Está en la página 1de 13
1 PARTE Tema 1 LA TRADICION LIBERAL Roberto Rodriguez Universidad de La Laguna Si una tradicién es —como quiere MacIntyre'— un argumento disten- dido a través del tiempo en el que ciertos acuerdos fundamentales se de- finen y redefinen en términos de los conflictos con sus criticos externos (que Jos rechazan o cuestionan seriamente) y entre sus criticos internos (que los reinterpretan de diversas maneras), el liberalismo es, qué duda cabe, una de ellas. De hecho, constituye aquella tradicién de pensa- miento politico que ha gozado de amplia hegemonia en la civilizacién occidental casi desde sus propios origenes en la modernidad y, quiz4 por ello mismo, ha sido la corriente ideopolftica contra la cual se han definido y conformado buena parte de las restantes. Tanto es asi que sus principios constituyentes (individualismo, propiedad privada, liber- tad individual, igualdad, imperio de la ley, constitucionalismo, divisi6n y equilibrio de poderes, poder polftico limitado...) han ejercido una enorme influencia sobre los modos de organizacién de las sociedades occidentales dado que —con los matices que se consideren pertinen- tes— vivimos en sociedades organizadas a partir de principios e insti- tuciones cuyo origen se encuentra basicamente en la tradicién liberal. Como quiera que sea,-su relevancia y actualidad parece fuera de toda duda pues -~ademés de la vigorosa impronta que ha dado a nuestras sociedades— diversos acontecimientos histéricos (derrumbe del soci lismo real, ofensiva liberal-conservadora, auge de la globalizacién neoli- beral...) y notables propuestas teéricas (teoria de la justicia y liberalismo politico de John Rawls, libertarianismo de Robert Nozick, liberalismo ético de Ronald Dworkin...) lo han colocado, si es que alguna vez dejé de estarlo, en el centro del debate teérico y politico. Sin embargo, Ja tradicién liberal dista mucho de constituir un cuer- po homogéneo 0 cerrado de ideas, Lejos de dejarse resumir en la cémo- da pero errénea ~y con frecuencia autocomplaciente— identificacién 1, A. Machntyre, Justicia y racionalidad. Conceptos y contextos, Ediciones Internaciona- les Universitarias, Barcelona, 1994, p. 31. ROBERTO RODRIGUEZ de todo liberalismo con esa suerte de alianza ideoldgico-politica hoy imperante entre el neoliberalismo econémico y el neoconservadurismo ideolégico, la tradicién liberal ha poseido —y posee atin hoy dfa— una rica diversidad de expresiones que impide tal simptificacién. Su misma historia esta plagada de crisis y revitalizaciones al hilo de significativos hechos histéricos que le han obligado a modelar su teorfa y prdctica po- liticas en diferentes sentidos. De hecho, el liberalismo —como sostiene R. D. Cumming?— «es al mismo tiempo una tradicién y un intento de ir més alld de las limitaciones de esa tradicién que sus crisis revelan>. En realidad, ha sido el debate entre sus criticos internos a propésito del sig- nificado y alcance de aquellos principios constitutivos el que ha origina- do los intentos de superar las limitaciones de la tradicién y, con ello, el que en gran medida ha causado la emergencia de diversos liberalismos que aqui concebimos como rostros 0 variantes histéricas del modelo de pensamiento politico caracterfstico de la tradicién liberal. El presente trabajo ~cuyo cardcter divulgativo ha hecho aconse- jable primar el esfuerzo en la sintesis expositiva frente a la discusién filoséfico-politica— realiza un inicial acercamiento a los origenes y fun- damentos de la tradicién liberal (1) para luego detenerse en mostrar cémo ésta se vio sometida, hacia finales del siglo xIx y principios del xx, a una profunda crisis (2) que ocasioné la aparicién de los rostros del liberalismo contempordneo, a saber, del liberalismo social (3) y del li- beralismo conservador (4). Es la dialéctica entre ambos, asi como sus reacciones frente a las criticas externas, lo que en tiltima instancia revela las tensiones del liberalismo de las que de modo harto esquemiatico nos ocupamos en el dltimo apartado del trabajo (5). 1. Origenes y fundamentos de la tradicion liberal Pese a que el término «liberalismo» encuentra sus primeros usos a prin- cipios del siglo xix para dar cuenta de una nueva orientacién politi- ca, dicho vocablo ha venido a usarse finalmente para denominar a una posicién ideopolitica cuyas ideas fundamentales aparecieron dos siglos antes’, En sus modernos y convulsos origenes, el liberalismo comienza a gestarse como movimiento polftico ya desde mediados del siglo xvi y 2. RD. Cumming, Human Nature & History. A Study of the Development of Liberal Political Thought, The University of Chicago Press, London, 1969, vol. I, p. 5. 3. Bt uso politico de los términos «liberal» y sliberalisma» se inicia en Espasa alrededor de los debates y acontecimientos acaecidos en tomo a las Cortes de Cadiz de 1812. Es mds, al decir de Josep Fontana (La época del liberalismo, en J. Fontana y R. Villares [dits.}, Historia de Espaita, Critica, Barcelona, 007, vol. 6, p. xv) «‘libera’’ y ‘fiberalismo’ eran palabras nuevas, nacidas del enfremtamiento interno entre los partidarios del absolutismo y los defensores de un modelo de estado constitucional, unidos transitoriamente en Espafia como consecuencia del combate contra un enemigo externo comin, Eran palabras que no aparecian ni en la Encyclo~ pédie francesa de 1751-1772, ni en la Encyclopaedia Britannica de 1771 y que iban a adquicir 8 LA TRADICION LIBERAL triunfa definitivamente a lo largo de los dos siglos siguientes, contribu- yendo con ello a una transformaci6n sustancial de las sociedades de la época. Una transformacién que, sin embargo, no fue ajena a la voragine de la vida moderna, al tourbillon social que por entonces experimenta- ron las sociedades occidentales y que estuvo alimentado por una multi- plicidad de fenédmenos dispares pero, a la postre, generalmente conco- mitantes. Las cuatro grandes revoluciones que marcan el advenimiento de la modernidad son sin duda los fenémenos més relevantes, En pri- mer lugar, la Revolucién cientifica y el consecuente establecimiento de una nueva concepcidn de la ciencia basada en el uso de la raz6n, la ob- servacin y la experimentacién a fin de generar lo que Bacon consideré un conocimiento no sélo racional sino también capaz de instaurar el dominio del hombre sobre las cosas y mejorar Ja situacién de éste sobre la Tierra; en segundo lugar, la Reforma protestante y el establecimien- to de nuevas iglesias, con el consiguiente cuestionamiento del poder y jurisdiccién del Papa y de la Iglesia catélica, asi como con el recurso a la libertad religiosa y a la conciencia individual en tanto que instancia Ultima en cuestiones de fe y creencias; en tercer lugar, la Revolucién econémica que supuso el advenimiento del capitalismo, la instauracién de la propiedad privada como forma de propiedad por excelencia, la expansion del comercio y las relaciones mercantiles y, en suma, la rui- na definitiva de la economfa feudal; y, por ltimo, las Revoluciones politicas inglesa, americana y francesa con su instauracién de nuevas formas de poder social y colectivo, asf como con el reconocimiento de los derechos y libertades civiles y politicas de los ciudadanos*. A todo ello se suma, sin duda, aquel movimiento de tan profunda como duradera repercusin en el pensamiento y la sociedad occidentales que constituyé [a Hustracién y su proyecto de alcanzar —a través de la plena instauracién en todos los Ambitos de la vida de aquel nuevo modo de conocimiento y racionalidad— el progreso material, social y moral. La tradicién liberal brota y se afianza, pues, en el entorno de estas continuas transformaciones y movimientos que afectaron decisivamente alos conceptos que por entonces se tenfan de la raz6n, el conocimiento, Ja religion, la economia, el derecho, el individuo, la sociedad o, en fin, del Estado y de la politica. De todas ellas se nutre, al tiempo que selecti- vamente las apoya y las adapta, hasta configurar un modelo ideopolitico especifico en el que la constante tensidn entre la vindicacién del indivi- duo, sus derechos y sus libertades, por una parte, y el reconocimiento de la necesidad de un poder tan comin como artificial, pero al mismo una difusién universal para expresar la condicién de quienes tenian la mente abierta a la conve- riencia de reformas politicas, en oposicién a los conservadores>. 4. Un anilisis de las repercusiones de estas cuatro revoluciones desde la perspectiva de sus relaciones con el origen y desarrollo de la tradicidn liberal puede encontrarse en el ya cl co ensayo de Harold Laski sobre El liberalismo europeo (FCE, México, 1992). Véase también G. Burdeau, Ef liberalismo politico, EUDEBA, Buenos Aires, 1983, pp. 19 ss. 9 ROBERTO RODRIGUEZ tiempo constitucionalmente limitado y dividido, por otra, se constituye en el niicleo ideolégico de un nuevo discurso y cultura politicas. En tal camino las figuras de John Locke, Montesquieu, David Hume, Jere- my Bentham, Adam Smith, Immanuel Kant, Benjamin Constant, John Stuart Mill, Thomas Paine, Wilhelm von Humboldt y muchisimos otros supusieron aportaciones ineludibles para la configuracién de un primer liberalismo o

También podría gustarte