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KLEBER DUARTE BARRETTO Nacido en Itapira — SP — Brasil. Psicdlogo por el Instituto, de Psicologia de la Universidad de San Pablo (IPUSP), Magister y Doctor en Psicologia Clinica por a Pontificia Universidad Catélica de San Pablo (PUC-SP). Miembro fundador del LET — Laboratorio de Estudios de la Transicionalidad (PUC-SP). Lider del Grupo de Investigacion sobre Acompaiamiento Terapéutico, registrado en la base de datos del CNPq — Consejo Nacional de Pesquisa (Brasil, 2004). Actualmente, el autor se encuentra en proceso de elaboracién de otros dos libros que componen la trilogia Andanzas con Don Quijote y Sancho Panza: Estética y Po-ética en el Acompafiamiento Terapéutico (vol. 2) y Lo Sagrado en el Acompaiamiento Terapéutico (vol. 3). mi WANDA CAMPIBE us, Bx FBCOGI ‘up. 363i Kleber Duarte Barretto ETICA Y TECNICA EN EL ACOMPANAMIENTO TERAPEUTICO Andanzas con Don Quijote 1 y Sancho Panza 1" Edicién en espafol WYIMABER —suctecbonen Sio Paulo — Brasil 2005 Ficha Catalogrifica Barro, Kleber Duane Bsa yténica en el acompariamiento terapéutico:andanzas con Dom Quijote y Sancho Panza. Sio Paslo:Sobomost/ Unimarco Eeitora, 2005, 206. Bibliogratin (Gatalogado por ol Seivicio de Bibhotces de Ia Univessida “Traduecién: Constanza Gigante y Pablo Dragorto Revision técnica: Walter Moure Universtpap Sko Marcos Rector: Ernani Bieudo de Paula Vicerectora Académica y de Relaciones Internacionales: Luciane Miranda de Paula Vicerector de Gestién y Desarrollo: Marcio Luiz Miranda de Paula Unimarco Eprrora Presidente: Luciane Miranda de Paula Editor: Reynaldo Damazio Revisién: Marcia Rodrigues Nunes Gravura de la Tapa: Gustave Dore ‘Tapa: Simone de Castro Pinheiro Machado Diagramacién: Simone de Castro Pinheiro Machado, Regina Kashibara Consejo Editorial: Alvaro Cardoso Gomes, Carlos Felipe Moist, Fabio Magalhies, Femando Novais, Ismail Xavier, Manuel da Costa Pinto, Marcelo Perine, Myriam ‘Augusto da Sia Vilarinho, Paulo Roberto de Almeida, Sergio Palo Rovanee Direccign: Av. 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SUMARIO Presentacin ala edicién en espaol Prélogo: Capitulo En el cual se introduce cl recorrido sinuoso de esta caminata worsen 21 Capitulo 1 Donde se cuentan las motivaciones de tamafias aventuras, Capitulo 11 Dela importancia de la ihusién en la constitucidn de la subjetividad, ye la realidad Capitulo 1V En el cual se discuten algunos aspeccos del suftimiento humano .. Capitulo V Del cual se resalta la funci6n de bolding. Capitulo VI De aquella funcidn, muchas veces confundlida con la anterior (bolding), pues caminan tan prdximas que comiinmente no guardamos las debidas distinciones: la continencia, o Capitulo VIE En el cual se trata de la no menos importante funcién de presentacién de objeto Capitulo VIII En el cual se aborda la funcidn de manipulacién corporal (bundling) yelcontacto con las necesidades corporal. 9) Capitulo 1X Del valor de la desilusién, o incluso, de la capacidad de discriminacién realidad subjetiva y realidad compartida sun 107 Capitulo X. Donde te discute la fancién de interdiccién. wrists Capitulo XI Dela no menos valiosa funcién de intetlocucién de los deseos y angustias Capitulo XI Dela intrincada y sutil funcién de discriminacin de campos semanticos: - a Capitulo XIN En el cual se reflexiona sobre la funcién especular yl surgimiento dela experiencia estética 141 Capftulo XIV De aquella no menos apaciguadora funcién de aliviar las ansiedades persecutorias 3 Capitulo XV (Que trata de la funcién del acompafiante como modelo deidentificaci6n .. 159 Capitulo XVI Donde se adentra en el campo dela transicionalidad y se discute la participacién de la persona del terapeuta en el trabajo clinic see 167 Capitulo XT En que se observan las trasformaciones ocurridas en Sancho Panza partic de la convivencia con Don Quijote y viceversas y otras aita ms. 179 Capitulo XVII Dela fandamentacién del AT como un campo de experimentar/vivenciar y cuya técnica privilegiada de intervenciénes el manejo. 191 Capitulo XIX ‘Que trata de las referencias bibliogréficas .. 203, PRESENTACION DE LA EDICION EN ESPANOL J acompaitamiento terapéutico ha hecho su camino desde sus, ‘comienzos en el Buenos Aires de los afios 70. Durante las primeras dos decadas se expandié como practica innovadora en los tratamientos de salud mental, posibilitando el abordaje ambulatotio de los pacientes mas graves e hizo sus primeros cimientos teérico-técnicos a través de textos pionetos. Ultimamente se ha consolidado como profesién al diferenciarse de otros roles en los equipos de salud, establecer su especificidad a través de un aumento considerable de Ia produccién teérica y expandir su implementacién a Areas como Ia integraci6n escolar, las disca- pacidades y Ia vejez, El eslabén més reciente de esta cadena se manifiesta en un movimiento de organizacién creciente observable cen Ia realizacién sistemética de congeesos y jornadas provinciales, nacionales ¢ internacionales, asi como la aparicién de asociaciones de acompafiantes’ y el surgimiento de tecnicaturas universitarias que otorgan titulos oficiales. Es solo cuestion de tiempo que los acom- pafjantes logren la colegiacién profesional y Ia plena inclusién en las, leyes que regulan las prestaciones de salud Conoci a Kleber Duarte Barretto durante el 2do. Congreso Argentino de Acompafiamiento Terapéutico que organizamos en Cérdoba, en septiembre de 2001. Aparecié casi sin aviso previo presentando dos trabajos: “Vértice estético en el acompafiamiento terapéutico: repercusiones de la clinica del self” y “Formacién del A.T.”, basados en su experiencia personal de largos aos como Acompafiante y en su tesis de maestria devenida libro. Quizas por esas cosas de las experiencias comunes de quienes ejercen una misma profesién o por la natural simpatia de Kleber, al cabo de unos minutos étcos de Bahia Blanca y, desde 2003, la Asociacién de Acompafantes Terapéuticos de Ia Repiiblica ‘Argentina (AATRA) Kibet Duarte Bareeto ya era uno mis del grupo. Durante dos dias compartimos experiencias de trabajo, discusiones fecundas y nuestros respectivos proyectos y esperanzas en relacién al acompaiamiento terapeutico, un recurso al {que se apcla permanentemente en Ia clinica y con escaso reconocimicnto formal por parte de los sistemas de salud. Coincidimos en que la producci6n teérica y la publicacién de estudios y textos que dicran ‘cuenta de los logros terapéuticos del acompafiamiento era un elemento indispensable para acortar esa brecha, Me cabe ahora el orgullo de presentar Ia edicién en espafiol de tun libro llamado a constituirse en un clisico de la bibliografia acerca del acompaiiamiento terapéutico, tanto por su riqueza conceptual como por su originalidad. : E] relato se apoya en tres hebras hibilmente trenzadas por el autor: los conceptos claborados por Donald Winnicott, las experiencias del autor y de otros acompafantes y los extractos del Quijote oportunamente escogidos. Laestructura del libro, la forma de titular los capftulos, asf como cl estilo de la narracién emulan a la novela cervantina, resultando la ectura misma en una experienéia creativa. El lector es llevado entre arcaismos, llamadas e invitaciones en un recorrido que incluye las andanzas de Sancho junto a su sefior y las no menos fascinantes de los acompafiantes terapéuticos con sus acompafados. El resultado no podria ser mejor: un texto que permite a quien se acerca por primera vez a esta temética formarse una clara idea del quehacer de un A.T. Para los acompafiantes, las posibilidades son aan mayores: lograr una profunda comprensi6a de su tarea a partir de la conceptualizacién winnicotteana, herramienta idénea para la teoti- zacién de los fendmenos y vivencias que se dan en cada encuentro con nuestros pacientes. Habiendo trabajado en la traduccién del texto mi compromiso es mayor al de un simple presentador. Quiero agtadecer a Kleber el haberme confiado su criatura en este viaje al extranjero y a Constanza Gigante su empefio y dedicacién en la traduccion. Brice y tence on ef acompatamions terapéstico Espero que la publicacién en espafiol de “Titica y técnica en el acompafiamiento terapéutico” sirva como aliciente a un intenso intercambio editorial entre los grupos, instituciones y personas que tanto en Brasil como en los paises de habla hispana estin produciendo nuevas modalidades en Ia atencién de la salud. Textos como el que aqui se presenta constituyen un material fundamental para que la profesida de acompafiante terapéutico pueda ser plenamente reconocida como tal. Pablo Dragotto Cérdoba, octubre de 2005, PROLOGO a conceptuacién elaborada por Winnicott sobre objetos y fend- menos transicionales demanda que se tenga, en la situacién cl nica, principios y actitudes diferentes de aquellos tradicionalmente adoptados en la clinica psicoanalitica, Las caracteristicas biolégicas y las potencialidades psfquicas del bbebé hacen que él necesite de un tipo de euidado que solo podri ser suministrado por alguien que esté, frente a él y a su desarrollo, en un estado de devocisn y de relacién empitica, El bebé tiene, desde el iniclo de su vida, una singularidad, que se manifiesta por su ritmo bioldgico, su potencial muscular, por la manera como los diversos 6rganos de los sentidos se manifiestan y se desarrollan. Es fundamental que esas caracteristicas sean captadas e integeadas en la manera cémo sera cuidado por el otro. Evidentemente, el otro estari, también, presente con sus caracterfsticas, con su historia, con su cultura. Lo importante es que esta relacién se constituya de tal forma que le posibilize al bebé existir como ser, y no s6lo como organismo biol6gico. Esto significa que el bebé pueda ser reconocido por la madre y pueda inseribir sus caracteristicas en la subjetividad de Ia madze, lo que le permitird desarrollar un sentido de continuidad y un cierto estilo de ser. Estos dinamismos constituyen un fenémeno en que el bebé y el ‘owo viven en un estado en que no tiene sentido hablar de sujeto y objeto, sino de unidad de ser. Tenemos entonces el establecimiento de la situacién de ilusién, en la cual lo que es necesitado es encontrado y aparentemente creado. Se trata del nacimiento de la realidad subjetiva, responsable por el establecimiento del ser del bebé en el mundo humano. Fs importante esclarecer que la situacién de ilusidn sefialada por Winnicott no tiene relacién con el concepto de ilusién utilizado en la psiquiatria. La ilusién en la psiquiatsfa es entendida como un discurbio perceptivo en que un objeto de la realidad es distorsionado y visto pore individuo de forma subjetiva, mientras que la usin de Winnicott crea la posibilidad de constituir el sentido mismo de realidad. ” Kleber Duarte Barretto A medida que el bebé prosigue en su proceso madurativo se va dando le posibilidad de que pueda discriminar el si-mismo del otro, o que permite, gradualmente, que él pueda no solo exis humano, sino ser con otros humanos. Surgen, entonces, las condiciones para Ia entrada en la realidad compartida. en el mundo. Es interesante observar que la ilusidn vivida en el primer estadio del proceso madurativo va sufriendo metamorfosis. No es posible ir cen direccién a la realidad compartida sin que se pueda encontrar en ella algo de si-mismo’ Tenemos aqui el fendmeno de la ilusidn al servicio de la constitucién y mantenimiento de la realidad compartida De la misma forma, en determinado momento es posible crear una tereera realidad: la imermediaria, Bota werceta realidad Hanah por Winnicott ‘transicional’ permite que el individuo pueda suspender el juicio de lo que soy yo 0 el otro, del adentro y del afuera; del pasado, del presente y del futuro, de lo iriaginado y de lo sucedido, Se abre el campo para el juego, el hacer de cuenta, el era una vez, y para el sspacio intermediatio en formas artisticas a través de las palabras, imagenes, sonoridades, todo lo que pueda ser utilizado como medio de constituit su experiencia existencial. reposo activo. El ser del hombre se crea y recrea en este El mundo en el area intermediaria no es sélo el lugar de encuentro con el otro, sino también consigo mismo, con el porvenir y con lo que nunca existiré. En él tenemos un espacio privilegiado de intervencién en que los diferentes clementos de la organizacion del sef pueden ser trabajados 0 incluso constituidos. El hecho es que no siempre el paciente tiene Ia posibilidad de fancionar en esta dea, lo que significa que el profesional necesitari disponer de esta capacidad para trabajar con los aspectos del seif de su paciente. Winnicott ya afirmaba que. si el paciente no puede jugar, el primer trabajo del analista seri ayudarlo a ser capaz de jugar. Cuando trabajamos dentro del frea de los fendmenos transi- cionales, podemos servirnos del mundo como campo de juego. Fn esta perspectiva, la calle, los elementos de lo cotidiano, las situaciones presenciadas en nuestro caminar porla ciudad, os objetos de la cultura, 2 tice y tkenca on ef acompastamionto terapintco pueden ser instrumentos de intervencién para la movilizacién y /o constituciGn del se/del paciente, siempre que el profesional tenga esta habilidad. Se rompe el espacio del consultorio, ampliéndolo, para ir hacia cl mundo, el espacio donde el acontecer humano se da. Kleber Barretto, a través de este trabajo, presenta de manera consistente y divertida cémo ocurren esos procesos en su prictica, Se trata de un libro en que el lector tendri Ia oportunidad de conocer mis profundamente los principios de la clinica winnicotteana, a través de situaciones clinicas y lo més interesante: teniendo mismo una experiencia en el eampo de los fenémenos transicionales. A través del uso de un objeto cultural, la obra de Cervantes, Kleber lleva al lector ‘una situacién de ilusién, en la que, all acompafiar las aventurns de Don Quijote y Sancho Panza, va acompafiando las situaciones teérico- clinicas de] autor del libro. El lector es capturado para tornatse, también, un participante de las mismas aventuras clinico-literatias narradas a lo largo del texto. Es importante sefialar, ademés, que podemos ir percibiendo a lo largo de Ia lectura cémo la funcién de acompaiante terapéutico se desplaza por los participantes de la aventura, En un momento, el acompafiante es el profesional, en otro, el asi llamado acompafado, en ottos inclusive, el acompaiiante sera Don Quijote o Sancho Panza. De esta manera, vemos ocurrir el fenémeno transicional: la funcién no es poseida por nadie, ella se da allf donde ella puede ocurtir. Pienso que Kleber realiza con este libro una contribucién fundamental, no solo para el campo del acompaiiamiento terapéutico, presentando un modelo de trabajo en esta Area, firmemente con- ceptualizado, sino también para el campo del psicoanilisis. Winnicott, con los conceptos que formul6, ha obligado al psicoanalista a repensar su trabajo clinico. El hecho es que el analista, en la perspectiva winnicotteana, interviene no s6lo con la palabra, sino también con los objetos del mundo, de la cultura. No s6lo acompafa, sino que 5 acompafiado. Oxo hecho que debe ser seialado es que este libro fue originalmente la disertacién de maestria de Kleber. Con eso quiero B Kleber Duatte Barreto lamar la atencién del lector para un modelo profundamente original de realizacién de un trabajo académico. EI estilo de su autor, su expe riencia de vida forman parte de su estrategia de investigacion y de construccién del texto académico, sin que se pierda el rigor inherente un trabajo de tal porte. Kleber acostumbra citar en charlas con sus amigos un fragmento de uno de los didlogos del film de Wim Wenders “Las Alas del deseo”: Para que se pueda ser sahaje es precio ser eapaz de mantener la seritdadl Pienso que esta frase sintetiza la manera de ser de Kleber que el lector podria saborear a lo largo de este libro. Inyito al lector montar en su alazén y cabalgar con nuestros amigos por los campos de Ia transicionalidad. ;Buen viaje! San Pablo, 9de febrero de 1998 Prof Dr. Gilberto Safa Instituto de Psicologia de a Universidad de San Pablo —IPUSP Pontificia Universidad Catélica de San Pablo ~ PUCSP “ “Antes lo necio del muni escogib Dios pare avcegoncar a los subios; y lo flaco del mundo escogié Dios, para avergonzar lo fuerte; Ylo vil del mundo y lo menos preciado escagié Dios, 310 que no es, para deshacer lo que es... (1 Cor 1, 27-28) Advertencia Queridos lectores, cabe a mi haceros una adver- tencia sobre las historias que se seguirin, y esta viene a ser Ja siguiente: ‘Todo lo que aquise diga y que vos huela a confusién... ‘Todo lo que aqui se diga y despierte en vosotros un gusto de dogmatismo... Todo lo que aqui se diga que os toque de manera parcial y reduccionista... Todo lo que salte a ‘vuestros ojos como despropésitos... Todo ello cargadlo en la cuenta de este andariego completamente perdido, que se atrevié a relatar andanzas por campos apenas vislumbrados... Todo lo que aqui se diga respecto del valeroso Don Quijote de la Mancha y de su fiel escudero Sancho Panza, sirva — solamente — para aumentar la gloria y Ia admiracién por ambos conquistadas a lo largo de los, siglos. En caso de que en algin momento, queridos lectores, tengiis Ia impresin contraria, por favor, recordad que se trata de historias contadas por alguien cuyos limites € inhabilidades e insensibilidad, muchas veces, lo ciegan para el verdadero valor de los pequefios grandes gestos.. feron que con sotegado adlemin unas veces se pascaba; ‘otras, acrimaddo a sw Binzs ne CAPITULO, En el cual se introduce el recorrido sinuoso de esta caminata ee andanzas, reflexionaremos sobre la practica del acompa- fiamiento terapéutico (A'T} utilizando, principalmente, un marco de referencia psicoanalitico winnicotteano, Las formulaciones de Winnicott contribuyen bastante, a mi-ver, al manejo elinico, Este tltimo consistiria en las intervenciones en el encuadre o en el cotidiano de un sujeto que apuntan a posibilitar la simbolizacién de una cuestién existencial y/o el desarrollo de alguna funcién psfquica. El tema del manejo ser discutido mejor en el capitulo XVIII. Las formalaciones de ese autor también fandamentan tedrica y conceptualmente este nuevo proce- | dimiento clinico del cual nos ocuparemos. A fin de enriquecer las discusiones, nos serviremos de ejemplos clinicos de diversos acompafiantes, de algunos psicoanalistas y de quien os esctibe. Tengo el honor de comunicaros, como bien sabéis, que tenemos la compafiia del memorable caballero andante Don Quijote de la Mancha y de su fiel escudero Sancho Panza. No dejaremos, por supuesto, sus cabalgaduras de lado: el inigualable Rocinante y el inolvidable rucio. Ellos estarén aqui para ayudarnos a explicitar lo que pasa en la relacién acompafiante-acompafiado, Flos estarin aqui, sobre todo, para cumplir una misién de las mas importantes, como es la de amparar y acompafar a este andariego completamente perdido. Mis alla de los puntos mencionados, recorreremos algunos aspeetos del desarrollo psiquico humano, a partir de las fanciones ambientales necesarias para que una subjetividad se constituya satis- factoriamente. Intenté abordarlas desde una perspectiva evolutiva, 0 * Deashors en adelante uilzaré AT pata designar acompafamiento terspéatico y at para acompaftante terapéuica. a1 Kleber Darte Barreto sea, desde las mas basicas y fundamentales hasta aquellas que se tornan significativas después que el sujeto ya camind todo un trayecto en. términos de su desarrollo, Quetidos lectores, debo aclararos que en las paginas que siguen no encontraréis una presentaciOn rigurosa y detallada de la historia de la locura en la cultura occidental. Esto se debe, por lo menos, a dos: motivos basicos: El primero es que el objeto de estudio de este trabajo no es la locusa, sino el AT. Tal vez, aquellos mas familiarizados con este campo € incluso aquellos que hayan oido hablar brevemente sobre este procedimiento clinico, estén pensando: gpero cémo esribir sobre AT sin detenerse on la historia de la locura? gE surginiento del AT mo esté diretamente Figado al tratamiento de las psicosis? La respuesta a esta tiltima pregunta es si. No hay como negar esta filiacién y luego abordaremos este aspecto en la breve historia del AT. Sin embargo, hemos observado en los iiltimos aiios que este tipo de trabajo se viene ampliando cada vez mis, posibilitando inter- venciones en el campo de Ia deficiencia mental, drogadiccion, alco- holismo, depresién post-parto; casos de accidentados que aecesitan de un apoyo domiciliario especializado, recuperaciones quiriirgicas, tercera edad y también en casos donde hay un rechazo y/o contra- indicacién de un trabajo terapéutico en el consultorio. Siendo asi, este libro tiene como uno de sus objetivos intentar fundamentar esta ampliacién del campo del AT més allé del trabajo en situaciones de crisis psiedticas, hecho que ya ocurrc en la pritctica. Bl segundo motivo seria 1a respuesta a la pregunta suscitada anteriormente: gpero cémo exeribir sobre el AT sin detenerse en la istoria de la socnra? Asi es, algo inconcebible si tal asunto no hubiese sido abordado en otros trabajos sobre este campo. En los dos libros ya publicados sobre AT?, el tema de la historia de la locura fue abordado con mayor ‘Susana MAUER e Silvia RESNIZICY (1985) y Equipo de AT dl Instituwo “La (org) (1991. 2 Fee 9 teica enol acompesamiente teraptetico ‘cuidado. El lector interesado pode encontrar en estos libros buenas referencias bibliogrificas para una profundizacién en el asunto. Quien 10s escribe también ya abordé este tema en el articulo “Una prepuesta de visiin ética para el AT”, presentado en el I Encuentro Paulista de Acompafiantes Terapéuticos; a partir de los trabajos de este encuentro se organiz6 un libeo publicado por la editorial EDUC (1998). Siendo asi, por el momento basta que sepamos que la forma de interaccién, concepeién y/o tratamiento de la locura vatié y se transforms a lo largo de los siglos. Gresse modo, podriamos decir que existié un perfodo fen que ella (la locura) formaba parte de Ia convivencia social. Este periodo fue seguido por aquel en que el confinamiento pasé a ser la principal forma de tratamiento de los sujetos llamados “locos”. (© sea, un periodo caracterizado por una gran internacién. Hoy en dia, estos sujetos vuelven, gradualmente, a la convivencia cotidiana con la familia y la comunidad a la que pertenecen. : ‘Valdria Ia pena abordar, en este momento, cémo se constituys historicamente la prictica del ATT, Ella es heredera del movimiento antipsiquiatrico inglés, de la psiquiatria democratica italiana y de la psicoterapia institucional francesa. Este recorrido esta bien fundamentado en la disertacién de maestria de Deborah Sereno (IPUSP — 1996). Por las informaciones que dispongo, el AT surgié en cl inicio de la década del 70 en Buenos Aires. En Argentina, muchos psicoanalistas estuvieron ligados a los hospitales psiquistricos. De ‘esta forma, crearon nuevas funciones para los agentes de salud mental denominadas: auxiliares psiquidtricos, y en otros lugares, auxiliares terapéuticos. Las funciones de esos agentes fueron el embrién de aquello que mis tarde fue denominado amigo calificado y, posteriormente, acompaaiante terapéutico. Esto ocurtia a medida que cl trabajo se fue dando mas en la calle, en Ia casa del paciente y dejando la institucién psiquiatrica. E] proceso arriba descrito tuvo sus influencias ea Brasil. La idea de auxiliar psiquiétrico paso por Porto Alegre (Clinica Pinel) y, 4 su vez, legé a las comunidades terapéuticas de Rio de Janeiro, principalmente, a la Clinica Vila Pinheiros, Sin embargo, al final de la década del 70, con Ia decadencia y cierre de las comunidades 2 Kleber Duarte Batrewo terapéuticas, los auxiliares psiquistricos siguicron siendo solicitados por terapeutas y familiares que buscaban una alternativa a la inter- nacién. Ese trabajo se fue consolidando, y hoy, ellos se denominan acompafiantes psicoterapéuticos. Se hace necesario aclarar que esta actividad! en genetal, era ejercida por estudiantes de psicologia, ciencias sociales y medicina. Gradualmente, el AT fue constituyéndose como un recurso més en el tratamiento de personas en crisis psicsticas. Dada la complejidad de Jos fenémenos de esas°erisis y el volumen de angustia movilizado, se percibié que las terapias tradicionales — individual, grupal y' familiar, ademés de los temedios — no eran suficientes en determinados casos. ‘A medida que esta actividad (AT) era cada vez mas requerida, se fue realizando una especializacién del acompafante terapéutico. No sélo estudiantes, sino también psicdlogos, terapistas ocupacionales y otros profesionales pasaron a trabajar como acompafiantes. EI surgimiento del acompafiamiento terapéutico en San Pablo tuvo caracteristicas un poco diferentes, al menos en lo que respecta al equipo de AT del Instituto “La Casa” La idea fue tralda por una psicoanalista argentina que era parte del grupo que implanté el hospital de dia en 1979. Sin embargo, esa fancién s6lo fue utilizada en 1981 con la denominacién de amigo calificado, Después de algunos afios, se observ6 que el término acom- pafiante terapéutico se adecuaba mejor a aquello que estaba siendo hecho, ademas de evitar algunas confusiones. El término acompa- fiamiento expresaba una funcién que implicaba una accién, una inter- vvencidn junto a otto sujeto, siendo, por lo tanto, mas adecuado a la tarea que se estaba realizando, Por otro lado, el uso de la palabra “amigo” generaba confusiones, en la medida que dificeltaba la discriminacién y Ia catacterizacién del vinculo entte paciente y ese profesional Vivimos un periodo en el cual el tratamiento, el cuidado para con el otto alcanza dimensiones may préximas del dia a dia, consi- derando las potencialidades terapéuticas de las actividades y vivencias del sujeto. Y también, con el objetivo de fundamentar esta visién, es que nos propusimos relatar estas andanzas. a tice y Henica en e acompatamiensesersptcs Partiremos, ahora, para otras historias no menos importantes ¢ interesantes. Cabe a mi el honor de presentaros una persona de la mis alta estima, a pesar de que probablemente lo conocéis 0 con certeza rya habéis ofdo hablar de él. Persona a quien debo mui respeto por los hechos perpetrados en pro de los mas necesitados, los cuales le otorgaron fama mundial: En a regién de la Mancha vivia un hidalgo alrededor de sus 50 aiios. “Eira de complex recia, seco de carmes,enjto de retro, gran madrugador y amigg de es ca. Es, pues, de saber que este sobredicho bidalge, los ratos que estaba ociese que ‘ran loa mis del ako —, 10 daba a ler bros de caballeras, com tanta aficion y _guite, que lvid casi de todo nto el gece dela caxay awn la administra de sw hacienda; y leg a tanta ru curisidad y desatino en esto, que vendié ‘muchas fanegas de terra de sembradura para comprar libros decaballerias en que deer, 9, ast, les aon cara todos enantos pudo haber de elles. En resolucién, 1 se enfrascd tanto en su lectura, que se e pasaban las aches leyendo de claro en claro, los dias de turbio en turbio;y asi del poco dormir y del mucho ter, se le secé el cerebro de manera que vino a perder el juicio. Llendsele la fantasta de todo aguello que leia en los Libres, asi de encantamientes como de pendencias, batallas, desafios,beridas, requichros, amores, tormentas y disparatesimposibles;y asentbsele de tal mado tm la imaginacién que era verdad toda aguella miguina de aguellas sofadas invenciones gue lela, que para é! no babia otra historia ms cierta en el mando. En feet, rematado ya su juiio, vino a dar en el més extrato pensamiento (qne jamds di loco en el mundo, fue que le parcci6 convenible y necesario, ‘asd para el anmento de su honra come para el servicio de su repablica, hacerse caballra andanteyirsepor todo el mundo com sus armasyy a caballo.a buscar las aventnrasy a erctarse en todo aqualle andantes s0sjercitaban, dechasiende todo género de agrasios y ccasiones y peligros, acabandolos, cobrase eterno renombre y fama.” (Cervantes ~ 1605; pp. 27 a 31; bastardillas nuestro) Este fragmento presenta algunas concepciones de Jocura. que cxistian en la época en que sucedié: Ia pérdida del juicio frente a una 2s Kleber Duarte Barreto cerupcidn imaginativa que, a su ver, fue causada por Ia deshidratacion. del cerebro del hidalgo, fruto del exceso de lectura, Se creia, en esta época, que la lectura de novelas podia ser muy perjudicial a la salud de las personas, especialmente las doncellas. Todas aquellas fantasias roménticas no habrian de hacer bien a los sesos, pues desconectindolo de la vida practica, colocaban al sujeto en un mundo irreal Se sabe que la locura siempre ha formado parte de la experiencia humana, y a ella (a locura) siempre se le han atribuido significados. Esta significacién oseilé —y atin oscila — de acuerdo con la concepcién de hombre. Existen diferentes perspectivas que divergen tanto en aquello que consideran formas de locura, sus origenes y caracteristicas, como cn relacidn a la propia nocién de locura en cuanto enfermedad. . Era una vez...en un otro lado del mundo, alrededor de 1910, en Ja regiGn de Ttapira, ciudad del interior paulista, en las vecindades de Mogi-Mitim, Amparo, Lindia y Jacutinga; existia una familia que vvivia cn una chacra: eran padre, madre, hijos e hijas. La madre diera a luz a un nifio mas. Cierto dfa, sus familiares tuvieron un gran shock al vvetla sosteniendo el bebé arriba del pozo de agua, amenazando lanzarlo por el agujero abajo. La madre habla enloquecido, pero los familiares pudieron interceder y salvar al Aifio. El gran drama que se instalé en la familia fac de qué manera podrian cuidar a la esposa y madre, E Sinico hospital que trataba este tipo de sirvacién, en la épaca, era el Juqueri, en la distante ciudad de Franco da Rocha, El padre y otros parientes opinaban que en Franco da Rocha ella estaria muy lejos de la familia, pero la preocupacién mayor era que ella fuera maleratada 0 recibiese un tratamiento inhumano. La salida encontrada para el dilema fue mantenerla en casa, 0 mejor, debido a las inrupciones de agresividad, se decidié consteuir una habitacién préxima a la casa Esa habitacién sencilla no era muy grande, con ventana y puerta pequefias. Y fue en esa habitacién que ella vivid el resto desu vida, cerca de 26 afios. La hija mayor cuidabs de la madre en los asuntos alimentarios y de higiene personal tal como el bao y cuidado de los cabellos. Esa habitacion-celda, afios después de la muerte de su habitante, dio lugar, por iniciativa de a hija mayor, a una capillita con la imagen de Nuestra Sefiora, santitos y florcitas de plistico, Una 6 Fticey tenica en el acompesamients terapitice capillita como tantas otras... Una capillita dedicada a Ana Carolina de Oliveira, mi bisabuela por parte de padre ‘Ain en las cercanias de Ttapira, a comienzos del siglo XX, un grupo de personas, inspirado por la caridad espiritista-cristiana, se preocupaban por las condiciones en que vivian las personas que ellos denominaban enfermos mentales. Estos vivian como indigentes por la ciudad, algunos permanecian encerrados o atados en la casa de sus familiares, como mi bisabuela; y, los mis peligrosos o molestos eran llevados para las comisarias. Debido a los malos tratos y las condiciones precatias, éstos luego acababan muriendo. Aquel grupo de personas catitasivas se compadecian de las condiciones subhumanas a que eran sometidos los enfermos y, movides por el ideal de la caridad cristina, vveia la necesidad de tener un lugar adecuado para abrigar y cuidad de quel tipo de suftimiento, El grupo intent6 durante afios darle cuerpo 2 ese ideal, pero las dificultades eran innumerables. Hasta que un matrimonio resolvié donar un pequefio pedazo de tierra para que se iniciaran las construcciones. Mientras tanto, ese mismo matrimonio, que pposefa familia numerosa, se dispuso a recibir una enferma en una de las casitas que poseian en la casa quinta donde vivian. Estas castas eran destinadas a algunas familias carenciadas que no tenian d6nde vivir. La esposa del matrimonio habia tenido la experiencia de cuidar de la propia imadre que se habia enfermado (mentalmente) cuando ya estaba mayor, loque la “habilitaba” a cuidar a la eaforma mental que llegararecientemente, El grupo se transforms y se ampli6, y asi, aquello que comenz6 en los fondos de una casa quinta, sumados a los esfuerzos y trabajos de incontables personas dio origen a lo que hoy leva el aombre de Fundacion Espiritista Instituto “Américo Barrial”. Nombre dado en. homenaje a uno de los idedlogos del proyecto, que desencarnd, como dicen los espiritistas, antes que el sueflo tomase cuerpo. Fl matrimonio {que cedid parte de la propiedad inicial y que mis tarde iris emperias todos sus esfuerzos y patrimonio en la consolidacién de aqiel ideal, se llamaba Onofre Batista y Gracinda Batista Onofre y Gracinda, junto con la mayor parte de sus hijos, trabgjaban mucho para que un simple albergue se transformara en un 2 Kleber Duarte Barreto hospital. En verdad, las circunstancias hicieron que se transformase en un gran hospital. Onofre era uno de los encargados de levantar fondos para la Institucién, lo que hacia a través de sus viajes como vendedor. A cambio de los donativos era, Ia mayorfa de las veces, obligado a prometer una o mas plazas de lo que ya se habia tornado tun psiquidtrico. Es asi que, con el tiempo, comenzé a llegar a Trapira tua gran flujo de personas enformas mentale. Personas que, Ia mayor parte de las veces, eran abandonadas en Ia ciudad por Ia familia 0 egaban en tren sin pasaje de vuelta y apenas con la ropa del cuerpo. Onofre y Gracinda fueron mis bisabuelos maternos que tam- poco Ilegué a conocer personalinente. Padres de mi abuela. Su esposo, mi abuelo, se mudé de Salto — SP para Itapira enseguida después del casamiento, y juntos trabajazon en el hospital por muchos afios. Ella como enfermera, y 61 como encargado general. Mas tarde, fueron a trabajar, otros tantos aos, como enfermeros en Ia Clinica de Reposo Santa Fe, localizada también en Itapira. De inicio, mis abuelos vivieron por muchos afios en una casita que era parte del hospital y fue en esa casita que mi madre de pequeiia y mi ti chica, pasaron la infancia. Mamé nifia crecié y en él colegio se enamoré del profesor de Educacién Fisica, unos aflos mayor, y de recién regreso a Ia ciudad. Digo de recién regreso porque ese joven lleno de ideales era hijo'y fruto de Ia misma tierra y alli habia retornado para plantar las, simientes de sus suefios: formar familia y difundir Ia practica deportiva en la comunidad, Papa también le cotrespondia con la misma pasién a aquella colegial, lo que después de algunos aiios de noviazgo result6 en casamiento. Papi, dinémico e idealista, mas alli del trabajo en el Gimnasio y en Ie organizaci6n de actividades deportivas comunitarias, resolvi6 implantar un trabajo de deportes en el Rairral — cama es conacida el hospital psiquidtricn en la regién. Ese trabajo con deportes para exfermos mentales dur6 cerca de veinte afios, siendo que buena parte de él fue realizado en la Clinica Santa Fe, En Jos hospitales aplicé Ia misma filosofia de trabajo del Gimnasio: actividades deportivas variadas, juegos amistosos, olimpiadas, pascos campestres y campamentos. ey Erica y tenia enol acompatamiete teapitca Papa y mamé tuvieron cuatro hijos: una nifa; después de dos afios, nacié un nifio; y, pasando un afio y pocos meses vino al mando otto nifio; y, finalmente, once afios mis tarde tuvieron otto hijo. Siendo asi, aquel que aqui garabatea es el nifio que por once aiios fue el sdndwich, el del medio Ese nifio sindwich que, — pensindolo ahora, tal vez no fuese en vano — a tierna edad, cuando le preguntaban: “equé es lo que vas, 1 ser cuando crezeas?”; siempre respondia: “salchicha”, pata la diversién y deleite de los adultos presentes. Pues bien, ese nifio desde temprano cra dado a las aventuras, a incursiones y excursiones exploratorias por este gran mundo. Papi también era dado a las aventuras campestres. Ahi, mis abuelos matcrnos, de cuando en cuando, hospedaban pacientes © ex-pacientes en la propia casa, como forma de ayudarlos en sus, recuperaciones. Uno de ellos, Dito, tan cercano quedé que pasé a ser parte de la familia, Cierto dia, él le conté a ese nifio sobre los monitos ‘que vivian en Ia calle de la Estaci6n, la principal calle comercial de la ciudad, Bsas historias me Llenaron la fantasia de curiosidad y voluntad de visitar el sitio de tan rica vida salvaje a algunas cuadras de donde mi familia vivia. Y, asi fue que, al dia siguiente, enseguida por la mafianita, ese nifio despierta al hermanito, y ambos se escapan sin set percibidos y ganan los campos de Ia calle. Iban entusiasmados ante Ja posibilidad de encontrar al menos un monito siquicra; cuando, proximos a la zoolégica calle, fueron vistos por sus abuelos que iban para la Clinica Santa Fe a trabajar. Fstos se Ilevaron un susto y luego trataron de saber Jo que haciamos alli tan temprano y tan solitos y tan lejos de casa para nifios tan pequefios. Fue asi, queridos lectores, que la diligencia de los monitos quedé interrumpida a apenas algunos metros de lugar tan interesante como fantistico. Gracias a los buenos vientos de Ia fortuna, mejor desenlace nivo la aventura de los sapitos, unos dos afios mas tarde, Exactamente, los sapitos que la Naturaleza, en la estacidn en que le gusta datle un baiio a la tierra y que los adultos llaman “de las lluvias”, la Naturaleza le regalé a la ciudad, o tal vez solamente a la regién donde viviamos, una Iluvia de sapitos. Llovieron tantos sapitos como nunca antes hhabfa llovido y como nunca se vio en ninguno de los afios siguicntes. 2 Kleber Duatte Baceuo Una verdadera invasién de sapitos por las calles y veredas. Una fiesta para nosotros, nifios, esa luvia de sapitos. Y as{ fue que, mis temprano que en la campafia de los monitos, desperté a mi hermanito y nos abastecimos de bolsitas plisticas para la colecta de sapitos ‘Alcanzamos la calle sin que nadie nos percibiese y partimos en direecién a la aventura, Nuevamente, nuestros abuelos nos en- contraron camino al trabajo, slo que esta vez, ya estabamos hacia tun buen tiempo en el campo y las bolsitas repletas de aquellos pequefios seres venidos del cielo. La vida de ese nifio fue marcida por esas y otras andanzas. Algunas otras tendréis la oportunidad, queridos lectores, de compartir en caso que prosigis en esta caminata, Asi, despidome con la esperanza de que os podais reuniros a nosotros — Don Quijote y Sancho Panza y otros — en estas aventuras. 30 Donde se cuentan las motivaciones de tamafias aventuras "Tn se sompo slits don Quijete a labrador vecine see, bomb de ben — si equ ete tule puede daral.que es pre — pre de my paca sal nla mollrs. En recolucion, tants le dij, tanto le persnadi y promi, que of pore cll re determi de salir cn ily sel deecder. Dice entre tras ‘esas don Qnijte que se dspace mirc ld bea gene, pargne ian peda “cider aventura que ganese ov gutame ll tas aja alguna isaa, e dejar a “por gobernader dela. Con eta promesay otras tales, Sancho Panga, que at anal el tabradr, de eu major bijosy arnt por ecuder de su vein.” (Cervantes ~ 1605; p. 72) La promesa de Don Quijote de convertir a Sancho Panza cn gobernador de una isla parece haber sido la gran motivacion para unirse al hidalgo. El deseo de verse transformado de labrador en gobernador significaba un cambio profundo en la vida de Sancho: poder, prestigio, riqueza y otras cosas del género, Tal vez la intencién de volverse escudero no pueda ser reducida simplemente a la ganancia, sin que caigamos en gran injusticia, pues Sancho Panza buscaba darle mejores condiciones de vida a su familia; y, asf, abraz6 la oportunidad ofrecida por Don Quijote, aunque eso implicara apartarse de sus seres qucridos. Habriamos de considerar también como un factor motivante Ja promesa de aventura y suefio que sembraba la esperanza de romper las cadenas de una vida comin y previsible. El amo ya habfa partido una ver de su aldea, pero retornd, a cconsejo de un hospedero, a fin de proveerse mejor para sus andanzas: dinero y bienes alimenticios. Don Quijote pens6, entonces, que seria interesante tener un escudero por compaaia, tal como Io habia leido cn los romances de eaballeria,s en que los caballeros andantes estaban siempre acompafiados por un ayudante de érdenes. a” Kleber Duarte Burtetto Mi gran motivacién para tornarme un acompafiante terapéutico (ad era la posibilidad de vivir las aventuras que imaginaba existfan en esa actividad. Imbuido principalmente de ese espiritu aventurero, me alisté en las filas del AT. Oi hablar sobre el AT cuando atin cursaba la facultad de Psicologia. Encontré interesante este tipo de actividad, aunque las personas con quien conversaba cuestionasen su valide2, pues, en la opinién de ellos, esta funcién se asemejaba a Ia de “niftera de psicéticos”. Mientras tanto, algunas historias contadas al respecto de ese trabajo me despertaron el deseo de viveneiar ese tipo de relacién terapéutica con alguien. Mis allé de la promesa de aventuras, otros motivos despertaron_ imi interés, En primer lugar, desde que decidi estudiar Psicologia, tenia a volantad de trabajar con la locura. Sabia que solamente una expe- riencia académica no me satisfaceria, Entonces, trabajar con Ia locura tera algo que deseaba y consideraba importante, pues imaginaba que ese tipo de trabajo podsfa proporcionarme un conocimiento mas profundo del psiquismo humano y me colocaria mis en contacto con la singularidad del sujeto llamado “loco”. No podemos perder de vista Ia tradicién familiar de quien os escribe, lo que toca al trato y al retrato de Ia locura. ‘Me acuerdo de un suefio que rove antes de empezar a acompatiat: “Bstaba acompafiando @ un muchacho, Un grupo se reunié para ver tana pelicula en su departamento, De repente, percibo que él desapareci6. Comienzo a buscarlo desesperadamente. Entro en el cuarto de los padres y veo que muchas cosas habian sido destruidas. Reviso los armarios,y nada. En el bafio: cosas titadas por el piso, talco esparcido por todo el lugar, el espejo roto, Una verdadera ruina. Cuando finalmente lo encuentro, lo inmovilizo haciéndole una lave con mi Drazo y lo Uevo para la sala donde seria cxhibida In pelicula. Al llegar a la sala, veo que hay mucha gente y me quedo totalmente desconcertado de estar sujetando a aquél chico por el cucllo. Répi- damente lo suelto.” Ese suefio revela algunas cuestiones que me movilizaban en Ia época: un temor de enloquecer a través de una crisis de destructivided; 32 Pica y tenia on el acompaiamicnts terepiatco ccémo emplear la agresividad para lidiar con una situacién; la sumisién a la opinién grupal, entre otras, Reviendo anotaciones personales y tenbajos escritos en aquella época, percibo que atravesaba un periodo de vida en que se planteaba mas fuertemente la cuestién de agresividad / destructividad. ¢Cémo lidiar con ellas?

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