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Hoy en día y en gran parte gracias a las plataformas digitales, existen muchas
personalidades que nos son conocidas, tanto en el ámbito secular como en el
cristiano, y eso nos ha llevado a creer en personas y no el poder de Dios. No
obstante, recordaremos en esta clase, en donde debemos fijar nuestra mirada.
En los versículos del 7 al 18, el apóstol trata el tema del nuevo pacto,
menciona ciertos elementos para demostrar la superioridad del NP. Pablo
específicamente aclara dos cosas: cuando Israel lee el AT están ciegos, esta
ceguera no es eterna, llegara el día en que el velo sea quitado. Indica también que
no es posible convertirse al Señor Jesucristo sin llegar al conocimiento del Espíritu.
La medula de la vida cristiana es la transformación espiritual, es decir, si Cristo
cambia nuestras vidas terrenales, y en lo físico y en lo emocional, y que bueno, que
bendición, pero cuando nuestro espíritu es verdaderamente transformado ahí es
cuando se nota que ha sucedido algo extraordinario en nosotros, no lo tienes que
decir, se nota.
Somos transformados por medio del Espíritu de Dios, de gloria en gloria
porque eso es lo que Dios es, es Glorioso, y como va a actuar el sino de esa forma.
“De Gloria en Gloria” Es una expresión de esperanza que lleva implícito un final
relevante, un final glorioso.
Juan 4:14 “más el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás; sino
que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna.”
No es el agua, sino El es quien da el agua; cuando comenzamos a entender
el lugar que le corresponde a cada cosa, entonces estás pueden realizar su trabajo
correctamente.
Repite conmigo ¡No debo intentar hacer el trabajo del Espíritu Santo!
Sé consiente de que no eres perfecto, por eso debes ponerte en manos de
Dios al despertar cada mañana y dejar que su Espíritu dirija tu vida.
Cuando alguna persona hace algo que me gustaría cambiar de ella, oro a
Dios para que si en efecto necesita ser cambiada lo haga y si no que cambie mi
pensamiento.
Te invito a hacer dos listas. En la primera enumera todas las acciones a favor
de la iglesia que como ser humano puedes realizar, y en la segunda enumera las
acciones que únicamente el Espíritu Santo es capaz de hacer.
En una ocasión, un joven que tenía mucho tiempo sin asistir al templo, por
fin regreso, no obstante este lo hizo dado que tenía problemas económicos, está
persona estaba desesperada, y al finalizar el servicio, se acercó a mí para pedir
consejo, pues no quería faltar a la iglesia pero el trabajo se lo impedía, el hecho de
que pusiera “peros” hacía que me enojara mucho, y le regañé para hacerle entender
que Dios era más importante que todo, pero él seguía insistiendo sus “peros”,
entonces al borde la desesperación oré a Dios y dije “señor tu habla con él porque
a mí no me hace caso” en ese momento algo salió de mi boca, no supe que fue,
pero el joven lloró, me abrazó y dijo “gracias, muchas gracias, necesitaba escuchar
eso” aún no tengo idea que dije, porque estoy segura que no fui yo, fue el Espíritu
de Dios, consolando a quien necesitaba ese consuelo, no un regaño humano, un
consuelo y un abrazo de parte de Dios.
Dia 2
Por Chay Levi
El Padre de gloria
Las Escrituras dicen que nadie puede ver la gloria de Dios y permanecer vivo.
Pero hubo alguien cuyo anhelo de conocer a Dios, no sólo sus obras, le permitió ver
parte de su gloria y no morir en el intento. En este plan veremos a Dios desde el
punto de vista de Moisés. Dejemos que el Señor abra nuestros ojos para verlo de la
misma manera.
Exodo "Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos
de Israel: «YO SOY me ha enviado a vosotros»" Éxodo 3:14 (LBLA)
Yo Soy el que soy: la grandeza de Dios
Fue un momento crucial en la historia bíblica. Dios se aparece a Moisés en
la zarza ardiente para llamarle a sacar a su pueblo de la esclavitud. En el
conmovedor intercambio, Moisés pregunta por el nombre de Dios. Hay que tener en
cuenta que, en la cultura israelita, tu nombre no era una etiqueta, sino que revelaba
quién eras. Los nombres importaban.
"Y dijo Dios a Moisés: YO SOY EL QUE SOY. Y añadió: Así dirás a los hijos
de Israel: «YO SOY me ha enviado a vosotros»" Éxodo 3:14 (LBLA). Esa respuesta
no es tan clara, ¿verdad? ¿Qué está diciendo Dios sobre sí mismo? «YO SOY EL
QUE SOY». Como mínimo, este nombre es bastante enigmático y misterioso. Pero
eso cuadra, ¿no es así? Hay misterio respecto a Dios. Él es incomprensible. ¿Quién
sino Dios tendría un nombre como éste? «YO SOY EL QUE SOY».
Pero podemos decir más sobre este nombre. Sugiere que Dios tiene vida en
sí mismo. Es completamente libre, auto existente y soberano. Es eterno e inmutable.
No depende de nada más y, por lo tanto, es invencible. Hace lo que quiere. Su
Palabra no puede ser detenida. Todo esto significa que Dios es digno de confianza.
Él tiene el poder soberano de venir a través de nosotros. Esto es lo que Dios es:
soberano, inmutable, eterno, auto existente, libre. La fuente de toda la vida en todas
partes. Independiente. Misterioso. Incomprensible en su grandeza. Completamente
digno de confianza.
Dios le da a Moisés una versión abreviada de su nombre cuando le dice: "(...)
Así dirás a los hijos de Israel: «YO SOY me ha enviado a vosotros»" Éxodo 3:14
(LBLA). Aquí es donde las cosas se ponen interesantes. Porque cuando Jesús
aparece en escena en el libro de Juan, utiliza siete afirmaciones «Yo soy» para
describir quién es él, como «Yo soy la puerta», «Yo soy la vid» y «Yo soy el pan de
vida». Estas afirmaciones son un eco del pasaje de la zarza ardiente de Éxodo 3.
Pero hay más. En una de las discusiones, Jesús dice a los judíos que estuvo
vivo durante la vida de Abraham. Ante esto, los judíos se vuelven apopléticos. Están
furiosos por lo que Jesús está sugiriendo, pero Jesús no retrocede ni un
centímetro. "Jesús les dijo: En verdad, en verdad os digo: antes que Abraham
naciera, yo soy." Juan 8:58 (LBLA). Jesús no dice: Antes de que Abraham naciera,
yo ya existía, o ya estaba vivo. No, en una referencia puntual a Éxodo 3, Jesús
proclama: "(...) antes que Abraham naciera, yo soy." Juan 8:58 (LBLA)
Los judíos entendieron exactamente lo que decía Jesús. Así que agarraron
piedras para matarlo, porque estaba afirmando ser Dios. Este es Jesús, el mismo
que habló a Moisés en la zarza ardiente, el gran «YO SOY», soberano y eterno e
inmutable, que vino para rescatar a su pueblo de la esclavitud.
Estad firmes y ved
"Pero Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes y ved la salvación que
el Señor hará hoy por vosotros; porque los egipcios a quienes habéis visto hoy, no
los volveréis a ver jamás" Éxodo 14:13 (LBLA)
Hay un acontecimiento al que las Escrituras vuelven una y otra vez. De hecho, el
Antiguo Testamento se refiere a este acontecimiento cien veces. No sólo es el
ejemplo central del poder de Dios para rescatar a su pueblo, sino también la imagen
principal del Antiguo Testamento, de lo que Dios hace por nosotros en Cristo.
Este acontecimiento central es el Éxodo, la liberación de los israelitas de la
esclavitud con las diez plagas y la separación del Mar Rojo. Pero el Éxodo no sólo
tiene una importancia teológica primordial, sino que también es el mayor estímulo
práctico para la vida espiritual.
Moisés y los israelitas han llegado a la orilla del mar cuando ven que el
ejército egipcio se les echa encima. El pueblo está aterrorizado. Después de todo lo
que han pasado, ¿van a ser masacrados cuando casi lo han conseguido? Se quejan
amargamente a Moisés.
La respuesta de Moisés es un clásico. Este es su mejor momento de
liderazgo. "Pero Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes y ved la salvación
que el Señor hará hoy por vosotros; porque los egipcios a quienes habéis visto hoy,
no los volveréis a ver jamás" Éxodo 14:13 (LBLA). Estas palabras son palabras que
dan vida. Hablan de nuestros abrumadores problemas y necesidades. Hablan de
los mayores desafíos de nuestras vidas. Hablan de los problemas con los que
estamos luchando ahora mismo. Considera tu mayor carga mientras escuchas en
oración la voz de Dios para ti: "(...)No temáis; estad firmes y ved la salvación que el
Señor hará hoy por vosotros;" Éxodo 14:13 (LBLA)
Los israelitas se encontraban en una situación imposible ese día. Tal vez tú
sientas que estás en una situación imposible ahora mismo. No es imposible para
Dios. Nada es demasiado difícil para Dios. Él puede hacerlo. Confía en el Señor con
todo tu corazón. Clama a él. Niégate a ceder al miedo, porque el Señor luchará por
ti. ¿Por qué no clamas a él ahora mismo?
Muéstrame tu gloria
"Entonces Moisés dijo: Te ruego que me muestres tu gloria. Y Él respondió:
Yo haré pasar toda mi bondad delante de ti, y proclamaré el nombre del Señor
delante de ti; y tendré misericordia del que tendré misericordia, y tendré compasión
de quien tendré compasión." Éxodo 33:18-19 (LBLA)
A lo largo del libro del Éxodo, vemos la grandeza de Dios. Vemos la grandeza
y la gloria de Dios en la zarza ardiente, en las diez plagas sobre Egipto, en la
separación del Mar Rojo, en la destrucción del ejército del Faraón y en muchas otras
cosas. Quizás más que en cualquier otro libro del Antiguo Testamento, vemos el
poder, la gloria, la majestad, la grandeza, la soberanía y la santidad de nuestro gran
Dios.
Entonces, después de todos estos increíbles acontecimientos, Moisés hace
esta audaz petición a Dios: "Te ruego que me muestres tu gloria" Éxodo 33:18-19
(LBLA). La petición revela la pasión de Moisés por Dios. No una pasión por lo que
Dios puede hacer por Moisés, sino una pasión por Dios mismo. Esta es una pasión
no por el poder de Dios, sino por el rostro de Dios. Por Dios mismo.
Agustín escribió una vez: «Dame un hombre enamorado; él sabe lo que
quiero decir. Dame uno que anhele; dame uno que tenga hambre; dame uno que
esté lejos en este desierto, que tenga sed y suspire por el manantial del País Eterno.
Dame esa clase de hombre; él sabe lo que quiero decir. Pero si le hablo a un hombre
frío, no sabe de qué hablo». Esto describe a Moisés en el Éxodo 33.
Dios amó la petición de Moisés y respondió afirmativamente. Pero fíjate en lo
que dice Dios cuando responde: "Y Él respondió: Yo haré pasar toda mi bondad
delante de ti, (...)" Éxodo 33:19 (LBLA). No su grandeza, sino su bondad. Cuando
Dios revela la esencia de su gloria a Moisés, revela su bondad. Sí, la grandeza de
Dios es vital, pero la gloria de Dios se ve principalmente en su bondad.
A la mañana siguiente, Dios cumple lo prometido y revela su gloria a
Moisés. "Y el Señor descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras este
invocaba el nombre del Señor. Entonces pasó el Señor por delante de él y proclamó:
El Señor, el Señor, Dios compasivo y clemente, lento para la ira y abundante en
misericordia y fidelidad;" Éxodo 34:5-6 (LBLA)
Cuando Dios revela su gloria a Moisés, proclama su bondad, que es
misericordioso y clemente, lento para la ira y amoroso, fiel y perdonador. La gloria
de nuestro Dios y la gloria a nuestro Dios por siempre y para siempre Amen.