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por el
Colectivo Tradición Catalana
SCIRE/BALMES distribuidora, 2000
COLECCIÓN: «HISTORIA VIVA» № 1
Printed in Spain
Imprime INESCOPI
Comted'Urgell 141 -0 8 0 3 6 Barcelona,
Andrés Azkue
La Cristiada
Los cristeros mexicanos (1926-1941)
ÍNDICE
PRÓLOGO..........................................................9
INTRODUCCIÓN............................................ 11
1. LA CRISTIANDAD MEXICANA................15
3. LA CRISTIADA............................................. 37
4. LOS ARREGLOS........................................... 53
5. LA SEGUNDA CRISTIADA........................ 63
6. ESPÍRITU CRISTERO................................... 73
7. MUJERES CRISTERAS.................................. 83
8. ESPÍRITU REVOLUCIONARIO..................89
9. MÁRTIRES MEXICANOS............................97
%
PRÓLOGO
INTRODUCCIÓN
1. LA CRISTIANDAD MExICANA
BREVE
D E N XEST R O MUY SANTO PA D R E
CLEMENTE XIV.
P O R E L Q Ü A L SU S A N T ID A D
suprime, deroga, y extingue el instituto y
orden de lo» Clérigos Regulares, denomi
nados de la Compaftla de Jesús, que ha
sido presentado en el Consejo para
su publicación.
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EN M A D R 1 O»
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ANDRÉS AZKUE 19
6 El General Venustiano Carranza gobernó desde 1916 a 1920. Durante sus revuel
tas por conseguir el poder intensificó los ataques a la Iglesia católica. Sus tropas
quemaban igfesias y mataban sacerdotes. Aún hoy en día se conoce en México por
carroncear la acción de robar y atropellar. Una vez en el gobierno intentó que se
aplicaran leyes que permitían celebrar misa sólo el domingo. Asimismo se prohi
bió la misa de difuntos y el sacramento de la penitencia, permitiéndose sólo a los
moribundos y en presencia de un empleado del Estado. En 1917 consigue que el
Congreso mexicano (compuesto únicamente por carrancistas) apruebe la Consti
tución de Qucrétaro, profundamente anticlerical.
24 LA CRISTIADA
’ Gobernó entre 1913 y 1914. Nacido en Jalisco, era indio puro. Fue de los pocos
gobernantes mexicanos de la época que no era masón sino católico.
26 LA CRISTIADA
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Liga Nacional de
Defensa Religiosa
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NUESTRO EMBLEMA
NUESTRO 1FMA
Arriba: folleto de la Liga Nacional de Defensa Religiosa. Centro: miembros de la Ado
ración nocturna detenidos en la comandancia de policía de la ciudad de México. Abajo:
bomberos dispersando una manifestación católica (México, febrero 1926).
ANDRÉS AZKUE3I
3. LA CRISTIADA
Arriba: mapa de los primeros levantamientos espontáneos. A bajo: cristeros de San José
de Gracia. M ichoacán; en el centro con espada, el coronel Anatolio Partida.
ANDRÉS AZKUE 39
Arriba: los jefes crísteros Cisneros y Arreóla, con su caballería y estandartes. Centro:
cristeros comulgando, antes del combate. Abajo: grupo cristero del General Fermín
Gutiérrez (Michoacán)
ANDRÉS AZKUE 41
Abajo: tren militar de la fuerzas federales, inspeccionando los raíles ante posibles
sabotajes crísteios.
ANDRÉS A7.KUE 49
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4. LOS ARREGLOS
Arriba: presentación de las fuerzas del general Luis Ibarra para entregar las armas.
Abajo: cadáver del genera! Gorostieta, 2 de junio de 1929.
ANDRÉS AZKUE 55
5. LA SEGUNDA CRISTIADA
Regimiento Castañón
ANDRÉS AZKUE 65
Arriba izquierda: el coronel Lauro Rocha. Arriba derecha: cristeros de la sierra de Du
rango. Abajo: fuerzas del general Degollado Guízar con el cañón «Guadalupano», cons
truido por los cristeros.
ANDRÉS AZKUE 67
Arriba: indios del regimiento de Totatiche (Jalisco). Abajo: oficiales del 3 er.
regimiento del sur de Jalisco
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ANDRÉS AZKUE71
6. ESPÍRITU CRISTERO
Arriba izquierda: imagen del Sagrado Corazón escondida en las montañas. Arriba dere
cha: estandarte cristero. Abajo: cristeros rindiendo armas ante el Santísimo en
Huejuquilla, 3 de marzo de 1929.
ANDRÉS AZKUB7S
Estado y su Ejército.
El componente religioso es pues la esencia misma del alza
miento cristero. Su raíz hay que buscarla en un cristianismo
mexicano sólidamente estructurado en cuanto a los conoci
mientos y enraizado en la práctica dominical y la frecuenta
ción de los sacramentos. Y si en la Vendée no se puede igno
rar el papel crucial de la evangelización llevada a cabo por
San Luis María Grignion de Montfort, en la Cristiada tam
poco podemos obviar que la fe de la que se nutre es en gran
parte el fruto de la segunda oleada apostólica en México, a
partir de 1860, en la que destacan los franciscanos en Colima
y los jesuítas en el Gran Nayar. El apodo que dieron los fede
rales a los rebeldes, los Cristos Reyes, los cristeros, es particu
larmente acertado, incidiendo en lo más nuclear. México fue
el primero en celebrar la solemnidad de Cristo Rey, en 1914:
el 11 de enero las multitudes gritaron por vez primera; Viva
Cristo Rey! Finalmente, Pío XI instaura en 1925 la festividad
de Cristo Rey para responder a la corriente que se ha inicia
do en México y que marcará la vida de los cristianos en nues
tro siglo, con especial relevancia en la Cruzada que, pocos
años más tarde, estalla en España.
Para penetrar más en la realidad del movimiento cristero,
volvamos nuestra mirada al modo en que se vive la fe en
este periodo. La vida religiosa durante la Cristiada, lejos de
enfriarse por la falta de clero, vive un periodo de grandes
frutos. En las zonas controladas por los cristeros, los sacer
dotes trabajan sin impedimentos, en otros lugares son los
seglares los encargados de, según el obispo de Zacatecas,
«mantener organizadas yfervorosas las Asociaciones piadosas, ca
tequizar a los niños, promover los actos del culto divino, celebrar
con solemnidad inusitada las grandesfiestas litúrgicas como las de
Corpus Christi». En cada casa hay un altar del Sagrado Cora
zón y de noche las gentes se reúnen en la iglesia para rezar el
rosario. La misa es el acontecimiento esencial, ya que la eu
caristía es la que confiere todo su sentido a la lucha em-
76 LA CRISTIADA
7. MUJERES CRISTERAS
Arriba: joven matrimonio cristero. Mujeres abasteciento alimentos, sur de Jalisco. Abajo:
grupo de muchachas que abastecían munición a las tropas de Volcán de Colima.
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ANDRÉS AZKUE «7
8. ESPÍRITU REVOLUCIONARIO
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Arriba gabinete de Calles. Abajo: Calles y su Estado Mayor.
ANDRÉS AZKUE 93
Iglesia de San José de Gracia (Michoacán), derruida por las tropas federales.
ANDRÉS AZKUE 95
9. MÁRTIRES MEXICANOS
Елего 10 de 1927.
ANDRÉS AZKUE 101
de la diócesis de Colima.
En cuanto a los seglares, el espíritu martirial es impresio
nante. Dejando de lado los que mueren en los campos de
batalla, puede establecerse una relación interminable de se
glares que mueren mártires de la fe sin haber empuñado las
armas. Jean Meyer, en su estudio sobre los cristeros, contabi
liza una relación de más de 250 mártires que reúnen las ca
racterísticas propias de martirio que exige la Iglesia católica:
espíritu de sacrificio martirial, amor a Cristo y a la fe, morir
asesinados por ser católicos o por simple odio a la fe y aco
ger la muerte perdonando a los verdugos. Todos ellos son,
por tanto, susceptibles de ser beatificados. Podemos encon
trar un argumento a favor del reconocimiento de tantos már
tires. Con fecha 17 de mayo de 1927, desde Roma se comuni
ca a los obispos mexicanos algunas respuestas y licencias.
En el documento se lee: «Otro rescripto que hemos recibido
concede a los que están en México, indulgencia plenaria in
articulo mortis, si confesados y comulgados, o por lo menos
contritos, pronuncien con los labios, o cuando menos con el
corazón, la jaculatoria ¡Viva Cristo Rey!, aceptando la muerte
como enviada por el Señor en castigo de nuestras culpas».
Sin lugar a dudas, los deseos martiriales de miles de hom
bres y mujeres mexicanos de aquella época son manifiestos.
Los encontramos en las cartas a los familiares antes de mo
rir, en sus declaraciones ante los que los fusilen, en sus últi
mos vivas a Cristo Rey y a la Virgen de Guadalupe. En el alza
miento de Totatiche, del 27 de noviembre de 1927, muchos
ancianos se unen sin armas a los sublevados: «Hay que ga
nar el cielo ahora que está barato», decían. El joven Honorio
Lamas, ejecutado en compañía de su padre Manuel, dejó a
su madre escrito: «¡Quéfácil está el cielo ahorita, manta!». El 21
de marzo de 1927 son fusilados 27 cristeros en Sahuayo. Un
superviviente por su temprana edad, Claudio Becerra, con
fiesa años más tarde a un sacerdote: «me emborracho, padre,
porque me da el sentimiento que Dios no me quiso para mártir».
104 LA CRISTIADA
10. BIBLIOGRAFÍA.
La bibliografía sobre el movimiento cristero es escasa. Los
sucesivos gobiernos e instituciones mexicanas han tratado de
borrar su historia. Gracias a Jean Meyer se ha podido recons
truir esa historia y recoger buena parte de testimonios cristeros.
En España, exceptuando la amplia difusión de la novela «Héc
tor», sobre la vida de un cristero, entre los combatientes carlis
tas de la guerra de España de 1936, prácticamente ha pasado
desapercibida su historia. En el verano de 1998, la revista Aho-
ra-información (n° 34, julio-agosto), publicó un extraordinario
sobre los cristeros que obtuvo una amplia repercusión agotan
do la edición especial. Aunque no sin cierta dificultad, el lector
podrá encontrar la siguiente bibliografía:
Jean Meyer, La Cristiada, Siglo XXI editores, México, I a edic. en
1973, actualmente está en la 17a edic., 1997.3 volúmenes.
Esta obra es fundamental para conocer el mo
vimiento cristero en profundidad.
Tiberio Ma Munari, Derramaron su sangre por Cristo, Ediciones xa-
verianas, Guadalajara, México, 1998.
Recopilación de ocho gestas martiriales de cris-
teros de la Unión Popular. Obra sencilla pero que
nos introduce en el ambiente de persecución de
la época.
José MaIraburu, Hechos de ¡os apóstoles de América, Fundación Gratis
Date, Estella, 1999,2a edic.
Este libro, dedicado a la evangelización de
América, recoge un capítulo dedicado a los cris-
teros. Es una pequeña pero magnífica síntesis de
lo que representó la guerra cristera.
Lauro López Beltrán, La persecución religiosa en México, Tradición,
México, 1987.
Otro de los pocos estudios modernos sobre los cris-
teros que reúne el rigor histórico y la apologética.
Ezequiel Mendoza Barragán, Testimonio Cristero, Jus, México, 1990
Memorias del autor, testigo de los aconteci
mientos.
SCIRE
BALMES distribuidora
OBRAS PUBLICADAS:
Antonio Amado
La Educación Cristiana
Vladimír Soloviev
Los tres Diálogos y el
Relato del Anticristo