de Témora (2): y no la puso en manos del d é - caudillo.
bil, ni la entregó al cobarde. El ceño de tu rostro no es un Precipitóse Osian al través del brezo. Acorrió Filian so-
huracán para m í , ni son tus ojos la llama de la muerte. bre Moi-lena ; y a\anzó Fingal con todo su vigor. Terrible
¿Temo por ventura tu escudo retumbador? ¿Me hacen tem- era la luz que despedía su tarja Viéronla á lo lejos los h i -
blar acaso los cantares de Olla? No, Cairbar , anda y ate- jos de Erin , y estremeciéronse sus almas; pues que cono-
moriza á los débiles; mas no á Osear que es semejante á cian que se habia encendido el furor del rey , y preveían
un peñasco. su próximo esternu'nio. Nosotros llegamos los primeros.
¿No quieres pues cederme la lanza? replicó Cairbar con Combatimos y los jefes de líi in resintieron á nuestro furor;
acrecentado orgullo. ¿Son tus palabras tan poderosas, por- mas cuando llegó el rey en el estrueiulü de su carrera ;qué
que está cerca el ausilio de Fingal, Fingal con sus ancianos corazón acerado pudo resistirle! Huyó Erin al través de
cabellos procedente de las cien (3) selvas de Morven? Es- .Aloi-Iena, y la muerte persiguió su fuga. Vimos á Osear re-
te caudillo ha peleado con hombres de poca valía ; pero le clinado en su escudo ; vimos en rededor su sangre, y el si-
verás desvanecerse ante Cairbar, como una efímera colum- lencio oscureció nuestros rostros. Cada caudillo volvía la
na de niebla ante los huracanes de Allia (4). Si el que so- espada deshecho en llanto, y el monarca procuró ocultar
to ha combatido con hombres de poco pecho esluviese cer- sus lágrimas , é inclinando la cabeza sobre el moribundo
ca del altanero caudillo de Atha , cedería el caudillo la ver- caudillo , pronunci(i estas palabras mezcladas de sollozos (1).
de Erin , por evitar sus furores. No hables de los poderosos ¡Ilascaido Osearen medio de tu carrera! Mi anciano
¡oh Cairbar! Vuelve contra mí tu acero, pues que nuestras corazón está latiendo sobre tí. líii vano adivino las futuras
fuerzas son iguales : pero el afamado Fingal es c! ])rimero guerras ; en vano veo las lides (pie han de venir: están ar-
de los mortales. rancadas de tu renombre. ¡Cuándo morará el regocijo en
Los guerrerosque observaron el creciente furor deloscau- Selma! ¡Cuándo se apartarán los pesares de Morven! Mis
dillos giraron sus ojos con fuego , y brillaron á una vez mil hijos sucumben sucesivamente : Fingal es el último de su
espadas medio desnudas. Entono Olla el del rejo calfollo, el linage. Mi fama comienza á desfallecer ; mis ancianos dias
cántico de guerra , y se dispertó en el alma <¡i' Oicar el r e - (|uedarán sin apoyo; solo permaneceré en mis hogares,
gocijo que acostumbraba á llenar su alma , cuando se ola cual la cenicienta nube , sin esperar la vuelta de ninguno
el cuerno de Fingal. Avanzó la hueste de Cairbar apiñada, de mis hijos , ceñido de sus armas sonoras. ¡ Llorad , oh
como la henchida onda del Océano , cuando impelida por héroes de Morven! pues (jue no vidverá á levantarse 0,>car.
los nacientes vientos encorva la cabeza en la inmediación de Y copiosas fueron las lágrimas que derramaron ¡oh F i n -
las playas.
¿A qué esa lágrima , hija de Toscar? (U) Aun no ha su- ,1) Los historiadores irlandés"* cülücan la muerte de Cairbar a últimos
(b'l sÍ!;lo iPi: di'en qne fue niiierto en balalla lontra Osear , hijo de Osian,
cumbido. Muchas fueron las muertes que repartió su brazo per» niei!aii que I» fuese por inann mi ina del héroe.
antes de caer mi héroe. Ks cierlo, sin einliar^o . que los iiardus irlandeses disfrazan en cierlo mo-
do esta parle de su íiistoria. Tiienims en iiiieslro poder un poema irlandés
Ved cual caen ante m í , como los bosques en el desierto sobre esle asuiilo, y el cual fué «rí-en de sus eonoeiniientos acerca de la
cuando un enfurecido espectro se precipita al través de la ¡latalla de Oabbra Como la Iradneeioii de este poema . por via de nula . y el
noche y hiere con sus manos las verdes copas. Morlath su- cual aunque es evidi'nlenienledi'ComiKisicion no muy antigua, tiene liaslante
mérito poéiieo , estenrteria demasiado estas iluslraciones, solo d.-iremos al-
cumbe , Maroman espira, y Conachar se re\uelca en su gunos eslraetos de el y un brev compendio de su historia.
sangre. Retrocede Cairbar ante la espada de mi hijo , y se Osear , dice el bardo irlandés, fui' conviiladu :i un banquete en Tí'iuora por
Ciirbar , rey de Irlanda Suscilose una disputa entre los dos héroes , acerca
oculta detrás de un oscuro peñasco. Allí alza la lanza en se- de trocar sus lanzas , ceremonia que en semejantes ocasiones solía lener lu-
creto , y atraviesa el costado de mi Osear. Cae hacia delan- f;ar entre el obsequiador y el ohsei|Uiado. Kn el discurso de su altercado ,
te sobre su escudo. Una rodilla sostiene al caldo guerrero; Cairbar dijo en tono jactancioso que iria a cazar en los montes de Albion , y
se llevarla los despojos a Irlanda, en despecho de toda la oposición de los
pero la lanza está todavía en su mano. Mirad ya cae el ter- habilantes. I.as palaiu-as originales son :
rible Cairbar: el acero le atraviesa la frente , y le separa el c i | i r ¡ ¡ i l l i : i r l " i a " "¡H : l u i a l l i a r liiiüri
A l . l i . ' i i e a . l l i iMi C a i i l M T n í a
ensangrentado cabello. Tendido yace Cíjmo un despedazado
peñasco que sacude Cromla de su escaliroso costado, mien-
Osear replicó que al dia siijuienle el mismo se llevaría a Albion los despo-
tras qne Erin , la de ¡os verdes valles , íiace estremecer sus jos de las cinco pi-ovincias de Irlanda, a pesar de los esfuerzos de (íairbar:
montes de mar á mar. l!ii:i!liar l i l v all .iKliuli-irl
V lili.-in-.,- aii t (l.,.ai'. c.^ , raima
¡(j Cormac, hijo de Avlh, liabia dado á Osear la lanza que fué funda- lili II l i i ; ; a i l l i M . M.IIIIJ a^iiis in'arli
mento de la rifia, cuando esle caudillo le felicitó [icr lialier siilo Sóraran es- O " lili Alliiii all l a 1- j l a i i i l i a i i v a t l i . (•!.•.

pelidode lilanrta. En consecuencia de esta amenaza, comenzó Osear á talar laiiianda ; pero
(2) Ti" aior'-i, casa dcí yran rey: nomlire del p.ilacio real de los sobera- al retirarse con el botín a L'lsler, por eleslrechodesüladerode Ghabra' rnoH
nos de Irlanda. Olilei) Oliahhra , tuií sorprendido por Cairbar, y en la batalla que siguió fe-
(3) cien es aquí una voz indelermliíada que solo sii'vo para cspresar iin necieron ambos héroes por miituas heridas. £1 liardo da una lisia muy cu-
gran número. Es probable que las frases hiperbiilicas de los bardos , diesen riosa de los sccuíices de Osear al marchar á la batalla. Esto? pai-ccen haber
margen a que los senachies irlandeses colocasen el origen de su monarquía sido quinientos en número, acaudillados, según se espresa el poeta, por
en un periodo tan remontado. cinco héroes de sangre real. Este poema menciona la llegada de Fingal a
;4j Alba, tío somero; nombre del palacio de Cairbar en Connau^lit. Irlanda, procedente de Escocia, antes que Osear muriese de las heridas que
;o) Malvina, hija de Toscar, a la cual está diri-ida lamparte del poema habia recibido.
que se refiere á su amante Osear. Bran era uno de los perros de Fingal. Bran signllica lorrmU de nioníaÑa.
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gal I pues que el héroe era caro á siis almas. Cuando salia á mis pesares; pero en vano se vertieron mis lamentos. Prepá-
la batalla desaparecían los enemigos; cuando volvía en paz, rase la fiesta en Moi-lena. Cien héroes se ocupan en levantar
rodeábale la alegría ; pues que ningún padre lloraba su hi- el sepulcro de Cairbar ; pero no se entona el cántico en me-
jo muerto por el héroe en sus juveniles años. Ningún her- moria del fenecido caudillo, pues que su alma había sido t e -
mano lamentaba la prematura caída del hermano de su nebrosa y sangrienta. La muerte de Cormacse presentaba al
amor. Ahora fenecen sin e) tributo de una lágrima ; pues pensamiento de los bardos, pero ¿qué podían decir en ala-
que yace exánime el caudillo del pueblo. A tus pies ahulla banza de Cairbar?
el sensible Bran , y el tenebroso Lucath está lleno de pesar; Baja rodando la noche , y se ilumina el campo con la lla-
pues que muchas veces los había conducido á la caza , en marada de cien encinas. Sentado estaba Fingal bajo un á r -
seguimiento del gamo brincador del baldío. bol ; y en medio de sus caudillos se alzó el generoso Al-
Así que se vio Osear rodeado de sus amigos, principió á tham [I I y rtíiiió la historia del fallecido Cormac. Althan ,
henchirse su palpitante pecho. Los sollozos de los ancianos hijo (le Conachar, amigo de Cutulino cabalgador del carro,
jefes , dijo el moribundo guerrero , el aliullar de los per- moraba con Cormac en la borrascosa Témora , cuando cayó
ros , y el repentino trinar de los cantares pesarosos, han el hijo de Semo, en Lego de los arroyos. Triste fué la histo
(ionmovido el alma de Osear. Nunca había conocido anles ría de Althan, y cuando hablo, se asomaron las lágrimas á
mi alma el sentimiento; pues que era inalterable como el sus ojos. (2)
acero de mi espada. Osian, condúceriieá mis montes. Le- Vertiaelsol poniente su resplandor rojizo sobre Doira (3)
vanta las piedras de mi fama ; colócame á un lado ol cuer- y comenzaba á descender la tarde amarillenta. Los bos-
no de un ciervo , al otro mi espada. 'Jal vez los futuros ques de Témora se mecían á la inconstante ráfaga del viento.
tiempos esparcirán sobre el torrente la tierra de mi sepul- Una nube se apiñaba en el occidente, y por detrás de su
cro. El cazador encontrará quizás mí acero , y diríi , esta borde se asomaba una estrella rojiza. Paseábame solitario en
fué la espada de Osear, el orgullo de otros años. Y así fe- el bosque cuando se presentó á mi vista un espectro que
neces ¡ oh hijo de mi renombre , y no he de volver á verte se deslizaba por el tenebroso aire. Su paso se estendia de
Osear! ¡Guando sepan otros de sus hijos, no he de saber de monte á monte, y su escudo se divisaba turbio á su costado.
tí! Cubre el musgo tus cuatro piedras cenicientas, y gime en Era el hijo de Semo. Conocí el rostro del caudillo , pero pa-
ellas el pesaroso viento. La batalla se dará sin tí. Ya no se- só de largo sobre su ráfaga, y posáronse en rededor las ti-
guirás los pardos gamos. Cuando vuelva de las lides el guer- nieblas. Entristecióse mi alma, y me encaminé al palacio
rero , y hable de otras comarcas, he visto un sepulcro , di- de las conchas. Kesplandecian en él mil luces, y los cien bar-
rá , cabe el torrente rugidor oscura morada de su caudillo. dos tenían va encordadas sus harpas. Eu medio estaba Cor-
Cayó á manos de Osear, cabalgador del carro , el mas in- mac semejante al lucero de la mañana cuando se sonríe so-
signe de los mortales. Tal vez escuche yo su voz , y nacerá bre el monte de oriente, y baña el aguacero sus juveniles
en mi alma un rayo de alegría. rayos. Brillante y silencioso camina hacia lo alto, pero le
La noche hubiera descendido en pesares, y vuelto la ma- sigue de cerca la nube que deberá ocultar en breve sus res-
ñana en las sombras del dolor. Nuestros caudillos hubieran plandores. La espada de Artho (4j estaba en la mano del
permatiecído como peñascos que gotean sus frías aguas en rey y miraba con alegría los pulidos adornos. Tres veces in-
Moi-lena, y habrían olvidado la guerra que les amenazaba , tentó desnudarla, y tres veces le faltaron las fuerzas. Losdo-
sino hubiera ahuyentado el rey sus penas, y alzado su voz rados anillos de su cabello se derraman sobre sus hombros,
poderosa. Los jefes, cual si despertasen repentinamente de! y se enrojecen sus mejillas juveniles. Lamentóme al contem-
sueño, alzaron las cabezas en rededor. plar el rayo de juventud que iba á eclipsarse tan presto.
¡Hasta cuando permaneceremos gimiendo en Moi-lena 1 «Althan, me dijo sonriéndose, ¿viste por ventura alguna
¡Hasta cuando verteremos en Erin nuestras lágrimas! ¡Los vez á mi padre ? ;Cuán pesado es el acero del rey! Segura-
poderosos no volverán de su sepulcro, ni Osian se levantará mente su brazo seria muy poderoso. ¡Oh si yo fuera como
en su vigor! ¡Los valientes deben caer en un dia, y no serán él en la batalla, cuando se encendía su furor! Yo hubiera
ya conocidos en sus montes! ¡ Dónde están nuestros padres, combatido entonces al lado de Cutulino, junto al hijo de
oh guerreros, dónde los jefes délos tiempos que ya fueron ! Cantella cabalgador del carro. Pero los años pueden venir,
Han desaparecido como las estrellas que brillaron, y solo oh Althan, y robustecer mi débil brazo. ¿Sabes alguna n u e -
oímos el eco de su renombre; pero ellos fueron famosos y el va del hijo de Semo, caudillo de la encumbrada Témora?
terror de los antiguos tiempos. También nosotros desapare- Ya podía estar de vuelta rodeado de su fama; pues que me
ceremos en el dia de nuestra caída. Seamos pues famosos prometió volver esta misma noche. Mis bardos le aguarda-
mientras nos es dado, y dejemos nuestro renombre tras vos- ban con cantares, y mi festín está preparado en el salón de
otros, como los últimos rayos del sol cuando oculta en el los reyes.»
occidente su roja cabellera. El caminante se entristece en su Escuché en silencio las palabras de Cormac, y empezaron
ausencia, pensando en el resplandar de sus rayos, üllin, á correr mis lágrimas, que cubrí con mis ancianos cabellos.
anciano bardo mío, apresta tu la nave del rey. Lleva á Osear El rey observó mi pesar. ¿Hijo de Conachar, esclamó, ha
á Selma de las arpas. Díie que llore á las hijas de IMorven. caído por ventura el hijo de Semo? ¿por qué estalla en
Nosotros debemos combatir en Erin en favor del linage del secreto tu suspiro? ¿por ([ué desciende tu llanto? ¿Se acerca
fenecido Cormaca. Los días de mis años empiezan á desfa- Forlath, cabalgador del carro? ¿Se acerca e¡ estruendo de
llecer; siento debilitarse mi brazo. Mis padres se inclinan Cairbar, e! del rojo cabello? Se acercan, sí, pues me lo in-
desde las nubes para hacer revivir á su anciano hijo. Pero
antes de mi partida alzaráse un rayo d é l a fama. Sí, con li Altliun liijo di'Conaiiiar, era el tordo principal lieArth, rey de ir-
landa. Después de la miierle de Arth , acompañó Allliaii á su hijo Corniac ,
fama acabarán mis días, como empezaron. Mi vida será una ye-luvopre.«enle á su fallecimienlo. Se había esrapado del poder de Cair-
ráfaga de luz para los bardos antiguos. har, y presentándose á Fingal, como se relicre en este pasaje, le relirió la
muerte de Coraiae, su señor.
Alzó UlIin las nevadas velas. El viento del medio dia pe- ¡2) Althan es quien h;ilila.
netró en sus cámaras, é impelió á través de las olas la bo- (ül Ooira , ladera nemorosa de una montaña: aqui .'iRnifica un mont'.' cu
las eercani'as de l'i'niora.
tadora barca hacia la regia Selma. Permanecí entregado á ' (Si Arth , ó Arlho padre de Cormac rey de Irlanda.
TOMO m . 3i
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dican tus pesares. ¿ Ha sucumbido el jefe de la musgosa T u - de Erin. l'na nube parecióme al principio, pero ahora una
ra? il) ¿Y por qué no corro á la batalla? Mas en vano in- turba de hombres. Uno se distingue délos demás, é irguién-
tento levantarla lanza. ¡Oh! Si tuviera mi brazo la fuerza dose huella á su cabeza. Su cabello rojizo ondea al viento,
de Cutuliiio, renovariase la fama de mis predecesores y las su escudo brilla á los rayos del sol oriente. Blande en la ma-
hazañas de los tiempos antiguos.» no el robusto venablo. Llátnale al banquete de Témora,
Tomó su arco: empezaron á manar las lágrimas de en- contestó regocijándose el monarca. Mi palacio es la casa de
trambos sus ojos brilladores. VA pesar se apodera de los cir- losestraños, hijo del generoso Gellama. (Ij Tal vez es el
cunstantes. Iiiclínanse los cien bardos detrás de sus arpas caudillo de Etha, ceñido de todo su renombre. ¡ Salve, pode-
silenciosas. La solitaria ráfaga hiere sus trémulas cuerdas y roso estrangero! ¿eres de los amigos de Cormac? Mas ay,
produce un sonido ronco y melancólico. (2) Escúchase ú lo Carril, que ceñudo es é inamable. Mira cual desnuda el ace-
lejos una voz como de un héroe sumergido en los pesares. ro. ¿ Es por ventura el hijo de Usnoth, oh bardo de los tiem-
Kra Carril el de otros anos que venia de la tenebrosa Slimo- pos antiguos?
ra. (3) Refirió la muerte de Cutulino; contó sus poderosas No es el hijo de l'snoth, replicó Carril. Es tu enemigcj
liajaíias; al rededor de su tumba yacian dispersos los guer- Cairbar. ¿Por qué vienes en armas á Témora , oh jefe del
reros, y sobre la tierra sus inútiles armas. Habian olvidado tenebroso ceñar? No se alze contra Cormac tuacero. ¿A dón-
las guerras, pues que ya no veian en ellas á Cutulino padre de se dirige tu presuroso ])aso? Pasó do largo ceñudo; y asió
de las lides. de la mano a! rey encendiéndose la rabia en sus ojos. Retí-
Mas quienes dijo el meloso acento de Carril, ¿quiénes ba- rate caudillo de Atha. Mira cual baja Nathos con su guerra.
jan semejantes á los gamos retozadores'' Su estatura es cual Valeroso eres en el palacio de Cormac, porque adviertes la
la alzada de los árboles juveniles en la vega, que levantan su debilidad de su brazo. (2) Su acero atravesó el costado del
ramage en medio de los aguaceros. Blandas y rosadas so.n rey: y cayó en los salones de sus padres. Mancilla el polvo
susmejillasy en sus ojos se asoman sus impertérritas almas. su rubio cabello, y su sangre humea en rededor.
¡Quiénes sino los hijos de Usnoth (í) caudillo de la rivosa ¡Y has fenecido en tus salones, esclamó Carril, oh hijo del
Etha! Aizanse en todos lados los adalides, semejantes al cru- noble Artho! No estaba cerca de tí, la tarja de Cutulino, ni
jido de un medio estinto incendio, cuando bajan repentinos la lanza de tu padre. Llorosas gimen las montañas de Erin ,
los vientos del desierto, y estremecen sus sonoras alas. La pues yace en el polvo el caudillo del pueblo. ¡ La paz sea con
oscura ceja del monte se convierte en súbita ascua, y el ma- tu alma, ¡oh Cormac! las tinieblas han ceñido tus días j u -
rinero costeadorse detiene, para recibirla ansiada ventoli- veniles.
na.... Oyóse el son de la tarja de Cutulino. Los guerreros Llegaron sus palabras á oidos de Cairbar. Nos aprisionó en
vieron otro Cutulino en Nathos: (5) tales giraban sus ojos las tinieblas; pues temió estender su espada contra los bar-
centelleadores; otras eran sus pisadas en el brezal. Trá- dos, aunque su alma estaba oscura. (3) Largo tiempo nos
banse las batallas en Lego y prevalece el acero de Na- consumimos en la soledad , hasta que al fin llegó el magná-
thos. (0) Pronto lo mirarás en tus salones, oh rey de Témora nimo Cathmor. Oyó nuestra voz desde la cueva , y volvió á
de los bosquecillos. Cairbar la enfurecida vista.
Tal vez, replicó el juvenil monarca, me será dado el verle. Hermano de Cathmor, esclamó, ¿hasta cuándo seguirás
Mi alma, empero, está entristecida con la memoria de Cutu- contristando mi alma? l'u ccrazou es una peña y tus pen-
lino. Agradable eran en mis oidos los ecos de su voz. Mas de samientos sangrientos y tenebrosos; pero eres hermano de
una vez hemos pisado juntos los brezales de Dora , para ca- Cathmor, y el acero de Cathmor brillará en tus guerras. Mi
zar los gamos pardo oscuros. Infalible era su arco en la mon- alma no es, sin embargo, parecida á la tuya, oh mano débil
tana. Sus palabras me referían las acciones de los poderosos. en batalla. La luz de mi renombre está oscurecida con tus
Hablábame de las proezas de mis antepasados, y sentia en infames hechos. No cantarán los bardos mis proezas, pues
mi pecho nacer el regocijo. Tú, empero, oh (barril, asiste á aunque tal vez dirán « Valiente fué Cathmor, pero combatió
mi baníjuete. Muchas veces he oido tu voz; entona pues, la por el tenebroso Cairbar,» pasarán en silencio por mi sepul-
alabanza de Cutulino; canta los hechos de Nathos de fitha. cro. No se celebrará rrd renombre. ¡Oh Cairbar, dá libertad
Nació el dia sobre Témora, con todos los rayos del orien- á los bardos; pues son hijos de los futuros tiempos! En años
te. Vino al palacio Crathin, hijo del anciano Cellama. Es- por venir se oirán sus voces, después que hayan fenecido los
toy viendo, esclamó, una nube en el desierto, oh monarca monarcas de Témora. Salimos al mandato del caudillo. Le
viniesen todo su vigor; era semejante á tu juventud, oh Fin-
!!'; Cuturmo lleva ol noiiilirc de rcj- de Tura , á caiifa de un castillo ilol
iiiisjiin noinl)i-i! oii la coílade Ulflcr dJfidc rcsidia , aiilcí de 1 miar a .«u car-
gal, cuando primero enristraste el venablo. Su rostro era
SO la iUlaUíUílraciou do lus lu'gojios de Irlanda , diivanti' la inriior edad di semejante á la llanura del sol, cuando no la empaña la m e -
Corniae. nor nube. No mancillaban las tinieblas su rostro; pero vino
(2) lil sonido iirofeliro, nienrioiíado en otros poejiias, ((ue cmiUan las
arpas antes de la muerte de alRun personaje virtuoso y eidchre, sirvo acjuí con sus muchedumbres al ausilio del rojo Cairbar. Ahora
do anuncio de la mu'ute do (Jorniac. acontecida poco tiempo después. baja á vengar su muerte, oh monarca del selvoso Morven.
Uí Slliiiora , monte de Connausht. corea del cual fué niuerlo Cutulino.
(i) Usnoth, jefe de lülia . distrllii cu la cosía occidonlal de Kscoca , tuvo Venga en buen hora , replicó el rey , que me agrada un
Iros liijos, iNallios, Aillos y Ardan , do .Misania, lioimana de Cutulino. i.os enemigo tan magnánimo. Su alma' es ilustre, su brazo
Iros hermanos, siendo lod ivía muy júvenos, fueron enviados por su padre a
Irlanda, para adiestrarse on el uso de las armas hajo la dirección do su lio ,
fuerte , y sus batallas llenas de renombre. Pero el alma
iiiyo renombre niilUar ora va muy ;,'rande en aquel reino. Acahilian de lloRar
a llsli'r, cuando se rorihió la noticia do la muorle de Cutulino. .Nullios el pri- (I) ceal-laniha, i/c Ui blanca mano.
uiOí-'Oiiilo lomó el man.;» del ejército, ó liixo frente a Cairliar , caudillo de |2) l'or esia esprosion enlendeuios que Cairhar haljia entrado en el pala-
Atha. Habiendo logrado esto asesinar al joven rey Coruiacon fomora. ol cio de Témora durante la arenga doCoi'mac.
oji^rcilo de Aalhos ahrazó su parlnlo, y los tres hermanos se vieron precisa- (3) Las personas de los bardos ovan tan sagradas, que ba^^a el mismo vo-
<los a volver a Ulslor para trasladarse de allí a líscücia i;! liual de esta triste gicida temía hacerles daño.
historia se roliore mas dotenidamonto cu ol poema titulado üar-thula. Cathmor apaiece on esta ocasión no menos doslntcrcsado queon las demás.
Caitliliat fué ahucio de c.uuilino. y su escudo servia para reunir a sus des- Sus sentimientos humanos y generosos no tienen par , y su única falta es la
fondientes cuando se Irataha de vengar algún insulto hecho a su familia. adhesión que maninosta hacia un hermano tan pervor^o como Cairhar. Sus
[S: Esto os, que iiolaliau una mauilioslj semejanza entro las facci oncsdo velaciones de familia con este último, como el mismo se espresa. prevalecen
nathos y Cutulino. sobre las demás consideraciones, y le obliga á empeñarse on una guerra c u -
((!,' Nathos, hijo de Usnolii yo n;otivo desaprueba altamente.
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mezquina es semejcnte al vapor que se detiene en torno Olviden nuestras almas lo pasado. Las rojizas estrellas nos
del pantanoso lago, y jamás se alza sobre el verdoso ote- ; están mirando desde las nubes, y bajan en silencio. Pron-
ro , no sea que le salga al encuentro la ventolina. Su mo- ! to se alzará la mañana con sus rayos cenizosos , y nos mos-
rada está en la caverna , y desde allí despide las saetas do trarán los enemigos de Cormac.; Oh Pillan! hijo querido,
lamuerte. Nuestros guerrerosjuveniles, ¡oh héroeslson imi- toma la lanza del rey. Encamina tus huellas á la ladera par-
tadores de las proezas de nuestros antepasados. Combaten do oscura de JIorven. Ya empiezo á encontrarme solo , ¡oh
en sus dias floridos, y si sucumben , sus nombres quedan ; hijo mió ! Ya temo la caida de mi renombre.
en los cantares. En rededor de Fingal, empero, se cierran Alzóse la voz de los bardos , y recostóse el rey sobre el
los años tenebrosos, y no es justo que caiga cual el anciano escudo de Trenmor. Descendió sobre sus ojos el sueño , y
roble , tendido á través de la secreta reguera , cuando es- agolpáronse á sus pensamientos sus futuras batallas. En re-
tán cerca las huellas del cazador , al yacer bajo la ráfaga. dedor descansa su dormida hueste. El hosco Filian observa
Cual ha caído ese árbol, dice , y continua su camino sil- \ al enemigo. Sus huellas están en el distante otero , y por
vando. Entonad el cántico de alegría, ¡oh bardos de Morven! intervalos se escucha el clangor de su tarja.

María.
— ¿Y quién es esta pobre niña? preguntó la malhumora-
CAPITULO IIL da señora.
El prelado le refirió en pocas palabras la historia de María.
NO SE DEBE MIKAK POR LA VE-NTANA. — ¡Solo faltaba en vuestra casa una bastarda! interrum-
pió ia viuda. Por Santa Lidoria mi patrona , ¡ hela a q u í !
Nada inspira mas elocuencia ni atrevimiento (¡ue la ne- Dios (|uiera que ella no sea causa de escándalo , y no venga
cesidad. -VI subir los primeros escalones aun iiu sabia el á semblar la murmuración entre los heles.
buen prelado de qué modo presentaría la j6\ en ú la leniilde — ¡(ialla , hermana, calla 1 esclamó el prelado indignado:
viuda para que la hiciese una acogida menos teniblc. ^(las calla ! ¡ (Juién había de creer que saliesen de vuestros la-
á medida que se aprovimaba á su liernuina y (jiie la inmi- bios semejantes palabras! ¡y delante de las gentes de mi ca-
nencia del peligro se hacia sentir mas, ^us ídeus cuníiisas y sa! ¡ y á |)resencia de esta joven !
revueltas se enlazaban en su cerebro; se forniabmi en una — ¡Cuando yo lo decía! ¡La llegada de esta joven me vale
ilación inteligible , y le sugerían dos ó ties tnedios para me- ya un sermón ! ¡ En breve me los predicará ella también !
jorar la difícil llegada de la pobre joven ; d(! modo que al ¿Qué os queda que hacer? Echarme á la calle; ponerla á
llegar á la meceta de la escalera , habla resuelto decir á la ella en mi lugar! ¿No es eso?...
señora Lídoria que la joven religiosa solo venia provisional- María lloraba amargamente. Al oír á la dueña se arrojó
mente á la casa episcopal ; y (¡iie no había querido dicidir á sus pies.
de su suerte antes de haber tomado los cscolentes consejos ' — Señora , le dijo , me hallo sin asilo, sin guia , sin apo-
de su hermana ; hasta se prometía , con una grande pro- yo , sola en el mundo. Acabo de salir de un convento en
babilidad de buen éxito , ocultar el deseo (pie tenía de <|ue donde entré casi el mismo día en (;ue nací. Pero antes que
la joven permaneciese á su lado , y pensaba llevar el en- causar ningún disgusto á monseñor, antes que excitar vues-
gaño hasta manifestar la repugnancia (jue le eansíiha este i tro enojo , quiero mejor salir de este albergue , prefiero
último partido. Manejadas así ¡as cosas, sin duda habrían \ morir !
dado un buen resultado , pero la fatal! lad vino á Irasturnar ; La señora Lidoria hubiera querido satisfacer su necesi-
lo.? proyectos del digno anciano , pues en el momento en dad de regañar, pero no cometer una mala acción ; la aflic-
que el page que le precedía abrió la puerta de la siMlora Lí- ción de María la afectó tanto mas , cuanto que ya se habia
doria , bien fuese por aturdimietito ó con mala intención, disipado el dolor causado por el golpe que habia recibido.
lo hizo con tanta violencia que la lastimó en la frente, y en — Vamos, joven, dijo ; no se trata ahora de echar la so-
nada estuvo que no derribase á la irritada viuda ipie venia , ga tras el caldero. No quiero que se diga en Soissons que
al encuentro de su hermano. he echado del palacio episcopal á los que mi hermano dá
El page recibió un soberbio bofetón, aplicado por la ma- liospitaliilad. A(|ní hallareis un asilo, mientras pensamos en
no mas descarnada que jamás se hubiese visto unida á bra- proporcionaros lo que mas os convenga. Seguidme, y dad
zo de dueña. Pero esto no bastaba á la cólera y al dolor de i tregua á vuestro llanto y suspiros, que no sirven de nada.
la señora Lidoria. El prelado conoció, en la mirada que di- ! Acostumbrada á las tiernas caricias y á la maternal soli-
rigió sobre él y su protegida (pie todo estaba perdido : h u - | citud de la abadesa su madrina, María desde que perdió la
hiera querido huir, y solo logró perder enteramente la ca- sola persona que la amaba, no habia hallado en el conven-
beza. María , tímida como toda joven que SÜIO del conven- to mas (jue indiferencia y frialdad ; sin embargo, ante
to por la primera vez de su vida, estaba íemblando y con a(|uella brutal protección que le daban como una limosna,
los ojos fijos en el suelo. sintió destrozarse su corazón, y retrocedió ante semejante
- ¡ E h ! hermano, esclamó la viuda á quien la efervescen- hospitalidad.
cia de la cólera le daba el don de doble víst.i . ¿¡jiu'' (piiere — Vamos, bija mía, le dijo el obispo con dulzura, seguid
decir esto? ¿Debe servir nuestra casa de rcfugi.' á lodus ¡us á Uií hermana.
vagabundas que encontréis? —Venid, pero aprisa, añadió la señora Lidoria.
— Hermana mía, balbuceó el biien sacerdote sin saber Y fcutiando el brazo de la joven, que se sintió sujeta co-
bien lo que se decia , ¿qué será de esta poljre nina , >i vos mo un gorrión en las garras del águila, se la llevo a sus
le abandonáis ? aposentos.
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El carácter de ]a joven era tan dulce, y se manifestaba Estos sentimientos eran sinceros, y los sentía en el fondo
tan resignada y servicial, que á fuerza de paciencia, logró de su corazón. Pobre yedra, débil y miserable, abrazaba
ganar el afecto de la anciana, y casi, casi á hacerse amar de con sus delicados nudos el tronco del viejo roble quela abri-
esta, Pero la señora Lidoria amaba también á su hermano, gaba, por mas áspera y arrugada que fuese la corteza que
y por las malas pasadas que jugaba al digno é inofensivo le cubría.
prelado, puede juzgarse lo que haría sufrir á la pobre Ma- Apesar de lo reservada que se mostraba María en sus re-
ría. Al menor descuido en cumplir las órdenes que le daba laciones con los familiares y criados del palacio episcopal,
la viuda, tenia que esperimentar los cargos mas violentos y había logrado grangearseel cariño general por su dulzura,
someterse á amargas y crueles recriminaciones acerca de su bondad y su belleza. Amábanla tanto mas, cuanto menos
su nacimiento desconocido y de su pobreza que la ponía á querían á la señora Lidoria, y todos á porfia hacían el elo-
merced de la caridad episcopal. Además, para colmo de gio de la huérfana así dentro como fuera del palacio.
desgracia, María desempeñaba sobre poco mas ó menos el Por lo que hace al obispo amaba á María como si fuese
oficio de camarera de la viuda ; de modo que no podía de- su hija, y muy amenudo sentía llenársele los ojos de lá-
jarla durante el día, y por la noche tenia que dormir á su grimas al verla sufrir las consecuencias del genio áspero é
lado en un pequeño gabinete. Cuando la señora Lidoria no insufrible de su hermana. Muchas veces reflexionaba aten-
tenia ganas de dormir, su cruel voz despertaba á María, tamente buscando medios que alegrasen la tristeza de la
que no disfrutaba otro momento de consuelo sino mientras joven, sin llamar la atención déla señora de Penevent, pero
estaba entregada al sueño. A la primera vez que la llamaba esto era muy difícil, y muy amenudo el consuelo que quería
su señora tenía que levantarse á toda prisa, y sentarse al
proporcionar á la huérfana solo le valia alguna nueva inco-
lado de la cama de la anciana para sufrir su tos, oir sus
modidad.
quejas sobre la desgracia de no poder descansar , y ponerse
á leer las Horas de la digna señora hasta que se cerrasen La única hora en que María disfrutaba algún descanso,
sus ojos y se volviese á dormir. Entonces Blaría, cuando es- era aquella en que la señora Lidoria, después de haber
taba segura del sueño de la señora Lidoria, volvía á su ca- comido, se entregaba á las dulzuras déla siesta, y dormía
ma, y se conceptuaba feliz, cuando la señora no la obligaba algunos instantes. María se retiraba entonces á su gabinete,
segunda vez á empezar de nuevo con voz fatigada la lectura abria la ventana y respiraba un poco el aire puro; porque
nocturna de las Horas. Y pobre de María sí llegaba á bos- no solo tenia la condesa por sistema no salir jamás de su
tezar de fastido, ó sí sus miembros no resistían al temblor aposento, sino que también exigía que las ventanas estu-
que les causaba el frío, ó su voz se enronquecía y sus ojos viesen siempre herméticamente cerradas. La pequeña cla-
se cerraban. Entonces una voz inexorable la reprendía al raboya que dejaba entrarla luz en el gabinete de María daba
punto, y le echaba en cara sujingratítud en términos duros sobre una plaza plantada de árboles, y le permitía dirigir
y á veces hasta amenazadores. sus miradas á la casa vecina de un mercader de paños, el
roas rico de Soissons, y que gozaba de una voga y fama sin
La pobre niña sucumbía bajo el peso de tales sufrimien- igual en toda la ciudad. La vida doméstica de la pacífica
tos. Sus megíllas, poco antes frescas y sonrosadas, iban familia que habitaba esta casa, ofrecía por su movimiento y
cubriéndose de una palidez mate; sus ojos brillaban de un actividad, un espectáculo lleno de encantos á la huérfana
modo estraño, y el círculo azulado que los rodeaba mani- prisionera. El mercader de paños se llamaba Juan Pastelot,
festaban bien á las claras cuanto sufría. Jamás entreabría sus y vivía con su madre y hermana. La primera tenia á su
labios una sonrisa, ni aun con las dulces palabras que el cargo el manejo de la casa, y la otra ayudaba á su hermano
obispo le dirigía á hurtadillas. A hurtadillas, sí, porque la en las atenciones del comercio, recibía á los marchantes,
señora dePenevent esperímentaba siempre nuevos ataques vareaba las telas y llevaba la correspondencia ; maravilla
de mal humor cuando notaba que la suerte de María inspi- que asombraba á la mayor parte de las personas que hacian
raba compasión. sus compras en el almacén de maese Juan; porque en aque-
— ¿No parece, decía ella, sino que yo la hago desgra- lla época era un milagro que una joven supiera leer y es-
ciada? Yo la trato como si fuese mi hija; no se aparta un cribir ; pero Juana había tenido por maestro á su hermano
instante de mi lado, y está siempre tan triste que haría creer y había aprovechado las lecciones de este , á quien amaba
que es la joven mas desgraciada del mundo. ¿Yes culpa y respetaba con toda su alma. Cuando murió su padre no
mia que sea de un humor tan melancólico, y de un carác- tenia mas que cuatro años, y Juan le había prodigado desde
ter tan encogido? Ella permanece siempre conmigo tan re- aquel dia cuidados paternales y un estremado cariño. Así,
servada como con una estraña , y al oir mi voz tiembla co- pues, Juana no tenia mas que una idea, un deseo, un ob-
mo si yo la asustase. Esto es insoportable; pero qué queréis; jeto : complacer á su hermano, merecer una sonrisa de
•ella es huérfana, no tiene mas apoyo que el mío, y debo Juan, y oírle decir con su voz grave y dulce :
llevarla con paciencia, porque si yo le faltase ¿qué seria de —Juana , eres una buena hermana.
ella? Sí, María, decid , ¿qué haríais sí yo os abandonase, Entonces reinaba la alegría en la casa, y la señora Pas-
vos que no tenéis otro asilo ní^mas pan que el que os pro- telot suspendía sus trabajos caseros para regocijarse de la
porciona mi caridad? buena armonía de sus hijos, y tomar parte en su satisfacción
Así transcurrió un año sin que se verificase ningún cam- y en su ternura.
bio notable en la existencia de 3Iaría , sin que saliese de sus Todos los días después de comer, daban un paseo de me-
labios ninguna queja ni ningún cargo. Cuando hablaba de dia hora por un pequeño jardín que había á espaldas de su
su bienhechora, (así llamaba á la señora de Penevent) lo casa. En estos momentos no acudían marchantes á la tien-
hacia siempre en términos respetuosos y siempre había im- da, porque toda la ciudad estaba comiendo ó haciendo la
puesto dulcemente silencio á las personas que le habían ma- digestión. Aprovechábanse, pues, de esta tregua para tomar
nifestado compasión á espensas del mal genio de la condesa. el aire, conversar alegremente entre sí, regar las flores que
— No me toca á mí, decía, juzgar ni permitir que se crecían en los arriates, ó sentarse bajo una parra tapizada
juzgue á mí presencia á la protectora que me ha recogido. de anchas hojas y de hermosos y dorados racimos de uvas.
Nunca podré pagarle el reconocimiento que le debo. Muchas veces el corazón de María se dilataba al ver la felí-
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cidad que gozaban aquellas tres criaturas. Muchas veces aquella familia tiernamerte unida, asi el trabajo como el
también se oprimia al pensar que no tenia un liermano co- descanso.
mo Juan que la protegiese , ni una madre á quien amar co- María pasaba , pues, el tiempo de la siesta de la condesa
mo la tenia Juana. [Oh! con cuanto placer hubiera ella que- en espiar con cierta envidia las inocentes distracciones de la
rido, asi como lo hacia la joven, pasar su brazo en torno de familia Pastelot. Casi siempre la voz áspera y chillona de la
la cintura de su hermano, mirarle con una sonrifa, ar- vieja señora venia á arrancarla de aquel risueño espectáculo,
rojarle dulcemente al rostro, pÓT sorpresa, puñados de hojas para hacerla entrar de nuevo en su vida triste, monótona é
de rosas, y escaparse en seguida, segura de recibir, cuando insufrible; para hacerla suportar todos los caprichos, todas
la alcanzase su hermano, un beso en la frente. Y después, las injusticias y todos los gritos de la señora Lidoria, mil ve-
cuan dulce le parecía poder presentar su brazo á una madre ces mas amargos para María por el recuerdo déla paz y di-
anciana , que se apoyaba en él, que en voz alta bendecía cha que acababa de presenciar.
á Dios por la alegría que le causaban sus dos hijos, y que Una tarde, se asomó María según su costumbre ala ven-
nunca tenia para ellos ni una mirada severa, ni una pala- tana , en ocasión que Juana corría locamente huyendo de su
bra para reprenderlos. ¡OhI ¡cómo hubiera querido á este hermano , cuyas megíllas había manchado con el jugo de una
precio sentarse en la trastienda y trabajar todo el día sin guinda. María, para no perder nada de esta lucha diverti-
descanso! ¡Con qué gusto se hubiera asociado á los trabajos da, sacó el cuerpo algo fuera de la ventana, y fué vista por
caseros de la buena anciana! Porque todo era felicidad en la alegre pareja. Avergonzada esta de verse sorprendida,

María en la venlaim.

sobre todo por una persona de la casa episcopal, en sus rui- ra Lidoria,que ya la había llamado una vez sin habei* 6%^
dosos juegos de niños, se detuvo al punto. Juana, rubori- tenido contestación, llegó de puntillas.
zada y confusa, fuéá ocultarse debajo de la parra, y Juan —¿Qué hacéis ahí? gritó gozosa de tener al fin un mo-
fingió mirar con atención una rosa que á pocos pasos de él tivo razonable para reprender á María. ¡Asi abusáis de mi'
lucia sus colores. Por su parte, María, lan turbada como confianza, y os aprovecháis de mí sueño! ¿Qué objetóos
los dos hermanos se retiró precipitadamente de la ventana; llama tanto la atención en esta ventana, que tan distraída
pero por mas aprisa que lo verificó, Juan tuvo tiempo para estáis?
notar su belleza y reconocer á la joven que pocos dias antes Y asomándose á la ventana, vio á Juan solo, porqué^'fsf'
había visto en el palacio al llevar al obispo un poco de ter- parra ocultaba á su hermana.
ciopelo para una estola. Miróla con tanta mas atención cuan- — ¡Intrigas por la ventana! ¡ Inteligencias con un joven!
to que María era objeto de interés en toda la ciudad, gracias ¡Virgen santa! ¡vaya un escándalo en lacasade un prelado!
á los buenos informes que de su paciencia y mansedumbre ¡Buen modo tenéis de mostraros reconocida á la hospitalidad
daban todas las personas que la trataban, inclusos los cria- que se os concede! Menester es que la anciana abadesa que
dos de la casa.
os educó, os inculcara unas ideas muy singulares sobre el
María, permanecía aun escondida cerca de la ventana, decoro que deben guardar las jóvenes. Ya comprendereis-
con el corazón agitado, y toda conmovida, cuando la seño- que semejante estado de cosas no puede durar mucho. Voy
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á YW á monseñor, y á ponerme de acu«?d«coa él acerca joven con otra intención que Ja de casarse con ella, sobre
de lo que debemos hacer en vista de esta ocurrencia. todo cuando esa joven se halla bajo mi protección. Pero, os
Mar/a no ignoraba que cuando ]a señora Lidoría apelaba repito que Jo habéis echado todo á perder con vuestros gri-
á su hermano, y pronunciaba las fatales palabras: Voy á tos y vuestra violencia intempestiva. Habéis asustado á los
wr á monseñor, pasando de un tono agudo y destemplado á lindos pajarillosque empezaban á gorjear la canción de amor,
las notas mas bajas de la voz, se preparaba á emplear algún y nos ha de costar infinito trabajo el volverles la voz.
medio violento. — ¿Qué estáis diciendo?
— En nombre del cielo, señora, balbuceó María, no me — Digo que María no puede encontrar un esposo que le
acuséis, no me condenéis sin oirme. Mí culpa consiste solo convenga mas que Juan Pastelot, y que voy á ingeniarme
en haber mirado sin intención al patio de esa casa, y haber en reparar el perjuicio que habéis causado á sus amores,
sido vista por las personas que la habitan. asustándolos tan á mal tiempo. En fin, espero, Dios me-
—No juntéis la falsedad á la intriga, interrumpid con du- diante, poner todas las cosas en buen camino.
reza la señora Lidoria; y haciendo pasar á la pobre niña de- — Puesto que os mostráis tan poco cuidadoso deJ honor
Jante de ella, la condujo á su propia habitación, y la encer- de vuestra pupila, puesto que tan poco comprendéis lo que
ró, pasando en seguida á ver al obispo. el deber os impone, ya sé, yo, si señor, lo que he de hacerl
Y al pronunciar la condesa estas palabras salió de la ha-
bitación de su hermano, y cerró la puerta con tanta vio-
CAPITULO IV.
lencia, que toda la casa se conmovió.
Sin cuidarse mucho el obispo de aquellas muestras de
EL REFUGIO. despecho, tocó un pito de plata, y á su sonido se presentó
uno de sus pages.
Cuando la señora Lidoria llegó al aposento de su herma- — Vé á casa de maese Pastelot el mercader, salúdale de
no, halló al obispo tendido maquinalmente en una cómoda mi parte, y ruégale que venga á verme al punto, dijo el
poltrona, y pensando en lofs buenos dias de su juventud pa- obispo. Si te interroga acerca de los motivos que me im-
sada en la corte. Al ver á su hermana, su rostro sereno y pulsan á llamarle, dile que regularmente será para encar-
alegre tomó cierta espresion de paciencia y conformidad que garle alguna tela para una sotana.
no pasó desapercibido para aquella. Obedeció el page y el obispo se aproximó algo mas á la
—Conozco, hermano, que mí presencia os incomoda, le chimenea porque al abrir primero.su hermana y después el
dijo con voz ahogada por la cólera; pero los motivos que page la puerta había penetrado algún fresco hasta donde se
me traen á vuestro Jado son muy graves y no consienten que hallaba.
se pierda un instante, ün escándalo vergonzoso deshonra Unos diez minutos después se presentó Juan Pastelot. El
vuestra casa, y si al momento no ponéis el remedio debido, obispo no pudo dejar de notar la serenidad del joven.
os advierto que me veré obligada á partir cuanto antes. — ¡Oh! ¡oh! dijo para sí, el pícamelo es menos novicio de
—¡Quiéralo Dios! pensó el obispo. lo que creía, y no carece de aplomo. Ya veo que Ja partida
Pero en Jugar de espresar esta idea con sus labios ó con será mas difícil de jugar que lo que me pareció.
sus miradas, presentó un sillón á la condesa, y se dispuso —Dios os guarde, maese Pastelot, dijo echando su ben-
i escucharla. La señora de Penevent estaba demasiado agi- dición al joven que se habla arrodillado, y mandándole que
tada para sentarse y estarse quieta: recoma apresuradamen- se levantase y se sentase á su lado. Vamos á ver, hijo mió,
te la habitación de un estremo á otro, dando al mismo tiem- ¿cómo sigue vuestra honrada madre y vuestra linda her-
po fuertes patadas en el sue/o. Sin este violento paseo, es mana Juana?
seguro que no hubiera logrado hacerse oir, pues su garganta — Vuestra ilustrísima nos hace demasiado honor, con-
estaba horriblemente contraída por la cólera. testó el mercader.
—¡María esclamó al fin, María!... jvuestra protejidal — Solo os falta una esposa y un hijo para ser el mas feliz
acabo de sorprenderla ahora poco, cabiando señar y gestos de los hombres. Cuando esto suceda nada os quedará que
por la ventana de su aposento, con un joven, con el mer- desear.
cader Juan Pastelot! La he arrancado de la ventana, la he — Monseñor tiene razón.
encerrado en mi cuarto, Ja he reprendido, como se merece — ¿Por qué, pues, no os casáis?
por su indigna conducta.... y vengo.... jCómo! ¿os sonreís — ¡Porque todavía soy muy joven para pensar en ello ,
aJ oírme? ¿Parecéis satisfecho de la deshonra que va á caer monseñor! Y además no es cosa tan fácil el casarse.
sobre vuestra casa? ¡ Por santa Lidoria mi patrona? esto es — ¿Y por qué? Vos sois un joven muy guapo. En todo
cosa de volverse loca. Soissons no hay una tienda mejor provista ni mas concur-
En efecto, al oir Its palabras de Ja señora Lidoria, el rida que la vuestra, y sé además que poseéis cuatro casas
semblante del obispo reveló la satisfacción que sentía; y muy regulares. No conozco á ninguna señorita que no se
cuando su hermana Je contó la supuesta intriga de María creyese feliz con teneros por marido. Podéis pedir la mano
con el mercader, se frotó las manos y se aproximó á la chi- á la que mejor os parezca, y el día en que hagáis vuestra
menea para calentarse los pies con mas comodidad. Solo en elección, es seguro que tendréis muger.
el momento de referir la condesa los medios violentos que —¡Monseñor me trata con demasiada benevolencia I Aho-
había usado con la joven, fué cuando apareció el desconten- ra ¿puedo saber á que debo el honor de hallarme en vues-
to en sus facciones. tra presencia 7
— j Todo lo habéis echado á perder!... hermana, le dijo — iQué le parece á V. el diestro y astuto compadre? dijo
con tono de importancia, aunque sonriéndose para desmen- para sí el prelado. En verdad que su sangre fria baria ho-
tir en algún tanto sus palabras. Si hubierais hecho como que nor al mas gentil caballero de la corte del difunto rey En-
nada veíais, antes de quince dias hubiera venido Juan Paste- rique IL Vamos, no disimuléis, compadre, pues se sabe
lot á pedirme con gran ceremonia la mano de mi protegida. todo. Os han visto hacer señas y cambiar algunas miradas
Juan Pastelot es un joven honrado, incapaz de amar á una con una Jinda joven que bien merece vuestra eJeccióíi.
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— Os juro, monseñor, que no comprendo ni una pala- zada, anonadada, moribunda. Al verse la pobre m'oa en tal
bra de lo que tenéis á bien indicarme. estado, no pudiendo resistir mas el dolor que la abrumaba,
El obispo se sintió cortado ante la sangre fria de Juan. cayó casi desfallecida en el dintel, y rompió á llorar con el
— ¡Cómo! dijo, ¿no estabais ahora mismo haciendo señas rostro oculto entre las manos.
y cambiando miradas con mi pupila María? En aquel momento Juan Pastelot salía tan preocupado
El mercader no pudo dejar de sonreírse. déla conferencia que habia tenido con el obispo que no vid
— Monseñor, le dijo, hará poco que estando pasando el á la joven y tropezó con ella. María levantó maquínalmente
rato en el jardín de mi casa con mi madre y mi hermana, la cabeza , y Juan reconoció la protegida de Su Ilustrísíma.
Juana vio en la ventana de \uestro palacio una muger que — ¡Señorita María! esclamó.
nos estaba mirando: al punto cesamos en nuestros juegos, Está solo, le contestó con sollozos.
ruborizándonos de haber sido sorprendidos por vuestra res- — Ya lo comprendo todo, dijo Juan; ¡esa desapiadada
petable hermana la señora condesa de Penevent. Hasta muger os ha puesto en la calle! Ha querido que paguéis su
poco después no reconocimosá la señorita Mar/a. grosero error, y yo soy la causa inocente de vuestra des-
El obispo se sonrió á su vez ; pero acompañó su sonrisa gracia! Veamos, añadió con dulzura y bondad, ¿cuáles son
con un suspiro porque comprendía que Juan Pastelot decía vuestros proyectos? ¿Qué vais á hacer? porque es deber
la verdad. mío ayudaros con mis consejos y con mi apoyo. ¿A dónde
— Veo que hay un error en todo esto, amigo, y que no queréis que os lleve?
ha habido miradas ni para mí pupila ni para mí hermana. — ¡Ah! ¡yo misma no lo sé! ¡No conozco á nadie en el
Maese Juan , escuchadme. Mañana se pasará mi sastre por mundo! ¡Me hallo sin adío y sin protección! ¡No me queda
vuestra tienda para escojer tela para una sotana. Hasta la mas que morir!
vista. — No se dirá , repuso el honrado joven, conmovido al
Juan se arrodilló de nuevo para recibir la bendición epis- ver tanta aflicción , que os veréis reducida á tan triste es-
copal que le daba el prelado ; enseguida, mientras el joven tremo. Pero como no es este lugar ni la hora mas á pro-
se alejaba, se dirigió con tanta prontitud como se lo per- pósito para semejante conferencia, hacedme el honor de
mitían sus ancianas piernas al aposento de su hermana. acompañarme,^ casa de mí madre. En ella hallareis una
, — Todo esto ha sido una equivocación , le dijo sentán- protección mas útil y mas decorosa que la de un joven como
dose, porque la prontitud con que había querido venir á yo. Enjugad vuestras lágrimas, señorita, porque os pro-
justificar á su protegida lo había cansado mucho. No existe meto que ni mi madre ni yo os abandonaremos nunca.
la menor intriga entre maese Juan y María. Pastelot, aña- — ¡Bien pensado ! ¡bien dicho! interrumpió una voz be-
dió reprimiendo una sonrisa,creía que erais vos,hermana, nigna que no era otra que la del obispo. El prelado se habia
la que estaba en la ventana. aproximado de puntillas á Juan y á María y lo había oído
La sonrisa del obispo no pasó desapercibida para la se- todo. ¡Bien pensado y bien dicho! ¡Todo lo he oido! Sois
ñora de Penevent que se puso morada de rabia ; pero do- un honrado mozo, maese Pastelot; y vos María, á pesar de
minándose contestó: las necias é injustas prevenciones de mí hermana, vais á
— ¡Poco me importa que maese Juan el mercader se haya entrar de nuevo en palacio, donde será menester que ella
burlado de vos! ¡No tengo ya necesidad de ocuparme de sus confiese su culpa y sinrazón.
intrigas insolentes, ni de sus escusas mas insolentes todavía! María hizo un movimiento de espanto é instintivamente
— ¿Sabéis, pues, k verdad? se aproximó al mercader.
— Lo que yo sé es que he echado del palacio episcopal á — Bien mirado, continuó el obispo, Ja vida que pa-
la que no se habia ruborizado de introducir en él el es- sáis al lado de mí hermana no es muy apetecible, y los
cándalo. acontecimientos de hoy no la niejorarian. Por otro lado si
— ¡María! ¡Echar á María! ¡ Despedir vergonzosamente os refugiáis en casa de maese Pastelot, mi hermana se ba-
de mi casa á esa pobre niña, que no tiene otra culpa mas ñará en agua de rosas, y en vano diré yo la verdad, pues
que Ja que ha querido atribuirle vuestra malicia y vuestro la calumnia no irá por eso menos lejos, y preguntará por-
genio insufrible! ¡Peronosucederá tal!¿Dónde está? ¡Quie- qué habéis elegido un asilo, precisamente en casa del mis-
ro que vuelva al punto! j No quiero que se vaya! ¿Y qué mo á quien se os acusa de amar. Es menester buscar otro
seria de la pobre niña que no tiene mas apoyo que el medio de arreglarlo todo.
mío? ¡Cómo! la calumniáis vergonzosamente, y para repa- — Ese medio es muy sencillo, monseñor, objetó Juan.
rar vuestras faltas la ponéis en la calle! Muchos caprichos — ¡Jesús! esclamó el obispo asombrado; ¿le habéis ya
os he sufrido , pero os aseguro que esta vez no sucederá asi. encontrado? ¡Qué fuego y que decisión! pensó para sí; si
Y salió dejando á su hermana asomJbrada al verlo dis- el amor no ha tomado hasta aquí cartas en el juego, hele
puesto por la primera vez, después de diez años, á arros- ya ahí que se mete. ¿Y qué medio es ese, amigo?
trar su cólera y sus gritos. — El medio es, monseñor, llevar á María á casa de mí tía
La condesa al salir del aposento de su hermano habia Catalina Margerin , la hermana de mi madre, que tiene un
entrado en el que había encerrado á María. Sin hablar pa- almacén de lencería en la plaza mayor; le diréis que deseáis
labra la había cogido del brazo, la habia llevado ó mas bien que la señorita entre en su casa para instruirse en el co-
arrastrado hasta la puerta del palacio, y allí, enseñándole mercio de lienzos. Vuestra recomendación vencerá todas
la calle, le dijo: las dificultades, pues mí tía Margerin concederá cosas mu-
— Si os atrevéis á poner los pies sobre esas losas, si in- cho mas difíciles que esta á una visita personal de monseñor.
tentáis volver á esta casa, os mandaré echar á latigazos co- — Qué os parece este proyecto, mi quenda Mar/a, pW"
mo merecen las jóvenes de vuestra clase. Id á encontrar al guntó el obispo.
cómplice de vuestras intrigas; pero no pronunciéis jamás ni — ¡Oh! lo acepto con reconocimiento.
mi nombre ni el de mi hermano, ó el verdugo os echará de — ¡Bien! ¡muy bien! esclamó el prelado. Levántase el
la ciudad, como yo lo hago de este palacio. consejo; enjugad vuestras lágrimas, María, y apoyaos en
Y volviendo á dentro dejó á la pobre María , avergon- mi brazo. Y vos, compadre, volveos á vuestra tienda, y
d( %7% ic
p^nto en boca sobre todo lo que ha pasado. Este es un s e - diza. Así. pues, os fa entrego, señora Margerin; vuestras
creto entre los cuatro: mi hermana que no sale nunca de condiciones serán las mias ; además que yo vendré á m e -
Cfis»; yo que Jo callaré, y vosotros dos á quienes prohibo nudo á visitar á mi pupila y á hablar con vos.
Ujíblar una palabra, ni aun á vuestra tía, Juan, ni aun á Y bendiciendo de nuevo á los circunstantes, saludó á la
Yuestra madre, y mucho menos á vuestra linda hermana. señora Margerin, se reliró dejando á la dueña del aknacen
Qñcias á Dios no ha pasado nadie por aquí durante nuestra llena de orgullo y de alegría. Despachó apresuradamente á
cbnferencia, y yo he tenido cuidado en teneros orultos sus marchantes, y enseguida aproximándose á María la pi-
detrás de ese pilar. Adiós, maese Pastelot. dió permiso de abrazarla. Gracias á sus modales afectuosos,
lEl mercader saludó al obispo, y María y su protector so la señora Margerin tardó poco en grangearse la amistad de
dirigieron á la tienda de lienzos de la señora Margeriii. la pobre niña, poco antes tan mal tratada por la temible
La señora Margerin estaba ocupada en despachar algu- hermana del obispo.
nos marchantes cuando vio entrar al prelado. Al punto fo- Concluidos estos benévolos preliminares, instaló á María
dbs los que se hallaban en la tienda se arrodillaron, y el en un lindo cuartito, y se ocupó enseguida del ajuar de su
obispo les di(5 sa bendición. Nuestros lectores pueden juzgar aprendiza, porque los ricos vestidos de María no convenían
cdal seria el asombro y la alegría de la señora Margerin al ya con su nuevo estado. Ambas se pusieron á cortar y á
recibir tan ilustre visita. coser, y por la noche tenian casi concluido un vestido t»!
— Me alegro mucho de veros tan buena, señora Marge- como lo usaban en aquella época las mugeres de StOÚsons.
rin, dijo el obispo en voz alta y de modo que pudiesen oirle Al dia siguiente toda la ciudad sabia que el obispo habia
Jos ricos vecinos del pueblo que en aquel momento llena- puesto á su pupila de aprendiza en casa la señora Margerin,
ban el almacén. Vengo á pediros un favor. Os presento á y todos envidiaban esta fortuna, tanto mas cuando vieron
esta joven á quien amo como si fuese hija mia : no piensa al obispo ir en medio del dia á visitar por segunda vez á la
masque en el comercio de lienzos, y he creído que ninguna dichosa muger, sentarse familiarmente en su trastienda, y
mejor que vos podia ser la maestra de esta querida apren- no desdeñarse de admitir un vaso de refresco.

Kxcerpta.
El autor que mas prefiero es el que mas me hace querer el mun- K\ freno mas poderoso para contener nuestras pasiones es una
do en que vivo, aquel cuyas relaciones mas interesan á mi corazón sniia educación ; y si ellas causan estragos en el hombre, pesa una
y Bie hacen poner mas apego á la vida doméstica, la cual sin ser un leiriLlo responsabilidad sobre nuestros padres, nuestros maestros y
paraíso , no obstante es para mi un manantial de dicha indecible. rl gübionio.
GOETHE. J. TAYLO».
Tus bienes y tus males dependen de aquellos con quienes mas te i:i árbol de la ciencia lleva todavía su fruto vedado.
habrás rosado.
DE LETIS.
PLATÓN.

La naturaleza dio al hombre una actividad enérgica, y á la muger Peíia conlínuamente una maldición sobre la vida del poeta y rodea
ana vida y un destino pasivos; y la ley que señala esta diferencia en- siempre su tumba la bendición.
ire ambos sexos, no puede ser jamás quebrantada impuneiiienie. A. DE WGNV.
E. DE FEBSHTERSLBBEX. El sabio no habla jamás de su edad, de su riqueza, de sus pérdi-
Nada peor que lo esceleoie cuando empieza á volverse malo. das, ni de los defecios de sus hermanos.
PAN-SHA-TANTRA.

La meditación profunda acostumbra el alma á vivir fuera de su cu- No hay mal que se cure radicalmente sin el ansilio del tiempo , ni
bierta corpórea preparándola de este modo para la vida íutura. remedio prudente que no necesite su ayuda para obrar sobre el en-
HlPPEL. fermo. En el hombre, como en la sociedad, la fuerza de la natura-
leza es el primer agen(e de su curación : %s leyes económicas, como
Ordinariamente es la curiosidad la que se apodera de los tesoros las físicas , aun abandonadas á si mismas , pugnan siempre por el
qoe la historia reúne para el alimento de la razón. restablecimiento de la salud del paciente : la ciencia del médico, co-
mo la del legislador, consiste solo en ayudarlas en aquella saludable
El corazón de una muger se seca siempre al corromperse. tendencia.
M. STAEL. >^*
Nuestra fama uo depende siempre de nosotros mismos, sino de la Los cortesanos se creen necesarios al monarca como los adjetivos
haena 6 mala idea que de nosotros forma la necedad de los demás. al sustantivo , y como los adjetivos, son las mas de las veces una sn-
6XENSTlEnS.
perduidad ó un inconveniente, mas bien que ana fuerza ó no ornato.
Si al aspecto de todo lo que pasa en este mundo la risa contiene
j reemplaza- las lágriinas, es porque el espíritu ha triunfado del
corazón. La antigüedad era realmente la juventud del mundo.
LATTIN.

Por lo no armado y como Editor responsable—/«wn <Mvtr«*.

BARCELONA.—IMPRENTA DB D. JOAN OLIVBRBS, GAILB PE EsctoiLiBas, v.° 51.—ISW.'


31 2 7 3 K

Filosofía ideal.
ESTÉTICA,

jpor i*. ^. t\m}lem.

VIII.
AIITES HABLADAS.

Esencia, forma y órgano de las artes habladas; subdivisión. — Música; su poder sobre el giislo;
su objeto y deslino natural. — Rilmo, compás y tiempo. — Melodía y harmonía. — Influjo de la
religión en el carácter de la música.-—Música pitagórica de los cuerpos celestes. — Composi-
tores y tañedores. — Diferencias de la música respecto á los medios de represcníacion y fines
particulares. — Historia de la música.
Las artes habladas representan sus ideas bajo las formas destino natural de la música es servir de espresion al ánimo
del tiempo, y por tanto sus obras no aparecen como una agitado. Esto ya se patentiza por la estrecha analogía de la
coexistencia inmediata á la manera que" las de las ar- música con la poesía lírica, y con tanta mayor evidencia,
tes formadoras, sino como una existencia, un movimiento cuanto que el lenguaje natural es solamente idioma de los
continuado y trasfundido en el tiempo : con la forma va sentimientos, y el ánimo solamente cuando se halla en es-
igualmente determinado el contenido. Las artes habladas tado de movimiento prorumpe en tonos inarticulados. Por
estando en cuanto á la forma unidas con el tiempo, no tanto si la música se lanza á escenas ó aventuras del mundo
pueden representar sino lo que es consecuencia del tiempo, objetivo, no para espresar en ellas sentimientos, sino para
de ninguna manera lo que existe en reposo y sí únicamente representarlas como son, es infiel á su destino natural que
la vida en movimiento. consiste en la espresion de los movimientos del ánimo.
Existencia y forma, interioridad y esterioridad, cosas y Además, en tales representaciones, la música no puede al-
signos, deben hallarse concordes en estas artes. Los signos canzar la supremacía sino imitando ; y la imitación degrada
áe que se valen las artes habladas para la espresion de sus la dignidad del arte. Sin duda en las escenas del mundo ob-
ideas, no pueden por tanto ser tranquilos y estables, sino jetivo pueden ocurrir momentos aislados que sean suscep-
movibles y fugaces. Tales son los sonidos y tonos cuya ca- tibles de un rumbo musical; pero los instantes aislados no
pacidad se llama lenguaje. Son por tanto el órgano de las absorven la idea del conjunto, y dejan algo de incongruente
artes habladas el lenguaje y los tonos; y de aquí ha nacido para una representación musical.
su denominación de habladas ó también tónicas. Las artes El alma de la música es el ritmo que consiste en la pe-
formadoras patentizan sus ideas por medio de figuras per- riódica distribución de los homogéneos. Los antiguos atri-
manentes y con tonos fugaces las habladas; aquellas for- buyeron al ritmo la mas elevada fuerza estética, y por voto
man para el sentido de la vista y estas para el del oido. El general, toda la belleza en el baile y en el canto procede del
órgano de las artes habladas es el lenguaje, que se divide ritmo. El ritmo como una de las primeras leyes, domina á la
en natural y artificial: en aquel lo interior y esterior con - naturaleza entera; todo en la naturaleza se sucede conforme
cuerdan por una necesidad natural, y en este por conven- á un ritmo determinado. También en las variadísimas vicisi-
ción. El tono inmembre es la espresion forzosa y natural tudes de sus fenómenos es imposible desconocer una cierta
del interior agitado, y el tono compuesto de. miembros es unidad en el movimiento y en la serie del tiempo. Periódica-
la libre espresion del alma. El lenguaje natural como es- mente alternan entre sí lasestacionesdel ano, el dia y la noche,
presion forzosa del interior, representa este mismo interior comunicando el órdgn del tiempo á la alternativa de los mul-
en verdad y realidad, y por tanto, según su naturaleza, es tiplicados fenómenos de la naturaleza y del mundo humano.
simbólico ; pero el lenguaje artificial como libre espresion Hasta los latidos de nuestro pulso se siguen unos á otros con
del alma, indica solamente lo interior, y conforme á su na- cadenciosos espacios, y en pequeño suministran una imagen
turaleza es alegórico. El lenguaje natural es el órgano de la del ritmo del gran pulso vital en la naturaleza general. El rit-
música, y el artificial el órgano déla poesía. mo independientemente del sonido, place únicamente por
Con los tonos inarticulados del lenguaje de la naturaleza, la conformidad con las leyes de los movimientos del sonido.
la música nos habla y hace sus obras comprensibles al sen- En prueba de ello apelamos al recreo que esperimentamos
tido. De consiguiente, ejerce sobre el ánimo del hombre un con la monótona caja de guerra y el monótono tamboril;
poder sin límites; pues el lenguaje natural obra inmedia- ambos obran este efecto solamente por el poder de su ritmo.
tamente y con una energía completa sobre el alma huma- ¡ Hasta el movimiento rítmico del trillo de mano y del mar-
na, en tanto que las palabras ó tonos del lenguaje artificial tillo del forjador proporcionan recreo, cuyo fundamento
necesitan ir primero mediante interpretación al entendi- no se ha de ir á buscar en otra condición mas que en la su-
miento, y de esta suerte llegan debilitados al corazón. La cesión rigurosa de los golpes aislados.
música como enlazada con el tiempo no puede representar La menor sucesión de tiempo de que se compone el ritmo,
mas que la vida en movimiento. Efectivamente, el objeto se llama cadencia ó simétrica marcha en el movimiento
propio de la música es la vida del alma interior y subyec- rítmico de los tonos. Por la cadencia una serie de tonos se
t'va, el mundo de las sensaciones, afectos y pasiones: el hace uniforme, esto es, se distribuye en miembros de igual
TOMO 111. 35
* 274 se
medida y duración. Es en la música lo mismo que en la poesía porpequeiías divergencias que apenas tienen poder de exha-
el pié, por el cual una serie de silabas también es dividida larse en las mas débiles efusiones de la voz. Estas particu-
en miembros de medida y duración iguales. Cada movi- laridades del lenguaje de los sentimiento?, deben guiar al
miento tiene su firado preciso de celeridad y lo mismo músico en su composición á fin de que sea eco de los sen-
también en la música el movimiento de un tono á otro. Esta timientos. Así, pues, la espresion de los sentimientos de
celeridad constituye en la música lo que se llama tiempo. especie valerosa exige grandes intervalos; la de suaves in-
Solo hay tres tiempos primitivos que son el pausado, el ve- sinuaciones pide medios tonos y en la voz humana las frac-
loz y el medio entre ambos ; pero también tienen sus m o - ciones mas pequeñas del sonido.
dificaciones accesorias. En e\ alegro y presto domina la cele- En el estado de agitación del ánimo no rara vez senti-
ridad de los movimientos, la lentitud en el adagio y largo, mientos contrastados se suceden unos á otros. En el cáliz
y los grados de celeridad ó lentitud intermedios de estas, en del regocijo la inquietud que le acompaña vierte algunas
el allegreito andante, andantino y larguhetto. gotas de acíbar, y la acerbidad de la sensación del dolor, es
La melodía es para el músico la grata sucesión de los to- templada con la dulzura de la esperanza que rara vez su-
nos ; pero una sucesión en los tonos place solamente en cumbe. Frecuentemente las sensaciones revisten caracteres
tanto que sea espresion del ánimo, esto es, un sentimiento opuestos y terminan en los afectos contrarios: el sobresalto
determinado, y por tanto la melodía está en la música. se deprime hasta el desmayo y el miedo y dolor pasan á una
Pero para darse espresion de un sentimiento determinado desesperación destructora. El raciocinio rara vez calla
se requiere que los tonos concuerden tanto en sí como en cuando las sensaciones se desencadenan, preséntase y me-
la sucesión de ellos con el carácter del sentimiento cuya dita sobre las causas y consecuencias de ellas, con lo cual
espresion deba ser la composición de los sonidos. Así, por las sensaciones toman un colorido y carácter mas benignos;
ejemplo, la composición debe hacer percibir el grito del do- y el músico en su composición debe adaptarse á estas ele-
lor, los clamores de una madre lastimosa ó el trasporte de vaciones y abatimientos de la sensación, sus diferentes r o -
un guerrero irritado, si indica semejantes sentimientos.Cada deos y transiciones, si ha de ser la inteligible repetición del
movimiento del ánimo tiene al mismo tiempo que su colo- interior. Del enlace de muchas melodías ó voces, cada una
rido propio, también un tono particular. Los sentimientos de las cuales tiene su melodía propia, nace una potencia
de carácter enérgico tienen una especie de tonos duros, y los mas elevada de la música, cual es la harmonía. Eln ella no
de carácter suave los tienen blandos, que cuando resuenan domina una melodía sola, sino una muchedumbre de melo-
escitan los mismos sentimientos apasionados en el altna de días. Ninguna se presenta aislada, ó mas particularmente
quien los oye y recibe. Cada tono por consiguiente lleva su notable y discernible que las otras, sino que acuden al oido
significado é índole peculiar. Algunos tonos elevan el alma y resonando íntimamente confundidas entre sí y en un sereno
dilatan el seno para los sentimientos gozosos; otros mecen el conjunto.
alma en la mas profunda melancolía; algunos irritan el áni- Divididas están las opiniones de los inteligentes acerca
mo y lo inflaman hasta el arrebato; otros suavizan y resta- del valor de la harmonía en la música. Rousseau llama á la
blecen en calma los ánimos mas irritados. Con los instru- música fundada en la harmonía una invención berberisca .
mentos de viento percibimos espresados con suma claridad el v á la liaimoiiía una invención gótica, con lo cual noso-
carácter de los tonos. El músico debe conocer exactameiite ia tros no coiivoiulríanios si hubiésemos reputado verda-
significación y carácter propio de los tonos para eleüir aciue- dera belleza del arte y verdadera música de la naturaleza
llos que son lenguaje legítimo ó espresion viviente de la la muchedumbre de sensaciones. Otros por el contrario de-
sensación que quiere representar. Schubart en su estética finen la invención de la harmonía como época de la ver-
de la música ha suministrado caracteres muy veraces de las dadera música , recomendándola cual fundamento de la
diferentes especies de tonos. música entera, sin cuyo conocimiento jamás quedarla per-
También los diversos instrumentos músicos difieren con- fectamente acabada una buena composición de sonidos.
siderablemente entre sí con respecto al tono. La voz huma- Como en toda lucha de pareceres contrapuestos, la verdad
na es el tono fundamental y original de toda música y á ella parece aquí encontrarse en el medio de los estremos. Sin
se aproximan principalmente los instrumentos de vierto, duda la harmonía aspira á ser el destino natural de la música
cuyos efectos son mucho mas enérgicos que los de cuerdas. ó un arte del tiempo, pues introduce en la música una co-
En general los primeros propenden mas á la melodía, los existencia de muchas melodías, un sonido simultáneo de
de cuerdas por pulsación á la har:nonía, y los de cuerdas por muchas voces cada una de las cuales tiene una melodía así
frotación ocupan el medio entre los otros dos. Todo movi- como un espacio propios. Sin emLargo, nadie pondrá en
miento del ánimo además de su tono propio, tiene un aire duda que la fuerza y espresion de un coro concertado per-
peculiar. De esta suerte los sentimientos escitantes se su- fectamente dispuesto y ejecutado, difícilmente se suple con
ceden con celeridad y los debilitantes se insinúan con len- nada en la música. No por esto suscribimos nosotros á los
titud. De consiguiente, todo movimiento musical si ha de encomios que modernamente se han hecho de la harmonía
ser resonancia del interior, debe tener su ritmo peculiar de la música , celebrando aquella como el fundamento de
determinado por la naturaleza propia de los sentimientos toda esta. Por la historia se deduce que los antiguos no ha-
que se representan. La espresion inteligible de los senti- blan conocido la harmonía y sin embargo tuvieron una m ú -
mientos valerosos exige un ritmo ascendente y otro depri- sica y hasta cánticos de gran energía. Si las narraciones de
mente, el tierno lenguaje de las sensaciones suaves. las maravil'as del canto y lira de Oifeo, cuyos sonidos ar-
rastraban en pos de sí a los animales feroces y á las rocas,
El lenguaje de los sentimientos no tiene una elevación
son enteramente fabulosas, atestiguan con todo la gran
igual de tonos, pero puede mantener constantemente el
energía y efectos de la música antigua. Mediante la h a r m o -
mismo sentimiento á una elevación igual. Algunos senti-
nía es igualmente sostenida en la música la sucesión ó serie,
mientos elevan su voz con recios gritos, y d.e los mas ele-
y convertida en coexistencia ó modo simultáneo de existir:
vados tonos se precipitan á los mas profundos, desde los
por tanto el carácter de la harmonía ccmo el de todo aquello
cuales nuevamente se arrebatan hasta los mas encumbra-
que es entregado esclusivamente al tiempo, no puede con-
dos. Otros sentimientos alzan su voz con dificultad v solo
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sistir en la alternativa y movimiento, sino únicamente en esferas. Los cuerpos celestes no se hallan tan desprovistos
la asiduidad y reposo. En virtud de este carácter, la música de orden y reglas como pudiera parecer á la primera ojeada
fundada en la harmonía tampoco puede representar senti- dirijida por la noche á la bóveda estrellada. Los cuerpos ce-
mientos puros ni pasiones que se trasportan como por una lestes están situados y dirijldos por reglas eternas é inva-
borrasca, alternan y refluyen, y sí únicamente movimientos riables; y sin duda son reglas y leyes' musicales las que ase-
permanentes ó disposiciones del ánimo, por cuyo motivo la guran su gobierno y situación en el espacio. Los mismos
música fundada en la harmonía corresponde principalmente astros están dispuestos y situados bajo cierta ostensión de
al genio de la religión cristiana, y con razón se la pudiera espacio como para espresar en sus distancias las proporcio-
llamar música del crisiianismo. nes de las harmonías consonantes, y por tanto en confor-
La incuria de los tiempos ha destruido los monumentos midad á las verdaderas proporciones y leyes musicales. Para
de la música griega, y los documentos que de ella aun te- hacer esto comprensible es indispensable esponer de ante-
nemos disponibles, nosuministran una completa satisfacción. mano lo siguiente.
Consta de toda certeza que la música no fué considerada y La altura y profundidad de los tonos depende de la ce-
manejada por los griegos como un arte independiente, sino leridad y lentitud de las vibraciones que parten de los ins-
cual subordinada á la poesía. Sus tonos y cánticos no eran trumentos músicos, y por medio del aire se hacen compren-
otra cosa que la representación material y el gritado de su sibles al oido. Los tonos cuyas vibraciones guarden entre sí
poesía; la música griega era únicamente el embellecimiento una proporción tal que pueda ser espresada por los núme-
melodioso y realce poético de la voz y lenguaje humanos. ros mas pequeños, hagan pausas que por sí plazcan al oido,
Al fin en tiempos posteriores la música alcanzó su absoluta y se combinen con harmonías consonantes, son consonan-
independencia del lenguaje. El destino natural de la mú- cias; y en el caso contrario (por ejemplo como 8 J 9) son
sica es servir de espresion al ánimo agitado; pero la religión disonancias que desagradan al oido. De esta suerte en la
ejerce un influjo muy decidido en la disposición del ánimo. octava en que se contiene el número de vibraciones de dos
Por tanto ninguna duda cabe en que el genio de la música cuerdas como 1 : 2 , hay una pausa que agrada al oido; y
griega debió ser diferente del de la cristiana. La religión de los tonos de los cuales uno es una octava mas alto que el
los griegos era objetiva, una animada contemplación de la otro, coinciden en una harmonía ó son consonantes. La mis-
naturaleza, y su culto la sensualidad hermoseada; sus fies- ma proporción existe en la quinta, en que el número de las
tas religiosas estaban llenas de regocijo; sus dioses eran vibraciones se relaciona como 2: 3; lo mismo en la cuarta,
hermosas figuras humanas, joviales todas y nada desafectas en que dicho número se relaciona como 3 : 4 , en la ter-
á los goces de la vida. El contento y la alegría eran de con- cia mayor en que es como 4 : o y en la tercia menor en
siguiente la disposición del ánimo de los griegos, que con que es como S; 6. Según los cálculos de Galileo el número
vivificantes miradas pendían déla naturaleza, complacién- de vibraciones de dos cuerdas se relaciona como 1: í si una
<lose con su vida y subsistencia. Naciendo la música de la de las cuerdas esotro tanto mas larga que la otra: mientras
profundidad del alma humana y siendo eco de la misma, la que la mas corta vibra dos veces, la que es doble larga vibra
música de los griegos no podia menos de ser alegre, jovial una sola vez. Pongamos ahora nuestra consideración en el
y dulcemente retozona, enteramente animada por el ritmo, universo. Si se toma como medida fundamental la distancia
y desprovista de la harmonía ó aquel elemento por el cual la de la Luna á la Tierra, la de la Luna á Mercurio se conside-
profundidad del alma humana se abre á sus inefables sen- ra la mitad de aquella y casi lo mismo la de Mercurio á Ve«
saciones. La historia también nos cuenta que los cánticos de ñus. La distancia de Venus al Sol escede en una mitad á la
los griegos eran enteramente unánimes, tonos de sencillos de la Luna respecto á la Tierra; y la distancia del Sol á Marte
instrumentos aislados ó voces humanas suellas, unos y otras es enteramente igual á la de la Luna respecto á la Tierra.
en cantares alternos. Si algún cántico era ejecutado por un La distancia de Marte á Júpiter contiene solo la mitad de
coro entero de cantores, todas las voces estaban al unísono. esta medida. Si se imagina una cuerda de grueso y tirantez
La invención de la harmonía en la música quedó reservada igual quépase por el sistema planetario, la porción que va-
al talento de los modernos. La música de los cristianos es ya desde la Tierra á la Luna será doble larga que la prolon-
grave, suspensiva, augusta, pausada y raagestuosamente gada desde la Luna á Mercurio, y de consiguiente vibrará
proseguida, con la harmonía por carácter fundamental. Tal una sola vez mientras que la otra vibrará dos; los tonos dis-
es la música de la sensación sublime, del fervor, del deseo tarían respectivamente una octava y serian consonantes. La
infinitamente ardiente por identificarse con Dios, de la sen cuerda de Venus al Sol seria tres veces tan larga como la de
sacien beatífica, inefable y de la embriaguez en lo infinito. Mercurio á Venus, y de consiguiente vibrarla solo una vez
La disposición pura del ánimo cristiano que dimanado esta y media mientras la otra vibraría tres; la pausa se aproxi-
religión, ordena la mortificación de la carne, la abnegación maría á la quinta, y los sonidos respectivos coincidirían como
de sí mismo, el desprecio de las cosas terrestres, y solo in- tonos consonantes. La cuerda que se prolongase desde el Sol
dica lo infinito como centro de tendencia para todos nues- á Marte seria otro tanto larga que la pasada entre Marte y
tros deseos y conatos. Júpiter, y portante vibraría una sola vez mientras que la
La música aparece visible en el espacio y se patentiza en última vibraría doi; la pausa seria una octava , y los tonos
la colocación de los cuerpos celestes. Ya Pilágoras habló de respectivos serian consonancias. Patentizado queda con esto
una música de los astros, de un cántico de las esferas; y es- que los cuerpos celestes guardan entre sí tales espacios que
ta teoría permaneció largo tiempo sin ser comprendida, to- admiten las.proporciones de tonos consonantes y se hallan
mándosela en el sentido de una música perceptible que Pi- coordinados según leyes y proporciones verdaderamente
tágoras hubiese supuesto nacida delmovimiento delosastros. musicales, representando en sus mutuas distancias la músi-
]Y se tuvo por música perceptible una que de ningún hom- ca visible en el espacio.
bre fué oida! Pitágoras habló no de una música audible, sino Las obras de la música como las de cualquiera otra verda-
de la que está á la vista, por mas que una música visible dera arte, deben ser testimonio del genio; y solamente una
pareciese una contradicción, la cual se desvanece al punto composición que emane del verdadero entusiasmo genial,
que se investiga mas profundamente en la harmonía de las puede tener derecho al título de verdadera obra del arte.
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No obstante, el músico como cualquier otro artista, nece- un dicordio, la llauta doble , el sistro, el timbal y el tam-
sita de ciertos conocimientos y disposiciones técnicas por lo bor , la trompeta y la lira triangular: en la música egipcia
que hace á la ejecución y representación esterior. La parte se fundaron la hebrea, griega y romana.
técnica de la música desde luego se funda en las leyes de la Entre los hebreos, lo mismo que en otros pueblos, con la
aritmética, matemáticas y acústica. La obra del compositor mayor verosimilitud algunas personas eran originariamente
músico después de completa, permanece en misterioso len- poetas y cantores. Los instrumentos músicos con que se
guaje á nuestra vista hasta que el músico ejecutor descifra acompañaban estos cantos, entre los cuales se hallaban co-
el escrito reservado, y bajo una forma viviente lo representa ros variables en gran número, eran el arpa, la cítara, la
como comprensible al oido. Pero el artista músico para des- trompeta y el timbal ó tambor. La música entre los hebreos
empeñar su cargo debe ser un genio análogo al compositor, en tiempo de David y Salomón, llegó á un alto grado de
comprender el espíritu de la composición, enjendrarla en perfección, y con el gran número de cantores de ambos
cierto modo por sí mismo, para poderla representar de esta sexos y de tañedores, se aumentaba el número de los mismos
suerte fuera de sí con su pureza y aire característico. instrumentos, entre los cuales se distinguían particular-
Con respecto á los mediosre de presentación, la música es mente el harpa triangular, y el címbalo. Por las noticias que
vocal, instrumental ó combinada de ambos modos. La mú- han llegado hasta nosotros, así como también por la orga-
sica vocal ó el canto, es en todas partes la espresion inmedia- nización de la poesía hebrea en que domina cierto parale-
ta de los movimientos del ánimo, pues consiste en los tonos lismo de los miembros, fácil es deducir que la música délos
de la voz humana. Pero en el canto se combina ordinaria- hebreos poseía un ritmo muy preciso y una melodía multi-
mente la poesía con las modulaciones de la voz humana. Si plicada. El acompañamiento instrumental sin duda parece
por una parte con esta combinación pueden ser realzados los fuerte, pero debía ser al mismo tiempo medianamente uni-
efectos déla música, no es posible desconocer por otra parte forme. Además una parte de su culto divino no consistía so-
que la música en este caso deja de obrar en su pureza é in- lamente en la declamación de los salmos cantada y acompa-
dependencia, y por tanto no disfruta los grados de su libre ñada de instrumentos, sino que también se valían de la
subsistencia sino en el proceder instrumental en el que pa- música en los funerales, banquetes, etc. Parece que los he-
ra producir los efectos que le son peculiares, no necesita de breos se sirvieron de los acentos como notas musicales,
palabra ninguna. A pesar de esto, la música esclusivamente Acerca del carácter y cultura de la música entre los grie-
instrumental no puede colocarse á mayor elevación que la gos no hallamos una aclaración satisfactoria, ni en los es-
vocal, pues originariamente no es mas que una imitación critos remanentes de la antigüedad, ni en las investigacio-
de los tonos de la voz humana. Por lo que respecta al fin nes de los modernos; y con respecto á su mas temprano
particular y al carácter sobresaliente de las composiciones, ejercicio, la tradición no? indica la Lidia y Arcadia. Prescin-
se distinguen dos géneros principales de música, á saber; diendo de los personajes mitológicos Apolo, Kermes, Mi-
la religiosa ó de los templos y la profana, cuyas principales nerva, Pan y otros, son citados entre los cantores y músi-
especies son la teatral, la de conciertos ó aposentos y la de cos primitivos Olimpo, el frigio, y Saccades, tocador de
bailes. Ninguna duda puede caber en que la música perte- flauta. Seis siglos antes de la venida de Jesucristo parece que
nece á las artes mas antiguas y también que es esencial en comenzaron los ensayos científicos de la música y el compás
toda sensación avivada manifestarse por sonidos. Pero el determinado de los tonos. Pitágoras eípecialmente y mu-
origen de la música como arte presupone un oido ya educado chos de sus discípulos, entre otros Filolao, emplearon con
bajo ciertas proporciones para diferenciar la distancia y pro- los tonos la precisión de las proporciones matemáticas. El
piedad de los sonidos aislados, y de una manera metódica y instrumento que Pitágoras inventó para este uso, fué el mo-
agradable al oido poderlos combinar con la espresion hablada nocordio, mas tarde llamado canon pitagórico. También aña-
de lo interior. Esta capacidad de diferenciar, si no es evi- dió al harpa la octava cuerda; y además consideró la mpsi-
dentemente engendrada, desde luego con el uso de los ins- ca como un medio de purificación y consuelo, como un
trumentos esteriores sin duda recibe por lo menos gran ilus- remedio curativo físico. En los tiempos de Pericles y Sócra-
tración , pues por semejante medio la proporción de los tonos tes, Damon es citado como uno de los mas famosos precep-
es igualmente presentada de un modo visible á la observa- tores de música. En el tiempo de Aristóteles, quien con su
ción: por lo mismo en ningún pueblo hallamos música ver- maestro Platón consideraba la música como un medio de
dadera mientras ha carecido de instrumentos; pero estos educación, el diapasón fué muy aumentado pero también
al principio serian únicamente para acompañamiento del nacieron fuertes quejas de que con la afeminación de la mú-,
canto originariamente mas declamatorio. sica se hablan igualmente afeminado las costumbres de los
Un tiempo determinado del origen de la música es impo- pueblos. Hacia esta época, parece que seintrodujo ladiferen-
sible de indicaren general y también en una nación parti- cia entre música teórica y práctica, y para la primera se
cular. Con todo, nosotros no podemos hallar los primeros hicieron ensayos no solo aritméticos y físicos, sino también
rudimentos y las mas antiguas huellas de la música en nin- teorías de la harmonía musical ó reglas universales de las
guna otra parte fuera de la cuna del género humano, cual distintas harmonías. Relativamente á las proporciones de los
es la India, en lo mas apartado de Oriente. De los indios y sonidos, la música se dividió en diatónica, harmónica y cro-
chinos que establecieron y propagaron la música mas anti- mática, dada á conocer mas tarde. En las provincias del
gua bajo una escala de cinco tonos, la recibieron también los Asia menor se admitieron diferentes especies de tonos, que
egipcios. Parece que estos la usaron solamente on los fune- recibieron sus denominaciones de los países en que princi-
rales y en su culto divino, á lo cual ha podido dar margen palmente dominaban , como frigio, dórico, lidio, eólico y
en parte el austero carácter nacional y en parte la singula- jónico. Respecto á la composición se admitió la melopedia ó
ridad de que este arte era ejercida entre los misterios de los arte de dar á las poesías un canto peculiar, (declamación
sacerdotes y cultivada esclusivamente por ellos; pero la opi- musical), la ritmopedia ó arte de dar un ritmo determinado
nión deque Jos egipcios no se ejercitaron en la poesía ni en á los movimientos del cuerpo y de la voz, y la poética ó teo-
lamúsica, es evidentementeexajerada. Los instrumentos que ría técnica de la poesía como íntimamente ligada con la mú-
les fueron conocidos además de la lira de tres cuerdas, eran sica (métrica). Relativamente al ejercicio la música se di-
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vidió en orgánica (música instrumenta]), en eódica (música su antifonario los mas selectos cantares eclesiásticos anti-
vocal], y en hipocrítica, (pantomímica). guos , los mejoró y aumentó con otros nuevos. El canto de
En tiempo de Alejandro el grande, Aristóxenes, discí- coro fundado por Gregorio , que al principio fué presenta-
pulo de Xenofiles y Aristóteles, introdujo el género cromáti- do en unísono ó en octavas, y sin cadencia (m canto fer-
co y eStendió el diapasón á diez y ocho cuerdas , que se di- ino) , fué después estendido por él y sucesores á todo el oc-
vidieron por tetracordios y pentacordios. Tres solamente cidente , y sirvió de fundamento peculiar en los templos
del gran número de sus disertaciones sobre la música , han cristianos para la música que se propagó rápidamente á
llegado hasta nosotros. Sus discípulos desecharon la rigoro- Francia é Inglaterra , y también á la Alemania bajo el rei-
sa medida de tonos de Pitágoras, y únicamente por la sen- nado de Garlo-Magno. No solo se aumentaron insensible-
sación, servíanse de los intervalos de tonos enteros y medios mente las escuelas de canto, sino que también se comenzó á
tonos. El primer tratado científico de acústica matemática escribir mucho sobre música. En el siglo x, Ubaldo, monje
se atribuye á Euclides, doscientos setenta y siete años an- benedictino flamenco , enseñó y practicó los primeros rudi-
tes de Jesucristo. La ruina de la libertad con la de todas las mentos de contrapunto. Guido de Arezzo , en el siglo xi,
artes, llevó en pos de sí también la de la música, aunque al según opinión ordinariamente recibida , estendió el sistema
parecer nunca esta entre los griegos se remontó como las musical y mejoró con el sistema de las líneas, la escritura
demás artes á igual grado de cultura y perfección. El ele- de las notas; pero el exacordio y la salmizacion fueron
mento preponderante en ella era el ritmo ; su canto con- inventados por sucesores de él. La nueva música de com-
sistía en la declamación rítmica con sencillo acompañamien- pás, de la cual dependió la perfección del contrapunto
to; la música instrumental y la harmonía puras, se hallaban regular y déla fuga , fué invención del siglo xii, y fué con-
sino enteramente desconocidas, al menos muy limitadas. siderablemente mejorada y puesta á la perfección por
Para designar los tonos se valían de las letras del alfabeto; Franco de Colonia en el siglo xiii. J. de Muris en el si-
pero para los tonos de la música instrumental habían ele- glo XIV difundió la escritura de notas y especialmente la
jido signos diferentes de los de la música vocal, debiendo música figurada. Desde entonces se aumentaron y perfec-
además prescindir de la octava y designar de un modo cionaron los instrumentos, señaladamente el órgano , por
análogo, con la llavf establecida, las diferentes especies de cuyo medio el canto no solamente obtuvo un apoyo mas
tonos. Para esto necesitaron una estraordinaria multitud de rico en consecuencias, sino que además fué favorecida en
signos, que marcaban con la diferente posición y forma de alto grado la perfección de la harmonía. En el siglo xv la
las letras empleándolas ya tendidas, ya derechas, ya in- música fué cultivada cada vez mas científicamente, sin que
vertidas, etc. Los romanos recibieron su música parte de por esto la música sagrada se apartara en lo mas mínimo
los etruscos y parte de los griegos, y nada digno de una de su sólida regularidad. La moderna música de los tem-
particular mención produjeron respecto á esta, como tam- plos halló su peculiar fundamento en las escuelas flamen-
poco respecto á las demás artes. Generalraenle cultivaron cas que estuvieron á cargo de Dufay , Ockenheim y Orlan-
las diversas especies de música campestre. En el teatro el do de Lasso entre otros.
canto ó mas bien la declamación, era acompañada con ins- Desde el siglo xvi la música profana fué de dia en dia
trumentos de viento y en particular de flautas, á veces tam- mas cultivada á la par que la música de los templos, seña-
bién de liras y cítaras; mas los coros al parecer eran acom- ladamente en Italia , Francia y Alemania, y al punto apa-
pañados de diferente manera que el diálogo y el monólogo. reció de un modo sorprendente el influjo del carácter na-
Según la diferencia de asuntos trájico ó cómico servíanse cional en la música.
de dos suertes de flautas que denominaban libias ikx tras et En el siglo xvi se presentaron en Italia maestros muy
sinislras. Mas tarde el acompañamiento instrumental se hi- distinguidos en la composición de la música de los templos,
zo tan enérgico, que la declamación por parte del actor exi- pero que en su mayor pane procedían de las escuelas fla-
gía un esfuerzo estraordinario; en todo lo cual los romanos mencas. Al frente de todos se halló Juan Pedro Alejo Pa-
iban masó menos de acuerdo con los griegos. Bajo los cua- lestrina , á quien por la sencilla grandeza y dignidad desús
tro primeros emperadores y señaladamente durante el im- composiciones, se honró en su sepulcro de la iglesia de San
perio de Nerón, la música se degradó de dia en dia hasta re- Pedro en Roma con la inscripción de: Musicw Princeps.
ducirse al simple papel de una vasalla del lujo. Los roma- Entre sus sucesores merecen particular mención F. Anerio,
nos en lugar de nuestros signos de notas, usaban sus letras Nanino da Vallérano , Giov. da Velletri, Greg. Allegri y
capitales. Gius. Zarlino; pero desde el siglo xvii se hicieron parti-
En virtud del poderoso influjo que la religión comun- culares adelantos, y el carácter peculiar de la música ita-
mente ejerce en el genio de las artes, la música también liana se desarrollaba con tanta mayor velocidad, cuanto mas
adquirió prontamente en el mundo cristiano una forma se cultivaba este género con independencia y vuelo propio.
nueva y peculiar , siendo desde luego cultivada como mú- El elemento predominante en la música italiana es la
sica de los templos, cuyo elemento fundamental constitu- melodía ; y en la misma lengua de los italianos ya se es-
yen los coros. En el principio se adaptaron sin duda casi presa de un modo patente la propensión de la nación á la
universalmente las melodías de la antigua música hebrea, eufonía y á la música halagüeña al oído. Por tanto es la
griega y romanaá los himnos y salmos cristianos, hasta que melodía para ellos una necesidad , y con su feliz organiza-
insensiblemente el espíritu del cristianismo alcanzó inde- ción presto fué la tendencia de sus trabajos musicales com-
pendencia y una subsistencia propia. Mientras que por el binados. Desde entonces cuanto mas independientemente
concilio de Laudicea, en el año 364 se introducían en la igle- procurábase cultivar el canto , á mayor independencia de
sia oriental cánticos regulares, el obispo Ambrosio efec- la poesía y de la música instrumental se le procuraba traer.
tuaba esto mismo en las iglesias occidentales. Pero la per- Sin gran miramiento á la poesía , en vez de la espresion y
fección del canto de los templos cristianos se hizo princi- verdad poéticas, insensiblemente se fué atendiendo cada
palmente por el papa Gregorio Magno, pues además de vez mas á la complacencia del oído , y la música instru-
fundar una nueva escuela de canto, que sirvió de mo- mental llegó á servir únicamente como un necesario acom-
delo á otros muchos institutos de aquella especie, reunió en pañamiento del canto, y subordinado enteramente á él. Al
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fin la sencillez de la melodía se estravió en redundancia y ejerció un influjo poderoso el maestro alemán Gluck, que
afeminación sin carácter, convirtiéndose enteramente en el fué á París en 1774, donde por primera vez se ejecutó su
conato por la eufonía, el halago sensual y la perfección « J/igciiia cu AuUde. »La elevación de su estilo, la encanta-
técnica de la voz que hoy dia es empleada únicaniente co- dora verdad de su espresion y la completa uniformidad de
mo un instrumento. La ópera fué un agregado de piezas melodía y harmonía en sus composiciones, dieron un nuevo
concertantes cantadas á usanza de teatro , y la música sa- vuelo á la música dramática. Su antagonista fué el italiano
grada con el trasporte de semejante estilo concertado , fué Piccini, aficionado á las melodías escitantes y deliciosas.
mas ó menos alejada de su genialidad primordial. Si en el Es digna de advertirse la lucha entre los apasionados de
dia la inclinación casi apasionada y aptitud para el canto, Gluck y de Piccini, en. la cual todo París tomó interés, de
promueven indudablemente por todas partes el cultivo artís- modo que ambos partidos por mucho tiempo se denostaron
tico y antipoético del canto , contribuyen también á ello: amargamente. Sin embargo, ninguno de los dos famosos
1." Los contraltos de hombres castrados, que trasladados estranjeros influyó durablemente en el gusto nacional de
al teatro destruyen por sí toda poética verdad de carácter. los franceses, cuyo rumbo peculiar siempre se manifestó
2." El gran número de conservatorios de canto , en los cua- por los sencillos romances sentimentales, las breves y festi-
les seguramente se fomentan los técnicos principios de la vas canciones populares {vmukv'dle), y las elegantes y he-
verdadera cultura de la voz , pero con ciertos procedimien- chiceras melodías de la danza , al mismo tiempo que per-
tos y adornos enteramente mecánicos: 3." La escitacion manecieron sin recibir indujo alguno de ellos el gran estilo
sostenida por la gran necesidad que se ha creado sobre el de canto y la verdadera música sagrada. Su método cons-
canto y pródigos salarios de los cantantes sobresalientes. tantemente versó mas sobre la declamación que sobre el
En el siglo xvii pertenecen á los compositores señala- canto ; y en sus conatos por la verdad de la espresion , no
dos A. Scarlatti, G. Frescobaldi, F . Foggia y Are. Corelli. rara vez en las mismas grandes composiciones de la ópera ,
A principios del siglo xviii Antonio Caldana se distinguió incurrieron en caracteres de mero casual; y por falta de
en la música sagrada , aunque también mezclo en su estilo sentimientos íntimos pecaron de rígidos y exagerados. De su
mucho de la profana ; y además figuraron : Durante , Leo- predilección por los efectos sorprendentes y aturdidores,
nardo L e o , Brescianello , Toniri y Marotti.'A mitad de nacieron sus melodías, frecuentemente interrumpidas, sus
aquel siglo iloreció la música italiana y particularmente la violentas transiciones y contrastes enérgicos del forte y del
teatral, con especialidad en Ñapóles, Lisboa , y en Berlín piano. Entre los compositores franceses modernos son muy
también. Según algunos á este tiempo corresponde el perío- notables Monsigny, Gretry, Dalagrac, Mehul en quien in-
do mas esplendoroso de la música italiana. Etitre los com- lluyó particularmente Gluck, Boyeldieu , Nic. Isouard,
positores del siglo xvín son dignos de particular mención Berton , Catel particularmente conocido por su tratado de
G. Vinel Traetta, Galnppi , Jomelli, Majo, Nic. Porpora, harmonía, Herold, Halevy y Auber. Como compositores de
Pergolesey Pater Martini; y en la ópera especialmente Pic- música sagrada se han distinguido Gossec y Lesueur. Che-
cini, Anfossi, Sacchini y Sarti. A los modernos pertenecen rubini y Spontini que tomaron por modelo á Gluck , con
Paesiello, Gimarosa , Zingarelli , Nasolini, Paganini, Nic- su larga permanencia en París, evidentemente ejercieron
colini, Pavesi, Generali, Kossini, con sus sucesores Mer- un considerable influjo en el estado de la música en F r a n -
cadante, Bellini, Donizetti y otros. Salieri y Ilighini per- cia. En 179í) se erigió en Francia con ventajosa organiza-
tenecen mas bien á los alemanes; y á los franceses Cheru- ción un Conservatorio, como importante fundación para
bini y Spontini. los adelantos de la música.
En Francia también juntamente con la música sagrada En Alemania, la susceptibilidad déla nación para la m ú -
hallamos desde los tiempos mas precoces vestigios de la pro- sica, además de hallarse confirmada desde los mas precoces
fana , señaladamente en la Provenza , donde bajo el nom- tiempos con la cultura de la música sagrada, pronto se ates-
bre de trovadores, se hablan formado verdaderas sociedades tiguó también con las sencillas canciones délos trovadores,
de cantores y músicos , cuyas canciones eran acompañadas así como en la erección de numerosas escuelas de canto ya
por los juglares con música instrumental. Después que bajo desde el siglo xv y principios del xvi. Antes de la guerra
el reinado de Felipe el Hermoso fué construido el primer de los treinta años, la música fué notablemente favorecida
teatro en 1 3 1 3 , se formó insensiblemente una música de por la corte iuiperial de Viena , por el elector de Baviera,
óperas y bailetes. Gon todo , la música francesa permane- donde Orlando di Lasso fué maestro de capilla , y por m u -
ció en su infancia hasta que J. B. Lully , nacido en Floren- chos obispos que tanto para uso espiritual como profano ,
cia en 1 6 3 3 , pero trasladado á Francia á la edad de doce mantenían muchos coros de cantores y músicos instrumen-
años, fundó el estilo músico rítmico declamatorio , aun do- tales. Durante la guer.'-a de los treinta anos se perfeccionó
minante hoy dia entre los franceses, cuyo gusto nacional considerablemente la peculiar marcha alemana , y muy
fundó desde entonces. Compuso 19 óperas, 20 bailetes, va- pronto después la música cobró nuevo vuelo formándose
rios motetes , muchas sonatas y conciertos , y debió ser el primeramente en la corte de Viena y después también en
inventor del minuet. Entre los muchos y hábiles composi- las demás cortes alemanas , con el estilo sagrado j u n t a -
tores que siguieron á Lully, ninguno poseyósuficiente ener- mente un estilo de concierto y teatro , que llegó á un alto
gía para comunicar al arte considerables adelantos hasta J. grado de perfección. Al principio seguramente dominó el
F. Rameau , nacido en 1683, y que alcanzó gran fama tan- estilo de los templos; pero de dia en dia fué perdiendo su
to de teórico como práctico. Al paso que aventajó como pureza al paso que mas se elevaba el estilo teatral mezcla-
compositor á todos sus contemporáneos, adquirió todavía do con é l , aunque sin poder afirmar por esto que la verda-
méritos mas considerables por sus obras acercado la harmo- dera música sagrada haya perecido en los tiempos m o -
nía y bajo continuo. J. J. Rousseau , celoso partidario de dernos.
la música italiana , se declaró definido antagonista de Ra- El carácter fundamental de la música alemana es el r o -
meau , tanto en sus escritos como en las composiciones mu- mántico , que se desenvuelve con las grandes y profundas
sicales. Philidor y Monsigny tomaron por modelo en la harmonías , y que por fines del siglo xviii y principios
ópera cómica á ¡os italianos. Pero en la música francesa de! XIX parece haber llegado al punto de su mayor elevación
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en J. y M. Haydn , Mozart y Beethoven ; cada uno de los les á sus grandes predecesores J. S. Bach, Handel, y Gluck.
cuales con singulares é indelebles obras enriqueció do una A estos sobresalientes talentos se agregaron con sus famo-
manera peculiar casi todos los géneros de representación sos esfuerzos y cooperación, Graun, Hasse , Homilius, H i -
musical. Estos héroes de la música alemana en riqueza, va- 11er , Naumann , J. Beuda , Fasch , Hitnmell , Reichardt,
riedad, originalidad y osadía, descuellan considerablemente Winter, Weigl, Kunzen , Eybler , Vogler , Spohr , 'Rom-
sobre todos los primitivos maestros, aunque con respecto á la berg , K. M. Weber, Brandl, Zelter, G. Weber, F . Schnei-
profundidad y estension de la harmonía y melodía, sean igua- ' d e r , Tomascheck y otros

Historiíi natural.
CARNICEROS INSECTÍVOROS.

/í/ lopn y los loireccs.

E L TOPO couvti, f Talj)a europea, LIN.) regularmente Grecia y nunca en Irlanda. Habita con preferencia en los
tiene 6 pulgadas de longitud total (0,162j; su pelaje es por terrenos blandos y fáciles de perforar, que no contengan
lo común de un negro reluciente, fino y suave, mas ó m e - piedras y que sean frescos y húmedos en verano y secos en
nos aterciopelado ; su cola es corta. Conocense algunas va- invierno. Los topos huyen de los desiertos áridos, y sobre
riedades del topo, como son : el topo pió , cuyo pelaje tiene todo de los climas frios, donde la tierra permanece helada
manchas blancas y negras: el lopo albino, enteramente gran parte del ano. Un vivo y recíproco cariño entre el
blanco; el lojm amarillo, de color leonado, mas ó menos macho y la iiembra el temor ó fastidio por otra sociedad,
amarillento ; y finalmente el topo pardo, cuyo pelaje os uni- los hábitos suaves de reposo y soledad , el arte de guarecer-
formemente ceniciento. se, do hacerse en^poco tiempo un asilo y un domicilio, la
« Los topos, dice un dis- facilidad de ensancharlo y
tinguido naturalista, son el hallar sin salir del mis-
de todos conocidos por su mo una abundante subsis-
vida subterránea y por su tencia, son talentos, dice
figura sumamente apro- otro naturalista , preferi-
piada á este género de vi- bles sin duda á otros mas
da. Unos brazos muy cor- brillantes y mas incompa-
tos, unidos á anchos omó- tibles con la dicha anexa á
platos, sostenidos por la mas profunda oscuridad.
fuertes clavículas, y p r o - El topo se prepara con
vistos de enormes múscu- sumo arte un lecho al pié
los, sostienen unas manos de un muro, de un árbol,
anchísimas, cuyas palmas o de un seto: y consiste en
se hallan vueltas continua- un agujero de 18 pulgadas
mente hacia delante ó h a - (0;'(87) de profundidad,
cia atrás: dichas manos son de bastante anchura, c u -
cortantes en su borde infe- bierto de una ó mas b ó -
rior ; los dedos apenas se l'.l Tü|)o. vedas sobrepuestas , con
amasada sólidamente con fragmentos de
distmguen, pero las uñas son muy largas, recias, compla- tierra batiiia y
raices y yerbas, do modo que pueda resistir á las aguas de
nadas y afiiadas: tal es el instrumento que emplea para
las Ihivias. Esta madriguera presenta varias comparticiones,
escavar la tierra y arrojarla hacia atrás. Su esternón, lo divididas por medio de tabiques y sostenidas á trechos por
mismo que el délas aves y los murciélagos, tiene una arista pilares. A veces en los terrenos húmedos ó amenazados de
que comunica á ios músculos pectorales, el volumen nece- inundaciones, la bóveda de tierra dura se eleva por encima
sario para las funciones á que están destinados. Para agu- del nivel del terreno, y aun el lecho de yerbas y de hojas
jerear la tierra se vale el topo de su prolongado hocico, pro-
en donde el animal descansa con su familia, se eleva igual-
visto de un hucsecillo particular en su extremo; y además
mente del dicho nivel de manera que no pueda inundarse
le ayudan fu.Ttemente los vigorosos músculos cervicales. El
en el caso de imprevista submersion. El modo de propor-
ligamento cervical se osifica también del todo ; la parte
cionarse las yerbas para construirse e! lecho es bastante
posterior del animal es débil; por lo que se mueve encima
particular: por la raiz juzga si la yerba le conviene, y en
de la tierra con tanto trabajo como con facilidad debajo
caso de convenirle, corta las raices laterales hasta el cuello
de ella. Tiene el oido muy fino y el tímpano muy ancho ,
de la planta , luego cogiendo la raiz central y tirando hacia
no obstante que carece de orejas : por otra parte, sus ojns
sí logra hacer pasar el tallo con todas las hojas.
son tan diminutos y ocultos bajo del pelo, que por mucho
tiempo se ha negado su existencia. Sus mandíbulas son d é - Practica esta operación desde mayo á rnarzo cuando cria
biles, y se alimenta de insectos, lombrices, y acaso de rai- sus pequeuuelos, que por lo regular son en número de
ces tiernas.» cuatro ó cinco : de este nido parte un conducto á veces de
Este animal es muy común en todos los países templados sesenta ú ochenta pasos de largo que se prolonga en direc-
de Europa, no obstante dícese haberlo hallado rara vez en ción casi recta ; á derecha é izquierda del mismo abre á
M 2 8 0 s€
trechos otras vias que se separan de la principal mas ó me- de frenesí. Muéstrase sumamente agitado, hállase rabioso
nos perpendicularmente, y todas son paralelas al suelo; á al echarse sobre la presa; su glotonería desordena todas sus
menos que el animal dé con algún obstáculo, en cuyo caso facultades ; nada le arredra en tratándose de satisfacer el
profundiza el sendero y lo hace pasar por debajo ; siendo á hambre, pues se entrega á su voracidad suceda lo que su-
veces tan profundo , que no es raro encontrar algunos que ceda ; y no le detiene ni la presencia del hombre, ni obs-
pasan por debajo de los cimientos de los mas fuertes edifi- táculos, r.i amenazas. El topo ataca á sus enemigos por el
cios, y hasta por debajo del lecho de un arroyo ó de un rio. vientre, en el cual introduce su cabeza, y recrea así todos
En circunstancias ordinarias, el conducto solo se halla á sus sentidos. » Otro naturalista completa esta pintura d i -
unas 6 pulgadas del nivel del suelo. Cuando el topo hoza ciendo : cuando algún animal se halla al alcance del topo,
lo hace con la nariz ; comprime la tierra hacia los lados con éste se arroja á él de improviso, le abre el vientre y lo de-
sus robustas manos, y echa una porción hacia delante con vora casi entero en muy poco tiempo. El sapo es el único
la frente y las espaldas. Así, de cuando en cuando se vé animal que le repugna ; en cuanto á las ranas y á los pája-
precisado á desembarazarse de ella arrojándola á la super- ros , les devora con grande afán. Hasta si se colocan en un
ficie, y forma lo que se ha llamado lopinera. Todos los con- mismo sitio dos topos de un mismo sexo, no deja el mas
ductos que se dirigen de una topinera á otra se hallan casi fuerte de devorar al mas débil, y luego no se halla mas que
en línea recta ; y solo en estas especies de pozos de deten- la piel y algunos huesos. Después que el topo ha satisfecho
ción, desvíase el topo de uno ó de otro lado en busca de ali- el hambre, le abrasa una sed intensa , en términos que si
m e n t o , ó para formar nuevos ramales. Como el topo vive se le coge por la piel del cuello y se le acerca á un vaso lleno
principalmente de lombrices de tierra y de insectos, se Vé de agua, bebe con avidez, no obstante la incomodidad de
precisado á hozar diariamente para hallar su sustento y el semejante posición. La mayor parte de estas interesantes
de su familia ; así esta tarea le ocupa con regularidad, y lo noticias son debidas al doctor Fluerens, á las cuales solo
que es mas particular á determinadas horas. Al salir el sol debemos añadir que cuando los topos no tienen cosa mejor,
empieza sus primeros trabajos, los cuales prosigue por es- comen zarandijas, y las larvas y lombrices blancas de las
pacio de una hora ; vuelve á ellos á las nueve, á las doce, langostas.
á las tres y al ponerse el sol; siendo en esta última hora Debemos hacer aquí una observación que nos parece muy
cuando trabaja con mayor afán; las demás, asi del dia como esencial, y es que no debemos juzgar de los hábitos de un
de la noche, las pasa durmiendo en su lecho. animal en estado de naturaleza por los que manifiesta en el
Saliendo muy rara vez de su de esclavitud ; de otro modo el
subterráneo, tiene el topo muy ejemplo del topo nos conduciría á
pocos enemigos que temer, y no grandes errores. En efecto, si este
puede ser presa de animales car- animal dentro de su topinera t u -
nívoros. La plaga mas temible para viese unos apetitos tan desorde-
é l , es el desbordamiento de los nados, no podría satisfacerlos', y
rios. En estas súbitas inundaciones perecería de hambre. ¿Cómo p u -
se vé á estos animales huir n a - diera procurarse pájaros, ranas, y
dando y haciendo todos sus esfuer- agua para beber ? Concluyamos
zos por ganar las tierras mas ele- pues de todo, que el topo está d o -
vadas , pero mueren la mayor tado de hábitos mejores que su
parte, lo mismo que sus crias, que carácter. No se aletarga durante el
permanecen en las madrigueras. invierno como la mayor parte de
Si el topo se vé sorprendido fuera los insectívoros; busca una expo-
de su madriguera, solo trata de sición cálida al mediodía, en ella
huir cuando es muy dura la tierra establece su morada y aprovecha
y no le permite hundirse pronta- todos los días de sol y de deshielo
mente en ella, en cuyo caso corre bastante aprisa, por mas para trabajar. Estamos muy dispuestos á creer que reúne
que digan algunos naturalistas, y despide un grito muy una porción de bulbos de bellorilas de otoño, para consu-
agudo semejante al chirrido que produce una lima rozando mirlas cuando la tierra se halla fuertemente helada, supues-
con un pedazo de acero. Este animal es tan delicado, que to que siempre hemos encontrado restos de esta planta al
el mas lijero golpe lo mata, en especial si lo recibe en la rededor de su lecho en febrero y marzo, es decir, antes
nariz. Pero cuando se halla en un terreno móvil y muy li- de la cria.
gero , en lugar de huir se entierra, con tanta prontitud , que
si uno se encuentra á diez pasos, no llega al sitio donde es- Este animal es una plaga para la agricultura en todas
taba el animal que ya éste ha desaparecido. Si con un aza- partes donde abunda: hace grandes estragos en las tierras
dón se le busca en la madriguera sálvase en su lecho al y en los jardines escavándolos en todas direcciones y cor-
primer ruido, á la primera conmoción que el azadón pro- tando las raices de las plantas. Cuando los prados están lle-
duce en el suelo, y si halla cerradas las salidas, al instante nos de topineras, estas impiden que se sieguen á flor de
se pone á escavar un conducto vertical, en el cual se hunde tierra, y en consecuencia se pierde gran cantidad de forraje.
á veces mas de tres pies y medio, no quedando otro recurso Además, sus escavaciones hacen que no se pueda regar con
para obligarle á salir que llenarlo de agua. regularidad, pues agujerean los diques y calzadas y hacen
que se escape el agua.
A pesar de los hábitos tranquilos que se le atribuyen, el Los TENRECES [Scliger, Cuv.) tienen cuarenta dientes; á
topo no deja de ser un animal muy cruel y muy voraz. « No saber, seis incisivos, dos caninos y doce muelas en cada
tiene un hambre regular como los demás animales, dice un mandíbula: lo mismo que los erizos, tienen el cuerpo cu-
naturalista moderno, sino que esta necesidad es en él exal- bierto de aguijones ; pero carecen de la facultad de a r r o -
tada, es un abatimiento de fuerzas que lo conduce al estado llarse tan completamente en forma de bola; tienen el hocico
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agudo, carecen de cola, y sus pies constan de cinco dedos recíprocamente ; la última da á luz muchos hijuelos, á los
libres provistos de uñas ganchosas. Son algo mayores que cuales cria en la madriguera y los adiestra á nadar, á za-
nuestro erizo, y tendrán unas 10 pulgadas (0,271) de longi- bullirse, y á dar caza á los insectos acuáticos tan pronto
tud : tienen e! cuerpo cubierto de espinas recias y de pelos ó como tienen aquellos bastantes fuerzas para seguirla.
cerdas en el vientre y pecho ; sus incisivos son escotados, Por lo regular los mamíferos insectívoros y algunos otros
en número de cuatro y solo en la mandíbula inferior. de diferentes clases se aletargan durante el invierno ; pero
Este estraño animal, lo mismo que sus congéneres es in- en el animal de que tratamos , acontece todo lo contrario.
dígena de Madagascar, aunque también se encuentra en la Durante la estación lluviosa , que en su pais corresponde á
Isla de Francia, donde fué transportado y fácilmente natu- nuestro invierno, son los tenreces muy vivos y ágiles, y
ralizado. Gomo tiene las patas muy cortas, no puede cor- viven incesantemente ocupados en sus amores, en la pesca
rer, ni aun caminar con facilidad; por lo que á pesar de sus de insectos y en la educación de su familia. Pero así que
aguijones, esa menudo presa de los animales carnívoros y empiezan á sentirse los calores del estío, el padre, la madre
de las aves de rapiña. Tiene un pequeño gruñido, el cual, y los hijos se recogen todos á su madriguera, se hunden en
se asemeja al de un cerdo. el heno de cañaveral que han reunido, se duermen y caen
El tenrece es animal nocturno, muy aficionado á revol- en un letargo que dura tres ó cuatro meses ; es decir, tanto
carse por el fango; habita en las orillas de las aguas y par- como el calor. En este estado cáeseles el pelo, el cual no
ticularmente de los canales salados, y en las lagunas ma- renace hasta que han salido de su letargo. Dice Flaccour
rítimas. Pasa la mayor parte de las noches persiguiendo en que regularmente son muy gordos y que los indios hallan
el fondo de las aguas á los insectos de que se alimenta. Al su carne escelente.
amanecer se recoge para dormir en una madriguera que El TENRECE RAYADO (Sclvjer varicgalusj tiene seis incisi-
escava debajo de las raices de algún árbol de la ribera ; ó vos en cada mandíbula, y los caninos delgados y ganchosos;
simplemente en el suelo de un acantilado en medio de la está cubierto de crines y de aguijones mezclados, su cuerpo
maleza y de los cañaverales. No sale hasta la hora del cre- es listado de amarillo y de negro, y apenas llega á las di-
púsculo para empezar nuevamente su pesca : nada con mu- mensiones de un topo. Encuéntrase en Madagascar, aunque
cha facilidad. En algunos hábitos se asemeja á nuestra rata es muy raro.
de agua. El macho y la hembra se profesan mucho cariño

Historia.
EL CISMA DE ORIENTE.

I.
Esta palabra se deriva del griego y significa rasgado, cor- riamente sesusirajeron de la obediencia debida á la Santa
tado : en general, se toma en el sentido de división , pero se Sede, y definen el cisma¡Jusivu la separación de una parte
usa mas particularmente hablando de cualquier separación de la cristiandad escluida <¡e la comunión con el resto de los
de la iglesia católica. El partido que se separa de la unidad fielesá causa de herejía. Esta idea puede tener lugar por lo
católica sollama cismático. Tres son los cismas mas célebres que toca á algunas sedas que la iglesia ha declarado sepa-
que dividen á la iglesia: 1." El griego, empezado en el si- radas de ella, por su temeridad en perseverar en sus erro-
glo IX por Tocio , y consumado en el siglo xi por Miguel Ce- res; mas los protestantes no pueden hacer valer esta teoría
rulario, ambos patriarcas de Conslantinopla: este cisma sub- para hacer recaer en los católicos la falta de su separación ,
siste todavía á pesar de las diferentes tentativas hechas por pues consta por todos los monumentos históricos de aquello s
los concilios generales para ponerle término. 2." El gran cis- tiem¡)Os y por los escritos de ¡os calvinistas y luteranos, que
ma de Occidente, empezado en 1378 entre Urbano Yí y antes del concilio de Trente, que anatematizó sus errores,
Clemente Vil, y continuado por los antipapas sucesores del se habían separado voluntariamente de la iglesia romana;
primero hasta 1429 , época en que Martjn V fué reconoci- asi es que debemos concluir que por sn parte el cisma es
do por único papa y verdadero jefe de la iglesia. Además, activo. Los anglicanos consideran como un cisma, la sepa-
se han contado otros cismas en la iglesia romana, con mo- ración de los no conformistas, de los presbiterianos, de los
tivo de la elección de Pontífices, mas no interesaron viva- independientes, de los anabatistas y otros que han hecho
mente á la iglesia, ni fueron causa de tan deplorables divisio- sufrir á la reforma nuevas modificaciones. Como la separa-
nes como agitaron á las grandes naciones do Europa en la ción de los griegos es uno de los hechos mas importantes y
época del gran cisma de Occidente. 3." El cisma de Ingla- trascendentales de la historia, trazaremos su origen, sus
terra, por el cual reinando Enrique VIII la iglesia de aque- progresos y tendencias.
lla isla, empezó á separarse de la comunión de la Sede roma-
na, con laque habia estado unida desde la conversión déla CISMA DE ORIENTE.
Inglaterra á la fé; este cisma tomó creces en tiempo de
Eduardo VI, y se consumó durante el reinado de Isabel.— Por las riquezas de que disfrutaba y por la gloria que la
La separación de los protestantes de la iglesia romana es rodeaba , la silla patriarcal de Constantinopla, se hizo el ob-
también un verdadero cisma; con este motivo algunos au- jeto de la ambición de los cortesanos y grandes de la corte ;
tores distinguen entre cisma pasivo y ci»ma activo; por cis- en la elección del pontífice que debia ocuparla, se consulta-
ma activo entienden el de una porción déla cristiandad que ron con harta frecuencia los intereses humanos, y hallándo-
se ha separado por su voluntad del cuerpo de la iglesia, tal se colocada bajo la tutela de los soberanos temporales, la
como el cisma de los griegos y délos ingleses, que volunta- silla de Constantinopla se veia sometida á las revoluciones
TOMO in.
36
M 289 ^
que agitan siempre á todo lo sometido á las pasiones de los por el bien de la religión y felicidad de los fi?Jes, y que para
faombres. El emperador Miguel III, descontento del patriar- ello hasta se habia tenido que emplear la violencia. El Suiqp
ca Ignacio, le obligó á firmar su propia deposición, ponien- Pontífice no cayó en el lazo que la astucia le tendía; después
do en su lugar á Focio , eunuco de palacio , hombre de ge- de haber reflexionado maduramente el asunto, reunió un
nio vasto y de una ciencia universal; tan bellas cualidades concifio, en el cual se resolvió enviar legados á Gonstanti-
eran oscurecidas por una ambición sin límites, que le hizo nopia, mas únicamente con poderes para tratar de lo rela-
emplear únicamente su talento para elevarse sobre los de- tivo á los iconoclastas y á la cuestión entre Focio é Ignacio,
más, sin cuidar de si para ello tenia que recurrir á medios sobre la cual no debían decidir nada, reservándose á sí mis-
que la ley de Dios y la probidad humana reprueban; aque- mo el fallo del negocio. Al mismo tiempo prohibió á Focio
lla pasión le convirtió en pérfido, calumniador, en una pa- comunicar con él ni con los obispos católicos, y escribió al
labra, en un bribón dotado de superior talento, y como la emperador protestando de una elección hecha contra todas
semejanza de inclinaciones es ordinariamente el lazo que las formas canónicas. Los embajadores de Focio llegaron
une con mas prontitud el corazón de los hombres, Focio junto con los legados del Papa, y pusieron al corriente á
contrajo en breve grande amistad con Burdas. Este prínci- aquel de las intenciones del Sumo Pontífice; entonces pu^o
pe, muy amante de las letras, era por este título muy que- Focio en acción todos los medios que le sugería su espíritu
rido de Gonstantinopia, en donde las artes y ciencias pare- astuto y fecundo: logró que el emperador usase con los en-
cían haberse eslinguido desde que León el Isaurico mandó viados de Roma un proceder dudoso; los legados fueron
incendiar el magnífico colegio imperial junto con todos los arrestados luego de su llegada,pusiéronles guardias áfin 4e
sabios profesores que se oponían á su impiedad. Burdas dio privarles la comunicación con las personas que no fuesen de
á Focio el socorro de su brazo é influencia para obligar á su agrado, y se les manifestó por fin que obtasen entre un
Ignacio á presentar su dimisión y para dicidir á los obispos completo consentimiento á todo lo obrado, ó el destierro.
á consagrar ai nuevo patriarca. Gregorio, obispo de Sira- Por su parte Focio adoptó una conducta contraria; les en-
cusa, fué el agente de Burdas y de Focio cerca de los obis- viaba ricos presentes , les rodeaba de toda clase de atencio-
pos para hacerles participar de sus miras, y ganó á muchos nes , les prometía mucho si consentían á ratificar en un con-
prelados de corte, cuya virtud se corrompe fácilmente en cilio, en nombre del Papa, cuando se habia hecho hasta
presencia del poder, cuando se resignan á vivir en los pala- entonces acerca de Ignacio y de su elección. Focio corrom
cios de los reyes no forzándoles á ello los intereses de Jesu- pió á los legados.
cristo y de su iglesia. Ignacio fué lanzado de su silla, y Fo- Envanecido con esta nueva conquista, quiso reunir un nue-
cio de simple lego, se elevó en cinco días al sacerdocio, y vo concilio para dar á su obra una mas solemne legitima-
el sesto, fiesta de la Natividad del Señor, fué consagrado ar- ción; ¡estraño concilio que fué presidido por un emperador
zobispo por Gregorio asistido de otros obispos. Ignacio, des- en persona! Hiciéronse nuevas tentativas por el emperador
pués de sufrir toda clase de vejaciones, fué encerrado en el y el concilio para reducir á Ignacio á sujetar á la silla de
sepulcro de Constantino Copronymo, de donde le sacaron Gonstantinopia la decisión del asunto; aquel habia apelado
algunas personas caritativas para librarle de una muerte se- á Roma, y desconoció la competencia del emperador, de
gura.- en fin fué desterrado, y con él, todos los sacerdotes los legados y de todo el concilio; entonces se procedió á su
que se hablan opuesto á los designios de Focio. Lo primero degradación; testigos falsos le acusaron de crímenes imagi-
que hizo el nuevo patriarca al verse dueño, por la muerte ó narios, y no tuvo gran trabajo el concilio, que les habia so-
destierro desús enemigos, déla sede de Gonstantinopia, y bornado, en dar fé á sus mentidas deposiciones; seles acep-
al frente de un partido considerable, fué convocar por or- tó como hechos evidentes é Ignacio fué depuesto. Llegados
den del emperador un concilio en Gonstantinopia; presidió- los legados á Roma tuvieron que dar cuenta de su conducta
lo como patriarca , y sin consentir en que los obispos se ocu- y escusarse de haber traspasado sus instrucciones, lo cual
pasen de su elección hecha contra todas las formas canónicas, no pudieron hacer sino calumniando á Ignacio y glorifican-
se apresuró á hacer condenar á Ignacio por los crímenes que do la conducta y virtudes de Focio; Nicolás anuló cuanto
calutíiniosamente le había imputado. Sin embargo, á pesar habían llevado á cabo,y declaró en una reunión de obispos
de las violencias empleadas, quedaba aun un partido bas- que jamás consentiría en lo obrado á menos que se le pro-
tante numeroso para turbar los dorados sueños de Focio. base con toda evidencia la culpabilidad de Ignacio; esta cul-
Para tranquilizarse sobre su elección y quitar todo pretesto pabilidad no pudo probarse, y el Papa condenó el concilio
á sus enemigos, quiso poner de su parte al Sumo Pontífice, de Gonstantinopia celebrado en presencia de sus legados.
y obtener de él que confirmase canónicamente su elección. Esta noticia llegó en breve á Gonstantinopia , siendo vanos
Ocupaba entonces la silla de S. Pedro Nicolás I, llamado el todos los esfuerzos de Focio para ocultarla al pueblo; la ge-
Grande por sus eminentes virtudes, y queriendo Focio ha- neralidad comenzó á ver las cosas bajo otro aspecto, y em-
cérsele propicio, hizo que el emperador Miguel, que se de- pezaron muchosásepararse abiertamente de Focio; viendo
jaba gobernar en un todo por sus órdenes, enviase de em- este que no podia ya fundar esperanza alguna en la corte
bajadora Roma á uno de los principales oficíales[de su corte. soberana, conoció que era precií'o cambiar de camino, y se
Partió en efecto el embajador, dio al Papa los magníficos declaró sin embozo el enemigo del Papa , se hizo indepen-
presentes que su señorío enviaba, solicilaiido luego del Su- diente y elevó su silla á la altura de la de Roma, haciendo
mo Pontífice que mandase algunos legados á Gonstantinopia respetar su autoridad por la fuerza que tomaba de la potes-
á fin de dar el último golpe á la herejía de los iconoclastas, tad civil. Convocóse un nuevo concilio en Gonstantinopia , y
que habia dejado muchas huellas de su paso, y tamliien pa- también esta vez lo presidió el emperador; ¡perniciosa cos-
ra apaciguar las últimas turbulencias escitadas por la depo- tumbre que degradando la religión, confia á manos legas sus
sición de Ignacio. Con el embajador del soberano partió un mas augustos intereses! Siempre que una porción de la igle-
agente de Focio llamado Methodio, metropolitano de Gan- sia católica se ha separado de la unidad gerárquica, se ha
gres, el cual debía referir al Papa, como Focio, el mas hu- visto reinar el despotismo de la soberanía, haciendo dogmas
milde de los hombres, no habia consentido en salir de la de fé é imponiendo su ley á las conciencias. En este con-
clase de los legos y subirá la silla de Gonstantinopia sino cilio Focio, continuando su obra de iniquidad para llegar á
M 2S3 K
ia fin, hizo acusar a! Sumo Pontífice de muchos crímenes, qoe el emperador firmase el primero, mas Basilio seescusó,
y después de haberlos examinado los obispos presentes, se diciendo, que los emperadores Constantino, Teodosio y
levanld el patriarca, y con el asentimiento de sus colegas y Máximo no hablan querido nunca firmar las actas de los coni-
d^ emperador, declaró que el Pontífice de Roma merecía cilios hasta que lo hubiesen hecho todos los padres, y que él
ser depuesto. Esté decreto fué leido y publicado por toda la deseaba imitar tan nobles ejemplos. Al ser condenado pbr
ciudad imperial. un concilio ecuménico, presidido por los legados de la Sa/á-
Este fué el primer paso del cisma de Oriente , paso atre- ta Sede, y aprobado y firmado por todos los patriarcas dé
vido que hacia entrever terribles males para la iglesia cató- Oriente, el cisma habia recibido un golpe que se hubiera
lica ; desde aquel día pudo Focio, con aÜgunas probabilida- podido calificar de mortal, á no haberse mezclado el orgu-
des, alimentar la criminul esperanza de ver á toda la iglesia llo nacional en cuestiones puramente religiosas: esta fué la
Oriental sustraerse á la obediencia de los Pontífices romanos. causa porque los cismáticos concibieron nuevas esperanzas;
Eli un segundo concilio tenido en Constantinopla se renovó en el mismo momento en que su causa parecía inclinarse á
]a escomunion del Papa, encargando Focio á Zacarías , me- su ruina bajo el peso de una solemne condenación.
tropolitano de Calcedonia, y á Teodosio, obispo de Laodi- El Bajo Imperio concibió celos al ver que el título de em-
Cea, que publicasen las actas, á las cuales él añadió de su perador era llevado por los sucesores de Carlo-Magno: ahor»
propia autoridad mas de sesenta decretos, con tendencias á bien, en una de las bulas del Sumo Pontífice, que debía leer-
destruir la autoridad del Papa para establecer la suya; par- se en el concilio, se encontraba el nombre del emperador
tieron en efecto á Italia aquellos obispos, tratando de pu- Enrique II acompañado de grandes elogios; al traducir los
blicar aquellos decretos á fin de arrebatar al Sumo Pontífice griegos esta bula cuidaron de suprimir cuanto se referia á
su autoridad divina, cuando la Providencia dispuso que fue- Enrique, pero Anastasio el bibliotecario que representaba á
se Miguel precipitado de su trono imperial; su sucesor Ba- la Francia en el concilio de Constantinopla, advirtió eí*l
silio de Macedonia no fué un adicto partidario de Focio, pues calculada infidelidad en la traducción de la bula pontificia:,
si bien le favoreció mientras dividió con Miguel el trono im- así es que protestó contra ella , como atentatoria al honor
perial, caihbió de opinión así que pudo asegurarse por si del emperador Enrique II y al que se debía al Sumo Pon-
mismo de los crímenes del patriarca. Entonces, en vez de tífice. Los legados unieron á la suya sus protestas, negán-
permanecer en un estado pasivo en presencia de estos suce- dose á firmar las actas del concilio si no se modificaba el
sos religiosos, abrazó la causa de Ignacio, y el juicio fué de sentido de la bula del Papa. Sin embargo los obispos griegos
nuevo diferido al Pontífice de Roma. Dos embajadores en para halagar á Basilio, pretendían que no debía tratarse en
nombre de Basilio y de Ignacio partieron á ponerse de acuer- un concilio de la gloria de los hombres sino de la gloria de
do con el Papa sobre la conducta que debería observarse con Dios; en medio de este inesperado conflicto, lo mas que
los sacerdotes y obispos que abrazaran el partido de Focio, pudo obtenerse de los legados para que una miserable cues-
con encargo al mismo tiempo de entregar al Sumo Pontífice tión de etiqueta no retardase la conclusión de tan impor-
un ejemplar de las actas del concilio en que fué condenado tante asunto, fué que firmasen bajo la condición de que el
el papa Nicolás. Este libro fué examinado con toda impar- Papa aprobase su conducta; hízose asi en efecto, y «mque
cialidad de orden del Papa, y encontrándolo Heno de calum- el Sumo Po;ntífice ratificó lo obrado por sus legados, este
nias y mentiras fué quemado y condenado su autor por triste incidente hirió el amor propio de Basilio, y desde
tercera vez. Siguiendo la opinión de los obispos del sínodo, el entonces concibió cierto odio, que no abandonó su alma
Papa, juzgando necesaria la reunión de un concilio ecuméni- hasta el fin de sus dias, hacia el nombre latino; los olñspos
co , eligió á dos obispos para presidirle en su nombre: los dos griegos valiéndose de estas disposiciones del emperador, no
legados enviados para el futuro concilio partieron de Roma tardaron en decir que por este último hecho la iglesia dte
para Constantinopla, con los embajadores de Basilio y de Oriente se habia convertido en esclava de la iglesia roma-
Ignacio, siendo muy bien recibidos por el emperador. na: que los legados anunciarían al Occidente entero la ser-
En la iglesia de Santa Sofía de Constantinopla se celebró vidumbre en que habia caído la iglesia de Constantinopla;
el octavo concilio general que abolió el pernicioso cisma que y estas insinuaciones, hábilmente dirigidas al emperador,
Focio había empezado en Oriente, y que habia ya separado tuvieron todo el efecto que sus autores esperaban; cada día
de la unidad católica un considerable número de igltesias. veía Basilio con mayor repugnancia la jurisdicción de la
Abierto el concilio se trató de reducir á Focio á dar su di- iglesia romana sobre las demás.
misión sin necesidad de usar de medidas de rigor; mas la Otro suceso vino á apresurar el momento en que toda
resolución de aquel fué inflexible: el poder civil que se habia armonía debía cesar entre las dos iglesias. Los búlgaros,
anido á la autoridad de los padres del concilio, nada pudo convertidos á la fé de Jesucristo, pidieron al Occidente obis-
tampoco contra su negativa; preciso fué proceder á su con- pos que les instruyesen en los elementos de la religión juntd
denación. Leyéronse en su presencia y en la de sus parti- con los sacramentos de la iglesia; los griegos pretendieron
darios las bulas de los Papas y las actas del juicio pronun- que debían dirigir esta petición á su patriarca , apoyándose
ciado contra ellos en los dos concilios celebrados en Roma; en que hallándosesRuada la Bulgaria entre el Danubio, )á
leyóse en seguida el acto auténtico, en el cual los dos lega- fracía, la Servia y el Ponto-Euxino, debía depender de!
dos pedían la ejecución de aquel juicio, y acto continuo el patriarca de Constantinopla y de ningún modo de lospontí-
mismo diácono leyó en alta voz los anatemas pronunciados fiees de Roma. En este estado el rey Miguel, con Objeto dé
contra Focio en el concilio de Rom«, bajo el pontificado de librarse de Itfs iitrportunidades de los griegos, envió élt^-
Adriano, anatemas renovados en aquel propio concilio con- jadoíes á Cotfstán'tinopla para qrie decidieran la cuestfóffcínc»
tra el mismo Focio y contra todos los que participaseii de sus patriadcás (^ue se encontraban entonces én la capital pterttf-i
eiTór^. En la sesión octava tenida el día 5 de noviembre, n*h»ente, ó representados por sus Comitente». & éttípérá'-
se entregaron al fuego los escritos firmados por muchos obis- dót, que deseaba que la Bulgaria dependiese d*l piátriaTcado
pos obtenidos por Focio á firt de sostener su partido, y dé eonsismtinopla, recibió en áUdienciíi * *68 éttibajadóréig
¿ttándotfodas las cuestiones sometidas á la decisión del cón- búlgaros, tres días después de cefrado éi «WcWío, halMn^
cHió fuerotí resueltas y terminadas, quisieron los legados átíse presentes los legados del Papa, el patriarca Ignacio y
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los vicarios de Oriente, Esta conferencia no dio resultado de muchos hombres ilustrados; reunió un sínodo y les leyó
alguno; los legados, en nombre del Papa , se opusieron fir- las cartas que escribía al emperador y á Focio, las cuales
memente á las exorbitantes y cismáticas pretensiones de los decían sustancialmente: que teniendo poder para dispensar
griegos, los cuales contestaron: «Es muy estraño que vos- los decretos de los concilios y délos papas sus predecesores,
otros, romanos, después de haber sacudido el yugo del le- cuando concurrían para ello razones legítimas, juzgaba útil
gítimo imperio de los griegos para entregaros á los franceses, á la iglesia usar en aquella ocasión de su poder, con la con-
pretendáis aun tener jurisdicción en los Estados del empe- dición empero, de que colocado otra vez Focio en la sede
rador nuestro amo. »A esta esplícita manifestación, los lega- patriarcal de Constantinopla, renunciaría á sus pretensio-
dos opusieron el derecho de la Santa Sede, y dirigiéndose nes en cuanto á la jurisdicción sobre la Bulgaria, y que ade-
al patriarca Ignacio, le declararon criminal si trataba de más pediría públicamente perdón de sus faltas. Indecible
ejercer acto alguno de jurisdicción en el pais de los búlga- alegría causó esta resolución á Focio y se apresuró á gozar
ros, apoyando sus palabras en unacartaque hablan recibido del favor que por todas partes le sonreía. Habiendo hecho
del Papa acerca de este asunto, y cuyo sentido concordaba participar de sus miras á los legados del Papa, su primera
perfectamente con las pretensiones de los legados. El em- idea fué hacer anular el concilio ecuménico de Constanti-
perador concibió un vivo despecho al ver el resultado del nopla , y reunir otro cuyos decretos fuesen favorables á su
asunto; mas supo disimularlo por entonces. ambición. Verificóse como lo deseaba, y entre los hechos
Esta mala inteligencia entre los orientales y occidentales mas notables, débese mencionar la lectura de las bulas
aumentaba todos los años, y Focioysus partidarios se apro- pontificias traídas por los legados del Papa; estas bulas fue-
vecharon de ella para escitar nuevas turbulencias; en breve ron entregadas al patriarca para ser traducidas en griego;
fueron tan poderosos en Constantinopla como antes del úl- el traductor, que no era otro que el mismo Focio, desna-
timo concilio, y Basilio lejos de procurar restablecer la paz turalizó el sentido de ellas en lo que le concernía , y en los
en aquella iglesia, haciendo ejecutar los (lecretos del con- elogios que el Papa Juan VIH había prodigado á Ignacio,
cilio, se contentó con rogar al Sumo PontíGce que enviase anterior patriarca. Al regresar sus legados supo el Papa el
nuevos legados para pacificarlo todo. Partieron efectivamen- modo indigno como se había abusado de su último acto para
te los legados en nombre de Juan VIII, sucesor de Adria- abolir el concilio ecuménico de Constantinopla, y subiendo
no I I ; mas el objeto de su misión era mas que las turbu- al pulpito delante de un gran concurso de pueblo, pro-
lencias de Constantinopla, la Bulgaria, donde la iglesia nunció la escomunion de Focio y de sus partidarios; les
romana quería restablecer su jurisdicción; Focio, aunque despojóde todas sus dignidades yanuló las actas del sínodo,
desterrado, no ignoraba cuanto sucedía en la capital y cuanto en el cual los legados, olvidando su misión sancionaron
pasaba en el ánimo del emperador, y como hombre astuto con su presencia y esplícita aprobación hechos dignos de
que era, aprovechó estas circunstancias para hacer levan- anatema.
tar su destierro, para lo cual usó de una estratagema, que En 886 León subió al trono imperial de Constantinopla,
es siempre el gran recurso de los hombressagaces y adulado- y con él la fuerza de la unidad gerárquica, destruida por su
res. En su destierro, compuso sobre un pergamino cubierto antecesor, que masque los intereses de su conciencia y de
del polvo de muchos años, una historia profética del empe- la religión había consultado la ambición de su favorito. León
rador, de la ilustración de sus antepasados y de los desti- era ferviente católico; así es que su primer acto fué man-
nos del imperio, confiados á un hijo que la Providencia de- dar salir á Focio de la ciudad, relegándole á un monaste-
bía enviarle, cuya historia muy propia para halagar la vanidad rio, donde espiró poco tiempo después, y al mismo tiempo
del soberano y granjearse su benevolencia, fué remitida á que desterraba de su ciudad imperial á los autores del cisma,
Teofanes, bibliotecario de palacio é íntimo amigo de Focio, alzaba el destierro á los obispos y sacerdotes que Focio había
con encargo de manifestarla al emperador en un momento espulsado como contrarios á sus ambiciosos y cismáticos de-
oportuno. Este momento no tardó en presentarse; un dia signios. A Focio sucedió el príncipe Esteban, cuya elección
en que Basilio entró en la biblioteca, Teofanes le presentó aprobó el Sumo Pontífice, de modo que la unión entre
un libro cubierto de polvo en que se referían misteriosa- ambas iglesias quedó restablecida y el cisma enteramente
mente los destinos de su raza, diciéndole: «Estees el libro destruido.
mas precioso que tenéis: » al mismo tiempo le hizo creer que Hasta un siglo después no empezó la semilla sembrada por
era un libro sellado , y que solo Focio tenia poder para re - Focio á dar sus mortíferos frutos para la desgraciada iglesia
velar sus secretos. Escitada la curiosidad de Basilio, tanto de Oriente. Miguel, llamado el Celulario, fué el instrumento
mas en cuanto su vanidad era mayor, dio orden para que elegido por el infierno para causar á la iglesia de Dios la
se hiciera venir á Focio, el cual logró en breve colocarse mayor desgracia que la hubiese herido hasta entonces. Era
tan alto en la confianza del príncipe, que pudo considerarse Miguel de elevada cuna y de una ambición desmedida; lla-
como uno de los primeros poderes de la corte. mado á la sede patriarcal de Constantinopla por el empera-
En este estado de cosas murió Ignacio, patriarca de Cons- dor Constantino, fué ordenado contra las prescripciones
tantinopla; tres dias después Focio ocupaba su lugar, sos- canónicas, y temiendo que se negase el papa á ratificar su
tenido por el emperador, por la corte y por muchos obispos elección, resolvió á fin de alejar semejantes inquietudes,
de Oriente que parecían doblegar su fé con un bajo é in- desconocer la preponderancia de la sede romana, y negar-
digno servilismo á la voluntad de los soberanos; los que no le toda obediencia. Para ello consagró sus primetos años k
quisieron rendirse á los favores, fueron vencidos por la per- hacerse un numeroso partido en toda la estencion de su pa-
secución , careciendo de aquel valor que arrostra los peli- triarcado , lo cual no le fué difícil, pues desde Focio, Jos
gros y la muerte antes que la apostasía. Juan VIH aprobó patriarcas de Constantinopla habían ejercido una autoridad
la conducta de Focio, le recibió en su comunión y le resta- ilimitada y los pueblos se habían acostumbrado, por decirlo
bleció canónicamente en lasedeconstantinopolitana, acce- asi, á mirarles como los jefes de la religión, á pesar de que
diendo á los deseos del emperador que para este efecto no se hubiesen roto las relaciones con Roma.
había enviado embajadores cerca del Papa; sin embargo no Dos hombres notables por su saber ayudaron á Miguel al
tomó Juan VIH esta medida sin haber recurrido al consejo logro de sus deseos; León, obispo de Teridía, y Nicetas,
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religioso del monasterio de Studio. Por encargo de Miguel, ; perador Carlos para resistir á los normandos, que amena-
hizo este último un escrito contfa los ritos y usos de la zaban apoderarse de cuanto le restaba aun en Italia ; hizo
iglesia romana, y principalmente contra la costumbre de mas, consintió en escribir al Papa, de acuerdo con 3I em-
canonizar y de ofrecer el santo sacrificio de la misa con pan perador , suplicándole diese la paz á la iglesia ; y creyendo
sin levadura, lo cual junto con otras causas debia consumar León en la sinceridad de estos deseos, envió legados á Cons-
el cisma. Miguel hizo mas aun, condenó públicamente la tantinopla para terminar la cuestión. El emperador y el
iglesia romana, como corrompida enteramente en su doc- patriarca recibieron á los legados con mucha distinción ;
trina, en sus usos y costumbres, y prohibió toda comuni- Nicetas condenó él mismo, en su presencia, el escrito que
cación con el Papa; prohibió también á los latinos celebrar habia publicado contra las costumbres de la iglesia romana,
el santo sacrificio en las iglesias que tenían en Constanti- mas como Miguel no quiso arrepentirse de su pasada con-
nopla, y los que se resistieron á someterse á tan injustas y ducta ni tratar con los legados de los medios de conciliación,
cismáticas prescripciones fueron desterrados ó condenados aquellos viendo inútil ya cualquier tentativa de pacifica-
á los tormentos y á la muerte. ción, se dirigieron á Santa Sofía, y allí, en presencia del
León IX, entonces jefe supremo de la iglesia, se esforzó pueblo y del clero que se disponía para celebrar los santos
aunque en vano en desviar á la iglesia oriental del camino misterios, declararon escomulgado al patriarca Miguel,
que debia conducirla á su ruina; su carta á Miguel es un colocando sobre el altar la bula de escomunion que conte-
monumento de celo pastoral y de amor á la paz. Recibióla nia sustancialmente todos los errores de que se habia hecho
Miguel con cierto respeto, obedeciendo sin duda las órdenes el propagador.
del emperador, el cual tenia necesidad del Papa y del em-

Estudios históricos sobre la Alemania.


XIll.

BASILEA Y ZIRICH.

Aunque toda la parte del norte de ia Suiza, pertenezca ya cabeza coloca un ángel un morrión alemán , hunde el
en rigor á la confederación helvética , por su posición geo- hierro de su lanza en la garganta del dragón que se retuer-
gráfica, por el idioma de sus naturales, costumbres y oríjen, ce sobre un plinto compuesto de repugnantes vegetales.
es naturalmente alemana; asi es que nos permitirá el lector La portada de la izquierda es un hermoso poema-nove-
que la incluyamos en nuestro estudio general de la patria la. Bajo la archivolta hay los cuatro evangelistas; y á
alemana. Basilea, la ciudad mas próxima al Itbin, debe lla- derecha 6 izquierda, todas las obras de misericordia figura-
mar en primer lugar nuestra atención , asi como de su ca- das, en pequeñas sillerías sobrepuestas, encumbradas entre
tedral es de lo primero que nos place ocuparnos. dos pilares y coronadas de un arquitrave. Esto forma dos es-
A primera vista la catedral de Basilea choca é indigna. pecies de pilastras en cuya parte superior un ángel glorifi-
Primeramente carece de vidrieras, está pintorreada de ro- cador toca la trompeta. El poema termina con una oda. Ün
jo subido, no solamente en lo interior lo que es de derecho, rosetón bizantino completa esta portada , y durante un her-
sino también lo esterior , lo que es indigno; y esto desde el moso dia de sol, es este un cuadro encantador engastado
pavimento de la plaza hasta la veleta; de tal manera, que en un marco soberbio.
las dos flechas , que el arquitecto del siglo xv habia hecho La portada de la derecha es menos curiosa, pero comu-
admirables, tiene al presente el aspecto de dos chirivias nica con un noble claustro del siglo xv, pavimentado , ar-
huecas. No obstante, pasado el primer arrebato de cólera, tesonado y adornado de piedras sepulcrales, que tiene cier-
se mira la iglesia y hay en ello un verdadero placer. Tiene ta analogía con el admirable claustro de Saint-Wandrille,
restos magníficos; el tejado con tejas de color, tiene su ori- tan estúpidamente destruido, ignoramos porque inepto ma-
ginalidad y su gracia; la armadura interior es de poco in- nufacturero. Los sepulcros se hallan por todas partes bajo
terés. las ojivas de atrevidos cruceros; allí se ven losas ricamen-
Las flechas flanqueadas por escaleras-linternas, son lin- te adornadas, unas son de piedra común , otras de mármol,
das. En la fachada principal hay cuatro curiosas estatuas otras de bronce; todas en un estado lastimoso ; el musgo
de mugeres: dos mugeres santas reflexionan y leen , y dos come el granito , el óxido el bronce. Es una confusión de
locas apenas vestidas, mostrando sus bellos hombros de sui- todos los estilos que se han usado desde quinientos años á
zas, robustas y gordas, burlándose é injuriándose con Iotas esta parte, y que demuestra la ruina de la arquitectura.
risotadas desde ambos lados de la gótica portada. Este modo Todas las formas de este gran arte están allí, mezcladas
de representar al diablo es nuevo é ingenioso. Dos santos confusamente , chocándose por los ángulos, demolidas las
ecuestres, San Jorge y San Martin figurados á caballo, y de unas por las otras, como sepultadas en las tumbas: la ojiva
mayor magnitud que la natural, completan el conjunto de la y el cintro macizo , el arco rebajado de Carlos V , el fron-
fachada. San Martin parte su capa con un pobre, que tal tón escotado de Enrique III, la columna de Luis XIII y la de
vez no seria otra cosa que una mala manta de lana , y que Luis XV. Todos esos caprichos sucesivos del entendimien-
ahora trasfigurada por la limosna , es de mármol, de gra- to humano, colocados en la pared como los cuadros en un
nito , de jaspe, de pórfido, de terciopelo, de raso , de púr- salón , guarnecen los epitafios. Una sola idea sobresale en
pura , de moaré de plata, de brocado de oro, bordada de el centro de esas brillantes creaciones del arte •• la muerte.
perlas y diamantes, cincelada por Benvenuto, esculpida Al rededor de esta idea , florece la varia y rica vegetación
por Juan Goujon , pintada por Rafael. San Jorge sobre cu- de la arquitectura. En el centro del claustro, hay un peque-
y 286 M
ño patio cuadrado lleno de aquel hermoso césped que se del cual descuella una linda torrecilla-garita del siglo xv.
forma sobre la tierra que cubre los muertos. En el interior Las dos ciudades orlan primorosamente al Rhin por «ftütf-
déla iglesia, además délas tumbas, vése una sillería de bos lados con bordaduras de frontis tallados, de fachadas
madera délos siglos xv y xvi. Estas pequeñas obras de ma- góticas, de tejados con veletas, de torrecillas y miradores.
dera cincelada son para el observador atento, otros tantos Esta guarnición de casas antiguas, se repite sobre el Rhirt y
libros muy divertidos: cada asiento es un capítulo. La vese al revés en él. El puente reflejado toma el estraño as-
grande siflerfa de Amíens es la iliada de esas epopeyas. pecto de una grande escalera echada de una orilla á ottst.
El pulpito que es del siglo xv , sale del pavimento como Bosquecillos espesos de árboles y una multitud de jardiiíefe
un gran tulipán de piedra, enredado bajo una red de ines- suspendidos en las delanteras de las casas, se confunden con
tricables molduras. Se ha puesto á esta bella flor un torna- los zigzacs de todas estas viejas arquitecturas. Los tejados
voz absurdo como en Friburgo. En general el calvinismo, de las iglesias, lastorresde los recintos fortificados, forinan
ignoramos si con mala intención , ha echado á perderesta gruesos nudos á los cuales se enlazan de vez en cuando las
pobre iglesia, la ha pintorreado, ha blanqueado las ven- caprichosas líneas que corren en tumulto de los campana-
tanas , ha cubierto con una balaustrada el orden hermoso rios á los frontis, de los frontis á las linternas. Todo esto
de los altos espacios de la nave, y además ha esparcido ba- ríe, canta, habla , está quieto, salta, se arrastra, corre, bai-
jo aquella bella bóveda católica, cierta atmósfera puritana la , brilla en medio de una alto marco de montañas que no
que incomoda. La vieja catedral del príncipe-obispo de Ba- se abre al horizonte sino para dejar paso al Rhin.
silea , el cual tenia por armas campo de plata y báculo de La ciudad abunda en esquisitas fantasías, en puertas bien
sable, no es hoy sino un frió templo protestante. imaginadas, en estravagante ferretería y en construcciones
Sin embargo el metodismo ha respetado los capiteles ro- curiosasde todas las épocas. Hay entre otras un gran edificio
manos del coro, que son los mas misteriosos y notables; ha que sirvió de cochera á una empresa de diligencias, y que
respetado la cripta colocada bajo el altar, en que hay pila- tiene en todos los balcones, postigos, puertas y ventanas nu-
res del siglo XII y pinturas del xiii. Allí yacen , sobre el dos gordianos de molduras cortados á menudo por el arqui-
sombrío pavimento de esta cripta, como si fuesen unos tecto, y las mas estrañasdel mundo. En ninguna parte he-
perros dormidos, unos monstruos, de una deformidad qui- mos visto cosa semejante. La piedra está torcida y trenzada
mérica , arrancados no sabemos de que antigua iglesia que como los mimbre*. Pueden verse las ansas de cestas en
ha desaparecido; son tan espantosos, que se anda en me- Normandía; pero para ver el cesto entero es preciso ir á Ba-
dio de la sombra, á su alrededor, con cierto miedode que silea. Cerca de este edificio, está la antigua casa de los arme-
dispierten. ros, bella construcción del siglo xvi, con pinturas en la
Al que lo solicita , se le muestran los archivos de su ca- fachada, en las que Venus y la Virgen están impropiamen-
tedral. Hé aquí lo que son esos archivos: un cofre inmen- te reunidas.
so de madera esculpido del siglo xv, magnífico, pero vacío. La casa de la ciudad es^de la misma época. La fachada co-
Al entrar en el aposento de los archivos, se oye un bostezo ronada por un hombre de armas empenachado, que tiene
espantoso, es el gran cofre que se abre. Un vasto armario en su brazo el escudo de la ciudad, seria bella si no estuviese
de la misma época, con mil cajones. Si se abren dichos ca- pintorreada (¡por supuesto de encarnado!) y, lo queesmas,
jones, vése que todos están vacíos. En algunos hay peque- adornada deespantosos personajes pintados, puestosde codos
ños grabados representando á Zurich, Berna, el monte Rigi á un balcón figurado que es del estilo gótico de 1810. El pa-
etc.; en el mas grande hay una imagen de algunos hombres tio interior ha sufrido el mismo pintorreo. La grande es-
agrupados al rededor de una lumbre; por bajo de estas calera tiene dos estatuas: la una que está abajo, es un her-
figuras que son del gusto mas suizo posible, se lee esta ins- moso guerrero del renacimiento que tiene la pretensión
cripción: Bivac de los gitanos. Añádese a esto algunas bom- de representar al cónsul Munacio Planeo; la otra que está
bas viejas de hierro puestas en el apoyo de una ventana , arriba en el rincón de la imposta de un arco rebajado, es un
una maza de armas, dos venablos de boj que usaban los alguacil de la ciudad que tiene una carta en la mano; está
suizos que acaso amartillaron á Carlos el Temerario bajo sus pintado vestido por mitad de negro y blanco que es el bla-
cuatro hileras de clavos dispuestos en forma de quijada de són de la ciudad, y la carta bien doblada , con su lacre en-
tiburón, medianas reproducciones de la danza de la Muer- carnado. Este alguacil de ciudad gótica ha sobrevivido á to-
te de Juan Klauber, destruida en 1805 con el cementerio das las revoluciones de Europa. Se le encuentra ya e» la
de los Dominicos; una mesa cargada de fósiles de la Selva posada, ya por la ciudad, de carne y hueso, precedido de
Negra ; dos ladrillos de loza bastante curiosos del siglo xvi; su hombre de armas llevando una espada; lo que hace reir
un almanaque de Lieja antiguo, y sé iendrá una idea del de veras á los sabios de café.
archivo de la catedral de Basilea. Para llegar á estos archi- Al entrar en la casa municipal, vése un aposento en que
vos hay que atravesar una verja negruzca, de muchos bar- hay una escalera de caracol de las mas esquisitas; después en
rotes, retorcida, y sabiamente enredada, que tiene cuatro- una sala toda de encina pulimentada, con bellas vidrieras en
cientos años. En su sombrío follaje de hierro, se ven posa- las ventanas, hay una soberbia puerta del renacimiento en el
dos acá y acullá pájaros y quimeras. punto en donde colocamos nosotros generalmente la chime-
De lo alto de los campanarios se disfruta de una vista ad- nea. Aquí como en España, como en Alemania, no hay
mirable. A sus pies tiene el viajero el ancho y verde Rhin á chimeneas, sino braseros.
la profundidad de trescientos cincuenta pies; á su alrededor Sobre la escalera de esta casa de la ciudad, hay uii fresúo
el gran Basilea, delante el pequeño Basilea, pues el Rhin curioso del Juicio final que es de) siglo vi. 6ie liiAgun modb
ha hecho de la ciudad dos pedazos; y, como en todas Isfe se puede abandonar á Basilea sin visitar la Biblioteca. Sítbíh
ciudades cortadas por un rio, un lado se ha desarrollado á do es que Basilea es para tos Holbéin, lo que Francfort pam
espensasdel otro. En París es la orilla derecha, en Basilea la los Alberto Durero. En la BiMioteca én efecto no se vé ittts
orilla izquierda. Los dos Basileassé comunican por un largó qneHoíbein; allf está Lulero, altt « « Brasmo, allí eis«
puente dema Jera maltratado á menudo por el Rhin que rio Melanchthori, Catalina de B*í*, Httibein mismo; allí está Ik
tiene pilares de piedra sino en un solo lado y en el centró muger de Holbein, h^níósa ítiátttltíi. de unos «aárentt
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años, encantadora Mfivía, que ha llorado y que medita nubes, todos los húmedos resplandores de la mañana. Se
entre sus dos hijos pensativos, que os mira como una mu- deja á la izquierda Creuzach , cuya alta torre, con su blan-
ger que ha sufrido y que sin embargo os dan deseos de dar- co reloj, se vé desde los campanarios de Basilea ; después
le un beso en su hermoso cuello. Allí está también Tomás se atraviesa Augst. Augst, he aquí un nombre bárbaro ;
Moro con toda su familia, con su padre y sus hijos y con su pues bien , este nombre es Augusto. Augst es una ciudad
mono, porque el grave canciller tenia pasión por los monos. romana, la capital de los Rauracos, la antigua Baurica , la
Y además hay dos pasiones, la una pintada, la otra hecha á antigua Augusta Kaucacorum, fundada porel cónsul Muna-
pluma; dos Cristos muertos, admirables cadáveres que ha- cio Planeo, al cual los de Basilea han erigido una estatua
cen estremecer. Todo esto es de Holbein ; todo es bellísimo en la casa del ayuntamiento, con epitafio redactado por un
por su realidad, por su poesía é invención. Siempre hemos soberbio pedante que se llamaba Beato Renano. Hé aquí,
querido á Holbein; encuéntrase en su pintura las dos cosas puede esclamar el pensador, una grandiosa gloria y una pe-
que mas conmueven: la tristeza y la dulzura. queña ciudad. Con efecto, la Augusta Raucacorum no es al
Además de los cuadros, la Biblioteca tiene diferentes mue- presente sino una magnífica decoración para una zarzuela
bles; muchos bronces hallados en Augst, un cofre chino, suiza. Un grupo de pintorescas cabanas colocado sobre una
una tapicería de Venecia, un prodigioso armario del si- roca, dentro de un recinto formado por dos puertas-forta-
glo XVI, (por el que han ofrecido hasta 48,000 rs., dice lezas; dos puentes enmohecidos, bajo los cuales pasa galo-
el cicerone), y en fin la mesa de la Dieta de los trece can- pando un murmurador torrente, el Ergolz, que desciende
tones. Es una mesa magnífica del siglo xvi, sostenida de la montaña separando las ramas de los árboles; un atro-
por güebros, leones y sátiros con el blasón de Basilea, cin- nador ruido de ruedas de molinos; balcones de madera con
celada con las armas de los cantones, incrustada de estaño, entretejidas y alegres parras, un viejo cementerio en que se vé
de nácar y marfil; mesa al rededor de la cual meditaban al pasar un sepulcro estraño del siglo iv y que parece se va á
aquellos landamans temidos de los emperadores; mesa que desplomar sobre el Rhin, con el cual está lindante; hé aquí
hacia leer á aquellos conductores de hombres esta solemne Augst, heaquíRaurica, he aquí Augusta. El suelo está todo
inscripción; supra naturam prwslo esl Deus.—La Biblioteca revuelto por las escavaciones. Se sacan de ellas muchas es-
de Basilea está mal cuidada; los objetos están colocados co- tatuitas de bronce de las que la biblioteca de Basilea se en-
mo conchas de ostras. Vése sobre un baúl un pequeño cua- riquece. Media hora mas lejos, sobre la otra orilla del Rhin,
dro de Rubens que está allí derecho entre un montón de aquella linda cinta de casas viejas de madera, cortada por
libróles, y que ha debido caer ya muchas veces el suelo se- una cascada, es Warmbach; y mas allá, después de media
gún lo indican las quebraduras del marco. Comprenderase legua de árboles, barrancos y praderas, se abre el Rhin;
por lo dicho que hay un poco de todo en esta Biblioteca: en medio del agua se vé una gruesa roca cubierta de ruinas
cuadros, muebles, telas raras; también hay algunos libros. y unida á las desorillas por un puente de madera cubierto,
El camino que conduce de Basilea á Zurich costea duran- de una hechura singular. Una pequeña ciudad gótica eri-
te medio cuarto de legua las viejas torres de la ciudad. No zada de torres, almenas y campanarios, baja en desorden
hemos hablado aun de las torres de Basilea, sin embargo son hacia este puente; esta ciudad esRIiinfelden,militar y reli-
notables, todas de forma diferente, separadas las unas de las giosa, una de las cuatro ciudades florestales, lugar célebre
otras por un recinto almenado apoyado sobre un foso for- y encantador. Esta ruina en medio del Rhin , es el antiguo
midable en que la ciudad de Basilea cultiva con éxito la castillo que se llama la Piedra de Rhinfelden. Bajo este puente
patata. En tiempo de los arcos y de las flechas, este recinto que no tiene sino un arco además de la roca, por el lado
era una fortaleza temible, hoy no es sino una tapia. Las en- opuesto á la ciudad, el Rhin no es un rio sino un abismo.
tradas de la ciudad se hallan todavía adornadas de aquellas Muchos barcos se pierden allí todos los dias. —Un cuarto
magníficas verjas del siglo xvi, cuyos ganchosos dientes de hora debe detenerse el viajero en Rhinfelden. Las mues-
guarnecen la parte superior de las puertas, de tal manera, tras de las posadas se ostentan colgadas en enormes barras
que al salir de una torre croe uno haber salido de la boca de de hierro con labores las mas caprichosas del mundo. La
un monstruo. calle mayor está adornada con una fuente cuya columna
Casi todas las entradas del gran Basilea son puertas for- sostiene un noble hombre de armas que á su vez sostiene
talezas de hermosa forma, sobre todo la que conduce al po- las armas de la ciudad en su brazo elevado arrogantemente
lígono, hermoso torreón de tejado piramidal flanqueado por por encima de su cabeza.
dos torrecillas, adornado de estatuas como la puerta de Á'i- Desde Rhinfelden hasta Bruck, continúa siendo encanta-
cennes y la antigua puerta del viejo Louvre. Es por demás dor el paisage , pero el anticuario nada tiene que observar
decir que ha sido raspado, cepillado, revocado y pintor- como no sea mas curioso que arqueólogo, mas paseante de
reado (de encarnado). Son curiosos dos arqueros esculpidos caminos reales que v.iajero.
en las almenas. Apoyan en el muro sus plantas con sus Cuando se viaja por la llanura , el interés del viaje está
polainas y parecen sostener con enormes esfuerzos las armas en la orilla del camino; cuando se recorre un país monta-
de la ciudad, tan pesadas son. Cerca de esta puerta hay ñoso , está en el horizonte. La orilla del camino que recor-
una deliciosa fuente del renacimiento que se halla cubierta remos, es admirable en la estación de otoño y en este pais.
de cañones, morteros y de pilas de balas esculpidas al re- Las praderas están salpicadas de flores azules, blancas,
dedor de su pilón y que como un pajarillo vierte su agua amarillas, violadas, como por la primavera; magníficos
cantando. Esta pobre fuente se halla vergonzosamente mu- zarzales raspan al paso la cija del cuche; taluces perpen-
tilada y degradada ; la columna central estaba cargada de diculares imitan la confirniracion de las montañas, y chorros
esquisitas figuras de las cuales apenas quedan ya mas que de agua de una pulgada de grosor ¡¡arodian los torrentes;
los forros y tal cual brazo ó pierna. ¡Pobre obra maestra por todas partes las aranas de otoño han tendido sus ha-
violada por todos los soldados del arsenal!—Pero volvamos macas entre las puntas de los espinos; el rocío rueda en
al camino de Basilea á Zurich. ellas como gruesas perlas. Y además ¡qué escenas tan pa-
Durante cuatro horas, hasta Rhinfelden, costea al Rhin triarcales! Cuando nosotros pasamos cercadeKhinfe'den, tres
por medio de un valle Ciicanlador en el que llueven , de las hombres estaban herrando una vaca; en Augst, un pobre
^ 28S se
árbol deforme, apoyado en una horquilla, servía de caballo el Aar viene de los lagos de Thun y de Brienz, y trae las
á los chiquillos de la aldea, pilluelos que tienen á Roma cascadas del Grimmsell; el Reuss viene del lago de los Cua-
por abuela. Cerca de la puerta de Basilea un hombre sacu- tro Cantones, y trae los torrentes del Rigi, del Windgalle
día el polvo á su muger, cosa que hacen los vasallos como y del monte Pilatos. El Rhin lleva todo esto al Océano.
los reyes. ¿No decia Buckingham á madama de Chevreuse El aspecto que de lejos ofrece Brugg es encantador. Es
que «habia amado á tres reinas y que se habla visto obliga- uno de los mas maravillosos revoltijos de tejados, de torres
do á gobernar á las tres?» A cien pasos de Frick , vimos y de campanarios que hemos visto en nuestra vida.
una colmena colocada sobre una tabla encima de la puerta Con su adorno de cintas sobre la frente, menos exagerado
de una cabana; los labradores entraban y sallan por la que en Friburgo, su coraza de terciopelo negro atravesada
puerta de la cabana; las abejas entraban y sallan por la de cadenas de plata, y de filas de botones, su corbatín de
puerta de la colmena; hombres é insectos cumplían con lo terciopelo con sus puntas bordadas de oro ajustado al cuello
dispuesto por la Providencia. como la valona de hierro de los caballeros, su jubón pardo
Todo esto divierte y encanta. En Friburgo olvidamos por con numerosos pliegues y su rostro despejado, las mugeres
largo tiempo el inmenso paisaje que teníamos á la vista, por de Brugg parecen todas lindas; muchas lo son. Los hombres
el cuadro de césped en que estábamos sentados. En una pe- van vestidos como nuestros albañiles los días de incienso,
queña elevación silvestre de la colina, también habia todo un y e^tán horribles. Comprendemos muy bien que haya ena-
mundo. Los escarabajos caminaban lentamente bajo las fi- morados en Brugg ; lo que no comprendemos que haya
bras profundas de la vegetación ; flores de cicuta aparaso- enamoradas.
ladas imitaban los pinos de Italia; una larga hoja, semejante La ciudad, limpia, sana,de hermoso aspecto, compuesta
á una vaina de guisante entreabierta, dejaba ver hermosas de lindos edificios casi todos con labores, no es menos ape-
gotas de lluvia como un collar de diamantes en un estuche titosa interior que esteriormente. Lo singular es que los dos
de raso v e d e ; un pobre abejorro mojado, vestido de ter- sexos, en sus reuniones del domingo, representan el juego
ciopelo verdi-negro, subia trabajosamente á lo largo de una de Alfeo y Aretusa. Si es dia festivo cuando atraviesa el
rama espinosa ; espesas nubes de mosquitos le ocultaban el viagero la ciudad , vé á todas las mugeres á la puerta del
dia ; una campanilla azul estaba temblando al viento y toda Puente y á los hombres en el otro estremo de la calle , á
una nación de pulgones se habia cobijado bajo aquella enor- la puerta de Zurich. En el campo no se mezclan tampoco
me tienda; cerca de un charco de agua que no contenia la los sexos; se encuentra un grupo de hombres, después un
que cabe una cubeta, veíamos salir del lodo y torcerse grupo de mugeres; esta costumbre que observan hasta los
hacia el cielo, aspirando el aire, una lombriz semejante á los mismos niños, es general en todo el cantón y se estiende
pythones antidiluvianos, y que acaso tiene ella en el uni- hasta Zurich. Es cosa estraña; pero como muchas cosas es-
verso microscópico su Hércules para matarla y su Humboldt trañas, es una cosa sabia. En este país de savia y de belleza,
para describirla. En suma este universo es tan grande como de naturaleza exuberante y de hábitos esquisitos, la vita-
el otro. Nos suponíamos otro Micromégas; nuestros esca- lidad tiende á hacer emprendedores á los hombres, el trage
rabajos eran gigantescos megaterios, nuestro abejorro un hace á la muger coqueta ; interviene la costumbre, separa
elefante alado, nuestros mosquitos águilas, la cubeta de los sexos y pone una barrera.
agua un lago, y los tres manojos de yerba una selva virgen. Este valle por lo demás no es solo un confluente de ríos,
En Rhiníelden se deja el Rliin y no se le vuelve á ver mas es también un confluente de trages. Se pasa el Reuss y la
que un instante en Sekingen ; fea iglesia, puente de madera coraza de terciopelo se convierte en un corpino de damasco
cubierto, ciudad insignificante en el fondo de un delicioso floreado, en medio del cual cosen un ancho galón de oro.
valle. Después corre el camino á través de risueñas aldeas, Se pasa el Limmat y el jubón pardo se convierte en rojo con
sobre una ancha y alta meseta al rededor de la cual se vé delantal de muselina bordada. Del mismo modo se confun-
saltar el rebaño mostruoso de las montañas. De repente se den los adornos de la cabeza; en el espacio de diez minutos
encuentra un bosquecillo cerca de una posada, se oye se encuentran lindas jóvenes con grandes y exorbitantes
á lo lejos el cencerro de las vacas y el camino se hunde en peinetas como en Lima, con sombreros de paja negra de
el esplendente valle del Aar. Ante todo se fija la vista en forma elevada como en Florencia, con su velo mantilla en-
el fondo del cielo y encuentra por línea estrema, cimas ás- cima de los ojos como en Madrid. Todas llevan un ramille-
peras, desiguales y vagosas, que creemos son las Cimas- te de flores naturales al lado.
Grises; después va al valle á buscar Rrugg, bonita ciudad El valle del Aar tiene dos encantadores broches uno que
apilada y apretada con una pintoresca ligadura de muros y lo cierra que es Badén y otro que lo abre que es Brugg:
almenas, con puente sobre el Aar; después sube á lo largo Badén está sobre el Limmat. Se sigue después una media
de una sombría cuesta y se detiene en una alta ruina. Esta hora la orilla de este rio, que hace un horrible estruendo
ruina es el castillo de Habsburgo, la cuna de la casa de en el fondo de un encantador barranco cuyos declives están
Austria. Merece una mirada la torre de la que voló el águila todos plantados de viñas; de improviso una puerta-torreón
de dos cabezas. con cuatro torrecillas cierra el paso ; debajo de esta puerta
El Aar obstruido por algunos rocas, divide en cabos y pro- se precipitan confundidas en el barranco casas de madera
montorios el fondo del valle. Este bello paisaje es uno de cuyos tejados parece que están deslizándose; encima entre
los grandes lugares de la historia. Roma se batió en él, la los árboles, se levanta un viejo castillo arruinado cuyas al-
fortuna de Vitelio holló allí la de Galba, el Austria nació en menas forman una cresta de gallo á la montaña. En el fon-
él. De ese torreón ruinoso, edificado en el siglo xi por un do, bajo un puente cubierto, el Limmat corre rápido so-
simple hidalgo de Alsacia llamado Radbot, desagua sobre bre un lecho de rocas y dá á las ondas una forma violenta.
toda la historia de la Europa moderna el inmenso rio de los Y además se percibe un campanario con tejas de color que
archiduques y emperadores. parece revestido de una piel de serpieote. Este es Badén.
Al norte el valle se pierde en una bruma. Allí está la En Badén hay de todo ; ruinas góticas, ruinas romanas,
confluencia del Aar, del Reuss y del Limmat. El Limmat aguas termales, una estatua de Isis, escavaciones donde se
viene del lago de Zurich y trae los deshielos del monte Todi; hallan muchos dados de los que sirven para jugar, una casa
X 2S9 ic
de ayuntamiento en la que han cambiado firmas el príncipe Ella corrige lo que el lago con las blanqueadas casas de su
Eugenio y el mariscal de Villars, etc. Hay en la plaza una orilla, tiene de demasiado risueüío. Las montañas hacen en
encantadora fuente del renacimiento coronada, como la de nosotros el efecto de tumbas inmensas: las bajas tienen negro
Khinfelden, por unaaltiva y severa figura de soldado. El agua sudario de malezas, las altas una blanca mortaja de nieve.
sale por la boca de un espantoso güebro de bronce que en- La ciudad debe agradar mucho á las personas que adoran
rosca su cola al rededor de la columna con que termina la las fachadas uniformes. Se están construyendo ahora edi-
fuente. Los romanos llamaban á las aguas termales de Ba- ficios soberbios, edificios cuya arquitectura recuerda la de
dén «las aguas habladoras,» aquce verbigenm. los templos griegos y la del cuerpo de guardia de un acapital
Son verdaderamente notables fas aldeas en el cantón de cualquiera. Por lo que á nosotros hace, si se aceptuan la
Zurich. Se componen de magníficas cabanas compuestas de portada romana de la catedral, algunas antiguas casas per-
tres compartimientos. A un estremo la casa délos hombres didas y como ahogadas entre las nuevas, dos agujas de igle-
que es de madera y albañileria, con sus tres órdenes de ven- sia y tres ó cuatro torres del recinto, de las cuales una que
tanas, con pequeños y redondos vidrios; al otro estremo la es redonda se parece al vientre pantagruélico de un burgo-
cara de los animales, establo y caballeriza, de madera ; en maestre , nada es digno de admirarse á Zurich. En vano se
el centro, el depósito de los carros y de los utensilios, cerrado buscaría la famosa torre de Wellemberg, que estaba en me-
por una gran puerta cochera; en el desván que es inmenso, dio del Limmat y que habla servido de prisión al conde de
el pajar y el granero: tres casas bajo un techo ; tres cabezas Habsburgo y al consejero Waldman, decapitado en 1488.
bajo un sombrero; hé aquí las casas de los labradores zuri- Zurich se llamaba en otro tiempo Turegum. El Limmat la di-
queses. Gomo puede verse son palacios. vide de dos ciudades: Zurich el grande, y Zurich el peque-
Zurich pierde visto de cerca, y se echan de menos los ño , que reúnen tres puentes, sobre los cuales se pasean fre-
vagos perfiles de la noche. Los campanarios de la catedral cuentemente los ciudadanos, dice Jorge Bruin de Colonia.
son ignobles, verdaderas mostaceras; casi todas las fachadas La viña está bien espuesta al sol. Son reputados el trigo de
están jarreadas y blanqueadas con lechada decaí. Pero el la- Zurich y el vino de Zurich.
go es bello, y á lo lejos la barrera de los Alpes es admirable.

Estudios históricos.
LA DONCELLA DE ORLEANS.
Juana de Arco nació en 1410 en Domremi cerca de Van- fueron todas sus ocupaciones. Juana era hacendosa, ama-
couleurs al norte de Francia, en el tiempo de las mas gran- ble, sumamente religiosa, no gustando oir, ni hablar sino
des calamidades políticas que jamás sufrió la Francia, ha- de Dios y de la Virgen María, los únicos y tiernos objetos
biendo sido este pais por mas de veinte y cinco años el de su amor. Deberá también observarse en ella, para juzgar
espectáculo de toda suerte de perversidades. Garlos VI, rey del resto de su vida, que era tan tímida que bastaba ha-
frenético é incapaz de gobernar, entregó las riendas del go- blarle un desconocido para turbarla á punto de no poder
bierno á los príncipes sus tios, los que arrastrados por ambi- responder una palabra.
ción, zelos y odio uno contra el otro, formaron partidos que A media legua de su lugar habla un bosque llamado
se calumniaban y asesinaban sin respeto á Dios, al honor, ni Ghenu, en cuyo centro descollaba una magestuosa haya an-
á la humanidad. Hasta una parte del clero se dividió en dos tigua, y á donde el señor de! lugar daba todos lósanos una'
facciones implacables. Vendíanse públicamente los despojos fiesta á los mozos y mozas de Domremi, los que iban allí en
sagrados; y algunos sacerdotes abandonaron los altares y pompa campestre en el mes de mayo para bailar, cantar y
los religiosos sus monasterios, para tomar las armas. Todos divertirse inocentemente, y traer flores para la imagen de
los franceses, sin distinción, encarnizados unos céntralos la Virgen de Domremi; este último objeto era lo que movía
otros, parecían haber perdido todo miramiento por la pa- á la muchacha Juana para ir á aquella fiesta, porque nunca
tria, toda compasión por los que no eran de su opinión. £1 se juntaba con las otras en la danza. En este tiempo, y
príncipe heredero, todavía niño, fué proscrito poruña ma- cuando solo tenia trece años, dio los primeros indicios de
dre desnaturalizada, muger voluptuosa, esposa cruel, y la exaltación de su imaginación, teniendo un éxtasis á me-
traidora á la nación, entregando la parte que quedaba á un diodía en la huerta de su padre pareciéndole ver la figura
enemigo estrarijero que ya poseía la mitad. Los esfuerzos de y oír la voz del arcángel Miguel unas veces, y otra á Santa
los pocos subditos fieles al joven rey Garlos VII se concen- Gatalina y Santa Margarita. Debe observarse que se man-
traron en Orleans, donde estaban estrechamente sitiados tuvo siempre tan persuadida de la realidad de estas apari-
por un ejército inglés, orgulloso con sus continuadas victo- ciones, que ni los rigores de la prisión, la promesa de
rias por espacio de muchos años, é irresistible con los re- libertad, las amenazas de sus jueces, la presencia desús
fuerzos que constantemente recibía; y la guarnición y habi- verdugos, ni la vista de la hoguera, pudieron hacerla re-
tantes de Orleans iban ya á rendirse por falta de víveres, tractarse.
cuando apareció en la escena Juana de Are, á fines de Llegada Juana á la edad de diez y nueve años, sintió la
Febrero de 1429. voz que le anunciaba irá socorrer la plaza de Orleans; y
Juana de Are era una humilde aldeana, hija de un po- comunicó su misión al capitán Baudricourt. Admitida á la
bre labrador, y de una educación correspondiente á su clase presencia de este jefe le dijo delante de los oficiales que le
en aquellos tiempos, no habiendo aprendido jamás á leer ni rodeaban. «Que había recibido orden de su Señor para ir
escribir ; coser, hilar y cuidar algún ganado en el campo á librar á Orleans, proclamar al Delfin por rey de Francia,
TOMO III. 37
m 290 í-^
y conducirle á Reims para ser coronado.» «¿Quién es tu allije, y á la Francia del yugo con que la afrenta un ene-
Señor?» le preguntó Baudricourt. «Mi Señor, respondió migo. Déseme un ejército por pequeño que sea , y entonces
]a mucliac/ia,!^es el Rey del cielo.» El general no consintió daré á mi rey y á la patria lo que á mi patria y á mi rey
que fuese presentada al Delfín, pero Juana sin desesperar corresponden. Accedió el rey, y desde aquel instante todos
por esto reiteraba todos los dias su petición, iiasta que con- sus dias fueron señalados por renombrados hechos de ar-
fuso el jefe con la firmeza y simplicidad de la aldeana, la mas. El estandarte de Juana estuvo do quiera existia el pe-
mandó, acompañada de un caballero muy estimado á la ligro. En poco tiempo todas sus predicciones se cumplieron.
corte. Juana, antes de partir, se hizo cortar sa hermoso ca- Herida de un dardo en la defensa de Orleans, arrojó por
bello, se vistió de hombre, y dándole Baudricourt una carta su propia mano el arma mortífera á los ingleses. Carlos de-
de recomendación para el Delfin, le dijo que advirtiese el bía ser consagrado en Reims y Juana le abrió el camino.
peligro á que se esponia en el camino, porque no podia darle Cumplida la misión do Juana , solo faltaba coronarla con el
mas escolta que siete hombres. martirio. Efectivamente , ha-
«Si hay enemigos en el caaiino, biendo caido posteriormente en
respondió la doncella , Dios que manos de sus implacables ene-
es el que me envia , abrirá el migos, fué condenada á muerte
camino; yo he nacido solo para •> y subió á la hoguera con la re-
esta empresa.» «Vé, dijo enton- signación de una santa. (1)
ces el general, y suceda lo que El recuerdo de la heroica don-
sucediere.» cella permanece vivo en la mente
Después de haber caminado, de los franceses, y particular-
á fines del invierno, ciento y cin- mente para los orleaneses está
cuenta leguas por un pais ocupa- rodeado de un religioso prestigio.
do por el enemigo, y espuesta á En otro tiempo se veía en el an-
muchos pehgros, llegó la doncella tiguo puente de Orleans, en el
con su escolta, en 24 de febrero ángulo de las calles de Vielle-
del429,áChinon, donde el Del- Poterie y la Real, un grupo que
fin tenia su corte. Los señores de representaba á Carlos VII y Jua-
la corte eran de opinión que hi- na de Are, arrodillados ante
ciesen volver á su casa á aquella Nuestra Señora de la Piedad.
pobre muchacha ilusa sin oiría ; Este monumento sufrió muchas
vicisitudes: en 1567, cuando las
pero después de algunos dias de
conmociones religiosas, lo muti-
deliberación , fué resuelto que
laron, aun cuando después fué
entrase á la presencia de] rey,
reparado; mas adelante, habien-
donde repitió su misión de parte
do obligado la demolición del
de Dios. Omitiendo todos los inci-
puente antiguo, á que se quitase
dentes que ocurrieron en la corte
de aquel sitio, se colocó en el
con respecto á Juana, diremos Hotel-de-Ville , donde perma-
solo que el rey la escuchó con neció hasta 1771. Entonces ob-
respeto, y que todos admiraban tuvo Mr. Desfriches á fuerza de
su hermosura , la franqueza de su súplicas que se reconstruyese; pe-
alma, sus nobles miradas, y la ro algunosaños después en 1792,
simplicidad de sus respuestas, se destruyó para fundir cañones.
siempre exactasy frecuentemente La fiesta verdaderamente patrió-
sublimes; ella no tenia mas que tica del 8 de mayo, fué restable-
dos objetos y estos los espresaba cida en 1803, y en esta fiesta se
lacónicamente,—cumplir con la inauguró una estatua provisio-
orden de Dios, y salvar á la Fran-
cia.—El rey nombró una comi- ilIfliSlIi,
illfl I'
nal de Juana de Are, exactamen-
te igual á la que votó en 1843 la
sión de teólogos para saber si po- II I IPI!!
dia admitir lícitamente los servi-
liliiiiiiiiilillii llljl 11 1 II I municipalidad.
K.
cios de aquella muchacha; estos El monumento que puede ver-
¡a interrogaron varias veces, y se hoy en el centro de ia plaza
fMMw
últimamente le dijeron : « Noso- del Martron, y que es el que re-
tros no podemos aconsejar al rey, Estatua de Jnana de Aro. presenta el grabado, no se erigió
hasta 1803. Este es una estatua
solo sobre tu palabra, que ponga á tu disposición un ejército de bronce de ocho pies debida al talento de Mr. Gois. Des-
para que lo pongas en peligro. Danos una señal por la que (I) Es tama que .Merlin predijo mil anos antes la aparición de cstalieroiiia.
podamos conocer que vienes mandada por Dios. «-«Padres lié aquí csla profecía que liallamos en un autor contemporáneo.
Reverendos, respondió Juana, yo ala verdad, no he venido LA PIIOFECI.V DE JlEKLlN.
«Cuando el sol desciende al ocaso y empieza a LviUar la luna, doy co-
aquí para hacer milagros. Aquel Dios que desde su alto «nilenzoá mis cantos.
solio gobierna este mundo, me ha enviado al rey para salvar «l!n mis mocedades cantaba... y ahora que soy viejo canto todavía
la patria. Vosotros me pedís señales porque no queréis creer- «Poco importa lo que suceda ; lo que delie ser, esto será!
"Veo la Galla perdida por una muser... veo la Galla salvada por una vir-
me sobre mi palabra ; ia única señal que me ha sido dada gen de las Fronteras de Lorcna nacida junto á un frondoso bosque.
para mostrar que vengo de parte de Dios, es la promesa de «Veo en las fronteras do fcirenaun bosque sombrío, un bosque de árboles
seculares en el que crece, en torno de una límpida fuente, la yerba dlviní^
gq aqsilio poderoso, para lijjrar á Odeans del sitio que Iq que siega el druida pagrado con la seguí de pyq,
»; 2 9 1 ?^
cansa sobre un pedestal de nueve pies de alio por cuatro do • nada de bajos relieves, cuyo asunto está tomado de la -s'ida
ancho, revestida de mármoles de notable de belleza y ador- ! de la religiosa iieroína.

FisÍ4í¡ogia.
FLiXCIOM-s 1)K (.A GKNKUACIOX Y UKl'UliDK'.ClDN r.7\ TODOS LOS Sl:.nf:S,

IH.
Jiislinlo de la reprodiirriwi.
Todas las funciones cuyo cumplimiento exijo una rela- causas fuera preciso esplicar, pero sobre la cual nos halia-
ción con el esterior van acompaiíadas de una sensación in- riamos en la misma ignorancia que en todas las sensaciones
terna , que viene á ser como una centinela destinada para internas. En realidad , con respecto al sitio , el sentimiento
escitarnos al establecimiento de aquella relación. Asios que íntimo nada nos dá á conocer; ninguna parte hay que al
el iiambre en los tiempos oportunos nos estimula ú obliga parecer sienta mas que la otra , viniendo á consistir como
á tomar los alimentos necesarios; y en cuanto á lo que con- una especie de inquietud general. Sin duda los órganos ge-
cierne á la conservación de la especie, no fué la naturaleza nitales se hallan un poco escitados , pero no lo bastante pa-
menos cauta que en lo relativo á la conservación del indi- ra que con certeza puedan sor considerados como el sitio
viduo; tampoco quiso fiarse en nuestra razón por lo que de la sensación ; pudiendo depender el estado que esperi-
toca á la reproducción , desarrollando en nosotros un ins- mentan, de la conexión entre ellos y el sitio de aquella. En
linlo imperioso , una sensación interna que nos escita á cuanto á la causa, es tan difícil de determinar como la de
cumplir sus fines. Nadie puede poner en duda su realidad. los demás instintos. Se ha presentado como tal la detención
Nulo en la infancia , edad en que el hombre no puede r e - y permanencia del esperma en las vesículas seminales; pe-
producirse, manifiéstase de golpe en la pubertad , desarró- ro los eunucos tienen también deseos, observándose t a m -
llase con energía durante toda la juventud , prolóngase bién lo mismo en los libertinos exhaustos, y al contrario,
liasta lo último de la edad adulta , y desaparece por último aquellos deseos son casi nulos en los hombres robustos, pe-
en la vejez, cuando el ser ya no es apto para reproducirse. ro que son habitualmente castos; en la muger existe aquel
Este instinto es evidente sobre todo en los animales cuya sentimiento , y sin embargo su sexo no presenta secreción
generación no es posible sino en épocas determinadas del espermática. Se ha dicho que este sentimiento anunciaba
a ñ o , en tiempo del «zelo»; entonces predomina de tal la necesidad que tiene el aparato genital de entrar en a c -
modo en su sistema intelectual , que constituye casi un fu- ción , lo mismo que se desarrolla un sentimiento en el apa-
r o r , una manía, una inclinación irresistible que los so- rato locomotor para escitarnos al movimiento : pero aun
juzga. suponiendo admisible esta esplicacion , es todavía muy va-
Pero los naturalistas no están acordes acerca de su na- ga esta causa comparativamente á la de toda sensación e s -
turaleza y sitio. La mayor parte de ellos, viendo que su terna cualquiera.
aparición coincide con la edad en que el aparato geni- Asi que, considerando todas estas dificultades, y por otras
tal entra en acción , y que su energía es generalmente varias razones, muchos fisiólogos califican el sentimiento de
proporcional al grado de actividad de dicho aparato, creen que tratamos como un fenómeno cerebral, como una facul-
que es una sensación interna situada en los órganos ge- tad afectiva, esto es una dependencia de la psicología del ser.
nitales y que es á estos órganos, lo que la sensación i n - Tales son por ejemplo Cabanis y Uroussais , quienes, sola-
terna del hambre al estómago. En efecto, prescindien- mente en su teoría de las impresiones internas, hacen pro-
do de que en el curso de la vida, este instinto sigue la venir los materiales de los órganos de la generación. Ta!
suerte de los órganos genitales,, es decir, que se pronun- es sobre todo Gall , quien afecta una parte cerebral (el
cia cuando entra en acción y desaparece cuando no pueden cerebelo) á su producción , y entre las facultades primitivas
obrar , ts muy cierto que jamás se hace sentir cuando en la del alma, admite un instinto de la reproducción. Sin entrar
primera edad se ha verificado la castración. En este supues- aquí en pormenores, y prescindiendo del modo de filosofar
to , seria una verdadera sensación interna , cuyo sitio y del sabio autor del sistema craneológico , recomendaremo»
tan solo «como pruebas justificativas de la idea que consti-
« Veo un iiii!;i!l ile coi-úloas ala? , ludo i-esplaiuIcciOHto dn luz , (jiie tU'no en
PUS manos una corona, una corona real. Veo un caballo de guiM-ra lan blanco — «; I'l caballo de pucrra l;in blanco como la nieve era para la virgen
como la nievo. Veo una armadura tanbrillanleconio la plata ¿ \ quiíhi esUiíi a guerrera:.. Para ella era la armadura de batalla tan brillante como la pla-
desuñados esla corona real, este caballo y esta armadura? 0 ta Pero ;. para quién la corona real ?
i> l.a Francia, perdida por una nuiger. será salvada por una virgen de las «ba Galla perdida por una muger, seia salvada por una virgen de las fron-
"íronlcrasdc l.orena, nacida junio aun bosque frondoso. « leras de l.orena , nacida en las márgenes de un froi.iloso bosciuc.
« ¿ A quién están destinados osla corona real, este caballo y esla armadu- «Para la guerrera el cabnllo y la armadura. Pero ;, para quién la corona
ra?-¡ülil ¡Cuánta sangre! ¡cómo mana, cómo corre á torrentes! ^Oli' « real'.' Kl ángel de cenileas alas la tiene en sus manos.
¡Cuánta saní-TB veo, cuanta sangro! «l.a sangre ha cesado de manar á torrentes ; ya no brlHa el rayo , cesó cf
«¡Cómo humea! Sube su vapor.... sube al cielo como una niebla de otoño II mugido déla tempestad.
en la que se rra^ua el rayo y muje la tempestad. «veo un ciclo sereno, dotan los estandarles, suenan los clarines, lañen
•> V al Iravói de está niebla sangrienta , al través de los truenos y de los las campanas, por do quiera se oyen gritos de alegría y cantos de triunfo! I,a
rayos, veo una Virgen guerrera que combate impertérrita, que cómbale virgen guerrera recibe de manos del ángel de luz la corona reai. ün hombre
siempre en medio de un bosque de lanzas. Dijérase que va cabalgando en lus arrodillado , de cuyos hombros cuciga un ancao manto de armiño , es coro.,
espaldas de los arqueros.... (!) nado por la virgen guerrera.
[i] «Ui'scenilel virgo dorsum s!igittari¡....D Entro oU'iis iiul¡¡,'nos mannsci-ilo.'í fm'. ha- ciPoco iin;;orta lo que suceda; lo que debe ser, esto será !
"liada una profecía (le Merlili que lialilaba de osla manera.» (Mal. Tlioiuassin. «Rc- ci La Galia perdida por una muger es salvada por una virgen de las froa^
t'ist, del lliial.i) AJÍ. J , Qulclierat. T, HI. f. 15. n." '--i n toras de l.orena, nncida en las márgenes de un bosque frondoso!»
>i 292 ic
taye este sentimiento un instinto cerebral, que este ha sido de la congestión de sangre que tiene lugar en el cerebelo;
observado en individuos en quienes faltaban los principales por igual razón sobreviene con frecuencia durante el sue-
¿rganos genitales por un vicio de conformación original, y ño ; y finalmente , el opio tiene la propiedad de provocar
que ha persistido en eunucos que habían sido castrados des- erecciones, porque congestiona sangre en la cabeza, según
pués de la pubertad. No pudiendo este sentimiento ser mas justifica diariamente la voluptuosa práctica de los orientales.
que una sensación interna , ó un instinto cerebral, y ma- Por indispensable que sea para el desempeño de la ge-
nifestando los últimos hechos que acabamos de citar que se neración , la erección no es un fenómeno dependiente de
le ha visto existente aun faltando los órganos genitales, es nuestra voluntad ; ora se declara á pesar de esta, y ora no
fuerza que tenga su sitio en el cerebro. la obedece. Mas que otro fenómeno alguno , reclama la es-
Sea lo que fuere de esta controversia , es imposible pin- clusion de todo otro acto, y no admite la menor distracción.
tar con palabras el instinto de que tratamos, debiendo cada Nada mas notable que la poca constancia, y en cierto mo-
cual atenerse á su conciencia ; pero es muy distinto de do el capricho con que el pene responde á las irritaciones,
cualquier otro, y de otra parto bien caracterizado por su ya directas, ya simpáticas que le provocan. A veces en va-
fin. Lo mismo que toda sensación interna ó que toda facul- no obran todas las irritaciones ; el hombre se halla atasca-
tad afectiva, es un j7/acer cuando se satisface, y una pena do en medio de sus mas vivos deseos. Esas trabacuentas
cuando se le resiste. Es susceptible de mil gradaciones, y que le desazonan y aflijen , son con frecuencia un resultado
hasta capaz de revestir un carácter opuesto , ó sea el fasti- de la debilidad ó del abuso ; pero frecuentemente también
dio , constituyendo lo que se llama anafrodisia. Su energía proceden de un esceso de amor ó de un sentimiento de
DO puede determinarse con exactitud , pues varia según los miedo y de reserva. Sabido es que en otro tiempo eran re-
sexos, los temperamentos, las constituciones individuales , feridas á un influjo mágico , y que se fulminaron anatemas
el estado de salud ó de enfermedad; según las circunstan- contra los que impedían por medio de maleficio la potencia
cias esteriores de los elementos, de las estaciones de los viril. Por igual motivo , la erección es un fenómeno muy
climas; según la medida con que se usa de los placeres del movedizo ; en un instante vemos que se establece , cesa y
amor, etc. En este particular cada cual tiene su constitu- retorna. En general es poco durable ; cesa después de al-
ción propia ; los hombres en general son mas ardorosos gunos minutos y deja que el órgano se restituya á su pri-
que las mugeres; los temperamentos sanguíneo y bilioso, mitiva flaccidez. Es también susceptible de grados diversos,
mas que los linfáticos; ciertos alimentos son indudable- desde la erección estrema, en la cual el pene adquiere una
mente afrodisiacos, al paso que otros son , como vulgar- rigidez suma , hasta aquella erección como pasiva, en la
mente se dice «refrigerantes». Aquí debe tenerse cuenta cual el órgano no ha hecho mas que aumentar de volumen
también con los hábitos; si la organización es la que los sin volverse resistente, y no puede vencer los obstáculos
establece en un principio , los hábitos después fuerzan la que oponen al coito las partes esteriores de la generación
organización. de la muger, ni arrojar el esperma á bastante distancia
Veamos ahora fisiológicamente el oficio del hombre en para efectuar la fecundación. En la última edad deja de ser
la copulación. El coito tiene por objeto dar entrada al pe- posible , y se anonada junto con la facultad de reproduc-
ne en el aparato destinado por la naturaleza en la muger ción de la cual es el acto preparatorio,
por ser aquel órgano masculino el que está encargado de ¿Qué viene á ser esta erección y cuál es su causa? Sin du-
verter el fluido de la fecundación y escitarle. Mas para que da consiste en una congestión de sangre en el tejido erectil
pueda desempeñar este doble objeto es preciso que dicho de] cuerpo cavernoso, de la uretra y del glande. Pero ¿qué
órgano adquiera la rigidez suficiente por medio del fenó- causa ha determinado esa congestión sanguínea? Aquí ha
meno llamado « erección ». Cuando el hombre se halla im- habido varias hipótesis. Los antiguos acusaban una causa
peh'do por el deseo de la generación , el pene cambia de mecánica, cual es la compresión de la vena pudenda inter-
estado , aumenta sus dimensiones, se endereza, sus arte- na contra la sínfisis del pubis, en el acto de enderezarse el
rias latefflon fuerza , sus venas se presentan mas hincha- pene é inclinarse liácia el abdomen; y como á dicha puden-
das, e] tegumento mas colorado , su calor ha subido de da aboca la cavernosa, debia resultar de su compresión es-
punto, siendo antes redondo, se ha vuelto triangular; por tagnación de sangre en el cuerpo cavernoso, y por consi-
efecto de su enderezamiento han desaparecido las corva- guiente abultamíento de su parénquíma. Pero esta primera
duras de la uretra; finalmente, una ligera sensación de pla- teoría de la erección, es absolutamente inadmisible por va-
cer marca ese grande cambio llamado « erección ». rias razones anatómicas y fisiológicas.
Siendo la erección debida á la dilatación activa que ha En el dia dicha congestión se llama activa, y es atribui-
desarrollado de golpe el cuerpo cavernoso del pene y á un da á la irritación que desarrolla el tejido erectil del cuerpo
mayor aflujo de sangre en su parénquíma, ó se hace de cavernoso. En efecto, esta irritación es la que inicia el fe-
Una manera repentina , ó se establece gradualmente y con nómeno, según lo prueba la sensación de placer que la pre-
lentitud. Sus causas ocasionales son : ya la irritación que cede y la acompaña. La dilatación del tejido erectil, y el aflu-
irradia al cuerpo cavernoso el deseo ardiente de la genera- jo de sangre en su interior no vienen hasta después, y de
ción , ya la que esperimenta el cuerpo cavernoso , conse- un modo coincidente; y es tan cierto que el aflujo desangre
cutivamente á una estimulación directa del pene, ó de al- no es la causa de la dilatación, que esta muchas veces pre-
gunos otros órganos pertenecientes al aparato genital, ó cede á aquel. La erección puede ser considerada como una
unidos con el pene por algunas simpatías íntimas. La pri- especie de flegmasía, pero pasajera tan solo, y que permite
mera de estas causas, ó sea el influjo de la parte cerebral, á la sangre, cuyo aflujo ha producido la conjestion, el vol-
sitio del instinto de la propagación , es la mas enérgica. La verse sin desorden al torrente circulatorio.
subordinación del pene á aquella parte es tal, que cuando En otro tiempo se creyó que la sangre que había fluido
irritada mecánicamente, y no por ¡deas de placer, la erec- estaba derramada en las celdillas, y por consiguiente fuera
ción se manifiesta igualmente. Así vemos que la erección de sus vasos; pero era en un tiempo en que se ignoraba
es un síntoma constante de las apoplegías cerebelosas; ob- todavía la verdadera disposición del cuerpo cavernoso, no
sérvase también frecuentemente en los ahorcados, á causa sabiendo que este consiste especialmente en plexos venosos.
M 293 íc
En el dia está bien averiguado que Ja sangre se halla tan neral de languidez, de abatimiento y á veces de tristeza;
solo acumulada en aquellos plexos venosos; Cuvier, in- cual si sintiese que acaba de dar el ser á sus espensas, y que
yectando el miembro del elefante, y los Señores Chaussier ha disminuido su fondo de vida.
y Beclard por medio de inyecciones en el hombre, se han En la muger, las partes esteriores de la generación están
convencido esperimentalmente de la verdad de este aserto. dispuestas de modo que permiten mecánicamente la intro-
En la idea de que la sangre que ocasiona la erección se ha- ducción del pene; no teniendo necesidad del fenómeno de
lla en las celdillas y fuera de los vasos, ¿cómo pudiéramos Ja erección, que acabamos de ver es un preliminar indis-
concebir la prontitud con que desaparece Ja erección? Se ha pensable para el hombre, por cuanto la vulva deja libre la
querido saber si la congestión de sangre dependía de un entrada del canal vulvo-uterino. No queremos decir sin em-
aflujo mayor de este líquido por las arterias, ó de un espas- bargo que la introducción del pene deje detener sus dificul-
mo y de una disminución de acción de las venas, las cuales tades físicas en mas ó en menos, y dependientes de la pre-
en su consecuencia esportan menos sangre, ó de estas dos sencia de la membrana himen, de la estrechez natural de
causas á la vez. Guvier profesa esta última opinión, aña- la vagina, de la turgescencia del tejido erectil que guarnece
diendo sin embargo que el espasmo de las venas debe tener lo interior de la vulva y vajina , turgescencia que se veri-
en ello muiha parte; fundándose en que las venas son las fica entonces por las mismas influencias voluptuosas que la
que predominan en la estructura deJ cuerpo cavernoso, y erección en el hombre, y déla contracción del músculo cons-
en que en las venas sobre todo terminan los nervios que son trictor de la vulva. Estas dificultades son grandes sobre todo
los conductores déla irritación mental. Gomo sea, lo cierto en los primeros coitos, en términos de que generalmente
es que mediante la erección, el pene adquiere la solidez que son dolorosos para ambos sexos, y van acompañados de al-
necesita para efectuar su introducción en el canal vulvo ute- gunos desgarros y derrame de sangre, cruenta Venus. Pero
rino, no obstante las resistencias físicas que puede presen- al hombre toca vencer estas dificultades físicas que pa-
tar este canal. ra la muger son tan solo un motivo de dolor. Por lo demás»
Durante Ja .permanencia del pene en el aparato de la mu- entraban en el plan de la naturaleza; de una parte, estimu-
ger, es escretado el esperma que debe efectuar la fecunda- lan moralmente al hombre y aumentan su ardor ; de otra,
ción; y hé aquí su mecanismo. Como la entrada del pene va una vez introducido el pene en la vajina, queda mejor en-
precisamente acompañada de una sensación táctil voluptuo- vainado por este canal, y los frotes que en él ejercen
sa, persiste el estado de erección y la evidente escitacion en las arrugas de la superficie interna, mantienen mejor su es-
que se halla aquel órgano se propaga al resto del aparato. citacion. Ademas, aquellas resistencias son lijeras; hay re-
El testículo aumenta su secreción, el esperma que llena sus lación de grandor y de calibre entre el pene y la vajina; y
vasos interiores es entonces dirijido casi mecánicamente ha- las mucosidadesque rezuman de la superficie interna de es-
cia las vesículas, el canal deferente se vuelve menos largo ta, y la espansibilidad de que es susceptible este canal, per-
y menos flecsuoso. Ja misma vesícula participa de la esci- miten siempre el triunfar de ellas.
tacion , se contrae, y vierte el esperma en la uretra, por me- Pero si bajo el sentido de la introducción, la muger pa-
dio del cana! eyaculador. Llegado el esperma á la uretra, rece pasiva, no lo es en lo restante del acto, pues participa
este canal se constituye en el mas alto grado de orgasmo, re- del orgasmo voluptuoso del hombre. Asi que hay turges-
tráese con enerjía,ypor el concurso de las correspondientes cencia erectil del clítoris y de todo el tejido esponjoso que
potencias musculares, es escretado el esperma con una sen- tapiza Jo interior de Ja vulva y de Ja vajina; esta turgescen-
sación de placer la mas viva de cuantas puede esperimentar cia se verifica por igual mecanismo que Ja erección en el
el hombre. Todo el aparato se halla entonces en un estado hombre, y por las mismas causas, á saber.- la influencia
de orgasmo estremo; Ja uretra se halla investida de una mental del deseo y la estimulación ejercida por el mismo
sensibilidad que le es nueva, en cualquier otro tiempo la coito. El espasmo voluptuoso continúa durante todo el tiem-
escrecion del esperma no producirla igual sensación; el pla- po de la cópula, y aumentando gradualmente, llega á tan
cer sentido es tal, que el hombre se halla momentáneamen- alto punto, que la muger queda en un estado convulsivo y
te enagenado, y como víctima de una convulsión general. estático , parecido al que presenta el hombre en el acto de
La cantidad de esperma escretada se valúa á dos dragmas; la emisión del esperma. Probablemente se verifican enton-
pero debe variar necesariamente según el grado de exalta- ces en Jos ovarios y Jas trompas aJgunos movimientos que se
ción con que se desempeña el acto, según Ja constitución deben caracterizar como análogos de los que presentan Jas
individual, y según el tiempo trascurrido desde el último vesícuJas seminales y la uretra del hombre. Es cierto á lo
coito. Se ha querido saber si las vesículas seminales se vacia- menos que el vivo placer que esperimenta entonces la mu-
ban enteramente, ó si conservaban todavía un poco de ger no depende del contacto del esperma eyaculado, sino deí
esperma: es imposible averiguarlo; pero lo cierto es que se mismo juego de sus órganos; pues es posible que no coin-
puede celebrar segundo coito muy poco tiempo después del cidan los momentos en que los dos individuos esperimentan
primero.—Toda esta escena pasa con muc{;ia rapidez, so- el mayor espasmo. Cierto es también que en la muger no
bre todo Ja escrecion espermática. No obstante en ciertos hay eyaculacion espermática; y Jos íJúidos que escretan en-
animales, sobre todo en Jos que no tienen vesículas semi- tonces algunas mugeres, no son mas que simples mucosida-
nales, comporta un tiempo bastante Jargo; y asi, por ejem- des vajinales.
plo, para que el esperma tenga todo el tiempo necesario
para ser depositado en las partes de la hembra, en el perro En rigor pues podemos hacer en el oficio de la muger en
que no tiene vesículas seminales, una vez introducido el la copulación, la misma división que en los actos por los
pene, se entumece de manera que no puede ser retirado cuales la desempeña el hombre. Obsérvese no obstante que
ha,sta que consumada la escrecion del esperma cesa la erec- las mugeres presentan aquímuchas variedades; en unas, el
ción. Efectuada la eyaculacion espermática, cesa el eretis- acto va acompañado de sensaciones de placer; en otras, muy
mo del pene, restilúyense lentamente las partes á su estado lejos de sentir un goce, esperimentan un verdadero dolor.
natural, y queda desempeñado el papel del hombre en la En cierta escuela se sostuvo en otro tiempo una tesis sobre
generación. El hombre percibe entonces un sentimiento ge- esta ridicula cuestión: ¿Est ne fcemina viro salador?POT lo
general, en todas las especies animales el macho es mas ar»
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doroso que la hembra, y esto tiene también su aplicación dan fecundados. Esta fecundación artificial le salió bien, ya
en la especie humana. Se ha preguntado cual de los dos sexos operando en huevos puestos, ya en huevos todavía encerra-
esperimentaba mas placer en el acto del coito, como si las dos en el oviducto, ya empleando elesperma puro ó mezclado
sensaciones pudiesen ser comparadas sino en cuanto las per- con otros líquidos, como sangre, orina, bilis, vinagre, etc.
cibe uno mismo. A los que tal preguntan, se les debe contes- Tres granos de aquel semen fueron suficientes para esper-
tar con Roussel, «que la naturaleza de nadie ha sido ma- matizar y hacer fecundante una libra de agua; bastando
drastra.» Después del coito, la muger queda con el mismo para la fecundación un globulillo do esta agua que no de-
sentimiento de debilidad, languidezytristezaqueel hombre. bía contener mas allá de una 2.994,687,300" de grano. Sin
La copulación deque acabamos de hablar, es el único embargo mas allá de cierto grado de dilución del esperma ,
acto genital que sea dependiente de nuestra voluntad; todos vio que se disminuía la potencia fecundante á medida que
Jos que le siguen se producen de un modo irresistible y sin aumentaba la cantidad del vehículo. Ya Jacobi habia fecun-
que tengamos conciencia de ellos. Ademas, la copulación dado artificialmente huevos depeces,esprimiendosobre ellos
no es sino un acto preparatorio de la generación; sirve tan la lechecilla de losmaclios. Como podia objetársela gran di-
solo para producir la fusión , la aproximación de las mate- ferencia que existe entre los batrachios y el hombre , operó
rias, sean lasque fuesen, suministradas por uno y otro sexo Spallanzani sobre un animal mas cercano" á nuestra especie;
para la formación del nuevo individuo; y esta formación, escojió una perra de aguas, y que habia engendrado ya mu-
llamada «fecundación, concepción», es sin duda la mas chas veces; encerróla algún tiempo antes déla época del ce-
importante. Efectivamente, en muchos animales, en todos lo; y aguardó que presentase todas las señales de este, lo
aquellos en los cuales el huevo no es fecundado hasta des- cual tuvo lugar á los 23 dias de reclusión : inyectando en-
pués de puesto, no hay copulación ; y en los animales que tonces en la vagina y la matriz, por medio de una geringa
necesitan una cópula, muchas veces hay concepción, aun- calentada hasta los 30", diez y nueve granos de esperma
que dicha cópula no se haya verificado, ó no haya tenido que habia sacado de un perro, vio que al cabo de dos dias
lugar mas que de un modo incompleto, fiasta que de un la perra dejó de estar en calor, y que al término ordinario
modo cualquiera haya habido aproximación de las materias parió tres cachorros que se parecían á la vez á ella y al per-
suministradas por uno y otro sexo, para que resulte forma- ro que habia suministrado el esperma. Rossi^de Pisa y BuíTo-
ción del individuo nuevo ó á lo menos de un cuerpo que se- lini de Cesena han repetido el esperimento con igual resul-
rá apto para constituirlo después de un cierto número de tado. Por último, los químicos Dumas y Prevost en una serie
evoluciones y metamorfosis determinadas. De esta forma- de esperimentos nuevos acerca de la generación, han fecun-
ción, de la «concepción,» déla «fecundación», vamos á dado también artificialmente huevos de ranas con el corres-
ocuparnos ahora. Averigüemos cuales son las materias su- pondiente esperma. Habiendo diluido en agua el jugo espri-
ministradas por uno y otro sexo, como se ponen en contac- mido de muchos testículos, y habiendo sumergido luego en
to dichas materias, y como de este contacto resulta el nue-r ella huevos de ranas, vieron que estos iban hinchándose y
YO individuo. desarrollándose sucesivamente; otros huevos, sumergidos
por comparación en agua común, no hicieron mas que hin-
En primer lugar , la sustancia que suministra el hombre,
charse y después de algunos dias se pudrieron. En su.! esperi-
y por lo cual concurre á la generación, es evidente el esper-
mentos reconocieron aquellos sabios que el moco de que se
ma, líquido que eyacula en la cópula. Verdad es que
revisten los huevos de ranas en la segunda parte del oviduc-
escreta también los fluidos de la próstata y de las glándulas
to, sirve para absorver el esperma , y conducir este fluido á
de Oowper, pero estos jugos no existen en todos los anima-
la superficie del huevo; y que para que surtan efecto estas
les , y probablemente no sirven mas que para la lubrefaccion
fecundaciones artificiales, importa por lo mismo que el es-
de las partes ó para la dilución del esperma. A lo menos,
perma esté diluido, pues si se halla demasiado concentrado
en las fecundaciones especiales que han operado diversos
es menor su acción. Por último, se han asegurado de que no
esperimentadores, se ha observado que el esperma, para go-
es tan solo la parte acuosa del esperma la absorvida.sinosu
zar de toda su potencia fecundante, tenia necesidad de ser
parte principal; pues encontraron animalillos que se movían
diluido ó estendido en un licor. Al contrario, en todos los
en el espesor del moco, y hasta la superficie del huevo pro-
animales existen testículos, y su ablación basta para produ-
piamente dicho.
cir la esterilidad, aun cuando todo el resto del aparato ge-
nital subsista y pueda efectuar el coito. Puédese de otra parte De consiguiente debemos tener por indudable que el es-
citar por ejemplo los animales en quienes la fecundación perma es la materia suministrada por el hombre para la
se verifica al esterior; en ellos se vé que el esperma es evi- generación. Sentado este primer hecho , averigüemos has-
dentemente echado sobre los huevos; que sin la influencia ta que punto del aparato genital de la muger es arrojado
del esperma no hay fecundación , y que tan solo tiene lugar aquel fluido , y en que lugar obra. Losfisiólogoshan emi-
por intermedio de aquel fluido. Spallanzani examina compa- tido sobre el particular aserciones diferentes, según el sis-
rativamente, en agua muy clara y fuera del agua, ranas en tema que han profesado sobre la esencia de la generación.
el acto del coito; vé que en el momento en que la hembra Según unos, el esperma no llega mas que hasta la parte
pone los huevos, el macho lanza, por una punta entumeci- superior de la vajina, sin penetrar en lo interior del útero;
da que sale de su ano, un licor trasparente que rocía aque- y la fecundación se verifica porque los vasos de la vajina
llos huevos y los fecunda. Para adquirir una certeza deque lo absorven y lo conducen por las vias de la circulación
el licor eyaculado por el macho sobre los huevos es el que hasta el ovario, ó porque desprende una emanación espi-
ha operado la fecundación, Spallanzani viste al macho con rituosa que se propaga hasta este órgano. En efecto, sea
un calzón de tafetán encerado, y observa entonces por una cual fuere el trayecto que corra el esperma, es preciso que
parte, que la fecundación no tiene lugar, y de otra , que el accione sobre el ovario , pues en este órgano es donde se
calzón se llena de suficiente cantidad de esperma para po- opera la fecundación. Según otros, el esperma es eyacu-
der recojer una porción. Finalmente Spallanzani impregna lado hasta el útero, pero no pasa de aquí; y en este esta-
un pincel dentro del esperma recojido en el esperimento do es cuando mezclándose con la materia , cualquiera que
anterior, y todos los huevos que toca con dicho pincel que- sea , que suministra la mujer, se verifica la fecundación.
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Por último , en una tercera opinión se dice que el esperma gar, Spallanzani logró verificarlo. Concluyamos pues que
llevado por la eyaculacion hasta el útero, es allí cojido en los animales superiores á lo menos , la fecundación se
por la trompa y conducido por este órgano, que entonces efectúa en el ovario; y de consiguiente queda arruinada la
se halla en erección , hasta el ovario, al cual está aplicada primera opinión que colocaba el sitio de esta operación en
su porción franjeada ó su pabellón. el útero.
De estas diversas opiniones, la última es la mas verosí- En segundo lugar , es igualmente cierto que el esperma
mil , á lo menos por lo que toca á la especie humana. es arrojado mas allá de la vajina , y hasta al útero. Efec-
Realmente en esta especie es indudable que la concepción tivamente , en el acto del coito, la estremidad del pene
se verifica en el ovario , según lo prueban incontestable- llega al fondo de la vajina y hasta la abertura del útero; y
mente las preñeces extrauterinas. Se han visto fetos desar- ¿de qué servirla la relación entre estos dos órganos, sino
rollados en el mismo ovario; se lian visto otros desarro- para que el fluido eyaculado por el uno penetrase en la
llados en el vientre, por haber escapado probablemente cavidad del otro? Se habia dicho también que la estremi-
de la trompa los huevecillos, en el instante en que esta, dad del pene se encajaba en el acto del coito, en el orificio
por medio de su pabellón , los abraza en el ovario para del útero , pero esto es falso ; siendo mas probable que el
conducirlos al útero; finalmente , se han visto preñeces de orificio del útero , entonces medio abierto , y en un estado
la misma trompa, á causa de detenerse en ella los huevos de espasmo , aspira el esperma. Segundamente, la idea de
y no poder llegar hasta el útero. Nuck determinó una vez que e! esperma es absorvido por los vasos de la vajina , y
esta última especie de embarazo; habiendo aplicado en una de que por via de la circulación va á accionar sobre el
perra , tres dias después del coito , una ligadura en uno de ovario , es inadmisible. Por último , tenemos pruebas di-
los cuernos de la matriz , encontró dos fetos detenidos en rectas de la penetración de este fluido en el útero. Si Fa-
las trompas entre la ligadura y el ovario. Estos casos insó- bricio de Aguapendente , y Harvey dicen que no lo en-
litos prueban que el nuevo individuo se forma en el mismo contraron , otros esperimentadores han sido mas felices;
ovario; si se formase en partes menos profundas, debiera Ruysch lo vio en el útero de una muger sorprendida en
ser conducido al ovario, y esto no es probable, puesto que adulterio por su marido y muerta por él en el acto. Haller
es imposible que la naturaleza se propusiese en ello algún lo encontró en la matriz de una oveja muerta 45 minutos
objeto. De otra parte , sabemos que basta que una gallina después de la cópula; los señores Dumas y Prevost han se-
haya sido galleada una vez para poner veinte huevos fe- ñalado este mismo hecho, é infirieron de él, según hemos
cundos ; y estos no son escretados sino de un modo suce- dicho, que la fecundación se verificaba en el útero.
sivo , y de consiguiente no pudieron ser fecundados sino Por último, como la concepción se verifica indudable-
en el lugar donde estaban reunidos , es decir en el mismo mente en el ovario , es preciso que en el acto de la cópula,
ovario. Verdad es que los Sres. Dumas y Prévost creen ó el esperma sea arrojado no solo hasta el útero sino hasta
deber inferir de sus últimos trabajos, que el sitio de la fe- el ovario, ó que desde el útero aquel fluido obre sobre el
cundación es el útero , fundándose en las tres razones si- ovario por medio de un aura seminalis ó bien que por una
guientes : 1." En sus esperimentos han encontrado siempre acción especial de la trompa, el semen sea conducido desde
el esperma que llenaba los cuernos de la matriz; y de el útero al ovario. La primera de estas suposiciones no
consiguiente han creido natural establecer el sitio de la puede ser admitida ; pues es indudable que en el acto de la
fecundación allí donde está presente y ha podido obrar el eyaculacion espermática el fluido no llega hasta el ovario ó
esperma. 2." En los animales cuyos huevos no son fecun- á lo menos no es por influjo del macho; y las trompas son
dados hasta después de puestos, evidentemente la fecun- demasiado estrechas para permitir de una manera tan me-
dación se verifica en un lugar diferente del ovario. 3." Por cánica la proyección del fluido. La suposición del aura se-
último, en sus esperimentos de fecundaciones artificiales, minalis tampoco está mejor fundada ; pues en los animales
jamás han podido fecundar huevos tomados del ovario. Pe- cuya fecundación se verifica al esterior, se vé que hay con-
ro ninguno de estos argumentos nos parece equivalga á tacto directo del esperma; y Spallanzani y los señores
una demostración. El primero no es mas que un hecho ne- Dumas y Prevost, en sus esperimentos de fecundaciones
gativo; y en materia tan delicada ¿puede uno estar bien artificiales, se han convencido de que aquel contacto era
seguro de que nada ha dejado escapar? Haller dice que necesario, y que dichas fecundaciones nunca se lograban
encontró el esperma hasta en el mismo ovario : y hé aquí cuando los huevos eran sometidos tan solo á las emanacio-
un hecho positivo para oponer á las observaciones negati- nes del esperma. Hé aquí el esperimento por el cual se ase-
vas de los Sres. Dumas y Prevost. De otra parte , estos guró Spallanzani del resultado : tomó dos vidrios de reloj
esperimentadores dicen que el primer dia después de la susceptibles de adaptarse uno á otro; en el inferior puso de
cópula, el esperma no se hallaba mas que en medio de los diez á doce granos de esperma, y en el otro veinte huevos;
cuernos uterinos; que hasta veinte y cuatro horas después al cabo de algunas horas, el semen se habia evaporado en
no llegaba á su ápice ; que una vez lo vieron hasta en la términos de que los huevos estaban ya humedecidos, y sin
trompa, y todo esto ¿no son indicios del trasporte de ese embargo no quedaron fecundados; quedáronlo sí luego que
fluido mas allá del útero? ¿Y se debiera haber encontrado se les hubo tocado con lo que quedaba de esperma. El es-
jamás en la trompa si la fecundación se hace en el útero? perimento de los señores Dumas y Prevost es todavía mas
El segundo argumento no es mas que una analojía cuya concluyente. Prepararon cincuenta granos de un licor fe-
aplicación á los animales superiores es muy disputable: en cundante, con el jugo esprimido de doce testículos y otras
virtud de dicha analogía , la fecundación ni siquiera se ve- tantas vesículas seminales; con diez granos de este licor
rificarla en el útero , sino al esterior de todos los órganos. fecundaron mas de doscientos huevos. Los cuarenta granos
En cuanto al tercer argumento , ó sea la imposibilidad de restantes fueron puestos en una pequeña retorta á la cual
fecundar huevos tomados del ovario , en primer lugar los se adaptó una alargadera; colocáronse en esta cuarenta
Sres. Dumas y Prevost, convienen en que jamás pudieron huevos, diez de los cuales ocupaban la parte mas hueca,
desprender los huevos sin lesiarlos mas ó menos, y esto mientras que los otros estaban junto al pico de la retorta;
pudo muy bien impedir sq fecundación , y en segundo lu- pl aparato fué colocado entonces Mjo el recipiente de ^^
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máquina neumática, y se estrajo bastante aire para dismi- rio, y conduce el esperma á este órgano. Haller dice que
nuir de mitad la presipn atmosférica; dirigiéronse ensegui- inyectando en el cadáver los vasos de la trompa vio que este
da los rayos solares sobre el vientre de la retorta, elevóse canal se comportaba del modo espresado, y añade haber
la temperatura interior hasta los 25°; al cabo de cuatro ho- visto varias veces esperma en las trompas y hasta en el
ras se suspendió el esperimento, y hé aquí lo que se encon- ovario de las conejas. Reflexiónese de otra parte cuan poco
tró : los huevos que estaban en el fondo de la alargadera se esperma se necesita para la fecundación, según se desprende
hallaron bañados en un líquido claro, que era el producto de los esperimentos de Spallanzani. ¿Se objetará la estre-
de la destilación ; se hablan hinchado como en el agua p u - chez de las trompas? ¿Pero en los vegetales no es necesario
r a , pero no se desarrollaron ; fué preciso para esto sumer- que el polen atraviese los vasos del estilo? ¿Y aquel paso
girlos en el licor que quedaba en la retorta; los huevos que es por ventura menos estrecho? De otra parte veremos que
estaban junto al pico de la retorta no esperimentaron cam- la trompa se dilata después bastante para dar paso al h u e -
bio alguno. Así pues, la parte de semen obtenida por la vecillo. Por último, sin anticiparnos acerca de lo que dire-
destilación, no era apta para fecundar, mientras que la que mos sobre los animalillos espermáticos, no es probable, si
quedó había conservado aquella aptitud. Por cierto este es que sea el animalillo el que opera la fecundación, que
hecho es del todo opuesto á la suposición de un aura semi- dicho animalillo llegue al ovario por una acción especial de
nalis. Fuerza es pues que el esperma vaya del útero al ova- su parte. Todo anuncia de consiguiente que es una acción
rio, por medio de la trompa. Hé aquí lo que se opina : en directa de la trompa, que conduce al ovario la porción
el espasmo voluptuoso que acompaña el acto de la cópula, del esperma, cualquiera que sea, que efectúa la fecunda-
entra en esteesparmo la trompa, aplica su pabellón al ova- ción.

Té mora.
P^r (¡Dsian.
CANTO II.
Argumento.
Este calilo comienza á media noche con un soliloquio de Osiaa, que se había retirado del ejército, para llorar la muerte de su hijo Osear.
Al oír el ruido del ejérciio de Cathmor, fué á buscar á su hermano Filian , que estaba de escucha en el monte de Mora, en frente del ejército
de Fingal. En la conversación de los hermanos, se introduce el episodio de Copar, hijo de Trenmor, primer rey de Irlanda; por este medio se
aclara el origen de las desavenencias entre los Cael y los Firbolgos , las dos naciones que primitivamente se establecieron en Irlanda. Osian en-
ciende una hoguera en la cumbre de Mora , y al verla Cathmor desiste de su empresa de sorprender el ejército de los caledonios. Llama un
consejo de los jefes, y reprende á Foldath por Ijaber aconsejado la sorpresa nocturna, pu es el ejército irlandés era tan superior en número al
de los enemigos. El bardo Fonar introduce la historia de Crolhar , antepasado del rey, la cual da mayor luz á la historia de Irlanda , y á las
pretensiones de la familia de Atha al trono de aquel reino. Los jefes irlandeses se retiran á descansar, y el mismo Cairbar toma á su cargo el
ir de escucha. Encuéntrase con Osian, y se describe la entrevista de estos héroes. Cathmor consigue que Osian le prometa cantar la elegia fú-
nebre sobre el sepulcro de Cairbar, pues que era creencia de aquellos tiempos, que el alma de un difunto adalid no podia ser dichosa, mien-
tras que los bardos no hubiesen cantado su elegía. Amanece. Sepáranse Cathmor y Osian: este último encontrando á Carril, hijo de Kinlena, lo
enyía á la tumba de Cairbar con un cántico fúnebre en alabanza de este héroe.

¡Padre de los héroes! Oh Trenmor, tú que moras escel- Repentina ha sido tu mudanza, oh, hijo mió, de lo que
so entre los vientos do el oscuro trueno sulca las turbadas eras sobre el ennegrecido Moílena! La ráfaga te envuelve
nubes, recibe en tus regiones tormentosas á los bardos de en tu ropage, y rechina á través del firmamento. ¿No ves á
mis abuelos, oye sus cantares, y escucha el sonido de sus tu p a d r e , cabe el arroyo de la noche? Los héroes de Mor-
arpas (1). No se acerca ningún morador del nebuloso valle, ven reposan muy lejos. Ellos no han perdido hijo alguno;
ningún montero desconocido en sus arroyos. Osear, cabal- pero á vosotros os falta un caudillo, oh adalides del resonante
gador del carro, es quien llega de los campos de la lid (2). Morven. ¿Quién igualaba su vigor, cuando la guerra reina-
ba en su contorno, como la oscuridad en las aglomeradas
. {t) Aunque este libro tiene poca acción, no es por eso la parte menos Inte- olas? ¿Por qué se posa esta nube sobre el alma de Osear,
resante de Témora. El poeta se vale de varios episodios para remontarse
basta el origen de esta guerra. La primera población de Irlanda, las guer- cuando deberla arder brillando en medio de los peligros?
ras entre las dos naciones que poseían originalmente la isla,el primer linage Cerca está Erin con toda su hueste. Solitario yace el monar-
de sus reyes , y las revoluciones de su gobierno, son bechos muy impor- ca de Selma, mas no estarás solitario, ¡ oh padre mió 1 mien-
tantes, y el poeta los reftere con tan poca mezcla de lo fabuloso], que ao se
puede menos dé preferir su relación á las ficciones improbables de los histo- tras yo tenga aliento para empuñar la lanza.
riadores de Escocia é Irlanda. Las fábulas mllesias llevan consigo las señales Levánteme ceñido de mi armadura, levánteme y púsome
de una invención muy reciente. No seria tarea muy difícil trazar sus leyen-
das hasta la fuente ; pero esta clase de investigaciones abultaría demasiado á escuchar el gemido del viento. No se ola el escudo de Fi-
la nota. lian. Llenóme de recelo la suerte del hijo de Fingal. ¿Por
(2) Sabemos por el canto antecedente que Cathmor estaba Inmediato con qué ha de atacar el enemigo durante la noche? ¿por qué ha
un ejército. Cuando feneció Cairbar, las tribus que le acompañaban se re-
unieron á Cathmor, quien como después aparece, habla proyectado sorpren- de caer el guerrero de los hoscos cabellos? Alzanse á lo le-
der á Fingal durante ia noche. Filian fué despachado al monte.de Mora, que jos confusos murmullos, semejantes al ruido de la laguna
estaba al frente de los caledonios, siendo su misión observar los movimien-
tos del enemigo. Este era el estado de las cosas cuando Oslan futí al encuen- de Lego; cuando se comprimen sus aguas, en los dias de la
tro de su hermano, al oir que se acercaba el enemigo. Su conversación in- el hijo menor de Fingal, de los que entonces le vivían. El y Bosmina, men-
troduce naturalmente el episodio acerca de Cenar, hijo de Trenmor, primer cionada en la batalla de Lora, eran los únicos hijos del rey , y de Clatho,
monarca irlandés, ycuja cii-cunslancia es tan necesaria para la inteligencia hija de Cathaila, rey de Inls-tore, con quien se habla casado, después de la
del origen de la rebelión y usurpación de Cairbar y de Cathmor ; Filian era muerte de Roscrama, hija de Gormar Mac Conar rey de Irlanda.
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helada, y resuenan todos sus crugientes témpanos. Los ha- mortales. Sus guerras estaban en todas las costas; mil ar-
bitantes de Lara alzan los ojos al cielo y prevean la cercana royos arrastraban al mar la sangre de sus enemigos y su fa-
borrasca. Con pasos precipitados atravieso el jaral; tiembla ma se estendió en la verde Erín , como el delicioso soplar de
' en mi mano la lanza de Osear. Las rojas estrellas me mira- la brisa. Reuniéronse en Ullin las naciones y bendijeron al
ban desde lo alto, y mis armas despedían un lúgubre res- monarca ; al monarca del linage de sus antepasados, oriun-
plandor á través de la noche. do de la tierra de Selma. Los caudillos del Sur se juntaron
Vi á Filiaren silencio delante de mí, inclinándose desde mostrando todo el ceño de su orgullo; y mezclaron sus secre-
el peñasco de Mora. Hirió sus oidos el grito de los contra- tas palabras en la horrorosa cueva de Muma. Allí, dicen,
rios , y nació en su pecho la alegría. Oyó mis sonoras pisa- que muchas veces acudían los espíritus de sus antepasados
das, y volvió hacia mí su levantado venablo. ¿Vienes en paz» asomando sus pálidos rostros por entre las agrietadas peñas,
oh hijo de la noche , ó pretendes arrostrar mis iras? Mios recordándoles la honra mancillada de Bolga. ¿ Por qué, de-
son los enemigos de Fingal. Habla , ó guárdate de mi ace- cían , ha de reinar Conar, hijo del resonante Morven?
ro; no en vano me mira como su escudo el linage de Mor- Salieron á la batalla entre el rugir de las cien tribus, se-
ven. Nunca te mire en valde, hijo de Glatho de los ojos azu- mejantes á los torrentes del desierto, pero hallaron una pe-
les; Fingal empieza hallarse solitario, y las tinieblas se ña en Conar, y quebrantados rodaban á uno y otro lado
condensan sobre sus últimos dias. Con todo, dos hijos tie- del caudillo. Volvieron á rehacerse, y cayeron á su vez los
ne (1) que deberían brillar en sus batallas, que deberían ser hijos de Selma. Paróse el rey entre las tumbas de sus ada-
dos rayos de luz que dorasen las huellas de su partida. lides, é inclinó tristemente sobre el pecho su oscurecido
Hijo de Fingal, respondió el mancebo, no hace mucho rostro. Su alma se replegaba en sí misma; y ya habia ele-
tiempo que mi brazo se ha acostumbrado al peso de la lan- gido el monarca el parage donde debía morir , cuando llegó
za. Pocas son las señales de mi espada en los campos de la Trathal con su fuerza, su hermano Trathal del nebuloso
lid; pero el alma de Filian es un torbellino de fuego. Los Morven. No vino solo el caudillo, pues á su lado estaba Col-
caudillos de Bolga (2) acuden alrededor del escudo del gene- gar , hijo del rey y de Solincorma, la del alto pecho (1).
roso Cathmor. Su reunión está sobre aquel páramo. ¿Quie- Así como Trenmor, vestido de metéoros descendía de las
res que me aproxime á su hueste , que solo sucumbió ante regiones del trueno , derramando ante sus pasos la negra
la espada de Osear, en la lucha del linage de Cona? tempestad sobre los agitados mares, así bajó Colgar á la ba-
No te acercarás al enemigo , ¡ oh Filian ! ni has de su- talla; desolando los campos comarcanos. Su padre se rego-
cumbir antes que se divulgue tu renombre. Mi fama es co- cijaba al ver las proezas de! mancebo, pero llegó una flecha,
nocida en los cantares, y si es necesario , á mí me toca el y alzóse su sepulcro sin que se vertiese una lágrima. Per-
reconocimiento de su hueste. Cubierto con el ropage de la tenecía al rey vengar la muerte de su hijo. Resplandeció en
noche registraré todas sus tribus. ¿Mas por qué, oh Filian, batalla hasta que cedió Bolga junto á sus arroyos. Cuando
me has hablado de üscar ? ¿ Por qué despiertas mis suspi- la paz volvió al país, y las azuladas olas llevaron el monar-
ros, cuando debo olvidar al guerrero hasta que haya pasado ca á Morven, entonces se acordó de su hijo, y vertió la si-
la borrasca? La tristeza no debe morar en los peligros , ni lenciosa lágrima. Tres veces los bardos, en la cueva de Fur-
las lágrimas á la faz de la guerra. Nuestros padres olvidaban mont, invocaron el espíritu de Colgar, llamándole á los
á sus hijos fenecidos hasta que habia pasado el estruendo montes de su patria. Escuchólos desde su niebla, y Tratal
de las armas. Entonces volvía la tristeza á la tumba , y los colocó en la cueva su acero á fin de que se regocijase el es-
cantares á las harpas de los bardos. La memoria de los que píritu de su hijo.
habían fallecido , volvía al momento determinarse la bata- Colgar, hijo de Tratal, esclamó Filian, célebre fuiste en
lla. Cuando ha pasado el tumulto de las lides, entonces el tus dias juveniles, pero el rey no ha visto mí acero, cuan-
alma desfallece en silencio, con la memoria de los que fe- do relampagueaba en el combate. (2) Confundido con la
necieron (3). turba, vuelvo de la lid sin renombre. ¡ El enemiuo se acerca,
Conar (4) fué hermano de Trathal, el primero de los Osian I Oigo su murmullo en los brezales. El sonido de sus
pisadas es semejante al trueno en el seno de la tierra, cuan-
(I) Esto es, dos hijos en Irlanda. Fergus, hijo segundo de Fingal, estaba do los montes se.bambolean y sacuden sus bosques, sin que
en aquel tiempo en una espedicion mencionada en uno de los poemas me-
nores. Según algunas tradiciones , eslo fué antepasado ds Fergus , hijo de se vierta la ráfaga del oscurecido cielo.
lirc ó Arcath , llamado comunmente Feríjus segundu en las historias escoce- Volvióse Osian de repente y alzó en alto la llama de una
sas. Los anales mas auténticos de Escocia, colocan el principio de su reinado
sobre los escoceses , en el cuarto año del quinto siglo , esto es, un centenar encina, esparciéndola anchurosamente sobre el viento de
completo de años después de la muerte de oslan. Los senachies montañeses Morven. Detúvose Cathmor en su carrera. Brillando estuvo
recuerdan del siguiente modo la genealogía de su familia: Fergus, Mac-
Artli, Mac-Choií(jliall, Mac-Feryus , Mac-Fion-gael'na iiuai, esto es, Fergus como el peñasco, por cuyos costados se deslizan las ráfagas,
hijo de Arcath, hijo de Congal, hijo de Fergus, hijo de Fingal, el victorioso.
{•¡I La parte meridional de Irlanda fué conocida durante algún tiempo, le provino el nombre de Conmor, ó Grande Océano. Apesar de esto se debe
bajo la denominación de Bolga, de los lirbolgos ó belgas de Bretaña , que tener muy poca conllanza en las genealogías de tan antigua fecha. Los jofiS
fundaron allí una colonia. Bolg signllica un carcax ó flechero, de donde la de los lirbolgos, se apoderaron del S. de Irlanda, anleriormcnte quizas
apellldaclon de Fir-bolg, eslo es, arqueros, así llamados porque usaban arcos al eslablecimienlü de losCaci de Caledonia y de los liobrides en Ulster. lle-
mas bien qu5 ninguna otra nación vecina. sulta de lo que sigue, que los Arbolaos, eran con mucho ios mas poderosos; y
(3) Después de esle pasage no se vuelve á hacer mención de OsCiir en todo es probable que ios Caél deberían habérseles sometido sino hubiesen recibi-
Témora. La situación de los personages que representan en este poema es do ausiiio de la madre palria, bajo el mando de Conar.
tan iniercsante, que no podrían introducirse otros con ningún lucimiento , (I) Col-ger, ¡juerrero de¡amiraíi(i-/ero2.Sulin-corma, ojos ajities. Colgar
aunque el episodio que sigue parezca resultar naturalmente de la conversa- era el hijo mayor de Trathal: Comhal, padre de Fingal, era muy joven
ción de los hermanos. cuando aconteció la referida espedicion á Irlanda. Ks notable, que de lodos
(i Conar, primer rey de Irlanda, era hijo de Trcnraor, bisabuelo de Fin- los antepasados de Fingal, el nu-nos nombrado en la iradiclon es Comhal,
gal. Fue con moUvo de esta conexión de familia que se coinpromeUó Fingal cuya circunstancia debe atribuirse á la desgraciada vida y muerte prematura
en tantas guerras como ausillador d& los descendientes de Conar. Aunque se del héroe. Sabenws por algunos pasages tocante á Cl, que aunque era va-
recuerdan pocas de las acciones de Trenmor, fué su nombre uno de los mas liente caréela de la adecuada pericia
célebres de laanligüedad. La opinión mas probable acerca de él, es que fué (2| Kl poema empieza aqni á señiilar fuertemente el carácter de Filian ,
el primero que unió las tribus de los caledonlos , mandándolas en jefe, con- que mas adelante tiene quehacer tan notable (igura. Tiene la Impaciencia,
tra las incursiones de los romanos- Los genealogistas del norte han trazado la ambición y el fuego pec\iliares á un joven héroe. Eniusiasmado con la
su lamilla á tiempos muy ri'molos, y dado una lisia de sus antepasados has- fama de Colgar, olvida su prematuro fallecimiento. Por algunas espresiones
ta Cuanmor-nan-lan ó Conmor de las csp.'das, el cual, según ellos , fué el de este pasage, se pudiera deducir que Fingal lo descuidaba á causa de sú
primero que atravesó el gran mar para ir á Caledoaia, de cuya cUcuuslancia juventud.
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que haciendo sus arroyos sonoros, los visten de yelo. Tal pa. no en el combate. ¿Olvido yo por ventura al monarca de
recia el amigo de los estraños. (1) Los vientos alzan sus es- Erin, que yace en su estrecha morada? No se ha borrado
pesos rizos. ¡Oh rey del acuoso Atha, tú eres el mas er- en mi alma la memoria de Cairbar, el hermano de mi cari-
guido del Jinage de Erin I ño. Góceme en la alegría que iluminó por un momento su'
¡OhFonar, (2) príncipe de los bardos 1 esclamó Cathmor, oscurecida alma, cuando me vio volver victorioso á Atha de
convoca á los caudillos de Erin. Llama á Gormar, el del los arroyos. Erguidos se apartaron, al escuchar las palabras
Tojo cabello; al ceñudo Maltes, y á Maranon, el del mirar del rey, para reunir cada caudillo su propia oscura tribu,
torcido y tenebroso; presente esté el orgulloso Foldath, y cuyas armas ondeaban en los brezales, brillando débil-
véanse los ojos enrojecidos de Torlutho. Ni se olvide á Hi- mente al resplandor de las estrellas como las olas en una
dalla, cuya voz en el peligro es cual el sonido del aguacero, peñascosa balúa, ante el aliento de la ráfaga nocturna. Ba-
que cae en la marchita cañada, mientras corre el quebrado jo una encina yacía el caudillo de Atha. De una alta rama
trueno á través de las nubes. pendía la sombría órbita de su escudo. Cerca de él reclina-
Llegaron con sus armas sonoras. Inclináronse para escu- ba en una peña su cabeza , la bella estrangera de Inis-hu-
char su voz, cual si el espíritu de sus padres hablara desde ma, (1) que había venido desde Lomor de los ciervos. A lo
la nube de la noche. Terrible brillaba en la luz, cual la ca- lejos se alzaba la voz de Forar, entonando las proezas de los
tarata del torrente de Brumo, (3) cuando lo enciende ej dias que fueron. La canción se pierde por intervalos en el
metéoro, presentándolo al caminante. Estremécese á su vis- rugido acrescectado del Lubar.
ta y detiene el paso, volviendo el rostro para descubrir el Grothar, (2) comenzó el bardo, habitaba junto al torren-
despuntar del alba. te musgoso de Atha. Mil encinas del monte coronaban su
¡Porqué, dijo el rey, se deleita Foldath en verter en las sencilla morada. (3) Allí se reunía la tribu al rededor de
tinieblas la sangre de los enemigos I ¿Le falta el brío en la los festines del monarca de los ojos azules. Pero ¿ quién entre
batalla, cuando resplandecen los rayos del dia? Siendo tan sus caudillos igualaba al erguido Crothar? En su presencia
corto el número de enemigos que está delante de nosotros, se sonrojaban los guerreros, y nacia el suspiro juvenil de las
por qué nos ocultamos en las tinieblas? (4) Los bravos se tímidas vírgenes. El caudillo era celebrado en Alnechia, (4)
deleitan en brillar en las lides de su patria. Vanos fueron y el pueblo honraba al príncipe del linage de Bolga.
tus consejos, j oh caudillo de Moma! Son vigilantes, cual las En la musgosa cima de Drumardo seguía el guerrero en
águilas de sus musgosas peñas. Reúna cada jefe bajo su es- Ullin, la estrepitosa montería. Asomóse del bosque la hija
cudo Ja fuerza de sus tribus rugidoras. Con la luz de la ma- de Cathmin giraron en silencio los azulados ojos deCon-lama.
ñana avanzaré á cargar á los enemigos de Bolga (S), pues Ahogó su pecho el secreto suspiro, y ocultó la cabeza entre
fué poderoso el que ha sucumbido, vastago ilustre del lina- sus rizos undulantes. Miróla de noche la pálida luna esten-
ge de Bobar-Dutul. der los brazos entre sueños, porque su pensamiento estaba
No sin renombre, contestó Foldath, fueron mis pisadas fijo en el poderoso Crothar. Tres dias festejó Crothar con
á la cabeza de tu linage. A la luz del dia combatí los enemi- Cathmin, y al cuarto dispertaron Jos gamos. Salió Con-lama
gos de Cairbar. Este guerrero aplaudió mis proezas; mas su á la montería, y su belleza veíase hasta en sus pisadas. En-
loza se alzó sin el tributo de una lágrima. Ningún bardo contró á Crothar en la angosta vereda, y volviendo á un
entonó sus cantares sobre el rey de Erin, (6) ¿ ¥ han de re- lado el rostro, lo ocultó entre sus rizos. Encendióse el amor
gocijarse sus enemigos en sus musgosos oteros? No, no se de Crothar, y condujo á Atha Ja doncella del blanco pecho.
Los bardos entonaron el cantar en su presencia, y moró el
regocijarán. Foldath fué su amigo; nuestras palabras se mez-
regocijo en torno de la hija de Cathmin. Dispertóse el orgu-
claron en la cueva silenciosa de Moma, cuando tu, tierno
llo de Turloch, mancebo que amaba á Con-lamala de nie-
rapazueJo perseguías por los campos el tierno cardo. Avan-
ve. Presentóse con sus guerreros en Alnecma, en Atha de
zaré con los hijos de Moma, para combatir al enemigo sobre
los gamos. Salió á la batalla Gormul hermano de Crothar,
sus tenebrosos oteros. Fingal yacerá sin renombre; morirá
cabalgador del carro; salió, pero fué muerto en la contien-
sin fama el canoso monarca de Selma.
da. Levantóse el gemido de su pueblo, y Crothar, silencioso
¿Y juzgas, hombre débil, replicó Cathmor, casi enfu- y ceñudo atravesó el torrente, é hizo rodar al enemigo ¡ejos
recido, y juzgas que puede caer Fingal en Erin sin su re-
nombre? ¿Podrían sus bardos permanecer silenciosos sobre (1) Por la estrangera de Inis-huua se quiere significar á Sulmalla, hija
el sepulcro del monarca de Selma? Se alzaría el cántico en de Conmor, rey de Inis-huna, antiguo nombre de aquella parte de la Bretaña
secreto, y el espíritu del rey se regocijaría; mas cuando tu meridional que está inmediata á la costa irlandesa. Ella habla seguido á
Cathmor disfrazada. Su historia se refiere estensaraente en el canto cuarto.
fallezcas, el bardo entonces olvidará su canto. Oscura es tu (2) Crothar era antepasado de Cathmor, y el primero de su familia que
alma, oh caudillo de Moma: aunque tu brazo es un torbelli- se había establecido en Atía. Kn su tiempo se encendieron las primeras
guerras entre los lirboigos y los caéi. l a propiedad del episodio es evidente ,
(1) Cathmor se distingue por este honroso titulo a causa de su generosi- pues que la desavenencia que nació originalmente entre Crothar y Conar,
dad para con los estraños, la cual era tan grande, que sobresalía aun en subsistió después entre su posteridad, y fué fundamento de la historia del
aquellos tiempos de hospitalidad general. poema.
(2) Fonar, el hombre del cántico. Antes de la introducción del cristianis- (3) De esta circunstancia podremos aprender que el arle de edificar con
mo no se le daba apellido á ninguna persona, sin que antes so hubiese dis- piedra no era conocido en Irlanda en tiempo? tan remotos como los de Cro-
tinguido por alguna acción notable, que debia servirle de fundamento. thar. Hacía ya muchos aBos que la colonia se hallaba establecida en el pais,
(3) Brumo era un lugar de adoración , (Fing. )¡b. (i,") en Craca, que se cuando las artes de la vida civil empezaron á acrecentarse entre ella, y ha-
supone era unade las islas de Shetland. Creían que los espíritus délos muer, llamos entonces mencionadas por primera vez las torres de Atha, ea tiempo
tos la frecuentaban de noche , cuya circunstancia hace mas terrible la pre- de Cathmor, y lo cual no podía aplicarse áediflcios de madera. En Caledonia
sente descripción. El horrible circulo de Brumo, donde , senun decían , los se empezó desde tiempos muy remotos á edificar con piedra. Ninguna de las
espíritus de los muertos ahuliaban en torno de la piedra del terror. casas de Fingal era de piedra, escepto la de Ti-foirmal, el cual era el gran
(4) Parece, por este pasage , que fué Foldath el que habla aconsejado el salón donde se reunían los burdos anualmente para recitar sus composicio-
ataque nocturno. El carácter tenebroso de Foldath , está perfectamente con- nes ames de sujetarlas á la crítica del rey en Selma. No se sabe porque acci-
trastado con el franco y generoso de Cathmor. dente se quemó esta casa, y un antiguo bardo, en el carácter deOsian, nos
(5) Por esta esclamacion, íntima Cathmor su idea de vengar la muerte ha dejado un curioso invenlario de los enseres que contenia.
de su hermano Cairbar. (4) Alnecma, ó Alorecmachl, era el nombre antiguo deConnaught. Ullin
(6) Una de las mayores desgracias que podían acontecer aun hombre, era es el nombre irlandés de la provincia de üister. Para evitar la multiplicación
entre los celias, el que no se cantase sobre su tumba la elegía fúnebre ; pues de notas, daremos aquí la significación de los nombres que se encuentran en
que sin este requisito no podía ser admitido en la «jtojí aérea de sus ante- este episodio. Drumardo , cordillera alta; Calbmin, sereno en. la batalla;
pasaioi. Con-lamlia, mano blanda; lurloth, homire de carcax; Gormul, ojo celeste
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de Alnecma. Volvió triunfante, en medio del regocijo de suelta á los vientos rugidores, á no haber visto Osian, res-
Con-Iama. plandecer erguido el yelmo de Jos reyes de Erin. El ala del
Siguió batalla sobre batalla, y arroyos desangre se ver- águila que le servia de cimera, mecíase en la brisa, y á
tieron sobre arroyos de sangre. Alzáronse los sepulcros de través de las plumas se asomaba un rojizo lucero. Detuve
los valientes, y las nubes de Erin se cubrieron de sus es- el enristrado venablo.
píritus. Reuniéronse los jefes del Sur, en torno del escudo ¡Ante mí está el yelmo de los reyes! ¿Quién eres hijo de
resonante de Croihar. Siguió, con mortal denuedo, las hue- la noche? ¿Será afamada por ventura la lanza de Osian , sí
llas desús enemigos, y lloraron las vírgenes, cabe los ar- llegas á sucumbir? Dejó caer al punto la lanza brilladora.
royos de Ullin. Miraban hacia la cima del monte, pero La augusta forma parecía crecer á mi vista; tendióme la
ningún cazador bajaba por sus senderos. El silencio oscure- mano entre las sombras, y pronunció las palabras de Jos
cía las tierras, y la solitaria ráfaga sollozaba en los herbo- reyes. Amigo de los espíritus de los héroes, ¿ por qué te ha-
sos sepulcros. llo en las tinieblas? En los días de mí regocijo he deseado
Lanzándose como el águila del cielo, con todas sus plumas oír en Atha tus pisadas magestuosas. ¿Por qué he de alzar
bulliciosas, cuando abandona la ráfaga con regocijo, llegó ahora el sañudo venablo? El sol nos verá, Osian, cuando
el hijo de Trenmor: Conar, brazo de muerte, desdeMorven resplandecientes nos inclinemos en la lucha de las armas.
de las florestas, derramó sus pótenlas iras sobre la verde Los guerreros futuros notarán el lugar de nuestra contien-
Erin. Huyeron los hijos de Bolga, ante su carrera, cual las da, y horrorizándose, se acordarán de los tiempos pasados.
hojas que se mezclan y revuelven en los bosques sonoros Lo notarán como la morada de los espíritus, agradable y
ante la furia de] engrosado torrente. Salió á su encuentro deleitosa para el alma.
el monarca de Atha, pero huyeron los adalides de Alnec- ¿Y ha de olvidarse, repliqué yo, el sitio en que nos en-
ma. Retiróse lentamente Crothar , confundida su alma en contramos en paz? ¿Es tiempo agradable para el alma el re-
la aflicción. Resplandeció después en Jas comarcas del Sur; cuerdo de Jas lides? ¿No contemplamos con gozo el lugar
pero turbio como el sol de otoño cuando rodeado de niebla donde nuestros padres celebraron sus banquetes? Pero nues-
visita á Larade los arroyos. La marchita yerba se cubre de tros ojos se llenan de lágrimas al visitar los campos de sus
rocío, y los campos brillan con faz entristecida. guerras. Esta piedra se alzará, con todo su musgo , y ha-
¿Por qué despierta el bardo en mi alma, esclamó Gathmor, blará á los años venideros. Aquí se encontraron Gathmor
la memoria de los que huyeron? ¿Ha venido por ventura á y Osian ; aquí se encontraron en paz los guerreros. Cuan-
susurrar en tu oido algún espectro inclinándose desde su do tti, oh piedra , te hayas reducido á polvo, cuando el
sombría nube, para atemorizar á Gathmor y apartarle del arroyo de Lutha haya agotado sus aguas, entonces vendrá
campo, con las historias de los pasados tiempos? | Morado- el caminante, y reposará en este sitio. Guando la oscu-
res de las tinieblas nocturnas! vuestra voz es para mi una recida luna ruede sobre su cabeza, tal vez se aparecerán
débil ráfaga que hace inclinar la cabeza del cardo, y es- nuestros sombríos espectros, y mezclándose en sus sueños,
parrama su barba en la superficie del arroyuelo. Dentro de le recordarán este sitio. Mas ¿por qué vuelves á un lado el
mi pecho existe una voz, que otros no oyen. Esta voz prohi- sombrío rostro, oh hijo de Borbar-duthul? (1)
be al monarca de Erin retroceder del campo de batalla. (1) No olvidados, hijo de Fingal, ascenderemos á la región
Sonrojado el bardo se ocultó en las tinieblas de la noche. de los vientos. Nuestros hechos son como ráfagas de luz,
Sus pensamientos se fijaron en los dias de Atha, cuando ante los ojos de los bardos. Pero las tinieblas ruedan sobre
Gathmor prestaba á sus cantares grato oido. Sus lágrimas Atha: yace el rey en el polvo , sin que honren su memo-
descienden y enredan los vientos su canosa barba. Erin ria los cantares, porque si bien su alma borrascosa fomen-
duerme en rededor, pero no baja el sueño sobre los párpa- taba un rayo de luz que resplandecía sobre Gathmor, era
dos de Gairbar. Sumergido en sus tenebrosos pensamientos, semejante á la luna entre nubes, que vierte su reflejo so-
vio el espíritu del fallecido mancebo, Presentósele , sin su bre las rojas alas del rayo tenebroso.
renombre, juguete de la ráfaga nocturna. Levantóse el Hijo de Erin , repliqué, mi encono no se mezcla con el
caudillo, y dirigió sus pisadas en torno de la hueste; de vez polvo de su sepulcro. En las alas del águila , huye mi ren-
en cuando heria su resonante escudo. Llegó el estruendo á cor del caudillo fenecido. Si escuchara el cántico de los
losoidosde Osian sobre lacumbre musgosa de Mora. Filian, bardos, Gairbar se regocijaría en medio de los vientos. (2)
esclamé yo, el enemigo avanza; oigo el escudo de la guer- Encendióse el alma de Gathmor. Sacó la daga que fle-
ra. Detente en la angosta vereda: Osian observará su curso. vaba á su costado, la colocó en mí mano, suspirando , y
Si sobre mí caida se precipitase su hueste, óigase el estruen- me volvió la espalda en silencio. Mis ojos siguieron su par-
do de tu escudo. Despierta al rey en su brezal, no sea que tida. Brillaba turbiamente , al apartarse, como un espec-
se mengüe su renombre. Marché ceñido de mis armas, y tro que encuentra al caminante , de noche, en los sombríos
atravesé de un salto eljarroyo que tortuoso giraba su oscu- límites del brezal. Oscuras son sus palabras, como los an-
ra carrera delante del rey de Atha. El rey de la verde Atha tiguos cantares, y la imperfecta sombra se desvanece ante
oyó mis pasos, y con la levantada lanza atajó mi carrera. el primer reflejo de la mañana.
Ya nos hubiéramos mezclado en horrorosa lid, cual dos es- ¿Quién llega del valle de Lubar, de los confines de la
píritus sañudos, que inclinándose desde sus nubes, dan niebla del alba? Brilla en su cabeza el rocío del cielo y sus
pisadas son como las huellas del triste. Es Garril, el de los
(1) l a delicadeza con respecto á Crothar es muy propia en este pasage. antiguos tiempos. Viene de Ja silenciosa cueva de Tura.
Como era uno do los antepasados de Cathmor á quien se dirige el episodio,
el bardo disfraza su derrota mencionando únicamente que huyeron sus Jl Borbar-dullmil, el ceñudo guerrero de los ojos pardo-oscuros. Pode-
soldados. Calhraor lomó á ma! el cántico de Fonar. Como los bardos eran del mos concebir fácilmente que su nombre era adecuado á su carácter, en vir-
«Srden deles druidas, pretendían a una presciencia de los acontecimientos tud de la historia que de ¿1 riliere álaithos, hucia liues del canto seito. Bra
futuros. El rey creyó Que el haber escogido Fonar aquel cántico, provenia de hermano de aquel Colculla, que se menciona cu el episodio con que empieza
una previsión del resultado de la guerra ; y que su propio destino estaba el canto cuarto.
bosquejado en el cuadro de las desgracias de su progenitor Crothar. La acti- (í) Esta réplica abunda en los sentimientos de un alma noble. Aunque de
tud del bardo después de la represión de su patrono , es pintoresca y enter- todos los vivientes era el mas injuriado por Cairbar, olvida todo su encono
neciente. Admiramos la arenga de Calhmor, pero lamentamos el efecto que pues que su enemigo babiasucumbido. ¿Cuan diferente ese.^taconducta de la
Jiace en el alma sentimental m buen poeta. que observan los héroes Ue otros antiguos poemas? Cynthm awm vel«(.
>3 3 0 0 se
Oscura se presenta su sima á mis ojos, á través de las diá- luchando en medio de tu curso á través del cielo. Dulce
fanas dobleces de Ja niebla. Allí tal vez cabalga Giitulino es, sin embargo, la voz del bardo , dulce para el alma de
sobre la ráfaga que encorva los árboles. Dulce es el cánti- Osian. Es semejante al aguacero matutino , cuando rueda
co matutino que parte de los labios de los bardos de Erin. por el bullicioso valle, que dora el sol asomándose de en-
¡Lasólas se acumulan en su retirada! esclamó Carril. tre su niebla , al salir de sus altos pefiascos. Ahora no es
¡Las olas se aglomeran en su temor! Oyen el estruendo de tiempo, oh bardo , de sentarse en la yerba, para escuchar
tu venida , oh, sol; terrible es tu hermosura , hijo del cie- la contienda de los cantares. Fingal está armado en el va-
lo , cuando la muerte se desprende de tus cabellos; cuan- lle. Contempla el escudo refulgente del rey. ; Mira cuan
do ruedas ante tu faz los vapores sobre la hueste pasma- ceñudo aparece su rostro en medio desús espesos rizos! Es-
da; agradables, empero, son tus rayos al cazador, cuando tá contemplando las olas de los guerreros de Erin. ¿Ves, oh
está sentado bajo la peña , para guarecerse de la tormenta, Carril, aquel sepulcro, cabe el arroyo mugidor? Tres piedras
y doras sus húmedos cabellos, al asomarse por la hendida alzan sus cabezas bajo la encorvada encina. Allí yace un
nube : fija los ojos en el vallo , y vé bajar los gamos reto- monarca sepultado en el polvo. Entrega tú al aura su re-
zadores. ¡Hasta cuándo será tu nacer para presenciar las nombre. Es hermano de Cathmor ; abre sus salones aéreos,
crudas lides; hasta cuándo rodarás por el cielo tu sangrien- y sea tu cántico un torrente de regocijo para el espectro
to disco ! Veo las muertes de los héroes, vagar tenebrosas oscurecido de Cairbar. (1]
por la faz tuya.
¿Por qué son tristes los acentos de Carril? esclamé yo. (1) La mañana del segundo (lia después déla aperlura del poema, llega
ahora. Después de la muelle deCutulino , Carril, bijo de Kinfena, su bardo
¿Llora acaso el sol del cielo? Su carrera no conoce mancha, se retiró a las eu vas dr Tura, qui' estaban en la vecindad de J!ol-lena, don-
regocijándose inalterable en sus fuegos. Sigue tu rodar, ¡oh de pasa la escena del poema Témora. Su encuentro casual proporciona á Osian
el cumplir inmediatamente la promesa cjue habla hecbo á Cathmor, de hacer
luz inmarcesible! También , quizás , deberás tú fallecer. que se cantase sobro su sepulcro el canto fúnebre. Kste canto solo ocupa el
Quizás se apodera de tí la hora tenebrosa , y te detendrá, espacio de algunas horas.

Economía rural.
CONSERVACIÓN Y FOMENTO DEL GANADO CABALLAR.

I.

Consideraciones generales. — Ulilidad y ventajas del caballo.

La historia natural como todas las ciencias, de observación propios para la satisfacción de sus necesidades. Pero sujeta
y de hechos, tuvo origen en la infancia del género humano, la obra del hombre á la ley de destrucción , á que están
y acompañó por decirlo así, los primeros pasos del hom- sometidas todas las formas existentes, le prescribió que si
bre sobre la tierra. Nacido este con necesidades y deseos de quería gozar del fruto de sus sudore.?, seria con la condi-
cuya satisfacción depende su vida y felicidad, el instinto de ción imprescindible de destruirlo: y este fruto efímero acu-
su propia conservación le impulsó á estudiar y conocer los mulado desde el momento de la producción por el trabajo
seres que le rodearan para adoptar los convenientes á su hasta el del consumo por el goce , es el solo que constitu-
uso y rechazar los perjudiciales ó nocivos á su salud y á su ye su riqueza ; así como el solo medio de adquirirla con-
existencia. El estudio sucesivo de las propiedades físicas de siste en el empleo de sus facultades físicas é intelectuales.
los seres naturales, dio nacimiento á las artes y á los me- Con efecto , si los hombres se empeñasen en vivir sin tra-
dios ingeniosos que simplifican el trabajo del hombre y au- bajar, nunca serian ricos, aunque tuviesen á su disposición
mentan tan prodigiosamente su fuerza productiva. La se- una estensa y fértil comarca ; porque apenas podrían sus-
guridad de la subsistencia , y el deseo siempre ascendiente tentarse con las producciones espontáneas déla tierra; y
de nuevas comodidadesy goces, multiplicando sus necesida- es probable que en medio del abundante y variado patri-
des y deseos, han producido esa serie admirable de recursos, monio de la naturaleza, fuesen víctimas del hambre y de la
de riqueza y prosperidad, que revelan el bienestar y la gran- miseria. Pero si por el contrario , se dedicasen á estudiar y
deza de la vida social. Asi la astronomía , la agricultura , la distinguir las propiedades de las semillas que ofrece la tier-
industria, el comercio , la economía , la medicina, la física ra , eligiesen las útiles para su alimento , y en vez de con-
y la química, dependen esencialmente del estudio de la sumirlas todas en el acto, reservasen una parte de ellas
naturaleza, que como es sabido, es el tronco común de para satisfacer sus necesidades futuras , y otra parte la con-
donde parten todos los ramos de las ciencias humanas. fiasen á los campos para su reproducción , darían por su
Este estudio es tanto mas útil y necesario, en cuanto la trabajo valor á esta tierra y la convertirían en su riqueza
madre fecunda del universo nos ha concedido muy pocas y propiedad. Si después lograban con su industria cazar los
cosas gratuitamente, si bien nos ha dejado espedito el ca- animales errantes, y en vez de devorarlos al instante,
mino para dirigirnos á ella, y en todas ocasiones la encon- aprendiesen el modo de conservarlos, domesticarlos y mul-
tramos dispuesta á secundar la acción del hombre. La Pro- tiplicarlos, aprovechando entre tanto sus lacticinios, serian
videncia le ofreció los cuerpos orgánicos é inorgánicos, que aun mas ricos, porque mediante su acción y el uso de sus
con él pueblan la tierra, como una materia bruta, para facultades, no solo se convertirían en propietarios de aque-
que cambiándola de forma y de lugar en unos, y modifi- llas tierras y animales, sino que acumularían un escedente
cando su instinto y sus tendencias en otros, les diese á to- de producción que les permitiría suspender su trabajo sin
dos una utilidad, un valor real y efectivo, haciéndolos esperimentar nuevas necesidades. Si después les enseñabaí
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la esperiencia y el raciocinio á cultivar con esmero los cam- gró obtener esa simplificación y facilidad de trabajo, á cu-
pos para alimentar su potencia productiva, y lograban aso- yas distintas operaciones hace concurrir á los anímales mas
ciar á sus trabajos los animales domesticados, serian mas aptos por su organismo y disposición, y á varios agentes
ricos todavía , porque el concurso de estos agentes, simpli- insensibles de la misma naturaleza , como el aire, el agua
ficando su acción , les dejarían el tiempo suficiente para y el fuego, cuya potencia ciega, dando impulso á las má-
fabricarse una casa que les resguardase de las inclemencias quinas, ha contribuido do una manera tan prodigiosa á la
(Je la admósfera, y para hacerse un vestido que cubriese su economía, desarrollo y complemento de la producción.
desnudez y les preservase del rigor de las aguas y de los E! cambio ocasionado por la mano del hombre en los in-
frios. Y como el trabajo bien dirigido escede á las necesi- finitos seres que le circundan, solo puede deducirse do la
dades humanas, á medida que lo economizarían en ciertos comparación de la materia inerte é informe diseminada en
ramos de producción por la sobreabundancia de productos, la tierra o encerrada en sus entrañas, con los innumerables
podrían consagrarlo á otros objetos, creándose nuevas con- ó ingeniosos objetos é instrumentos que facilitan su trabajo,
veniencias y regalos, y aumentado sucesivamente de rique- que le procuran mil comodidades y placeres, sin contar
za y bienestar. Esta ha sido la marcha natural que ha se- esos soberbios y gloriosos monumentos que tanto halagan <u
guido el hombre desde la infancia del género humano, hasta orgullo y vanidad : de la comparación de los vegetales sil-
pl estado de civilización actual, á que le han conducido una vestres y sombríos que se apiñan en las selvas y matorrales,
serie consecutiva de conquistas sobre la naturaleza, apoya- con las variadas y brillantes plantas cultivadas en nuestros
das por las instituciones sociales. campos y vergeles, asi como los frutos ásperos y acerbos de
Como prueba de los adelantos debidos á la observación y aquellos, con los manjares gustosos y delicados de estas; de
constancia de los hombres, comparémoslos rudos, sencillos la comparación, en fin, de los anímales silvestres errantes
é informes procedimientos de las primeras artes destinadas en los bosques, con los domesticados bajo su influencia y
á satisfacer sus necesidades naturales, con el mecanismo y dirección, y destinados á su alimento, á su recreo, á m o -
perfección de la industria moderna, destinada á satisfacer ver las máquinas, á la labranza, al acarreo y conducción,
las mismas necesidades, y los variados, delicados é infinitos y á tantos otros usos económicos, cuyo solo catálogo no
goces que han nacido de los progresos de la civilización ; y podría contenerse en los límites de un artículo.
hallaremos una diferencia tan monstruosa que apenas cabe Ahora bien , una de las conquistas mas importantes que
en el dilatado círculo de la posibilidad. Mas para llegar á debemos á esa serie de esperimentos, de combinaciones y
un estado tan admirable, ¡cuántos errores y conflictos, de profundos raciocinios, consiste en el conocimiento y aso-
cuántos esperimentos inú- ciación á nuestra industria
tiles y cuántas vicisitudes y del bruto mas noble, útil
trastornos no se liabrán y laborioso, del mas s u -
opuesto á esta marcha pro- miso y obediente que p u e -
gresiva del entendimiento da encontrarse en la tier-
humano! El hombre ha te- ra ; en una palabra, del
nido que luchar constante- caballo, compañero inse-
mente con las continuas parable del hombre en ¡as
reacciones de la naturaleza tareas de la paz y en los
y de la sociedad ; no parece peligros de la guerra, des-
sino que una parte de su tinado á compartir con él
poder se ha declarado con- sus fatigas y trabajos, y á
tra sus mismos intereses proporcionar un dulce des-
para obstruirle el camino canso á las amargas agita-
que debiera conducirle á ciones de su vida efímera,
la verdad : de otro modo precaria y miserable. En
los resultados hubieran sido prueba de su importancia
mas rápidos y portentosos. social, vemos que todos los
pueblos del mundo civili-
El estudio de la natura- zado se esmeran á porfía
leza y las instituciones so- en mantener y multiplicar
ciales ; hé aquí los resortes Raza árabe.
su género, en perfeccionar sus castas desde la arrogante,
mas poderosos, que á pesar de tantos inconvenientes y con- bellísima y noble raza árabe, hasta la robusta y corpulenta
tradiciones, han conducido al apogeo de la gloria y de la casta normandaó sajona, para adaptarlas convenientemente
prosperidad. Pero ha sido necesaria una esperiencia secular alas diferentes operaciones que pueden desempeñar; y solo
para descubrir los verdaderos elementos de la organización á este cuidado esmerado se debe la conservación de su im-
política, y cometer acertadamente al depositario del poder portante utilidad, porque es bien sabido que cuando la ma-
social el encargo de proteger los intereses de los asociados, no del hombre abandona á la acción natural el desarrollo
reparar sus contratiempos y desdichas, y facilitarles los me- de los seres sujetos á su dominio , pierden estos su calidad
dios de una felicidad solida y positiva: misión tanto mas facticia; es decir, se degeneran insensiblemente hasta r e -
grande y sublime, en cuanto secunda y completa en la tierra ducirse á su tipo primitivo. Esto es lo que está sucediendo
la obra mas grande y perfecta de la creación. con nuestra decaída y hoy casi insignificante raza caballar.
La naturaleza no menos opuesta ocultó al hombre sus Parecía natural que al tratar nosotros de la regeneración
tesoros en las tinieblas del misterio ; pero habiéndole do- y fomento de esta clase de ganado , empezásemos por con-
tado al mismo tiempo de un instinto investigador, penetró siderar la organización del caballo, sus costumbres, su ali-
este al través de mil obstáculos en el arcano de sus leyes mento, su educación y sus relaciones, para que presentán-
inmutables y las asoció á sus trabajos como agentes incom- dole bajo SU aspecto natural, dedujésemos los principio^
parablemente superiores á sus fuerzas productivas. Así l o -
» 302 K
mas luminosos á nuestro propósito; pero nos proponemos empeño de funciones no menos importantes: entre estas
seguir un orden inverso; y dejando para mas adelante todo ocupan un lugar preferente esas complicadas é ingeniosas
lo relativo á la cria ó educación caballar, vamos ahora á mecánicas que reciben el impulso de este robusto y vigoro-
considerar esta importante grangería con relación á la eco- so animal, dando asi un producto que exigirla el concurso
nomía social, y á esponer los medios de conservarla y pro- de centenares de operarios humanos. En nuestro pais
pagarla á impulsos de la acción tutelar y reparadora de la particularmente, donde tan poco difundida se halla la apli-
administración pública. cación del vapor á la maquinaria, el caballo proporciona
Hemos dicho que la asociación del caballo al trabajo del estas fuerzas motrices wn bastante economía. También coo-
hombre ha contribuido de una manera portentosa á aumen- pera el noble bruto á la producción fabril impulsando las
tar su potencia productiva, y á desarrollar los gérmenes de máquinas hidráulicas para surtir á la fabricación del agua
su riqueza y bienestar; y ahora nos proponemos corroborar que es uno de sus principales elementos; contribuye igual-
nuestro aserto, indicando ligeramente las diferentes opera- mente acarreando los materiales para la construcción de fá-
ciones que están á su cargo, y para cuyo desempeño nues- bricas y otros edificios manufactureros; y por último con-
tra acción lenta, fatigosa y limitada, exigiría un concurso de duciendo las primeras materias hasta la mano del productor.
fuerzas considerable, ó una estension inmensa de tiempo. Pero donde el caballo presta sus mayores y mas impor-
Los escritores de todas las épocas que se han ocupado de tantes servicios es en el comercio: encargado del trasporte
las relaciones de los seres naturales con el hombre, y del de los efectos del trabajo, tanto naturales como manufac-
provecho que este puede sacar de cada clase, familia, género turados, para desenterrarlos de los centros de producción y
ó especie en particular, todos convienen en dar una distin- llevarlos al mercado donde los reclaman las necesidades del
guida preferencia al caballo. No se crea, sin embargo, que consumidor, los carga sobre su lomo, ó los arrastia en un
tratemos nosotros de apoyar con luminosas é innumerables carro ó los conduce sirgando de un buque en los rios y ca-
alegaciones, un principio reconocido generalmente por la ra- nales de navegación, contribuyendo de esta manera á una
zón y la viva esperiencia: nos limitaremos á citar al célebre economía considerable de gastos y de trabajo, á acelerar la
Buffon , que al decir de un filósofo estranjero, apareció en circulación de la rique/a y á multiplicar las comodidades y
el mundo para ilustrar con su genio vasto y fecundo el es- goces de todas las clases del Estado.
tudio de la naturaleza, como un brillante metéoro sale de Debemos observar que ademas de las operaciones que
la profunda noche é ilumina de repente el horizonte. Ageno desempeña el caballo en los tres ramos enunciados, ofrece
á ese espíritu de sistema que ha encadenado á los natura- un contingente á los mismos, durante su vida y aun después
listas , y considerando en su clasificación metódica á los de su muerte. A la agricultura por ejemplo le proporciona
animales por su utilidad ó importancia en la sociedad hu- su estiércol, mantillo escelente para abonar los campos; á
mana , coloca en primer lugar al caballo: y esta seria segu- las artes químicas y fabriles, la grasa de sus carnes, los
ramente la mejor prueba que pudiéramos aducir en apoyo huesos, los cascos, las cerdas y las pieles; y en el comercio
de nuestro aserto, sino tratásemos de ser mas esplícitos en es un objeto muy apreciable de cambio y especulación que
la esposicion de estas cuestiones, individualizando mas los se ofrece en todas las ferias y mercados, y de cuya impor-
principios y su aplicación, como vamos á proceder. tancia nos ocuparemos mas adelante.
Si consideramos el caballo, á este importante agente de Por lo dicho observaremos que el caballo concurre con
producción, por el lado de la economía rural, y seguimos to- sus fuerzas á la formación déla riqueza social en los tres ra-
das las operaciones que tienden á desarrollar la fuerza vege- mos que la constituyen; la agricultura, las artes y el comer-
tativa de los campos, le veremos abrir el seno de la tierra cio. Pero como las exigencias de la sociedad reclaman para
dando impulso al arado para prepararla á la reproducción , su complemento, ademas de las riquezas materiales, una
tarea la mas necesaria y trascendental de la agricultura que administración pública que dirija los esfuerzos de los asocia-
practicada con el azadón exigirla la concurrencia de veinte dos á un objeto común, y proteja todos sus intereses; re-
y cuatro operarios por cada yunta de ganado, en una can- sulta de esto la necesidad, entre otras instituciones, de una
tidad igual de labor; le veremos en seguida llevar la rastra fuerza armada que mantenga el orden interior y rechace los
ó rastrillo para limpiar las tierras labradas y sembradas ar- insultos estranjeros que pudieran alterarlo. Y hé aquí como
rebañando sus raices, desterronarlas y comprimirlas, para el caballo contribuye también á la conservación de la armo-
facilitarla germinación; le veremos dar movimiento á las nía social y de la seguridad de los pueblos, constituyendo
norias ú otras máquinas hidráulicas para procurar la sangre en el ejército una de las armas mas importantes, prestan-
y la vida á estos campos fecundados; y al recoger el labra- do sus servicios no solo á la tropa de caballería, sino tam-
dor el fruto de sus afanes, le veremos también acarrear las bién á la artillería para su conducción , asi como la de fur-
plantas segadas y llevarlas á la era, ocuparse en la trilla, gones , bagages etc. Igualmente se ocupa este precioso animal
ya girando y pisando la parva, ya tirando de las carretas, en otros cuerpos civiles, como la policía , resguardo, guar-
cilindros ó tablones para triturarla, segregar la paja del gra- da-bosques, guarda-caminos, y otros destinados á mante-
no, y conducirlo después á las paneras ó troges. En las ner el orden establecido.
vendimias, en las cosechas de todos géneros, en las podas, A cargo de la administración están otras funciones de in-
en los plantíos y en todas las faenas mas significantes de los terés general ó puramente local no menos importantes, que
campos, veremos al caballo siempre dispuesto á secundar la igualmente desempeña el caballo. Entre aquellas haremos
acción productiva del horiibre, abreviando y simplificando mención de las postas y correos; y entre estas del uso de
su trabajo. Y por último en la molienda de cereales, en la las bombas hidráulicas para apagar los incendios, la limpie-
fabricación del aceite y en otros ramos de las artes primarias, za de las poblaciones, el riego de los paseos y otros proce-
le veremos igualmente dar dirección ó movimiento á los dimientos para el aseo público.
molinos y máquinas, y encargarse del trasporte de los pro- El estado social y los progresos de la civilización han des-
ductos preparados para servir de primeras materias ó para pertado al deseo de una multitud de regalos y comodidades,
el consumo. cuya satisfacción ha pasado á ser una necesidad imperiosa
En la industria fabril tiene á su cargo el caballo el des- en los pueblos cultos. También concurre el caballo 4 estos
M 303 i€
beneficios materiales y á estos goces del alma, ya llevando en el supuesto de destinar los caballos al ejército y á otros
al hombre en su grupa, ó conduciéndolo en su carruaje, á usos civiles, podría desempeñar todas estas funciones, y
distantes ó estraüas tierras, cuando la necesidad le obliga á echada al natural un solo hijo bastaría para reemplazar á su
hacer largos viajes; ó á las cercanías de su vivienda é inte - madre en su vejez y la muerte de esta no defraudaría las
rior de las poblaciones, cuando el recreo y el bienestar asi esperanzas del labrador, ni aniquilaría su riqueza. También
lo exigen: ya acompañándole en sus placeres y cc/ncurrien- pudiera en su lugar emplearse la muía tan común en nues-
do á formar parte de ellos; y asi en la caza, en las carre- tro país, pero dejamos para mas adelante manifestar lo per-
ras , en los circos, en las plazas de toros y en todos los fes- judicial de este ser infecundo y destructor, tanto parala
tejos públicos se levé ostentando su habilidad ó su belleza. agricultura como demás ramas de la economía social que re-
i Y en cuántas circunstancias azarosas de la vida no es el ca- claman ganados productivos. En cuanto á la industria y
ballo un compañero del hombre, un amigo celoso, fiel é comercio cualquiera otro animal que se emplee para la im-
inestimable? pulsión de las máquinas y conducción de efectos, será mas
La preferencia que damos á este precioso animal sobre lento,pesado ó menos vigoroso que el caballo.
los demás sujetos á nuestro dominio, es debida á su orga- Ahora bien, se nos dirá que los adelantos de las ciencias
nización física, á su fuerza muscular, y á su ligereza; á su aplicados á las artes , han simplificado estas operaciones,
sufrimiento y sumisión, y á otras cualidades que le dan por sustituyendo á la fuerza animal la fuerza del vapor, en las
escelencia la aptitud necesaria para los diferentes cargos fábricas y caminos; pero debemos observar que estas fuer-
que desempeña. Porque si bien pudiera sustituirse su ac- zas motrices han multiplicado la producción, y el acarreo
ción cooperativa por la de otros agentes naturales, la espe- y transporte de primeras materias, y efectos manufactura-
riencia y la convicción concurren de concierto para demos- dos han seguido la misma progresión, y como es bien sabi-
trar que ninguno podría llenar tan complicadamente como do que el vapor no estiende se potencia á todos los puntos,
el caballo el cúmulo de tantas y tan diversas necesidades. sino que se halla circunscrito á un círculo limitado, resulta
Por ejemplo, si en vez de este empleáramos el buey en la nivelarse aquella disminución con este aumento; y así el
agricultura, resultaría si se quiere una economía al la- número de caballos ha subido mas bien que bajado en los
brador , porque el alimento de este es mas barato que aquel, pueblos que han adoptado los procedimientos de la indus-
pero prescindiendo de la lentitud en el trabajo y de la tria moderna. Véase sino la Inglaterra que tanto uso hace
mayor dificultad en la dirección de las labores, se limitaría del vapor; cuéntese el número de sus caballos, y compára-
su acción á la labranza de la tierra y arrastrar lenta y peno- se con el de nuestro país, donde apenas era conocida la
samente una carreta, porque incapaz para otras operaciones aplicación de semejante procedimiento, y se verá una dife-
rurales que exigen soltura y actividad, tendría que ser sus- rencia tan notable, comparativamente con la ostensión de
tituido por otro ganado; una yegua empleada en el campo. ambos suelos, que apenas puede concebirse.

María.
(Conclusión.)
lágrimas. No es esto decir que después de la muerte de
CAPITULO V, Margerin no hubiera podido casarse ventajosamente, por-
EN EL QUE MAESE PASTELOT SE CASA.
que á despecho de sus cuarenta y cinco años, Catalina estaba
todavía fresca y bella; pero á todos los que solicitaban su
La señora Catalina Margerin , hija de un mercader de mano, contestaba con una negativa formal, alegando que
Soissons, se había casado á la edad de veinte y un años con habia resuelto llevar hasta su muerte el nombre del marido
un joven mercader de lienzos á quien amaba desde su in- que durante quince años la habia hecho tan feliz. Nada
fancia. Nunca la mas pequeña incomodidad ni sinsabor ha- habia cambiado en su casa; y si habia tomado una criada
bían venido á turbar sus puros y sencillos amores; y con no anciana, lo habia hecho mas bien por no vivir sola, que por
menos calma y felicidad vio pasar el tiempo que estuvo ca- los servicios que podía prestar á la sexagenaria.
sada. El trabajo y la ternura, tal fué su vida halsta el dia Con tales antecedentes fácil es juzgar la afectuosa acogida
fatal en que la muerte le arrebató á Margerin quince años que halló María al lado de aquel pobre corazón despojado
después de su matrimonio. Catalina creyó sucumbir de do- de la sola afección que le habia llenado. Catalina amó desde
lor , y sin los tiernos cuidados de su hermana la señora Pas- luego á la joven como hubiera amado á una hija si se la hu-
telot, aquel la hubiera conducido al sepulcro; pero la afec- biese dado Dios. María encontró en aquella ternura sencilla y
tuosa ternura de su buena hermana la hizo apreciar la dulce, lo que jamás le habían dado ni la egoística protección
existencia, y se resignó poco á poco á la cruel separación que de la condesa ni la benevolencia del obispo, ni la celosa
la dejaba en tan grande y triste aislamiento. familiaridad de sus compañeras del convento, ni aun la ad-
Ya habian trascurrido diez años desde la muerte de su hesión de la anciana abadesa; porque en los modales de ésta
marido, y la señora Catalina no se habia quitado el luto ; habia un no se que de respeto hacia la joven que reprimía
pero poco á poco habia ido recobrando su alegría. Sola en las efusiones de su corazón. La señora Catalina , al contra-
su tienda, de la que no salia sino por la mañana temprano rio , amaba á su aprendiza de igual á igual, con el abandono
para ir á misa, jamás habia murmurado contra la voluntad de una alma ansiosa de ternura, que hallaba al fin un ob-
de Dios. No obstante, cuando pasaban por delante de su jeto á quien prodigarla. Esta ternura inteligente no tenia
tienda dos esposos ya de edad, suspiraba, y si algún niño de por otro lado nada exagerado en su espresion: sentía al lado
sonrosadas mejillas venia á jugar á la puerta de su casa, ó de María un bienestar tranquilo y una tranquilidad indeci-
se paseaba de la mano coa su madre, sus ojos se llenaban de ble; adivinaba sin esfuerzo y naturalmente lo que pedia
M 304 ^
ser agradable á la joven, y se lo procuraba antes que ésta María s'e ruborizó; pero afortunadamente para ella la se-
tuviese tiempo de desearlo. Sentíase alegre y contenta cuan- ñora Catalina no la miraba, pues de lo contrario no se le
do María se entregaba con ella á largas conversaciones fa- hubiera escapado su turbación. Aun no se había repuesto
miliares, que unían cada vez mas sus corazones. María de su agitación, cuando la señora Margerin vino á
Ambas se levantaban al ser de dia: su primer cuida Jo era ayudarle á quitar el vestido y la condujo á la cueva, donde
ir á misa; á la vuelta ayudaban á la criada en los quehace- según el uso del país, se hallaba la cocina y el horno.
res de la casa, y en seguida se peinaban y vestían modesta En esta tarea pasaron una parte de la velada: la señora
pero graciosamente. A pesar de sus cuarenta y cinco años, Catalina hizo su torta, en cuyo trabajo la ayudó María con
los magníficos cabellos rubios de la señora Catalina no ha- una inteligencia y destreza superiores á todo elogio. En se-
bían perdido nada de su matiz encantador, y sus ojos negros guida volvieron ambas á sus habitaciones, en donde nume-
brillaban con el resplandor de la juventud, lo que sin em- rosas abluciones hicieron desaparecer las señales blanquizcas
bargo nada quitaba á sus facciones regulares de suespresion que la harina y la pasta habían dejado en los brazos de la
llena de dulzura. Su vestido negro sentaba maravillosamente señora Margerin, y en las torneadas y finas manos de Ma-
á la blancura de su rostro y cuello; y por último , si bien ría. Hecho esto se acostaron, y nuestro deber de historia-
no tenia el aspecto de una gran señora , parecía á lo menos dores fieles, nos obliga á decir que María no se durmió tan
una muger todavía hermosa, á la que nadie hubiera dado fácilmente como otras noches.
mas de treinta y cinco años, aun examinando su rostro con No era menor la agitación que en la misma noche reinaba
severidad. en casa de Pastelot: su hermana y Juana no hablaban de
La belleza de María se caracterizaba al contrario, por la otra cosa que de la nueva aprendiza de la señora Margerin,
distinción que se notaba en su persona y modales. y el corazón de Juan latía con violencia, sin que pudiera
Los marchantes no podían preguntar sin cierta timidez y darse cuenta de los motivos que le hacían latir. Al fin, llegó
embarazo á esta joven que parecía una reina, el precio de el dia solemne; la señora de Pastelot se dirijió con sus hijos
las telas. Al pronto se entendían mejor con la señora Cata- á oír la misa mayor, y en la iglesia encontró á la señora Mar-
lina, pero cuando oían la dulce y suave voz de la aprendi- gerin y á María. Catalina cambió una afable sonrisa con su
za, cuando conocían su graciosa complacencia, se dirigían á hermana y su sobrina. Estas saludaron á María que les hizo
ella con preferencia. María se había puesto al corriente en una reverencia , y que ocultó el rubor de su rostro con el
su profesión con una facilidad que estasiaba á la señora Ca- libro de devociones que llevaba. Juan se sentía algo cortado,
talina: sin contar que la joven reemplazó desde el dia si- y nunca asistió con menos devoción al santo sacrificio de la
guiente de su llegada á un viejo torpe é indolente, que misa. No obstante sus esfuerzos, sus miradas se fijaban in-
todas las noches iba á anotar en los libros de la tienda y voluntariamente sobre María.
ajustar las cuentas del despacho; porque la señora Margerin Terminado el oficio divino, todos juntos se dirijíeron á
á semejanza del mayor número de las mugeres del pueblo casa déla señora Margerin. Las dos jóvenes iban del brazo;
en aquella época, apenas sabia escribir, y no lela con mu- Juan ofreció el suyo á su tía, mientras que su madre se
cha facilidad. apoyaba en el otro , y de esta suerte atravesaron la plaza
Salvo el tiempo que empleaban en la comida, pasaban mayor y llegaron al almacén. En el camino la señora Cata-
todo el dia en la tienda trabajando con actividad pero sin lina no cesó de repetir bajo todas formas el elogio de su
fatiga, y con las muchas distracciones que ofrecían la con- aprendiza, sin olvidar que monseñor el obispo le había ido
tinua presencia de marchantes. Pero la noche era su tiem- á hacer, á ella, la señora Margerin, tres visitas en cuatro
po de felicidad y de recreo: sentábanse ambas cerca de una dias. La buena muger acompañó esta gran noticia con al-
mesa; y mientras que María anotaba los libros 6 se entre- gunas reflexiones acerca de haber elegido el prelado su
tenia en alguna labor de mano, la señora Catalina con su tienda entre todas las demás de la ciudad para colocar en
media en la mano hablaba á su aprendiza de mil cosas que ella á su pupila; pero gracias á Dios, novio la sonrisa que
admiraban á la pobre niña. Su ignorancia de las cosas del sus reflexiones hicieron asomar á los labios de su sobrino.
mundo asombraba por su sencillez la misma sencillez de la Llegada la noche le pareció á Juan que el día había pa-
buena señora. Estas conferencias duraban hasta las ocho; sado con una rapidez espantosa, y que diez siglos lo separa-
cenaban en seguida, y á las nueve rezaban sus oraciones ban del domingo siguiente. Juana no tenia boca para mani-
delante de un crucifijo de marfil y de ébano. Después se re- fesar cuan graciosa y encantadora le había parecido María,
tiraba cada una en su habitación, y ffí) tardaban en dormirse y la señora Pastelot estaba cstremadamenle satisfecha de los
dichosas y tranquilas. cuidados y atenciones que la joven había tenido con ella.
Era lunes el dia que María entró en casa de la señora —No es nada orgullosa , decía sin pensar que hablaba de
Margerin; y cuando llegó el sábado confesó que no compren- una aprendiza de su hermana, porque así como todos se
día como se había pasado aquella semana. Volaba el tiempo sentía encantada de que María la hubiese tratado con dul-
para la joven con una rapidez que no había conocido ni en zura y benevolencia, y maquinahnente rendía homenage á
el convento, ni al lado de la adusta hermana del obispo. la superioridad que la pupila de la abadesa de Ntra. Sra.
— ¡Oh! estanoche, hija mía,dijo la señora Catalina después ejercía sin saberlo sobre todos los que la veían; superioridad,
de haber cerrado la tienda y cuandoMaría se preparaba como que , sea dicho de paso , no había contribuido poco al ódÍQ
de costumbre á sentarse delante de la mesa , esta noche te- y á las humillaciones con que la había abrumado la condesa.
nemos que hacer algo mas que bordar ó hacer media. Ma- Así transcurrió un año para la afortunada familia y para
ñana vienen á comer á casa, mí hermana y sus dos hijos, María. El obispo iba á menudo á visitar á su protegida; y
según acostumbran, y debemos pensar en el modo de ha- para librarse de las escenas violentas de su hermana, que
cerles un buen recibimiento. Por lo tanto , nos quitaremos conceptuaba como un insulto que se le hacia el afecto que
estos vestidos, y bajaremos á la cocina para amasar una gran el prelado profesabaá la joven, había tomado el partido de
torta, porque á mi sobrino le gustan mucho , y no se con- mandar detener su litera delante de la casa del corregidor
tenta con un pedacito. Juan es un lindo chico, añadió, y que vivía en la misma calle de la señora Margerin , y desde
estoy segura que te ha de agradar. allí se deslizaba á lo largo de la pared y entraba en la tien-
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da donde se procuraba el triple placer de ver á María, de — Gracia;, monseñor, replicó Juan confundido,y ya se
DOtar la satisfacción de la señora Margerin, y de hablar con disponía á solicitar de nuevo la bendición del obispo y á
los marchantes que llenaban la tienda. volver á su casa, cuando el prelado le llamó.
Por lo que hace á Juan nunca le faltaban negocios, que — Pero me parece, amiguito , le dijo, que hemos olvi-
le obligaron en un principio una ó dos veces á la semana , dado alguna cosa.
después todos los dias, y últimamente dos ó tres veces al — ¿Qué, monseñor?
(lia, á irá casa de su tia, en la que pasaba horas enteras. — ¡ Toma ! ¡ lo mas esencial de todo después déla mugerl
La señora Catalina se sonreía á hurtadillas, y María se po- ¡la dote!
nía inquieta y triste cuando Juan se tardaba. Pero al punto — Me he anticipado á vuestros deseos, monseñor! He
que el joven se presentaba, asomaba la alegría en su rostro, dotado á mi esposa con 4000 escudos!
y en verdad que la elegante figura de Juan justificaba el in- — Sin contar que ella te lleva 12000 , que sus padres
terés de la aprendiza. desconocidos, hicieron llegar á la difunta abadesa de Nues-
Pasado algún tiempo , sucedió que un domingo , al punto tra Señora de Soissons. Por loque hace á mi regalo de bodas,
que Juana vio á María la abrazó con mas ternura que acos- creo que no quedarás descontento. ¡Pero cómo! ¿la noticia
tumbraba, y la señora Pastelot, tomándola de la mano la de poseer un caudal que no esperabas no te sorprende ni te
llevó á la tienda, que estaba cerrada, y la dijo sencilla- regocija ?
mente : — Yo era bastante rico para ambos, monseñor, y ade-
— Querida María, Juan os ama, ¿queréis ser su muger? más hubiera deseado....
María ocultó su rostro en el hombro de la anciana y se Juan se detuvo.
echó á llorar; pero sus lágrimas eran de alegría. La señora — Vamos, acaba; hubieras deseado....
Pastelot dejó que pasara aquel momento de emoción, y en — Hubiera deseado que María me lo debiese todo, aña-
seguida volvió adentro dando la mano á la joven. dió bajando los ojos.
— Juana , dijo, abraza á tu hermana. — ¡Eres un honrado y escelente joven I replicó el obispo
Las dos encantadoras criaturas se abrazaron tiernamente conmovido. Pero no por esto debe María estarte menos re-
y Juana besó la mano de su madre. conocida; y 12000 escudos no son para incomodar á nadie.
La comida que siguió á estos esponsales , y todo lo res- Adiós; ¿cuándo es la boda?
tante del día fué muy feliz para aquella inocente familia. — Dentro de quince días, monseñor.
Concluida la comida fueron á pasearse al jardín. Juan se Juan volvió á su casa y contó á María y á su familia las
atrevió á ofrecer su brazo á María. Era la primera vez que buenas noticias que le había dado el obispo. Al momento
hablaba á solas con la Joven. las cuatro mugeres se pusieron á trabajar con el mayor ar-
— ¿No es verdad, le dijo, que me amareis siempre? dor. Las dos jóvenes se ocuparon de los trages de la novia;
María dejó caer tímidamente su mano en la mano de su la señora Pastelot del aposento nupcial, y la señora Marge-
feliz novio, é inclinó la cabeza sobre el pecho; de pronto la rin que se sonreía al pensar en la felicidad de María y que
levantó: lloraba á la idea de separarse de ella, limpiaba la plata, sa-
— Porque he de ocultar, dijo á media voz, lo que me caba del armario los manteles adamascados , y formaba en
envanezco de poder deciros: ¡Juan, también os amo! su mente la lista de los platos que se habían de servir en la
Juan sintió que se le doblaban las rodillas; pero en brev^ comida de bodas á la que debía asistir el obispo. Por últi-
mo, llegó el día memorable. A las doce de la mañana , en-
se repuso de aquella corta y viva emoción. No sabemos lo
vió el obispo dos desús carruages á la puerta del mercader.
que después se dijeron y las palabras que cambiaron , pero
La encantadora novia, acompañada de la señora Pastelot, de
cuando la familia volvió á la casa, los semblantes de ambos
Juana , y de la señora Margerin , subió en el primero; Juan
jóvenes espresaban una dulce intimidad , y habían perdido
y otros tres amigos suyos se colocaron en el segundo; y to-
la falsa vergüenza de su dicha.
dos se encaminaron á la iglesia catedral que estaba adorna-
Al día siguiente Juan Pastelot muy aderezado y compuesl-
da como en los dias de las grandes solemnidades.
to , pasó á ver al señor obispo de Soissons. Evidentemente
sospechaba el prelado la causa de aquella visita, ó leia los El obispo , con sus hábitos pontificales, aguardaba á los
motivos en el rostro del digno joven, porque antes que éste novios en la puerta de la iglesia, y les dio el agua bendiia,
se levantase y mientras le daba su bendición , le dijo: ; como pudiera haberlo hecho con un principe. En segui-^
— ¡Ahí ¡ahí hijo mió, parece que ahora no equivocáis da los condujo al pié del altar mayor, donde el síndico de
las jóvenes con las viudas viejas. Las miras frente á frente, la corporación de mercaderes de paños acompañado del
y aun deseas mirarlas de mas cerca: esto se conoce en ti^ síndico de los mercaderes de lienzos, tuvieron el yugo nup-
ojos. I cial sobre las cabezas de María y de Juan. £1 obispo, con-
.1—Puesto que monseñor conoce el objeto de mi .visita', cluida la ceremonia dirigió una plática i los recien desposa-
espero que se dignará.... dos, y en seguida fué á ocupar su asiento en la .comida de
— ¿Darteá María por esposa? Ya hace un año que con- bodas, que hizo mucho honor á la señora Margerin, y de
cebí ese proyecto y que aguardo su ejecución. Sí, hijo mió, la que se habló en la ciudad durante ocho dias.
te doy la mano de esa querida niña, y me complazco el A la semana siguiente el obispo convidó á comer en su
confiar el cuidado de su felicidad al joven mas digno que yo palacio á la familia Pastelot. Su hermana la señora Lido-
conozco. ria , hacia un mes que se habia ausentado para pasar á Pa-
Juan saludó respetuosamente. rís , donde la llamaban importantes negocios de familia-
— Y será monseñor tan bueno que se digne asistir al
banquete nupcial. CAPÍTULO VI Y ÚLTIMO.
— Y también celebrar yo mismo tu matrimonio en mi
iglesia catedral, asistido de todo el clero. Quiero desplegar SACRIFICIO T DESENLACB.
una pompa que haga hablar de tus bodas dentro de cien
años. Diez años trascurrieron, sin que en ellos aconteciese
TOMO lU. 39
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olra &osa de notable qae la muerte de la señora Lidoria que « mo mucho por la suerte de esta pobre niña, ya que no
falleció en París, devolviendo á su hermano eJ obispo «na « por su vida; pues no he sufrido ya poco por su amor. El
libertad que no supo que hacer de ella, y una tranquilidad a 18 de julio de este año de gracia, cuando mi esposo d con-
con la quenopodia avenirse en un principio. Pero no tardó « de de Bothwell tuvo que fugarse hacia Noruega, los lores
mucho en sacar su partido de aquella vida que se deslizaba « miembros del consejo secreto de Escocia, me propusieron
para él tranquila y sin incomodidades, gracias á Ja respetuo- « que negase mi unión con dicho conde , y la declarase for-
sa amistad que le profesaba Juan Pastelot, su esposa y todos « zada é ilegítima; pero aunque cuando en decirlo así no
los individuos de la familia del pañero, inclusa Juana que « hubiera faltado á la verdad, porque solo al verme con el
se habia casado con un platero de la ciudad La señora Mar- « puñal en la garganta consentí en este matrimonio, he re-
gerin habia traspasado su tienda é ídose á vivir con su sobri- te husado obstinadamente teder al deseo délos lores del con-
na y su antigua aprendiza. El obispo no tenia mayor satis- « sejo secreto, porque llevaba en mi seno el fruto de nuestra
facción que cuando sentaba á su mesa á Pastelot y los suyos, « unión; y la declaración que se solicitaba que hiciese, lo bu-
á escepcion de los dias en que iba á comer en casa del pa- « biera llenado de vergtienza y de oprobio. Yo he escrito á
ñero. Lo único que le afligía algo era el no haber podido ser « mi familia de Lorena, y me ha censurado amargamente
todavía padrino de algún hijo de Juan, porque esta era la « mi maternal perseverancia. Así, no tengo mas amiga fiel
sola felicidad que Dios habia negado á los jóvenes esposos- « y segura que vos á quien poder confiar mi querida hija,
Cuanjdo se trataba de esto, los ojos de María se llenaban de « nacida en medio de la prisión y de la desgracia. Criadla ,
lágrimas, y creyendo que estas lágrimas eran efecto de su « y educadla en secreto en vuestra abadía, sin revelar á na-
indiscreción, el obispo se prometía no tratar mas del asunto; « die ni aun á ella misma el secreto de su nacimiento. Si
mas á poco volvía á sacar la conversación, porque esta era « alcanzo á ver dias mejores traeré á mi hija á mi lado. Sí
unajde lasideas que mas divagaban en su cerebro septua- « la adversidad continúa persiguiéndome, vale mas que viva
genarío^y débil. « oscura é ignorando su sangre real: yo sé demasiado lo que
A escepcion de esto , nada faltaba á la felicidad de Paste- « cuesta llevar una corona. No obstante no la hagáis tomar
lot ni á su bienestar; y sí continuaba con su tienda , era « el velo ni pronunciar los votos hasta después de mí muerte.
mas bien por ocuparse en algo que para aumentar su for- « ¡Adiós! querida María, dulce compañera de mi juventud
tuna, que le daba lo suficiente para atender á todas sus ne- « en esa corte de Francia, ¡ adiós! Os confio el tesoro mas
cesidades. Su esposa pasaba desde las nueve de la mañana « precioso que le queda á una reina, prisionera de su her-
hasta las cinco de la tarde en el despacho; pero así que daba « mana, ün amigo decidido, cuyo nombre no me atrevo á
esta hora, se dejaban para el día siguiente todos los nego- « estampar por temor de perderle, se encarga, esponiendo
« su vida, de llevaros mi hija. Adiós!
cios, y la familia se entregaba á honestas y sencillas distrac-
ciones de las que por lo común participaba el obispo. « MARÍA , Reina. »
En el año de 1603 hacia principios de junio fué necesario
hacer algunos reparos en el altar mayor de la iglesia cate- Al leer estos papeles quedó el obispo asombrado é in-
dral. £1 obispo DO quiso dejar á nadie el cuidado de sacar el quieto.
tabernáculo, los vasos sagrados y las hostias consagradas. — I Válgame Dios I dijo al fin ; ahora sí que la he hecho
Al hacer esta operación , halló entre aquellos objetos, con buena! He casado con un mercader de panos la hija de la
no poca admiración suya una caja de oro sellada con las ar- reina de Escocia , hermana del rey JacobO que acaba de su-
mas del obispo su predecesor, y depositada en un rincón que bir al trono por muerte de la reina Isabel I ¡Dios quiera que
siempre permanecía oculto cuando se abría el tabernáculo. esto no me acarree alguna desgracia.
Tomó el obispo la caja, se retiró con ella, y después de ha- Mientras examinaba los apergaminados títulos del naci-
ber consultado por largo tiempo si la abriría, se decidió á miento de María, llegó un page á decirle que la abadesa del
hacerlo, pues habiendo trascurrido mas de veinte años desde convento de Ntra. Sra. de Soissons le rogaba pasase al punto
la muerte de su antecesor, podía satisfacer su curiosidad sin á verla al convento para un asunto de la mas grave y de la
escrúpulo de conciencia. Abrió Ja cajita, y halló en ella un mas alta importancia. El obispo por un presentimiento ins-
rizo de cabellos encerrados en un medallón de oro: acom- tintivo comprendió que se trataba del secreto que la casua-
pañaban á esta reliquia dos pergaminos.- el uno era una par- lidad le habia hecho descubrir, y se dirijióá la abad/a com-
tida de bautismo que decía así: batiendo aquella idea. Así que llegó halló á la superiora en
la mayor agitación, en presenciado un joven distinguido á
« En nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu-Santo ,
quien prodigaba los mas humildes testimonios de respeto-
« Yo, Luis Gerónimo, obispo de la diócesis de Soissons ,
— Monseñor, le dijo la abadesa así que vio al obispo;
« bautízé el 10 de febrero del año 1568 de nuestra salva-
monseñor, hé aquí á S. A. R. el príncipe de Gales que viene
« cien', ala muy alta y muy poderosa señorita María Stuard,
á informarse en nuestro convento de una joven que debió
« hija legítima de S. M. cristianísima María , reina de Esco-
haber entrado aquí hace unos treinta y cinco años. ¿Tenéis
« cía y de Inglaterra, y de Jacobo, conde de Bothwell. Fue-
conocimiento de este hecho, del cual yo no me acuerdo ?
« ron sus padrinos el muy venerable hermano Mac-Mahan
« del orden menor de S. Benito, y la muy venerable señora Al pronunciar estas palabras estaba pálida y temblorosa.
« María Mowbray, abadesa de la abadía de Ntra. Sra. de — Sin embargo, deberíais acordaros de esa joven le con-
testó el obispo, que no se sentía muy satisfecho, y que com-
« Soissons.
prendía la necesidad que tenia de justificarse á costa de la
« En fé de lo cual he firmado.
abadesa; deberíais acordaros con tanto mas motivo, cuanto
« t GERÓIHÍMO , obispo. » que á pesar de mis observaciones y súplicas os empeñasteis
Hé aquí el contenido de la carta que estaba unida á la de que saliese del convento, bajo el pretexto de que nada ,
partida. á pesar del testimonio déla abadesa en su lecbade muerte,
« Querida y venerable señora María: justificaba la legitimidad de su nacimiento, y que por lo
« En el momento en que os escribo me hallo presa en el tanto no podía ni tomar el velo en la abadía, ni permanecer
« castillo de Lochleven, y acabo de dar á luz una hija. Te- en ella por mas tiempo como pensionista.
X 307 se
La abadesa se moría de miedo, porque el joven príncipe — ¿Un consejo caballero? i un consejo á mí? djjo María,
cuya fisonomía era naturalmente severa, fijaba en ella unas sonriéndose.
miradas que espresaban un amargo descontento. — Sentaos y escuchadme. Hay en una ciudad de Fran-
— ¿ Y qué ha sido de esa desgraciada á quien espulsasteis? cia, no importa el nombre, una muger de ilustre origen;
preguntó el príncipe. digamos mas, de origen real.... Esta muger está casada con
— La albergué en mi casa, se apresuró añadir el obispo; un plebeyo, con quién se ha casado , ignorando á que gran
y si vuestra A. R. lo consiente le contaré cuanto le ha su- familia pertenecía.... ¿Me escucháis bien?
cedido á esa persona, y hasta se la presentaré á V, A, Pero, — Os escucho con toda mi alma, caballero, respondió
añadió, creo que este asunto exige secreto , y si mi palacio conmovida.
episcopal no fuese un albergue indigno del heredero de la — Hoy van á revelar á esa muger el secreto de su naci-
corona de Inglaterra.... miento. ¿Qué pensáis debe hacer?
— Acepto vuestra hospitalidad, señor obispo; pero no — ¿Vive su madre? preguntó María con una angustia
perdamos tiempo, porque deseo conocer los pormenores de visible.
esa aventura que es para mí del mayor interés. — Su madre ha muerto.
Antes de salir se volvió á la abadesa: — ¿Y su padre? añadió con voz alterada.
— Mucho tenéis que acusaros en todo esto, señora, le — Su padre.... No era digno de su ternura ni de su res-
dijo. Y si á ello agregáis la indiscreción de revelar el secreto peto. También ha muerto.
de mí nombre y los motivos de mi visita, el rey de Francia — ¿Y qué se propone á esa muger?
os tratará con severidad. — Que anule su matrimonio, que no puede ser legítimo;
Durante el tránsito de la abadía al palacio episcopal, el porque al contraerlo ignoraba á que clase pertenecía.
obispo, á cuyo carruage habia subido el joven príncipe, le — ¿Y qué recibirá en cambio esa muger?
refirió todo lo que sabía de María, empero sin decirle nada — Un lugar cerca del trono.
del hallazgo de los pergaminos, porque el príncipe de Gales — Caballero, le dijo levantándose y con voz firme ; os
parecía hacer un mii^terio del nacimiento de aquella á quien diré terminantemente que sí esa muger titubease en per-
habia ido á buscar el convento de Ntra. Sra. manecer fiel á su marido, y pensase salir de su feliz oscu-
Ya en el palacio, el prelado vio oscurecerse la frente de ridad solo merecería desprecio.
su huésped cuando llegó á la revelación del matrimonio de Y como Garlos la mirase asombrado.
]a hija de María Stuard, y mas todavía cuando tuvo que — Sí, desprecio, continuó; porque llenaría de dolor y
confesar que su marido era un mercader de paños. El prín- de deshonra al que no habia titubeado un momento en ele-
cipe empezó á andar á paso largo, dejando al buen obispo varla hasta él, en dividir con ella su fortuna y su nombre ,
en una mortal inquietud y encomendándose á Dios en voz cuando solo era una pobre mendiga sin asilo. ¿No es verdad
baja. monseñor, que esto seria una vileza?
Por último , el príncipe se detuvo en frente del obispo. El obispo fingió no oiría y pareció absorto en el breviario
— ¿No sabéis nada acerca del origen de esa joven ? le pre- que ojeaba.
guntó. — ¿Y si se tratase de vos, no cambiarian vuestros senti-
Y fijó en el obispo una mirada tan penetrante que el an- mientos , señora?
ciano tomó los pergaminos hallados en el tabernáculo y se — Sé que se trata de mí, caballero. Vuestras palabras me
los presentó. A su vista, el hijo de Jacobo I dio una patada han esplicado con bastante claridad las palabras misteriosas
en el suelo, y profirió palabras de cólera que no por ser de la digna abadesa que me recojió y educó. Ellas mr dicen
dichas en inglés espantaron menos al que las escuchaba. porque la santa muger me rodeaba de respetos estraños;
— ¿Y esa mager, preguntó, tiene conocimiento de estos ellas me dan á entender porque me abrazaba estrecha y do-
pergaminos? lorosamente el día en que se rogaba en el claustro por el
— Habrá unas dos horas que los he descubierto, y ella descanso del alma de la reina de Escocia María Stuard.
ignora que existan. El príncipe estaba confundido al ver tanto ánimo y ele-
El príncipe los leyó otra vez, y pareció deliberar consigo vación de ideas.
mismo lo que debía hacer. Al fin , resolvió ver á María, y María continuó:
no decidirse á nada antes de haberla hablado; así, pues, — Señor, si vos sois el encargado de revelarme el secreto
mandó al obispo que la mandase llamar. de mi nacimiento, ya lo sé; si venís de parte de mi herma-
— Para que no sospeche nada , dijo el prelado sin saber no el rey Jacobo á ofrecerme un lugar al pié de su trono,
lo que se decía, le mandaré á decir que es para encargarle agradezco en el alma su piadoso recuerdo, pero no puedo
un poco de terciopelo. aceptar sus ofrecimientos. Quiero vivir y morir siendo la
El príncipe hizo un gesto de cólera tan violento que el muger del hombre honrado que durante tantos años me ha
obispo estuvo á punto de morir de miedo. hecho feliz. Ya no hay en Soissons nada de María Stuard,
— j Oh Dios mió! murmuró enjugándose la frente, ¡ Dios solo queda la muger de Juan Pastelot.
miol ¿qué sucederá en todo esto? El príncipe Garios tenia el rostro cubierto con las manos.
María no tardó en llegar. A la vista de la nobleza de sus Por lo que hace al obispo se creía juguete de un sueño , y
modales y de su aspecto puro y sereno , el príncipe se sintió se agitaba convulsivamente sobre su asiento. El hijo de Ja-
algo desarmado. Se quitó el sombrero de anchas alas que cobo se levantó al fin , y se arrodilló delante de María.
hasta entonces habia tenido en la cabeza, y la saludó silen- — ¡ Yo soy el nieto de vuestra madre, la dijo , yo soy
ciosamente. Miróle María sorprendida, y en seguida reparó vuestro sobrino el príncipe Garlos de Gales 1 permitidme
en el semblante descompuesto del obispo. Sin embargo, no que os bese la mano, porque sois una criatura noble y digna
se desconcertó, y preguntó qué tenia monseñor que man- de respeto y de admiración. Voy á partir para Londres ;
darle. referiré escrupulosamente al rey mi padre cuanto acabo de
— Señora, le dijo el príncipe, como sí hubiese tomado §a oir y de presenciar, y le suplicaré llame á su ladoá vuestro
partido; se trata de pediros un consejo. marido. El que ha sabido merecer vuestro amor no puedf
% 308 ic
spr un hombre vulgar. Mi padre le dará títulos de nobleza de los tiempos pasados, y se sonreían aun á los tiernos y
dulces recuerdos que evocaban. Sentadas á su lado y oyén-
— ¡No, interrumpió María al príncipe, no, monseñor! dolos con un silencio respetuoso se hallaban una muger que
Juan Pastelot no es mas que un plebeyo; la nobleza , los parecía tener unos cuarenta años y una bellísima joven que
títulos y las grandezas no le sentarían bien. Yo lo amo, lo no pasaba de diez y siete; eran la hija y la nieta de loses-
respeto y lo venero ; sus menores deseos son órdenes para posos Pastelot, la linda Francisca, futura esposa de Enrique
mí; pero gemiría y sufriría si lo viese entre los grandes se- Raparlier, que también era mercader de paños. La joven,
ñores, burlándose de su sencillez y de sus modales. Monse- sentada en un cojín á los píes de su abuela, prestaba atento
ñor , permitidme que abraze una vez, solo una vez , al hijo oído á la relación de las pompas nupciales que había des-
de mi hermano, y solo me quedará rogar á Dios me con- plegado el obispo de Soissons cuando se efectuó el matri-
ceda la felicidad de reunirme con mi madre en el cielo. En monio de su protegida con Juan Pa.stelot. Las venerables y
el cielo, donde no hay nobles ni plebeyos, sino bienaven- dulces facciones de la anciana se animaban al hacer aque-
turados iguales ante la clemencia divina. Llevad palabras llas descripciones, y Juan sentía correr una lágrima de feli-
de bendición á mi hermano; decidle que su hermana, la cidad por sus mejillas nonagenarias. Para dominar su emo-
humilde y pobre muger de un mercader, dirigirá diaria- ción se levantó y se aproximó á la ventana ; su cuerpo no
mente al Todopoderoso fervientes oraciones por su felici- se había encorbado aun, andaba con firmeza y soltura, y
dad. Los reyes tienen mas necesidad de oraciones que los sus cabellos, blancos como la nieve, caían en abundancia
demás hombres: ¿no es verdad, monseñor? sobre sus espaldas. Asi que la señora Pastelot concluyó su
— Sí, respondió gravemente el joven príncipe; la corona narración, el anciano se colocó detrás de ella, se inclinó y
es una carga pesada y á veces fatal. Acaso obréis con mu- arrimó sus labios á la frente casi sin arrugas de María.
cha prudencia permaneciendo alejada de ella. Adiós, seño- — Y desde aquel día solemne, hija mía, mi querida
ra ; referiré al rey mi padre lo que acabo de ver y de oir y su Francisca, dijo Juan, jamás, entre ios malos ratos que la
sabiduría sabrá apreciar la generosa resolución que habéis voluntad divina ha arrojado en mi oscura existencia, ni uno
tomado. Adiós, querida tía. solo ha sido causado por tu abuela. Muger activa y laborio-
Al concluir estas palabras la abrazó tiernamente y se re- sa, esposa tierna, madre cariñosa, ha esparcido á manos
tiró. Mas antes de salir del aposento volvió de nuevo atrás. llenas la felicidad sobre todas las afortunadas criaturas que
— Antes de separarnos, ¿no tenéis nada que pedirme? la han rodeado. Hemos visto morirse, una después de otra,
— Que os acordéis algunas veces de mí. todas las personas que amábamos, que nos amaban, y que
— Nunca os olvidaré, corazón noble y leal, ¿pero vuestra desde el cielo velan por nosotros. Las hemos sentido y llo-
fortuna?... rado; pero al llorar bendecíamos á Dios, porque si su mi-
— Sobra para atender á nuestras necesidades. sericordia divina nos las quitaba , era para ponerlas á sus
— Si alguna vez tenéis que solicitar algo de mi padre ó de pies en el Paraíso. De toda nuestra familia, de todos aque-
mí, juro concedéroslo en cuanto lo manifestéis. llos amigos, solo quedan ya tu abuela y yo ; esperando sin
— Gracias, Carlos.... gracias monseñor. temor de hora en hora el momento en que á nuestra vez
— Tiene V. A. R. á bien decirme qué hago de estos tí- tengamos que presentarnos á la presencia de nuestro sobe-
tulos , preguntó el obispo presentando los pergaminos al rano Juez ; nos ha dado tantos bienes, y tan pocos males,
príncipe. que seriamos los cristianos mas ingratos y culpables si nos
— Entregádselos á mi tía. hubiésemos separado del camino de salvación.
— ¡ De mi madre! i una carta de mí madre I | oh I dád- — No traigáis á la memoria esas tristes ideas de separa-
mela , dádmela! ción en el momento en que voy á casarme, padre mío;
Y leyó la carta en medio de sollozos; así que concluyó de venid mas bien á ver los lindos tragos y todas las demás
leerla, dijo: cosas que mi madre y mi abuelita han dispuesto para mi
— Quédame un deber que llenar. Guardaré cuidadosa- matrimonio. Y además, Enrique, no quería decíroslo hasta
mente estos cabellos, santa y preciosa reliquia de mi ma- mañana cuando fuésemos á la iglesia, pero yo no puedo
dre ; pero esta fé de bautismo, esta carta, hé aquí lo que tener secretos para vos; además, sabed que monseñor el
debo hacer de ellas. obispo de Soissons va á celebrar nuestro matrimonio, como
Y arrojó los dos pergaminos en la chimenea, donde en su antecesor celebró el vuestro, querido abuelitol Cuando
breve los consumieron las llamas. monseñor supo que Enrique se casaba conmigo, le dijo:
— Y ahora, monseñor, adiós: quiera el cielo haceros tan — Imitaré á mis antecesores: ellos han casado á la abuela
feliz como deseo. y á la madre de vuestra futura, y yo casaré á su bija. Vos
El príncipe partió, y el obispo se quedó solo con María sois hijo del síndico de la comunidad de mercaderes de pa-
(}ue estrechaba contra sus labios los cabellos de su madre. ños, y maese Pastelot es el hombre mas honrado y digno
— Juan Pastelot, dijo el prelado, no se sorprenderá poco, de respeto que conozco. ' .^
1:1 dejará de mostrarse muy reconocido cuando sepa toda El anciano tembló de alegría al oír aquella fausta noticia.
osta maravillosa aventura, y vuestro generoso sacrificio. Hacíasela repetir, cuando lasóla criada que había en la
— Juan Pastelot, jamás sabrá nada, contestó María. casa se presentó á anunciar que un caballero solicitaba ver
El obispo la tomó una mano, se la llevó respetuosamente á la señora María Pastelot.
á sus labios y la humedeció con una lágrima de admiración. Maese Pastelot mandó á la criada que lo introdujese, y
— Sois la muger mas noble y virtuosa que he conocido, á poco entró en la habitación un joven de diez y nueve
dijo. años, vestido de negro. Acercóse respetuosamente á la an*
ciana, puso una rodilla en tierra , sacó de su seno una carta
con sello, y no pudo contener sus sollozos. La señora Ma-
Pasemos por alto muchos años, y trasladémonos al mes ría rompió el sello, y contentó con lágrimas á l^is lágr|m«>
de febrero de 1649. María y Juan Pastelot, sentados en- del joven ; éste se^rrojó áJosibrazosj,de,!a anciana, quien
trambos al lado de la chimenea, conversaban dulcemente lo estrechó contra su pecho. Los testigos desaquella escena
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imprevista, incluso el mismo Pastelot, la miraban sor- — ¡Qué importa! ¡Nada me supone la vida I El marqués
prendidos. . , d'Ormond á la cabeza de un partido poderoso se dispone á
— (Cómo! esclamó al fin Marfa; ¡los desventurados no combatir ai infame Cromweil: allí está mi lugar. Adiós.
han respetado á su dueño, á su soberano! ¡Lo han asesina- — ¡Dios miol dijo la anciana arrodillándose, mientras
do! ¡Ay! estraña á las cosas de este mundo, ignoraba desde que los demás instintivamente la imitaban ; ¡Dios mió! ig-
el fondo de mi humilde existencia hasta la prisión, hasta los noro las cosas de este mundo, y solóse humillarme delante
peligros de mi sobrino! ¡Garlos! ¡ vos á quien vi tan noble, de vuestros impenetrables designios; pero si la voz de una
tan generoso, vos habéis perecido bajo el hacha del ver- pobre muger puede llegar hasta vos, ¡Diosmio! escuchad
dugo I á la mas humilde de vuestras siervas, y proteged á este po-
— ¡Sí, noble y querida tia, sí! Al dar muerte Isabel á la bre huérfano!
reina vuestra madre, enseñó al pueblo inglés como se cor- En seguida se levantó y con sencilla magestad puso su
taba la cabeza á un rey. El pueblo aprovechó la lección, y mano sobre la frente de Carlos II, hizo en ella la señal de
ha tratado al nieto como Isabel trató á la .abuela. la cruz, y dijo:
Pastelot y sus hijos escuchaban asombrados aquellas re- — Ahora, señor, prontitud, y cumpla V. M. su deber.
velaciones del elevado origen de María. Pero la pobre mu- El monarca proscrito iba á retirarse, cuando Juan Paste-
ger estaba demasiado abismada en su dolor para notar su lot se aproximó á él respetuosamente.
turbación. — Señor, le dijo, yo no soy rico, pero hé aquí mi nieta
— ¡Lo han juzgado! ¡Lo han condenado y decapitado! que se casa bien. Por lo tanto, si os dignaispermitirme que
En medio desús sufrimientos, y mientras que, semejante á os ofrezca para ayudar á vuestros nobles designios 300,000
Cristo, su divino modelo, aproximaba á sus labios el cáliz libras....
de la amargura, se acordó de vos, cuya sabiduría ha pre- — ¡Oh! ¡lo que haces es noble! Juan, está bien hecho,
ferido la dicha de vuestro maTJdo y una existencia oscura esclamó María.
pero tranquila, á las fatales grandezas del regio mando. La —, Señor, añadió la madre de Francisca; participo de los
carta que tenéis la escribió para vos la víspera de su supli- sentimientos de mi padre, y sacrificaremos gustuosos nues-
cio : un subdito leal la recibió esponiendo su vida, y me la tro último escudo en servicio de vuestra causa; si tuviese
entregó con no menos dificultades y peligros. Leedla, que- un hijo; su vida os pertenecería.
rida y venerable tia. Leedla, hija de María Stuard, para — ¡ Oh! esclamó Carlos I I ; la sangre real jamás se des-
que yo oiga otra vez las palabras del rey-mártir. miente: todos vosotros sois nobles y generosos Stuardos.
¡Gracias, gracias! porque acabáis de prodigar dulces con-
La señora María leyó conmovida:
suelos á mi corazón dolorido.... No necesito aceptar vues-
« Querida y amada hermana de mi padre: en vísperas de tros sinceros ofrecimientos; el rey de Francia ha puesto á
« comparecer á la presencia de Dios, quiero daros este últi- mi disposición cantidades considerables.... ¡Adiós, todos!
« mo testimonio de mi ternura y del recuerdo que conservo adiós. Rogad por el rey Carlos.
« de vos. Sé que vivís todavía, y que nada ha turbado la Y el joven rey se alejó.
«vida prudente y feliz que habéis elegido, porque á la vez Entonces e] viejo Pastelot se aproximó á María y tomó
«que be respetado vuestro secreto, mi solicitud no os ha sus manos entre las suyas.
« olvidado, y todos los años un mensagero fiel iba á saber — ¡Me habéis ocultado vuestro secreto, María I ¡No ha-
«como os hallabais, y volvía á contármelo. Mi hijo osen- béis querido abandonar al humilde mercader de paños para
«tregará esta carta, juntamente con un rizo de mis cabe- ir á sentaros al lado de vuestro hermano el rey!
«Uos. Ponedlos con los de vuestra madre, asesinada como — ¿Y el mercader de paños, no se casó conmigo cuando
«yo. Y después consolad á mi hijo, al pobre huérfano. era pobre, huérfana, sin nombre y sin asilo por haber sido
«Repetidle que quiero que perdone como yo perdonoá los espulsada del palacio episcopal?
«que me matan. Adiós, querida y amada tía; volveremos — Pero al menos ¿por qué no me habéis dicho el inmenso
« á vernos en el cielo. sacrificio que hablas hecho?
« CARLOS , rey.» — Porque la idea de ese sacrificio que nada me costaba,
hubiera turbado vuestra felicidad; porque á cada momento
— Ahora que he cumplido el encargo de mi padre, que- hubierais pensado que yo echaba de menos un rango en el
rida tia, dadme vuestra bendición y recibid mi despedida. que no .pensaba.
— ¡Vais á partir! ¿Tan pronto? En seguida, para poner fin á la conversación, añadió:
— Voy á conquistar el reino de mi padre. — Vamos, bijas mias, vamos á la cocina. Ya es tiempo
— ¿Vais á arrojaros en medio de sus asesinos? ¡Os ma- que pensemos en hacer la torta de boda. Apesar de mis
tacán también I ochenta años, quiero hacerla yo misma.
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Academia de dibujo de la ciudad de Vitoria.


Elj grabado que de una suscricion vo-
acompaña estas li- luntaria. Tuvo esta
neas es el frontis del idea el éxito mas feliz,
bonito edificio cons- y animados sus a u -
truidoj espresamente ' tores se dirigieron al
para academia de di- gobierno solicitando
bujo en la ciudad de un impuesto de un
Vitoria. Concluyóse maravedí sobre libra
en 1830 bajo la d i - de carne, que con-
rección del entendido cedido contribuyó á
arquitecto don Beni- elevar la academia á
to de Morasa, no d e - un alto grado de
jando nada que desear prosperidad.Con este
su distribución inte- producto se atendió
rior. Esta academia al costo de la cons-
fué fundada y soste- Academia de dibujo de la ciudad de Yitoris. trucción del citado
nida en un principio edificio, y á ampliar
por la célebre Sociedad Vascongada, hasta su estincion. los ramos de enseñanza. Son infinitos los jóvenes que la re-
Posteriormente, y siendo muy notable la falta de ella, r e u - ciben gratuita en esta academia, estando aquella concretada
niéronse en 1818 varios sugetos de Vitoria y convinieron á la arquitectura civil, dibujo, yeso, paisage, talla, arit-
establecerla de nuevo, atendiendo á sus costos por medio mética y geometría.

La capilla de San Jorge.


LEYENDA ATENIENSE.

El Ática estaba en poder de los turcos, el Pyréo no recibía recogidos por él y conservados como reliquias. Bien pronto
ya las galeras coronadas con los laureles del triunfo, y a u n - entonando un salmo griego, lento y monótono, se arrodi-
que la sepultura de Temístocles estuvo siempre á la entrada lló sobre las gradas de mármol elevadas en algún templo
del puerto, los marineros, evitando todos el escollo, igno- pagano, y celebró la santa misa, asistido de Spiridion. Las
raban hasta el nombre de lo que les proporcionaba este asi- plantas aromáticas del monte Himeto confundían sus per-
lo contra la tempestad. fumes con el humo del incensario é invitaban á respirar el
Arrojados de templo en templo por sus opresores, no ha- aire de la mañana, asi, una vez terminada la misa, el joven
blan conservado los griegos para el culto cristiano mas que se lanzó en medio de los campos. Después de haber vagado
la humilde capilla de San Jorge, fuera del Atenas, al Oeste, algún tiempo, alegre como las abejas que fabrican la rica
entre el Pnyx (1) y la colina de Museo. Su arquitectura bi- miel, se dirigió hacia la sima de una colina, dominada por
zantina , mezclada con el orden antiguo y el barbarismo que la tumba de Filópapus, general y favorito del emperador
le sucedió, le hacia remontar al tiempo del Bajo imperio; Adriano.
por cima de la puerta, un pequeño bajo relieve del mases- Este monumento circular muy elevado, le servia de o b -
quisito gusto, representando una festividad pagana, estaba servatorio, y montando en la grupa del primero de los seis
incrustrado entre dos grifos groseramente esculpidos en la caballos que estaban de frente conducidos por el guerrero
piedra; la cúpula de ladrillos no estaba adornada de cruz, del carro de un bajo relieve, llegó fácilmente á la estatua de
porque el único medio de conservación era no atraer las Filópapus, sentado en medio, como los antiguos senadores
miradas de los infieles. romanos que aguardaron á los galos y recibieron la muerte
Guando los primeros rayos del dia, penetrando á través en sus sillas curules con sus varas de marfil en la mano.
de las columnillas de mármol de las ojivas-ventanas, ilu- Los buenos resultados acrecentaban su audacia: se subió en
minaban las gigantescas figuras de San Jorge y San Deme- los hombros de uno de los compañeros del general, coloca-
trio á caballo, y otros varios santos pintados al fresco, el j o - dos en los dos nichos laterales, y llegó hasta la última pie-
ven diácono Spiridion se levantó de su estera de palmas dra con una agilidad que hubiera causado vértigos á otro.
para encender los amarillos cirios del altar, formado por una Permaneció largo tiempo agachado, maravillado de lo que
cruz de Malta. El Papas (2) Christodoulus (3) oraba hacia vela á sus pies, ü n navio empavesado, en cuyo mástil bri-
ya mucho tiempo en el ángulo mas oscuro, cerca de los res- llaba la media l u n a , echaba el ancla en el golfo de Atenas,
tos de sus hermanos martirizados por los turcos, y donde á alguna distancia del puerto , porque la poca profundidad
los blanquizcos huesos privados de sepultura, hablan sido del agua y los muchos islotes, no le permitían aproximarse
á la orilla.
(1) Pnyx, trituna de mármol inmediata al monto Hymeto, y on la que
Demóstenes arengó á los atenienses. ¿Qué traía al Ática ; era su alegría, ó su dolor?... Spi-
(2) Papas, sacerdote del rilo griego. ridion bajó apresuradamente y corrió á la capilla á pedir
(3) christodoidus, nombr» propio que signiüca servidor de Dios.
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permiso para volver á la playa; partió llevando pan de maíz La población compuesta de algunos miles de griegos, h u -
y de olivos negros, único alimento de los griegos durante mildes , abatidos , con vestidos miserables y sin armas , de
sus dos largas cuaresmas (1). El camino era largo y áspero turcos y judios, se precipitaba por ver al bajá que se ade-
para sus pies de doce años ; pero la curiosidad avivaba su lantaba hacia la baranda de Acrópolis, donde las fortifica-
marclia , de modo que á las dos estaba en el Pyréo. ciones mas intactas que las murallas nuevas , presentaban
Cien genízaros, inmóviles en la playa , aguardaban una todavía á la vista los trozos de las columnas del antiguo
chalupa , que habia salido del barco que anclaba , llevando Partenon , destruido por Mardonio , y que Temístocles hi-
á sus estados al nuevo bajá de Atenas , Mourad-Ben-Is- zo incrustar allí, para que la vista de estas ruinas escitase
mael, que desembarcó delante de los soldados prosterna- la venganza de los griegos contra los persas.
dos y montó en seguida á caballo. Estaba en la fuerza de Después de haber pasado los Propyleos, que servían anti-
la edad : sus espesas cejas ocultando en parle la brillantez guamente de entrada , y donde las columnas dóricas esta-
de su melancólica mirada , su negro bigote sombreando su ban enterradas hasta la mitad , Mourad se encontró frente
desdeñoso labio, y su nariz aguileña, daban una hermosura á frente del Partenon , esta grande ruina de un gran pue-
salvaje á su figura, en la que la dureza inspiraba terror. blo , sepultado con su libertad bajo los escombros de sus
La escolta seguía á pié y armada los pasos de su caballo, monumentos. Sin embargo , poco conmovido de la grande-
que caracoleaba á pesar de la gravedad de su ginete , de la za de los Parnatenes, y de la disputa de Minerva y Neptuno,
pesada silla encarnada. y de las numerosas placas de oro se dirigió hacia la muralla, donde se veían otros pequeños
que la cubrían , sin que los largos estribos que servían de templos llamados el Erecleum, dedicados á Minerva Spo-
espuelas, fuesen necesarios para estimularle. lías, á Neptuno y á Pandros hija de Cecropis. El primero
Acrópolis (2) se veia en lontananza dorado por el sol p o - estaba sostenido por las cariátides, del segundo no queda-
niente , al través del bosque de seculares olivos , que r o - ban mas que algunas columnas jónicas, y sobre el tercero,
deaban el camino, siguiendo acá y allá la dirección de la en los frisos ligeros como el bordado y construido con el
muralla de Pericias. Al cabo de una hora, la tropa llegó al mármol del Pínthélico, flotaba el estandarte otomano, con
templo de Teseo, primer vestigio de gloría del otro lado la medía luna y las estrellas de oro sobre campo azul. Este
de los mares. Sus columnas^dóricas resplandecían vistosa- era el palacio del bajá de Atenas.
mente como si hubiesen salido el dia antes de manos del
arquitecto; solamente algunos pedazos desprendidos del IL
frontis oriental, anunciaban una degradación reciente.
— ¿ P o r q u é , preguntó Mourad , yacen estas piedras á El sol de oriente doraba con sus rosadas tintas las cariá-
nuestros píes? se han desprendido hoy. tides, que parecían prontas á sacudir el peso de sus corni-
—Muy alto y muy poderoso señor, respondió el jefe de sas para visitar los edificios inmediatos. Los esclavos negros
la tropa , algunos genízaros advirtieron ayer que las abejas iban y venían por el Acrópolis transportando las alfombras
habían establecido su morada debajo de las esculturas , su- y tapices. Se debían ensayar los cañones venecianos: y cada
bieron sobre ellas y rompieron el mármol para cojer un po- íopji (1) tendido bajo su pieza, fumaba su pipa de largo
co de miel. tubo de guindo , aguardando impasibles las órdenes de su
— Cíen palos á cada uno de esos golosos, dijo el bajá. señoría.
El Jus-Bachi (3) se aventuró temblando á replicar. El bajá , penetrando á través de las destrozadas columnas
— Que Alá proteja tu señoría , y me libre de incurrir en do la fachada lateral del Partenon, se encontró en la eella (2)
tu enojo ; pero la demolición de este edificio no merece tu que los primeros cristianos habían transformado en iglesia,
atención. Sábete que ha servido de iglesia á esos repro- y los turcos en polvorín; durante el sitio de los venecianos
bos que trajeron los primeros la religión cristiana á los en 1682, una bomba arrojada por ellos cayó allí, ylaesplo-
griegos. síon destruyó en parte una maravilla que el trascurso del
Un poco mas lejos, las miradas del bajá se fijaron en un tiempo había respetado.
especie de terrado inmediato á la colina de la cindadela, en En medio de las ruinas del templo pagano^y de la iglesia
donde se veían las sillas enrules de mármol. cristiana, acababan los musulmanes de edificar una mezqui-
— Parece que esos infieles dejan sus huellas por todas ta,grosera, por sus azules cúpulas y sus paredes blanqueadas
partes; no es una cruz lo que se eleva allá arriba. con cal, junto al dorado reflejo de las columnas que aun se
— EíTendi, lo que os parece asi no es mas que una es- conservaban en p i é , y de la brillante blancura de los t r o -
cavacion en la roca; puede ser que ellos la hayan hecho, zos que estaban derribados. Algunos hosíangis (3) disputa-
para perpetuar la memoria del apóstol Paulo , que dirigió ban entre sí; la aproximación del amo los apaciguó bien
un discurso á los Atenienses en ese sitio , llamado el AREÓ- pronto, mas él quiso saber la causa de sus debates.
PAGO donde tenían su residencia los magistrados desde el —Señor, le dijo uno de ellos, escavando al oriente del
reinado del tercer rey del Ática. templo para enterrar á mi perro, he descubierto esto y no
El altar consagrado al dios desconocido , las estatuas de sabemos lo que con ello hemos de hacer.
Espongmes, entre las de Triptolemo , con los cuerpos ter- Y diciendo esto, le enseñaba la estatua nuevamente exhu-
minados por dos serpientes ; la biblioteca de Adriano, con mada de una muger sentada, con el casco en la cabeza, y
las columnas corintias de mármol azul, y la Algora, entra- estremadamente hermosa; las telas de sus vestidos parecían
da del mercado, se encontraban al paso del acompañamien- trasparentes, tenía los brazos cruzados y á sus pies un ave
to , á través de las cabanas , que salían de enmedio de las nocturna.
ruinas y se agrupaban al rededor de los monumentos que Despues'deun momento de reflexión respondió Mourad,
le servían de abrigo. La calle del bazar, era la única á quien — El santo profeta prohibe toda representación del hom-
se podía dar este nombre, aunque estrecha y tortuosa.
(1) Topji, artillero. Palabra turca.
(I) Los griegos tienen dos cuaresmas de cincuenla dias cada una. (2) Celio, inlcrior.delos templos pagauos.'separado del pórtico por una
Í2) Acrópüíts, ciudadela. Paiabra griega muralla.
(3) Jus-Bachi, capiían. Palabra turca. (3) Bosíanff's,soldado. Palabra turca.
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bre ó de la miiger, y ademas esto debe ser una Paga- dientes delante de sus tiendas. El, cielo estaba cargado de
nia.... (1) que sea destruida. negras nubes, y surcado por relámpagos sin trueno. Sin
Diciendo estas palabras, asestó un saJ)lazo tan violento á embargo , algunas figuras aisladas desfilaban por la puerta
la cabeza de la estatua, que los pedazos de mármol botaron de Adriano , y por la honda montaña que servia de en-
contra las columnas; y los soldados muy contentos la arro- cierro en el Estadio (1), y se escurrían sin ruido en la som-
jaron en los escombros; en breve no quedó mas que una bra ; eran de gente de pobre catadura, sin el turbante y el
masa informe, de la Minerva, obra maestra de Fidias. rojo caftán; pero si se entreabría su doble zamarra, se veía
Subiendo la escalera de espiral, construida en el espesor el mango de un puñal colgado en su faja.
del muro, al occidente, llegó el bajáá la cumbre de! Parte- Era preciso que un motivo muy poderoso los juntase
non, donde estaba establecida su tienda. Desde este punto, cerca del templo de Júpiter Olímpico que empezado al
que era el mas elevado, podia observarlo todo, y aunque oriente de la ciudad, por el emperador Adriano con una»
bárbaro, se extasió de admiración á la vista del paisage que proporciones muy gigantescas, no ha estado nunca acaba-
se presentaba ante sus ojos. do , por que el viento tomaba una voz terrible como la de
A algunos pasos de la ciudadela, las prisiones de Sócrates, los oráculos , y entremetiéndose en las trece columnas co-
construidas en la roca, mas lejos, el Pnyx donde Demóste- rintias de sesenta pies de alto , parecía pronto á derribar
nes arengó á los atenienses; ala estremidad, Filopapus, IBAS las tres últimas aisladas al otro lado de la llanura. Aquellos
allá, el golfo con sus tres puertos, Falene,el Pireo yMuni- hombres se reconocían por la señal de la cruz : eran grie-
cheé; el aire estaba tan puro que las islas de Elgina y Sala- gos y cristianos.
mina se distinguían en el horizonte, á pesar de la distancia. Un viejo se adelantó, todos le hicieron lugar con res-
Tendido sobre su tapiz de Smirna, saboreaba el humo de peto. Su figura era austera, su larga barba blanca oculta-
su nargilc (especie de pipa con tubo), cuyos anillos se des- ba una cruz sobre su ropage armenio , sus desnudos pies
arrollaban en un vaso de agua perfumado con esencia de estaban ensangrentados por los guijarros del camino. Era
CHRISFODOULOS , el Popas de la capilla de San Jorge.
rosa, cuando el Jus-Bachi le saludó respetuosamente lle-
vando su mano sucesivamente á su corazón y á su boca, y — Hermanos míos, dijo, vosotros lo sabéis, mientras que
le dijo:—Señor, todo está preparado; no aguardamos mas el bajá no ha atacado mas que nuestras personas, mientras
que tus órdenes para apuntar. se ha contentado con mutilarme la mano derecha, he sufri' o
Asían, dijo el bajá, ¿ves aquella casa entre e\Pnyx y la sin murmurar, y os he exhortado á la resignación. Pe-
tumba del Romano? Aquel será vuestro blanco. ro hoy ha puesto el colmo á sus iniquidades; ya no es á
nosotros á quien ultraja, ¡es á Dios! Su altar ha sido der-
— Perdona mi atrevimiento, replicó el capitán, tú eres
ribado , y esta noche los chacales ahuUau ya en los escom-
doblemente nuestro jefe, como delegado del Sultán y como
bros de la capilla de San Jorge.
descendiente del profeta; pero aquella casa está bajo la pro-
tección de san Jorge, el patrón de los griegos, es la última El auditorio conmovido guardó silencio.
capilla que les queda, su destrucción les parecerá un sacrile- —¿Qué teméis? añadió á los espías, ¿Quién nos ha de
gio, se vengarán, y el mismo Alá quizá te mirará con cólera. buscar aquí? El calender ha muerto después de largos años
~ Gracias, mi fiel servidor; pero,... dime,el templo que en su celda, en la cumbre de esta colonia. Dios no ha visto
tus genízaros han degradado, ¿no estaba también dedicado á este sacrilegio con indiferencia; él nos secundará.
San Jorge? ¿No me has impedido castigarlos? ¿No soy yo Levantémonos atenienses, levantémonos por Dios y la
el amo? ¿Pido yo tu parecer? Tú hablas de venganza, ¿ten- libertad!
drás tú deseos de ponerte á la cabeza de los rebeldes?,.. —¡Christos, Bleutherial (2) repiten sus compañeros tiran-
¿Serás tú cristiano? do de sus puñales, y se dirigen hacia el Acrópolis queque-
Una risa satánica hizo brillar sus blancos dientes, dio rían escalar á favor de la oscuridad.
algunas palmadas, y el djezzar (2) apareció y condujo al Pero la tempestad largo tiempo contenida se declaró; el
desgraciado capitán hasta la entrada del Partenon, Dos mi- trueno retumbaba con estrépito repetido por los ecos del
nutos después la cabeza de Asían caia bajo el hacha y la Pentelico y del Clíteron. Perdidos en las tinieblas, sofocados
sangre inundaba el blanco trozo de columna que le habia por los vapores sulfurosos de la atmósfera, los conjurados
servido de tajo. se adelantaban guiados por los relámpagos. De repente el
Bien pronto resonaron los cañonazos; cuando vino la rayo rasga las nubes, brilla y cae.... El palacio del bajá no
tarde , la capilla , tan linda al salir el sol, y en la que los es mas que un vasto incendio y se desploma, sepultando
griegos desgraciados y esclavos les gustaba tanto orar, no en sus ruinas á su poseedor con todos sus esclavos.
existía ya. Ahora, después de los afios que han pasado, apenas que-
da algún turco en Atenas. La estatua mutilada de Fidias
III. está colocada sobre la puerta de entrada del Acrópolis, al
Era media noche, el Muezzin en pié en la cumbre del lado del Paladión, traído de Egipto por Cecrops, y que pare-
minarete, hizo oir la señal de la oración , la corneja arro- ce una momia sentada. Si preguntáis por qué el templo de
jó lúgubres gritos en lo alto de los cipreses; Atenas estaba Pándros, está arruinado, el primer griego que os encon-
triste y silenciosa como una tumba; de trecho en trecho tréis os mostrará con el dedola iglesia reedificada deS. Jorge,
en la calle del Bazar, colgaban los cadáveres de algunos y os contará la historia del bajá Mourad-Ben-Ismael, cas-
mercaderes griegos y judíos, acusados de fraude, y pen- tigado por el rayo por haber bombardeado la santa capilla.
(!) Estadio, sitio donde tenian lugar los combates en tiempo de lo3 ro-
(1) Pagania, toda santa. Nombre griego déla Sania Víisen. manos.
(í) Djezzar, yeriago. Palabra turca. (2) Christos, Eleutheria, Cristo, libertad. Palabras griegas.

• por lo no Armado y como Editor responsable.-/«an OUveret.

BARCELONA.—IBPRBHTADK D. JOAH OLr»BRBS, CALLB DB ESOÜMLLBBS , K." Ifl.—1863.


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Piltti^Ofía ideal.
ESTÉTICA.
llar £. 21. Uuíjlítn,
IX.
ARTES HABLADAS.

Poesía, — Los fundamentos de la representacirn poética. — Ritmo y rima, pies, verso y especies
de verso.—Asonancia, aliteración. —Poesía lírica y de la música. — Oda, canción, epigrama,
cantata madrigal, rondó, octava, soneto y copla. - Historia de la poesía lírica.
La música nos habla en el lenguaje de la naturaleza ,mas de dos partes llamadas arsú y tesis: aquella eleva con un
la poesía se nos espresa como un lenguaje artificia]; aquel timbre mas fuerte de la voz las sílabas medidas y esta las
es la poesía en tonos inarticulados y este es un lenguaje de deja caer mas lentamente ó las mantiene como suspensas.
tonos articulados. A la manera que el lenguaje artificial to- Pudiendo indicarse las distancias iguales déla eleVacion (ar-
ma específicamente el nombre de lenguaje, asi también la sis) por medio de un golpe de pié, han recibido aquellas
poesía adopta el nombre particular de arte hablada. En e s - éste nombre.
te arte la esencia y ia forma, lo interior y lo exterior, la co- PoUio regum
sa y el signo, deben estar en absoluta conformidad: la har- Factacaait pede ter percusso.
monía es la ley fundamental de toda arte y de toda forma HoR.
artística. Los tonos articulados ó palabras de que se sirve el Los pies reciben diferentes denominaciones según el nú-
poeta para la representación de sus ideas, sensaciones, etc., mero de sílabas. Entre los de dos sílabas hay: El es-
deben estar de acuerdo tanto en sí como en su resultado ; pondeo, — ~_ el troqueo ó coreo, -_ — el yambo, -^ ^-
para el carácter del interior que se representa, es preciso el pirriquio.
que sea su eco; y este efecto se consigue inmediatamente De tres sílabas: el meloso, ^ ^ _ el tribra-
con el ritmo y la rima. quio , — ^^ -^ el dáctilo, s_ _ .— el anapesto, — — — el
£1 ritmo consiste en la periódica distribución de los tonos crético 6 anfímacro, — — - - e l anfibraquio, ~-. — — el
semejantes ó sílabas, dé modo que se sucedan unos á otros baquio , -^ el palimbaquio ó antibaquio.
con tiempos marcados. Las sílabas de igual duración se lla- De cuatro sílabas: — v_- _- ^ El proceleusmáti o 6 di-
man cantidad. Esta duración está determinada por la len- pirriquio, el dispondéo, — ^^ — — el ditro-
titud ó velocidad del movimiento con que los órganos del quéo, — — - ^ — el diyambo, — ~ - >_ — el coriambo,
lenguaje emiten y pronuncian las sílabas, ó por la modiñ- «^ ^ . el antispasto, — ^^ el jónico deprimen-
cacion del acento, elevación y depresión del tono en las te ó ionicus á majori, — — el jónico ascendente ó
cuales la mayor longitud, por ejemplo, es determinada con imictts áminori, — ^- ^— -_- el peón primero, w- — —• «—
el tono mas elevado (accentus acutus), y la mas corta con el el peón segundo, - - >_- — ^_ el peón tercero, w «^ -_-—el
mas profundo (accentus gravisj: el primer caso tiene apli- peón cuarto, - ^ — — — el epitrito primero, —-— — — el
cación á lúsidiomas griego y romano, y el otro á los idio- epitrito segundo, — — I epitrito tercero, --
mas modernos. Hablando con propiedad, la ley de la ca- el epitrito cuarto.
dencia del tiempo 6 cantidad en virtud de la cual las sílabas De cinco sílabas: -_. - ^ - ^ _ ,-_El ortio, --- - ^ — >_-^_
son breves ó largas, domina únicamente en los idiomas grie- el mes omacro, >_ ~_- w. el dasio, — - — - ^ el
go y romano. En las lenguas modernas, las sílabas no son simplecto, — w — el docmio, — -^^ — . — el es-
medidas como en las antiguas, sino sujetadas á una forma trofio, — ^-- ~_- ^ - ~_ el parapecn.
de peso 6 entonación detenida ó lijera, siendo en aquellas De la combinación de muchos pies en un conjunto har-
dominante la ley diel acento ó estimación del tono. Los lar- monioso nace el verso, que propiamente no es sino un gran
gos y cortos de los antiguo^ entre nosotros son hechos aná- inciso destinado á poner mucho mas comprensible el ritmo
logos y íepréséntádos de uii modo semejante con las sílabas de las palabras, por cuyo motivo las especies de versos lar-
de tono grave ó agudo. El ritmo por su esencia es musical. gos necesitan de uno ó mas incisos, pues sin este ausilio su
Su significación poética consiste en dar á conocer por la v e - harmoniosa construcción íntima se baria imperceptible pa-
locidad 6 lentitud de su movimiento , el del objeto que se ra el oido. En el punto correspondiente á la formación de
representa. La espresion de lo solemne, de lo grave, de lo este inciso y á la partición del verso en miembros contra-
grande, de lo que se mueve con lentitud , asi en el mundo puestos, tiene lugar un punto de descanso ó pausa. Este in-
tóoral coinó en el objeíivo, exije un ritmo que se adelante ciso en el verso se llama cesura; pero la marcha del verso
Cbri cierta'pausa ó depresión; y ar contrario la espresion de no debe ser lánguida, ni las divisiones de las palabras y pies
lo acelerado, fogoso ó fugaz, pide uñ ritmo veloz, que se han de corresponderse; ia palabra no es preciso que aca-
pi'ecipite j eleve, be con el pié, sino que debe saltar de un pié á otro.
L»i vaeÚ'Qié^ particiones éíi que puede ser dividido el rít- Los versos son de cadencia igual y se llaman similares,
tñi del diseúrsd sie llaman pies; estás palabras rítmicas son ó de cadencia desigual y reciben el nombre de disimilares.
de üíSa éStétíSión thédidfa con igualdad y lo que en el l e n - Las especies de versos similares son aquellos en que se ha-
guaje dé la ntúsil» se deaomina cadencia. Cada pié consta llan combinados entre sí en igual tiempo «nos mismos pies,
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cuyos miembros se suceden con una medida igual; disimi- El verso coriámbico frecuentemente se usa en combina
lares son aquellos en que los mismos pies se suceden unos cion con otros. Alterna con un verso glicónico, esto es, un
á otros con un orden interrumpido. Las principales especies verso de tres pies, el primero de los cuales es un espondeo,
de versos similares en cadencias son: el jónico, que consta el segundo un coriambo y el tercero un yamuo.
de jónicos ascendentes, el yámbico, el troqueico, el dacti-
lico, etc., pero frecuentemente y según leyes determinadas,
un pié puede ocupar el lugar de otro. De esta suerte en los
versos yámbicos por ejemplo , y especialmente en los poe-
tas latinos, los yambos alternan con los espondeos, anapes- A los tres versos coriámbicos sucede un glicónico, de lo
tos, dáctilos y tribraquios, aunque solo en miembros impa- cual resulta una estrofa.
res , pues en 'os pares casi constantemente son yambos. La
especie mayor de versos troqueiscos compuestos ordinaria-
mente de siete miembros y medio, en los romanos toman
también para los miembros pares un espondeo , un dáctilo
y uo anapesto , aunque para los impares se requiere preci-
samente un espondeo 6 un tribraquio.
El Terso heroico 6 exámetro es de seis pies ó dactilico, A los dos versos coriámbicos sigue un ferecrático ó verso
acabado con un espondeo ó troqueo; pero en todas sus par- de tres pies , encierra en su primer pié un espondeo, en el
tes puede tomar también un espondeo en lugar de dáctilo , segundo un dáctilo, y en el tercero otro espondeo:al fere>
y en general el dáctilo no debe ser desalojado del quinto crático sigue un glicónico.
pié; aunque si esto se hiciere, es indispensable que el cuarto
pié sea dáctilo. También el pentámetro, compuesto de cinco
pies divididos en dos mitades es de naturaleza dactilica, y
sin embargo, toma también espondeos en los dos pies com-
pletos de la primera mitad del verso. La especie eiejíaca,
que consiste en un exámetro y pentámetro alternos, cons-
tituye la transición de la especie de verso similar al disimi- La rima consiste en la unisonancia de los tonos ó diccio-
lar: este pareo de versos se llama distinquio. A la especie nes de vocal acentuada, y exige que los mismos sonidos
de versos de cadencia disimilar pertenecen principalmente concuerden tanto en vocales como en consonantes. Según el
los alcaicos, sáficos y coviámbicos. La versiücacion alcaica diverso número de sílabas en que se verifica la unisonancia,
se compone de cuatro versos que juntos forman una estro- se admiten rimas diversas: la masculina, la femenina y la
fa. Los dos primeros de cada estrofa tienen igual medida de fluida. En la primera la unisonancia se verifica por medio
sílabas y los dos últimos una diferente entre ellos y del pri-» de una sola sílaba, como vez , prez; en la femenina con dos,
mero de los dos versos. El primer pié del primero y segun- como raro, claro; y en la fluida con muchas sílabas, como
do verso es un espondeo , rara vez un yambo, el segundo sentimiento, movimiento. Como la rima masculina limítase
un baquio con cesura, y los dos últimos son dáctilos. £1 á la sílaba del acento , denota según su índole cierta acerbi-
tercer verso contiene en el primer pié un espondeo, rara dad y dureza, al paso que la femenina , suavizando la du-
vez un yambo,en el segundo un baquio con cesura, y en reza de la sílaba acentuada con la breve siguiente, goza de
el tercero y cuarto un troqueo. £1 cuarto verso cuenta en un sonido mas dulce y benigno: la rima ilúida es de raro uso.
los dos primeros pies dáctilos y en los dos últimos troqueos. Mediante el entrelazamiento de las rimas, muchos versos
pueden ser referidos entre sí y combinados en mas estenso
conjunto á la manera que en la antigua poesía lo eran por
la simétrica consonancia de los pies dominantes. Por tanto
las rimas no deben estar demasiado lejos unas de otras para
que el oido no haya perdido ya un tono cuando reciba el
otro como un eco de aquel. El sonido de una vocal alcan-
La versificación sáfica consta de cuatro versos, que jun- zará tanto mas lejos cuanto mas lleno sea. También la rima,
tos componen una estrofa. Los tres primeros versos tienen á la manera que el ritmo, tiene su importancia poética, cual
una medida igual de sílabas y cada uno consta de cinco es ser la espresion y resonancia del anterior representado.
miembros, de los cuales el primero es un troqueo, el se- La viva sucesión de los sentimientos, cuya espresion es el
gundo un espondeo, el tercero un dáctilo^ el cuarto y quinto ritmo, se patentiza en la oda. En esta composición de
troqueos; la última sílaba en todos los versos es de igual versos de multiplicadas cadencias, domina por razón de la
valor; la cesura corresponde al tercer pié, y el cuarto alternativa y variedad de los sentimientos, una cierta rique-
verso consta de un dáctilo y un espondeo. za y sucesión de los pies. De la misma suerte se manifiesta
en la rima la vida mas profunda del espíritu humano, la
unidad armónica de las disposiciones del ánimo, 6 el ánimo
abatido por la efervescencia de las pasiones, del amor, etc.
La unidad armónica del interior no puede declararse sino
por medio de la unidad armónica esterior, y en la poesfa
por la unisonancia de los tonos.
La versificación coriámbica toma también el nombre de Luego el ritmo y la rima se hallan contrapuestos: en aquel
se patentiza la viva sucesión de los sentimientos y movi-
esclapiadea y encierra cuatro pies: un espondeo, un co-
mientos; en la rima la unidad armónica y profundidad del
riambo y dos dáctilos.
ánimo ardientemente apasionado, amando, etc.... Ppr tanto,
siempre que por 1* naturaleza del «sunto prepondere el ri^y
r;
X 315 ic
mo, es menester que la rima desaparezca, y donde esta do- nombre á ]a poesía. Solo en la plenitud de las impresicTifé?
mina, no puede haber mas que una sola medida de sílabas: prorrumpe el ánimo humano en cánticos á fin de espresar
únicamente con esta simple medida de sílabas prevalece la con ellos las emociones de su interior. La poesía lírica es
rima, por ejemplo, con el troqueo de cuatro pies, el yambo por tanto subyectiva y en ella se presenta el mismo poeta
de cinco, etc. patentizando las sensaciones de su corazón , relativamente
Las principales especies de versos rimados son las siguien- á un objeto esterior , aunque no mediante una descripción
tes: las estancias (ottava rima], que consiste en ocho versos ó pintura , sino de un modo inmediato: la poesía lírica es
rimados, cada uno de los cuales es un yambo de cinco pies, la espresion inmediata y positiva de un ánimo en movi-
y en ellos las muchas rimas se hallan enlazadas entre sí. El miento , manifestado per la rítmica sucesión de tonos ar-
primer verso rima precisamente con el tercero y quinto, el ticulados.
segundo con el cuarto y sexto, el séptimo y octavo riman in- En el estado de impresión el equilibrio del alma es tur-
mediatamente entre sí. La sestina {sesta rima) es análoga á bado, el alma por la oscitación es sacada de su reposo y
la octava y comprende seis estrofas de seis líneas y una de puesta en movimiento, de modo que con este toda la acti-
tres. Generalmente el verso es un yambo de cinco pies, vidad del raciocinio y de la fantasía es embargada y dirijida.
compuesto de diez sílabas en la rima masculina y de once en La consecuencia inmediata é inevitable es que la espresion
la femenina. El carácter de la sestina consiste en que las del poeta lírico sea superior á las reglas gramaticales de la
seis palabras finales de cada una de las seis estrofas sean lengua con las cuales está ligada únicamente la espresion del
consonantes con la primera, con tal orden que la dicción fi- frío raciocinio. Así que en el ritmo de la poesía lírica domina
nal del sesto verso de la primera estrofa termine con la dic- la alternativa y variedad y hasta la sensibilidad del mismo
ción final del primer verso de la segunda, y los otros cinco poeta, que lejos de sostenerse bajo una medida igual, tan
versos de la segunda estrofa con la dicción final de los cinco pronto se eleva como se arrastra, ora recogido y desplegado
primeros versos de la primera estrofa, por un drden arbitra- por sucesivas reflexiones, ora enardecido y arrebatado. La
rio. La tercera estrofa es igualmente formada como la se- poesía lírica y la música guardan la mas íntima analogía ,
gunda á la manera que esta lo fué según la primera, y así lo que bien se demuestra, por la transición de la poesía lírica
cada una de las siguientes por la inmediata que precede. á música y canto ; pero su afinidad estriba principalmente
La estrofa de tres líneas, con que remata la sestina, repite en ser ambas espresion del ánimo agitado ; la poesía lírica
las seis dicciones finales precisamente con el orden que cor- mediante una sucesión rítmica de tonos articulados, y la
responde á la primera estrofa, de modo que cada verso con- música mediante un movimiento armónico de tonos inar-
tiene dos, una en el medio y otra en el fin. El terceto [terza ticulados. De esto mismo depende la estrecha subordinación
rima) consiste en estrofas de tres versos yámbicos endecasí- de ambas al ritmo, pues toda impresión tiene además de su
labos , en las cuales el primer verso del primer terceto rima tono propio, una marcha y movimiento peculiares. Jamás el
con el tercero del mismo y el segundo con el primero y ter- alma permanece inalterable en una sola y misma impresión,
cero del terceto siguiente, etc. La décima es una estrofa de sino que sensaciones variadas sucédense entre sí, frecuen-
diez líneas, en la cual cada verso es un troqueo de ocho sí- temente se transfieren mutuamente á sensaciones contras-
labas , etc. tadas, y á las veces el lugar de la sensación es ocupado por
el estado de observación y meditación; pero el movimiento
La asonancia , ó rima de vocales, consiste en la unifor-
rítmico de los tonos debe ser la pintura rítmica de lo in-
midad de tonos de las vocales finales de los versos, sin suje-
terior.
ción á las consonantes. Aparece principalmente en las poesías
españolas, y en general es adecuada solo para las lenguas En la cumbre de la poesía lírica se halla la oda, que es
ricas en vocales sonoras. La aliteración, ó rima de las letras, la inmediata efusión del corazón escitado en su mas recón-
es análoga á la asonancia y consiste en la frecuente repeti- dita profundidad, y llevado á la espiritualización. Única-
ción de una sola y misma consonante en un solo y mismo mente lo verdadero, lo bueno, grande y bello,pueden es-
verso 6 en muchos pertenecientes á un conjunto, y variando citar el corazón en su mas recóndita profundidad y ponerle
la vocal. Hállase en los antiguos cánticos septentrionales, en el estado de espiritualización; por lo cual, todo lo inde-
ocupando el lugar de la rima. coroso, ignoble y mezquino , se halla escluido del distrito
La poesía tiene por forma el tiempo , y por órgano la de la oda y en general de la poesía lírica.
palabra viviente ó sonido articulado. Combinada por su A la manera que en toda composición música predomina
• forma con el tiempo , no puede representar la existencia una especie de tono, que como invisible poder influye en
tranquila sino la vida en movimiento , y una vida espiri- el conjunto, de la misma suerte en cualquier oda impera
tual , elejida como en la música , por objeto principal de su un tono, impresión ó disposición en medio de las variadas
representación. Esta vida espiritual demuestra en sí un do- impresiones. La oda es la espresion inmediata de los senti-
ble aspecto, subyectivo por una parte y objetivo por la otra: mientos de un corazón espiritualizado comparativamente á
aquel, como pensamiento y sensación , es concentrado al un estado que se demarca fuera de él: tal es la unidad lírica.
interior y distraído de la contemplación ; este se presenta De esta suerte en la oda de Horacio sobre Virgilio con la
al esterior haciéndose patente por el hecho y acción ; y de sucesión de variadas impresiones, sentimos penetrar la voz
consiguiente toda poesía es subyectiva ú objetiva. Guando del tierno y cuidadoso amor, del cual toman su común
el hombre se presenta obrando en el teatro de la historia, origen las impresiones todas que se suceden en la citada
son posibles dos maneras de casos: 6 la necesidad eterna y composición. Un impetuoso movimiento del ánimo, tal co-
que todo lo dirijo, aparece con designios y planes de suje- mo aquel en que la mas recóndita profundidad'del co'azon
to en actividad , 6 la libertad y necesidad se presentan en no tiene mas que una duración prontamente pasajera y que
lucha abierta. De aquí nace la división de la poesía en sub- se agota con su propia fuerza. Esta duración rápidamente
yectiva ó lírica y en objetiva que se subdivide en épica y pasagera del estado apasionado en el poeta, trae por necesa-
dramática. ria consecuencia la brevedad de la poesía: la oda es corta.
La poesía lírica fué originariamente destinada al canto y Por medio de la espiritualización, el ánimo es arrebatado de
SU ejecución era acompañada por la lira que dio su mismo' las esferas de los sentidos en quelft contemplación del mun-
X 316 se
do es limitada y finita; y trasladado á regiones mas eleva- ser pintada con rasgos magistrales aunque solo teon pocas
das, donde se le presenta una luz no acostumbrada, desar- pinceladas y como de paso.
rolla en sí rasgos que antes no habia visto ni presentido. De Según la significación literal, el epigrama parece deber su
aquí nacen la muchedumbre y sublimidad de las percepcio- origen á las inscripciones sobre los monumentos, y por esto
nes é imigenes, la insólita vivacidad de las sensaciones en Lessing cifró la esencia del epigrama en la espectativa y
que el corazón del poeta se desparrama, las visiones, el desenlace. El mismo monumento escita la espectativa en el
lenguaje exajerado acerca de las formas y leyes comunes, pasajero acerca de su motivo y destino, mientras que en la
las dicciones y frases estraordinarias del estro lírico. (Com- inscripción confiere la esplicacion de ello. Pero el sentido
párese esta teoría con la oda xv, lib. i de Horacio.) del epigrama se ha limitado, habiendo muchos de mérito
El corazón escitado en su mas recóndita profundidad, no distinguido en que no se verifica semejante contraste. En la
se adapta ai frió raciocinio que ordénalo todo por el rigor brevedad y claridad del pensamiento y espresion con la
de las leyes lógicas. £1 poder de una sensación impetuosa calidad sorprendente, rara é ingeniosa del primero, consiste
destruye todas las cuerdas que contienen las ideas del hom- la esencia del epigrama.
bre bajo una relación lógica, obliga á la fantasía á soltar las Análogo al epigrama es el enigma ó poética representa-
grandes series de pensamientos, las ideas intermedias, y á ción de una contradicción que no es posible adivinar sino
dejar en oscuridad el tránsito de uoa á otra. De esta circuns- por esfuerzo, entre caracteres esteriores, propiedades y re-
tancia proviene el desorden lírico, mas relativo al raciocinio laciones de un objeto oculto á la vista. La sensualidad en
de lógica coordinación, que á la fantasía. En la oda no hay la elección del objeto y la gracia en la representación, son
un orden libre como en la serie de pensamientos de un ra- los requisitos principales del enigma ; pero su verdad per-
ciocinio de lógica coordinación , sino un orden adecuado á manente ha de consistir en una imagen del universo ó del
la ley de la fantasía y de la sensación. Sirva de ejemplo la enigma del gran mundo: son variedades del enigma, la
oda de Horacio á Calíope. charada y el logogrifo.
Según la diversidad de los objetos distínguense comun- De la oda de la antigua poesía nace la cantata de los mo-
mente tres especies de odas, y se las divide según unos en dernos ó verdadera oda lírica de los italianos: del Petrarca
heroicas y didácticas; según otros, en heroicas, sentimen- recibió la mayor perfección y variedad. Si la cantata no se
tales y didácticas, subdividiendo estas últimas en filosóficas eleva con el atrevido vuelo de la oda, tampoco se deprime á
y satíricas; según otros, en religiosas heroicas y filosóficas, la sencillez de la canción y fluctúa en medio de ambas. El
ó en religiosas, heroicas y didácticas; pero ninguna de estas asunto de la cantata es el amor fogoso ó romántico y su ca-
divisiones es consumada, y todas carecen de límites fijos. rácter la sentimentalidad sincera. La cantata cultivada prin-
Inferior á la oda se halla la canción, que siendo la in- cipalmente por el Petrarca, consiste en muchas estancias de
mediata espresion de un sentimiento, es de lírica naturaleza versos de once y doce sfiabas. El número de las estrofas y
como la oda; pero el sentimiento que se espresa en la can- versos es discrecional, y el enlace de las rimas muy varia-
ción es de una especie mas ligera y benigna que ni em- do. Después de una serie de cinco á diez estancias que exac-
barga todo el corazón, ni le escita en su mas recóndita pro- tamente siguen una misma ley, la cantata suele terminar
fundidad. Por tanto no posee como la oda el estro lírico con una pequeña estancia que las mas de las veces contie-
del atrevido uso de palabras y frases estraordinarias, ni se ne la despedida del poeta á su canción, y se denomina n -
engolfa en gran desorden, sino que es la sencilla y pura presa, congedo, comiato, tomata y licenza. De estas cantatas
espresion del goce que por sí mismo se desparrama en can- petrarquinas ó toscanas, se diferencia la cantata anacreón-
tares y la inmediata efusión no artificiosa de alegres sensa- tica, comunmente llamada canzonetta, que consiste en ver-
ciones ó de un corazón jovial; naturalidad, sencillez, lige- sos mas cortos, y regularmente contiene coplas lijeras y
reza y gracia, son los requisitos de la canción. graciosas de alegría, de amor y galantería, aunque esta en-
La versificación en la canción es mas uniforme y su me- traña un tono mas fogoso y severo. Para poesíasde un asun-
dida silábica mas sencilla que en la oda, pues hay mas to mas discreto solemne y sublime, se adapta mejor la can-
tranquilidad en el corazón escitado y mas equilibrio en los tata pindárica 6 canzone alia greca, la cual según la especie
movimientos al descubrirse su interior. Además, á la oda no de estrofas, antistrofas y epodas, se divide para los coros
es permitido bajo todo rigor traspasar sus límites, al paso griegos en voüa , rivolta y stanza ó en batata, contrabalaía y
que la canción no rara vez toma un vuelo mas encumbrado estancia. Mas rara y casi desusada desde el siglo xvi, se ha
acercándose en cierto modo á la oda, como por ejemplo en hecho ia canzone á bailo que primitivamente era cantada
el himno de victoria por Glein, después de la batalla de para bailar.
Lissa. La canción, así como la oda, tampoco desdeña el Las canciones particulares de la poesía romántica son el
atavío dramático, como por ejemplo el Carmen nupíiale, de madrigal, el rondó, el triolet y el soneto, efusiones de suaves
Catulo, Damos y Lesbia por Kleist. sentimientos ó bien lijeros y sentimentales juegos del racio-
Según la diversidad del asunto, se diferencian también las cinio , distinguidos principalmente por lo técnico de su for-
varias especies de cánticos generalmente en ascéticos y pro- ma , que no rara vez sirve de cadena al poeta. El madrigal
fanos: estos se denominan, ya populares, ya nacionales ó consistió primitivamente en seis á once hileras, y cada hilera
patrióticos, ya apasionados, ya comunicativos, etc. En la en versos iguales endecasílabos; pero después se prescindió
oda así como en la canción, predomina el sentimiento,y en de ambos preceptos, de modo que el madrigal carece de todo
el epigrama la reflexión. Cuando respectivamente á un ob- mecanismo determinado de forma, aunque los mas de los
jeto esterior notable es la sensibilidad fijada por tan largo variados madrigales se limitan á su antigua longitud y dis-
tiempo que pueda pronunciarse una reflexión, se origina el crepan solamente con respecto á su latitud.
epigrama. El pensamiento que es pronunciado en el epi- Mas artificioso é igualmente variable en sí es el mecanis-
grama ha de ser verdadero, sorprendente, lleno de ingenio mo del rondó. Regularmente consiste en tres, y á lo sumo
y poner el objeto bajo una luz rara é interesante, haciendo en cuatro estrofas, cada una de las cuales contiene dos ri-
la espresion del pensamiento sencilla, breve, clara y preci- mas enlazadas entre sí. Después del tercer verso es repetido
sa. En el epigrama la rareza é importancia del objeto debe | el primero, y después del sexto son repetidos ambos versos
M 317 X
primeros. Segan otro mecanismo, el rondó consta de trece árabes poetas muy célebres. Pe aquel período son particu-
versos , de los cuales el noveno y decimotercio repiten co- larmente conocidos los poemas laudatorios, compilados bajo
mo estribillo la primer palabra 6 la mitad del primer verso : el título de Moallakat. Las dos Hamasah (antolojias) con-
solo hay en él dos rimas, una para cinco y otra para ocho tienen una rica colección de las poesías árabes después de
veces. El triolet es un rondó abreviado ó una estrofa de los tiempos de Mahoma. Como líricos merecen particular
rondó, y tiene por tanto con él cierta uniformidad de me- distinción Motenebbi y Abu Ismael Tograi. Entre los poetas
canismo. Consta ordinariamente de ocho versos , para los líricos de la Grecia, resplandece en las odas como astro de
cuales no alternan mas de dos rimas. Después de la tercera primera magnitud el divino Píndaro con sus himnos olím-
línea se repite el primer verso, y después de la sexta los dos picos , píticos, nemeicos é ísmicos, sobresaliente por la in-
primeros versos. finita plenitud y fecundidad de su genio y el atrevido vuelo
£1 soneto consta de catorce versos repartidos en dos cuar- de su espiritualizado corazón , empapado de una dulzura ,
tetas y dos tercetos, y compuesto cada verso de yambos y tranquilidad y discreción superiores á todo elogio. Del fa-
troqueos. El número de sílabas es arbitrario, pero los mas moso Alcéo no nos han llegado mas que algunos fragmentos.
usuales son de once, de nueve y diez, y de diez y once. En A Safo , renombrada como poetisa lírica, se atribuyen por
ambas cuartetas alternan dos rimas y cuatro finales mascu- los antiguos algunos himnos, odas, elejías y epigramas: lo
linas con cuatro femeninas; y de !a misma suerte en ambos poco que ha llegado hasta nosotros atestigua la gran pro-
tercetos tampoco hay mas de dos rimas , aunque enlazadas fundidad é intensidad de sus sentimientos. Entre los poetas
de diferente manera entre sí. En algunos sonetos el primer romanos de odas, descuella aislado Horacio. Es innegable
verso de la primera estrofa, rima con el cuarto de la misma que su llama prendió del fuego de las musas griegas, que
y con el primero y cuarto de la segunda; los dos medios de la mayor parte de sus poesías líricas son imitaciones de las
la primera y segunda estrofa riman entre sí, el primero de obras maestras griegas y aun algunas parecen meras traduc-
la tercera con el primero de la cuarta, el segundo con el ciones, y que nunca alcanzó al sublime vuelo de Píndaro;
segundo y el tercero con el tercero. Sirva de ejemplo el be- pero también las poesías pertenecientes á él en propiedad,
llo soneto de Gil de Zarate; Mi ambición. En otros sonetos se distinguen tan presto por la finura del ingenio, gracia y
riman entre sí los dos primeros versos de la tercera estrofa, jovialidad, como por la elevada sensibilidad de los romanos.
después el tercero de esta con el segundo de la cuarta, y el Entre los modernos poetas latinos de odas, deben mencio-
primero de la cuarta con el tercero de la misma. narse con distinción J. Balde y después de él M. C. Sar-
Hay otro género de enlace en la rima que consiste en la bievius.
mutua correspondencia del primer y tercer verso de la ter- Aunque los poetas modernos de odas han reconocido fre-
cera estrofa, después el segundo de la tercera con el pri- cuentemente la esencia de la alta lírica y tratado de subsa-
mero de la cuarta, y entre sí los dos últimos de la cuarta. nar con palabras retumbantes é hinchazón retórica, la falta
Hay otras pequeñas composiciones y en cierto modo juegos de espiritualización , también es innegable que la literatura
poéticos: el repente, los pies forzados, la Lais de los fran- moderna poética posee un gran caudal de odas, que en fue-
ceses , las glosas de españoles y portugueses , etc. go , arrebato y belleza de espresiou merecen reemplazar las
Merecen particular mención entre las poesías líricas las obras maestras de los antiguos. Deben nombrarse como los
trovas que ocupan un lugar medio entre la poesía antigua y mejores poetas de odas, entre los italianos el Petrarca, Testi,
romántica. Son los mas tiernos cantares de un corazón ino- Guidi, Redi, Chiabrera y Frugoni.
cente no preocupado, las mas sencillas y fervorosas efusio- Entre los franceses P. de Ronsard, Fr. de Malherbe,
nes de las sensaciones mas puras y cordiales, ataviadas con J. B. Rousseau, L. Raeine, Gresset, Thomas, PonceDenis,
la mas íntima verdad , ó como las llama un literato, son Ecouchard, Lebrun, Delisle, Alf. de Lamartine y Víctor Hu-
alegres hijas de la sencillez y de la inocencia enamorada. go. Entre los ingleses Waller Cowley, Dryden , Pope,
El objeto capital del trovador es el amor, en cuyo sagra- Gollins, West, Gray, Shenstone, Penrose, Smart, John-
do y dulce sentimiento, se desparrama el corazón entero del son , Logan, T. Warton, Masón , Miss Cárter, Woolcot y
poeta; mas el amor no es para él un ardoroso deseo ideal Lord Byron. Entre los alemanes Haller,Hagedorn, Creuz
como para el Petrarca, sino la vida dorada y juguetona de Gemmingen, Uts, Cronegk, Weisse, la señora Karschin,
la primavera , la pura efusión del verdadero júbilo. En su Gleim, Ramler, Klopstock, Denis, Mastalier, Kretschmann,
canción espresa todos los gozos y penas del amor, todos los los dos condes de Stolberg, Woss, Schiller, Matthisson ,
presentimientos y ensueños de su pura y sincera fantasía, Stágemann, Hrtlderlingyotros. Entre los holandeses Hooft,
todos sus deseos y esperanzas, según él las esperimenta y Jost de Vondel, Feith , Bilderdijk y Helmers. Entre los
reconoce puras y sin artificio, tiernas y vivaces. dinamarqueses, Kingo , J. Ewald, Thaarup , Baggesen é
Acerca del origen de la poesía lírica apenas es posible dar Ingemann. Entre los suecos Kellgren, Atterbom y Teg-
una noticia histórica satisfactoria, como tampoco del origen ner. Vergl, en su biblioteca escandinava nos ha dado una
de la poesía en general. fugitiva colección de lo mas sobresaliente y moderno de la
Los mas antiguos restos de poesía lírica son Iqs hebreos. literatura dinamarquesa, sueca y noruega, con traducciones
Con los mas de los escritos de Moisés y los profetas, van in- esmeradamente ejecutadas. Entre los polacos de los tiempos
corporados cánticos que se distinguen como un género ele- mas modernos Mickiewícz y Odjíniac. Entre los rusos Pe-
vado. Además de las hebreas, son dignas de conocerse entre trow, Derschawin y Schukovysky. Entre los griegos moder-
los pueblos orientales las poesías chinas, persas y árabes. nos , después de algunos otros cuyas canciones suelen apro-
Las antiguas canciones chinas que recopiló Confucio , seis ximarse al rapto de la oda, pueden especialmente citarse
siglos antes de Jesucristo, bajo el título de Schiking, aca- Kalwos y Rhizos Nerulos.
ban de ser en cierto modo apropiadas á la lengua alemana De los muchos cancioneros de Grecia apenas nos han lle-
por el escelente trabajo de Ruckert. Los mas famosos poe- gado mas que los nombres y fragmentos aislados. Son par-
tas de odas y canciones entre los persas son Rudegi, Ans- ticularmente notables las llamadas escolias, que contenían
sarí, Assadi, Anwari 6 Enveri, Saadi, Hafis, Dschamí, asuntos diferentes y eran cantadas como Brindis de sobre
y Feisi. Ya en tiempos anteriores á Mahoma hubo entre los mesa. Las canciones de Anacreoute son uoa obra maestra
X 318 «
de lijereza, amabilidad y gracia. Como cancioneros romanos y naturalidad, Klopstock igualmente grande para las odas
son distinguidos Horacio y Cátulo. y para las canciones, especi3[mente en el género espiritual,
Pertenecen á los principales poetas modernos cancione- Fr. Nicolai, Lessing, Gótter, Bcie, Holty, M. Miller, Zá-
ros, entre los italianos: Chiabrera, Testi, Rolli, Metastasio, charía, Cronegt, J. G. Jacobi de tierna y profunda sensi-
Filicaja, Zappi, Nollí, Algarotti, Frugoni, L. Sabioli, bilidad; Gockingk lIeno_,¡de ingenuidad^y ternura de senti-
G. de Rossi, G. Fantouf, Hipólito Pindemonte. Como poetas mientos, C. F.\|D. i^^Schubart,"^célebre por las canciones
de canciones sagradas, Menzoni, Arici, Mamiani, Borghi y populares, M. Glaudius lleno de originalidad y festiyidad,
Buccelini. Entre los españoles, que son especialmente ricos piadoso, ingenuo y popular, G. Herder de particular mérito
en canciones populares, han sido notables Garcilaso de la por su colección de canciones [populares, A. Blumauer,^C.
Vega, Estevan Manuel de Villegas, Luis de León y Vicente Lavater distinguido por canciones populares satíricas y cán-
de Espinel. García de Rasende en 1516 publicó una colec- ticos sagrados, Niemeyer y Burde, por canciones espiritua-
ción de las mejores canciones antiguas portuguesas. El Can- les, Burger por canciones populares, J. H. Vosstanto por
cioneiro portugués, hallado en Madrid en 1790, obra de José su tierna sensibilidad comojpor su festividad jovial y sátira
Ferreira Gordo, que contenia poesías de ciento cincuenta graciosa, F. Matthisson, Salis, Overbeck, G. F. Neandery
autores del siglo xv, no es ya conocido. Merecen una parti- G. B. Funk notable por canciones religiosas: las canciones
cular mención B. Ribeyro, Saa de Miranda y Montemayor, de Goethe llevan el sello de un espíritu griego puro. Si el
de los cuales los dos últimos han versificado mas en lengua poeta alegre se introduce á contemplar el mundo, y libre
española que en portuguesa: también deben citarse Ferrei- desempeña su objeto, se goza eo'jus fuerzas, se abandona
ra y L. Camoens. En los tiempos mas recientes se han he- á las sensaciones artísticas, aunque sin enardecerse ni der-
retirse en sensibilidad. Réstanos nombrarla F. Schiller,
cho con especialidad famosos D. Francisco Manoel y D, J.
F. Muller, llamado el pintor, Schink, Novalis, la señora
G. de Magalhaens.
de Recke, Knapp, Wessenberg, Witschel, Krummacher,
Los cancioneros franceses se dividen.cómodamente en dos
M. Schenkendorf,Strack, Freudentheil yHesekiel, distin-
clases tanto por lo que respecta á su siglo, como relativa-
guido por canciones espirituales, L. Tieck, iBaggesen,
mente á su carácter. El carácter de los antiguos cancioneros
T. Korner. J. P. Hebel, agudo y gentil autor de las poesías
franceses es la ingenuidad y la jovial agudeza; el délos mo-
alemanas, Uhland , Holderlin, Ruckert, Schwab, el conde
dernos consiste en la gracia y juntamente en la lijereza. Se de Lóben , célebre por sus escelentes canciones de otoño,
han distinguido en este género: Ant. du Ligier de la Gar- L. Follent por las.marciales, A. Kopisch, Chamisso y otros.
do, alegremente bufón ; A. Lainez, C. A. déla Jare, G. A.
de Chaulieu y A. B. de Cenecé, gayos; A. H. de la Motte y Éntrelos holandeses merecen particular mención F. van
A. Pirón, amables, injénuos y burlones; P. Colardeau y Marníx por sus canciones populares, P. C. Hooftcomo eró-
J. P. L. GressetjK.J. Dorat,satíricos; J.J. leFranc,Marg. tico, Joost van Vondel, Hugo Groot yDirk Raf. Kamphui-
de Pompignan, religioso; J. P. deBerni, erótico; S. R. N. sen y J. Vollenhove por canciones espirituales, D. Jonctys
de Chamfort, espiritual y la poetisa Dufresnoy, tierna y amo- como erótico, J. Bellamy distinguido por sus canciones pa-
rosa. A los cancioneros mas amables de los tiempos moder- trióticas, Jac. Bellamy, H. van Alphen, por cánticos reli-
nos pertenecen Delavigne, Desaugiers, P. J. de Beranger, giosos, W. Bilderdijk, el primero entre los poetas holan-
el primero de los poetas populares franceses, P.E. Debraux, deses del siglo XIX. Como líricos se le comparan J. Kinker,
A. Cbenier, Lamartine, sobresaliente por sus completas E. Helmers, los hermanos Klijn, Spandaw, Loots y Tollens.
formas, gracia , dulzura y una armonía de lenguaje des- Los principales cancionerosdinamarqueses son en el siglo xvii
conocida hasta ahora y Victor Hugo, jefe de la escuela ro- T. Kingo, notable por canciones espirituales, en el xviii y
mántica. Entre los ingleses deben citarse y E. Spenser, en el xix J. Ewald, J. N. Brun, C. Frimann clásico en can-
Shakspeare, lleno de orijinalidad, E. Waller, Prior, Lands- ciones populares, J. Baggesen é Ingemann. EnSuecia Bell-
dowB, Shenstone; Ramsey y Burns, notables por las can- mann es celebrado como el poeta mas original y el Ana-
ciones populares escocesas; Mistriss Barbauld, Aikin, Miss creonte de su país. Además se distinguen como cancioneros,
Cárter, T.Moore, Lord Byron, WattsHervey, W.Howitt, Kellgren, Leopold y la señora Lenngren, y entre los mo-
Felicia Hemans, María Howitt y Leticia Landon.— Todos dernos Atterbom, Tegner, Stagnelius, Nícandery otros.
estos poetas han sido reunidos en una selecta colección que En la literatura de canciones polacas, son conocidos Fr. Kniaz-
publicó Ransay en Londres y por otros colectores mas mo- nin, agudo y gracioso, particularmente en sus coplas eréticas,
dernos, con notas é ilustraciones en algunas ediciones. Karpinski, célebre por sus canciones nacionales, Garczynski
por sus escelentes canciones marciales, Mickiewicz y otros.
Entre los alemanes la poesía lírica después de haber en-
Entre los poetas cancioneros rusos son especialmente cele-
mudecido en cierto modo con el fin de los trovadores, em- brados M. M. Cherascow, W. Kapnist, y Jw, Dmitriew.
pezó á elevarse de nuevo en el siglo xvi. Martin Lutero ob- En la moderna literatura bohemia son notablemente cono-
tuvo gran distinción en las canciones sagradas. En la prime- cidosFr.Lad.Celakowsky, Vy^inarcki, Schañ"arik, Swoboda
ra mitad del siglo xvii desenvolviéronse las primeras flores y otros. Entre los griegos modernos han obtenido espe-
de las nuevas canciones alemanas en G. R. Weckherlin, cial nombradía Rigas y Cristopulos por sus canciones pa-
M. Opils, Flemming, Dach y A P. Gerhard: A. Gryphius trióticas.
y A. Thscherning, sobresalieron particularmente en can-
ciones sagradas. En la primera mitad del siglo xvii y á prin- Los epigramas griegos son de variadísimos asuntos y en
cipios del xvm, parece que desprendidas de estériles yemas, el principio servían como adornos significativos de los mo-
las graciosas flores se presentaron de nuevo primeramente numentos : mas tarde se emplearon libremente como ale-
con Hagedorn y produjeron magníficos frutos. Desde en- gres juegos del espíritu y no rara vez se aproximaron á ele-
tonces se han sostenido con lustre los nombres de N. D. jías gnómicas y eróticas. En el siglo alejandrino además de
Gieseke, Gleim, señalado por sus canciones marciales, J. toda suerte de ocurrencias ingeniosas, solían también con-
N. Góts, H. W. deGerstenberg.J.A.Cramer, J.A. Schle- tener descripciones artificiosas bajo una forma agraciada, y
gel y C.F. Gellert, notables por sus canciones espirituales. en los primeros siglos de la cristiandad fueron siempre
C. F. Weisse, distinguido por su lijereza, despreocupación aproximándose al carácter agudo en que se han cifrado
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posteriormente. Desde el tiempo de Justiniano se observó dos bajo el nombre de petrarquistas, se cuentan geñaladft'-
en la corte bizantina una serie de epigramatistas que con mente á Sannazaro, P. Bembo, Della Casa, Torcuato Tasso,
buen éxito se atuvieron álos modelos primitivos. Meleager, Guarini, Marino, Testi, Filicaja, Guidi Zappi, Frugoni,
Philippo, Agathias, Constantino Kephalas y Máximo Pla- Metastasio y Gotzzi. En cantatas y sonetos antes del Pe-
nudos reunieron antolojías epigramáticas; pero únicamen- trarca se distinguió principalmente Danti Alighieri. £a
te las ricas colecciones de los dos últimos han llegado hasta canciones pindáricas sobresalieron Luis Alamanni y Chia-
nosotros. Herder ha cultivado en el suelo alemán las mas brera; el último fué también ejemplar en las canciones ana-
hermosas y hechiceras flores de aquellas, y Fr. Jacobs creónticas.
tradujo al alemán mas de setecientas composiciones. En- Los italianos son también ricos en madrigales. Después
tre los romanos ei epigrama manejado por Marcial adqui- de Petrarca, deben mencionarse Guarini, Torcuato Tasso,
rió el carácter de agudeza, ironía y sátira. Ausonio le tomó Zappi y Lemene. Pertenecen á los petrarquistas mas nota-
por modelo , aunque sin igualarle. Claudio se le aproximó bles españoles , Boscan , Garcilaso de la Vega, Mendoza
y volvió á la sencillez del epigrama griego. También en- y otros. De los portugueses merecen particular referencia
tre estas pueden ser enumeradas varias pequeñas poesías de Luis de Camoens , Ferreira, y D. Francisco Manoel. Tam-
Cátulo. Entre los poetas latinos modernos han sobresalido bién los franceses han ofrecido muchos buenos poetas de
T. Morus, J. Secundus , S. Lemnius , P. Lotichius Secun- sonetos , por ejemplo Saint-Gelais, Maynard y otros. Pero
dus, M. H. Vida, J. Owen y otros. sus mas felices ensayos han versado particularmente en el
Los italianos han cultivado poco este género¡de poesía. madrigal, rondó , triolet y otras pequeñas poesías frivolas
Sin embargo, se han visto algunos epigramas felices de Luis y burlescas. En el madrigal se han distinguido Montreuil,
Alamanni, J. della Casa, Loredano, Casoni Guarini, Sap- Moncrify Lainez; en el rondó Clemente Marot, madama
pi, Bertola , A. d' Elci y de otros. Deshuilliéres, Juan de la Fontaine y Sarasin. Dulot hacia
La nación española en este género ha producido menos, el año 1646 fué el inventor de los pies forzados. Panard,
de modo que casi solo puede citarse á Quevedo Villegas. VoUaire, Dorat, Boufflers y otros, se han dedicado á todo
Los franceses son ricos en epigramas , y apenas ha habido género de composiciones sueltas líricas y burlescas. En In-
en Francia un poeta que no haya hecho algunos ensayos glaterra entre otros se han dedicado á los sonetos Wyat,
en este género de poesía; pero sus epigramas han sido com- Surrey, Sidney, Shakspeare y Milton. Entre los alemanes
puestos al estilo de Marcial, mordaces, cáusticos y pene- desde tiempo atrás han disfrutado de gran reputación por
trados de agudeza. A los mas ingeniosos pertenecen Marot, el soneto especialmente Opits y Flemming : entre los mo-
Saint-Gelais, Gombaud , Maynard , J. B. Rousseau, Se- dernos desde Burger se han hecho particularmente conoci-
necé , Panard , Pirón , Ponce Denis, Ecouchad, Lebrun dos Fr. Schmit, A. W. Schiegel, que también compuso es-
y otros. Entre los ingleses , que por lo común no han sido celentes cantatas, Tieck, Novalis, Uhlan, Ruckert, Goethe,
muy felices en los poéticos ejercicios que piden soltura de el conde de Platten , F. A. Stágemann y otros. Tenemos
ingenio , han suministrado sin embargo algunos bienhalla- madrigales y también algunos rondós y triolets de Siegle,
dos epigramas. Tales han sido los de Walle, Butler, Dry- Hagedorn , Goethe, A. W. Schiegel y otros.
den , Prior, Swift, Pope y otros. Los alemanes tienen una La época de los trovadores empieza con el reinado de los
gran riqueza de epigramas, pero la mayor parte confeccio- emperadores suabios de la dinastía de Hohenstauzen. En-
nados según el espíritu de Marcial hasta el tiempo de tre sus variadas especies de poesías se distinguen princi-
Goethe , que fué el primero á restituirles su primitivo ca- palmente las líricas. De los infinitos trovadores que cerca
rácter elejíaco. Pertenecen á los mas famosos epigramatis- de si sostenían los emperadores, reyes y principes, solo con-
tas alemanes antiguos, Opits, Olearius, Andrés y Cristóbal servan nombradla los siguientes: Enrique de Veldegk, ho-
Griphius , y con especialidad Logau y Wernicke. Entre los landés , el caballero Hartmann de Aue, presumiblemente
modernos se cuentan á Hagedorn, Kástner, Lessing, E. francés, Alberto de Halberstadt, Wolfram de Eschembach,
Kleist, Góckingk, Kretschmann , Voss, PfelTel, Bürger, el Homero y Ariosto del siglo suabío; Enrique de Often-
Blumauer, Hensler, Kuh, Goethe, Schiller, Haug, Weis- dingen , Nicolás Klingsohr, distinguido literato bajo mu-
ser y Brínkmann. chos conceptos, Gualterio de Vogelweide, cuyas canciones
Al frente de los líricos modernos se presenta el Petrarca. declaran un hombre amante del mundo y de la patria;
Sin duda el soneto ya estaba en uso entre los provenzales J. Enennkel, natural de Viena , Godofredo de Strasburg,
é italianos en el siglo xiii; pero tanto esta composición co- Ottokar de Horneck, estirio *, el viejo Meissner, llamado
mo las cantatas, recibieren su perfección del Petrarca antes así por el lugar de su nacimiento en Meissen , Reinbot de
que de nadie. Sus cantatas y sonetos subsisten como unos Dorn, poeta cortesano del príncipe Olon deBaviera, Reín-
inimitables modelos no solaméhte en cuanto á la perfección mart el viejo , poeta lleno de eufonía y tierna sensibilidad,
de la forma , sino también relativamente al fervor del sen- Reimar de Zweter, Conrado de Wurzburg, uno de los poe-
timiento y gracia de la espresion. El amor que respiran y tas mas fecundos y apreciables del período suabío. También
trovaron el emperador Enrique VI y Conrado IV, el rey
declaran, es aquel sentiniienlo romántico y platónico , que
Wenceslao de Bohemia y el margrave Otón de Brande-
únicamente se encuentra en la adoración del propio con-
burgo.
tento. Entre los italianos, como imitadores de él, conoci-
31 á20 l€

Historia natural.
CARNÍVOROS PLANTÍGRADOS.

El Oso.
Estos animales tienen seis incisivos en cada mandíbula ; En los bosques, los cuales nunca abandona como no sea
tres fuertes caninos; los molares no erizados de puntas en impelido por el hambre, lleva el oso una vida solitaria y
su corona, pero cortantes y á veces tuberculosos; así es que salvaje. Habita en las cuevas, en los intersticios de las pe-
todos viven de presa y están dotados de una ferocidad san- ñas, y mas á menudo en el hueco de algún añoso árbol.
guinaria. AHÍ pasa los dias durmiendo, aguardando la noche para
Los plantígrados al andar se apoyan en la planta entera salir á campaña en busca de alimento. Suponen que cuando
del pié, siempre desnuda de pelo ; así es que muy fácil- no encuentra ninguna cueva ó árbol hueco, se construye
mente pueden sostenerse en una especie de cabana con
posición vertical. Tienen ramasy hojarasca; pero tene-
cinco dedos en cada pié , y ¿á#2?; mos este hecho por dudoso.
carecen de intestino ciego. Aunque este animal parece
En los plises frios la mayor muy pesado, no deja de
parte pasan el invierno ale- tener cierta agilidad, la cual
targados. solo despliega con mucha
El oso {Ursiis LiN.) tiene circunspección y cautela.
cuarenta y dos dientes; á Cuando trepa á un árbol,
saber, seis incisivos y dos ya sea para cojer los frutos
caninos en cada mandíbula de que se alimenta, ya para
doce muelas en la superior recogerse en un hueco, se
y catorce en la inferior. Las agarra á las ramas con las
tres muelas posteriores son manos y del tronco con las
muy gruesas, con la corona garras posteriores; á veces
cuadrada y tubérculos ro- también abraza el tronco
mos, lo que los hace menos con los brazos y los muslos
carniceros que los demás como pudiera hacerlo un
géneros de su orden; sus hombre; pero de todos mo-
pies están armados de muy dos lo ejecuta con mucha
fuertes uñas, tienen el cuer- El Oso caslaño de Europa. precaución, sin abandonar
po rechoncho, los miembros el apoyo de una pata hasta
gruesos y la cola corta. Las hembras tienen dos tetas pec- estar bien seguro de que las tres restantes no pueden
torales y cuatro ventrales. faltarle.
El oso CASTAÑO habita en las altas montañas y grandes Aunque está armado de dientes formidables, no tiene un
bosques de toda la Europa y de una parte del Asia y del carácter carnicero, y solo ataca á un viviente para defen-,
África; tiene decuatroácincopiésde]ongitud(l,299ál,624.J derse, ó en caso de hallarse sumamente hambriento. Por
La altura relativa de sus piernas varia mucho, lo mismo lo regular aliméntase de hayuco, ó fruto del haya, de ba-
que el color de su pelaje, y esto sin relación constante con yas silvestres, de semillas de diferentes plantas, y hasta de
la edad ó el sexo. Su frente es convexa encima de los ojos, raices. Gústale mucho la fruta del serbal, el berberís, y en
y su hocico disminuye de grosor de un modo súbito ; las general todas las que son algo acidas. Cuando no halla ali-
plantas de sus pies traseros son medianas ; su pelaje á veces mento en ios bosques, desciende á la llanura y causa gran-
algo lanoso, regularmente castaño, aunque en algunos es des estragos en los campos de avena y de maiz. Solamente
de un moreno bruñido, con reflejos casi plateados; en otros en invierno, y después de un largo ayuno, sale hambriento
es leonado; en otros rubio amarillento muy claro , y final- de su retiro; y hallando la tierra cubierta de nieve, se echa
mente, los hay enteramente blancos. encima de los rebaños y ataca á los animales que encuen-
El oso castaño es muy conocido en el centro de Europa, tra, en cuyo caso muestra una intrepidez terrible. Conoce
merced á los montañeses que descienden algunas veces de su fuerza, y nada teme. Si encuentra un cazador no huye á
los Alpes para ir á pasear pequeños osos por las aldeas y la vista de sus armas, y ni siquiera se desvia; sino que pasa
lugares, cuyos animales han domesticado y enseñádoles á adelante echándole miradas de descontento, pues le disgusta
caminar en dos pies, á dar volteretas y á bailar con pesados que vayan á turbar la soledad de sus bosques. Pero desgra-
pasos al son de la flauta y del tamboril. Aunque obedece á ciado de quien se atreva á atacarle sin hallarse seguro de
su dueño, lo hace siempre de mala gana y gruñendo. Cada matarlo al primer golpe. Aunque herido ó simplemente
vez que se le obliga ádar muestra de su habilidad se irrita, ofendido, su furia es terrible, y siempre resulta una lucha
que solo termina con la muerte de uno de los dos. Corre sin
y despide un gruñido sordo acompañado de un rechina-
vacilar hacia su agresor bramando de rabia, hechos ascuas
miento de dientes muy significativo. Por consiguiente,
los ojos, las fauces abiertas y andando sobre sus patas tra-
nunca le quitan el bozal, y desconfían de su enojo, que
seras: échase sobre su contrario, lo derriba con su peso, lo
á menudo procede de capricho y siempre va á parar en
coje con sus vigorosos brazos, le ahoga, ó le abre ej cráneo
furor,
m 321 i€
con sus formidables quijadas. Si se vé hostigado por una sus ademanes grotescos, no debe creerse que el oso sea un
jauría de peños apoyados por numerosos picadores, enton- animal estúpido ; antes al contrario se halla dotado de un
ces se retira , pero no liuye. Poco á poco va ganando el l u - instinto muy sutil, y la prueba es que nunca cae en los la-
gar de su retiro, y volviéndose de cuando en cuando para zos que se le tienden. Todo objeto nuevo escita su descon-
hacer cara á sus numerosos enemigos , quienes retroceden fianza: lo observa prudentemente antes de acercarse á él,
espantados. Finalmente, aterrado de fatiga, herido mor- coje el viento para examinarlo con el olfato, el cual tiene
talmente por las balas de los cazadores y próximo á morir, sumamente delicado, acércase poco á poco, lo husmea,
prepárase á hacer pagar cara á sus enemigos la victoria. volviéndolo y revolviéndolo, y por fin, si no le conviene
Puesto en pié, con la espalda apoyada en el tronco de un apropiárselo, se aleja. Así obra siempre que encuentra el
arboló de una roca, los aguarda; y el temerario que llega á cadáver de un h o m b r e ó de un animal, los cuales deja
acercársele cae aterrado bajo sus terribles garras, ó despe- siempre intactos. Tiene la vista , el oído y el tacto escelen-
dazado por sus dientes. tes, aunque sus ojos son pequeños, las orejas cortas, la piel
En Europa hácese la caza del oso con escopetas y perros, densa y el pelaje muy espeso.
á veces también, cuando el lugar donde habita es conocido, El valor del oso ha ,¡asado entre ciertos autores por b r u -
se le dá una batida lo mismo que al lobo; es decir, que t o - talidad siendo esto un error : el oso es ¡nttépido, pero pru-
dos los lugareños de una ó mas aldeas se reúnen y rodean dente , solo combate impelido por el hambre, por la defensa
el bosque de tiradores y de batidores, quienes van estre- de sus hijos, ó por vengarse. Jamás se le vio h u i r , pues
chando mas y mas el círculo que lo circunscribe, hasta que conoce perfectamente su superioridad , opone las amenazas
lo tienen cerca y le abruman con el número. Cójese el oso á las amenazas, la fuerza á la fuerza, y su furor y encarni-
de varios modos en Noruega, en Suecia y en Polonia, etc. zamiento son terribles, pues en la lucha manifiesta un va-
El menos peligroso consiste en emborracharlo echando un lor que en nada tiene la vida.
poco de aguardiente en miel. Ja que les gusta mucho y la Antiguamente fué el oso mucho mas común en Europa
buscan en los troncos de los árboles. Este hecho, que r e - de lo que lo es en el día, y entonces su caza podía ser mas
fiere un grande escritor sobre la palabra de Regnard, nos ventajosa por causa de la piel, que era muy estimada,
parece tan poco probable, como los cuentos de este viajero aunque grosera, y en especial por su gordura de que siem-
relativamenteá las tapones. pre está provisto, y á la cual la credulidad de nuestros pa-
AI oso gústale la vida solitaria, y su instinto le obliga á sados concedía virtudes maravillosas para la curación del
huir de toda sociedad, hasta de la de reumatismo y otras varias dolencias.
sus semejantes; ni aun va en busca Lo que hay de cierto es que quitán-
de la hembra mas que en la época del dole por medio de procedimientos
celo en junio, y luego que ha pasado muy sencillos cierto olor particular
dicha época se separa, y va á buscar de que se halla impregnada , es muy
su morada á algunas leguas del bos- dulce, excelente y preferible á la
que donde ella vive. Por lo mismo, mejor manteca para la cocina. Para
le son muy indiferentes los placeres quitarle dicho olor basta solo con der-
de la paternidad; no solo esto, sino retirla, y mientras aun se halla muy
que siempre que puede devora sus caliente , echarle salen suficiente can-
hijos ; es decir, cuando por casuali- tidad y agua por medio do aspersión.
dad descubre el silvestre asilo donde Verifícase una especie de denotación ,
la hembra los ha escondido colocándolos en un lecho de y se eleva un humo que se lleva el mal olor.
hojas secas y de musgo. La hembra, al contrario, profesa Los osos en estado de esclavitud han procreado diferentes
á sus hijos el mayor cariño, y los guarda consigo hasta que veces, y se ha visto qu3 los hijos ni en el tamaño ni en el
tienen dos años y han adquirido bastante fuerza para repe- color son parecidos. La m a d e siempre ha dado muestras
ler toda agresión estraña. Los cuida y les trae fruta y piezas de preferencia por unode ellos, y nunca ha perdido su auto-
de venado, los lame y los limpia, llevándolos en brazos ridad maternal ni aun después de ser ya muy crecidos.
cuando los vé cansados. Si les amenaza algún peligro de-
El Oso NEGRO DE EuROPA tiene la frente complanada y
fiéndelos con furioso encarnizamiento, y antes pierde la
hasta cóncava, sobre todo transversalmente; el pelaje lano^
vida en el sitio que abandonarlos; así es que solo expo-
so y no liso como el del oso de América, y de color castaño
niéndose á grandes peligros y con extremada cautela, logran
negruzco; la parte de encima de la nariz de un leonado cía»
los montañeses apoderarse de los osesnos. Regularmente la
ro, y lo restante deí contorno del hocico de castaño rojizo.
osa dá á luz de uno á tres hijos á la vez, siendo rarísimo
Es raro y al parecer solo se encuentra al norte de Europa.
que lleguen al número de cuo,tro ó cinco. El tiempo de la
Buílon dice que es menos carnicero que nuestro oso casta-
gestación dura siete meses.
ño. El Oso DE LOS PIRINEOS, es mas pequeño que el oso de
líl oso no se aletarga durante el invierno como algunos los Alpes; su cuerpo es de color rubio amarillento , y sus
naturalistas han creído ; solo sí permanece en su escondrijo pies son negros. Encuéntrase en los montes de Asturias.
meses enteros durmiendo. Como en otoño no han escaseado Ciertos naturalistas lo consideran como una simple variedad
los frutos, está lleno de gordura cuando trata de recojerse, del oso castaño, opinión á la que también nos sentimos muy
la cual al parecer basta á sostener su vida durante mucho inclinados. El Oso DE SIBEUIA, tiene mucha semejanza al
tiempo. No obstante, su ayuno nunca escede de treinta á precedente con respecto á las formas y colores; pero es algo
cuarenta días, pasados los cuales sale á recorrer el bosque , mas pequeño y tiene un ancho collar blanco que le pasa por
donde encuentra semillas ó raices, de que se mantiene. Si encima déla espalda y de los 'lombros y termina en el pe-
la tierra está cubierta de nieve y nada halla que comer, en cho. Encuéntrase en el Norte del Asia, y al parecer tiene las
tal circunstancia se aproxima á poblado, y ataca, según iiii.smas custumbies que nue.itio oso europeo. No obstante
dicen, á los animales domésticos, los que iiay allí parecen algo mas carniceros.
Apesar de sus formas groseras^ de su aire pesado y de El Oso DJít TiBET diferencíase de los anteriores por fí\
^Mo m. 4t
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grosor del cuello, lo mismo que por el entrecejo que forma en especial de bellotas y de raíces; pero su manjar mas agra-
una línea recta. Es negro y tiene el pelaje liso; el hocico dable consiste en la miel y la leche; en términos, que cuan-
algo rojo; el labio superior de color de carne y el inferior do encuentra estas sustancias, se dejarla matar primero que
blanco; en el pecho tiene una mancha blanca en forma de Y. soltarlas. A pesar de la prevención que hay sobre ser el oso
Encuéntrase en los montes de Silhet en Nepaul, y nada de animal carnicero, opino juntamente con todos los habitantes
positivo se sabe relativamente á sus hábitos. El Oso CON OR- de esta provincia y de los países circunvecinos, que está muy
NATO probablemente no es mas que una variedad de! oso distante de serlo. Nunca ha acontecido que estos animales
negro. Su talla rara vez pasa de tres pies y medio (l'137);su hayan devorado un hombre, á pesar de ser muchos y de
hocico es algo mas corto y de colorleonado sucio; el pelaje es hallarse algunas veces sumamente hambrientos; en cuyo
igualmente negro, liso y reluciente, pero tiene un semicír- caso , ni aun comen la carne de la carnicería que encuen-
culo leonado encima de cada ojo, y blanco 6 leonado en la tran. Durante el tiempo que permanecí entre los natches ,
parte anterior del cuello y del pecho. Es bastante común hubo en los países del Norte un invierno tan crudo que
en las Cordilleras de Chile, y acaso en toda la América aus- descendió una multitud de estos animales, en términos que
tral. £1 Oso DE GRANDES LABIOS, es algo mas pequeño que su mismo número los tenia mas hambrientos y por consi-
el oso castaño; su color es negro subido, y á veces presenta guiente flaquísimos; el hambre les obligaba á salir de los
algunas manchas de color castaño esparcidas por e! cuerpo. bosques que orillan al rio, y por la noche corrían á las ha-
Tiene en el pecho una mancha blanca en forma deV; pero bitaciones, penetraban en los corrales mal cerrados, donde
lo que lo dá á conocer á primera vista es la laxitud y esten- hallaban carne puesta al fresco ; pero no la tocaban , con-
sibilidadde sus labios y la extraordinaria longitud de la len- tentándose con algunos granos que encontraban. »
gua. Encuéntrase en las montañas de la India. Reuniremos Según la anterior cita hecha por BuíTon, parece que el
á esta especie como una variedad muy ligera, el BBUANG Ú oso negro en ningún caso es carnívoro; los naturalistas, en-
oso malayo. Este solo se diferencia por una gruesa mancha tre ellos J. Cuvier, pretenden que cuando se halla impelido
semilunar de un blanco puro que tiene en el pecho. Habita por el hambre ataca á los mamíferos. Este hecho necesita
en la península de Malaca; y es llamado oso titiritero por al- confirmación , pero lo cierto es que el oso come pescado. En
gunos naturalistas. £1 oso de grandes labios no es carnicero, invierno desciende de los bosques á las riberas de los lagos
y se alimenta de frutos, de miel y de insectos. Acaso suce- y de los ríos, donde se ocupa en la pesca: nada y se zabulla
diera otro tanto en la mayor parte de las demás especies, si con agilidad, y se apodera de su presa con mucha destreza.
como él habitasen en climas donde la naturaleza pudiese Gustante especialmente los bosques de árboles resinosos,
abastecerlos de alimentos vegetales durante todo el año. donde se aloja en los huecos de los centenarios troncos. Es-
Siendo este animal de índole agreste y melancólica, le gus- coje con preferencia el hueco mas elevado, no siendo raro
ta la soledad y se retira á los montes mas desiertos. No obs- hallarle recogido á cuarenta pies de elevación (12'892). Para
tante, cogido muy joven y tratándole con suavidad, se cogerlo , los americanos ponen fuego al pié del árbol, con
ablanda su natural, desenvuélvese su inteligencia, y le lo que le obligan á salir de su escondrijo para librarse de las
adiestran en varios ejercicios los juglares indios. En susmon- llamas. Si es una hembra, desciende la primera, hacia atrás
tañas va en busca de las hormigas blancas, y cuando halla como lo hacen todos los osos, y cuando está cerca del suelo
algún nido de ellas hace con sus garras un agujero en la la derriban 4e un tiro á quemaropa dirigido al corazón ó á
cúpula de tierra endurecida que forma el techo y por él la oreja. En seguida descienden los osesnos, los cuales son
introduce la lengua: las hormigas se pegan á esta, y cuan- cogidos vivos sin peligro cuando son pequeños; pero si son
do el oso la tiene llena de dichos insectos la retira repenti- ya muy crecidos los matan. También se caza el oso ne»!
namente y se los traga. ro
hostigándole con perros, hasta que el cazador encuentra un
El Oso DE BORNEO tal vez solo sea una simple variedad momento favorable para dispararle un tiro. Todos los mo-
local del oso de grandes labios, de cuyas formas participa, dos de cazarle son sin peligro, puesto que herido ó no he-
así como de su talla color y hábitos. No obstante, se dife- rido , nunca corre hacia el cazador, no tratando mas que
rencia por una ancha placa escotada de color anaranjado en de huir. Solamente cuando lo han derribado y se halla pró-
el borde superior, y por una lista transversal parda en cada ximo á espirar, es imprudencia aproximársele, porque co-
pié. Encuéntrase en la isla de Borneo. Finalmente el Oso nociendo entonces que ya no puede escapar al peligro trata
NEGRO DE AMERICA tiene la frente complanada, casi sobre la solo de defenderse y de vengarse. Su grito es muy diferente
misma línea del hocico, la planta de los pies y de las manos del del oso castaño; y consiste en aullidos agudos semejan*
muy corta; y el pelaje negro, liso, largo y reluciente. La tes al lloro.
talla de este animal no pasa mas allá de 4 pies y 8 pulgadas Los americanos le dan continua caza, no solo porque de-
(l'S16j;no obstante, hemos visto uno mas grande. En- vasta sus campos de maíz, de avena y de otros granos, sino
cuéntranse variedades de color leonado mas ó menos ama- también por lo mucho que estiman su carne, y porque su
rillento, 6 de color de chocolate. Todos ellos habitan en los piel. con la que fabricamos los gorros de granadero, no deja
Estados-Unidos, y se derraman por el norte de América de tener su valor. Su grasa puede sustituirse perfectamente
hasta Kamschalka. «El oso negro , dice Dupratz, aparece á la manteca; sus patas ofrecen un manjar delicado, y sus
en invierno en la Luisiana, puesto que las nieves que cu- jamones, salados y ahumados como los del cerdo , tienen
bren las tierras del Norte no le ofrecen alimento, y le obli- mucha fama en América y en toda Europa, donde figuran
gan á abandonar los países septentrionales. Vive de frutas, en las mesas de los ricos.
^ 323 ic

Recuerdos históricos sobre la antigüedad griega j romana.


V y último.

Roma.
Esta Roma, capital del imperio romano, situada á en- en la parte extrema saliente; el valle cerrado de este modo
trambas riberas (en la izquierda sobre todo) del Tíber, se llamó Subura, y pronto quedó muy poblado. El muro ,
en el Lacio, á 20 leguas del mar. El territorio donde fué ya principiado , quedó casi terminado ; este espacio conte-
fundada esta ciudad está cubierto de eminencias, mas abajo nia aun solares no edificados. El último rey solo pudo com-
del desembocadero del Anio en el Tíber, en los valles entre pletar algunas fábricas empezadas, entre otras el templo del
las colinas, pantanosos al principio é insalubres, hasta que Capitolino y las cloacas. De este modo vino á surgir, por
por medio del cultivo y de los canales de desagüe, se secaron decirlo así, la ciudad de las siete Colinas {Roma seplicollis).
los marjales. Con todo, aun entonces inundaba á veces el Anco Marcio habia principiado en la pendiente del Capi-
Tíber aquellos terrenos. La topografía de Roma debe ser tolino , en frente de la punta septentrional del Palatino , la
necesariamente la historia de la ciudad, en la cual hay que Carcer Mamerlinus, prisión de estado. A lo largo del lado
distinguir tres períodos: Roma monárquica , Roma republi- meridional del Foro habia una hilera de cobertizos para
cana , Roma imperial. mercado ó albóndigas, á lasque mas adelante se agregaron
L ROMA MONÁRQUICA. La primera fundación por Rómu- otras por el lado del Norte, y se llamaban sub veteribus y ««6
lo, unos 754 años antes de J. G., se limitó al Mons Palaii- novis. Ya encerraban los muros de Servio Tulio las siete co-
nus 6 Palatium , esto es, Roma quadraía, por lo cual se in- linas , y también el Janículo ; y con este motivo el Pomoe-
dicaba solamente el Mundus del Pomarium Romuli (1). El rium (espacio consagrado al rededor de la ciudad) se limitó
lado N. O. del Palatium se llamó Germalus, á donde, se- á las cinco colinas Quirinal, Viminal, Esquilino, Palatino y
gún la tradición, fueron arrojados los dos gemelos, y los crió Celio; este espacio se dividió en cuatro regiones; por donde
la loba en el Lupercal (gruta consagrada á Pan y á la higuera se dividió la ciudad: 1.°, en las cuatro regiones de ciudad ,
sagrada). El establecimiento sabino de Tito Tacio tuvo lu- á saber: I , Regio Suburana; II, Regio Esquilina; III, Re-
gar en el Monte Capitolino, al N. O. del Palatium, y en el gio Collina; IV, Regio Palatina; 2." el Monte Capitolino,
Collis Quirinalis, al N. E. del capitolino. Los dos sitios se como lugar sagrado común; 3.°el Aventino; 4.° el Janículo.
enlazaron por medio del pomwrium que se ensanchó; la La ciudad de Rómulo, Roma quadrata , tenia tres puertas:
plaza páralos auspicios se trasladó al Capitolino; y se colocó Porta Mugonia, que iba á Velia; Porta Romanula, al O.
el Comitium común entre el Palatino y el Capitolino, así cerca del Velabrum; entre las dos corría la Nova Via; Por-
como la Via Sacra, que partía del Capitolino al S. E. Rei- ta Trigonia, al S. Las puertas del muro Serviano no se de-
nando Tulo Hostilio, se situó la Curia hostilica en el terreno jan determinar tan bien; las mas importantes eran : Porta
ocupado mas tarde por el Foro romano. Cubrióse poco des- Carmentalis, al S., junto al Capitolio; Porta Trigémina, junto
pués de edificios la Velia, eminencia que lindaba al N. E. al Aventino, hacia el rio; entre las dos estaba e\puente Su-
con el Palatino, Allí estaba la casa de Valerio. El Mons Cae- blicius; junto al Celio estaba la puerta principal, llamada
lius , al S. E. del Palatino, fué ocupado por familias etrus- Porta Capena, que conducía á la via Apia ó Latina. Por el
cas y albanas. Del Monte Aventino (al S. O. del Palatino y lado oriental, que era bastante accesible, fué fortificada la
del Celio) y del valle intermedio, Vallis Marcia, tomaron ciudad por el agger Serv. Tullii et Tarquinii, en cuyo esire-
posesión , bajo Anco Marcio, algunas ciudades latinas; este mo meridional se abrió la Porta Esquilina (que conducía á
rey echó un puente al Tíber {Pons sublicius], fortificó el la via prenestina y labicana); al N., la Porta Collina, que
Jankulo mas allá del rio , y fundó Ostia al desembocadero conducía á la via nomentana. Había otras puertas menos
del lio. Los progresos mas notables en los edificios y en la importantes. La Porta Triumphalis no estaba en los muros
unión de las partes separadas hasta entonces, se verificaron de la ciudad , sino en las afueras , en el Campo de Marte,
en los reinados de Tarquino Prisco y Servio Tulio. Por me- donde se ordenaba la procesión triunfal. Entre las calles hay
dio de grandiosas cloacas desecó el primero los pantanos si- que notar el Clivus Virbius, en la pendiente del monte Ces-
tuados entre ^1 Palatino y el Capitolino {Forum Romanum, pio, y su continuación occidental, Vicus Cyprius, famosa
Forum Boarium, Velabrum), y los entregó al cultivo; le- poi el crimen que cometió la muger de Tarquino el Sober-
vantó el Capitolio, esto es, el templo de Júpiter O. M., de bio con su padre Servio Tulio : de donde el nombre que se
Juno y Minerva sobre la colina Capitolina, el Circus Maxi- le dio de Vicus Sceleratus.
mus entre el Palatino y el Aventino, y echó los cimientos de
un muro. Servio Tulio agregó el Collis Viminalis, (al S. E, II. ROMA REPUBLICANA. Incendiada la ciudad , y arrui-
del Quirinalis) y separado de éste por el Vallis Quirini, y nada por los galos (390 años antes de J. C ) , fué reedifi-
el Mons Esquilinus (al S. E. del Yiminalis). La parte que cada algo mejor sí, pero de un modo bastante irregular.
miraba al Viminalis llevaba el nombre de Mons Cespius (de Hasta después de la segunda guerra púnica no adquirió Ro-
aquende); la parte que miraba á la punta del Quirinalis ma edificios mejores y mas cómodos; pero el verdadero
tomó el nombre de Mons Oppius{e\ frontero), y Carince hermoseo de la ciudad no principió hasta después de la des-
trucción de Corinto, en 146 años antes de J. C. Levantá-
(1) Mundus vale aquímanus ó potestaa. Pomcerium tiidica el espacio, te- ronse también entonces estramuros nuevas partes de ciudad,
nido por sagrado, á entiambos lados de los muros de la ciudad, y especial- que gradualmente eclipsaron á la ciudad antigua, y quitaron
mente del lado exterior. La linea dtí los limites estaba marcada por eippt
(mojones), los cuales tenían además signlflcacion religiosa, pue.-to que se- su importancia al muro serviano. Ocurrió esto principal-
ñalaban la diterencia entre los auspicios de la ciudad y de las afueras. El mente delante de las puertas donde era mayor la concur-
antiguo pomoerium romano lué repetidas ueces ensanchado , primero por rencia , como en los trechos que conducían al Campo de
Servio Tulio y por Sila, y úUlmameute por varios emperadores.
% 3 2 4 §C
Marte y al rio; y también mas allá de uno y otro, donde, eterna ; allí cerca habia el Lacus JuiurncB, fuente no mura-
mas abajo del Janímia, se levantaron muchos edificios, que da, y al lado de esta el templo de Castor, tomado después
hicieron necesaria la construcción de varios puentes; ensan- de la batalla de Regillus, y en el cual celebraba también á
chóse también la ciudad al S., delantede la puerta Capena. veces el senado sus sesiones. Delante de estos edificios esta-
Por este tiempo armóse una competencia entre ediles y cen- ban situados los antiguos cobertizos de los mercados. Con el
sores sobre quien levantaría mas edíficiosde utilidad pública, aumento que fué adquiriendo la vida pública, echóse de ver
distinguiéndose en esto entre otros M. Porcio Catón, en 184; la estrechez del Foro; pero oponiéndose á su ensanche el
y la arquitectura pública adquirió entonces aquel carácter religioso respeto que profesaban los romanos á los lugares
de grandeza, que, en sentir de Estrabon, distinguía á Roma ya consagrados, remedióse aquel inconveniente destinando
de todas las ciudades griegas. En el Foro, en el Capitolio y principalmente para las sesiones de los tribunales la llama-
en el Campo de Marte fué donde se levantaron las fábricas da Basilica, pórticos destinados al principio para el comer-
mas grandiosas; ni aun las guerras civiles pudieron conte- cio. La mas antigua, Basilica Porcia, estaba al O. al lado de
ner completamente aquel afán de edificar; solo los incendios la Curia Hostilia; allí cerca y al O. la Basilica Aemilia,
del tiempo délos emperadores, pudieron hacer desaparecer hacia la parte de la ciudad llamada Argileíum, delante de la
los monumentos de la época republicana. Pasemos á consi- cual se levantaba el templo de Jano, Al N. de entrambas
derar el Capitolio y el Foro, dos de las fábricas mas impor- basílicas estaba situada la parte de la ciudad llamada Lau-
tantes de aquel tiempo. El Foro, punto céntrico de la vida tumiw, con el mercado del pescado, Forum,piscatorum. Al
civil y política, estaba situado entre el Capitolio y el Palatino, otro lado del Foro, junto al templo de Castor, estaba situada
la Basilica Sempronia, y al lado de la Grsecostasis, la ya
ó mas exactamente la eminencia Velia, desde la cual bajaba
citada Basilica Opimia.
la Sacra Via hasta el Capitolio. Actualmente es el Foro una
plaza desierta, cubierta de ruinas, y llamada Campo Vac- El monte Capitolíno , largo y tortuoso , sostenía en su
cino. Era el Foro un cuadrilátero de 630 pies de largo, de- punta septentrional el templo de la Concordia y de la Juno
bajo del Capitolio de 190 pies de ancho, y al extremo opuesto Moneta (patrona del dinero); toda la eminencia llevaba el
de 110. Plaza de mercado en un principio , vino á servir nombre de Arx; habia allí también el Auguraculum, esto
luego tan solamente para asambleas públicas. Dividióse en es , la piedra sagrada , desde la cual observaba el augur el
dos partes: la occidental, el Foro propio, y la oriental ó vuelo de las aves. Sobre el Arx se levanta en el día la igle-
sia de Santa María en Ara Coeli. Sobre la altura meridional
Comüium, que, en su sentido propio, significaba lugar de
de la montaña, vuelto un poco al S. O., se levantaba el
reunión del pueblo. En los límites de entrambos se levan-
Capitolio en el sitio que ocupa actualmente el palacio Caf-
taba la tribuna, la Rastra Feíera, fábrica cuadrangularcon
farelli. Cuando Tarquíno Prisco, para edificar el templo de
varandilla, adornada con las rostras (1) de los buques apre-
Júpiter, trató de mover á los dioses á que saliesen de aque-
sados á los Anciatas, de donde el nombre que se le dio. La
llos lugares sagrados, cuentan que se avinieron todos, me-
primera posición del orador (que mas adelante se varió) era
nos el dios Término y la diosa de la juventud , Juventas;
de cara al Comüium. En medio del Foro propiamente dicho que no se movieron de sus sitios. El templo de Júpiter ,
estaba e] Puteal, llamado también Lacus Curtius por la tra- que nada tenia de magnífico , contenia tres capillas separa-
dición , cerca de la higuera sagrada, un olivo y una parra, das por paredes; la del medio pertenecía á Júpiter, la de la
símbolos de la labranza. La estatua que allí habia de Mar- derecha á Minerva, la de la izquierda á Juno; entrambas
syas era el símbolo de la jurisdicción urbana, Habia allí diosas estaban de pié, Júpiter empero sentado; su imagen
también la Columna rostrata, columna adornada de rostras era al principio de arcilla, y mas adelante se fabricó de me-
en memoria de C. Duilio, así como estatuas ecuestres, tal, sentado en un trono de oro y marfil, hasta que Traja-
como , por ejemplo , la de Camilo, y columnas de honor. no mandó hacer la estatua también de oro. Andando el
Habia á los lados gradas de piedra para asientos de los jue- tiempo se fueron colocando allí muchas ofrendas; habia en
ces; el tribunal del pretor urbano al estremp oriental del aquel templo además una Victoria de oro y una estatua de
Comüium. El lado septentrional del Foro (á la izquierda Júpiter Imperator. En uno délos frontis había una cuadriga
del Capitolio) lindaba con la Via Sacra; levantábanse aquí de arcilla , y en el otro una de bronce , con la estatua de
en grandes espacios tres bóvedas, las Jani del Forum; Ja- Júpiter. La situación de los otros lugares sagrados que ha-
nus Summus, cerca de la Velia; Janus imus, cerca del Ca - bia en el Capitolio no se deja determinar con certeza ; en
pitolio; y en medio Janus medius, la cual era la mas impor- este caso se encuentran el templo de Júpiter tonans , el de
tante, á causa de la concurrencia en aquel punto de los Bonos y Virtus, el de Ops y el de Venus. Allí estaba también
cambistas, que venían á componer la bolsa de aquellos tiem. la Curia Calabra. La plaza que había delante del templo ,
pos. A lo largo de la Via Sacra se levantaban edificios pú- el Área Capitalina, servia á veces para Jas asambleas del
blicos, en el medio próximamente la Curia Hostilia, famoso pueblo, para cuyo objeto habia allí una tribuna y un sena-
local del Senado , al que conducía desde el Comitium {el culum. La parte meridional, y en particular la occidental,
cual estaba algo mas elevado que el Forum) una escalera formada por una pared peñascosa casi vertical, llevaba el
bastante alta; allí cerca al E . , estaba el Senaculum (sala nombre de Saxum Tarpejum, Rupes Tarpeja. El camino
donde se reunían los senadores antes de entrar en sesión ), que conducía desde el Capitolio al Arx, dividía la parte mas
y el Vulcatud, y un templo de la Concordia; en seguida la baja de la montaña en dos partes; en el lado occidental ha-
Basílica Opimia y la Grcecostasis, pórtico destinado para los bia el Templum Vejovis con el Asylum , entre dos florestas
enviados griegos y estrangeros, en el que se reunían, aguar- sagradas. En el lado que miraba al Foro, se levantaba el
dando que los llamase el Senado. En frente de estos edifi- Aerarium y Tabularium (archivo del estado); á la derecha
cios, al lado del Sur. estaba la Regia, residencia oficial del de este el templo de Saturno; á la izquierda el de la Concor-
Pontifex Maximus. Allí cerca estaba el templo de Vesta, en dia, dedicado por Camilo después de la reconciliación de los
cuya capilla redonda y céntrica habia el ara con la llama estamentos. A la izquierda de Jas gradas que bajaban aJ Foro
habia las Scala GemonicB, desde donde precipitaban los ca-
(1) En griego IjAéoXa, dos fuertes vigas con puntas de hierro, afianzadas dáveres de los criminales, y la cárcel del crimen , Carcer
en la proa del buque, para eB)l)eslir eon ellas de costado á la embarcación
contraria.
x 325 se
Tullianus. Desde la Via Sacra, formando un arco á la iz- gumbres, MaceUum magnutn, y el Campus Martius para
quierda del Foro , partia' del pié del Capitolio el único ca- ejercicios militares, y donde además, por el mes de mar-
mino para carruages que subia á é l , el Clivus Capitolinus zo , se celebraban alardes de caballería; allí cerca , la * Do-
con los Centum Gradus. En tiempo de César sufrió el Foro mus Lateranorum, propiedad antes de la familia de los
sobre todo grandes mudanzas. En el año 82 antes de J. C , Plautii Laterani, transformada por Constantino en iglesia,
cuando los funerales de Glodio , quedó destruida por un y en el dia San Giovanni in Laterano. En la parte septen-
incendio la Curia Hostilia, y sobre su solar levantó César el trional del Celio estaba situado el Ludus Gladius, destina-
templo de Felicitas; la Curia Julia fué por él edificada , y do para los ejercicios de los gladiadores. No se deja deter-
completada por Augusto entre los templos de Vesta y de minar con precisión la situación de un gran templo de Bivus
Castor. César cambió también de su lugar la antigua tribu- Claudius. En esta región habia además muchas casas de
na, la que trasladó al lado meridional del Foro, hacia el familias ricas, entre otras , la casa paterna de Marco Au-
medio , sub uleribus, junto á las estatuas de Sila, Pompeyo relio. Regio Isis y Serapis (antes Carmae) al N. y al N. O.
y la suya propia. En el solar del tribunal del pretor urbano, de la anterior, con el * Amphitheatrum Flavium de Vespa-
al estremo oriental del Comitium, se levantó , después de siano (ahora el Goloseo), levantado sobre los cimientos de
su muerte, un templo del Divus Julius, con una escalera la Casa áurea de Nerón ; hasta el siglo vi se celebraron
magnífica. La Grwcostasis, destruida también por un in- aquí combates de fieras. Detrás, mas al N., se levantaban
cendio, fué reedificada al O. por B. Sempronia, recibiendo las colosales Termas ó baños de * Tito y los de * Trajano,
el nombre de B, Julia; quitáronse también de aquel sitio Mas al E. habia el templo de Isis y Serapis. Via Sacra {T.
los antiguos cobertizos sub veteribus, por no tapar los her- Pacis), al O. de la anterior; la parte oriental, Corinae,
mosos edificios. contenia casas de familias ricas, al paso que la llamada Sa-
m.—ROMA IMPERIAL.—Abrióse con el imperio una nue- bura, separada de la anterior por el Vicus Sceleratus, era
va era para el hermoseo de la ciudad , y bajo este respecto un barrio de industriales. Al S. O. llegaba esta región has-
se distinguió Augusto especialmente. Dividió este empera- ta el Foro, cuyo lado N. y N. O. ocupaban el templo de
dor en catorce regiones la ciudad, ya considerablemente los Penates, de * Antonino y de Faustina, y además los
ensanchada , y con razón pudo decir de sí: marmoream se edificios citados ya cuando hablamos del Foro. Habia ade-
relinquere, quam latericiam accepiset. Entre los emperado- más en esta parte el arco de * Tito en la continuación
res siguientes, los que mas contribuyeron al embelleci- oriental de la Via Sacra, el templo de * Venus y de Roma,
miento de la ciudad fueron Nerón (después del grande in- la * Basílica de Constantino, el Templum Pacis (destruido
cendio del año 64, de cuyas resultas solo quedaron intactas mas tarde por un incendio, tras lo cual se llamó su solar
cuatro regiones, al paso que tres quedaron reducidas á ce- Forum Vespasiani), deTellus, de Júpiter Stator; el Fo-
nizas), Domiciano , Trajano, Septimio Severo, Caracala, rum Nenoe (Transitorium) con el templo de Minerva y un
Diocleciano, Constantino el Grande, al paso que Aureliano Janus quadrifrons colosal formaba el tránsito á las ocho re-
(en 2S0) cercó de un muro todas las catorce regiones, cuyo giones situadas al O.) Región Esquilina, al N. E. déla 4.*,
ámbito tenia 12 y, millas (3 leguas). Abarcaba el muro al O. y al N. de la 3." Era muy grande, y abarcaba casi entera-
el Janiculum, el Campus Martius , el Collis Hortulorum 6 mente el Esquilino y el Viminal, Aquí estaban situados los
Pincius, al N. del Quirinalis. Solo quedó fuera el Vatica- jardines de Mécenos y los jardines Palantianos. Sobre la
nus, al N. O. del Janiculum, á la otra ribera del Tíber. eminencia del Cespius habia el templo de Juno Lucina, el
Quedaron unidas ambas orillas del Tíber en la dirección de mercado de Livia, MaceUum LivioB, el * arco de triunfo de
N. á S. por los siete puentes siguientes (1): * Pons Aelius, Galieno , un trofeo de Mario, un templo de las Ninfas , de
Neronianus ó Vaticanus, * Aurelius ó Antoninus , * Fabri- Alejandro Severo, el arco de Gordiano y en el ángulo
cius, y ' Ceslius (que conducía á la isla del Tíber), * Ae- oriental habia un anfiteatro, * Amphitfieaírum castrense. Re-
milius 6 Senatorius, Sublicius, Probi, y al N. de la ciudad, gio Alia Semita, al N. O. de la 5 . ' , abarcando el Quiri-
Pons Triumpkalis y * Pons Mulvius 6 Milvius (Ponte Molle.) nalis. Habia allí los cuarteles de los Pretorianos, * Castra
Las puertas del muro aureliano eran : al N . , Parla * Fla- Proetoria , que sallan de los muros, tan nombrados en los
minia, Pinciana, * Salaria , Notnentana; al E., Porta * Ti- tiempos del imperio; servían también de cárceles; en ellos
burlina y * Prenatslina; al S., Porta * Asinaria, Metronia, estuvo preso el Apóstol San Pablo. En la eminencia del
Latina, Appia, * Osiiensis; al O., Porta Portuensis, * Au- Quirinal y del Viminal habia las grandiosas, * Termas de
relia y Seplimiana. Los muros que hay en el dia corres- Diocleciano, y algo al S. O . , las Termas de Constantino;
ponden casi completamente á los aurelianos. además ei templo de Flora , de Quirinus, de Salus , de
Gens Fabia y de Venus Erycina. Al N . , en el ángulo del
La siguiente reseña de los edificios sigue, en cuanto ha antiguo muro Serviano , se hallaba el Campus Sceleratus,
sido posible, eí orden de Jas catorce regiones : Porta Cape- donde enterraban vivas á las desventuradas vestales que
no, al S., á entrambos lados de la Via Apia y Latina. A hablan quebrantado el voto de castidad. Regio Via £oía,
corta distancia de esta puerta se levantaba el *arco de triun- al O. déla 6.*, contenia Jos jardines de Salustio , Pompeyo
fo de Druso, después el de Trajano y de Vero; entre varios y Luculo, y el mercado de los cerdos, Forum Suarium, en
sepulcros, el de \os*Escipiones; algo mas allá , los tem- la parte que mediaba entre el Quirinal y el Pincius; en la
plos de Marte y de Camana, allá al lado, el valle de Ege- pendiente del Quirinal habia el templo del So¿, allí cerca
ria, y al otro lado , junto á la antigua Porta Capena , los el Campus Agrippae, plaza grandísima rodeada de pórticos
templos de Bonos y de Virtus, levantados por Marcelo, y con columnatas. Delante de las Termas de Constantino,
después del incendio de Nerón , reedificados por Vespasia- citadas en las regiones anteriores, había , al pié del mon-
no. Ccelimontium , al N. E. del anterior , comprendiendo te , el pórtico del mismo emperador. Al S., juntábase esta
el Mons Cwlius y sus declives orientales. Sobre la eminen- región con la 8 , ' : Forum Romanum, parte la mas impor-
cia estaban situados los Castra peregrina, campamento pa- tante de la ciudad , y que comprendía el Gapitolino y el
ra tropas auxiliares estrangeras; allí cerca un templo de valle hasta el Palatino. Ya hemos citado los mas de Jos
Júpiter Redux; algo mas al E . , el mercado de granos y le- edificios del Foro. Cerca de la Graecostasis se levantaba él
(t) Los eaiflcios sefialados cea * subsisten todavía en parte ó en ruinas.
M 326 f€
templo de Vespasiano y Tito; delante de este, al pié del gistrados en las asambleas del pueblo y en las levas de tro-
Capitolino , los Rostra Flavia; allí cerca, el Milliarium pas. Al N. de dicha Villa habia la gran Septa Julia (138 an-
Aureum de Augusto, enorme piedra miliaria, con planchas tes de J. C.), donde se celebraban los Comitia tributa. Al
de bronce dorado, que servia de punto de partida para principio era la cerca {septa) de madera, pero César empe-
medir las distancias de todos los puntos del imperio roma- zó á sustituirla con piedra. Al O habia el Diribitorium, sa-
no ; un poco mas allá , el arco de * Septimio Severo con la inmensa , cuyo techo , por su grandísima estension , era
sus cuatro altísimas columnas; luego, al lado oriental del considerado como una obra maestra del arte. Al principio
Capitolino , el Argiletum, la Curia Domitiani, la * Basíli- se reunían aquí los Diribitores (1); pero mas adelante se la
ca Argentaría; en seguida , mas al E., el Forum JuUum 6 destinó para otros objetos, hasta que, en el reinado de Ti-
Cwsaris, con el templo de * Venus Genilríx, el magnífico to , fué destruida por las llamas. Al O. y al N. del teatro de
Foro de Augusto, con el templo de * Mars Vítor, el arco de Pompeyo , habia las * Termas de Agripa, con el * Panteón,
Druso y Germánico , el Foro de Trajano con la * Basílica dedicado á todos los dioses, ahora iglesia, edificio circular;
Ulpia (Biblioteca), el templo y * Columna de Trajano. El allí cerca habia el templo de Isis y Serápis, el Pórtico de
todo abarcaba cinco partes principales, á saber: el Atrium Europa , una Basílica de Neptuno, y un templo de Miner-
fori cum área, esto es, un pórtico inmenso rodeado por los va , levantado por Pompeyo. Al O. del Panteón habia las
cuatro lados de magníficas columnatas. Levantábase en me- grandes * Termas de Nerón, que servían también para ejer-
dio la estatua ecuestre de Trajano. A cada lado del Atrio cicios gimnásticos; Alejandro Severo cambió la forma de
se apoyaba una fábrica semicircular que conducía á una este edificio , con cuyo motivo fué llamado Termas Alejan-
multitud de aposentos, y rodeada también de un pórtico drinas; allí cerca habia el Stadium Domiliani, y un Odeon,
de columnas que corría por dentro. Desde el grandioso edificio para representaciones musicales. Cerca del rio se
Atrio se pasaba á la Basilica Ulpia, mas grande y mag- veia el * Amphiteatrum Statilii ó Tauri, y algo mas allá el
nífica que las demás basílicas. Desde^esta sección se pasaba astillero, Natalia; enseguida el * Mausoleo de Augusto,
á un espacio libre, donde se levantaba la poderosa co- con una floresta y dos obeliscos; al N., junto á la puerta
lumna de Trajano, de 117 pies de alto , adornada de pre- Flaminia , el sepulcro de Nerón , y allá cerca los jardines
ciosísimos bajos relieves que representaban lances de las de Domiciano. La calle llamada Via lata, que desde la puer-
guerras de Trajano contra Decébalo ; en la cima estaba la ta se dirigía al S. E. , estaba cubierta por las bóvedas le-
estatua de Trajano; y en el dia ocupa su lugar el Apóstol vantadas por M. Aurelio Antonino , cuyo templo y colum-
San Pedro, A entrambos lados habia la Bibliolheca Ulpia, na estaban un poco mas al sur, junto al Campus Agrippoe.
dividida en Bibliolheca graeca y latina. Pasábase finalmente: Cerca de las bóvedas de Antonino mandó levantar Augusto
á la 5.* división , formada por el perímetro del templo, un obelisco colosal para señalar las horas, esto es , como
grandísimo pórtico con columnatas, en cuyo centro levan- Solarium.—Regio Palaíium , al S. E. de la anterior, de ella
tó Adriano un templo. En el Capitolio, quedó destruido separada por la 7,' y 8.*, comprendía el Monte Palatino.
por un incendio , durante las guerras civiles de Mario y En el ángulo N. E. de esta región, en frente del Anfiteatro
Sila , el templo de Júpiter O. M.; volvióse á edificar, pero del Flavio , junto á la Via Sacra, se levantaba el arco de
en el combate entre Vitelio y Flavio Sabino (hermano de triunfo de Constantino , y allí cerca , dando frente al Foro,
Vespasiano), fué el Capitolio presa otra vez de las llamas, la Capilla de los Lares , la Meta Sudans, y el Coloso de Ne-
y reedificado después por Vespasiano. Regio Circus Flami- rón (los últimos correspondían propiamente á la tercera
nius, la mayor de todas , abarcaba el Campus Martius, y región); en la pendiente del Celio habia las Curiae veteres
una parte del Pincius ; al N. O. lindaba con la 8-'; al O. y el templo de la Magna Muter; en la punta S. E. el Septi-
con la 7." Durante siglos enteros se habían celebrado en sonium de Severo, alto edificio, quizás de siete pisos, ó qui-
este grandísimo llano las asambleas del pueblo y los ejer- zás también con siete suelos, de donde le vendría el nom-
cicios gimnásticos. La parte mas inmediata, al Capitolio fué bre. Habia en esta región muchísimos palacios suntuosos,
la primera que se edificó. Al pié sudoeste del Capitolio es- los cuales mas tarde vinieron á juntarse para formar un
taba el mercado de las legumbres, Forum Olttorium, con grandísimo palacio imperial, que ocupó todos los solares.
los templos de la Spes y de la Pietas; al N. O. de estos , el Encontrábase primero, yendo hacia el Gennoíus, en las Vias
Nova y Sacra, el * Palacio de Augusto (antes templo de
* Theatrum Marceüi, dedicado por Augusto á la memoria Apolo palatino); en seguida el de Tiberio, el de Nerón, el
de su querido yerno Marcelo, que murió joven. Contenia de Domiciano ; entre los dos primeros, un templo de la
20,000 personas , y estaba esclusivamente destinado para Victoria. Aquí estaban situadas antes las casas de Cicerón,
representaciones dramáticas. No lejos de este teatro, habia de Luculo y de otros varones eminentes. Regio Circus Ma-
un templo de Apolo y el * Pórtico de Mételo, el * Teatro de ximus, al S. de la 10.*, comprendía el valle entre el Pa-
BaXbo, y junto á él, la columna de Tiberio. Quedó destrui- latino y el Aventino y el Velabrum , yendo hacia el rio.
do por el incendio de Tito , el cual asoló en especial esta Aquí estaba situado el Forum Olitorium, citado ya en la
parte de la ciudad. Cerca de la Porta Triumphalish&biA el 9.'; en el ángulo del Palatino , el Forum Boarium, don-
* Teatro y el Pórtico de Pompeyo, primer coliseo permanen- de estaba colocado el becerro de bronce traído de Egina á
te para representaciones dramáticas; podía contener 40,000 Boma. La plaza estaba rodeada de varios edificios , como
personas. Delante de él habia el templo de Venus Victrix, el * Templo de la Fortuna (edificado ya por Servio Tulio),
por el cual propiamente se llegaba al teatro ; allí cerca , la el * Templo de Hércules Víctor , el templo de Mater Matu-
Curia Pompeji, que sirvió tantas veces para celebrar el se- ta, y otros. Allí estaba también el Arcus Argentariorum,
nado sus sesiones; aquí sucumbió César á manos de sus
asesinos. Al E. de aquel habia el Cirms Flaminius , edifi- (1) TÁnhilor. los diribitores, en los comicios, sacaban de las urnas
cado .221 años antes de J. C , y cuyo nombre dio Augusto (díte) las tablillas para votar, y diribebant, esto es, separaban y con-
taban para determinar la mayoría de las centurias ó tribus. El dirihitor
á toda la región ; desde la segunda'guerra púnica se cele- señalaba, en los comicios electorales, el número devotos por medio de
braron aquí los juegos de los^gladiadores; cerca de este pantos debajo de los nombres de ios candidatos, de donde nació la eípre-
circo descollaban los templos de Hércules y de Belona], así sion pttncía (erre , esto es, obtener todos los votos. Reinando Augusto, se
como la ViUa publica, que servia de residencia á los ma- levantó para este objeto, en el Campe de Marte, un ediflcio llamado W-
rüMurmui.
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donde es probable qne se vendiese oro y plata labrada. Agripa), Alsictina (de Augusto, así como el Augusta y Julia),
También había aquí el Circus Maximus, en el valle entre Claudia y Anio Novus (de Calígula y Claudio), Traiana (de
los dos montes, dispuesto ya por Servio Tulio ; fué poste- Trajano). Los emperadores que siguieron á Trajano fueron
riormente ensanchado , y se le añadieron Carceres; al S. construyendo otros menos importantes.
de este habia los templos de * Mercurio , Céres y Libera. Servi era el nombre que daban los romanos á los escla-
Regio Piscina publica, al S. de la 11.* entre el Circo Fia- vos; como criados ó sirvientes, se llamaban famuli; en]a¡
minio y la Porta Ostiensis, uno de los distritos mas peque- vida doméstica, pueri; como cosa, propiedad, mancipium.
ños, pero mas poblados, por cuanto habia en él poquísimos Era esclavo: 1) el que habia nacido de esclava; 2) el que
edificios públicos. Hay que notar en esta región especial- habia perdido la libertad de que antes gozara, a) por haber
mente las Thermae Anloniae, edificadas por Caracala , y un caido prisionero de guerra, por cuanto los prisioneros eran
templo de la Bona Dea. Regio Aventinus; al N. O. de la vendidos por el estado sub hasta ó sub corona (con una guir-
1 2 . ' , cercaba el monte del mismo nombre. En'los límites nalda en la cabeza ; b) por venta como incensus (1); c) por
de la región anterior y cerra de la Porta Ostiensis habia el venta como addictus (insolvente) por el acreedor; d) por
* Sepukrum 6 pirámide de Cestius. La eminencia estaba haber sido condenado á muerte, pues, antes de la ejecu-
ocupada por varios templos, de Diana, Luna, Juno, Regi- ción , todo hombre libre era esclavo. Cesaba la esclavitud
na , Libertas; habia también aquí los Balnea Surae, baños por postliminium (2); por manumissio por acuerdo de las a u -
públicos. Encontrábanse asimismo en esta región , á orillas toridades, como, por ejemplo, en premio de haber descu-
del Tíber, los lugares de descarga para los buques. Rodea- bierto un crimen', etc. El señor á quien pertenecía el esclavo
do de los depósitos de los tratantes en maderas , veíase allí por nacimiento, ó que lo habia adquirido comprándole á
el Porlicus Aemilia, y á corta distancia el Emporium, h e r - los mangones {tratantes de esclavos), tenia sobre él derecho
moso muelle construido con regularidad , enlosado , junto de propiedad como si fuera una cosa (de donde mancipium),
al cual habia un gran patio ó almacén , la Harrea Galbia- y podia á su antojo venderle, martirizarle, matarle, hasta
na y Aniciana. Regio Irahs Tiherim. Esta era la única región que vinieran á poner límites al capricho de los señores la
en la ribera derecha del Tíber. Allí habia los jardines de lex Petronia y otras de Antonino Pió, así como algunos SC.
César; en ella edificó Augusto la Naumachia, lago para conss., de modo que vinieron á ser punibles los amos que
alardes navales. Fuera de esto, esta parte de la ciudad es- daban muerte á un esclavo. Lo que adquiría el esclavo per-
taba habitada por artesanos, pintores, curtidores, mari- tenecía á su dueño, á escepcion del peculium (gratificación
nos , carpinteros, etc. En la isla del Tíber habia un templo dada por el dueño al esclavo, ó ahorros de este I; sus delitos
de Esculapio, y uno de Júpiter y Fauno, de Semo Sanco. los juzgaba antes su amo (tos castigos eran envío al campo
al ergastulum (prisión donde trabajaban los esclavos con gri-
En frente del Campo de Marte, mas no ya murado, y no
llos en los pies), trabajo en e\pistrinum (molino, en el cual
perteneciendo á ninguna región, estaba situado el Campus
tenían que dar vueltas á la muela), azotes con varas ó mim-
Vaticanus. Aquí estaban los jardines de Agripina, que h e -
bres, marca al fuego, clavarlos en cruz, y otros tratamien-
redó Nerón, y el magnífico Circo de Nerón, en donde cele-
tos atroces). Los crímenes graves los juzgó después la a u -
braba este tirano sus triunfos y desahogaba su ferocidad con
toridad. La situación del esclavo era durísima , según
los cristianos, á quienes achacó el incendio. Junto al Pons
se echa de v e r ; con todo, en los tiempos mas antiguos, la
Aelius habia la Moles ó el * Mausoleum Hadriani (el actual
suavizaban mucho las buenas costumbres, y el censor cas-
castillo de San Angelo). Entre este mausoleo y el Circo de
tigaba el mal tratamiento que se daba á los esclavos. El
Nerón se extienden los magníficos edificios del Papa, y que
nombre de estos se solia formar del de su patria, como
van á parar por un lado al palacio del Vaticano y por otro
Phrix, Cappadox; ó del de héroes antiguos, como se está
á la iglesia de San Pedro.
haciendo ahora mismo en Norte-América, como Aquíles,
Las calles de Roma e r a n , ó bien Viae, esto es, calles Príamo, Polux, etc.; ó de plantas y piedras, como Amian-
principales, largas y anchas, como la Via Sacra (en la 4.* tus, Cardomjx. Mas antiguamente los llamaban por el nom-
región), la Via Lata (en la 7.*) la Via Nova (en la 11.'), bre de su dueño, como Caipor, esto es, Caji puer, Luci-
la Alta Semita(en la 6.*); ó CHvi, esto es, calles principales por, etc. Los mas eran oriundos de España, Galla, Grecia
también, empedradas, y por donde se subia á las colinas, y Asia; los Etíopes eran muy estimados. En tiempos mas
como Clivus Capilolinus (en la región 8.'), Clivus publicus antiguos comían á la misma mesa que su amo; pero después
(en la 1 1 . ' ) , Clivus Scauri (en la 2 . * ) , Clivus Virbius (en recibían cada mes ó diariamente una porción de trigo, higos,
la S.'); ó Vici, calles mas pequeñas que enlazaban entre sí aceitunas, vino y vinagre fdemensum). Su vestidura, que
las mayores, como Vicus Jugarius (en la región 8.') Vicus no se diferenciaba de la de los ciudadanos pobres, consistía
Tuscus (en la 8.*l, Vicus Cyprius y Sceleratus (en la 8.*), en una túnica parda y basta. El antiguo afecto, la lealtad,
Vicus Africus y Patricius (en la 5.'); ó Anyiportus, callejo- y hasta cariño, q u e , en las mas de las familias,profesaban
nes sin salida. Las encrucijadas de las calles se llamaban los esclavos á sus amos, fué naturalmente á menos confor-
Compita. me fué lastimosamente á mas la corrupción de costumbres;
Los acueductos (1) mas importantes de Roma e r a n , por y de ahí el rencor de los esclavos, que se desahogó repeti-
su orden cronológico: Aqua Appia, Anio Vetus, Murcia, das veces en alzamientos y rebeliones.
Augusta, Julia (unido al mas antiguo, TapulaJ, Virgo (de En los tiempos mas antiguos tenían las familias pocos e>-
(1) El agua que llegaba áttomase reunía en grandes receptáculos [caste-
¡la, mas antiguamente (iimtitoiia), de los cuales salían tres conducios que (1) No Incluido en el censo. El que se retrata del censo era vendido como
ibaná parar á tres receptáculos maspequeflos. El inferior alimentaba los esclavo, por considerarle el estado como indigno de los derecbos de ciuda-
numerosos depósitos (iacusl urbanos, fuentes (salientesI v estanques pava dano. En tiempos mas antiguos, es de creer que se castigaba este delito con
nadar ^piscinw); el del medio alimentaba los grandes establecimlenlos de la pena capital.
baBos i.balnea y terrn»), el superior alimentabalag fuentes y depósitos de las (2) De post y lime». Así se llamaba el derecüo, ea virtud del cual el ro-
casas particulares. Esta subdivisión se \erlücaba por medio de tubos de mano que había caído prisionero en poder del enemigo, y que por lo mismo
plomo y barro, fisMw y tubi- La inspección de las aguas la ejercían los edi- habla padecido la máxima capitis deminutio (pérdida de los derecbos de
les y censores; desde Augusto buho un cura/or aqmrum, llamado después ciudadano ), volviendo á Roma, entraba otra voz en «n anterior posición,
consttioris aquarum, ausiliado de un numeroso personal {aquarü], sacado ya como padre, ya comofi,Üusfamilias, cual si nunca hubiese sido dminu-
de los servipublici. Dividíanse los aquarii, según sus funciones especiales , tus. Así mismo volvían á su dueño primitivo los inmuebles y algunos mue-
en vüliñ, casteUarii, circítores, silícor» > íecíores, eto. bles , cuando se babia retlraao el enemigo que los habla ocupado,
^ 328 le
clavos; pero mas tarde, en las casas ricas, había de ellos los pollintores de los libüinarü, y los balnealoret de los baños
una turba, greyes ancUlarum, legiones mancipiorum, de modo públicos.
que los dividieron en decuriae, y no se pudo prescindir de La vestidura griega se dividía en dos clases principales.
nomenclaiores (1). Segun_residian los esclavos en la ciudad, El evíu(*3[, es el chitan, el dórico, de lana, corto y sin man-
ó en las FtY/a (casas de campo) ylaíí/uwdía (grandes hacien- gas; el jónico, mas largo y de lienzo, el cual se llevó en
das), dividíanse los esclavos en urbanos y rústicos; pero por Atenas hasta el tiempo de Feríeles. El XITÚV tenia ó bien dos
lo que hace á la categoría y ocupación, habia tres clases: 1) mangas ó dos aberturas para pasar los brazos (áu.^iy.aa)(.aXo;),
Ordinarii eran los honestiores, honrados con la confianza de que era el traje deloshombres libres, ó bien una sola aber-
sus araos y encargados de la vigilancia de la casa, de la ca- tura que dejaba: libre el brazo derecho y una parte del pe-
ja, etc. Tenian estos á sus órdenes vicarii, esto es, esclavos cho ; este era el trage;,de los esclavos. La camisa la llevaron
que les ayudaban en sus tareas. Entre los ordinarii, ocu- mas tarde ; no era una camisa que se llevase debajo, sino
paba el primer lugar el procurator (administrador de la mas bien un chiton corto, al paso que el X'TÚVIOV de las mu-
hacienda, de los bienes), después el actor (que vale lo mis- geres era .realmente una camisa. Sobre el cfoto» llevaban
mo que villicus, administrador de la villa), el dispensator el gran pañuelo cuadrilátero. Al principio lo echaban
(cajero), el alriensis (2), que en tiempos mas antiguos de- sobre el hombro izquierdo, luego sobre la espalda á la de-
sempeñaba las mismas fonciones que el procurator y el dis- recha, sobre el brazo derecho ó debajo de él, y luego otra
pensator, A esta clase pertenecían también el ceUarim ó des- vez echado sobre el hombro izquierdo. El í¡j.áTi¡>v bajaba al
pensero; los negotialores, que desempeñaban comisiones menos hasta las rodillas; el llevarlo mas corto era tenido
del amo en la provincia ; los insularii, que cobraban los por indecente. En Esparta llevaban un manto corto que
alquileres de las casas grandes, que formaban lo que ahora usaban también los que en otros estados ia habían dado en
llamamos islas, por dar á cuatro vientos; y finalmente los remedar las costumbres espartanas.
esclavos instruidos en ciencias ó artes, los fabri, lectores, Los niños llevaban anteriormente en Atenas no mas que
pictores, caeletores, statuarü, pavimentara, tapiarü, virida- el chiton; cuando ephebos, adolescentes, llevaban la chlamys .
rii, aquarii, Sculptores, etc., los que cuidaban déla biblio- especie de manto que se sujetaba sobre el hombro derecho
teca y de obras artísticas y de la correspondencia de su amo ó al pecho. Llevábase sobre todo la chlamys para montar y
[a biblioteca, o statuis, lilerati, anagnostae; notarii, librarii, yendo de viaje.
ab epistolis); los maestros de los niños {paedagogi), y los En la vestidura de la muger, es también el chiton lo
médicos de la casa (medid). Los esclavos que servían para primero que se ha de considerar, el dórico, sencilla cami-
las diversiones eran menos estimados; tales eran los sym- sa de lana no muy larga, que constaba de dos piezas de
phoniaci, los gladiadores, los mímicos, los comediantes, tela, que tosían delante del pecho , al paso que las par-
yoliimeslpetauristae, funambuli, schoenabaíae) y los difor- tes superiores que cubrían el pecho y la espalda se sujeta-
mes {mariones) y enanos (nam), (3)—2) Los vulgares desem- ban sobre los sobacos, y el jónico, ancha camisa de lienzo
peñaban funciones mas bajas dentro y fuera de casa, como que bajaba hasta los pies, con anchas mangas, cerradas
eljanitor ú osliarius (4), los cubicularii (que anunciaban los en su mayor parte, y abiertas á veces desde los sobacos ar-
convidados), los numerosos esclavos que seguían á su señor riba. Los largos cabos que colgaban del chiton dórico sobre
cuando salía de casa (pedisequi) los anteatnbulones, los lecti- la espalda y el pecho se llamaban íi-Xcíj, ímXciJicv. En el
carii ó portadores de sillas de manos, los cursores (corredo- chitan, jónico con mangas, era la SmicU una parte de la ves-
res) y gínetes. Dentro de casa cuidaban do la mesa los j)ís- tidura que se ponía sobre el chiton. Llamábase XO'XKO; la par-
tores, coqui, fartores, obsonalores, structores, scissores, po- te hinchada que se formabai encima déla cintura del chiton
cillatores, y los que corrían con la guardaropa, atavíos y jónico, que era mucho mas largo que el cuerpo, por donde
cuidado personal de losamos, como los textores , vesliarii^ tenían que tirarlo hacía arriba sujetnádolo con el ceñidor,
vestifici, lanificae, a veste, custodes auri, ornatrices, tonsores, prpx (llamado también ámSia¡i.6;, ratvía, arrihSmm;), cinta que
ciniflones Y cinerarii, uru;tores, ungu^ntarii, balneatores.— se colocaba debajo del chiton al rededor de los pechos.
Los mediastíni eran al parecer losvulgares de escalera abajo, El vestido superior de las mugeres se parecía al de los
hombres. El nombreTOVXO;denota, en el uso ordinario,
que barrían, limpiaban, etc. A esta categoría pertenecían
un vestido ancho y flotante. Debajo del yirúv llevaban á
(4) Nomenolator {nomenculalor y numunclator) se llamaba al esclava do- veces las mugeres un ;ct™vtov, camiseta delgada. Por lo
tado de gran memoria, el cual, asi en casa como en la calle, podía decir á que hace á la materia del vestido, era de lana desde que
su amo los nombres de los ciudadanos. Para ios prelendientes era este ser- se desuso el chiton de lienzo, ün himation de tela muy fuer-
vicio de suma importancia. Cada magistrado tenia un nomenclátor á su lado,
y babia varios en los palacios imperiales. te se llevaba en invierno. También en invierno llevaban el
(Ij De atriutn. Así se llamaba el esclava que cuidaba del afriam, de las chiton de tela mas recia pero mas ligera en verano.
imágenet ó retratos, de las pinturas, de la vajilla, estoes, que tenia el su-
ppelles á su cargo. Venia á ser u» mayordomo generalmente apreciado. Además de la lana y el lienzo, servíanse laj mugeres
(3) JVonus ó nannm, vacvvo? y vxvo;, y también pumilio, enano. En Roma
eran muy estimados los enanos como una rareza, y les enseüaban la panto-
también de otras telas, sobre todo del byssos, estofa hecha
mima. Para tenerlos en mayor abundancia y suplir las pocas faltas relati- probablemente de algodón. Otra especie de tela era la
vas de la naturaleza, se babian inventado uoos cajones ad hoc, para atajar el s(¡*5p-¡iva, fabricada de una especie de lino finísimo que se
crecimiento de los niños, y proporcionarse de este modo enanos arliliciales-
El enano de Julia, llamado Conopas, solo tenia dos pies y medio de alto.
daba en Amorgos. La seda no se introdujo en la Grecia has-
Mas eslimados que estos seres, pequeños sí, pero de formas regulares, eran ta muy tarde. Las pieles se usaban poquísimo; sin embar-
los enanos feos, diformes, de cabeza puntiaguda, de nariz aplastada, y ore- go hablan los escritores de chitones de cuero.
judos. Cuanto mas simples y fatuos eran los tales moñones, eran tanto mas
estimados y divertidos. Les enseñaban á bailar y á tocar las castañuelas: Por lo que hace al color, se usaban telas blancas y de va-
Domiciano les hizo batirse con mugeres en el teatro. Entre los bronces de rios colores, de color pardo, entre los hombres, y maaaun
Herculano y Pompeya se encuentra la representación de muchos de estos pe- entre las mugeres. Eran aficionados á adornos bordados 6
queños seres desdichados. Diferentes de estos eran lospueriminuti, niños que
no babian acabado de crecer, llamados también deliciae, que corrían desnu- tejidos en los bordes inferiores y en el cuello ó verticales á
dos por las casas de los grandes, y se hacían notar por su donosura y atre- entrambos lados donde se unían las piezas del chiton, 6 por
vidos chistes. delante. También usaban las mugeres adornos de flores en
(») portero que llevaba un bftston ea la mano, con e] c^al ephalfft mera á
|ps Importunos, sobre todQ, 1.a Iw?"!, era una vestidqra de gaU, cu->
M 329 m
ya compasión ignoramos; la íc^Séfa era un vestido de pie- se lo encajaban por la cabeza y venia á cubrir todo el cner-
les que llevaban los campesinos. No se cubrían la cabeza po. Mas tarde apareció la lacerna , que se ha equivocado con
sino cuando iban de viaje. El wáT^oo;, que pertenecía á las la paenula; pero no era un vestimentum clausum como esta,
chlamys, de origen tesálico ó macedónico, tenia los bordes sino un manto abierto, sujeto generalmente con una fibula
de varias formas. Las gorras que llevaban los marineros y sobre el hombro derecho. Esta prenda servia para adorno ,
artesanos, sin alas generalmente, solian tener un pequeño y de ahí el fabricarlo de telas mas ricas de varios colores;
borde en la parte de delante. La materia de estas prendas pero las blancas fueron siempre las mas decentes. Emplea-
solia ser de fieltro. ban también para esto la púrpura doblemente teñida (biba-
No usaban generalmente calzado sino cuando salían de phum), qae era muy cara, tanto que al precio de una lacer-
casa. La suela sencilla sujeta al pié se llamaba íimH-i.i^a na de esta clase venia á costar 10,000 sestercios. Guando
Otros tenían una correa que cubría los dedos, que se fué llevaban la lacernaó hpaenula, se cubrían la cabeza con un
agrandando por grados. Las suelas eran de cuero, á veces cucullus. La laena era una lacerna; el endromis no era un
con plantillas de corcho. La xprim; parece haber sido una es- vestido, sino un pañuelo grueso, ó manto con que se em-
pecie de chinela. La materia ordinaria del soldado era el bozaban después de algún ejercicio violento, por no coger
cuero, el color negro, ó el,natural del cuero. El salir á la un resfriado. Llamábase campestre otra pieza por este estilo.
calle descalzos ocurría tan solo en casos raros, como cuan- En estando sucios los vestidos, los enviaban i\ fullo (1).
do estaban de luto, y también al entrar en lugares sagra- La vestidura completa de la matrona romana constaba
dos. Pitágoras recomendaba con ahinco esta costumbre, muy también de tres piezas: la túnica interior, la «foía y la j^aKa.
común en Oriente, Egipto, etc. La primera era una camisa sencilla que no bajaba mucho
La vestidura ordinaria del romano constaba de dos ó tres de las rodillas, probablemente sin mangas, como la X'TÚV
piezas, la túnica interior y exterior, y la toga. Esta era la primitiva de los griegos. Encima de ella se ponían la stola ,
prenda que señalaba propiamente al romano en tiempo de túnica con mangas, aunque no llegaban estas al codo, y
paz (de donde togatus, opuesto á sagum); así es que no la lle- sujeta por medio de broches, mas larga que el cuerpo, y
vaban los desterrados, ni al principio, los que vivían fuera doblada debajo del pecho y ceñida por el cingulum. La stola
de Roma; es de presumir que tuviese una forma medio re- era el vestido característico de la romana, como lo era la to-
donda y muy holgada. Al principio la echaban sobre el hom- ga del romano. Las meretrices no podían llevarla. Cuando
bro izquierdo, de modo que esta quedaba enteramente ta- salían las romanas á la calle, se echaban la palla, cubríanse
pado; después la tiraron detrás de la espalda. El color era la cabeza con una cofia ó gorra, llamada unas veces caJan-
blanco; los muchachos la llevaban con ribetes de color de tica, otras calauíica ó calvatica, hecha de varias telas, como
púrpura (praetexíaj ,Y también los magistrados. Era de lana; seda, byssos, lana, y también con hilos de oro. Cítase como
la lana mas estimada era la apúlíca y tarentina, además de la una tela finísima la llamada carbassus, fabricada de lino de
milésica y lacónica. Telas de seda ñolas llevaron hasta mas España, y que venia á ser lo que llamamos batista. Los
tarde, y eraa tenidas por una prueba de disipación; hsSe- guantes se llamaban manicae, y también chirothecae. Entre
ricae vestes, tan citadas, eran de tela la mitad seda. Las coae, los romanos llamábase calceus todo calzado que cubría el pié
muy delgadas y tejidas remedando ñores, de algodón gene- enteramente y tenia una correa, al paso que entre los sena-
ralmente, eran tenidas por propias de personas afemina- dores, tenia cuatro {corrigiae),-^ era mas alto. Sobre el za-
das. Debajo de la toga llevaban la túnica, especie de cami- pato había una media luna de marfil, lúnula; el color pa-
són , al principio sin mangas; este era el vestido casero de rece que fué muy vario; pero los mas generales eran el
los romanos; había dos, la tntenor,llamada también suhu- negro y el blanco. El calceus lo tomaron los romanos de los
cula, al paso que la exterior se llamaba al parecer intusium. etruscos, y de Alba otro calzado llamado mulleus. El cal-
Con la túnica llevaban los senadores y caballeros el clavus, zado llamado peco era el que usaba el vulgo, y parece que
laius ó angustus [túnica laliclavia y angusliclaviaj; el Mus cla- era muy análogo á nuestro zapato. El calzado de los patri-
vuserA un ribete de púrpura que bajaba desde el cuello hasta cios y de los magistrados curules (mulleus) era muy pare-
el borde inferior de la túnica; el angustus consistía en dos cido al de los senadores. Las mugeres llevaban calzado de
ribetes mas estrechos; se la ceñían debajo del pecho; man- varios colores, y los hombres también en tiempo del impe-
gas largas tan solo las tenia la subucula; las tunicae que lle- rio. Las soleae, que llevaban en casa, en el baño y á la me-
gaban al suelo, talares, eran consideradas como impropias sa, eran una imitación de las sandalias griegas; lo propio
de los hombres. Hasta los últimos emperadores no conocie- que las crepidae, que llevaban los particulares y los solda-
ron los romanos las hraccae, calzones; mas no por esto de- dos, y que quizás no deban confundirse con las caligae.
jaban de envolver las caderas y muslos (fasciae, feminalia,
crurdia); la corbata era tenida por una afeminación. Para (1) Así se llamaba el batanero , que no sois batanaba los vestidos recién
¡rde viaje, y como vestido de invierno, llevaban hpaenu- tejidos, sino que también lavaba y preparaba los sucios, vestimenta lavare,
polire, expolire, interpolire, etc. Valíanse al efecto de nitrum, orines, etc.
la, manto largo y sencillo sin mangas, de tela gruesa y ré- LOS bataneros formaban en Roma varios coUegUi, tenían sus magi$tH, quin-
cía^ probablemente cortado como un poncho; de modo que quennales y sus presidentes.

Historia.
EL CISMA DE ORIENTE.

II y último.
Todos los anatemas no fueron bastantes para detener cía de la sede romana, que duró cerca de un aSo, y el
la marcha del cisma, al cual vino á favorecer la vacan- advenimiento de Teodora al trono imperial, princesa n -
TOMO m . 42
3S 330 «
cspaz de resistir á la voluntad del patriarca, el cual ejer- hubieron espuesto la doctrina de la iglesia acerca de la pro-
cía en su ánimo un grande imperio á causa del temor que cedencia del Espíritu Santo, apoyándola en todas lasprue-'
le inspiraba. Miguel no cejó en sus esfuerzos para hacer que bas que dan los Santos Padres, el patriarca se negó á tratar
los patriarcas de Oriente cesasen en toda comunicación con de la cuestión relativa á los ázimos de la Eucaristía, ale-
el papa, jefe supremo de la iglesia latina, y tuvo la satis- gando que traspasaría los límites de sus derechos si resolvía
facción de verles dóciles á su voz; los patriarcas borraron sobre dogmas que no podían ser alterados sin la interven-
desús dípticos el nombre del papa, y se unieron con el ción de los demás patriarcas de Oriente, y concluyó invi-
patriarca de Constantinopla. Por las intrigas de Miguel tándoles á asistir á un concilio que debia celebrarse en breve
sucedió á Teodora Isaac Comneno, el cual no se mostró in- y donde podrían esponer sus razones sobre la materia.
grato con el que le habla ceñido una corona : empezó ce- Reunióse este concilio en Nymfea, en Bitinia ; á él con-
diéndole los cuantiosos bienes de Santa Sofía y de las demás currieron los religiosos enviados por el Papa, mas no pu-
iglesias de Constantinopla, prohibiendo á sus oficiales mez- dieron obtener resultado alguno satisfactorio ; los griegos
clarse en su administración ; mas como la ambición del pa- evitaban el entrar en materia, y aunque los obispos calóli-
triarca crecia con sus riquezas y honores, á cada momento cos sentaban á cada instante la cuestión, no fué posible
pedia al emperador las cosas cuya posesión deseaba , y can- entenderse por haber pasado aquellos á la via de las inju-
sado por fin el emperador de satisfacer todos los caprichos rias. El emperador, que á toda costa queria poner paz entre
del patriarca, envió cierto dia á algunos guardias para que ambas iglesias, reunió á ambas partes en su palacio, y allí
se apoderasen de él, desterrándole á la Prepóntida, donde se convino en que los griegos darían á los enviados del papa
murió, sin volver á ver aquella iglesia que había querido un escrito conteniendo cuánto tenían que decir sobre los
gobernar á costa de su reposo y de su fé. ázimos, para probar, como pretendían , que el pan sin le-
Sucedióle Constantino Lichudes, quien habría vuelto fá- vadura no podia ser objeto de consagración, y que por su
cilmente á la unidad católica, si Roma no hubiese tenido parte los enviados redactasen una memoria, esponiendo la
entonces un antípapa mas ocupado en defender sus derechos doctrina católica para demostrar que el Espíritu Santo pro-
que los de la iglesia universal; además los diferentes em- cede del Hijo lo mismo que del Padre. Sin embargo, des-
peradores que se sucedieron tuvieron que dirigir toda su pués de haberse leído ambos escritos por una y otra parte,
atención á los turcos que amenazaban continuamente las no se adelantó mas ni menos ; unos y otros sostenían su
fronteras del imperio, así es que las cosas permanecieron en escrito sin querer que sufriera la mas ligera modificación,
este estado con distintos nombres en el trono imperial y en no apartándose de los límites del símbolo que habían pre-
la sede patriarcal, hasta 1204, en que los cruzados, dueños sentado al concilio; entonces el emperador quiso interponer
de Constantinopla , pusieron un patriarca latino en vez de su autoridad para reconciliarles en la unidad de una misma
un patriarca cismático, con el fin de restablecer la buena fé ; mas como sus medios de conciliación eran inspirados
armonía entre ambas iglesias. Sin embargo no fué bastante por miras políticas mas que por miras teológicas, los en-
el cambio de un patriarca para volver á la unidad la iglesia viados no pudieron aceptar sus condiciones de paz. Irritóse
oriental; el cisma durante el largo tiempo de su domi- el emperador por la formal negativa de los legados, y los
nación habia echado Jiondas raices en los corazones, y cortesanos que estudiaban cuidadosamente todos los pensa-
para consumar la obra de los latinos, era preciso convertir á mientos del emperador, para hacer de ellos la regla de su
todos los griegos. El emperador Balduino mostró un celo conducta, se mostraron muy indignados contra los legados,
ardiente é ilustrado para reducir á los cismáticos, en cuya y poco se faltó para que pasasen con ellos á vias de hecho.
obra se vio poderosamente secundado por la sabiduría de un Asi pues las esperanzas de paz que por un momento hablan
gran papa, Inocencio III, que fué en el siglo xii un hom- lisonjeado á los corazones católicos, se desvanecieron por
bre prodigioso por su ciencia, y uno de los pontífices que completo.
mas trabajaron para el restablecimiento de la disciplina Entonces el patriarca Germán hizo un tratado contra la
eclesiástica. Inocencio III aplicóse con particular cuidado á iglesia latina, y el papa Inocencio IV, siguiendo las huellas
que fuese sincera y duradera la conversión de la iglesia orien- de Gregorio IX., enviaba por todas partes religiosos de San
tal ; para ello escribió á los principales obispos y univer- Francisco para convertir á los infieles y herejes, dedicando
sidades, pidiendo hombres eminentes en ciencia y virtud , especialmente su atención á los griegos, cuya conversión
que pudiesen marchar á Constantinopla á trabajar para el queria intentar seriamente. Para ello envió á Oriente al
restablecimiento de la religión y para alcanzar su sumisión P. Lorenzo con el título de legado apostólico, el cual, sabio
á la Silla de San Pedro. y prudente, desempeñó tan dignamente su misión, trabajó
A los esfuerzos de Inocencio III se unieron mas tarde los con tanta asiduidad en las conferencias que tuvo con el pa-
del papa Gregorio X; este último que tenia en alta estima triarca Manuel, que por un instante se pudo esperar que
á los frailes menores, cuyo protector habia sido mientras fué este irla en persona á Roma á deponer á los pies del Sumo
cardenal, quiso servirse de aquella celosa milicia para pre- Pontífice la espresion de su fé y de sp amor hacia la iglesia
dicar la unidad gerárquica entre los griegos y convertirles romana. Sin embargo, como siempre habia sucedido. Ja
por vias pacíficas y regulares; aquellos de entre los mismos desunión que existia entre los emperadores y los patriarcas
religiosos que por sus talentos y ciencia eran mas propios frustró esta nueva tentativa de unión ; cuando los unos por
para la controversia que para la predicación, fueron desig- política ó por convicción querían unirse con los latinos, los
nados para conferenciar con los obispos y sabios del partido otros oponían tales dificultades que era preciso renunciar á
que iban á combatir. El emperador y el patriarca les reci- toda esperanza de buen éxito.
bieron con distinción y se allanaron á conferenciar con ellos; En 1274 el papa celebró un concilio ecuménico en Lyon,
entre los puntos que debían sujetarse á controversia, habia cuya abertura se verificó el dia 7 de mayo: este concilio
dos de una importancia suma, pues se trataba de la doc- fué uno de los mas célebres y numerosos que se hayan ve-
trina de la iglesia sóbrela procedencia del Espíritu Santo y rificado en la iglesia ; asistieron á él mas de seiscientos obis-
'Sobre el uso de los ázimos en el sacramento de la Eucaris- pos, muchos abades y un gran número de sacerdotes dele-
tía; soi.ri^ambosempezó la discusión, y cuando los religiosos gados de los obispos que no habían podido concurrirá él.
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También asistieron ios patriarcas latinos de Constantinopla Otorgada su demanda por el papa, el canciller AcropóUto y
y de Antioquía ; durante e) concilio, recibió el papa cartas Juan Vaccns se hincaron de rodillas ante el papa, y decla-
de los religiosos enviados á Oriente para tratar de la re- raron, el primero en nombre de los e iperadores, y el se-
unión , las cuales llenaron de consuelo el alma del Sumo gundo en el de los obispos, que recibían, profesaban de
Pontífice ; en ellas se decia que había llegado el momento boca y de corazón y aceptaban para siempre los artículos de
en que la iglesia romana veria colmados sus deseos, puesto la profesión de fé que se les había leído, y en particular el
que en adelante se podia conjeturar que la reunión no po- que se referia á la primacía de la Sede de Pedro, á cuyo
día diferirse por mas tiempo. Al instante reunió el papa á sucesor prometían una obediencia filial; hecho este jura-
todos los obispos en la iglesia de San Juan para tributar al mento sobre los Evangelios, se levantó el Sumo Pontífice y
Señor solemne acción de gracias por tan feliz reconciliación; entonó el Te~Deum desde su trono, repitiéndolo todo el
con este motivo San Buenaventura que se encontraba en el concilio; cantóse igualmente el símbolo en griego, repi-
concilio, pronunció un discurso que empezaba con estas pa- tiendo dos veces en señal de la creencia hecha universal, este
labras del profeta Baruch : « Levante, oh Jerusalen, sube á artículo: Y en el Espíritu Santo, Señor y vivificador que pro-
la eniínencía, dirige tus miradas á Oriente y reúne á todos cede del Padre y del Hijo. Procedióse enseguida á reconocer
tus hijos desde el Oriente á Occidente.» á Miguel por legítimo emperador de Constantinopla y se hi-
Poco tiempo después regresaron los religiosos enviados cieron magníficas fiestas en Lyon para celebrar tan feliz
por el papa y cuyas cartas tanta alegría habían causado; acontecimiento. La muerte de un ilustre doctor, gloria del
seguíanles muchos diputados griegos para terminar en el siglo XIII, vino á turbar la alegría general; San Buenaven-
concilio las dificultades pendientes. Los diputados tueron tura murió en el momento en que se firmaba la paz de la
recibidos con grandes honores, los personajes mas notables iglesia, que tanto habia deseado, y á la cual tanto habia
del concilio salieron á recibirles fuera de la ciudad acompa- contribuido con sus escritos, en los cuales defendió siempre
iíándoles en medio de un pomposo cortejo hasta el palacio la prerogativa de la sede romana con la prudencia y luces
del papa, el cual rodeado de sus quince cardenales les aco- que era permitido esperar de tan vasto genio y de un santo
gió con paternal indulgencia, dándoles el ósculo de paz; tan consumado en perfecciones. Algunos días después disol-
por su parte los diputados le tributaron todos los respetos vióse el concilio, y los embajadores griegos, acompañados
debidos al Vicario de Jesucristo en la tierra, y le presenta- del abad de MonteCassino, emprendieron el camino de Cons-
ron las cartas de los emperadores y metropolitanos, en las tantinopla, á donde llegaron á fines de otoño cargados de
cuales en nombre de la iglesia griega le prometían entera ricos presentes y de cartas para los emperadores y prelados;
obediencia. Enseguida fueron conducidos al alojamiento en ellas Gregorio después de felicitarles por haber entrado
que les estaba preparado, y el dia déla fiesta de San Pedro de nuevo en la comunión de la iglesia, les exhortaba á per-
y San Pablo asistieron en la catedral á la misa que celebró severar en ella y á unir sus esfuerzos para la estirpacion del
el Sumo Pontífice, y luego del sermón que pronunció San cisma, prometiéndoles el apoyo de la Santa Sede. Paleólogo
Buenaventura, se cantó solemnemente el símbolo en griego quedó muy satisfecho de este lenguaje del papa, y para pro-
y en latín, repitiendo en ambas lenguas las palabras que bar á todos que habia obrado con sinceridad , hizo declarar
procede del Padre y del Hijo. En fin, el día de la conme- en un sínodo de obispos que el patriarca José que no que-
nioracion de San Juan Bautista, en la sesión séptima, el ría suscribir á la reunión quedaba destituido, nombrán-
papa, que tenia á su lado á los embajadores griegos, ma- dose á Vaccus para sustituirle en la sede patriarcal de Cons-
nifestó al concilio : «Que Dios había querido llevará cabo tantinopla. Consagrado el dia de Pentecostés, segundo de
la rentiíon de las iglesias griega y latina, por la cual tan- junio, recibieron gran alegría todos los hombres de bien,
tos Pontífices habian suspirado; que siguiendo las huellas pues Vaccus era un hombre notable, no solo por su naci-
de sus prtdecesores habia exigido del emperador que va- miento y su fortuna , cosas poco estimables que la Provi-
rias veces liabia manifestado desear esta reunión, sumi- dencia reparte indistintamente, sino también por aquella
sión pura y simple á todas las decisiones de la iglesia , antes verdadera nobleza que refleja las cualidades del alma y del
de pasar á tratar de los intereses temporales, á fin de que corazón. Miguel Paleólogo suscribió pues á las condiciones
la unión fuese sólida y de que viesnn todos que solóse de- de paz prescritas por el papa, y se apresuró á comunicárselo,
fendían la causa de Dios y la justicia, que el Señor habia rogándole al mismo tiempo que como se habia estipulado en
bendecido esta negociación, y que los emperadores y pre- sus convenciones, impidiese que el rey Carlos que contaba
lados, después de deliberar largo tiempo sobre un asunto con un numeroso ejército hiciese la guerra á los griegos,
de tanta importancia, habian enviado á sus embajadores al cuando la muerte de Gregorio, acaecida en 19 de enero de
concilio para abjurar el cisma en su nombre y hacer profe- 1276, vino á cambiar la faz de los negocios. Los tres papas
sión de fé según la fórmula que el papa Clemente IV le» que le sucedieron no hicieron mas que aparecer en la silla
habia enviado; que así como dicho papa lo habia declarado, de San Pedro, y Nicolás III que la ocupó después, al enviar
no era lícito poner en duda lo que se habia decidido canó- sus legados á Constantinopla y al rey Carlos, lejos de poder
nicamente , y que solo los griegos serian testigos del examen seguir la conducta política trazada porGregorio,se vio obli-
que los padres iban á hacer en el concilio.» gado á tomar partido en la guerra que se preparaba y que
estalló después de su muerte.
En seguida se leyeron las cartas de los emperadores y
metropolitanos que contenían la profesión de fé adoptada Por aquel entonces un hombre que ejercía gran despotis-
por el papa Clemente contra los cismáticos de Oriente; prp- mo en la iglesia, sabiendo que existían muchos desconten-
testóse que esta profesión de fé seria en adelante la única tos en el imperio griego á causa de lo sucedido en el concilio
regla de conducta, y únicamente se pidió que fuese permi- de Lyon, se puso junto con Patras á la cabeza de los cis-
tido á los griegos conservar sus usos y ceremonias que no máticos, los cuales viéndose apoyados, volvieron á agitarse
fuesen contrarios á la fé, y á pesar de recibir la doctrina de para reconquistar lo que llamaban la independencia de su
la iglesia romana sobre la procedencia del Espíritu Santo, íj^lesia , llegando su audacia hasta á reunir una asamblea de
pudiesen continuar cantando en sus iglesias el símbolo como obispos y de abades para escomulgar al papa, al emperador
lo habian recibido de sus padres, sin añadir ni quitar nada. y al patriarca de Constantinopla. Miguel era un principa
M 332 X
hábil y supo resistir á tan temible facción; mas como nue- sillas del mundo católico ; sin embargo, deseando llevar á
vas dificultades nacían á cada uno de sus pasos, fuerza le era buen fin las negociaciones, consintió en apartarse de los
contemporizar con los cismásticos y con el papa, es decir, usos observados en semejantes casos, resolviéndose por fin
mantenerse entreambas partes haciendo esfuerzospara lograr que para satisfacer las pretensiones de Jos griegos se conce-
una conciliación. Para ello envió una embajada al papa para dería al patriarca todo lo que no derogase los rigurosos de-
asegurarle de que se hallaba pronto á mantener las dispo- rechos de la Santa Sede.
siciones del concilio, escusándose de no recurrir á severas En virtud de esta resolución, el dia siguiente cuatro car-
medidas para esterminar el cisma, alegando el riesgo que denales acompañados de veinte y cinco obispos y de gran
veia en chocar con los que no esperaban mas que una oca- número de prelados y de oficiales de la servidumbre ponti-
sión favorable para rebelarse; además por medios indirec- ficia, marcharon á recibir al patriarca en el momento en
tos obligó al patriarca Vaccus, uno de los cismáticos, á dar que desembarcase. Al verificarlo se le hicieron lo mismo
su dimisión. que á los obispos de su séquito los cumplimientos de estilo
Sin embargo este sistema de disimulo y de astucia no pa- y se les presentaron los caballos que les estaban destinados;
reció suficiente al Sumo Pontífice, el cual se apresuró á en- montaron en ellos y el patriarca teniendo cerca de sí á dos
viar sus nuncios para manifestar al emperador los temores cardenales, abrió Ja marcha. Ja cuaJ siguió con gran orden
que abrigaba de que la paz concluida entre ambas iglesias hasta la puerta del palacio del papa, donde el patriarca se
no fuese mas que un pacto ilusorio, puesto que veia á los apeó. Desde allí fué conducido hasta la puerta del salón en
cismáticos tan audaces é indóciles como antes, encargándo- que se hallaba el Pontífice, quien por motivos desconocidos,
les al mismo tiempo que propusieran de parte de su soberano quiso que la audiencia no fuese pública : hallábase aquel en
el símbolo de Jos latinos como el único que debia recibirse un trono elevado, teniendo á su derecha á Jos cardenales,
en todas las iglesias del territorio sometido á la dominación sentados en sillones mas bajos, y al entrar el patriarca acom-
imperial. Esta proposición de los nuncios afligió al empera- pañacio de seis de sus obispos, se levantó , se abrazaron y
dor, que no veía camino posible para salir del apuro sin dieron el ósculo de paz, haciéndole sentar á su izquierda en
malquistarse con uno de los partidos; mas como griego y un sillón semejante al de los cardenales. Algunos dias des-
astuto, halló medio sin romper con unos ni con otros, de pués se empezó á tratar con el emperador y el patriarca de
engañar alpapa sin descontentarálos cismáticos, haciendo la celebración del concilio, y arreglar con ellos las cuestio-
por una parte irrisorias concesiones y manteniendo intacta nes que debían agitarse, y mientras se empezaba la segunda
por otra Ja doctrina eclesiástica. sesión que no se verificó hasta cuatro meses después de la
primera, se reunieron congregaciones particulares, en Jas
En tiempo de Martin IV la unión firmada en Lyon se
que diez y seis sabios, escogidos en igual número de entre
convirtió en divisiones mas tristes aun; á petición de Carlos
Jos Jatinos y Jos griegos, propusieron Jo que debía decirse
el Sumo Pontífice escomulgd á Miguel Paleólogo, como á
sobre los cinco artículos de que debia tratarse en el concilio
protector de los cismáticos y herejes, y á pesar de que Mi-
referentes á la procedencia del Espíritu Santo, á la adición
guel envió embajadores para felicitarle y prometerle igual
que se habia hecho en el símbolo, al purgatorio y estado de
obediencia que á sus predecesores, el papa, que no creía
las almas antes del dia del juicio, al uso de los órganos en
en la sinceridad de la unión, recibió fríamente á los envia-
los santos misterios, y finalmente á la primacía de Ja Sede
dos, les dio conocimiento de la escomunion lanzada contra
de Koma. Terminados ya por la comisión estos trabajos
el emperador y les despidió. Aunque es indudable que el
preparatorios, el papa dirigió una circular á todos les prín-
Pontífice romano tuvo fuertes razones para obrar así, si se
cipes y obispos, invitándoles á concurrir al concilio lo mas
atiende á la solapada conducta de los griegos en todo este
pronto posible. Llegó por fin aquel dia tan descddo, aquel
asunto, es lo cierto que desde entonces el cisma reapareció
dia en que el Oriente debia encontrarse en presencia del
para no cesar ya mas, en medio de los esfuerzos y circuns-
Occidente en una deaquellassolemnes asambleas de la cris-
tancias que la Providencia parecía haber dispuesto para ha-
tiandad , presidida por el papa en persona ; el miércoles
cer del Oriente y del Occidente un solo pueblo sometido á
Santo, dia 9 de abril, se hizo en Florencia la apertura de
un solo pastor.
la segunda sesión de este concilio. La primera sesión nada
Después de muchas vicisitudes y esperanzas y de no po- tiene de notable sino Ips reglamentos hechos y aprobados
cos deseos reales ó aparentes para llevar á cabo la reunión, por Jo que toca al ceremoniaJ de Jos aJtos personajes que á
vino un momento en que aquellas se trocaron casi en cer- éJ asistían; en Ja segunda, después de reunidas Jas dos ígJe-
teza, y fué Ja celebración del concilio de Constanza por el sias, se eJigieron seis diputados de entre Jos Jatinos y seis
papa Eugenio IV.Después de vencer grandes dificultades, el de entre Jos griegos para cuestionar en presencia deJ con-
papa tuvo el consuelo de ver llegar á aquel concilio al pa- cilio Jos puntos Jitigiosos. Estos teólogos se hallaban sen-
triarca de Constantinopla, á parte de los metropolitanos tados en bancos ,J teniendo en medio de elJos á Nicolás
y obispos de Oriente; mas una miserable cuestión do eti- Secundino, de la isla de Negro-Ponto, hombre muy hábil
queta por poco no lo echa todo á perder aun antes de em- en las ciencias y en las lenguas, para traducir las ideas
pezar las conferencias. El patriarca, queriendo mantener su de Jos representantes de ambas ígJesias en su respectivo
dignidad, permaneció en Ferrara hasta que se hubiese de- idioma.
terminado el ceremonial con que debia recibírsele, y según
sus pretensiones no quería reconocer desde un principio la Trasladado el concilio á Florencia, los griegos, que hasta
primacía del papa, pues siendo este uno de los puntos que entonces no habían llevado lo mejor de los certámenes, pi-
iban á debatirse, reconociéndola antes de discutirla, habría dieron conferencias particulares entre siete diputados latinos
sentado contra él un mal precedente; también pretendía y siete diputados griegos, mas el papa no quiso aceptar esta
tratar con el papa bajo el pié de una completa igualdad sin proposición, alegando que valia mas para ambas partes, que
reconocer mas privilegio que el de los años. Por otra parte las cosas se pasasen en público, á fin de que todo el mundo
el Sumo Pontiíice no quería ceder nada de la primacía y tuviese conocimiento de ellas y no pudiera decirse que se
autoridad de su sede, puesto que la Escritura, los Santos habían empleado artificios por unos ó por otros y que se
Padres y la tradición la colocaban sobre todas las demás habia hecho traición á la causa ^ue se sostenía, Estas TU-
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zones prevalecieron y abrióse de nuevo la discusión sobre cepcion de Marcos de Efeso. El patriarca que se veia pró-
la procedencia del Espíritu Santo ; Marcos de Efeso por los ximo á la muerte , bendecía á Dios desde el fondo de su
griegos y Juan, provincial de los dominicos, usaron de la alma de haber permitido antes de su fallecimiento este prin-
palabra para tratar de esta cuestión. cipio de reunión ; deseaba que se abreviasen las discusiones
Juan defendió la doctrina católica acerca de este punto y que se hiciese cuanto antes la sumisión á la iglesia cató-
con tal lógica y tanta erudición, que Marcos quedó reducido lica. El temor de no ver el fin del concilio le preocupaba y
al silencio , á pesar de que fuese uno de los mas hábiles dia- con razón , pues el dia 9 de junio había cesado de existir,
lécticos de los griegos. Las pruebas de Juan se fortificaron después de haber escrito de su mano una profesión de fé,
singularmente con la autoridad de los Padres griegos , de en la cual se hallaban empleados todos los artículos contro-
San Basilio sobre todo , el cual en sus libros contra Eiino- vertidos como la iglesia católica los enseña. Este ejemplo
mio , dice en términos muy precisos, que el Espíritu Santo del moribundo patriarca movió á los griegos que se habían
procede no solo del Padre sino también del Hijo. Estos pár- mostrado rebeldes hasta entonces; los cinco artículos sobre
rafos eran tan perjudiciales á los griegos, que hablan teni- los cuales había divergencia entre ambas iglesias y que se
do la mala fé de suprimirlos en sus ediciones y el provin- habían discutido en las conferencias tenidas con este obje-
cial dominico probó su existencia hasta !a evidencia. Mar- to , fueron aceptados sin restricción alguna por la iglesia
cos no pudo defenderse de semejante acusación, y entonces griega en el sentido que les daban los latinos, de modo que
el emperador griego para hacer honor á su nación , tomó aquel cisma que por espacio de seis siglos había dividido la,
la palabra y dijo que en Grecia existían ejemplares muy an- iglesia , terminó en el concilio de Florencia , en el que la
tiguos en los que no se encontraban aquellas palabras sobre ciencia y la buena fé fueron los solos medios de que se va-
la procedencia del Espíritu Santo, á lo cual contestó el lieron las partes beligerantes.
cardenal italiano : « Señor, puesto que Vuestra Majestad Partió el rey muy satisfecho del concilio y del papa , lo
ha tenido á bien asistir al combate deberla haber llevado mismo que los obispos del imperio, escepto uno, cuyo nom-
sos armas , y no esperar lo mas encarnizado de la lucha pa- bre hemos ya citado , Marcos de Efeso no quiso saber na-
ra decir que las tiene , y no contener de este modo á los da de lo determinado por el concilio. Pidió el papa que se
que pelean con ventaja. » No se ofendió el emperador de le persiguiera como rebelde y perturbador del reposo de la
esta contestación , y como su probidad corria parejas con su iglesia , en lo que consintió el emperador; Marcos para evi-
talento, resolvió no prolongar indefinidamente la cuestión, tar la vergüenza de una condena prometió que en breve
y puesto que ya no restaba á los griegos mas que su teme- haría su sumisión ; mas al regresar el emperador y los obis-
ridad si hubiesen querido resistir por mas tiempo á los vic- pos á Constantinopla, hallaron formado un numeroso parti-
toriosos argumentos de los latinos. era preciso pensar en do contra el concilio de Florencia ; Marcos de Efeso escu-
los medios de la sumisión. Para ello reunió en casa del pa- dóse con este partido para dilatar su sumisión prometida,
triarca que se hallaba algo enfermo á todos los metropoli- y en breve fué proclamado por los cismáticos defensor de la
tanos , y les recomendó que en atención á que por las ra- religión, mientras se dirigían escandalosos folletos á los obis-
zones alegadas era evidente á todos que los latinos se halla- pos que habían asistido al concilio, dejando ver con eso que
ban en lo cierto , no difiriesen por mucho tiempo su sumi- el cisma que se creía haber sido esUnguido en Florencia,
sión , y mientras que el provincial dominico obligaba de no había hecho mas que cobrar nuevas fuerzas. Los escri-
este modo al error á reconocerse vencido ante la verdad, tos de Marcos de Efeso hicieron tanta impresión en los pa-
el Sumo Pontífice , después de tener algunas entrevistas con triarcas de Alejandría , de Antioquía y de Jerusalen , que
el emperador y el patriarca á quienes veia muy dispuestos cambiaron enteramente de opinión á pesar de que hubie-
para la reunión , convocó á los metropolitanos y obispos qve sen suscrito las actas del concilio por sus grandes vicarios;
aun persistían en su rebelión por despreciables considera- reuniéronse en un concilio en el cual amenazaron escomui-
ciones de amor propio , y les escitó en nombre de los mas gar al emperador si no abandonaba la comunión de los la-
caros intereses de la iglesia , á hacer un generoso sacrificio tinos para abrazar la de loü griegos; este concilio hizo bas-
de sus sentimientos naturales para el glorioso triunfo de la tante impresión en el emperador y en toda la iglesia orien-
verdad. Estas palabras no fueron pronunciadas en vano; el tal, sometióse á él, repudió el de Florencia, y asi se decla-
dia 3 de junio, ambas iglesias reconocieron unánimemente ró el cisma , que dura aun en nuestros días.
la doctrina sobre la procedencia del Espíritu Santo, á es-

Economía rural.
CONSERVACIÓN Y FOMENTO DEL GANADO CABALLAR.

II y último.

Cualidades físicas y aptitud de les caballos, — Causas de la disminución y decadencia de los


caballos. — Medios de regeneración.
Casi siempre que una persona tiene que comprar un ca- de los caballos por la simple vista , se adquiere, sobre to-
ballo, se halla en la precisión , para no ser engañada, de do , á fuerza de práctica; comparando la figura con las cua-
aconsejarse de otras tenidas por competentes, las cuales, lidades del animal, esperimentando cuáles tienen mas y
por muy interesadas que se hallen en el acierto, es impo- cuáles menos desarrollo , y qué relación , en fin , hay en-
sible que satisfagan los deseos del comprador, como lo ba- tre la viveza de su ojo , entre el movimiento de su oreja,
rí^ él núsoio si supiera hacer la elección, El conocimiento entre la postura de su cuello, y su lealtad, su velocidad y su
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fortaleza. Pero la práctica puede facilitarse mucho con la dad, debia necesariamente resultar, de una situación tan
teoría : en este concepto , daremos algunas reglas concisas precaria y forzosa , el abandono de la agricultura y por
y propias, para que puedan servir de guia á los compra- consiguiente el deterioro de la cria caballar. Empleado el
dores. caballo como arma poderosa y necesaria para la guerra , y
El caballo debe tener cuatro cosas anclias; la frente , los destinado á decidir de la suerte en los combates , se bus-
pulmones , los lomos y los miembros ; cuatro cosas largas, caba con ansia su adquisición por los ejércitos beligeran-
el cuello, el pecho, la grupa y los rayos superiores. Los t e s ; y á este efecto se ponían en práctica hasta los medios
árabes quieren además que tenga el caballo : del galgo , la mas reprobados y violentos. De aquí vinieron las mas
delgadez de los miembros; del jabalí, el ánimo , y de la inauditas usurpaciones de la propiedad , entre las cuales
víbora , la cola. En España se dice que debe tener cabeza debemos comprender las funestas requisiciones que hemos
de carnero , cuello de gallo, pecho de mujer, cola de zor- presenciado hace pocos aiios ; de aquí vinieron las pérdidas
r a , lomo de lobo y cascos de pollino. Además, un caballo consiguientes á lui sistema de destructora espropiacion, que
noble bebe rara vez antes de tiubar el agua, á cada ins- sembraiuio mas y mas la desconfianza é inseguridad entro
tante crispa los labios, tiene siempre los ojos en movimiento; los propietarios, arrastró consigo el desaliento de los cria-
baja y levanta alternativamente las orejas, y vuelve á dere- dores, el abandono de las crias, la disminución de caballos
cha é izquierda el cuello como si quisiese hablar ó pedir al- y el menoscabo de su raza. A estas calamidades siguió in-
guna cosa. La frente ancha indica un gran desarrollo del mediatamente la escasez de tan precioso bruto ; y los go-
* sistema nervioso, mucha energía en los animales, y casi siem- biernos para precaverse de un terrible conflicto, se vieron
pre una disposición anatómica muy favorable á la acción de obligados á prohibir su saca fuera de estos reinos ; apagando
losmúsculos que levantan la cabeza. Con esta conformación, así el último estímulo del productor, y poniendo el sello á
los caballos marchan bien , sin fatigar la mano que los di- la ruina y esterminio de tan importante grangería.
rige, y su paso es seguro : y como la frente del carnero es Nuestras provincias meridionales, últimas que poseyeron
anchurosa, por eso se dice vulgarmente que ha de tener los moriscos y mas próximas al África , libráronse algún
la de este animal. Se dice que el cuello ha de ser de gallo, tanto de la inopia general; y aun puede decirse que desde
porque pocos animales lo tienen tan arrogante ; el pecho de entonces raya la preponderancia de los caballos andaluces,
mujer, porque en razón de su
ninguno lo tie- continuo cruza-
ne tan levanta- miento con los
do; el lomo de de Arabia y Ber-
lobo, porque bería. Pero ha-
t i e n e la p i e l biendo desapa-
dura, y los cas- recidoesteagen-
cos de jumento, te eficaz de la
porque sabido producción en
es que á estos n u e s t r a s pro-
animales no se vincias septen-
les rompe, aun- trionales, y ne-
que suelen a n - cesitándolo de
dar sin h e r r a - fuerza y resis-
duras. Se dice tencia para la
que la cola ha agricultura, las
de ser de zorra, artes, el comer-
por el espesor y cio y demás usos
'a h e r m o s u r a civiles, se dedi-
del pelo, y los caron y aficio-
árabes dicen naron sus habi-
quehan detener tantes á la cría
la cola de víbo- de muías, espe-
ra, porque 'a de cie neutra é in-
fecunda que trae consigo el aniquilamiento de su raza. El
este reptil es corta, gruesa en su base y en su estremidad
uso de estas, antes limitado á cierto número, cundió como
delgada, cuya regla corresponde á la de los caballistas
contagio desolador hasta llegar á generalizarse; y de aquí á
que dicen que las estremidades han de ser finas , los a n -
mirarse como de poco momento la cria tan esencial de ca-
tebrazos anchos, las piernas musculosas y las nalgas
ballos Muy en breve la costumbre admitida en todas las
carnosas. El caballo que agita el agua antes de bebería,
naciones de servirse de caballos para los carruajes de lujo y
manifiesta un esceso de fuerza en los movimientos conti-
de recreo, se fué haciendo desconocida en España; los
nuos , y si mueve la cabeza de un lado á otro, es que tie-
señores y personas acaudaladas hicieron gala de llevar muías
ne inteligencia y se inquieta de todo lo que pasa en su al-
en el mayor número posible en sus coches. Con este ejemplo
rededor.
creció el servirse de las mismas para les carros, carromatos
Ahora bien, sabidas la abundancia y la escelencia de y galeras; de estos refluyeron en otros trabajos y usos; y la
nuestros antiguos caballos, vamos á esponer las principa- cria de muías, introducida contra el orden natural y con el
les causas q u e , en nuestro juicio, han contribuido á su anatema de no reproducirse, se hizo general y esclu.siva en
disminución y á la deplorable decadencia de su raza. las provincias mismas que se gloriaban antes de producir los
Agitada la península por continuas y prolongadas guerras, mas afamados caballos.
atormentada sin cesar por todos los desastres que acompa- Pero lo que no deja de ser singular es que al paso que
ñan á estos dramas sangrientos y desoladores de la socie-
m 335
los españoles sn empeñaban en ensalzar mas y mas el valor pedia convenir, ó doblemente maliciosos para ocultarla
de las muías, todos los estados de Euiopa cuyos esfuerzos verdad á la sombra del soborno ó del cohecho, lejos de
por los adelantos son tan conocidos, recliazaban un uso tan contribuir a l a propagación y mejora de la cria caballar,
estravagante y pernicioso, adoptando esclusivamente los solo sirvieron para despertar el fraude y el contrabando que
caballos para todos los servicios y aplicaciones; dando para acabaron de destruirla.
ello á cada animal la coníiguracion mas adecuada á ios dife- Este estado ruinoso y desesperado debia precisamente,
rentes trabajos á que fuera destinado. Asi en Inglaterra , según la índole y creencias de aquellos tiempos, provocar
donde este conocimiento especial lia llegado á su mayor per- la creación de ciertas esclusiones ó privilegios para estimu-
fección , veíamos sus diligencias tiradas de solo cuatro caba- lar el interés de los desfavorecidos productores á c sta del
llos, sosteniendo un trote uniforme y con mas constancia que bienestar de otras clases no menos respetables. Así tuvieron
esas ocho, diez, ó mas estantiguas 6 muías que todavía en nacimiento la Mesta, la Junta de Caballería y otras institu-
nuestro pais á fuerza de gritos y látigo cumplen á duras ciones, que gravando la propiedad con una intervención
penas la parada : y en muchos puntos de Francia é Italia, obligatoria , ó con servidumbresá otras industrias, acabaron
donde este estudio no es tan estenso ni completo, veníoslas de arruinar á la agricultura y con esta todos los ramos au-
pocas diligencias que hay conducidas por solo tres caballos, siliares que viven de su existencia. Véanse sino esos impru-
cuya fuerza y resistencia es aun superior al número de mu- dentes privilegios concedidos á los ganaderos para poder
las que, como hemos espuesto , apenas pueden en España entrar sus ganados en la propiedad agena , apacentarlos con
arrastrar penosamente dichos cairuages. l;i espiga, el rastrojo y la yerba (jiie á costa del labrador
Los franceses que ;ior su vecindad saben aprovecharse de produjo la tierra ; prohibirle al uiisiiio tiempo el cerra-
nuestros caprichos ó ignorancia, sin servirse de las muías , miento de su heredad para (|ue sirviera de dehesa ó pasto
crian en las faldas del Pirineo y provincias limítrofes porción en ciertas circunstan- ias : sujetarle á todos los males y pér-
de ellas con que inundan nuestras fronteras ; y de este mo- didas que trae consigo una invasión estraña á sus intereses,
do á un grave mal se agrega otro mayor, que es el empo- y tener que luchar en caso de discordia contra una jurisdic-
brecimiento de nuestro propio suelo: y ello es que las m u - ción igualmente privilegiada, q u e , como decía la antigua
las estériles acabando con su propia especie, van dando fin Sociedad Matritense, «reunía e! poder y la rique.'a de p o -
á las yeguas que las crian , y no bastando ya para nuestro cos contra el desamparo y la necesidad de muchos.» Algo
servicio, han provocado la codicia estranjera. Bien es ver- mas pudiéramos estendernos sobre este importante punto,
dad que las mismas muías españolas han degenerado desde si los estrechos límites d'3 una revista y el propósito de
que concluidas las hermosas yeguas que las producían, ha abreviar este trabajo, nos lo permitiesen ; pero basta con lo
habido que recurrir á otras mas endebles; y quedando el dicho para conocer que los abusos cometidos á la sombra de
refago de estas para la cria de caballos, no puede esperarse unas instituciones, que quizás fueron útiles y aun necesa-
mas que la pobreza y degeneración que ahora se toca. rias en su origen, llegaron á hacerlas incompatibles con el
sagrado y preferente derecho de propiedad. A pesar de es-
Los monarcas españoles pensaron corregir esta falta tan
tos privilegios la cria caballar participó del desaliento y des-
trascendental para el listado ; pero los errores económicos
trucción en que quedó envuelta la agricultura en todas sus
tan consiguientes á la época en que nos referimos, produ-
partes constitutivas, merced al errado sistema de protección
jeron algunas medidas tan absurdas y monstruosas, que solo
adoptado por el gobierno.
sirvieron para ostentar su ineficacia ó para perjudicar á la
misma riqueza que intentaban favorecer. Así Felipe I I , por No contribuyó menos á la decadencia de nuestros caballos
la ley v , tít. xix, lib. vi de la Nueva Recopilación, esta- el afán de este por arbitrarlo todo, y por reducir la indus-
blece que nadie puede ir en coche tirado por muías. En tria del hombre á un régimen facultativo sujeto á bases
tiempo de Felipe III dejó de cumplirse esta disposición vio- uniformes é inalterables: triste condición de los gobiernos
lenta y tan contraria al derecho natural, hasta que Feli- absolutos que, mezclándose en la administración doméstica
pe IV volvió á encargar su observancia , imponiendo penas de los ciudadanos, se empeñan sieuipre en reglamentar las
á los infractores. Carlos I I , espresando el atraso que pade- acciones del interés individual, resultando de esta tutela
cían los campos con el cultivo de las muías, repitió dicha incompetente y usurpada; de esta dirección desacertada las
prohibición; y otros soberanos posteriores, entre ellos Fer- mas veces y siempre vejatoria que los individuos subordi-
nando VI y Carlos I I I , adoptaron otras medidas llamadas nados á su dominio, se acostumbran á que otfo piense por
de fomento, pero que en realidad solo tendían á entorpecer ellos y llegan á perder hasta la facultad de pensar; suce-
la producción en vez de fomentarla. diéndoles, como dice muy acertadamente un escritor espa-
El furor por desterrar las muías llegó al estreino de pro- ñol, lo que á los animales domesticados que habiendo per-
hibirse la fecundación híbrida, es decir , el uso del asno ga- dido la mayor parte de su instinto, fian al interés de sus
rañón para las yeguas, ó á limitar el número de estas que guardianes el cuidado de su existencia, y la previsión de lo
fuese permitido echarle en determinadas provincias y bajo que puede perjudicarles, así en cantidad como en calidad.
ciertas condiciones. Asi en Andalucía, Estremaduray Mur- Véanse sino esa multitud de leyes, ordenanzas y reglamen-
cia se prohibió absolutamente el uso del asno para las ye- tos, esa fiscalización ejercida por los delegados del poder
guas, y en veinte y tres provincias del reino se permitia^por bajo diferentes denominaciones, y se deducirá fácilmente
la ley echar la tercera parte de estas al garañón, mediante que tanto en este ramo como en los de la mayor parte que
el impuesto de doce pesos por cada uno de estos, y tres pe- constituyen la riqueza, las causas primordiales de la igno-
sos por cada una de aquellas que cubriese ; al paso que á la rancia de los productores, dependen de haber restringido
Mancha se la exoneró por un pequeño servicio de la obli- el libre ejercicio de su acción, sujetándola al cuidado y al-
gación de crear caballos en vez de muías. Estas providen- bedrío del gobierno, las mas veces ignorante desemejantes
cias, como dice un celoso escritor, demuestran que sor- materias. Y sin embargo este fué el espediente habitual á
prendidos los soberanos y engañado el gobierno por los que recurrían nuestros antiguos gobernantes para curar las
informes que recibían de hombres ó poco instruidos en la llagas que su falso sistema ó su culpable imprevisión hablan
materia, ó interesados en una grangería que solo á ellos abierto en el seno del Estado; sin conocer que tan funesta
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influencia era el medio mas seguro y eGcaz para acabar de costosa procedencia. En España donde algunas produccio-
destruir los gérmenes mas preciosos de su riqueza y pros- nes no están centralizadas , sino repartidas entre una mul-
peridad. titud de pequeños y medianos productores, precioso ele-
Apesar de tantos desengaños adquiridos á costa de una mento de ese tipo filosófico de una acertada organización
triste y fatal esperiencia, los autores españoles que se han social á que aspiran inútilmente otras naciones, resulta que
ocupado de esta materia, con muy pocas pero honrosas la mayoría de los criadores de yeguas son pelantrines ó la-
escepciones, han atribuido la decadencia de nuestros caba- bradores pobres que poseedores de cierto número de ellas,
llos y su sensible escasez, á la falta de cumplimiento de las no tienen la posibilidad de adquirir y mantener un buen
leyes, bandos, cédulas y providenciasbasadasen tan mons- caballo padre; y de aquí resulta que á la falta de éste, uno
truoso- sistema; y han pedido con ansia, como único reme- malo y prestado hace sus veces, y como es consiguiente, en
dio para salvar los vestigios de una menguada y miserable lugar de relevar la especie, continúa degenerándola; á no
cria, el restablecimiento en toda su fuerza y vigor de aque- ser que el garañón venga, como sucede con mas frecuencia,
llas medidas. á sacarle de este apuro, envileciendo y acabando con la raza
Cuando las naciones que nos preceden en la carrera de caballar. De otra parte la ignorancia y la indolencia, tan
los adelantos sociales se han dedicado con estudio,, con es- característica en nuestra nación , alejan el espíritu especu-
mero y crecidos desembolsos á reproducir y aumentar el ga- lador de los grandes capitalistas, para esta clase de estable-
nado caballar; cuando á fuerza de cálculos y combinaciones, cimientos; de manera que nadie se toma el trabajo de le-
particularmente la Inglaterra y la Alemania, paises tan in- vantarlos con toda la perfección y conocimiento que reclaman
gratos para la cria de caballos, han logrado mejorar sus ra- los adelantos sociales, porque es una empresa costosísima ,
zas , adecuarlas á las diferentes funciones, que desempeña muy lenta en remunerar los desembolsos é incierta en sus
este precioso animal, y convertirlo en fuente inagotable de resultados. Y como el gobierno tiene un interés directo en
riqueza, ¿será posible que la España, tan favorecida del que no se aniquile el ganado caballar, como hemos demos-
cielo para esta importante grangeria, no participe del mo- trado , hé aquí porque debe encargarse de la dirección y
vimiento general y del afán con que en este ramo se trabaja fomento de los depósitos de caballos padres, facilitándolos á
para alcanzar en él la dable perfección?... No creemos, sin todos los ganaderos que los reclamen para sus yeguas , me-
embargo, que se ofrezcan grandes inconvenientes en un diante una módica retribución.
suelo eminentemente privilegiado, para encontrarlos me- En España se han contado hasta hace poco tiempo ocho
dios de regenerar nuestros caballos y de elevarlos al grado establecimientos de este generóla mayor parte en Andalucía,
de importancia que tuvieran en los pasados tiempos; logran- sostenidos á costa de mil sacrificios, y que solo contaban en
do á la vez por la cruza con otras razas estrangeras, esce- su seno unos cuarenta caballos padres, á pesar de las infi-
lentes crias para todas aplicaciones y usos conocidos. Mas nitas reclamaciones de los criadores de yeguas, de las cor-
para arrancar este triunfo á la ignorancia y al empirismo, poraciones científicas, de los ayuntamientos y autoridades
forzoso seria empezar por sustituir las leyes coercitivas, in- celosas que diariamente estaban solicitando la mejora de los
compatibles con un régimen liberal, con medios mas natu- existentes y su estension á otros puntos de la península,
rales, mas adecuados y sencillos y de un éxito mas seguro. donde quedan todos los años millares de yeguas sin cubrir,
El gobierno no debe coartar la acción individual de los ó echadas , por esta falta, al asno garañón para la cria de
productores, porque consideramos la libertad como el ele- la infecunda y perjudicial especie mular: contraste singular
mento mas precioso y necesario para el desarrollo de la in- con los innumerables y magníficos depósitos que en la vecina
dustria; pero este principio no elude la influencia que en Francia alimenta su gobierno , contándose en ellos mas de
ciertos casos ejerce el poder supremo en beneficio 6 prove- mil y quinientos escelentes caballos padres. De esta escasez
cho de la misma. Garantidos todos los derechos del produc- procede la sucesiva disminución del ganado caballar, que
tor bajo la égida tutelar de las leyes, y asegurado el cum- si continuara así llegaría dia que seria necesario remontar
plimiento de esta obligación social por el gobierno, nada nuestros escuadrones con caballos estranjeros.
mas conveniente, nada mas útil que su mano poderosa se Fundado en estos principios el señor de Laiglesia, celoso
estienda á proporcionar los ausiliares de la riqueza, que é incansable promovedor de las mejoras en este importante
compatibles con el libre ejercicio del interés individual, no ramo, logró después de mil trabajos, memorias y gestiones,
están al alcance de su accion¡débiI y limitada. La agricultura, que se espidiese el real decreto de 18 de febrero de 1831;
la industria y comercio, por ejemplo, quedarían reducidos á el cual concediendo á los criadores de yeguas una libertad
un círculo miserable, si el gobierno no se encargase de hacer absoluta, y absolviéndolos de trabas é inspecciones odiosas,
construir los caminos, puentes, muelles, puertos y otras obras exigió el impuesto de 40 reales mensuales para aplicarlos á la
públicas que tanto facilitan las comunicaciones y trasportes, regeneración de nuestra cria caballar, á todo caballo de lujo
y que son el alma y el vehículo principal de la riqueza. Del estranjero que no estuviese destinado á la reprodun-ca ; y
mismo modo en la cria caballar, producción que exije in- el derecho estraordinario de iO reales por cabeza á la intro-
mensos gastos, inteligencia y combinaciones que no es dado ducción de muías estranjeras destinadas al mismo objeto.
manejar el labrador por sí solo, resultarla que la libertad Medida mandada escrupulosamente observar por otro real
aislada seria un don funesto y un nuevOj decreto de ester- decreto de 28 de marzo de 1841, que encerraba en nuestro
minio , si el gobierno no le prestase su eficaz apoyo, tanto concepto la bien meditada tendencia á gravar la producción
mas natural y necesario en cuanto el caballo es un pertre- estranjera para favorecer la producción nacional, destinan-
cho indispensable para la seguridad del Estado, que está in- do este arbitrio al mantenimiento y propagación de los de-
dicando entre este y el ganadero una justa y recíproca ayu- pósitos de caballos padres. Pero siendo un estremo de esta
da y compensación. resolución de carácter puramente legislativo, no había po-
El ausilio que exige del gobierno esta importante grange- dido hasta ahora ponerse en práctica por no haberse so-
ria consiste en el establecimiento , por su cuenta , de esos metido aun á la discusión de las Cortes.
depósitos de caballos padres, tan difíciles de formar y sostener Autorizado el señor de Laiglesia, como director de estos
si se han de surtir de razas puras estranjeras, de remota y depósitos, para indicar al gobierno cuanto concerniera á la
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mejorf y fomento de IÜ srjf caMIar, veamos lo^ medjo$ todo caballo premiado para destino de padres, si asi convi-*
que propofie, 4 nuestro parecer muy aperlados, porque sin níere á su dueño.
causar grav^mP" *' erario , sin ataque; á )B propiedad y sin « Hé aquí los premios que deseamos para estimular la cria
odjosai esclusjyas , ofrecen tgdas las probabilidades de m de caballos, á cuya competencia deben concurrir los ver-
éxitp brillante y completo. Dice así; daderos criadores, y no las carreras celebradas hace algunoj
« Tres grandes medidas son , pues, indispensables , si ha años en la corte, que ofrecieron la particularidad de presen.^
de sacarse la cria caballar española d^l abatimiento en que tarse á disputar el primer premio cuatro solos caballos del
yace, f^a primera, conforme con todos los artículos de aquel ejército tan ageno á esta producción.
decreto será, sin dejar de mejorar los establecimientop del « La tercera medida, emanada del artículo 10 del segun-
Mediodía , la de estenderse esta grangería á nuestras pro^ do real decreto en que se manda, se haya de proponer pol-
vincias septentrionales, bajo los principios puestos de mani- la dirección del ramo lo ma'< conveniente, induce desde lue-
fiesto, por medio de ayuntamientos sabiamente combinados, go al establecimiento de ciertas dehesas comunales, donde
para alcanzar de este modo castas fecundas de caballos gran- la clase productora , y la mas numerosa de pelantrines , 6
des , robustos y fuertes, propios á diversos usos, con forma- labradores en pequeño , gocen de una acojida común para
ción determinada para cada clase de servicio y aparentes sus potros. Pagadas estas dehesas á prorata por los que las
para toda suerte de aplicaciones. Y es bien cierto que este disfrutan , sin mas que algún leve ausilio por la dirección ,
bien no podría alcanzarse, sin proporcionar con conoci- en caso de un déficit, serán un bien imponderable, por el
miento previo á los pueblos en su pobreza, en su dejadez y cual claman todos los dias gentes que carecen de arbitrios ,
en su ignorancia en un ramo desconocido, los sementales y se ven en la imposibilidad de criar los hijos de sus yeguas
adecuados á la calidad específica d^ las yerbas, y á la fuerza en que fundan sus esperanzas. Y provistas estas dehesas dé
asimilativa de los terrenos. árboles análogos á su suelo, de cobertizos ó potriles para las
«La dirección de depósitos en este caso podría proporcio- intemperies, de ciertos acopios para la invernada y de un
narse aljgunos caballos berberiscos para cruzarlos con yeguas botiquín para las enfermedades, ausiliarán instruyendo,
andaluzas , relevando así á U finísima casta indígena que porque darán á conocer á nuestros criadores en su abando-
tanta celebridad llegó á adquirir en toda Europa ; y para la no , que sin calor y sin alimento en la primera edad , jamás
cria de caballos que eligen mas fortaleza, robustez y otras se obtienen caballos grandes y fuertes. »
cualidades necesarias para ciertosempleos, tanto civiles como En vano sería que viniesen los mejores caballos del mun-
militares, podría proveerse de caballos padres del norte y de do á regenerar las abatidas razas españolas, si se dejase es-
otros puntos que los producen aparentes para distintos usos puesto al infeliz ganadero á la carestía de pastos que espe-
y aplicaciones, como dejamos sentado en el articulo tercero rimenta, ó si continuase el sistema de privaciones y tormentos'
de esta serie. usado hasta hoy en nuestras mejores dehesas, cuyos potros
« La segunda medida contraída al mismo real decreto , ofrecen el espectáculo del hambre que los devora, de la de-
art. 1 4 , equilibrando por medio de ciertos ausilíos indis- bilidad que los aqueja, de la intemperie que los abate y de
pensables en la crianza del caballo, el interés natural que las ligaduras ó trabas que los encadenan, criándose así ra-
arrastra al labrador á criar muías , indinará la balanza ha- quíticos y miserables ,é incapaces de poder nunca medrar.
cía el ramo que el estado necesita, y ofrecerá al individuo No es menos dura y desdichada la suerte de las madres, que
un aliciente á lo menos igual, si no fuera mayor que aquel. á la verdad forma un contraste deplorable con los cuidados
El comercio del mundo fúndase siempre en este axioma. Asi y atenciones que les prodigan los estranjeros , á los cuates
que , se establecerán algunos premios de estímulo y recom- conduce la medida procedente.
pensa , para aquellas personas que con tino y conocimiento Debemos ahora añadir que la instrucción es uno de los
se hayan dedicado á regenerar las fenecidas castas de nues- agentes mas poderosos para el desarrollo y complemento de
tros escelentes caballos. El corazón humano mecido por el los diversos ramos que abraza la economía rural. No basta ,
interés y la vanidad , sabe vencer dificultades , cuando le en sentir de Columela , remover los obstáculos que ofrecen
mueven tan poderosos resortes. Y adjudicándose los seña- las leyes y la naturaleza , sino que además de dejar en justa
lados premios públicamente en las ferias de ganados en me- libertad el interés del productor, es indispensable educarle
dio de las fiestas y la concurrencia, á aquellos animales, que en su ciencia. Hé aquí porque seria muy conveniente que
después c|e muy detenido examen , hayan sido juzgados en el gobierno difundiese las escuelas de equitación , donde los
la competencia , ,dignos de tan útil y bien entendida dístin- criadores pudieran aprender radical y científicamente los
cjoii, no podrán menos que producir grande entusiasmo en principios sólidos que deben dirigir las mejoras y el incre-
los esj^eqtadores. Los (^ueñps recibirán un certificado que mento de tan preciosa granjeria.
dará valor 4.SU raza, y ia,dirección comprará á buen precio

Fisiología.
FUNCIOfíBS DE .LA GENERACIÓN Y REPRODUCCIÓN EN TOBOS LOS SEBES.

IV.

Concepción y fecundación.
Debiéramos ahora caracterizar la acción que ejerce el proviene del aparato de copulación, n'del de gestación, ,
esperma; pero indaguemos antes cual es la materia que sino del aparato de germificacion. El ovario es efectiva-
pone la Bíuger por su parte. Sin duda que esta materia no mente en e) sexo hembra el análogo del testículo en el sexo
TOMO nu 43
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macho; su ablación produce la esterilidad lo mismo que la mente el embrión ; y desde esta época fué creciendo el em-
del testículo; otro tanto se observa por efecto de sus enfer- brión hasta el dia 31.°, en que tenia lugar el parto.
medades ; es de todos los órganos genitales el que esperi- Los trabajos de Malpighi y de Valisnieri dan á conocer
menta mayores cambios en la pubertad ; entonces toma de también que á continuación de un coito fecundante, se des-
repente un crecimiento tal, que su peso, que apenas llega arrolla un cuerpo, engruesa en la superficie del ovario,
á diez granos, sube hasta dos dracmas;.en su superficie después se rompe para dejar escapar un cuerpo mas pequeño
aparecen unas vejiguillas llamadas «vesículas de Graaf,» que es abrazado por la trompa, y conducido al útero por
que antes no se observaban, y que la mayor parte de los este canal. Solamente hay algún debate para caracterizar
fisiólogos consideran como destinadas á suministrar un hue- con rigor lo que viene á ser el cuerpo que se rompe y el que
vo ; se marchita también y casi desaparece en la edad crí- de este sale. Este último es, según unos, un esperma aná-
tica ; en él se verifica la concepción ; y por último los ova- logo al del macho ; según otros, un huevo; por último, se-
rios son los que mas cambios presentan inmediatamente gún Valisnieri, Haigton y Haller, una sustancia amorfa,
después de un coito fecundante. pero que mediante sucesivos desarrollos, se constituye el
Fabricio de Aguapente mató unas gallinas poco tiempo nuevo individuo.
después de haber sido cubiertas por el gallo; examinó sus Entre estos esperimentadores se distingue sobre todo Ha-
ovarios y vio que entre los granitos amarillos y redondos, ller, quien haciendo cubrir en un mismo dia cierto número
que dispuestos á manera de un racimo de uvas, constituyen de ovejas, las mató enseguida á intervalos de mas á mas
aquellos órganos, había uno que presentaba una pequeña remotos del instante de la copulación, áfinde abrazar toda
mancha en la cual se desarrollaban vasos, que adquirían la serie de cambios por los cuales se desprende la vesícula
volumen, después se desprendía, era recibido por el ovi- del ovario y es conducida hasta el útero. Media hora des-
ducto, se revestía atravesando este canal tortuoso y siguiente pués del coito, le pareció que una de las vesículas del ova-
de diverjas capas, particularmente de un envoltorio cretá- rio formaba proeminencia, presentaba sobre su convexidad
ceo, y era puesto bajo forma de huevo. Harvey esperimen- una mancha roja, ensangrentada , y que estaba próxima á
tando en ciervas y en hembras de gamos, hizo las mismas romperse. Al cabo de una hora ó mas, la vesícula estaba
observaciones, diciendo positivamente que el ovario sumi- rota, y su interior inflamado y como sangrando. Gradual-
nistra un huevo, y que no hay otras diferencias entre los mente, lo que quedaba de la vesícula en el ovario, y que
animales bajo este aspecto, sino que en los unos el huevo parecía ser su envoltorio, se espesó, y se trasformó en un
se desenvuelve al esterior después de puesto, y que en los cuerpo de color amarillento, que Haller llama corpusluteum.
otros sedesenvuelve en un reservatorio de depósito, ó lláme- La hendidura por la cual se vacía la vesícula, se vé todavía
se matriz. En apoyo de esta opinión, militaba la analogía de algún tiempo en dicho corpus luteum; pero hacía el 8." dia
los animales cuya fecundación tiene lugar al esterior, y en ha desaparecido ya. Al dia 12.° aquel cuerpo se vuelve pá-
los cuales lo que suministran las hembras pareoe consiste en lido y empieza á disminuir ; continuando del mismo modo
liuevos que los machos avivan rociáodolos con su esperma. hasta el término de la gestación ; reduciéndose por fin á un
De Graaf, Malpighí, Valisnieri, Haller y muchos otros, pequeño cuerpo duro, amarillento, negruzco, que se deja
multiplicaron entonces los esperimentos de este género, ya siempre distinguir en el ovario, ó á lo menos deja en este
para comprobar el aserto de la suministración de un huevo, órgano la señal de una cicatriz. Algunas veces persiste hasta
ya para descubrir por completo la serie de cambios que pre- después del parto; y su volumen es tanto mayor, cuanto mas
sentan los órganos, desde el momento de la concepción cerca se halla del instante déla concepción. En la perra por
Lasta la puesta del huevo ó del nacimiento del nuevo indi- ejemplo es mas grueso que la mitad del ovario y sin embargo
viduo. De Graaf hizo los esperimentos en conejas: media no proviene mas que de una sola vejiguilla. En los anima-
hora después de la cópula nada percibió todavía ; los cuer- les multiparos, hay tantos «cuerpos amarillos» como fetos.
nos de la matriz le parecieron tan solo un poco rojos; al Algunos acreditados fisiólogos de nuestros dias, como
cabo de seis horas, los envoltorios de las vesículas de los Magendie, Dumas y Prévost, han comprobado los mismos he-
ovarios le parecieron rojizas; al cabo de un día, tres vesí- chos. Magendie, operando en perras, vio que treinta horas
culas en un ovario, y cinco en el otro, se manifestaron evi- después de la cópula, las vejiguillas mas gruesas del ovario
dentemente alteradas habiéndose vuelto opacas y rojizas ; habían aumentado mucho de volumen, y que el tejido del
á las veinte y siete, cuarenta y cincuenta horas, los cuernos ovario que las rodeaba se habia vuelto mas consistente y
(le la matriz y sus conductos se habían vuelto muy rojos, y habia cambiado de color, pues era de un gris amarillento.
uno de los conductos abrazaba el ovario; al cabo de tres Dicha parte era el corpus luUum; engrosó los tres y cuatro
dias, la estremidad superior del conducto abrazaba el ova- dias siguientes, lo mismo que las vejiguillas; y parecía te-
rio, había una vesícula en este conducto, y dos en el cuer- ner en sus aréolas un líquido blanco, opaco, análogo á la
no derecho de la matriz; dichas vesículas eran del tamaño leche. Entonces las vejiguillas rompieron sucesivamente la
de una semilla de mostaza, diez veces mas pequeñas que túnica esterna del ovario, y se dirigieron á la superficie de
cuando estaban adheridas al ovario ; estaban formadas de este órgano, adheriéndole sin embargo todavía por uno de
dos membranas, y llenas de un licor claro. Al cuarto día, el sus lados; su volumen era á veces como el de una avellana
ovario no presentaba mas que una especie de envoltorio, regular; y nada habia que pudiese anunciar en ellas un ger-
que de Graaf llama «folículo,» y que parece ser la cápsula men. Su superficie era lisa, y su interior se encontraba lle-
en que estaba el huevo; este se hallaba entonces en la ma- no de un líquido, pero que no estaba en masa cual antes
triz, habia ya engrosado, y sus dos envoltorios eran bien de la fecundación. Mientras eran conducidas al útero el
distintos: yfluctuandohasta el séptimo dia, hasta entonces cuerpo amarillo quedaba en el ovario, y se comportaba allí
no contraía adherencia con aquel órgano. Al noveno dia, conforme á las observaciones de Haller.
en un punto del licor claro que llenaba el huevo, de Graaf Según los citados Dumas y Prévost, nada aparece aun en
empezó á percibir un pequeño punto opaco, como una es- los ovarios el primer dia que sigue á la fecundación ; pero
pecie de nube. Al dia décimo, dicho punto tenia ya la figura desde el segundo dia, se ven muchas vejiguillas que au-
de un pequeño gusano. Al undécimo, se distinguió clara- mentan de dimensión y continúan auQten^ndg los cqatfo ^
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cinco días siguientes, por manera que de dos á tres milíme- saco ovoideo, del tamaño de una avellana, y que contenia
tros de diámetro que tenian al principio, llegan á tener ocho. un embrión, la mitad del cual penetraba ya en la trompa,
Del 6." al 8." dia, rómpense las vejiguillas, y dejan escapar y la otra mitad estaba todavía adherente al ovario. En vano
un huevecilio, que las mas de las veces no ha sido percibi- se opondrá la estrechez de la trompa; Magendie vio una
do, por cuanto no tiene mas que medio milímetro de diá- vez este canal que en semejante caso habia adquirido media
metro, pero que el microscopio ofreció con toda claridad á pulgada de diámetro. El paso no se verifica en el momento
los esperimentadores cuyos trabajos referimos. Denominan mismo de la cópula, pues entonces todo lo mas la trompa
aquella parte « óvulo ó huevecilio » en oposición á la parte conduce el esperma ; y dicho canal no conduce al hueve-
desarrollada en el ovario, y que llaman «vesícula ó veji- cilio hasta mas tarde. La época, según dicen, difiere con-
guilia.» Esta presenta entonces en su superficie esterna una forme á las especies de animales; en las conejas, se verifica
hendidura teñida de sangre, en la cual se puede introducir al tercer dia después de la cópula ; al quinto dia en las
un estilete ; y por este medio se demuestra que la vejiguilla perras; y mas tarde aun en las mugeres. Maygrier dice
ofrece entonces una cavidad interior, que es el vacio dejado haber observado un aborto de doce dias, y cuyo producto
por el huevecilio pasando á la trompa y matriz. En la perra, consistia en una vejiguilla tomentosa en su superficie y llena
el paso del huevecilio al útero se verifica al 8.° dia ; no to- de un líquido trasparente. Sin embargo, Lallemand re-
dos los huevecillos pasan á un mismo tiempo, pues cada fiere una observación que pudiera hacernos creer que la
uno atraviesa la trompa de un modo sucesivo, y esto exige vejiguilla del ovario es cojida en el acto del espasmo que
un intervalo de tres á cuatro dias. Llegados á la matriz, al acompaña la copulación: una mugcr falleció al séptimo mes
principio están libres y fluctuantes; examinados con un de un embarazo estra-uterino; habia contado que sorpren-
microscopio que aumentaba doce veces los objetos, pareció dida por un indiscreto en el instante del coito, sintió de
consistían en una pequeña vejiguilla llena de un líquido al- repente un dolor en el abdomen, en el mismo sitio donde
buminoso trasparente. Observados en el agua, presenta- se encontró después el feto : de aquí al parecer podria infe-
ban en su superficie esterior una apariencia mamelonada, rirse que la impresión moral que esperimento la muger, hizo
con una mancha blanca en el lado : esta mancha blanca era cesar de golpe la erectitud en virtud de la cual la trompa
la « cícatrícula » ó pequeña cicatriz. Muy luego engrosaron coje la vejiguilla, y que esta de consiguiente cayó en el
aquellos huevecillos, y al 12.° dia pudieron reconocer en vientre. Pero tal relación no pudo ser hecha por la muger
ellos los fetos. hasta después del suceso, y no basta tampoco para contrar-
De lodos estos trabajos, generalmente se ha concluido restar todos los hechos que inducen á creer que la vejiguilla
que el esperma, llevado por la trompa al ovario, ha tocado no deja el ovario hasta después de algún tiempo.
una ó muchas vejiguillas de este órgano; que sucesivamente Aquí se presentan muchas cuestiones. En primer lugar,
estas vejiguillas se han hinchado, y después han roto su ¿por qué mecanismo obra la trompa, ya para conducir el
envoltorio; que entonces ha dejado escapar un cuerpo cual- esperma del útero al ovario, ya para trasmitir la vejiguilla
quiera que en general ha sido considerado como un huevo, del ovario al útero? Se ha dicho que aquel canal era de
y que es conducido al útero para constituirse allí rudimento textura musculosa y contráctil á voluntad ; pero estas dos
de un individuo nuevo. En el ovario queda el despojo de aserciones son igualmente falsas; siendo mas probable que
la vejiguilla, que venia á ser la cúpula ó el pericarpio del aquel órgano opera por una acción de erectilidad provocada
huevecilio. Puesto que efectivamente la concepción se hace por el orgasmo en que se encuentran entonces todas las
en el ovario, y que en el útero tiene lugar la preñez ; y partes genitales. En segundo lugar, ¿es el azar el que decide
puesto que la trompa es la sola que conduce de uno de es- cual de las vejiguillas del ovario será fecundada? ¿O hay
tos órganos á otro, es fuerza admitir que dicho canal, en una que se prepara á la fecundación por una especie de
un primer tiempo, condujo el esperma al ovario, y en un madurez? Este último hecho parece cierto en cuanto á los
segundo tiempo, trasportó al útero el cuerpo, cualquiera sea, animales ovíparos. Los citados Dumas y Prévost han reco-
suministrado por el ovario. Por otra parte tenemos multipli- nocido, no solo que las vejiguillas de los ovarios de las ra-
cadas pruebas de lo mismo; en el espasmo de la generación , nas eran de diversos tamaños, sino que las mas gruesas eran
el pabellón de la trompa se aplica siempre al ovario; de las mas inmediatamente puestas, al paso que las mas pe-
Graaf, ea sus esperimenlos, lo encontró adherente veinte queñas no lo eran hasta los años subsiguientes. En todos los
y siete horas después de la cópula ; ¿y de qué servirla esta animales cuyos huevos son fecundados al esterior, y des-
aplicación , sino para llevar y tomar á su vez alguna cosa pués de puestos, es indudable que son preparados para la
para este ovario? Magendie vio la estremidad de la trom- puesta. Por último, si en las aves, los huevos nunca pue-
pa aplicada á una vejiguilla. Las preñeces abdominales y den ser fecundados después de la puesta, esta á lo menos
tubarianas son un argumento el mas poderoso ; si el pabe- puede hacerse de por sí, independientemente de todo coito;
llón de la trompa deja escapar la vejiguilla que ha cojido, asi es que muchas aves, aunque vírgenes, ponen, Pero ¿se
hay preñez abdominal; si la vejiguilla se detiene en la trom- observa alguna cosa análoga en los vivíparos ? Así lo creen
pa hay preñez tubariana. Hemos citado ya el esperimento muchosfisiólogos.Ya BuíTon habia dicho que el cuerpo ama-
deNuck, quien habiendo ligado la trompa á una perra, rillo de Haller, en vez de ser el despojo del huevecilio, era
determinó en este animal una preñez tubariana. Haigton , su rudimento; añadiendo que dicho cuerpo amarillo era
habiendo cortado una de las trompas á varias conejas, y preexistente á la fecundación , y que lo habia encontrado
habiendo hecho cubrir enseguida estos animales, vio que no en mugeres vírgenes. Posteriormente Cruiksanck ha dicho
tuvieron gestación sino en el costado sano ; habiendo veri- que habia señalado en ovarios de conejas vírgenes todos los
ficado la misma sección después de la cópula, vio que si la cambios relativos á dicho cuerpo amarillo; y Vaüsnieri,
operaba en los dos primeros dias, prevenía el descenso de Santorini, Bertrandi, y sobre todo Home , han dado por
los huevecillos, pero si no operaba hasta pasadas las sesenta cierto que lo habían observado también en la especie huma-
horas, las vejiguillas habían atravesado ya la trompa, y te- na. Hé aquí lo que profesa este último acerca déla cuestión
nia lugar la gestación. Por último, tenemos la preciosa ob- que tratamos. En la pubertad, aparecen de golpe en la super-
servación de un cirujan3 llamado Bussiéres, quien vio un ficie de los ovarios, vejiguillas que al principio no se notaban.
M 346 ig
En las hembras de los animales, al tiempo del bramo, y en parte, es nebesarla la integridad del éspetiha y de tas Véji-^
las mugeres á épocas indeterminadas, se vé de Improviso que guillas del ovario para que tenga lugak- la fecilhdaeión; de
el ovarlo se vuelve vascular, y desarrolla un cuerpo amari- otra parte, no hay aquí aplicación física alguna posible, ora
llento, glandiforme, redondeado, muy vasculoso, lobuloso, se admita la teoría llamada de la epigénesis, en la cual se
6 formado de circunvoluciones blandujas que sobresalen en cree que el nuevo individuo se forma en todas sus partes
su superficie á manera de pezón. En fa muger, y en los ani- por la mezcla de lo que suministra uno y otro sexo, ora se
males uníparos dicho cuerpo es único y grueso como la admita la llamada de la evolución, en la cual se dice que
cuarta 6 quinta parte del ovario ; en Jos animales mult/pa- uno de los sexos suministra un germen , el cual, á conse-
ros, es múltiplo y pequeño á proporción. Llegando á cierto cuencia de diversos desarrollos, constituirá el nuevo indi-
grado de grosor, estalla y deja escapar una sustancia desco- viduo. En el primer caso, ¿qué fuerza química se puede
nocida ; la resquebrajadura se llena de una sangre que se invocar? ¿Será por ventura una precipitación, una cristali-
coagula; el todo es enseguida sucesivamente reabsorvido, y zación? En el segundo caso, ¿es mas posible concebir física
al fin no queda en el ovario mas que una cicatriz. Estos fe- ó químicamente, lo que es un germen, y el avivamíento
nómenos se repiten en todas las épocas del bramo ó celo en comunicado á este germen? Trátase aquí del paso de lo que
los animales, y en la muger en todo tiempo hasta la edad no es vida á lo que es vida ; y como de esta no conocemos
crítica. Mientras que las vejiguillas, por una especie de ma- mas que su oposición con la naturaleza general, ignorando
durez, se desarrollan de este modo en los ovarios, las trom- la modificación que han esperimentado las fuerzas generales
pas entran en turgescencia y en erección ; sus franjas están para producir los fenómenos de la vida, debemos ignorar
aplicadas al ovario, probablemente para recojer lo que se lo que es el fenómeno de la fecundación. Es una acción del
escapará del interior de la vejiguilla ; y su adherencia al todo desconocida, y aun mas incomprensible que todas las
ovario es tal, que mas bien se rasgaría que no se consiguiera demás acciones vitales de la economía. Por esfíierzos que
separarla. De este niodo pues las hembras de los vivíparos hayan hecho los hombres para penetrarla, no han llegado
echarían continuamente huevos infecundos, como las de los sino á conjeturas mas ó menos especiosas. Recordemos sin
ovíparos; y la fecundidad dependería de la coincidencia de embargo con toda gravedad lá"s hipótesis que se han hecho
vejiguillas maduras con la copulación. Así que podria ser sobre el particular; iian ocupado un puesto muy notable en
muy bien que lo que se había tomado por efecto de la la ciencia para que las pasemos por alto; y de otra parte ,
fecundación no fuese mas que sus condiciones. Home nos servirán para profundizar mas algunos hechos.
asegura haber encontrado en los ovarios de mugeres em- Las diversas teorías sobre la generación , han dependido
barazadas, junto con el cuerpo amarillo procedente de la de las ideas adoptadas acerca de la naturaleza del esperma,
fecundación que había dado lugar á la preñez, otros mu- y del concepto formado acerca de la materia suministrada
chos cuerpos amarillos que parecían preparados para las por el ovario. Relativamente al esperma , los unos han di-
fecundaciones venideras; estos últimos diferian tan solo del cho era un fluido formado de los elementos de cada una de
primero en cuanto no presentaban desgarro alguno, pues las partes del cuerpo humano, y destinado por consiguiente
el huevo se hallaba todavía en su interior. Haigton , en su á reformar cada una de dichas partes; los otros lo han con-
esperimento de la sección de una de las trompas para im- siderado como el vehículo de animalíllos destinados á con-
pedir toda gestación en el lado correspondiente, encontró vertirse , después de muchas metamorfosis en el nuevo in-
sin embargo cuerpos amarillos sin desgarro alguno en el dividuo , ó á constituir su elemento principal ó sea el sistema
ovario aislado. Por último, se ha querido saber si la veji- nervioso; la mayor parte en fin , han dicho era un fluido
guilla al atravesar la trompa es modificada ó adquiere al- cuyo único oficio era avivar un germen, é irtíprlmír á este
gunas partes nuevas, á manera de lo que se observa en los el movimiento de vida y desarrollo. Relativamente á la
huevos de los ovíparos. £1 de los batrachios se reviste, en materia suministrada por el ovario reina la misma disiden-
la segunda parte de la trompa de una capa de moco del es- cia : es una vejígoilla llena de una esperma formada , como
pesor de un milímetro ; los de las aves en el ovario no se el del macho, de los elementos de Cbda una de las piaríes
componen mas que de la yema y de la cicatrícula ó em- del cuerpo, dicen unos; es una vejiguilla destinada para
brión ; siendo en el oviducto y la cloaca donde se revisten servir de nido al ánimalillo espermático, ó á suministrarle
de las claras y del envoltorio cretáceo. Pero es difícil res- la materia nutritiva , aseguran otros; estos dicen es una sus-
ponder á este hecho por lo que toca á la especie humana. tancia amorfa, pero CDD aqcretla nvturaleza gelatinosa que
Tal es el estado de nuestros conocimientos actuales acerca k constituye apta para recibirla causa de la vida, para des-
de lo que suministra la muger en el acto de la generación. arrollar el movimiento vital; aquellos defienden que eS un
Ahora convendría caracterizar qué especie de acción ejerce germen, un huevo preexistente en la hembra, con la apti-
el esperma en las vejiguillas del ovario, y como de esta ac- tud para formar bajo el influjo fecundante de la esperma ,
ción resulta el nuevo individuo. Pero en eSte doble cono- un individuo parecido al que suministró aquel. De aquí
cimiento reside el misterio de la concepción ; sobre el par- tantos sistemas diversos sobre la generación: cuéntanse mas
ticular nos hallamos en una ignorancia absoluta; nada de dos cientos; pero todos pueden ser referidos á dos, el
sabemos, sino que el contacto del esperma es condición sistema de la epigénesis y el d« la evolución.
necesaria para esa sorprendente acción. Primeramente esta 1." Sistema de la epigénesis. En este sistema se admite que
acción es del todo molecular, se sustrae por lo mismo á los el nuevo individuo es formado én todas sus partes , por la
sentidos, y su resultado es el que solo nos anuncia que ha aproximación de moléculas, que tenían ya anteriormente la
tenido lugar. Segundamente, la esencia de esta acción es disposición propia para constituirlo, 6 que de improviso la
de todo punto impenetrable; y todo lo que podemos decir han recibido, una fuerza, desconocida en sí, pero diferente
s^ reduce á que, del mismo modo que todas las acciones de la de las fuerzas generales de la materia , puesto que tiene por
economía humana, exige la integridad y vida de las partes resultado la creación de un ser vivo , y llamada sucesiva-
que la desempeñan; y que opuesta á toda acción física y quí- mente fuerza cósmica, plástica, esencial, nisus formativus ,
mica de la naturaleza, debe ser llamada «orgánica y vital,» fuerza de formación, etc., es l« que ha presidido á aquella
y eü su consecuencia ser declarada desconocida. De una aproximación, y hasta ha d««N> iBfnediatamente al nuevo
M 341 se
ser tbdás sus jJartes con su coordinación y propiedades. Por creador para producir la serie tatl varia<da de seres vivos, y
lo demás, los autores han variado mucho en el modo de aun paM aumentarla. Pero no es titiestro intento descarriar-
concebir la epigénesis; tanto mas cuanto han querido apli- nos mas en tales honduras; üegti<einos sí á las aplicaciones
car su sistema , no solo á la diaria reproducción de los seres que se han hecho de la epigénesis á la reproducción de los
vivos actuales, sino también á su primer oríjen. Así que, seres vivos actuales.
para empezar por lo relativo á este último punto , recorda- Hipócrates admilia que cada uno de los dos sexos tenia
remos la teoría de los filósofos griegos Leucipes y Empédo- dosespermas, que ambos eran lo supérfluo de su nutri-
cles, quienes decían que el universo habia sido primitiva- mento y de los Huidos constituidos por los materiales pro-
mente un compuesto de átomos errantes en un vacío infinito, cedentes de todas las partes de su cuerpo, y sobre todo de
y que todos los cuerpos en el día existentes habían sido for- las mas esenciales, ó sea de las partes nerviosas: de estos
mados por la fortuita reunión de dichos átomos.-En razón dos espermas, el mas fuerte engendraba los machos, y el
del número infinito de estos átomos, y de las combinaciones otro las hembras. En el acto de la generación , dichos sé-
igualmente infinitas que debieron formar, produjéronse sin menes se mezclaban en el útero, y mediante la influencia
duda muchos seres incapaces de prolongar su existencia ; del calor de este órgano, formaban, por una especie de
pero formáronse también algunos capaces de poder conti- cristalización animal, el nuevo individuo: este era varón ó
nuar viviendo, y estos son los que en el dia vemos. No obs- hembra, según predominaban las espermas fuertes ó débi-
tante la absurdidad de esta hipótesis , modernos hay que la les. Hipócrates no dice lo que sucedía cuando en un sexo
han abrazado; por ejemplo, Bousquet, quien dice que los predominaba el semen fuerte, y en otro el débil. Esta hi-
cristales dejan traslucir un principio de organización ; que pótesis se refuta por sí misma; la existencia de dossémenes
los primeros seres organizados fueron formados lo mismo en el hombre es un hecho falso; la de un semen en la mu-
que los cristales, por una especie de cristalización y de preci- ger es precisamente lo que se cuestiona; lo cierto es á lo
pitación química. Todo lo que sabemos de la diferencia en- menos, que la escena no paM en el útero, siso en el ova-
tre los cuerpos inorgánicos y orgánicos, bajo el aspecto de rio ; ¿y qué diremos de esa idea que hace provenir los sé-
la estructura y de las acciovés, no permite que admitamos menes de todas las partes del cuerpo ? En esta teoría se nos
semejante aproximación. ¿Hablaremos de esos sabios que presenta por todas partes una imaginación que hace supo-
mediante la suposición de una fuerza oculta, creen haber siciones , sin cuidarse de averiguar si lo que supone está en
sorprendido el secreto del Creador, y haber franqueado el relación con lo que se ha observado en los fenómenos.
abismo que detiene aquí nuestra razón? ¿De Needham, quién Aristóteles es también muy poco positivo. Lainuger con-
admite, bajo el nombre de fuerza vejetatriz , una potencia curre materialmente á la generación , no con un semen ,
encargada de la formación y gobierno del mundo orgánico? sino con la sangre menstrual; esta es la que forma la base
¿De Wolf, deBlumenbach, quiénes admiten fuerzas seme- del nuevo individuo, y el principio del individuo macho es
jantes bajo los nombres de « fuerza esencial, » de nisus for- el que le comunica el movimiento vital y lo labra. Dice
malivus? Salta muy á la vista que estos sabios no hacen mas Aristóteles en metafórico estilo , que la sangre de la mens-
que espresar el hecho y que quedando en la misma ignoran- truación es el mármol, el esperma el escultor, y ú feto la
cia respecto al conocimiento de la cosa , se han satisfecho estatua. Fuerza es confesar que si esos dos hombres célebres,
con palabras. En estos últimos tiempos, Lamark ha tratado (Hipócrates y Aristóteles) liubiesen procedido siempre por
de resolver la cuestión y hé aquí sus ideas sobre el particu- el mismo estilo en las ciencias , no hubieran Adquirido los
lar. Los primeros seres organizados fueron formados en to- eternos derechos que tienen á nuestra gratitud y admi-
das sus partes poruña verdadera generación espontánea; ración. Muchos modernos han adoptado la teoría de Hipó-
debieron la existencia al influjo de una causa exitatriz de la crates , modificándola tan solo según las ideas científicas de'
vida probablemente suministrada por el medio ambiente y tiempo. Así, Descartes dice, que el nuevo individuo se for-
que consiste en la luz y el fluido eléctrico. Desde que esta ma á consecuencia de un movimiento de fermentación que
causa encontró una materia de consistencia gelatinosa bas- se establece en los sémenes de uno y otro sexo. Paschal, ad-
tante densa para poder retener fluidos, la organizó en tejido mitiendo que el semen del macho es ácido, y el de la hem-
celular, y quedó hecho un ser vivo. Tal sucede aun todos bra alcalino, dice que esos dos sémenes se combinan en
los dias en k estremidad de cada uno de los reinos vejetal y razón de la diversidad de su naturaleza , para constituir el
animal. Este ser desde entonces manifestó las tres faculta- nuevo ser. Maupertuís establece que en cada semen existen
des de la vida, « nutrición, crecimiento y reproducción; » partes propias para formar cada uno de los órganos del cuer-
pero no los manifestó mas que en sus modos mas sencillos. po , y que en el acto de la mezcla de los sémenes en la ge-
Bien pronto te complicó , pues es propio del movimiento neración , cada una de dichas partes se atrae y se agrega por
vitíl teader siempre á componer mas y mas la organización, una especie de cristalización. El mismo BuíTon, con su fa-
á crear órganos particulares, á dividir y multiplicar los di- moso sistema de las moléculas orgánicas, no hizo mas que
versos centras de actividad ; y en seguida conservando cons- resucitar las ideas de Hipócrates; y apesar de todo el talento
tantemente la reproducción todo lo que se habia adquirido, que declara aquel escritor elocuente en la esposicion de su
se formaron de este modo sucesivamente especies numero- sistema, es demasiado contrarioá los hechos para que pueda
sas y diversas, gozando de facultades de masa mas estensas. ser admitido. Las moléculas orgánicas son una suposición
Así pues, en este sistema, la naturaleza no ha creado direc- gratuita ; no hay dos materias en la naturaleza ; la materia
tamente sino los primeros delineamientos de la vida ; ella orgánica no es mas que la materia general modificada por la
no contribuye mas que indirectamente á la existencia de los vida , y de continuo vemos que la materia organizada se
cuerpos vivos mas compuestos, en atención á que estos pro- destruye, y al contrario que la materia general se organiza.
vienen de los primeros á consecuencia de un tiempo enorme, De otra parte , ¡ cuan vaga es la idea de los moldes forma-
de cambios infinitos, y de una composición siempre creciente dos por los diversos vegetales y animales! ¿Es cierto que la
en la organización , conservando la reproducción todas las vejiguilla del ovario contenga un semen? ¿Y sobre todo ,
modificaciones adquiridas, todas las perfecciones obtenidas. están formados estos sémenes de tantas moléculas diversas
De consiguiente un solo y mismo acto hubiera bastado al como órganos particulares hay en el cuerpo humano? ¿Don-
342 if
de está la prueba de semejante aserción ? Si así es, ¿por qué fecundar con una sola copulación , muchas generaciones
los individuos que han esperimentado una mutilación cual- sucesivas. » Este hecho estraordinario es real en ciertas
quiera engendran infantes bien conformados? ¿De dónde especies. Por ejemplo , en los pulgones, el efecto de una
preceden en este caso las moléculas de las partes nuevas de fecundación se estiende hasta nueve generaciones, y en los
que estaban privados los padres? ¿De dónde proceden las monóculos hasta quince. Ahora bien , para que estas di-
que forman las partes anexas del feto?.., versas generaciones puedan ser fecundadas, era preciso
2.° Sistema de la evolución. En esta segunda teoría , se dice decían , que los gérmenes de donde provienen preexistiesen
que el nuevo individuo preexiste bajo una forma cualquiera en la primera. 3." « Los encajes naturales y accidentales. »
en uno de los sexos , y que avivado por el otro en el acto La cebolla del jacinto ofrece ya los rudimentos de la flor que
de la generación , empieza desde entonces á esperiraentar la debe dar; en las yemas de los árboles se señalan , aunque
serie de desarrollos que deben conducirlo á formar un in- replegadas sobre sí mismas y mucho mas pequeñas, las ra-
dividuo independiente. Los fisiólogos han variado mucho mas , las hojas y las flores; en las mandíbulas de ciertos ani-
también en la esposicion que han hecho de su sistema; y malillos , se ven los gérmenes de muchas series de dientes ;
bajo este sentido pueden ser divididos en dos sectas, los el volvo.x, animal trasparente, deja ver en su interior mu-
« ovaristas, » y los «animaiculistas. » Los ovaristas profe- chos hijuelos encajados unos en otros: ¿quién no ha visto un
san que lo que suministra el ovario es un huevo; y definen huevo contenido dentro de otro? Por último, se han en-
éste , diciendo es una parte organizada , formada de un em- contrado ya varias veces fetos humanos en cuerpos de hom-
brión y de órganos particulares destinados para servir á la bres; y ningún hecho de este género mas notable , y mejor
nutrición y á los primeros desarrollos de aquel embrión , y averiguado que el del niilo de Verneuil (Normandía), lia
apto para constituirse, después de una determinada serie de mado Bissieu, que vivió hasta la edad de catorce años, y
desarrollos, un individuo semejante á aquel de quien pro- cuya historia consignó Dupuytren en los boletines de la
cede. Mientras que los partidarios de la epigénesis hacen facultad de medicina de Paris (año 1804). 4."« Las me-
desemperlar á los dos sexos un papel igualmente importante tamorfosis. » En los insectos y batrachios , animales que
en el acto de la generación , los ovaristas atribuyen el pri- nos presentan las metamorfosis mas marcadas, se vé que
mer papel al sexo femenino , y dicen que este es mas parti- las formas que sucesivamente nos presentan están sin la
cularmente el que constituye las especies. Cierto es que en menor duda encajadas unas en otras; por ejemplo, en la
muchas especies de animales la reproducción no exige mas crisálida , se distinguen ya los lineamientos de la futura for-
que un solo individuo, y entonces es mas natural tener por ma de la mariposa; y en la oruga se ven ya los de la crisáli-
hembra á aquel individuo , que llamarlo macho. Este siste- da : la rana se deja ver también debajo la piel del renacuajo.
ma de los huevos debió ser inspirado por la observación de 5.° Si las consideraciones precedentes no fundaban sino ana-
muchos animales ovíparos: pues en estos animales, lo que logías mas ó menos especiosas , no sucede lo mismo en los
suministra la hembra para la generación, es evidentemente esperimentos de fecundaciones artificiales, hechas primero
un huevo; y en muchos de ellos es puesto el huevo antes de por Swammerdara en ramas , por Roíisel en otros reptiles,
la cohabitación de los dos sexos, y fecundado a! interior. y repetidas luego por Spallanzani con el mas feliz éxito, las
Era natural pues hacer ostensiva por analojía esta disposi- cuales parecían constituir una demostración directa, tanto
ción á los demás animales; y esto hizo Harvey cuando el mas cuanto la cantidad de esperma empleada en los esperi-
primero estableció como axioma lo tan repetido de omne mentos, era demasiado corta para formar el nuevoindividuo,
vivum ab ovo. Mas tarde Stenon, adoptando la misma ana- y para ser otra cosa que un fluido de avivamiento. 6." Por
lojía, dio el nombre de ovarios á los testículos de las hem- último, los ovaristas se apoyaban en las reproducciones par-
bras; y en seguida los trabajos sucesivos de Graaf, de Mal- ciales que en mas ó en menos presentan todos los seres vi-
pighi, deValisnier¡,deBonnet,de Spallanzani,etc.,acercade vos. Es cierto que todos los animales pueden reproducir mas
la vejiguilla suministrada por el ovario y acerca de la marcha ó menos las partes del cuerpo que han perdido ; pudiendo
de la misma vejiguilla al través de la trompa, y acerca de tanto menos cuanto mas elevados se hallan en la escala. Asi
su llegada al útero , parecieron dar á este sistema una de- es que los mamíferos y las aves casi no regeneran mas que
mostración directa. las piezas córneas de sus envoltorios tegumentarios, como
los pelos, las uñas, y las plumas; algunos reptiles, como los
Invocábanse de otra parte en apoyo del sistema las si- lagartos por ejemplo, ya reproducen su cola; los crustá-
guientes consideraciones: 1." la « preexistencia del germen ceos hacen retoñar sus patas; el caracol, su cabeza; el gu-
á la fecundación en muchos seres vivos. » En las plantas, sano de tierra se reproduce su cabeza y su cola; las estrellas
por ejemplo , la semilla existe rudimentariamente en la flor, marinas , los esquines y otros radiarlos, regeneran los fila-
mucho antes de que el polen , destinado á verificar la fe- mentos que les han sido arrancados; finalmente, en el pó-
cundación , haya llegado á su madurez. El huevo preexiste lipo , esa potencia de reproducción es llevada á punto de
también en las aves, de manera que las aves vírgenes po- que cortado aquel ser en muchos pedazos, cada uno de estos
nen. Esto es evidente también en muchos peces, en los rep- regenera lo que le falta , y se constituye un individuo per-
tiles batrachios, en los cuales el huevo no es fecundado hasta fecto. Para esplicar estos hechos, decían los ovaristas que
después de haber sido escretado. De otra parte, Spallanzani cada parte tenia en sí gérmenes destinados para reproducirla,
ha señalado la presencia de renacuajos en huevos de ranas no esperando para ello mas que circunstancias favorables ;
no fecundados; y Haller ha hecho la misma observación en y apoyaban esa idea singular en la observación que se ha
el huevo, respecto al pollo; á lo menos este último autor hecho algunas veces de notar que las partes perdidas se re-
vio que los huevos de gallina no fecundados contenían una producían por duplicado. Pero este argumento, dista mucho
yema, y como esta, según Haller, no era mas que una de tener la fuerza de los precedentes, y quizás puede ser
dependencia del intestino del feto, era consiguiente que s' invocado con mavor razón por los sectarios de la epigénesis.
preexistia la yema, preexistia también el pollo. 2." «La par-
ticularidad que presentan algunas especies animales de
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Biografía.
DON AGUSTÍN ARGUELLES.
Uno de los hombres mas notables que ha producido la otras circunstancias le detuvieron mas tiempo del que pen-
revolución española en el siglo que atravesamos ha sido saba: por cuya causa le halló allí la invasión francesa, y el
D. Agustín Arguelles , cuya elocuencia le grangeó por al- levantamiento de España contra Napoleón. Con las relacio-
gún tiempo el dictado de Divino. A esa misma elocuencia nes que había adquirido en losdos años de permanencia, fué
particularmente, y á haber figurado siempre al frente de los muy útil á los comisionados que enviaron á Inglaterra las
hombres de ideas mas avanzadas, sin que la edad ni losdes- provincias españolas sublevadas, y aunque Arguelles no t e -
engaños modificasen sus ideas, debe el gran prestigio que nia ningún carácter oficial, ejerció no poco influjo en la
gozó en su partido , y el elevado y honorífico puesto en que junta española que se constituyó en Londres , influjo que
brilló en los últimos años de su vida. No cumple á nuestro debía á su saber y patriotismo.
propósito inspeccionar las causas que lo lanzaron y le hicie- Poco después se trasladó á Sevilla , asiento á la sazón de
ron permanecer constante adalid de los derechos populares, la Junta central, y cuando posteriormente se convocaron
ni menos censurar su conducta como hombre público , ni las cortes en Cádiz tomó Arguelles parte en sus trabajos,
tributarle por ella nuestros elogios: los hechos de la vida primero como diputado suplente por su provincia , y luego
política de Arguelles pertenecen á la historia, y ella los juz- en propiedad. El papel que representó en esta notable
gará en su dia. Solo si diremos que los partidos son injustos, asamblea fué de los mas brillantes que se pueden imaginar.
que el espíritu que los guia es ciego , y que por lo tanto asi En todas las discusiones tomó una pa^te activa , grangeán-
los contrarios como los amigos de Arguelles, todos se han dose con sus entusiastas y elocuentes discursos una popula-
mostrado notoriamente parciales respecto á él, vituperán- ridad inmensa , que supo conservar como individuo de la
dole los unos sin medida, ensal- comisión del código del año 12, de]
zándole los otros sin tasa. Argue- , que fué uno de los mas ardientes
lles tuvo sus faltas, y cometió er- defensores.
rores ; pero Arguelles creyó que Como la vida del hombre políti-
trabajaba siempre en bien de la co está cercada de azares y sinsa-
patria , y sus errores y faltas, p o - bores , que se convierten en las
drán haber sido hijos de la efer- épocas turbulentas en peligros rea-
vescencia de las pasiones políticas, les , tras los triunfos vinieron las
de las ideas reinantes en este siglo, persecuciones para los legisladores,
pero no de miras ambiciosas ni de y muy particularmente para el ilus-
cálculos mezquinos y egoístas. De tre patricio Arguelles, que sin otro
cualquier modo el nombre de Ar- delito que el de haber sido uno de
guelles será siempre respetable por los prohombres del partido liberal,
la rectitud de sus intenciones, por fué condenado á servir como sol-
su honradez y noble desinterés , dado en el regimiento fijo de Ceu-
que le hizo morir pobre después de
ta. De aC|iuífué trasladado al puerto
haber ocupado los primeros pues-
de Alcudia en la isla de Mallorca ,
tos de su patria. ¡De cuan pocos
donde á causa de la insalubridad
hombres públicos de nuestros dias
del clima cayó enfermo , agraván-
se podrá decir lo mismo 1
dose sus dolencias durante los tres
D. Agustín Arguelles nació en años que allí permaneció.
Rivadesella , pueblo del principa- Restablecida la constitución en
do de Asturias el 28 de agosto de 1820, pasó Arguelles del destierro
1176. Dedicado desde edad tierna al ministerio de la Gobernación.
á las letras, hizo en ellas progre- Lo azaroso de las circunstancias ,
sos , siguiendo la carrera de las le- y la agitación de los tiempos acaso
yes con notable aprovechamiento. Hasta 1806 no empezó á le impidieron hacer las reformas administrativas que hubie-
figurar de un modo público, aun cuando se daba ya á co- ra deseado ; pero hay épocas en que los gobiernos solo pue-
nocer entre los que le conocían por sus vastos conocimien- den atender á su conservación, sin que este cuidado les
tos, y por su instrucción nada común en las lenguas vivas permita trabajar en mas útiles tareas, y esto sucede cuando
y muertas, pues poseía el latin, el griego, el inglés, el los partidos políticos apelan á la fuerza material, y no hay
francés y el italiano. En dicha época desempeñaba un des- en los gobiernos el prestigio y la energía suficiente para so-
tino en la caja de Amortización , y tratando el gobierno es- breponerse á todos.
pañol de ajustar la paz con la Inglaterra , fué necesario Cuando en -1823 volvió Fernando VII á recobrar el poder
practicar ciertas negociaciones con la espresada caja, y se
absoluto, Arguelles víó fulminada contra él una sentencia
pensó enviará la capital del reino unido un comisionado,
que lo condenaba á muerte y le confiscaba todos sus bienes.
quesin que llamase la atención por su categoría , tuviese el
Libró su vida fugándose á Gibraltar ; de aquí pasó á Ingla-
talento necesario para manejar bien la empresa. Reunía
terra , donde permaneció diez años, sobrellevando su des-
Arguelles estas cualidades, y fué elegido al efecto; pasando
gracia con entereza , y mereciendo el aprecio y considera-
en su consecuencia á Londres, donde una enfermedad y
ciones de ja parte mas escogida de la sociedad de Londres,
ü 344- M
Derrumbado con la muerte del último rey la mayor parte época de sistema representativo. En 1841 fué nombrado
del antiguo edificio de la sociedad española , y publicado el presidente del Congreso, y con motivo del pronunciamiento
Estatuto real, volvió Arguelles al seno de su patria en 1834, de setiembre que obligó á la Reina Gobernadora á dejar la
no habiendo querido verificarlo antes, á pesar de hallarse España , fué investido del elevado cargo de tutor de S. M.
comprendido en la amnistía que la Reina Gobernador? pu- y A. que le confirieron las cortes, habiéndose hallado su
blicó á poco de ocurrir el fallecimiento de Fernando. Los nombre mezclado entre los pocos que pensaban elegir los
motivos que alegó para no aprovecharse entonces del in- partidarios de la regencia trina.
dulto , fueron que no comprendía éste á todos sus colegas En el desempeño desús elevadas funciones se portó con
de 1822. Nombrado por su provincia procurador á cortes, honradez y desinterés sumo, y la mejor prueba de ello, y
ocurrió un incidente que puso de manifiesto lo mucho que de que sus trabajos fueron aceptables á los ojos de su au-
era-apreciado en ella. Careciendo de la renta de 12,000 rs. gusta pupila la reina D.» Isabel II, fué que después de su
que se necesitaba tener para desempeñar aquel cargo , sus muerte , esta excelsa Señora dispuso se honrase la memoria
paisanos le señalaron esta suma, hipotecando en su favor de varón tan esclarecido.
bienes suficientes , y el Estamento conformándose con ello Las circunstancias políticas le obligaron á hacer dimisión
lo admitió en su seno eii votación nominal. Pero ya no era de su importante destino, después de lo cual se retiró á la
Arguelles aquel orador fogoso, entusiasta, arrebatado; aun- vida privada, siendo de nuevo electo diputado pocos dias
que fácil siempre , siempre elocuente, sus discursos se re- antes de su fallecimiento.
sentían ya de la edad , y de ese cansancio tan natural en el Murióá la edad de 68 años, y su cadáver fué conducido
hombre, cuya vida ha sido una continuada serie de penosas al cementetio de la sacramental de S. Sebastian extramuros
alternativas y sufrimientos. Sin embargo, constante en sus de la puerta de Atocha en Madrid, donde descansa al lado
ideas, continuó gozando del aura popular, siendo diputa- de otros españoles ilustres.
do en todas las legislaturas que se sucedieron en aquella

Témiora.

CANTO III.

4rgumenlo.
Al llegar la mañana , Fingal, después de haber arengado á su gente, encarga el ffiando á Gaul, iiijo de Moni!; pues que era costumbre
de los tiempos, que el rey no rfebia comprometerse en acción h^sta <jne Iji urgenqia de los negocios requiriese su superior valor y conducta.
Cl rey acuiiipañailo de Oslan se relira á la peña de Cormul, qued<>qiinat><> t:' campo de batalla. Los bardos entonan el cántico de guerra. Des-
críbese la batalla. Gaul bijo de Mornl se distingue, mala ^ Ti|rtat|l(ín , jefe de Horulb, y ^ oíros jefes de menor fama. Por otra parle Foldalh ,
que mandaba el ejército irlandés (pues queCathmor, á imilaciou de Fingal permanecía pasivo espectador de la batalla) pelea bizarramente ;
mata áCoimal jele de Dunlora , y avanza á acometer al misino Gaul. Este empero , lierido en la mano por una flecha perdida, es cubierto por
Filian, bijo de Fingal, que hace prodigios de valor. Llega la noche y el clarín de Fingal toca retirada, llecíben los bardos á los guerreros
con un cántico de relícíiacíon , en el cual se celebran particularmente las alabanzas de Gaul y de Filian. Participan los jefes de un banquete ,
y Fingal echa de menos á Connal. Introduce el poeta el episodio de Connal y Duihcarron que arroja mayor luz sobre la antigua historia de Ir-
landa. Manda el rey á Carril al sepulcro de Connal. La acción de este libro ocupa el segundo día después de la apertura del poema.

¿ Quién es aquel junto ^1 arroyo azulado de Lurbar ? bará mi espada, pues tal fué en otros tiempos la costumbre
¿ Quién se halla cabe el monte empinado de los gaiQps? Er- de Trenmor, el regidor de los vientos; así bajó á la bata-
guido se apoya en una encina, cuyo ramage han desgarrado lla Trathal, el del azulado escudo.
las nocturnas ventiscas. Quien sino el hijo de Comal brillan- Inclínanse los guerreros al escuchar la voz de su mor.ir-
do en sus brezales postrimeros. Juega la brisa en sus añosos ca. Refieren , á medias sus poderosos hechos, y fijan los
cabellos; su mano empuña la desnuda espada de Luno. ojos en Erin. Pero el hijo de Morní luce superior á todos,
Sus ojos están fijos en Moilena , hacia las oscuras evo- y permanece en silencio, porque ¿quién no habia oído las
luciones del enemigo. ¿Oyes la voz del monarca? Es seme- proezas de Gaul? Su mepioria enciende su alma entusias-
jante al romper de un torrente en el desierto, cuando se mada , y su mano en silencio empuña el acero, el acero
precipita entre sus rocas sonoras, sobre los marchitos cam- que trajo de Strumon, (1) cuando falleció la poderosa fuerza
pos del sol. de Morni.
El enemigo avanza sus estendidas líneas. ¡Alzaos, hijos
de Selma! ¡alzaosI Sed cual los peñascos de vuestra patria, (1) strumon, arroyo del monte, nombre de la residencia de la familia de
por cuyas paHas laderas se despeñan tronando los torren- Gaul, en las Inmediaciones de Selma. Durante la espedlclon de Gaul á Fro-
mathon , mencionada en el poema de oiUiona , murió Mornl su padre, y es-
tes. Hiere mi alma un rayo de alegría, al ver ante noso- te caudillo dispuso que la espada de Strumon (que babia (Ido conservada
tros un enemigo potente. Cuando combate con el endeble, en la familia como reliquia sagrada desde los dias de GolgacU, el mas céle-
bre de sus antepasados) fuese puesta i, su lado en la tumba; al mijmo
se oyen los sollozos de Fingal, pues teme entonces que la tiempo dejando muy encargado á su liljo, que solo la sacase de su depósito
muerte venga sin renombre, y moren las tinieblas sobre cuando se viese reducido al último apuro. No mucbo después, babiendo fa-
su tumba. ¿ Quién capitaneará nuestra hueste contra los llecido en batalla dos de sus hermanos, al acero de Coldaronan, caudillo de
Clutba, fué Gaul á la tumba de su padre áfln de apoderarse de la espada.
guerreros de Alnecma ? Solo en la hora del peligro retum- Su apostrofe al e^íritu 4fl (^funln forina «) «santo dd slguleBte.poemtta
3íf 3 4 5 ¿c
Apoyado en su lanza estaba Filian de Selma, ostentando presencia del rey; resuenan en rededor los bosques, y se
la belleza de stis cabellos juveniles; tres veces fijó la vista iluminan con el relampaguear de su acero. Miradle en me-
en Fjngal, y tres veces le faltaron las palabras al procurar dio del enemigo, como el inquieto espíritu de Colgach, (1)
dirijirlas al rey. Mi hermano no podia jactarse de sus he- cuando esparrama las nubes, y cabalga en los vientos tor-
chos belicosos, y se alejó con paso presuroso. Párase incli- belliii osos. Es Morni, el de los caballos botadores. Imita las
nado sobre un distante arroyo y tiembla una lágrima en sus hazañas de tu padre , oh esclarecido Gaul!
párpados. Con su lanza invertida hiere de cuando en cuan- Abiertos están los sa'ones de Selma , y los bardos toman
do ¡a cabeza del cardo. No deja de notarlo Fingal, y mira sus arpas. Diez mancebos llevan la encina del festín. Un
de reojo á su hijo. Lo contempla con escitado alborozo, y lejano rayo de sol dora las sienes del otero, y las sombrías
se vuelve en silencio hacia Mora de los bosques. Oculta las oleadas de la ráfaga ruedan á través de los campos herrosos.
tristes lágrimas con sus espesos cabellos, y al fin baila sa- ¡Por qué estás silenciosa oh Selma I Tu monarca vuelve
lida su cortada voz. con todo su renombre. Aunque rugió la batalla, serenas
Príncipe de los hijos de Morni, fuerte cual peñasco que están sus sienes. Rugió , pero Fingal ha vencido. Imita, oh
desafía á la tempestad , conduce mi batalla en auxilio del Filian , las proezas de tu padre ! .%
linage del fenecido Cormac. No es tu lanza la vara del ra- Avanzó la hueste al sonido de los cantares. Altas ondean
pazueio, ni un inocente rayo de luz el resplandor de tu sus armas coino los catnpos juncosos, bajo la ráfaga del
acero. Hijo de Morni de los corceles , mira al enemigo ; otoño. Ceñido de su arm<idiira está el rey sobre la cumbre
anonádalo, y tu Filian, observa al caudillo. No es su bra- de Mora. Despréndese la niebla de la órbita de su escudo,
zo lento en la batalla, ni arde descuidado en la contienda. que pende en una alta rama, sobre el peñasco musgoso de
Hijo mió , observa al caudillo. Es fuerte como los torrentes Cormul. Yo permanecí en silencio al lado de Fingal, vuelta
de Lubar, pero no desahoga su vigor con palabras y ruido. la vista hacia el bosque de Cromla, (3) no fuera que al mirar
Alto sobre el nublado Mora, presenciará Fingal la pelea. al enemigo, mi henchida alma me precipitase sobre ellos.
Osian estará cerca de su padre , cabe el arroyo que se des- Fija está mi planta en el brezal, y mis erguidas armas relu-
peña. ¡ Alzad la voz, oh bardos! y estremézcase Selma á cen cual el torrente que se despeña de Tromlo, y al cual
vuestros acentos. Es Qii último camj)o de batalla; cubridlo encadenan con sus yelos los vientos nocturnos. El rapa-
de luz resplandeciente. (Ij zuelü que lo vé suspendido «n alto y brillando á la temprana
Como el súbito fragor de los vientos, como el distante luz del dia, vuelve su oido hacia él, y se maravilla al ha-
rodar de los turbados mares, cuando algún tenebroso es- llarlo tan silencioso.
pectro , en su carrera , carga en sus hombros las olas y las Ni se inclina sobre el arroyo Cathmor, cual un mancebo
estrella sobre una isla, que ha sido la morada de la niebla; en los campos déla paz. Estensa dirijia la batalla, con todas
tan terrible es el estruendo del enemigo al avanzar sobre el sus olas turbadas y oscuras ; mas cuando vio á Fingal en la
campo. Su encuentro espera el erguido Gaul, y reOejan cima de Mora, se dispertó su generoso orgullo. ¿ Y habrá
los arroyos el brillo de sus armas. A su lado entonan los de combatir el caudillo de Alba, sin que haya en el campo
bardos sus cantares y el héroe hiere á compás su resonante rey ninguno ? Foldath , guia adelante mis tribus, pues eres
escudo. Las voces armoniosas se estienden hasta los con- como un rayo de fuego.
fínes de la ráfaga. (2) Avanzó Foldath de Moma, semejante á la luna que sirve
Un nocturno torrente, esclamaron los bardos, rompe de ropage á los espíritus. Desnudó el acero que resplande-
sobre Crona. Hínchase en su propia tenebrosa carrera, hasta cía á su costado, como la llama de la muerte y mandó avan-
que asoma el rayo madrugador del alba. Entonces se le vé zar la batalla. Sus tribus, como olas escarpadas, vierten
llegar emblanquecido del monte, con los peñascos y sus en su contorno su tenebrosa fuerza. Erguido á su frente
cien florestas. Lejos de Crona estén entonces mis pasos; marcha el caudillo, girando con furor sus enrojecidos ojos.
pues que la muerte ejerce allí sus trastornos. ¿ Quién se al- Llamó á Cormul, jefe de Dumratho, ^4) y toda la hueste
za en su carro, sobre Clutha? Túrbanse los montes en escuchó sus acentos.
Gauí.-Quelirantador de las tarjas resonantes, cuya cabeza yace sepultada' (t) Hay algunas tradiciones, pero de invención comparatlTamente mo-
cu sombras, óyeme desde las tinieblas de Cloia, óyeme , bijo de Colgacb. derna, según opinamos, que refieren ser Colgacb el mismo sugelo que el Gal-
Ningún murmullo, semejante al recbino del ala del águila viene sobre la gacus de Tácito. Fue uno de los antepasados de Gaul, hijo de Morni, y según
carrera de mis arroyos. ¡ Desde el profundo seno del desierto, óyeme ob mo- otras tradiciones verdaderamente antiguas, rey ó Vergobreto de los Ca-
narca de Strumon! ¿Habitas, por ventura, eu la ráfaga sombreadora, ledonlos; estribando en esto las pretensiones que la familia de Morni tenia
que -vierte sus pardas oleadas sobre la grama? Deja de esparramar el cabe- al trono, y cuya circunstancia causó alguna inquietud, tanto á Comral co-
llo de cardo; óyeme j ob caudillo de Clora t mo á su bijo Fingal. líl primero fué muerto en batalla por los Individuos de
O bleu cabalgues en uu rayo de luz, en medio de la oscura turbulencia aquella t'lbu. los cuales solo fueron reducidos á la obediencia d spues que
de los celages; ó bien viertas sobre los mares el viento, para rudar sobre Fingal llegó á la edad viril. Culgalh significa torva miraiía , epíteto muy
las islas sus azuladas olas, óyeme padre de Gaul, óyeme en medio de tus bien adaptado aun guerrero, y que es probablemente el oiígende Galga-
errores, ül rjecbinar de las águilas se aproxima, los robles murmurando es- co; aunque nos parece una mera conjetura, que sea este Colgach la misma
tremecen sus copas sobre los oteros: terrible y agradable es su llegada, ¡oh persona que el mencionado héroe.
amigo de la morada de losbéroes! No podemos monos de observar que el cántico de los bardos está conducido
Morni Quien me despierta, en medio de mi nube, do mis rizos de nie- con mucha propiedad Gaul cuya espeí iencia pudiera haber hecho su con-
bla se esparcen sobre los vientos, i Mezclada con el rugido de los torrentes ducta cautelosa en la guerra, tiene ante sus ojos el ejemplo de su padre.
por qué se alza la voz de Gaul? ' Filian por otra parte cuya juventud podría hacerle demasiado Impetuoso y te-
Gaul. Mis enemigos me rodean, oh Morni; sus oscuros bajeles descien- merario en acción, es amonestado tácitamente por el ejemplo de Fingal y la
den del Océano. Ddme la espada de Strumon, ese rayo que oculias en tus conducta de éste serena y juiciosa en semejantes ocasiones.
tinieblas. (2) La espedicion de Morni á Clutha insinuada en este lugar ha sido con-
Morni. Toma la espada del resonante Strumon; yo estoy mirando tus servada por tradición.
guerras, oh hijo mío; yo las miro cual turbio metéoro desde el cielo: i des- 13) l.a montaiSa de Cromla estaba en la vecindad de la escena de este poe-
truye á tus enemigos oh Gaul de la azulada tarja! ma, que es casi la misma posición que la de Kinsal
(1) Clatho era hija de Cathulla, rey de Iniitore. Fingal en unade sus es- (í) Dumrallio , moníe COH UHO llanura en su cumbre. Corm-ull, ojo aiul.
pediciones a aquella isla se enamoró de Clatho y se casó con ella , después Foldath envía eii este lu^ar á Cormul para formar una emboscada á reta-
de la muerte de Roscrana, hija de i;ormac, rey de Irlundii. gu.irdia del ejército de los caledonlos lista arensa es muy adecuada al ca-
Clatho era madre de Ryno, Filian y Bti.-.mlna mencionada en la BataUa de rácter de Foldath , el cual es por lodos títulos muy altanero y presuntuoso.
Lora Filian se distingue por el nombre de hijo de Clatho para no confundir- Ráela el lin de esta arenca hallamos la opi:!Íon de los tiempos acerca de la
lo con los que Fin«l tuvo de Roscrana. infellcid id de las almas de los que se enterraban sin cántico fiínebre Los
(i) Como oiiin fué enviado á Jiorven con el cuerpo de Osear, Osian se que- bardos teniau mucho cuidado de inculcar esta doctrina para hacer sucorT
dó acompaüwdo á su padre ea calidad de bardo. pori^loa respQtabjjs y itecesarUt.
TOMO llf. 44
X 346 se
¿Ves aquella vereda, Cormnl ? Su verdosa carrera serpen- Foidath, que retumba por todo el campo, cual la ráfaga
tea á la espalda del enemigo; coloca en ella tus guerreros, que alza las alas encrespadas del incendio , estendiéndolas
para que no se escape Selnia de oii espada, j Oh bardos de sobre los bosques agitados.
Erin, la de los verdes valles! Caigan sin la fama los hijos I Hijo de la risueña Clatho! esclamó Gau!, oh Filian,
de Morven , pues que son enemigos de Cairbar. Encuentre eres semejante á un rayo de sol que despiendiéudose del
el caminante en los futuros tiempos su niebla tenebrosa y cielo, baja sobre el turbado Océano y encadena las alas de
densa sobre Lena, cuando viage cargada de sus espíritus, la tempestad. A los golpes de tu acero ha fenecido Cormul.
cabe el juncoso lago. Privados de cantares, jamás se eleva- Temprano participa del renombre de tus antepasados. Pero,
rán i la morada de los vientos. oh héroe mío , no te adelantes demasiado, pues que no
La tribu de Cormul siguió las huellas de su ceñudo cau- puedo alzar la lanza en tu ayuda. Mi brazo se hace inútil
dillo y desaparecieron detrás del peñasco. Habló Gaul á Fi- en la batalla, pero alzaré mi voz, para que la oigan los hijos
lian de Selma, al seguir con la vista la carrera del terrible de Selma y recuerden mis pasadas hazañas.
jefe de Dumratho. Ya estás presenciando las huellas de Cor- Alzase sobre el viento su terrible grito , y la hueste se
mul. ¡Sea fuerte tu brazo en la batalla! Así que esté Gaul precipita á la pelea. Muchas veces lo hablan escuchado en
tendido en el polvo, acuérdate de tu amigo en la batalla. Lumon y en Strumon , (1) cuando los llamaba á la caza del
Aquí yaceré al frente de la lid , en medio de los escudos jabalí. Erguido se para en medio de los combatientes, como
amontonados. un roble en ios confínes de la tormenta, vestido de neblina,
Suena la señal de la muerte: el terrible estruendo del que á poco rato vuelve á enseñar su ancha copa. El pensa-
escudo de Bforni. Truena por intervalos la voz de Gaul. tivo cazador alza los ojos y admira su lozano follage desde
Erguido está Fiugal en la cumbre de MOTÍ, viendo las es- los campos juncosos de su guarida.
tensas alas de la hueste encorvándose para la lid. Sobre su Mi alma te sigue, oh Filian, por la vereda de tu renom-
oscuro otero resplandece Cathmor , jefe de la acuosa Atha. bre. Atropellado rueda ante tus huellas el enemigo ; y ya
Parecían los reyes dos espíritus del cielo, posado cada uno tal vez se retirará Foidath, pero baja la noche con todas
sobre su nube tenebrosa, cuando derraman los huracanes sus tinieblas. La corneta de Cathmor se oye á lo lejos, y los
y encrespan los mares rugidores. Ante su faz se abren los hijos de Selma escuchan la voz del Fingal desde la espesa
sulcos azulados de las olas, señalando la carrera de las ba- neblina de Mora. Los bardos derraman su canto como el
llenas. Entre tanto ellos permanecen serenos y brillantes; rocío, sobre la retirada de las tribus.
el aura hace ondear blandamente sus rizos. I Quién baja de Strumon! esclamaron , oculto el rostro
¿Qué rayo de luz serpentea escelso por el aire ? No es un en los vagarosos rizos I Mesurólas son sus picadas. y alza los
rayo de luz, sino la espada terrible de Murni. ¡Oh Gaul, la ojos azules hacia Erin. ¡Por qué tan pesarosa, oh Evircho-
muerte corre precipitada ante tus huellas, y en tu furor ma! (2; ¿Quién puede igualar á tu caudillo en renombre?
todo lo revuelves y despedazas. Cae Tur-lathon [Ij como Terrib e bajó á la batalla, como el relámpago desde su nu-
una joven encina, rodeada de su lozano follage. Su esposa, be; alzó el acero en sus iras, y retrocedieron los enemigos
la del turgente pecho, tiende los brazos entre sueños para ante el azulado escudo de Gaul. Desciende la alegría como
saludar la vuelta del caudillo, cuando duerme junto al par- el dulce aliento de la mañana al alma del rey; acordóse de
lero Moruth , con sus cabellos desordenados. Es su espíritu las batallas antiguas, de los dias en que sus padres comba-
quien se te presenta, Oichoma; sobre el distante brezal tieron. Los pasados dias se presentan de nuevo á la me-
yace el exánime guerrero. No mas los vientos Iraerán á tus moria de Fingal, al escuchar el renombre de su hijo. Así
dulces oídos el esperado rumor de su tarja. Abollada rueda como se regocija el sol asomándose de entre las partidas
cabe sus arroyos y ya pahó la hora de su sonido. nubes para contemplar el árbol que mece en el erial su
Ni entre tanto peimanece ociosa la mano de Foidath. Un graciosa cabeza, tan placentero contemplaba el rey á su hijo
arroyo de sangre marca su carrera. Sale á su encuentro el Filian.
esclarecido Conal ^ y se mezclan sus relucientes aceros. ] Mas Cual el rodar de ios truenos sobre los montes, cuando los
por qué han de contemplario mis ojos! ¡Olí Conal! los años campos de Lara están silenciosos y oscuros; tales suenan las
han emblanquecido tus cabellos. Tu fuiste amigo de los es- pisadas de Selma, agradables y terribles al uido. Resonando
traños en la musgosa peña de Ounlora; allí cuando se en- vuelven, como las águilas á las lóbregas sienes de la peña,
tretegian las negras nubes, se preparaba tu festín hospita- después de haber desgarrado su presa en la llanura, des-
lario. El estranjero oía silvar la ráfaga alrededor de tus pués de haber despedazado á los cenicientos hijos del gamo
muros, y le regocijaban ios rayos animadores de la ardo- brincador. Vuestros padres se regocijan en sus nubes, oh
rosa encina. ¿Por qué yaces en el sangriento suelo, oh hijo hijos de la acuosa Selma 1 (3j
de Duthcaron? Sobre tu cuerpo se encorva un marchito Tal fué la nocturna voz de los bardos en Mora de los cier-
árbol; cerca de tí está tu destrozado escudo, y tu sangre se vos. Alzóse la llama de cien encinas, que los vientos ha-
mezcla con las aguas del arroyo, oh ilustre quebrantador bían desgajado de la escabrosa ladera de Cormul; prepárase
de las tarjas! el festín en medio de los guerreros, y relucen en su contorno
Empuñó Osian la lanza en su furor; mas precipitóse los cansados caudillos. Las ráfagas silvadoras del occidente
Gaul al encuentro de Foidath. Los débiles pasan ilesos por se precipitan por intervalos á través de la noche. Largo
su costado, pues todas sus iras se dirijeu contra el caudillo tiempo paseó el silencioso rey la vista en derredor, hasta
de Morna. Ya hablan alzado las mortíferas lanzas , cuando que al íiu hallaron salida sus palabras.
llegó una flecha imprevista, y atravesó la mano de Gaul. babi.i despachado foidath para formar una emboscada detrás del ejército
caledonio lareoe que tillan había muerto á Cormul, de otro modo no pue-
Cayó resonando en tierra la lanza amenazadora ; pero llegó de supone se que se hubiese apoderado del escudo de aquel jefe.
el joven Filian con el escudo de Cormul, y eslendió delante il) Lumon, maule cHCori)ado; montaña de loU-buna, ó aquella parle de
del jefe su órbita anchurosa. (2) Truena terrible la voz de la Bretaña sectentriunal en fiinle de la costa irlandesa.
(2) Evlr-cboma, doncella benigna y magestuosa; fué esposa de Gaul, é
(1) Tur-lathon, tronco anchuroso de árbol Morutb, grandearroyo Oicbo- hijade. asdu-cunglassjefede l-dronlo, una de las Hébridas.
ma, blanda doncella Dunlora, monte dei ruidoto torrente. l)u h-caron, hom- [3! Los reyes de Ca edonla é Irlanda, Ueiaban en los yelmos por vía de
bre ho$co. adorno, un penacho de plumas de águila. Por esta disUncioo conoció Oslan
{i¡ Filian b^bia sidq enviado por Gaul para opooers« é Cormul á qoiep á Cathmor, en el secundo canto.
X 3Í7 X
Mi alma siente un vacío en nuestro regocijo. Veo entre peñascos de lá montana. Bajó la noche sobr« Dtith-ala, y
mis amigos una brecha: baja yace la magestuosa copa de un silenciosos los jefes dirijieron sus pisadas por el campo. Un
roble, y los vientos procelosos baten las techumbres de torrente rugía á través de su senda, y no pudo Duthcaron
Selma. ¿Dónde está el caudillo de Dun-lora? ¿Por qué he- salvar de un salto su anchuroso curso. ¿ Por qué se detiene
mos de olvidar á Gonnal en nuestros festines? ¿Cuándo ol- mi padre? esclamó Connal, el enemigo nos persigue, y hie-
vidó él alestranjero en medio de sus brillantes fiestas? Vo- re misoidos su bulliciosa carrera. Huye Connal, replicó, la
sotros calláis en mi presencia y vuestro silencio me revela fuerza de tu padre comienza á desfallecer: herido vuelvo de
que Connal no existe. El regocijo acompañe tus pisadas, oh la batalla, déjame reposar aquí en las tinieblas de la no-
guerrero, semejante á un arroyo de luz. Ligero sea tu curso che. ¡ Oh ! no permanecerás solo, dijo Connal con un aho-
para réunirte á tus antepasados, al cabalgar en los vientos gado suspiro. Mi escudo es cual el ala del águila para cubrir
rugidores. Osian , tú que tienes el alma de fuego, ilumina el monarca de Dun-Iora. Triste »e inclina sobre el tendido
la memoria de tu monarca. Despierten tus cuerdas las ba- guerrero, y oye el último sollozo del poderoso Duthcaron.
tallas de Connal, cuando primero resplandeció en los cam- Nació el dia y tornó la noche, sin que apareciese ningún
pos de la lid. La mano de lósanos habia emblanquecido ios solitario bardo, atravesando pensativo el estenso brezal,
cabellos de Connal; pero los dias de su juventud estuvie- mas ¿cómo hab'a Connal de separarse de la tumba paterna,
ron mezclados con los de Finga!, En un mismo dia encordó antes que el fenecido adalid recibiese su fama? Doblegó el
nuestros arcos Duthcaron para la cacería de los gamos de arco contra los corzos de Duth-ula, y preparó el festin so-
Dunlora. (1) litario. Siete noches descansó la cabeza sobre el sepulcro ,
Muchas, dije yo, son las sendas que señalan nuestros bajó su padre á visitar sus ensueños y le vio envuelto en la
pasos á la batalla , en ios verdes valles de Erin ; muchas tenebrosa ráfaga, semejante al vapor del juncoso lago. Al
veces se alzaron nuestras velas, sobre el azulado rodar de íin se oyeron las pisadas de Colgan, (1) bardo de la encum-
las ondas, cuando en otros tiempos vinimos al auxilio del brada Témora, Duthcaron recibió su renombre, y su espíritu
linage de Conar. Cierta vez rugióla contienda en Almema, brilló al elevarse en los vientos
cabe los arroyos espumosos de Duth-ula. (2) En favor de' Dulce es para mi oído, esclamó Fingal, la alabanza de
Cormac descendió a la batalla Duthcaron desde la nebulosa los reyes de los hombres, cuando encuerdan su robusto arco
Selma. Y no bajó solo Duthcaron , pues que á su lado res- en la lid, y desarman su corazón á la vista del desventura-
plandecía su hijo el joven Connal de los flotantes cabellos, do. A.^í sea famoso mi nombre, cuando ilustren los bardos
que alzaba la primera de sus lanzas. Tú los capitaneabas, oh mi fugitivo espíritu. Carril, hijo de Kinfenna , llévate á los
Fingal, en auxilio del monarca de Erin. Semejantes á la bardos, y erigid un sepulcro. Por esta noche more Connal
fuerza tronadora del Océano acorrieron á la guerra los hijos en su estrecha mansión, para que el alma del potente no
de Bolga. A su cabeza estaba Golc-ulla, (3J jefe de Arha de vague sobre los vientos caprichosos. Débiles reflejos vierte
los azulados arroyos. Trabóse la batalla en la llanura, y bri- la luna sobre Moilena , á través de las anchas copas de los
lló Cormac en su propia pelea , refulgente cual los espíritus bosques en la colina. A favor de su luz, alzad piedras en
de sus antepasados. Mas muy superior á los demás guerre- honra de los que han fenecido en batalla. Aunque no eran
ros despedazaba Duthcaron á sus enemigos. Ni el brazo de caudillos, no por eso en la lid dejaron sus brozos de ser
Connal dormia perezoso á su costado. Triunfó Colc-ulla en fuertes. Ellos fueron mi puerto en el dia del peligro ; ellos
la llanura, y cual deshecha niebla , huyeron los adalides de el monte desde cuya cima se remontaron las alas de mi au-
Cormac. (4) toridad. Por ellos me he hecho famoso. jOh Carril, no ol-
vides á los humildes 1
Alzóse entonces el acero de Duthcaron y la espada de
Connal, el del anchuroso escudo. Con sus dos cabezas alta- Recio , á la vez, de la boca de cien bardos , rompió el.
neras hicieron sombra á sus fugitivos guerreros, cual dos cantar de la tumba. A su cabeza marchaba Carril, y á su
(1) Después de la muerte deConilial, y durante la usurpación déla tri- espalda resonaban los cánticos cual el murmullo de los ar-
bu de Mornl, Fingal fué educado privadamente por Duth-caron. Entonces royos, que mientras mora el silencio en las cañadas de
fué cuando contrajo la intimidad con Connal, hijo de Duth-caron , cuya cir-
cunstancia motiva sus lamentos por su desgraciada muerte Asigne Fingal (1) Colgan, hijodeCalhmul era el bardo principal de Cormac rey de Ir-
llegó á la edad viril, sometió al instante la tribu de iMorni; y como aparece landa. El siguiente diálogo sobre los amores de Fingal y Roscrana se puede
del siguiente episodio, envió a Duth-caron y á su hijo connal al auxilio de decir que es suyo.
Cormal, hijo de Conar y rey de Irlanda , el cual se hallaba en los liítlmos Roscrana.-Por la noche Roscrana tuvo un sueño. Sentí latir val alma Ko
apuros , á causa de la insurrección de los Ilrbolgos. Kste episodio Ilustra llegó á los ojos ut Erin ninguna visión de las formas de los muerto?; pero
en gran manera las disputas entre los Cael y los nrbolgos. vi sus resplandecientes miradas cuando se levantaba de la ola del norte. Yo
(2) Dutli-ula, rio en Conuaught; signiflca agua que se despeña en os- miré al hijo del rey, y mi palpitante espíritu se exalló. Yo recliné por la no-
curidad. che mi cabeza ; otra vez bajó la forma. ¡ Por qué retardas tu llegada, joven
(3) Colc-ulla, mirada firme y serena; fué hermano de Borbar-duthul, cabalgador de las olas borrascosas !
padre de Cairbar y de Catümor, quienes, después de la muerto de Cormac, Pero él viene, allá muy distante, donde los mares envuelven sus verdes
hijo de Arlho, ocupaion sucesivamente el trono. olas con la niebla. Joven morador de mi alma; ¿ por qué tardas ?
(4) Cormac, hijo de Conar, segundo rey de Irlanda, del linaje de los ca- Fínüíai - Esta era la dulce voz de Mol-lena, el placentero céliro del valle
ledonios. Esta insurrección de los firbolg tuvo lugar hacia el Un del largo délas cabras monteses. Pero, ¿por qué te ocultas en las sombras? Joven
reinado de Cormac. Jamás poseyó este pacincamenle el trono de Irlanda. i;i amor de héroes, levántate. ¿No están tus pasos cubieaos de luz? En tus ar-
partido de la familia de Atha había hecho muchas tentativas para derribar boledas apareces oh Roscraiiu , como el sol en la reunión de lí.s nubes! Por
la sucesión de la raza de Conar;' antes lo efectuaron en la menor edad de qué te ocultas en las sombras? ¡Joven amor de héroes, levántate!
Cormac hijo de Artho. La Irlanda, según los antiguos conocimientos que se Roscrana. -Mi alma está agitada y en exaltación. Preciso es que me separe
tienen de ella, parece ha estado siempre en tales disturbios de conmociones de los pasos del i ey. Kl ha oido mi voz cuando hablaba sola, y se moverán
civiles, que es dlticil el decir si estuvo Jamás por alguna duración de tiem- mis ojos en su presencia. Cabra <tel monte del musgo, yo muevo mis pasos
po sujeta á un solo monarca Es cierto que cada provincia, cuando no fuese hacia tu guai ida Salid á mi encuentro zéflros de Mora, mientras yo paso por
cada pequefio distrito , tenia su rey particular. Dno de estos pequeños prin- el valle de los vientos. Pero, ¿por qué sube él en su Océano? ¡Hijo de héroes,
cipes, se asumió en un* ocasión el titulo de rey de Irlanda y por motivo de mi alma es tuya! Mis pasos no se dlrljirán al desierto: la luz de Roscrana
su tuerza superior ó en casos de peligro público fué reconocido por los de- está aquí.
más como tal; pero parece que no quedó establecida la sucesión de padre á ñngal.-Esle era el paso ligero de un espíritu, el hermoso morador de
hijo. Hubo divisiones entre ellos á causa de la mala constitución de su go- los remolinos de viento. ¿Porqué me engañas con tu voz ? Permite que mo
bierno, que finalmente sujetaron á los irlandeses al yugoestranjero. quede entre estas sombras. ¡Estenderias tú el blanco brazo desde tu arboleda
Los habitwies de üilin ó Ulster que fueron de la raza de los caledonlos rayo del sol de Cormac de Erin !
parece que fueron los únicos lirmes amigos de la sucesión de la familia de Boscmno -Él se ha ido! y mis ojos azules están oscurecidos, y se
Conar. Los flrbolg estaban solamenie sujetos á ellos por la fuerza, y se arrasan en lágrimas. Pero allá le veo solo. Roy de Selma, mi alma es tuya.
valían de cualquier ocasión para sacudir su yugo. ; Ay de mí! qué ruido de armadura! Colc-olla de Atlia está cerca.
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MoiM^ i Éíéá iSM, éñ h ^Tópió cávíté, sigue su tortuosa Hijo mío, esclamó Fíngal, he presenciado tus hechos, y
cWrefá étffre los montes. Escurhé la voz de los bardos, que se ha regocijado mi corazón. La fama de nuestros padres,
íí)á falíecíéndo í medida que se apartaban de nosotros. In- dijo, rompe de su nube congregada. Eres valiente, hijo de
clíneme sobre mi escudo, y sentf conmoverse mi alma. Me- Clatho; pero muy precipitado en la contienda. No así avan-
dio formados los acentos de mi cantar, los repite por inter- zara Fingal, aunque jamás temiera al enemigo. Sea tu pue-
valos el nocturno viento. Así un árbol, en el valle, ensancha blo cual un arrecife de peñas á tu espalda ; ellos constitu-
en contorno la voz de la primavera, desplega al sol sus yen la fuerza de la lid. Entonces serás afamado largo tiempo
verdes hojas y mece su solitaria cabeza. Susurra en su recinto y verás alzarse en rededor los sepulcros de los longevos.
la abeja del monte , y el cazador lo contempla regocijado Vuelve á mi memoria el recuerdo délo pasado, las proezas
desde el brezal marchito. de los antiguos dias; cuando primero descendí del Océano
A alguna distancia estaba el joven Filian, Su yelmo yacia á las verdes cañadas de esta isla.
reluciendo sobre la tierra y su negro cabello flotaba á mer- Nos inclinamos para escuchar las palabras del rey. Ancha
ced de los vientos. El hijo de Clatho parecia un rayo de por entre sus nubes se asoma la luna; y en nuestro con-
luz. Oyó con alegría las palabras del rey, y apoyado en su torno se posa la niebla, morada de los espíritus.
lanza se inclinó para recogerlas.

Ki verdugo.
(EPISODIO PE LA GlERBA DE LA INDEPENDENCIA.)

El campanario de la pequeña ciudad de M** acababa verse á creer que la hija del anciano mas entusiasmado por
de anunciar la media noche. En aquel momento un joven su nobleza y la independencia de su patria, pudiese ser
oficial francés, apoyado en el antepecho de un anchuroso concedida al hijo de un simple droguero de París?
terraplén que circuía los jardines del castillo de la población, Los franceses eran generalmente aborrecidos. Habiendo
parecia abismado en una contemplación mas profunda al sospechado el general G...t...r , que gobernaba la provin-
parecer , de lo que le permitía la indolencia de la vida mili- cia, que el marqués de Leganés preparaba un levantamiento
tar; pero necesario se hace advertir también, que jamás ho- á favor de Fernando VII, el batallón á cuya cabeza se ha-
ra, sitio, ni lugar alguno brindaron mas propicios á la me- llaba Víctor Marchand fué acantonado en la reducida ciudad
ditación. de M** , para servir do coto en cierto modo á las comar-
El hermoso cielo de España , desplegaba una grandiosa cas vecinas, que obedecían al anciano marqués. Una re-
cúpula de záfiro sobre su cabeza. El centelleo de los astros ciente comunica, ion del mariscal Ney, hacia lomera mas
y la suave y melancólica luz de la luna , alumbraban capri- que los ingleses desembarcasen en la costa dentro breve
chosamente un valle delicioso , que ostentaba todos sus te- tiempo, y designaba al marqués como sospechoso de man-
soros á sus pies. Apoyado en el tronco de un florido naranjo, tener •nteligencias secretas con e¡ gabinete de Lóridrfis. Por
el joven coronel pedia ver á cien pies de elevación sobre su lo tanto , á pesar de la cordial acogida con que este espa-
cabeza, la ciudad de M** que parecia haberse refugiado al ñol se ofreciera á Víctor Marchand y á sus soldados, el jo-
abrigo de los vientos del norte, en la base del peñasco, en ven oficial se mantenía siempre en continua espectacion.
cuya cúspice descollaba el inespugnable castillo. Si por acaso Al dirijirse hacia el terraplén á donde venia para exami-
VOINía la cabeza, presentábase á su vista el mar, cuyas aguas nar el estado de la ciudad y sus cercanías confiados á su
brilladoras, orlaban el ^as«ge con una especie de lámina de vigilancia, procuraba inquirir en sus adentros de que manera
plata. El castillo estaba fábtástícadiente iluminado. El bu- debía interpretar las muestras de amistad con que el mar-
llicioso tumulto del baile, las melodiosas vibraciones de la qués no había cesado de cumplimentarle , y de que modo la
orquesta , las e^repit<mi$ carcajadiis de algunos oficiales y tranquilidad del país podía concíiíarse con la inquietud de
deáüSéiaí¿áütiíd6'rl||)áréjá$, llegaban á sus oídos entremez- su general, cuando de improviso un sentimiento de pruden-
clados con el Biarmullo lejano de las ondas. La deliciosa cia , y una curiosidad muy legítima , vinieron á borrar estas
frescura de la noche, imprimía quizá una especie de ener- ideas de la mente del joven jefe, y á derramar un rayo de
gía á su cuerpo fatigado por el ardor del día; en fin , los luz sobre su corazón oprimido por una angustiosa perple-
jbrdities estaiMln Sembrados de árboles tan odoríferos, de jidad.
ffófés Un éttiiíéléSáhfes y suaves, que el joven se hallaba Acababa de descubrir en la ciudad un crecido número de
como sumergido en un voluptuoso baño de perfumes. focos resplandecientes, siendo así. que á pesar de la festivi-
El caktfllo de M**, pertenecía á un grande de España , dad de Santiago, había dado orden aquella misma mañana
qué lo habitaba en aquel entonces con toda su familia. En para que toda clase de fuegos fuesen apagados á la hora or-
el transcurso de toda aquella noche, la mayor de sus dos dinaria prescrita por la ordenanza. Solo el castillo había
hijas, había fijado sus ojos en el oficial con un interés tan sido escluído de semejante medida. Veía brillar las bayo-
tierno, y mezclado de una tristeza tan profunda que, el netas de sus soldados apostados en las avanzadas ordinarias;
sentimiento de conmiseración espresado por la española , pero el silencio era solemne, y nada anunciaba que loses-
podía muy bien esplicar la meditación y melancolía del pañoles se hallasen entregados á los arrebatados transportes
francés. Matilde era hermosa; y si bien tenía tres hermanos de una fiesta.
y una herraanita.los haberes del ma."qnés de Leganés, pa- Después de haberse esforzado inútilmente , á fin de pene-
recían asaz considerables para persuadir á Víctor Marcband, trar la causa de la general infracción en que habían incur-
que la joven llevaría una cuantiosa dote. Pero ¿cómo atre- rido los habitantes, descubrió en este delito un misterio
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tanto mayor , cuanto que había dejado varios oficiales en- momento estupefacto. Pero luego, obedeciendo al natural
cargados de la policía y vigilancia , en el transcurso de la instinto de la propia conservación , que jamás abandona ni
noche. Con la impetuosidad que caracteriza á la juventud , aun al hombre mas animoso , se abalanzó hacia el parque
estaba ya pronto á abalanzarse por una brecha para des- tomando la dirección indicada, y corrió al través de las ro-
cender de las rocas con mayor rapidez, y llegar con mas cas que hasta entonces solo hablan hollado los rebaños. Oyó
prontitud á un reducido puesto situado á la entrada de la á Matilde instigar á sus hermanos á que le persiguiesen ,
ciudad , por la parte que mira hacia el castillo, cuando un oyó los pasos precipitados de sus asesinos, y las balas de las
leve ruido , vino á detenerle en su impetuosa carrera. Pa- repetidas descargas silvaron á sus oidos en su impetuosísima
recióle oir la menuda arena de las alamedas jemir bajo la carrera; pero no obstante, salvó el valle, halló el caballo ,
plan'a ligera de una muger. Volvió la cabeza , pero ningún montó en él, y desapareció con la rapidez del rayo.
objeto se presentó á su vista , y sus ojos quedaron como des- Dentro pocas horas, el joven oficial llegó al cuartel del
lumhrados por el estraordínario brillo del Océano. De re- general G...t...r. Este jefe estaba á la sazón comiendo con
pente apareció sobre sus ondas alejada%un espectáculo tan su estado mayor.
funesto, que permaneció inmóvil de sorpresa no dando cré- — Vengóla haceros dueño de mi cabeza, para que sea esta
dito aun á sus propios sentidos. A los trementes rayos de la lavada con el plomo, eselamó el jefe de batallón , cuyo sem-
luna , descubrió un grande número de velas, si bien que á blante se hallaba pálido y desfigurado. •
una considerable distancia. Estremeciéronse sus miembros, Sentóse, y refirió su horrible aventura. Un espantoso si-
procurando en vano convencerse de aquella terrible visión lencio acogió su relación.
que no era sino un lazo de óptica tendido por la combina- —Os hallo mas desgraciado que criminal, repuso en fin el
ción de las caprichosas ondas y del astro de la noche. terrible general. Vos no sois cómplice en la conspiración de
Al mismo tiempo una voz enronquecida le llamó por su los españoles, é ínterin el mariscal no decida de otra suerte
nombre. Miró el oficial hacia la brecha , y vio elevarse con yo os absuelvo.
lentitud por entre sus ruinas la cabeza del soldado que le Estas palabras fueron de muy débil consuelo para el des-
condujera al castillo aquella misma noche. graciado oficial.
— ¿ Sois vos, mi comandante ? — i Guando el emperador sepa este fracaso !... esclamó.
— Sí; ¿pero , qué hay ? le dijo á media voz el joven á — Querrá mandaros fusilar.... dijo el general; pero ve-
quien un secreto presentimiento advirtiera el obrar miste- remos. En fin no hablemos mas sobre el particular, añadió
riosamente. en tono severo , sino pava tomar una pronta venganza que
— ¡Las gentes del pais se agitan de un modo inusitado!... imponga un terror saludoble al pais.
Me apresuro á comunicaros, si lo tenéis á bien , mis hu- Una hora después, un regimiento entero , un destaca-
mildes observaciones que.... mento de caballería y una batería de campaña , estaban en
— Habla , repuso Victor Marchand. camino. El general y Victor Marchand iban á la cabeza de
— Acabo de seguir la pista á un hombre del castillo que aquella columna. Los soldados informados del degüello de
se dirijió por aquí con una linterna en la mano. Podéis muy sus infortunados camaradas, se hallaban poseídos de un fu-
bien íiguraros que una linterna es un objeto de todo punto ror sin ejemplo. La distancia que nicdiaba entre el cuartel
sospechoso , porque no creo que este bendito cristiano deba general y la ciudad de M** quedó salvada con una rapidez
encender cirio alguno á una hora tan adelantada. Quieren asombrosa. En el camino el general encontró poblaciones
degollarnos, heme dicho en mis adentros.... y al mismo enteras sobre las armas. Cada uno de aquellos abandonados
tiempo me he dispuesto para seguir sus pasos.... Ahora burgos fué entregado al saqueo y diezmados sus habitan-
bien, mi comandante, he descubierto á tres pasos de este tes enfermos ó ancianos.
sitio, una crecida cantidad de haces de lefia cuidadosamente Por una de aquellas fatalidades inexplicables, los buques
ocultas entre las rocas.... ingleses habían quedado al pairo sin dar muestra alguna
Un grito terrible retumbó en la ciudad y vino á inter- de querer operar (1), de manera que la ciudad de M**
rumpir la declaración del soldado. Un súbito resplandor ilu- fué cercada por las tropas francesas casi sin disparar un tiro.
minó de repente al joven comandante. El pobre granadero Sobrecogidos de terror sus moradores y viéndose privados
recibió al mismo tiempo un balazo en medio de la frente y del socorro que la aparición de las velas inglesas parecía
se desplomó cadáver. Un fuego de paja y de leña seca, bri- prometerles, ofrecieron rendirse á discreción. Por uno de
llaba á la par de un incendio á diez pasos de Victor. Los aquellos heroicos sacrificios que no han sido raros en la
instrumentos y las risas cesaron instantáneamente en la sala península, los matadores de los franceses proveyendo según
de baile y un silencio, un silencio semejante al reposo de la la notoria crueldad del general, que la población seria quizá
tumba, interrumpido solamente por suspiros y gemidos, entregada á las llamas, y pasados á cuchillo sus habitantes,
reemplazó el rumor y el bullicio de la fiesta. Un fúnebre propusieron presentarse ellos mismos al general. Aceptó
cañonazo hizo retumbar sus ecos por las dilatadas llanu- éste la oferta, poniendo por condición , que todos los habi-
ras del Océano. La frente del joven oficial estaba bañada tantes del castillo desde el último criado hasta el mismo
de un frió sudor. ¡ Estaba desarmado ! Conoció al instante marqués, le serian entregados sin dilación. Aprobada esta
que todos sus soldados hablan perecido , y que los ingleses capitulación , el general prometió hacer gracia al resto de
iban á efectuar un desembarco. Vióse deshonrado si sobre- la población , é impedir á sus soldados que saqueasen la
vivía á la catástrofe; víase conducido ante un consejo de ciudad ó que la incendiasen. Decretóse una crecida contri-
guerra.... y entonces midió con sus ojos la profundidad del bución y los habitantes mas ricos se constituyeron prisione-
valle. Iba á precipitarse, cuando su mano se halló detenida ros para garantir el pago que debía efectuarse á las veinte
por la de Matilde. y cuatro horas.
— I Huid! le dijo : mis hermanos vienen en pos de mí. Habiendo tomado el general todas las precauciones ne-
Al pié de las rocas encontrareis el caballo de Juanito. Al
punto. jHuid!... (1) Súpose mas tarde que aquellos navios no llevaban mas que artillería,
y que habían adelantado considerablemente en la marcha el resto de los
Y sus manos empujaron á Victor. El joven la miró un transportes.
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cesarías para la seguridad de sus tropas y proveído á la venes y de las dos doncellas. Estremecióse al reflexionar
defensa del pais, se negó absolutamente á alojar á sus sol- que dentro poco debían rodar separadas de sus troncos por
dados en las casas. Después de haberles hecho acampar, el hacha formidable del verdugo. El padre , la madre , los
subió al castillo y se apoderó militarmente de todos los in- tres hijos y las dos niñas, fuertemente sujetados en las do-
dividuos de la familia de Leganés que fueron maniatados radas poltronas, permanecían en un estado de completa in-
sin distinción y vigilados con centinelas de vista. El general movilidad. En pié, y con las manos atadas á sus espaldas,
ordenó que se encerrase á los prisioneros en el salón en veíanse á ocho silenciosos servidores.
donde se efectuara el bailé. Desde las ventanas de aquella Estos quince infortunados se miraban gravemente unos
pieza se abrazaba fácilmente el terraplén que dominaba la á otros, reconociéndose apenas en sus ojos los sentimientos
ciudad. Establecióse el estado mayor en una galería vecina, que oprimían en aquel momento sus enlutados corazones.
en donde el general tuvo en primer lugar un consejo acerca Una resignación profunda , y el pesar de ver frustrados sus
las medidas de defensa en caso de efectuarse un desem- atrevidos planes, se leía en la espresion de algunas frentes.
barco. Mirábanles algunos soldados inmóviles, respetando el dolor
Después de haber despachado un ayudante de campo al de sus enemigos abStidos. Un movimiento de curiosidad ani-
mariscal Ney, y dado orden para establecer varias baterías mó todos los semblantes á la llegada de Víctor. Dio orden
á lo largo de la costa, el general y su estado mayor se ocu- para librar de sus prisiones á los delincuentes y fué á des-
paron en fin , en lo concerniente á los prisioneros. Algunos atar con sus propias manos, las cuerdas que sujetaban á Ma-
españoles que hablan sido cogidos con las armas en la ma- tilde prisionera en su silla de brazos. Sonrióse ella triste-
no, fueron fusilados acto continuo sobre el terraplén. mente, y el oficial no pudo impedir que se rozaran sus ma-
Después de esta ejecución militar, el general mandó co- nos con los elegantes y bien contorneados brazos dé la joven.
locar sobre el terraplén tantas horcas cuantas eran las per* Admiró su hermosa cabellera negra como el ébano, su
sonas detenidas en la sala del castillo, dando orden para flexible talle, porque era una verdadera española, y su tez,
hacer venir el verdugo de la ciudad. aunque no blanca, que aparecía como por entre un ligero
Aprovechando unos momentos que iban á trascurrir antes celaje de color pálido. Tenia los ojos rasgados, las cejas
de que la comida estuviese pronta para el estado mayor en lijeraraente inclinadas, las pestañas largas y encorvadas,
la galería del castillo, Víctor Marchand fué á visitar á los y la niña del ojo mas negra que el ala del cuervo.
prisioneros. No bien estuvo de vuelta cuando se presentó — ¿Por fin, lo habéis alcanzado? le dijo íon una de aque-
al general. llas sonrisas que participan aun de la ternura é inocencia
— Vengo á vuestra presencia , le dijo, para pediros al- infantil.
gunas gracias.... Un profundo gemido se desprendió á su pesar del pecho
— ¡Vos!... repuso el general con un tono amargamente de Víctor. Miró sucesivamente á Matilde y á los tres her-
irónico. manos. Uno de ellos , que era el primogénito, tenia treinta
— I Ah! ¡Son tan tristes estas gracias que debo implorar años. Pequeño , algo contrahecho, de altivo y desdeñoso
de vuestra bondad I respondió Víctor. — El marqués al ver semblante , notábase sin embargo un cierto aire de nobleza
colocar las horcas en el terraplén, ha confiado alcanzar la en sus maneras, no pareciendo en él estraua aquella deli-
conmutación de este género de suplicio para los de su fami- cadeza en el sentimiento que tan célebre hiciera en otro
lia. Os suplica permitáis que los nobles sean decapitados. tiempo á la galantería española. Llamábase Juanito. El
— Sea, contestó el general. segundo , Felipe, tendría unos veinte años: era parecido á
— Piden mas, que se les concedan los socorros de la re- Matilde. El último contaba apenas ocho abriles. Un pintor
ligión , y que se les libre de sus prisiones. Os prometen bajo hubiera descubierto en las facciones de Rafael algo de aque-
su palabra, no intentar la fuga. lla constancia romana que prestó David (Ij á los niños en
— Convengo en ello.... dijo el general; pero desde ahora sus páginas republicanas. Veíase el anciano marqués por
sobre vos recae la responsabilidad. último, cuya noble cabeza cubierta de canas parecía per-
— El anciano os ofrece además toda su fortuna en caso tenecer á alguno de los preciosos cuadros de Murillo.
de que tengáis á bien librar de la muerte á su hijo mayor. A su vista, el joven oficial meneó la cabeza desespe-
— ¡Bravo!... respondió el jefe, pero estos bienes perte- rando de ver aceptar por ninguno de aquellos cuatro perso.
necen ya desde ahora al rey José,... Paróse al pronunciar nages la proposición hecha por el general. No obstante la
estas palabras. Una idea de desprecio arrugó su frente; — confió á Matilde. Apoderóse al principio de ella un ligero
luego añadió: voy á adelantarme ásu propio deseo. Adivino temblor ; pero tomó de repente un continente tranquilo y
muy bien la importancia de su última petición. ¡Pues bien! fué á hincarse de rodillas delante de su padre.
compre enhorabuena la posteridad de su nombre , y con- _ ¡ Oh ! le dijo, haced jurar á Juanito que obedecerá las
serve su familia eternamente la memoria de su traición y de órdenes que le trasmitiréis. Estaremos satisfechos.
su suplicio !... Acepto toda su fortuna y concedo la vida La anciana madre se estremeció de esperanza; pero cuan-
á aquel de sus hijos que haga las veces de verdugo en la do inclinándose hacia su esposo, hubo comprendido la hor-
próxima ejecución. rible confidencia de Matilde se desvaneció.
Víctor permaneció inmóvil. Juanito lo entendió todo, y brincó como un Jeon dentro
La comida se hallaba pronta. Todos los oficiales que fi- de su jaula.
guraban en ella satisfacían un apetito aguzado por la fatiga. Víctor tomó á su cargo el despedir los soldados, después
Uno solo faltaba de entre ellos: Víctor Marchand. Des- de haber obtenido del marqués la seguridad de una com-
pués de haber vacilado largo tiempo se decidió por fin á pleta sumisión. Los domésticos fueron sacados de la sala y
entrar en el salen en donde gemía la infortunada familia de entregados al verdugo.
Leganés. Entró, y arrojó una mirada sombría sobre el es-
pectáculo que presentaba aquel mismo salón , en el que la (1) David (Jacobo Luis ¡ pintor de cámara del Emperador y restaurador de
noche anterior habia visto girar precipitadamente impelidas la escuHla francesa. Nació en París en nso, muerto en Bruselas en diciembre
de 1825.—Compuso varias obras maestras y entre ellas los cuadros de Bruto,
Por el vals, las elegantes y adornadas cabezas de los tres jó- los Orados, los Sabinos, Leónidas, etc.
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Cuando la familia tuvo solo á Víctor por única custodia, diferentes rumores se mezclaban con las risotadas de log
el anciano padre se levantó. oficiales y el sonar de los vasos. De repente volviéronse to-
— j Jiianito I dijo. das las miradas hacia al lado del castillo, viéndose á la
El joven comprendiendo el mandato de su padre , solo noble familia avanzarse con increíble serenidad: todas las
respondió con una inclinación de cabeza que equivalía á una frentes estaban tranquilas y despejadas; un solo hombre pá-
formal negartiva Dejóse caer de nuevo sobre su silla y miró lido y abatido, andaba con pasos vacilantes apoyándose en
á su familia con ojos hoscos y terribles. el sacerdote , que le prodigaba todos los consuelos de la
— Matilde fué á sentarse sobre sus rodillas, y con aire religión: era el único que debia vivir. El verdugo conoció
risueño y juguetón. como todo el mundo, que Juanito aceptaba su empleo por
— Querido Juanito, le dijo, enlazando sus brazos en der- un solo dia. El marqués y su muger, Matilde, Mariquita y
redor del cuello de su hermano y besándole en lu frente, ¡si sus dos hermanos fueron á arrodillarse á algunos pasos del
supieses cuan dulce me será la muerte recibida de tu manol sitio fatal. Juanito fué conducido por el sacerdole. Cuando
Ko deberé sufrir el odioso contacto de las manos de un ver- llegó al lugar en que se encontraba el tajo, el ejecutor ti-
dugo.... Me librarás de los crueles pesares que me aguar- rándole de la manga le tomó á parte y le dio probablemente
daban y.... ¿no me dijiste otras veces que sentirías mucho algunas instrucciones.
que otro me poseyese? pues bien.... El confesor situó las víctimas de manera que no pudie-
Y sus ojos espresivos lanzaron una mirada de fuego á sen ver el suplicio; pero eran verdaderos españoles: se
Víctor, como para avivar en el corazón de Juanito su mantuvieron de pié y sin dar la menor muestra de debilidad.
horror para con los franceses. Matilde se precipitó la primera hacia su hermano.
— ¡Valor! le dijo su hermano Felipe; de otro modo se — Juanito, le dijo, compadécete de mi poco valor. ¡Em-
acabó nuestra familia. pieza por mf!...
DK repente Matilde se levantó: el grupo que se había for- Dejáronse oír en aquel momento los pasos precipitados de
mado en torno de Juanito se separó y vióse de pié, delante un hombre. Víctor llegó al lugar de la escena. Matilde se
de él, á su padre que con tono solemne esclamó: hallaba ya de hinojos, y ya su albo cuello estaba pronto á
— iJuanito! yo te lo mando! recibir el golpe terrible.
Como el joven marqués permaneciese aun inmóvil, su El oficial palideció; pero haciendo un penoso esfuerzo se
padre se precipitó á sus pies. Matilde , Rafael y Felipe le arrojó al cadalso.
imitaron como por instinto, y tendiendo juntamente sus — ]E1 general te concede la vida si aceptas mi manol le
brazos hacia el que debía salvar á su familia del deshonor y dijo.
olvido, parecieron repetir estas paternales palabras. Pero la española lanzando sobre el oficial una mirada de
— ¡ Hijo mío! ¿buscaremos en vano en tu pecho la ener- fortaleza y de desprecio:
gía española y la verdadera sensibilidad? Permitirás que — ¡Vamos, Juanitol... dijo con profundo acento.
permanezca largo tiempo de rodillas, y sobrepondrás tus Y su cabeza rodó hasta los pies de Víctor. La marquesa
propios sufrimientos á la estincion de tu familia ? de Leganés se agitó con un movimiento convulsivo al oír
— ¿Es este mi hijo , señora? añadió el anciano volvién- el lúgubre sonido de la cuchilla: esta fué la única muestra
dose hacia la marquesa. de su dolor.
— Consiente en ello.... esclamó la madre con el acento — ¿Estoy bien así mi querido Juanito?... fué la sola pre-
de la desesperación ; porque advirtió en Juanito un movi- gunta que hizo el joven Rafael á su hermano.
miento de cejas, cuya significación ella sola conocía. — ¡ Ah! ¿ lloras Mariquita ? dijo Juanito á sn hermana.
Mariquita, la hija segunda , se mantenía de rodillas es- ¡ Oh! 1 sí! repuso la tierna joven , pienso en tí mi po-
trechando á su madre en sus tiernos brazos; y como llorase bre Juanito.... ¡Ah! ¡Cuan desgraciado vas á ser sin nues-
amargamente, su tierno hermano Rafael fuéá reprenderla. tra compañía! ¡ nosotros!...
En aquel momento entró el capellán del castillo. Vióse En seguida apareció el semblante noble y tranquilo del
en un instante rodeado de toda la familia y condújosele en marqués. Miró la sangre de sus hijos y volviéndose hacia los
presencia de Juanito. — Víctor no pudiendo sobrellevar por espectadores mudos é inmóviles , estendió sus manos sobre
mas tiempo tal escena, hizo una seña á Matilde y se dio Juanito y dijo con voz firme.
prisa para tentar un último esfuerzo junto al general. Ha- — ¡ Españoles ! ¡ doy á mi hijo la bendición paternal!
llóle de buen humor en medio del festín , y bebiendo vino acompáñele esta hasta el sepulcro. ¡Ahora bien, mar-
delicioso acompañado de los demás oficiales que empezaban qués! hiere sin temor porque está sin tacha. Morimos por la
á esperimentar los efectos vaporosos del licor. patria que es dulce morir.
Pero cuando Juanito vio acercarse á su madre, sostenida
Una hora después, cien de los mas notables habitantes por el confesor:
de M** fueron conducidos al terraplén para ser testigos, —¡Ella me ha amamantado! esclam^S, y aquel grito filial
según las órdenes del general, de la ejecución de la familia arrancó otro grito de horror á toda la asamblea. El rumor
de Leganés. Apostóse un destacamento de infantería con el del festin y las alegres risotadas de los oficiales se acallaron
fin de contener á los prisioneros, que fueron colocados bajo al oír aquel terrible clamor.
las horcas, de las cuales pendían los cadáveres de los cria- Conociendo la marquesa que el valor de Juanito se ha-
dos del marqués, y cuyas cabezas rozaban casi con los pies llaba agotado, se lanzó de un salto por encima de la balaus-
de aquellos mártires. A treinta pasos de ellos se elevaba un trada y fué á estrellarse contra las rocas. Un grito unánime
tajo y brillaba una cuchilla. de admiración salió de entre la multitud. Juanito cayó
El verdugo se hallaba presente, en caso que Juanito se desvanecido....
decidiese por la negativa. — Mi general, dijo un oficial media embriagado, Mar-
Bien pronto se oyó en medio del mas profundo silencio chand acaba de contarme alguna cosa tocante á esa ejecu-
los paxos de varias personas, el sonido acompasado de un ción.... Apuesto á que no la habéis ordenado.
piquete de soldados y el ligero retintín de sus fusiles, Esto^ — ¿Olvidáis, señores, esclamó el general (T...t„.r, que
3S2 l€
nos hallamos en España ? ¿Queréis dejar aquí vuestras ce- menos por un estrangero por poderoso que sea, aquellos
nizas? hombres presentían todo lo peligroso de su situación. Pocos
Después de esta corta alocución no hubo una sola perso- días después muchos de ellos habían sido sacrificados á su
na, ni siquiera un Subteniente, que se atreviese á vaciar vez por los defensores de su independencia, pereciendo en
un solo vaso mas. Apoderóse de todos ellos el terror. Sus aquella gloriosa lucha para España el primogénito del mar-
temores no eran infundados. Aunque ciegos instrumentos qués que se había impuesto el gran sacrificio de ser el ma-
de la desmesurada ambición de un hombre que ignoraba tador de su familia antes que consentir que fuese manchada
que la España no puede ser esclavizada por nadie y mucho su estirpe por la impura mano del estrangero.

El breviario del músico.


El célebre compositor Gluck era tan buen músico como su hijo le había confiado de ir á Roma á continuar sus es-
religioso, y debió á una circunstancia casual la perseveran- tudios musicales. El padre se lo concedió: pero al mismo
cia en la fé de su familia á pesar de todas las seducciones de tiempo se vieron en grande apuro para que hiciera el viage.
la alta sociedad filosófica en medio de la cual le lanzó su ¿Cómo había de ir solo y sin socorro alguno desde la capi-
brillante talento durante una larga carrera. tal del Austria á la del mundo cristiano?
Gluck había empezado á aprender su arte , como la ma- Otro que no hubiera sido un joven predestinado á gran-
yor parte de los grandes músicos, bajo las místicas bóvedas des cosas , hubiese renunciado á este proyecto hallándose
de una basílica : la voz del joven corista era tan buena, y privado de los primeros recursos; pero Gluck no desistió de
su espresion candorosa tenia tantos encantos, que se au- su empeño.
mentaba considerablemente el número de losfielescada vez Una tarde que acababa de rezar su rosario según tenia
que Cristóbal tenia que cantar. por costumbre, llamaron á la puerta de la modesta habita-
Un día que Gluck salia del coro después de haber canta- ción de sus padres. Era el maestro de capilla de S. Esteban
do admirablemente, se le acercó un pobre religioso, abra- de Viena, á quien habían encargado ir á Italia á formar la
zándole cordialmente y dándole la enhorabuena con los colección de las obras sagradas de Palestrína, y venia á pe-
ojos preñados de lágrimas por su verdadero talento. dir al padre de Cristóbal que le permitiera llevar á su hijo
Nada tengo que pueda daros, como una prenda que re- en calidad de secretario.
cuerde el entusiasmo que me habéis inspirado, le dijo el re- Fácil es de presumir la alegría con que escucharía el j o -
ligioso presentándole un rosario; solo esto me atrevo á ven aquella petición, y mucho mas cuando oyó dar á su
ofreceros. Conservad este rosario en memoria del hermano padre el consentimiento. Pocos días después estaba cami-
Anselmo, y sobre todo prometedme que no pasará noche sin nando hacia Italia , y durante los veinte años que permane-
que lo recéis una vez. Esto os hará feliz en adelante; y el ció en este país, cumplió exactamente con la promesa que
cielo sabrá recompensar vuestros esfuerzos. había hecho al hermano Anselmo.
Sorprendido y asombrado Cristóbal con las palabras del Guando estuvo de vuelta en Viena, y mas adelante cuan-
religioso, tomó respetuosamente el rosario que aquel le do se halló colmado de honores en medio del fausto y mag-
presentaba con una mano enjuta y descarnada, y le prome- nificencia de la corte de Versalles, tenia Gluck sobrada en-
tió cumplir lo que le pedia con la mayor religiosidad. tereza para arrancarse de un espléndido banquete , y diri-
Cuando llegó ala edad de quince años, dio el joven Gluck girse á un rincón de palacio, donde se le admitía lo mismo
tantas pruebas de un juicio tan precoz, que su padre, car- que al primer magnate, para rezar su rosario cotidiano que
gado de numerosa familia, no pudo oponerse al proyecto que él llamaba con mucha candidez el breviario del músico.

Excerpta.
El hombre que se estudia á si mismo es grande; el hombre que Nada mas tranquilo que el sueño del justo, cuando el injusto le
emplea sus fuerzas es invencible. deja dormir.
A. MARTIN.
La perfección no es de este mundo.... excepto la perfección en el La esperanza es el único bien común á todos los hombres; el que
mal. todo lo ha perdido la po^ee aun.
THALES.
El pundonor es como la corbata; un atavio sin comodidad. La poesía solo existe en la fé y en el sentimiento; en una creen-
SOMOZA. cia sumisa ó en una viva emoción del ánimo. Precisas además son
La naturaleza coloca á los hombres en el mismo nivel, la educa- estas para comprenderla y para sentirla, y esto esplica el origen de las
ción los separa. eternas obras de Milton y de KIopstock.
LuN-Yü.
Los que quieren apurar la copa de la vida hasta el fondo, no de- La victoria mas brillante no es mas que el resplandor de un in-
ben admirarse si encuentran muchas heces. cendio.
FRANCKLIN.

Por lo nofirmaduy como Editor responsable.—Juon Olivera,

fABCElOHA.—IMPRENTA DB D. JOAN OLITBRBS, CAUB DB ESCCDILIBR» , ».' 57.—1865


Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

Por S. %. \\m)\t\\\.

X.

ARTES HABLADAS.

Especies análogas de poesía lírica.—Himno.-^Ditirambo.-^Elejia. — Ueroüla^-^Didaclica,


Fábulas. — Apólogos, alegorías y parábolas.
El genio del poeta no pudiéndose someter con violencia á table es su Carmen Seculare. Horacio adopta una manera
ninguna forma, suele jugar con variadas maneras de poesía, solemne de religión. Entre los modernos poetas latinos se »
combinando no rara vez entre sí los elementos épicos y lí- distinguen los interesantes himnos de Prudentius.
ricos, de lo cual nacen composiciones análogas á la poesía Los principales poetas italianos de himnos son Bern,
lírica , cuales son, el himno, la elejía y los poemas didác- Tasso, Menzini, Lemene, Ghiabrera y Manzoni. Entre los
ticos. franceses se distinguen Ronsard, J. B. Rousseau y le Franc
£1 himno es una poesía en la cual un corazón penetrado de Pompígnan. Los himnos de Rousseau son inundaciones
de lo divino espresa su veneración, é idólatra las maravillas de los sentimientos mas nobles, dignos y grandes, con una
acerca de la naturaleza ó de las obras de la divinidad. El versificación magnífica y ostentosa. Entre los ingleses ob-
carácter del himno ó el afecto dominante en él es la venera- servamos principalmente áCowley, Prior, Akenside, Thom-
ción é idólatra maravilla, y su materia una descripción de son y Gray. Los himnos de Kiopstock se acercan notable-
la magnífica y portentosa naturaleza, ó délas obras de Dios, mente en remonte á los de David , solo que no rara vez y
en cuya descripción sobresalgan aquellos afectos, ofreciendo con pesar, se echa de menos la claridad. Después de Kiops-
por tanto una combinación del rango lírico y del épico. En tock se han distinguido en este género de poesía, Cramer,
el himno de los antiguos y modernos, se repite siempre el Wieland, E. Kleist, Lavater, Leopoldo, conde de Síol-
contraste del artificio de unos y otros. En aquellos prepon- berg, Herder, Voss y Hardenberg. Nada nos ha quedado
dera lo objetivo, son de una naturaleza mas histórica y épi- de los poetas griegos de ditirambos Lasus, Pericletus, Me-
ca,-al paso que en estos prevalece lo subyectivo , son mas lannípedes, Philoxenus y Píndaro. Los romanos nos deja-
bien la espresion de los sentimientos, y de naturaleza mas ron como por muestra dos ditirambos de Horacio. Entre los
lírica. También discrepan entre sí por lo que hace á la me- italianos merecen ser mencionados Anjel Policiano, F. R.
dida de las sílabas: los himnos griegos están redactados con Redi, G. Barufaldi, y entre los alemanes Willamov, el
una sola medida de sílabas y especie de verso, los modernos pintor Muller , Blum y otros.
en estrofas. La elegía es, según su significado etimolójico una poesía
El ditirambo , cántico en alabanza de Baco, es una es- de lamento, la efusión de un pesar sentido, y por tanto ios
pecie particular de himno; es una efusión de sensibilidad modernos también han cifrado la esencia de la elejía úni-
impetuosa, que del gozo y estruendo sensual pasa á la es- camente en la tristeza y melancolía. Es indudable que la
piritualización religiosa, á las visiones y profecías. El ca- elejía se ha empleado principahnente en lamentaciones por
rácter del ditirambo forma el grado mas alto del estro y los difuntos; pero se han esp^t•^ado en este género de poe-
desorden líricos. Horacio marca el carácter del ditirambo sía goces tiernos y sentimentales, satisfacciones por una ca-
pindárico: riñosa reconciliación, por un bien recuperado , etc.
Yersibas impariler juactis querimonia primum,
Per audaces nova Dilhyrambos Post etiam ioclusa est voti senteotia compos.
Yerba devolvit, numeris que fertur DOB.
Leges solutis.
La alejía es la espresion de un alma dulce adaptada á
Las sagradas escrituras de los hebreos son ricas en subli- sus sensaciones. Se la puede llamar i'a poesía de las sen-
mes himnos, particularmente en los salmos, y David es sin saciones mistas, en que el placer y desplacer, el gozo
disputa el primero de entre todos los poetas de himnos. Sus y la tristeza, la esperanza y el temor, se invaden unas á
plegarias á la divinidad ablandan las piedras, y sus himnos otras, se moderan y limitan en contrario sentido. La elejía
de gracias son la espresion de la emoción mas profunda. A es de naturaleza lírica , puesto que es la espresion del sen-
Orfeo y Homero se atribuyen los himnos griegos mas anti- timiento. Sin embargo, el poeta elejíaco no representa de
guos. Los posteriores fueron hechos por Calimaco , Precio un modo inmediato y por sí mismas sus propias sensaciones,
y Oleantes, cuyo cántico de alabanza lleva ventaja con- sino que espresa sus propias reflexiones acerca de la sensa-
siderable á los himnos de los demás. Los de Píndaro en ción que esperimenta; se le aparece como objeto de con-
alabanza del Apolo de Delfos, y otros muchos han sido ani- templación y al representarla se aproxima al carácter épico.
quilados con el trascurso del tiempo. También pueden nu- En consecuencia el poeta elejíaco retrocede gustoso á lo pa-
merarse entre estas composiciones, diferentes coros de la tra- sado ó se anticipa al porvenir, ó invoca á la naturaleza para
jedia griega. que tomando parte en sus sensaciones, salgan con un co-
Los romanos no tuvieron mas que á Horacio por poeta lorido mas benigno y suave, y por este medio sean objetos
de himnos y aun éste cantó pocos, de Jos cuales el mas no- de mas tranquila meditación.
TOMO I I I . 43
X 354 i€
Los griegos y rorninos habían escogido para la í^lpjía una Pahbck; entre los oolacos, Karpínskí; entre los rusos, Dmi-
versificación particular, que coIl^istii) en la allernatiía de tricw y M W Milonof.
un exámetro y pentámetro, a lo» cuales juntos se (lenomi- Igual á la elejía es la heroida, diferente de ella solo en la
naba dístico: el ritmo del colorido era corresponriiente al forma epi4olar con que se halla revestida. El poeta elige
estado interior. El alma del poeta elejíaco no se derrite personages históricos ya conocidos, y les deja por este me-
precisamente en sensaciones afeminadas y atiniharadas , ni dio comunicarse mutuamente sus sensai iones.
se encrespa con las vigorosas sensaciones varoniles, sino Todas lii> piesniífiones abogan porque Ovidio fuese el
que en su alma las sensaciones de atnbos géneros se invaden inventoi de este fiénero di' poe^ía. Atribiijó á las esposas
niútuameiite y se funden en una disposición particular del de los mas famo-os caudillos cartas llena * de los mas inte-
corazón, perfectamente demo>lrada al eslerior, mediante resantes lamentos, y de aquí vino también el tomar el
la combinación en un solo todo del fuerte exámetro con el nombre de heroidas este género de con)posiciones. Entre los
meloso pentámetro, modernos esta especie de poesía ha sido cultivada princi-
Veait odoralis Elegeia nexa capillis palmente por italianos, fianceses é ingleses, distinguién-
£t, puto, pes illí longiur alter evat. dose entre los primeros Bruni y Lorenzo Crasso; entre los
Forma decens, vestís lenuissima vnltus amaotis, franceses Colardeau, Dorat, Blin de Saint-More, La Har-
In pedibus vitiam causa decoris erat. pe, Barthe y otros; entre los ingleses Pope, Hervey é ler-
O VID.
ninghan. A los alemanes parece haber gustado poco esta
En la poesía moderna no rara vez en lugar de esta ver- composición. Solo hay de semejante género de Wieland las
sificación se emplean el troqueo rimado de cinco pies , el epístolas de los muertos, y de Burger una imitación de las
yambo rimado de cinco pies y también de seis, etc. heroidasde Heloisa y Abelardo, por Pope.
Si se atiende no simplemente á la forma , sino mas bien La poesía didáctica es la representación poética de las
á la esencia de la elejía, aparecen indisputablemente muy ciencias. El poeta didáctico no pretende doctrinar, sino re-
buenas elejías también en la poesía hebrea, señaladamente presentar estéticamente verdades instructivas, y por tanto
en los salmos, Libro de Job (cap. 14) en el 2.° de Samuel, la poesía didáctica no repugna á la esencia del arte y con
en el profeta y sobre todo en las lamentaciones de Jeremías. razón obtiene un lugar entre las formas de la poesía.
También entre los persas y árabes hallamos notables elejías En el género didáctico se verifica una combinación de la
como puede verse en las colecciones que existen. poesía y la ciencia , de la belleza y de la verdad; pero esta
La literatura india posee igualmente elejías interesantes; combinación es y debe ser una verdadera é íntima identi-
á saber, Meghaduta, esto es, la oración del pueblo, por ficación de ambas, pues de lo contrario la poesía didáctica
Kalidasas, y Ghatakarparam, esto es, el vaso roto. En am- se presenta como un ser hermafrodita. La poesía en el gé-
bas esposos divorciados espresan su pasión ardiente y ha- nero didáctico no ha de consistir meramente en un adorno
cen á las nubes mensageras de su amor. esterior, ni emplearse únicamente en embellecer y exornar
Solo algunas composiciones fragmentadas han llegado lo árido y prosaico del objeto. ¿Ni cómo podría entonces
hasta nosotros, pertenecientes á los numerosos elejíacos la poesía didáctica aspirar al título de una bella obra de)
griegos, entre los cuales merecen particular mención, Mim- arte, sin estar la poesía en el propio meollo de la obra y
nermo. Piletas, Hermesianax, Fanocles, Calimaco y Ale- aparecer la belleza por razón de sí misma? Ambas cosas,
jandro Etolo. La poesía elejíaca dio escelentes frutos en las ciencia y poesía, deben traspasarse una á otra y confundirse
edades romanas de Tibulo, Propercio y Ovidio, quienes en un solo conjunto. El poeta didáctico abrazará la profun-
subsisten todavía cual modelos en este género de composi- didad de su objeto y la elevada significación del mismo,
ciones. Tibulo á quien pone Quintiliano en el primer rango, trasportado de animación y arrebatado á las visiones, vati-
es natural, tierno, dulce y elegante. Propercio, imitador de cinios y atrevidas ficciones. El estro lírico es de una dura-
Calimaco y Fílelas, cuyas genialidades se habían perdido, ción pasagera, de modo que el poeta presto reentra en el
es á las veces demasiado hrtificioso y culto. Ovidio , sobre- conocimiento cuya verdad ora designaba en animados cua-
saliente por lo que hace á la fluidez del verso , usa no obs- dros, ora revestía con las narraciones. De esta suerte en la
tante de un lamento por lo común escesivamente afemi- poesía didáctica, la forma lírica y épica, aparecen en unidad
nado. y combinación.
Entre los elejíacos latinos modernos merecen particular La ciencia se demuestra por el saber 6 por el obrar; es
aprecio Johannes Secundus y Lotichius Secundus. Entre teórica ó práctica, y por consiguiente se diferencian dos es-
los italianos se han distinguido Ariosto, Alamanni y Menzi- pecies principales de poesía didáctica: la teórica y la prác-
ni. Los españoles y portugueses poco de notable han produ- tica. También pueden ser representadas de un modo poé-
cido en este género, aunque de entre los primeros pueden tico ramas sueltas de la ciencia; pues la limitación del objeto
citarse á Bobean y Garcilaso de la Vega; y de entre los úl- ninguna mengua ocasiona en la poesía didáctica, niescluye
timos á Saa de Miranda y Ferreira. Entre los franceses se el manejo del objeto. Parménidesfilosofócon genio poético
han señalado Antonieta Deshouilieres y su hija Terfsa, la acerca de la verdad é ilusión. Los primeros vestigios de, la
condena de la Suze (Enriqueta Conigni) Ca,>iniiio Dcisvigne poesía didáctica también se hallarán en las sagradas escri-
y la poetisa Babois. Los principales elejíocos ingleses son : turas de los hebreos, señaladamente en el libro de Job y en
Hammond, Shenstone, Gray, Masón , Bcattie, Feniingham el profeta, pues el género didáctico suele recorrer indistin-
y Byron. Entre los alemanes sobresalen Kiopstock, Gem- tamente el lírico, épico y dramático. La literatura india
mingen, Weisse, K. E. K. Schmidt, Nicoiai Hólty , Gotter, posee el escelente poema didáctico del congreso de las esta-
Vosz Matthisson, Salis, Goethe, restaurador de la antigua ciones. Rtlusanhara, en seis cantos, traducido por Ko.segar-
elejía, Schiller, Jacobi, Tiedge, Brinmann, A. W. Schle- ten. Entre los persas es digno de singular mención el Bostan
gel, W. Humboldt, E. Schulze , Holderling , Immermann de Saadi ó el Verjel, colección de poesías didácticas mo-
y otros. Entre los holandeses deben nombrarse J. van der rales.
Vondel, J. de Dekker, A. Simons, E. Borger; entre los di- En Grecia , desde los primitivos tiempos, no solo fueron
namarqueses, C. Braumann Tuilin , E. Pram , Knud Lyne cultivadas todo género de doctrinas en forma poética, sino
M 35S se
que también por la espiritualización con que originalmente Providencia; Hayley, Ensayo sobre la pintura, historia,poe-
eran comprendidas y espresadas, resultaban por su esencia sía épica, escultura y triunfos de la sobriedad; Pye, Progreso de
verdaderamente poéticas: por esto los siete sabios fueron á elegancia; Rogers, Placeres de memoria; Campbell, Placeres
la vez poetas. Solón dio en forma rítmica su legislación. Los de esperanza; Hill, Arte de obrar; Ar ustrong, Arte de conser-
gnomos ó sentencias morales de Pitágoras, Teognis, Focíle- var la salud; DarWin, el jardín botánico; y además Cowper ,
des y otros son sencillas, á la par que grandes y predestina- Buckingam y Roscomraon. Han cantado principalmente
das á eternizarse. El poema didáctico mas anticuo de los productos naturales ¿industria del pais Philips, Masón,
griegos es la obra de Síodo sobre las reglas de la vida mo- Somerville, Dyer y Grainger.
ral y economía doméstica (tf^aKai ^íu-epai). Sobre poesías pro- Los alemanes han sido poco ricos en notables poemas di-
piamente especulativas hicieron ensayos Parménides, Xe- dácticos ; pero entre ellos han merecido reputación los de
nófanes, Empédocles y otros. Entre los poetas didácticos Opitz, Panegírico de la vida del campo; Zlattna; Zernitz; Ha-
griegos posteriores, se halla el famosísimo Arato. Su poema Uer, Teodicea; Hagedorn; Sukro; Gellert; Gieseke; Creuz;
astronómico «ípxtvoasva» traducido por Vosz é impreso en Cronegk Wieland, Musarion; Lessing, Sobre las reglas de la
Heibdelberg, está escrito en un estilo puro y sencillo. Ni- poesía y música; Lein, Halladal ó el libro encarnado; Witthof;
candro cantó las ponzoñas en el reino animal y vegetal, y ütz; Kástner, De los cometas; Lichtwehr, Derecho del entendi-
Oppiano la pesca y la caza. miento; Neubeck, Los pozos de salud; Manso, Arte de vivir;
Entre los romanos, Lucrecio, en este género de compo- Tiedge, Urania; Spalding; ChristianSchreiber, Lareliyion,
siciones, adquirió gran gloria con su poema sobre la natura- Gerwing, Manantial de salud. Entre los numerosos poetas di-
leza de las cosas, en el cual representó poéticamente la fi- dácticos holandeses se han distinguido particularmente Cats,
losofía de Epicuro, pero con una energía verdaderamente Tollens, Feith, Kinker, Bilderdyk, y L. Wilhelmina van
rítmica y con espíritu poético, aunque sin ningún anhelo Merken.
de esplicar absolutamente en poesía la materia en cuestión. La poesía didáctica comprende las fábulas de Esopo. Vo-
Lasjeórgicas de Virgilio son un modelo que no admite me- día disputárseles con fundamento un lugar entre las bellas
jora en el estilo y arte antiguo romano. Horacio se distin- artes, pues aunque tienen por objeto la instrucción y me-
guió por su epístola ad Pisones, en que desenvolvió miras jora moral, también llevan en sí un designio fina! esterior.
profundas relativamente á la esencia del arte poético. Ovi - Sin embargo el verdadero fabulista sabe trasformar en me-
dio en sus Fastos supo tratar poéticamente hasta del calen- ras apariencias el fin positivo , manejar y representar sus
dario. También merecen ser citados los poemas de Gracio fábulas de tal manera que parezcan existir únicamente por
Faüsco y de Nemesiano acerca de la caza; de Manilio sobre sí mismas. Con la suma naturalidad, verdad y sencillez que
la astronomía, y de Coiumela sobre la jardinería. En épo- el poeta de fábulas procura comunicarles, adquieren el as-
cas posteriores de la literatura romana, se citan como per- pecto de existencia independiente absoluta y propia. Las
tenecientes á este género, los poemas históricos y mitológicos fábulas de Esopo, según su esencia son una pintura moral
de Glaudiano y el idílico Mosela de Ausonio. También ha- alegórica; y á la manera misma que en los cuadros alegó-
llan aquí su lugar los escritos gnómicos de Publio Sivo y ricos morales, así en las fábulas también se representa con
de Dionisio Catón. Del gran número de modernos poetas alguna imagen alegórica una verdad moral, ó una reflexión
didácticos latinos merecen citarse; Vida, De arte poética, de del mundo moral. En las fábulas la imagen alegórica es
bomhyce, De Ludo scacchorum, Vanier, Praedium riisticum , una historia finjida de la naturaleza orgánica ó inorgánica ,
Marcy, depictura, Du Fresnoy, de arte grapliica, M. Gard. que presta el fabulista entendimiento y voluntad ó maneras
de Pojignac, Anti-Lucretius, s. de Deo elnalura, Is. Hawkins de pensar y obrar humanas á fin de que el hombre se re-
Broyrae, De animm immortalitate. El jesilita P. Ceva dispuso conozca á sí mismo en la historia fingida y se perfeccione
en un magnífico poema todos los sistemasfilosóficosque le con una moralidad mas sublime. Pero para que el hombre
eran conocidos. se reconozca á sí mismo en la fábula y se perfeccione con
mas sublime moralidad, es preciso que esta guarde una es-
Los italianos han ejercitado poco la poesía didáctica ; pero
trecha é indisoluble relación con la vida humana, ó sea una
se han hecho famosos Alamanni con su poema óe La Col" imagen de la misma. Sin este requisito la fábula dejar>a de
Uvazione, G. Rucellai por Le Api ,B. Menzini, farte poética ser una imagen alegórica y aparecería como un simple cuento,
y L. Riccoboni, Varte rappresentativa. Entre los españoles porque si la fábula perdía su significación en la cual estri-
deben citarse Tomás de Iriarte La música; y Diego Antonio ba la esencia de la forma alegórica, no denotaría por razón
Regon de Silva,¿a pintura. Entre los franceses se encuen- de sí misma, sino por razón de otra cosa, aquella que denota.
tran multiplicados vestigios del género didáctico en los can- La fábula debe guardar una estrecha é indisoluble rela-
tos de los trovadores. Posteriormente se han distinguido ción con la vida humana por ser una imagen de ella mis-
Boileau, El arle poética; L. Racine, La religión, la gracia; ma Pero á fin de que no pierda el parecer de existencia
Voltaíre, Discurso sobre el hombre, la religión natural y la absoluta é independiente , entre los seres inanimados ó
catástrofe de Lisboa, Diilard, La grandeza de Dios en las ma- irracionales, que entran en la fábula hablando y obran-
ravillas de la naturaleza; Ch. Watelet, Arte de pintar; Dorat, do como el hombre, ha de mediar una cierta analogía;
La declamación teatral; Delille, Los jardines, el hombre de lospues de lo contrario no podrían ocultar los vestigios de su
campos, la desgracia y la compasión; d'Esmenard, La nave- ostensible invención y determinada composición, con lo
gación; Boissolin, Las plantas; Lalane, Las huertas, las aves cual hasta descubririan su fin esterior. Este es el motivo
de la granja; Daru, La astronomía; Legouvée, El mérito de porque el fabulista conforme á las reglas se vale del mundo
las muyeres; Saint-Víctor, La esperanza; etc. Los ingleses animal, introduce en la fábula animales, pues por razón
poseen una riqueza notable de poemas didácticos. Se dis- natural los animales se asemejan mucho mas al hombre, y
tinguen particularmente Pope, Ensayo de criticismo, ensayo hasta ciertos caracteres humanos ya se hallan bosquejados
sobre el hombre, ensayos marales; Waller, Sobre el amor di- y espresados en el mundo animal, sin otra diferencia que la
vino, sobre el temor á Dios, sobre la divina poesía; Prior, Al- de ser este carácter en el hi.mbre co.isecuencia de su pro-
ma. Salomón; Young, Lamentos ó pensamientos sobre la noche;pia determinacioD y en el animal obra de la necesidad.
Akenside, Placeres de imaginación: 1, Ogilvie, Via del juicio
3í 3B6 X
Itos requisitos de la fábala son los siguientes. ^." Verdad, Reinecle Tnchs es propiamente una completa epopeya en
esto es, que reine analogía entre el tipoy el antitipo. 2." Na- fábula. Entre los fabulistas modernos merecen distinguirse
turalidad : lodos los rasgos de la imagen alegórica no solo Hagedorn, Gellert, Lichtwehr. Gleim, Schtegel, Lessing,
deben concordar entre sí, sino también principalmente con Michaelis, Sacharía, Willamov, Meizner, Nicolai, PleíTel,
el carácter de los seres naturales que figuran hablando y Abr. E. Frohlich, Spekter y otros.
obrando en la fábula. 3.°Claridad; la fábula tanto en sí Análogos alas fábulas, aunque todavía bastante diversos
debe ser representada con un fuerte golpe de luz cuanto de ellas son los apólogos, alegorías, paramitios y parábolas.
espresado por sí mismo al lector el sentido y significado de Un apólogo viene áser un cuento, pero tal que por él haya
ella. 4." Dignidad: Siendo la fábula la representación ale- de ser representada una verdad universal de un modo sen-
górica de una verdad moral ó de una reflexión del mundo sible y contemplativo. En este concepto las mismas fábulas
moral, no puede ser degradada con el empleo de imágenes de Esopo son apólogos, aunque no por esto pueda llamarse
comunes ó viles. 5.° Sencillez : ün ornato fastuoso podia fábula á cualquier apólogo. De la misma suerte con razón
fácilmente oscurecer el significado y sentido de la fábula, ó puede llamarse á cualquier fábula una pintura alegóri-
bien distraer el interés de aquel significado y hacer que la co-moral, sin que por eso cualquier pintura alegórica sea
acción le absorviese para sí. El orígfn de la fábula se ha de fábula. Si se presenta la alegoría como una poesía parti-
buscar en el oriente, donde existia connaturalizada desde cular, se sobreentiende un retrato ó narración de grande
los primitivos tiempos. La colección de fábulas mas antiguas ó pequeña estension , en la que se nos ofrece un objeto que
en la India, Pantscha-Tantra,se atribuye al brama Wisch- se nos figurará como imagen de otro objeto viviente en ac-
nu-Sarma. De esta procedió el Hitopadesas y una serie de tualidad. En consecuencia debe establecerse cierta analogía
otras refundiciones, que como fábulas de Bidpai se han relativa entre el tipo y el antitipo, asi en el todo como en
propagado por el Asia y Europa orientales, bajo el título las partes aisladas. Mas el poeta abandona al lector el esta-
de Kalilay Z)ímna en diferentes idiomas, especialmente en blecimiento de esta a nal ojia, presentándole solo el tipo sin
persa, árabe y turco. A continuación de estas se han segui- confundirlo con su antitipo. Una de las mas bellas composi-
do formando , bajo el título de Lokman, breves fábulas en ciones de este género es la oda de Horacio, en que compa-
lenguas árabe y persa. ra la ciudad romana á un navio (I. lí.) Ademas se distin-
Esopo es el mas antiguo entre los fabulistas griegos. Sus guen ventajosamente Claudiani, carmen de miptiis Bonorii
fábulas, originales sin duda y espuestas con viciosos mo- et Marim ; / sei Irionfi di Petrarca ; La slrada della gloria di
dismos de lenguaje, se fomentaron al principio por tradi- Metastasio; dos libros de alegorías de J. B. Kousseau; El tem-
ción , y después fueron insensiblemente imitadas y puestas plode las gracias por Montesquieu; El templo del gusto, Maca-
en metro. Se originaron muchas colecciones, una de las rio y Telemio por Voltaire; Pope, Templo de /a/ama; Louth
cuales, según Diógenes Laercio , ya fué formada por De- Elección de Hércules; Parnell, Alegoría sobre el hombre; 3. E.
metrio Faleréo. Mas tarde apareció una en coriambos por Schlegel, Guerra de la hermosura y del entendimiento; mu-
Babrio (según otros Babrias y Gabrias). La difusa colección chas pequeñas alegorías en las obras de Gütz, Fr. y A. W.
de Aphthonio, y la enriquecida de Máximo Planudes , he- Schlegel, Schiiler, Tieck, Novalis y otros.
chas con esmero , tienen la forma prosaica. Del siglo clá- Por paramitios, bajo el sentido mas lato, generalmente
sico de la literatura romana tenemos en versos yámbicos se entienden cuentos que encierran algún significado alegó-
las fábulas de Fedro, la mayor parte imitaciones y refundi- rico como la fábula y la parábola; pero en la acepción mas
ciones de las fábulas de Esopo. Las de Aviano, con versifi- limit.'ida se llama paramitio á una especie de poesía que re-
cación elejíaca, fon muy recargadas de adorno. Entre los presenta intuitivamente una verdad bajo la forma de enla-
muchos fabulistas latinos modernos deben mencionarse zada narración mítica ó enteramente la de nn antiguo mito.
Perott, Choist y Desvillons. Tales son los paramitios de Herder, los apólogos y parami-
De entre los fabulistas italianos de los primitivos tiem- tios de Krummacher.
pos, merecen ser conmemorados Baldi, Verdizotti y parti- La parábola es un discurso tejido de comparaciones en el
cularmente Targa ¡Cesari Pavesi j . Entre los modernos existe cual se presenta un acontecimiento de la vida común por
el fecundísimo Roberti (Basilio Grazioso); pero en ameni- emblema de una verdad superior á fin de hacer percepti-
dad y donaire de narración le aventajan Pignotti, Passero- ble esta con aquella. En la parábola el tipo y el antitipo, el
ni y Bertola. Por el asunto, ya que no por la forma, per- caso aislado , y la verdad general, son espuestos uno á con-
tenece á este género también el poema satírico didáctico de tinuación del otro, y en esto se diferencia de la alegoría ,
Gasti Gli Animaliparlanti. Al frente de los fabulistas fran- en que el particular ó tipo es el único presentado, y el des-
ceses existe La Fontaine, distinguido por la injenuidad de cubrimiento de la generalidad ó antitipo se deja al lector.
sus relatos. Después de é) merecen nombrarse de la Motte, Distingüese déla fábula en que esta toma sus acontecimien-
fticher, le Noble, Dorat, Aubert, Imbert, Didot, pero tos del mundo animal y la parábola los busca en la vida
principalmente Florian, y el duque de Nivernois. Los in- humana; Ja fábula se propone mas bien hacer una contem-
glese» en este género de composiciones han puesto poco in- plación de máximas aisladas, de reglas de prudencia y co-
terés. Sin embargo deben nombrarse Gay, Denis y Moore. sas semejantes; mas la parábola sedirijeá la contemplación
Gay verdaderamente merece la preferencia sobre los demás, de verdades mas universales; la fábula tiende mas á arras-
aunque suele alejarse demasiado del carácter propio de la trar al entendimiento por medio de la convicción, y la pa-
fábula y no rara vez mezclar alusiones políticas. rábola mas bien á obraren el corazón : aquella observa una
La fábula alemana constituye cierta escala de transición marcha mas terrestre, y esta mas inmaterial, por lo cual
desde los trobadores á los poetas consumados. Correspon- el asunto de la parábola las mas de las veces es religioso y
de á los mas antiguos fabulistas alemanes Boner, quien de- su tono grave y solemne. La patria de la parábola es el
jó una colección de cien fábulas f n ri na. Burkard Waldis oriente. En las sagradas escrituras del antiguo y nuevo
dio ui>8 e<il«cci''n de fáltulas en i uat o libros, cada uno con testamento hallamos parábolas dp t-'ran rnénto, como por
vien fábulas. El corredor de Hugo de Trymherg contiene pjemplo la exortaciotv ó arrepeiitii'ii'-'i'" '"'-lia por Na-
una miscelánea da fábulas, cuentos y sentencias morales. tán á David, las parábolas de Jesús , del hiju prodigo, dei
M 357 iC
sembrador, de los trabajos en la viña, del casero infiel, etc. trado las mas bellas parábolas redactadas bajo un espíritu
Entre los alemanes Herder y Krummacher han suminis- enteramente oriental.

Orgaiiología.
tOCALIZACION DE tOS TEJIDOS , UUMOnES V APARATOS ORGÁNICOS.

por. &• €tt6ola » (íícijauj.


No conociéndose h asta ahora el número y el carácter en el conocimiento de lo que se trata, el haber separado la
de los tejidos, de los humores y de Jos aparatos orgánicos de anatomía descriptiva, déla general: el estado revoluciona-
la organización humana, era imposible que esta se conocie- rio de esta y la desidia de aquella, que ocupándose con pre-
se; y si para investigarlos, se hubiese continuado siguiendo ferencia de la descripción y deslinde de cuantas partes en
el método que hasta aquí, mucho tiempo se hubiese nece- nuestro cuerpo pudieron comprometer las operaciones qui-
sitado para lograrlo. Bien es cierto, que habia habido quien rúrgicas, les daba, al mismo tiempo, al mayor número de
previese, que para adelantar la organología no bastaba ya ellas nombres bárbaros y no fisiológicamente significativos;
el escalpelo, sino que era preciso acudir á los procederes de cuya impropiedad, quienes se resienten mas, son la ma-
químicos y á los instrumentos de que se vale la física; pero sa nerviosa cefálica y la espinal, á las que hemos llegado á
esto se habia quedado en proyecto. Y aunque asi no hubie- explicar satisfactoriamente; y no sabiéndose que hacer de
se sucedido , se atrevesaba todavía un obstáculo, que jamás algunos otros órganos, cuyo significado saltaba a la vista ,
hubiese permitido emplear debidamente la indicada inves- por ejemplo , el bazo y el tymo.
tigación. Este obstáculo era el gran simpático, al que se le En cuanto á la química , pero sobre todo á la física, le-
designaban incumbencias á las que se hallaba distante de jos de ayudar estas con sus teorías á la organología, le le-
atender, no siendo mas que una reunión de nervios aferen- vantaban mas barreras cada cual á su modo, lo mismo que
tes con sus plexos, de los cuales salen los filetes nerviosos la astronomía, por no mencionar á la filosofía, á la que
en asociaciones diversas de aquellas con que allí entraron , mejor que por Aristóteles, Platón y sus modernos secuaces,
y de nervios eferentes con sus ganglios, destinados á con- era prudente hacerla diríjir por el organismo, como lo he-
c'uir la elaboración de las fuerzas, que por ellos pasaren. mos emprendido con la nuestra. Entonces se nos dirá ¿qué
Otro de los obstáculos de no menor monta que les espe- camino se liabia de tomar paraque se realízase esta filosofía?
raba, era el ignorar la relación tan íntima que reinaba entre Era muy fácil, no había masque localizar y clasificar los te-
los huesos y las secciones nerviosas, á las que, ó les prestan jidos, los humores y los aparatos orgánicos, después de haber
valldosa cubierta, ó las ayudan como medios para desem- hallado los medios y los modos con qi'e poderlos explorar.
peñar determinadas funciones; y la prueba de esto es la Decimos que esto era fácil de presentir porque no siendo las
ortopedia, ese contrasentido déla medicina estranjera , la propiedades vitales mas que una modificación de las pro-
que hoy dia aun pretende corregir las desviaciones del ra- piedades físicas y químicas de la substancia sideral ó de los
quis á costa de torturar á los infelices que se ponen en astros y por consiguiente délas de nuestro planeta, habían de
manos de sus ortopedistas, sin considerar que la atrofia surgir estas siempre que aquellas se debilitasen, suspendie-
de una parte de la vértebra ó vértebras, que ha dado mar- sen ó aniquilasen, dando lugar á las anteriores, paraque
gen á la desviación, no puede vencerse sino remediando pri- pudieran ser exploradas con los procederes químicos ó con
mero la atrofia de la porción nerviosa de las secciones de los instrumentos de que se sirve la física. Asi es, que al
esta naturaleza, á las que cubren dichas vértebras. contrario de querer penetrar en la patología por la fisiolo-
gía, habia que introducirse por la patología en la fisiología
También se oponia al progreso del conocimiento de la sin la que no podía alcanzarse una nueva anatomía médica,
organización humana, el haberse propuesto adelantarla con como la que hemos desempeñado. Vamos á verlo.
la anatomía comparada. En efecto, no teniéndose idea algu-
na de que la organización humana contiene tantos huesos, Antes, no daremos una enumerada esplicacion de los fe-
cuantos de igual significado se pueden hallar en todos los nómenos del casalímetro ó de la máquina neumática explo-
animales juntos, lo verdaderamente lógico habia de ser, radora , que ha cambiado enteramente la teoría de la infla-
empezar por ir adivinando la organización del hombre y no mación, haciendo ver que es una parálisis déla nutrición y
la de aquellos, que teniéndolos en cada especie en diferente no una exaltación de las propiedades vitales: que el dolor
combinación y en diversa forma , habían de presentar mas no está en la porción paralizada, sino en las que le son ve-
dificultades para entenderlos; sin que contradigan esta di- cinas: que este dolor proviene del robo del fluido nervioso
ficultad las pretensiones de un sabio naturalista, al que se de estas por aquellas: que el tal robo llama mas sangre
le atribuía el poder dejar completo y exacto el esqueleto de hacia aquel punto , de lo que proviene su tumefacción y su
un anima!, con solo tener á la vista uno de sus huesos, se- rubicundez: que el mismo robo agota el fluido nervioso de
gún se imprimió, que lo había logrado con los animales, las partes circunvecinas, y propaga y dilata la inflamación,
que él llamaba antidiluvianos y que al parecer no habían de sino se restablece la vuelta de dicho fluido: y que cuando
desmentirle por creerse aniquilados, como si en la creación esta se verifica no puede ya elaborar normalmente á la san-
se llegaran á aniquilar las especies y no pudieran existir , gre detenida y se vé obligada á elaborarla como pus. Pero no
lasque se tienen por perdidas, ó bien en el fondo de los ma- nos abstendremos de manifestar, que este instrumento, á
res 6 en países todavía no visitados por los viajeros. beneficio de la coloración que causa 6 deja de causar en la
Por otro lado tampoco alentaban mucho para adelantar piel por la relación que esta mantiene con las partes subya-
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centes, marca el lugar, la estension y la intensidad de la está situada bajo del pulgar; con cuya aplicación y la de la
inflamación, por profunda que se oculte. mano en la cabeza de cualquiera, se consigue , á mérito de
Nada mencionaremos tampoco del casalimagnes, de ese lo caliente ó frió, que se sorprende en un órgano de la mis-
lindo instrumento, que demostrando en cualquier parte la ma, el adivinar lo que se piensa, si esto al pensador le ha
presencia, la dirección y la intensidad de las fuerzas, no so- afectado mucho.
lo será indispensable para la navegación y la telegrafía, sino Nos olvidábamos de hablar de la presión digital y cabal-
que en medicina ha manifestado la existencia de los fluidos mente es el único recurso de exploración de que podemos
nerviosos de nuestro cuerpo, y porque punto, y con que po- disponer al presente. Practicado este método en el espinazo
lo, y por cuanto tiempo salen, como en la catalepsia, que por el jesuíta Esteneifl"eren Tucuman y en Méjico, cerca de
no es otra cosa, que una neurorrhagia y en la que el ins- doscientos años hace, paralas afecciones de las conmisuras
trumento señala todo esto con los mismos fenómenos que del cerebelo olas destinadas al movimiento,fué adoptadoen
para el terremoto, al que yá los temblores puede anunciar 1821 porPleyer de Glascow y después por variosmédicosde
con sesenta y mas horas de antelación. Norte-América, con motivo de haber notado, quepuesto un
Aunque no fuera por otra cosa que para abreviar, tendría- medicamento encima de una vértebra dolorosa al apretarla,
mos que abstenernos de ocuparnos del casalóscopo, de ese se curaba una enfermedad que podia anidarse muy distante
diapasón musical, que hacemos oir á los enfermos teniendo de allí, y cuya sensibilidad se resentía, á pesarde estadistan-
estos las orejas tapadas; porque para poner patente el que cia,con la presión digital de dichaparte. Sin embargo ella se
puede hacer constar que elemento ó que fluido impondera- hacia empírica, y no científicamente como se hace por nos-
ble orgánico falta en el cuerpo y en cualquier punto de él, otros, y conociendo el significado fisiológico no solo de los
mejor que si se pusiera en un crisol, era preciso dar la ra- huesosdela cabeza y de la columna vertebral, sinotambien
zón del porque hemos cambiado la teoría de la acústica, que el délos demás del cuerpo, hemos extendido á todo él, ese
ha llevado en pos de sí el cambio de la teoría de las demás modo de explorarle; exploración, que aparte déla de otros
fuerzas; de modo que nada queda en la física de lo que res- instrumentos, nos ha dotado, por igual, de la facultad de
pecto á ellas se había dicho hasta la actualidad. También ha detallarle á cualquierenfermola enfermedad de queadolece,
hecho constar el casalóscopo, que en el aparato de sensibi- sin que este tenga necesidad de enterarnos, de antemano,
lidad en que no se oye, no la hay y que donde se oye, sea de iiinguno de sus padecimientos y nos ha concedido la for-
tuna de poder demostrar la especialidad de la virtud de los
donde fuere, si se aplica al pro^iio tiempo un imán, el dia-
remedios y todavía de poder manifestar, que estos han ido
pasón cesa de oirse; lo que prueba, que la electridad y el
al lugar que antes hubiese designado al paciente. Para que
magnetismo no se avienen.
no se vacile en sí hemos podido conseguir todo lo expuesto,
Haremos igualmente nada mas que una lijera mención
pasaremos á la enumerada clasificación de los tejidos hu-
del plexímetro el que, modificado por nosotros á fin de po-
mores y aparatos orgánicos y á la localizacion no de ellos sino
derlo aplicará todos los puntos de la cabeza y de la colum-
de sus grupos, porque mientras no se escite mas interés pa-
na vertebral de un enfermo, quien oye su percusión con los ra saberla, nos parece que será suficiente para no dejar du-
oidos cerrados, facilita el que este exprese cuan delgado ó da de que nada nos costaría el expresarla, el ver que á mé-
grueso y mas ó menos extenso sea el endurecimiento de la rito de su localizacion nunca nosengañamos en el diagnóstico
masa nerviosa en aquellas cavidades contenida, mientras el de las dolencias.
explorador, en los dedos con que ayuda á sujetar los cantos
del instrumento distingue si allí hay una lijera oscilación, En el cuerpo humano, como que pertenece á los seres de
que le advierte que en aquel sitio hay derrame ocasionado la substancia humana, deben encontrarse lastres condicio-
por la depresión de una de las circunvoluciones ó de un cen- nes de su existencia como se encuentran en los seres de toda
tro nervioso. Pero al permitirnos esta corta reseña se nos substancia, esto es: el poder desarrollar su existencia, saber
dispensará, que desde ahora supliquemos álosque mas tar- enterarse de ella y querer conservarla: y en realidad estas
de lean la detallada explicación de nuestro nuevo modo de tres condiciones se encuentran en él. J^a primera se estable-
explorar, que disimulen si no hemos sacado de el todo el ce por la función de nutrición, la segunda por la de la sen-
partido posible, una vez que el autor del instrumento de sibilidad y la tercera por la de lareparacionidad, pero como
que estamos tratando, no supo encontrar en tanto tiempo esta ha de relacionarse con la primera y la segunda, se ha
estos dosfenómenos, que algunos años han corrido, que lle- de dividir en otras tres funciones, esto es: la digestión , la
vamos descubiertos. circulación y la saturación; función nueva, que explicare-
Idéntica súplica les dirijirémos con respecto al estetós- mos cuando les llegue el turno á sus tejidos.
copo , que aplicado á la cabeza de un enfermo y oido por el Para quelas tres condiciones dichas se verifiquen, son ne-
médico, tapado que este tenga el oido opuesto á aquel que cesarios cinco elementos y cinco fuerzas orgánicas; siendo
arrima al instrumento, le deja escucharlo que se le hace los elementos, la caseína de carácter oxigénito, la fibrina
hablar á dicho paciente y que se percibe demudado en su de carácter azoóti o , la albúmina de carácter hydrogénico,
timbre, vocalización y acento, ahora clara, ahora obscura- la gelatina de carácter dórico y la grasina de carácter car-
mente, ya cerca, ya á lo lejos, ó bien nasal, ó bien garga- bónico: y siendo losfluidosnerviosos el uno de calidad eléc-
rizada y golpeadamente, y alguna vez como un chillido de trica, otro de galvánica, el siguiente de calórica, luego el
un clarinete, cuyos fenómenos dan á conocer el estado del de magnética y por último el de lumínica, corresp'índense
interior del órgano por el que dichos sonidos penetran. El los elementos y fuerzas en el orden en que van dispuestos.
electrómetro es suplido por el casalóscopo y el galvanóme- De uno de estos elementos y de estas fuerzas, combinadas
tro los que á la par que el casalimagnes dan sin distinción con las restantes, se forma en cada grupo, lo que en
testimonio de la corriente de cualquiera de los impondera- él se contiene. Así es que en el grupo de la función de nu-
bles; por lo que para distinguirlos es necesarioacudirá me- trición hay cuatro tejidos individuales ó reversivos, cuatro
dios específicos. El higrómetro desengaña de que los tales sociales ó secretorios, y de los dos sexuales uno individual
y otro social, á mas de los dos, que ponen en relación la
fluidos, ni pueden ser secos, ni húmedos, al paso que el
parte terminal de todos ellos con sus centros neniosos. Los
termómetro puede ser suplido por la masa carnosa, que
>3 359 se
reversivos á quienes llamamos de esta manera, porque, el pulmón , como acabamos de mencionarlo, para los gases;
después que han asimilado y elaborado las vesículas de la el pelo para los vapores, el omento y restante aparato uro-
sangre mandan el producto de su desamilacion al torrente poiético para los líquidos, el gastro intestinal, como ya
circulatorio, son e! celular , el biastodermo ó el que cons- igualmente se ha anunciado, para los alimentos blandos y
tituye las vejigas, lascápsu'as y los conductos, el muscular la piel ó los tegumentos para los sólidos, sobre todo en pol-
voluntario v ei involuntario. Los sociales á quienes damos vo. Los cinco de las fuerzas son: las orejas para la electrici-
esta denominación, porque por la digestión se asocian todo dad , la lengua para el galvanismo, las manos para el caló-
loque hemos de digerir,son el biliar, el salival, el ganglio- rico, la nariz para el magnético y los ojos para el lumínico.
narío y el mucoso; de los dos Sexuales el individual es el En este grupo el individual sexual para el hombrees el es-
erectil y el social es el seminal en el hombre y el lácteo en finteral erector y para la muger el constrictor, y el social
la mujer, y de los n^lacionadoreS el que pertenece á la parte para el primero es el que emite los zoospermos ó el que en-
terminal, es el vascular y el qud á la parte central ó ner- gendra, y para la segunda el que los modifica ó los concibe;
viosa, es el nevrilemático. y no se juzgue que aquí hay repetición de órganos, puesto
Sigue la función de saturación , pero como hemos dicho que aquí se trata de una acción que está lejos de realizarse
que es nueva, será bueno el esplicarla. Para ello es útil en el útero y partes circunvecinas; la cosa viene de mas le-
advertir, que los tejidos, que entran en este grupo, no tie- jos en el raquis. Es también conducente el insistir en que,
nen centros nerviosos propios. Los mismos vasos y los mis- de los aparatos de digestión de los elementos la piel es su
mos nervios, que están destinados á los tejidos de nutrición rclacionador, y de los de las fuerzas lo es el calórico; aun-
que son los que elaboran las vesículas de la sangre, se em- que no puede haber sensación en ninguno de ellos sin la
plean también en los tejidos terminales, que expelen lo que electricidad.
hay de sobra 6 de no buena calidad en el cuerpo ó bien en En el quinto grupo, que viene á ser el de la sensibilidad,
tejidos, que saturan de fuerzas á los líquidos en areolas mas los cinco que corresponden á la sensación de los elementos,
ó menos grandes como las cavidades y pequeñas, como las son el de! anhélito para los gases, el del aseo para los va-
que hay en las mallas del tejido celular; de suerte que sus pores, el de la sed para los líquidos, el del hambre para los
vértebras solo cubren conmisuras de los centros nerviosos alimentos blandos y el de la limpieza para los cuerpos sóli-
de los vasos y de los nervios, representados en el raquis dos, en particular en estado pulverulento. La sensibilidad
por lo que se denomina cola de caballo. De estos tejidos, sexual es la de la titilación para la muger y la del éxtasis
pues, hay, á la par, cuatro individuales, que saturan en para el hombre. Los cinco que corresponden á la sensación
areolas y son : el seroso, el synovial, el medular y el gra- de las fuerzas son el ruido grave ó agudo y los sonidos para
sicnto. De los cuatro eliminadores, el uno es el ufial y den- la electricidad del oido, el dejo sápido ó insípido y los sa-
tal, porque ambos se exploran en la misma vértebra, el bores para el galvanismo del gusto, el temple caliente ó
piloso, el pigmentoso y el dermoideo. De los dos sexuales, frió y las temperaturas para el calórico del tacto, el aroma
el individual es el esfinteral y el social en el hombre es el fragancioso ó inodoro y los olores para el magnetismo del
espermático , y el ovárico en la muger. De los relaciona- olfato y el destello de la claridad y de la obscuridad y los
dores el que lo es para los vasos , es al albuminoso y el que colores para el lumínico de la vista. A mas de los centros
para los nervios es el epidérmico, asilador este, saturador nerviosos, que á cada cual de dichos tejidos, humores y
aquel. Por lo que mira á los doce humores, no hay mas, aparatos compete, cada grupo disfruta de un centro ner-
que añadir, sino que son los doce tejidos de nutrición en es- vioso común para las bases elementares y otro para las fuer-
tado líquido. zas ó fluidos nérveos, centros en los que van á reunirse los
De los aparatos de digestión conviene esplicar. que tam- que pertenecen á los órganos de la vida sideral, los del ins-
bién son doce, cinco que digieren los elementos y cinco que tinto y los de' pensamiento.
digitren las fuerzas que no son puramente sexuales, porque Y no para aquí la localizacion orgánica , sino que cada
los que digieren á estas son dos como en los grupos ante- cual de estos grupos tiene su extremidad en el cuerpo; por
riores. Hemos dicho que se digieren las fuerzas, porque ejemplo la de estabilidad, que empieza en los pies y en es-
admitido, como ya no se puede dejsr de admitir la existen- pecial en su planta y en el talón y termina en las cejas, para
cia de los fluidos nérveos i de qué podrian resultar estos la nutrición : la que de las caderas se dirije á los dedos de
sino de la digestión de los imponderables de la substancia á los pies, para la saturación: la que empieza en parte del
la que pertenece nuestro planeta? Lo que no hemos dicho, omóplato y concluye en los dedos de las manos, para la
é importa saber es, que en cada cual de los aparatos de la circulación: la que se limita á las mandíbulas, para la di-
digestión de los elementos, no se digiere tan solo uno de gestión : y la de variable inclinación, que se destaca de la
ellos, sino los cinco en estado diferente, según sea el apa- otra porción del omoplato para concluir en la parte mas
rato ; por esto es que en el pulmón hay cinco lóbulos, uno terminal de los aparatos de sensibilidad, pertenece4 esta.
para la digestión del oxígeno , otro para la del ázoe , otro A fin de comprender como puede desembarazarse un lu-
para la del hidrógeno, otro para la del cloro y otro para la gar esta correspondencia , es indispensable suponer lo que
del carbono, todos en estado gaseoso. Prevenimos que con- en realidad existe y es, que á uno de los elementos v. g. al
sideramos como elemento ai cloro, porque se encuentra en de la caseína se le puede dar el título de empezable, al de
la atmósfera gaseosa y es el que mas abunda en la atmós- la fibrina el de progresable, al de la albúmina el de soste-
fera líquida ó en la extensión y profundidad de los mares. A nible, al de la gelatina el de declinable y al de la grasina el
los que se admiren y duden de lo que indicamos del pul- de terminable ; cuando por otro lado, á un fluido nérveo
món , les suplicamos que mediten lo que pasa en la diges- por ejemplo de carácter eléctrico se le puede dar el nombre
tión gastro-entérica. en la que por medio de seis esfínte- de empezador, al de carácter galvánico el de progresador,
res, hay cinco departamentos destinado c^da cual de ellos al de carácter calórico el de sostenedor, el de carácter mag-
para la digestión de su elemento orgánico en estado blando. nético el de declinador y al de carácter lumínico el de ter-
Advertido lo que antecede, vamos á enumerar los apara- minador. Supuesto lo que, sin embargo de que así sucede
tos de digestión Ue quienes los cinco de los elementos son, en realiíjad de verdad, si sobre un elemento empezable obra
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un Adido empezador y de la misma manera sobre los demás saxuales y por fin en músculos esfinterales. Deja patente ,
elementos susfluidoscongéneres, e) movimiento que resulte que las glándulas conglobadas y conglomeradas de los teji-
de la relación de unos con otros será imperceptible, ó lo dos secretorios deben estar todas, junto con los demás teji-
que es igual será la contractilidad ó contracción impercep- dos y humores, en cada cual de los aparatos de sensibilidad
tible de Bichat; mas si sobre un elemento empezable obra y digestión; pero lo están como las criptas mucosas en
un fluido nérveo terminador y en las demás relaciones entre las membranas de este nombre. Encuentra glándulas sali-
bases y fuerzas se verifica la propia contrariedad, entonces vales donde jamás se han sospechado , como en el sobaco y
la contracción será del todo manifiesta , atendida la dificul- en las ingles, la mitad de la próstata en las mugeres dentro
tad que ha de encontrar la fuerza para vencer la resistencia del útero y la^otra mitad dentro de la vejiga urinaria y en-
de la base ó esta el empuje de aquella. Pues bien, esto es lo cuentra conductos salivales donde nunca los hubiera de-
que se nota en las cinco extremidades espresadas, no con- mostrado el escalpelo. Establece, que el feto empieza por
tando entre ellas á la sexta, que es la síntesis de todas; y la vida sideral y que esta comienza en el dorso por las cua-
mas aun, porque no solo espresa lo que puede espresar tro secciones que presiden á la nuíricion del corazón , las
cada cual de las mismas, sino cuanto se puede espresar del que por medio de los dos cordoncitos posteriores también
instinto y del pensamiento: estremidad fónica, que sube dorsales, se comunican con los tubérculos cuadrigémínos,
del pulmón y se refuerza en la tráquea y termina en los quienes, para dar el movimiento al órgano espresado, fun-
labios. cionan por el empuje de las conmisuras que les envia el ce-
Seestrañará, tal vez, que entre los tejidos no haya in- rebelo ; añade que después se desarrolla la restante médula
cluido ni el oseo ni el cartilaginoso, ni al fibroso, ni el espinal, considerándola prolongada hasta lo mas anterior
fibro cartilaginoso, pero cesará la admiración cuando se de la medianía y partes laterales de la base del cerebro:
sepa, que el oseo y el cartilaginoso se exploran en la misma advierte que vienen después los centros de los grupos, tanto
vértebra que el tejido medular: que el fibroso en parte se ex- en el cerebro como en el cerebelo y las circunvoluciones de
plora como tendinoso en la propia vértebra que el muscular ambos; de las cuales sale solo un nervio, que es elolfacto-
voluntario ó rectilíneo, en parte en la del muscular invo- rio, que las pone en comunicación con los huesos del crá-
luntario como aponeurótico y en parte en el oseo como li- neo : derivándose los demás que salen por dicha su base, ó
gamentoso ; explorándose á la par en esta última el fibro- de las secciones nerviosas de sensibilidad y de digestión que
cartilaginoso, porque cada cual de estas reuniones solo en ella se observan, ó de las conmisuras, que le llegan su-
forman un tejido, como si dijéramos con dos polos. biendo aun desde las partes mas inferiores del raquis. Ve
claro, que los nervios no han de sacar su nombre del lugar
Parece que con lo espuesto bastaría para disipar cualquier
por donde pasan , sino de aquel á donde se encaminan; y
duda de que podamos localizar en el espinazo, en la cabeza
en particular lo que es tan difícil de distinguir en las pier-
y en otras partes del cuerpo, cada uno de los grupos y de
nas , el nervio que termina en el pulpejo de los dedos.
los centros nerviosos, no solo de la vida del desarrollo, sino
de la de atracción molecular, de la del instinto y de la del La fisiología le agradecerá que le haya hecho mirar como
pensamiento. Sin embargo, para que no quede ninguna va- una sola unidad orgánica á todo centro nervioso con su
cilación acerca de ello , aunque ya sea declararse mucho, parte terminal y los vasos y los nervios que les relacionan.
añadiremos, que los centros de los grupos ó de los elemen- Le agradecerá también , que habiéndole enseñado que en
tos y fuerzas se exploran en el esternón: los tejidos de nu- cada grupo domina una base y una fuerza y que en el de
trición en las vértebras dorsales y en todo lo que atañe al la circulación domina el calórico introducido y dijerido por
aspecto y á la actitud de la fisonomía: los tejidos de satura- el tacto, le haya hecho ver que allá donde haya vasos y
ción en las vértebras lumbares, sacrales y coccígeas, en el nervios, allí ha de haber calor ó sentirse el frió. Seguirá su
apéndice xifoides y en el tarso y en el metatarso de los pies: consejo de que siendo la nutrición la función mas principal
los humores en las costillas y en el carpo y metacarpo de las y mas generalizada en el cuerpo, se ha de empeñar en ha-
manos: los aparatos de digestión en las vértebras cervica- cerse dueña de sus dos .agentes, los vasos y los nervios,
les , en los huesos de en medio de la cara y en lo esponjoso con sus humores aquellos y sus fluidos nerviosos estos; por-
de las mandíbulas; y los de la sensibilidad al rededor de la que en apoderándose de ellos podrá saber con mi explora-
base del cráneo y en lo que en cada sentido corresponde á ción cuanto puede pasar en el organismo y en el acto en
los dedos de la mano y del pié. que está pasando. Observará que todas las funciones tienen
Hemos dado á entender, que lo que acabamos de decir era igual número y combinación de elementos, de fuerzas, de
declararse demasiado, pero han sido tantas hasta ahora las medios, de modos y de objetos; sean ó no congéneres sus
preocupaciones que se han injerido en nuestra ciencia, tanta relaciones. Se convencerá al cabo por completo de que la
la incredulidad que desconfia de estos hechos todavía en el voz no es una espiración del aire, modificada perlas pare-
terreno de la práctica , tanto el consiguiente poco caso que des de la traquea , sino que con aquel fluido salen los nér-
jejo- !' quí se ha hecho de ellos y lo que á nosotros nos veos del cuerpo y con ellos sus bases en estado gaseoso: é
.^ Gustado su descubrimiento, que dudamos, que en mu- igualmente se convencerá de que las bases forman ¡as vo-
cho tiempo se complete sino declaramos lo que á la anterior cales y las fuerzas las consonantes, de que las primeras se
esplicacion le falta. Y no es porque su trascendencia no sea desprenden del cerebro y espinazo y las segundas del cere-
muchísima así para la medicina, como para el bien de la belo y deque preguntar quien nos enseño á hablar, es pre-
humanidad en sus dolencias en especial. guntar quien nos enseñó á mover los brazos , las piernas y
demás partes que movemos en nuestra máquina por efecto
A la anatomía , sin desechar nada de lo conocido hasta
déla credulidad y certidumbre del instinto escitado por el
ahora , le ha dado un aspecto enteramente nuevo la locali-
pensamiento. De suerte que la fisiología , partiendo de la
zacion espresada. Distingue los músculos voluntarios que
localizacion de los centros nerviosos, es la única que puede
reciben el influjo nervioso de muy adentro, de los involun-
arreglar una gramática general, y el desiteratun de un idio-
tarios que lo reciben por la extremidad de sus nervios : en
ma general también para todo el mundo.
músculos que por la atención son involuntarios y por la
reflexión se vuelven voluntarios: en músculos vocales y La patología interna será la que reciba mas beneficios de
m 361 se
la localizacion de que se habla, porque palpará, por decirlo deñará de creer en la poralisacion de los medicamentos,
así, que cada tejido y cada aparata tiene su fiebre, por la ni que por lo tanto no obran lo mismo en el lado dere-
razón de que cada cual tiene un humor que le corresponde, cho , que en el izquierdo; que en el hombre quien des-
y que, circulando estos por dentro de! corazón y de los va- pués de ser andrógino, pasóá ser tal quedándose con el polo
sos, han de influir en la modificación de las fases de su positivo de los elementos de su substancia y el negativo de
movimiento. Observará que las enfermedades á mas de la sus fuerzas, mientras que á la mujer le toco el polo negati-
predisposición patológica individual del paciente, se com- vo de aquellas y el positivo de estas, lo que forma el distinti-
ponen con frecuencia de dos, tres y mayor número de ele- vo de los dos agentes déla subsistencia de la humanidad, y
mentos morbosos. Notará que las enfermedades se hacen no se debe acudir á los propios remedios: que en las dolen-
contagiosas cuando pertenecen á un tejido secretorio. No le cias, las dosis se han de calcular mas por la intensidad de es-
parecerá increíble, que las tenidas hasta hoy por hemorra- tas, que por la edad del sujeto en quien se emplean , lo
gias, esceptuando las traumáticas y la diapedesis, no son sino mismo que por su temperamento y por su idiosincracia, la
profluvios de saliva de color de sangre, sin esceptuar el pe- que con aquel ha sido muy mal esplicada hasta aquí: que en
ríodo lunar del bello sexo. Hallará que las viruelas son una adelante no se dirá, que un agente medicinal es estimulan-
enfermedad de las vesículas seminales en el hombre y de te y el de mas allá contra-estimulante, porque se notará,
las glándulas lácteas en la muger: que la escarlatina lo es que el propio que hoy exalta, mañana deprímela acción de
del sistema muscular voluntario lo mismo que la parálisis, un órgano, según la disposición del sujeto en quien aquel
el reumatismo y el corea: que la gota lo es del sinovial: se emplea; tampoco se descuidará de advertir que los me-
que la pulmonía y una especie de asma, lo son del blasto- dios terapéuticos no obran á veces de un modo idéntico en
dermo: que la lithiasis, la melanosis, el cólera, el bubón las vicisitudes atmosféricas, en las de los diferentes perío-
pestilencial y la fiebre petequial de Hildebrand, lo son del dos del día y de la noche, en Jas estaciones y en diferentes
sistema salival: que hay una variedad de la anasarca, mo- climas: que á dichos medios se les abren dos caminos para
tivada por una afección de las uñas: que las fiebres inter- introducirse en el interior del cuerpo, que son los vasos y
mitentes que se desenvuelven con dolor en los lomos , fijan los nervios: que por los primeros pueden entrar los ele-
su asiento en los testes y en los ovarios: que la lepra pro- mentos con los humores y por los segundos las fuerzas, pe-
viene del sistema ganglionario y del glandular linfático: que ro que también pueden penetrar por ellos los elementos,
la sífilis nace del medular oseo: que la sicosis se origina del reducidos á un estado de atenuación tal, que se acerque
mal estar de la grasa: que del piloso se deriva la plica, que muchísimo á la imponderabilidad dinámica: en fin, que to-
es mas común y cruel de lo que se cree, aun en un grado dos los agentes externos sean alimentos, medicamentoso
no muy intenso: que la catalepsia es una pura neurorrbagia escitantes superficiales, obran siempre electivamente, sobre
y la epilepsia una neurorrbagia acompañada de proíluvio de un tejido, un humor ó un aparato orgánico.
vapores orgánicos, lo mismo que las calenturas periódicas A la física le dirá, que á mas de otros mal entendidos
con la piel de carne de gallina: que por último no hay una alardes, su dinámici no vale nada y que la venga á apren-
dolencia que no se tenga que mirar de aquí adelante, bajo der en nuestros sentidos destinados ó á sentir las fuerzas ó
otro punto de vista muy diferente del de ahora. á dijerirlas en su estado de sencillez como ruido y silencio,
La patología externa tendrá mas confianza en el ausilio como dejo , como temple, como aroma y como claridad á
de la naturaleza y en los recursos medicamentosos de la obscuridad, ó bien en el de estado de combinación de cada
ciencia y del arte, y se moderará en cortar mucho y preci- cual con las fuerzas restantes, esto es los sonidos, los sabo-
pitadamente, cuidando en las denudaciones de las partes res, las temperaturas, los olores y los colores. Y se admira-
internas impedir por medio del aceite, que es el mejor ais- rá de que no los haya podido considerar así hasta el presen-
lante de losfluidosimponderables, la salida de los nerviosos, te. A la química se le obligará á que se abstenga de dictar
causa de los deliquios y de las hemorragias por trasudación leyes á la medicina: que la sirva en lo que se le encargue y
capildr, que á menudo comprometen la vida de los opera- que en el porvenir en sus análisis se precaba de no contar
dos ; método que debería observarse también con los epi- conlas corrientes de las fuerzas y otras particularidades de la
lépticos y en las vivisecciones para el efecto; vivisecciones atmósfera; no le suceda, coma repodría juzgar, que le su-
en las que , preocupado el experimentador con no atender cedería á un pescado, que pudiera manipular en el fondo
mas que aquello que se propone investigar , no reflexiona de los mares y esperara que no habían de salir mojadas las
que para llegar allá donde está el objeto de su estudio , se operaciones químicas á las que se dedicase.
han de maltratar y mutilar otras partes y se ha de perder A la filosofía la tranquilizará para que no tenga tanto
mucho fluido nérveo; incidentes, que no se deben despre- miedo á la fisiología, antes bien la tome por directora: pe-
ciar al inferir las consecuencias de un trabajo , que preci- ro no á lafisiologíaque predica doctrinas de mal carácter,
samente ha de sahr equivocado. Este ha sido entre otros el sino aquella, que habiendo manifestado, que en el sistema
motivo de que las vivisecciones hayan enseñado tan poco y nervioso hay partes, que ni las posee la vida del instinto ni
lo ha sido demasiado para escitar la compasión al ver á dos los centros nerviosos de las demás vidas, prueba que ha de
sabios, el uno francés é inglés el otro, disputándose la gloria haber allí un agente superior á los que tienen á estas por
ridicula de la primacía de un falso descubrimiento sobre los distifitivoyquepor consiguiente hade haber en nosotrosuna
nervios. alma. Ella aconsejará á losfilósofosque dejen de dividir la
La embriología , atribuyendo la posición del engendro y substancia en material y espiritual, como nosotros lo hemos
de los mellizos á las leyes de la polarización, verá que siem- hecho, porque han dado lugar á que al hombre se le con-
pre que estas se perturban por la enfermedad de la madre ó cediesen dos substancias, no teniendo mas que dos entida-
la del hijo, la que también refleja en la madre, la posición des de substancia, esto es, una entidad corporal y otra
del feto se haceinnormal, y que basta- para correjir esta entidad espiritual, y les dirá que estudien las substancias, á
perturbación, el adoptar medios curativos durante el emba- ladivina como divina y que á las creadas por esta lasinvesti-
razo, y loque es en el parto, sin necesidad de meter la ma- guen tales comoella las crió. En la medicina legal aprovecha-
no ni el fórceps ni en el útero. En )a terapéutica no se des- rá de los adelantos de la frenología, que no será redqcjda y
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empírica como en la actualidad, sino entoramente científifa, pudieiulo crecer y desarrollarse, hace que en ella estos seres
no coiifniídieiido las potencias que sirven al pensamiento se desarrollen.
con las facultades que obedecen al instinto, con las funcio- Sin embargo como el que inventa puede hacerse ilusiones
nes propias del desarrollo, ó con los agentes del movimiento sobre las ventajas y la importancia del resultado de sus descu-
molecular o de equilibrio. brimientos, los sujetamos á la sabiduría de la academia para
¿Yno resolverá el problema déla realidad ó suposición de convencernos de si nos hemos engañado ó si hemos logrado
la influencia de los astros en nosotros? Si lo hará, pero de - para nuestra profesión lo que el que descubriólas letras para
jando la astronomía á los aritméticos para que calculen los la escritura, una vezque como lo indicamos pornuestra nue-
movimientos, mientras puedan no encontrar en las estre- -va exploración y por la localizacion de los tejidos, humores
llas algún movimiento que no comprendan, la llevará al y aparatos orgánicos, con la desús centros, podemos decir-
terreno de la filosofía, la que de seguro, encontrará su in- le á cualquier «nfermo lo que padece sin preguntarle de an-
flujo; pero considerando á la substancia sideral como una temano nada délos síntomas que siente, y podemos mani-
substancia individua, en la que hay nebulosas con Soles, festarle, al instante de haberle propinado un medicamento,
que son en ellas como nuestros centros nerviosos para con á que punto del cuerpo ha ido y al que previamente le diji-
las partes terminales de nuestro cuerpo y entre las que exis- mos , que lo quería dirijir.
te una y única en la que hay un Sol, que no pudiendoen- ¿Esto no será haber elevado la medicina á un grado de
gendrar influye en que engendren los seres, que viven en certidumbre , queen la práctica le envidiarán bástalas cien-
la superficie de la tierra, una Luna, que no pudiendo con- cias matemáticas?
cebir ayuda á concebir á los mismos y una Tierra, que no

Historia natural.
CARNÍVOROS PLANTIGRADOS.

El oso blanco y el oso fiero ó pardo.

El oso BLAAXO ( Ursus marUimus , LiN., 6 el oso polar, de bosques, manteniéndose de semillas, frutas y hasta de rai-
los viajeros es el tipo del íhalarclos de GRAY. ces , lo cual no le impide devorar los cadáveres de animales
Todo el mundo conoce este animal por las exageraciones cuando encuentra alguno. Hace sus crias en un lecho de
y cuentos que han referido so- musgo y de liqúenes, y en él
bre su magnitud , voracidad é acostumbra á sus hijos poco á
intrépido denuedo los viaje- poco á comer sustancias ani-
ros. Reducidas á su justo va- males. Pero en esos desgracia-
lor todas esas historias, sin dos climas la estación feliz pasa
duda causará admiración no muy pronto, y viniendo la
hallar en el oso blanco mas nieve á cubrir la tierra, obliga
que los hábitos propios de los al oso blanco á abandonar los
demás animales de su mismo bosques por falta absoluta de
género, aunque acompañados alimento , y á dirijirse á la ri-
de grande estupidez, la que bera del mar, acompañado no
se ha confundido con el valor. solamente de su familia , sino
Los mayores individuosde esta también de una numerosa ma-
especie no tienen mas allá de nada que el hambre ha echa-
6 pies y medio (2'111), de do también de los bosques.
modo que los viajeros que di- Esta especie de sociabilidad es
cen haberlos visto de 13 pies un carácter por el que se di-
se equivocan precisamente del ferencia esta especie de todas
doble. Su cabeza es prolon- las demás, las cuales llevan
gada ; su frente complanada una vida solitaria, y permane-
en la misma línea del entre- cen en un aislamiento bravio.
cejo; tiene los ojos pequeños El oso blanco Durante este viaje, los osos
y negros , lo mismo que el hocico y el interior de ¡a gargan- del Norte se preparan á combatir con los grandes animales
ta , el cuello muy largo, y las plantas de los pies de nota- marinos , atacando á los renos y otros seres tímidos que en-
ble extensión , todo su cuerpo está cubierto de pelos blan- cuentran al paso. Pero muy pronto de torpes cazadores se
cos , largos y sedosos. convierten en diestros pescadores, persiguen hasta el fondo
de las olas á los peces y mamíferos anfibios, que son su
Gomo habita en los eternos hielos de los alrededores de]
presa. Acostúmbranse á zabullir, y á permanecer mucho
polo boreal, en las costas de Groelandia y de Spitzberg , en
tiempo debajo del agua ; nadan con facilidad y velocidad,
una palabra, en las regiones mas frias del globo; ha debido
pudiendo adelantar así muchas leguas sin tomar descanso;
contraer hábitos en armonía con unos climas tan rígidos.
pero cuando un viage muy^Iargo los fatiga , buscan un tém-
Retirado durante el verano en las tierras, divaga por los
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paiio de hielo anastiado por la corriente ó impelido por el I Dicen que el oso blanco durante el invierno se relira á
viento , cuya estraña embarcación á veces los lleva á gran- los huecos cscavados debajo de la nieve, donde permanece
des distancias. Así es como en Islandia y en Noruega se ven completamente aletargado hasta la vuelta de la primavera.
á veces llegar encima de grandes témpanos de hielo nume- No negaremos absolutamente este hecho; pero sí diremos
rosas manadas de osos, tan hambrientos que se echan e n - que nos parece muy dudoso. Las colecciones de animales de
cima de cuanto encuentran. Entonces algunos soberanos han poseído varios
son terribles, lo mismo para los hom- -, . osos blancos, y nunca se les ha visto
mas vivos y despabilados que durante
bres que para los animales ; y esta cir- M los friosdel mas riguroso invierno; solo
cunstancia del todo accidental , pero
que se reproduce todos los años , no se presentan lánguidos y débiles cuan-
ha contribuido poco á darles fama de do en verano se halla elevada la tem-
voiaces y carniceros. Arrastrados á ve- peratura. Hemos visto descender el
ces por \oí hielos hacia alta mar, y no termómetro de Reaumurá 20 grados,
podiendo ganar otra vez la tierra, n' es decir casi tan bajo como en la n u e -
abandonar su isla flotante, mueren de va Zembla; no obstante, el oso blanco
liambreó se devoran mutuamente ellos que vivia en climas moderados no pa-
mismos. recía aletargado en lo mas mínimo.
Continuamente huronean por entre los hielos de la ribera Luego , si leemos con atención á los viajeros, se verá
del mar, consistiendo su ordinaria presa en focas, morsas que precisamente en la estación en que el frío es mas r i -
jóvenes , y hasta ballenatos, á los cuales se atreven á ata- guroso , los osos acuden á la ribera del mar. La hembra
car á nado á mas de media legua de la costa. Para ello se pare en el mes de marzo , y se dice que solo produce uno
juntan cinco ó seis , aunque á pesar de su número, no siem- ó dos hijos y muy rara vez tres , aunque no ha sido p o -
pre salen con su intento pues que la ballena acude á la de- sible asegurarse bien de este hecho, el cual deducen del
fensa de su hijuelo , y con su terrible cola aturde, sacude y número de osesnos que regularmente la acompañan. El
anega á los agresores. La foca á pesar de sus terribles qui- grito de estos animales , según relaciones , es mas pare-
jadas les ofrece poca resistencia , pues se le acercan poco á cido al ladrido de un perro enronquecido, que al gra-
poco y sin hacer ruido mientras duerme , la cogen por d e - ve murmullo de las demás especies de osos. En estado de
trás de la cabeza , y le rompen el cráneo antes que pueda esclavitud no manifiesta la menor disposición á ser adies-
oponer la mas ligera resistencia. No sucede lo mismo con la trado , ni de adhesión ; antes bien, permanece en estado
morsa , [jues siendo mas desconfiada que la foca , es muy brutalmente salvaje y estipido.
raro que lleguen á burlar su vigilancia. Sostenido el cuerpo El oso KiEUO , í/rs«s fiTO.v, LEWIS , Danis fcrox, (JUAY,
sobre las patas, ó mejor, aletas anteriores, la cabeza en- 6 el Oso pardo de los viajeros, es un tipo que merece parti-
hiesta, pieséntale sus formidables colmillos con que los cular mención.
hiere, les atraviesa la piel y los El oso pardo une á la estupi-
derriba mortalmente heridos; dez del o?o blanco, la ferocidad
luego precisada por el número á del jaguar y la fuerza del león ;
batir en retirada , se arroja a! (le suerte ()iu> es el terror de los
Uiiir V desaparece á la vista de habitar)leN lioniiidas de los paisrs
sus ei:emigos', los cunles la per- (¡ue habila. Suenurnie talbi Wf^n
siguen con tanto afán como inu- á veces á 8 ¡liés y uierlio (2,7CÜ)
lilidaii. y á veces mas; t e ñ e el cuerpo
El oso blanco, en las comar- cubierto de peli.s largos j muy
cas donde vive , nunca ha ha- poblados, principalmente en el
llado un ser bastante fuerte para cuello , de un pardo que á veces
vencerle , así es que no conoce tira á castaño ó á blanco. Es el
el miedo , sentimiento del cual mas fiero y acaso el mas terrible
sin embargo es muy susceptible. de todos los animales, dotado
Como nunca ha tenido que sos- por la naturaleza, hasta con es-
tener una lucha seria, ignora el El Oso fiero ceso, de todas las cualidades es-
peligro , y su estupidez le impide conocerlo cuando lo aper- pantables. Su fisonomía es horrible, su agilidad igual á su
cibe por la primera vez. Así, se le ha visto atacar deliberada- prodigiosa fuerza y á su crueldad , y superior á la de todos
mente siendo el animal uno solo, á una multitud de marine- los demás animales; su indómito valor es tanto mas temi-
ros armados, y esto se ha confundido con el valor. Otras ble , en cuanto participa siempre de furor y nace del cono-
veces se echa á nado, y embiste sin titubear, contra una lan- cimiento brutal de sus grandes fuerzas. Siendo su índole
cha llena de hombres , y perece víctima, no de su intrepidez solitaria , lo mismo que la del oso castaño , cuyas formas
sino de su torpeza é indiscreción. Guando conoce que le re- generales se le asemejan , le gustan los inmensos bosques
sisten , ó si queda herido, abandona el combate , y huye vírgenes que sombrean los montes escabrosos del gran Chi-
cobardemente, lo que no hacen nunca el oso castaño, el pewyan , las márgenes del Missuri, del Nebraska y del A r -
tigre, y algunos otros animales dotados de verdadero valor. kansas; en fin la parte noroeste de la América septentrional
Los marinos que han invernado en el Norte, siempre se han conocida en los Estados-Unidos con el nombre de Pais in-
visto incomodados por estos animales , quienes iban á hus- diano. Esta inmensa comarca , que empieza en el pais de
mear su presa hasta la puerta de su cabana, llegando á t r e - los Osages y contiene los pueblos errantes de los Piés-ne-
par el techo para penetrar por la chimenea. Pero cuando se gros, de los Narices taladradas, de los Kansas, de los
les recibía á tiros , ó simplemi^nte á lanzazos , al piiiiio "n - Cuervos , de los Cainarclias, di> los KOWHVS, de los Barri-
prendían la fuga, ó al menos no se atrevían á sostener la luoUa. gones , délos Cabezas achatadas y tantos otros, es muy
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poco conocida de los hombres civilizados; algunos trafican- embista desde luego y pueda el indio conservar la ventaja
tes en pieles, traperos y cazadores de castores, son los úni- de ser el primero en el ataque. Cuando el cazador se cree á
cos que hasta el dia han penetrado en esas profundas sole- distancia conveniente del monstruo , levántase de repente ,
dades. En ellas domina como dueño absoluto el oso pardo se manifiesta y le arroja una flecha , en seguida se deja caer
sobre todos los animales del desierto, en quienes ejerce su en el suelo tendido á lo largo boca arriba, y apoyado con
desapiadada tiranía. Pasa el dia durmiendo en las profundas los codos coge la carabina y apunta al animal. Furioso éste
cuevas de los montes; despierta á la hora del crepúsculo y y herido vacila un momento entre el ataque y la fuga ,
sale de su retiro. Desgraciados entonces los animales que pero viendo á su enemigo por el suelo se arroja á despeda-
encuentra. Acecha puesto en emboscada á los gamos, arga- zarlo; pero el cazador salvaje tiene la serenidad y valor su-
lis y otros animales ligeros, y al paso se les echa encima , ficientes para aguardarle á la distancia de unos cinco pasos,
los aterra y devora: hasta el oso con collar y el oso blanco y solo en este preciso instante le dispara la carabina al pecho
le temen y huyen á su vista. Desciende á veces á los valles y lo derriba muerto. Si por acaso no sale el tiro, el intré-
donde pacen inmensos rebaños de bisontes; y estos mons- pido cazador se levanta de improviso, y con la navaja en la
truosos animales, á pesar de su número y de sus temibles mano se dispone á luchar cuerpo á cuerpo. Por lo regular
cuernos, no pueden defenderse de su este cambio de posición basta á dete-
furor: en vano se estrechan entre sí ner al oso, el cual después de vacilar
presentando una fila compacta de ame- -i otra vez algunos instantes, se retira
nazadores cuernos, pues el oso se ar- lentamente volviendo la vista de cuan-
roja á ellos, los dispersa , los persigue do en cuando al temerario indio. Pero
con ligereza , les salta encima , los es- también suele suceder que, irritado
trecha con sus brazos férreos, les frac- mas y mas por el dolor de la herida ,
tura el cráneo con sus dientes, y á levántase sobre sus dos pies, y con los
menudo deja muertos á muchos antes brazos estendidossearroja á su agresor,
de devorar alguno. quien le hunde la navaja en el corazón
Con todo, el oso fiero halla enemi- y lo derriba muerto; pero si yerra el
gos entre los salvajes medio desnudos , hijos como él del de- golpe, muere despedazado, víctima de la pueril vanidad que
sierto , quienes le resisten , y hasta alguna vez le atacan , le hace esponerse por fanfarronada á un peligro inútil, ó con
atreviéndose á sostener una terrible lucha cuerpo á cuerpo. la simple esperanza de conquistar una miserable piel.
El cazador indio del Arkansas tiene una perspicacia mara- No dudamos que habrá mucha exageración en lo que los
villosa para descubrir durante el invierno la cueva en don- viajeros cuentan de la ferocidad del oso pardo; pero lo que
de el oso ha establecido su mansión ; y en las demás esta- acabamos de decir sobre el modo como los salvajes atacan á
ciones sabe esperarle al asalto, sorprenderle en su emboscada, este animal, es cierto hasta en sus mas insignificantes por-
en ocasión en que elmismo animal está acechando unapresa, menores. Por lo demás puede aplicársele cuanto hemos di-
seguirle la pista , y traspasarlo con sus Hechas ó con sus ba- cho sobre el oso castaño, con la única diferencia de que no
las. Luego que ha descubierto los vestigios de su paso, si- se alimenta de substancias vegetales sino cuando le faltan los
gúele armado con arco , carabina y una navaja india muy animales. Es un hecho singular el haber creído reconocer
afilada, de que se sirve para cortar la cabellera á los ene- Gliton en el esqueleto de este oso una identidad completa
migos vencidos. Aproxímase al feroz animal agachándose y con las osamentas fósiles que sirvieron á JeíTerson y des-
ocultándose detrás de la maleza, y poniéndoseá sotavento, pués á J. Cuvier para reconstruir el animal estraordina-
nó porque tema que advertido el oso de la presencia de un rio al que han dado el nombre paleontológico de mega
hombre por medio del olfato , huya; sino para que no le lonyx.

Estudios históricos sobre la Alemania.


SCflAFFHAÜSEN. — LA CATARATA DEL RUIN. — VÉVEY, CHILLÓN Y LAUSANA.

XIV.

Lo que dijimos de Zurich y de Basilea , debemos repetir que es una fortaleza del siglo xm, mirando hacia atrás, vése
respecto á SchaíThausen , palabra tan difícil de pronunciar encima de la ojiva esta inscripción : SALÜS EXEÜNTIBÜS. De
y escribir por un español, como población esencialmente esto debe deducirse que á la parte opuesta se leerá : PAS
alemana. Figúrese el lector un Anxur suizo, una Terracina INTRANTIBUS. Es agradable esta clase de hospitalidad.
alemana, una ciudad del siglo xv cuyas casas son un medio De SchaíThausen puede escribirse lo que se quiera. Nada
entre las cabanas de ünterseen y los edificios esculpidos de hay comparable á la obstinación y diferentes opiniones de
la ciudad mas rancia ; encaramada en la montaña cortada los arqueólogos , como no sean las de los gramáticos. Plati-
por el Rhin que se retuerce en su lecho de rocas con gran no escribe Schaphuse, StTum])hias Schapfuse, Jorge Bruin
clamor, dominado por torres ruinosas, lleno de calles per- Schaphusia, y Miconi escribe Prohalopolis. De aquí puede
pendiculares y en zigzag, entregada al aturdidor barullo de deducir el lector las consecuencias. Después del nombre
las ninfas ó de las aguas, nymphis ct lymphis; transcríbase viene la etimología. Schaffbausen significa la ciudad del
á Horacio como mejor plazca y añádase la batahola de las carnero, dice Glerean. —¡Nada de eso! esclama Strumphíus:
lavanderas. Después de haber pasado la puerta de la ciudad SchaíThausen quiere decir/tuerto de los barcos de schafa, bar-
31 3 6 S l€
co , y hause, casa. — ] Ciudad del carnero ! responde Cla- lluvia todo junto. A través de esta bruma se vé la catarata
rean ; las armas de la ciudad son campo de oro y carnero en todo su desarrollo ; cinco grandes rocas la cortan en cin-
de sable. — ¡Puerto de los barco?! replica Strumphius, allí co cascadas de aspectos diversos y de magnitudes diferen-
es donde se detienen los barcos en la imposibilidad de con- tes. Se cree estar mirando los cinco pilares roidos de un
tinuar adelante. —Que sea lo que fuere, ya pueden pelearse puente de Titanes. En el invierno los hielos forman azula-
si quieren Clarean y Strumpbius, que nosotros no tercia- dos arcos sobre estos mechones negruzcos. La mas cercana
remos en el debate. Del mismo modo seria preciso batallar en de estas rocas es de una forma estraña; parece que sale del
cuanto al viejo castillo Munoth, que está próximo á Schaf- agua llena de rabia la fea é impasible cabeza de un ídolo
f hausen , sobre el Emmersberg y que tiene por etimología indio, con trompa de elefante. Varios arbustos y matorra-
3Iunüio , dicen los anticuarios , á causa de una ciudadela les que se cruzan en su cúspide mezclados y confundidos
romana que había allí. Hoy no hay sino algunas ruinas, entre sí, le forman una cabellera horrible y erizada. En el
una gran torre y una inmensa casamata que puede cubrii punto mas espantoso de la cascada desaparece y vuelve á
muchos centenares de hombres. Hace dos siglos SchaíThausen aparecer una gran roca bajo la espuma , como el cráneo de
era todavía mas pintoresco. La casa de ayuntamiento , el un gigante ahogado por este horrible derrumbadero hace
convento de Todos los Santos y la iglesia de San Juan, es- seis mil años.
taban en todo su esplendor; el recinto de torres se hallaba El guia continúa su monólogo. — La cascada del Rhin
intacto y completo. Habia trece torres sin contar el casti- está á una legua de SchaíThausen. La masa del rio toda en-
llo ni las dos altas torres sobre que se apoyaba aquel es- tera cae desde una altura de setenta pies.
traño y magnífico puente suspendido sobre el Rhin y El áspero sendero que baja desde el castillo de Laufen al
que el general francés Oudinot hizo volar el 13 de abril de abismo, atraviesa un jardín. Este sendero tiene variadas es-
1799 con la igno-ancia ó indiferencia por las obras maes- taciones , en las que se paga un poco de vez en cuando. La
tras, que solo se puede perdonar en tiempo de guerra. En pobre catarata no podría trabajar de balde. Es muy justo
fin , fuera de la ciudad , mas allá de la puerta-torreón que que entre toda aquella espuma que arroja sobre los árboles,
conduce á la Selva Negra , en la montaña , sobre una emi- las rocas, los rios y las nubes, arroje algo mas pesado y po-
nencia al lado de una capilla , se distinguía á lo lejos , en sitivo al bolsillo de alguno.
medio de la bruma del horizonte, un repugnante edificio de Por este sendero se llega á una especie de balcón vacilan-
piedra y madera. Era la picota. En la edad media y aun no te practicado allá en el fondo sobre el abismo y en el abis-
hace cien años, en todo pueblo soberano, un cadalso con- mo. Allí todo se conmueve á la vez; se vé uno deslumhra-
venientemente preparado era una cosa elegante y magistral. do , aturdido, trastornado, estupefacto y encantado. Se
La ciudad adornada con picota, la picota adorna con su apoya el viajero en una barandilla de madera que tiembla;
ahorcado , esto significaba Ciudad libre. árboles amarillentos,— si es en otoño,—servales rojos, r o -
De SchaíThausen á Laufen hay un paso. Laufen es un cas- dean un pequeño pabellón por el estilo de nuestros cafés,
tillo del siglo XIII, de bellísima masa y de estilo bellísimo. desde donde se observa el horror de la cosa. Las mugeres
A la puerta hay dos grifos dorados con la boca abierta que se cubren con una túnica de hule (á peseta por persona);
parecen ladrar ; dijérase que son ellos los que hacen el mis- Y finalmente , allí se halla el espectador bajo la impresión
terioso ruido que se oye. Al entrar en el patio del castillo , de una tempestad que descarga sobre él un aguacero en
que ya no es un castillo sino una granja , vénse gallinas, medio de truenos continuos y espantosos.
ánades, pavos, estiércol; carretas en un rincón y ut.a cuba Lindas y amarillas plantas trepadoras se mecen volup-
de cal. Se abre una puerta y aparece la catarata. tuosamente bajo este rocío sobre el borde del balcón. La
¡Espectáculo maravilloso! ¡Espantoso tumulto! He aquí roca que lo cubre como una bóveda, llora gota á gota en la
el primer efecto, después se mira. La catarata marca golfos cascada. Sobre la roca que está en medio de la catarata se
que llenan anchas escamas blancas. Como en los incen- eleva un caballero-trovador de madera pintada, apoyado
dios , hay pequeños espacios apacibles en medio de aquel en un escudo rojo con blanca cruz. Un hombre ha debido
conjunto de espanto : bosquecillos mezclados á la espuma ; arriesgar su vida para ir á plantar esta decoración teatral
encantadores arroyuelos en los musgos; fuentes para los pas- en medio de la grande y eterna poesía de Jehovah.
tores arcadios de Pusino, sombreadas por arbustos dulce- Los dos gigantes que mas elevan sus cabezas, queremos
mente agitados. Y después desaparecen estos detalles y decir las dos rocas mas grandes , parece que se están h a -
vuelve á ocupar la impresión del conjunto. Tempestad eter- blando. El trueno es su voz. Por encima de un espantoso
na ; nieve viviente y furiosa. El agua es de una trasparen- grupo de espuma , aparece una casita apacible con su pe-
cia estraordinaria ; negras rocas dibujan sus siniestros ros- queño vergel; se diría que esta espantosa piedra está eter-
tros bajo del agua; parecen tocar su superficie y están á namente condenada á llevar sobre sus espaldas aquella
diez pies de profundidad. Debajo de ¡as dos principales c o - tranquila y feliz cabana.
lumnas de la cascada , dos grandes surtidores de espuma se Si se llega hasta la estremidad del balcón , y se arrima el
desvanecen sobre el rio y se dispersan en él en verdes n u - curioso á la roca , el aspecto en este caso es mas terrible :
be?. A la otra parte del Rhin véseun grupo de casitas tran- es un caos espantoso. El abismo horrible y espléndido a r -
quilas en donde las mugeres van de una parte á la otra. roja con rabia una lluvia de perlas al semblante de los que
Mientras que el viajero observa, el guia le habla.—El osan mirarlo de tan cerca. Los cuatro brazos de la catarata,
lago de Constanza se heló durante el invierno de 1829 al caen , suben y vuelven á bajar sin tregua ni descanso. Se
1830. No se habia helado hacia ciento cuatro años. Se pa- cree estar viendo dar vueltas al lado de uno, las cuatro ful-
saba por él en carruaje y algunas pobres gentes perecieron gurantes ruedasdel carro de la tempestad.
de frió en Schaffhausen. El puente de madera está inundado y sus tablas res-
Si se baja un poco mas hacia el abismo, óyese mujir la baladizas , llenas de hojas que gimen bajo los pies que las
cascada como un tigre; se percibe un espantoso ruido , des- pisan. En una anfractuosidad de la roca vimos con sor-
orienta aquella terrible rapidez , no se vé sino polvo de presa una mata de yerba seca casi del todo. ¡Muriendo de
agua , decimos m a l , agua convertida en polvo , humo y sed bajo la catarata de Schaffhausen I En aquel diluvio le
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faltaba á ella una gota de agua. Corazones hay que se pa- A pocos pasos de la catarata se esplota la piedra calcárea
recen á aquella mata de yerba; y se desecan en medio del que es muy hermosa. Cuando pasamos por en medio de una
torbellino de las prosperidades humanas. ¡Ay! es que les de las canteras que hay allí, un presidario, con su uniforme
falta esa gota de agua que no sale de la tierra sino que cae rayado de gris y negro, su azadón en la mano, la doble ca-
del cielo, ¡ el amor! dena al pié estaba mirando la catarata. Parece que algunas
En el pabellón turco que tiene vidrieras de color, y ¡qué veces se complace el azar en confrontar por medio de antí-
vidrieras! hay un libro en ei cual se ruega á los visitantes tesis, ora melancólicas, oraespantosas, la obra de la natura-
que pongan su nombre; vale la pena de hojearlo por las leza y la obra de la sociedad.
rarezas que contiene. Vévey es una linda ciudadita, blanca, limpia, inglesa,
Cuanto tiempo estuvimos allí abismados en aquel gran- confortable, calentada por los pendientes meridionales del
dioso espectáculo, no lo pudiéramos decir porque durante monte Chardonne como con braseros y abrigada por los Al-
aquella contemplación, pasaron las horas en el espíritu como pes, comopor una mampara. Tiene delante de sí un hermo-
en el abismo las ondas , sin dejar señal ni recuerdo alguno. so cielo de verano, el sol, collados cubiertos de maduras
Solo si recordamos que se nos vino á advertir que iba á ano- uvas y la magnífica esmeralda del Leman engastada en mon-
checer. Subimos al castillo y desde allí bajamos á la ribera tañas de nieve como en im adorno de plata. Vévey no tiene
por donde se puede atravesar el rio para pasar á la orilla sino tres cosas; pero estas tres cosas son encantadoras; su
derecha. Esta ribera está debajo déla catarata y se atraviesa limpieza, su clima y su iglesia. Deberíamos limitarnos á
el rio á pocas brazas de ella. Para este trayecto se aventura decir la torre de su iglesia , pues lo que es la iglesia nada
uno en un pequeño y encantador bote , ligero, delicado, de tiene de particular en sí misma.
la figura de una piragua de salvage , construido de una ma- Ha esperimentado esa especie de devastación amanerada,
dera elástica como el corcho , sólida , elástica , fibrosa, tro- metódica y lustrosa que el protestantismo inflige á las igle-
pezando á cada momento con las rocas y rozando apenas en sias góticas. Todo está raspado, cepillado, limado , desfigu-
ellas, manejado como todos los barquichuelos del Rhin y rado, blanqueado, barnizado y frotado. Es una estúpida
del Meuse con un garfio y un remo en forma de pala. Na- mescolanza con sus puntas y collares deimpertinente, de bar-
da hay tan estraño como percibir en esta concha las pro- barie y pulcritud. Nada de altares, nada de capillas, nada
fundas y tempestuosas sacudidas del agua. Mientras el bar- de relicarios, nada de imágenes pintadas ni esculpidas; una
co se alejaba del puerto , mirábamos encima de nuestra mesa y una sillería de madera que obstruyen la nave, lie
cabeza las almenas cubiertas de tejas y los dentellados aquí la iglesia de Vévey
techos del castillo que domina el .precipicio; en la orilla se Nos paseábamos por ella bastante desaliñadamente escol-
estaban secando unas redes de pescadores. ¿Se pesca acaso tadospor la anciana, que haceveces de pertiguero en las igle-
en este torbellino? Sí, sin duda: como los peces no pueden sias calvinistas, y tropezando con nuestrasroiiillasen los ban-
pasar por encima de la catarata, se coje alií mucho salmón. cos del señor prefecto , del señor juez de paz, de los señores
Por otra parte ¿en qué torbellino no pesca el hombre? pastores etc. etc., cuando al lado de una capilla eondenaiia,
Ah'ira (|iiisiéramos reasumir tddas estas sensaciones tan hacia la que nos habían atraído algunas viejas consolas del
vivas y casi punzantes. Primera impresión : no se sabe que sigloxiv olvidadas allí por elarquitectopuritaiio, percibimos
decir; se vé uno anonadado como por todos los grandes en un oscuro liiindiüiieiito, una lápida de mármol iio^ro
poemas. Después se desenreda el conjunto; se desprenden aplicada á la pareil. Era el sepulcro de lídinundo Ludlow,
de la nube las bellezas. En resumen , la cascada del Rhin uno de los jueces de Cirios I muerto, halláiuiose re-
es grande, sombría, terrible, repugnante, magnífica, fugiado en Vévey, en líi'JS. Al bajarnos para recoger el la-
inesplicable. picero que senos había caiiio al suelo, hirió nuestra vista la
A la otra ribera del Rhin , este hace andar algunos mo- palabra dcposilorium, grabada en la loza. Estábamos apo-
linos. Sobre la una orilla el castillo; sobre la otra la aldea, yando nuestras plantas sobre otro sepulcro, sobre otro re-
que se llama Neuhausen. Siguiendo el balanceo del barco gicida, sobre otro proscrito: Andrés liroughton. Andrés
admirábamos el soberbio color del agua. Cree uno nadar Broughton era amigo de Ludlow; como habia él matado á
en medio de líquida serpentina. Carlos I, como él habia amado áCromweil como él habia
Cosa notable, los dos grandes rios de los Alpes al dejar las aborrecido áCromweil, como él duerme en la fria iglesia de
montañas tienen el color del mar á donde van. El Ródano Vévey. En 1816 David huyendocomo Ludlow y Broughton,
desembocando del lago de Ginebra es azul como el Medi- pasó por V^évey. ¿Visitó la iglesia? Lo ignoramos; pero los
terráneo ; el Rhin al salir del lago de Constanza es verde jueces de Carlos 1 tenían muchas cosas que decir al juez de
como el Océano. Desgraciadamente estaba el cielo cubierto Luis XVL Podían decirle que todo se destruye hasta las
y no podemos de consiguiente decir que vimos la cascada fortunas construidas sobre un cadalso, que las revoluciones
de Laufen en todo su esplendor. Nada hay tan rico ni ma- son olas, en que no conviene ser ni espuma ni lodo; que
ravilloso como esta lluvia de perlas de que hemos hablado, toda revolución es una arma de dos filos, el uno con que se
y que la catarata esparce á lo lejos. Sin embargo debe ser corta, el otro con que es utio cortado; que el desterrado que
esto mucho mas admirable cuando el sol cambia estas per- ha desterrado,queel proscrito que ha proscrito, arrastran en
las en diamantes y cuando el arco-iris hunde su deslum- pos de sí una mala sombra, una compasión mezclada de có-
brante cuello de esmeralda en la espuma como un pájaro lera, el reílejo de las miserias de otro refulgurandocomo la
divino que viene á beber en el abismo. De la otra orilla del espadadel ángelsobre su propia desgracia. Podían decir tam-
Rhin , aparece la catarata en toda su integridad dividida en bién á este gran pintor, que para el pensador, en un día de
cinco partes bien distintas, cada una de las cuales tiene su contemplación, salen de la serenidad del cielo y del azur del
fisonomía particular formando juntas una especie de cas- Leman mas ideas nobles, mas ideas bienhechoras, mas ideas
cada. La primera es como el salto de un molino ; la segun- útiles á la humanidad, que no en diez siglos de veinte revo-
da casi simétricamente compuesta por el trabajo del chorro luciones como lasque han degollado á Carlos ly áLuis XVI;
y el tiempo, es una fuente de un sitio real; la tercera es una y que por encima de las agitaciones políticas, eternamente
cascada; la cuarta un alud; la quinta el caos. por encima de las tempestades climatéricas de las naciones,
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cuyo cenagosofluidoasi trae á Murat como á Mirabeau, hay, pasage en que César dice que se encontraron en el campo
para las grandes almas el arte qvie contiene la inteligencia de los helvecios tablillas escritas en caracteres griegos: Re-
del hombre , y la naturaleza que contiene la inteligencia pertm sunl tabulw litteris grwcis confectw, (de Beü. gall.
de Dios. XL. I.)
Mientras que nos abandonábamos á todos estos ensueños, Los romanos han dejado en este delicioso país dos ó
un rayo de sol poniente, entrado por una humilde lumbrera tres torres de guerra, dos sepulcros,ientre otros, el triste y
y como perdido en aquella desnuda y triste iglesia , vino á conmovedor epitafio de Juli;. Alpinula, armas, mojones mi-
posarse como una encendida antorcha sobre los sepulcros y liarios, la gran vía militar que corta estos admirables valles
leímos los epitafios. Estos son largas y graves protestaciones desde el Valais hasta Avenches, por Vévey y Attalins, y
en las que parece respirar el alma de dos viejos regicidas. de la cual se descubren todavía acá y acullá algunos cimien-
Ambos esponen los actos de su vida y el hecho de su muer- tos. Los griegos le han dejado las procesiones-pantomími-
te sin cólera , pero sin concesión. Son dos frases rígidas y cas que recuerdan las teorías y en las que van jóvenes co-
altaneras, dignasen efecto de ser dichas por e! mármol. Se ronadas de yedra que son conducidas en carros. Le han
conoce que ambos echan menos su patria; esla patria siem- dejado también los koraules de la Gruyere , esas danzas que
pre bella aunque sea Londres visto desde el Leman. Pero su nombre esplíca , xt^f; y aú>.v¡. Así pues fortalezas, sepul-
es chocante que cada uno de los ancianos ha tomado una cros , un epitafio, que es una elejía , un camino estratégi-
posición diferente en el sepulcro. Edmundo Ludlow ha vola- co , he aquí la marca de Roma ; procesiones semejantes á
las que se ordenaban por Thespis y una danza al son de la
do gozoso á las eternas mansiones sedes wternas Iwlus adi'o-
¡lauta , he aquí el rastro de la Grecia.
lavit, dice el epitafio perpendicular del muro. AndrésBrough-
toii, fatigado de los trabajos de la vida, se durmió en el Chillón es un amontonamiento de torressobre un montón
Señor , in Domino obdormivit, dice el epitafio echado en de rocas. Todo el castillo es del siglo xii y del xiii, á es-
tierra. Asi el uno gozoso, el otro cansado; el uno ha en- cepcion de algunas obras de madera, puertas, mesas, pa-
contrado alas en el sepulcro , el otro ha hallado en él una vimentos, etc. que son del siglo xvi. Hoy sirve de arsenal y
almohada; el uno habia matado un rey y quería el paraíso; polvorín al cantón de Vaud. La boca de los cañones ocupa la
el otro había hecho la misma cosa y pedía el reposo. Nos pa- tronera de las catapultas. Una mujer es la que con mucho
rece, que en estas pequeñas frases tan cortas, se halla la cla- agrado é inteligencia acompaña á los visitantes en el paseo
ve de los dos hombres y de las das convicciones. Ludlow era por el castillo.
un pensador ; habia olvidado al rey muerto , y no veia sino La cripta, que se halla al nivel de las aguas del lago, se
al pueblo emancipado. Broughton era un obrero; no pen- divide en tres subterráneos principales. El primero, que está
saba ya en el pueblo y tenia siempre presen te en su espíritu ajustado como una cerraja á la entrada de los otros dos, era
aquella ruda tarea de derribar un rey. Ludlow no habia la sala de los guardias. Es una vasta nave formada por dos
visto jamás otra cosa que el fin , Broughton solo habia visto bóvedas ojivas justapuestas, cuyos nacimientos se apoyan ,
el medio. Ludlow miraba adelante, Broughton atrás; el en medio de !a sala, sobre una fila de pilares que la atra-
uno habia muerto deslumhrado, el otro fatigado. viesa. El segundo subterráneo, mas pequeño, se divide en
Al ir á abandonar las dos tumbas nos llamó la atención un dos compartimientos muy oscuros. El primero era un cala-
tercer epitafio, largo y solemne apostrofe al viajero, graba- bozo, el segundo es un lugar siniestro. En el primero se di-
doen oro, sobre mármol negro como el de Ludlow. Al lado visa una gran cama de piedra labrada á pico en la roca
de toda cosa grande hay una parodia. Entre los dos regici- viva; en el segundo entre dos enormes pilares cuadrados, de
das se halla un boticario. En un respetable práctico, llamado los cuales uno es el mismo muro, se distingue confusamen-
Lorenzo Malte, muy honrado y muy caritativo por otra te, después de mirar algunos minutos, un madero metido
parte, que solo por haber tenido la suerte de hacer fortu- por los dos estremos en el granito bruto y cuyo borde supe-
na en Liorna y retirarse del comercio en Vévey, quiere ab- rior presenta una especie de dientes de sierra, como si hu-
solutamente que el pasajero se detenga y reflexione sobre biera sido mellado y profundamente dentellado por una
la inconstancia de las cosas humanas: Morare parurnper, cuerda ó por una cadena que hubiese estado anudada en él.
qui liac trunsis, el réspice rerum humanarum incoiutantiam et En medio de este travesano hay un agujero cuadrado que
iudibrium. Si jamás ha habido sepulcro enfático y ridículo, da paso á la luz, si luz puede llamarse un resplandor
es se;;uramente el que embrea al lado de las severas lápi- muerto y terroso que se pega por acá y acullá á los ángulosde
das bajo las cuales yacen Ludlow y Broughton con sus ma- la bóveda. Este vago y horrible aparato es una horca; esas
nos ensangrentadas. muescas que forman dentellones, han sido en efecto hechas
El hombre pensador debe abismarse en la contemplación por cadenas patibularias; ese agujero daba paso ala cuerda.
de este lago que Dios ha llenado de su paz y que los hombres Las dos escaleras del verdugo y la del paciente que estaban
han llenado de sus guerras. Es triste privilegio de los mas aplicadas á los dos pilares frente por frente, han desapare-
encantadores lugares, atraerlas invasiones de los aludes. cido. En frente de la horca habia en el muro una aber-
Los hombres son como la n eve, se ablandan y precipitan tura por la cual se arrojaba el cadáver al lago. Esta aber-
en los valles iluminados por los rayos del sol. Toda la ma- tura ha sido tapiada y se ha cambiado en un nicho oscuro
ravillosa costa del Leman ha sido devastada sin cesar du- que parece una mancha negra al pié del muro. A dos pasos
rante tres mil años, por pasageros armados que venían, cosa de este nicho desemboca la escalera de caracol de la sala del
estraña, asi del Mediodía como del Norte. Los romanos ha- tribunal con su maciza puerta de encina apenas devastada.
llaron allí rastros de los griegos; los alemanes han hallado La tercera sala es semejante á la primera; solamente que
las huellas de los árabes. La torre de Glérolle ha sido cons- es mucho mas oscura. Las saeteras se han convertido en
truida por los romanos contra los hunos. Nuevecientos años cerceras ó respiraderos; en los intercolumnios habia un
mas tarde la torre de Goure fué edificada por los de Vaud calabozo en cada uno; se han derribado las divisiones y los
contra los húngaros; la una guarda á Vévey; la otra protejo compartimientos que habian sido llenos por tan diversas mi-
á Lausana.En la biblioteca de Basilea, en un ejemplar bas- serias durante tres siglos, han desaparecido. ,El quinto de
tante curioso de los comentarios de César, puede leerse el estos compartimientos fué el que Bonnívard ha hecho tan
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célebre. No resta de su calabozo sino el pilar, déla cadena para ellos; entran atrevidamente por las saeteras; buscan
de su pié un anillo metido en el pilar, y déla cadena de su un abrigo en ellas , tan pronto contra el sol, tan pronto
cuello el agujero en que estaba sujeta en la piedra. El ani- contra la tempestad.
llo de esta cadena ha sido arrancado. Hemos permanecido En la cripta hay siete columnas: habia siete calabozos. Las
largo tiempo como si estuviéramos también ligados á aquel gentes de Berna hallaron encerrados seis presos, entre ellos
pilar, al rededor del cual aquel libre pensador dio vueltas du- á Bonnivard, y á todos los libraron, esceptoá un asesinolla-
rante seis años como una bestia feroz. No podia acostarse madoAlbrignan, á quien colgaron en el travesano de la cama,
sobre la peña viva sino con gran trabajo y sin poder estender ra negra. Aquella fué la última vez que sirvió aquella horca.
las piernas. No tenia en efecto otras distracciones que las Cada torre de Chillón podria contar sombrías aventuras.
de las bestias feroces enjauladas y gastaba la parte inferior del En la una se muestran tres calabozos sobrepuestos ; en el
pilar con el talón. Nosotros hemos puesto la mano en la de arriba se entra por una puerta , en los otros dos por una
concavidad que hizo de este modo; y también señalaba, ro- trampa que se dejaba caer sobre el prisionero. El calabozo de
zando del mismo modo con el pié, el saledizo de granito á abajo recibía un poco de luz por una lumbrera ; el de en-
que su cadena le permitía llegar. Por todo horizonte no tenia medío no tenia ni ventilación ni luz. Hace algunos años
sino la repugnante muralla de peña viva opuesta al muro que se bajó á él por medio de cuerdas y se encontró en el
que el lago humedece. Tal era una de las jaulas en que se suelo una cama de paja fina en la que estaba señalada toda-
encerraba el pensamiento en 1S30. vía la figura de un cuerpo, y acá y acullá osamentas huma-
El primero de los cinco compartimientos no interesa me- nas. El calabozo superior está adornado de esas lúgubres
nos que el quinto. En el calabozo de Bonnivard ha vivido pinturas de prisionero que parecen hechas con sangre. Son
su inteligencia, en este la abnegación. Un mozo de Gine- arabescos, flores, blasones, un palacio con frontón rebaja-
bra, llamado Miguel Cotié, profesaba al prior de San do por el estilo del renacimiento.
Victor un amor mezclado de admiración; cuando supo que Por la lumbrera veía el prisionero algunas hojas y un
Bonnivard estaba en Chillón quiso salvarlo. Conocía al cas- poco de yerba en el foso. En otra torre, después de dar al-
tillo de Chillón por haber servido sus señores; se introdujo gunos pasos sobre un carcomido entablado, que está ame-
en él de nuevo y logró que le empleasen en no sabemos que nazando ruina y por el que está prohibido pasar , percíbese
cosa dentro de la fortaleza. Alguna imprudencia lo vendió; por un agujero cuadrado un abismo practicado en el mismo
sele cogió tratando de comunicarse con Bonnivard; se le trato espesor de la torre; allí están los vade inpace. Tienen no-
comoespia yselemetióen un calabozo, (el primero entran- venta píes (le profundidad , y el fondo está erizado de cu-
do á la derechaj. Sin duda le hubieran ahorcado, pero el du- chillos. Se encontró en ellos un esqueleto dislocado y
que de Saboya quería declaraciones que comprometiesen á una vieja manta de pelo de cabra de rayas grises y ne-
Bonnivard; Cotié resistió valientemente la tortura. Una no- gras que ha estado allí tirada en un rincón por mucho tiem-
che trató de escaparse, limó su cadena é hizo un boquete en po. En otra torre había un subterráneo lleno de tierra. Lord
el muro con un clavo, se encaramó sobre una cercera ó res- Byron pidió permiso en 1816 para hacer escavaciones, y no
piradero y arrancó una de las barras de hierro; allí ya, se se le concedió no sabemos porque protestos de arquitecto;
creyó en salvo. La noche era muy oscura y se arrojó al la- después se le ha vaciado. Allí estaba la sepultura de Pedro
go. Él no habia habitado en el castillo sino durante el vera- de Saboya, que fué uno de los grandes hombres de su tiempo
no y habia advertido que las aguas del lago subían hasta y que fué apellidado el pequeño Carlomagno , dos palabras
pocos pies por debajo de los respiraderos, pero era por el entre paréntesis] que se avienen mal. En el año 1268 fué
invierno cuando él trató de fugarse; en invierno no se der- bajado á la cueva con gran pompa el duque Pedro; al pre-
rite la nieve, el agua del lago baja y deja á descubierto las sente, el sepulcro y el duque, todo ha desaparecido. La
rocas en que está edificado el castillo de Chillón; no las vio vieja y podrida puerta de la cueva está sin goznes y sin cer-
y se hizo pedazos en ellas. Tal es la historia de Cotié. raja , arrimada á la pared debajo de un tabladillo de un pa-
Nada queda de él sino algunos dibujos de carbón en la tio vecino, y no queda ya del gran duque Pedro sino la
pared. Son figuras de medio cuerpo, que no dejan de te- marca cuadrada de la cabecera de su sarcófago, arrancado
ner cierto estilo ; un Cristo en cruz casi borrado, una San- del muro por los berneses. Ese mismo patio vecino era un
ta arrodillada con su rótulo al rededor de la cabeza en ca- cementerio en el que tenían su sepultura muchos señores
racteres góticos, y un San José. La lumbrera por la que se saboyanos; pero ahora no hay sino un poco de yerba y una
precipitó Miguel Cotié está enfrente del tercer pilar ; y so- vieja yedra medio muerta al rededor de un viejo poste ya
bre este pilar es donde escribió Byron su nombre con un podrido.
viejo punzón de mango de marfil, hallado en 1536 en la No se puede visitar la capilla porque está llena de cartu-
cjmara del duque de Saboya por los berneses que libraron chos de cañones. La cámara de los duques está encima del
á Bonnivard. Este nombre Byron grabado sobre la columna subterráneo sepulcral. Los berneses mutilaron todos los ar-
de granito, en grandes letras un poco inclinadas, despide tesones é hicieron de ella un cuerpo de guardia; el humo de
un resplandor estrañoen aquel calabozo. £1 fenómeno de la las pipas ha ennegrecido el techo de madera con casetones
Gruta de Azur tiene lugar en el subterráneo de Chillón , flor de Usados y con molduras sembradas de cruces de pla-
y el lago de Ginebra no es en esto menor que el Mediterrá- ta. El oso de Berna está pintado en la chimenea; el escudo
neo. Por lo visto , la naturaleza á nadie olvida; no olvida- de Saboya raspado. En la pared se muestra un agujero en
ba á Bonnivard en su tumba. A mediodía cambiaba el el que se dice que habia un tesoro y del que sacaron las
subterráneo en palacio ; tapizaba toda la bóveda de un be- gentes de Berna en medio de grandes gritos de alegría, ricas
llísimo muer azul, y el Leman alfombrabíi el calabozo. alhajas de oro y plata del señor Saboya. El hecho es que
Además enviaba al prisionero martin-pescadores que ve- todos aquellos maravillosos vasos de Benvenuto y de Go-
nían á reír y picotear en su lumbrera. —Los duques de lomb debieron hacer un admirable efecto rodando mezcla-
Saboya han desaparecido del castillo de Chillón ; los mar- dos en un cuerpo de guardia. La cámara está adornada con
tin-pescadores lo habitan siempre. La espantosa cripta una bella cacería pintada al fresco de la que aun se ven al-
no les dá miedo; se diria que la creen edificada exprofeso gunas piernas y varios hra»os. La ventana es rasgada y del
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gusto del siglo XV, esculpida con bastante finura sobre todo años en la revolución de Gromwell en la que murió Lud-
por la parte de fuera. low. Lo que Bonnivard quería para Ginebra, lo quería Lud-
La puLTla de la cámara ducal ídé arrancada después del low para Londres. Solamente que Bonnivard era la idea
asalto. Knséñase en una gran sala vecina en donde , entre perseguida; Ludlow era la idea perseguidora ; lo que el du-
paréntesis , hay algunas tablas luriosas y una hermosa chi- que de Saboya habia hecho á Bonnivard, Ludlow se lo de-
menea. Es una puerta de encina maciza forrada de corazas volvió con usura á Garlos L La historia del pensamiento
aplastadas en el yunque. Hacia la parte baja tiene un agu- humano está llena de estas formas sorprendentes. Luego,
jero redondo en bisel por el que pasa el pico de un falco- y aquí se cierra el magnífico silogismo de la Providencia,
nete. Una basa bernesa hizo un agujero profundo en la ar- cerca de la prisión de Bonnivard era necesario colocar el se-
madura de hierro y se detuvo en la encina; metiendo el pulcro de Ludlow.
dedo en el agujero se toca la bala. La sala del tribunal Cosa rara : Vévey es la ciudad mas caliente de Suiza ,
está próxima á la ducal. Figúrese el lector una magnifica Lausana la mas fría. Cuatro leguas separan á Lausana de
nave artesonada , calentada por medio de una chimenea Vévey ; la Provenza toca á la Siberia.
inmensa, alumbrada por diez ó doce ventanas ojivas de tres Por término medio llueven en Berlín ciento cincuenta y
óvalos del siglo xiii, y amueblada hoy con cañones, lo que un días de los trescientos sesenta y cinco que tiene el año;
no le está mal. Todas las salas vecinas están llenas de ba- en Vévey cincuenta y seis. No hay en Lausana ...onumento
las, de bombas, de granadas, de cañones de los cuales hay alguno que no haya echado á perder el mal gusto purita-
algunos que conservan todavía su bella forma monstruosa no. Todas las deliciosas fuentes del siglo xv han sido reem-
de los últimos siglos. Por las puertas medio abiertas se di- plazadas por espantosos cipos de granito sin gusto , feos co-
visan esas formidables bocas de bronce que relucen en la mo cipos que son. La casa de ayuntamiento tiene sa atalaya,
sombra. su terrado y sus gárgolas de hierro labrado , ornamentada
Al estremo de esta pieza está la saia del tormento. A al- y pintada; pero las ventanas y puertas han sido relocada-
gunos pies debajo del techo una gruesa viga la atraviesa de lastimosamente. £1 viejo castillo de los bailios, cubo de pies
parte á parte: en esta viga hay tres agujeros por los cuales dra realzado de ladrillo , con cuatro torrecillas en los án-
pasaba la cuerda para el tormento de la garrucha. Esta gulos , es una masa muy bella ; pero todos los vanos han
viga se apoya sobre un pilar de madera coronado de un sido retocados; las contraventanas verdes de Juan Jacobo
magnífico capitel del siglo xiv que ha estado pintado y do- se han aliado estúpidamente con las venerables ventanas en
rado. La parte inferior del pilar, á la que se ataba el pa- forma de cruz de Guillermo de Challant. i-a catedral es un
ciente , está señalada por quemaduras negras y profundas. noble edificio de los siglos xiu y xiv, pero casi todas las fi-
Los instrumentos de tortura , al pasearse sobre el hombre, guras han sido cuidadosamente amputadas; no hay un solo
encontraban á la madera una vez que otra; de aquí esas cuadro ; pero han reedificado de nuevo muy pobremente
repugnantes cicatrices. La cámara está alumbrada por una la flecha del campanario del crucero , y han colocado sobre
hermosa ventana ojiva que abraza un deslumbrante pai- el campanario de la portada el puntiagudo gorro del mági-
sage. co Rotomago. Sin embargo aun existen soberbias estatuas
Es de notar que el castillo de Chillón aunque rodeado de bajo la portada meridional, y , esceptuando algunas figu-
agua , se vé preservado de toda humedad hasta tal punto, ras, se cons rva intacta la bella y resplandeciente puerta de
que invierno y verano se dejan abiertas las ventanas. Por M. de Montfaiicon, el último obispo que ha habido en Lau*
la primavera , entran en él los pajarillos y construyen sus sana. Nos engañábamos, en lo interior queda una vidriera;
nidos en la boca de los morteros. la del rosetón. También han respetado un maravilloso es-
Después de visitar á Chillón se vuelve á Vévey para ir á caño de la época de transición , mezclado de gótico florido
ver á Ludlow en su iglesia. Parece que la Providencia con y de renacimiento, don de ese mismo prelado ; un gran nú-
gran designio ha acercado el sepulcro de Ludlow al calabo- mero de capiteles romanos, de una esquísita complicación,
zo de Bonnivard. Un hilo misterioso, que atraviesa los acon- y algunos sepulcros admirables, entre otros el del caballe-
tecimientos de dos siglos, liga á estos dos hombres. Bonni- ro de Granson , que está echado sobre su tumba, con las
vard y Ludlow tenían el mismo pensamiento; la emancipa- manos cortadas, habiendo sí lo vencido en un duelo. De-
ción del espíritu y del pueblo. La reforma de Lutero á la bajo del caballero vestido de hierro , vése en la losa sepul-
cual cooperaba Bonnivard, se convirtió á los ciento treinta cral á M. Rebecque, abuelo de Benjamín Constant.

Estudios fisiológicos.
ESPECIES B S VOZ EN LOS DIVERSOS INDIVIDUOS. — VICIOS DE LOCUCIÓN.

La principal diferencia que hay entre las voces de hom- za en los tonos graves; el tenor canta en un tono mas ele-
bre y de muger, es generalmente lo debido á la elevación ; vado que el bajo con la voz de pecho. El alto es en general
aunque también difieren con respecto al timbre, siendo mas la voz mas grave que la del soprano y su fuerza está en los
duro en las del hombre; pero hay también variaciones par- sonidos graves de la voz de muger; pero estas diferencias no
ticulares en el timbre de las cuales se cuentan dos para las son esenciales, porque hay bajos que pueden cantar notas
voces de hombre y otras tantas para las de muger. Los tim- muy altas; el alto se halla á veces también en el mismo
bres de las voces de hombre son el bajo y el tenor, y los de caso, así como el soprano. La diferencia e.«encial entre el
la muger el alto y el soprano. El bajo canta, comunmente, bajo y el tenor, entre el alto y el soprano, depende del
en un tono mas grave que el tenor y despliega toda su fuer- timbre que tanto en los primeros como en los segundos,
TOMO III. 47
M 370 M
varia aun cuando canten Jos mismos sonidos. El barítono y cion de cada letra. La tartamudez depende de la torpeza é
el mezzo soprano están caracterizados por un timbre menos inmovilidad de la lengua : la embriaguez la produce de un
marcado, y tienen también alturas medias en la escalado modo pasagero y la parálisis del nervio principal de la len-
las voces del hombre y de muger. La diferencia entre la gua de un modo permanente. Pero la palabra puede también
voz de los dos seres relativamente á la elevación de los so- ser imperfecta por no sucederse convenientemente los so-
nidos , depende de la longitud de las cuerdas vocales (1) en nidos , aunque el sugeto tenga la facultad de formarlos pu-
el hombre y en la muger, cuya proporción es de 3. La que ros. La tartamudez es la imposibilidad momentánea de
se refiere al timbre es debida á la disposición y á la forma pronunciar una consonante ó vocal, ó de unirla á las pre-
de las paredes resonantes que son mucho mayores en la cedentes ; pudiendo encontrarse el obstáculo al principio ó
laringe (2j del hombre en que el cartílago tiroides (3) forma a\ medio de las palabras. Si la letra difícil de pronunciar se
un ángulo muy marcado en la parte anterior. La diferencia encuentra en medio de una palabra , sucede con frecuencia
del timbre entre el tenor y el bajo por un lado , y el alto y que la sílaba precedente, ó aquella que no puede salir de
soprano por otro, depende probablemente de cualidades aun un modo completo, se repite muchas veces de seguido,
desconocidas de las cuerdas vocales, y de las paredes reso- zi-zi-zi-zilze , liliáceo. Falta en el primer caso la posibili-
nantes, así membranosas como cartilaginosas, cualidades á dad de unir la consonante (, con la vocal i, que precede;
cuya investigación habia que proceder examinando las la- y en el segundo la de unir la consonante /, con la vocal o ,
ringes de personas cuya voz ofreciese estos cuatro caracte- que la sigue. La repetición de lo que precede, no constitu-
res en un grado muy alto. ye como lo ha hecho notar Schultenss, la esencia de la tar-
Es preciso representarse esta diferencia^como del género tamudez, y sí una especie de repetición para hallar el paso
de las que existen entre los instrumentos de música de ma- la transacción. Si la consonante precedente es esplosiva , el
teria diferente, las cuerdas de tripa y las de metal, los individuo se inclina á repetirla por no poderla someter á su
estrangules de madera, metal y de membranas, y los arbitrio hasta que salga la vocal. Pero si esta consonante es
instrumentos de columna de aire vibrante, ó de paredes sostenida como m, n, ñ, f, x, sch, r. I, s, la repetición es mas
resonantes de metal, madera 6 papel. Estos instrumentos necesaria , porque el sonido puede prolongarse hasta que
pueden estar acordes entre sí, y sin embargo cada uno de aparezca la vocal , ejemplos: Bbbbere , I—leer (Bbbbeber,
ellos da los sonidos con el timbre que le es peculiar. La la- 1—leer). Sin enibargo, sucede también que el tartamudo
ringe de los muchachos se parece mas á la de la muger que repítela consonante sostenida y pronuncia lllleer (lllleer).
á la del hombre; antes de la edad de la pubertad sus cuerdas Alguna vez , intercala involuntariamente en la palabra ,
vocales no tienen todavía los dos tercios de la longitud que letras que no la pertenecen , d, t, ñ, nd, y otras. Schultenss
adquieren en esta época; y el ángulo del cartílago tiroides opina que son las vocales y no las consonantes , cuya arti-
es tan poco saliente como en la muger. El muchacho es alto culación es difícil, las que producen la tartamudez. Esta
6 soprano; mas después del cambio de forma que sufre su opinión está fundada en una observación atenta de la natu-
laringe de los 14 á los IS años, se hace bajo ó tenor. Mien- raleza ; sin embargo, aunque rectifique un error acreditado
tras dura esta metamorfosis, la voz carece de pureza, mu- hasta ahora , avanza mucho. porque sucede con frecuen-
chas veces es ronca, desagradable é impropia para el canto, cia que estando formada la vocal, la consonante que viene
hasta que el individuo contrae el hábito de poner en ejercicio después no se puede unir. Conocemos un joven muy versado
las nuevas cualidades adquiridas. En los castrados á quienes en las matemáticas, y que ha tartamudeado mucho en otra
se ha privado de sus testículos antes de la pubertad, no mu- época; de modo que cuando pronunciaba su nombre le solia
dan la voz y conservan la de las mugeres. Este desarrollo, suceder decir T-Tessot, en vez de Tessot. Hay además mu-
como todo lo que caracteriza al sexo masculino, depende chas circunstancias en que existe el obstáculo en la primera
de la existencia de las partes genitales preparadoras del ger- consonante de una palabra. En este caso depende también
men. La voz de alto y de soprano de los muchachos y de los menos el defecto de la articulación por las partes activas de
castrados, se parece á la de la muger respecto á la elevación; la boca, que de una oclusión repentina de la glotis sobre la
pero se diferencia de ella hasta cierto punto por el timbre que Arnott ha llamado mucho la atención, y no sobreviene
como la de los muchachos, lo cual se atribuye á que las sino cuando se opone al paso del aire libre para otras, por
paredes resonantes de las cavidades oral y nasal se hacen ejemplo ; para la repetición de la sílaba precedente ; de to-
tan espaciosas como en el hombre, mientras que el órgano dos modos, el obstáculo está en la glotis , ya sea que no
vocal queda en el mismo grado que en la infancia. Sin em- produzca el sonido necesario cuando se trate de una vocal
bargo, las paredes son igualmente amplias en la muger, y ya que no deje pasar el aire y durante la tentativa que hace
quizá se haya de atribuir una influencia mas verdadera al el sugeto para articular el sonido en su boca. Este trabajo
cambio que los cartílagos y ligamentos relativamente á su de la glotis se anuncia claramente en las personas que tar-
solidez. tamudean mucho por la dificultad de la espiración , y por
Una buena pronunciación supone que la cavidad bucal la congestión de sangre en la cabeza y venas del cuello. La
está bien conformada y el oido es exacto. Las imperfeccio- esencia de la tartamudez consiste, pues, en un estado pato-
nes de la palabra dependen de un vicio en cualquiera de lógico de los movimientos asociados de la laringe y de la
estas dos condiciones; así que , es defectuosa, relativamente boca. Cuando ha llegado á su mas alto grado, se observan
á la formación de ciertos sonidos, y al mismo tiempo nasal también movimientos en los músculos de la cara; el efecto
cuando hay agujero en el cielo de la boca. Es incompleta en es el mismo que cuandb queremos contraer un músculo de
los que les faltan los dientes. Se puede consultar á Kem- dicha región y lo ejecuta toda ella , porque se esperimenta
pelen y á Schultenss, respecto de los vicios de pronuncia- gran dificultad en aislar el influjo nervioso.
(1) cuerdas vocales.—Son unas hebras que se insertan en la parte poste-
Parece favorecer la tartamudez tener muy baja la lengua
rior de la nuez del cuello y sirven para liacerla ejecutar ios movimientos en la boca; así que, el método de la señora Leigh, trata de
necesarios para la formación de la ^02. corregir este defecto elevando la lengua hacia el paladar.
(2j Luringe.—Ss una cavidad ol)longa situada en la parte anterior del cue-
llo debajo de las fauces. También los antiguos recurrían á un medio análogo cuando
(3) Cíi.rtUagotiraide?. — Es lo que vuig^rnieute se llama la nuez de Adán. aconsejaban tener querpos estraños debajo de la lengi^a. E|
3 7 1 fC
indicado por Arnott, está basado en nociones fisiológicas fiere esencialmente de la tartamudez, y consiste en la en-
exactas, relativas á la tartamudez. Si fuesen visibles los la- tonación entre las palabras, la interpolación de una e,ae 6
bios de la glotis, como los de la boca, dice cierto escritor, a, mas 6 menos larga, de alguna de las vocales nasales, 6
no permanecería por mas tiempo la naturaleza de esta afec- de un sonido particular modificado por la garganta durante
ción cubierta bajo un velo. La glotis se cierra de cuando en la pronunciación de aquellas mismas, por ejemplo yo...o
cuando en el que tartamudea; trátase de que la naturaleza (yo). Parécenos oir un instrumento de música cuyo sonido
pierda este hábito por el ejercicio. Arnott propone la unión se prolonga mas allá de lo que quisiéramos. Estos sonidos
de todas las palabras en una sola por entonaciones interca- estraños forman y facilitan el paso de una palabra á otra, y
ladas hasta que se agote el aliento: verdad es que este me- esto acaso sea la causa , si bien con frecuencia dependen de
dio es bueno, pero no basta , pues el obstáculo principal la rapidez del pensamiento. Encontramos muchas veces este
reside generalmente en el interior mismo de las palabras, defecto en los tartamudos , porque es un medio de evitar
y depende de los movimientos asociados que reclaman cier- una interrupción al pasar á la palabra siguiente.
tas articulaciones. La formación de los sonidos puros supone oído: así es
Luego que el sugeto esté bien acostumbrado á tener la que los sordo-mudos tienen gran dificultad en aprender á
glotis abierta sin interrupción, aun entre las palabras, como pronunciar los mas groseros. No les falta mas que el oido ,
lo aconseja Arnott, y á no cerrarla antes y después de cada en su totalidad ó en parte; de modo que la mudez es con-
consonante y vocal, podremos pasar á la consonante muda secuencia de la sordera. Con mucho trabajo aprenden á imi-
h, y después á las esplosivas; porque cuando ya se ha con- tar los movimientos para articular los sonidos que ven hacer
seguido esto , ya sabe el sugeto de que se trata. El proce- delante de sí; pero su lenguaje es siempre una especie de
der de la señora Leigh es un empirismo ciego; ni el maes- ladrido, que no puede servir en sociedad, pues la falta del
tro ni el discípulo saben lo que deben hacer. oido les priva del regulador que necesitarían para articular
Hay cierto vicio bastante común de la locución, que d¡- debidamente.

Témora.
Ijjor ©gictt.

CANTO IV.

Argumento.
Continua la segunda noche. Fingal refiere en la fiesta su primera espediciou á Irlanda y su casamiento con Roscrana, hija de Corniac , rey
de aquella isla. I.os jefes irlandeses se ponen de acuerdo en la presencia de Cathmor. Se describe la situación del rey. Historia de Sul-maila,
hija de Conmor, rey de Inis-huna , que disfrazada de joven guerrero habia seguido á Cathmor en la guerra. La taciturna conducta de Foidath
que habia mandado la batalla del dia precedente , renueva la disputa entre él y Malthos, pero Cathmor la concluye con su interposición. Los
caudillos tienen una fiesta y ojen la canción del bardo Fonar. Cathmor vuelve para descansar á cierta distancia del ejército. Fl espíritu de su
hermano Cairbar se le aparece en un sneño, y oscuramente predice el éxito de la guerra. Soliloquio del rey. Descubre é&le á Sul-malla. Llega
la mañana. El soliloquio de Sul-malla acaba el canto.

Bajo una encina, dijo el rey , me hallaba yo sentado en cuando bajó la noche, herí, por intervalos, su orla avis»-
el húmedo peñasco de Selma, cuando alzándose del Océano dora; la herí, y alzé los ojos al cíelo para descubrir la flamí-
Connal, trajo consigo la rota lanza de Duth-caron. Distante gera cabellera de Ul-erin (Ij. La estrella del cielo caminaba
de mí paróse el joven , y volvió á un lado la entristecida enrojecida entre las nubes; seguí la carrera de su amoroso
vista. Acordábase de las pisadas de su padre en aquellos rayo, á través del débil resplandor de las olas.
verdes oteros. Oscurecióse mi semblante, y vagaron por mi Alzóse con la mañana Erin coronada de niebla. Llegamos
alma pensamientos funestos; presentáronse á mi imagina- á la bahía de Moilena, donde sus azuladas aguas se pierden
ción los monarcas de Erin, y casi desnudó mi mano el em- en el seno de los bosques resonantes. Allí Cormac en su se-
puñado acero. Lentamente se aproximaron los caudillos, creto palacio evitaba la fuerza de Coic-ulla. Y no solo él se
alzando en silencio los pensativos ojos. Semejante á una ocultaba del furor de sus contrarios; allí estaban los ojos
cordillera de tenebrosas nubes, aguardaban el tronar de mi azules de Roscrana (2j; de Roscrana, hija del rey, la de la
voz. Mis acentos fueron para ellos cual la ráfaga del cielo blanca mano.
que hace disipar la deshecha neblina (Ij. Apoyado en una lanza, despuntada su canosa vejez, di-
Mandé alzar mis velas ante el aliento de la brisa de Cona. rijió hacia nosotros sus pasos el anciano Cormac. Sonrióse
Trescientos mancebos desde las olas fijaban la vista en el aunque el pesar residía en su alma. Vio cuan corto era
orlado escudo de Fingal. Alto pendía del mástil, y refleja- nuestro número , y escapóse de su pecho un sollozo. Estoy
ba en su órbita las ondas azuladas del oscuro mar. Mas (1) ül-erln, la guia de Irlanda , estrella conocida por este nombre en el
tiempo de Finsal y muy útil álos que navegaban de noclie desde las Hébridas
(<) Este episodio tiene una conexión inmediata con la historia de Connal y ó Caledonia á la costa de UIster.
Duth-caron en el fln del tercer canto. Kingal sentado debajo de una encina (2; lloscrana, eírajo del soi a¡ saítr: era la madre de Oslan. Los bardos
cerca del palacio de Selma descubre á Connal en el momento que acababa ile irlandeses refieren llcciones estrañas tocante á esta princesa. .Sin embargo
desembarcar de Irlanda. H pelisiro que amenazaba áConnac rey de Irliindu fu? l)i^lorias en cumio á Finval S' li' quieren ilar a eiiteniler por Kion .Mac
le Induce a embarcarse inmediatamente para aquel a í.-la La historia se in - Connal, s n lun mcunsir^ oobs > nnlnriaiiienle fabnio.-aí, que no niereeen el
iroduce por el reyc-jnio un eji inplo para la conducta sucesiva de Filian, cuyo se, iiienelonudas , pues traen evidentenieule consigo los seftales de poslerior
furor en la precedente batalla se reprende. invención.
M 372 K
vieodo, esclamó, las armas de Trenmor, y aquellas son las mis guerreros, contra el apiñado enemigo. Huyó Alucema,
huellas de su monarca. ¡ Oh Fingal! tú eres cual un rayo cayó Colc-ulla; y volvió Fingal ceñido de su renombre.
de luz para el alma oscurecida de Cormac. Prematuro es Famoso es oh Filian el que pelea confiado en el vigor de
tu renombre , oh hijo mió; pero los enemigos de Erin son su hueste. El bardo sigue sus pisadas á través de las comar-
poderosos. Son semejantes al rugido de los torrentes en la cas enemigas. Aquel empero, que combate solo, brilla hoy
llanura, oh hijo de Comhal cabalgador del carro. Sin em- con poderosa luz; pero yace muerto mañana. Pocos son sus
bargo , podremos conseguir que retiocedan en su curso , hechos para transmitirlos á los tiempos futuros. En un solo
repliqué yo en el orgullo de mi alma. No pertenecemos al cántico está comprendido su renombre; y su fama solo está
linage del endeble , oh monarca de las cerúleas huestes. en nn lóbrego campo, Y el único parage en que no se ha
¿Por qué nos ha de invadir el miedo, bajando entre noso- olvidado su memoria, e-; donde la poblada yerba brota de
tros cual espectro nocturno? E! alma del valiente acrecienta su sombreailo sepulcro (Ij.
SD valor, cuando se aumentan el número de sus enemigos. Tales fueron las palabras de Fingal en Mora de los cier-
No cubras de tinieblas, oh rey de Erin, á los que son jóve- vos. Tres bardos desde la peña de Cormul, entonan el hala •
nes en hechos de guerra ¡I). güeño cántico. Con su sonido se esparce el sueño por Jas
Anegáronse en lágrimas las mejillas del rey y asióme la anchurosas alas de la hueste. Con los bardos volvió Carril
mano en silencio. Hijo del atrevido Trenmor , esclamó al del sepulcro del jefe de Dun-lora. No mas la voz de la ma-
fin, no pretendo cubrir de tinieblas tu alma; veo brillar en ñana llegará al sombrío lecho de Duth-caron; no mas oirá
tí el fuego de tus antepasados ; tu renombre señala tu car- este caudillo las pisadas de los ciervos , en torno de su es-
rera en la batalla, como un arroyo de luz; pero aguarda trecha morada.
la llegada de mi hijo Cairbar (2), que debe secundar los Así como ruedan las turbadas nubes alrededor de un me-
golpes de tu acero. A su voz acuden los hijos de Erin , de teoro de la noche, así se reunió Erin en torno de la forma
todos sus distantes arroyos. brilladora de Cathmor. Este caudillo se alza erguido en
Entramos en el palacio del rey, que se elevaba entre pe- medio de ellos, levantando por intervalos la pesada lanza
ñascos, en cuyas oscuras laderas estaban los surcos de los á medida que se engruesa ó desfallece en la brisa el sonido
arroyosde otros tiempos. En contorno del edificio se encor- de la distante arpa de Fonar. Cerca de él, se reclina contra
van lo* copudos robles con todo su musgo; medio oculto en un peñasco, Sul-malla (2), la de los ojos azules, la del albo
su bosquete umbrío, entona Roscrana sus cantares, y sus seno, hija de Con-mor, rey de Inis-huna. Cathmor del
blancas manos se deslizan por las cuerdas. Vi el azulado cerúleo escudo, habia marchado en su ausilio , y arrollado
girar de sus ojos, y parecióme un espíritu del cielo medio á sus contrarios. Viole erguido en el salón de los festines la
embozado en la orla de una nube. hermosa Sul-malla; y los ojos de Cathmor no miraron con
Tresdias nos detuvimos en Moilena. La imagen de Ros- indiferencia á la doncella de los lindos cabellos.
crana se presentaba hermosa á mi turbada alma (3). Obser- Al nacer el tercer dia llegó Fiht de Erin (3) de los arro-
vó Cormac las tinieblas que oscurecían mi espíritu, y me yos. Dijo que en Selma se habia levantado el escudo; y re-
concedió la doncella del albo pecho. Llegó á mi presencia , (1) Para aclarar este pasaje referiremos la historia en la cual está fundado
con los ojos inclinados al suelo , y sus mejillas se sonrosea- del modo que la hemos recugido por tradición, la nación de los Flr-bolg que
habitaban el mediodía de Irlanda descendiendo originalmente de los belgas
ban en medio de la sombra vagarosa de sus espesos rizos. que poseían el mediodía y el sudoeste de las costas de Bretaña, mantuvieron
A poco rato comenzó á rugir la batalla. Presentóse Colc- por muchos siglos una correspondencia amigable con su país nallvo; y envia-
ulla; empuñé la lanza, y mi acero centelleó á la cabeza de ban socorro á los belgas británicos cuando eran hostigados por los remanoso
por otros recien llegados del continente. Con-mor, rey de Inis-huna, (aijuella
parte del mediodía de la Bretaña que está éntrenle do las costas de Irlanda)
¡t) Cormac habia dicho que los enemigos eran como el ruido de los arro- viéndose acometido, no se dice porque enemigo, pidió socorro á Cairbar,
yos y Fingal continua la melá'ora. Las palabras del joven bérue están llenas señor de Alba, el mas poderoso caudillo de los Flr-bolg. Cairbar despachó á
del espíritu y de aquella Intrepidez calmosa que siempre distingue eminente- su hermano Catiimor para asistir á Con-mor. Cathmor después de muchas
mente su carácter. vicisitudes de fortuna, concluyó la guerra por el total esterminio de los ene-
(í) Cairbar, hijo de Cormac, fué después rey de Irlanda. Su reinado fué migos de Inis-huna, y volvió iriunfante á la corte de Con-mor. Allí en una
corto, te sucedió su hijo Artho, padre de aquol Cormac que fué asesinado fiesta la hija do Con-mor se enamoró perdidamente de Cathmor, que an-
por Cairbar, hijo de Borbar-duthul Cairbar, hijo de Cormac, mucho tiempo tes que descubriese la pasión de la que amaba, fué vuelto allamara Ir-
después que su hijo Artho llegará al estado varonil, tuvo de su muger Kel- landa por su hermano Cairbar, por motivo de las nuevas de la espedicion
lanna, otro hijo llamado Ferrard-artho. Fué el único que quedo de la raza de intentada por Fingal para reinstalar la familia de Cenaren el trono de Irlan-
Conar primer rey de Irlanda en el tiempo de la espediclon de Fingal contra da. Siendo el viento contrario , Cathmor se quedó tres dias en una bahía ve-
Cairbar, hijo de Borbar-duthul. Se habla mas de Ferrard-artbo en el canto cina, durante cuyo tiempo Sul-malla se disfrazó de joven guerrero y fué a
cuarto- ofrecerle su brazo en la guerra. Cathmor aceptó la propuesta, se embarcó
para irlanda y llegó á Dlster pocos días después de la mueriede Cairbar.
(S) La actitud de Roscrana está adornada por esta comparación; porque
las ideas de aquellos tiempos en cuanto á los espíritus de los muertos no eran (2) Sul-malla, ojos que se mueoen suavemente. Cathmor. blando y alto. Inis-
lan sombrías y desagradables como las de los siglos sucesivos. Se suponía huna , isla verde.
IJUB los espíritus de las mugeres retenían aquella hermosura que poseyeron (3) Filhil, bardo inferior. Se puede deducir do aquí por el nombre propio
en la vida, y se trasportaban de lugar en lugar con aquel movimiento como de un hombre ó en el sentido literal, que los bardos eran los heraldos y em-
de) agua que Homero atribuye á los dioses. 7^as descripciones que los poetas bajadores de aquel tiempo, lis probable que Cathmor estuviese ausente en el
menos antiguos que Oslan nos han dejado de estas hermosas liguras, que se tiempo de la rebelión de su hermano Cairbar y del asesinato de Cormac, rey
aparecían á veces en los montes, son elegantes y pintorescas. Las comparan de Irlanda. Cathmor y los suyos hablan llegado de Inis-huna solamente tres
al orco iris ó i los arroyos; ó á los rayos del sol que doran los montes. días antes de la muerte de Cairbar, lo que prueba suficientemente que no
Un Jefe que vivió tres siglos atrás al volver de la guerra, entendió que su tuvo ninguna parle en la conspiracon contra su hermano.
muger ó qutrida habla muerto. Un bardo le introduce pronunciando el si- La ceremonia que usaba Fingal cuando se preparaba para una espediclon
guiente soliloquio cuando llegó a la vista del lugar en que la habla dejado es esla según tradición : un bardo á la media noche iba al local donde las
cuando se marchó: tribus estaban reunidas en las fiestas solemnes, entonaba la canción de guer-
«Ui alma está oscura en la tristeza. No veo el humo de mi morada ni los le- ra y llamaba por tres veces á los espíritus de los antepasados para que vi-
breles están alados cerca de mis arroyos. El silencio mora en el valle de niesen en sus nubes á presenciar las acciones de sus hijos. Después clavaba
los árboles. el escudo deFrenmor en un árbol de la roca de Selma dándole golpes de cuan-
«¿Bs aquel el Iris de Crunath? Kl huye y el cielo está oscuro. Cira vez se do en cuando con el cuento de una lanza, y cantando entre tanto la canción
mueve; resplandece en los matorrales, lú, rayo del sol revestido en agua- d" guerra. Asi lo hacia por tres noches sucesivas y al mismo tiempo se des-
cero, i Ay es ella, mi amor! Su curso se halla en el seno de los vientos!» pachaban niensageros para reunir las tribus; ó para valemos de la antigua
En los tiempos sucesivos la hermosura de Roscrana pasó á proverbio ; y espresion Humarlos de todos sus arroyos Rsta frase alude á la situación de
«I cumplimiento mas lisongero que se poíUa hacer á una muger, era com- las residencias de las tribus q;ie geiieíairnenle estaban lljudiis en valles donde
parar su persona con la hija de Cormac. los torrentes de las montañas vecinas se reunían en un euerpo convirtiéndo-
Stu rein an Roscrasa se en anchos arroyos ó ríos. El levantar el escudo, era la frase para empezar
Siol chormaec na n'iomalan. la guerra.
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firió el peligro á que quedaba espuesto Cairbar. Alzó Cath- que abrió su lanza; en sus pensamientos está siempre en-
mor sus \elas en Gluba; pero los •vientos favorables se tronizada la contienda; y de sus labios salen continuamente
hallaban ausentes en las distantes comarcas. Tres dias per- palabras de jactancia. Tu carrera, oh jefe de Moma , fué
maneció en la costa, desde donde dirígia la vista á la semejante á la de un turbado torrente: en tu vereda estu-
morada de Conmor. Venia á su memoria la hija de los es- vieron las muertes aglomeradas, mas no por eso dejaron-
traños, y exhalaba su pecho frecuentes suspiros; pero cuan- otros también de alzar el sangriento venablo. No fuimos
do el viento amigo ya despertaba las olas, bajó del monte un endebles á tu espada; pero los enemigos eran podero-
mancebo cubierto con sus armas, para desnudar el acero en sos (11.
ausiiio de Cathmor, en los resonantes campos. Era Sul- Observó Cathmor despertarse la rabia de los caudillos, é
malla , la de los blancos brazos, que ocultaba su hermosura inclinarse entrambos, girando en silencio los enfurecidos
en el calado capacete. Sus huellas seguían siempre las pisa- ojos, mientras empuñaban sus diestras las desnudas espa-
das del rey: en él fijaba con regocijo sus azulados ojos, das. Y ahora se habrían mezclado en horrorosa contienda ,
cuando yacia dormido cabe sus torrentes bramadores. En- á no haberse interpuesto Cathmor. Desnudó el acero , que
tretanto creia Cathmor que ella estaba persiguiendo los brilló al reflejo de la alta llamarada del roble. ¡ Hijos del
gamos en el encumbrado Lumen; y que sentada en un pe- orgullo! esclamó el monarca, aplacad vuestros furiosos pen-
ñasco tendía la blanca mano al viento, para conocer si ve- samientos; no es ahora tiempo de vergonzosas rencillas.
nia de los confines de su amante, quien la habia prometido Retiraos, y no anubléis el regocijo de mis festines; retiraos»
volver en breve. Cerca de tí, oh Cathmor, está la doncella á las tinieblas de la noche. ¿Por qué intentáis despertar mis
reclinando su hermosa cabeza en un musgoso peñasco. iras? ¿Por qué he de lidiar con entrambos? No esciteis mas
En torno del monarca están las erguidas formas de los mi furor.
caudillos, todos, escepto el ceñudo Foldath. Recostado Retiráronse de uno y otro costado del rey, como dos co-
contra un árbol, revuelve en su imaginación pensamientos lumnas de niebla cuando el sol de la mañana se alza en
de orgullo. Su espesa cabellera ondea á la ráfaga y por medio de entrambas. Oscuro es su rodará uno y otro lado,
intervalos rompe de sus labios el susurro de un cántico me- al dirigirse cada cual á su pantano juncoso (2).
lancólico. Al fin hiriendo el árbol con su lanza enfurecida, En silencio asislieron al banquete Jos caudillos, dirigien-
se presenta delante del rey. Tranquila y magestuosa , bri- do la vista de vez en cuando al monarca de Atha, que
llaba á la llama de un roble la elegante forma del joven se paseaba en la cima de su pena , mientras iba cediendo
Hiblalla. Su cabello juguetea en torno de su mejilla sonro- la tormenta de su pecho. Recuéstanse las huestes en el cam-
sada en ráfagas undulantes. Blanda era su voz en Clon-ra , po , y desciende el sueño sobre Moi-lena. Solo se oyen los
en el valle desús padres; blanda cuando pulsaba el arpa en acentos de Fonar, debajo del distante árbol. Suenan en ala-
su palacio, cabe sus torrentes rugidores. banza de Cath-mor, hijo de Lárthon de Lumon (3). Pero el
Rey de Erín , dijo Hidalla, ahora es tiempo de regoci- monarca no prestaba oído á los cantares, pues se entregaba
jarnos. Manda que los bardos levanten la voz y ahuyenten al sueño cabe el rugido de un torrente. La ráfaga bulli-
la ligera noche con la melodía de sus cantares. La música ciosa déla noche jugueteaba en su undulante cabellera.
hace que el alma redoble su vigor. Las tinieblas se posan Visitó sus sueños el hermano del caudillo , medio visible
sobre Erin; las orladas nubes se descuelgan de uno á otro en su nube. Su oscuro rostro reflejaba un rayo de regocijo,
otero, y lejos sobre los brezales , se ven vagar las pisadas pues habia oido el cántico de Carril (4). Una ráfaga sostenía
ligeras de los espectros: los espíritus de los que han sucum- las negras orlas de su nube, que había asido en el seno de la
bido , se inclinan desde sus nubes para escuchar los armo- noche, al alzarse ceñido de su renombre para dirigirse á su
niosos acentos. Manda, oh Cathmor, que despierten las
arpas, para que se regocijen los muertos, en medio de sus (1) Estas palabras de Malthos son por todos estilos una reprensión de la
conducta impetuosa de Foldath.
ráfagas vagarosas. (2/ Esta comparación es favorable á la superioridad de Cathmor á sus dos
¡Olvídense los fallecidos! esclamó estallando el furor de jefes. Aclararemos este pasase con otro sacado de un fragmento de un poema
antiguo que trascribimos: «Asi como el sol está sobre de los vapores que le-
Foldath. ¿He .salido por ventura vencedor del campo? ¿ Y vantan sus ray s, del mismo modu el alma del rey eslá sobre los hijos del
por qué he de escuchar sus canciones ? Mi carrera , empe- temor. Ellos circulan oscuramente á su alrededor. El se alegra en la pompo-
sidad de sus rayos. Pero cuando hazañas débiles van divagando sobre el al-
ro , no fué inocente en la lid. Corrió la sangre en arroyos ma del rey, este es un sol oscuro que da vueltas por el firmamento ; el valle
en torno de mis huellas; mas á mi espalda estaban los pu- está triste debajo, las llores se marchitan debajo del roció de la noche!»
silánimes, y el enemigo se libertó de mi acero. Pulsa tú el (3) Lear-thon, oto del mar, nombre del jefe de aquella colonia de Firbolg
que emigró la primera á Irlanda. El primer establecimiento de Larthon en
arpa en el valle de Clon-ra. Responda Dura á la voz de Hi- aquel pais se refiere en el canto séptimo. Era antecesor de Cathmor y aqui se
dalla; admire alguna doncella desde su bosque el ligero le llama Lcrthon de Lumon por un alto monte de este nombre en Inls-huna,
antiguo domicilio de los Fir-bolg. Hl carácter de Cathmor es reservado. El
flotar de tus dorados rizos; pero huya de la llanura trona- habia mencionado en el canto primero laaversion de aquel jete ala alabanza,
dora de Lubar. Este es el campo de los héroes (1). y aquí le encontramos reclinado al lado de un arroyo , para que el ruido de
este ahogase la voz de Fonar, que según la costumbre de aquellos tiempos ,
Rty deEriu , interrumpió Malthos, á tí te pertenece ca- cantaba su panegírico en la canción de la tarde Aunque otros Jefes, lo mis-
pitanearnos en la lid. Tú eres cual una columna de fuego á mo que Cathmor repugnasen el oir sus alabanzas , hallamos que era la uni-
nuestros ojos, en el oscuro campo. Cual la ráfaga marchas versal política de los tiempos el conceder á los bardos el ser pródigos en los
panegíricos de los caudillos de los ejércitos en la presencia de su pueblo. El
por encima de las abatidas huestes : tú las haces sucumbir vulgo, que no tenia mucha habilidad para Juzgar por sí mismo, creía las
en arroyos de sangre. ¿Mas quién ha oido tus palabras al hazañas de sus príncipes enteramente sobre la fé de sus bardos.
retirarte de la contienda ? El hombre iracundo se deleita en (4) Carril, iiijo de Kinfena , por orden de Osian cantó la elegía fúnebre en
la tumba de Cairbar. Véase hacia el fin del canto segundo. En todos estos
la carnicería ; su memoria está siempre fija en las heridas poemas las visitas de los espíritus á ios enemigos con quienes vivían, son
cortas y su lenguaje oscuro, cuyas dos circunstancias se dirigen á dar una
;'; La altanera actitud de Foldalli es un propio preámbulo de su conducta sombría solemnidad á estas escenas sobrenaturales. Hacia el Un del discurso
en lo sucesivo. Airado por el mal seceso de la victoria que se hahia prome- del espíritu de Cairbar, él predice la muerte de Cathmor, enumerando aque-
tido, se volvió colérico v opresor. La riñu que sucede entre él y ülalttios eslá llas señales que sesun la opinión del tiempo precedían á la muerte de una
introduciija para exaltar el cararíer de Calhmor c»! o inrrüo superior res- persona célel re. .Se creia que los espirilus de los bardos muertos cantaban en
plandece (MI su modo \aroiiil ilc cuiiCluir la diferencia entre los jefes las tres nofbc-i ¡ireccdcntes á la niui^rte ; cerca del l"S>ir en que habia de le-
Ciaon-ratti, campo ventuso l.a I'i. pocas veces se pronuncia en el lenguaje vantarse ei sepulcro) al redidor de una lisura insustancial, que representa-
gaéiico. ba el cuerpo de la persoga que liabia de morir.
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aéreo palacio. Pronunció estos débiles acentos , que se con- £n la juncosa margen de un arroyo dormía la hija de
fundían con el rugido de las aguas. Inis-huna. Se le había caído el yelmo de la cabeza; sus sue-
El regocijo visite el alma de Cathmor. Oyéronse sus pa- ños llevaban su alma á la tierra desús padres; allí alegraba
labras en Moílena; el bardo tributó su cántico á Cairbar ya la mañana los campos, y los arroyos juguetones se precipi-
se desliza por el seno del viento. Mi espíritu está en los salo- taban de las peñas. Corría la brisa en sombrío oleage sobre
nes de mis padres, semejante á la carrera de un terrible in- los campos juncosos; allí se oía el sonido avisador déla caza;
cendio que se lanza á través del desierto en una noche tem- allí veía salir á los guerreros de sus salones; pero mas er-
pestuosa. No faltarán los bardos juntoá tu sepulcro, cuando gido que ninguno al héroe déla acuosa Atha. Majestuosa-
yazgas tendido en el polvo, porque los hijos del cántico mente, caminando, fija en Sul-malla la amorosa vista;
aman á los valientes. Cathmor, tu nombre es cual la ani- mas ella , vuelve desdeñosa el rostro á un lado, y finge in-
madora brisa. ¡Ya se alzan los lúgubres sones! ¡Una voz diferente estar solo ocupada en doblegar el pulido ciprés.
resuena en los campos deLubar 1 Entonadla mas de recio, Tales eran los sueños de la doncella , cuando llegó Cath-
oh sombríos espíritus. Los fenecidos bien merecieron su fa- mor de Atha. Vio su faz hermosa sonreírse entre sus rizos
ma. ¡Ahí ¡pronto fenecerá Cathmor 1 Huyó deshaciéndose vagarosos y conoció á la doncella de Lumon. ¿Y qué había
en el seno de los vientos; la anciana encina sintió su par- de hacer el guerrero ? Lanzó un suspiro , y se le saltaron
tida y meció su silvadora cabeza. Cathmor despierta sobre- las lágrimas; pero al momento se separó de ella. No es ahora
saltado, y empuña su mortífera lanza. Gira la vista en re- tiempo, oh rey de Atha, se dijo á sí mismo, de despertar las
dedor, pero solo vé por todas partes el oscuro manto de secretas emociones de tu alma. Ante tu vista rueda la bata-
la noche. lla, semejante á un turbado torrente.
Fué la voz del rey, dijo el caudillo; mas ahora ha des- Hirió la orla avisadora de su escudo, donde moraba la
aparecido su fama. ¡Oh hijos de la noche! vuestra carrera voz de la pelea. (1) Alzóse Erin en su contorno, resonando
no deja tras sí rastro alguno en los aires ¡ oh hijos de la no- cual las alas íél águila, y Sul-malla despertóse sacudiendo
che! A veces se os vé en el silvestre desierto, cual el re- sus desordenados rizos. Alzó de tierra el capacete, y se es-
flejo de un rayo de luz; pero os retiráis á vuestras ráfagas tremeció sobresaltada. ¿ Por qué han de conocer en Erin á
antes de que se acerquen nuestras huellas. Id, pues, ende- la hija de Inis-huna ? Acordóse de su linage regio, y encen-
bles hijos, que carecéis de toda ciencia; débiles son vuestros dióse en su pecho el noble orgullo. Dirige sus pisadas tras
goces y semejantes á los sueños de nuestro descanso, ó á de una peña, junto al tortuoso arroyo del valle; donde,
los alados pensamientos que se deslizan á través de nues- antes que resonara la guerra, moraban los pardos cerratos.
tras almas. ¡ Y habrá de fenecer pronto Cathmor! ¡Y yacerá Desde allí escuchaba por intervalos la voz de Cathmor, y
oscuro en su angosta morada que nunca tocaron los dedos su entristecida alma derramaba al viento estas razones.
de rosa déla aurora. ¡Huye de aquí, oh sombra! Mió es el Huyeron ya los sueños de Inis-huna y dispersáronse de mi
campo de las lides. Aléjese de mi alma todo otro pensamien- alma. Ya no hiere mi oído la montería de mis campos; aquí
to; porque sobre el ala del águila me lanzaré para asir el me hallo oculta en las nubes de la guerra. De entre las
rayo de mi renombre. El alma mezquina habita en el valle tinieblas dirijo la vista, buscando en vano algún rayo de luz
solitario de los arroyos. Los años ruedan, las estaciones tor- que sirva de guía á mis pisadas. Veo morir á mi guerrero,
nan, mas siempre permanece desconocida. Baja en una rá- pues cerca está el monarca del anchuroso escudo. Fingal,
faga la sombría muerte y hunde en el polvo su canosa cabe- el de Selma de las lanzas; espíritu del fenecido Conmor, (2)
za; su espíritu se deshace en el vapor del campo cenagoso,
y no sigue su carrera sobre los oteros, ni sobre los valles mente. De aquí es que en los estados grandes y opulentos en que los indivi-
duos tienen aseguradas la propiedad y la indolencia, pocas veces encontra-
musgosos de la brisa. Mas no será do esta manera la partida mos aquella fuerza de espíritu que es tan común en una nación no muy
de Cathmor. No fué ningún rapazuelo en el campo, con- adelantada en civilización. Es una observación curiosa pero justa de que ios
tentándose con ojear el lecho de lasgamuzas, cabe los oteros reinos grandes pocas veces producen grandes caracteres , lo que debe atri-
buirse enteramente á aquella indolencia y disipación que son los inseparables
resonantes. Mi salida fué en compañía de los reyes; mi re- compañeros de la demasiada prosperidad y seguridad. Moma, ciertamente te-
gocijo en los terribles llanos, cuando las rotas huestes huyen nia mucbos mas hombres grandes dentro de ella, cuando su poder estaba li-
mitado dentro de los estrechos conlines del Lacio, que cuando sus dominios
arrolladas, cual los mares ante los vientos. (Ij estaban estendldos por todo el mundo conocido. T un pequeño estado de la
Así habló el rey de Alnemsa , brillando en el entusiasmo Sajonia , cuando estaba dividida en siete reinos , tenia tal vez un valor tan
legitimo como los reinos británicos unidos. Como un estado nosoiros somos
de su alma, y dentro de su pecho resplandeciael valor, se- mucho mas poderosos que nuestros antepasados; pero perderíamos compa-
mejante á una llama animadora. Majestuosas son sus pisa- rándonos individualmente con ellos.
dasen el brezo. Mas ya se vertía en tornóla risueña alborada, (1) Para entender este pasage es preciso ver la descripción del escudo de
Cathmor en el canto séptimo. Este escudo tenia siete capetas principales, y
y descubría á los ojos del rey las huestes dormidas en el el sonido de cada una de ellas cuando se le hería con una lanza, transporta-
campo, y estendiendo anchurosamente sus filas de luz. Re- ba la orden particular del rey á las tribus. El sonido de una de ellas como
gocijóse el monarca, cual un espíritu del cielo que se posa aquí era la señal de reunir el ejército.
Este no era el valle de Lona al cual Sul-malla después se rettró.
sobre los mares, cuando yacen las aguas pacíficas en su (2) Conmor, padre de Sul-malla, fué muerto en aquella guerra de la cual
contorno y retienen las ráfagas su arrullado aliento. Mas Cathmor libertó á Inis-huna Lormar , su hijo, sucedió á Conmor. Era la
pronto despierta las olas y las impele en vastas lomas hacia opinión del tiempo cuando una persona estaba reducida á la última miseria,
y que no podía recibir ningún alivio, que los espíritus de sus antepasados
alguna tronadora playa. (2) llamaban sii alma. Este sobrenatural género de muerte se llamaba lo voz dt
los muertos; y lo cree el vulgo supersticioso hasta hoy día.
(1) El soliloquio de Cathmor es conforme á la magnanimidad de su carác- Tal vez no hay ningún pueblo en el mundo que dé mas crédito a las apari-
ter. Aunque titubeando al principio con la predicción del espíritu de Cairbar, ciones y visitas de los espíritus de ios muertos á sus amigos, que los antiguos
pronto se consuela al agradable aspecto de su fulura fama; y preDere como escoceses. A lo menos esto debe atribuirse tanto á la situación del pais que
Aquiles una vida corta y gloriosa á una oscura duración de años en el reilro poseen, como á aquella crédula disposición que distingue á un pueblo que no
y en el ocio. está ilustrado. Como su ocupación era el apacentar el ganado en los sombríos
(2) Una vida indolente y no guerrera era mirada con el mayor desprecio. y espaciosos desiertos, sus días se pasaban solitarios entie los matorrales
Por mas que disa un lilósofo en alabanza de la quietud y del retiro, estamos dondi'muchas veces se velan obligados á dormirse entre el sllvidodelos
lejos de pensar que estos no dejen de debilitar y abatir el espíritu humano. vientos y el ruido de los torrentes La oscuridad de las escenas que los rodea-
Cuando no ?e ejercen l:i5 íarullades del alma, pierden MI v|í;or, y unos co- liiiii, era ;ipla para cnu'ondrar aquella melancólica disposición de espírilu que
miciniientos bajos y limilados ocupan el lugar de ideas noli es y animosas. muy prontii ccibe impresiones do todo lo estraordlnario y sobrenatural. Que-
La acción por el conlvavio y las mu(l;iniiis <ie la lovUina qui' la acón.pafiao, dando dormiilos con estas oscuras fantasías v pertuibarnto sus sueños el ruido
llaman simultáneamente todos ios poderes del espíritu ejerciéndolos íuerte- de lus elementos, no es ninguna estrañeza que pensasen oir la vof de losmuer'
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lestán por Tentura tus huellas en el seno de los vientos? He oido tu voz por la noche, cuando aun me veía cabalgar
;Te dignas visitar á veces las distantes comarcas, oh padre de en las ondas, dirigiéndome á larivosa Erin. Dicen que los
la entristecida Sul-malla? ¡Sí, sueles aparecerte en ellas! espíritus de los antepasados llaman á sí á las almas de sus
tos. Esta voí de los muertos sin embargo no era lal vez mas que el sllvido hijos cuando los vén desvalidos en medio de los pesares.
cliillador del viento en un árbol antisiio ó en las endiduras de las rocas ve- Llámame á tí, oh padre mió, cuando yazga Cathmor en el
cinas Nosotros atribuimos ií esta causa aquellos numerosos é improbables helado polvo pues que entonces quedará desvalida Sul-malla
cuentos de espíritus que encontramos en los Higlilands-.pues en otro respeto
no vemos que sus habitantes sean mas crédulos que sus vecinos. en medio de sus pesares.

Leyenda histórica.
LA. NOCHE DE SAN BARTOLOMÉ EN FRANCIA Ó LOS HUGONOTES.
1752.
tenia á honor el presentarse á la corte en una circunstancia
I. tan gloriosa para el partido protestante, y que tanto bueno
auguraba para el porvenir, porque la unión de una princesa
LA CENA. real de la casa de Valois con un príncipe calvinista de la de
Borbon , era como una imagen triunfante de la unión de
La noche del sábado 2B de agosto de 1572, víspera del dos religiones, que habían sido hasta entonces enemigas
dia de S. Bartolomé, el señor de Losse, capitán de arcabu- implacables, no obstante los edictos de pacificación. Así,
ceros del rey , tenia convidados á cenar á unos veinte ca- pues, todas las provincias de Francia se veían representadas
balleros y capitanes católicos; esta reunión no prestaba por su mejor nobleza, que habia sido convocada por las ór-
ningún carácter estraordinario: se cenaba y nada mas; des- denes del rey y las cartas oficiosas de los jefes de la reli-
pués de la cena los convidados debían jugar un rato. gión ; el rey de Navarra , el príncipe de Conde y el almi-
Sin embargo, los últimos acontecimientos, y los que nue- rante de Coligny : mas de cuatro mil protestantes los mas
vamente se preparaban daban á aquella cena una fisonomía adictos á la causa y que la hablan sostenido con las armas
purticular, y contribuían á que se mezclasen en la conver- en la mano , se hallaban á la sazón en Paris; el número de
sación algunas de las cuestiones políticas que se agitaban en los católicos era mucho mayor.
aquella misma hora en el consejo secreto de Catalina de Los tres dias que siguieron á la ceremonia nupcial mixta
Médicis y de Carlos IX. Hacia algunos meses que previendo de protestante y católica , lo fueron de fiestas, festines,
la reina madre que los protestantes trataban de hacer al- torneos y bailes suntuosos; las lizas tuvieron lugar en el
gún nuevo movimiento, y queriendo evitar al reinado de patio del palacio del Pequeño Borbon, cerca del Louvre, y
su hijo los estragos de una cuarta guerra civil, habia for- los primeros señores de los dos partidos combatieron cortes-
mado el atroz proyecto de envolver en una matanza general mente con la espada y la lanza , á pié y á caballo, en los
á los principales jefes del protestantismo; su hijo segundo el intermedios de una pantomima alegórica, que no se habia
duque de Anjou, que después fué rey de Francia, y que á compuesto sin intención ; porque se veía el paraíso defen-
la sazón era lugarteniente del reino, fué el primer iniciado dido por el rey y sus hermanos los duques de Anjou y de
en este proyecto de matanza que los Guisas hablan fomen- Alenson, y asaltado por el rey de Navarra y el príncipe de
tado á la sordina, sin atreverse á reclamarlo como una ne- Conde , que representaban á los espíritus de las tinieblas;
cesidad de estado; el conde de Retz, el conde Sauk-Tavan- concluía el espectáculo con la destrucción del infierno, que
nes y el duque de Nevers, confidentes los tres de Catalina, desaparecía enmedio de las llamas. Mucho dio esto que
recibieron las pérfidas inspiraciones de los duques de Guisa pensar á las personas reflexivas y desconfiadas; pero los
y de Aumale , é hicieron llegar hasta la corte de Boma la demás no pararon mientes en ello, y solo pensaron en di-
responsabilidad de aquella sanguinaria traición. Carlos IX vertirse. Llegada la noche retumbaba el Louvre con el so-
cuyo carácter débil y vacilante no sabia ni disimular , ni nido de los instrumentos y el alegre rumor del baile , que
perseverar largo tiempo en un proyecto, ignoraba la trama se prolongaba hasta muy entrada la noche. Lo mismo acon-
que se urdia en torno suyo , y servia de ciego instrumento tecía en toda la ciudad , donde se daban al olvido las anti-
á las misteriosas maquinaciones de su madre y de los Guisas. guas disputas de religión para comer y beber juntos, y para
El matrimonio de Margarita, hermana del rey, con En- concluir en la mesa un pacto de confianza y de amistad; á
rique de Borbon, rey de Navarra , matrimonio que era al vista de esto se podía creer que se habia consolidado la paz
parecer el signo de reconciliación de los católicos y de los en Francia, y que de allí en adelante todos iban á vivir en
protestantes, fué el medio de que se valieron para poner una la mejor armonía.
venda sobre los ojos de las víctimas, que no se hubieran Mas todo cambió de aspecto, cuando el 22 de agosto,
atrevido á herir frente á frente: aunque el contrato se Mausevest emboscado en una casa del claustro de San
habia firmado en el mes de abril, las bodas no se verifica- German-l'Auxerois, disparó desde la ventana un arcabuz
ron hasta el 18 de agosto, á causa de la muerte de la reina contra el almirante Coligny , hiriéndole en un brazo y en
de Navarra Juana de Albret, que falleció repentinamente una mano. Los protestantes lanzaron un grito de indigna-
COR vehementes sospechas de haber sido envenenada. Ce- ción , y en nada estuvo que no apelasen á las armas para
lebráronse en Paris estas bodas con asistencia de la nobleza vengar la herida de su jefe; los católicos por su parte se
protestante que habia sido convidada á las magníficas fiestas removieron aprestándose á la resistencia, y unos y otros se
que el rey y la ciudad ofrecían de común acuerdo á los re- observaron y se pusieron en guardia. Mientras tanto Car-
gios esposos. Cada gentil-hombre de la religión reformada los IX parecía decidido á asociarse á las justas quejas de los
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amigos del almirante que acusaban á los Guisas como for- niones que le imponía; y valiéndose de algunas insinuacio-
jadores del atentado; juró que castigaría al asesino y á sus nes pérfidas, de algunas mentiras, metamorfosearon las
cómplices, y hasta mandó á los Guisas que saliesen de la ideas del rey hasta el punto de hacerle adoptar , como útil
corte. Esta fué una satisfacción dada á los jyfes protestan- y necesario el plan de exterminación de los heregesque sos-
tes , quienes acusándose por su desconfianza, descansaron tenían la guerra civil en Fran ¡a. Al punto se organizó todo
de nuevo en la buena fé del rey. El célebre Ambrosio Pasi, en silencio para las nuevas Vísperas Sicilianas , que debían
fué el que asistió al almirante por orden del rey; y éste , tomar el nombre de madrugadas francesas, y que se fijaron
acompañado de su madre y hermanos y otros grandes se- para el domingo 24 de agosto día de S. Bartolomé. El fatal
ñores, fué á \isitar á Coligny á su casa calle de Bethiey, secreto permaneció fielmente guardado entre seis ú ocho
dándole repetidas pruebas del pesar que sentia por aquel personas hasta la víspera del Santo, en cuya tarde se llamó
odioso atentado. Este paso del monarca, y sus palabras el Louvre al preboste de los mercaderes, é introducido en
afectuosas que circularon de boca en boca , acabaron de ce- el consejo del rey , se le dieron las instrucciones mas preci-
gar á los calvinistas, y de disipar sus sospechas. sas para secundar el armamento de los católicos, alegando
A pesar de esto , Paris habia quedado desde aquel mo- para ello que los calvinistas tramaban una conspiración con-
mento sombrío y como á la espectativa; los protestantes tra la vida del rey. En su consecuencia se citaron á todos
evitaban el trato de los católicos y estos miraban á aquellos los comisarios y ciudadanos mas notables, para que acudie-
con saña é inquietud: la mayor parte de las tiendas perma- sen á las casas de Ayuntamiento á las doce de la noche.
necían cerradas; la milicia local se disponía á empuñar las Los jefes y gentiles-hombres católicos ignoraban lo que se
armas al primor aviso de los comisarios de cuarteles; el Lou- tramaban; pero sabían que el consejo del rey y de la reina
vre se llenaba de soldados, y en las calles mas desiertas se madre había estado reunido en el Louvre y en lasTulleriaS
veian grupos de gente del pueblo hablando en voz baja. Los largas horas. Vagos rumores, de asesinato y de guerra cir-
calvinistas que habitaban en diferentes barrio» habían r e - cularon por todas partes, tomando cada vez mas cuerpo;
cibido un aviso secreto para que se trasladasen al barrio del Carlos IX envió al capitán de su guardia Cosseins con
Louvre, en el que vivian sus jefes. Posteriormente se acusó cincuenta hombres á la casa del almirante como para cus-
á Catalina de Mediéis, de haber trasmitido este aviso á las todiarlo y defenderlo: el rey de Navarra y el príncipe de
víctimas, que en cierto modo quería tener á mano para Conde, que habitaban en el Louvre, fueron invitados á lla-
cuando sonase la hora de la matanza. Catalma fué , pues , mar en torno suyo á los oficiales de su casa, á sus capitanes
el alma de tan inicua y terrible trama, que no se reveló al y amigos, á fin de poder hacer frente al peligro sí el pueblo
rey hasta la víspera de la ejecución. llegaba á amotinarse contra ellos. La ciudad permaneció
Carlos IX se incomodó al pronto negándose enérgica- tranquila en la apiriencia, y no se veía por las calles á ahna
mente no solo á tomar parte en él, sino también á autori- viviente, ni luz alguna á través de todas las ventanas de las
zarlo; pero su madre conocía el arte de someterlo á las opi- casas, lo que parecía asegurar el sueño de los ciudadanos

Lagnoche do San Bartolomé en Francia.

contra las emboscadas de sus enemigos; solo e] Louvre no convidados se habían sentado á la mesa como si hubiesen
estaba sumergido en la oscuridad querido no tomar ninguna parte en los graves acontecimien-
Alegre por demás y animada habia sido lacena quedaba tos de la noche : tanto habían honrado el vino de su hués-
el señor de Losse en casa de un canónigo, pariente suyo, ped, y sobre todo el hipocras vino cocido con azúcar y ca-
á la entrada del claustro de San-German-J'Auxerois. Los nela, que apenas estaban en estado de poder jugar á las
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cartas y á los dados. Para esto no se levantaron de la mesa, quiera que sea su creencia I ¡Brindemos á la terminación de
á fin de continuar bebiendo y jugando, contentándose con las turbulencias, y á la prosperidad de la Francia!
mandar se retirasen los criados, después de haber quitado —'Este brindis puso fin á toda esplicacion , y la disputa
los manteles, dejando solo en la mesa las botellas llenas y que iba á empeñarse entre Salabon y M. de Curson , fué
los vasos. En seguida empezó el juego con grande animación- ahogada con el choque de los vasos. El capitán Salabon se
.— ¡Muchachos! esclamó el capitán de Losse vaciando su puso á beber de nuevo, mirando de vez en cuando con aire
vaso: Una mancha indeleble caigasobre aquel que se levante provocador á su antagonista, á quien las emociones del
de la mesa antes del alba I juego distraían enteramente. Cada jugador habia puesto so-
— ¡Muy bien dicho, capitán! repuso un joven que se ha- bre la mesa delante de sí el dinero que tenia: el señor de
llaba á la derecha del señor de Losse, y que se hacia notar Curson era por si solo mas rico que todos los demás, y se-
por su lindo rostro casi imberbe, y por sus modales modes- guía el juego con bastante desgracia, pero sin que al parecer
tos , elegantes y graciosos, que daban á conocer era un hijo le causasen demasiada impresión las pérdidas que esperi-
de familia, novicio aun en el género de vida de sus compa- mentaba. Por solo su trage se venia en conocimiento que
ñeros de mesa y juego. Jugaré hasta perder el último sueldo. habia de ser persona acaudalada, pues llevaba encima alhajas
—¡Bueno 1 Y aun después de perdido todo, debemos se- de gran valor.
guir jugando, replicó Santiago de Savereuxque era uno de Santiago de Savereux, que se hallaba á su lado, ora el
los bebedores y jugadores de la reunión, aluzándose los afortunado de los jugadores y el que se atraía mas parte de
bigotes. los fondos del señor de Curson. Mas bien que por su trage
— ¡Así me gusta! esclamó el señor de Losse, sacudiendo que estaba bastante raido, fe distinguía por su apostura y
en la mesa y en señal de aprobación un tremendo puñetazo, gallardía.
que hizo caer con estrépito ¡as botellas y los vasos. La señora — j A fé mía, que estáis de desgracia! amigo mío , dijo
Fortuna no gusta asociarse á los perezosos que se cansan de á Ivo de Curson. Vaya, echemos un trago á ver si cambia
perseguirla: sucédele lo que á los venados en la caza; quiere vuestra suerte; brindemos por vuestros amores si gustáis.
que la rindan y obliguen los perros de dados ó los perros — ¡No los tengo! repuso con frialdad, pero políticamen-
de cartas. te el señor de Curson.
— Caballeros, dijo un convidado de barba cenicienta que — En verdad que parece que acabáis de salir de manos
bebia mas no jugaba; ¿estamos seguros de poder consagrar de la nodriza, ó mas bien que tratáis de ser ministro de la
toda esta noche á las botellas y á los dados? religión que llaman reformada....
— ¡Por vida de.... repuso Santiago de Savereux, cuya — ¡Savereux! gritó el señor de Losse, pardiez que estás
opinión en materia de placeres era de grande autoridad ; desconocido! M. de Curson es tan hugonote como tú y como
¿por ventura hay aquí monges ó novicios que deban acu- yo, puesto que es mi huésped; y haces mal en armar dis-
dir al coro cuando toquen á maitines en San-German- puta por ello.
l'Auxerrois ? — Que estoy pronto á sostener si se me provoca, contes-
— Señor de Savereux, respondió el de la barba gris, creo tó el señor de Curson requiriendo su espada con la vista.
quede todos lospresen tes sois el masatrevido y afortunado.... — Nadie es capaz de poner en duda tu valor , hijo mío,
— ¿Y qué?... le interrumpió bruscamente aquel á quien dijo el señor de Losse , llenando los vasos , como medio de
se dirigía este elogio. conciliación que siempre habia ensayado con buen éxito.
— ¿Y qué?... que á pesar de eso no hay cartas, ni dados — Es verdad, es verdad, dijo Savereux tomando la mano
ni vino, que puedan deteneros cuando se toca á botasilla, de Curson y estrechándola amistosamente. Y en prueba de
que para los monges de vuestra clase, vale lo mismo que ello , caballero, os digo que podéis contar conmigo en cual-
la campana de maitines. quier lance de honor.
— ¿Qué quiere decir eso capitán Salabon? dijo el dueño — Gracias; no lo echaré en olvido, contestó el señor de
de la casa algo amostazado. Curson siguiendo su juego.
—Quiere decir , camarada, que en las actuales circuns- — Pardiez, dijo uno de losjugadores, alzando de la mesa
tancias debemos estar prontos á montar á caballo , y á cum- el dinero que habia ganado; el oro de los hugonotes, me
plir con nuestro deber. ¿Esos bandidos de hugonotes no tra- parece buen católico.
taron ayer de asaltar á S. M. en el mismo Louvre? — De buena gana iría á sus sermones, si el diablo ó el
— ¡Oh! quien os ha contado ese disparate , dijo el señor ministro repartiese escudos de oro.
de Losse, mirando á hurtadillas al joven que tenia á la de- — ¡Fuego y sangre! gritó un tercero; voy á volverme
recha , el cual habia mudado varias veces de color, y mira- hugonote, puesto que tienen la bolsa tan provista.
ba á Salabon con desdeñosa cólera. Los hugonotes no me —Yo os impediré que blasfeméis doblándola puesta, di-
han nombrado su abogado; pero los creo demasiado pru- jo el señorde Curson, cada vez mas exaltado por el demonio
dentes , y buenos guardadores de sus interesespara compro- del juego á pesar de lo que perdía.
meterse en una empresa tan ridicula como la de atacar al — ¿Por qué no la triplicáis? replicó el mas ebrio de la
Louvre. reunión,
—Decid mas bien que los conceptuáis subditos demasiado — Mejores cuadruplicarla, dijo Santiago de Savereux
leales al rey, é incapaces de hacerle traición, repuso con que se abandonaba sin reparoá su pasión favorita.
calor el joven , ofendido de una calumnia que parecía diri- — ¡Bueno! contestó Ivo de Curson, sacando de su bolsi-
gida contra todo el partido protestante, pero que iba diri- llo un puñado de escudos de oro. ¡Cinco y dos!
gida á él particularmente. Capitán Salabon, hablad con — ¡ Tres y cuatro I
mas comedimiento.... — ¡Doble as!
— ¡Paz señores ! esclamó imperiosamente el capitán de — ¡Diez!
Losse levantándose con una botella en la mano. Salabon , ^ ¡Yo gano! esclamó Savereux antes de echar los dados
tomad el vaso y voz el vuestro señor de Curson. ¡ Brinde- que removía en el cubilete. Doble seis.
mos por todos los subditos leajes que cuenta el rey, cual- — j He perdido trescientos escudos de oro! murmuró IvQ
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de Cnrson, contando con aire distraído las monedas que — ¡Compañeros, somos unos jugadores de tomo y lomo!
tenía delante. ¡Juego el resto por revancha I dijo Savereux con los ojos medio cerrados, y sin apenas po-
— Sea, dijo Savereux , bamboleándose en la silla con los der levantar la cabeza; sí, ¡somos los jugadores mas valien-
ojos medio cerrados, y llevándose á la boca en vez del vaso tes y galanes de toda la cristiandad!
el cubilete de losdados. Beberé y jugaré hasta eldia del juicio. — ¡Disparate 1 Jugamos como niños; contestó el señor
—¡Que llaman á la puerta! ¡silencio, señores! interrum- de Cursen irritado contra la suerte, y cada vez mas domi-
pió el capitán de Losse, aunque sin lograr hacerse oír. nado por el ardor del juego, que no quería ahogar en vino.
— Amigo mío, decía Savereux: os aconsejo que enco- ¡Cuatrocientos escudos de oro no valen la pena!
mendéis vuestros dados á San Calvino. — ¡Cómo I repuso Savereux , hace diez años día por día
—¿Quién es? i quién llama? preguntó el señor de Losse que estoy jugando, y hasta ahora nunca habia poseído tal
abriendo la ventana, para reconocer á los que llamaban. cantidad.
—Capitán, dijo una voz infantil; tened á bien de salir y — Pues entonces, ¿queréis decirme, qué es lo que os rin-
dirijiosal Louvre. den vuestras posesiones de Savereux?
— ¡ Al Louvre I repuso el señor de Losse. Pero sabéis que — Mis posesiones, esclamó Santiago de Savereux soltando
es M. de Nan?ay el que está deservicio.... la carcajada: yo soy noble porque lo era mi difunto padre,
— El rey es el que os llama, interrumpió la voz. Y ahora que ennobleció á mi madre en el mero hecho de casarse con
decidme, ¿dónde encontraré al capitán Salabon? ella; pero no tengo otro patrimonio que mí espada, á la
—Helo aquí, dijo Salabon asomándose á la ventana con la que debo lo que soy, á saber: abanderado del regimiento
botella y el vaso en la mano. del caballero de Angulema. No aguardo heredar nada, y
—Capitán, estáis haciendo falta en el palacio de Béthtuy; me contento con lo que produce mi paga y el juego con tal
M. deCosseinsos dirá lo que tenéis que hacer. que el vino sea fresco y abundante.
—M. de Losse, ya veis que no me he equivocado, dijo Sa- — Siendo así, me avergonzaría de quitaros el pan de la
labon en voz baja; va á comenzarla danza Je esos paganos.... boca , acabé, pues, de jugar con vos.
— ¿Quién eres tuque me traes una orden del rey? pre- — ¡Ola! parece que os burláis, queriJo mío ! Pero par-
guntó el señor de Losse con desconfianza ¿qué gente te diez, no eiheis en olvido que en este momento soy yo el
acompaña? mas rico, y por cierto que no juego bajo la garantía de mí
— Yo soy page de Mma. Catalina, y me acompañan seis palabra.
arcabuceros de la guardia. — ¿Habéis oído acaso decir que mi palabra vale menos
— ¡Bien, Dios te guarde, hijo mío, adiós I que el metálico? repuso Ivo de Curson picado y confuso de
El señor de Losse cerró la ventana, y se dispuso á salir aquella alusión al estado de su bolsa. Tomad, añadió qui-
para obedecer las órdenes del rey. tándose del cuello la cadena de oro y arrojándola sobre el
—Amigos míos, dijo á sus convidados; disimuladme el tapete, hé aquí en prenda esta alhaja.
que os deja antes del alba, según habíamos convenido; el — ¡Caballero 1 replicó con altivez Savereux, me creéis
rey me llama, pero volveré pronto: mientras tanto no de- acaso un judío que hace préstamos sobre prendas.
jéis de beber. — No por cierto; pero me conviene jugar contra vos esta
—Capitán, gritó Savereux que acababa de ganar á Ivo joya que vale tres mil libras.
su último escudo, decid á S. M. que la señora Fortuna pre- — Jugaré todo lo que querrais; pero bajo vuestra pala-
fiere los católicos á los hugonotes, y que acabo de vencer á bra, y siempre y cuando vuelva esa cadena á vuestro cuello.
golpes de dados al hombre mas galante y gentil de la reli- — Juguemos, pues, trescientos escudos á cuenta.
gión reformada. — Sea por no disgustaros; pero antes bebamos á fin de
—La noche será caliente, dijo Salabon separándose del tomar aliento. '
capitán de Losse que volvía al Louvre; ¡nunca he sentido — Bebed lo que gustéis y juguemos, juguemos.... No
tanta sed de sangre hugonota! Monseñor, el duque deGuisa debe ser tarde todavía.
dice, que las sangrías son buenas en agosto. — Serán las diez y medía, respondió uno de los concur-
rentes que estaba medio dormido. Pero ¿quién llama á la
IL puerta ?
— ¡Mía es la cadena! dijo Savereux sin mirar los dados
ENEMIGOS THERHANOS DE ABMAS. que había echado fuera del cubilete.
— No, la cadena no, sino los trescientos escudos que se
La salida de los capitanes de Losse y Salabon, no impidió han jugado, y para cuyo pago sirve la cadena de prenda ,
que el juego continuase con mas calor, aunque la mayor dijo tranquilamente Ivo de Curson. Todo eso es una ba-
parte de los bolsas habían sido vaciadas por Santiago de Sa gatela , juguemos si os parece quinientos escudos de oro á
vereux, cuya fortuna iba cada vez mas en aumento. Jamás cada puesta.
se había visto tan favorecido de aquella deidad inconstante, _- ¡Quinientos escudos de oro! Caballero, amigo mío, se
y ya empezaba á fastidiarse de ella, porque el placer de un me figura que habéis bebido mas que yo, y por lo tanto
jugador consiste sobre todo en esas alternativas de pérdidas que estáis menos cuerdo.
y de ganancia que tienen continuamente alarmado su espí- — ¿No puedo obligaros á jugar vuestra ganancia? dijo
ritu , y que le hacen esperimentar emociones siempre nue- amargamente el j'Sven.
vas. Sí un jugador estuviese condenado á ganar infalible- —¡Mi ganancia! ¡ Me la echáis en cara! Pardiez, la jugaré
mente, pronto se cansaría del juego. Savereux, cada vez hasta la última moneda.
mas alegre y hablador á medida que vaciaba las botellas, — Quinientos escudos de oro en cada suerte. Vosotros
hubiera dejado de buena gana el juego , si no hubiese teni- que no jugáis, entreteneos en ir anotando las cantidades que
do en su poder el dinero de sus amigos, y particularmente se vayan cruzando.
el de Ivo de Cursen , que estaba decidido como los demás — No cesan de llamar á la puerta, observó uno que se
{í jugar, á perder y á empeñarse bajo su palabra. habia levantado con ánimo de bajar á abrirla y que con
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trabajo pudo llegar ala ventana.... ;Gap¡tan,... sois vos?... he estado esperando, hasta que su carta me quitó toda es.
No, no es él. ¡Es una muger! peranza. Sí al menos hubieseis llegado vos no habria estado
— ¡Una muger! esclamó Savereux levantándose y diri- tan inquieta. Estaba tan disgustada, que de seguro no hu-
jiéndose á la ventana dando traspiés. biera podido dormir.... Además, por el barrio se dice que
— A donde vais, señor de Savereux, dijo Curson con el pueblo está conmovido.... y como desde lejos parece que
impaciencia. ¡ Bueno está el pretexto para dejar de jugar! la ciudad está ardiendo, á causa de las muchas luces que hay
— jLIévese el diablo la noche, que me impide ver lo que esta noche en las casas.... monté á caballo y....
deseo! decia Savereux sacando medio cuerpo fuera de la — Ya veo que tenéis mas valor siendo soltera, que el
ventana, con tanto descuido que hubiera caido sino le sos- que podría tener la muger de un viejo capitán de raitres....
tuvieran por detrás. Es una muger á caballo y un criado que — Ahora vengo de casa de nuestro pobre almirante; y
le sirve de escudero. allf he sabido que cenabais aquí con algunos católicos.
—Carguen todos los diablos católicos, con todas las mu- — ¡Qué im;)ortaI Lo cierto es que me parece algo atrevi-
geres! dijo entre dientes Ivo de Curson descargando un do que os mezcléis así en mis asuntos....
puñetazo sobre la mesa. — ¡Cómo ya han dado las diez !
— ¿Señora, qué tenéis que mandarme? dijo Savereux — Lo mismo me dá que sean las diez que las doce: no he
alzando la voz y saludando á la dama que miraba. de recogerme hasta el día.
— Caballero, desearla saber si se halla en vuestra com- — ¡Cómo! ¿nome acompañáis?... Vaya, montad á ca-
pañía un gentil-hombre de Bretaña, llamado Ivo de Cur- ballo y vamonos.
sen, respondió la desconocida con voz temblona. — No haré tal; os volvereis como habéis venido, y ma-
No bien hubo oido esta respuesta, Santiago de Savereux ñana se os dirá lo que hace el caso.
se lanzó á la escalera, para ver desde mas cerca aquella da- — Ivo , amigo mió; sin duda estáis loco ¿cómo queréis
ma cuyo acento desconocía. Mas como estaba algo ebrio, la que vuelva sola?
bajó rodando : largo tiempo estuvo antes de encontrar la — Pedro, ¿estás bien armado? preguntó Ivo al criado
cerradura, mas al fin abrió la puerta, y scsteniéndose con- que tenia la brida del caballo.
tra la pared dijo con lengua estropajosa. — Tengo una daga , una espada y dos pistolas, monse-
—^Sé.... Señora, cuan afortunado....es.... es el hombre ñor, respondió el criado que habia servido en' el ejército
que honráis con vuestra amistad. hugonote.
— iNo penséis que ha de quedar así el juego ! gritaba Ivo — Y sabes muy bien hacer uso de ellas. Ea, arrea ese ca-
de Curson, el cualfigurándoseque Savereux buscaba un pro- ballo, y otra vez no te prestes con tanta facilidad á los ca-
testo para retirarse con su ganancia, se habla lanzado á la prichos de una loca.
persecución de su compañero, y le habla cogido el brazo con Al pronunciar estas palabras volvió la espalda á la jo-
tanta fuerza , que lo sostuvo cuando sus piernas vacilantes ven, entró en la casa y cerró la puerta. La desconocida
se negaban á hacer su oficio. permaneció un instante indecisa y asombrada de la dureza
— ¡Ohl sois vos Ivo, dijo la dama reconociendo en la con que el señor de Curson la habia tratado; miraba la
voz al señor de Curson. puerta, creyendo que se abrirla de nuevo, y mientras tanto
— ¡Oh! qué hermosa y encantadora sois, gritó Savereux, procuraba ahogar algunos sollozos. Unos tres minutos des-
procurando zafarse de los brazos del joven. No sois una pués, viendo que la puerta no se abría , se arrepintió de
mortal, sino alguna ninfa, alguna náyade del Sena, algún haber esperado tanto , levantó la cabeza, enjugó sus lágri-
ángel del cielo bajado á la tierra.... mas, se echó á la cara el velo , que llevaba prendido del
— ¡Pardiez! Ana, ¿qué venís á hacer aquí? le dijo Ivo sombrero, y tiró con tanta violencia la brida de su caballo,
de Curson, aproximándose á ella para no ser oido. que por poco éste derriba al criado al tomar el galope. Cuan-
— Vengo á saber si os ha sucedido algo, respondió la jo- do Ivo de Curson lo oyó esperimentó cierto remordimiento
ven tímidamente, y porque no habéis vuelto á casa. y se arrepintió de haber sido cruel, ingrato y egoísta: quiso
— iQué queréis que me haya sucedido? repuso Curson detener á la joven cuya única falta consistía en haber in-
de mal humor. terrumpido su juego , y ya se proponía seguirla, alcanzarla
y acompañarla, cuando fué detenido por una agresión im-
— Vamos, no os incomodéis, y decidme si M. de Par-
prevista.
daillan os acompaña.
— Pardaillan se ha quedado esta noche en el Louvre; Provenia esta de parte de Savereux que pugnaba por sos-
¿noos ha avisado? tenerse en la oscuridad , gruñendo á mas y mejor, y que
— Sí, por medio de una carta, respondió ella ruborizán- hallando la pierna del señor de Curson, no la soltó por mas
dose : me decia en ella que se quedaba en el Louvre acom- esfuerzos que aquel hizo para librarse de aquella opresión.
pañando al rey de Navarra. Cada vez se oian menos los pasos del caballo, cuando M. de
— Entonces, ¿por qué me preguntáis dónde se halla? Curson comprendió que estaba su honor interesado en no
— Porque.... á la verdad, porque dudaba que fuese cier- partir. Savereux le hacia cargos y le provocaba, y aunque
ta.... y temia que no estuviese con vos jugando. conocía que obraba á impulsos del vino , sin embargo no >
— jYo no juego! repuso el señor de Curson, ocultando podia dejar de contestarle á causa de los demás oficiales que
su turbación bajo la máscara de una irritación aparente. eran testigos de aquella escena.
Cargue el diablo con todas las curiosas y con las novias. ¿Y — ¡Muerte y ruina! gritaba Savereux, en quien la em-
ahora á dónde vais ? briaguez daba el traste con su buen natural; tanto peor para
— Pero.... ¿no es ya hora de que volváis á casa, sobre vos sino tenéis caprichos, señor hugonote; pero ¿quién sois
todo cuando desde aquí á ella hay una buena media legua? vos para impedir á los demás que los tengan?
— Y siendo así ¿por qué habéis venido?,¿ Está loca vues — ¿Qué fiesta hay esta noche en el Louvre? dijo uno de
tra madre que así os deja correr por las calles? los gentiles-hombres que se hablan quedado en la ventana
— Está durmiendo y no sospecha nada. Mucho me habia del comedor. ¿No veis á lo largo de los fosos aquellos ar-
alegrado la noticia de la venida de M. de Pardaillan, y lo queros y arcabuceros de la guardia del rey, y aquellos hom.
K aso if
brts (¡oü, taíorchvt ? SI no fuera porgue no se ay? ni inquiera —{Baidiez 11 y« feo que no SAIS eahaUeHk f gritó Sav^^ux
un acento, creería que se estaban lúitieDáo, furioso.
— Señor de Savereux, dijo con amabilidad Ivo de CUÍ- — Mañana, ai ser de día , os probaré que soy mejor ca-
son, procurando calorar el infundado resentimiento de aquel ballero que vos, esclamó el señor de Curson , que cada vez
l)ebedor: mañana y \os demás días, y cuando queráis vol- se arrepentía mas de no haberse ido eon ta joven.
veremos á nuestro juego , pero ahora permitidme que me Al mismo tiempo se dirijió hacia la puerta.
retire.... — I Alto ahíl compañero, le dijo uno de los presentes
— Partiréis después de haberme matado, si os parece, cortándole el paso: antes de marcharos daréis una satisfac-
pero no antes. ción al que habéis ofendido. £ a , ¡ en guardia !
— Dios me guarde. ¿Estáis loco ? Vamos, señor de Sa- — En guardia, hugonote, gritó otro.
vereux , dormid un poco para que se os despeje la cabeza. — ¡Animo, Savereux,! añadió un tercero: iSangra, san-
— Yo seré quien os mate, así lo espero, para castigaros gra á ese herege 1 es una obra de misericordia!
por haberme impedido que vea á mí dama.... — Por los cuernos del diablo, señor hugonote, decía un
— ¿ A vuestra dama ? replicó con altivez el señor de Cur- cuarto, vais á tener que habérosla con una buena hoja.
son, tomando ya el asunto por lo serio. — No estáis en vuestro cabal sentido, M. de Savereux ,
— Sí, á mi dama, que es la mas hermosa, la mas com- dijo afablemente Ivo de Curson, que no hallaba ninguna
placiente, la mas adorada.... razón para aquel duelo , y que por otro lado no quería ba-
-— Os birláis caballero. Ni aun siquiera conocéis á la que tirse con un hombre ebrio. Buenas noches, y hasta mañana.
llamáis vuestra dama. — ¡ Nada! ¡ nada! no habéis de salir de aquí, dijeron los
— La conozco mejor que vos. testigos, ínterin no zanjéis esa cuestión.
— No está mala la broma, y puede costar cara á su autor. — Yo no tengo ninguna con M. de Savereux, dijo el jo-
¡ Si Pardaillan os oyese! ven impaciente , pero si os empeñáis....
— i Y quién es ese Pardaillan ? el hijo natural de Gon- — I Cómo I ¿negáis la injuria que me habéis hecho ? es-
drin, ¿ el capitán del regimiento del rey de Navarra ? clamó Savereux. Yo creía que los señores hugonotes no sa-
— Estáis ebrio, señor de Savereux; de lo contrario diría bían mentir.
que erais un hombre sin honor. — ¡ Mentir! gritó Curson pálido de rabia , y tomando la
— ¡ Sangre y fuego 1 ayudadme á subir, y yo os ense- espada que le ofrecían.
ñaré lo que soy. — I En guardia, valientes I gritaron confusamente los
AI rumor de esta discusión que degeneraba en injurias y testigos, llenando los vasos, y brindando por el triunfo del
en amenazas, se habían asomado á la meseta de la escalera campeón católico. Savereux , sácale la mala sangre abrién-
dos de los convidados con luces. Ivo de Cursen pálido de dole unos cuantos ojales en su piel!
cólera, daba el brazo á Santiago de Savereux, que no me- No necesitaba Savereux que lo excitasen, pues la em-
nos incómodo , pero con el rostro encendido y caídos los briaguez y el calor que sentía le habían puesto en un estado
párpados, tropezaba en cada escalón, y caía á plomo sobre de exaltación difícil de describir. Por su parte el señor de
el pecho de su adversario. Curson había llegado á incomodarse; mas, sin embargo,
— El suelo se hunde, balbuceaba Savereux. viendo los esfuerzos que hacia su contrario por tenerse de
— Compañeros, gritó desde la ventana un gentil-hombre, pié, no se determinó á herirle.
dirigiéndose á una partida de arqueros que pasaba á poca — Señores, dijo en el momento de cruzarse las espadas;
distancia, ¿estamos acaso en la víspera de S. Juan y se en- cuidad de que no se lastime al caer.
cienden candeladas en la plaza de Gréve? Este sarcasmo provocó murmullos entre los testigos, y au-
—No, estamos en la víspera de S. Bartolomé, contestó el mentó , si era posible, la rabia de Sav. reux, quien se arrojó
jefe de Jos arqueros; dícese que el rey va á hacer una caza sobre su enemigo con tanto vigor que por poco lo pasa de
á la luz de las antorchas, y nosotros somos enviados para parte á parte, atravesándose él mismo con la espada de
contener á los curiosos que puedan incomodar. aquel: afortunadamente el señor de Curson tuvo tiempo de
— En verdad, dijo otro gentíl-faombre , que esta es la levantar la espada que venia recta á su pecho, y el golpe
primera caza que se ha hecho contra las ratas y los gatos de no le alcanzó mas que en el brazo en el que le hizo una leve
París. herida. Brotó la sangre, y á su vista Savereux, horrorizado
— Camaradas, cerrad las ventanas, dijo con voz atrona- de lo que había hecho , soltó la espada, y se arrojó en los
dora Santiago de Savereux, que ya había llegado á la sala, brazos de sus amigos. Ninguno de estos se llegó á socorrer
gracias á los esfuerzos del señor de Cursen. al señor de Curson, que se atajaba la sangre con la mano,
— ¿Tienes miedo deque vuelen las botellas? esclamó y que seguramente estaba menos conmovido que el autor
Uno de los presentes; mas bien lo harían los dados y los de su herida.
escudos. — 1 Ah I ¡señor de Curson! esclamó Savereux, cuyos re-
— Vosotros seréis testigos y jueces del campo, caballeros; mordimientos se habían despertado vagamente en medio de
desafío á M. de Cursen. su embriaguez.
Al pronunciar estas palabras, Savereux que apenas po- — ¡Seguro está que se muera ese pagano de hugonote t
día tenerse en pié, sacó su espada que un testigo oficioso le dijo entredientes uno de los instigadores de aquel combate.
presentó, y se puso en guardia. Ciirson , en quien el vino — ¿Os dais por satisfecho y contento, M. de Savereux?
no habla podido turbar la razón ni alterar su sangre fría , preguntó otro menos encarnizado contra los protestantes.
se negaba á empuñar la espada contra el agresor, á quien — Perdonadme, señor de Curson, dijo Savereux reu-
la embriaguez no dejaba libre sus movimientos: cruzóse niendo sus fuerzas para levantarse y aproximarse al herido.
pues de brazos y se quedó sin movimiento, frente á frente — No tengáis sentimiento de lo hecho , caballero , res-
del acero que Savereux le presentaba. Los convidados mur- pondió el gentil-hombre sin rencor. Puede que algnn día os
muraron de lo que creían una cobardía; porque estaban poco pague esta deuda, y no por eso dejaremos de ser buenos
dispoettosen favor de Curson, sabiendo que era hugonote. amigos.
39 381 i€
r-^Og «otáis desangrando, ¡pobre seSor de Cursen I... juego. Ivo habia perdido entretanto sesenta mil escudos
Voy á buscar á un cirujano.... bajo su palabra.
— Mejor será que yo vaya. Justamente voy á casa del — ¡ Cómo apesta el hugonote ! dijo uno de los mas ebrios
señor almirante, y allí me encontraré á Ambrosio Paré que y fanáticos.
debe pasar la noche á su lado: me vendará este arañazo, y — Señor hugonote, añadid el jefe del complot, se os su-
es seguro que no por eso dormiré menos. plica que al punto levantéis vuestros reales, y os vayáis á
— Yo mismo voy á vendar vuestra herida, dijo Savereux otra parte.
sacando su pañuelo, y atándolo al brazo de Ivo para com- — En la inteligencia , dijo un tercero, que si no salís
primir la hemorragia. iPardiez! yo quisiera tener esa he- pronto por la puerta , corréis el riesgo de salir por la ven-
rida en el vientre. ¿No me perdonáis? tana.
— Ós perdono de todo corazón; pero ¿ es verdad que la — Recordad , que de la casa del lado partió la bala que
señora, causa , al parecer, de nuestra disputa, sea vuestra M. de Maurevet, ese digno y honrado gentil-hombre , ha
dama? disparado á ese condenado almirante.
— ¡Qué disparate! pero sí me presumo que será la vues- — ¿Qué quiere decir todo esto ? esclamó Ivo levantán-
tra. Si esa joven me perteneciera, os aseguro que no ama- dose y empuñando su espada.
rla el vino ni el juego. — ¿ Qué infamia es esta? gritó Savereux poniéndose al
— Vos tenéis la culpa de que hayamos interrumpido el lado del calvinista, y desenvainando asimismo la suya.
nuestro. — Caballeros, si alguno de entre vosotros tiene algún
— Decid mas bien que es vuestra, por haber atraído aquí asunto que tratar personalmente conmiga, lo aguardaré
á esa hermosa dama , causa de todo lo que ha pasado. mañana en los fosos del Pré-aux-Clercs.
— Lo bueno que tiene que la cosa no vale la pena: la — Y si hay alguno que quiera servir de segundo , que lo
herida no me incomoda lo mas mínimo ; y para probároslo diga , pues yo lo soy del señor de Cursen.
estoy pronto á jugar, — j Cómo, Savereux! ¿así estáis dispuesto á apostatar y
— I Jugar! ¡ah I no puede ser; es ¡menester que os lleve haceros calvinista? dijo uno.
á casa de Ambrosio Paré. — Nosotros somos diez y seis católicos, añadió otro, bus-
— Sí, pero no corre prisa; y todavía podemos echar al- cad, pues, otros tantos hugonotes.
gunas suertes de dado. — ¡ Pardiez ! os aseguro que me veréis entre ellos , res-
— Sea como gustéis, y Dios os dé mejor fortuna. pondió Savereux, cuya noble y generosa indignación fué
— Bueno , pero juguemos fuerte. bastante á disipar m sueño y su embriaguez. Vamonos,
— Juego á un solo golpe todo lo que he ganado esta no- señor de Cursen; no permanezcamos mas tiempo en esta
che. jDoceJ caverna de bestias feroces.
— ¡Cuatro ! A vos toca echarlos; veamos lo que os debo, — Os debo sesenta mil escudos, le dijo Ivo, á quien esta
y doblemos la cantidad. pérdida habia causado una tristeza profunda. Mañana los
— Acabáis de perder mil escudos de oro; contadlo vos tendréis , y en seguida seremos hermanos de armas, como
mismo. lo soy ya de Pardailiac.
— Eso no es nada; esta vez jugaremos tres mil escu- — Id en paz , ¡bellos soldados de Ginebra 1 gritó el mas
dos. insolente de los caballeros católicos.
— i Tres mil escudos 1 yo no los tengo, y si llegase á per- —Al primero que se atreva á insultar al huésped del ca-
derlos.... pitán de Losse, replicó Savereux con voz amenazadora , lo
-^ i Y qué ? 4 no tenéis vuestra palabra como yo la mía ? atrevesaré con mi espada.
tres mil escudos á este golpe. ¡Once ! — ¡Hasta mañana , señores! añadió Ivo: nos volvere-
— ¡Y yo doce! En verdad que estoy avergonzado de tanto mos á ver á las doce en el Pré-aux-Glercs, y el señor ayu-
ganar, y no quiero vuestro dinero. dará á los buenos contra los malos.
— Muy pobre jugador seria, si me desanimase ya: ¡cinco El señor de Curson dio á Savereux el oro que habia re-
mil escudos esta vez! cogido de la mesa, le puso al cuello su cadena de oro , y
•^ ¡ Cinco mil escudos, amigo mió! Queréis que los robe dándole el brazo para ayudarle á bajar, salieron de la eqsa
al diajblo. ¿ Y vuestra herida ? sin que nadie los siguiese ni incomodase.
--' No me cuido de ella: me la habéis vendado muy bien; — ¡Hermanos de armas I esclamaron abrazándose luego
y vuestro pañuelo vale, á no dudarlo , todo un aparato.... que se vieron en la calle, y después de haber envainado sus
Vayan los cinco mil escudos.... No os durmáis, señor de espadas. Sí, hermanos de armas, basta la muerte I
Savereux. — No os vayáis así con la cabeza al aire, queridos her-
—- No, ¡quién piensa en eso I pero permitidme que beba manos de armas, les gritaron desde la ventana: podríais
lo que queda en esta botella.... ¡Diablo ! ¿y vuestros cinco cojer un constipado ó una pulmonía, á pesar de que la Bo-
mil escudos?... che será caliente.
— Me los habéis ganado como los otros. ¡ Preciso es con- Al decirles esto les tiraron los sombreros que habiaik Re-
fesar que tengo la mano algo desgraciada I jado olvidados en la precipitación de su salida: recojiéron-
Notando los convidados la buena armonía que reinaba los dirijiendo algunas amenazas á los autores de tan inso-
entre los dos campeones , por uno de los cuales habían to- lente despedida; y se alejaron sin haber notado el cambio
mado abiertamente partido, se retiraron á otra habitación, involuntario que habían hecho de sus sombreros; el de M.
y allí, medio ebrios, determinaron provocar al hugonoteá de Curson con su lazo de perlas y de oro estaba en la cabeza
fin de bajarle algo los humos, según decían. El capitán de de Santiago de Savereux , y el de fieltro de éste en el cual
Losse no estaba allí para obligarlo? á que respetasen á su habia puesto la cruz blanca, señal convenida entre los ca-
huésped..Así, pues, resolvieron echar de la casa ignomi- tólicos, estaba en la cabeza del gentil-hombre hugo-
niosamente á Ivo de Cursen, y hasta maltratarlos! pensaba note.
resistirse. Adoptado este plan, volvieron todos á la sala de
382 %
— Mucho lo siento M. de Curson; pero qué diablos,
paciencia.
III. En seguida emprendieron su marcha; Savereux pegando
tumbos, y Curson pensativo, y sin mirar siquiera por don-
LA SEÑAL. de iban. Media hora después, Curson alzó la cabeza, y se
encontró de nuevo frente del Louvre.
— ¿A dónde Tamos? preguntó Savereux, en quien en — ¡Otra vez el Louvre! esclamó.
vano el fresco de la noche combatía la embriaguez y el sue- — ¿El Louvre? repitió Savereux; ¿pues si hace mas de
ño : ¿dónde estamos?añadió, vacilando en la dirección que una hora que le volvimos la espalda?
debía tomar. — Y sin embargo ahí le tenéis.
— Pienso que á acostarnos, contestó Ivo, que hacia los — Lo que voi tomáis por el Louvre, amigo, es el palacio
mayores esfuerzos para impedir que su compañero cayese al de Be'hisy donde vive el almirante.
saelo dormido. Estamos cerca del Louvre , aunque no sé — ¡Cómo! ¿acaso no reconocéis el Louvre?... Y sabréis
como se llaman estas calles. decirme si corre algún rio por la calle de Bethisy ?
— Pues si vamos á acostarnos, camarada', lo mejor será — Ta, ta, alguno de los dos ha bebido demasiado, M. de
tendernos aquí, y esos pasos nos ahorramos. Curson, contestó Savereux, soltando el brazo de su com-
— ¡Aquí! ¿en medio de la calle ? Este colchón está me- pañero y dirigiéndose hacia el Louvre. Ahora mismo voy á
nos bullido que el de un hospital; además, que solo los ra- preguntar al rey, si en efecto es el Louvre lo que tengo á la
teros y malas vidas duermen en la calle, vista.
— Afé mía, que sois muy delicado, contestó Savereux — A mí me toca guiarlo, pensó Ivo, que en vano procu-
dejándose caer; yo encuentro esta cama muy cómoda. raba saber donde se hallaba: el pobre ha dejado su razón en
— Vamos, M. de Savereux, levantaos; os lo pido por el fondo de la botella.
vuestro honor; ¡ si alguien os viese!... — ¡Ah! tunante! ah! traidor! gritó Savereux, que en
— Eso quisiera yo, que el rey me viese, respondió el su marcha oblicua había tropezado contra una casa; yo te
gentil-hombre insistiendo en quedarse allí tendido. enseñaré á detener á un hombre en su camino....
— Pero no conocéis que puede pasar un caballo ó un — Savereux , amigo mío, le dijo Curson, sufetándolo;
carro y aplastaros. aguardadme aquí, mientras me procuro alguna persona que
— ¡ Pardiez! mucho me alegraría que algún rústico ginete quiera guiarnos.
ó algún carretero me rompiese una pierna ó la cabeza; con — Hermano de armas, abrázame; balbuceó Savereux,
eso descargaría sobre sus costillas toda la cólera que han que no bien hubo perdido el equilibrio cayó al suelo, pre-
provocado en mí aquellos borrachos que os han injuriado parándose á dormir hasta el día siguiente. Dame de beber,
y amenazado. de beber, de beber....
— A bien que mañana los encontraremos en el Pré-aux- — Mala peste coja á los borrachos, será menester llevarlo
Clercs; pero para estar en estado de hacerles frente es me- á su cama.... Yo no puedo quedarme aquí de centinela to-
nester dormir bien en nuestras camas. da la noche.... Sise presentara alguien.... ¡Pero, qué! todo
— Pues, señor, ¡ hasta mañana en el Pré-aux-CIercs! el mundo está ya durmiendo.... á excepción de los ladrones
dijo Savereux, que ya apenas veía. y de la ronda.... Oigo pasos.... El capitán de Losse que
— j Pardiez! yo no puedo dejaros así en medio de la calle. debia acompañarme á casa del almirante no ha cumplido su
— Acostaos entonces á mi lado: la cama es bastante ancha palabra.
para los dos. En seguida se alejó. Largo rato anduvo estravíado por
— Tened presente, M. de Savereux, que vos no podéis, las calles sin encontrar á nadie. Mas de una vez se le figuró
sin faltar á vuestros deberes de caballero, dejarme solo y ver pasar á lo lejos alguna sombra: llamaba, pero nadie le
perdido en esta ciudad que no conozco. respondía: todas las puertas estaban cerradas; y en tal cual
— ¿Por qué no lo habéis dicho desde un principio ? con- casa que veía la luz, la apagaban al momento, y todo que-
testó Savereux, haciendo un prodigioso esfuerzo para le- daba en silencio tan luego como él llamaba. Viendo, en fin
vantarse ; ¡ea , andando! que no adelantaba nada, determinó volver al punto de par-
— Pero, ¿adonde vais? ¿no conocéis que os dirigís al tida, lo que logró después de no poco trabajo. Reconoció
mismo sitio de donde venimos?... Vaya, sepamos antes de los sitios, mas no halló á Savereux: en el lugar en que había
movernos adonde se dirige cada uno de nosotros. dejado á éste halló su cadena de oro, lo que hizo presumir
— Yo voy á acompañaros á vuestra casa, y después, bue- que Savereux habria procurado levantarse y entrar en el
nas noches, hasta mañana. Louvre, perdiendo la cadena, merced al estado en que se
— Pues si no lo tomáis á mal voy á casa del almirante, y hallaba. Entonces determinó volverse al barrio de San-Ger-
mañana, en cuanto amanezca, pasaré al barrio de San-Ger- man á casa de su madre.
man , donde habita mi madre, para pedirla los sesenta mil Dirijióse en su consecuencia hacia dicho barrio, orientán-
escudos que me habéis ganado. dose como mejor pudo. Al llegar cerca del gran Chatelet,
— ¿Sesenta mil escudos?gritó Savereux; es cuanto po- frente del puente, se encontró en medio de una partida de
día ambicionar. hombres armados que salían del Hótel-de-Ville, y andaban
— Pues los tendréis, respondió suspirando M. de Curson; con mucha cautela. £1 aspecto de estos hombres no era por
esa cantidad es sobre poco mas ó menos la dote de mi her- cierto muy marcial, trasluciéndose á la legua, que no iban
mana. muy á su gusto: hasta las armas que llevaban tenían algo
— ¡Pardiez! ¿es linda vuestra hermana? me casaré con de cómico; el uno llevaba en la cabeza un morrión de ace-
ella. ro; el otro un sombrero, este un gorro, aquel un casco en-
— Por desgracia os ha tomado la delantera, y mañana mohecido: tal sucumbía bajo el peso de una espiocha; cual
se casa con uno de los mas valientes gentiles-hombres de la empuñaba una espada que no podía manejar; el otro lleva-
religión. ba un arcabuz sin mecha, pero todos iban provistos de cu-
M 383 §C
chillos y de puñales; el jefe de esta partida, sin ser mas guer- las tiendas, «n pozo.unV imagen dé Nuestra Señora en un
rero que sus soldados, se distinguía al menos de ellos, por nicho abierto en una esquina, evocaron vagas reminiscencias
un trage mas militar. en su memoria, é hicieron brillar un rayo de esperanza que
— ¡Dios os guarde, compadre! dijo el jefeseñalandoel pa- lo sacó de su abatimiento.... ya creyó tocar el objeto desea-
ííuelo blanco atado al brazo de M. de Curson y la cruz blan- do.... recobró sus fuerzas.... dio algunos pasos mas.... pero
ca que llevaba en el sombrero: vos sois uno de los nuestros. al volver de una calle se encontró delante de la Bastilla.
Hasta entonces no reparó Ivo en el cambio verificado , y — ¡Señor Dios mío! balbuceó cayendo de rodillas, y jun-
notando que los individuos de la partida , tenian todos pa- tando las manos; tú no quieres que salve á tus fieles!
ñuelos al brazo y cruces blancas en el sombrero, supuso En aquel momento dieron las dos en los relojes de las
que aquello seria una señal convenida para un uso que ig- iglesias y de los conventos: esquilones de sonidos claros y
noraba, y pensd que obrarla con prudencia no dándose á argentinos, parecieron responderse alegremente unos á otros
conocer. formando un concierto íntiíenso, en medio del cual la cam-
— Parece que pertenecéis á la corte, continuó el jefe pana de San-German-TAuxerroís se movió y dio la señal de
examinando á Ivo: ¿os envían al Hótel-de-Ville ? matanza.
— No, voyal barrio de San-German, respondió M. de Cur-
son, que todavía no comprendía el peligro de su posición. IV.
— ¿No han variado en nada las órdenes del rey? Hemos
visto al duque de Guisa que se dirigía al Louvre. LA. HKTkmK.
— M. de Guisa no está en París, repuso vivamente M. de
Curson; se marchó de Paris después del crimen cometido No había dormido mucho tiempo Santiago de Savereux
por su criado Maurevert.... en el sitio donde había caído, pues no bien se hubo alejado
— Habláis como un hugonote, dijo uno de la partida; si Ivo de Curson , cuando en medio de su sueño , le llamó la
el almirante hubiera muerto no estaríamos aquí.... atención el profundo silencio que reinaba en torno suyo:
— ¡Silencio! interrumpió el capitán. Puesto que venís del esto se esplíca con decir que en el estado de soñolencia en
Louvre, caballero, os pregunto, si el reloj de Paris tardará que se hallaba , su oído había quedado abierto á la voz del
mucho en dar la señal de matanza: ya estamos cansados de gentil-hombre que lo llamaba. Así, pues, cuando dejó de
aguardarla. La cosa debía ser á media noche , luego se dejó oir esta voz, abrió los ojos, y se asombró no poco de ver-
para la una, después para las dos, y ahora.... se solo.
— Ahora , repuso uno que debia ser abogado , se ha de- — IM. de Curson! gritó varías veces seguidas con voz
jado para dentro de ocho días, á fin de examinar la causa, bastante borrosa.... ¡Pardiez ! Se habrá ido á jugar y á be-
y oír los descargos y demás. ber sin mí.... eso es una felonía!... ¡ Eh!... señor her-
— Entonces ¿ qué necesidad había de privarnos de dor- mano de armas! ¿asi me habéis abandonado? ¡Echa de beber,
mir, y de sembrar la alarma en nuestras familias? chiquillo!... ¡Doble seisl... ¡Bueno! ¡ya vuelve! ¡ah!... ya....
— Ya veo yo que se burlan, añadió un tercero, de nues- ya voy, M. de Curson, aguardad un poquito!... ¿Es ya ho-
tra fé y credulidad. ra de ir al Pré-aux-Clercs?...
— ¡Bueno está! retardar la matanza, para que estos hu- Todos sus esfuerzos para levantarse eran inútiles, mas
gonotes tengan tiempo de reanimar la guerra civil! al fin logró ponerse en pié, y haciendo eses, se dirigió al
y esos infames hugonotes harán entonces con los ca- Louvre siempre preocupado con la idea de buscar á M. de
tólicos lo que los católicos querían hacer con ellos. Curson. Así llegó, tras de no pocos esfuerzos junto á la
— Buenas noches, señores, dijo M. de Curson , violen- puerta del Louvre que daba vista á la torre de Ne§le; mas
tándose para no declararse protestante , y á fin de no ma- de allí no pasó , porque hallando un obstáculo en su cami-
nifestar en voz alta su indignación. Suceda lo que suceda , no , cayó en medio de la calle: había tropezado contra los
os deseo que tengáis en mas vuestro honor que la vida. cuerpos de cuatro soldados calvinistas, que habían sido
— Caballero , os ruego que refiráis al rey lo que habéis muertos por las guardias de las puertas al aproximarse al
visto, dijo el capitán siguiéndole algún trecho para hablarle Louvre para expiar lo que pasaba en él. Santiago de Save-
en particular; yo soy el librero Koerver, que vive en el reux no estaba en estado de conocerla naturaleza de aquel
puente de Nuestra Señora: he reunido á los mejores católi- obst4culo ; y creyendo tener que habérselas con algunos
cos del barrio, y les he hecho jurar que no perdonen á nin- que le cerraban el paso , empezó á luchar con aquellos ca-
gún hugonote, ya sea este su padre ó su hermano. dáveres , injuriándolos y golpeándolos de paso, sin notar
— ¡Solo al Dios de Israel pertenece el juzgaros y castiga- que no respondían ni á sus gritos ni á sus golpes.
ros! contestóle M. de Curson, volviéndole la espalda para — ¡Ahora veréis!... ahora veréis! gritaba moviéndose
no verse en la necesidad de recurrir á su espada: ¡ El Señor como un endemoniado.... Picaros, canallas, infames, ani-
haga que mis hermanos se despierten 1 males, cobardes, ahora lo veréis!... Caiga sobre voso-
Y apretando el paso se metió por la primera calle que se tros peste, tina , tercianas, tabardillos!.., ¡ Ya, ya os cor-
presentó á su vista. Quería ir á avisar al almirante del com- taré las orejas, tunantes!... jOlat venid á mí, M. de
plot que habían tramado los católicos, y del cual si bien no Curson!... ahí, dadles de firme, amigo mío!... Bien! duro!
conocía toda la estension, había oído lo bastante para per- acribillados 1... ¡Mas, mas!... ¡Oh 1 eso es lo que se llama
suadirse de que la muerte amenazaba á todos sus correli- trabajar en regla.
gionarios. Imposible es describir los tormentos que sufrió Ivo En aquel momento estaba creído que Ivo de Curson acu-
al correr, perdido por las calles, temiendo que de un mo- día á su socorro, mientras que sus enemigos después de
mento á otro sonase la hora fatal del degüello.... corría en haberle atado las manos, se disponían á robarlo; porque
busca de la casa del almirante Coligny, pero en vano pro- el sonido de algunas monedas que se le salieron de los bol-
curaba llegar.... Fatigado, angustiado, ya no sabia qué sillos, le recordó la gran cantidad de oro que llevaba en-
partido tomar, cuando de pronto creyó encontrarse en las cima. Púsose al punto en estado de defenderla contra los
cercanías de I? calle de Bethisy: las casas, las muestras de ladrones imaginarios, pero en Te? de recurrir á su espada.
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se metid los brazos hasta el codo en los bolsillos, para su- do de paso; esos son unos viles traidores, unos descreídos
jetar el oro que había ganado en el juego. Creía que tenia que conspiraban contra el rey nuestro señor I
agarrotadas las manos; la embriaguez y la emoción parali- — Se habían alojado en el Louvre, decía Catalina en VOE
zaban todas las fuerzas de su cuerpo, y no tardó en figurar- alta, para apoderarse de la persona del rey, y reinar en su
se que le ataban también las piernas , y que le tapaban la lugar.
boca. La cabeza era la única parte de su cuerpo que con- —Así se destruye la conspiración, añadía el duque de
servaba movimiento; y haciendo con ellas esfuerzos deses- Nevers; querían estermínar los católicos esta misma noche.
perados , y agitándose horrorosamente, logró confundirse Escítados los suizos con estas palabras, y con el vino y
mas entre los cadáveres , y hasta echarse encima algunos dinero que se les había distribuido , mataban sin piedad,
de estos. Entonces medio ahogado y medio muerto acabó diciéndose los unos á los otros:
por perder los sentidos. — Estos son los que han querido obligarnos á matar á
En este momento se abrió el balcón principal del apo- nuestro rey, á nuestro querido señor.... jMueran, mueran
sento del rey en el Louvre, y dos pages con hachas pre- todos!
cedieron en él á varios personages que se asomaron para Los caballeros que así morían habían sido arrancados de
ver el aspecto que presentaba París. Eran estos Carlos IX, sus lechos; algunos de los brazos de sus esposas: por lo
la reina madre, el duque de Anjou, y los consejeros ínti- tanto no tenían medio de defensa , y caían acribillados de
mos del rey , el duque de Nevers, Tavannes , y el conde heridas, y de las cuales la menor bastaba á dar la muerte:
de Betz. £1 rey contemplaba silencioso la ciudad, que pa- así á lo menos no tenían tiempo para sufrir , pues ya esta-
recía iluminada como para una fiesta , y en la que se oían ban muertos cuando los mutilaban de un modo horrible.
rumores indistintos; de repente sonó la campana grande de Algunos antes de morir, encomendaban al cielo el cuidado
San-German-rAuxerrois. de vengarlos. Los señores de Bourses, de San-Martín, y de
—¿Qué es eso? preguntó Carlos, como si se hubiese des- Beauvais, fueron llevados juntos y medio desnudos al lu-
pertado sobresaltado al sonido de aquella campana. Madre gar del suplicio , y murieron abrazados.
mía , me parece que yo no he dado la orden? — ¡ Hé ahí el capitán de Piles! esclamó Carlos IX, seña-
—La he dado yo, contestó Catalina de Médícis. Al dar lando á un caballero que llevaba un rico trage, y cuya mi-
vos la orden de purgar el Louvre de los gentiles-hombres rada altiva y desdeñosa infundía respeto á los asesinos.
hugonotes que habitan en é l , he mandado tocar la campa- —Ya veo que no hay remedio que morir, dijo el capitán
na de los funerales del almirante. Señor, os aseguro que de Piles, quitándose su capilla bordada de oro , y arrojan*
seréis regiamente vengado , y ya debéis ir conociendo que dosela á un soldado que estaba de centinela debajo del bal-
sois un verdadero rey. cón del rey: toma , compañero, continuó, toma esto para
—Gracias, señora, por las buenas intenciones que ma- que te acuerdes del capitán hugonote, que tan bien ha fes-
nifestáis hacia mí; pero Dios es testigo que lavo mis manos tejado á los católicos delante de San-Jean-d'Angelyl
en este asunto.... ¿Se ha tenido cuidado, sobre todo, de No bien pronunció estas palabras, cuando un soldado lo
prevenir que el Louvre no se manche de sangre?... atravesó con su alabarda. Detrás del capitán de Piles se pre-
—Según lo habéis mandado , Señor, dijo el conde de sentó otro gallardo mancebo que saludó al rey con la ma-
Retz, se ha impuesto pena de la vida á cualquiera que yor serenidad , como sí no le interesase nada de lo que
manche vuestra casa con un asesinato. acontecía. Carlos IX le reconoció , y le hizo una señal para
Reinaba entretanto en el interior del Louvre un tumulto que se aproximase ; pero el joven , cuyo semblante espre-
al principio sordo y vago , pero que en breve tomó cuerpo: saba el dolor y la indignación , señaló con una mano la pi-
clamores lamentables y gritos amenazadores sonaban de la de cadáveres, que iba á aumentar con el suyo , y levan-
todas partes, unido al choqoe de las armas y de las arma- tó el brazo al cielo como tomándolo por testigo de aquellos
duras: las ventanas se abrieron , se iluminaron y se llena- asesinatos: en seguida besó una banda de seda azul borda-
ron de espectadores , particularmente de mugeres, que es- da de oro que llevaba al pecho. Los suizos habían retroce-
peraban asistir á un espectáculo ; en los corredores , en las dido al ver la señal que había hecho el rey.
galerías, en los patios, corrían los soldados con la espada — ¡ Gondrin, amigo mió! le gritó Carlos I X , te suplico
en una mano y una antorcha en la otra; algunos tiros da- que abjures por amor á mí, y te hagas católico , como tu
ban á conocer la resistencia de las víctimas, que hasta allí señor el rey de Navarra.
solo eran perseguidas, pero no asesinadas. Por fin se abrió — Señor ; respondió el bastardo de Gondrin , barón de
la gran puerta del Louvre que dio paso á las víctimas y á Pardaíllan , que era el joven á quien el rey se dirigía; yo
sus verdugos. Eran estos los suizos de la guardia del rey y abjuraría por daros gusto , pero mí amada que pertenece á
los del duque de Anjou, que habían recibido la misión de mi religión , no se casaría conmigo si yo fuese católico.
apoderarse de todos los gentiles-hombres del rey de Navar- — ¡Malvado! respondió el rey con despecho, ¿prefieres tu
ra y del príncipe de Conde: y á estos eran á los que lleva- dama á tu rey? ¿tan hermosa es esa Ana de Cursen?
ban fuera del Louvre para asesinarlos. — ¡Ahí señor, la amo tanto!... Pero en nombre de la
No bien hubieron pasado la puerta , cuando ios suizos se justicia, ¿ por qué son estos abominables asesinatos?
precipitaron sobre aquellos infelices, gritando: Mueran, — Los hugonotes habían tramado una conspiración para
mueran. Sea por casualidad, ó por determinado intento, quitarme la vida.... Pero tú no estabas en ella.... Vamos j
ello es que los empujaban con la punta de sus espadas has- Gondrin , hijo mió, abjura.... hazte católico!
ta donde yacían los cuatro cadáveres y Santiago de Sa- — No, señor; seria en mí una cobardía insigne; esos in-
vereux , y allí los asesinaban á estocadas, á puñaladas , á felices eran inocentes, y vos los habéis asesinado.... Soy
lanzases y á pistoletazos. El rey asistía impasible á este es- calvinista hasta el cadalso.... matadme, pues!
pectáculo horrible que de exprofeso habían puesto á su vis- Al oir estas palabras los verdugos le dispararon unos pis-
ta ; pero su madre, sus hermanos, y sus favoritos , ani- toletazos, y Gondrin tayó. Garios IX al verlo confundido coü
maban á los asesinos con sus palabras y acciones. los demás muertos y sin dar señales de vida,- se tapó el ros-
—¡Matad I matad! gritaba el duque de Anjou aplaudien- tro con ias manos y qued<J «amido en penosas reflexióttfeS.
M 385 ic

Biografía.
PERGOLESO.

Pergoleso (Juan Bautista), nació en 1704, en Casoria , « Amigo mío , hay en los detalles de vuestra obra muchas
pequeña ciudad poco distante de Ñapóles. Fué recibido bellezas que serían aplaudidas en una sala, pero que des-
desde la mas tierna infancia en el conservatorio de aquella aparecerán en el teatro , en el cual se necesitan grandes no-
ciudad llamado dei poveri di Giesu Christo , que después fué tas. Mi ópera no valdrá como la vuestra pero tendrá mejor
suprimido, y al frente del cual se hallaba entonces el fa- éxito. »
moso Cayetano Greco, cuyo gran maestro tuvo tantocuidado De vuelta á Ñapóles compuso Pergoleso la Misa, el diocit
de su discípulo, que á la edad de catorce años se había ya y el Laúdate que tenemos de él, y que tuvieron un éxito
distinguido en las escuelas con diferentes piezas del mas tan feliz que le compensó las injusticias que había esperi-
grande efecto. mentado hasta entonces.
Sus compatriotas, sin embargo, no hicieron á sus prime- Su salud entretanto iba desmejorándose cada día , y la
ros ensayos la justicia que mereeian;ysu primera ópera enfermedad de pecho que le había atacado, le iba minando
representada en el teatro de los Florentinos {de Fiorentini) sensiblemente; por lo que sus amigos le hicieron tomar
no tuvo un éxito muy feliz. una casa en Torre del Greco, pequeño arrabal situado al pié
El príncipe de Stigliano, primer caballerizo del rey de del monte Vesubio , á orillas de! mar.
Ñapóles, juzgó mejor de los talentos de Pergoleso, lo tomó Según la opinión pública los enfermos cuya dolencia tie-
bajo su protección, y desde 1730 hasta 1734 , le procuró ne una propensión á la tisis, curan en aquel lugar ó mue-
trabajo para el Teatro Nuevo de aquella ciudad. En aquel ren mas pronto. Allí fué donde Pergoleso compuso su famoso
tiempo fué también cuando escribió la Serm Padrona para Stabat, la cantata de Orfeo y la Salve Regina que fué la úl-
el teatro de S. Bartolomé. tima de sus obras. En fin , á principios de 1737 , agotadas
En 1733 hizo en Roma la música de la Olimpiade, y al sus fuerzas espiró; y desde aquel momento empezó á esten-
mismo tiempo otro maestro de un talento muy inferior lla- derse por todos los pueblos de Europa su reputación que
mado Duni, hizo la de una ópera titulada Nerón. ¿Quién había estado hasta entonces concentrada en aquel rincón
creería que Pergoleso cayó y que Duni tuvo el éxito mas del mundo. Este hombre casi ignorado durante su vida, fué
brillante ? puesto á las nubes después de muerto ; de modo que todos
Debe decirse, empero , en honor de este último , que los teatros de Italia querían representar únicamente sus
quedó tan avergonzado de su triunfo , que tuvo el valor y obras, las mismas que poco antes habían desdeñado con
la buena fé de reconocer en alta voz la injusticia que se ha- tanta injusticia: y en las iglesias no se oía otra música que
bia hecho y declararse contra ella. Sin embargo, Duni la de este gran compositor.
había previsto su triunfo y la caída de Pergoleso : porque Este fiel relato prueba la falsedad del rumor que corrió
habiendo sido llamado á Roma para escribir la segunda sobre que la muerte de Pergoleso fuese causada por el ve-
ópera (Pergoleso estaba encargado de la primera), el mé- neno. Los triunfos que obtuvo durante su vida, no eran de
rito de este músico le asustó de tal manera , que no se atre- naturaleza que pudiesen escitar la envidia de nadie, y nada
vió á escribir una nota sino después de haber oído el ensayo le llevó al sepulcro sino la tisis que contrajo por sus pro-
de la Olimpiade. Entonces se tranquilizó y dijo á Pergoleso: longados estudios.

El clavo de Zahed.
ORIENTAL.

|Jor 31. Hoger.

Entre la Arabia y la Persia, es decir, entre un desierto Ctesífon; y mas tarde la rica y populosa Bagdad, que fué
de arenas y un desierto de naontañas, se estiende una in- el asiento del poder de los califas Abassidas.
mensa conaarca ilustrada por todas las civilizaciones del Jamás Damasco en donde reinaron los Omníades, nunca
mundo antiguo y moderno. Esta comarca apoya en el norte el Cairo, aquella populosa capital de los soldanes de Egipto,
su cabeza montañosa sobre la Armenia, luego se allana in- jamás Brusa la cuna del imperio otomano, en fin en ningún
sensiblemente estendiéndose por un inmenso jardín y entre tiempo la misma Stambul, á pesar de su gloría y de su bri-
dos caudalosos rios que, después de un curso de doscientas llantez, han logrado cubrirse con aquel manto de poder y de
leguas, van á desembocar á sus pies en las aguas del golfo riqueza con que Bagdad se cubrió en el reinado de los Abas-
Pérsico. Los árabes llaman á esta comarca Al-Djezira, esto sidas. Bagdad era el depósito de las riquezas de la India, de
es, la Isla; los griegos le han dado el nombre de Mesopota- la Europa y del África. El Eufrates y el Tigris bastaban ape-
raiay la Biblia la llama la Siria de los ríos. Estos son el Eu- nas para el trasporte de los tesoros que el mundo entero
frates y el Tigris, los cuales vieron en otro tiempo reflejarse venia á buscar á Bagdad. Los tártaros mongoles, los turco-
ep sun aguas los soberbios Qiurosde Babilonia, Seleusis, manes y el harto célebre Timur-Lenk, el devastador del
Toiio m. 4^ •
^ 3S6 M
Asia, fueron para con la opulenta Bagdad , lo que habían salvage que ronda en busca de su pasto. No parece sino que
sido para Roma los bárbaros del norte con Atila. también el caballo pone con desconfianza sus pies en la are-
Tiasladaos hoy dia á Bagdad ; ya no encontrareis en ella na, sus orejas se agachan ; huele la tierra con terror , y se
ni tesoros, ni comercio , ni artes, ni lujo: Bagdad se parece siente temblar su piel debajo de la silla. Guárdate viajero :
á una hada decrépita durmiendo en medio de las ruinas de los leones del Eufrates son desapiadados y hambrientos;
sus palacios , dominada por el poder de un encantamiento. pero mas temible es aun el asalto del beduino.
Apenas algunas piedras que los hombres juzgan sepulcros, En medio de una hermosa noche de la luna de Zilcada ,
recuerdan al presente la grandeza del califa Harun. Se han un hombre solo se adelantaba hacia la costa occidental del
construido muchos centenares de ciudades con las ruinas de Tigris á algunas leguas de Bagdad. Caminaba sin temor y
aquellas ciudades famosas, de que solo queda hoy dia el co- dejaba á su caballo árabe seguir con un paso tranquilo las
razón , después de haber sembrado con sus miembros mu- sinuosidades del rio. Los gritos de los leones, sus ojos res-
tilados un desierto silencioso, poblado de betún y cañave- plandecientes en las tinieblas de la noche, los mujidos ca -
rales. La sola vegetación distingue este desierto de los de vérnosos del Tigris , nada enteramente parecía afectar su
]a Arabia. Algunas palmeras añejas, varias napeas, algunas imaginación. Los rayos de la luna caian perpendicularmente
salsolas de hojas pardas y otros arbustos que conservan toda sobre su albornoz, cuyos pliegues blancos y holgados le cn-
su frescura á pesar de los ardores del sol, varian algún brian de pies á cabeza. Prosiguió largo tiempo su camino
tanto lo monótono de aquellas inmensas sábanas de tierra inmóvil, absorto en una meditación profunda; no obstante
parda y blanquizca, por todas partes impregnada de sal y los relinchos de su caballo le anunciaban un próximo peli-
de la que mana el betún á flor de tierra. gro. Abandonó éste al momento la dirección del rio y se
Es preciso ver la noche con sus ráfagas azuladas v sus ti- puso á galopar al través de la llanura sin que su dueño hi-
nieblas , estenderse sobre aquellas llanuras maldecidas; es ciera el menor esfuerzo para oponerse, ni detener su carrera
preciso oir los roncos mujidos del Eufrates y del Tigris, los 6 mudar su dirección : permaneció cubierto con su capa,
ünicos habitantes de aquella feroz comarca, para poder for- silencioso , con la vista fija, y no dando mas señal de vida
marse una cabal idea de lo horrible de sn situación. £1 Eu- y movimiento que un cadáver que se hallase atado en una
frates y el Tigris son dos hijos de las montañas que parecen silla. Después de cerca de una hora de marcha el caballo se
disputarse el país que recorren. El Eufrates nace en lo alto paró por sí mismo'cerca de un pozo de piedra , y relinchó
de las cimas del Abi-Dagh, cerca deBayesid, en el Asia con mayor fuerza. El gínete que lo montaba volvió la ca-
menor; recoje al paso el riachuelo de Monrad-Siai y el Ly- beza hacia una y otra parte como si dispertase de un pesado
cas y se precipita en una catarata espumosa á algunas leguas sueño , y echando sobre sus espaldas los anchos pliegues de
de Samosat. Recobra luego su corriente tranquila y estién- su albornoz, echó pié á tierra y se sentó según la costum-
dense sus anchurosos cauces por las inmensas llanuras del bre de los orientales , en tanto que dejaba á su caballo que
Sannaar como el sultán de aquellos desiertos, pues su voz paciese algunas yerbas que crecían en rededor. Luego lle-
es la única que impera y resuena en aquellas soledades. nó de tabaco una pipa de cerezo que pendía del arzón de
Pero pronto serpentea, parece estremecerse, como si una su silla, cubierta con una bolsita de paño, y apoyándola ea
causa oculta detuviera su corriente: — acaba de divisar á su el pozo empezó á fumar tranquilamente.
rival el rio Tigris, el único de todos los rios de aquellas Al cabo de algunos instatites ,se oyó el galope de un ca-
montañas que se ha negado á ser tributario del poderoso ballo, y un segundo caballero se apeó á.algunos pasos del
Eufrates. Desprendido de las negras rocas del Diarbekir, pozo» El árabe sin soltar su pipa, introdujo su mano de-
el Tigris, aquel feudatario rebelde, salta por el declive de recha debajo su capa, oyéndose al mismo tiempo un líjero
aquella cadena de escarpados peñascos, arrebatando todo chirrido semejante al que produce el gatillo de una arma de
cuanto pone obstáculo á su paso. Atraviesa como una flecha fuego. El recién llegado le dio el sélam con la mano esten-
la ciudad de Djesiré ; baña al pasar la opulenta Mossul y dida sobre su pecho, salutación de política musulmana, que
Jas ruinas de la antigua Nínive y recibe también el tributo el fumador le devolvió del mismo modo: luego los dos ca-
de todos los rios del Curdistan. Atraviesa magestuosamente ballos pacieron juntos y el segundo caballero se sentó al lado
Bagdad , luego serpentea á su vez, y parece detenerse un del primero.
instante para recobrar aliento, cuando los mujidos del Eu- — Ya ves, Zahed, le dijo después de haber encendido
frates vienen á revelarle la aproximación de su enemigo. también su pipa, ya vés que he cumplido mi palabra: heme
Entonces los dos ríos se observan y se acechan ; aléjanse aquí.
en fm como amedrentados el uno del otro. El Eufrates huye — Hasta aquí, repuso el árabe, has cumplido tu prome-
en la dirección del sud, hasta la ciudad de Samaouat, en sa ; veamos si la cumplirás hasta al fin.
donde como indignado de si mismo, retrocede bruscamente
— iQ"é es lo que te podría hacer dudar de mí?
al este y se precipita con bravura sobre su rival á la altura
— Habrá tres días que te encontré en este mismo lugar
de Korna. Entonces se traba un combate con gritos de rabii);
por la primera vez ; oí que te quejabas de tu pobreza y que
pero el Tigris mas rápido y mas fuerte , arrebata pronto á
envidiabas la suerte de los ricos.
su antiguo feudatario en el hondo cauce que ha abierto para
— Sí, dijo Zahed , mi pobreza es estrema. Me aflige el
sf, y le obliga á engrosar sus olas magestuosas y acompa-
ver á los poderosos como tú atravesar Bagdad con sus ves-
ñarle honrándole, hasta el golfo Pérsico, en donde ambos
tidos de seda bordados de oro y edificar serrallos rodeados
se abisman al fln, después de haber descansado largo tiempo
de jardines. Yo, no encuentro una sola compai5era por-
en un mismo lecho.
que soy pobre y voy desnudo; en vez de serrallos y de deli-
Guárdate viajero, porque en las sombras de la noche todo cias , por toda comodidad solo poseo las ardientes arenas de
es lazo y traición en las llanuras de Djesiré. La yerba está mi Arabía, y tengo por único vestido una camisa de lana y
cubierta de reptiles venenosos, los leones rujen en los ca- un miserable albornozdelquepronto me despojará el tiempo.
ñaverales , el aire está poblado por una nube de langostas, — ¿ Tú quisieras poder ser rico? ^
el Simún silva hacia el sud y esta blancura movediza que — Tú lo sabes, y daria mi aima pop lograrle.
se divisa i lo lejos es el albornoz del beduino, otro animal - , Y para adquirir estesriqüíe?»»prom«tes obedecerme},
» 387
¿jut-as bjecutaf pnntuataienté lo que te Toy á ordenar? Tú tienes mi vida etí tus manos^: tómala pues, pero que el
— Todo; aunque sea pegar fuego á Bagdad , <5 atravesar profeta vele sobre mi estimada Ildiz.
el Sahara (1) de esta ciudad á la Meca. — ¿Es decir que aun me la rehusas ?
— Pues bien , bravo Zahed , alégrate; porque tendrás — Te la negarla aun cuando el ángel Azrael solo exigiese
oro para comprar también caballos, esclavas y serrallos.... este consentimiento para asegurarme el rescate de mi alma.
Escucha. ¿No oyes el relincho de algunos caballos que tro- — ¡ Pues bien 1 prepárate para morir.
tan por las orillas del Eufrates? — A mi edad siempre se está pronto.
— No , es un león que pasa p y los cañaverales. — Ali-Ahmed, sabes bien que tus ricas factorías de Da-
El esfrangero repuso.—Podrás entonces abandonar tu masco, de Mussul y de Bagdad , serán perdidas para tí, si
vida errante, podrás venir á Bagdad á ostentar aquel lujo te obstinas en rehusarme tu hija. Todas tus riquezas no te
que tanto envidias en los demás hombres, podrás á tu vez servirán de nada ; perecerás á mis manos. Tu cuerpo que-
escitar los celos y disputar á los bajas de Mussul y de Bas- dará sin sepultura y servirá de pasto á algún enjambre dé
sora, la posesión de las hermosas mingrelianas, que los cuervos hambrientos. Tu familia, tus amigos no sabrán don-
mercaderes de Stambul conducen cada año á los bazares de ir á llorarte; y tu hija, tu amada Ildiz, no podrá regar
del Irack-Arabié. con sus blancas manos los hermosos y floridos rosales que po.
— Gállate , dijo levantándose Zahed , no hagas brillar á drian crecer en rededor de tu tumba. Ali-Ahmed, ¿querrás
mis ojos las perlas del paraíso, si ha de llevar el viento tus morir como un perro ?
vanas palabras con tanta ligereza como disipa este puñado — Dios sabe distinguir por todas partes á los fieles, repuso
de arena ; porque entonces , oye, seria capaz de quitarte la el anciano levantando los ojos al cielo.
vida. Has escitado en mí una fiebre que me abrasa basta el -^ ¡Anciano inílesible! esclamó el estrangero con una
tuétano de mis huesos: me es necesario oro ó sangre para notable emoción : eres tu mismo verdugo; ¡caiga sobre tí
apagarla. solo la sangre que se derrame! Te lo repito, ¿ quieres dar-
Sonrióse el estrangero, jugando con el puño de un mag- me á tu hija ?
nífico sable que colgaba de su cintura. — Tendrás lo uno y — No , porque eres un infame.
lo otro, bravo Zahed , para aplacar tu fiebre ; pero no es tu ün rayo de furor brilló en los ojos del joven árabe. —
bienhechor sobre quien debes fulminar este anatema: qtro... Pues bien, mi puñal irá aun mas lejos. Tú exasperas mi
escucha , esta vez no me engaño, son voces de hombre las amor, tú quieres hacer de mí un tigre implacable y lo lo-
que escucho. Monta á caballo otra vez, prepara tus armas; grarás, Ali-Ahmed. Tu hija Ildiz, es hermosa y brillante
sé que las manejas hábilmente. Toma este fusil, me convie- como la estrella del cielo cuyo nombre lleva: yo cubriré esta
ne que esta turba de miserables esclavos, caiga bajo nues- estrella pura y sin mancha, con una nube roja y sombría.
tros golpes ó se disperse: solamente, haz de manera que Yo me vengaré de tí en tu hija : la violaré, Ali-Ahmed, lo
aquel hombre de barba blanca que puedes divisar desde juro por lo mas sagrado; ya sabes que cumplo mis jura-
aquí, quede vivo en nuestras manos ; entonces cumpliré mentos. Yo ajaré aquella virgen púdica , el orgullo de tus
mi promesa. A tí te toca ahora mostrarte fiel á la tuya. canas, y luego.... después mi puñal me hará justicia.
Ño retrocederé en vista de la sangre , dijo Zahed ponién- — ¡Oh! retráctate de este cruel juramento, ¡desdichado!
dose de un salto sobre su caballo, pero piensa que esta dijo el anciano palideciendo; has encontrado el único res-
sangre va á formar un lazo que unirá mi nueva fortuna á quicio por donde puede entrare! temor en mi corazón. Joven,
la tuya. ten pieuad de mi hija, si como tú dices es verdad que la amas;
El anciano que se adelantaba revelaba por la dignidad de ¡ es tan hermosa mi Ildiz ! ¡ Es tan grande su respeto para
su porte y por la riqueza de sus vestidos , una persona de con su padre! Pídeme tesoros, palacios, esclavos, todo te
importancia. Una docena de esclavos armados le seguían. lo concedo Algunos dátiles, un poco de agua y un puñado
Paráronse cuando se encontraron al frente de Zahed y su de arroz, me bastará si quieres, en adelante para mi exis-
compañero. tencia ; pero déjame mi hija : ¡perdón ! ¡perdón á lo menos
— I Allah 1 I abajo las armas , esclavos! gritó el compa- para mí hija!
ñero del árabe, haciendo saltar de un sablazo la cabeza de Habíase arrojado el anciano á los pies del estrangero,
uno de los servidores del anciano. quien envuelto en su larga capa, con la cabeza hundida en
— Abajo las armas , repitió Zahed , y con el puño de su su ancho capuz, lanzaba sobre su víctima una mirada des-
pistola arrojó por la arena á otro de los esclavos del viajero. deñosa y cruel.
El anciano tiró de su sable y se precipitó sobre Zahed, quien — ¡Perdón ! ¡piedad! ¿La he encontrado yo acaso en tus
evitando el choque se arrojó á IÚS pies de su caballo. Al desdenes, cuando me rechazabas con el pié como á un perro
momento que los criados vieron á su dueño en las manos impuro , sin cuidarte si podria ó no librarme de mi amor?
de su enemigo, apelaron cobardemente á la fuga, después Sabe que la vida me es insoportable sin tu hija, que quiero
de una inútil descarga de sus armas. El esti'angero acu- poseerla de grado ó por fuerza , muerta ó viva, adornada
diendo inmediatamente a! lado del prisionero, se quitó su con el velo de las vírgenes ó cubierta con la mortaja fune-
turbante de muselina y con el cual le ató las manos.— ¡ An- raria. Por el honor de tu hija, Ali-Ahmed, te lo pido por la
ciano ! tú me reconoces, ¿no es así? Ves en tu presencia última vez; dámela por esposa ó la tendré por concubíi>a>
al amante de tu hija; pues bien , es preciso que me la cedas Llevo en mi cintura lo necesario para escribir; la hermosa
voluntariamente ó te obligaré á ello. brillantez de la luna podrá servirte de antorcha. Escribe
Cúmplase la voluntad del Señor, murmuró el anciano. lo que te voy á dictar, firma y sella este papel y yo me en-
(1) Sahara ó Zara: llámase así al desierto de Berbería que se estiende al cargo de lo demás.
norte de la Guinea, desde las orillas del Albach al frente de las Cana- El anciano tomó temblando la pluma que le presentó el
rias hasta al Egipto y la Nuhia en dirección de O. á E, y desde el misino rio
hasta la embocadura del Senegal, en dirección de N. á S. Es un país suma- estrangero y escribió bajo su dictado una carta á su esti-
mente estéril, cubierto de arenas ardientes y casi del todo inhabitado ano mada Ildiz , á quien mandaba casar sin dilación con Ham-
ser en muy poco- Insarcs ¡u quo viven al-iinos barb.iros mas Men pareclios dun-EíTendi, y sin que aguardase para ello su vuelta.
¿brulPii que á seres racionales Muchas vi'ces durante el curso de lOV á 200
leguas apenas se eocuentra en él una sola gota de agua. Hamdun arrancó la carta de las manos del anciano.
» 388 §€
-Ali-Ahmed, estoy satisfecho de tí; pero no es justo
que sea yoel único que se aproveche de tu liberalidad. Ves á salvajes relinchos aquel desierto, poco antes tan triste y es-
ese nombre, añadió señalando á Zahed, que aguardaba con pantoso. Tanto de dia como de noche solo se oían gritos de
^a paciencia de un árabe el resultado deaquella escena: tam- gozo y felicidad; apenas se apercibía durante los intervalos,
hien vas á librarle de los rigores de la suerte , haciéndole el sordo mujido del Tigris, que aquellos conciertos melodio-
un donativo escrito y firmado por tí, de todo el diqero que sos ahogaban con sus armonías sin fin. Numerosas series
tus dependientes guardan en la actualidad en tu despacho de convidados acudían de Bagdad y aun de Mussul y de
de Bagdad. Bassora , para tomar parte en aquellas orjías deliciosas, que
Ali-Ahmed lanzó sobre Hamdun una mirada de despre- el nuevo dueño de aquella encantadora morada, hacia suce-
cio y piedad ; y sin dignarse responderle volvió á tomar la der cada d,a nuevas y brillantes como las aguas defina cris-
pluma y el papel de las manos del árabe arrojándole á sus taima y clara fuente. Hubiérase dicho que la varita de una
pies Ja donación que había pedido. maga creaba diariamente todos aquellos prodigios. Las ca-
— ¡Que el cielo te recompense como mereces Hamdun! ravanas que yenian de la Siria ó del gran desierto, se para-
¿Es esto lo único que quieres de mí? ban con delicia bajo los pórticos de aquel magnífico palacio,
y olvidaban sus fatigas escuchando la voz de los cantores y
— En efecto, respondió aquel con una voz sombría y
las melodías de los instrumentos.
terrible, ya es tiempo que nos separemos; pero ¡no pienses
que sea para volverte á Damasco ó á Bagdad : ya te lo he Zahed , ó mas bien Mohammed-Ilderim-Tchélebi, in-
dicho , es preciso que te prepares para un viage mas largo; ventaba cada dia nuevos placeres. Los vinos de Schiraz y
y pues me deseas tanta felicidad, puedes muy bien pensar del archipiélago, se derramaban noche y dia en las copas de
que tu muerte será el primero, el mas ardiente de todos oro de sus convites, y alternaban con e]scherbet perfumado
mis deseos. ¿Has hecho tus oraciones? ¿Estás preparado para de esencia de rosa, de jazmín de Persia y de almizcle de
morir ? Tártara. Embriagado por el voluptuoso aliento de sus be-
Y al decir estas palabras, Hamdun desenvainó su cimi- llas esclavas, gozaba continuamente delicias sin fin. Entre
tarra. aquellas tiernas jóvenes semi-desnudas, de cabellos negros
¡^Miserable! esclamó Ali-Alimed llevando ambos]manos y cuyos senos competían en tersura y brillantez con el mismo
«obre su cabeza en señal de conmiseración: ¿te atreverlas alabastro, suscitábanse continuamente rivalidades acerca
ahora asesinarme? quien de ellas lograria por medio de sus gracias y de sus
voluptuosas caricias, atraer por un momento el cariño de
— Hé aquí un poco de agua, repuso Hamdun, para ha-
cer tus ablusiones. su señor; cariño veleidoso é inconstante como los fugitivos
reflejos de un traje de tornasol. También lograba entre
— Que el profeta me asista , murmuró el anciano.... ¡ A
Dios, hija mia!... aquellas huries un triunfo, lo que hacia resaltar mejor sus
hechizos, la que pintaba con mayor gracia sus cejas y Jas
No tuvo tiempo de acabar: oyóse un silvído agudo y la
cabeza de Ali-Ahmed , rodó por la arena. orillas de sus párpados con el zumo del negro surmé la que
daba á sus uñas el mas brillante color de púrpura, como en
Zahed ayudó á su amigo á llevar el cadáver, que junto
otro tiempo la aurora de los dedos de rosa; tradición del
con su cabeza sangrienta arrojaron al pozo vecino. Después
desarraigaron una palmera para retener al cadáver al fondo Olimpo , que se ha perpetuado en los países del Asia
del agua. Pero el alma de Zahed permanecía siempre sombría como
— Ahora bien , bravo Zahed , dijo su compañero, ya he una nube tempestuosa, en medio de sus hellas esclavas- en
cumplido mi promesa. Vuelve á Bagdad y reclama los te- medio del perfume del aire y de las flores, su ojo hundido
soros dej anciano; yo parto para Damasco. Tu camino es desmentía la forzada sonrisa de sus labios. Algunas veces
hacia el sud, el mío hacia el norte : á Dios, plegué al cielo dormido entre sus pebeteros y sus mugeres, se le aparecía en
que jamás nos volvamos á encontrar. sueños su lecho de arena del Sahara, su albornoz grosero
Y los dos asesinos se separaron. y su fusil árabe, brfllando como un relámpago y desoC
diendo el rayo acompañado de su horrísono estampido
Un año después del asesinato, echáronse los cimientos
Despertaba lloroso y en vano buscaba sobre su cabeza la
de un palacio magnífico en aquel mismo lugar que aca- bóveda estrellada del cielo, que los artesonados cubiertos de
baba de ser testigo de tan terrible escena. Las antiguas rui- tapices de oro y seda le ocultaban de continuo.
nas de Ctcsifon y de Babilonia fueron removidas por una
turba de esclavos y de obreros; y aquellas piedras que ha- Zahed era un vivo ejemplo de que la envidia es solo un
bían respetado los siglos, emigraron en espaldas de nu- deseo hueco y vacío que jamás el hombre puede llenar y
meroíos camellos para transformarse en un palacio árabe, que á los ojos del envidioso pierde todo su valor el bien de-
inmenso, maravilloso, tal, que Bagdad no encerraba otro seado que ha logrado alcanzar. Todas las riquezas de Zahed
de mas suntuoso. Las aguas del Tigris se vieron obligadas á le eran indiferentes desde que las poseía : para inflamar de
torcer su curso, para ir á bañar los jardines embalsamados nuevo su pasión, era necesario una nueva luz, es decir, un
de cedros y naranjos, de laureles y rosales. Las sedas do- objeto que pudiese dispertar en su alma un deseo olvid¡do.
radas de la India y de la Persia revistieron sus divanes; los Una tarde, mientras que Zahed se entregaba á yarios jne.
tapices de Trebisonda y de Constantinopla cubrieron el piso gos con sus amigos bajo las bóvedas armoniosas de sv pala-
de cedro de los salones ; las paredes se vistieron con flores cio, un hombre, casi cubierto con los anchos pliegues de su
pintadas, arabescos entrecortados con leyendas del Alcorán albornoz y montado en un soberbio caballo sirio, entró en el
y poesías de Sacadi y de Mésihi, escritas con letras de oro. primer patio del serrallo. El tchiaouch de Zahed, esto es
Una multitud de esclavos blancos y negros poblaron aquella su maestro de ceremonias ó su hujier, le pidió si había sido
encantadora morada, en la que Zahed, que había cambiado convidado á la fiesta que daba aquella tarde su dueño. El
su nombre de beduino por el nombre turco de Mohammed- sirio respondió que acababa de llegar de su patria y que veía
lldí!rirn'Tcli(''lelii. hizo trasportar su harem compuesto de aquel palacio por la vez primera; era también la primera
la>i tniiyerei mas bellas de l<¡s Mingrelia y de la Circasia. Los vez que el nombre de Mohammed-Ilderim-Tcbeiebi había
mas preciosos caballos de la Arabia hicieron resonar con sus llegado á sus oídos.
~ Estrangero, ¿quieres que te anuncie á mi dueño? de-
n 389 §e
berás estar fatigado de tu viage; quizá tienes hambre ó sed. tumbra en el Oriente, y cubierta con ana larga capa que
—Tchiaouch, te lo agradezco. He adelantado algunas ho- ocultaba los contornos de sus formas, bajó de su litera y
ras la caravana que va de Damasco á Bagdad , y debo con- fué á sentarse en frente de Zahed bajo la sombra odorífera
tinuar mi camino hasta el fin de mi viage. Mira , toma esta de un bosquecillo de adelfas y jazmines silvestres. Hizo seña
bolsa llena de oro, la que te probará desde luego que sé á su séquito de que se retirase, y cuando estuvo sola con
agradecer los servicios. Este palacio me gusta: di á tu dueño Zahed , le habló en estos términos:
que le ofrezco por él un millón de piastras. Dentro ocho — Muy ¡lustre EíTendi: la bendición de Dios y su profeta
dias, volveré á esta misma hora; hállate en esta misma puer- caiga sobre vuestra cabeza. Hace ya cerca de un mes que
ta , me darás la contestación y recibirás otro regalo. llegué de Damasco á Bagdad con mi marido: nuestra in-
Y al decir estas palabras, lanzó su caballo al trole y des- tención es de abandonar la Siria para fijarnos en este pais
apareció en la dirección de Bagdad, en medio de una nube y establecernos en él con nuestra familia ; nuestros esclavos
de polvo. y nuestros servidores son numerosos, y nuestras riquezas
Cuando el portero refirió á su dueño las palabras del si- sobrepujan cuanto podéis imaginaros, ^travesando este
rio , Zahed frunció las cejas y mostróse humillado al ver camino, mi marido ¡que el favor del cielo se derrame sobre
que otro fuese bastante rico para ofrecerle de contado se- él como el rocío de la mañana en las palmeras de Bagdad],
mejante suma. ha visto vuestro palacio, y ha concebido al momento el
— ¡ün millón de piastras! murmuraba jugando con las mas violento deseo de poseerle. Os ha hecho ofrecer en cam-
trenzas de los hermosos cabellos de un joven griego que le bio por medio de vuestro tchiaouch, la insignificante suma
servia á la mesa; \ un millón de piastras por mi palacio ! de un millón de piastras; perdonadle, señor: por un bey-
¡Mas del dóbleme ha costado! Cuando vuelvas á verá zadé tan opulento y tan poderoso como eréis, un millón de
ese sirio, dale esta contestación. Vete, y tú, mi amado piastras es sin duda una cosa muy mezquina; sobre todo si
Odisseus, échame de este añejo Schiraz y siéntate á mi consideramos la magnificencia de este serrallo y de estos
lado en la estremidad del diván. Y vosotros cantores, mú- kioscos, la belleza y frescura de estos jardines tan bien
sicos, bailarines, bellas almés del seno descubierto, vamos, adornados con estos árboles tan preciosos y regados con es-
empezad vuestros conciertos, derramad el vino y la alegría! tas claras fuentes y cristalinos estanques. Pronto ha cono-
Que el dia de mañana palidezca delante de nuestras antor- cido su error involuntario, y por esto ha vuelto á vuestro
chas. ¡Vengan cirios, teas y perfumes! Embriaguémonos tchiaouch , á quien ha encargado que os ofreciera nueva-
en medio de las mugeres y de las rosas. mente por vuestro palacio la suma de dos millones de pias-
En la noche del octavo dia que siguió á aquella, el tchia- tras. Quizá la rehusareis aun; pero sabed que mi marido
ouch de Zahed no se movió del patio del palacio en el que tiene un deseo tan violento de poseer esta morada, y al
habia encontrado al sirio. Ya los imanes^de Bagdad de lo mismo tiempo un temor tan grande de no poder alcanzarlo,
alto de sus minaretes llamaban á los fieles á las oraciones que de ocho dias á esta parte se halla sumergido en una
de la mañana , cuando los pasos de un caballo resonaron en profunda tristeza. No sé cual será la idea que se propone en
el patio, y el sirio cubierto con su albornoz, se presentó de su adquisición ; pero temo por su vida si no puede satisfacer
nuevo á la presencia de tchiaouch. Transmitió éste al es- su deseo. Por lo que, vengo á suplicaros poderoso y ama-
trangero la respuesta de su dueño, que pareció contrariarle bilísimo EíTendi, fijéis vos mismo el precio que deseáis para
vivamente. la cesión de vuestro palacio, de cuya especial merced os
— Tchiaouch, toma esta otra bolsa; hay en ella el doble quedaré eternamente agradecida, pues habréis salvado los
de la primera, y vé á decir á tu dueño que quiero absolu- dias de mi esposo, y adquirido con este motivo derechos
tamente que me ceda la posesión de su palacio. Ofrécele en sagrados á mi estimación y á mi amistad.
mi nombre dos millones de piastras que le pagaré de con- La dama acompañó estas últimas palabras con una mirada
tado, y á mas, habrá veinte mil-piastras para tí, si conve- que penetró hasta el fondo del alma de Zahed ; y al mismo
nimos en la venta. Dentro de ocho dias volveré de nuevo. tiempo una brisa imprevista levantan'^o repentinamente los
Cuando Zahed se enteró de la nueva proposición del si- yachmaks de muselina que ocultaban su rostro, Zahed creyó
rio , concibió unos celos mortales contra aquel hombre que entrever por un momento todo el paraíso de Mahoma. En
tan rico era para sacrificar una suma semejante con el fin verdad que no podia esperarse éste un rostro celestial, un
de satisfacer un mero capricho. Desde aquel dia, el sueño cuello tan blanco y tan bien torneado y unos labios de rosa
huyó de sus párpados. La magnificencia del sirio era para él embellecidos con tan plácida sonrisa. Permaneció un ins-
un puñal agudo, que noche y dia le desgarraba el corazón; tante inmóvil como dominado por un hechizo; en fin, acce-
su palacio ya no le pareció digno de ser habitado; sus her- dió á la demanda y la bella desconocida se levantó para
mosas colgaduras de Persia, sus ricos tisúes de la India, sus despedirse de él.
jardines tan frescos y embalsamados, solo eran ya para é l , Zahed quiso conocer el nombre del comprador.
viles pasatiempos .fútiles placeres, buenos á lo mas para — Mi marido se llama Hamdun-Efüendi.
distraer un plantador de algodón ó un mercader de drome- — ¡Hamdun! repitió Zahed , frunciendo sus negras ce-
darios. Esperaba con impaciencia la vuelta del sirio , para jas : ¿seriáis tal vez la bella Ildiz?
conocer en fin aquel dichoso mortal que derramaba el oro — Este es mi nombre.
con tanto profusión. La víspera del dia que el estrangero — Ya debería haberlo adivinado al dulce brillo de esos
habia indicado al tchiaouch, advirtieron á Zahed, que una bellos ojos; señora, disponed en un todo de vuestro escla-
muger notable, cubierta con m, velo, llevada en una mag- vo ; mi palacio os pertenece solo en cuanto accedáis á una
nífica litera y seguida de un número considerable de escla- condición insignificante, pero que será para mí de un gran-
vos, se mostraba deseosa de hablarie. Cubrióse con sus mas de precio. El quu quisiera poseer mi palacio debe jurar que
ricos vestidos, se hizo bañar con los mas esquisitos perfumes cumplirá fielmente la obligación que le impondré sobre el
y bajó á sus jardines en donde la desconocida le esperaba.
Aquella muger velada con sus yachmaks ^l), según seacos- hometanas, que se reducen á dos velos de muselina, uno de los cuales cubre
la frente y el otro la parte inferior del rostro hasta la mitad de la narlí y de
(1) Velado «a rostro con yaclmiaks; según la costumbre de las razas ma- los carrillos, de modo que solo ios ojos quedan descubiertos.
m 390 fC
particular. l)ecid, señora, á vuestro esposo, que le aguar- —¿Y no le habéis registfado? no habéis hecho temóver
do para cerrar el contrato. los escombros?
Apenas Ja hermosa Ildiz hubo vuelto á tomar el camino — ¿Y con que objeto? ¿qué hubiera podido encontraren
de Bagdad acompañada de sus criados y esclavos, cuando él? ¿Algún cuervo disecado? ¿algún cadáver sin nombre,que
Zahed se retiró muy caviloso á su gabinete. Aquel dia no algunos asesinos podían haber arrojado para ocultar su cri-
fué señalado por fiesta alguna ; los concurrentes y convida- men y librarse de la venganza de las leyes?
dos recibieron contra orden ; ni una sola luz brilló durante — ¡Algunos huesos ! ¡ un cadáver! repitió Hamdun que
aquella noche en las ventanas del palacio de Zahed ; nin- palideció y retrocedió de horror.
guna esclava compartía el lecho de su señor: Zahed medi- — ¿Qué tenéis Hamdun-EÍFendi? prosiguió Zahed; es
taba algún proyecto siniestro. La belleza de aquella muger preciso que seáis un hombre muy virtuoso para que una
había dispertado la envidia en el fondo de su alma, y des- sola palabra os turbe de este modo , y os cause tan grande
de aquel momento, ya no amaba sino á la muger de Ham- emoción, Tranquilizaos, nada se ha sacado de este pozo,
dun , de su antiguo cómplice en e! asesinato del anciano porque lo he mandado llenar de piedras, sin permitir que
Ali-Ahmed : le envidiaba ahora su muger, después de ha- mis esclavos llevasen sus miradas indiscretas hasta las en-
berle envidiado sus riquezas. Habia resuelto aun á costa de trañas de la tierra. Todo lo que Dios ha ocultado debe per-
sus tesoros, de sus tesoros que tanto habia deseado, hasta á manecer oculto; aun cuando se tratara del secreto de un
costa de su sangre, poseer á Ildiz, á la sazón, único pensa- crimen, solo toca á Dios mostrarlo á la faz de la tierra, á la
miento de su alma, solo fin de su vida. vista de los hombres, para que se cumpla su venganza si
. Hamdun no hizo aguardar su visita á Mohamed-Ilde- así está escrito en el libro del destino.
rim-Tchélebi. Durante la conferencia de los dos Effendis,
Y al decir estas palabras , Zahed , asomó en su atesado
la bella Ildiz acompañada de sus mugeres y de algunas
rostro una risa sardónica y llena de sarcasmo, hizo pa-
amigas, se paseaba por /os jardines del serrallo y contem-
sar por delante de su caballo el dromedario cargado con la
plaba las maravillas de aquella deliciosa morada. No tardó
caja de plomo que se asemejaba á un ataúd y tomó con
Hamdun á juntarse con su esposa: anuncióle con lamas
sus esclavos el camino de- Bagdad.
viva alegría que el contrato de venta acababa de ser revi-
sado por un cadí (1), y que desde aquel momento aquel — Amigo mió, le dijo Ildiz después que se hubo marcha-
palacio tan deseado ya le pertenecía. Ildiz quiso saber la do , la alegría de ese hombre me atemoriza; hallo envuel-
condición que el vendedor habla estipulado en el contrato. to en su mirada un no sé qué que hiela toda mi sangre.
—Es una niñada, dijo Hamdun, una estravagancia á —Lo confieso, repuso Hamdun, también he notado
la que ha sido preciso someterse so pena de un entero rom- en los ojos de ese hombre algún proyecto oculto; me pare-
pimiento. Ya sabéis , me ha dicho este hombre, que cada ce además haberle visto en otra ocasión.
uno tiene su locura en este mundo; gran pesar me causa —Lo habrás visto en tus viajes, caro Hamdun, antes
el deshacerme de esta morada tan encantadora que yo mis- de nuestro enlace y de la muerte de mi infortunado padre;
mo hedirijido y edificado; ¡ahf jamás consentiría en verme porque no lo dudo que mi padre murió en aquel largo via-
enteramente despojado de ella ; por lo que exijo como á je que hizo á las indias y al momento en que me mandó me
cláusula esencial de contrato , que sea estipulado, que con- casase contigo.
servaré yo en este palacio un clavo , el lugar de un clavo. — Amada Ildiz, si ha cumplido su destino, ¿debemos
Esto es muy poca cosa en verdad, ¿no es así? pero quiero murmurar del supremo Hacedor? ¡ Oh 1 no recuerdes tan
que este espacio, tan diminuto como pueda ser, me per- tristes memorias en este dia que debe estar consagrado á la
tenezca en vuestro palacio.—Yo no he podido, como debéis felicidad.
imaginar, mi amada Ildiz, negarle esta ligera satisfacción — Hamdun, mi amado Hamdun, repuso Ildiz incli-
que me habia sido impuesta, por otra parte, como condición nando voluptuosamente su cabeza sobre el seno de su es-
del contrato:—He firmado. poso , tienes razón , solo pensemos en la dicha de nuestro
amor; todo, en torno de esta morada parece presagiarnos
— Amigo mió, dijo Ildiz pasando muellemente sus brazos la felicidad : la veo en ese cielo puro como tu alma , la veo
al rededor del cuello de Hamdun ; ¿porqué habéis consen- en esas flores tiernas y apacibles como nuestro amor. Dame
tido esta cláusula? jQuiera Dios qtie no tengamos que arre- un beso, caro Hamdun y entremos en el palacio; porque
pentimos ! yo te adoro y únicamente en tus brazos olvido la inquietud
Cuando los dos esposos volvieron á entrar en su palacio, que me causa la larga ausencia de mí adorado padre.
vieron á cuatro esclavos que cargaban con gran trabajo so- Volvieron á entrar en el palacio : Hamdun estaba páli-
bre las espaldas de un dromedario una larga caja de plomo. do é inquieto.
Mohamed-Eflendi montado en un soberbio caballo exami- Algunos dias después, celebróse una fiesta brillante en
naba su trabajo con una particular atención ; Hamdun se el palacio de Hamdun. Habíanse mandado venir de Bag-
acercó á él y le dijo : dad los mejores cantores, músicos y bailarines; los mas ri-
—Al tomar posesión de este palacio es muy natural que cos elfendis y otras personas notables de la vecindad se ha-
conozca todas sus particularidades. Algunas personas de blan apresurado á aceptar el convite del opulento sirio. A
Bagdad me han asegurado que habia en otro tiempo un las mugeres, cubiertas con sus velos, les fué permitido se-
pozo célebre por su antigüedad en el lugar que ocupa hoy gún la costumbre oriental, presenciar las danzas y oir los
dia el magnífico palacio]^que habéis hecho construir. ¿Qui- cantos desde el estremo del salón inmediato. En medio de
sierais, señor, enseBarme este pozo, si es que lo hayáis la fiesta vióse entrar á Zahed. Saludó graciosamente al due-
conservado 7 ño de la casa ; luego provisto de un martillito de acero,
A semejantes palabras, el rostro triste y severo de Zahed clavó en la pared un clavo largo y agudo del que colgó un
pareció brillar con una alegría infernal. He mandado He- magnífico ramillete.
nar este pozo, respondió. Apesar de haber colocado aquel grosero clavo de hierro
en medio de los pliegues de una magnífica colgadura de
(IJ Juet ó Notario. Persia, que cubría la pared del mas hermoso salón de la ca-
^ 391 H
sa, la galantería de Zahed fué aplaudida y celebrada, so- pero no obstante el nombre de Zahed, las facciones altera-
bre todo por las mugeres. Refirióles entonces Hamdun el das del beduino, emblanquecidas por el ocio y los placeres,
modo con que disponía su amigo de la propiedad que había le impedían reconocer en aquel brillante Tchélebi el pobre
conservado en el palacio. Aun la misma Ildiz modificó al- árabe del despedazado albornoz. Con todo, resolvió Ham-
gún tanto la no muy buena opinión que habia formado de dun estar alerta y borrar toda duda y temor del ánimo de
aquel hombre á primera vista. — Conviene, se decía para su amada Ildiz.
sí, no hacer caso de la primera impresión. Este hombre, Durante algunos días, no se dejó ver Zahed en el pala-
hacia quien tengo apesar mío, una antipatía invencible, cio ; pero una noche al retirarse, notaron los dos esposos en
puede muy bien ser, una honrada persona; debo atener- el clavo de Zahed un tupido velo de lienzo que parecía en-
me á lo futuro para juzgarle. cubrir alguna cosa. Estremecióse Hamdun involuntaria-
Aquella misma noche , Zahed desplegó en la conversa- mente y ocultando su espanto con la idea del respeto que
ción mucho talento y finura. Hamdun quedó embelesado se debe á la propiedad agena, prohibió á su muger que in-.
de su amigo ; ya no sintió haber insertado aquella cláusula tentase conocer el secreto de Mohammed-EÍTendi. Aquel
extravagante en su contrato, y si hubiese creído complacer mandato avivó mas y mas la curiosidad de Ildiz; rodeó á su
á Zahed le hubiera concedido de muy buena gana la pro- marido con sus brazos voluptuosos, cubrióle de besos y ca-
piedad de un segundo clavo en su serrallo. ricias , rogóle que le permitiese levantar aquel velo que
Continuó Zahed en visitar durante algunas semanas al ocultaba sin duda alguna nueva sorpresa; pero Hamdun
nuevo dueño de su palacio, y todos los días colgaba del cla- fué inexorable en su obstinación: solo respondió á los so-
vo que habia puesto en la pared , las flores mas tiernas y lícitos ruegos de su esposa con una denegación formal. I>ur-
mas raras. Todos los días mezclaba con sus flores algunas mióse ten fin en los brazos de su amada formando mil pro-
gaselas ú otras composiciones poéticas, escritas en lengua yectos para ponerse en lo sucesivo al abrigo de las persecu-
persa, árabe y turca. Consistia siempre en algún concepto ciones de aquel Mohammed-EÍTendi, que, sin la menor
amoroso el fondo de aquellos idilios, que parecían dirijirse duda, estaba perdidamente enamorado de los encantos de
á las estrellas del cielo; pero el nombre de Ildiz que signi- su bella Ildíz.
fica estrella en lengua turca , hacia la alusión bastante pal- ¿ Pero quién puede vanagloriarse de haber sabido triunfar
pable para que nadie pudiese engañarse. Los amigos y de la curiosidad de una muger? Que hombre podrá decir :
comensales de Hamdun le referían las hablillas injurio- Yo apagaré este incendio que, parecido al fósforo arde en e^
sas que sobre el particular corrían en Bagdad. Hamdun agua y desprecia todos los obstáculos. El deseo encendld<^
no hizo caso al principio, pero las visitas de Zahed hacién- en la imaginación de Ildíz se acrecentaba á cada momento;
dose cada vez mas frecuentes y dilatándose cada dia mas Y sus bellos ojos abiertos y Gps hacia la estremidad del salón,
mas; sus gazelas á Ildiz no dejando ya ninguna duda so- devoraban en medio del silencio de la noche, aquel lienzoi
bre el verdadero significado de su alegoría, se quejó amar- misterioso que la pálida luz de una lámpara hacia oscilar en
gamente á Zahed quien le prometió que en lo sucesivo su- la sombra y le asemejaba á un espectro. Un horroroso pre-
primiría las gazelas y los versos. sentimiento le decía ya de antemano, que aquel misterio,
Aquel malhadado clavo, habia sido colocado por desgra- no podía ser descubierto sino para su desgracia; pero lacur
cia en uno de los mas hermosos salones del palacio, el riosidad mas poderosa aun que el temor, la hostigaba, com0[
mismo que Hamdun habia escogido para pasar con su fa- á pesar suyo, á conocer aquel secreto que su imaginacioa
milia las ardientes noches de verano. Zahed cumplió su exaltada le presentaba con los colores mas sombríos. En fin,
promesa, y por espacio de quince días solo colgó algunos ra- durante el ¡¡ueño de Hamdun, la débil Ildiz se deq>rendió
milletes de su clavo, y sus visitas se hicieron mas circuns- de sus brazos y medio desnuda, coa el corazón palpitante f
pectas. reteniendo con esfuerzo su respiración , puso sus pies deli-
cados sobre el pavimento; luego descolgando la lámpara
En fin , una noche entrando Hamdun en su alcoba pa- que se mecia suavemente en el techo, y haciéndole una
ra acostarse« encontró á su esposa anegada en lágrimas. transparente pantalla con su mano de rosa, deslizóse pálida
Preguntóle el motivo de su pesar, pero Ildiz le señaló con de temor é incertidumbre hacia aquel velo misterioso , cu-
el dedo un rollo de papel suspendido en el clavo de Moba-:
yos pliegues agitados débilmente por la acción de su aliento,
med-Tchélebi. Al desarrollar aquel papel Humdun quedé
rozaban silenciosamente su rostro como para excitar su mano
pálido y mudo de horror, érase dicho rollo un dibujo colo-
á que los levantase. Cedió en ñn Ildiz á la tentación y le-
reado con una estrema finura; representaba en una campi-
vantó ligeramente el velo de muselina.
ña desierta, c^rca de un pozo, un anciano con los ojos y
las manos levantadas al cielo, implorando la compasión de ¡ Horrible espectáculo! Una cabeza d^ hombre ensangren.
dos asesinos, uno de los cuales tenia levantado el sable so- tada, pendía del clavo ; sus blancos cabellos se levantaban
bre su cabeza. Los dos asesinos estaban colocados en la á manera de flechas; sus ojos cóncavos y sin brillo parecían
sombra, por lo que no podían distinguirse sus facciones, buscar la mirada de Ildiz, y su boca se abría como para
pero el rostro del anciano, iluminado por ün rayo de la luna, gritar: ¡Venganza! — Ildiz cayó pasmada en el suelo: aca-
ofrecía la mas perfecta semejanza con el padre de Ildiz, el baba de reconocer en aquel horrible tronco la cabeza de
anciano AIí-Ahmed. su padre! Aquella cabeza embalsamada según la antigua cos-
Consoló Hamdun á su esposa persuadiéndole que aque- tumbre de los egipcios, había conservado su color y la última
lla pretendida semejanza solo era efecto de su imaginación, espresion de sus facciones.
y cojiendo con violencia aquel cuadro acusador, lo hizo pe- Al grito que arrojó Ildiz, Hamdun se puso de pié so-
dazos y no tardó Ildiz en dormirse en sus brazos. Pero Ham- bre su cama como un fantasma; su rostro permaneció al-
dun no dormía, sus ojos feroces brillaban como dos ascuas en gunos instantes pálido é inmóvil, semejante al de una es-
medio de la oscuridad, porque el temor del castigo luchaba tatua de mármol, al aspecto de aquel horroroso despojo
en su oorazon con el deseo de asegurar el secreto de su ase- que creyó arrebatado de algún osario infernal. Al gemido
sino. Ya no le cabía duda que Mohamed-IIderim-Tchélebi, de Ildiz respondió también otra voz, una voz chillona y
conocía el crimen horrible á que debía la posesión de Ildíz, iQofadpra como el alarido 4e qn, demonio; de repente dest
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garróse una de las tapicerías del salen, y un beduino se — Pues bien, dijo Zahed sacando un agudo puñal de su
adelantó en el aposento nupcial vestido con su albornoz y vaina de plata. ¿Hamdun , has escogido?
llevando en la mano su encorvado alfanje cuya hoja desnu- — Hiere, repuso fríamente Hamdun, arrojando una
da brillaba en las tinieblas. mirada sombría sobre aquella infortunada muger. Ildiz ten-
— ¡ Zabed ! gritó Hamdun horrorizado. dió sus brazos para estrechar á su marido contra su cora-
Y al mismo instante se lanzó para ir en busca de sus ar- zón.... un momento después cayó anegada en su propia
mas. sangre.
Inútil trabajo, murmuró el árabe haciéndole caer pálido, — ¿Estás satisfecho Zahed?
desarmado y con el terror en la frente. Hamdun ¿ recono- — Sí, lo estoy; á lo menos no podrás poseerla.
ces ahora bajo este antiguo traje al beduino Zahed, el — Retírate , pues, ¡infame!
mismo que te ayudó durante una noche espléndida de la — Me retiro, sí, pero sin duda no habrás olvidado que
luna dé zilcada á derramar la sangre del padre de tu Ildiz? este clavo me pertenece.
— ¡ Oh ! ¡monstruos! ] infames! esclamó la joven arran- Y de un sablazo, separó de su tronco la hermosa cabeza
cándose sus largos cabellos negros que calan en torno de de Ildiz, suspendiéndola del clavo por su larga cabellera.
sus espaldas temblorosas y desnudas como los pliegues de — Con que, á Dios, bravo Hamdun, si tienes valor qué-
un velo funeral. date aquí en este aposento , junto á esta cabeza que tan-
— ¡Sí, Zahed, te reconozco! murmuró á su vez Ham- to amaste. Te juro que hasta el momento en que la po-
dun. Y su mano convulsiva parecía buscar un puñal en dredumbre se apodere de estas carnes, ahora tan tiernas y
su cintura. tan rosadas, hasta el momento en que sus huesos emblan-
—¿Quizá por qué me has satisfecho la sangre con el oro, quecidos se desprendan por sí mismos convertidos en polvo,
prosiguió Zahed, crees que estás libre para conmigo ? ¡ In- esta cabeza permanecerá aquí, espuesta á tus miradas, como
sensato ! ¿No late también un corazón aquí, debajo de mi lo estuvo ahora poco la cabeza del anciano ; de lo contrario
tetilla izquierda? Este corazón es inmenso, insaciable y se- reclamaré ante la ley el cumplimiento de nuestro contrato.
diento como el desierto. Todos los tesoros de la India, de — ¡Zahed! prorumpió Hamdun sofocado por sus sollo-
la Persia y de^ la Arabia : no podrían llenar este vacío, tú zos. Dios me ha castigado hiriéndome por tu brazo. Oye ,
solo, Hamdun, tú solo puedes satisfacerle. ¡Toda mi felici- voy á proponerte ahora un nuevo contrato. Acabas de des-
dad, mi vida entera está en tus manos, Hamdun! por la vez truir el último lazo que me ligaba á la vida; ¿quieres devol-
postrera sé generoso conmigo, y te juro que nada tendrás verme este cadáver mutilado y esta cabeza sangrienta que
que temer en el porvenir. Hubo un tiempo que envidiaba no envidiarás ya en semejante estado? Te daré en cambio
tus riquezas, tus palacios, tu vida de lujo y de reposo; aho- este palacio cuyo precio te satisfice; porque este palacio no
ra solo te envidio tu muger, sí, tu Ildiz celestial me falta puede pertenecerme mientras poseas en él un solo clavo.
para no morir de amor ó de desesperación. Dámela y me El que posee un clavo en un palacio, tiene tanto derecho so-
retiro al momento con ella bajo la tienda de los árabes mis bre él como aquel á quien pertenece el palacio entero; y
hermanos, y nunca volveré á turbar tu reposo niá pisar esta por lo mismo no te hubiera cedido un solo cabello de mí
tierra ensangrentada. No me respondes; la sonrisa del des- muger. La consideraré ahora menos muerta encerrada den-
precio asoma en tus labios. Hamdun, entrégame tu muger tro su tumba, que no lo hubiera sido para mí existiendo
ó húndele este puñal en su seno. Por última vez te lo re- aun entre tus brazos. Mi amor para con ella ha arrastrado
pito, escoje, ó la muerte será el premio de tu temeridad ! mi puñal hasta su corazón : quédate tú con el palacio y c é -
— ¡Hamdun! esclamó la bella Ildiz abrazando sus ro- deme á mí este cuerpo inanimado único bien que me que-
dillas: quítame la vida antes de entregarme á ese infame. da sobre la tierra.

Excerpta.
Como la llama de una antorcha tiende siempre á elevarse de cual- no embarazan en ninguna situación de la vida; nos hacen compaHía
quier modo que se vuelva, del mismo modo, et hombre cu jo corazón durante la noche y nos siguen en el campo y en los viajes.
está inflamado por la virtud , en cualquier accidente próspero ó ad- M. T. CICERÓN.
verso que le acontezca, siempre se dirije hacia el objeto que le ins- El lujo es como la hidropesía del cuerpo social.
pira su prudencia.
PROVERBIO INDW. Los grandes escritores son pintores y sus pinceladas no se borran
La invención de la imprenta puede compararse á un arboHllo que jamás: Homero vive, Apeles ya no existe.
acaba de plantarse y que dará en los futuros siglos precioso pero fata-
lísimo fruto, como el del jardin del Edén, es decir la ciencia del bien Prefiere el hábito de hablar tan pausadamente como se escribe; al
y del mal. de escribir tan veloz como se habla.
GUALTERO SCOTT.
PITAGORAS.
Venturoso aquel á quien el cielo dio un pedazo de pan, sin que le Entre la esperanza y la resignación hay la misma diferencia que
quede obligación de agradecérselo á otro que al mismo cielo. entre un lisonjeador y un amigo.
MIGUEL DE CERVANTES SAAVEDRA.
Las letras son el alimento de la juventud, la pasión de la edad ma- La fortuna es una doncella caprichosa que con frecuencia se entrega
dura y el entretenimiento de la vejez; nos dan brillo en la prosperi- á los esclavos.
dad y consuelos en el infortunio , hacen las delicias del gabinete y ErmESTRo.

tor lo nofirmadoy como Editor respoosablo.—/«o» OI<»er«,

(ABCBUnfA.—|l(raEHTA DB P . ^DAN OLIVBftBS, CALLE PB EMDDÍLLBRS , H.* IH»—1^<


m 393 iC

Filosofía ideal.
ESTÉTICA.

IJor X 21. lluajlein,

XI.
ARTES HABLADAS.

Poesía épica. — antigua epopeya; asunto y forma.—Historia de la epopeya.


A la manera qufi la poesía lírica deriva su nombre de la aviene con Agamenón , se retira del ejército griego, y este
lira , primordial acompañamiento del poeta lírico , de la casi se pone á punto de tener que levantar el sitio. Aquiles
misma suerte la épica saca su etimología de epos , cosa vi- regresa y con él la fortuna de los griegos, Héctor sucumbe
viente : por tanto la poesía épica conforme á su significado y con él la mas fuerte barrera de Troya.
literal es narrativa , y el poema épico ó epopeya una ver- En los accidentes de los grandes acontecimientos del
dadera narración. El objeto de la narración es el suceso ó mundo por los cuales perecen grandes ciudades , ó de los
historia que constituye el asunto de la poesía épica. Sin em- tristes restos de ciudades arruinadas, se erigen nuevas mo-
bargo , para que la historia tenga derecho á la dignidad de narquías en el mundo, se nos anuncia un orden mas ele-
representación épica , debe estar marcada por un elevado vado de las cosas, se nos hace patente una dirección eter-
interés, y por razón de este mismo elevado interés, no ha de na del orbe. En la historia épica dtbe por tanto mostrarse
comprender el destino de un individuo , cuya representa- un orden superior de cosas, una dirección eterna del mun-
ción y decisión la epopeya abandona á la novela y al dra- do. Por esta razón en la historia épica no ha de campear
ma. En la historia épica debe interesarse el destino de todo únicamente la libertad ó el hombre, sino que también es
el género humano ó de una gran parte de él, como de una preciso engastar en la rueda de la historia la necesidad
nación : la historia épica , si es lícito decirlo así, ha de ser eterna y que todo lo dirije, á fin de hacer patente un or-
de una especie universal. En la Iliada se interesa el honor den superior de cosas. La libertad y necesidad deben do-
agraviado de toda la Grecia por una parte , y por otra ia minar á la vez en la historia épica; pero no es menester
ruina de la ciudad de Troya. En la Eneida se funda un que sean materialmente contrastadas, ni luchen hostil-
nuevo imperio que ambiciona el dominio del mundo , y en mente ; pues entonces la epopeya pasarla á trajedia : la li-
la Mesíada se celebra la salvación del pecado del género bertad , la fatalidad deben aparecer en completa unión y
humano por Cristo. buena inteligencia. El héroe de la Iliada aparece rodeado
En la rueda de los grandes acontecimientos del mundo de obstáculos y sufrimientos; la suerte por todas partes
no pueden injerirse mas que hombres grandes: acciones parece que enemis'osa sale á su encuentro ; pero esta opo-
estraordinarias exigen hombres estraoidiñarlos ; y por tan- sición es solo en apariencias: con el desenvolvimiento de
to la historia épica debe presentar caracteres grandes pur los sucesos se origina la oculta concordia de la libertad y de
sí. Precisamente en la representación del carácter grande, la fatalidad.
cifran los preceptores del arte la peculiar esencia de la epo- Por tanto, en la historia épica como en un mágico espejo
peya , y la historia ó fábula no debe ser mas que la tela en debemos poner atentamente lü vista en la esencia de la
que el poeta épico entrelaza los grandes caracteres, la ta- historia del mundo. La misma historia no puede ser com-
bla sobre que aplica sus pinturas. La naturaleza de una prendida como una serie de casuales acontecimientos ó de
historia épica lleva consigo la calidad de envolver una se- sucesos tales que se funden en una empírica necesidad.
rie de caracteres sobresalientes ; pues con el interés uni- ¿Quién sostendrá con íntima persuasión , dice Schelling,
versal del género humano ó de una nación, son enlazados que la formación del cristianismo , la peregrinación de las
todos los intereses de los particulares. La lucha de un pue- naciones, etc., hayan'tenido su fundamento en las causas
blo , la suerte común de una nación empeña todos los ran- empíricas, á que ordinariamente se les atribuye? Si noso-
gos, edades y sexos del Estado, de modo que escitadaS tros contemplamos aunque sea con la mas rápida ojeada el
necesariamente todas las grandes fuerzas, todos los ran_ trascurso de la historia hasta nuestros dias, hallaremos que
gos , edades y sexos , se presentan á contribuir por su par- del arbitrario juego de libertad que á cada ser aislado im-
te á la destrucción del obstáculo, de lo cual se origina en pele , ha provenido al fin cierta cosa racional y concorde,
la epopeya una vida y universalidad que la igualan á un que acontecimientos ai parecer independientes unos de otros
mundo entero. y hasta encontrados entre sí, últimamente se han desenla-
A la manera que en toda historia hay personages princi- zado con un conjunto armonioso y venido á parar en un
pales y accesorios, también en la historia épica debe sobre- designio y resultado racional. Esto es comprensible solo
salir por en medio de todos un personaje capital , que bajo la suposición de que cuanto el hombre en el trascurso
aventaje á los demás en energía y dignidad , sea el punto de la historia emprende y ejecuta con propia conciencia y
de unión de los diversos grupos ó el centro espiritual del libertad , ya va de acuerdo con su resultado y está fundado
conjunto , el héroe épico á cuyo destino esté encadenado e] en una fatalidad superior, por manera que en la historia
del género humano , ó el de una nación. Aquiles es el hé- se patentiza una perfecta concordia y absoluta unión de la
roe de la Iliada. Aquiles durante el asedio de Troya se des- libertad y de la fatalidad.
TOMO III. 50
» 394 *
la libertad y fatalidad , no es absolutamente necesario que toria épica exije Ja incorporación á ella misma de una mu-
d.oses o genios inmortales se mezclen con actividad indivi- chedumbre de sucesos que son de todo punto independien-
dual en las ocurrencias de los mortales, ni que según cier- [ tes de toda libertad y subsistencia humana, y hasta saliendo
ta mitología, sean invocados en la historia épica altos pode- fuera de los límites de todo cálculo humano, en lo cual
res que envíen mensajeros al héroe épico para noticiarle originan por consiguiente una muchedumbre de casualida-
mi voluntad con portentos ó de cualquier modo etc Es des : es pues característica de la epopeya la mas sublime ca-
mies un error establecer con algunos preceptistas, que s"i en sualidad. No obstante, estos sucesos independientes de to-
ía composición épica falta la llamada tramoya , la epopeya da libertad y subsistencia humanas, parecen casualidades
lescende á la serie de poema histórico. Los enlaces de lo solo con relación al sugeto y al espectador; pero conside-
eterno guiando el curso de Jos acontecimientos del mundo radas en sí son realmente portentosas y representan mara-
coinciden buena y,necesariamente con los designios y pía ' villas. Los sucesos independientes de toda libertad y subsis-
nes del héroe épico, y le prestan principalmente ayuda tencia humanas, y que en armoniosa turba se despliegan
para aquello que no se halla en estado de efectuar por en la historia épica , abogan por los mismos designios del
su propia virtud d lo que inevitablemente se frustraría héroe épico , y préstanle ayuda en la ejecución de Jos pla-
atendida su individualidad. De esta suerte la unidad de la nes que no puede realizar con sus propias fuerzas, y que
libertad y fatalidad en el curso y desarrollo de los aconte- atendida su individualidad vería frustrados. De este con-
cimientos, se patentiza de un modo inmediato y por sí mis- cierto de los accidentes sobrehumanos con las miras y planes
ma sin la estraña intervención de la tramoya. del héroe, nacelaunion oculta delalibertady delafatalidad, ,
de lo humano y de lo divino. Estos accidentes no son com-
Estando en buena inteligencia con las miras y planes del
prensibles mas que por el orden superior de cosas, son dis-
héroe épico la eterna fatalidad que todo lo guia, no puede
posiciones inmediatas de la eterna regencia del mundo,
er aquél infeliz , y la epopeya celebra Ja fortuna del hé-
apariciones de lo divino en el tiempo , y por tanto verdade-
•oe. Sin embargo, la fortuna del héroe procede de la des-
ramente portentosos representantes de maravillas. Lo por-
gracia de otros , 6 lo que es igual, para que el héroe épico
tentoso es esencial y necesario á la epopeya tanto como la
;ea afortunado, es preciso que otros sean desgraciados La
unión de la libertad y de la fatalidad, de las cuales es inse-
nisma fatalidad que todo lo guia está de acuerdo con las
parable aquella. Pero para ingerir en la epopeya lo porten-
Tiiras del héroe y le presta socorro para Ja ejecución de
toso, no es necesario que los dioses desciendan del cielo á Ja
aquello que no puede efectuar con sus propias fuerzas, por
tierra ni aparezcan personages alegóricos como en Ja En-
razón de los obstáculos que le son opuestos en diferentes
riada de Voltaire , en la cual se presenta Ja discordia como
'ados. Y á fin de que eJ héroe triunfe , con el ausilio y en-
un ser real, y hasta el amor bajo igual forma implora so-
aces de la fatalidad que todo lo guia , estos obstáculos de-
corro para debilitar el valor del héroe, ni que salgan voces
len ser desvanecidos para confundir las miras y planes
de los árboles, ni se levanten sombras de Jos sepulcros, ni
.ponentes de otros. Por esta razón la poesía épica no debe
poner dragones á guardar tesoros en las cuevas de los mon-
emprender en manera alguna el destino. El destino solo
tes. En la dirección de la fatalidad que guia el curso de Jos
: parece en su mas sublime forma cuando por los enlaces de
acontecimientos, puestos fuera del alcance de todo juicio
a fatalidad que todo lo guía, los planes de un hombre ya
humano y comprensibles únicamente por un orden supe-
iremeditados, son desconcertados y reducidos á la nada-
rior de cosas, está grabada con profundos caracteres la pa-
. : solo hablamos de destino si la libertad y fatalidad apare-
labra portento.
cen en contradicción. Las conexiones del eJevado gobierno
iel mundo ó la fatalidad determinan las miras y planes del La epopeya debe tener cierta Terificacíon histórica á fin
léroe. Si sus planes por falta de energía humana deben de que con el interés generaJ del hombre sea producido pa-
rustrarse, Ja fortuna le presta socorro por una consecuen- ra Ja verdad el interés de la historia épica cuando falten los
cia de los accidentes que están fuera de todo alcance huma- fundamentos. Por tanto , el asunto de Ja epopeya debe ser
*,o , y le conduce bajo su egida al fin propuesto. Por tanto sacado ó de Ja historia como la Farsalía de Lucano y el
n Ja epopeya es preciso desvanecer toda huella del desti- Leónidas de GJover, ó de la tradición como la Ilíada de
.0, pues la fatalidad aparecería ligada y én identidad con Homero. El renombre de las grandes hazañas de los héroes
1 libertad. De esta suerte , en Homero Ja adversidad no griegos se constituyó en sagrada tradición popular, que se
- parece como destino, porque en general ninguna Jucha se trasmitía de boca en boca y de generación en generación.
' ntabla. Apareció Homero, y conforme á estas sagradas tradiciones
cantó Jas hazañas de aquellos héroes. La tradición popular
Mas en Ja epopeya en Jugar dej destino se presenta Ja no revela solamente al genio del poeta una libre trama, si-
. nblime casualidad. La fatalidad que todo Jo guia viene en no que ya Je presenta un asunto adecuado á Ja acción épi-
-• yuda de las miras deJ héroe épico por una consecuencia ca ; pues la tradición popular que proviene de Ja mas re-
• e accidentes que ninguna prudencia humana podría cal- mota antigüedad, en la cual todo está envuelto de una
' ular, ni la reflexión de hombre alguno prever, y le ayu- sagrada y mágica oscuridad , la verdad de la historia apa-
!'a á realizar planes que no hubiera podido efectuar y que rece enteramente penetrada deJ portento ; Jo natural ente-
'•n consideración á su individualidad, necesariamente se ha- ramente revestido y confeccionado de sobrenatural; basta
Mrian frustrado. Como estos accidentes no emanan de la la misma historia figura ya preparada y digerida con un
;uerza y actividad libres del héroe épico , aparecen como espíritu épico. En ella todo es admirable , misterioso , es-
casuales respecto del sugeto: luego en la epopeya domina traordinario; los hombres son héroes ó semídíoses, y fftg
h sublime casualidad. dioses están en inmediato y personal trato con Jos hom-
En la historia épica no pueden tener lugar ni aquella or- bres.
»,ánica determinación de cambios ni aquella conexión pro-
oías de las acciones de un hombre 6 de una población en El asunto de la epopeya es universal. La epopeya com-
ionde todo emana de una sola fuerza y se despliega por prende el destino de una nación la suerte común á todo un
nedío de un safcío mecanismo; pue» Ja e?eqc¡a de una hig- Estado ó á la humanidad entera; y alcanzando Ja suerte
comup de una nación ó de Ja humanidad enter^ á todas las
^ 395 fC
condiciones de la vida, á todos los rangos, edades y sexos, resantes que los frivolos, los significativos que los insigni-
en la epopeya se desarrolla una vida y universalidad que la ficantes. Así en Homero hallamos á continuación de las
asemejan á un mundo. Pero la forma de la epopeya así co- grandes proezas de los héroes ocurrencias domésticas, acci-
mo su asunto, es preciso que también sea universal, esto es, dentes y escenas triviales , como las de comer, beber, ves-
pura objetiva, casi plática. La verdadera epopeya es la re- tir , etc. La epopeya no solo adquiere una significación
presentación objetiva de una historia universal con absolu- universal, ó es la imagen del universo , en el que al lado
ta concordia de la lioertad y fatalidad. La epopeya es un del sol, de los cometas y planetas , también el insectil.'o
poema meramente narrativo; y siendo requisito de toda tranquilo recorre su camino , ó en el que junto al elevado
narración la representación del hecho ó acontecimiento , es cedro igualmente la rastrera yerbecilla sosegada despliega
preciso que el poeta épico represente el suceso y no sus sen- sus yemas, ílorece y fructifica , sino que además se remonta
timientos y observaciones sobre el mismo, la representación al carácter de símbolo de identidad absoluta , en el cual
no debe ser subyectiva , sino pura objetiva. En la historia nada hay grande ni pequeño , importante ni frivolo , pues
épica aparecen la libertad y fatalidad en absoluta concor- todo en naturaleza y dignidad es una sola y misma cosa.
dia : la fatalidad que todo lo guia se halla en buena inteli- Nada de cuanto está en relación con la acción ;)rincipal
gencia con el héroe épico , y suministra apoyo á sus planes se halla jamás tan lejano que no obtenga en la epopeya un
por una consecuencia de sucesos que está fuera dei alcance lugar propio. El poeta pues, no rara vez deja el teatro de
de todo cálculo humano. En este enlace de la eterna fata- la acción principal , y en varias direcciones hace pequeñas
lidad y su acuerdo con las miras del héroe épico, anuncíase correrías. Así Homero en la Iliada mientras ambos ejércitos
un orden superior de cosas, hácese visible una dirección se hallan frenieá frente y preparan solemnes sacrificios, nos
eterna del mundo y se demuestra que la historia ya estaba conduce de Troya á Helena. Estos acontecimientos acce-
modelada en un plan del universo. Para que en la repre- sorios á que se traslada la narración del poeta, cuando deja
sentación de la historia épica no quede turbado ó poco vi- el hilo de la narración principal, se denominan episodios.
sible el sublime orden de cosas que. le anuncia en el curso Realmente con los episodios el nudo de la acción principal
de aquellos acontecimientos, el poeta no puede interrumpir no es desatado ni afianzado , pues de lo contrario formarla
su curso mezclando con ellos observaciones y sentimientos una parte de la misma acción principal. Con todo , los epi-
propios, es preciso que la subyectividad del poeta enmu- sodios están en una exacta referencia con la relación princi-
dezca. No habrá visible otra cosa que ia obra, la acción, y pal. Naturalmente se desarrollan de ella y con ella se enea,
quedará invisible la persona del poeta: el poeta debe reti- denan de nuevo , ó tienen su ocasión, motivo y enlace en
rarse y desaparecer del fondo del cuadro. la acción principal. El acontecimiento accesorio ó episodio
El poeta épico que ha de representar la historia ¿ será debe hallarse de tal modo entretejido con el asunto de ia
sin embargo , invisible como persona? £1 poeta desempe- acción principal, que parezca ser una parte integrante del
ñará completamente su cargo si trata la historia no como conjunto , sin existencia é interés independientes; pues en
una cosa pasada, sino cual presente , dejando desarrollar el caso contrario los episodios destruirían la unidad de la
los acontecimientos según el ritmo inherente á ellos , en acción y quedarla cortado el hilo del conjunto. El poeta se
tanto que él mismo asiste al conjunto de la acción casi co- retira en la epopeya y deja desarrollarse los acontecimien-
mo un mero espectador colocado á mayor altura que el tos por sí mismos conforme al ritmo inherente á ellos. El
teatro de ella. Ya Aristóteles en su poética, estableció por poeta ninguna parte toma en los sucesos, ni se permite ob-
regla que en la epopeya el poeta debe aprovechar toda servación alguna sobre ellos, ni manifiesta interés alguno
ocasión de estraer su misma persona para que la narración por afectantes que sean los sucesos; no los presenta bajo un
parezca en una viviente presencia. Por esto, Homero no aspecto melancólico ó alegre, no se apesara con el entris-
nos instruye sobre quienes sean las personas ni nos noticia tecido, ni se regocija con el contento; nada le mueve, nada
que han dicho ú obrado , sino que nos los pone todos á la le escita, manteniéndose en absoluta indiferencia y sobre-
vista, les deja obrar ante nuestros ojos, de modo que noso- puesto á su héroe y á la misma historia casi como un mero
tros creamos ver todos sus movimientos y oir sus discursos; espectador. El inmediato resultado de esta absoluta indi-
pero con su persona ninguna parte toma en los aconteci- ferencia del poeta, es que no trate objeto alguno con prefe-
mientos, ni los acompaña de reflexión alguna, y háCese su- rencia á otro , que no pase de prisa por unos acontecimien-
perior á toda parcialidad. Con esta forma de representación, tos para detenerse mas en otros, como el pintor que presenta
la epopeya se aproxima á la pintura histórica en que el ar- en un cuadro muchas cosas solo con algunas pinceladas ,
tista se ha retirado enteramente de nuestra vista , y no hay para reasumir en otras toda la riqueza de su arte y armar
mas que la historia al frente de nuestra contemplación. En de todos los adornos únicamente aquella que tiene á mano.
la epopeya nada sabemos acerca del poeta , no percibimos El poeta épico en todo se para con ánimo imparcial, así en
otra cosa que la historia y está siempre en movimiento; el lo sublime como en lo ínfimo, en lo muy grande como en
poeta se conserva en absoluto reposo é inmovilidad , al pa- lo muy pequeño. De la misma suerte que Minerva salió de
so que el tiempo y el movimiento se han transformado en la cabeza de Júpiter perfectamente formada , desenvuelta y
objeto. El poeta no trata la historia como una cosa pasada, adornada con todos sus individuales caracteres, y sin que
en cuyo cuadro se hubiera de presentar para describirie co- nada apareciese oprimido, sino con reposo y firmeza todo
mo un objeto en quietud , sino que aprovecha todas las descubierto en la plenitud de su ser , así igualmente emana
ocasiones de introducir las mismas personas que hablan y del corazón del cantor una cosa tras otra, casi como sí nada
obran , con lo cual aparece la historia en inmediata pre- hubiese precedido, y nada hubiese de seguirse. De esta suer-
sencia. te en la epopeya no solo se origina una suma claridad y
discreción , sino también una marcha uniformemente pro-
El poeta se retira en la epopeya, y deja que los aconte-
porcional de los acontecimientos, y un sublime equilibrio.
cimientos se desarrollen y desplieguen por sí mismos con-
Por la misma razón la forma de la epopeya corre en la mas
forme al ritmo á ellos inherente. En consecuencia todo lo
bella unisonancia con el espíritu de la historia épica. La
que pertenece al conjunto de la poesía épica debe aparecer
misma historia épica no muestra un simple juego de fuerzas
una epopeya, de la misma suerte los acontecimientos inte-
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humanas concitadas á una lucha recíproca, ni un tegido épico toma de la naturaleza la mayor parte de las imágenes.
de caprichos humanos arbitrarios y mudables , de pasiones Con las de este género es colocado el objeto á una fuerte
desenfrenadas, etc. Los siglos de Ja historia épica son pro- luz y hecho contemplable no solo por razón de la mas in-
ducto de un poder superior; la mano de Dios ata sus nudos, mediata presencia, sino en virtud también del contraste en
y por la mano de Dios son desatados y soltados. La historia que el mundo físico está con el mundo moral; pues las
épica en todo su plan es trazada por la inteligencia divina, imágenes quedan sin efecto, en cuya conformidad se igua-
guiada en su curso y consumada por la voluntad de Dios, larán y concordarán entre sí: el tipo y el antitipo deben
En Dios está el sumo reposo, la suma discreción y el sumo según la ley de la asociación hallarse distante uno de otro,
equilibrio ; y todo lo que en Dios tiene su inmediato fun- y aun la verdadera esencia de la imagen consiste en el equi-
damento ó se desarrolla por impulso divino, ó atestigua en librio de los contrastes.
su desenvolvimiento el sumo reposo, la suma firmeza y dis- La epopeya es un poema narrativo, y por tanto el idio-
creción. La actividad precipitada y el esfuerzo apasionado ma épico debe ser sumamente sencillo y natural; pues la
no provienen mas que del finito desarrollo de las cosas hu- magnificencia y ornato rbórico desdicen del tono propio
manas escitado por impulsos sensuales, y sometido en sus déla narración. El idioma épico por medio de esta noble
movimientos al instinto sensual. sencillez, se hará desde luego apropiado para espresar de una
La representación épica mediante su pura é inaltera- manera digna lo elevado y lo bajo, lo grande y pequeño.
ble objetividad se eleva á la supremacía del arte históri- Sin embargo , la epopeya no permanece constantemente en
co. La principal condición del arte histórico se funda en el tono narrativo, sale de él muchas veces y adopta la for-
representar Ja historia tal como en sí es. La historia es ma dramática. La Iliada y Odisea de Homero son en gran
la patentizacion de un orden superior de cosas, la des- parte dramáticas y dispuestas en diálago , porque el poeta
arrolladorade una dirección eterna del mundo y se hace vi- épico no ha de tratar su historia como pasado y sí como
sible inmediatamente y por sí misma. El artista histórico presente. El diálogo épico debe ser esencialmente diverso
no necesita ordenar la serie de les acontecimientos hacía un del dramático: cuando este es apasionado, progresivamente
fin establecido por sí mismo, ni desfigurar con forjadas es- impetuoso y entrecortado, aquel será modesto , detenido ,
plicaciones de las causas y efectos, el superior y eterno or- tranquilo y circunspecto ; porque todo debe llevar el colo-
den de las cosas trazado en la sabiduría infinita, ni dejar rido épico, cada parte aislada tener el carácter del conjunto,
suspenso el curso de los acontecimientos para intercalar ad- cual es la sosegada sencillez y el movimiento circunspecto ,
vertencias y reflexiones. El historiador debe dejarlos acon- seguro y uniforme. El ritmo esteríor de una poesía cons-
tecimientos que se desarrollen por sí mismos y sigan unos tantemente debe ser el de la disposición de nuestro interior.
á otros según el ritmo á ellos peculiar, libres é independien- El carácter de la historia épica es el tranquilo despliegue y
tes de toda relación subyectiva; en cuya sucesión el orden marcha uniformemente sostenida de los acontecimientos ; y
superior de las cosas y la eterna dirección del mundo se ha- por tanto , para la espresion esterior de la historia épica no
cen visibles inmediatamente y por sí mismos: en la repre- hay versificación mas adecuada que el exámetro; pues sin
sentación épica el historiador tiene un modelo. El poeta ser tardío ni rastrero , se mueve incesantemente con paso
épico ningún interés muestra por los acontecimientos, sino reposado, uniforme y varonil, estando de consiguiente en
que como un mero espectador se sobrepone al conjunto de armonía perfecta con el carácter de la historia épica. En
la acción , cuyos acaecimientos deja por sí mismos desarro- punto á la colocación, el exámetro admite grandes varieda-
llarse y sucederse conforme á un ritmo inherente á ellos. des. Los dáctilos y espondeos pueden alternar diversamente
La epopeya comprende un mundo entero en el que se entre sí, predominando tan pronto los unos como los otros.
presentan hombres de todos rangos, edades y sexos, traba- De esta suerte el exámetro es capaz de adaptarse perfecta-
jando y obrando á su manera , y en el que lo grande y lo mente al objeto sin violentarle , de recibir en sí completa-
pequeño, lo supremo é ínfimo , trivial é importante , al- mente el carácter peculiar del mismo, y con su movimiento
ternan mutuamente, nacen y se suceden uno al lado de hacer este objeto patente al esterior; por eso ya Aristóteles
otro. A fin de que en el gran cuadro del universo épico por designó el exámetro como propia versificación épica. Los
razón de la muchedumbre de personas, acciones é inciden- italianos, españoles y portugueses se sirven del terceto, y
tes no queda inadvertido lo aislado y se sustraiga á la consi- prefereritemeote de las estancias de ocho versos; los ingle-
deración, todo debe ser recopilado con la mayor animación, ses del yambo de cinco pies no rimado; los franceses del
y representado de una manera espresira para los sentidos: alejandrino rimado, y los alemanes además de la estrofa de
la calidad de formas susceptibles de contemplación , es el Cuatro versos emplean el exámetro, y en Ja epopeya ro-
segundo requisito de la representación épica. mántica y cómica se valen de estancias de ocho versos y de
otras versificaciones. La literatura Sanscrit [de los indios
Para representar de un modo espresivo á los sentidos ¡o
posee dos antiguas historias épicas, pero sin haber quedado
particular, prestan señaladísimos servicios los epítetos é imá-
determinado el tiempo de su origen. La versificación de
genes. Los epítetos pintorescos suelen dar una cabal idea,
ellos es el slokas, dístico que consta de dos versos de diez y
vida é intuición , que habría sido imposible alcanzar con
seis sílabas con una cesura en el medio. El mas antiguo de
difusos circunloquios, Homero y Goethe en tales designa-
los dos es verosímilmente el Ramayana , en el cual son
ciones se acreditan de maestros. Principalmente por medio
cantadas en siete libros ó kandas las proezas y destino del
de Jas imágenes adquieren los objetos vivacidad y suscepti-
Rama ó Encarnación del Wischnu. Pasa por autor de ellos
bilidad de intuición. Las imágenes producen el efecto de los
Valnikis. El segundo es Mahabharata, cuyo autor es llama-
colores reflejados, los cuales imprimen al objeto cierta ani-
do Viasas. Contiene Ja guerra de sucesión entre las dinastías
mación , hermosura y luz, que el color original del objeto
de Kuro y Pando, intercalados muchos episodios del ma-
no lleva en sí. Pero el poeta épico emp'ea las imágenes con
yor interés. En la literatura persa se distingue Schahnameh
preferencia donde tiene objetos que representar sobresalien-
ó el libro de los héroes por Firdusse ¡ fallecido 1030 años
tes con claridad por su naturaleza : tan luego como son en-
después de Jesucristo.) Esta epopeya consta de sesenta mil
lazados con las imágenes, quedan mas afirmados para la fan-
versos dobles y en ella se canta la historia de Persia desde
tasía y sometidos á una tranquila contemplación. El poeta
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los tiempos mas remotos hasta la caída de los Sasánides: una ruta propia de elevación ; hizo teatro de los aconted-f
los últimos dos mil versos dobles son de Essedi, maestro de mientes al cielo, infierno y tierra , no obstante que el tea-
Firdussi. De la literatura China puede citarse en este lugar tro de la historia épica debe ser el mundo natural y sublu-
El Pélah, traducido directamente del original por H. Kurz. nar. La obra de Milton es rica en poesía, en imágenes atre-
Entre los monumentos de poesía épica de los griegos, que vidas y grandes, y en lenguaje poético elevado; la melodía
han llegado hasta nosotros, aventajan á todos la Iliada y Odi- desús versos es insinuante; pero peca en el plan del con-
sea de Homero. En la Iliada el poeta canta la historia de la junto , está destrozada por innumerables episodios, y en su
guerra de Troya. La Iliada es el pasmoso modelo de una cumbre tiene por héroe propio á Satán. Su segundo poema
verdadera epopeya, y ofrece las reglas del género al poeta épico el Paraíso reconquistado, celebra la victoria de Cristo
épico , presentándosele como una sublime roca que tiene su contra el tentador en el desierto ; pero es de ámbito é im-
pié en lo hondo del mar; y oculta su cabeza en las nubes portancia inferiores á los del primero. R. Glover sacó de la
del cielo. En la Odisea el poeta enarra el regreso de Ulises historia griega el asunto para su poema heroico de Lenoidas.
á Itaca con los peligros, obstáculos y consumación de este Tal es el nombre del héroe de la epopeya , cuyo contenido
viage. En la Odisea, Homero ha descendido del teatro de la es la historia de este héroe , que con sus trescientos espar-
vida pública al de la privada; y por tanto en ella dominan tanos contuvo el ejército de Xerxes en el paso de las Ter-
un tono y carácter muy diverso del de la Iliada : falta la mopilas hasta el apresto de los griegos, y al fin después de
universalidad de asunto , por lo cual se acerca mas al idi- una incalculable pérdida sucumbió el persa. A principios
lio. Quedan muy atrás de estos perfectos modelos de poesía del siglo XIV apareció en Italia Dante Alighieri, el primer
épica, las demás epopeyas de los griegos, á saber: los dos grdn poeta de los tiempos modernos. Su Divina comedia es
poemas sobre la espedicion de los argonautas uno de los uno de los mas estraordinarios y maravillosos productos del
cuales tiene por autor á Apolonio Kodio , y el otro se atri- genio , aunque no puede clasificarse bajo ningún determi-
buye á Orfeo ; la espedicion de Baco, ó Dionisiaca de Non- nado género de poesía; es el universo y la plenitud de todas
no ; los suplementos á la Iliada por Quinto Calabrio , y la las especies de poesías, sin que pertenezca á ninguno en
conquista de Troya por Tryfiodoro. particular por ser el poema de todos ios poemas. En cuanto
Entre los épicos romanos ocupó el primer lugar Virgilio, á la materia, así como respecto de la forma, es también de
que en su Eneida cantó la fuga de Eneas de Troya conquis- universal abundancia: todos los elementos de la ciencia ,
tada , y su arribo al Lacio. La Eneida, aunque modelo de lo mismo que de la poesía , se fundan , y converjen sobre
versificación, queda todavía muy atrás respecto de su tipo. este poema como en un conjunto impasible. Este poema
Fáltale la sublime casualidad de la Iliada, la objetividad de consta de cien cantos en los que el poeta describe sus ob-
la representación y la noble sencillez del estilo : el poeta en servaciones en el osado viage por el mundo de los espíritus
su espresion anda estudioso ostentativo y á veces retórico. al través del infierno , del purgatorio y paraíso. Empieza
Todavía son de menor precio la Farsalía de Lucano, la Es- con la bajada del poeta á los infiernos hecha por las entra-
pedicion de los argonautas por Valerio Flaco, la Tebaida ñas de la tierra, hasta que al fin toca en la esfera del rielo.
de Stacio , los diez y siete libros sobre la guerra púnica por La primer figura que encuentra es la de Virgilio , quien le
Silío Itálico (historia mas bien que epopeya ), el Rapto de esplica 'as penas de los condenados y después ie guia mas
Proserpina , y la Gigantomaquía que Claudiano dejó sin adelante.
concluir. Entre los poemas épicos modernos en lengua latina La sustancia propia del poema es la dogmática , la filo-
deben nombrarse los siguientes: Phil, Giialteri Alejandréis; sofía, astronomía, etc., por lo cual unos le citan como
Guntheri Ligurínus; Josefus Iscanus (Josephvon Exeter), imagen del universo, y otros le cuentan entre los poemas
De bello trojano, Guilielmus Brito, Philippis; Fr. Petrar- dogmáticos. Pero el portento se halla en el encendido estro
chae África , Vidte Ghristias ; Ceva, Jesús puer. con que aquel hombre estraordinario refundió toda esta
Los poemas existentes bajo el nombre del bardo céltico severa sustancia y la redujo enteramente á poesía : la cien-
Osian ( unos 300 años después de Jesucristo), se han escrito cia aparece del todo penetrada de poesía , y como disuelta
posteriormente con la forma en que nosotros los poseemos en ella. De la misma suerte que el poeta épico , en todo
actualmente, recibiendo su contenido de las antiguas can- Dante se para con ánimo infrangibie, y con igual amor re-
ciones épicas, redactadas en el dialecto de Gales. Estas presenta lo bello que lo horroroso, la virtud y el vicio. En
canciones se conservaron al través de los siglos por tradición la representación de lo espantoso es terrible como Migual
oral en la alta Escocia , y según un dicho recibido, fueron Angelo , y en la belleza amenísimo y amable como Rafael.
atribuidas á Osian , hijo de Fingal. Los dos grandes poe- Este poema á la manera que la epopeya homérica nos ofrece
mas Fingal y Témora son en cierto modo el foco de los de- un tesoro inagotable de maneras de vivir y sentir propias
más héroes arruinados para engrandecimiento de las haza- del hombre, es un repertorio de caracteres, discursos y re-
ñas y destino de Fingal, lo mismo que de otros sacrificados glas de conducta. El infierno , cielo y paraíso , sirven al
por la patria. En estos poemas enteramente originales se poeta casi únicamente de fondo en que espone sus cuadros
percibe la verdadera voz de la naturaleza, y el lector es arre- de los diversos caracteres de todos tiempos, rangos y partes
batado por la novedad de las imágenes y comparaciones , y del mundo.
por la diestra pintura de caracteres naturales , amables y La Jerusalen libertada de Torcuato Tasso, tiene por ob-
verdaderamente grandes en padecer y obrar. Sin embargo jeto la ciudad de Jerusalen arrancada á los sarracenos por
son demasiado líricos, y se encuentran pasajes que son efu- Godofredo de Bouillon y sus hermanos cruzados. El len-
siones líricas de sentimientos sobre los sucesos antes que guaje es florido y la versificación melodiosa , pero el con-
una épica representación. No rara vez el poeta se presenta junto está demasiado recargado de episodios , y 1« repre-
en su narración para hablar consigo mismo; y sus seres so- sentación propende á lírica. Como la historia no fué coronada
brenaturales 6 los espíritus de héroes finados, que según la de un éxito feliz necesariamente se pierde el conjunto.
creencia de los celtas pueblan el aire , tienen una condición La salvación de Italia del yugo de los godos, por Trissi-
poco plástica. no, es de poco mérito.
El genio de Juan Milton se abrió en su Paraíso Perdido Entre los portugueses se ha distinguido como poeta épico
§« 398 i<.
Luis de Camoens. El contenido de su poema heroico Lu- solo ha descrito las doce jornadas de la revolución , que fue-
Cí'aí/a*'es el descubrimiento de las Indias orientales por los ron acogidas con grande aplauso.
portugueses, bajo la dirección de Vasco de Gama, Los in- En la moderna literatura alemana existe como clásica
teligentes celebran la riqueza de sus imágenes , la novedad epopeya la Mesíada de KIopstock, en la cual el poeta cantó
de sus comparaciones, la pureza de su lenguaje y la melo- la salvación del pecado del género humano por Cristo.
día de su versificación , pero censuran el plan del conjunto Toda la Alemania al parecer esta obra fué arrebatada de
y los infinitos episodios que por otra parte no siempre se entusiasmo. La grandeza de la idea, la osadía del plan , la
adaptan con naturalidad á la acción principal. Los españo- energía de la forma , el elevado y magestuoso vuelo del
les no han producido ninguna verdadera epopeya. Sin em- lenguaje conducen á un pasmo general. También encanta
bargo con preferencia á muchas desgraciadas tentativas, me- en esta obra principalmente el puro y piadoso espíritu que
rece nombrarse la Araucana de D. Alonso de Ercilla y la ilumina, pues en el conjunto de la Mesíada se patentiza
Zuiliga; pero es un poema mas histórico que épico. Tampoco la fuerza creadora de poesía acompañada de la fantasía re-
los franceses en punto á poesía épica han producido nada ligiosa. Sin embargo , el brillo de esta superioridad, no en-
señalado. La fama de la Enriada de Voltaire se funda mas cubre algunas faltas del poema. El asunto de la Mesíada no
bien en la hermosura del lenguaje y en la fácd fluidez del es puramente épico : para que la vida y muerte de Jesús
verso, que en la poesía de la obra. San Luis que aparece en fuesen tratados épicamente , hubiera sido preciso que Cristo
persona y espanta á los soldados, y en otra ocasión envia fuese considerado como puro hombre. No todos los carac-
ai héroe el Dios del sueño , el espíritu de la discordia , del teres están bien acabados , y es principalmente defectuoso
fanatismo , de la guerri , etc. , que sostienen á Aumale' en el de Satán. En todo el poema reina demasiada monotonía
un duelo con Turena, y son espulsados por un ángel que y muy poca acción; pue? las personas y seres agentes obran
vibra la espada de Dios, etc. , son objetos que hacen una con uniformidad. La noble sencillez es mezclada en medio
mala impresión y demuestran que Voltaire desconoció la del elevado vuelo de la sublimidad, que tan eminentemente
esencia déla epopeya. Injustamente enumeran los franceses descuella en la Iliada. KIopstock es mas lírico que épico; y
entre las epopeyas también las obras siguientes escritas en sus cantos deberían considerarse como canciones. Después
prosa: Las aventuras de Telémaco por Fenelon , el Numa de la Mesíada apenas pueden nombrarse algunas otras com-
Pompilio y Gonzalo de Córdoba por Florian. Entre los en- posiciones épicas de materia bíblica , como la Noeiada de
sayos épicos de los tiempos mas recientes se halla de Parce- Bodmer, la Prueba de Abrahan por Wieland^ y La muerte
val de Grand-maison , Felipe Augusto, quizá lo mejor que la de Abel por Salomón Guesner. Las modernas epopeyas ale.
literatura francesa posee en este género. Además se han manas son: Arcona de F. Furchau , la de O. F. Gruppe y
adquirido una considerable reputación: Napoleón en Egipto el Tí idolfias de J. L. Pylker, pero sobre el cual es debida la
•^ El hijo del hombre por Barthelemy y Mery. Barthelemy pref jrencia á su Tunisias.

Historia natural.
CARNÍVOROS PLANTIGRADOS.

El raccoon y el agaropopé.
El RACCOON Ó MAPACH, Procyonlotor, de Is. GEOFF., Ur- Aunque no es arisco , naturalmente es muy desconfiado ,
sus lolur, de Lm., y el Ratón fregador , según otros es de de modo que nunca abandona los bosques, ni desciende al
color pardo castaño; tiene el hocico blanco con un rasgo llano para aproximarse á las habitaciones , como hacen las
castaño que le atraviesa los ojos zorras y otros pequeños carní-
y desciende á las megillas, di- voros que son el terror de los
rigiéndose hacia atrás; su cola córrales. Gústanle especialmen-
es anillada decastaño yde blan- te los valles cubiertos de bosque,
co ; es á poca diferencia de la solitarios y regados por arroyos
magnitud de la zorra y tiene de y riachuelos, cuyas orillas re-
longitud total 2 pies y 8 pul- corre para coger ratas de agua,
gadas (0,783;. Su pelo es lar- reptiles y hasta pescados y can-
go , suave y poblado ; los ojos grejos. En su defecto conténtase
grandes, verde-amarillentos , con dar caza á los insectos, y
muy vivos y perspicaces, lo que hasta se alimenta de frutas, se-
no es muy común en los anima- millas y raíces tuberculosas. Pe-
les de su clase; el cuerpo corto ro el alimento de que mas gusta
y grueso, no obstante muy ágil, y que busca continuamente, con-
de modo que mas bien brinca siste en huevos de pescado y en
que camina, y sus movimientos, El Kaccoon. pájaros, los cuales coge con mu-
aunque oblicuos, son prontos , cha destreza. AI anochecer,
lijeros y graciosos; sus uñas son puntiagudas como alfileres, cuando empiezan á oscurecerse los bosques, abandona el
lo que le dá mucha facilidad para trepar á los árboles. Vésele raccoon las orillas de las aguas, donde permaneció en em-
á veces trepar á lo largo del tronco con sorprendente agili- boscada durante el día, y recorre y examina los juncales
dad, y correr por las ramas mas delgadas y flexibles con la de los pantanos en busca de los nidos de los patos y otras
misma facilidad que por el suelo. aves acuáticas, que descubre fácilmente por la finura del
»3 3 9 9 f€
olfato ; y si tiene la suerte de hallar una bandada de tier- mentó , de modo que de esta circunstancia ha tomado el
nos albranes que no puedan volar , devora uno ó dos sin nombre. Sus hábitos difieren muy poco de los del preceden-
cuidarse de los demás, pero cada noche vuelve á poner en te , aunque tiene un carácter mas tímido.
contribución la nidada hasta haberla destruido entera- Por lo demás, los raccoones como se encuentran muy
mente. mal armados, conocen su propia debilidad y están dotados
Cuandoel raccoon no encuentra aves de un instinto muy perspicaz. Guando
acuáticas , penetra en los bosques, y en las colecciones donde permanecen
trepa á los árboles que á su parecer cautivos estos animales se presenta un
cobijan algunos débiles habitantes de estraño delante de su jaula al punto el
estos sitios, como son los pájaros, ar- raccoon huye , se esconde en el rincón
dillas y otros roedores. Es admirable mas oscuro y manifiesta señales de
que casi nunca se equivoca : ¿será su miedo. Las dos especies cuya figura
perspicacia que le dá á conocer el á r - representa la lámina son las únicas
bol que abriga una presa , ó la finura que han reconocido y descrito bien los
del olfato que se la indica desde lejos 1 naturalistas; la una, según hemos visto,
hé ahí una duda que aun no han podido aclarar los caza- pertenece á la América septentrional, y la otra á la Amé-
dores. rica del Sud. Refiérense á la primera como variedades el rac-
Todos los naturalistas que han podido observar [raccoo- coon Manco de Rriíson , el raccoon leonado , y el del Brasil ;
nes en estado de cautividad , han notado los mismos hechos; aunque este último si fuese bien estudiado , es probable que
dejemos pues hablar á un grande escritor : « Este animal formaría una especie suficientemente determinada, confor-
mojaba todo lo que queria comer; echaba el pan en el bar- me opina Isidoro Geoífroy; lo niismo diremos del raccoon
reño de agua y no lo sacaba hasta que lo veia bien empa- de cuello castaño propio del pais de los hurones. Existe en
pado, á menos que le aguijase mucho el hambre , en cuyo un gabinete estrangero un individuo de esta última especie
caso tomaba el alimento en seco y tal como se lo daban. ó variedad que en nada se diferencia de otro individuo del
Huroneaba por todas partes , y comia de todo : carne cruda mismo pais, que Isidoro GeoíTroy vio en el gabinete de his-
ó cocida, pescado, huevos, aves vivas, granos, raíces; etc. toria natural de Ginebra. De ahí resultaría ¡a existencia de
Comia también toda especie de insectos, entreteníase en dar cuatro especies de raccoones, dos de las cuales no habrían
caza á las arañas, y cuando andaba libre por el jardín , co- sido suficientemente descritas Haremos observar que estos
gía los caracoles, langostas y lombrices. Gustábale el azú- animales , aunque colocados entre los plantígredos, levan-
car , la leche y los demás alimentos dulces, prefiriéndolos tan el talón al andar apoyando solamente los dedos, y apli-
á todo excepto á la fruta , la carne y sobre todo al pescado. can toda la planta al suelo cuando permanecen en reposo.
Retirábase lejos á satisfacer sus necesidades; siendo por lo Este es uno de los mil ejemplos que prueban que la natu-
demás familiar y aun acaricióse ; saltaba encima de las per- raleza se mantiene casi siempre fuera de las leyes absolutas
sonas á que había tomado que queremos imponerle,
afición, jugueteando con y que nuestros supuestos
gracia y agilidad y hallán- métodos naturales les son
dose en continuo movi- enteramente extraños.
miento. Nos ha parecido Los RENTUIÍANGS ¡eli-
que.participaba mucho de des , VALENX. Arcliclis ,
la índole del maki, y algo TEMM. , tienen treinta y
de la del perro. » seis dientes ; á saber, seis
La colección de una de incisivos, dos caninos y
las principales cortes de dos molares en cada man-
Europa (poseyó un r a c - díbula ; los caninos, lar-
coon cuyos hábitos eran gos, comprimidos y cor-
exactamente los referi- tantes; el cuerpo rechon-
dos ; cuando queríamos cho; la cabeza gruesa; los
divertirnos á sus expen- ojos pequeños; las orejas
sas le dábamos un pedazo velludas, redondeadas y
de azúcar; al punto lo r e - pequeñas; cinco uñas gan-
mojaba en un barrerlo de chosas, comprimidas y no
agua, siendo muy cómi- contráctiles en cada pié ;
cas las demostraciones de la cola asidora aunque en-
El Agüarapope
a d m i r a c i ó n que h a c i a teramente velluda. El
viendo que el azúcar quedaba disuelto y desaparecia.,Este RENTÜRONC NEGRO es algo mayor que el benturong de frente
animal habita en la América septentrional. blanca , del cual puede que solo sea una simple variedad.
El AGÜARAPOPE, Ó EATON cANGiiEJEUO, Procijoii cancrivo- Su pelaje es enteramente de color pardo negruzco. Habita
rus de GEOFF. Ó ¡^errO cangrejero, de LABORDE , tiene 25
en .lava. E! RENTLRONG DORADO [Iclidesaureus], está cubierto
pulgadas de longitud total (0,677); el pelo muy corto, leo- de pelo muy largo , sedoso y de color castaño leonado d o -
nado, con mezcla de pardo y negro y bastante uniforme rado é uniforme. Créese que pertenece á la India. Y el
RENTURONG DE FRENTE BLANCA. (/cíiíZcs aíí)¿/rows), tiene 2
superiormente ; y blanco amarillento inferormente ; el co-
lor de las patas tira á castaño , y la cola , mas larga , tiene pies (0,650) de longitud, no inclusa la cola que tiene 2 piég
ocho ó nueve anillos negruzcos , á veces muy poco aparen- 6 pulgadas (0,812). Su pelaje se compone de largas crines
tes. Es común en la Guyana, donde á orillas del mar persi- negras y blancas, escepto en la cabeza y en los miembros
gue á los cangrejos, los cuales constituyen su principal ali- donde el pelo es corto; el hocico y la frente son casi blancos
M 400 f€
con uDií mancha negra en los ojos que se estiende hasta Jas da. Unen también este género á Jos gatos de algalia , y prin-
orejas; la cola y patas son negruzcas, sus bigotes muy lar- cipalmente á los paradoxuros, de los cualesson muy vecinos,
gos y poblados, y las orejas rodeadas de blanco. por el conjunto de su organización. Débese á Duvancel,
Esta especie se encuentra en el interior de la India ; es muerto en la India, el conocimiento de estos animales, los
nocturna y duerme durante el dia. Por Ja tarde despierta cuales han sido observados diferentes veces posteriormente,
para ir en busca de insectos, frutas y animaüllos, de lo que aunque nada interesante se nos ha trasmitido sobre sus
se mantiene. Los benturongs se asemejan mucho á los rac- hábitos.
coones en la forma de los dientes y en su marcha plantigra-

Fisiología.
FUNCIONES DE LA GENERACIÓN Y REPRODUCCIÓN EN TODOS LOS SERES

V.

Concepción y fecundación.
A lo que llevamos espuesto anteriormente, hacíanse al- pecies de nicociana , de clavelina y de beleño, y vio que
gunas objeciones á saber. 1." Se objetó la semejanza de para impedir se restituyesen al tronco materno era preciso
los fetos con los padres. Los ovaristasá la verdad esplicaban recurrir en cada nueva producción á una nueva aspersión
dicha semejanza por el influjo que ejerce el esperma fecun- de polen. De otra parte, esta objeción estaba envuelta en
dante , diciendo que no hallándose en el caso de poder es- la precedente , pues es relativa al grande influjo ejercido
pecificar en que consiste dicho influjo, érales imposible sobre por los patlres sobre los productos; y los ovaristas, lejos de
todo el limitarlo y fijar el término á que se estiende; y ana- negar este influjo lo esplicaban por el del esperma fecun-
dian por último que la semejanza de los fetos con las madres dante. 3." Por último , á este sistema de los huevos preexis-
es la mas frecuente y completa. Pero semejanzas hay que al tentes se han opuesto , y se objetan aun en el dia los cam-
parecer contradicen la idea de un germen preexistente; bios que induce de continuo la serie de Jos siglos en las
tales son por ejemplo las que se refieren á algunas mons- especies vejetales y animales que viven en la superficie de
truosidades. Se han visto hombres sexdigitados. ¿Admiti- nuestro globo. Ya Linneo había emitido la atrevida idea de
remos con los ovaristas gérmenes originariamente mons- que en su tiempo existían mas especies vejetales que en los
truosos? Ciertas preñeces compuestas, dobles ó triples, al tiempos antiguos, y que de consiguiente se habían for ado
parecer han sido debidas al solo influjo paternal. 2.° Objé- nuevas especies vejetales. Wildenow adoptó esa idea de
tesela mezcla posible de las diversas especies vivas. En el Linneo; y Bonnet, aunque celoso partidario del sistema de
reino vegetal la mezcla entre especies diferentes es obser- los huevos, creyó también que las especies vivas se modi-
vada con mucha frecuencia , y dá lugar á Jo que se llaman ficaban con el tiempo. Finalmente, en el día, Lamarclc
plantas híbridas, lo propio se observa en el reino animal profesa que los vejetales y animales cambian de continuo
aunque con menos frecuencia y generalidad : conócense en por las influencias de los climas y de los alimentos, por los
nuestra economía rural el mulo y el bardegano, que son efectos de la domesticidad , y por el cruzamiento de las ra-
productos del asno y de la yegua , del caballo y de la burra; zas. Sí las especies actuales nos parecen constantes, de-
obsérvanse frecuentemente mestizos en las aves, como por pende, dice él, de que los climas, y las demás circunstan-
el ejemplo entre el canario y el jilguero. Por último, si una cias que modifican aquellas especies no obran en ellas hasta
muger blanca es fecundada por un negro, el producto es ya después de un enorme espacio de tiempo; y que de consi-
un poco negro; y si las generaciones sucesivas de aquella guiente se necesitarían muchas vidas humanas para presen-
muger se unen continuamente con individuos de la raza ciar aquellas modificaciones y poderlas dar por bien ave-
negra, suj productos se alejan de mas á mas de su tronco riguadas. Según él, los efectos bien examinados de Jos
primitivo, y acaban por ser negros perfectos. Todos estos climas, de los alimentos, etc., sóbrelos vejetales y animales,
hechos pues manifiestan el grande influjo que tienen los no permiten negar teóricamente aquellas mutaciones ; y lo
padres sobre las cualidades de los fetos , y son otras tantas que en historia natural se llama especies perdidas, puede no
iontradicciones al sistema de Jos huevos preexistentes. Los sean mas que nuestras especies actuales antes de haber sido
ovaristas respondían en primer lugar que esas fecundaciones modificadas. De otra parte, esta opinión de Lamarlt se
irregulares no son posibles sino entre especies y variedades halla en armonía con Ja que ha emitido relativamente aJ
muy afines, y que jamás han sido observadas entre espe- origen de los seres organizados: pues como el movimiento
cies un poco distantes, como por ejemplo entre el hombre vital, según él, tiene por atributo el ir complicando siempre
y otro animal cualquiera ; en segundo lugar, que no son de mas á mas la organización , es necesario que las especies
conformes á las miras de la naturaleza , y que para su con- vayan también cambiando de continuo. Este hecho, en
secución se necesitan siempre los esfuerzos del hombre; en caso de ser cierto, es otra contradicción á la idea de un
efecto , nunca vemos que copulen la liebre y el conejo, no huevo preexistente.' Pero Jos ovaristas contestan que eJ
obstante la afinidad que existe entre sus especies; por últi- hecho de la mutabilidad de las especies está lejos de ser
mo , que si aquellos mestizos son abandonados á sí mismos, rigurosamente demostrado; que evidentemente se puede
en las generaciones sucesivas, vuelven todos al ttonco ma- considerar alguna exageración en el dictamen de Lamark ,
terno. KolliLreuther formó plantas híbridas con varias es- puesto que hace provenir deJ ejercicio casi todas Jas partes
m 401 S€
de la organizacíoa de los animales; que por último, admi- de aquellos animaiiilos , pues no hay mas desproporción
tiendo la mutabilidad de las especies, se puede concebir entre ellos y el animal resultante , que entre una semilla y
que el huero preexistente es modificado también con el un grande árbol. Así que, el animalillo espermático fué
resto del cuerpo. presentado como el rudimento del nuevo individuo. Enton-
Por lo demás, los ovaristas presentaron entre sí tres di- ces solo faltaba describir los fenómenos , y en defecto de la
sidencias capitales. Profesaron los unos que los huevos ó observación , que nada habia enseñado, trabajó la imagi-
gérmenes estaban diseminados por todo el espacio, y que nación. Leeuwenhoeck dice que los animaiiilos arrojados
no se desarrollaban hasta encontrar cuerpos capaces de re- dentro del úteroj, atraían allí los huevos, y los convertían
tenerlos y de hacerloscrecer, es decir, de cuerpos que fuesen en verdaderos embriones. Andry profesó que reptaban por
semejantes á ellos. El universo actual de consiguiente, no la trompa hasta el ovario; que entonces uno de ellos pene-
fuera mas que el desarrollo de muchos gérmenes primitivos, traba en una de las vejiguillas de este órgano, encerrábase
formando en su conjunto un universo en pequeño. Esto es allí, ya por sí mismo, ya por la acción de una válvula que
lo que fundó el sistema de la «Diseminación de los gérme- le obligaba á mantenerse en dicho sitio, y que después vol-
nes, » ó de la « Panspernia, » universalmente abandonado vía con aquella al útero, para empezar en este órgano sus
por su notoria absurdidad. Los otros establecieron que los desarrollos por medio de la sustancia nutritiva que contiene
gérmenes están contenidos unos en otros], y que son suce- la vejiguilla. Maupertuis estableció que los animaiiilos ha-
sivamente sacados de su letargo, y llamados á la vida por cen tomar á las moléculas del semen su sitio propio, que-
el influjo del licor seminal: de modo que no solo el ovario riendo conciliar así este sistema con el de los seministas.
de la primera muger contenia los huevos de todos los in- Pero tales esplicaciones eran demasiado hipotéticas para sa-
fantes que dio á luz , sino que uno solo de aquellos huevos tisfacer la razón. Spallanzani no vio en los animaiiilos es-
contenia toda la raza humana entera. Esto es lo que consti- permáticos mas que animales infusorios ordinarios, y objetó
tuye el sistema de « encaje de los gérmenes, » cuyo mas haber conseguido fecundaciones artificiales cOn gotitas de
ardiente defensor ha sido Bonnet. Pero el espíritu se asusta esperma tan pequeñas, que evidentemente ninguno conte-
con razón de ese pretendido encaje : ^ y dónde será su tér- nían; BuíTon los consideró como sus moléculas orgánicas;
mino? Esa opinión , supone la materia divisible al infinito; y el Dr. Plantade , médico de Mompeller , en un cuaderno
y para eludir esta última objeción, se dice que los seres que publicó bajo el supuesto nombre de Dalempatius, acabó
vivos actuales deben acabar un dia, y que de este modo se de ridiculizar ese sistema, asegurando haber visto las meta-
debe llegar por fin ;á unos huevos que ya no contendrán morfosis de los animaiiilos, y que mostraban ya bajo su
otros; pero siempre falta nos espliquen el cómo se hizo la envoltorio las formas humanas.
primera reproducción. Por último, los ovaristas mas juicio- Sin embargo, los señores Dumas y Prévost volvieron á
sos establecieron que cada individuo forma sus huevos por llamar de nuevo la atención de los sabios acercado los ani-
una especie de acción secretoria , pareciéndoles confirmar • malulos espermáticos. No solo afirmaron su existencia, sino
esta idea el hecho de las generaciones gemmíparas , en las que hasta los consideraron en el esperma como los agentes
cuales se vé que la superficie esterna del cuerpo echa yemas directos de la fecundación. Primeramente, con el ausilio del
reproductivas y por el de las numerosas reproducciones de microscopio los vieron en todos los animales cuyo esperma
partes en los diversos seres vivos. examinaron; y ora examinasen este fluido después de su
En 1674, Ham y Leeuwenhoeck de una parte y Hart- escrecion por un animal vivo , ora examinasen el esperma
soeker de otra , descubrieron en el esperma de los animales recojido deFpues de la muerte en el canal diferente ó en el
una prodigiosa cantidad de pequeños cuerpos semovientes; parénquinia del testículo , dichos animaiiilos se dejaron
este descubrimiento dio origen á un nuevo sistema sobre la percibir siempre con facilidad. Gonsidéranloscomo que cons-
generación , ó sea el de los animaiiilos espermáticos. Ad- tituyen el carácter específico del esperma, porque no existen
mitióse que esos animaiiilos, á consecuencia de muchas sino en este humor, y faltan en todos los demás líquidos
metamorfosis, formaban el nuevo individuo. Al paso que del cuerpo, hasta en los vertidos con el esperma en el apa-
en el sistema del encaje, se dijo que la primera muger con- rato genital, como los jugos de la próstata, de las glándulas
tenia todo el género humano, aquí el primer hombre era de Cowper, etc. Parecidos por su forma, magnitud y modo
el que llevaba todas las generaciones futuras, pues el ani- de locomoción en los diversos individuos de una misma
malillo espermático era el germen preexistente, un pequeño especie, presentan en cada una de estas formas y dimen-
homúnculo organizado, en el cual estaban contenidos todos siones diferentes. No esperimentan cambio alguno en la
los demás. En apoyo de este sistema, eran invocadas las serie de los órganos genitales , y tan perfectos son en el
siguientes razones: 1." existen animaiiilos en el esperma de testículo como en el momento de su excreción; habiéndose
todos los animales, y ai contrario, no se les vé en humor equivocado Leeuwenhoeck cuando creyó ver animaiiilos de
alguno de los demás del cuerpo ; 2.», esos animaiiilos difie- edades diferentes. Estaban dotados de movimientos espon-
ren de especie á especie , y al contrario son siempre seme- táneos que se detenían gradualmente; después de dos ó tres
jantes en el esperma de un mismo animal, y en el de log horas en el esperma obtenido durante la vida por eyacula-
individuos de una misma especie; 3.° no se manifiestan cion; después de quince á veinte minutos en el recojido
en el esperma del animal hasta la edad en que es po- después de la muerte en los vasos; y después de diez y ocho
sible la generación , faltando en las edades primera y últi- á veinte horas en el que se dejó después de la muerte en
ma ; L' su número es tan considerable, que en una gota sus propios vasos. Para creerlos útiles á la generación , sin
de esperma de gallo, que apenas llega al volumen de un duda bastaba observar que no existen sino en el esperma;
grano de arena se contaron cincuenta mil: y ese número pero cuanto mas fundada se hace la sospecha si es verdad
prodigioso , que está en relación con la prodigalidad que que no existan sino en el tiempo en que es posible la fe-
despliega generalmente la naturaleza en la reproducción de cundación. En la especie humana, el esperma no presenta
todas las especies vivas, permite espHcar el como pudo Spa- animaiiilos en las edades primera y última , y en la mayor
llanzani verificar fecundaciones artificiales con átomos de parte de aves no se manifiestan en aquel humor sino en las
esperma; 8.° por último, no se podía objetar la pequenez épocas prefijadas por la naturaleza para la cohabitación de
TOMO lU.
% 402 H
aquellos animales. Estos mismos hechos prueban también de esta, que es el verdadero problema que se ha de resol-:
que dichos animaiillos no son infusorios, tanto mas cuanto ver. Nada diremos acerca de la idea de que el animalillo
estos faltan generalmente en los humores de los seres vivos. forma el sistema nervioso del feto; pues sus mismos auto-
Digno es también de notarse que estaban en cierto modo res la emiten tan solo como una conjetura.
dependientes del estado fisiológico del ser que los suminis- Entre todas esas muchas hipótesis inventadas para es-
traba ; sus movimientos eran rápidos 6 amortiguados , se- plicar la generación , ninguna hay que satisfaga completa-
gún el animal cuyo era el esperma observado bien joven ó mente un espíritu severo. Por una parte ¿cómo aplicare-
viejo, si estaba sano 6 enfermo. Por último, 4 mas de estas mos la epigénesis á la formación primitiva del embrión
diversas razones, hé aquí algunos hechos y esperimentos que humano? Concebirse puede la formación en todas sus par-
inclinaron á los señores Dumas y Prévost á considerar esos tes de un cuerpo compuesto de moléculas todas semejantes,
animaiillos como los agentes esclusivos de toda fecundación: y que siempre tienen la misma figura y naturaleza; de un
1.° En sus investigaciones acerca del huevo de los mamífe- cristal, por ejemplo: pero en un ser vivo las moléculas
ros , vieron que los animaiillos llenaban los cuernos de la primitivas no son idénticas; cada una debe tener en el
matriz y que permanecían allí vivos y semovientes, hasta conjunto del ser un puesto determinado: el ser no puede
el descenso de los huevecillos en aquel órgano; entonces existir sino consecutivamente á su coordinación , y no por
era cuando los animaiillos gradualmente se destruían y partes separadas: ¿y será posible ajustar semejantes necesi-
desaparecían. 2." Ciertamente los animaiillos son los mas dades , ya con una simple mezcla de los espermas, ya con
notables en la parte espesa del esperma ; y hemos indicado un envió hecho por cada parte del cuerpo de las moléculas
ya que esta es la que fecunda , y no porción alguna volátil, especiales y aptas para formar aquellas partes? Por otro la-
ni un aura seminalis. 3.° El esperma , al cabo de veinte ho- do , ¡cuántas objeciones contra el sistema de la evolucionl
ras, pierde su facultad fecundante; y en este mismo in- Si la primera muger ó el primer hombre contenia todo el
tervalo de tiempo , se vé que los animaiillos que en aquel género humano , cada huevo de la primera ó cada homún-
existen , paran gradualmente sus movimientos y perecen. culo del segundo , debia contener á la vez dos especies de
4.* Así como el licor recojido del esperma destilado no fe- huevos ó de animaiillos espermáticos, los unos machos y
cunda , mientras que el que ha quedado en la retorta con- los otros hembra^; los unos que no debían desarrollarse
serva la propiedad fecundante , así también el semen eva- mas que una sola vez, y los otros al contrario, debian con-
porado hasta sequedad y luego diluido en agua tan poco tener en su interior una serie indefinida de generaciones.
fecunda. 5.° Finalmente, en dos esperimentos los señores ¿Y tiene la menor probabilidad este supuesto, dice el con-
Dumas y Prévost no destruyeron en el esperma sino los de naturalista autor de esta objeción? En el sistema de la
animaiillos , y de sus resultas aquel humor perdió su facul- evolución , bien se admita un huevo ó un animalillo, se
tad fecundante. Uno de los esperimentos consistió en matar, dice que este rudimento del nuevo ser contiene en minia-
por la esplosion suficientemente repetida de una botella de tura , no solo todas las partes del individuo llegado á su
Leiden, todos los animales que se hallaban en un licor es- completo desenvolvimiento , sino también todos los indivi-
permatizado, y de cuya potencia fecundante se hablan duos que deben proceder del mismo en el trascurso de ios
asegurado antes. En otro esperimento, vertieron en dis- tiempos. Esta última idea , según observa juiciosamen-
tintas veces, sobre un coladero ó filtro quintuplo, licor te Lamarck, no puede ser aplicada á ese género de vi-
espermatizado , hasta que todos los animaiillos quedaron vientes que se llaman «seres compuestos;» y en cuanto á
retenidos en el filtro; y se vio que al paso que el licor fil- la primera , se halla contradicha por los hechos : si segui-
trado no podia servir para fecundar, la porción retenida mos las diversas fases por las cuales pasan los órganos du-
por el filtro era fecundante. Ya Spallanzani habla hecho rante el trascurso de las edades, nos convenceremos de que
este último esperimento, y consiguió el mismo resultado; dichos órganos están evidentemente formados en todas sus
añadiendo tan solo este último sabio que obtuvo fecunda- partes, en virtud de leyes, desconocidas sin duda , pero
ciones con el agua en que se habían lavado los papeles que que los encierran en ciertos tipos determinados. Por últi-
sirvieron de filtros. Por fin , los señores Dumas y Prévost, mo , en ese sistema de la preexistencia de los gérmenes
según lo que pudieron descubrir de los primeros lineamien- según nota con razón Geoffroi Saínt-Hilaire, no se hace
tos del feto, conjeturaron que el animalillo espermático mas que alejar la dificultad; ó mejor, es declarar, por
forma el sistema nervioso del nuevo ser, y que el hueveci- medio de una proposición contradictoria en sí misma , que
llo no constituye mas que la ganga celulosa en la cual se aquella no existe. Efectivamente , el problema que se ha
forman sucesivamente los órganos. Para obviar la objeción de resolver consiste en el modo de formación de un nuevo
sacada de las pequeñísimas cantidades de esperma con las ser vivo. Por una parte , suponer este ser preexistente, ya
cuales Spallanzani, y ellos mismos lograron fecundaciones es declarar el problema nulo ; es suponer la cosa hecha ab
artificiales, por medio de un esperimento positivo , se ase- ceterno , para eludir el embarazo de decir el como se hace:
guraron de la increíble pequenez de los animaiillos esper-' á lo menos no se hace mas que alejar la dificultad , pues
máticos: desleyeron las vesículas seminales de una rana en la hipótesis de un germen preexistente, falta siempre
macho en diez gramos de agua: y poniendo en seguida una decir en que consiste el influjo que saca repentinamente de
gota del líquido sobre un micrómetro dividido en fraccio- su letargo aquel germen y lo llama á la vida. De otra par-
nes de milímetros, se convencieron de que un cubo de un te , ¿qué significan rigurosamente esas palabras, <f preexis-
quinto de milímetro de lado, contenia de cinco á seis ani- tencia del germen?» Preexistencia espresa la idea de un
maiillos: y que por consiguiente habia de tres á cuatrocien- existencia que es antes de ser, y aquí hay notoria contra-
tos animaiillos en un solo milímetro cúbico del licor. dicion. Además , la palabra «germen» no está bien espli-
cada; en vano se dirá que la vista de una semilla, ó de una
Al paso que aplaudimos los trabajos de los señores Du-
huevo nos da una idea de ella ; en vano se definirá el ger-
mas y Prévost, no podemos menos de confesar que solo
men , diciendo es la reunión de una cantidad cualquiera
prueban dos cosas, á saber: la existencia de los animaiillos
de elementos, que con otros sacados del esterior, forman
en el esperma , y la parte activa, que tienen estos en la ge-
un cuerpo organizado por medio de un trabajo intestino:
neración ; pero nos dejan á oscuras acerca del mecanismo
X 403 se
Lo qne prueba que á esa palabra se refiere una idea vaga, salmente admitida: tal muger que desea hijos no puede te-
es la sucesiva reducción que se ha hecho de lo que es pro- nerlos : y tal otra queda en cinta en cada cópula. Hay sin
piamente el germen, á una parte mas y mas pequeña de la embargo bajo este particular una diferencia entre la espe-
semilla, 6 del huevo, á una parte tan pequeña que se ha cie humana y los animales. En estos la generación no es
hecho invisible, y casi no ha sido mas que una concepción posible sino en determinada época del año: pero también
abstracta del espíritu. casi siempre una primera cópula es seguida de fecunda-
Estas objeciones al sistema de la evolución se han tenido ción , probablemente porque los órganos genitales de uno
por tan fuertes, que no obstante todo el brillo que disfru- y otro sexo , pero sobre todo los de la hembra , se hallan
tó este sistema en el siglo último, la mayor parte de los en un estado de escitacion conveniente. En la especie hu-
fisiólogos de nuestros dias se acojen al de la epigénesis, li- mana al contrario, la generación puede tener lugar en to-
mitándose á significar con esta palabra que el nuevo indi- das las épocas del año ; los órganos genitales gozan en todo
viduo en su origen es formado en todas sus partes, pero tiempo de la escitacion conveniente para el desempeño de
confesando su ignorancia relativamente al mecanismo de la función , ó á lo menos pueden adquirirla momentánea-
esta formación. Por una parte, muchos naturalistas creen mente ; pero sucede con mucha mayor frecuencia que una
con bastante fundamento, la existencia de generaciones es- cópula no es seguida de fecundación , probablemente por-
pontáneas en los últimos grados de la escala vejetal y ani- que es menor la escitacion de los órganos. Por lo demás,
mal. De otra parte , el feto humano presenta , en la serie es difícil penetrar las causas de la esterilidad , siempre que
de sus desarrollos , las principales formas de organización no residan en obstáculos físicos que impidan la aplicación
que ofrece la generalidad del reino viviente: y hé aquí un del esperma al ovario ; hablase de malas cualidades en este
primer argumento propio para sostenertque én su primer esperma y en las vesículas del ovario, pero sin determinar
origen se hace por una generación espontánea . y por con- esas malas cualidades; dícese que es necesario haya rela-
siguiente en todas sus partes. Otro argumento se saca tam- ción entre dichas dos materias, pero sin especificar en que
bién del modo de desarrollo de los órganos, el cual sin du- consista tal relación. Hipócrates decia que la fecundación
da consiste , no en una evolución , sino en una verdadera era tanto mas segura , en cuanto los dos esposos diferian
formación por el sucesivo aditamento de las moléculas ma' mas uno de otro por su temperamento , pero el estado par-
teriales que los componen. Pero losfisiólogosdel dia se li- ticular del aparato genital debe tener aqui mas influencia
mitan á esta generalidad , y confiesan su ignorancia acerca que el estado general del cuerpo. Lo que parece mas cier-
de lo demás. £n efecto, si hubiesen descubierto el misterio to es, que hay tanta mas prohabilidad para la fecundación,
de la generación , hubieran penetrado el secreto de la vida; en cuanto los dos individuos esperimentan en el acto de la
y hasta el presente todas las acciones vitales nos son des- cópula un espasmo igual y en cuanto el pene se halla mas
conocidas , no conociendo de ellas mas que su oposición, ó enfrente de la abertura del útero. Sucede también mas fá-
á lo menos su desemejanza con las acciones físicas y quí- cilmente cuando la cópula tiene lugar después de las reglas,
micas generales. Entre las conjeturas que se han hecho, sea porque el útero queda entonces un poco abierto , sea
citaremos las siguientes : Lamarck creyeado que la cau- porque todo el aparato ha conservado un resto de escita-
sa de la vida está en el elemento ambiente , y que se for- cion. Dos tesis se han establecido sobre las cuestiones de
man seres vivientes siempre que aquella causa de vida» saber si las mugeres mas lascivas y las mas hermosas son
cualquiera sea, encuentra una materia gelatinosa semiflui- las mas fecundas: Anquo salador mulier eo foecundior? ¿An
da , piensa que el embrión humano , en su primer origen, fortnoso! fwcundiores? Los autores de una y otra concluye-
se hace también de aquel modo ; y añade que asi como con ron negativamente: es fácil de ver que la primera de dichas
el trascurso de los tiempos, los primeros seres vivientes se circunstancias puede tener un influjo sobre la fecundación;
complicaron gradualmente en términos de formar los seres pero la segunda ósea la hermosura, es evidente que'no pue-
vivos actuales, asi también el embrión humano, desde den tener la menor influencia.
aquel primer grado de organización tan sencillo, se eleva
La concepción no solo se verifica ó deja de verificarse
sucesivamente al que constituye su especie. Helando, bas-
irresistiblemente, sino también la preñez es simple ó com-
tante conforme á lo espresado por los señores Dumas y
puesta independientemente de toda voluntad. Sin duda la
Prévost, establece que el nuevo individuo resulta de la
naturaleza ha regulado con anterioridad la suerte de cada
unión del sistenia celuloso vascular suministrado por la
especie animal sobre el particular, y asi es que los unos
madre, y del sistema nervioso suministrado por el macho;
son «multíparos» y los otros «uníparos»; pero las leyes que
considerándola sustancia amorfa que procede del ovario,
hay establecidas sobre el particular son susceptibles de al-
como rudimento de los sistemas vascular y celular que son
gunas variaciones, y en estas nada puede la voluntad. Los
los primeros fundamentos de la economía , y el animaiillo
animales multíparos, por ejemplo , no siempre dan á luz
espermático como el rudimento del sistema nervioso. Pero
igual número-de pequeñuelos ; y la muger que ordinaria-
basta ya de hipótesis, y terminemos la esposicion de lo que
mente no pare mas que un infante , á veces dá á luz geme-
se sabe de positivo sobre el acto de la concepción.
los. Al paso que confesamos nuestra ignorancia sobre la
La concepción es un acto que se verifica sordamente y causa de esas variaciones, hé aquí algunas observaciones
sin ser percibido. Verdad es que se ha querido que algu- hechas sobre el particular. Los gemelos se notan una vei
nas mugeres conocían que acababan de ser fecundadas por sobre cada ochenta preñeces poco mas ó menos; los ejem-
un calofrió, por un dolor en el ombligo, ó por un lijero plos de tres infantes son mas raros. De treinta y seis mil
desorden cualquiera en el abdomen : pero á mas de que es- partos que hubo en un espacio de tiempo dado en cierto
tos pretendidos signos son de los mas vagos , comunmente hospicio de maternidad, no hubo mas que cuatro pre-
se verifica la concepción sin que la muger perciba lo mas ñeces triples. La muger de un labrador moscovita , del
mínimo. cual hablaremos luego, parió muchas veces cuatro infan-
Es también un acto del todo independiente de la volun- tes; pero de 108.000 partos habidos en un espacio de
tad : no se puede hacer que se verifique, ni influir en sus 60 años, tanto en el Hótel-Dieu de Paris como en el hospi-
productos. La primera de estas proposiciones está univer- cio de la maternidad, este hecho no se ha presentado. Se
X 104 K
ha hablado de preñeces áe cinco infantes y aun mas: pero esclusivamente la dirección dé un acto por el cual conserva
todos los casos citados son evidentemente apócrifos. ¿A cuál la perpetuidad de todos los seres animados. Sin embargo,
de los dos individuos deben ser atribuidas las preñeces com- aquí tenemos mas poder que sobre las circunstancias pre-
puestas ? Los sectarios de la evolución creen que á la mu- cedentes ; y si no podemos ejercer un influjo instantáneo, á
ger, suponiendo que en el acto del coito han sido fecunda- lo menos podemos determinar á la larga algunas modifica-
das muchas vejiguillas del ovario. Los fautores del sistema ciones. En primer lugar, es posible que el estado moral de
de los animalillos, al contrario, las atribuyen al padre. Una los dos individuos en el instante de la cópula, y el grado
y otra opinión tienen hechos que militan en su favor: cier- de actividad con que desempeñan la función, tengan un
tas mugeres, casadas sucesivamente con hombres diferen- influjo sobre su resultado, y por consiguiente, sobre las
tes han tenido siempre preñeces compuestas; y algunos cualidades del nuevo individuo. Es posible también que és-
hombres han presentado el fenómeno inverso. Sobre este te sea mas ó menos vivaz, según su creación original haya
último particular citaremos los hechos siguientes: Ménage sido efectuada con mas ó menos energía ó debilidad. Dícese
habla de un hombre llamado Brunet, cuya muger, en sie- generalmente que la concepción es tanto mejor en cuanto
te partos, dio á luz veinte y un infantes , y habiendo coha- el extático abandono de los dos esposos es-mas absoluto. Sin
bitado con su criada, la dejó en cinta de tres infantes. En duda Aristóteles pecó por exageración, atribuyendo la ma-
17SS, fué presentado á la emperatriz de Rusia un labrador yor frecuencia de las deformidades en la especie humana á
llamado Jacobo Kirnhof, casado en segundas nupcias, y de la negligencia con que se desempeña la generación, pero se
edad setenta años: su primera muger habia dado á luz cin- cree haber notado que los hijos del amor son en general
cuenta y siete infantes en veinte y uo partos; habia tenido mas ricos de vida y mas precoces. La naturaleza , en el ac-
cuatro partos de cuatro infantes, siete de tres , y diez de to genital quita el individuo á si mismo, cual si hubiese
dos; su segunda muger habia tenido ya siete partos de tres sido necesario que toda su vida estuviese empleada en la
infantes y seis de dos. importante función á que se entrega; y esto prueba bas-
Por líltimo, asi como no podemos hacer que la concep- tante que aquí es necesario la absoluta esclusion de todo
ción se verifique ó deje de verificarse , asi tampoco pode- otro acto. En seguida , desechando como no suficientemen-
mos influir en sus productos: influir por ejemplo sobre el te demostrada esa primera influencia, hay otra incontesta-
sexo del infante, como ni tampoco en sus cualidades físicas ble y dependiente de las cualidades de los padres y madres;
y morales futuras. A la verdad , algunos médicos y filóso- se vé que estos trasmiten á sus hijos , su constitución, sus
fos antiguos, como Hipócrates, Aristóteles, y Anaságoras cualidades morales, sus enfermedades, y hasta sus formas
creian que el testículo y el ovario derechos suministraban esteriores, pues obsérvense comunmente entre padres é
los rudimentos de los niños, y que las mismas partes del hijos las mas incontestables semejanzas. Y de consiguiente,
lado izquierdo suministraban los de las niñas; Oemócrito, ¿qué duda hay en que es posible influir bajo este sentido en
Plinio y Columela hasta aseguran haberlo esperimentado las cualidades de los infantes, regulando las condiciones de
en el carnero. Sobre esta aserción fundóse el pretendido unión , y esmerándose en la elección de los individuos que
arte de «procrear los sexos á voluntad,» arte que ha sido se asocian?
de nuevo preconizado en nuestros dias por el Dr. Millot. Asi pues, si lafisiologíaha relegado entre las quimeras el
Pero en primer lugar, suponiendo verdadero el hecho en arte de procrear ios sexos á voluntad , no juzga tan seve-
que se funda este sistema , seria preciso poder influir ó ha- ramente el de la «Megalantropogenesía », ó sea de procrear
cer obrar con preferencia tal ovario ó tal testículo , y esto hijos hermosos y de talento. Toda vez admitida la posibili-
no siempre fuera posible en el espasmo déla generación. dad de un influjo ejercido por el estado moral de los espo-
£n segundo lugar es falso que del ovario y del testículo de- sos en el momento del coito, y sobre todo la de una tras-
rechos provengan los niños, y del ovario y testículo iz- misión hereditaria de padres á hijos, es fácil prever que se
quierdo las niñas: hombres á quienes se habia quitado uno puede tener mas ó menos cuidado en todo lo relativo á es-
de los testículos han engendrado igualmente niños y niñas; tos dos Cintremos. Nadie duda que el abuso de los placeres
y lo propio se ha observado en mugeres que tenian uno de del amor imprime á los fetos engendrados cierta debilidad
los ovarios destruido por una enfermedad. En conejas se original, y que al contrario, un ejercicio conveniente se-
ha hecho la ablación de uno de los ovarios, y cubiertas cunda la procreación de infantes robustos. Para perpetuar
en seguida, han engendrado fetos masculinos y femeninos. los animales domésticos y mejorarlos sin cesar, nos esmera-
Cuando se abre una coneja preñada , en el mismo cuerno mos en la elección de los machos y hembras que apareja-
déla matriz se encuentran á la vez fetos machos y hembras, mos; los escojemos en la edad de la fuerza , y cruzamos de
y todos ellos provienen por cierto de un mismo ovario, ó varios modos las razas, según el género de cualidad que
sea del ovario correspondiente. Por lo mismo , esta parti- queremos comunicar á los productos. ¿Y quién se atreverá
cularidad de la concepción se sustrae, lo mismo que todas á decir que todo esto no sea igualmente aplicable al hom-
las demás, al influjo de la voluntad; y dichosamente para bre? Lejos de nosotros la idea de desconocer la libertad
nosotros, pues las miras privadas, y por consiguiente mez- que reclama á favor de los individuos congregados en estado
quinas del hombre, bien pronto hubieran hecho perder social la alta dignidad de nuestra especie; pero es fuerza
el equilibrio que el Creador hace reinar mas ó menos entre confesar que la legislación viola las leyes de la fisiología, y
los dos sexos según los climas. Además, debemos añadir por consiguiente las de la misma naturaleza , cuando per-
sobre el particular que algunosfisiólogosopinan que el sexo mite , por ejemplo, se unan en matrimonio personas de
del nuevo individuo no se pronuncia en el mismo instante edad sumamente desproporcionada , personas sanas y per-
de la concepción, verificándolo mas tarde durante los desar- sonas afectadas de enfermedades hereditarias. Lejos de tra-
rollos subsecuentes. tar de mejorar , ni siquiera se piensa en prevenir las dete-
Tampoco podemos influir en las cualidades físicas y mo- rioraciones.
rales futuras del infante: irresistiblemente tiene tal tempe- Hemos dicho que por lo común en la especie humana no
ramento , tal constitución ; irresistiblemente sale bien con- hay mas que un solo infante de producto ; sin embargo hay
formado, ó disforme, etc.; si, la naturaleza quiso reservarse dos ovarios: y ¿será posible afirmar cual sea el que ha su-
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ministrado la vejiguilla rudimento del nuevo ser? A esta que vivieron el primero dos meses y medio, y el segundo
cuestión debemos contestar por el mismo estilo que á la de un año. El Dr. Desgranges, de León (Francia) vio una
saber si es la casualidad la que decide la \ejiguilla que ha muger de aquella ciudad que parió en cinco meses y medio
de desprenderse, ó si al contrario hay una que ha madu- de intervalo , dos infantes igualmente á término , y que vi-
rado y se ha dispuesto para la fecundación. Lo único que vían dos años después, cuando fueron presentados á los
sabemos, es que un solo ovario basta para engendrar. escribanos que certificaron el hecho. Sin duda estos casos
¿Efectuada la concepción y llevada al útero la vejigui- son notables; pero se les pueden oponer las considera-
lla del ovario , es posible se verifique otra concepción , que ciones siguientes. En el caso de Buífon , las épocas de las
descienda otro huevecillo á la matriz y que siga también en dos concepciones fueron bastante aproximadas para conce-
este órgano la serie de sus desarrollos ? Este hecho llamado bir el descenso del segundo huevecillo después de la fecun-
«superfetacion,» es cierto por lo que toca á los animales dación del primero, pues no había tiempo para que hu-
que tienen el útero bicorne; en ellos uno solo de los cuer- biese tenido lugar la oclusión del orificio del útero y de los
nos de la matriz puede llenarse en una concepción y el otro orificios délas trompas. En los otros dos casos , podía haber
quedar apto para verificarlo mas tarde. Pero en la especie útero doble ó bicorne, y no se averiguó este hecho en la
humana , la cosa parece menos posible ; pues de una parte muger observada por el Dr. Desgranges. La muger de que
el útero es único, y de otra, su orificio vaginal y la entra- habla Eisennemaren fué abierta después de su muerte , y
da de las trompas se hallan cerradas en la preñez; de modo presentó un útero sencil'o; pero la autopsia no se verificó
que parece imposible pueda penetrar allí nuevo esperma y hasta siete años después de la superfetacion : ¿y quién ase-
llegar á los ovarios, ni en su consecuencia descender un gura no se hubiese destruido posteriormente un tabique
nuevo huevecillo. Así es que muchos fisiólogos no admiten medio que antes dividiese en dos cavidades el útero y hu-
superfetacion en la muger, sino cuando por una mons- biese permitido la doble preñez ? Esta suposición es tan ra-
truosidad , ó por una.anomalía, el útero es doble ó bicorne zonable como la que nos presenta el esperma penetrando
ó dividido en dos cavidades por un tabique medio. Sin em- hasta el ovario, no obstante la oclusión de los orificios del
bargo , algunos creen en la superfetacion sin esta circuns- útero y de las trompas. Sin embargo, como no se puede
tancia , y se apoyan en los hechos siguientes. BuíTon habla afirmar que no haya preñeces en las cuales permanece
de una criolla que parió dos gemelos, uno blanco y otro abierto el orificio del útero y accesibles las trompas, quizás
negro, y que confesó que por la madrugada de una noche es prudente no negar del todo la posibilidad de la superfe-
en que su marido habla cohabitado con ella , tuvo que su- tacion. Habíanse querido considerar esas superfetaciones
frir las violencias de uno de sus criados negros: aquí es como preñeces dobles, en las cuale.? uno de los fetos espe-
evidente que en aquella muger hubo dos concepciones , y rimentó la suspensión de )a serie de sus desarrollos durante
en dos épocas diferentes. Eisennemaren refiere que la mu- todo el tiempo de la evolución del primero y que no los
ger de un enfermo del hospital de Strasburgo, parió en volvió á seguir hasta la escrecion de este; pero tal opinión
cuatro meses y medio de intervalo en 30 de abril y el 16 es demasiado hipotética para que pueda ser admitida.
de setiembre, dos infantes llegados al término regular , y

ün viaje al monasterio del Escorial.


por M. Í H . 6ttncl)c?-K9arte.
....Hace algunos años que desde Madrid pasamos á visitar ños arroyuelos que forman la perspectiva mas bella y agra-
el famoso monasterio del Escorial. Abandonando en una dable. La alta y magestuosa colína del Guadarrama se nos
mañana de verano la bulliciosa corte, cruzamos el rio que presentaba á lo lejos tocando el cíelo con sus cimas. En la
lame el palacio de nuestros reyes, y dejando los montes del falda de esa sierra que separa las dos Castillas y hacía la
Pardo á la derecha, tomamos el camino que al Escorial parte del mediodía y del antiguo reino de Toledo, junto el
se dirije y pasa por Aravaca, ambas Rosas y Galapagar. monte mas oscuro que los otros, distinguíamos un objeto
¡Qué consideración no ofrece al cruzar por esos miserables blanco, mas no un objeto cualquiera. Era una cosa subli-
pueblos el recuerdo de la orgullosa corte! Recuérdase en- me , grandiosa, imponente; el alma de aquel cuadro vivo
tonces el palacio y la choza; el hombre rico en medio de de la naturaleza; la obra del hombre compitiendo con la de
sus grandezas, y el pobre rodeado de sus harapos, que tra- la creación , era por último el monasterio de S. Lorenzo.
baja en beneficio de aquel que esplota sa sudor y sus fuerzas. Desde aquella distancia se asemeja á el cisne posando en
Así parece que la opulenta población , no contenta con los un lago de aguas turbias. Ávidos deseamos llegar á esa obra
capitales de sus banqueros y las libreas de siis señores, tiene colosal, página inmensa del reinado del monarca de los dos
puestas á los pies á todas esas pequeñas aldeas para que tra- mundos; sentíamos tener que pestañear porque en tan ina-
bajen en obsequio suyo, y la ofrezcan las mies y el pám- percibíbles instantes dejásemos de contemplar aquella cú-
pano con que ha de existir, á aumentar sus goces! ¡Idea pula , aquellas torres, aquel conjunto de admiración de
triste á la verdad, mitigada solamente considerando la ino- propios y estranjeros. ¡Cuántos gratos pensamientos se aglo-
cencia de la vida del campo, y el tumulto y sinsabores de meraron en nosotros! La santidad del objeto, la religión del
la corte I... monarca, lo acabado del plan,la elección del sitio, las glo-
Pasamos Galapagar caminando por aquel terreno de tran- rias de España, y otros mil y mil cautivaron nuestra ima-
sición entre llano y sierra, hasta que nos hallamos en un ginación en aquellos momentos.
sitio delicioso , poblado de abundantes arboledas y peque- Hubo entonces un instante en que olvidamos las aberra-
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ciones de nuestro pais, y nos envanecimos con ser españo- renzo , la batalla de San Quintín y á Felipe I I , y los dos
les , porque todo lo grande y lo sublime está allí contenido. célebres arquitectos presentándole el plano de la ohra I El
Allí está Dios reverenciado, allí hay religión, allí está colorido compite con el contorno, la verdad con la fantasía,
respetada la memoria del monarca, allí hay trono, allí está el pensamiento con la ejecución. ¡Qué propiedad y opor-
el recuerdo de San Quintín , allí hay patria y gloria. No tunidad en la elección de ellas! Aquellas pinturas están
mira el piloto con mas deseos aproximarse el puerto en vivas, hablan, dicen la historia toda de aquel magnífico
medio de las olas, que nosotros mirábamos acercarse ese monumento. San Lorenzo, manifiesta cual es el Santo ti-
magestuoso edificio, belleza del pensamiento y maravilla tular, la batalla de San Quintín ganada por el rey de España
del arte. En él estaba entonces contenida toda nuestra ilu- en lo de agosto de 1557, representa el voto que Felipe II
sión. Codiciábamos como el azor que se arroja sobre la pre- hizo si vencía , y Juan Bautista de Toledo y Juan de Her-
sa , arrojarnos también en ese sitio de encanto , respirar el rera los afortunados arquitectos. Subimos por aquella es-
aire que le rodea, y saciar en él nuestro entusiasmo. AI paciosa escalinata , arrojando la vista sobre tan preciosos
poco tiempo tocábamos en el pueblo del Escorial de abajo, objetos, y espandiendo el corazón en entusiasmos, cuando
y no ha mucho por lo tanto paraba la diligencia en el de al ver un pedazo de la pintura de uno de los frescos des-
arriba ó sea S. Lorenzo. cascarado , y una grande hendidura sobre un pendaño de
• Nada hay mas cansado para el que viaja, que el tiempo los del tramo primero , una lijera arruga de tristeza se mar-
que media desde que llega al pueblo donde se dirijía hasta có en nuestra frente. iQué lástima! prorumpímos, el tiempo,
que vé el objeto que motivó su ida. Por eso el tiempo qfle el tiempo , que no pasa impunemente sobre la cabeza de
tardamos en ver el precioso monasterio no fué muy largo. ningún hombre, ha llegado también hasta aquí, y ha cla-
Acompañados de una persona respetable, y á cuyo fino obse- vado la segur sobre ese lienzo que debiera haber vivido
quio tributamos este recuerdo, fuimos á admirarla magestuo- mientras una sola piedra de todo el edificio se hubiese con-
sa fachada de aquella imponente mole coya figura es la de servado. El amigo que de ciceroni nos servia, nos hizo co-
un paralelógramo rectángulo de mas de 3000 pies de circun- nocer el error en que estábamos. Aquel deterioro que creía-
ferencia. Su elevación proporcionada, la piedra berroqueña mos efecto del abandono y de los años, es la obra del talento
ó de granito que forma su materia , sus cubiertos vestidos del artista , es un capricho del artífice; pero un capricho
de piedra azul y en muchas partes de planchas de plomo , tan perfecto , tan maravillosamente ejecutado , que es lo
la severidad del estilo arquitectónico, en la mayor parte de mas sorprendente y admirable en aquel sitio Aquella que
orden dórico y por último ei destino filosófico de éste se- parece imperfección es la perfección mas grande, y el vuelo
pulcro de la grandeza humana, despiertan á la par que las mas alto con que el talento del hombre puede recorrer la
inspiraciones del genio, las sensaciones mas profundas é in- inmensidad de sus fuerzas y de sus deseos.
delebles ; sensaciones que se aumentan en estremo al pene- Después de recorrer los anchurosos claustros y contem-
trar en su interior en el que se encuentra todo lo que el plar sus preciosas pinturas, la elegante biblioteca vino i
arte puede crear de mas acabado y perfecto. absorver toda nuestra atención , ofreciéndonos las bellezas
El patio de oficios ó la campaña, es lo primero que vi- y primores que encierra. La biblioteca es el justo homenage
mos del interior del monasterio. En ese lugar era á donde rendido al talento, y el tributo pagado á las letras. Encer-
la mayor parte de los hombres del pueblo se dedicaban á rados en unos magníficos estantes, y encuadernados con oro
algún trabajo útil para el establecimiento y para ellos mis- y preciosas píeles, existen en mas de 24,000 volúmenes los
mos, en tiempos en que estaba al cuidado de los monjes sublimes pensamientos , las brillantes concepciones, pro-
aquel edificio. Considerable número de brazos se dedicaban ducto del ingenio y del estudio de los grandes hombres de
allí en penetrar el corazón de un tronco con la sierra, en todas las edades , de todas las naciones y de todas las car-
dividir el vidrio con el diamante, y en configurar y pulir reras. Ei siglo de Platón y el siglo de Kranse. La Grecia y la
el hierro con la lima. Aquel patio era toda una población ; Francia , la Arabia y la Alemania , las opinables teorías y
pero no una población muelle y ociosa ; era industriosa , los indestructibles axiomas, la doctrina evangélica y los
artista y rica. Los monjes estaban á su frente , los monjes errores cismáticos, están allí en una sola sala, bajo un mismo
que cantaban á el Señor, enseñaban y sustentaban á su techo. El hombre que los examina llora sobre unos las des-
pueblo. Hoy han desaparecido, y aquel patio está solo, en gracias que sus máximas han ocasionado ; en otros se con-
silencio, sin vida ; las puertas de los talleres cerradas y en- suela al ver los destellos esplendorosos que sus verdades
mohecidas por la intemperie; los brazos que en ellos se arrojan, pero en todos respeta el talento , se inclina ante
agitaban parados; las familias que comían, sin alimento , y la luz del entendimiento, y bendice á Dios, feñor y autor
nosotros que poco antes hubimos dado treguas al dolor que de don tan apreciable. Los frescos que coronan toda la es-
como buenos hijos de nuestra patria nos causan sus desgra- tantería, en su mayor parte debidos al inolvidable Barto-
cias , sentimos vivamente que el espíritu trastornador de lomé de Carducho , no son de menor mérito ni de menos
que en alguna ocasión ha sido agitada , hubiese destruido, gusto, que los que nacidos del pincel de Jordán cautivan en
en vez de reformado una institución piadosa, cuya falta en la escalera.
aquel edificio echamos de ver á los primeros pasos, y que La filosofía, madre y fuente de todos los conocimientos,
con sobrado fundamento presentíamos no seria la sola vez, está pintada en el lienzo de enfrente. En los laterales lo
ni la que mas imperiosamente nos la haría esperimentar. están la agricultura, la astronomía, la aritmética , la me-
Atravesaídos el patio y diferentes corredores, nos halla- dicina , la moral, la elocuencia y demás ciencias, cerrando
mos colocados al pié de la escalera principal. ¡ Qué momento á todas ellas la teología, ó sea el conocimiento de Dios ,
aquel! Una sensación de sorpresa vino á apoderarse de no- como indicándonos que todas las ciencias deben encami-
sotros ; la frente se inclinaba bajo el peso abrumador de narse á un solo fin , que es la alabanza , la veneración del
tanta grandeza, y el pié no se atrevía á hacer asiento sobre que es trono de la sabiduría y dispensador de los talentos.
aquellos escalones de piedra de dimensiones colosales y for- Entre ios diferentes libros que tuvimos el gusto de ver fué
mados de una sola pieza. ¡Qué conjunto tan sublime I j qué uno el Alcorán , preciosamente escrito y dibujado con oro,
frescos aquellos en que el inmortal Jordán pintó á S. Lo- si bien sin hallarse en él una sola figura, porque la religioo
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mahometana no lo permite; si hubiéramos entendido aque- puertas que dan entrada al templo. La de enmedio solo se
lla Gífra, aquella taquigrafía peculiar, en que están escritos abre dos veces, una para que entre el hombre que es Rey,
los fundamentos y máximas de la religión mahometana , otra para que entre el Rey que es hombre. ¡ Qué considera-
¡cuánto hubiéramos conocido su falsedad al lado de la ver- ción tan profunda y melancólica no ofrecen estas palabras!
dad y grandeza de nuestra fé evangélica! ¡Qué de diferencias ¡ Qué pensamiento tan religioso no sefijaen la mente cuan-
no hubiéramos encontrado entre el espíritu de amor, de do se considera que aquellos goznes giran en dos ocasiones
paz, de caridad , que se derrama por toda la doctrina del solas, en una de ellas dando entrada al hombre que siendo
hombre justo, y la idea de esclusivismo , de vasallage y de Rey penetra poderoso y vivo; en otra haciendo paso al Rey
intolerancia de que están empapadas todas las máximas del que es hombre, y entra frió cadáver!
profeta falso! ¡Qué distancia no habríamos hallado entre la Cruzando por una de las puertas colaterales , el templo
religión nuestra, que ilustra la razón, perfecciona el enten- de los templos, el templo mundo, el templo de Dios apare-'
dimiento , y dota al hombre de libertad y le asemeja el ció á nuestra vista. Nuestros deseos se hablan cumplido,
ángel, y la religión de esos miserables creyentes que, cual llenándose nuestra esperanza. Respirábamos bajo aquella
pirámide que tiene por base la ignorancia, la estupidez por magestuosa bóveda, si es que el mortal puede respirar bajo
centro y la esclavitud por cúpula, hace del hombre un bru- ella; el corazón salta del pecho en aquel sitio para latir en-
to , y de su conciencia un estravío I Mas no solo al ver este tre la magestad y grandeza de aquel lugar que la imagina-
libro es la religión la única quien inüama al pecho, es tam- ción no se crea, ni los deseos miden, ni los sentidos palpan,
bién la llama de la patria la que arde, porque aquel ejem- pero el corazón si; el corazón elevado en las alas del mis-
plar fué cogido por D. Juan de Austria al hacer presa la terio , embriagado con el perfume de santidad que á aquel
capitana turca en la gloriosa batalla de Lepante, Por eso al templo rodea , no puede menos de esclamar : ¡ Esta es la
ver ese ejemplar no solo aparece la cruz resplandeciente , casa de Dios ! ¡quién la hizo conocía á Dios ! ¡quién la ve
brillante, flotando sobre los mares y tocando los cielos , y cree en Dios I Estas espresiones arrancadas en el fervor de
la media luna destrozada, errante, sumergida bajo las la fé y en la exaltación del entusiasmo, dicen mas que cuan-
aguas y llegando á los abismos, sino que se presenta tam- to decir pudiéramos. El hombre hizo esa obra, pero el hom-
bién el recuerdo de un imperio vencedor, fuerte, estenso , bre no puede describirla. Es empresa superior á sus alcan-
que no veía al sol ocultarse en sus dominios. De este impe- ces : el que crea en Dios imagínese la casa que merece , y
rio, ¿qué nos queda hoy? Solo la memoria. Igualmente comprenderá como es el templo del monasterio del Escorial
tuvimos el gusto de tener en nuestras manos el breviario Su largo es de 3'áO pies por 23ü de ancho, incluyendo el
que frecuentemente estaba en las hermosas de la ilustre bajo coro y sus dos capillas grandes laterales, las de las
princesa, que quitó de ellas las sortijas y anillos que las bandas Norte y Mediodía, y la mayor. El altar de esta es
adornaban para comprar una escuadra al inmortal genovés de nogal y bronce ; la materia de todo el templo es de pie-
que á poco después habia de ofrecer á la corona de España dra berroqueña del mayor grano que se halló ; su arquitec-
el mas bello florón , la joya mas preciosa con que se ha tura dórica. El pavimento está solado de mármoles blancos
adornado. Abandonamos ul cabo de un buen rato aquella y pardos. ¡Qué templo! ¡ nada desdice en él! La magestad,
mansión del saber y de la inteligencia humana con las emo- la gravedad que encierra infunde en el alma la emoción
ciones mas halagüeñas, y no sin haber antes arrojado una mas religiosa; dobladas las rodillas sobre aquellas losas frías,
mirada hacia los magníficos retratos de Garlos I y Felipe II, y la frente abismada en aquel sitio , parece oírse en él la
obras del célebre Cruz de Pantoja. penetrante voz que llamaba á Moisés ; retumbar el trueno
La hora avanzada y lo mucho que nos habíamos deteni- del Sinaí, levantarse el leño grande de la cruz, obscure-
do en examinar cuanto vimos , nos obligó á renunciar por ceise el sol, abrirse los sepulcros y sonar la trompeta de
aquel dia á mas objetos, paseando no obstante por el ancho Josafat. En este sitio es donde se comprende el bien del
y espacioso patio de los Evangelistas, admirando el gra- justo , porque es el rellejo de la gloría. También el genio
cioso y elegante templete de su centro, y saliendo de aquel artístico, el genio de la antigüedad asalta allí. Recuérdanse
edifício con la imaginación abrumada con separar y coordi- las columnas de Corinto , las pirámides de Egipto , los se-
nar tanto como nos habían enseñado, la memoria ator- pulcros de la Siria , y los anfiteatros de Roma. Está uno á
mentada con recordar tantas preciosidades, y el corazón las puertas de Madrid , bajo las montañas del Guadarrama,
abriéndose á la esperanza del dia de mañana, ávido de nue- y mojándose en el Manzanares, y cree uno hallarse á las
vas maravillas. Porque con efecto, y sin temor de pasar por orillas del Niéper ó del Tíber , sobre el Bosforo ó el Ape~
exajerados, cada paso que se da en el monasterio del Esco- niño , y respirando la brisa ardiente delGirgen ó del Cairou
rial ofrece un nuevo objeto: este objeto crea una idea siem. Después de contemplar por mucho tiempo aquellas pre-
pre sublime , despierta un pensamiento siempre grande, ciosas naves, cuyo silencio solo interrumpido por las gra-
que hace bendecir á Dios, y envidiar al artista. La tarde la ves pisadas del ministro, que sobre el ara santa coloca una
pasamos disfrutando el fresco y puro ambiente que los jar- hostia pura'en vez de una oveja ensangrentada, ó por el
dines del monasterio y los alrededores del pueblo nos ofre- golpear del pecho del fervoroso colocado de hinojos delante
cían , sitios hermosos en los que el alma siente y se impre- de la imagen de su devoción , fué el coro, desde el que la
siona de una natural y deliciosa poesía. iglesia es el mas bello y encantador panorama , el lugar que
Al dia siguiente pasábamos por debajo de la gigante punta cautivó nuestra atención insaciable. El coro es el coro de
que corresponde á la fachada que mira al Poniente y es la aquel templo. Esto es cuanto puede decirse con mas verdad
principal, donde después de un bello pórtico ó zaguán se y exactitud al examinarle. El fresco del techo representan-
halla el gran patio de ios Reyes, llamado así por las seis do la gloria eterna , en que el Escelso está coronando á la
estatuas colosales que se ven en el frontispicio del templo, inmaculada Virgen, y agrupados en derredor el eremita
representando á David, Salomón , Exequias, Josías, Josafat cubierto de pieles , el monje macilento por los silicios, el
y Manases, obra, así como el S. Lorenzo de la fachada, mártir con la palma del triunfo, el confesor con la venda
del célebre escultor Juan Bautista Monegro. Este gran de la fé , el Señor vestido de púrpiira, la Virgen rodeada
patio de 230 pies de largo por 139 de ancjip, tiene tres d^ lirios, y el guerrero ceSido de laureles , es obra per-
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fecta y acabada. ¡Qué pintura tan magnífica! todos los yor gusto y riqueza. Pero la sillería , compuesto cada sitial
hombres , que en la fé creyeron , que esperaron en la bon- de siete clases de maderas distintas y de las mas estimadas,
dad y en la caridad se inflamaron , están en ella rodeados es sorprendente.
de nubes. Ven bajarse indistintamente los detellos de la A la derecha del coro hay una puerta , en cuyo dintel
divinidad, lo mismo sobre la diadema de oro del príncipe, se colocaba el monarca fundador del edificio , siempre que
que sobre la guirnalda de césped del pastor , sobre la frente asistía á los rezos y oraciones de la comunidad, desdeñando
de la virgen que sobre el regazo de la madre , sobre la es- todo otro puesto, y en cuyo sitio , se dice , se encontraba
pada del guerrero que sobre la lira del poeta, j Oh, y cuánta cuando sin inmutarse escuchó la noticia de la victoria de
verdad contiene ! La sangre del justo ha redimido á todos Lepante. Pues bien ; junto á esa puerta está un pequeño
los hombres; las aguas del bautismo á todos han abierto las camarín en que se admira un precioso crucifijo de mármol
puertas del cielo. blanco con cruz de pórfido. Su apostura noble y propia ; sus
Los órganos , el facistol que pesando 500 arrobas gira al facciones delicadísimas , y espresando los dolores de que el
impulso de un solo dedo ; los libros religiosos escritos á plu- corazón estaba lleno ; el pecho parece que le late á la vez
ma sobre las pieles de tantas terneras muertas, estraidas de alegría al ver al hombre redimido , y de pena al preveer
del vientre de la vaca degollada , cuántas son las hojas de su ingratitud ; sus ojos véselos irse amortiguando , cubrién-
que se componen, y la graciosa araña de cristal de roca doles poco á poco el velo de la muerte. El escultor encuen-
que pesa mas de 16,000 libras, son todos objetos del ma- tra en tan preciosa efigie una obra maestra que imitar: el

Panteón del Efcoiial.

anatómico un perfecto modelo donde estudiar, y el cristiano tros reyes. Aquel panteón es verdaderamente la morada de
la imagen de su Dios muriendo por salvarle , y arrebatán- los reyes , y el sepulcro de los hombres. Por eso se observa
dole el corazón implorando su misericordia. Lástima es que en él á la par que la suntuosidad y riqueza debida á los au-
obra tan acabada y hecha solo de una pieza, tenga en la gustos personajes que contiene, la tristeza y melancolía pro-
actualidad los brazos pegados. Ellos fueron rotos por los pias del estado en que se encuentran. Se respira en ese
que atravesando el Pirineo trataron de robarnos al princi- recinto el humo del fausto , y á la vez se siente el frió de
pio de este siglo nuestra independencia. Si sus esfuerzos se la muerte. El panteón es una alfombra recamada de oro ,
estrellaron contra el valor español, la envidia al menos les pero que está en su centro rota : es un cristal diáfano her-
quedó para arrancar y dejar imperfectas sus principales mosísimo , pero que al través de la luz deja solo ver som-
concepciones y trabajos. Este Santo Cristo , dícese además bras: es el águila de los aires superando las rocas , pero he-
que tiene de estraordinario que cambia de color á manera rida en el corazón. Su forma es la de un ochavado de 36 pies
que falta la luz del sitio en donde se halla. Nosotros pasamos de diámetro y 38 de altura , y todo él, lo mismo que la es-
por esa prueba; mas como no la repetimos, no nos atreve- calera por donde se baja, cubierta de jaspes y mármoles de
mos á consignar su certeza , temiendo que lo que vimos gran pulimento, con adorno de bronce dorado , y arqui-
fuera efecto de la ilusión que teníamos. tectura de orden compuesto. Su colocación encierra un
En la iglesia y en la nave correspondiente al lado de la misterio ; situado debajo del altar mayor parece indicar el
epístola hay una puerta que conduce al panteón de nues- cielo y la tierra; las grandezas de aquel, esplendorosas,
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eternas, y las de esta débiles, transitorias; el poder del que respira en la atmósfera mefítica de las pasiones y de los
hombre que una piedra encierra, y las esperanzas del hom- partidos: no pares el vuelo á esa paloma candida, bajo cu-
bre rompiendo esa piedra, saliendo de una tumba para ele- yas alas se cobijan hoy todos los buenos españoles Déjala
varse al cielo , único objeto de su creación y de su porve- que llegue al ocaso , que crezca hasta el invierno, que re-
nir. En el octángulo que hace frente á la entrada, se eleva monte su vuelo hasta la esfera , haciendo la ventura y la
el altar, que consiste en dos columnas estriadas de piedra felicidad de los pueblos que rige , y pues que ha de morir ,
verde con mezcla blanca y pilastras detrás; leyéndose en muera entonces , Señor , pero muera llevando á este sepul-
la targeta del frontispicio esta inscripción : RESURÜECTIO cro que le está destinado , la admiración de la Europa , el
NOSTRA. Sobre una gran losa de pórfido que ocupa el llanto de sus vasallos, la veneración de la posteridad , las
medio entre las columnas hay una gran cruz de mármol alabanzas de la historia , y las misericordias del cielo.»
negro , y en ella un precioso crucifijo de bronce dorado, En vano por nuestra parte seria intentar describir las in-
que se cree obra del escultor Pedro Tasca. La araña de numerables bellezas que encierra este real monasterio en
bronce que cuelga del florón del medio es de un admirable todos sus sitios, y todos correspondientes á la magostad y
trabajo y estilo severo , ejecutada por Virgilio Tanelí. A gravedad de su destino. Después de visto el templo , el co-
ambos lados del altar, colocados de cuatro en cuatro y se- ro , el panteón, la linda biblioteca , ¿ qué queda por ver ?
parados por pilastras corintias , se hallan los sepulcros que ¿ qué por admirar ? Mucho todavía ; pero que la brevedad
contienen los restos mortales de los reyes de España, y de con que las examinamos y la ostensión ya demasiada de este
las reinas que han muerto dejando sucesión. La izquierda artículo nos hace renunciar á describirlas. Baste decir que
la ocupan estas, empezando por la emperatriz D." Isabel y la sacristía es hermosa , preciosos los ornamentos , y mas
concluyendo por D." María Luisa de Borbon : la derecha la precioso aun el inimitable cuadro de las santas formas de
ocupan aquellos. Goello ; la sala capitular y los espaciosos claustros están cu-
Garlos I , el vencedor de Pavía y de Milán: el que deseoso biertos de excelentes pinturas , debidas á Ticiano , Tintore-
de vencer, y no teniendo enemigos, se venció á sí mismo , to , Rivera ó el Españólelo , Rúbens , Alonso Cano , Pablo
dejando la púrpura por la cogulla del Yuste , ocupa el pri- el Veronés y otros. El Relicario es rico , y abundante en
mer sarcófago. Felipe I I , á cuya ambiciosa cabeza no bas- esos objetos, cuyo mérito los sentidos no comprenden, pero
taba la corona de dos mundos, ese príncipe de corazón du- que el alma siente , derramándose por toda ella el bálsamo
ro á la par que de alma piadosa , tiene sus cenizas al lado de fé que mitiga las ansias del corazón. El palacio, morada
de las del emperador su padre. Los yertos despojos de los de nuestros reyes en cierta estación del ano, es rico en pre-
dos Felipes III y IV y los de Carlos I I , también están allí. ciosos tapices y en otros objetos de gusto y elegancia. Y ya
Carlos I I I , ese padre de sus pueblos, ese príncipe justo , que del palacio hablamos permítasenos recordar la pobre
rodeado siempre de los consejeros mas sabios, también está silla y la tosca mesa que sirvió de uso al rey fundador del
en un sepulcro, calientes todavía sus restos con las lágrimas monasterio en los últimos años de su existencia. Nosotros
que al morirse sobre ellos vertieron las ciencias y las ar- nos sentamos sobre aquella misma silla en que tantas veces
tes españolas. Su hijo , en el estremo bondadoso Garlos IV, lo estuvo afligido de dolores el monarca tan alabado por
le sigue; y Fernando Vil, ese rey á cuyo nombre se levanta unos , tan rebajado por otros. En aquellos'momentos apa-
la España , ve por seis años ensangrentada la luna en su reció á nuestra imaginación la sombra de un hombre grande
horizonte, desafiar al coloso de la Europa, arrancar los lau- y de un monarca fuerte. (1)
reles de la imperial águila para enlazarlos en las crines del Salimos del Escorial con pena. Dejábamos aquel sitio que
magestuoso león , murió igualmente, y yace al lado de sus tantos momentos de fé , de veneración y de entusiasmo nos
abuelos. Existe junto á la urna de este último monarca otra, habia producido: íbamos ya distantes del pueblo , veíamos
que al verla sentimos el dolor que sufren jos hijos cuando alejarse de nos jtros, aquel monasterio mundo , y los ojos
piensan en la muerte de sus padres. Es el sepulcro que un se arrojaban á él para contemplarle un instante mas.... un
dia contendrá los restos de la preciosa , de la angelical reina momento después las vueltas que dábamos para subir á Na-
D.° Isabel II. A pesar de su hermosura, de su edad tem- vacerrada nos hicieron perder de vista ese maravilloso edi-
prana , aquel sepulcro está abierto, aquel sepulcro ha de ficio. La memoria vino entonces á apoderarse de su re-
encerrar las frias cenizas de la que es hoy esperanza de mil cuerdo , y la esperanza á alimentar la dulce ilusión de que
corazones, y gloria de otros tantos pueblos. Al pensar no- jóvenes nuestras frentes todavía no seria la última vez que
sotros en esta idea , terrible , sí, pero verdadera y de fé , se prosternaran ante la vista del templo de S. Lorenzo.
volvimos el rostro hacia el crucifijo y esclamamos: «Señor,
si en medio de este lugar, testimonio auténtico de la po-
quedad y miseria del hombre, pueden llegarte los votos del ¡1) Todavía se, conservan hoy (lia la mesa y estante de nogal que Babia en
el aposento del resio fundador dol Escorial y además de estas cosas, la silla
último mortal del universo, no detengas la carrera á ese en que , como dice el autor de este artículo , se sentaba Felipe II; dos
naciente astro que camina á su cénit, llenando de resplan- lianquillos, el uno bordado en cañamazo, y de talilete encarnado el otro y
dos especies do sillas en que descansaba la pierna enferma do gota. Estos
dores el horizonte de España , no cortes el tallo á esa rosa muebles, dos bufetes que bizo el 1*. Villacastin ile mármol de las Indias de
fresca, abierta para embalsamar los aires de esta nación color de ágala, y algunos cuadros devotos que iwloruaban las paredes, era
todo el lujo del monarca de dos mundos. j

TOMO n i . m
>i 410 X

Témopa.
Jpor €>0trtn.

CANTO V.

Argumenlo.
El poeta, después de una corta invocación á la arpa de Cona, describo la posición de los dos ejércitos en una y otra parte del rio Lubar.
Pingaldá el mando á Filian ; pero al mismo tiempo manda á Ganl hijo de Morni, que habia sido herido en la mano en la batalla precedente,
que le asista con su consejo. Foldath manda el ejército de los Fir-bolg. Proezas de Filian. Este mata áRothmar j» Culmin. Pero mientras Filian
•vence en una de las alas, Foldath oprime fuertemente en la otra. Hiere á Dermid hijo de Duihno y ahnyenta toda la ala. Dermid delibera por
si mismo y por 6n resuelve detener los progresos de Foldath empeñándole en un combate singular. Cuando los dos jefes se acercaban el uno
al otro, Filian llegó repentinamente para librar á Dermid; empeñó i Foldath y le mató. Conducta de Maithos para con el difunto Foldath. Fi-
lian pone en fuga todo el ejército de los Fir-bolg. El canto concluye con una invocación á Clatho madre de aquel héroe.

Tií que pendes entre los escudos, en las altas paredes azulados arroyos (Ij. Allí brilla el sol en silencio , y vagan
del palacio de Osían, baja de tu sitio, oh arpa, y deja que los pardos corzos de la montana. Sul-ma!la tiene fija en es-
escuche tus acentos: hiere las cuerdas, oh hijo de Alpin. tos la vista, en medio de la enagenacion de sus pensa-
A tí te toca dispertar el alma del bardo. El murmullo del mientos.
arroyo de Lora (1) ha hecho rodar lejos de mí el recuerdo Vé Fingal en su elevado otero á Cathmor, hijo de Bor-
de las antiguas proezas. Rodéanme las nubes de los años; bar-duthul, y observa el anchuroso rodar de Erin en el
pocos claros ofrecen hacia lo pasado, y cuando llega la vi- oscurecido llano. Hiere la orla que recuerda á sus tribus la
sión i mi alma, se presenta oscurecida. Ya te oigo, oh ar- obediencia , cuando envia á sus caudillos á conducirlas al
pa de Selma; y renace mi memoria como la brisa que el campo del renombre. Anchas resplandecen sus lanzas al sol,
sol devuelve al risueño valle donde moraba antes la pere- y sus resonantes escudos responden en contorno. £1 miedo
zosa neblina. no vaga entre la hueste, cual vapor sombrfo, pues que allí
Brilla delante de mi Lubar; en las sinuosidades de sus está el monarca, baluarte de la rivosa Selma. Alienta al
cañadas. A uno y otro lado , sobre sus oteros se alzan las héroe el regocijo, y gozosos escuchamos sus palabras.
erguidas formas de los monarcas. En su contorno están aglo- Semejante á la salida de los vientos es el estruendo de
meradas las tribus, inclinándose para oír las palabras de los hijos de Selma. Son cual las aguas de la montaña que
sus reyes, cual si les hablasen sus antepasados, descendien- corren en precipitado curso. Por ellos es famoso Fingal;
do de la región de los vientos. Mas ellos permanecen en por ellos resuena su nombre en las distantes comarcas. Fué
medio, cual dos peñascos que alzan sus cabezas coronadas para vosotros en el dia cual un rayo de esperanza , pues
de pinos sobre la niebla, que lentamente se desliza á través siempre estuvo cerca de su pueblo. Jamás, empero, fué
del desierto. De sus altas sienes se despeñan los torrentes, Fingal en vuestra presencia, un espectro ceñudo y furi-
que esparcen con la ráfaga su salpicante espuma (%. bundo. No fué mi voz á vuestros oidos cual el trueno; ja-
más mis ojos han lanzado la muerte. Cuando el orgulloso
Obediente á la voz de Cathmor, avanza Erin, semejan-
se me presentaba, jamás sefijabanen él mis ojos con cariño.
te al bramido de la llama. La dilatada batalla desciende so-
Veíase olvidado en mi banquete, y desaparecía cual disi-
bre Lubar, y á su cabeza suenan majestuosamente las fir-
pada neblina. Ante vosotros está un vivo rayo de luz. Po-
mes pisadas de Foldath. Cathmor, empero , se retira á su
cas han sido hasta ahora sus pisadas en el campo de la lid ;
colína bajo la sombra del encorvado roble. Cerca del rey se
pocas han sido, pero es valeroso. Defended á mi hijo el del
despeña un rápido torrente. Alza por intervalos su lanza
negro cabello; devolvedme mi Filian. Quizá algún dia ten-
resplandeciente, que es para su pueblo en la batalla, cual ga que combatir solo. Su forma es semejante á la de sus pa-
un meteoro benigno. Cerca de él está la hija de Gon-mor, dres ; su alma es una centella de fuego. Tú, oh hijo de
recostada sobre una peña. Su alma no se deleitaba en la Morni cabalgador del carro, marcha á la batalla, siguiendo
sangre, ni el estruendo de la lid la llenaba de júbilo. A es- las huellas del mancebo. Llegue á su oido tu voz desde las
paldas del otero se abria una verde cañada con sus tres alas de la hueste, pues que ante tu vista resuena estrepito-
(1) De Lora se habla muchas veces; era un pequeño y rápido arroyo en la batalla, ohquebrantador de los escudos. Dirigióseel rey
sa
las cercanías Ce Selma. No queda ahora ningún Vestiglo de este nombre en derechura al elevado peñasco de Cormla. Por intervalos
aunque parece de una canción muy antigua, que el traductor ha visto que despide su escudo brillantes ráfagas de luz, al caminar len-
uno de 108 peqnefios rios del Nordeste de la costa se llamaba lora algunos
eíglos antes. tamente el monarca de los héroes. Mira de soslayo al bre-
(l) Podemos formar una idea dislinla de la escena de la acción de remo- zal , donde las filas avanzan, formadas ya para la pelea.
ra por muchos pasajes del poema. A una pequefta distancia de uno á otro Graciososflotansus encanecidos rizos en torno de sus regias
descollaban los montes de Mora y Lora; Fingal poseía el primero y el ejér-
cito de Cathmor el segando. Por la llanura Intermedia pasaba el peqiieíio facciones, que se encienden ahora en el terrible regocijo.
rio Lubar, en cuyas orillas se dieron todas las batallas escepto aquella entre Detrás del potente caudillo dirigí en silencio mis lentas pi-
Cairbar y Osear referida en el canto primero. Esta última tuvo lugar hacia el
norte del monte de Mora del que Fingal se apo-leró después que el ejército de sadas. Llegóse á mí el poderoso Gaul; suelto pendía el es-
Cairbar fué rechazado por el de Cathmor. A alguna distancia, pero á la vista cudo de su brazo. Dirigid á Osían con rapidez sus palabras.
de Mora hacia el occldenle, Lubar salió de la montaña de Cromal y después
de un corto curso por la llanura de Moi-lena se embarcó cerca del campo de
batalla. Detrás de la montaña de Cromal corría el pequeño arroyo de La-
vatb, en cuyas orillas Feradarlho, bijo de Cairbre, la única persona que {1) A este valle se habia retirado Sul-malla durante la lillima y decisiva
quedó de la raza de Cona, vivió oculto en una cueva durante la usurpación batalla entre Fingal y Cathmor Está descrita en el canto séptimo donde esta
de Cairbar biJo de Borbar-Dulhul. se llama el valle de Lona y la residencia de un druida,
3í 4 Í 1 K
Hijo de Flngal, lígame el escudo (1). Lígalo al costado de fuego consumidor. Desiguales fueron vuestros padres en sus
Gaul, pues quizá al mirarlo el enemigo , crea que alzó la brillantes contiendas. La madre de Culminio está sentada
lanza en la contienda. Si sucumbo, oculta mi sepulcro en en su palacio y dirige la vista á las olas rodadoras del azu-
el campo, pues que habré de fenecer sin renombre ; mi lado Strutha. Alzase un torbellino sobre el arroyo , girando
brazo no puede levantar el acero. Que no lo sepa Erir-cho- en torno del espectro de su hijo. Sus canes abollan en los
ma, no sea que el sonrojo cubra sus mejillas. Filian , los salones, y suda su escudo gotas de sangre (1). ¿Y has fe-
poderosos nos contemplan ; no olvidemos nuestro deber en necido , oh hermoso hijo, en las guerras fatales de Erin?
la lid. ¿Pues porqué habrán de bajar desde sus montes, pa- Cual yace el corzo, jadeando cabe los conocidos arroyos,
ra ausiliar á nuestra hueste fugitiva? al cual hirió descuidado la plumada flecha, mientras el ca-
Siguió marchando , con su resonante escudo, y mi voz zador contempla sus lijeros miembros, y se acuerda de su
siguióle al apartarse. ¿Podrá fenecer en Erin el hijo de Mor- magestuosa carrera á través del brezal, así yacía el hijo de
ni sin su debida fama? Los poderosos si que olvidan sus pro- Cul-allin á los pies de Filian. Flota su cabello sobre el pa-
pias proezas; y descuidados se precipitan en los campos de cífico arroyo y vaga por su escudo la sangre. Pero su mano
su renombre. Ninguno oyó jamas las palabras de su jactan- empuña la espada que le faltó en la hord del peligro. ] Has
cia. Con la vista seguí regocijado las pisadas del caudillo; caldo, esclamó Filian , antes que se escuchase tu renombrel
dirigíme al peñasco del rey, donde le hallé sentado, mien- Tu padre te envió á la guerra y tal vez junto á sus arroyos,
tras jugaba con sus cabellos el viento del monte. con emblanquecida cabeza , espera la relación de tus haza-
En dos compactas fílas marchan á la carga las adversas ñas. Masen vano gira la vista hacia Moilena , pues que no
huestes, á través de la llanura de Lubar. Por una parte te verá volver cargado con los despojos de los fenecidos
descollaba Foldath, semejante á una columna de negro hu- contrarios.
mo : por la otra parte se veian resplandecer las formas ju- Huyen ante la espada de Filian las filas de Erin , por el
veniles de Filian. Uno y otro apoyada la lanza en la margen resonante brezal. Pero varón sobre varón sucumbía entre-
del arroyo, pronunciaban las palabras de guerra. Hirió Gaul tanto Morven, ante la encendida rabia de Foldath , que
el escudo de Selma, y trabóse al momento la tremenda ba- lejos en el campo , acaudillaba la mitad de sus tribus. Fu-
talla. Mezcla el acero sus rayos con el acero y resplandece rioso se opone Durmidio á su carrera , y los hijos de Selma
^ el campo , cual el salto de dos torrentes que juntan sus es- circundan á su caudillo. Mas la cuchilla de Foldath le que-
pumas , precipitándose de las oscuras sienes de sus peñas- brantó el escudo y huyeron sus guerreros por el brezal.
cos. ¡Ved cual llega el hijo de la fama! Miradle arrollar las ¡ Y han huido, pues, esclaraó el orgulloso enemigo ! Ya
muchedumbres. Cabalga la muerte en las ráfagas de luz empieza á alborear mi renombre. Vé Malthos, vé y dile á
que le circundan; los degollados guerreros obstruyen tu ca- Cathmor que guarde las playas del mar oscuro, para que
mino , oh Filian. no se escape de mi acero Fingal. Pronto yacerá en la tier-
Entre dos tajados peñascos detúvose Rothmar (2), escudo ra , y se verá su sepulcro junto á algún pantano. No le
de los guerreros. A uno y otro lado estendian su ramage honrará cantar ninguno, y sobre la juncosa garganta rogará
dos robles, que los furiosos vientos habían encorvado des- su espíritu sumergido en la niebla.
de su altura. Tiene fijados los ojos en Filian , y en silen- Escuchóle Malthos, con ceñuda desconfianza, pues co-
cio protege á sus amigos. Observó Fingal la próxima con- nocía el orgullo de Foldath. Girando en torno la vista la
tienda , y conmovióse el alma del caudillo. Mas asi como se dirigió á donde estaba Fingal sentado sobre su monte , y
precipita la piedra de Loda (3) arrancada de un golpe, des- volviendo dudoso la espalda, se mezcló espada en mano en
de Drumanard , cuando los espíritus en su furor estreme- lo mas espeso de la lid.
cen la tierra, asi cayó Rothmar, el del cerúleo escudo. Pesaroso y en lúgubre silencio estaba el hijo de Duthno
A su costado combatía Culminio. Avanzó el mancebo des- en la angosta cañada de Clon {%), donde dos árboles se en-
haciéndose en lágrimas, é iracundo cortó los vientos con
su espada, antes de medirla con Filian. Rothmar le habla (1) Se creía que los perros conocían la muerte de sus dueños aun á mu-
cha distancia. Era también la opinión de aquellos tiempos que las armas
enseñado á encorvar el arco, junto á la peña que bañan sus que los guerreros dejaban en casa s^' p n an sansirlentas, cuando ellos calan
arroyos. Allí muchas veces atalayaron la guarida del ciervo, en la batalla. Por estas señales se su u-i, que Cul-allin conoció que su hiio
al huir el rayo del sol por el espeso brezal, ¡Por qué, hijo habla sido muerto y se confirma en est-i inlcllgencia al aparecérsele su espí-
ritu. Su súbita y corta esclamacion es mas juiciosa en el poeta, que si se
de Cul-allin , por qué oh Culminio, avanzas á acometer á hubiese estendido en lamentos difusos. La postura del joven caído y las re-
este rayo de luz! (4j. Retírate, oh hijo de Cul-allin, de este flexiones de Filian sobre él se nos vuelven á recordar precisamente cuando
con-ideramos que la supuesta situación del padre do Culmín era tan pareci-
(1) Es preciso tener presente que Gaul estaba lierido lo que motiva que tíi da á la de Fingal después de la muerte del niísíi.o Filian.
requiera aquí la asistencia de Oslan para ceilirle el escudo. Sil Este valle tomó su nombre de Clono hijo de Lelhinal de Lora uno de
(2) Rotmnar, el ruido del mar antes de la borrasca. Druni-anard cima alta los antecesores de Durmidio hijo de Duthno. su tisluria se refleie así en un
Cul-mín cabello blando. Cul-allin miradas hermosas, strutna rio caudaloso'. poema antiguo. En el tiempo de Conar, b jo iie irenmor primer rey de ir-
(3¡ Perla piedra de loda se entiende un santuario entre los escandina- landa, Clono recorría aquel reino, viniendo de Calcdonla para ayudará
vos. LOS caieaonios en sus muchas espediclones a Orkney y Escandinavia Conar contra los Fír-bolg. Como tenía un personal singularmente hermoso,
Hicieron conocimiento de algunos de los ritos de religión que prevalecía en pronto se llevó la atención de Sulmin joven esposa de un jete irlandés. Ella
aquellos piises, y la poesía antigua muy á menudo alude a los mismos. Hay le descubrió su pasión que no fué bien correspondida pur el calcdonlo La
algunas rumas y estacadas circulares de piedra, que permanecen todavía joven se pu^o enferma por causa de la mala torres)jondeneia, y su amor á
en orkney y en las islas de Shetland. que conservan basta hoy el nombre de Clono llegó á los oídos del marido. Kncendído en celos juró la venganza.
Loda ó Loden. Parece que han diferido en su material construcción de aque- Clono para evitar su rabia salió de Tcniora para Escocia y habiéndosele he-
llos monumentos de los druidis que subsisten en Bretaña é islas occidenta- cho noche en el valle mencionado aquí, se echó oaia dormir. Aquí bajó
ies. Los santuarios de los escandinavos eran al principio rústicos y sin Letümal en el sueño de Clono y le dijo que el pelit;ro estaba cerca.
adorno, lin los siglos posteriores cuando abrieron la comunicación con otras Espíritu da lethmal.—«Levántale de tu lecho de muego , hijo del humil-
naciones, adoptaron sus costumbres y edlücaron templos. Kl de Upsal en de Lethmal, levántate. El sonido do la llegada de lo.i enemigos baja por las
Suecia era sorprendente, rico y magmnco. Hagum do Noruega edilicó uno alas de los vientos.
cerca de Dronthelm algo inferior al primero que siempre llevó el nombre de Clono —«i Qué voz es esla, á modo de muchos arroyos en el tiempo do ral
Loden. descanso 1
(*) Kl poeta llama metafóricamente á Filian rayo de luz. Culminio referi- Kspiritu de lelhmal.—«Levántalo morador délas almas de los amables,
do aqui era el hijo de Clonmar, jefe do Strutha, por la hermosa Cul-allin. hijo de Lelhmal, leviintate.
Era tan conocida por su hermosura que frecuentemente se lee en las compa- Clono.—íi Que horrible es la noche La luna está oculta en el firmamento ;
raciones de los anticuo i poetas: Mar Chuialuin .síruíA» mn sian , esto es rojos están los pasos de los espíritus en su airada faz. Verdes meteoros se
AmMe corteo C^^-aUin de Eslruld, de las borrascas. ven alrededor. Pesada corte la corriente do los arroyos desde el yí^iie de lai
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corvan sobre el torrente. La sangre corre del costado de caído, sino avanza arrollando la guerra ante sus pasos^
Durtnidio. Inmediata está su partida tarja, y su lanza apo- 1 Deten , oh hijo de Fingal, deten la precipitada carrera!
yada contra una peña. ¿Por qué estás tan triste, oh Der- Alzanse las cien voces de la muerte. ¿No ves esa forma brí-
midío? Oigo el rugido de la batalla y mi pueblo carece de lladora , signo terrible de destrucción ? No despiertes las
caudillo. Tardas son mis pisadas en el brezo; pero me en- irns del monarca de Erin. ¡Retrocede con presteza, oh hijo
cuentro sin escudo; ¿y habrá de triunfar el orgulloso con- de Clatho, la de los ojos azules! (1)
trario? Prevalezca pues, cuando haya fenecido Durmidio. Yo Vid Malthos al caído Foldath, é inclinándose entristecido
te llamaré, oh Foldath, y te saldré al encuentro en la sobre el jefe, destierra de su alma el pasado resentimiento.
pelea. Parece un peñasco del desierto, de cuyos oscuros costados
Empuñó la lanza con terrible regocijo. Llegó el hijo de gotea la lluvia , cuando lo ha dejado la niebla, que se des-
Morni. Deten , hijo de Duthno , deten la agitada carrera. liza lentamente , y han agostado los vientos todos sus árbo-
Tus huellas están marcadas con sangre ; tu brazo no dpfien- les. Le habló al moribundo héroe acerca de la estrecha
de el orlado escudo. ¿Quieres fenecer desarmado? Hijo de morada. ¿Quieres que tu piedra se alze en Ullin, ó en k
Uorni, dame tu escudo , que tantas veces ha rechazado la comarca nemorosa de Moma, donde el sol mira solitario
guerra del contrario. Yo detendré la carrera del caudillo. los azulados arroyos de Dal-rutho? Allí están las huellas
¿ Ves aquella piedra , hijo de Morni, que levanta sobre la de tu hija, la hermosa Dardu-lena, la de los ojos azules.
yerba su cabeza cenicienta ? Esa es la angosta morada de un ¿Y te acuerdas de ella, replicó Foldath, para echarme
jefe del linage de Durmidio; coloca allí mi cuerpo entre ti- en cara que no tengo hijo alguno , ningún mancebo cuya
nieblas. espada arrolle la lid , en venganza de mi muerte? Ya estoy
Ascendió lentamente al monte, y vio el destrozado cam- vengado, oh Malthos. No fué pacífico mi brazo en la lid.
po : las filas brillantes de la batalla, quebradas y desuni- Alza en torno de mi angosta morada los sepulcros de los que
das , se alzaban en rededor; cual por la noche lejanos he muerto. Muchas veces abandonaré mi ráfaga, para re-
fuegos, que ya parecen perdidos en humo , ya alzan sobre gocijarme sobre sus tumbas, cuando las vea esparcidas al
el monte sus rojizas llamas, según los vientos se agitan ó rededor, cubiertas de larga yerba (2).
desfallecen , así se presentó á los ojos de Durmidio, el del Precipitóse su alma al valle de Moma, (3) presentándose á
escudo anchuroso, la intermitente batalla. A través de la los sueñosde Dardu-lena, mientras dormía la doncella, junto
hueste dirige Foldath su altivo curso, cual la robusta nave al arroyo de Dal-rutho (4], al volver de la montería de los
sobre las olas de invierno cuando sale de entre dos islas, gamos. Cerca de la doncella yace el desarmado arco. Rizan
para atravesar el Océano agitado. los airecillos sobre su pecho sus hermosos cabellos; mientras
Observó Durmidio enfurecido su carrera, quiso precipi- ceñida de la belleza de la juventud , reposa la amada de los
tar el paso, mas cayó en mitad de su curso. Las lágrimas héroes. Asomándose tenebroso del bosque, parecía presen-
tiemblan en sus megillas. Suena la corneta de su padre, tarse á su vista su herido padre. Mostrábase por interva-
é hiere tres veces el orlado escudo. Pronuncia tres veces el los, y volvía á esconderse en la neblina. Despertó la don-
nombre de Foldath , provocándole al combate de en medio cella deshecha en lágrimas. Conoció que el caudillo había
de sus tribus rugidoras. Vio regocijándose Foldath , al he- fenecido. Su alma , aunque agitada por las tempestades,
rido caudillo, y alzó en alto su ensangrentada lanza. Asi conservaba para su hija un rayo de luz. Tú eras el último
como bañan el costado de una peña, los arroyos que vertió
sobre ella la tempestad turbulenta , así teñido en la sangre (1) La muerte de Foldatb, si benos de creer á la tradición , se le habla
que corría por su armadura, se presentó el sombrío caudi- predlcbo antes que hubiese dejado su patria, para juntarse con Cairbar en
sus designios sobre el trono de Irlanda. Fué á la cueva de Moma para con-
llo de Moma. Retrocedió la hueste á uno y otro lado para sultar los espíritus de sus antepas< dos la suerte de la impresa de Cairbar.
presenciar la contienda de los caudillos. Alzaron ambas Las respuestas de los oráculos son siempre oscuras y ambiguas Foldalb
pues interpretó favorablemente la predicción y prosiguió el plan que habla
lanzas brilladoras. mas llegó presuroso Filian de Selma. adoptado de engrandecerse con la fami la de Atba.
Tres pasos retrocedió Foldath, deslumhrado con el rayo de Foldath invocando los espíritus de sus mayorn. Triste me présenlo ante
luz, que parecía salir de una nube para salvar al herido vosotros, padres de Foldaib, oid. ¿ liecorrerán mis pasos mas allá de Atka
jefe. Erguido se para con orgullo, y empuña con todo su á Dllln de las cabras monteses?
tespuesta. Tus pasos recorrerán mas allá de Alba la verde morada de los
vigor la refulgente espada. reyes. Allá te levantarás sobre los muertos como una columna de nubes bor-
rascosas Allá terrible en la oscuridad te mantendrás (Irme hasta que venga
Cual dos águilas de anchuroso vuelo se embisten , en me- el rayo refleíado de Cloncath de Moruth. Worutb de muchos arroyos que cor-
dio del aire, tal se cerraron los caudillos, trabando en Moi- ren en tierras lejanas.»
lena la lid tenebrosa. Los reyes avanzan y retroceden al- Clomath 6 rayo reflejado, dicen los autores tradicionales era el nombre de
la espada de Filian, de modo que la ambigüedad estaba en la eslensiva sig-
ternativamente en sus montes, porque la sombría guerra niflcacion do la palabra cloncath. La causa principal de haber Introducido
parece descender ya sobre sus espadas. El regocijo de los esta nota es que esta traducción sirve para manifestar que la religión de los
Flr-botg t e diferenciaba de la de los caledonios, en queuunca vemos que
bravos enciende á Cathmor en su musgoso asiento ; el re- estos consultasen las almas de sus antepasados.
gocijo secreto de los bravos, cuando ven los peligros dignos (2) Los caracteres de Foldath y de Malthos están sostenidos, l o s dos
de las almas poderosas. No fija los ojos en Lubar , sino en eran taciturnos y altivos pero cada uno de diferente manera. Foldath era
impetuoso y cruel; Malthos porflado é incrédulo. Su amor á la familia de
el terrible monarca de Selma. Lo vé alzándose en Mora , Atba era igual, su valor en la batalla el mismo. Foldath era vano y osten-
cubierto con su refulgente armadura. toso; Malthos vengativo p ro generoso Su conducta aquí para con su
enemigo Foldalb, demuestra. que muy á menudo se oculta un alma grande
Cae Foldath sobre su tarja , atravesado con la lanza de debajo un caracler oscuro y altivo.
Filian. No se detiene el mancebo á contemplar al guerrero (3) Moma era el nombre de un país en el mediodía de Connaughl que en
algún tiempo fué cé ebre por ser la residencia de un arcbídrnida. ,Se creia
formas oscuras. Yo te oigo, espíritu de mi padre en el remolinóse cursn del que eu la cueva de Moma habitaban los espíritus de los Jefes de los Fir-bolg,
•íiento. Yo te oigo : pero tú no adelantas tu alia forma eu torno el manto de y su posteridad iba á consuliarlos allí como en uu oráculo, relativamente
la noche.» al éxito de las guerras.
Clono se preparaba para marchar , cuando el marido de Sulmin llegó con (i) Dal-rualh, campo tostado ó arenoso. La etimología de Dardu-lena, es
su numero-a comitiva. Clono se defendió pero después de una valerosa re- muerta. La bija de Foldath se llamaba probablemente asi por un lugar de
sistencia lué vencido y muerto. Fué enterrado en el lugar donde le hablan UIster, en que su padre habla derroiado algunos de los partidario? de Artho
muerto y el \alle lomó su nonilire Ourmidlo en su súplica « Gaul, hijo de rey de Irlanda L'ardu-lena, ei negro boique de -iloilena. Como Foldath era
Ajoini ijue sijsue inmedialanienle á rsle apartado, alude a la llimba dp Ulono orgulloso y vano, paiece que trausUrióá su bija el nombre del lugar, en que
y á su propia conesion coa aquel desventurado jefe. él habla sido victorioso.
93 4 1 3 X
vastago de su línage, oh Oardu-]ena, la de los ojos azules. Sumergido en la guerra encarnizada; mirad cual la lid
Anchurosa se esparce sobre el resonante Lubar, la fuga rueda á sus dos lados. Dirigiendo sus resueltas pisadas á
arrollada de Bolga. Sigue sus huellas precipitado Filian , y través de la aglomerada contienda. Miradle cortar las vidas
siembra de muertos los brezales. Regocíjase Fingal al con- de mil adalides. Filian es semejante á un espíritu del cie-
templar á su hijo. Alzóse Cathmor abrazando su azulado lo , que desciende de los confínes de los vientos tenebrosos.
escudo. El turbado Océano siente sus huellas á medida que pisa de
Hijo de Alpin, tráeme el arpa: entrega al viento la ala- ola en ola. Su vereda se enciende en pos de sus pasos, las
banza de Filian. Recio suene su aplauso en mi oído, mien- islas mecen sus cabezas, y revientan las turgentes ondas.
tras aun brilla en la batalla. Deja, deja tus salones, oh Ciatho de los ojos azules (1).
Deja, deja tus salones, oh Ciatho de los ojos azules;
(1) La suspensión en que se ha dejado al lector, lleva mejor la idea de
mira resplandecer tu prematuro rayo de luz. Anonádanse peligro de Filian que cualquiera descripción qua se introdujese. Hay una es-
los enemigos en su carrera; no dirijas mas allá la vista, pecie de elocuencia en el silencio con propiedad, t a minuciosa relación de
todas las circunstancias de una escena importante, es generalmente irla é in-
porque todo es tinieblas. Dispertad, oh vírgenes, dispertad sípida. £1 entendimiento humano libre ó inclinado á pensar por si mismo, ae
en la ligera arpa los trémulos acentos; no baja cual monte- disgusta al encontrarlo todo descrito por el poeta. Debe pues este solamente
señalar los golpes mas fuertes y dejar que la imaginación de los lectores
ro de la rociada guarida del gamo retozón; no encorva su acabe la figura por si misma.
arco al viento, ni despide al aire la plumada flecha.

Estudios históricos sobre la Alemania.


CONSIDERACIONES HISTÓRICAS.

XY.

Echemos ahora una rápida ojeada á la Europa política de Yenecia el dux era considerado como una persona priva-
mediados del siglo xvii, es decir, unos doscientos años da , quedando reducido todo su rango y tratamiento al de
atrás. simple duque soberano ; pero por lo que hace á las relacio-
nes esteriores, el dux representaba á su nación, y tenia su
Veremos en primer lugar descollar seis potencias de pri-
asiento entre los reyes. Digno de atención es, que entre
mer orden , que son : La Santa Sede, el Sacro Imperio , la
las potencias de primer orden no había república alguna ,
Francia , la Gran Bretaña, reservando para después nom-
pero sí dos monarquías electivas, Roma y el Imperio, y
brar á las otras dos. Siguen á estas ocho potencias de se-
que en los estados de tercero y cuarto orden, no habia nin-
gundo orden: Yenecia, los Cantones suizos, las Provincias-
guna monarquía , pero si cinco repúblicas: á saber, Malta,
Unidas , la Dinamarca, la Suecia, la Hungría , la Polonia
Genova , Luca, Ragusa y Ginebra.
y la Moscovia. Luego cinco potencias de tercer orden : Lo-
rena, Saboya , Toscana , Genova y Malta. Y finalmente Las cinco monarquías electivas eran todas moderadas, el
seis estados de cuarto orden , que son ürbino , Mantua, Papa por el sacro colegio y los concilios; el emperador por
Módena , Luca, Ragusa y Ginebra. los electores y las dietas; el rey de Dinamarca por los cinco
Si descomponemos ahora este conjunto ó grupo compues- órdenes del reino, el de Hungría por el Palatinado, que
to de los veinte y cinco estados que acabamos de citar , y juzgaba al rey cuando el pueblo le acusaba: el rey de Po-
lo constituimos de nuevo según la forma política de cada lonia por los Palatinos , los grandes señores feudales ó ju-
uno tendremos: cinco monarquías electivas; la Santa Sede, risdiccionales , y los nuncios ó diputados á las dietas. En
el Sacro Imperio, los reinos de Dinamarca , de Hungría y efecto, quien dice elección dice condición.
de Polonia: doce monarquías hereditarias; el Imperio Turco, Las doce monarquías hereditarias , asi grandes como pe-
los reíDog de España, Francia, Inglaterra y Suecia; los queñas , eran absolutas, á escepcion del rey de la Gran-
grandes ducados de Moscovia y de Toscana; los ducados de Bretaña , limitado por las dos cámaras del Parlamento, y
Lorena, de Saboya, de Urbino , de Mantua y de Módena; del rey de Suecia, cuyo trono habia sido electivo hasta
siete repúblicas; las Provincias-Unidas, los trece Cantones, Gustavo Wassa , y que era moderado por sus doce conseje-
Yenecia , Genova , Luca , Ragusa, Ginebra; y por fin, ros , por los vizcondes territoriales, y por los ciudadanos
Malta , especie de república á la vez eclesiástica y militar, de Stockholmo , pueblo verdaderamente soberano. Podría
teniendo á un caballero por príncipe y por obispo , un con- aun agregarse el rey de Francia á estos dos príncipes, pues
vento por cuartel, la mar por campo, una isla por asilo , tenia que contar bien que muy pocas veces, con los esta-
una galera por escuadra , la cristiandad por patria, el cris- dos generales, y mas frecuentemente con los ocho grandes
tianismo por cliente, la guerra por medio, y la civilización parlamentos del reino. Por lo que hace á los dos pequeños
por objeto. Prescindimos aquí de aquellos estados ó repú- parlamentos de Metz y de la Baja Navarra, apenas se per-
blicas infinitamente pequeños por no decir nulos, del mun- mitian manifestación alguna ; mas si asi lo hicieran muy
do político: á esto debe atribuirse el que no hayamos con- poco mérito hubiese dado el monarca á la oposición de ta-
tinuado en la lista de las repúblicas la de Andorra y la de les cuerpos.
San Marino , porque preciso es decirlo, la historia, no es De las ocho repúblicas , cuatro eran aristocráticas Yene-
un microscopio. cia, Genova, Ragusa y Malta; tres entre aristocráticas y de-
Acabamos de ver que los dos grandes tronos electivos se mocráticas : las Provincias-Unidas, Ginebra y Luca ; una
llamaban santos: La Santa-Sede y el Sacro Imperio. La pri- sola era mas bien democrática , la Suiza. Y aun se tenia
mera de las repúblicas era un estado de segundo orden: en allí en mucho á la nobleza, y nada lo prueba mas sino que
3i 414 iC
en varias ciudades para ser magistrado era preciso probar á los veinte y cinco estados que constituian el grupo europeo,
lo menos cuatro cuarteles. Malta era regida por un gran ya el poder social iba descendiendo por grados desde la mas
maestre nombrado por vida, asistido al efecto por ocho bai- elevada cumbre de las naciones á su base, tomando y prac-
lios conventuales, condecorados con la gran cruz, con se- ticando todas las formas que la teoría puede darle; entera-
senta escudos de sueldo , y aconsejado por los prelados de mente monárquico en diez estados, era también moderado
las veinte Provincias. Venecia tenia su dux vitalicio , toda en otros siete ; aristocrático en cuatro , popular en tres, y
la república sobrevigilaba al dux , el gran consejo á Ja re- completamente popular en uno.
pública , el senado al gran consejo, el consejo de los diez al Es digno de atención como en este gran grupo de pueblos
senado , los tres inquisidores al consejo de estado de los resalta la transición de los estados monárquicos á los esta-
diez, y la boca del león de bronce denunciaba en caso ne- dos populares. Únicamente la Polonia que era una especie
cesario á los inquisidores de estado. En el rostro de todo de estado medio , participaba á la vez de monarquía por la
magistrado veneciano resallaba la lívida palidez que carac- corona que cenia su jefe, y de república por las preroga-
teriza á un espia recíprocamente acechado. El manejo del tivas de sus ciudadanos. Debe particularmente notarse en
dux de Genova duraba dos años; su poder estaba equilibra- este arreglo ó coordinación de todo un mundo, que por
do por veinte y ocho familias procedentes de sus linajes ó una misteriosa ley de equilibrio, las monarquías poderosas
razas, por el consejo de los cuatrocientos , por el consejo protegían á las repúblicas débiles, y conservaban por de-
de los ciento, por ios ocho gobernadores, el podestá es- cirlo así con cuidado aquellos modelos de la popularidad
trangero , los síndicos soberanos, los cónsules de la Rota, contemporánea, bosquejos si se quiere de la futura demo-
el consejo de San Jorge . y el de los cuarenta y cuatro, ó cracia, y larvas informes de la libertad. Asi se evidencia
cuatro-cuatro (1). Terminado el período de los dos años se como la providencia vela por la conservación y desarrollo
le iba á buscar en el palacio ducal desde donde le restituian de las semillas que algún día deben convertirse en frondo-
á su casa diciéndole: Yosíra serenita ha finito suo tempo; sos y corpulentos árboles. El gran duque de Toscana, veci-
Vostra escellenza sene vade á casa. Ragusa , que calificarse no de Genova, hubiera deseado vivamente apropiarse la
puede de pequeña Venecia , especie de achacosa escrecen- Córcega; y como Luca estuviese en su territorio, tenia
cia de la vieja Albania, y colocada en lo alto de una roca también á esta mísera república puede decirse sujeta á los
del Adriático, semejando antes que ciudad de caballeros, caprichos de su voluntad; pero ahí estaba el rey de España
un nido de piratas, tenia por príncipe ó señor, un rector que le impedia tocar á Genova, y el Emperador de Ale-
nombrado á la vez de tres maneras; por escrutinio, por mania á Luca. Ragusa se hallaba situada entre dos formi-
aclamación y por suerte. Este remedo de dux, reinaba dables vecinos, que eran Venecia al occidente, y Constan-
durante un mes , tenia por tutores y sobrevigilanteg duran- tinopla al oriente. Amenazados pues losragusanosá derecha
te su efímero mando, al gran consejo, compuesto de todos é izquierda, resolvieron impetrar la protección del Gran
los nobles, los sesenta pregadí, los once del pequeño con- Señor, ofreciéndole al efecto, catorce mil cequíes al año,
sejo, los cinco proveedores, los seis cónsules, los cinco jue- proposición que les fué admitida , y desde entonces fueron
ces , los tres oficiales de la lana , el colegio de los treinta, protegidas sus franquicias por la Sublime Puerta. No deja
los dos camarlengos, los tres tesoreros, los seis capitanes de de ser un hecho sumamente notable ver á una ciudad com-
noche, los tres cancilleres y los condes del esterior, y ter- prando su libertad al Sultán , sin embargo lo fueron todavía
minado su gobierno no recibía en pago mas que cinco du- mas los resultados á que esto dio margen. De vez en cuan-
cados. Las siete Provincias-Unidas se administraban por un do renovaba Venecia sus amenazas á la ciudad libre, pero
statuter que se llamaba Orange ó Nassau, alguna vez por he aquí al Sultán que de improviso salía al paso diciendo
dos, y además por sus estados generales que los formaban basta, y la grande república que pretendía devorar á la pe-
los nobles, los ciudadanos electos, los paisanos de Omelan- queña hallaba interpuesto á un déspota que se lo impedía.
dia, y de donde la Holanda y la Frisia escluian al clero, y ¡Sorprendente escena! Un lobillo amenazado por un lobo
Utrecbt lo admitía. Luca, que era gobernada á la vez por defendido por un tigre.
los diez y ocho ciudadanos del consejo de conferencia , los
Componíase el sacro Imperio, que formaba el corazón de
ciento sesenta del gran consejo, y el comendador del seño-
la Europa, á semejanza de esta. En la época á que nos re-
río asistido de los tres terceros de San Salvador, de San
ferimos , constituian lo que se llamaba el Imperio alemán,
Paulino, y San Martin , tenia por jefe supremo á un gon-
noventa y ocho estados que se agrupaban en torno del trono
falonero nombrado por suerte. Los veinte y cinco mil habi-
imperial, y en los cuales se manifestaban todos los estados
tantes formaban una especie de guardia nacional que de-
políticos que en escala mas vasta se reproducían en el resto
fendía y pacificaba la ciudad: la defensa del territorio estaba
de Europa: había allí soberanías hereditarias al frente de
encomendada á una compañía de cien soldados estrangeros.
las que debemos colocar el archiducado de Austria, y el
Todo elgobierno de Ginebra lo constituían veinte y cinco
reino de Bohemia ; las soberanías electivas y vitalicias, en-
senadores. La dieta general que se reunía en Berna, era la
tre las cuales distinguiremos á los tres electorados eclesiásti-
autoridad suprema de donde dependían los trece cantones,
cos del Rhin que ocupaban el primer lugar; y en fin había
cada uno de los cuales era particularmente regida por su
también el número harto considerable de setenta ciudades
landaman 6 patrono.
libres, esto es repúblicas. El emperador á pesar de su alto
Conforme se podrá haber ya notado estas repúblicas dife- rango, no podía contar entonces^ino con siete millones, bien
rian bajo muchos aspectos entre sí: en Malta el pueblo de- que por otra parte era mucho mas rico mediante su carácter
bía considerarse puramente nominal; en Venecia no se con- de rey de Bohemia y archiduque de Austria. Sacaba cinco
taba con éJ para nada, en Genova tenia algún iañajo; podía millones de renta de ]a Alsacía , de Suab/a y de Jos pueblos
hablar con libertad en Holanda, y era señor en Suiza. Es- grisones, donde la casa de Austria, tenia bajo su inmediata
tas dos últimas repúblicas debe tenerse presente que eran jurisdicción, catorce encomiendas. Así pues, aun cuando el
federaciones. Asi pues, desde el principio del siglo xvn en jefe del cuerpo germánico tuviese en apariencia escasa renta,
en cambio el imperio de Alemania del siglo xvn era in-
(1) Se Uaina asi este consejo por baber si4o iustituido en el aüo UU- menso. Tenia pgr Jíiflite ail Báltico en la parte septentrional,
Qqmpooi^H de oc&o consejeros.
M 41S X
al ocaso al Océano, y el Adriático al mediodía. Tocaba al muy fuerte , construida antes que Troyes, y en la que no
imperio Otomano desde Knin á Szolmock, á la Hungría en se podia entrar sino por medio de puentes. Tenia sesenta y
Bozormeny, la Polonia desde Munkaez á Lanenburgo, la cinco ciudades, quinientos mil escudos de renta y la mejor
Dinamarca en Rendburg, la Holanda en Groningue, Flan- caballería de Italia; pero á semejanza del marqués de
des en Aix-la-Chapelle , la Suiza en Constanza, la Lom- Monserrate , sentía la superioridad del duque de Saboya.
bardía y Venecia en Roveredo^y llegaba porJa Alsacia hasta El duque de Módena estaba al este ; tenia á Módena y á
la Francia de nuestros días. Regio, pero como duque pretendiente de Ferrara sentía
Por su parte la Italia no erádmenos digna de admiración el poder del papa. El duque de Urbino estaba en Mon-
que el Sacro Imperio. Al examinar siglo por siglo estas gran- tefeltro , y sus dominios se estendian sobre sesenta millas
des formaciones históricas de los pueblos y estados , se des- en longitud, y treinta y cinco en latitud ; comprendía
cubren á menudo mil y mil soldaduras á cual mas delicada un poco de la Umbría, y otro poco de la Marca de An-
é ingeniosa , cinceladuras que parecen hechas por mano cona ; tenia siete ciudades, trescientos castillos y mil dos-
de! Todopoderoso , concluyéndose por último admirando cientos aguerridos veteranos; pero como vecino de An-
un continente conforme se baria con una pieza de platería. cona, sentía igualmente el poder del Papa, al cual estaba
Menos vasta y no tan poderosa como la Alemania, la obligado á pagar la suma de dos mil dos cientos y cuarenta
Italia , gracias á su cielo , gozaba de mas animación y mo- escudos anuales.
vimiento , y en apariencia de mas vida, estaba de tai modo En el centro mismo de lá Italia, y en un estado de forma
entretegido el encadenamiento de sus intereses, que parecía irregular que divide á la península en dos partes como una
imposible que pudiera romperse nunca. Esta reciprocidad banda , residía el Papa, de cuyo poder como príncipe tem-
mutua originaba un admirable y perpetuo equilibrio, una poral tendremos ocasión de hablar mas adelante. Bástanos
continua intriga de todos y de cada uno, contra todos; por ahora saber que como á vicario de Jesucristo tenia las
movimiento de hombres é ideas que circulaba como la vida llaves del cielo en su diestra, y las de la Italia inferior esto
en todas las venas de la risueña Italia. El duque de Saboya esGaeta, en su siniestra: independientemente del estado
era fuerte por su posición en la montaña. Además era mar- de la iglesia , era soberano y señor directo de los reinos de
qués de Susa, de CleveS y de Saluces, conde de Niza , y de Ñapóles y de Sicilia, de los ducados de Urbino y de Parma;
Maurienne , y tenia hasta un millón de oro de renta. Era y como el mismo Enrique VIII, había recibido homenage
aliado de los suizos que deseaban de todo corazón un veci- de los reyes bretones por la Inglaterra y la Irlanda , y era
no tranquilo por fronterizo; lo era igualmente de la Fran- tanto mas señor en Italia por cuanto pertenecían á un rey
cia , que á la vez necesitaba de este príncipe para estar en ausente el reino de Ñapóles y el ducado de Milán. En cuanto
contacto con los demás príncipes de Italia, cuya amistad á su grandeza moral no tenía límites. Respetado de cerca ,
babia comprado con el marquesado de Saluces. Era también venerado de lejos, conferia sin perjuicio propio, dignidades
aliado de la Casa de Austria, á la que podia facilitar ó ne- iguales á los cetros y coronaba á sus cardenales con este
gar el paso de sus tropas en el caso que esta potencia hu- exámetro grandioso. Igualaría los principes, y se equiparan ú
biese querido hacer marchar sus ejércitos desde el Milane- los reyes; podía además gratificar sin pérdida, recompensar
sado á los Paises-Bajos, que no eslán del todo quietos, y les sin gasto , y castigar sin necesidad de acudir á las armas;
duele la cabeza, según decía Mazarin; y en fin estaba aliado regulaba á las princesas de la cristiandad con la rosa de oro
con los príncipes de Alemania, por medio de la casa de que le proporcionaba doscientos treinta escudos , y á todoS
Sajonia , de la cual él descendía. De este modo almenado los príncipes con la espada de oro, que le valía doscientos
con aquella cuádruple alianza, parecía casi inespugnable; cuarenta, y para hacer prosternar á sus pies á los empera-
mas como tuviese tres pretensiones, la primera sobre Gine- dores de Alemania, que podían disponer de doscientos mi'
bra en contra de la república; la otra sobre Monserrate hombres, que en la actualidad equivaldrían á un millón de
contra el duque de Mantua, y la última sobre la Acaya soldados , tan solo le bastaba presentar los bonetes y pe-
contra la Sublime -Puerta, era esto causa mas que suficiente, nachos de su guarda suiza que le costaba doscientos escudos
para que de vez en cuando se apoderase de su cabeza el anuales.
vértigo de la política, ya incitándole á avanzar, ya hacién-
dole retroceder. Hacía el norte de Europa vejetaban en la penumbra so-
lar dos monarquías en la apariencia muy lejanas para que
El gran duque de Toscana tenia un pais, llamado Estado pudieran agitar ó conmover el centro. No obstante en el
de Hierro, una frontera de fortalezas y otra de montañas, siglo XVI, y á petición de Enrique II, Cristian I I , rey de
mil y quinientos escudos de renta , diez millones en metá- Dinamarca, pudo enviar á Escocia diez mil soldados y cien
lico, y dos ricas joyas; quinientos caballos, treinta y ocho navios. La Suecia contaba treinta y dos banderas de sete-
mil infantes, doce galeras, cinco galeazas y dos galeones; cientos infantes cada una, trece compañías ordinarias de
su arsenal en Pisa, su puerto militar en la isla de Elba y su caballería , cincuenta velas en tiempo de paz y setenta en
horno de galleta en Liorna. Estaba unido á la casa de Aus- el de guerra, é ingresaban en el tesoro real siete toneles de
tria por matrimonio, y al duque de Mantua por parentesco, oro al año, ó sean unos cien mil thalers de plata. La Sue-
malquistábale empero la Córcega con Genova; y alarmaba cia puede decirse que no brilló hasta que el genio de Car-
á veces su poder la cuestión de límites con el duque de Ur- los XII avivó la energía que yacía apagada entre sus habi-
bino, inferior á él, y la envidia con el duque de Saboya tantes.
mas poderoso que él. El defecto de sus montañas consistía En aquella época la Francia militar descollaba ya signifi-
en estar abiertas del lado de los Estados del Papa; el de cativamente entre las potencias europeas, pero la Francia
sus fortalezas, por serle únicamente de guerra civil, mas literaria tartamudeaba aun. La Inglaterra por otra parte,
bien construidas en contra del pueblo que en guarda del no era considerada por las naciones del continente, sino
estrangero, y el defecto de su autoridad, el de haberse de como una isla considerable ocupada por un principio confuso
ejercer sobre tres antiguas repúblicas, Florencia, Siena y de turbaciones interiores.
Pisa , fundidas y reducidas en una sola monarquía. El du- La Suiza ofrece un borrón á la vista del historiador y es-
que de Mantua poseía á Gonzaga; también Mántu» ciudad to porque vendía sus ejércitos al primero que se Jos pedia.
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El que escribe estas líneas visitando hace algunos añoi el preciosas, tomando él de eitas las que mas bien placen á su
arsenal de Lucerna, en donde entre otras cosas admiró las voluntad.
hermosas vidrieras del siglo xvi, que el senado de dicho Si los príncipes europeos se dignaban enviarle de vez en
lugar permitió , según dicen , que las comprase un rentista cuando alguna embajada, era mas bien casi irónica, esto es,
estrangero por cuatro mil reales cada una ; llegó al fin á por curiosidad que por atención. El rey de Francia titubea-
un salón donde el guia le mostró dos cosas; un vestido ba en darle el título de Alteza , y esto acontecía al mismo
grosero de montañés sobre una pica, y un lujoso casacon tiempo que el emperador de Alemania tan solo se dignaba
rojo galoneado de oro sobre una alabarda. El vestido gro- distinguir al rey de Polonia con el título de Serenísima, y en
sero era el trage de los paisanos de Sempach; la casaca que el marqués de Brandemburgo consideraba honrosísimo
galoneada, el uniforme de la guardia Suiza del emperador ser archi-chambelan del imperio. Felipe Pernisten , envia-
de Alemania. Paróse el viajero ante aquella elocuente y do por el emperador de Alemania ó Moscovia , volvió de
triste antítesis: aquel harapo popular, aquel despojo impe- allí Heno de asombro, considerando la prodigiosa riqueza
rial ; se dijo para sí, aquel sayal de pastor, aquella librea de la corona de Knez , que según él decia, escedia en va-
de lacayo , era toda la gloria y toda la vergüenza de un lor á las cuatro coronas reunidas del papa, del rey de Fran-
pueblo, suspendidas de dos clavos. Algunos viajeros es- cia , del rey Católico y del Emperador. Su manto estaba
trangeros que á la sazón recorrían también aquel arsenal, sembrado de diamantes, rubíes, esmeraldas y otras piedras
soltaron esta esclamacion al pasar cerca del autor de estos preciosas de un grandor estremado. Persisten , además de
artículos. ¿Qué significa esta alabarda al lado de esta pica? estas relaciones, trajo en presente al emperador de Alema-
Representa toda la historia de la Suiza, les contestó sin ti- nia , ocho cuarentenas de zoieles, y de pieles de zibelinas,
tubear (1). las cuales fueron estimadas en Venecia en doscientas libras
El bosquejo que del espíritu de la Europa de aquella cada una. Observó sin embargo el embajador que los cir-
época pudiéramos hacer aquí,: no seria completo si no nos casianos de las cinco montañas , eran unos huéspedes muy
figurásemos hacia el norte, allá en el crepúsculo de un in- incómodos para aquel gran príncipe, cuya infantería, la
vierno eterno, una estraña figura situada un poco mas allá estimó en veinte mil hombres. Sea lo que fuere de estas re-
del Don , sobre la frontera de Asia. Este fantasma que ocu- laciones orientales, lo cierto es que sirvieron de distracción
paba las imaginaciones del siglo xvii, cual si fuese un ge- por largo tiempo á la Europa ocupada entonces en tan gran-
nio que participase de la divinidad á semejanza de los de des luchas , así como desde entonces el choque de las espa-
las Mil y una Noches, se llamaba el gran Kan de Mosco- das moscovitas esgrimidas con el príncipe de los tártaros, ha
via. Este personage mas bien asiático que europeo, mas halagado constantemente los oídos de la vieja Europa.
fabuloso que real reinaba sobre un vasto pais periódicamen- Por lo visto, las ideas que de su poder y fuerzas se tenían
te despoblado por las incursiones de los tártaros. El rey de eran del todo inciertas. Por lo que hace á su persona mas
Polonia tenia la Rusia negra, es decir , la tierra , aquel la lejos que el rey de Polonia , todavía mas que el de Hungría,
Rusia blanca, ó sea la nieve. En los salones de las cortes se magostad de cabeza rapada y largos bigotes, mas lejos que
referían los mas estraños cuentos acerca del poder de aquel el gran duque de Lituanía , príncipe demasiado salvage para
monarca , preguntándose entre otras cosas si podia darse verse , vestido de un ropón forrado de pieles y cubierta la
crédito á la especie de que el Gran Knez ó Khan podía poner cabeza con un gorro de pelo, se le percibía con bas-
en campaña hasta trescientos mil caballos. Parecía algo qui- tante exactitud, sentado é inmóvil sobre una especie de
mérico el asunto recordando los que lo calificaban de impo- púlpito-trono , entre la imagen de Jesús y la imagen de la
sible que el rey de Polonia Estévan habia entrado victorio- Virgen, con báculo y mitra, llenas las manos de anillos,
samente en Moscovia habiéndola conquistado tan solo con adornado de un manto blanco á semejanza del que lleva el
sesenta mil hombres, y que en 1556 , el emperador de los papa, y rodeado de hombres cubiertos de oro de la cabeza
mogoles habia ido á Moscovia con ochenta mil caballos, y á los pies. Cuando los embajadores europeos eran admitidos
la había incendiado. El Knez posee riquezas inmensas, es- en su presencia, variaba de mitra todos los días para des-
cribía un historiador , y es además señor y dueño absoluto lumhrarlas con su inmenso poderío.
de todas las cosas. Sus subditos cazan animales de pieles Mas allá de Moscou y del gran Knez á mucha mayor dis-
tancia y mas escasa luz, entreveíase un pais inmenso , en
(]) La censura general de la blstoria admite siempre algunas restricciones
Individuales; preciso es limitar la severidad para ser justos y verdaderos. cuyo centro y en la sombra, brillaba el lago de Canielú,
Nadie puede negar, apesar de todas las razones de economía política debi- lleno de perlas y piedras preciosas, y en donde hormiguea-
das á un escódente de población que con mayor bonra bubicse podido apelar
¿ la emigración y á las colonias, nadie puede negar, decimos, que todas esas ban cambiando entre sí monedas de corteza de árbol y con-
ventas de armas bechas por un pueblo libre á todos los despotismos que ban chas marinas, mugeres acicaladas, vestidas como la tierra
tenido necesidad de soldados, ba sido un becbo inmoral y vergonzoso. Seme- sin cultivar de negro durante el estío y de blanco durante el
jante proceder, debemos repetirlo, equivalía en transformar unos ciudadanos
en condoííierí, unos bombres libres, en lam-knechl, el uniforme en librea. invierno, y hombres vestidos dé pieles humanas, proceden-
Desgraciadamente es harto cierto que en el siglo ivii lo mismo que en el si- tes de sus desollados enemigos. En lo mas recóndito de este
glo xvm, el trAje militar de los suizos capitulados tenia aquel aspecto. Tris- pueblo que profesaba con ferocidad una religión compuesta
te es también que la palabra suizo, que recuerda una idea de independencia,
pueda también dispertar una idea de domesticidad, y sino abi están todavía á la vez de los dogmas de Mahoma, Jesucristo y Júpiter,
los suizos de algunos palacios y los suiios de algunas catedrales. Mas serla en la ciudad mostruosa en fin de Cámbalas , habitada por
una iniquidad bacer estenslva esa reprobación debida á un hecho de nación,
considerado en general, á todos los individuos , muchas veces honrosos y cinco mil astrólogos, y custodiada por una innumerable ca-
puros, que han participado de este hecho d han sido instrumentos de él. ballería , se entreveía en medio de los truenos f de las tem-
Apresurémonos á decirlo, bajo esa librea reprobada ha habido algunos hé- pestades al gran Khan de Tartaria, sentado con las piernas
roes ; los suizos, aun después de haber capitulado, se han mostrado muchas
veces sublimes, porque después de haber vendido sus servicios que podían cruzadas sobre un tapiz circular de fieltro negro, y que por
comprarse, han dado su adhesión que no podia pagarse. Haciendo abstrac- intervalos repetía con ceño aterrador estas tremendas pala-
ción del triste origen de los concordatos militares y bajo cierto punto de vis-
ta histórico que estamos lejos de repudiar, los suizos, por ejemplo, estu-
bras que estaban grabadas en su escudo: Dios en el cieb , el
vieron admirables en las Tullerfas. Hermoso es, quizá, que la nación que gran Khan sobre la tierra,
dló la primera en Europa su sangre por la libertad naciente, fuese la última
que la derramara por el trono moribundo y bajo este aspecto , el 10 de agos- > Los ociosos europeos referían cosas maravillosas tanto del
to de 1793, no es indigno dei 11 de noviembre de 1807, Khan como del Knez. El imperio del Khan, decían con
M 4t7 fe
toda iasencillez del mundo, fué fundado por el mariscal fií^que es aun al que tienden hoy las geBeraciones, esto es,
Canquiste, al cual nosotros llamamos hoy dia Gen-gis- á la mejora general del todo por todos , simbolizada en la
kban. Era tal la autoridad que este príncipe ejercía, que misma civilización. Y preciso es que insistamos sobre este
habiendo en cierta ocasión ordenado á siete príncipes que punto; la Europa de aquellos tiempos es precisamente la
matasen á sus hijos, fué obedecido sin la menor réplica. Sus misma que nosotros hemos alcanzado, esto es, un inmenso
sucesores se consideraban tan poderosos como-su abuelo, y taller donde en común se procede á la realización de esta
el nombre del Khan reinante se veia escrito con letras de grande obra.
oro en los frontispicios de los templos , siendo el último de Tan solo dos intereses opuestos y separados, con un fin
los títulos de este elevado príncipe el de Amigo de Dios. egoísta sobre todo el primero, de la actividad universal, es-
Partía coa el gran Knez el cetro de los aduares. Habién- piaban de continuo con el objeto de no perder ocasión opor-
dole anunciado un dia los astrólogos que la gran ciudad de tuna , el vasto taller europeo, procediendo el uno por la
Cambalusa debia insurreccionarse, Cublai-khan hizo edifi- invasión ó violencia, y el otro por la conquista de la espada
car inmediatamente otra á su lado , y á la que denominó ó de la pluma; ruidoso á la par que altanero el uno en su
Taidu. Hé aquí una pequeña idea del poder inmenso del marcha , salvando de vez en cuando las barreras y abriendo
gran khan. brecha en la muralla; diestro, sagaz y político el otro, des-
Durante el siglo xvu , es decir, apenas hace doscientos lizándose por toda puerta entreabierta, ganando ambos ter-
años, habia fuera de los límites de la Europa, hacia el Norte reno de continuo, esparcían mutuamente el espanto, y
y el Oriente, una serie fantástica de príncipes fabulosos y amenazaban entonces dominar la Europa. Enemigos por
casi increíbles, colocados de trecho en trecho entre las otra parte estos dos intereses , se personificaban en dos im-
sombras; especie de. espejo fascinador, imande poetas y perios que á su vez eran dos colosos.
aventureros, que desde el siglo siii habia hecho soñar al El primero de ellos que tenia su posición en un lado del
Dante y partir á Marco-Polo. Acontecía que cuando se iba en continente al fondo del Mediterráneo , representaba el es-
demanda de estos príncipes, parecían rodearse de tinieblas; píritu guerrero de violencia y de conquista , esto es el tipo
pero buscando con ahinco su imperio, solia darse ya con de la barbarie. El segundo , situado en la parte opuesta y
un mundo desconocido como sucediera á Colon, ya con una en el labio á¿\ mismo mar , representaba el espíritu de co-
epopeya como á Camoens. Hacia la frontera septentrional mercio, de logro y de adelanto; esto es, el engrandecimiento
de Europa, la primera de estas figuras estraordinarias , la propio. Veíanse pues, uno en frente de otro á esos dos sobe-
mas cercana y mas visible , era la del gran duque de Li- ranos poderosos. El primero de estos dos colosos tenia fijan-
tuania; la segunda que aun permitía distinguirse, era el gran do su asiento sólidamente en el África y en Asia. En África
Knez de Moscovia , la tercera, ya confusa, era el gran Khan poseía á Argel, Túnez, Trípoli de Berbería y el Egipto
de Tartaria , y mas allá de estas tres visiones, habia el gran entero desde Alejandría hasta Syena , esto es, todo el li-
Scherife sentado en un trono de plata, el gran Sophi en un toral desde el peñón de Velez hasta el istmo de Suez; desde
trono de oro, el gran Zamorin en un trono de latón, el gran allí se introducía en la Arabia Troglodita, desde Suez sobre
Mogol rodeado de elefantes y de cañones de bronce, con su el mar Rojo hasta Suakem.
cetro estendido sobre el ámbito de cuarenta y siete grandes De las cinco mesas en que Tolorneo dividió el Asia , po-
reinos; el gran Lama, el gran Cathay, el gran Dair, y á seía tres de ellas, que eran la primera, la cuarta y la
partir de allí mas retirados, mas y mas desconocidos, mas y quinta. Poseer la primera era lo mismo que tener el Ponto,
mas estraños, mas y mas enormes, iban á perderse los unos la Bithinia , la Frigia, la Siria , la Paflagonia , la Galacia ,
detrás de los otros en las nieblas profundas del Asia. la Pamfilia, la Capadocía , la Armenia menor , la Carama-
Esceptuando algunos detalles que daremos oportunamen- nia ; esto es, todo el trapecio de Tolorneo desde Alejándrela
te , y que no desfigurarán en nada el bosquejo que hemos hasta Trebisonda. Poseer la cuarta era tener Chipre, la Si-
intentado trazar , tal era la Europa en la época que hemos ria , la Palestina, toda la costa desde Pirámide hasta Ale-
indicado. Según podrá haberse reconocido , la mano del jandría , la Arabia Desierta y la Pétrea, la Mesopotamia y
Todopoderoso, que conduce las generaciones de progreso Babilonia , que también se llamaba Bagadet. Poseer en fin
en progreso , era desde entonces visible por do quiera , y la quinta mesa era tener todo lo que va comprendido en-
este colmenar de reinos y dé naciones estaba maravillosa- tre dos líneas, de las cuales la una sube desde Trebisonda
mente construido para que las ideas pudiesen acudir libre- al Norte , hasta la Hermanassa de Tolorneo , y el Bosforo
Mente en su ayuda y preparar insensiblemepte la grande Cimeriano, llamado por los italianos Boca de S. Juan , y la
obra de la civilización. Abrazando tan solo el conjunto y no otra que, tocando la Arabia Feliz, vá desde Suez á la embo-
tomando en cuenta los obstáculos de todos conocidos, este cadura del Tigris. Además de estas tres inmensas regiones,
afán que es la verdadera obra del género humano y que poseía la grande Armenia, y todo lo que Tolomeo coloca
debe considerarse como el verdadero objeto á que tienden en ia tercera mesa del Asia hasta los confines de la Persia y
todos sus esfuerzos, jamás pudo haberse verificado con mas de la Tartaria.
ventaja de la que alcanzó en Europa desde el principio del Por tanto sus dominios asiáticos tocaban por la parte del
sigl«^4vu. Reuniéronse en esta época las luces de tantos Morte al Archipiélago , al mar de Mármara , al mar Negro
genios, que al formar un solo foco para obrar de común al Palus-Meotídes, y á la Sarmacía Asiática; á Levante, al
acuerdo, y dirigirse de mancomún á un mismo fin, no mar Caspio , al Tigris y al golfo Pérsico, llamado mar de
pudo menos de verse en ello el poderoso y secreto im- Escalif; á poniente al golfo Arábigo, ó sea el mar Rojo ; y
pulso que les impelía. Galileo, Grocio, Descartes, Gassendi, á mediodía al Océano Indico. En Europa tenia el Adriá-
Harvey, Lope de Vega, Guido, Poussin , Ribera , Van- tico , partiendo desde Knin por sobre Ragusa, el Archi-
Dyck,Rubens, Guillermo de Orange, Gustavo-Adolfo, piélago , la Propóntida, el mar Negro hasta CafTa , en Cri-
Walstein, el joven Richelieu, el joven Rembrandt, Salva- mea , que es la antigua Teodosia; la alta Hungría hasta
tor Rosa , el joven Milton , el jáven Corneille y el viejo Buda , !a Traoia , hoy dia Rorrielia ; toda li» Crci-U P..,ÍO
Shakespeare, cada rey, cada pueblo, cada hombre sin es la Tesalia , la Macedoiiia, el Epiro, la Acaya j ia Murea,
advertirlo, por el solo curso de las cosas, tendía al mismo casi toda la Iliria, la Dalmacia , la Bosnia , la Servia , la
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Dacia y la Bulgaria; la Moldavia, la Valaquia y la Trap- ras que eran el RoseUon, el Franco-Condado y Flandes.
silvanía , cuyas tres divisiones le pertenecian ; todo el curso El primero de estos colosos era la Turquía, y el segundo
del Danubio desde Watzen hasta su embocadura. Final- la España.
mente sus costas marítimas tenían una estensíon de once Estos imperios inspiraban á la Europa, el uno un pro-
mil doscientas ochenta millas de Italia, y la superficie de fundo terror, y una suma desconfianza el otro. Por parte de
sus dominios, un millón doscientas tres mil doscientas diez la Turquía, la Europa debía temer el espíritu asiático, y por
y nueve millas cuadradas. la de España dominación general.
Figurémonos este terrible gigante de nuevecientas leguas Bajo el mando de Mahometo II, el islamismo obstruyó
de anchura y mil ciento de longitud, tendido boca á bajo al formidablemente el antiguo paso del Buey, el Bosforo, y
través del viejo mundo , teniendo el talen izquierdo en el plantó con insolente ademan su cola de caballo atada á una
África, la rodilla derecha sobre el Asia, uno de los codos pica en la ciudad que como Roma cuenta siete colínas, y
sobre la Grecia, otro sobre la Tracia, la sombra de su que había tenido iglesias cuando Roma no poseía sino teln-
testa proyectándose sobre el Adriático, el Austria, la Hun- plos.
gría y la Podolía, avanzando su monstruosa faz tan pronto Desde este año fatal (1453) la Turquía como queda ya di-
sobre Venecia , tan pronto sobre la Polonia, ó bien hacia cho, representaba en Europa la barbarie, pues todo cuanto
la Alemania, y mirando continuamente de frente á frente llegaba á tocar perdía en poco tiempo hasta la forma de la
toda á la Europa. civilización. A la ocupación de Constantioopla por los tur-
El otro coloso tenia por centro y bajo el mas bello cielo cos, se siguió la peste y los incendios, y en aquella ciudad
del universo , una península bañada al Levante por el Me- asiento por tanto tiempo de la cruz luminosa de Constanti-
diterráneo ; al Poniente por el Océano, separándola del no, se vio dominar por largos años, ó la hoguera ó el luto.
África tan solo un pequeño brazo de mar, y de la Europa uno de aquellos sucesos misteriosos donde el espíritu cree
una alta cordillera de montañas. Esta península contenia ver manifiestamente escritos los decretos de la Providencia,
diez y ocho reinos á los cuales imprimía su unidad. Este había dado como presa á aquel terrible pueblo, la metrópoli
coloso era dueño de Serpa y Tánger, cerrojos del estrecho misma de la sociabilidad humana, la patria de la inteligen-
de Gibraltar, convirtiendo á medida de su antojo al Medi- cia, la tierra predilecta de la poesía, de la filosofía y de las
terráneo tan pronto en mar como en lago. Desde esta pe- artes, la Grecia en fin. Pero casi al mismo instante y al solo
nínsula centro de su acción , esparcía sus numerosas y contacto de los turcos, la Grecia, el país de las ciencias, hija
aguerridas flotas por el vehículo de veinte y ocho grandes de Egipto y madre de Italia, se había vuelto bárbara. Im-
puertos metropolitanos, llegando hasta treinta y siete el posible nos seria determinarla lepra que habia desfigurado
número de estos en el Océano. Sus posesiones africanas aquel pueblo, é infestado á la vez su suelo, cual la causa
eran numerosas ; contaba á Velez, Melilla , Oran, Marzal- de destrucción de sus monumentos, y hasta de su idioma,
kabil, que es una de las mejores ensenadas del Mediter- tan admirablemente poético. Un gran número de consonan-
ráneo , Nazagan , y toda la costa, desde el cabo Aguirre tes feroces y de sílabas ásperas se habían apoderado de su
hasta el de Guardafú. En América una gran parte de la pe- lenguaje como las espinas y las malezas que vejetan entre las
nínsula Septentrional; la costa de la Florida, Tejas, las ruinas, y habían sustituido á las dulces modulaciones de
Californias, Méjico, Guatemala, el Perú, Chile, el Para- aquel idioma, sin duda el mas bien cantado en la lira de los
guay , el Brasil, y toda la península meridional hasta la poetas. El griego pasando por la boca de los turcos, se con-
Patagonia. En Asía, á Ormuz, Díu, Goa, Malaca, que son virtió en un diforme dialecto.
las cuatro plazas mas fuertes de la costa; Daman, Bazín , Los vocablos turcos que no eran mas que una escoria de
Zanáa, Ciaul, el puerto de Colomban; los reinos de Cama- todos los idiomas del Asia, empañaron para siempre y pre-
no¥, de Cochin y de Colam , con sus fortalezas , y escep- cipitaron en la confusión una lengua tan sonora, tan pura,
tuando Calícut toda la costa del Océano índico desde Daman tan espléndida, lengua de cristal, de donde habia brotado
á Melipur. una poesía de diamante; los nombres de las ciudades griegas
El número de islas que tenía esparcidas tanto en sus ma- quedaron afeados y casi ininteligibles; á los distritos vecinos
res como en los restantes del globo, era prodigioso: contaba sobre los cuales Hellé brillaba hacia tanto tiempo, les cupo
las tres Baleares, las doce Canarias, las Azores, Puerto San- la misma suerte.
to, Madera, las siete islas del Cabo-Verde, Santo Tomás , la Argos se convirtió en Filoquía, Délos en Dili, Didimo-
isla de Dios, Mozambique, la grande isla de Baaren , la de Tychos, en Dimótuc, Tzorolus en Techourli, ZephiriuA
Manar , la de Ceilan; cuarenta de las Filipinas, la mayor en Zafra, Sagalesus en Sadjaklu, Nysa en Nous-Shehr,
de las cuales Luzon, tiene doscientas leguas de largo • Morysus en Moucíou, Cybistra en Busteréh, el rio Achelous
Puerto-Bico, Cuba, Santo Domingo, las cuatrocientas islas en Aspro-Potamos, y el rio Poreto en Pruth. ¿No inspira en
Lucayas, y las islas del mar del Norte cuyo número era verdad un sentimiento doloroso al ver no tan solo aquella
desconocido. degradación y parodia, sino también al reconocer en Stan-ko
Equivalía esto á ser dueño de los mares de casi toda la á Cos, patria de los célebres Apeles é Hipócrates; en Fion-
América, y en África y. Asía, de todo aquello que el otro da á Faselís, donde Alejandro se viera en la precisión de
coloso no poseía, salvas algunas escepciones. En Europa á poner un pié en el mar á causa de la estrechez del paso de
mas de su vasta península, centro de su poder y de su ce- Climax; en Hesen-now, á Novus, donde Mithrídates tenía
tro , poseía la Cerdeña y la Sicilia, que ocupan un rango sus tesoros; en Skipsilar á Scapta-Hyla, donde Tocidides te-
demasiado elevado, para confundiflas entre las demás islas nia minas de oro y escribía su historia; en Temeswar, á
que baña el Mediterráneo. Ocupaba la Italia por ambas es- Tomi donde, fué desterrado Ovidio, en Kokso, á Coutousos,
tremídades; por el reino de Ñapóles y por el ducado de lugar del destierro de San Crisóstomo; en Giusstendil á Jus-
Milán , que también poseía. Por lo que hace á la Francia , tiniana, cuna del gran Justiniano; en Salentí, Trajanópo-
oprimíala acaso mas de lo que á esta le era dable sopor- lís, tumba de Trajano! El Olimpo, la Oáa , el Pelíon y el
tar, siendo como un férreo brazo que la circuía la garganta Pindó se conocieron desde entonces bajo el nombre de bey-
las tres provincias que ocupaba en sus mismas fronte- lick de Janína ; y un bajá arrebozado en una piel de tigre,
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franela las cejas en el mismo lugar desde el cual Júpiter te- millones de oro al rey católico. Milán era una rica presa,
nante lanzaba sus rayos. Esta irrisión amarga que se hallaba por todos codiciada, y por tanto prenda de difícil custodia.
en todas las palabras, se veia también en todas las cosas. La Era preciso ante todo sobrevigilar á Venecia, vecina celosa;
Etolia, esa antigaa república tan poderosa y pujante, quedó cubrir de tropas las fronteras de Saboya , para contener al
transformada en asiento del despotismo. Por lo que hace al duque harto inquieto y turbulento de sí, como decía Sully;
valle de Tempe, Frígida Tempe, vuelto silvestre é inaccesi- armar bien el fuerte de Fuentes para tener á raya á suizos
ble bajo el nombre de Lycostomo, lleno además de odios, y grisones; mantener y reparar las ciudades del país que lo
de zarzas é ignorancia, era mas bien morada de lobos que reclamaban, en particular Navarra, Pavía y Cremona, que
de hombres. tenia según escribía Montluc, una torre fuerte en cuanto es
Aquella imagen terrible que nos representa la barbarie dable tenerla, y que se contaba éntrelas maravillas de Eu-
hecha nación, disponiendo de escuadras y ejércitos, estaba ropa. Como la ciudad era muy bulliciosa , se hacia indis-
personificada en el sultán de los turcos, y su prepotencia pensable mantener allí constantemente una guarnición es-
era tan reconocida, que atemorizada la Europa, que apenas pañola de seiscientos hombres de armas, de mil caballos
se atrevía á mirar de lejos el ceño de aquel terrible príncipe. ligeros y de tres mil infantes, y al mismo tiempo tener en
Las riquezas del sultán ó del gran turco, conforme le lla- un estado respetable al castillo de Milán, en cuyas fortifi-
maban, eran casi fabuIosas,pues sus rentas pasaban de quince caciones se trabajaba incesantemente. Milán según se echa
millones: la sultana hermana de Selim tenia 2,500 zequíes dé ver costaba muy caro al rey católico, mas á pesar de sus
de oro de renta diaria. La caballería del gran turco aventa- crecidos gastos, el Milanesado dejaba todavía ochocientos
jaba infinitamente en número y hermosura, á la de cualquier mil escudos anuales á España. Las mas pequeñas fraccio-
otro príncipe conocido, pues que sin contar su guardia per- • nes de esta formidable monarquía , atendían á sus propíos
sonal que se conáponia de 14,000 genízaros que eran in- gastos: las islas Baleares producían anualmente quinientos
fantes, mantenía constantemente al rededor de su persona mil escudos. Todo esto, repetimos, no era mas que la renta
y bajo pié de guerra 50,000 spahis y 150,000 timariotas que ordinaria; la estraordinaria está fuera de los límites del cál-
juntos reunían 200,000 caballos. Sus galeras eran innume- culo. El solo producto de la cruzada valía la renta de un
rables, de modo que al año siguiente á la batalla de Lepan- reino; y con solo los subsidios de la iglesia , el rey mante-
te, su flota era mas numerosa que toda la marina de la cris- nía constantemente un centenar de grandes galeras en estado
tiandad reunida. Su artillería era de un calibre tal, que si de guerra. Si á esto añadimos la venta de las encomiendas,
se debe dar crédito á algunas tradiciones populares, el viento las caducidades de los estados y patrimonios, las alcabalas,
de sus cañones derribaba los mas fuertes muros. Recordá- los tercios, las confiscaciones, los dones gratuitos de los
base con asombro que en el sitio deConstantinopla, Maho- pueblos y feudatarios , podremos tener una idea de cuan
meto II había hecho construir de mampostería abrazado asombrosos debían ser los tesoros que entraban en las arcas
con numerosos aros de hierro un mortero monstruoso que reales. Además, cada tres años el reino de Ñapóles daba
maniobraba sobre ruedas, y que 2,000 yuntas de bueyes dos mil doscientos escudos de oro, y en 1613, Castilla su-
apenas podia^ mover: el sultán lo había dirigido sobre la plicaba al rey que se dignase aceptar cuatro millones de oro,
ciudad sitiada, sobre la cual había vomitado por espacio de pagaderos en cuatro años.
algunos dias torrentes de betún y fragmentos de roca. Los Ahora bien , todas estas riquezas se trocaban en poder :
otros príncipes con sus arrietes y sus bombardas eran unos lo que el sultán era por la caballería, el rey de España lo
pigmeos al lado de aquellos salvajes sultanes que vaciaban era por la infantería. Se decía comunmente en Europa:
de aquel modo los volcanes sobre las ciudades sitiadas. caballería turca, infantería española. Ser grave como un gen-
El poderío del turco era de tal suerte desmesurado, que tilhombre, diligente como un guerrillero, impávido al cho-
podía á la vez hacer frente á todas partes sin ningún peli- que de los escuadrones, imperturbable en medio del fuego
gro , de suerte que mientras Solimán invadía la Europa , mortífero de la mosquetería , conocer su ventaja ó desven-
sus lugartenientes arrebataban el Diarbekir á la Persia , y taja en la guerra, dirigir cautelosamente su furor, ir en pos
Aniurat la Medía; Selim conquistó á los mamelucos el del capitán, permanecer en su puesto, no estraviarse, obe-
Egipto y la Siria; y Amurat III había esterminado á los decer ciegamente , acordarse de todo , acomodarse á todo ,
georgianos ligados con el sofí. La única comunicación que soportar con resignación el frío , el calor , el hambre , la
el sultán concedía á los reyes de la cristiandad, era la puerta sed, el trabajo , la fatiga, el dolor, la enfermedad ; comba-
de su palacio, y desde su estribo imperial les escribía las tir mientras los otros marchan , marchar cuando los otros
cartas, ó mas bien órdenes que les mandaba. En sus acce- combaten , hallar en la paciencia el origen de su virtud , y
sos de cólera, hacía quebrar á puñadas los dientes de los formar de su valor la fuente de la paciencia : hé aquí cuales
embajadores por mano del verdugo. Su aparición causaba eran las cualidades y virtudes del infante español. Fué el
espanto á los mismos turcos, y los nombres que le daban , infante castellano quien rechazó á los árabes de España,
nos ofrecen una prueba del temor que les infundía; llamá- abordó al África feroz, domó su costa, sometió la Etiopía y
banle el hijo del esclavo, y su palacio de verano era conocí- la Cafrería ; apoderóse de Malacia, tomó las islas Molucas,
do con el nombre de casa del asesino. Sus subditos los anun- conquistó las viejas Indias, y sojuzgó al Nuevo-Mundo.
ciaban á las demás naciones con glorificaciones siniestras: ¡Admirable infantería 1 en cuyo honor es preciso consig-
donde su caballo pisa, no crece la yerba , decían. nemos que no halló nunca rival ni creemos que pueda
'El rey de lasEspañasy de las Indias, poderosísimo sobera- hallarle jamás. Seguía la infantería española por orden
no católico, era mas rico por sisólo que todos los príncipes de de escelencia , la infantería volante , y esta pertenecía tam-
la cristiandad juntos: no contando sino su renta ordinaria , bién al rey de España. Su caballería , que tan solo en nú-
sacaba cada año cuatro millones de oro de la Italia, y déla mero cedía á la turca , era la mejor montada de cuantas se
Sicilia, dos de Portugal, catorce de España y treinta de las conocían en Europa; en su mayor número componíase de
Américas; las diez y siete provincias del estado de los Países- arrogantes caballos del reino , y de caballos de Flandes y
Bajos, que comprendía entonces el Artois, Cambresís y Ar- de Borgoña. Los arsenales del rey católico rebosaban en
denes, pagaban anualmente una renta ordinaria de tres municiones de guerra: solo en las tres salas de armas de
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Lisboa, había coseletes para quince mil infantes , y corazas lla. Por lo que haceá las provisionesde trigo, hierroy telas,
para diez mil dragones. El número de sus fortalezas era eran procedentes de Andalucía , Ñapóles y Vizcaya: la suma
casi desconocido y estaban estas esparcidas por todas partes; total es perdida.
diez de entre ellas , Collioure, Perpiñan y Salses al medio- Llevaba esta escuadra un ejército de veinte y cinco'mil
día; Gravelines , Dunkerque, Hesdin , Arras , Valencien- españoles, délos cuales cinco mil procedían de los regi-
nes, Philippeville y Marienbourg al norte , abrian brecha á mientos que ocupaban la Italia; seis mil de las Canarias, de
la Francia de nuestros dias. las Indias y de las guarniciones de Portugal, y los restantes
Acabamos de ver cuan poderoso era el rey de España eran reclutas : además habla doce mil italianos mandados
con sus fortalezas , sus ejércitos , su caballería é infantería; por diez coroneles: veinte y cinco mil alemanes, mil dos-
sin embargo, ninguna de estas cosas constituía su principal cientos caballos ligeros de Castilla, doscientos de la costa, y
y mas fuerte potencia: esta era su escuadra. Así como el otros tantos de la frontera, es decir, mil seiscientos caballos,
monarca católico contaba con los mejores generales de la tres mil ochocientos artilleros, y cuatrocientos gastadores;
época para mandar sus ejércitos, también militaban bajo su lo que .unido á los nueve mil marinos componían un total
bandera los mejores marinos del orbe , porque ningún pue- de setenta mil ochocientos hombres. Armamento monstruo-
blo navegante podia rivalizar en aquella época , con catala- so que hubiera aniquilado á la Inglaterra, pero que bastó
nes , vizcaínos, portugueses y genoveses. La ínclita Sevilla, una ráfaga de viento para hacerlo zozobrar.
una de las principales ciudades marítimas en aquel enton- Aquel terrible huracán que sopló en la noche del 2 de
ces, y en dond? aportaban las flotas del Nuevo-Mundo, era setiembre de 1S88, cambió la faz del mundo.
además un escogido semilb ro de marinos. Además de estas fuerzas visibles, la España tenia sus fuer-
Con el objeto de que el lector pueda apreciar con alguna zas ocultas; y si bien su superficie era vastísiina, su pro-
exactitud todo el poder que como á potencia marítima ejer- fundidad no era menos inmensa. Por do quiera y hábilmente
cía la España en el siglo xvi, hemos procurado indagar lo trazadas debajo el suelo, tenia sus galerías, sus zapas, sus
que era realmente la grande escuadra de Felipe 11 , tan fa- minas y contraminas, hilos ocultos, ramificaciones misterio-
mosa á la par que poco conocida , como acontece comun- sas y raices estensas y desconocidas. Asi es que cuando mas
mente con tantas otras cosas célebres. La historia se ocupa tarde al penetrar Richelieu en el laberinto de la política es.
de ella y se admira; pero la historia que generalmente re- trangera, comenzó á dar golpes con la azada en el antiguo
chaza los detalles, se olvida tumbien injustamente, según suelo europeo, quedaba sorprendido á cada paso que daba
nuestro modo de sentir, de las sumas. Deber nuestro era pues de continuo y cada vez que levantaba el azadón se en-
como historiadores sacar estas cifras de la oscuridad en que contraba con la España.—Lo que se vela de ella á toda luz
la historia las habla dejado abandonadas, y creemos haberlo era muy remoto, lo que la vista no podia alcanzar, pene-
alcanzado no sin gran fatiga: helas aquí; su esposicion es á traba mucho mas allá aun , pudiéndose muy bien decir que
la vez curiosa é instructiva. en los negocios del universo en aquella época, habla mas de
Deseoso el rey católico en 1588 de acabar de una vez "España en lo oculto que en lo esterior.
con los ingleses, aprestó una formidable escuadra , á fin de Tenia de su parte á los príncipes de Italia por ios matri-
castigar los frecuentes actos de piratería de aquellos isleños. monios : Austria, nube; á las repúblicas mercantes por el co-
Componíase aquella armada de veinte y cinco navios de alto mercio; al Papa por la religión, y por no sabemos qué de mas
bordo de Sevilla , de veinte y cinco de Vizcava , cincuenta católico que Roma misma; y al mundo entero por el oro del
de menores de Cataluña y Valencia, cincuenta barcas de la cual tenía la llave. Era la América el almacén y la metrópoli
costa de España , veinte chalupas de las cuatro villas de el cajero. Como casa de Austria dominaba magestuosamente
la costa de Guipúzcoa , cien gabarras de Portugal, catorce la Alemania, y la dirigía sin advertirlo. Durante los mil
galeras y otras tantas galeazas de Ñapóles, doce galeras de Si- años de su historia moderna, la Alemania ha sido poseída
cilia, veinte de España, y treinta furcas de Alemania, en todo una vez por su propio genio bajo Garlo-Magno, y otra por
trescientas sesenta velas tripuladas pornueve mil marinos. el de España bajo Carlos V. Únicamente después de la
Para consignar aproximadamente la magnitud é impor- muerte de este genio inmortal, la España pudo resolverse
tancia de aquella escuadra , se hace indispensable atender en dejar libre á la Alemania. España como es fácil conocer
á lo que era entonces una galera: una embarcación de esta tenia en sí algo de mas potente que su potencia misma • esta
clase representaba una suma considerable, de suerte que fuerza residía en su política: la potencia era el brazo y su
toda la costa septentrional de África ¡ Trípoli y Argel es- política la mano.
ceptuadas) no producía lo bastante al gran Señor , para la La Europa según se concibe, estaba mal hallada entre es-
construcción y equipo de dos galeras. tos imperios gigantescos que pesaban sobre ella como dos
La provisión de boca de esta armada correspondía á la mundos. Ceñida al Occidente por la España, y por la Tur-
magnitud y grandeza de ella , y por lo inaudito , no es me- quía al Oriente, cada día parecía estrecharse mas y mas, y
nos digna de mencionarse ; hé aquí pues su enumeración empujada lentamente la frontera europea por ambos y
exactísima: 167,000 quintales de galleta suministrdda por opuestos lados, retrocedía hacia el centro. La mitad de la
Murcia, Burgos, Campos, Sicilia, Ñapóles y las islas; Polonia y gran parte de la Hungría habían sido ya invadi-
11,000 quintales de carne salada dadas por Estremadura , das, y no sin grandes esfuerzos se habían salvado liúda y
Galicia y las Asturias ; igual cantidad de tocino entregada Varsovia de la ambición desmedida del coloso de Oriente.
por Sevilla, Honda y Vizcaya; 23,000 barriles pescado sa- El orden mediterráneo de San Juan de Jerusalen había sido
lado presentados por C^diz y el Algarbe ; 28,000 quintales trasladado bajo Carlos V, de Rodas á Malta. Genova, cuya
de queso aprestados por Mallorca , Senegallo y el Portugal ; dominación tocaba ya al Tañáis; la poderosa Genova que
14,000 quintales de arroz ofrecidos por Genova y Valencia; en otro tiempo poseyera á Chipre, Lesbos, Chio, Pera, y
23,000 botijas aceite y vinagre de á veinte y cinco libras la una sección de la Tracía, y á la cual el emperador de Oriente
botija, recolectadas en la feraz Andalucía; 26,000 fanegas habla dadoá Mitylena, iba sucesivamente perdiendo terreno
habas producto de Cartagena y Sicilia ; 26,000 barriles delante de los turcos, y se veía entonces reducida á la Cór-
de vino rninistrados por Málaga, Maxovella, Cereza y Sevi- cega.
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La Europa, sin embargo, oponía una viva resistencia á los modo que el mas justificado de entre ellos no podia man-
dos estados invasores, y para servirnos déla enérgica espre- darse hacer un hábito nuevo sin el permiso del baílío sastre ,
sion de SuUy y de Mathieu, diremos que apuraba sus fuerzas se vengaban de sus claustrales privaciones por un desenca-
contra ellos. La Francia, la Inglaterra y la Holanda resis- denamiento de valor inaudito; y mansos corderos en Malta,
tian con firmeza á la España ; el sacro imperio secundado se convertían en leones en la mar. Una galera de su orden
por la Polonia, la Hungría, Venecia, Roma y Malta, hacia que jamás escedía del número de diez y seis cañones y qui-
frente al gran turco. nientos combatientes , atacaba sin vacilar á tres galeones
El rey de Polonia era muy pobre, y lo fuera también , turcos.
aun cuando hubiese poseído uno de los tres reinos de Es- Venecia, la opulenta y atrevida, apoyada sobre siete
cocia, Cerdeña ó Navarra, cuya renta rayaba á la canti- ciudades fuertes que la pertenecían en la Lombardía y en
dad de cien mil escudos. Sí bien gozaba de unos réditos la Marca, señora de Fríul y de Istria, dueña del Adriá-
de seiscientos mil escudos anuales, la Lítuania sin embargo tico cuya guarda le costaba anualmente cinco mil ducados,
le era muy gravosa. Esceptuando algunos regimientos sui- bloqueando constantemente los Uscoques con cinco fustas,
zos ó alemanes, no mantenía infantería alguna ; pero su ca- siempre en pié de guerra, orgullosamente instalada en
ballería compuesta de cíen mí! veteranos polacos, y setenta Corfú, Zante y Cel'alonia y en todas las islas de la costa
mil lituanienses, era escelente. Esta numerosa caballería al desde Zara hasta Gérigo , manteniendo perpetuamente dis-
propio tiempo que protegía una dilatada frontera, defendía puestos á todo evento veinte y cinco mil cernides, treinta y
eficazmente contra las hordas del sultán el inmenso y temí- cinco mil lansquenetes suizos y grísones , mil quinientos
do rebaño de las naciones europeas, y esto con tanto ma- lanceros, mil caballeros ligeros lombardos, y tres mil es-
yor éxito, cuanto que estaba organizada á la turca, y quesal- tradiotas dálmatas, Venecia oponía la mas obstinada resis-
vage, feroz y violenta en su ataque, se parecía á la caballería tencia al sultán.
otomana como el perro-lobo se parece al lobo. Aun después de haber perdido Andró y Paros que tenía
La guarda del resto de la frontera de tierra desde Knin en el archipiélago, conservó Venecia á Candía, y allí de
sobre el Adriático , á Szolnock cerca del Danubio, corría á pié en actitud imponente sobre aquella escelente barrera
cargo del emperador, á cuyo objeto destinaba veinte mil natural que cerca el mar Egeo , cerrando á los turcos la
lansquenetes; armamento escaso en tiempo de guerra , y salida del archipiélago , y la entrada al Mediterráneo, opo-
fatigoso para el imperio en tiempo de paz: Venecia y Malta nía un fuerte dique á la barbarie. El servicio de mar en Ve-
cubrían el mar. necia correspondía á los nobles, y debían pertenecer rigu-
No mencionaremos á Genova sino de paso: Genova tan- rosamente á esta clase, los capitanes y sus segundos en los
tas veces humillada , resguardaba su costa con cuatro gale- buques del estado. Las galeras que la república mantenía
ras , y dejaba podrir veinte y cinco en su arsenal: se con- constantemente en activo servicio eran cincuenta , de las
ducía con mucha prudencia en lo esterior y se abrigaba bajo cuales veinte eran de alto bordo. Su admirable arsenal,
la protección de España. único en su clase , contenia doscientas galeras , los obreros
Malta tenia tres corazas : sus fortalezas, sus navios y el suficientes para botar al mar treinta navios en el espacio de
esclarecido valor de sus caballeros. Sometidos estos nobles diez dias, y un armamento para abastecer á toda la marina
varonesa severísimas reglas monásticas en su isla ,,de tal del orbe.

Biografía.
LUIS FELIPE DE ORLEANS.
Luis Felipe, último rey de los franceses, y cuya vida No es en nuestros dias, cuando la pluma del historiador
fué un continuo tegido de aventuras, por las que acaso no ó del biógrafo puede ocuparse de este asunto con la impar-
haya pasado ningún otro príncipe, murió el 26 de agosto cialidad y justicia que debe tratarse. Están muy cercanos
de 18S0 á la edad de 77 años en Gla- los hechos, las pasiones muy vivas,
remont, en cuyo punto estaba expa- los intereses muy encontrados y do-
triado desde los acontecimientos ocur- minantes en todos, para que la fría ra-
ridos en París en el mes de febrero zón pueda ocupar el lugar de las pa-
de 1848. siones, y pronunciar un fallo equita-
El nombre de este rey está destinado tivo y justo. Esto queda para después,
á ocupar un lugar importantísimo en cuando mediando la distancia de los
la historia contemporánea. Como hom- tiempos , y ya extinguidos los resenti-
bre , como particular , el mundo le ha mientos 6 las afecciones políticas y de
hecho justicia, y la posteridad se la partido , no se vea en el fondo de las
hará enalteciendo sus virtudes priva- cosas mas que la verdad. Entonces la
das , que fueron muchas , y á las que vida política de Luís Felipe se presen-
ha debidoser presentado como modelo tará como debe ser; y si bien en algu-
de padres y de jefes de familia. Pero nos casos será amarga la censura, en
como hombre público, como gran po- otros se complacerá la historia en
lítico , como rey , en fin , la historia marcar los bellos rasgos, los grandes
gerá algún tanto severa con é l , y no El duque de Orleans caracteres que le distinguieron, y cuan
le disimulará mas de uu lunar que acaso contribuya á deS' digno era de ocupar uno de los primeros tronos de la
lustrar su gloria. Europa. Mientras tanto vamos á presentar unos ligeros
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apantes biográficos sobre la vida del grande hombre, que de 1800 ; allí encontró al conde de Artois, del cual se se-
nacido junto á las gradas del trono, las circunstancias lo paró para reunirse con sus hermanos que se hallaban en
alejaron de él á una distancia inmensa , para después , no Mahon: regresó á Inglaterra , donde perdió al duque de
solo aproximarlo de nuevo, sino también colocarlo en el Montpensier en 1807. Con objeto de salvar al duque de
solio. Beaujolais , le acompañó á Malta en 1808. Después de la
Luis Felipe nació en Paris el dia 6 de octubre de 1773 , muerte de su hermano se fué á Palermo, y desde allí vino
y á los pocos dias recibió el título de duque de Valois. á España en compañía del príncipe Leopoldo. A su llegada
Cuando su padre , Felipe Igualdad , heredó el ducado de este príncipe fué detenido en Gibraltar, y el duque de Or-
Orleans en 1785 , Luis Felipe tomó el título de duque de leans enviado á Lóndres.-En 1809 volvió á Malta y á Sici-
Chartres, y cuatro años después abrazó con ardor las nue- lia, donde contrajo matrimonio con María Amalia, hija de
vas ideas y las esperanzas que hizo nacer la revolución. Fernando IV , rey de las Dos-Sicilias, en 25 de noviembre
Nombrado coronel cuando recibid su segundo título , tomó de dicho año: en el de 1810 pasó á Cataluña para dirigir un
el mando del 14.° regimiento de dragones el 15 de junio movimiento que debia estallar; pero á su llegada á Tarra-
de 1791, y en eJ segundo año hizo su primera campaña gona se le negó el mando , por lo que se trasladó á Cádiz,
bajo las órdenes del general Biron. Fué nombrado mariscal donde le llamaba la regencia; pero no habiendo obtenido
de campo el dia 7 de mayo bajo el mando del mariscal Luck- una respuesta favorable, después de tres meses de espera, se
ner, que reemplazó al conde de Rochambeau, y tuvo parte volvió á Palermo. Estuvo separado de los negocios públicos
en la toma de Courtray. hasta el restablecimiento de ja familia de Borbon en el trono
£1 duque de Chartres ascendió al grado de teniente ge- de Francia. Entonces partió para Paris, donde llegó el
neral en 11 de setiembre de 1792 , y rehusó encargarse del dia 17 de mayo de 1814. En Sde marzo de 1815 se trasladó
mando militar de la plaza de Strasburgo. Se halló en la á Lion por orden de Luis XVIII para asistir al consejo que
batalla de Valmy , y bajo las órdenes del general Dumou- presidió en esta ciudad el conde de Artois, en el que se de-
riez en las de Jemmapes, Anderlecht, Tillemont, Varvoux terminó no oponerse á la entrada de Napoleón.
y en la toma de Lieja. En febrero de 1793 fué empleado Regresó á Paris, envió su familia á Inglaterra , y el 16
en el sitio de Maestricht bajo las órdenes del general Mi- de mayo partió de aquella ciudad para encargarse del man-
randa , y en 18 de marzo de dicho año se encontró en la do del departamento del Norte; pero no teniendo órdenes
batalla de Nerwinde; poco después se refugió en Basilea del rey, á su paso por Lila hizo dimisión del mando el 24
(Suiza), donde llegó en 22 de abril: hizo admitir á su her- del mismo, y se retiró á Inglaterra, donde permaneció
mana la princesa Adelaida en el convento de Sta. Clara de hasta principios del año de 1817, en que volvió á Francia ,
Brensegarten , y solo, á pié, y casi sin recursos pecunia- y también allí vivió separado de los negocios públicos hasta
rios , emprendió sus viages por el interior de la Suiza y en el de 1830, en que aconteció la célebre revolución de ju-
los Alpes. lio. El 28 de este mismo mes , los diputados en la casa de
A fines de este año supo la muerte de su padre. Aban- Mr. Laffite le nombraron regente del reino, y el 8 del si-
donó la Suiza á fines del año 1794 ; en el 1795 pasó á guiente agosto fué reconocido como rey de los franceses.
Hamburgo, y de aquí en el mismo año pasó á Copenhague. Desde aquella época Luis Felipe de Orleans estuvo cinco
Viajó por Noruega, Laponia y Suecia como un simple par- veces en inminente peligro de perder su vida con motivo de
ticular , y siendo reconocido en un baile que se dio en Sto- otros tantos conatos de regicidio intentados contra su per-
kolmo con motivo del nacimiento de Gustavo IV, rey de sona. En medio de las altas atenciones del gobierno y de
Suecia, regresó á Hamburgo. En esta ciudad recibió carta no pocas desgracias ocurridas á su familia, Luis Felipe con-
de su madre suplicándole pasase á América; lo verificó em- siguió para su numerosa prole casamientos ventajosos, en-
barcándose á bordo del navio americano Amercia; y llegó lazando á todos sus hijos con muchas casas reinantes de
á Filadelfia en 24 de octubre de 1796, donde encontró á Europa.
su familia. Junto con ella recorrió los diferentes estados de Sin duda al verse ya en una edad avanzada creería morir
la Union; en 31 de marzo de 1799 pasó á la isla de Cuba, en el trono, pero la Providencia lo habia dispuesto de otro
y en 21 de mayo siguiente , por orden del gobierno, fué modo, y la imprevista revolución de Paris de 1848 lo ar-
trasladado otra vez á Nueva-Orleans. rojó á las playas hospitalarias de la Gran Bretaña , donde
De aquí pasó á Inglaterra ; llegó á Londres en febrero tuvieron fin sus grandezas y desgracias.

Legenda histórica.
LA NOCHE DE SAN BARTOLOMÉ EN FRANCIA Ó LOS HUGONOTES.
1752.

Mas de ochenta caballeros hablan sido asesinados, y ya- aire una curva luminosa, vino á estinguirse en el Sena,
cían en una pila cuya altura era casi igual á la del balcón. frente del Louvre , anunció á los habitantes de esta regia
Cada vez crecía mas el rumor que se notaba en la pobla- morada que el almirante Goligni habia dejado de existir.
ción , las campanas que tocaban á arrebato, los tiros y el — Señor , esclamó Catalina de Médicis : dad gracias á
ruido de las armas, todo lo cual unido á la violenta luz que Dios y al duque de Guisa , de haberos librado de vuestro
despedían de sí millares de antorchas, daban á la ciudad un mas terrible enemigo.
aspecto infernal. De pronto un cohete despedido desde la Al mismo tiempo la campana mayor del palacio fué echa-
torre de San-(Jerman-)'Auxerrois, que describiendq en el da á vuelo, y sus alegres ecos se mezclaron á las solepines
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vibraciones de la de San-German-l'Auxerrois, que seguía ¿ Hay todavía algún vivo que se halle en estado de venirse
tocando á arrebato. El clamoreo de la población aumentó conmigo ?
estendíéndose por toda ella. Cada calle , cada casa tenia sus — i Callaos, por Dios! le respondieron en voz baja; si os
asesinos y sus víctimas , que mas bien procuraban fugarse oyen , volverán, y entonces sí que podemos contarnos con
que defenderse. Degollábase á sangre fría á ancianos, niños los muertos.
y mugeres, porque mugeres, niños y ancianos se hallaban — Y podéis decirme, ¿quiénes son esos que tan mal os
también en el número de los asesinos. quieren ? preguntó Savereux bajando mucho la voz.
— ¿No existe ya ningún hugonote en el Louvre? pre- — iLos que nos han dejado por muertos! dijo la voz que
guntó el rey al capitán de Losse, que habia sido llamado parecía estinguirse por falta de respiración.
para que asistiese á est(^ preliminares del degüello general- — ¿Ladrones?... ¿reitres?... Os juro que no sé lo que
— Uno solo, el señor de Lerac , que ha sido salvado por ha pasado.... Y sin embargo, me parece que no estoy muer-
Mad. Margarita , bajo la promesa de hacerse católico. Tam- to ni dormido.
bién existen el rey de Navarra y el príncipe de Conde.... — ¿No estáis herido de gravedad como yo ?
— Señor , vamos adentro, interrumpió la reina madre ; — No lo noto, y herido ó no, me siento con ánimos para
veo que nos traen la cabeza del almirante Coligny. manejar la espada, á cual mas y mejor. Pero , ¿por qué
— ¡ Ah ! ¡ vamos á recibirla! esclamó Carlos IX con una es esta matanza ?
alegría feroz; pero es un presenté que no me pertenece > — ¡ Muy enfermo debéis estar, sino recordáis estos hor-
y por lo tanto no debo admitirlo. rores I Hemos sido asesinados por los suizos de la guardia
Y en seguida dejó el balcón y acompañado de su comitiva, del Rey, á la vista de S. M. y de la reina madre.
pasó á recibir el sangriento trofeo que le llevaba Besme de — IA la vista del rey I esclamó Savereux, levantando la
parte del duque de Guisa. El señor de Losse hizo entrar en cabeza al oír el toque de arrebato, los gritos y los tiros que
el Louvre á Igs suizos de la guardia, y cerró las puertas, se confundían en el aire. ¿Ha sido entregada la ciudad al
quedando el palacio como si no hubiese tomado ninguna saqueo 7
parte en la matanza organizada en toda la ciudad ; pero el — Esta matanza no ha comenzado para detenerse á lo
montón de cadáveres que habia á algunos pasos de distan- mejor ; y me sirve de consuelo el morir, puesto que así no
cia , atestiguaba lo contrario. presenciaré los asesinatos de esta noche fatal.
Entre este montón de muertos, habia , sin embargo, dos — ¡Se baten por las calles! repuso Savereux, queriendo
vivos; el barón de Pardaillan que aun respiraba, á pesar levantarse.
de sus mortales heridas, y Santiago de Savereux que no — No os mováis, amigo mío, sino sois muerto sin re-
habia vuelto de su desmayo, aunque estaba medio ahogado medio. Pero en verdad , ¿ no estáis herido 7...
por el peso de los cadáveres con los cuales lo habían confun- — Ahora creo que no.... Y lléveme el diablo sí com-
dido. La falta de aire, sin embargo, le hizo volver poco á prendo cómo me encuentro aquí... ¿No ftibeis asistido á la
poco en sí, haciendo de paso esfuerzos prodigiosos á fin de cena del capitán de Losse ? ¿No habéis visto á Mr. de Cur-
apartar el peso que tanto le oprimía : al fin pudo sacar la son7
cabeza , y respirar con alguna mas libertad. Su embriaguez —¿Mr. de Gurson7 interrumpió la voz; ¿dónde está7 ¿Ha
se habia disminuido á efecto de la especie de letargo que podido librarse de la carnicería ? Dios lo quiera.
se habia apoderado de todos sus sentidos y de todas sus fa- — Ignoro qué le habrá sucedido desde que yo lo dejé:
cultades; abrió los ojos y los volvió á cerrar espantado de comimos, bebimos y jugamos juntos, tan bien , que me he
no ver en torno suyo mas que semblantes contraidos , des- hecho su hermano de armas.
figurados y ensangrentados, que tomó por otras tantas de — ¡Vos! respondió la voz cada vez mas desfallecida,
esas estrañas visiones que crea el sueño; mas volviéndolos mientras que del centro de los cadáveres se levantaba una
á abrir, y fijándolos tenazmente sobre los objetos que le ro- cabeza cubierta de sangre. ¿Cómo os llamáis ?
deaban , y alargando la mano para tocarlos, se convenció — Santiago de Savereux, gentil-hombre perigordin, fa-
de que estaba despierto. De repente se disiparon los restos moso jugador de cartas y de dados, y bebedor cual no se
de su embriaguez : sin embargo no podia darse cuenta de presenta otro en la corte. ¿ Y vos?
las circunstancias que lo habían puesto en el número de los — Bastardo de Gondrin, barón de Pardaillan , gentil-
muertos; ni tampoco espiicarse como todos aquellos muer- hombre de cámara del rey de Navarra.
tos habían sido apilados á dos pasos del Louvre,; supuso al- — I Pardiez I imposible era que os reconociese en un es-
guna riña, algún duelo, y se preguntó si no se habia batido tado tan lastimoso. ¡ Vos , el glorioso barón de Pardaillan,
como segundo del señor de Cursen con los convidados del favorito de monseñor Enrique de Borbon!
capitán de Losse; tampoco pudo satisfacerle esta idea, por-
La voz habia enmudecido , y Savereux aguardó en vano
que notó que tenia la espada en la vaina, y recordó al mis-
una contestación. Aquella cabeza desfigurada que se habia
mo tiempo que el encuentro convenido debía verificarse al
levantado ante él, acababa de caer de nuevo entre los
dia siguiente en el Pré-aux-Clercs.
muertos; pero él la distinguió entre todas en la máscara de
Pasado el primer momento de vacilación, durante el cual sangre que la cubría y en una horrible herida que le había
apenas pudieron sus ideas seguir un curso regular , pensó hendido el cráneo hasta las cejas. Yacía el barón de Pardai-
seriamente en salir de aquel mar de sangre en que estaba llan sin movimiento, pero conservaba algún pulso y calor
tendido, y tanto trabajó con pies y manos que logró abrirse en las manos. Savereux no vaciló en socorrerlo ; lo levantó
un paso á través de los cadáveres. Iba ya á verse entera- con gran cuidado de aquel lecho de cadáveres y lo llevó
mente libre, cuando fué detenido por un brazo, que segu- hasta la orilla del rio. Lavóle el rostro, y desgarró su ca-
ramente no podia pertenecer sino á un vivo; al mismo tiempo misa para detenerle la sangre que manaba de todas sus he-
un suspiro y algunas palabras entrecortadas, le convencie- ridas. En seguida buscó en su imaginación el medio de
ron que no todo estaba muerto en aquel montón de cuerpos completar su buena acción , proporcionando al herido los
inanimados. cuidados necesarios : no veia mas que el Louvre donde pu-
— iHolal dijo en alta voz, ¿quién se mueve por aquí 7 diese hallar esos cuidados que la humanidad concede á to-
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dos los que los reclaman , pero Pardaillan le había dicho el lugar mas i propósito para vos.... ¿No podríais andar
bastante para que desconfíase de la acogida que recibiría en apoyado en mi brazo 7
el Louvre aquella noche. No es decir esto que diese fé á las — ¿Sois católico? contestóle Pardaillan con acento de
estrañas declaraciones de Pardaillan que acusaba al rey y á dolorosa resignación ; si es así, matadme y no me llevéis á
los católicos como culpables de traición y de asesinato ; sin otra parte ; os lo ruego.
embargo , no dejaba de asombrarle el estado en que se ha- — ¿Qué os mate ? ¿ Y por qué os he de mltar? Mas bien
llaba Paris: aquellos gritos no eran gritos de rogocijo ni las impediré qué nadie os toque.
campanas tocaban á fiesta. ¿ Qué era , pues, lo que ocurría — ¿Luego no sois católico? pues, ¿no estabais hace poco
tan estraordínario y terrible? Por todo esto temia Savereux hablando con los asesinos?
una gran catástrofe. — Ni puedo ni quiero ser católico ni hugonote; soy un
Pardaillan no habia vuelto en sí; Savereux le interrogaba caballero , y por lo tanto es mi deber protegeros.
en vanoá'fin de obtener pormenores mas esplícitos, cuando — Eso es hablar con nobleza, dijo Pardaillan alargán-
vid bajar del claustro de San-German-l'Auxerrois en direc- dole la mano: os ruego que me reputéis como hermano y
ción al Sena , una turba de hombres armados, que venian amigo.
gritando. Savereux no vaciló en salirles al encuentro con la — Sea así, replicó Savereux tomando la mano que se le
espada en la mano; y á poco se halló ante una partida des- ofrecía. Ahora se trata de llevaros de aquí, y de poneros en
ordenada de soldados, que arrastraban por los piés^un cuer- lugar seguro.
po sin cabeza , lleno de fango y de sangre : un odioso cor- — Si al menos pudiera, antes de morir, llegar al arrabal
tejo de miserables cubiertos de harapos,{se agitaba en torno de San-German.
de aquellos restos que cada uno quería contemplar y ultra- — No moriréis, sí como decís queréis ser mi hermano y
jar á su vez. mi amigo. ¿ Tendríais fuerza para sosteneros sobre mis es-
— IA la horca el almirante! gritaban aquellos forza- paldas mientras yo pase el rio á nado ?
dos. — ¡ Eso seria ahogarnos los dos I Escuchad:' mas vale que
— ¡Vamos á colgarlo á Montfaucon I me dejéis aquí, hasta que podáis trasladarme á una lancha
— ¡ Mejor festejado será en la picota de las Halles I muerto ó vivo.... Pero ya que manifestáis tan buenos deseos
— ¡Oh I qué pagano tan malvado ! de servirme , podéis hacer mas que salvarme la vida.... Pa-
I— ¡ Mueran los hugonotes I sad el rio á nado; llegad al arrabal de San-German, palacio
— ¡ No haya tregua, mueran sin remisión ! de Genouillac , cerca de la puerta de fiussy....
— I Mueran I mueran í — Haceos cargo que ya estoy allí; ¿qué debo decir?...
— ¡ Muerta la bestia, muerto el veneno I ¡Pardiez! mirad cuántos infelices se salvan á nada por todas
— Y era ese el grande enemigo de la religión ? partes!
— ¡ Quememoíese saco de heregfas 1 — Tomad esta banda, para acreditar que vais en mi nom-
— Salaboz, ¿habéis mandado vos tan brillante espedi- bre ; así que la hayáis puesto en manos de la señorita Ana
cion ? preguntó Savereux al ver á este capitán que traba- de Curson....
jaba á mas y mejor para impedir que la turba se apoderase — ¡ Ana de Cursen I esclamó Savereux con indefinible
del cadáver. ¿El almirante está bien muerto ? emoción : ¿es parienta del joven señor de Curson ?
— ¿Qué os parece? contestó Salaboz, volviéndose con — Sí; es su hermana; y á no haber sido por esta desgra-
aire amenazador al desconocido que le habia interpelado por ciada noche, mañana me hubiera casado con ella.
su nombre. Santiago de Savereux , no quiso oír mas, y sin comuni-
— I Hola ! ¿quién eres tu? dijo á Savereux uno de los car su proyecto al barón de Pardaillan , se arrojó al río
mas furiosos de la banda presentándole la punta de una da- vestido , nadó vigorosamente hasta la orilla opuesta, y á pe-
ga. Grita : ¡Viva el rey! ó te mando al infierno con tu pa- sar de los gritos del dueño de una barca que habia amarrada
trón el diablo! á una estaca, la desató, y volvió con ella á donde estaba el
— i Ah ! I sois vos Mr. de Savereux I esclamó Salaboz , barón. En seguida tomó á éste en sus brazos, y trasladán-
corriendo á él y sacándolo de las manos de sus adversarios. dolo á la barca, se puso á remar con el mayor ardor.
—Si comprendo nada de lo que pasa, dijo, quiero verme — ¡Ah! ¡cuan noble sois! murmuró Pardaillan; y yo
condenado á no beber mas que agua , ni á tocar jamás una que os acusaba de haberme abandonado 1
carta ó un dado. — ¡ Abandonaros! repuso Savereux con asombro; ¿ no os
— No obstante habéis cumplido bien vuestro deber, le he dicho que yo era el hermano de armas de vuestro cuña-
dijo Salaboz al verle cubierto de sangre : ¿cuántos habéis do futuro Ivo de Curson ?
matado t El río estaba cubierto de cuerpos muertos que flotaban
— Ya haré un dia la cuenta para decíroslo.... Pero , en entre dos aguas, y de heridos que huían á nado ; algunos
resumidas cuentas, ¿ á quienes se deben matar? intentaron asirse á la lancha , pero Savereux los rechazaba
— A todos los que son hugonotes públicos ó encubiertos, con el remo , temiendo que hiciesen zozobrar su frágil em-
i todos ios que odian á la religión , al rey , al duque de barcación. En aquel momento se presentó el rey de nuevo
Guisa, en fin, á todos aquellos que os parezca deben morir. en el balcón del Louvre, para contemplar el Sena tinto en
— ¡ Pardiez t no está eso malo, capitán Salaboz, pero yo sangre. Varios tiros de arcabuz partieron de aquel balcón ,
no me precio de ser tan ferviente católico , y os dejo la me- dirijidos contra los fugitivos que pasaban el río : una bala
jor parte de esta carnicería ! silvó á los oídos de Savereux, quien alzando la vista cono-
Savereux , indignado y afligido de lo que habia visto y ció al rey y á sus favorítos en los tiradores.
oído , volvió al sitio donde habia dejado al barón de Par- — ¡Bien ! esclamó ; el cristianísimo rey de Francia tiran-
daillan , resuelto á salvarlo , aunque solo lo conocía de vis- do al blanco sobre sus pobres subditos.
ta. Hallólo todavía al parecer sin conocimiento , pero res- Al mismo tiempo tocó la lancha la orilla : Santiago de
piraba, y la sangre no corría ya de sus heridas. Saverejx se hallaba fuera del alcance de las balas, pero
— ¡ Eh , Mr. de Pardaillan ! le gritó al oído; no es este cuando se disponía á desembarcar al herido , se vio en la
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necesidad de desenvainar su espada para mantener erj res- de entrar en su casa? La pobre señora en tal estado lloraba'
peto al dueño de la barca que lo amenazaba. gritaba y se desesperaba.
— ¡Hola I compadre, le dijo Savereux con tono de auto- — ¡Silencio , señora ! ¡silencio, por Dios! gritó Ivo que
ridad ; vamos á ver que preQeres de estas dos cosas que te venía acompañando á su hermana. Ved como se hace para
ofrezco: sepultarte mí espada en el vientre, ó meter en tu que nos abran la puerta.
bolsa quinientos escudos de oro. — Faltan las llaves, dijo con tristeza Daniel el anciano
— ¡ Toma, los quinientos escudos ! respondió el pasador; criado que acompañaba á Ana: debíamos haber salido de la
¿quédebo hacer? ciudad por la puerta de S. Miguel, que siempre está abier-
— Ayudarme á llevar á este caballero al palacio de Ge- ta , y entrar en el barrio por la puerta abacial.
nouíllac , cerca de la puerta de Bussy. Y para que no ten- — Sí, eso hubiera sido lo mejor á no haber estado ya la
gas desconfianza , hé aquí que te pago adelantado. calle de Harpe toda en conmoción.
— 1 Oh ! ¡ hermano mió ! i amigo mió! murmuró Par- — Pero , ¿ qué es lo que sucede ? preguntó la señora de
daillan lleno de reconocimiento. ¡ Con que voy á ver á Ana Curson. ¿Están saqueando la ciudad? ¿quiénes son los ene-
antes de morir! migos? ¿por qué es ese tumulto ?
— ¿No halláis ningún medio de abrir la puerta? inter-
rumpió Ivo de Curson ; si la cosa es posible, no tardéis; si
no lo es volveos á casa, despertad á todos nuestros cria-
LA DEtDA DEL JUEGO.
dos, cerrad las puertas y ventanas y poneos en defensa
Cerca de la puerta de Bussy que separaba la calle de hasta que yo vuelva por otro camino.
S. Andrés de los Arcos del arrabal de San-German-des- — Madre mía , dijo Ana con trémula voz; ¿Mr. de Par-
Prés, habia una casa antigua que se llamaba el palacio de daíllan no está ahí para defenderos ?
Bussy, porque Simón de Bussy , consejero del rey en el — ¡ Mr. de Pardaíllan ! No lo he visto, ni lo aguardo
siglo siv lo habia habitado; sus herederos habían vendido hasta la hora de los esponsales.
este palacio á la noble familia de Genouillac, que le dio su — ¡ Ah 1 me habéis engañado , Ivo , al asegurarme que
nombre. £n dicha época cada familia noble tenia en París Mr, de Pardaíllan estaba aquí, esclamó Ana de Curson; me-
un palacio que por lo regular no habitaba , pero en el que jor hubiera sido que no os hubiese encontrado, para haber
esculpían su nombre y sus armas. Además estos palacios ido á donde mi corazón me llevaba.
eran sitios dispuestos siempre á recibir á sus propietarios ó — ¿Y á dónde hubierais ido ? Os parece que hubierais
á sus parientes y amigos cuando pasaban á la capital, para corrido pocos peligros, cuando conmigo nos hemos escapado
no verse en la necesidad de hospedarse en una posada como por milagro ?
un viajero de mediana condición. El señor de Genouillac —Es verdad, Ivo, y os estaría agradecida si Mr. de Par-
había, pues, ofrecido las llaves de su casa á la baronesa de daíllan estuviese aquí, ó supiese yo que estaba seguro.
Curson, que habia venido de Bretaña para casar á su hija — Mas seguro está que nosotros, Ana, puesto que habita
con el barón de Pardaíllan. en el Louvre en el mismo aposento del rey de Navarra.
A la hora en que tenían lugar las horribles escenas que — j Dios nos ayude I esclamó el criado; hé ahí que de la
acabamos de referir, la señora de Curson se hallaba en la calle de S. Andrés de los Arcos desemboca una partida de
habitación principal de su casa, oyendo la voz solemne de caballería....
un ministro protestante que le leía la Biblia. Ya hacía rato, — ¡ Infelices de nosotros! esclamó al mismo tiempo la se-
que la anciana señora se mostraba inquieta por la tardanza ñorita de Curson; de la Abadía sale otro pelotón de gente
de sus hijos Ivo y Ana, pero cuando llegó á sus oídos, aun- con armas y antorchas.
que de un modo confuso, el rumor que habia en la capital, — ¡Madre mía ! volved corriendo á casa, dijo el joven
su inquietud creció hasta el punto de convertirse en una con un tono de autoridad motivado por las circunstancias;
verdadera ansiedad, que no le permitía prestar atención á os prometo que con la ayuda de Dios nos tendréis pronto á
la lectura del ministro. Asi pasó una y otra hora, cada vez vuestro lado. Y t ú , hermana mía, no pronuncies una pa~
mas angustiada y afligida , porque cada vez llegaba hasta labra, y déjame obrar del modo conveniente á nuestra sal'
ella mas distinto el toque de arrebato, los tiros y los gritos vacion.
de los matadores y de las- víctimas, cuando creyó oír pasos — ¡Oh! ¡hijos míos! ¡ya llegan I balbuceó la pobre ma-
de caballos; y su instinto maternal le dijo que se aproxima- dre colgándose de la puerta como sí quisiese abrirla.
ban las prendas de su corazón. — ¡SeñoraI señora! mirad que nos perdéis, á no entráis
— lEs él! ¡es ella 11 son ellos I esclamó con suma alegría corriendo en casa, dijo Ivoá media voz. Por Dios, hermana,
¡ oh I I Dios mió! ¡bendito sea tu nombre! no te lamentes así.
Y se precipitó hacia la escalera, la bajó, llegó á la puer- El señor de Curson aguardó la llegada de los ginetes sin
ta, descorrió los cerrojos, y se halló en la calle; pero allí, bajarse del caballo : había desenvainado su espada y cubría
un obstáculo imprevisto, y contra el cual nada pudieran sus con su cuerpo el de su hermana que iba sentada á la grupa.
esfuerzos, la separó todavía de sus hijos. La puerta de Bus- Daniel estaba también pronto á usar de sus armas. Mas 09
sy que se cerraba al toque de ánimas, no volvía á abrirse era aquel el momento de pensar en una resistencia loca;
hasta las cinco de la mañana: las llaves de la cerradura por aquella era la caballería que el duque de Guisa enviaba á
el lado de la ciudad se hallaban en poder del comisario, y las las órdenes de Maugiron , para obrar contra los hugonotes
de la cerradura que habia por la parte del arrabal, estaban del arrabal de San-German-des-Prés; y la guardia abacial
en poder del preboste déla abadía de San-German-des-Prés. venia á unírsele, á fin de secundarla en su tarea. Estos
El tener estas dobles cerraduras era con el objeto de evitar traían al comisario que debía abrirles la puerta; aquellos
que otro Perinet-Leclerc franquease la entrada de la ciudad acompañaban al preboste de la abadía.
al enemigo: las puertas eran tan recias que no podían ceder — ¡ Quién vive! gritaron al ver á un hombre á caballo
sino al impulso de la artillería. ¿Cómo, pues, se habia de que al parecer guardaba la puerta de Bussy; ¿hugonote ó
reunir la señora de Curson á sus hijos ? ¿Cómo habían estos católico?
TOMO III. U
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— ¡ Católico ! respondió Ivo de Curson al señor de Mau- detenerla, se había arrojado del caballo á el suelo y entra-
giron que se había adelantado á reconocerlo. do en la casa ; cuando Ivo pudo llegar hasta ella, la halló
— Ya veo , le dijo, que tenéis la cruz blanca en el som- de rodillas al lado de su novio moribundo. Pardaillan , pró-
brero y el pañuelo al brazo, dijo Maugíron , reconociendo ximo á exhalar el último suspiro, halló al verla bastantes
al joven , con el cual babia cenado y jugado aquella misma fuerzas para estrecharla entre sus brazos y dirigirle el último
noche en casa del capitán de Losse. ¿Paréceme que habrá adiós.
poco que os habéis hecho católico ? — Ana, querida Ana, dijo á través del estertor de la
— Desde que^nos vimos en el juego , contestó Ivo con la agonía, yo no quiero morir sin ser vuestro esposo; y espero
mayor presencia de ánimo ; desde que me ganasteis veinte que vistáis de luto en recuerdo mío.
y cinco mil escudos de oro, que todavía os debo. — ¡ Ah ! ¡ no moriréis I dijo Ana sollozando, yo os cura-
— ¿Veinte y cinco mil escudos^de oro? repuso el señor ré, os cuidaré; me parece que aunque estuvieseis muerto,
de Maugiron , que comprendió se los ofrecían como por vía mi amor os resucitaría.
de rescate, y que creyó prudente no despreciar. En verdad, — No , querida Ana, el arte no puede hacer un milagro
me acuerdo de vuestra deuda y me alegro de que no lo en mi favor; mis heridas son mortales, y apenas me queda
hayáis olvidado. Sin embargo, me parece que eran cincuen- una hora de vida. Sin embargo, basta este tiempo para des-
ta mil escudos? posarnos....
— Vuestra memoria es, sin duda , mejor que la mía , — No me opongo , si tal es vuestro deseo ; pero antes
caballero, y me atengo á vuestra opinión ; quiero decir que quiero que venga un cirujano, que os vendan vuestras he-
os debo cincuenta mil escudos de oro. ridas, que....
— ¡Muy bien ! ¡ Sois un excelente jugador! ¿Y cuándo — ¡Ay! ¿cuántas dilaciones , amada mía?... No os he
pensáis pagarme esa cantidad? dicho ya que me muero?... qué estoy medio muerto....
— Os la entregaré tan pronto como nos despidamos y vaya ¡ Por Dios! no retardéis proporcionarme el consuelo que os
yo de camino para Bretaña con todos mis parientes y pido. Hé aquí la banda que conservaba como prenda de
criados. vuestro amor; hé aquí el anillo que tenia como prenda de
— ¿Dónde vivís? preguntó en voz baja Mr. de Maugiron vuestra mano.
á Ivo alargándole la mano. Voy á escoltaros hasta vuestra — Sea, pues, como queréis, y confio en que Dios que va
casa; mandaré que guarden la puerta , y en cuanto yo en á consagrar nuestra unión , no querrá romperla tan pronto
persona pueda sacaros de París pasaré á que concluyamos con la muerte.
este trato. — Mr. de Curson , gritaba entretanto Maugiron , si no
Maugiron volvió hacia donde estaba su gente que se ha- acabáis pronto os esponeís á no partir jamás.
bia parado , y anunció en voz alta que aquel caballero aca- Ninguno de los presentes á la triste escena que tenia lu-
baba de transmitirle órdenes del rey. En seguida se abrió gar se cuidó de aquel]a|]!amada, así como no prestaba aten-
la puerta de Bussy; y Maugiron después de haber distri- ción á los espantosos gritos que salían de las casas inme-
buido las guardias y dado sus instrucciones, dejó el mando diatas, donde comenzaban á asesinar hugonotes y á tirarlos
al teniente , y volvió al lado del joven hugonote. En breve por las ventanas. El ministro protestante se hallaba dispuesto
resonaron gritos de muerte por todas las calles del barrio para consagrar el matrimonio del barón de Pardaillan y de
donde se habían repartido tumultuosamentela caballería de Ana de Curson , con la misma calma y solemnidad que si la
Maugiron y los arqueros de la guardia abacial. ceremonia tuviese lugar en un templo bajo la garantía de
— ¿Ya os h£ pregun'ado dónde vivís? dijo Maugiron los edictos de pacificación. La señora de Curson y su hijo
á Ivo. estaban arrodillados cerca del moribundo, cuyo rostro en-
— El rescate comprende á todos los individuos de mi fa- sangrentado se negaba á espresar la triste y dulce alegría
milia sin escepcion, ¿es así? que sentía en sí mismo durante la celebración de aquel fú-
— Y á Mr. de Pardaillan, que va á ser mí esposo, añadió nebre himeneo. Santiago de Savereux, en pié en un rincón
Ana acometida de un triste presentimiento que la hizo es- de la sala, acompañaba mentalmente las oraciones del mi-
tremecer. nistro , y se adhería mas y mas al destino de aquella fami-
lia , en medio de la cual lo había introducido la casualidad:
— ¡Ah! ¡Pardaillan ! repitió Maugiron haciendo con la
no se cansaba de contemplar la hermosa cabeza de Ana ,
cabeza una señal de mal agüero: mucho me alegraría que
que con la frente apoyada en una de sus manos , mientras
estuviese con vosotros, pero por desgracia estafen el Louvre
que con la otra contaba los latidos del corazón de su espo-
con el rey de Navarra.
so , habíal concentrado toda su alma en su mirada fija y
— Yo no hablo mas que de las personas que viven en el
desesperada.
palacio de Genouillac, replicó Ivo; ¿os comprometéis á lle-
varlas en seguridad fuera de París?... — Señor de Gondrin , barón de Pardaillan, dijo el mi-
— Sí, pero ahora mismo, antes que la matanza se haga nistro con voz firme é imponente, ¿juráis conceder leal y
mas general. Haced que todos los de vuestra casa monten á honrosa protección á la señorita Ana de Curson , á la que
caballo ó en litera, y yo mismo os acompañaré, seguro de tomáis; delante de Dios como buena muger y legítima es*
que nadie os toque ni á un cabello. posa?
— ¡ Bien ! hé aquí la casa de mi madre: pasad adelante — ¡ Lo juro ! respondió Pardaillan , encontrando su voz
para que saldemos nuestras cuentas. natural para pronunciar este juramento.
— Aquí os aguardo, dijo Maugiron ; pero os repito que — Y vos, señorita Ana de Curson , ¿juráis amar, servir
íio tardéis, si queréis salvaros. y contentar en todo al señor de Gondrin, barón de Pardai-
— ¡Eh! ¿Mr. de Curson? sois vos? gritó Santiago de llan , al que tendréis delante de Dios por vuestro bueno y
Savereux desde el balcón del primer piso; subid pronto , fiel marido ?
pues hacéis mucha falta. — ¡Sí, lo juro! respondió la Joven entre sollozos.
Ana por su parte creyó oír una voz moribunda que la lla- — ¡ Pardiez! gritó Maugíron impaciente. Bajad pronto, 6
maba por sa nombre, y antes que su hermano pensase en sino os envío á todos los diablos.
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— Eres tú, Maugiron, dijo Savereux presentándose en crítico de la situación, estaba impaciente por morir para no
el balcón, iQué diablos haces ahí? ser un obstáculo á la salvación de los demás.
— Eres tú, Savereux, contesté Maugiron asombrado de — Ana , dijo el moribundo con acento de autoridad; os
aquel encuentro, que al pronto le hizo creer habían tratado mando que sigáis al que os he elegido por guardián , tutor
de burlarse á sus espensas. ¿Y tú qué haces ahí arriba ? y defensor. Savereux, tomad en recompensa de vuestros
— j Yo! estoy arreglando mis cuentas con mi amigo Cur- generosos servicios, mi banda , y este anillo , que espero
son , tras de lo cual iremos á encontrarnos en el Pré-aux- que mi viuda no os quitará.
Clercs con diez ó doce buenas espadas hugonotas. — Vamos, madre mía, dijo el señor de Gurson que habia
— ¿Estás durmiendo ó estás loco? Se me figura que algo ido á preparar una litera y caballos ; venid, hermana, no
de eso ha de ser cuando ignoras que se está cazando á los hay que perder un minuto. Mr. de Maugiron nos escoltará
hugonotes, y que al ser de dia no habrá uno en todo Paris. hasta un lugar seguro.
Así, pues, aconseja á tu amigo Gurson que venga á arre- — ¡Adiós, Ana ! adiós , señora de Pardaillan 1 esclamó el
glar conmigo sus cuentas. moribundo: adiós, hermano de alianza, adiós Ivo , adiós
Santiago de Savereux volvió á la sala en que se había todos, á quienes confio á la piedad y misericordia de Dios!
pronunciado su nombre, y vio al barón de Pardaillan que Al pronunciar estas palabras , se arrancó violentamente
se había incorporado sobre un brazo, y prestaba atento oido las vendas que cerraban sus heridas, provocando una he-
al rumor de la calle, mientras que su muger y su cuñado, morragia que lo ahogó al punto.
se esforzaban en detenerlo sobre la alfombra en que estaba Ana perdió el sentido: Santiago de Savereux la tomó en
acostado: agitábase convulsivamente, golpeábase la frente sus brazos, y la llevó hasta la litera donde ya la aguardaba
con sus manos, y se arrancaba sus cabellos como sí hubiese su madre. Todos se pusieron en marcha bajo los auspicios
recobrado su energía para comprender el inminente peligro del señor de Maugiron , que trabajó no poco para salir del
que amenazaba á los objetos de su afeciion; al ver á Save- barrio sin que les sucediese ninguna desgracia, á pesar de
reux pareció calmarse , y cayó aniquilado , sin voz y casi que Ivo habia mandado á todos los suyos, incluso el mi-
sin vista: en seguida le hizo una señal para que se acer- nistro protestante, que se pusiesen la cruz blanca en el
cara. sombrero, y el pañuelo al brazo ; pero los asesinos estaban
— Mr. de Savereux, le dijo haciendo un esfuerzo, os ha- tan ávidos de sangre y de matanza, que por todas partes
béis portado conmigo tan generosamente, esponiendo vuestra buscaban víctimas, y conceptuaban hugonotes á todos aque-
vida por salvar la mía , que estoy seguro haréis lo mismo llos que no veian cubiertos de sangre. Afortunadamente ,
si se ofreciera , en favor de otra persona que amo mas que Santiago Savereux ofrecía ó este respecto tantas garantías
á mí mismo: cuando yo haya muerto, cuidad de mi viuda, cuantas aquellos verdugos podían desear.
defendedla y amparadla como yo lo hubiera hecho, como — Lo que es este , decían al verlo, ha trabajado á mas
si fuese vuestra propia muger, y vos fueseis mi hermano de y mejor. Que me vuelva hugonote si no ha ganado ciento
alianza. veinte años de perdón.
— Mr. de Savereux, repuso Ivo de Gurson ; vos erais Luego que los fugitivos se hallaron en el camino de
ya mí hermano de armas; sedlo también de alianza. Saint-Gloud, á cubierto de los ataques y persecuciones
— Si, ¡hermano de armas! hermano de alianza! ¡herma- del populacho, Ivo mandó á su gente se quitasen las cru-
no en Jesucristo! gritó Savereux con exaltación. ces y pañuelos , que si hasta allí les habían servido de algo,
— Madre mía, ¿la dote de Ana no es de sesenta mil es- podían perjudicarles en adelante, atendido que todo el ca-
cudos? mino estaba sembrado de hugonotes que habían podido es-
— Sí, que se hallan en aquel cofre, dijo la señora de Gur- caparse de la matanza. En seguida , dirigiéndose al Sr. de
son: os pertenece, Mr. de Pardaillan. Maugiron le dio gracias por su protección , y le ofreció la
— Y yo los doy y lego á mí querida viuda , respondió cajita que contenia mas de la cantidad convenida entre am-
Pardaillan, para que haga de ellos el uso que mas le con- bos á título de rescate.
venga. — Aquí está toda la cantidad le dijo , no tenemos tiempo
— Yo los necesito hoy, hermana , interrumpió Ivo : los de contarla. Sin embargo, alg) nos debemos , y Dios me-
tomo prestados y te los devolveré de mi patrimonio ; por- diante espero que yo y mis compañeros podamos vengarnos
que me importa pagar una deuda de sesenta mil escudos de de los cobardes asesinos déla noche deS. Bartolomé.
oro que he contraído con Mr. de Savereux, aquí presente.,.. Maugiron tomó la cajita , la abrió para ver lo que conte-
— ¿Y qué queréis, que haga yo con ellos? dijo Savereux nia , y poniéndola sobre su caballo delante de sí partió al
rechazando la caja que el joven le presentaba. galope en dirección de Paris. Pero Santiago de Savereux le
— Me los prestareis á vuestra vez, querido hermano de gritó que se detuviese , y alcanzándole á unos cincuenta
armas, para pagar el rescate de mi madre, de mi hermana pasos de distancia cogió la brida del caballo, y poniéndole
y de todos nosotros, medíante la suma de cincuenta mil es- al cuello la punta de la espada, le dijo:
cudos de oro que Maugiron aguarda en la puerta. — Tú eres mi prisionero, Maugiron, mas te dejaré en li-
— Mr. de Gurson , gritó de nuevo Maugiron ; si tardáis bertad medíante la suma de ochenta mil escudos de oro.
algo mas, no respondo de nada, y retiro mi promesa de sal- — ¡ Qué gracioso eres Savereux ! repuso Maugiron; pero
vo-conducto. perdona que no me detenga, pues bien sabes queda todavía
Ana sollozaba inclinada sobre el cuerpo de su esposo mo- que hacer, ¿No vienes á ganar conmigo el Paraíso ?
ribundo , que ya no la veía, pero que la hablaba aun para — Has de saber , Maugiron , que no me chanceo; y te
animarla: en aquel momento la desdichada joven se mos- suplico me des esa cajita donde hay sesenta mil escudos de
traba insensible á todo, y parecía no notar el inminente oro: me quedarás á deber veinte mil: esto es si no prefie-
peligro que la rodeaba : los frenéticos clamores de la solda- res ir á la Rochela con las manos atadas.
desca y del populacho no llegaban á sus oídos; creíase sola — ¡Gon qué no es un juego ! ¡ Cómo, traidor! ¿ preten-
en el mundo con el ser querido que pensaba disputar á la des despojarme de mi bien?...
piuerte.j píq sucedía así á Pardaillan , <jue conociendo lo — Tú que pones á precio la vfda de las personas, Just(|
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es que pases por la misma pena. No me acuses de traición , mados capitanes del ejército calvinista, aunque en el fondo
puesto que soy hugonote , y tengo que vengar la sangre de de su corazón conservó una especie de reconocimiento á la
mi hermano de alianza el barón de Pardaillan. Ya me so- jornada de San Bartolomé, á la cual debia su fortuna , su
Sarán ios asesinos como tú! muger y su felicidad. No volvió á jugar á los dados ni á las
Santiago de Savereux abjuró, en efecto el catolicismo, se cartas.
casó con la viuda de Pardaillan, y fué uno de los mas afa-

Botánica.
LOS HONGOS.

Las criadillas de tierra.- - Las helicularias. — Los mohos, capilinas y esferocarpos. — El pedo
de lobo la nidularia, el hypoocilon, el clalro y la clavaria.
La criadilla de tierra, es una planta globulosa , carnosa , es tanto mas dañosa cuanto mas adelantada es su madurez.
compacta, sésil, de yemas en estremo finas encerradas en la Esta es una escepcion poco común.
misma sustancia de la planta, y que no se escapa nunca en La criadilla parásita {tuberparasitium, Bull.) tiene rai-
forma de polvillo. ces muy aparentes ; nace sobre las raices de los vegetales,
Las criadillas de tierra son notables entre todas las plantas y convierte en provecho suyo los líquidos que le penetran.
por su modo de crecer y de desarrollarse. Permanecen ocul- El azafrán especialmente es á quien hace la guerra ; al prin-
tas en la tierra; existen en ella bajo la forma de cuerpos cipio se adhiere á las cubiertas del bulbo por los chupado-
globulosos, negros, morenos, amarillentos ó rojos, y siem- res que terminan sus filetes radicales; bien pronto estos
pre jaspeados en su interior. Unas no tienen raiz alguna chupadores se insinúan en el interior de la cebolla , chupan
aparente; otras las tienen muy largas; hay algunas Je ellas sus jugos, destruyen su parénquima y el azafrán muere al
que tienen una base carnosa que hace las veces de raiz; nin- instante. En la tierra, en el lugar que ocupaba el bulbo,
guno duda , no obstante , que tengan todas órganos para no se halla mas que algunas membranas secas y algunos fi-
absorver en la tierra los fluidos propios de su desarrollo. En letes leñosos.
cuanto á los medios de reproducción parecen en estremo Esta criadilla es común en todos los lugares en que se
simples. Nada de flores, nada de órganos generadores, nada cultiva el azafrán. Desde el instante que es atacada una ce-
de semillas: un polvillo finísimo, adherente á la criadilla, bolla , se difunde por todo el contagio. Para detener el mal
se desprende de ella , se hincha, se desarrolla , reproduce no hay otro medio que formar una zanja al rededor de los
una nueva planta , y este modo de reproducción , no se lugares en que la planta glotona ejerce sus estragos. Des-
puede ver sino la separación de las partes semejantes, y pués de quince á veinte años el terreno dejado sin cultivo
multiplicación ó dilatación de órganos uniformes. Es pues, no se halla siempre desembarazado de este parásito dañino.
por decirlo así, un vegetal vivíparo; la simplicidad de su Además de las dos especies que acabamos de citar se co-
organización nos determina á colocarlo á la cabeza del reino nocen otras dos que crecen igualmente en Europa ; Ja una
vegetal. £1 nombre de criadilla de tierra ó tuber viene de la es la criadilla de tierra moscada (tuber moscliatum,) que es
palabra latina íumere, que designa los tubérculos que cubren negra y blanca y tiene un polvo fino, cada grano del cual
con bastante frecuencia la superficie de eslA planta-raiz. puede reproducir una criadilla ; la otra especie es la cria-
La criadilla de que hacemos uso como alimento, es la es- dilla de tierra blanca (tuber álbum,) que es muy rara* su
pecie conocida con el nombre de criadilla de tierra negra sustancia es blanca en su juventud y cuando vieja se vuelve
(fuber nigrum, Bull.) Su superficie es muy rabatosa, en su roja. Estas dos especies no tienen raices visibles, la ultima
juventud, es negra por fuera y blanca interiormente, cuando tiene una base que podria hacer sus veces. Pretenden que
se hace vieja , su carne se jaspea de negro, y algunas veces algunas veces crece en la superficie de la tierra, ninguna
se vuelve totalmente morena. No tiene raices aparentes. Su observación seguida confirma esta opinión; sin embargo
olor es muy agradable. Hay una variedad jaspeada de ama- confesaremos que nos costaría tanto menos trabajo adoptar-
rillo , y que tiene un ligero olor de ajo ; es muy estimada la, cuanto la estructura de esta criadilla parece indicar me-
no solamente por ser rara sino también por ser esquisito su jor que descansa en la tierra que no que se oculta en su
gusto. seno. Si ordinariamente el modo de existencia nos guia en
Casi todos los bosques del centro de Europa producen el examen de los órganos , algunas veces la naturaleza de
criadillas de tierra negras; falta que sean igualmente apre- estos nos manifiesta el modo de existir de Jos seres. Ambas
ciadas. Las hay de un gusto esquisito en terrenos que- marchas ayudan al naturalista en sus investigaciones.
brados y montuosos que son los mas. ricos de estos tubér- Las reticularias son unas plantas que ó bien nacen en Ja
culos. Los perros y los puercos descubren al hombre los tierra ó son parásitas; blandas en su primera juventud,
puntos en que se hallan ocultos estos vegetales que su olor cuando viejas se vuelven friables; llevan sus yemas en
descubre. Crecen comunmente á la sombra de las enci- células membranosas , ó en un tejido de filamentos, ó en
nas y de los castaños, la tierra que los cubre está resque- tubos coriáceos y su cubierta general se hiende irregular-
brada. mente , y en ningún sentido determinado.
La criadilla es contraria á las personas de estómago dé- La mayor parte de las reticularias son parásitas. AI obser-
bil y nervios delicados; les causa irritaciones violentas, les var su consistencia floja y blanda , no se hallaría uno muy
produce ventosidades y retortijones, y lo que es potable que inclinadp á creer c^ue puedan ser dañosas á vegetales duros
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y vigorosos : sin embargo es cierto que muchas veces hacen hablaremos tratando de las gramíneas. Reticularia viene de
perecer las plantas á que se agarran. Se presentan bajo la la palabra latina rete, que significa red.
forma de almohadillas, de mamelones , de huevos, de in- Los mohos tienen unas vesículas llenas de polvillo soste-
sectos, de laminitas de pergamino arrugadas por el fuego , nidas ordinariamente sobre un pedículo. Estas plantas se
de globos sostenidos sobre pedículos delicados y cilindricos, hallan en el número de los vegetales mas pequefios cono-
de polvillo sutil esparcido sobre filamentos de una extrema cidos. Bajo este concepto puede comparárseles á los anima-
finura, en fin, de espuma que se forma á la orilla de las aguas les infusorios, que en el reino animal son también los seres
estancadas agitadas por el viento. mas pequeños que ha descubierto el hombre. Pero parece-
ISo es menos vario su color que su forma. Son negras, rá que se ha estendido mas el poder de la naturaleza en los
morenas , blancas, de un amarillo ,de oro , ó de azafrán. seres organizados que gozan de sentimientos que en los que
Cuando viejas, esparcen todas un polvillo fino y ligero , se hallan privados de él, pues que la planta de menores
cuyo color varia según las especies. Este polvillo es el que dimensiones , es un coloso en comparación de los animali-
dá nacimiento á nuevos seres; trasportado por el viento mas llos que nadan en algunos fluidos.
ligero , se disemina por todas partes. Ninguno hay que no Los mohos son vegetales; esto no es ya objeto de duda,
conozca la planta llamada comunmente pedo-de-Iobo. A pero lo será siempre de sorpresa para las personas estra-
primera vista se podrían confundir ciertas especies de reti- ñas á las ciencias naturales. Se esperimenta alguna re-
cularias con este género, de las cuales difiere poco. Para ob- pugnancia en pensar que el ligero vello que se pega ordi-
viar este inconveniente vamos á indicar los caracteres de nariamente á las sustancias vegetales en putrefacción, tenga
separación. en el sistema de la naturaleza un lugar vecino al de esas
Las reticularias son siempre blandas en su juventud ; al bellas y grandes producciones que constituyen el ornamento
contrario los pedos-de-lobo son fuertes y carnosos; escep- de la tierra á que dan sombra. Yemas desnudas unidas sin
tuando de ellos sin embargo, la especie conocida con el nom- orden á pequeños filetes; yemas igualmente desnudas pero
bre de epidendro , que es al principio de poca consistencia. dispuestas como los granos de un rosario sobre filetes diver-
Las primeras tienen una cubierta membranosa que se rompe gentes reunidos al vértice de un tentáculo común , yemas
muy irregularmente y sin que se perciba un plan determi- encerradas en un pericarpio vesiculoso.
nado; las segundas se abren siempre en su vértice, y este Tales son á la vez los caracteres del género y de la divi-
modo de abrirse es debido ciertamente á. la organización sión adoptada para clasificar mas cómodamente las espe-
particular de las especies de este género. cies.
Ciertas especies de reticularias tienen relaciones de forma Aun añadiremos mas (y este es un carácter que no permite
con los mohos y las capilihas: pero en los mohos no existe confundir los mohos con los esferocarposj, añadiremos, deci-
red alguna que encierre y sostenga el polvillo regenerador, mos , que en los mohos jamás hay membrana en la base;
y en las capilinas subsiste mucho tiempo después de la dis- además el pericarpio es trasparente, lleno de un fluido cris-
persión del polvillo un pericarpio 6 cubierta semejante á talino, sin redecilla hebrosa interiormente, mientras que en
una redecilla tejida de cabellos y de una forma cilindrica. los esferocarpos esta mismacubierta es opaca, carnosa y guar-
Se conocen muchas especies de reticularias. Hay entre otras necida de filetes en su parte interna. Con frecuencia se ob-
una que merece citarse, por encontrarse frecuentemente en serva en los leños muertos, en las hojas que se pudren, en
los jardines que desuela , cuando los jardineros se descui- la miga de pan hiimeda, en la confitura que se descompo-
dan de destruirla. Esta reticularia que debe su nombre es- nen , una pelusa muy fugaz. Esta pelusa observada con el
pecífico á los lugares que comunmente habita {reticularia, microscopio presenta pequeños bosques de vegetales del mis-
hortensis), se parece á la espuma , y no itiene mayor con- mo género en verdad, pero cuyas especies varían según las
sistencia que ella. Su superficie es de un blanco rubiáceo sustancias sobre que han nacido. Las unas tienen un tallo
tirando algunas veces un poco al color del orines. Es mas ramificado ó simple, esparramándose en umbellas ó compo-
grande que ninguna otra especie , la redecilla membranosa niendo haces cargados de glóbulos brillantes y colorados
que tapa su cubierta , tiene mallas muy anchas; su super- echados como al azar ó dispuestos en simetría; las otras se
ficie es algodonosa y guarnecida de filamentos. parecen á mazas, á manchas, á glóbulos, y se rompen para
La reticularia de los trigos {reticularia segetum) no es esparcir su polvillo. Estas diferencias constituyen los carac-
menos notable que la de los jardines. Se habia tomado pri- teres de las diferentes especies de mohos.
mitivamente á esta planta por una enfermedad particular Las capilinas son unas plantas que nacen en grupo sobre
á ciertas gramíneas , 6 por los escrementos de un insecto : membranas, y provistas de un pericarpio pediculado, pi-
BuUard ha reconocido el error y lo ha rectificado. No es riforme ó cilindrico , blanco al principio , blando y traspa-
raro en los campos de trigo ó de avena ver espigas atacadas rente , que después se vuelve opaco, sólido, alargado, y en
del tison (este es el nombre que se dá á esta pretendida en- fin una vejiguilla al través de la que se escapan las yemas,
fermedad de las gramíneas). Si se observa la espiga luego que y que persisten algún tiempo después de su diseminación.
empieza á parecer el tison , se perciben en las cubiertas de A escepcion de una especie, todas las capilinas nacen en
las simientes, pequeños cuerpos ovales formados de una grupo sobre membranas.
membrana que cubre un polvillo negro adherido á fila- Las capilinas son pequeños cuerpos cilindricos ó senejan-
mentos elásticos. Bien pronto cubre este polvo toda la es- tes á huevos, trasparentes, blancos y blandos en su primera
piga ; se esparce y vuela como un humo ligero, y vá á de- edad , opacos, sólidos y alargados en una edad mas avan-
positarse en otras espigas que aun no están maduras; pe- zada , sostenidos en pedúnculos muy delgados. La parte
netra en la joven simiente y chupa los jugos necesarios á interior del pericarpio ofrece al principio una especie de
su desarrollo; la simiente perece y la reticularia reproducida membrana, compuesta de fibras enlazadas y muy aproxi-
propaga aun su especie dejando al viento el cuidado de madas; pero poco á poco las fibras se apartan y presentan
diseminar su polvillo. una red, ó si se quiere una regilla muy fina. El interior
Se garantizan los granos de los ataques de esta reticularia está lleno de fibras que cruzan en todos sentidos , y de ye-
parásita por la «pcaladura y por otros proce4ere?i 4^ que l ma? semejantes i lasd^ las reticularias y de los inol]\o8, Es-
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tas yemas se escapan por las mallas de la red exterior que, S« cuentan muchas especies de esferocarpos ; todas cre-
apartándose , le dejan libre el paso. cen sobre los leños podridos. El nombre de este género in-
Las capilinas no se diferencian mucho de las reticularias dica la forma esférica del pericarpio.
y de Jos mohos , sin embargo su forma cilindrica, su tejido El pedo-de-lobo tiene globo ordinariamente sésil, Heno
capilar y su duración, después de la seminación de las yemas, de polvo , que se abre por el vértice. Hay muchos pedos-
son caracteres suficientes para evitar la confusión. El nom- de-lobo que tienen la forma y el grosor de una seta grande,
bre latino trichia viene de una palabra griega que significa que aun á primera vista parece tener la misma consistencia;
cabellos. Se conocen algunas especies de capilinas. pero un sacudimiento , un soplo, los reduce á polvo.
Los esferocarpos son unas plantas reunidas en grupos so- Los pedos-de-lobo nacen en la tierra ó son parásitos;
bre membranas; yemas sostenidas sobre filamentos en un raras veces viven en sociedad, como hacen los esferocarpos;
pericarpio blando al principio , friable después y que se abre son unos globos carnosos al principio y bastante sólidos,
irregularmente por todos lados. Parecía haber querido con- que después se vuelven blandos y pulverulentos; se abren
fundir la naturaleza los mohos, las capilinas y los esfero- en su vértice y despiden por esta abertura un polvillo en
carpos dándoles dimensiones infinitamente pequeñas y ór- forma de humo y como él parece difundirse por la atmós-
ganos que escapan á nuestra vista; sin embargo á fuerza de fera. Guando se ha disipado todo el polvillo no queda mas
estudio , se han determinado sus caracteres, sus diferen- que una cubierta vacía y frágil.
cias , se ha formado géneros y especies. Casi todos los esfe- Las criadillas de tierra son sólidas y viven en la tierra ;
rocarpos nacen en grupos en una membrana absolutamente las reticularias se abren irregularmente ; los esferocarpos
como las capilinas. jamás se hallan aislados y salen de una membrana común á
Las yemas están colocadas sobre filamentos y encerradas muchos pies. Los pedos-de-lobo son blandos, friables, y
en un pericarpio carnoso al principio friable después, y que parecen en la superficie de la tierra ; se abren en su vértice
unas veces se rompe regular, y otras irregularmente. Nunca de un modo bastante regular, viven aislados y no tienen
los esferocarpos son como laS capilinas blandos en su primera membrana en su base. No pueden confundirse pues los
juventud , y si la cubierta exterior del pericarpio ofrece en pedos-de-lobo con las criadillas, con las reticularias, ni
algunas especies una rejilla, se puede distinguir aun este Jos esferocarpos.
género del precedente por su forma esférica y no cilindrica. No todos los pedos-de-lobo tienen absolutamente la for-
En cuanto á los begines 6 pedos-de-lobo , jamás se podrán ma de un globo. Hay entre ellos una especie obvidea {ovoi-
confundir con los esferocarpos, considerando que casi siem- deum]; otra en forma de pera (pyriformfí); y otra es á modo
pre nacen aislados, y no tienen membrana alguna en su de odre {utriforme, Bull.) La especie que adquiere mayo-
base. res dimensiones es el pedo-de-lobo de los boyeros [lycoper-
Raro es que interrumpa atropelladamente la naturaleza don bovista, Bull.) es un globo muy aplanado en su vértice
la dependencia de los seres. Ordinariamente existen in- y en su base, cuyo gran diámetro tiene comunmente de
sensibles gradaciones que fundan Jos colores de que Je ha quince á diez y ocho pulgadas, y algunas veces treinta. Con
pJacido adornar el universo. Se hace perceptible este cui- respeto á su volumen es muy pequeña su raiz. Su carne es
dado lo mismo en los mas pequeños seres que en los mas blanca al principio , después se vuelve de un amarillo ver-
grandes; no han crecido sus trabajos en razón de las masas. doso , después finalmente de un moreno claro.
Entre las capilinas y los esferocarpos existe una especie que Mucho tiempo después que se ha disipado el polvo, se ha-
Bulliard le ha calificado de esferocarpo-medio capilina [sphm- lla aun en la tierra su ancha base, que tiene mas espesor
rocarpus semi trichioides), y le conviene tanto mejor esta que en ninguna otra especie, pero no mucho mayor exis-
denominación, cuanto efectivamente participa de ambos tencia. No es raro hallar el pedo-de-lobo de los boyeros,
géneros, y forma Ja gradación que los aproxima. Nace hacia el fin del otoño en Jos baJdíos ó bosques antiguos.
este vegetal sobre la leña podrida en la primavera y otoño. El pedo-de-lobo estrellado {licoperdon stellatum , Bull.)
Muchos pies aparecen acá y allá sobre la membrana de la merece ser descrito. Es común en nuestros bosques tallares.
base. Los pedículos negros y estraídos llevan pericarpios En su primer desarrollo parece á una bolita y permanece
globulosos, cuya parte superiores á modo de reja y la infe- debajo la tierra. Dos cubiertas componen su pericarpio. La
rior membranosa. Lo interior de la esfera está lleno de file- cubierta exterior se hiende en su vértice , se divide en ló-
tes entrelazados en forma de red , y en sus mallas es donde bulos que se apartan poco á poco , se arrollan sobre sí mis-
está alojado el polvillo. Dicho polvo se escapa por las mallas mos y comprimiendo la tierra cercana, la entreabre, levan-
de la red exterior, pero no en su totalidad; queda aun una tan interna, y la dirijen á la superficie por un movimiento
porción en el fondo del pericarpio que no se disipa sino de elasticidad muy notable. La bolita se halla así sostenida
cuando se separa la cabellera interna, y cuando el pedículo sobre la tierra por los lóbulos que forman otros tantos pies,
encorva su vértice hacia su base. Formando la parte mem- sobre los cuales está apoyada. Entonces es cuando se veri-
branosa la mitad de la esfera, resiste y se sostiene hasta la fica la esplosion , vuela el polvillo, los lóbulos se encorvan
total pérdida de la planta. hacia la cubierta interior y la cubren como en el origen. La
El esferocarpo escarlatino (Sphmrocarpus coccineus) es de planta no tarda en destruirse. El nombre de pedo-de-lobo
un hermoso color escarlata en todas sus partes y se abre dado á este género, es la traducción del nombre griego lico-
como iina jabonera. El crisospermo es amarillo y brillante, perdon.
sostenido sobre un pedículo <5sésil. £i anaranjado es redondo Las nídularias son unas plantas coriáceas, con cúpulas
y sostenido sobre un pedículo asulcado en su longitud. El cerradas por una membrana , en el fondo de las cuales hay
verde es el mas común y su pedículo está rehenchido en su yemas lenticulares un poco pediculadas, cubiertas de un jugo
base. El fragiforme tiene el color de la fresa y sus dife- viscoso. Las nidularias antes de su perfecto desarrollo, tie-
rentes brotes reunidos imitan la forma de este froto. El flo- nen la forma de una pera, y están llenas de un jugo viscoso
riforme tiene un pericarpio que se divide en lóbulos, y sos- y cristalino; poco á poco el vértice se dilata, se ensancha ;
teniéndose en el vértice del pedículo, parece ser una flor por algún tiempo es cerrado por una membrana; se abre fi-
fnonopetala espaodlda, nalmepte está-membrana, y la cubierta se vuelve pp^ cor-»
31 431 %
neta oval en cuyo fondo hay semillas lenticulares, 6 mejor El clatro perfectamente desarrollado es algunas veces tan
jóvenes nidularias que no esperan uno una circunstancia rojo y brillante como el coral, teniendo en su base una volva
favorable para arraigar y desarrollarse. blanca en forma de cáliz. Esta magnífica producción es co-
Tres especies de nidularias se cuentan , la una está como mún en nuestras comarcas meridionales. Se cria en los bos-
barnizada en su interior , la otra es lisa por dentro pero no ques y en los baldíos.
brillante como la precedente; la tercera tiene surcada su El clatro volváceo vive solitario; está agarrado á la tierra
superficie interna {nidularia striata, Bull.) por una raiz finísima. En su primera juventud se halla cu-
Los hypoxilones son unas plantas coriáceas y casi leñosas, bierta por una volva. En una edad mas avanzada se rompe
cubiertas algunas veces de polvo; yemas mezcladas á un la volva en su vértice y forma una especie de cáliz de mu-
jugo viscoso, encerradas en pequeñas celdillas solitarias ó chos dientes; la volva de coral aparece , pero no tiene to-
aglomeradas. davía el brillo que adquirirá después. En su parte interna
Según BuUiard, los hipoxilones son monoicos, y este es el se halla alojada pna sustancia húmeda , compacta, negra ,
principal carácter que los distingue de las variolarias; pero que bien pronto se convierte en una agua fétida ; llegando
¿esen efecto, cierto, que haya dado sexos la naturaleza alas á verterse esta agua, arrastra consigo el polvillo regenera-
especies que componen el género hypoxilon? Las observa- dor; el clatro continua creciendo; se ensanchan sus mallas,
ciones que dá á conocer Bulliard no son suficientes, y el y la sustancia celular que compone su tejido, toma un her-
raciocinio apoyado en la analogía, nos induce á creer lo moso color de vermellon ; pero no es este brillo de larga
contrario. Los hypoxilones y las variolarias son coriáceas y duración ; el clatro perece poco después de su desarrollo.
casi leñosas; sus semillas son infinitas, mezcladas con un Solo una especie se conoce de este género. Clatro viene del
jugo viscoso y encerradas en pequeñas celdillas. griego y significa red.
Los hypoxilones nacen sóbrelos leños muertos y esfogen La clavaria es de sustancia lisa, vertical, alargada simple
con preferencia los que se hallan privados de su corteza ; ó ramosa, coriácea ó de consistencia de corcho, carnosa ó
algunas veces son solitarios, mas frecuentemente se hallan frágil, llevando las yemas en su superficie.
reunidos en masa y forman costras muy duras llenas de Tres ó cuatro especies de este género tienen la forma de
pequeñas celdillas contiguas las unas á las otras. En algunas una clava; de aquí el nombre impuesto á todas. Sin em-
especies nace de lo interior de cada celdilla un filete mas ó bargo hay una que se divide como las astas de un ciervo ;
menos alargado. Un solo hypoxilon {hypoxilum loculiferum, otra aplanada á manera de lengua; otra que se alarga en
Bull.) se prolonga en filetes ramosos y lleva sus celdillas láminas ensanchadas, lobuladas en su vértice y reunidas en
sobre sus ramos. Acaso se le podria confundir con las cla- hacecillo en su base; otra que se ramifica á la manera del
varias ; 'pero estas son fuertes y espesas, y sus divisiones coral; otra que con facilidad se tomarla por un liquen ra-
están enteramente cubiertas de celdillas, mientras que los moso ; otra que no es sino un filete muy fino ; otra que se
filetes del hypoxilon loculífero son tan finos como cabellos, prolonga igualmente en hilo, pero cuyo vértice se divide
y las celdillas muy poco numerosas y distribuidas aquí y allí como las barbas de una pluma : otra compuesta de filetes
sobre los ramos mejor nutridos y mgs vigorosos. En su orí- cortos, simples, agudos y muy numerosos , que se parecen
gen, están los hypoxilones cargados de un polvo muy visible, á gruesas cerdas, etc.
que desaparece cuando envejece la planta. A él mira Bu- Sea lo que quiera de estas diferentes formas, él conser-
lliard como vehículo del fluido fecundante. Otras pruebas vará su nombre; pero esto prueba comocreia Linneo , que
eran necesarias para dar peso á esta aserción. los mejores nombres genéricos son aquellos á que no va
Este género comprende muchas especies, de las que se unida significación alguna. Por lo demás á cada paso se deja
componen dos divisiones. La pHmera comprende los hypo- sentir este vicio de nomenclatura, pues que los autores casi
xilones cuyos pericarpios no tienen mas que una celdilla. nunca han tenido la vista, al tiempo de formar sus géneros
La segunda aquellos cuyos pericarpios tienen muchas celdi- todas las especies que podían entrar en ellos.
llas. Hypoxilon viene del griego y quiere decir alrededor de ' Las clavarias, unas veces son parásitas , otras nacen en
los leños, porque en efecto estos vegetales se unen alrede- la tierra; sus renuevos son verticales; unas son coriáceas ó
dor de las ramas muertas. de la consistencia del corcho; otras carnosas y frágiles;
Las variolarias cuyo nombre recuerda las pústulas de las todas llevan sus yemas sobre su superficie , muchas se ha-
viruelas, no difieren de los hypoxilones sino porque nacen en llan cubiertas de celdillas que encierran estas yemas, y se
la misma corteza y quedan como engastadas en ella. Añade hallan salpicadas de un polvillo como los hypoxilones. Bu-
Bulliard que no puede decirse que sean monoicas, pues que lliard cree que estas son monoicas. Las clavarías se dividen
no se percibe el polvillo fecundante. en dos grupos. La primera división comprende todas las
El clatro es de sustancia carnosa, esférica ú oblonga clavarias coriáceas; la segunda todas aquellas cuya carne
abierta de parte á parte en forma de rallo. es tierna y frágil.

Estudios fisiológicos.
II y último.

DE LA PALABRA.

Además de los sonidos formados en el órgano bucal, que que, asociándose de diversos modos, constituyen la pala-
tienen un valor musical, hay una multitud de ellos y de bra, de los cuales algunos sirven para designar los objetos,
ruidos que proceden de los tubos anejos á dicho órgano cualidades, acciones y relaciones. Los idiomas no emplea
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todos los sonidos que pueden formarse de este modo , por- este camino llegamos á fijar dos series: en una, las palabras
que se encuentran algunos entre ellos que seria muy difícil son mudas é incapaces absolutamente de reunirse con la voz,
reunir con los otros. Asf que , la mayor parte de los que y en la o t r a , son tan aptas para convertirse en mudas,
se asocian con mas facilidad figuran en casi todos los idio- como para acompañar á la voz. Consiste otra diferencia i m -
mas. Cada uno de estos contiene cierto número de dichos portante entre los sonidos de la palabra , en que los unos,
sonidos; pero ninguno los posee todos, y las diferencias producidos por un cambio repentino de la posición de la
que se observan en dichos idiomas dependen de que e m - boca, solo duran un momento , sin poderlos prolongar ni
plean mas particularmente los u n o s , mientras q u e , ó no sostener [strepitus incontinuus explosibus) , mientras que
se usan , ó solo rara vez, los demás. otros salen sin que varíe la situación de las partes de la b()ca,
A la fisiología pertenece referir los sonidos de la palabra y podemos prolongarlos á nuestro arbitrio tanto cuanto dure
á un sistema natural; pues cuantas tentativas han hecho el aliento {strepitus continuus). Todos los sonidos de la pri-
los gramáticos para conseguirlo han sido infructuosas, en mera clase son mudos é incapaces de reunirse con la ento-
razón á que sus clasificaciones estaban basadas en cuaUda- nación , en vez de que casi todos los de la segunda especie
des que no son esenciales. En efecto, la distinción de los pueden asociarse con ella. De esta última combinacioa e -
sonidos articulados, fundada en los órganos que se ha creí- sultan modificaciones particulares, mientras que los sonidos
do los producían, es viciosa , porque ella reúne los que completamente mudos 6 esplosivos son capaces de esperi-
se diferencian totalmente entre sí según la fisiología, y por- mentar una transformación cuando se juntan con una as-
que muchos puntos de la boca concurren á la producción piración.
de la mayor parte de ellos. Tales son los defectos que p u e -
den encontrarse en la división, en sonidos labiales, denta- SISTEMA DE LOS SONIDOS ARTICULADOS MUDOS EN VOZ BAJA.
les, guturales y linguales, y también en la mas sencilla: en
sonidos bucales y nasales. Encontramos algo de cierto en el Vocales mudas.
fondo de la clasificación que se ha formado para los sonidos
mudos y para los líquidos; pero tienen á la verdad mala a, e, i, o,u, y las vocales nasales a, e, o. Todas estas
aplicación. Ni aun se han estudiado convenientemente las vocales pueden pronunciarse de un modo bien distinto, ba-
mismas propiedades de las vocales en oposición con las con- jo la forma de simples ruidos. Trátase de averiguar si como
sonantes. En general hacen consistir so esencia en que no vocales mudas se parecen á las consonantes de igual clase ,
son mudas, que no se reducen á simples ruidos como las 6 difieren de ellas, fisiológicamente hablando. Las conso-
consonantes, pero que nacen de sonidos que se forman en nantes mudas se forman en el tubo colocado delante del
el órgano vocal y son modificadas por la boca. Sin embar- órgano vocal , es decir , en la cavidad oral y nasal; y d e -
go , la diferencia entre las vocales y consonantes es menos penden de ruidos formados por el aire que recorre el con-
considerable , porque á todas las vocales y consonantes po- ducto modificado de diferente manera. Pero las vocales mu-
demos hacerlas mudas y reducirlas á simples ruidos, como das se conducen de distinto modo hasta cierto punto , pues
sucede cuando hablamos en voz baja ; así que, las vocales aunque aquí no resuena la voz , sin embargo , la causa
que suenan no dependen mas que de la consonancia de la primera está en la glotis y no en la boca, como nos podemos
voz. Penetrando en la esencia de las vocales y consonantes, convencer fácilmente de ello esperimentándolo en nosotros
la diferencia entre ellas es otra. Un vicio capital de muchos mismos. El ruido que forma una vocal muda nace, á lo que
proyectos de clasificación natural de los sonidos de la pala- parece, cuando el aire pasa á lo largo de las cuerdas voca-
bra, ha consistido en que no se ha reílexionado en la posibi- les, sin que por esto resuenen. No difiere del que se llega
lidad de formarlos sin entonación, con el carácter de simple á producir en la glotis cerrando la boca , abriendo la nariz
ruido que son capaces de tener. y evitando emitir ningún verdadero sonido, porque estando
Para apreciar bien las propiedades es preciso tomar por la boca abierta , la diferente figura que adquiere el conducto
base la locución en voz baja ó cuchicheo , y buscar después bucal, le modifica de modo que sirve para producir los so-
las modificaciones que pueden depender de la adición del nidos o, e, i, o, M. Tal es como nosotros lo consideramos
sonido propiamente dicho , ó de la entonación. Siguiendo bajo el punto de vista fisiológico.

Excerpta.
La senda de la vida está sembrada de piedras de escándalo. La humana ciencia consiste mas en destruir añejos errores que en
ADMID. descubrir verdades: los enemigos de estas lo son aquellos , no la ig-
Los poetas de nuestros dias escriben todos como si estuviesen en- norancia. SÓCRATES.
fqrmos y como si el mundo fuese un vasto hospital. El corazón humano es un abismo sin fondo.
GOETHE. POPE.
La prensa es la artillería del pensamiento. La economía es medio alimento para la vida. **
La riqueza engendra la pobreza. ¿ Y por qué? Fuerza es decirlo:
El menor dia de la vida de un sabio vale mas que toda la vida de rodean sin cesar al poderoso todos los alhagos de la vida, mas ó me-
un ignorante por larga que sea. nos tarde es vencido por la tentación, cualquiera que esta sea, que
SÉNECA. acaba por hacerle esclavo de una nueva necesidad y como esta arras-
El amor se parece á la luna: cuando no crece es preciso que tra otra y otras, al fm el rico si logra hacer frente i todas, yese
mengüe. oprimido por mil deberes que su oro le ha creado y le roban com-
pletamente la libertad. Un hombre esclavo nunca es rico. **

Por lo no firmado y como Editor responsable.—/«on olieere»

BARCELONA.—IMPRBKTA DB D. JOA« OUTBgBS, QULB DB ESCODILIBRS, K.» M.—18».


% 433 K

Filosofía Ideal.
ESTÉTICA.

Por S. 7[. nusjUin.

Xll.
AKTES HABLADAS.

Romancismo ó epopeya caballeresca. — Historia del romancismo. — Epopeya cómica, — Romance,


— Novela.— Historia del cuento y de la novela. — Cuentos, fábulas y leyendas poéticas. —
Romanzas y hálalas. — Poesía dramática.—Noción y división del drama.
Con la antigua epopeya griega contrasta la romántica ó se formó primeramente en Italia. Su fundador fué Luis
caballeresca. La epopeya romántica tomó su asunto y anima- Pulci con el Margante maggiore , en el cual se refieren las
cion,de la caballería de la edad media. El espíritu caballeresco aventuras de Reinaldo y del gigante Morgante; pero de iin
de la edad media fué incorporado á elementos enteramente modo sumamente frivolo, mezclando lo sagrado y lo pro-
peculiares. Religiosidad profunda, fé ilimitada, heroísmo fano. En opuestísimo contraste con la petulante ironía de
impasible, sentidos impulsados al honor, el amor elevado Pulci se halla la característica gravedad de M. M. Bojardo ,
y la consideración obsequiosa al bello sexo, el espiritual que en su epopeya no acabada Orlando innamorato repre-
sentimiento de beneficencia para con los desvalidos é infe- senta á Rolando como el tipo de las virtudes caballerescas.
lices , y la invencible propensión á las aventuras animaban Con el Orlando innamorato de Bojardo se enlaza el Orlando
toda su esencia , y en realidad de un modo estravagante. furioso de Ariosto, modelo de una completa epopeya román-
Este espíritu caballeresco conduciendo necesariamente á las tica. Tanto el héroe como las personas accesorias de esa
hazañas de aventuras, abría al genio del poeta un rico ma- epopeya son caballeros errantes en el siglo de la hechicería
nantial de asunto épico. y de los portentos romanescos. Orlando mismo , hombre
El genio peculiar de los tiempos y artes modernas impri- anteriormente mas cuerdo, del amor pasa á la rabia y
mió á este asunto un sello enteramente propio y diverso de frenesí.
la antigua epopeya. Durante la edad media era creencia La llama de genio no se debilita en todo el decurso del
recibida en el pueblo la existencia de espíritus hechiceros, poema compuesto de cuarenta y seis cantos ; hay un ardor
gigantes, brujas, etc., autores de todo acontecimiento in- no interrumpido de poesía infinitamente variada, de efu-
sólito y estraordinario. Tales son los que comunmente sir- siones, de espíritu poético fecundo, semejante á la fuerza
ven de tramoya en la epopeya caballeresca, apareciendo y verdad de los cuadros naturales, grandeza en cierto modo
por todas partes en los romances épicos para asirse con po- feroz de imágenes é ideas , y un lenguaje floridísimo con la
derosa mano á la rueda de la historia, é imprimirle el sello mayor naturalidad y sencillez. Como sucesor mas feliz de
de la magia. Ariosto , se puede mirar á Fortiguerra, cuyo Ricciardetto
En la epopeya romántica, así como en las artes moder- se distingue principalmente por la rica invención , sátira
nas , generalmente se hace una especial y preferente repre- mordaz y representación graciosa. En la literatura inglesa
sentación de la manera subyectiva. Por todas partes se pre- merece distinguirse la Reina de las brujas por Spenser,
senta la persona del poeta, no solo á efecto de acompañar epopeya alegórico-romántica. En los tiempos recientes
con reflexiones los acontecimientos, sino también para la puede nombrarse el Don Juan de lord Byron , con cuyo
coordinación del conjunto. En la antigua epopeya los acon- nombre el mismo autor ha intitulado el poema de.un héroe
tecimientos se desarrollan según el ritmo á ellos inherente; moderno. Los franceses enumeran en la epopeya romántica
pero en la romántica estos iicontecimientos se suceden en- el Olivero de Cazotte, escrito en prosa. De los tiempos mo-
teramente según el capricho del poeta; todo se halla enca- dernos deben nombrarse los poemas épicos de Creuzé de
denado mágicamente. Domina un embrollo estudiosamente Lesser: «Los caballeros de la mesa redonda; Amadis de
coordinado de gravedad y burla, de solemnidad y fantasía. Gaula , y los Pares de Carlo-Magno.»
La epopeya romántica se asemeja á un laberinto por donde La literatura alemana posee de la edad media un gran
al través del antojo y humorada del poeta, marcha uno número de poemas heroicos, que por un sello mas ó me-
acompañado del mismo. Un profesor de artes la compara á nos peculiar se distinguen unos de otros y de las posteriores
una gran fantasía musical, rica en atrevidos pasos y una epopeyas caballerescas: al frente de ellos como el mas per-
•variedad infinita de enlaces, desenlaces y nuevos ,encade- fecto se halla la canción de Nibelungen. El objeto de esta
namientos. epopeya nacional es el trágico destino de una raza de hé-
La versificación de la epopeya romántica es la de estan- roes que se esterminaron á sí mismos con valerosa fuerza y
cias. Como la estancia no permite variedad alguna en los dominantes pasiones, en cuyos rasgos fundamentales nos
pies sueltos, no es posible adaptarse al objeto como con el choca sobre todo el brutal origen de la caballería. Varios
exámetro; pero con todo no carece del reposo y discreción dichos populares sin duda constituyen el fondo del conjun-
épicos, y mediante la rara y variada colección de sus rimas, to ; pero han sido aprovechados con una energía caracte-
sirve de emblema al encadenamiento mágico de la epopeya rística y reducidos á la unidad épica por un poete que nos
romántica. La legítima epopeya romántica ó caballeresca , es desconocido. Todo el poema está dividido en dos partes i
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la primera de las cuales contiene el destino de Sigifredo , y ranas y ratones Una guerra con toda la dignidad épica que
la segunda la venganza de Krimíldo. La Lamentación aña- en la Ilíada la guerra entre griegos y troyanos: comun-
dida á la canción de Nibelungen , es de origen posterior, y mente es atribuida á Homero. El cubo robado , del italiano
de un valor poético que no puede compararse con el de Alejandro Tassoni: fundándose en la tradición popular de
aquella. Con esta epopeya trágica forma contraste la místi- que los modeneses en una guerra con los bolonios les ha-
co-alegórica , cuyo asunto según tradición es san Gra!. Fué bían robado un cubo de madera , fué ocasión para referir
desempeñada por Wolfram de Eschenbach, conforme á los muy cómicamente nuevas hostilidades. De los tiempos mas
modelos provenzales; pero obtuvo una rica y nueva repre- modernos pertenece á este género el poema de Gasti: Los
sentación por Parcival y Titurel, del último de los cuales animales hablando. La Gatomaquia de Lope Félix de Vega
además de dos fragmentas, nos han quedado solamente un Carpió , una de sus mejores obras, y la primera entre las
complemento y retoque de autor posterior, Lohengrin , de epopeyas cómicas de los españoles. El Facistol del poeta
poeta desconocido, forma el remate de esta serie de fábu- francés Boileau. El objeto del poema es una ridicula reyerta
las. Aun es muy notable el Libro de los héroes, colección de entre el tesorero y el chantre de una iglesia de Paris, sobre
vanos poemas caballerescos conforme á las tradiciones pa- el lugar que debía ocupar en el coro un facistol. El Vert-
tricias , cuyo foco histórico es el tiempo de Atila y de las Vert del poeta francés Gresset, ó destino de un papagayo
correrías de los pueblos: entre sus autores se distinguen en las monjas de la Visitación. Voltaire, Junquieres y Pa-
particularmente, Enrique de Ofterdingen y Wolfram de lissot. Hudibrás, del británico Butler, sátira contra los in-
Eschenbach. dependientes y presbiterianos , que produjeron en aquel
Entre los épicos románticos modernos de Alemania escede tiempo muchos disturbios en Inglaterra: la idea capital está
á todos Wieland con su Oberon, magistralmente redactado. tomada del Don Quijote. El robo de los bucles , por Pope,
Además se ha dado á conocer por Idris y Zenide, El nuevo querella motivada por unos mechones de cabellos cortados
Amadis, Amor y Amor. A Wieland han seguido sin igua- y sustraídos; abunda en agudezas. La Dunciada del mismo
larle N. H. Nicolay {Ricardo y Melisa, Galwina , Zerbin y es mas satírica que cómica. La botica de los pobres por
Bella, etc.), Alxinger (Doolin de Magu/ncia, Bliomberis), Garth.
Fr. Aug, Muller (Ricardo corazón de león, Alfonso Edel- En la literatura alemana son dignos de especial mención
berto el salnaje), Ernesto Schulze en su Cecilia y en la Rosa los siguientes: de Zacharia, El Matón, las Metamorfosis, el
encantada, se ha distinguido por la amabilidad , ternura y Moquero, el Faetón, Murner en el infierno , la Lagosiada
haruioniosa versificación. También son de mencionar del y Hercinia ; de Uz la Victoria de Cupido ; la Guillermita de
barón de la Motte el Fouqué, la Corona, los Viajes de Thummel y como disfraz épico la Eneida de Blumauer,
TUiodolf, etc., de Doenniges Wineta ó los Reyes marítimos Reineke Fuchs, la Cinalopecomaquia, etc., pertenecen mas
de Jomsburg, de Durbach el Castillo de RappoUstein, de L. bien al dominio de la fábula.
A. Frankl el Cristóforo Coiombo. Las especies de poesía análogas á la epopeya son el ro-
En los tiempos modernos el campo épico ha recibido en mance , la romanza y la balata. El romance deriva su nom-
Alemania un ensanche peculiar, mediante la epopeya idíli- bre de la misma palabra que sirvió para significarla lengua
ca , cuyo tipo sin embargo ya fué dado en fa Odisea, Se vulgar insensinlemente resultada de la mezcla del idioma
caracteriza principalmentepor la ingenuidad, y desde luego latino con el de los pueblos que vencieron á los romanos.
se diferencia del idilio por la estensíon é interés de la ac- Los trobadores escribieron sus fábulas en esta lengua, de la
ción. Son modelos en este género Hermán y Dorotea de cual sus mismos poemas recibieron el nombre de romanos.
Goethe, y Luisa de Vosz. El primero es manifiestamente El romance es como la epopeya, la representación poé-
superior al segundo ; pues en aquel á nuestra vista se des- tica de una historia, en que se patentiza la vasta estension
arrolla la vida en movimiento , al paso que en el otro todo de un mundo entero; y por lo mismo el romance también
es mas representado con una existencia tranquila : en el es rico en episodios como la epopeya. En ambos descuella
primero con el interés del padre de familias, se combina el una persona capital , un héroe. No obstante, el héroe épico
del ciudadano público , mientras que el segundo se limita es solo un miembro en la gran cadena del conjunto; pero
enteramente al interés del padre de familias. También debe el romántico toma parte en todo , es el alma del conjunto,
nombrarse el Partenais de Baggesen. el centro moral, desde cuya profundidad todo nace y se
En punto á poesía épica de las demás naciones europeas, desarrolla. En el héroe romántico hay propiamente un es-
en general deben nombrarse los siguientes. Entre los ho- píritu característico que es viviente y activo, un espíritu
landeses : los hermanos Willem y Onno Zwir van Harén ; característico que lleva consigo los gérmenes de un mundo
aquel por su romántica epopeya Gevallen van Friso , y éste completo , y los distribuye como tales en una infinita mu-
por su epopeya patricia los Geusen. Entre los dinamarque- chedumbre de hechos y acciones. Esta vida infinita y libre
ses , Oehlenschlagel por su poema heroico patricio Hrolf en que se descompone un espíritu característico, es lo que
Krake y por su epopeya Los dioses del Norte. El noruego en sí comprende y representa el romance.
C.-H. Pram adquirió nombre con su pOema heroico Star- El principio animador del héroe romántico es el amor ;
kodder. Entre los suecos: Gyllenborg: Cárbs X: espedicion por él son motivadas todas sus acciones , que siempre ma-
por el mundo ; Isaías Tegner: Frithiof; yStagnelius: Wla- nifiestan una vida íntimamente escitada por dicho senti-
dimiro. Entre los polacos: Mickiewicz: Conrado WaUenrod, miento. Este amor es de un carácter que no rara vez acér-
y Pan Tadeusz (esto es, señor Tadeo). Entre los rusos: case á aventura y una aventura precipita. Así es que no sin
CheraskofT, por dos grandes poemas épicos sobre la con- fundamento se ha comparado el romance á un ensueño. El
quista de Kasan y sobre Wladimir el Grande. romance nos arrebata como este de las relaciones comunes
Parodiando la legítima epopeya se produce la cómica. En de la ordinaria vida terrestre , y nos trasporta á un mundo
esta con el tono solemne y forma de epopeya , se ha hecho en donde todo se mueve con mucha suavidad , y se respira
un uso burlesco para objeto pequeño en sí ó enteramente un aire mas benigno. Donde un espíritu romántico respira .
ridículo. Las mas notables de este género son las siguien- donde todo es motivado por un romántico amor, todo tiene
tes : La Batracomiomaquia, en qiK s^ ha cantado entre las un colorido mas afable y mas hechicera forma; estamos so-
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bre la tierra y no nos sentimos unidos á ella; nos hallamos desechado por ambas como un bastardo. Pero es muy d i -
entre hombres, pero no esperimentamos en ellos las usua- verso el romance trazado sobre un fundamento histórico,
les maneras de pensar y sentir, y los vemos como suspensos y en el que es comprendida la determinada realidad poéti-
entre las maneras terrestres y sobrenaturales. ca, modulada y enteramente vertida en poesía. Desp'iv,gaii-
El romance dá principio con un acontecimiento sencillo. dose un mundo entero a nuestra vista en el romance, no
Si en los umbrales del romance nos afectase una pasión de- solamente permite los episodios sino que hasta los hace i n -
masiado fuerte, el lector retrocedería atónito ; pero á la dispensables. Si el episodio por decirlo así es independiente,
manera que el silencioso manantial luego que ha partido aparece como un poema que subsiste por sí y toma el nom-
del seno de la tierra se abre cada vez tnas anchuroso paso , bre de novela. La novela no es mas que una representación
adquiere un cauce mas dilatado , y por último se desparra- concebida en prosa de acontecimientos deja vida aislados ,
ma en una inmensa mole de agua , en los propios términos desprendidos unos de otros, y de interés humano mas ó
procede el romance; pues aquel sencillo acontecimiento, menos general, y en la cual la acción abraza solo un corto
con que dá principio el romance, es sumamente fecundo en pero determinado período: en este sentido un romance
sus consecuencias. Desde luego unos acontecimientos siguen puede constar de una serie de novelas. Originariamente fué
á otros , y los precedentes llevan en sí constantemente los la novela entre los italianos una anécdota graciosa y al vivo
gérmenes de los subsiguientes, de forma que en el romance representada , nueva ó á lo menos contada con novedad.
todas las cosas aparecen como los eslabones de una cadena, De la literatura árabe deben citarse como romances: de As-
asidas entre sí con una necesaria conexión. A medida que mai. Vida de Aular; de Hariri, El Makamal y de Abubekr
el romance adelanta, crece la significación é importancia de Ebn-Thophai, El hombre de la naturaleza.
su contenido; todos los elementos de la gran vida, la cien- En tiempos recientes se han dado á conocer también mu-
cia , la religión y las artes se presentan poco á poco y se chos romances chinos, traducidos por ingleses y franceses ,
entrelazan con el tejido de la historia, en lo cual se hace como El Paflafectado ó Hisloria de Sungkin , por Thoms ;
mas ó menos patente que el núcleo del romance , es una la Corte china, eu verso , por Thoms ; ín-kino-li, ó los dos
noción filosófica trasformada por la vara mágica de la poe- bellos primos, novela china, por Thoms; la Union aforlu-
sía en un objeto figurado y susceptible de contemplación- nada , romance, por Da\is; Novelas chinas, por Davis;
Por lo que hace á la representación en el romance, los Cuentos chinos, traducidos por Davis, Thoms, d' Entreco-
sucesos aislados que en sí comprende, se desarrollan unos de lles, etc., y publicada^ por Abel-Rebiisat.
otros con calma , y siguen una marcha uniformemente sos- Los griegos y romanos no conocieron el verdadero r o -
tenida. A la manera que el poeta épico, también el román- mance. Sin embargo , deben citarse aquí muchos trabajos
tico , se sobrepone á los acontecimientos como un ser es- de escritores griegos de secundaria antigüedad, y conocidos
pectativo , de nada se afecta y permanece del todo indi- bajo el nombre de eróticos como Aquiles Tacio , Üe ainort-
ferente para con su héroe. En virtud de esta absoluta bus Elitophontis et Leucippes; Heliodoro, Aethiópica; Longo,
indiferencia, el poeta con ánimo impasible se para en todo, Pastoralium de Daphnide et Cldoe , Lib. iv ; Xenofonte ;'.'
y todo lo trata con igual afición, de manera que origina en Efeso, Amores; Chariton, De Chacrea et Calirrhoe; Eustatio
el romance no solamente la mas elevada claridad y circuns- de Ismenice etismenes amoribus; Alcifron y Ariaieo , Carlas.
pección , sino además la mayor calma, un sumo equilibrio También pertenecen á este género algunos escritos de L u -
y uniformidad. En el romance también como en la epopeya ciano, y de la literatura romana el romance satírico de
solo el suceso habla siempre con nosotros y no la subyecti- Apuleyo De astno áureo.
vidad del poeta; y por esto no hay para el romance mas Ya en el principio de la edad media encontramos casi si-
adecuada forma que la narrativa , aunque tampoco escluye multáneamente en todos los pueblos en cierta manera cul-
la dialogal y epistolar, haciéndose en consecuencia ora mas tos, una serie de romances caballerescos , la mayor parte
épico, ora mas dramático ó lírico. La medida silábica mas en discursos métricos; pero este romance no alcanzó su
uniforme de los modernos es la estancia, aunque por opo- perfección artística, hasta Cervantes. Su Don Quijote, es el
nerse á toda variedad de pies no es la mas adaptable al mas grandioso modelo de un romance cómico. La erudición,
objeto, ni consiente en ir tan hermanada con él como el el conocimiento del mundo y de los hombres, los arranques
exámetro : por tanto , el romance está sujeto á prosa. Sin graciosos y joviales, la inagotable sátira, se hacen objetos
embargo, en este caso debe remontarse sobre la prosa co- de disputa y lucha acerca de su preferencia: cual cómico,
mún por medio de una espresion avivada y florida con el su burla é ironía son á la par una verdad inmediata, y como
grave ritmo, bella construcción de períodos, etc. fantástico es la vestimenta del mas profundo talento; por
Así como hay epopeya cómica también existe un romance entre la mas completa locura, brilla la mas fuerte sabiduría.
cómico. La epopeya cómica se obtiene parodiando la epopeya Cervantes además compuso el romanee pastoril de Galaica,
legítima; mas no así el romance cómico, el cual comprende Pérsilesy Segismundo , y doce novelas. A continuación de
el lado ridículo de la vida , idealiza lo ridículo. Por otra • él merecen nombrarse Don Francisco de Quevedo y Ville-
parte puede también ser ora puramente cómico, ora mas gas, Uistoriade la vida del Gran Buscón; y Hurtado do
satírico ó bufonesco. También según los varios aspectos de Mendoza , Vida del Lazarillo de Tormcs.
la vida que particularmente predomina en el romance, se A los españoles siguen los franceses, entre quienes de-
diferencian los sentimentales, los viajantes, los pastori- jando aparte numerosos romances antiguos, se distinguen
les , etc. Prevot d' Exilies , Historia de Cleveland, el Dean de Kille-
Los romances que se proponen un fin esterior y ajeno , rine. Historia del Caballero de Grieux y de Manon; de Mari-
como los llamados didácticos y pedagójicos, no tienen valor vaux, Mariana, el Labrador afortunado y Farsanion ; .,
alguno artístico. El romance histórico, según fué manejado Sage, Historia de Gil Blas de Sanlillana, Historia de Este-
en los tiempos primitivos, cuando la historia y poesía cor- vanillo Gonzales y el Diablo cojudo; Claudio Próspero Jol-
rían parejas y eran ambas referidas á designios esteriores , got de Crebillon , el Sofá, Estravíos del corazón y del
regularmeitte no desempeñaba suficientemente las condi- espíritu, etc. J. J. Rousseau, Julia ó la nueva Eloísa; Vol-
ciones de historia y las de arte, y por tanto hubo de ser taire, Cándido, Zadiy, Micrómegas, e t c . ; Marmontel ,
436 H
Beluario, los Incas; d' Arnaud; el conde de Tressan; Flo- Los parentescos electivos ; Schiller, el Visionario; Klinger,
rian, La Galatea, Estela, etc.; Bernardino de Saint-Pierre, Dámocles, Vida de Fausto, sus hechos y bajada á los infiernos.
Pablo y Virginia, la Cabana Indiana; Chateaubriand, Átala, Historia de Rafael de Águila , etc.; F. R. Nicolay , Vida y
Ranato, Natchez , etc.; Salvandy, Don Alonso; Víctor Hu- opiniones de Sebaldo , Nothanker de Sempronio Gundi-
go, Han de Islandia, Bug-Faryal, El último dia de un sen- bert, etc. Schummel, Spitzbart, el pequeño Voltaire, J. G.
tenciado , Nuestra Señora de Paris; Jodier, Juan Sbogar, Muller, Sigifredo de Lindenberg, Novelas cómicas; Lafontai-
Teresa Aubert, El rey de Bohemia y sus siete cabillos , etc.; ne , Poder del amor, Rodolfo de Werdenberg; Jacobi,
Alfredo de Vigny , y otros. Entre las poetisas francesas de Woldemar; Heinse, Ardinguelo, Hildegardo de Hohenthal;
romances, son dignas de particular mención Graííigny, Thuinmel , Viage á las provincias meridionales de la Fran-
Cartas de una peruana; Riccoboni, Ernestina, Cartas de cia ; Jean Pablo, Héspero, Quinto Fixlein, los Ramilletes
Catesby y del marqués de Cressy; Lafayette , La princesa de flores, frutos y espinas, el Vade de las camimnas, el
de Cleves; Genlis , Adela y Teodoro , Los caballeros del Cis-Dean jubilado, Titán, Los años de las plagas, etc ; Tieck,
ne, Las madres rivales, La señorita de Clermont, etc. ; de Emigraciones de Slernbald ; Novalis , Enrique de Ofterwin-
Stael, Delfina , Corina , Krudener, Valeria; Cottin , Mal- gen, Ernesto Wagner, los Pintores viajando, etc.; el conde
vina, Amelia, Mansfield, Isabel, Matilde; Marquesa de Benzel-Sternau, el Becerro de oro, el Convidado de pie-
Souza, Adela de Senanges, etc. dra , el Viejo Adán; T. Mugge; H. Konig, etc. En la novela
En Italia se ha cultivado principalmente la novela , con han aventajado á todos Tieck y StefTens. Al mismo tiemp»
la cual Boccaccio adquirió gran fama. Su Decamerone es una han presentado ya cuentos, ya novelas, Loben , Arnin ,
colección de cien novelas. Siguiéronle Sacchelti, Bandello, F. Horn , W. Alexis, HauíT, Tomlitz, L. Schefer, Van-
Giovanni, Cinthio, Sansovino, Stroparola , Casti, Césari y der-Velde , Spindler, Sternberg, y otros.
otros. El verdadero cuento no ha sido cultivado por los ita- En Holanda el romance ha sido felizmente cultivado por
lianos hasta los tiempos modernos, principalmente por Ugo, E. Bekker y Ágata Deken. E. María Post y A. Loosjes.
Foseólo, Ultimo lettere di Jncopo Ortis; Manzoni, I Promessi Entre los dinamarqueses la novela ha sido felizmente cul-
Spvssi; Kossini, La monarca di Monza, Luisa Strozzi, tivada en particular por Carlota Viehl, K. L. Rahbek, L.
Apoglio, Ettore Fieramosca ; Verri, Notti romane alsepolcro Kruse, Luisa de Lindencrone y S. Blicher. La literatura
de Scipione. Los ingleses no solo poseen una gran riqueza sueca posee las novelas de Palmblad ; romances de Guma-
de romances , sino que además entré ellos este género de lius, del conde Sparre y de un desconocido: Snapphanarne
poesía adquirió un alto grado de perfección. Cuéntanse en- y La última noche en Oslwalde; y la señorita Premer se
tre los mas sobresalientes de sus romanceros á Richardson atrajo grandes aplausos con sus Diseños de la vida cotidiana.
por su Pamela , Clarisa , y Grandison; Fielding , Tom Jo- De las novelas rusas modernamente se han dado á cono-
nes , Amelia y José Andrews: Sterne, Tristran, Shandy, cer en otras lenguas M. Sagoskin , Los rusos en 1612 ; T,
Viage sentimental por Francia é Italia; SmoUet, Rodrigo Yulgarin , N. Gretsch y otros.
Random ; el peregrino Pickle , La esp^didon de Humfredo Entre los polacos se han distinguido como poetas de ro-
Klinker; Goldsmith, el Vicario de Wakefield; Horacio mances, Niemcewiz y Juan de Tenczyn : Barnatowicz Na-
Walpole, El castillo de Otranto: Mackenzie, El hombre de lencz, y Poyata; el conde Skarveck , Yarlo; y Massatski
sentimientos , El hombre del mundo; Cumberland, Arundet, Pan Patotolik, fiel pintura de la noble Lituania actual!
Juan da Lancaster, Henry; Godwia, Caleb WiUiams, Saint Entre los griegos modernos tiene celebridad Alejandro Sui-
Leen, Fletwoot; Lewis, El Monje, Moore, Zeluco , Eduar- zos , El Proscrito del año 1831.
do ; Holkroft, Ana Saint-Ives, Hugo Trovador y Gualtero También diferencíase comunmente de la epopeya del
Scott, el mas fecundo de los novelistas ingleses, que con sus cuento y de la novela la narración poética, esto es la re-
novelas históricas estableció un nuevo género. Entre los presentación contemplable de una idea estética bajo la for-
muchos Imitadores son dignos de particular mención Hora- ma de un acontecimiento ó acción de interés menos consi-
cio Smith y T. Colley Grattan. En el americano Cooper, en derable y universal, y por consiguiente de estension mas
los irlandeses Banim y Grifiith , así como en los escoceses reducida. Tratándose del mas y del menos, fácilmente se
Juan Gí<lt,Jacobo Hogg y Alan Cunningham , ha nacido comprende que este género de poesía es susceptible de mu-
juntamente con el elemento histórico, la pintura de una de- chas gradaciones, que muchas veces puede aproximarse al
terminada nacionalidad. El americano Washington ha com- mas elevado punto de la legítima epopeya y del cuento. Sin
bina Jo en sus originales representaciones, la alegre festividad embargo , posible seria establecer una línea fija de demar-
con una soltura y vivacidad características. Ocupa el primer cación entre la narración poética y la novela, pues como
lugar entre los modernos poetas novelistas E. L. Bulwer. aquella ha de ser redactada en metro , esto basta para di-
quien, juntamente con lord Normamby (conde MulgraveJ ferenciarla específicamente. En cuanto al tono, la narración
ha comprendido de nuevo el original de las novelas nacio- poética puede ser grave y aun trágica ó burlesca y cómica ,
nales familiares, y suministrado esuelentes cuadros de clases y en este último sentido festiva ó satírica : también puede
determinadas de la sociedad , y principalmente de los ran- ser idílica, sentimental, etc. Por lo que hace al asunto pue-
gos superiores. Entre las poetisas merecen especial encomio de ser tomado de la historia ó enteramente fingido. Si es
d' Arblay (en otro tiempo Miss Burney), Robinson , Rad- contenido de la narración es una trama portentosa, urdida
cliffe, Carlota Smith, Edgeworth y Porter. con ilimitada libertad de la fantasía, y en la cual lo natural
En Alemania ya desde la edad media se formó una serie y sobrenatural se bailan entre sí combinados de un modo
de novelas populares , por las cuales se rigió mas ó menos misterioso, de modo que sin embargo el conjunto de las
la novela moderna. Desde ia segunda mitad del siglo ante- animadas formas míticas sea susceptible de una inmediata
rior, adquirió la Alemania insensiblemente una gran rique- alusión á las potencias naturales y morales, tendremos en-
za de novelas y cuentos; entre cuyos autores se distinguen tonces la Conseja. La leyenda es un modo particular de nar-
principalmente Wieland, Agaton, Araspes y Pantea, Don ración sencilla y llana de un acontecimiento admirable de
Silvio, Diógenes de Sinope, etc. Goethe, las Pasiones de Wer- índole religiosa, y en especial de los pertenecientes á los
ther, el Aprendizage y peregrinación de Guillermo Meister , primitivos tiempos de la iglesia cristiana.
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Los orientales poseen privativamente un gran caudal de La balata deriva su nombre de la danza {bailo en italiano),
consejas. Conocida es la colección árabe de Las Mil y una y significa propiamente un poema en el que se puede dan-
Noches, procedente de los tiempos mas remotos , y com- zar. Originariamente fué una misma cosa que la romanza.
prensiva de elementos indianos , persas y árabes. Después que en tiempos posteriores los franceses , aficiona-
J. de Hammer y después de él G. S. Trebutien han tradu- dos en general al estilo cómico , presentaron también poe-
cido al francés un considerable número de consejas moder- mas satíricos y cómicos en la forma de romanza y se dife-
namente halladas en Egipto. También pueden ser clasifica- renciaron una de otra, y se aplicó el nombre de romanza á
das en este género las narraciones eróticas de la literatura los poemas de este género , siempre que su contenido fuese
griega y romana , citadas anteriormente, como igualmente burlesco y cómico , y en el caso de ser de carácter serio y
la narración de Hero y Leandro atribuida á Musaius, el poe- trágico recibían el nombre de balatas. Esta diferencia entre
ma histórico de Silio Itálico y de Claudio; pero exigen ser la romanza y la balata hállase admitida con tan poca gene-
aquí mencionadas en especial las 3Ietamórfosis de Ovidio. ralidad como otras balatas que se usan en naciones del norte
La época moderna es rica en narraciones poéticas. Entre bajo la forma de canciones populares narrativas, en las cua-
los ingleses sobresalen en el género serio Mailet, Goldsmith, les si se nota forma meridional, se denominan romanzas. En
Ferningham y lord Byron ; en el género satírico y cómico general, apenas puede fijarse una positiva línea de distin-
Chance , Dryden , Swift, Prior y Pope. Entre los franceses ción entre ambas composiciones, cuya diferencia es mas ó
son notabilísimos en el género serio d'Arnaud, St. Lambert, menos arbitraria. Tampoco parece limitársela tendencia de
Mery y Bartelemy; en el género festivo y cómico Lafontai- la romanza enteramente á que el cantor esprese los senti-
ne , Grecourt, Pirón , Voltaire y Dorat. A la edad media mientos de su corazón por medio de la histórica á su subli-
pertenece en aquel pais los Cantes y Fabliausc. También la me amante : mas bien el destino primordial de ella, parece
literatura alemana , ya en la edad media poseía muy bue- haber sido conservar la memoria de un acontecimiento entre
nas narraciones, consejos y agudezas. Entre los narradores las tradiciones del pueblo.
alemanes modernos se han distinguido muchos poetas y va- La romanza ó balata pertenece enteramente á la sociedad
rios en ambos géneros á la vez : Geillert, Hagedorn , Eva- moderna. Su origen ha de buscarse en los españoles, quie-
risto Kleist, Wieland , Ernesto Schulze , Rost, Nicolay, nes sacaron esta flor de las semillas de su propio espíritu y
Langbein (agudezas), Enrique de Kleist, E. T. W. HoíT- para la cual ni raiz ni yema recibieron de los árabes. Enu-
mann y otros. Además de las consejas populares de lósale- merar los poetas romanceros españoles seria igual á presen-
manes por MusaiTs, son dignos de nombrarse en los tiempos tar la lista de todos sus poetas. Como jefe principal de todos
modernos las de Tieck. Éntrelos poetas de leyendas mere- figura el Cid. Pertenecen á las mas notables colecciones las
cen una distinción Herder , Goethe , A. Schlegel, Uhland, siguientes: Romancero general. Medina del Campo , 1602.
Baily otros. Kosegarten dio una completa colección de ellos Romanceros publicados por D. A. Duran, Madrid en el
en dos volúmenes, y á él sucedieron Fouqué y Amalia de año 1828-29-32. Romances é historias del Cid. Lisboa, en
Imhof con su Almanaque de dichos y leyendas. PfeíTel, Lang- el año 161S, Romancero é historia del Cid. Madrid , 1818.
bein y otros en los tiempos modernos , han imitado el tra- En Escocia é Inglaterra desde muy temprano estaba pre-
bajo de las leyendas burlescas ensayado con felicidad , por ferentemente arraigada la balata sério-trágica. Se conocen
Hausachs. varias colecciones completas de romanzas y balatas , ingle-
Entre los holandeses son dignos de especial mención Isa- sas y escocesas. Los poetas modernos de romances y balatas
bel Bekker y Ágata Deken, Bellamy , Bildervijk, y en una son Rown , Gay, Tikell, Shenstone. Mailet, Goldsmith ,
época muy reciente Lennep, con especialidad en las leyen- Percy, Cartwright, Scott y otros. Para los franceses sin
das. En la literatura dinamarquesa tienen derecho á singu- duda ya desde el renacimiento de las letras fué conocida la
lar conmemoración las narraciones cómicas de Wessel.Tode, romanza, si no precisamente con este nombre, lo fué con
Pram, CristoíTer, Brunn y Baggesen. respecto á su esencia; tenían poemas de este género, aun-
En el contenido es análogo al romance la romanza , que que con denominación diversa. Sin embargo; con el tras-
consiste en una representación lírico-romántico en tono po- curso del tiempo llegó á estinguirse entre ellos esta suerte
pular, y acompañada de una música sencilla. La música de poesía. Fué de nuevo vivificada indudablemente por in-
de los instrumentos de cuerdas que maneja el cantor, hace tlujo de la ópera cómica; cuyo carácter se patentiza también
resonar en los oidos de su bello ídolo las mismas aventuras en la romanza francesa. Los mejores poetas franceses de
que los romances acostumbrados en el norte de Francia. El romanzas son : Moncrif, Feutry , Fabre , d'Englantine ,
asunto de la romanza es sacado del mundo moral ó del Marmontel, Berguin; y de la moderna escuela romántica
mundo histórico de los tiempos caballerescos, etc., y se Víctor Hugo.
complaceen lo terrible y portentoso. Sus maravillas llevan El genio de las artes alemanas ya desde los primitivos
inmediatamente consigo el crédito , pues están fundadas en poemas, acreditó tanta ostensión y vuelo de energía estética,
el sentir popular dominante de la época á que se refieren. como flexibilidad para las variadas formas de la poesía.
El cantor se vale únicamente de lo histórico para espresar á Existen antiguas balatas alemanas de mucho vigor y gracia,
su sublime amante las sensaciones de su corazón; y por aunque por los alemanes de aquel tiempo no habían reci-
tanto en la rigorosa acepción, la romanza es una espresion bido otro nombre que el de canciones. En los tiempos mo-
de sentimiento ; pero este sentimiento no está representado dernos pertenecen á los principales poetas de romanzas y
en ella por sí mismo é inmediatamente , sino solo de un balatas Burger, Voss, Holty , Goethe, Schiller , el pintor
modo inmediato por intervención déla histórica: es una Muller , Fr. y A. W. Schlegel, Tieck, Schwab, ühland ,
lírica narración, narración en cuanto al contenido, y lírica Ruckert, Chamisso, Zedlitz , Lenau , Freyberg, Eichen-
en cuanto al atavío y forma. doríT, W. Alexis, Enrique Wenzel y otros.
No pudiendo un poema narrativo, de naturaleza épica, lle- Las balatas dinamarquesas son conocidas principalmente
var en sí el animado rapto de la oda, exijiendo la narración por una traducción que de ellas hizo el alemán W. A.Grimm,
su íntimo enlace objetivo , es ahuyentado el atrevido vuelo Heidelb. 1811. En este género debe referirse á la literatu-
de la oda , y moderado el lírico entusiasmo de la romanza. ra sueca la Frithjofssage, por Isaías Tegner , que propia-
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mente consiste en una serie de balatas. Además existe una hecho , sino hasta las intenciones , designios, afectos y pa-
colección de antiguas iialatas, consejas y agudezas suecas, siones de las personas. Desde luego veníoslas propiamente
que ha traducido ai alemán Mohniiifi. Entre los polacos obrar si comprendemos su estado interior, de que manera
merecen distinguirse sobre todos Adaiii Micliiewicz y Casi- desean ó esperan , como son impelidas por sus sensaciones y
miro Brodzinski. afectos , como emplean sus fuerzas, etc. Pero cada sensa-
El drama concuerda con la epopeya en que al modo de ción , cada afecto y pasión tiene su lenguaje propio , y en
esta es una acción poética representada de donde ha recibido cada edad , sexo y estado, el colorido y lenguaje, ó la sen-
su nombre (ípay.?., acción j . Por otra parte hay sin embargo 'sacion y pasión, son de suyo tan diversos que bastan á dis-
entre ambos una terminante diferencia, tanto por lo que tinguir con propiedad un estado de otro , un sexo y edad.
hace a la forma como relativamente al asunto. Si admiti- Por tanto, el lenguaje después de ser adecuado á la sensa-
mos que en el drama la acción debe dominar mas bien como ción y pasión, también se debe apropiar á la singularidad
aparición de la voluntad y en la epopeya el suceso debe que les presta el estado, edad y sexo.
presentarse como obra del destino y de las circunstancias , El drama no escluye el monólogo. Sin embargo, cons-
no estableceremos entre ambos una línea de demarcación tantemente debe justificar por un altísimo grado de afecto
segura y absoluta. En la tragedia griega que miramos cual el lugar que adopta en semejante caso; pues solo cuando ha
modelo en este género , no rara vez aparece en lugar de la llegado un afecto al mas alto grado de fuerza, el hombre sale
libertad el destino, decidiendo y guiando la acción del h é - de la unidad de su propia existencia para hablar consigo
roe trágico. mismo ó departe con las visiones, por quienes habla con las
En la epopeya según hemos visto , la acción es universal personas ausentes como presentes. Diderot dijo muy bien
y por ella se ha de fallar el destino de toda la humanidad ó del monologo que es para la persona un momento de agi-
de una nación entera ; en el drama la acción capital es in- tación; pero el monólogo no se puede prolongar atendido á
dividual é interésase no mas que el destino de una sola que todo impetuoso movimiento del ánimo es solo de tran-
persona, pues la contestura dramática es incapaz de una sitoria duración. Para toda acción requiérese tiempo y es-
acción universal. pacio, pues en alguna parte ha de pasar y ocupar determi-
En la epopeya la acción manifiesta la uiudad impertur- nados momentos, de donde nace el requisito de un lunar
bable , la confornu'dad absoluta de la libertad y de la fata- para la escena. El espacio del escenario sobre el cual es r e -
lidad , y ante nuestra vista intelectual se sios presenta como presentada la acción, está limitado en un lugar muy reduci-
espejo, en el cual vemos la esencia de la historia del mundo do, y la representación no escede de algunas horas, en tanto
como dentro de una imagen en miniatura. En el di ama la que en muchas acciones se estiende á mucha mayor am-
acción muestra la lucha de la libertad y fatalidad ; y enton- plitud de lugar y tiempo. ¿De qué manera podrá el poeta
ces verdaderamente aparece la acción con su carácter pro- dramático desempeñar su cargo? ¿Les será lícito durante la
pio : el drama es la representación de una acción individual representación alterar el lugar de la acción y abreviarla r e -
en lucha efectiva en el verdadero combate de la libertad duciendo la duración de la representación, ó bien será pre-
con la necesidad. El poeta dramático no representa la ac- ciso que haga suceder en el mismo lugar la acción toda, y
ción como si en calidad de consumado conjunto perteneciese que ponga la duración de la representación en exacta u n i -
al abismo de lo pasado ; espónela en su actuación mas pró- formidad con la de la acción ? Según Aristóteles, durante la
xima , y en todos sus determinados momentos sucediendo representación de li acción, debe permanecer toda en el es-
la acción por sí misma en toda su realidad , y de presente cenario sin notable moumiento ni alteración ¡unidad de lu-
á nuestra vista. En el drama vemos nacer la acción misma, gar;] y la duración de la representación debe coincidir
hacerse sus nudos , desplegarse insensiblemente y desenla- exactamente con la de la acción (unidad de tiempo.)
zarse: la representación en el drama es inmeaiata. Las unidades de tiempo y lugar fueron puntualmente
Sin duda el poeta épico aprovecha también toda ocasión guardadas en los teatros de los griegos; pues la pausa que
de representar la historia con animada presencia ; pero ge- nacia en el drama por la suspensión de la declamación era
neralmente se presenta él mismo como narrador del acon- ocupada entre ellos por el canto de los coros, y de esta
tecimiento. En el drama ei poeta es enteramente invisible , suerte la representación no cesaba. No era pues permitido
desaparece y en su lugar introduce otras personas, á quie- variar el lugar de la acción ni abreviar el tiempo de la r e -
nes dota con toda la riqueza de su ser , y con cuyas perso- presentación á espensas de aquella; en el primer caso se ori-
nas efectúa precisamente la acción. De consiguiente el dra- ginaria una incongruencia, y en el segundo una contradic-
ma también existe por sí como un mundo que se dirije á sí ción sensible.
mismo y se contiene en su existencia. El drama moderno prescinde de las unidades de tiempo
Kl poeta forma un coro de personas en quienes pone la y lugar, y puede traer al escenario acciones que compren-
acción atribuyendo á cada una de ellas en la misma, una den un vasto espacio de tiempo y lugar. Suprimiendo los
parte, que deben desempeñar por sí, á fin de completar el coros en el moderno escenario, se interrumpe la represen-
todo. Pero el vínculo de los hombres vivientes en sociedad tación con intermedios de tiempo, quedando por algún rato
es el lenguaje, por cuyo solo medio ¡jiiedeii inlliiir mútua- el escenario vacío y el teatro en silencio, durante el cual
niente sobre sí y comunicarse por la conversación sus pen- no solo puede ser alterado el lugar de la acción sino tam-
samientos , sensaciones, designios , planes , etc. Por tanto, bién adelantada mucho mas allá de la medida de tiempo
la acción en el drama necesariamente es encadenada por que trascurre durante el intermedio. El ardiente deseo con
el diálogo. El drama es la representación inmediata de una que el ansioso espectador atiende al despliegue de una ac-
acción individual con la forma de lenguaje, manifestando ción que debe decidir el destino de una persona hecha inte-
en sí una lucha efectiva, un combate verdadero de la liber- resante, no le permite formar una fria comparación entre el
tad con la fatalidad. El diálogo del drama debe ser caracte- tiempo que se reputa como trascurrido y el que realmente
rístico ; y el mismo drama además de lo visible de la acción, ha pasado, ni calcular la desigualdad de ambos. Suprimien-
es preciso que también ponga de ella presente lo que es do los coros, la disposición del nuevo drama sugirió su di-
invisible; porque nosotros hemos de comprender no solo el visión en actos ó secciones con las cuales el espectador aparta
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su atención del escenario y el teatro permanece en silencio. augusta forma como verdadera fatalidad y libertad, ó solo
Sin duda esta división no está fundada en la esencia del en apariencias como caduca fatalidad é ilusoria libertad, que
drama, pero no es indiferente el número de actos sobre que se han puesto en pugna. En esto se funda la división del
recaiga semejante división. Ningún drama puede dividirse drama en tragedia y comedia.
en mas de cinco actos; pues el trascurso de la acción mas Entre los dos estremos del pleno trágico y del pleno có-
sostenida, limítase á lo sumo á cinco momentos capitales, á mico, guarda un medio el llamado drama en sentido rigo-
saber : principio, progreso, elevación , declinación al fin y roso ü producto de la poesía moderna, en el que se combi-
fin decidido. nan mas ó menos según influencias de naciones y tiempos»
En las obras del arte la naturaleza y forma, lo interior y los elementos trágicos y cómicos, de modo que la referida
esterior deben guardar consonancia ; y por tanto es siempre composición tan presto se aproxima á la tragedia como á la
indispensable que el número de actos concuerde con el de los comedia. Según las varias modificaciones que sufre, se sue-
momentos establecidos por la naturaleza déla acción ; cada len distinguir maneras diferentes de este drama, como el
actodebe comprender en sí un momento capital déla acción ó jocoso y su análogo el romántico, á los cuales pertenecen
representar un período de ella. Con cada acto debe terminar una gran parte de las antiguas piezas inglesas y españolas;
un período de la acción, y con cada uno de los siguientes el histórico, al cual se acercan el teatro caballeresco, y las
empezar otro nuevo : la partición del drama en actos es de- comedias históricas ds Calderón; el drama de familia, en el
fectuosa si no llena este requisito. El drama es la represen- que también debe comprenderse el género patético, á que
tación inmediata de una acción individual con la forma de algunos dan por burla el nombre de comedias lloronas; el
lenguaje, y en que se patentiza un declarado combate de drama didáctico, como el Nathan de Lessing; el drama idé-
la libertad y déla necesidad. lico ; el drama espiritual, etc.
En esta lucha aparecen la fatalidad y la libertad, ó en su

Historia iiatiiral.
CARNICEROS PLANTIGRADOS.

Los paradoxuros, los coates y los tejones.

Los PAIIADOXDROS (Paradoxurus) tienen cuarenta dien- siempre como un gato, trepando y saltando como una ardi-
tes ; á saber, seis incisivos, dos caninos y doce molares en lla, se ocupa en cazar pájaros y en comerse los huevos y la
cada mandíbula; su cola no es asidora, pero tiene la fa- parva que encuentra en los nidos, de lo que es muy goloso;
cultad de enroscarse hacia su cara inferior hasta su naci- trepa á las palmeras con la mayor agilidad, y se mantiene
miento; tiene los dedos casi en su cima por medio de la
palmeados, en número de cola, persiguiendo á los pe-
cinco, armados de uñas me-
dio retráctiles, la planta de
/Aí^5 queños mamíferos: es muy
carnicero. He ahí cuanto se
los pies es tuberculosa y al sabe sobre su historia. Cierto
andar la apoyan enteramen- dia se escapó del Jardín de
te en el suelo, lo cual los las Plantas de Paris uno de
distingue de los gatos de al- estos animales, y lejos de
galia y de las ginetas, con huir á los campos, subió de
los cuales por otra parte una á otra casa á lo largo
tienen mucha semejanza ; del IJoukvard interior hasta
sus ojos tienen una pupila la Barriere </' Enfcr, donde
longitudinal, y carecen de se vio al cabo de un mes de
bolsa junto al ano. Estos ani- su fuga jugando con un gato
males son muy carniceros. joven encima de una chime-
El Pur.üNiE (Paradoxu- nea. Al instante lo cogieron,
rus lijpus y la Marta de las sin que hiciese mucha resis-
jmlnieras de los viajeros] tencia, y lo llevaron otra
tiene 3 pies de longitud to- vez al Jardin de las Plantas.
El Pugunie. La libertad que acababa de
tal (0,97S); es de un negro
amarillento con tres hileras de manchas negras poco mar- disfrutar habla vuelto su pelaje reluciente y magnífico; pero
cadas en los lados, y otras dispersas por los muslos y los el animal, sin embargo de dicha libertad , no se habia vuelto
hombros; tiene una mancha blanca encima del ojo y otra mas huraño. Desde entonces somos de opinión que pudiera
debajo; su cola es negra. fácilmente domesticarse.
El Pugunie es animal nocturno que se encuentra en las El Mi'sANG-I'üi.AN Ó Li'WACiT ( Vivcrra musanga, RAFL.)
Indias Orientales. Si durante el dia parece dormilón y pe- es mas pequeño, pues su tamaño á lo mas iguala al del ga-
rezoso , no sucede lo mismo desde que el crepú-culo des- to; tiene el pelaje de un leonado subido con mezcla de ne-
ciende á los bosques, pues entonces despliega grande viveza, gro, la cola negra, exceptos dos pulgadas de su extremo
y en verdad se halla en movimiento continuo: huroneando (0,054) que son de un blanco puro, cuyo carácter le distin-
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gue del pecedente. Habita en Java y en Sumatra. Creemos caricias que se les hacen, despidiendo un ligero y dulce sil-
que debemos referir á esta especie la gineía del Cabo de bido; peronuncacorresponden á ellasy parecen incapaces de
Buena-Esperanza, de BuíTon. adhesión.Nótase en su carácter una obstinación invencible,
El DELÜNDUNCÍ Ó LINSANG( I í^jflrra linsang, HAIÍDW.) es aun de modo que nadie es capaz de obligarles á hacer lo que
mas pequeiía que la precedente, pues apenas es mayor que ellos no quieren. Si, por ejemplo, un coati está en reposo,
una fuina. Tiene el pelaje de un amarillo verduzco; la li- no hay medio de hacérselo abandonar , y si se emplea la
nea dorsal, las patas y la cola negras; fuerza para hacerle cambiar de sitio,
dos hileras de manchas oblongas y ne- entonces se agarra á los cuerpos que
gras junto al dorso y numerosas man- le rodean ; resiste con todas sus fuer-
chitas redondas en los costados. Habita zas , y al fin su furor le hace morder
en Bengala. las piernas del que le provoca , dando
Los CoATis (Nasna) tienen cua- agudos ladridos. Si lo quieren detener
renta dientes ; á faber, seis incisivos, en su marcha, ó desviarle del punto á
dos caninos, prismáticos, complana- que se dirige, hacerle salir de una es-
dos, y doce molares en cada mandí- ^^ > " , . tancia, en una palabra, contrariar su
bula : tienen cinco dedos en cada pié, voluntad de hierro, es menester siem-
armados de largas y aceradas uñas; su nariz es en estremo pre emplear la fuerza ; obligado y vencido por esta , se deja
prolongado y móvil; la cola velluda , muy larga y no asido- arrastrar, pero no obedece, y desde que le es posible em-
ra; tienen seis tetas ventrales y carecen de folículos anales. pieza otra vez su resistencia. Su curiosidad es igual á su
El QuAcm ó Coatí rojo, tiene 2 pies 5 pulgadas (0,78o) pertinacia, y ambos defectos llevados á su colmo hacen que
de longitud ; es de un rojo vivo y brillante, algo mas oscuro sea muy incómodo en un aposento. Luego de haber entrado
en la espalda ; el hocico es de un negro parduzco, con tres en él empieza por recorrer y examinar todos los rincones;
manchas blancas al rededor de cada ojo, pero sin línea lon- huronea por todas partes, volviendo y revolviendo los ob-
gitudinal blanca encima déla nariz. Habita en la Guyana en jetos para examinarlos, quitándolo todo de su lugar, sal-
el Brasil, y sus hábitos son idénticos á los del coati-mondi. tando encima de los muebles con mas lijereza que un gato,
Es muy particular que se hayan encontrado en Europa trepando á los cortinajes de las camas, en fin poniéndolo
huesos fósiles de este animal, muy semejantes á los que ac- todo en el mayor desorden. Resulta de semejantes hábitos
tualmente viven en América. que es preciso tenerlo siempre sujeto á la cadena, aunque
esté domesticado. Además, es su carácter tan voluble, que
El CoATi-MONDi Ó el [Tejón de Surinam , Biass.) es leo-
el dia consiste para él en una sucesión no interrumpida de
nado ó castaño superiormente, y pardo amarillento ó ana-
caprichos, pasando veinte veces de la alegría á la tristeza y
ranjado inferiormente; tiene tres manchas blancas al rede-
del sosiego á la cólera, sin causa aparente. Añádase una ex-
dor de cada ojo , y lo distingue muy particularmente del
trema desconfianza, la estraña costumbre de husmear sus
anterior una línea longitudinal blanca á lo largo déla nariz.
escrementos, el olor desagradable que exhala y que es ra-
Por lo demás varía mucho el color del pelaje.
tero como un gato, apropiándose cuanto le conviene, y no
Aunque los coatis tienen una pupila muy dilatable, no
puede decirse que sean ani- habiendo castigo capaz de
males nocturnos; y si hemos corregirlo , y se tendrá un
de creerá Linneo, son muy 3 Í € : Í ^ ^ ; $hi^ . retrato, tan verdadero como
particulares bajo ese punto poco apetecible del animal
de vista. Este gran naturalista que nos ocupa.
tenia uno que dormía desde En estado silvestre el coa-
la media noche hasta el me- ti-mondi nunca abandónalos
diodía, y velaba lo restante bosques mas desiertos; trepa
de las veinte y cuatro horas, á los árboles con la agilidad
paseándose regularmente de un mono ; siendo lo mas
desde las seis de la tarde has - extraordinario no haber otro
ta las doce de la noche, en animal de su orden que des-
cualquiera tiempo que hicie- cienda de ellos en una posi-
se. No obstante, parece que ción inversa, es decir con la
en los bosques del Brasil, del cabeza hacia abajo. Esta ad-
Paraguay y de la Guyana , mirable facultad es debida á
donde este animal esbastante la particular conformación
común , se ocupa en la caza de sus pies traseros, los cua-
desde la mañana hasta al Kl Coal.i-moD<li. les vuelve de modo que que-
anochecer, y duerme toda la noche. De los animales carni- da suspendido por las uñas. Emplea todo su tiempo cazando
ceros, los osos y los coatis son los mas omnívoros, si se ha pájaros y pequeños mamíferos y buscando un nido. No por
de juzgar por su sistema dentario ; con todo estos últimos esto deja de alimentarse de insectos, siéndole fácil hallarlos
se mantienen enteramente de sustancias animales; por con- escarbando la tierra con sCl trompa, que menea continua-
siguiente, son crueles, y tienen los mismos hábitos feroces mente en todos sentidos hasta cuando no necesita servirse
que las martas, las fuinas, las zorras y otros carnívoros. de ella. La levanta para no mojarla cuando bebe, lo que
ejecuta á lengüetazos como los perros. El coati-mondi no se
Cuando llegan á penetrar en un corral , no salen sin haber
construye madriguera, como han creído la mayor parte de
antes dado muerte á todas las aves que contiene, comiéndo-
los naturalistas; sino que se aloja en los huecos ó agujeros
las la cabeza y chupándoles la sangre. En estado de cautivi-
de los árboles. Vive en manadas bastantes numerosas; y se-
dad se muestran familiares, y reciben con cierto placer las
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gun Azara, cuando se les sorprende en un árbol aislado, heridas á los perros. Además, tiene una vida muy dura,
que se aparenta querer derribar, todos al punto se dejan lucha por mucho tiempo y se defiende con encarnizamiento
caer como masas inertes. Para llevar á la boca el alimento hasta el último extremo.
se sirven estos animales de las patas delanteras, aunque no El tejón es carnívoro; sin embargo, por mas que digan
de la manera que lo hacen las ardillas y otros roedores; sino los naturalistas, no come carne sino cuando no halla gra-
que empiezan dividiendo con las uñas á pedacitos la carne nos, bayas y otros frutos. En este caso busca los nidos de
de su presa, luego con estasensartan un pedacito, como lo las avispas y de los zánganos para comer la miel y las crias;
hace el hombre con el tenedor, y lo llevan á la boca. La da caza á las ratas, á las serpientes, y otros reptiles ; come
hembra da á luz de tres á cinco hijos , que cria con mucho también langostas, abejorros y toda especie de insectos:
cariño, hallándose siempre entre ellos mas machos que hem- prefiere las uvas y espigas de maíz antes de estar perfecta-
bras. Así, cuando la cria está terminada, apresúrase la mente maduras. Si encuentra un nido de perdices ó de otras
manada á echar de sí los machos sobrantes. Estos divagan aves, nunca se olvida de romper los huevos, y aun dicen
por los bosques hasta que encuentran una hembra con la que á veces escava las gazaperas de los conejos para devorar
cual se dirigen á vivir en sociedad en la primera manada los gazapos. Cuando es cogido joven y domesticado, se vuel-
que encuentran: los coatis llevan siempre la cola levantada, ve muy familiar, y juega con los perros, y también sigue
pero no arrimada al dorso. como estos á su dueño y responde á su voz. Es muy fácil
Los TEJONES {Meles, BRISS.) tienen treinta y seis dientes; mantenerlo, puesto que come cuanto le presentan, ora sea
á saber, seis incisivos y dos caninos en ambas mandíbulas; carne, huevos, manteca, queso, pan, pescado, frutas, nue-
ocho molares en la superior y doce en la inferior; su cuer- ces, granos y hasia raices. En la casa lleva una vida sosega-
po es gruCiO y bajo por la cortedad de las piernas, lo cual da, ni hace daño, ni incomoda, ni es ratero, ni glotón.
le comunica un andar reptante. Tienen cinco dedos en cada Sin ser muy común en parte alguna , hállase el tejón en
pié, los delanteros provistos de uñas largas y robustas, pro- toda Europa y en toda el Asia templada. Es un animal muy
pias para escarbar la tierra ; la cola es corta y velluda, y astuto y desconfiado, por lo que muy rara vez cae en los lazos
junto al ano tienen una bolsa llena de un humor craso é in- que le tienden. El tejón viejo cuando repara en el lazo que
fecto; tienen seis tetas, dos pectorales y cuatro ventrales. se le ha tendido á la entrada de su madriguera , permanece
El TEJÓN COMI;N fUrsus meles, LIN.) es de color pardo aveces cinco ó seis dias sin salir, á menos que las rocas no
castaño superiormente y negro infe- le impidan abrirse otra salida, hasta
riormente; tiene á cada lado de la ca- que al fin impelido del hambre st ve
beza una lista negra longitudinal, la en \b necesidad de desalojar. En tal
cual pasa por los ojos y orejas, y otra caso, después de haber sondeado bien
lista blanca debajo de estas que coge el terreno, después de haber titubeado
desde el hombro hasta los bigotes. repetidas veces , acaba por arrollar el
El tejón, según dice un acreditado cuerpo como una bola en cuanto le es
naturalista , es un animal perezoso, posible, y se arroja dando tres ó cua-
desconfiado, solitario, que se retira á tro vueltas, y asi pasa rodando por
los lugares mas desiertos, en los bos- encima del lazo sin quedar cojido por
ques mas sombríos, donde se escava razón de la figura esférica que ha to-
una mansión subterránea , parece que huye no solo de la mado. Este hecho, por mas extraordinario que parezca, no
sociedad, sino hasta de la luz, y pasa las tres cuartas partes es menos cierto, y lo atestiguan los cazadores alemanes.
de su vida en esta morada de tinieblas, de donde no sale Cüjese fácilmente al tejón en cu madriguera llenándola
sino para procurarse la subsistencia. Como tiene el cuerpo de humo, como se hace con la zorra, ó abriendo zanjas y
prolongado, las piernas cortas, y las uñas, en especial las desenterrándolo ; pero para emplear este último procedi-
delanteras, muy largas y fuertes, le resulta mas facilidad miento es menester tener un podenco bien adiestrado á re-
que á otro para escarbar la tierra, penetrar en ella y echar conocer la madriguera, á penetrar en ella, y á detener el
atrás los escombros de su escavacion, la cual hace tortuo- tejón, en tanto que los cazadores trabajan en las zanjas. Si
sa, oblicua y á menudo llega hasta muy lejos. La zorra, el perro no es prudente, ó si no es diestro en la operación
que no tiene tan felices disposiciones para escavar, se apro- y ataca al tejón, defiéndese este con tal furor , que aquel
vecha de sus trabajos, y no pudiendo obligarle á la fuerza, queda á menudo estropeado, ó se vé precisado á tocar re-
se 'vale de la astucia para hacerle mudar de domicilio, in- tirada. Sucede á veces que el malicioso animal desde que
quietándolo, poniéndose de centinela á la entrada de su ma- oye al perro hace desmoronarse la tierra de modo que que-
driguera, y hasta infestándola con sus excrementos. Una de cortada toda comunicación entre ambos. Es un hecho
vez lo ha conseguido, la ensancha y se la apropia. Precisado muy particular que únicamente en Francia el tejón está in-
el tejón á mudar de asilo, no por ello cambia de lugar; se fecto de sarna, sin que esta afección al parecer le incomode;
detiene á corta distancia y allí se construye otra madrigue- los perros que penetran en sus madrigueras es muy raro que
ra, de la que no sale sino por la noche, apartándose muy no se peguen dicha enfermedad, sino se toma la precaución
poco y volviendo á ella al menor peligro. No tiene otro me- de lavarlos con una muy cargada disolución de jabón , tan
dio de librarse, pues no puede escapar por la fuga por te- pronto como vuelven de la caza. A veces cuando el tejón oye
ner demasiado cortas las piernas, ni puede correr. Pronto le escavar al rededor de su estancia, toma una resolución de-
alcanzan los perros cuando lo encuentran distante de su sesperada, y sale de su madriguera á pesar del perro, en
madriguera, aunque es muy raro que logren detenerlo en- cuyo caso se empeña una sangrienta lucha, en la que este
teramente y que lleguen á conseguirlo, á menos que se les último nunca deja de recibir heridas graves. Tiene el tejón
ayude. El tejón tiene el pelo muy poblado, las piernas, las tan fuertes quijadas, que no es raro que de un dentellazo
quijadas y dientes muy fuertes y también las uñas, y se sir- arranque al perro porción de la piel y de la carne, dejando
ve de toda su fuerza y de todas sus armas para resistir, una herida de tres ó cuatro pulgadas de diámetro.
poniéndose tendido de espaldas, con lo que hace terribles Los alemanes tienen un modo divertido de cazar estos
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tmimales. En otofio salen juntos trés ó Cuatro cazadores , formando un pelotón, y lo arrastra entre las piernas hasta
cerrada la noche, armados de palos y provistos de linter- su madriguera. Cuando la prole ha adquirido cierta robus-
nas. Uno de ellos va provisto de una horquilla, y llevan á tez, va la madrea cazar en los alrededores de su habitación,
la trailla dos perros podencos raposeros y un galgo buen y les lleva el producto de sus excursiones á fin de acostum-
rastreador. Dirígense á los Jugares que saben estar habita- brarles poco á poco á alimentos mas sólidos; pero entonces
dos por el tejón , aproximándose á sus madrigueras. Allí los hace salir á la entrada de la madriguera para que no en-
sueltan el galgo, el cual se pone á rastrear y muy pronto sucien el interior con los restos de las comidas, puesto que
da con alguno de dichos animales : entonces se separan los estos animales mantienen sus madrigueras en la mayor lim-
podencos, vuelve á llamarse al galgo y se empieza á perse- pieza.
guir al tejón, el cual no tardan á alcanzar los perros, de El CAROAJÍ [Ursus labradoricus, GMÍ.) probablemente es
quienes se defiende desesperadamente con los dientes y las solo una variedad del precedente; tiene 2 pies y 2 pulgadas
uñas. El cazador que lleva la horquilla se la pasa al cuello de longitud (0,704) no inclusa la cola ; es castaño superior-
y lo derriba al suelo, mientras los demás le muelen á palos. mente con una línea longitudinal blanquizca, bifurcada en
Si quieren cogerlo vivo le pasan por debajo de la mandíbula la cabeza y sencilla en todo lo largo de la espalda; los lados
un garfío de hierro al que un palo sirve de mango, lo le- del hocico son de un castaño subido y sus pies delanteros
vantan con él y lo meten dentro de un saco, el cual se ata negros. Habita el pais de los Esquimales y del Labrador.
por la boca después de haber echado una mordaza al ani- Acaso sea también una simple variedad la que sigue.
mal. Empléase su piel en forrar las colleras de los ca- El TE/ON-TEJON ( í/rsMS íaxus, SCBR.) diferencíase del
ballos, maletas, etc., y nuestros antepasados concedían á primero en que tiene el vientre de un pardo mas claro que
su gordura propiedades medicinales de que en realidad los costados, en tener las orejas del color general del cuer-
carece. po, y únicamente negras en sus bordes y en la faja negra de
El macho y la hembra del tejón viven separados cada uno la cara, cuya faja pasa por encima del ojo sin tocarlo. Ha-
por su lado , la ultima da á luz en el verano tres 6 cuatro bita en Europa. En cuanto á las diferencias que hay entre
hijos, á los cuales cuida con mucho esmero. Prepárales una el tejon-perro y el tejon-cerdo, solo son preocupaciones de
cama con yerba blanda, que tiene la industria de envolver los cazadores porque en realidad no existen.

Fisiología.
FUNCIONES DE t A GENERACIÓN Y REPRODUCCIÓN EN TODOS LOS SEBES.

Vi.
incremento y desarrollo del feto.
Los nueve meses que pasan desde la concepción al naci- ban los órganos. Siempre se nota el mismo debate entre la
miento forman la vida intra-uterina del hombre, durante epigénesis y la evolución. Como sea , desde aquel momento
la cual, contenido en el seno de la madre, es sucesiva- la vejiguilla ovariana representa el nuevo individuo porque
mente huevecillo, hembrion y feto. Mientras la vida intra- está destinada á constituirlo, y hé aquí en que difiere de
uterina , el hombre pasa por muchos estados , los primeros lo que era en la época precedente: la cicatr/cula es mas bri-
de los cuales sobre todo están envueltos entre las mas den- llante ; formada primitivamente de una lámina membrano-
sas tinieblas. ¿Qué es el hombre antes de la concepción 7... sa blanca, muy espesa , acribillada de agujeritos al través
¿La vejiguilla ovariana, ora sea un germen que contenga los de los cuales se veia el resto del huevecillo, dicha cicatrí-
rudimentos del nuevo individuo , no necesitando mas que culase ha vuelto mas delgada, trasparente, y está dividida
ser avivado, ora sea tan solo uno de los elementos destina- en dos zonas, una esterior mas espesa, llamada campo opa-
dos á formar aquel nuevo individuo , sufre una especie de co , y otra interior mas diáfana, llamada campo traspa-
maturación indispensable antes de ser fecundada ?... Estas rente ; en el centro de esta última , que regularmente es
dos cuestiones quedan ventiladas en el artículo antecedente. circular, se vé un pequeño rasgo de media línea de longi-
¿ Qué cambio imprime la fecundación, bien sea á la veji- tud , que es el rudimento del feto 6 los primeros indicios de
guilla ovariana primitiva , bien sea á la misma vejiguilla su sistema nervioso.
madurada y convertida en huevecillo ? Tampoco podemos El huevecillo fecundado , y tal como acabamos de des-
caracterizar este cambio, debiendo confesar de nuevo nues- cribir , abandona entonces el ovario. Los unos dicen que es
tra ignorancia, cual lo hemos hecho al hablar de la concep- en el mismo momento de la concepción, y hemos citado ya
ción. Según unos, el huevecillo no ha sido mas que avivado, una observación de preñez extra-uterina, que parece indi-
según otros , una parte del esperma, el animalillo esper- carnos es así. Los otros, y forman la mayoría, dicen que
mático , por ejemplo, se le ha juntado para formar el rudi- no se verifica hasta al cabo de algunos dias, después de un
mento del nuevo individuo. Los señores Dumas, Prévost y tiempo que varia en cada especie de animal. Cruiskanck, es-
Rolando han profesado esta última opinión , diciendo qne perimentando en conejas, al tercer dia vid los huevecíllos en
el animalillo espermático se aplicaba á la cícatrfcula para la trompa, y al cuarto, en el útero. Haígton determinó ges-
formar el sistema nervioso del nuevo ser, y que este y lo taciones turbarianas en los mismos animales, cortando las
restante del huevecillo no eran mas que la ganga gelatinosa trompas en los dos primeros dias; pero sí no verificaba la
coo la cual, bajo el influjo del sistema nervioso, se forma- sección hasta las sesenta horas, tenia lugar la gratacion ute.
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riña; prueba de que en aquella época habían pasado ya los observación de Home que hemos citado, y que tiene el
huevecilios. Hemos citado también un esperimento análogo mérito de ser relativa á la especie humana, el huevecillo
de Nuck, del cual podia deducirse la misma consecuencia. que tenia ocho dias, presentaba ya dos puntitos opacos;
Los señores Dumas y Prévost dicen que aquel paso se veri- tenia la forma de un copo grisáceo, semi-trasparente; estaba
fica en la perra del octavo al onceno dia. En la especie hu- muy dispuesto á volverse líquido , y su peso , por aproxi-
mana , se dice que es al dia duodécimo; pero sin duda se mación , podia ser valuado á un grano.
hace antes. Home, examinando el cadáver de una muger Los primeros desarrollos que esperimenta el huevecillo ,
muerta ocho dias después de una cópula, encontró ya en para llegar al punto en que se pueden distinguir claramente
el útero el hueveciUo que era membranoso, y tenia una lí- en él; 1." el nuevo ser bajo forma de embrión ó de feto ;
nea de largo sobre media de espesor. 2,° las partes anexas que están unidas á dicho embrión
¿Ha cambiado el huevecillo durante su trayecto al través para hacerle vivir y crecer, son desconocidas en el hombre.
déla trompa? Es indudable que sí en los ovíparos. Eo las En este ser, dichos desarrollos se verifican en una época
aves , por ejemplo , el huevecillo no se compone en el ova- muy cercana á la concepción; sucédense con demasiada
rio sino de la yema, sustancia nutritiva destinada á ali- rapidez, y con frecuencia una ó dos horas bastan para el
mentar al nuevo individuo, y de la cicatrícula que es el tránsito de una á otra fase; su observación es delicada y
rudimento de éste: atravesando el oviducto adquiere la difícil porque los objetos son entonces tan pequeños, que
clara que es esterior á la yema, y atravesando la cloaca dificilmente se perciben con el microscopio ; por último,
se reviste del envoltorio cretáceo llamado « cascara. » Pero las ocasiones de hacer tales observaciones son raras. Por las
esto es dudoso en lo concerniente á los vivíparos y al hom- investigaciones hechas en animales y sobre todo en ovípa-
bre. Cruiskanck dice que en su trayecto al través de la trom- ros, nos hemos podido formar alguna idea, aunque remota,
pa, el huevecillo se hincha como un garbanzo. Otros han de lo que pueden ser en la especie humana. En los ovípa-
creído que la sustancia sero-aJbuminosa, que inmediata- ros , todos esos desarrollos se verifican casi al esterior, y por
mente después de un coito fecundante es segregado en el consiguiente es mas fácil remontarse á su origen , y seguir
útero para la formación de la membrana caduca , es en los sus progresos. Tal ha sido la marcha de todos los fisiólogos,
vivíparos el análogo de las claras de huevo de los ovíparos. desde Aristóteles hasta nuestros dias. Fabricio de Aguapen-
Últimamente Mr. Geoírroy-Saínt-Hilaíre sostuvo que en la dente , Malpighi, Haller, Spallanzani, Wolf, Guvier ,
trompa el huevecillo no hace mas que engrosar, y que sin Dutrochet, Pander y Rolando, etc., se han esmerado en
esperimentar cambio alguno importante, llegaba al útero seguir las fases del desarrollo , ya del pollo en el huevo de
tal cual era en el ovario. ¿Cuál es en efecto , dice este na- la gallina , ya del renacuajo y de la rana en el huevo de los
turalista , el objeto de los cambios que esperimenta en la batrachíos: y recientemente los señores Dumas y Prévost
trompa el huevecillo de los ovíparos? Es sin duda el liber- han ensayado también trabajos semejantes. Por desgracia
tar al huevecillo de la necesidad de implantarse en la madre todos estos esperimentadores están disidentes; es difícil en-
para atender á sus desarrollos; es darle las formas que per- tender , aun con el socorro de las figuras, las descripciones
mitirá su desenvolvimiento sinel socorro de una comunica- por precisión minuciosas que han trazado. Con frecuencia
ción directa con la madre : ahora bien: añade dicho natura- han impuesto á las mismas partes nombres diferentes au-
lista, aquellas formas no eran necesarias ai huevecillo de los mentando de este modo las dificultades que en sí presenta
vivíparos, y por consiguiente pudo llegar al útero sin adqui- la cosa, con el engorro de una nomenclatura bastante vaga;
rirlas. por último , no han hecho mas que ofrecer argumentos de
analogía. Esta quizás no es aquí aplicable , pues el huevo
Llegado el huevecillo al útero , ó se sumerje enteramente de un ovíparo, que debe contener en sí todos los elementos
en la sustancia sero-albuminosa que llena entonces aquel de sus futuros desarrollos, ha de estar dispuesto diferente-
órgano , y vé como se organiza en torno suyo la doble hoja mente del de un vivíparo destinado á implantarse en el seno
membranosa que constituye la caduca ; ó encontrándose ya maternal; y por lo mismo , los desarrollos del primero se
organizada esta membrana y tapizando el útero, la tira de- pueden verificar según leyes diversas de las del último. Sin
lante de él á medida que penetra la viscera , y se rodea de embargo , hé aquí algunos sucintos detalles acerca de los
ella en la mayor parte de su ostensión. Admítase una ú otra trabajos de este género.
de estas dos esplicaciones, según se profese una ü otra de las
dos opiniones coincidentes sobre el modo de formación de Un huevo de ave, de gallina, por ejemplo , se compone
la caduca. Continuando engrosándose en el útero, en cinco de dos especies de partes; las unas que casi no toman parte
días en los perros, adquiere el diámetro de un guisante, alguna en el desarrollo del nuevo ser, y que después de su
se vuelve piriforme, y muy luego por medio de filamentos desenvolvimiento quedan como residuos muertos; y las otras
que nacen de su superficie esterna contrae adherencias con cuyas metamorfosis están en relación con las del embrión ,
la membrana caduca, y deja de estar flotante. Examinado y cooperan á su formación. Las primeras son la cascara y la
en aquella época parece es lo mismo que lo que era en el membrana que la entapiza; las segundas son la clara del
ovario , escepto que es mas grueso. huevo , la yema y la cicatrícula. La cascara es porosa para
La época en que se empieza á ver claramente en el hue- permitir la absorción del aire esterior, y la evaporación de
vecillo un rudimento de embrión, es poco determinada , una parte de la clara del huevo ; siendo todavía membra-
aun en los ovíparos, en los cuales sin embargo son mas fá- nosa en el ovario, en la cloaca es donde adquiere la consis-
ciles las observaciones. Haller dice que en las ovejas, ani- tencia terrea. La membrana que entapiza la cascara es blan-
males cuya gestación dura siete meses , hasta el dia diez y ca , bifoliada ; las dos láminas que la forman se separan en
siete no vio mas que un moco uniforme; que entonces las el cabo mas grueso del huevo, dejando un espacio lleno de
membranas formaron al parecer el envoltorio del huevecillo aire, procedente de la evaporación de la albúmina interior;
y determinaron su forma ; y que el día veinte y cinco un este espacio es tanto mayor cuanto mas tiempo tiene el
punto opaco anunció el feto. Haigton observando en cone- huevo. L« clara no existia en el huevo aun adherido al
jas , cuya gestación es de treinta dias, nada víó antes del ovario ; no habiéndose interpuesto entre la yema y la cas-
sexto dia, y el feto no se anunció hasta el décimo. En la cara , hasta que el huevo ha atravesado el oviducto; y hay
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dos, una al esterior, delgada , fluida, que se evapora en distinguen pues en el huevo tres sacos, el de la yema , el
parte , y que es tanto menos abundante cuanto mas viejo del amnios ó del pollito, y el de la alantoide. El saco de la
es el huevo; y otra mas interior, mucho mas densa , en- yema va disminuyendo gradualmente y el del feto aumen-
vuelta por la primera, y que no toca á la cascara sino en la tando ; el primero que al principio formaba casi todo el
punta del huevo poruña prolongación de su sustancia, lla- huevo, llega á ser no mas que un punto; y el segundo que
mada por Fredern « ligamente blanco. » Se pudiera creer primitivamente era un punto (la cicatrícula], llega á cons-
que la yema ó vilellus no es mas que una masa semifluida tituir casi la totalidad del huevo; á mtdida que el uno au-
sin organización ; pero primero hay dos membranas llama- menta , el otro disminuye y se vacía mas ; y cuando á las
das « epidérmicas » que la envuelven en común con la ci- ciento veinte y una horas, el feto es bastante formado para
catrícula , y también ha" dos prolongaciones de estas mem- distitiguir el intestino, se vé claramente que la yema adhie-
branas llamadas «chalazes» que adhieren á los dosestremos re por un pedículo, y que los vasos que van á la membrana
del huevo, y la suspenden allí como dos polos; segundo de la yema son vasos procedentes de los troncos mesentéri-
está encerrada además en una membrana propia ; tercero , cos del feto , que han salido por el ombligo, y llamados por
y por último, debajo de las túnicas epidármicas de la yema, esta razón « ómphalo-mesentéricos. » A medida que pro-
y sobre de su túnica propia , hay la cicatrícula. gresa el desarrollo, la yema se manifiesta mas y mas una
Todos los esperimentadores dicen que el nuevo ser pro- dependencia del intestino del pollito; de manera que al
viene de esta última parte del huevo, y que la yema y la acercarse la abertura del huevo, lo que quedaba allí vuelve
clara no son mas que materias nutritivas preparadas para á entrar en el abJómen del pollito, y el saco de la yema se
atender á sus desarrollos. Haller ha demostrado que la yema llena del mismo meconio verde que contiene el intestino.
tenia comunicación directa con el intestino del feto, y pa- En cuanto á la membrana alantoide continúa creciendo con
recía ser una dependencia del mismo. Por lo demás, sin rapidez y muy luego envuelve todo el huevo : desde el oc-
remontarnos á los esperimentos de este fisiólogo, ni á los tavo dia júntanse sus estremidades en el pequeño cabo del
de los autores antiguos sobre la evolución del pollito en el huevo, se unen entre sí, y lo rodean con doble túnica, una
huevo, digamos algo de los recientemente ensayados por esterior, llamada « corion ,» y otra interior, dicha « mem-
los señores Cuvier y Dutrochet, Pander y Rolando. brana media,» porque se halla entre el corion y el amnios.
Según los señores Cuvier y Dutrochet, parece no hay Desde el momento de aquella unión, la figura venosa pier-
cambio alguno en el huevo durante las primeras horas de de su brillantez, y es evidente que una parte de la sangre
la incubación ; pero hacia la séptima poco mas ó menos , que recibía vá á la alantoide. Los va^os de esta vienen tam-
la cicatrícula ha engrosado y representa en la parte supe- bién del feto, y son los que se llaman « umbilicales. » Con-
rior de la yema, y debajo de sus túnicas epidérmicas , un sisten en una vena dicha umbilical, que procediendo de la
pequeño saco que contiene alguna cosa fluida ; este saco es vena cava , ha atravesado la cisura del hígado y ha salido
el embrión , contenido en una membrana que le es propia por el ombligo; y en dos arterias que llevan el mismo nom-
y llamada amnios. Al mismo tiempo la chalaze de la gruesa bre , y son continuación de las iliacas primitivas. Hasta el
estremidad del huevo se ha separado, y ha permitido que dia décimo, la membrana media de la alantoide comunica
la yema se inclinase hacia aquel lado , para que el embrión con la cloaca por un canal particular llamado « uraco , » y
ó la cicatrícula se ponga en comunicación con el aire que contiene un fluido , que á causa de esta comunicación se
llena el espacio vacío que allí existe ; la clara al contrario cree es orina ; pero mas tarde aquel canal de comunicación
es inclinada hacia abajo y de otra parte es sucesivamente se rompe, desaparece, y el fluido es reabsorvido yreducído
absorvida por la yema, la cual de este modo se fluidifica y á una materia glutinosa.
aumenta de masa. Hacia las treinta horas , aquel pequeño En los demás ovíparos dicen los señores Cuvier y Dutro-
saco del embrión , sucesivamente aumentado , ofrece en su chet, los fenómenos son casi los mismos; escepto que en los
parte media un pequeño círculo blanquecino , en el centro que respiran aire, el huevo no tiene clara , y en los que
del cual hay un punto parecido á un gusano; este punto respiran agua , no solo no hay clara , sino que no se desar-
es el rudimento del pollito y el círculo es el primer vestigio rolla cosa alguna de lo perteneciente al aparato de la alan-
de los vasos que van á la yema, ó lo que Hobler llama fi- toide. Reducido el huevo á la yema y cicatrícula , hínchase
gura venosa. La sangre no penetra en ella al principio; de resultas de su estancia en el agua ; muy luego el feto
pero luego se verifica; aparece un punto saliente y que late, comparece adherido á la bola de la yema, y esta es tan evi-
y este es el corazón; se vé que de él nace la aorta , y que dentemente un apéndice del intestino del feto, en cuanto á
sus ramas van á parar á la figura venosa. El polio se pre- la piel de este ser, superitóneo, y hasta su mismo intestino
senta entonces bajo la apariencia de una línea curva, cuya forman sus paredes. Por último, en los mamíferos y en el
parte anterior rehenchida es la cabeza. En los dos dias si- hombre, dicen los señores Cuvier y Dutrochet obsérvanse
guientes la yema continúa absorviendo la clara y engrosán- las mismas disposiciones : el feto se halla también encerrado
dose, y sus membranas epidérmicas se rompen y dejan el saco en una membrana propia llamada amnios; una vejiguilla
del amnios á descubierto: sobre de éste la figura venosa ha llamada umbilical, que comunica con su intestino , y re-
continuado agrandándose. Parece que en aquellos primeros cibe los mismos vasos, llamados « omphalo-mesentéricos,»
tiempos la yema es la que ha nutrido al embrión , y que ej que la yema, desempeña respectivamente los mismos ofi-
aire encerrado en el espacio que se halla en la gruesa estre- cios que la yema; por último , la «alantoide,» desarrollán-
midad del huevo, ha servido para su respiración. Durante dose , forma también en torno del huevo una doble mem-
el cuarto dia sale entre los rudimentos de los pies del polli- brana , á saber un «corion, » y una membrana media. La
to , una vejiguilla , del tamaño de una cabeza de alfiler , única diferencia consiste en que los vasos umbilicales que en
que tiene algunos vasos propios, y comunica con la cloaca. el huevo del ovíparo han terminado en las dos membranas
Esta vejiga llamada alantoide, engruesa con mucha rapiJez; corion y membrana media, en el huevo del vivíparo atra-
en términos'de que á las ciento ocho horas se halla en dis- viesa aquellas membranas, y pasan á formar un órgano es-
posición de envolver todo el saco de la yema y el del polli- ponjoso , vascular, destinadq á implantarse en el útero y
to, aunque este ha continuado creciendo. Al quinto dia , se llamado « placenta. »
^ 445 ?€
Estos trabajos de los señores Cuvier y Dutrochet, nos dan que aparece en su centro bajo la forma de inedia línea de
las primeras luces acerca de las partes anexas del nuevo in- largo , y que es el rudimento del sistema nervioso. Fácil
dividuo ; los de Pander y de Rolando son mas relativos al es reconocer en estas tres partes admitidas por Rolando en
mismo ser y tienden á especificar el orden bajo el cual apa- la cicatrícula, las tres hojas, serosa, mucosa y membrana
recen sus diversas partes. Pander dice que la cicatrícula está vascular, que Pander ha señalado en su blastodermo. Se^un
situada debajo de la misma membrana de la yema , la cual Rolando, el rudimento nervioso es el que imprime el mo-
es mas clara y mas delgada en el sitio que le corresponde. vimiento de desarrollo ; entonces el disco de sustancia es-
Preséntase bajo apariencia de una mancha circular, de dos ponjosa se agranda; desde la sexta hora de la incubación,
líneas de diámetro , cuyo borde esterno es mas claro y mas deja percibir claramente en él muchos vasos entrecruzados
blanco, y en medio de la cual hay un punto blanco muy de mil maneras, y llenos de un licor rojizo. Alas doce ho-
notable por su claridad. Compónese de uos partos, una su- ras , forma un área piriforme , dividida en dos zonas, una
merjida en la yema, y la otra dispuesta como una capa sobro interior , que es el campo trasparente de Pander, y otra es-
la superficie.'Esta es, scpun él , la parte de la cual y en !a terior, que es su ca,n¡)o opaco. De la vigésima á la trigési-
cual se forma el poluto llamándola por esta razón « mem- ma hora, se maniüestan las dos arterias de la figura veno-
brana del germen , » blastoilermo ; y dá á la otra el nombre sa, y á la treintiseisigésima , el corazón , que proviene de
de núcleo de la cicatrícula. El blastodermo se compone pri- uno de ios vasos del campo trasparente. El corazón ocupa
mitivamente de una capa simple de granulaciones ; pero en un principio todo el tercio superior del feto ; pero á las
por medio de la incubación se agranda ; desarróilanse en cuarenta horas distínguenscen él tres dilataciones, que son
su superficie nuevas granulaciones mas homogéneas; pa- la aurícula izquierda, el ventrículo izquierdo y el bulbo de
rece dividido en dos zonas , una interior llameada « Campo la aorta. A las cincuenta y ocho horas, parte de la aurícula
trasparente, » y otra esterior dicha « Campo opaco ; » en su al lado opuesto á aquel por el cual le llegan las venas ca-
centro hay un punto brillante; y desde las doce horas pa- vas , un pequeño vaso que se aplica á la derecha del ventrí-
rece compuesto dB dos capas, una mas espesa, granulosa , culo izquierdo para formar el ventrículo derecho. A las
opaca, que Pander llama « hoja mucosa, » y otra esterior ochenta horas , la aurícula se vé dividida en dos cavidades
mas delgada, trasparente, y que llama « hoja serosa. » Allí por un tabique medio. Así el corazón es primitivamente
van á desarrollarse los importantes gérmenes de los siste- vascular, y no deja de serlo sino á medida que aparecen
mas nervioso y sanguíneo. En efecto , muy luego las gra- fibras musculares sobre el vaso que primitivamente lo for-
nulaciones de la hoja mucosa se apartan del medio del blas- maba. En una palabra, de la delgada red vascular que for-
todermo hacia su borde esterno, y de este modo queda en ma la figura venosa, y sobre todo de su centro, ó de lo que
el centro un espacio redondo, mas claro , donde aquella se llama campo trasparente, provienen el corazón y todas
hoja está inuy adelgazada , y que es el futuro sitio del em- las arterias y venas del cuerpo. Al propio tiempo , á me-
brión ; esto es lo que Pander llama «arca del germen.» Esta dida que el rudimento nervioso se desarrolla para formar la
arca , en un principio pequeña y circular, aumenta rápida- médula espinal, el sacculus vüellarius se prolonga hacia ade-
mente con el blastodermo; sucesivamente se vuelve oval y lante debajo de él, y se une por medio de vasos con la lá-
piriforme ; y hacia las seis horas, se manifiestan en ella dos mina esponjoso-vascular; su figura es al principio pirifor-
pequeñas rayas paralelas , longitudinales , que son los pri- me ; pero como siempre va alargándose, llega-á formar un
meros rudimentos del embrión, y que Pander llama «plie- canal bastante ancho, y estendido desde el borde anterior
gues primitivos. » Por una parte, aquellas dos rayas se de la cabeza hasta el corazón; este canal constituirá la boca
reúnen en arco para formar la cabeza del pollito, y por la y el esófago. Prolongándose en seguida hacia abajo, en la
otra quedan separadas, naciendo entre ellas un pequeao misma proporción que la médula , el sacculus vüellarius pa-
filamento, que es la médula espinal. Muy luego losdosplie. rece que ya no existe, y es reemplazado por un tubo es-
gues se reúnen para cercar la médula, pero esto se verifica tendido , desde la boca al ano, que queda abierto algún
gradualmente , y los dos plieguesdejan arriba unas vejigui- tiempo por su borde anterior, y que es el intestino. Por
llas en las cuales más tarde se manifestará el cerebro. En último, continúa oblongándose ese canal, repliégase hacia
cada lado aparecen manchas cuadriláteras , rudimentos de delante para formar al esterior del nuevo individuo una
las vértebras. Entonces, entre las dos hojas del blastoder- larga vejiga , que le es continua sin interrupción , y que se
mo , se forma una tercera membrana , llamada « vascular » llama « alantoide.» En los animales simples, desprovistos
por Pander, en la cual se desarrollan los vasos. Por último, de visceras y de órganos secretorios , dicho canal queda así
mientras el desenvolvimiento de esta tercera membrana vá sin apéndices; pero en los otros, su túnica celulosa se pro-
á dar origen sucesivamente á la figura venosa , á los vasos , longa para constituir aquellos En los puntos donde deben
y al corazón del pollito , los segundos y terceros pliegues, estar situados aquellos órganos anexos, se levantan tuber-
dispuestos en sentido contrario al de los pliegues primitivos, culitos , que se unen con los vasos capilares sanguíneos,
van á formar, los unos, las cavidades torácica y abdominal para formar los vasos secretorios ; y estos asocíanse luego
junto con las visceras en las mismas contenidas, y los otros con otros vasos sanguíneos para componer los órganos es-
los envoltorios del feto. tendiéndose como las ramas de un árbol. Estas diversas
partes se forman de arriba abajo ; es decir, primero los ór-
Según Rolando , la cicatrícula se compone de tres partes:
ganos salivales, después las trompas de Eustachi, Jos con-
1.° de una vejiguilla , cuyos desarrollos darán nacimiento á
ductos aeríficos, colédoco , hepático , cístico , etc. Algunos
la membrana amnios y á los tegumentos del nuevo ser;
sin embargo parece provienen de la membrana tegumen-
2.° de un disco de sustancia esponjosa , cuyos sucesivos de-
taria , ó sea del amnios, como las mamas, 'por ejemplo.
senvolvimientos producirán la figura venosa de Haller, el
En cuanto á los tegumentos esteriores, al principio cubren
corazón y todo el sistema vascular; 3.° de un pequeiio cuer-
sin interrupción todo el animal; pero en Jos sitios donde
po de sustancia blanca, llamado por Pander « núcleo de la
debe haber aberturas , los tegumentos están en inmediato
cicatrícula , » saccitlus •citdlarius por Haller, y que está des-
contacto con el canal que hemos descrito, y llegándoles á
tinado para formar el canal alimenticio. A estas tres partes
faltar en cierta época los vasos, se abren ; si por una causa
constituyentes de la cicatrícula, la fecundación añade otra
^ 446 M
cualquiera continúan penetrando los vasos, conservan to- más animales es todavía muy poca cosa, y quizás no com-
da su densidad , y resulta lo que se llaman « imperfora- porta su aplicación al hombre ; trasladémonos al momento
ciones. » en que puede ser distinguido en él el nuevo ser, igualmente
Estas diversas descripciones dejan mucho que desear; que las partes que le son anexas para nutrirlo y hacerlo
leídas en los mismos esperimentadores nos han parecido crecer.
insuficientes; y por lo mismo con mas razón deben pare- Esta distinción puede tener lugar á los quince dias des-
cerlo al lector reducidas al limitado estracto que acabamos pués de la concepción ; consecutivamente se hace mas y
de hacer. Sin embargo , los trabajos de los señores Cuvier mas pronunciada , y en la descripción del huevecillo puede
y Dutrochet pueden servir para el estudio de las partes ya separarse lo relativo á las partes anexas del feto , de lo
anexas del feto humano, y los de Rolando ilustran también concerniente al feto mismo. Durante todo el curso de la
uii tanto la evolución del mismo feto. Por lo demás, estas vida intra-uterina , el huevecillo continúa siendo una ve-
descripciones no deben tener mucho valor por lo que toca jiguilla globulosa ; pero esta, llena de un líquido en el cual
á la especie humana; pues es preciso andar muy cautos en será sumergido el feto , va engrosando sucesivamente ; y el
las analogías que se establezcan entre ovíparos y vivíparos. aumento de su volumen puede medirse por el grado de di-
Dejando pues aparte !o concerniente á los primeros des- latación que esperimenta el útero durante la preñez, por
arrollos del huevecillo humano , porque jamás han sido cuanto son proporcionales.
examinados, y porque lo que se ha observado en los de-

Geología.
OBSERVACIONES GEOLÓGICAS SOBRE LA COSTA CANTÁBRICA.

|Jor ÜovQe Hgken (1)

Toda la costa del norte de España ofrece una serie con- taríos, poseemos, gracias á los trabajos de Mr. Elios de
tinua de fenómenos geognósticos, dignos de llamar muy Beaumont, igual serie cronológica de la sublevación que
particularmente la atención de la ciencia. Desde el límite en diferentes épocas produjeron los montes europeos. La
occidental de Galicia, hasta el oriental de las provincias importancia de semejantes observaciones se acrecentará
Vascongadas, se presentan casi todos los grupos de las cua- cuando se las compare con los caracteres geométricos de la
tro grandes clases de rocas, compuestos de mayor ó menor superficie de los demás continentes. La íntima relación que
número de individuos de las respectivas formaciones. A los existe entre este fenómeno y la geografía física de nuestro
terrenos plutónicos y metamórficos se unen en Galicia aque- globo, así como su influencia en las notables modificaciones
llas formaciones que Werner bajo el dominio de sus preo- que ha sufrido y sufre el carácter general de sus seres or-
cupaciones científicas, llamaba terrenos de transición : con gánicos, son cosas bien conocidas, sobre las que los estre-
ellos empieza el turno de los depósitos secundarios, cuya chos límites de este trabajo no nos permiten entrar en por-
presencia en las diferentes graduaciones cronológicas se menores ; debiendo solamente añadir que el levantamiento
puede comprobar por toda la costa, á pesar de la preponde- de las cordilleras que forma el suelo cantábrico, pertenece
rancia del terreno carbonífero en Asturias, y del de greda al sistema de los Pirineos y de los Apeninos, cuya dirección
en las demás partes del pais. de O. N. O. hacía E. S. E. es constante en nuestro conti-
Hoy á resultas de un trabajo minero , se ha averiguado nente por una inmensa ostensión , y cuyo origen es coetá-
la existencia en la provincia de Santander de depósitos, neo de la formación de aquellos terrenos que se deposita-
cuyas capas bien caracterizadas, pertenecen á los terrenos ron después del grupo de la greda.
terciarios; y como por otra parte en Vizcaya las rocas de El seno de los agentes plutónicos que han contribuido al
origen volcánico , llamadas trap , han atravesado en varios levantamiento, é influido principalmente en la situación
puníoslos terrenos secundarios, se presentarían en una geométrica de los montes cántabros , se encuentra induda-
proyección vertical paralela á la dirección de la costa todas blemente en la parte occidental de la península. Ignoramos
las formaciones reconocidas de los geognostas , con lo que si las obras de minería ejecutadas en el terreno carbonífero
se lograría la importante esplicacíon de las relaciones geo- de Asturias, han producido los datos suficientes para fijar la
métricas que existen entre los diferentes depósitos. correspondencia que haya entre los terrenos hipógenos y de
El progreso de la geología, debido á la multiplicación de transición de Galicia y los mas modernos de aquel punto ;
las observaciones y á la apreciación cada vez mas exacta de pero no puede caber duda en que los primeros continua-
los fenómenos geognósticos , nos ha proporcionado el me- rán inmediatamente debajo de estos. Hemos llamado la aten-
dio de hallar no solo la escala cronológica de los terrenos ción sobre la importancia de un conocimiento mas exacto
sedimentarios, sino también las leyes invariables que han de las posiciones respectivas que ocupen las diferentes for-
presidido al levantamiento de los montes y de países ente- maciones de esta parte de la península, y en ello no tanto
ros, bajo un punto de vista especial. nos referimos á un interés científico, cuanto á otro industrial
Además de la serie inalterable de los terrenos sedimen- muy especial para la provincia de Santander. Mas adelante
(1) Al distinsuido ingeniero de minas de Freibers, Joríje Rilíen, que ba re- nos estenderemos tal vez en este asunto, bajo el punto de
corrido la costa cantábrica, es debido el presento artículo que insertamos vista minero, cuando hablemos de las causas que han in-
con el mayor gusto. Los estudios geológicos, y sobre todo las observaciones fluido en las formas esteriores de esta costa y sus cordilleras.
relativas a esta ciencia, son tan poco comunes en España , que todo cuanto
tiene relación con ella, convendría que fuese publicado. El simple aspecto de las pintorescas cordilleras que sin
M 447 iC
interrupción se estienden á las márgenes del Océano cantá- consideración, vemos en tiempo de lluvia nacer casia nuestra
brico , basta para poblar nuestra imaginación con los cua- vista centenares de arroyos y riachuelos, que precipitándose
dros de esas escenas colosales en que ha dibujado la natura- y en desordenado curso llevan al Océano sus aguas. Y sin
leza la historia de! desarrollo de nuestro planeta antes de embargo á cada paso se reproduce una singular armonía
aparecer en él el hombre. Para aspirar á comprender acon- entre la estratificación y la correspondencia de nivel de dos
tecimientos de un estilo tan superior á la mas audaz fanta- diferentes faldas separadas á veces por un profundo valle;
sía , es preciso desistir de aplicarles la limitada medida del por manera que no es lícito dudar de la naturaleza de las
tiempo , con que estamos acostumbrados á medir los nego- causas que interrumpiesen la primitiva continuidad del ter-
cios humanos. Nos desvanece la grandeza del fenómeno, y reno : es la operación conocida en geognosia con el nombre
tenemos que renunciar á buscar alguna analogía entre la de demutacion. Interrupciones del terreno, si están acompa-
energía de su producción y las causas de su origen. La na- ñadas de tales accidentes, no pueden ser los efectos de le-
turaleza, en su acepción de fuerza genérica , no procede á vantamientos locales producidos por agencias plutónicas, ni
saltos, pero tampoco suspende su marcha , hallándose en tampoco ha podido verificarse la demutacion por medio del
incesante y recíproca acción sus elementos productivos y limitado sistema de rios, que sirven de desagüe al pais. Te-
destructivos. nemos que suponer que el grande Océano, cuyas aguas cu-
Desde que se entronizó en las ciencias naturales un es- brirían la formación de greda de la Europa occidental, vertió
píritu libre é independiente , desterrando la frivola antici- violentos torrentes en una época en la cual distritos enteros
pación que juzga sin examinar los hechos, y esa inclinación hablan atravesado su superficie formando un archipiélago ,
mística que propendiendo á lo sobrenatural, envuelve la mientras otras partes de la formación estaban sufriendo el
ciencia en un caos de especulaciones atrevidas y de opinio- acto del levantamiento.
nes contradictorias, desde esa nueva época la geología ya no Estos torrentes llevaron consigo las inmensas masas acaso
tiene necesidad de buscar en catástrofes fabulosas la espli- blandas en parte en las capas que mantenían la continuidad
cacion de una gran serie de fenómenos que vemos repro- del terreno, en el dia tan quebrado. Solo asi pudo produ-
ducirse á cada paso, y encuentra en ese gran destructor que cirse una denudación en tan grande escala. La energía de
se llama el tiempo, y en los millares de siglos que viene ese movimiento auxiliada por el mismo acto del levanta-
obrando, la esplicacion de la variación de las creaciones pe- miento de su suelo, hubo de grabarse hondamente durante
riódicas , de las series de estas creaciones, y de las altera- su retirada en los fundamentos existentes, y de este modo
ciones físicas que ha sufrido nuestro globo, antes de impri- debieron de formarse la mayor parte de estos valles, bar-
mir á sus cinco continentes las formas que hoy presentan. rancos y desfiladeros. La violencia que agitaba las aguas au-
Los terrenos terciarios que se encuentran sobre el suelo mentarla considerablemente su virtud disolvente respecto
de la costa de la provincia de Santander, tienen una po- de las formaciones calcáreas del suelo naciente, al paso que
sición independiente de las formaciones de greda , cuyas se precipitaron las insolubles mezclas arcillosas, que carac-
desigualdades superficiales generalmente allanan, constitu- terizan casi todas las cales del Norte, tan pronto como em-
yendo de este modo masas adaptadas á las irregularidades pezó á disminuir el movimiento. Asi nacieron probablemente
del terreno que les sirve de cimiento, si bien por su pequeña ios indicados terrenos terciarios.
estension topográfica representan en la configuración gene- Hemos hablado de los choques de las dos fuerzas princi-
ral de la costa un papel muy reducido. Sin embargo , su pales á que es preciso atribuir el papel mas importante de
origen debe remontarse á la época de esta configuración, los sucesos de que resultó el carácter general de la fisono-
tal como hoy se presenta, siendo indudablemente uno de mía de la costa cantábrica y sus numerosas montañas; mas
los productos de las causas locales que acompañaron al su - hay otras cuya actividad y resultados pertenece al tiempo
ceso general. histórico, á nuestrosdias. Aellas son aplicables las palabras
Casi todos los geognostas convienen en que muchos ter- del poeta: guttacavat lapidem, non vis sed scepe cadendo,
ritorios considerablemente estensos han sufrido repetidas pues obran lentamente y sin violencia, y atestiguan la in-
veces periódicos levantamientos y hundimientos, y esta ob- mensa fecundidad de la naturaleza en destruir sus propias
servación general no puede menos de tener lugar en el caso obras, y al hombre pensador la triste caducidad de su propio
presente. Todo el sistema de desagüe de la costa cantabria destino. Esas causas aun trabajan y trabajarán siempre en
tiene el mismo carácter de quebrantamiento que distingue á alterar los contornos esteriores del escabroso suelo cantá-
sus montes. Mientras buscamos en vano un rio de alguna brico.

Viages.
MOSCOU.
Es Moscou , una ciudad de la Rusia europea, capital de el piso está formado de guijarros. Cuéntanse en ella varias
gobierno y de distrito y sede de una metrópoli; situada á orí- plazas , ciento cincuenta y nueve calles principales y seis
lias del Moskva, que la separa eo dos partes. Es sorprendente cientas ocho callejuelas, alumbradas por cinco mil ciento
el espectáculo que ofrece de lejos; se ve una reunión in- sesenta y dos faroles, diez mil casas, mil cincuenta y cua-
mensa de edificios de toda clase de arquitectura , y en el tro jardines, siete catedrales, seis cientas veinte y tres
centro una pirámide de doradas cúpulas, y una infinidad parroquias , tres templos luteranos , cincuenta y seis hos-
de torres coronadas de cruces. Los edificios que adornan picios , treinta y dos baños públicos, cincuenta y ocho cer-
esta capital son muy capaces. Las calles tienen aceras, y vecerías, veinte y seis mesones, dos cientas sesenta y ana
^ 448 m
fábricas de varias clases , dos cientas cincuenta y una fra- asciende á mas de doscientos cuarenta y seis mil quinientos
guas. Hay también varios establecimientos de beneficencia, habitantes y en invierno recibe un aumento de ciento cin-
seis cuarteles y el teatro imperial. La población en verano cuenta mil personas.

,-jars5fji7-=í'

S^iiéLiSO:^^-

Una visla de Moscou.

Fué esta ciudad antigua capital de la Rusia , y dista se- prodigiosa ciudad ; pero ha sido reedificada después y goza
tenta y cuatro miriámetros de San Petersburgo. Además hoy dia de una preponderancia incontestable sobre todas
del rio citado lo baña el Jaufa ; Napoleón I valiéndose del las demás ciudades rusas.
derecho de la fuerza, redujo en parte á cenizas en 1812 esta

Estudios históricos sobre la Alemania.


CONSIDERACIONES GENERALES.

XYI.

La Santa Sede era un gran socorro ; una de las cosas que lia (Anconaj, y de uno de los cuatro ducados lombardos
mas interés ofrecen hoy dia, es investigar el poder así po- (Spoletto), Tenia á Ancona , Comacchio y las desemboca-
lítico como militar que durante aquellos siglos representaba duras del Pó sobre el golfo de Venecia y Civita-Vecchia
el papa tan elevado por otra parte como príncipe espiritual. sobre el mar Tirreno. El estado de la iglesia comprendía la
Roma , cuyo circuito en otros tiempos escedia de cincuenta campaña de Roma y el patrimonio de S. Pedro , la Sabina,
millas, tan solo cuenta hoy dia diez y seis; sus puertas, la Umbría , es decir, toda la falda del Apenino , la marca
antes divididas en catorce regiones , están ahora reducidas de Ancona , la Romana , el ducado de Ferrara, el pais de
al número de trece; habia sufrido siete grandes saqueos Perusa , la Rolonia y un poco de la Toscana , una ciudad
históricos, masa pesar de violada, quedó santa; aunque de primer orden , Roma ; otra de segundo, Rolonia; ocho
desmembrada mantúvose fuerte. Roma insiguiendo lo que de tercero, Ferrara, Perusa , AscoM, Ancona, Forlí, Re-
otras veces dejamos consignado, ya siempre será Roma. El vena , Fermo y Viterbo; cuarenta y cinco plazas de todas
Soberano Pontífice era dueño de una de las marcas de Ita- clases, entre las cuales se contaban Rimini, Cesena, Frenza
31 449 §2
y Spoletto; cincuenta' obispados y un millón y medio de. bia estrellado ante Cárlos-Martel, Sin embargo, ni la inven-
habitantes. Además pertenecia también al papa el condado cible armada vencida por el Todopoderoso, niel ejército de
de Venecia en Francia, que tenia por corazón ó núcleo el Kara-Mustafá derrotado por Sobieski, lograron afianzar
temido palacio-fortaleza de Aviñon. Visto el estado roma- plenamente á la Europa. La España y la Turquía perma-
no sobre un plano, presentaba la estrena forma que aun necían de continuo sobre las armas, y el siglo xvn creia
conserva hoy dia, de una figura sentada en la grave postura verlas engrandecerse aun indefinidamente mas y mas ter-
con que los egipcios figuraban á sus dioses; sirviéndole de ribles , y mas y mas amenazadoras aun. La política, esta
asiento el Abruzo; Módena'y la Lombardía sobre su cabeza, ciencia congetural como la medicina , no habia alcanzado el
la Toscana sobre su pecho, la Tierra de Labor bajo sus pies, desarrollo á que la vemos llegada hoy dia , de suerte , que
unida al Adriático, y sumergida en el Mediterráneo hasta los mas fuertes espíritus se alarmaban por los menores sín-
las rodillas. El Soberano Pontífice contaba con abundantes tomas. Algunas veces por un esfuerzo de imaginación, lo-
riquezas y era omnipotente. graban tranquilizarse con la vaga idea de que los dos colo-
Su sola firma era suficiente para que el mundo entero sos se hallarían luego uno en frente de otro en las playas
contribuyese con sus recursos. Mienli-as tenga una pluma , del mar Rojo , y su choque seria inevitable en las arenas
decía Sixto V, tendré dinero. Sixto V era realmente un papa del antiguo mundo. Mas este choque en la Arabia Feliz tan
literato , artista é inteligente y aunque no vaciló delante de lejano y tan mal comprendido , no disminuía en sentir de
ningún gasto real, atesoró en el espacio de cinco años, los que así raciocinaban , los males que amagaban á la li-
cuatro millones de oro en el castillo de San Angelo. A favor bertad , y en la época cuyo cuadro bosquejamos, la an-
de las contribuciones de todos los fieles del universo , se siedad habia llegado ya á tal punto, que en un escrito titu-
procuró el Santo Padre un buen ejército para su defensa y lado : Las fuerzas del rey de España , impreso en Paris en
la de sus Estados; consistía este en veinte y cinco mil hom- 1627 con privilegio del rey y grabados de Isaac Gaspar,
bres distribuidos en la Marca y la Romana, veinte y cinco decía: «La ambición desmesurada de este rey, le encamina
mil en la Campaña y el patrimonio; la mitad en las fronte- á avasallarlo todo: su escuadra que continuamente vá y
ras , la otra en Roma. En caso necesario podia duplicar ese viene , enfrena la Inglaterra , y prohibe á las demás nació-
ejército. Gregorio Vil y Alejandro III manifestaron distin- lies navegar á su antojo. » En otro escrito publicado hacia
tas veces á algunos príncipes, que podían disponer de las la misma época , y cuyo título es: Discurso sumario acerca
fuerzas del imperio, que además de hallarse en su apogeo, con-el estado del lurco, se lee: «No sin fundamento tiene el turco
taban con las tropas de las Dos Sicilías. Un dia el duque de en alarma á toda la cristiandad por la suma facilidad con
Ferrara se atrevió á entrar en Comachio para proveerse de que puede poner un formidable ejército en sus estados le-
sal, el Sanio Padre, citaremos aquí dos líneas de una carta vantinos y preciso seria no pensar, para estar sin aprensión
de Mazarino, con sus razones , y un ejército que levantó, liízo de un diluvio semejante. »
que el duque se arrepintiese, » y se apoderó de su estado. Hoy dia por la fuerza misteriosa del destíno, la Turquía
Lo dicho bastará para demostrar lo que eran los soldados ha caido , y la España apenas recuerda lo que era hace tan
del Papa, y de que modo hacían respetar el Estado romano, solo dos siglos. Al presente el papel moneda (1) esta última
A esto debemos añadir la Umbría, inmensa fortaleza natu- polilla de las viejas sociedades corrompidas, está devorando
ral donde Aníbal se estrelló , y las costas así del norte como el imperio turco. Hace largo tiempo que otra nación se
del mediodía que en razón de su situación, podían conside- apoderó de Gibraltar, como el salvage que cose á su manto
rarse como las playas mas batidas por los vientos de toda la la uña del león muerto. Los dos colosos pues, que impera-
Italia.Esta circunstancia dificultaba todo desembarque, pues ban en el mundo en tiempo de nuestros padres, se han des-
en ambas costas el Papa se veia defendido gratuitamente vanecido en menos de doscientos años. ¿La Europa puede
por las tempestades. entonces considerarse en plena paz? No. Lo mismo que en
De esta suerte colocado y asegurado , impulsaba enérgi- el siglo XVII, un doble peligro pórece que la amaga. Los
camente el perpetuo y tenaz combate contra el turco. En hombres pasan , la especie queda: los imperios caen , los
nuestros días el Sumo Pontífice ha enviado camafeos al bajá egoísmos se reforman. Ahora, como dos cientos años ha ,
de Egipto y se ha paseado tranquilamente á bordo de la fra- dos inmensos intereses oprimen á la Europa, y de continuo
gata de vapor Mahmoudiéh , hecho inaudito si bien se con- la acechan; el espíritu de guerra , de violencia y de con-
sidera , y que muestra con toda evidencia el prodigioso cam- quista vela en Oriente : el de comercio, de aventura y de
bio habido en las ideas. Pero en aquel tiempo llenaba vale- astucia permanece en pié al Occidente , y como para asal-
rosamente sumisión enviandosusmitradas galerasáLepanto, tar el continente desde mas elevada cumbre, ambos colosos
y desde que las medias lunas y turbantes se daban á la vela se han dislocado algún tanto remontándose hacia el Norte.
no habla para él ni soldados ni escudos; era un contribu- A la Turquía ha sucedido la Rusia; la España ha sido reem-
yente como los demás, y, lasjmas de las veces, lo que la plazada por la Inglaterra.
cristiandad habia dado al Papa , éste lo devolvía á la cris- Trácese con el pensamiento , sobre el globo terráqueo,
tiandad. tin segmento que dando vuelta al polo se desenvuelva del
A fines del siglo xvi esto es en 1588 , un huracán habia cabo Norte europeo al cabo Norte asiático , de Tornea á
librado á la Inglaterra de la dominación española y al ter- Kamtschatka, de Varsovia al golfo Añadir, del mar Negro
minarse el siglo XVII (1683), la espada de Sobieski salvó la al mar de Okhotsk , y que al poniente tocando la Siiecia ,
Alemania de la invasión turca. Salvar la Inglaterra era solo abordando al Báltico, devorándola Polonia, cortando en
salvar la Gran-Bretaña, pero salvar á la Alemania era salvar sesgo la Turquía al mediodía, absorviendo el Cáucaso y el
á la Europa. No seria aventurado decir que la Polonia hizo mar Caspio, invadiendo la Persia siguiendo la larga cadena
en esta ocasión los oficios de la Francia ; porque hasta en- que comienza en los montes Urales y termina en el cabo
tonces fué siempre á esta á quien le cupo detener la barba- Oriental, costee el Turkestan y la China, invada el Japón
rie , aunque también siempre habia quedado derrotada por el cabo Lopatka ; y partíendo del medio de la Europa,
ante ella. En 496 amagando por la parte del Norte se es- cruce por el estrecho de Behring hasta tocar la Armenia á
trelló ante Glodoveo, y en 732 yiuiendo del mediodía se ha- (1) Uámaso en Turquía; sc/iím. . '
TOMO m . 87
4u0 m
través del Asía; añádese la Polonia j Ifíójese confusamente marcha por el Océano atlántico, y reúne bajo su pabellón
en ese monstruoso segmento la Grihiea, la Georgia, el Chir- las islas de Santa Elena, la Ascensión y algún otra, que
van , la Imereta, la Abascia , la Armenia y la Siberia; forman un triángulo que entra bastante en el golfo de Gui-
agrúpense alrededor las islas de Nueva-Zembla, Spitzberg, nea. Apoyada de esta suerte, toca al Cabo, y se apodera de
Vaigatz y Kalgouef, Aland , Dagho y Oesel, Clarke , San la punta del África , como se apoderó de la de Europa en
Mateo, San Pablo, San Jorge, las Aleutinas, Kodiak, Sitka Gibraltar. Desde el Cabo se remonta al Norte; del otro lado
y el archipiélago del príncipe de Gales, y dispérsense se- de la península africana , aborda las Macarenas, la isla de
senta millones de habitantes por estos inmensos países y se Francia y Puerto-Luis, desde donde impone respeto á Ma-
tendrá la Rusia. dagascar, y se establece en las islas Seychelles, desde donde
Este imperio tiene dos capitales; coqueta la una, rebosando dá sus órdenes á toda la playa oriental del cabo Delgado al
elegancia y llena de atavíos del mejor gusto ; vénse en ella cabo Guardafú. Entra en el mar Rojo que la separa del
magníficos palacios y suntuosas catedrales; sus calles están Mediterráneo y del archipiélago por el istmo de Suez, y ter-
enlozadas de mármol blanco , y sus edificios son de hierro mina aquí su vuelta completa al África en el mismo punto
luciente; está habitada por la corte, y es la favorita del em- de donde partió. El lector comprenderá con exactitud ese
perador. Ostenta la otra numerosas cúpulas de bronce y inmenso círculo establecido por la política inglesa ¿ si con-
minaretes de estaño , pero es sombría y triste, y está como sulta el mapa de aquella región del mundo.
olvidada y repudiada. San Petersburgo la primera, repre- La Inglaterra se introduce en fin en el Asia. De las Sey-
senta la Europa; la segunda Moscou , representa el Asia: chelles á las Laquedivas no media sino un paso: apodérase
como el águila de Alemania, la de Rusia tiene también dos pues de ellas y tendiendo en seguida la mano, se hace dueña
cabezas. En caso necesario la Rusia puede poner sobre las del Indostan , Calcuta , Madras y Bombay; estas tres pro-
armas UD ejército de 1.800,000 hombres. El desborde posi- vincias de la Compañía de las Indias, inmensas cual otros
ble del coloso ruso acelera la reparación que sufre la gran tantos imperios, y de siete reinos, Nepaul, Ouda, Baroda,
muralla de la China, é hizo concebir y llevar á cabo la Nagpoor , Nizam, Maizur y Travancora. Aquí casi toca á la
construcción de las murallas de París. Rusia; el Turkestan chino solo la separa. Señora del golfo
Lo que era antes el gran Knez de Moscovia , es hoy día de Omán que limita la inmensa costa que posee desde Hay-
el emperador de Rusia; y si comparásemos atentamente estos derabad á Trivanderam, toca la Persia y la Turquía por el
dos personages, veríamos los pasos que Dios ha hecho dar al golfo Pérsico , que puede cerrar y abrir á su antojo , y el
hombre. £1 Knez se hizo tzar, el tzar se hizo czar y el czar Egipto por el mar Rojo, que también puede bloquear. El
trocóse en emperador. Estas trasformaciones, merecen ya Indostan le dá á Ceilan; desde allí penetra en las islas Ni-
el nombre de metamorfosis, y es curioso el ver como á cada covar y Andamans , sale á tierra firme por la dilatada costa
piel que se quita al príncipe moscovita, se acerca mas y de los montes Mogs en el Indo-chino, y se hace dueña del
mas á la Europa y dá otro paso hacia la civilización. Sin golfo de Bengala. Poseer el golfo de Bengala es imponer la
embargo, téngase muy presente que asemejarse no es ley al imperio Birman; por otra parte los montes Mogs le
identifícarse. abren la península de Malaca, donde se estiende y consoli-
La Inglaterra posee la Escocia , la Irlanda], las Hébridas da. Desde Malaca acecha á Sumatra, y de las islas Sincapoor
y las Oreadas; con el grupo de las islas Schetland, separa á observa á Borneo. De este modo poseyendo el cabo Roma-
]a Dinamarca de las islas de Feroe y de la Islandia , cierra nía y el cabo Comorin, tiene las dos principales estremida*
el mar del Norte y acecha á la Suecia ; con Jersey y Guer- des del Asia , como tiene las de África y de Europa. Al pre-
nesey cierra la Mancha y observa la Francia. Partiendo sente la vemos otra vez atacar audazmente á la China,
después de allí, dá vuelta alrededor de la península, esta- después de haber intentado enervarla ó adormecerla al
blece su influencia en Portugal, coloca su talón en Gibral- menos con el opio.
tar y penetra en el Mediterráneo después de haberse asegu- Su ambición no queda aun satisfecha; restan dos mun-
rado de su llave. Avanza en seguida salvando las Baleares, dos todavía: la Nueva Holanda y la América y ella los po-
la Córcega, la Cerdeña y la Sicilia, pero allí se detiene; see. Partiendo de Malaca atraviesa el grupo enmarañado
ofrécese Malta á su vista, y se instala en ella entre Sicilia y de las islas de la Sonda, conquista de la antigua navegación
Túnez ó sea entre la Italia y el África. Desde Malta pasa á holandesa, y se apodera de toda la Nueva-Holanda, tierra
Corfú, de donde vigila á la Turquía cerrando el mar Adriá- virgen que fecunda con galeotes y que guarda celosamente
tico ; San Mauro, Gefalonia y Zante , de donde sobrevigila amurallada y vigilada con las islas fuertes de Bathurst al
á la Morea, dominando el mar Jónico; Cerigo, de donde es- Norte y Van-Diemen al Sur. Luego sigue un momento la
pía á Candía bloqueando el archipiélago. Al llegar aquí re- ruta de Cook, deja los seis archipiélagos de la Oceanía á su
trocede : el Egipto cierra el camino , el istmo de Suez no izquierda , costea la tierra que precede á la dilatada cordi-
está aun cortado, y cambiando en ángulo recto ej ángulo llera de los Andes, dobla el cabo de Hornos, remonta las
agudo, vuelve á salir al Océano. Rodea sigilosamente la pe- costas de la Patagonia y del Brasil, y salta en tierra por úl-
nínsula Ibéridk y luego establece un sistema de misteriosos» timo bajo el Ecuador en la cima de la América meridional,
rodeos en torno de la península Africana. Como la travesía es en Stabrock, donde establece la Guyana inglesa. Avanza un
incómoda por en medio de sus playas donde un océano de paso mas, y se apodera de las islas del Viento, conjunto de
arena mezcla sus olas ardientes con las del inmenso'mar que islas que cierra el mar de las Antillas; da todavía otro y le.
las rodea , sigue el prudente ejemplo del viagero que atra- pertenecen las islas Lucayas, estensa barrera que cierra
viesa con precaución un vado de piedra en piedra ; al efecto el golfo Mejicano. De las veinte y cuatro islas de que cons-
tiene dispuestos sus estancias y sus puntos de apoyo mar- ta el grupo de las pequeñas Antillas, doce le pertenecen, y
cados para cada paso que dá. Coloca en primer lugar el pié de las cuatro grandes Antillas , esto es, Cuba, Santo Do-,
en San-James á la embocadura del Gambia de donde vigila mingo. Jamaica y Puerto-Rico, se contenta con una, la
el Senegal francés: su segunda huella queda impresa sobre Jamaica, desde donde mortifica á las otras tres. En seguida
la costa en Cacheo; el tercer paso que dá es en Sierra-Leo- aJ mediodía del istmo de Panamá, y á la entrada del golto
na, y el cuarto en el cabo Corso. Eo seguida aventura su d« Honduras, ocupa en tierra firme una parte del Yucatán,,
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y fija allí su establecimiento de Baliza^que como una garita idioma , por medio de cuyas palabras se establece una cir-
está observando ambas Américas. Aquí sin embargo Méjico culación parecida á la déla moneda que pasando sucesiva-
la tiene en acecho, y mas allá de Méjico los Estados-Uni- mente de una mano á otra, es á la vez también poseída
dos , esta colonia , cuya nacionalidad es una afrenta para su por todos. Además, lo que hace circular un idioma , lo que
antigua metrópoli. Vuelve á internarse en el mar, y desde imprime un carácter propio á las palabras, lo que crea el
las islas Lucayas, apoyándose sobre lasBermudas, donde fija pensamiento común , es ante todo el arte, la poesía, la li-
su pabellón, toca á Terranova , esta isla que á vista de pá- teratura ; humanioren lillerw. Por su desgracia la Turquía
jaro se parece á un camello arrodillado sobre la superficie nunca ha dado la importancia merecida á las artes y á las
del vasto Océano , levantando la cabeza hacia el polo bo- letras; careciendo de idioma propio, no ha podido este cir-
real. Terranova es su último esfuerzo , pero lo es también cular de pueblo en pueblo , no ha habido un pensamiento
gigantesco : estiende el brazo y añade á su reino de una común , ni ha impreso en ninguna de sus cosas el indispen-
vez todo el Norte de la América, comprendido entre los sable sello de la unidad. Falto por consiguiente de una len-
Océanos Atlántico y Pacífico, las islas de la Nueva-Esco- gua que se pudi3re llamar idioma nacional, hablase con
cia, el Canadá y el Labrador, la Bahía de Hudson y el mas ó menos pureza el latín , el griego, el eslavo, el árabe,
mar de Baffin, el Nuevo Norfolk, la Nueva Caledonia y los persa ú hindú, según la situación ú origen respectivo de sus
archipiélagos de Quadra y de Vancouver, el país de las provincias; pero esa mezcla de lenguas y dialectos, lejos de
Iroqueses, Chipeonajs, Esquimales, Kristinales, y Koliu- formar un imperio sólido y compacto , no ofrece mas que
gis, yantes de añadir á esta larga lista de posesión los un pedrusco tajado por el sable , un compuesto de nacio-
nombres de los Ougalacmiutis, y los Kitegues , párase de nes que se tocan sin confundirse. A esto debemos añadir
repente , porque se le aparece de improviso el coloso del los inmensos desiertos originados tanto por la conquista
polo ártico, la Busia. Lo que la Inglaterra ha andado por como por el clima : soledades impenetrables que el jugo so-
mar, la Busia lo ha hecho por tierra , y al ir á atravesar cial no pudo fecundar.
el estrecho de Behring, allí, bajo el círculo polar, en me- En segundo lugar, el despotismo del príncipe : el sultán
dio de salvajes embrutecidos y azorados, junto á los bancos lo era todo á la vez, pontífice y emperador , rey temporal
helados, á la reverberación de nieves eternas y á la luz de y soberano espiritual; jefe político , jefe militar , y jefe re-
las auroras boreales , los dos colosos se encuentran y se re- ligioso. Pertenecíanle sus vasallos así como sus bienes, cuer-
conocen. pos y almas, pero de una manera absoluta y terrible; y
Recapitulemos ahora bajo un solo punto de vista las in- refiriéndose sus premios y sus castigos tanto á esta vida como
mensas posesiones de Inglaterra: tiene los seis mayores . á la otra. Como sultán , disponía de su vida , como comen-
golfos del globo, que son los de Guinea, Omán, Bengala , dador de los creyentes tenia su alma. Pero ¡ infeliz de aquel
Méjico, de Baffin y de Hudson ; abre ó cierra según su ca- que esa un mismo tiempo ordinario como hombre, y es-
pricho nueve mares; el mar del Norte , la Mancha, el Me- traordinario como príncipe ! Porque un poder escesivo es
diterráneo , el Adriático , el Jónico, el mar del Archipié- fatal para el hombre, y reunir una misma persona el ca-
lago , el golfo Pérsico , el mar Rojo , y el de las Antillas. rácter de sacerdote, de rey y de Dios, escede á toda fuerza
Posee un imperio en América , la Nueva Bretaña; otro en humana. El bullicio confuso de todas las voluntades en ac-
Asia, el Indostan, y un mundo en el grande Océano, la ción que piden ser satisfechas á la vez, perturba el cere-
Nueva-Holanda. Además tiene esparcidas innumerables islas bro de aquel que lo puede todo, ofusca su inteligencia ,
sobre todos los mares y delante de todos los continentes, desordena la generación de su pensamiento y le vuelve
que semejantes á naves apostadas y en continua observa- loco. Se podría afirmar y aun demostrar con evidencia,
ción , conservan una posición firme respeto de la Europa, que la mayor parte de los emperadores romanos y de los
y están en comunicación incesante con sus numerosos na- sultanes, les ha dominado una situación celebral particular.
vios , que muy bien pueden considerarse¡como otras tantas Verdad es que se presentan , y la historia registra por in-
islas flotantes. tervalos, rasgos admirables de un déspota ilustre, inteli-
gente y superior; pero en general y casi siempre, el sultán
La nación inglesa no es por sí misma un pueblo sobera-
es vulgar. De aquí desórdenes sin cuento: la asombrosa os-
no, pero es para otras naciones un señor feudal. Su gobierno
cilación de una voluntad suprema que choca con todo y lo
mantiene feudalmente dos millones trescientos setenta mil
quebranta todo, sin una guia de razón , obrando por ca-
escoceses; ocho millones dos cientos mil irlandeses; dos
sualidad tal vez y siempre al acaso. El despotismo , útil,
cientos cuarenta y cuatro mil africanos; sesenta mil austra-
espeditivo, inspirador, necesario algunas veces á los hom-
lianos; un millón setecientos mil americanos; y ciento veinte
bres eminentes, azora y desconcierta á los hombres me-
y cuatro millones de asiáticos; es decir que catorce millones
dianos : el vino de los fuertes es el veneno de los débiles.
de ingleses , dominan á ciento treinta y siete millones de
En tercer lugar, las conspiraciones de palacio, las revolu-
hombres en diferentes regiones de la tierra.
ciones del serrallo, el déspota estrangulando á sus hermanos,
Todo? cuantos lugares hemos citado en las páginas que los hermanos envenenando ó degollando al déspota, la des-
acaban de leerse , deben considerarse como á otros tantos confianza del padre para con el hijo , y del hijo para con el
puntos de atadura de la inmensa red en que la Inglaterra padre ; la sospecha en la corte, el odio en el harem, enfer-
tiene envuelto al mundo. medades desconocidas, fiebres sospechosas, muertes miste-
Veamos ahora atentamente cuales son las pérdidas que riosas , el eterno complot de los grandes de continuo anhe-
han esperimentado los dos colosos cuyas fuerzas hemos des- lando una ascensión sin término y espuestos siempre á una
crito anteriormente. La Turquía, ese inmenso imperio for- caida sin fondo ; el tumulto, el clamor producido por las
mado de estados hetereogéneos y no cimentados, ha per- clases inferiores siempre desgraciadas, siempre coléricas; el
dido en primer lugar la inmensa estension de territorio que terror en la familia imperial la zozobra y temblor en el im-
constituía tal vez su mayor poderío; porque sabido es que perio; hechos graves, tristes y permanentes que emanan
el cimiento de las naciones lo forma siempre un pensamiento del despotismo.
común que generalmente las hace fuertes y respetables. En cuarto lugar, un gobierno m»lo, á la yez duro y débil.
hfís pueblos difícilmente se Doet^ si no hablan el mismo
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severo y vaciiante , aborto engendrado por un déspota que
y el fanatismo á través del cual vé á Dios. Así un territorio
no piensa, en aquel palacio que sin cesar tiembla; poder
vasto y sin unión, un gobisrno sin inteligencia, las conspi-
sin coherencia sobrepuesto en un estado sin necesidad. Las
raciones de palacio, el abuso de las colonias militares , la
poblaciones de este imperio semi-bárbaro están en la igno-
servidumbre del paisano, la feroz opresión de los países
rancia de sí rru'smas y de los demás, desconocen sus inte-
conquistados, el despotismo en el príncipe, el fanatismo en
reses y su porvenir, y si llegan á percibir alguna ¡dea de
el pueblo , hé aquí lo que ha perdido á la Turquía. Elo-
vida ó regeneración , es ó con la impotencia del esclavo ó cuente y palpitante ejemplo para la Rusia de nuestros
con las tinieblas del ignorante. El gobierno que debería días.
guiarlas, y que en efecto se aventura algunas veces, lo ig-
nora casi todo, y desprecia el resto , y sabido es que para Veamos ahora lo que ha podido perder á la España. En
los gobiernos así como para Jos individuos, despreciar es primer lugar la manera con que este imperio estaba poseí-
peor que ignorar. ¿jDónde irá esta nación fuerte, poderosa do : todo cuanto no pertenecía al rey , pertenecía á la igle-
altiva y temible , pero ignorante? ¿Quién la conduce ó á sia ó á la aristocracia. Durante el reinado de Felipe IJI el
donde se la conduce? Camina á tientas, y apenas vé ante arzobispo de Toledo poseía doscientos mil ducados de renta,
sí; su gobierno vé todavía menos. ¡Espectáculo singular ! que equivale á unos diez y ocho millones de reales. La
j Un miope conducido por un ciego.' abadesa de las Huelgas de Burgos era señora de veinte y
cuatro ciudades y de cincuenta villas, y tenía la colación
En quinto lugar, la servidumbre que pesa cual férreo
yugo sobre el infeliz pueblo. Bajo la dominación turca el de doce encomiendas. El clero sin contar con los diezmos y
labrador nada posee; el déspota tiene dos ganados, sobre los las prebendas, poseía un tercio del territorio , y la nobleza
cuales funda todo su albedrío : el primer ganado es la tro- el resto, Losjdominios de los grandes de España podían casi
pa, y el segundo es el paisano. De esta suerte lajdespobla- equipararse á pequeños reinos, y si los reyes de Francia
cion cunde por todas partes, la tierra carece de verdadero desterraban á un duque d á un par á sus tierras, los reyes
cultivo , y el surco es detestado por el labrador; la propie- de España desterraban á un grande á sus estados. Los seño-
dad cimentada en la libertad hace amarla tierra al hombre, res españoles eran además los mas grandes propietarios, los
mientras que la servidumbre la hace aborrecer. El corazón mejores cultivadores y mas famosos ganaderos del reino.
se oprime al contemplar semejante estado , y ya se le exa- En 1617 el marqués de Gibraleon poseía un rebaño de ocho-
mine en su situación mas estable y poderosa, ya se le vea cientos mil carneros, y de ahí se seguía que provincias en-
en lo mas abyecto de su escala social, en ambos estremos teras como Castilla la Vieja por ejemplo, estaban destina-
se reconoce á la Turquía por su miseria intelectual. ¿Qué das enteramente para el solo pasto de los ganados. No hay
puede prometerse la sociabilidad humana de un príncipe duda que la pequeña propiedad y la reducida cultura tienen
que el despotismo embota , y de un paisano á quien la es- I sus inconvenientes conocidos, pero en cambio, ofrecen
clavitud embrutece? también admirables ventajas. Ligan el pueblo al suelo
individuo por individuo ; y en cada surco está grabado poí
En sexto lugar el abuso de las colonias militares: los ti> decirlo as/, el eslabón invisible que une la propiedad á la
mariotas eran colonos militares. Este es uno de los errores sociedad. El hombre ama á la patria por medio del suelo •
en que incurren los turcos, creyendo que se favorece á la cuando se posee un rincón de tierra ó la mitad de una prol
población de esta manera, pero el procedimiento no cor- vincía, se posee, y entonces todo está dicho, todo está he-
responde al intento, porque un pueblo que es un regimiento cho. Luego cuando la iglesia y la aristocracia lo poseen to-
no es un pueblo; un regimiento tiene siempre la colocación do, al pueblo nada Je queda, y cuando el pueblo nada poseJ
numérica y fija y subdivisión por escuadras; un pueblo nada quiere, y entonces al primer sacudimiento deja impa-
debe elejir libremente el lugar de su permanencia , germi- sible desplomarse eJ estado.
nar en él naturalmente , y crecer con sus propias fuerzas.
Un pueblo es un árbol frondoso y florido, y un regimiento En segundo lugar la completa miseria de las clases infe-
no es mas que un tronco deshojado é inherte ; para hacer riores ; cuando todo se vé en lo alto, nada queda abajo ET
al soldado se mata al paisano ; hé aquí porque para la vida campo era de los señores, y en consecuencia también el
interior y engrandecimiento de los imperios, es preferible trigo y el pan : vendíanlo al pueblo, y vendíanlo caro
siempre un paisano á un soldado. ¡Falta trascendental en que incurren casi siempre todas las
aristocracias I De ahí tienen origen esas hambres ficticias
En séptimo lugar, la opresión de Jos países conquistados; baldón eterno para algunas naciones civilizadas y que hasta'
una lengua bárbara impuesta á los vencidos ; una nación en los mejores días del reinado de Carlos V, hacia perecer
noble, ilustre, histórica, grande en los recuerdos y simpa- á los pobres de hambre y frió por las calles de Madrid du
tías de la Europa, libre en otro tiempo , bajo sus leyes re- rante lo mas crudo del invierno. Semejante estado engendra
publicanas , diezmada, estírpada , entregada á la cuchilla y una profunda miseria ó un inveterado rencor poraue el
al látigo, arruinada en el hombre, en la muger, y hasta en hambre escava el corazón del pueblo é introduce en él
el niño; arrancada de su propio suelo, trasplantada á lo involuntariamente el odio.
lejos, arrojada al viento y hollada sin piedad. Estas vías de
hecho del pueblo vencedor, les acompañan los ayes y la- En tercer lugar el modo con que estaban poseídos y ad-
mentos del vencido pueblo, y si bien la tiranía acaba por mmistrados los países conquistados y los dominios de ultra-
ahogar su voz y sus gritos de horror, llega casi siempre á mar. Para todo el Nuevo-Mundo había solo dos goberna-
provocar la ira délos demás pueblos, v cuando al fin suena dores : el virey del Perú , y el virey de Méjico; y estos dos
)a hora , los pueblos oprimidos se levantan , y ej ainado se gobernadores por Jo general, no reunían las cualidades ne-
levanta también. cesarias. Representantes de España , la desacreditaban por
sus exacciones, y la hacían al propio tiempo odiosa. Rele-
Finalmente la religión sin la inteligencia , la fé sin la re-
gados en países lejanos y distantes de la metrópoli, con fa-
flexión , es decir la idolatría; un pueblo devoto sin percep-
cultades omnímodas, sin otra ley generalmente que su ca-
ción directa de lo bello, de lo justo y de lo verdadero, diri-
pricho, sin otra voluntad que su alvedrío, entregábanse con
gido tan solo por los dos torcidos y falsos ojos de su creencia;
sobrada facilidad á todos los estremos.
psto es, el fatalismo á través del cual considera al hpmbre,
En cuarto lugar h enormidad de la deuda ptíWica. Tan
m 453 f€
rica como fuera la España, sus inmensas cargas sin embargo Ojeamos este libro casualmente y en la página 152 leímos
la obligaban á empeñarse. Los despilfarres de la corte , los el párrafo que testualmente vamos á transcribir: «Algunos
inmensos sueldos de las dignidades y empleados, la úl- opinan que esta monarquía no puede durar mucho, á cau-
cera sin cesar enconada con la miseria popular, la guerra de sa que sus tierras se hallan muy diseminadas y esparcidas,
Jos Países-Bajos, las de América y Asia, y lo oneroso de su y que es preciso se hagan gastos inmensos para enviar por
política, estas mil causas pues, debilitaban paulatinamente todas partes navios y hombres; y también que los natura
la España. En tiempo de Felipe Ilí, el marqués de Spinola les de los países remotos pueden por último entrar en con
pagaba de su bolsillo el ejército de los Paises-Bajos. Hace sideración del pequeño número de españoles, cobrar valor,
dos siglos que la Europa bajo su aspecto rentístico, parecía ligarse contra de ellos y rechazarlos.» En 1617, época
una familia mal administrada; las monarquías eran el hijo en que la Europa temblaba ante la España, durante el
pródigo, las repúblicas el usurero. Veíase reproducir sin ce- apogeo de la monarquía castellana, un desconocido osaba
sar la historia del hidalgo que pide prestado al mercader. escribir é imprimir esta loca profecía. Sin embargo aquella
Hemos visto como la Suiza vendía los ejércitos; la Holanda, loca profecía encerraba todo el porvenir. Dos siglos des-
Venecia y Genova vendían la plata. De este modo un prín- pués se realizaba en todas partes, y hoy dia cada palabra
cipe compraba un ejército completo á los trece cantones, del anónimo de 1617 es un hecho consumado: «Las tierras
que lo entregaban á día fijo y Venecia lo pagaba; después esparcidas ocasionaron gastos increíbles, la metrópoli se de-
cuando el príncipe debia reembolsar á Venecia, la cedía una bilitó en hombres y en navios, los naturales de los países
provincia; algunas veces todo su estado pasaba allá. lejanos entraron en consideración del corto número de es-
También lo diseminado del territorio contribuyó i su pañoles, cobraron valor, se unieron contra ellos, y los re-
decadencia; hallándose las posesiones de España en todos chazaron.» Podría decirse que el Mesías Bolívar estaba pre-
los mares y en los mas apartados rincones de la tierra, dicho mucho tiempo autes de venir al mundo. Hace apenas
carecían de adherencia sólida con la metrópoli. Algunas , dos cientos años que la América entera era un grupo de co-
las Indias por ejemplo, estaban á cuatro mil leguas de dis- lonias ; hoy día por una reacción asombrosa, toda la Amé-
tancia , y como queda dicho ya , no quedaban ligadas á la rica á escepcion del Brasil, es un grupo de repúblicas.
metrópoli sino por el surco de sus navios; pero ¿qué es el De esta suerte una aristocracia opulenta poseyendo el
surco de un navio? ün hilo; y ¿cuánto tiempo se cree que suelo y vendiendo el pan al pueblo, la miseria de este,
pueda sostenerse un mundo sujeto por un hilo ? la enormidad de la deuda , la mala administración de los
Algún tiempo después de haber empezado á escribir vireyes lejanos, la fragilidad de un poder todo marítimo
algunas de estas páginas, nos encontramos entre trastos sentado sobre las aguas de! Océano , la diseminación del ter-
empolvados con un libro asa» viejo, que probablemente ritorio sobretodos los puntos del globo , la falta de unidad
nadie leerá hoy dia , y que tal vez nadie leyó tampoco entre las posesiones y la metrópoli, la tendencia de las co-
cuando se dio á luz; es un volumen en cuarto que lleva lonias á constituirse en naciones; he aquí lo que perdió á
por título, /discurso*o6re la Monarquía Española; anómíno la España. ¡Elocuente y palpitante ejemplo para la Ingla-
impreso en 1617 en París por Pedro Chevalier, calle de terra de nuestros días! ¡Lección saludable y terrible para los
Santiago, muestra de S. Pedro , cerca de los Maturinos. dos colosos del siglo xix!

La divina comedia.
{Jor JDantc aiUgljert. (1)

EL INFIERNO.

CINTOS DE I Á V.

Sommario. Sumario.
Mosira il Poeta, che essendo smarrito in una osciirissima selva, ed « A la mitad del viaje de la vida, se separa Dante del bnen cami-
impedito da alcune fiare di salire ad un coUe, fu soppraggiunto da no,» arrastrado por tres grandes pasiones, que simbolizan la Lujuria,
Virgilio, il quaie gli promelte di fargli vedere le pene dell' Inferno, el Orgullo y la Avaricia. —Beatriz (ó la Teología), su amada en la
di poi il Purgatorio, e che in ultimo sarebbe da Beatrice condolto juventud, le envia en su socorro al Genio de la Poesía (Virgilio), que,
por medio del estudio de lo grande y de lo bello, le conducirá gra-
nel Paradiso. Ed egli seguiíó Virgilio. — In il secondo canto, dualmente á la contemplación de las cosas celestes. — Es el método
dopo la invocaiione che sogliono fare i poeti ne' principii de' loro platónico. — Este poema , oscurísimo en sus detalles, es muy claro
poemi, mostra che considerando le forze, dubii6 ch' elle non fossero en su idea primitiva y en la disposición de sus partes.— Virgilio , 6
bastanti alcammino da Virgilio proposio dello Inferno ; ma, confor- la Poesia , guiará á Dante al través del Infierno y del Purgatorio, y
tato da Virgilio,finalmenteprendando animo, lui come duce e maes- Beatriz ó la Teología , será su guia en el Paraiso. — En vista de lo
espuesto, cualquiera comprenderá al poeta católico y podrá empren-
tro seguiía.—Dante, seguendo Virgilio, perviene alia porta del)' der con él su gran viaje.—Dante sigue á Virgilio , y parten ambos
Inferno ; dove , dopo aver lette le parole spa\entose che v' erano entrada ya la noche.—Invocación á las Musas. —Dante se estremece
(«) Séanos dado advertir al lector que al traducir este poema, de dificul- todas las bellezas que encierra esta obra inmortal. Ademas hemos acotado
tad suma por la brevedad del concepto, la vaguedad casi común en sus de- algunas notas para la mayor Inteligencia del testo, valiéndonos de los estu-
talles y la índole de la materia que en él se trata, hemos procurado, sin dios de sus mas reputados comentadores. Finalmente hemos creído deber
apartarnos del sentido genuino de la frase, darle, algunas Teces por medio continuar el testo italiano á fin de que nuestros lectores pudieran poseer a)
<>e la perífrasis, toda U armonía y claridad posibles, conservando empero propio tiempo que la traducción, una obra orijinal de tanta «stimf^.
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scritte, entraño ambedue dentro. Quivi intende da Virgilio che erano de horror á la sola idea del viaje infernal.— Tranquilizado por Virgi-
puniti ¡ poltrón!; e segiiitando il loro cammino, arrivano al fiume lio , que le dice ser el enviado de Beatriz , se decide por fin á seguir
detto Acheronle.nel quale irovano Caronle, che tragetla le anime all' á su guia y á su maestro. —Llegan ambos poetas á la puerta del
Infierno. — Inscripción. — El infierno, según Dante, tiene la forma
alira riva. Ma come Dante vi fu giunto, su la sponda del dello fiume si
de un embudo ó de un cono boca arriba. — Además de un vestíbulo ,
addormento.—Destato il Poeta da un tuono, e seguendo oltre colla sua se compone de nueve círculos , en los que aumentan los suplicios en
guida , discende neIJLimbo, ch' e il primo cerchio dell' Inferno, dove intensidad á medida que se van estrechando los círculos.—En el ves-
trova 1' anime di coloro che erano colaggiü peí solo origínale peccato. tíbulo, encuentran los poetas á las almas que vivieron sin virtudes y
Indi (i condotto da Virgilio per discendere al secondo cerchio.—Per- sin vicios, las cuales son incesantemente aguijoneadas por millones
de insectos. — El Aqueronte—Caronte, se negaba á admitir un
viene Dante nel secondo cerchio dell' Inferno, all' entrar del quale
viviente en su barca , pero cede á la orden de Dios. — Sorprende á
trova Minos, giudice di esio Inferno, da cui fc ammohito ch' egli deb- Dante un sueño profundo. — Después de haber pasado el rio de los
ba guardare nella guisa ch' ei v' entri. Quivi vede che sonó puniti i Muertos, despierta Dante y desciende al primer círculo del Infierno ,
lussuriosi, la pena de' quaü e 1' essere lormentali di continuo da que contiene el Limbo.—En él moran las almas virtuosas & inocentes
crudelissimi venti sotto oscuro e tenebroso aere. Fra questi tormen- que no recibieron el bautismo.—Verdes praderas y amenos bosque-
tati riconosce Francesca da Rimino; per la pieta della quale, e cilios , habitados por guerreros ilustres poetas y sabios. — Segundo
circulo, en el que están los lujuriosos.—Vau errando sin cesar , agi-
insieme di Paolo cognato di lei, cadde in ierra tramortito. tados por el viento.—Minos juzga á las almas.—Dante encuentra á
Francisca de Kimini y á Pablo, su amante.—Al tierno relato de su
desgracia, el poeta se desmaya.

Nel mezzo del cammin di nostra vita A la mitad del viaje de nuestra vida (1), nos encontra-
Mí ritrovai per una selva oscura , mos en un bosque oscuro (2j, por habernos separado del
Che la dirítta vía era smarrita. recto camino. ¡ Ah ! ¡ qué penoso y difícil me seria decir cuan
Ahí quanto a dir qual era h cosa dura silvestre, áspero y espeso era aquel bosque cuyo solo recuer-
Questa selva selvaggia ed aspra e forte, do renueva todos mis temores! Era tan triste , que ni aun
Che nel pensier rinnova la paura! la misma muerte puede serlo mucho mas. Para hablar em-
Tanto é amara, che poco é piü morte. pero del bien que hallamos en él, preciso nos será revelar
Ma per trattar del ben ch' i' vi trovaí, todo cuanto allí vimos.
Dirü deír altre cose ch' ¡o v' ho scorte.
r non so ben ridir com' io v' entrai; Imposible nos será repetir el modo con que entramos en
Tant' era píen di sonno in su quel punto, aquel bosque sombrío , tan profundo era el sueño que nos
Che la verace via abbandonai. dominaba al abandonar la verdadera senda; pero sí que
Ma po' ch' io fui al pié d' un coUe, giunto , cuando llegamos al pié de la colina en que terminaba el va-
La ove terminava quella valle lle que tanto nos llend el corazón de espanto, fijamos la
Che m' avea di paura il cor compunto, vista en su cumbre, dorada ya por los rayos del planeta (3)
Guardai in alto , e vidi le sue spalle que seguramente nos guia en todos los caminos ; solo en-
Vestite gia de' raggí del pianeta tonces se calmó algún tanto aquel miedo que habla que-
Che mena dritto altrui per ogni calle, dado en el fondo de nuestro corazón, en toda aquella noche
Allor fu la paura un poco queta, que pasamos en tan terrible angustia ; y, semejante al náu-
Che nel lago del cor m' era durata frago que sale jadeante del mar y se vuelve desde la orilla
La notte ch' i' passai con tanta piéta. hacia la ola peligrosa, nuestro espíritu huyendo aun se volvia
£ come quei che, con lena añannata para contemplar el paso del que nunca hombre alguno salió
Uscito fuor del pelago alia riva, vivo (4).
Si volge air acqua perigliosa, e guata ;
Después de haber dado algún descanso á nuestro cuerpo
Cosí r animo mió, che ancor fuggiva ,
rendido¡de fatiga, volvimos á seguir nuestro camino por la
Si Tolse 'ndietro a rimirar lo passo,
desierta playa (5j haciendo de modo que el mas firme de
Che non lascio giammai persona viva.
nuestros pies fuese siempre el sentado. Pero he aquí que
Poi ch' ebbi riposato 'i corpo lasso,
al empezar la subida , se nos presentó una pantera (6).en
Ripresi via per la piaggia diserta;
estremo ágil, y cuya piel cubrían vistosas manchas, que ni
Si che '1 pié fermo sempre era '1 piíi basso.
un solo instante se apartaba de nuestra vista , cerrándonos
Ed ecco, quasi al cominciar dell' erta ,
tan resueltamente el camino, que varías veces nos volvimos
Una lonza leggiera e presta molto,
para retroceder.
Che di peí maculato era coperta.
£ non mi si partía dinanzi ,'al volto;
Anzi 'mpediva tanto '1 mió cammino , Acababa de romper el día; iba el sol á emprender su ma-
Ch' i' fui, per ritornar, piü volte vólto. gestuoso curso en medio de las mismas estrellas que le ro-
Temp' era dal principio del mattino , deaban, cuando el amor divino dio el primer movimiento á
£ '1 Sol montava in su con qucUe stelle aquellas maravillas de la creación. La hora matutina y la
Ch' eran con lui quando 1' Amor divino hermosa estación, hicieron nacer en nosotros la esperanza
Mosse da prima quelle cose beile ; de alcanzar la hermosa piel de la fiera; no tardando empero
Si ch' a bene sperar m' era cagione en suceder á la esperanza el terror por habérsenos presen-
Di quella fera la gajetta pelle , il) Dante descendió al Infierno á la edad de treinta y tres aSos, en el dia
del Viernes Sanio del aüo 1300 .recorrió todos los círculos en veinte y cuatro
L' ora del tempe e la dolce stagione;
horas. « Ego dixi: In diniidio dicrum meorum vadam ad portas inleri.»
Ma non si, che paura non mi desse
{Isaías, xxvui, iO.)
La vista , che m' apparve, d' un leone. (2) Símbolo de las pasiones.
Questi parea che contra me venesse (3) El sol.
Con la test' alta e con tabbiosa fame, (4) Aquel paso es el pecado mortal. ^.t
IS) El camino que conduce á la virtud,
Si che parea che 1' ser ne teraesse. (0) Símbolo (Je la Lujuria.
^ 4SS m
Ed una lapa che di tntte brame tado un león (1) á corta distancia. Parecía dirigirse contra
Sembiava carca nella sua magrezza , nosotros con la cabeza levantada é impulsado por el ham-
E moUe genti fe gia viver grame. bre; era tan terrible su aspecto, que todo nos pareció tem-
Questa mi porse tanto di gravezza, blaba en torno suyo.
Con la pauta oh' uscía di sua vista,
A su vez se presentó una loba (2), que en su flaqueza ,
Ch' i' perdei la speranza dell' altezza. parecía estar llena de deseos; y que habia obligado ya á
E quale 6 quei che volentieri acquista, muchos hombres á vivir miserables. Fué tal el entorpeci-
E giunge '1 tempo che perder lo face, miento que nos causó el fuego que brotaba de sus ojos, que
Che 'n tutt' i suoi pensier piange e s' attrista; hasta llegamos á perder la esperanza de salvar la colina.
Tal mi fece la bestia senza pace,
Che , venendomi 'ncontro , a poco a poco Así como el que solo se complace en adquirir, llora y se
Mi ripingeva lá dove '1 Sol tace. entristece en todas sus ¡deas el dia que esperimenta una pér-
Mentre ch' io ritornava in basso loco , dida, así nos dejó á nosotros sin reposo aquella fiera que
Dinanzi agí! occhi mi si fu offerto nos salió al encuentro , rechazándonos poco á poco hasta
Chi per lungo sllenzio parea fioco. donde el sol se calla. Mientras íbamos retrocediendo ha-
Quando \¡di costui nel gran diserto : cia el valle , se presentó alguien á nuestros ojos que pare-
Miserere di me, gridai á lui, cía haber enmudecido, á causa de su largo silencio ; así que
Qual che tu sii, od ombra od uomo certo. le vimos en] aquel gran desierto, le gritamos:—«Cualquiera
Risposemi: Non uom; uomo giá fui, que seas, sombra ó criatura humana, apiádate de nosotros,»
E li parenti miei furon Lombardi, A lo que contestó: — « En otro tiempo fui hombre, pero
E Mantovani per patria amendui. ya dejé de serlo; mis padres fueron lombardos y ambos
Nacqui sub Julio, ancorché fosse tardi, mantuanos. Nací en los últimos años del reinado de Julio ,
E vissi a Roma sotto '1 buono Augusto y viví mas tarde en Roma durante el del buen Augusto, en
Al tempo degli Oei falsi e bugiardi. tiempo de los falsos dioses.» Luego prosiguió:
Poeta fui, e cantal di quel giusto « Fui poeta , y canté al piadoso hijo de Anquises , que
Figliuol d'Anchise , che venne da Troja vino de Troya después de haber sido condenada á las lla-
Poi che '1 superbo Ilion fu combusto, mas la soberbia Ilion ; pero tú, ¿por qué no das tregua á tu
Ma tu perché ritorni a tanta noja? dolor? i por qué no subes el delicioso monte que es prin-
Perché non sali il dilettoso monte , cipio y causa de toda alegría?»—«j Ah ! le contesté con el
Ch' é principio e cagion di tutta gioja? rubor en la frente , ¿luego eres tú ese Virgilio, ese manan-
Oh ! se' tu quel Virgilio , e quella fonte tial que se estiende como un ancho rio de poesía?
Che spande di parlar si largo fiume?
Risposi lui con vergognosa fronte. « ¡Oh luz y honor de los demás poetas, que el estudio y
O degli altri poeti onore e lume , el amor que me han hecho ir en busca de tu obra, me sirvan
Vagliami '1 lungo studio e '1 grand amore, de recomendación cerca de tí! Tú eres mi maestro y mi autor
Che m' han fatto cercar lo tuo volume. querido; de tí he aprendido el hermoso estilo que me ha pro-
Tu se' lo mió maestro e '1 mió autore curado tanta gloria. Mira esa fiera ante la cual retrocedo ,
Tu se' solo colui, da cu' io tolsi y ayúdame contra ella, sabio famoso, puesto que hace
Lo bello stile che m' ha fatto onore. temblar mis venas y latir con violencia mi pulso.»
Vedi la bestia, per cu' io mi volsi: «— Preciso te es seguir distinto camino, me contestó al
Ajutami da lei, famoso Saggio, verme llorar, si quieres salir de este lugar temido; sabe que
Ch' ella mi fa tremar le vene e i polsi. esa fiera que tanto te hace temblar, no permite á ningún
A te convien tener altro viaggio, mortal pasar por su camino; es por naturaleza tan mala y
Rispóse, poiché lagrimar mi vide, tan cruel, que nunca vio satisfechos sus ávidos deseos , y
Se vuoi campar d' esto loco selvaggio. tiene después de haber comido mas hambre que antes. Mu-
Che questa bestia , per la qual tu gride, chos son los animales que le sirven de pasto, y tendrá aun
Non lascia altrui passar per la sua via ; muchos mas hasta el tiempo en que venga el L«brel (3) que
Ma tanto lo 'mpedisce, che 1' uccide. la hará morir en el dolor. No se alimentará este de tierra ni
Ed ha natura si malvagia e ria, de estaño refinado, sino que serán su alimentóla sabiduría ,
Che mai non empie la bramosa voglia, el amor y el esfuerzo; su pais será entre Feltro y Peltre. Será
E dopo '1 pasto á piü fame , che pria. la salvación de esta humilde Italia, por la que murieron car-
Molti son gli animali a cui s'ammoglia; gados de heridas la virgen Camila, Turno , Eurialo y Niso.
E piü saranno ancora, infin ch '1 Veltro
Verrá che la fará morir di doglia. «Dará caza á la loba de ciudad en ciudad hasta arrojarla
Questi non ciberíi térra; né peltre, nuevamente al Infierno , del que en otro tiempo la hizo
Ma sapienza e amore e virtute , salir la Envidia. Ahora por tu bien, pienso y veo clara-
E sua nazion sará tra Feltro e Feltro. mente que es mejor que me sigas; yo seré tu guia y te con-
Di queír umile Italia fia salute , duciré fuera de aquí al través del reino eterno, en el que
Per cuí mori la vergine Cammilla , oirás los ahuUidos de la desesperación , y verás las almas
Eurialo e Turno e Niso di ferute. afligidas de los antiguos condenados que piden á voz en grito
Questi la caccera per ogni villa , una segunda muerte (4),
Finchó r avrá rimessa nelJo 'nferno ,
L^ onde 'nvidia prima dipartilla. (1) Símbolo del Orgullo y la Ambición.
(2).Símbolo de la Avaricia,
Ond' i o , per lo tuo me', pensó e discerno (3) Can Grande deüa Scala, señor de Verona y protector de Dante Según
Che ta mi tegui; ed io saK> tua gnida, algunos comentadores,Uguccione della Fagglola.
(%) Duiátraiuntmor», e{ mor» fitgietabtít. (Apoc,tkt.n, y, 9.) >
X 4S6 m
E trarrotti di qui per luogo eterno, «Verás también á los que están contentos en las llamas >
Ov' udirai le disperate strida, porque esperan (en un tiempo dadoj, ocupar un puesto
Vedrai gli antichi spiriti dolentí. entre las sombras bienaventuradas; si quieres luego subir
Che la seconda morte ciascun grida. hasta ellas. te acompañará otra alma mas digna que yo de
E vederai color che son contenti hacer aquel viaje, y al separarme de tí te dejaré con ella;
Nel fuoco, perché spéran di venire , porque aquel emperador que reina en lo alto. no quiere,
Quando che sia, alie beate genti. por haber sido yo rebelde á su ley, que vengan por mí para
Alia qua' poi se tu vorrai salire , conducirme á su ciudad. Gobierna en todas partes, pero
Anima fia a ció di me piü degna : allá arriba es donde reina; allí tiene su gran ciudad y su
Con leí ti lasciero nel mió partiré. elevado trono. ¡ Dichoso aquel á quien se digna escoger
Che quello 'mperador che lassü regna, para su reino! »
Perch' i' fui ribellante alia sua legge , Y yo: « Poeta, te pido en nombre de ese Dios que no
Non •vuol che'n sua cittá per me si vegna. has conocido , te dignes librarme de ese mal, así como de
In tutteparti impera , e quivi regge; cualquier otro peor aun que pueda amenazarpie, y que me
Quivi é la sua cittade e 1' alto seggio : conduzcas á donde me has dicho, á fin de que vea la puerta
Oh felice colui cu' ivi elegge! de San Pedro y á los que me anuncias están tan desconso-
Ed io a lui: Poeta, i ti richieggio lados. »
Per quello Iddio che tu non conoscesti, Entonces empezó á andar, y yo seguí tras él.
Acciocch' io fugga questo male e peggio,
Che tu mi meni la dov' or dicesti,
SI ch' ¡o vegga la porta di san Pietro ,
E color che tu fai cotanto mesti.
Mor si mosse, ed io gli tenni dietro.

CANTO II. CANTO n .

Lo giorno se n' andava, e 1' aer bruno Iba á estinguirse el último albor del dia, yel aire pesado
Toglieva gli animal, che sonó 'n térra , anunciaba á los seres animados de la tierra que debian de-
Dalle fatiche loro ; ed ¡o sol uno jar sus fatigas; solo yo me preparaba para los combates que
M' apparecchiava a sostener la guerra debia sostener durante el camino, pensando en las cosas
Si del cammino e si della pietate, dignas de piedad que iban á presentarse á mi vista , y que
Cheritrarrá la mente che non erra. os trazará mí memoria sin cometer error ni olvido alguno
O Muse , o alto 'ngegno, or m' ajutate;
O mente , che scrivesti ció ch' io vidi, ¡Oh musas, oh poderoso genio, acudid ahora en mi au-
Qu'i si parra la tua nobilitate. siliol ¡Oh memoria que escribiste lo que vi, aquí se verá tu
Io cominciai: Poeta, che mi guidi, fidelidad y tu nobleza I
Guarda la mia virtíi s' ell' é possente,
Prima ch' all' alto passo tu mi fidi. No pude menos de esclamar: «Poeta que me guias, juzga
Tu dici che di Silvio lo párente, si será bastante mi esfuerzo , antes de que me espongas en
Corrultibile ancora , ad immortale ese profundo paso; tú refieres que el padre de Silvio (1)
Secólo and6, e fu sensibilmente. descendió con su cuerpo sensible y corrupto al reino in-
Per6 se 1' avversario d' ogni male mortal; pero tal vez el enemigo de todo mal le fué favora-
Córtese fu , pensando 1' alto effetto ble , pensando en los grandes efectos que debia producir su
Ch' uscir dovea di lui, e '1 chi e '1 quale, viaje: ¡ qué hombres y que calidad de hombres I
Non pare indegno ad uomo d' intelletto ;
Ch' ei fujdeír alma Roma , e di suo 'mpero « No parece este indigno á ningún ser inteligente, puesto
Neir empíreo Ciel per padre eletto; que en el cielo empíreo había sido elegido por padre de la
La quale e '1 quale, ajvoler dir lo vero, fecunda Roma y de su imperio. Uno y otro, á decir verdad,
Fur stabiliti per lo loco santo , solo fueron establecidos en favor del santo lugar donde mora
ü' siede il Successor del maggior Piero. el sucesor del primer Pedro.
Per questa andata , onde gli dái tu vanto ,
Intese cose che furon cagione « Durante aquel viaje, por el cual tanto le ensalzas, ojé
Di sua vittoria e del pápale am.nanto. cosas que presagiaron su victoria y el manto papal; luego el
Andovvi poi lo Vas d' elezione, vaso de elección (2) fué elevado hasta el cielo para confor-
Per recarne conforto a quella Fede tar la fé, que es el principio de la via de salvación. Pero yo,
Ch' é principio alia via di salvazione. ¿por qué he venido aquí ? ¿quién puede habérmelo p«lni-
Ma io perché venirvi ? o chi '1 concede ? tido ? No soy un Eneas ni un san Pablo, por lo que ni ante
Io non Enea, ¡o non Paolo sonó; nadie ni ante mi mismo, puedo ser digno de semejante
Me degno a ci6 né io, né altri crede. honra.
Perché se del venire io m' abbandono ,
Temo che la venuta non sia folie. (t Así es, que al acometer esta empresa, temo por mi loco
Se' savio, e 'ntendi me' ch' io non ragiono empeño; pero tú eres sabio, y comprendes mejor que yo
E quale é quei che disvuol ció che volle,
E per noví pensier cangia proposta, (ij Bneas.
SI che del cominciar tutto si toUe j (2) Sao Pablo, elevado al Paiftlto en^xtaíls MUto: «Quonlom vas (MiO'
nitettmWistt.tiMta.)
M 457 m
Ta] mi fec' io in quella oscura costa, no espreso el sentido de todas mis palabras. Y, semejante
Perché, pensando, consuma! la'mpresa, á aquel que ha dejado de desear lo que antes apetecía,
Che fo nel comineiar cotanto tosta. y que en virtud de una nueva idea, cambia de opinión ,
Se io bo ben la tua parola intesa, abandonando lo empezado, he reducido yo á nada la em-
Rispóse del magnánimo que))' ombra, presa que habia acometido con tanto ardor, al empezar
h' anima tua é da viltade oíTesa; esta áspera subida.»
La qua) molte fiate 1' uomo ingombra. t Si he comprendido bien tus palabras, contestó aquella
Si che d' onrata impresa lo rivohe , sombra magnánima, está tu alma poseída de espanto: ¡cuán-
Come falso vedea bestia quand' ombra. tas veces se apodera este del hombre y le hace renunciar á
Da questa tema acciocché tu ti solve , una gloriosa empresa, obligándole á veces, como al bruto,
Dirotti perch'io venni, e que) che 'ntesi á retroceder ante una vana sombra!
Nel primo punto che di te mi dolve. «Por desvanecerte ese temor, te revelaré la causa de mi
Io era intra color che son sospesi, aparición , y lo que he sabido en el instante mismo de apia-
£ Donna mi chiamó beata e bella*, darme de tí. Estaba entre aquellos que ni se han salvado ni
Talché di comandare io la richiesi. perdido (1), cuando fui llamado por una dama tan casta y
Lucevan gli occhi suoi piü che la Stella; tan hermosa, que no pude menos de suplicarla se sirviese
E cominciommi a dir soave e piaña, trasmitirme sus órdenes. (2) Sus ojos brillaban masque las
Con angélica voce, in sua favella : estrellas, y con voz angelical me habló de esta manera :
O anima córtese Mantovana, « Alma gentil de' Mantua , cuya fama dura aun en el
Di cui la fama ancor nel mondo dura, mundo y durará mientras deba prolongarse su movimiento;
£ durerá quanto'1 mondo lontana, mi amigo, que no lo es de la fortuna, se vé tan apurado en
L' amico mió, e non della ventura , la desierta playa, que estaba ya á la mitad de su viaje, cuan-
Nella diserta piaggia é impedito do el miedo le ha hecho retroceder. Temo (por lo que se me
S\ nel cammin , che vóUo é per paura ; ha dicho acerca de él en el cielo), que esté tan estraviado ,
E temo che non sia giíi si smarrito , que lleguej o tarde en su ausilio.
Ch' io mi sia tardi al soccorso levata,
Per que) ch' i' ho di )ui nel Cielo udito. « Vé pues, y con tuselocuentespalabras, y con todo lo que
Or muovi, e con la tua parola ornata , es capaz de salvarle, ayúdale hasta el punto de que pueda
E con ció che ha mestieri a) suo campare , yo quedar consolada. Soy Beatriz, y yo mismo te digo que
L' ajuta SI, ch' io ne sia consolata. vayas. Vengo de un sitio al que deseo volver: Amor es quien
r son Beatrice , che ti faccio andaré ; me guia y me hace hablar. Guando estaré al lado de mi se-
Vegno di loco , ove tornar disio : ñor, con frecuencia me congratularé de haberte hallado en
Amor mi mosse, che mi fa parlare. mi camino.» Entonces se calló, y yo repuse.
Quando saró dinanzi al Signor mió,
Di te mi loderó sovente a lui. « Señora, solo por la virtud que te adorna, sobrepuja en
Tacette allora, e poi comincia' io : dignidad la especie humana á todos los demás seres que
O Donna di virth so!a, per cui cobija la celeste bóveda, cuyos círculos son los mas li-
L' umana specie eccede ogni contento mitados. Me es tu orden tan sumamente agradable, que aun
Da que) ciel c' ha minori i cerchj sui, habiendo dado ya cumplimiento á ella, creerla haberla
Tanto m' aggrada '1 tuo comandamento, cumplido demasiado tarde: no hay necesidad de que vuel-
Che )' ubbidir, se giá fosse, m' é tardi: vas á manifestarme tu deseo. Pero, dime, ¿cómo es posible
Piü non t' é uopo aprirmi ') tuo talento. que no temas venir al fondo de este centro, desde lo alto
Ma dimmi )a cagion, che non ti guardi de aquellos inmensos sitios á los que ardes en deseos de
Dello scender quaggiuso in questo centro volver?»
Dair ampio loco , ove tornar tu ardi.
Dacché tu vuoi saper cotanto addentro , «Ya que tanto deseas saberlo, voy en pocas palabras á sa-
Dirotti brevemente, mi rispóse, tisfacer tus deseos, me contestó ella, y á decirte porque no
Perch'io non temo di venir quá entro. temo venir á este abismo. Solo deben temerse las cosas que
Temer si dee di solé quelle cose pueden causar daño á otro, pero no aquellas, que de nin-
C'hanno potenza di far a)trui male; gún modo pueden ser temidas. Por la gracia de Dios soy de
Deír altre n5, che non son paurose. tal modo, que no puede alcanzarme vuestra miseria, ni
r son fatta da Dio, sua mercé, tale , cercarme las llamas de ese incendio.
Che )a vostrá miseria non mi tange,
Néfiammad' esto 'ncendio non m' assale. «Hay en el cielo una hermosa Dama, (3) que siente tanto
Donna é gentil nel Ciel, che si compiange los obstáculos contra los que te envió, que por su caridad,
Di questo 'mpedimento, ov' io ti mando; revoca el duro fallo de la divina Justicia. Se ha dirigido en
Si che duro giuducio lassü frange. sus preces á Lucía (4) y la ha dicho: «Tu fiel te necesita, y
Questa chiese Lucia in suo dimando, yo te le recomiendo.» Lucía, enemiga de todo corazón cruel,
E disse: Or abbissogna il tuo fedele se ha enternecido, y , dirigiéndose al sitio que yo ocupaba
Di te, ed io a te lo raccommando. junto á la antigua Raquel, (5) me ha dicho:
Lucía, nimica di ciascun ctudele,
(j) CAe son sospesi, » que están en suspenso, esto es, en el Limbo.
Si mosse, e veone al loco dov'io era , (í) Beatriz, símbolo de la Teología.
Che mi sedea con 1' antica Rachele. (3) l a clemencia divina.
Disse: Beatrice, loda di Dio vera, (i) Lucía, la gracia divina, 6 mejor, la gracia que ilumina, lucia, lúe, luí.
(5) Raquel, bija de Labaii y esposa de Jacob, embolo de la vida contem-
Che non soccorri quei che V am6 tanto , p\ativa.
TOMO III. 58
M 4-58 se
Ch' uscío per te della volgare schiera ? « Beatriz, verdadera alabanza de Dios, ¿ por qué no vas
Non odi tu la piéta del siio pianto? á socorrer al que tanto te amó, y que por tí salió del vul-
Non vedi tu la morte che '1 combatte gar rebaño? ¿Por ventura no oyes sus sentidas quejas ? ¿No
Su la fiumana , ove '1 mar non ha vanto ? vés la muerte contra la cual combate en ese rio mas tempes-
Al mondo non fur mai persone ratte tuoso y terrible que el mismo mar?»
A far lor pro ed a fuggir lor danno , «Nunca hubo en el mundo persona que corriese con mas
Com'io, dopo cotai parole fatte, afán en pos de un beneficio, ni que huyese mas velozmente
Venni quaggiü dal mió beato scanno, de un peligro , de lo que corrí yo , asi que me fueron diri-
Fidandomi nel tuo parlare onesto , gidas aquellas palabras Descendí presurosa de mi trono de
Ch' onora te, e quei ch' udito I' hanno dicha, y vine volando aquí abajo, llena de confianza en la
Poscia che m' ebbe ragionato questo , sabia palabra que te distingue y honra á todos cuantos la han
Glí occhi lucenti, lagrimando, volse; oído.»
Per che mi fece del venir piii presto. . «Luego de haberme hablado de esta manera, volvió llo-
E venni a te cosi, com' ella volse; rando hacia mi sus ojos brillantes , lo que me obligó á par-
Dinanzi a quella fiera ti levai, tir aun con mas presteza.
Che del bel monte il corto andar ti tolse. «Me he dirigido hacia tí según su voluntad, y te he pre-
Dunque che é? perché, perché ristai ? servado de la fiera que te cerraba el mas corto de los caminos
Perché tanta viltí'i nel core allotte? que conducen al hermoso monte. Así, ¿porqué te paras?
Perché ardire e franchezza non hai, ' ¿ Por qué abrigas tanta cobardía en tu corazón y careces de
Posciaché tai tre Donne benedette todo valor y esfuerzo, cuando hay tres mugeres benditas
Curan di te nella corte del Cielo, que velan por tí en la corte celestial, y cuando mis pala-
E '1 mió parlar tanto ben t' impromettc ? bras te prometen tanta dicha? »
Quale i fioretti , dal notturno gielo Así como se enderezan y entreabren las üorecillas que
Chinati e chiusi, poi che '1 Sol gl' imbianca , inclina y cierra el frío de la noche tan pronto como el sol
Si drizzan tutti aperti in loro stelo; las besa , así se reanimó mi espíritu abatido , sintiendo pe-
Tal mi fec' io di mía virtute stanca, netrar en mi corazón un ardor benéfico , que me hizo es-
E tanto buono ardire al cor mi corsé, clamar como hombre decidido :
Ch'io cominciai, come persona franca : « Es tan caritativa la persona que me ha socorrido , co-
Oh pietosa colei che mi soccorse , mo benéfico tú que tan pronto has dado cumplimiento á
E tu , córtese, ch' ubbidisti tostó las palabras de verdad que te ha dirigido. Tu voz ha dis-
Alie veré parole che ti porse! puesto de mi corazón y llenádole hasta tal punto del deseo
Tu m' hai con desiderio il cor disposto de emprender el gran viaje, que vuelvo ya á abrigar nue-
Si al venir con le parole tue , vamente mi primer proyecto. Sigue pues, y será en lo suce-
Ch' io son tórnalo nel primo proposto. sivo uno solo nuestro deseo; tú eres mi guia, tú eres mi
Or va , ch' un sol volare é d' amendue : señor, tú eres mi dueño. » Así le hablé ; y como él em-
Tu Duca, tu Signore, e tu Maestro. prendiese inmediatamente la marcha, entré en el camino
COSÍ gli dissi; e, poi che mosso fue, , profundo y solitario. ;
Entrai per lo cammino alto e silvestre.

CANTO III. CANTO III. 1

Per me si va nella citta dolente, «Por mí se va á la ciudad del llanto, por mí se va al eter-
Per me si va nell' eterno dolore, , no dolor, por mise va hasta la raza condenada; la justicia
Per me si va tra la perduta gente. inspiró á mi arquitecto sublime; fui formada por el poder
Giustizia mosie '1 mió alto Fattore; divino, por la suprema sabiduría y por el primer amor (1).
Fecemí la divina Potestate , No hubo cosa alguna creada antes que yo, escepto lo eter-
La somma Sapienza e '1 primo Amore. no, y yo duro también eternamente. Vosotros que entráis,
Dinanzi a me non fur cose créate , dejad toda esperanza. » Vi escritas estas palabras en carac-
Se non eterne; ed io eterno duro: teres negros en lo alto de una puerta, por lo que no pude
Lasciate ogní speranza, voi che 'ntrate. menos de esclamar: «Maestro, el sentido de estas palabras
Queste parole di colore oscuro me parece duro.» , j
Vid 'io scritte al sommo d'una porta;
Per ch'io: Maestro, il senso lor m'é duro.
Y él, como hombre lleno de seguridad, me dijo : «Nece-
Ed egli a me, come persona accorta : sario es dejar aquí todo temor; preciso es que aquí acabe
Qai si convien lasciare ogni sospetto ; toda cobardía.
Ogni viltá convien che qui sia morta.
Noi sem venuti al luogo , ov' io t' ho detto
Che vederai le genti doloroso, «Hemos llegado ya al sitio en que te he dicho verlas á las
C hanno perduto '1 ben dallo 'ntelletto. tristes razas que han perdido el bien de la inteligencia.»
E poi che la sua mano alia mia pose Puso entonces su mano en mi mano con un aire risueño
Con lieto volto , ond' io mi confortai, que reanimó mi valor, y me hizo penetraren el arcano de
Mi mise dentro alie secrete cose, los secretos. Los suspiros, quejas y profundos gemidos que
Quivi sospiri, piantí ed alti guai allí se oían, bajo un cielo sin estrellas, me hicieron prorum-
Risonavan per 1' aer senza stelle ;
Per ch' io al cominciar ne lagrimai, (i) Esto es , pur )a Trinidad , que o.s Poder , Sabiduría y Amor,
•'-m
459 M
pir en llanto; os, diversos idiomas, discursos horribles,
Diverse lingue, orribili favelle , palabras, dolores, acentos de cólera, voces altas y enron-
Parole di dolore, accenti d' ira , quecidas y fuertes palmoteos, formaban un tumulto que
Voci alte e fioche, e suon di man con elle, va rodando siempre por aquel espacio eternamente oscuro,
Facevan un tumulto , il qual s' aggira como la arena cuando sopla un torbellino.
Sempre 'n qnell' aria senza tempo tinta , Y como me hallase aun envuelto en el error, dije:
Come la rena quando a turbo spera.

" Qui si convien lasciare ogni sospetto.n


« Necesario es dejar aquí todo lemor.»

« Maestro, ¿qué es lo que oigo? ¿Cuál es ése pueblo que


Ed io , ch' avea d' error la testa cinta ,
de tal modo parece vencido por el dolor ?•
Dissi: Maestro, che ó quel ch' i' odo?
E che gent' é , che par nel duol si vinta ? A lo que me contestó : « Tal es la miserable suerte que
Ed egli a me: Questo misero modo está reservada á las tristes almas de los que vivieron sin me-
Tengon l'anime triste di coloro recer la alabanza ni el desprecio; están confundidas entre
Che visser senza infamia e senza lodo. el coro perverso de los ángeles que no fueron rebeldes ni
Mischiate sonó a quel cattivo coro fieles á Dios, y que solo vivieron para ellos. El cielo les es-
460 M
Degli Angelí che non furon ribelli i pulsó por no ser menos bello, y el profundo infierno no les
Né fur fedeli a Dio, ma per sé foro. admitió, á fin de que los culpables no reportasen de ello
Cacciárli i Ciel, per non esser men belli; alguna gloria.»
Né lo profondo Inferno gli riceve,
Gh' alcuna gloria i rei avrebber d' elH. A mi vez repuse: «Maestro , ¿cuál es el punzante dolor
Ed io: Maestro, che é tanto greve que les obliga á lamentarse tanto ? A lo que me contestó:
A lor, che lamentar li fa si forte? « Te lo diré en pocas palabras. No tienen la esperanza de
Rispóse: Dicerolti molto breve. una segunda muerte, y es tanta su ceguedad , que prefe-
Questi non hanno speranza di morte; rirían cualquiera otra suerte á la suya. £1 mundo no con-
E la lor cieca vita é tanto bassa, serva de ellos ningún recuerdo , y la misericordia y la jus-
Che 'nvidiosi son d' ogn'altra sorte. ticia les desprecian; no hablemos mas de ellos: mira y
Fama di loro il mondo esser non lassa ; pasa.»
Misericordia e Giustizia gli sdegD9.
Non ragionam di lor, ma gMrda e {MHW. ¥ como mirase coo «tMMif «¡jos, vi agitarse con tal ra-
Ed io , che rií^uardai, vidi upa insegna (Ñdez una bandera de un* i # n parte, que parecía que-
Che girando correva tanto ratta , rer impedir el mas leve ¿«$««80, Seguía tras ella tanta
Che d' ogni posa mi pareva indegna; gente, que nunca habría ta^^d» tf^ la muerte la hubiese
E dietro le venía si lunga tratta destruido. Comoconoeieseá algalias, miré con mas detención
Di gente, ch' io non averei creduto y vi la sombra de aquel ^ue por«ol»«rd(a se negó á cumplir
Che Morte tanta n'a>vesse disfatta. el mas grande de todos ios deberá (!)• Luego comprende
Poseía cli'io v' ebbi alcun riconosciuto, y tuve la certeza de que aquella njiwerosa cohorte era la de
Guardai, e vidi 1' ombra di colui los miserables tan desprüM^Mflü^ ios ojos de Dios como á
Che fece per viltate il gran rifíuto. los de sus enemigos. Aquellos ii«i|¡i9ciados, que nunca go-
Incontanente intesi, e certo fui zaron del placer de la vida, ÜAÜ desnudos y eran sin cesar
Che quest' era la setta de' cattivi aguijoneados por enjambres ée moteas y avispas, que ha-
A Dio spiacenti ed a' nemici Síii. cían chorrear de su rostro k «Mfre que, confundida con sus
Questi sciaurati, che mai non fur viví, lágrimas, era recqjida á tm p i ^ f o r repugnantes gusanos.
Erano igiiudi, e stímolati molto Procurando luego estendar s u s U vista , logré distinguir
Da moscón i e da vespe ch' eran i vi. otras aioias á orilUu de m 0im ^o; así que, dije á mi
Elle rigavan lor di sangue il volto. Maestro:
Che, mischiato di lagrime , a* lor pie^i
Da fastidiosi vermi era ricolto. « Dígnate decirme cuales sot» Aquellas almas , y cual la
E poi che a riguardar oltre mi diedí, ley que las obliga á mostiar^ tan solícitas para pasar el río,
Vidi gente alia riva d' un gran íiiime; conforme me es dado ver por esta débil luz. » A lo que me
Per ch' io dissi: Maestro, or mi concedí contestó : « Satisfaré tu deseo cuando logremos pisar las ri-
Ch' iosappia qnali sonó, e qual costume beras del Aqueroute {2J.»
Le fa parer di trapassar si pronte,
Gom' io discerno per lo fioco lume. Con el rubor en el rostro yla vwta inclinada, me abstuve
Ed egli a me: Le cose ti fien conté entonces de hablar h a ^ l l e g a r «1 río, por temor de que
Quando noi fermeremo i nostri passi, fuesen importunas mis pregunti^. P n aquel momento vimos
Su la frista rivíera d'Acheronte. á un anciano de cabello blanco , diluirse hacía nosotros en
Allor, con gli occhi vergognosi e bassi, un esquife gritando: «iD«^t«$údas de vosotras, almas
Temendo no 'I mió dir gli fusse grave , perversas! No esperéis volver aunsf mas á ver el cielo, pues
Infíno al fiume di parlar mí trassi vengo para conducirosá)« «^«MfStp eríHa, en medio deeter-
Ed ecco verso noi venir per nave oas tinieblas, do reina e] salAr y «i frío. Y , tú , viviente,
Un vecchio bianco per jantíco pelo , que te atreves á presentarte «iiiif, iléjate de los que murie-
Cridando: Guai a vol, anime prave ! ron. » Pero viendo l u ^ o que |io ta^ movía , añadió: « Otro
Non isperate mai veder lo Cielp. es el camino, otro es ei |Hiei^ que ,debe conducirte á la
r vegno per menarvi »\i' altra riva, playa; no esperes llegar li#}]«, pasando por aquí: el barco
Nelle tenebre eterne , iu caldo e'n gieio. que ha de coadueirte debe-wr mas ligero.*
E t u , che se' costl, anima viva, A lo que le cooteMÓ mi guia : « Caronte, no te Irrites de
Partiti da contestí che son morti.
Ma poi ch'e' vide ch'ío non mi partiva , (1) Según algunos comentadores, es Esau, el cual renunció á su detecho
de primogenltura; según otros, Diocleclano , que abdicó el Imperio; según
Dísse; Per altre vie , per altri portí Venturinl, el papa Celestino V; según Lombardini, un Jete de los Blancos ó
Verrai a píaggia , non qu'i, per passare: Gibelinos, Torregiauo de Cerchl, etc. Véase la nota de Graugier: « Pone en-
Piü lieve legno convien che tí porti. tre los bombres de la nada al papa Celestino V, que fué sin embargo un va-
rón virtuoso y contado entre el número de las almas santas y bienaventura-
E '1 Duca a lui: Carón , non ti crucciare. das. Era natural de Sulmerre, población del reino de Ñapóles, y babla «ido
Vuolsi COSÍ cola dove si puote mucbo tiempo ermitaño , cuando lué elegido por los cardenales, sueliendo
á Nicolás IV en el poutiücado. Entonces el cardenal Benito de Ananta, des-
Ció che si vuole; e piu non dimandai>e. pués Bonifacio VIII, por dimisión del referida Celestino V, acoaaejó i, aquel
Quinci fur quete le lañóse gota - buen boir.bre que se retirase nuevamente á su ermltacy aa« ebandoaase la
dignidad papal, en lo que siguió su consejo.» Nosot os creemos que el que se
Al nocchier della lívida paiude, negó á cumplir con el mas grande de todos los deberes, fué Pílalos.
Che 'ntorno aglí occhi avea di fiamme ruóte. (í) Es el Aqueronte el rio que se encuentra en el vestíbulo del fatUerao
Ma queír anime , ch' eran Usse e nude, Luego se pasa la laguna Estlgia, después el Flegelon, y por último el Coci-
to, porque el Leteo corre por el Purgatorio, donde son las faltas olvidadas.
Cangíár colore e dibattero i denti, De este modo procuró acaraodar Bante las Íd«a8 4tít»gMlsm> á su laAerno
Aatto ol^e mleser le parole crude. cristiano. •
^61 fC
BesteminiavaDo Iddío e i lor parenti, este modo; así lo han dispuesto alU donde se alcanza todo
L'umana specie, il luogo, il tempo, e 'I seme lo que se quiere: no preguntes nada mas. » Bastaíon estas
Di lor semenza e di lor Dascimenti. palabras para serenar el velludo rostro del barquero de las
Poi si ritrasser tutte quante insieme , lívidas lagunas, el cual tenia círculos de llamas en derredor
Forte piangendo, alia riva malvagia, de sus ojos (1). Desde empero que las almas desnudas oye-
Ch' attende ciascun uom che Dio non teme. ron aquellas terribles palabras, cambiaron el color y sus
Carón dimonio, con occhi di bragia dientes castañetearon. Blasfemaban de Dios, de sus pa-
Loro accennando , tutte le raccoglie; dres, de la especie humana, del sitio, del tiempo de su
Batte col remo qualunque s' adagia. nacimiento , de la prole de su prole y de su procreación.
Come d'autunno sí levan le foglie , Luego se retiraron juntas llorando amargamente hacia la
L' una appresso dell' altra , infin che '1 ramo maldita orilla, en la que solo se aguarda al que no ha te-
Rende alia térra tutte le sue spoglie ; mido á Dios. El infernal Caroute , de inflamados ojos, las
Similemente il mal seme d'Adamo : reunió á todas con una señal, y dio con su remo á las mas
Gittansi di quel lito ad una^ad una perezosas. Como las hojas que van cayendo en el otoño una
Per cenni, com' augel per suo richiamo. en pos de olra hasta que las ramas han devuelto á la tier-
Cosí sen vanno su per Tonda bruna; ra sus últimos despojos, se lanzaba de una á otra orilla la
Ed avanti che sien di iá discese, raza perversa de Adán á una simple señal del barquero,
Anche di quá nuova schíera s'aduna. acudiendo como el pájaro al reclamo del cazador.
Figliuol mió, disse il Maestro corteje , Apenas empezaban aquellas almas á surcar las negras on-
Quelii che muojon nell' ira di Dio , das , puesto que no habian llegado aun é la opuesta orilla,
Tutu convegnon qui d' ogní paese; se había reunido ya otra cohorte en la ribera que aquellas
E pronti sonó al trapassar del rio , acababan de abandonar. « Hijo mío , me dijo el buen maes-
Che la divina Giustizia gli sproña tro , aquí acuden de todos los países los que mueren sin me-
S i , che la tema si volge in disío. recer el perdón de Dios; espoleados por la divina justicia»
Quinci non passa mai aaima buona; llevan tanta prisa para pasar el rio , que su temor se con-
E per6 se Carón di te si lagna, vierte en deseo. Nunca ha pasado por aquí una alma pura;
Ben puoi saper omai che 'I suo dir suona. por esto Carente se ha irritado contra tí; ya sabes ahora la
Finito questo . la buja campagoa causa de sus quejas. »
Tremó si forte, che delio spavento Terminadas estas palabras, retembló la campiña sombría
La mente di sudore ancor mi bagna. tan fuertemente, que el recuerdo de mi espantóme inunda
La térra lagrimosa diede vento aun de sudor; de la tierra de lágrimas se levantó otro viento,
Che balenó una luce vermiglia, llevando en sus alas rojizas centellas , que me hizo perder
I^ qual mi ylnse ciascun seotimento; el sentido , y caer como un hombre rendido por el sueño.
£ caddi come l'uom cui sonno piglia.

CANTO IV. CANIO IV.

Ruppcmi Talto sonno nella testa Desvaneció de tal modo un trueno mi profundo sueño,
ün greve tuono, si ch 'io mi riscossi que me agité como el que despierta en sobresalto; levantó-
Come persona che per forza é desta; me y dirigí una mirada tranquila en torno mió para infor-
B V occhio riposato interno mossi, marme del sitio en que me hallaba. Vime junto al borde
Dritto levato, e fiso riguardai, del aoismo de dolor, triste valle del que se levantan con-
Per conoscer lo loco dov 'io fossi. fundidos mil gemidos, produciendo un rumor parecido al
Vero é che 'n su la proda mi trovai retumbo del trueno.
Della valle d' abisso dolorosa ,
Che tuono accoglie d' infíniti guai. Era el abismo tan profundo, tan nebuloso y tan oscuro ,
Oscura, profond' era e nebulosa que en vano intenté fijar mi vista en su fondo , pues no lo-
Tanto, che, per Gccar lo viso al fondo, gré distinguir en él cosa alguna. « Descendamos ahora allí
lo non vi discernea veruna cosa. abajo, al mundo tenebroso , me dijo entonces el poeta con
Or discendiam quaggiü nel cieco mondo, el rostro desencajado y pálido; yo seré el primero, y tú se-
Inoonainció '\ Poeta tutto smorto; guirás en pos de mí.»
lo sar6 primo, e tu sarai secondo.
Ed io , che del color mi fui accorto, Pero como notara yo | u palidez , le contesté: ¿Cómo es
Dissí: Come verró , se tu paventi, posible que yo pueda descender si á tí te espanta el hacerlo;
Che suoli al mió dubbiare esser conforto ? y esto que estás acostumbrado á fortalecerme en mis incer-
Ed egli a m e : L' angoscia delle genti tidumbres? »
Che son quaggíu, nel viso mi dipinge
Quella piet^ che tu per tema sentí. A lo que repuscf; «La angustia de los desgraciados que están
Andiam, che la via lunga ne sospinge. allí abajo hace refleja!' en mi rostro un sentimiento de piedad,
Gosi si mise, e cosí mi fe 'ntrare que tú crees es de terror. Vamos pues enseguida , ya que
Nel primo cerchio che l'abisso cinge. así lo exije la larga distancia que hemos de recorrer.» Y sin
Quivi, secondo che per ascoltare, proferir ninguna otra palabra, penetró y me hizo entrar en
Non avea pianto, ma che di sospiri el primer círculo que rodea al abismo. Allí, á pesar de ser
Che V ama eterna facevan tremare.
B ci6 avven(a di duol senza martfri , (1] Miguel Ángel se acurdó de estos versos en su subltme tresco.
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Ch' avean le turbe, ch' eran molte e grandi, todo oídos , no llegó hasta mf queja alguna, y sf tan solo
E d' infantí e di femmine e di viri. algunos gemidos que hacían retemblar la eterna bóveda; lo
Lo buon Maestro a me: Tu non dimandi que procedía del dolor sin sufrimiento de una multitud in-
Che spiriti son questi che tu vedi ? mensa de niños, hombres fy mugeres. Entonces el buen
Or ro' che sappi, innanzi che píú andí, maestro me dijo: « ¿ No me preguntas cuales son los espíri-
Ch'ei non peccaro; e s'egli hanno mercedi, tus que ves aquí? Sin embargo, quiero que lo sepas antes
Non basta , perch' e' non ebber battesmo, de pasar mas adelante. S6n los que no han pecado, pero
Ch' é parte delia Fede che tu credi. que no han tenido méritos bastantes, puesto que les faltó
£ se furon dinanzi al Cristianesmo , el bautismo, esa puerta de la fé, en la cual tienes toda tu
Non adorar debidamente Iddío ; creencia; y si vivieron antes del cristianismo, no adoraron á
E di questi cotai son ío medesmo. Dios como^debian; yo también soy uno de ellos. Por esto ,
Per tai difetti, e non per altro rio , y no por ningún crimen estamos condenados, consistiendo
Semo perduti, e soJ^di tanto offesi, nuestra única pena en vivir en el deseo sin ninguna espe-
Che senza speme vivemo in desío. ranza. »
Gran duol mi prese al cor quando lo 'ntesi;
Perocché gente di molto valore Causáronme semejantes palabras un dolor profundo, por
Conobbi, che 'n quel Limbo eran sospesi. conocer entre ellos á un gran número de hombres suma-
Dimmi, Maestro mió , dimmi Sígnore; mente aprecíables, que estaban como en suspenso en el
Gomminciá' io, per voler esser certo limbo. « Dime, maestro mío, dime, señor, esclamé en-
Di quella Fede che vince ogni errore; tonces para confortarme en esa fé que triunfa de todo er-
Uscinne mai alcuno, o per suo merto ror , ¿no ha podido ninguna de esas sombras por su propio
O per altrui, che poi fosse beato? mérito ó por el de otros, salir de este limbo para llegar á la
E quei, che 'ntese il mió parlar coverto , beatitud?»
Rispóse : lo era nuovo in questo stato ,
Quando ci vidi venire un Possente Y , comprendiendo él estas palabras encubiertas y oscu-
Con segno di víttoria incoronato. ras , contestó : « Al poco tiempo de mi llegada á este sitio
Trasseci 1' ombra del primo Párente, vi venir á él un Ser poderoso, coronado con el signo de la
D'Abel suo figlio, e quella di Noé, victoria (1); y sacó de él la sombra del primer padre, la de
Di Moísé legista e ubbidiente; Abel su hijo, y las de Noé y de Moisés, legislador y subdito
Abraám patriarca, e David re ; obediente. También libró á Abrahan patriarca , á David ,
Israele col Padre e co' suoi nati, rey , á Israel (2j junto con su padre y sus hijos; á Raquel,
E con Rachele , per cui tanto fe; por la que hizo tanto Israel; haciendo también felices á otras
Ed aitri molti, e fecegli beati. muchas de ellas. Sabrás así mismo que no podían las almas
antes salvarse.»
E vo' che sappi, che dinanzi ad essi
Spiriti umani non eran salvati. íbamos continuando nuestra marcha mientras estaba mí
Non lasciavám'd' andar , perch' ei dicessi; guia hablándome de aquel modo y cruzando sin detenernos
Ma passavám la selva tuttavía , el bosque, sí, el bosque de los espíritus. Ya estábamos
La selva dico di spiriti spessi. á corta distancia de la puerta del abismo, cuando vi un
Non era lungi ancor la nostra via fuego que dominaba el hemisferio de las tinieblas; pero no
Di quá dal sommo , quand' io vidi un foco estábamos tan lejos que no distinguiese á las personas dig-
Ch' emisperio di tenebre vincía. nas que ocupaban aquel sitio.
Di Jungi v' eravamo ancora un poco ;
Ma non s\ ch' io non discernessi in parte * Oh tú, que honras toda ciencia y todo arte , dime,
Ch' orrevol gente possedea quel loco. ¿cuáles son esos cuya gloria es tan grande, que les vale un
O tu ch' onori ogni scienza ed arte , sitio enteramente separado del de los demás ? » A lo que
Questi chi son , c'hanno cotanta orranza , me contestó : « La noble fama que pregona su nombre en
Che dal modo deglí altri gli diparte ? lo alto, donde tu vives, les ha valido esta gracia del cielo
E quegli a me : L'onrata nominanza que quiere distinguirles de esta manera.»
Che di lor suona su nella tua vita ,
Grazia acquista nel C'el, che si gli avanza. Entonces oí una voz que decía : «Honrad al sublime poe-
Intanto voce fu per me udita : ta (3), i ved ahí á su sombra que llega después de habernos
Onorate I' altissimo Poeta ; dejado ! » Cuando calló la voz, vi dirijirse hacía nosotros
L' ombra sua torna , ch' era dipartíta. cuatro grandes sombras, sin que estuviese su rostro triste
Poi che la voce fu restata e queta , ni alegre. El buen maestro entonces me dijo: « ¿Ves á ese
Vidi quattro grand' ombre a noi venire; que espada en mano va al frente de los otros tres , como si
Semblanza avevan né trísta , né lieta. fuera su jefe 7 Es Homero, el príncipe de los poetas; des-
Lo buon Maestro cominciommi a diré : pués de él sigue Horacio, el satírico; Ovidio es ei tareero,
Mira colui con quella spada in mano, y ei último es Lucano; cada uno de ellos merece eomo yo,
Che vien dinanzi a' tre si come Sire. el nombre que ha repetido una voz unánime; hacen bien
Quegli é Omero, poeta sovrano; en dispensarme esta honra.»
L' altro é Orazio sátiro, che viene ;
De este modo v( reunirse la hermosa escuela de aquel
Ovidio é 'I terzo , e '1 ultimo é Lucano.
Perocché ciascun meco si conviene
Nel nome che sonó la voce sola, (1) El descenso de Jestu ai limbo.
(1) Jacob.
Fannomi onore, e di ció fanno bene. (3) Virgilio.
» 4 6 3 £C
COSÍ vidi adunar la bella scuola príncipe del canto sublime, que vuela como el águila sobre
Di quel Signor dell' altissimo canto, todos los demás cantos. Luego de haber estado hablando
Che sovra gli altri cotn' aquiia vola. entre sí un rato, se volvieron hacia mí, y me saludaron
Da ch' ebber ragionato 'nsieme alquanto, con un gesto que hizo sonreír á mi maestro; luego me dis-
Yolsersi a me con salutevol cenno; pensaron una nueva honra, admitiéndome en su compañía,
£ '1 mío Maestro sorrise di tanto. de modo que fui el sexto entre aquellos grandes genios. Así
£ piü d' onore ancora assai mi fenno; fuimos adelantando hacia la luz, hablando de cosas que
Gh' essi mí fecer della loro schiera, conviene tanto callar aquí como preciso era decirlas en el
Si cb' io fuíieesto tra cotanto senno. sitio en que nos hallábamos. Llegamos al pié de un noble
Cosí n' andammo infino alia lumiera , castillo, rodeado por siete recintos de altas murallas, y de-
Parlando cose che '1 tacere é bello, fendido por un hermoso riachuelo (1), que pasamos sin mo-
Sí com'era 'I parlar cola dov' era. jarnos , como por tierra fírme; á mi vez entré en él con los
Venimmo al pie d' un nobile castello , siete sabios, por siete distintas puertas , hallándonos luego
Sette volte cerchiato d' alte mura, en un verde prado. Había también en él otros personages
Difeso 'ntorno d' un bel Gumecello. de mirada tranquila y grave, y cuyo esterior revelaba una
Questo passammo come térra dura. grande autoridad ; solo hablaban raramente, siendo su voz
Per sette porte intrai con questi Savi; en estremo dulce. Luego nos retiramos hacia uno de los án-
Giugnemmo in prato di fresca verdura. gulos de aquella pradera , en un sitio abierto , elevado y
Gen ti v' eran con occhi tardi e gravi, luminoso, desde el cual podía descubrir á todas las hermo-
Si grande autorita ne' lor sembianti; sas almas ; allí de pié sobre el verde esmalte , pude con-
Parlavan rado^ con voci soavi. templar los grandes espíritus, haciéndome estremecer aun
Traemmoci cosí dall' un de' canti, la dicha que me causó su vista.
In luogo aperto, luminoso ed alto , Allí vi á Electra (2) con muchos de sus compañeros, en-
Si che veder si potean tutti quanti. tre los que conocí á Héctor y á Eneas, así como también á
Cola diritto sopra '1 verde smalto César, con sus ojos de gavilán , perfectamente armado. Vi
Mi fur mostrati gli spiriti magni, en otra parte á Camilo y Pentesilea, así como también al
Che di vederli in me stesso n'esalto. rey Latino, sentado junto á su hija Lavinia; también vi
lo vidí Elettra con molti compagni, á aquel Bruto que arrojó á Tarquino , y aun á Lucrecio; á
Tra' quai conobbi ed Ettore ed Enea, Julio, Marcio , Cornelio; Saladino estaba también allí, solo
Cesare amato con gli occhi grifagni. y algo apartado. Luego levantando un poco mas los ojos,
Vidi Cammilla , e la Pentesilea vi al hábil maestro de todos los que saben (3), sentado en
Daii' altra parte , e vidi '1 Re Latino, medio de su inmensa familia de filósofos; todos ellos le ad-
Che con Lavinia sua figlia sedea. miraban , todos le prestaban homenage; allí vi también á
Vidi quel Bruto che cacció Tarquino; Sócrates y á Platón , que eran los que le estaban mas cerca.
Lucrezia, Julia , Marzia e Corniglia , Luego había Democrito que hizo salir al mundo de la ca-
E solo in parte vidi '1 Saladino. sualidad , Anaxágoras y Thalés , Empedocles, Heráclito y
Poi che innalzaí un poco piü le ciglia , Zenon. Vi al buen observador de la cualidad , esto es , á
Vidi '1 Maestro di color che sanno Díoscorides (4), así como también á Orfeo , Tulio, Lino y
Seder tra filosófica famiglia. Séneca el moralista; al geómetra Euclides, Ptolomeo , Hi-
Tutti r ammiran; tutti onor gli fanno. pócrates , Avícena, Gallieno y Averrhoes, que hizo el gran
Quivi vid 'io e Socrate e Platone , comentario (5).
Che 'onanzí agli altri piü presso gli stanno , Imposible me es acordarme de todos; el largo tema que
Democrito, che '1 mondo a caso pone ; debo seguir me arrastra á pesar mío, y son las palabras
Diogenos, Anassagora e Tale , muchas veces harto breves pua el asunto propuesto. No
Empedocles , Eraclito e Zenone. tardó la compañía de los seis en disminuir de dos : el sabio
E vidi 'I buono aceoglitor del quale, guia me condujo por otro camino, en el que el aire lejos de
Dioscoride dico , e vidi Orfeo , ser inmóvil tiembla y pronto llegué á otros sitios en los que
Tullio e Livio, e Séneca morale; no brilla resplandor alguno.
Euclide geómetra, e Tolommeo ,
Ippocrate, Avicenna e Galieno ,
Aveiroig, ehe '1 gran comento feo.
Io Bon^osso ritrar di tutti appieno ,
Bero«bé si mi acaecía 'I lungo tema, CANTO V.
Che molte volte al fatto il dir vien meno.
La sesta compagnía in dúo si scema. Así descendí del primer círculo al segundo, que contiene
Per altra via mi mena 'I savío Duca, menos espacio, pero mucho mas dolor, dolor punzante que
Fuor della qneta, nell aura che trema ; arranca desesperados gritos. En él impera el horrible Minos
E vengo in parte, ove non é che luca. rechinando los dientes; á él le toca examinar las faltas de
[<) Según Clairfons este el castillo la fama inmortal que adquieren los
CANTO V. poetas por sus obras. Las siete murallas indican las siete virtudes, ó sean
la Justicia, la Fuerza, la Templanza, la Prudencia, la Inteligencia, ia
CosH discesi del cerchio primajo Sabiduría y la Ciencia. El riacbuelo indicarla la elocuencia.
(t) Electra, madre de Dardano, del que descendió Eneas, fundador del
Giü nel secondo, che men luogo cinghia, Imperio romano.
E tanto piü dolor che pugne a guaje. (3) Aristóteles.
Stavvi Minos>rribilmente, e ringhia; (4) Díoscorides escribió un tratado sobre los vegetales.
(S| El comentario sobre Aristóteles.
M 464 X
Esamina JecoJpe neJl' entrata; los que entran , é índica su condenación al juzgarles con un
Giudica e manda , secondo ch'avvinghia. movimiento de su cola. Digo que cuando una alma crimi-
J>ico, che quando Tanima malnata nal se le presenta y le confiesa todas sus miserias, dispone
Gli vien dínanzi, tutta si confessa; aquel gran inquisidor del pecado cual es el lugar del infier-
E quel conoscitor delle peccata no que le corresponde, y se ciñe con su cola tantas veces
Vede qual luogo d' Inferno é da essa: cuantos son los círculos inferiores á que debe ser enviada (1).
Cígnesi con la coda tante volte, Muchas son las almas que tiene siempre en su presencia,
Quantuoque gradi vaol chégíü sia messa. acudiendo á su juicio una en pos de otra ; hablan, escuchan
Sempre dinanzi a luí ne stanno molte; y luego son arrojadas al abismo. <r Oh tú qm vienes á la
Yanno a vicenda ciascuna al giudizio; mansión del dolor, me dijo Minos al verme, suspendiendo
Dicono e odono, e poí son giii vóIte. sus graves funciones, piensa como has entrado aquí y en
O tu, che Tieni al doloroso ospizio , quien confias: haz que no te engañe la latitud de la en-
Disse Minos a me quando mi vide, trada. (3)»
Lasciando 1' atto di cotanto uffizio, Entonces le contestó mi guia: « ¿Por qué gritas de este
Guarda com' entri, e di cuí tu tí fide ; modo? No te opongas á su viaje que dispone el destino, por
Non t' inganni l'ampiezza dell'entrare. quererlo asi en lo alto, donde se puede todo cuanto se quie-
E 'I Duca mío a luí: Perché pur gride ? re : no intentes saber nada mas.»
Non impedir lo suo fatale andaré. Luego empezaron á hacerse oír voces quejumbrosas; había-
Vuolsi cosí cola dove sí puote mos llegado al puntoen que los gemidos estremecen el alma;
Ci5 che si vuole; e pJü non dimandare. acabábamos de entrar á un lugar mudo (3j de toda luz, que
Ora incomincian le dolenti note muge como el mar al verse azotado por vientos contraríos.
A farmisi sentiré ; or son vennto El torbellino infernal en su curso incesante arrastra á los es-
La dove molto planto mí percuote. píritus, les hiere y atormenta; cuando se encuentran ante su
lo venni in luogo d' ogní luce muto , soplo, que es su mas cruel suplicio, rechinan de dientes, se
Che mugghia come fa mar per tempesta , quejan, se lamentan y blasfeman de la virtud divina.
Se da contrarj venti é combatutto. Allí supe que eran condenados á aquel horrible tormento
La buféra inferna], che mai non resta , los pecadores carnales que someten la razón al apetito de
Mena gli spirtí con la sua rapiña ; ios sentidos. Tales como los estorninos que veloces apare-
Voltando e percotendo gli molesta. cen en tiempo frío en anchas y compactas bandadas, se ven
Quando giungon dayanti alia ruina , los espíritus malignos arrebatados por el torbellind, que de
Quivi le strida , il compianto e '1 lamento; uno á otro punto les arrastra, sin que les halague ni la mas
fiestemmian quivi la virtü divina. débil esperanza de un corto descanso , y ni siquiera Ja de
Intesí ch'acosl fatto tormento ver disminuir su castigo. Como las grullas que pasan con-
Sonó dannatí i peccator carnali, tando su endecha y formando en los aires una estensa líoea,
Che la ragion sommettono al talento. vi venir arrojando sus quejas las sombras llevadas por el
E come gli stornei ne portan 1' ali, torbellino; á su vista no pude menos de esclamar: « Maes-
Nel freddo tempo, a schiera larga e piena ; tro , i cuáles son esas almas que ese fiero viento castiga'tan
Cosí quel fiatto gli spíriti malí cruelmente ?—La primera de las que deseas conocer, me
Di quá , di ]á , di giü , di su gli mena; dijo entonces, reinó sobre una multitud de pueblos que
Nulla speranza gli conforta mai, hablaban distintos idiomas; se entregó de tal modo al vicio
Non che di posa , ma di mínor pena. de la lujuria , que permitió en sus leyes todo cuanto escita-
E come i gru van cantando lor lai, ba al placer, para mejor ocultar la bajeza en que yacía. Es
Facendo in aer di sé lunga riga, Semirámide, que según la historia, sucedió á Niño y fué
COSÍ vid 'io venir, traendo guai, su esposa : reinó en Jos países do impera eJ soldán.
Ombre pórtate dalla detta briga. «La otra es la que se suicidó por amor quebrantando la fé
Per ch' iú dissi: Maestro , chi son quelle prometida á los inanimados restos de Siqueo. Luego sigue
Genti che l'aer ñero sí gastiga ? la lasciva Cleópatra.»
La prima di color , di cuí novelle Vi también á Helena , á la que fueron debidos tiempos
Tu vuo' saper, mi disse quegii allotta, tan funestos; estaba también aJií el grande Aquiles, que
Fu Imperatrice di molte favelle. al fin se vio obligado á combatir contra el amor. Así mismo
A vizio di lussuria fu si rotta , vi á París, á Tristan y á otras mil sombras que me señaló con
Che libito fe licito in sua legge ^ el dedo, y á los que Amor arrojó del mundo. Después que
Per torre íl biasmo in che era condotta. el sabio me hubo nombrado á las antiguas damas y caballe-
Eir é Semiramís , di cuí si legge ros, me sentí dominado por la piedad , y no pude menos de
Che succedette a Niño , e fu sua sposa;
Tenne la térra che '1 Soldán corregge.
V altra 6 colei che s' ancise amorosa, (I) Nec vero hae sine sorte datas, slne Jndlce sedes.
E ruppe fede al cener di Sicheo ; Quffisitor Minos urnam movet: lile gileBtfim
ConcUlttinque vocal, vltasgue el crimina dlsclt.
Poi é Gleopatrás lussuriossa. (£NEID. I. VI.)
Elena vidi, per cui tanto reo (ÜJ ....Facllis descensus Averai:
Tempo sí volse ; e vidi '1 grande AchiJle , Noctes atque dies patet atrl Janua I)jU«:
Che con Amore alfine combattéo. Sed revocare gradum, saperasque evadere ad auras,
Hoc opus, htc labor est.
Vidi París, Tristano; e piü di mille (ÍBHIID. l.vi.)
Ombre mostrommi, e nominolle a dito, Lata porta et spatiosa vía est qac ducit ad perditlonem.
{ SAM MATE», TII.)
Gh' Amor di nostra vita dípartille. (3) lo veni lo luogo dl'ognt lace muto.
31 46S S€
Poseía ch' io ebbi íl mió Dottore udito esclamar: « Poeta , quisiera hablar á esas dos qae vuelan
Nomar le donne antiche e i cavalieri, juntas y tan veloces en alas del viento.» A lo que me con-
Pieta mi vinse, e fui quasi smarrito. testó: « Aguarda á que estén mas cerca de nosotros , y su-
lo cominciai: Poeta , volentieri plicándoselo por el amor que les gain se dirigirán hacia tí. »
Parlerei a que' dúo che 'nsieme vanno , Asi que el viento les impulsó hacia nosotros , levanté la
E pajón s) al vento esser leggierí. voz : « Almas atormentadas las dije , venid á hablarnos, si
Ed egli a me : Vedrai quando saranno es que nadie se oponga á ello.»
Piü presso a noi; e tu allor glí prega Tales como dos palomas, llamadas por sus deseos , vue-
Per queír amor che i mena , e quei verranno. lan hacia el dulce nido con ala tendida y firme , llevadas en
SI tostó come '1 vento a noi gli piega , los aires poruña misma voluntad , salieron las dos almas de
Muovo la voce : O anime affannate, entre la multitud en que estaba Dido , dirigiéndose hacia
Venite a noi parlar, s'altri noi niega. nosotros , sin qre les arredrara el aire mal sano que debían
Quali colombe dal áisfo chiamate, atravesar , tanta era la fuerza de mi llamamiento afectuoso.
Con r ali aperte e ferme al dolce nido « Ser agraciado y compasivo , que vienes á visitarnos en
Vengon per aere da voler pórtate; esta mansión oscura , á nosotros que inundamos el mun-
Cotali uscir della schiera ov' é Dido , do de sangre ; si nos amase el rey del universo , le pediría-
Venendo a noi per l'aer maligno , mos tu reposo , ya que te compadeces de nuestro amargo
Si forte fu r affetuoso grido. dolor. Todo lo que te placerá oír y decir, nosotros también
O animal grazioso e benigno, lo oiremos y diremos con gusto, mientras cese el viento
Che visitando vai per 1' aer perso que ahora ruje. La tierra en que nací (1) está situada en el
Noi che tignemmo '1 mondo di sanguigno , golfo donde el Pó desciende con todos los rios que le siguen
Se fosse araico il Re dell' universo , para ir á adormirse en el mar. Amor , que inflama con pres-
Noi pregheremmo lui per la tua pace, teza al noble corazón , unió este á aquel hermoso cuerpo
Dacc'hai pietá del nostro mal perverso. que me fué robado (siento aun el punzante dolor que me
Di quel oh' udire e che parlar vi piace causó aquel golpe inesperado).
Noi udiremo e parleremo a vui, Amor, que no di.«pensa de amar á ningún ser amado , me
Mentre che i' vento , come fa, si tace. unió tan fuertemente al placer de que se embriagaba éste,
Siede la térra, dove nata fui, que como ves, nunca me abandona. Amor nos condenó á la
Su la marina dove '1 Pí> disceude misma muerte; allí está aguardando Cain (21 al que nos
Per aver pace co' seguaci sui. quitó la vida.» Tales fueron las palabras de aquellas dos
Amor, che a cor gentil ratto s'apprende, sombras.
Prese costui della bella persona Desde que oí aquellas dos almas heridas, bajé la cabeza,
Che mi fu tolta, e '1 modo ancor m' oíTende. y como la conservase por mucho tiempo inclinada , me dijo
Amor, che a nullo amato amar perdona, el Poeta: « ¿En qué piensas? » ¡ Ah !, esclamé, al contes-
Mi prese del costui placer si forte , tarle : « ¡ Cuántos dulces pensamientos, cuántos ardientes
Che, come vedi, ancor non m' abbandona. deseos les han conducido á este triste sitio! » Luego me vol-
Amor coodusse noi ad una morte ; ví hacia ellos y les hablé de esta manera: « Francisca , tus
Caina atiende chi vita ci spense. desgracias me llenan de tristeza y compasión ; me obligan
Queste parole da lor ci fur porte. á derramar abundantes lágrimas. Pero , dime, ¿ de qué mo-
Da ch' io 'ntesi quell' anime oíTense , do os permitió Amor en tiempo de los dulces suspiros cono-
Chinai '1 viso , e tanto '1 tenni basso, cer vuestros inciertos deseos? »
Fin che '1 Poeta mi disse: Che pense ? Contestóme ella : «No hay dolor mas vehemente que el
Quando risposi, cominciai: Oh lassol recordar en la miseria los tiempos felices; bien lo sabe tu
% Quanti dolcí pensier, quanto disfo maestro (3). Pero , ya que deseas tan ardientemente saber
Meno costoro al doloroso passo! cuál fué la primera raíz de nuestro amor, haré como el que
Poi mi rivolsi a loro, e parlai io, á la vez llora y habla. Leíamos cierto día por pasatiempo las
E cominciai: Francesca, i tuoi martíri aventuras de Lancelote y el modo como cayó en las redes
A lagrimar mí fanno tristo e pío. del amor; estábamos solos y sin desconfianza , mmhas ve-
. Ma dimmi: al tempo de' dolci sospir ces hizo aquella lectura que se buscasen nuestros ojos y que
cambiase de color nuestro rostro ; pero fué un solo pasaje
A che e come concedette Amore
el que decidió nuestra suerte. Guando vimos la dulce son-
Che conosceste i dubbiosi desiri ?
risa de la amada interrumpida por el beso del amante , és-
Ed ella a me: Nessun maggior dolore,
te , que nunca se separará de mí, me besó en la boca , tré-
Che ricordasi del tempo felice
mulo de emoción, y desde entonces aquel libro y el que le
Nella miseria ; e ció sa '1 tuo Dottore.
Ma se a conoscer la prima radice
Del nostro amor tu hai cotanto affetto ,
(() La ciudad de Ravena, situada ahora á tres millas del mar. Francisclierai
Faro come coluí che piange e dice. hija de Guido da Pódenla, señor de liavena Apegar de que amaba á Pablo de
Noi leggevamo un giorno , per diletto , Eítnini y del qae era también amada, casó con su hermano mayor, Lanciotto,
Di Lancilotto come Amor lo strinse : principe cojo y deforme. No pudieron los dos amant-ís olvidar su inclinación
primera; cierto dia que estaban ambos leyendo las aventuras de lancelote
Soli eravamo, e senza alcun sospetto. del Lago, el marido, que los estaba acechando, les pasó de una estocada.
Per piü fíate gli occhi ci sospínse (2) Cain, esto es, el círculo de Caín.
(3) Sed 9l taotus amor easus cognoscere nostros....
Quella lettura, e scolorocci '1 viso; Quamquam anlmus merainisse horret, luctuque relugit,
Ma solo un punto fu quel che ci vinse, Incipiam.
Quando leggemmo il disiato riso (MmiD. 1. VI.)
Esser baciato da cotanto amante, Boecio ha dicho: «In ?mnl adversitatc íortuna, Infeliclsaimum genus est
iDtorlunii tuisse felicem.»
TOMO III.
M 466 ɀ
Ouesti j tlie mai da me non fia diviso , escribió, fueron para nosotros un nuevo Gallehaut (1)L; sin
La bocea mi bacii) tutto tremante. que volviésemos yaá leer en todo aquel dia.
Galeotto fu ¡1 libro , e chi lo scrisse ; Mientras que uno de los espíritus me hablaba de aquel
Quel giorno piii non Vi leggemmo avante. modo, lloraba el otro tan amargamente , que me sentí des-
Mentre che 1' uno spirto questo disse, fallecer como si debiese morir, y caí como cae un cuerpo
L' altro piangeva si, che di pietade sin vida.
lo venni meno come s' io morisse ,
E caddi come corpo morto cade. (1) £1 que secundó los amores de Lancelole y déla reina Ginebra.

Botánica.
LOS HONGOS.
La Iremella, la pesiza, ¡a múrgiira. la auricularia, la helvella, el hidno , la fistulina , el
boleto y el agárico.
El carácter genérico de la tremella os la sustancia gela- mella viene de la palabra tremeré de los latinos, que sig-
tinosa, cartilaginosa ó carnosa irregular que no se eleva. Si nifica temblar; porque no teniendo este vegetal mucha
se han equivocado los observadores, si han descrito braquio- mayor consistencia que una lámina de gelatina tiembla al
nes, creyendo describir tremellas, ciertas especies de este menor sacudimiento.
género ofrecen movimientos análogos á los que se observan El carácter genérico de la pesiza es sombrerillo escavado
en un gran número de aquellas plantas; movimientos cuyo á manera de embudo ó de caracol, sustancia coriácea ó fun-
principia es y será ignorado probablemente siempre. gosa. En algunas especies de este género son manifiestos los
Las tremellas son carnosas , cartilaginosas ó gelatinosas. movimientos, y ciertamente no se pondrá en duda la natu-
No se elevan mucho pero sí se ensanchan. Llevan sus ye- raleza de las pesizas: son verdaderos vegetales. Tienen pues
mas sobre todos los puntos de sus superficies. Algunas es- la facultad de moverse, y no sienten , ni tienen voluntad.
pecies de tremellas están formadas de láminas simples, Son estrañas á todo lo que pasa en sí mismas, y sin embargo
otras divididas en muchos lóbulos. Las hay espesas, muy están tan sabiamente combinados sus movimientos, qfle se
delgadas, rizadas, plegadas y hendidas por sulcos tortuosos; podría decir que escojen á propósito las circunstancias mas
las hay vesiculosas, glandulosas, vellosas, cotonosas, pero favorables, para llenar el deber impuesto á todos los seres
Ja mayor parte son lisas. Se diferencian las auricularias de organizados, de reproducir sus semejantes.
las tremellas, en que aquellas no dan sus yemas sino por su Las pesizas se presentan bajo la forma de largos embu-
superficie inferior, y de las pesizas por no aparecer sus ye- dos, de sombreros, de copas lisas ó cinceladas, con bordes
mas sino en el fondo de su cavidad superior. enteros ó cortados; se parecen aun á dedales, ajofainas, á
Una especie de tremella ha recibido el nombre de afei- salvillas sostenidas sobre un pié cilindrico, á tinteros capri-
tada , á causa de su color semejante al arrebol de tocador chosamente contorneados, á bolsas medio abiertas; algunas
(tremella cinnabarina, Bull.) Esta linda plantita no nace veces es perfectamente liso su borde , otras se halla corona-
como la mayor parte de las tremellas sobre los árboles; do de filetes como pestañas. Algunas tienen una elegancia
echa raices sobre las hojas y tallos de ciertos musgos, y pa- de forma tal que las artes no podrían sobrepujar; en el fon-
rece sobre estos vegetales en unos como capullos de flores. do de las cavidades donde se desarrolla el polvillo regenet
Es tierna, carnosa, y tan roja por dentro como esterior- rador. En muchas especies , al momento de la madurez,
mente; su superficie es arenosa. La tremella cerebrina se escapa este polvillo como por esplosion , y es debido esto
{/remella cerebrina, Bull. j nace en otoño en los viejos tron- sin duda á una especie de irritabilidad que se manifiesta
cos de los árboles. Es carnosa, densa, blanda, pesada y al- instantáneamente. En lo sucesivo veremos movimientos aun
gunas veces tiene de tal modo la forma de cerebro, que mas sorprendentes; fácil será comprender su objeto, pero
nadie hay que no pueda equivocarse. no será mas aparente la causa. Las tremellas no están en-
La tremella persistente se cria en los viejos pies de sabi- caradas en su parte superior como las pesizas, y llevan su
na. No se encuentra en estado de frescura sino después de polvo sobre toda su superficie. Las nidularias tienen abso-
las lluvias, y cuando es muy húmeda la atmósfera; nunca lutamente la forma de algunas pesizas; pero sus yemas son
tiene mas de seis á siete líneas de diámetro; es membrano- lenticulares muy aparentes y no se disipan en forma de hu-
sa plegada, y sin dirección determinada. Gelatinosa cuando mo como las de las pesizas. Las pesizas se han dividido en
se halla humedecida , se deseca en los tiempos calientes y consideración á las sustancias en que nacen las diferentes
secos, y desaparece ; pero vuelve á adquirir su volumen y especies.
frescura desde que el tiempo se vuelve húmedo. Esta planta La primera división comprende las pesizas que se crian
muriendo y renaciendo alternativamente, representa en el sobre los frutos coriáceos de ciertos árboles ó sobre los de
reino vegetal el mismo papel que los rolíferos en el reino algunos vegetales anuales. Tal es la pesizasubular que tiene
animal. La tremella verde y la anaranjada [chrysocoma] la forma de un embudo de tubo muy largo y muy delgado;
gelatinosas, trasparentes, plegadas, se desecan con pron- no nace sino sobre las semillas de ciertos vegetales herbá-
titud y vuelven á aparecer con la humedad como la treme- ceos. La segunda división compréndelas pesizas que se des-
lla persistente. A mas, de la especie que acabamos de citar, arrollan sobre los leños. Tal es la pesiza hidrófora. Es glo-
ge conoce UD gran número de ellas bastante grande. Tre- bulosa y llena de agua; pero poco á poco se hunde y escapa
m 467 íc
el agiML por un pequeño agujero practicado en su vértice; Una red de anchas mallas cubre todo el pedículo como una
se escava, las paredes internas de la parte superior se pegan camisa ó roquete. Sentimos que los límites de estos artícu-
á las paredes internas de la inferior y el globo se cambia así los no nos permitan dar á conocer la escelente descripción
en un dedal de doble fondo. La tercera división comprende que dá Ventenat de esta especie , y sentimos aun mas que
las pesizas que crecen sobre los escrementos de los anima- no haya este distinguido naturalista comunicado al público
les. La pesiza pestañosa es de este número; jamás se la en- su trabajo sobre los hongos, como continuación á la obra
cuentra sino en el estiércol de las bestias de carga; se pre- de BuUiard. Este naturalista no conocía sino dos especies
senta bajo la forma de puntos de un hermoso color anaran- de múrguras que nacen en los alrededores de Paris.
jado , observada con un lente , presenta una pequeña copa El carácter genérico déla auricularia, es el de unos hon-
de bordes pestañosos. La cuarta y última sección comprende gos sésiles, á menudo membranosos, parásitos ó terrestres,
las pesizas que viven en la tierra. Citaremos por ejemplo la que se renversan poco á poco , la superficie se hace supe-
pesiza en forma de jofaina {peziza lahellum, Bull.) que se rior y lleva las yemas. Hemos indicado ya los caracteres que
podria denominar pesiza protea, tan mudable es su forma: separan las auricularias de las tremellas; nada añadiremos
cuando joven , es redondeada como un guisante ; de mas sobre este objeto.
edad se vuelve^ de la figura de una escudilla , después de Las auricularias son sésiles y lo masjcomunmente mem-
una jofaina , y finalmente , en su vejez , es perfectamente branosas. £n su juventud, se hallan aplicadas sobre los
plana. Kslisa al interior, esteriormente vellosa, y especial- troncos de los árboles ó sobre la tierra; pero cuando viejas
mente hacia el borde, es frágil y trasparente como la cera y se desprenden por su borde, y se renversan de modo que la
sus raices no son aparentes. Se encuentra en los bosques por superficie superior se hace inferior, de esta superficie es de
octubre y ama los lugares húmedos especialmente. Se conoce la que se escapa el polvillo. Ninguna especie de auricularia
un gran número de pesizas. El nombre de pesiza viene del es mas hermosa y notable que la tremolloide ; ciñe con sus
griego y significa sostenido sobre un pié. hermosos caracoles dispuestos en forma de anfiteatro los
El carácter genérfco de la múrgura es un sombrerillo sos» viejos troncos; al principio se manifiesta bajo la forma de
tenido sobre un tallo, escavado de numerosas células, en las una costra morena ó rojiza; después, desprendiéndose poco
cuales se hallan contenidas las yemas. El nombre áephallus á poco se renversa, se contornea, se suelda en su longitud,
dado á este género, viene del griego y defigna el órgano y presenta un cuerno derecho con el borde abierto , seña-
masculino de los animales. Las múrguras tienen un pedí- lado de zonas y pelos sobre un fondo amarillento; estos pe-
culo cubierto por un sombrerillo, escavado en su superficie los eran las pequeñas raices que fijaban al árbol la superfi-
de un gran número de fóselas , de las cuales se escapa el cie inferior hecha superior, la superficie opuesta despide
polvillo. una gran cantidad de polvillo. Muchas especies se estienden
La múrgura comestible {phallus escuíentus, Bull.) es co- en láminas y se coloran de zonas subidas que producen un
mún en los bosques y en los prados en mayo y junio. Su soberbio efecto. Algunas tienen la forma de una oreja, de
pedículo es fistuloso de una estremidad á la otra, y comun- aquí el nombre de auricularia, diminutivo de aurícula.
mente rehenchido en su base; lleva sobre los dos tercios de El carácter genérico de la helvella, es el de unos hon-
su longitud un sombrerillo cónico notable por las aredas gos siempre perpendiculares y que no se renversan ni aun
irregulares y profundas que escavan su superficie ; largas cuando viejos; sombrerillo á menudo inclinado , liso por
raices lo atan fuertemente á la tierra. Hay una cavidad ambos lados y frecuentemente señalado por debajo de ner-
blonda y otra morena. Este es acaso el mejor hongo que viosidades salientes que contienen las yemas.
pueda comerse; ambas variedades son igualmente buenas , Todos conocen la existencia de los grupos naturales. La
y su olor es muy agradable. Las múrguras de los terrenos naturaleza ha impreso sin duda á ciertas razas caracteres
arenosos, pasan por las mas delicadas. tales, que deban hacer nacer en nuestro entendimiento la
La múrgura impúdica tiene una figura en estremo capri- idea de familia ó de población sometida á leyes y costumbres
chosa ; en su juventud se halla perfectamente cubierta semejantes; pero en medio de estos grupos, no es raro ver
por una volva blanca, que bien pronto se abre en su vérti- seres que por sus caracteres mixtos, se oponen á toda defi-
ce ; se desarrolla el pedículo y está débilmente unido á su nición precisa , y participan á la vez de las costumbres de
base; es cilindrico , fistuloso, atravesado de una multitud todo lo que los rodea. Los autores sistemáticos se hallan sin
de agujeros de parte á parte; su vértice está cargado de un cesar detenidos por estas consideraciones; se ven casi siem-
sombrerillo escavado de células, y rodeado de una sustan- pre en la necesidad de sacrificar la naturaleza á sus siste-
cia viscosa muy fétida. La raiz de esta múrgura lleva un mas, ó sus sistemas á la naturaleza; los autores que se ciñen
pequeño hongo que se desarrolla cuando queda libre el á pintarla tal como ella es, esperimen^tan menos dificultades,
puesto por la muerte de la primera. «. La conformidad del y obran mejor no teniendo la pretensión de reformarla. Se-
phaüus impúdictts , dice Yentenat, con el órgano de la ge- mejantes á los pintores que no oponen bruscamente los co-
neración en los animales machos, ha hecho sospechar que lores vivos á los oscuros, sino que los emplean por gra-
podía ser útil, ya para exitar , ya para renovar los fuegos dación en tintas intermediarias , colocan entre los grupos
del amor: también los habitantes de muchos países tienen naturales aquellos seres que no pertenecen á ninguno y que
mucho cuidado de recojer los individuos de esta especie todos reclaman igualmente, forman géneros artificiales en
antes de su madurez; los hacen secar al aire libre ó al hu- los que se hallan estas especies heterogéneas ^ no como
mo , los reducen á polvo que mezclan con algún licor espi- siendo de una misma raza, sino como participando de todas
rituoso y hacen tomar una cierta dosis de él á los animales y no pudiendo reunirse á ninguna sin confundir las grada-
machos y hembras cuya raza desean multiplicar.» ciones y destruir la armonía.
El sabio que acabamos de citar testualmente, ha dado á El género helvella ofrece un vivo ejemplo de estos géne-
conocer al Instituto una especie de múrgura, que él deno- ros artificiales. Algunas especies forman hermosos conos
mina phallus induciatus; tiene relación con la múrgura im- derechos de borde entero ó lobulado , ondeado algunas ve-
púdica , pero se diferencia esencialmente de ella por la pre- ces , absolutamente análogas á las pesizas por el porte, pero
fepcia ^e up órgano 4e HH estructura eDtwpiai^nt? notable, ^ue esparcen, como las demás especies <ie \ielyeUa$, sfl
468 ?c
polvillo por la superficie inferior, señalada ú menudo de Aun se aleja mas el hidno ramoso délas dQS primeras es-
nerviosidades y aun de laminitas, carácter que aproxima pecies que hemos descrito. Nace algunas veces sobre los leños
estas plantas á los agáricos. Algunas otras especies unidas podridos, pero con mas frecuencia sobre los que aun vege-
por el Jado, forman masas mas ó menos densas, estriadas tan. En su juventud, tiene el color, la forma y aun el as-
en su superficie inferior de nerviosidades análogas á las de pecto de una coliflor; cuando viejo, se vuelve amarillo y se
que acabamos de hablar, y que se confunden de tal modo con alarga en una multitud de ramos que se dividen, se gubdivi-
Jos agáricos adheridos por el Jado, que sin inconveniente den , se encorvan y llevan en casi toda su longitud un gran
podia componerse de unas y otras un género cuyos caracte- número de pequeñas puntas tanto mas largas cuanto mas
res serian bastante precisos. Hay muchas especies que tie- vecinas son de la estremidad de las ramificaciones. Estas pe-
nen un sombrerillo convexo ó cóncavo, sostenido sobre un quenas borlas de un amarillo dorado, estrechamente atadas
pedículo como la mayor parte de los agáricos y boletos; pero Jasunasá las otras, producen un efecto maravilloso. Al tiempo
no hay debajo del sombrerillo ni láminas ni tubo. Se dife- de la madurez se desgaja de ellas un polvillo de una estrema
rencian todas de las auricularias, en que no se renversan á finura. Esta especie es muy rara. El hidno limpia-oídos, no
medida que se desarrollan. tiene ya relación alguna con Jos primeros. ünpedfcuJo ver-
Por esta esposícíon se vé que las helvellas no se distinguen tical tiene unido por el lado un sombrerillo medio circular
de Jos géneros afines sino por caracteres negativos. No con- y colocado horizontalmente ; de la superficie inferior del
siderando la reunión de Jos caracteres, se podría distribuir sombrerillo salen puntas negras. Este liidno es pequeño y
entre Jas pesizas , Jas auricuJares, Jos agáricos ó boJetos, La cubierto de una multitud de pelos; su color es oscuro ti-
mayor parte de Jas helvellas son bJandas y carnosas, algu- rando como al hollín. Nace comunmente sóbrelos conos de
nas son muy frágiles y trasparentes como Ja cera; Jas hay pino silvestre, cuando hace algún tiempo que han caido á
que lanzan su polvillo por un movimiento elástico; las unas tierra. Conduce aun á anomalías mas marcadas ei hidno
crecen sobre la tierra, las otras son parásitas, muchas viven Jimpia-oidos; algunas especies tienen absolutamente la for-
en sociedad, las otras son solitarias. Se conoce un gran nú- ma de los boletos un sombrerillo espeso sostenido sobre un
mero de ellas; pero los autores las han confundido á me- pedículo central; tal es el hidno escamoso; tiene eJ color del
nudo con los géneros afines. Helvella significa en latin lo hollín, su sombrerillo es convexo y mosqueteado de negro,
que llamamos yerbas menudas ó pequeñas legumbres ; es un su carne es densa , sus puntas blancas al principio, cuando
diminutivo de olus, que Jos antiguos pronunciaban helvas. viejas se vuelven morenas, su pedículo tiene algunas veces
Los latinos se servían también de la palabra /¡efoíis para de- cinco pulgadas, longitud igual al diámetro del sombrerillo.
signar una cierta gradación de color amarillo. Crece en los bosques sobre la tierra.
El carácter genérico del hidno es sombrerillo erizado por Para completar finalmente la historia de este género, en
debajo de pelos ó papillas seminíferos. Este género es per- el cual delinea Ja naturaleza las formas de los boletos, de
fectamente distinto y aunque difiere poco de Jos boletos, las pesizas y de Jas cJavarias, citaremos el hidno ciatiforme
jamás se podrá equivocar con estos, porque se manifiesta en que nace entre Jas verduras y destrozos de hojas muertas
todas Jas especies Ja gradación característica. Los liidnos co- en Jos bosques de grandes árboJes. Esta Jinda especie de
mo la mayor parte de los hongos, pueden dividirse en dos color de hollín y que tiene Ja forma de un embudo, no está
grupos: el uno siempre es parásito, al contrario el otro está jamás aislada: con frecuencia se ven veinte individuos agru-
compuesto de especies que nacen , viven y mueren en la pados unidos los unos á los otros, y aun engeridos juntos
tierra. Kstas costumbres son constantes, y á pesar de la gran- de modo que tienen una existencia común. Sus ped/cuJos
de íemejanza de Jas especies, jamás un individuo de un son muy cortos, sus sombrerillos cóncavos, velludos y seña-
grupo adoptará Jas costumbres del otro. lados de zonas morenas sobre sus bordes que tienen un cor-
Los hidnos se presentan bajo muchas formas diferentes , doncillo blanco y son irregularmente cortados. Sus puntas
y hay á primera vista aJgun trabajo en reunírJos bajo la son finas, numerosas, muy distintas y morenas. Otras mu-
misma denominación genérica; pero cuando se Jos examina, chas especies se parecen en cuanto á la forma á este hidno.
se reconoce que habría aun mayor dificuJtad en separarlos. Es digno de notarse que en medio de tantas variedades y
Todos tienen un sombrerillo cuyo espesor y forma varían ; modificaciones, permanece perfectamente intacto el carácter
pero en todos la superficie inferior está erizada de filetes genérico. Además de las especies que acabamos de indicar,
delgados ó carnosos cargados de polvillo. se cuenta aun un número bastante grande.
En el hidno barba de Job, el sombrerillo no es sino una El carácter genérico de la fistulina, es sombrerillo guar-
membrana aplicada sobre las ramas muertas por su super- necido interiormente de una multitud de tubos distintos
ficie superior; Ja superficie inferior lleva mamelones blan- que contienen las yemas. No se diferencia este hongo de
cos que se alargan, se dividen y subdividen , presentando los boletos sino porque sus tubos están separados; carácter
en su mayor desarrollo una multitud de filetes de un ama- muy ligero para formar un nuevo género , si se considera
rillo rojo. El hidno membranoso vive igualmente sobre las especialmente que no lo constituye sino una especie. Se há
ramas muertas, y no difiere del precedente sino por su co- dado á la fistulina el nombre específico de lengua de buey
lor mas aleonado y sus aguijones espesos , cilindricos y cor- (fistulina huglosioides, Bull.) , á causa de su forma , de su
tos. Pero el hidno erizo, que no crece sino en Jas cicatrices consistencia carnosa y redondeada por sus bordes y de su
de las viejas encinas, presenta un exterior muy diferente color rojo. Se cria entre Jos árboJes vivos, pero mas ordina-
del hidno barba de Job. Alargándose algunas veces como riamente sobre Jos viejos troncos y varia sus dimensiones.
un largo pedículo, un sombrerillo carnoso suspende en En su juventud está su superficie saJpicada de pequeñas
Jos troncos podridos una barba formada de largos y nume- rugosidades que vistas con un lente parecen rosetas. En su
rosos filetes, espesos en su origen , delgadísimos hacia su vejez se vuelve blanca su parte inferior, y en su decrepi-
estremidad, de bordes blancos, colorándose después de un tud, toma un tinte amarillo un poco rosado. Los pequeños
tinte amarillento. Esta hermosa producción tiene algunas tubos aislados que cubren esta superficie se esparraman en
siete pulgadas de diámetro, cuelga hacía el suelo y parece su vértice y esparcen un polvillo blanco; su carne es espe-
á una borla de oro. sa, jaspeada y rojiza; cuando se corta, sale de ella una
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agua semejante á la en que se hubiese lavado carne : este una larga existencia y afecta formas muy variadas. Es apla-
hongo unas veces está unido por el Jado , otras se haJla sos- nado, nudoso, ondulado, de forma de cono, en cilindro, en
tenido sobre un pedículo escéntrico habitualmente muy casco de caballo cuando viejo y se estria de sulcos á menudo
corto. muy profundos y dispuestos en zonas. No es mas constante su
El carácter genérico del boleto , es el de un sombrerillo color que su forma, es blanco, parduzco, leonado mezclado
acrivillado inferiormente de una multitud de poros muy de gris, atabacado , rojo moreno, moreno negruzco , y con
aproximados, que contienen las yemas. Las puntas que frecuencia orlado de un cordoncillo rojo, como el cinabrio.
erizan la superficie inferior de los hidnosse ensanchan y se Si el boleto ongulado, dice Bulliard , no tiene á primera
reúnen en los boletos para formar tubos. En estos como en vista nada de muy notable en su forma ni en su color , por
los hidnos, es constante el carácter; en algunas especies, á los diversos sulcos circulares de que está escavada su super-
la verdad, tales como el boleto bienal, la pared de los tubos ficie , cuando cuenta algunos años de existencia, nos ofrece
se rompe y prolongándose en"punta, dá á los boletos la un fenómeno digno verdaderamente de toda nuestra aten-
apariencia de hidnos; pero se reconoce fácilmente su or- ción. Entre estos sulcos, hay siempre uno muy profundo
ganización , y cesan las dudas observando Ja inserción de que señala la estación en que está en una verdadera inercia
los tubos. Ja vegetación, y hay otros ordinariamente en número de
Pocas especies en los hongos, como se ha visto hasta cuatro , cinco, algunas veces seis, y aun mas, que no son
aquí, tiene» una forma constante. Los boletos sufren la sino superficiales, y que por intervalos mas ó menos con-
ley común ; se presentan bajo aspectos del todo singulares siderables que se hallan entre ellos, indican las diversas
y caprichosos. Se les creería al verlos, mejor el objeto de épocas en que ha estado la vegetación en mayor actividad.
un juego ó de un capricho de la naturaleza , que el resul- Cada año se repite el mismo orden de cosas , de modo, que
tado de un plan determinado. En algunos , el sombrerillo sea cual fuere la forma de este hongo , es fácil conocer su
es llevado sobre un pedículo central; en otros sobre un edad, como se conoce la de un ciervo por el número de los
pedículo excéntrico , en la mayor parte no hay pedículo, anillos de sus cuernos, y aun se puede saber en que estación
y el sombrerillo está adherido por el lado. El sombrerillo ha sido desprendido del árbol que le ha dado nacimiento.
es unas veces convexo, cóncavo otras, tan pronto se alarga Para lograrlo es necesario acordarse que cada muesca pro-
á manera de lengua espesa y carnosa, tan pronto se dibuja funda es la señal de un invierno. De consiguiente este bo-
en cono formado de capas sucesivas y creciendo con una es- leto tendrá tantos años cuantas sean estas muescas; no
pecie de regularidad, 'también varían mucho el espesor, el podrá equivocarse uno sino en el primer año de su exis-
volumen y la consistencia. Pero en el colorido es en lo que tencia, que no siempre es distinto del segundo, porque ,
ha desplegado la naturaleza todas sus riquezas. No brillan como lo hemos dicho mas arriba, afecta este hongo, cuando
tanto las flores que colora el sol de la zona tórrida como nace, formas algunas veces muy caprichosas. Se conocerá
algunas especies de boletos; con frecuencia resplandecen también que se le ha separado del árbol por primavera,
sus sombrerillos con colores opuestos, algunas veces están cuando no haya todavía sulco superficial entre el bienal ó
pintados de tintas oscuras, otras de tintas ligeras y fuga- anual, y el borde inferior de este hongo; que se le ha des-
ces , y combinando muchas los colores vivos con sombras prendido en verano, cuando además de la señal anual, se
delicadas, presentan zonas variadas comparables al iris. puedan contar dos ó tres sulcos superficiales; al fin del ve-
rano ó á principios de otoño, cuando haya una multitud de
Los boletos pueden dividirse del modo siguiente. La pri-
pequeños sulcos, y se vea él diámetro de las capas interiores
mera división comprenderá los que están unidos sobre el
dirijirse menos hacia delante que las primeras; hacia el
Jado , ó cuyo pedículo es excéntrico. La segunda , aquellos
fin del otoño finalmente, ó en invierno, cuando empezando
cuyo pedículo es concéntrico, y cuyos tubos, no adherién-
por la zona primaveral, que ordinariamente se dirije mas
dose sino débilmente al sombrerillo, pueden desprenderse
adelante en forma de rodete espeso, se cuentan otras mu-
fácilmente de él. La tercera, aquellos cuyo pedículo es igual-
chas mas estrechas, cuyo diámetro disminuye por grados
mente concéntrico, y cuyos tubos se adhieren fuertemente
hasta la última , que ordinariamente es mas delgada que
al sombrerillo y hacen cuerpo con él.
todas las demás.
El boleto sulfurino y el ongulado , merecen un lugar en
estos estudios, el primero porque ninguno brilla tanto; el Esta observación de Bulliard es en estremo importante
segundo, porque ninguno es mas útil. Ambos están pegados para la física y la anatomía vegetales. Estas capas sucesivas
por el lado. Él boleto sulfurino crece sobre los troncos de que aumentan Ja masa de este boleto, son análogas á Jas
árboles vivos ó muertos, sobre las estacas y en las viejas hojas leñosas que se forman y se cubren sucesivament» en
maderas; es anual y varía mucho en sus dimensiones y sus Jos grandes vegetaJes dicotiledones.
formas. Sus tubos son muy cortos y tan estrechos, que El boleto ongulado, cuando es joven , tierno y hebroso,
apenas son perceptibles; es espeso y blando, lisa su super- suministra la sustancia con que se detienen las hemorragias.
ficie y su color es el del oro. La vejez empaña su brillo , se Para emplearla en este uso , se escojen los individuos que
vuelve de un gris agamuzado ; pero en su decrepitud , se ofrecen mas superficie ; se les separan los tubos, se corta lo
adorna de nuevos colores; su carne se vuelve roja como la demás á pedazos, se le golpea con un mazo cuidando de
sangre , y su sombrerillo toma el mismo matiz al momento humedecerlo de tiempo en tiempo con agua, después se le
que esperimenta el menor manoseo. El color del boleto sul- deja secar , y en este estado, se continúa mazándolo, hasta
furino , es una mezcla de el del hongo y del azufre, cuyo que sea en estremo suave y pastoso entonces puede apli-
colorcasieslo mismo. carse exactamente sobre los vasos y tapar su orificio. De
El boleto ongulado es el con que se hace la yesca , y es este modo es como se logra según la opinión de algunos au-
necesario no confundirlo con el boleto yesquero, cuyo tores. Este mismo boleto suministra la yesca. Se Ja prepara
nombre específico seria mejor aplicado, si designase la es- como acabamos de decir, con la diferencia de que se hace
pecie que vamos á describir. El boleto ongulado nace en el disolver un poco de salitre ó de pólvora en agua, en que se
fresno, en la haya, en el álamo, en el castaño de Indias, en hace macerar.
el cerezo, en el cirue, y sobre otros muchos árboles; tiene El boleto ramoso es del mismo grupo que los dos prece-
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denles; pero se diferencia de las demás especies por sus di- Generalmente , los agáricos tienen colores oscuros y lí-
visiones ramosas, cilindricas y cubiertas de tubos en toda su vidos , su aspecto es triste , su olor desagradable, sus jugos
superficie; es parásito. En la segunda sección , se advierte venenosos ó nocivos; algunos engañan al principio; al ins-
el boleto anaranjado {boletus aurantialm, Bull.), cuyo pe- tante que uno se los mete en la boca, nada tiene su sabor que
dículo es grueso y cargado de puntas ásperas, el som- disguste, es dulce y apetecible; pero bien pronto se con-
brerillo es ancho, espeso, abovedado y de un color rojo vierte esta dulzura en una acritud insoportable, y seria una
anaranjado, cuyos tubos son blancos, largos y estrechos. En imprudencia el no despreciar estos jugos siempre sospe-
su juventud es bueno para comer, se vuelve rojo oscuro , chosos y á menudo emponzoñados. El género agárico com-
se tizna de manchas subidas y pierde todo su sabor. Crece prende una multitud de especies, que se pueden reducir á
en la tierra. El boleto bronceado {boletus wreus, Bull.) grupos de modo que se facilite su estudio.
llamado en algunos paises cepa negra, es también muy La primera división comprende los agáricos sésiles, ó
bueno para comer; su pedículo es cilindrico igualmen- cuyo pedículo está inserto al lado del sombrerillo. La se-
te denso en toda su longitud y cubierto de tiras rojas di- gunda división, 1." los agáricos de pedículo central fistuloso;
bujadas como mallas de una red; su sombrerillo es de un 2." los de pedículo central, lleno , desnudo y de hojas lan-
moreno negro sombreado con un ligero tinte rojo: su carne ceadas: estos se subdividen en especies lactescentes y no
es consistente, espesa y sus tubos cortos, de color amarillo lactescentes; 3." los agáricos cuyo pedículo es central, lle-
de azufre. Crece en la tierra. El boleto comestible deno- no, desnudo , y cuyas hojas son libres; 4.° los agáricos con
minado , según los paises, cepos, cepa, chirivias, etc., es golilla y sin volva; 3.° los que tienen volva pero no golilla;
esquisito y no daña sino cuando se come con esceso. Su 6.° los que tienen uno y otra. El agárico laberintiforme es
pedículo es muy espeso , ancho su sombrerillo, abovedado de la primera sección, lo mismo que el agárico estíptico. Ya
y teñido de una mezcla de moreno, amarillo, ó de rojo; hemos descrito el primero, y pasamos al segundo.
su carne blanca consistente , espesa, sus tubos alargados, Este hongo crece sobre los troncos de los árboles corta -
blancos al principio y que con la edad amarillean. La carne dos horizontalmente; su forma es la de una oreja humana,
de muchos boletos cambia de color cuando se corta. Este sus bordes redoblados hacia abajo , su superficie es seca, su
fenómeno no tiene lugar en el boleto comestible , y este es carne blanda ; tiene un pedículo lateral muy corto, muy
un carácter que lo separa de algunas especies bastante se- ensanchado en la parte superior y continuo con el sombre-
mejantes por otra parte. El boleto comestible nace en la su- rillo; su color es amarillo deslucido. Algunos instantes des-
perficie de la tierra. pués que se masca este hongo, estrecha el gaznate y pro-
En la tercera división se nota el boleto frangeado. Su duce una estrangulación, como haria el alumbre ó el
pedículo es lleno y sólido , su sombrerillo delgado , unas vitriolo; es probable que si se tragase , produciría funestos
veces convexo , otras cóncavo y aun á manera de embudo, efectos. En los bolelos de pedículo central fistuloso se nota
sus bordes frangeados é irregulares. Es de un color de hollín el agárico amargo. Nace en las orillas de los caminos, en los
claro y jaspeado de zonas morenas, sus tubos son anchos, bosques y busca la sombra; su sombrerillo es al principio
desiguales y muy adherentes. Este hongo vive casi siempre orbicular, después se vuelve cóncavo; su superficie es seca,
en sociedad. Se le halla sobre la tierra , en la que forma su carne delgada, encorvadas sus láminas, rara vez ente-
grupos tan apretados, que se sueldan los sombrerillos y no ras , siempre verduzcas; el pedículo es un poco tortuoso.
forman sino uno sostenido sobre muchos pedículos. El olor de este hongo es muy agradable, pero muy amargo
Pasemos en silencio un gran número de especies muy in- su sabor; por esto jamás es presa de los gusanos ó de los insec-
teresantes, pero que no pueden describirse en unos estudios tos. Al lado está el agárico acuoso sin olor; y que al princi-
tan rápidos. Solo añadiremos una palabra. Son infinitas, las pio tiene un gusto bastante agradable; pero si se tiene mucho
especies de un gusto agradable y que no son dañosas; pero tiempo en la boca, deja en ella un fastidioso olor de chinche.
aun son en mayor número las especies venenosas ó sospe- En los boletos de pedículo central, lleno, desnudo , con
chosas. Es pues necesario ser en estremo reservados en el sombrerillo de hojas curvilíneas, de carne lactescente, se
uso de estos vegetales. Bulliard creia que los boletos cuya halla el boleto matador. Rara vez tiene mas de cuatro pul-
carne es tierna no son peligrosos. Nos remitimos á su obra; gadas de altura ; al principio es redondo , bien pronto se
en ella se hallarán cuantas noticias se deseen sobre esta ma- vuelve cóncavo se despelusa completamente y no creciendo
teria. La etimología de la palabra bolelo no es bien conocida. sino de uii lado, ofrece el aspecto de un cuerno. Las hojitas
El carácter genérico del agárico es sombrerillo laminoso enteras forman un rodete en su inserción al pedículo; su
en la parte inferior ; láminas gemmíferas. Un sombrerillo carne es consistente; los insectos no se alimentan de él; su
sésil algunas veces, sostenido otras-sobre un pedículo late- jugo blanco como la leche es tan acre, que produce en la
ral, pero con mas frecuencia un sombrerillo sostenido sobre lengua los efectos de una quemadura. Linneo y otros mu-
un pedículo central; láminas que recorren como radios la chos autores han confundido este hongo con el agarkus de-
superficie inferior de dicho sombrerillo; un polvillo pegado liciosus.
á estas láminas; tales son los caracteres de este género en En los boletos no lactescentes, se nota al agárico mon-
los individuos perfectamente desarrollados. Hay no obstante tes. Se encuentra comunmente por mayo y junio en los
algunas especies que difieren poco de los boletos. Las lá- barbechos y en los bosques; su superficie es seca y se parece
minas se alargan del centro á la circunferencia , se encuen- á la piel de ante; su sombrerillo es redondo en el estado de
tran, se anatomosan y forman mallas que se podrían tomar juventud ; su carne es espesa, sus hojas apretadas, estre-
por poroso tubos muy dilatados. Estos dos géneros se con- chas terminadas en puntas en dos estremidades; su pedículo
funden en sus límites. La graduación se deja percibir en el está rehenchido en su estremidad interior continua con la
agárico laberintiforme, parásito que tan pronto presenta lá- carne,del sombrerillo. Tiene un sabor muy agradable y un
minas , tan pronto tubos, unas veces láminas y tubos á la olor muy penetrante. Se hace uso muy frecuentemente de
vez, y otras tubos caprichosos que no son sino estas dos él. En los agáricos cuyo pedículo es central, lleno, desnudo,
formas alteradas y confundidas, y resulta, según los indi- y cuyas hojas son libres, se distingue el agárico de color de
YÍduQS. boleto, agárico, ó uno y otro á tjn tiempo, ^zuf^e. Se eqcuentr^ bastonee cqmyomente eq (os l>osque§
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por setiembre y octubre. Siempre \iene solo sobre la tier- una golilla, y que por consiguiente son aquellos cuya orga-
ra ; su superficie es seca y no puede pelarse; su sombrerillo nización es la mas complicada. Describiremos dos especies
está terminado ordinariamente por un mamelón en su ju- que por su semejanza de forma y muy opuestas propiedades,
ventud ; pero en su vejez el mamelón se cambia en una ca- merecen llamar nuestra atención.
vidad ; sus hojas son raras, entre dos hojas enteras, se ha- En el mediodía de Europa se halla con bastante frecuen-
llan casi siempre tres partes de hojas. Las hojas tocan al cia en los bosques el agárico anaranjado, cuyo gusto es de-
pedículo, y aun tienen en él una pequeña adherencia ; es licioso, y que no es nocivo. Se presenta al principio bajo la
notable al pedículo en su superficie y en el interior por las forma de un huevo; una membrana blanca y espesa lo cu-
fibras longitudinales y tortuosas de que se compone su car- bre totalmente , esta es la volva; dicba volva se rompe , y
ne. Este hongo tiene un olor cadaveroso. Vienen en segui- aparece el sombrerillo, que es de un hermoso color rojo
da los agáricos con golilla sin volva. Antes de pasar mas anaranjado; continua desarrollándose hasta que ha ad-
adelante, observaremos, que por golilla se entienden los res- quirido cuatro ó cinco pulgadas de diámetro; su superficie
tos de una membrana que forman un anillo al rededor del es seca , se pela fácilmente , y está matizada por sus bordes
pedículo. En su origen esta membrana era continua con los de otras tantas tiras subidas como tiene hojas; su carne es
bordes del sombrerillo; pero llegando este á dilatarse, hace continua con el pedículo que está rehenchido á modo de
reventarla membrana cuyos vestigios subsisten mucho tiem- bulbo en su base ; conserva largo tiempo su golilla y rara
p o , y se hacen un carácter tan fácil de comprender como vez pierde su volva; sus hojas blancas algunas veces , pero
importante en la historia de esta sección. Aquí se coloca el mas ordinariamente amarillentas, son un poco franjeadas;
agárico comestible [agaricus edwKs , Bull.), demasiado cono- las unas se estienden del borde del sombrerillo al pedículo,
cido para que sea necesario describirlo. las otras se detienen á la mitad del camino. Las láminas es-
Pasamos á la quinta sección que comprende los agáricos tán tan fuertemente adheridas á la carne del sombrerillo
con volva y golilla. De este número es el agárico volváceo. que es difícil quitarlas sin desgarrarlas. El agárico pseudo
En su juventud está encerrado todo entero en la volva que anaranjado tiene un gusto y olor muy agradables; pero es
él entreabre poco á poco. Su sombrerillo es el principio de un violento veneno. En su juventud no tiene la forma ovoi-
un tinte moreno igual; cuando viejo , se abigarra de mo- dea; su volva es incompleta , es decir que no cubre per-
reno y blanco ; tiene poca carne; las hojas son desiguales ó fectamente su sombrerillo; su pedículo es mas fino y mas
blancas; envejeciéndose toman el color del salmón. Las ho- alto que en agárico anaranjado; su piel mas espesa; sus
jas enteras son poco numerosas; van á terminar á algunas hojas son siempre blancas. Los restos de su volva quedan
líneas de distancia del pedículo, este es desnudo y continuo con frecuencia adheridos á la superficie de su sombrerillo
con la carne del sombrerillo. Este hongo no tiene nada de como manchas blancas; pero sucede algunas veces, que
desagradable al principio que se prueba; pero algún tiempo envejeciéndose desaparecen estos colgajos; da esto funes-
después que se ha mascado deja en la garganta una acritud tas equivocaciones. Todo lo demás es lo mismo que en el
insoportable. agárico anaranjado. El único carácter cierto es el de la vol-
va; cuando es bien conocida es imposible errar.
Hemos llegado finalmente á la sexta y última sección ,
que |;omprende los agáricos provistos de una volva y de

Física—Óptica.
Los espectros luminosos.
Todo induce á creer que ya en la mas remota antigüedad convidados un joven llamado iJciiert, que añadió mas tarde
era conocido el secreto de producir imágenes fantásticas. la sílaba son á su nombre , siendo conocido en lo sucesivo
Algunos historiadores han pretendido que los sacerdotes por el de Robertson. «Vivo, estudioso y emprendedor, dice
egipcios se servían de artificios análogos á los de la fantas- Waldech , pidióme Robertson mi secreto. Como yo era ri-
magoría para aterrar á los que iniciaban en los misterios co , y solo trabajaba por gusto, se lo coníié, y hasta le ayu-
de Iris y de Céres; lo que nada tiene de inverosimil, ma- dé á establecer su espectáculo en un salón de la capital; le
yormente cuando se ha descubierto una especie de linterna pinté algunos cristales y hasta le escojí un artista al que
mágica en las ruinas de Herculano, y un lente en un anti- enseñé los medios que debian emplearse para obtener el
quísimo sepulcro romano. Pero lo verdaderamente cierto efecto deseado en la pintura trasparente. Esta novedad,
es, que en el último siglo , se representaban con toda obtuvo, como era de esperar , un gran resultado.» Wal-
perfección las imágenes fantasmagóricas. Los Sres. Waldech deck , venerable nonagenario, á quien hemoP^rísto última-
y Robertson en Francia , y el monje reformado Grundlen mente con el pincel en la mano delante de su cabellete , se
en Holanda, parecen haber sido los primeros en sacar ha tomado la molestia de demostrarnos los aparatos y las
partido de la fantasmagoría para las diversiones públicas. pinturas que empleaba Robertson. El mismo ha perfeccio-
En 1796 descubrió Waldech que pintando de negro el nado después la fantasmagoría, alcanzando en ella efectos
contorno de las figuras trazadas sobre el cristal para la lin- de una ilusión verdaderamente arrobadora; los fantasmas
terna mágica, se obtenia su aislamiento completo en la pared que hacia aparecer Robertson en 1798 eran producidos por
d en la tela tendida de que se hace uso en tales casos. De este el instrumento conocido en física bajo el nombre de Fan-
modo ejecutó el retrato de pié de Luis XVI é hizo aparecer tascopio. Las imágenes pintadas con suma delicadeza, es-
la sombra del rey en una de las reuniones semanales que da, taban vivamente iluminadas por una luz refrectada y pro-
ba un aficionado residente en la capital. Habia entre los yectada por medio de una combinación de lentes en un
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gran fondo blanco interpuesto entre la escena y los espec- pió tiempo la veremos al lado de nuestra propia imagen.
tadores. Estas imágenes se dilataban á voluntad del opera- Si esta persona estiende los brazos, parecerá abrazar nues-
dor, y su sucesivo aumento parecía demostrar que los per- tra imagen , pero en realidad solo abrazará el espacio:
sonages se iban adelantando hacia el espectador. Muchas acuchillará al vacío con un arma cualquiera, y parecerr
veces empleaba dicho físico dos aparatos análogos á nuestro atravesar nuestro cuerp^^. Hé aquí todo el principio de laa
Mcíjascopio actual, encarados en cada lado con un trasparen- apariciones fantásticas ; el espectro del teatro no es mas que
te: el primero proyectaba la decoración: un cementerio por esa imagen imaginaria resulta rite de la reflexión de los rayos
ejemplo ó unas ruinas; el segundo reproducía e! fantasma luminosos conocidos en la ciencia con el nombre de imagen
que se veia dibujar primero vagamente en las tinieblas y virtual.
adelantarse después hasta cerca de los espectadores. Esos La imagen virtual producida en un cristal sin azogar os
fantasmas iluminados con arte, tomaban un tinte tan pronto muy débil. Sabido es que los efectos luminosos resultan del
lívido como rojizo , que era siempre de un grande efecto; contraste ; la llama del gas es brillante al lado ó cerca de la
y Robertson que procuraba por su parte impresionar aun de una vela, y es rojiza y apenas visible cerca de la luz eléc-
mas al espectador , hacia producir en todas partes rumores trica. Se distingue poco la imagen virtual en un cristal sin
siniestros imitando al trueno . la lluvia y el chirrido de los azogar, porque los rayos luminosos que pintan por decirlo
buhos. Hasta logró después Waldech, al ejecutar por sí mis- así en él á la persona, no son mas intensos que los que pro-
mo todas sus concepciones, poner en movimiento á la vez , ceden de todos los puntos del salón. Basta pues, para que
hasta mil quinientas figuras, en cuyo desempeño hacían el la imagen resulte brillante , corregir el inconveniente debi-
principal papel, ó producían toda la ilusión concebible, la litando la luz del salón é iluminando vivamente la persona
luz y la perspectiva. La pantalla empleada por Waldech que se quiera hacer aparecer. La imagen se presenta enton-
tenia cien metros de superficie, y las figuras y vistas admira- ces tan brillante como en un espejo.
blemente pintadas, dejaban una impresión profunda en Entonces para producir una ilusión completa en el es-
el ánimo del espectador. pectador, no falta mas que hacer de modo que se vea la
Los espectros que llaman hoy dia la atención en los prin- imagen ocultando la persona, esto es que se vea el espectro
cipales teatros de Europa , tienen un origen diferente , pero sin distinguir al actor, y esto se logra muy fácilmente. Se
nos vemos obligados á confesar que hacen quizás menos colocan los actores bajo la escena en el primer escotillón, y
impresión en el auditorio de la que producían las imágenes se inclina el cristal colocado encima de ellos, hasta que re-
fantasmagóricas. Los espectros que hemos visto en nuestros ciba los rayos que los iluminan vivamente y pueda trasmi-
teatros son producidos simplemente por los actores cuya tirlos al salón.
Imagen se refleja en un espejo. Este medio , en apariencia Esplicado el artificio, se comprenderá perfectamente lo
mas sencillo , es muchas veces mas costoso , pero tiene la que se vé por ejemplo, en el último acto del Secreto de miss
ventaja de prestarse mejor á las exigencias de la escena. Aurora. Se abre un escotillón para dar paso á un gran es-
Parece que fué empleado por vez primera en 1798 por un pejo de cuatro metros cuadrados. Este espejp trasparente y
tal Beer. En I808 Dircks lo puso otra vez de moda en Lon- perdido en la penumbra de la escena, no es visto por el pú-
dres y pretendió disfrutar del privilegio de invención; pero blico. El actor que desempeña el papel de James Conyers,
así como Beer empleaba dos espejos refractores, Dircks úni- se tiende tranquilamente sobre un banco de césped- en el
camente se servia de uno. Posteriormente Popper multiplicó primer plano inferior de la escena á poca distancia de! cris-
las apariciones de espectros al otro lado del canal de la tal , se le ilumina vivamente por medio de dos luces de re-
Mancha y ahora apenas hay teatro que no dé espectáculos verbero, é inmediatamente su imagen queda pintada arriba
de esta clase. No hace mucho tiempo que el citado Popper en el espejo inclinado debidamente.
valiéndose sin duda de un retrato , hizo aparecer en Poly- El actor no debe recorrer detrás del cristal sino la distan-
teclmic inslüulioii, y en presencia del príncipe de Gales, á cia señalada de antemano y herir el espacio con el hacha y
una persona de su servidumbre. se produce la ilusión. Para hacer desaparecer el espectro ,
Gomo quiera, estamos en la persuacion que la ciencia basta que cese de estar iluminado el actor y viceversa. Los
puede obtener todavía efectos mucho mas interesantes. El fantasmas que acompañan el espectro de James Conyers son
público contempla esos espectros sin emoción. Nosotros no producidos por otros espejos colocados á los lados. Los fan-
hemos visto aparecer ni el espanto en los semblantes, ni tasmas de carne y hueso, colocados debajo del escenario, se
pintarse el asombro en los ojos de los mas impresionables. reflejan en los espejos.
Esas sombras no hacen vibrar ninguna fibra y apenas causan Se comprenderá fácilmente que los espectros evocados de
impresión , porque evidentemente muestran demasiado lo este modo , no siendo en definitiva mas que unas imágenes
que son. Verdad que los ausilia alguna vez el arte dramá- idénticas á las que vemos todos los días en nuestros espe-
tico, pero siempre falta aquel tinte sombrío, aquel tono jos , tienen las formas demasiado pronunciadas, demasiado
lúgubre y vago que exigen unas apariciones. patentes, y estos espectros pecan por esceso de realidad.
El modo de producir estos espectros se comprenderá fá- Convendría ver antes vacilar en la sombra una forma vapo-
cilmente. SFse coloca una persona delante de un cristal sin rosa é indecisa. Debiera crecer, trasformarse y dejarse ver
azogar perfectamente incoloro , verá su imagen detrás del como saliendo de una nube sombría; debiera adelantar len-
cristal á una distancia igual á la en que se habrá colocado; tamente con rostro siniestro , en medio de una atmósfera
verdad es que aparecerá muy débil y poco visible, pero se lívida, desaparecer de repente para volver á aparecer en-
distinguirá muy bien; de esto modo vemos, viajando de seguida. Pudieran obtenerse estos efectos, sacando un par-
noche en ferro-carril, nuestra propia imagen reflejarse en el tido conveniente de la luz por medio de vidrios de colores.
cristal de la portezuela y correr en el espacio. Suponga- Seria fácil proyectar tintes verduzcos en ciertas partes del
mos ahora que otra persona pasa por detrás del cristal y se cuerpo , rojizos en los ojos y azulados en otras partes. Es
detiene precisamente á la misma distancia en que nos ha- evidente que los fantasmas actuales están únicamente en la
llamos nosotros al otro lado y la veremos distintamente, infancia del arte; y por lo que hace el perfil, harto mani-
porque el cristal sin azogar nos lo permitirá y al pro- fiesto de los contornos, fuera fácil remediarlo quemando
473 K
Incienso diilante dol actor , aun mezclado , en caso necesa- tanto no tenemos derecho para ser muy exijentes; pero no
rio, con alguna sal química ó acompañado de alguna llama lo es menos, si se desea obtener un justo y legítimo aplauso,
de Bengala de color apropiado. La nube se reproducirla en que deben producirse fantasmas que hieran vivamente la
-el espejo y daria al espectro la apariencia vaga é indecisa imaginación , espectros cuya lívida faz tenga algo del otro
que le falta. Las apariciones de nuestros teatros reclaman mundo , cuyos ojos hundidos lancen rayos , apariciones que
imperiosamente un artista que reúna á los conocimientos y hielen de espanto al auditorio y persigan con su recuerdo al
esperiencia de un buen físico , los que son necesarios para espectador hasta su casa y vayan frias 6 inmóviles á sen-
dirijir los efectos escénicos. tarse en la cabecera de su cama en medio de las sombras de
Verdad es que la aplicación de las imágenes virtuales de la noche. Estos espectros la ciencia puede evocarlos: tal es
los físicos al arte teatral no ha Fieclio mas que^nacer ; y por nuestra creencia.

Zoologííi.
La estrella marina.
Existe en los límites del mar , junto á las playas que las pan de una vida común para el resto de su cuerpo. Si en
olas azotan sin cesar, una población tan numerosa como los estremos límites de la playa , se hallan algunas rocas mi-
interesante. Esta población que habita entre las rocas y las nadas por las olas , ó bien si con un ligero esquife no es dado
playas que solo quedan en descubierto durante las grandes acercarnos á los arrecifes inmediatos, podremos apreciar
mareas, es generalmente poco conocida; pero si nos es dado todavía mejor toda la variedad de aquel espléndido museo
poder asistir á una de esas grandes mareas del equinoccio zoológico. Bajo las cornisas mas salientes de los peñascos,
que , ciertas circunstancias astronómicas, unidas á la direc- veremos , ocupando cada imo sti lugar, las esponjas , los
ción del viento, puedan hacer todavía mas fuertes, e n - alciones, los polipodios y las ascidias sencillas que permiten
tonces podremos gozar ver su estructura in-
de un espectáculo en terna al través de su
estremo curioso é in- diáfana concha. No
teresante. Las rique- parece sino que uno
zas que el mar oculta, tenga á la vitta las ri-
se multiplicarán bajo cas decoraciones de la
nuestrasplantas y ape- morada de los Nerei-
nas el ©jo podrá abar- das , tal como la ha
car la variedad y nú- pintado la imagina-
mero de los seres que ción de los poetas.
ante él se mostrarán. En los mismos bor-
¡ Cuántas yerbas ma- des de la roca, ó bien
rinas, cuantos pólipos levantando a l g u n a s
que tal vez en el es- piedras, podremos ver
pacio de muchos años ;Í elhaliótidecujonom-
no habían estado en bre derivado del grie-
contacto con el aire , go, significa oreja ma-
veremos brillar á la luz rina; es un gran mo-
del sol! ¡Qué colores luscogasterópodoalgo
tan vivos y variados! parecido al caracol,
¡Qué formas tan raras pero su concha en for-
y caprichosas! Si nos ma de oreja es naca-
detenemos delante de rada en el interior y
esas ligerísimas ovas, c'e un color gris pardo
al parecer admiradas en el esterior ; por lo
de su propio reposo, común esta superficie
cuanto por tanto tíem- E^i^gH,^ j ^ ,^.,. externa está cubierta
po se han mecido mue- de polipodios y de ser-
llemente en el lecho de las aguas, sus hojas en forma de pulos, gusanos tranquiodelos, que la hacen para el natu-
chapas tan suaves como lucientes, nos recordarán el brillo ralista , mucho mas precioso que el nácar del interior. Los
y la finura de las mas ricas pinturas en esmalte; pero si simples aficionados á recojer conchas, casi siempre hacen
descendemos á un examen prolijo y atento, no podremos saltar por medio del ácido nítrico esta corteza exterior
menos de reconocer unos pequeños moluscos agregados d-e pasa hacer visible el nácar , como se hace también con el
la clase de los ascidias , especie de conchas bivalbas, consi- lur})ú!t , género de moluscos gast°rüpodos y con varios otros
deradas en otro tiempo como unos pólipos y conocidos con mariscos. Pero por brillante que sean, este nácar le sobrepuja
el nombre de alciones. Cada pequeño íloron , está formado en mucho el brillo de una concha del estrecho de Magalla-
deHina numerosa reunion^ó agregado de esos pequeños ani- nes, ya' común hoy dia en las ('olecciones, y á la que se da el
males, los cuales provistos cada uno de una boca , partici- nombre de lialiotide-iri.s, con motivo de las riqueza de sus
TOMO III. 00
m 474 M
colores verde , azul y púrpura, dispuestos en escamas y se- nidos á pares se estienden desde la parte superior hasta la
parados entre sí por franjas negras : así es , que se emplea base , como cortezas de melón , mlatratando una iiTfínidad
con frecuencia esta concha para la fabricación de alhajas y de pequeños pies carnosos cilindricos, terminados por una
para las taraceas. Añadamos con respecto á nuestra haüo- especie de vaso y por medio de los cuales se fija y recorre
tida común, que se presenta viva en los mercados de las los bordes del canalizo.
poblaciones marítimas , que la concha tiene una hilera de También se vé muchas veces agarrada á la peña , como
agujer(js abiertos para dar paso á un apéndice de la mem- una lapa, de la que difiere por el agujero abierta en la parte
brana ca-nuda que reviste el interior de la concha ; el ani- superior , una concha del género de los moluscos dermo-
mal, apenas protejido por esta , deja ver en todo su derre- branquios, conocida por el nombre de fisurela , concha
dor el borde de su verduzca membrana , llevando un doble univalva, cuya superficie está hermosamente calada con
festón formado de sierras carnosas. relieves salientes. También podemos citar una pequeña lapa
llegularmei'te en los mismos sitios se encuentran también muy distinta de la especie común por su forma y por su
las asterias , género de zoófitos , ó estrellas de mar, cuyo modo de \ivir. Tal es la llamada trasparente (Palellapellu-
dibujo damos, y entre los que se distinguen aquellos cuyos cida), pequeña concha lisa de color corneo inílexípeda, que
brazos mas ó menos largos son tan solo en número de cinco presenta tres ó mas pequeñas líneas azules que parten del
y que también pueden ser en número de doce y hasta de lado supeiior.
mas, y aquellos cuya forma representa un pentágono regu- Muchos otros seres pueblan las orillas del mar; pero si
lar de lado recto ó sesgado ; así como la especie de asterias quisiéramos hacer mención de los que se encuentran debajo
exiguas; y entre estas se distinguen también las que son de las piedras esparcidas por las playas y de esos nemertos
delgadas y flexibles y las que están revestidas de piezas cal- negros de mas de dos metros de largo y delgados como cor-
cáreas , duras y contiguas como un empedrado. deles , que se ven amontonados debajo de aquel tenue abri-
Allí también se encuentra vivo el esquino ó erizo, al que go aguardando el regreso de la ola, y de las anelides verdes
se daba antes el nombre de castaña de mar. Dase á conocer que se parecen á una pequeña guirnalda de follaje, de los
por su forma redondeada y aplastada como un turbante , moluscos y crustáceos, y de tantos otros animales en fin
así como también por sus móviles y numerosas espinas que que el ojo del naturalista no ha podido estudiar todavía
le sirven como otros tantos zancos para su locomoción. Pero debidamente, preciso seria prolongar en estremo estos apun-
coloqúese en un canalizo y no tardará en vérsele mover de tes que creemos por hoy deber terminar aquí, por haber
un modo aun mas curioso; con efecto, abre las diez hileras llenado ya el objeto que en ellos nos hablamos propuesto.
de agujeros que tienen el nombre de ambulacros, y que reu-

FIN DEL TOMO TERCERO.


:HíS>i
ALFABÉTICO Y METÓDICO DE LAS MATERLAS CONTENIDAS EN ESTE TOMO TERCERO
DE

LA ABEJA.

La Inicial (O) indica los (rabadoi; cuando hay mas de uno, la cifra que acompaña á la inicial, sefiala el número.

ARTES. GEOGRAFÍA T VIAJES.

Máquinas de tracción. Sistema Boydell (G.) . , . Pág. 261 Alpes (Los) escandinavos (G) Pág. 12
Papel (El) " 192 Basilea 285
Seda (La) , 230 Carmelo (Monle) Gruta de Elias. (G) 129
Chillón (Castillode) • 364
ASTRONOMÍA. Conslantina. (G) 183
Escorial (ün viaje al). Por M. SÁNCHEZ UGABTE. (G) . . 405
Estudios sobre las condiciones de habitabilidad de las Francfort sobre el Mein 56
tierras celestes, discutidas bajo el punto de vista a s - Freiburgo 222
tronómico y fisiológico. Por G. FLAMMARION. 111-201-241 Heidelberg 131
Lausana 364
BIOGRAFÍA. Madrid (La casa del marqués de Casa Irugo y la de Jaco-
melrezo (G. 2.) 60
Are (Juana d') llamada la Doncella de Orlean$(G). . . 289 Sepulcro de Fernando VI en las Salesas. (G). . . . 249
Arguelles (Agustín) (G) 343 Maguncia (La catedral de) .' . . . 13
Atila 89 Manheim 95
Carlos I de Inglaterra (G). . 16 Moscou. (G) 447
Lorenzana (El cardenal de) (G) 148 Santiago(Universidadde). (G) 218
Mitscherlich (Carlos) 192 SchaíThausen y la catarata del Rhín tl)4
Orleans (Luis Felipe de) (G) 421 Spira 95
Pergoleso 385 Strasburgo 222
Vévey 364
BOTÁNICA. • Vitoria (Academia de dibujo de). (G) 310
Worms 95
Vejetales. Véase Historia natural. Reino vejetal. Zurich 285

ECONOMÍA RURAL.
GEOLOGÍA.
Conservación y fomento del ganado caballar. (G. 2.) 300 y 333
Antidiluvianos. (G. 2.) 46
FILOSOFÍA.
Observaciones geológicas sobre la costa cantábrica. Por
J. RiKBN. . . . 446
Estética. — Artes. l-38'''8-113-153-193-23a-2'73-813-3S3
393 y 433.
HISTORIA.
FÍSICA.

óptica. — Los espectros luminosos 471 Cisma (El) de Oriente 281 y 329
El dia 2 de mayo de 1808 en Madrid. Por S. CASI-
FISIOLOGÍA. LARI. (G.) 104
El siglo xin ó siglo de Sto. Tomás. Por J. BARKILLE. 29 y 48
Funciones de la generación y reproducción en todos los Estudios históricos sobre la Alemania. Consideraciones
séi-es 125-213-291-337-400 y 442 históricas 413 y 448
Mujer (La). Estudios físico morales 6 199 Nociones históricas sobre el orijen del gusano de la seda
Tres (Los) reinos de la naturaleza. Comparación de los y su introducción en diferentes reinos de Europa. Por
animales con los vejelales 83 J. B. Rossi 2,so
Voz (Especie de) en los diversos individuos. Vicios de lo- Recuerdos históricos sobre la antigüedad griega y roma-
cución . . , 369 y 431- na. (G. í.) 38-119-163-239-323
M 471 ic
La isla del Cocotero. P o r . l . B . SAINTINB. . . Pág. 25
HISTORIA NATURAL. La Mesiada. Por F. KLOPSTOCK. . . . 18-62-98-176 y 230
La noche de San Bartolomé en Francia ó los Hugono-
Reino animal. tes. (G.) 375 y 422
Literatura oriental 107-U6 y 184
Aguaropopó (El). (G.) Pág. 398 Luz y tiniebla,?. (Fantasía rbligiosa). Por S. A. SAUKA. . 71
Coatis (Los). (G.) 439 María. (G. 2.) 225-267 y 303
Desoaanes (Los) escalopes y crisocloros. (G. 2.) . • • ni Témora. Por OsiAN 262-296-344-371 y 410
Erizo (El). (G. 2.) no Una historia del corazón. (G.) 187
Escalopes (Los) • • 238
Gatos volantes ó galeopitecos. (G.) S OBGANOLOGIA,
Hormigas (Las) legionarias ó amazonas 44
Musaraña acuática y terrestre (La). (G. 2.) 197 Localizacion de los tejidos, humores y aparatos orgáni-
JNasica (El). Por N. KIRKE 231 cos. Por B. CASALS 857
Oleek (El) (G.) 5
Oso (El). (G. 6.) . 3 2 0 y 362
POESÍA.
Palomas (Las). (G. 2.) . . . 80
Paradoxuros (Los). (G.) ; . . 398
Carla de Miguel de Cervantes, cautivo á M. Vázquez. . 150
Bacoon(EÍ). (G. 2.) ' 398
Rosetas (Las). (G. 2.) 124
Tejones (Los). (G.) 398 VARIEDADES.
Topo (El) y los tenreces. (G. 2.) 279
Estudios críticos sobre los poemas de Osian. Pur MAC-
PHEBSON 68 y 218
Rei^ vegetal.

Algas (Las) liqúenes, sargazos y ulvas (G.) 139 ZOOLOGÍA.


Fisiología vejetal. Por L. LAMARCK. 9
Guao (El) " 188 La estrella marina. (G.) 473
Hepáticas (Las). Por L. LAMARCK. (G.). . ' . . . . . 206
Hongos (Los). (G. 1.) 91-428 y 466 EXCERPTA.

LITERATURA T MORAL. Máximas y pensamientos de ADJAID , A L H I , ANÓNIMOS,


BAILLÍ, CERVANTES, CHAMFORT, CICERÓN, DOHAI, E P I -
Abeto (El) y la vid. Por J. KOERNER 112 RESTRO, FBDCHTERSLEHEN, FOSCOLO (doGo), FRANKLIN,
Divina (La) comedía. El infierno. Por DANTB ALLICHGRI. GOETHE, HENRION, HIPPEL, K I A ' - Y , LAO-TSEU, L A S -
(G.) 453 CARIS LATTIN , LEVIS (DE) , LÜNG-YU , MARTIN, MAT-
El breviario del músico 332 TBR, MEDIANI, MEKG-TSEO, ÜXENSTEIN, PAN-SHA-TAN-
El Clavo de Zahed 385 TRA, PITÁGORAS, PLATÓN, POPE, RETZ (DE), RICHTER,
El verdugo 348 SAADI , SACI, SAINTINB , SALFI , SASKYA-PANDITA, S A I ,
Hoffman y Paganini. Por J. JANIN 109 SCHILLER , SCOTT ( G ) , SENECA , SENN , SÓCRATES , So-
La capilla de San Jorge. Leyenda ateniense 310 MOZA , SOUTHEY , STAEL , TAILOR , THALES , VANDBR-
La estación de las rosas. Por W. MENZEL 152 HAEGHEN, ViGNY (A. D E ) , VschENK, WALCKENAER,
La estatua de bronce. Por E. LISSINQ 132 YOONG, ZENON. . 32-112-132-282-272-352-392-43!

FIN DEL ÍNDICE DEL TOMO TERCERO.

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