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ilusionismo, popularmente denominado magia, es un arte escénico, subjetivo, narrativo y espectáculo de

habilidad e ingenio, que consiste en producir artificialmente efectos en apariencia maravillosos e


inexplicables mientras se desconoce la causa que los produce. Estos efectos (desapariciones,
transformaciones, uniones, lecturas de la mente, etc), que fingidamente hacen parecer realidad lo
imposible, se conocen como efectos, juegos de manos, ilusiones y vulgarmente como trucos de magia.
Dentro de la magia caben diversas especialidades: fantasistas, prestidigitadores, prestímanos,
cartomagos, mentalistas, escamoteadores y reyes de la evasión con o sin ataduras, que protegen sus
trucos con el compromiso del secreto profesional.
Conocido bajo los diversos nombres de magia simulada, magia blanca o escamoteo, el ilusionismo se
remonta a la más lejana antigüedad.
Los primeros datos escritos y documentados de magia vienen de Egipto, hace más de 4000 Años. Un
dibujo en la pared de una cámara mortuoria de la ciudad de Beni Hassan —trazado probablemente 2200
años antes de Cristo— representa a dos hombres dedicados a realizar con unos cuencos en forma de
copa lo que parece un truco de ilusionismo. Los jeroglíficos que indican salida de debajo dan la impresión
de confirmar que debajo de una de las vasijas se encuentra una bola o algún pequeño objeto redondo, a
punto de aparecer en forma mágica.
Henry Westcar, un aventurero británico, descubrió en 1825 el papiro Westcar, primer documento que
describe una función mágica realizada por el mago Dyedi en la corte real de Khufu (Keops). El papiro
ilustra la categoría única y especial de la que gozaba el arte del ilusionismo. Según aquel texto, Dyedi era
toda una leyenda entre los hombres. Se le atribuían ciento diez años de edad y unos apetitos que
rivalizaban con los dioses. Su mera presencia inspiraba temor a los hombres normales. Hasta el faraón
omnipotente solicitó que compareciese ante él.

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