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egipcias que eran populares en el mundo helénico, como Osiris y Harpócrates.

Como la
cultura helenística fue absorbida por Roma en el siglo I a. C., el culto a Isis pasó a formar
parte de la religión romana. Sus devotos constituían una pequeña proporción de la población
del imperio romano, pero se encontraban en todo su territorio. Sus seguidores desarrollaron
fiestas propias como la Navigium Isidis, así como ceremonias de iniciación parecidas a las
de otros cultos mistéricos grecorromanos. Algunos de sus devotos decían que abarcaba
todos los poderes divinos femeninos del mundo.

Su culto terminó con el ascenso del cristianismo en los siglos IV y V d. C. y puede haber
influido en las creencias y prácticas cristianas, como la veneración a María, pero la evidencia
de esta influencia es ambigua y a menudo controvertida. Isis sigue manifestándose en la
cultura occidental, particularmente en el esoterismo y el neopaganismo, a menudo como
personificación de la naturaleza o como el aspecto femenino de la divinidad.

En Egipto y Nubia

Nombre y orígenes …

Mientras que algunas deidades egipcias se remontan al período predinástico tardío (antes de
3100 a. C.), ni Isis ni su esposo Osiris fueron mencionados explícitamente antes de la
dinastía V (c. 2494-2345 a. C.).[2] [3] Una inscripción que puede hacer referencia a Isis data
del período del reinado de Nyuserra - Iny[4] y aparece de forma destacada en los Textos de
las Pirámides, que comenzaron a escribirse al final de la dinastía y cuyo contenido puede
haberse desarrollado mucho antes.[5] Varios pasajes de estos textos la vinculan con la
región del delta del Nilo cerca de Behbeit el-Hagar y Sebennitos y su culto puede que se haya
originado allí.[6] [n 1]

Muchos expertos se han centrado en su nombre para tratar de determinar sus orígenes. Su
nombre egipcio era Ȝs.t (Aset, Iset, Eset, Ese),[n 2] lo que dio lugar a la forma copta (Ēse) y
a su nombre en griego antiguo, Ίσις, romanizado: Isis, transcripción en alfabeto latino en el
que se basa su teónimo moderno. El nombre jeroglífico incorpora el signo de un trono, que
Isis también porta en la cabeza como signo de su identidad. El símbolo sirve como un
fonograma, deletreando los sonidos st en su nombre, pero también puede que representara
un vínculo con los tronos reales. El término egipcio para un trono también era st y puede
haber compartido una etimología común con el nombre de Isis. Por ello, el egiptólogo
alemán Kurt Sethe sugirió que originalmente era una personificación de los tronos.[12] El
neerlandés Henri Frankfort coincide con esa opinión, al entender que el trono era

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