excelencia escolar?
Objetivo general:
Justificación:
Sin evaluación no existiría ni el éxito ni el fracaso escolar. Ambos calificativos son fruto de
las valoraciones, intuiciones y técnicas que emplea el profesorado para evaluar y clasificar
a sus alumnos y alumnas.
Complemento:
Hablar hoy de excelencia académica es referirse a los estándares de alta calidad que
las instituciones educativas buscan en los ámbitos internacionales; es también elevar el
potencial intelectual de cada uno de los estudiantes.
Introducción:
Sin evaluación no existiría ni el éxito ni el fracaso escolar. Ambos calificativos son fruto de
las valoraciones, intuiciones y técnicas que emplea el profesorado para evaluar y clasificar
a sus alumnos y alumnas. En esta obra se describe el modo en que la escuela «fabrica»
día a día los juicios y las jerarquías de excelencia escolar. Del análisis de los programas y
de las reglas que gobiernan la evaluación el autor pasa a la descripción del trabajo
cotidiano en las aulas y de aquellas cuestiones que son constantemente objeto de
atención y que condicionan la evaluación del profesorado. Constata también que no se
evalúa del mismo modo ni los mismos aspectos en cada asignatura, sino que se toman en
consideración notas idiosincrásicas, a veces contradictorias y, en la mayoría de los casos,
con pesos muy diferentes. ¿Cuáles son las cuestiones y las reglas que guían la
evaluación? ¿Cómo queda ésta incluida en el currículum real? ¿Cuáles son los
procedimientos, los instrumentos y las arbitrariedades de la evaluación? ¿Qué funciones
tiene la evaluación dentro del sistema escolar? Estas son algunas de las preguntas
fundamentales alas que daremos respuesta en este taller con ayuda del facilitador y de
cada maestro, que con su amplia experiencia enriquecen el intelecto de cada alumno de
esta institución.
¿Qué decir de la evaluación formal? ¿No es acaso más riguroso, más regulada por la
institución?
¿Qué es evaluación?
1. Un proceso sistemático de recolección de datos
2. Un procesos de análisis estructurado y reflexivo de los datos obtenidos
3. Formar juicios de valor o merito basados en firme evidencia.
a) Fortalezas b) Debilidades
Para acercarnos a tomar decisiones
Dirigida para innovar y como agente de cambio.
La evaluación como proceso, tiene cualidades que cumplir, estas se han clasificado de
la siguiente manera.
1. VALIDEZ: “Se entiende por validez el grado en que el proceso de Evaluación mide
lo que se pretende medir” como también la precisión de la utilización de los
diferentes instrumentos de medición confiere el grado de validez de una
evaluación.
2. CONFIABILIDAD: La segunda cualidad en el proceso evaluativo del aprendizaje
se refiere a la confiabilidad que plantea los diferentes instrumentos de medición,
aplicados adecuadamente permiten resultados con la característica o cualidad de
ser confiables, siempre y cuando de su sucesiva aplicación, se obtengan los
resultados constantes.
3. PRACTICIDAD: La proactividad corresponde a la similitud de los juicios emitidos
por examinadores independientes y competentes con referencia a los resultaos
logrados por cada uno de los elementos de un instrumento de medición.
Actividad:
Comenta cual está bien aplicado, cual deberías eliminar y donde mejorar en tu forma
de aplicar la evaluación.
Capítulo I
¿Cuáles son las dos modalidades con las que se ejerce control en la escuela? Evaluación
formal e informal.
Desde el criterio personal y docente, ¿Cómo se estructura la evaluación informal?
¿Cuáles son los beneficios de una evaluación informal? ¿Cuáles son las carencias de una
evaluación informal?
Si tomamos un examen oral o escrito, o les encargamos una tarea, esas son evaluaciones
formales especialmente destinadas a tal fin, pero si tomamos cualquier oportunidad
espontánea para apreciar los logros o falencias, será informal. Por ejemplo si en un
trabajo en grupo vemos que un alumno le está explicando un tema a otro, o alguien está
argumentando sobre el tema a desarrollar, o si en la clase un alumno hace un aporte
creativo, evaluaremos aprovechando la ocasión, y no en forma premeditada.
Para evaluar informalmente hay que ser buen observador, saber escuchar, caminar por
los grupos, interpretar gestos y actitudes, etcétera. Un alumno que parece estar atento a
la clase no significa que lo esté, debemos indagar si ha escuchado realmente, alguien que
presenta la tarea en tiempo oportuno no sabemos si es realmente su autor, etcétera.
Tal vez como argumento en contra, el de mayor peso, es su carencia de valor probatorio,
ya que es mucho más fácil de comprobar ante terceros, el rendimiento de un alumno
mostrando sus producciones que constatar su desenvolvimiento global, donde se cree
que la subjetividad del maestro puede tener demasiada incidencia; por lo que se sugiere
que todo lo que tomemos en cuenta para evaluar sea anotado en un registro con fecha, y
con la actitud tomada en consideración.
Ejemplo:
FECHA: ________/_____/_______
INTEGRANTES:
1. ___________________________________
2. ___________________________________
3. ___________________________________
4. ___________________________________
5. ___________________________________
Ejemplo de Instrumento para evaluar exposiciones
Capítulo II
Se puede hacer un cálculo con el conocimiento intuitivo y hacer una evaluación desde esa
perspectiva.
Lo que hacen los alumnos le parece perfectible hasta el infinito, aunque tenga muy
buenas notas, y estén en primera línea de todas las actividades; para muchos maestros,
podrían hacerlo mejor. Como la excelencia parece un ideal inaccesible, se puede
estimular a cualquier alumno a superarse, a calcular aún más rápido, a razonar de forma
todavía más segura, a escribir textos mejor construidos, a expresarse aún mejor. Es cierto
que el maestro interviene de manera más decidida, en principio, con los alumnos que no
alcanzan lo que considera el mínimo en una tarea o en el trabajo escolar en general, pero
esto no impide juzgar a los demás niños ni incitarles a hacerlo mejor.
En cada momento, cuando observa a sus alumnos en clase o cuando piensa en ellos,
cuando corrige sus trabajos, redacta las anotaciones de sus libretas o recibe a sus
padres, cuando habla con un colega, el maestro juzga el nivel de excelencia de sus
alumnos. Esta evaluación que puede ser muy intuitiva, contribuye a confirmar o matizar la
imagen que del alumno se hace el maestro. Esa imagen le conduce a menudo a formular
una apreciación, un estímulo, critica, consejo, a intervenir a veces de forma directa en el
trabajo del alumno, mostrándole cómo hacerlo, pidiéndole que justifique una respuesta,
tomándole el lápiz de las manos para ayudarle.
“La evaluación formal de la excelencia escolar”, así como “De la evaluación intuitiva a la
evaluación formal”, ofrece una interesante perspectiva para el análisis de la evaluación,
que consiste en la puesta en acción de los conceptos básicos desde el punto de vista de
las prácticas reales de evaluación. Este ejercicio ayuda a la comprensión de esta
dimensión de la actividad educativa. El análisis en contexto permite una ponderación de
los enfoques exclusivamente normativos teórico-técnicos y, al mismo tiempo, ofrece una
visión suficientemente operativa de la evaluación que resulta imprescindible cuando ésta
es tratada en el marco de la gestión y de la mejora de la actividad escolar. La utilización
como referencia del sistema de educación básica en la zona francófona de Suiza no
ofrece una dificultad extrema, ya que el detalle ofrecido permite al lector una rápida
ubicación en las situaciones descriptas.
Capitulo III
Evaluación formal y organización del trabajo
Aunque no crea en las notas, un maestro sabe que tendrá que ponerlas, tarde o
temprano. Por tanto, en su forma de organizar el trabajo de clase deberá tener siempre en
cuenta que, periódicamente habrá de hacer un balance de lo aprendido por sus alumnos.
Pero esta cuestión es compatible con muchas formas de organizar el trabajo escolar y el
curriculum real.
El plan de estudios solo prescribe un programa anual. Así, el docente tiene libertad para
organizar, a su gusto, el progreso respecto al plan. De un maestro a otro, el grado y la
forma de planificación varían. Unos elaboran un programa detallado para el conjunto del
año; si tienen la costumbre de hacerlo así, pueden repetir el plan utilizado en los los
precedentes. Si no, se inspiran en las indicaciones del plan de estudios o de las
metodologías, pedirán consejo a sus compañeros o se dejaran llevar por su intuición.
Otros docentes no planifican todo el año escolar, ni el semestre de una vez, si no que se
fijan objetivos para algunas semanas o un trimestre; al final de ese periodo, planifican el
siguiente en función de lo realizado hasta el momento, lo que queda pendiente y el tiempo
disponible.
Una planificación a corto plazo puede abarcar un periodo de evaluación formal, dado que
no hay porque concentrar las pruebas al final del trimestre y aún menos al final del curso.
Algunos maestros saben lo que evaluaran, antes incluso de haber comenzado a trabajar
un nuevo capítulo, bien porque piensan volverá utilizar las pruebas confeccionadas en
años anteriores o las que pasaron sus compañeros, bien porque elaboraron de antemano
las pruebas que administrarán al cabo de unas semanas o, al menos, fijan con cierta
precisión el tipo e ejercicios sobre los que efectuaran los juicios de excelencia.
Otros maestros piensan, más bien, escoger estimular actividades en relación con los
temas planificados, sin preocuparse demasiado de la evaluación. Un ejemplo de grado de
primaria: Si quieren trabajar sobre la sustitución de los complementos del verbo por
pronombres, el maestro prevé una o varias clases introductorias, ejercicios estructurales
orales, momentos de discusión y explicación, momentos de investigación o ejercicio,
deberás para casa, pequeños controles escritos y orales referentes a los pronombres. En
el momento de cambiar de capitulo o por la proximidad del final del trimestre, selecciona
algunos ejercicios que le parezcan representativos del capítulo tratado, con vistas a una
prueba escrita. Por ejemplo, transformaciones de frases en uno y otro sentido,
identificación de pronombres complementos del verbo en un texto, invención de frases
que respondan a criterios definidos.
Durante decenios, los medios de enseñanza eran, ante todo con la excepción de los
textos y las colecciones dictados los repertorios de reglas, palabras, definiciones que
aprender más o menos de memoria, por una parte, y por otra, las colecciones de
ejercicios para hacer individualmente. La evolución del curriculum y de las metodologías,
en especial de matemáticas, lenguas, estudio del entorno, no ha suprimido del todo esos
medios tradicionales, pero los ha completado con textos que proponen enigmas, juegos,
investigaciones, situaciones matemáticas, actividades de comunicación y de expresión
más abiertas y que se prestan mejor al trabajo colectivo en grandes grupos o en
pequeños equipos. Por tanto, la pedagogía tradicional ya no es la de los medios oficiales
de enseñanza. Pero sigue en vigor en todas las clases en las que el maestro necesita,
para garantizar el trabajo y la disciplina, para asegurar el progreso respecto al programa,
actividades muy estructuradas y cercanas a las que haya de evaluar. Los juicios de
excelencia que se traducen en tras no son más que las trasposición de los juicios que el
maestro efectúa constantemente al corregir o supervisar los ejercicios de los alumnos.
Entre los docentes que no creen en las notas, no todos se alejan de seta pedagógica muy
estricta y muy centrada en las tareas individuales. Porque el escepticismo ante las notas
puede partir de dos razones muy distintas.
1. El maestro puede rechazar las notas en nombre de una evaluación más rigurosa,
más racional, valorando los aprendizajes propiamente escolares a ejemplo de los
maestros más tradicionales;
2. Puede rechazar las notas, como cualquier otro tipo de evaluación formal, porque
no admite la selección o por la preocupación de otorgar menos importancia a los
aprendizajes más escolares –ortografía, gramática, operaciones- en beneficio de
otros objetivos, por ejemplo, el desarrollo de la persona.
a) Hay saberes y saber hacer básicos esenciales, sin los que el alumno se encuentra
indefenso. Sino sabe leer, expresarse, organizarse, calcular, razonar, fabricar,
dibujar, trabajar en grupo, carecerá de toda autonomía, no tendrá poder alguno
sobre las ideas, personas o cosas, no podrá comprometerse con interés y
competencia en ninguna tarea. Hace falta, pues, dedicarse a dar a todos los
alumnos el dominio de los instrumentos básicos del pensamiento y la expresión,
de la acción simbólica y de la acción técnica. Para tender hacia esos objetivos, la
atribución de notas no sirve para nada; hace falta otro tipo de evaluación, mas
formativa, sin visos selectivos o competitivos;
b) El aprendizaje escolar no puede reducirse, sin embargo, a los saberes y saber
hacer básicos; también es una educación de la persona del cuerpo y del espíritu,
de la inteligencia y la personalidad; en este terreno, la evaluación formal
mediantes notas carece de sentido.
Para mayor claridad, presentaremos estas dos actitudes en forma separada, dando por
entendido que pueden coexistir o alternar en la mente y la práctica de parte de los
maestros.
Capitulo IV
Las prácticas de la mayor parte de los maestros no son tan irracionales como querrían
hacer creer Los partidarios de la pedagogía por objetivos. En efecto, con respecto a un
modelo tomado del trabajo técnico, la acción pedagógica y la evaluación pueden parecer
bastante intuitivas e imprecisas la definición de los fines, muy artesanales en la selección
de los medios, pero la acción pedagógica no es un puro trabajo técnico y no puede
apreciarse su racionalidad haciendo abstracción de todo lo que condiciona, en la dinámica
del grupo de la clase, en el funcionamiento de la organización escolar y en relación con el
mundo que rodea la escuela: Pedrés, opinión púbica, barrio, mundo político. De todas
maneras, sería abusivo presentar la acción pedagógica como desprovista de finalidades.
Los constructores de taxonomía de objetivos se han mostrado muy ambiciosos: desean
objetivos explícitos, precisos, coherentes, qué abarquen la totalidad del currículum y
correspondan a conductas directamente observables o, al menos, a dominios que se
deducen con seguridad a partir de conductas observables.
No obstante, es cierto que:
No entraremos aquí en el debate abierto sobre la pedagogía por objetivos, debate que
versa sobre la misma concepción de los objetivos, su grado de fragmentación u
operativizacion, las relaciones entre los objetivos a largo y corto plazo o el contenido y la
articulación de los mismos objetivos. Nos conformaremos en retener que existen diversas
corrientes de reforma del currículum favorable a la manifestación explícita de objetivos,
aunque divididas en cuanto a la forma de hacerlo. Esas corrientes gozan de una
audiencia segura en el sistema de enseñanza de los grandes países industrializados.
Por tanto, puede que provoquen una evaluación gradual hacía un currículum formulado en
términos de objetivos pedagógicos. Los nuevos medios de enseñanza o de evaluación,
las nuevas metodologías conceden ya cierto importancia a esta forma de pensar y
proponen a veces lista de objetivos que, si ser oficiales, se prestan como “ traducción”
aceptable del currículum formal en términos de saberes saber hacer que asimilar. Está
evolución solo acaba empezar de forma muy desigual, según los países o escuelas. Las
prácticas de enseñanza y evaluación siguen siendo muy diferentes respecto a la
importancia concedida a los objetivos y a la forma de definirlos.
Si la mayor parte de las clases, ya sean “tradicionales” o “activas” las opciones didácticas
cotidianas del maestro no se orientan esencialmente según en objetivos pedagógicos
detallados, no es porque la prohíba la escuela. Esta permite a la minoría de los docentes
defensores de la pedagogía por objetivos enseñar de esta manera, si bien, al precio de un
considerable trabajo de explicación de los objetivos. Ese trabajo, que hasta hace poco era
desarrollado por docentes aislados o en pequeños equipos, poco a poco va siendo
facilitado por la formulación de objetivos en las nuevas metodologías y por los trabajos de
las investigaciones de la educación que se mueven en este sentido ( cf., En especial,
CARDINET, 1977 a y b, 1978b, 1979b,1982d,WEISS, 1982).