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FUI TESTIGO

Obra teatral para pascuas


FUI TESTIGO
Resumen: Esta obra consiste en 10 monólogos que se entrelazan en una
escena final. Cada monólogo es el testimonio de un objeto inanimado
(excepto el burro) que cuenta el papel desempeñado en la asignación que
Dios les encomendó respecto de la muerte y resurrección de Cristo.

Estilo: Drama

Duración: 60 minutos aprox.

Personajes: 10
Túnica (Masc. / Fem.)
Burra (F)
Jardín de Getsemaní (M/F)
Látigo (M/F)
Corona de espinas (M/F)
Clavos (M/F)
Espada (M/F)
Cruz (M/F)
Infierno (M/F)
Tumba (M/F)

Escenario e iluminación: Se propone un escenario despejado con una


silla como único elemento y un atril donde los personajes puedan colocar
un cartel con su nombre. Iluminación frontal focal para los personajes y
nadiral de colores en el fondo para crear profundidad e intensidad en las
escenas.

Vestuario sugerido: Remera y pantalón negros con algún elemento


característico del objeto representado. Por ejemplo: hojas en el cabello de
Jardín, manchas de sangre en los brazos de Cruz, reloj de bolsillo para
Tumba etc.

Obra original: Dramatix – todos los créditos a Wanda Berry


Traducida y adaptada por: Cynthia Tschirsch

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Escena I
TÚNICA:- ¿Mi tarea? Cubrir el cuerpo físico del Salvador. Era un trabajo
bastante fácil para ser sincero. No solo no era un trabajo que requiriera un
gran esfuerzo intelectual, sino que los beneficios asociados al puesto eran
muy ventajosos. Asientos en primera fila para cada evento protagonizado
por Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.

Todo lo que tenía que hacer era rodear y seguir a Jesús. No era intelectual
pero con seguridad requería sudor en muchas ocasiones. O sea, la gente se
amontonaba a su alrededor de tal forma que yo casi no podía ver lo que
estaba sucediendo. Si no fuera por el estricto control de multitudes que
ejercían los discípulos creo que hubieran aplastado al Salvador hacía
mucho tiempo.

Igual, era entendible su emoción. Yo he visto a este hombre hacer cosas tan
asombrosas que no habría suficiente espacio en la faz de la tierra para
guardar los libros conteniendo sus historias. Ha hecho cosas como
devolver la vista a los ciegos. He visto a leprosos y endemoniados sanarse.
He visto a paralíticos caminar de nuevo. He visto y oído a los mudos hablar.
Los muertos fueron directamente resucitados de sus tumbas.

Una de las experiencias más memorables que viví en todos esos años junto
a Jesús, fue esa vez en la que esta mujer, que era tan tan pobre, y que
estaba enferma con hemorragias desde hacía 12 años, simplemente se
acerca y me toca en el dobladillo... inmediatamente la fuente de su
hemorragia se secó... así nomás. Me sentí bastante especial ese día. Saber
que la unción divina del Padre, que estaba sobre Jesús era tan fuerte que
fluyo incluso a través de mí... Yo, yo quería saltar, correr, volar de la alegría...
pero... eso hubiera dejado al Salvador un poco expuesto, así que me
contuve.

También recuerdo como si fuera hoy, el último día que pasamos juntos. La
degradación de pasar de ser la túnica que cubría al Mesías, a ser arrancada
de Él y puesta en juego en una rueda de apuestas. Odiaba ser tocado por
sus manos sucias, manchadas de sangre. Pero no se trataba de mí.
¿Pueden creer que me arrancaron de Él, dejándolo desnudo, ensangrenta-
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do y humillado sobre esa cruz? ¿Qué clase de muerte es esa para un Rey?
El amor del que fui testigo ese día, cuando el Padre se contuvo de rescatar
a su Hijo de esa situación, y Jesús que permaneció obediente hasta la
muerte, fue más de lo que jamás podré comprender. Pero sucedió, lo
puedo asegurar... lo sé, porque yo estuve allí.

Escena II
BURRO: -Somos una familia pequeña, solo mi pequeño hijo y yo. Siempre
supe que mi hijo era diferente. No digo diferente raro, pero diferente....
como especial. Siempre sentí que lo estaba preparando para un evento
muy importante, como llevar el carruaje de un rey o de alguno de nuestros
gobernantes.

Así que pueden imaginar mi asombro cuando estos dos extraños vienen
ese día y me desatan a mí y a mi hijito y simplemente nos llevan con ellos.
Yo quería gritarles: ¡Esperen! ¿Qué están haciendo? ¡Todavía no llego el gran
día de mi hijo! ¡Déjennos ir! ¡Aún no está preparado! Además… ¿Quiénes
son ustedes? ¿Cómo nos van a tratar?

Enseguida llegamos a Betfagé en el Monte de los Olivos. Ahí fue cuando


conocimos a Jesús. El momento en que estuvimos cara a cara con Él. Pude
mirarle a los ojos, llenos de compasión. Y ahí supe que este era el momento
que estaba esperando. Y cuán compasiva su naturaleza que nos mandó a
buscar a los dos, no permitió que me separen de mi hijo... El pidió por
nosotros dos.

Pero me di cuenta, finalmente, que ese no fue el día especial que yo tanto
soñaba para mi hijo.... no, ese fue el día especial de Jesús y, sin embargo,
para mi hijo terminó siendo mucho mejor que llevar el carruaje de un rey...
El llevó sobre su lomo al Rey de Reyes. ¡Si! mi hijo fue el único humilde
burro que llevó al Mesías en su entrada triunfante a Jerusalén.

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Escena III
JARDÍN DE GETSEMANÍ:- Recibí muchos visitantes a lo largo de los años,
pero este Jesús de Nazaret, Él sí que era diferente. Mientras que algunos
venían simplemente a pasar el rato, la visita de Jesús tenía un único y claro
propósito: Él venía a tener comunión con el Padre.

Siempre me ponía contento de verlo llegar y triste al ver que se iba. Jamás
en mi vida escuché una oración tan suplicante y una intercesión tan
profunda como la de este hombre. Oraba con una unción que encendía al
corazón más frío. Les aseguro que cada planta, animal, insecto, árbol y roca
siguen asombrados por la presencia de Dios en ese lugar cuando Él oraba.
Él hablaba con el Padre como si lo conociera de toda la vida. Pero no un
conocimiento vago... Realmente lo conocía.

El último día que lo vi, no vino solo. Trajo a Pedro, Santiago y Juan… ya lo
había hecho antes. Y fue a su lugar favorito, ahí entre los arboles de olivos,
a orar, tres veces ese día... pero sus discípulos... bueno, ellos se quedaron
dormidos. Él oraba con tanta tristeza ese día que sudaba grandes gotas…
como si tuviera una gran herida desde donde brotaban gotas de sangre...

Todavía es como si pudiera escuchar sus palabras.... lo recuerdo bien,


porque jamás lo había escuchado orar así. Le pedía al Padre que le dejara
pasar esta copa. Le pedía que abriera otro camino. Su oración no fue un
intento de resistirse a la voluntad de Dios o de cambiar sus planes, pero se
notaba que la separación del Padre era mucho más de Él lo que pensó que
podría soportar.

Sin embargo, y a pesar de la agonía de la separación que se notaba que


atormentaba sus pensamientos continuamente, se levantó luego de orar y
simplemente se entregó a los soldados romanos. Y ellos que pensaban que
lo habían “capturado”. Él podría haber seguido de largo caminando, como
lo habían hecho cientos de veces antes y ellos no podrían haber hecho
nada más que verlo ir. Pero esta vez era diferente. Él se había rendido.
Había recibido la palabra del Padre y simplemente obedeció. Si, se lo
llevaron, pero únicamente con Su permiso.
¿Saben? De verdad extraño Su presencia acá en la tierra. No ha sido lo
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mismo desde que Él se fue. Pero siento un gran honor y privilegio porque,
de todos los lugares en la inmensidad del mundo creado, el mismo
Creador, el que lo hizo todo, me eligió a mí, el Huerto del Getsemaní para
ser el punto de encuentro de la Trinidad. Eso, me hace especial.

Escena IV
LATIGO:- No quiero sonar cruel o indiferente pero... es mi trabajo, mi
llamado, aquello para lo que fui magistralmente creado. Por supuesto que
al principio es difícil acostumbrarse a la sangre, y a causar tanto dolor, pero
después de un tiempo, te acostumbras. Es un trabajo sucio, pero... alguien
tiene que hacerlo. Había golpeado a muchos hombres antes que a Él, y
golpeé a muchos otros después de este Jesús... pero ¿saben? Todos ellos...
se lo merecían. O sea, ya sea directa o indirectamente, más o menos
culpables, por lo menos todos ellos eran pecadores. Pero este hombre....
no había un solo pecado en Él. No había hecho nada que lo hiciera
merecedor de la golpiza que fui forzado a darle. Me sentí usado, contra mi
voluntad, no me siento orgulloso de lo que hice ese día.

¿Entienden lo que significa golpear a un hombre inocente? No, claro, no


podrían. Con cada latigazo yo solo quería gritar: ¡NO! ¡NO! ¡Háganse cargo
ustedes de esta tarea sucia! ¡No quiero ser parte de esto! Pero, a diferencia
de ellos, los que me usaban para golpear a Jesús... yo no tenía elección.

Para hacerla corta, el tiempo no sanó las heridas en mi corazón, porque


hablar de lo que paso aquel día... todavía me duele.

Escena V
CORONA DE ESPINAS:- ¿Contorsionista? Naaaaa... Ningún contorsionista
podría doblarse en algunas de las posiciones en las que he estado. Quiero
decir, podrían girarme hacia adentro, hacia afuera, hacia arriba, hacia abajo
y no me molesta. Pero, no pude entender. No, no, ese día no pude
entender lo que estaba sucediendo. Soy bastante inteligente. Quiero decir,
no soy un intelectual o algo parecido, pero mi sentido común funciona
bastante bien. Entonces, puedo darme cuenta que el Creador del Universo,
el Padre Celestial creó todas las cosas. Todo lo que tus ojos pueden ver, lo
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hizo Él. Pero tengo que admitir que la “corona de su creación” o sea, el
hombre, me resulta bastante difícil de entender. Me refiero a su
inteligencia... o su falta de ella... simplemente me supera. Sino explíquenme
por qué razón alguien trenzaría mis ramas con espinas intactas (se encoje
de hombros).

Intenté mostrarles su error con unos cuantos pinchazos mientras lo hacían,


así que ya estaba manchado de sangre aún antes de llegar a mi destino.
¿Qué fue ese invento? Nunca antes me habían convertido en algo tan...
vulgar, tan cruel.

(Cambia el tono de la voz, mezcla entre tristeza y enojo) ¿Saben lo que


hicieron estos “inteligentes”? Me convirtieron en una corona de espinas.
Luego me tomaron y me pusieron... no, créanme, en la cabeza de Jesús... y
luego me empujaron con firmeza en su frente, no pararon hasta que vieron
su rostro lleno de sangre. Entonces lo escupieron, le golpearon en la cara,
en la cabeza, se burlaron de Él diciendo ¡Sálvate, Rey de los Judíos! Fue
horrible, vergonzoso.

Hubiese querido pelear por Él y con Él ese día... pero... Él no peleó. Él se


sometió voluntariamente a estos actos vergonzosos. Así que no me quedó
otra que, junto al resto de la naturaleza... simplemente... llorar...

Escena VI

CLAVOS:- (Comienza en tono fanfarrón) Fui hecho por uno de los mejores
herreros de mi época, soy un espécimen único, discúlpenme pero... se
tenía que decir. ¡Aaaah! Mi punta de precisión, mi cuerpo perfectamente
liso y mi cabeza grande y ancha me hacen perfecto para cualquier trabajo.
Sin embargo, si alguna vez quise rechazar algún trabajo, fue uno que me
dieron hace más de 2000 años en una colina que llamaban Gólgota.

(Deja de fanfarronear, tono pensativo) Me estremezco con los recuerdos de


ese día.

(Continúa fanfarroneando) Sí, es verdad lo que escucharon acerca de mí.


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Cuando pongo una cosa en su lugar, es para que se quede ahí...
indefinidamente... El problema era, que “esto” no era “cualquier cosa”, o
“cualquier cuerpo”, este era... el Salvador, el Mesías, el Señor de Señores.
Pensé que seguramente el Padre no permitiría que Él sienta dolor. Sí, quise
convencerme, de que Él no sentía dolor ese día.

Cuando comprendí cuál era mi tarea, me di cuenta de que en verdad, no


hay nada nuevo bajo el sol y que los mismos materiales que se usaron
para formarme, fueron creados por este hombre. Yo quería decir (gritando)
¡PAREN! ¡No puedo hacer esto! ¡No puedo! ¡Este hombre es inocente!
¡Asígnenme a cualquiera de los ladrones que están a ambos lados de Jesús,
no a Él!. Pero... había sido predestinado, igual que Él lo había sido.

Así que hice aquello para lo cual fui creado... y Él hizo aquello para lo cual
fue enviado. Y a medida que esa preciosa sangre fluyó sobre mí.... fui
confortado. Todavía siento la ambivalencia de ese día por el dolor que le
cause; porque el Padre no impidió que el sufra dolor. El agonizó en esa cruz
por 6 horas. Por otro lado, siento el privilegio de haber sido elegido para
ser parte de lo que Dios hizo hace 2000 años para salvar al hombre de la
muerte y del infierno.

Sí, es verdad, soy muy bueno en lo que hago, pero en esta oportunidad no
fui yo quien mantuvo a Jesús en esa cruz.... ¡Ustedes lo hicieron! Porque Él
los ama... y no hubo forma que el dolor y la agonía pudieran bajarlo de esa
cruz aquel día.

Escena VII
ESPADA:- ¡Las batallas de las que podría hablarles! Pfff…, existo desde
hace tantas generaciones, he visto más acción de la que hubiera querido.
Me han tenido que afilar y cambiar las puntas tantas veces... pero como
pueden ver, todavía estoy en forma. He peleado con hombres tan
valientes... o eso pensaba, hasta ese día terrible en el Gólgota, o “el lugar de
la calavera” como lo llamaban algunos.

Ese día y cada día desde entonces, esos hombres llamados “valientes” ya no
son más que matones y cobardes para mí. (En tono sarcástico) Este solda-
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do “grande, fuerte, corajudo” tuvo que empujarme en el costado de Jesús.
Ya estaba muerto, ¿por qué no podían simplemente dejarlo en paz? ¿No
había sido suficiente con golpear, desnudar y colgar en una cruz a un
hombre inocente? Todavía querían más, querían quebrarle las piernas
“para que no se escape” pero cuando iban a hacerlo ya había entregado su
espíritu.

Mi carrera ha sido bastante larga como les contaba antes, así que no es
necesario aclarar que he triunfado sobre cada uno de mis enemigos. Pero
Él... Él no era un enemigo. El momento en que toqué su carne lo supe, no
era un enemigo, era un amigo con un amor que sobrepasa todo lo que
había visto. Su única misión era salvar al hombre: aún a los hombres que lo
mataron.

¿Quieren escuchar algo muy extraño que paso ese día? Cuando traspase su
costado... salieron sangre y agua, ¿Alguien puede explicarme eso?

Escena VIII

CRUZ:- Él pudo haberse bajado, pero no lo hizo. Se quedó ahí para pagar la
deuda. Una deuda que no era suya. Él pudo haberse bajado, pero se
quedó... por vos.

¿Saben en qué pensaba mientras Él me arrastraba hacia el Gólgota?


Pensaba, ¿Por qué tanto sufrimiento? ¿Era realmente necesario? ¿Acaso a
alguien le importaba? Encima la gente es tan cambiante, tan infiel.
“¡Hosanna al Hijo de David!” gritaban el domingo anterior. “¡Crucifíquenlo y
dennos a Barrabas!” gritaban la semana siguiente... las mismas personas.
¿Acaso a alguno de ellos les importaba que Él sufriera, sangrara y muriera
por ellos?

¿Yo? Soy simplemente un árbol, ¿qué puede saber un árbol? Lo que sí sé es


que Jesús se puso a sí mismo en tu lugar. Vos tendrías que haberme
arrastrado hasta el Gólgota. Imagínense si así hubiera sido... millones de
cruces... millones de crucifixiones. Cada hombre pagando su propio castigo.
¿La única diferencia? No habría resurrección. No hay resurrección para los
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culpables.

Así que mientras Él subía esa colina aquel día, débil, cansado,
ensangrentado y golpeado, acarreando esta gran y pesada madera contra
su cuerpo y sus heridas abiertas, llevando sobre sí mismo el peso del
pecado del mundo entero desde la Creación hasta su segunda venida... Él
ya sabía en ese momento que no todos iban a ir a Él. Él sabía que la
mayoría iba a rechazar su sacrificio. Aún así... El siguió. Y cuando lo clavaron
a mí... Él podría haberse bajado, pero no lo hizo.

Pero la gracia y la misericordia estaban también presentes en ese día. Ellas


declaraban: “Aceptaremos la vida de este único hombre puro y recto como
rescate para todos los hombres pecadores e injustos del pasado, del
presente y del futuro”. ¡Wow! ¡Qué intercambio! En serio digo... ¡Qué
intercambio! Seguramente cada hombre, mujer, niña y niño correrán a
Jesús para decir ¡GRACIAS! ¡GRACIAS! ¿Qué debo hacer para ser salvo?

Él podría haber enviado legiones de ángeles para rescatarlo ese día (se
encoge de hombros) pero no lo hizo...

La misericordia estaba sobre uno de sus hombros y la gracia sobre el otro


para apoyarlo y sostenerlo ese día... porque el Padre había abandonado a
su propio Hijo por vos.

La gracia susurraba en su oído: “PERDON”, la misericordia susurraba en su


otro oído: “REDENCIÓN”. La gracia decía: “RESCATE”, la misericordia
susurraba: “ESPERANZA”. La gracia decía: “ENTREGA”, la misericordia
susurraba: “MEDIADOR”. La gracia decía: “MISERICORDIA” mientras que la
misericordia decía: “GRACIA”. Y cuando Jesús entrego su espíritu ambas
gritaron: ¡HA LLEGADO LA SALVACIÓN AL MUNDO!

Escena IX
INFIERNO:- Profundo.... oscuro... en llamas. Tengo la reputación de ser un
lugar de tormento. Un lugar de angustia, dolor y miedo. Un lugar al que
vos... no querés venir. Si... soy todo eso que escuchaste... y mucho más de
lo que tu mente finita pueda imaginar.
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Hago lo que tengo que hacer, y lo hago eficientemente. A pesar de que era
mucho más pequeño cuando satanás y sus ángeles eran mis únicos
inquilinos.

A ver, no soy el verdadero malo de la película aquí. Ahora, el dueño…


Satanás, de él sí deben cuidarse. Su reputación excede ampliamente la mía.
Escuché que solía dirigir el coro de los cielos. Y que un día se le subieron
los humos y quiso hacerse cargo de todo, ser como Dios... y el resto es
historia. Le debo a él mi propia existencia.

Un día hace unos 2000 años, mi dueño tuvo una visita del Creador.
Créanme, ese es un día para recordar. Satanás estaba ahí celebrando y
alardeando acerca de cómo hábilmente se había deshecho de Jesús en la
tierra. Se jactaba de haber conseguido que algunas personas lo
crucificaran, cuando de repente, de la nada... Jesús mismo estaba parado
ahí, cara a cara con el mismísimo satanás. Sí, Jesús arruinó el festejo ese
día. Le pinchó el pequeño globo a satanás, le robó sus 15 minutos de fama,
sin mencionar cómo lo avergonzó. Y después, para colmo, Jesús tomó las
llaves de la muerte Y DEL MISMO INFIERNO. Chicos, ¡Qué día más
vergonzoso para satanás! Todo el control que tenía... lo perdió.

O sea, háblenme de enojo... fiuuu... si yo no fuera el mismísimo infierno, lo


hubiera dejado sólo en ese momento.

Esperen, hay más. Jesús predicó a algunos cautivos ahí, los liberó y les dejó
ir. Satanás era totalmente impotente ante Él. Jesús liberó a estas personas
que simplemente lo siguieron fuera del infierno. No fue una linda escena...
mejor no hablemos de eso (hace como que le da escalofríos).

El viene, predica, toma las llaves y se va. ¿Cómo me sentí yo? Como les dije
antes, yo solamente hago lo que me mandaron a hacer. ¿La presencia de
Jesús? Una presencia IMPRESIONANTE... ese día fue IMPRESIONANTE.

Escena X
TUMBA:- ¿Qué les viene a la mente cuando escuchan mi nombre?
¿Muerte? ¿Funeral? ¿Pérdida de seres queridos? ¿Alivio al sufrimiento y
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dolor? ¿Despedidas? Y la lista puede seguir...

Mi tarea es oscura y solitaria. Así que aquí estoy.... solo esperando.

Dejemos las cosas claras desde ya, soy un Sepulcro. No soy una simple
tumba cubierta de piedras. No, eso déjenlo para la gente ordinaria. Yo soy
algo mucho más elaborado que eso. Pertenezco a José de Arimatea. Y José,
mis amigos, no era un hombre pobre.

Soy un experto en el arte de esperar. Pero me contaron que ustedes... los


hombres, la raza humana en general... tienen una gran deficiencia en esta
área. En fin, un día yo estaba haciendo lo que hago mejor, sentado solo,
frío, oscuro y en soledad esperaaaaaando a... José. De pronto se empieza a
mover la piedra que tapa mi entrada. Creo que era... viernes. ¿Visitas?
Pensé... ¿Visitas permanentes?

¿José... tan pronto?, pensé Pero no, no era José. Les escuche susurrar su
nombre (susurrando) Jesús. ¿Sería el Jesús del que mi José se había vuelto
seguidor hacía poco? ¿Dónde estarían sus tesoros? No trajeron
absolutamente nada con este pobre hombre.

Lo ponen ahí y cierran de nuevo la puerta con esta gran roca. Que
sentimiento mas.... asombroso sentí con este hombre recostado ahí. (Con
asombro) Sentía como si la atención del cielo y la tierra entera estuvieran
sobre mí. Bueno... no me duró mucho porque este hombre estuvo aquí
solo 3 días. Verán, al tercer día aparecen estos ángeles que empiezan a
servirle y de un momento para el otro... Él se había ido. Nunca más regresó.
Y aunque había unos guardias afuera de la puerta, ellos jamás se enteraron
de que Él se había ido.... simplemente porque Él no usó la puerta (sonríe
asombrado). Se fue... solo quedaron sus ropas aquí... nada más.

Eso causo un tremendo revuelo ese día domingo cuando se dieron cuenta
de que Jesús se había ido. El sumo sacerdote tenía sus razones para estar
enojado, y sus seguidores también las tenían, cada uno con su teoría por
supuesto. Yo sé lo que pasó realmente, fui testigo. Y les puedo decir que el
poco tiempo que estuvo conmigo, fue suficiente para causar una impresión
que todavía 2000 años después me conmueve profundamente.
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Escena XI
LA CONCLUSIÓN DE TODO EL ASUNTO

TÚNICA:- ¡Fui testigo! Yo cubrí el cuerpo de Jesús.

BURRO:- ¡Fui testigo! El Hijo de David montó sobre mi pequeño hijo hacia
Jerusalén ese Domingo de Ramos.

JARDIN:- ¡Fui testigo! El hijo de Dios oró entre mis árboles por muchos
muchos años.

LÁTIGO:- ¡Fui testigo! Yo dejé 39 marcas en la espalda del Salvador.

CORONA DE ESPINAS:- ¡Fui testigo! Yo fui presionado contra la frente de


Jesús hasta que su rostro se cubrió de sangre.

CLAVOS:- ¡Fui testigo! Ellos pensaron que era yo el que sostenía al Mesías a
esa cruz.

ESPADA: ¡Fui testigo! Yo traspasé un costado del Rey de Reyes.

CRUZ:- ¡Fui testigo! El Príncipe de Paz fue clavado a mí desde la hora


tercera hasta la hora novena.

TUMBA:- ¡Fui testigo! Yo contuve el cuerpo de Jesús en la tierra durante


tres días.

INFIERNO:- ¡Fui testigo de cuando el Cordero le quitó las llaves de la


muerte y del infierno a Satanás para que la humanidad pudiera ser libre de
ambas para siempre!

TODOS:- ¡Fuimos testigos!

ALGUNO:- Somos todos objetos inanimados, excepto por burro,


cumpliendo la asignación que se nos dio desde antes de la fundación del
mundo.
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TODOS:- ¡Fuimos testigos!

OTRO:- Pero no entendemos cómo la humanidad puede ser testigo de


cientos de milagros y seguir sin creer.

TODOS:- ¡Fuimos testigos!

OTRO:- Pero no entendemos por qué alguien tan odiado todavía estaba
dispuesto a morir una muerte tan horrible por aquellos que aún hoy lo
odian.

TODOS:- ¡Fuimos testigos!

OTRO:- Pero no entendemos qué tipo de amor llevaría a Dios a dar a su


Único Hijo.

TODOS:- ¡Fuimos testigos!

OTRO:- Pero lo no entendemos es: ahora que conoces la verdad del amor
de Dios por vos...

TODOS:- ¿Cómo podrías…

OTRO:- …Continuar rechazando su invitación de cambiar muerte por vida?

TODOS:- ¡Fuimos testigos!

FIN

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