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Hernández Perea Azziel 11/09/18

LA EDUCACIÓN LA SOCIOLOGÍA Y EL PROBLEMA DE LA CONCIENCIA SOCIAL.

Lectura 5: La educación como técnica social en Karl Mannheim

Karl Mannheim dedica su estudio sociológico a tratar de comprender el contexto social

por el que atraviesa Inglaterra en el marco de la segunda posguerra mundial, y proveer

las acciones sociales que debería adoptar el inglés para hacer frente a la coyuntura y

sortear la adversidad. Observa en la educación una posible solución a través de

instalar en la mente social, un mínimo de orientación sociológica, capaz de despertar

en el individuo la capacidad de analizar el contexto que vive y poder tomar decisiones

razonadas en función del futuro colectivo. A está habilidad la llamó: “conciencia

situacional”

La escuela educa para la vida en sociedad, no para el trabajo. La educación tiene

una función social capaz de influir en la conducta humana, y sirve al objetivo de

modelar ciertos tipos humanos: conducta y cultura (Mannheim, 1986, pág. 78). La

educación “renovada” que observó Mannheim es un modelo que mira hacia la

integración de la escuela con la vida misma, y que vuelve obsoletas las barreras que

hacían de la escuela y el mundo categorías opuestas.

Es importante conocer a fondo los aspectos sociológicos de la conducta humana y

hacer a la educación una tarea más humana y social (Mannheim, 1986, pág. 85). La

sociología sirvió a la educación como auxiliar para coordinar la práctica educativa con

las influencias que provienen de instituciones distintas a la escuela, es decir, la familia,

la iglesia, la acción benéfica social. El estudio de la sociología debió verse integrado en

la práctica educativa, pues sirve de método para conocer el ambiente ético y socio

cultural en el que se desenvuelve la sociedad que será educada.

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La sociología más allá de descripciones monográficas, puede ayudar a la sociedad a

contestar preguntas de carácter totalizador como: ¿hacia dónde vamos? ¿Qué camino

es el correcto? etc. No obstante, la función de la sociología en la educación tiene algo

más que aportar. En general contribuye, a través de una correcta orientación

sociológica a la formación de un espíritu social que albergue una consciencia de lo que

se vive en sociedad, y sea capaz de adaptarse a las arbitrariedades de las

trasformaciones sociales (Mannheim, 1986, pág. 92.).

La consciencia situacional, como el autor nombra a esta particularidad, no es un

conocimiento objetivo, es una actitud espiritual que sólo es posible a través de a una

correcta orientación sociológica; suprimir el temor al cambio y la transformación social

en todas sus dimensiones para adaptar nuestra consciencia a una nueva situación

social; reorganiza la conducta, los hábitos y las expectativas (Mannheim, 1986, pág.

89). Carecer de esta actitud pone en un serio riesgo a la sociedad. En un riesgo casi

suicida -ejemplo de ello fue ignorar y negar la amenaza de la formación del Nazismo-

(Mannheim, 1986, pág. 88).

Mannheim observó en la actividad académica gran parte de la culpa por la cual esta

actitud consciente es voluntariamente negada o ignorada. Al no formar en los

estudiantes esa capacidad de adaptación, no atiende cuestiones totalizantes y se

enfoca en el conocimiento especializado; carece del interés por hacer una crítica frontal

a la sociedad, y se resguarda en una posición de aislamiento académico

especializándose cada vez más en su materia de estudio. Este descuido impide ver su

estudio pertinentemente circunscrito en la totalidad social (Mannheim, 1986, pág. 93).

Por otra parte, también desalienta a estudiar las cosas esenciales y adoptar una
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posición firme para defenderla. Se enfoca en crear, inconscientemente, un humano

dócil e influenciable, sin interés por cuestionarse a profundidad situaciones como el

valor de la vida, su sentido etc. (Mannheim, 1986, pág. 95).

El sujeto formado por las instituciones académicas debe presentar las

características, cualidades y atributos mencionados, y hacer frente a discusiones

profundas en una especie de actitud militante: ser capa de discernir y tomar decisiones

consientes y perfectamente razonadas (Mannheim, 1986, pág. 96). Por su parte la

sociedad que habrá de formarse tendrá la adaptabilidad para lograr consensos

colectivos, sin temer discernir, ni poner en riesgo la cohesión social.

Observamos con Mannheim un teórico que puso atención al fenómeno social de la

educación como un agente o factor de primordial importancia, al ser de ella, el motor

del conjunto de decisiones que tomará la política pública, exterior, y a escala menor, las

decisiones personales. Importante también es resaltar que las competencias propias de

la disciplina de la sociología deben ser instaladas en la mente del estudiante en

formación.

REFERENCIAS

Mannheim, K. (1986). Diagnostico de nuestro tiempo. México: FCE.

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