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1.

En Fides et Ratio, el Papa Juan Pablo II identifica cinco corrientes de pensamiento actuales
que hacen particularmente difícil la relación entre fe y razón: el eclecticismo; historicismo;
modernismo; cientificismo; y el pragmatismo. Me parece que el común denominador de
estas formas del pensar es la ilusión de la razón de poder construir la totalidad de la realidad
por medio del concepto, del número, la fórmula. La realidad queda reducida al campo del
concepto, de la observación, de la medición, de la cuantificación, de la sistematización.

2. La teología debe superar tanto el racionalismo de una razón que reduce la realidad al
concepto, como el fideísmo que rechaza las posibilidades del intelecto humano para
alcanzar una comprensión siempre mayor de Aquel a quien ama como origen y destino de
todo cuanto es.

3. La fe requiere de la razón, pero no de una razón débil, ideológica, funcional a propósitos


piadosos. La razón requiere de la fe, pero no de una fe cualquiera, sino de una fe adulta,
que la desafíe a pensar más radicalmente.

4. En la dimensión eclesial, la fe nace como respuesta a la iniciativa de Dios, como respuesta


libre del hombre a Dios, para vivir en comunión con Él y con los demás, como una acogida
de la invitación que nos hace a vivir en la amistad con Jesús, según su Evangelio.

5. La teología debe estar en concordancia con los estándares de racionalidad propios de


nuestra cultura. No existe una sola forma de racionalidad. Con todo, el pensamiento es
parte de un desarrollo humano global y, con él, va adquiriendo siempre nuevas formas,
exigencias, estándares. Estas exigencias llevaron a la teología, por ejemplo, a interpretar la
Biblia según las formas en que la historia, la filosofía o la literatura han interpretado sus
propias fuentes

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