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bes OM fos ‘La calle mds aburrida | del do ae E ae ale ER i lustraciones de Luis San Vicente tequeleo La calle mds aburrida del mundo José Ignacio Valenzuela f hustraciones ae Ls San Vicente loqueleg 7 Personajes que intervienen en esta historia y que debes conocer Toit: Nifio que suefia con ser el mejor detective del mundo. Tiene una lupa con la que busca huellas digitales. Cree que vive en la calle més aburrida del mundo. "Lula: La blanca perra poodle de Toiiito, a ~* la que él Hama “su asistente’. Tiene mal genio y le gusta hacer travesuras cuando ledahambre. & Dofia Isolina: Vecina de Toftito de cuerpo redondo, rostro redondo, ojos redondos y boca redonda; hornea galletas y tiene un valioso collar en su joyero. whee, Casablanca: Una vecina muy ‘especial de Toflito que vive con veinte ga- tos y a quien le gusta comer helados y chocolates. % Filiberto Praderas: Misterioso y silencio- so vecino de Toftito, que vive solo en una enorme casa amarilla y a quien le gusta salir a trotar todos los dias. Novio de dona Isolina: Sefior que se peina ‘con mucho cuidado, le gusta vestir un lar- ‘g0 abrigo negro y regalarle bombones a su enamorada. % Guille: Hermano de Tofiito. De grande quiere ser alguien muy importante, como Presidente de la Republica, bombero 0 do- mador de leones. ’ Papa: Pade de Tonto. Es un sefior muy “me serio que se dedica a construir casas, puentes, edificios y columpios. 3 Mami: Madre de Tonito. Trabaja en Ia bi- blioteca de un colegio y sus manos huelen a libros. Desde pequefia usa enormes an- teojos con mucho aumento. Todo lo que hay que saber de Tofiito y de la calle donde habita No muy lejos de donde vivo, hay una casa que todos conocemos en el barrio como “la casa de Tonito”, ¥ la explicacion es muy simple: en ella reside un niio llamado Tonto. Lo vemos salir todas las mafianas, muy pei- nado y con su enorme mochila a la espalda, y caminar hacia la escuela, que no queda muy le- jos de nuestra calle, Horas después, regresa tan peinado como sali6, pero con una expresién de cansancio que solo cura durmiendo profunda- mente durante ocho horas cada noche. Por eso, cuando llegan las vacaciones, Tonito es el nifio mas feliz de toda la calle. Durante un mes no tendra que levantarse temprano, pei- narse con mucha agua, hacer tareas, ni mucho 10 menos aprenderse de memoria las lecciones {que le enseia su maestra. En casa de Tofiito viven tres personas mas: su padre, su madre y su hermano Guille. Su pa dre siempre anda con un portafolios Ieno de planos, lépices y reglas. Cuando va a revisar alguna de las obras que supervisa, se pone un casco de color rojo para que todos sepan que él es el jefe. Lamama de Tofiito, que es bibliotecaria, usa enormes anteojos con mucho aumento y por 0 suis ojos se ven més grandes de lo que son. ‘A veces, cuando se esconde detras de algin volumen y solo deja ver parte de los cristales de las gafas y sus cejas puntiagudas, Tonito imagina que su mama se convierte en un biho sabelotodo y juega a que ella de pronto suelta su libro y sale volando por una ventana. Es que Tofiito es un nifio que tiene una gran imaginacién. Al menos eso es lo que siempre dice su maestea. Su hermano Guille esta en plena edad de desarrollo, por lo que le crecieron los brazos antes que Jas piernas, la nariz antes que la cabeza y los dientes antes que la boca. $i uno lo ve caminaralo lejos porla calle, cree que se trata de un largo y flaco gorila con granos en la cara, sonriente y dientudo, que se escapé del zoolégico y anda de visita por el barrio. Esta obsesionado con decir cosas simples de manera que suenen muy solemnes. Por eso, cuando algo le gusta, Guille exclama a toda voz: “iAlbricias!”, Por el contrario, cuando algo le desagrada, murmura: “jMecachis!”. Y cuando algo ni le gusta ni le desagrada, solo profiere un “Inefable!”, aunque no sabe qué significa. 12 Desde que Tonito aprendié a caminar y des- cubrié que el mundo que lo rodeaba era enorme yeestaba lleno de misterios, tiene un anhelo que espera cumplit lo antes posible: ser un famoso detective. Junto con su perra Luli, una poodle que parece una esponjosa nube blanca, y una ‘enorme lupa que le regalaron en su cumpleafios pasado, Tonito se sienta frente a su casa ala es- pera de que algiin crimen lame a su puerta. De ‘ese modo, él podria hacerse cargo de resolver el caso y descubrir al asesino o ladxén, 0 adivinar donde se esconde la persona extraviada. Pero Tonito tiene un grave problema: la ca- le donde vivimos es la calle més aburrida del mundo, Ahi nunca han matado a nadie, ni han robado algo, ni se ha perdido un vecino. Hasta ahora, claro. Porque siempre hay una primera vez. Cémo comenzé el primer caso de Tofiito Todos los que vivimos en la calle escucha- mos el grito de la mama de Toniito: tite Y Tofito, que conoce a la perfeccién los gri- tos de su madre, sabe de inmediato que esta en problemas. No solo eso: le basta escuchar su nombre y cémo se queda haciendo eco en todo el barrio para descubrir que se trata de un gri- to de enojo. —iiiTonito! Elnifio entra en su casa y encuentra a suma- —vuelve a gritar la mami. dre con las manos en la cintura y una de sus puntiagudas cejas muy alzada, como siempre que esta molesta y a punto de regafiarlo, — {Qué pas6? —pregunta Tonito. 3 34 —Desaparecié el control remoto del televi- sor! —exclama molesta su mama. —iMecachis! —se queja su hermano Guille, quien estaba a punto de sentarse a ver su pro- grama favorito. 2a les conté que Tofito tiene instinto natu- ral para ser detective? Con solo echar un vista- 20, Tonito descubre quién es la responsable del delito. {Cémo lo hizo? Muy fécil. Primero vio una diminuta huella de la pata de su poodle ta- tuada sobre el cojin del sof, cerca de la mesita donde siempre se guarda el control remoto. Lue- go advirtié que la punta de la alfombra estaba arrugada, lo cual quiere decir que la perra, en su alocada carrera por salir hacia el jardin, se tro- pez6 y se deslizé al dar la curva, como siempre le sucede, y por eso arrugé el tapete con su cuer- po. ¥, por tiltimo, no vio rastro alguno de migas © restos de comida en el suelo, lo que significa que su mascota ain no almuerza y debe andar de mal genio. La conclusién es simple: (Luli robé el control remoto para recordarles a sus duefios que tienen que alimentarla cuanto antes! Tofito sale al jardin. Junto al tronco del enorme arbol que Ilena de sombras el césped, ve un montoncito de tierra fresca que no estaba ahi esa mafiana. Con la punta del pie lo remueve y aparece uno de los extremos del control remoto. Una vex mas, Tohito ha resuelto un enigma causado por Luli Es que Luhi siempre lo mete en lios. Desde su primer dia de vida, la poodle se obsesioné por las cosas de muchos colores, que suenan, tienen 35 36 cables, brillan o rebotan. Por lo tanto, se siente irremediablemente atraida por casi todo lo que hay en casa de Tofiito. -¥ qué hace Lulit con las. cosas que le gustan? Las toma con todo cuidadlo con su hocico y se las Ileva al jardin, donde las entierra al pie del tinico arbol. Por eso a Tofiito no le costé nada de trabajo resolver el misterio del control remoto perdido. Suspira aburrido mientras termina de desente- rrarlo para devolvérselo a su mama. —jdllbricias! —exclama Guille cuando lo ve entrar a la sala con el botin perdido en una de 2Cuando resolveria un misterio mas com- plejo, que requiriera de todas sus neuronas ¢ inteligencia? {gCundo?! La respuesta inespe- rada a esta pregunta llega casi de inmediato: justo cuando Tofito termina de formular su deseo, un nuevo grito se escucha por toda la calle, Bsta vez no ha sido su mama ni su her- mano, que ya habia encendido el televisor. ‘Tampoco fue el voceador de periddicos que a veces cruza por la esquina del barrio. No. Fue un grito que provino desde la casa ve- cina. Un grito desesperado que se escuché mas ‘menos ast: Socorro!!! ;Que alguien me ayude! Y Tonito sonrie feliz porque su intuici6n le confirma, sin duda alguna, que el primer caso real de su vida acababa de comenzar. 7 La vecina, el robo y las primeras averiguaciones de Tofiito La autora del grito que todos escuchamos a resulta ser dona Isolina Montenegro, la v de Tofito. Vive en la casa contigua desde an- tes de que Tonito naciera, por lo que se conocen desde su primer dia de vida. Al igual que todos nosotros en el barrio, la vio engordar con el paso de los afios hasta con- vertirse en una sefiora redonda y sonriente de mejillas siempre coloradas, labios muy rojos y brillantes, y lamativos sombreros que siempre combinan a la perfeccién con la tela de sus am: plios vestidos. ‘Ademas de sombreros, a dofia Isolina le gus ta usar collares de bolitas de diferentes colo- res, pulseras que suenan cada vez que mueve 19 20 los brazos, aretes tan grandes como la sortija de un gigante, tacones altos que parecen zancos y largas pestaitas postizas que se sacuden con el viento. Ella siempre comenta con indisimulado orgullo a todos aquellos que quieran oirla que su vestuario esta al tiltimo grito de la moda. Pero esta vez Toftito no la encuentra con uno de sus sombreros preferidos en la cabeza ni con sus pestafias postizas agitandose en el viento, La sefiora ni siquiera se ha puesto sus tacones y est descalza en la acera frente a su hogar. Se ha arropado con una florida bata de seda brillante que apenas cubre su cuerpo lle~ no de redondeces, y trae su pelo atin mojado envuelto en una toalla que se ha enrollado en la cabeza a modo de turbante. jDofa Isolina jamés ha salido asi a la calle! Tofito comprende que algo verdaderamente grave debe haberle sucedido. —jSe robaron mi collar favorito! —exclama Ja mujer llena de hipos y sollozos. Sin que nadie le impida el paso, Tofito se mete veloz en la residencia de dota Isolina pues sabe que lo més importante es revisar ‘cuanto antes la escena del crimen. Si presta atencién y se concentra, de seguro sera capaz de encontrar todas las pistas que le permiti- ran descubrir al autor de la fechoria. {Si tan solo hubiera tenido tiempo de ir por su lupal De seguro las huellas digitales del la- drrén estan por todas partes, a menos que se tra- te de un ladrén profesional, claro, y haya usado guantes negros como los que usan los ladrones profesionales en las peliculas. —Estaba en la ducha cuando escuché un ruido extraito —dice la mujer que ha entrado tras el nifio. —Describa el ruido —pide Torito con tono profesional. —Bueno... fue un ruido como... —dofta Iso- Tina hace una pausa y exclama al tiempo que le- vanta ambos brazos, gruesos como troncos de arbol—. Asi: jpum! Un ruido: jpum! ToAito frunce el cetio. De seguro, el bandido tropez en su camino hacia el valioso collar con una silla o con alguno de aa 22 los muchos muebles que la duena de la casa tie- ne en cada rineén. —gDénde guardaba el objeto que fue hurta- do? —pregunta Tonito usando las mejores pa- labras que sabe, y sube una de sus cejas en un gesto que aprendio imitando a su madre. —En mi pieza —solloza dofia Isolina. Elcuarto de la mujer est leno de muebles y adornos. La cama es enorme, repleta de cojines de diferentes colores, formas y tamafios, todos acomodados en perfecto orden. El cobertor luce totalmente estirado salvo por una ligera arruga coxca de las almohadas, como si un nitio peque- ‘ho se hubiera sentado sobre él. Bajo una ven- tana abierta hay un enorme tocador invadido por frascos, frasquitos y frascotes llenos de per- fumes, cremas, polvos y ungiientos que de se- guro dofia Isolina se echa en todo el cuerpo. ¥, ‘enel centro del tocador, Tofiito ve una elegante caja de terciopelo azul con su tapa levantada. \ja! —exclama, porque él siempre se ha imaginado que los detectives dicen asi cuando quieren llamar la atencién. —Si—dice la mujer al ver que el nifio se ha quedado observando la caja de terciopelo—. Ese es mi joyero y ahi guardaba el collar. jEs una herencia muy valiosa que muchos en esta calle envidiaban! Para que lo sepas, pertenecia a miabuela, dofia Gumercinda Gatica, viuda de Montenegro. Tonito frunce el ceho y revisa una vez mas el cuarto con su mirada de investigador pro- fesional. No hay nada fuera de sitio. La ven- tana est abierta de par en par y las cortinas se mueven como alas de mariposas a causa del viento que entra desde el exterior. En una de las mesitas junto a la cama hay un vaso lleno de refresco, que de seguro no es de dieta, y un plato con galletas bafiadas con crema a medio comer. En el suelo ve un bote de helado de vai- nilla que, probablemente, se cay6 del velador. labra sido ese el ruido que escuché dofia Iso- lina desde el baiio? —Me voy a vestir para ir a hacer la denun- cia —dice ella algo apurada—.jLa policia tiene que encontrar mi collar! 23, Tonito sale a la calle con una nueva tarea en ‘mente: descubrir al responsable del robo antes de que lo haga la policia. (Lo mejor es que ya sabe por donde comenzar! 24 Las reflexiones de Toiito sobre el misterioso caso Hace mucho, Tofito leyé en un libro que le regalé su papa que todo detective debe tener al ‘menos tres cosas para ser considerado un ver- dadero investigador: un fiel asistente, una lupa profesional de gran aumento y una libreta de ‘muchas paginas para anotar todas las pistas. El asistente ya lo tiene: se trata de su perra Lulé, que lo sigue a todas partes. La lupa tam- bién. Y la libreta... bueno, la libreta es lo tinico que le falta, pero ya sabe donde conseguirla. Se asoma al cuarto de su hermano y lo sor- prende echado sobre la cama, intercambiando textos con una de sus amigas. Se rie nervioso cada vez que el teléfono le anuncia que ha llega- do un nuevo mensaje, y saca la lengua mientras 25 26 teclea lleno de ansiedad con sus diez dedos que se mueven a toda velocidad sobre el celular. Tohito ve que en el escritorio de Guille hay varios cuadernos que sus padres le compraron para el préximo ao escolar. Se acerca sigiloso, elige uno de tapas verdes y desde ahi se lo en- sefia a su hermano. —Me lo regalas? —pregunta. —Inefable —contesta Guille sin levantar la mirada del telefono ni fijarse en lo que dice. Fl plan dio resultado: su hermano mayor nunca se dio cuenta de que lo autoriz6 a llevar se su futuro cuaderno de matematicas. Feliz. con su nueva libreta de detective en- tre las manos, Tofiito se encierra en su cuarto, toma asiento frente a su escritorio y anota en la primera pagina con perfecta caligrafia: El caso del collar desaparecide Luego, como todo detective, hace un listado de las pistas que observé en el cuarto de dona Isolina Montenegro. |. El ladrén debie abrir la ventone de! cucrte para entrar por ahi Estoy seguro cde que la vecina no se ducha ni se viste con la ventana abierta durante un dia de viento, y muche menos con las cortinas descorri= dos, Asi cualquiera se puede resfria,y ella 5 una mujer muy sono. 2 Luege de rebar el collar, el ladrén hambriento se comié una de las galletas que estaban en el velador. Se debe haber sentado un momento en la cama; por ese, tuna esquina del cobertor estabe arrugada 7 28 3. Al sacar apurade la glleto, el ladrén debe haber golpeade el bote de helado que cayé al suelo ¢ hizo ipum! 4, Tene que haber side alguien gil que sabe soltar muy alte, pues de un solo brinco debe haber enfrado y salide por la vertona, pasando por encima del tocador sin derribar ni uno de los frascos de doa Isolina SE] ladrén debe haber usado zapatos de suela de madera, o algo parecide, por- que no dejé huellas en la tierra al pie de lo ventono. Debe ser flaco porque, si fuera gerde, sus zapatos se hubieran hundide en el barro, Tonito frunce el cento, como le gusta hacer cuando se pone a pensar en cosas importantes. “Vamos a ver...”, piensa. “Un ladron gil y atlético. Alguien delgado y capaz de saltar muy alto. Una persona que se mueve sin provocar ruido ni dejar rastro alguno. {Hay alguien con esta descripcidn en el barrio’ iClaro que si! jFiliberto Praderas, el vecino de la casa amarilla! —{Tonito, ven a tomar tu leche con choco- late! —grita su mama desde la cocina—. jY no olvides lavarte las manos! ‘Toftito se relame pensando en el vaso lleno de espumoso chocolate que est a punto de be- berse de un trago y anota apurado en la libreta: Primer sospechose: Filiberto Praderas. Entonces cierra el cuaderno de tapas verdes y se levanta de un salto para acudir al llamado de su madre. 29 Un vecino flaco, muy 4gil y-con una cocina muy ordenada La casa de Filiberto Praderas es la ultima resi- dencia de la calle donde vive Tofito. Su duetio la pinté de amarillo afos atrés, por lo que, en el verano, la construccién entera reluce como un sol. En el jardin delantero hay un al- tisimo Arbol Ileno de hojas y ramas, del que iliberto colg6 un columpio que nadie ha usa- do, Al poco tiempo de instalarlo, la esposa de Filiberto se fue levandose a sus hijos, y dejé solos en ese enorme caser6n a Filiberto y al co- lumpio recién colgado. A partir de ese dia, Filiberto no volvié a reir. Su rostro se fue poniendo cada vez més palido, sus ojos se apagaron y su boca se quedé congela- da en un gesto de profunda tristeza. 31 32 —Una persona que no sonrie siempre resul- ta sospechosa —dice Tohito en voz alta para que Lula, que camina dando saltitos a su lado, loescuche. Y si ese sospechoso es, ademas, muy delgado y Agil como el mismisimo Filiberto, y sale to- dos los dias a trotar por la cuadra sin hablar ni saludar a nadie, eso lo convierte en el candida- to perfecto para robar el lujoso collar de dofta Isolina en el momento preciso en que ella se meti6 al bafio. {Pero qué razén puede haber tenido para hurtar una joya? Quién sabe. A lo ‘mejor extrafia tanto a su esposa que quiere te- ner un objeto femenino que le recuerde a ella, —La gente que no sonrie es muy extrafia y hace cosas que nadie entiende, como robar co- ares valiosos porque si —le explica Torito ala poodle una vez més. Tras recorrer un breve tramo de la acera, egan frente ala casa amarilla. Todo esta en silencio. Las cortinas de las ventanas estén ce- rradas. Bl columpio se mece apenas, impulsado por una ligera corriente de aire, Tonito toca el timbre: ding, dong, Nada. Ding, dong de nuevo. Y nada otra vez. —Parece que nuestro sospechoso no esta —concluye el nifto con el cefio fruncido. Tohito esta pensando en algo importante. Algo muy importante. Algo que un detecti- ve profesional haria sin dudar un solo segun- do. Algo que lo puede meter en Ifos, pero no le importa. jPor fin ha ocurrido un enigmatico crimen en su calle, y él no vaa descansar hasta resolverlo! —Vamos, ayudante —murmura a Luli, y se cuela por un espacio entre dos barrotes de la reja metalica que rodea el jardin delantero. Tofito descubre una ventana abierta en la parte trasera de la casa. Ambos saben que es- tan haciendo algo que no deben, por lo que no se atreven ni a respirar para no hacer ningiin ruido que los pueda delatar. Luli brinca con gran estilo, como una blanca nube rebotadora. De un solo impulso vuela a través de la ventana 33 34, yy cae sobre sus cuatro patas en el frio suelo de la cocina. Toftito, en cambio, tiene que hacer ‘un esfuerzo mayor. Se aferra con fuerza en el marco, levanta ambas piernas y empuja todo su cuerpo hacia dentro. —Mira, ayudante —dice Tonito—:1a cocina de Filiberto Praderas es la cocina mas ordenada que he visto en mi vida. Todo esta perfectamente dispuesto, como si nadie hubiera tocado las repisas y estantes jamés: las cucharas plateadas con las cucharas doradas, los tenedores dorados con los tene- dores plateados, las manzanas verdes en un recipiente verde, las manzanas rojas en un re- cipiente rojo, los vasos en fila como soldados transparentes y las cajas de cereales acomoda- das por estaturas, desde la mas pequenia hasta lamas grande, —Por lo visto, Filiberto es maniatico del or- den —dice el nifto con ojo experto. Tofiito piensa en su propia cocina, siempre lena de olores distintos, vapores que salen de las ollas y comida repartida por todo el mesén. Frunce el cefio de nuevo y gira la cabeza para que sus ojos revisen con mucha atencién hasta el tiltimo rincén del lugar en busca de pistas. Cada tanto, cuando se descubre algo que puede ser importante, dice en susurros: jaja! Aji... aja... jd... ajd.. aja... repite y repi- te, porque ha visto muchas cosas importantes. Se acerca de nuevo a la ventana, Desde ahi le hace un gesto a Luli, que olisquea la puerta cerrada del refrigerador. —Nos equivocamos de sospechoso —dice muy despacio—. jTenemos que salir de aqui! La perra y el nino regresan veloces a la calle justo cuando Filiberto Praderas da la vuelta en la esquina, Viene vestido con ropa de deporte. Pasa trotando muy gil y elastico junto a ellos sin mirarlos ni ofrecerles una sonrisa. Se mete en suicasa y da un portazo que hace eco en todo elbarrio. —Filiberto no robé el collar de dona Isoli- na —explica Tofiito a la poodle—. Lo descubri ‘cuando analicé con mi mirada de detective profesional la comida que tenfa en su cocina, 35 36 Solo habia frutas, verduras y productos de die- ta, #Piliberto Praderas solo come alimentos que no engordan! Y no te olvides que el ladron del collar se devoré una de las galletas que estaban en la mesita de noche de dofta Isolina. Luli se relame los bigotes al escuchar hablar de galletas con crema. Siempre tiene hambre. —Si él no es el culpable, entonces tenemos que pensar quién se comeria sin problemas una rica galleta bafada con crema —agrega. En ese momento, un melodioso silbido lo hace girar la cabeza. En la acera de enfrente ve a dofia Morgana Casablanca, una vecina muy especial que ama a los gatos mas que a los hu- manos y que tiene mas de veinte felinos vivien- do con ella. La mujer camina despacio y con la espalda muy erguida; en su mano izquierda trae un delicioso helado de varios sabores y en la mano derecha una enorme barra de chocola- tecon almendras a la que ya le dio un mordisco. —iAcabo de descubrir a nuestra segunda sospechosal —exclama Tofiito con un dedo en alto y una expresién de triunfo. El coche de su padre se estaciona entonces frente al hogar. Bl hombre se baja del interior con su casco rojo y un gesto de hambre en el rostro. A los pocos segundos, el grito de la ma- dre invade por completo la calle: —Tofito, a cenar! iY no te olvides de lavar- te las manos! Justo a tiempo, porque las tripas de Tofiito ya estén empezando a quejarse por la falta de alimento. Ya tendra tiempo después de conti nuar su investigacién. Por ahora, lo tinico que le interesa descubrir es qué acaba de preparar su madre para la cena. Nuevas reflexiones de Toito yuna sospechosa inesperada Luego de una deliciosa merienda que incluy6 enfrijoladas rellenas de queso y un gran vaso de agua de jamaica, Tonto se encierra en su cuar- to junto a Luld, quien, durante unos minutos, juega a perseguirse la cola hasta que se cansa y se echa a los pies del nifio. El abre su cuaderno de tapas verdes y escribe con letra de detective privado en una nueva pagina en blanco: Nueva sospechosa del caso: Morgona Casablanca Como va ponerse a pensar cosas muy pro- fundas, Toniito arruga la nariz, frunce el cefio, muerde el lapiz y comienza a escribir: 39 40 |. Morgene Casablanca es mi nueva can didata a ser la verdadera ladrona del collar. Sor qui? Por vorias razones: la primera, es que claramente le gusta comer cosas que ienen mucha azdecar, come helades, choco- lates, etcétera. 2. Lo segunda es que Morgana es una mujer delgado, que perfecomente pudo ha- berse metide por la ventana del cuarto de dofia Isolina. Ademés, vive con muchos ga tos en su casa. Y ellos pueden haberle en- seado a salar y caer sin hacerse dato. 3. Luego de haber tomado el collar del Jpyere, la sespechosa debe haber visto las galletas. Sin poderse controlar, se senté en la cama para comerse una a toda prise, En su pure, pude haber tirade el bote de helade al suelo, lo que provees el ruide ipuen! que doa Isolina escuché desde el baie. 4. &Y qué razones puede fener Morgana para robar? Quizé sobre su focador tie ne un joyere vacio y quiere saber como se sienfe abrir la 4apa y encontrarse con un collar valiose, A lo eejor la invitaron a una cia roméntica y no tiene una joya elegante para ponerse, La misma dofa Isolina dijo con gran orgullo que muchos en el barrio envidiaban su collar. Tofito cierra el cuaderno y, de un salto, se lan- za a su cama. Lo primero que piensa hacer al dia siguiente, apenas salga el sol, es visitar a Morgana Casablanca. Esta seguro de que po- rd interrogarla sin que ella se dé cuenta, y asi 42 conseguir mas informacién sobre dénde estaba ella a la hora exacta en que desaparecié el va- lioso collar de dofia Isolina Montenegro. {fonito es un campeén haciendo planes! Sin que pueda evitarlo se le empiezan a ce- rrar los ojos. Al parecer, las enfrijoladas de su madre le han provocado mucho suenio. Acomo- da la cabeza en la almohada y, con una sonri- sa de satisfaccién por el avance de su investiga- cién, se dispone a descansar. ‘A los pocos instantes, el cuarto se lena de profundos ronquidos. El intrépido detective se ha quedado dormido con la boca abierta! Una casa con muchos gatos —Vamos, Luli —ordena Tonite ala poodle—. Lego la hora de interrogar a nuestra segunda sospechosa: jla sefora Morgana Casablanca! “Miau, miau’, escucha alo lejos el nifto cuan- do viene caminando por la acera, *|Miaau, mia- aul", escucha con més intensidad cuando toca el timbre. “jjjMiaaau, miaaaull” escucha a todo volumen cuando Morgana abre la puerta y aso- ma la cabeza desde el interior de su casa. Junto a ella, veinte gatos asoman también sus cabe- zas y se quedan mirando a Tonito con ojos tan Ienos como cuarenta lunas redondas. —,$1? —pregunta la mujer mientras devora tuna deliciosa galleta de chocolate con relleno de crema y chispas de aziicar multicolor. 43 “jUna galletal”, piensa Tonito. ina prueba mas de que a la sospechosa le gustan las mismas galletas que tenia doa Isolina en su velador —Buenos dias —dice Tofito con su mejor sonrisa—. Soy Tonito y vivo al final de esta calle. —Sé quién eres —responde Morgana y se limpia con la punta de un dedo las migas de galleta de las comisuras de la boca—. Tu casa queda junto Ja casa de dofia Isolina. Te veo to- das las mafanas cuando vas a la escuela y todas las tardes cuando regresas, *jLa sospechosa acaba de reconocer que co- noce dénde queda la casa de la victima!”, re- flexiona Tonito. Al parecer, el caso del collar desaparecido esta a punto de resolverse. —¢En qué puedo ayudarte? —preguntaMor- ‘gana con toda amabilidad. —Mi profesora nos dejé de tarea entrevis- tar a un vecino que nos pareciera interesante —inventa el nifio, =i yo te parezco interesante? —la mujer rie, mostrandole todos los dientes a Tofiito—. iNadie me habia dicho una cosa asi! Entonces Morgana lo invita a pasar. Empu- ja.una a una las veinte cabezas de los gatos que siguen atentos la conversacién, y cierra la puer- ta, Se dirije al interior de su casa despacio y co- jeando. Tonto la sigue. —¢Le pasa algo? —la interroga el nitio, —Me duele muchisimo la espalda —se que- ja ella—. Me lastimé hace un par de dias cuan- do intenté rescatar de un arbol a mi gato Mi- sifiis, que le tiene miedo a las alturas. 20 fue Botijas? gO Dominé? —0 sea que no puede saltar a través de una ventana—confirma Tofiito con ciertadesilusién. —jClaro que no! —exclama Morgana y su rostro se contrae en una mueca de dolor mien- tras se sienta en un sillon—. De solo imaginar- me brincando a través de una ventana me dan ganas de gritar. De hecho, estuve varios dias encama. “Sospechosa descartada’, piensa el nifio y suspende de inmediato el interrogatorio. Por lo visto, Morgana Casablanca estaba en cama sin poder moverse el dia en que le robaron el collar 45 46 a dofa Isolina, Ademés, alguien con la espalda lastimada no puede saltar a través de una ven- tana, moverse a toda velocidad en un cuarto re- pleto de muebles, comerse una galleta y volver al exterior en tan solo unos segundos. Bueno —dice Morgana y pestaftea muy ripido de pura emocién—, estoy lista para que comiences a entrevistarme. —Lo siento —suspira Tofito mientras le ha- ce una sena a Luki, que no se ha movido de su lado—, pero me acabo de acordar de que tengo otra cosa que hacer y no puedo interrogarla.. digo, entrevistarla. jGracias por su tiempo! Y antes de que la mujer alcance a externar su desilusi6n, el nino se da la media vuelta y se echa a correr hacia la calle acompanado por las cuatro patas de la poodle que trota a sulado con la lengua de fuera Pero, entonces, gquién robo ese collar? Si no fue Filiberto Praderas ni tampoco Morgana Casablanca... quién lo hizo?! Tonito frunce de nuevo el certo. En su cerebro se escucha un tic, tac, tic, tac, tic, tac, porque el tiempo corre rapido y él atin no consigue en- contrar al culpable. iQué complicado es ser detective con tantas cosas en qué pensar! 48 El misterioso hombre del abrigo negro Tohito se sienta en el borde de la acera y, frustrado, apoya su mentén en ambas manos. Lulk se le acerca y comienza a lamerle la mejilla de manera muy amistosa, {El caso del collar perdido se complica cada vez mas! De pronto, algo llama la atencién de Tonto. Voltea y descubre a un misterioso sefior que se pasea nervioso frente a la casa de dofia Isolina. Es un hombre a quien nunca habfa visto en su vida. Bl visitante, que viste un largo abrigo ne- gro cerrado, da cuatro pasos hacia la derecha, cuatro pasos hacia la izquierda, se detiene, se seca el sudor de la frente y traga saliva como si estuviera a punto de hacer algo que lo pone muy nervioso. Y entonces empieza de nuevo. 49 50 {Quién es? BY qué hace ahi, frente ala casa de la victima? {ZY por qué usa un abrigo tan grueso en un dia cuando brilla el sol?! Tofiito recuerda una frase que todos los de- tectives famosos e inteligentes, como él, re- piten una y otra vez sin cansarse: el criminal siempre regresa a la escena del delito. {Tal vez se encontraba por fin frente al autor del robo del valioso collar! Tip, tap, tip, tap. Asi suenan los zapatos de Tosito contra la banqueta cuando se acerca disimuladamente al misterioso hombre, que sigue paseéndose ner- vioso frente ala casa de dona Isolina. ¢Qué querré hacer? {Acaso estard esperan- doa que nadie se dé cuenta para entrar de nue- vo a robar alguna otra joya? {Qué hacer? Piensa, Tonito! EL nifio lo mira de pies a cabeza, como solo los detectives profesionales saben observar a sus sospechosos. Se percata de que sus zapa- tos estan lenos de polvo, por lo que debe venir caminando desde muy lejos. También nota que se peiné con gran cuidado y se eché fijador para que no se le moviera ni un pelo de su sitio. Ademés, parece que esconde algo bajo el abrigo porque tiene las dos manos en el mismo lugar, ‘como si estuviera apretando contra su cuerpo un objeto que no se alcanza a ver porla tela os- cura que lo cubre. {Qué sera? jgUn arma?! {Una caja donde echar su nuevo botin robado? Tofiito voltea a hacerle un gesto de “sigue- me” a Luli, pero se da cuenta de que su perra ha desaparecido, De seguro le dio hambre y se fue a molestar a alguien para que le diera algu- na galleta o le lenara su plato con las croque- tas que tanto le gustan. Por lo visto, la poodle no es una buena compaftera de aventuras. {Un verdadero ayudante jamas abandona a un de- tective justo cuando se dispone a interrogar al principal sospechoso de un caso! —,Busca a la seftora Isolina? —pregunta Tonto fingiendo que iba pasando por ahi. EL hombre se pone aun mas nervioso. Abre Ja boca para contestarle, pero la cierra de nuevo 51 como si se hubiera arrepentido en el acto. Con un pafuelo que saca de uno de sus bolsillos se seca el sudor de la frente y mueve la cabeza de arriba hacia abajo. Si. La respuesta es si. Tonito se le acerca un poco més. —W ella lo esta esperando? —dice el nifio con su mejor voz de investigador. El senior niega con la cabeza y acomoda con disimulo el misterioso bulto que esconde bajo elabrigo. Tip, tap. —{Usted sabe saltar a través de una ventana sin hacer ruido? —Tonito lo mira sin pestanear para no perder detalle de su respuesta. Los ojos del hombre se abren como dos enor- mes platos y hace un enérgico “no” sacudiendo de lado a lado la cabeza. —A mi edad, uno ya no puede saltar a través de una ventana sin romperse un hueso —ex- clama—. La dltima vez que hice una locura ast, tenia quince aftos. — {¥ cuantos afios tiene ahora? —Muchos, muchos mas —contesta, serio. “Tal vez esta mintiendo’, piensa Tofito mientras contintia observandolo con toda aten- cidn. De pronto, descubre que algo gotea hacia la banqueta desde el interior del abrigo. Son gotas grandes de un liquido espeso y oscuro, 54 parecidas a la leche con chocolate que su madre Te prepara por las tardes y que él se bebe de un solo trago. Tofito frunce el cefio. jgQué esconde ese misterioso sujeto bajo su ropa?! Luli aparece de improviso sin que Tonito sepa de dénde salié y se lanza frenética a lamer los goterones sobre la acera. A juzgar por la ex- presién de placer de la poodle, cada vez que saca Ja lengua y se relame los bigotes, se diria que saben delicioso. —iAja! —grita el nifio porque ha descu- bierto algo—. jEs chocolate! jliene chocolates, ocultos bajo el abrigo! El hombre saca de debajo de la oscura tela una hermosa caja con forma de corazén que continiia goteando sin que pueda hacer nada para evitarlo, —E] calor derritié los bombones —se queja elextrafio con un suspiro—, gqué le voy a rega- lar ahora a mi amada Isolina? Tofito se sorprende porque no estaba en- terado de que dona Isolina tuviera novio, ni mucho menos de que le regalara bombones de chocolate cada vez que viene a visitarla. De pronto, y sin que nadie consiga detenerla, Luli da un gran salto hacia la mano del hombre, le arrebata la caja en forma de corazén, y se aleja corriendo por la acera con su tesoro derretido entre los dientes. —jDetengan a esa ladrona! —grita el ena- morado de dona Isolina, ¥ Tofiito sale corriendo veloz tras Lula, la peor ayudante de detective del mundo. 55 Registrando una habitacién Mena de libros ‘Tonito entra corriendo a su casa. jgDénde se me- tid Luli?! Se dispone a salir hacia el patio trase- ro, para ver si su desobediente ayudante se en- cuentra ahi cuando la voz de su madre le llega a través de la puerta de la cocina —Hace mucho que no me regalas una joya, amor —reclama su mamé a su papé con su cla. sica voz de enojo. —Bueno, ti tampoco me has hecho un re- galo tltimamente —se defiende el padre. —iNo, pero aun asi me encantaria tener un hermoso collar para lucir la noche de nuestro aniversario! Tonito se detiene en seco. ;Su mama desea que le regalen una joya? {Una joya?! 7 58 zAcaso ella podria...? No, no puede ser. ¥, sin embargo, qué pasaria si... si su propia madre fuera la autora del robo? Decidido, dirige sus pasos hacia la pieza de su madre, Si ella es sospechosa, entonces también debe registrar sus pertenencias. jA lo ‘mejor est viviendo bajo el mismo techo que la responsable de la desaparicién de la joya de dona Isolina! ‘Traga saliva. ¥ si su mamé es la culpable, gseré capaz de desenmascararla frente a todos Jos del barrio? Cuando Tofiito entra en el cuarto de sus pa- dres, descubre quela fiel Luli ya est ahi, mirén- dolo con sus bigotes manchados de chocolate. —iMi y yo tenemos mucho de qué hablar! —la regafia Tonito—. Pero ahora no. jEn este momento tengo un caso que resolver! Elnitio cierra la puerta a toda velocidad. No quiere que nadie de su familia lo vea revisar los cajones ni el cldset en busca del collar de doa Isolina. De pronto, un sonoro estornudo lo sa- cude de pies a cabeza. —iAchat El olor de los cientos de libros que su madre tione regados por el lugar siempre le han pro- vocado picaz6n en la nariz. Hay libros en las. mesitas de noche, sobre la cama y en varias re- pisas que cuelgan del muro. Hay torres de li- bros en el suelo. {Libros por todas partes! —iiAchail! Toftito se cubre la boca para evitar que un nuevo estornudo le avise a toda su familia que estd investigando ese cuarto en total y absolu- to secreto. \Un buen detective no debe nunca delatar su presencia! ‘Avanza hacia el tocador donde su madre guarda sus tesoros mas valiosos en una caja ‘metilica que era de su abuela. La abre y exami- na su contenido usando la lupa. Adentro ve un reloj que ya no funciona, un par de anillos, unos anteojos de repuesto que su. mama guarda en caso de que se le rompan los que usa a diario, una colorida peineta que parece antigua y algu nos botones viejos que de seguro ni ella sabe a qué prenda pertenecen. 59 60 No, ni rastro del collar de dona Isolina. De pronto, y antes de que Tofiito tenga tiem- po de seguir registrando el lugar, Luli da un brinco y cae con sus cuatro patas sobre el toca- dor. Con la rapidez. de un rayo, la poodle hunde el hocico en la caja metalica y saca del interior la peineta antigua bien sujeta entre los dientes. —jLuhi, no! —la regafia el nifio. La peineta que Luli intenta robar para lle- varsela al jardin y enterrarla al pie del arbol, reluce llena de chispitas multicolores cuando la luz del sol se refteja en ella —jDamela! —ordena Tonito. Pero la perra no tiene intenciones de regre- sare su trofeo. Salta desde el tocador hasta el suelo y trata de correr hacia la puerta. El nitio le cierra el paso, las manos por delante, como si estuviera defendiendo el arco ante el avan- ce de un jugador rival durante un emocionante partido de futbol. Luli frena. Tonito estira un brazo para intentar arrebatarle la peineta. Luli retrocede y sacude la cabeza. Tontito da un paso hacia ella. Lula trata de esquivarlo. Tofito se lanza hacia delante y la toma por una de las patas. Luldi abre la boca para ladrar y la peineta cae al suelo, Con un rapido movimiento, Tonito recoge el botin y lo levanta triunfal. —iAjal —exclama victorioso. En ese momento, se oye un clic {Bs la puerta del cuarto que se ha abierto! Tohito voltea y descubre a su madre en el umbral, que lo sorprende con una mano en alto y la otra firmemente agarrada a la pata de Lula. —2Qué estd pasando aqui? —pregunta ella, acomodandose los gruesos anteojos sobre su nariz—. {¥ por qué tienes en la mano la pei- neta que me regalé mi madrina cuando cumpli diez aftos? iPiensa, Tonto, piensa, —Porque iba a peinar a Luli —responde y sonrie tal como sonrien los dete s cuan- do son sorprendidos en medio de una misién secreta. Su mama pestafiea una, dos, tres veces, tra~ tando de entender qué es lo que ocurre, pero se 61 62 inde, Niega con la cabeza y le quita a Tofito la peineta de la mano. —Esto es algo muy valioso para mi —dice ella con emocion—. esta claro? ‘Tonito va a responder, pero de su boca solo sale un fuerte estornudo. El nifo asiente y se dispone a salir, frotan- dose la nariz que aiin le pica y frustrado por- que no alcanzé a terminar de registrar el cuar- to. WY todo por culpa de su ayudantel Pero justo cuando da el primer paso fuera del cuarto, se detiene en seco. ;Una ladrona! jE1 plato de ga- etas en el velador! jLa ventana abierta con las cortinas corridas! {BI bote de helado en el suelo! jE] joyero de terciopelo azul! jLa arruga sobre el cobertor! jEI collar desaparecido! (El control remoto! jLa caja de chocolates! jLa pei- neta brillante de su madre! En su mente, todas Jas pistas del caso del collar desaparecido se or- denan de pronto una tras otra. Y como si es- tuviera sentado frente al televisor viendo una clasica pelicula de policias de esas que tanto le gustan, puede imaginarse con toda claridad Jo que sucedié el dia que entraron a robar al cuarto de la vietima —jAja! —exclama mas fuerte que nunca—. ia sé quién, como y por qué robs el collar! De ese modo, y usando solo el poder de su mente, Toflito resolvié su primer caso como investigador. Clap, clap, clap. ;Bravo, detective! 63 La calle mds entretenida del mundo —Aqui tiene su collar —dice Tonito mien: tras le tiende a dofia Isolina la joya que tanto deseaba recuperar. —jMi collar! —exclama la mujer con la son- risa mas grande del mundo—. ;Mi collarcito bello y favorito! gCémo lo encontraste? —Usé mi mente para descubrir qué fue lo que sucedié el dia en que desaparecié —res- ponde el nino y trata de imitar la expresién de un detective que se siente feliz de haber resuel to un misterioso caso policial. Dona Isolina le da un beso al collar que bri- lla con destellos multicolores entre sus manos y, con infinito cuidado, lo guarda dentro de la caja de terciopelo azul que tiene en el centro de su tocador. Entonces gira hacia Tohito y clava 65 66 sus ojos, tan redondos como su cuerpo, en los de Tonto. —Quiero saber quién lo robé —ordena la setiora. —Antes de decirle quién fue, voy a contarle cémo sucedieron las cosas —anuncia Totito y carraspea para aclarar su voz—. La culpa la tie- nen las galletas. —gLas galletas? ,Qué galletas? —Lasgalletasque usted tenia en suveladorla majiana en que el collar desaparecié del inte- rior de su joyero. Unas galletas de chocolate con relleno de crema chantilli y chi car multicolor. gLas recuerda? —(Claro que si! Son mis favoritas —excla- ma la mujer relamiéndose los labios. as de ani —El ladrén entr6 en su cuarto atraido por el delicioso olor de las galletas —contintia expli- cando Tontito—, estaba hambriento y necesita ba comer cuanto antes. Fascinado por el aroma, dio un brinco por la ventana y se metié en su cuarto sin hacer ruido. Usted no lo vio porque estaba en la ducha. Dofia Isolina asiente Mena de interés. El niio toma aire para seguir con su narracién. —Entonces, el ladron fue directo hacia el velador en busca de las deliciosas galletas. Se subié a la cama y se sent6 para comerse una. WY como sabes que se sent6 en mi cama? —pregunta la seftora. —Porque habia una arruga en el cobertor, junto ala mesita de noche —dice Toto y sube tuna de sus cejas—. La vi cuando entré a inves- tigar en su dormitorio. —|Qué muchachito tan observador! —cele- bra la vecina con admiracién. —En su apuro por comerse otra, el intru- s0 golped el bote de helado que cayé al suelo & hizo un ruido: jpum! —jBse fue justamente el ruido que escuché desde la ducha! —Exacto. Asustado, el ladrén se apresuré a salir del cuarto. Pero en su camino a la venta- na, vio el joyero abierto. Y, en su interior, des- cubrié el brillante collar —dice Tonito— Y nuestro ladrén se siente atraido por las cosas 67 68 brillantes, de muchos colores, que suenan, tie~ nen cables 0 que rebotan! —jPero qué ladrén tan extrafo. —opina dona Isolina algo confundida—. ;¥ quién es? dBse hombre vive en esta calle? i, pero no es un hombre. —Entonces una mujer robé mi collar? —la sefiora se sorprende y abre los ojos y la boca. —Tampoco —Tofiito niega con la cabeza. —jNo entiendo nada! —dofia Isolina gritay su aguda voz se escucha hasta en el patio de la ‘iltima casa del barrio. —La responsable de la desaparicion de su co- lar favorito es mi perra Lula —declara Tonito mientras intenta que no se le note la vergitenza ‘que siente al revelar una cosa asf. Su ayudante resulté ser la autora del delito! La mujer suelta un suspiro y se rasca la ca- beza. Luego levanta un dedo como si quisie~ ra decir algo muy importante, pero no sabe qué decir. Esta confundida: jacaso una inocente poodle blanca como una nube de verano es la culpable de su angustia de varios dias? —La mafiana en que su collar desaparecié, Luli no habia comido —dice Totito retoman- do la explicacién—. ¥ cuando Luli no come, se pone de muy mal genio y hace travesuras para llamar la atencién. Lo recordé cuando la vi len- giteteando el chocolate derretido que cayé so- bre la banqueta. Estoy seguro de que llegé has- ta su ventana en busca de alimento, olfateé el olor de las galletas y enteé. A e6mo encontraste el collar? Porque cada vez que Luki roba algo lo en- tierra en mi jardin, al pie del arbol —confie- sa—, Lo tinico que tuve que hacer fue ir a mi patio y encontrar la joya. —jBres un detective brillantel —celebra do- fa Isolina y aplaude—. Como premio por tus servicios, voy a prepararte una doble racién de galletas baiiadas con crema y chispas de aziicar multicolor. {Te parece? —iMmm! ;Qué rico! Luego de comerse hasta la tiltima galleta de la enorme fuente que su agradecida vecina hor- ne6 especialmente para él, Tofito sale ala calle 69 70 y empieza a caminar hacia su casa. A lo lejos, divisa a Filiberto, vestido con su ropa deporti- va, listo para empezar a trotar. Antes de dar la vuelta en una esquina, su vecino lo saluda con una inesperada sonrisa y un movimiento amis- toso de su mano. En la acera opuesta, se encuentra con Mor- gana que pasea con sus veinte gatos al mismo tiempo, mientras lame golosa un helado de dos colores que sostiene en una de sus manos. La mujer Te guifia un ojo antes de seguir avanzan- do entre maullidos rumbo a la plaza. Y cuando parece que la calle va a quedarse por fin desierta, aparece el enamorado de dona Isolina, muy bien peinado y con su abrigo ne- gro recién lavado, con una nueva caja de bom- bones en forma de corazén que en esta ocasién no trae escondida bajo la ropa. El sefior inclina la cabeza con simpatia para saludar a Torito antes de tocar el timbre de la casa de su novia. dn qué momento se hizo de tantos amigos? Toftito sonrie satisfecho. Quién dijo que vi- via en un lugar aburrido? jMuy por el contrario! iLa suya es la calle mas entretenida del mun- do! Esta seguro de que pronto, muy pronto, un ‘nuevo caso requerira de su imaginacion y astu- cia, Es cosa de sentarse a esperar. —fosito, a comer! —grita de pronto suma- mé—. j¥no olvides lavarte las manos! Y asi fue como todos vimos al nifio més que- rido de la calle entrar corriendo en su casa, esa que, a partir de hoy, bautizamos en el barrio ‘como “la guarida del gran detective Tonito”, Fin 7 La calle mas aburrida del mundo José Ignacio Valenzuela Desde que Tosito aprendio a caminar, tiene un anhelo que espera cumpliclo antes posible: ser un famoso detective, Janto con Luli, su perra poodle, y una ‘enorme lupa, Toto se sienta frentea su casa a la espera de que algiin crimen llame ‘asu puerta, Pero Tonito tiene un grave problema: la calle donde vive es la mis aburrida del mundo. Jamas ha ocurrido ni ‘elmés minimo robo, Bueno, hasta ahora. Porque siempre hay tuna primera vez. loqueleo Seneruana

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