Nombre: María Isabel Lozano Becerro

La encarnación de todos los heroes de caballería en el personaje de Don Quijote

“Pero acordándose que el valeroso Amadís no sólo se había contentado con llamarse

<<Amadís>> a secas, sino que añadió el nombre de su reino y patria, por hacerla

famosa, y se llamó <<Amadís de Gaula>>, así quiso, como buen caballero, añadir al

suyo el nombre de la suya y llamarse <<don Quijote de la Mancha>>, con que a su

parecer declaraba muy al vivo su linaje y patria, y la honraba con tomar el

sobrenombre de ella.” (32)

Desde el principio de la novela se habla de diferentes heroes famosos de caballería y

se deja notar la obsesión que don Quijote tiene por este mundo. En el primer capítulo,

el protagonista ya empieza a definir su autoridad como caballero, se pone un nombre,

pone un nombre a su caballo, consigue sus armas y vestimentas, e incluso se inventa a

una dama y, todo esto, fijándose en todos los libros de caballería que había leído. Don

Quijote afirma que quiere salir a vivir sus propias aventuras, así como sus heroes

vivieron las suyas. Sin embargo, nuestro protagonista no encuentra esas aventuras,

sino que las crea el mismo, de tal manera que son idénticas a las de las novelas de

caballería, no solo por las situaciones que el mismo causa y se imagina, sino que

confunde a las diferentes personas con los personajes de todas esas historias.

A lo largo de toda esta primera parte vemos como vive las aventuras de los personajes

de sus novelas, como el Caballero de la cruz, el marqués de Mantua, el moro

Abindarráez, etc. Con esto, Cervantes no solo muestra la locura de don Quijote por

ser caballero, sino que lleva esta locura a un nivel extremo, puesto que no solo se cree

caballero, sino que piensa que es igual que todos los heroes de los libros de caballería

y romances.
En resumen, Cervantes no solo escribe la historia de un hombre al que los libros

hacen que se vuelva loco y quiera convertirse en caballero, sino que nos muestra, de

una forma cómica, cómo esta locura lleva al protagonista a creer que es uno u otro de

estos personajes (dependiendo de la situación elige al que más le conviene). Pasando

así a presentarse don Quijote en vez de como un nuevo caballero, como la agrupación

de todos los heroes de caballería en uno solo.