Habitualmente se suele adjudicar la paternidad de la eugenesia a Sir
Francis Galton (1822-1911), quien introduce este término derivado del
vocablo griego que designa a los individuos “bien nacidos, de noble origen y de buena raza”. Definió a la eugenesia como la ciencia que trata de todas las influencias que mejoran las cualidades innatas, o materia prima, de una raza y aquellas que la pueden desarrollar hasta alcanzar la máxima superioridad. Pero no sólo se trataba de un conocimiento teórico, sino que debía encararse: “el estudio de los factores sometidos al contralor social que pueden aumentar y disminuir las condiciones sociales, sea físicas o espirituales, de las generaciones futuras. [1]” Para Galton era fundamental la herencia de los rasgos mentales y se había propuesto demostrar científicamente que los padres transmiten la inteligencia, del mismo modo y con las mismas limitaciones se transmite que la “forma y las características físicas de todo el mundo orgánico [2].” En suma: que las personas eminentes generalmente eran hijos y a su vez padres de personas eminentes. Para obtener sus datos utilizaba el método biográfico y de la historia familiar con el propósito de mostrar, por un lado, que el comportamiento considerado socialmente valioso depende causalmente de una aptitud concreta, la inteligencia y, por otro lado, que dicha aptitud es hereditaria y no puede ser modificada por el ambiente. Muchas de las comprobaciones de Galton y otros acerca de las diferencias en el nivel de inteligencia y su relación con la ubicación social no hacían más que reflejar prejuicios ampliamente extendidos