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Universidad Rafael Urdaneta

Facultad de Ciencias Políticas, Administrativas y Sociales


Escuela de Derecho
Derecho Constitucional I
Profesor: Dr. Ana María Viloria Abzueta

Taller I. Análisis sobre los principios fundamentales de la constitución de la


República Bolivariana de Venezuela de 1999 y su comparación con las
disposiciones fundamentales de la constitución de la República de
Venezuela de 1961

Realizado por:

Barboza, Verónica C.I. V - 28.488.056


Fraile, Victoria C.I. V - 30.489.125
Gutiérrez, Eduardo C.I. V - 29.996.809
Ocando, Thomas C.I. V - 29.859.373

Maracaibo, Julio de 2020


1. Análisis comparativo entre el artículo 6 de la constitución de la República
de Venezuela de 1961 y el artículo 9 de la constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999

La constitución de la República de Venezuela del año 1961 en la estructura


de su cuerpo normativo establecía una serie de disposiciones fundamentales en el
titulo primero; este conformado por un total de seis artículos que configuraban
normas pétreas y por ende inmodificables. Específicamente en este articulado
estaba dispuesto en el artículo 6 lo siguiente: “El idioma oficial es el castellano”.
De allí que, da a entender que el idioma oficial del Estado era el castellano y por lo
tanto los efectos que surte para la sociedad y el mundo del derecho eran
significativos, puesto que cualquier documento, acto o proceso emanado del
Poder Público debía llevarse a cabo bajo este idioma, de modo que los órganos
del Estado estaban obligados a manejar el castellano en todas las relaciones
jurídicas en cualesquiera de los procedimientos o vínculos que lo involucraran.
Claro ejemplo de ellos son las sentencias emanadas de los tribunales, las leyes
producto de la labor legislativa o los decretos del presidente de la República.

En el mismo orden de ideas, esta disposición en la constitución de 1961


imponía el mismo mandato a los particulares, pues, la relaciones jurídicas
realizadas desde la esfera del Derecho Privado también debían llevarse en
castellano, en tanto que escritos de demanda, contratos de compra venta entre
otros documentos debían cumplir dicha normativa.

No obstante, esta norma que estuvo ubicada en el artículo 6 de la


constitución del año 1961 fue desarrollada e innovada por la Asamblea Nacional
Constituyente en el año 1999, cuyo resultado se encuentra plasmado actualmente
en el artículo 9 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela del
año 1999 que consagra: “El idioma oficial es el castellano. Los idiomas indígenas
también son de uso oficial para los pueblos indígenas y deben ser respetados en
todo el territorio de la República, por constituir patrimonio cultural de la Nación y
de la humanidad”.

De allí que, como señala Garay (2007) el artículo 9 ha realizado un gran


avance e innovación a diferencia de la antigua disposición de la constitución de
1961, pues es un reconocimiento a la existencia y derechos de los indígenas, en
este caso, de sus lenguas. Por su parte, el autor en cuestión señala que las
lenguas indígenas tendrán carácter oficial, lo que quiere decir que un indígena
que, digamos del Delta Amacuro, podrá dirigirse al gobernador del estado en su
propia lengua y este tendrá que buscar un intérprete si no la conoce; el documento
que se expida deberá, en opinión de Garay, estar escrito en ambas lenguas, la
castellana y la indígena, si el indígena lo exige.
Es así que resulta bastante curioso e innovador esto que señala el autor,
pues ciertamente el avance que ha tenido la constitución de 1999 con respecto a
la de 1961 en relación a este artículo es significativo, ya que reconocer a la lengua
indígena como “patrimonio cultural de la Nación y de la humanidad” figurando una
tutela bastante importante, ya que se tiende ahora a una protección de estas con
rango constitucional. Si anteriormente la única obligación del Estado y de los
particulares era utilizar el castellano, actualmente producto de esta tutela que
otorga la constitución es obligación también de ellos reconocer y utilizar las
lenguas indígenas en los casos que sean necesarios, es decir, cuando sea dirigido
para las comunidades indígenas. Así mismo el uso de estas es una facultad por
parte de la persona indígena.

De esta manera no solo se ha generado un pluralismo, si no que ahora los


efectos de este artículo se extienden también a los documentos, actos, procesos o
en relaciones jurídicas en el caso donde uno de los sujetos sea de etnia indígena,
de modo que a petición de este se podrá llevar a cabo también estos actos no solo
en castellano, si no también en la lengua indígena. El ejemplo más claro que
actualmente se maneja es la expedición y el manejo de las actas en el Registro
Civil en comunidades indígenas, los cuales se llevan tanto en español, como en la
lengua indígena.

Por su parte afirma, Belandría García que la norma es, pues, expresión de
la diversidad y pluralismo. Es también un llamado a las instituciones, autoridades y
ciudadanos a preservar y fomentar tales idiomas, como manifestación de lo
autóctono, de las prácticas y costumbres nacionales. Como ejemplo pueden
mencionarse los planes educativos para las comunidades indígenas, el fomento
para que las lenguas se trasmitan de una generación a otra, etc. Medidas que, sin
embargo, tienen que ser bien sopesadas.

Ahora bien, a pesar del reconocimiento de uso oficial para los pueblos
indígenas, esto no significa que sea un idioma oficial en Venezuela en sí mismo,
pues la Sala Constitucional de Tribunal Supremo de Justicia ha establecido que el
reconocimiento del ‘castellano’ como lengua oficial por la Constitución, comporta
un deber específico del Estado de garantizar el conocimiento del idioma, que
permita a todos los ciudadanos de la República su correcto y eficaz manejo.
No ocurre así, desde el punto de vista constitucional en lo que respecta a los
idiomas indígenas que también son de uso oficial (artículo 9 de la
Constitución), pero para los pueblos indígenas, por lo que el Estado. –desde el
punto de vista constitucional- debe garantizar como mínimo su preservación y
difusión en las respectivas comunidades indígenas”
De esta forma, se puede apreciar como la constitución de 1999 ha realizado
un gran avance en la materia del idioma oficial y lenguas de uso oficial, innovando
y desarrollando el antiguo artículo 6 de la constitución de la República de
Venezuela, tutelando las lenguas indígenas con rango constitucional como idioma
de uso oficial de las comunidades indígenas, reconociendo estas lenguas como
patrimonio cultural de la nación, a diferencia de cómo se plasmaba en 1961.

2. Análisis sobre la innovación del artículo 2 de la constitución de 1999

La constitución venezolana de 1999 reconoció por primera vez en la historia


de Venezuela el carácter de “social” o de un Estado social sobre la existencia de
nuestro Estado de Derecho, cuando establece que “Venezuela se constituye en un
Estado democrático y social de Derecho y de Justicia, que propugna como
valores superiores de su ordenamiento jurídico y de su actuación, la vida, la
libertad, la justicia, la igualdad, la solidaridad, la democracia, la responsabilidad
social y, en general, la preeminencia de los derechos humanos, la ética y el
pluralismo político”.

Este término de Estado Social surge ante la desigualdad existente entre las
clases y grupos sociales venezolanos, sus primeros expositores se remontan al
siglo XIX, donde autores como Ferdinand de Lasalle y Lorenz Von Stein coinciden
en que el Estado es un instrumento de transformación social que debe dedicar su
existencia en liberar al ser humano de la miseria y la injusticia, causada por clases
sociales mayores que dominan la economía y por ende imposibilitan a las clases
dependientes e inferiores la adquisición de bienes esenciales como la propiedad
así como el acceso a la salud y la educación.

En lo que respecta a los efectos de un Estado Social de Derecho, la Sala


Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia ha establecido sus propias
conclusiones en atención al sentido que se le debe otorgar a esa nueva
concepción del Estado, ella dispone que un Estado Social de Derecho “…persigue
la armonía entre las clases, evitando que la clase dominante, por tener el poder
económico, político o cultural, abuse y subyugue a otras clases o grupos sociales,
impidiéndoles el desarrollo y sometiéndolas a la pobreza y a la ignorancia; a la
categoría de explotados naturales y sin posibilidad de redimir su situación.”

“A juicio de esta Sala, el Estado Social debe tutelar a personas o grupos


que en relación con otros se encuentran en estado de debilidad o minusvalía
jurídica, a pesar del principio del Estado de Derecho Liberal de la igualdad ante la
ley, el cual en la práctica no resuelve nada, ya que situaciones desiguales no
pueden tratarse con soluciones iguales.”
La incorporación de este término en nuestro ordenamiento jurídico resultó
ser ciertamente innovadora si lo comparamos con la Constitución de la República
de Venezuela de 1961, la cual no recogió el concepto de Estado Social de
Derecho, sin embargo entre su normativa se encontraban disposiciones de
contenido social, de igual entidad a las que en las constituciones que implantan el
Estado Social de Derecho aparecen como características de dicho concepto, de
igual manera, el alcance de las mismas no resulta ser tan efectivo en la acción
como al momento en que se constituye un Estado Social de Derecho, por cuanto
este refuerza la protección jurídico-constitucional de personas o grupos que se
encuentren ante otras fuerzas sociales o económicas en una social de debilidad.

En el derecho comparado podemos ver que en líneas generales los


Estados sociales fortalecen los derechos sociales del trabajo como en la
Constitución española vigente, permitiendo el salario mínimo o suficiente, las
condiciones mínimas de los contratos, la no discriminación laboral en razón del
sexo, el derecho a adoptar medidas de conflicto colectivo y las normas sobre las
condiciones de trabajo,; Sin embargo, ha quedado demostrado como se limita la
libertad de empresa y el derecho de propiedad a través de regulaciones que le
otorgan mayor poder al Estado para intervenir en estos aspectos, situación que
indudablemente obra en contra de una economía libre.

3. Análisis sobre la innovación del artículo 3 de la constitución de 1999

El artículo 3 de la Constitución de 1999 consagra: “El Estado tiene como


fines esenciales la defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad,
el ejercicio democrático de la voluntad popular, la construcción de una sociedad
justa y amante de la paz, la promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo y
la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y
consagrados en esta Constitución. La educación y el trabajo son los procesos
fundamentales para alcanzar dichos fines.”

En dicho artículo, se puntualizan los fines del Estado Venezolano que


unidos comprenden el plan o proyecto de país que los constituyentes en
representación del pueblo venezolano fijaron para ser llevado a cabo y que son de
orden jurídico, social, económico y cultural, incluyendo la garantía de cumplimiento
de los derechos y deberes consagrados en el texto fundamental. Sobre este
dispositivo técnico constitucional, Paredes (2015) indicó que:

“En uso de los elementos lógico o racional e histórico


presentes en la interpretación jurídica se evidencia, por una
parte, el conjunto de enunciados o fines que se traducen en
la prosperidad nacional; y por la otra, encuentro a la
educación junto al trabajo, tal como se señaló en el
documento que recogió el Discurso de Angostura, como
verdaderos procesos fundamentales para alcanzar tales
fines.”

De esta forma, el Estado Venezolano tiene como fines esenciales y de


orden constitucional, los siguientes:

1. La defensa y el desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad.


2. El ejercicio democrático de la voluntad popular.
3. La construcción de una sociedad justa y amante de la paz.
4. La promoción de la prosperidad y bienestar del pueblo.
5. La garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes
reconocidos y consagrados en esta Constitución.
Dichos fines se desprenden del artículo 3 constitucional, que los califica
como fines esenciales, es decir, básicos o fundamentales, pero no corresponden a
un listado de fines específicos, esto quiere decir que son generales y que dentro
de ellos existen otros fines específicos que al cumplirlos permiten alcanzar los
fines generales.

A su vez, la doctrina ha clasificado los mencionados fines en políticos,


económico-sociales y jurídicos. Los fines económico-sociales atienden
precisamente a la garantía de los derechos fundamentales, la paz y la
convivencia, en el artículo 3 lo vemos de la siguiente forma: “la defensa y el
desarrollo de la persona y el respeto a su dignidad”, “la construcción de una
sociedad justa y amante de la paz”, “la promoción de la prosperidad y bienestar
del pueblo y la garantía del cumplimiento de los principios, derechos y deberes
reconocidos y consagrados en esta Constitución”.

Con respecto a los fines políticos, se hace alusión a que el Estado debe
garantizar que el gobierno se apegue a la ley, es decir, las autoridades deben
crear políticas públicas en beneficio del soberano, el pueblo, bien lo consagra
dicho artículo al mencionar “el ejercicio democrático de la voluntad popular” como
fin esencial.

Por último, con respecto a los fines jurídicos, debe garantizarse un efectivo
cumplimiento, tanto por parte de las autoridades como por parte de los mismos
ciudadanos, de las leyes de la República. Al referirse a “la garantía del
cumplimiento de los principios, derechos y deberes reconocidos y consagrados en
esta Constitución”, de igual forma se trata de un fin de esta naturaleza.
4. Análisis sobre la innovación del artículo 7 de la constitución de 1999

Artículo 7. “La Constitución es la norma suprema y el fundamento del


ordenamiento jurídico. Todas las personas y los órganos que ejercen el Poder
Público están sujetos a esta Constitución”.

A diferencia de las Constituciones anteriores, la Constitución de la


República Bolivariana de Venezuela de 1999 establece que es la norma
fundamental del Estado, el centro del ordenamiento jurídico; representa el
instrumento básico del sistema de derecho, permitiendo orientar cualquier
interpretación de normas inferiores a la luz de los principios que orientan su
concepción. Constituye según consagra el artículo 7 del texto constitucional
venezolano “la norma suprema y el fundamento del orden jurídico”.

La supremacía de la Constitución permite teñir de inconstitucionalidad la


norma que la contraríe. Afrontar el tema de la inconstitucionalidad de la ley debe
partir necesariamente de la condición de supremacía jurídica de la Constitución.

El carácter de norma jurídica superior de la Constitución es imprescindible


para que opere un sistema jurisdiccional de control. Pudiendo en el ordenamiento
venezolano acontecer el control difuso de la constitucionalidad que el Juzgador
aplica al caso concreto, o el control concentrado que efectúa el Tribunal
Constitucional. Al tener la Constitución la consideración de norma suprema, la
interpretación de las disposiciones deberá acomodarse a ella. La Constitución ya
no es solo la fuente suprema del Derecho Público sino que sirve también como ley
fundamental del Derecho Privado.

Todas las normas y principios constitucionales son susceptibles en mayor o


menor medida de generar eficacia informadora en la legislación. En la actualidad
las Constituciones han superado su antiguo carácter programático y gozan de un
contenido más amplio que la mera configuración de los poderes del Estado. La
norma superior es de aplicación inmediata, obligatoria, operativa y su influencia
alcanza a toda la normativa inferior.

Al respecto, debe advertirse que la influencia y relevancia del principio de


supremacía constitucional, establecido en el artículo 7 de la Constitución de la
República Bolivariana de Venezuela, no se encuentra como un principio aislado
dentro del ordenamiento jurídico, sino como bien se expuso antes, existen una
serie de valores constitucionales los cuales constituyen lo que los doctrinarios
constitucionales norteamericanos conocen como el espíritu de la Constitución.

Este núcleo esencial, está recubierto de una serie de valores axiológicos


que coordinan y adecúan la interpretación de las normas constitucionales así
como las del resto del ordenamiento jurídico, las cuales rigen y le dan contenido a
un determinado Estado, en pocas palabras, constituyen su fundamento y su
incumplimiento desnaturaliza la esencia del Estado.

En este orden de ideas, debe destacarse lo expuesto por Peralta, el cual de


manera clara expone que tales valores constitucionales constituyen “(...) un eje
axiológico que interpenetra en todas las disposiciones del ordenamiento jurídico,
configurando un argumento interpretativo teleológico para la comprensión global
unitaria de toda nuestra realidad jurídica”..

Ello así, se destaca el elemento de relevancia y respeto de los valores


superiores como el núcleo central o el elemento espiritual de la Constitución, o
haciendo una comparación y trasladar tal concepción, se le puede transfigurar a
un ser viviente que lucha por su no fenecimiento y desarrollo de su libre
personalidad en la búsqueda de una mejor calidad de vida y en la satisfacción de
sus derechos y garantías, sin abandonar el cumplimiento de sus deberes.

Afirmar lo contrario, implicaría concebir al Estado como un ente carente de


funcionamiento y cuyas disposiciones deben mantenerse inertes y sin un ajuste a
la realidad social, lo cual sin duda alguna, implica para esta Sala necesario
erradicar tal concepto y pasar a formular que ello debe analizarse atendiendo a los
valores constitucionales, en este sentido, así ésta -Constitución- necesita y así se
encuentran concebidos tales valores como elementos esenciales que su desarrollo
le dan vida a la formulación del Estado.
Referencias bibliográficas

Juan y Miren Garay, La Constitución Bolivariana, p. 27 Año 2007.

José Rafael Belandría García, Revista de Derecho Público N° 134/2013. El


castellano como idioma oficial y Los idiomas autóctonos (a propósito de la
Regulación de la ley de idiomas indígenas), p.p. 89 y 90.

Peralta, R.; La interpretación del ordenamiento jurídico conforme a la norma


fundamental del Estado, 1994

Domínguez Guillén; Transcendencia de la Constitución en el Derecho Civil


Venezolano, 2018

(WILLOUGHBY, Westel W; The Constitucional Law of the United States, 1929).

Constitución de la República de Venezuela de 1961 con la reforma de 1983.

Constitución de la República Bolivariana de Venezuela del año 1999, con la


enmienda de 2009.

Kristopher Johann Arias Barrios, Revista de Estado de Derecho: año 1 n°2 julio -
diciembre 2019, Enfoque constitucional de los fines del estado venezolano, año
2019

Tribunal Supremo de Justicia, Sala Constitucional Sentencia No. 1784 de fecha 30


de noviembre de 2011; Exp No. 10-0036.

Tribunal Supremo de Justicia. Sala Constitucional. Sentencia No. 85, de fecha 24


de enero del 2002; Exp. No. 01-1274.

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