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Voces:
Costas ~ Imposición al vencido ~ Calidad de vencido
Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial, sala EC. Nac. Com.,sala E
Fecha: 14/11/2011
Partes: Temperley, Ernesto J. v. Wittman de Manoukian Ana y otro
Cita: TR LALEY AP/JUR/504/2011

Sumarios:
1 . El estado falencial de un sujeto no es razón suficiente para apartarse del principio general de la derrota que
rige en materia de costas.
2 . La concesión del beneficio de litigar sin gastos no impediría que las costas le fueran impuestas al
beneficiario de la franquicia, desde que el mismo no causa estado.
Texto Completo:
2ª INSTANCIA.— Buenos Aires, noviembre 14 de 2011.
¿Es arreglada a derecho la sentencia apelada de fs. 502/508?
El Dr. Sala dijo:
1. En la sentencia de fs. 502/508, la magistrado de la instancia anterior resolvió rechazar —con costas— la
demanda deducida por Ernesto J. Temperley contra Ana Wittman de Manoukian y Gurmelis SA.
Para así decidir, comenzó por reseñar que la acción sólo se había tenido por instaurada respecto de Ana
Wittman de Manoukian por sí y en representación de Gurmelis S.A., por encontrarse en trámite la ejecución de
sentencia contra el restante codemandado.
Luego indicó que atento la forma en que había quedado trabada la litis correspondía decidir si asistía
derecho al actor en cuanto pretendía el pago de la suma de $ 735.740,47 con más sus intereses y costas por parte
de Ana Wittman de Manoukian y Gurmelis S.A., con sustento en el documento obrante en fs. 5 y el resultado de
la sentencia recaída en autos "Temperley, Ernesto J. v. Pre Pack S.A. s/ordinario".
Señaló que de las constancias de la causa y del propio relato de los hechos efectuado por el actor, surgía que
los demandados —en su carácter de titulares de las acciones de Pre Pack S.A.— vendieron su participación
garantizando a los compradores el pago de cualquier obligación que se generara contra dicha sociedad, en virtud
del proceso judicial "Temperley, Ernesto J. v. Pre Pack S.A. s/ordinario", siempre que dicha obligación superase
la suma de $ 360.000 y los compradores hubieran abonado el resto.
Relató que la codemandada Ana Wittman de Manoukian, si bien admitió la existencia de la transferencia de
acciones referida en la demanda, no sólo negó haber suscripto el documento copiado en fs. 5 —al que tildó de
falso— sino que desconoció la legitimación del actor para reclamar sobre la base de éste.
Explicó entonces que las cuestiones vinculadas con la legitimatio ad causam, aparecen en general cuando, o
bien el actor no es la persona idónea o habilitada para discutir en punto al objeto litigioso o cuando la persona o
personas demandadas no son las que pueden oponerse a la pretensión del actor, ni aquéllas respecto de las
cuales es viable emitir una sentencia de mérito o de fondo.
Y refirió que, en el caso, de la literalidad del documento de fs. 5 se desprendía que los otorgantes de ese
instrumento fueron Ana Wittman de Manoukian por sí y en representación de Gurmelis S.A. como vendedores y
Soel Group S.A. —representada por Luis Gómez Peña— en carácter de comprador del paquete accionario de
Pre Pack S.A., sin que se advierta participación alguna del aquí actor.
Es decir, explicó, que los sujetos participantes se limitaron a aquéllos que intervinieron en el contrato de
compraventa de acciones cuya copia obra en fs. 229/235, acompañado por la codemandada en su contestación
de demanda.
Agregó, además, que el examen del texto del documento de fs. 5 permitía inferir que se trataba de una suerte
de limitación de responsabilidad hasta la suma de $ 360.000 en favor de los adquirentes del paquete accionario
de Pre Pack S.A., por las deudas que pudieran generarse en virtud del juicio que el aquí actor mantenía con ésta,
apareciendo como beneficiario de tal "franquicia" el comprador de las acciones, es decir, Soel Group S.A.
En tal contexto, predicó que no podía advertirse que el actor se encontrara legitimado para reclamar sobre
esa base por no haber revestido el carácter de parte en el acuerdo, ni de tercero beneficiario en los términos del
art. 504, CCiv.
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Aclaró que esta conclusión no aparecía desvirtuada por prueba alguna en la causa en tanto no fue adjuntada
la documental en poder de Soel Group S.A. (fs. 489), declarándose la negligencia de la producción del peritaje
contable oportunamente ofrecido (fs. 468/469).
Y, recordando el principio consagrado por el art. 377, Código Procesal en el sentido de que cada parte debe
probar en el juicio los hechos que sirven de base a sus pretensiones o excepciones, concluyó que no podía
prosperar la demanda en tanto el actor no cumplió con la conducta a la que estaba obligado aportando a la causa
los elementos que acreditaran su derecho; ponderando además, para así concluir, la conducta procesal de las
partes como elemento de convicción judicial (conf. art. 163, inc. 5, Código Procesal).
Finalmente postuló que, aun si por vía de hipótesis se considerara al actor legitimado para demandar como
lo hizo, el propio contrato de fs. 5 imponía condiciones al ejercicio de los derechos allí estipulados.
Ponderó que, más allá de su confusa redacción, de la cláusula primera, surgía con claridad que la obligación
de los vendedores del paquete accionario de Pre Pack S.A. —aquí demandados— se encontraba condicionada al
previo pago de la suma de $ 360.000 por parte del comprador, no habiéndose acreditado en el sub lite tal
extremo.
Desde esta perspectiva, agregó, que la valoración de la prueba testimonial producida en autos generaba
mayor incertidumbre, no ya sobre la legitimación del actor sino con relación a la validez del anexo en cuestión.
Ello pues en su declaración testimonial, Luis Christian Gómez Peña (que habría intervenido en la celebración de
tal instrumento en carácter de representante de Soel Group), reconoció la existencia de la compraventa de
acciones y su intervención como apoderado de Soel Group S.A. (conf. rtas. 3 y 5), pero al ser preguntado si
reconocía el documento de fs. 5 contestó, "no, nunca lo ví" (fs. 428).
Por todo ello estimó que no debía prosperar la demanda intentada contra la codemandada Ana Wittman de
Manoukian.
Luego, se pronunció respecto de la enderezada contra Gurmelis S.A., poniendo de resalto que la declaración
de rebeldía no importaba eximir al pretensor de la comprobación de aquellos extremos en que fundaba su
pretensión ni imponía que se tuvieran por ciertos los hechos expuestos en el escrito inicial ni obligaba al tribunal
a hacer lugar automáticamente a las pretensiones de la actora en su totalidad.
Así las cosas, valoró que lo expuesto con relación a Wittman de Manoukian aparecía plenamente aplicable
también a esta codemandada y se erigía como un obstáculo insalvable para admitir el reclamo, aun frente al
silencio guardado por la codemandada Gurmelis SA.
Tal conclusión, dijo, se mantenía invariable aun cuando se reconociera a la rebeldía la virtualidad de erigir
una presunción acerca de la veracidad de los hechos invocados por quien obtuvo la declaración, pues —en el
caso— esa presunción no se encontraba acompañada de otras que "por su número, precisión, gravedad y
concordancia" produjeran convicción, de conformidad con las reglas de la sana crítica, en el sentido expuesto
por la accionante (conf. art. 163, inc. 5, Código procesal).
Todo ello —dijo— llevaba también a rechazar la demanda deducida contra Gurmelis S.A.
Y¸ en cuanto al modo en el que resolvió que fueran impuestas las costas del proceso, indicó la magistrado
que no se advertían en el sub lite motivos que permitieran apartarse del principio objetivo de la derrota.
2. Apeló el accionante (fs. 510) y fundó su recurso con la expresión de agravios que corre glosada a fs. 526,
cuyo traslado obra glosado a fs. 528/529.
Sus críticas se encuentran encaminadas a cuestionar el modo en el que fueron impuestas las costas del
proceso.
3.En su escueta expresión de agravios, el Sr. Temperley solicita que "...se aplique el segundo párrafo del art.
68, Código Procesal y se revoque la sentencia apelada imponiéndose las costas por su orden...".
Funda tal solicitud en las siguientes razones: (i) que al iniciar la acción se encontraba tramitando su quiebra
en el Juzgado en lo Civil y Comercial N° 11 del Departamento Judicial de San Isidro; (ii) que en virtud de lo
anterior y de lo que habría sido dispuesto por el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo Comercial n. 15,
Secretaría n. 29 —donde alude habría tramitado originariamente este expediente— habría actuado en este pleito
con beneficio de litigar sin gastos; (iii) que la presente acción se había iniciado sobre la base de un documento
en copia, certificado por escribano público.
A mi juicio, ninguna de sus argumentaciones permite concluir de modo diverso del que lo hizo la

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sentenciante de la instancia anterior.


La primera por cuanto si bien es cierto que de diversas constancias agregadas a estos autos se desprendería
que el accionante Temperley se encontraría o se habría encontrado fallido al promover esta acción (ver fs. 8 in
fine, fs. 20 y fs. 54); lo cierto es que —como fuera decidido recientemente por esta sala in re "Triomphe S.A. v.
Diners Club Argentina S.A.C.T s/ordinario" (del 1/11/2011)— el estado falencial de un sujeto no es razón
suficiente para apartarse del principio general de la derrota que rige en materia de costas (arts. 68, Código
Procesal y arg. 182, in fine, LCQ).
La segunda, relativa a que el beneficio de pobreza le habría sido otorgado por el Juzgado Nacional de
Primera Instancia en lo Comercial n. 15, Secretaría n. 29 porque no surge de estos actuados que le hubiera sido
concedido en el marco de los mismos y —como es sabido— "...el beneficio acordado únicamente puede tener
efectos con relación a un proceso determinado...", en virtud del llamado "principio de especificidad"
(Highton-Arean, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación", t. 2, Ed. Hammurabi, p. 243).
De hecho, a fs. 38 in fine de su escrito introductorio, el reclamante explicitó que el objetivo de este pleito
era obtener el cumplimiento de la sentencia dictada en los autos "Temperley, Ernesto J. v. Pre Pack S.A
s/ordinario"; y aclaró, a fs. 39 que "...manteniéndose las razones que llevaron a solicitar en dicho expediente el
beneficio de litigar sin gastos y habiendo sido el mismo concedido por el Juzgado, solicito que a este proceso se
haga extensivo el beneficio referido...". Sin embargo, no se vislumbra que de las constancias del sub lite surja
actividad posterior alguna de parte del reclamante de la que pueda inferirse que haya siquiera impulsado tal
petición.
El beneficio de litigar sin gastos, entonces, sólo le fue concedido en el marco de otro pleito, en el que no
habrían intervenido las aquí demandadas (Sra. Wittman de Manoukian y Gourmelis S.A.) siendo que aquella
acción sólo fue incoada contra Pre Pack (ver fs. 37 del escrito de inicio).
A lo antedicho cuadra adicionar que, aun si pudiera considerarse factible la extensión de la franquicia en
cuestión para litigar contra los aquí accionados, debió el accionante —para ello— citarlos en los términos del
art. 86, Código Procesal.
No podría ser de otra manera pues —conforme lo tiene dicho este Tribunal— la parte contraria "...queda
colocada en una situación de desventaja procesal en relación al beneficiario, al estar éste exento del pago de las
costas que pudieren imponérsele..." (Highton-Arean, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación" cit., p.
142); razón por la cual la admisión de su participación no se limita al mero contralor de la prueba sino que
conlleva su derecho a producirla ("Cakimún S.A. v. Procter & Gamble Interamerica inc. s/beneficio de litigar
sin gastos", del 13/4/2009).
Y, en último término, pero no por ello en orden de inferior importancia, porque aun si el accionante gozara
de la proclamada declaratoria de pobreza, ello no impediría que las costas le fueran impuestas (C. Nac. Com.,
sala A, 5/12/2006, "Ferrari, Carlos v. Cirignoli, Fernando s/ordinario s/incidente de apelación"; y, en similar
sentido: Highton-Arean, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación" cit., p. 233).
Así concluyo pues: (i) el beneficio sólo está encausado a que se exonere al peticionante del pago de las
costas hasta tanto mejore de fortuna y no causa estado (arts. 82 y 84, Código procesal), de manera que la
exigibilidad del pago "...se halla subordinada al acaecimiento de un hecho futuro e incierto..." (el mejoramiento
de fortuna del deudor), razón por la cual"...se trata de una obligación condicional resolutoria...", si el
beneficiario mejora de fortuna entonces "...renace su responsabilidad por el pago de los gastos del proceso...", y
en cambio, "...si no se cumple la condición, la exención se convierte en definitiva..." (Highton-Arean, "Código
Procesal Civil y Comercial de la Nación" cit., p. 234); (ii) el beneficiario que venciere en el pleito debe pagar
las causadas en su defensa hasta la concurrencia máxima de la tercera parte de los valores que reciba (art. 84 in
fine del citado texto legal); y, en todo caso, (iii) el otorgamiento de la carta de pobreza sólo tiene efectos sobre
la exigibilidad y ejecutabilidad del beneficiario.
Finalmente, la tercera argumentación del recurrente, relacionada con que esta acción habría sido incoada
sobre la base de un documento "...en copia certificada por escribano público..." que habría llevado al accionante
a entender que le asistía cierto derecho a litigar como lo hizo, también merece el rechazo.
Ello pues sólo son instrumentos públicos aquellos "...otorgados con las formalidades que la ley establece, en
presencia de un oficial público a quien la ley confiere facultad de autorizarlos..." (Llambías, J. J., "Tratado de
derecho civil", parte general, t. II, Ed. Perrot, p. 430); de manera que la aludida copia certificada no reviste tal
carácter ni hace plena fe en los términos de lo dispuesto por los arts. 979 y 993.

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El citado instrumento mantiene, entonces, su carácter de documento privado y no trae aparejado en sí mismo
eficacia formal (esta sala, 18/10/2011, "Raies, Jorge M. v. La Holando Sudamericana Cía. de Seguros S.A.
s/ordinario"), siendo entonces insuficiente para validar su contenido en tanto ha sido desconocido por la
accionada en su contestación de demanda (ver fs. 285).
Y, amén de lo anterior, porque procede la exención de costas cuando media razón fundada para litigar,
expresión que contempla aquellos supuestos en los cuales las particularidades del caso permiten concluir que el
vencido ha actuado sobre la base de una convicción razonable acerca del derecho defendido en el pleito (conf.
Lino E. Palacio, "Derecho Procesal Civil", t. III, Ed. Abeledo-Perrot, p. 373). Sin embargo, tal "razonable
convicción" no puede basarse en una mera creencia subjetiva del litigante sino en la existencia de circunstancias
objetivas que demuestren la concurrencia de un justificativo para eximirlo de las costas (conf. esta sala,
27/4/2010, "Pennise, Juan Carlos v. Antonio Griego y otro S.A s/ordinario"), lo que no puede juzgarse que en el
caso haya ocurrido.
4.En virtud de todo lo expuesto, propongo al Acuerdo que el recurso interpuesto por el accionante sea
desestimado, con costas (art. 68, párr. 1, Código procesal).
El Dr. Bargalló dijo:
Comparto los fundamentos vertidos por el juez preopinante por lo que adhiero a la solución por él
propiciada. Voto, en consecuencia, en igual sentido.
Y Vistos:
Por los fundamentos del acuerdo precedente, se resuelve: desestimar el recurso interpuesto por el
accionante, con costas (art. 68, párr. 1, Código Procesal).
Notifíquese a las partes por cédula a confeccionarse por Secretaría.— Miguel F. Bargalló.— Ángel O. Sala.
(Sec.: Francisco J. Troiani).

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