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1 Los Estados deben proteger frente a los impactos negativos que causen las empresas en los derechos humanos.
2 Las empresas deben respetar los derechos humanos identificando y gestionando apropiadamente sus impactos.
3 Se debe garantizar el acceso a remedio frente a los impactos que se generen sobre los derechos humanos.
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obligaciones en dicha materia, sino al ejercicio cabal de un cúmulo de derechos
fundamentales o esenciales para el individuo.
En el caso del empleo, por ejemplo, las empresas son las principales generadoras de
fuentes y plazas de trabajo calificado y no calificado en las economías desarrolladas.
Este dato, indudablemente, es mucho menor en países en vías de desarrollo debido a la
alta prevalencia de la informalidad laboral, pero aún en dichos lugares los mejores
empleos son ofrecidos por empresas formales de todo tamaño. De modo que la forma
más común o regular de garantizar el acceso real del derecho al trabajo –poder
ejercerlo- se presenta mediante los procesos de selección y contratación de personal
que realizan las empresas.
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del uso o ejercicio de los derechos no decaiga en el transcurso del tiempo, ya que ello
podría deteriorar estándares de calidad de vida y generar desamparo y vulnerabilidad.
La posibilidad de que las empresas puedan operar permite que las personas tengan la
oportunidad de disfrutar y ejercer derechos. Esto ocurre porque las empresas están
orientadas a atender necesidades e intereses universales. Las empresas producen
bienes y servicios de todo tipo, características, precio, etc., con la intención de satisfacer
a clientes o consumidores locales o internacionales. Las necesidades que atienden son
la alimentación, salud (medicinas, servicios médicos, emergencias), educativas (nivel
escolar, técnico y universitario), de vivienda (propiedad individual o familiar), pensiona-
rias (fondo de pensiones), patrimoniales (seguros y coberturas), crediticias (financia-
miento), recreativas (esparcimiento y entretenimiento), informativas (medios de prensa,
agencias de noticias, etc.), comunicativas (redes sociales, telefonía móvil, etc.), de
sostenibilidad (ecoeficiencia, tecnología para reducir huella de carbono, etc.), seguridad
(servicio de vigilancia, sistemas, etc.).
Resulta obvio que la satisfacción de las necesidades antes mencionadas y otras más
reportan bienestar a los individuos y no son nada gratuitas en la gran mayoría de casos,
ya que las empresas exigen por lo general una contraprestación dineraria, esto es, un
pago o retribución económica en las condiciones fijadas en los contratos, de ser el
caso. Pero la provisión de servicios y la atención de necesidades humanas siempre son
onerosas ya que alguien siempre debe pagar o asumir el costo que demanda su
satisfacción. Incluso si los Estados cubrieran integralmente las necesidades de sus
ciudadanos deben obtener recursos de terceros llamados contribuyentes, tanto sujetos
individuales como personas jurídicas, para financiar el presupuesto público y sus
respectivas partidas para solventar los gastos derivados de la provisión de servicios y
bienes públicos.
Estamos hablado de todo el gasto estatal que requieren los servicios públicos que
brinda el Estado, sea en salud, educación, seguridad ciudadana, telecomunicaciones,
infraestructura, saneamiento básico, etc. De modo que solo una economía próspera en
la que funcionen empresas innovadoras, eficientes y responsables puede asegurar el
cumplimiento de los derechos fundamentales.
En ese sentido, un mercado libre posibilita que las personas puedan alcanzar y desa-
rrollar todo su potencial. Y el requisito esencial para ingresar a este –al mercado- es
una buena educación. Una buena educación es la clave para aprovechar las oportuni-
dades laborales y de emprendimiento colectivo o individual que se presentan. Pero las
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oportunidades no son brindadas por el Estado en la mayoría de países en desarrollo, de
ahí que gran parte de las desigualdades sociales se mantengan vigentes a la fecha.
Siendo esto así, la accesibilidad que se le exige o demanda a las empresas y al mercado
solo será real cuando el Estado brinde las condiciones necesarias para generar suficien-
te capital humano, esto es, individuos realmente calificados a nivel técnico, profesional
y académico para acceder a las plazas laborales que se ofertan en el sector privado y
para expandir el propio mercado con una base mayor de trabajadores, consumidores y
emprendedores formales que, a partir de sus actividades productivas, dinamicen la
economía, aumenten los ingresos del Estado y generen más desarrollo sostenibles.
Esto es lo que todos los países avanzados han logrado para mantener estándares
óptimos de calidad de vida a largo plazo, lo que implica garantizar el acceso efectivo a
los derechos humanos.
Bobbio señala que estas reglas o criterios son independientes entre sí, ya que ninguno
necesita del otro para existir. Para Bobbio, “el problema de la aplicación de la norma
(esto es, su eficacia) consiste en determinar si esta es cumplida o no por las personas a
quienes se dirigen y en el caso de ser violada, que se le haga valer con medios
coercitivos por la autoridad que la ha impuesto”.
Por su parte, para el notable filósofo alemán Jürgen Habermas, no es suficiente con que
la norma legal exista formalmente y llegue a ser exigida a sus destinatarios (los sujetos
obligados a cumplirla), sino que cumpla con los objetivos o funciones para las que fue
creada en un primer momento. Entonces, es indispensable que las normas puedan ser
real o materialmente aplicadas, y esto implica que, para que los derechos humanos
existan y se garanticen, no basta que el Estado cuente instituciones, procedimientos y
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medidas que sancionen los incumplimientos, violaciones o afectaciones (impactos),
sino que ofrezca o genere las condiciones para que las empresas puedan realizar sus
actividades con responsabilidad y de manera sostenible.
Para Kelsen (1958, 46), “la eficacia del derecho quiere decir que los hombres se com-
portan en la forma en que, de acuerdo con las normas jurídicas deben comportarse, o
sea, que las normas son realmente aplicadas y obedecidas. Decir que un orden jurídico
es ‘eficaz’ significa simplemente que la conducta de la gente se ajusta a dicho orden.
Con ello nada se afirma acerca de los motivos de tal conducta ni, en particular, sobre la
‘compulsión psíquica’ que pueda emanar del orden jurídico”.
Al respecto, consideramos que los derechos humanos, sin su realización social, no son
otra cosa que normas o prescripciones ineficaces porque no cumplirían con las situa-
ciones para las cuales fueron formal e inicialmente creadas. En resumen, se necesita
que los derechos humanos tengan o posean eficacia, entendida esta característica
como utilidad real de las normas jurídicas en la sociedad. La efectividad normativa de
los derechos humanos implica correlación real entre los preceptos jurídicamente
exigibles y el hecho social que conlleva.
La eficacia de los derechos humanos aquí postulada es de tipo funcional, lo que final-
mente permite su realización. La eficacia se intenta asegurar por medio del cumpli-
miento legal de determinadas obligaciones legales y voluntarias de las empresas.
Por ello <<respetar>> los derechos humanos de las personas tampoco basta, porque el
respeto impone el deber de abstenerse de producir daños o infringir disposiciones que
protegen y reconocen derechos humanos. Se trata pues de inducir a realizar una
conducta pasiva y no una proactiva en materia de derechos, como lo es la disposición
de promover o asegurar el acceso a los derechos humanos.
La teoría del derecho analiza el concepto de eficacia como parte integral del concepto
de cumplimiento. Se entiende que por medio del cumplimiento de la norma jurídica se
obtienen resultados y consecuencias interpretados como valiosos para la sociedad; o
bien, en una situación de incumplimiento, la aplicación de la norma legal por parte de
los órganos judiciales (jueces) trata de conseguir resultados equivalentes a la restitu-
ción o restablecimiento del derecho. La eficacia puntualmente se refiere al hecho de
que las normas jurídicas logren sus objetivos esenciales y sean efectivamente cumpli-
das y aplicadas por sus destinatarios, o al menos que en caso de ser infringidas, se
establezca una sanción ejemplar a su infractor.
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III. Fases de Creación, Obligación y Accesión de los derechos. –
En el curso de esta investigación hemos identificado tres fases o etapas por las que
atraviesan los derechos humanos sin importar su nombre, jerarquía, importancia,
condición o descripción. Nos referimos concretamente a i) la fase de creación o
reconocimiento del derecho, ii) la de exigibilidad u obligación y, finalmente, iii) la de
accesión o accesibilidad. Estas tres fases se encuentran interrelacionadas entre sí y
establecen una secuencia lógica.
Accesión
Obligación
Con respecto a la fase de obligación o exigibilidad cabe precisar que dentro de esta se
generan o imponen deberes a los demás, los que no son titulares del derecho protegi-
do (Estado, empresas, sociedad en general), de hacer o no hacer. Respetar, por
ejemplo, supone no vulnerar ni trasgredir normas que crean o reconocen derechos
humanos.
i) La persona aún no cumple con los requisitos para acceder a él, así, por
ejemplo, para postular a un puesto de trabajo muchas veces se necesita
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tener determinada edad, experiencia, recomendaciones y acreditar
ciertos estudios y habilidades que las personas más jóvenes todavía no
han adquirido o desarrollado.
iii) Limitaciones físicas o mentales que impiden que la persona pueda tener
una mejor calidad de vida. Los sujetos que presentan más dificultades
para disfrutar del ejercicio de sus derechos son las personas con habili-
dades diferentes, mujeres embarazadas, personas de la tercera edad, etc.
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Cabe precisar que una vez habilitado el acceso a uno o varios derechos por parte de la
empresa, este no puede ser menoscabado, recortado o limitado salvo por razones
estrictamente justifica-das y válidas. Las empresas, en ese sentido, no solo son
responsables de que el ejerci-cio del derecho se mantenga, sino que el nivel de
bienestar que proporciona a su titular se incremente de manera progresiva. Esto quiere
decir que las empresas no pueden desmantelar de la noche a la mañana el beneficio
que genera o reporta un derecho reconocido u otorgado bajo disposición legal o de
manera voluntaria entre las partes (empresa y titular del derecho), excepto que medie
consenso con su personal, sindicato, clientes, consumidores, proveedores, partes
interesadas, etc.
IV. Conclusiones. –
Necesitamos una disposición expresa que cuyo contenido señale que el acceso
a los derechos humanos constituye un principio general o base dentro de los
Principios Rectores sobre Empresas y Derechos Humanos de Naciones Unidas
como proteger, respetar y remediar.
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Fuentes:
Kelsen, Hans (1958). Teoría General del Derecho y del Estado. Kelsen, Hans &
Reine, Rechtslehre. 1979. Teoría pura del Derecho. 2ª y definitiva edición,
revisada y ampliada. Viena. Trad. del original en alemán por R. J. Vernengo.
1960. México: UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).
Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos
Humanos (ACNUDH). La responsabilidad de las empresas de respetar los
derechos humanos: Guía para la interpretación (2012). Disponible en:
https://www.ohchr.org/sites/default/files/Documents/Publications/HR.PUB.12.2_
sp.pdf