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Juan David Rincón Gutiérrez


Dispositivos Electrónicos: ¿En donde quedo el Cara a Cara?

Columnista: Camilo Camargo

Fuente: https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/camilo-camargo/dispositivos-
electronicos-en-donde-quedo-el-cara-a-cara/

Para empezar, siempre hay una preposición, que da un énfasis no muy extenso inicialmente a lo que
refiere un tópico a tratar, y en este caso, dicha preposición o “premisa” esta constatada por una
problemática social y generalizada, es decir, no solo es un asunto a nivel nacional, sino que encaja
una globalización por parte de ello, y esta cuestión es la siguiente, la implementación de una
transmutación en el sistema educativo, arraigada a la pandemia, de lo tangible situacional en las
relaciones sociales, y en la transmisión del conocimiento, a la noción transmisora de un saber
digitalizado.

Dicho de otra manera, el autor de forma inicial otorga una caracterización de los beneficios que
tuvo esta transformación digital en medio de la pandemia, esto, a manera generalizada, es decir, no
solo en el aspecto educativo, sino también en términos sociales, de tal manera que expresa la
facilidad de radicar otras actividades, sin la necesidad de exponerse en ese entonces, al virus de
forma directa, es decir, una mediatización de la virtualidad, con base en ello, se generó un
planteamiento en la reducción de asistencia a larga distancia, o directamente presencial en diversas
cuestiones que pueden ser de carácter laboral, educativo, ideológico/religioso, etc.

Sin embargo, estableciendo un enfoque en terminología de estudio en relación con la educación, se


percibe un factor muy endeble en lo que implica el proceso de aprendizaje y, las metodologías de la
enseñanza, una vulneración en la pedagogía, y esta es, el que no haya una asimilación y
comunicación asertiva entre la información, la cual es expresada por el maestro hacia el alumno
como receptor, genera una diacronía en el aprendizaje, y por lo tanto una deficiencia en el punto
inflexivo a la hora de generar un entendimiento de la temática que se está explicando, en un campo
donde no fluctúa la información a conocer mediante la construcción de las diferentes opiniones en
el campo de un área o materia especifica, es decir, no hay reciprocidad.

Por otro lado, también es necesario recalcar una vez más, los enfoques positivos del aumento de la
digitalización como entorno comunicativo y transmisor en la época de la pandemia principalmente
en la educación, en lo que respecta en su papel como suplencia de lo presencial, y es que, en las
cuestiones experimentales, que se tenían presupuestadas años atrás, esto sin pensar en el
surgimiento de una nueva pandemia, se tenia previsto el uso de dichas tecnologías, para dar una
focalización en el desarrollo de nuevas habilidades por parte de los educandos, no solo en el manejo
tecnológico, sino también, generar en ellos una nueva prospección del crecimiento intelectual
arraizado a las TIC´s.

No obstante, si bien, se generaron diversos factores, tanto positivos como negativos, y se dio a luz, a
una nueva generación de educandos, en los que tuvieron su aprendizaje básico clave a manera
mediatizada por los medios digitales, la cruda realidad de todo esto, y algo que no se discute, es que
hay un impacto radical, un impacto significante en el aspecto socioemocional, una transmutación,
donde la carencia de un entorno social tangible, es generador de la desconexión de la realidad, y por
lo tanto, hay una deficiencia en el desarrollo de otras habilidades que instauran al ser humano como
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persona, y estas son principalmente vitales en el desarrollo integral de un alumno, empatía,
tolerancia, y compasión.

Así mismo, se deduce que, el entorno interactivo es sustancial para el crecimiento intelectual e
integral del alumno, para a futuro ser “persona” y no “ser humano” en su compostura de
simplicidad mas básica, el autor, a manera de ejemplo, visualiza el “como” un infante desarrollado
en una etapa de dominio meramente electrónico e inmersivo, en comparación de un infante en un
medio de interacción y relaciones mínimas, por lo menos en su núcleo familiar, carece de la
formación en la base de muchos factores imprevisibles para una persona en su adultez, como lo son
la resolución de conflictos, la compresión empática y el entendimiento de un acontecimiento desde
variabilidad de perspectivas enfocadas en el análisis visual del infante aprendido como agente
socializador.

Añadiendo a ello, entonces se entiende la siguiente cuestión, mientras que la vida y entorno social
del educando como ser estudiantil y como persona en términos generales, se desarrolla con base a
las redes sociales, y el medio electrónico/digital, se da por resultados, una disminución y déficit de
interpretación en lo que refiere la inteligencia emocional, es decir, se observa claramente, como el
medio digital conlleva un dominio emocional de las personas, en el que por un lado, se generan
diversas interpretaciones erróneas, esto, como consideración de que el medio digital es ajeno al ser
humano en su esencia, y por lo tanto, la expresión emotiva respecto a una situación, o simplemente
una cuestión genérica, se puede reinterpretar desde la perspectiva únicamente de una persona.

Por lo tanto, el desbalance interpretativo generado por el medio digital, termina siendo causal de
muchas discordias, e incoherencias, generando en el otro individuo una “ruptura” emocional, dado
que la transmisión de la información pudo o no ser, asimilada de la manera correcta o con la
intencionalidad que arraigaba tal información, a raíz de ello, se generan multitudes de emociones
negativas, en mayor o menor medida, principalmente todo se concibe en la ansiedad, y por ello, una
inhibición de la capacidad de expresión “cara a cara” como menciona la nomenclatura de la
columna de opinión, se da por hecho el molde de un ser apático, mecanizado, sin comprensión, sin
conocimiento de lo “humano”.

Ahora bien, situándonos finalmente como punto inflexivo, es decir, un maestro de la educación, es
necesario repensar la educación actual, vitalizar de nuevo el dialogo como medio constructor de
coherencia emocional e intelectual, establecer el dialogo como el eje de las interrelaciones, tanto
como maestro – alumno, como entre alumnos mismos, “dar la cara”, es decir, afrontar las diversas
situaciones que se pueden dar en la vida, pensar, sospechar, y decidir.

Consecutivamente en la situación pandémica, y en la actualidad, no deja de primar el hecho de


reducir las brechas de vías de acceso a la educación y optimizar la calidad de aprendizaje “Con el
fin de mejorar los resultados del aprendizaje, el país, primero que todo, necesita fijar expectativas
claras de los valores, los conocimientos y las competencias que deben adquirir los estudiantes en
cada etapa del ciclo educativo” (Organizacion Cooperativa para el Desarollo Economico [OCDE],
2016), dando por hecho, la problematización que presenta el sistema educativo colombiano, dando a
relucir sus carencias principalmente en la pandemia, disparidades que surgieron a flote, y que tienen
surgimiento en orígenes socioeconómicos y el mismo monopolio radicalizado estatalmente.

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