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Las patentes son una forma de hacer público tu conocimiento a cambio de unos derechos

económicos que prescriben con el tiempo y que deben pagar todos aquellos que han utilizado
para sus productos tu trabajo, en lo que se llama "licencia de patente".

Lo que la mayoría de la gente no sabe es que la fórmula nunca fue patentada. La empresa,
por voluntad propia, optó por no ejercer el derecho a patentar su invento más valioso. Lo que
parecía, y de hecho es, una opción muy arriesgada, resultó ser la principal clave del éxito, ya
que el secreto nunca llegó a ser de conocimiento público. Ante esto, surge la siguiente
pregunta: considerando que la empresa renuncia a su derecho de patente, ¿de qué manera
entonces se protegería su invención? es exactamente en este contexto que aparece la
figura del secreto empresarial o secreto comercial. A diferencia de la patente, aquí no hay
un período de validez previamente definido.

La patente también tiene su némesis: el secreto industrial. La fórmula de la Coca-Cola es el


ejemplo perfecto de esto: una invención que nadie ha reproducido porque nadie la conoce en
realidad.

El secreto empresarial puede rebajar la competencia a las empresas, ya que, aunque vendan
un tipo de producto similar, nunca será igual del todo.

La empresa prefirió tener un gran secreto industrial en lugar de elegir la opción de la


propiedad intelectual, la cual tiene el defecto de ostentar solo carácter declarativo y no
constitutivo. Esta modalidad siempre hace referencia a una innovación que no puede entrar
dentro del terreno de la propiedad intelectual en sí. Con respecto a esta última, debemos
señalar que de poco le serviría al autor si se demuestra que, con anterioridad, ya existía una
obra casi idéntica a la que se quiere divulgar

Una de las principales razones para elegir esta alternativa es que la exclusividad que te aporta
no caduca. La perdurabilidad en el tiempo fue probablemente el motivo principal para proteger
la fórmula de la Coca-Cola mediante secreto industrial, pero también hay otra ventaja. Esta
modalidad admite cláusulas que mantengan en secreto los principios de su intervención,
además de establecer amplios márgenes porcentuales imprecisos, como podría ocurrir, por
ejemplo, en su composición.

Por otro lado, a pesar de que, el secreto industrial te proporciona ciertas ventajas, también
puede tener inconvenientes. Uno de los más destacados es su fragilidad. No has de olvidar
que estos secretos, al no estar registrados, son mucho más vulnerables. En este sentido, la
forma más eficaz que pueden tener las empresas para hacer frente a este factor de riesgo es la
implementación de diversas políticas empresariales, como la de seguridad de la
información o la de protección de datos en la compañía.

En definitiva, el secreto empresarial es la opción elegida por importantes compañías debido a


sus posibles cláusulas de blindajes y a la durabilidad de su exclusividad. No obstante, no
olvides que estas cláusulas no son lo suficientemente fuertes para luchar contra la
vulnerabilidad del secreto industrial si no se implantan políticas adecuadas, como la de
seguridad de la información o la de protección de datos en la empresa.
Otras fuentes afirman que la Coca Cola fué patentada en el año 1893. La composición de la
Coca-Cola, según afirma la compañía, ha ido cambiando desde su creación en 1886. Durante
años, muchos investigadores y científicos de alimentos se dedicaron a intentar descubrir la
supuesta fórmula secreta y publicar posibles recetas. Sin embargo, The Coca-Cola Company
siempre negó la exactitud de estas recetas.

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