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Asesoramiento psicológico a familias en situaciones de

riesgo psicosocial
Taller para madres y padres sobre educación
afectivo-sexual

Carla Ferrer Hernández


Gema García Escandell
Laura Zafra Navarrete
ÍNDICE
1. Introducción: Conceptos generales

2. Diferencias y estereotipos

3. Tecnología

4. Pornografia

5. Salud sexual

5.1 Métodos anticonceptivos

6. Afectividad.

7. Conclusión/Justificación
1. Introducción: conceptos generales.

La Organización Mundial de la Salud define la sexualidad como “un aspecto central


del ser humano a lo largo de la vida y tiene en cuenta aspectos como el sexo, la
identidad y roles de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad
y la reproducción” (OMS, 2006)

Entre los conceptos que se van a abordar en este trabajo se encuentran el sexo, el
género, la orientación sexual o la conducta sexual. Según se puede ver en Corona y
Funes (2014), estos términos se definen de la siguiente manera:

- Sexo hace referencia al conjunto de características constituídas por los


genitales y las disposiciones cromosómicas y neuroencefálicas.
- En cuanto a la identidad de género estos autores la definen cómo la propia
convicción de pertenecer al género masculino o femenino. En relación a este
concepto puede aparecer aquello que conocemos como disforia de género.
Este último término alude a la tensión producida por la no-concordancia entre
el género y el sexo de una persona.
- La orientación sexual hace referencia a el vínculo o la atracción sexual y
afectiva hacia otros individuos. En este sentido se puede diferenciar entre
aquellos que se sienten atraídos por miembros de su mismo sexo
(homosexuales), del otro sexo (heterosexuales) o quienes se sienten atraídos
por ambos sexos (bisexuales).
- La conducta sexual aparece definida como la forma en la que se transmiten o
se hacen evidentes los afectos y las pasiones sexuales. Estas conductas
abarcan los besos, el sexo, las caricias…

Todos estos elementos forman parte de la sexualidad de los seres humanos y cada
persona lo experimenta, expresa y conoce en relación al conjunto de normas
sociales, prácticas y creencias que regulan su conducta (Polanco y Martín, 2017).
2. Diferencias y estereotipos.

Generalmente acostumbramos a pensar que la diferencia más acentuada en el


desarrollo de la sexualidad es la referente a las diferencias de sexo o género, pero
además de esto también existen diferencias, por ejemplo, según la edad. En este
sentido, mientras los adultos son capaces de distinguir sus sentimientos o sus
pasiones de otros pensamientos o impulsos, los niños aprenden esto muy poco a
poco. Los adolescentes en referencia a esto tienden a confundir sus sentimientos,
que además les repercute en su actividad sexual cosa que también les provoca un
sentimiento de incontrolabilidad sobre sus genitales sintiendo que su actividad es
abrupta e incontrolable (Rodríguez, Oliva y Gil, 2007).

Entre las diferencias de género encontramos un abanico más grande de fuentes de


disparidad. La primera de estas es sin duda la diferencia entre la anatomía y la
fisiología entre el sexo masculino y femenino. En el trabajo de López et al (2011)
que lleva por título “Diferencias sexuales en la sexualidad adolescente: afectos y
conductas, se expone lo siguiente:
Los niños generalmente manifiestan más actitudes sexuales que las niñas como:
fantasías sexuales explícitas, masturbación, juegos sexuales explícitos, tocamientos
o muestra de sus genitales… Sin embargo, las niñas se masturban más con objetos,
sienten más interés por la imitación de besos o conductas relacionadas con besos y
caricias o las relacionadas con la seducción y el enamoramiento.

Parece que estos patrones de conducta están cambiando y son cada vez menos
evidentes, por lo que chicos y chicas son cada vez más parecidos forjándose un
patrón sexual y emocional muy concordante. En este sentido parece ser que las
chicas toman cada vez más la iniciativa y tienen más libertad para tomar decisiones.

Por otra parte, es necesario comentar que existen diversos trabajos como el de
Reverter-Bañon, (2007) que ponen en evidencia que las diferencias tienen un
carácter más social o cultural que verdaderamente científico o cerebral.

Para concluir, parece que las niñas se inclinan más por las pautas
afectivo-relacionales y los niños más por aquellas ligadas a aspectos
erotico-sexuales. Por esto, a pesar de que cada vez sus actitudes son más
similares, sus motivaciones son diferentes. (López, Carcedo, Fernández-Rouco,
Blázquez y Kilani 2011; García, Menéndez, Ferández y Cuesta, 2012).

3. Tecnología.

Siguiendo el hilo de la diferenciación entre hombres y mujeres, pasamos a


comprobar los comportamientos sexuales que tienen los adolescente desde las
Redes Sociales, dentro de los cuales también veremos que existen diferencias entre
ambos sexos.

Es importante estudiar dicha dimensión tecnológica porque, como todos/as vivimos


día tras día, la tecnología ya forma parte de nuestras rutinas, y tal y como afirman
Díaz, Mercader y Gairín (2019, citado por Guerrero, 2021), los adolescentes son el
grupo social más afectado por esta invasión tecnológica, ya que se encuentran en
una etapa de cambios y transiciones en todos los aspectos de sus vidas.

En este sentido, Pacheco, Lozano y González (2018) manifiestan que las acciones
sexuales más practicadas por los adolescentes desde las redes sociales son el
cibersexo, el grooming y el sexting. Además, gracias a la investigación realizada por
dichos autores, se afirma que el sexting es la acción más practicada, obteniendo un
porcentaje de 72% de los 322 usuarios estudiados.

Por ello, procedemos a entender dicho concepto, el cual se entiende como la acción
de enviar y recibir mensajes sexuales escritos, no hablados (Guerrero, 2021), pero
además, esta acción abarca también el hecho de enviar no solo mensajes, sino
cualquier contenido sexual, ya sean fotografías y/o vídeos (Fleschler-Peskin et al.,
2013).

En esta misma línea, también es importante mencionar que dicha práctica, según
Guerrero (2021), empieza a llevarse a cabo por presión de la pareja, incrementando
así la violencia de género, ya que en muchas ocasiones el contenido sexual
utilizado se hace público, es decir, aumenta la exhibición. No obstante, hemos de
añadir que cada vez más aplicaciones de redes sociales como el TikTok ofrecen la
posibilidad de “habilitar el modo restringido” para evitar ver contenido sexual,
violento o que pueda dañar la sensibilidad de los adolescentes.

Además, dicho autor también afirma que el sexting afecta más al sexo femenino
porque en esta práctica desaparece el apego emocional, aspecto en el que las
mujeres, según Lafont (2005), toman un papel activo, mientras que el sexo
masculino lo toma en la sexualidad en sí misma.

4. Pornografía

España junto con Italia, somos el único país de Europa en el cual no tenemos una
materia de educación sexual obligatoria en las escuelas. Actualmente, con la
llegada de la LOMLOE, Ley Celaá, la Educación Sexual va a recogerse
explícitamente como materia transversal en el currículum, tanto para Primaria como
para Secundaria. Aunque hay ciertas propuestas políticas, como el pin parental, que
permitiría a familiares o tutores legales negar la asistencia de sus hijas e hijas a
dichas clases.

La Encuesta nacional sobre sexualidad y anticoncepción (2019) realizada por la


Sociedad Española de Contraconcepción (SEC) a jóvenes españoles entre 16 y 25
años muestra como el 68’5% de los adolescentes consideran que no han recibido la
suficiente formación sexual y por eso acuden a los sitios como internet, en este
caso, a la pornografia.

Un informe realizado por la fundación Save the Children (2020) llamado


(Des)información sexual: pornografía y adolescencia afirma que más de 1700
adolescentes empiezan a ver pornonografía aproximadamente a los 12 años. Este
estudio revela como 7 de cada 10 adolescentes consumen pornografía
frecuentemente y como más del 50% la utilizan para extraer ideas y ponerlas en
practica en sus relaciones sexuales. Sin duda estos datos son bastante alarmantes
y nos hace cuestionarnos, aún más, la necesidad de tener una asignatura de
educación sexual en las escuelas que permita a los jóvenes tener información sobre
sexualidad y no tener que recurrir a internet ni a la pornografia para aprender sobre
esta. El problema que subyace a estas cifras es que la mayoría de las imágenes
que se pueden observar en la pornografía exponen una imagen cosificada de la
mujer como mercancía o ente de placer masculino (Ballester, L., Facal, T., y Roson,
C. (2020).

Aspectos como la sexualización de la infancia, la difusión cada vez más acentuada


de la pornografía o la concepción del sexo como mercado son impuestos hoy en día
como aspectos lucrativos que se perpetúan en una sociedad patriarcal (de Miguel,
2021) que educa a nuestros jóvenes.

Por todo esto y dado que cada vez existe un vínculo cada vez más fuerte entre
estos jóvenes y el espacio virtual que puede producir una confusión entre lo real
material y lo real digital, es tan necesaria la educación sexual para tratar de evitar la
perpetuación de esta, poco educativa, escuela sexual que erotiza la violencia como
es la pornografía (de Miguel, 2021).

El excelente libro de Brage, L. B., Fondo, T. F., & Varela, C. R. (2020), titulado
Pornografia y educacion afectivo-sexual muestra como la visualización de
pornografía violenta comporta prácticas sexuales agresivas y como esto puede
desencadenar en cultura de la violacion machista. Y lo más preocupante de esta
afirmación es que no dista de la realidad: en una noticia del periódico “El Español”
queda patente como el video de la violación de la Manada fue uno de los mas
buscados en una de las paginas web porno. Sin duda, esta noticia nos hace
reafirmarnos aún más en la necesidad de educar sexual y afectivamente a los
jóvenes y en general, a la sociedad.

5. Salud sexual

Tal y como exponen Garcia-Vega, Menéndez, Fernández, y Cuesta (2012), en el


proceso de evolución sexual de los jóvenes entran en juego circunstancias como el
desarrollo de su cuerpo, la aceptación de su propia imagen corporal, el aprendizaje
y el desarrollo de su cuerpo y su personalidad, la puesta en práctica de sus primeras
relaciones sexuales y el establecimiento de un modelo de organización de sus
propios valores sexuales. Todo esto se desarrolla simultáneamente a la presión que
ejercen su grupo de pares, las reacciones de sus padres y el desarrollo de su
identidad sexual. Por esta razón, creemos conveniente incidir en el tema de salud
sexual porque, basándonos en la aportación de Alay y Rodríguez (2021), los
jóvenes son el grupo social más vulnerable a la hora de tener relaciones sexuales
de riesgo, sin tener en cuenta las posibles Enfermedades de Transmisión Sexual
(ETS) o embarazos no planificados. Por ello, se procede a nombrar de manera muy
breve las diferentes ETS más comunes con las que se pueden encontrar y en el
siguiente punto se explicarán algunos de los factores que influyen en los
adolescentes para no utilizar precauciones.

En este sentido, Zungri, Simón, Alonso y Puche (2021) explican que las ETS son
diferentes patologías generadas a raíz de algunas bacterias, virus y hongos que
aparecen durante las relaciones sexuales. Además, estos mismos autores
proporcionan una lista con las ETS más comunes:

● Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH)


● Candidiasis oral.
● Enfermedades periodontales.
● Leucoplasia vellosa
● Hiperpigmentaciones orales.
● Úlceras orales.
● Virus del Herpes Simple (VHS)
● Verrugas orales.
● Desórdenes de glándulas salivares.
● Patologías neoplásicas.
● Sífilis.
● Virus del Papiloma Humano.
● Verruga vulvar.
● Papiloma escamoso.

Como vemos, tener relaciones sexuales sin protección puede llegar a tener
consecuencias graves, por eso es importante que la sociedad esté informada, para
que se lleven a cabo prácticas sexuales responsables.
5.1. Tipos de anticonceptivos

A continuación, siguiendo el hilo del apartado anterior, vemos que existen diferentes
métodos anticonceptivos, por ello, Mendoza (2016) aclara que los más
recomendados son los anticonceptivos hormonales combinados, como por ejemplo
el anillo vaginal, y/o solo de progestágeno y dispositivo intrauterino, es decir, un DIU;
y el preservativo, siendo éste la única manera de prevenir las ETS mencionadas en
el apartado anterior. (Pecellín, 2020).

Por otra parte, este mismo autor afirma que tenemos anticonceptivos poco
recomendados por los especialistas, como por ejemplo los anticonceptivos de
depósito, como pueden ser los implantes, o cualquier método natural y/o de
esterilización quirúrgica. Además, nos habla de los anticonceptivos de emergencia,
y se refiere a la pastilla poscoital, es decir, a la pastilla de después para evitar
embarazos no deseados.

En este sentido, es importante resaltar que según la Ley de Salud Sexual y


Reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo (IVE), <<más
conocida como Ley del Aborto>> permite hoy en dia decidir libremente a cualquier
persona si abortar o no, sin necesidad de terceros en el caso de que sea mayor de
18 años.

Sin embargo, esta ley sustituyó a la primera ley del aborto de 1985, que tal y como
se apuntaba en el BOE, solo se permitia abortar en tres supuestos casos: cuando la
mujer embarazada sufriera “riesgo grave para la salud fisica o mental”, en
consecuencia de una“violación” o en caso de que el feto tuviera “malformaciones
fisicas o psiquicas”. No fue hasta la llegada de la actual Ley Orgánica del 3 de
marzo del 2010, de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del
embarazo, cuando se garantizó el derecho a que cualquier mujer, mayor de 18
años, pudiera interrumpir voluntariamente, sin necesidad de terceros, un embarazo
durante las primeras 14 semanas de gestación, pudiendo ampliarse hasta las 22
semanas, en el caso de que se detectara anomalías o enfermedades muy graves
para el feto, y por tanto se produjera un riesgo grave para la madre.

En cuanto al consentimiento de las menores de 17 y 16 años, la actual ministra de


Igualdad, Irene Montero, ha propuesto la modificacion de la ley de aborto (reformada
en 2015 por el Partido Popular), para retirar el permiso de los padres o
representantes legales a la hora de decidir sobre el aborto de estas menores. Esto
no significa que se esté motivando a la sociedad a tener relaciones sexuales sin
protección, ya que dentro de dicha ley (artículo 145 bis) se añade la aplicación de la
penalidad a aquellas personas que interrumpan un embarazo fuera de las opciones
dadas por la ley.

Desde nuestra perspectiva, eliminar o no modificar la actual ley del aborto sería un
retroceso en materia de derechos y libertades de la mujer. Es conveniente no hacer
doble moral sobre el aborto y además, no considerar este método como el más
recomendable y como el más seguro, pero si es necesario mantener está opción
para las mujeres en caso de embarazo no deseado, y por supuesto siendo ellas las
que decidan por encima de la objeción de conciencia de los médicos, como apunta
la ministra de Igualdad.

Ahora sí, una vez repasado esta variedad de métodos anticonceptivos, nos
preguntamos, ¿por qué no se hace uso de estos métodos para prevenir el riesgo de
contraer alguna ETS y/o evitar embarazos no deseados?

Haciendo referencia de nuevo a Alay y Rodríguez (2021), se conocen varios


factores que influyen en el no-uso de estos métodos anticonceptivos, dentro
de los cuales, los autores resaltan que los estereotipos y prejuicios juegan un papel
fundamental, ya que actualmente, todavía se considera que es el hombre el que
debe encargarse de proporcionar el preservativo por ejemplo a las mujeres.

Otro de los factores que comentan estos autores es que en función de la edad de
los jóvenes, el centro médico muchas veces no les facilita el método anticonceptivo
al considerar la edad de éstos muy temprana. Además de la presión que pueden
sentir en su grupo de iguales si el resto del grupo no utiliza ningún tipo de método,
ya que, en el estudio realizado por Martínez et al., (2018) se afirma que para los
adolescentes no existe el riesgo, ni al embarazo no deseado ni a las ETS.

En definitiva, a pesar de que existen muchas variables propias de la adolescencia e


incontrolables en las conductas sexuales de nuestros jóvenes como la impulsividad
o la invulnerabilidad, debemos dar a los adolescentes herramientas adecuadas para
tratar de mitigarlas en la medida de lo posible (García-Vega, Menéndez, Fernández
y Cuesta, 2012), instaurar estilos de vida sexual saludable e incentivar el uso de los
anticonceptivos en los más jóvenes.

6. Afectividad

Además de todo lo expuesto anteriormente debemos tener en cuenta que para que
nuestros adolescentes desarrollen una conducta sexual saludable, debemos incluir
también la educación afectiva entre las prioridades a trabajar con ellos. La
educación emocional/afectiva nos ayuda a prevenir conductas como los actos
violentos,los estados depresivos y otras conductas de riesgo como el consumo de
sustancias estupefacientes. (González, E., 2002).

Las relaciones de pareja se inician a edades muy tempranas y con estas se inician
las primeras relaciones sexuales. En ocasiones, surgen conflictos en las relaciones
afectivas que muchas veces pueden desencadenar en situaciones violentas y
autores como Wisz et al. (2007) argumentan a favor de que uno de los factores de
riesgo es la poca madurez afectiva de nuestros jóvenes y que esta puede suponer
una dificultad añadida a estas relaciones de pareja conflictivas. La edad temprana
del inicio de las relaciones puede suponer un factor para neutralizar el trato y las
expresiones agresivas como forma de comunicación y este es un aspecto muy
importante que debemos tener en cuenta a la hora de trabajar con este colectivo.
(Bermúdez et al, 2018)

En relación con la educación afectiva, en el artículo de Martell, Ibarra, Contreras y


Camacho (2018), aparece como uno de los resultados más concluyentes que el
papel de la familia en el desarrollo de las habilidades comunicativas referidas a
aspectos afectivo-sexuales de los jóvenes el papel de la figura materna es muy
importante. Esta es una de las razones por las que es importante trabajar desde el
núcleo familiar con tal de que se inicie la educación afectivo-sexual desde edades
tempranas con tal de buscar un pleno desarrollo desde las primeras relaciones.

Además, el papel de la escuela y el tener profesionales de la educación bien


preparados en materia de afectivo-sexual garantizará que los jovenes puedan
establecer relaciones sanas y de respeto con otras personas, puedan reconocer
mejor sus emociones y por tanto expresarlas, y sin duda puedan tener relaciones
sexuales satisfactorias, discriminando en cualquier momento conductas violentas
referidas al sexo, al género o cualquier situación.

Conclusión/Justificación

Tal y como se ha expuesto en el apartado de conceptos generales, la sexualidad es


un aspecto central del ser humano que se desarrolla a lo largo de toda su vida. A
pesar de la importancia de esto, en el estudio realizado por Días, Bastos, Marzo y
García del Castillo (2016), se expone que existen pocos estudios que relacionen la
calidad de vida con la regulación emocional en la adolescencia, cosa que sumado a
todo lo anterior expuesto evidencia la necesidad de implementar programas que
versen sobre afectividad y sexualidad en nuestros adolescentes con el objetivo
principal de contribuir en su pleno desarrollo.

La importancia de este trabajo reside principalmente en que la familia es el primer


núcleo educativo en el que nos desarrollamos y por esta razón es importante
trabajar para potenciar las capacidades y las competencias necesarias para que
desde el núcleo familiar sean capaces de transmitir valores y respeto hacia la
diversidad, la igualdad de género y capacidades emocionales y de comunicación
(Suárez, P.A., y Vélez, M., 2018) y estos aspectos son los que se trabajarán en las
sesiones del taller dirigido a padres y madres.

En cuanto a la sexualidad de los jóvenes, es necesario que se establezca en el


currículum una asignatura, en la medida de lo posible obligatoria, de educación
sexual que les proporcione información acerca de prácticas sexuales y conductas de
riesgo e información acerca de anticonceptivos y ETS. La asignatura de educación
sexual es necesaria también para que no acudan a internet en busca de respuestas
y menos a la pornografia que hay hoy en día, no muestra nada de afectividad y que
en muchísimos casos aparecen prácticas violentas y machistas que les hace tener
una visión descontextualizada de la realidad y poder prevenir en un futuro conductas
de violencia de género.
Por último, no podemos olvidar la importancia de formar a los profesionales
educativos en materia de educación afectivo sexual, eduquemos a los jóvenes en
los procesos de búsqueda y construcción de la identidad de género y educar al
alumnado en valores y actitudes positivas hacia la diversidad sexual, favoreciendo
de esta manera la igualdad entre hombres y mujeres y rompiendo con los
estereotipos establecidos.
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