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PALO MAYOMBE
O MAYOMBE buscar
LOS CAMINOS DE LUCERO
CAMINOS DE LUCERO
ºLucero Mundo: Nace de una figura de palo de 2 caras, o de una masa o piedra de 2
caras.
ºlucero Cuyo Malongo: Es un lucero diabolico que nace de una masa solamente de
quillisos y cuyo humano. Este puede ser remolino, mayombe (volador), o rastrero que
se monta en restos de culebra o serpiente, preferiblemente venenosa.
2 . Lucero Prima; Que quiere decir, Amanecer, este nace de un caracol, un cobo o de
un quiconte dueño del crepúsculo.
5. Lucero Madruga; El nace de una piedra de caracol blanco, de un chino ( piedra)
de río o en un plato tallado. el que vive cerca de la luna.
12. Lucero Rompe Monte; el que vive en el techo de las casas con otras entidades y el
único lucero que hay que darle de comer arriba de una teja consagrada.
13. Lucero Sabicunangusa; es el que vive en la orilla de rió y es el único lucero que
puede comer gallina negra al pie del rió.
El Chamalongo
Nsala malekum mpanguis… El chamalongo es uno de los métodos u oráculos con los que
el palero consulta a sus fundamentos… Aquí tienen las cinco caídas básicas de este
oráculo
SA NTEMBO
Si, bien, tranquilidad, felicidad, pero se pregunta por segunda vez para mayor seguridad.
Es si con bendiciones. SON LOS 4 VIENDO HACIA ARRIBA
SA NTOTO
Si, pero como es dubitativo se vuelve a preguntar, es inseguridad en lo que esta
haciendo, si vuelve a caer en la confirmación dice que si. SON TRES HACIA ARRIBA
Y UNO HACIA ABAJO
SA MANSA
Si con mucha firmeza y no se vuelve a preguntar más. Dice que lo que se sabe no se
pregunta. SON 2 PARA ARRIBA Y DOS PARA ABAJO
SA TIA
No, simplemente no. SON TRES BOCA ABAJO Y UNO
BOCA ARRIBA
SA MBASI
Si es respuesta a la pregunta que se hizo, nos dice que no, Si sale al comenzar la
consulta anuncia desgracia o que esta siendo trabajado con muerto, debe preguntarse
quien si usted o el consultado, pero antes se debe tirar un vaso de agua a la calle. Si sale
muy varias veces en la misma consulta se debe refrescar los chamalongos con Agua de
coco, agua florida o con agua y manteca de cacao. SON TODOS HACIA ABAJO
Mambele recogió a Ngo y lo crió en su cueva donde creció a su lado. Ngo era
su predilección a la cual adoraba, atribuyéndole la protección de la tribu ante
los fenómenos de la naturaleza.
Mambele que estaba muy enfermo y que sabía que moriría irremisiblemente de
un momento a otro, urgió a su hijo Murabanda que reuniera a los más sabios
de la comunidad para acudir ante Ngo pues presentía que algo terrible le
estaba sucediendo.
NGO BACUNANCHECHE
KIMBANZA KIMPUNGUELE
KIMBANZA KIMPUNGUELE
y prosiguieron cantando:
MUNFINDA NGO
MAYIMBE ....
Y cantaron :
Pero todo fue en vano y aquel adorado animal murió al igual que Mambele.
Las vísceras fueron introducidas en una caña brava, el hígado y la hiel fueron
dadas a mayimbe, así Mayimbe estuvo complacida ya que tendría su
YAMULENKE, que era el derecho de Mayimbe por haber participado del velorio
de Ngo.
La que llevo Mambe fue la que se eligió por ser la más parecida, Murabanda su
padre le vendo los ojos y fue Ntubiona el verdugo al que designaron para
ejecutar el sacrificio, Nbako se opuso por ser amigo inseparable de Mambe, él
Rezo de la Ejecución.
SIMBIRIKO KIMBANZA
KIMBANZA SIMBIRIKO
NUMALO ENSE MI BRILLUMBA
MONIKIAMBOTO MUMBA.
KUTENQUERE MUNALONGO
KONYOSE BRILLUMBA MAMBE
ENTIMA KUNAKONGO
ATERERE NODOKE SABRABANU
EMDEMBO ENTULO SENSENUO
SIKI LLANGAMA WANSASIMBIRI
WANSA SIMBANDANDO MANGA
KULANGA-KAGUETO MAMBE
MAMBE NKANO MONIKIAMBOTO
SESE NKISI MALONGO
SESE SONGOROKO MSIMENE
ENDIAME SANGARA KINDIAME
SINBIRILOÑO MUTAMBRE
FUIRE ENGOMBO URIA
MUYAMBE TEVERINA NSARA
KIMPESO SUAMEBO MUNIO
ZUFIAN KANU
MALONGO ALULA NGO
BRIYUMBA YALULA MAMBE.
Sakilande busco Jurubbona, yerba que significa vida eterna y con ella
Murabanda dijo :
MAMBE YAMULEMBE-MAMBE
GANDO NDUANA SESE SESE
MAYIMBE ENKANVILLAMA
VILLAMA
MAGAMBA MAMBE WANZA
MATARI MATARI NSASI
NKUMA MAYAMBE
MAMBA KALUNGA
ENTUMA SALAMANTUMA
MAYIQUIRI ENSILANBAMZA
NDINGA NSUSO LEMBA
RUMIA NSILA ÑOKA
GUARIENE MINGONGO
CHECHE SAMBRIKO
MASANGO MASANGORIA
MAKONDO MAMNE
MURANDE NDIMBO NDINGA
YAMULEMBE NSIME ERO MAMFINDA
ENGOMA GUAGUARA BAFIOTE
SIMBIRIKOLLO.
KATUKANDO-EMPABIA
Separaron la cabeza del resto del cuerpo. Sacaron el corazón, los genitales, los
pies, las manos, las tibias y las chocozuelas. El hígado y parte de las tripas se
le entrego a Sakilande, para que lo pusiera en un lugar donde Mayimbe
comiera, así le pagaban el derecho por participar en esta ceremonia. Como
desde que Ngo presento síntomas de muerte, Mayimbe siempre rondo el lugar,
era necesario esconder el cuerpo del tigre muerto y darle de comer a Mayimbe
fuera de allí para que se alejara y no descubriera el lugar con su presencia.
NTUBIRONA KRIYUMBA
YA NSAURE ERO KONYOSE
GUARIRIONGA, NSULO
MAYIMBE KARIRE, ZUTETE
CHIQUIRIMATO, KARAIRE KUTENGUERE
ENTIE AHULLERE
MAMBE KISENGUERE LIFAN KULE
KIGUAGUA, ENSISAURIA
MAYIMBE, GANDO ENTIMA
MENGA YAMULEMBE.
Depositaron la cabeza junto a la de Ngo, que yacía en el güiro que fue envuelto
en cera, junto al huevo de mayimbe que también fue sacrificado para que
pagara un derecho por su presencia inoportuna y el huevo como símbolo de la
vida y nacimiento.
Sus vísceras van dentro de la caña brava junto con las de Ngo, y la otra parte
en la Nkunia que ahora será un atributo sagrado pues sirvió como tal.
Los pies de Mambe fueron enterrados por Sakilande al pie de la piedra donde
descansa en güiro con la Kriyumba de Ngo junto a la de Mambe. Entubirona
corto las puntas de los dedos de los pies y se los entrego a Sakilande para que
los llevara a enterrar a distintos caminos en relación con los cuatro vientos y
cantaron:
Así se amarro por vez primera, para que nadie llegara al lugar donde se había
sacrificado Mambe y a su vez el espíritu caminaría en cualquiera de los cuatro
vientos, las tibias o KISENGUERE se cargaron y puesto en cruz para que el
Nfumbe del hombre tigre caminara solo cuando le fuera autorizado, puesto que
con ellas en cruz tendría los pies enredados y no podría caminar.
.............. y cantaron:
Con un pedazo del corazón del difunto los demás derechos se prepararon un
ANKUTA, se le dieron de comer al caimán y a la ñoka. Como el caimán no
habla y la ñoka no duerme, guardarían el secreto elementalmente del
fundamento, que ya estaba formado y que se llamo: NIKISI MAMBE NGO
BRILLUMBA TEVERINO.
continúo buscando los otros derechos y regreso, cuando llego Guariere que
custodiaba el camino de los derechos a lo que Nbako contesto:
Mariwanza quiso saber que había sido de Mambe y Guariere y Enkaríme, nada
le dijeron.. pero ella presentía algo, Nsasi un guerrero que vestía piel de león
también se interesó .... nada supieron, el tiempo transcurría y nada se sabía de
Barabanda, hijo de Murabanda y hermano de Mambe el primer Nkisi.
A estos efectos ofrecemos las opiniones de muy respetables paleros que dicen
lo siguiente: para ligarlo con sangre, se mezcla o se mete en una piedra a San
Lázaro o a Obatalá, o a Oshún y Yemayá que son brujeras en gran medida, o a
San Pedro o a cualquier Santo. Los congos en el legítimo Palo Monte entierran
las piedras en el cementerio para darle camino al muerto, para que venga a la
piedra el espíritu del muerto y no el de un Santo. Se liga el muerto con un palo,
pero no se liga Nganga con Santo.
Para otros zarabanda es un influencia, una prenda muy antigua muy respetada
y tan conga como el mismo rey Melchor, o como San Antonio, que se llama
Bambán di Ongola, abanga tongue Yaya, y maddiema, Mpunga jicorete, San
Francisco, Nuestro Señor Jesucristo, que lo conocieron bien el Congo.
Allí bajo la Ceiba se tiene 21 días y al cabo de ese plazo se le pagan los
derechos, tanto a la ida como a la vuelta al monte y al cementerio, pues si no
se paga no se podrá hacer nada.
Debemos exponer que también existe la opinión que no es matari (la piedra)
quien debe rematar la estructura mágica de la cazuela, sino que primeramente
se tendrá buen cuidado de untarle al caldero de hierro que ha de recibir a
zarabanda, una buena cantidad de manteca de corojo, que es muy grata a
Oggun y a todas las divinidades africanas del templo de Oggun. Después se
trazará en el fondo del caldero la firma o sea el emblema de zarabanda, que es
una cruz formada por dos flechas que dividen el espacio en cuatro y en medio
de cada espacio una cruz pequeña.
siendo el asiento de la fuerza del fumbi, del muerto esclavizado que duerme
durante ese tiempo hasta que el brujo lo recupere y reanime y aquel vuelva a
servirlo como antes, con los palos y demás componentes que se renueven
cada cierto tiempo.
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Eleguá aqui boru aqui boi a boi bochiche oluami omatielli olua atacasorde alacomaco
mani bata adoridale jolo yaguna eleku unsuku ubeleku sukun a la róyo usu eye.
(Salutación lucumí al oricha Elegua) Un mulato de aspecto feroz, con el cuerpo
decorado con llamativos tatuajes, firmas de los orichas, colocó ante mi el cuenco con la
sangre del carnero que acababan de sacrificar.
Poco antes había arrancado la cabeza de un gallo con los dientes y todavía tenía los
labios enrojecidos por la sangre que le caía por la comisura de los labios hasta el pecho.
A mis pies se encontraba la cabeza y las cuatro patas que acababan de arrancar del
cordero sacrificado. Todos los ojos estaban clavados en mi. Rosa, la palera que nos
había invitado a asistir al ritual me taladraba con su poderosa mirada. Vieja amiga, sólo
me había puesto una condición para permitirnos asistir y fotografiar la celebración:
"Tienen que participar con nosotros en todos los actos".
Y como uno sólo tiene una palabra, tomé el cuenco con las manos cruzadas como es
rigor en Palo Monte, después inspiré, cerré los ojos y bebí la sangre. Y cuan Santo
Sacramento de la comunión, la sangre del cordero nos "bautizó" permitiéndonos
acercarnos un poco más a los secretos de la poderosa Regla de Palo Monte.
Los imprevisibles acontecimientos que se suceden en toda investigación son los que
llevan a uno a estas situaciones.
Días atrás, y a más de 350 kilómetros de distancia, en Guanabacoa (la mata de la
brujería cubana) habíamos tenido el privilegio de poder asistir a un ritual de tambor que
iba a celebrarse ese día. A pesar de la entrañable amistad que nos une con el santero
Esteban Valdés, nuestro padrino en la Regla de Ocha, no nos fue permitido fotografiar
el secreto ritual.
No es bueno que los secretos sean divulgados indiscriminadamente, y los tambores, tan
sagrados en santería como lo son en el vudú, el ñañiguismo u otros cultos africanos, no
debían ser fotografiados. Como tampoco debían serlo los nuevos creyentes que se
iniciaban esa tarde. Habría otros rituales, y otras celebraciones que podríamos
fotografiar y filmar, como ya lo habíamos hecho en anteriores viajes a Cuba. Pero la
diferencia entre un santero o un palero auténticos, como Esteban Valdés, y un falsario,
es que el primero respeta los secretos de su religión, y el segundo no duda en vender
esos secretos a cualquier turista curioso por un puñado de dólares.
Durante más de seis horas, hasta bien entrada la noche, los tambores bramaron sin cesar,
mientras casi un centenar de espíritus libres, descendientes de esclavos africanos,
cantaban y bailaban en honor de los orichas (dioses del panteón yoruba). Y solemnes
letanías en dialecto lucumí, la lengua de los antiguos negros arrancados del continente
negro en nombre de un dios blanco y "civilizado", homenajeaban a Eleguá, Changó,
Yemayá, Ochún, Babalé Aye, etc.
Uno a uno los neófitos desfilaron ante el altar de Esteban Valdés, y después ante los
tambores sagrados, a los que saludaban reverentemente echándose al suelo
completamente, cuan sacerdote que recibe su ordenación.
Los espléndidos trajes rituales de Oya, Changó y Obatalá desfilaron ante nuestros ojos
vestidos por los nuevos iniciados, cuyas edades oscilaban entre un niño de 11 años y
una mujer de unos sesenta. En la santería afro-cubana no hay edad mínima ni máxima
para abrazar la religión.
Una de las iniciadas, tocada con las ropas del temible Changó, Señor del Fuego y de la
Guerra, había sido iniciada anteriormente en la Regla de Palo Monte o Palo Mayombe,
una religión afro-cubana más dura y rígida, a ojos europeos, que la santería. Aquella
mujer, perteneciente a la clase social más acomodada de La Habana, y cuya identidad
obviaremos por propia petición, no tubo inconveniente en mostrarnos su "rayado". El
"rayado" es el rito de iniciación por excelencia en la Regla de Palo Monte, durante el
cual el neófito es herido con un cuchillo en varias partes de su cuerpo. Las profundas
cicatrices en el pecho, brazos y piernas de aquella aparentemente frágil burguesa
cubana, resultaban temibles.
Afortunadamente para ella, tras tan dura prueba, que había superado sin un lamento de
dolor, como ha de ser entre paleros, había conseguido permiso para hacerse la cirugía
estética y disimular así parcialmente las heridas del "rayado". No podía suponer yo en
ese instante que pocos días más tarde podría asistir personalmente a algunos de los
legendarios ritos secretos del Palo Mayombe, como el "baile de cuchillos", la suelta de
palomas o la "alimentación" de una Nganga.
Pero eso sería una semana más tarde. Ahora estábamos sumergidos en un ritual santero
de tambor en Guanabacoa. Y de pronto me descubrí a mi mismo, absolutamente
inmerso en el rito. Rodeado de docenas de negros, trigueños y mulatos, literalmente
sumergido en la masa, me sorprendí siguiendo el lenguaje de los tambores. Mas de cien
personas, apiñadas en un cuarto de no más de 20 metros cuadrados, nos movíamos al
unísono conducidos mágicamente por la música. Y lo que más me fascinó es que,
cuando quise darme cuenta, estaba flanqueado por montones de niños. "Pioneros" de 7 o
9 años que vibraban con los tambores entre risas, como si solo estuviesen jugando. Para
ellos la santería no tenía nada de morboso o terrible, una imagen a la que estamos
habituados en Europa. Para los niños la santería, la religión, es tan alegre, sana y
divertida como la música o la danza caribeña, pero mucho más trascendente. Y así,
bailando en espiral, como si fuésemos una gigantesca serpiente, nos dejamos llevar por
los orichas.
Rosa Sánchez es una de las paleras más importante de Trinidad, una hermosa villa
colonial ubicada a unos 350 km. al sur de La Habana. Cuando nos dio su permiso para
asistir y fotografiar un ritual de Palo Monte nos entusiasmamos. Muy pocos europeos
han tenido la fortuna de presenciar, y menos aún de fotografiar, los ritos paleros. La
condición para asistir a la reunión era que participásemos activamente en todos los
actos, y tan solo se nos prohibió fotografiar a Rosa Sánchez al lado de su "prenda", la
poderosa nganga (caldero mágico confeccionado con restos humanos y otros
elementos), durante los sacrificios de los animales. Por razones que no podemos
comprender eso, según Rosa, podría perjudicar su energía (?).
Por fin, Rosa reclamó la atención de todos, y desapareció tras una puerta. Había
comenzado la celebración.
En pocos minutos comenzaron a desfilar, uno por uno, todos los paleros frente a esa
puerta que, al llegar nuestro turno, averiguaríamos que daba a un discreto patio trasero
de la casa. Tres golpes en la puerta y seña y contraseña suenan respectivamente a un
lado y otro de la puerta. Cada palero debe responder correctamente al rito cuya
antigüedad se pierde en la noche de los tiempos, una noche oscura como la piel de los
africanos esclavos que llegaron a cuba a bordo de los cargueros negreros trayendo como
único equipaje permitido por los traficantes su religión. Mas tarde, bajo la opresión de
"ministros de Cristo", se vieron obligados a disfrazar sus dioses con el santoral católico,
convirtiendo al travieso Eleguá -Guardian de los caminos- en el Niño de Atocha; a la
sensual Ochun en la Virgen de la Caridad del Cobre; al temible Changó en Santa
Bárbara; a el sabio Babalu Aye en San Lázaro; a la maternal Yemayá en la Virgen de
Regla, y así un sinfín se orichás que tuvieron que ser sincretizados con los santos
católicos a golpe de látigo.
Con ánimo de conseguir algunos planos generales en el reducido recinto crucé el patio,
entre los paleros que bailaban ya agitadamente al son de los tambores. Y allí atrás, atado
a un árbol, estaba el cordero cuya sangre alimentaría la nganga, y a nosotros, poco
después. Balaba desesperadamente, como si adivinase la suerte que le aguardaba.
Casi instantáneamente llegó Rosa quien, sin ápice de duda en sus manos, desató al
animal y se lo colocó sobre los hombros. Con el desconcertado cordero en volandas, y
bailando al son de la música, la palera cruzó todo el patio para depositar la víctima del
sacrificio ante la nganga. Lo más sorprendente es que el cordero se quedó quieto,
acostado en el suelo ante la prenda, sin mover un músculo, esperando la muerte.
Poco a poco, casi imperceptiblemente, el ritmo de los tambores se acelera, y los cánticos
en lucumí siguen ese ritmo, igual que los pies de los paleros que bailan cada vez más
frenética. Nosotros, torpes europeos, no estamos acostumbrados a ese ritmo. Además el
calor nos empapa las camisetas. Hemos pillado la estación seca en Cuba, y estamos al
borde de la deshidratación.
El ron comienza a rodar. Mezclados con los paleros, tarareando al ritmo de las letanías
lucumis que no entendemos, intentamos mantener la mente despejada para no perder
detalle de la celebración. Sin embargo el ron de caña es fuerte. Duro de tragar. Al
menos para nosotros. Los paleros, sin embargo, engullen del cuenco el ron como si
fuese agua.
Por supuesto, la nganga también "bebía" ron, escupido por los paleros sobre ella. Y
"fumaba". Rosa "fumeaba" la nganga con un gran cigarro puro. Metiendo en la boca la
parte encendída soplaba con fuerza proyectando una gran nuve de humo -y con ella, en
teoría, su energía- sobre la nganga. El humo del tabaco, y el ron, se sumaban al
trepidante ritmo de tambores y al agobiante calor para crear una atmósfera casi onírica a
nuestro alrededor.
Por fín uno de los paleros tomó al cordero en brazos sobre la nganga, y otro sacó de
algún sitio un largo y afilado cuchillo. Con habilidad de carnicero el improvisado
matarife atravesó el cuello del animal rajando las venas. La sangre comenzó a manar a
borbotones regando la nganga. Una vez había "bebido" la prenda, se llenaron unos
cuencos de madera con la sangre que seguía manando del moribundo cordero.
Primero bebió la "madrina", y después nos pasaron el cuenco a los "invitados de honor".
Vacilantes, pero obligados por el compromiso contraído, llevamos el cuenco a los
labios. Y sentimos el dulce, y por dulce inesperado, sabor de la sangre.
El ritmo de los tambores acelera aún más. La danza es frenética. El ron y el tabaco
siguen corriendo, y por fin los orichas hacen su aparición. Uno de los paleros es poseído
por los dioses. Con bruscas contracciones se revuelve por el patio. Toma un gallo y le
arranca la cabeza con los dientes. La sangre le resbala por el rostro y cae sobre la
nganga.
Es un tópico incierto, como casi todos los tópicos, afirmar que las religiones afro-
cubanas están relegadas a la clase más humilde y menos culta, y la posesión del Dr.
Pérez, a la sazón padrino de un conocido pintor y artista de Trinidad, es un buen
ejemplo.
Y mientras el médico-palero era poseído por los orichas, otro gallo es tomado por el
matarife que le corta en dos la cabeza clavándole la hoja del cuchillo dentro de la boca.
En medio del frenesí el poseído es izado sobre los hombros de algunos paleros entre
gritos de alegría. Están contentos de poder saludar a los dioses. A diferencia de las
grandes religiones en la Regla de Palo, como en el vudú, la Santería o el Candomblé, no
hay un intermediario entre la divinidad y los creyentes. No hay un ministro, un
sacerdote o un pastor que condicione el contacto con lo trascendente. El palero puede
enfrentarse cara a cara con los dioses, e incluso puede llegar a recibirlo en su propio
interior. Eso es la posesión.
Y ese carácter alegre y vital del Palo nos sería mostrada en otra etapa del ritual. Dando
un giro de 180 grados la apariencia tenebrosa del rito se torna luminosa durante la
celebración de la "suelta de las palomas".
Varias palomas son repartidas entre los paleros. El ritmo de los tambores varía, adquiere
otro tono más sereno. Y al ritmo de la percusión se va formando una fila constituida por
los paleros que portaban paloma y por nosotros. De esta forma, moviéndonos como una
larga serpiente, cruzamos el patio y luego toda la vivienda, hasta salir a la calle. Siempre
al ritmo de los tambores. Una vez fuera, y a una voz de Rosa Sánchez, todas las palomas
son soltadas llevando en su vuelo las peticiones de los creyentes hasta los cielos donde
moran los orichas. Y seguimos su vuelo hasta perderse en el cielo entre aplausos y
gritos de júbilo. Todas las palomas han echado a volar y ninguna se ha quedado en tierra
o en los tejados, y eso es un buen augurio. Ailín, la palera más joven, que no alcanzará
los 11 añitos, da saltos de alegría gritándole a las palomas que vuelen, que vuelen hasta
Yemayá, hasta Ochún y hasta Oya, hasta el trono del mismísimo Obatalá, y les
trasmitan los saludos de los paleros de Trinidad.
Sin embargo, en un momento determinado, el esfuerzo requerido era mayor que las ya
escasas energías, y el ritmo del tambor aflojó un poco. Tal vez los nervios de saberse
observado por ojos extranjeros, los nuestros, hizo que el ritmo del tambor se alterase. Al
final de la celebración me acerqué al bailarín que presentaba una herida en su brazo
izquierdo. Por primera vez en su vida -según me dijo- se había cortado durante el "baile
de los cuchillos".
Las afiladas hojas del "baile de los cuchillos" son reales y auténticas, como los
sacrificios rituales, la sangre que bebimos, las sonrisas de los niños, o la energía que se
desprende del ritmo de los tambores sagrados. No hay hipocresía ni fabulación
conformista. El Palo Mayombe es así; duro, vital, cruel, alegre, impecable... como la
mezcla genética que llevan en la sangre los paleros cubanos. Mezcla de la salsa o el
merengue, la esclavitud, el sol del Caribe, y la rememoranza de una patria africana
perdida en la memoria, y en las cicatrices heredadas en el alma de los hijos y nietos de
los guerreros congos que llegaron a las plantaciones de algodón hace 500 años. El Palo
Mayombre es dulce y amargo, alegre y temible, vital y mortal... como la vida misma.